Henri Bergson - La evolución creadora

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    Henri Bergson

    a evolucin creadora

    Premio Nobel 1927

    BIBLIOTECA PREMIOS NOBEL BERGSON OBRAS ESCOGIDAS

    *El presente archivo contiene nicamente la obra: "La Evolucin Creadora", pero nservado la numeracin original de la misma.

    OBRAS ESCOGIDAS

    ENSAYO SOBRE LOS DATOS INMEDIATOS DE LA CONCIENCIA

    MATERIA Y MEMORIA / LA EVOLUCIN CREADORA LA ENERGA ESPIRITUA

    NSAMIENTO Y MOVIMIENTO

    Traduccin y prlogo de

    JOS ANTONIO MIGUEZ

    Doctor en Filosofa y Letras por la Universidad de Madrid

    AGUILAR

    La versin al castellano de las obras contenidas en el presente volumen se ha realizado textos franceses publicados por Les Presses Universitaires de France, de Pars, en la cole

    bliothque de Philosophie Contemporaine, cuyos ttulos or iginales son los siguientes:L'EVOLUTION CRATRICE (La evolucin creadora)

    La traduccin ha sido hecha sobre el texto de la edicin N 77, de la Bibliothquilosophie contemporaine, Presses Universitaires de France, Pars, 1948. (N. del T.)

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    NTRODUCCIN

    la historia de la evolucin de la vida, por incompleta que todava sea, nos deja entrever ha constituido la inteligencia por un progreso ininterrumpido, a lo largo de una lne

    ciende, a travs de la serie de los vertebrados, hasta el hombre. Ella nos muestra, en la faculmprender, un anexo de la facultad de actuar, una adaptacin cada vez ms precisa, cada vempleja y flexible, de la conciencia de los seres vivos a las condiciones de existencia que le

    das. De ah debera resultar esta consecuencia: que nuestra inteligencia, en el sentido restrila palabra, est destinada a asegurar la insercin perfecta de nuestro cuerpo en su me

    presentarse las relaciones de las cosas exter iores entre s; en fin, a pensar la materia. Tal secto, una de las conclusiones del presente ensayo. Veremos que la inteligencia humana se ss en tanto se la deja entre los objetos inertes, ms especialmente entre los slidos, d

    estra accin encuentra su punto de apoyo y nuestra industria sus instrumentos de trabajoestros conceptos han sido formados a imagen de los slidos, que nuestra lgica es sobre togica de los slidos, que, por esto mismo, nuestra inteligencia triunfa en la geometra, donvela el parentesco del pensamiento lgico con la materia inerte, y donde la inteligencia no

    s que seguir su movimiento natural, despus del contacto ms ligero posible con la experira ir de hallazgo en hallazgo con la certidumbre de que la experiencia marcha detrs de e lle le dar invariablemente la razn.

    Pero de ah debera resultar tambin que nuestro pen-samiento, en su forma puramente lincapaz de representarse la verdadera naturaleza de la vida, la significacin profundvimiento evolutivo. Creado por la vida en circunstancias determinadas, para actuar sobre erminadas, cmo abrazara l la vida, si no es ms que una emanacin o aspecto positado, en el curso de su ruta, por e l movimiento evolutivo, cmo podra aplicarse a lo movimiento evolutivo mismo? Otro tanto valdra pretender que la parte iguala al todo, q

    cto puede reabsorber en l su causa, o que el canto rodado abandonado en la playa dibma de la ola que le ha trado hasta ella. De hecho, nos damos perfecta cuenta que ninguna egoras de nuestro pensamiento -unidad, multiplicidad, causalidad mecnica, finaeligente, etc.-, se aplica exactamente a las cosas de la vida: quin podr decir dnde comiende termina la individualidad, si el ser vivo es uno o varios, si son las clulas las que se asorganismo o si es el organismo el que se disocia en clulas? En vano llevaremos el ser v

    o de estos cuadros. Todos los cuadros crujen. Son demasiado estrechos, sobre todo demaidos para lo que querramos colocar en ellos. Nuestro razonamiento, tan seguro de s cucula a travs de las cosas inertes, se siente a disgusto sobre este nuevo terreno.contraramos grandemente embarazados para citar un hallazgo biolgico debido al razonamro. Y, con ms frecuencia, cuando la exper iencia ha terminado por mostrarnos cmo la vida genia para obtener un cier to resultado, hallamos que su manera de operar es precisamente ala que nunca habamos pensado.

    Sin embargo, la filosofa evolucionista extiende sin duda a las cosas de la vidocedimientos de explicacin que han tenido xito para la materia bruta. Haba comenzadstrarnos en la inteligencia un efecto local de la evolucin, una luz, quizs accidental, que iluvaivn de los seres vivos en el estrecho paso abierto a su accin: y he aqu que de p

    vidando lo que acaba de decirnos, hace de esta linterna manejada en el fondo de un subtersol que iluminar el mundo. Atrevidamente, procede con slo las fuerzas del pensam

    nceptual a la reconstruccin ideal de todas las cosas, incluso de la vida. Es verdad q

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    cuentra en ruta con tan formidables dificultades, ve su lgica abocar aqu a tan extntradicciones, que bien pronto renuncia a su ambicin primera. Ya no es la realidad misma,que ella recompondr, sino solamente una imitacin de lo real, o mejor una imagen simblencia de las cosas se nos escapa y se nos escapar siempre; nos movemos entre r elaciones,do que lo absoluto no es nuestro resorte y nos detenemos ante lo incognoscible. Se

    rdaderamente, despus de un insensato orgullo por parte de la inteligencia, de un excemildad. Si la forma intelectual del ser vivo se ha modelado poco a poco sobre las acciocciones recprocas de ciertos cuerpos y de su contorno material, cmo no iba a entrego de la esencia misma de la que estn hechos los cuerpos? La accin no sabra moverseeal. De un espritu nacido para especular o para soar podra admitir que permanece exter iolidad, que la deforma y que la transforma, quizs incluso que la ha creado, como creamuras de hombres y de animales que recorta nuestra imaginacin en la nube que pasa. Pereligencia tendida hacia la accin que se realizar y hacia la reaccin que se seguir de ellapa su objeto para recibir de l en todo momento la impresin mvil, es una inteligencia quo de lo absoluto. Habramos tenido jams la idea de poner en duda este valor absolu

    estro conocimiento, si la filosofa no nos hubiese mostrado con qu contradicciones se encuu dificultades aboca? Pero estas dificultades, estas contradicciones nacen de que aplicammas habituales de nuestro pensamiento a objetos sobre los cuales no puede ejercerse nu

    bilidad, y para los cuales, por consiguiente, no estn hechos nuestros cuadros. El conocimelectual, en tanto se refiere a un cierto aspecto de la materia inerte, debe por el conesentarnos su impronta fiel, obtenida sobre este objeto particular. No se hace r elativo ms etende representarnos la vida tal como ella es, es decir el clisador que ha tomado la impront

    Es preciso, pues, renunciar a profundizar en la naturaleza de la vida? Es preciso atenerspresentacin mecanicista que el entendimiento nos dar siempre, representacin necesariamificial y simblica, ya que estrecha la actividad total de la vida en forma de una cierta actimana, la cual no es ms que una manifestacin parcial y local de la vida, un efecto o un residoperacin vital?

    Lo sera si la vida hubiese empleado todo lo que ella encierra de virtualidades psquicascer puros entendimientos, es decir, para preparar gemetras. Pero la lnea de evolucinoca en el hombre no es la nica. Sobre otras rutas, divergentes, se han desarrollado otras fla conciencia, que no han sabido liberarse de las presiones exteriores ni concentrarse sosmas, como lo ha hecho la inteligencia humana, pero que no expresan menos, ellas tambininmanente y de esencial en el movimiento evolutivo. Al aproximarlas unas a otras, al haionar en seguida con la inteligencia, no se obtendra esta vez una conciencia coextensiva

    da, y capaz, al volverse bruscamente contra el impulso vital que siente detrs de s, de obtenuna visin ntegra, aunque sin duda evanescente?

    Se dir que, incluso as, no sobrepasamos nuestra inteligencia, ya que es con neligencia, a travs de nuestra inteligencia, como miramos todava las dems formas nciencia. Y habra razn para decirlo, si fusemos puras inteligencias, si no hubiese queededor de nuestro pensamiento conceptual y lgico una nebulosidad vaga, hecha de la sustsma a expensas de la cual se ha formado el ncleo luminoso al que denominamos intelig residen ciertas potencias complementarias del entendimiento, potencias de las que no tens que un sentimiento confuso cuando permanecemos encerrados en nosotros, pero qminarn y se distinguirn cuando ellas mismas pongan manos a la obra, por decirlo as, olucin de la naturaleza. Aprendern de esta manera qu esfuerzo tienen que hacer

    ensificarse y para dilatarse en el sentimiento mismo de la vida.Es decir, que la teora del conocimiento y la teora de la vida nos parecen inseparables u

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    a. Una teora de la vida que no se acompae de una crtica del conocimiento est obligeptar, al pie de la letra, los conceptos que el entendimiento pone a su disposicin: no puedecerrar los hechos, de grado o por fuerza, en cuadros preexistentes que considera finitivos. Obtiene as un simbolismo fcil, necesario incluso quizs a la ciencia positiva, pea visin directa de su objeto. Por otra parte, una teora del conocimiento, que coloca de nuinteligencia en la evolucin general de la vida, no nos ensear ni cmo estn constituidadros de la inteligencia, ni cmo podemos ampliarlos o sobrepasarlos.

    Es preciso que estas dos investigaciones, teor a del conocimiento y teor a de la vida, se repor un proceso circular, se empujen una a otra indefinidamente.

    As podrn resolver por un mtodo ms seguro, ms cercano a la experiencia, los groblemas que presenta la filosofa. Porque, si tuviesen xito en su empresa comn, nos hstir a la formacin de la inteligen- cia y, por ende, a la gnesis de esta materia nfiguracin general dibuja nuestra inteligencia. Ahondaran hasta la raz misma de la natura espritu. Sustituiran el falso evolucionismo de Spencer -que consiste en recortar la reaual, ya evolucionada, en pequeos trozos no menos evolucionados, luego en recomponerlos fragmentos y en darse as, de antemano, todo lo que se trata de explicar- poolucionismo verdadero, en el que la realidad sera seguida en su generacin y su crecimient

    Pero una filosofa de este gnero no se har en un da. A diferencia de los sistopiamente dicho?, cada uno de los cuales fue obra de un hombre genial y se present comoque, que puede tomarse o dejarse, no podr constituirse ms que por el esfuerzo colecogresivo de muchos pensadores, de muchos observadores tambin, completnrrigindose, enderezndose unos a otros. Pero tampoco el presente ensayo trata de resolva vez los problemas ms importantes.

    Querra simplemente definir el mtodo y hacer entrever, sobre algunos puntos esencialsibilidad de aplicarlo.

