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8/7/2019 futuro-Laura Gallego

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En un futuro no lejano - Laura Gallego Garca

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EN UN FUTURO NO LEJANO

Captulo I: "Lleg como el viento"

Haca mucho fro aquella maana. Cuando fui a buscar a Ali, mi mejor amiga, a su casa, fue lo

primero que not. Y ella tambin.

-Uf! -se quej-. No s cmo me han convencido.

-Yo s -repliqu-. Te dejas convencer muy fcilmente, no es ninguna novedad.

Nos quedamos paradas un momento en el portal de su casa, tiritando.

-Isa -me dijo entonces Ali-, ms vale que nos demos prisa, o llegaremos tarde. Y luego los chicos

dirn que nos pesa el trasero.

-Est bien -suspir-. Hala, andando.

Echamos a correr, para calentar. Habamos quedado con los chicos de la pandilla para ir a hacer

footing. Era un sbado por la maana, pronto llegaran las vacaciones de Navidad y todava estaba

amaneciendo.

En nuestra pandilla ramos por aquel entonces cuatro y medio. Y digo medio porque haba uno que no

era miembro del todo.

Nacho es como el lder del grupo, el ms mayor, el que toma las decisiones (aunque entonces apenas

haba decisiones que tomar), el que reflexiona antes de entrar en accin. Es serio, responsable e inteligente. De

hecho, debo reconocer que l es el nico que tiene la cabeza sobre los hombros. Por eso me cae tan bien.

Toni es atltico y deportista (fue suya la idea de ir a correr aquel sbado), y muy activo. Pero adems

es amable, sincero y carioso. Por eso le cae tan bien a Ali, aunque ella no lo admita.

Ali, mi amiga, es la siguiente. Es lista, y la ms mona de las dos. Tiene un carcter dulce y suave,

pero es terrible cuando se enfada de verdad.

Luego est una humilde servidora (me llamo Isa, tengo quince aos, soy morena, no muy alta, llevo elpelo ms o menos corto y la gente dice que tengo bastante coco), y el medio miembro, que atiende al

nombre de Juanma; es el hermano pequeo de Nacho. Como tiene doce aos y nosotros catorce (Ali), quince

(Toni y yo) y diecisis (Nacho), nos parece demasiado pequeo, y siempre intentamos escaparnos de l,

aunque no siempre lo conseguimos. Es pcaro y travieso como l solo, y siempre va pegado a nosotros cano

una lapa.

-Crees que vendr Juanma? -me pregunt Ali.

-Mmmmm -gru-. Ya le advertimos a Nacho que guardara el secreto. Pero se seguro que se las ha

apaado de alguna manera para enterarse de que bamos a quedar. Y entonces ya nada le detendr.-Es ms difcil escaparse de l que de Raquel.


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-Es que Raquel es una inocentona. Fjate que le dije la semana pasada que no bamos a quedar porque

tena que estudiar para el examen del lunes, y no tenamos ningn examen el lunes!

-A veces me parece que nos portamos muy mal con ella, Isa.

Opt por callarme. Raquel era una chica de nuestra clase a la que le hubiera gustado pertenecer a

nuestra pandilla. En un principio pensamos aceptarla, pero pronto surgi el problema: Raquel no sabe guardar

secretos. Y eso es una lata. En el fondo, que cuente nuestras cosas no tena mucha importancia, porque al fin y

al cabo tampoco tenamos grandes cosas que ocultar, pero lo malo es que Raquel las cuenta a su manera... es

decir, inventndose unas cosas y exagerando otras. Y entonces las noticias corren deformadas por todo el

barrio. Eso es lo que nos molesta.

Pero, como no queramos decirle todo esto a Raquel (no lo haca con mala intencin, y le hubiera

sentado como un tiro), nos las apabamos para evitarla. A veces quedbamos todos con ella para que no

pensara que no la aceptbamos en el grupo, pero la mayora de veces bamos nosotros solos.

Pensando en Raquel llegamos al parque, al sitio donde habamos quedado. Estaba desierto.

Ali hizo una mueca.

-Mira qu bien! -dijo-. Y luego nos acusan a nosotras de impuntualidad!

-Bah, da igual -contest, sentndome en un banco-. As descansamos. Con lo poco que me gusta a m

hacer ejercicio...!

-Si me quedo aqu clavada como un poste se me van a congelar hasta las uas de los pies -declar Ali-

. Me da rabia que nos den plantn.

-Nunca lo han hecho.

-Siempre hay una primera vez, no?

No respond. Iniciar una conversacin con Ali era como meterse en un callejn sin salida. Nos

quedamos calladas un momento, y entonces coment:

-Lo que no comprendo es qu necesidad haba de venir a estas horas. Hace un fro que pela!

-Es que Toni dice que es mejor correr con fro que con calor.

-No, si fro hace a cualquier hora del da. Mecachis, que estamos a mediados de diciembre!

-Mralo por el lado bueno. Cuando hayamos hecho la media hora reglamentaria nos sobrar tiempo

para ir a dar una vuelta juntos.-Bueno...

-Escucha -me cort mi amiga-, no has hecho ms que gruir desde que hemos salido a la calle. No

protestes tanto, caramba, que a los chicos no los vemos todos los das!

Era verdad. bamos a institutos distintos y, como no coincidamos entre semana y el BUP nos traa a

todos fritos con tantos exmenes, slo podamos vernos los fines de semana.

-Eh, Isa, Ali! -nos llam una voz alegre.

-Ya era hora! -exclam Ali, aliviada-. Es Toni!

Toni lleg corriendo alegremente.-Cmo se nota que esto es lo que a ti te gusta, eh? -coment-. Y Nacho?


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Toni hizo un gesto vago.

-Se qued atrs. Supongo que ahora vendr.

Ote el sendero. S, por all vena! Pero no traa una cara muy feliz. Ms bien pareca enfadado.

-Qu pasa? -fue lo primero que le pregunt Ali-. Algo no marcha bien?

Toni mir divertido a Nacho, que gru algo ininteligible. Detrs de ste aparecieron dos ojos que

chispeaban con malicia.

-T! -exclam al reconocer a Juanma-. Quin te ha dado permiso para venir?

-Mi madre -replic el chaval, an parapetndose tras su hermano-. Esta vez voy a ir con vosotros.

Ali levant los ojos al cielo.

-Seor, qu hemos hecho para merecer esto...!

-Eh, lo siento -farfull Nacho-. Me pill cuando me iba, y mi madre me dijo que me lo trajera.

-Si tu hermano no cede, acude a los altos mandos! -sentenci Juanma-. No falla!

Nacho y yo cruzamos una mirada de cansancio, pero Toni comenz a rerse a carcajadas, y Ali

tambin. Y nos contagiaron. Juanma nos miraba pasmado, preguntndose si nos habramos vuelto locos de

repente.

Cuando se nos pas el ataque de risa feroz -al fin y al cabo, nuestra pandilla no sera la misma sin

Juanma-, Toni dijo:

-Al ataque! A rebajar grasas!

Y ech a correr: Nosotros le seguimos.

-Si te cansas, no vamos a parar por ti -le advirti Nacho a su hermano amenazadoramente.

-Bah, no hay problema!

-Crees que aguantar? -le pregunt a Ali.

-Calla, Isa, y corre! -me cort Nacho, burln-. Que si no, luego te faltar aire.

Le mir con enfado. Aunque era el ms serio de los cinco, le encantaba tomarme el pelo, y, aunque

parezca mentira, nos lo pasbamos muy bien discutiendo.

Al cabo de un cuarto de hora ya me pareca que tena las piernas como de gomaespuma. Pero como

Nacho segua, aunque estaba ya colorado, yo no iba a ser menos. Si no, me estara tomando el pelo al respecto

hasta que las ranas criasen pelo. Ali jadeaba, pero Toni y Juanma seguan tan frescos a la cabeza. Diezminutos ms tarde nos derrumbamos todos sobre la hierba.

-Seguro que he perdido por lo menos cinco kilos! -pudo decir Ali.

-Eso es que no ests en forma -ri Toni.

-Mira los deportistas! -se burl una voz.

Alzamos la cabeza. Juanma era el nico que segua en pie, tan tranquilo, con los brazos en jarras y

mirndonos con aire de reproche.

-Quin no se iba a parar por quin? -le pregunt guasn a su hermano mayor.

Nacho ni se inmut. Sigui tumbado en la hierba cuan largo era, sin dignarse a mirarlo siquiera.Juanma, ofendido, se volvi hacia Toni:


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-No vamos a correr ms hoy?

-Habra que llevar a las chicas a cuestas...

Me rebel inmediatamente.

-De eso nada! A m nadie me lleva a cuestas!

-Ay, por favor, a m s -le solt Ali a Toni-. Llvame hasta mi casa, y te dar propina de un duro.

-Chavales, son las nueve -dijo Nacho, incorporndose-. Tenemos toda la maana libre. Que sugers

que hagamos?

-Correr! -insisti Juanma, tozudo.

-Descansar -bostez Ali.

-Correr.

-Descansar.

-Correr.

-Descansar.

Nosotros mirbamos primero a uno y luego a otro, como si estuviramos viendo un partido de tenis.

-A m me parece que...-empez Nacho.

Nos qu dijo luego. Me recost de lado en la hierba, de espaldas a ellos, y dej que mi mente volara

libre. Un par de minutos despus abr los ojos, a tiempo de ver un extrao destello de luz entre los rboles. Me

incorpor apresuradamente.

-Habis visto eso?

-El qu? -dijo Juanma, interesado.

-No s, era como una luz.

-Ser una bicicleta, que pasaba -razon Nacho-, y se ha reflejado en ella la luz del sol.

-Tal vez -respond, no muy convencida.

-Quieres que vayamos a ver qu es? -pregunt Ali, siempre dispuesta a dejarme en buen lugar.

-Yo de aqu no me muevo -sent Nacho, y volvi a tumbarse en la hierba.

Ali, en cambio, se levant y me tendi la mano para ayudarme a levantarme tambin.

-Ahora volvemos -dijo-, vamos a echar un vistazo.

Nacho ni siquiera abri los ojos. Mientras nos alejbamos, o su voz burlona a nuestras espaldas:-Isa, ten cuidado, no se te vayan a llevar en su nave espacial al planeta Marte!

-Me pone frentica cuando se porta as -gru.

-Djalo, hoy tiene el da tonto. Est enfadado porque Juanma ha sido ms listo que l.

Algo se movi entre los arbustos.

-Espera! -musit, cogindola del brazo-. Hay que tener cuidado. T sabes que hay vagabundos que

pasan las noches aqu?

Ali asinti, y retrocedi unos pasos.

-Nos quedamos aqu -resolv-, pero t preprate por si hay que salir corriendo.La maleza volvi a crujir. Ya no haba duda; alguien se ocultaba all. Ali y yo seguamos clavadas en


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el sitio, incapaces de movernos ni de pronunciar palabra.

Y entonces, como creado de la neblina matinal, como surgido de las entraas de la aurora, un

muchacho sali a nuestro encuentro. Pareca agresivo, pero sangraba por una herida en la frente. Sus ropas

eran todas de cuero, y llevaba un cinturn hecho de cadenas. El pelo oscuro le tapaba los ojos, de los cuales se

vea slo un brillo amenazador. Avanz hacia nosotras tambalendose.

-Ayy.. que me parece que no trae buenas intenciones -murmur Ali.

Estbamos a punto de salir corriendo cuando vimos que el muchacho caa al suelo.

