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Historia de la Academia Mexicana de la Lengua II VIDA Y PENSAMIENTO DE MÉXICO Enrique Cárdenas de la Peña

Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

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Cárdenas de la Peña, Enrique. Historia de la Academia Mexicana de la Lengua. México: FCE, 2006.

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Enrique Cárdenas de la Peña

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Vida y Pensamiento de México

HISTORIA DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

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ENRIQUE CÁRDENAS DE LA PEÑA

HISTORIA de la

ACADEMIA MEXICANA de la

LENGUA(1946-2000)

tomo ii

ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Page 7: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Primera edición, 2006

Cárdenas de la Peña, EnriqueHistoria de la Academia Mexicana de la Lengua (1946-2000)

Tomo II / Enrique Cárdenas de la Peña. — México : FCE, 2006365 p. : Ilus. ; 23 × 17 cm— (Colec. Vida y Pensamiento de

México)ISBN 978-968-16-7993-4 (tomo II)ISBN 978-968-16-6915-7 (obra completa)

1. Academia Mexicana de la Lengua — Historia I. Ser. II t.

LC PC4831 Dewey 406 A543h

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D. R. © 2006, Academia Mexicana de la Lengua, A. C.Liverpool 76, Col. Juárez; 06600, México, D. F.

D. R. © 2006, Fondo de Cultura EconómicaCarretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F.

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra —incluido el diseño tipográfico y de portada—,sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,sin el consentimiento por escrito del editor.

ISBN 10: 968-16-7993-8 (tomo ii)ISBN 13: 978-968-16-7993-4

ISBN 10: 968-16-6915-0 (obra completa)ISBN 13: 978-968-16-6915-7

Impreso en México • Printed in Mexico

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ÍNDICE

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Introducción. Antecedentes y advertencia . . . . . . . . . 11

I. El recinto . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

II. El museo . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

III. La biblioteca . . . . . . . . . . . . . . . . 47

IV. Gobierno y administración . . . . . . . . . . . . 57

V. Directores y secretarios . . . . . . . . . . . . . 99

VI. Candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas . . . 207

Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . 353

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PRESENTACIÓN

Llegado el compromiso de escribir esta presentación me invade el presentimiento—presagio alimentado por los años de vida y el esfuerzo trabajoso de tantasdécadas— de que tal vez sea la última. De tal suerte, me concretaré a exponer enunas cuantas líneas los objetivos de un texto encomendado para cubrir la trayec-toria cronológica de la Academia Mexicana, hoy por hoy, de la Lengua corres-pondiente de la Real Academia Española sita en Madrid.

Alberto María Carreño guardó durante años la historia, almacenada desde elnacimiento corporativo hasta 1945, y la dio a conocer en el cumplimiento delcentenario bajo el tomo vii de las Memorias de la propia Academia. Por sugeren-cia de nuestro académico Eulalio Ferrer merece ser ella repuesta en esta ocasióncomo tomo i de la obra, si bien ilustrada en lo posible mediante motivos entre-sacados del “Museo del Recuerdo”.

Los tomos ii y iii, escritos como crónica por quien firma esta nota, recogencuanto desde 1946 hasta 2000 aparecen como sucedidos los más notorios.Hemos tratado de recabar lo esencial, aconsejados por quienes poseen mayoresméritos dentro de la institución. Tratamos tan sólo de abrir una huella en eltiempo. Quede para la posteridad un simple recuerdo, superable siempre porcuanta enmienda parezca pertinente.

Como adenda he querido dejar constancia de la solemne inauguración de lanueva sede académica, recién acontecida el 19 de noviembre de 2002.

Enrique Cárdenas de la PeñaMéxico, D. F., diciembre de 2002

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INTRODUCCIÓNAntecedentes y advertencia

Una corporación tan reconocida como la Academia Mexicana ⎯de la Lengua,aun cuando su verdadero nombre sea el de Correspondiente de la Española⎯requiere tener su historia, nada más ni nada menos que esa fracción de la cienciaque el insigne Alonso Quijano, conocido como Don Quijote, enunció como“émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y avisode lo presente, advertencia de lo por venir”. De justicia es el decir que, a través deltiempo, la historia de la Academia ha sido apercibida en sus sucedidos y glorias envarios intentos. El primero de ellos y más antiguo, el de Joaquín García Icazbalceta,considerado como cronista predecesor; el segundo, el atribuido a Rafael Ángel dela Peña. En cierto modo, noticias breves alargadas sobremanera por el estudiorelevante de quien fungió como noveno secretario general durante los años 1952-1962, el siempre estricto Alberto María Carreño, quien dejó en un volumen de 383páginas el recuento abrumador desde sus orígenes y fundación hasta 1945, publi-cado como tomo vii de las Memorias académicas dentro de las ediciones conme-morativas del centenario, recuerdo sin duda de la constitución de la Academia el11 de septiembre de 1875 y su debida instalación el día 25 del mismo mes y año.

Como el propio Alberto María Carreño explica en la advertencia de su libro,divide éste en dos periodos: los que corren antes y los que lo hacen después delos cincuenta años formales de la Academia. Los primeros pliegos quedaroninéditos durante veinte calendarios, pero tuvieron la fortuna de verse añadidospor dos decenas más de ellos. Con mucho rigor, el secretario perpetuo incorpo-ró las noticias bibliográficas de los académicos en el tomo viii de las Memoriaspublicado en 1946. Dentro del programa del centenario aparecen, en comple-mento fundamental, las Semblanzas de académicos, 146 en total, con brevísimopreliminar escrito por nuestro actual director honorario, José Luis Martínez.

No bien dados a luz alcances tales, la buena acogida de los tres tomos mencio-nados despierta el interés en la Academia por continuar la historia suspendidadesde 1945. En la sesión ordinaria del 5 de diciembre de 1975, última del ciclo, sedeja constancia de que el doctor Francisco Fernández del Castillo, académico de

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número y brillante historiador de lamedicina mexicana, director, además,del Archivo Documental de la Facultadde Medicina de la Universidad Nacio-nal Autónoma de México, “se ha hechocargo de redactar la historia de la Aca-demia, obra que terminará en breve”.1

Desgraciadamente, el doctor enferma,y es hasta el 26 de marzo de 1981 cuan-do aparece de nuevo la encomienda:“Se informó que Francisco Fernándezdel Castillo se ha recuperado de su en-fermedad, por lo que se sometió a con-sideración de los señores académicosla conveniencia de consultar a nuestrocolega si, como lo había ofrecido, pue-de hacerse cargo de continuar con lahistoria de la Academia a partir del mo-

mento en que la dejó escrita nuestro antiguo secretario perpetuo Alberto MaríaCarreño. Como el señor Fernández del Castillo estaba presente, se le interrogósobre el particular y manifestó su conformidad para desempeñar esta comisión.Se agradeció debidamente este ofrecimiento”.2 El 14 de mayo inmediato reiterasu propósito de completarla,3 pero recae, y sólo sabemos que, muy enfermo, se lecita el 28 de octubre de 1982 y el 7 de julio de 1983 en las actas, dándose la infaustanueva de su fallecimiento el 24 de noviembre inmediato. Ni su hija Rosa Martani su secretaria nos han esclarecido el que hubiese dejado huellas de algún traba-jo relacionado con el tema.

Así, hasta el 12 de marzo de 1987, cuando se cree conveniente continuar la his-toria académica y se sugiere el nombre del miembro de número Porfirio Martí-nez Peñaloza, conocedor de nuestro idioma, vinculado especialmente con lasartesanías populares mexicanas y su estudio, para que la retome; él sólo señala que“hará una exploración previa en los archivos antes de aceptar la encomienda”.4

1 Acta ordinaria de la Academia Mexicana del 5 dediciembre de 1975. En adelante se empleará la abre-viatura AoAM para citar las actas académicas.

2 AoAM del 26 de marzo de 1981.3 AoAM del 14 de mayo de 1981.4 AoAM del 12 de marzo de 1987.

Enrique Cárdenas de la Peña

introducción

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Que sepamos, no practica investigación alguna respectiva, y tras dolorosa crisismuere el 26 de julio de 1992, dejando vacante la silla xxv que había tomadocomo tercer ocupante.5

Ya mucho después ⎯mientras la historia duerme el sueño de los justos⎯, conmotivo de la preparación de los festejos para celebrar el centésimo vigésimoquinto o sesquicuartocentenario del nacimiento de la Academia, en sesión ordi-naria del jueves 10 de febrero de 2000, el miembro de número Gabriel Zaid tienela feliz ocurrencia de, entre los libros sugeridos por publicar, encomendar el de lareseña historiada a quien estas líneas escribe. El interesado advierte con antici-pación y hacia el 28 de octubre de 1999, cuando don Gabriel menciona al doctorEnrique Cárdenas de la Peña como historiador,6 que la faena es ardua, porque lainvestigación representa horas múltiples de labor y esfuerzo.

En efecto, la revisión de las actas existentes de 1945 a 2000 y los expedientes ydocumentos ligados con las diversas aristas que van surgiendo al encuentro deuna temática plural, ocupan múltiples momentos sucesivos. José Luis Martínezme asigna la tarea, que espero llevar a feliz término. Antes, resulta indispensableprocesar el peregrinar previo al arraigo de una sede que tarda en fincarse comodefinitiva, delinear las bases constitutivas sobre las cuales se sustenta la corpora-ción, los estatutos y su patrimonio, el proceder de quienes la dirigen y quienesactúan como secretarios perpetuos, las nominaciones de sus integrantes ⎯sobretodo su arribo, desde las candidaturas hasta las elecciones y la lectura de sus tra-bajos de ingreso⎯, las sesiones meritorias o de honras fúnebres, las a vecesacciones foráneas y discontinuas lecturas de trabajos, las relaciones que se dancon la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Espa-ñola, las ediciones habidas a través del tiempo ⎯Memorias, Anuarios, Boletínefímero, otras publicaciones⎯ y, si se quiere, como remate, la hechura del Dic-cionario de mexicanismos en proceso. Listado relevante dado a manera de guióno índice. Con la advertencia señalada desde ahora de que en el tintero, de seguro,permanecerán olvidos o faltas de propiedad, a disculpar sólo por magnanimi-dad de quienes recorran los pasajes. Natural es que haya quienes rectifiquen,añadan, estén en desacuerdo. Ésa es, y nada más, la peligrosa aventura de quienescribe. Empecemos pues.

5 AoAM del 27 de agosto de 1992. 6 AoAM del 28 de octubre de 1999.

introducción

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Alberto María Carreño, secretario generaly perpetuo de la Academia Mexicana du-rante los años 1952-1962, deja constanciade la peregrinación sufrida por ella en eltomo xvi de las Memorias,1 y las múltiplesdificultades habidas hasta la adquisicióndel edificio propio donde ahora se ubica,en el artículo “El edificio de la Academia”publicado en el tomo xv de éstas.2 Hemosde retomar algunas de las ocurrencias allíseñaladas, y acopiar cuanto creemos quedebe relatarse a partir del año 1946 hastanuestros días. Valiéndonos de las Actas delas sesiones académicas ordinarias, recons-truimos cuanto nos aporta algún interés.Sabemos que en un principio, el 8 de abrilde 1948, algunos académicos se dan citapor la tarde en la Biblioteca de México, enla plaza misma de la Ciudadela de nuestracapital, para aclarar las gestiones que JoséVasconcelos realiza con el objeto de obte-ner un local útil como sede perpetua de lacorporación. El secretario de EducaciónPública, a la sazón Manuel Gual Vidal,

acompañado por el arquitecto Pedro Ra-mírez Vázquez, jefe del departamento deEdificios de la propia Secretaría, y algunosfuncionarios más, pretenden entregar enforma oficial los salones donde piensan ins-talarla. La visita a la Biblioteca se ve com-binada con un refrigerio, pero el intentono cuaja.

En realidad, como anota quien se empe-ña asiduamente hasta obtener el fruto per-seguido, no es sino hasta el 17 de agosto de1951 cuando el director Alejandro Quijanoinforma a los académicos que el presiden-te Miguel Alemán Valdés desea donar a lacorporación un edificio de propiedadnacional para asentarla, refiriéndose pro-bablemente a la antigua casa de los condesde Heras Soto, perteneciente, según se diceen ese entonces, a la Fundación Mier y Pe-sado. La casa en el centro histórico citadi-no se contrapone en cierto modo a la ideade que la Academia obtenga un local ade-cuado en la Ciudad Universitaria, segúnseñalamiento ulterior de febrero y marzo

15

1 Alberto María Carreño, “La peregrinación de laAcademia”, discurso pronunciado en la inauguracióndel nuevo edificio de la Academia el día 15 de febrerode 1957, Memorias de la Academia Mexicana corres-pondiente de la Española (Discursos académicos),t. xvi, pp. 19-26.

2 Alberto María Carreño, “El edificio de la Acade-

mia”, México, 7 de agosto de 1956, informe leído en lasesión celebrada el día 10 de agosto de 1956, Memoriasde la Academia Mexicana correspondiente de la Es-pañola (Discursos académicos), t. xv, pp. 422-428.Quien desee enterarse con mayor detalle sobre lossucesos debe recurrir a estas fuentes, tomos xv y xvide las Memorias.

I. EL RECINTO

Recorrido

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de 1952: cuéntase así que la Comisión deArquitectos de esta casa de estudios debelocalizar el terreno apropiado, en tantoCarreño aprovecha la ocasión para solici-tar a favor de la propia Academia un patri-monio añadido que, colocado en fideico-miso, sufrague sus gastos, tal y como se leha concedido a la Academia de la Historia,mientras esta condición ventajosa natural-mente no supedite sus actividades alpoder público.3 A finales de año, octubrecon certeza, el secretario de Bienes Nacio-nales e Inspección Administrativa delgobierno alemanista, licenciado ÁngelCarvajal, recibe el encargo de la presiden-cia de buscar la casa; le parece bien uninmueble contiguo al templo de San Joséde Gracia, luego cuartel, situado sobre elcallejón de Mesones 3, terreno de granvalor con 500 m2 de superficie, pero enruinas y de difícil acceso por hallarse enzona destinada a la carga y descarga decamiones pesados repletos de mercancías.Es más, el Diario Oficial de la Federacióndel 11 de ese mes publica el decreto decesión del predio. Aun cuando se agradeceal presidente la donación, y a su secretarioRogerio de la Selva su participación, elcontador Bracho como asesor que es de laSecretaría de Bienes Nacionales e Inspec-ción Administrativa se ofrece para averi-guar si entre los predios de propiedadnacional existe alguno que por su ubica-ción y estado de conservación sea másapropiado que el del callejón, con el objetode realizar un canje o vender la propiedad

donada. Todavía en diciembre de 1952existe mención del restorán de Chapulte-pec como una de las posibilidades decesión en cambio. El año 1953 mantiene unvaivén de especulaciones: si se entregan ala Academia 150 000 pesos considerandoque el terreno donado representa un valorde 300 pesos el m2; si se aprovecha partedel patrimonio ya existente que la Fiducia-ria Trasatlántica controla; o si se entra entratos con la viuda de Luis González Obre-gón acerca de la adquisición de la casahabitada por él antes de su muerte, o conla familia Martínez de la Torre, que ofreceuna casa en la calle de Sadi Carnot, esqui-na con la del maestro Antonio Caso.4

Durante 1954 una comisión formada porlos académicos Quijano, Carreño, Fernán-dez MacGregor y González de Mendozasostiene alguna entrevista con el doctorNabor Carrillo Flores, presidente de laAcademia Nacional de Ciencias AntonioAlzate, la cual probablemente puede cedersu terreno en la plaza de Carlos Pacheco,de instalarse ella en el edificio de Mascaro-nes, sin redondear el asunto;5 también sedescarta la casa de Liverpool 66, ocupadapor la Escuela de Comercio, que no se sabecuándo quedará vacía: será necesario tra-tar con Carlos Novoa, presidente delPatronato Universitario. El 9 de julio deeste calendario Manuel Romero de Terre-ros inquiere sobre el estado en que estánlas gestiones atañederas al futuro domici-lio social de la corporación; el director leinforma que

16

3 AoAM del 7 de marzo de 1952.4 AoAM del 9 de octubre de 1953.

5 AoAM del 12 de febrero de 1954.

historia de la academia mexicana de la lengua

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la Academia Nacional de Ciencias “Antonio

Alzate” ha manifestado que no podía ceder

el terreno de su propiedad inmediato al edi-

ficio de la Academia Mexicana de la Histo-

ria, en la plaza de Carlos Pacheco, porque

allí edificará su sede social; añade que junto

con los señores Carreño y Fernández Mac-

Gregor está tratando acerca del ofrecimiento

que en las postrimerías de su Gobierno hizo

el señor Presidente Alemán en el sentido de

que se concediese a la Academia un donativo

de $150 000 en substitución del lote del

exconvento de San José de Gracia, cedido a

la Academia pero que, según se vio, era

impropio para las necesidades de ésta.6

Todavía el 12 de noviembre del mismo1954 José Gorostiza es comisionado paraaclarar si existe cierta probabilidad de quealguno de los edificios anexos a la antiguaAcademia de San Carlos, al volver a poderdel Estado, sea cedido con el fin que sepersigue; el actual ministro de Goberna-ción, licenciado Ángel Carvajal, está dis-puesto a intervenir favorablemente.7 Conel cambio de gobierno habido queda claroque nunca se ha entregado a la Academiael dinero presupuestado. En entrevistadirecta de Alejandro Quijano, Genaro Fer-nández MacGregor y José Gorostiza éstecomo subsecretario de Relaciones Exterio-res , ya con Adolfo Ruiz Cortines, la Pre-sidencia ofrece encontrar un recinto ade-cuado o construir un edificio especial parala corporación.8 El 13 de enero de 1956 setiene noticia de que José López Lira, secre-

tario de Bienes Nacionales, hállase en tra-tos para que la Universidad entregue alGobierno algunos de los edificios utiliza-dos antes por ella Escuela de Medicina,Mascarones quizá , que podrían adap-tarse para alojar conjuntamente a variascorporaciones científicas, entre ellas laAcademia.9

Así las cosas, el giro de la compra o laobtención de un predio como recinto defi-nitivo donde pueda y deba instalarse laAcademia se da en marzo de este año, 1956.El licenciado Manuel Zubieta ofrece enventa la casa número 66 de la calle deDonceles, según comunica Artemio de Va-lle-Arizpe; visto el inmueble, a Alberto Ma-ría Carreño le parece inmejorable; segúncuenta

cuando estaba a punto de partir rumbo a

Madrid a fin de asistir al II Congreso de Aca-

demias, el señor don Artemio de Valle Ariz-

pe le informó que el licenciado Manuel

Zubieta ofrecía en venta la casa número

sesenta y seis de la calle de Donceles en seis-

cientos mil pesos, libres de todo gasto para

el comprador, o en quinientos sesenta mil

pesos, siendo por cuenta de éste los gastos

de traslación de dominio, impuestos, etc.

Que inmediatamente fue a ver el inmueble,

lo encontró admirable para adaptarlo a la

Academia; comunicó el caso al director,

señor Quijano; le pidió autorización com-

pleta, que le fue desde luego concedida, para

hacer cuantas gestiones considerara necesa-

rias; que pidió al tesorero de la Academia,

17

6 AoAM del 9 de julio de 1954.7 AoAM del 12 de noviembre de 1954.

8 AoAM del 22 de abril de 1955.9 AoAM del 13 de enero de 1956.

el recinto

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Entrega del cuadro de Miguel de Cervantes con lapresencia del licenciado Miguel Alemán Valdésy el presidente de la Academia

Adolfo Ruiz Cortines

Patio Donceles 66

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Fachada Donceles 66

Oficina

Sede de la Academia Mexicanade la Lengua

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Vista interior de la casa

Auditorio

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Portón de la Academia, cedidopor Artemio de Valle-Arizpe

Sala de juntas

Subida-escalera

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licenciado Genaro Fernández MacGregor,

que con él visitara el edificio, y que el señor

Fernández MacGregor compartió de modo

completo las opiniones del secretario…10

El licenciado Eustaquio Cortina Portilla,apoderado de la testamentaría de la señoraMaría Goríbar de Saldívar, propietaria delpredio, interviene en el arreglo. A AlbertoMaría Carreño se le presentan dos cami-nos por seguir: la entrega por la Secretaríade Bienes Nacionales de los 300 000 pesosque el presidente Alemán había acorda-do que se le asignaran a la Academia, o laautorización por la Secretaría de Hacienday Crédito Público para que ella pudiesedisponer de 500 000 pesos del millón quecomo patrimonio en fideicomiso se le ha-bía entregado por el propio presidente. Ellicenciado Benito Coquet, subsecretariode la Presidencia, concibe pocas esperan-zas respecto de la entrega del dinero, situa-ción que confirma el licenciado José LópezLira, secretario de Bienes Nacionales, almanifestar que no es posible acceder a ellopor carecer en la Secretaría de partida den-tro del presupuesto. Para el segundo trá-mite se acude al subsecretario de Hacienday Crédito Público, Rafael Mancera. AlbertoMaría Carreño obtiene según se veráel dinero-fracción del fideicomiso y, comoventajas añadidas, el que el notario NoéGraham Gurría extienda gratuitamente la

escritura, que el licenciado Manuel Zubie-ta reduzca su comisión del dos al uno porciento, y que varios filántropos colaborencon cantidades diversas para la compra delinmueble.11 En la junta del 18 de mayo de1956, que debe considerarse como especialo extraordinaria, el secretario perpetuosolicita:

1. que se aprueben todas las gestiones hechas

por él para adquirir la casa número sesen-

ta y seis de la calle de Donceles por la su-

ma de $560 mil, utilizando como parte del

precio $500 mil del fideicomiso de 1 millón

de pesos en poder de la Nacional Finan-

ciera, S. A.

2. que se autorice al tesorero de la Academia,

señor licenciado Genaro Fernández Mac-

Gregor, para retirar de la Nacional Finan-

ciera, S. A., la suma de $500 mil, que se

invertirá en la compra de la casa citada

3. que se faculte a los señores licenciado Ale-

jandro Quijano, director de la Academia;

licenciado Genaro Fernández MacGregor,

tesorero; y doctor Alberto María Carreño,

secretario perpetuo, para firmar la escri-

tura de compra de la casa mencionada y

cuantos más documentos sean necesarios

al respecto.12

La casa es propiedad de la familia Gorí-bar.13 El licenciado Eustaquio Cortina Por-tilla autoriza al secretario perpetuo a hacer

22

10 AoAM del 18 de mayo de 1956.11 Ibidem. Entre ellos, Carlos Prieto, presidente de

la Compañía de Fierro y Acero de Monterrey, quiendona 25 000 pesos; Evaristo Araiza y Rodrigo Gómez,presidente y director, respectivamente, del Banco deMéxico, quienes entregan otros 25 000 pesos, y Agus-

tín Legorreta, director general del Banco Nacional deMéxico, quien proporciona 1 500 pesos.

12 Ibidem.13 En este sentido, María de la Luz Lazo, secretaria

de la Academia, nos ha facilitado ciertos detallesobtenidos por ella acerca de la propiedad, que aquí

historia de la academia mexicana de la lengua

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uso del inmueble en tanto avanzan los trá-mites; cuando llega la autorización pararetirar el medio millón de pesos, el Depar-tamento Central del Distrito Federal, trasdiversos trámites sucesivos, concede laexención del impuesto de traslación dedominio, una vez que la Secretaría de Edu-cación Pública, por conducto del licencia-do José Ángel Ceniceros, ratifica que laAcademia es un instituto de educaciónpública. Alberto María Carreño, puntillo-so como es, solicita de los académicos suaprobación por escrito para adquirir elinmueble: firman de conformidad Fran-cisco González Guerrero, Carlos Pellicer,Antonio Mediz Bolio, Agustín Yáñez, Fran-cisco J. Santamaría, Manuel Romero deTerreros, Isidro Fabela, José María Gonzá-

lez de Mendoza, Octaviano Valdés, JaimeTorres Bodet, Miguel Alemán, José Vas-concelos, Alfonso Reyes, Ángel MaríaGaribay K., Antonio Gómez Robledo, JoséGorostiza, Daniel Huacuja y Jesús SilvaHerzog.14 Daniel Huacuja propone que sedé un voto de gracias a Carreño, Fernán-dez MacGregor y a cuantos más se hanocupado en la adquisición del inmueble.15

El secretario perpetuo con todo detallereporta los beneficios que a la Academia leproporciona la adquisición del inmueble:la escritura de compra del edificio se firmael 7 de agosto de 1956 por el director, eltesorero y el propio secretario perpetuo, esdecir, Alejandro Quijano, Genaro Fernán-dez MacGregor y Alberto María Carreñorespectivamente.16

23

resumimos. Por informes de Manuel Romero deTerreros sabemos que la casa pertenece en el siglo xixa Faustino Goríbar; que en 1889 la toma Pablo Martí-nez del Río, recién casado con doña Bárbara Vinent,en arrendamiento a Isidoro de la Torre, esposo dedoña María Goríbar, y que en diciembre de este mis-mo año, cuando muere la madre del mismo ManuelRomero de Terreros, sus tíos Pablo y Bárbara lo traena vivir a la propia casa. A principios de 1891 los Martí-nez del Río emigran a Europa, llevándolo a Inglate-rra; internado en el famoso colegio de Stonyhurst,permanece allí hasta marzo de 1900; al regresar aMéxico, los tíos de Manuel habitan la casa número 6de la calle de Medinas, donde se ha celebrado ⎯el11 de septiembre de 1875⎯ la sesión inaugural de laAcademia Mexicana, propiedad que era de AlejandroArango y Escandón. Hasta 1910 o 1912 la casa de Don-celes 66 no consta de segundo piso: está ocupada porla Compañía Mexicana Molinera de Nixtamal, y loslocales de la planta baja están destinados a bodega demaíz; la pieza de la entrada, a la derecha, sirve comodespacho de la masa. Durante algún tiempo la casa eshabitada por la familia Solana Gutiérrez. Hacia 1940el frente es ocupado por una mueblería. FaustinoGoríbar y su esposa, de apellido Zabalza, procrean a

María, quien casa en primeras nupcias con Isidoro dela Torre, de cuya unión nace Isidoro de la Torre Gorí-bar; luego, en segundas nupcias, contrae matrimoniocon José Agustín Saldívar; de ellos nacen dos hijos,José Agustín y María. Cuando María Saldívar y Gorí-bar contrae nupcias con su tío Alfredo Saldívar, doshijos les suceden: María Luisa Asunción, religiosa delSagrado Corazón, y Alfredo Saldívar y Saldívar. JoséAgustín Saldívar muere poco después de regresar deEuropa. María Goríbar de Saldívar encomienda lareconstrucción de la casa al arquitecto Luis H. Cue-vas Barrena: la habita hasta su fallecimiento, acaecidoalrededor de 1954. La sucesión testamentaria estárepresentada por María Luisa Asunción Saldívar ySaldívar, única y universal heredera.

14 AoAM del 8 de junio de 1956.15 AoAM del 27 de julio de 1956.16 AoAM del 10 de agosto de 1956 ⎯no del 7, como

asegura Carreño⎯ que contiene la cancelación dehipoteca otorgada por Crédito Hipotecario, S. A., y lacompraventa que formalizan la Academia Mexicanacorrespondiente de la Española, A. C., y la sucesióntestamentaria de doña María Goríbar viuda de Saldí-var, en las notarías 10 y 71, de Noé Graham Gurría yFrancisco Lozano Noriega. La escritura de cancela-

el recinto

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Al ocuparse la casa se conviene en queuna persona tiene que encargarse de losbienes de la Academia, vigilar cuanto se re-fiere a la administración del local, y cuidardel edificio junto con su aseo. Decídese ocu-par la parte superior del lugar, habitacionesque habían sido de la familia Goríbar Saldí-var, dejando libres por lo pronto los espa-cios que caen sobre la azotea; el licenciadoAlejandro Quijano desea utilizar para sudespacho la oficina que está inmediata a laentrada de la casa. No con muy buen agradose recibe la propuesta del licenciado Anto-nio Pérez Verdía, presidente de la Acade-mia Mexicana de Jurisprudencia y Legisla-ción, correspondiente de la de España, paraarrendarle una porción del edificio o cele-brar allí sus sesiones, por poder dar lugarmás tarde a conflictos, como sucedió des-graciadamente entre la Sociedad Mexicanade Geografía y Estadística y la AcademiaNacional de Ciencias Antonio Alzate.17 Lue-go, el procurador fiscal del Departamento

del Distrito Federal hace ver que es indis-pensable que la Academia ocupe de planosu nuevo local para declararla exenta delimpuesto predial.18 La copia de la escriturade compra de la casa en realidad es pre-sentada por el secretario perpetuo el 26 deoctubre de este año, 1956: si bien el edificioha sido catalogado oficialmente con un pre-cio de 725 000 pesos, en inspección extra sele ha valorizado en un millón.19 Esta vezse aprueba que en la fachada sea colocadauna lápida con la inscripción “AcademiaMexicana” y el emblema de la española:“Limpia, fija y da esplendor”.20 Todo estálisto para inaugurar el magnífico recinto: laúltima sesión fuera de él, casa del director,tiene lugar el 14 de diciembre de 1956. Lasfelicitaciones no se hacen esperar: destacanlas de la Secretaría de Educación Pública, lasde Martín Luis Guzmán y José María Gon-zález de Mendoza “una pica en Flan-des” y la de Alfonso Reyes: “oigamos,con Dante: comienza una vida nueva”.

24

ción y compraventa de la casa cuesta 38 603.00 pesos.Muy probablemente, la cancelación data del 6, y lafirma del 7.

17 Ibidem. En relación con la persona encargadade la casa se sugiere a Joaquina Mondragón, secreta-ria por muchos años del licenciado Alejandro Qui-jano. Como ella no está en condiciones de aceptar,el licenciado Genaro Fernández MacGregor reco-mienda al señor Facundo Hernández Cruz (AoAMdel 14 de septiembre de 1956). Los planos existen-tes de la planta baja de la casa dan noticia de habersido usada como capilla una de las piezas del frente;recuérdese que María Luisa Asunción Saldívar y Sal-dívar es religiosa. Dichos planos nos hacen saberalgunos datos sobre la casa; así, 701.00 m2 de super-ficie total, y colindancias especificadas el 13 de di-ciembre de 1963: con el número 64 de la calle deDonceles, en 26.56 m, un ancón de 0.40 m y 13.86 magregados; con los números 402, 410 y 414 de la calle

Palma Norte, en 40.53 m; y con los números 83 y 85de la calle de Cuba, 6.75 m y 10.30 m, respectiva-mente.

18 El secretario perpetuo comunica que el 13 deenero de 1957 se han terminado las obras de adapta-ción necesarias de la casa. Antes, el 28 de agosto de1956, Ernesto P. Uruchurtu autoriza la condonacióntotal del impuesto sobre traslación de dominio debienes inmuebles que causa la operación de compra-venta. La operación está registrada según oficionúmero 3228, expediente F-1/211-1/2472 de 19 de sep-tiembre de 1956, girado por la Tesorería del DistritoFederal y firmado por el licenciado Octavio Calvo. Enrelación con el impuesto predial, véase el AoAM del14 de septiembre de 1956.

19 AoAM del 26 de octubre de 1956.20 Ibidem. César Navari es quien dona la placa

de piedra colocada en la fachada del nuevo do-micilio.

historia de la academia mexicana de la lengua

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Inauguración

Curiosamente, previa a la inauguración,el secretario perpetuo llama la atención el25 de enero de 1957, al dar la bienvenida alos señores académicos, de que ésta es laprimera junta que se celebra en un edificiopropiedad de la Academia. A continua-ción habla de la adaptación del primersalón de la entrada en el piso inferior,destinada a despacho del director, y elcambio de escalera de caracol que dabaacceso a la azotea por una de tipo co-mún, de la repintura total y el acabadode la gran mesa del salón de sesiones ylos asientos correspondientes, la sillería desesiones públicas y la instalación delalumbrado eléctrico.21 El 31 de este mesaparecen las invitaciones impresas paradicha inauguración:

La Academia Mexicana correspondiente de la

Española se complace en invitar a usted a

la solemne inauguración de su domicilio

en la calle de Donceles número 66, que se

efectuará el viernes 15 de febrero a las 19

horas. México, enero 31 de 1957.

alejandro quijano, director

alberto maría carreño,

secretario perpetuo

programa

El nuevo domicilio de la Academia Mexicana,

por el licenciado Alejandro Quijano.

La peregrinación de la Academia Mexicana,

por el doctor Alberto María Carreño.22

Por supuesto, también la Real AcademiaEspañola ha externado su felicitación porla adquisición en propiedad de su nuevodomicilio; para festejar el suceso, prometeenviar un retrato de Cervantes.23 La sesiónsolemne de inauguración, en efecto, tienelugar el susodicho 15 de febrero: presididapor el licenciado José Ángel Ceniceros,secretario de Educación Pública, en repre-sentación del presidente Adolfo Ruiz Cor-tines, y por el decano académico ManuelRomero de Terreros en virtud de queinfortunadamente el director AlejandroQuijano se encuentra aquejado por severí-sima enfermedad , cuenta con la presen-cia de los miembros de número AlbertoMaría Carreño, Genaro Fernández Mac-Gregor, Martín Luis Guzmán, Alfonso Jun-co, Artemio de Valle-Arizpe, Alfonso Reyes,Francisco Monterde, Ángel María Garibay,José Ignacio Dávila Garibi, Julio JiménezRueda, Isidro Fabela, Luis Garrido, JulioTorri, Salvador Novo, Francisco GonzálezGuerrero, Antonio Gómez Robledo, Da-niel Huacuja, Octaviano Valdés, Jesús SilvaHerzog, Manuel González Montesinos yCarlos Pellicer.24 La ausencia del directorresulta exclusivamente material, porqueen su lecho de enfermo redacta un discur-so breve que Julio Jiménez Rueda da aconocer durante la ceremonia. En el men-saje, escrito la víspera, día 14, Alejandro

25

21 AoAM del 25 de enero de 1957.22 Memorias de la Academia Mexicana correspon-

diente de la Española (Discursos académicos), t. xvi,p. 9. Es a partir del primer bimestre de 1957 cuando

se consigna el cambio de empadronamiento de lacasa.

23 AoAM del 25 de enero de 1957.24 Acta solemne del 15 de febrero de 1957, o Memo-

el recinto

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cita dos elogios sugestivos de la lenguaespañola, uno del monje agustino Malónde Chaide y otro nada menos que de Feli-pe IV. El primero de ellos acierta al decirque “no hay lenguaje ni lo ha habido queal nuestro haya hecho ventaja en abun-dancia de términos, en dulzura de estilo,en ser blando, suave, regalado y tierno ymuy acomodado para decir lo que quere-mos”,25 y el segundo se hace eco de cuan-do, al felicitar al papa Alejandro VII por suelección, en castellano, el rey agrega: “lohubiese escrito en latín si en medio de serla española su hija, no excediese aun a lamisma madre en la gravedad de su carác-ter, posesión de sus lacónicas frases, ma-jestad de sus palabras y en lo peregrino desus exquisitos y vivaces conceptos”.26

El director de la Academia desapare-cido dos días después, 17 de febrero de1957 , quizá en su último escrito, aclaraque es una fortuna la de ya poder contarcon una casa propia, porque “vivir en casaajena, lo sabéis vosotros, es llevar juntouna sombra de inseguridad, de desasosie-go, de molesta zozobra; haber hogar pro-pio da sensación de paz, de confianza, delibertad”. En su disertación no olvida agra-decer la largueza y decidido apoyo hacia lacorporación en cuanto atañe al edificio delos presidentes Miguel Alemán Valdés yAdolfo Ruiz Cortines en sus respectivasépocas de gobierno.27

Tras la lectura de la epístola enviada, elsecretario perpetuo Alberto María Carre-ño relata “La peregrinación de la Acade-mia”: un recorrido en que recuerda el des-arrollo del Primer Congreso de Academias

que en su oportunidad trataremos , laformación de la Comisión Permanenteque la acoge amablemente y le permiteutilizar su salón de sesiones, y el empeñode José Rubén Romero para propiciar es-tas lides que, en cierta forma, indirecta-mente si se quiere, influyen en el resultadofinal de la compra de la sede. La Academia—precisa— peregrina durante más deochenta y un años sin domicilio propio.28

La sesión solemne concluye cuando ellicenciado José Ángel Ceniceros pronunciaun elogio de nuestra lengua y declarainaugurado el recinto definitivo de la cor-poración.

Conservación y reparaciones

Cualquier local, para conservarse en for-ma útil, necesita repararse de vez en cuan-do; más si se trata del que reconoce unaconstrucción por demás alejada. La casonade la Academia, ubicada dentro del centrohistórico de la ciudad de México, requierede un permiso especial de las autoridadespara cualquier obra que se ejecute enella, al ser considerada desde 1972 como

26

rias de la Academia Mexicana correspondiente de laEspañola (Discursos académicos), tomo xvi, p. 11.

25 Ibidem.26 Ibidem.27 El discurso íntegro de Alejandro Quijano puede

consultarse en el t. xvi de las Memorias respectivas,

pp. 15-18, y la reproducción del acta de la se-sión solemne del 15 de febrero de 1957 allí mismo,pp. 11-13.

28 “La peregrinación de la Academia”, por AlbertoMaría Carreño, t. xvi de las Memorias, pp. 19-26. Laprensa informa ampliamente sobre el evento.

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monumento histórico. En el transcursodel tiempo, ciertos aconteceres merecencitarse dentro del ciclo 1946-2000 que nosocupa.

Pongamos por caso, en primer término,la adquisición de la puerta de estilo colo-nial colocada como entrada, que Artemiode Valle-Arizpe dona, prometiéndola en1961. El antecedente deriva de la peticiónrequerida desde 1959 a Jaime Torres Bodetpara que la Secretaría de Educación Públi-ca a su cargo realice el obsequio; comocorren los meses sin resultado efectivo, esel 10 de febrero del citado 1961 cuando elautor de El Canillitas reconoce que estádispuesto a regalar la de su casa en Saltillo,Coahuila; Luis Garrido sugiere entoncesque sea la Escuela de Talla Directa la quese ocupe de su hechura si por cualquiercircunstancia no es utilizable la ofrecida.29

En el propio mes la Academia obtienefotografías del ofrecimiento, efectivo cuan-do antes de morir el 15 de noviembre in-mediato Artemio lo consigna, y sus here-deros lo confirman el 24 de este mes.30

Empero, consta que hasta julio de 1964 fuecuando la puerta, recibida por donación,es adaptada: los gastos de ello ascienden a11 000 pesos, y su instalación definitivaocurre en julio-agosto de 1965,31 cuandoestá a punto de efectuarse el nonagésimoaniversario de la fundación corporativa.

Si en 1966 existe constancia de que enel edificio se ejecutan algunas obras dealbañilería, son de mayor envergadura laspracticadas gracias a la intervención direc-ta del secretario de Obras Públicas, inge-niero Luis E. Bracamontes, diez años des-pués, que se le agradecen ampliamente.32

En 1982 sufre arreglos la sala de juntas;reparaciones mayores acontecen hacia fi-nes de 1984, y estas obras son señaladascomo satisfactorias en enero de 1985.33 Elterremoto habido el 19 de septiembre de1985 sí daña el edificio, por lo que se sus-pende la sesión inmediata del 26 del mes;así lo hace saber el director José Luis Mar-tínez: el terrible y temible sismo producecuarteaduras en el “museo del recuerdo” ysu anexo, donde se resiente una grieta. Eldesplome de varios libreros es subsanadorápidamente. El 24 de abril de 1986 díceseque las reparaciones necesitadas por losdaños habidos con el temblor han ascen-dido a algo más de un millón de pesos; tie-ne que hacerse frente a una segundaobra.34

El año de 1988 es testigo de la interven-ción de la Secretaría General de Obras delDepartamento del Distrito Federal, a tra-vés del ingeniero Francisco Noreña Casa-do, relacionada con los posibles daños delsismo mayor de 1985 al edificio. El nuevoReglamento de Construcciones para el

27

29 AoAM del 10 de febrero de 1961.30 Posteriormente, el ingeniero Jesús de Valle

Arizpe entra en contacto con la Academia, y JorgeEnciso indica que no habrá problema para adaptarla puerta al edificio (AoAM del 23 de febrero de1962).

31 Véanse las AoAM correspondientes al 10 de

julio, 14 y 28 de agosto de 1964, y otras más de 9 dejulio y 27 de agosto de 1965.

32 AoAM del 25 de febrero de 1966 y 11 de juniomás 27 de agosto de 1976.

33 AoAM del 25 de febrero de 1982, 22 de noviem-bre de 1984 y 10 de enero de 1985.

34 AoAM del 24 de abril de 1986.

el recinto

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Distrito Federal de 3 de julio de 1987 definelas normas de seguridad estructural asig-nadas a las edificaciones asentadas en laentidad: todos los edificios cuyas fallasestructurales puedan causar la pérdida deun número elevado de vidas, deben revi-sarse y presentar al citado Departamentodel Distrito Federal un dictamen de segu-ridad y estabilidad sísmica; el 19 de abrilde 1988, así se le hace saber a la Academia,en oficio CCE/2636/88, y el director JoséLuis Martínez lo informa en la sesiónordinaria del 9 de junio inmediato, acor-dándose que el académico Roberto More-no de los Arcos sea quien se encargue delos trámites necesarios ante las autorida-des.35 Tras respuesta del 30 de este mismomes en que se precisa que el edificio aca-démico no está comprendido dentro de laclasificación del grupo A en el Reglamentode Construcciones, pues el cupo máximo desu salón de actos corresponde a 85 perso-nas y se ocupa en contados actos públicos,el Departamento del Distrito Federal ex-tiende, tras la inspección técnica del in-mueble, la comunicación respectiva el 25de agosto siguiente, donde se catalogaal edificio dentro de tal grupo, “por alber-gar bienes culturales de excepcional va-lor, representados principalmente por losejemplares incunables que existen en susbibliotecas”. El informe añade que los dis-tintos daños en la estructura producidospor los sismos de septiembre de 1985 nohan sido reparados a la fecha, y concluyeque los “trabajos recientes de restauración

realizados no permiten juzgar con certezala magnitud de los daños sufridos”. Elingeniero Carlos E. Castañeda Narváezsolicita un dictamen de seguridad estruc-tural. Después de que el ingeniero JoséVelázquez Huacuz, de Icatec, S. A. de C. V.,acude de parte de esta empresa, el 14 deoctubre rinde su informe: en su opinión laAcademia no necesita las reparaciones or-denadas por el Departamento Central. Elasunto permanece en suspenso tras de queel director obtiene del ingeniero FernandoMagallón el anuncio verbal de que el in-mueble “está en buen estado”.36

El ingeniero Alejandro Muñoz Díaz, deIngenieros Civiles de México, A. C., revive elasunto el 2 de abril de 1991 al señalar queel local amerita una revisión mayor, porquedar invalidados los peritajes anterio-res. El colegio representado por él colabo-ra en todo el país con el Programa de Soli-daridad para una Escuela Digna y, entresus actividades, arma dictámenes de segu-ridad estructural expedidos por expertosen ingeniería estructural, sísmica y de me-cánica de suelos, en edificios que debenapegarse al Reglamento de Construccionesdel D. F. El asunto es comentado dos díasdespués en la sesión ordinaria de la Acade-mia del 4 de tal mes: el académico RuyPérez Tamayo ofrece hablar de ello con elingeniero Daniel Ruiz Núñez, secretariode Obras Públicas del Departamento Cen-tral.37 Pero la inspección visual permiti-da y la elaboración de planos del edificio noconducen a una reparación considerable.

28

35 AoAM del 9 de junio de 1988.36 AoAM del 20 de octubre de 1988.

37 AoAM del 4 de abril de 1991.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 30: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Quizá la atención se desvía por la instala-ción del fax en junio siguiente, que obliga ala revisión del cableado eléctrico. Se sucedenalgunas obras menores ejecutadas que pue-den catalogarse como particulares: arreglosdel salón de actos, reparación de daños porfugas de agua desde la casa vecina del ladoponiente en 1992, redistribución de libroscon objeto de regularizar las cargas. En elmes de abril de este año, el Grupo Promo-tor, Supervisor y Constructor Mexicano,S. A. de C. V., por intermedio del arquitec-to Miguel Vigil, entrega un presupuesto demantenimiento y conservación del edificio,sugerido insistentemente por los académi-cos Gabriel Zaid, el propio Ruy y CarlosMontemayor, a la vez que Eulalio Ferrerpretende crear la Asociación de Amigos dela Academia; la rehabilitación pintura,limpieza de fachadas y canteras, pero sobretodo el tratamiento para consolidación degrietas colindantes arroja un costo de 10millones de pesos. Todo termina en pro-yecto.38 Debe decirse que ya meses antes,finales de 1991, el donativo del equipo decómputo requiere de una instalación pro-pia. En 1994 se impermeabiliza la azotea y,más que nada, ante la insistencia de uncomité destinado a la adaptación y restruc-turación de los edificios del centro histó-rico de la ciudad de México, se remodelala fachada de la casa limpieza, reintegra-ción de cantera, liberación de cables, con-

solidación de puerta y ventanas, y otroscometidos del 6 de junio al 6 de agosto,al cuidado de María de los Ángeles FerrerAnaya y por la cantidad de 26 183.90 pe-sos.39 El techo soporta nueva impermeabi-lización a principios de 1995: en el presu-puesto de la obra intervienen Eulalio Ferrery Gabriel Zaid, a fin de cuentas, el gastoseñalado por Remis Constructora suma139 774.14 pesos.40 Llévase a cabo la repa-ración de los daños ocasionados por eltemblor del 14 de septiembre de este año,41

aun cuando se descubren otros más.42

La situación, latente pudiérase decir, enla práctica no varía, excepción hecha dealguna recompostura de la instalacióneléctrica. El 8 de enero de 1998 José Roge-lio Álvarez advierte si, a propósito del des-alojo del edificio colindante, número 64 dela calle de Donceles, tal predio pudiese serdonado a la Academia, tal y como se habíarestituido a El Colegio Nacional lo quehabía sido el Archivo de Notarías adyacen-te.43 La humedad persiste, sobre todo en laplanta baja en el nivel del museo, que sedeteriora. Con motivo de la proximidaddel XI Congreso de Academias de la Len-gua Española, a celebrarse en esta capitaly en la ciudad de Puebla del 15 al 19 denoviembre del mismo 1998, por compro-miso ya establecido, la restauración másreciente recae sobre un equipo supervisa-do por José G. Moreno de Alba: concreta

29

38 Presupuesto de Grupo Promotor, en Expedien-te de la Asociación de Amigos de la Academia, abrilde 1992.

39 AoAM del 26 de mayo de 1994; Expediente delFideicomiso del Centro Histórico de la ciudad deMéxico, 1994.

40 AoAM del 9 de marzo de 1995.41 AoAM del 28 de septiembre de 1995.42 AoAM del 12 de octubre de 1995.43 AoAM del 8 de enero de 1998.

el recinto

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170 000 pesos o más.44 El arreglo de lacasona, aliñada por un arquitecto y su gru-po de operarios, deja señal en el trabajo“Un suspiro: la trama de José Luis Martí-nez en la Academia Mexicana”, escrito enagosto de 1999:

desaparición de las horrendas mamparas

que afeaban los barandales de hierro circun-

dantes del patio principal, limpieza de la

cantera de columnas y fuente señorial, pin-

tura de cuanto hay, adorno de corredores

con macetones de geranios, nivelación del

piso y reparo de la puerta ornamental de la

entrada. Visión diferente que origina el real-

ce colonial del edificio inaugurado gracias al

“aliento de la mano tutelar de Miguel Ale-

mán” según expresara José Rogelio Álvarez,

en su discurso original…45

En el año de 2000, como una perspec-tiva un tanto utópica, viene hablándosede que, de una reunión habida con Ale-jandro Burillo Azcárraga, interesado enencabezar la Asociación de Amigos de laAcademia, la sede tome un rumbo nove-doso: el de la colonia Roma de esta ciudad.El 10 de agosto de ese año Eulalio Ferrercomunica la buena nueva de que, en efec-to, este empresario ha aceptado presidirla añorada asociación; al externarlo, enel aire vuelan tres posibilidades al futu-ro: una reparación en forma del edificioactual, el cambio a la colonia Roma y, fi-nalmente, la anexión de la casa número64 de la calle de Donceles, reviviendo laidea de José Rogelio Álvarez. Hasta el mo-mento, posibilidades y sueños. ¡El tiempodirá!46

30

44 AoAM del 22 de octubre de 1998.45 Enrique Cárdenas de la Peña, “Un suspiro: la tra-

ma de José Luis Martínez en la Academia Mexicana”.

46 AoAM del 10 de agosto de 2000.

historia de la academia mexicana de la lengua

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Dentro del macizo mismo que es el recintoestán alojados el museo y la biblioteca per-tenecientes a la Academia. El llamado “mu-seo del recuerdo”, que después cambió denombre, conserva objetos incalculables si encuenta se toma su valor estimativo. La ideade fundación de un lugar donde se conser-ven prendas pertenecientes a quienes hanhonrado a la Academia deriva de la inicia-tiva que Francisco Monterde como direc-tor externa durante la sesión ordinaria del22 de enero de 1965. Cuéntase en ella que

a continuación, el director, señor Monterde,

expuso la valiosa idea de la fundación de un

museo en la planta baja del edificio, siguien-

do el ejemplo de otras agrupaciones simila-

res; sugestión que fue muy del agrado de los

académicos presentes y por ello se le felicitó

efusivamente. Se acordó que sea en la sesión

pública de homenaje al señor don Federico

Gamboa, anunciada para el viernes 29 del

presente mes, cuando se inicie la fundación

de dicho museo, con objetos y prendas de

uso personal de dicho señor Gamboa, que

ha obsequiado a la Academia Miguel Gam-

boa, hijo del homenajeado. En seguida, don

Salvador Novo ofreció gestionar con el se-

ñor don Pedro Maus, Jr., el obsequio del ori-

ginal de la novela Santa, adquirido con la

biblioteca del señor Gamboa. Para formar,

instalar y conservar el museo, se consideró

indispensable la creación de un Patronato,

acerca del cual y de los miembros que deban

integrarlo, se hicieron varias proposiciones,

entre ellas hablar con el señor licenciado

don Carlos Prieto. El señor Novo ofreció

dirigirse al señor don Carlos Trouyet, quien

podría ayudar mucho a la formación del

referido museo, y propuso que se fijara una

cantidad, como base, para un año de soste-

nimiento. Se acordó que se hiciera publici-

dad a la iniciativa, por medio de la prensa.

El señor académico González de Mendoza

ofrece tratar con la señora viuda de Tablada

para que obsequie, con destino al museo, los

manuscritos que ha prestado para la publi-

cación de las obras de Tablada, y que venda,

en un precio módico, el álbum formado por

dicho señor académico con dibujos origina-

les de Roberto Montenegro y otros artistas

jaliscienses. Varios de los presentes ofrecie-

ron proporcionar los nombres de algunas

personas que podrían hacer donaciones pa-

ra el museo y se sugiere que la Academia se

dirija a las familias de los académicos di-

funtos, para pedirles que contribuyan con

objetos que hayan sido de uso personal de

los académicos finados. El señor académico

Fernández del Castillo ofrece donar, para el

museo en proyecto, una fotografía en la que

aparece Amado Nervo, al lado de otros escri-

31

II. EL MUSEO

Iniciativa. Preparativos

Page 33: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tores distinguidos. Se acordó que, para la

conservación de los objetos destinados al

museo, se adquieran las vitrinas adecuadas.1

La sesión pública del 29 de este mes,dedicada a Federico Gamboa, en la cualAlfonso Junco lee “Don Federico Gamboaen la Academia”, y Mauricio Magdalenocuenta “México en la obra de FedericoGamboa”, da pábulo para que SalvadorNovo manifieste, como comisionado de laAcademia, su acercamiento a Pedro Maus,Jr., a quien le ha solicitado la donación delmanuscrito de la novela Santa: con la pre-sencia en la sesión de esta persona, ellamisma hace entrega pública del citadomanuscrito. Este día Miguel Gamboa tam-bién hace entrega oficial de una corona delaurel, metálica, obsequiada a su padrecuando la novela Santa cumple 25 añosde haber sido escrita; una placa de plataotorgada por la propia Academia cuandoGamboa festeja su cincuentenario comoescritor; un lapicero de plata y unos an-teojos usados por don Federico, más elcapítulo v, manuscrito, de su novela histó-rica La confesión de un palacio.2

La fundación del museo es tomada confervor: los académicos en su totalidad seaprestan a adquirir objetos de sus amigoso conocidos pretéritos. No es posible seña-lar una a una las dádivas y los ofrecimien-tos de pertenencias, en ocasiones éstoshasta mediante una recompensa en efecti-vo. En febrero inmediato se anuncia la

buena disposición de Carlos Trouyet paraformar parte del patronato del museo, yla integración de una comisión que estédestinada a recabar los objetos ofrecidos,constituida por Carlos Pellicer, SalvadorNovo y Justino Fernández. El secretarioperpetuo, José Ignacio Dávila Garibi, tur-na innúmeras peticiones a los deudos deotros tantos académicos, obteniendo mag-nífica respuesta. De Carlos Pellicer se soli-cita su valioso auxilio como experto enmuseografía.3 El 26 de marzo del propio1965 las sugerencias de los académicos vanmultiplicándose: la comisión se estableceen firme, en tanto que se le añade el direc-tor mismo, Francisco Monterde.4 En abrilinmediato Luis Garrido informa sobre laentrevista que ha sostenido con la casaBotas respecto de los manuscritos pertene-cientes a José Vasconcelos que posee, tris-temente, en forma adversa. La secretariaJoaquina Mondragón reúne una lista dedonantes.5 Continúan los ofrecimientos ydádivas durante los meses siguientes demayo y junio. Miguel Gamboa coloca enventa el medallón en bronce que conservacon la efigie de su padre, obra del escultorJusto de Gandarias. Como el museo vaa instalarse en la planta baja del recintoacadémico, se recomienda que el piso decemento de las piezas donde se ubiqueadquiera su condición definitiva: cuandoCarlos Pellicer opina sobre las obras nece-sarias para adecuar el local, la fecha deinauguración del recinto —relacionada con

32

1 AoAM del 22 de enero de 1965.2 AoAM del 29 de enero de 1965.3 AoAM del 12 de febrero de 1965.

4 AoAM del 26 de marzo de 1965.5 AoAM del 23 de abril de 1965.

historia de la academia mexicana de la lengua

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la conmemoración del nonagésimo aniver-sario de fundación de la Academia— es di-ferida.6 Ya en octubre de ese mismo 1965,Salvador Novo sugiere que se concerte unacomida con Carlos Trouyet para ofrecerlela presidencia del patronato del museo. Enel undécimo mes del año el hijo de CarlosGonzález Peña menciona la donación deloriginal de una novela de su padre, inéditay escrita en su juventud, acaso la primerasuya, con el ofrecimiento por parte de laAcademia de que no sea publicada.7

No obstante las magníficas respuestasde ciertos familiares de académicos desa-parecidos —algunos de ellos olvidados—,los preparativos para la instalación dellugar destinado al museo sufren un re-traso considerable. La Secretaría de Edu-cación Pública, a cargo de Agustín Yáñez,colabora en el arreglo del local de la plantabaja. La prensa se ocupa ya del anuncio delos preparativos citados: nada menos, elNovedades del 9 de enero de 1966 registrasu artículo “La Academia Mexicana de laLengua creará su museo”.8 Salvador Novoinsta a Carlos Trouyet para que en defini-tiva forme parte del patronato: no sóloacepta, sino que dona 50 000 pesos, y en-tonces, con una fracción de este dinero, laAcademia adquiere el medallón en ventade Federico Gamboa. Quien fue cronis-ta de la ciudad de México entrega el di-nero del empresario el 28 de octubre de1966. Entre los objetos para entonces ad-quiridos destaca por insólito el bicornio y

el uniforme que usó Balbino Dávaloscomo diplomático.9 La comida preparadapara Trouyet se distancia debido a losmúltiples compromisos que a él lo ago-bian; con posterioridad se le agasajará enLa Capilla.

Corren los años 1967 a 1969 en los pre-parativos. Cuando en el primero de estoscalendarios el museo obtiene algunos ob-jetos pertenecientes a Alejandro Quijano ya José Rubén Romero se insiste en queantes de la instalación tienen que resolverlas condiciones del sitio donde va a alojar-se. Resulta indispensable reparar cuartea-duras y cubrir el piso de cemento, afrontartrabajos de albañilería y aprovechar la ex-periencia de un museógrafo, solicitado yaal secretario de Educación Pública.10 Eneste asunto debe intervenir el doctor Euse-bio Dávalos Hurtado, director del Institu-to Nacional de Antropología e Historia;11

al enfermar de gravedad y morir, su lugares ocupado por el arquitecto Luis OrtizMacedo, quien recomienda al experto en la materia José Lameiras Olvera; éstelevanta y muestra una serie de planos, quese conservan. Los presupuestos formula-dos para las obras del museo en conjuntosignifican en tal época la cantidad cercanaa los 34 000 pesos.12 Parece precipitada lainvitación acordada al señor presidentedel país por conducto del secretario deEducación Pública Agustín Yáñez, parainaugurar el museo porque el museógrafosupone que los trabajos de instalación que-

33

6 AoAM del 27 de agosto de 1965.7 AoAM del 12 de noviembre de 1965.8 Novedades, 9 de enero de 1966.9 AoAM del 25 de marzo de 1966.

10 AoAM del 27 de octubre de 1967.11 AoAM del 19 de enero de 1968.12 AoAM del 26 de abril de 1968.

el museo

Page 35: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Carlos Pellicer

José Ignacio Dávila Garibi

Page 36: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

José Rubén Romero

Antonio Acevedo Escobedo, ca. 1971

Page 37: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

darán terminados hacia julio —hablamosdel 68—; la ceremonia inaugural podríaefectuarse quizá en septiembre.13 FranciscoMonterde, empero, prepara los textos delas tres etapas comprendidas para el museo,las cuales aparecerán en la Guía y en lostableros explicativos del local, así como lasbiografías de los académicos respectivosrepresentados por sus retratos.14 Hacia fi-nales del año, diciembre de 1968, el direc-tor redacta para la revista Artes de Méxicoun informe a utilizar que intitula “Museodel Recuerdo”. Comienza diciendo que

no es frecuente en nuestro país que los here-

deros de escritores conserven objetos gracias

a los cuales el público los conozca y se apro-

xime a ellos, como acontece en los museos.

Por excepción, se han conservado muebles y

objetos de uso personal que aún se hallan en

poder de los allegados de aquel a quien per-

tenecieron; pero hasta ahora no se había in-

tentado, en México, fundar un museo desti-

nado a exhibir algo de lo que estuvo cerca de

los escritores del pasado, ni se ha pretendido

reconstruir el ambiente en que transcurrie-

ron los últimos años de algunas existencias

consagradas al cultivo de las letras. Varias

casas donde se deslizaron los días finales de

la vida de escritores de prestigio, no sólo

en la capital de la República, ahora deshabi-

tadas —como lo ha estado aquella en que

Manuel Gutiérrez Nájera llegó a su ocaso, en

las actuales calles de la República del Bra-

sil—, podrían exhibir valiosos autógrafos,

en dedicatorias de libros, cartas y originales,

así como objetos de su propiedad, que por

carecer de un lugar adecuado para exponer-

los, están fuera del país, o en poder de sus

descendientes...15

Luego alude a ejemplos de museos si-milares existentes en el extranjero, men-ciona la idea de la formación de una gale-ría de directores de academias de la lengua—comenzada con el retrato y la dedicato-ria autógrafa del recién fallecido polígrafoRamón Menéndez Pidal— y acaba citandodiferentes adquisiciones, entre ellas, pon-gamos por caso, algunas papeletas del Vo-cabulario de mexicanismos de JoaquínGarcía Icazbalceta o preciados objetos per-tenecientes a Francisco Pimentel.16

Ya el 28 de febrero del 1969, en sesiónpública donde se honra la memoria del aca-démico Juan B. Delgado en ocasión delcentenario de su nacimiento, al concluir lareunión los asistentes visitan el museo,instalado en las dos salas señaladas para élen la planta baja de la casa; el licenciadoRafael Oliveros Delgado hace allí uso de lapalabra para agradecer el homenaje a sutío.17 Todavía anterior a la apertura dellocal, el 13 de junio inmediato la Academiarecibe un donativo de 20 000 pesos porconducto de Elías Sourasky y Arnold Sil-versten, funcionarios del Banco del Aho-rro Nacional, Comité del Fomento Educa-tivo, para aplicar al museo, aun cuandoparte de él está destinado a cubrir gratifi-

36

13 AoAM del 14 de junio de 1968.14 AoAM del 9 de agosto de 1968.15 En siete páginas, “Museo del Recuerdo”, por

Francisco Monterde, 14 de diciembre de 1968.

16 Ibidem.17 Acta de la sesión pública de la Academia Mexi-

cana del 28 de febrero de 1969.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 38: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

caciones para los empleados.18 Es haciaentonces cuando Beatriz Reyes Nevares,en el Novedades del 2 de julio siguiente, es-cribe “Museo de escritores” diciendo:

la idea es buena y justa. México tiene que

aprender a conservar en su mente las figuras

de sus hombres distinguidos. Monterde ha

recordado que en París puede visitarse, to-

davía hoy, la casa en que trabajó Victor

Hugo, lo mismo que la de Balzac. En Franc-

fort existe, aunque bastante alterada, la de

Goethe. Aquí nos hace falta un poquito más

de afición a nuestro propio pasado, que es, al

fin y a la postre, un factor esencial de nues-

tro presente y de lo por venir. No se trata de

beatería ni de tradicionalismo estéril. Se tra-

ta de un movimiento natural en cualquier

cultura: el de establecer un contacto firme

con los antecesores, única forma de plantar-

se con solidez en el suelo de ahora. Por ello

la iniciativa de Monterde, y la obra que ya

está en proceso, del Museo del Recuerdo

—el nombre, hemos de confesarlo, no nos

gusta—, merece inequívocos aplausos.19

Durante 1970 se cumplen los últimostoques. En enero el museo está casi termi-nado: falta enmarcar la lista de donantes,formular el programa de la inauguración eimprimir la Guía. Tal vez la fecha esperada

pueda coincidir en ocasión del homenaje aAmado Nervo. El borrador de la Guía, con-cluido para el 26 de junio de ese año, va aimprimirse en los talleres de la Secreta-ría de Educación Pública.20 La correcciónde pruebas permanece al cuidado del aca-démico Antonio Acevedo Escobedo.21 Losplanes de inauguración quedan listos parael 11 de septiembre inmediato.22

Inauguración

En efecto, la sesión ordinaria del 11 de sep-tiembre de 1970 guarda, en ceremonia espe-cial, dada la presencia del secretario de Edu-cación Pública, licenciado Agustín Yáñez,pero sin la asistencia del presidente GustavoDíaz Ordaz, a quien se ha invitado, la inau-guración del museo. En esta ocasión asis-ten los señores académicos Jaime TorresBodet, Ignacio Dávila Garibi, Jesús Guisay Azevedo, Octaviano Valdés, FranciscoFernández del Castillo, Miguel León Porti-lla, Andrés Henestrosa, Justino Fernández,Antonio Acevedo Escobedo, Amancio Bola-ño e Isla, Edmundo O’Gorman y Alí Chu-macero, designado por el señor directorpara desempeñar la secretaría.23

Preside Francisco Monterde. Tambiénse halla el académico correspondiente en

37

18 AoAM del 13 de junio de 1969.19 Beatriz Reyes Nevares, “Museo de escritores”,

Novedades, miércoles 2 de julio de 1969.20 AoAM del 26 de junio de 1970.21 AoAM del 10 de julio de 1970. En relación con

los arreglos, tenemos noticia de que el propio JoséLameiras es quien se ocupa de los trabajos másimportantes, Alejandro Alarcón realiza la instalacióneléctrica, Feliciano Torres maneja la ebanistería y

Ricardo Vega es quien ejecuta la albañilería. La licen-ciada Lidia C. de Camacho y José Ma. Aguilar Cabpresentan un presupuesto del Departamento deMuseos Regionales del INAH calculado en 3 500 pesospor obras diversas. Ya se han gastado más de 54 000pesos en total.

22 AoAM del 11 de septiembre de 1970.23 Ibidem.

el museo

Page 39: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

El museo

Mesa sobre la cual Manuel Acuñaescribió el Nocturno a Rosario

Page 40: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Puebla, Enrique Cordero y Torres. El actarespectiva aclara con entera sencillez que

el señor director manifestó que en vista de

que está para llegar el señor licenciado Agus-

tín Yáñez, secretario de Educación Pública,

para inaugurar el museo, la sesión se suspen-

de, para reanudarla en el salón de actos donde

el propio señor director manifestó que la Aca-

demia cumple hoy su 95° aniversario y que

con ese motivo se procederá a la inauguración

del museo, cuya historia resumió. El señor

director invitó a los presentes a escuchar las

palabras del señor secretario de Educación

Pública, quien hizo la declaratoria de inau-

guración del mencionado museo.24

Con certeza, Agustín Yáñez improvisa al-gunas palabras: no existe constancia de undiscurso formal suyo, pero sí sabemos que,previamente a la declaratoria, sugiere que elrecinto no sea consagrado solamente a lamemoria de académicos fallecidos, sinoque se le destine a museo del escritor, auncuando no se trate de personas que hayanpertenecido a la propia Academia.25 Sobreesta fecha Alfonso Taracena, en El Univer-sal, redacta el artículo “Museo de académi-cos”, agrio e hiriente, donde satiriza conrudeza —envidiándolos— a varios de losindividuos de número;26 en oposición acuanto en la etapa de formación del mu-seo Salvador Novo había dejado sentadoen su “Acta académica” del 4 de noviembrede 1968 en Novedades:

Quiero ahora hablar de la realización, ya cum-

plida, de un proyecto hace tiempo concebido

y propuesto por nuestro director, y por todos

aprobado: el de que la Academia Mexicana

de la Lengua destinara unas salas de su casa

a museo. Museo en el que se conserven y exhi-

ban retratos, prendas, manuscritos y objetos

de los académicos fallecidos; y que así equi-

valga a la Historia viva, objetiva, de la por

antonomasia docta corporación.

No fue fácil reunir los materiales para ser

museo […]27

La prensa se ocupa del acto en formavariada.

La Guía del museo

Para dar a conocer la apertura del museo—que, entre paréntesis, nunca ha sido pú-blico, sino privado y por ello prácticamen-te desconocido— en agosto de 1970 laGuía es impresa en los Talleres Gráficos dela Dirección General de Administraciónde la Secretaría de Educación Pública, entirada de 1 000 ejemplares y, como ya ex-ternamos, al cuidado de Antonio AcevedoEscobedo. El 9 de octubre del propio 1970los académicos acuerdan enviarla a lasdemás Academias.28 La Guía, en 31 pági-nas, comprende en primer lugar los pro-pósitos y desarrollo de la corporación, conla idea de “preservar el idioma y tratar deque en su evolución siguiera línea ascen-dente”; luego resume su historia, divi-

39

el museo

24 Ibidem.25 Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi, p. 416.26 Alfonso Taracena, “Museo de académicos”, El

Universal, 18 de septiembre de 1970.

27 Salvador Novo, “Acta académica”, Novedades,4 de noviembre de 1968.

28 AoAM del 9 de octubre de 1970.

Page 41: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

diéndola en tres etapas: la inicial, com-prendida de 1875 a 1909; la segunda, desde1910 a 1939 —en que los miembros se ele-van de los 12 primerizos a 36 de número y36 correspondientes—, y la tercera, lleva-dera de 1940 a 1970, en que se citan loseventos sobresalientes de dicho lapso;29 y,en seguida, al referirse a la fundación delmuseo, reconoce que para crearlo se contócon la eficaz ayuda de una comisión inte-grada por los académicos Carlos Pellicer,Salvador Novo y Justino Fernández, quie-nes colaboraron activamente con el direc-tor, el secretario perpetuo José IgnacioDávila Garibi, el censor Octaviano Valdés,el tesorero Luis Garrido, el bibliotecarioAndrés Henestrosa y las señoritas secreta-rias Joaquina Mondragón y María de laLuz Lazo. El primero hizo oportunas su-gerencias; gracias al segundo pudieronobtenerse donativos de importancia. A losdemás se debieron precisas orientaciones ylabor perseverante.30 Tras un listado conlos nombres de las personas donantes deretratos y objetos destinados al museo,58 en total, el cuadernillo desglosa paso apaso las dos salas: en la primera figuransiete vitrinas, un tablero, siete cuadros yun entrepaño, y en la segunda las vitrinas8 a 10, una mesa, un entrepaño y los cua-dros 8 a 15. Existen facsímiles de docu-mentos relacionados con la historia de laAcademia, fotos del patio interior y fa-chada de la casa número 86 de la calle deRepública de Cuba —antigua de Medinas

número 6—, en la que la Academia cele-bró su primera reunión el 11 de septiembrede 1875, retratos múltiples —entre ellos elde José María Bassoco, primer director dela Academia, Rafael Ángel de la Peña, Joa-quín García Icazbalceta, Francisco Pimen-tel, Amado Nervo, Luis G. Urbina, JustoSierra, Manuel José Othón, Luis GonzálezObregón, Artemio de Valle-Arizpe, Alejan-dro Quijano, Alfonso Reyes, Isidro Fabela,Francisco Castillo Nájera y muchos más—,objetos diversos, veneras, condecoraciones

40

historia de la academia mexicana de la lengua

29 Guía del museo de la Academia Mexicana corres-pondiente de la Española. Manuscritos, objetos y retratosde académicos fallecidos. Propósito y desarrollo, pp. 7-13.

30 Ibidem, p. 15.

Guía del museo

Page 42: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

y diplomas. Cierra la Guía la nómina delos miembros integrantes de la Academiaen tal momento, con la directiva en loscargos de Francisco Monterde como di-rector, José Ignacio Dávila Garibi comosecretario, Luis Garrido como tesorero,Octaviano Valdés como censor y AndrésHenestrosa como bibliotecario; 30 acadé-micos de número y 34 correspondientes;de ellos, 17 mexicanos y 17 extranjeros.31

Desde luego, como puede apreciarse, a suapertura el museo recoge artículos de ines-timable valor, que permanecen en resguar-do dentro del recinto propiedad de la Aca-demia.

Después

Cuando en la madrugada del 12 de marzode 1971 muere Carlos Trouyet, presiden-te del patronato del Museo, una comitivaacadémica lo acompaña durante el sepe-lio: se le piensa sustituir con Manuel Es-pinosa Yglesias, Carlos Prieto o AntonioLópez Silanes; para hablar con ellos se de-signa, respectivamente, a Rafael F. Muñoz,Luis Garrido y Francisco Fernández delCastillo. De inmediato, Carlos Prieto indi-ca que está imposibilitado para aceptar elencargo de la presidencia y, en su defecto,obsequia al museo un documento cervan-tino. De allí en adelante, como momentosestelares —nunca una reseña exhaustiva—,recogemos, desde luego, la visita que elpresidente Luis Echeverría efectúa a la

Academia el 16 de abril de 1971, de dondederiva la aceptación inmediata de partesuya para que un museógrafo del Institutode Antropología cumpla con el proyecto deañadir el museo de escritores mexicanosal Museo del Recuerdo, y en compañía dePedro Ruiz González, gobernador del es-tado de Zacatecas, también en presenciade Guillermo y Leopoldo López Velarde,hermanos del poeta jerezano, hace entregade los originales del poema La suave patriaa la Academia.32 Excélsior publica el 5 de

el museo

41

31 Ibidem, pp. 29-31.32 AoAM del 4 de mayo de 1971. En relación con la

familia Echeverría, puede agregarse que la Academiaconserva el poema Puesto ya el pie en el estribo, de

León Felipe, que este poeta hispano-mexicano envíacomo obsequio el Día de Reyes de 1968 a BenitoEcheverría Zuno, entonces de 15 años de edad.

María de la Luz Lazo

Page 43: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

mayo inmediato la entrega de tales joyas.Es en tal sesión de la víspera, extraordina-ria del 4, cuando Antonio Carrillo Floresimprovisa elocuente comentario sobre lapoesía.

Más tarde, 23 de junio de 1972 con exac-titud, el doctor Boyd G. Carter, en re-presentación de la hija primogénita deManuel Gutiérrez Nájera, el Duque Job—Cecilia por nombre—, tras la lectura desentida carta escrita por ella, entrega a laAcademia reliquias pertenecientes al poe-ta, conservadas en Nueva Orleáns por suviuda Cecilia Maillefert.33 Francisco Mon-terde, en la ocasión, al señalar que contales pertenencias se inicia el museo delescritor mexicano, declara que

no podía haber encontrado la heredera del

iniciador del modernismo a un representan-

te mejor ni depositario más fiel de tales

objetos que el doctor Carter, sin duda quien

conoce más la vida y la obra de Gutiérrez

Nájera en el país vecino, como lo demues-

tran los abundantes escritos que le ha consa-

grado; estudios que vinieron a aumentar y

enriquecer la bibliografía crítica del moder-

nismo.34

El museo se llama “de la Academia” enlugar “del Recuerdo” desde el 23 de febrerode 1973,35 cuando a la comisión previa se

incorporan para cuidarlo Carlos Pellicer yJosé Rojas Garcidueñas. Ya para entoncesPablo Macedo ha donado, el 2 de octubrede 1972, el drama Entre hermanos de Fede-rico Gamboa.36 El 22 de marzo de 1974 ellicenciado Héctor Valdés, del Centro deEstudios Literarios de la UNAM, entrega aFrancisco Monterde, presidente de la co-misión del museo, una condecoración queel Japón concedió a José Juan Tablada.37

La Presidencia de la República obsequiaa la Academia manuscritos que habíansido de León Felipe; es en esta ocasión, 26de abril inmediato, cuando el director dela corporación explica la necesidad que setiene de contar con un local seguro y ade-cuado para guardar en depósito papelesde tanto valor.38 Háblase entonces de laemisión de timbres por la Secretaría deComunicaciones y Transportes, Direcciónde Correos, con efigies de escritores me-xicanos célebres: Juan Ruiz de Alarcón,Ramón López Velarde, sor Juana Inés de laCruz y, de tratarse de algunos recientes,Enrique González Martínez, Alfonso Re-yes, Salvador Azuela, José Vasconcelos yotros.39 Posibilidad diferente la de impri-mir estampillas conmemorativas de losdirectores de la Academia: José MaríaVigil, José López Portillo y Rojas, AlfonsoReyes.40 Durante 1975 Ignacio Bernal envíapara su resguardo algunos manuscritos y

42

historia de la academia mexicana de la lengua

33 Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 416-418.

34 Ibidem, p. 418.35 AoAM del 23 de febrero de 1973.36 AoAM del 2 de octubre de 1972.37 AoAM del 22 de marzo de 1974.38 AoAM del 26 de abril de 1974. Los papeles de

León Felipe traerán al futuro la protesta airada del

señor León Felipe Camino Galicia, sobrino del poeta,al parecer único y universal heredero y albacea de susucesión testamentaria, reclamando el depósito en laAcademia de tales documentos; dicha protesta estáfirmada el 15 de julio de 1985.

39 Ibidem.40 AoAM del 26 de septiembre de 1974.

Page 44: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

43

el museo

papeletas de José García Icazbalceta.41 En1977 el acta del 11 de febrero relata queRamón Xirau envía varias libretas deposi-tarias del diario de José María González deMendoza,42 cuya revisión es asignada aPorfirio Martínez Peñaloza. Poco despuésJosé Aguilar Cab, uno de quienes intervi-nieron en la formación del museo, acudecon el propósito de examinar algunas delas vitrinas, necesitadas de reparación.43

La humedad existente en el local, progresi-va, requiere de la opinión de un arquitectopara proceder a su arreglo.44 Al año si-guiente, la viuda de Jaime Torres Bodet

promete la entrega a la Academia del re-trato pintado por Manuel Rodríguez Lo-zano y varios de sus libros.45 En la fecha enque se comenta que Cecilia GutiérrezNájera pregunta sobre el cuidado de laspertenencias de su padre, ya donadas, dí-cese que urge arreglar el museo: José RojasGarcidueñas opina que “es indispensablerevisar las vitrinas, de modo que se pue-dan abrir para ser limpiadas, separar de lapared las que están siendo víctimas dela humedad de los muros, y otros aspec-tos…”46

Boyd Carter ofrece donar el Azul queRubén Darío envió en su oportunidad alDuque Job.47 Ya hacia 1980 por fin esaceptado un presupuesto que por 20 000pesos presenta Guillermina Peña Arra-zola para restaurar el museo en 15 díashábiles.48 La asesoría de Mario Vázquez,del Instituto Nacional de Antropologíae Historia, hace recapacitar sobre unarehabilitación de mayor alcance.49 Comotarda la intervención del museógrafo,dilata la reapertura del local: el doctorIgnacio Bernal recomienda a FedericoHernández Serrano, director del Museode la Ciudad de México, para que tercieen el asunto. Roberto Alarcón Cedillocoincide con la opinión de la restaurado-ra Peña Arrazola: declara urgente el tra-tamiento del museo, considerando queya existen piezas de difícil salvación,como la figurilla de un perro que sufre

41 AoAM del 28 de febrero de 1975.42 AoAM del 11 de febrero de 1977.43 AoAM del 27 de julio de 1977.44 AoAM del 25 de noviembre de 1977.45 AoAM del 9 de junio de 1978.

46 AoAM del 9 de febrero de 1979.47 AoAM del 26 de julio de 1979.48 AoAM del 27 de marzo de 1980.49 AoAM del 8 de mayo de 1980.

León Felipe

Page 45: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cáncer de metal.50 El propósito no pros-pera, y a fin de cuentas hacia términosdel mismo 1980 la Academia otorga fa-cultades suficientes a María del CarmenMillán para que cuanto antes proyectela reorganización y restauración del lu-gar.51 Pronto Sergio Galindo recibe laencomienda, en sustitución de la acadé-mica; de cualquier manera, no existeacuerdo definitivo. El 23 de julio de 1981,cuando la corporación ha recibido yala mesa sobre la cual corre la leyendade que en ella Manuel Acuña ha escritoel Nocturno a Rosario, el director infor-ma que

en la visita al museo de la Academia que

hizo Sergio Galindo con el arquitecto Flavio

Salamanca, ellos consideraron que los loca-

les actuales son muy pequeños y que hay

que pensar en anexos o en otros sitios que

permitan enriquecer lo que hasta ahora se

tiene. Se plantearon varias opciones y el

director propuso hacer una exploración con

las personas encargadas de la remodelación

del Centro Histórico de México, particular-

mente con el licenciado Arturo Llorente

González, para ver la posibilidad de que se

done a la Academia una casa adecuada para

instalar el museo y la biblioteca. El licencia-

do Alemán hizo algunas consideraciones

económicas en vista de las cuales parece que

no es aconsejable emprender una obra tan

compleja y costosa. Se propuso entonces

averiguar con el rector de la UNAM la posibi-

lidad de que en parte del edificio de San

Ildefonso, ahora desocupado, pudiera alber-

garse el Museo del Escritor, lo cual parece

más viable.52

Hacia 1982 la Academia recibe docu-mentos pertenecientes a Andrés Bello, yuna colección de correspondencia de Rufi-no José Cuervo;53 en 1985, alguna piezaliteraria de María Enriqueta Camarillo dePereyra —ocasión en que Porfirio Martí-nez Peñaloza sugiere la conveniencia de

44

50 Dictamen presentado el 26 de marzo de 1980,con firma del 23 precedente. Gulmaro Díaz, enviadopor el arquitecto Jani Hermann, ofrece otro dictamensimilar de fecha anterior.

51 AoAM del 27 de noviembre de 1980.52 AoAM del 23 de julio de 1981.53 AoAM del 14 de enero y del 10 de junio de 1982.

historia de la academia mexicana de la lengua

Rosario de la Peña y Llerena

Page 46: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

hacer un inventario de manuscritos y otrosmateriales semejantes poseídos por la Aca-demia—;54 y, en 1987, el soneto que Miguelde Unamuno dedica a la lengua, aquel quetranscrito dice:

La sangre de mi espíritu es mi Lengua

y mi patria es allí donde resuene

soberano su verbo, que no amengua

su voz por mucho que ambos mundos llene.

Ya Séneca la preludió aún no nacida

y en su austero latín ella se encierra,

Alfonso a Europa dio con ella vida,

Colón con ella redobló la Tierra.

Y esta mi Lengua flota como el arca

de cien pueblos contrarios y distantes,

que las flores en ella hallaron brote

de Juárez y Rizal, pues ella abarca

legión de razas; lengua en que a Cervantes

Dios le dio el Evangelio del Quijote.55

Más cerca, en 1998, el museo —o laAcademia— recibe de José Ignacio Car-bajal, embajador de España en México,una carpeta con diversos textos y un re-trato de Cervantes, realizados con motivodel 450 aniversario del nacimiento delautor del Quijote.56 Y en 1999 vuelve areconocerse la humedad que invade almuseo y la necesidad de limpiar sus vitri-nas, para mejorar la conservación de losobjetos allí contenidos. Como remate, el25 de mayo de este año la corporaciónrecibe de manos del licenciado AlejandroJiménez Martín del Campo el tomo ii delmanuscrito de Federico Gamboa en cuyaportadilla se lee Mi diario. Intimidades.Literatos y literatura;57 El Universal dacuenta del evento. Una visita al museo el27 de enero de 2000 muestra el abando-no, a todas luces incuria, de sus dos salas:es muy de desear que la Fundación deAmigos de la Academia, por formarse,emprenda con cuidado y con fervor surehabilitación.58

45

54 AoAM del 8 de agosto de 1985.55 AoAM del 13 de agosto de 1987. El soneto es de

Ediciones Universidad de Salamanca, España.

56 AoAM del 30 de abril de 1998.57 AoAM del 27 de mayo de 1999.58 AoAM del 27 de enero de 2000.

el museo

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El tomo vii de las Memorias de la Aca-demia Mexicana donde Alberto MaríaCarreño se ocupa de la biblioteca en suspáginas 295-303 nos informa sobre lapenuria de libros colectados por ella. Lasvicisitudes de algunas entregas, como lade la biblioteca del licenciado MarianoLara por su viuda y el nombramiento delacadémico Mariano Cuevas como depo-sitario especial y no bibliotecario tempo-ral, se desvanecen en 1934 cuando éste“manifiesta suspender indefinidamentela guarda de la biblioteca que se pedía a laAcademia”.1 Los libros de Federico Gam-boa nunca se concentran en el recintoacadémico porque su hijo los vende. Elsecretario de la corporación hace notarque él “no tiene libros de la Academia,a pesar de que ella me hizo el honor denombrarme su bibliotecario”.2 El 22de mayo de 1943 Alejandro Quijano con-cluye que

como es sabido por todos los señores acadé-

micos, nunca ha habido una verdadera biblio-

teca académica; esto debido, principalmente,

sin duda, al hecho de que no teniendo la Aca-

demia domicilio fijo, no ha sido fácil organi-

zarla; siendo el único libro valioso que ha

venido guardando nuestro distinguido biblio-

tecario d. Alberto María Carreño, un magnífi-

co ejemplar de la Biblioteca de Beristáin, en su

primera edición. Otros libros, de menor valía,

se han perdido, desgraciadamente.3

Donaciones y compras

Así las cosas, en el lapso 1946-2000 quenos ocupa podemos iniciar los sucedidoscuando, en las postrimerías del gobiernode Miguel Alemán, éste ordena la adquisi-ción para la Academia de las bibliotecas quepertenecieron a los académicos Darío Rubioy José Rubén Romero.4 Las adquisiciones

47

1 Memorias de la Academia Mexicana, t. vii, p. 297.La citada biblioteca termina formando parte de la delpadre Mariano Cuevas.

2 Ibidem, p. 301.3 Ibidem, p. 302. Mucho tiempo después, el 27 de

junio de 1981, José Rojas Garcidueñas en un prebo-rrador de notas sobre la Academia, hace notar que“desde la muerte del señor Vigil, en 1909, el archivoy libros de la Academia se quedaron en alguna partede la Biblioteca Nacional, pues la Academia no te-

nía local propio, ni oficinas ni empleados”. Pareceser que el padre Mariano Cuevas acepta recibirla biblioteca de la Academia en su muy amplia casade la colonia San Rafael, que coloca al lado de lasuya; al fallecer el padre, sus herederos confundenlos libros de su propiedad con los de la biblioteca,que aún no estaban sellados (nota de RGM, del 10de julio de 1981, secretaria de la académica María delCarmen Millán).

4 AoAM del 9 de diciembre de 1952.

III. LA BIBLIOTECA

Antes

Page 49: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nunca se logran: los familiares del prime-ro de ellos aceptan 75 000 pesos del ava-lúo medido en 100 000, pero la transacciónno ocurre; los del segundo pretendenmucho más de cuanto se les oferta.5 Lasoperaciones fracasan al término regla-mentario del gobierno de don Miguel.

En el año 1959, a dos años de la muertede Alejandro Quijano, la Academia tratade interesar a Jaime Torres Bodet, a la sa-zón secretario de Educación Pública, en lacompra de la biblioteca de su ex director:designados Francisco Monterde y José Ma-ría González de Mendoza como valuado-res, y tras una pequeña interrupción en eltrato al descubrirse pequeños faltantes enel inventario habido, el 23 de octubre deeste año el presidente dicta el acuerdofavorable para la adquisición; el 13 denoviembre inmediato la Academia entregaa la señora Dolores Méndez de Quijano lasuma estipulada de 150 000 pesos a cam-bio de los 5 640 volúmenes recibidos, quedesde luego desempacan y colocan en losarmarios respectivos las empleadas Joa-quina Mondragón, María de la Luz Lazo yJosefina Anzures, apoyadas por cuatro car-gadores; la primera de ellas comienza la

selección de los libros para poder formarel catálogo definitivo, y por ello recibe lagratificación conveniente.6 Adolfo LópezMateos, desde la Presidencia, acusa recibodel agradecimiento de la Academia por ladonación realizada.7 Para entonces, por elfallecimiento de José Vasconcelos, a pro-puesta de José María González de Mendo-za, José Ignacio Dávila Garibi es electobibliotecario, cargo que desempeña hastasu muerte, ocurrida en 1962. A la vez seformula la adopción de un ex libris con elmarbete “sección Alejandro Quijano”.8

Durante 1960 queda en entredicho la ad-quisición de la biblioteca de Genaro Fer-nández MacGregor, que a fin de cuentas ad-quiere Banamex.9 Los preparativos de doñaGracia Córdoba de Núñez y Domínguezpara distribuir en tres porciones —Acade-mia, gobierno chileno y de su propiedad—la biblioteca de su finado marido José deJesús, muerto en Santiago de Chile el 31de marzo de 1959, terminan con la donacióna la corporación de algunos libros, perió-dicos y revistas pertenecientes al vate.10

Después, en el año 1976, la biblioteca to-ma mayor forma cuando Alberto Vásquezdel Mercado desea obsequiar a la Academia

48

historia de la academia mexicana de la lengua

5 AoAM del 9 de enero y 10 de abril de 1953.6 AoAM del 13 de marzo, 10 de abril, 26 de junio,

14 de agosto, 23 de octubre y 13 de noviembre de 1959.7 AoAM del 27 de noviembre de 1959.8 Cuenta el AoAM del 23 de octubre de 1959:

“El secretario informó que el señor doctor TorresBodet, secretario de Educación Pública, le habíahablado para anunciarle que el señor Presidente dela República había acordado favorablemente la soli-citud de la Academia, para adquirir la biblioteca delseñor licenciado Alejandro Quijano; que le habíainformado que debía hablar con el señor licenciado

Riva Palacio, encargado de la administración de laPresidencia; que había hablado con este señor, quienhabía dicho que la operación estaba acordada, y quesolamente le pedía que aguardara a presentar el re-cibo la señora Quijano en los primeros días del mesde noviembre. La Academia expresó su gran satis-facción por este suceso” (AoAM del 23 de octubre de1959).

9 AoAM del 24 de noviembre de 1960.10 AoAM del 13 de enero de 1961. Expediente del

académico José de Jesús Núñez y Domínguez: agra-decimiento de Francisco Monterde a la señora Gracia

Page 50: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

unos 1 500 volúmenes literarios,11 situaciónque implica que se adquiera una serie de li-breros. El 14 de enero de 1977 existe noticiade que los libros han sido enviados, a la vezque el académico Andrés Henestrosa resultaelecto bibliotecario.12 La donación conducea la consulta al donante por parte del acadé-mico Antonio Castro Leal en el sentido de siacepta asistir a una sesión ordinaria o extra-ordinaria donde se le entregue una cons-tancia de agradecimiento.13 Su respuestaindica que siempre se ha negado a recibircondecoraciones, honores o distinciones, yque sólo acepta el que una placa indique sunombre en el lugar adecuado donde se hancolocado los libros; de cualquier manera,se resuelve que él acuda a ver dónde está elsitio escogido.14 La sección donde se instalael fondo de libros es visitada el 14 de octu-bre siguiente.15 Alberto Vásquez del Merca-do, complacido, ofrece nuevo lote de librosel 11 de agosto de 1978, siempre y cuandosu colocación sea adecuada y definitiva.16

Hacia 1980 el propio Antonio Castro Lealinforma que quien ha hecho valiosas do-naciones de libros a la Academia fallecedurante este año: propone que oficialmen-te se dirija una condolencia a su viuda.17

Casi una década después, la bibliotecade Julio Torri ofrecida para la venta es com-prada por el gobernador de Tabasco Enri-que González Pedrero: se rumoraba que

había sido vendida en los Estados Uni-dos.18 De allí en adelante, hasta la fechano existe constancia de alguna donación ocompra importante de reciente alcance.

Bibliotecarios

Ya señalamos que José Ignacio Dávila Garibifue elegido bibliotecario el 23 de octubrede 1959, a la muerte de José Vasconcelos. El

49

Córdoba de Núñez y Domínguez, 31 de marzo de1962. Con posterioridad existe un listado de librosobsequiados por José Ignacio Dávila Garibi, del 19 deseptiembre de 1968, y otro de Francisco Monterdemucho más reciente, de su producción literaria, del23 de mayo de 1985.