    El plan ha sido trazado por el objeto mismo. En un primer captulo, ensayamos paogreso evolutivo las dos prendas de confeccin de que dispone nuestro entendim

    canicismo y finalidad

    [1]; mostramos que no nos valen ni la una ni la otra, pero que una de las dos podrortada, recosida, y, bajo esta nueva forma, sentar menos mal que la otra. Para sobrepanto de vista del entendimiento, tratamos de reconstruir, en nuestro segundo captulo, las greas de evolucin que ha recorrido la vida al lado de la que llevaba a la inteligencia humaneligencia se encuentra as colocada, nuevamente, en su causa generatriz, que tratara entoncrehender en s misma y de seguir en su movimiento. Un esfuerzo de este gnero es eentamos -aunque de manera incompleta- en nuestro tercer captulo. Una cuarta y ltima

    destinada a mostrar cmo nuestro entendimiento mismo, sometindose a una cierta discdra preparar una filosofa que le sobrepase. Para esto, se hara necesaria una ojeada a la hilos sistemas, al mismo tiempo que un anlisis de las dos grandes ilusiones a las que se ex

    sde que especula sobre la realidad en general el entendimiento humano.

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    APITULO I

    E LA EVOLUCIN DE LA VIDA. MECANICISMO Y FINALIDAD

    La existencia de que estamos ms seguros y que mejor conocemos es indiscutiblemeestra, porque de todos los dems objetos tenemos nociones que pueden considerarse eriores y superficiales, en tanto que nosotros nos percibimos a nosotros mismos interiorm

    ofundamente. Qu constatamos entonces? Cul es, en este caso privilegiado, el sentido prla palabra "existir"? Recordemos aqu, en dos palabras, las conclusiones de un trabajo anter

    Me doy cuenta primero de que paso de un estado a otro. Tenga calor o fro, est alegre ste, trabaje o no haga nada, miro a lo que me rodea o pienso en otra cosa. Sensacntimientos, voliciones, representaciones, he aqu las modificaciones entre las que se reparstencia y que la colorean alternativamente. Cambio, pues, sin cesar. Pero con esto no

    stante. El cambio es ms radical de lo que en primer lugar se creera.Hablo, en efecto, de cada uno de mis estados como si formase un bloque. Digo ciertamentmbio, pero el cambio me parece residir en el paso de un estado al siguiente: de cada emado aparte, deseo creer que permanece lo que es durante el tiempo que se producebargo, un ligero esfuerzo de atencin me revelara que no hay afeccin, representacilicin que no se modifique en todo momento; si un estado de alma cesase de variar, su dursara de transcurrir. Tomemos el ms estable de los estados internos, la percepcin visual eto exterior inmvil. Aunque el objeto permanezca el mismo y yo lo mire del mismo lado

    mismo ngulo, en el mismo da, la visin que tengo de l difiere de la que acabo de tener, pr el caso de haber envejecido un instante. Mi memoria est ah, introduciendo algo desado en este presente. Mi es - tado de alma, al avanzar en la ruta del tiempo, se ntinuamente con la duracin que lo engrosa y hace, por decirlo as una bola de nieve cosmo. Con ms razn ocurre as con los estados ms profundamente interiores -sensaccciones, deseos, etc.-, que no se corresponden, como una simple percepcin visual, con un oerior invariable. Pero es fcil no prestar atencin a este cambio ininterrumpido, y no ns que cuando engrosa lo bastante para imprimir al cuerpo una nueva actitud, y a la atencieccin nueva. En este momento preciso nos encontramos con que hemos cambiado de estadrdad es que cambiamos sin cesar y que el estado mismo es ya un cambio.

    Es decir que no hay diferencia esencial entre pasar de un estado a otro y persistir en el m

    ado. Si el estado que "permanece lo mismo" es ms variado de lo que se cree, inversameso de un estado a otro semeja ms de lo que se imagina a un mismo estado que se prolonnsicin es continua. Pero, precisamente porque cerramos los ojos a la incesante variacida estado psicolgico, estamos obligados, cuando la variacin llega a ser tan considerable qpone a nuestra atencin, a hablar como si un nuevo estado se hubiese yuxtapuesto al preced

    ste suponemos que permanece invariable a su vez, y as consecutiva e indefinidamenarente discontinuidad de la vida psicolgica estriba, pues, en que nuestra atencin se fija a por una serie de actos discontinuos: donde no hay ms que una pendiente dulce, crercibir, siguiendo la lnea rota de nuestros actos de atencin, los peldaos de una escaler

    rdad que nuestra vida psicolgica est llena de imprevistos. Surgen mil incidentes que pa

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    r un tajo sobre lo que precede y no referirse ya a lo que les sigue. Pero la discontinuidad dariciones se destaca sobre la continuidad de un fondo en el cual se dibujan y al que dan la sin

    golpes de tambor que suenan de cuando en cuando. Nuestra atencin se fija en ellos porqeresan ms, pero cada uno de ellos es llevado por la masa fluida de nuestra existcolgica entera. Cada uno de ellos no es ms que el punto mejor iluminado de una zona e comprende todo lo que sentimos, pensamos, queremos, todo lo que somos, en fin, mento dado. Es esta zona entera la que constituye, en realidad, nuestro estado. Ahora bien, ados as definidos puede decirse que no son elementos distintos. Se continan unos a otros nscurso sin fin.

    Pero como nuestra atencin los ha distinguido y separado artificialmente, est obligunirlos en seguida por un lazo artificial. Imagina as un yo amorfo, indiferente, inmutable, que desfilaran o se enhebraran los estados psicolgicos que ella ha erigido en enti

    dependientes.Donde hay una fluidez de matices fugaces que montan unos sobre otros, ella percibe co

    vos y, por decirlo as, slidos, que se yuxtaponen como las perlas variadas de un collar: es foponer entonces un hilo, no menos slido, que retendra conjuntamente las perlas. Pero sstrato incoloro es coloreado sin cesar por lo que le recubre, resulta para nosotros, determinacin, como si no existiese. Ahora bien, no percibimos precisamente ms qoreado, es decir, estados psicolgicos.

    A decir verdad, este "sustrato" no es una realidad; es, para nuestra conciencia, un simple stinado a recordarle sin cesar el carcter artificial de la operacin por la que la atextapone un estado a un estado, all donde hay una continuidad que se desarrolla. Si nstencia se compusiese de estados separados de los que un "yo" impasible tuviese que realitesis, no habra para nosotros duracin. Porque un yo que no cambia no dura, y un ecolgico que permanece idntico a s mismo, en tanto no es reemplazado por el estado sigudura ya. Por ms que, desde entonces, se alineen estos estados unos al lado de otros sob

    o" que los sostiene, jams estos slidos enfilados sobre lo slido producirn esa duraci

    nscurre. La verdad es que se obtiene as una imitacin artificial de la vida interior, un equivatico que se prestar mejor a las exigencias de la lgica y del lenguaje, precisamente porqbr eliminado de l el tiempo real.

    Pero en cuanto a la vida psicolgica, tal como ella se desarrolla en los smbolos qubren, se percibe sin dificultad que es su trama misma.

    No hay por lo dems trama ms resistente ni ms sustancial. Porque nuestra duracin no tante que reemplaza a un instante: entonces, no habra nunca otra cosa que el presente, no h

    olongacin del pasado en lo actual, ni evolucin, ni duracin concreta. La duracin es el prontinuo del pasado que cor roe el porvenir y que se dilata al avanzar. Desde el momento en q

    sado aumenta sin cesar, se conserva tambin indefinidamente. La memoria, como hemos trprobar, no es una facultad de clasificar recuerdos en el cajn de un armario o de inscribirlregistro. No hay registro ni cajn; no hay incluso aqu, hablando con propiedad, una fac

    rque una facultad se ejercita intermitentemente, cuando quiere o cuando puede, en tanto qontonamiento del pasado sobre e l pasado se prosigue sin tregua.

    En realidad, el pasado se conserva por s mismo, automticamente. Todo entero, sin dudaue a cada instante: lo que hemos sentido, pensado, querido desde nuestra primera infancia, pendiendo sobre el presente con el que va a unirse, ejercien- do presin contra la puerta

    nciencia que querra dejarlo fuera. El mecanismo cerebral est hecho precisamente para

    luir su casi totalidad en lo inconsciente y para no introducir en la conciencia ms que lo quuraleza est destinado a iluminar la situacin presente, a ayudar a la accin que se prepara,

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    fin, un trabajo til. A lo ms, recuerdos de lujo alcanzan a pasar de contrabando por la preabierta. Y ellos, mensajeros de lo inconsciente, nos advierten de lo que arrastramos detr

    sotros sin saberlo. Pero incluso aunque no tuvisemos la idea distinta, sentiramos vagame nuestro pasado nos permanece como presente. Qu somos, en efecto, qu es nuestro caro la condensacin de la historia que hemos vivido a partir de nuestro nacimiento, antes innacer, ya que traemos con nosotros disposiciones prenatales? Sin duda, no pensamos m

    n una pequea parte de nuestro pasado; pero es con nuestro pasado entero, comprendidaestra curvatura original del alma, con el que deseamos, queremos y actuamos. Nuestro pasanifiesta pues ntegramente a nosotros por su impulso y en forma de tendencia, aunque solam

    a dbil parte se convierta en representacin.De esta supervivencia del pasado resulta la imposibilidad, para una conciencia, de atravesa

    ces el mismo estado. Aunque las circunstancias sean las mismas, ya no actan sobre la mrsona, puesto que la toman en un nuevo momento de su historia. Nuestra personalidad, qnstruye a cada momento con la experiencia acumulada, cambia sin cesar. Al cambiar, impid

    estado, an idntico a s mismo en superficie, se repita en profundidad. Y por ello nuracin resulta irreversible. No podramos revivir una parcela suya, porque sera prmenzar por borrar el recuerdo de todo lo que ha seguido. Podramos, en rigor, borracuerdo de nuestra inteligencia, pero no de nuestra voluntad.

    As, nuestra personalidad se desarrolla, crece, madura incesantemente. Cada uno dmentos es algo nuevo que se aade a lo anterior. Vayamos ms lejos: no se trata solameno nuevo, sino de algo imprevisible. Sin duda, mi estado actual se explica por lo que haba enr lo que actuaba sobre m hace un poco. No encontrara otros elementos en el anlisis. Pereligencia, incluso sobrehumana, no hubiese podido prever la forma simple, indivisible, quos elementos completamente abstractos su organizacin concreta. Porque prever consis

    oyectar en el porvenir lo que se ha percibido en el pasado, o en representarse para ms tardeva ensambladura, en otro orden, de los e lementos ya percibidos. Pero lo que no se ha pernca y lo que es al mismo tiempo simple, resulta necesariamente imprevisible. Ahora bien,

    caso de cada uno de nuestros estados, considerado como un momento de una historia qsarrolla: es simple, y no puede haber sido percibido ya, puesto que concentra en su indivisibdo lo percibido junto con lo que, adems, le aade el presente. Es un momento original de unos original historia.