-ste no va a hacernos nada -dije-. Corre a avisar a los dems, est malherido. Hay que ayudarle.

-Te dejo aqu sola?

-S! Vamos, deprisa.

Ali se fue en busca de los que faltaban.

El chico trat de incorporarse, y me mir con el aspecto de una fiera acorralada.

-Espera -le dije-, ests herido. Qudate tumbado, o te marears.

Su hostilidad inicial se troc en desconcierto.

-Dnde estoy? -pudo articular-. O, ms bien, cundo estoy?

Me dije a m misma que estaba como una regadera; pero haba que ayudarle.

-Te caste de la bici? -le pregunt-. Te has dado un buen coscorrn.

Pero l no me oa. Se volvi bruscamente hacia m e, ignorando mi pregunta, formul otra:

-En qu ao estoy?

-Me-me parece que el golpe te ha afectado a la cabeza ms de lo que crea -tartamude.

-Contesta!

Como dice mi madre, a un loco vale ms seguirle la corriente.

-Mil novecientos noventa y dos.

Entonces pareci relajarse. Apoy la espalda contra el tronco de un rbol y, cerrando los ojos,

murmur para s mismo:

-Bien, no me encontrarn aqu. A no ser que vengan por m...

En aquel momento llegaron los dems. Detect la ausencia de Ali.

-Ha ido al bar de la esquina, por agua oxigenada y algodn -me inform Juanma.-Me parece que se ha cado de la bici -expliqu-. El caso es que dice cosas muy raras. No saba en qu

ao estaba.

-E1 golpe le ha vuelto tururu -sentenci Juanma.

Nacho se arrodill junto al extrao muchacho.

-Cmo te llamas? -le pregunt.

-Lucian -contest l con un gemido, llevndose una mano a la cabeza. En aquel momento lleg Ali.

Cuando se acerc a Lucian con intencin de curarle la herida, ste se apart con brusquedad, pero luego le

dej hacer. Entonces fue cuando me di cuenta de que estaba nublado y que, por lo tanto, el brillo de antes nopoda haber sido un reflejo del sol. Mis sospechas se confirmaron cuando Toni regres de explorar los


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alrededores.

-No hay ninguna bici -dijo-. Tampoco una moto.

-Claro que no -dijo Nacho, pensativo-. Si fuera una moto, la habramos odo.

-Cmo te diste ese golpe? -le pregunt a Lucian.

-En... en el laboratorio -murmur-. Me di contra una estantera, huyendo... huyendo de Fausto.

-Laboratorio?

-Vosotros sois buenos chicos -aadi mirndonos a todos-. Eso... no es fcil de encontrar...

-Eh, no le hagis ms preguntas -dijo Ali-. Est divagando.

-La mquina de mi padre funciona -murmur Lucian-. Eso es lo nico que comprendo.

-A m me parece que ste viene de otro planeta -solt Juanma.

Lucian le mir y sonri con cansancio.

-Con que mil novecientos noventa y dos -dijo-. Ao de las Olimpiadas de Barcelona. Las penltimas

que se celebraron.

-Penltimas? -repetimos todos a la vez.

-Las ltimas fueron las de Atlanta, en el 96. En el ao dos mil se decidi que, como aquello proceda

de la Grecia clsica y comenzaba una nueva Era, no hacan falta, y las suprimieron. Eso fue nueve aos antes

de nacer yo.

-Est como una cabra -coment Nacho.

Una sospecha atenaz mi mente.

-Llegaste como el viento -dije-. De repente. T no has nacido an, verdad? T vienes del futuro.

-No digas tonteras! -protest Nacho-. T alucinas.

-No -cort Lucian-. Dice la verdad. Vengo del ao 2025.

-Ests loco! -dijo Toni.

-Pensad lo que queris -replic Lucian, apartando con brusquedad a Ali y levantndose-. Pero tengo

que hacer algo por mejorar mi situacin.

-Espera! -dije-. Yo te creo. Por qu viniste aqu?

-Por error. Ni siquiera sabamos que ese trasto funcionaba.

Nos miramos unos a otros. Si lo que contaba era cierto, haba aventura a la vista.-Qu vas a hacer? -pregunt Ali-. Cmo volvers a tu tiempo?

Pero Lucian ya se alejaba parque abajo. Corr tras l.

-Espera, a dnde vas? -le dije-. Tal vez podamos ayudarte.

-No puedo perder ms el tiempo, nia.

-Me llamo Isa -protest-, y no soy una nia. Por qu no quieres aceptar nuestra ayuda?

-No sabis en qu situacin me encuentro...

-Bueno, pues dnoslo.

-Es una historia muy larga.-Entonces cuntala -dijo Nacho, que llegaba en aquel momento, seguido de toda la pandilla.


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Lucian se volvi hacia l, y Nacho se present:

-Me llamo Nacho.

Uno por uno fuimos presentndonos. Y entonces nos sentamos en crculo en la hierba y Lucian, el

muchacho del futuro, comenz su historia.

Captulo II: "La historia de Lucian"

-Mi padre es el doctor Beltrn -comenz-, un eminente cientfico de mi tiempo. Estaba trabajando en

un proyecto secreto, que slo conocan l y Fausto, su ayudante. Se trata de una mquina del tiempo, que l

llama Alfa-5, tal vez porque es la quinta vez que intenta construir una.

-Y t no sabas nada de esa mquina? -pregunt Ali.

-No, ya he dicho que era un proyecto secreto. Me enter esta maana, cuando escuch por casualidad

una conversacin telefnica de Fausto con un tal seor Morgan.

-Eso suena a americano -coment.

-Bueno, es que en el siglo XXI hay muchos americanos refugiados aqu. Ese tal Morgan tena races

norteamericanas.

-Por qu sabes tanto de l?

-Al principio no lo comprend, pero luego, a medida que iba escuchando la conversacin, me di cuenta

de que aqul no era un Morgan cualquiera. Era Flix Morgan, el terrorista ms buscado del siglo XXI.

-Y qu haca hablando con Fausto?

-Djale terminar, Isa -protest Nacho.

-Veris, yo estaba escuchando aquel dilogo por el otro telfono. Fausto siempre me haba dado mala

espina, y, como hablaban de no se qu proyecto secreto, sent curiosidad. Y me qued de piedra. Deca Fausto

que la mquina del tiempo funcionaba, pero mi padre no lo saba.

-Y dnde estaba tu padre? -quise saber.

-Estaba en Viena, en una conferencia. Morgan le dijo a Fausto que no haba por qu preocuparse por

l. Que le haba puesto una bomba en el portafolios que estallara a las 17:30. Y que, sin el profesor Beltrn en

medio, no tendran problemas para hacerse con los secretos del Alfa-5.

-Quieres decir que planeaban un atentado contra tu padre? -pregunt Nacho. Lucian asinti.-Entonces fue cuando me enter de que el Proyecto Alfa-5 consista en una mquina para viajar en el

tiempo, y que Fausto pretenda entregarla a Flix Morgan, a quien buscaba la polica de casi todos los pases

del mundo.

-Qu hiciste entonces?

-Pues la verdad es que nada. Todo lo hizo Fausto. De pronto la voz de Morgan dijo que haba alguien

en el otro telfono. Me qued de piedra! Lleg Fausto desde el laboratorio y me pill con las manos en la

masa. Y entonces, uff!, la que se arm. Me persigui por todo el laboratorio, derribando mesas, tirando

botellas y probetas... Y cuando sac una pistola de un cajn me di cuenta de que aquel tipo iba en serio. Viuna puerta y me col dentro. Pero era una habitacin... sin salida. En el centro haba un bulto de unos dos


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metros y medio de alto, enorme, cubierto con una lona. Era la mquina Alfa-5, aunque yo no lo saba.

Entonces Fausto entr en el cuarto... estaba acorralado! Slo se me ocurri ocultarme tras el trasto aquel y,

como Fausto baj la pistola, pens que era para no daarlo, luego deba de ser algo importante. Lo destap, y

entr dentro por una escotilla que tena por la parte de detrs. La atranqu como pude. Haba all dentro varios

brazaletes, con un letrero donde pona "sese para volver al punto de partida, as que cog uno y me lo puse.

Nos mostr uno que llevaba puesto, una especie de aro metlico lleno de botones.

-Como Fausto segua golpeando la puerta intentando entrar -prosigui Lucian-, comenc a oprimir

botones y a mover palancas... y me encontr aqu.

-Y no sabes cmo volver a tu casa? -pregunt.

-Supongo que con esto -respondi Lucian, alzando el brazalete-. Pero por el momento no me parece

buena idea. Fausto estar esperndome para cerrarme la boca!

De pronto alz la cabeza como si se acabara de acordar de algo, se levant y sali corriendo. Nosotros

nos quedamos quietos en el sitio.

-Vosotros creis que es verdad todo eso? -pudo decir al final Ali-. Parece tan increble...

-No, no es su historia lo ms increble -dijo Toni-. Lo ms increble es que me lo creo todo.

-A dnde habr ido? -murmur Juanma.

Lucian volvi cinco minutos despus. Traa una libreta negra consigo, y la coga fuertemente,

apretndola contra su pecho, como si fuera su ms preciado tesoro.

-Qu es eso? -pregunt Ali.

-Algo muy importante -fue la escueta respuesta.

Nos miramos unos a otros. Con el mal genio que tena, ms vala no insistir sobre el tema.

-En resumen -dijo Nacho-, que no puedes volver a tu tiempo porque Fausto y ese tal Morgan te estarn

esperando, no?

-Eso es.

-Y qu vas a hacer ahora?

-No lo s. Seguro que, a estas horas, adems de Fausto, estarn en el laboratorio todos los gngsters de

Morgan, preparados para dejarme como un colador.

-Hblanos del futuro -pidi Toni-. Qu ser del mundo en el 2025? Sigue habiendo hambre enSomalia? Y la capa de ozono? Y la guerra en Yugoslavia?

-El nivel de vida es ptimo en todo el planeta -respondi Lucian-. Muy poca gente pasa hambre, la

capa de ozono est bien y hemos destruido todas las armas nucleares.

-Y el SIDA? Y el cncer?

-El cncer ya est casi controlado, y, como han desaparecido las drogas, el SIDA est disminuyendo a

pasos agigantados.

-Qu ha sido de aquellas dos naves de exploracin espacial? -pregunt-. Me refiero al Voyager I y al

Voyager II...-El Voyager I se ha perdido. No se recibe ninguna seal suya. Sin embargo, el Voyager II est


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entrando en un nuevo sistema solar. Los cientficos no descartan que pueda haber vida en alguno de los

planetas de dicho sistema...

-Qu futuro tan estupendo nos espera! -coment-. Todo es casi perfecto.

-No -me contradijo Lucian-. No es perfecto. Nada es perfecto. La violencia en las ciudades es terrible.

Nadie se atreve a salir de su casa cuando anochece. La polica no consigue detener a a las bandas de

adolescentes, que se han transformado en ladrones y asesinos de la peor calaa que existe. Tienen

aterrorizados a todos los adultos. La delincuencia juvenil es tan abundante que nadie confa en un adolescente.

Se escapan de sus casas, tienen armas y no les importa matar para conseguir sus propsitos. Siembran el caos

y la muerte all donde vayan, y viven en casas abandonadas que ellos llaman refugios.

-Pero qu quieren? -pregunt Nacho.