11 AoAM del 11 de junio de 1976.

12 AoAM del 14 de enero de 1977.13 AoAM del 12 de agosto de 1977.14 AoAM del 26 de agosto de 1977.15 AoAM del 14 de octubre de 1977.16 AoAM del 11 de agosto de 1978.17 AoAM del 24 de julio de 1980.18 AoAM del 11 de febrero de 1988.

la biblioteca

Andrés Henestrosa

Page 51: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Anuario de la Academia recoge el dato pre-vio de la actuación del padre Mariano Cue-vas en los años 1945-1947, pero su expedien-te personal no guarda precisión algunasobre su desempeño en el cargo. Sucede aJosé Ignacio en 1962 Manuel Alcalá en elcuidado de los libros, años 1962-1965, y des-de entonces funge Andrés Henestrosa. Du-rante el cometido de ambos se suscita larelación habida entre la Academia y la Se-cretaría de Educación Pública, encabezadapor Jaime Torres Bodet, quien pugna porel mejoramiento y la extensión de las biblio-tecas y solicita información de la que atañea la corporación, mediante la forma 1428,por llenar en periodos semestrales. TomásLeón Pacheco, de la Dirección General deEnseñanza Superior e Investigación Cien-tífica, remite una de las formas, y ManuelAlcalá, el 30 de junio de 1964, devuelve elinforme, indicando que la biblioteca sehalla solamente en uso para los académi-cos consultantes, de tal suerte que no exis-te control de lectores. El entonces bibliote-

cario añade un segundo informe a finalesde 1964, y es a Andrés Henestrosa a quienya compete la información de 1965. Lasformas proporcionan una idea del conte-nido cuantitativo de la biblioteca, así: 7 955libros en enero de 1970, 8 092 en 1971, 8 161en 1972 y 8 215 en 1973. Como secretario dela Academia, José Rojas Garcidueñas acla-ra, el 7 de enero de 1981, que la bibliotecaofrece en especial obras de lingüística yliteratura; al no estar abierta al público, nodebe figurar en el directorio nacional res-pectivo. El 30 de junio de 1982, finalmente,Andrés Henestrosa solicita que la bibliote-ca académica sea dada de baja en el depar-tamento de Estadística del Distrito Federalreferente a Bibliotecas y Hemerotecas. Elasunto intersecretarial toca a su fin.19

Denominación

Es en el acta del 13 de enero de 1961 dondese asienta que el director de la Academiaha recibido una comunicación de RafaelCarrasco Puente, director de la Hemerote-ca Nacional, en la cual llama la atenciónque el secretario,

al dar cuenta con el envío de los 9 volúme-

nes que obsequió para la biblioteca de la

Academia, dejó sin leer el último párrafo,

que dice literalmente: “en atención a los

altos merecimientos del secretario perpetuo

de la Academia Mexicana correspondiente de

la Española, es de desear que dicha institu-

50

19 Expediente sobre Biblioteca de la AcademiaMexicana.

historia de la academia mexicana de la lengua

Placa de donación del Lic. Alberto Vásquez

del Mercado

Page 52: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ción le dé a su biblioteca el nombre del doc-

tor Alberto María Carreño, para honrarlo en

vida por su labor fecunda y eficaz como

insigne académico mexicano”.20

La propia acta aclara que el secretarioentonces abandona el salón para dejar alos señores académicos en libertad detomar la resolución que les parezca opor-tuna: la proposición del señor RafaelCarrasco Puente es aceptada y desde eseinstante los libros que integran la bibliote-ca, con los nombres “sección AlejandroQuijano”, “sección Núñez y Domínguez” y

“Alberto Vásquez del Mercado”, en con-junto reciben el nombre de BibliotecaAlberto María Carreño.21 El 9 de juniosiguiente, tras la consulta en detalle practi-cada por el académico José Ignacio DávilaGaribi en este sentido con el resto de losmiembros de la corporación, se asienta enel acta lo siguiente:

el señor académico Dávila Garibi presentó

las últimas cartas que ha recibido respecto al

proyecto de dar a la biblioteca de la Acade-

mia el nombre del secretario perpetuo, doc-

tor Alberto María Carreño, que son: afirma-

tivas, las de los señores académicos Miguel

Alemán, Alfonso Junco y Antonio Gómez

Robledo, y negativa, la del señor académico

Martín Luis Guzmán. Llamó la atención acer-

ca de que no había podido obtener respuesta

de los señores académicos José Gorostiza,

Antonio Castro Leal y Mauricio Magdaleno.

En vista de que existe una mayoría completa

de votos, con los contrarios de los señores

académicos Julio Torri, Ángel María Garibay

y Martín Luis Guzmán, el señor doctor Ga-

rrido propuso que desde luego se hiciera la

declaración de que la biblioteca de la Acade-

mia llevara el nombre del secretario perpe-

tuo, doctor Alberto María Carreño. El señor

director consideró igualmente que, con la

mayoría existente, debe considerarse apro-

bada la propuesta del señor Rafael Carrasco

Puente, y que la biblioteca de la Academia

llevará, en lo futuro, el nombre del secreta-

rio perpetuo, con la indicación, que ya se

había aprobado antes, de que con sellos es-

peciales se marquen los libros pertenecientes

51

20 AoAM del 13 de enero de 1961. 21 Ibidem.

la biblioteca

Manuel Alcalá

Page 53: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

a la biblioteca que fue del señor licenciado

Alejandro Quijano y los que se recibieren, si

llegan a recibirse, de la biblioteca que fue del

señor José de J. Núñez y Domínguez y, con

un sello general, todos los libros que inte-

gran la biblioteca de la Academia. El señor

Carreño dio las gracias más cumplidas a la

Academia y a los señores académicos que

dieron su voto favorable a la propuesta del

señor Carrasco Puente, y dijo que aceptaba el

homenaje tanto porque hay favores que en

manera alguna pueden rehusarse, como por-

que la biblioteca actual la ha ido formando

él, y, por gestiones suyas, se obtuvo que el

Gobierno adquiriera la del señor licenciado

Alejandro Quijano, para cederla a la Acade-

mia. Dio las gracias muy especialmente al

señor licenciado José Ignacio Dávila Garibi,

por la molestia que se tomó en recoger los

votos de los señores académicos que no estu-

vieron presentes en la sesión en que prime-

ramente se aprobó que la biblioteca llevara

el nombre del actual secretario perpetuo.22

El nombre de Alberto María Carreñoperdura para la biblioteca.

Relaciones

Si la biblioteca mantiene la informaciónsolicitada por la SEP durante un ciclo deter-minado, también sostiene relaciones conotras instituciones. Independientementede que el 13 de octubre de 1967 se alude a ladifusión de los Discursos académicos proce-sados hacia distintas bibliotecas, en algu-nas oportunidades encontramos algunarelación de la Academia con institucionesculturales de categoría. Podemos citar así elencadenamiento de préstamos interbiblio-tecarios con El Colegio de México en 1987:Manuel Alcalá solicita de Ario Garza Mer-cado, como bibliotecario mayor de dichocentro, y según ordenamiento del acuerdode la Asociación de Bibliotecarios de Insti-tuciones de Enseñanza Superior e Inves-tigación, A. C. (ABIESI en siglas), el 3 de no-viembre de dicho año, La industrializacióntruncada en América Latina de FernandoFajnzylber, publicado por Nueva Imagen.O las relaciones que María del CarmenRuiz Castañeda trata de establecer desde el

52

22 AoAM del 9 de junio de 1961.

historia de la academia mexicana de la lengua

Biblioteca Doctor Alberto María Carreño

Page 54: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Instituto de Investigaciones Bibliográficasde la UNAM en 1988. Y en tercera condiciónla colaboración solicitada por Eugenia Me-yer como comisaria general del eventoMéxico-Francfort 92 para que la Academiacolabore en la exposición-muestra queMéxico llevará a cabo allí. Todavía en 1993el licenciado Bernardo Ruiz, director delCentro Nacional de Información y Pro-moción de la Literatura, dependiente delInstituto Nacional de Bellas Artes, con-forme a las normas vigentes de la citadaABIESI, requiere el establecimiento del con-venio de préstamos interbibliotecarios. Yen marzo de 1994 la Biblioteca Nacional deAntropología e Historia del INAH pretendealgo similar. Pero la verdad es que este ren-glón de intercambio o préstamo no estáexplotado, pudiéramos decir ni siquierainiciado, dentro de la Academia, por te-mor quizá a la pérdida de ejemplares difí-ciles de recuperar.23

Proyectos y cuidados

El 10 de enero de 1975 el acta ordinaria dela Academia considera que

María del Carmen Millán y Andrés Henestro-

sa han presentado un proyecto para organiza-

ción de la biblioteca, que fue considerado y

aprobado con satisfacción. Respecto a la mis-

ma biblioteca José Luis Martínez recordó el

compromiso, desde hace mucho contraído

por los académicos, de entregar ejemplares de

sus propios libros para el fondo de esta Aca-

demia, el cual no siempre se ha cumplido.24

No hemos localizado el susodicho pro-yecto: pensamos que quizá debe tenerrelación con el Informe técnico elaboradosobre la biblioteca por Aarón Cruz Córdo-ba para la doctora Millán el 23 de noviem-bre de 1976, que Jesús Morales de Leónaclara tres días después en oficio dirigido aAgustín Yáñez, ya en ese entonces directorde la Academia. Parece ser que, en princi-pio, el señor Jesús Morales funge comobibliotecario encargado ya en 1975, porqueel acta ordinaria de la corporación del 10de octubre de este año señala, sobre elarreglo de la biblioteca, que Ernesto de laTorre, a la sazón director de la BibliotecaNacional, “envíe empleados a auxiliarlo”.25

Dentro de este tiempo, el 5 de diciembreexiste la consideración de que él “turnecopias de los libros de los cuales sean auto-res los académicos; para el trabajo de clasi-ficación necesita un ayudante”;26 el asuntose repite el 9 de abril de 1976, cuando seestá ejecutando el trámite sobre el empleode la persona de apoyo.27

Consta que Jesús Morales de León re-sulta, efectivamente, el encargado de la bi-blioteca durante 1976: así lo nombra AarónCruz Córdoba en el citado Informe técni-co del 23 de noviembre, basado en la visitaque efectúa el 19 previo, es decir, de dichomes. En seis páginas tamaño oficio descri-

53

23 Expediente sobre Biblioteca de la AcademiaMexicana.

24 AoAM del 10 de enero de 1975.

25 AoAM del 10 de octubre de 1975.26 AoAM del 5 de diciembre de 1975.27 AoAM del 9 de abril de 1976.

la biblioteca

Page 55: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

be con minuciosidad la cantidad aproxi-mada del acervo —cerca de 9 000 volúme-nes de libros y folletos, más 60 títulos derevistas—, su distribución y la menciónespecífica de unos 700 volúmenes de obrasde Cervantes o sobre él, los aspectos técni-cos sobre el número de adquisición o deinventario, la catalogación y clasificacióncon el sistema decimal de Melvil Dewey, laexistencia de un catálogo topográfico y elarreglo de la colección. A continuaciónexpone las recomendaciones que juzga per-tinentes, entre ellas y como primordial lade, por ofrecer mayores ventajas, mantenerun catálogo-diccionario para el público envez de un catálogo seccionado o divididopor autores, títulos y materias, como se tie-ne en la actualidad. Sugiere elaborar tarjetasde préstamo para los libros y establecer deuna vez las políticas de servicio, aun cuandotodavía no exista la atención al público.28

Jesús Morales de León, en su escrito del26 de noviembre al licenciado AgustínYáñez, con copia al secretario José RojasGarcidueñas, aclara que de los 9 000 volú-menes calculados para el acervo, 3 351 hansido debidamente catalogados y clasifi-cados en un lapso aproximado de ochomeses, a veces sin apoyo alguno y en otrasocasiones apoyado por una auxiliar quecomete irregularidades en las normas pre-establecidas. Concluye que, si permanece

trabajando solo, posiblemente la cataloga-ción faltante de unos 5 000 volúmenespueda concluirla en año y medio.29 La in-tervención de una opinión ajena con segu-ridad ocasiona el abandono del trabajopor el encargado de la biblioteca, puestoque el acta ordinaria del 25 de marzo de1977 conviene que “el señor Morales estádispuesto a reanudar labores de registro yclasificación de los libros”;30 para entonces,el 14 de enero precedente, Andrés Henes-trosa ha sido reelecto como bibliotecario.31

La situación seguramente no consolida,porque el 10 de junio siguiente el acta res-pectiva afirma que debe proponerse a “algu-na persona competente para continuar elarreglo de la biblioteca”.32 Carmen Millándebe proponer, así, a la persona idónea queen lo que sigue se encargue de la cataloga-ción y arreglo de los libros.33 Cuando elarquitecto Piñón Córdoba acude a la Aca-demia con objeto de cotejar el plano de lacasa con los salones existentes, en agostode 1978, extiende su opinión sobre el ordeny funcionamiento de la biblioteca, prome-tiendo un informe mayor, que desconoce-mos; a la vez, Antonio Castro Leal exponeun plan de trabajo académico —“nunca lahe visto en un nivel tan bajo de actividadesy de prestigio”— donde más bien concen-tra su parecer sobre las publicaciones quedebiera editar la corporación.34 El asunto

54

28 Informe técnico sobre la Biblioteca de la Acade-mia Mexicana de la Lengua; algunas recomendacio-nes para mejorar su funcionamiento, de Aarón CruzCórdoba, del 23 de noviembre de 1976.

29 Jesús Morales de León al licenciado AgustínYáñez, copia para el licenciado José Rojas Garcidue-ñas, 26 de noviembre de 1976. Sabemos que la auxi-liar de la biblioteca responde al nombre de Adelina

Díaz Zambrano y que las relaciones entrambos nofueron del todo armoniosas.

30 AoAM del 25 de marzo de 1977.31 AoAM del 14 de enero de 1977.32 AoAM del 10 de junio de 1977.33 AoAM del 11 de noviembre de 1977.34 AoAM del 8 de septiembre de 1978.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 56: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

pendiente conduce a consideraciones deMaría del Carmen Millán, quien sigue in-teresada en la clasificación y el ordena-miento de los libros; Miguel Alemán opinaque este trabajo marcha con muchísimalentitud y que la biblioteca debería prestarservicio al menos a los investigadores, yaque cuenta con manuscritos tan impor-tantes como los de Ramón López Velarde yManuel Gutiérrez Nájera.35 El tiempotranscurre en realidad sin quién se encar-gue de la biblioteca hasta que Ana MaríaHernández de Ibargüengoitia es contrata-da para cumplir con el servicio: dentro dellapso comprendido entre el 1° de marzo de1979 en que acude por vez primera y el 12de junio de 1996 en que se despide de suempleo, pretende avanzar en cuanto com-pete al cuidado de los libros pertenecien-tes a la Academia. Los días 14 de agosto y 13de noviembre de 1980 entera a FranciscoMonterde, decano de la corporación, so-bre los trabajos desarrollados en la biblio-teca: selección de la obra de los académicoscomo autores y prologuistas, catalogacióny clasificación de diccionarios, inicio deuna relación del acervo general, ordena-miento de las revistas y sello de los librosdonados por el licenciado Alberto Vásquezdel Mercado. Los libros van acomodándo-se alfabéticamente por autor.36 Los infor-mes rematan con la aprobación de “lasfacultades suficientes a Andrés Henestrosapara que concluya la catalogación y com-plete el acervo bibliográfico de los señores

académicos mediante la adquisición de losfaltantes, tal como se ha acordado conanterioridad”.37

En febrero de 1981 está a punto de con-cluirse la catalogación e inventario de labiblioteca; en junio siguiente la direcciónsolicita al bibliotecario mayor el informerespectivo.38 De inmediato, el licenciadoJosé Rojas Garcidueñas redacta a vuelo depájaro sus notas acerca de las vicisitudesde la biblioteca y el archivo de la Acade-mia. Antonio Gómez Robledo, en la sesiónordinaria del 9 de julio de este año, “sugie-re que se haga una visita al padre DanielOlmedo, S. J., que tiene las llaves de labiblioteca que fue del padre Cuevas, paraprecisar si entre esos libros hay o no algu-nos que correspondan a la Academia. Seencargó al doctor Gómez Robledo haceresta gestión”.39

Los informes de 1991 y de 1996 de AnaMaría Hernández de Ibargüengoitia preci-san las cantidades de libros existentes en labiblioteca en tales fechas: 11 461 y 11 473respectivamente. En 1990 surge la preten-sión de encuadernar los diccionarios deuso corriente en las sesiones. El acervocrece con lentitud: entre las adquisicionesdestaca la entrega de libros de la produc-ción del doctor Ruy Pérez Tamayo, obse-quio hecho en agosto de 1991. Desde 1996los libros carecen del resguardo bajo tutelade un bibliotecario. Si el 14 de octubre de1999 se reconoce la necesidad de contratara un profesional que atienda la biblioteca,

55

35 AoAM del 23 de agosto de 1979.36Expediente sobre Biblioteca de la Academia

Mexicana; AoAM del 14 de agosto de 1980.

37 AoAM del 27 de noviembre de 1980.38 AoAM del 11 de junio de 1981.39 AoAM del 9 de julio de 1981.

la biblioteca

Page 57: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

56

historia de la academia mexicana de la lengua

si el 22 de junio de 2000 varios académicossugieren la inclusión de ella en internet, sicon la creación de la Fundación de Amigosde la Academia hasta se piensa en la adqui-sición de la biblioteca de unos 40 000 vo-

lúmenes de José Luis Martínez, en verdada la fecha nada efectivo registra el horizon-te inmediato, llámese próximo: primeroresulta indispensable una clasificación mo-derna y exacta de lo existente.

Page 58: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Empezaremos diciendo que el cuaderni-llo más antiguo que la Academia conservaacerca de sus Estatutos concierne al año1923. En él el artículo xii simplemente aclaraque ella “tendrá un director, un secretario,un tesorero y un bibliotecario, elegido por lamisma entre los académicos de número”.1

Previamente, precisa que estará consti-tuida por 18 académicos de número, do-miciliados en el Distrito Federal en elmomento de la elección, y por 18 académi-cos correspondientes dentro o fuera de laRepública; después, su artículo xxxiv de-termina que los cargos de director y de se-cretario han de ser perpetuos.2 En la etapa1946-2000 —la nuestra—, y tras la apari-ción de los Anuarios de 1932 y 1943, en elrespectivo de 1951, publicado bajo los aus-picios de Alejandro Quijano, el artículo 5º,al cual le corresponde mencionar los car-gos, indica que:

la Academia tendrá un director, un secreta-

rio, un censor, un bibliotecario-archivero y un

tesorero, elegidos todos de entre los acadé-

micos de número. En caso de que el biblio-

tecario-archivero o el tesorero se encuentren

temporalmente impedidos para ejercer su

encargo entregarán los fondos, libros y do-

cumentos que existan en su poder al secreta-

rio, quien los conservará mientras desapare-

ce el impedimento.3

57

1 Estatutos de la Academia Mejicana correspon-diente de la Real Española, 1923, p. 10.

2 Ibidem, pp. 10 y 24, respectivamente.

3 Anuario 1951, Academia Mexicana correspon-diente de la Española, México, p. 97.

IV. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN

Mesas directivas

Estatutos de la Academia Mexicana, 1923

Page 59: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

La Academia consta entonces de 36miembros: 18 académicos de número y 18correspondientes; los cargos de los cuatroprimeros funcionarios serán perpetuos, yel del tesorero durará únicamente tresaños.4 Por excepción, la corporación puedecontar hasta con cinco individuos honora-rios, mexicanos o extranjeros.5 Ya en cuantoatañe a nuestro tiempo, la dirección aca-démica pertenece desde 1939 al conocidolicenciado Alejandro Quijano; la secreta-ría, a Darío Rubio a partir de 1931 —curio-samente, José María González de Mendozaes citado como secretario adjunto, cargo

instituido en el propio 1951—; el desempe-ño de censor, a Carlos González Peña, de1939 en adelante; el de bibliotecario, a JoséVasconcelos, instalado como tal a partir de1947; el de tesorero también a Darío Ru-bio, 1934 y años siguientes; y el de archive-ro a Alberto María Carreño, desde 1924. Lamesa directiva —baste recordarlo— fun-ciona en sesiones reunidas en sitios no pro-pios hasta la cesión hecha por el presidenteMiguel Alemán de su domicilio particularen el transcurso de 1956. Cabe aclarar queel cargo de archivero desaparece en 1927.

El asunto relativo a la categoría de aca-

58

4 Ibidem, artículos 4º y 6º, pp. 96 y 98. 5 Ibidem, artículo 4º.

historia de la academia mexicana de la lengua

Alberto María Carreño

Abate José María González de Mendoza

Page 60: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

démicos, desde entonces existente, a nues-tro modo de ver todavía no ha sido resuel-to en definitiva. En el acta ordinaria del 4de febrero de 1952, efectuada la sesión en lacasa de José Rubén Romero, pongamospor caso, a propósito del llamado que sehace a José Vasconcelos para que ocupe lasilla v,6 vacante por supuesto, éste desea,al pasar de correspondiente a numerario—situación que ahora ya no se da— quese le exima de pronunciar su discurso derecepción por haber leído en la Academiauno con anterioridad: dícese que el pasode correspondiente a numerario no debeconsiderarse como un ascenso, y que re-sulta infundada cualquier diferencia entreuna y otra categorías, pues como corres-pondientes “sólo se consideran a los noresidentes en la capital”; Artemio de Valle-Arizpe conviene en que si Vasconcelos noda lectura a algún trabajo, acorde con elartículo 28 de los Estatutos, en definitivadebe sujetarse al carácter de correspon-diente; Alejandro Quijano media y aprue-ba que el nuevo numerario disponga deltiempo necesario para preparar su discur-so, incluyendo el elogio de su predecesor;la silla de don José, vacante, dará motivoen un mes a propuestas para su ocupa-ción.7 Este mismo día, por fallecimientode Darío Rubio el 21 de enero precedente,se concierta la elección de secretario perpe-tuo, de conformidad con el artículo 5º delos Estatutos vigentes: Genaro FernándezMacGregor propone para el cargo a Alber-

to María Carreño, meritísimo autor de laHistoria de la Academia Mexicana, quienes aprobado por aclamación; cuando JoséMaría González de Mendoza es propuestopara secretario adjunto como añadido, Jo-sé Rubén Romero lo señala como secreta-rio de actas, y así se acuerda.8 Por ciertoque el designado no dura demasiado en elpuesto: el 22 de septiembre de 1954 agrade-ce las atenciones que de la Academia harecibido con tal carácter, al renunciar enrazón de haber aceptado el puesto de pri-

59

6 Entre paréntesis, para ese entonces, las sillas delos académicos figuran ya numeradas y no designa-das con letras, como antes acontecía. El Anuario de1932 las sitúa así.

7 AoAM del 4 de febrero de 1952.8 Ibidem.

gobierno y administración

Genaro Fernández MacGregor

Page 61: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

mer secretario interino de la embajada deMéxico en París.9 En 1957, al ausentarsedel país Alberto María Carreño por dosmeses, lo sustituye Francisco Monterde enla secretaría perpetua.10 Y en diciembre de1959 mueren: el 22, el tesorero GenaroFernández MacGregor, electo como talhacia 1952, y el 27 Alfonso Reyes, segúnhemos dicho, director de ella de 1957 enadelante.

Las dos muertes suscitan situacionesgraves. Alberto María Carreño hace saber

que la elección de nuevo tesorero es ur-gente porque la Academia necesita cobrarlos intereses que paga la Nacional Finan-ciera —según veremos más adelante—para cubrir algunos pagos imprescindi-bles. Con fundamento en los artículos 5º y6º de los Estatutos, el 29 de diciembreindica que en la próxima sesión, a efec-tuarse el 8 de enero de 1960, debe elegirsenuevo tesorero, por mayoría absoluta devotos de los académicos concurrentes adicha sesión y por escrutinio secreto.11

En cuanto al director, advierte el tomar encuenta el artículo 44 estatutario:

Para tomar determinaciones trascendentales

y de excepcional gravedad, tales como modi-

ficación de los Estatutos, la Academia con-

vocará especialmente a los individuos de

número… Las resoluciones se tomarán por

el voto personal o escrito de la mayoría

absoluta de los académicos de número.12

La sesión para elegir director, extraor-dinaria, es convocada para el 29 de enerode 1960, o lo que es lo mismo, al mes y dosdías de muerto don Alfonso. Ya sabemosque el director escribe casi en su lechode muerte una carta donde a Carreño lecomunica su angustia por tener prohi-bición médica absoluta para concurrira reuniones públicas o actos solemnes, yestar dispuesto casi a renunciar a su car-go.13 En este 29 de enero la sesión se lleva acabo, por supuesto, para elegir director; el

60

9 AoAM del 22 de septiembre de 1954.10 AoAM del 9 de agosto de 1957.11 Alberto María Carreño, “Elección de tesorero y

director”, 29 de diciembre de 1959.

12 Ibidem.13 Alberto María Carreño da lectura a la carta de Al-

fonso Reyes en el transcurso de la sesión del 8 de enerode 1960.

historia de la academia mexicana de la lengua

Genaro Fernández MacGregor, discurso de ingreso

Page 62: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

acta respectiva informa con exactitud so-bre el seguimiento de ella, a saber:

el secretario hizo ver a los presentes que la

Academia había citado para elegir director,

y que seguramente cada uno de los presen-

tes tenía formado ya su criterio. Leyó los

artículos del Reglamento referentes a la elec-

ción de director y designó escrutadores a los

señores Martín Luis Guzmán y Agustín Yá-

ñez. Se procedió a verificar el primer escru-

tinio y en él obtuvieron votos los señores:

Garrido, Torres Bodet, Guzmán, Garibay,

Yáñez y Carreño. Como para la elección es

necesario obtener la mayoría absoluta de

votos, se procedió a una segunda votación,

recomendándose que se tomaran en consi-

deración solamente las personas que habían

tenido mayor número de votos. El señor don

José María González de Mendoza hizo saber

que el señor Torres Bodet le había pedi-

do que hiciera constar que en ningún caso

aceptaría el cargo de Director de la Acade-

mia, si resultaba electo, y que podría hacer

claramente esta manifestación en su nom-

bre. Con ese motivo, se convino en que la

nueva votación se hiciera sólo por las perso-

nas que habían obtenido el mayor número

de votos, y en un nuevo escrutinio el señor

Garrido obtuvo seis votos y cinco el se-

ñor Guzmán. Como los seis votos tampoco

forman mayoría absoluta, se procedió a dos

nuevas votaciones, en las cuales resultaron

empatados, con ocho votos, cada uno de los

señores Garrido y Guzmán; y, en esta virtud,

se resolvió que se citara a nueva junta para

el día 12 de febrero próximo, haciéndose co-

nocer el resultado final de la votación veri-

ficada.14

Sin arreglo, la votación resulta azarosalos días de sesión 12 y 26 de febrero inme-diatos. Jaime Torres Bodet, uno de los can-didatos para ser electo director, desiste envista de las múltiples y graves ocupacionesque tiene como secretario de EducaciónPública. La votación registrada para desig-nar a Luis Garrido o a Martín Luis Guz-mán, no obstante escrutinios sucesivos,resulta tormentosa y empatada en más deuna ocasión. En el acta de esta última fe-cha consta que

el secretario llamó la atención acerca de que

en la sesión anterior, se había propuesto

que los académicos entraran en receso para

cambiar impresiones y ponerse de acuerdo

en quién podría ejercer la dirección; y el

receso se tuvo sin llegar a ningún resultado

favorable.

En esa virtud, el señor Monterde propuso

que se formara una comisión con igual nú-

mero de miembros de las personas que ha-

bían votado en favor del señor Guzmán y de

las que habían votado por el señor Garrido.

Tras de varias discusiones sobre el particu-

lar, en que el señor Yáñez hizo ver la necesi-

dad de prescindir de cuanto pueda provocar

una escisión, fue propuesto por el suscrito

—Carreño—, y se aceptó, que la comisión

estuviera formada por los señores Monter-

de, González de Mendoza y Guisa y Azevedo.

El señor Guzmán pidió que se votara des-

de luego en favor del señor Garibay; se le

61

14 AoAM del 29 de enero de 1960.

gobierno y administración

Page 63: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Luis Garrido

Martín Luis Guzmán

Page 64: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Jaime Torres Bodet

Francisco Monterde Fernández

Page 65: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

hizo ver por el señor González de Mendoza

que había fuerte oposición a esa candidatura

por un considerable número de académicos

y retiró su proposición.

El mismo señor Guzmán propuso enton-

ces el aplazamiento de la elección sine die; el

señor Garrido estuvo conforme, y por una-

nimidad se aprobó el aplazamiento.

El señor Monterde pidió que para que el

caso de la elección no sea motivo de posibles

censuras para la Academia, se dijera que el

aplazamiento era debido al deseo de prolon-

gar el periodo de duelo de la Academia, con

motivo de la muerte de su director, el s[eño]r

d[octo]r don Alfonso Reyes.15

Sin elección resuelta, en virtud del apla-zamiento habido, se aprueba que en elínterin tengan lugar las recepciones pen-dientes de los académicos Celestino Go-rostiza y José Luis Martínez. De inmedia-to, al día siguiente de la sesión del 26,Alberto María Carreño en su forma acos-tumbrada, detallada y muy a las claras,expone los acontecimientos.16 Desde Ríode Janeiro, Antonio Gómez Robledo, nom-brado embajador de México en Brasil,reserva su voto “para emitirlo en favor dela persona que no sólo sea digna de ocu-par la dirección de la Academia, sino cuyacandidatura sea asimismo viable en las cir-cunstancias concretas”.17

El ambiente se complica cuando Salva-dor Novo, en la sesión siguiente del 11 demarzo de 1960, manifiesta que

ha pensado mucho en el problema de la elec-

ción de director, y que dadas las dificultades

que han surgido para tener uno nuevo, pro-

pone que haciendo un cambio en los Estatu-

tos, el director sea electo por un año en lugar

de cuatro que ahora se establece y que se co-

mience por el actual decano, a quien segui-

rán en el orden de su antigüedad en la Aca-

demia los demás señores académicos. La

propuesta fue acogida favorablemente por

todos los presentes, inclusive dos de los

64

15 AoAM del 26 de febrero de 1960.16 Alberto María Carreño, secretario perpetuo;

México, 27 de febrero de 1960.

17 Antonio Gómez Robledo a Alberto María Ca-rreño, Río de Janeiro, 7 de marzo de 1960.

historia de la academia mexicana de la lengua

Salvador Novo

Page 66: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

miembros de la comisión nombrada para

buscar solución al problema que se ha plan-

teado por la elección de director: los señores

Francisco Monterde y Jesús Guisa y Azeve-

do. Se esperará la aquiescencia del señor

González de Mendoza para someter a toda

la Academia este proyecto de reformas a los

Estatutos, puesto que será necesaria la ma-

yoría absoluta de votos de los académicos

para hacer esa modificación a los Estatutos.

Con el objeto de evitar en lo futuro nuevas

protocolizaciones de las reformas que se ha-

gan a dichos Estatutos, se propuso y se aprobó

que el reglamento interior pueda ser mo-

dificado sin necesidad de nuevas protocoli-

zaciones, si lo autoriza la escritura social.18

En escrito amplio de Agustín Yáñez,dirigido al secretario perpetuo el 7 de abrilsiguiente, este académico hace notar que lapropuesta-postura de Salvador Novo debeagravar los problemas padecidos por lainstitución, una de cuyas manifestacionesha sido el tropiezo electoral:

el problema de fondo requiere, hoy más que

nunca, una reacción robustecida por la ma-

yoría, para desvanecer suspicacias y estable-

cer la armonía, para emprender actividades

conjuntas que paulatinamente han venido

paralizándose… el problema que trata de

solucionarse asumirá mayor frecuencia y

peores proporciones… por último, rompe-

ríamos una de las mejores tradiciones de la

Academia.19

Como la indecisión, o la pugna, conti-núan en el seno de la Academia, la opiniónpública y la prensa intervienen en la pos-tulación: llega hasta a decirse que SalvadorNovo “busca la presidencia de la Academiamediante la modificación de los Estatu-tos”.20 Las reformas estatutarias compren-den los artículos 5º, 6º, 11º y 22º en escritosin firma que las da por un hecho.21 Novodefiende su criterio en “La Academia Me-xicana de la Lengua. ¿Quién será el próxi-mo presidente?”, artículo de Beatriz ReyesNevares en el Novedades del 16 de julio deese año, 1960: la Academia, según él, lan-guidece; como Agustín Yáñez interpone elrecurso de revisión y “vuelve a lanzar a laAcademia en la comprobada anarquía…”,se abstiene de concurrir a las sesionessemidesiertas.22 Francisco González Gue-rrero exterioriza que “el método privaría ala presidencia del honor que implica. Yano sería una distinción, sino un cargo atri-buido de modo mecánico. Me simpatizamás el sistema de siempre”.23 José Luis

65

18 AoAM del 11 de marzo de 1960.19 Agustín Yáñez a Alberto María Carreño, secre-

tario perpetuo; México, D. F., 7 de marzo de 1960.20 Tabloide del 29 de abril de 1960.21 “Reformas a los Estatutos de la Academia”, sin

fecha ni firma. Allí, el artículo 5º, el más importantede ellos, a la letra afirma: “La Academia tendrá un di-rector que durará un año en su cargo, comenzandopor el más antiguo; y al terminar ese año, o si fallecie-re o renunciare antes de ese plazo, será sustituido

automáticamente por quien le siga en antigüedad,contada desde la fecha de su elección como académi-co. Si el sustituto desempeñare otro puesto, perpetuoo por tiempo fijo, se le considerará separado de él,con licencia, mientras actúa como director”.

22 Beatriz Reyes Nevares, “La Academia Mexicanade la Lengua. ¿Quién será el próximo presidente?”,Novedades, 16 de julio de 1960, Sección de Sociales,pp. 1-2.

23 Ibidem.

gobierno y administración

Page 67: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Martínez, recién ingresado como acadé-mico, argumenta que no se siente todavíacon conocimiento suficiente del terrenocomo para hablar del futuro presidente dela Academia.24

Una carta-comunicación de AlbertoMaría Carreño del 8 de octubre, todavía de1960, confunde sobremanera, cuando citaa los académicos a la sesión por celebrarseel 14 siguiente:

Como usted sabe, la Academia aprobó, por

mayoría absoluta de votos, la proposición

del señor académico don Salvador Novo

para modificar los Estatutos de la corpo-

ración, en relación con el nombramiento de

director de ésta, en el sentido de que durara

en el ejercicio de sus funciones un año y fue-

ra substituido por quien le siguiera en anti-

güedad.

Sabe usted también que a pesar de esa

aprobación, el señor académico lic[enciado]

don Agustín Yáñez propuso que la elec-

ción de director fuera hecha sin modificar-

se los Estatutos, y propuso como candidato

al señor académico d[octo]r don Francisco

Monterde.

La comisión para gestionar lo relativo a

la elección estuvo constituida por los seño-

res: don José María González de Mendo-

za, d[octo]r don Jesús Guisa y Azevedo y

lic[enciado] don Agustín Yáñez. Dicha comi-

sión ha informado a la Academia que tiene

ofrecimientos en favor de la candidatura del

señor Monterde, de una mayoría mayor que

la absoluta, que se convino se requiriera.

En tal virtud, la elección de director se

efectuará en la sesión ordinaria que celebra-

rá nuestra Academia el próximo viernes 14

del actual.

Conforme al artículo 6º de los Estatutos,

la designación del director deberá ser hecha

por mayoría absoluta de los académicos que

concurran personalmente o, según el apar-

tado ix del artículo 22, envíen su voto por

escrito, o designen, también por escrito,

quien en su nombre haya de votar.

Me permito rogar a usted que sea servido

concurrir a la sesión el día 14, en que se hará

la elección, ya sea personalmente o enviando

su voto por escrito, o nombrando, por escri-

to también, a la persona que en su nombre

haya de votar.25

Aun el 14 de ese mes, octubre, el secreta-rio llama la atención acerca de que estajunta está consagrada expresamente a laelección de director. El acta, categórica,indica:

El señor Garrido dijo que era conveniente

dejar aclarado que a pesar de que había sido

aprobada la proposición hecha por el señor

académico don Salvador Novo en el sentido

de que se modificaran los Estatutos y en for-

ma sucesiva fueran siendo directores los

académicos, en orden de antigüedad y para

ejercer sus funciones por un año, tal reforma

no se había hecho. El señor Yáñez indicó

que tal propuesta no había sido aprobada

definitivamente. El secretario aclaró que sí

lo fue, y por voto escrito de la mayoría abso-

66

24 Ibidem. 25 Alberto María Carreño, secretario perpetuo;México, 8 de octubre de 1960.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 68: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

luta de los académicos, pero que lo ocurrido

fue que en el momento en que iba a leerse el

proyecto de reforma a los Estatutos, el señor

Yáñez propuso la candidatura del señor Mon-

terde, y entonces se convino en que la comi-

sión encargada de estudiar el asunto relativo

a la elección viera si se obtenían los votos

necesarios para hacer la elección de director

conforme al actual reglamento. De todas

maneras, propuso que antes de hacerse la

elección, se declarara que había quedado sin

efecto la propuesta de modificar los Estatu-

tos, y que la elección se haría de acuerdo con

las reglas en vigor. En este sentido quedó

conforme toda la junta, y el secretario nom-

bró escrutadores a los señores académicos

Daniel Huacuja e Ignacio Dávila Garibi, y se

presentaron los siguientes votos escritos de

los señores académicos: Manuel Romero

de Terreros, Artemio de Valle-Arizpe, Julio

Torri, Francisco J. Santamaría, Isidro Fabela,

Miguel Alemán, Francisco González Guerre-

ro, José Gorostiza, Mauricio Magdaleno,

Celestino Gorostiza y José Luis Martínez. El

señor González de Mendoza presentó tres

autorizaciones que recibió para votar por él,

en nombre de los antes mencionados seño-

res: Valle-Arizpe, Torri y Gorostiza (José), y

el señor Carreño manifestó que había sido

autorizado por el señor Novo para votar en

su nombre y en favor del señor Monterde.

Hecho el recuento de los votos remitidos y

de los votos presentes, se vio que por unani-

midad de todos los presentes, incluyendo los

votos escritos, el señor Monterde fue electo

director de la Academia. El total de votos fue

de 21, a los que habría que agregar el del

señor académico don Alfonso Junco, que lo

envió por correo, y los de los señores acadé-

micos don Nemesio García Naranjo, quien

firmó la postulación presentada por 11 votos

el 24 de junio próximo pasado, y don Anto-

nio Gómez Robledo. El total de votos, pues,

en favor del señor Monterde, fue de 24.

El presidente en funciones declaró, pues,

que el señor Monterde había sido electo di-

rector, para ejercer sus funciones durante los

próximos cuatro años, de acuerdo con el Re-

glamento en vigor, y lo invitó para asumir la

presidencia.

Así lo hizo el señor Monterde, quien es-

bozó un programa de acercamiento entre

todos los académicos, con el fin de dar tér-

mino a la crisis que surgió con motivo de la

cuestión electoral. La Academia acogió con

positivo gusto ese programa y los académi-

cos presentes hicieron hincapié en que, por

su parte, procurarán que la crisis termine

definitivamente.26

La sesión del 4 de noviembre de este año,extraordinaria, al fin resuelve la incógnitade la dirección vacante desde diciembre de1959, al dar posesión de ella a FranciscoMonterde, uno de los colaboradores másasiduos y eficaces de la Academia. AgustínYáñez, al hacer uso de la palabra, llama laatención acerca de que el nombrado parasustituir a Alfonso Reyes finca su elecciónen “la constancia profesional de su carrera

67

26 AoAM del 14 de octubre de 1960. El (11) de votospresentados por Nemesio García Naranjo debe

entenderse como II, para que la suma derivada delconteo sea en total de 24.

gobierno y administración

Page 69: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

literaria, la antigüedad académica y lasprendas de carácter indispensable paraconciliar el mayor número de sufragios”.27

En seguida examina la personalidad delnuevo director y recalca que la Academiaha tenido empeño para lograr la designa-ción al contar con una mayoría “superior ala exigida por los Estatutos, con el objetode dar al electo el mayor apoyo moral quepermita promover una etapa vigorosa deactividades académicas, lo cual se ha lo-grado de una manera amplia, como lo de-muestra el resultado de la elección”.28 Fran-cisco Monterde, al tomar posesión, ademásde esbozar un programa de trabajo inten-so, hace ver, sobre todo, la necesidad de unacercamiento entre las Academias asocia-das y la obra de sus miembros. Los discur-sos de Yáñez y Monterde son aplaudidospor la selecta concurrencia.29

Tras esta pretendida revolución o con-nato de rebeldía, cambio drástico en elgobierno institucional de la Academia,Alberto María Carreño vuelve a solicitarlicencia a su cargo en octubre de 1961, estavez por un lapso de seis meses para ausen-tarse del país.30 La designación de secreta-rio, aplazada hasta fines de 1962 —en tan-to, transitoriamente, actúa como tal JoséIgnacio Dávila Garibi—, recae en manosde éste al morir don Alberto el 5 de sep-tiembre de dicho calendario: el nombra-miento decisivo data del 9 de noviembresiguiente; como entonces resulta vacante

el cargo de bibliotecario, en éste es reem-plazado por Manuel Alcalá,31 quien a suvez solicita ser relevado en 1965 de los dosnombramientos que acumula —éste debibliotecario y el de secretario de actas—por tener que radicar fuera: las designa-ciones recaen el 12 de febrero de este cicloen Andrés Henestrosa como responsablede la biblioteca, y en José Rojas Garcidue-ñas como quien debe redactar los acon-tecimientos de las sesiones.32 Andrés He-nestrosa es reelecto en su categoría debibliotecario el 14 de febrero de 1969;33

antes, José María González de Mendoza,sucesor de Ángel María Garibay comocensor en 1965, delega su nombramientoen Octaviano Valdés el 12 de mayo de1967.34 Luego, Luis Garrido, quien fungecomo tesorero desde 1960, es ratificado ensu posición el 11 de febrero de 1972.35 Seacerca la fecha de renovación en la direc-ción académica que Francisco Monterde,tras su azarosa postulación y dos reelec-ciones sucesivas, ha mantenido con extra-ordinario decoro. Para reelegirlo o susti-tuirlo, el 10 de noviembre del mismo 1972dícese que en tal momento la votación porescrito arroja la suma de 11 votos a favordel propio Monterde y uno para Yáñez;cuando se propone la convocatoria a lasiguiente sesión, Antonio Gómez Robledo,en moción concedida, propone la esperadurante el plazo de un mes con el propó-sito de obtener la presencia viva de los

68

27 AoAM del 4 de noviembre de 1960.28 Ibidem.29 Ibidem.30 AoAM del 13 de octubre de 1961.31 AoAM del 9 de noviembre de 1962.

32 AoAM del 12 de febrero de 1965.33 AoAM del 14 de febrero de 1969.34 AoAM del 12 de mayo de 1967.35 AoAM del 11 de febrero de 1972.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 70: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

miembros de la Academia en la votación, afin de que abiertamente se discutan lascandidaturas y se obtengan los votos delos académicos ausentes del país.36 Así,hasta el 12 de enero de 1973, muy con-trariamente a lo acontecido en 1960, laelección de director transcurre en mediode una de las mayores calmas: “hecho elcómputo de la votación respectiva, seregistraron 10 votos en favor de la reelec-ción del señor don Francisco Monterde y12 votos en favor del licenciado AgustínYáñez; en vista de esta votación se declaródirector de la Academia al señor licencia-do Yáñez”.37

El 26 de este mes tiene lugar la toma deposesión del licenciado. El acta respecti-va de la Academia, transcrita, recoge loshechos:

En seguida, hizo uso de la palabra el señor

académico Monterde para dar la bienvenida

al nuevo director de la corporación. Mani-

festó que estaba muy complacido al poder

entregar la dirección de la Academia al señor

académico Yáñez y que daba las más cum-

plidas gracias a los académicos presentes

y recordó a los que, desgraciadamente, ya

no están con nosotros, que colaboraron… A

continuación, el señor académico Yáñez dio

las gracias a quienes se habían fijado en él

para ocupar la dirección de la Academia y

manifestó que está seguro de seguir contan-

do con la ayuda efectiva de todos los colegas.

Para activar las tareas pretende integrar

comisiones —de diccionario, de reglamen-

tos, de consultas y asesoría a los medios de

comunicación, de finanzas y arbitrios, de ce-

lebración centenaria, de premios, estímulos

y becas, de candidaturas, de ediciones, de

publicidad, y de organización e impulso del

museo—: los nombres de los académicos

que menciona para integrar esas comisio-

nes los presenta como una simple proposi-

ción.

Propuso el señor licenciado Yáñez que

una de esas comisiones sí se considere cons-

tituida desde luego: la de finanzas y arbi-

trios, que presidirá el señor académico don

Miguel Alemán, a quien acompañarán los

señores académicos Garrido y Silva Herzog.

Así se aprobó, y presentes los señores Ale-

mán y Garrido, aceptaron desde luego.

Igualmente propuso el señor director la

designación de un secretario adjunto, consi-

derando la delicada salud del secretario per-

petuo, señor académico don José Ignacio

Dávila Garibi, secretario adjunto que ayuda-

rá en sus tareas al perpetuo, y recordó como

antecedente que ya en otras ocasiones había

habido persona para ayudar, y que en una de

ellas lo fue el señor académico don José Ma-

ría González de Mendoza. Propuso que para

desempeñar ese cargo se designara al señor

académico don José Rojas Garcidueñas. Fue

aprobado por unanimidad.

Para que las mencionadas comisiones

puedan organizar sus trabajos conforme a

69

36 AoAM del 10 de noviembre de 1972. Es allí mis-mo donde se asienta que se han recibido cuatro car-tas en la Academia donde se pide que conforme a losEstatutos se convoque a sesión para este fin.

37 AoAM del 12 de enero de 1973. El acta está fir-

mada por Alí Chumacero como secretario de ellas.Agustín Yáñez para entonces ha ocupado ya los car-gos importantes de gobernador de Jalisco y secretariode Educación Pública.

gobierno y administración

Page 71: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

un proyecto que se acordará más tarde, el se-

ñor licenciado Yáñez manifestó que le pare-

cía preferible que las sesiones reglamentarias

de la Academia se celebren solamente una

vez al mes.38

Luis Garrido deja de ser tesorero almorir el 19 de octubre del mismo 1973 enParís; se señala que su gestión, de ejemplareficacia, no sólo

cuidó de que el patrimonio de la Academia

se acrecentara por medio de las mejores in-

versiones, sino porque, en unión de Francis-

co Monterde, hizo gestiones personales ante

los sucesivos secretarios de Educación para

obtener que el subsidio, que era de menos de

$900.00 mensuales, se aumentara a la canti-

dad de $1 250.00 que la Academia recibe

mensualmente.39

El 25 de enero de 1974 el director de laAcademia da posesión al licenciado Mi-guel Alemán del cargo de tesorero, para elcual ha sido electo en la sesión anterior, y aquien se le agradece el haber acepta-do ayudar a la corporación.40 Porfirio Mar-tínez Peñaloza desempeña la secretaríade actas durante algún tiempo a partir desu nombramiento el 14 de noviembrede 1975.41 Hasta que en la sesión del 14 deenero de 1977 y como punto v del ordendel día

se pasó a la votación para designar director,

censor y bibliotecario. A petición del secre-

tario se designó escrutador a don Manuel

Ponce, a quien ayudaron los señores acadé-

micos Henestrosa y Alcalá, recogiendo las

papeletas con el voto de los veinte presentes

y los tres votos llegados por correo, que en-

tregó el secretario. Hecho el cómputo resul-

taron designados por veintidós votos cada

uno: para director, don Agustín Yáñez; para

censor, don Octaviano Valdés; y para biblio-

tecario, don Andrés Henestrosa, por lo cual

fueron declarados reelectos para el próximo

cuatrienio, a partir de esta fecha, con el

aplauso de la asamblea.42

Todo continúa en paz hasta que AgustínYáñez muere el 17 de enero de 1980. Trans-curridos unos meses, María del CarmenMillán se refiere el 14 de agosto siguiente ala elección del nuevo director de la Acade-mia: como ya existe la proposición de másde tres de los académicos, decídese quese presentará por escrito en la próxima se-sión.43 Estrictamente, no sucede así, peroMaría del Carmen insiste, y el 28 de estemes señala

la conveniencia de fijar fecha para la elec-

ción del nuevo director en sustitución del

señor académico don Agustín Yáñez, que

estuvo en funciones hasta su fallecimiento.

Hechas las aclaraciones y comentarios del

70

38 AoAM del 26 de enero de 1973. En efecto, lassesiones resultan sólo mensuales aproximadamentedurante dos años.

39 AoAM del 26 de octubre de 1973.40 AoAM del 25 de enero de 1974. Conviene recor-

dar que en el papel impreso para la correspondencia

académica el 26 de abril de este año se aprueba quesólo aparezcan las palabras Academia Mexicana.

41 AoAM del 14 de noviembre de 1975.42 AoAM del 14 de enero de 1977.43 AoAM del 14 de agosto de 1980.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 72: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

caso, se acordó que la elección se lleve a cabo

en la primera sesión del mes de noviembre

que corresponde al 13 de dicho mes.44

Tal y como se ha previsto, este día seprocede a la votación para elegir nuevo di-rector. Una vez designada María del Car-men Millán como escrutadora,

se recibió un total de veintisiete votos y

hecho el recuento, resultó electo como nue-

vo director de esta institución el académico

don José Luis Martínez con un total de vein-

ticuatro votos. El señor decano don Francis-

co Monterde hizo la declaratoria correspon-

diente y de inmediato dio posesión del cargo

al académico señor Martínez, quien agrade-

ció en breves palabras esta elección, mani-

festando que la acepta y pondrá su mayor

interés en el desempeño de la misión que se

le confiere.45

José Luis Martínez no puede sospecharque todavía el nuevo milenio lo sorpren-derá con el cargo de director de la Acade-mia; en reelecciones sucesivas llega al2000: el 8 de noviembre de 1984, el 10 detal mes de 1988, el 10 de diciembre de 1992y el 14 de noviembre de 1996 los miembrosde la corporación le confieren tal distin-ción. En el transcurso de cuatro lustrosrecorridos, naturalmente, las mesas direc-tivas sufren ciertos cambios dignos demención. Nada menos al morir José Igna-cio Dávila Garibi el 11 de enero de 1981, loremplaza José Rojas Garcidueñas comosecretario perpetuo de inmediato, connombramiento en la sesión habida cuatrodías después.46 Su cargo, esporádico, recaeen María del Carmen Millán, quien porunanimidad es elegida el 29 de octubre deeste mismo año; ella acepta el honor y lasobligaciones inherentes al puesto.47 Ya amediados de 1983 Antonio Gómez Roble-do propone el 23 de julio la cobertura delas vacantes existentes de secretario perpe-tuo y tesorero: María del Carmen, desapa-recida el 1° de septiembre de 1982, es susti-tuida por Manuel Alcalá, fiel servidor de la

71

44 AoAM del 28 de agosto de 1980.45 AoAM del 13 de noviembre de 1980.

46 AoAM del 15 de enero de 1981.47 AoAM del 29 de octubre de 1981.

gobierno y administración

José Luis Martínez

Page 73: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Academia desde siempre, y Miguel Ale-mán, ido el 14 de mayo de 1983, por Al-fonso Noriega tras la votación consignadaen aquella fecha.48 Alcalá informa ya comosecretario el 11 de agosto, una vez nom-brado.

La renovación de la mesa directiva del 8de noviembre de 1984 es planeada en lassesiones del 13 de septiembre y 25 de octu-bre anteriores; el comentario de la sesiónde cambio conviene en que

respecto a la elección de director se presen-

taron las candidaturas de los señores acadé-

micos don José Luis Martínez, don Ernesto

de la Torre Villar y don Silvio Zavala, con el

siguiente resultado: don José Luis Martínez

16 votos, don Ernesto de la Torre Villar cinco

votos, don Silvio Zavala un voto. Para cen-

sor, se presentaron las candidaturas de los

señores académicos don Octaviano Valdés,

don Porfirio Martínez Peñaloza y don An-

drés Henestrosa, con el siguiente resultado:

don Octaviano Valdés 19 votos, don Porfirio

Martínez Peñaloza dos votos y don Andrés

Henestrosa un voto. Para bibliotecario se

presentaron las candidaturas de los señores

académicos don Andrés Henestrosa, don

Tarsicio Herrera Zapién y don Porfirio Mar-

tínez Peñaloza, con el siguiente resultado:

don Andrés Henestrosa 18 votos, don Tarsi-

cio Herrera Zapién dos votos y don Porfirio

Martínez Peñaloza dos votos.

En vista de lo anterior el director declaró

que quedan electos para el nuevo ejercicio

1984-1988 los señores don José Luis Martínez

como director, don Octaviano Valdés como

censor, y don Andrés Henestrosa como bi-

bliotecario. Estos resultados se comunicarán

al señor don Alonso Zamora Vicente, secreta-

rio perpetuo de la Real Academia Española.49

Cuando el 28 de enero de 1988 el direc-tor comunica con pena la muerte de Al-fonso Noriega Cantú acaecida el sábadoprimero del mes, declara vacante la sillaxxii y el cargo tenido como tesorero. En-tonces

precisamente por el puesto que con tanto

empeño y fidelidad desempeñó, señaló que a

72

48 AoAM del 23 de junio de 1983. 49 AoAM del 8 de noviembre de 1984.

historia de la academia mexicana de la lengua

Octaviano Valdés

Page 74: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

pesar de lo reciente de su fallecimiento, era

necesario nombrar un sustituto. José G.

Moreno de Alba pide la palabra para abun-

dar en la necesidad de nombrar un nuevo

tesorero, a pesar de que han pasado escasos

tristes días de la desaparición de don Alfon-

so. Propone a Alí Chumacero. La proposi-

ción es apoyada por Manuel Alcalá y apro-

bada por unanimidad. Alí acepta…50

La votación para nombrar miembros dela mesa directiva que concluyen su man-dato tiene lugar el 10 de noviembre de1988. En la votación no se incluye el cargode tesorero, puesto que Alí Chumaceroocupa ya el puesto. El secretario actúacomo escrutador, y José Luis Martínez más

Tarsicio Herrera Zapién toman nota de losvotos emitidos. Resultan reelectos JoséLuis Martínez como director, OctavianoValdés como censor y Andrés Henestrosacomo bibliotecario. Los tres reciben la feli-citación de los asistentes.51

En 1992, José Luis Martínez advierte el2 de noviembre que en diciembre próximohan de cumplirse cuatro años de la elec-ción de la actual directiva; como lo señalael artículo 6º de los Estatutos, la votacióndebe realizarse en la próxima sesión; desdeluego, propone a José G. Moreno de Albapara el puesto de censor, vacante desde elfallecimiento de Octaviano Valdés, acaeci-do el 29 de mayo de 1991. El 10 del últimomes del año, efectivamente, con MargitFrenk como escrutadora, la mesa se renue-va; contabilizado el escrutinio, resultan:director José Luis Martínez; censor, José G.Moreno de Alba; tesorero, Alí Chumacero;bibliotecario, Andrés Henestrosa.52

La sesión del 14 de noviembre de 1996incluye el propósito de renovar la mesadirectiva. Después de un cambio de im-presiones entre los académicos asistentes ala sesión, permanecen reelectos por acla-mación los miembros en funciones. Lamesa es idéntica.53

Manuel Alcalá abandona su cargo desecretario perpetuo al morir el 7 de octu-bre de 1999; el 8 de diciembre siguienteJosé Luis Martínez cree oportuno propo-ner para sustituirlo al secretario interino,Tarsicio Herrera Zapién, quien acepta lapropuesta y es nombrado desde luego con

73

50 AoAM del 28 de enero de 1988.51 AoAM del 10 de noviembre de 1988.

52 AoAM del 10 de diciembre de 1992.53 AoAM del 14 de noviembre de 1996.

gobierno y administración

Alí Chumacero

Page 75: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

el visto bueno de los académicos.54 Lamultiplicación del trabajo en la secretaría,y la propuesta de Guido Gómez de Silvadesde el 26 de agosto de este año para queen el futuro sean nombrados vicepresi-dentes de la mesa directiva, desembocanen la iniciativa del crecimiento de ésta connuevos cargos. También desde el 14 deoctubre del propio 1999 existe la recomen-dación de contratar a un bibliotecariopara catalogar adecuadamente el acervo.La solicitud del secretario del 28 de sep-tiembre de 2000 para que en efecto sereduzcan sus tareas por desbordamientosde los trabajos acumulados en su árearedunda en el acuerdo de que se estudienlas posibilidades casi obligadas de incre-mentar el número de cargos dentro de la

mesa directiva, así: director, secretario,tesorero y bibliotecario asociados, subdi-rector o suplente del director, jefe de edi-ciones, quizá secretario administrativo yenlace con la Fundación de Amigos de laAcademia. La propuesta permanece enestudio.55 Empero, José Luis Martínezrecomienda inmediatamente, el 12 deoctubre, que el secretario —a pesar de susobjeciones— conserve las tareas que vienedesempeñando; ante nueva protesta,Gabriel Zaid discurre una tercera solu-ción, la de que el 9 de noviembre existavotación de la mesa directiva, ya que el

74

54 AoAM del 8 de diciembre de 1999. 55 AoAM del 28 de septiembre de 2000.

historia de la academia mexicana de la lengua

Tarsicio Herrera Zapién

Eulalio Ferrer

Page 76: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tiempo se ajusta a los cambios obligato-rios, y se repartan las tareas.56 El 9 denoviembre, en efecto, son descartadas lasadaptaciones inducidas por Tarsicio He-rrera Zapién, y aprobada la nueva mesadirectiva con los siguientes cargos: direc-tor, José Luis Martínez, reelecto por quintaocasión; director adjunto, Ruy PérezTamayo; secretario, ya no perpetuo, per-manente o vitalicio, Salvador Díaz Cínto-ra; censor, Tarsicio Herrera Zapién; tesore-ro, Eulalio Ferrer; bibliotecario, José G.Moreno de Alba. Andrés Henestrosa y AlíChumacero entregan los cargos respec-tivos de bibliotecario y tesorero.57 En tantoque la nueva mesa directiva tome po-

sesión, quizá se dé tiempo a que se cons-tituya formalmente la Fundación de Ami-gos de la Academia; mientras, las vacantespermanecen intactas: Elías Trabulse será elpróximo lector de su trabajo de ingreso;no se han definido las postulaciones deJulieta Fierro y Elsa Cecilia Frost. SalvadorDíaz Cíntora actúa como secretario porvez primera el 23 de noviembre de 2000.

Estatutos

Hacia atrás, hemos podido averiguar quelos Estatutos más antiguos que conserva laAcademia, impresos en 1923, están fecha-dos en Méjico el 2 de septiembre de 1918:contienen xlv artículos y han de darse enconocimiento a la Real Academia Españo-la.58 Alejandro Quijano, en sus notas escri-tas como censor el 1° de enero de 1932 so-bre el origen y una breve reseña históricade la Academia Mexicana, apunta que lacorporación

ha tenido tres Estatutos distintos: cuenta

hoy como vigentes los aprobados el 2 de

diciembre de 1931 en cuatro artículos for-

males y dos transitorios; el primero de és-

tos anuncia que los académicos de número

que tras seis meses de ser aprobados no

hayan presentado su discurso de ingreso,

consentidos por un plazo nuevo de otros

seis meses, quedarán con el carácter de co-

rrespondientes: por orden de antigüedad

75

56 AoAM del 12 de octubre de 2000.57 AoAM del 9 de noviembre de 2000.58 Estatutos de la Academia Mejicana correspon-

diente de la Real Española, 1923, fechados el 25 deseptiembre de 1918.

gobierno y administración

Salvador Díaz Cíntora

Page 77: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

se llamará para cubrir las vacantes que re-

sulten.59

Los mismos Estatutos rigen en el Anua-rio de 1943.60 En abril de 1951 persisten enel Anuario de este año.61 Cuando ambos sepublican conviene recordar que AlejandroQuijano ocupa la dirección académica des-de 1939. Ya en el Anuario de 1954 inserta losnuevos Estatutos, aprobados el 14 de no-viembre de 1952, con los también 46 ar-tículos y uno solo transitorio, referente alascenso de los miembros correspondientesa los de número.62

Hemos de narrar algunas, quizá no to-das, de las discusiones provocadas pordiferencias relacionadas con la interpreta-ción de los Estatutos en el periodo 1946-2000 del cual nos ocupamos, casi siempreligadas a la elección de nuevos miembros.En la sesión del 27 de septiembre de 1946es necesario relatar el incidente suscitadocuando se pretende cubrir la vacante deacadémico correspondiente de AntonioMediz Bolio. Propuestas las candidaturasdel doctor Francisco Castillo Nájera y dellicenciado Francisco J. Santamaría, losvotos de los académicos de número Bal-bino Dávalos, Nemesio García Naranjo,Artemio de Valle-Arizpe, José de Jesús Nú-ñez y Domínguez, Salvador Cordero, Da-río Rubio, el propio Mediz Bolio y Enrique

Martínez Sobral se inclinan por el primerode ellos, en tanto Mariano Cuevas, Eze-quiel A. Chávez y Genaro Fernández Mac-Gregor lo hacen por el segundo. El directordeclara electo al doctor como correspon-diente, pero

con motivo de esta elección se provocó una

muy larga discusión en la que intervinieron

76

59 Nuevos Estatutos. Anuario número 1, 1932,pp. 12-13 y 99.

60 Anuario 1943, pp. 12 y 137.61 Anuario 1951, pp. 12-13 y 123.62 Anuario 1954, con Estatutos como anexo A,

pp. 98-112. Es necesario precisar que el Anuario, en supágina 12, cita como fecha de aprobación de los Esta-

tutos la del 22 de diciembre de 1952, cuando en loslibros de actas no se consigna sesión habida. Estaúltima cita debe referirse a la escritura de asociacióncivil que veremos más adelante, procesada en la nota-ría número 7 perteneciente al licenciado GuillermoLópez Portillo.

historia de la academia mexicana de la lengua

Francisco Castillo Nájera

Page 78: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

los asistentes a la sesión. El motivo de esta

discusión fue el juzgar irregular, por parte

de algunos de los señores académicos, la

elección del señor Castillo Nájera, toda vez

que el señor Mediz Bolio no había tomado

posesión oficialmente de su puesto de aca-

démico de número, leyendo en sesión públi-

ca, como lo mandan los Estatutos de la Aca-

demia, su discurso de recepción. Otros de

los señores académicos no encontraban la

irregularidad a que se hacía referencia, pues

que para la elección de académicos se había

obrado siempre, por la costumbre así esta-

blecida, como se obró ahora, haciéndose

hincapié en que algunos de los señores aca-

démicos que encontraban irregular la elec-

ción del señor Castillo Nájera, habían sido

electos en la misma forma, siguiendo la ya

mencionada costumbre. Como se ha indica-

do, la discusión fue bien larga y al fin se

acordó que en lo sucesivo no se nombre a

ningún académico correspondiente hasta no

tomar posesión, como indican los Estatutos,

el académico de número que a tal puesto ha

llegado, y quedar, por efecto de dicha toma

de posesión, vacante la plaza de académico

correspondiente…63

Los Estatutos son mencionados el 27 denoviembre de 1950, en cuanto a su artículo35 se refiere, porque el inquieto académicoMartín Luis Guzmán ha protestado el 20de septiembre anterior ante la presenciaen la Academia de miembros eclesiásticosvestidos con la indumentaria propia de suejercicio. Artemio de Valle-Arizpe objeta la“reticente obscuridad” de Martín Luis, y

Genaro Fernández MacGregor rebate suspuntos de vista

con gran acopio de razones y trayendo a

cuenta, como antecedentes, que los señores

obispos Pagaza y Montes de Oca, miembros

muy ilustres de la Academia Mexicana, se

presentaban en las sesiones privadas o pú-

blicas de ésta con las vestiduras propias de

su ministerio.64

Para no interrumpir la continuidad delos Estatutos se decide correr la numera-ción: González de Mendoza lee el artículo35 y Romero de Terreros propone, y así seacuerda, que se mantengan como texto delartículo en cuestión las dos últimas frases.

Ya en 1951, con motivo de la preparacióndel Primer Congreso de Academias —queen su oportunidad veremos—, los Estatu-tos vienen a cuento cuando en la sesióndel 30 de marzo se advierte que los acadé-micos españoles no participarán en él,según Julio Casares, secretario perpetuode la Real Academia Española, debido a lapostura asumida por México en 1946 enlas Naciones Unidas para retirar a los jefesde las misiones diplomáticas acreditadasante el gobierno español, no obstante queel artículo tercero en sus propios Estatutosindica que la corporación es ajena a todacuestión política e independiente, en con-secuencia, de la acción de los gobiernosmexicano y español. El delegado mexicano—dícese— también se ha adherido a laproposición soviética en Santiago de Chi-le, durante el Consejo Económico y Social,

77

63 AoAM del 27 de septiembre de 1946. 64 AoAM del 27 de noviembre de 1950.

gobierno y administración

Page 79: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

en contra del gobierno español. Bien seconcluye que no deben enfriarse las rela-ciones entre las Academias Mexicana y laEspañola.65 Los Estatutos se discuten confiereza durante 1952, cuando se trata deresolver si deben modificarse las relacio-nes con la matriz española, al grado de queno se considere a ésta con superioridadjerárquica: Carlos González Peña reco-mienda el 18 de abril de este año que no esadmisible que la Academia Mexicana sepliegue a la voluntad del presidente de laComisión Permanente de la Asociación deAcademias.66 El 9 de mayo se afirma cate-góricamente que los Estatutos deberían li-mitarse a establecer la asociación de todaslas academias sobre un plano de igualdady amistad.67 El 10 de octubre siguiente unapropuesta aclara, por intermedio de Ge-naro Fernández MacGregor, que los aca-démicos de número aumenten de 18 a 28mediante el ascenso de los correspondien-tes más antiguos, y que los correspondientesen el Distrito Federal sean suprimidos, re-servándose tal categoría para las personasresidentes en los estados o en el extranje-ro.68 La modificación sustancial a los Esta-tutos muestra que el 14 de noviembre in-mediato éstos declaran en sus primerosartículos la constancia de 36 miembros, no28, y que

Artículo 1º. La Academia Mexicana tiene por

objeto el estudio de la lengua española y en

especial cuanto se refiera a los modos pecu-

liares de hablarla y escribirla en México.

Secundará en sus labores a la Academia Ma-

triz, y estará en comunicación con las otras

correspondientes y en general con los demás

institutos análogos.

Artículo 2º. Con las únicas salvedades que

en estos Estatutos constan, a la Academia

Mexicana incumbe de un modo exclusivo la

solución de sus asuntos literarios, económi-

cos y administrativos.

Artículo 3º. No obstante su carácter de

correspondiente de la Española, la Mexicana

es ajena a toda cuestión política, e indepen-

diente, en consecuencia, de la acción de los

gobiernos mexicano y español, y de sus rela-

ciones diplomáticas.69

Luego, después de un debate sustancial,el 9 de julio de 1954 hácese saber que, de-bido a las discrepancias suscitadas cuan-do más de tres académicos de númerohan propuesto las candidaturas de nuevosmiembros, se acuerda atenerse a lo dis-puesto en los Estatutos, donde se previeneque las propuestas “serán firmadas portres académicos”.70 La redacción de loscitados Estatutos en su artículo 22 surgenuevamente como problema cuando An-tonio Castro Leal, el 22 de abril de 1955,advierte que las postulaciones deberíanhacerse conforme a las practicadas en ElColegio Nacional, donde primero se discu-ten los precandidatos.71 Cuando se trata devotar por la candidatura de Carlos Gonzá-lez Peña, el 11 de noviembre de este año, el

78

65 AoAM del 30 de marzo de 1951.66 AoAM del 18 de abril de 1952.67 AoAM del 9 de mayo de 1952.68 AoAM del 10 de octubre de 1952.

69 Estatutos. Anexo A del Anuario 1958, p. 107.70 AoAM del 9 de julio de 1954.71 AoAM del 22 de abril de 1955.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 80: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

secretario perpetuo se refiere al “voto ra-zonado” sugerido por el eternamente in-quieto Genaro Fernández MacGregor, conlo que Alfonso Reyes se muestra partida-rio de que se esclarezca y modifique laredacción del artículo 22 para evitar en lofuturo toda posible confusión o contradic-ción: las opiniones difieren, al grado deque José de Jesús Núñez y Domínguezafirma que debe suprimirse la fracción viide éste por estar en oposición con la ix,que debe mantenerse, mientras el propioGenaro Fernández MacGregor piensa queno hay contradicción entrambas fraccio-nes. Como el asunto no se esclarece, JulioJiménez Rueda aconseja el nombramientode una comisión que estudie el caso, estavez formada por él mismo, Antonio CastroLeal y Antonio Gómez Robledo. El “votorazonado” y un memorándum de AlbertoMaría Carreño se insertan como parteintegrante de acta tan sonada.72 El prime-ro de los dos documentos hace ver que noexiste contradicción entre las fraccionesvii y ix de los Estatutos. El memorándumllama la atención acerca de que durante 33años las elecciones se han efectuado deentero acuerdo con los Estatutos actuales,pues el artículo 22 no se ha modificado;desde 1918 la elección se ha hecho siemprepor mayoría de votos de los presentes máslos votos de los académicos representadoso que han enviado su voto por escrito;Carreño, siempre suspicaz, estudia la defi-nición de las palabras función, acción yejercicio; con él aprueban la interpretaciónlos académicos Vasconcelos y Garibay, tras

hacer mención también del artículo 44estatutario que señala la consulta porescrito del parecer de los individuos aca-démicos, que no residan en el DistritoFederal, para determinaciones trascenden-tales.73 La solución al asunto, eternizada,todavía continúa pendiente el 23 de agostode 1957, según aclara el acta, que a la letradice:

entre otros dictámenes pendientes se hallaba

el relacionado con la interpretación que

debe darse a las fracciones vii y ix del artícu-

lo 22 del Estatuto, que aún no han rendido

79

72 AoAM del 11 de noviembre de 1955. 73 Ibidem.

gobierno y administración

José Vasconcelos

Page 81: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

los señores comisionados Jiménez Rueda,

Castro Leal y Gómez Robledo. El señor di-

rector [ya Alfonso Reyes] pidió al señor Fer-

nández MacGregor que proporcionara ante-

cedentes sobre el asunto, y después de que

así lo hizo, los señores Castro Leal y Gómez

Robledo manifestaron que están de acuer-

do con las observaciones de aquél y que se

adhieren a ellas, hecha la salvedad de que

no han podido consultar para ello al señor

Jiménez Rueda, por lo que el señor director

propuso que se acepten dichas normas co-

mo están.

Por indicación del mismo señor director

se dio lectura a los artículos 24 y 28 del Esta-

tuto y en seguida se recogió la votación, que

resultó por unanimidad, en el sentido de

que no hay que modificar dichos artículos.74

En esta misma fecha, Antonio Castro Lealhace referencia al aplazamiento solicitadopor Martín Luis Guzmán, no presente en lasesión, para exponer su punto de vista sobrela manera de establecer una serie de candi-daturas, con el objetivo de evitar lo que élllama “sistema de guerrillas”; la moción sus-pensiva —dice él—, para eludir escisiones oanimosidades entre los académicos, al fines aprobada. El 7 de noviembre inmediato,Alberto María Carreño simplemente acla-ra que “jamás se ha presentado propuestaalguna relacionada con elecciones, ni porel señor Guzmán ni por alguno otro de losacadémicos”.75 El embrollo no queda ensuspenso ni se olvida, cuando Martín Luisen la siguiente sesión lee su punto de vistaal respecto, prácticamente indicando quela fecha de elección de candidatos debe per-manecer secreta hasta el momento de dar-se a conocer el resultado final, y que en ellauna comisión de candidatos ha de formarla lista de las cinco principales personasque por su obra u otros atributos perti-nentes puedan resultar elegibles. El pro-cedimiento sugerido por Martín Luis,complicado, deriva hacia votar por las can-didaturas habidas —entonces de José LuisMartínez, Rodolfo Usigli y Alfonso TejaZabre— con los Estatutos vigentes o deacuerdo con las reformas que se les hagan.76

Alfonso Reyes, desde Cuernavaca, exponesu opinión en el sentido de que la sustitu-

80

74 AoAM del 23 de agosto de 1957.75 AoAM del 7 de noviembre de 1957.

76 AoAM del 22 de noviembre de 1957.

historia de la academia mexicana de la lengua

Ángel María Garibay Kintana

Page 82: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ción de Alejandro Quijano como acadé-mico vacante a votarse, se realice conformea los nuevos Estatutos. La mayoría no opinaasí, y Martín Luis se vale del voto del direc-tor para argumentar que la votación debellevarse a cabo “según la voluntad del direc-tor ausente”. La asamblea decide el retirode los tres candidatos habidos y la postula-ción futura de un candidato único.77 Díasdespués son siete las candidaturas de don-de escoger, en una preelección, al candida-to sustituto de don Alejandro: CelestinoGorostiza obtiene la mayoría; debe con-sultársele si está dispuesto a aceptar sucandidatura.78 Las futuras elecciones hande efectuarse mediante el mismo procedi-miento.79 Todavía el 28 de febrero de 1958,entre 12 candidatos, mediante tres votacio-nes secretas es escogido José Luis Martínezpara reemplazar o cubrir la vacante de An-tonio Mediz Bolio.80

Llama la atención que, no obstante esteproceso de discusión acerca de los Estatu-tos y su artículo 22, el Anuario 1958 en suanexo A, Estatutos, dispone de los aproba-dos en la sesión celebrada el 14 de noviem-bre de 1952, con la interpretación dada el 9de julio de 1954 en el sentido de que laspropuestas para cubrir las vacantes seanhechas por escrito y firmadas por tres aca-démicos de número. El conflicto del ar-tículo 22 permanece en el aire, y el Anuario1962 repite la redacción. Previamente, en1960, los Estatutos son discutidos desdeotro ángulo —según vimos al referirnos a

las Mesas directivas— con la sugerenciainoperante de Salvador Novo cuando éstetrata de que la dirección académica sólosea ocupada durante un año por el miem-bro de número de mayor antigüedad.81

Sabemos que Alberto María Carreño, el 8de octubre de este año, 1960, indica que laAcademia aprueba, por mayoría absolutade votos, la recomendación de SalvadorNovo, pero que la intervención de AgustínYáñez suspende el procedimiento, y Fran-cisco Monterde es electo director. El 13 deenero de 1961 Luis Garrido da lectura alproyecto de reglamento del artículo 22 delos Estatutos, relativo, como se sabe, a laelección de miembros: se le comisiona pa-ra que introduzca las correcciones sugeri-

81

77 AoAM del 10 de enero de 1958.78 AoAM del 24 de enero de 1958.79 AoAM del 14 de febrero de 1958.

80 AoAM del 28 de febrero de 1958.81 AoAM del 13 de mayo de 1960.

gobierno y administración

Dibujo del padre Garibay, por Cadena

Page 83: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

das durante la discusión, pero el 27 delmismo mes se aclara que el proyecto noimplica una reforma, pues no se deseamodificar la escritura social. El 1° de febre-ro inmediato Carreño redacta un Boletíndonde, por medio de la prensa, informaque la Academia está reglamentando losEstatutos, en especial el artículo 22 deéstos. Nuevo Boletín del 14 de este mesreconoce importancia capital al artículo 5ºestatutario:

Se procurará que dentro de la Academia

estén representadas, para el efecto del estu-

dio de la Lengua Española en sus diferentes

aspectos, las principales actividades de ca-

rácter profesional, desarrolladas por investi-

gadores y escritores especializados en las

diversas ramas de la literatura, las ciencias y

las artes.82

Luego, el 24 del mismo febrero, JoséMaría González de Mendoza sugiere algu-nas pequeñas correcciones de estilo al pro-yecto del reglamento de los artículos 22 y30, indicando en su fracción sexta que nose cubrirá más de una vacante en una mis-ma sesión; cada voto será emitido en unacédula, y las cédulas que contengan dos omás votos serán nulas.83 En la fraccióncuarta dícese que se dará preferencia a loscandidatos que se hayan distinguido porsus trabajos lingüísticos, filológicos o lexi-cográficos.84 Hasta después se dirá que elpróximo Anuario incluirá la reglamenta-

ción de los artículos 22 y 30 de los Estatu-tos; en efecto, el Anuario de 1962 cumplecon tal encargo.85

En 1963, cuando se trata de votar la can-didatura de Eduardo Luquín Romo, el 11de enero, los académicos cambian impre-siones sobre la interpretación que debadarse a los artículos relativos de los Estatu-tos, a la vez que se considera el problemade si la abstención es realmente voto o nolo es; a petición del director y aprobaciónde los asistentes, se encarga a José RojasGarcidueñas la hechura de un anteproyec-to de reglamento de los tres artículos rela-tivos a la elección de académicos.86 RojasGarcidueñas, en tres páginas, firma el 12 demayo siguiente el “Dictamen sobre el pro-cedimiento de elección de académicos denúmero”, acopiando antecedentes y con-cluyendo que en la Academia ha habido“dos procedimientos diferentes para laelección de un nuevo académico: la pri-mera ocasión pide mayoría de votos deacadémicos presentes en la elección, y lasegunda ha exigido mayoría de académi-cos en funciones”. Rojas Garcidueñas se-ñala, aparte, que el artículo 22 entrañaciertas divergencias, “dando lugar a inter-pretaciones diferentes que podrían ocasio-nar consecuencias graves, como sería elponer en duda la validez de una elección”.Para dejar bien claro el procedimiento,añade a la reglamentación ya incorporadaal Anuario 1962 varios artículos, numera-dos como 8º a 12º. El “Dictamen”, leído du-

82

82 Boletines del 1º y del 14 de febrero de 1961, for-mados por el secretario perpetuo Alberto María Ca-rreño.

83 AoAM del 24 de febrero de 1961.

84 Ibidem.85 Anuario 1962, pp. 130-132. Consta de artículos

1º a 7º.86 AoAM del 11 de enero de 1963.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 84: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

rante la sesión del 17 de este mismo mes,da lugar a aclaraciones y enmiendas, y, alfinal, se toma la decisión de enviar unacopia del documento a cada uno de losacadémicos para que, con entera libertad,expresen su opinión sobre el asunto.87

Las observaciones al “Dictamen” delsecretario perpetuo y del académico Gon-zález de Mendoza, a la postre, son enviadasa los formantes de la Academia.88 Gonzá-

lez de Mendoza claramente recrimina “larealidad de que muchos académicos noasisten a las sesiones y algunos de ellos sedesentienden completamente de cuanto ala Academia atañe; la Academia la consti-tuyen, de facto, los académicos asistentes alas sesiones”; pero a fin de cuentas, por es-píritu de concordia y para facilitar la solu-ción del asunto, votará con la mayoría.89

Tras innúmeras discusiones y reflexiones,José Ignacio Dávila Garibi hace saber, el 20de julio siguiente, que “después de habersido aprobada en sesión del 14 de junioanterior la parte modificada del Regla-mento de los artículos 22 y 30 del Estatutode nuestra Academia, se dio a conocer ensu forma definitiva en la sesión ordinariadel 12 de los corrientes…”90

El comunicado de Dávila Garibi incluyelos incisos primero, séptimo, octavo, nove-no, décimo y undécimo solamente, por-que los incisos segundo, tercero, cuarto,quinto y sexto no se modifican. Tras in-formar sobre un resumen del curriculumvitae y la bibliografía del candidato, segúnlo estipula el inciso primero, el citatorio aque se refiere el inciso cuarto del artículo22 de los Estatutos debe enviarse tambiéna los académicos de número residentesfuera del Distrito Federal, según el incisoséptimo. Las elecciones, según el inciso oc-tavo, deben efectuarse mediante cédulas

83

87 José Rojas Garcidueñas, “Dictamen sobre elprocedimiento de elección de académicos de núme-ro”, 12 de mayo de 1963, leído en la sesión del 17 deeste mismo mes. Comunicación del secretario perpe-tuo, licenciado José Ignacio Dávila Garibi, a los seño-res académicos, 23 de mayo de 1963. AoAM del 17 demayo de 1963.

88 AoAM del 14 de junio de 1963.89 José María González de Mendoza a José Ignacio

Dávila Garibi, 31 de mayo de 1963.90 José Ignacio Dávila Garibi, secretario perpetuo;

México, D. F., 20 de julio de 1963.

gobierno y administración

José Rojas Garcidueñas, ca. 1971

Page 85: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

en las que los académicos presentes han dehacer constar el nombre del candidato, elvoto afirmativo o negativo, o la abstenciónde declararse en uno u otro sentido, más lafirma del votante; iguales requisitos debentener las cédulas enviadas por los acadé-micos ausentes. El inciso noveno registraque la elección de un nuevo académico sehará por mayoría absoluta, entendida éstacuando el candidato obtenga más de lamitad del número de votos que corres-ponda al total de académicos de númeroque, antes de la votación de que se trate,hayan sido recibidos formalmente. El inci-so décimo aclara que cuando del escruti-nio no resultare en mayoría absoluta, sehará constar en el acta, citándose para rea-lizar una segunda votación, que no seráantes de que transcurra un mes. El incisoundécimo hace referencia sólo a los trámi-tes que un correspondiente de nacionali-dad mexicana debe hacer cuando cambiesu domicilio al Distrito Federal, y pasar aser miembro de número.91 El registro delos cambios, mencionado en la sesión del10 de julio de 1964, aparece con exactitudal publicarse el Reglamento de los artícu-los 22 y 30 del Estatuto, aprobado el citado14 de junio de 1963, en el Anuario 1964.92

Prácticamente los Estatutos no vuelvena estar en la palestra sino hasta el 10 defebrero de 1967, cuando en la sesión ordi-naria son discutidas las sugerencias pre-sentadas por Salvador Novo sobre la vesti-

menta que deben usar los académicos en lasreuniones privadas o públicas, ordinariaso extraordinarias, o solemnes (artículos 15y 34), que no resultan de mayor importan-cia. Tal miembro de la corporación, encambio, causa revuelo al mes siguiente, 10de marzo, cuando en pliego anexo al actahace notar que en la honorable historiade la Academia nunca se ha dado el caso deque un posible académico futuro intenteintervenir en su propia elección,

persona que poco segura de que sus méritos

sean espontáneamente advertidos por si-

quiera tres académicos que la pudieran pos-

tular con la tradición y nuestros Estatutos,

no aguarda a que se produzca normalmente

su candidatura […] el caso es tan inusitado,

que los Estatutos no han podido preverlo ni

prevenirlo […] me creo en el deber de lla-

mar la atención de mis ilustres colegas sobre

esta insólita situación, porque ella plantea la

necesidad de que la Academia modifique sus

Estatutos y su funcionamiento […]93

Novo acepta retirar un último párrafode su escrito cuando en él inmiscuye encierto modo a la Academia Francesa, y alfinal todos los presentes están de acuerdoen que, al proponer candidaturas en laAcademia, quienes lo hagan deben apegar-se a lo expresado en el Reglamento de losartículos 22 y 30 de los Estatutos.94

Después, el 27 de julio de 1973, si bien el

84

91 José Ignacio Dávila Garibi, 12 de julio de 1963,anexo al comunicado del 20 de julio de 1963.

92 Anuario 1964, pp. 130-134, con 11 artículos.93 AoAM del 10 de marzo de 1967.94 Ibidem. Hemos tratado de averiguar a quién alu-

de Salvador Novo, tan tajante en su expresión: segúnAndrés Henestrosa, recuerda que fue a Rafael Solana.Debemos añadir que, de todos modos, ya el Anuario1971 inserta el Reglamento de los artículos 15 y 31 delEstatuto, aprobado el 10 de febrero de 1967.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 86: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

asunto no atañe directamente a los Estatu-tos, en relación con la escritura constituti-va la Academia ventila el caso de una co-municación de Antonio Castro Leal enque propone que se supriman del nombrede la corporación las palabras “correspon-diente de la Española”. Informados losacadémicos faltantes para que opinen so-bre el asunto, varias son las respuestas.José Rojas Garcidueñas hace notar que lasupresión o renuncia a tal calidad puedeafectar el derecho de los futuros académi-cos a ser, personalmente, miembros co-rrespondientes de la española: debe medi-

tarse la decisión y averiguar discretamentesi la modificación del nombre de la Acade-mia no implicaría el que la española supri-miera el mencionado derecho. Jaime To-rres Bodet propone —y luego se acepta laproposición— que la Academia se de-nomine simplemente Mexicana sin hacermodificación alguna de la escritura consti-tutiva, y que el título se utilice únicamenteen comunicaciones oficiales. Castro Lealdebe formular un proyecto de comunica-ción prudente a la Asociación de Acade-mias para sondear su opinión. Se aclara,desde ángulo diverso, que el posible ingre-so en la Academia de miembros femeninosno está excluido ni en la escritura consti-tutiva ni en los Estatutos: no existe prohi-bición y la posibilidad es favorable.95

En seguida, parece ser que existe unalarga temporada en que los académicosdejan a un lado a los Estatutos. Aunque el9 de febrero de 1979 se ventila la transfe-rencia de las fechas de las sesiones ordina-rias de los viernes a los jueves, y aunquepoco después no se aprueba la sugerenciade Antonio Castro Leal de no elegir miem-bros durante un año, los Estatutos perma-necen intocados. Antonio Gómez Robledosí recuerda el 9 de octubre de 1980 que de-be observarse escrupulosamente el ordencronológico de candidaturas para cubrirvacantes. Es hasta el 12 de febrero de 1981cuando el director de la Academia llama laatención sobre la conveniencia de refor-mar los Estatutos poniéndolos al día, mo-ción aceptada que de cualquier manera nose puntualiza.96 Muy de vez en vez se da

85

95 AoAM del 23 de agosto de 1973. 96 AoAM del 12 de febrero de 1981.

gobierno y administración

Antonio Castro Leal

Page 87: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

lectura al artículo 22 estatutario en el mo-mento en que se vota la candidatura paraaceptar a un nuevo miembro, como suce-de el 13 de noviembre de 1986, en que in-gresa el doctor Ruy Pérez Tamayo, o elartículo 32, para recordar la obligación quelos académicos tienen de presentar cadaaño en alguna de las sesiones ordinarias alo menos un estudio sobre el tema que eli-jan, según se dice el 26 de septiembre de1991.97 Hasta el 9 de enero de 1997 tarda lareferencia al artículo 38 de los Estatutoscuando se informa a la Real Academia Es-pañola sobre la renuncia aceptada a RubénBonifaz Nuño.98 Las charlas obligatoriasconducen una vez más al artículo 32 esta-tutario el 9 de octubre de 1997.99

El método o procedimiento para elegirnuevos académicos es el que a últimasfechas acarrea un nudo en tanto se dis-cuten las candidaturas. El 11 de febrerode 1999 la sesión se dedica a revisar el pro-yecto de reglamento de los artículos 20,22, 26 y 28 de los Estatutos de la Acade-mia; aun cuando el artículo 45 indica quelos asuntos por resolver deben decidirse“a mayoría de votos de los académicospresentes en la sesión en que se discu-tan”,100 existe la sugerencia de que “dado elgran momento del que nos ocupa”, JoséLuis Martínez “propone que la decisiónsea más rigurosa que la de una simplemayoría y la fija en dos tercios”.101 La dis-cusión, enredada, habla de las vacantespor cubrir, de que no es indispensable cu-

brirlas si los candidatos no reúnen todaslas condiciones necesarias para ser aca-démicos, de la fórmula ideal para aprobaral candidato en las elecciones, de la decla-ración definitiva de una vacante cubiertahasta la lectura del discurso de ingreso yde las obligaciones más relevantes por cu-brir por los individuos de número.102 En lasesión ordinaria del 25 de este mes, trasaclaraciones de los asistentes, tiene lugar laaprobación del Reglamento complemen-tario del artículo 22 y de los artículos 20,26, 28 y 29, con tres fracciones que a laletra dicen:

Artículo 1º. Para cubrir una vacante, se abri-

rá un registro de precandidaturas. Los pre-

candidatos serán cuando menos dos y para

serlo deberán cumplir los requisitos que

establecen el artículo 22 y su reglamento del

14 de junio de 1963. Se citará por escrito a

todos los miembros de número, cuando me-

nos con un mes de anticipación, a una sesión

para conocer la opinión de la Directiva y, si

ésta no hallare inconveniente, convocar a

otra reunión para someter las precandidatu-

ras a votación. En la primera, además de

considerar los méritos de cada precandida-

to, se discutirá ampliamente la probabilidad

de que participe con regularidad en los tra-

bajos de la Academia. En la segunda, queda-

rá elegido como candidato el que obtenga la

mayor votación, siempre y cuando alcance

los votos necesarios para ser después miem-

bro de número.

86

97 AoAM del 13 de noviembre de 1986 y del 26 deseptiembre de 1991.

98 AoAM del 9 de enero de 1997.99 AoAM del 9 de octubre de 1997.

100 Anuario 1997, Estatutos, p. 145.101 AoAM del 11 de febrero de 1999.102 Anuario 1997, Estatutos, pp. 137-140.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 88: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Artículo 2º. El candidato será invitado a

asistir durante tres meses a las sesiones de la

Academia, antes de manifestar por escrito su

compromiso de participar asiduamente en

los trabajos académicos, conforme a lo esta-

blecido en los artículos 28 y 29 de los Estatu-

tos. Con la firma de este compromiso, que

leerá solemnemente en una sesión, será de-

clarado candidato electo. Antes de pronun-

ciar su discurso de ingreso, deberá haber

asistido cuando menos a diez sesiones en los

meses siguientes a su elección, según le sean

aplicables las disposiciones del artículo 24

de los Estatutos. En esas sesiones tendrá de-

recho a voz pero no a voto.

Artículo 3º. El académico de número que

considere no poder asistir cuando menos

a la mitad de las sesiones a que convoque

la Academia en un año, deberá notificarlo

por escrito a la Directiva y convenir con ésta

la índole de las tareas que juzgue posible

desempeñar, entre las que interesan a la

Academia.103

La elección de nuevos académicos, anuestro modo de ver, no ha quedado to-talmente definida: no será difícil quela redacción de los Estatutos dé pábuloa una próxima turbulencia. Se cita yala conveniencia de modificar algún inci-so del reglamento para las elecciones,al parecer nulificado cada vez que exis-ten dos candidatos valiosos por nom-brar.104 Varias propuestas permanecen enel aire.105

De la asociación civil

Cuando, el 10 de octubre de 1952, la Acade-mia considera la posibilidad de contar conun patrimonio, el secretario perpetuo hacehincapié en que resulta indispensable mo-dificar los Estatutos de la corporación,pero sobre todo constituirse en asocia-ción civil. El 14 de noviembre siguiente elacta correspondiente precisa:

El señor Carreño añade que la donación del

predio —como hemos indicado al referirnos

al recinto— y la constitución del patrimo-

nio requieren que la Academia se constituya

en Asociación Civil, conforme se acordó en

principio en la sesión del 4 de noviembre.

Como en la escritura deberán protocolizarse

los Estatutos, procede efectuar previamente

la reforma propuesta en la sesión del 10 de

octubre, para preparar la cual fueron comi-

sionados el señor Fernández MacGregor y

él. Recuerda que, al efecto, en cumplimiento

de lo que dispone el artículo 44, se citó espe-

cialmente por escrito a los señores académi-

cos, mencionando en el citatorio ese impor-

tante punto del orden del día […] El señor

Carreño lee el proyecto de escritura consti-

tutiva de la asociación civil, por él redac-

tado. Tras un breve debate se aprueba. Se

acuerda que firmen la escritura los señores

dirigentes de la corporación, a saber: el di-

rector, el secretario perpetuo, el censor, el

tesorero, el bibliotecario y el secretario de

actas […] el señor Fernández MacGregor

87

103 Reglamento complementario del artículo 22 yde los artículos 20, 26, 28 y 29, aprobado el 25 defebrero de 1999.

104 AoAM del 9 de marzo de 2000.105 AoAM del 11 de mayo de 2000.

gobierno y administración

Page 89: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

informa que la suma de un millón de pesos

ha sido invertida ya en valores, cuyos réditos

ascenderán a unos $80 000 anuales, más o

menos. Tras un breve cambio de impresio-

nes, se acuerda abrir una cuenta corriente en

la institución fideicomisaria, para el manejo

de los intereses […].106

El 30 de enero de 1953, en el despacho dellicenciado Guillermo López Portillo, nota-rio público número siete del Distrito Fede-ral, en avenida Madero número 66, despa-chos números 102 y 103, ocurre la firma del“Testimonio de la escritura de constituciónde Asociación Civil denominada ‘AcademiaMexicana correspondiente de la Española,A. C.’”, otorgado por los señores licencia-do Alejandro Quijano, profesor AlbertoMaría Carreño, Carlos González Peña, li-cenciado Genaro Fernández MacGregor,licenciado José Vasconcelos y José MaríaGonzález de Mendoza.107 El escrito previodel 6 del mes, enero de 1953, solicita a laSecretaría de Relaciones Exteriores el per-miso respectivo para formar la asociacióncivil: allí se formulan los objetivos socialespretendidos, el más importante, desde lue-go, “la conservación, la pureza y el perfec-cionamiento de la lengua española”. Aclá-rase que la asociación debe abstenerse deuna manera absoluta de toda actividad ocontroversia política o religiosa, y que todoextranjero que adquiera un interés o parti-cipación social en ella se considerará porese simple hecho como mexicano.108

El “Testimonio” comenta con brevedadlos hechos históricos salientes de la Aca-demia: declara que por medio de esta es-critura ella se instala ya como asociacióncivil, con finalidades que no son prepon-derantemente económicas. Relaciona “elpatrimonio que en forma de fideicomisole ha sido asignado por el presidente de laRepública Mexicana, doctor Miguel Ale-mán”; anota su duración como la de “no-venta y nueve años a partir de la fecha deesta escritura, pero este plazo podrá serrenovado cuantas veces sea necesario”;y la faculta para “aplicar a su objetivofundamental cualesquiera donaciones oaportaciones que se le hagan”. Despuésmenciona su régimen interno, poderesgenerales y regimiento por medio de Es-tatutos. Su disolución corresponde alacuerdo de la totalidad de sus miembros.Rígese por los Estatutos reformados enasamblea general de académicos celebra-da el 14 de noviembre de 1952. Natural-mente, aparece la personalidad de cadauno de los comparecientes y como anexoA los Estatutos vigentes, donde en el ar-tículo 22, inciso vi, se especifica que “no senecesitará que haya más de una propuestapara cada vacante”, al referirse a las candi-daturas; “si las vacantes fueren varias,podrán proveerse en la misma sesión, peroen votaciones por separado”, según el inci-so undécimo.109 Como anexo B cuentael acta de la sesión académica del 14 denoviembre de 1952, y como anexo C la

88

106 AoAM del 14 de noviembre de 1952.107 “Testimonio de la escritura…”, vol. 376, inst.

31236; México, D. F., 30 de enero de 1953.