    El retrato terminado se explica por la fisonoma del modelo, por la naturaleza del artistacolores disueltos sobre la paleta; pero, incluso con el conocimiento de lo que lo explica,

    aun el artista, hubiese podido prever con exactitud lo que sera el retrato, porque el predbiese sido producirlo antes de haber sido hecho, hiptesis absurda que se destruye a s mro tanto ocurre con los momentos de nuestra vida, de la que somos sus artesanos. Cada u

    os es una especie de creacin. Y lo mismo que el talento del pintor se forma o se deformado caso se modifica, bajo la influen-cia misma de las obras que produce, as cada uno de nuados, al mismo tiempo que sale de nosotros, mo-difica nuestra persona, siendo como la eva que acabamos de darnos. Hay, pues, razn para decir que lo que hacemos depende de lmos; pero debe aa-dirse que somos, en cierta medida, lo que hacemos y que nos crentinuamente a nosotros mismos. Esta crea-cin de s por s es tanto ms completa, por lo danto mejor se razona sobre lo que se hace. Porque la razn no procede aqu como en geomdonde las premisas son dadas una vez por todas, impersonales, y donde se impone una concpersonal. Aqu, por el contrario, las mismas razones podrn inspirar, a personas diferentes

    sma persona en momentos diferentes, actos profundamente diferentes, aunque igualmonables. A decir verdad, no se trata de las mismas razones, puesto que no son las de la m

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    rsona ni las del mismo momento. Por lo cual no se puede operar sobre ellas in abstracto, era, como en geometra, ni resolver a otro los problemas que la vida le impone. Cada uno resolverlos desde su interioridad, por su cuenta. Pero no tenemos por qu profundizar en

    nto. Buscamos tan slo qu sentido preciso da nuestra conciencia a la palabra "existcontramos que, para un ser consciente, existir consiste en cambiar, cambiar madurando, mandose indefinidamente a s mismo. Di-rase otro tanto de la existencia en general?

    Un objeto material, tomado al azar, presenta caracteres inversos a los que acabamumerar. O permanece tal cual es, o, si cambia bajo la influencia de una fuerza exteriorpresentamos este cambio como un desplazamiento de partes que no cambian. Si estas pmbiasen, las fragmentaramos a su vez. Descenderemos as hasta las molculas de que chos los fragmentos, hasta los tomos constitutivos de las molculas, hasta los corpsneradores de los tomos, hasta lo "imponderable" en el seno del cual se formara el corpr un simple torbellino.

    Llevaremos, en fin, la divisin o el anlisis tan lejos como sea preciso. Pero noendremos sino ante lo inmutable.

    Ahora bien, decimos que el objeto compuesto cambia por el desplazamiento de sus pro cuando una parte ha dejado su posicin, nada le impide volver a recobrarla. Un grumentos que ha pasado por un estado, puede pues, en todo momento, volver a l, si no smo, al menos por el efecto de una causa exterior que vuelve a ponerlo todo en su lugar.uivale a decir que un estado del grupo podr repetirse tan frecuentemente como se quiera yr consiguiente, el grupo no envejece, no tiene historia.

    As, nada se crea en l, ni forma ni materia. Lo que e l grupo ser est ya presente en lo qn tal que se comprenda en lo que es todos los puntos del universo con los que se le supoacin.

    Una inteligencia sobrehumana calculara, para no importa qu momento del tiempo, la pono importa qu punto del sistema en el espacio. Y como no hay nada ms en la forma del

    e la disposicin de las partes, las formas futuras del sistema son tericamente visibles

    nfiguracin presente.Toda nuestra creencia en los objetos, todas nuestras operaciones con los sistemas q

    ncia asla, descansan en efecto sobre la idea de que el tiempo no acta sobre ellos. Hemos to de esto en un trabajo anterior. Volveremos de nuevo en el curso del presente estudio. Pmento limitmonos a hacer notar que el tiempo abstracto t atribuido por la ciencia a un oterial o a un sistema aislado, no consiste ms que en un nmero determinado de simultaneid

    ms generalmente de correspondencias, y que este nmero permanece el mismo, sea cual uraleza de los intervalos que separan unas correspondencias de otras. Jams se presen

    estin de estos intervalos cuando se habla de la materia bruta; o si se les toma en consider

    para contar ah con correspondencias nuevas, entre las cuales podr pasar todava todo lo qiera. El sentido comn, que slo se ocupa de los objetos separados, como tambin la cienciconsidera ms que sistemas aislados, se coloca en los extremos de los intervalos y no a lo los intervalos mismos. Por lo cual podramos suponer que el flujo del tiempo tom una rainita, que todo el pasado, el presente y el porvenir de los objetos materiales o de los sislados se hizo patente de una vez en el espacio: nada habra que cambiar ni en las frmula

    bio ni incluso en el lenguaje del sentido comn. El nmero t significara siempre lo mntara todava con el mismo nmero de correspondencias entre los estados de los objetossistemas y los puntos de la lnea plenamente trazada que ser a ahora "el curso del tiempo".

    Sin embargo, la sucesin es un hecho indiscutible, incluso en el mundo material. Nuonamientos sobre los sistemas aislados en vano implicarn que la historia pasada, prese

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    ura de cada uno de ellos sea explicable toda de una vez, como desplegada en abanicotoria se desenvuelve poco a poco, como si ocupase una duracin anloga a la nuestra. Si pararme un vaso de agua azucarada, por ms que haga, debo esperar a que el azcar se dise hecho sin importancia est lleno de enseanzas. Pues el tiempo que tengo que esperar no

    e tiempo matemtico que se aplicara tambin a lo largo de la historia entera del mundo man cuando se nos mostrase toda de una vez en el espacio. Coincide con mi impaciencia, es n una cierta porcin de mi duracin, que no es prolongable ni reducible a voluntad. No se tralgo pensado, sino de algo vivido, esto es, de una relacin, de lo absoluto. Y no equivale ae el vaso de agua, el azcar, y el proceso de disolucin del azcar en el agua son sin stracciones, y que el Todo en el que estn recortados por mis sentidos y mi entendimogresa quizs a la manera de una conciencia?

    Ciertamente, la operacin por la cual la ciencia asla y cierra un sistema no es una opermpletamente artificial. Si no tuviese un fundamento objetivo, no se explicara que estudicada en cier tos casos, pero no en otros. Veremos que la materia tiene una tendencia a contemas aislables, que pueden tratarse geomtr icamente. Incluso la definiremos por esta tendro no se trata ms que de una tendencia. La materia no va hasta el fin, y el aislamiento nca completo. Si la ciencia va hasta el fin y asla por completo, es para facilidad del estudiobreentiende que el sistema, aislado, permanece sometido a ciertas influencias exteriores. Lmplemente de lado, ya porque las encuentre demasiado dbiles para despreciarlas, ya porq

    erve tenerlas en cuenta ms tarde. No es menos verdad que estas influencias son como tos hilos que enlazan el sistema a otro ms amplio, ste a un tercero que engloba a los dossucesin hasta llegar al sistema ms objetivamente aislado y ms independiente de tod

    tema solar en su conjunto. Pero, aun aqu, el aislamiento no es absoluto.Nuestro sol irradia su calor y su luz ms all del planeta ms lejano. Y, por otra par

    ueve, y arrastra consigo los planetas y sus satlites, en una direccin determinada. El hilo qal resto del universo es sin duda muy tenue. Sin embargo, a lo largo de este hilo se tran

    sta la ms pequea parcela del mundo en que vivimos, la duracin inmanente al todo del univ

    El universo dura. Cuanto ms profundicemos en la naturaleza del tiempo, mprenderemos que duracin significa invencin, creacin de formas, elaboracin continuasolutamente nuevo. Los sistemas delimitados por la ciencia no duran sino porque disolublemente ligados al resto del universo. Es verdad que en el universo mismo debtinguir, como diremos ms adelante, dos movimientos opuestos, el uno de "descenso", el o

    ubida". El primero no hace ms que desenvolver un rollo ya preparado. Podra, en prinalizarse de una manera casi instantnea, como ocurre a un resor te que se afloja. Pero el sege corresponde a un trabajo interior de maduracin o de creacin, dura esencialmente, e imritmo al primero, que es inseparable de l.

    Nada impide, pues, atribuir a los sistemas que la ciencia asla una duracin y, por elloma de existencia anloga a la nuestra, si se les reintegra al Todo. Pero es preciso efectuantegracin. Y otro tanto diramos, a fortiori, de los objetos delimitados por nuestra perceps contornos distintos que atribuimos a un objeto, y que le confieren su individualidad, no soe el dibujo de un cierto gnero de influencia que podramos ejercer en un cierto puntpacio: es el plano de nuestras acciones eventuales el devuelto a nuestros ojos, como ppejo, cuando percibimos las superficies y las aristas de las cosas. Suprimid esta accin nsiguiente las grandes rutas que ella frecuenta de antemano, por medio de la percepcin,nfusin de lo real, y la individualidad del cuerpo se reabsorbe en la universal interaccin q

    duda la realidad misma.Ahora bien, hemos considerado objetos materiales tomados al azar. Pero no hay ob

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    vilegiados? Decamos que los cuerpos brutos son tallados en la trama de la naturaleza porcepcin cuyos cinceles siguen, en cier to modo, el punteado de las lneas sobre las que pasacin. Pero el cuerpo que ejerce esta accin, el cuerpo que, antes de realizar acciones royecta ya sobre la materia el dibujo de sus acciones virtuales, el cuerpo que no tiene migir sus rganos sensoriales sobre el flujo de lo real para hacerlo cristalizar en formas defirear as todos los dems cuerpos, el cuerpo vivo, en fin, es un cuerpo como los dems?