-Aspiran a un mundo gobernado por los jvenes, donde nadie les d rdenes, donde ellos sean los que

manden. Sostienen que no necesitan a sus padres, y que ya es hora de que len dejen hacer lo que les d la

gana. Quieren sentir el mundo en sus manos... y esto sucede en todas las ciudades del mundo.

-T no eres como ellos? -inquiri Ali.

-No. Hubo una poca en que estuvieron a punto de convencerme pero, cuando mataron a mi madre,

me di cuenta de que se no era mi ideal, ni mucho menos.

-Y si los adolescentes son los ms criminales... qu pinta la banda de Morgan en todo esto? -

pregunt.

-Son ellos los causantes de este revuelo. Al finales de la primera dcada del siglo XXI apareci un

nuevo movimiento, el R.A.P., liderado por Morgan. este deca que haba que organizar una especie de

revolucin adolescente, para acabar con la tirana de los adultos, o algo as. Logr de esta manera un

ejrcito de adolescentes sanguinarios bajo sus rdenes. El R.A.P. es el nombre de esta organizacin

internacional, a la que pertenecen la mayora de los jvenes del mundo.

-Qu significa R.A.P.?

-Son las siglas del lema de su organizacin, Rebeldes Al Poder.

Nos quedamos en silencio un momento, y luego Ali dijo, tmidamente:

-Creis que es bueno que conozcamos el futuro por adelantado? No deberamos saber todo esto.

-Tienes razn -dijo Nacho-. No tendramos que habernos enterado de lo que pasar en el futuro.-Adems, no falta tanto para eso -dijo Toni-. Treinta y tres aos. An estaremos vivos.

-Mi situacin no es muy buena, que digamos -murmur Lucian como para s mismo-. Mi padre tiene

una bomba en el portafolios, Fausto y Morgan tienen la mquina del tiempo y yo estoy atrapado aqu. Y es

posible que...

-Qu podemos hacer para ayudarte? -le pregunt.

-Escucha -dijo entonces Ali-, no puedes ir as por la calle. Llevas una ropa un tanto extraa. Lo

primero es encontrarte ropa decente, y un sitio donde puedas dormir.

-Muy prctico, Ali -cort Nacho-, pero nosotros el lunes tenemos colegio. Qu hacemos con l?-De momento, llevarle a mi casa -sugiri Toni-. No hay nadie ahora. Que se cambie de ropa, que


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descanse, que coma un poco y despus, ya veremos.

-Mis padres se van de viaje -record Nacho-. En cuanto comiencen las vacaciones. Nos quedaremos

solos mi hermana Mnica, Juanma y yo. Entonces no habr problemas.

-Pero falta mucho para las vacaciones.

-No, hombre. Las vacaciones de Navidad comienzan el mircoles. Mis padres se van el martes.

-Y estamos a sbado. Y mientras tanto, qu?

-Que se quede a dormir una noche en casa de cada uno, para que no se sospeche...

-S, hombre -cort Ali-. Y yo llevo a un chico desconocido a mi casa y le digo a mi madre que si se

puede quedar a dormir y me dice de todo.

-Espera, tengo una idea! -dije yo-. Y si le decimos a la madre de Toni que los padres de Lucian han

tenido un accidente de coche y estn en el hospital, y no tiene dnde quedarse porque no es de aqu? Seguro

que le dice que se quede?

-Eso ya se ver. Hasta el martes, que se trasladar a casa de Nacho y Juanma. Le soltamos la misma

bola a Mnica y ya est... esa es tu idea, no? -dijo Toni-. Pues permite que te diga que es algo exagerada.

-A m me parece buena idea -protest.

Acabaron por ceder. Lucian no haba dicho nada hasta el momento, pero entonces dijo:

-Qu habis decidido por fin?

-Hemos decidido que ahora te vayas a casa de Toni, a cambiarte de ropa y comer algo -respondi

Nacho-. Y cuando lleguen sus padres les diremos que no tienes dnde quedarte, porque tus padres han tenido

un accidente y estn en el hospital, a ver si te dejan quedarte all.

Lucian se encogi de hombros.

-Bueno -fue todo lo que dijo.

-Sugiero que os vayis todos a vuestras casas a cambiaros de ropa y ducharos un poco -dijo Toni-.

Quedamos en el bar dentro de una hora, vale?

Dijimos que de acuerdo, y cada uno se fue por su lado. Como Ali y yo vivamos en la misma calle,

nos marchamos juntas.

-No puedo creerlo -me coment entonces Ali-. Es un sueo o es cierto que hemos conocido a un

chico que no ha nacido todava?-Es verdad -conced-, es increble. Seguro que en ninguno de los libros de ciencia-ficcin que lee mi

hermano Pablo hay una aventura ms alucinante que la historia que nos acaba de contar Lucian.

-Isa, t crees que podemos cambiar el futuro? Por ejemplo, educando mejor a nuestros hijos...

La mir.

-Ali, olvida todo lo que nos ha contado Lucian. Porque no deberamos saberlo. Lo que tenga que

pasar, pasar.

-En el futuro quitarn el parque de ah para construir el laboratorio del doctor Beltrn. Interesante,

verdad?-En el futuro dirn que las Olimpiadas estn pasadas de moda y las suprimirn. Curioso, eh?


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Nos miramos y nos echamos a rer. Pero era una risa un tanto nerviosa.

-No es bueno que lo sepamos -concedi Ali-. Lo olvidaremos.

-Podra preguntarle a Lucian quin ganar las prximas elecciones... o....

-Lo olvidaremos, Isa.

-De acuerdo -refunfu.

-Te recuerdo que fuiste t quien lo dijo.

-Y ahora lamento no haberme mordido la lengua.

En aquel momento llegbamos a su portal.

-Dentro de tres cuartos de hora pasar a buscarte -le dije a Ali-. No me hagas esperar, eh?

-Y t, s puntual.

Nos despedimos y yo segu calle arriba hasta mi casa. Me encontr con Pablo, mi hermano mayor, en

el rellano.

-Hay alguien en casa? -le pregunt.

-No, han salido a pasear a Clarita -(Clara es mi hermana pequea, de un ao).

-Vas a salir luego?

-S, en cuanto me duche. Te vas?

-Vendr sobre la una y media. Voy a casa de Salva.

-Vale. Pablo....

Se volvi.

-Qu.

Pens que sera tremendamente injusta si no se lo contaba. A l le encantaba la ciencia-ficcin. Pero...

-Nada. djalo. Hasta luego.

Pablo baj corriendo la escalera. Yo haba decidido consultarlo con Nacho antes de abrir la boca,

porque se supona que era un secreto. Entr en mi casa. Despus de ducharme (no hay que olvidar que antes

de que llegara Lucian habamos estado corriendo) y ponerme un jersey y unos vaqueros me sent mucho

mejor. Como me sobraba tiempo (cosa inslita tratndose de m), me tumb en la cama para reflexionar. Era

extrao. Toda la vida imaginando que algn da vivira una de las aventuras de la tele y ahora me senta rara,

como si aquello no fuera real. Como si fuera un producto de mi fantasa. Pero era verdad, Lucian era de carney hueso, y haba venido del ao 2025. Era una locura. Era una locura y, sin embargo, tena sentido. Desde

cundo una locura puede tener sentido?

Llamaron al telfono, y me levant para cogerlo. Era Nacho.

-Escucha, ahora que no estn los dems -me dijo-, me gustara hablar contigo sobre Lucian.

-Adelante.

-Recuerdas lo que dijo sobre adolescentes criminales? Estaba pensando... y si l fuera uno de ellos?

-Entonces no nos lo habra contado, Nacho, piensa un poco. Slo nos lo ha contado porque no tiene de

qu arrepentirse.-T crees?


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-A m me parece un chico legal.

-Las apariencias engaan.

-Quieres decir que no te fas de l?

-Ms o menos.

Hubo un silencio algo embarazoso.

-Escucha, t y yo somos los cerebros del equipo -dijo entonces Nacho-. Cuando ponemos nuestras

cabezas a trabajar juntas podemos maquinar lo increble. Pero aqu hay algo que no encaja.

-Ya s lo que quieres decir: Lucian no nos lo ha contado todo.

-Has pensado lo mismo que yo.

-A que tiene que ver con esa misteriosa libreta negra?

-Exactamente. T y yo deberamos montar una agencia de detectives, sabes?

-No bromees, Nacho. Esto va en serio.

-Vaya, el mico ya ha salido de la ducha. No puedo hablar ms, habla t.

-Crees que debemos decrselo a los dems?

-No, por el momento no.

-Tienes alguna idea?

-No, pero vendr pronto.

-Bueno, pues ya hablaremos. No tardis, hasta luego.

-Hasta luego, ta Elvira. Si quieres hablar con mam, llama ms tarde, ha ido a comprar el pan.

-Cmo que ta Elvira?

-S, le dar tu recado. Adis.

Y colg. Yo hice lo propio, retorcindome de risa.

Pero Nacho tena razn. Haba algo que fallaba en la historia de Lucian. Aunque yo no crea que fuera

mal chico, nos ocultaba algo, y eso siempre resulta sospechoso. Pensando en esto, cog la cazadora, un poco

de dinero, las llaves y sal de casa. Me encontr con Ali en la calle.

-Anda! -dijo-. Salimos al mismo tiempo.

-Que yo recuerde, es la primera vez que ocurre -re.

-Y la primera vez que nos sobra tiempo -aadi Ali-. Yo no recuerdo haberme duchado tan rpido enmi vida!

Fuimos dando un paseo hasta en bar donde habamos quedado. Nacho y Juanma estaban all. Nacho

me gui un ojo disimuladamente, pero a Ali no se le escapaba una.

-Qu os trais entre manos vosotros dos?

-Ta Elvira! -me salud Juanma.

Vi cmo Nacho se quedaba tieso, y tuve muchos problemas para contener la risa.

Pero cuando llegaron Toni y Lucian se qued ms tieso todava, y me mir. Y entonces lo capt... o

eso cre. Me pregunt si lo que le pasaba era que estaba celoso de Lucian... aunque pronto desech la idea. Talvez mi romanticismo me llevaba demasiado lejos. Me propuse vigilarlos a los dos estrechamente.


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-Hola! -salud a Toni y Lucian, con la mayor indiferencia posible-. Tomamos algo?

Nacho me dio una patada por debajo de la mesa, y entonces me di cuenta de que Lucian se haba

trado consigo la libreta negra. Le hice a aqul un gesto casi imperceptible de asentimiento.

No eran celos lo que le haba hecho sospechar a Nacho de Lucian. All haba un misterio de verdad.

Captulo III:"Raquel se interesa demasiado"

Mientras tombamos una coca-cola (Lucian coment que en su tiempo la coca-cola era transparente),

hacamos planes.

-Dentro de una hora aproximadamente iremos a mi casa -dijo Toni-. Entonces ya habrn venido mis

padres. Les diremos lo de Lucian, a ver si pueden arreglarlo.

-Pero Lucian no puede quedarse aqu para siempre -dijo Juanma.

-Por qu? -preguntamos los dems.

-Bueno, porque l no ha nacido an. Ahora no existe, no est aqu. No estar hasta dentro de diecisiete

aos. Y entonces ser un beb recin nacido.

A m me daba vueltas la cabeza.

-Cmo que no existe? Si est aqu, con nosotros.

-Pero no debera estar aqu -apunt Lucian-. Me parece que no es muy bueno esto de los viajes en el

tiempo.

-Es curioso-coment Nacho-. Vienes del futuro y, sin embargo, pareces un chico normal, como

nosotros.