108 Ibidem.109 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 90: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

constancia y firma del notario. Una notamarginal entera sobre los numerarios reci-bidos, los numerarios electos y los corres-pondientes de entonces, 22 de diciembrede 1952.110

El 13 de marzo de 1953 el tesorero infor-ma sobre el movimiento de fondos al 31 deenero último; el director presenta la cuen-ta pormenorizada y comprobada de losrecursos recibidos e invertidos por la cor-poración desde 1939 hasta su constituciónen asociación civil.111 El 12 de febrero de1954 el licenciado Guillermo López Porti-llo hace entrega del “Testimonio de laescritura de constitución de la Academiaen asociación civil”, debidamente inscri-ta en el registro.112 Sólo vuelve a hablarsedel “Testimonio” cuando en 1973 se discutesobre la antes mencionada proposición deAntonio Castro Leal de suprimir las pala-bras “correspondiente a la Española” alnombre de la Academia.113

Instituto de educación pública

El 19 de noviembre de 1952 Alejandro Qui-jano y Alberto María Carreño dirigen unoficio al secretario de Educación Públicainformándole que en la asamblea generalde miembros de la corporación la Acade-mia Mexicana correspondiente de la Espa-ñola ha resuelto constituirse en asociación

civil con el fin de poder administrar enforma debida el patrimonio que le ha sidoconcedido por el presidente, licenciadoMiguel Alemán. En tal comunicado enlis-tan los objetivos fundamentales de ella,indicando que están comprendidos en elartículo 102, fracciones iii y iv, y en el ar-tículo 99 de la Ley Orgánica de EducaciónPública. Por ello solicitan que se sirva de-clarar a la propia Academia como institutode educación pública, para todos los efec-tos legales a que haya lugar.114 En la sesióndel 24 de este mes y año el secretario per-petuo

manifiesta que es necesario presentar a la

Secretaría de Educación Pública una solici-

tud para que la Academia sea considerada

como Instituto de Educación Pública —de

igual manera que lo ha sido la Mexicana de la

Historia—, a fin de que se le exima de pagar

impuestos. Lee el texto de la solicitud, que es

aprobado.115

Tres días después, 27 de noviembre, ellicenciado Carlos Díaz Garduño, directorgeneral de Asuntos Jurídicos y de Revisiónde Estudios de la secretaría aludida turnala solicitud a la dirección de EnseñanzaExtraescolar y Alfabetización porque con-sidera que es a ésta a la que corresponderesolverla. Javier Piña y Palacios, funciona-rio de tal dependencia, responde el 12 de

89

110 Ibidem.111 AoAM del 13 de marzo de 1953.112 AoAM del 12 de febrero de 1954.113 AoAM del 29 de junio y 27 de julio de 1973.114 Expediente sobre Instituto de Educación Pú-

blica. La Ley Orgánica de Educación Pública está re-

gistrada en el Diario Oficial de la Federación el 23 deenero de 1942: en el artículo 103 indica que “el Estadofomentará la colaboración de los particulares en laeducación extraescolar y podrá acordar en su favorsubsidios o aportaciones”.

115 AoAM del 24 de noviembre de 1952.

gobierno y administración

Page 91: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

enero de 1953 que “no es posible acceder alo pedido en el oficio de que se trata”. Di-rector y secretario de la Academia, ni tar-dos ni perezosos, el 21 inmediato —enerode 1953— alegan en forma por demás ex-plícita que la citada Academia Mexicanade la Historia ha sido registrada el 11 deenero de 1952 como instituto de educa-ción pública y de investigación científica,favoreciéndosele para no pagar impues-tos. No obstante, la negativa, repetida el26 de febrero siguiente, explica que “noexiste disposición alguna que faculte a laDirección General de Asuntos Jurídicosy de Revisión de Estudios como depen-dencia del Ejecutivo para declarar quedicha Academia es un instituto de educa-ción pública, constituido conforme a lasleyes mexicanas para todos los efectoslegales”.116

Al enterar a la Academia del fracaso dela solicitud, el 13 de marzo del propio 1953Alberto María Carreño se rebela contra elfallo y la falta de reconocimiento:

recuerda que la Academia de la Historia re-

cibió del Banco Nacional de México un do-

nativo de $200 000 para la construcción de

su edificio social y, a fin de no mermar sus

recursos con el pago de los impuestos

correspondientes a la donación, solicitó y

obtuvo de la dependencia precitada que se le

reconociese como instituto de aquella natu-

raleza, los cuales gozan de la exención de

impuestos. La Academia Mexicana hizo una

gestión idéntica, pero el escrito no pudo ser

entregado personalmente al secretario, y en

el curso de la tramitación administrativa

recayó sobre la petición el dictamen adverso

del Departamento Jurídico de dicha Secreta-

ría, con pie en el cual se denegó la gracia

pedida. Opinan sobre el asunto los señores

Castro Leal, Quijano, Jiménez Rueda, Gon-

zález de Mendoza, Méndez Plancarte y Ca-

rreño, y se conviene en renovar la solicitud

con nueva exposición de razones, tratando

el asunto personalmente con el actual secre-

tario de Educación Pública, licenciado José

Ángel Ceniceros.117

El 11 del próximo abril director y se-cretario, en extenso escrito, argumentanla propagación que de la cultura realiza laAcademia, registrando además los textoslegales que autorizarán el acuerdo. El actaordinaria del 15 de mayo inmediato men-ciona la entrega directa del escrito.118 Unavez estudiado el caso, el licenciado JoséÁngel Ceniceros inscribe a la Academiaentre las instituciones a que se refieren lasfracciones iii y iv del artículo 102 de laLey Orgánica de la Educación Pública;119

así lo da a conocer el secretario perpetuoel 14 de agosto del mismo 1953.120 La ratifi-cación del acuerdo data del 6 de septiem-bre de 1956; el licenciado Ceniceros con-viene en que: “la Secretaría de Educaciónno tiene ningún inconveniente en que esaH. Academia comunique o haga del cono-cimiento del C. Procurador Fiscal del De-

90

116 Expediente sobre el Instituto de EducaciónPública.

117 AoAM del 13 de marzo de 1953.118 AoAM del 15 de mayo de 1953.

119 José Ángel Ceniceros al licenciado AlejandroQuijano, 29 de julio de 1953.

120 AoAM del 14 de agosto de 1953.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 92: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

partamento del Distrito Federal el conte-nido del presente oficio”.121

Es hasta mayo de 1990 cuando José LuisMartínez, como director de la Academia,solicita del licenciado Manuel BartlettDíaz, a la sazón secretario de EducaciónPública, nueva ratificación de ella comoinstitución de alta cultura, para allanarciertas gestiones.122 El secretario la extien-de así.123

Patrimonio y fideicomiso.Donaciones

Quizá la idea de poseer un patrimonioprive en los académicos desde antes, sinresultados prácticos. Pero hasta el 7 demarzo de 1952 es cuando el secretario per-petuo recuerda lo dicho en la sesión del 10de enero último acerca del patrimonio dela Academia de la Historia: “[…] que halogrado formarse un patrimonio cuyosréditos le permiten subvenir a sus gastos eincluso remunerar con el pago de dietas laasistencia de los señores académicos a lassesiones”,124 pero luego explica

Considera oportuno pedir al señor Presi-

dente de la República la constitución, en

favor de la Academia Mexicana, de un patri-

monio que ésta pueda poner en fideicomiso

y cuyas rentas sean suficientes para cubrir

todos sus gastos. El secretario de actas

expresa el temor de que ello supedite las ac-

tividades académicas al poder público. El

señor Junco opina que, por lo contrario, se

aseguraría así la independencia económica

de la corporación y se prevendría toda ulte-

rior posibilidad de injerencia de las autori-

dades en su sostenimiento. Se conviene en

que la secretaría, de acuerdo con el señor

director, redacte un memorándum que se

presentará al Primer Magistrado en ocasión

propicia.125

El acta de la sesión del 9 de mayo si-guiente relata que el propio secretario leeel escrito redactado para entregar al licen-ciado Miguel Alemán,

pidiéndole la constitución de un patrimonio

inalienable que se administraría en fideico-

miso y cuyos réditos bastasen a cubrir los

gastos de sostenimiento de la Academia,

inclusive sus publicaciones. El señor Rome-

ro opina que esto será la semilla para lograr

la autonomía económica de la corporación.

Se aprueba el texto por unanimidad y se

conviene en que lo firme el mayor número

posible de académicos.126

José Rubén Romero es propuesto, el 1ºde este mismo mes, para transmitir a la

91

121 José Ángel Ceniceros a Alberto María Carreño;México, D. F., 6 de septiembre de 1956.

122 José Luis Martínez al licenciado Manuel BartlettDíaz; México, D. F., 11 de mayo de 1990. Señala allíel acuerdo del 29 de julio de 1953, núm. 8647, y el ofi-cio de ratificación del 6 de septiembre de este año,núm. 13425.

123 Manuel Bartlett Díaz, secretario de EducaciónPública, a José Luis Martínez, director de la Acade-mia Mexicana de la Lengua correspondiente de laReal Española; México, D. F., 13 de junio de 1990.

124 AoAM del 10 de enero de 1952.125 AoAM del 7 de marzo de 1952.126 AoAM del 9 de mayo de 1952.

gobierno y administración

Page 93: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

presidencia lo tocante a la constitución delpatrimonio académico; acepta el encargo,pero desconocemos si tiene tiempo de ha-cer entrega de alguna sugerencia, puestoque muere el 4 de julio.127 Sabemos, esosí, que en la sesión académica del 10 de oc-tubre ya se habla de que “está acordadafavorablemente la petición hecha por laAcademia Mexicana tocante a la constitu-ción de su patrimonio”, y que debe visitarseal presidente antes de que termine su perio-do de gobierno para agradecerle la ayudaque de él se ha recibido.128 Y es que previa-mente, 17 de septiembre del propio 1952,Miguel Alemán ha dirigido a la Secretaríade Hacienda y Crédito Público el acuerdodonde considera que la Academia misma,correspondiente de la Real Española, envirtud de la encomiable labor que realizaen el campo del conocimiento del idiomacastellano y de las letras en general, y elacrecentamiento del prestigio de nuestropaís en el mundo cultural, “mereciendopor tal motivo el estímulo del poder públi-co, por cuanto los fines sociales que des-arrolla son de interés público”, debe recibirpor concesión especial un subsidio de unmillón de pesos que deberá destinarse, através de fideicomiso regulado por la insti-tución bancaria que señale dicha depen-dencia, para ayuda de los gastos de sosteni-miento del citado organismo.129 En sesión

del 4 de noviembre inmediato AlbertoMaría Carreño informa que tiene noticiasfidedignas en el sentido de que se ha con-cedido lo solicitado.130 En efecto, ya laSecretaría de Hacienda y Crédito Público,Dirección de Crédito, Departamento deBancos, Moneda e Inversiones, en oficio305/I-A-18879, expediente 413.5/67112, fe-chado el 31 de octubre anterior, ha manifes-tado que la Fiduciaria Trasatlántica, S. A.,ha sido encargada de la formación del ci-tado fideicomiso con inversión en valoresde renta fija; la orden de pago B#322138acusa la firma del licenciado José Alcázar A.;el fiduciario percibirá por sus servicios el0.6% anual sobre el valor de los fondos delfideicomiso, y el fideicomitente se reservael derecho de revocar en todo tiempo elfideicomiso sustentado; por la FiduciariaTrasatlántica, S. A., aprueban el convenioPlácido García Reynoso y Alberto RincónGallardo.131 El banco se siente honradocon la confianza que la Secretaría deHacienda y Crédito Público le ha manifes-tado al depositarle la custodia.132 La Aca-demia instruye a la Fiduciaria Trasatlánti-ca, S. A., sobre la que el licenciado GenaroFernández MacGregor, como tesorero dela corporación, está autorizado a tratartodo lo relativo al subsidio y su rendi-miento.133 El patrimonio produce réditosdesde el 14 de noviembre de ese año; la

92

127 AoAM del 16 de mayo y 11 de julio de 1952.128 AoAM del 10 de octubre de 1952.129 Acuerdo dirigido por el señor presidente de la

República a la Secretaría de Hacienda y CréditoPúblico; México, D. F., 17 de septiembre de 1952, alsubsecretario encargado del despacho, Rafael Mance-ra Ortiz.

130 AoAM del 4 de noviembre de 1952.131 Contrato respectivo.132 Alberto Rincón Gallardo a la Academia Mexi-

cana de la Lengua, 19 de noviembre de 1952.133 Alejandro Quijano, Alberto María Carreño y

Genaro Fernández MacGregor a la Fiduciaria Tras-atlántica, S. A., 24 de noviembre de 1952.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 94: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cuenta corriente para colocar los intere-ses del patrimonio debe situarse en otrobanco. Ya en la sesión del 9 de diciembresiguiente se acuerda, por mayoría de vo-tos, remunerar a cada académico asistentea las efectuadas privadamente, ordinariaso extraordinarias, y no a las públicas.134

En febrero de 1953 la Fiduciaria Trasatlán-tica, S. A., firma con la Secretaría de Ha-cienda y Crédito Público el contrato for-mal del fideicomiso.135 La cuenta corrientede la Academia aparece poco después enel Banco de Londres y México.136 Paraentonces Agustín G. de Amezúa, de la Co-misión Permanente de la Asociación deAcademias, felicita desde Madrid a Alejan-dro Quijano por la concesión del patrimo-nio logrado gracias al empeño de MiguelAlemán.137

En 1955 las cédulas hipotecarias dondese colocan los fondos proporcionan inte-reses mayores,138 más todavía cuando sedesplazan al Banco de Fomento Urbano,donde rinden 8% anual.139 La merma decapital resultante de la compra de la casade Donceles 66 a la que hemos aludido encapítulo precedente —500 000 pesos res-tados al fideicomiso constituido para en-tonces con la Nacional Financiera, S. A.,

mediante la aprobación de la Secretaría deHacienda y Crédito Público—140 en ciertomodo se ve disminuida gracias a las dona-ciones que en su oportunidad emiten laFundidora de Fierro y Acero de Monte-rrey, el Banco de México y el Banco Nacio-nal de México, según hemos consigna-do.141 Sobre los fondos de la Academiarepercute, como también hemos anotado,la disposición de considerar a la corpora-ción como instituto de educación pública,exenta en el pago del impuesto predial portiempo indefinido a partir del quinto bi-mestre de 1956.142 El 24 de enero de 1958el tesorero solicita informes a la NacionalFinanciera sobre la inversión más conve-niente de los fondos, ante la insistencia deMartín Luis Guzmán para que el dinero nopermanezca situado en bonos de interésfijo, sino en valores, a lo cual Alberto MaríaCarreño deja entrever que, a su juicio, esmuy expuesto el que la Academia realiceoperaciones de carácter financiero.143

Cuando el licenciado Genaro FernándezMacGregor fallece el 22 de diciembre de1959, el secretario perpetuo avisa a la Na-cional Financiera, S. A., que el licenciadoLuis Garrido ha sido electo en su sustitu-ción como tesorero. María de la Luz Lazo,

93

134 AoAM del 19 de diciembre de 1952.135 AoAM del 13 de febrero de 1953.136 AoAM del 10 de abril de 1953.137 Agustín G. de Amezúa a Alejandro Quijano;

Madrid, 6 de mayo de 1953: “[…] veo que todos nues-tros trabajos no han sido estériles, y que esa Acade-mia Mexicana cuenta con un espléndido patrimonioque le permitirá trabajar activamente en colabora-ción con la nuestra […]”.

138 AoAM del 26 de agosto de 1955.139 AoAM del 23 de septiembre de 1955.

140 Dirección de Crédito. Departamento de Ban-cos, Moneda e Inversiones, 305-I-8450-413.5/67112. Seexpresa conformidad para disponer de 500 000 pe-sos, 29 de abril de 1956.

141 AoAM del 14 de septiembre de 1956.142 Tesorería del D. F., Procuraduría Fiscal del D. F.,

Oficina de Exenciones y Revisión de Procedimientos,oficio 1620, expediente F-15-6/204/1597. Firma el pro-curador fiscal del D. F., licenciado Fernando Gutié-rrez Ortega.

143 AoAM del 24 de enero de 1958.

gobierno y administración

Page 95: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ayudante del antiguo tesorero, rinde alnuevo un informe detallado sobre el fidei-comiso, el 12 de mayo de 1960.144 Al díasiguiente, Luis Garrido hace saber que elcitado fideicomiso

en manos de la Nacional Financiera está

invertido en bonos del Crédito Industrial y en

cédulas hipotecarias del Crédito Hotelero, con

un interés del 8% anual, produciendo men-

sualmente la suma de $3083.00, descontada la

cantidad de $250.00 que retenía la institución

por concepto de manejo de fondos; que en

noviembre de 1959 el señor licenciado Genaro

Fernández MacGregor logró reducir a sólo

$100.00 mensuales, por lo que a partir de ene-

ro del presente año se han estado cobrando

intereses por la suma de $3233.00.145

Con un cambio a bonos de la serie N deNacional Financiera, que ofrecen un ren-dimiento mayor del 10% anual, la ventajaaproximada se extiende a más de 800.00pesos mensuales.146 La nueva inversióndebe percibir 4 163.33 pesos.147

La productividad mejora cuando losfondos de la Academia que están en fidei-comiso son colocados en 1970 en una nue-va emisión de valores, con gran ventaja: enintereses trimestrales asciende de 13 500pesos a 18 000 pesos.148 La situación per-dura hasta que, habiendo realizado unavisita al presidente de la República el di-rector Agustín Yáñez, el tesorero Luis

Garrido y Miguel Alemán, en su carácterde presidente de la Comisión de Finanzasy Arbitrios, el 23 de febrero de 1973 infor-man a los asistentes a la sesión ordinariaque, tras mostrarle el flujo de ingresos yegresos de la corporación y solicitar unapoyo para ella, el Ejecutivo les ha requeri-do un proyecto de aplicación del subsi-dio.149 Pasan los meses, en París muere ellicenciado Garrido el 19 de octubre de esteaño y lo sustituye en la tesorería MiguelAlemán: el 14 de diciembre inmediato el di-rector hace amplia explicación del

proyecto del subsidio solicitado al señor

Presidente de la República y la forma en que,

de obtenerse, sería empleado, porque eso

significaría el efectivo funcionamiento de

algunas comisiones, la posible retribución al

estudio de dictámenes y, en consecuencia, la

responsabilidad y el cumplimiento de los

futuros miembros que formarán parte de la

Academia.150

El 25 de enero de 1974, fecha en que Mi-guel Alemán toma posesión de su cargocomo tesorero, el acta de la sesión refiereque tras su giro normal donde principal-mente se ventilan los festejos referentes ala celebración del centenario académico, elingeniero Víctor Bravo Ahúja, secretariode Educación Pública, le expide al directorun cheque por 600 000 pesos como pri-mera entrega del subsidio a la corpora-

94

144 Memorándum para el señor licenciado LuisGarrido, tesorero de la Academia Mexicana de laLengua. M. L. Lazo, ayudante del tesorero, 12 de mayode 1960.

145 AoAM del 13 de mayo de 1960.

146 Ibidem.147 AoAM del 24 de junio de 1960.148 AoAM del 8 de mayo de 1970.149 AoAM del 23 de febrero de 1973.150 AoAM del 14 de diciembre de 1973.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 96: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ción.151 Jaime Torres Bodet hace saber queno será sino hasta junio entrante cuando setengan noticias sobre la entrega del resto delsubsidio.152 Cuando Miguel Alemán recibela segunda aportación del subsidio presi-dencial, el director decide que todas las se-siones, públicas o privadas, les sean retribui-das a los académicos.153 Nacional Financieraadministra los valores respectivos. El actadel 27 de junio de 1975 registra el donati-vo de tres millones a la Academia con mo-tivo del centenario y la carta de agradeci-miento que se ha turnado al presidente, asícomo la invitación para que declare inau-gurado el coloquio en proyecto.154

La influencia de Miguel Alemán por suascendiente presidencial se hace notoriaen los años siguientes, mientras él figuracomo tesorero de la corporación. En 1976gestiona nuevo subsidio, consiguiéndolopara equilibrar los gastos.155 Con antelación,procura que las instituciones bancariascontroladoras de los recursos financieros noretengan el impuesto correspondiente a losintereses que le cubren a la Academia, origi-nados por inversiones en valores.156 Manolodel Valle, en lo particular, ofrece cumplircon un donativo o legado.157 El resultado dela solicitud de Miguel Alemán fructifica:

el señor director procedió a informar que ya

se recibió la cantidad de dos millones de

pesos donada a la Academia por acuerdo pre-

sidencial. La entrega la hizo el señor tesorero

Miguel Alemán mediante cheque nº 295902

del Banco de Comercio, S. A., y por instruc-

ciones suyas quedó, desde luego, depositado

en Nacional Financiera según comprobante

de 4 de agosto de 1976, contrato nº N-71874.158

Los años 1977-1979 se emplean para ama-cizar un subsidio a partir del ofrecimiento

95

151 AoAM del 25 de enero de 1974.152 AoAM del 8 de marzo de 1974.153 AoAM del 26 de julio de 1974.154 AoAM del 27 de junio de 1975.155 AoAM del 9 y 23 de julio de 1976.156 Licenciado Guillermo Prieto Fortún, director

general del Impuesto sobre la Renta, a la Academia

Mexicana correspondiente de la Española; México,D. F., 20 de febrero de 1974.

157 AoAM del 27 de febrero de 1976. Vale recordarque en esta fecha las dietas son aumentadas a 750 pesospor sesión, a partir del mes de marzo siguiente. Segúnla señorita María de la Luz Lazo, nunca se cumplen así.

158 AoAM del 13 de agosto de 1976.

gobierno y administración

Miguel Alemán

Page 97: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

que el secretario de Educación Públicahace de ayudar a la Academia al principiode dicho lapso. Los trámites burocráticosdificultan la promesa. El tesorero refiere lasgestiones y la posible entrega de la sumaprometida, con conveniencia de recibirlaen un solo pago y su forma de inversión.159

El 22 de marzo de 1979 trátase de obtener unsubsidio cuyos intereses produzcan 200 000pesos anuales, con el objeto de imprimircuatro volúmenes por año de las obras deciertos miembros de la corporación;160 lapetición parece corta cuando se sabe quela Academia de la Historia ha recibido elpago de su subsidio anual.161 Miguel Ale-mán avisa el 28 de junio inmediato que,habiendo hablado con el señor presidentede la República José López Portillo, éste vaa otorgar a la Academia un subsidio decinco millones de pesos;162 el 2 de julioAgustín Yáñez como director y José RojasGarcidueñas como secretario les ofrecensu reconocimiento a ambos.163 El chequepor tal cantidad es entregado el 14 defebrero de 1980 entre aplausos.164 Sietedías después María de la Luz Lazo rindeun informe detallado de las inversionesrealizadas entonces en la Nacional Finan-ciera; en resumen, indica que: “por lo tan-to, el contrato 00-000-071874-2 ampara lacantidad total de $10 300 000.00, colocadoa plazo fijo de un año; ganará el 20.50% de

interés anual. El producto neto mensualserá de $181 866.66”.165

En consideración a las condiciones eco-nómicas reinantes ya en la Academia, Mi-guel Alemán señala inmediatamente, el 13de marzo de este año, que deben inten-sificarse las labores allí desempeñadas.166

Tiempo después de fallecido Agustín Yá-ñez —es decir, enero de 1980—, Alemáncomunica a la Nacional Financiera quedebe sustituirse la firma del finado porla de José Luis Martínez, nuevo director enfunciones.167 El 9 de abril de 1981 se aclara

96

159 AoAM del 12 de enero de 1979.160 AoAM del 22 de marzo de 1979.161 AoAM del 26 de abril de 1979.162 AoAM del 22 de junio de 1979.163 Agustín Yáñez y José Rojas Garcidueñas al

señor presidente de la República, licenciado JoséLópez Portillo; México, 2 de julio de 1979. AgustínYáñez y José Rojas Garcidueñas al señor licenciado

Miguel Alemán, tesorero de la Academia Mexicana;México, D. F., 2 de julio de 1979.

164 AoAM del 14 de febrero de 1980.165 María de la Luz Lazo, secretaria, al señor licen-

ciado Miguel Alemán, tesorero de la Academia Mexi-cana; México, D. F., 21 de febrero de 1980.

166 AoAM del 13 de marzo de 1980.167 Miguel Alemán Valdés, tesorero, a Nacional

historia de la academia mexicana de la lengua

José López Portillo

Page 98: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

que el capital académico alcanza la cifra de11 millones de pesos, una vez que el secre-tario de Educación Pública, licenciado Fer-nando Solana, le otorga un subsidio de unmillón de pesos destinado a la financia-ción de publicaciones.168

Vuelve Miguel Alemán a intervenir antela Presidencia, solicitando fondos: “las ges-tiones han sido favorables, pues otorgócinco millones de pesos, de los cuales ya seentregaron dos y medio millones, por che-que, del que hace entrega; se agradecencumplidamente a nuestro tesorero sus ne-gociaciones… se está en espera del restode la cantidad mencionada […]”.169

El complemento está registrado —por2 300 000 pesos— el 27 de agosto siguien-te, y por los 200 000 pesos restantes el 26de noviembre el propio 1981.170 Las entre-gas continúan durante 1982: un millón depesos en un par de entregas anotadas parapublicaciones, que la Secretaría de Educa-ción Pública dona, más cuatro cheques dela Tesorería de la Federación, otorgados ensubsidio cedido por el presidente.171 To-davía Miguel Alemán agrega 555 555 pesosel 13 de enero de 1983, meses antes de mo-rir.172 José Luis Martínez apunta que la

situación económica de la Academia “esbuena”.173 En marzo de este año el contra-to 00-000-071874-2 de Nacional Financie-ra, por 20 179 000 pesos, produce apro-ximadamente 1 013 153.95 pesos mensualesal 60.25% anual.

El periodo 1983-1987 está ocupado, encuanto se relaciona con las finanzas-patri-monio de la corporación, por la decisión,en junio del primero de estos años, de can-celar el contrato de fideicomiso existentecon Nacional Financiera para reinvertirlos fondos en forma más conveniente.174 Lostrámites para procesar tal determinaciónocupan tiempo; en el ínterin, se advierte eldeseo de algunos industriales y comer-ciantes de ayudar económicamente a laAcademia, y el acuerdo favorable de la Di-rección General de Aduanas para eximirde impuestos un envío del Ministerio deCultura de España consistente en materialaudiovisual, que representa un gasto equi-valente a 25 000 pesos.175 También, la visitaal secretario de Educción Pública para quesubsidie determinadas obras necesarias enel recinto de Donceles.176 El convenio deextinción del contrato de fideicomiso en-tre la citada Nacional Financiera y la Aca-

97

Financiera, S. A.; México, D. F., 22 de septiembrede 1981.

168 AoAM del 12 de marzo de 1981. Conviene acla-rar que la moneda mexicana va demeritándose pro-gresivamente y que su devaluación empeora duranteel lapso 1976-1982; el 1º de septiembre de este últimoaño José López Portillo extiende el decreto de nacio-nalización de la banca, y es hasta el 1º de enero de1993 cuando Carlos Salinas de Gortari anuncia losnuevos pesos, desapareciendo tres ceros en las cifrasutilizadas.

169 AoAM del 9 de abril de 1981.

170 AoAM del 27 de agosto y del 26 de noviembrede 1981.

171 AoAM del 25 de febrero y del 28 de octubre de1982.

172 AoAM del 13 de enero de 1983.173 AoAM del 27 de enero de 1983.174 AoAM del 9 de junio de 1983.175 AoAM del 27 de octubre de 1983 y del 24 de

octubre de 1985. En este último sucedido las gestionesde María de la Luz Lazo ante la dependencia aduanalresultan muy efectivas.

176 AoAM del 24 de abril de 1986.

gobierno y administración

Page 99: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

demia guarda fecha de 15 de febrero de1986.177 El acta del 11 de junio de 1987 dacuenta de la transferencia de los fondos alBanco Nacional de México dirigido en logeneral por Fernando Solana.178

No aparecen nuevos subsidios presiden-ciales: quizá la Academia necesitaría contarentre sus miembros con otro licenciadoMiguel Alemán. Cuando en 1990 existe elintento de modernizar la corporaciónmediante un equipo de cómputo, el 8 denoviembre de este año aparece la noticiadonde se dice que “el director lee el oficionº 396-I-B-2-47-13988, expediente 363/052,del contador público Humberto A. Domín-guez D., del Departamento de Autorizacio-nes de Exenciones y Deducciones de la Se-cretaría de Hacienda y Crédito Publico, defecha 7 de noviembre de 1990, en el que seautoriza el donativo de la IBM para la Acade-mia”.179

En el Diario Oficial de la Federación del24 de diciembre del mismo 1990 (p. 4) seincluye a la Academia entre las institucio-nes, sociedades civiles y otras organiza-ciones autorizadas para recibir donativosdeducibles para sus donantes en el im-puesto sobre la renta.180 La IBM, a fin decuentas, no extiende la donación.181 El doc-tor Ruy Pérez Tamayo interviene y el in-geniero Rafael Piccolo C., director general

de Hewlett-Packard de México, S. A. deC. V., ofrece el citado equipo tras su entre-vista con Gabriel Zaid y el arquitecto Brau-lio Hornedo, experto que lo acompaña.182

De aquí en adelante, el Consejo Nacional deCiencia y Tecnología (Conacyt) tambiéninterviene en las aportaciones sucesivasque entrega con el fin de procesar el Dic-cionario de mexicanismos del que nos ocu-paremos en capítulo futuro. El donativode Hewlett-Packard incluye la computadoray el resto del equipo. Programados los tra-bajos de computación, la compañía dona-dora adjunta precios del equipo con el obje-to de que la Academia lo asegure: la pólizadata del 12 de septiembre de 1991. Y la uti-lización del equipo, desde poco antes, mesde agosto. La Academia Española, además,dona el fax.183 El agradecimiento-comida alos donantes ocurre en enero de 1992.

En 1996, finalmente, José Luis Martínezinforma sobre la sugerencia de la compa-ñía Columbus de México, S. A. de C. V.,para manejar el fideicomiso de la Acade-mia: tal casa de asesores financieros ofrecerendimiento de 34% y Banamex, que lomaneja, rinde sólo 24%. Gabriel Zaid opi-na sobre los riesgos de esa operación, yRuy Pérez Tamayo lo apoya. Por acuerdounánime el fideicomiso continúa conBanamex.184 Así, hasta la fecha.

98

177 Lo firman el subsecretario de Planeación yControl Presupuestal de la Secretaría de Programa-ción y Presupuesto, doctor Pedro Aspe Armella; ellicenciado Lorenzo Thomas Torres, por NacionalFinanciera, S. N. C., y la señorita María de la LuzLazo, por la Academia Mexicana.

178 AoAM del 11 de junio de 1987.179 AoAM del 8 de noviembre de 1990.

180 AoAM del 24 de enero de 1991. El Diario Oficialdel 15 de marzo de 1991, segunda sección, p. 2, vuelve aincluir a la Academia entre las instituciones que pue-den recibir donativos (AoAM del 4 de abril de 1991).

181 AoAM del 28 de febrero de 1991.182 AoAM del 4 de abril de 1991.183 AoAM del 8 de agosto de 1991.184 AoAM del 26 de septiembre de 1996.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 100: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Aun cuando todos los integrantes de lasmesas directivas resultan de importanciacapital en el desarrollo de la Academia, in-discutiblemente quienes conllevan el pesode la responsabilidad son los directores ylos secretarios de la corporación. En estecapítulo tratamos de elaborar una sem-blanza de quienes han desempeñado talescargos en el tiempo comprendido entre1946 y el año 2000, entendido que nuestrasnarraciones estarán encaminadas funda-mentalmente a descorrer de nuestros per-sonajes las funciones y los trabajos relacio-nados con la propia Academia.

Alejandro Quijano, décimo director(1939-1957)

Don Alejandro nace en Mazatlán, Sinaloa,el 5 de enero de 1883. Refugiado en la ciu-dad de México desde temprana edad, seinicia en el magisterio y en la literatura enlos años que pasa en la Escuela NacionalPreparatoria, donde entabla lazos de amis-tad con Antonio Caso, José Vasconcelos,Isidro Fabela y Genaro Fernández Mac-Gregor, este último compañero suyo du-rante toda su vida. Antes discípulo delilustre matemático Joaquín Terrazas, re-cibe enseñanzas de historia general delmaestro Justo Sierra. Siendo ya maestroen la Escuela Normal, en su cátedra de Li-

teratura —que imparte compitiendo conRafael López— cuenta con alumnos tanaventajados como Gregorio López y Fuen-tes, Francisco González Guerrero, RodrigoTorres Hernández y Basilio Badillo. Cuan-do, tiempo después —en 1967 con exac-titud—, rememora su estudiantado enMi preparatoria. Memorias de juventud,recuerda a muchos otros maestros, comoRafael Sierra, Francisco Rivas, FranciscoPuitziberg y Ezequiel A. Chávez, a los quearropa con amabilidad y gracia, pero tam-bién con método, disciplina, aptitud expo-sitiva. Se recibe de licenciado en derechoen el transcurso de 1907, en la EscuelaNacional de Jurisprudencia, y en la docen-cia casi inmediata enseña lengua y litera-tura castellanas en la Normal de Maestrosy en la Facultad de Altos Estudios; propo-ne los cursos de Práctica Civil y Penal,Práctica Forense y Derecho Administrati-vo, y llega a la dirección de la ya entoncesfacultad entre 1920 y 1922, época en la queya ha entablado relaciones con la Acade-mia Mexicana. Adoctrina a la juventudy se hace amar por ella. Carlos GonzálezPeña lo ha descrito tal vez mejor quenadie, tal como era:

Alto, fuerte, robusto, de recio abdomen,

todo él pulcritud y cortesía, respirando bon-

dad y también derramándola. Bondad des-

tellan aquel ancho rostro limpio y sonro-

99

V. DIRECTORES Y SECRETARIOS

Page 101: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

sado, aquellos ojos maliciosos que prodigan

el mirar cordial, aquella boca constantemen-

te iluminada por el sonreír afectuoso. Antes

festivo que irónico, el buen gigante de alisa-

dos cabellos en los que ya apunta el argento,

pasa por la vida con ademán de dádiva.1

Muy de vez en cuando y por corto tiem-po denota su afición por la poesía, quedespués no practica; ejemplos de ella, Llu-via, Véspero, Subo de tramo en tramo:

Subo de tramo en tramo por la vida

para alcanzar la luz de un punto vago

en cuyos resplandores más me embriago

cuanto más se hace larga la subida…

Más que la poesía, admira su lecturamagnífica. Hay quien dice que leía condicción perfecta, con sabio juego de la vozy del ritmo en todo momento, con unaconmovida reverencia comparable a uncasi murmullo lleno de unción, como siorase. Amista con Ramón López Velarde,Saturnino Herrán y Manuel M. Ponce; enel terreno de la jurisprudencia utiliza losservicios de Manuel Gómez Morín y Vi-cente Lombardo Toledano, entonces ideo-lógicamente coincidentes, como secre-tarios. Y se liga en forma decidida a loshombres del Ateneo de la Juventud: alactuar él personalmente como su últimosecretario de actas, intima con los miem-bros así como con sus directores: AntonioCaso, José Vasconcelos y Enrique González

100

1 Carlos González Peña, “Valores que perduran”. ElUniversal, 1º de octubre de 1942.

historia de la academia mexicana de la lengua

Antonio Caso

Ramón López Velarde

Page 102: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Martínez.2 Con ellos aprende a impulsarsu saber crítico, su disciplina, su orienta-ción mental severa; hace a un lado la im-provisación.3

Antes de pertenecer a la Academia Me-xicana —y dejando de lado toda su vidaalrededor de la Barra Mexicana en la quefunge incluso como presidente, en el con-texto de su ejercicio profesional, y apar-tándonos de su labor como periodista ydirector del diario Novedades y olvidándo-nos también de sus artículos en diversosmedios de comunicación y de su egregio

tino como conductor de la Cruz Roja Me-xicana durante 25 años (1932-1957)— he-mos de analizar sólo a grandes rasgos suactividad más destacada. Alfonso Herrera,oficial mayor de la Secretaría de Estado ydel Despacho de Instrucción Pública y Be-llas Artes, al dirigirse el 29 de noviembrede 1915 a Manuel G. Revilla, profesor deLengua Nacional de la Escuela Nacional

101

2 Entre los papeles de don Alejandro Quijanoconservados por la Academia Mexicana existe unescrito del 5 de octubre de 1937, nota aclaratoria adon Octavio G. Barreda, director de la revista Letrasde México, en la cual lista a los miembros pertene-cientes al Ateneo de la Juventud, luego Ateneo de

México, fundado el 28 de octubre de 1909, con cam-bio de nombre en 1912. Aparecen también los nom-bres de los fundadores ateneístas, y sus Estatutos.

3 Salvador Azuela, “Homenaje a la memoria dedon Alejandro Quijano”, en Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xx, pp. 209-215.

directores y secretarios

Un dictamen sobre la ortografía fonética,de Revilla-Quijano

Manuel Gustavo Revilla

Page 103: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Preparatoria, lo comisiona para dicta-minar, en compañía de los maestros Ale-jandro Quijano y Arturo Pichardo, las re-formas ortográficas propuestas por el señorFrancisco Figueroa, según copia que lesadjunta de la “inisiatiba de reforma or-tografika para fasilitar la enseñansa delidioma ispano-mejikano”. Tras el estudiorespectivo, el jurado dictaminador, trasseñalar que el proyecto se basa exclusiva-mente en la fonética, por consideracionesde índole varia que puntualizan, decidenno aceptar las reformas de que se trata,dictaminando en sentido adverso. Poste-riormente Manuel G. Revilla y AlejandroQuijano firman, el 20 de diciembre de 1915,lo que se conoce como Un dictamen sobrela ortografía fonética, editado por Tipogra-fía Murguía en México durante 1916.4

Luego, Alejandro Quijano participa enel tercer centenario de la muerte de Cer-vantes el 23 de abril de 1916, con su ensayo“Miguel de Cervantes Saavedra”, al lado deGenaro Fernández MacGregor y CarlosGonzález Peña; brota en él la vocación cer-vantina, su espíritu quijotesco, el elogio alos valores del espíritu, triunfantes a pesarde la situación patética por la que atravie-sa nuestro país.5

Cuando el Ateneo Hispánico de Méxicoconmemora, el 8 de noviembre de 1917, elcuarto centenario de la muerte del cardenalCisneros, Alejandro Quijano da una confe-rencia en la velada convocada para ello ypaso a paso recrea la vida de quien fue frayFrancisco Jiménez de Cisneros, figura polí-

tica en el siglo xv español: confesor de lareina Isabel la Católica —de Castilla—, po-lítico que en ese momento endereza la esca-sez hacendaria, Cisneros representó sobretodo el eje de la unidad peninsular, al vigo-rizar la monarquía y crear un ejército nu-meroso, disciplinado, aguerrido. Inquisidor,no fue tan cruel y despiadado como cuentala leyenda. Expande la corona y encabeza elConsejo de Regencia mientras Fernandoestá ausente en su reino de Nápoles; pro-clama a Juana como reina y antes de queCarlos I tome posesión, gobierna, a pesar desu ancianidad, con valor, sagacidad e inteli-gencia. Por si fuera poco, crea la universidad

102

4 Manuel G. Revilla y Alejandro Quijano, Un dic-tamen sobre la ortografía fonética, México, 1916.

5 Salvador Azuela, “Homenaje…”

historia de la academia mexicana de la lengua

Enrique González Martínez

Page 104: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

alcalaína y extiende la cultura hispánica.Según Quijano, Cisneros “es el hombre cuyamuerte se recuerda, un egregio varón, unhombre fuerte, uno de los más grandesespañoles que han visto los siglos” tras serarzobispo de Toledo.6

Muy probable es que las citadas dosintervenciones de Quijano hayan sido lacausa de que el 28 de agosto de 1918 seapropuesto como miembro correspondientede la Academia Mexicana por José LópezPortillo y Rojas, Enrique González Martí-nez y Luis González Obregón. La propues-ta es aprobada por unanimidad el 9 deoctubre del mismo año, en la sesión dondese encuentran los académicos López Porti-llo y Rojas, Martínez Sobral, Canale, Gon-zález Martínez y Escobedo, más GonzálezObregón y Sosa. El 15 del propio octubre elpresidente de la Academia y su secretariointerno, Enrique Martínez Sobral, le escri-ben a Quijano señalándole su nombra-miento; él responde de inmediato, cuatrodías después, agradeciendo el cargo.7

Mientras es nombrado académico denúmero, Alejandro Quijano lee el 17 de no-viembre de 1919 durante una velada enToluca su interpretación “Amado Nervo, elhombre”. La Universidad Nacional dedi-ca un homenaje luctuoso al poeta tres díasdespués de haberlo colocado en la Roton-da de los Hombres Ilustres. Impecable,Quijano lo enmarca allí:

Tenía entonces, haciendo marco al rostro

que siempre fue flaco y amarillo —como de

carne abatanada e infundido en marfiles vie-

jos—, una barbilla rala, negra, no muy pul-

cra. Su faz, así, se parecía un poco a la de

esos Cristos “prerrafaelistas”, los de Giotto,

los de Cimabué, no bellos, no blancos, sino

cetrinos, empapados en tristeza, transflo-

rando el último dolor. Su cuerpo, enjuto, un

poco encorvado, se movía con parsimonia.

Vestía un tanto estrafalariamente, calzando

guantes raros, portando chalecos de colores

más o menos primitivos: el verde, el rojo. Su

casaca no era, por cierto, un prodigio de cor-

te; no la hubieran llevado ni Brummel ni

103

6 Alejandro Quijano, Jiménez de Cisneros, México;Antigua Imprenta de Murguía, 1918.

7 Expediente de Alejandro Quijano, AcademiaMexicana.

directores y secretarios

Apunte de Enrique González Martínez

por Saturnino Herrán

Page 105: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

D’Orsay. Su voz, un tanto monótona, con

los dejos y acentuaciones inconfundibles de

nuestras regiones del Occidente, no carecía,

sin embargo, de gracia, haciendo que escu-

chada primeramente con cierto recelo, qui-

zás hasta con una leve burla última, fuese

después ganando al auditorio, haciéndolo

suyo poco a poco, hasta vencerlo.8

Enrique Martínez Sobral, como secreta-rio perpetuo, es quien le comunica a Ale-jandro el 12 de abril de 1920 que en sesiónhabida dos días antes se decidió que ocu-para la vacante de académico de númerodejada por Enrique Fernández Granados,fallecido el 18 de febrero pasado, en virtudde ser el correspondiente más antiguo delos que residen en el Distrito Federal. Qui-jano responde de enterado y agradece laocupación de la silla xvi.9 Es ratificadocomo correspondiente extranjero de Espa-ña el 7 de mayo siguiente.10 Así es como lellega el momento inscrito para leer su dis-curso de ingreso.

La celebración acaece el 27 de octubredel mismísimo 1920, cuando lee su magní-fico estudio intitulado “La poesía castella-na en sus cuatro primeros siglos”. El dis-curso es un estupendo recorrido, impresomás tarde en 41 cuartillas, que abarca desdeel grandioso Poema de Mio Cid hasta Gar-cilaso de la Vega, tras hacer un elogio de supredecesor en el sitial que le corresponde.Del habla española se expresa como “labella y rotunda habla hispánica con la cual

decimos nuestras quejas y nuestros goces,nuestras ilusiones o nuestros desengaños”.Del canto del Campeador prosigue con elclérigo Gonzalo de Berceo y su monasteriode San Millán de la Cogolla, Alfonso X elSabio y las Tablas Alfonsinas o el famosísi-mo Código de las Siete Partidas, su so-brino el Infante don Juan Manuel, el arci-preste de Hita y su Libro de Buen Amor, eljudío Sem Tob, el canciller Pero López deAyala y el Rimado de Palacio, el marquésde Santillana o Íñigo López de Mendoza,en la corte de Juan V, y sus conocidas

104

8 Alejandro Quijano, Amado Nervo, el hombre, Anti-gua Imprenta de Murguía, 1919. En 1949, 30 años des-pués, con insistencia escribirá “Cómo era Amado Ner-vo. Un recuerdo de su primera presentación pública”.

9 Expediente de Alejandro Quijano, AcademiaMexicana.

10 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

Alejandro Quijano

Page 106: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

“serranillas”, Jorge Manrique y sus renom-bradas Coplas, Juan Boscán y la escuelaliteraria italianista, con la suavidad y elencanto de las Églogas de quien muere en1536, antes del nacimiento de quien fuehijo del cirujano Rodrigo de Cervantes ysu mujer, Leonor de Cortinas. Dejamos a

un lado a otros cuantos. La contestacióncorre por cuenta del director de la Acade-mia, José López Portillo y Rojas, quienrecuerda los libros de caballerías, como elCanto de Rolando, y el verdadero origengermánico de ellos, y la perfecta originali-dad de la obra castellana.11

Cuando llega a la Academia —comentaSalvador Azuela— sus trabajos allí son nu-merosos. Olvidamos algunos de ellos parareferirnos a los más trascendentes. El 21 dejunio de 1921, conocedor de López Velarde,lee unas palabras ante la tumba de Ramón,cuando su existencia se trunca a mitad delcamino, “gran muchacho, nobilísimo ensu arte y en su vida, todo sinceridad yemoción, todo ánimo cordial, todo impul-so generoso y amable”.12 Sobre el mismopoeta, en 1924, publica su artículo “Lapicardía honesta, ‘La Argentina’ ”, y su con-secuente “López Velarde, claque de ‘LaArgentina’ ”, donde lo coloca un tiempocomo constante y ahincado preconizadorde la danzarina Antonia Mercé.13 La bon-homía e interés de Quijano por la literatu-ra lo convierten el 9 de octubre de ese añoen censor de la Academia, en sustituciónde Manuel G. Revilla; y es en este mescuando, al tener lugar el Tercer CongresoJurídico Nacional, elabora el elogio de unade las figuras importantes de nuestra his-

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11 Alejandro Quijano, “La poesía castellana en suscuatro primeros siglos”, recepción como individuode número de la Academia Mexicana de la Lengua,correspondiente de la Real Española y contestacióndel director de la Academia, José López Portillo yRojas, México, 1921. Reproducción en Memorias de laAcademia Mexicana correspondiente de la Española,t. ix, pp. 330-364.

12 Alejandro Quijano, “Palabras leídas ante latumba de Ramón López Velarde”, 21 de junio de 1921,expediente en la Academia Mexicana.

13 Alejandro Quijano, “López Velarde, claquede ‘La Argentina’ ”. Expediente de la Academia Me-xicana.

directores y secretarios

La poesía castellana en sus cuatro primeros

siglos por Alejandro Quijano

Page 107: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

toria independiente, “Don Valentín Gó-mez Farías”, de quien señala que “si se leestima con ánimo sereno, desposeído detodo prejuicio, inspirado sólo en un alien-to de amor a nuestro país, se llega a la con-vicción de que merece el bien de la pa-tria”.14 Durante 1925, el 29 de agosto alabaen un discurso la excelencia de la labordesarrollada por Francisco A. de Icazacomo crítico, historiador, poeta y gloriade México en el extranjero; en su carreradiplomática primeramente lo nombransegundo secretario de la legación mexica-na en España, donde hace vida de arte y decultura; luego es representante en cargosde mayor alcance en Alemania, en medio deun trabajo inagotable; como poeta, es escri-tor con nota de color vivo, fuerza y ardor;como historiador, una muestra son susConquistadores y pobladores de NuevaEspaña.15 Y en 1926 escribe, para la BarraMexicana en este caso, “Señor doctor Cor-nelius van Vollenhoven” el 17 de septiem-bre, en la hora en que este ilustre juriscon-sulto holandés viene a México siendosuperárbitro en la Comisión de Reclama-ciones ante los Estados Unidos de Américay nuestro país.16

Más adelante, Alejandro Quijano en 1931habla sobre que “La Academia Españolapermite ya escribir México con x”, y en1933, exactamente el 5 de abril, contesta el

extensísimo discurso de recepción leídosólo en parte por Artemio de Valle-Arizpe,intitulado “Fray Servando Teresa de MierNoriega y Guerra”; allí refiere algo del hom-bre y algo sobre su obra. Lo describe talcual es, enfundado en ropa tan singular,“de cuerpo más alto que bajo, macilento decarnes —que antes fueron nutridas—,de ojillos vivaces, luciendo al través de diá-fano cristal de sus anteojos orlados de obs-curecido carey, de bigote regular —queantes llevó gallardamente aderezado a laborgoñesa, es decir, en formidables puntasque casi acariciaban los ojos—”. Quijanolo analiza como solitario, soltero o solte-rón casi; gran conversador y observadorincansable; recorre a las volandas su obra,y remata diciendo “en prenda de honra-dez, que tal vida, tan bien pintada porValle-Arizpe, no es de su predilección”.17

En el transcurso de 1935, Alejandro Qui-jano publica en ediciones de Número,revista dirigida por Guillermo Jiménez, suexcelente comentario “Cervantes y el Qui-jote en la Academia”, capítulo o fracción deun pretendido libro que al parecer nuncacuaja como tal, pero que encierra una seriede facetas relacionadas con la obra magna,capital en el transcurso de los tiempos.18

También en tal año Ediciones Botas lanzade él En la tribuna. Conferencias y discur-sos, donde se suceden, enredados en un solo

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14 Alejandro Quijano, “Don Valentín Gómez Fa-rías”, Expediente…, 29 de octubre de 1924.

15 Alejandro Quijano, “Francisco A. de Icaza”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. x, pp. 191-204.

16 Alejandro Quijano, “Señor doctor Corneliusvan Vollenhoven”, 17 de septiembre de 1926. BarraMexicana.

17 Alejandro Quijano, “Contestación al anterior

discurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xi,pp. 119-128.

18 Alejandro Quijano, “Cervantes y el Quijote en laAcademia”, Ediciones de Número, México, 1935.Abarca: “Las palabras cervantinas, cervantescas”, “Losquijotes y el quijotismo”, “Lo quijotesco y lo sancho-pancesco”, “Dulcineas y maritornes”, “Monipodios.Cortadillos”, “Las bodas de Camacho”, “El licenciado

historia de la academia mexicana de la lengua

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volumen, sus estudios “Cervantes”, “Lamanquedad de Cervantes”, “La gaya cien-cia”, “La raza”, “La Universidad”, “Jiménezde Cisneros” y “Juárez”. En 1936 prepara unasemblanza de su conocido “Antonio Caso”.Y en 1939 da a conocer su lectura “Maza-tlán” escrita para los juegos florales celebra-dos en el puerto la noche del 17 de febrerode este año, en elogio a su tierra natal:

Hoy, por fin, llego. Y al llegar beso simbóli-

camente, con amor de hijo, las arenas de

estas playas, y enfervorizo mi corazón ante

la dulce memoria, instintiva casi, de aquellos

momentos primeros de mi vida pasados

aquí al amparo de mis amadas sombras

paternas, para ir luego, muy poco después, a

otros puertos y a otras ciudades… mar, pro-

ficuo mar, inmenso mar que baña estas cos-

tas sinaloenses, y murmura en sus playas y

brama en sus cantiles…19

El 16 de agosto del mismo calendario laAcademia escoge a Alejandro Quijano pa-ra pronunciar su oración fúnebre en elsepelio de Federico Gamboa: con el almatransida de pena despide al ilustre directorque lo antecede desde 1923. Cuenta que“sus palabras son mera voz de emoción,trémula, humedecida”, y que lo ha vistounos días antes en Cuernavaca, “oyendo supalabra sabia e inteligente al par que ame-na, salpicada en todo instante de la másclara sonrisa espiritual”. Ha muerto firmeen su virtud, tranquilo porque supo haceruna vida buena y fecunda, rodeado deamores puros y de pura amistad.20

La sesión del 20 de septiembre siguiente,presidida por el académico de número Sal-vador Cordero, se ocupa de la elección deun nuevo director de la corporación:

entregados en la secretaría, por escrito, los

votos de los señores académicos presentes, y

unidos a éstos los enviados, con los poderes

respectivos, por los señores académicos que

no pudieron asistir a la sesión, resultó elec-

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Vidriera”, “¡Guarda, que es podenco!”, “Los molinosde viento”, “¿Y Rocinante?”, “Los refranes de Sancho”,reproducido en las Memorias de la Academia Mexica-na, t. xi, pp. 170-185.

19 Alejandro Quijano, “Mazatlán”, Editorial Cvltvra,México, 1939.

20 Alejandro Quijano, “Oración fúnebre”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xi, pp. 291-293.

directores y secretarios

Mazatlán de Alejandro Quijano

Page 109: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

to por unanimidad de votos, director de

la Academia Mexicana correspondiente de la

Española, el señor académico de número

don Alejandro Quijano. Como acaba de

indicarse que la elección fue por unanimi-

dad de votos, debe hacerse constar que el

señor Quijano, razonando su voto con frases

muy elocuentes y elogiando en todo su valer

los muy grandes méritos del señor académi-

co González Martínez, votó por dicho señor

académico González Martínez. Hecha la

declaratoria de la elección, el señor Cordero

dio posesión de su nuevo puesto al señor

Quijano, quien manifestó que agradecía

profundamente la distinción de que se le

había hecho objeto, y ofreció poner en el

desempeño de su alto cargo todo su entu-

siasmo y todo el cariño que siente por esta

corporación.21

Carlos González Peña sustituye a donAlejandro como censor.

El 20 de diciembre, todavía del mismo1939, Alejandro Quijano entrega “El segun-do centenario del diccionario de autorida-des. Los diccionarios académicos”, dondenarra sucintamente el origen de la Acade-mia Española, fundada en 1713, así como laaparición de los seis volúmenes del Diccio-nario de la lengua española, 1726-1739, coninclusión de 13 365 voces. Quijano aseguraque el trabajo de un Suplemento interrum-pido condujo a la segunda edición en unvolumen del conocido como Diccionariode la lengua castellana, compuesto por laReal Academia Española, casi de mil pá-ginas, puesto a la luz en 1783. La tercera

edición del Diccionario data de 1791, conmayor tamaño de las páginas y menortipo de letra; la cuarta, de 1803, incluyepor primera vez como letras especiales lach y la ll. La quinta y la sexta edicionesaparecen en 1817 y 1822. Tras una ediciónespuria de 1824, la verdadera séptimaimpresión nacería en Madrid hasta 1832,con modificaciones en las abreviaturas. Laoctava, la novena y la décima edicionessurgen en 1837, 1843 y 1852 respectivamen-te. La Academia Española, dígase lo que sediga, emplea en sus ediciones un espírituabierto a todas las fuentes, a todos losrumbos; es liberal de veras. El lenguaje espara ella cosa viva, actuante, en movi-

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21 AoAM del 20 de septiembre de 1939.

historia de la academia mexicana de la lengua

Monje y marino de Mariano Cuevas

Page 110: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

miento, no paralítica ni anquilosada; asílo demuestra la última edición de 1936que menciona Quijano.22

Carlos González Peña escribe el 1º deoctubre de 1942 en El Universal una loa aAlejandro Quijano que denomina “Valoresque perduran”. En 1943 nuestro directorprologa el texto Monje y marino del padreMariano Cuevas donde éste narra la odi-sea de fray Andrés de Urdaneta y el descu-brimiento de la “vuelta del poniente”:“abra ya el lector las páginas que siguen, yléalas, y goce en ellas las delicias de la pin-tura de un grande hombre, de una etopeyareal, encuadrada, por lo demás, en un nue-vo paisaje del siglo xvi mexicano, con to-dos los vislumbres primeros, con todos loscomienzos magníficos de esta nacionali-dad nuestra, a la que el padre autor amatan hondamente…”23

Después, en 1946, señala que “del 13 deseptiembre de 1912 en que murió don JustoSierra, a este 6 de marzo en que muere donAntonio Caso, corre una etapa en la culturanacional”. En deuda con él por la emoción,que lo inhibe ante su fosa —donde JoséVasconcelos pronuncia la oración fúne-bre—, escribe Quijano unas cuartillas enque lo exhibe como “esclarecido maestro,filósofo, sociólogo, expositor, artista, conexcepcionales dotes oratorias de brillantezelocuente, don atractivo y gracia comopocos”.24 Y en 1947, dentro del tomo xii delas Memorias académicas (pp. 214-217),deja constancia de su escrito “Cervantes y

don Quijote”, con motivo del cuarto cen-tenario del nacimiento de Miguel de Cer-vantes, uno de los mayores ingenios quehan visto los siglos; de Cervantes acotaque, nacido en humilde casa, pero experi-mentando los dulces y amargos sabores ensu vida, es por él por quien España gananombre heroico; Quijano señala a Cer-vantes como creador de la obra señera sinprecedentes: “no se había dado otra no

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22 Alejandro Quijano, “El segundo centenario deautoridades”, Los diccionarios académicos, EditorialCvltvra, México, 1940. También en Memorias de laAcademia Mexicana, t. xiii, pp. 7-18.

23 Mariano Cuevas, Monje y marino, prólogo porAlejandro Quijano, Editorial Galatea, julio de 1943.

24 Alejandro Quijano, “Antonio Caso”, Expedientede Alejandro Quijano, marzo de 1946, sin publicar.

directores y secretarios

Justo Sierra

Page 111: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

digamos par, ni aun semejante en el géne-ro, en la envergadura, en la perfecta huma-nidad de sus personajes, síntesis y resu-men de todas las vidas: blanco y negro,benevolencia y maldad, pequeñez y noble-za, llanto, risa, gracia, ensueño, locura,barro y estrella…”25

En 1948, Alejandro Quijano habla deltalento y la limpieza moral de Luis Garri-do cuando se le nombra rector; él lo co-noció hondamente durante el viaje quehicieron juntos, en disfrute, hacia Europados años antes.26 En 1949, México en laCultura le publica “José Clemente Orozco,el amigo”, donde Quijano considera algenial artista como uno de los mayoresdentro de la plástica mexicana: “hombrelimpio, lleno de cualidades amigas a pesarde la postura incisiva, dolorosa, a vecesaun crudelísima de su obra; afectuosotambién, emotivo desde lo hondo, a pesarde su aparente frialdad personal”; lo re-cuerda como su compañero en la escuelaprimaria.27 En 1950 participa Quijano endos eventos notorios: la velada para con-memorar el centenario del natalicio deJosé López Portillo y Rojas, el 26 de mayo,y la representación de la Academia quepreside, ante la Academia Española, con elobjeto de invitar a los miembros españolesa la celebración del Primer Congreso deAcademias auspiciado por el licenciado

Miguel Alemán: esta vez habla el 19 deoctubre.

Del novelista eminente y varón cabalJosé López Portillo y Rojas, director dela Academia desde 1916 hasta el día de sumuerte —ocurrida el 22 de mayo de 1923—,nos recuerda Quijano que fue autor de Laparcela, Los precursores y Fuertes y débiles,obra costumbrista mexicana por excelen-cia, y lo describe así:

hombre alto y fuerte, un tanto carilargo,

con boca de correcto trazo, aunque oculta

por abundante bigote que en un tiempo, y

de acuerdo con la moda, terminó en puntas

bien aderezadas, miope, por lo menos en

sus años de madurez y senectud, lo que le

hacía usar lentes con gruesos cristales; de

calvicie avanzada desde su madurez tam-

bién, pero ya casi total en sus veinte años

últimos, era pausado en el andar; y pausado

en el ademán y en el timbre de la voz, ha-

ciendo aflorar en leve sonrisa, en palabra

medida, su cordialidad no vocinglera, no

estridente…28

En la reunión del 19 de octubre, presen-tes Genaro Fernández MacGregor y RubénRomero como mexicanos, refiere la suge-rencia presidencial de efectuar el congreso,ofreciendo el patrocinio económico delGobierno para cumplirla con todo el de-

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25 Alejandro Quijano, “Cervantes y Don Quijo-te”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xii,pp. 214-217.

26 Alejandro Quijano, “Luis Garrido”, 2 de juliode 1948.

27 Alejandro Quijano, “José Clemente Orozco, elamigo”, 20 de noviembre de 1949.

28 Alejandro Quijano, “Palabras en la velada paraconmemorar el centenario del natalicio de José LópezPortillo y Rojas”, 26 de mayo de 1950. Además, tienetiempo para ofrecer en Orizaba, el 18 de mayo de esteaño, “Veracruz en la Academia de la Lengua”.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 112: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

coro posible. Por tratarse de la matriz, la co-misión invita a los académicos españolespara su traslado y participación al eventoque, según se piensa, debe comenzar el 23de abril de 1951 con el afán de cuidar y depu-rar nuestra lengua, el mejor y eterno legadoque se nos ha dejado.29 Al hablar del Pri-mer Congreso de Academias de la LenguaEspañola ahondaremos sobre el asunto.

Ya en 1951, noviembre por mes, despideQuijano a Miguel Alessio Robles bajo eltítulo “Muere un caballero”.30 CuandoRubén Romero fallece el 4 de julio de 1952,Alejandro es electo para, en su lugar, re-presentarlo en la Comisión Permanentedel Congreso de Academias; Alberto Ma-ría Carreño así se lo comunica al doctorFélix Restrepo, vicepresidente de tal comi-sión.31 Por tal fallecimiento, nuestro estu-diado lleva dos páginas, el 14 del citadomes, para llorar al autor de Pito Pérez:

fácil, fluente, admirable en páginas descrip-

tivas, lo mismo que en pasajes de evocación;

admirable igualmente en tiradas en que

dejándose ir, es poeta grande… Y luego el

interés es algo que nos atrae, que nos ase

fuertemente, que no nos deja ir de las pági-

nas de sus libros. Y ello es porque ha vivido,

ha sentido, ha alentado cuanto escribe. Sus

tierras, sus pueblos, sus hombres, su Michoa-

cán entero, los vuelca en sus páginas, nos los

da generosamente, sin tasa, con el mismo

gesto con que él, en la vida, es corazón ami-

go y brazos siempre abiertos.32

Antes, el 21 de febrero de este calenda-rio, anota en su discurso “Ante la tumba dedon Enrique González Martínez” la des-aparición del autor del soneto La muertedel cisne: “No es el momento de aquilatarvalores ni de medir alturas… se ha desplo-mado en nuestra patria una ingente cum-bre de poesía, levantada en medio siglo decanto sin quiebras ni caídas… abatió elcisne sus alas…”33

No obstante que Alejandro Quijanopisa Europa por larga estadía que abarcauna fracción de 1952 y los principios de1953, no obstante que apunta notas ycomentarios, a su regreso acompaña y res-ponde los discursos de ingreso de JulioTorri y de Luis María Martínez el 21 denoviembre y 30 de diciembre, respectiva-mente. Torri lee “La ‘Revista Moderna deMéxico’ ” y Luis María, en su categoría dearzobispo primado de México, “FranciscoBanegas Galván, obispo de Querétaro, his-toriador, pedagogo, literato”. En esta últi-ma intervención, el director intitula su

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29 Alejandro Quijano, Memoria del Primer Con-greso de Academias de la Lengua Española.

30 Alejandro Quijano, “Muere un caballero”,noviembre de 1951.

31 Alberto María Carreño al doctor Félix Restre-po, vicepresidente de la Comisión Permanente delCongreso de Academias, México, D. F., 12 de juliode 1952. Alejandro Quijano es electo durante lasesión ordinaria del 11 del mismo mes de julio. El 14,

el director se incorpora a la corporación en la juntadel 14 inmediato; así lo hace saber Julio JiménezRueda el 18 al secretario perpetuo de la AcademiaMexicana.

32 Alejandro Quijano, “Rubén Romero”, 24 dejulio de 1952.

33 Alejandro Quijano, “Ante la tumba de donEnrique González Martínez”, Novedades, México, 22de febrero de 1952.

directores y secretarios

Page 113: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

contestación “La personalidad de monse-ñor Martínez a través de su obra”.34

Todavía en el trienio 1954-1956 Alejan-dro Quijano trabaja, aunque sin regulari-dad explosiva. El 1º de julio de 1954, pon-gamos por caso, publica en la prensa “DonAgustín Aragón”, ese hombre “humano”—uno entre un millar—, es decir, moral,generoso, amigo, esencia con la cual elmundo andaría mejor, en un camino me-nos lleno de obstáculos y peligros, de inte-ligencia clara, lúcida, de genuina cultura;positivista curiosamente de aliento y tier-no en sus afectos.35 Y el 8 de diciembrecercano contesta el discurso de recepciónpronunciado por Manuel Toussaint con eltítulo de “La epístola moral de Fabio”:hombre de prosapia en las letras mexica-nas —dice él—, hijo de médico ilustre,entregado a los estudios de arte de tiempoatrás, entre ellos el de La Catedral de Mé-xico, manifestación insuperable publicadaen 1917 sobre nuestro monumento.36 Eltomo xvi de las Memorias de la AcademiaMexicana recoge cinco trabajos de Quija-no de distintas fechas, atrasados desde 1931hasta el propio 1954, a saber: “Una mociónde orden. La Academia Española permite

ya escribir México con x”, “Cuatro palabrasfilosóficas: la cuestión social”, “Del yantar,vulgo ‘muquir’ ”, “Apunte cervantino” y“Consideraciones sobre el Quijote”.37 Tales“Consideraciones…” aparecen ademásreproducidas en México en la Cultura, 3 dejulio de 1955. En 1955 realiza un boceto:“Un hombre de bien, Luis Garrido”.38

El año de 1957 lo recibe muy enfermo.Entusiasmado, piensa en el compromisoalegre de la inauguración que habrá deefectuarse el 15 de febrero de los corrientesen la casa de Donceles 66, al fin recintooficial de la Academia. El 31 de enero circu-lan las invitaciones. Él escribe el 14 detal mes, segundo del año, según creemoshaber dicho, “El nuevo domicilio de laAcademia Mexicana”, discurso-palabrasque envía, dictadas en su lecho de enfer-mo, y turnadas para ser leídas por JulioJiménez Rueda, a quien Manuel Romerode Terreros ruega que así se ejecute.39

Muere dos días después de la susodichainauguración. Hasta el 28 de abril de 1958se le avisará a Julio Casares, de la Real Aca-demia Española, sobre su deceso. Al morirdeja vacantes las plazas de director y deacadémico. En la sesión ordinaria del 22

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34 Alejandro Quijano, “Contestaciones a los dis-cursos de ingreso de Julio Torri y Luis María Martí-nez”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp.323-328 y 331-334, respectivamente. La primera deellas es leída por Jaime Torres Bodet, por hallarseenfermo el director. El viaje a Europa de AlejandroQuijano abarca de julio de 1952 a julio de 1953.

35 Alejandro Quijano, “Don Agustín Aragón”,Novedades, sábado 1° de julio de 1954.

36 Alejandro Quijano, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 137-140.

37 Alejandro Quijano, “Cinco trabajos de Alejan-dro Quijano”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xvi, pp. 279-306.

38 Alejandro Quijano, “Un hombre de bien, LuisGarrido”, 19 de abril de 1956.

39 Hemos hablado sobre ello en el capítulo “Elrecinto”. La invitación, la sesión del 15 de febrero de1957, y las palabras escritas por Alejandro Quijanopara este suceso aparecen en las Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xvi, pp. 9-18.

historia de la academia mexicana de la lengua

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del mes en que muere se señala que Al-berto María Carreño pronunció palabrasde duelo junto a su tumba. Existe la idea decelebrar una sesión solemne en su honor;de contratar al pintor José Atanasio Mon-roy para que haga su retrato, a fin de co-locarlo en la galería de directores; y depublicar un libro en su memoria, dondecolaborarán Alfonso Reyes, Jaime TorresBodet y Luis Garrido. Al mes justo, 22 demarzo de 1957, la sesión extraordinariade la Academia, realizada como homenajea Alejandro Quijano, recoge piezas senti-das escritas por Julio Jiménez Rueda e Isi-dro Fabela. Jiménez Rueda aclara que “donAlejandro fue un hombre al que ningunade las cosas humanas le fue ajena: con per-fil de humanista tuvo el don por excelen-cia, que es el don de comprender”. IsidroFabela resume que el recién finado “noconocía el odio, ni la venganza, ni el des-precio, ni los rencores: su vida fue unagran obra de amor”.40

A los diez años de desaparecido Alejan-dro Quijano, en sesión pública efectuadael 24 de febrero de 1967, Salvador Azuelaobsequia al auditorio y al recuerdo su com-pletísimo escrito “Homenaje a la memoriade don Alejandro Quijano”.41 No olvide-mos que Alberto María Carreño, el 22 dejunio de 1950, le había dedicado “Los dosQuijanos”, donde lo festeja:

Si no eres par, tampoco lo has tenido,

que par pudieras ser entre mil pares;

ni puede haberle donde tú te hallares,

invicto vencedor jamás vencido.42

Y en España es recibido nada menosque por José María Pemán, de la Real Aca-demia Española, con su saludo “MuchosAlejandros han sido héroes de grandes rea-lidades; y muchos Quijanos, héroes degrandes sueños…”

Alfonso Reyes, undécimo director(1957-1959)

No vamos a referir, ni por asomo, la vidainmensa del excelso Alfonso Reyes. Reto-maré las constancias preferidas de su vivir,los señalamientos de mayor alcance de suobra desbordante, y centraremos en ciertomodo las actividades suyas estrictamenteligadas a la Academia, esas que le incum-ben, quizá a veces junto a opiniones quejuzgamos certeras, relativas a quienes estu-vieron más cerca de él o mejor lo conocie-ron. Así, Alfonso Reyes —Ochoa por ape-llido materno— nace en Monterrey el 17de mayo de 1889; muere en la ciudad deMéxico el 27 de diciembre de 1959. Hijodel general Bernardo Reyes, gobernador deNuevo León en la época del nacimiento

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40 Los dos artículos, ambos intitulados “AlejandroQuijano”, han sido recogidos por Antonio LunaArroyo en una publicación de la Editorial La Justiciaen el propio 1957, con introducción debida a su plu-ma, y los añadidos In memoriam, por Eduardo Palla-res; “Una vida noble”, por Luis Garrido, y “AlejandroQuijano, el filántropo”, por Genaro Fernández Mac-

Gregor, leído éste por su autor en la Cruz Roja en1950.

41 Salvador Azuela, “Homenaje a la memoria dedon Alejandro Quijano”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xx, pp. 209-215.

42 Alberto María Carreño, “Los dos Quijanos”,México, 22 de junio de 1950.

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de su hijo, primero estudia en su Estado, ytermina su educación primaria en el LycéeFrançais du Mexique de la capital. Ingresaa la Escuela Nacional Preparatoria y se ins-cribe después en la Facultad de Derechode la Universidad de México; obtiene eltítulo de abogado en 1913. Casa antes conManuela Mota, con quien procrea un úni-co hijo, Alfonso, nacido en 1912. Recorde-mos que su padre, el general, fallece trági-camente frente al Palacio Nacional el 9 defebrero del mismo 1913. En julio inmedia-to, al recibirse, presenta su tesis Teoría dela sanción. Ya antes resulta secretario de laEscuela Nacional de Altos Estudios (1912-1913), origen de la futura Facultad de Filo-sofía y Letras. En este último año funda lacátedra de Lengua y Literatura Españolasen dicha escuela. Forma parte del Ateneo

de la Juventud junto con Pedro HenríquezUreña, Antonio Caso y José Vasconcelos,entre otros. Meses después de la muerte desu padre viaja a Europa, incorporándose ala diplomacia mexicana en Francia. A raízde la primera Guerra Mundial acude aEspaña: consagrado a la literatura y alperiodismo, trabaja en el Centro de Estu-dios Históricos de Madrid bajo la direc-ción de Ramón Menéndez Pidal; convivecon los escritores de la generación del 98 yentra en contacto con Juan Ramón Jimé-nez y José Ortega y Gasset, quienes lo invi-tan a colaborar en algunos semanarios. EnEspaña permanece hasta 1924, año en queregresa a México. Casi de inmediato actúacomo ministro en Francia, 1924-1927; em-bajador en Argentina, 1927-1930 y 1936-1937, y en Brasil, 1930-1936. De vuelta enMéxico hacia enero de 1938, retorna a Bra-sil durante unos cuantos meses, para esta-blecerse de nuevo en nuestro país en fe-brero de 1939. Es presidente del Patronatode la Casa de España en México desdeabril de este año, luego de El Colegio deMéxico a partir de octubre de 1940. Variasveces doctor en letras por algunas univer-sidades estadounidenses, en mayo de 1943es incluido como uno de los 20 catedráti-cos fundadores, vitalicios, que integranEl Colegio Nacional. Comisionado comomiembro de la Junta de Gobierno de laUniversidad Nacional Autónoma de Méxi-co de 1945 a 1959, en el primero de estosaños recibe el galardón Premio Nacionalde Literatura, de México. Obtiene nume-rosos doctorados en letras honoris causa ygana el premio de literatura Manuel ÁvilaCamacho en 1953. Llega a ser candidato al

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historia de la academia mexicana de la lengua

Alfonso Reyes

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Premio Nobel de Literatura. Concedidasvarias condecoraciones por su ingentelabor, se entrega a sus estudios en la bi-blioteca de su casa, a la cual Enrique Díez-Canedo la bautiza como Capilla Alfonsi-na, reconocida así tras su deceso, hasta lafecha.43

La temática que Alfonso Reyes ocupa espolifacética, amplísima y majestuosa: pue-de encontrarse —y nada menos que porlogro del Fondo de Cultura Económicadesde 1955— dentro de sus Obras comple-tas, aparecidas en 23 tomos. Sin clasificaraquí, citamos tan sólo al acaso: Los poemasrústicos de Manuel José Othón, 1910; losprólogos al Libro de Buen Amor y al Poemadel Cid, 1917 y 1919, respectivamente; untexto, en repetidas ediciones, que lo colocadesde entonces en primera fila: Visión deAnáhuac, firmado en 1915 y publicado porvez primera en 1917 —donde propone unanueva síntesis que no se detiene en las raí-ces españolas e indígenas de la nacionali-dad y además anticipa la investigación fi-losófica y sociológica sobre el carácter delmexicano—; las Memorias de Fray Servan-do Teresa de Mier, también de 1917; el poe-mario Huella, 1922; el poema dramáticoIfigenia cruel, 1924, rotundo y con unasegunda edición en 1945; Reloj de sol, 1926;Cuestiones gongorinas, 1927; Discurso porVirgilio, 1931 y 1937; Yerbas del Tarahumara,

1934; Infancia, 1935; Cantata en la tumba deFederico García Lorca, 1937; Mallarmé entrenosotros, 1938 y 1955; Última Tule, 1942; Eldeslinde: prolegómenos a la teoría literaria,1944; Panorama de la religión griega, 1948;Verdad y mentira, 1950; La Ilíada de Home-ro, 1951; Memorias de cocina y bodega, 1953;en 1954, Hipócrates y Asclepio, más Trayec-toria de Goethe; y Libros y libreros en laantigüedad, 1955.44 Un vivir continuo paralas letras, de una literatura cuidada, culti-vada. Un no limitarse en la escritura, don-de cultiva innúmeros géneros, todos elloscincelados con madurez y efectividad.

Por tan numerosa producción y tan re-levante desempeño, Alfonso Reyes se poneen contacto frecuentemente con la Acade-mia. Durante su residencia en Madrid se lenombra precisamente correspondiente, el23 de octubre de 1918.45 Cuando FedericoGamboa fallece, el 15 de agosto de 1939, losucede como director Alejandro Quijano,y como poseedor numerario de la silla xviise elige precisamente a Alfonso Reyes, enla sesión del 30 de septiembre, según cuen-ta él mismo.46 En las Memorias de la Aca-demia Mexicana, tomo x, pp. 58-60, apa-rece el discurso suyo como académicocorrespondiente, leído el 19 de junio de1924; intitulado “El diccionario tecnológi-co mexicano”; en él expone el proyectoconvocado por el sabio español Leonardo

115

43 En especial, “Alfonso Reyes. Datos biográficos ybibliográficos”, Universidad de Nuevo León, 1955.

44 Ibidem. José Rogelio Álvarez, Enciclopedia deMéxico, t. 12, pp. 6950-6952.

45 La exactitud sobre las fechas relativas a sucargo como correspondiente es muy confusa. En hojade papel, suya, solamente señala el año, 1918; el 23 de

octubre aparece el dato en la página 43 del Anuario1997, al tratarse acerca de la silla xvii.

46 En una hoja de papel suya, dice él mismo: “En1939, en octubre, se celebró un banquete en honor dellic. Quijano, por su designación como director, y esebanquete fue ofrecido por el señor doctor Reyes”.¿Serán los datos redactados por Alberto María Carreño?

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Torres Quevedo y los representantes alle-gados de las naciones hispanoamericanaspara procurar la formación de un diccio-nario tecnológico de la lengua española;propone la idea de hechura del mexicano,independientemente de que se lleve a caboel vasto plan propuesto, y recuerda que “lalengua es vehículo del alma, y entre vicisi-tudes y azares, los académicos son centine-las avanzados de la gran campaña que haemprendido nuestro México en busca delalma nacional”.47 Como miembro nume-rario lee, el 19 de abril de 1940, su discursode recepción: “Fastos de Maratón”, que apa-rece rezagado en las propias Memorias dela Academia Mexicana hasta el tomo xxv,pp. 403-417; allí, Alfonso Reyes describemagistralmente la batalla en que Milcíadesderrota a los persas: “Y quiere la supersti-ción que todavía se escuchen, en medio dela noche, los jadeos de los combatientes,los gritos gozosos de la victoria, y los ge-midos con que el alma de los moribundos—como en la palabra de Virgilio— esca-pa, indignada, hacia las sombras”.48

Son conocidas las peripecias ocurridas alos discursos académicos de don Alfonso.En carta del 9 de julio de 1954 explica a Al-berto María Carreño los incidentes. Trans-critas las palabras, revelan:

Mi querido Alberto:

Por lo pronto, le mando mi discurso acadé-

mico de 1924, relativo a mi grado de corres-

pondiente. Este grado se me concedió cuan-

do yo vivía en España y tomé posesión en

una sesión privada, almuerzo en el Country

Club, en la fecha que va al calce del pequeño

discurso. Después, me fui a París. Me recibió

sin ceremonia ninguna y con un pequeño

brindis, también privado, el propio don Fe-

derico Gamboa.

Respecto a mi discurso de académico de

número, se me ofrece una grave dificultad.

Desde luego, no encuentro el discurso con

que me recibió nuestro llorado Enrique

González Martínez. Además, yo tenía un

ensayo reciente escrito sobre la batalla de

Maratón, y decidí aprovecharlo para mi

ingreso en la Academia cuando don Alejan-

dro Quijano me indicó la conveniencia de

tomar posesión cuanto antes. Me limité a

añadirle algunas breves páginas previas en

recuerdo de don Federico Gamboa, cuyo

asiento heredaba yo. Al salir de la sesión de

Bellas Artes, se me cayó el discurso del abri-

go o lo sustrajo algún aficionado que ni

siquiera sabía el chasco que se iba a llevar,

por aquello que le decía Chamfort a un con-

temporáneo: “Lleva usted sus papeles muy a

la vista. Si no lo conocieran a usted, se los

robarían”.

El resultado es que conservo el ensayo

sobre Maratón, pero no las palabras sobre

Gamboa, donde por desgracia perdí alusio-

nes a la vida juvenil de éste en Buenos Aires.

Por lo demás, tales palabras eran realmente

insignificantes, pues acababa de disertar

sobre su persona y su obra, en el seno de la

Academia, don Genaro Fernández MacGre-

gor y yo me limité a referirme a ese ensayo

sin querer repetir especies inútiles.

116

47 Memorias de la Academia Mexicana, t. x, 1954,pp. 58-60.

48 Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv,pp. 403-417.

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Ayúdeme a pensar cómo lo resolvemos.

Desde luego, el ensayo sobre Maratón se está

copiando para usted.

Un afectuoso abrazo de su viejo amigo:

alfonso reyes49

A su discurso de ingreso responde Enri-que González Martínez. El 20 de diciem-bre de 1945 es cuando el presidente le en-trega en el salón de recepciones de PalacioNacional el Premio Nacional de Literaturacorrespondiente al año en curso. Casi deinmediato, 28 de enero de 1946, al leer elvate José de J. Núñez y Domínguez su dis-curso de recepción sobre “José Juan Tabla-da”, Reyes contesta con cierta ironía y en-tre muchos de sus recuerdos del Colegiode San Ildefonso y de sus estudios prepa-ratorianos, retrata la “banca de los flojos”en que ambos, junto a árbol añoso, refu-gian su sed de letras; luego lo despide por-que el servicio exterior de México lo arre-bata de nuestro país.50 Fechas antes tambiénhabía respondido Reyes a la entrada de Jai-me Torres Bodet a la Academia el 11 de abrilde 1945, cuando el autor de Fronteras y deSin tregua, en pleno ascenso literario einternacional, expone su concepto “Lasletras y la paz”, donde finca la fe en la vidahumana, aclarando que “ninguna nación,ningún grupo, ningún individuo se hallará

en aptitud de servir a la paz del mundo,mientras esa paz no se afiance en una filo-sofía de la vida que dé a la vida su plenosignificado: el cumplimiento de una mi-sión”.51

“En pleno vigor de vida y pluma —co-menta Alfonso Reyes— la Academia llamaa sus hombres; sólo los exhibe y destaca alos ojos de la opinión para que mejor en-tiendan y cumplan su deber de vates oconductores sociales: Jaime se ha adelan-tado a su edad”.52

En la decena anterior a su ascenso a ladirección académica, Alfonso Reyes actúao interviene en varias ocasiones. El 4 deoctubre de 1947 expone su agudo ensayo,“Sobre un autor censurado en el Quijote:Antonio de Torquemada”, donde con eru-dición e ingenio analiza los libros de Tor-quemada, Don Olivante de Laura y Jardínde flores curiosas, este último, según sedice, texto embusterísimo y patrañero.53 El22 de febrero de 1952, al fallecer EnriqueGonzález Martínez, sólo redacta un men-saje-telegrama incluido en el diario Nove-dades, donde cuenta cómo, por achaquesde salud, se ha visto impedido para com-parecer a sus funerales. “Nadie puede llo-rar con más amargura que yo la desapari-ción de mi hermano mayor, aunque él luceya para siempre como astro de incompa-

117

49 Alfonso Reyes a Alberto María Carreño, Méxi-co, D. F., 9 de julio de 1954.

50 Alfonso Reyes, “Contestación al anterior discur-so”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiii, 1955,pp. 306-307.

51 Jaime Torres Bodet, “Las letras y la paz”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xiii, 1955, pp. 276-284.

52 Alfonso Reyes, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiii,1955, pp. 285-288.

53 Alfonso Reyes, “Sobre un autor censurado en elQuijote: Antonio de Torquemada”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xiii, 1955, pp. 106-134.

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rable fulgor en el cielo mexicano: era elmás grande y el más bueno, ¡ojalá nuestrasjuventudes aprovechen su ejemplo!”54

Al discurso de ingreso de José Gorostizael 22 de marzo de 1955, “Misión de la Aca-demia. Notas sobre poesía”, motivo —yaque no el fruto— de sus meditaciones ydesvelos, Reyes responde calificando a lamaravilla de Muerte sin fin como “un dia-mante en la corona de la poesía mexicana,coagulación y evaporación, inspiracionesentre el cielo y la tierra donde el rocío selleva consigo algo como los espectros delas coronas, y las corolas se beben otra vezel rocío”.55 El 29 de septiembre de 1956 Ale-jandro Quijano y Alberto María Carreñofirman la propuesta de la Academia Me-xicana para sugerir a Alfonso Reyes comocandidato al Instituto Nobel de la Acade-mia Sueca de Estocolmo, la cual es apoyadapor varias agrupaciones jurídicas y por 28universidades y asociaciones científicas.56

El calendario de 1957 decide la elecciónde Alfonso Reyes como director de la Aca-demia tras la muerte de Alejandro Quija-no. Cuando Reyes se encuentra en su tie-rra natal, la sesión ordinaria del 26 de abrilestá preparada para llevar a cabo la vota-ción respectiva: con tranquilidad envía sucédula en pro de Genaro Fernández Mac-Gregor. Votos positivos en su favor, los deSantamaría, Novo, Núñez y Domínguez,Fabela, Junco, Gómez Robledo, Gorostiza,

Romero de Terreros, Mediz Bolio, SilvaHerzog, González de Mendoza —desdeParís—, Valle-Arizpe, Torres Bodet, Vas-concelos y Yáñez. Una comisión, constitui-da por Luis Garrido, Alberto María Carre-ño, Antonio Castro Leal y Julio JiménezRueda lo informan en su residencia sobreel resultado. El programa para la toma deposesión se arma desde luego con un dis-curso de Antonio Castro Leal sobre el de-signado, un “poema recitado” por su autor,el académico Carlos Pellicer, y el discurso opalabras alusivas de don Alfonso. El poetatabasqueño se excusa de participar cuandose le anuncia que el 17 de mayo inmediatodebe efectuarse la toma, pues él debe estaren Villahermosa obligadamente para talfecha. El festejo queda solamente divididoen dos fracciones: “Alfonso Reyes”, registroejecutado por Antonio Castro Leal, y “Ellenguaje”, disertación por el nuevo direc-tor. Castro Leal indica que la elección hasido acertada porque los medios literarioslo han confirmado con beneplácito, dadala múltiple personalidad del elegido en lasletras.57 Don Alfonso discurre por los nue-vos caminos de la lingüística, e insertaalgunas valiosas generalizaciones en lassendas de la gramática: ni programas niobligaciones, sólo desahogo de ciertas in-quietudes.58

Al día siguiente, 19 de mayo de 1957, laprensa informa sobre el evento, presidido

118

54 “Mensaje de Alfonso Reyes con motivo de lamuerte de González Martínez”, Novedades, México,22 de febrero de 1952.

55 Alfonso Reyes, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 184-190.

56 Decisión adoptada por la Academia Mexicanaen la sesión ordinaria del 28 de septiembre de 1956.

57 Antonio Castro Leal, “Alfonso Reyes”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xvi, pp. 77-81.

58 Alfonso Reyes, “El lenguaje”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xvi, pp. 82-90.

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por el licenciado José Ángel Ceniceros,secretario de Educación Pública: “El doc-tor Alfonso Reyes es desde ayer presidentede la Academia de la Lengua”, comenta ElUniversal; Freyre publica en Excélsior sucaricatura: transformado en Dios pagano,sobre un diccionario lo sienta investidocon un manto helénico y una palma de oli-vo en la diestra.

Su arribo como director seguramente lotoma cansado. No es mucho ya lo que es-cribe. Pequeños trozos más como adver-tencias o cumplimiento de su deber. En“Nuestra lengua”, fechada el 13 de noviem-bre de 1959, que aparece en las Memoriasde la Academia Mexicana, tomo xvii, pp.40-50, describe cómo es la formación delespañol y el echarse éste a andar.59 Quizáde este tiempo son “Albores de la geografíamediterránea”, fragmentos de una obra enpreparación, que publica en memoria deAlejandro Quijano.60 En el sepelio de JoséVasconcelos, 1° de julio de 1959, pronuncia“Adiós a Vasconcelos”, texto dedicado alamigo inquebrantable, a quien despidecon unas cuantas líneas:

Siempre varonil y arrebatado, lleno de cum-

bres y abismos, este hombre extraordinario,

tan parecido a la tierra mexicana, deja en

la conciencia nacional algo como una cica-

triz de fuego, y deja en mi ánimo el sen-

timiento de una presencia imperiosa, ar-

diente, que ni la muerte puede borrar. Lo

tengo aquí, a mi lado. Nuestro diálogo no se

interrumpe.61

Fatigado, con descensos frecuentes aCuernavaca, tierra más baja para amino-rar la carga de su corazón, el 23 de diciem-bre de 1959 redacta “Una carta de AlfonsoReyes”, casi impedido, “porque parece ha-berse olvidado cómo se respira”. No seresigna por la reciente desaparición de Ge-naro Fernández MacGregor; con la prohi-bición médica de concurrir a reunionespúblicas, casi está a punto de solicitar sudimisión. En su fuero interno hay desazónpor su falta de cumplimiento.62

Alfonso Reyes, dijimos, muere el 27 dediciembre de 1959. Luis Garrido es elencargado de leer en su entierro, al día si-guiente, unas cuartillas de duelo; dice en-tre otros decires:

Dotado de excepcional aptitud para escribir,

alcanzó las cimas de la perfección. Fue fiel

toda su existencia a su arte, al que honró con

dignidad. La diplomacia, a la que prestó la

fuerza de su talento, no logró separarlo de su

guía natural y predilecta… En el curso de sus

días, su amor por las letras lo llevó a la poesía,

al cuento, al ensayo, a la crítica, a la teoría

literaria, y finalmente a la historia y a la filo-

sofía. La densidad de su trabajo comprende

cerca de doscientos libros. Con impulso

perenne, con pasión dominante, trabajó sus

creaciones… Muchas páginas suyas sobrevi-

119

59 Alfonso Reyes, “La lengua”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xvii, pp. 40-50.

60 Alfonso Reyes, “Albores de la geografía medite-rránea”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvi,pp. 235-242.

61 Alfonso Reyes, “Adiós a Vasconcelos”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 168-169.

62 Alfonso Reyes, “Una carta de Alfonso Reyes”,recibida dos días después de muerto el autor, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 178-179.

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virán. Su labor era nervio potente, aliento

perdurable en el curso de sus tareas…63

En la sesión del 8 de enero de 1960 secita su fallecimiento. El 16 de marzo deeste mismo año, Alberto María Carreñolee en el Instituto Cultural Hispano-Mexi-cano su trabajo “Alfonso Reyes, vocaciónfiel”, y en Tehuacán, dos días más tarde, ensesión académica foránea.64

Pero es hasta el 28 de septiembre de 1962cuando la Academia lo honra con un ver-dadero homenaje, junto a otros académi-cos: en él, José Luis Martínez se refiere a“Los ciclos en la obra de Alfonso Reyes”,en tanto Manuel González Montesinosevoca a “Don Julio Jiménez Rueda” y JoséMaría González de Mendoza a “Don Arte-mio de Valle-Arizpe”. Como crítico litera-rio que es, José Luis baraja y ordena el re-corrido de quien considera como “el lujo yel orgullo de las letras mexicanas” y dequien sostiene que “nada doblegó ni nadadistrajo su fidelidad a la inteligencia y aloficio, a la dignidad y a los deberes delescritor”. Con exactitud divide su obra endos periodos de intenso trabajo intelec-tual, seguidos de otros tantos de descansoy divagación, en un caso, y de recolección yordenamiento final en el otro. Primerosaños de su vida hasta 1914, de aprendizajey primeras armas, vividos en Monterrey yMéxico; década de 1914 a 1924 en Madrid

—su mejor periodo de creación— dondesemicierra la angustia de la herida que lecausa la repentina y dolorosa muerte de supadre; lapso entre 1924 y 1938, quizá susaños más felices, mundanos y un pocodespreocupados; años de 1939 a 1950, ciclode la cumbre de su madurez intelectual,tramo de su trabajo de sabio y humanista,revelado tras lo que Antonio Castro Lealdenomina “reconvención llena de perspi-cacia”, en el ensayo magnífico intitulado“Alfonso Reyes y una fantasía en dos vo-ces” —donde amalgama a los dos escrito-res buenos, el Alfonso de sus amigos y elReyes de sus lectores—; y la etapa última,de 1951 a 1959, de su cosecha final.65

A los 10 años de su partida, 1969, 10de diciembre con certeza, Francisco Mon-terde como director que es entonces de laAcademia, lo atrae:

torna a vivir con nosotros a través de las pá-

ginas del tomo inicial de su Diario, el cual lle-

va prólogo biográfico de Alicia Reyes, Tikis,

la nieta que heredó sus inclinaciones, y nota

preliminar del doctor Alfonso Reyes Mota, el

hijo que, con aquélla, mantiene vivo el culto

del escritor, en la Capilla Alfonsina.66

Muestras de su ingenio en observacio-nes de viajero y diplomático, y nada más.