    Sin duda, consiste, l tambin, en una porcin de extensin enlazada al resto de la exteidaria del Todo, sometida a las mismas leyes fsicas y qumicas que gobiernan no importrcin de la mater ia. Pero en tanto que la subdivisin de la mater ia en cuerpos aislados es renuestra percepcin; en tanto que la constitucin de sistemas cerrados de puntos materiaativa a nuestra ciencia, el cuerpo vivo ha sido aislado y cerrado por la naturaleza mismmpone de partes heterogneas que se completan unas a otras. Realiza funciones diversas qplican unas a otras. Es un individuo, y de ningn otro objeto, incluso del cristal, puede do tanto, ya que un cristal no tiene ni heterogeneidad de partes ni diversidad de funcioneda, resulta difcil determinar, incluso en el mundo organizado, lo que es individuo y lo que La dificultad ya es grande en el reino animal; se hace casi insuperable, cuando se trata d

    getales. Esta dificultad reside, por lo dems, en causas profundas, sobre las que insistiremoelante. Se ver que la individualidad encierra una infinidad de grados y que en ninguna paruiera en el hombre, se realiza plenamente. Pero esta no es una razn para rehusar ver ah

    opiedad caracterstica de la vida. El bilogo que procede como gemetra, triunfa demailmente sobre nuestra impotencia para dar de la individualidad una definicin precisa y gea definicin perfecta no se aplica ms que a una realidad hecha; ahora bien, las propieales no estn nunca enteramente realizadas, sino siempre en va de realizacin: son mados que tendencias. Y una tendencia no obtiene todo lo que ella trata de alcanzar ms quecontrariada por ninguna otra tendencia: cmo podra presentarse este caso en el dominio

    da, donde hay siempre, como mostraremos, implicacin recproca de tendencias antagnicarticular, en el caso de la individualidad, puede decirse que, si la tendencia a individualizars

    esente en todas partes en el mundo organizado, es combatida tambin en todas partes pdencia a reproducirse. Para que la individualidad fuese perfecta, sera preciso que no pu

    vir separadamente ninguna parte aislada del organismo. Pero la reproduccin se hara entposible. Qu es sta, en efecto, sino la reconstruccin de un organismo nuevo con un fragmparado del antiguo? La individualidad aloja su enemigo en ella. La necesidad misma quperimenta de perpetuarse en el tiempo la condena a no estar jams completa en el esrresponde al bilogo hacer, en cada uno de los casos, la particin de las dos tendencias. En es, le pediremos una definicin de la individualidad for-mulable una vez por todas y apliomticamente. Pero con demasiada frecuencia se razona sobre las cosas de la vida como

    modalidades de la materia bruta. En ninguna parte la confusin es tan visible como ecusiones sobre la individualidad. Se nos muestran los trozos de un Lumbriculus regeneda uno su cabeza y viviendo en adelante corno otros tantos individuos independientes, dra cuyos pedazos se convierten en otras tantas Hydras nuevas, o un huevo de erizo, gmentos desarrollan embriones completos: dnde estaba, pues, se nos preguntar

    dividualidad del huevo, de la Hydra o del gusano? Pero de que ahora haya varias individualise sigue que no haya habido antes una individualidad nica. Reconozco que despus de ve

    rios cajones de un mueble, no tena derecho a decir que el mueble era todo de una pieza. Pe no puede haber en el presente de este mueble ms que en su pasado es que, si est hecho

    varias piezas heterogneas, tambin lo estaba desde el momento de su fabricacin.neralmente, los cuerpos no organizados, que son aquellos de los que tenemos necesidad

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    uar y sobre los que hemos modelado nuestra manera de pensar, son regidos por esta ley sipresente no contiene nada ms que el pasado, y lo que se encuentra en el efecto estaba ya

    usa". Pero supongamos que el cuerpo organizado tenga por rasgo distintivo crecer y modifcesar, como testimonia por lo dems la observacin ms superficial; no habra

    prendente en que fuese uno primero y varios despus. La reproduccin de los organicelulares consiste en esto mismo, en que el ser vivo se divide en dos mitades cada una dales es un individuo completo. Es verdad que en los animales ms complejos la natualiza en clulas llamadas sexuales, casi independientes, el poder de producir de nuevo elro algo de este poder puede permanecer difuso en el resto del organismo, como lo pruebachos de regeneracin, y se concibe que, en ciertos casos privilegiados, la facultad subsiste nestado latente y se manifiesta en la primera ocasin. A decir verdad, para que yo pueda hab

    dividualidad, no es necesario que el organismo no pueda escindirse en fragmentos viables. e este organismo haya presentado una cier ta sistematizacin de partes antes de la fragmenque la misma sistematizacin tienda a reproducirse en los fragmentos una vez separados. An, esto es justamente lo que observamos en el mundo organizado.

    Concluyamos, pues, diciendo que la individualidad no es nunca perfecta, que resulta difcces casi imposible precisar lo que es individuo y lo que no lo es, pero que la vida no denifestar por ello una bsqueda de la individualidad y que tiende a constituir sisuralmente aislados, naturalmente cerrados. Por ello, un ser vivo se distingue de todo lestra percepcin o nuestra ciencia asla o cierra artificialmente. Nos equivocaramos mparsemos con un objeto. Si quisiramos buscar en lo no organizado un trminmparacin, deber amos asimilar el organismo vivo antes bien a la totalidad del universo mano a un objeto determinado. Es verdad que la comparacin no nos servirla gran cosa, porq

    vivo es un ser observable, en tanto que el todo del universo es construido o reconstruido nsamiento. Al menos nuestra atencin sera solicitada en cuanto al carcter esencial ganizacin. Como el universo en su conjunto, como cada ser consciente tomado aparganismo que vive es algo que dura. Su pasado se prolonga todo entero en su presente,

    rmanece actual y actuando. Podra comprenderse de otro modo que atravesase fasesguladas, que cambiase de edad, en fin, que tuviese una historia? Si considero mi cuerrticular, encuentro que, semejante a mi conciencia, madura poco a poco desde la infanciez; como yo, envejece. Incluso madurez y vejez no son, hablando con propiedad, mibutos de mi cuerpo; slo metafricamente doy el mismo nombre a los camrrespondientes de mi persona consciente. Ahora, si paso de arriba abajo la escala de los vos; si paso de uno de los ms diferenciados a uno de los menos diferenciados; si pasganismo pluricelular al organismo unicelular del infusorio, encuentro de nuevo, en esta sula, el mismo proceso de envejecimiento. El infusorio se agota al cabo de un cierto nme

    visiones, y si se puede, modificando el medio, retardar el momento en que se hace necesauvenecimiento por conjugacin, no sabramos retrotraerlo indefinidamente. Es verdad queos dos extremos, en que el organismo est plenamente individualizado, encontraramo

    ultitud de otros en que se marca menos la individualidad, y en los cuales, aunque haya sinvejecimiento en alguna parte, no sabramos decir justamente lo que envejece. Una vez mste ley biolgica universal que se aplique enteramente, automticamente, a no importa qu

    vo. No hay ms que direcciones en las que la vida lanza a las especies en general. Cada esrticular, en el acto mismo por el cual se constituye, afirma su independencia, sigue su capricsva ms o menos de la lnea, a veces incluso remonta la pendiente y parece volver la espald

    eccin original. No habr, dificultad en mostrarnos que un rbol no envejece, ya que sus minales son siempre jvenes, siempre tambin capaces de engendrar, por trasplante, r

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    evos. Pero en un organismo parecido -que es por lo dems una sociedad antes que un indivo envejece, aunque no sean ms que las hojas y el interior del tronco. Y cada clula, consid

    arte, evoluciona de una manera determinada. Dondequiera que algo vive, hay, abierto en arte, un registro en el que se inscribe el tiempo.

    Esto no es otra cosa, se dir, que una metfora. Pero es esencial al mecanicismo, en eer por metafrica toda expresin que atribuye al tiempo una accin eficaz y una realidad pobservacin inmediata nos muestra que el fondo mismo de nuestra existencia conscien

    moria, es decir, prolongacin del pasado en el presente, es decir todava, duracin que aceversible. El razonamiento nos prueba que cuanto ms nos alejamos de los objetos recortalos sistemas aislados por el sentido comn y la ciencia, ms nos las habernos con una re

    e cambia en bloque en sus disposiciones interiores, como si una memoria acumuladorsado hiciese imposible ah la vuelta atrs. El instinto mecanicista del espritu es ms fuerte qonamiento, ms fuerte que la observacin inmediata. El metafsico que llevonscientemente en nosotros, y cuya presencia se explica, como veremos ms adelante, p

    gar mismo que ocupa el hombre en el conjunto de los seres vivos, tiene sus exigencias detes explicaciones hechas, sus tesis irreductibles: todas se refieren a la negacin de la durncreta. Es preciso que el cambio se reduzca a un arreglo o desarreglo de las partes, qeversibilidad del tiempo sea una apariencia relativa a nuestra ignorancia, que la imposibilidvuelta atrs no sea otra cosa que la impotencia del hombre para volver a poner las cosas

    gar. Desde entonces, el envejecimiento no puede ser ya ms que la adquisicin progresivrdida gradual de ciertas sustancias, quiz las dos cosas a la vez. El tiempo tiene justamentelidad para un ser vivo como para un reloj de arena, en el que el depsito de arriba se vacto que el de abajo se llena, y donde pueden ponerse las cosas en su punto dando vuelta al ap

    Es verdad que no se est de acuerdo sobre lo que se gana ni sobre lo que se pierde entre nacimiento y el de la muerte. Hay quienes piensan en el aumento continuo del volume

    otoplasma, a partir del nacimiento de la clula hasta su muerte

    [2]. Ms verosmil y ms profunda es la teora que hace descansar la disminucin en la cansustancia nutritiva encerrada en el "medio interior" donde se renueva el organismo,

    mento en la cantidad de sustancias residuales no excretadas que, al acumularse en el cuminan por "encostrarlo

    [3] ". Es preciso, no obstante, con un microbilogo eminente, declarar insuficienteplicacin del envejecimiento que no tiene en cuenta la fagocitosis

    [4]? No estamos calificados para zanjar la cuestin. Pero el hecho de que las dos teoras

    acuerdo en afirmar la constante acumulacin o la prdida constante de una cierta especteria, cuando, en la determinacin de lo que se gana y de lo que se pierde, no tienen gran comn, muestra suficientemente que el cuadro de la explicacin ha sido suministrado a priori.

    Lo veremos mejor a medida que avancemos en nuestro estudio: no es fcil, cuando se pel tiempo, escapar a la imagen del re loj de arena.

    La causa del envejecimiento debe ser ms profunda. Estimamos que hay continnterrumpida entre la evolucin del embrin y la del organismo completo. El impulso en cual el ser vivo crece, se desarrolla y envejece, es el mismo que le ha hecho atravesar lasla vida embrionaria.

    El desarrollo del embrin es un perpetuo cambio de forma. El que quisiera tomar nodos sus aspectos sucesivos se perdera en un infinito, como ocurre cuando nos las haberno

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    a continuidad. De esta evolucin prenatal es la vida la prolongacin. Prueba de ellocuentemente es imposible decir si nos encontramos ante un organismo que envejece o anbrin que contina su evolucin: tal es el caso de las larvas de insectos y de crustceosmplo. Por otra parte, en un organismo como el nuestro, crisis del tipo de la pubertadnopausia, que entraan la transformacin completa del individuo, son de hecho comparabcambios que se realizan en el curso de la vida de las larvas o embrionaria; sin embargo, fo

    rte integrante de nuestro envejecimiento. Si se producen en una edad determinada, y mpo que puede ser bastante corto, nadie sostendr que sobrevienen entonces ex abrupto, ra, simplemente porque se ha alcanzado una cierta edad, como la llamada a filas espera a cumplido los veinte aos. Es evidente que un cambio como el de la pubertad se prepara enmento desde el nacimiento e incluso antes del nacimiento, y que el envejecimiento del se

    sta esta crisis consiste, en parte al menos, en esta preparacin gradual. En suma, lo que hopiamente vital en el envejecimiento es la continuacin insensible, infinitamente divididmbio de forma. Lo acompaan por lo dems, sin duda alguna, fenmenos de destruccin orgellos se referir una explicacin mecanicista del envejecimiento. Observar los hech

    clerosis, la acumulacin gradual de las sustancias residuales, la hipertrofia crecientotoplasma de la clula.

