GENERALIDADES SOBRE LA GEO­LOGÍA DEL ORIENTE DE MÉXICO

J . M . L Ó P E Z RUBIO, Geólogo. Superintendencia de Explorac ión ,

Petróleos M e x i c a n o s , Córdoba , V e r .

FISIOGRAFÍA

E l área que cubrirá la excursión C - 7 , casi en su totalidad, está localizada en la parte oriental del país y cruza diferentes provincias cuyos rasgos fisiográficos se ligan íntimamente a su naturaleza geológica. Dichas provincias fisiográficas contienen elementos orográf icos notables, que figuran entre los rasgos geo-morfológicos más importantes de la República M e x i c a n a :

1 ) la Altiplanicie M e x i c a n a , 2 ) la Sierra M a d r e Oriental , 3 ) la L lanura C o s t e r a del Golfo de M é x i c o , 4 ) la Península de Y u c a t á n .

1 ) La Altiplanicie Mexicana. E s la porción de la República M e x i c a n a comprendida entre los dos sistemas orográficos más notables del país, la S ierra M a d r e Occidental , de naturaleza ígnea, que corre parale lamente a las costas del O c é a n o Pacífico y la S ierra M a d r e Oriental , de origen tectónico y constituida por rocas sedimentarias mesozoicas, que corre también paralelamente a la costa del Golfo de M é x i c o .

E n su porción meridional, la Altiplanicie M e x i c a n a está a t r a ­vesada por el l lamado " E j e Neo-volcánico", donde se localizan las culminaciones volcánicas más elevadas del país: el P ico de Or izaba . con una altura de 5 , 7 4 7 metros sobre el nivel del mar, el Popocatépet l , con 5 , 4 5 0 metros sobre el nivel del mar, el Iz-taccíhuatl , con 5 , 2 8 0 metros sobre el nivel del mar y la Malinche, con 4 , 1 1 5 metros .sobre el nivel del mar. L a altura de esta pro­vincia fisiográfica se debe en parte , a enormes acumulaciones de material volcánico, arrojados primeramente a través de profundas fisuras y al final, por gran número de chimeneas de aparatos volcánicos que ahora aparecen diseminados en toda su superficie,

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dándole un sello distintivo e indicando un importante ciclo de la historia volcánica en M é x i c o .

L a Sierra N e v a d a , de que forman par te los vo lcanes P o p o ­catépetl e Iztaccíhuatl sirve de b a r r e r a entre la C u e n c a de M é ­xico, de drenaje interior y el V a l l e de Puebla , que per tenece a la cuenca del río A t o y a c , de la vert iente del O c é a n o Pac í f i co . L a s s ierras que cor tan la Altiplanicie M e x i c a n a es tán const i tui ­das principalmente por andesi tas y basa l tos mientras los val les intermedios han sido rel lenados por una potente secuencia de materiales aluviales, sedimentos lacustres y depósitos c inerít icos de los volcanes más jóvenes.

2 ) L a Sierra Madre Oriental. R e p r e s e n t a uno de los sis­temas orográf icos más importantes de la Repúbl ica M e x i c a n a y es esencialmente una c a d e n a de montañas de na tura l eza sedi­mentaria, surgidas del Geosinclinal M e x i c a n o d u r a n t e la R e v o l u ­ción Laramíd ica . Su eje está or ientado casi de N W a S E , c o ­rriendo parale lamente a la cos ta del Golfo de M é x i c o . A u n q u e el Geosinclinal M e x i c a n o no parece haber sufrido p legamientos tan intensos como en los Alpes o en los H i m a l a y a , los pliegues muestran en algunos puntos c a r a c t e r e s que hacen cons iderar los como resultantes de una orogenia de primer orden. L a m a y o r extensión de la S ierra M a d r e Or ienta l es tá f o r m a d a de cal izas y lutitas de edad cre tác ica , dispuestas en gruesas c a p a s . L a for­ma de sus montañas da la impresión de una topograf ía joven, surcada por caudalosos ríos a través de profundos cañones que a lcanzan a veces centenares de metros de profundidad. L a s cres tas de esta sierra tienen una a l tura media de 2 . 0 0 0 a 2 , 2 0 0 metros sobre el nivel del mar.