Era cierto. Por su forma de comportarse pareca un muchacho del siglo XX, y no del siglo XXI.

Adems, ahora que iba vestido con ropa de Toni, nadie hubiera dicho que no era como nosotros.

-Es que soy un chico como vosotros. Los tiempos cambian, pero la naturaleza humana es siempre la

misma, siempre ha sido la misma y siempre ser la misma.

Adems, me pareci muy sabio para su edad. Casi pareca un adulto.

-Bueno, chicos, vamos a pensar una manera de devolver a Lucian a su tiempo -dije.

-Qutal si le damos una ametralladora? -sugiri Juanma-. As cuando llegue a su casa podr disparar

a todos los que se le pongan por medio y avisar a su padre.-No creo que con una ametralladora consiga librarme de todos los matones de Morgan -dijo Lucian-,

pero tendr en cuenta tu sugerencia.

-Cmo funciona eso? -pregunt Ali, sealando el brazalete.

-No creo que lo sepa, Ali... -empec, pero Lucian me cort.

-Mira, desde all controlan la mquina del tiempo. Pueden captar cundo este trasto est activado. Si

no lo est, no pueden devolverme a 2025. Fausto y los dems estarn al acecho. En cuanto le d a este botn,

que es el que activa el brazalete, podrn llevarme de nuevo a mi tiempo. Mientras est desactivado, no pueden.

Le di una disimulada patada a Nacho por debajo de la mesa, y anunci:-Voy un momento al servicio.


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Entr en el bar y esper en un rincn que no se vea desde fuera. Tres minutos despus entr Nacho.

-Qu pasa? -me pregunt-. Qu queras decirme?

-Escucha, hay algo que no encaja. Cmo puede ser que Lucian sepa tanto del Alfa-5 si no conoca el

experimento?

Nacho se qued callado un momento. Luego dijo:

-Es verdad, no lo haba pensado.

-Crees que debemos confiar en l?

-T confiaras en alguien que no confa en ti?

-Me parece que, en cierto modo, hace bien. No nos conoce, y se encuentra en una situacin muy

delicada. No puede correr riesgos.

-De todas maneras le tendremos vigilado. Bueno, Volvamos ya. He dicho que iba a pedir la cuenta, y

estoy tardando demasiado. Quin va primero?

-Ve t -respond-, que yo tengo que ir al servicio de verdad.

Nacho se ri, y se acerc al camarero. Yo entr en el servicio.

Cuando sal de nuevo a la calle vi que alguien ms se haba sumado al piscolabis. Al sentarme capt la

mirada desesperada de Ali, e intu que algo no marchaba bien.

Pronto me di cuenta. La nueva invitada era Raquel, que haba acaparado a Lucian, y ambos se

encontraban enfrascados en una animada conversacin.

-Anda que, como Lucian diga algo inconveniente, dentro de una hora lo sabr todo el barrio -me

susurr Ali al odo.

-Hay que impedirlo -respond en el mismo tono-. Tenemos que advertirle de alguna manera.

Nacho, inteligente como siempre, dijo:

-Mira, Lucian! Por all va mi hermano mayor. Ven, te lo presentar.

Y agarrando del brazo al muchacho del futuro, lo arrastr tras de s hasta que doblaron una esquina y

dejamos de verlos.

Raquel iba a levantarse para seguirlos, pero la cog de la chaqueta y la hice sentarse de nuevo.

-Espera, que no me has contado qu tal te han ido las notas de la evaluacin...

-No me apetece hablar ahora del colegio -rechaz Raquel-. Cmo es que no me habais presentadoantes a Lucian? Es tan simptico... y tan guapo!

Ali y yo cruzamos una mirada significativa. Aquello quera decir que Lucian tendra a Raquel pegada

a sus talones hasta el da del Juicio Final.

-Adems -prosigui Raquel-, tampoco me dijisteis que ibais a quedar hoy. A veces me parece que

queris deshaceros de m.

Ali me mir con cara de apuro, esperando que fuera yo quien dijera algo.

-A propsito -aadi Raquel, pensativa-, no saba que Nacho tuviera un hermano mayor...

En aquel momento llegaron Nacho y Lucian corriendo. Lucian pareca muy alarmado.-Mis padres han tenido un accidente! -exclam-. Se los llevan al hospital!


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-Oh, no! -dije yo, siguindole el juego-. Y cmo ha pasado?

Lucian neg con la cabeza. Tena los ojos llenos de lgrimas.

-No lo s -respondi-, pero tengo que ir inmediatamente al hospital.

-Te acompaamos! -decidi Ali.

Lucian se volvi hacia Raquel.

-Podras hacerme un gran favor?

-Claro que s!

-Vete a tu casa entonces, y llama a los padres de Toni, Nacho, Isa y Ali. Cuntales lo que ha pasado, y

diles que llegarn un poco tarde.

-Oh! -se limit a decir Raquel, desencantada-. No puedo...?

-No hay tiempo! -cort-. Nos vamos al hospital! Y gracias por tu ayuda, Raquel.

Nos marchamos corriendo, dejando a la pobre Raquel plantada en el bar.

Nos fuimos a nuestro refugio preferido los fines de semana y vacaciones: el instituto de los chicos,

que los das festivos estaba cerrado y, por lo tanto, no haba nadie all. Nosotros conocamos una manera de

colarnos all, y lo hacamos a menudo, en busca de un sitio tranquilo donde poder hablar de nuestras cosas sin

ser molestados.

As que entramos dentro, escalando el muro por un sitio en donde tena una brecha donde se poda

apoyar el pie y saltar al otro lado.

Cuando estuvimos dentro nos sentamos en unos bancos a recuperar el aliento.

-Apunta esto, Isa -me susurr Nacho-. Nuestro personaje de la semana es un magnfico actor. Cuidado

con lo que dice, vale?

Asent.

-Pobre Raquel -se compadeci Ali-. Qu les dir a nuestros padres?

-Es posible que crean que somos nosotros los accidentados -ri Toni-. Y entonces s que se llevarn un

susto de muerte.

-No me gusta esto -declar Nacho-. Qu tripa se le habr roto a esa chica?

-Ferviente admiracin -sentenci-. Est loca por Lucian. Y yo que no crea en el amor a primera

vista!-Pues s que estamos apaados -suspir Juanma-. Y ahora qu hacemos? Con lo tozuda que es,

seguro que estar pegada a nosotros siempre, y terminar por descubrirlo todo.

Nos miramos unos a otros. Era un caso muy complicado.

-Raquel se interesa demasiado -concluy Nacho-. Qu hacemos con ella? se es el quid de la

cuestin.

-Si llegara un prncipe azul interesado por ella, seguro que dejaba en paz a Lucian -gru.

-Gran idea! -salt Nacho-. Y si Toni o yo simulamos...?

-No me gusta la idea -cort, ceuda. Pues no me habra fastidiado ver a Nacho detrs de Raquel?-.Me parece sencillamente inhumano engaarla de ese modo.


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Nos quedamos callados un momento. Por casualidad mir el reloj y vi que eran aproximadamente las

doce.

-An nos sobra tiempo -dije-. Si vamos ahora a casa de Toni nos dirn que qu rpido hemos vuelto

del hospital.

-Me parece que os estoy creando demasiadas complicaciones -declar Lucian-. Lo mejor ser que nos

separemos aqu. Y gracias por haberme ayudado.

Y sin darnos tiempo a reaccionar se levant, salt el muro y se perdi de vista. Nos quedamos parados

en el sitio.

-Eh, no podemos dejar que se vaya! -dijo Toni-. Tendr problemas si no le ayudamos.

Nos apresuramos a saltar el muro, pero no haba ni rastro de Lucian.

-Rpido, organicemos una batida -dijo Nacho-. Ali, ve por la zona del polideportivo. T, Toni, recorre

la Avenida de Andaluca de arriba a abajo. Isa, la plaza de Argentina. Juanma y yo iremos al bar Carrin y

alrededores. Dentro de media hora nos encontraremos aqu. Deprisa!

Acatamos la orden sin rechistar, y cada uno se fue por su lado.

La plaza de Argentina no quedaba lejos, pero ni rastro de Lucian. Me sent en un portal a reflexionar.

Lucian se haba ido. No quera causarnos problemas. O quiz ramos nosotros los que le causbamos

problemas a l. Tal vez tena que hacer algo importante y no quera que supiramos qu era. Era posible que

quisiera regresar a su tiempo...

-El parque! -exclam.

Y, aunque aquella zona no estaba en nuestra rea de bsqueda, me dirig all lo ms velozmente que

pude.

Lo vi agazapado tras unos arbustos, en el lugar donde apareci. Pareca esperar algo... o a alguien. Me

acerqu sigilosamente por detrs. De pronto se volvi bruscamente y, con una furia salvaje, me arroj al suelo.

-Ah, eres t -dijo luego, relajndose.

Me levant como pude, y le lanc una mirada furibunda.

-Como dicen en las pelculas -mascull-, primero disparas y despus preguntas, no? Eres un bruto.

Es sa manera de tratar a los amigos?

-No te he pedido que vinieras -me ataj secamente-. Cre haber dicho que debamos separarnos.Me qued callada, pensando. Tal era la situacin que se vivira en el futuro, que un muchacho de

diecisis aos tena que estar en alerta continua, dispuesto a saltar sobre cualquier cosa que se moviera?

-Escucha -le dije-, estamos preocupados por ti. Eres nuestro amigo, y queremos ayudarte.

-Pero no podis.

-Mira que eres cabezota. Nosotros...

-Isa, tenis problemas para alojarme, para justificar mi presencia aqu... creo que ser mejor que

contine yo solo. Me las arreglar mejor, sabes? Las cosas se estaban poniendo muy cuesta arriba.

-Est bien -dije, conciliadora-. Lo comprendo. Pero al menos, explcame qu haces aqu. No nos lo hasdicho todo.


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-Por qu tendra que hacerlo?

-Lucian, definicin: chico agresivo y brusco que no cree en nadie ms que en s mismo.

-Vete de una vez -insisti Lucian-. Es peligroso.

-Peligroso? -repet-. En qu sentido?

-Estoy seguro de que vendrn a cerrarme la boca.

-Es por eso por lo que ests aqu? Por si vienen?

Lucian asinti.

-Pero eso es una locura!

-Mira, ya est bien. Vete. No ests preparada para enfrentarte contra ellos.

-Pero...

-Hazlo!

Respir hondo.

-Lucian, esto es un jeroglfico, pero por eso me interesa. Me atraen los misterios. Y a Nacho las

aventuras. Y a Toni la accin. Y a Ali las cosas raras. Y a Juanma todo lo que tenga que ver con nosotros. As

que me parece que no te vas a ver libre de nosotros de momento.

-No solicit vuestra ayuda. -Su voz era cortante como un cuchillo.

-Tampoco la rechazaste -le record.

-Ahora lo hago.

-Pero demasiado tarde.

Se volvi hacia m exasperado.

-Qu tengo que hacer para librarme de vosotros? Los chicos del siglo XX sois realmente irritantes!

-Dime qu hay en la libreta negra.

-Eres demasiado curiosa.

-Y t demasiado desconfiado.

-Hay otra manera de ser?

Le mir fijamente.

-Lucian, qu vas a hacer ahora? Es esto lo que nos espera en el futuro?

-La culpa fue de Morgan. Sin l no existira el R.A.P. y, cuando l caiga, las bandas criminales deadolescentes caern con l. Porque cuando un ejrcito pierde a su cabecilla se transforma en caos, confusin y

desorden.

