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Arquitectura Frank LLoyd
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FRANK LLOYD WRIGHT Y LA ARQUITECTURA ORGÁNICA.
Su longevidad ayuda a entender gran parte de la arquitectura del siglo XX, en la que
fue una de las personalidades más destacadas e influyentes, aunque su obra, sumamente
personal reivindica lo que se denomina la arquitectura orgánica.
La definición de lo orgánico en la arquitectura alude a la concepción de que la misma
es un organismo que crece y se desarrolla cual ser vivo, de manera más libre que las que rigen
las leyes de la geometría, más individual e intuitiva que deductiva y genérica, busca y se
identifica con lo irregular, con los materiales del lugar, afán de establecer un contacto directo
con la naturaleza en la cual se construye. La arquitectura orgánica no se reconoce según un
vocabulario de formas determinadas, basas su gusto en la variedad, tanto de materiales como
de formas, alternativa moderna al racionalismo.
Cuando Wright se independiza del estudio de Louis Sullivan, donde empezó su carrera
profesional sus primeros clientes fueron familiares de los alrededores de Chicago. En 1901
resume esta relación publicando un texto titulado la casa en una ciudad de la pradera, en este
capítulo de juventud incluye ejemplos característicos como la Winslow House, Hickox, Willits
o la más famosa de todas ellas la Robie, que explican muy bien la transición desde los modelos
de las casas americanas del shingle style, lo cual sumado a la influencia de la arquitectura de
casa japonesa que Wright descubre en la exposición de Chicago de 1893 y que no dejarían de
fascinarle el resto de su vida, dieron origen a una arquitectura orgánica aplicada a la vivienda
aislada, en la cual Wright decidió romper con el concepto tradicional de caja cerrada.
Sus casas partían del sentido orgánico de expansión desde un centro, representado
por la chimenea, pues los espacios se concebían desde dentro hacia afuera, desplazando
volúmenes para huir de la regularidad y conseguir efectos sorprendentes y novedosos,
dominando las líneas horizontales, que anclaban el edificio al suelo, culminando con voladizos
de cubierta interrumpidas tan solo por la verticalidad de las chimeneas.
Este tipo de vivienda satisfacía las necesidades de su clientela, los cuales aceptaban su
lucha contra los adornos, la sobriedad de los diseños, el cuidado artesanal de detalles y
materiales, la experimentación con los muebles y objetos que definían y cualificaban los
espacios interiores, la publicación de estas viviendas en Europa le reportaron un sólido
reconocimiento especialmente en Alemania y Holanda.
A lo largo de su vida su arquitectura y propuestas fueron pasando por escenarios
diferentes, pero todas ellas mantienen la coherencia y el estilo personal del autor, en 1909
huyó a Europa con la mujer de un cliente, es en Alemania volvería después a EEUU y se alojaría
en la casa taller Taliesin, una versión ampliada de la casa de la pradera, con planta asimétrica,
dispuesta como una solitaria construcción sobre una colina. El primer Taliesin quedó destruido
por un incendio, Wright la reconstruyó cerca de Phoenix más tarde.
Algunos de los edificios más famosos de Wright en su primera época, principios del
siglo XX han desaparecido ya, caso del Hotel imperial de Tokio, el cual resistió terremotos pero
no el paso del tiempo y el crecimiento de la Metrópolis, donde Wright recurre al sentido de la
horizontalidad, mediante el reparto de espacios mediante zonas ajardinadas, en el cual
resuelve magistralmente un problema de tensión entre dos costumbres la americana y la
japonesa.