    Pero bajo estos efectos visibles se disimula una causa interior. La evolucin del ser vivo, del embrin, implica un registro continuo de la duracin, una persistencia del pasado

    esente y, por consiguiente, una apariencia al menos de memoria orgnica.El estado presente de un cuerpo bruto depende exclusivamente de lo que le ocurra

    tante anterior. La posicin de los puntos materiales de un sistema definido y aislado pncia est determinada por la posicin de estos mismos puntos en el momento inmediatamerior. En otros trminos: las leyes que r igen la mater ia inorgnica se expresan, en principi

    uaciones diferenciales en las que el tiempo (en el sentido en que el matemtico tomaabra) representara el papel de variable independiente. Ocurre lo mismo con las leyes

    da? El estado de un cuerpo vivo encuentra su explicacin completa en e! estado inmediatam

    erior? S, si convenimos a prior i en asimilar el cuerpo vivo a los otros cuerpos de la naturn identificarle, para las necesidades de la causa, con los sistemas artificiales sobre los que oqumico, el fsico y el astrnomo. Pero en astronoma, en fsica y en qumica, la proposicin

    sentido bien determinado: significa que ciertos aspectos del presente, importantes pancia, son calculables en funcin del pasado inmediato. Nada semejante en el dominio de lau el clculo afecta, todo lo ms, a ciertos fenmenos de destruccin orgnica. Por el contla creacin orgnica, de los fenmenos evolutivos que constituyen propiamente la vidrevemos incluso cmo podramos someterlos a un tratamiento matemtico. Se dir quepotencia apoya en nuestra ignorancia. Pero puede tambin expresar que el momento actual

    erpo vivo no encuentra su razn de ser en el momento inmediatamente anterior y que es prir a l todo el pasado del organismo, su herencia, en fin, el conjunto de una historia muy larglidad, es la segunda de estas hiptesis la que traduce el estado actual de las ciencias biolgiluso su di-reccn. En cuanto a la idea de que el cuerpo vivo podra ser sometido por culador sobrehumano al mismo tratamiento matemtico que nuestro sistema solar, ha sco a poco de una cierta metafsica que ha tomado una forma ms precisa a partir dscubrimientos fsicos de Galileo, pero que -como mostraremos- fue siempre la metafsica n

    espritu humano. Su claridad aparente, nuestro impaciente deseo de encontrarla verdadeicitud con que la aceptan sin prueba tantos excelentes espritus, todas las seducciones en fi

    rce sobre nuestro pensamiento, deberan ponernos en guardia contra ella. El atractivo quera nosotros prueba lo suficiente que da satisfaccin a una inclinacin innata. Pero, como se

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    s adelante, las tendencias intelectuales, hoy innatas, que la vida ha debido crear en el cursoolucin, estn hechas para otra cosa que para darnos una explicacin de la vida.

    Venimos a estrellarnos en la oposicin a esta tendencia, quer iendo distinguir entre un siificial y un sistema natural, entre lo muerto y lo vivo. Hace que se experimente una anicultad en pensar que lo orgnico dura y que lo inorgnico no dura. Pues qu, se dir, al afe el estado de un sistema artificial depende exclusivamente de su estado en el momecedente, no hacis intervenir el tiempo, no ponis el sistema en la duracin? Y por otra e pasado que, segn vosotros, forma cuerpo con el momento actual del ser vivo, no lo co

    do entero la memoria orgnica en el momento inmediatamente anterior, que, desde entoncnvierte en la causa nica del estado presente? Hablar as es desconocer la diferencia capitapara el tiempo concreto, a lo largo del cual se desarrolla un sistema real, y el tiempo abse interviene en nuestras especulaciones sobre los sistemas artificiales. Cuando decimos qado de un sistema artificial depende de lo que l era en el momento inmediatamente anter entendemos por ello? No hay, no puede haber ah instante inmediatamente anteriortante, como no hay punto matemtico contiguo a un punto matemtico. El inmediatamente anterior" es, en realidad, el enlazado al instante presente por el intervalo dt.

    Todo lo que queremos decir es, pues, que el estado presente del sistema es definiduaciones en las que entran coeficientes tales como:

    dv

    -,

    dt

    es decir, en el fondo, velocidades presentes y aceleraciones presentes. Solamente hayestin del presente, de un presente que se toma, es verdad, con su tendencia. Y, de hechotemas sobre los que opera la ciencia estn en un presente instantneo que se renueva sin

    ms en la duracin real, concreta, en la que el pasado forma cuerpo con el presente. Cuantemtico calcula el estado futuro de un sistema al cabo del tiempo t, nada le impide suponeaqu ah, el universo material se desvanece para reaparecer de pronto. Es slo el momen

    e cuenta, algo que ser un puro instante. Lo que ocurra en el intervalo, es decir, el tiempo reenta y no puede entrar en el clculo. Y si el matemtico declara colocarse en este intervampre a un cierto punto, a un cierto momento, quiero decir, al extremo de un tiempo t' al q

    nsporta, por lo cual ya no se cuestiona entonces del intervalo que va hasta T'. Si diviervalo en partes infinitamente pequeas por la consideracin de la diferencial dt, exmplemente por ello que considerar aceleraciones y velocidad, es decir, nmeros que a

    dencias y que permiten calcular el estado de un sistema en un momento dado; pero siempta de un momento dado, quiero decir, detenido, y no del tiempo que transcurre. En sum

    undo sobre el que opera el matemtico es un mundo que muere y renace a cada instante, el mel que pensaba Descartes cuando hablaba de creacin continuada. Pero, en el tiemp

    ncebido, cmo representarse una evolucin, es decir, el rasgo caracterstico de la vidolucin implica una continuacin real del pasado por el presente, una duracin que es un la

    n. En otros trminos: el conocimiento de un ser vivo o sistema natural es un conocimientoya sobre el intervalo mismo de duracin, en tanto que el conocimiento de un sistema artifi

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    temtico no apoya ms que sobre su extremo. Continuidad del cambio, conservacin del pel presente, duracin verdadera, he aqu los atributos que parece compartir el ser vivo c

    nciencia. Podemos ir ms lejos y decir que la vida es invencin como la actividad conscacin incesante como ella?

    No entra en nuestro propsito enumerar aqu las pruebas del transformismo. Queramente explicar en dos palabras por qu lo aceptaremos, en el presente trabajo, comduccin suficientemente exacta y precisa de los hechos conocidos. La idea del transform ya en germen en la clasificacin natural de los seres organizados. El naturalista, en eroxima unos a otros los organismos que se parecen; luego, divide el grupo en subgruposerior de los cuales la semejanza es todava mayor, y as sucesivamente: todo a lo largoeracin, los caracteres del grupo aparecen como temas generales sobre los cuales cada u

    subgrupos ejecutara sus variaciones particulares. Ahora bien, tal es precisamente la rele encontramos, en el mundo animal y en el mundo vegetal, entre lo que engendra y lo qgendrado: sobre el caamazo que el antepasado transmite a sus descendientes, y que stos pcomn, cada uno pone su bordado original. Es verdad que las diferencias entre el descendieascendiente son ligeras, y que podemos preguntarnos si una misma materia viva pre

    stante plasticidad para revestir sucesivamente formas tan diferentes como las de un pez, ptil y de un pjaro. Pero a esta pregunta la observacin responde de una manera perentoriauestra que, hasta un cierto perodo de su desarrollo, el embrin del pjaro apenas se distingbrin del reptil, y que el individuo desarrolla a travs de la vida embrionaria en generaie de transformaciones comparables a aquellas por las que se pasara segn el evolucionism

    a especie a otra especie. Una sola clula, obtenida por la combinacin de dos clulas mambra, realiza este trabajo dividindose. Todos los das, a nuestros ojos, las formas ms altasda salen de una forma muy elemental. La experiencia establece, pues, que lo ms compledido salir de lo ms simple por va de evolucin. Pero ha salido efectivamenteeontologa, a pesar de la insuficiencia de sus documentos, nos invita a creerlo, porque ah da vuelve a encontrar con alguna precisin el orden de sucesin de las especies, este ord

    tamente el que habran hecho suponer consideraciones sacadas de la embriologa y atoma comparada, y cada nuevo descubrimiento paleontolgico aporta al transformismeva confirmacin. As, la prueba sacada de la observacin pura y simple va siempre reforzntanto que, por otra parte, la experiencia descarta una a una las objeciones: de este mod

    riosas experiencias de H. de Vries, por ejemplo, al mostrar que pueden producirse bruscamensformarse regularmente variaciones importantes, han hecho caer algunas de lasportantes dificultades que promova la tesis. Ellas nos permiten abreviar mucho e l tiempo olucin biolgica pareca reclamar. Nos hacen tambin menos exigentes frente eontologa. De suerte que, en resumen, la hiptesis transformista aparece cada vez ms

    a expresin al menos aproximada de la verdad. No es demostrable rigurosamente; perobajo de la certidumbre que da la demostracin terica o experimental, hay esta probabdefinidamente creciente que suple la evidencia y que tiende a ella como a su lmite: talnero de probabilidad que presenta el transformismo.

    Admitamos, sin embargo, que el transformismo est convicto de error. Supongamos qga a establecer, por inferencia o por experiencia, que las especies han nacido por un procontinuo, del que no tenemos hoy idea alguna. Se habra alcanzado la doctrina en lo que ties interesante y, para nosotros, de ms importante? La clasificacin subsistira sin duda e

    andes lneas. Los datos actuales de la embriologa subsistiran igualmente. La correspond

    re la embriogenia y la anatoma comparada subsistira tambin. Desde ese momento la biodra y debera continuar estableciendo entre las formas vivas las mismas relaciones que su

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    y el tr ansformismo, el mismo parentesco. Se tratara, es verdad, de un parentesco ideal y noa filiacin material. Pero, como los datos actuales de la paleontologa subsistiran tamzoso sera admitir todava que es sucesivamente, y no simultneamente, como han aparecidmas entre las que se revela un parentesco ideal. Ahora bien, la teora evolucionista, en lne de importante a los ojos del filsofo, no se pregunta ms. Consiste sobre todo en conaciones de parentesco ideal y en sostener que, all donde hay esta relacin de filiacin, pcir, lgica, entre las formas, hay tambin una re lacin de sucesin cronolgica entre las espque estas formas se materializan. Esta doble tesis subsistira en todo estado de causa. Y a entonces sera preciso suponer tambin una evolucin en alguna otra parte, ya e

    nsamiento creador en el que las ideas de las diversas especies se engendraran unas a actamente como quiere el transformismo que se hayan engendrado sobre la tierra las espsmas, ya en un plano de organizacin vital inmanente a la naturaleza, que se explicitara pco, en el que las relaciones de filiacin lgica y cronolgica entre las formas puras secisamente las que el transformismo nos presenta corno relaciones de filiacin real dividuos vivos, ya en fin en alguna causa desconocida de la vida, que desenvolvera sus emo si los unos engendrasen a los otros.