-Quieres acabar con Morgan! -exclam, comprendindolo al fin-. Ests loco?

No contest.

-Adems, cmo puedes estar tan seguro de que vendr a 1992? -insist-. Cmo sabes que vendr l

en persona?

-Vendr -afirm Lucian-. Vendr.

-No creo que esa sea la forma correcta de actuar.-Sois tan moralistas -protest Lucian-. En mi tiempo eso no ocurre.


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-Sois tan materialistas -contraataqu-. En mi tiempo an tenemos algo de tica.

No hubo respuesta.

-Oye, si quieres sacar algo en limpio sin meterte en los tendrs que utilizar la astucia.

-Astucia! Ellos son ms astutos que el zorro.

-Y t, cmo eres?

-Yo acto por instinto. El instinto de supervivencia que tienen los seres vivos; por eso sobreviven.

Yo no estaba muy de acuerdo con eso.

-El hombre es un lobo para el hombre, como dijo aqul -murmur-. De todas maneras...

-Basta ya -me cort Lucian-. Vete de una vez, aqu sobras.

-El parque es de todos y...

-Que te marches! Que te largues con viento fresco! Es que no entiendes el castellano?

Me levant para marcharme.

-Est bien, pero, si tienes problemas, no dudes en buscarnos -termin. Y tendr problemas, pens,

de seguir con esa actitud.

Me alej lentamente, preguntndome cunto tardara Lucian en acudir a nosotros.

Captulo IV: "El R.A.P."

-Espera, Isa!

-Qu rapidez. Di media vuelta y lo mir pasmada.

-Slo quera pedirte perdn por haberme mostrado tan brusco -me dijo Lucian-, pero es que no quiero

involucraros a vosotros en este asunto. Es cosa ma. Lo comprendes, verdad?

Lo comprenda, pero no comparta su punto de vista.

-Necesitas ayuda, Lucian, no me vengas con cuentos.

-No empecemos, eh?

-De acuerdo, pero...

Un fogonazo me deslumbr. Lucian se volvi rpidamente.

-Maldita sea, me han visto!

Haba all un grupo de hombres con gabardinas y sombreros grises, como los espas de las pelculas. Yhaban pillado a Lucian distrado.

-Miren, es l! -grit uno-. El hijo de Beltrn!

Lucian me dio un empujn.

-Corre, Isa, corre! Han venido ms de los que esperaba...

Me qued parada, sin saber qu hacer. Entonces Lucian se sac una pistola pequea y lisa del bolsillo

y comenz a disparar.

-Isa, corre!

Y reaccion, echando a correr. Pude or la voz de uno de aquellos hombres:-Lo quiero vivo!


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Me volv sbitamentey chill:

-Lucian, nos encontraremos en el lugar donde te separaste de nosotros! No lo olvides! Te esperamos

all!

Di media vuelta y segu corriendo, no del todo segura de si me haba odo o no.

Mientras cruzaba el parque como una flecha, slo tena una idea fija: Lucian se encontraba en aquel

lo por mi culpa, porque si no le hubiera distrado, hubiera podido permanecer oculto.

Llegu al instituto. All me esperaban todos los dems.

-Lo has encontrado? -me pregunt Ali.

-S! -jade-. Deprisa, hay que ayudarlo! Han venido desde el futuro para acabar con l! Le he dicho

que venga aqu...

Y les cont en pocas palabras lo que haba pasado.

-Bien, les tenderemos una emboscada -decidi Nacho-. Porque seguro que vendrn tras l hasta aqu.

Isa, sabes si Lucian llevaba an el anorak rojo de Toni cuando te separaste de l?

-S, pero...por qu lo preguntas?

-Tengo un plan.

Nos llev a un portal casi en la esquina de la calle del instituto.

-Vendrn por aqu -dijo-, si vienen del parque. Es seguro que huya de esos hombres porque, segn Isa,

eran demasiados. Entonces, uno de nosotros los entretendr mientras escondemos a Lucian en el portal.

-Entretenerles? -repiti Toni-. Cmo?

Nacho se rasc la cabeza, tal vez con la esperanza de hacer brotar de ella alguna idea.

-Pues la verdad es que no lo s -confes.

Y entonces Juanma, con una sonrisa picarona, se sac algo del bolsillo. Era una bolsa de canicas!

-Con esto -dijo.

-Estupendo! -exclam-. Qu gran idea!

Nacho nos explic a todos lo que debamos hacer. Nos lo explic todo menos la ltima parte del plan,

e intu que l estaba de por medio y que por eso no nos lo poda contar.

-Oye, Nacho -le dije-. Sea lo que sea lo que te toque hacer a ti... ten cuidado.

-Bien.-Que vienen! -anunci Juanma en un susurro.

Entonces Toni se coloc en la esquina, de forma que quedara oculto por ella para los tipos aquellos del

futuro. Vimos que Lucian giraba como un rayo y entraba en la calle. Nacho lo llev casi a rastras hasta el

portal, y le dijo:

-Qudate con Juanma y las chicas. Ya nos ocupamos nosotros. Ah, y dame el anorak...

Le mir fijamente.

-Nacho, qu vas a hacer?

-Confa en m.Omos un choque. Toni haba interceptado en la esquina a los perseguidores de Lucian. Las canicas


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que llevaba en la mano se desparramaron por el suelo.

-Oh, lo siento! -omos la voz de Toni-. No los vi llegar...

Y los hombres resbalaban una y otra vez con las canicas al intentar levantarse. Nosotros nos

acurrucbamos en el portal. Nacho se puso el anorak que llevaba Lucian y sali corriendo.

-Ah est!

Entonces fue cuando me di cuenta de que l mismo se haba puesto de cebo, y que aquellos hombres

lo haban confundido con Lucian. Por eso no quera decirnos nada, porque saba que nunca se lo hubiramos

permitido.

Los hombres de Morgan pasaron como flechas por delante del portal. Nosotros ni siquiera

respirbamos.

Al echar un vistazo a Lucian vi que estaba herido. Era una herida pequea, circular, de bala, sin duda.

La tena en el brazo, casi a la altura del hombro.

-Te duele mucho? -le pregunt.

Hizo un gesto de negacin.

Y entonces la puerta del ascensor de aquella casa se abri, y por ella apareci un seor maduro, muy

alto, con un espeso bigote blanco, y un caniche atado de una correa. Mir a Lucian y dijo:

-Hijo, te encuentras bien? Te veo muy plido.

Ali tap apresuradamente la herida de Lucian con su cazadora, antes de que el hombre la viera.

-Qu va, no pasa nada, es que me he mareado...

-S! -corrobor Juanma atropelladamente-. Ahora lo llevamos a casa! A que s, chicas?

En aquel momento llegaba Toni.

-Vmonos, antes de que se den cuenta de que se que corre no es Lucian.

Y nos marchamos de all, dejando al hombre pasmado y a su caniche ladrando frenticamente.

Ali le haba puesto a Lucian su cazadora por los hombros, mientras caminbamos rpidamente por la

calle, temerosos de que nos siguieran aquellos hombres que haban venido del futuro para eliminar a nuestro

amigo.

Por fin llegamos al instituto, y nos colamos dentro.

-No podemos quedarnos aqu

protest-. Es posible que vengan por esta zona cuando descubran queNacho no es Lucian.

Toni no respondi. Nos gui hasta el edificio y nos mostr una pequea ventana a la altura del suelo.

que estaba abierta. Nos metimos por ella dentro del edificio como pudimos.

Nos encontramos en una habitacin grande, hmeda. La ventana por donde habamos entrado quedaba

casi pegada al techo de aquel cuarto, que estaba lleno de trastos de gimnasia viejos o rotos. En una pared haba

una espaldera, y de otra colgaban unas cuerdas deshilachadas. Todo esto, adems de un potro desvencijado, un

montn de colchonetas apolilladas y una bicicleta vieja en un rincn me indicaron que aquello era un antiguo

gimnasio.-Este es el antiguo gimnasio del instituto -dijo Toni, poniendo una tabla en la ventana para que no se


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nos viera desde el exterior-. La ventana est estropeada desde los tiempos de Mari Castaa, y no se puede

cerrar.

-Es...es... -no me sala la palabra.

-Alucinante- me ayud Juanma.

-Ms o menos.

Ayudamos a Lucian a echarse en el montn de colchonetas.

-No hay luz? - pregunt.

Slo tenamos la que se filtraba por los agujeros de la tabla que habamos colocado en la ventana.

-Se ha fundido -me inform Toni, y apart un poco la tabla, para que entrara algo ms de luz.

-Y ahora qu? -pregunt Ali.

Toni se encogi de hombros.

-Ahora, a esperar -dijo-. Nacho vendr pronto.

-Qu le harn cuando descubran que no es Lucian?

-Nada -respondi el propio Lucian-. No se molestarn en l. Tienen cosas ms importantes en qu

pensar.

-Ojal tengas razn -murmur.

-Pero no podemos dejarle as -dijo entonces Ali-. Tenemos que curar a Lucian.

-Cmo? -pregunt-. Yo no s curar heridas de bala. Habr que llamar a un mdico...

-Y se descubrira todo -cort Toni-. Querra saber quines son sus padres, y por qu no vienen con l.

Isa, que no todos los das se incrusta una bala en el brazo a un chico de diecisis aos. Pensar que es un

gamberro, o algo por el estilo... llamar a la polica...

-Vale, me has convencido -refunfu-. Pero qu hacemos entonces?

-Yo tengo la solucin -dijo Juanma, apareciendo en ese momento por la puerta del gimnasio.

-Dnde has estado? -quiso saber Toni.

-He hecho una rpida exploracin del edificio -inform el chaval-. He recorrido aulas, despachos..Y

adivinis lo que he encontrado en la conserjera? Un botiqun completo!

-Hay unas pinzas ah? -pregunt Toni, quitndoselo de las manos.

-Me parece que s.-Bueno, creo que en un caso as lo primero es sacar la bala de la herida. Las chicas han hecho unos

cursillos de primeros auxilios...

-Oye, que primeros auxilios no es sacar balas -le record Ali-. Nosotras hemos aprendido a hacer

torniquetes, vendajes de emergencia, la respiracin artificial, y cosas as.

-Pero lo que Lucian necesita ahora no es la respiracin artificial, Ali.

Ali y yo nos miramos, esperando que fuera otra la que se ofreciera. Como a Ali le ponan muy

nerviosa ese tipo de cosas, saba que me tocara a m al final. Y no me equivoqu. Cuando di una mirada

circular vi que todos los ojos convergan hacia m, y me puse a temblar como una hoja.-Animo, Isa! -murmur Toni.


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-Est bien -decid, todava como un flan-. Juanma, estn desinfectadas esas pinzas?

-No lo s -contest Juanma-. Yo las he baado con agua oxigenada, por si acaso.

Fui al cuarto de bao a lavarme las manos. Mientras lo haca, de pronto mis pensamientos se apartaron

por un momento de Lucian y su herida para volver a Nacho. Qu haca? Por qu tardaba tanto?

Intent no pensar ms en ello. Volv al gimnasio. Como no se vea bien del todo, Juanma haba cogido

prestada una linterna de la mesa del conserje, y la sujetaba cerca de Lucian.

Me acerqu a l y tartamude.

-No-no estoy muy segura de lo que hago, sabes?

-Confo en ti -replic Lucian, y se quit el jersey.