La década de 1930 trae consigo el proyecto de la ciudad ideal la Broadacre City, la
crisis del 19 sirve para repensar el mundo, llegándose al pensamiento regularista, el abrir las
ciudades por regiones. El New Deal es la política que intenta sacar el país de la depresión, que
planeaba un aumento de las infraestructuras, comenzaban las construcciones urbanas a gran
escala, debido a este planeamiento territorial, Wright responde con este proyecto en la que
combinaba elementos urbanos y rurales de manera acertada, aparece el ``acre´´ con su
vivienda unifamiliar y algún que otro edificio público. La segunda clave del proyecto se basa en
la ausencia del transporte público, se crea a partir del vehículo privado, llegando a plantear el
número de viviendas en proporción a número de vehículos, llegando a modificar más tarde su
proyecto, dejando atrás el vehículo y pensando en la nave espacial ciencia ficción pura.
Ya en una etapa de plena madurez, en 1936 realizó dos obras maestras, la Falling
Water o casa de la cascada, y el Centro Administrativo de la compañía Johnson Wax.
La Falling Water, situada sobre un barranco en plena naturaleza, en la denominada
guarida del oso, en ella Wrigth experimentó con atrevidas plataformas de hormigón
superpuestas en tres pisos, en disposición transversal una sobre otra, con voladizos salientes,
en busca de la máxima interpretación física y visual del abrupto paisaje en el cual se encuentra.
Al igual que en el sistema de las casas de la pradera, la chimenea vuelve a tomar posición
directiva, ocupando el centro de un salón desde el cual se expande hacia afuera el resto de los
espacios, hacia la naturaleza para hacerla participe de los principios arquitectónicos de la
vivienda. El viejo ideal americano de la casa en la pradera era llevado al máximo extremo
poético paisajístico. La ruptura de la caja se produce en las terrazas abiertas, en íntima relación
con el lugar, levantada la casa entre rocas y cascada, traduciendo lo natural del lugar en el
artificio de la arquitectura de hormigón, de la misma forma que la arquitectura japonesa de
madera lo hacia sobre las rocas y naturaleza irregular de sus jardines.
En la sede de la compañía Johnson, Wright cerró el conjunto sobre sí mismo
independizándolo del contexto urbano en el que se ubicaba, creando un ambiente interior en
el cual tuviera cabida un ambiente laboral en una atmósfera positiva, desahogada, un mundo
irreal casi al margen del resto. Wright lo iluminó desde arriba, cenitalmente, el alto techo bajo
el cual corrían plataformas de comunicación de menor altura se soportaba con altas columnas
de hormigón abiertas al final, huecos por dentro para drenar el agua de la lluvia. Al igual que
en el desaparecido edificio Larkin, Wright otorga una naturaleza poética al espacio laboral,
reinventa órdenes egipcios para dejar pasar la luz de los lucernarios, creando una luminosa
sala protegida del humo gris exterior, posteriormente se añadirá la torre exterior de
laboratorios como una elegante caja de cristal sostenida por el núcleo central en donde iban
situados los servicios.
En los años siguientes a la segunda posguerra, proyecta el Museo Guggenheim en
New York, en este Wright experimenta de nuevo con las formas curvas en el corazón de las
manzanas ortogonales, el volumen principal lo define una rampa helicoidal cuyo desarrollo es
muestra de una arquitectura orgánica, el recorrido previsto ha de iniciarse desde arriba
contemplando las obras expuestas en un espacio envuelto sobre sí mismo, a medida que el
espectador baja por la rampa contempla, un doble espectáculo, uno el plástico y otro espacial.
La publicación de las obras de Wright por el editor Wassmuth causó un gran impacto
en la cultura artística contemporánea, encontrando un mayor eco sus propuestas en Europa,
Rob Van t´Hoff será gran conocedor de su obra, y muchas de las características de las casas de
Wright como la suplicación volumétrica, el predominio de las líneas horizontales o los amplios
voladizos son reconocidos en la obra de Rob Van t´Hoff, el cual se inclinaría por el uso del
hormigón armado.
La aportación más importante a la tendencia orgánica, entendida como búsqueda de
una arquitectura moderna inspirada en estilos vernáculos, se produce en los países
escandinavos mediante la obra de Alvar Aalto.