El 20 de julio de 1989 la Academia cele-bra sesión pública extraordinaria en ho-

120

63 Luis Garrido, “Alfonso Reyes”, en su sepelio, 28de diciembre de 1959, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xvii, pp. 180-181.

64 Alberto María Carreño, “Alfonso Reyes”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 195-203.

65 Véanse Enrique Cárdenas de la Peña, “Un sus-

piro: la trama de José Luis Martínez en la AcademiaMexicana”, agosto de 1999; José Luis Martínez, “Losciclos en la obra de Alfonso Reyes”.

66 Francisco Monterde, “Alfonso Reyes en su‘Diario’ ”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 207-213.

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nor de Alfonso Reyes al conmemorar elprimer centenario de su natalicio; de tiem-po atrás se prepara. En tanto, José LuisMartínez sólo ofrece la bienvenida a laselecta y nutrida concurrencia, refiriéndo-se a Alfonso como miembro de número dela Academia y su undécimo director, AlíChumacero se refiere a “La poesía de Alfon-so Reyes”, José Pascual Buxó intitula sutrabajo “Alfonso Reyes o el fervor de lateoría”, y Tarsicio Herrera Zapién lee “Elhumanismo virgiliano de Alfonso Reyes”.El primero de ellos anota que

desde el rincón de su biblioteca Alfonso Re-

yes miraba transcurrir el mundo, y desde allí

reconocía que solamente las sílabas contadas

disfrutan de la fuerza capaz de restañar los

estragos de la hora que pasa… suele descu-

brir y exponer la magia que envuelve a su

espíritu… si concibió la poesía como pala-

bra y dominio de la palabra, situaba siempre

en la cúspide de su significado, como coro-

nándola, la insignia del misterio… los gran-

des poetas lo son porque logran captar el

misterio del arte; si lo dejan escapar, o si no

llegan al equilibrio de la forma, se quedarán

en las buenas intenciones…67

José Pascual Buxó manifiesta que,

como en los griegos antiguos, nada más

característico de la mente de Alfonso Reyes

que la crítica, ese enfrentamiento de la pala-

bra con la palabra que es al parecer la conse-

cuencia de la esencial duplicidad del espíri-

tu, al grado que todo se le representa como

un tránsito entre dos extremos… si la filoso-

fía se ocupa del ser, y la historia y la ciencia

del suceder real, pasajero o permanente, la

literatura se entiende en un suceder imagi-

nario. Con todo, esa frágil oposición de lo

real con lo ficticio, de lo que puede verificar-

se o comprobarse en el mundo de los acon-

tecimientos históricos o de los fenómenos

naturales con los que no poseen más enti-

dad que aquella que deriva de un enunciado

textual, coloca a Reyes, como a todos los que

se ocupan del asunto, ante la necesidad de

reconocer que los sucesos figurados de los

que da cuenta la literatura se integran fatal-

mente con elementos de la realidad.68

Tarsicio Herrera Zapién califica a Reyescomo un rebelde contra el positivismo: cen-suró a los positivistas por haber dejadocaer la conquista de las lenguas clásicas rea-lizadas desde siglos atrás por los clérigos.Sabía bien que las ideologías no suman sinodividen; acabó, por ello, siendo la inteli-gencia más hospitalaria que se pueda ima-ginar. De ahí que a su amigo Jorge Mañachle haya escrito Reyes lo siguiente: “En estosazarosos tiempos no se es ni ateo ni cre-yente, ni totalitario ni demócrata; se essencillamente cardíaco, y cordial”.69

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67 Alí Chumacero, “La poesía de Alfonso Reyes”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 343-345.

68 José Pascual Buxó, “Alfonso Reyes o el fervor dela teoría”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 346-352.

69 Tarsicio Herrera Zapién, “El humanismo virgi-liano de Alfonso Reyes”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxvi, pp. 352-358. Puede agregarse “Elhelenismo de Alfonso Reyes”, por Carlos Montema-yor, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 358-368.

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Si bien Raúl Leiva, al estudiar la poesíade Alfonso Reyes, nos dice que “es comoun reflejo de la esencia de su vida”, agregaque puede señalarse como

poesía del mejor cuño, lirismo que a sí mis-

mo goza y en sí mismo se vierte, transpor-

tándonos a una zona íntima del poeta, don-

de la realidad está reconstruida con fino,

reposado equilibrio. Por el aire cundirá su

gloria fatigada, grave de germinaciones y de

pólenes. Secreto confiado “a las antenas del

tacto, al silencio, a la mirada”.70

Ángel J. Battistessa y Enrique AndersonImbert, dos escritores prestigiosos en elámbito hispanoamericano, enfocan aspec-tos de la personalidad de Alfonso Reyescuando se cumplen 100 años de su naci-miento. También Octavio Paz, en este en-tonces audaz en su opinión, agrio y pre-tencioso, recalca que si bien

Alfonso Reyes es un escritor que admiro

mucho. Lo considero uno de mis maestros.

Pero lo admiro como artista, no como pen-

sador ni como crítico. No escribió ningún

libro fundamental sobre este o aquel tema

literario… Posee la cualidad preciosa de la

gracia, pero hoy me siento un poco distante

de Reyes. A su obra le falta tensión y rigor

crítico, tanto en el sentido intelectual como

en el moral. No fue un escritor incómodo

y, en cuanto a mí, no quise ser un escritor

cómodo…71

Jorge Luis Borges y Germán Arciniegaslo alaban sobremanera. Pero, a nuestromodo de ver, quienes más lo precisan sonJosé Rojas Garcidueñas y José María Gon-zález de Mendoza. El primero de ellos, ensu libro El erudito en el jardín, confiesasimplemente que Alfonso Reyes “tenía unamemoria fotográfica”. El segundo lo va si-guiendo a través de los años en diversosartículos, inicial el escrito en París, en1926, publicado en Revista de Revistas, el 23de enero de 1927, acerca de “Alfonso Reyes

122

70 Raúl Leiva, “Alfonso Reyes”, en “Imagen de lapoesía mexicana contemporánea”, pp. 49-61.

71 Octavio Paz, para La Nación, sección 4ª, “En el

centenario de Alfonso Reyes”, Buenos Aires, domingo21 de mayo de 1989.

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Octavio Paz

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y su ‘Reloj de sol’ ”: “su amor a la formapulida y a la idea pura, su sensibilidad sua-vemente atemperada de humorismo…este libro de un amigo para sus amigos,más que ninguno, es claro y fácil, rebosan-te de ideas que visten el traje de casa de laanécdota o del recuerdo, del comentariosonriente”.72 Optimista empeñado en seríntimamente feliz, Reyes es mencionadoen La Pajarita de Papel (segunda época,órgano del Pen Club, Centro de México,en el número 41 de agosto-diciembre de1945), en un artículo acerca de los temasmexicanos en su obra cuando se le otorgael Premio Nacional de Ciencias y Artes,sección de Literatura; se hace ahí eco de su“Viajero, has llegado a la región más trans-parente del aire”, la conmovida compren-sión del indio en Yerbas del Tarahumara, desus referencias a Monterrey, al Américode Los siete sobre Deva, en la Última Tuley otras muchas muestras donde lo nues-tro, lo vernáculo, es la raíz y la sustancia.73

Luego, la Colección Crisol, número 291 deAguilar, desde Madrid, en 1950, recoge el“Prólogo” de González de Mendoza al li-bro Verdad y mentira, en el que Reyes vier-te amenidad e interés, galanura de estilo yriqueza de ideas, dilección por lo certero,síntesis que es condición varonil de la in-teligencia; como hombre que todos los díasdescubre más cosas que aprender, entre-

teje realidad e imaginación en placenteramezcla.74 Y la embajada de México enFrancia publica en 1955 en la revista tri-mestral Nouvelles du Mexique, en francésnaturalmente, la traducción de su escrito“La obra de Alfonso Reyes durante mediosiglo”, cuando en México ya se prepara laedición de sus Obras completas. Clásico delas letras mexicanas, Reyes —según Gon-zález de Mendoza— amalgama el hablacoloquial con el más selecto lenguaje, lopopular y lo culto: si sus cuentos originalí-simos son el punto de observación delpensador y de la imaginación del artista,recoge en su literatura la expresión máscompleta del hombre, porque para él “nohay mejor espejo del hombre”; polígrafo,Reyes es venero de ideas y gustoso alimen-to de meditaciones: descubre panoramas,encuentra explicaciones, acierta con laverdad: nada de cuanto al ser humano ata-ñe le es indiferente.75 Finalmente, el críticolee el 22 de marzo de 1960 en el homenajea Alfonso Reyes efectuado en el InstitutoFrancés de América Latina, su pasaje “Al-fonso Reyes, anecdótico”: como haz deindividualidades lo exprime, tratándolodesde que se conocen en Francia el 18 deoctubre de 1924:

hombre de sensibilidad finísima, de lúcida

inteligencia, de generoso corazón, dechado

123

72 J. M. González de Mendoza, “Alfonso Reyes y suReloj de Sol”, París, 1926, Revista de Revistas, México,23 de enero de 1927.

73 J. M. González de Mendoza, “Los temas mexica-nos en la obra de Alfonso Reyes”, La Pajarita de Papel,segunda época, 41, agosto-diciembre de 1945, o Excél-sior, sábado 17 de noviembre de 1945.

74 J. M. González de Mendoza, prólogo a “Ver-dad y mentira”, col. Crisol, núm. 291, Aguilar, Ma-drid, 1950.

75 J. M. González de Mendoza, “La obra de Alfon-so Reyes durante medio siglo”, revista trimestralNouvelles du Mexique, 1955.

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de cortesía, ser de sonrisa y de halago, en el

Diálogo entre mi ingenio y mi conciencia des-

cubre que “en la charla de los amigos y dentro

de la sala abrigada, el día es igual a la noche,

la noche es igual al día y las horas arden en el

hilo azul del tabaco, o se diluyen, como los

terrones de azúcar, en las tazas de té”.76

Nunca acabaríamos. ¡Cuánto más pue-de husmearse en la vida de Alfonso Reyes!

Francisco Monterde,duodécimo director (1960-1972)

Resulta sorprendente que el libro dedicadoa las Semblanzas de académicos, con sellode 1975, no recoja los datos esenciales dedon Francisco Monterde, duodécimo di-rector de la Academia Mexicana: olvidoo descuido, sin lugar a dudas. Imperdona-ble de cualquier manera, por la trascen-dencia de su nombre. Nacido el 9 de agos-to de 1894 en la ciudad de México, uno decuyos antepasados es el insigne JoaquínGarcía Icazbalceta, cursa la preparatoriaen la Universidad de México y se gradúa enletras españolas en la Facultad de Filosofíay Letras en 1942. Ahí enseña, desde 1928, Li-teratura Iberoamericana, Mexicana y Espa-ñola Moderna, hasta su jubilación en 1965.Representa a la Universidad y a la Secreta-ría de Educación Pública en diversos car-gos, entre los cuales destacan la subdirec-ción de la Biblioteca Nacional, en 1930, lajefatura del servicio editorial de la unam,

en 1936, la dirección de la Imprenta Univer-sitaria, de 1939 a 1950; la dirección de la Es-cuela de Verano, en 1951; la presidencia de laAcademia de Ciencias y Artes Cinemato-gráficas, de 1951 a 1952; y el primer puestodel Instituto Internacional de LiteraturaIberoamericana, de 1959 a 1961. Desde suadolescencia o antes muestra Monterdeuna decidida vocación literaria. Su primerlibro, Arcas de la Nueva España, data de1915. Practica casi la totalidad de los géne-ros y traduce de varios idiomas, a la vezque algunas de sus obras alcanzan el inglés,el francés y el italiano. Sobre todo, ensayala crítica teatral con éxitos brillantes, conhonestidad y con postura justiciera. En suexamen de doctorado, dentro de la Facul-tad de Filosofía y Letras de la unam, recibemención honorífica especial. Es PremioNacional de Letras 1975. El gobierno espa-ñol le otorga sucesivamente las condecora-ciones de Cristóbal Colón, Isabel la Católi-ca y la Cruz de Alfonso el Sabio.

Quien en 1968, anónimamente, para laBiblioteca Nacional reseña el primer cin-cuentenario del libro de Monterde El ma-drigal de Cetina, dice del autor:

multifacético, aborda el ensayo literario,

didáctico, de exégesis; el artículo periodísti-

co de crítica, de divulgación o defensa de los

valores literarios; numerosos prólogos, co-

mo los que escribe para la Biblioteca del

Estudiante Universitario en que introduce al

lector en la obra de algunos de los grandes

escritores mexicanos o al teatro prehispá-

124

76 J. M. González de Mendoza,“Alfonso Reyes, anec-dótico”, México, leído el martes 22 de marzo de 1960.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 126: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nico; estudios sobre teatro, novela y cuento;

poemas, poemas en prosa y hasta fábulas;

discursos académicos y relatos históricos

donde se manifiesta con refinada sensibili-

dad artística; poesía presente como capta-

ción y como trama en que utiliza la belleza

como urdimbre, manteniendo una neta emo-

tividad expresada en la forma más refinada y

pura del lenguaje.77

Anderson Imbert indica que su produc-ción teatral es significativa para el resurgi-

miento del teatro en México: “después deuna larga declinación, resurge el teatro enlas obras de Julio Jiménez Rueda y Fran-cisco Monterde”. Entre sus contribucionesa la actividad dramática mexicana se en-cuentran: En el remolino, 1923; Lo que vol-vió a la vida, 1923 también; su reconocidoOro negro, 1927; Proteo, 1931; La careta decristal, 1932; y Rabinal Achí, 1963-1964, almenos.78 Alfonso Reyes, en 1942, le prolo-ga sus Fábulas sin moraleja y finales decuentos. En 1960, asociado con GuillermoDíaz Plaja, publica Historia de la literaturaespañola e Historia de la literatura mexica-na, de indiscutible mérito sintético paraquienes estudian nuestras letras.

Facilidad extrema la suya para dominara quienes lo escuchan. Al enjuiciarlo, unode sus críticos deja constancia de que

poco a poco lleva a su auditorio a ese otro

mundo del pensamiento: su voz invita a la

quietud, al recogimiento y, quiérase o no, a

la meditación y, al concluir, el alma fuga al

mundo del espíritu que no es solamente una

realidad, sino la realidad por excelencia. No

es su voz el repique que entusiasma a las

multitudes, sino más bien la llamada silen-

ciosa, argentífera, que invita primero, que se

adueña después y que no concluye, sino que,

adrede, deja en el alma de sus discípulos un

tema de meditación para el mañana, para ese

mañana que no ha de acabar nunca porque

tiene por término ese océano sin rigidez y

sin fondo que es lo eterno, lo definitivo…79

125

77 “En el jubileo de un libro”, aparición de ElMadrigal de Cetina en 1918, programa de la BibliotecaNacional, 27 de noviembre de 1968.

78 Ibidem.

79 “Semblanza del doctor Francisco Monterde”, sinfirma, La Prensa, San Antonio Texas, miércoles 23 deenero de 1952.

directores y secretarios

Agustín Yáñez

Page 127: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Y anota otras cuantas más de su pro-ducción: Perfiles de Taxco, 1932; Bibliogra-fía del teatro en México, 1933; Navarrete ysus poesías profanas, 1939; Guillermo Prietoy la “musa callejera”, 1940; Rafael Delga-do y sus cuentos, 1942; Agustín F. Cuenca. Elprosista. El poeta de transición, 1942; El te-mor de Hernán Cortés y otras narracionesde la Nueva España, 1943; Moctezuma, el dela silla de oro, 1945; La dignidad de DonQuijote, 1948; Díaz Mirón. El hombre. Laobra, 1956; y La poesía erótica de SalvadorDíaz Mirón, 1956.

La Academia Mexicana tiene mucho quedecir de él, desde 1938 hasta después de sumuerte, ocurrida el 27 de febrero de 1985.Desde luego, en los octubres de 1938 y 1939,dicta unas palabras en recuerdo de FedericoGamboa, el 26 del primero de ellos, rotula-das “Al margen de un jubileo”, conmemo-ración de la prosa Del natural con su sub-título Esbozos contemporáneos del luegocélebre autor de Santa;80 y, el 14 del se-gundo octubre, un boceto de “Don JuanRuiz de Alarcón” cuando, como individuocorrespondiente de la corporación, le esasignada la palabra a unos meses de haberllegado a ella —12 de julio precedente—,en el momento en que se descubre el me-dallón con el busto del ilustre dramaturgomexicano en el paraninfo universitario,junto a los relieves y esculturas que repre-sentan a otros hombres eminentes por sus

hechos en los campos de la ciencia y de lasletras.81 Como correspondiente todavía, el15 de mayo de 1950, responde en formainusual el discurso de recepción como nu-merario que Julio Jiménez Rueda nombra“El humanismo, el barroco y la contrarre-forma en el México virreinal”, en el quepreviamente al tema desarrollado el nuevonumerario hace una semblanza supremadel padre Mariano Cuevas; Monterde es-clarece ciertos episodios del vivir y de laobra de quien escribe la Historia de la cul-tura en México.82

Cuando muere Salvador Cordero, Fran-cisco Monterde ocupa la silla ii como nu-merario; entonces, en la sala Manuel M.Ponce del Palacio de Bellas Artes lee sudiscurso de ingreso el 5 de diciembre de1951 ante selecta concurrencia; entre losasistentes hállase Sergio Montt, embajadorde Chile; tras elogiar a su antecesor, Mon-terde registra las cualidades del teatro deFernando Calderón Beltrán, no las de suobra lírica, ya estudiada por Menéndez yPelayo. Francisco ensalza los sentimientosde libertad y amor a la patria que ensalzóCalderón en los días en que preludia elgobierno dictatorial de Santa Anna, allápor la década de 1830. Hecho prisionero enZacatecas, humillado y desposeído, con-dena la tiranía: según Calderón, su obrarepresenta una evasión, en el espacio y enel tiempo, cuando carga preocupaciones,

126

80 Francisco Monterde, “Al margen de un jubi-leo”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xi,pp. 289-290.

81 Francisco Monterde, “Don Juan Ruiz de Alar-cón”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xi, pp.338-342.

82 Francisco Monterde, “Respuesta al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 272-278.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 128: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

sentimientos y pensamientos que son losde su época.83 Julio Jiménez Rueda le da labienvenida.84

Es hasta el 3 de julio de 1953 cuandoFrancisco Monterde interviene de nuevoen la Academia al responder el discurso deingreso de José María González de Men-doza y Rodríguez, el “abate” que refiere“Las fábulas de fray José Manuel Martínezde Navarrete”, fábulas que cataloga comoel más humilde de los géneros poéticos.Monterde indica que el miembro reciéninstalado en la Academia “llega a la fábulacomo un naturalista que hubiera ido pa-sando a través de otras especies, hasta con-centrar su atención en el insecto minúsculo,al que es preciso examinar con lente, paraapreciar sus características: se inclina, lorecoge y lo eleva a la altura de sus ojos”. Deserena bondad, lo califica como prudente,sagaz, bien preparado. Analiza su obra ypasea junto a él por los servicios diplomá-ticos que ha prestado. Y remata haciéndo-nos saber que la prosa madura que mane-ja, “sin perder el ágil paso, de acuerdo conla época de ritmo acelerado en que vivi-mos, debidamente aireada, libre de redun-dantes expresiones, llega a ser vehículoadecuado para conducir el pensamientopor cauces profundos”. 85

El tomo xv de las Memorias de la Acade-

mia Mexicana recoge dos intervencionesde él durante 1956: su artículo “El precio delos libros y las facilidades para su circu-lación”, presentado el 21 de febrero de esteaño en el Segundo Congreso de la Asocia-ción de Academias de la Lengua Española,aprobado por la sección cuarta y luego porla plenaria en el propio congreso, dondesugiere la reducción de los costos de losvolúmenes o al menos el impedimento pa-ra que continúen aumentando en edicio-nes futuras, y la activación de los trabajosen el Palacio de Bellas Artes la noche del 17de octubre siguiente en la sesión públicadonde la Academia entrega un diploma dehonor a la escritora María Enriqueta Ca-marillo y Roa viuda de Pereyra.86 La suso-dicha escritora —dice él— “en más demedio siglo de actividad literaria —a par-tir de 1895—, ha producido una veintenade tomos con obras originales y una doce-na de volúmenes, entre antologías y tra-ducciones. En aquéllos exploró casi todoslos campos —a excepción de la épica y ladramática—, en verso y en prosa”.87

Después, el 29 de marzo de 1957, aprove-cha la contestación al discurso de ManuelGonzález Montesinos, ceñido como “Eluso y el abuso del idioma”. El Dómine esde entonación jovial, de leve ironía queva más bien hacia el humorismo delica-

127

83 Francisco Monterde, “Fernando Calderón Bel-trán”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 51-64.

84 Julio Jiménez Rueda, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 65-69.

85 Francisco Monterde, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 207-211.

86 Francisco Monterde, “El precio de los libros ylas facilidades para su circulación”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xv, pp. 393-395.

87 Francisco Monterde, “María Enriqueta Camari-llo y Roa viuda de Pereyra”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xv, pp. 351-353.

directores y secretarios

Page 129: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

do que hacia la hiriente sátira, siempre tandistante del sarcasmo. Competente enasuntos gramaticales y en cuestiones filo-lógicas, de preparación lingüística cimen-tada, Monterde reitera que “la lengua na-cional debe amarse y conservarse con elmismo cuidado que la integridad de lapatria, pues los delitos contra la lenguason delitos de lesa nación”. Aclara que “ca-da lengua se fortalece al afirmarse en supropia integridad y pureza; al respetar laslenguas extrañas, se impone el respeto a lapropia”.88

Creemos que la historia del bienio 1958-1959 debe analizar la obra académica dedon Francisco relacionada con las publica-ciones que de él figuran en los tomos xviy xvii de las Memorias Académicas. El to-mo xvi colecta su ensayo “Thomas Manncomo novelista”, donde sintetiza la obranarrativa del pensador, ensayista y hombreuniversal como escritor, que redactó Lamontaña mágica.89 El xvii reúne el co-mentario a la Antología de poetas mexica-nos, el estudio “ ‘Las Perras’ de Justino Sar-miento” y el titulado “Saludo al doctorJosé Agustín Balseiro”, los dos últimosseñalados como leídos el 8 de mayo y el 31de julio de 1959 respectivamente. La Antolo-gía incluye tanto a mexicanos como a extran-jeros que hubiesen residido y escrito en

México, dando cabida a dos españoles: Fer-nán González de Eslava e Isabel Prieto deLandázuri, y al cubano José María Here-dia; el estudio de Monterde exhibe ciertascomparaciones entre la Antología enco-mendada por la Real Academia Española aMarcelino Menéndez y Pelayo y la selec-cionada por Casimiro del Collado y JoséMaría Roa Bárcena, basada en un frag-mento que había dejado trunco José MaríaVigil; también hace una defensa de la an-tología mexicana hecha por los autoresnuestros frente a las opiniones del eruditoespañol aparecidas en 1893 en un primertomo con introducción y corpus de escasainformación bibliográfica y biográfica.90

La narración de Las Perras es valorada ensu propósito de pintar la naturaleza y lascostumbres veracruzanas en el lugar dondevive Calixta Molina, La Perra, propietariadel tendejón La Última Esperanza.91 Enuna ocasión, ante la imposibilidad de Al-fonso Reyes para acudir a la sesión progra-mada, Monterde logra una presentaciónesmerada del catedrático Balseiro de laUniversidad de Miami, Florida, quien ha-bía presidido muy dignamente el InstitutoInternacional de Literatura Iberoamerica-na en años decisivos (1955-1957) y muestraun panorama de su libro Expresión de His-panoamérica.92

128

88 Francisco Monterde, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvi,pp. 66-73.

89 Francisco Monterde, “Thomas Mann comonovelista”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvi,pp. 222-226.

90 Francisco Monterde, “La antología de poetasmexicanos”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xvii, pp. 51-59.

91 Francisco Monterde, “ ‘Las Perras’ de JustinoSarmiento”, Memorias de la Academia Mexicana, t.xvii, pp. 119-121.

92 Francisco Monterde, “Saludo al Dr. José AgustínBalseiro”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii,pp. 150-153.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 130: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

En 1960, a la muerte de Alfonso Reyes elaño precedente, se suscita el conflicto oca-sionado por la propuesta de Salvador No-vo que hemos referido al tratar sobre lasmesas directivas en el capítulo v, y queconllevó a la formación de una comisióndestinada a tratar el punto relativo a can-didatos a director. La comisión queda cons-tituida por Jesús Guisa y Azevedo, JoséMaría González de Mendoza y FranciscoMonterde; cuando el 13 de mayo de eseaño Agustín Yáñez propone que este últi-mo sea considerado como candidato a ladirección, el 27 del mismo mes se comuni-ca en el acta que

en virtud de que el señor académico don

Francisco Monterde ha sido presentado co-

mo candidato para la dirección de la Acade-

mia, y era, con los señores Guisa y Azevedo y

González de Mendoza, uno de los comisio-

nados para tratar el punto relativo a candi-

datos, el secretario propuso, y se aceptó que

lo sustituyera en dicha comisión el señor

académico don Agustín Yáñez. 93

Ya dijimos que la falta de director en laAcademia y su elección desde luego sus-citan críticas; se acuerda definitivamenteque la elección se realice el 23 de octubre,94

pero en realidad el nombramiento tienelugar el 14 de este último mes, cuando sedescarta el proyecto de reformas a los Es-tatutos y, según repetimos, el total de votosfavorece a Francisco Monterde con 24.95

Así, nuestro personaje es electo directorpara ejercer sus funciones durante los pró-ximos cuatro años, de acuerdo con el Re-glamento en vigor. Tras una escaramuzaque explicamos en el capítulo v, el secreta-rio perpetuo Alberto María Carreño acep-ta permanecer en su cargo pese a que anteshabía anunciado su renuncia a raíz de lacrisis electoral.96

El 26 de junio de 1960, Francisco despi-de a Julio Jiménez Rueda con la oraciónfúnebre que le corresponde: cumple con-movido el doloroso deber de hablar juntoa la tumba del distinguido académico, queactuó en la corporación durante un cuartode siglo con entusiasmo, constancia y amor

129

93 AoAM del 27 de mayo de 1960.94 AoAM del 9 de septiembre de 1960.95 AoAM del 14 de octubre de 1960. Votos a favor:

Manuel Romero de Terreros, Artemio de Valle-Ariz-pe, Julio Torri, Francisco J. Santamaría, Isidro Fa-bela, Miguel Alemán, Francisco González Guerrero,José Gorostiza, Mauricio Magdaleno, Celestino Go-rostiza, José Luis Martínez, Salvador Novo (voto

telefónico), Antonio Gómez Robledo, Alfonso Jun-co, J. M. González de Mendoza, Nemesio GarcíaNaranjo, A. M. Carreño, Daniel Huacuja, Luis Garri-do, José Ignacio Dávila Garibi, Manuel GonzálezMontesinos, Agustín Yáñez, Jaime Torres Bodet, An-tonio Castro Leal. Al parecer, Jesús Silva Herzog yOctaviano Valdés.

96 Ibidem.

directores y secretarios

Pía de Monterde y Francisco Monterde

Page 131: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

decidido a las letras; una muestra de sutrabajo es la publicación de los dos prime-ros volúmenes de su Historia de la culturamexicana, aunque ya no pudo publicar eltercero.97 En el Tercer Congreso de Acade-mias de la Lengua Española, efectuado enBogotá, Colombia, del 27 de julio al 6 deagosto de 1960, leyó Monterde su tema iv,asunto 27, referente a “Memorias y boleti-nes bibliográficos”.98

Al fin, el maestro preparatoriano, enla reunión solemne del 4 de noviembrede 1960, frente a numerosos académicos,entre ellos el secretario de Educación Pú-blica Jaime Torres Bodet, toma posesiónde la dirección. Agustín Yáñez hace uso dela palabra: recuerda a los últimamentefinados Alfonso Reyes, José Vasconcelos,Genaro Fernández MacGregor, José deJesús Núñez y Domínguez y Julio JiménezRueda, y elogia al recién electo, quien hallegado

por la constancia profesional de su carrera

literaria, la antigüedad académica y las pren-

das de carácter indispensable a conciliar el

mayor número de sufragios… ejemplar ha

sido su colaboración en las tareas de la Aca-

demia, y destacada su actuación cuando ha

tenido que representarla dentro y fuera del

país…99

Don Francisco responde con agradeci-miento “aleccionado en la vida por susantecesores”; programa sus actividades,agradece el sacrificio que representa ladedicación constante de sus colaboradoresy externa su amistad reconfortante hacia elresto de los académicos, situados en unrecodo del sendero.100

Una pausa, y ya en 1962 como directoractúa en dos ocasiones al menos: en elmomento en que el 23 de marzo, en sesiónpública, mientras Alfonso Junco acercaal público a José Vasconcelos, y Jesús Guisay Azevedo les habla de Genaro FernándezMacGregor, él extiende su tributo a José deJesús Núñez y Domínguez: de nombre so-noro, director por algún tiempo de Revistade Revistas, embajador, creador de insti-tutos de relaciones culturales, estoico ensu serenidad ante las cercanías de la muer-te, lo revive, lo sitúa en sus obras —entreellas El rebozo y Elegía y epinicio del Papa-loapan— y en la inauguración de la biblio-teca Alfonso Reyes en Chile.101 Monterdefigura por segunda ocasión el 30 de agostode 1962, cuando responde el extraordinariodiscurso de ingreso de Manuel Alcalá so-bre “El cervantismo de Alfonso Reyes”, tanextenso y tan documentado. En su respues-ta, Monterde enjuicia a Alcalá como precozcon esa sostenida atención de sus ojos oscu-

130

97 Francisco Monterde, “Don Julio Jiménez Rue-da”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 239-241.

98 Francisco Monterde, “Memorias y BoletinesBibliográficos”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xviii, pp. 29-30.

99 Agustín Yáñez, “Salutación a Francisco Monter-de”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 67-69. AoAM del 4 de noviembre de 1960.

100 Francisco Monterde, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 70-75. AoAM del 4 de noviembre de 1960.

101 Francisco Monterde, “José de Jesús Núñez yDomínguez”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xviii, pp. 185-190.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 132: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ros que ven con toda hondura, y en sus la-bios de los que brotan voces con tono per-suasivo, siempre cordial en la camaradería,y elogia su alocución pronunciada con cla-ra dicción, donde Alcalá en cuidadosorecorrido explora tan estricta y profunda-mente la obra cervantina de Reyes.102

En unión de los académicos Ángel Ma-ría Garibay, Daniel Huacuja, Manuel Alca-lá, Miguel León Portilla, Rubén BonifazNuño y José Ignacio Dávila Garibi, el 12 defebrero de 1963 Francisco Monterde esdesignado para integrar en la propia Aca-demia la comisión de filología. Y el 20 deabril, por su cincuentenario como escritor,es festejado con una comida-agasajo en elrestorán del teatro La Capilla; allí, Sal-vador Novo ofrece el brindis y lee un dis-curso alusivo, en el que se refiere al tronovacante de la dirección de la Academia ensu momento, a los barruntos concomitan-tes de tormenta y a su acertada designa-ción porque a más de los méritos acadé-micos —que tiene de sobra—, lo adornanvirtudes de paciencia, ecuanimidad, to-lerancia y —dice con su ironía intransi-gente— una carencia de enemigos que,por inopinada, raya en la inopia.103

Mil novecientos sesenta y tres le da opor-tunidad, además, de recibir como miem-bro de número a Ermilo Abreu Gómez y a

Salvador Echevarría como correspondien-te en Guadalajara, las noches del 26 deabril y del 19 de julio, respectivamente. Encuanto a Ermilo, le responde su “Discursodel estilo”, aludiendo a sus méritos, entreellos los literarios y, entre éstos, destacaMonterde su conocidísimo Canek y la in-terpretación de la Vida del venerable siervode Dios Gregorio López.104 El jaliscienseEcheverría relata en su ingreso “El proble-ma del desarrollo”, y Monterde lo sitúacomo traductor especializado, colabora-dor de la Revue de L’Amérique Latine, in-térprete de El nacimiento del sol —LaNaissance du Soleil— y autor de la expli-cación de los murales de José ClementeOrozco en el Hospicio Cabañas. Distin-guido, parco, elegante, Monterde lo catalo-ga como bien definido en sus pesquisas.105

Dos años más tarde, Monterde se en-frasca en la tarea de honrar la memoria deLuis González Obregón en el centenariode su nacimiento, así como en la celebra-ción conmemorativa del nonagésimo ani-versario de la Academia, en el reclamosobre la desaparición de la Historia de laLiteratura Mexicana como asignatura obli-gatoria en el bachillerato de la EscuelaNacional Preparatoria, y en el acto conme-morativo de los 100 años del fallecimientode Andrés Bello. Primero habla, el 13 de

131

102 Francisco Monterde, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 175-181.

103 Salvador Novo, “Palabras del señor académicodon Salvador Novo, en la comida con que la Acade-mia Mexicana celebró el cincuentenario, como escri-tor, del director don Francisco Monterde”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xix, pp. 299-301.

104 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix,pp. 19-24.

105 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix,pp. 58-66.

directores y secretarios

Page 133: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

agosto, del cronista de la capital: “menudo,frágil, friolento, frotándose las manos entanto estaba sentado ante su escritorio;comedido al tender la mano no obstanteque sus ojos apenas percibían la luz y lassiluetas, borrosas, tras los gruesos cristalesde sus anteojos”.106 Después, unas cuantaspalabras como director de la Academia enla sesión pública solemne del 10 de sep-tiembre, al celebrarse el nonagésimo ani-versario de la fundación; repasa única-mente el director el cuidadoso empeño delos prosistas o poetas que la componen.107

Previamente, elabora una llamada deatención a sus colegas de la Unión de Pro-fesores de la Escuela Nacional Preparato-ria el 18 de marzo, cuando sorpresivamen-te ellos han acomodado como optativa lasusodicha Historia en el tercer año de losestudios, y nada más para quienes vayan acursar las carreras de Derecho, Humani-dades y Ciencias Sociales.108 Finalmente, el22 de octubre, ofrece Monterde su resu-men “Don Andrés Bello”, en el que señalaal gran venezolano como “investigador delas literaturas clásicas, manejante de segu-ro de lenguas que ante el escrutador no te-nían secretos, y forjador para el castellanode moldes que perduran”.109

En 1967, Monterde menciona a RubénDarío al cumplirse los 100 años de su naci-miento, “porque tal voz depurada por laausencia, cada día adquiere resonanciasmás hondas”. Y ya en 1968 pronuncia laoración fúnebre para Manuel Romero deTerreros, y disfruta la muestra bibliográ-fica que la Biblioteca Nacional ofrece de suobra literaria, a los 50 años de haber apare-cido El madrigal de Cetina. El 18 de abril,en la oración fúnebre antedicha, traza bre-ves palabras relacionadas con quien fuehistoriador y crítico de arte, autor de Lapuerta de bronce, y marqués de San Fran-cisco.110 En la muestra y en el programaespecial que se le dedicó a su obra se con-signan unas palabras expresivas de José deJesús Garcidueñas, académico español, yde Porfirio Martínez Peñaloza, quien des-pués la honró.111 En 1969, amén de lo queya dijimos de cuanto relata del Diario finalde la vida de Alfonso Reyes,112 el 15 de agos-to recibe el ingreso como correspondientecon residencia en Guadalajara, de Adal-berto Navarro Sánchez, quien pronunciasu discurso intitulado “Algunos aspectosde la poesía de Manuel Martínez Valadez”.Ensalzado por sostener y alentar la revistaEt Caetera en Jalisco, lo revisa como poeta

132

106 Francisco Monterde, “Don Luis GonzálezObregón”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xx,pp. 132-135.

107 Francisco Monterde, “Palabras del director”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xx, pp. 71-72.

108 Francisco Monterde al señor doctor EmmanuelPalacios, secretario general, y al profesor Fausto Vega,primer vocal, Unión de Profesores de la Escuela Nacio-nal Preparatoria. México, D. F., 18 de marzo de 1965.

109 Francisco Monterde, “Don Andrés Bello”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xx, pp. 144-145.

110 Francisco Monterde, “Don Manuel Romero deTerreros, marqués de San Francisco, en su parti-da”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xx,pp. 304-305.

111 “Programa”, Biblioteca Nacional, UniversidadNacional Autónoma de México, 27 de noviembre de1968. Muestra bibliográfica consagrada a don Fran-cisco Monterde.

112 Francisco Monterde, “Alfonso Reyes en su‘Diario’ ”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 207-213.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 134: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

y lo aborda en sus libros Visiones de pro-vincia y Alma solariega.113

El tomo xxi de las Memorias académicasrecoge varios ensayos escritos por Mon-terde de 1970 a 1972. Del primero de esta ter-cia de años es su participación en el home-naje-recuerdo al centenario del nacimientode Amado Nervo, el 28 de agosto; allí, juntoa la “Poesía y sinceridad en Amado Nervo”,de la doctora Concha Meléndez, de PuertoRico, vacía él su intervención “Amado Ner-vo, en su centenario”, donde revisa si la ad-miración por su poesía no le fue sobreva-lorada.114 De 1971 es el “Centenario de JoséJuan Tablada”, leído el 16 de abril en sesiónpública,115 y “Plenitud de López Velarde”del 25 de junio;116 donde afirma y confirmasu categoría de crítico literario. Suelta apa-rece, a propósito, firmada por él y sinfecha, una página donde plasma conceptossuyos referentes al poeta zacatecano, casiseguramente junto a Andrés Bello, el “ve-nezolano-chileno”:

Para el zacatecano, la provincia es no sólo eso

—fomento de riqueza, espejismo de églo-

ga—: significa, a la vez, la vuelta a la Edad de

Oro, al estado de inocencia, con todos los

atractivos que encerraba; piensa en ella, du-

rante el voluntario destierro, como depósito

sagrado, reserva de virtudes encomendada a

la mujer. Es arsenal de energías que el ausente

puede recuperar, como Anteo, mediante su

contacto. Acude “a la gracia primitiva de las

aldeanas”. Se siente atraído por el encanto

“del pueblo natal”. Por eso vuelve los ojos

hacia la provincia: la encomia y la exalta, al

idealizarla, no con perfiles románticos de

idilio, de estampa ejemplar, sino estilizada,

reducida a los rasgos esenciales: aquellos que

compendia la mujer, las cualidades sobresa-

lientes del amado terruño, de su preferida

tierra zacatecana, a la que siempre, desde la

capital, volvería su pensamiento.117

En 1972, Monterde aparece cuando serememora el cincuentenario del falleci-miento de “Don Ignacio Montes de Oca yObregón”, el 25 de febrero, y cuando evocaal historiador “Carlos Pereyra” el 24 demarzo: ambas piezas, desdichadamente, niestán publicadas en las Memorias de laAcademia Mexicana ni se conservan ensu expediente. Apenas se recogen las pa-labras que emite en la ocasión en que eldoctor Boyd C. Carter entrega a la corpo-ración ciertos objetos personales de Ma-nuel Gutiérrez Nájera el 23 de junio de talcalendario.118

Tampoco aparece el discurso del 18 deenero de 1973 que lee en la Rotonda de losHombres Ilustres, en el Panteón Civil, con

133

113 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior“, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 112-119.

114 Francisco Monterde, “Amado Nervo, en su cen-tenario”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 214-219.

115 Francisco Monterde, “Centenario de José JuanTablada”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 285-291.

116 Francisco Monterde, “Plenitud de López Velar-de”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi, pp. 300-308.

117 Página suelta de Francisco Monterde, con sufirma o nombre, sin fecha, en su expediente.

118 Francisco Monterde, palabras al recibir objetospersonales de Manuel Gutiérrez Nájera de manos deldoctor Boyd C. Carter en la Academia Mexicana el 23de junio de 1972.

directores y secretarios

Page 135: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

motivo de la ceremonia en que se conme-mora el centenario del natalicio de Maria-no Azuela; pero sí el comentario sobre suvida intelectual que Arturo Arnáiz y Fregentrega a Excélsior el 16 de marzo inmedia-to con el título de “Fidelidad a una voca-ción”, donde lo sitúa en varias de sus aris-tas: como postulante de la existencia deuna “literatura mexicana viril” al presentarla novela Los de abajo del propio MarianoAzuela; como conocedor de nuestro pasa-do histórico con un criterio cada vez másdepurado, factor básico para que el teatroen su evolución se muestre inseparable delo social y lo político, y como sostén de laenseñanza de la historia literaria de Méxi-co y equilibrio entre los extremos opues-tos de la investigación en nuestras letras.119

Mientras el Seminario de Cultura Mexi-cana le festeja, en septiembre de 1974, suoctogésimo aniversario, el tomo xxii delas Memorias de la Academia mantiene susemblanza “Don Daniel Huacuja”, dicta-da el 13 de diciembre de este año; en ella,Monterde considera a Huacuja como gra-mático, novelista y ágil cultivador de lacrónica literaria;120 en la misma sesiónhablan algunos académicos sobre otrosdesaparecidos: Alí Chumacero sobre Sal-vador Novo, Mauricio Magdaleno sobreJaime Torres Bodet, Andrés Henestrosasobre Efrén Núñez Mata y Octaviano Val-dés sobre Alfonso Junco. En 1976 surge lacontestación al discurso de ingreso que el

licenciado José Martínez Sotomayor —tam-bién cuentista, novelista y ensayista— rea-liza como individuo de número el 23 deenero de los corrientes al leer su trabajo“Porfirio Barba Jacob”: la obra lírica delcolombiano señala “la importancia básicade la musicalidad del verso y la flor deinventar palabras de vibrante eufonía”.121

Y de 1977, sólo está la mención de que élempieza sus afanes literarios en su niñez—dícese que sus primeros versos se aso-cian a sus ocho años— y que en su juven-tud conjunta, con seis compañeros amigos,el grupo al que se le conoce como el de losPirandellitos: José Joaquín Gamboa, Víc-tor Manuel Díaz Barroso, Carlos NoriegaHope, Ricardo Parada León, Lázaro y Car-los Lozano García. Sin olvidar que en elmismo 1976, 27 de febrero, cumple con laconferencia “Caminos de la lengua espa-ñola”, publicada en el tomo xxv de lasMemorias académicas.

Cuando la propia Academia celebra elmilenio de la lengua en sesión públicay solemne el 24 de febrero de 1978, Mon-terde resume “La lengua española en sumilenario”, en tanto, Manuel Alcalá da aconocer “Algunos hitos en el desarrollo dela lengua española”: mención del códi-ce Emilianense, el fausto acontecimiento deSan Millán de la Cogolla, el monasteriode Yuso y los enfrascamientos de Gonza-lo de Berceo.122 Más cuando, con motivode la tercera edición de la Antología de poe-

134

119 Arturo Arnáiz y Freg, “Fidelidad a una voca-ción”, Excélsior, viernes 16 de marzo de 1973.

120 Francisco Monterde, “Don Daniel Huacu-ja”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp. 172-174.

121 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 28-30.

122 Francisco Monterde, “La lengua española ensu milenario”, Memorias de la Academia Mexicana,

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 136: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tas mexicanos de 1892, se finca un home-naje a los poetas nuestros de los siglos xvia xix el 11 de octubre de 1979; él habla enesa ocasión sobre su logro: “La ‘Antolo-gía’ ”, en tanto Octaviano Valdés comenta“El neoclasicismo mexicano”, Manuel Pon-ce “La poesía romántica en México”, yPorfirio Martínez Peñaloza “Los premo-dernistas”.123

De 1980 a 1985, año postrero este en quemuere Monterde, el 27 de febrero, encon-tramos unas pinceladas solamente. Hacianoviembre del año inicial, aparece suescrito periodístico en Novedades, comoreseña de los acontecimientos académicos,llamado “Actividades de la Academia”, enque cataloga la velada fúnebre organizadapara honrar la memoria del licenciadoAgustín Yáñez, recién fallecido, y otrosmenesteres;124 la recordación de “Los Con-gresos de Academia” el 7 de junio de 1983,donde también periodísticamente enco-mia la labor de Miguel Alemán Valdés enfavor de la corporación, cuando muy lejosde la frase dariana “de las Academias, ¡lí-branos, Señor!” y muy a pesar del distan-ciamiento político-ideológico con el régi-men dictatorial español, tiene lugar elPrimer Congreso de Academias en Méxi-co, del 23 de abril al 6 de mayo de 1951,partiendo de allí la serie ininterrumpidade los siguientes —que aquí analizaremos

en su oportunidad—, sin dejar de men-cionar la designación de la Comisión delCongreso de Academias y la desapariciónautomática del maternal tutelaje de la Aca-demia Española,125 y al final el señala-miento de ciertos homenajes que se vanacumulando en su haber. Al morir trasdolorosa enfermedad, y seguirse su muertedel fallecimiento casi inmediato de su es-posa Pía, Piedad Fernández de Monterde—12 de marzo próximo, de un paro car-diaco—, se acumulan las menciones de sutrayectoria. José Luis Martínez, en primerlugar, escribe “En memoria de FranciscoMonterde”, señalando que

Fue el decano de los escritores mexicanos y

de los miembros de la Academia Mexicana,

y lo queríamos —lo queremos— por cuanto

hizo a lo largo de tantos años por nuestra

cultura, y por su cortesía y su suavidad, la

tersura de su alma, de su conducta y de su

estilo. ¿Alguna vez levantaría la voz, airado o

descompuesto? ¿Alguna vez dañaría alguna

fama o atacaría algún despropósito? En un

mundo violento y áspero, que tan pocos

dones le concedió, él prefirió iluminar y ser-

vir en su campo, sin atropellar a nadie, sin

reclamar honores ni privilegios. Acaso no

sea el suyo un ejemplo para triunfar, pero sí

lo es de respeto a sí mismo y de esa urbani-

dad que vamos olvidando.126

135

t. xxiv, pp. 276-281. Manuel Alcalá, “Algunos hitos enel desarrollo de la lengua española…”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxiv, pp. 282-292.

123 Francisco Monterde, “La ‘Antología’ ”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 305-306.Octaviano Valdés, “El neoclasicismo mexicano”, ibi-dem, pp. 306-310. Manuel Ponce, “La poesía ro-mántica en México”, ibidem, pp. 311-315. Porfirio

Martínez Peñaloza, “Los premodernistas”, ibidem,pp. 315-321.

124 Francisco Monterde, “Actividades de la Acade-mia”, Novedades, sábado 22 de noviembre de 1980.

125 Francisco Monterde, “Los Congresos de Aca-demias, don Miguel Alemán Valdés”, Novedades, mar-tes 7 de junio de 1983.

126 José Luis Martínez, “En memoria de Francisco

directores y secretarios

Page 137: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Junto a su templanza moral, José Luisconsidera que Monterde “fue sobre todouno de nuestros más honestos y pondera-dos críticos. Su obra de esta naturalezaestá dedicada en su mayor parte a la litera-tura mexicana, de la que llegó a ser uno desus más competentes conocedores”.127

Días después, Ignacio Trejo Fuentes enExcélsior escribe “Réquiem por FranciscoMonterde”; enfáticamente, allí descubre ladiferencia que nuestro desaparecido intu-ye entre la crítica —a la cual dedica mu-cho de su tiempo— y la reseña:

Supongo que la diferencia entre la crítica

literaria y la reseña consiste en que la prime-

ra se destina a un lector superficial y la se-

gunda a oyentes que la meditan. Los prólo-

gos, las introducciones y presentaciones de

libros ajenos son modalidades de crítica lite-

raria. Los escritos para los propios, más bien

que autocríticas, son confidencias.128

El 13 de febrero de 1986, en sesión públicala Academia rinde homenaje a sus miem-bros desaparecidos durante 1985: AntonioAcevedo Escobedo es recordado ahí por laspalabras escritas por Porfirio MartínezPeñaloza, aunque leídas por Alí Chumace-ro como consecuencia del daño de la vistadel autor; Jesús Silva Herzog, por AndrésHenestrosa, quien improvisa; y FranciscoMonterde, por Manuel Alcalá.129 El “Fran-

cisco Monterde” de este último, estupenda-mente cincelado como todo lo por él escri-to, repasa en visión fugaz la labor literariade quien nos ocupa: “fiel y larga dedica-ción la suya a las letras, discreción ideal,creador y crítico, dueño de la investigacióny del análisis, enamorado y práctico de lapintura, apasionado por el teatro, el ballety la música y, más que otra cosa, maestro,tanto por largos años en nuestra universi-dad, como en fructíferos asomos a univer-sidades de América y Europa”.130

Finalmente, en el ingreso de Héctor Azara la Academia, éste ocupa la silla vacantenúmero ii que Francisco Monterde deja.En su discurso de entrada del 14 de mayode 1987 Azar anota dos peculiaridades refe-rentes a él: su dedicación a la criptografíacuando descifra una carta que HernánCortés envía el 20 de junio de 1532 a su “pa-riente y procurado ad litem el licenciadoFrancisco Núñez”, y la publicación de labibliografía sobre teatro mexicano que en1933 edita, prologada por Rodolfo Usigli.131

Como señalamiento final de su trayectoen la Academia vale mencionar que tras suprimera elección como director, FranciscoMonterde es reelecto los años de 1964 y1968, 13 de noviembre la primera ocasióny 26 de octubre la segunda. En 1972 deja elcampo a Agustín Yáñez. La función deMonterde en la dirección puede catalogar-se como ejemplar.

136

Monterde”, 28 de febrero de 1985, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xxv, pp. 245-246.

127 Ibidem.128 Ignacio Trejo Fuentes, “Réquiem por Francisco

Monterde”, Excélsior, sábado 9 de marzo de 1985.129 AoAM del 13 de febrero de 1986.

130 Manuel Alcalá, “Francisco Monterde”, 13 defebrero de 1986, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxv, pp. 321-324.

131 “Homenaje de Héctor Azar al entrar a la Aca-demia de la Lengua”, Proceso, 11 de mayo de 1987.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 138: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Agustín Yáñez,decimotercer director (1973-1980)

Imposible trazar un esquema digno deAgustín Yáñez en unas cuantas páginas.Tómese en cuenta que apenas, no obstanteel máximo esfuerzo, podremos centrarlocomo queremos. Nacido en Guadalajara,Jalisco, el 4 de mayo de 1904, tras sus estu-dios iniciales y profesionales de derechoallí, emigra a la capital para cursar filosofíaen la Universidad Nacional de México. Latesis que sustenta en la Escuela de Juris-prudencia de Guadalajara el 15 de octubrede 1929, Hacia un derecho internacional

americano, es aprobada por los sinodales aquienes preside Luis Robles Martínez, di-rector del plantel. En la unam, 12 de sep-tiembre de 1951, recibe mención Magnacum laude por su planteamiento Don JustoSierra: su vida, sus ideas y su obra, del ju-rado selecto constituido por los sinodalesSamuel Ramos, Eduardo García Máynez,José Gaos, Julio Jiménez Rueda y Edmun-do O’Gorman. Siempre maestro, es fun-dador de la cátedra de Teoría Literaria enla Facultad de Filosofía y Letras de la unam,en 1942. Consejero universitario en dife-rentes épocas. Presidente de la ComisiónEditorial de la propia Universidad, de 1945a 1947. Entre los múltiples cargos oficialesque tuvo, indiscutiblemente sobresalen losde gobernador constitucional del estado deJalisco, del 1° de marzo de 1953 al 28 de fe-brero de 1959; consejero de la Presidencia,de marzo de 1959 a septiembre de 1962;subsecretario de la Presidencia, de sep-tiembre de 1962 a noviembre de 1964; se-cretario de Educación Pública, del 1° dediciembre de 1964 al 30 de noviembrede 1970; y conductor de los restos de Fran-cisco Xavier Clavijero desde Roma hastaMéxico, durante agosto de 1970, y presi-dente de la Comisión Nacional de Libros deTexto Gratuitos, en 1977. Dicta numerosasconferencias; incursiona en el periodismo;escribe su obra creativa, traduce y prologa.Recibe condecoraciones señaladas. Ingresacomo miembro titular de El Colegio Na-cional al ser elegido el 8 de julio de 1952. EsPremio Nacional de Letras en 1973. A sumuerte, el 17 de enero de 1980, es inhuma-do en la Rotonda de los Hombres Ilustresdel Panteón de Dolores.

137

directores y secretarios

El madrigal de Cetina por Francisco Monterde

Page 139: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Naturalmente, no citaremos su produc-ción íntegra. Lo más relevante, según nues-tro entender es: Espejismo de Juchitán,1940; Genio y figuras de Guadalajara, 1941;Flor de juegos antiguos, 1942; Pasión y con-valecencia, 1943; Archipiélago de mujeres,también de 1943; aparte de El contenidosocial de la literatura iberoamericana, pu-blica Alfonso Gutiérrez Hermosillo y algu-nos amigos, en 1945; Yanhualica, en 1946;Don Justo Sierra, su vida, sus ideas y suobra, en 1950; Las vueltas del tiempo, en1975. Todavía más conocidas, con edicio-nes varias, son: Al filo del agua, 1947; Lacreación, 1959; La tierra pródiga, 1960, yLas tierras flacas, 1962. Discursos notablessuyos son: “La lección de Juárez”, de 1961;“Dante, concepción integral del hombrey de la historia”, de 1965; y “Morelos, tra-monto de la grandeza mexicana”, tambiénde 1965.

Parece ser que el documento de AgustínYáñez más antiguo que guarda su expe-diente en la Academia Mexicana es la co-pia del artículo periodístico escrito por Ge-naro Fernández MacGregor sobre Al filodel agua, donde lo cataloga como un nove-lista completo que da a conocer a fondo laceldilla provincial con la cual se integraMéxico. Allí lo saluda como al flecheroque tiende con tanta seguridad el nerviodel arco, y a través del cura don Dionisioy de sus ejercicios espirituales —de unrigor tal que infunden miedo—, en una

“tajada de vida” resume el escritor a unpueblo íntegro en acción:

éste es el verdadero protagonista; no cuales-

quiera de los personajes que en sus calles, en

sus casas y en sus iglesias bullen y alientan,

cual meras “canicas” que ruedan y se desvían

sobre el plano inclinado del tiempo. Sus ac-

ciones, y más sus sentimientos profundos,

amalgamados, sintetizan a aquella humani-

dad reducida a sus características más acu-

sadas: “la conformidad, que es la mejor vir-

tud en esas gentes que no ambicionan más

que ir viviendo, mientras llega la hora de

una buena muerte”; la sumisión a un credo

que exalta la conciencia del pecado y el te-

mor al eterno castigo.132

Será después, tras este preámbulo y has-ta el 30 de octubre de 1951 cuando exista lapropuesta firmada por los académicos Ge-naro Fernández MacGregor, Darío Rubio,Julio Jiménez Rueda, Alfonso Cravioto,Francisco Monterde, José Rubén Romeroy Alberto María Carreño, para que él ocu-pe la vacante del gran humanista e insignepoeta Balbino Dávalos. El trámite prospe-ra hasta la sesión celebrada el 4 de febrerode 1952, cuando por unanimidad es electo,pero en sustitución del licenciado MiguelAlessio Robles; así se lo comunica el secre-tario perpetuo al día siguiente.133 Comopasa el tiempo y él no da señales para pre-sentar su discurso de ingreso, según lo

138

132 Genaro Fernández MacGregor, “Al filo delagua”, artículo periodístico, noviembre de 1948.

133 Propuesta dirigida por los académicos firman-tes al licenciado Alejandro Quijano, director de laAcademia Mexicana correspondiente a la Española.

México, D. F., 30 de octubre de 1951. Alberto MaríaCarreño, secretario perpetuo, al licenciado AgustínYáñez, México, 5 de febrero de 1952. La silla xv deBalbino Dávalos a fin de cuentas la ocupa AgustínAragón.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 140: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

establecen de rigor los Estatutos —deacuerdo con las resoluciones del 12 dejunio de 1953—, Alberto María Carreño, el17 de junio siguiente, le hace saber que“con carácter improrrogable, se amplíahasta el 22 de diciembre de 1953 el plazoprevisto en el artículo 24 de los Estatutosreformados para que los señores académi-cos ahora denominados ‘electos’ regulari-cen su situación…”134

Las circunstancias obligan al licenciadoYáñez a darse prisa, porque con toda anti-cipación ha recibido el comunicado de suelección desde el 7 de febrero de 1952. Te-nemos noticia y garantía de que ya enagosto de 1953, tras la advertencia secreta-rial, la Academia turna las invitacionesrespectivas anunciando que en sesión pú-blica a efectuarse el 5 de septiembre próxi-mo, a las 8 de la noche, en la ciudad deGuadalajara, Agustín Yáñez leerá su dis-curso de ingreso como académico de nú-mero, a quien contestará el de igual deno-minación Jaime Torres Bodet.135 Y enefecto: en el Teatro Degollado, con motivode la sesión de clausura del VI Congreso deProfesores de Literatura Hispanoamerica-na que allí se celebra, ese 5 de septiembretiene lugar la lectura del discurso “Necesi-dad de la enseñanza literaria” por el, en esemomento, mandatario supremo del esta-do jalisciense.

Tras mencionar la asistencia de honro-sas personalidades, entre ellas el académi-co honorario Salomón de la Selva y repre-

sentantes de las academias colombiana,costarricense y paraguaya —Julián MottaSalas, Manuel Arguedas y J. Natalicio Gon-zález respectivamente—, el acta corres-pondiente del evento reza:

El señor director manifiesta que la Academia

tomó el acuerdo de celebrar una sesión pú-

blica en Guadalajara, y que en ella recibirá

como individuo de número al señor acadé-

mico electo don Agustín Yáñez, gobernador

constitucional del estado de Jalisco. Hace la

presentación de los señores académicos y de

las personalidades presentes en el estrado, y

pone en el uso de la palabra al señor Yáñez,

para que lea su discurso de recepción.

El recipiendario afirma que la reunión de

la Academia en Guadalajara constituye un

homenaje al estado de Jalisco y a la memoria

de sus hijos preclaros, en particular a la de

quienes fueron miembros de la corporación.

Dedícales cumplidos elogios, así como a

139

134 Alberto María Carreño, secretario perpetuo, aAgustín Yáñez, gobernador del estado de Jalisco,Guadalajara, Jalisco, 17 de junio de 1953. Los indivi-duos, de correspondientes, entonces pasan a ser “elec-

tos” para convertirse después en numerarios tras lalectura de su trabajo de ingreso.

135 Invitación a la sesión pública del 5 de septiem-bre de 1953 en Guadalajara, Jalisco.

Clausura Guadalajara: Yáñez, Quijano,

Torres Bodet

directores y secretarios

Page 141: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

aquellos de sus antiguos compañeros de

letras en la revista Bandera de Provincias, ya

fallecidos. Bosqueja la aportación de Guada-

lajara a la cultura mexicana mediante sus

revistas literarias, sus imprentas y sus libre-

rías, y desarrolla el tema principal de su dis-

curso, que es la “Necesidad de la enseñanza

literaria”. Indica los tres motivos que fijan la

importancia de la literatura en la educación,

a saber: 1) la influencia educativa sobre la

sensibilidad; 2) la ampliación y afinación de

la conciencia histórica; y 3) la exactitud,

variedad y riqueza del idioma como instru-

mento de expresión. Trata cada uno de esos

puntos en forma docta y convincente, e in-

dica las modalidades que en la práctica pue-

de revestir la enseñanza de la literatura. Con-

cluye con frases de agradecimiento para la

Academia por haberle llamado a participar

en sus labores…

El señor director concede el uso de la

palabra al señor Torres Bodet para que con-

teste al señor Yáñez. Tras de exponer por

qué le incumbe esa misión, el señor Torres

Bodet elogia a la provincia mexicana y enu-

mera las diversas ocasiones en que la Aca-

demia ha extendido a ella sus actividades.

Alaba la vocación de escritor y la lealtad a

su cuna que el autor de Genio y figuras de

Guadalajara ha demostrado. Pone de relie-

ve el valor de lo provinciano en el conjunto

de lo nacional y el de esto en lo universal.

Hace un penetrante y certero análisis de la

obra literaria del señor Yáñez y le felicita

por su robusta defensa de la enseñanza de la

literatura, que considera como una de las

fuerzas que de manera más evidente orien-

ta la continuidad cultural del hombre. Ex-

presa la gratitud de la Academia a Guadala-

jara y recuerda somera y elogiosamente a los

escritores jaliscienses que dieron prez a la

corporación, así como al insigne novelista

don Mariano Azuela. Para concluir, da cor-

dial bienvenida al nuevo académico de nú-

mero.136

140

136 AoAM del sábado 5 de septiembre de 1953. Valeañadir que entonces José Rogelio Álvarez, hoy acadé-mico, actúa en Jalisco como secretario particular delgobernador, y que al acto acuden Alberto MaríaCarreño, José Manuel González de Mendoza, Jaime

Torres Bodet, Nemesio García Naranjo, Agustín Cra-vioto, Alfonso Junco, Antonio Méndez Plancarte,Martín Luis Guzmán, Salvador Novo, Isidro Fabela,Carlos Pellicer y Antonio Castro Leal.

historia de la academia mexicana de la lengua

Discurso de recepción de Agustín Yáñez

Page 142: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

El discurso de Agustín Yáñez ensalza aGuadalajara, donde “se bebe ese algo ma-terial, telúrico, que radica en el aire, en laluz, en el aspecto de la tierra árida, quecomunica no sé qué de sensación de paz,de tranquilidad y de placer, y que se aden-tra en el ánimo y de él se adueña sin con-sentir que esa imagen la borre otra algu-na…”137

Jaime Torres Bodet, tras situar Al filodel agua como su novela más plena, másávida y más profunda, elogia la fidelidadde la provincia efectivamente, acota lasanécdotas que relata, los caracteres quetraza, las perspectivas que pinta, y en unaprosa insistente y densa califica su sonori-dad en la lentitud de su andar. Dice Jaimeclaramente:

Sus personajes andan despacio, viven despa-

cio, se hacen despacio; con un ritmo que

parece de otra época, aunque no lo es, por-

que en provincia la moneda del tiempo tiene

su peso íntegro y su más elevada cotización.

Es un tiempo que miden con sus repiques,

por las mañanas y por las tardes, campanas

en cuyo bronce nos saluda y nos guía la voz

de México.138

Pasado el boato de la recepción, cuandoAlberto María Carreño le sugiere a Yáñezel envío de cierto número de copias de los

discursos —ingreso y respuesta— pararemitirlos a España, le pregunta a la vez siestá conforme con que el Segundo Con-greso de Academias de la Lengua Españolase realice en Madrid.139

Por su ocupación como gobernador delestado de Jalisco, es muy comprensibleque Agustín Yáñez no haya intervenido losuficientemente cerca de la Academia enlos años inmediatos. Sólo en 1955, el 14 dediciembre, responde el discurso de ingresode Antonio Gómez Robledo como miem-bro de número, por nombre “Filosofía ylenguaje”, dictado en la sala Manuel M.Ponce del Palacio de Bellas Artes. Agustíninvoca la amistad de Minerva y la coloca,en labios de Gómez Robledo, como figurade la jurisprudencia; llama la atención so-bre la colaboración de Gómez Robledo enBandera de Provincias, primer órgano delgrupo a cuya formación concurre; comofundador de las revistas Proa y Forma, quedirige; como pensador y artista, y comofigura en la diplomacia; para Yáñez, el nue-vo académico construye cuanto como ver-daderamente importante y decisivo fe-cunda el alma del oyente o del lector.140

Después, conocemos la intervención deYáñez en los episodios críticos de 1960, alapoyar la candidatura de Francisco Mon-terde para ocupar la dirección corporati-va. Cerca del momento, tiene que hacerse

141

137 Discurso pronunciado por Agustín Yáñez ensu recepción de académico de número de la Acade-mia Mexicana de la Lengua correspondiente de laReal Española, y contestación de Jaime Torres Bodet,Guadalajara, Jalisco, 1952 (debe ser 1953).

138 Ibidem. El discurso llámase, en las Memorias dela Academia Mexicana, t. xiv, pp. 239-251, “La ense-

ñanza de la retórica”; la contestación por JaimeTorres Bodet, mismo tomo, pp. 252-259.

139 Alberto María Carreño al licenciado don Agus-tín Yáñez. México, D. F., 25 de septiembre de 1953.

140 Agustín Yáñez, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 255-262.

directores y secretarios

Page 143: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

presente el 22 de abril de este calendario alingresar a la Academia José Luis Martínezcon su trabajo “De la naturaleza y carácterde la literatura mexicana”, sucediendo enla silla número iii a Antonio Mediz Bolio,el autor del libro memorable La tierra delfaisán y del venado. La respuesta de Agus-tín Yáñez aclama la publicación de TierraNueva —declarada como “libertad del ri-gor y el método”—, el rango de Martínezcomo ensayista y crítico literario que citalo excepcional de Muerte sin fin, que entre-vista a Xavier Villaurrutia y elabora el tex-to “Paul Valéry”, trabajos todos que, en lalínea de la literatura como disciplina, sir-ven a la proyección de actividades electivasque orientan hacia lo mexicano la carreradel nuevo académico. Tras revisar la obrabásica del nuevo ingresante, prefiere comoestudios los más importantes de su obra:Literatura mexicana. Siglo xx, La emanci-pación literaria de México y La expresiónnacional. Libros mexicanos del siglo xix.141

Ya el 30 de agosto de 1963, Agustín Yá-ñez siente el halago de responder un dis-curso de ingreso más: el de Rubén BonifazNuño, por nombre “Destino del canto”.Recorre Yáñez el conocimiento del nue-vo académico desde algunos juegos flo-rales en Aguascalientes, sus libros ini-ciales —La muerte del ángel, Imágenes,El manto y la corona, Los demonios y losdías, Fuegos de pobres— y lo que él llamaacercamiento a Coatlicue, amante de Coa-tlicue, por haber conseguido transfigurar

el idioma popular en fuerza original decreación.142

En medio de sus muchas encomiendas—como la del curso dictado en El ColegioNacional: “El sistema de las ideas y el testi-monio de la vida de fray Bartolomé de LasCasas”, en septiembre-octubre de 1966, olas actividades que desempeña en la Secre-taría de Educación Pública— y por las re-comendaciones muy específicas que ela-bora —como las que dirige a los escritoresjóvenes: “la necesidad de vivir intensa-

142

141 Agustín Yáñez, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii,pp. 254-260.

142 Agustín Yáñez, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix,pp. 81-88.

historia de la academia mexicana de la lengua

Concha Urquiza

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mente, de descubrirse a sí mismos en sutrabajo literario y en su mundo; de preve-nirse contra la idea de inspiración, forján-dose un oficio y el hábito de frecuentar lalectura de textos en español”—, AgustínYáñez recibe felicitaciones de la Academiaa través de José Ignacio Dávila Garibi ennoviembre de 1968, cuando se cumple elvigésimo primer aniversario de la publica-ción de su éxito Al filo del agua. Cuando sepresenta la disyuntiva para la Academia,según se anotó, para renovarle el cargo adon Francisco Monterde o nombrar a unonuevo, en la sesión ordinaria del 12 de ene-ro de 1973, el cómputo de la votación res-pectiva declara director al licenciado Yá-ñez.143 La toma de posesión del cargo tienelugar el viernes 26 del mismo mes.144

Tras proporcionar diferente rumbo a laAcademia al nombrar comisiones en ella,en realidad Agustín interviene directa-mente hasta el 22 de marzo de 1974, en quecontesta el discurso de recepción comoacadémico correspondiente a Ernesto Ra-mos Meza, con residencia en Guadalajara.En suplemento de Et Caetera de enero-marzo 1974 aparece publicado el ingresoque el nuevo académico lee con el título de“Enrique González Martínez”, donde el re-cipiendario estudia a este poeta desde elángulo de su profesión médica y su falsamuerte propalada en Sinaloa, de su prác-tica durante 17 años hasta abandonar Mo-corito y de la apertura de su nuevo univer-

so poético, azul, cobijado por el búho. Yá-ñez repasa en su respuesta el quehacer lite-rario de Ramos Meza y la lectura de suensayo, pieza en la que él proyecta lucesdesconocidas para mejor entender la per-sonalidad y la obra de quien fue uno de losmás claros varones de la Academia: su des-empeño como médico rural.145

María del Carmen Millán ingresa comoacadémica de número el 13 de junio de1975 con su discurso “Tres escritoras mexi-canas del siglo xx”, refiriéndose a MaríaEnriqueta Camarillo de Pereyra, Concha

143

143 AoAM del viernes 12 de enero de 1973. El actaestá firmada por Alí Chumacero como secretariodesignado para la sesión.

144 AoAM del viernes 26 de enero de 1973.145 Ernesto Ramos Meza, “Enrique González Mar-

tínez”, discurso de ingreso en la Academia Mexicanacorrespondiente de la Española, 22 de marzo de 1974;contestación por Agustín Yáñez, suplemento deEt Caetera, núm. 29, enero-marzo de 1974.

directores y secretarios

María Enriqueta Camarillo de Pereyra

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Urquiza y Rosario Castellanos; AgustínYáñez le contesta señalándole que “En suaño centenario, esta Casa instituye fechamemorable, al abrir sus puertas, por pri-mera vez, a una mujer. Nada lo impedía,ningún estatuto erigía valladar. El prece-dente queda roto… Fío en futuros votosque asocien a nuestras tareas la sensibi-lidad, los méritos y conocimientos deotras cultoras del idioma”, y sobre la in-gresante añadía el director: “con laborliteraria profusa en estudios, prólogos,

recensiones, es informadora y formado-ra, despertadora de vocaciones, institutrizde disciplinas… cofundadora y animado-ra de la revista Rueca, es responsable delos artículos acerca de literatura mexicanaen los Diccionarios de la literatura latino-americana”, y de las autoras de que Millánhablaba en su discurso, Yáñez dice en surespuesta: “las tres escritoras mexicanas,estrellas de igual constelación, en opues-tos, encontrados cauces, caudales, van adar al mismo mar de temporalidad y eter-nidad…”146

El año del centenario de la Academia nosólo incita, sino que obliga a Yáñez a pro-nunciar en la velada conmemorativa de lanoche del jueves 11 de septiembre de 1975en el Palacio de Bellas Artes sus palabras“La técnica literaria en la educación”, don-de hace un recuento de próceres de nues-tra literatura arropados por la corpora-ción desde su nacimiento, los cuales “consu ejemplo han enseñado el buen uso, lafidelidad, el afecto entrañable a la lenguaque nos ha sido dada como medio de co-municación intelectual y afectiva, esto es,precisión expresiva y modulación subjeti-va, emocional”. Las Academias —que nison pontífices ni ejercen dictadura— cui-dan el patrimonio-creación del pueblo,lo mantienen limpio, celan su vitalidad, lolibran de confusiones, lo enriquecen a com-pás de urgencias. En el coloquio celebradopara conmemorar el centenario académi-co, uno de los temas primarios es el relati-

144

146 Agustín Yáñez, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii,pp. 63-65.

historia de la academia mexicana de la lengua

Rosario Castellanos

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vo a la enseñanza del idioma, cuestión defervoroso enamoramiento: así lo dice Yá-ñez. El presidente Echeverría, presente, loconstata y aprueba.147

En 1976 Agustín Yáñez habla, el 27 demayo, en la inauguración del Centro Cul-tural José Martí, envolviendo el recuerdodel poeta,148 y el 10 de diciembre valoracon sus palabras a José Joaquín Fernándezde Lizardi, patriarca y profeta de las le-tras patrias, cuando la Academia le rindehomenaje durante una sesión pública,extraordinaria, destinada a conmemorarel segundo centenario de su nacimien-to.149 Días después, en vista de que losfamiliares de Martín Luis Guzmán decli-nan el honor de situar sus restos en laRotonda de los Hombres Ilustres —el de-seo era de la Presidencia—, el 23 de esteúltimo mes del año, en el Panteón Espa-ñol, sólo a manera de oración fúnebre, fijaAgustín unos cuantos rasgos del directorde la revista Tiempo por 35 años: fue, Mar-tín Luis, escuela de objetividad, concisióny buen uso del idioma, y en su haber secuentan al menos sus famosas interpreta-ciones La sombra del caudillo, El águila y laserpiente y Memorias de Pancho Villa.150

Antes, el 14 de mayo de 1974, al ser inhu-

mado Jaime Torres Bodet, Yáñez hizo elelogio fúnebre:

Los bronces de México y del mundo plañen

calamidad pública, porque al servicio de

México y del mundo consagró trabajos y

días, entendimiento y voluntad, este a quien

la patria confirma reconocimiento de hijo

esclarecido, asociándolo al coro ilustre…

Uno de sus más altos ministerios: el del trato

social, donde su tacto, su cordialidad, su don

de gentes, la oportunidad y fineza de su con-

versación eran perpetua enseñanza para

quienes disfrutaban su encuentro… Pirá-

mides y torres, domos y alminares, monta-

ñas de bienaventuranza claman responso-

rios. Como en el verso de Tirteo, resplandece

tu final morada y reina el doloroso sentir

de tu ausencia…151

Más tarde, 14 de mayo de 1977, una vezreelecto como director académico el 14 deenero de tal calendario por 22 votos apro-batorios,152 tócale a Yáñez pronunciar el“Pregón de San Isidro” en la Plaza Mayorde Madrid, según costumbre periódica delpueblo de Manzanares en la fiesta dedica-da al santo promotor de la lluvia, en laépoca en que ésta le hace falta al campo.153

145

147 Agustín Yáñez, “Centenario de la AcademiaMexicana”, discurso como director de la Academia Me-xicana, en la velada conmemorativa del primer cen-tenario de la corporación, la noche del jueves 11 deseptiembre de 1975, en el Palacio de Bellas Artes, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xxiii, pp. 19-23.Prácticamente, repetido en mecanuscrito, con fecha29 de enero de 1976.

148 Agustín Yáñez, “Martí”, discurso en la inaugu-ración del Centro Cultural José Martí, de la ciudadde México, el jueves 27 de mayo de 1976.

149 Agustín Yáñez, “José Joaquín Fernández deLizardi, patriarca y profeta de las letras patrias”.

150 Agustín Yáñez, “A Martín Luis Guzmán”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 223-224.

151 Agustín Yáñez, “A Jaime Torres Bodet”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp. 147-148.

152 AoAM del 14 de enero de 1977.153 Agustín Yáñez, “Pregón de San Isidro”, pronun-

ciado en la Plaza Mayor de Madrid el 14 de mayo, de

directores y secretarios

Page 147: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

De regreso entre nosotros, casi un añodespués, el 24 de febrero de 1978, en com-pañía del embajador de España en México,Luis Coronel de Palma, Yáñez preside lacelebración del milenario de la lengua;154

este mismo diplomático un año después,el 1° de febrero de 1979, le hará entrega aYáñez de la condecoración de la Gran Cruzde Alfonso X el Sabio.

Todavía el 10 de noviembre de 1978,Agustín Yáñez en el seno de la Academiaresponde el acceso a la corporación de

Alfonso de Alba Martín como miembrocorrespondiente, cuando éste lee “Lapastorela en Lagos”. En la respuesta con-cisa vuelve a la provincia y a una de sustradiciones pueblerinas, la de los díasprevios a la Natividad, pero más bien alconocimiento y reconocimiento de quienes su amigo, sin dejar de asentar que lapastorela es un “ramal primigenio dedrama y doctrina, con antecedentes me-dievales”.155

Descansa después en cierto modo, y lamuerte lo sorprende el 17 de enero de1980. Al día siguiente, en la Rotondade los Hombres Ilustres, Silvio Zavala yJosé Luis Martínez lo despiden por laAcademia, en tanto una avalancha de co-mentarios, informes periodísticos, re-señas, agobian el ambiente. Silvio hablaen representación de El Colegio Na-cional: como escritor concuerda en queYáñez “dirige su mirada, en varias ocasio-nes, al mar profundo de vidas y muertesque es la historia, para rescatar los mis-mos valores humanos que descubre en elhorizonte literario”. Bartolomé de LasCasas, Francisco Javier Clavijero, AntonioLópez de Santa Anna, Benito Juárez, elmaestro Justo Sierra, descubren sus secre-tos gracias a sus investigaciones minucio-sas. Yáñez no resulta insensible, además, alos aspectos necesariamente cuantitativosde las tareas educativas en nuestro país,como lo atestiguan sus iniciativas en ma-teria de transmisión por radio y televi-

146

1977, en Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 417-421.

154 AoAM del 24 de febrero de 1978.

155 Agustín Yáñez, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 196-199.

historia de la academia mexicana de la lengua

Pregón de san Isidro por Agustín Yáñez

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sión de las enseñanzas, en la difusión delibros al alcance de los maestros y estu-diantes mediante las series populares edi-tadas por la Secretaría de Educación Pú-blica, y el apoyo que dio a la organizaciónsiempre insuficiente de las bibliotecasescolares. Al perderlo físicamente —di-ce Silvio— estamos seguros de que susanhelos y sus obras van a perdurar.156

José Luis, a continuación, indica que, “alquedar cegada su vida, todos sus relievesy la profundidad de su significación” semanifiestan. Su vocación afirmativa, suhonrado afán para desentrañar la reali-dad y los problemas de México, esa feapasionada en la nobleza humana, esetemblor que sabe comunicarse ante la be-lleza, ese ancho amor por la vida, portodos los rostros de la vida, le da fuerzapara comprenderla y recrearla, y todosesos rasgos constituyen la grandeza y lapermanencia de su obra.157

La prensa no cesa de publicar referen-cias concretas a la vida de Agustín, peroquien más sensible parece —lógicamen-te— es su viuda, reflexiva, estrecha, honda,en su monólogo “Y yo me quedé sola,con los hijos tuyos y míos, Agustín”, apare-cido en El Universal.158 La Academia con-centra su recuerdo solemnemente, enpúblico, el 10 de julio de este año de 1980,mediante varios pasajes muy bien escritosde quienes lo han conocido a fondo: Adal-

berto Navarro Sánchez, María del CarmenMillán, Rubén Bonifaz Nuño, José LuisMartínez y Antonio Gómez Robledo. Elprimero de ellos recoge “Los primeroslibros de Yáñez”, en el que señala sus mé-ritos: lineamientos estructurales y acopla-miento de la palabra con el tema, conpolaridad de atracción y sensaciones sur-

147

156 Silvio Zavala, palabras pronunciadas a nombrede El Colegio Nacional en la inhumación de los res-tos de Agustín Yáñez, Rotonda de los Hombres Ilus-tres, 18 de enero de 1980. Homenaje del Centro deEstudios de México, Condumex, 1980.

157 José Luis Martínez, Palabras pronunciadas a

nombre de los Tres Poderes de la Unión en la inhu-mación de los restos de Agustín Yáñez, ibidem.

158 Miguel Reyes Razo, “Y yo me quedé sola, conlos hijos tuyos y míos, Agustín”, crónica en El Univer-sal, sábado 19 de enero de 1980.

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Al filo del agua por Agustín Yáñez

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gidas alguna vez como respuesta a la con-tingencia del vivir provinciano.159 Maríadel Carmen regula, asombrosa, “La trilogíade las novelas de la tierra, de AgustínYáñez”, donde cunde en el alma de Al filodel agua, La tierra pródiga y Las tierras fla-cas, llamadas en conjunto el ciclo de “Elpaís y la gente”. ¿Es aquí donde, bajo suhosca corteza, Agustín denota un espíritusensible, donde retoma los sobrenombresde el Callado, el Silencioso, el Huraño?Quien fue secretaria de la Academia quizálo dice todo en un párrafo: “Al filo del aguaes el resultado de un alarde de técnicadonde los recursos más modernos de lanovelística contemporánea han sido em-pleados sabiamente para trascender loslímites de una pequeña comunidad mexi-cana y dar a sus problemas particularescategoría universal”.160

La tierra pródiga está situada en el mo-mento en que México fortalece su procesode industrialización y, en consecuencia, seinicia la paulatina desaparición de los ca-ciques. En Las tierras flacas continúa elciclo y ofrece un análisis de los años quevan de la Intervención francesa a 1924. Porla oportunidad y frecuencia con que usalos refranes o dichos comunes entre losrancheros, constituye la obra de Yáñez unverdadero inventario de esa forma colo-quial de sabiduría popular.161 Rubén Bo-

nifaz Nuño explora a “Agustín Yáñez,maestro”, identificándolo por su pasión,tiránica exigencia de su sensibilidad y suinteligencia sobre el cabal conjunto de supersona de hombre:

Y como el golpe de un hacha, se me mete en

la cabeza el conocimiento de que él, con su

carne y sus huesos y sus nervios, y sus pen-

samientos y su sensibilidad y su sangre, está

muerto. Que la maldita muerte apagó su voz,

derrumbó su presencia de gigante. Que las

flamas que alumbraban atrás de aquel cora-

zón silencioso, dentro de aquella calavera

que lo contuvo todo, han cesado en el absur-

do sin resquicios.162

José Luis Martínez lo mira en “El ensayoy la crítica de Agustín Yáñez”, apreciandoque su obra novelesca la inicia, ya en laciudad de México, en la década de los cua-renta; lo recorre y concluye que la seccióncrítica y ensayística de su obra es un com-plemento, un apoyo reflexivo y crítico, desus ciclos novelescos, con los que enmarcaun ambicioso designio de abarcar la vidamexicana.163 Al final de este maratón li-terario, Antonio Gómez Robledo trata a“Agustín Yáñez, el hombre” como el “ami-go de sus amigos”, utilizando una frase desu propia cosecha: “Fuimos así educadosen un sentido rural de la existencia, tan

148

159 Adalberto Navarro Sánchez, “Los primeroslibros de Yáñez”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 329-336.

160 María del Carmen Millán, “La trilogía de lasnovelas de la tierra, de Agustín Yáñez”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 336-342.

161 Ibidem.

162 Rubén Bonifaz Nuño, “Agustín Yáñez, maes-tro”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 343-345.

163 José Luis Martínez, “El ensayo y la crítica deAgustín Yáñez”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 346-350.

historia de la academia mexicana de la lengua

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amplio, tan sano, tan fuerte y libre comola naturaleza, lejos de toda pequeñez, re-fractarios a todo ámbito confinado, a todamezquindad”.164

No quiero olvidar el análisis previo deErnesto de la Torre Villar aparecido comoensayo en la revista Razones del 28 de ene-ro al 10 de febrero de 1980, bajo el nombre“En recuerdo de Agustín Yáñez”, dondelo muestra paulatina, parsimoniosamen-te diríamos, en los encuentros que con élsostiene a través de sus enlaces literarios:descrito como de pocas palabras, pero dis-creto, hombre que impone respeto, recla-ma para

su valor intelectual y moral, su prestigio co-

mo escritor, los méritos que como gober-

nante y como secretario de Educación Pú-

blica tuvo su diáfana vida, el merecimiento

asignable de una posición honrosa en la que

pudiese servir más a la República… Como

fuerte y robusto fue su cuerpo, robustos y fir-

mes fueron sus ideales. Nunca ocultó su cre-

do trascendido por la cultura. Estuvo lejos de

toda demagogia, pero siempre mantuvo las

causas nobles y justas, combatió la opresión

y defendió la dignidad humana…165

Al año de desaparecido, 17 de enero de1981, el gobernador del estado de Jalisco,Flavio Romero de Velasco, rinde homenajea Agustín Yáñez en el Panteón Civil, des-

cubriendo el monumento erigido en sumemoria donde se advierte su busto va-ciado en bronce. Y a los tres años, 17 deenero de 1983, Alfonso Noriega desliza su“Oración en homenaje a la memoria deAgustín Yáñez en el tercer aniversariode su fallecimiento” en la Rotonda de losHombres Ilustres. Quien escribe “la novelamás armónica escrita en México en lo queva del siglo xx”, según Emmanuel Carba-llo, es alabado con

alegre y cordial recordación como incansa-

ble investigador del alma nacional, exaltador

de los valores propios de nuestra vocación

histórica, que está esperando desde siempre

su traducción y definición… ante la tenden-

cia extranjerizante que fue propia de una de

las generaciones más brillantes de nuestra

literatura —la de los Contemporáneos—,

supo resistir su poderosa influencia y, por

convicción propia, volvió los ojos a la reali-

dad nacional, al espíritu mexicano y dedicó

a ella su obra creadora…166

Manuel Alcalá como secretario perpe-tuo le comunica a la Real Academia Espa-ñola que en la sesión del 9 de mayo de 1985fue electo Arturo Azuela como académicode número para ocupar la silla xxx, vacan-te por el fallecimiento lejano de AgustínYáñez. Y el jueves 12 de junio de 1997, paracelebrar los 50 años de publicada su novela

149

164 Antonio Gómez Robledo, “Agustín Yáñez, elhombre”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 351-356.

165 Ernesto de la Torre Villar, “En recuerdo deAgustín Yáñez”, Razones, 28 de enero-10 de febrerode 1980.

166 Alfonso Noriega, “Oración en homenaje a lamemoria de Agustín Yáñez en el tercer aniversario desu fallecimiento”, Rotonda de los Hombres Ilustres,17 de enero de 1983, Centro de Estudios de Historiade México, Condumex, 1983.

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Al filo del agua, la sesión se viste de galacon los trabajos calurosos de los propiosacadémicos Arturo Azuela, José Roge-lio Álvarez y José Luis Martínez. ArturoAzuela explica en “Medio siglo de Al filodel agua” la extraordinaria musicalidad decada frase, cada fragmento, de la obra; susimágenes y sus sentimientos antagónicos:“frente a los rumores y las risas estabanlos llantos y los gritos; junto a la noble-za de la cantería aparecía la fachada máshumilde; arriba del pueblo sin fiestas seextendía un sol con su ejército de vibra-ciones…”167

Arturo Azuela comenta los capítulos“Canicas” y “El viejo Lucas Macías”; inter-preta a don Dionisio con sus santas cóle-ras, las fatigas cuaresmales, los celos depárroco y las imágenes de los jacobinostragacuras, en momentos en que el puebloestá mancillado por los atracos, el crimen,las vejaciones: “que en Al filo del agua po-demos vivir, recrear, sufrir, elaborar lospretéritos y los presentes de miles de pue-blos mexicanos, de todos los Méxicos quehasta ahora existen”; señala Azuela tam-bién que Al filo del agua, con su pueblo degente enclaustrada, de puertas y ventanasabsortas, con sus casas llenas de prejuicios,de sexos contenidos y oraciones sin tregua,es un texto narrativo que termina con elinicio de la Revolución, y que no sólo des-arrolla conflictos ciudadanos, sino coyun-turas históricas.168

José Rogelio Álvarez, persona quizá la

más interiorizada de Agustín Yáñez porhaber estado muy cerca de él, colecta

la riqueza y propiedad del lenguaje, el esce-

nario paradigmático, la minuciosa descrip-

ción del carácter de los personajes, el des-

arrollo en fuga del argumento y su condición

de parteaguas en la historia de la narrativa

mexicana del siglo xx… la vigencia, la ac-

tualidad de Al filo del agua radica en la per-

sistencia, quién sabe por cuánto tiempo más,

de los conflictos espirituales y políticos que

suscita la afiliación a un fundamentalismo

excluyente y el apego a una moral arcaizante

y coercitiva… ¿por qué no ha de ser cada

quien, como don Agustín en Jalisco, el ins-

trumento de que se valga la nación para rea-

lizar el ideal de justicia y pureza, inútilmente

perseguido por la decrépita revolución?…169

José Luis Martínez, sobre esta obra apre-ciada cada vez más cabalmente, concibeque Yáñez ataca por primera vez la novelacon una ambición extraordinaria: una yotra vez el lector se estremece ante la ver-dad interior de los personajes y ante lafuerza y la delicadeza con que van siendodesnudadas aquellas almas y los conflictosy duelos que padecen. Para Yáñez —y élmismo lo sostiene—, supuesto el persona-je y las circunstancias, se va desenvolvien-do la vida, se van recogiendo los diversosaspectos del destino y se van uniendo co-mo si hubiesen ocurrido en la realidad.José Luis cataloga el estilo como la preocu-

150

167 Arturo Azuela, “Medio siglo de Al filo delagua”, 12 de junio de 1997, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxvii, en prensa.

168 Ibidem.

169 José Rogelio Álvarez, palabras leídas en la Aca-demia Mexicana la noche del jueves 12 de junio de1997, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvii, enprensa.

historia de la academia mexicana de la lengua

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pación capital de Agustín: no como unejercicio retórico, sino como el empleo deun instrumento que debe ajustarse a unafunción precisa, a la expresión de una to-nalidad espiritual y al carácter de un per-sonaje o de un ambiente. La actitud decelo y de escrúpulo en la lucha con la pala-bra revela en Yáñez la aspiración de supri-mir todo lo que sea vacuo o falso, quedán-dose con lo que es elemento de expresiónauténtica. Según Antonio Castro Leal, ellibro viene a ser, sin proponérselo, la pre-sentación de un caso clínico en el campode la sociología.170

Como valora José Rogelio Álvarez, Agus-tín Yáñez causa revuelo en la novelísticamexicana con su parteaguas dado a cono-cer en 1947.

José Luis Martínez Rodríguez,decimocuarto director (1980-2003)

De pronto, nadie podría imaginar quequien resulta electo director de la Acade-mia Mexicana el 13 de noviembre de 1980—José Luis Martínez, en sustitución deAgustín Yáñez— permaneciera hasta lafecha en que esto se escribe en su sitio:más de 20 años de estar al frente de la cor-poración. Nacido él en Atoyac, Jalisco, el 19de enero de 1918, estudia medicina en lacapital durante el bienio 1938-1939, a la vezque filosofía y letras entre 1938 y 1943, sintomar en consideración la culminación de

sus estudios. Inquieto, siempre dispuesto aestar ligado con la literatura, desde 1940ejerce la docencia en la materia y, entreotras tareas, dirige las revistas Tierra Nue-va (1940-1942) y Rueca (1942-1952). Se ligaa la Facultad de Filosofía y Letras de launam con la cátedra de Crítica Literaria yLiteratura Mexicana del Siglo xx, en eta-pas largas que reconocen los periodos1949-1952 y 1959. Participa también con elFondo de Cultura Económica, y en granescala (1976-1987) en la edición facsimilarde la colección Revistas Literarias Mexica-nas Modernas. De su obra literaria, pro-funda, extensa y continua, sobrenadan Laobra de Enrique González Martínez, recopi-lación, biografía y bibliografía prologadaspor Antonio Castro Leal, edición de ElColegio Nacional en 1951; El ensayo mexi-cano moderno, introducción, selección ynotas, en dos volúmenes, publicado por elFondo de Cultura Económica en 1958; Ne-zahualcóyotl: vida y obra, con una primeraedición en 1972 y después otras varias; Pa-sajeros de Indias. Viajes transatlánticos en elsiglo xvi, de Alianza Universidad, Madrid,premio Cultura Hispánica, 1983; y HernánCortés, exquisito por su detalle, de 1990,acompañado por los Documentos cortesia-nos, en cuatro volúmenes, publicados en-tre 1990 y 1992. Lo anterior, incorporadonaturalmente a un recuento de cargos aca-démicos o señalamientos públicos, entrelos cuales destacan los siguientes: directorgeneral del Instituto Nacional de Bellas

151

170 José Luis Martínez, “En el cincuentenario deAl filo del agua”, en Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxvii, en prensa.

directores y secretarios

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Artes, 1965-1970; cronista de la ciudad deMéxico, 1975-1986; y director general delFondo de Cultura Económica, 1976-1982,sin olvidar naturalmente su desempeñoque nos concierne en cuanto director de lacorporación de la cual tratamos. Dentrode la política, dos veces diputado por Jalis-co, 1958-1961 y 1982-1985, y dentro de ladiplomacia, fue embajador en Perú, 1961-1962; en la unesco con sede en París, 1963-1964; y en Grecia, 1971-1974. En cuanto agalardones, ha logrado múltiples, los máscelebrados: Premio Nacional de Literatura1980; Premio Internacional Alfonso Reyes1982; Premio Rafael Heliodoro Valle en elcampo de las letras, en 1991; miembro de laAcademia Mexicana de Historia, en 1993;IX Premio Internacional Menéndez Pela-yo, en 1995; y doctor honoris causa por launam, en 1996.