Me encontr con la mirada comprensiva de mi amiga del alma.

-Ay, Ali...

Ella se encogi de hombros. Decid comenzar de una vez con aquel asunto. Desinfect la herida con

algodn y agua oxigenada. Hasta ah todo era muy fcil. Pero ahora llegaba la peor parte. Cog las pinzas. Me

temblaba la mano.

-Adelante -dijo Lucian.

Respir hondo y obligu a mi mano a mantenerse firme. Lucian apretando los dientes, Juanma

sujetando la linterna, Ali y Toni conteniendo el aliento... y yo con las pinzas, rebuscando en aquel pequeo

agujero. Saba que le haca dao. Pero nunca se le ocurrira quejarse, era demasiado orgulloso.

En aquel momento alguien quit la tabla de la ventana. Toni y Ali se acercaron rpidamente,

dejndonos a Juanma y a m con Lucian. No me atrev a volver la cabeza. Fuera quien fuera, amigo o

enemigo, no podan distraerme. A Juanma le temblaba la linterna en las manos. Entonces las pinzas aferraron

algo duro. Saqu fuerzas de flaqueza y, procurando no soltarlo, con todo el cuidado que pude, tir hacia fuera.

-Nacho! -la voz aliviada de Toni-. Por qu has tardado tanto?

Un ltimo tirn. Algo pequeo y plateado sali con las pinzas de la herida de Lucian. Lo ltimo que vi

fue la mirada cansada que me dirigi el herido. Me levant y corr hacia Nacho.

-Se puede saber por qu no has venido antes! -solloc, medio histrica.

Nacho estaba pasmado. Ni siquiera saba lo de la herida de bala, que Ali estaba terminando de curarle

a Lucian por m.-No sabes lo que ha pasado, ha sido...- murmur, temblando de pies a cabeza. Nacha me acarici el

pelo, consolador.

-Ya ha pasado todo... a propsito, Toni, qu es lo que ha pasado? -pregunt.

Toni se lo explic en pocas palabras, mientras yo volva con Lucian. Ali, que le estaba vendando el

brazo, me mir dubitativa.

-Crees que sera necesario ponerle puntos? -pregunt.

-Supongo que s -respond-, pero ni tenemos material para eso ni sabemos hacerlo. Me imagino que le

quedar cicatriz, pero no creo que le importe demasiado.-No, desde luego -murmur Ali-. Es un tipo duro.


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-Has desinfectado la herida?

-S. Ahora todo ir mejor.

Me dej caer en una colchoneta.

-No puedo ms -me quej-. Llevamos una maanita...!

Entonces me acord de Nacho, y me volv para preguntarle qu le haba pasado a l, cuando me lo

encontr justo junto a m.

-Toni me lo ha contado -dijo-. Sabes que has sido muy valiente?

-Oh, ya vale. No me lo recordis ms, de acuerdo? Ha sido una experiencia traumtica.

Nacho, a peticin nuestra, comenz a contarnos su aventura.

Los hombres lo haban seguido hasta muy lejos. l corra en direccin contraria a la que llevbamos

nosotros, alejndolos del instituto. Hasta que, por el agotamiento, afloj el ritmo.

-Entonces me cogieron -explic-, y comenc a protestar que quines eran, que qu queran, y que me

dejaran en paz o llamara a la polica. Y uno que tiene una cara de malo que asusta chill que se haban

equivocado de chico, que les haban tomado el pelo y no s qu historias. Y salieron todos corriendo. He

tardado tanto porque he pasado por mi casa para cambiarme de ropa, para que no me reconocieran. He venido

aqu con mil precauciones, aunque ellos no saben dnde les dimos el cambiazo.

-Pero recordarn lo de las canicas -objet Ali-, y si no son tontos lo relacionarn con el asunto.

-No, yo recog todas las canicas -inform Toni.

-Y yo cog otra bolsa de canicas de mi casa y las desparram en otra esquina, muy lejos de aqu -ri

Nacho-. Como estas calles son muy parecidas unas de otras, y no creo que se hayan entretenido en mirar el

paisaje, tardarn bastante en aparecer por aqu.

-Yo no estoy tan segura -dije-. Aunque encontraran las canicas, si tiene algo de coco se preguntarn

cmo el chaval que choc contra ellos no las recogi.

-Bueno, pero eso es aparte. Es posible que tarden bastante en pensarlo. Y, de todas formas, no

recordarn dnde fue el choque exactamente.

-Yo pienso que este ya no es un lugar seguro -insist-. Tarde o temprano vendrn por aqu. Bueno, y,

por cierto, quines eran estos tipos?

Todos miramos a Lucian que, desde su montn de colchonetas, respondi:-Son matones del R.A.P. No pens que vendran tantos, pero por lo visto Morgan est muy interesado

en la mquina Alfa-5. Y yo tena razn, ha venido el propio Morgan desde el futuro.

-Pero qu quieren? -pregunt hecha un lo-. T ya no puedes hacer nada contra ellos. O s?

-Quieren algo que yo tengo, y que les es imprescindible para controlar el Alfa-5.

-Qu es?

-Lo sabrs en su da, Isa. Basta con que sepas ahora que me encuentro metido en este embrollo hasta

las orejas, y que esos te conocen, a ti y a Nacho, y creo que a Toni tambin. Saben que estis conmigo. No

vais a estar seguros, de momento.Nacho y yo nos miramos. Tena razn. Pero en nuestra mirada haba tambin un brillo de sospecha, y


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supe que ambos pensbamos lo mismo: qu era lo que buscaban los del R.A.P? Probablemente... la libreta

negra que con tanto celo custodiaba Lucian.


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Captulo V: "Juanma tiene una idea"

Pronto surgi otra incgnita: era ya la hora de comer.

-Tenemos que volver a casa -record Ali.

-Pero el asunto del R.A.P. ha estropeado nuestros planes -coment Nacho-. Ahora Lucian est

demasiado dbil como para llevarle a casa de Toni.

-Yo estoy bien -protest el aludido.

-Pero no se va a quedar aqu solo, verdad? -pregunt Ali.

Hagamos una cosa -propuso Nacho-. Que uno de nosotros se quede con l, y luego, cuando volvamos,

traemos comida para los dos. Les decimos a nuestros padres que se queda a comer con uno de nosotros.

-Hay un telfono en uno de los despachos inform Juanma-. Podemos llamar a nuestros padres

desde all.

Dicho y hecho. Dejamos a Juanma con Lucian un momento, mientras los dems ibamos a llamar por

telfono.

Nacho llam primero.

-Mam? S, bueno, es que estamos en el hospital. Los padres de un amigo han tenido un accidente...

no, nosotros estamos bien... es slo que hemos venido a acompaarle, porque... bueno, escucha, podemos

quedarnos Juanma y yo a comer en casa de Toni? No...? -(cara de desconcierto)-. Es verdad! Lo haba

olvidado. Bueno, pues... de acuerdo, ahora vamos para all...

-Qu pasa? -pregunt Toni cuando colg.

-Mis abuelos vienen hoy a comer a casa -explic Nacho-. No me dejan marcharme, tengo que comer

con ellos.

No hicimos comentarios. El siguiente en llamar fue Toni.

-Pap? No, no nos ha pasado nada... no fueron los padres de un amigo, no nosotros... s... escucha,

puedo comer hoy en casa de Nacho? Me han invitado... Ah, no seas aguafiestas... quin, yo? Vale, no hace

falta, ya voy para all.

Colg.

-Que no he dado ni golpe en todo el fin de semana, que tengo que estudiar y que de salir esta tardenada -resumi.

-Vaya faena! -resoplamos todos.

Luego le toc el turno a Ali.

-S... s, mam, en casa de Isa... Puedo...? Qu? De mala educacin? Pero mam...! Bueno, no te

pongas as, ya voy...

Colg.

-Dice que ahora le toca a Isa venir a comer a mi casa, que la ltima vez que comimos juntas fue en su

casa y que sera mucha caradura...Ahora iba yo. Se puso al telfono mi hermano Pablo. Cuando mi madre pregunt qu nos haba


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pasado tuve que dar muchsimas explicaciones... y al final me dio permiso para quedarme a comer en casa de

Ali. Con lo cual ya sabamos todos que la que se iba a quedar con Lucian iba a ser yo.

-Te traeremos algo de comer -prometi Ali-. Y volveremos pronto.

No me qued ms remedio que resignarme. Cuando todos los dems se fueron y yo me qued sola en

el gimnasio con Lucian, le pregunt:

-Qu tal va la herida?

-Bien, creo.

-Te duele el brazo? -quise saber, acercndome.

-No.

Le di un pellizco en el brazo y gimi.

-Ves como s te duele? Lo realmente preocupante habra sido que no lo sintieras.

-Muy aguda -gru Lucian-. Qu vais a hacer ahora?

-Por lo pronto, comer. Los dems vendrn dentro de una hora aproximadamente. Entonces

deliberaremos. Este es un asunto muy complicado.

-No se extraarn tus padres si no vuelves a casa para comer?

-Les he dicho que estoy en casa de Ali.

Nos quedamos callados un rato. Menuda situacin. Sola en el gimnasio de un instituto vaco, sin

comer y con un chico del futuro herido de bala.

Juguete con la bala que haba extrado del brazo de Lucian. Era muy pequea, puntiaguda y alargada.

Pareca un dardo.

-Qu hiciste con tu pistola? -pregunt.

-La perd en el fregado.

-Mentira si te dijera que lo siento.

-Ya lo s. Escucha, gracias por haberme ayudado.

Que dirais vosotros en una situacin semejante?

-Bueno, no iba a dejarte tirado...

Me percat entonces de que la luz que se filtraba por el hueco de la ventana que no estaba tapado por

la tabla haba disminuido, y me asom con cuidado.-Oh-oh...

-Pasa algo malo?

-Parece que va a llover -respond-. Est todo nublado. Me parece que no vas a poder pasar la noche

aqu, Lucian. Esto es un stano. Terminar por parecer un pantano.

Comenz a chispear. An tardara mucho en calar el suelo, pero si Lucian dorma all aquella noche,

iba a tener unos sueos muy acuosos.

Cuando me volv hacia l vi que se haba incorporado.

-Eh, qu haces? Vuelve a tumbarte.-No estoy tan mal...


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-Los chicos del siglo XXI sois duros, eh?

Apart un poco la tabla, para que entrara algo ms de luz, y me sent sobre el potro.

-Este lugar parece como sacado de un cuento -coment-. No me sorprendera que saliera un duende de

entre los trastos y nos dijera hola.

Lucian se subi a un banco para mirar por la ventana.

-Es un sitio muy aislado -dijo.

-Pasado maana no lo ser -repliqu-. Habr cerca de trescientos chicos y chicas pateando el instituto.

Los minutos pasaban lentamente. Slo se oa el ruido de la lluvia golpeando el suelo, arriba. Dese

que los dems no tardaran mucho en volver.

Y no lo hicieron, la verdad. Pero a m me pareci una eternidad la hora y media que pas hasta que la

cabeza de Ali asom por la ventanilla. Apartamos la tabla y entr en el gimnasio.

-Veo que soy la primera en llegar -coment-. Me he dado toda la prisa que he podido, pero es que

llueve a cntaros y mi madre no quera dejarme salir. Ah, mirad lo que os he trado.

-Eres un ngel! -exclam al ver que Ali sacaba un par de hamburguesas de la bolsa que haba trado.