    Simplemente, habramos traspuesto la evolucin. Se la habra hecho pasar de lo visiblevisible.

    Casi todo lo que el transformismo nos dice hoy se conservara, a reserva de interpretara manera. No es mejor, pues, atenerse a la letra del transformismo, tal como lo profesa lanimidad de los sabios? Si se reserva la cuestin de saber en qu medida este evolucionscribe los hechos y en qu medida los simboliza, no hay nada de inconciliable con las doce ha pretendido reemplazar, incluso con la de las creaciones separadas, a la que se le oneralmente.

    Por lo cual estimamos que el lenguaje del transformismo se impone ahora a toda filomo la afirmacin dogmtica del transformismo se impone a la ciencia.

    Pero entonces no ser preciso hablar ya de la vida en general como de una abstraccin, o

    una simple rbrica bajo la cual se inscribe a todos los seres vivos. En un cierto momenrtos puntos del espacio, se engendr una corriente bien visible: corriente de vidaavesando los cuerpos que ella ha organizado alternativamente, pasando de generacineracin, se ha dividido entre las especies y dispersado entre los individuos sin perder nadarza, intensificndose ms a medida que avanzaba. Se sabe que, en la tesis de la "continuidasma germinativo", sostenida por Weismann, los elementos sexuales del organismo genensmitan directamente sus propiedades a los elementos sexuales del organismo engendrada forma extrema, la tesis ha parecido discutible, porque solamente en casos excepcionales s

    bozarse las glndulas sexuales desde la segmentacin del vulo fecundado. Pero, si las c

    neratrices de los elementos sexuales no aparecen, en general, desde el comienzo de labrionaria, no es menos verdad que ellas se forman siempre a expensas del tejido del eme no ha sufrido todava diferenciacin alguna funcional particular y cuyos clulas se compprotoplasma no modificado

    [5]. En otros trminos:el poder gentico del vulo fecundado se debilita a medida que se reparte sobre la

    ciente de los tejidos del embrin; pero mientras se diluye as, concentra de nuevo algo smo sobre un cierto punto especial, sobre las clulas de donde nacern los vulos

    permatozoides. Podra decirse pues que, si el plasma germinativo no es continuo, hay al mntinuidad de energa gentica, que no se gasta ms que durante algunos instantes, justo el ti

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    dar impulso a la vida embrionaria para recobrarse lo antes posible en nuevos elementos sexlos que, una vez ms, esperar su momento. Considerada desde este punto de vista, la

    arece como una corriente que va de un germen a otro por intermedio de un organsarrollado. Todo pasa como si el organismo mismo no fuese ms que una excrecencia, un e hace surgir el germen antiguo tratando de continuarse en un germen nuevo. Lo esencialntinuidad del progreso que se prosigue indefinidamente, progreso invisible sobre el cualganismo visible cabalga durante el corto intervalo de tiempo que le es dado vivir.

    Ahora bien, cuanto ms fijemos la atencin en esta continuidad de la vida, ms vemejarse la evolucin orgnica a la de una conciencia, en la que el pasado empuja consente y hace brotar de l una forma nueva, inconmensurable con sus antecedentes. Q

    aricin de una especie vegetal o animal sea debida a causas precisas, nadie lo pondr en ro debemos entender por ello que, si se conociese despus el detalle de sus causas, se llegplicar por ellas la forma producida: prever la, en cambio, no estara a nuestro alcance

    [6]. Dirase que podramos preverla si se conociesen en todos sus detalles, las condicione se producir? Pero estas condiciones forman cuerpo con ella y no forman incluso ms quidad con ella, siendo caractersticas del momento de su historia en que se encuentra entonda: cmo suponer conocida de antemano una situacin que es nica en su gnero, que no oducido todava y que no se reproducir jams? No se prev del porvenir ms que lo quemejanza con el pasado o lo que puede recomponerse con elementos semejantes a los del pl es el caso de los hechos astronmicos, fsicos, qumicos, de todos los que forman parte tema en el que se yuxtaponen simplemente elementos juzgados como inmutables, donde

    oducen ms que cambios de posicin, donde no hay absurdo terico en imaginar que las an restablecidas en su lugar, donde, por consiguiente, el mismo fenmeno total o al menosmos fenmenos elementales pueden repetirse. Pero de una situacin original, que como de su originalidad a sus elementos, es decir, a las vistas parciales que tenemos de ella, dra figurrsela dada antes de producirse

    [7]? Todo lo que puede decirse es que se explica, una vez producida, por los elementoscubre en ella el anlisis. Pero lo que es verdad de la produccin de una nueva especie mbin de la de un nuevo individuo, y ms generalmente de no importa qu fenmeno o va. Porque si es preciso que la variacin alcance una cierta importancia y una cierta generara dar na- cimiento a una especie nueva, ha de producirse en todo momento, continua, insencada ser vivo. Y las mismas mutaciones bruscas de que se nos habla hoy, no son posdentemente ms que si se ha realizado un trabajo de incubacin, o, mejor, de maduracvs de una serie de generaciones que parecan no cambiar. En este sentido podra decirse

    da, como de la conciencia, que a cada instante crea alguna cosa[8].Pero contra esta idea de la originalidad y de la impre-visibilidad absoluta de las form

    bleva nuestra inteligencia. Porque precisamente nuestra inteligencia, tal como la ha modelaolucin de la vida, tiene por funcin esencial iluminar nuestra conducta, preparar nuestra abre las cosas, prever para una situacin dada los sucesos favorables o desfavorables que pguirse de ella, Asla pues instintivamente, en una situacin, lo que se parece a lo ya conosca lo mismo, a fin de poder aplicar su principio de que "lo mismo produce lo mismo". En

    nsiste la previsin del porvenir para e l sentido comn. La ciencia lleva esta operacin al mado posible de exactitud y de precisin, pero no altera su carcter esencial. Com

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    nocimiento usual, la ciencia no retiene de las cosas ms que el aspecto repeticin. Si el toginal, se las arregla para analizarlo en elementos o en aspectos que sean poco ms o men

    produccin del pasado. Ella no puede operar ms que sobre lo que se considera ha de repdecir, sobre lo que se sustrae, por hiptesis, a la accin de la duracin. Lo que hay de irredude irreversible en los momentos sucesivos de una historia, eso se le escapa. Es precisopresentarse esta irreductibilidad y esta irre-versibilidad, romper con hbitos cientficosponden a las exigencias fundamentales del pensamiento, hacer violencia al espritu, remon

    ndiente natural de la inteligencia. Pero ste es precisamente e l papel de la filosofa.La vida evoluciona a nuestros ojos como una creacin continua de imprevisible f

    mpre subsiste la idea de que forma, imprevisibilidad y continuidad, son puras apariencias, dreflejan otras tantas ignorancias. Lo que se presenta a los sentidos como una historia continscompondra, se nos dir, en estados sucesivos. Lo que os da la impresin de un estado orresuelve, en el anlisis, en hechos elementales, cada uno de los cuales es la repeticin

    cho conocido. Lo que llamis una forma imprevisible no es ms que un arreglo nuevmentos antiguos. Las causas elementales cuyo conjunto ha determinado este arreglo sonsmas causas antiguas que se repiten adoptando un orden nuevo. El conocimiento dmentos y de las causas elementales hubiese permitido dibujar de antemano la forma viva qsuma y resultado. Despus de haber resuelto el aspecto biolgico de los fenmenos en facico-qumi-cos, saltaremos, en caso de necesidad, por encima de la fsica y de la qumica mimos de las masas a las molculas, de las molculas a los tomos, de los tomos a los corpser preciso que lleguemos, en fin, a algo que se puede tratar como una especie de sistema ronmicamente. Si lo negis, ponis en duda el principio mismo del mecanicismo cientclaris arbitrariamente que la mater ia viva no est hecha de los mismos elementos que la ot

    Responderemos que no ponemos en duda la identidad fundamental de la materia bruta yteria organizada. La nica cuestin consiste en saber si los sistemas naturales que llames vivos deben ser asimilados a los sistemas artificiales que la ciencia recorta en la m

    uta, o si no deberan mejor ser comparados a este sistema natural que es el todo del uni

    epto que la vida sea una especie de mecanismo. Pero se trata del mecanismo de las pificialmente aislables en el todo del universo, o del mecanismo del todo real? El todo real pmuy bien, decamos, una continuidad indivisible: los sistemas que recortamos en l no

    onces, hablando con propiedad, partes; seran consideraciones parciales tomadas sobre elcon estas consideraciones parciales reunidas no obtendrais ni siquiera un comienzomposicin del conjunto, como tampoco multiplicando las fotografas de un objeto, baj

    pectos diversos, no podrais reproducir su mater ialidad. As, en cuanto a la vida y a los fenmico-qumicos en los que se pretendiese resolverla. El anlisis descubrir sin duda en los procreacin orgnica un nmero creciente de fenmenos fisico-qumi-cos. Y a ellos se atendr

    micos y los fsicos. Pero no se sigue de ah que la qumica y la fsica deban darnos la claveda.Un elemento muy pequeo de una curva es casi una lnea recta. Tanto ms semejar a una

    cta cuanto ms pequeo se le tome. En el lmite, se dir, segn se quiera, que forma parte dcta o de una curva. En cada uno de sus puntos, en efecto, la curva se confunde con su tangent"vitalidad" es tangente en no importa qu punto a las fuerzas fsicas y qumicas; pero estos pson, en suma, ms que las consideraciones de un espritu que imagina detenciones en t

    ales mo-mentos del movimiento generador de la curva. En realidad, la vida no est hecmentos fsico-qumicos, como una curva no est compuesta de lneas rectas.

    De una manera general, el progreso ms radical que una ciencia puede realizar consicer entrar los resultados ya adquiridos en un conjunto nuevo, con relacin al cual se conv

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    consideraciones instantneas e inmviles tomadas de tarde en tarde sobre la continuidad vimiento. Tal es, por ejemplo, la relacin de la geometra de los modernos con la diguos.