En relación con su ingreso a la Acade-mia, a la muerte de Antonio Mediz Bolioel 15 de septiembre de 1957, ocupante de lasilla iii en la corporación, Alberto MaríaCarreño como secretario perpetuo, el 18 defebrero de 1958, les comunica a los miem-bros numerarios que 10 días después, el 28del mismo mes, debe tener lugar la prese-lección de un solo candidato para susti-tuirlo. En dicha fecha, los ocupantes de lassillas xxvii, xxxiv y xxxvi, AntonioGómez Robledo, Francisco González Gue-rrero y Octaviano Valdés, respectivamente,proponen a José Luis Martínez, anexandosu curriculum vitae. La elección no tienelugar el día señalado por ser viernes deDolores; diferida la sesión hasta el 11 de

abril siguiente, el 12 la secretaría le comu-nica que “ha sido electo en la sesión de lavíspera” y que, para corroborar su nom-bramiento, debe dar lectura a su discursode admisión en el plazo de seis meses. Nose crea que la votación resulta unánime:hay quienes proponen, como otros candi-datos, a Miguel Darío Miranda, RodolfoUsigli, Alfonso Teja Zabre y al general Ma-nuel Torrea. Empero, su aprobación inclu-ye firmas tan selectas como las de AlfonsoReyes, Genaro Fernández MacGregor, Mar-tín Luis Guzmán, Ignacio Dávila Garibi,Isidro Fabela, Mauricio Magdaleno, Joséde Jesús Núñez y Domínguez, Julio Torri,Agustín Yáñez, Nemesio García Naranjo,José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet, Fran-cisco J. Santamaría, Jesús Silva Herzog,Francisco Monterde, el secretario AlbertoMaría Carreño y los proponentes. Desdeluego, él se apresura el 14 a darse por ente-rado del “inmerecido honor” concedido:así se lo hace saber a Alfonso Reyes, a lasazón director de la Academia.171

José Luis Martínez prepara como dis-curso de ingreso un estudio sesudo sobrela personalidad y la obra de José MaríaVigil, cuarto director de la Academia, his-toriador, autor del tomo v sobre la Refor-ma en la publicación reconocida México através de los siglos, dirigida por VicenteRiva Palacio. Por algún motivo desconoci-do, su discurso no le satisface del todo y eltiempo permitido para dar a conocer sutrabajo de ingreso se vence. El 9 de marzode 1959, cuando se le ha urgido porque yase ha cumplido hasta con una prórroga,

152

171 AoAM respectivas, de la Academia Mexicana…

historia de la academia mexicana de la lengua

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admite que, “con el propósito de cumplircon las prevenciones del artículo 24 delEstatuto académico”, trabaja sobre un nue-vo tema, definitivo para cubrir su discursode ingreso.172 El resto de este año transcu-rre entre la lejanía de José Luis fuera delpaís, la espera “desesperada” de AlbertoMaría Carreño, que desea urgir el com-promiso, y la designación de quién será elacadémico “de respuesta”. Las situaciones,

definidas, dan paso a la lectura, el 22 de abrilde 1960, del escrito intitulado “De la natu-raleza y carácter de la literatura mexicana”,y Agustín Yáñez contesta el ingreso.173

José Luis fragmenta el motivo en los te-mas capitales que él anuncia como “Natu-raleza de la literatura mexicana” y “Enbusca del carácter de la literatura mexica-na”. Dentro del primer párrafo acomete lastres grandes épocas de nuestra historiaclásica: la indígena o prehispánica, la colo-nial y la del México independiente; enfocael asunto y sus problemas y, para la etapafinal, reseña las peculiaridades de los pe-riodos 1810-1880 y 1880-1960, aclarandoque “la apreciación panorámica de las ex-presiones literarias de nuestra época mo-derna nos llevan fácilmente a la convic-ción de que, en su conjunto, han sido lasmás fértiles e importantes de nuestra lite-ratura”.174

En el segundo párrafo José Luis nos pro-yecta hacia los rasgos comunes que dancohesión a las diferentes épocas de la lite-ratura mexicana, hacia la significación quepara nuestra literatura tiene la bifurcaciónde sus tradiciones culturales, hacia nues-tro carácter literario propio y analiza enqué sentido nuestra literatura ha sido ex-presión de México. Concluye que

las obras maestras de ésta, nuestra literatura,

han surgido lo mismo en la lírica que en la fic-

ción narrativa o dramática y en el ensayo…

153

172 Ibidem.173 Ibidem.174 José Luis Martínez, “De la naturaleza y carácter

de la literatura mexicana”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xvii, pp. 226-253. También, en síntesis:

Enrique Cárdenas de la Peña, “Un suspiro: la tramade José Luis Martínez en la Academia Mexicana”, pp.6-7, lectura en la sesión del jueves 26 de agosto de1999.

directores y secretarios

De la naturaleza y carácter de la literatura

mexicana por José Luis Martínez

Page 155: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ciertamente, nuestra novela, nuestro teatro y

nuestra poesía son a su manera, otra historia

más profunda y más rica de México y, sin su

conocimiento, ignoraríamos el latido huma-

no, y en ocasiones, el revés de la historia.175

Agustín Yáñez ampara el rigor fiel de lasletras de José Luis, calificando su intencióncon el nombre estricto y exacto de voca-ción; retoma su alboral poesía, recapitulasobre su entrevista dialogada con XavierVillaurrutia, la crítica a Muerte sin fin deJosé Gorostiza, la nota intitulada “PaulValéry”, y confirma el carácter fecundo,sugerente, de la crítica profesada por quienes bienvenido a la casa de la palabra.176

José Luis Martínez, suma presencia yesencia en la Academia. De 1962 a 1980 en-garza al menos nueve apariciones, deleitan-do al público con su inspiración y sapien-cia antes de alcanzar el cargo supremo dela corporación. El 28 de septiembre de 1962,durante la ceremonia-homenaje a la memo-ria de los finados Alfonso Reyes, Julio Jimé-nez Rueda y Artemio de Valle-Arizpe, entanto preside Francisco Monterde, ManuelGonzález Montesinos diserta sobre Julio, yJosé María González de Mendoza hace lopropio sobre Artemio, él resuelve sintéti-camente “Los ciclos en la obra de AlfonsoReyes”. Hemos dicho ya, pero convienerepetirlo, que divide la obra de “el lujo yorgullo de las letras mexicanas”, de quien“nada doblegó ni nada distrajo su fideli-

dad a la inteligencia y al oficio, a la dig-nidad y a los deberes del escritor”, en dosperiodos de intenso trabajo intelectual, se-guidos de otros tantos de descanso y diva-gación, en un caso, y de recolección y orde-namiento final en el otro. Años primeroshasta 1914 en Monterrey y México, década1914-1924 en Madrid —su mejor periodode creación—; lapso 1924-1938, años de losmás felices, mundanos y un poco despreo-cupados; 1939-1950, cumbre de su madu-rez intelectual, trabajo de sabio y huma-nista —creación del Alfonso de sus amigosy el Reyes de sus lectores—; y etapa final,1951-1959, de cosecha postrera. AlfonsoReyes muere el 27 de diciembre de 1959,según dijimos, y su homenaje académicoresulta tardío.177 Al nonagésimo aniversa-rio de la fundación de la Academia, JoséLuis escoge el tema de “Los críticos de laliteratura”, amalgamándolos con los his-toriadores: “críticos han sido, en algúnmomento, la mayoría de nuestros escrito-res”.178 Luego, el 29 de septiembre de 1967,en el Teatro Degollado de Guadalajara, enla conmemoración del centenario del na-talicio de Victoriano Salado Álvarez, parti-cipa con su ensayo “Don Victoriano Sala-do Álvarez, narrador crítico”, en el querevela que en sus Episodios nacionales con-junta este autor plenitud, seguridad, em-pleo con soltura de los recursos de la retó-rica, gracia, templanza en el humor y raralucidez en su composición literaria.179

154

175 Ibidem.176 Agustín Yáñez, “Contestación al anterior dis-

curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii,pp. 254-260; Enrique Cárdenas de la Peña, ibidem.

177 Enrique Cárdenas de la Peña, art. cit., p. 8.

178 Ibidem, p. 9; Memorias de la Academia Mexica-na, tomo xx, pp. 91-92.

179 Ibidem, p. 10; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xx, pp. 219-228.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 156: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Tras su regreso como embajador de Mé-xico en Grecia (1972), el 22 de noviembrede 1974 responde el ingreso de IgnacioBernal y su discurso intitulado “Arqueolo-gía ilustrada y mexicanista en el siglo xviii”con su opúsculo “La obra de Ignacio Ber-nal”, donde considera que el recipiendario“vislumbra el mundo remoto que estudiacon minucioso conocimiento, pero tam-bién con entusiasmo, con amor, y con hu-mor e ironía si vienen al caso”.180 Un añodespués, 25 de julio de 1975, recibe a SergioGalindo con su “Bienvenida a SG”, dondeexpresa la magia del autor de El hombre delos hongos: “ficción que seduce, calor hu-mano hacia la comprensión de las com-plejidades y los móviles, hacia las pasionesy la angustia de sus personajes”.181 A lamuerte del tabasqueño Carlos Pellicer, enla oración fúnebre, breve y sentida, del 17de febrero de 1977, titulada precisamente“En la muerte de Carlos Pellicer”, Martí-nez se detiene a vibrar con la nota poética,alegre y festiva, donde “brillan los nom-bres de las cosas, aparecen diáfanas laspalabras y cobran los matices una existen-cia prodigiosa”.182 En 1978, el 8 de septiem-bre, continúa con lo que él nombra “Algu-nas notas sobre el estilo de Sahagún”; allí

concluye que fray Bernardino “acaba es-cribiendo en castellano con un estilo muysemejante al que había aprendido de la-bios de sus antiguos informantes”.183 Muer-to Agustín Yáñez el 17 de enero de 1980—según hemos referido—, al día siguientepresenta su escrito “Homenaje a AgustínYáñez”, donde sintetiza su obra: “resaltanallí la provincia, los valores comunales eindividuales, las creaciones del arte y delespíritu, el esplendor o el desamparo de lanaturaleza, en contrapunto entre visionesoscuras y afirmativas donde intercala ladenuncia airada, el escepticismo y la iro-nía”;184 y el 10 de julio inmediato, comoparte de un programa múltiple, da a cono-cer su trabajo “El ensayo y la crítica deAgustín Yáñez”, en que manifiesta “el vigororgánico que preside toda la obra de Yá-ñez”.185 Ese mismo año, el 23 de octubre,contesta el trabajo de ingreso de SalvadorElizondo, catalogado como “Regreso a ca-sa”, del que dice que es “sitio de ambientesalucinantes en los que se entrecruzan elerotismo y el horror, de sutiles paradojassobre la condición del tiempo y de esce-narios y personajes cuya ambigüedad lesconfiere un prestigio turbador”.186

Ya en ese momento está próxima la

155

180 Ibidem, p. 11; Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxii, pp. 26-30.

181 Ibidem, p. 12; Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxii, pp. 86-89.

182 Ibidem; Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 225-227. Un pequeño estudio previo queedita, leído el 23 de julio de 1976, se refiere a “Doscuestiones literarias”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxiv, pp. 378-386.

183 Ibidem, p. 13; Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxiv, pp. 387-390.

184 Ibidem, p. 14; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxiv, pp. 228-229. Las llama: “Agustín Yáñez,promotor cultural”.

185 Ibidem, pp. 14-15; Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxiv, pp. 346-350.

186 Ibidem, p. 16; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxiv, pp. 215-219. Memorias de la AcademiaMexicana, pp. 365-366, también publican sus palabrascuando le es entregado el Premio Nacional de Letras,1980, donde insiste sobre su “acumulación y persis-tencia”.

directores y secretarios

Page 157: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

fecha en que debe someterse a votación lacandidatura de elección para nombrar elnuevo director de la corporación. La fechallega. El 28 de octubre el secretario solicitala asistencia de los académicos para queconcurran el jueves 13 del siguiente no-viembre, y allí emitan los votos respecti-vos. José Luis es elegido gracias a la sumade 19 votos de académicos presentes, tresenviados por correo y cuatro consideradosanónimos, en total 26. Hasta el momentoen que se escribe esta historia, se reeligecada cuatro años, la última ocasión el 9 denoviembre del año 2000: sigue en la bre-

cha.187 Como ocupa su tiempo en andaresdiferentes, igual que en 1981 promueve laedición conjunta entre la Academia y elFondo de Cultura Económica del estudiode los hongos mexicanos reunidos por Jo-sé Juan Tablada en tres carpetas con texto,láminas e ilustraciones, y en 1982 trabajasobre sus Pasajeros de Indias… es hasta el 12de enero de 1984 cuando reúne las “Pala-bras preliminares en la sesión pública de laAcademia Mexicana en conmemoraciónde sus miembros desaparecidos MiguelAlemán Valdés, Gonzalo Báez Camargo,Salvador Azuela y Francisco Fernández delCastillo”: simplemente apunta en este tex-to remembranzas escuetas sobre los au-sentes, y postula que “la vida es renova-ción: otras flores, otras esperanzas y otrosempeños tomarán nuestro lugar, y la viday la tarea que nos une proseguirá”.188

Ya en 1985, el 28 de febrero condensa suslíneas “En memoria de Francisco Monter-de”; ahí habla de Monterde como hombrecortés, suave, terso de alma, de conducta yestilo, maestro ante todo, crítico honestoy ponderado, “respetuoso de sí mismo:prefiere iluminar y servir en su campo, sinatropellar a nadie, sin reclamar honoresni privilegios”.189 Después, el 25 de sep-tiembre de 1986, resuelve la “Bienvenida aArturo Azuela”, novelista como su ilustreabuelo. Elabora Martínez ese mismo añosu trabajo Historia y novela. Cinco ejem-plares mexicanos.190 Y el 12 de febrero de

156

187 Ibidem, p. 17.188 Ibidem, p. 18; Memorias de la Academia Mexi-

cana, t. xxv, pp. 306-307.189 Ibidem, p. 19; Memorias de la Academia Mexica-

na, t. xxv, pp. 245-246.

190 Ibidem, pp. 19-20; Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxv, p. 152.

historia de la academia mexicana de la lengua

Leopoldo Solís

Page 158: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

1987 vuelve a un programa múltiple, don-de deslinda la “Apertura de la sesión públi-ca en homenaje a los académicos desapa-recidos en 1986”; ellos son Juan Rulfo, JoséFuentes Mares, Mauricio Magdaleno yJesús Guisa y Azevedo.191

En el mismo 1987 José Luis da la bienve-nida a tres académicos más: el 23 de abril,con sus palabras “Para recibir en la Acade-mia Mexicana al doctor Ruy Pérez Tama-

yo”, da la respuesta al trabajo de ingreso aeste médico-escritor; el 14 de mayo, con“En la recepción de Héctor Azar”, saludacomo académico a quien es más que nadaautor teatral,192 y el 20 de agosto recibe aLeopoldo Solís, conocedor del lenguaje y elpensamiento económico. De 1988, recorda-mos la entrega que en Zacatecas se le hacede la medalla Ramón López Velarde en elTercer Encuentro de Poetas del MundoLatino; y es de ese año también su investi-gación acerca de algunas voces nuestras,entre ellas Tapatío. A continuación, en1989, el 26 de mayo, habla en el homenajeal jurista Alfonso Noriega Cantú, ocupan-te de la silla xxii y tesorero de la corpora-ción, destacando sobre todo su trabajorelacionado con el derecho de amparo;193

el 20 de julio recapacita una vez más acercade Alfonso Reyes, cuando se conmemoraun siglo de su nacimiento; y el 31 de agostotoma la palabra en el “Homenaje de laAcademia Mexicana en el centenario deJulio Torri”, escrito en el que admite que

la prosa de quien se recuerda no se deforma

ni su poesía se aplana, sino que una y otra

mantienen sus condiciones esenciales, la

sobriedad del paso y el efluvio secreto: por

una necesidad profunda, su temperamento

lírico prefiere la comunicación llana y el rit-

mo secreto de una prosa no exenta de los

prestigios de la poesía.194

157

191 Ibidem, p. 20; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxv, pp. 330-331.

192 Ibidem, p. 21; Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxv, pp. 175 y 193, respectivamente. También t. xxv, pp. 216-217, para recibir en la Academia Mexi-cana al maestro Leopoldo Solís, cuyo tema de ingre-

so concreta “El lenguaje y el pensamiento econó-mico”.

193 Ibidem, p. 22; Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxvi, pp. 329-330.

194 Ibidem, p. 23; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxiv, pp. 369-371.

directores y secretarios

Caricatura de Jesús Guisa y Azevedo por Freyre

Page 159: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Más cerca, aparte de las intervencionesbreves que realiza al recibir diversas distin-ciones, responde con todo cuidado el tra-bajo de ingreso de José Rogelio Álvarez,sustentado el 20 de febrero de 1992 sobre“El ‘Diccionario Universal’ de Orozco yBerra”; a este nuevo académico le brindaMartínez una “Bienvenida a la AcademiaMexicana”. En ella el autor repasa a lasvolandas la monumental tarea de la Enci-clopedia de México: “trabajo de compila-ción y no de creación, difícil y modesto,laborioso más que brillante”, y recorre lasenseñanzas que le brindaran, cada unoen su momento, Martín Luis Guzmán yAgustín Yáñez en el método y la exigenciadel estilo.195 Quizá influido por el repa-so del Diccionario Universal de Orozco yBerra, José Luis nos acerca luego, el 26 denoviembre de 1994, a un “Homenaje a donJoaquín García Icazbalceta”, al cumplirse elprimer centenario de su muerte, personajeíntimamente ligado a la Academia comomiembro numerario, primer secretario ytercer director.196

La labor de José Luis Martínez en el se-no de la corporación, profusa y continua-da, no se concreta únicamente al cuidadode las labores periódicas que se van dis-tribuyendo a lo largo de las sesiones. In-terviene en el cuidado y aseo permanentede la casa-recinto de la Academia, en eldesarrollo y la colaboración que requie-ren los congresos de Academias de laLengua —sobre todo el xi, celebrado enPuebla de los Ángeles del 15 al 19 de no-

viembre de 1998—, y en dos esfuerzoscimeros: la publicación del Diccionario demexicanismos y la formación y arranquede la tantas veces anhelada Fundación deAmigos de la Academia, motivos ambosque aquí deberemos tratar en capítulosfuturos.

Vayamos ahora a los secretarios acadé-micos. En los años 1946-2000, que abarcanuestro estudio, figuran ocho secretarios:los visitaremos brevemente.

Darío Rubio,octavo secretario (1931-1952)

Nacido en Mineral de La Luz, Guanajuato,el 8 de diciembre de 1878, Darío Rubio Lo-zano estudia en su estado y completa suformación lingüística como autodidacta,interesado sobre todo en la paremiología,esto es, el tratado de los refranes y los girospopulares. Servidor público, labora en va-rias empresas, además de en el NacionalMonte de Piedad. Colabora en ciertas pu-blicaciones periódicas, generalmente usan-do algún seudónimo, el más conocido deellos Ricardo del Castillo. De sus libros serecuerdan: Los llamados mexicanismos de laReal Academia Española, de 1917; Nahua-tlismos y barbarismos, con prólogo de Joséde Jesús Núñez y Domínguez, de 1919; Laanalogía del lenguaje en la América espa-ñola, en dos tomos, de 1925; El lenguajepopular mexicano, de 1927; El libro y el pue-blo, de 1931; y Refranes, dichos y dichara-

158

195 Ibidem, p. 24; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxvi, pp. 88-91.

196 Ibidem, p. 25; Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxvi, pp. 392-398.

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Page 160: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

chos, de 1937. En total, parece ser que al-canzó a escribir 17 libros.

La Academia recibe a Rubio como co-rrespondiente el 23 de octubre de 1918; sedice en el acta: “tomó votación secreta so-bre la proposición hecha a favor del señordon Darío Rubio para académico corres-pondiente. El señor Rubio resultó nom-brado por la unanimidad de 7 votos”.197

Siete años después, el 18 de febrero de 1925,pasa a ser de número, nombramiento quela Real Academia Española ratifica el 13 demarzo inmediato. En la sesión del 6 de ju-lio de 1927 se hace mención de que tiene yapreparado su discurso de ingreso y, en efec-to, el 20 de tal mes lee “El castellano ha-blado en México” en el Paraninfo de la Uni-versidad de México. Federico Gamboa esentonces el director de la Academia; Victo-riano Salado Álvarez, el secretario perpe-tuo. El programa, curiosamente, titula eltrabajo “El lenguaje popular mexicano”,como se le reconoce;198 pugna allí Daríopor convencer que

al sonar juntos por primera vez en tierra

azteca el náhuatl y el castellano, no hubo,

desde el punto de vista meramente filológi-

co, lucha alguna entre los dos idiomas: el

choque de ellos puso de manifiesto para los

conquistadores la imperiosa necesidad de

una rápida comprensión; obtenida ésta, que

era no sólo necesaria, sino indispensable,

salvado el escollo de la falta de inteligencia,

esto de cualquier modo, como fuera más

fácil, los dos idiomas quedaron en sus res-

pectivos campos sin preocuparse ninguno

de los dos por alguna fusión, por algún amal-

gamamiento…199

Aboga, también, Rubio por los mexica-nismos y ejemplifica con refranes.200 Leresponde Victoriano Salado Álvarez re-cordando que Darío sucede en el sillóna Francisco Sosa.201 Para entonces ya esconocido en España por el envío que En-rique Fernández Granados ha remiti-do en 1919 de dos ejemplares de su pro-ducción Nahuatlismos y barbarismos, dadoa luz con el seudónimo de Ricardo delCastillo.

159

197 AoAM del 23 de octubre de 1918.198 Darío Rubio, “El castellano hablado en Mé-

xico”, Memorias de la Academia Mexicana, t. x, pp.214-236.

199 Ibidem, p. 219.

200 Ibidem, pp. 230-236.201 Victoriano Salado Álvarez, “Respuesta al ante-

rior discurso”, Memorias de la Academia Mexicana,t. x, pp. 237-245.

directores y secretarios

Darío Rubio

Page 161: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Darío Rubio firma ya el acta del 14 deenero de 1931 como secretario perpetuo,202

y así continúa hasta su muerte, ocurridaen la ciudad de México el 21 de enero de1952. En 1940 entrega un sobretiro de labibliografía de obras filológicas escritas enla nación mexicana o que se refieren a lalengua en México, trabajo combinado conRaymundo Sánchez, inscrito en la Memo-ria del Segundo Congreso Internacionalde Catedráticos de Literatura Iberoameri-cana llevado a cabo en Los Ángeles, Cali-fornia. Años después redacta “El lenguajey los errores de Cervantes según sus co-

mentadores”, donde diestramente trata eltema, haciendo gala de lo que Hartzen-busch comenta en su edición de 1876:

El Quijote es el libro más popular de los

españoles; todos lo leemos, todos lo estudia-

mos, y se emplean a cada paso en la conver-

sación, como proverbiales, las expresiones

que su lectura nos ha dejado impresas en la

memoria. Ninguna obra por consiguiente

puede tener más influencia en la formación

del gusto literario en España; ninguna goza de

igual proporción para dar la ley al lenguaje.

Pero este escrito, que tan alto y justo concep-

to merece, no es una producción intelectual

meditada con prolijo detenimiento y escru-

pulosamente limada; es una inspiración feli-

císima, trasladada al papel con prisa, con

afán de llevarla a cabo, y sin volver la vista

atrás para mirar lo que iba hecho: es un bo-

rrador, un bosquejo de primera mano, con

harta más valentía y frescura por cierto que

otros mil cuadros bien concluidos. Cervan-

tes escribió la novela del Ingenioso Hidalgo

siendo viejo y pobre, falto de memoria y de

libros; por eso la parte erudita del Quijote es

tan inexacta…203

Trabaja Rubio como secretario de la Aca-demia, hasta los últimos días de su vida,con afán incansable y rigor juvenil. Dejainédito un Diccionario mexicano geográfico,histórico y vulgar, sin duda el más impor-tante y monumental de sus trabajos litera-rios. Cuentista de anécdotas, en su entierroes recordado en oración fúnebre elaborada

160

202 AoAM del 14 de enero de 1931.203 Darío Rubio, “El lenguaje y los errores de Cer-

vantes según sus comentadores”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xii, pp. 24-33.

historia de la academia mexicana de la lengua

Enrique Fernández Granados

Page 162: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

por Agustín Aragón.204 Y quien nos lo pintaen relación con su empeño y su presencia esCarlos González Peña en El Universal deljueves 31 del mismo mes de enero de 1952:

tarea de benedictino que busca y rebusca,

que colecciona, que se encierra, que exami-

na, que compulsa. Cada una de sus páginas

representa meses, años de trabajo. Todo está

allí clasificado, definido, seleccionado. Y en

todo rebosa y se advierte lo que en Darío

Rubio fue pasión: el amor a la lengua, el ím-

petu por depurarla y enriquecerla. Un gran

obrero de la lengua castellana que no cono-

ció el cansancio… Alto, flaco, claro el mirar

de sus ojos amarillos, tenso y después alicaído

el bigote gris, un tanto encorvado, y en movi-

miento vivaz, siempre en los labios la frase

afectuosa y en abrazo pródigo. En su juven-

tud, según se cuenta, alardeaba de poseer

una fluida voz de tenor. Cruel enfriamiento,

por desdicha, lo dejó ronco para toda la vida.

En su continente, ya que no en sus modos,

había algo de militar. Alguien solía llamarlo,

bromeando, “mi coronel”…205

José María González de Mendoza rema-ta, en “La obra lexicográfica de DaríoRubio”, diciendo que “en nuestro país [Ru-bio] resume la sabiduría y la malicia popu-lares… dice las verdades, se burla fina-mente de quien yerra con suficiencia, perosu mexicana cortesía lo mueve a salvar enuna nota de cuanto pudiera resultar hi-riente, la susceptibilidad del autor refuta-do… como erudito filólogo hace laborduradera y gana para su nombre merecidaperennidad…”206

Alberto María Carreño,noveno secretario (1952-1962)

Vida muy complicada, pero muy comple-ta, la que como recuento puede instituirseacerca de Alberto María Carreño, novenosecretario de la Academia Mexicana co-

161

204 Agustín Aragón, “En el entierro de DaríoRubio”, Cementerio Español del Distrito Federal,martes 22 de enero de 1952.

205 Carlos González Peña, “Darío Rubio”, El Uni-versal, jueves 31 de enero de 1952.

206 J. M. González de Mendoza, “La obra lexico-

directores y secretarios

Alberto María Carreño

Page 163: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

rrespondiente a la Española. Nacido enTacubaya, Distrito Federal, el 7 de agostode 1875, hijo de Santiago Carreño y de So-ledad Escudero, recibe el nombre de Caye-tano Alberto María de la Trinidad. Doscentros de instrucción dejan huella en suformación: el Seminario Conciliar de Mé-xico y la Escuela Superior de Comercio yAdministración. En el primero afianza sudedicación histórica al lado del canónigoVicente de P. Andrade; en la segunda, si-tuada por aquel entonces en lo que era elHospital de Terceros, después actual edifi-cio de Correos, recibe ideas liberales arrai-gadas de parte de convencidos positivistascomo Alfredo Chavero, Joaquín Casasús,Justo Sierra y, más tarde, Ezequiel A. Chá-vez y Alfonso Pruneda. “A diferencia dequienes hacen del odio una doctrina, amatodo lo bueno que hay en las dos grandes yfuertes raíces de nuestra nacionalidad, lahispana y la indígena, y las defiende conardor: ante todo, es mexicano.”207

Escribe muy pronto temas económicosen sus inicios, y principalmente teóricosdespués, desde que como secretario deJoaquín Casasús, embajador de México enWashington, se orienta y acostumbra averse envuelto por papeles ligados al pasa-do. En este terreno, en 1911, resulta ayu-dante de quien representa a nuestro paísen el largo, interminable litigio con los

Estados Unidos de América sobre El Cha-mizal. Tantos llegan a sumar los escritosde Carreño, de diversa índole, que en 1939lo harán imprimir sus Obras completas en24 volúmenes, arreglados éstos con probi-dad literaria, sendos prólogos e índicesanalíticos. Para soportar los eternos cam-bios de rumbo, toma abrigo en dos corpo-raciones que lo acogen: la Academia Mexi-cana de la Historia, de la cual es directordesde 1958 hasta su muerte, y la AcademiaMexicana correspondiente de la Española,dicha de la Lengua. Hay quien dice queson tres sus afanes o pasiones: la historia,el magisterio y España. Entre libros, ar-tículos, folletos y demás, alcanza un montode 400 o más publicaciones de toda índo-le. Miembro de la Sociedad Mexicana deGeografía y Estadística, descubre entre suspapeles el manuscrito del mexicano frayMiguel de Guevara, y su investigación ter-mina probando a Guevara como el ver-dadero autor del soneto clásico “No memueve mi Dios para quererte…”, de saborhondo, excepcional. Ese estudio lo conducedespués a otras apuntaciones, publicadascomo Joyas literarias del siglo xvii encon-tradas en México. También es iniciador delInstituto Cultural Hispano Mexicano.208

Otros realces en la vida de Alberto Ma-ría son éstos: haber sido secretario del ar-zobispo de México, Pascual Díaz, de 1929 a

162

gráfica de Darío Rubio”, El Universal, lunes 31 demarzo de 1952.

207 Francisco Fernández del Castillo, “Semblanzade don Alberto María Carreño”, sesión del 14 de di-ciembre de 1962 en la Academia Mexicana…

208 José Rogelio Álvarez, “Alberto María Carre-ño Escudero”, Enciclopedia de México, 3ª ed., t. 3,

pp. 1378-1379. Abel Tirado López. Maestro AlbertoMaría Carreño, “Monumento de ciencia y modestiaincomparable. Inagotable labor de un hombre quenació en 1875”, en Zócalo, viernes 3 de diciembre de1954; artículo sin autor: “Alberto María Carreño,escritor infatigable”, en Mexicano, 12 de abril de 1961.

historia de la academia mexicana de la lengua

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1935, e intermediario en los conflictos en-tre el Estado y la Iglesia durante los regí-menes de Plutarco Elías Calles, EmilioPortes Gil y Pascual Ortiz Rubio, con unaintervención manifiesta en los arreglos de1929; haber actuado como decano en laEscuela Superior de Comercio y Adminis-tración, donde desde alumno llega a serbibliotecario, prefecto, maestro, subdirec-tor y director; Carreño declara alguna vezsobre su actividad docente: “mi mayorsatisfacción es no haber encaminado erró-neamente a mis discípulos: los llevé por elcamino del deber…”; el haber descubiertoen 1947 el lugar de enterramiento de loshuesos de Hernán Cortés; el rendir esemismo año un dictamen sobre la autenti-cidad de los restos de los Niños Héroes; elsalvar el Lienzo de Jucutácato, códice taras-co; y el haber dirigido el Archivo de Porfi-rio Díaz, del cual se publicaron 30 volú-menes durante el periodo 1947-1961. Paraél, la historia de México debe entendersecomo feliz síntesis lograda por el caminodel mestizaje.209

De sus obras, resaltan la citada como Jo-yas literarias del siglo xvii encontradas enMéxico, de 1915; México y los Estados Uni-dos de América, de 1921; El arzobispo deMéxico, Excmo. Sr. don Pascual Díaz, y elconflicto religioso, de 1943; Los Niños Héroes,de 1947; Fray Juan de Zumárraga; teólogoy editor, humanista e inquisidor, de 1950;La diplomacia extraordinaria entre Méxicoy los Estados Unidos, en dos volúmenes,aparecido en 1951; La Real y Pontificia Uni-

versidad de México, 1536-1865, de 1962; y LaEspaña que yo vi, de 1977. En forma inde-pendiente de su labor como secretario enla Academia Mexicana, se ocupa de la re-dacción-formación de los tomos vii y viiide las Memorias, destinados uno a la histo-ria de la corporación, desde su fundaciónhasta 1945, y el otro a la bibliografía selectade sus miembros, y de la preparación ypublicación de los tomos sucesivos, asícomo a la reanudación de las sesionespúblicas de la Academia y su registro.210

En alguna ocasión fue catedrático en laUniversidad de Fordham, en los EstadosUnidos, y en 1947 representó a México enEspaña durante la conmemoración del ivcentenario de la muerte de Hernán Cortés.

Alberto María tiene acceso a la Acade-mia Mexicana al ser electo miembro co-rrespondiente el 9 de octubre de 1918, mis-ma fecha en que son aceptados como talesel licenciado Alejandro Quijano, ManuelPuga y Acal, y nada menos que AmadoNervo. El acta dice a la letra: “6.—Se some-tió a votación secreta la proposición hechaa favor del sr. dn. Alberto María Carreñopara individuo correspondiente de esteilustre cuerpo. El señor Carreño resultónombrado por la unanimidad de 7 votos”.211

El 17 inmediato agradece su postulacióny de nuevo se sabe de él hasta que el 11 defebrero de 1919 da lectura a su sentido dis-curso en honor del ilustrísimo JoaquínArcadio Pagaza, muerto el 11 de septiem-bre de 1918, “que le fue elogiado”. Tal día,curiosamente, las sesiones habituales,

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209 Ibidem; Semblanzas de Académicos, Edicionesdel Centenario de la Academia Mexicana, pp. 33-35.

210 Ibidem.211 AoAM del 9 de octubre de 1918.

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dadas los miércoles, son modificadas paraque tengan lugar los martes segundo ycuarto de cada mes, a las 19 horas, en virtudde que algunos de los miembros no puedenconcurrir los días ya previstos por tenerque atender las clases que desempeñan enla Escuela de Altos Estudios; firma el actaEnrique Fernández Granados.212 El traba-jo se refiere a Pagaza como Clearco Meo-nio, quien fue cura y rector del Seminario,dulcísimo poeta, incluso admirado por losliberales, autor de su reconocido Murmu-rios de la selva y obispo de Veracruz: Alber-to María lo firma el 23 de octubre de 1918como El Monacillo del Sagrario.213

Luego, aun cuando el acta de la sesiónordinaria del sábado 27 de marzo de 1920indica que Alberto María leerá en la próxi-ma sesión del 10 de abril un trabajo “Enhonor del señor Fernández Granados”, y ladel citado 10 de abril respalda lo anterior:“se dio lectura por el señor Alberto MaríaCarreño a un elogio fúnebre del señor donEnrique Fernández Granados, trabajo quefue recibido por la Academia con estima-ción y aplauso, según lo hizo constar elseñor director en breves palabras dirigidasal señor académico Carreño”; el textoescrito, “Fernangrana”, recoge la primerafecha como la de lectura, y la de 22 demarzo como de factura.214 El título del tra-

bajo utiliza el seudónimo del poeta; ladedicatoria enaltece al doctor Francisco C.Canale, “quien ahincadamente procuróconservar la vida de Fernangrana”. Tra-ductor de versos de otra lengua, autor deEl vino de Lesbos, reconocido como ana-creóntico, de él cuenta el juicio crítico delDuque Job, quien asegura que su musa es“algo como una abeja que liba el jugo delas flores sin posarse en ellas ni doblar suspétalos. ¡Zumba, vuela y huye estreme-ciéndose con la embriaguez deliciosa de lamiel!” Alberto María realiza un excelenteestudio, juicio también de su corona deversos.215

En seguida, el 12 de junio de 1920, Carre-ño lee, en una velada extraordinaria dedi-cada a honrar la memoria de Benito PérezGaldós, su discurso “Pérez Galdós”, en quejuzga la labor histórica de éste, junto altrabajo de Alejandro Quijano relativo a lapersonalidad literaria del homenajeado, ya una composición poética de Erasmo Cas-tellanos Quinto, alusiva a la novela Maria-nela del escritor de los Episodios Naciona-les.216 Después, el 3 de mayo de 1921 —segúnel acta respectiva, y no 9 de abril de talaño, como dicen las Memorias, tomo ix,p. 292—, Alberto María Carreño da aconocer “El licenciado José López Portilloy Rojas, prosista”, en tanto Manuel Puga y

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212 AoAM del miércoles 11 de febrero de 1919. Elt. ix de las Memorias de la Academia Mexicana, p.191, equivoca la fecha, señalándola como 12 de tal mesy año.

213 “El Monacillo del Sagrario”, “Clearco Meo-nio”, Memorias de la Academia Mexicana, t. ix, pp. 191-220.

214 AoAM del sábado 27 de marzo de 1920 y del 10de abril de 1920. ¿Por qué las fechas equivocadas

teniendo a la mano las actas? Parece ser que AlbertoMaría Carreño falla lamentablemente en la cronolo-gía de los hechos.

215 Alberto María Carreño. “Fernangrana”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. ix, pp. 234-246.

216 AoAM del sábado 12 de junio de 1920. AlbertoMaría Carreño, “Pérez Galdós”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. ix, pp. 265-273.

historia de la academia mexicana de la lengua

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Acal analiza a López Portillo como poeta,Erasmo Castellanos Quinto lee varias com-posiciones del honrado, y Alejandro Qui-jano da paso a dos de sus novelas cortas,una de ellas inédita.217 Y poco antes, el 5 deabril del año, procede a la lectura de unacarta dirigida a Antonio Gómez Restrepo,alojado en Bogotá, donde trata de esclare-cer la cuestión literaria consistente en de-cidir quién es el autor del famoso soneto“No me mueve mi Dios para querer-te…”218 El 4 de octubre del multicitado1921 a él le corresponde, en el salón de ac-tos del Museo Nacional, en presencia deun abigarrado auditorio, dar a conocer unpequeño mensaje al propio Antonio Gó-mez Restrepo, embajador extraordinariode Colombia en México, en el centenario dela consumación de la independencia de supaís, en tanto que el director felicita a laAcademia Colombiana, y Alejandro Qui-jano lee cuatro composiciones poéticas delembajador.219

Así llega el cambio —¿ascenso?— de Ca-rreño a individuo de número el 23 de juliode 1924, cuando ya la Academia lo ha comi-sionado desde 1923 para escribir la historiade la corporación. El trabajo de ingreso,extensísimo, está dedicado a “La lenguacastellana en México”; abarca cuatro apar-tados: “Nuestra herencia lingüística”, “Unbrillante periodo”, “La decadencia”, “En

pleno desarrollo” y “Una iniciación peli-grosa”. Lo lee en extracto, pero lo publicaíntegro en las Memorias de la Academia,tomo x, pp. 80-184. La respuesta corres-ponde al entonces secretario, Enrique Mar-tínez Sobral. En el texto alude a su antece-sor en la silla ix. Ya en concreto, arrancadel Cid, situándose rápidamente en lasactas de Cabildo de nuestra metrópoli; enlos diálogos latinos de Francisco Cervan-tes de Salazar, y de allí incursiona en losProblemas y secretos maravillosos de las In-dias, de Juan de Cárdenas, en la obra defray Bernardino de Sahagún y en el bri-llante y sucesivo periodo de la Grandezamexicana de Bernardo de Balbuena. Co-rren por su texto Juan Ruiz de Alarcón, elagustino Juan de Grijalva, y salta —¿cómono había de hacerlo? — fray Miguel deGuevara, con

Levántame, Señor, que estoy caído,

sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo…

Tras de ellos, aparece la sin par sor Jua-na, hasta cuanto llama la decadencia, don-de ubica a sabios que la salvan, tambiénSigüenza y Góngora, los jesuitas Clavijeroy Alegre, el bachiller Alzate, el botánicoJosé Mariano Moziño. En el xix sitúa, enpleno desarrollo, al Pensador Mexicano, albibliógrafo Beristáin, al dominico Servando

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217 AoAM del martes 3 de mayo de 1921, sesiónsolemne celebrada en el salón de actos de la Sociedadde Geografía y Estadística. El estudio sobre “JoséLópez Portillo y Rojas, prosista”, de Alberto MaríaCarreño, aparece en Memorias de la Academia Mexi-cana, t. ix, pp. 292-303.

218 AoAM del martes 5 de abril de 1921, en el lo-

cal de la Sociedad Mejicana de Geografía y Esta-dística.

219 AoAM del martes 4 de octubre de 1921, sesiónsolemne en el salón de actos del Museo Nacional.Alberto María Carreño, “El Dr. Antonio Gómez Res-trepo”, Memorias de la Academia Mexicana, t. ix,pp. 314-316.

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de Teresa y Mier, a Andrés Quintana Roo,Lucas Alamán, Bernardo Couto y otros.Muchos, más cercanos: Riva Palacio, Oroz-co y Berra, Altamirano, Sosa, Prieto, RafaelÁngel de la Peña. Últimos, los de la frac-ción postrera del propio xix y principiosdel xx, en la iniciación peligrosa: ManuelJosé Othón, Ramón López Velarde, Ama-do Nervo. Completa con un esbozo de lacondición de la lengua vulgar y corriente,donde hace notar que el idioma estásometido a la ruda prueba de los inventos,los deportes y a nuestro contacto comer-cial y constante con la vecina república delnorte. Crisis de la lengua. ¿Temible?220 Larespuesta al discurso resulta sobria: repasalos méritos del recipiendario, haciendonotar que el nombramiento desde luego esun elogio, que el idioma por ineludiblenecesidad debe conservar su unidad y que,si la lengua castellana es una de las pecu-liaridades esenciales de la patria mexicana,Carreño la domina y deberá hacer de ellauna prueba de conocimiento.221

Durante 1938-1939 —en los libros quedurante mucho tiempo no se producenen la Academia— Alberto María Carreñocontribuye al “Elogio de Gamboa”, a lainterpretación de “Juan Ruiz de Alarcón” ya la narración de la historia de lo que élconceptúa en el título de su trabajo como“La invención más valiosa del siglo xv”,esto es, la imprenta. A Gamboa lo festeja el26 de octubre de 1938 porque cumple 50

años de su vida diplomática y 50 de haberprincipiado su labor como novelista; loseñala como escritor de las crónicas sema-nales rotuladas Desde mi mesa y comoredactor de El Diario del Hogar; describecómo se insinúa Gamboa en la carrera di-plomática y es nombrado tercer secretarioen funciones de segundo dentro de la lega-ción mexicana en Guatemala en 1888;cómo también lanza su primer libro, Delnatural, y acomete sus andanzas en Argen-tina y Brasil y tras recorrer Centroaméricaretorna a México y se encadena de nuevo alos menesteres literarios, en este caso elteatro, y a escribir algunas de sus primerasnovelas; una vez colocado en la firma deltratado de paz entre Guatemala, El Salva-dor y Honduras a bordo del buque de gue-rra norteamericano Marblehead, Carreñotermina su relato deshojando las interven-ciones de Gamboa en la Secretaría de Re-laciones Exteriores, para, al final, librarlodel señuelo de traidor a la patria que lehan achacado.222 El 14 de agosto de 1939pronuncia Alberto María su discurso“D. Juan Ruiz de Alarcón”; en él hace un re-corrido por la vida y las penurias de quiendijo de sí mismo que no sólo guardaba lapobreza del dinero, sino de porte: dos cor-covas “que una traigo en el pecho y otra enla espalda”; habla así Carreño de quienmás moralizó el teatro que hacerlo expo-sición de frivolidades, y de quien no dejade ir salpicando su obra de reflexiones

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220 Alberto María Carreño, “La lengua castellanaen México”, Memorias de la Academia Mexicana, t. x,pp. 80-184. Carreño recibe su ratificación desdeMadrid el 13 de marzo de 1925.

221 Enrique Martínez Sobral, “Contestación al dis-

curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. x, pp. 185-190.

222 Alberto María Carreño, “Elogio de Gamboa”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xi, pp. 252-267.

historia de la academia mexicana de la lengua

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profundas.223 El 20 de diciembre inmedia-to Carreño da paso al trabajo en que des-cribe el nacimiento no solamente de laimprenta, sino de la fábrica-molino depapel que la abastecía, por obra de frayJuan de Zumárraga y sus asociados, entreellos no sólo Juan Pablos, sino Juan Crom-berger y Esteban Martín; en el comentarioulterior Carreño habla sobre los académi-cos impresores: Joaquín García Icazbal-ceta, Victoriano Agüeros, Darío Rubio,Erasmo Castellanos Quinto, FranciscoMonterde y otros.224

Después de un receso, Alberto Maríavuelve a las andadas en 1944, cuando el 27de noviembre en el salón de conferenciasdel Palacio de Bellas Artes elogia a “D. Joa-quín García Icazbalceta”: allí rememora lasrelaciones de Icazbalceta con José Fernan-do Ramírez y William Prescott; transcribeel árbol genealógico de los Icazbalcetas;recuerda la edición de El Ruiseñor y el des-enterramiento del siglo xvi que procuraen su Colección de Documentos para la His-toria de México y en la Bibliografía mexica-na del siglo XVI, que Marcelino Menéndez yPelayo elogió como “obra en su línea de lasmás perfectas y excelentes que poseenación alguna”; y precisa Carreño que lasúbita muerte sorprende a Icazbalceta el26 de noviembre de 1894 en tanto imprimesu Vocabulario de mexicanismos.225 Largos

y bien documentados los artículos de Ca-rreño, como el que le va a la zaga el 4 deoctubre de 1947 acerca de “Las leccionesde Cervantes”, donde asienta que el libromás celebrado del manco, el célebre DonQuijote, es mucho más que la sola antítesisde las figuras fundamentales de la novela:no sólo no le pasa el tiempo a su obra, sinoque ha de leerse para aprovechar las nu-merosas lecciones que encierra, pues Cer-vantes es maestro reconocido de la inteli-gencia y del espíritu.226 El año siguiente,1948, le entrega a Carreño homenajes porsus 50 calendarios profesionales, al igualque el de 1955, cuando cumple 80 de edad.Entretanto, apenas si escribe dos páginas,sin publicar, sobre “Balbino Dávalos”,cuando éste muere,227 y la razón es que enesos años le dedica incontables horas —se-gún hemos sostenido— a los asuntos ad-ministrativos de la Academia, como labúsqueda del edificio dónde alojarla, suconversión a asociación civil y la reinstala-ción de las Memorias. No podemos olvi-dar, además, que 1952 es el año de su nom-bramiento como secretario perpetuo, yque 1953 lo honra por cumplirse ese año sucincuentenario dedicado a la enseñanza enla Escuela Nacional de Comercio y Admi-nistración. Sobre su nombramiento, elacta del 4 de febrero de 1952 categórica-mente comenta:

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223 Alberto María Carreño, “D. Juan Ruiz de Alar-cón”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xi, pp.320-337.

224 Alberto María Carreño, “La invención másvaliosa del siglo xv”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xiii, pp. 22-45.

225 Alberto María Carreño, “D. Joaquín García

Icazbalceta”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xiii, pp. 250-275.

226 Alberto María Carreño, “Las lecciones de Cer-vantes”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xii,pp. 90-105.

227 Alberto María Carreño, “Balbino Dávalos”,3 de octubre de 1951, sin publicar.

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Page 169: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

la defunción del señor Rubio deja vacante la

secretaría y pido que los señores académi-

cos se concierten para elegir secretario per-

petuo a un académico de número, confor-

me a lo establecido por el artículo 5° de los

Estatutos. El señor Fernández MacGregor

propone para el cargo a don Alberto María

Carreño, que en diversas ocasiones ha des-

empeñado las funciones de secretario y que

es el meritísimo autor de la Historia de la

Academia Mexicana desde su fundación has-

ta 1945, así como de la extensa Bibliografía

de sus miembros, además de haber partici-

pado en la redacción del Anuario y cuidado

las ediciones de éste y de los dos últimos

tomos de las Memorias. La propuesta es

aprobada por aclamación, aunque el señor

Carreño pide que la elección recaiga en al-

gún académico de recepción más reciente.

La afectuosa insistencia de sus colegas le

mueve a aceptar, y es cordialmente felicitado

por ellos.228

Por ser también Carreño miembro de laComisión Permanente del Primer Congre-so de Academias, José María González deMendoza es nombrado, a propuesta de Ru-bén Romero, secretario de actas.229

No obstante, el 23 de octubre de 1952,apenas nombrado secretario, Alberto Ma-ría dicta su charla “José Toribio Medina yla bibliografía” en sesión conjunta con la

Academia de la Historia en la sala de con-ferencias del Palacio de Bellas Artes; narraen su discurso las hazañas bibliográficasdel investigador chileno, descubridor delcontrato que Juan Cromberger celebra el 12de junio de 1539 con Juan Pablos paratraer a México la industria artística de laimprenta recién descubierta, así como suacucioso y empedernido trabajo de biblió-filo, donde destaca la edición monumentalen cinco volúmenes del poema La Arauca-na, de Alonso de Ercilla y Zúñiga, amén desus reconocidos Apuntes lexicográficos.230

Y el 9 de noviembre de 1953 redacta Carre-ño el trazo nombrado “Hispanoamerica-nismo”, donde se pronuncia a favor deusar el término hispanoamericanos paradesignar a los países colocados al sur delos Estados Unidos de América y a sushabitantes, no latinoamericanos o ibero-americanos como otros los catalogan y de-sean.231 Durante 1954 se ocupa Carreño dela respuesta al ingreso académico de Án-gel María Garibay Kintana, el 23 de abril,cuando éste aparece con su texto “Verdadde la ficción —acotaciones a un triálo-go—” en la corporación; en su respuestaloa Carreño al poeta, al nahuatlato, al filó-sofo-escritor de la Historia de la literaturanáhuatl.232 Habla el 10 de septiembre si-guiente acerca de Victoriano Agüeros, re-corriéndolo desde sus mocedades hasta

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228 AoAM del 4 de febrero de 1952.229 Ibidem. El aviso a la Real Academia Española

del nombramiento de Alberto María Carreño comosecretario perpetuo data del 8 de febrero de 1952.

230 Alberto María Carreño, “José Toribio Medina yla bibliografía”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xiv, pp. 172-182.

231 Alberto María Carreño, “Hispanoamericanis-mo”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp. 302-310.

232 Alberto María Carreño, “Contestación al ante-rior discurso”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 78-86.

historia de la academia mexicana de la lengua

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llegar a creador de la Biblioteca de AutoresMexicanos; dice de Agüeros, resumiendo,que fue “escritor precoz, biógrafo justicie-ro, periodista honrado, divulgador entu-siasta de la brillante labor de nuestroshombres de letras más preclaros”.233

Fuera de un recuento breve sobre Dosdocumentos cervantinos acerca de precisa-mente dos copias fotográficas requeridasen la Biblioteca Nacional de Madrid, de-partamento de manuscritos, sobre unasolicitud de Miguel de Cervantes Saavedrapara venir a Indias, y el que no se le exijanmás fianzas que las otorgadas ya cuando sele comisiona para efectuar una cobranzaen Granada, artículo escrito en junio de1955,234 y una breve intervención suya en lacripta arzobispal de la Catedral de Méxicoa la muerte del académico Luis MaríaMartínez el 9 de febrero de 1956, AlbertoMaría Carreño sólo ocupa este bienio apli-cado a cuestiones relacionadas con la len-gua y las Academias, o los arreglos quehemos referido relativos a la asociacióncivil y el edificio, tantas veces citados encapítulos precedentes. En el tomo xv delas Memorias de la Academia. aparecen:“La Academia Puertorriqueña de la lenguaespañola”, 1° de abril de 1955;235 “La funda-

ción de la Academia puertorriqueña de lalengua española”, 18 de abril de 1955;236

“Cooperación entre la Real Academia ysus correspondientes”, 23 de noviembre de1955;237 “La lengua española en Filipinas”,6 de abril de 1956;238 “El segundo Congre-so de la Academia de la Lengua Española”,

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233 Alberto María Carreño, “Victoriano Agüe-ros”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 87-94.

234 Alberto María Carreño, “Dos documentos cer-vantinos”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xii,pp. 332-336.

235 Alberto María Carreño, “La Academia Puerto-rriqueña de la lengua española”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xv, pp. 263-267.

236 Alberto María Carreño, “La fundación de laAcademia Puertorriqueña de la lengua españo-

la”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 402-416, con la descripción de su viaje por Sud-américa. El tomo xv impreso acarrea errores en lacopia de los textos y la secuencia del índice.

237 Alberto María Carreño, “Cooperación entre laReal Academia y sus correspondientes”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xv, pp. 383-386.

238 Alberto María Carreño, “La lengua española enFilipinas”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 396-398.

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Joaquín Casasús

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10-18 de mayo de 1956;239 y “El edificio dela Academia”, 7 de agosto de 1956.240

Las Memorias de la Academia guardandespués las intervenciones de AlbertoMaría durante 1959. El centenario delnacimiento de Joaquín D. Casasús, cele-brado el 9 de enero de este año —auncuando el homenajeado haya nacido el 22de diciembre de 1858— lo motiva a leer suextendido discurso “El centenario del doc-tor Joaquín D. Casasús”,241 recorriendo laexistencia del diplomático, y a publicar latraducción que dejó de las Elegías de Pro-percio, con una introducción de supluma.242 En cambio, el 6 de abril deldicho 1959, en el entierro del académicoNúñez y Domínguez, únicamente emiteunas palabras ante sus cenizas, bajo el títu-lo propio: “José de Jesús Núñez y Domín-guez”.243 El 1° de julio inmediato evoca a“José Vasconcelos” con una oración fúne-bre.244 Para diciembre del propio año, el 23,aparece en el entierro de “Genaro Fernán-dez MacGregor”: con unas cuantas pala-bras lo dibuja, aclarando su amor por elderecho internacional y, cuando rector dela Universidad Nacional de México, su ca-

pacidad para firmar el convenio que lepermite publicar el “Archivo del GeneralPorfirio Díaz”.245

El ciclo 1960-1961 resulta inquietantepara Alberto María. Desde enero del pri-mero de estos años, ante el conflicto des-atado cuando se establecen los Congresosde Academias y la actitud de Martín LuisGuzmán en su libro Academia, escribe eldía 8 el artículo también intitulado así,“Academia”, donde se opone manifies-tamente al criterio del autor de El águilay la serpiente; para quien en un momen-to determinado y según su forma de pen-sar, las Academias correspondientes de laEspañola deben “asumir la autonomía,calidad que no deben abdicar, y obtenerasí una personalidad íntegra que les esinalienable”. Relata a continuación lo ocu-rrido en la Academia Mexicana y en losdos congresos iniciales de Academias y,desde luego, se declara en contra de lo queMartín Luis escribe.246 A Carreño le mo-lesta que Martín Luis se declare “el ver-dadero creador de la condición que ac-tualmente existe entre la Real AcademiaEspañola y sus correspondientes”.247 De

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239 Alberto María Carreño, “El segundo Congresode la Academia de la Lengua Española”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xv, pp. 417-421.

240 Alberto María Carreño, “El edificio de la Aca-demia”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 422-428. Mención previa en el capítulo i, dedica-do a “El recinto”.

241 Alberto María Carreño, “El centenario del doc-tor Joaquín D. Casasús”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xvii, pp. 89-118.

242 Alberto María Carreño, “Elegías de Properciotraducidas por el Dr. Joaquín D. Casasús con unaintroducción por Alberto María Carreño”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 9-39.

243 Alberto María Carreño, “José de Jesús Núñez yDomínguez”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xvii, pp. 164-165.

244 Alberto María Carreño, “José Vasconcelos”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 166-167.

245 Alberto María Carreño, “Genaro FernándezMacGregor”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xvii, pp. 176-177.

246 Alberto María Carreño, “Academia”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 182-187.

247 Alberto María Carreño a don Julio Casares, se-cretario perpetuo de la Real Academia Española, Mé-xico, D. F., 18 de enero 1960.

historia de la academia mexicana de la lengua

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España Julio Casares le confirma que estáenterado de “las inexactitudes propaladaspor Martín Luis Guzmán”.248 Poco des-pués, y dejando a un lado tan enojosoasunto, Alberto María el 18 de marzo de1960 lee en Tehuacán, en una sesión forá-nea que en capítulo venidero comentare-mos, su trabajo “Tehuacán, ciudad deNuestra Señora de la Concepción y Cue-va”, cuando también informa sobre “Al-fonso Reyes” como partícipe del InstitutoCultural Hispano Mexicano.249 A conti-nuación, el 26 de junio del mismo calen-dario conjunta a la Academia Mexicanacon la de la Historia para despedir a JulioJiménez Rueda, y Carreño lee un textotitulado con el nombre del recordado.250

Este mismo 1960 lo contempla en Bogotá,del 27 de julio al 6 de agosto, cuando asisteal Tercer Congreso de Academias de laLengua Española, donde participa conalgunos asuntos —de ello hace informedetallado el 12 de agosto— y con la despe-dida de la delegación de México.251 Díasantes de partir, el 16 de julio, estudia lasemblanza de “El doctor Antonio GómezRestrepo”, autor de la Historia de la litera-tura colombiana.252 Y ya cansado quizá,desea renunciar a su cargo secretarial el 14de octubre próximo: en carta dirigida a losseñores académicos refiere

desde que, hace varios meses, surgió en la

Academia la crisis más grave que he visto en

cuarenta y dos años, anuncié que al terminar

dicha crisis renunciaría al honroso cargo de

secretario perpetuo que he venido desempe-

ñando. Por suerte hoy ha terminado esa crisis

con la elección de mi querido amigo el señor

dr. d. Francisco Monterde y yo cumplo mi

promesa de renunciar, como renuncio…253

Los asistentes a la sesión en tal fechahacen constar en el acta el voto de con-fianza que le otorgan; él, “al fin acabó porsometerse a la resolución de la Acade-mia”.254 Días después recibe la medalla de

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248 Julio Casares, secretario perpetuo de la RealAcademia Española, a Alberto María Carreño, Ma-drid, 2 de febrero de 1960.

249 Alberto María Carreño, “Tehuacán, ciudad deNuestra Señora de la Concepción y Cueva”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 188-191, y“Alfonso Reyes”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xvii, pp. 195-203.

250 Alberto María Carreño. “Julio Jiménez Rueda”,sin publicar.

251 Alberto María Carreño, “Despedida de la Dele-gación de México en el III Congreso de Academias dela Lengua Española”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xviii, pp. 43-63.

252 Alberto María Carreño, “El doctor AntonioGómez Restrepo”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xviii, pp. 43-63.

253 Alberto María Carreño a los señores académi-cos, México, 14 de octubre de 1960.

254 AoAM del 14 de octubre de 1960.

directores y secretarios

Restaurante Ontario: cena a José Ignacio Dávila

Garibi, Jiménez Rueda, Garibay y Carreño

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oro “Antonio Caso” por su jubilación en laUniversidad Nacional Autónoma de Méxi-co.255 Cuando programa un viaje a Sud-américa, la Academia le concede seis mesesde licencia para alejarse de su cargo de se-cretario perpetuo, nombrando como inte-rino a José Ignacio Dávila Garibi, el 27 deoctubre de 1961.256 Carreño solicita unaampliación de su licencia el 13 de abril de1962 por otros seis meses; se le concede.257

En realidad resulta su despedida académi-ca, puesto que muere el 5 de septiembresiguiente.

La Academia lo honra —tras dar cuentade su deceso el 14 del mismo mes— en lasesión pública del 14 de diciembre en quetambién se recuerda al licenciado AlfonsoTeja Zabre; asisten a la sesión de homena-je los académicos Julio Torri, José MaríaGonzález de Mendoza, José Ignacio DávilaGaribi, Luis Garrido, Daniel Huacuja,Francisco Fernández del Castillo, MiguelLeón Portilla, Ermilo Abreu Gómez, Ru-bén Bonifaz Nuño y José Rojas Garcidue-ñas. Luis Garrido da lectura a su estudio“Evocación de don Alfonso Teja Zabre”. Eldoctor Francisco Fernández del Castillo—lo hemos ya mencionado— lee su tra-bajo “Semblanza de don Alberto MaríaCarreño”.258 Las Memorias recogen (tomoxviii, pp. 245-246) el “Adiós a don AlbertoMaría Carreño” de José María González deMendoza en el día de su entierro: doctísi-mo polígrafo según lo llama, lo despide,pero de él queda —vivo, tónico, peren-

ne— su noble ejemplo.259 En el sepeliotransitan seis oradores por el PanteónEspañol: José Luis Rublúo, Manuel Cabre-ra Stampa, Alberto P. León, Antonio LópezSilanes, Arturo Arnáiz y Freg y NemesioGarcía Naranjo. En “Bohemia poblana”,González de Mendoza amplía sus concep-tos. Francisco J. Santamaría, desde su refu-gio, con gran entereza lo alaba. Arnáiz yFreg lo pinta abiertamente:

pálido su semblante, de un palor marfileño,

cano el mostacho, calva la frente pensadora,

172

255 Excélsior, 30 de octubre de 1960.256 AoAM del 13 y del 27 de octubre de 1961.257 AoAM del 13 de abril de 1962.258 AoAM del 14 de diciembre de 1962.

259 José María González de Mendoza, “Adiós a donAlberto María Carreño”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xviii, pp. 245-246.

historia de la academia mexicana de la lengua

Memorias de la Academia Mexicana, tomo viii

Page 174: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tras los lentes la viva mirada escrutadora,

tal va por la existencia don Alberto Carreño,

quien dijo que

la mayor belleza de la historia es su divina

desnudez

y

la vida no puede ser reposo

sin quedar en la muerte

convertida.260

En fin, Pedro Gringoire lo encasilla: “Elmaestro Carreño escribe con la sobriedaddel historiador, la convicción del creyentecatólico y el atildamiento de estilo del con-sumado escritor. Sus personajes están bienseleccionados…”261

En la corporación permanecen su toga,obsequio-donación del 18 de febrero de1988, y su archivo, del cual acusa reciboManuel Alcalá el 17 de noviembre de talaño. Lo imaginamos —y lo sabemos— hi-peractivo, quizá un tanto frío, estricto conlos demás y consigo mismo, imperioso ycasi dictatorial al ser inflexible y rotundo,también intransigente, o sea nada dúctil,dispuesto a no ceder un ápice, pero de unapieza, de ideas firmes. En él puede adver-tirse el aprovechamiento que realiza comosecretario al publicar íntegros en las Me-

morias los escritos que produce, no obs-tante su extensión sobrada. Pero allí está:en la Academia y por la Academia.

José Ignacio Dávila Garibi,décimo secretario (1962-1981)

Si alguien escribe durante su vida, ése esJosé Ignacio Dávila Garibi. Hay quien con-sidera que engloba más de 1 200 fichas otítulos en su bibliografía, y de ello dejaconstancia en la Selección bibliográfica quela Editorial Cvltvra le publica en 1953, acom-pañada de sus Breves notas entresacadas demi curriculum vitae, de igual año. Dice él:“es verdad que he escrito mucho, perotambién es verdad que he vivido mucho, ynunca me han faltado estímulos y oportu-nidades para publicar cuanto he queri-do”.262 Y refiere que su primera contribu-ción a las letras data de 1904, cuando en uncertamen literario efectuado en el ColegioMarista de la ciudad de Guadalajara, sutierra natal, advierte que la revista delplantel le publica, con motivo de la aper-tura del año jubilar, 1903-1904, un discursosuyo relativo a la declaración dogmáticade la Inmaculada Concepción.263 Nace élel 22 de junio de 1888 en la capital del esta-do de Jalisco, y allí reside hasta que en 1929pasa definitivamente a la ciudad de Méxi-

173

260 Arturo Arnáiz y Freg, “El historiador donAlberto María Carreño”, en Diorama de la Cultura,Excélsior, domingo 30 de septiembre de 1962.

261 Pedro Gringoire, “Libros de nuestros tiempos”,Excélsior, 12 de octubre de 1961.

262 José Ignacio Dávila Garibi, en Bohemia Poblana,núm. 237, mayo de 1974. Véanse José Ignacio DávilaGaribi, Selección bibliográfica, Editorial Cvltvra, 1953, y,

de él mismo, Breves notas entresacadas de mi curricu-lum vitae, Editorial Cvltvra, 1953. La selección biblio-gráfica sólo incluye alrededor de 250 fichas divididas enun sumario listado en xxvi compartimientos o seccio-nes, entre los que pueden mencionarse: dinastología ygenealogía, etnología, filatelia, filología y lingüística,folklore, hagiografía, historia, literatura y sociología.

263 Bohemia Poblana, núm. 237, p. 7.

directores y secretarios

Page 175: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

co. Estudia la licenciatura de Derecho, reci-biéndose el 4 de diciembre de 1915: sóloaparece como apoderado general de algu-nas familias tapatías. Desde siempre esmaestro: catedrático del colegio Luis G.León, se le conoce también en el Institutode Ciencias y Letras, y más tarde en la Uni-versidad Nacional de México, donde sobretodo enseña: náhuatl en la Facultad deFilosofía y Letras, raíces de lenguas indíge-nas en la de Ciencias, y etimologías en laPreparatoria. Iniciado en el periodismo apartir de 1902, administra la revista Juven-tud en 1910, dirige el Boletín de la JuntaAuxiliar de 1919 a 1926, y hasta 1930 laboracomo recopilador y paleógrafo de la revis-ta bimestral Colección de Documentos His-tóricos Inéditos o Muy Raros Referentes alArzobispado de Guadalajara.264 Con dichotítulo publicará en 1922-1927 seis gruesosvolúmenes con parte del material inéditoque logró reunir sobre el tema en los ar-chivos por él frecuentados de Europa y losEstados Unidos de América.265 Miembrode la Academia Mexicana de la Historia, de1937 en adelante, y de la Mexicana de laLengua, a partir de 1954, ocupa desde 1943la presidencia de la Academia Mexicana deGenealogía y Heráldica. También pertene-ce a la Sociedad Mexicana de Geografíay Estadística, y a la Academia de Historia yGeografía, de la cual recibe las palmasacadémicas en 1949. Suma numerososhomenajes, preseas, distinciones. Recogeel aprecio y la admiración de quienes lo

conocen por su extrema sencillez, bondad,clara modestia.266

Múltiples intereses lo motivan: imposi-ble enlistar los rótulos inacabables de susobras. De lo más notorio, en orden crono-lógico e incluyendo todos los matices: Bre-ves apuntes sobre el episcopado mexicano,1910; Aventuras de Gerónimo de Aguilar,1911; Apuntes biográficos del exmo. e ilmo.sr. dr. d. Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Cres-po, 1912; Episodios de la vida de Nezahual-cóyotl, 1913; Datos biográficos del ilmo. yrvmo. sr. dr. y mtro. d. Francisco Orozcoy Jiménez, 1913; La venerada imagen deNuestra Señora de Zapopan, 1914; La obracivilizadora de los misioneros de la NuevaGalicia, 1917; Estudio sobre la parroquia deOcotlán, 1918; Vida y hechos del v. p. frayAntonio Margil de Jesús, 1919; El culto gua-dalupano en Londres, 1923; Calendariobilingüe de fiestas típicas de México para elaño de 1931, 1931; Curso de raíces de lenguasindígenas referido a ciencias biológicas, 1942;La toponimia mexicana en boca de nuestrospregones copleros, cancioneros y otros inge-nios populares, 1946; La escritura del idio-ma náhuatl a través de los siglos, 1948;D. Juan de Villaseñor Orozco, fundador deValladolid de Michoacán, 1949; Epítomede raíces nahuas, 2 tomos, 1949; Genealo-gía de d. Miguel Hidalgo y Costilla, 1951;Genealogía de d. Agustín de Iturbide, 1952; yApuntes para la historia de la Iglesia deGuadalajara, 5 tomos, 1957.267 Ernesto de laTorre considera que, con Francisco Sosa y

174

264 José Rogelio Álvarez, Enciclopedia de México,3ª ed., t. 4, pp. 2195-2196.

265 Ibidem.

266 Ibidem, Ernesto de la Torre Villar, “José IgnacioDávila Garibi”, El Olivar, 11 de enero de 1981.

267 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 176: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Alejandro Villaseñor y Villaseñor, es unode los biógrafos mexicanos más importan-tes del siglo xx. También señala que “es-cribió puntillosos estudios gramaticales ylingüísticos y no pocas piezas literarias delimpia y clara prosa, así como poemas y al-gunas obrillas de teatro infantil”.268

Poco antes de imprimir sus dos catálo-gos, el de su Selección bibliográfica y el deBreves notas entresacadas de mi curriculumvitae, Dávila Garibi establece contactoscon la Academia Mexicana: el 4 de sep-tiembre de 1952 Julio Jiménez Rueda, Al-fonso Cravioto y Alberto María Carreñoreiteran su proposición primera —del 10 demarzo previo— para que él cubra unade las vacantes por el fallecimiento de losacadémicos de número José Rubén Rome-ro y Raymundo Sánchez, más el ascensode los correspondientes Martín Luis Guz-mán y Julio Torri, por ser un distinguidofilólogo. En su favor acceden José de JesúsNúñez y Domínguez, Raymundo Sánchez,Manuel Romero de Terreros y FranciscoMonterde, entre otros, no así José Vas-concelos, quien ha contraído compromisopara emitir su voto a favor de SalvadorNovo.269 Hasta el 26 de mayo de 1954 dicesaber que ha sido electo el 14 de este mes, ypor ello envía su documentación el 30 dejunio inmediato. Ya para el 29 de septiem-bre anuncia que ha terminado su discursode recepción.

Y, en efecto, el 27 de noviembre de esteaño, 1954, da lectura a “Algunas analogíasfonéticas entre el romanceamiento caste-llano de voces latinas y de castellanizaciónde vocablos nahuas” en la sala Manuel M.Ponce del Palacio de Bellas Artes, dondeinsiste en la valiosa aportación del náhuatlcomo lengua vernácula al habla popularde México, recorriendo la flora, la fauna,nombres propios, verbos como piscar ypepenar, hasta recabar en la mención dequienes han incursionado en el estudiode estos términos; estudia ciertas reglas deconversación de las palabras, y convieneen que “la formación de los nahuatlismosno fue uniforme en todo el país”. JulioJiménez Rueda da respuesta a su trabajoacadémico inicial, revisando las cátedrasque el recipiendario ha impartido oimparte, y lo sugerente del tema de su dis-curso.270 Alberto María Carreño avisa el 28de febrero de 1955 este acontecimiento; laReal Academia comprueba su elección, a lavez que la de Manuel Toussaint, el 17 demarzo inmediato. Detallista como es, JoséIgnacio informa que el 19 de mayo delpropio 1955 recoge el diploma que lo acre-dita como correspondiente hispanoameri-cano de la Real Academia Española.271

Cuando la Academia Mexicana proponela formación de un libro dedicado a lamemoria de Alejandro Quijano, desapare-cido en 1957, Dávila Garibi contribuye con

175

268 Ibidem.269 Expediente de José Ignacio Dávila Garibi en la

Academia Mexicana.270 José Ignacio Dávila Garibi, “Algunas analogías

fonéticas entre el romanceamiento castellano de vo-ces latinas y la castellanización de vocablos nahuas”,

Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp. 98-119;Julio Jiménez Rueda, “Respuesta al anterior discur-so”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp. 120-124.

271 Expediente de José Ignacio Dávila Garibi en laAcademia Mexicana.

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Page 177: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

su escrito “Un gran propulsor de la ense-ñanza y difusión del idioma español enla Nueva Galicia”, según él mismo dice,“como mínima aportación”, refiriéndose aldoctor Pedro Gómez Maraver, quien “esti-mó que la enseñanza del idioma españolera el medio más eficaz para lograr la uni-ficación lingüística de su obispado”.272 Des-pués, el 24 de abril de 1959, lee en la sesiónacadémica una sucinta noticia sobre los“Frustrados nombramientos de cardenalesmexicanos”, teniendo como pretexto la re-ciente elevación del arzobispo metropoli-tano de Guadalajara, doctor Juan CayetanoGómez de Portugal y Solís, al cardenala-to.273 A poco tiempo, Alberto María Carre-ño, el 24 de octubre de este año, avisa aJosé Ignacio que en la última sesión hasido electo bibliotecario por unanimidad.En este cargo trabaja hasta que en 1962 sele nombra secretario perpetuo; dice el actarespectiva del 9 de noviembre del año:

designación de secretario

Para cubrir el puesto que dejó vacante don

Alberto María Carreño como secretario per-

petuo, propone el señor director que el ac-

tual secretario interino lo suceda. Con be-

neplácito y por unanimidad se nombra al

señor licenciado don José Ignacio Dávila

Garibi, quien acepta el nombramiento. El

cargo de bibliotecario que venía desempe-

ñando, con tanta atingencia el señor Dávila

Garibi, queda vacante, al pasar éste a desem-

peñar la secretaría, y se propone que el se-

cretario de actas que suscribe —don Manuel

Alcalá— sea nombrado bibliotecario. Así

se acuerda y el suscrito acepta el nombra-

miento.274

Es entonces cuando, ya como secretario,se da a la tarea de escribir el prólogo parael tomo xviii de las Memorias, sucintopero informativo. Allí relata los aconteci-mientos del lapso de abril de 1960 a di-ciembre de 1962, donde incluye la partici-pación de la delegación mexicana al TercerCongreso de Academias realizado en Bo-gotá, Colombia, con hechos sobresalientescomo la respuesta de Nemesio García Na-ranjo al discurso de inauguración del pre-sidente de la república hermana, AlbertoLleras Camargo, y la alocución de MiguelAlemán, asistente. La dirección de la Acade-mia está por ese entonces en manos deFrancisco Monterde.275 A continuación,tanto la Academia como “Bohemia po-blana” festejan en 1964 los 60 años quecomo escritor cumple José Ignacio. Ya el 10de septiembre de 1965, en el momento enque la corporación celebra sus 90 años devida, Dávila Garibi presenta “Los lingüis-tas y los filólogos”, refiriéndose a quienesen ella han desenvuelto tales actividades:tras convenir que en la mayoría de loscasos el filólogo es lingüista y éste, a su vez,filólogo, repasa las hechuras sobresalien-tes de Joaquín García Icazbalceta, Darío

176

272 José Ignacio Dávila Garibi, “Un gran propulsorde la enseñanza y difusión del idioma español en laNueva Galicia”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xvi, pp. 166-170.

273 José Ignacio Dávila Garibi, “Frustrados nom-

bramientos de cardenales mexicanos”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xvii, pp. 122-129.

274 AoAM del viernes 9 de noviembre de 1962.275 “Prólogo”, Memorias de la Academia Mexicana,

t. xviii.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 178: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Rubio, Francisco J. Santamaría, AlejandroQuijano, Jesús Díaz de León, Miguel Sa-linas, Pablo González Casanova y algunosmás.276

Tiempo más tarde, José Ignacio se haceacompañar por Daniel Huacuja y MiguelLeón-Portilla al V Congreso de Academiasde la Lengua Española, efectuado en Qui-to, Ecuador, del 24 de julio al 1° de agostode 1968; presenta allí la ponencia “Princi-pales ‘parcialidades’ o grupos indígenas deMéxico”, denominando a las comunidadesétnicas, 40 en total, desde los amuzcoshasta los zoques.277 Como su salud desme-rece, las labores que la Academia le haencomendado empiezan a pesarle; preten-de renunciar como miembro de ella, pues-to que no asiste a las sesiones desde finesde 1972 en adelante, y cuando el 19 defebrero de 1973 así lo anuncia en carta tur-nada a Agustín Yáñez, director de la cor-poración, se le responde el 23 inmediatoque “tanto su carácter de secretario comoel de académico son vitalicios”: no se leacepta la renuncia y, para aligerar susmolestias —como firmas de actas, co-rrespondencia y demás—, es nombradoentonces José Rojas Garcidueñas en el car-go de secretario sustituto.278 Enfermo losúltimos siete años de su vida, muere eldomingo 11 de enero de 1981 en la capital

de nuestro país. Ese mismo día Ernesto dela Torre Villar, desde El Olivar, escribe susemblanza. El 25 de ese mes Rojas Garci-dueñas informa a la Real Academia Espa-ñola que en la última sesión de la corpora-ción, dada el 15 previo, ha sido honradocon la designación de secretario perpetuo,para suplir al finado.279

La Academia Mexicana de la Lengua,asociada con la Mexicana de Genealogía yHeráldica, a la Mexicana de la Historia y ala Nacional de Historia y Geografía, pre-paran un homenaje luctuoso en su memo-ria, a celebrarse el viernes 7 de agosto delpropio año de 1981 en el auditorio de laComisión Nacional Bancaria y de Seguros,situado en el ex convento de San FelipeNeri, calle de República de El Salvadornúmero 47. El programa comprende, traslas palabras del licenciado GuillermoRomo Celis, la semblanza de Ernesto de laTorre Villar ya mencionada, representan-do a las Academias Mexicanas de la Len-gua y de la Historia; el recuerdo preparadopor el licenciado Antonio Fernández delCastillo, presidente de la Academia Nacio-nal de Historia y Geografía, y el escrito “Elgenealogista”, del licenciado Luis RublúoIslas, por la Academia Mexicana de Genea-logía y Heráldica. Todos coinciden en lasvirtudes del desaparecido.280 Después,

177

276 José Ignacio Dávila Garibi, “Los filólogos dela Academia Mexicana correspondiente de la Espa-ñola”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xx, pp.78-80.

277 José Ignacio Dávila Garibi, Daniel Huacuja yMiguel León Portilla, “Principales ‘parcialidades’ ogrupos indígenas de México”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xx, pp. 114-119.

278 José Ignacio Dávila Garibi al licenciado Agus-

tín Yáñez, México, D. F., 19 de febrero de 1973;Agustín Yáñez al licenciado José Ignacio Dávila Gari-bi, México, D. F., 23 de febrero de 1973.

279 José Rojas Garcidueñas a don Alonso ZamoraVicente, secretario perpetuo de la Real AcademiaEspañola, México, D. F., 25 de enero de 1981.

280 Programa de homenaje luctuoso al señorlicenciado J. Ignacio Dávila Garibi, México, D. F.,julio-agosto de 1981.

directores y secretarios

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Ernesto de la Torre Villar repasa su recuer-do en la “Remembranza de Ignacio DávilaGaribi”, escrita en noviembre de 1981 y leí-da el 10 de diciembre siguiente, cuando lasesión pública y solemne se dedica a honrarla memoria de los desaparecidos en el año:en ella, Porfirio Martínez Peñaloza dice suspalabras sobre “Antonio Castro Leal”,281 yAndrés Henestrosa improvisa con elocuen-cia acerca de “José Rojas Garcidueñas”.

José Rojas Garcidueñas,undécimo secretario (1981)

Cortísima la actuación de José Rojas Gar-cidueñas como secretario perpetuo de laAcademia Mexicana: asume el cargo el 15de enero de 1981, según dijimos ya, y mue-re a escasos meses, 1° de julio del propioaño; empero, lo desempeña como sustitu-to desde 1973, y bien; lo que es meritorio.No así de corta su producción, dentro deuna vida eternamente inquieta, cubiertaen cada instante hasta la saciedad. Con lasingularidad del aprovechamiento perpe-tuo, como dijo José Luis Martínez en “Lasnarraciones de José Rojas Garcidueñas” enla introducción de El erudito y el jardín:

aficionado a la buena conversación, a los li-

bros y los papeles viejos, al humor, las fórmu-

las de cortesía y las historias pueblerinas, y

a las anécdotas de personajes de la vida li-

teraria; sensible para percibir la belleza de

las montañas tropicales en un amanecer o el

áspero señorío con que un minero corres-

ponde un favor recibido o el juego de las

palomas en una plaza de Siena; divertido y

socarrón al narrar los trámites burocráticos

necesarios para adquirir un tipómetro o las

rivalidades de dos pueblos por cuestión de

nombres, a menudo insiste Rojas Garcidue-

ñas en la verdad testimonial de sus narra-

ciones, como si sólo pretendiese ser relator:

además de la cortesía de la brevedad, ofrece

una manera reposada de contar y el encanto

siempre atrayente de la curiosidad…282

178

281 Las palabras de Porfirio Martínez Peñalozasobre Antonio Castro Leal y la “Remembranza” deJosé Ignacio Dávila Garibi, de Ernesto de la Torre

Villar, en Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv,pp. 279-282 y 283-287 respectivamente.

282 José Luis Martínez, “Las narraciones de José

historia de la academia mexicana de la lengua

El erudito y el jardín por José Rojas Garcidueñas

Page 180: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Quien bien se gana el sobrenombre de ElBachiller por haber desentrañado la vida yaventuras del teatro novohispano del sigloxvi, en especial las de Arias de Villalobos—sus aficiones en la Facultad de Filosofía yLetras—, nace el 16 de noviembre de 1912 enSalamanca, Guanajuato; estudia derecho yse licencia en esa profesión, en 1938; des-pués se gradúa como maestro en letras, Mag-na cum laude, en 1954, y desde muy antesya es catedrático ayudante del seminariode literatura en la Facultad de Filosofía yLetras de la unam (1941-1942), cuando eltitular del curso era Alfonso Reyes. De 1939a 1952 desempeña, simultánea o sucesiva-mente, diversas enseñanzas: Historia Uni-versal, Historia de México, Historia delArte, Literaturas Española, Hispanoameri-cana y Mexicana, en la Escuela Normal deMaestros y en diversas instituciones par-ticulares. Profesor titular en la Facultad deFilosofía y Letras (1944-1966), resulta inves-tigador del Instituto de Investigaciones Es-téticas, de 1939 a 1974, a la vez que cubrecargos o empleos no universitarios, entreellos gerente de la Orquesta Sinfónica deMéxico (1944-1947), funcionario en la Se-cretaría de Relaciones Exteriores comoconsultor de la Dirección de Límites yAguas Internacionales (1956-1974), y admi-nistrador del Instituto Tecnológico de Mé-xico (1951-1953). Destaca como profesor deliteratura española e hispanoamericana enlos Estados Unidos, en The Pennsylvania

State College (1948-1949), y brilla en unasucesión de reuniones internacionales. Per-tenece a algunas asociaciones, entre ellas laAssociation Internationale de Critiquesd’Art y la International Law Association.283

De su obra son dignos de citar los títu-los El teatro de Nueva España en el sigloxvi, 1935; Vitoria y el problema de la con-quista en derecho internacional, 1938; DonCarlos de Sigüenza y Góngora, erudito ba-rroco, 1945; El antiguo Colegio de San Ilde-fonso, 1951; Anécdotas, cuentos y relatos,1956; Bernardo de Balbuena, La vida y laobra, 1958; El mar territorial y las aguasinternacionales, 1960; Genaro FernándezMacGregor, escritor e internacionalista, 1962;Don José Bernardo Couto, jurista, diplomá-tico y escritor, 1964; Presencias de Don Qui-jote en las artes de México, 1968; Cervantesy Don Quijote, 1972; y El Ateneo de laJuventud y la Revolución, 1979. Colabo-rador efectivo de numerosas revistas dela capital y la provincia, aparece especial-mente en Ábside, Anales del Instituto deInvestigaciones Estéticas, Cuadernos Ameri-canos y la Gaceta del Fondo de Cultura Eco-nómica.284

Agustín Yáñez, Octaviano Valdés yAntonio Gómez Robledo son los académi-cos que proponen la candidatura de JoséRojas Garcidueñas, el 21 de abril de 1961,para ocupar la vacante que dejó, tras susensible fallecimiento, el licenciado Gena-ro Fernández MacGregor.285 El 14 de julio

179

Rojas Garcidueñas”, en Introducción a El erudito y eljardín. Anécdotas, cuentos y relatos.

283 José Rojas Garcidueñas, Curriculum vitae,México, abril de 1975; José Rogelio Álvarez, Enciclope-dia de México, t. 12, pp. 7011-7012.

284 Ibidem.285 Agustín Yáñez, Octaviano Valdés y Antonio

Gómez Robledo al señor director de la AcademiaMexicana, México, D. F., 21 de abril de 1961.

directores y secretarios

Page 181: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

inmediato es electo para cubrir el sillón iv.Como tarda en preparar su trabajo de in-greso, el 15 de febrero de 1962 se le amplíael plazo preestablecido, y el 22 de junio,dentro de una sesión pública, en presenciade los académicos Francisco Monterde,José María González de Mendoza, DanielHuacuja, Luis Garrido, Jesús Silva Herzog,Octaviano Valdés, Miguel León Portilla,Ermilo Abreu Gómez y Manuel Alcalá, enuso de la palabra “leyó su discurso, quededicó íntegro a hablar de la vasta obraliteraria, histórica y jurídica de su antece-sor… contestó al señor Rojas Garcidueñasel señor don Antonio Gómez Robledo, pa-ra hablar de la labor literaria, histórica ycrítica del nuevo académico”.286

El citado discurso de ingreso, en efecto,se intitula “Genaro Fernández MacGregor,escritor e internacionalista”: en cuatrorenglones y sectores clasifica los libros yestudios de su antecesor desaparecido,tanto las obras de ficción y memorias per-sonales, como los ensayos críticos sobreletras e ideas, los ensayos de carácter bi-bliográfico —es decir, sobre determinadospersonajes, con referencias más o menosextensas a sus obras escritas o a sus servi-cios públicos— y el renglón de carácterjurídico y particularmente internaciona-lista, con muy frecuentes incursiones enlos campos de la historia.287 AntonioGómez Robledo, a su vez, recorre la obraselecta del recipiendario, haciendo men-

ción al menos de El teatro de Nueva Espa-ña en el siglo xvi, El antiguo Colegio de SanIldefonso y de sus textos acerca de Vitoria,Sigüenza y Balbuena.288 En octubre si-guiente don Julio Casares comunica que laReal Academia Española —a instancia desus miembros Luis Martínez Kleiser,Gerardo Diego y él mismo— lo ha elegidocorrespondiente hispanoamericano.

El 29 de marzo de 1963 Rojas Garcidue-ñas, en sesión pública, lee en la Academia“Don José Bernardo Couto”, trabajo termi-nado dos días antes: es estudio firme sobrequien, como comisionado en el Tratado dePaz firmado el 2 de febrero de 1848, protegeintereses nacionales definitivos, incluidauna “Exposición de motivos” trascenden-tal, y entre otros textos suyos quizá el másconocido sea su Diálogo sobre la historia dela pintura en México, editado en 1872.289

Luego, en 1964, asume el honor de respon-der el discurso de ingreso de Andrés He-nestrosa, ese estudio sobre “Los hispanis-mos en el idioma zapoteco” tan preciso denuestro actual decano, donde incluye lasvoces incorporadas al español por el len-guaje más conocido en Oaxaca, idiomaprimario de quien incubó Los hombres quedispersó la danza. Al responder, Rojas Gar-cidueñas hace notar que Henestrosa —se-gún él piensa— cubre “un deseo de expre-sar y explicar su pueblo, la proyección deun hondo arraigo local ampliado hasta eljusto marco de la patria grande, del México

180

286 AoAM del viernes 22 de junio de 1962.287 José Rojas Garcidueñas, “Genaro Fernández

MacGregor, escritor e internacionalista”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xviii, pp. 98-113.

288 Antonio Gómez Robledo, “Contestación al

discurso anterior”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xviii, pp. 114-120.

289 José Rojas Garcidueñas, “Don José BernardoCouto”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix,pp. 171-183.

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íntegro y total”.290 Y en 1965 intervieneen sendas oportunidades: cuando el 26 demarzo el doctor Francisco Monterdeanuncia con beneplácito que ha obtenidoel primer premio en el Concurso Cervan-tes convocado por el Instituto Tecnológicode Monterrey, con su trabajo “Presen-cias de Don Quijote en las artes de Méxi-co” —publicado este mismo año y despuésen 1968—, y cuando el 10 de septiembrecolabora con “Los diplomáticos” en la ce-lebración del 90 aniversario de la funda-ción de la Academia, enlistando a quienes,aparte de ser conocedores de la lengua,han cumplido misiones extraordinariasdentro del servicio exterior mexicano.291

En 1967 José Rojas Garcidueñas aparecede nueva cuenta en dos ocasiones: el 30 deseptiembre y el 15 de diciembre. En sep-tiembre aprovecha la oportunidad en quela Academia conmemora en Teocaltiche,Jalisco, el centenario del natalicio de Victo-riano Salado Álvarez, para hablar de Vic-toriano como diplomático, a la vera deAndrés Henestrosa, quien comenta “Teo-caltiche en las memorias de d. Victoriano”:creemos que su ponencia resulta un reco-rrido minucioso por la labor desarrolladadentro de este terreno, intrincada y malentendida, de quien fungió por algunosaños como profesor de Derecho Interna-cional Público en la Escuela Libre de Dere-

cho de México.292 En diciembre participaen la sesión pública preparada para honrarla memoria de Celestino Gorostiza, JoséMaría González de Mendoza y Ángel Ma-ría Garibay K., muertos durante este año;vierte ahí su lectura “Don José María Gon-zález de Mendoza. In memoriam”, y allíhusmea la vida del estudioso que realiza elsueño de “aprender y escribir” en Franciahasta incorporarse al servicio exterior,donde permanece por más de 30 años,“abate” perfeccionista que publica escasa-mente, no obstante poseer una infatigablededicación y aunar a su inteligencia unaespléndida cultura.293

Como en 1968 acude algunos meses aBuenos Aires, ese año sólo existe de élel ensayo “El movimiento literario del ‘co-lonialismo’ ”, fechado en Salamanca, quepresenta en el homenaje a Francisco Mon-terde, organizado por la Biblioteca Nacio-nal, en ocasión de celebrar el cincuentena-rio de la aparición del libro de éste, Elmadrigal de Cetina, la noche del 27 de no-viembre de dicho año: arte que llama detransición alrededor de 1918 y que ejempli-fica con las jocosas e ingeniosas burlas deGenaro Estrada, “creación de una literatu-ra que engordaba a ojos vistas con el evi-dente saqueo de esas sabrosas crónicas yleyendas en que son maestros reconocidosen América el peruano Palma y el mexi-

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290 Andrés Henestrosa, “Los hispanismos en elidioma zapoteco”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xix, pp. 132-141; José Rojas Garcidueñas, “Con-testación al discurso anterior”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xix, pp. 142-145.

291 José Rojas Garcidueñas, “Académicos diplomá-ticos”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xx,pp. 95-97.

292 José Rojas Garcidueñas, “Don Victoriano Sala-do Álvarez como diplomático”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xx, pp. 235-248.

293 José Rojas Garcidueñas, “Don José María Gon-zález de Mendoza. In memoriam”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xx, pp. 255-259.

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cano González Obregón”.294 Un calenda-rio más, 1969, y dos sus apariciones: 24 deoctubre y 10 de diciembre. En octubre darespuesta al discurso de ingreso de Aman-cio Bolaño e Isla, quien lee su “Estudiocomparativo entre el Estebanillo Gonzálezy el ‘Periquillo Sarniento’ ”, indicando que,como discípulo de Ramón Menéndez Pi-

dal, el recipiendario es excelente pedago-go, ensayista y crítico, amante de cursosespecializados y de seminarios que rema-tan en la lingüística con el Breve manual defonética elemental y el Manual de historiade la lengua española.295 En diciembreacompaña a Salvador Azuela y a FranciscoMonterde en tanto se expresan sobre JoséVasconcelos y Alfonso Reyes respectiva-mente, en la sesión pública celebrada parahacer honrar a los desaparecidos años an-tes; allí, él plasma su “Genaro FernándezMacGregor. In memoriam”, mediante elanálisis relampagueante de El río de misangre y sus líneas del capítulo final, dondesentencia “Vencí mi destino viviendo”.296

De 1970, cuenta la lectura en sesión pú-blica del 25 de septiembre sobre “Don An-tonio de la Peña y Reyes” —Peñita paraquienes corrimos por el Archivo Diplomá-tico de la Secretaría de Relaciones Exterio-res—, autor de la Antología moral perosobre todo de la primera serie del ArchivoHistórico Diplomático Mexicano, tan la-boriosamente documentado.297 Puesto quede 1971 subsisten sus sentidos conceptos del22 de julio “A Amancio Bolaño e Isla”, dichosen nombre de la Academia a la muerte delacadémico: para él, ingreso y final marca-dos en la corporación.298 Repetidos o másdetallados si se quiere, no como oración

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294 José Rojas Garcidueñas, “El movimiento litera-rio del ‘colonialismo’ ”, Salamanca, 22 de noviembrede 1968, leído el 27 de noviembre de 1968.

295 José Rojas Garcidueñas, “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 44-48; Amancio Bolaño e Isla; “Estudiocomparativo sobre el Estebanillo González y el ‘Peri-quillo Sarniento’ ”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxi, pp. 27-43.