Lucian y yo engullimos las hamburguesas rpidamente. Estbamos en plena operacin de

recargamiento de energas cuando llegaron Nacho y Juanma.

-Toni ha confirmado que no viene-inform el primero-. Tiene que estudiar.

-Nacho, Lucian no va a poder quedarse aqu esta noche -hice notar-. Hay goteras.

-Eso est solucionado. He hablado con Toni por telfono. Le cont a su madre lo de Lucian, y ella ha

sugerido que se quede allhasta que las cosas se arreglen, dijo. Eso nos dar tiempo para encontrarle otro

alejamiento. Iremos a casa de Toni sobre las siete, ms o menos.

-Y podr Lucian salir de aqu de incgnito? -pregunt Ali.

-Hoy llueve -respondi Nacho-. La gente va muy tapada con paraguas, impermeables... -y sac un

impermeable con capucha de la bolsa que traa.

-Nacho, piensas en todo! -lo alab.

Pasamos toda la tarde all, tratando de trazar un plan de accin. Yo notaba que Lucian haba

cambiado. Antes nos dejaba hablar sin intervenir, como si aquello no fuera con l. Ahora estaba ms

entusiasmado y, de hecho, era l quien llevaba la voz cantante.Por el contrario, Juanma estaba silencioso. Slo habl una vez, y fue para preguntar:

-Lucian, cuntos aos tiene tu padre?

-Cuarenta y dos -fue la respuesta.

-Ah -se limit a decir Juanma, y continu con su extrao mutismo.

Nosotros no nos percatamos de ello. A medida que pasaban las horas nos sentamos cada vez ms

nerviosos, porque no se nos ocurra nada para ayudar a Lucian. Hasta que Ali levant el pie y dijo:

-El suelo est encharcado.

Miramos la hora. Eran cerca de las siete de la tarde, y haca rato que haba anochecido. Habamospasado tres horas rompindonos el coco para nada!


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Le pusimos a Lucian el impermeable que haba trado Nacho, lo tapamos bien con la capucha y

salimos del instituto. Mientras caminbamos hacia la casa de Toni, not que Juanma me tiraba de la manga.

-Isa...

-Qu.

-Isa, es que he estado pensando... que de 1992 a 2005 slo hay treinta y tres aos, y el padre de Lucian

tiene cuarenta y dos. No podramos buscarle y decirle que...?

Me volv bruscamente hacia l.

-Pues claro! -aull-. sa es la solucin!

Todos me miraron, sorprendidos y extraados.

-Lucian! -jade-. Podemos avisar a tu padre! l ya ha nacido, tendr cerca de nueve aos.

-Es verdad! -dijo Nacho-. Ha sido idea de Juanma?

Asent.

-Hermanito, eres un genio! Lucian, sabes si tu padre viva en esta ciudad a los nueve aos?

-Me parece que s -respondi Lucian, pensativo-. Pero, de todas maneras, cmo vamos a encontrarle?

-Para algo est la gua telefnica -repliqu.

-Vamos a contrselo a Toni! -sugiri Ali, jubilosa-. Tenemos un plan!

Corrimos a casa de Toni. Lo pillamos con un libro de matemticas delante.

-Toni! -dijo Ali-. Vamos a buscar al padre de Lucian!

-Al padre de Lucian? -repiti Toni.

Se lo contamos todo atropelladamente.

-Pero no nos va a creer si le decimos que en el ao 2025 le pondrn una bomba en el portafolios -

objet Toni-. Y mucho menos que l inventar una mquina del tiempo. Y como Lucian le diga que es su hijo,

el pobre chaval se va a quedar viendo visiones.

-Es verdad -dijo Livia-. Hay que tener en cuenta que slo tiene nueve aos. En el 2025 no se acordar

de que treinta y tres aos atrs un grupo de chicos le dijo que no abriera un portafolios en una conferencia en

Viena.

-Jo, qu pronto le chafis a uno las ideas... -protest Juanma.

-Pero esa idea no est perdida del todo -dijo Lucian-. Podemos dejarle un mensaje.-Cmo? Un mensaje que dure treinta y tres aos? -quiso asegurarse Nacho -. Y cmo lo vas a

hacer?

-An no estoy seguro; pero por el momento ser mejor que encontremos a mi padre.

Toni sali de la habitacin y volvi al cabo de unos momentos con una gua telefnica entre las

manos.

-Cmo se llama tu padre de segundo apellido? -le pregunt a Lucian.

-Colomer.

-Beltrn Colomer... hay slo dos, qu suerte!-Pero no es ninguno de los dos -dijo Nacho.


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-Qu...?

-Cundo has visto t que un nio de nueve aos figure en la gua? Estarn los nombres de sus

padres...

-Bueno, cmo se llamaba tu abuelo paterno de segundo apellido, Lucian?

-No lo s; mis abuelos murieron antes de nacer yo.

Nos miramos unos a otros, con un gesto de desconsuelo. Haba entre veinticinco y treinta Beltrn

en la lista y el abuelo de Lucian poda ser cualquiera de ellos!

-Va a ser un trabajo de chinos -pronostic Nacho-. Habr que llamarlos uno por uno y preguntarles si

tienen un hijo de edad aproximada entre nueve y diez aos, que se llame... cmo se llama? -pregunt,

volvindose hacia Lucian.

-Enrique.

-Bueno, pues que se llame Enrique. Y luego ir a visitar a ese nio y decirle que...

-Vale ya, Nacho -cort.

-Va a ser un trabajo de chinos -repiti Nacho, machacn.

Y entonces Ali dijo la primera cosa con sentido que oa aquel da:

-Bueno, pues empecemos ya.

La madre de Toni asom en aquel momento la cabeza por la puerta, para anunciar:

-Isa, ha llamado tu madre. Dice que vayas a casa, que est lloviendo y ya es muy tarde.

Nos miramos los unos a los otros cuando la madre de Toni se march.

-Me parece que es mejor que nos marchemos ya todos -dijo Nacho-. Cada mochuelo a su olivo. Ya

hemos tenido bastantes emociones por hoy. Ahora, a descansar, y maana atacaremos la gua telefnica y

encontraremos al doctor Beltrn.

Dijimos que de acuerdo.

-Seguro que ya no te duele tanto el brazo -le dije a Lucian-. A que no, Luc?

l se volvi.

-Luc? -repiti con un acento divertido en su voz.

-Nadie te haba llamado as hasta ahora?

-Aqu tenis la costumbre de acortar los nombres. Porque Isa viene de Isabel, no?Hice una mueva; no me gustaba ese nombre, prefera mil veces Isa.

-Me llamo Ana Isabel -dije-. Y Ali viene de Alicia, Nacho de Ignacio, Toni de Antonio y Juanma de

Juan Manuel. No te gusta que te llamen Luc?

Se inclin y me dijo al odo:

-Viniendo de ti no me importa, pero no lo repitas mucho o todos terminarn por llamarme as, y eso s

que no me hara ninguna gracia. De acuerdo?

Sonre.

-De acuerdo!Salimos de la casa de Toni. Lucian se qued all con l.


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-Lucian est diferente desde lo de la herida -coment Ali mientras ambas volvamos a nuestras casas-.

Ahora es ms amable, ms simptico.

-Es encantador -sonre.

Ali me mir divertida, pero no dijo nada.

Cuando sub a mi casa estaba sencillamente agotada. Ni siquiera hice caso a Clarita cuando se acerc

a m con un cochecito entre las manos haciendo Brum-rum, brumm. No tena ganas de jugar. No poda

creerme que todo lo que haba pasado aquel da fuera cierto.

Despus cog la gua y volv a mirar la lista de Beltranes que nos esperaba. Y record lo que Nacho

haba dicho. Que iba a ser un trabajo de chinos. Y lo que Ali haba contestado. Que comenzramos ya.

Ca rendida en cuanto me tumb en la cama.

Y so con balas, gimnasios viejos y hombres con gabardinas; so con pinzas, telfonos y lapas que

atendan al nombre de Raquel; so con parques e institutos vacos; so con mquinas del tiempo y

laboratorios cientficos.

Y so con Lucian.

Y cuando despert record lo que debamos hacer: encontrar a un nio llamado Enrique Colomer, que

en el futuro sera el famoso doctor Beltrn y el padre de Lucian.


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Captulo VI: En busca del doctor Beltrn

Me despert muy temprano aquella maana. Haba tantas cosas que hacer! Me arregl en un

momento, desayun y sal de casa disparada. Habamos quedado todos a las nueve en casa de Toni, aunque

nos imginabamos que a sus padres no les hara ninguna gracia que estuviramos all reunidos un domingo por

la maana, tan temprano.

Pas a buscar a Ali y nos fuimos juntas hacia all. Cuando llegamos nos encontramos con que Nacho y

Juanma haban sido ms rpidos que nosotras. Estaban con Toni en la sala de estar, y hablaban en voz baja.

-No hagis mucho ruido -indic Toni-, que mis padres estn durmiendo, y nuestro visitante del futuro

tambin. Est agotado y no he querido despertarle.

-No me extraa que est cansado -coment-. Yo tambin estoy hecha polvo.

-Pues yo he dormido muy bien -dijo Ali-. Y estoy estupendamente esta maana.

-Suerte que tienes -replic Toni, distrado.

-Ests raro -declar Ali, mirndole de reojo-. Qu te pasa?

-Es que estoy empezando a desconfiar de Lucian -manifest Toni bajando la voz-. Ha pasado hasta las

dos de la maana estudiando esa maldita libreta que se trajo del futuro. Y no me ha dicho qu era. En cuanto

me he acercado por detrs la ha cerrado de golpe y me lanzado una de esas miradas furibundas suyas.

Nacho y yo nos cruzamos una rpida mirada. Tambin Toni estaba empezando a darse cuenta. Ali

seguro que ya sospechaba algo, pero Juanma estaba tan fascinado ante aquella historia que segua a Lucian

como si fuera un perrito faldero; y no lo haca precisamente porque desconfiara de l, ni mucho menos.

-No s si confiar en l -prosigui Toni-. Se comporta de una manera muy extraa. Pude ver

fugazmente una pgina de esa libreta, y est llena de numerajos y smbolos extraos. No lo comprendo, por

qu desconfa de nosotros?

-No desconfo de vosotros -dijo de pronto Lucian, apareciendo en la puerta-. Desconfo del RAP.

Basta con que sepis que esa libreta es importante, y que ellos no deben hacerse con ella. Si logran obtenerla,

estaremos perdidos.

Nos miramos unos a otros.

-Confiad en m -dijo Lucian-. Por favor.Miramos a Nacho, esperando que dijera algo.

-De acuerdo, pues -dijo nuestro cabecilla.

Y respiramos aliviados.

Pronto estuvimos en la calle. Toni haba dicho seguramente su madre no le iba a permitir llamar por

telfono a treinta casas diferentes, as que nos rascamos los bolsillos y, con un suspiro de resignacin,

entramos en una cabina. Toni y Lucian haban hecho una lista de los Beltranes, sus telfonos y sus direcciones

y, con ella en la mano, Nacho hizo la primera llamada.

-El seor Beltrn Abad...? Tienen un hijio de nueve o diez aos llamado Enrique? No? Lo siento,me he equivocado. Gracias, y perdone.


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-Hicimos varias llamadas ms, y a la octava apareci un Enrique de ocho aos.

-No eran nueve? -susurr Ali.

-Pero no hay que descartarlo -repliqu yo.