    Esta, puramente esttica, operaba sobre las figuras una vez descritas; aqulla estudriacin de una funcin, es decir, la continuidad del movimiento que describe la figura. Se p

    duda, con ms rigor, eliminar de nuestros procedimientos matemticos toda consideracivimiento; no es menos verdad que la introduccin del movimiento en la gnesis de las fi en el origen de la matemtica moderna. Estimamos que si la biologa pudiese en aasin estrechar su objeto tan de cerca como estrecha la matemtica el suyo, se convertiracin a la fsico-qumica de los cuerpos organizados, en lo que encontramos que temtica de los modernos con relacin a la geometra antigua. Los desplazami

    mpletamente superficiales de masas y de molculas, que la fsica y la qumica estudianvertiran, con relacin a este movimiento vital que se produce en profundidad, qnsformacin y no ya traslacin, en lo que viene a ser la detencin de un mvil con respevimiento de este mvil en e l espacio. Y, tanto como podamos presentirlo, el procedimient

    cual se pasara de la definicin de una cierta accin vital al sistema de hechos fisico-qumicoplica, no ocurrira sin analoga con la operacin por la que se va de la funcin a su derivada,uacin de la curva (es decir de la ley del movimiento continuo por el cual la curgendrada) a la ecuacin de la tangente que da su direccin instantnea. Una ciencia parecidaa mecnica de la transformacin, de la cual resultara un caso particular nuestra mecnicaslacin, como una simplificacin, una proyeccin sobre el plano de la cantidad pura. Y lo me existen una infinidad de funciones que tienen la misma diferencial, que difieren las unas as por una constante, as, quiz, la integracin de los elementos fsicoqumicos de una a

    opiamente vital no determinara esta accin ms que en parte: otra parte se dejaradeterminacin Pero una tal integracin puede todo lo ms soarse, y no pretendemos qsueo se convierta alguna vez en realidad. Solamente hemos querido, al desarrollar tanto posible determinada comparacin, mostrar por donde se aproxima nuestra tesis al

    canicismo, y cmo se distingue de l.Por lo dems, podr llevarse bastante lejos la imitacin de lo vivo por lo no organizad

    amente la qumica opera sntesis orgnicas, sino que se llega a reproducir artificialmenbujo exter ior de cier tos hechos de organizacin, tales como la divisin indirecta de la clulculacin protoplasmtica. Se sabe que el protoplasma de la clula efecta movimientos varel interior de su envoltura. Por otra parte, la divisin llamada indirecta de la clula se haceraciones de una complicacin extrema, algunas de las cuales interesan el ncleo y otoplasma. Estas ltimas comienzan por el desdoblamiento del centrosoma, pequeo cr ico situado al lado del ncleo.

    Los dos centrosomas as obtenidos se alejan el uno del otro, atraen hacia ellos los trtados y tambin desdoblados del filamento que compona esencialmente el ncleo primitocan a formar dos nuevos ncleos alrededor de los cuales se constituyen las dos nuevas ce sucedern a la primera. Ahora bien, se ha alcanzado a imitar, en sus grandes lneas y ariencia exterior al menos, algunas de estas operaciones. Si se pulveriza azcar o sal de coaade aceite para observar al microscopio una gota de la mezcla, se percibe un magmructura alveolar cuya configuracin semeja, segn ciertos tericos, al del protoplasma, ye se realizan en todo caso movimientos que recuerdan mucho los de la circulotoplasmtica

    [9]. Si en un magma del mismo gnero se extrae el aire de un alvolo, se ve dibujarse un

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    atraccin anlogo a los que se forman alrededor de los centrosomas para abocar a la divisincleo

    [10]. Hasta los movimientos exteriores de un organismo unicelular, o al menos de una amie poder explicarlos mecnicamente. Los desplazamientos de la amiba en una gota de agua

    mparables al vaivn de una areni- lla en una habitacin en la que, abiertas puertas y ventancen circular corrientes de aire . Su masa absorbe sin cesar ciertas mater ias solubles contenidagua ambiente y devuelve otras; estos cambios continuos, semejantes a los que se efectans recipientes separados por un tabique poroso, crearan alrededor del pequeo organismbellino sin cesar cambiante. En cuanto a las prolongaciones temporales o pseudpodorece producir la amiba, seran menos enviados por e lla que atrados fuera de ella por una esaspiracin o de succin del medio ambiente

    [11]. Gradualmente, se extender este modo de explicacin a los movimientos ms come ejecuta el infusorio mismo con sus pestaas vibrtiles, las cuales, por lo dems, no sosa que pseudpodos consolidados.

    Sin embargo, estamos lejos de que los sabios se pongan de acuerdo entre s sobre el valexplicaciones y de los esquemas de este gnero. Los qumicos han hecho notar qu

    nsiderando incluso ms que lo orgnico, y sin ir hasta lo organizado, la ciencia sonstruido hasta aqu los residuos de la actividad vital; las sustancias propiamente acsticas, permanecen refractarias a la sntesis. Uno de los ms notables naturalistas de numpo ha insistido sobre la oposicin de los dos rdenes de fenmenos que se constata eidos vivos, anagnesis de un lado y catagnesis del otro. El papel de las energas anagenticde elevar las energas inferiores a su propio nivel por la asimilacin de las sustargnicas. Ellas construyen los tejidos. Por el contrario, el funcionamiento mismo de la v

    cepcin, sin embargo, de la asimilacin, del crecimiento y de la reproduccin) es de agentico, descenso y no ascenso de energa. Solamente en estos hechos de orden catagen

    fija la fsico-qumica, es decir , en suma, en lo muerto y no en lo vivo

    [12]. Y es cierto que los hechos del primer gnero parecen refractarios al anlisis fmico, incluso si no son, en el sentido propio de la palabra, anagenticos. En cuanto a la imiificial del aspecto exterior del protoplasma, debe concedrsele una real importancia teando an no se la ha fijado sobre la configuracin fsica de esta sustancia? Todava menos pnerse en cuestin recomponerlo qumicamente. En fin, una explicacin fsico-qumica dvimientos de la amiba, y con ms razn de los movimientos de un infusorio, parece impos

    uchos de los que han observado de cerca estos organismos rudimentarios. Hasta en

    nifestaciones ms humildes de la vida, perciben la huella de una actividad psicolgica eficaz[13]. Pero lo que resulta instructivo por encima de todo, es ver cmo el estudio profundo

    nmenos histolgicos nos echa por tierra, en lugar de afirmarla, la tendencia a explicarlor la fsica y la qumica. Tal es la conclusin del libro verdaderamente admirable que el histB. Wilson ha consagrado al desarrollo de la clula: "El estudio de la clula parece, en suman haber ensanchado que reducido la enorme laguna que separa del mundo inorgnico las fo

    n las ms inferiores, de la vida

    [14]

    ."En resumen, los que no se ocupan ms que de la actividad funcional del ser vivo son lleva

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    er que la fsica y la qumica nos duran la clave de los procesos biolgicos

    [15]. Tienen que vrselas, en efecto, con fenmenos que se repiten sin cesar en el ser mo en una retorta. Por ah se explican en parte las tendencias mecanicistas de la fisiologa. ntrario, aquellos cuya atencin se concentra sobre la fina estructura de los tejidos vivos, sobnesis y su evolucin, histlogos y embrilogos de una parte, naturalistas de otra, estesencia de la retor ta misma y no ya solamente de su contenido.

    Encuentran que esta retorta crea su propia forma a lo largo de una serie nica de actonstituyen una verdadera historia. En cambio, histlogos, embrilogos o naturalistas, estncreer de tan buen grado como los fisilogos en el carcter fisico-qumico de las acciones v

    A decir verdad, ni una ni otra de las dos tesis, ni la que afirma ni la que niega la posibilide se produzca alguna vez qumicamente un organismo elemental, pueden invocar la autoridexperiencia. Ambas son inverificables: la primera, porque la ciencia no ha dado todava uncia la sntesis qumica de una sustancia viva; la segunda, porque no existe ningn mncebible de probar experimentalmente la imposibilidad de un hecho. Pero hemos expuesones tericas que nos impiden asimilar el ser vivo, sistema cerrado por la naturaleza, temas que nuestra ciencia asla. Estas razones tienen menos fuerza -lo reconocemos- cuanta de un organismo rudimentario como la amiba, que apenas evoluciona. Pero la adquieryor grado si se considera un organismo ms complejo, que realiza un ciclo reguladnsformaciones. Cuanto ms le marca la duracin su impronta al ser vivo, con ms evidentingue el organismo de un mecanismo puro y simple, sobre el cual resbala la duracinetrar en l. Y la demostracin cobra ms fuerza cuando recae sobre la evolucin ntegrada desde sus ms humildes orgenes hasta sus formas actuales ms altas, en tanto quolucin constituye, por la unidad y la continuidad de la materia animada que la soporta, undivisible historia. Tampoco comprendemos que la hiptesis evolucionista pase, en genera

    emparentada a la concepcin mecanicista de la vida. De esta concepcin mecanicistendemos, sin duda, aportar una refutacin matemtica y definitiva. Pero la refutacin

    tenemos de las consideraciones de la duracin, y que es, a nuestro parecer, la nica refutsible, adquiere tanto ms rigor y se hace tanto ms probable cuanto ms francamentoquemos en la hiptesis evolucionista. Es preciso que insistamos sobre este punto.

    diquemos primero, en trminos ms claros, la concepcin de la vida a la que nos encaminamLas explicaciones mecanicistas, decamos, son vlidas para los sistemas que nu

    nsamiento separa artificialmente del todo. Pero del todo mismo y de los sistemas que, endo, se constituyen naturalmente a su imagen, no puede admitirse a priori que sean expliccnicamente, porque entonces el tiempo sera intil e incluso irreal. La esencia d

    plicaciones mecanicistas viene a consistir, en efecto, en considerar e l porvenir y e l pasado

    culables en funcin del presente, y pretender as que todo est dado. En esta hiptesis, pasente y porvenir seran visibles de una sola vez, para una inteligencia sobrehumana capctuar el clculo. Tambin los sabios que han credo en la universalidad y en la peetividad de las explicaciones mecnicas han hecho, consciente o inconscientementetesis de este gnero. Laplace la formulaba ya con la mayor precisin: "Una inteligencia qinstante dado, conociese todas las fuerzas de que est animada la naturaleza y la situ

    pectiva de los seres que la componen, y fuese por lo dems lo suficientemente amplia ra someter estos datos al anlisis, abrazara en la misma frmula los movimientos de los maerpos del universo y los del ms ligero tomo: nada sera incierto para ella, y tanto el por

    mo el pasado estaran presentes a sus ojos

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    [16]." Y Du Bois-Reymond:"Podemos imaginar el conocimiento de la naturaleza llegado a un punto en el que el pr

    iversal del mundo fuese representado por una frmula matemtica nica, por un solo inmtema de ecuaciones diferenciales simultneas, de donde se extrajesen, en cada momensicin, la direccin y la velocidad de cada tomo del mundo

    [17]." Huxley, por su parte, ha expresado, en una forma ms concreta, la misma idea: oposicin fundamental de la evolucin es verdadera, a saber: que el mundo entero, anim

    nimado, es el resultado de la interaccin mutua, segn leyes definidas y fuerzas posedas plculas de que estaba compuesta la nebulosidad primitiva del universo, entonces no es mrto que el mundo actual descansa potencialmente en el vapor csmico y que una inteligiciente hubiese podido, conociendo las propiedades de las molculas de este vapor, predecimplo, el estado de la fauna de la Gran Bretaa en 1868, con tanta certidumbre como cuane lo que ocurr ir al vapor de la respiracin durante un fro da de invierno." En una doctrihabla an del tiempo, se pronuncia esta palabra, pero apenas se piensa en ella. Porque el ti ah desprovisto de eficacia y, desde el momento que no hace nada, no es nada. El mecani

    dical implica una metafsica en la que la totalidad de lo real es poseda en bloque, en la eternn la que la duracin aparente de las cosas expresa simplemente la debilidad de un es-pritpuede conocerlo todo a la vez. Pero la duracin es para nuestra conciencia cosa muy distin

    cir, para lo que hay de ms indiscutible en nuestra experiencia. Percibimos la duracin comrriente que no sabramos remontar. Es el fondo de nuestro ser y, de ello nos damos perenta, la sustancia misma de las cosas con las que estamos en comunicacin. En vano sellar ante nuestros ojos la perspectiva de una matemtica universal; no podemos sacrifiperiencia a las exigencias de un sistema. Por lo cual rechazamos el mecanicismo radical.