296 José Rojas Garcidueñas, “Genaro FernándezMacGregor. In memoriam”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxi, pp. 202-207.

297 José Rojas Garcidueñas, “Don Antonio de laPeña y Reyes”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 234-249.

298 José Rojas Garcidueñas, “A Amancio Bolaño eIsla”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 411-412.

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Rafael F. Muñoz

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fúnebre, sino en la sesión pública del re-cuerdo a los ya idos, como el 10 de diciem-bre siguiente, en que elogia el estudio ana-lítico de las cuatro obras fundamentales defray Alonso de la Veracruz.299 En tal oca-sión, tras las palabras iniciales del directorFrancisco Monterde, Daniel Huacuja loa a“Don Eduardo Luquín”, y Efrén NúñezMata a “Don Ermilo Abreu Gómez”.

Vuelve a ser 1972 doble en presencias delBachiller: la primera cuando José IgnacioDávila Garibi le solicita el 2 de junio elenvío de sus discursos en los homenajes aGenaro Fernández MacGregor y Antoniode la Peña y Reyes, para incluirlos en lasMemorias, y la segunda porque el 15 dediciembre, en la habitual sesión de finde año en la cual se acostumbra honrar alos muertos usuales, Víctor Bravo Ahújacomo ministro de Educación Pública yAlfonso Junco como académico abren lavelada, Andrés Henestrosa evoca a RafaelF. Muñoz, apenas electo, y Rojas Garci-dueñas rememora a Justino Fernández enrepresentación de la propia Academia y elInstituto de Investigaciones Estéticas de laUniversidad Nacional Autónoma de Méxi-co.300 Suplido Dávila Garibi por enferme-dad y actuante ya como secretario interinoen 1973 —según llevamos dicho—, el 6 deseptiembre de 1974 responde el ensayode ingreso del correspondiente SalvadorCruz, con residencia en Tehuacán, Puebla,quien diserta sobre “La Epístola Moral y

sus personajes en México”, refiriéndosea la carta escrita “desde Sevilla por An-drés Fernández de Andrada a don AlonsoTello de Guzmán, el Fabio, pretendiente enMadrid, que fue corregidor de México”,haciendo eco del “endecasílabo que siguesiendo un desafío a la conciencia de todoslos hombres: Iguala con la vida el pensa-miento…”301 Rojas Garcidueñas elogia elcomplemento de la investigación, efec-tuada ésta por Salvador Cruz, y reitera labienvenida al recipiendario.302

En 1975 rechaza el encargo que la Edito-rial Kapelusz, de Buenos Aires, le proponepara incluir una selección de gentiliciosmexicanos en un diccionario de regiona-lismos, y en 1976 interviene, casi como essu costumbre, en dos episodios académi-cos: uno, el de la respuesta al discurso deingreso de Porfirio Martínez Peñaloza, in-titulado “Parnasos, liras y trovadores me-xicanos. Siglo xix”, el 27 de agosto, y otro,el de la copia que le es turnada por JesúsMorales de León sobre la contabilidad delibros clasificados en la biblioteca de lacorporación, alrededor de 40% de los 9 000volúmenes calculados. José Luis Martínez,Manuel Alcalá y Ernesto de la Torre Villarhabían propuesto la candidatura de Porfi-rio: él habla de su antecesor, don AmancioBolaño e Isla, en el sillón número xxv, yde la carencia de una gran historia de laliteratura mexicana; José responde alu-diendo a la profesionalidad de la obra por-

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299 José Rojas Garcidueñas, “Amancio Bolaño eIsla”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi,pp. 331-334.

300 AoAM del 15 de diciembre de 1972.301 Salvador Cruz, “La Epístola Moral y sus perso-

najes en México”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxii, pp. 123-135.

302 José Rojas Garcidueñas, “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxii, pp. 136-138.

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firiana y a sus acertadas investigaciones.303

Es hasta 1979 cuando participa en el actodedicado a Jaime Torres Bodet, en abril,en El Colegio de México: en “Las Memo-rias de don Jaime Torres Bodet, en suhomenaje”, repasa cuanto hay allí de auto-biografía e historia, “un esfuerzo valiente,duro y sereno”, de quien dio tantos laurosa México: José retoma el recuerdo y el tri-buto hacia una figura eminente de nues-tras letras y nuestra dignidad.304

Desde 1980, incluso hospitalizado, in-forma que está dedicado a resolver la edi-ción por la Academia de dos libros, losescritos por Mateo Alemán: la OrtografíaCastellana de 1609, y los Sucesos de don frayGarcía Guerra y Oración fúnebre. Ambosacusan sendos preliminares, escritos res-pectivamente en enero y febrero de 1981.Los resultados, limpios y exactos, le sondedicados, haciéndose constar que Anto-nio Castro Leal es el autor del prólogo delos Sucesos, y que Rojas Garcidueñas, en laOrtografía, añade una advertencia desdejunio de 1950. Tesón y paciencia acusa ensu resultado final: final sobre todo si sejuzga que esta labor tan “endiablada”, ape-nas le deja tiempo para morir.305 En elpropio enero de 1981 todavía se entera deque la corporación está empeñada en lapublicación de ambos textos, reedición de

los libros escritos por Mateo Alemán, y deque la Academia lo ha elegido secretarioperpetuo.

Al morir el 1° de julio de 1981, AntonioGómez Robledo lo acompaña en su funeralel 2: en sus palabras “Despedida de JoséRojas Garcidueñas: 1912-1981”, lo describecomo “una de las almas más bellas que co-nocí, orgullo de las letras patrias, ma-ravilloso espíritu concertado, luminoso,musical…”306 El 10 de diciembre de talcalendario, en sesión pública y solemne,Porfirio Martínez Peñaloza recuerda aAntonio Castro Leal, Ernesto de la TorreVillar a Ignacio Dávila Garibi, y AndrésHenestrosa improvisa sentidas frases sobreEl Bachiller.307 En 1983, el 12 de mayo, Tar-sicio Herrera Zapién ocupa su sitial vacan-te, y en julio, su esposa Margarita MendozaLópez, quien sufriera trágica muerte, actua-liza su currículum; más tarde se ocupa deentregar una semblanza, muy suya, a la quecoloca el nombre de “José Rojas Garcidue-ñas, el hombre”. En 1984, tercer año de sufallecimiento, se reúnen varios homenajesen su favor: aparece como póstumo El eru-dito y el jardín, aquella su mención que yacomentamos cuando advierte cómo Al-fonso Reyes poseía una “memoria fotográ-fica”, y el pensamiento selectivo de AndrésHenestrosa el 7 de abril de este año en

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303 Porfirio Martínez Peñaloza, “Parnasos, liras ytrovadores mexicanos. Siglo xix”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxiv, pp. 31-47; José RojasGarcidueñas, Contestación, Morelia, Edición Cameli-na, 1976; véase también José Rojas Garcidueñas,“Contestación al discurso anterior”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxiv, pp. 48-52.

304 José Rojas Garcidueñas, “Las Memorias de Jai-me Torres Bodet, en su homenaje”, Memorias de la

Academia Mexicana, t. xxv, pp. 454-459. Firma suescrito en abril de 1979, y el acto tiene lugar en ElColegio de México el 3 de mayo del mismo año.

305 Él entera a la Academia de su cometido el 21 demayo y el 23 de julio de 1980.

306 Antonio Gómez Robledo, “Despedida a JoséRojas Garcidueñas: 1912-1981”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxv, pp. 239-240.

307 AoAM del 10 de diciembre de 1981.

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Novedades —bajo el título “Los libros y lasflores”— donde líricamente coincide enque “en las pausas, recodos, remansos de lacotidiana tarea, cambiaba la pluma delerudito, la del recolector, por la del jardi-nero, del sembrador que inventó y cosechórosas hermosas de dibujo y de color…”308

Y, además, el recordatorio municipal desu tierra de origen, Salamanca, en noviem-bre, y el homenaje en la sala Manuel M.Ponce, donde participan Margarita Men-doza López, Moisés Paredes, la doctoraMaría Rosa Palazón y Patricia Cox el 18 deeste mismo mes. Al final, el 17 de marzode 1985 su esposa entrega a la Academia unlote de sus obras. Aparentemente, la histo-ria de El Bachiller se cierra. Pero hastaahora se le retiene en la memoria…

María del Carmen Millán,duodécima secretaria (1981-1982)

Intrincado el comentario de María delCarmen Millán, la primera académica yprimera secretaria habida en nuestra cor-poración, por la extensión de su obra y lasencillez de su proceder. Dedicada durantetoda su vida a la investigación y al magis-terio: “Yo soy sólo una maestra enamoradade su trabajo”, indica con entera since-ridad. De Teziutlán, Puebla, nacida el 3 dediciembre de 1914, pasa a estudiar en laEscuela Nacional Preparatoria y en la Fa-cultad de Filosofía y Letras de la unam,donde obtiene los grados de maestra en

letras, magna cum laude, en 1952, y de doc-tora en letras, mención honorífica, en1962. Desde 1946 a 1954 resulta profesoratitular de lengua y literatura española en lapropia Escuela Nacional Preparatoria, ydesde 1954 hasta 1970, profesora de tiempocompleto en la facultad donde estudió,impartiendo metodología de la literatura ycomposición, iniciación a las investigacio-nes literarias, cursos monográficos sobreliteratura mexicana, y seminarios de dichaespecialidad. Recorre el país cuando esinvitada a cursos foráneos, y en el extran-jero da lecciones en San Antonio, Texas;Madison, Wisconsin, y diversas univer-sidades alemanas. Representa a Méxicoen delegaciones participantes en congre-sos de literatura iberoamericana. En launam cubre la secretaría de la Facultad deFilosofía y Letras de 1960 a 1966. Hacia1973 cumple el cargo de directora generalde Audiovisual y Divulgación en la sep.Incluida en innúmeras sociedades, comopreseas o distinciones recibe las palmasacadémicas de Francia en 1962, y la bande-ra yugoslava con corona de oro y collar en1963. Participa en múltiples revistas, desdeRueca y Tierra Nueva hasta Historia Mexi-cana y Letras de América. Actúa como res-ponsable de las secciones de literaturamexicana en diccionarios, adquiriendoenorme prestigio. Forma continuamente ainvestigadores, en tanto escribe prólogos,ensayos, estudios, antologías, a la par queredacta su obra mayor, convirtiéndose enuna de las máximas autoridades dentro de

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308 Andrés Henestrosa, “Los libros y las flores”,Novedades, sábado 7 de abril de 1984.

directores y secretarios

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su terreno. El Diccionario de escritores me-xicanos, donde ella colabora con el “Pano-rama de la literatura mexicana”, garantiza“su segura información, su sensibilidad, sucapacidad docente y su responsabilidadcrítica”. Coopera en índices de revistas lite-rarias, dirige la colección del Centro deEstudios Literarios, en 1975 es designada laMujer del Año. En enero de 1977, en fin, esnombrada directora del Canal 13 televisi-vo.309 Entonces, Mauricio González de laGarza, en Novedades del 5 de dicho mes,

declara su regocijo ante el nombramientoporque

lleno de júbilo y entusiasmo al enterarse del

suceso, reconoce que la doctora es una mu-

jer con todas las cualidades y calidades, la

experiencia y la preparación para semejante

empresa: es hábil, eficiente, dinámica, traba-

jadora, responsable, disciplinada y discipli-

nante, garantía del orden y de la produc-

ción…310

¿Qué escribe María del Carmen Millán,entre otras obras? El paisaje sinfónico, 1951;El paisaje en la poesía mexicana, 1952, concomentarios elogiosos de escritores céle-bres como Alfonso Reyes, Salvador Novo,Ermilo Abreu Gómez, Alí Chumacero yAndrés Henestrosa; Ideas de la Reforma enlas letras patrias, 1956, libro con base histó-rica y orientación social; Poesía románticamexicana, 1957; Cosas vistas y cartones, deÁngel de Campo, prólogo, 1958; Doce cuen-tistas potosinos contemporáneos, 1959; pró-logo a El Zarco. La Navidad en las monta-ñas, de Ignacio Manuel Altamirano, en lacolección Sepan Cuántos, 1966; el “Pano-rama de la literatura mexicana”, ya señala-do, como estudio preliminar al Diccio-nario de escritores mexicanos, 1967 —que,dicho sea entre paréntesis, no lleva fir-ma—; la Literatura mexicana, con notas deliteratura hispanoamericana y antología,éxito hasta una undécima edición o más;

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309 María del Carmen Millán, Curriculum vitae;José Rogelio Álvarez, Enciclopedia de México, t. 9,pp. 5432-5433; “María del Carmen Millán”, Dicciona-rio de escritores mexicanos, unam, Centro de EstudiosLiterarios, pp. 232-233.

310 Mauricio González de la Garza, “DoctoraMillán”, Novedades, 5 de enero de 1977.

historia de la academia mexicana de la lengua

María del Carmen Millán

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su devoción hacia Manuel José Othón endiversos estudios, incluido el de 1951, y asísucesivamente. No puede ignorarse el quehaya dirigido Sep-Setentas y que en 1976abre nuevas sendas con la Antología decuentos mexicanos, primera edición. Laliteratura y su enseñanza, una segunda na-turaleza en ella.311

Recorramos su actuación académica.Cuando Mauricio Magdaleno, Alí Chuma-cero y Ernesto de la Torre Villar entreganla propuesta en que la postulan como can-didata —primera mujer al parecer, puesRosario Castellanos tal vez permaneció enentredicho al no radicar en México— aadquirir tal categoría, fechada el 20 deenero de 1974, insistiendo sobre su pro-ducción literaria, el acta del 26 de abrilsiguiente relata:

el secretario dio lectura a la candidatura de la

señorita doctora María del Carmen Millán

para cubrir la vacante que dejó don Julio

Torri. Esa propuesta está firmada por los se-

ñores académicos Mauricio Magdaleno, Alí

Chumacero y Ernesto de la Torre Villar. Se

seguirá el trámite acostumbrado, comuni-

cándole lo anterior a la señorita Millán…312

Algunas de las obras de María del Car-men “quedan ya en la biblioteca de la Aca-demia”.313 Y el 28 de junio, para pasar a lavotación como lo establece el citatorio res-pectivo,

se nombró escrutador a don Andrés Henes-

trosa, quien recogió las cédulas de los pre-

sentes y los votos por escrito que previa-

mente habían sido recibidos. Votaron las

siguientes personas: don Alfonso Junco,

don Francisco Monterde, don Martín Luis

Guzmán, don Antonio Castro Leal, don Mi-

guel Alemán, don Agustín Yáñez, don Jesús

Silva Herzog, don Octaviano Valdés, don

Mauricio Magdaleno, don José Luis Martí-

nez, don Francisco Fernández del Castillo,

don José Rojas Garcidueñas, don Rubén

Bonifaz Nuño, don Salvador Azuela, don

Andrés Henestrosa, don Alí Chumacero,

don Antonio Acevedo Escobedo, don Er-

nesto de la Torre Villar y don Edmundo

O’Gorman. Se hizo el cómputo que dio

por resultado 19 votos a favor de la doctora

Millán. El director la declaró electa como

miembro de número de esta Academia,

lo cual se le comunicará conforme a los Es-

tatutos.314

Será el 3 de junio de 1975 cuando ella, enrecepción pública, ofrezca sus primiciaspresentando el ensayo “Tres escritorasmexicanas del siglo xx”, refiriéndose espe-cíficamente a María Enriqueta Camarillode Pereyra, Concha Urquiza y RosarioCastellanos, tras haber ofrendado a JulioTorri, su antecesor en la silla xii. Evoca“por derecho y por deber” la antología deJosé María Vigil, Poetisas mexicanas, yrepasa a cada una de las tres escogidas, a

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311 María del Carmen Millán, Curriculum vitae;Aurora M. Ocampo, palabras en el homenaje a ladoctora María del Carmen Millán en el auditorioJulián Carrillo de Radio unam el 9 de diciembre de1982; Boletín de prensa para tal ocasión.

312 AoAM del 26 de abril de 1974.313 AoAM del viernes 17 de mayo de 1974.314 AoAM del viernes 28 de junio de 1974.

directores y secretarios

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las cuales diseca física y espiritualmentecon el análisis de una “sobriedad elegante,rigurosa unidad” de la primera de ellas, la“diferencia de los temas, en el tono y en eltratamiento” de la segunda, influida por lapoesía intensa de Gabriela Mistral —quienle revela el río de fuego de los salmos en elque ella enciende y calcina su corazón—, yla obra variada y abundante de la tercera,espléndida carrera truncada prematura-mente por un aciago accidente, dondedescuellan Oficio de tinieblas y BalúnCanán, o su producción lírica Poesía noeres tú.315 Agustín Yánez, en la respuestaefusiva, aclara que “En su año centenario,esta Casa instituye fecha memorable, alabrir sus puertas, por primera vez, a unamujer. Nada lo impedía, ningún estatutoerigía valladar. El precedente queda roto.”En corta pieza conviene en que María delCarmen, cultora del idioma, dé paso al“eterno femenino con frescos aires, esen-cias, impulsos, a la casa centenaria”. Losfrutos maduros de la doctora se hallan enel Centro de Estudios Literarios de la Uni-versidad Nacional, el Diccionario de escri-tores mexicanos y la multiplicación de laserie Sep-Setentas.316 Casi inmediatamen-te, durante la celebración de los festejosdados para honrar la centuria de la Acade-mia, ella acude para incluir dentro de lasponencias de la segunda comisión “El len-guaje y los medios de comunicación”, a los

que trata como complementarios vehícu-los de cultura.317 El 2 de octubre de eseaño, a propuesta de Vicente García Diego,Manuel Halcón y Alonso Zamora Vicen-te, Madrid la nombra correspondiente his-panoamericana por votación secreta yunánime.

Corre el tiempo, y es hasta el 10 de juliode 1980, en pleno homenaje a AgustínYáñez, fallecido el 17 de enero previo, elmomento en que aborda “La trilogía de lasnovelas de la tierra”, colocada como La no-vela en el programa múltiple en el queAdalberto Navarro Sánchez lee “Los librosiniciales de Agustín Yáñez, maestro”; JoséLuis Martínez, “El ensayo y la crítica”; yAntonio Gómez Robledo, “El hombre”.Con maestría trata Al filo del agua, La tie-rra pródiga y Las tierras flacas: intuye quela obra agustinesca es el resultado de unalarde de técnica, y que buena parte de suexperiencia personal está latente en su sen-tido de creación; concluye que “tal pareceque en cada novela, Yáñez se proponíaalcanzar un objetivo más alto y superaruna dificultad mayor: las novelas forman,en cantidad y calidad, una obra ejemplar,intensa y ardua, que ha logrado trascendersu tiempo…”318

A finales de 1980 José Rojas Garcidueñasle comunica a María del Carmen que se lehan dado las facultades necesarias paraocuparse del proyecto de readaptación del

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315 María del Carmen Millán, “Tres escritorasmexicanas del siglo xx”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxii, pp. 48-63.

316 Agustín Yáñez, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii,pp. 63-65.

317 María del Carmen Millán, “El lenguaje y losmedios de comunicación”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxiii, pp. 101-103.

318 María del Carmen Millán, “La trilogía de lasnovelas de la tierra, de Agustín Yáñez”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 336-342.

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museo de la Academia.319 Después, elladiserta, el 31 de agosto de 1981, en el home-naje a Andrés Henestrosa, cuando Fomen-to Cultural Banamex le entrega a éstela presea Espiga de Plata en su calidad desembrador de cultura; todo ello antesde que, según hemos señalado, el 29 deoctubre sea nombrada, por unanimidad,secretaria en la vacante de José Rojas Gar-cidueñas. Influye también para que conpremura se sustituya la faltante que existeen la dirección académica desde la muertede Agustín Yáñez;320 en la votación, resultaescrutadora.321

En la sesión pública que conmemora elsegundo centenario del natalicio de An-drés Bello, efectuada el 12 de noviembrede 1981, María del Carmen, a nombre deSalvador Echevarría que se halla delicadode salud, lee el relato “Andrés Bello, hom-bre representativo de América”, dondediferentes académicos completan el ho-menaje. No tiene mayor tiempo para ac-tuar en la corporación: fallece el 1° de sep-tiembre de 1982. La prensa indica que “laúnica miembro de número de la AcademiaMexicana de la Lengua, María del CarmenMillán, murió ayer”.322 La Academia, con-juntamente con la Facultad de Filosofía yLetras de la unam, en el auditorio JuliánCarrillo de Radio Universidad, le rindehomenaje el 9 de diciembre siguiente. Esallí donde la maestra Aurora M. Ocampocumple con la reseña acerca de su vida y suobra, donde María Rosa Palazón lee al-

gunas de sus páginas escogidas, y don-de, sobre todo, Ernesto de la Torre Villar—quien la ha conocido bien— entregauna síntesis elocuente de sus experiencias:

Menuda, de bien formada pequeñez y agra-

ciado semblante, su persona no revelaba

coquetería ni frágil apariencia, sino el seguro

dominio de su feminidad, el señorío de su

condición de mujer adquirido a través de

inteligente y perseverante disciplina. Iba

siempre vestida con discreta elegancia sin

alardes, sin complacencias con la moda

fugaz. Su forma de ser, sus gestos, sus movi-

mientos revelaban el dominio de sí misma,

la plena conciencia de su firme personali-

dad… Su mente ágil no la desperdició en

artificios verbales ni la empleó en inútiles

chismorreos. Comprendía los defectos del

prójimo sin divulgarlos. Sus juicios fueron

cáusticos y certeros mas la maledicencia no

anduvo en sus labios. Sin tener el ánimo

pacato, aunque festejaba la ironía, los chistes

ocurrentes, no congeniaba con lo grosero y

vulgar… Se adentró en la crítica de la litera-

tura, el perfeccionamiento del lenguaje, la

enseñanza y difusión de las bellas artes. Su

fina sensibilidad le permitió captar forma y

sentido en ellas, adentrarse en el espíritu de

los autores, captar el ritmo y emoción de sus

versos y de su prosa, el pulso de la gestación

artística, el ambiente y sentido que tiempo y

espacio le dan a la obra escrita… Serenidad

y disciplina aunada a la comprensión, al

consejo oportuno, a la dirección firme fue-

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319 En realidad, el 4 de diciembre de 1980 es cuan-do José Rojas Garcidueñas manifiesta que el 27 denoviembre previo se otorgan dichas facultades; cf.AoAM respectivas de la Academia.

320 AoAM del 28 de agosto de 1980.321 AoAM del 13 de noviembre de 1980.322 Guadalupe Appendini, Excélsior, jueves 2 de

septiembre de 1982.

directores y secretarios

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ron sus virtudes en la cátedra. Fue exigente

en el cumplimiento del deber…323

Clementina Díaz y de Ovando es electaacadémica el 24 de marzo de 1983 parasuplirla en su sitial. Y don Manuel Alcalácomunica el 10 de julio inmediato su nom-bramiento el 23 de junio previo como se-cretario perpetuo de la Academia por lalamentable pérdida de María del CarmenMillán.324

Manuel Alcalá Anaya,decimotercer secretario (1983-1999)

Sabio —indudablemente uno de los pocosque en el mundo han sido, al decir de Sil-vio Zavala—, Manuel Alcalá —Anaya porapellido materno—, graba en nuestra me-moria la imagen de caballerosidad inigua-lable, como si se le pudiese homologar aun recipiente, cántaro cristalino diríamos,de bondad y cortesía. Nacido en la ciu-dad de México el 19 de noviembre de 1915,con estudios en nuestro país y en Francia,devoto desde siempre de las letras se gra-dúa como maestro en ellas, en 1944, magnacum laude por la Universidad NacionalAutónoma de México, y como doctor, en1948, cum laude, por la misma institución.Fácil para el dominio de las lenguas, hablay escribe con soltura inglés, francés e ita-liano; habla catalán y portugués; lee latín yprovenzal; conoce el griego, el alemán y el

finlandés. A la que fue su escuela originalacude como profesor desde 1940 hasta 1965;entre muchos otros planteles nacionales yextranjeros donde enseña, son de recor-darse el Lyceé Franco-Mexicain, 1940-1941y 1943-1945; el ifal o Institut Françaisd’Amérique Latine, desde su fundación enagosto de 1945 hasta septiembre de 1947 yde 1957 a 1964; y el Bryn Mawr College enBryn Mawr, Pensilvania. Expone cursos delatín, cultura latina o griega, literaturasespañola, francesa y griega, fonética fran-cesa, superiores de español. Multiplica losseminarios y las conferencias que imparte.En la unam asume la dirección de la Bi-blioteca Nacional de México del 1º de sep-tiembre de 1956 al 31 de diciembre de 1965;la reorganiza, restaura el edificio que lecorresponde y la coloca de nuevo en servi-cio tras el cierre que perdura en ella du-rante ocho años; no sólo ello, sino que,reinaugurada por don Adolfo López Ma-teos el 2 de agosto de 1963, funda luego elInstituto Bibliográfico Mexicano y el de-partamento tiflológico, que cuenta conuna biblioteca Braille de servicios de lec-tura y de cintoteca para los invidentes. Enla propia casa de estudios resulta miembrodel Consejo Universitario, 1956-1965, y,entre otros cargos, es miembro de la comi-sión dictaminadora del Instituto de Inves-tigaciones Filológicas, hasta alcanzar supresidencia en 1985. Como diplomático decarrera, tras ser sinodal en los exámenesde ingreso al servicio exterior en 1946, 1947

190

323 Ernesto de la Torre Villar, “María del CarmenMillán, 1914-1982”, Atotonilco, el día de Santa Bárbaraen 1982.

324 AoAM respectiva de la Academia.

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y 1960, aparece en la unesco como miem-bro del pleno del Consejo Nacional Con-sultivo del Gobierno de México, entre 1961y 1965; embajador delegado permanentede México ante la unesco de 1965 a 1970; ymiembro del Consejo Ejecutivo de esa or-ganización internacional, entre 1968 y1971, hasta alcanzar su vicepresidencia, de1970 a 1971. En el mismo terreno de ladiplomacia, resulta embajador en el Para-guay (1971-1974), y en Finlandia (1978-1983). En un lapso intermedio ocupa laDirección General de Archivo, Biblioteca yPublicaciones de la Secretaría de Relacio-nes Exteriores de 1974 a 1978. Naturalmen-te, recibe varias condecoraciones, entreellas la medalla Alexander von Humboldtque otorga la República Democrática Ale-mana, el grado de officier de l’Ordre desArts et des Lettres por Francia, y la GranCruz de la Orden del León, de Finlandia.

Pertenece, desde luego, a la AcademiaMexicana según veremos. No es autor fe-cundo, pero sí de enorme categoría. Publi-ca Del virgilianismo de Garcilaso de la Vegaen 1946; su célebre César y Cortés en 1950;El cervantismo de Alfonso Reyes del quehablaremos en 1964; prólogos a las Cartasde Relación de Hernán Cortés y a la Odisea(de 1985 y 1986 respectivamente), la intro-ducción a la Utopía de Tomás Moro, an-terior en fecha (1981); y “De sirenibusnotulae”, en Nova Tellus, (1985). Indepen-dientemente, una introducción más: la de

México a través de los informes presidencia-les, tomo 3: La política exterior, 1976. Juntoa los textos, publica ensayos y artículos sinfin en revistas y periódicos de México, losEstados Unidos, España, Paraguay y Fin-landia, principalmente.325

La propuesta de que Manuel Alcalá for-me parte de la Academia Mexicana, nadausual por lo categórica y explicada, dondese menciona “su innegable pericia en lasletras, que lo ha inducido a realizar se-sudas investigaciones en materia lingüís-tica y filológica”, es presentada a la corpo-ración el 24 de marzo de 1961 por JoséMaría González de Mendoza, Manuel Gon-zález Montesinos y Daniel Huacuja.326

Alberto María Carreño le anuncia el 13 dejunio siguiente que existe la propuesta;una semana más tarde le responde, comu-nicándole que “huelga decirle con quémezcla de honor y satisfacción acepto di-cha candidatura”.327 A continuación, el27 de julio

se procedió en seguida a votar la candida-

tura del señor doctor don Manuel Alcalá

Anaya, y el secretario presentó once votos

escritos, de los señores académicos: Salvador

Novo, José Luis Martínez, Antonio Gómez

Robledo, Jesús Guisa y Azevedo, Alfonso

Junco, Francisco J. Santamaría, Francisco

González Guerrero, don Artemio de Valle-

Arizpe, José María González de Mendoza,

Julio Torri y Celestino Gorostiza, que unidos

191

325 Manuel Alcalá, “Curriculum vitae”, Boletín de laBiblioteca Nacional de México; José Rogelio Álvarez,Enciclopedia de México, t. 1, pp. 278-279.

326 Expediente de Manuel Alcalá Anaya en la Aca-demia Mexicana.

327 Manuel Alcalá a Alberto María Carreño, Méxi-co, D. F., 20 de junio de 1961.

directores y secretarios

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a los de siete de los académicos presentes

—José Ignacio Dávila Garibi, Daniel Huacu-

ja, Luis Garrido, Manuel González Montesi-

nos, Octaviano Valdés, Francisco Fernández

del Castillo y Francisco Monterde—, dan un

total de dieciocho votos, por lo cual se decla-

ró electo al señor Alcalá Anaya, a quien se

acordó comunicarle su elección.328

Es el 30 de agosto de 1962, en sesiónpública, cuando Manuel Alcalá lee su tra-bajo de ingreso “El cervantismo de Alfon-so Reyes”, que citamos al hablar del huma-nista prudente, sabio, afable, sonriente,como Alcalá lo cataloga, donde alude a susoneto Visitación:

soy la Muerte —me dijo—. No sabía

que tan estrechamente me cercara

al punto de volcarme por la cara

su turbadora vaharada fría…,

y donde lo universaliza por la geografía, lainteligencia y el corazón, refiriendo “cómoaprovecha sus ocios con su estilo muyvivo, muy suyo, de recia estirpe castiza,pero que no teme los escarceos y aventuraslingüísticas”. Alfonso, dice Alcalá, no hizotema especial de estudio que fuera cuajan-do luego en volúmenes cervantinos, perolo cierto es que lo bebió hasta la últimagota para no borrarlo con el olvido. Suce-sivamente, comenta Alcalá pasajes de laobra de Cervantes, haciendo ver que Reyesasí logra una modalidad muy suya: la de

armonizar e integrar vitalmente los másvariados aspectos de la cultura.329 Francis-co Monterde es el encargado de recibir aManuel Alcalá, y aprovecha la ocasión pa-ra ponderar sus estudios Del virgilianismode Garcilaso de la Vega y César y Cortés, al-gunas de sus traducciones al francés, comoLes peuples du monde hispanique, de Bosch-Gimpera; del francés al español, como Laflauta de jade, y la traducción española deuna media docena de estudios en inglés,más varios prólogos; reconoce Monterdeque Alcalá ha realizado con su discurso uncuidadoso recorrido a lo largo de la obrade Alfonso Reyes.330

Al pasar José Ignacio Dávila Garibi debibliotecario a secretario perpetuo en laAcademia, el 9 de noviembre de 1962, Ma-nuel Alcalá es designado por unanimidadpara hacerse cargo de la biblioteca corpo-rativa; en Madrid, los académicos Martí-nez Kleiser, Gerardo Diego y Julio Casareslo proponen un mes antes, 11 de octubre,para ser electo correspondiente hispano-americano en la Real Academia Española.Después, en enero de 1963, integra la co-misión de filología académica en unión deFrancisco Monterde, Ángel María Garibay,Daniel Huacuja, Miguel León-Portilla,Rubén Bonifaz Nuño y José Ignacio DávilaGaribi. Luego se pierde durante un lapsorecio mientras cumple con acierto y concariño sus encomiendas diplomáticas.

Será el 17 de enero de 1975 cuando rea-parezca en Toluca, durante la sesión pú-

192

328 AoAM del viernes 28 de julio de 1961.329 Manuel Alcalá, “El cervantismo de Alfonso

Reyes”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 155-174.

330 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 175-181.

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blica celebrada para rendir homenaje a losacadémicos oriundos del Estado de Méxi-co, sesión a la que asiste el presidente delos Estados Unidos Mexicanos, en el aulamayor de la Universidad Autónoma esta-tal: elogia entonces Alcalá a Isidro Fabela,y lo retrata en unas cuantas frases: “Hayhombres que llevan la probidad y la senci-llez por coraza. Uno de ellos es nuestro Isi-dro. Siempre siguió siendo el caballero dela sonrisa, de la palabra oportuna, de lasolicitud amistosa, de la clásica cortesíamexicana, que tanto nos enorgullece enesta tierra…”331

Manuel Alcalá estudia muy somera-mente a Isidro Fabela desde 11 de los cam-pos abarcados por él: en las letras, comolingüista y filólogo, orador, periodista, en-sayista, crítico de arte, historiador, pen-sador político y social, diplomático e in-ternacionalista, político y gobernante, yeducador.332

Antes de partir hacia Finlandia comoembajador, participa Manuel en tres oca-siones: el ingreso de Silvio Zavala, la sesiónsolemne de final del año de 1977, y la con-secuente para conmemorar el milenio dela lengua española en febrero de 1978. Eldiscurso de recepción de Silvio tiene lugarel 28 de enero de 1977: larguísimo, es leídocomo resumen sin sus notas explicativas.Intitulado “¿El castellano, lengua obligato-ria?”, enfrenta el problema de la presencia

de las lenguas generales indígenas y la di-fusión, secuencia y obligatoriedad de lalengua castellana en el Nuevo Mundo envarias regiones y diferentes tiempos.333 Al-calá lo contesta, indicando que Silvio lo hacolocado en un brete: repasa con brevedadlos temas históricos del recipiendario, enespecial sus textos La filosofía política de laconquista de América, Recuerdo de Bartolo-mé de Las Casas, Recuerdo de Vasco de Qui-roga y El mundo americano de la épocacolonial, y concluye que “a trancos he pre-sentado la rica obra y la recia personalidadde Silvio Zavala”.334 En la sesión de finales de1977, celebrada el 9 de diciembre con asis-tencia del presidente, licenciado José Ló-pez Portillo, tras la breve apertura conpalabras iniciales de Agustín Yáñez, Ma-nuel Alcalá motiva al auditorio al exponersu “Recordación de Martín Luis Guzmán”,en donde esquematiza con maestría “suvida en plenitud y la excelencia de su obra”,recorriendo los géneros cultivados por lapluma de quien batalló en la Revolución alas órdenes de Ramón F. Iturbe y FranciscoVilla.335 Allí mismo, Alí Chumacero re-cuerda a Carlos Pellicer, y Salvador Cruzrelata las hechuras de José María Bassoco,primer director de la Academia.336 En latercera ocasión dedicada al milenario,Manuel diserta el 24 de febrero de 1978sobre “Algunos hitos en el desarrollo delespañol”, recordando aquel decir de Mi-

193

331 Manuel Alcalá, “Isidro Fabela”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxii, pp. 200-204.

332 Ibidem.333 Silvio Zavala, “¿El castellano, lengua obliga-

toria?”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 85-132.

334 Manuel Alcalá, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv, pp.133-137.

335 Manuel Alcalá, “Martín Luis Guzmán”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 265-269.

336 Véanse Alí Chumacero, “Carlos Pellicer”, y Sal-

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guel de Unamuno: “La lengua es la sangredel espíritu”. Allí revisa paso a paso elandar de los siglos, haciendo mención delos cambios mayormente significativos ennuestro idioma a partir de la Edad Media,transita por el recuento del Renacimiento,el Siglo de Oro y del xviii hasta nuestrosdías. Sapiencia y síntesis a la vez, como tes-timonio brevísimo acerca de la lengua his-panoamericana, según nuestro modo deentender.337

A su regreso del país finlandés, la Aca-demia nombra a Manuel Alcalá secretarioperpetuo:

el señor académico Gómez Robledo propu-

so que se cubran las vacantes de secretario

perpetuo y tesorero, y mencionó los nom-

bres de los académicos Alcalá Anaya y No-

riega Cantú para ocupar, respectivamente,

dichos puestos. Se aprobó la proposición del

señor Gómez Robledo y se sometió a vota-

ción, después de dar lectura a lo previsto por

los Estatutos para estos casos. Por aclama-

ción se eligió a los señores académicos Alca-

lá como secretario perpetuo y Noriega para

tesorero y en seguida el director hizo la

declaratoria de rigor…338

Las funciones de secretario entretienena Manuel porque, al decir de Ruy PérezTamayo, las cumple a la perfección: “inicia

las sesiones leyendo el ‘desorden’ del día,repasa luego el acta de la sesión anterior,entera de la correspondencia y las consul-tas, y al final da paso a las noticias deldirector”.339 Es hasta el 13 de febrero de1986 cuando reaparece durante la sesión-homenaje efectuada en la Academia, enmemoria de Francisco Monterde, junto atrabajos respectivos de Porfirio MartínezPeñaloza y Andrés Henestrosa acerca deAntonio Acevedo Escobedo y Jesús SilvaHerzog, al abordar el suyo sobre el exdirector Monterde, a quien califica de “ser-vir con entrega y fervor totales a las letrashumanas”. Modesto, prestigioso, digno, lotrata como coordinador de voluntades ymaestro excelso. Crítico e investigador,Monterde crea en la poesía, en la prosanarrativa y en el teatro, con una calidadplástica que lo acercan a la pintura y aldibujo. Como crítico lo tacha de honesto,equilibrado, sensitivo y perspicaz; comoautoridad en la Academia lo registra pon-derado, amigo del tacto y el saber.340

En el año siguiente (1987) Manuel lee,por enfermedad de Andrés Henestrosa, lapágina que éste envía sobre Juan Rulfo,desaparecido ya, al igual que José FuentesMares, Mauricio Magdaleno y Jesús Guisay Azevedo, a quienes se honra el jueves 12de febrero, cuando José Luis Martínezaboga a la vez por la continuidad de las

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vador Cruz, “José María de Bassoco”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxiv, pp. 269-272 y 272-275,respectivamente.

337 Manuel Alcalá, “Algunos hitos en el desarrollode la lengua española”, Memorias de la Academia Me-xicana, t. xxiv, pp. 282-292.

338 AoAM del jueves 23 de junio de 1983. Él comu-

nica su nombramiento a la Real Academia Españolael 10 de julio inmediato. Alonso Zamora Vicente, ennombre de la rae, lo felicita el 6 de octubre siguiente.

339 Ruy Pérez Tamayo, “Manuel Alcalá: 1915-1999”,Excélsior, 22 de octubre de 1999.

340 Manuel Alcalá, “Francisco Monterde”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 321-324.

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tareas del intelecto;341 luego, el 14 de mayoresponde el discurso de ingreso de HéctorAzar, quien casualmente habla sobre “Fran-cisco Monterde”. Héctor Azar, lógicamen-te, completa una exposición mucho másdetallada del aludido desde cuando sepresenta en los espacios literarios del paíscon El madrigal de Cetina, en que se sitúa“dentro de la corriente colonialista queprotege o propone una recaptura del espa-cio perdido”, hasta que indaga sobre la car-ta cifrada de Hernán Cortés y sus secretos,su revista Antena, las colaboraciones enÁbside, su etapa académica tan productivay también su noble tarea como productorde cultura, sin olvidar su Bibliografía delteatro mexicano, fundamental para nues-tra historia.342 La respuesta, nombrada“Bienvenida a Héctor Azar”, hace notarque la vida del recipiendario ha sido siem-pre “un acendrarse y enriquecerse espiri-tual e intelectualmente”, un interés conti-nuo como profesor, animador y directorteatral, “un doloroso rescate de su hondónlibanés” en la novela Las tres primeras per-sonas y un exagerado escribir en la farán-dula que le dio más de 30 vástagos.343

El 22 de mayo de 1991 es electo académicocorrespondiente de la Academia Norte-americana de la Lengua Española, situadaen Nueva York, y de 1992 a 1995 se convier-te en respondedor de varios ingresos a la

corporación. Desde luego, el 5 de marzo de1992 la respuesta dada se refiere al trabajode ingreso “Los diccionarios de ayer y demañana”, de Guido Gómez de Silva, quiencon método preciso, por demás exacto co-mo todo lo suyo, revisa la silla i y sus sieteocupantes previos, más los diccionariospor etapas, desde sus albores hasta el sigloxx, con algunos añadidos que los comple-mentan.344 Manuel Alcalá dibuja la maes-tría de Guido en la lingüística, la palabramágica que domina y diseca; sus laboresde profesor e intérprete fiel, prudente ysagaz; su entrega a los diccionarios y susvirtudes humanas e intelectuales.345

A Ernesto de la Peña le responde Alcalásu discurso de ingreso “La obscuridad líri-ca” el 18 de junio de 1993, así llamado paraacercarlo a lo que Roman Jakobson aclara:“la poesía nos protege contra la automati-zación, contra la herrumbre que amenazaa nuestra fórmula del amor y del odio, dela revuelta y de la reconciliación, de la fe yde la negación”. Ahí donde la poesía, comoarte supremo, tiene su sector de silencio—dice Ernesto—, es porque ciertas expre-siones del idioma cotidiano, ciertas pala-bras nuestras, se han escapado de sus al-véolos habituales y han venido a este lugarindefinible a convivir con sus congéneres,que también se han apartado del senti-do que comúnmente tienen, para habitar

195

341 AoAM del jueves 12 de febrero de 1997.342 Héctor Azar, “Francisco Monterde”, Memorias

de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 194-209.343 Manuel Alcalá, “Bienvenida a Héctor Azar”,

Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 210-215.

344 Guido Gómez de Silva, “Los diccionarios de

ayer y de mañana”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxvi, pp. 92-116.

345 Manuel Alcalá, “Respuesta al discurso de in-greso en la Academia Mexicana de don Guido Gómezde Silva”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 117-123.

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su residencia duradera, que les confirió unpoema… El lenguaje poético es un caso ex-tremo de la lengua y del habla: aquí repasaa Huidobro, a Vallejo, a López Velarde.346

El secretario indica que Ernesto de la Peña,conocedor de múltiples lenguas, “antiguasy modernas, occidentales y orientales, de-dica sus dones al noble y difícil arte de latraducción” —sobre todo los textos he-breos, arameos y griegos de la Biblia—.Polifacético, enseña y difunde la cultura, lacrítica literaria, realiza una obra creativa yde investigación. Lo ensalza como es dejusticia y le ofrece la bienvenida.347

Respuesta una vez más a un discurso deingreso cuando el 23 de noviembre de 1993Margit Frenk deleita con su “Charla de pá-jaros o las aves en la poesía folklórica me-xicana”. Recordando a Salvador Novo con“Las aves en la poesía castellana”, nos am-bienta al darnos cuenta “del pulular de pá-jaros en las coplas populares de nuestropaís”; sinfín de nombres, unos conocidos,otros imaginados, algunos volando, posa-dos los más sobre arbustos y árboles. Lasaves no sólo se ven: las oímos, y más quecantando, se la pasan hablando. Coplasy máximas, generalizaciones o consejosatrapados dentro del mundo pajarero, quese conocen y forman “un verdadero tesorode la poesía mexicana”, donde hay maravi-llas y hasta disparatadas fantasías. Aparece

el disparate-hispánico y europeo, y la baseheredada del folklore hispánico, con reper-torio de pájaros y de situaciones protago-nizadas por ellos, más la herencia indíge-na. Con razón mide Frenk su coordinar enlos cinco volúmenes del Cancionero folkló-rico de México. Manuel indica que “Conuna piedrecilla blanca debe marcarsela sesión en la cual ingresa en la Acade-mia Mexicana Margit Frenk. Que con uncalculus albus señalaban los romanos losdías o acontecimientos faustos”. Enrique-cedora de su vida a través de las lecturasde todo tiempo, traductora feliz, sólo lacomenta en muestras de su producción: elinterés suyo por las jarchas mozárabes enel Diccionario de literatura española e his-panoamericana; su Corpus de la antigualírica popular hispánica, siglos xv a xviii,donde se la califica por “lo ingente de labibliografía manejada, el rigor con queregistra las diversas versiones, la insupe-rable exposición y, sobre todo, la perfectaorganización, fruto de una mente privi-legiada”; y el ya citado Cancionero folkló-rico de México. Manuel no deja de incluirlas que llama “armonías preestablecidas”,hasta citar Arte de pájaros de Pablo Neru-da, y las distinciones obtenidas, especial-mente el Homenaje a Margit Frenk editadoen 1989.348

El postrer discurso de ingreso que Ma-

196

346 Ernesto de la Peña, “La obscuridad lírica”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 140-150.

347 Manuel Alcalá, “Respuesta al discurso de in-greso en la Academia Mexicana de don Ernesto dela Peña”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 151-155.

348 Margit Frenk, “Charla de pájaros, o las aves enla poesía folklórica mexicana”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxvi, pp. 156-175; Manuel Alcalá,“Respuesta al discurso de ingreso en la AcademiaMexicana de Margit Frenk”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxvi, pp. 176-181.

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nuel Alcalá responde el 7 de febrero de1995 es el de Luis Astey intitulado “Laleyenda de Teófilo”. Habla del santo vica-rio de Dios, sobresaliente por sus costum-bres y modo de vida, que tras la indigni-dad de haber negado a Cristo y a Maríasufre de arrepentimiento y obtiene elperdón de sus pecados por la madre delcreador, en traducción de traducción quefabrica —según él mismo cuenta— de laestereotipada representación cristiana ymedieval del judío como ente maligno.349

Manuel abona la laboriosidad de don Luis,sus estudios y afanes hacia las bibliotecas,y sus investigaciones de temas de la EdadMedia, más publicaciones en el terreno delmundo griego, dentro de un humanismoacendrado que lo enaltece.350

Manuel Alcalá, ocupado de continuo noobstante su enfermedad de años atrás queno supera, pero que sí soporta sin perderel buen humor y su fineza, muere el 7 deoctubre de 1999. Admirado por su elegan-cia personal y sus saberes —según advierteJosé Luis Martínez el 15 de junio de 2000en que se le recuerda en la Academia—,tras 16 años de cumplir en ella con elencargo y engorroso cargo de secretarioperpetuo, pasa a mejor vida. En la veladaque se le dedica toman la palabra sucesiva-mente el director de la corporación y losacadémicos Margit Frenk y Tarsicio He-rrera Zapién. En “Recuerdo de Manuel

Alcalá”, José Luis Martínez refrenda susaños mozos, ambos adictos a las letras, yla calidad y abundancia de las respuestasque proporcionaba a “Los jueves de laAcademia” en el diario Excélsior; tambiénsu sabor anecdótico, de sucedidos y re-membranzas, de comentarios y sugestio-nes, de exquisitez lingüística. Margit Frenk,en “Manuel Alcalá, hombre entrañable”,lo dice todo al afirmar que “hubiera que-rido no tener que hablar de Manuel Alcalá,y haber podido hablar con él”, por su pre-sencia tan firme, tan estable, tan sin nu-dos, por su amable sencillez y su placerpor otras lenguas, por su cultura “paraun día de fiesta”, por su diafanidad y ser“un ser muy querible”. Tarsicio HerreraZapién remata con “Don Manuel Alcalá,un humanista borgiano”, donde indica sipodemos imaginar a la corporación “sin labonhomía y los efusivos saludos de donManuel”. Primer maestro y doctor en le-tras clásicas en 1944 y 1948, lo clarificacomo universitario y polígloto, como en-sayista creativo, como un pozo de sabe-res, y como el comentarista del libro es-crito por el propio orador, Buena fe yhumanismo en sor Juana. “Vivió toda lavida y murió toda la muerte”, frase en elcolofón.351

La Asociación de Academias de la Len-gua Española, al unirse al luto que embargaa la Mexicana, reconoce que quienes

197

349 Luis Astey, “La leyenda de Teófilo”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 224-238.

350 Manuel Alcalá, “Contestación al discurso deingreso en la Academia Mexicana de don Luis Astey”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 239-243.

351 Los tres discursos leídos en el homenaje del 15de junio de 2000 por los oradores aparecerán en elpróximo tomo de Memorias de la Academia Mexica-na, número xxviii, en preparación.

directores y secretarios

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asistimos al Congreso de Puebla de los Án-

geles todavía podemos recordar su sonrisa

franca, su extraordinaria amabilidad y su

hechura de hombre de bien. Comprende-

mos la tristeza que embarga a los colegas

mexicanos, pues con él, la Academia pierde

no sólo a un intelectual de enorme prestigio,

sino también a un amigo incondicional.352

Tal la razón para que David Huerta, en“Libros y otras cosas” de El Universal del5 de diciembre de 1999, exclamara comoepílogo a su reconocimiento y admira-ción por Manuel Alcalá: “¿No es una pe-queña maravilla que un cervantista apa-sionado y erudito como don Manuel seapellidara Alcalá?353

Tarsicio Herrera Zapién,decimocuarto secretario (1999-2000)

Nace en Churintzio, Michoacán, el 19 dejulio de 1935, y no interrumpe sus estudiosde letras clásicas combinados con los depiano, órgano y composición musical. Li-cenciado en dichas letras por la Universi-dad Nacional Autónoma de México en1967, aspira y logra la maestría en ellasen 1969 y el doctorado en 1970; previa-mente es licenciado en filosofía por la Uni-versidad Gregoriana de Roma, Italia, en1955. Maneja varios idiomas; habla italia-no, francés e inglés, lee griego y un pocode alemán, pero se especializa más que en

otras lenguas en el latín, el cual escribe yversifica. Investiga sobre todo la filosofíay poética de los clásicos latinos: es investi-gador de tiempo completo en el Institutode Investigaciones Filológicas de la unam,desde su fundación ocurrida en 1973. En-tre otras cátedras ha impartido latín clási-co, latín vulgar e imperial, literatura gre-corromana y relaciones de la filosofía conla poética clásica. Con tales estudios y do-cencia, publica infinidad de conferencias,ensayos, auxiliares didácticos en revistas ydiarios, especialmente en Nova Tellus, delCentro de Estudios Clásicos de la unam,Plural y otros. Traduce del italiano cincolibros, entre ellos Maquiavelo, de R. Ridolfi.De sus libros mencionamos: La métrica la-tinizante en cinco lenguas modernas: espa-ñol, italiano, francés, inglés y alemán, 1975;el célebre Las epístolas de Horacio, 1972y 1986; El arte poética de Horacio, 1970 y1984; otros estudios horacianos; su encon-trado texto Buena fe y humanismo en SorJuana, donde refuta ciertas tesis de Sor Jua-na o las trampas de la fe de Octavio Paz,1975, y López Velarde y Sor Juana, feminis-tas opuestos, con la versión latina rimadade La suave patria. Puede garantizarseque de su pluma siempre existe pendientealgo en prensa. La obra literaria le haentregado satisfacciones, como el PremioNacional de Letras López Velarde de Fo-napas Zacatecas en 1979, por su ensayo“López Velarde, nuestro Horacio y nuestroVirgilio”, y de nuevo el Premio López Ve-

198

352 Humberto López Morales, secretario generalde la Comisión Permanente de la Asociación de Aca-demias de la Lengua Española, a los señores secreta-rios de las Academias, Madrid, 18 de octubre de 1999.

353 David Huerta, “Manuel Alcalá: 1915-1999”, enLibros y otras cosas, El Universal, México, D. F., 5 dediciembre de 1999.

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larde 1980, en contacto con su LópezVelarde y sor Juana, feministas opuestos, yacitado. Poesía pura la volcada en sus cua-dernos El índice del pincel, Vetas de púr-pura, Montañas que piensan y El látigo detus líneas, y dos colecciones destinadas acantarse con melodías reconocidas de Ma-nuel M. Ponce: México antaño, 1980, y Bai-ladores de jarabe, 1982. Más recientes, susestudios sobre etimologías, “Una sinfoníade ceguera y agudeza: El nombre de larosa”, de 1997, sus dos volúmenes Huma-nistas mexicanos, i y ii, de 1997 y 1998, res-pectivamente, y el Diccionario de humanis-tas mexicanos, en compañía de MauricioBeuchot, de 1999. Con colaboradores, pu-blica algunos capítulos de libros. Trabajaen una antología general comentada de laproducción neolatina en los cinco siglosdel humanismo mexicano, y en la traduc-ción del ciclo de poesía latina medievalCarmina Burana.354

Su historial en la Academia Mexicanacomienza el 16 de marzo de 1983, día enque Antonio Gómez Robledo, Andrés He-nestrosa, Alí Chumacero y Alfonso Norie-ga firman la carta donde lo proponen co-mo candidato. En la sesión ordinaria deljueves 14 de abril siguiente

se refirió el director a la presentación formal

de la candidatura del doctor Tarsicio Herrera

Zapién para ocupar la silla iv, vacante por

fallecimiento del señor José Rojas Garcidue-

ñas, y después de leer algunos fragmentos

del curriculum vitae del nuevo candidato,

y de acuerdo con el texto de los Estatutos

vigentes, se señaló el jueves 12 de mayo pró-

ximo para que se lleve a efecto la votación de

rigor.355

En efecto, el jueves 12 de mayo inmediato

siguiendo el orden del día se pasó a la vota-

ción de la candidatura del señor Tarsicio

Herrera Zapién para la cual se recibieron

veintidós votos favorables. En esa virtud, el

director en funciones declaró que queda

electo por unanimidad miembro de número

el señor Herrera Zapién para ocupar la silla

iv vacante…356

Como Antonio Gómez Robledo, acadé-mico que debe responder su discurso deingreso está ausente del país, Tarsicio He-rrera solicita el 10 de noviembre próximouna prórroga para leerlo. La fecha llega eljueves 9 de febrero de 1984: es entoncescuando presenta “Lengua y poetas roma-nos en Alfonso Reyes”. Advierte allí que sucapacidad para cubrir el sitial concedido“se reduce a ser mi especialidad la lengualatina, vehículo natural del Derecho Ro-mano, lengua singular del saber hasta el

199

354 Tarsicio Herrera Zapién, Curriculum vitae; JoséRogelio Álvarez, Enciclopedia de México, t. 7, p. 3882.

355 AoAM del jueves 14 de abril de 1983.356 AoAM del jueves 26 de mayo de 1983. Quienes

emiten o envían el voto afirmativo son: Jesús SilvaHerzog, José G. Moreno de Alba, Miguel León-Porti-lla, Silvio Zavala, Antonio Gómez Robledo, Ignacio

Bernal, Francisco Monterde, Manuel Ponce, SalvadorElizondo, Manuel Alcalá, Gustavo Báez Camargo,Mauricio Magdaleno, Porfirio Martínez Peñaloza,Andrés Henestrosa, Rubén Bonifaz Nuño, OctavianoValdés, Antonio Acevedo Escobedo, Alí Chumacero,Alfonso Noriega, Ernesto de la Torre Villar, Edmun-do O’Gorman y José Luis Martínez.

directores y secretarios

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Renacimiento y, todavía hoy, en selectoscírculos, lengua universal de la cultura”.Con claridad refiere que “siendo Reyes elcreador de nuestro ensayo crítico moder-no, es natural que su situación lo haya lle-vado a abrir caminos y plantear inquietu-des, más bien que a elevar cumbres”: sientre sus obras resalta el Discurso por Vir-gilio, extraña enormemente que esquive aHoracio y no sólo lo esquive, sino lo rehú-ya o en sus actitudes merezca reaccionesfluctuantes: le parece poco simpático allibre cantor de Ifigenia cruel, al menos des-confía de él y no lo ama totalmente, sinoque lo enfría.357 Antonio anota que Tar-sicio ha traducido y publicado a nuestroidioma a Tíbulo, Ovidio y Horacio, los tresen versión rítmica; es fuerte y humano detalla integral, y se extasía con asombro deldominio poseído por él como traductor.Concluye que Alfonso Reyes no era lati-nista ni helenista —“no leo la lengua deHomero, la descifro apenas”, comentó Re-yes— y, sin embargo, nos dejó, según Tar-sicio, “el más bello texto sobre clasicismolatino que se haya creado en América ensu Discurso por Virgilio”.358 El 15 de marzosiguiente la Real Academia Española loacepta en votación secreta y unánime co-mo correspondiente hispanoamericano.Una vez ingresado, Tarsicio colabora deinmediato con la Academia. El 13 de sep-tiembre del propio 1984 entrega su trabajo“Para completar la renovación del diccio-

nario académico” y el 15 de octubre si-guiente un dictamen sobre “De algunamanera y de manera alguna”; luego, el epi-grama Leperadas, el 24 de enero de 1985, yen mayo-junio de 1985 su Soneto de cum-pleaños, escrito en favor de Mauricio Mag-daleno. Todavía más: el 24 de marzo de1988 proporciona “La investigación de laterminología musical en el Diccionario dela Real Academia”, y el 5 de octubre de 1989su opinión “Sobre el origen etimológicode la ch y la ll en castellano”. Poco antes deesta última aportación, en el homenaje aAlfonso Reyes que tiene lugar el 20 de juliodel mismo 1989, da a conocer El huma-nismo virgiliano en Alfonso Reyes y “en éldecide que este hombre reserva grandessorpresas porque, al estar dotado de tanmultiforme avidez cultural, acaba por serel más oceánico de nuestros ensayistas”.Y produce así su Discurso por Virgilio co-mo síntesis de su rebeldía contra el positi-vismo. Refiere Tarsicio que Reyes comentaque “llevando un Virgilio, se puede bajarsin temor a los infiernos”, y que el hexáme-tro virgiliano debe haberlo sentido en sumusicalidad arrolladora, cuando afirmaque “la música conocida es más música, yla oreja, como la va presintiendo, pareceque la disfruta dos veces”. Reyes, para Tar-sicio, arropa una “sagaz intuición de lasinfónica grandeza de Virgilio”.359

Al término de 1990, la dirección de laEscuela Nacional Preparatoria, a partir de

200

357 Tarsicio Herrera Zapién, “Lengua y poetasromanos en Alfonso Reyes”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxv, pp. 37-56; AoAM del 9 de febrero de1984.

358 Antonio Gómez Robledo, “Respuesta al discur-

so del doctor Tarsicio Herrera Zapién”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxv, pp. 57-64.

359 Tarsicio Herrera Zapién, “El humanismo virgi-liano en Alfonso Reyes”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxvi, pp. 352-358.

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su director general, licenciado ErnestoSchettino Maimone, lo propone como can-didato oficial en el campo de la lingüísticay la literatura para recibir el Premio Na-cional de Ciencias y Artes, que, por cierto,no le es asignado. Pero José Luis Martínez,en octubre de 1991, lo felicita por la confe-rencia que en torno a un libro pronuncia:tal, “La biblioteca cósmica de El nombre dela rosa”. Vuelve a aparecer en el homenajeque el 21 de enero de 1992 la Academiadedica en memoria de los recientes des-aparecidos: Octaviano Valdés, Ignacio Ber-nal y Porfirio Martínez Peñaloza; a él lecorresponde recitar su “Recordación deOctaviano Valdés”, dicha en la ocasióncomo “Don Octaviano Valdés, novelador yhumanista”. Tras comentar “los camposliterarios del señor Valdés”, menciona sudiscurso inicial en la Academia, intitulado“El barroco, espíritu y forma del arte deMéxico”, su esmerada versión en prosa de laRusticatio mexicana de Rafael Landívar,pasa a tratar las páginas centelleantes de Elpadre Tembleque como novelador, describela trama de su novela moderna La cabelle-ra de Berenice, y al final evoca a “ÁngelGaribay y los folletos Las Hojas del Mate”,con sus encuentros dominicales.360

Otra ocasión representa la de la sesiónsolemne y pública del 6 de abril de 1995 enque la Academia recuerda a sus tres últi-mos numerarios fallecidos: Sergio GalindoMárquez, monseñor Manuel Ponce yAntonio Gómez Robledo, en menciones

respectivas de Fernando Salmerón, Tarsi-cio Herrera Zapién y Roberto Moreno delos Arcos.361 Tarsicio pronuncia “Los mis-terios lucientes de Manuel Ponce”, hacién-donos saber que el padre, con todo y sullana gentileza, era un enorme poeta: “éliluminaba con la poesía su vida, cosa pocofrecuente entre los inspirados”. Noción degozo plasmada en una clave diáfana —di-ce él: “vuelos poéticos dados necesaria-mente con la base alegórica de la teología”,que ocasionan zozobras y hasta intentos decensura con su Ciclo de vírgenes. Poesíade vanguardia escrita por un sacerdote. Ensus Misterios para cantar bajo los álamos,recorrido por tres veces de los 15 misteriosdel rosario familiar, “sembrador de deli-ciosos haikús a lo divino”. Inmarcesible ensu canto:

¿Por qué, domador de azares

vuelves a tus patrios lares

y a la paz de donde subes?

siendo pescador de mares,

¿te haces pescador de nubes?

Casi un milagro, o de veras un milagro,en sus álbumes Cristo y María. Sin recono-cimientos oficiales, fuera del mundo con-venenciero, debería ser mucho más cono-cido, señala Tarsicio.362

Después, fuera de la Academia, en el Co-loquio Internacional “Sor Juana Inés de laCruz y el pensamiento novohispano”, rea-lizado en Toluca en el mismo 1995, Tarsicio

201

360 Tarsicio Herrera Zapién, “Don Octaviano Val-dés, novelador y humanista”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxvi, pp. 378-386.

361 AoAM del jueves 6 de abril de 1995.

362 Tarsicio Herrera Zapién, “Los Misterios lucien-tes de Manuel Ponce”, Memorias de la Academia Me-xicana, t. xxvi, pp. 405-419.

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cuestiona a Octavio Paz en su libro Lastrampas de la fe, tal y como lo había hechoya en Buena fe y humanismo en sor Juana,de 1984, señalando la maledicencia y lacrueldad en las aseveraciones de nuestroPremio Nobel acerca de la décima mu-sa.363 Y el 3 de octubre de 1996, en la Aca-demia, responde el discurso de ingreso deEsteban Julio Palomera Quiroz, quien leeel trabajo “Fray Diego Valadés, O. F. M., ysu mensaje mexicanista a la Europa re-nacentista del siglo xvi”, donde acomete labiografía del autor de la Rhetorica christia-na y benefactor o defensor de los indios,discípulo de fray Pedro de Gante y apóstolentre los otomíes, explorador en Durangoy visitador tardío de Europa —donde co-noce París y viaja por España, siendo ade-más procurador general de los francisca-nos en Roma—, dibujante ilustrador de sulibro y evangelizador de los chichime-cas.364 Tarsicio recibe con júbilo al histo-riador, discípulo del jesuita Mariano Cue-vas, nuevo miembro de la Compañía deJesús en la Academia, a quien reconocecomo maestro en letras, filosofía y teolo-gía, nombrado presidente de la Confede-ración Nacional de Escuelas Particularesentre 1970 y 1980, autor de dos libros sobrefray Diego Valadés, evangelizador huma-nista de la Nueva España, Su obra y Elhombre y su época, y traductor principal de

la Rhetorica christiana del mismo Valadés.Herrera Zapién invoca y defiende el origenmestizo de Valadés, como lo había hechoel padre Palomera, y también Gaia Rosset-ti lo llamó “franciscano tlaxcalteca”. Asírecibe en la corporación a quien profundi-za sobre quien escribió el “primer libro deun novohispano editado en Europa”.365

Durante 1998, Tarsicio participa dentrode la Academia en un homenaje de losmúltiples que ésta efectúa, el del 18 de ju-nio, y en el arribo de un nuevo miembro,don Gustavo Couttolenc, el 27 de agosto.En la primera de ambas ocasiones, es alpadre Palomera a quien ha custodiado ensu ingreso, al mismo a quien acompaña ensu velada fúnebre. Señala notas históricassobre los jesuitas en México, sus misionesy la expulsión y, al pasar a hablar del des-aparecido, anota su abultado curriculumel tríptico suyo sobre diversos territoriosde la pedagogía jesuítica en nuestras tie-rras —como Guadalajara 1586-1986, Tam-pico 1962-1987, y Puebla 1578-1992— y elcuidado de la monumental tarea de la sex-ta edición en 1995 del Diccionario Porrúade historia, biografía y geografía de México.Claro, no olvida su participación en cuan-to atañe a la Rhetorica christiana y su escasapresencia académica, dado su fallecimien-to.366 En la otra fecha (27 del octavo mes),Tarsicio responde el ensayo literario del

202

363 Prensa y expediente de reportajes periodísticosdel coloquio internacional Sor Juana Inés de la Cruz yel pensamiento novohispano.

364 Esteban Julio Palomera Quiroz, “Fray DiegoValadés, O. F. M., y su mensaje mexicanista a la Euro-pa renacentista del siglo xvi”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxvi, pp. 256-267.

365 Tarsicio Herrera Zapién, “Respuesta al discursodel doctor Esteban Julio Palomera, S. J.”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxv, pp. 268-275.

366 Tarsicio Herrera Zapién, “El padre Palomera,historiador amable y minucioso… Elogio póstumo”.

historia de la academia mexicana de la lengua

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padre Couttolenc, quien diserta acerca delas “Canteras entre tierra y cielo. D. Octa-viano y ‘Tembleque’”: el presbítero y doctoresboza el recuerdo del mexiquense que fuesu maestro, delicado, leal y amable, perse-guidor de la belleza, el arte y la euritmia,hacedor de “un huerto de amigos en sucabaña”. Tras enlistar su obra fecunda,confirma que “siendo historiador que hacenovela, y un novelista que recrea sus per-sonajes como debieran haber sido”, no tie-ne más que identificar y moldear la perso-nalidad de Tembleque hasta hacer de sudestino un acueducto, paso y orgullo delos siglos, “arquería construida para vencerla depresión de Santa Inés Amiltepec”, quecorre hoy bajo el nombre de acueducto deZempoala, empresa de milagro que causapasmo, con altura de 47 varas y dos terciosy agua llevadera hasta Otumba. Los arcosllamados de Tembleque —dice don Gusta-vo— están, como en un relicario, entreTepeapulco y Zempoala.367 La respuestaanota que la poesía del padre Couttolences “sabrosa y decantada”; comenta su tesis,la maestría y el doctorado —éste con lapoesía existencial de Miguel Hernández,donde encuentra tres símbolos mayores,no otros sino la sangre, el toro y las ar-mas—; luego, sus álbumes líricos y suscincelados sonetos, y al fin su misión, nocomisión, de buen pastor entre sus semi-naristas.368

Al hablar en este capítulo sobre mesasdirectivas, hemos relatado lo acontecido

en relación con Tarsicio Herrera Zapién enfechas últimas: proposición hecha porJosé Luis Martínez para ser secretario per-petuo de la Academia, el 8 de diciembre de1999, a la muerte de don Manuel Alcalá;desbordamiento de tareas durante algunacelebración con motivo del cxx aniversa-rio de la fundación de la Academia —y supresentación en la sala Manuel M. Poncedel Palacio de Bellas Artes de su trabajo“Horacio y Ovidio en el Dorian Gray deWilde” el 22 de octubre de tal año—,cuando todavía ocupa interinamente lasecretaría; en fin, renuncia del cargo, frus-trada al principio y luego aceptada el 9 denoviembre de 2000 al designarse una nue-va mesa que incluye a Salvador Díaz Cín-tora como secretario ya no perpetuo, y aTarsicio como censor, cargo que hasta lafecha disfruta.

Salvador Díaz Cíntora,decimoquinto secretario

(de 2000 a la fecha)

Corto o breve el tramo dedicado al últimosecretario de la Academia, hasta ahora encumplimiento de su deber, por el reducidotiempo que ocupa dentro de la corpora-ción y menos aún como integrante de laúltima mesa directiva. Originario de Yuri-ria, Guanajuato, nace el 29 de noviembrede 1937, estudia humanidades en el cole-gio Santa Rita de Casia, perteneciente a la

203

367 Gustavo Couttolenc Cortés, “Canteras entretierra y cielo, D. Octaviano y ‘Tembleque’ ”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xxvii, en prensa.

368 Tarsicio Herrera Zapién, “Respuesta al discur-so del Dr. Gustavo Couttolenc Cortés”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxvii, en prensa.

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Orden de San Agustín, sita en la coloniaChapalita, de Guadalajara, Jalisco, y ejerceya profesionalmente como técnico acadé-mico asociado en el Instituto de Investiga-ciones Filológicas a partir de 1987. Desde1988 es profesor de literaturas griega y la-tina en la Facultad de Filosofía y Letras,hasta 1993 en que se convierte en titular Ade la Coordinación de Humanidades. Porsu desempeño resulta asesor en tesis delicenciatura de letras clásicas en la propiaFacultad, con temas relacionados con Plu-tarco, Sófocles, Aristóteles, Luciano, Vitru-bio y Ovidio. Publica Hesterna, poemas,1972; las Églogas de Tito Calpurnio en1989; el Xochiquétzal, estudio de mitologíanáhuatl, 1990; los 11 discursos sobre la rea-leza (del libro vi del Códice florentino),1992; Oraciones, adagios, adivinanzas ymetáforas (del libro vi del Códice florenti-no), 1993; Meses y cielos. Reflexiones sobre elorigen del calendario de los nahuas, 1995;Huehuetlatolli del Códice florentino, 1996;y Fábulas de Esopo en mexicano. Versión

atribuible a fray Arnoldo Basacio (traduc-ción del náhuatl, comparación con el ori-ginal griego y vocabulario), 1996. En pre-paración conserva: Bibliotheca mexicana,de Juan José de Eguiara y Eguren (traduc-ción del latín); Tratado de equitación, deJenofonte, versión del griego; y El adelan-tado (novela sobre Pedro de Alvarado, enproceso de revisión). De sus múltiples ar-tículos citamos tan sólo “Garibay, helenis-ta” y reseña a Sócrates y el socratismo, deAntonio Gómez Robledo, ambos publica-dos en Nova Tellus.369

La propuesta de Salvador Díaz Cíntora ala Academia data del 13 de julio de 1994: laformulan los miembros de número Rober-to Moreno de los Arcos, Manuel Alcalá yRubén Bonifaz Nuño; en ella se dice quedomina varios idiomas, como griego, latín,náhuatl, inglés, francés y alemán. ManuelAlcalá cita el 23 de septiembre siguiente alos académicos para celebrar la votaciónde la candidatura el 27 de octubre. Al res-pecto, el acta de esta fecha dice:

el director leyó el artículo 22 de nuestros

Estatutos, tocante a la elección de nuevos

académicos. Con base en ello y de los acadé-

micos actuales dícenos que se necesitan la

mitad y un voto más afirmativos, o sea 13,

para la elección del candidato. Nombró a

nuestro censor como escrutador. Hubo 14

académicos presentes que votaron afirmati-

vamente. A esos votos se suman los 13 de los

académicos ausentes y que enviaron oportu-

namente, lo que hace un total de 27 votos

favorables. El director declaró entonces elec-

204

369 Salvador Díaz Cíntora, Currículum vitae.

historia de la academia mexicana de la lengua

Enrique Cárdenas de la Peña con Salvador Díaz

Cíntora, Manuel Alcalá y Guido Gómez de Silva

Page 206: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

to a don Salvador Díaz Cíntora para ocupar

la silla ix que honró don Ignacio Bernal.370

Salvador prepara su discurso de ingreso“De tomates, cacahuates y otros dispara-tes”, para leerlo el 4 de mayo de 1995. No serescata la respuesta de Roberto Moreno delos Arcos, quien prácticamente improvisa.El acta concerniente anota que, tras men-cionar elogiosamente a su predecesor,Díaz Cíntora “hizo gala de sus conoci-mientos botánicos, lingüísticos y de suamplia información sobre los especialistasen la materia…”371

En efecto, el recipiendario ofrece unaacuciosa mención de su antecesor en lasilla; luego se enfrasca en la discusiónhabida sobre las voces tomate y jitomate, yse engolosina con la “virulenta polémicade Francisco J. Santamaría contra la RealAcademia, que aflora a lo largo de todo sutrabajo”, el Diccionario de mejicanismos tanreconocido. Evocando a Joaquín GarcíaIcazbalceta —“queríamos ver más críticasy menos elogios”— y a Antonio de Val-buena —“no diciendo algún disparate /que otro ¿qué va usted a decir?”—, tomaen sus manos la reyerta tomate-jitomate,afronta la discusión cacahuate-cacahuete, yexplica con minucias y detalles cuanto sa-be y conoce sobre prefijos de lenguas indí-genas, dejando mal parado al diccionaristatabasqueño.372

Salvador no figura en forma preponde-rante dentro de la Academia sino hasta

que el 27 de febrero de 1997 entrega sumanuscrito “De algunos sonidos nahuas ysu resultado en español”, pero sobre todocuando es comisionado por la corpora-ción para formar parte de la ComisiónPermanente de la Asociación de Acade-mias de la Lengua Española: su aceptaciónobliga a Manuel Alcalá a avisar de su tras-lado a España; sabemos que ya el 7 defebrero de 1998 ha llegado a Madrid, y queallí permanece hasta fines de abril; su asis-tencia a las 23 sesiones celebradas por laComisión Permanente durante su estanciaes interpretada como “colaboración inteli-gente, paciente y constante” el 7 de mayoinmediato. Cuando retorna a México, rin-de un conceptuoso informe de labores,intitulado “Revisión de mexicanismos parala vigésima segunda edición del drae”. Ensesiones presididas por Gregorio SalvadorCaja, cabeza de la Comisión Permanente;el secretario Humberto López Morales y elhelenista Francisco Rodríguez Adrados,amén la presencia de Ofelia García, de laAcademia de La Habana, y de Carlos Cór-dova, quiteño, las discusiones o exposicio-nes se traducen en un descarte de vocesanticuadas, en nuevas acepciones y enañadiduras de mexicanismos. Salvadorconcluye que

en resumen, si hay casi 120 mexicanismos

que se suprimen por desuso, más de la mi-

tad se reemplaza por nuevos mexicanismos,

o por adición de esta marca a voces ya exis-

205

370 AoAM del jueves 27 de octubre de 1994.371 AoAM de la sesión solemne y pública del jueves

4 de mayo de 1995.

372 Salvador Díaz Cíntora, “De tomates, cacahua-tes y otros disparates”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxvi, pp. 244-255.

directores y secretarios

Page 207: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tentes en el diccionario, pero atribuidos

anteriormente a otros países; si, con todo,

la serie de casi mil disminuye en alrededor

de un 5%, la conclusión parecería ser que, con

una comunicación cada vez mayor entre los

distintos países, el habla muestra una ten-

dencia a uniformarse más bien que a singu-

larizarse con respecto al ámbito general de la

lengua española.373

Más cerca, participa en los Diálogos dela Lengua ofrecidos en la sala Manuel M.Ponce del Palacio de Bellas Artes: el 9 demayo de 2000 presenta “Fray Juan de laCapea, hagiógrafo colonial”. Sobre el sona-

do caso de Georges Baudot que provoca larenuncia a la Academia de Rubén BonifazNuño —lo trataremos en su oportuni-dad— escribe en dos ocasiones: primero“Otra hazaña de Baudot” en la revista Chi-comóztoc, 5 y, quizá con mayor exactitud,“Los pecados en Papantla”, donde preten-de rescatar la intención que fray Andrés deOlmos dejó en su obra como lingüista. Muyrecientememte, el 9 de noviembre de 2000,está su elección dentro de la mesa directi-va vigente de la Academia como secreta-rio, situación que comunica a HumbertoLópez Morales el 7 de diciembre inmedia-to. Y así al futuro.

206

373 Salvador Díaz Cíntora, Informe de labores del1° de febrero al 30 de abril de 1998; revisión de mexi-

canismos para la vigésima segunda edición del drae,México, 25 de junio de 1998.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 208: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

La Academia Mexicana con frecuenciaaparece diezmada: la muerte sorprende porigual a sus miembros. Para sustituir lasvacantes de las sillas, resulta imprescindibleque al menos tres académicos de númeropropongan un candidato a elegir por vota-ción; ésta debe acumular la mitad más unode los votantes, o alguna cifra mayor. Avi-sado el electo, su trabajo de ingreso o admi-sión —que fija en realidad la fecha indica-dora de la pertenencia académica— debeser leído dentro de los seis meses siguien-tes a su elección; “si por causa grave justifi-cada no lo hiciese, se le dará un nuevo pla-zo improrrogable de seis meses, vencidoel cual, si no ha presentado tal discurso,se considerará insubsistente la elección”.1

El tema del discurso, inédito y elegido por elnuevo académico, ha de tener respuesta enlabios del director o de otro académicoen funciones. La vacante no es declaradadefinitivamente cubierta hasta llenado talrequisito.

1945-1946

Fijadas las reglas, a continuación hemosde recorrer el prolongado periodo 1946-

2000 con el relato sucesivo y los incidentesoriginados por las vacantes habidas desdefinales de 1945 y sus consecuentes suplen-cias. La propuesta por cubrir, única en lafecha del 23 de noviembre de 1945, nos con-duce al acta correspondiente a la sesiónpública celebrada en el Palacio de BellasArtes, que registra que

en la pieza contigua a la sala de conferencias

se tuvo una sesión privada a fin de recibir en

ella las propuestas de candidaturas para

cubrir la vacante que actualmente existe en

la corporación de académico correspon-

diente, y sólo fue presentada la del señor

doctor don Gabriel Méndez Plancarte.2

La votación unánime del 14 de enero de1946 declara electo académico correspon-diente al susodicho doctor; en la mismasesión aclárase que José de Jesús Núñez yDomínguez ha sustituido por votación co-mo académico de número a José Juan Ta-blada. Gabriel Méndez Plancarte “dio lec-tura a su magnífico trabajo: pasa revista amuchos de los grandes escritores que hatenido y tiene México”.3 Nada menos, Joséde Jesús es recibido como miembro de nú-

207

1 Estatutos de la Academia Mexicana correspon-diente de la Española, artículo 24.

2 AoAM del 23 de noviembre de 1945. Aclaramosque a estas alturas la Academia todavía posee miem-

bros correspondientes y numerarios en la ciudad deMéxico.

3 AoAM del 14 de enero de 1946. El expediente deGabriel Méndez Plancarte (1905-1949) no registra el

VI. CANDIDATURAS, ELECCIONES,DISCURSOS DE INGRESO Y RESPUESTAS

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mero el 25 del mismo enero; su discurso“José Juan Tablada”, cuando él está próxi-mo a partir hacia el extranjero, loa a quiencataloga como “poeta de sublísimos quila-tes, de excepcionales proporciones, y pro-sista de incomparable elegancia”, acota suamenísima obra autobiográfica intituladaLa feria de la vida, lo coloca como “unimplantador de la japonofilia” y lo congre-ga en la Revista Moderna de México junto aJesús Urueta, Rubén M. Campos, BalbinoDávalos, Francisco M. de Olaguíbel, EfrénRebolledo y Couto Castillo, entre otros;4

Alfonso Reyes, designado para respondersu pieza literaria, sitúa a José de Jesús, elVate, muy cerca de sí —según creemoshaber dicho—, “en los bancos y los corre-dores del antiguo Colegio de San Ildefon-so, y lo hace partícipe de esa vieja lágrimade Urbina, que en vano conjugamos hacesiglos, sin evitar que siga fluyendo, y quenos ha hecho, en cierto modo, unos docto-res en las artes de la melancolía”.5

En 1946 ocurren otros hechos relacio-nados con candidaturas y elecciones: el 25de marzo, por fallecimiento de AntonioCaso, “que fue por todos conceptos muyilustre individuo de número de esta cor-poración”, es propuesto el término de un

mes para presentar candidaturas y cubrirasí la vacante de Antonio Mediz Bolio, quecomo correspondiente pasa desde luego aocupar el sillón del recién finado;6 enseguida, 29 de mayo, “de conformidad conlo que mandan los Estatutos por los cualesse rige la Academia, son presentadas trescandidaturas para cubrir la vacante decorrespondiente que existe actualmente:doctor Francisco Castillo Nájera, licen-ciado Francisco J. Santamaría y ManuelToussaint”;7 finalmente, el 27 de septiem-

208

discurso de ingreso. La candidatura suya va firmadapor los académicos de número Ezequiel A. Chávez,Artemio de Valle-Arizpe, Carlos González Peña, Ma-nuel Romero de Terreros y Mariano Cuevas. Directorde Ábside y miembro y secretario general del Semina-rio de Cultura Mexicana, es autor de Selvas y mármo-les. Antología de Joaquín Arcadio Pagaza, Don Guillénde Lampart y su regio salterio, y Humanistas del sigloxviii, entre otras de sus obras.

4 José de Jesús Núñez y Domínguez, “José JuanTablada”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiii,

pp. 297-305. José de Jesús (1887-1959) nace en Papan-tla, Veracruz. Fundador de Excélsior, director deRevista de Revistas, ocupa cargos políticos y diplomá-ticos. Participa en el nacionalismo literario y artísti-co. Escribe El rebozo y Gestas del solar nativo, entremuchas más obras.

5 Alfonso Reyes, “Contestación al anterior discur-so”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiii, pp.306-307.

6 AoAM del 25 de marzo de 1946.7 AoAM del 29 de mayo de 1946.

historia de la academia mexicana de la lengua

José de J. Núñez y Domínguez

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bre, la elección con los tres candidatos sus-cita una larga discusión, transcrita tal cual:

Por la candidatura del señor doctor don Fran-

cisco Castillo Nájera votaron los señores aca-

démicos de número Dávalos, García Naranjo,

de Valle-Arizpe, Núñez y Domínguez, Corde-

ro, Rubio, Mediz Bolio y Martínez Sobral. Por

la candidatura del señor licenciado Francisco

J. Santamaría votaron los señores académicos

de número Cuevas, Chávez y Fernández Mac-

Gregor. El señor director declaró electo acadé-

mico correspondiente al señor doctor don

Francisco Castillo Nájera e indicó a la secreta-

ría que se le comunicara su nombramiento.

Con motivo de esta elección se provocó una

muy larga discusión en la que intervinieron

todos los asistentes a la sesión. El motivo de

esta discusión fue el juzgar irregular, por par-

te de algunos de los señores académicos, la

elección del señor Castillo Nájera, toda vez

que el señor Mediz Bolio no había tomado

posesión oficialmente de su puesto de acadé-

mico de número, leyendo en sesión pública

—como lo mandan los Estatutos de la Acade-

mia— su discurso de recepción. Otros de los

señores académicos no encontraban la irre-

gularidad a que se hacía referencia, pues que

para la elección de académicos se había obra-

do siempre por la costumbre así establecida,

como se obró ahora, haciéndose hincapié en

que algunos de los señores académicos que

encontraban irregular la elección del señor

Castillo Nájera, habían sido electos en la mis-

ma forma, siguiendo la ya mencionada cos-

tumbre… al fin se acordó que en lo sucesivo

no se nombre a ningún académico corres-

pondiente hasta no tomar posesión, como

indican los Estatutos, el académico de nú-

mero que a tal puesto ha llegado, y quedar,

por efecto de dicha toma de posesión, vacan-

te la plaza de académico correspondiente.8

209

8 AoAM del 27 de septiembre de 1946.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Manuel Toussaint

Francisco J. Santamaría con Rafael Domínguez

Page 211: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

1947

El 17 de febrero de 1947 el director anunciala muerte del académico Ezequiel A. Chá-vez, acaecida el 2 de diciembre último, porlo que declara una vacante, que debe sercubierta por el académico correspondien-te más antiguo entre los residentes en elDistrito Federal.9 Con tal motivo, el inge-niero Agustín Aragón ingresa a la Acade-mia el 6 de mayo, en presencia de los aca-démicos de número asistentes: Carreño,Fernández MacGregor, González Peña, loscorrespondientes Cravioto, Méndez Plan-carte y Sánchez y una nutrida concurren-cia, entre ella Teófilo Olea y Leyva, ministrode la Suprema Corte de Justicia, y MiguelS. Macedo, ex presidente de la Barra Mexi-cana. Aragón da lectura a su estudio “Elhabla popular de mi comarca”, refiriéndosea Jonacatepec, de donde es. Toma comobase para comparaciones lingüísticas ylexicográficas el Quijote de Cervantes y lasvoces o giros de lenguaje allí usados, algu-nos de ellos en desuso ya en España. Expli-ca también algunos de los cambios decarácter semántico en las voces usadas por

sus coterráneos en forma común y corrien-te: conservación del castellano de otrasépocas y utilización de palabras más o me-nos degeneradas que sólo tienen cabida enel lenguaje vulgar. El académico de nú-mero Genaro Fernández MacGregor res-ponde el discurso, haciendo ver que el in-geniero Aragón “en todas sus múltiplesactividades ha marcado el sello imborrablede su bondad, de su saber, de su talento”.10

El 3 de junio de este año dase el caso cu-rioso de que el director declare la renuen-cia del académico correspondiente ErasmoCastellanos Quinto para ocupar la plazavacante de número debida al sensible fa-llecimiento de Ezequiel A. Chávez; por talmotivo se le asigna a Alfonso Junco, quienresulta ser el de mayor antigüedad.11

1948

Alejandro Quijano anuncia el 19 de mayoque existen dos vacantes de correspon-dientes: la de Alfonso Junco al ocupar lasilla de número por Ezequiel A. Chávez, yla de su padre, Celedonio Junco de la Vega,

210

9 AoAM del 17 de febrero de 1947.10 AoAM del 6 de mayo de 1947. La candidatura

del ingeniero Agustín Aragón León (1870-1954) esformulada por Alejandro Quijano, Genaro Fernán-dez MacGregor y Alberto María Carreño. Ingenierotopógrafo e hidrógrafo, amén de geógrafo, geodesta yastrónomo, estudia también dos años de medicina.Entre sus obras cuentan: Diez retratos literarios demédicos mexicanos eminentes, Diez retratos literariosde ingenieros mexicanos eminentes y El desenvolvi-miento histórico de las sociedades humanas. Su mane-ra de ser digna, enérgica y bondadosa, amable y com-prensiva, era patriarcal, bíblica al decir del doctorFrancisco Fernández del Castillo. “El habla popular

de mi comarca” aparece en Memorias de la AcademiaMexicana, t. xiii, pp. 308-331, y la “Contestación alanterior discurso”, por Genaro Fernández MacGre-gor, a continuación, pp. 332-339.

11 AoAM del 3 de junio de 1947. Alfonso Junco(1895-1974), nacido en Monterrey, director de Ábsidedesde 1955 por muchos años, ha sido descrito como“recio y exquisito, grave y jovial, batallador y efusivo,sólido y alado, conocedor de todos los senderos delpensamiento y del estilo”. En la Academia, desde el 15de abril de 1931 como correspondiente, sustituye efec-tivamente a Ezequiel A. Chávez en la silla xiv, comose ha manifestado. Escribe Sangre de Hispania y Alamor de Sor Juana, entre otros temas históricos,

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 212: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

recién fallecido.12 Y el 23 de octubre, porintermedio de Darío Rubio, la aprobación,por unanimidad de votos, del licenciadoFrancisco J. Santamaría, a propuesta de losacadémicos de número Mariano Cuevas,Manuel Romero de Terreros y el secretarioRubio.13

1949

El padre Mariano Cuevas, S. J., muere el 31de marzo de este año; así lo comunica el di-rector durante la sesión del miércoles 27de abril, cuando Julio Jiménez Rueda, comocorrespondiente de mayor antigüedad, ocu-pa su vacante. Hasta que Alfonso Junco leasu discurso de ingreso —ha sido promovidohace algún tiempo— debe abrirse la plazade correspondiente.14 Alejandro Quijano re-seña su intervención en las exequias delautor de la Historia de la Iglesia en México.

1950

El presidente Miguel Alemán Valdés, acom-pañado por su esposa, miembros del cuer-

po diplomático, secretarios de Estado ygran cantidad de público, asisten a la se-sión solemne efectuada en la sala de espec-táculos del Palacio de Bellas Artes el 14 dejunio de este año, para escuchar el discur-so de ingreso de José Rubén Romero comoacadémico de número:

éste dio lectura a su discurso, en el cual con

su brillante estilo propio habló respecto de

todos los señores académicos de número

con quienes se encontró en la corporación

en la primera sesión a que asistió. El magní-

fico discurso del señor Romero, que tuvo

pasajes de verdadero interés, algunos de

positiva hondura, otros de magnífica gracia,

fue gustado grandemente…15

No cabe duda de que su trabajo, mag-nífico, habla en primer término de su an-tecesor en la silla xii, el padre FedericoEscobedo y Tinoco, sacerdote-poeta, y lue-go de quienes forman la corporación enaquel entonces: caravana formada por Fe-derico Gamboa, Darío Rubio, AlejandroQuijano, Luis González Obregón, EnriqueGonzález Martínez, Carlos Díaz Dufoo, Bal-

211

sociológicos, religiosos, biográficos y gramaticales. Esuno de los portadores más sobresalientes en Méxicodel pensamiento católico.

12 AoAM del 19 de mayo de 1948. Celedonio (1863-1948) es padre de Alfonso Junco. Nace en Matamoros,Tamaulipas. El propio hijo lo describe como de tareacotidiana y vocación literaria: un bregar mercantil yotro periodístico-poético. Es propuesto a la Acade-mia por José López Portillo y Rojas, Enrique Gonzá-lez Martínez y Enrique Fernández Granados.

13 El acta del 23 de octubre de 1948 no se encuentraregistrada en los libros, pero el expediente personalaclara su nombramiento. Francisco J. Santamaría(1889-1963) nace en la ranchería de Cacaos, Tabasco.

Juez penal —el “Juez Lince”—, maestro, “fértil enla imaginación, penetrante en el juicio, certero en laexpresión”, ama la independencia; su actitud políticaprovoca comentarios encontrados. Es recordado co-mo único sobreviviente en la matanza de Huitzilac.Y reconocido por su Diccionario completo de mejica-nismos que, según él mismo dice, es “razonado, com-probado con citas de autoridades en el uso y compa-rado con el de americanismos”.

14 AoAM del 27 de abril de 1949.15 AoAM del 14 de junio de 1950. José Rubén

Romero (1890-1952) nace en Cotija de la Paz, Michoa-cán. Vive en Tacámbaro en años de la Revolución,que novela en Desbandada. En la Secretaría de Rela-

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 213: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

bino Dávalos, Genaro Fernández MacGre-gor, Antonio Mediz Bolio, Carlos GonzálezPeña, Alfonso Junco, Artemio de Valle-Ariz-

pe, Alberto María Carreño y Manuel Rome-ro de Terreros y Vinent, uno a uno, recorri-dos con anécdotas chispeantes, sabrosurala suya, donde remata diciendo que “pre-tende aparecer como un rebelde en contrade los ordenamientos de nuestra ilustrecofradía, prefiriendo pasar por extravagantey no por inepto; aunque a ninguno confun-de —lo adivina— tan inocente ardid…”16

Es después, el 15 de mayo de 1950, cuan-do Luis María Martínez y Rodríguez, arzo-bispo primado de México, es electo corres-pondiente, según la propuesta precedentedel 24 de febrero, firmada por AlejandroQuijano, Manuel Romero de Terreros,Alberto María Carreño, Genaro FernándezMacGregor y Artemio de Valle-Arizpe. El27 de junio se festeja la bienvenida demonseñor, a la vez que se notifican las dosvacantes de correspondientes, habidas porhaberse nombrado numerarios a JulioJiménez Rueda y a José Rubén Romero.17

El acta del 21 de agosto inmediato señalauna sesión ordinaria y otra más, pública. Enla sesión ordinaria la secretaría da cuenta

212

ciones Exteriores, por muchos años, sirve a la diplo-macia. Entre tantas obras, escribe Apuntes de un luga-reño, su propia vida de provincia vista en variablesproporciones y distintas perspectivas; El pueblo ino-cente, de recuerdos estrictos; La vida inútil de PitoPérez, personaje con expresión de cinismo, ingenio,maledicencia y socarronería; y Rosenda, de perfiles deternura mansa, según Antonio Castro Leal. En la Aca-demia en realidad pronuncia dos discursos de recep-ción: uno como miembro correspondiente, “Sem-blanza de una mujer”, el 20 de agosto de 1941, y el denúmero referido. No debe olvidarse que intervieneeficazmente en la celebración del Congreso de Aca-demias de la Lengua propuesto por Miguel Alemán:él invita en Madrid a la Real Academia Española alCongreso en México que tiene lugar del 23 de abrilal 6 de mayo de 1951. “Semblanza de una mujer” es

ensayo publicado en las Memorias de la AcademiaMexicana, t. xiii, pp. 166-187: preciosa descripciónmaterna, como perla enclavada y enjoyada en susretratos. Vive, siente, alienta cuanto escribe. Artemiode Valle-Arizpe, Balbino Dávalos y Enrique GonzálezMartínez lo proponen como correspondiente susti-tuyendo al “viejecito” Urbina. De número, suple aFederico Escobedo y Tinoco.