3 ) La Llanura Costera del Gol[o de México. E s la por ­ción limitada por el Golfo de M é x i c o y la S ierra M a d r e Or ienta l y f isiográficamente es una ex tensa l lanura s u r c a d a por a n c h o s y caudalosos ríos, entre los que merecen c i tarse : el P a p a l o a p a n , el C o a t z a c o a l c o s y el Gri ja iva , los cuales descienden de las s ierras frontales y a r r o j a n sus a g u a s al Golfo de M é x i c o . Su v e g e t a ­ción es exhuberante y se considera como la zona de m a y o r p r e ­cipitación en la República M e x i c a n a , sobre todo c e r c a del límite

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entre los E s t a d o s de T a b a s c o y V e r a c r u z .

4 ) La Península de Yucatán. Comprende los Es tados de Y u c a t á n y C a m p e c h e y el Terri tor io de Quintana Roo y muestra caracter ís t icas fisiográficas diferentes del resto del país. E s esen­cialmente una "loza" ca lcárea plana en casi toda su extensión, con una prominencia orientada al N W - S E y denominada Sierra de Ticul , que constituye el accidente orográfico más notable. P r e ­senta pequeñas ondulaciones debidas a hundimientos ocasionados, en parte , por el drenaje subterráneo que le da a su topografía un c a r á c t e r kárstico. P a r a conocer con mayor amplitud las c a r a c t e ­rísticas fisiográficas de esta provincia, debe consultarse la parte tercera de este Libreto-Guía donde se proporciona una amplia descripción fisiográfica e hidrológica de ella.

E S T R A T I G R A F Í A

Debido a que la excursión C - 7 atraviesa diferentes zonas geológicas, conviene establecer la columna estratigráfica que se observará en c a d a etapa a fin de comprender mejor la geología regional, procurando generalizarla en aquellas áreas que guardan es trecha relación.

E n la primera etapa, entre la ciudad de M é x i c o y el flanco occidental de las Cumbres de Acultzingo, en un recorrido de 2 8 0 kilómetros, se observan dos zonas de rocas distintas en edad y origen: la primera comprende el manto volcánico de la Cuenca de M é x i c o y V a l l e de Puebla y la segunda la zona de rocas sedimentarias, de origen marino y continental, que comienza des­de la pequeña Sierra de T e p e a c a , cercana a la c iudad de Puebla, hasta las Cumbres de Acultzingo.

L a s rocas sedimentarias marinas pertenecen exclusivamente al Cre tác ico , representado por dos facies, una inferior arcil lo-cal-c á r e a , perteneciente al Cretác ico Inferior y unr superior calcárea, perteneciente al Cretác ico Medio y Superior.

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EXCURSIÓN C 7

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C R E T Á C I C O I N F E R I O R

E l C r e t á c i c o Inferior está r e p r e s e n t a d o por dos pisos: el A p t i a n o y el Barremiano . E l B a r r e m i a n o , cubierto por el A p -tiano, únicamente se observa en el A l t o de Chivil las, que c o n s ­tituye un macizo montañoso al N E de la c i u d a d de T e h u a c á n ; compuesto por gruesas c a p a s de aren i scas interestrat i f icadas con m a r g a s y lutitas verdes y grises, c a r e n t e de fósiles. N o h a y af lo ­ramientos de estas rocas c e r c a n o s a la c a r r e t e r a . E l A p t i a n o es más variable en sus facies, part icu larmente en su contenido fau-fiístico, pues mientras en a lgunas local idades presenta numerosos niveles fosilíferos. en otros c a r e c e de ellos o son muy escasos . E n el Al to de Chivillas, el Apt iano es más arci l loso y cons is te pr in­cipalmente en lutitas laminadas , casi esquistosas y c e r c a del c o n ­t a c t o con el Albiano, presenta horizontes de cal izas con a b u n ­dantes rudistas.

E n t r e la c iudad de T e h u a c á n y las C u m b r e s de A c u l t z i n g o se recorre el borde oriental del A l to de Chivil las. donde el A p ­tiano forma pequeñas s ierras a l a r g a d a s , const i tuidas por cuerpos a l ternantes de m a r g a s , cal izas y dolomitas en c a p a s d e l g a d a s con notable escasez de fósiles. Sin e m b a r g o , un molde de a m m o -nita fue encontrado en la loma s i tuada al W de la iglesia de Ozumbilla. P r e c i s a m e n t e en esta población h a y un c o r t e de la carre tera que presenta las c a p a s del A p t i a n o en una a l t ernanc ia en c a p a s de lgadas de cal izas , dolomitas y m a r g a s , l aminadas y algunos otros cortes de estas rocas se encuentran c e r c a de las C u m b r e s de Acul tz ingo.