    Pero el finalismo radical nos parece tambin inaceptable, y por la misma razn. La doctrifinalidad, en su forma extrema, tal como la encontramos en Leibniz por ejemplo, implica qsas y los seres no hacen ms que r ealizar un programa ya trazado.

    Pero si no hay nada de imprevisto, ni invencin ni creacin en el universo, el tiemnvierte en algo intil. Como en la hiptesis mecanicista, se supone tambin aqu que toddo. El finalismo as entendido no es ms que un mecanicismo al revs. Se inspira en el mstulado, con la sola diferencia de que, en la carrera de nuestras inteligencias finitas a lo larsucesin completamente aparente de las cosas, pone delante de nosotros la luz con l

    etende guiarnos, en lugar de colocarla detrs. La atraccin del futuro sustituye al impulssado. Pero la sucesin no queda menos como una pura apariencia, como, por lo dems, la csma. En la doctrina de Leibniz, el tiempo se reduce a una percepcin confusa, relativa al punta humano, y que se desvanecera, semejante a la niebla, para un espritu colocado en el cen

    cosas.Sin embargo, el finalismo no es, como el mecanicismo, una doctrina de lneas cerradas. E

    xible como se quiera. La filosofa mecanicista hay que tomarla o dejarla: hay que dejarlas pequeo grano de arena manifiesta el ms ligero rasgo de espontaneidad. Por el contrarctrina de las causas finales jams ser refutada definitivamente. Si se aleja de ella una fmar otra. Su principio, que es esencialmente psicolgico, resulta ser muy flexible. Es tan vpliable, que cualquier cosa puede aceptarse de l desde el momento que se rechacanicismo puro. La tesis que expondremos en este libro participar, pues, necesariamenalismo en cierta medida. Por lo cual importa indicar con precisin lo que vamos a tomar y l

    mos a dejar de l.Digamos, por lo pronto, que nos parece que caminamos mal cuando atenuamos el fina

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    bniziano fraccionndolo hasta el infinito. Tal es, sin embargo, la direccin que ha tomactrina de la finalidad. Nos damos perfecta cuenta que, aun siendo el universo en su conjulizacin de un plan, no podremos mostrar esto de modo emprico. Nos damos cuenta tam

    e, incluso atenindonos al mundo organizado, apenas es ms fcil probar que todo sea mona. Los hechos, interrogados, diran asimismo lo contrario. La naturaleza pone a los vos en lucha unos con otros.

    Nos presenta por todas partes el desorden al lado del orden, la regresin al lado del progro lo que no puede afir- marse ni del conjunto de la materia ni del conjunto de la vida, pverdad de cada organismo tomado aparte? No se seala ah una admirable divisin del tr

    a maravillosa solidaridad entre las partes, el orden perfecto en la complicacin infinita? Entido, no realiza cada ser vivo un plan inmanente a su sustancia? Esta tesis consiste, en el fromper en pedazos la antigua concepcin de la finalidad. No se acepta, se pone incluso de

    na en ridculo la idea de una finalidad externa., en virtud de la cual los seres vivos esordinados unos a otros: es absurdo, se dice, suponer que la hierba haya sido hecha para la vcordero para e l lobo. Pero hay una finalidad interna: cada ser est hecho para s mismo; todrtes se ponen de acuerdo para el mayor bien del conjunto y se organizan con inteligencia eneste fin. Tal es la concepcin de la finalidad que ha sido clsica durante largo tiemp

    alismo se ha reducido hasta el punto de no abrazar ms de un ser vivo a la vez. Hacindosqueo, pensaba sin duda ofrecer menos superficie a los golpes.

    La verdad es que se expona ms. Por radical que pueda parecer nuestra tesis, la finaliderna o no es nada.

    Consideremos en efecto el organismo ms complejo y ms armonioso. Todos los elemnos dice, conspiran para el mayor bien del conjunto. Bien; pero no olvidemos que cada uelementos puede ser l mismo, en ciertos casos, un organismo, y que al subordinar la exiseste pequeo organismo a la vida del grande, aceptamos el principio de una finalidad extern

    ncepcin de una finalidad siempre interna se destruye de esta forma a s misma. Un organ compuesto de tejidos cada uno de los cuales vive por su cuenta. Las clulas de que estn h

    tejidos tienen tambin una cierta independencia. En rigor, si la subordinacin de todomentos del individuo mismo fuese completa, podra rehusarse ver en ellos organismos, rese nombre para el individuo y no hablar de finalidad interna. Pero todos sabemos que mentos pueden poseer una verdadera autonoma.

    Sin hablar de los fagocitos, que llevan su independencia hasta atacar al organismo qumenta, y sin hablar de las clulas germinales, que tienen su vida propia al lado de las cmticas, basta mencionar los hechos de regeneracin: aqu un elemento o un grupo de elemnifiesta de pronto que, si en tiempo normal, se sujetase a no ocupar ms que un pequeo luo realizar ms que una funcin especial, podra hacer mucho ms, podra incluso, en algn

    nsiderarse como el equivalente del todo.Ah se encuentra la dificultad imprevista de las teoras vitalistas. No les reprocharemos, hace de ordinario, responder a la pregunta con la pregunta misma. Sin duda, el "principio explica gran cosa; pero al menos tiene la ventaja de ser una especie de carteln puesto

    estra ignorancia y que podr recordrnosla en caso necesario

    [18], en tanto que el mecanicismo nos invita a olvidarla. Pero la verdad es que la posicialismo se ha vuelto muy difcil por el hecho de que en la naturaleza no hay ni finaramente interna ni individualidad absolutamente tajante. Los elementos organizados que e

    la composicin del individuo tienen ellos mismos una cierta individualidad y reivindicarno su principio vital, si el individuo debe tener el suyo. Pero, por otra parte, el individuo mism

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    bastante independiente, no est bastante aislado del resto para que podamos concederincipio vital" propio.

    El organismo de un vertebrado superior es el ms individualizado de todos los organismobargo, si se observa que no es otra cosa que el desarrollo de un vulo que formaba par

    erpo de la madre y de un espermatozoide que perteneca al cuerpo del padre, que el huevcir, el vulo fecundado) es un verdadero lazo de unin entre los dos progenitores ya qmn a sus dos sustancias, llegamos a darnos cuenta que todo organismo individual, aun mbre, es un simple brote que ha crecido sobre el cuerpo combinado de sus padres. Dmienza, dnde termina entonces el principio vital del individuo? Gradualmente, retrocedersta los ms lejanos antepasados; lo encontraremos solidario de cada uno de ellos, solidara pequea masa de gelatina protoplasmtica que est sin duda en la raz del rbol genealgivida. Formando cuerpo, en cierta medida, con este antepasado primitivo, es igualmente soltodo lo que se ha separado de l por va de descendencia divergente: en este sentido, p

    cirse que permanece unido a la totalidad de los seres vivos por invisibles lazos. En tenderemos reducir la finalidad a la individualidad del ser vivo. Si hay finalidad en el munvida, ella abraza la vida entera en una sola individualidad comprimida. Esta vida comn a seres vivos presenta, sin duda alguna, muchas incoherencias y muchas lagunas, y por otraes tan matemticamente una que no pueda dejar que cada ser vivo se individualice en dida. No forma menos un solo todo; y es preciso optar entre la negacin pura y simplealidad y la hiptesis que coordina, no solamente las partes de un organismo al organismo mo tambin cada ser vivo al conjunto de los dems.

    Por tanto, aun triturndola no haremos pasar ms fcilmente la finalidad. Y, o la hiptesa finalidad inmanente a la vida debe ser rechazada en bloque, o debemos modificarla, creemntido muy distinto.

    El error del finalismo radical, como por lo dems el del mecanicismo radical, consisvar demasiado lejos la aplicacin de ciertos conceptos naturales a nuestra inteligiginalmente no pensamos ms que para actuar. Y es en el molde de la accin donde se ha fu

    estra inteligencia. La especulacin es un lujo, en tanto que la accin es una necesidad. Ahorara actuar, comenzamos por proponernos un fin; hacemos un plan, luego pasamos al detalcanismo que lo realizar. Esta ltima operacin slo es posible si sabemos con qu pod

    ntar.Es preciso que hayamos extrado, de la naturaleza, similitudes que permiten anticip

    rvenir. Es preciso, pues, que hayamos aplicado, consciente o inconscientemente, la leusalidad. Por lo dems, cuanto mejor se dibuja en nuestro espritu la idea de la causaciente, ms toma sta la forma de una causalidad mecnica. Esta ltima relacin, a su vez, ess matemtica cuanto que expresa una ms rigurosa necesidad. Por lo cual, no tenemos sin

    guir la pendiente de nuestro espritu para devenir matemticos. Pero, por otra partetemtica natural no es ms que el apoyo inconsciente de nuestro hbito consciente de encamismas causas a los mismos efectos; y este hbito mismo tiene por objeto ordinariamente

    ciones inspiradas por intenciones o, lo que equivale a lo mismo, dirigir movimientos combila vista de la ejecucin de un modelo: nacemos artesanos lo mismo que podemos metras, e incluso no somos gemetras porque somos artesanos. As, la inteligencia humato que habituada a las exigencias de la accin humana, es una inteligencia que procede a lr intencin y por clculo, por la coordinacin de medios a un fin y por la representacicanismos en formas cada vez ms geomtricas. Ya nos figuremos la naturaleza como

    mensa mquina regida por leyes matemticas, ya se vea en ella la realizacin de un plan, ce, en los dos