16 El discurso de ingreso como miembro de nú-mero de José Rubén Romero, sin título, no apareceen las Memorias de la Academia Mexicana. Lo hemosleído en su expediente personal. Le responde donAlejandro Quijano, director de la Academia.

17 El acta del 15 de mayo de 1950 no aparece en loslibros; la propuesta se halla en el expediente personal.La bienvenida está señalada en el AoAM del 27 dejunio de 1950. Luis María Martínez (1881-1956) nace

historia de la academia mexicana de la lengua

Alfonso Junco

Page 214: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

de las candidaturas que dentro del plazo y

para cubrir las vacantes de académicos co-

rrespondientes que dejaron al pasar al cargo

de individuos de número los señores don

José Rubén Romero y don Julio Jiménez

Rueda habían sido presentadas a favor del

señor don José María González de Mendoza

para la primera de estas vacantes, y a favor

del señor licenciado don Isidro Fabela para

la segunda, en el concepto de que las pro-

puestas relativas están firmadas por los se-

ñores académicos Valle-Arizpe, Carreño,

Fernández MacGregor, Romero y González

Peña la primera, y Rubio, González Peña,

Carreño, Fernández MacGregor, Valle-Ariz-

pe y Romero la segunda. Estas candidaturas

deberán estar, de acuerdo con lo prescrito en

los Estatutos, a la consideración de los seño-

res académicos, durante un mes, para ser

votadas en próxima sesión.18

La sesión pública inmediata ofrece en lasala Manuel M. Ponce del Palacio de BellasArtes la lectura del trabajo de ingreso co-mo académico de número de Alfonso Cra-vioto, denominado “Tres personalidades”,donde se declara que pertenece a una ge-neración que “combatió obstinadamente

el funesto academismo” en su momento.Tras referirse a Enrique Martínez Sobral,antecesor suyo en la silla xviii que pasa aocupar, en cortísimo ensayo indica que él“abrió las pupilas observantes sobre lasrealidades económicas de nuestro país”. Alreflexionar conviene en que “por la excita-ción del ascenso la materia se ha transfor-mado en alma. Y por la excitación de sudestino las almas se van transformando enconciencia”.19

En seguida, 20 el de septiembre, al pro-cederse a las votaciones de José María Gon-zález de Mendoza y de Isidro Fabela,

ambas candidaturas fueron aprobadas por

unanimidad: acuerdo que pudo comunicar-

se en seguida a ellos por hallarse en otra sala

de la residencia del señor Romero, quien los

invitó a pasar a la sesión… el director comu-

nicó su designación, habiendo ellos mani-

festado su profunda complacencia…20

Acto seguido, la secretaría avisa allí mis-mo que para cubrir la vacante de corres-pondiente abierta por el paso de AlfonsoCravioto a académico numerario, se harecibido una candidatura, firmada el 31 de

213

dentro de la feligresía de Tlalpujahua, Michoacán; espreconizado obispo titular de Amemurio y auxiliarde Leopoldo Ruiz y Flores en 1923, y elevado a arzo-bispo titular de Mistía con derecho a sucesión enMorelia. Trasladado a la mitra metropolitana deMéxico en 1937, es consagrado arzobispo de Méxicoen 1938. Escribe Santa María de Guadalupe y otrasobras con tema religioso. Es propuesto para cubrir lavacante de Gabriel Méndez Plancarte.

18 AoAM del 21 de agosto de 1950.19 Alfonso Cravioto, “Tres personalidades”, Memo-

rias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp. 7-10. AlfonsoCravioto (1883-1955), nacido en Pachuca, Hidalgo, a

partir del Ateneo de la Juventud de México figura entodas las altas manifestaciones literarias del país.Constantemente fuera del país, desempeña cargosdiplomáticos del gobierno. Destaca como orador, yen su producción cuentan: Germán Gedovius, El almanueva de las cosas viejas, Aventuras intelectuales a tra-vés de los números y Notas de un viaje a través de mímismo. El 20 de julio de 1938 es propuesto para co-rrespondiente por Federico Gamboa, Alejandro Qui-jano, Genaro Fernández MacGregor, Salvador Corde-ro, Balbino Dávalos, Alberto María Carreño y DaríoRubio.

20 AoAM del 20 de septiembre de 1950.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 215: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Celedonio Junco de la Vega

Miguel Alessio Robles

Page 216: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

agosto por los académicos González Mar-tínez, González Peña, Fernández MacGre-gor, Romero, Rubio, Reyes y García Na-ranjo, a favor del licenciado Miguel AlessioRobles: aceptada, se someterá a votación.También recuerda que Alfonso Junco leerá

su trabajo de ingreso como académico denúmero el 25 del propio mes.21

En efecto, al celebrarse el 75° aniversariodel establecimiento de la corporación,Alfonso Junco lee en la sala Manuel M.Ponce su discurso de ingreso, la tan nota-ble semblanza de Celedonio Junco de laVega, a la cual hemos hecho referencia es-cuetamente:

recuerdo de la vida de familia, en su hogar, y

después de una semblanza perfecta de su

padre, haciendo hincapié en la vena fácil

y festiva que lució en multitud de ocasio-

nes, concluyendo con un emotivo relato del

fallecimiento del ilustre académico… en se-

guida, el señor académico don José Vascon-

celos, en nombre del director de la cor-

poración, contestó al señor Junco haciendo

un alto elogio de su personalidad como es-

critor elegante, inteligente y viril…22

El año termina con la aceptación, el 27de noviembre, de Miguel Alessio Roblesen la vacante de Alfonso Cravioto comocorrespondiente, y el 29 de diciembre conla votación unánime de Alfonso Méndez

215

21 Ibidem. Miguel Alessio Robles (1884-1951) naceen Saltillo, Coahuila; obtiene el título de abogado en1909, apoya a Francisco I. Madero y sale del paísdurante el régimen de Victoriano Huerta. Incorpora-do al constitucionalismo, actúa políticamente hastael gobierno de Álvaro Obregón. Colabora en El Uni-versal y las revistas Todo y Nuevo Mundo. Escribevarios libros sobre la Revolución mexicana y susMemorias; entre ellos, Voces de combate, Ídolos caídos,Mi generación y mi época, A medio camino y Contem-plando el pasado. Su posición honesta es lo que otor-ga la tónica a su obra: es ecuánime y sereno. Pinta enforma estricta a Francisco Villa y a otros personajes.Embajador de México en España, repasa el arte euro-

peo y las letras hispanas, al igual que las figuras de lageneración de los Siete Sabios. Ernesto de la TorreVillar lo revive espléndidamente en 1977, cuando se lerinde homenaje. “Imponente caballero de la hispani-dad”, es honrado en su tierra natal.

22 AoAM del 25 de septiembre de 1950. El trabajode ingreso de Alfonso Junco, que intitula “Un poeta decasa”, y la respuesta por José Vasconcelos, aparecenpublicados en las Memorias de la Academia Mexica-na, t. xiii, pp. 352-372 y 373-377, respectivamente.Podemos añadir que Alfonso Junco, en su discursoinicial, vulnerable en sus sentimientos, tiende a in-corporarse alrededor de su padre como si, enroscán-dose en él, tratara de aprisionar su espíritu. Desde la

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Alfonso Méndez Plancarte

Page 217: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Plancarte, también como correspondiente,en tanto se da la bienvenida a Miguel Ales-sio Robles, por ser la primera vez que asis-te a la corporación.23

1951

Cuando, el 18 de febrero de este año, falleceSalvador Cordero, Francisco Monterde esdeclarado académico de número por ser elcorrespondiente de más antiguo ingreso ydomiciliado en el Distrito Federal: ocupa lasilla ii y deja vacante la silla D.24 Poco des-pués, entre el alboroto y los buenos deseospara que con dignidad concluya el PrimerCongreso de Academias en la ciudad deMéxico, propuesto por el presidente de laRepública Miguel Alemán, el 23 de abrilinmediato y con la presencia del primermagistrado de la nación, Alberto María Ca-rreño en funciones de secretario declara que

como es sabido, se entra en la corporación co-

mo académico honorario o como acadé-

mico activo, y que en cualquier momento

podría proponerse que el señor licenciado

Miguel Alemán fuese nombrado académico

honorario, para lo cual le da títulos su labor

en pro de la defensa y unidad de nuestro

idioma, labor manifiesta sobre todo en la no-

ble iniciativa que sometió a la Academia a fin

de que ésta convocase al Congreso poco antes

inaugurado, y en la ayuda liberal concedida

por su Gobierno para que tal proyecto llega-

se a realizarse; pero —agregó el señor Carre-

ño— sería deseable que los señores académi-

cos lo aceptasen como miembro activo, dado

que existe una vacante de correspondiente y

ha transcurrido ya el plazo fijado por los

Estatutos para estar en aptitud de cubrirla.

Recordó, a este respecto, que los Estatutos

obligan —artículo 22, inciso ii— a mencio-

nar la obra literaria del candidato, y manifes-

tó que son conocidos los discursos del señor

licenciado Alemán, orador al par que uni-

versitario, y que precisamente en la apertura

del Congreso de Academias acababa de pro-

nunciar un discurso que le muestra como

orador netamente discreto. En consecuencia,

propuso que se le eligiese académico corres-

pondiente… Para manifestar su aceptación

de tal propuesta, se pusieron de pie todos los

señores académicos de número, que son

quienes, según el artículo 32 de los Estatutos,

tienen facultad para proponer candidato y

216

senda suave (1917) escribe poesía hasta condensarlaen su Antología (1960). De historia, es relevante suInquisición sobre la Inquisición. De controversia,España en carne viva. Y de ensayo, El libro de la invi-tación. En televisión ofrece sus Charlas mexicanas.

23 El acta del 27 de noviembre de 1950 no está re-gistrada en el libro. Sí en el AoAM del 29 de diciem-bre de 1950. Alfonso Méndez Plancarte (1909-1955)nacido en Zamora, Michoacán, es crítico y humanista.Su vida, gemela de la de su hermano Gabriel —ma-yor que él—, lo conduce a la ordenación sacerdotalen 1932. Doctorado en filosofía y en teología, cultiva

la docencia, la literatura y el latín, hasta que sufre “lasoltura del habla”. Completa estudios monográficos ytraduce a los clásicos. Publica la antología y el estudiode nuestros Poetas novohispanos. Prosifica el poemamayor de sor Juana, Primero sueño. Realiza las edicio-nes críticas de las obras completas de la propia sorJuana, y de las poesías de Amado Nervo y Rubén Da-río. Estrena la silla xxvii de la Academia, según vere-mos, y conduce Ábside cuando fallece su hermano.

24 AoAM del viernes 30 de marzo de 1951. A Fran-cisco Monterde lo hemos estudiado como director dela Academia.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 218: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

para votar en su elección. El señor director

dijo que el acto constituía asimismo una

votación, por unanimidad de 13 votos, canti-

dad superior a la mayoría necesaria según el

inciso ix del precitado artículo 22. En tal vir-

tud, declaró académico correspondiente de

la Mexicana, para ocupar la silla D, al señor

licenciado Miguel Alemán…25

El 27 de este mes y año Alejandro Quija-no y Darío Rubio comunican al presidentesu designación.

Resuelta la designación inusual, la si-guiente sesión donde ingresa un académi-co de número tiene lugar el 23 de mayo, almes exacto. Antonio Mediz Bolio, tras elelogio de su predecesor, lee su “Inter-influencia del maya con el español de Yu-catán”. Antonio Caso es recordado como“maestro por excelencia de la más pura yhumana filosofía, creador de una escuelade pensamiento mexicano, sostenedor delos más auténticos principios cristianos”.En el discurso, repasa la situación halladapor los españoles en el territorio y mundo

mayas, y enlaza su lengua con el español.Los filósofos especialistas —dice— defi-nen “el maya como un lenguaje de incor-poración, es decir, polisintético, y de raícescasi sin excepción monosilábicas. Foné-ticamente posee y maneja las cinco vocalescastellanas, que en maya tienen cada unatres sonidos: uno brevísimo o cortado—que es peculiar— y otro breve y otrolargo como en castellano; tiene tambiénseis consonantes menos que el español”.Va describiendo “la necesidad de nuevosnombres para las cosas nuevas que paralos unos son las que descubren y para losotros las que les traen de fuera”, desde elvocablo geográfico de Yukáltán mayab enadelante. El maya absorbe y acomoda a sumorfología vocablos castellanos; la lista demayismos es considerablemente larga; lanomenclatura de la fauna y la flora yucate-cas se conserva pura y llana. Consideraque el estudio El español que se habla enYucatán, de Víctor M. Suárez, y El idiomaespañol en Yucatán, de Alfredo Barrera Vás-quez, aparecen como piezas fundamentales

217

25 Sesión extraordinaria, pública, celebrada en eledificio del Casino Militar, durante el banquete ofre-cido por la Academia a los señores delegados al Pri-mer Congreso de Academias de la Lengua Españolael lunes 23 de abril de 1951, acto que honraba con supresencia el señor presidente de la República, licen-ciado Miguel Alemán. Nada menos, Miguel Alemán(1905-1983), originario de Sayula, Veracruz, es gra-duado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia en1928. Senador en 1935, resulta electo gobernador delestado de Veracruz en 1936-1940. Secretario de Go-bernación durante el gobierno del general ManuelÁvila Camacho (1940-1946), logra la Presidencia delpaís en las elecciones efectuadas en julio de este últi-mo año, hasta 1952. Durante la Presidencia de AdolfoLópez Mateos ocupa el cargo de presidente del Con-sejo Nacional de Turismo, el cual le es ratificado por

Gustavo Díaz Ordaz. En la Academia el 23 de abrilde 1951 Alberto María Carreño, Manuel Romero deTerreros y Julio Jiménez Rueda le extienden la pro-puesta de correspondiente, firmándola desde luego;se le comunica que la elección ha sido promovidacon dispensa de trámites y por aclamación. El discur-so de recepción, que le es aceptado —luego leído el 12de junio de 1953—, recibe el nombre de “La palabra,vida del pensamiento”: es el que pronuncia en BellasArtes durante la apertura del Primer Congreso deAcademias de la Lengua Española. En él aboga por elidioma y su enriquecimiento, y por el vínculo de lospueblos que lo hablan. Según hemos visto, después esnombrado tesorero de la corporación en la sesión del14 de diciembre de 1973. El apoyo financiero quesiempre mantiene hacia la organización puede cata-logarse como incalculable e inestimable.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 219: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

para entender el español que se habla enYucatán como lenguaje híbrido.26 GenaroFernández MacGregor anota en su res-puesta que “el espíritu de los vencidos fueenvolviendo y dominando al de los vence-dores: lo sustantivo en Yucatán es lo maya,y lo adjetivo lo español. Recuerda que Key-serling apoya la idea de que “el españoldeja que las cosas sucedan; se deja vivir,y deja vivir a los demás, siguiendo la pen-diente natural de la vida; goza de los acon-tecimientos como espectador, y se rehúsa acualquier fijación seria”. Y analiza al reci-piendario como poeta y dramaturgo.27

El 13 de junio, en casa de José Rubén Ro-mero, Miguel Alemán recibe la insignia y eldiploma pertenecientes a la Academia comomiembro correspondiente. Es en esta oca-sión cuando en votación secreta se eligen lostres representantes de la Academia Mexica-na a figurar en la Comisión Permanente delPrimer Congreso de Academias de la Len-gua Española: José Rubén Romero, AlbertoMaría Carreño y Julio Jiménez Rueda.28

Cuando el 29 de octubre inmediato Ale-jandro Quijano anuncia que el 2 prece-dente ha fallecido Balbino Dávalos, declaravacante la silla número xv, que pasa a serocupada automáticamente por Agustín

Aragón como miembro correspondiente,el más antiguo. Al quedar descubierta lasilla K los académicos Carreño y Fernán-dez MacGregor anuncian sendas candida-turas; como existe una tercera, la pendientede Manuel Toussaint, se conviene en que,tras un amistoso cambio de impresiones,se presente una sola “para no oponer co-mo rivales a personas estimables y recabarla anuencia del candidato eventual”. Comosegún el director “la candidatura únicamermaría un tanto el carácter democráti-co de la elección”, el acuerdo final determi-na que a partir del 29 de noviembre sereciban las candidaturas a la silla K.29 El 30de noviembre, no el 29, Alejandro Quijanoinforma que el 10 anterior ha muerto Mi-guel Alessio Robles y que, como correspon-diente, ha dejado vacante la silla Ñ: el plazopara recibir propuestas se debe abrir el 30 dediciembre. Respecto de la vacante dejadapor Agustín Aragón al pasar a ser de núme-ro, indica que se han presentado tres can-didaturas, a favor de Ángel María GaribayK., Salomón de la Selva y Agustín Yáñez: laelección se efectuará dentro de un mes.30

La sesión última del año, extraordina-ria, celebrada en la sala Manuel M. Ponce,con invitados especiales, está destinada a

218

26 Antonio Mediz Bolio, “Interinfluencia del mayacon el español de Yucatán”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xiv, pp. 29-41. Él (1884-1957) nace enMérida, Yucatán. Se gradúa de abogado en 1907. Polí-tico y diplomático, trabaja en España al lado deAlfonso Reyes. Habla el maya. El conocimiento delmundo exterior le agranda el mundo, pero a la vezacendra su amor a la tierra propia y a los valores de lacultura nacional. Como famosos trascienden suslibros La tierra del faisán y del venado, la traducciónEl libro de Chilam Balam de Chumayel y A la sombra

de mi ceiba. Es, además, periodista y ensayista. Mueresiendo senador de la República.

27 Genaro Fernández MacGregor, “Respuesta alanterior discurso”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xiv, pp. 42-50.

28 Sesión privada, extraordinaria, en la plaza deRío de Janeiro 115, domicilio de José Rubén Romero,del miércoles 13 de junio de 1951.

29 AoAM del lunes 29 de octubre de 1951.30 AoAM del viernes 30 de noviembre de 1951.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 220: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

recibir a Francisco Monterde como aca-démico de número. Hemos enterado conanterioridad cómo presenta su ensayo“Fernando Calderón Beltrán” y cómo leresponde Julio Jiménez Rueda.31

1952

En sesión ordinaria del 4 de febrero eldirector informa sobre el fallecimiento deDarío Rubio el 21 de enero y la vacante de lasilla v, que de inmediato es ocupada porJosé Vasconcelos:

el paso de académico correspondiente a nu-

merario no ha de considerarse como un

ascenso; Vasconcelos juzga infundada cual-

quier diferencia entre unos y otros por lo

que hace a los residentes en el Distrito Fede-

ral, ya que en su opinión sólo debieran ser

correspondientes quienes, por habitar fuera

de esta entidad, estén imposibilitados para

asistir con regularidad a las sesiones: dado

que al ingresar en la Academia pronunció

un discurso, pide que, atentas estas razones,

se le exima el de pronunciar el de recepción.

Valle-Arizpe recuerda que, según el artículo

28 de los Estatutos, si el académico corres-

pondiente llamado a cubrir una vacante no

pronuncia su discurso, quedará en definitiva

con el carácter de correspondiente. Vascon-

celos dispondrá del tiempo necesario para

preparar el discurso en el que haga el elogio

de su predecesor…32

En la misma sesión se declara vacante lasilla como correspondiente de José Vas-concelos, y es propuesto —según ya diji-mos— Alberto María Carreño para ocu-par la secretaría que Darío Rubio cubría.Salomón de la Selva, candidato, es exclui-do por poseer la nacionalidad nicaragüen-se, pero se le concede la categoría de ho-norario. Ángel María Garibay K. ha sidopropuesto para ocupar la silla de corres-pondiente de Agustín Aragón:

puesta a discusión la propuesta es aprobada

por unanimidad de catorce votos, o sean: los

diez de los proponentes, un voto por escrito,

y tres señores académicos de número, pre-

sentes en la sesión, que no eran firmantes de

la propuesta; en consecuencia, el director

declara académico correspondiente a don

Ángel María Garibay K.33

219

31 Francisco Monterde, “Fernando Calderón Bel-trán”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp.51-64; y “Contestación al anterior discurso”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp. 65-69. SobreFrancisco Monterde, véase su tratamiento comodirector de la Academia en la sección respectiva delcapítulo “Directores y secretarios”.

32 AoAM del lunes 4 de febrero de 1952.33 Ibidem. Ángel María Garibay Kintana (1898-

1967), originario de Toluca, Estado de México, esejemplo de dedicación al estudio, la investigación yla docencia. En el Seminario Conciliar de México

aprende el náhuatl y profundiza en el conocimientode las lenguas y culturas latina, griega y hebraica;domina también el inglés, el francés y el alemán.Sacerdote desde 1917, trabaja en Xilotepec, Hidalgo;allí se entera del otomí. En 1941 llega a ser canónigolectoral de la Basílica de Guadalupe. En la Academiapasa a ser miembro de número el 14 de noviembre de1952, ocupando la silla xxix, de reciente creación.Obtiene el título de doctor honoris causa de la unamy su ingreso como miembro del Instituto de Inves-tigaciones Históricas. Publica cerca de 40 libros yresulta Premio Nacional de Literatura. De entre sus

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 221: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

La sesión, productiva, continúa. Al falle-cimiento de Miguel Alessio Robles siete aca-démicos proponen al licenciado AgustínYáñez para suplirlo:

a votación la propuesta, es aprobada por

unanimidad de doce votos, o sean: los de los

siete proponentes y los de cinco académicos

de número, presentes en la sesión, que no

eran firmantes de la propuesta. El director

declara académico correspondiente a don

Agustín Yáñez…34

La siguiente sesión, efectuada el 7 de mar-zo de 1952, resulta múltiple en aconteci-mientos. Genaro Fernández MacGregordesde luego pregunta si subsiste en la Aca-demia la clasificación de los sillones porletras, puesto que se han mencionado los Ky Ñ: se ha acordado suprimirla hasta quese revise la lista que figura en la edición de1943 del Anuario. El director, en seguida,da la bienvenida a Ángel María Garibay K.y da cuenta del fallecimiento de EnriqueGonzález Martínez el 19 de febrero: la sillaxiii vacante debe ser ocupada por el corres-pondiente Raymundo Sánchez. Vacante estála silla v de José Vasconcelos. Mientras elsecretario insiste en la necesidad que tiene laAcademia de contar con filólogos compe-tentes, el propio Vasconcelos anuncia quepresentará la candidatura del poeta CarlosPellicer Cámara. Julio Jiménez Rueda, encambio, hará lo propio con José Ignacio

Dávila Garibi. Carlos González Peña, exactoen su intervención, puntualiza las tres cues-tiones importantes debatidas: 1) unificaciónde candidaturas para cada vacante; 2) perio-dicidad regular de las sesiones; 3) preferen-cia al trabajo lexicográfico. Manuel Rome-ro de Terreros renueva la candidatura deManuel Toussaint, y Carlos González Peñasugiere como posible candidato al drama-turgo Rodolfo Usigli. Vasconcelos por finlee la propuesta que a favor de CarlosPellicer firman con él Carlos GonzálezPeña y Genaro Fernández MacGregor. El

220

obras vale citar Historia de la literatura náhuatl, endos volúmenes, y Poesía náhuatl, en tres volúmenes.Aporta versiones del griego de todas las tragicome-dias y comedias de Esquilo, Sófocles, Eurípides yAristófanes.

34 Ibidem. Los datos referentes a Agustín Yáñezpueden consultarse en el capítulo “Directores y secre-tarios”.

historia de la academia mexicana de la lengua

José Gorostiza

Page 222: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

secretario perpetuo esboza la imposiciónexistente de candidatos, que el directorniega. Alfonso Méndez Plancarte conside-ra digno de ocupar una silla de correspon-diente a José Gorostiza Alcalá. Cuando eldirector da por terminado el debate, acep-ta como recibidas las candidaturas de Car-los Pellicer y José Ignacio Dávila Garibi.Miguel Alemán solicita fecha para leer sutrabajo de ingreso; el 18 de abril se ha fija-do ya la lectura del trabajo de recepción deAgustín Aragón, a quien responderá Ge-naro Fernández MacGregor.35

La discusión sobre candidaturas conti-núa el 18 de abril, cuando además, en for-ma independiente, Agustín Aragón lee sutrabajo de ingreso. La sesión regular señalaque mientras José Ignacio Dávila Garibiha aceptado su postulación, Carlos Pellicertodavía no responde a la invitación que sele ha ofrecido. Se ha presentado la candida-tura del escritor Salvador Novo, suscrita porlos académicos de número Artemio de Va-lle-Arizpe, Carlos González Peña y GenaroFernández MacGregor. Carreño sugiere quese vote desde luego la propuesta a favor deDávila Garibi y que se aplace la presenta-ción de la candidatura de Salvador Novo.González Peña opina que ninguna razónválida impide presentar varias candidaturaspara cada vacante. Jiménez Rueda proponeque las pláticas encaminadas a conciliaropiniones sobre la forma de cubrir cadavacante se tengan en la Academia y no seconviertan en cabildeos particulares. Agus-tín Yáñez es recibido por vez primera.36

Tras la sesión regular, en la sala ManuelM. Ponce tiene lugar la presentación deAgustín Aragón. Dentro de “El desenvolvi-miento histórico de las sociedades huma-nas” registra Aragón algunas remembran-zas acerca de José María Vigil y BalbinoDávalos, antecesores en su sillón númeroxv, y valora el prólogo a los Murmurios dela selva de Joaquín Arcadio Pagaza queescribió Rafael Ángel de la Peña, amén desu personal Gramática.37 Le respondeGenaro Fernández MacGregor, quien so-

221

35 AoAM del viernes 7 de marzo de 1952.36 AoAM del viernes 18 de abril de 1952.37 Agustín Aragón, “El desenvolvimiento histórico

de las sociedades humanas”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xiv, pp. 70-82.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Julio Torri

Page 223: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

bre todo analiza el positivismo, para clasi-ficar después al recipiendario como “unestudioso y un difusor del saber, un traba-jador incansable, un carácter firme contres mayores instintos: el apego, la venera-ción y la bondad”.38

La sesión del 16 de mayo siguiente acusauna discusión casi enojosa sobre las candi-daturas existentes: el conocimiento de laprensa obliga a que cualquier acuerdo di-latorio aparezca como un desaire a los can-didatos. Tres son las propuestas finales:Jiménez Rueda y Carreño se adhieren a laobservancia estricta de cuanto dispone elartículo 21; García Naranjo se inclina aseguir la costumbre; y Castro Leal deseaque se cubran las vacantes y el atenerse enlo sucesivo a la disposición estatutaria. Alvotarse el asunto, por 12 votos contra cua-tro, se acuerda cubrir las dos vacantes quede hecho existen: Carlos Pellicer en la deJosé Vasconcelos, y José Ignacio DávilaGaribi por Raimundo Sánchez, donde tam-bién se mencionó a Salvador Novo. ComoDávila Garibi es persona de generoso cri-terio y no desea que su candidatura seamotivo de disensiones,

puesta a votación la propuesta a favor del se-

ñor Pellicer para la vacante dejada por el paso

del señor Vasconcelos a la categoría de nu-

merario, es electo por unanimidad de los

doce señores académicos de número presen-

tes en la sesión; en consecuencia, el director

lo declara correspondiente…39

La votación entre Dávila Garibi y Novoresulta empatada con seis votos para cadacandidato en dos ocasiones: el directorpropone que se proceda a nueva votaciónen la sesión siguiente. El escrito en que sepropone la candidatura de Novo es discu-tido animadamente por Carreño, por unaparte, y por Fernández MacGregor y Gon-zález Peña, por otra.40 Para la sesión ulte-rior del 13 de junio, a Pellicer se le da labienvenida; Salvador Novo es electo gra-cias a los 10 votos obtenidos por él, contraocho de Dávila Garibi, y a éste se le toma enconsideración para la próxima vacante.41

El 11 de julio recoge la noticia de las muer-tes de Raimundo Sánchez, 25 de junio, yde José Rubén Romero, 4 de julio: per-manecen vacantes las sillas 13 y 12 respec-tivamente.42 A Romero debe suplírseletambién como tesorero interino de la cor-poración y como representante de la Comi-sión Permanente.43

El 8 de septiembre, bajo la presidenciade Miguel Alemán y en el Palacio de BellasArtes, Salvador Novo lee algunos capítulosde Las aves en la poesía castellana comotrabajo de ingreso, categoría de correspon-diente: erudición, galas del ingenio y finu-ra en la apreciación. Tema que, según él, vaincubándose de modo casual, sugeridopor vuelos cada vez más altos, así el cantoy las canciones populares que entraña.Novo avanza a tramos su discurso: Desdeel Renacimiento; Tratamiento de Berceo ola paloma; El gallo y el Arcipreste; Las aves

222

38 Genaro Fernández MacGregor, “Contestación alanterior discurso”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xiv, pp. 83-91.

39 AoAM del viernes 16 de mayo de 1952.

40 Ibidem.41 AoAM del viernes 13 de junio de 1952.42 AoAM del viernes 11 de julio de 1952.43 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 224: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

del Romancero; Jaula de cortesanos; El cis-ne; Quevedo o el antipájaro; Las poéticasgallinas; Colibríes y, al final, tras tantospreámbulos, Las aves en la poesía mexica-na.44 La respuesta corre a cargo de CarlosGonzález Peña, quien considera a Salvadorcomo “uno de los más grandes escritoresde México que, en esta noche, ha unido enpáginas de radiante hermosura dos excel-situdes aptas al vuelo: las aves y la poesía”.Con esa su gracia zumbona, el alfilerazo,la punzadura, el sarcasmo; ironía alada ya veces cruel, pero siempre penetrada deingenio.45

Casi un mes después, el 10 de octubre de1952, la sesión puede considerarse tras-cendente porque en ella se propone elaumento hasta 28 de los 18 académicos denúmero, para lo cual han de ascender auto-máticamente los correspondientes másantiguos, y suprimirse en el Distrito Federala los susodichos, reservándose tal categoríade correspondientes sólo para personasresidentes en los estados o en el extranjero.Como consecuencia de ello, se conviene enaplazar la propuesta para cubrir las dosvacantes de correspondientes existentes con

motivo de haber pasado a la categoría denumerarios Martín Luis Guzmán y JulioTorri. Alfonso Méndez Plancarte solicitaampliación en el tiempo para presentar sudiscurso de ingreso por estar preparando laedición de las Obras completas de sor Jua-na y las Poesías completas de Rubén Darío:se le concede.46 Todavía después, el 14 denoviembre, los académicos se pronuncianpor la ampliación del plazo asignado parapresentar el trabajo de ingreso desde lafecha en que son nombrados: el acuerdo esde mantener en seis meses el plazo regla-mentario, con la facultad de ampliarlo porotros seis meses si razones justificadas asílo indican. Además, Miguel Alemán solici-ta que, por urgencias de tiempo, sea consi-derado como su discurso de ingreso el queleyó en la apertura del Congreso de Aca-demias. Remata así el año.47

1953

El calendario puede calificarse de agitadodebido al cambio de estructura de la Acade-mia: el acta de 9 de enero así lo menciona

223

44 Salvador Novo, “Las aves en la poesía castellana”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp. 92-166. Salvador Novo (1904-1974) nace en la ciudad deMéxico, pasa en Torreón la tormenta revolucionariae inicia, ya de nuevo en la capital, los estudios prepa-ratorios y el inicio del Derecho, que abandona por laliteratura. Colabora en revistas y redacta desde luegoLecturas clásicas para niños. Dirige con Xavier Villa-urrutia la revista Ulises, y escribe para los Contempo-ráneos. Periodista, dirige también las actividades tea-trales en el Instituto Nacional de Bellas Artes. Esautor, traductor, director y empresario. Recibe el Pre-mio Nacional de Letras en 1967. Muere siendo cronis-ta de la ciudad de México. De agudeza singular, no

desaprovecha la ocasión para probar su ingenio, enocasiones con el empleo de la sátira. Muestra la gra-cia y el ridículo, el buen humor. “Cuanto puede sentiry expresar está dicho y sentido en sus poemas: es elpoeta que sustantiva las sugestiones más fugaces einasibles.” Entre su producción sobresalen La cultadama, Yocasta o casi, La guerra de las gordas, Nuevagrandeza mexicana y Cocina mexicana e historia gas-tronómica en la ciudad de México.

45 Carlos González Peña, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 167-171.

46AoAM del viernes 10 de octubre de 1952.47 AoAM del viernes 14 de noviembre de 1952.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 225: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

el secretario perpetuo manifiesta que la nue-

va estructura de la Academia determina la

existencia de cuatro vacantes de individuos

de número y anuncia que se han formulado

propuestas a favor de los señores José Go-

rostiza Alcalá, Francisco González Guerrero

y José Ignacio Dávila Garibi. Reitera su invi-

tación en el sentido de llegar a un acuerdo

amistoso antes de presentar candidaturas, a

fin de no dar lugar a que se establezcan riva-

lidades entre los candidatos. Recomienda

asimismo discreción, para que no trascienda a

la prensa la presentación de candidaturas.

El señor González de Mendoza opina que la

facultad de presentar propuestas y de votar

en las elecciones de nuevos miembros debe

reservarse a los académicos de número que

hayan pronunciado su discurso. El señor Cas-

tro Leal propone que se aplace la presentación

de candidaturas hasta que hayan pronun-

ciado ese discurso los académicos corres-

pondientes domiciliados en el Distrito Fe-

deral, que en virtud de la reforma de los

Estatutos han pasado a ser “electos” de núme-

ro. Tras un cambio de impresiones en que

participan varios señores académicos, así se

acuerda por mayoría de votos, si bien limi-

tando el aplazamiento a los seis meses que

prevé el artículo 23 de los Estatutos.48

La nueva estructura ocasiona que el 15de mayo se recuerde a los académicos queel término del plazo para leer los discursosrespectivos vence el 22 de junio, y que lainsubsistencia de la elección recae en elcaso de falta de cumplimiento;49 empero,a Alfonso Méndez Plancarte se le concede

un tiempo mayor para su lectura. Díceseentonces que

es privativo de la Academia Mexicana inter-

pretar sus propios Estatutos y, en consecuen-

cia, la corporación resuelve considerar como

discurso de recepción el que hubiese pronun-

ciado para su ingreso como correspondiente

cada uno de los señores académicos domici-

liados en el Distrito Federal que, en virtud

de la reforma de los Estatutos aprobados por

la Asamblea el 14 de diciembre —debe ser

noviembre— de 1952, pasaron de la condi-

ción de correspondientes a la de electos; ello

sobre la base de que el señor académico que

224

48 AoAM del viernes 9 de enero de 1953. 49 AoAM del viernes 15 de mayo de 1953.

historia de la academia mexicana de la lengua

Francisco González Guerrero

Page 226: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

se hallare en ese caso edite su discurso y el de

respuesta; la fecha de antigüedad que se le

reconozca como individuo de número reci-

bido será la de impresión del discurso…50

La situación, al parecer conflictiva, de-termina que el 12 de junio, sesión siguien-te, el secretario perpetuo señale que haenviado una carta a los académicos electosdonde les da a conocer las resolucionesadoptadas, tocantes a los discursos de re-cepción. Informa que

el señor Torres Bodet ha presentado ya el

texto de su discurso de ingreso como corres-

pondiente y el de don Alfonso Reyes, que le

contestó, y ambos serán impresos próxima-

mente; don José Vasconcelos desea también

que su discurso de ingreso sea tenido como

discurso de recepción; presentará el suyo

don Antonio Castro Leal el sábado 11 de

julio, y le contestará don Genaro Fernández

MacGregor; dentro de corto plazo entregará

el suyo don Julio Torri; en análogo sentido

trabaja don Isidro Fabela; don Martín Luis

Guzmán ha solicitado prórroga; finalmente,

don Francisco Castillo Nájera ha recordado

que durante la celebración del iv centenario

del nacimiento de Cervantes, cuando el se-

ñor director le pidió que pronunciara una

conferencia en el ciclo organizado por la

Academia, objetóle que aun no había pro-

nunciado el discurso de ingreso, a lo cual el

señor director repuso que podía considerar-

se como tal la conferencia. Caso similar es el

del señor académico electo don Miguel Ale-

mán, quien pidió que se admitiese como

discurso de ingreso el que pronunció en la

apertura del Primer Congreso de Academias

de la Lengua Española.51

En la propia sesión, a instancias de Jai-me Torres Bodet son adoptadas por una-nimidad cuatro propuestas como resolu-ciones: 1) subsiste el acuerdo tomado en lasesión del 15 de mayo anterior respecto dela validez del discurso de ingreso comodiscurso de recepción, si pide tal validez elacadémico que como correspondiente lohubiese pronunciado; 2) podrá considerar-se válido como discurso de recepción cual-quier discurso pronunciado en sesión pú-blica de la Academia por un académicoque, en virtud de la reforma hecha a losEstatutos en la asamblea del 14 de noviem-bre de 1952, haya pasado de correspondien-te a electo; 3) las dos franquicias precitadastendrán carácter excepcional, se aplicaránúnicamente para regularizar la situaciónde algunos de los señores académicos aho-ra denominados electos, y no sentarán pre-cedente al que más tarde puedan acogerselos académicos de nuevo ingreso; 4) concarácter improrrogable, se amplía hasta el22 de diciembre de 1953 el plazo previstoen el artículo 24 de los Estatutos reforma-dos para que los señores académicos ahoradenominados electos regularicen su situa-ción y pasen a ser de número, sea pronun-ciando su discurso de recepción, sea bene-ficiándose de una de las dos franquiciasantes expuestas.52

225

50 Ibidem.51 AoAM del viernes 12 de junio de 1953.

52 Ibidem.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 227: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Como resultado de esta modificación,pudiéramos decir revolucionaria, en el añose desata la presentación de trabajos deingreso. El 3 de julio, José María González deMendoza exhibe “Las fábulas de fray JoséManuel Martínez de Navarrete”, que explo-

ra todavía, según dice, como cantera delmás humilde de los géneros poéticos. Unaa una, las repasa como juguetes intrascen-dentes que añaden muy poco a la gloria delautor, mas no son desdeñables.53 FranciscoMonterde considera —lo hemos dicho alreferirnos a él como director de la Acade-mia— que a manera de un entomólogo seinclina, recoge y eleva a la altura de sus ojos,para examinarlo, al parecer un ser insigni-ficante. Devoto, resume el tema y señala lascaracterísticas de cada una de las fábulas.54

En seguida, el 11 de este mismo mes, An-tonio Castro Leal lee como discurso de in-greso “Panorama de la poesía mexicanamoderna”. Como es su costumbre, conrigor y facilidad, tras señalar que “la len-gua la crean la vida y el arte, las necesida-des de inteligencia y comunicación entrelos hombres y el impulso estético de darforma a la vida interior”; tras precisar que“la poesía es en nuestros pueblos una for-ma natural de expresión”, repite la reco-mendación de fijar la renovación poéticade México a partir de Manuel GutiérrezNájera. Desde allí, desmenuza, espulga,fija las características de quienes aparecenen su tiempo, Salvador Díaz Mirón y Ma-

226

53 José María González de Mendoza, “Las fábulasde José Manuel Martínez de Navarrete” Memorias dela Academia Mexicana, t. xiv, pp. 194-206. José MaríaGonzález de Mendoza (1893-1967) nace en Sevilla ymuere en la ciudad de México. Estudia con jesuitas,maristas y salesianos. Llega a México en 1910 y definesu vocación literaria. Entra al campo de la crónica, elensayo y la crítica. Ingresa al servicio diplomáticomexicano. Asiste a la Escuela de Altos Estudios de laUniversidad de París. Obtiene el primer premio en elCertamen del iv Centenario de Cervantes con su tra-bajo Biógrafos de Cervantes y críticos del “Quijote”.

Actúa en la Academia como secretario de actas,secretario adjunto al Primer Congreso de Academiasde la Lengua Española y censor. Colabora en variosperiódicos y revistas con el seudónimo El Abate deMendoza. Publica Ensayos selectos. Penetrante y equi-librado, Antonio Castro Leal lo recuerda por su leal-tad y cortesía, su admirable memoria, su capacidadde trabajo, su generoso espíritu de colaboración.

54 Francisco Monterde, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 207-211.

historia de la academia mexicana de la lengua

Salvador Díaz Mirón

Page 228: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nuel José Othón, para hablar sucesiva-mente de Luis G. Urbina, Amado Nervo, elgrupo de la Revista Moderna, el Ateneo dela Juventud, José Juan Tablada y EnriqueGonzález Martínez, Ramón López Velar-de, Xavier Villaurrutia, el grupo de Con-temporáneos, las revistas Taller y Rueca ymucho más, la importancia de la poesíareligiosa y el mérito de provincia en el con-texto universal de su importancia. Termi-na enfrentando el problema del imperati-vo social, la poesía política, la poesía delpueblo y la poesía de la vida nacional:México ha alcanzado —dice él— su másalto nivel estético.55 Genaro FernándezMacGregor responde el espléndido dis-curso: uno de los Siete Sabios, así conside-rado por su juicio y afición al estudio,recordado como “observador” en la Quin-ta Conferencia Panamericana por su claraexpresión contra la política de los EstadosUnidos de América, es enjuiciado por esteinmenso trabajo de documentación y suprofunda y sensitiva tarea analítica; “coteja,corrige y completa las obras que comentaen sus diversas ediciones; funda sus rápi-

dos juicios sobre la psicología de los es-critores y sobre la estética de sus creacio-nes”. Absorbe vivencias. Estruja la obrarecién leída cuando “hace pasar por nues-tras mentes un soplo de poesía, lo cual hayque agradecer y recibir como cosa insóli-ta”.56 La sesión tiene lugar en la sala Ma-nuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes,con la presencia en el estrado de algunosrepresentantes de la Comisión Permanen-te del Primer Congreso de Academias de laLengua Española.57

Antonio Castro Leal muy pronto inter-viene en asuntos de la Academia. En lasesión, foránea por cierto, privada y extra-ordinaria celebrada en Fortín, Veracruz, el22 de agosto de 1953,

plantea la cuestión relativa a la antigüedad

que deba reconocérsele al académico de nú-

mero cuyo discurso de ingreso como corres-

pondiente haya sido aceptado como discur-

so de recepción. Opina que quienes hayan

pronunciado éste, aunque no hubiesen pro-

nunciado el de correspondiente, deben tener

antelación respecto de aquéllos. El señor

227

55 Antonio Castro Leal, “La poesía mexicanamoderna”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xiv, pp. 212-229. Antonio Castro Leal (1896-1981)nace en San Luis Potosí, S. L. P., y muere en la ciudadde México. Licenciado y doctor en Derecho por launam y de filosofía por la Universidad de George-town de Washington. Profesor de literatura en laEscuela de Altos Estudios y en la Escuela NacionalPreparatoria, y de Derecho Internacional Público enla Facultad de Jurisprudencia, alcanza la rectoría dela unam (1928-1929) y crea la sección de economía enla Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. DirigeBellas Artes y mientras resulta embajador en launesco (1949-1952) logra que en Pátzcuaro se fundeel Centro de Educación Fundamental de Adultos

para la América Latina (cefal). Diputado al Congre-so de la Unión (1958-1961), es miembro del serviciodiplomático. Como director de la Colección deEscritores Mexicanos de la Editorial Porrúa, que reú-ne 91 volúmenes, prologa 34 de ellos. Miembro de ElColegio Nacional. Publica, entre otras muchas obras,Las cien mejores poesías líricas mexicanas, La noveladel México colonial, La poesía de Manuel José Othón yDon Juan Ruiz de Alarcón, su vida y su obra, amén denumerosos prólogos.

56 Genaro Fernández MacGregor, “Contestación alanterior discurso”, Memorias de la Academia Mexica-na, tomo xiv, pp. 230-238.

57 Sesión pública extraordinaria del sábado 11 dejulio de 1953.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 229: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

secretario perpetuo propone que para quie-

nes hayan llegado a la condición de indivi-

duos de número después del 22 de diciembre

de 1952 —fecha en que la Academia quedó

constituida en Asociación Civil—, el orden

en que deban aparecer en la lista de indivi-

duos de número sea el que tenían en la lista

de correspondientes, que era el de su elec-

ción para ingresar en la Academia; esto,

independientemente de la fecha en que

hubieren pronunciado el discurso de recep-

ción o se hubieren acogido a los beneficios

de los acuerdos tomados en las sesiones del

15 de mayo y 12 de junio últimos. Tras breve

cambio de impresiones, así se acuerda… A

propuesta del secretario de actas se acuerda

reconocer como individuos de número a los

señores don Jaime Torres Bodet y don Salva-

dor Novo, cuyos respectivos discursos de

ingreso a título de correspondientes —ya

editados, junto con los de los señores acadé-

micos de número don Alfonso Reyes y don

Carlos González Peña, que les contestaron—

se consideran como discursos de recepción

en virtud del acuerdo general en tal sentido,

adoptado por la Academia en su sesión del

15 de mayo. Se acuerda asimismo reconocer

como individuos de número a los señores

don Erasmo Castellanos Quinto, don Fran-

cisco Castillo Nájera y don Miguel Alemán

Valdés, con fundamento en la segunda reso-

lución adoptada en la sesión del 12 de junio,

según la cual se puede considerar como dis-

curso de recepción alguno pronunciado en

sesión pública de la Academia. En tal virtud

se consideran como discursos de recepción.

a) del señor Castellanos Quinto, el que

pronunció en el elogio del ilustre poeta don

Luis G. Urbina y en defensa de las Acade-

mias el 4 de abril de 1922;

b) del señor Castillo Nájera, el titulado

“Psicología en don Quijote”, que leyó en la

sesión pública del 7 de octubre de 1947;

c) del señor Alemán Valdés, el de apertura

del Primer Congreso de Academias de la

Lengua Española, pronunciado el 23 de abril

de 1951.58

De antemano sabemos que Agustín Yá-ñez lee su discurso de ingreso en el TeatroDegollado de Guadalajara, Jalisco, el sábado5 de septiembre de 1953, “Necesidad de laenseñanza literaria”, y que Jaime Torres Bo-det le responde, según vimos en el capítulov, al tratar de directores y secretarios.59

Nada menos, don Jaime propone el 11de este mismo mes que en lo sucesivo seomitan en las actas las apreciaciones ycomentarios acerca de los trabajos quelean a los discursos que pronuncian losacadémicos en sesiones públicas o priva-das, y así se acuerda.60

La siguiente lectura de ingreso tiene lugarel 23 del mes pródigo de septiembre: IsidroFabela lee “Don Quijote: una interpreta-ción”. Asisten académicos huéspedes y elsecretario de Trabajo y Previsión Social, li-cenciado Adolfo López Mateos. En el esce-

228

58 Sesión privada, extraordinaria, del sábado 22 deagosto de 1953, celebrada en el Hotel Ruiz Galindode Fortín, Veracruz. Vale recordar que Jaime TorresBodet dicta su discurso de recepción, “Las letras y lapaz”, el 22 de abril de 1945; lo responde Alfonso Reyes.

A Salvador Novo lo hemos ya estudiado en su mo-mento.

59 Véase el capítulo v.60 AoAM del 11 de septiembre de 1953.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 230: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nario aparece la “estatua espiritual” delhéroe manchego. Tras analizar el significa-do y la importancia de la inmortal novela,diserta Fabela sobre la personalidad y lacultura de su autor y, para concluir, bos-queja un “retrato de Cervantes” de altovuelo lírico: comparado con los españolesde la época gloriosa de Lepanto, con el “ca-ballero de la mano en el pecho” del Greco,es Cervantes la flama legendaria de unaestirpe que viene del romancero y cuaja enel fulgor de las pupilas que inmortalizaraTheotocopoulos, según dice.61 Alfonso Cra-vioto lo recibe y lo registra “en plenitud demadurez espiritual, con múltiple y polifor-me obra realizada y con ejemplar vida deacción siempre al servicio de la patria: unhombre, todo un hombre, y un escritor,todo un escritor”. Que el lirismo es lo quecaracteriza medularmente la obra literariade Fabela, levantándola y exaltándola has-ta la categoría de obra pura de artista y depoeta. Recorre su importancia en la políticainternacional: sus normas en favor del pa-namericanismo, de la España republicana,

de Austria ante la ocupación por Hitler. Ter-mina sosteniendo que es uno de los hom-bres mejores de nuestro México.62

229

61 Isidro Fabela, “Don Quijote. Una impresión”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp. 279-296. Isidro Fabela (1882-1964) nace en Atlacomulco,Estado de México; estudia jurisprudencia y alcanza elgrado de abogado en 1908. Hombre de letras, lingüis-ta y filólogo, orador, periodista, ensayista, crítico ehistoriador, diplomático e internacionalista, es go-bernante de altos vuelos y educador por sobre todassus atribuciones. Diputado del Congreso de la Uniónen las xxvi y xxix legislaturas, resulta secretario deRelaciones Exteriores con Venustiano Carranza ape-nas unos meses de 1914. Diplomático, es miembro de laComisión de Reclamaciones México-Italia (1929-1933), actúa como embajador ante la Sociedad de lasNaciones (1937-1940) y es miembro de la Corte Per-manente de Arbitraje de La Haya (de 1938 hasta su

muerte). Gobernador del Estado de México (1942-1945). Recibe el grado de doctor honoris causa por launam. Puede definírsele como protector de los pue-blos desprotegidos: Etiopía, Austria y la España repu-blicana entre ellos. De su obra literaria resaltan Latristeza del amo, ¡Pueblecito mío!, Cuentos de París,Belice. Defensa de los derechos de México, y muchosmás estudios relativos a la política internacional desu tiempo, reunidos en los volúmenes de sus Memo-rias. Dona a la nación su casa del Risco, en San Ángel.En relación con la lengua, piensa en ella como algovivo y dinámico.

62 Alfonso Cravioto. “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp.297-301.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Isidro Fabela

Page 231: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Durante el mes de octubre de 1953, eldía 9, y a instancias del secretario perpe-tuo, se reconoce como individuo de nú-mero a José Vasconcelos, candidato electo,bibliotecario de la corporación, conside-rándosele como discurso de recepción elde ingreso que pronunció a título de co-rrespondiente el 22 de enero de 1941;63 des-pués, el 16, en la sala Manuel M. Ponce delPalacio de Bellas Artes, ante la presenciade algunos embajadores de repúblicas her-manas, Carlos Pellicer presenta su discur-so de ingreso. El acta correspondiente noindica título y las Memorias tampoco guar-dan los textos de sus palabras ni de las deJosé Vasconcelos, quien le responde; sólose anuncia que

el recipiendario bosqueja su propia etopeya

—descripción del carácter, acciones y cos-

tumbres de la persona— y la ilustra con la

recitación de poemas suyos, de diversas épo-

cas. Habla de su décimo libro, aún inédito,

del que da a conocer veintiséis sonetos…

Diserta sobre la perennidad del arte y, para

terminar, ratifica su propósito de colaborar

en las actividades de la corporación… Vas-

concelos hace ver cómo la palabra artística

del nuevo académico de número, flor y fru-

to de su calidad humana, no vedó su actua-

ción cívica en difíciles momentos de nuestra

vida institucional…64

Todavía en el resto del calendario con-curren dos recepciones más. Antes de ellas,el viernes 13 de noviembre el secretarioperpetuo informa que “el próximo sábado21 leerá su discurso de recepción JulioTorri, a quien contestará el señor director.Ya ha entregado su discurso el señor Mén-dez Plancarte. Próximamente entregaránlos suyos los señores académicos electosMartínez, Guzmán y Garibay”.65 Y, en efec-to, días después Julio Torri, tras realizar elelogio del filólogo Raimundo Sánchez,expone bajo el título de “Notas sobre laRevista Moderna” las características dela obra lograda por esa publicación —que

230

63 AoAM del viernes 9 de octubre de 1953.64 Sesión pública extraordinaria del viernes 16 de

octubre de 1953. Carlos Pellicer Cámara (1897-1977)nace en Villahermosa, Tabasco. Se educa en la ciudadde México y al salir de la Escuela Nacional Prepara-toria continúa sus estudios en Bogotá, Colombia.Recorre Sudamérica en la misión de José Vasconcelosa Brasil (1922) y visita Europa y el Cercano Orienteen 1926-1929. Profesor de Literatura e Historia enescuelas secundarias, lo es de Poesía Moderna en laFacultad de Filosofía y Letras. Colabora en revistas yperiódicos. Director del departamento de Bellas Ar-tes durante cuatro años, se especializa como museó-logo: monta al menos la casa-museo de Frida Kahlo,el museo-parque de La Venta en Villahermosa y elAnahuacalli de Diego Rivera. Únese a los Contem-poráneos y llega a ser “el de más edad de ellos, peroel menos contemporáneo a su vez”. Torres Bodet

llama a su poesía “apoteosis salvaje de los sentidos”.Trae a la poesía un regocijo por los elementos for-males: el sabor de la palabra, la música del verso, laopulencia verbal del poema. Poesía plástica, impre-sionista, sensual; su innato buen gusto y un sincerofervor tropical lo salvan de un modernismo huero,para convertirlo en violento descubridor de ritmos eimágenes. Sus poemas parecen cuadros al óleo plas-mados en el sentido central de la vista. Entre sus li-bros: Colores en el mar y otros poemas, Hora de junio,Esquemas para una oda tropical, Estrofas del marmarino, Práctica de vuelo, la recolección Materialpoético 1918-1961. Octavio Paz dice que “su poesía esuna vena de agua en el desierto…” Es Premio Nacio-nal de Literatura en 1964. Célebre su “nacimiento”navideño de las Lomas. Muere siendo senador de laRepública.

65 AoAM del viernes 13 de noviembre de 1953.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 232: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tanta influencia tuvo en el desarrollo de lasletras mexicanas a principios del presentesiglo—, y traza la semblanza de sus princi-pales redactores.66 Torri anota que “de lasvarias funciones de la Academia de la Len-gua, ninguna tan importante como la demantener sin hibridismos ni impurezasel caudal de nuestro idioma”. La RevistaModerna ha cobijado la novela Clemenciade Altamirano, El florilegio de Tablada,Joyeles de Rebolledo y El éxodo y Las floresdel camino de Nervo. Cita a Jesús E. Va-lenzuela como el mediador indispensableentre el grupo de innovadores, por su cor-dura y su dinero, y a quienes figuran alre-dedor de él: el propio José Juan Tablada, elorador Jesús Urueta como jefe de redac-ción y consultor artístico, y entre un sinfínde redactores, Rubén M. Campos, BalbinoDávalos, Rafael Delgado, Alberto Leduc,José Inés Novelo, Francisco M. de Olaguí-bel y Manuel José Othón. Trae a colaciónmuchos recuerdos.67 Responde sus pala-bras Jaime Torres Bodet, quien lee “pres-tado” el mensaje que Alejandro Quijanoenvía, por hallarse enfermo: allí lo tacha demaestro excelente, servidor de la univer-sidad por más de 40 años y, en su obra li-teraria, dueño de un estilo depurado, debuen gusto, que nunca cae en vulgarismos

ni en complacencias para la masa de losprimarios.68

Tras Torri, el arzobispo primado de Mé-xico, monseñor Luis María Martínez, pro-nuncia su discurso de ingreso el 30 dediciembre, al finalizar el año. Lee el ensayo“Francisco Banegas Galván, obispo de Que-rétaro, historiador, pedagogo, literato”.Banegas es elogiado como filósofo, soció-

231

66 Sesión pública extraordinaria celebrada en la salaManuel M. Ponce del sábado 21 de noviembre de 1953.

67 Julio Torri, “La Revista Moderna de México”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp. 311-322. Julio Torri (1889-1970) nace en Saltillo, Coahuila;en la capital recibe el grado de abogado en 1913 y esfundador, con Pedro Henríquez Ureña, José Vascon-celos, Antonio Caso y Alfonso Reyes, entre otros, delAteneo de la Juventud. Dirige los cuadernos Culturay con el mismo Vasconcelos funda la jefatura del

departamento de bibliotecas de la Secretaría de Edu-cación Pública. En 1933 se doctora en Letras en launam, en donde llega a ser profesor emérito. EscribeEnsayos y poemas, De fusilamientos, En elogio del espí-ritu de contradicción, La oposición del temperamentooratorio y el artístico, y su resumen de La literaturaespañola.

68 Alejandro Quijano, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 323-328.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Luis Gonzaga María Martínez Rodríguez

Page 233: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

logo y pedagogo, como autor de una His-toria de México en tres volúmenes, comoliterato y orador sagrado; cita párrafos se-lectos del sermón que pronunció Banegasen la catedral de Morelia el 12 de diciem-bre de 1906 en loor de Nuestra Señora deGuadalupe.69 Luis María Martínez men-ciona que Banegas durante muchos añosinfluye en su espíritu: lo respeta comopadre en el orden intelectual. Analizado ensus distintas posturas, el sermón aludidoocupa el centro de su presentación.70 Ale-jandro Quijano, a continuación, lee “Lapersonalidad de monseñor Martínez a tra-vés de su obra”, como contestación al dis-curso dicho por Luis María.71

1954

Muy pronto, el 8 de enero, el año abre conel recordatorio que Alberto María Carreñocomo secretario perpetuo repasa:

en la sesión del 9 de enero de 1953 se convi-

no en aplazar la presentación de candidatos

para abrir las cuatro plazas vacantes, hasta

que los señores académicos electos hubiesen

pronunciado sus respectivos discursos de

recepción. Como la mayor parte de ellos han

cumplido ya con ese requisito reglamen-

tario, y los cuatro que aun no lo han hecho

han entregado el texto de su discurso y lo

harán próximamente, el señor Carreño pro-

pone que se den por recibidas las candidatu-

ras ya formuladas, que por orden cronológi-

co son las de don José Ignacio Dávila Garibi,

don Francisco González Guerrero, don José

232

69 Sesión pública extraordinaria celebrada en lasala Manuel M. Ponce del miércoles 30 de diciembrede 1953.

70 Luis María Martínez, “Francisco Banegas Gal-ván, obispo de Querétaro, historiador, pedagogo, lite-rato”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv, pp.329-336. Luis María Martínez, hombre de iglesia querepresenta ser factor de comunicación, de dación, devecindad con los demás —según Jesús Guisa y Azeve-do— (1881-1956), nace en Tlalpujahua, Michoacán, si

así creemos haberlo dicho; estudia en Morelia y reci-be la tonsura clerical en 1901 y el orden sacerdotal en1904. Rector del Seminario, es trasladado a la CatedralMetropolitana de México. Es preconizado arzobispode México en 1937. De su obra literaria resaltan SantaMaría de Guadalupe, A propósito de un viaje, El sacer-dote, Misterio de amor y Simientes divinas.

71 Alejandro Quijano, “La personalidad de monse-ñor Martínez a través de su obra”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xiv, pp. 337-344.

historia de la academia mexicana de la lengua

Retrato de Guisa y Azevedo por Atl

Page 234: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Gorostiza Alcalá y don Manuel Toussaint.

Así se acuerda. El señor Vasconcelos anuncia

que propondrá la del doctor Jesús Guisa y

Azevedo.72

En este mes dase el caso de que, porafección en las cuerdas vocales de AlfonsoMéndez Plancarte, Alfonso Junco ofrezca lalectura del discurso de recepción del pri-mero: el 26, en la sala Manuel M. Ponce, laAcademia y el público reciben con deleite“Díaz Mirón, gran poeta y sumo artífice”,pieza lírica que sintetiza el libro consagra-do al estudio crítico de quien fue catalo-gado como dueño de una poesía de arres-tos, de titanismo, de “ardiente exaltación yfervorosa embriaguez”. Divide la obradíazmironiana en su etapa inicial, la deLascas y la tercera y última jornada, hastala muerte. Preciosista, pero más precisoque precioso, Díaz Mirón encuentra siem-pre belleza. Inspirado y artífice, el vera-cruzano retiene una única jerarquía en eluniverso de nuestra lengua.73 RespondeNemesio García Naranjo diciendo que elrecipiendario “viene a remover nuestrasideas, a intensificar nuestros trabajos, aextender nuestros horizontes y a refinarnuestros ideales”. Con ponderación mues-tra sus excelencias académicas y sus facul-tades críticas excepcionales. Habla de sus

Cuarenta odas de Horacio y de su extensísi-mo conocimiento sobre Juana Inés.74

A continuación, el turno corresponde aMartín Luis Guzmán, quien da a conocersu discurso de ingreso intitulado “Apuntessobre una personalidad” el 19 de febrerode este año: asisten a la sesión extraordi-naria efectuada en la sala Manuel M. Pon-ce el presidente Adolfo Ruiz Cortines ymiembros de la Comisión Permanente del

233

72 AoAM del viernes 8 de enero de 1954.73 Alfonso Méndez Plancarte, “Díaz Mirón, gran

poeta y sumo artífice”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xv, pp. 7-20. Podemos añadir a lo yaanotado que es en 1927 cuando recibe el doctoradoen Filosofía en la Pontificia Universidad Gregorianade Roma; también en la Pontificia Universidad Mexi-cana es doctorado en Teología durante 1931, y or-denado sacerdote en 1932. Resulta catedrático de Lite-

ratura Castellana, Latín, Filosofía y Teología Dog-mática. Dícese que “en la explicitación de la palabraincreada se le quiebra, o poco menos, la palabra pro-pia”. Poco antes de morir recibe el nombramiento decanónigo honorario de la Basílica de Guadalupe.

74 Nemesio García Naranjo, “Contestación al an-terior discurso”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 21-29.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Abate José M. González de Mendoza

Page 235: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Primer Congreso de Academias de la Len-gua Española. Tras evocar la memoria de suprogenitor y elogiar a su antecesor en la silla13, explica Martín Luis los episodios cul-minantes que deciden el curso de su vida:

recuerdos de infancia y de niñez en Tacubaya

y en Veracruz; evocación de la figura del Pre-

sidente Díaz, tal como aparecía a los ojos del

niño; adquisición de las primeras nociones

sobre la situación y conducta del ser huma-

no en el mundo, sobre la sociedad mexicana,

sobre la evolución del país; paso por la Escue-

la Nacional Preparatoria; despertar de la vo-

cación; contactos con la jerarquía guberna-

mental; ingreso en las actividades políticas;

en fin, exposición del problema moral y so-

cial que es la actitud del hombre de pensa-

miento, del escritor, ante la masa de hechos

que constituyen la Revolución Mexicana y

ante aquellos de sus actores que fueron sus

principales instrumentos durante la lucha

armada. Termina recordando su participa-

ción en el proceso evolutivo “que ha traído

cierta novedad” a la organización académica,

y enunciando su credo cívico y moral.75

Aludiendo a los 13 años que han trans-currido desde que por primera vez tuvo elhonor de sentarse entre los académicos,Martín Luis, con esa su prosa inigualable,remonta dichos y hechos, y sobre tododescubre su disposición para convertirse,

independientemente de la profesión u oficio

que escogiera para ganarse la vida, en un

maestro, un guía, un censor. Pero todo eso

no era más que presunción imaginativa y

calenturienta. Lo que en verdad dio en agui-

jonearlo más cada día, aunque a solas y en

silencio, como todo hasta allí, fue una curio-

sidad general, curiosidad sobre lo inmediato

y lo remoto, sobre lo divino y lo humano; y,

de hecho, pocas cosas lo detenían tanto

como el placer de entregarse al ritmo de lo

bello en la contemplación del arte y de la na-

turaleza, en lo que se ve y se oye y se palpa, o

en lo que sólo se intuye en raptos de eleva-

ción ulterior. Esto último se le acentuó al fin

de tal modo, que acabó por entregarse, ilu-

sionado, a la idea de poder él asir algún día,

remediando sus limitaciones, en lucha con

su torpeza, vencedor de su desconfianza, los

instantes de lo bello, de lo intenso, de lo

emocionante y conmovedor, momentos siem-

pre evanescentes y engañosos, y de llegar a

poseer la aptitud de fijarlos en el papel por

medio de las letras.

Grandioso el lenguaje de Martín Luis,quien no se considera ni gramático o eru-dito laborioso y sabio, ni hombre de letras,sino simplemente y apenas un aprendiz deescritor y de novelista.76 Carlos GonzálezPeña, dañado en sus ojos, cede su respuestaa José María González de Mendoza, quienla lee con soltura. El documento —dice—

234

75 Sesión pública extraordinaria del viernes 19 defebrero de 1954.

76 Martín Luis Guzmán, “Apuntes sobre una per-sonalidad”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xiv, pp. 337-368. Martín Luis Guzmán (1887-1976)nace en Chihuahua, Chihuahua, estudia Derecho en

la ciudad de México y se liga a la Revolución en 1914,uniéndose a las tropas sublevadas de Francisco Villa.Encarcelado en dicho año, se exilia en España y pu-blica en Madrid (1915) su primer libro, La querella deMéxico. Reside en Nueva York, y allí publica unarevista, además su texto A orillas del Hudson. Dipu-

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 236: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

es de elevado valor psicológico. Tras labatalladora era revolucionaria, MartínLuis finca su vocación en el periodismo ylas letras, donde irrumpe con singularmaestría. Su personalidad y su obra debeninscribirse como insignes.77

Tras este ingreso, el 2 de abril recoge lalectura de Francisco J. Santamaría: su dis-curso versa sobre el Novísimo Icazbalcetao Diccionario completo de mejicanismos,que por subtítulo lleva el de “Razonado,comprobado con citas de autoridades en eluso i comparado con el de americanismos”.Como a Joaquín García Icazbalceta no lealcanzó la vida para terminar el texto quedejó trunco, abarcando sólo hasta la G, éltrata de hacerle comentarios, enmiendas,y de complementarlo; aumenta el númerode papeletas referentes a las letras en quetrabajó su predecesor, diserta sobre lasnormas que deben regir para la castellani-zación de vocablos aztecas y justifica lasmodificaciones introducidas en varios delos mexicanismos recogidos. El trabajoejemplifica variadamente sus páginas, yanota un listado de estudios dialectoló-

gicos relativos a diversos estados del país.78

Contesta su discurso el doctor FranciscoCastillo Nájera, quien comenta que “si laobra admira por su extensión, mayormenteasombra por ser modelo de filología nacio-nal y de lexicografía comparada: logra supropósito cuando son notables, por el valorpedagógico, sus epítomes de matemáticas,geografía, historia e instrucción cívica, ycuando trata los temas históricos y literarioscon mayor profundidad y amplitud”. Eldoctor Castillo Nájera rememora el Ate-neo del Relox, grupo reunido alrededor de1919, llamado así por la inventiva de EliseoRamírez, donde no se habla sino de te-mas literarios y científicos, pero por des-gracia de corta vida. Refiere La tragedia deCuernavaca en 1927, alude a tabasqueñosconspicuos, y puntualiza el significado y elalcance inherentes a los diccionarios.79

Tres semanas más tarde, 23 del mismoabril, en la tan solicitada sala ManuelM. Ponce, con la presencia de respetablesmiembros de la Comisión Permanente delPrimer Congreso de Academias de la Len-gua Española y la de Sergio Méndez Arceo,

235

tado a su regreso a nuestro país, sale de nuevo y viveen la madre patria desde 1924 hasta 1936. Redactaentonces El águila y la serpiente y La sombra del cau-dillo, en 1928 y 1929, respectivamente. En México denuevo, da a conocer Memorias de Pancho Villa yMuertes históricas. Dirige la revista Tiempo, única ensu género. En 1970 accede al cargo de senador. Resul-ta Premio Nacional de Literatura.

77 Carlos González Peña, “Respuesta al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xiv,pp. 369-373.

78 Francisco J. Santamaría, “Novísimo Icazbalcetao Diccionario completo de mejicanismos. Razonado,comprobado con citas de autoridades en el uso i com-parado con el de americanismos”, Memorias de la

Academia Mexicana, t. xv, pp. 30-54. Agregamos asu ficha previa que estudia en Macuspana y luego enVillahermosa, entonces San Juan Bautista. Catedráti-co, al llegar a la ciudad de México se convierte enabogado. Por cerca de medio siglo investiga y traba-ja en la labor ímproba y tenaz, soleada y callada paraconjuntar su Diccionario. Político y escritor de opo-sición, escribe especialmente sobre su terruño, asíEl periodismo tabasqueño, Bibliografía de Tabasco, Lapoesía tabasqueña y Documentos históricos de Tabasco,en dos tomos. Muere en la ciudad de Veracruz.

79 Francisco Castillo Nájera, “Contestación alanterior discurso”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xv, pp. 55-65.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 237: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

obispo de Cuernavaca, tiene lugar la lectu-ra del discurso de ingreso de Ángel MaríaGaribay K. El recipiendario expone el te-ma “Verdad de la ficción —acotaciones aun triálogo–”, donde el asunto principalestá envuelto en las preguntas ¿cuál es elvalor del Quijote?, ¿qué ideal propone alespíritu? Garibay analiza la disposiciónmental de los tres principales interlocuto-res en los capítulos xlix y l de la primeraparte: Don Quijote, el canónigo de Toledoy Sancho, en quienes ve simbolizadas lafantasía, la razón y el instinto. Examina elpredominio de esas fuerzas en la historiade la cultura, y declara su preferencia porla imaginación que, con apoyo en el datoconcreto, elabora un universo. Si aquellastres fuerzas del espíritu se reuniesen pro-porcionalmente en el ser humano, queda-ría resuelto el problema de la verdaderacultura y de la perfección moral de la per-sona. Opina que filósofos y poetas, prolede Don Quijote, son los creadores de lacultura. Únicamente la obra de creaciónartística consuela, sólo ella levanta y enal-tece. Por eso los países de América debenmantener los ideales de Don Quijote, paralograr la superación del bien sobre el mal ypara alcanzar la dicha de todos los sereshumanos.80 Alberto María Carreño, sinser filósofo ni poeta, ni helenista ni nahua-tlato, redacta la respuesta por el conoci-

miento que tiene del padre Garibay desdeque fue bibliotecario del Seminario Con-ciliar de México. Disiente en algunos con-ceptos emitidos sobre la cultura, pero leotorga con sumo gusto la bienvenida.81

Antes de que se presente alguien máscomo académico de número, el 14 demayo inmediato se acuerda proceder a laselecciones de las cuatro candidaturas exis-tentes para cubrir las vacantes en igualnúmero. Las votaciones arrojan los resul-tados que los escrutadores Alfonso Junco yFrancisco Monterde revisan:

1) don José Ignacio Dávila Garibi, propuesta

del 4 de septiembre de 1952, es electo aca-

démico por diez votos en pro y cuatro en

contra, o sea mayoría absoluta, para ocu-

par la silla xxxiii;

2) don Francisco González Guerrero, pro-

puesto el 10 de octubre de 1952, es electo

académico por unanimidad, para ocupar

la silla xxxiv;

3) don José Gorostiza Alcalá, propuesto el 10

de octubre de 1952, es electo académico por

unanimidad, para ocupar la silla xxxv;

4) don Manuel Toussaint y Ritter, propuesto el

30 de abril de 1946, es electo académico por

unanimidad, para ocupar la silla xxxvi.82

Este mismo día, el director declara de-sierta la vacante causada por Agustín Ara-

236

80 Sesión pública extraordinaria del viernes 23 deabril de 1954. Ángel María Garibay K., “Verdad de laficción —acotaciones a un triálogo—, Memorias dela Academia Mexicana, t. xv, pp. 66-77. Sabemos que,como miembro del Instituto de Investigaciones His-tóricas de la unam, el padre Garibay sobresale porsus aportaciones relativas a los antiguos textos litera-rios e históricos del mundo náhuatl, más los estudios

en torno a la figura y la obra de fray Bernardino deSahagún. Escribe —tal vez ya lo dijimos— Historiade la literatura náhuatl y Poesía náhuatl.

81 Alberto María Carreño, “Contestación al ante-rior discurso”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 78-86.

82 AoAM del viernes 14 de mayo de 1954.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 238: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

gón, abriéndose la presentación de pro-puestas. Informa que algunos académicoshan opinado en favor de la convenienciade que ingresen a la corporación el doctorIgnacio Chávez, el doctor en Derecho LuisGarrido, Manuel González Montesinos yel profesor Daniel Huacuja. Carlos Gonzá-lez Peña entrega la propuesta que con élsuscriben Salvador Novo y Artemio deValle-Arizpe a favor del profesor Huacuja.Martín Luis Guzmán indica si no sería de-seable encontrar un medio más congruen-te para la presentación de candidaturas, afin de que no prive la amistad personal yse evite además el desaire hacia compañe-ros muy estimados.83 El 11 de junio si-guiente dase el señalamiento de que lapropuesta a favor del profesor Huacujaestá suscrita por ocho académicos, no sólolos tres señalados, sino también por Cra-vioto, Fernández MacGregor, Guzmán,Méndez Plancarte y Torri.84

Tras pequeñeces o insignificancias co-mo señalamiento de fechas para lecturas oentrega de los discursos por leer, el 27 denoviembre de este año llévase a cabo larecepción del licenciado José IgnacioDávila Garibi en el Palacio de Bellas Artes.Su tema en el discurso de ingreso, largo ycomplicado: “Algunas analogías fonéticasentre el romanceamiento castellano devoces latinas y la castellanización de voca-blos nahuas”. En él, tras recordar a unexcelente maestro marista del Colegio deGuadalajara, con multitud de ejemplosapropiados expone con gran erudición

cómo la lengua náhuatl tiene notablesinfluencias en la traída por los primerosespañoles llegados a la Nueva España araíz de la conquista, así como su acomodohacia las formas castellanas, en forma si-milar o como éstas lo hicieron respecto dellatín al producirse la lengua romance. Lainfluencia primitiva toma carta de natura-lización en nuestro idioma debido princi-palmente a que multitud de objetos, ani-males, plantas y demás eran totalmentedesconocidos y, en consecuencia, no habíavoces castellanas para designarlas.85 JulioJiménez Rueda responde al recipiendario,

237

83 Ibidem.84 AoAM del viernes 11 de junio de 1954.

85 José Ignacio Dávila Garibi, “Algunas analogíasfonéticas entre el romanceamiento castellano de

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Manuel González Montesinos

Page 239: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

señalando sus antecedentes en los tres cam-pos acotados por la vocación de escritor: lahistoria, la heráldica y la filología indígena,según se sabe. Comenta que a la Nueva Es-paña entra un torrente caudaloso de voca-blos provenientes de los dialectos habladosen Santo Domingo y Cuba y, luego, lasvoces nahuas sufren la transformaciónexhibida, para colocar los nuevos objetos yañadirlos al mundo circundante.86

Para rematar el año, Manuel Toussaint—quien había solicitado previamente lafecha del 12 de noviembre para leer su dis-curso de ingreso, pero al que termina porconcedérsele la del 8 de diciembre—somete a la consideración de los académi-cos su exposición sobre la Epístola morala Fabio y habla de su presunto autor, elcapitán Andrés Fernández de Andrada,quien residió en México en dos ocasiones.

Aclara algunas informaciones acerca delpoema y señala al presumible hacedor;detalla la Epístola en tres tiempos y unfinal sinfónico, con la idea tiempo-eterni-dad. La exposición concluye que “la formi-dable energía de la institución poética halogrado el milagro: la magia del verbo crea-dor, la metáfora, el sueño. He aquí queestamos en medio del infinito… Hastaque el tiempo muera en nuestros bra-zos”.87 Le responde Alejandro Quijano:indica cuánta es su obra y cómo su discur-so “no ha escapado al método ceñido y lalógica severa en la dilucidación construidaacerca del autor del poema grave y magní-fico que es la Epístola moral a Fabio. Expo-sición rigurosa de erudición de primerorden, donde se descubre clara huella delpensador, tintes de cierta belleza y lindostoques de escritor-artista.88

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voces latinas y la castellanización de vocablos nahuas”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp. 98-119.José Ignacio Dávila Garibi (1888-1981) nace en Gua-dalajara, Jalisco. Abogado de profesión, abandona lostribunales y dedica su vida a la enseñanza y el cultivode la historia, la heráldica y la filología indígena. Pre-sidente de la Academia Mexicana de Genealogía yHeráldica, también lo es de la Academia de LenguaNáhuatl. Imparte etimologías en la Escuela NacionalPreparatoria y náhuatl en la Facultad de Filosofía yLetras. Generosamente pone al servicio de amigosy discípulos su experiencia y su erudición en las mate-rias que domina. Entre sus obras cuentan: La obracivilizadora de los misioneros en Nueva Galicia, Brevesapuntes sobre el episcopado mexicano, Árbol genealógi-co de los emperadores aztecas y Zumárraga, propulsorde la cultura en Nueva España.

86 Julio Jiménez Rueda, “Respuesta al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp.120-124.

87 Manuel Toussaint, “La Epístola moral a Fabio”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp. 125-136.Manuel Toussaint y Ritter (1890-1955) nace en la ciu-

dad de México y muere en Nueva York. Estudia en laEscuela Nacional Preparatoria y en la Normal paraProfesores, luego en la Escuela Nacional de BellasArtes y en la Facultad de Filosofía y Letras. Con An-tonio Castro Leal y Alberto Vázquez del Mercadopublica la primera edición de Las cien mejores poesíaslíricas mexicanas. En 1919 funda la editorial MéxicoModerno con Enrique González Martínez y AgustínLoera y Chávez. Dedicado a la crítica pictórica, lanzael Saturnino Herrán y su obra. Dirige la Escuela Na-cional de Bellas Artes (1928-1929). Es secretario par-ticular de José Vasconcelos en la Secretaría de Educa-ción Pública. En 1934 funda el Laboratorio de Arte enla unam, luego Instituto de Investigaciones Estéticas,dirigiéndolo hasta su muerte. También funda la cáte-dra de historia del arte: su influencia en esta materiaes enorme. De sus obras resaltan: La pintura de Méxi-co durante el siglo xvi, La Catedral de México y el Sa-grario Metropolitano: su historia, su tesoro, su arte,Paseos coloniales y Arte colonial en México. Miembrode El Colegio Nacional, también lo es de la AcademiaMexicana de Historia.

88 Alejandro Quijano, “Contestación al anterior

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 240: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

1955

Cuando el 14 de enero, mero principiode año, aparece la aprobación como aca-démico correspondiente, unánime porcierto, para designar a Félix Restrepo enBogotá, Colombia, el acta indica que elnúmero de miembros de esta categoría noestá limitado; recuerda que, acatando losEstatutos vigentes, ellos no pueden viviren el Distrito Federal; Rafael Domínguezfue el último en ser aceptado el 12 de no-viembre del año anterior, que radica enVeracruz.89

El 16 de febrero tiene lugar el primeringreso del año: Francisco González Gue-rrero presenta su llamada “Revisión deGutiérrez Nájera”, donde cita hechos y cir-cunstancias no tomados antes en con-sideración dentro de la vida y la obra delpoeta. Como periodista que es, dedicapor ello su discurso reglamentario a quienconsagró mucho de su tiempo al periodis-mo. En su calidad de experto en la ma-teria, considera que “no es necesario enu-merar todas las peripecias de su acción enlas escaramuzas precursoras del moder-nismo”. La poesía comienza a renovarse en

México y en otros países americanos. Lle-ga a su expresión personal por el caminode influencias extrañas, encontrando elsortilegio gracias al empleo de ritmos so-bre los cuales llega a tener completo seño-río. Musset, Gerardo de Nerval y, entre losnuestros, Manuel Puga y Acal y AntonioZaragoza como influyentes. Pasa sobre suscuentos y su crítica literaria, añadiendoque si Gutiérrez Nájera “fue un poeta, unrenovador en los medios de expresión lite-raria, siempre estuvo sujeto a las condicio-nes del periodismo”.90 Ya que AlfonsoMéndez Plancarte muere unos días des-pués de haber escrito la respuesta, no pue-de contestar el discurso, y Alfonso Juncole da voz. Tras evocar al maestro RafaelLópez y a los amigos íntimos del recipien-dario, como Gregorio López y Fuentes yRodrigo Torres Hernández, lo llama “elpoeta silencioso que acecha con mansapupila el mejor oriente de sus perlas…”Indica que González Guerrero es el granconocedor de Gutiérrez Nájera y que seocupa al menos de la edición de sus Poe-sías completas y sus Cuentos completos yotras narraciones. Y que José Gorostiza loha encasillado en “una poesía madura,

239

discurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 137-140.

89 AoAM del 14 de enero de 1955.90 Francisco González Guerrero, “Revisión de

Gutiérrez Nájera”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xv, pp. 141-155. Francisco González Guerre-ro (1887-1963) nace en Gómez Farías, antes San Se-bastián, a las orillas del lago de Chapala, en Jalisco.Estudia en la Escuela Normal para Maestros de laciudad de México. Surge al lado de Gregorio López yFuentes. Es dado a conocer por Rafael López, cronis-ta y director por muchos años del Archivo General de

la Nación. Funda y dirige Nosotros, revista de arte yeducación, donde colaboran hombres de letras im-portantes, como Nervo, Tablada, Urbina, GonzálezMartínez, Caso, Henríquez Ureña, Reyes y Torri.Dirige Educación Pública en Jalisco. Diputado ycolaborador de Genaro Estrada en la Secretaría deRelaciones Exteriores. Diplomático. En El Universal,colaborador con la columna “Enciclopedia Mínima”.Escribe Ad Altare Dei, su ensayo Los libros de los otrosy algunos prólogos. Más está en su extrema laborperiodística. Póstumo, el libro de poemas recogidospor su viuda: Persiguiendo un sueño.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 241: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ganada ya a la forma, que ni desfallece niyerra”.91

El 11 de marzo el acta correspondienteocupa gran parte de su amplitud con laspostulaciones ofrecidas, así:

el secretario expresó que en la convocatoria

para esta sesión se anunció a los señores aca-

démicos que se presentarían postulaciones

para cubrir la vacante que dejó el señor doc-

tor don Francisco Castillo Nájera. Hizo ver

que se conservan en la secretaría dos: una

formulada por el señor académico José Vas-

concelos, por el señor Romero de Terreros y

por el señor Ángel María Garibay, a favor del

señor Jesús Guisa y Azevedo, y otra suscrita

por los señores Julio Jiménez Rueda, Fran-

cisco Monterde y Alejandro Quijano, a favor

del señor don Manuel González Montesi-

nos. Agregó que estas dos candidaturas que-

daron pendientes de votación en virtud de

que al presentarse otra a favor del señor pro-

fesor don Daniel Huacuja, las tres destinadas

a cubrir la vacante del señor académico Agus-

tín Aragón, la última traía firmas que ase-

guraban su elección. Dijo también que con

fecha 28 de enero hay una postulación sus-

crita por los señores Julio Jiménez Rueda,

Antonio Castro Leal y Alberto María Carre-

ño para cubrir la vacante que dejó el men-

cionado señor Castillo Nájera por el señor

doctor don Luis Garrido. Agregó que en el

caso del señor Garrido se han recibido junto

con la postulación, votos suscritos por un

número de académicos que aseguran la vota-

ción a favor del mencionado señor Luis

Garrido. Con este motivo sugirió la conve-

niencia de no exponer a un fracaso las otras

dos postulaciones, sobre todo cuando próxi-

mamente han de recibirse otras nuevas para

cubrir la vacante que dejó el señor académi-

co Alfonso Méndez Plancarte, y consultó

que solamente quedara la postulación del

señor Garrido para ser votada en la sesión

del día 22. Por unanimidad se aceptó esta

resolución, y quedaron pendientes las otras

dos postulaciones para la sesión en que se

trate de cubrir la vacante del doctor Méndez

Plancarte…92

Inmediatamente, el 22 de marzo, ocurreel ingreso a la Academia de José Gorostiza,en la sala Manuel M. Ponce, ante varios em-bajadores asistentes. Lee “Misión de laAcademia. Notas sobre poesía”. Despuésde asentar que la misión de la Academia esla cultura y, dentro de ella, el cuidado delidioma como fuente y espejo de toda cul-tura, centra su escrito en lo que durantemuchos años ha sido para él el motivo desus meditaciones y desvelos: la poesía, nocomo un suceso, que ocurre dentro delhombre y es inherente a él, a su naturalezahumana, sino más bien como en algo quetuviese una existencia propia en el mundoexterior. Imagina una sustancia poética, ladefine, insiste no sólo en el porqué, sinoen el cómo se consuma el paso de la poesíaa la palabra, trata de darle un viaje y uncanto, e indiscutiblemente la enmarca en

240

91 Alfonso Méndez Plancarte, “Contestación alanterior discurso”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xv, pp. 156-170.

92 AoAM del 11 de marzo de 1955.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 242: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

intensidad. Mide la misión del poeta comoinfinitamente delicada, y circunscribe losaspectos de la “poesía emoción” y de la“poesía palabra”. La prosa —para él— sólopide los ojos; la poesía, además, la voz.93

Alfonso Reyes pronuncia la respuesta pre-ciosista: Gorostiza, tras la dulce música desus Canciones para cantar en las barcas—melodías al contrapunto de los trovado-res galaicos— y su jornada callada de treslustros, llega a la maravilla de la Muerte sinfin —nuestro Cementerio aldeano o, mejor,nuestro Cementerio marino—, diamanteen la corona de la poesía mexicana. Goros-tiza construye, sabe construir su torre deluces donde el idioma es presencia viva,sensible, delicada. Al hablar del crecimien-to y tamaño del poema, donde la inten-ción es la norma única, se ofrece él mismocon verdadera autenticidad y una mayorseriedad. Lástima grande —señala Alfon-so— que el hombre se consuma entre losdespachos oficiales. ¿Para cuándo reserva-mos, entonces, el premio que se debe alespíritu? ¡Sabemos de sobra que no habráde morir del todo!94

Luego, el 22 de abril, a un mes exactodel ingreso de José Gorostiza, es electo porunanimidad Luis Garrido. Habiendo dospostulaciones pendientes y una nueva a

favor del doctor Antonio Gómez Robledo,se conviene en retirar las primeras. Alejan-dro Quijano sugiere que las postulacionesvengan acompañadas sólo por tres firmas,y sean sometidas luego a votación. Anto-nio Castro Leal insiste en que las candida-turas sean prejuzgadas al estilo de El Cole-

241

93 José Gorostiza, “Misión de la Academia. Notassobre poesía”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 171-183. José Gorostiza (1901-1973) nace enVillahermosa, Tabasco. Termina sus estudios debachiller en letras. Funcionario de la Secretaría de Rela-ciones Exteriores y miembro del servicio diplomático,se encarga de la Subsecretaría (1958-1963) y de la Secre-taría (1964). Pertenece a la generación de los Contem-poráneos. Sólo publica tres libros de poesías y dos detraducciones. Sorprende por la pureza de su línea y

delicadeza de su lirismo. Registra un impecable senti-do de la forma. Valeroso y exigente, posee la limpiezamás acendrada de la esencia lírica. Inquieto e incon-forme, escribe poco, pero este poco es de potenteexcelencia. Deja Canciones para cantar en las barcas,Muerte sin fin y Poesía, que recoge sus libros anterio-res, poemas dispersos y su producción inédita.

94 Alfonso Reyes, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp.184-190.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Antonio Gómez Robledo

Page 243: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

gio Nacional, discutiéndose para elegirdefinitivamente a quien haya de ser elec-to: así no permanecerán postulaciones sinvotar.95

Daniel Huacuja ingresa el 20 de mayode este año, como es costumbre en la salaManuel M. Ponce. Da a conocer “Algunostrabajos en pro de la enseñanza de nuestroidioma”. Tras extenderse en el elogio haciaAgustín Aragón y hacia varios maestros ymaestras, repasa la defensa del lenguaje,relacionando el estado de la enseñanzacon comisiones que asumieron la respon-sabilidad del programa de la lengua, sobretodo en los estudios secundarios.96 ComoCarlos González Peña no puede leer la res-puesta por encontrarse impedido, quedaésta en poder de Martín Luis Guzmán,quien prácticamente resume la trayectoriadel recipiendario. Breve la exposición, loenfoca en “la más limpia, armoniosa y,sobre todo, honrada carrera que puedadarse”: Saber, recta conciencia, laboriosi-dad y nobleza intelectual. Dice de Huacujaque ha trazado el cuadro del desarrolloseguido en los últimos años por lo que serefiere a la enseñanza de nuestra lengua.97

El 17 de junio inmediato es puesta avotación la candidatura del doctor Anto-nio Gómez Robledo para cubrir la vacantede Alfonso Méndez Plancarte: resulta elec-

to por 12 votos, habiendo aparecido unoen blanco. Ocurre también el nombra-miento de algunos correspondientes deprovincia y del extranjero.98 El mes si-guiente, julio, se dicta la conveniencia denombrar correspondientes en todos y ca-da uno de los estados del país antes de queaparezca impreso el Anuario de la Comi-sión Permanente; en tal sentido, aparecenen Puebla, Enrique Cordero Torres; en Gua-dalajara, José R. Benítez y José CornejoFranco; en San Luis Potosí, Joaquín Anto-nio Peñalosa; en Michoacán, José UgarteMier; y en Monterrey, Carlos Pérez Mal-donado.99 Entre nombramientos de co-rrespondientes, el 12 de agosto se anunciael fallecimiento de Carlos González Peña el1º de este mes; en su cargo de censor essustituido por Ángel María Garibay K. Enseptiembre, el 11, muere Alfonso Cravioto.Y el 11 de noviembre, tras diversas opinio-nes externadas acerca de la interpretaciónque debe darse a la parte final de la frac-ción ix del artículo 22 de los Estatutos, el“voto razonado” emitido por Genaro Fer-nández MacGregor hace ver que no haycontradicción entre la fracción vii de losEstatutos y la fracción ix. Juzga que en lasvotaciones el quórum debe ser de 19 aca-démicos, y el sufragio de 10, es decir, demenos de la tercera parte del total de 36

242

95 AoAM del 22 de abril de 1955.96 Daniel Huacuja, “Algunos trabajos en pro de la

enseñanza de nuestro idioma”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xv, pp. 207-231. Daniel Huacuja(1883-1974) nace y muere en la ciudad de México. Dis-cípulo de Enrique Rébsamen, es maestro normalistacon vocación estricta. Profesa la cátedra de Lengua yLiteratura en la Escuela Normal para Maestros. Nuncaescribe libros: sus discípulos reúnen los trabajos dis-

persos, reconstruyendo a veces sus lecciones. Conse-jos, informes y estudios quedan de él como consultas.De él son: En defensa del idioma, Los gramáticos de laAcademia, Don Andrés Bello, maestro y gramático.

97 Carlos González Peña, “Respuesta al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 232-235.

98 AoAM del 17 de junio de 1955.99 AoAM del 22 de julio de 1955.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 244: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

para la aceptación de un candidato. Invo-ca, finalmente, el artículo 44 de los Estatu-tos, que ordena que “para tomar determi-naciones trascendentes y de excepcionalgravedad… las resoluciones se tomaránpor el voto personal o escrito de la mayo-ría absoluta de los académicos de núme-ro”. Opina que no deben modificarse losEstatutos y que la fracción ix ha estado endesuso.100 Alberto María Carreño

llama la atención acerca de que durante 33

años las elecciones se han verificado de ente-

ro acuerdo con los Estatutos actuales, pues

el artículo 22 no ha variado. Que desde el

año de 1918, además, la elección se ha hecho

siempre por mayoría de votos de los presen-

tes más los votos de los académicos repre-

sentados o que han enviado su voto por

escrito. Hace el estudio de cómo deben ser

considerados los académicos “en funciones”

para el efecto de la elección. Estudia la defi-

nición de las palabras función, acción y ejer-

cicio… Considera que no hay oposición

entre las fracciones vii y ix del artículo 22…

lo único que ha surgido ahora es una inter-

pretación diversa dada por el señor licencia-

do Fernández MacGregor… el licenciado

Vasconcelos está de entero acuerdo con la

interpretación dada por el señor Carreño, y

el censor, académico Garibay, ratifica esta

interpretación… una comisión, formada

por Julio Jiménez Rueda, Ángel María Gari-

bay y José Vasconcelos, más Antonio Castro

Leal y Antonio Gómez Robledo estudiarán

el asunto…101 La problemática de elecciones

nunca se resuelve en definitiva.