E n el A l t o de S a n Jerónimo, visible hacia el S \ V desde el cerrito del Ca lvar io s i tuado en la población de T l a c o t e p e c , el Apt iano que ocupa la parte central del Al to , consiste en c a p a s gruesas de caliza con abundantes rudistas que a l ternan con c a p a s de m a r g a s laminadas y nodulares con abundantes horizontes fo­silíferos {Nerinea sp., Glauconia sp. , Perna sp. y coquinas de ostreidos de concha n e g r a ) . E s t a fauna es muy semejante a la contenida en las c a p a s de S a n Juan R a y a , s i tuadas a unos 2 0 kilómetros al S del A l t o de San Jerónimo.

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P o r último, en la base de la Sierra de Tecamacha lco , desde la población de T lacotepec hacia el S E , es visible el contacto del Apt iano con el Albiano que está compuesto por calizas su­mamente fosilíferas alternantes con margas de colores rosa y cre ­ma. E n general, el Apt iano va siendo menos fosilifero desde sus localidades típicas: San Juan R a y a y San Jerónimo hacia el N E .

C R E T Á C I C O M E D I O

Aflora en las S ierras de T e c a m a c h a l c o y San Bartolo , si­tuadas al N E y S W de los Val les de T e h u a c á n y Tecamachalco; en la Sierra del T e n t z o , situada al S de T e p e a c a ; en el Alto de Chivillas y en los flancos este y oeste del Anticlinal de Chapulco.

E s t á representado por el Albiano y el Cenomaniano, divi­diéndose el Albiano en Inferior y Superior, que pueden ser co ­rrelacionados con las calizas M a l t r a t a y Escame la Inferior que se observarán en la segunda etapa. Localmente, en el Alto de Chivillas, se encuentran las capas básales del Albiano en espeso­res que var ían entre 1 5 0 y 2 0 0 metros consistentes en areniscas y conglomerados de textura gruesa. L o s conglomerados contie­nen fragmentos de calizas provenientes de la erosión de las capas del Apt iano.

E l Albiano Inferior alcanza 1 , 7 5 0 metros de espesor máximo en la Sierra de San Barto lo . Consiste en calizas dispuestas en cap as gruesas y medianas de color azul obscuro, con abundantes bandas y nodulos de pedernal negro paralelos a la estratificación. E n algunas ocasiones presentan delgados lechos de margas lami­nadas de color crema. L a principal característ ica de esta serie, que permite diferenciarla de otras series pedernalosas, es la pre­sencia de abundante pedacería de fósiles empotrada en las capas de caliza des tacando en algunas ocasiones escamas de peces.

E n la Sierra de T e c a m a c h a l c o , el Albiano Inferior presenta espesores que varían entre 5 0 0 y 8 0 0 metros en tanto que el Al ­biano Superior llega a 1 , 6 5 0 metros de espesor máximo en esta misma sierra. Consiste en calizas dispuestas en capas predomi­nantemente gruesas aunque presentando zonas de estratificación

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delgada y mediana, donde las capas de m a r g a s ocurren en m e ­nor proporción. E l color de las cal izas var ía del gris c laro al gris obscuro, contras tando notablemente en contenido fauníst ico con el Albiano Inferior, pues las calizas de esta serie contienen una abundante fauna de rudistas que en a lgunas ocas iones a d ­quieren proporciones g igantescas . L o s foraminíferos se presentan en toda la serie con predominio de miliólidos. A m b o s niveles del Albiano cubren indistintamente el Apt iano , lo cual puede obser­varse en algunas estructuras del área .

E l Albiano Superior es el piso más ampliamente distribuido y desde el C e r r o del Gavi lán ( A l t o de S a n Jerón imo) hacia el S E constituye las eminencias más e levadas de la S ierra de S a n Bartolo . E n esta misma dirección y c e r c a de la c iudad de T e ­huacán, se encuentra el C a ñ ó n de Cipiapa en cuyo fondo se observa el contac to de las calizas fosilíferas del Albiano Super ior con el Aptiano. También existe en la S ierra de T e c a m a c h a l c o , en el tramo comprendido entre T e h u a c á n y T l a c o t e p e c .