Seguimos haciendo llamadas. En una casa nos contestaron que tenan un nio de diez aos que se

llamaba Luis Enrique, pero le llamaban Luis. En tres ms no contestaron, y en otra le colgaron a Nacho en las

narices sin responder, seguramente creyendo que era un bromista.

Cuando acabamos estbamos sin un duro. Y entonces Nacho se dio una palmada en la frente y

exclam:

-Tenamos que haber pregunta por el segundo apellido del nio! Entonces, seguro que ya sabramos

si nuestro personaje es el Enrique de ocho aos o el Luis Enrique de diez.

-Llamamos otra vez? -pregunt Juanma.

-No, pensaran que somos unos pesados. Adems, casi no merece la pena. Tenemos que ir igual a la

zona en donde estn esas casas. Hemos de descubrir si por casualidad el padre de Lucian vive en una de las

casas en donde no han contestado. Y dos de esas casas vacas estn relativamente cerca de las casas donde

viven esos dos nios.

-Cmo vamos a saber si vive el padre de Lucian en una casa donde no hay nadie? -quiso saber Toni.

-Es fcil -respond-. Se pregunta a los vecinos, a la portera... deben de saber si en su finca vive un nio

de diez aos que se llame Enrique. Se trata de un tpico trabajo de investigacin.

-Qu hacemos entonces?

-Organizar un plan -dijo Nacho.

Nos sentamos en una mesa en el bar, alrededor de un mapa de la ciudad que habamos extendido sobre

la mesa. Nacho fue marcando con una cruz las casas donde vivan los Beltranes sospechosos.

-Somos seis -apunt Juanma-. Que cada uno vaya a una casa.

-S, y a ti te dejamos solo -complet Nacho-. No, ni hablar. Iremos por parejas. Y tocamos a dos casas

por pareja.

-De acuerdo. Ali y yo vamos juntas, pues -dije.

-Yo voy con Lucian! -sent Juanma.

Nacho y yo cruzamos una mirada. No queramos dejar al ms pequeo de la pandilla a solas conLucian. Pero le habamos dicho a ste que confibamos en l. Fue el propio Lucian quien nos sac del apuro.

-No; ir solo -decidi-. Si ven a Juanma conmigo le ficharn enseguida. An no le conocen, y es mejor

que por el momento no sepan que tienen alguna relacin conmigo.

-Pero no podemos dejarte solo... -empez Nacho.

-Es que tienes miedo de que me escape?

-No seas bobo, Lucian -dije, aunque me temblaba la voz-. Deja que Nacho vaya contigo. A l ya le

conocen. Adems, t no conoces la ciudad.

Lucian puso cara de circunstancias. Era verdad que no conoca la ciudad; cambiara mucho en treintaaos y, adems, segn l, en el 2013 cambiaran los nombres de la mayora de las calles.


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Al final quedaron constituidas las parejas as: Ali y yo, Toni y Juanma, y Nacho y Lucian.

Nosotras cogimos el autobs para ir al centro de la ciudad, donde se localizaban dos de las casas

Beltrn. Una era la de Luis Enrique, de diez aos, y otra en donde no haban cogido el telfono.

Bajamos en la calle donde estaba la casa vaca. Despus de una complicada bsqueda la encontramos.

Al mirar los botones del interfono vimos que no llevaban nombre, sino simplemente el nmero de la puerta.

-En la gua slo pona el nmero del portal -hizo notar Ali-. Cmo sabremos en cul viven los

Beltrn?

Llam a un nmero cualquiera. Una voz ronca me contest:

-Quin?

-El seor Beltrn Ovejero?

-Lo siento, se ha equivocado.

-Sabe usted dnde vive?

-Puerta dieciocho -respondi el hombre, y colg.

-Ves qu fcil? -le dije a Ali.

Llamamos a la puerta dieciocho. No contestaron.

-stos se han ido de vacaciones antes de tiempo -coment Ali-. Si pudiramos entrar en el portal y

echarles un vistazo a los buzones, sabramos si este Beltrn tiene una esposa que se apellide Colomer. Pero...

cmo entramos?

-Me parece que esta casa no tiene portero -dije-. Ser cuestin de esperar a que entre o salga alguien.

Nos sentamos en el escaln y diez minutos despus entr en el portal una chica que llevaba un par de

barras de pan bajo el brazo. Entramos tras ella.

-Busca -le dije a Ali cuando ambas nos encontramos frente a tres largas hileras de buzones-. Beltrn

Ovejero, puerta dieciocho.

-Aqu! -anunci Ali triunfalmente-. Pero ste no es. Aqu pone que vive con una tal Sara Castillo

Marn.

-Es verdad -admit. La abuela de Lucian se llama Colomer de apellido, y no Castillo.

Salimos de all y fuimos en busca de la otra casa.

-Calle Isaac Peral -dijo Ali, mirando la direccin-. Dnde est eso?-Ni idea. Por aqu cerca, segn Nacho, pero no s dnde. Habr que preguntar.

-Perdone -le dijo Ali a una ancianita que pasaba-. Sabe usted dnde est la calle Isaac Peral?

-Seguid recto, y la tercera bocacalle a la derecha, all es.

-Gracias -contestamos, y echamos a andar calle arriba.

Pero una vez llegamos all nos encontramos con que la calle que nos haba indicado aquella seora no

era la calle Isaac Peral. Dimos vueltas y ms vueltas infructuosamente, hasta que nos encontramos totalmente

perdidas.

-A m me parece que esa seora no tena ni idea -gru Ali.-Por favor -le dije a un hombre que pasaba por all-. La calle Isaac Peral?


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-Est bastante lejos de aqu, por la Avenida Jerusaln hacia abajo. Al lado del Burger King.

Ali y yo nos miramos.

-Pero si all es donde le preguntamos a la seora...!

Y volvimos al punto de partida, con la enojosa sensacin de que nos haban tomado el pelo.

Por fin encontramos la casa, pero al llamar result que no haba nadie.

-Han salido -nos inform la portera-. Me parece que al parque.

-Sabe usted cul es el apellido de la madre de Luis Enrique?- pregunt.

-No estoy segura.

-Y si miramos en el buzn?

-Unos gamberros arrancaron la placa hace tiempo, y los Beltrn no la han vuelto a poner.

Le preguntamos dnde quedaba el parque, y nos fuimos para all. Haba un enjambre de nios

corriendo de aqu para all.

-Ay, madre -murmur Ali-. Y cul de ellos ser Luis Enrique Beltrn?

Fuimos preguntando a los nios que haba por all si conocan al tal Luis Enrique, pero ninguno pudo

aportarnos nada positivo. Continuamos con la indagacin hasta que una nia muy avispada dijo:

-Luis Enrique...? Te refieres a Luis Beltrn?

-Justo! -exclam-. Un nio de unos diez aos...

La nia nos seal a un chaval rubio y de ojos azules que jugaba en el tobogn, riendo sin parar.

-No se parece mucho a Lucian -coment Ali-. Si por un casual llega a ser su padre, me parece a m

que nuestro amigo ha salido ms bien a su madre.

-Oye, nio -le dije al supuesto Luis Enrique Beltrn-. T inventars en el futuro una mquina del

tiempo?

-No le tomes el pelo, Isa -protest Ali-. No le hagas caso -aadi dirigindose al nio-. T te llamas

Luis Enrique Beltrn?

-S, por qu?

-Cul es tu segundo apellido?

El nio se lo medit bien y luego dijo:

-Para qu queris saberlo?Estos nios son realmente repelentes!

-Oh, por curiosidad...

-Mi madre me ha dicho que no hable con extraos! -declar el chaval y, dando media vuelta, sali

corriendo.

-Ali, por qu los nios slo son obedientes cuando no se quieren que sean obedientes? -me desesper.

-Queris saber su segundo apellido?

Al volvernos vimos que la que haba hablado era la nia de antes.

-Se llama Luis Enrique Beltrn Narvez.-Gracias -respond, aliviada-. Era todo lo que queramos saber.


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Y con aquello volvimos a nuestro barrio, dando por finalizadas nuestra investigacin.

-Espero que los chicos hayan tenido ms suerte que nosotras -dijo Ali en el autobs.

-Alguno de ellos se habr encontrado con Enrique Beltrn Colomer -murmur yo-. Habamos quedado

con ellos en el parque. Toni y Juanma ya estaban all. El primero resumi con una sola palabra el resultado de

su investigacin:

-Nada.

Les contamos nuestras peripecias. Ellos a su vez nos relataron sus pesquisas, y nos remos mucho

cuando Juanma nos cont que en un portal el portero no quera dejarlos entrar, y tuvieron que hacerse pasar

por recaderos.

-Dijimos que tenamos un encargo para la puerta treinta y ocho -record Toni.

-Y result que aquella casa tena siete pisos y slo veintiocho puertas!

-Y cmo entrsteis? -quiso saber Ali.

-Disimulamos como pudimos. Dijimos que seguramente habamos apuntado mal la direccin, y le

preguntamos si all vivan los seores Beltrn-Colomer. Nos dijo que vivan los seores Beltrn-Gonzlez y

que nos largramos con viento fresco.

-No poda ser de otra manera -coment, pensativa-. Al final ser Lucian quien se encuentre con su

propio padre. Tena que ser as.

An tuvimos que esperar veinte minutos ms antes de que llegaran Nacho y Lucian.

-Lo hemos encontrado!-dijo el primero-. Result ser el Beltrn de ocho aos... que no tena ocho,

tena nueve.

-Y eso? -pregunt extraada.

-Se equivocaron al darnos la edad por telfono, eso es todo.

-Nosotros s que nos equivocamos -dijo Lucian, de buen humor-. Habamos copiado mal el nmero

del portal, y casi nos volvimos locos buscndolo.

-Bueno, y ahora que lo hemos encontrado y sabemos dnde vive y todo eso -dijo Juanma-, qu

hacemos?

-Yo tengo una idea -se oy la voz de Lucian-. Recordis que os dije de dejarle un mensaje? Pues

bien, podemos hacerlo. Se trata de construir una nuez mecnica.-Una nuez mecnica? -repetimos todos a la vez.

-Veris, es una especie de caja del tamao de una nuez -explic Lucian-. Puede cerrarse con un chip-

cerrojo que, conectndolo a un ordenador y programndolo adecuadamente, no dejar que esa caja se abra

hasta la hora del da del ao que nosotros queramos.

-T puedes hacer eso? -pregunt Juanma, incrdulo.

-Me ensearon a hacerlo en clase de electrnica.

-Y de dnde vas a sacar ese chip-cerrojo o como se llame? -pregunt.

-Da la casualidad que me traje uno de mi tiempo -respondi Lucian-. Si no supiera que lo tena, nohubiera sugerido la idea de hacer una nuez mecnica. Se ve que me met un chip de esos por casualidad en el


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bolsillo de los pantalones en la ltima clase de electrnica que tuve antes de venir por aqu.

-Cunto vas a tardar en hacerla? -pregunt Nacho.

-Depende. Necesito un sitio donde pueda construir una cajita...

-El talle de tu padre, Nacho! -exclam Toni-. No tiene tu padre un taller de mecnica en la planta

baja de tu casa? All habr herramientas.

-Necesito tambin un ordenador donde poder programar el chip-cerrojo.

-Yo tengo uno en mi casa -dijo Nacho.

-Solucionado, entonces -resolvi Ali-. La casa de Nacho es ideal para que Lucian pueda construir all

su nuez mecnica.

-Pero aunque no se pueda abrir la

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futuro-Laura Gallego