E n la B a r r a n c a de Esperi l la se midieron dos secciones con rumbos más o menos paralelos, observándose en ambas que la cima del Albiano Superior está cubierta por un espesor de 2 0 0 metros de conglomerados de caliza, que indica el fin del Alb iano Superior y el comienzo del Cenomaniano . P o r lo tanto , el c o n ­glomerado representa las c a p a s básales del C e n o m a n i a n o y es tá constituido por fragmentos redondeados y subredondeados de c a -hzas con rudistas y pedernal negro. E l Cenomaniano , en la s ec ­ción medida en las montañas que forman el borde norte de la B a r r a n c a de Esperi l la , a lcanzó un espesor promedio de 1 ,650 m e ­tros, constando de cuerpos al ternantes de 2 0 0 a 3 0 0 metros de espesor de calizas de color gris obscuro y c laro, con s egregac io ­nes de pedernal ahumado y dolomitas sacaroides y calizas dolo-mitizadas de colores obscuros que en a lgunas ocasiones presen­tan bandeamientos de pedernal negro. H a c i a la cima la es trat i ­ficación se va ade lgazando y haciéndose más margosa . E n los últimos 7 0 metros alternan m a r g a s y calizas en capas de lgadas . Los rudistas se presentan con relativa abundancia a lo largo de la sección y en una capa margosa se encontraron nerineas. E s t a formación está cubierta por una potente serie de calizas.

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CRETÁCICO SUPERIOR

E l cambio del C e n o m a n i a n o a una formación m a r g o s a - c a l -c á r e a , cubierta por una potente serie de cal izas, es tan m a r c a d o que induce a pensar que la serie superior posiblemente perte ­nezca a o t r a edad, la cual se ha cons iderado como del C r e t á c i c o Superior. E l c o n t a c t o aparentemente no es d iscordante pues las c a p a s de la nueva serie siguen sucediéndose con una inclinación más o menos parale la a la que muestra la formación inferior.

E n la sección de Y e h u a l t e p e c , cont igua a la segunda sec­ción de la B a r r a n c a de Esperi l la . se midió un espesor de 1 ,000 metros p a r a el C r e t á c i c o Superior. L o s primeros 2 5 0 metros cons tan de cal izas en c a p a s gruesas y medianas de colores gris c laro y gris obscuro y aparentemente sin macrofauna . Los si­guientes 4 5 0 metros consisten en dolomitas pedernalosas con a l ­gunos horizontes de cal izas en su cima, donde se encontró un fragmento de ammoni ta de gran desarrol lo . E s t e hal lazgo pa ­rece conf irmar la idea de que dichas cal izas pertenecen al C r e ­tác ico Superior , pues p a r e c e que en o tras localidades del pais se encuentran en este piso ammoni tas de gran tamaño . F inalmente , el resto del espesor consiste en cal izas en capas de lgadas y medianas con una abundante fauna de rudistas. P o r último, debe hacerse una ac larac ión respecto a la sucesión estrat igráf ica en la S ierra de T e c a m a c h a l c o . E n el plano geológico se verá que las formaciones del C r e t á c i c o M e d i o y Superior se presentan en forma de fajas parale las que se van sucediendo de S E (secc ión del C e r r o del Soto l ín) a N W (secc ión de Y e h u a l t e p e c ) , por lo que lóg icamente se pensaría que la formación más joven o sea el C r e t á c i c o Superior, pro longada al W^ y a rumbo, tendría que se­guir aparec i endo hasta el e x t r e m o final de la sierra. E s t o no sucede así, pues en la sección medida en el C e r r o de L a s Golon­drinas af loran el Albiano Inferior y Superior, lo que posiblemente es indicio de una falla de grandes proporciones.

L a Sierrita de T e p e a c a constituida por calizas en capas grue­sas con abundantes rudistas , es de edad indefinida. P e r o , como parece indicarlo la falla de la S ierra de T e c a m a c h a l c o , su edad probable se deduce como del Albiano Superior.

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TERCIARIO

E l manto volcánico del Terc iar io a b a r c a la C u e n c a de M é ­xico y el Va l l e de Puebla, entre los que se interpone la a l ta Sierra N e v a d a constituida por los volcanes Popocatépet l e I z t a c ­cíhuatl. L a s rocas extrusivas más ant iguas de esta á r e a c o r r e s ­ponden a las corrientes andesít icas del Mioceno que forman el núcleo de las principales sierras que bordean las depresiones m e n ­cionadas. L a s rocas extrusivas más jóvenes corresponden a las corrientes basálticas que se encuentran en la par te a l ta de la Sierra Nevada , como se observa en los cortes de la c a r r e t e r a y en los conos volcánicos diseminados en ambas depresiones. E s t a s rocas también se encuentran esporádicamente en el V a l l e de T e ­camachalco . Los materiales piroclásticos y tobas de origen a n d e -sítico y basáltico más antiguos corresponden a los andesít icos y estos materiales cubren amplias áreas c e r c a n a s a la c iudad de Puebla.

E n el Va l l e de T e h u a c á n los sedimentos lacustres cons tan de sedimentos finos, como arcil las y areniscas de colores verdosos y gris y calizas, de aspecto travert inoso y color crema que en algunas ocasiones contienen abundante calcedonia de color café . U n a sección bien expuesta de estos materiales se encuentra en la L o m a de C o a p a , distante de la carre t era , que consiste en una serie de láminas delgadas de arcillas y areniscas a l ternantes con de lgadas capas de yeso e intercalaciones de g r a v a s de caliza y andesita. Son muy frecuentes los bancos de caliza travert inosa de más de 1 metro de espesor.

U n poco antes de l legar a T e h u a c á n y sobre la c a r r e t e r a está expuesta una magnífica sección en los C e r r o s de Los C u a r ­teles, donde las capas de areniscas, lutitas y calizas a l ternan con gruesos cuerpos de conglomerados en posición horizontal y des­cansan discordantemente sobre las series del C r e t á c i c o Inferior que forman parte del Al to de Chivillas.

P o r la carre tera entre T e h u a c á n y Acultz ingo y en part i ­cular en el t ramo entre T e h u a c á n y S a n t a A n a , en la desembo­cadura de la B a r r a n c a de L a s Minas , afloran en prime*- término

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c a p a s de cal izas t raver t inosas interestrat i f icadas con m a r g a s color c r e m a , las cuales es tán cubiertas por c a p a s gruesas de cong lome­r a d o s de cal izas . T o d a s estas rocas (andes i tas , basaltos , p iro-elást icos, tobas y sedimentos l acus tres ) pertenecen al p o s t - M i o -ceno.

G E O L O G Í A E S T R L T C T U R A L

L a zona de r o c a s sedimentar ias marinas entre Puebla y T e ­h u a c á n puede cons iderarse , desde el punto de vista tectónico, c o ­mo una región tranqui la , pues no se observan en las s ierras c ir­c u n d a n t e s buzamientos y rumbos anómalos , aunque ocas ionalmente pueden o b s e r v a r s e en las S i erras de T e c a m a c h a l c o , S a n Barto lo , Chivi l las y S a n Jerónimo, visibles desde la c a r r e t e r a , tales c a r a c ­teríst icas . L a s e s t r u c t u r a s en esta región parecen corresponder al tipo de a l tos or ig inados por esfuerzos vert icales , aunque t a m ­bién h a y evidencias de empujes tangenciales . A continuación sigue una b r e v e descripción d e las principales e s tructuras del á r e a que se r e c o r r e r á .

Alto de San Jerónimo. D e s d e el c e r r o de E l Ca lvar io , c e r c a de la población de T l a c o t e p e c , puede observarse una parte de esta e s t r u c t u r a , en la cual d e s t a c a n las eminencias l lamadas L o ­mas de la C u l e b r a y C e r r o del Gavi lán . Se t r a t a esencialmente de una serie de lomeríos y c e r r o s e levados que cubren una gran extens ión superficial con un eje general or ientado de N W a S E . L o s buzamientos son genera lmente suaves y en a lgunos lugares horizontales . L a s r o c a s que af loran en la par te central de esta e s t r u c t u r a per tenecen al A p t i a n o y son las más ant iguas .

Anticlinal de Tehuacán. Esenc ia lmente es un gran alto, c u y o eje genera l es tá or ientado de N W a S E . U n o de sus f lancos es tá c o m p u e s t o por las S ierras de San B a r t o l o y T e c a ­m a c h a l c o , donde se observan inclinaciones moderadas , con una porción a n ó m a l a hac ia el N W que fue ocas ionada por fenóme­nos de a fa l lamiento que no han sido estudiados con suficiente detal le .

Alto de Chivillas. C o r r e s p o n d e a un bloque montañoso bas ­tante a c c i d e n t a d o y de gran extensión superficial. Se observa

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c laramente a lo largo de la c a r r e t e r a en tre T e h u a c á n y las C u m ­bres de Acultzingo, donde podrán observarse a lgunas de sus cu l ­minaciones con huellas de intensa erosión. L a s r o c a s más ant i ­guas que afloran en el centro de esta es tructura corresponden a l Barremiano y al Apt iano y están c ircundadas por una serie de lomas constituidas por calizas con pedernal del Albiano Inferior. E n el flanco oriental de este alto se observan fuertes p legamien­tos debidos posiblemente a esfuerzos horizontales causados por el desplazamiento de esta gran masa en su levantamiento.

Fallas. Numerosas fallas se observan en toda el á r e a y en algunos casos parece que determinaron la posición actua l de las estructuras. E l afallamiento más notable se observa en el A l t o de San Jerónimo, con tipo de caba lgadura y rumbo de N W a S E .

G E O L O G Í A H I S T Ó R I C A

Desde el punto de vista regional, puede cons iderarse que las rocas sedimentarias más ant iguas son las pertenecientes al Aptiano, el cual puede reconocerse con cierta facilidad por su posición estratigráfica y su contenido faunístico tan caracter í s t i co (ostreidos negros, Glauconia sp.. Natica sp.. e t c . ) y por su fito­logía, por lo general arc i l lo-calcárea, que lo dist ingue de las rocas del Cretác ico Medio , aún cuando no contenga fauna c a -•acterística.

P o r lo tanto, el Apt iano es la formación basal en los V a l l e s de T e h u a c á n y T e c a m a c h a l c o , encontrándose completamente ocul~ to en las porciones planas de estos valles y a f lorando en los bordes montañosos como la Sierra de T e c a m a c h a l c o , la S ierra de San Bartolo y al sur de Santa M a r í a la A l t a , donde se inicia el Alto de San Jerónimo. F u e r a de es tas unidades orográf i cas el Aptiano, al que subyace el Barremiano , se encuentra en el Alto de Chivillas que es un bloque montañoso s i tuado al N E de la ciudad de T e h u a c á n . E n esta estructura el Apt iano es tá cu­bierto por clásticos gruesos que a lcanzan un espesor de 2 0 0 a 3 0 0 metros y que se han considerado como las c ap as básales del Albiano. E s t o s clásicos gruesos únicamente han sido observados en esta sección.

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Como los efes esfxucturales en las formaciones del Cretácico Inferior n o concuerdan con los ejes estructurales que afectan a las rocas del Cretácico Medio, se loa pensado que el Creácico In-fcrior fue levantado y flexíonado (Sindinal de San Juan Raya y Anticlinal de Zapotitlán) para formar tierra firme antes de la invasión de los mares del Cretácico Medio. Al formar tierra firme las mocas del Aptiano quedaron de inmediato sujetas a los agentes erosivos que originaron un relieve irregular antes de la invasión de los mares del Cretácico Medio.

E l mar del Albiano Inferior no logró cubrir totalmente al terreno del Aptiano y formó una costa delimitada por una línea imagiinaria que se inicia desde la Sierra del Tentzo, siguiendo una dirección hacía el SE hasta llegar a las cercanías del Cerro del Gavilán y continuar hacia la zona del Alto de ChivíUas. donde cambiaría bruscamente al S para pasar por el lado oca-' dental de la Sierra de Atzingo y del Cerro de Miahuatepec E l fondo marino d ^ i ó ser más o menos uniforme en la zona de la Sierra de Tecamachalco y el Alto de Chivillas, donde se depo­sitaron de 5 0 0 a 8 0 0 metros de calizas pedernalosas. E n el área de Atzíngo. San Bartolo y el Tentzo, por el contrario, existieron posiblemente depresiones muy profundas donde se depositaron grandes espesores de calizas, pues en la Sierra de San Bartolo se han medido más de 1.700 metros de espesor.

E n el Alb'ano Inferior hubo movím-entos muy leves y locales como lo indica el conglomerado de caliza que se encuentra en la sección de Palmillas, de la Sierra de San Bartolo, situada al S W de Santa María la Alta. E n las otras secciones del Al­biano Inferior que se han medido en esta área no se ha encontrado este conglomerado, Al final de esta etapa hubo movimientos de gran intensidad que dieron lugar a una nueva retirada del mar y a la aparición de nuevas tierras, produciéndose grandes fallas en las zonas de las depresiones profundas.

Durante el Albiano Superior el mar tuvo un avance mayor que el ocurrido en el Albiano Inferior. Sí bien sus aguas logra­ron cubrir rocas tan antiguas como las del Aptiano, Barremiano y Jurásico en su avance hacía el SW^, en cambio.no lograron

EXCURSIÓN C 7

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cubrir to ta lmente a todas las t i erras l e v a n t a d a s al final del A l ­biano Inferior. L a línea de cos ta pos ib lemente c o r r í a d e s d e M a ­t a m o r o s Izúcar , donde exis ten cal izas que pueden c o r r e l a c i o n a r s e con el A lb iano Super ior y seguiría al N E p a r a p a s a r p o r las c e r c a n í a s de la c iudad de Pueb la , d o n d e c a m b i a r í a de d i r e c c i ó n al S E , p a r a cont inuar entre la S ierr i ta de T e p e a c a y la S i e r r a del T e n t z o y seguir h a s t a el C e r r o del G a v i l á n . E n los ú l t imos puntos c i tados p a r e c e que la línea de c o s t a debió e s t a b l e c e r s e en el Apt iano , pues entre las S i e r r a s del T e n t z o ( A l b i a n o I n ­fer ior) y T e p e a c a ( A l b i n o S u p e r i o r ) se e n c u e n t r a la planic ie d e T e c a l i donde el A p t i a n o e s tá cubierto p o r c a p a s t r a v e r t i n o s a s m o ­d e r n a s mientras en la porc ión sures te del C e r r o del G a v i l á n el Alb iano Superior y a c e sobre el A p t i a n o .

E n t r e el C e r r o del Gav i lán y el A l t o de Chiv i l las s e re f l e ja un p a s o a n g o s t o por d o n d e el m a r p e n e t r ó al S W , c u b r i e n d o las r o c a s del C r e t á c i c o Infer ior y del J u r á s i c o . S u m á x i m o a v a n ­ce está representado por la S i e r r a de S a n t a R o s a , s i endo pos ible que en esa dirección se f o r m a r a un pequeño golfo . Kl m e d i o ambiente en que se depos i taron las ca l i zas del A l b i a n o S u p e r i o r fue diverso al que prevalec ió d u r a n t e el depós i to de las c a l i z a s del Alb iano Inferior, y a que las condic iones fueron propic ias p a r a la v ida y p a r a la sed imentac ión de lodos c a l c á r e o s en g r a n d e s espesores ( 1 , 6 0 0 m e t r o s ) . E l fin del A l b i a n o e s t á ind icado l o ­ca lmente por la presenc ia de una cal iza c o n g l o m e r á t i c a en su cima que m a r c a pos iblemente un n u e v o p r o c e s o de l e v a n t a m i e n t o que originó una nueva línea de c o s t a .

C o n respec to al C e n o m a n i a n o . su v a r i a c i ó n l i to lógica ver t i ca l indica un l igero movimiento en el fondo d e la c u e n c a d e s e d i m e n ­tación, pues las cal izas y dolomitas que s o b r e y a c e n a las c a p a s m a r g o s a s y c a l c á r e a s del C e n o m a n i a n o m u e s t r a n los e f ec tos d e una c l a r a sumersión.

E l m a n t o vo lcánico del T e r c i a r i o c o m p r e n d i d o e n t r e las c iu­dades de M é x i c o y Puebla , se originó en el M i o c e n o , prov in i endo los materiales de g r a n d e s f r a c t u r a s en el b a s a m e n t o m e s o z o i c o p o r e fecto de la Revoluc ión L a r a m í d i c a . L a s l a v a s a n d e s í t i c a s son las r o c a s m á s ant iguas de la región y forman el núc l eo pr in -

GEOLOGÍA DE VERACRUZ Y SURESTE DE MÉXICO

M E X I C A N A DE GEÓLOGOS PETROLEROS 3 8 7

cipal de las s ierras que limitan aquellas depresiones. L a fase final de esta act iv idad volcánica terminó con la emisión de ba ­saltos, c u y a s corrientes cubren a las andesitas del Mioceno.