El mismo 11 de noviembre, tan conflic-tivo, incluye la elección del doctor JesúsGuisa y Azevedo, actuando como escruta-dores los señores Garibay y Novo, con elobjeto de sustituir a Carlos González Peña:“resultó electo por veinte votos, tomandoen consideración los que fueron sumados—enviados— por escrito y los de los seño-res Quijano y MacGregor, representadospor el señor Jiménez Rueda. Por igualnúmero de votos fue electo el señor Mi-guel González Montesinos para sustituiral señor Alfonso Cravioto. Fueron electospor unanimidad como correspondientesen los estados: José Fuentes Mares y Fran-cisco R. Almada en Chihuahua; MiguelLira en Tlaxcala, Alejandro Topete del Va-lle en Aguascalientes, Alberto Marín Ba-rreiro en Chiapas y Fulgencio Vargas enGuanajuato…”102

El acta del 25 de noviembre relata el fa-llecimiento de Manuel Toussaint en NuevaYork el 22 inmediato anterior. El año cie-rra el 14 de diciembre con la recepción deAntonio Gómez Robledo en la sala Ma-nuel M. Ponce, mediante su trabajo deingreso intitulado “Filosofía y lenguaje”,bajo el subtítulo “Elogio de Alfonso Mén-dez Plancarte”, donde el nuevo académicoabre sus conceptos afirmando que “bella yalta misión es, por cierto, por cualquierlado que se mire y en todos los sentidos

243

100 AoAM del 11 de noviembre de 1955. El “votorazonado” de Genaro Fernández MacGregor apareceañadido al acta correspondiente.

101 Ibidem.102 Ibidem.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 245: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

del término, el ministerio de la palabra”.Con erudición aborda en subtemas la filo-sofía del lenguaje y el lenguaje de la filoso-fía, el problema del lenguaje filosófico, laanalogía del verbo y la analogía del ente,la grandeza y miseria del lenguaje filosóficoy del estilo filosófico. Al ponerse de relievela relación indiscutible que el verbo tienefundamentalmente con la filosofía, debetambién, cosa innegable, sostenerse queinfluye en definitiva en la vida del hombre.Concluye que “el poeta y el filósofo habi-tan uno cerca del otro en montañas queseparan abismos”.103 Al responder, AgustínYáñez, evoca los días en que juntos, el reci-piendario y él, disfrutan de la amistad. Fieloperario del espíritu desde la primerahora de su vocación, el vínculo del indivi-duo con su generación le imprime carác-ter al hacerlo indisoluble. Sentido crítico,disciplina inveterada, deseo exaltado por iral fondo de las cosas, lo animan incesante-mente. Posee traza enérgica, reveladora deestilo que mueve la curiosidad hacia elautor; explica con precisión de conceptos,concisa elegancia, vigor en la prosa: en él,afán rigorista del escritor hacia la precisión,o sea perfecta adecuación del verbo, hecho

vocablo expresivo de lo intuido. Agustínimprime la bienvenida con salutación amis-tosa.104

1956

Desde la primera sesión del año, efectuadael 13 de enero, Antonio Castro Leal expresala conveniencia de proponer candidatos en-tre los literatos: aun cuando está conformecon las candidaturas del doctor IgnacioChávez y del licenciado Jesús Silva Herzog,propone de preferencia a Rodolfo Usigli,Mauricio Magdaleno y Octavio Paz, repre-sentantes del teatro, la novela, la poesía yel ensayo. En seguida, Isidro Fabela, Ale-jandro Quijano y Martín Luis Guzmán pre-sentan la postulación a favor del profesorJesús Silva Herzog, remitiendo además lasadhesiones de Alfonso Reyes, José de J. Nú-ñez y Domínguez, Jaime Torres Bodet yFrancisco J. Santamaría. Al finalizar la reu-nión, el secretario da cuenta del falleci-miento de Erasmo Castellanos Quinto el 11de diciembre próximo pasado.105 A conti-nuación, el 27 de enero, Genaro FernándezMacGregor, Artemio de Valle-Arizpe yAntonio Gómez Robledo presentan la pos-

244

103 Antonio Gómez Robledo, “Filosofía y lenguaje.Elogio de Alfonso Méndez Plancarte”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xv, pp. 236-254. AntonioGómez Robledo (1908-1994) nace en Guadalajara,Jalisco, y muere en la ciudad de México. Licenciadoen Derecho por la Universidad de Guadalajara y doc-tor en Filosofía por la unam, se especializa en París,La Haya y Fordham. Desde 1936 es miembro del ser-vicio exterior, actuando como embajador a partir de1959 en diversos países. Docente desde 1939, en 1951y en ocasión del cuarto centenario de la Universidadde México, pronuncia la Oratio Athenagorica in lau-dem Mexicanae Universitatis. Publica ensayos y co-

labora en revistas varias. Pertenece a El ColegioNacional. Entre sus obras cuentan: México en Gine-bra, Los convenios de Bucareli ante el derecho interna-cional, Cristianismo y filosofía de la experiencia agusti-niana, Ensayo sobre las virtudes intelectuales, Idea yexperiencia de América, México en el arbitraje interna-cional, Dante Alighieri y Grecia moderna. Forma lasrevistas Proa y Forma, que dirige.

104 Agustín Yáñez, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp.255-262.

105 AoAM del 13 de enero de 1956.

historia de la academia mexicana de la lengua

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tulación a favor del doctor Octaviano Val-dés, para sustituir a Manuel Toussaint; seconviene en que la votación debe tener lu-gar el 24 de febrero. Cuando en esta últimafecha se anuncia la muerte del arzobispoLuis María Martínez y del correspondienteen Puebla, licenciado Enrique Gómez Ha-ro, tiene cabida la elección de quienes sus-tituirán a Manuel Toussaint y a ErasmoCastellanos Quinto:

[…] previa la aprobación de que había quó-

rum para verificarla, fueron designados es-

crutadores los señores Castro Leal y Guisa

y Azevedo y se procedió a la votación de la

propuesta formulada a favor del señor doc-

tor don Octaviano Valdés, quien resultó

electo por 17 votos con una abstención; se

procedió en seguida a votar la postulación a

favor del señor licenciado Jesús Silva Herzog

y el resultado fue idéntico al anterior. En

cada uno de los casos hubo nueve votos por

escrito. El doctor Valdés sustituirá al señor

Toussaint y el señor Silva Herzog al señor Cas-

tellanos Quinto…106

No es hasta el 11 de junio de este añocuando Luis Garrido da lectura a su dis-curso de ingreso en el Palacio de BellasArtes, intitulado “La criminología en laobra de Cervantes”, donde coloca multitudde citas del Quijote, de las Novelas ejempla-res y de los Entremeses, expresando cómoMiguel se anticipa en ocasiones a exponerpuntos de vista sobre criminología queapenas han sido adoptados por los crimi-nologistas y por el derecho penal de su

tiempo. Cervantes vive en la época en quela ciencia penal hispana se manifiesta en laobra de Alfonso de Castro, apenas muertoFrancisco de Vitoria, quien funda el de-recho de penar en la conservación de lasociedad. No es posible que Cervantes co-nociera bien las ideas y doctrinas sobre eldelito y el tratamiento de los reos; empero,advierte en dicho ambiente a una galeríade gente pervertida, y su vida cruza por lasmás variadas aventuras penales como cau-tivo, acusado y víctima de un fraude. Él haconocido la cárcel y ha sentido en carnepropia los sufrimientos que impone el sis-tema punitivo; de ahí el humanismo quese destila en muchos de sus pasajes de va-gabundos y mendigos a los que se persiguepor ser nocivos a la sociedad. Los hurtos,las estafas y la conducta antisocial de losgitanos y los ladrones transitan en su obramás con picardía que con saña. Aflora lapsicología de los pilluelos y de su modo deasociarse, la delincuencia juvenil y tam-bién la muerte. El temple de su ánimosobre los asuntos criminales no se limitasólo a la pena, sino que abarca a la personamisma del juzgador, que en materia crimi-nal debe tener, a su juicio, un gran fondode humanidad. Sutilidad, rica contexturaespiritual la de Cervantes, es la idea centraldel licenciado Garrido cuando se indignacontra los inventores de la artillería. ¿Quéle sucedería ante las armas nucleares dehoy en día? La dirección psicológica paracomprender el delito hace que Cervantesse anticipe a muchas observaciones de al-cance universal que cimentan luego las

245

106 AoAM del 24 de febrero de 1956.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 247: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

modernas ciencias penales.107 Isidro Fabelaresponde, centrando primero al recipien-dario como

recio varón, de estatura prócer, alba testa, faz

serena, parco de gesto, movimientos pausados

y habla concisa. La cual traspasa las lindes de

la parsimonia ni en los tonos menores de su

voz clara y mate, ni cuando el fuego interno

calienta sus palabras que siempre surgen

medidas y adecuadas. Su dicción es lenta y

su conversación fácil, natural e incisiva…108

Luego lo cataloga como militante justo,bondadoso, hombre de recogimiento y es-tudio más que de parladurías. Como pena-lista lo enmarca en sus libros La Ley Penalmexicana, La delincuencia infantil en Méxi-co, La doctrina mexicana de nuestro DerechoPenal, Notas de un penalista y La reforma pe-nal mexicana. Hace notar que Cervantes esun criminólogo intuitivo cuando demues-tra la justicia y magnanimidad de Don Qui-jote,“pobre bueno que tuvo el pérfido des-tino de vivir y sufrir entre pícaros… poetade la justicia porque la ama y quisiera ha-cerla bella y respetable”.109

Ya el 10 de agosto la sesión incluye la

postulación en favor de Mauricio Magda-leno para ocupar la vacante que dejó LuisMaría Martínez, suscrita por Alberto Ma-ría Carreño, Julio Jiménez Rueda y José Ig-nacio Dávila Garibi.110 La postulación enrealidad es discutida el 14 de septiembre,cuando se informa a su vez que existe otracandidatura a favor de Octavio Barreda,suscrita por los académicos Gómez Ro-bledo, Garibay y Valdés; al tomarse encuenta que la presentada en favor de Mag-daleno ha cumplido ya el plazo para suvotación, se conviene en que en la próxi-ma sesión se defina.111

Entre tanto se aprueba la candidaturade Mauricio Magdaleno, el 22 de agosto esrecibido en la Academia Octaviano Valdés,con asistencia del doctor Ramón GarcíaPlaza, deán de la Catedral Metropolitana yvicario capitular del arzobispado de Méxi-co, puesto que el recipiendario es canóni-go de la misma Catedral y secretario degobierno del arzobispado. Con erudición,serenidad de juicio y justeza en su exposi-ción, presenta Valdés “El barroco, espírituy forma del arte de México” en honor deManuel Toussaint, su antecesor en la silla.El barroco, que no es sino inquietud de la

246

107 Luis Garrido, “La criminología en la obra deCervantes”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 270-288. Luis Garrido (1898-1973) nace en laciudad de México y muere en París. En Jurispruden-cia obtiene el título de Licenciado en Derecho en 1922.Catedrático, es profesor de Derecho Penal en la Uni-versidad Nacional Autónoma de México, dondealcanza la designación de rector y, por su acertadalabor, es reelecto. Le corresponde conmemorar elcuarto centenario de la fundación de la Universidad;allí establece la Escuela de Ciencias Políticas y Socia-les. En la Academia Mexicana cubre el cargo de teso-

rero (1960-1973). Funda y dirige la revista Criminalia.Narrador y ensayista, escribe Los apólogos de mi bre-viario, Espíritu de Francia, Discursos y mensajes, Anto-nio Caso. Una vida profunda, José Vasconcelos, Sa-turnino Herrán, un prólogo a Páginas escogidas dedon Francisco A. de Icaza, y mucho más.

108 Isidro Fabela, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp.289-301.

109 Ibidem.110 AoAM del 10 de agosto de 1956.111 AoAM del 14 de septiembre de 1956.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 248: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

línea, línea sin reposo en perpetuo deve-nir, persecución de la expresión de algo queno acaba nunca de manifestarse, arrancacuriosamente de Coatlicue, se sitúa en laetapa colonial y se encadena a personali-dades literarias del xix, como Amado Ner-vo y Ramón López Velarde. Para él, Muertesin fin, de José Gorostiza, constituye elexponente ultrabarroco de más significa-ción.112 Antonio Gómez Robledo respon-de, y al hacerlo advierte que la vida deOctaviano Valdés se puede representarcomo una melodía clara y profunda, ali-mentada por una doble fuente: la liturgia yel arte. Varón uno, armonioso, indiviso, vaanalizándolo en su acción y su contempla-ción, en su obra como poeta y como pro-sista, terrenos en los que resulta una gemapara la literatura mexicana. El discursosobre el barroco, proyectado en toda suextensión material y temporal, tan es poe-sía como valor en las artes plásticas.113

En octubre de ese año se asientan dosingresos: el de Jesús Silva Herzog el 17, y elde Jesús Guisa y Azevedo el 31. El primero deambos, en sesión donde también se haceentrega de un diploma a María Enriqueta

Camarillo de Pereyra, expone “Algunasideas sociales de Don Quijote de la Man-cha”, leído por su hijo, de idéntico nombre.La figura de Don Quijote, profundamentehumana en su dualismo y contradictoriapersonalidad, es la más vigorosa de la lite-ratura universal. Lo más atrayente de Cer-vantes es la inconformidad que circundaen el libro a sus dos principales personajes.La ficción, la ironía y lo extraordinario do-minan, no a Cervantes, sino a su personajeloco, el cual dice y hace cosas desorbitadasy absurdas. “En la obra maestra de Cer-vantes —dice Silva Herzog— se encuentranunidos el trascendentalismo de Esquilo, elrealismo de Eurípides y el humorismo deAristófanes.” Haciendo citas pertinentes,pone de manifiesto cómo a pesar de lossiglos transcurridos desde que el libro fueescrito, muchos de los problemas socialesque preocupaban al Caballero de la TristeFigura siguen siendo los de hoy. Habla delo que significa la libertad y la paz que de-ben seguir defendiéndose, por más quesus defensores resulten calumniados y vili-pendiados.114 Responde Antonio CastroLeal, señalando los grandes méritos del

247

112 Octaviano Valdés, “El barroco, espíritu y formadel arte de México”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xv, pp. 302-321. Octaviano Valdés (1901-1991)nace en Cacamalocán, México. Doctor en teología en1923 y en Filosofía en 1924, ambos títulos otorgadospor la Pontificia Universidad de Roma, durante 35años es maestro de filosofía, griego y arte sacro.Canónigo de la Catedral Metropolitana en 1951, luegoocupa el cargo de secretario de la curia en México yde provicario general. Resulta prelado doméstico porel papa y en 1978 es pronotario apostólico. Deán delcabildo de la Catedral Metropolitana desde pocoantes (1976). Entre sus obras escribe: El pozo de Jacob,El prisma de Horacio, la traducción en prosa de la

Rusticatio Mexicanae de Landívar, Por los campos deMéxico, El padre Tembleque, La cabellera de Berenice yGabriel Méndez Plancarte y el humanismo mexicano.

113 Antonio Gómez Robledo, “Contestación al an-terior discurso”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 322-329.

114 Jesús Silva Herzog, “Algunas ideas sociales enDon Quijote de la Mancha”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xv, pp. 330-342. Jesús Silva Herzog(1892-1985) nace en San Luis Potosí, S. L. P. Estudia enel seminario de su ciudad natal, pero lo abandona.Vive algún tiempo en Nueva York y a su regreso,escribe en los periódicos El Demócrata y Redención.Asiste como corresponsal a la Convención de Aguas-

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

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recipiendario como economista y escritor.Vuelto hacia la realidad mexicana, las me-ditaciones de Silva Herzog han dado gran-des frutos. Profesor nato, siente la alegría yla responsabilidad de su comunión con lajuventud. Para él, la economía no sólo esuna ciencia objetiva que se limita a descri-bir, a informar y a calcular, y que descansa

fríamente en las matemáticas y la estadísti-ca, sino una ciencia dinámica que desde eldescubrimiento científico incursiona en laaplicación técnica y transforma la organi-zación político-social. Alaba Castro Leallos Cuadernos Americanos de Silva Herzog,y se refiere, en síntesis, también al Quijotecomo “un caballero cristiano auténtico queama la justicia, la libertad, la paz y la prác-tica de la virtud, y que para defender estosbienes supremos ha perdido la cordura”.115

El segundo de los iniciados en octubre,Jesús Guisa y Azevedo, el día 31 presenta“El hombre y la lengua”. Tras recorrer lahistoria de la silla i, que pasa a ocupar conquienes la han guardado desde sus princi-pios, indica que la lengua propende desuyo a ser individual; “convertir la palabrapropia, la individual, la que sólo entiendeel que la pronuncia en instrumento co-mún, en palabra de contenido universal,es el oficio y el afán, el desvelo y la solici-tud, la ansiedad y el cuidado del letrado,del literato, del pensador”. El universomundo no se entiende ni se explica sin elhombre; en concepto individual y en con-cepto social precisa de la lengua como ins-trumento, porque tener una lengua escomunicarse con los demás, dialogar, ha-

248

calientes. Al triunfo del constitucionalismo está apunto de ser pasado por las armas, pero se defiendepersonalmente ante un Consejo de Guerra. En 1917funda la revista Proteo. Enseña economía política ehistoria económica. En 1928 funda el Instituto Mexi-cano de Investigaciones Económicas y la RevistaMexicana de Economía. Durante 1940-1942 dirige laEscuela Nacional de Economía. Miembro de la Juntade Gobierno del Fondo de Cultura Económica, 1935-1962. Funda y dirige la revista Cuadernos Americanosdesde 1942. Escribe la introducción y notas del libroEl petróleo en México, Un ensayo sobre la Revolución

mexicana, Breve Historia de la Revolución mexicanaen 2 volúmenes, Historia de la expropiación de lasempresas petroleras y Homenaje a un joven economistamexicano, más otras muchas. Miembro de El ColegioNacional, medalla Belisario Domínguez del Senadode la República, diplomático embajador en la URSS(1929-1930); subsecretario de Educación Pública(1933-1934) y subsecretario de Hacienda y CréditoPúblico (1945-1946).

115 Antonio Castro Leal, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xv,pp. 343-350.

historia de la academia mexicana de la lengua

Jesús Silva Herzog

Page 250: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cerse transparente para los otros. Y la bellaliteratura siempre está en la totalidad. De-cir algo es establecer una conveniencia en-tre las palabras y las cosas. El hombre, y lapalabra, y el lenguaje, son al fin la perenni-dad, la eternidad.116 Ángel María Garibay,al responder, presenta a Guisa y Azevedocomo “hombre de lucha por lo que en con-cepto suyo es la verdad, aun cuando paradefender ésta ha sufrido molestias y difi-cultades que no han llegado a vencer suslevantados propósitos”. “Trae sobre lasespaldas la toga del filósofo, y en las manosel capelo del periodista, sangrante de bron-quedades, aunado al látigo que muchasveces ha levantado ámpulas”. Lo resumeen las intemperancias de su lenguaje, enlos arrebatos de su ideología, en sus acres yvitriólicos comentarios, pero lo defiendeen la libertad de su criterio, que lo ha lle-vado a ser escritor con estilo y formaciónhumanística, escritor filosófico muy leído.Defiende —él, Garibay— a la cultura co-mo obra del grupo, de la sociedad, y a lalengua como su vehículo natural. Y anotaque “obreros de una noble empresa, lucha-mos todos por la grandeza de la lenguacastellana”.117

Aun cuando se supone que Manuel Gon-zález Montesinos puede leer su discurso de

ingreso en diciembre, la recepción se difie-re hasta principios del año siguiente.

1957

Una vez anunciado el fallecimiento deAlejandro Quijano el 17 de febrero, tiéneseen cuenta la necesidad de suplirlo doble-mente: como director —lo hemos tratadopreviamente en el capítulo v— y comoacadémico. No vive lo suficiente para asis-tir a la inauguración del recinto adquiridoya en la casa 66 de las calles de Donceles.A quien le toca en suerte tal principio, pri-mera sesión pública por discurso de ingre-so, es a Manuel González Montesinos, elDómine, según se le conoce. Titula a sutrabajo “El uso y el abuso del idioma” y,tras elogiar a su antecesor en la silla que lecorresponde, Alfonso Cravioto, de quiencomenta su “Repertorio idiomático”, afirmaque “las lenguas, como los entes humanos,nacen, andan a gatas y hacen pininos en lainfancia, son audaces y bullangueras en elperiodo de la adolescencia, tienen edadviril, llegan a la madurez, envejecen y mue-ren”. Anota los dos Siglos de Oro de la lite-ratura castellana, “el periodo anticlásicodurante todo el siglo décimo sexto, y el de

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116 Jesús Guisa y Azevedo, “El hombre y la lengua”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xv, pp. 354-370. Jesús Guisa y Azevedo (1899-1986) nace enSalvatierra, Guanajuato, y muere en la ciudad deMéxico. Estudiante en el seminario de Morelia, cursael Doctorado en Filosofía (1920-1923) en la Universi-dad de Lovaina, Bélgica. Investiga en España (1924-1925) y al regresar a México escribe para el Excélsior.Expulsado del país en 1927, trabaja posteriormenteen la unam hasta que se inconforma con la política

del rector Luis Chico Goerne. Funda la editorial Polisy la revista Lectura (1937-1974). Escribe Lovaina, dedonde vengo…, Doctrina política de la reacción, Lascivitas mexicanas y nosotros los católicos, Me lo dijoVasconcelos, El hombre de hoy a la luz de la Pacem inTerris, y Humanismo y medicina socializada, entreotras de sus obras.

117 Ángel María Garibay K., “Contestación al ante-rior discurso”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xv, pp. 371-382.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 251: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

su cabal perfección que tan sólo abarca losaños de 1600 a 1660, porque los últimoscuarenta años del siglo decimoséptimocorresponden al periodo posclásico en queempieza la madurez, por no decir la deca-dencia de la lengua, según el sentir deRobles Dégano”. González Montesinosconsidera preferible incluir en el periodoclásico a los autores que escribieron desdeel último tercio del siglo decimosexto has-ta fines del decimoséptimo, porque todoslos escritores contribuyeron a enriquecer yperfeccionar nuestra lengua. Las vocesnuevas, las recientemente creadas, gozande favor si, procedentes de una fuentegriega, se latinizan sin esfuerzo. Como losidiomas son organismos vivos, los neolo-gismos son siempre necesarios para expre-sar nuevas ideas, pero particularmentecuando una lengua pasa de la adolescen-cia a la edad viril. Sólo que la edad viril delas lenguas, muy breve, puede entretejer lasimpurezas que deben desaparecer indis-pensablemente. Concluye él diciendo quemuchos lo han criticado como purista,pero que siempre ha aceptado el término“a mucha honra”.118 Francisco Monterderesponde haciendo ver que el recipienda-

rio, si bien comenta que no ha escrito nin-gún libro, destaca por el material que, conartículos enjundiosos, ha reunido en laprensa. Con hechos, dice él, “ha probadoser un paladín esforzado, consciente de-fensor entre nosotros de la pureza del cas-tellano”.119

Alfonso Reyes, según contamos, sucedea Alejandro Quijano como director acadé-mico; y a José Luis Martínez le toca susti-tuirlo como miembro en su silla vacante.El acta correspondiente del 24 de mayohace constar que

se dio lectura a la postulación presentada

por los señores académicos don Octaviano

Valdés, don Francisco González Guerrero y

don Antonio Gómez Robledo a favor del

señor don José Luis Martínez, para sustituir

al señor licenciado don Alejandro Quijano

como académico de número. Con este moti-

vo se habló de la conveniencia de dar opor-

tunidad a los señores académicos de presen-

tar otras candidaturas, y después de una

amplia discusión se convino en que se consi-

dere abierto el periodo para poder presentar

candidaturas hasta el día 26 de junio, y que

la elección se hará en la sesión ordinaria del

250

118 Manuel González Montesinos, “El uso y elabuso del idioma”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xvi, pp. 40-65. Manuel González Montesinos(1897-1965) nace y muere en la ciudad de México.Guisa y Azevedo lo ha enmarcado como “puntilloso,nunca en el sentido de armar pleitos, de estar conánimo de litigio y de querer hacer prevalecer la pro-pia opinión, sino porque tenía como punto de honordecir verdad y, para mejor expresarlo, nunca jamásmentir”. Arrojadizo, entero y constante, desciende enlínea directa del presidente Manuel González. Bachi-ller en Francia, dase de alta en la legión extranjera.Vuelto a México, por muchos años profesor de lite-

ratura comparada en la Universidad de México,denuncia allí y persigue con singular insistencia losgalicismos que inundan el idioma. Depura el léxicoen sus artículos firmados bajo el seudónimo de elDómine. Enamorado de las bellezas de la lengua cas-tellana, pelea por la palabra con fidelidad y ar-dimiento. Enseña deleitando. Conferenciante enuniversidades tan prestigiosas como Oxford y Cam-bridge, en el periódico Novedades escribe la columna“Palmetazos”.

119 Francisco Monterde, “Contestación al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvi,pp. 66-73.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 252: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

28 de julio. De esto se pasará circular a todos

los académicos…120

Al mes siguiente, el 14 de junio, Mauri-cio Magdaleno es recibido como académi-co de número ante representantes del pre-sidente de la República, el secretario deEducación Pública y el regente del DistritoFederal. Su discurso de ingreso versa sobre“El compromiso de las letras”. Para él, lapalabra literatura ha venido sufriendo undeterioro y un quebranto tan sensible queno parece sino que implica algo lesivo parala integridad y aun para la dignidad dequienes la cultivan. Muy pocas personasadmiten ser literatos; los prosistas prefie-ren que se les llame escritores o novelistaso ensayistas, pero no literatos. Consideraque todo cuanto se hace en prosa o en ver-so es literatura, “aunque lo nieguen odeturpen quienes la cultivan”. Examina elrealismo y afirma que “el realismo en sumás íntima expresión —prístina la lla-ma— inspiró la primera conciencia delidioma, y de todos los idiomas, y que en

México, igual que en todas partes, la no-ción de lo divino se produjo por medio dellano, de corriente procedimiento realista”.El hombre que es y compone la vida ¿pue-de expresarse literariamente, acaso, sin elaval de la vida misma y de su realidad, estanuestra realidad de sangre y carne sin lacual hasta lo sobrenatural carece de causaexplicable? Reflexiona y, tras estudiar laobra de diversos escritores, asienta que “loabsurdo, lo inadmisible es que se pretendahacer extensiva la deformidad del llamado‘compromiso’ a las manifestaciones vitalesdel realismo, porque ahí sí que hay distan-cia de por medio, y enorme y hasta inabor-dable”.121 Antonio Castro Leal respondehaciendo ver la actuación del recipienda-rio, su expresión “con grandes dotes devalor civil que le permitieron analizar mu-chas de las más importantes condicionesde la existencia mexicana”. Formador deuna nueva corriente literaria tras los Con-temporáneos, aprende lecciones de rebel-día y de esperanza con José Vasconcelos.Quien responde su discurso lo sigue paso

251

120 AoAM del 24 de mayo de 1957. Curiosamente,el Anuario indica que José Luis Martínez sustituyecomo académico de número a Antonio Mediz Bo-lio en la silla número iii, y no a Alejandro Quijanocomo señala el acta: todo se debe al retardo en lapresentación del actual director hasta el 22 de abrilde 1960.

121 Mauricio Magdaleno, “El compromiso de lasletras”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvi,pp. 91-108. Mauricio Magdaleno (1906-1986) nace enVilla del Refugio, Zacatecas, y muere en la ciudad deMéxico. Estudia en la Escuela Nacional Preparatoria,en la Facultad de Altos Estudios (1924-1925) y en laUniversidad Central de Madrid (1932-1933). Figuracomo uno de los líderes del vasconcelismo en 1929.Enseña historia y español (1934-1935). Jefe de losdepartamentos de Bellas Artes y de Bibliotecas de la

Secretaría de Educación Pública, también es dipu-tado al Congreso de la Unión, senador y encargadode Asuntos Culturales (1964-1970). Coordina la HoraNacional, programa oficial de radio, de 1943 a 1950.Colabora en diversos periódicos extranjeros, y enMéxico en El Nacional y sobre todo en El Universal.En teatro estrena Pánuco 1937, Emiliano Zapata y Tró-pico, reunidas las tres piezas en el libro Teatro re-volucionario mexicano, publicado en Madrid. De susobras, menciono sólo de El compadre Mendoza, elfamoso El resplandor, traducido a varios idiomas, Latierra grande, Mapimí 37, Agua sobre el puente, y loscuentos El ardiente verano. Se le recuerda como autory adaptador en más de 50 películas nacionales; deellas, las más sobresalientes: El compadre Mendoza,Flor Silvestre, María Candelaria, Bugambilia, Río Es-condido y Maclovio.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 253: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

a paso: su contacto con Martín Luis Guz-mán en España, su real despegue literariocuando en El resplandor “con colores san-grientos y sombras elocuentes muestra latierra, tragedia de los de abajo y botín delos de arriba”. Lo repasa, lo entiende, lodescarna. Y se ensimisma en la realidad,esa que “hemos ido conquistando dura-mente desde los tiempos en que estabaenvuelta en los terrenos de la magia y lasfiguraciones de la mitología”. Poético, Cas-tro Leal avanza: “¿Dónde comienza a flo-recer la rosa? ¿Hasta qué tenebrosas tierrasde jugos mortales prolonga sus raíces lasubconciencia? ¿Hasta qué altura, confun-didos con las briznas de la luz y los flecos

de las nubes, ascienden los tallos invisi-bles en que mueven sus hojas los sueños?”Magdaleno es artista, y siente y respondeal desafío de la realidad con una palabravaliente, iluminada y generosa.122

En la sesión ordinaria del 28 de junio deeste año el censor, a consulta directa deldirector, opina que quienes como diplo-máticos actúan fuera del país pueden, “lle-nando la condición de los Estatutos, serconsiderados como candidatos legales auna elección como miembros de númerode la Academia”; el artículo 90 del Regla-mento del Cuerpo Diplomático, además,declara que “los funcionarios del servicioexterior conservarán su residencia y domi-cilio legal en la República Mexicana, paralos efectos civiles y políticos”; de allí que losdiplomáticos en funciones deben conside-rarse como residentes y domiciliados en elDistrito Federal.123 En seguida,

el secretario leyó la postulación que a favor

del señor don Rodolfo Usigli presentan los

académicos señores Isidro Fabela, Jesús Gui-

sa y Azevedo y Antonio Castro Leal, así co-

mo la que a favor del señor licenciado don

Alfonso Teja Zabre presentan los académi-

cos señores Julio Jiménez Rueda, Luis Garri-

do y Manuel González Montesinos. Quedan

pendientes para su votación.124

Todavía en esta fecha se suscita el des-acuerdo sobre la postulación efectuada enfavor de José Luis Martínez cuando Anto-

252

122 Antonio Castro Leal, “Respuesta al anteriordiscurso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvi,pp. 109-116.

123 AoAM del 28 de junio de 1957.124 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

Mauricio Magdaleno, ca. 1971

Page 254: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nio Castro Leal y Jesús Guisa y Azevedoacusan de campaña de publicidad a travésde la prensa tal situación; como amboshan postulado a Rodolfo Usigli, deseanque se anule la postulación de José Luis.Garibay manifiesta lo inconveniente queresulta el haber hecho una campaña publi-citaria, “porque parece que se ha tratadode forzar la opinión de la Academia”. Eldirector hace ver que tiene la seguridad deque el señor Martínez es ajeno a tales pro-pósitos. La candidatura no es retirada.Finalmente, el secretario propone —y seacuerda— que las tres postulaciones habi-das sean dadas a conocer en una nuevacircular a todos los señores académicos yque la votación se efectúe en la segundasesión del mes de agosto.125

El penoso asunto continúa cuando An-tonio Castro Leal pregunta el 26 de julioinmediato si no se ha retirado la postula-ción de José Luis Martínez. El 9 de agostoFrancisco González Guerrero distribuyeentre los asistentes un comunicado dondeJosé Luis explica cómo él no tuvo partealguna en lo publicado por la prensa. El 23de este mismo mes, tras votación indivi-dual, el director declara aprobada una sus-pensión propuesta, “moción suspensivapara evitar escisiones o animosidades en-tre los señores académicos”. El 11 de oc-tubre, lejos de este asunto engorroso, seanuncia el fallecimiento del académicoAntonio Mediz Bolio. Y dentro del mismotenor, el acta del 22 de noviembre acusaun proyecto de reformas estatutarias que

Martín Luis Guzmán propone, con la crea-ción de una comisión de candidatos que,para proveer las vacantes, ha de formaruna lista de las cinco principales personasque por su obra u otros atributos se consi-deren elegibles: el método resulta compli-cado y, de aceptarse, obliga a la reforma.En lo que no existe duda alguna es en laexistencia de tres candidaturas: José LuisMartínez, Rodolfo Usigli y Alfonso TejaZabre.126

1958-1959

La discusión sobre si la votación para elec-ción de los académicos debe efectuarse conEstatutos vigentes o reformados continúael 10 de enero de 1958. Martín Luis Guz-mán, basándose en una carta que le ha si-do enviada desde Cuernavaca por AlfonsoReyes —ya enfermo en ese momento—,pretende que la elección sea realizada deacuerdo con los nuevos Estatutos, peroAlberto María Carreño expresa que el di-rector estará conforme con lo que la ma-yoría sugiera. Como al haber tres candi-datos es casi seguro que ninguno obtendrála mayoría exigida, Guisa y Azevedo y Cas-tro Leal retiran la candidatura de Usigli.Al invitar el secretario al retiro de las trescandidaturas, la proposición es acogidacon beneplácito: en la próxima sesióndebe presentarse un candidato único paratener la seguridad de su elección.127

Ya el 24 del mismo enero, de siete candi-daturas para escoger en una preselección,

253

125 Ibidem.126 AoAM respectivas, de las fechas señaladas.

127 AoAM del 10 de enero de 1958.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 255: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tras tres votaciones resulta nombrado co-mo postulante Celestino Gorostiza, pre-sentado por los académicos Ángel MaríaGaribay, Francisco Monterde y AntonioCastro Leal: debe sustituir a AlejandroQuijano. Celestino acepta su candidaturael 14 de febrero, y en esta fecha también seaprueba por unanimidad el que durante lasesión próxima se decida la preelecciónpara suplir la vacante de Antonio MedizBolio. El 28 de este mes, en efecto, tienelugar la preelección: entre 12 candidatos ymediante tres votaciones secretas es esco-gido José Luis Martínez como candidatoúnico, propuesto desde un principio por

Octaviano Valdés, Francisco González Gue-rrero y Antonio Gómez Robledo. Hastaaquí terminan las azarosas discusiones deesta elección: el 14 de marzo Gorostiza eselecto de fijo, sin constancia de número devotos, y el 11 de abril lo propio acontece conJosé Luis Martínez, quien, a fin de cuentas,y según dan a conocer los escrutadoresFrancisco Monterde y Jesús Silva Herzog,recibe 23 votos a favor.128

Celestino Gorostiza solicita prórrogapara leer su trabajo de ingreso en noviem-bre siguiente; a José Luis Martínez entoncesse le comunica que ha vencido su plazo.Pero todo 1959 transcurre sin que algunode ambos confirme su ingreso: según sabe-mos, Gorostiza no leerá hasta el 25 de mar-zo de 1960, y José Luis, por modificaciónen el tema de su elección, lo hará —ya lodijimos— el 21 de abril siguiente. En el ín-terin, 1959, fallecen, dejando las vacantesrespectivas, José Vasconcelos, José de JesúsNúñez y Domínguez, Genaro FernándezMacGregor y el director, Alfonso Reyes.129

1960

En efecto, Celestino Gorostiza presenta sulectura de ingreso el 25 de marzo de 1960,con el título “Las paradojas del teatro”.Para honrar al teatro de México, examinalas paradojas, sentimientos que mueven alos autores, a los actores y al público. Res-pecto de la paradoja del comediante, ase-gura que se plantea un dilema con el cualse ha venido especulando a lo largo de dos

254

128 AoAM respectivas de las fechas señaladas. 129 AoAM respectivas.

historia de la academia mexicana de la lengua

Celestino Gorostiza

Page 256: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

siglos, sin que se haya encontrado unasolución que no sea, a su vez, otra parado-ja: el teatro es una aventura que se renuevacada día, una aventura costosa en que tie-ne un papel muy importante el dinero,que todo lo mancha y pervierte. Gorostizamenciona a Marcel Marceau, el mimoexcelso; a Luigi Pirandello —“ruego a losactores que no tengan miedo de hacer laspausas demasiado largas. El silencio, cuan-do se le sabe hacer hablar, es más elocuen-te que las palabras”—; a Thierry Maulnier,sólido crítico teatral; a Louis Jouvet, tanlúcido y tan equilibrado. Entre las parado-jas del teatro, ocupa lugar preferente la dellenguaje. La poesía dramática —dice él—resulta, según Goethe, la causa final y laconsumación de toda actividad natural yhumana.130 Salvador Novo reseña las an-danzas de Celestino al responder su traba-jo: examina cómo el teatro lo ha llevado aobtener el Premio Ruiz de Alarcón 1952 dela Agrupación de Críticos de Teatro; cómose distingue por el juego de elementos oní-

ricos que introduce en la acción; cómo habuceado en el mar undívago y siempre re-comenzado del teatro. Y hace del teatro sureligión, una especie de culto, dentro de laparadójica imagen de la vida.131

José Luis Martínez abre su ciclo acadé-mico con el discurso de ingreso “De la na-turaleza y carácter de la literatura mexica-na” el 22 de abril de este año. Lo hemosanalizado prácticamente al extendernossobre él en el capítulo v. Sólo repetimosque Martínez divide su trabajo —trasmodificar el intento primario de estudiara José María Vigil, cuarto director de laAcademia Mexicana e historiador— comosigue: un preliminar, el tema y sus proble-mas, la naturaleza de la literatura mexica-na con tres grandes épocas —indígena,colonial e independiente, con particu-laridades sobre el periodo 1810-1880 y elperiodo 1880-1960—, y el remate, coloca-do como la búsqueda del carácter de laliteratura mexicana.132 Le responde Agus-tín Yáñez, quien lo cataloga como ensayista

255

130 Celestino Gorostiza, “Las paradojas del teatro”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii, pp. 205-217. Celestino Gorostiza (1904-1967) nace en Villaher-mosa, Tabasco, y muere en la ciudad de México. Es-tudia en el Instituto de Ciencias de Aguascalientes, enel Colegio Francés y en la Escuela Nacional Prepara-toria. Presta diversos servicios en la Secretaría deEducación Pública, especialmente en Bellas Artes, pri-mero como jefe del departamento de teatro y luegocomo director del Instituto Nacional de Bellas Artes(1958-1964). Desde pequeño practica el teatro demarionetas. De 1927 y 1928, unido a Villaurrutia,Novo, Owen, Jiménez Rueda, Montenegro y RodríguezLozano, deriva la creación del Teatro de Ulises. En1932 funda el Teatro Orientación, y luego la AcademiaCinematográfica. Dirige varias películas. Practica elensayo y la crítica en la revista Contemporáneos. Creagrupos experimentales en el teatro. De su obra: Ser o

no ser, El color de nuestra piel, La leña está verde.Según Jorge Cuesta, “encuentra las exigencias parafundar en ellas la vida del teatro mexicano sin quesean vagas, ni confusas, ni caprichosas y fugaces; porlo contrario, están hechas de una clara conciencia, deuna necesidad y de una lealtad inconmovible a ella”.

131 Salvador Novo, “Respuesta al anterior discur-so”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii, pp.218-225.

132 José Luis Martínez, “De la naturaleza y carácterde la literatura mexicana”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xvii, pp. 226-253. Véase también el ca-pítulo vi del texto. José Luis Martínez (1918) nace enAtoyac, Jalisco. Estudia en el colegio francés La Sallede México y en la Universidad de Guadalajara, dosaños en la Facultad de Medicina de la unam y lacarrera de letras en la Facultad de Filosofía (1938-1943). Enseña literatura mexicana, lengua y literatura

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

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y crítico literario, haciendo hincapié entres de sus textos, sobre Gorostiza, Villau-rrutia y Valéry. Para él, Martínez “restaurala función crítica a su dignidad original,indispensable al florecimiento de las artesy las letras… la crítica supone una teoría,lo mismo que una experiencia personalde los problemas que afronta el creadorliterario”.133

El resto del año, que transcurre entre larealización de ciertas modificaciones a losEstatutos y la designación de nuevo direc-tor académico, al ser nombrado FranciscoMonterde para el cargo, sólo indica el fa-llecimiento de Julio Jiménez Rueda, el 25de junio de 1960; la adición al Reglamentoque Luis Garrido debe formular para pre-ver la forma en que han de ser discutidaslas elecciones de candidatos para llenar lasvacantes;134 y la espera del director de unviaje a Perú para convocar a la sesión dedesignación donde se cubran las cincovacantes existentes.135

1961

En la primera sesión del año, Luis Garridopresenta el proyecto de Reglamento del

artículo 22 de los Estatutos, relativo a laelección de miembros de la Academia: dis-cutido, artículo por artículo, deben intro-ducirse en él las correcciones sugeridas.136

El asunto, por la injerencia inadecuada dela prensa, continúa en debate durante lassesiones del 10 y el 24 de febrero inmedia-to. En concreto, dícese que los académicosque deseen presentar la candidatura dealguna persona para cubrir una vacantede la corporación deben consultar primerola opinión de la directiva; aceptada la can-didatura, debe recabarse una declaraciónsuscrita por el interesado; obligadamente,el candidato debe residir en el DistritoFederal; no se cubrirá más de una vacanteen una misma sesión.137

Menos de un mes después, 10 de marzode este calendario,

se presentó la postulación que hacen a favor

del señor doctor don Francisco Fernández del

Castillo los señores académicos don Arte-

mio de Valle-Arizpe, don Alfonso Junco y

don José María González de Mendoza, para

ocupar la silla número 8, vacante por el fa-

llecimiento del señor don José de Jesús Nú-

ñez y Domínguez. Como no asistió a la sesión

el censor, señor doctor don Ángel María

256

española, y crítica literaria. Miembro de la Junta deGobierno de El Colegio de México, es vocal de laComisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos(1967-1971 y 1975-1985). Delegado de México en nume-rosos actos internacionales. Conferenciante habitual.Diputado federal por el estado de Jalisco. Entre otrasactividades, director general del Instituto Nacionalde Bellas Artes (1965-1970); cronista de la ciudad deMéxico (1975-1985); y director general del Fondode Cultura Económica (1976-1982). Diplomático, ac-túa como embajador en Perú y en Grecia. De sus li-

bros sobresalen: Literatura mexicana, siglo xix, 2volúmenes; El ensayo mexicano moderno, Nezahual-cóyotl. Vida y obra, Pasajeros de Indias —premiado enEspaña— y el magnífico Hernán Cortés.

133 Agustín Yáñez, “Contestación al anterior dis-curso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xvii,pp. 254-260.

134 AoAM del 18 de noviembre de 1960.135 AoAM del 9 de diciembre de 1960.136 AoAM del 13 de enero de 1961.137 AoAM del 24 de febrero de 1961.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 258: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Garibay K., se acordó que el secretario le

transcriba el texto de la postulación, para

cumplir con el artículo primero del nuevo

Reglamento de los artículos 22 y 30 de los

Estatutos.138

Dos semanas más tarde aparece otrapostulación. Daniel Huacuja, José IgnacioDávila Garibi y Manuel González Monte-sinos la presentan “a favor del señor doc-tor Manuel Alcalá, para cubrir la vacanteque dejó el señor Alfonso Reyes” en la sillanúmero 17.139 El 14 de abril la votación dela candidatura del doctor Fernández delCastillo lo favorece por 11 votos,140 que ensesión siguiente se incrementan con 10 más;surge entonces la decisión de que, paraocasiones futuras, los votantes efectivosresulten sólo los oportunos en tiempo.141

El caso de Alfonso Teja Zabre, pendiente,se ha detenido por la muerte de uno de lospostulantes, Julio Jiménez Rueda: el acuer-do dado indica “que la postulación siga sustrámites, con las mismas firmas con quefue presentada, o sea con las del desapare-cido, Luis Garrido y Manuel GonzálezMontesinos”.142 También durante esta fe-cha Agustín Yáñez presenta la postulaciónde Ermilo Abreu Gómez, ya correspon-diente, pero Francisco Monterde “llama laatención acerca de que, conforme a la re-

glamentación aprobada, de los artículos 22y 30 de los Estatutos, habrá que esperar unaño de residencia del postulado en el Dis-trito Federal”.143

Mayo registra una nueva postulación: lasuscrita a favor del licenciado José RojasGarcidueñas por los académicos AgustínYáñez, Octaviano Valdés y Antonio Gó-mez Robledo, para cubrir la vacante dellicenciado Genaro Fernández MacGregor,señalada en el acta del 12 del mes en curso,en que además se advierte que están “pordesignarse cuatro plazas, para las que hansido propuestos los señores licenciado Al-fonso Teja Zabre, licenciado José RojasGarcidueñas, doctor Manuel Alcalá y doc-tor Miguel León-Portilla”.144

La candidatura de Alfonso Teja Zabreocurre el 9 de junio

al recuento de los votos recibidos por escrito

a favor suyo para sustituir al señor doctor

don José Vasconcelos, y se encontró que

tales votos son los de los señores Manuel

Romero de Terreros, Alfonso Junco, Francis-

co González Guerrero, Isidro Fabela, Julio

Torri, Salvador Novo, Antonio Gómez Ro-

bledo, José Luis Martínez, Celestino Goros-

tiza, Francisco J. Santamaría y José Gorosti-

za, 11 en total, que unidos a los votos de los

presentes en la sesión, hacen un conjunto de

257

138 AoAM del 10 de marzo de 1961.139 AoAM del 24 de marzo de 1961.140 AoAM del 14 de abril de 1961.141 AoAM del 28 de abril de 1961. En esta ocasión,

quienes se agregan al número de votos son ManuelRomero de Terreros, Nemesio García Naranjo, Mi-guel Alemán, Agustín Yáñez, Carlos Pellicer, SalvadorNovo, Francisco González Guerrero, Luis Garrido,Jesús Silva Herzog y Celestino Gorostiza.

142 Ibidem.143 Ibidem.144 AoAM del 12 de mayo de 1961. Por el expedien-

te personal de Miguel León-Portilla sabemos queexactamente en esta fecha, 12 de mayo, es presentadocomo candidato por los individuos de número Ma-nuel González Montesinos, Agustín Yáñez y JesúsGuisa y Azevedo.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 259: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

19 votos, por lo cual el señor Teja Zabre fue

declarado miembro de número de la Acade-

mia Mexicana…145

En la misma fecha se lee la postulaciónde Manuel Alcalá Anaya —presentada, se-gún dijimos, por los académicos José MaríaGonzález de Mendoza, Manuel GonzálezMontesinos y Daniel Huacuja—, seguidapor la de Miguel León-Portilla para susti-tuir a Julio Jiménez Rueda —por presenta-

ción de Jesús Guisa y Azevedo, ManuelGonzález Montesinos y Agustín Yánez—.146

La votación de José Rojas Garcidueñas,efectuada el 14 de julio siguiente, arroja untotal de 23 votos favorables, por lo cual esdeclarado miembro de número.147 En tan-to, José María González de Mendoza objetaen cierto modo la propuesta de MiguelLeón-Portilla, apoyado en una serie de ob-servaciones “que le han ocurrido despuésde leer el último libro de él intitulado Losantiguos mexicanos a través de sus crónicasy cantares”.148 La propuesta para cubrir lavacante de Julio Jiménez Rueda permane-ce aplazada durante un mes.149 El 28 delmismo julio, Manuel Alcalá, para ser elec-to, obtiene 18 votos.150

Ni duda cabe de que la votación de Mi-guel León-Portilla causa confrontación en-tre los académicos. Desconocemos cuáleshayan sido las observaciones de Gonzálezde Mendoza, pero sabemos de sobra lascaracterísticas de la obra recia de Miguel.El 11 de agosto de este año Manuel Gonzá-lez Montesinos examina las observacionesde González de Mendoza y hace ver que laAcademia tiene urgencia de un nahuatlatodistinguido, como quien es propuesto: in-siste en sostener la candidatura, y la elec-ción es pospuesta. La cita especial del 22 deseptiembre no registra el número de 17votantes que como mínimo deben existir

258

145 AoAM del 9 de junio de 1961.146 Ibidem.147 AoAM del 14 de julio de 1961.148 Ibidem.149 Ibidem.150 AoAM del 28 de julio de 1961. Los votos a favor

de Manuel Alcalá los dan Salvador Novo, José Luis

Martínez, Antonio Gómez Robledo, Jesús Guisa yAzevedo, Alfonso Junco, Francisco J. Santamaría,Francisco González Guerrero, Artemio de Valle-Ariz-pe, José María González de Mendoza, Julio Torri yCelestino Gorostiza, que, unidos a los siete de losacadémicos presentes, suman 18.

historia de la academia mexicana de la lengua

Miguel León-Portilla

Page 260: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

para decidir la votación, que queda dife-rida de nuevo. Definitivamente, hasta el 13de octubre de 1961

se procedió a la votación de la candidatura

del señor doctor don Miguel León-Portilla.

Se hizo el recuento de los votos escritos, que

son en número de doce y están suscritos por

los señores académicos don Alberto María

Carreño, don Manuel Romero de Terreros,

don Nemesio García Naranjo, don Francisco

J. Santamaría, don Miguel Alemán, don Agus-

tín Yáñez, don Salvador Novo, don Francis-

co González Guerrero, don José Gorostiza,

don Jesús Silva Herzog, don Mauricio Mag-

daleno y don Celestino Gorostiza. Además,

el señor Yáñez indica que no aparecen es-

critos los votos de los académicos señores

Guisa y Azevedo y González Montesinos,

pero que como fueron, con él, los que apa-

drinaron al candidato, son de sumarse esos

votos en el recuento final. Los señores aca-

démicos presentes: Monterde, Dávila Garibi

y Huacuja dieron, asimismo, su voto favora-

ble, con lo que se vio, en definitiva, que hay

un total de diecisiete votos, por lo cual re-

sultó electo académico de número el señor

León-Portilla.151

El año termina con el anuncio el 24 denoviembre del fallecimiento de Artemiode Valle-Arizpe, el 15 previo, y con la pro-puesta de que el 15 de diciembre se proceda

a sustituir al correspondiente de Mérida,Carlos R. Menéndez, recién desaparecido,por Clemente López Trujillo.

1962

Mientras, a principios de año, se insistesobre la propuesta para que Ermilo AbreuGómez alcance el sitial de numerario y aJosé Rojas Garcidueñas se le otorga unaampliación del plazo para leer su discursode ingreso, la votación de la candidatura delprimero de ellos tiene lugar el 23 de febre-ro: “la votación dio un total de 19 votos afavor, por lo que se declaró electo”.152 Varioscorrespondientes de los estados resultanpropuestos. El 9 de marzo Francisco Mon-terde anuncia la muerte de Alfonso TejaZabre, ocurrida el 28 de febrero anterior.

Llega el día en que el doctor FranciscoFernández del Castillo lee su trabajo de in-greso, “Medicina y literatura”, el 22 demayo. Tras hacer un recuento sobre algu-nos detalles de la historia de la medicinaantigua y abogar por estas palabras deGregorio Marañón: “nada enseña a hacerconcisa y directamente elocuente la retó-rica, como el tener que describir las cosasque se ven, para que los demás, sin verlas,las entiendan como si las estuvieran vien-do. Cuesta mucho trabajo retratar, conpalabras, lo que tenemos delante, aun lo

259

151 AoAM del 11 de agosto, del 22 de septiembre ydel 13 de octubre de 1961.

152 AoAM del 23 de febrero de 1962. Votan a favor,por escrito, Manuel Romero de Terreros, Alberto MaríaCarreño, Alfonso Junco, José María González de Men-doza, Miguel Alemán, Isidro Fabela, Jesús Silva Her-

zog, Francisco González Guerrero, Celestino Gorosti-za, Agustín Yáñez, José Gorostiza, Francisco J. Santa-maría, José Luis Martínez y Antonio Gómez Robledo;y en contra, Ángel María Garibay K. De los presentes,aceptan los señores Monterde, Dávila Garibi, Garri-do, Huacuja y Valdés; se abstiene Guisa y Azevedo.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 261: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

que más sencillo parece…”, se refiere a lamedicina psicosomática y va de lleno alencuentro de quienes han escrito, siendocercanos a la medicina, obras literarias. Sihabla de Boccaccio, de su Decamerón y laexcelente descripción de la peste negra enFlorencia; si retrata las cartas de Petrarca aGuido de Chauliac sobre la inmoralidad

médica, se acerca más a nuestro tiempo enlos escritos de Daniel Defoe, Axel Munthe,H. J. Cronin y Sinclair Lewis. Clarifica Fer-nández a un centenar de señalados escrito-res, a Ramón y Cajal y a los nuestros, yremata con la declaración de que la Acade-mia no admite en su Diccionario, sino conmucha cautela, los nuevos términos técni-cos y científicos.153 Jesús Guisa y Azevedoresponde al recipiendario, muy posible-mente con una improvisación, puesto quelas Memorias no recogen sus palabras.154

A continuación, el 25 de este mayo de1962

se da lectura a una comunicación firmada

por los señores académicos don Julio Torri,

don Agustín Yáñez y don Francisco Gonzá-

lez Guerrero, en la que presentan la candida-

tura del señor licenciado Rubén Bonifaz

Nuño, para cubrir la vacante del licenciado

José Vasconcelos. El licenciado Yáñez toma

la palabra para exponer que por su creación

literaria, su conocimiento del latín y su de-

dicación al trabajo, el licenciado Bonifaz

Nuño le parece un candidato idóneo. Apoya

esta opinión el académico Guisa y Azevedo.

260

153 Francisco Fernández del Castillo, “Medicina yliteratura”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xviii, pp. 73-97. Francisco Fernández del Castillo(1899-1983) nace en la ciudad de México y muere allímismo. Médico por la Universidad de México (1923)imparte las cátedras de Fisiología, Farmacología eHistoria de la Medicina por un largo periodo en laFacultad de Medicina a partir de 1926. Principia elacondicionamiento del antiguo edificio del Tribunaldel Santo Oficio, en Santo Domingo, para el Museo dela Historia de la Medicina Mexicana, dotándolo de bi-blioteca y auditorio. Guarda con gran celo la docu-mentación referente al pasado histórico-médico deMéxico. Da a conocer su excelente libro Los viajes

de don Francisco Xavier Balmis, introductor de lavacuna en nuestro país. Escribe numerosos artículossobre asuntos médicos y biografías de médicos ilus-tres en la revista El Médico, con el seudónimo de Ber-nardino de Buelna. También relata sus apuntes auto-biográficos en Cuatro siglos de una familia criolla.Otras obras médicas suyas, las referentes a la Historiadel Hospital General, de la Facultad de Medicina y dela Academia Nacional de Medicina, y los muy útilesíndices de la Gaceta Médica de México, más La cirugíamexicana en los siglos xvi y xvii.

154 En efecto, el legajo personal de Jesús Guisa yAzevedo señala: “La respuesta no se publicó y no estáen los expedientes”.

historia de la academia mexicana de la lengua

Rubén Bonifaz Nuño

Page 262: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

El académico señor Abreu Gómez indica

que el candidato propuesto fue excelente

alumno suyo en la secundaria. Se da por pre-

sentada la candidatura.155

No obstante el apoyo de Guisa y Azeve-do a favor de Rubén Bonifaz Nuño, en lasesión siguiente del 8 de junio aclara que“se podría pensar en buscar otros candi-datos que, sin menoscabo de los valoresdel licenciado Bonifaz Nuño, ofrecieran lamadurez de estar ya hechos”.156

El asunto permanece pendiente en tan-to José Rojas Garcidueñas es recibido en lacorporación como académico de númeroel 22 de junio inmediato, fecha en que dalectura a su discurso de ingreso “GenaroFernández MacGregor, escritor e inter-nacionalista”, dedicado in extenso a quienfiguró tan destacadamente en la corpora-ción. Le responde entonces Antonio Gó-mez Robledo, según hemos dejado cons-tancia en un capítulo precedente.157

Ya el 10 de agosto el asunto inconclusode Bonifaz Nuño es resuelto favorable-mente:

de los académicos presentes, con derecho a

voto, siete votaron afirmativamente, uno en

forma negativa y uno se abstuvo. Por correo

se recibieron ocho votos favorables, suscri-

tos por los señores: Celestino Gorostiza, José

Gorostiza, José María González de Mendo-

za, Ángel María Garibay K., José Luis Martí-

nez, Salvador Novo, Francisco J. Santamaría

y Miguel Alemán. Los señores González

Guerrero y Julio Torri, que apadrinaron la

candidatura del señor Bonifaz Nuño, no

enviaron voto, pero según la tradición acep-

tada en la Academia, hay que sumarlos a los

anteriormente citados, lo cual da un total de

diecisiete votos. Don Octaviano Valdés envía

su voto favorable por vía telefónica. Mauri-

cio Magdaleno y el doctor Garrido dejan

constancia favorable con sus votos, recibidos

al día siguiente… Se acuerda que si se reci-

ben otros posteriores, se haga constar en el

acta…158

Anterior a la votación de Bonifaz Nuñoacontece la recepción de Miguel León-Portilla el 27 de julio, día en que ofrece lalectura de su discurso de ingreso “Losmaestros prehispánicos de la palabra”, enel que refleja el rostro mestizo en el len-guaje del mexicano. Tras recordar a susdos maestros, Manuel Gamio, padre de laantropología en México, y Ángel MaríaGaribay, abierto a distintos rumbos de lacultura, y referirse a su predecesor en elsillón que va a ocupar, alude a continua-ción a los maestros de la palabra en elmundo indígena, los tlatolmatinime, “ar-tistas del labio y la boca, dueños del len-guaje noble y de la expresión cuidadosa”, ya la rica documentación recogida en ná-

261

155 AoAM del 25 de mayo de 1962.156 AoAM del 8 de junio de 1962.157 José Rojas Garcidueñas, “Genaro Fernández

MacGregor, escritor e internacionalista”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xviii, pp. 98-113. AntonioGómez Robledo, “Contestación al discurso anterior”,

Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii, pp.114-120. En el capítulo v dedicado a “Directores ysecretarios” hemos cubierto el expediente del licen-ciado José Rojas Garcidueñas; remitimos allá allector.

158 AoAM del 10 de agosto de 1962.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 263: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

huatl por investigadores eximios como frayAndrés de Olmos, fray Bernardino de Saha-gún y sus discípulos. Quienes se proponíanformar “rostros sabios y corazones firmes”estaban convencidos de que nada podía lo-grarse si los educandos no aprendían elarte de saber expresarse a sí mismos. Losconservadores, tlapizcatzitzin, enseñabanlos cantos y las tradiciones a la gente en losdistintos barrios. Los sacerdotes de Epco-hua, “el dueño de la serpiente de nácar”,resultaban los encargados de emitir un falloacerca de los nuevos himnos y cantos com-puestos. Explica la expresión “flor y canto”,la misma idea manifestada con dos voca-blos que se complementan en el sentido, yhabla de los creadores de poesía, historia-dores, autores de discursos y narraciones.En el difrasismo anota la yuxtaposición dedos palabras que se completan también enel sentido, pero evocando generalmenteuna tercera idea en forma metafórica. Y va

también sobre Nezahualcóyotl, el tema dela divinidad, el Códice florentino y muchomás.159 Responde Ángel María Garibay,ofreciendo los méritos del recipiendario yprocediendo luego al examen del trabajoleído, en el que capta la concepción dualís-tica de la cultura de los vencidos, el senti-do suyo de patria con misión, lo que él lla-ma arte puro, hasta rematar concretandoque “la poesía de la vieja cultura náhuatltenía valía y tenía mensaje”, y que ambos,valía y mensaje, deben estudiarse mejor.160

De la recepción de ingreso de ManuelAlcalá, el 30 de agosto de 1962, hemos he-cho referencia en el capítulo de “Directoresy secretarios”; de allí que sólo la mencio-nemos.161 Francisco Monterde es quien leresponde.162

Alberto María Carreño fallece el 5 deseptiembre de este año y cede a José RojasGarcidueñas la secretaría, amén de dejarvacante su sitial de académico.

262

159 Miguel León-Portilla, “Los maestros prehispá-nicos de la palabra”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xviii, pp. 121-140. Miguel León-Portilla (1926)nace en la ciudad de México. Maestro en artes por laUniversidad de Loyola, California (1951), y doctor enFilosofía y Letras por la Universidad Nacional Autó-noma de México (1956); domina varias lenguas, entreellas el náhuatl, que bien conoce. Director del Ins-tituto Indigenista Interamericano (1960-1966), tam-bién lo es del de Investigaciones Históricas de la unam.Dirige además la Academia Mexicana de la Historia.Miembro de El Colegio Nacional. Cronista de la ciu-dad de México (1974-1975). Innúmeros premios yreconocimientos en su haber, nacionales e interna-cionales. Profesor de Historia Antigua y de Antropo-logía en el Mexico City College, y de Historia de laCultura Náhuatl en la unam. Junto con el padre Ga-ribay, fundador del Seminario de Cultura Náhuatl enla unam. Colabora en numerosos periódicos y revis-tas especializadas de México y del extranjero. De sus

libros, muchos de ellos con traducciones a diversosidiomas y con numerosas ediciones, sobresalen:La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, Sieteensayos sobre cultura náhuatl, La visión de los venci-dos, tan difundida y comentada; Ritos, sacerdotes yatavíos de los dioses, Los antiguos mexicanos a travésde sus crónicas y cantares, Trece poetas del mundo azte-ca, Historia natural y crónica de la antigua California,y Nezahualcóyotl. Poesía y pensamiento.

160 Ángel María Garibay Kintana, “Ideales de lacultura náhuatl”, respuesta al discurso del doctorMiguel León-Portilla, Memorias de la Academia Me-xicana, t. xviii, pp. 141-154.

161 Manuel Alcalá, “El cervantismo de AlfonsoReyes”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xviii,pp. 155-174. Remitimos al lector al capítulo v.

162 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xviii, pp. 175-181. Véase el capítulo v.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 264: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

El fin de año sólo fija dos hechos más:la propuesta de Eduardo Luquín Romo y ladisposición de lectura del discurso inicialde Alfonso Teja Zabre. La primera, del 26 deoctubre, precisa que

el señor director hizo la presentación de la

candidatura del señor Eduardo Luquín Ro-

mo, apadrinado por los señores académicos

don José Gorostiza, don José María González

de Mendoza y don Antonio Gómez Robledo.

Los señores académicos González de Men-

doza y Rojas Garcidueñas hacen hincapié en

los relevantes méritos del candidato…163

Ya que Alfonso Teja Zabre muere antesde leer su discurso de ingreso, que dejaterminado, el 9 de noviembre la asambleadecide que es preferible dejar la lectura delsusodicho trabajo en manos de un acadé-mico, y no en las de uno de los hijos del fi-nado.164

1963

La primera sesión del año, el 11 de enero,incluye la noticia del fallecimiento de Ne-mesio García Naranjo el 21 de diciembreprevio, y la discusión de los Estatutos enrelación con que si una abstención equiva-le realmente a un voto o no. La votaciónde Eduardo Luquín Romo acusa un total de14 votos, insuficientes para la mayoría, porlo que se toma el acuerdo de repetir la vo-tación en próxima junta. El director recuer-da que los votos deben contener la fecha y

la firma del votante.165 En la sesión siguien-te, 25 de enero, con Jesús Guisa y Azevedocomo escrutador, la votación citada acusa:

Votos favorables de los académicos presen-

tes, suscritos por los señores: Monterde,

Dávila Garibi, Rojas Garcidueñas, Fernán-

dez del Castillo, León-Portilla y Alcalá; un

voto negativo, del propio señor Guisa y Aze-

vedo, al que se suma el negativo también,

que por poder dio el señor Guisa a nombre

del señor don Carlos Pellicer. De los tres aca-

démicos que apadrinaron la candidatura del

señor Luquín estaban presentes los señores

González de Mendoza y Gómez Robledo. El

señor José Gorostiza no pudo asistir. Como

es de rigor, se consideran esos votos como

favorables. De los académicos no asisten-

tes se recibieron por escrito 10 votos favora-

bles, suscritos por los señores Luis Garrido

(quien se excusó de asistir), Jesús Silva Her-

zog, José Luis Martínez, Alfonso Junco, Ce-

lestino Gorostiza, Manuel Romero de Terre-

ros, Francisco González Guerrero, Julio

Torri, Isidro Fabela y Francisco J. Santama-

ría. Se recibieron dos votos negativos, sus-

critos por los señores Garibay y González

Montesinos. En resumen: del total de 23

votos, se obtuvieron 19 favorables, por lo

que el señor Luquín resultó electo…166

Antes de que Ermilo Abreu Gómez dieselectura a su trabajo de ingreso el 26 de abrilde este año, el 8 de marzo se anuncian lasmuertes de Francisco J. Santamaría el 1° dedicho mes, y de Francisco González Gue-

263

163 AoAM del 26 de octubre de 1962.164 AoAM del 9 de noviembre de 1962.

165 AoAM del 11 de enero de 1963.166 AoAM del 25 de enero de 1963.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 265: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

rrero el 7 del propio marzo, o sea un díaantes.167 Todo está listo para que Ermilo,así, lea su discurso inicial “El estilo en laliteratura”, que en las Memorias aparececomo “Discurso del estilo”. Con una clari-dad precisa y preciosa, Ermilo busca envano definir el estilo, acercándose mayor-mente a la explicación de Pérez Ayalacuando dice que “el estilo es el hombre yalgo más: la raza, la tradición, la época, elalma y el tiempo. Sin la conjunción deestos valores no hay estilo que valga…”Desde luego, asienta que “la calca de unestilo no es sino la negación del estilo”. Y alrecorrer el escritor, el idioma, lo histórico,lo social, el tiempo y la geografía, enmar-ca los conceptos que para él son definiti-vos: “Un escritor, en camino de conquistarun estilo, no es aquel que se limita a tenerclara concepción del tema, sino aquel que,además, lo escoge de acuerdo con su capa-cidad para interpretarlo y traducirlo enforma adecuada.” “Para el escritor no exis-te sino su idioma, su propio idioma, ins-trumento ineludible de su expresión. Sinsu idioma le será imposible realizar unaobra genuina. Sin él no podría existir suexpresión literaria… El escritor que no

obedece las normas de su idioma da laimpresión de que trabaja con un instru-mento que le es extraño o que sólo conocepor fuera, en su parte externa…” “Cadaépoca responde a un esquema que fija elcontorno de su ser. Las escenas que se evo-can se ciñen al pensamiento y a la sensibi-lidad de una época.” “En cada época existeun sentido social que encuadra también laactitud del escritor. El hombre vive inmer-so en su casta, en su clase y se cree posee-dor de un dogma político o de un princi-pio sociológico, más o menos acorde consus normas éticas.” “El escritor vive eltiempo de su obra porque ésta es su condi-ción esencial. Cada obra posee un tiempoy el escritor debe aceptarlo si quiere inter-pretar su realidad.” “Nadie puede excluirsede la influencia del medio físico, comonadie puede huir de la influencia delmedio espiritual.” A fin de cuentas, “el esti-lo es el resultado de la coherencia de losfactores que concurren en el fenómenoliterario”. Vibran las oscuras palabras deCervantes: “en Don Quijote pudo másla locura que la otra razón”.168 FranciscoMonterde, tras sintetizar su vida y su obra,entiende su discurso como sagaz a la vez

264

167 AoAM del 8 de marzo de 1963.168 Ermilo Abreu Gómez, “Discurso del estilo”,

Memorias de la Academia Mexicana, t. xix, pp. 9-18.Ermilo Abreu Gómez (1894-1971) nace en Mérida,Yucatán, y muere en la ciudad de México. Tituladode maestro en Letras en la Escuela Normal Superior deMéxico, es catedrático de Literatura Española allímismo. Reside en Washington (1947-1960) y tiene asu cargo la división de Filosofía y Letras de la UniónPanamericana. Imparte cátedras en diversos lugares.Colabora en la Revista de Mérida, en Contemporáneosy en El Hijo Pródigo. En su teatro sintético, sus piezas,

en un acto, abordan asuntos costumbristas. Escribeobras para niños y algunas farsas. En novela y cuentotrata principalmente de tradiciones indígenas. Entresus obras figuran Siervo de Dios, Gregorio López, Canek,Héroes mayas, versión del Popol Vuh, Cosas de mi pue-blo y Leyendas y consejas del antiguo Yucatán, aménde una serie de libros sobre la Décima Musa, que lohacen reconocido especialista sobre ella. Su obra másleída, Canek, proyecta la sensibilidad del pueblo maya:en el texto, según Octavio G. Barreda, “maneja la fra-se, la palabra, con insuperable rigor de maestro y conelegancia y síntesis extremas”.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 266: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

que prudente; marca allí el camino para laexploración y alumbra con reflejos de cla-ridad, y le recuerda que Juan Marichal, enla voluntad de estilo, indica que “el escri-tor no elige estrictamente su estilo”.169

Casi después, el 17 de mayo de ese año,José Rojas Garcidueñas lee su dictamensobre algunos puntos relativos al procedi-miento de elección de los académicos denúmero, tratando de dejar en claro ciertospárrafos del artículo 22. En resumen, plan-tea sucintamente: 1) Si la elección de unnuevo académico de número debe hacersepor mayoría de los miembros presentes enla sesión del caso, por medio de cédulas opapeletas en secreto añadiendo los votosescritos de los señores académicos ausentesy considerando como afirmativos los votosde quienes han presentado la candidaturaque se vota; 2) si la elección debe hacersepor mayoría absoluta de votos, es decir, lamitad más uno de los votos afirmativos dela cantidad de votos que corresponda alnúmero de académicos con derecho a votoen el momento de la elección. Rojas Garci-dueñas maneja los antecedentes y concluyeque de 1952 a la fecha existen 20 variantes,prolijas de relatar. Aun cuando a partir del14 de mayo de 1954 puede considerarse quelos Estatutos comenzaron a funcionar ple-namente, un examen de las actas demues-

tra que su observación no se exigió demodo riguroso. La mayoría absoluta vienehaciéndose según una interpretación deli-berada. Como “hay ciertas divergenciasdentro del propio artículo 22, que handado lugar a interpretaciones diferentes ypodrían ocasionar consecuencias gravescomo sería el poner en duda la validez deuna elección”, trata de dejar bien claro elprocedimiento. El dictamen ha de ser so-metido a votación.170 Ya el 14 de junio sedice que el dictamen del licenciado Garci-dueñas ha recibido sólo dos observacionessobre su texto.171 Todavía el 12 de julio seda cuenta del dictamen con las modifica-ciones acordadas, que se distribuyen entrelos académicos.172

Dos académicos correspondientes pro-nuncian sus discursos de ingreso a la Aca-demia: Agustín Basave Fernández del Va-lle, de Monterrey, el 21 de junio, con eltítulo “La imagen del hombre en Alfon-so Reyes”, con respuesta-recibimiento deAntonio Gómez Robledo,173 y SalvadorEchavarría, de Guadalajara, el 19 de julio,donde trata “El problema del desarraigo”:la contestación corresponde a FranciscoMonterde.174 Tras ambas comunicaciones,el 9 de agosto se desatan varias propuestaspara cubrir vacantes; es largo su recorridoen el acta correspondiente:

265

169 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix,pp. 19-24.

170 AoAM del 17 de mayo de 1963.171 AoAM del 14 de junio de 1963.172 AoAM del 12 de julio de 1963.173 AoAM del 21 de junio de 1963. Véanse Agustín

Basave Fernández del Valle, “Imagen del hombre enAlfonso Reyes”, Memorias de la Academia Mexicana,

t. xix, pp. 25-38. Antonio Gómez Robledo, “Contesta-ción al discurso anterior”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xix, pp. 39-44.

174 AoAM del 19 de julio de 1963. Véanse SalvadorEchavarría, “El problema del desarraigo”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xix, pp. 45-57, y Fran-cisco Monterde, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix, pp.580-66.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 267: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

se presentó la suscrita por los académicos

señores don Julio Torri, don Mauricio Mag-

daleno y don Francisco Fernández del Casti-

llo, a favor del señor don Salvador Azuela,

para cubrir la vacante que existe por el falle-

cimiento del señor académico don Nemesio

García Naranjo. Aceptada unánimemente, se

acordó extractar el curriculum vitae y la

bibliografía del candidato y, de conformidad

con lo que establecen las reformas del Regla-

mento de los artículos 22 y 30 del Estatuto,

recientemente aprobadas, darlos a conocer a

todos los señores académicos e informar al

señor Azuela… Se presentó asimismo una

propuesta suscrita por los señores académi-

cos don José Gorostiza, don Isidro Fabela y

don José María González de Mendoza a favor

del señor doctor don Raúl Carrancá Trujillo,

para cubrir la vacante que dejó al morir

don Francisco J. Santamaría. Después de un

cambio de impresiones se acordó ampliar

por un mes el plazo para presentar candida-

tura, preferentemente de filólogo, para susti-

tuir al mencionado académico Santamaría…

Fue presentada igualmente una propuesta,

suscrita por los señores académicos don

Celestino Gorostiza, don Mauricio Magda-

leno y don José María González de Mendo-

za, a favor del señor don Eduardo Villaseñor,

para cubrir la vacante que existe por la

muerte de don Francisco González Guerre-

ro… El señor académico Yáñez manifestó

que, con anterioridad, había enviado pro-

puesta suscrita por él y por los señores aca-

démicos Gómez Robledo y Valdés, a favor

del señor Alí Chumacero, y habiéndosele

informado que tal comunicación no llegó a

recibirse en la Academia, ofreció repetirla.175

Después, el 30 de agosto tiene lugar larecepción de Rubén Bonifaz Nuño, al leersu “Destino del canto” como discurso deingreso. Tras hacer referencia a José Vas-concelos como maestro y conductor de es-píritus, retrocede Bonifaz a los cantos deRoma y del Anáhuac, a poetas latinos ymexicanos que estremecen con su lira.Incluye a Catulo, Horacio, Ovidio, y avan-za por las sendas vernáculas: “Con miscantos, como plumas de quetzal, entretejoa la nobleza”. En nuestro medio, el canto—nos dice— era cimiento irreemplazablede la ciudad, de la comunidad también, “alser la comunidad la raíz del hombre, y elcanto la raíz de la comunidad, el canto re-sulta fundamento del hombre y condiciónimprescindible para que se realice su ser”.Admite que “nuestra poesía, nutrida en suprimer origen por las nociones nacidasde dos corrientes culturales distintas, sepierde ahora en un estéril laberinto deespejos… Hagamos que nuestra palabrarestaure los humildes lazos de amor”.176

Contesta Agustín Yáñez, a quien conoce

266

175 AoAM del 9 de agosto de 1963.176 Rubén Bonifaz Nuño, “Destino del canto”,

Memorias de la Academia Mexicana, t. xix, pp. 67-80.Rubén Bonifaz Nuño (1923) nace en Córdoba, Vera-cruz. Licenciado en Derecho y doctor en Letras por launam, es profesor e investigador en esta casa de estu-dios. Ocupa los cargos de director general de Publi-

caciones, coordinador de Humanidades y directordel Instituto de Investigaciones Filológicas. Fomentael conocimiento de las letras clásicas a través de lacolección Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Ro-manorum Mexicanae, donde en algunas versionesincluye una introducción y notas de su propia plu-ma. Encauza la colección Nuestros Clásicos. En su

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 268: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

desde 1945 en los juegos florales de Aguas-calientes por sus sonetos de La muerte delángel, describiéndolo como “joven silen-cioso, ensimismado, de afilada sonrisa en-tre infantil o doliente; sorprendí en él acti-tudes impresionantes…” Comenta luegoImágenes, El manto y la corona y otros tex-tos. Y llama a su estudio “lucha de dosherencias empeñadas —por ilustres— enser irreconciliables: la indígena y la latina,el pathos que imprime el ethos del mestiza-je iberoamericano”.177

Eduardo Luquín sucede rápidamente aBonifaz Nuño al leer “El escritor y la críti-ca” como su discurso de ingreso el 13 deseptiembre. Elogia a Alberto María Carre-ño, de quien hereda la silla académica;habla tras ello sobre los escritores y su em-peño por perfeccionarse, advirtiendo que“el camino de la perfección es largo y esca-broso… todo buen libro es un microcos-mos”, y hace ver que Alfonso Reyes, en sucapítulo “Aristarco o anatomía de la crí-tica”, dentro de La experiencia literaria, lacalifica como aguafiestas, porque “la pobremusa, cuando tropieza con esta hermanabastarda, tuerce los dedos, toca madera,corre en cuanto puede a desinfectarse. De

dónde salió esta criatura paradójica, acontrapelo en el ingenuo deleite de la vi-da”.178 José María González de Mendozaresponde, manteniendo la idea de que eltrabajo de Luquín atañe a “cuantos pade-cemos esta enfermedad mental o manía,casi incurable, que excita a los hombres aescribir”. Cuanto es publicado queda suje-to a la crítica. Atiénese al decir de AnatoleFrance: “El buen crítico es el que refierelas aventuras de su alma entre las obrasmaestras”. Y de los 26 libros que ha escritoLuquín, toca aunque sea muy a la lige-ra Los embozados, Los hermanos Gabriel,Águila de oro, La Virgen y la diosa, Losperros fantasmas, Agua de sombra, Espejis-mo, La cruz de mis vientos, Ondas cortas yVerde y azul. 179

El 27 de septiembre inmediato tienelugar la votación sobre la candidatura deSalvador Azuela; entre los académicos asis-tentes, quienes envían su voto por poder ylos votos por escrito, suman un total de 24votos aprobatorios, por lo que se le declaraelecto para cubrir la vacante del licenciadoNemesio García Naranjo.180 Y el 25 de oc-tubre se procede a la presentación de doscandidaturas:

267

obra poética pretende ligar la tradición grecolatinacon el mundo prehispánico, dentro de su inconfor-midad con la sociedad actual. Publica, entre otras desus obras, La muerte del ángel, Los demonios y los días,Siete de espadas, El ala del tigre y La pluma en el espe-jo. Premio Nacional de Letras (1974) y miembro de ElColegio Nacional.

177 Agustín Yáñez, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix, pp.81-88.

178 Eduardo Luquín, “El escritor y la crítica”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xix, pp. 89-100.

Eduardo Luquín (1896-1971) nace en Sayula, Jalisco, ymuere en la ciudad de México. Estudia en el Liceo deVarones de Guadalajara, y algo de Derecho en lacapital. En 1955 ingresa al servicio diplomático. Escri-be, dentro de su obra, El indio, La mecanógrafa,Tumulto, Extranjero en la tierra. Memoria de un invá-lido para la guerra, Espigas de infancia y adolescencia,El temor a Dios y México en el extranjero.

179 José María González de Mendoza, “Contesta-ción al discurso anterior”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xix, pp. 101-108.

180 AoAM del 27 de septiembre de 1963.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 269: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

se dio cuenta de que los señores académicos

Valdés, Yáñez y Gómez Robledo presentan

la del señor Alí Chumacero, para cubrir la

vacante del señor académico González Gue-

rrero. Que los señores académicos Rojas

Garcidueñas, León-Portilla y Bonifaz Nuño

presentan la del señor Andrés Henestrosa,

para cubrir la vacante del señor don Francis-

co J. Santamaría. El señor académico Gonzá-

lez de Mendoza propone que, para dar cum-

plimiento al artículo 22 del Reglamento, se

adicionen con un juicio acerca de la impor-

tancia de su obra, los datos biográficos y

bibliográficos de ambos candidatos.181

Aceptadas las candidaturas de Alí Chu-macero y Andrés Henestrosa el 22 de no-viembre siguiente, permanecen aplazadas“las propuestas presentadas con anteriori-dad, a favor de los señores Carrancá y Tru-jillo y Villaseñor, para ocasiones oportunas.En la primera sesión reglamentaria del añopróximo se votará la candidatura del señorAlí Chumacero, y en la segunda sesión ladel señor Henestrosa”.182

1964

Empezado el año lectivo, el 24 de enero,tras la aceptación de Alí Chumacero a sucandidatura, el turno corresponde a la vo-tación de Andrés Henestrosa:

El señor director manifestó que, como en

casos anteriores, a los votos obtenidos en el

escrutinio que va a efectuarse, se sumarán los

que se han recibido por escrito. El señor aca-

démico González de Mendoza hizo ver que

siendo 33 los académicos con derecho a voto,

17 votos serían suficientes para la elección. El

señor director nombró escrutadores a don

Rubén Bonifaz Nuño y al suscrito [Manuel

Alcalá]. Se procedió a leer los votos recibidos

por escrito, que son diez, todos ellos afirma-

tivos y suscritos por los señores académicos:

don Manuel Romero de Terreros, don Alfon-

so Junco, don Miguel Alemán, don Ángel

María Garibay K., don Manuel González

Montesinos, don Jesús Guisa y Azevedo, don

Jesús Silva Herzog, don Mauricio Magdale-

no, don Celestino Gorostiza y don José Luis

Martínez. Los señores académicos presen-

tes, en número de 15, dieron voto afirmativo

y son: don Francisco Monterde, don Julio

Torri, don José María González de Mendoza,

don Agustín Yáñez, don Carlos Pellicer, don

Salvador Novo, don José Ignacio Dávila Ga-

ribi, don Luis Garrido, don Antonio Gómez

Robledo, don Octaviano Valdés, don José

Rojas Garcidueñas, don Manuel Alcalá, don

Miguel León-Portilla, don Ermilo Abreu

Gómez y don Rubén Bonifaz Nuño. Todo

ello da un total de 25 votos, a los que hay que

agregar el del señor académico don Isidro

Fabela, recibido en telegrama urgente, al

concluir la sesión, en la que dicho voto fue

mencionado. El señor secretario comunicará

al señor Henestrosa su elección.183

Hasta el 24 de abril de 1964, ante el se-ñor presidente Adolfo López Mateos y en

268

181 AoAM del 25 de octubre de 1963.182 AoAM del 22 de noviembre de 1963.

183 AoAM del 24 de enero de 1964.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 270: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

sesión por demás concurrida, SalvadorAzuela ofrece la lectura de su “Naturalezade la elocuencia y cuatro semblanzas deoradores mexicanos”, donde personifica aNemesio García Naranjo, José María Loza-no, Jesús Urueta y Antonio Caso. Despuésde comentar que “estamos en una época deincontinencia verbal en la cual todo hijode vecino hace discursos”, y contar cómolos oradores notables indican que la emo-ción exteriorizada por su conducto en losgrandes momentos entraña un misterio,cómo para llegar al dominio de la palabraoral media una larga y difícil elaboración,singulariza a Nemesio García Naranjo porla variedad de los géneros que cultiva congran talento, haciendo notar todas las cri-sis que vive; con él repasa las circunstan-cias muy especiales por las cuales atraviesa.José María Lozano adquiere relieve, sobretodo entre los estudiantes, cuando es lle-vado a prisión; perteneciente al grupode La Horda, registra en sí un gran mag-netismo; desterrado, sabe del infortuniodel político caído con suprema dignidad.Jesús Urueta se dedica a la vida del artecon todo el fervor de su temperamento yla fineza de su sensibilidad aristocrática;queda como una figura de leyenda a quien

sus contemporáneos otorgan el principa-do de la palabra, muy al estilo convencio-nal de la época; no obstante, pese a sus evi-dentes disposiciones literarias se sienteque al discurso le falta, cuando es tradu-cido a la forma escrita, el soplo vital dequien lo ha dicho. Antonio Caso, con sutemperamento filosófico, aplica sus dotestribunicias excepcionales a la política mili-tante; en su gran cabeza pensadora dondearranca la melena impresionante, descu-bre casi su temperamento beethovenianoy gobierna la tribuna; con su verbo expre-sa claramente un mensaje: “en el fuego dela palabra, su espíritu magnánimo se con-sumía en un proceso de purificación inte-rior”. Volviendo a Urueta, es imposible enél recrear todos los atributos personalísi-mos del orador: dicción, gesto, ademán,pausas y la manera de despertar la corrientede simpatía y entrega entre el artista y elauditorio. Concluye diciendo que “los cua-tro varones se educaron en una atmósferade libre discusión, obra liberal egregia” yque “la palabra se permea del lirismo y sir-ve para expresar en formas articuladas ymusicales el misterio cósmico”.184 Mauri-cio Magdaleno responde el discurso: esce-nifica desde los años infantiles de provin-

269

184 Salvador Azuela, “Naturaleza de la elocuencia ycuatro semblanzas de oradores mexicanos”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xix, pp. 109-125. Salva-dor Azuela (1902-1983) nace en Lagos de Moreno,Jalisco, y muere en la ciudad de México. Licenciado ydoctor en Derecho por la unam, enseña Historia Uni-versal e Historia de México en el Colegio de San Nico-lás de Hidalgo y en la Escuela Normal para Maestrosde la Universidad Michoacana; después, DerechoConstitucional en las facultades de Jurisprudencia y deFilosofía y Letras. Secretario general de la Universi-

dad Michoacana, jefe del Departamento de DifusiónCultural de la unam, y director de la Facultad de Fi-losofía y Letras. Articulista en El Universal y Noveda-des, dirige la editorial Fondo de Cultura Económica.Miembro del Seminario de Cultura Mexicana, quellega a presidir, también funda y resulta vocal ejecuti-vo del Instituto Nacional de Estudios Históricos de laRevolución Mexicana. Escribe El Estado moderno yla libertad, Francisco Giner de los Ríos, La acción socialde la Universidad, Universidad y humanismo y La idealiberal de José María Luis Mora, entre otras obras.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 271: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cia hasta la escritura en el destierro de Losde abajo, que a su padre, como rapsodiatrágica, le otorga gloria duradera. Y luego,como apasionado que es, lo sitúa inflama-do en sus letras, con una autoridad moralque le emana de la probidad. Es uno de losmás logrados maestros de la palabra de lageneración fraguada en la inspiración dela Revolución, pues “la palabra del oradorno se da en la boca ni en la garganta, sinoen la raíz del espíritu”. En sus semblanzasdesprende el recipiendario un fuerte airede vida que singularizó una época, la quenos es inmediatamente precedente.185

Andrés Henestrosa solicita ampliacióndel plazo para leer su discurso de ingresoel 24 de julio; Isidro Fabela fallece en Cuer-navaca el 12 de agosto, y así se señala en la

sesión del 14 inmediato; y Salvador Novoprotesta el 9 de octubre al querer proponeruna candidatura, cuando el director le re-cuerda que debe presentarla previamentea la opinión de la directiva; como consi-dera un veto tal postura, José Rojas Garci-dueñas “intervino diciendo que en su con-cepto, el precepto de consultar la opiniónde la directiva antes de presentar la candi-datura de algún escritor debe considerarsecomo un requisito de carácter precautorioque se ha puesto para evitar tropiezos en elproceso de la designación de nuevos aca-démicos; no es exacto que signifique difi-cultades coercitivas…”; el director devuelvelos documentos presentados, sin exami-narlos, al señor León-Portilla, quien juntocon Novo traía la propuesta.186

En la sesión siguiente, del 23 de octubre,Andrés Henestrosa, ante el presidente Adol-fo López Mateos —de nuevo en la Acade-mia—, da lectura a su discurso de ingreso,arropado con el título “Los hispanismosen el idioma zapoteco”. Cuando refiere queel maya y el náhuatl sufrieron de consu-no el golpe de la lengua conquistadora ypermitieron el entendimiento necesario alarranque de la nueva edad, aclara que “nohay zapotequismos actualmente en el es-pañol universal, pero ciertos núcleos bilin-gües de hoy pueden darnos idea del fenó-meno de interrelación de las lenguas en lasprimeras décadas de convivencia”. Afianzael juicio de mostrar cómo existe un proce-so de asimilación del español dentro de la

270

185 Mauricio Magdaleno, “Contestación al discur-so anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xix, pp. 126-131.

186 AoAM del 24 de julio, 14 de agosto y 9 de octu-bre de 1964.

historia de la academia mexicana de la lengua

Salvador Azuela

Page 272: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

lengua zapoteca y, con la diligencia de quees siempre capaz, ejemplifica ampliamentelas voces, haciendo ver que en Oaxaca a lapropia lengua del conquistador se la llamadidzastilla o didza-stia, que significa ‘pala-bra, lengua, idioma de Castilla’. Las diccio-nes españolas van siendo absorbidas por lalengua indígena. Andrés las cataloga, dejan-do una retahíla de voces incorporadas.187

Responde el ingreso José Rojas Garcidue-ñas: sin decir todo cuanto se podría delrecipiendario, traduce “el interés no inte-lectual sino afectivo, pero trascendental,de Henestrosa, al poner de manifiesto lastradiciones del más puro fondo y la máshonda raíz de su gente pues, en efecto, sonfondo y raíz de cada pueblo esas expresio-nes literarias primeras: los cantos épicosde unos, los mitos y leyendas de otros”.188

Cuando prácticamente termina el año,el 13 de noviembre —fecha en que es elegi-

271

187 Andrés Henestrosa, “Los hispanismos en elidioma zapoteca”, Memorias de la Academia Mexica-na, t. xix, pp. 132-141. Andrés Henestrosa (1906) naceen Ixhuatán, Oaxaca. Habla exclusivamente lenguasindígenas hasta los 15 años de edad. Estudia luego enla ciudad de México: Escuela Normal de Maestros yUniversidad Nacional, sin llegar a graduarse. De 1936a 1938, becado por la Fundación Guggenheim, inves-tiga en archivos y bibliotecas de Berkeley, Chicago,Nueva Orleans y Nueva York. Al cabo de sus investi-gaciones, fonetiza su idioma nativo y forma un dic-cionario zapoteca-español. Durante 40 años es maes-tro de Lengua y Literatura Castellanas en la unam yen la Escuela Normal Superior. Jefe de Literatura enel Instituto Nacional de Bellas Artes, y de Prensa yPublicidad del Senado de la República. Diputadofederal de las XLIV y XLVI legislaturas, y senador porOaxaca (1982-1988). Medalla Belisario Domínguez(1993). Antes, medalla Elías Sourasky (1973) y preseaCiudad de México (1991), además del Premio Inter-nacional Alfonso Reyes (1992), entre otras distincio-

nes. Entre sus discursos, “Oración a Rufino Tamayo”(1991) y “Dos lenguas, un mundo” (1993). Ejercita elperiodismo desde hace medio siglo, colaborando endiversos diarios y en revistas. Infinidad de prólogos.Siendo alumno de sociología, Antonio Caso le sugie-re que escriba los mitos, leyendas y fábulas referidasoralmente por él, y de allí nace su libro más conocidoy reconocido: Los hombres que dispersó la danza, don-de “recrea e inventa, en prosa llena de brío y eficacianarrativa, cuentos y leyendas de su tierra zapoteca,tomados del acervo popular; allí aporta una teoríasobre el posible sentido de las teogonías zapotecas”.“Su Retrato de mi madre es una de las páginas máshermosas de nuestra literatura, en que la evocaciónfilial, ajena a todo sentimentalismo, se expresa conuna elocuencia sobria y vigorosa”. Además: Los cuatroabuelos, De Ixhuatán, mi tierra, a Jerusalén, tierra delSeñor, y Espuma y flor de corridos mexicanos.

188 José Rojas Garcidueñas, “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xix, pp. 142-145.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Naturaleza de la elocuencia de Salvador Azuela

Page 273: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

do como director el doctor Francisco Mon-terde—, se presenta una discusión sobrealgunas candidaturas:

la del señor Justino Fernández, presentada

por los señores académicos don Salvador

Novo, don Miguel León-Portilla y don Ru-

bén Bonifaz Nuño. Recordó el director que

está todavía para consideración la candida-

tura del señor doctor don Raúl Carrancá y

Trujillo. El señor Junco pregunta si hay otra.

Se le informa que no. Inquiere el académi-

co señor Guisa y Azevedo si aun se pueden

presentar candidaturas y la asamblea decide

que es ya extemporáneo, por esta vez. Pun-

tualiza el señor director que en esta sesión

únicamente hay que decidir cuál de las dos

candidaturas recibidas habrá que presentar-

se en definitiva, a votación en próxima jun-

ta, y cuál deberá aplazarse. En este sentido se

hace la votación y el resultado del escrutinio,

llevado por los señores académicos Dávila

Garibi y Huacuja, es el siguiente: trece votos

a favor del señor Justino Fernández y tres a

favor del señor Carrancá. El señor secretario

deberá dirigir comunicación al señor Fer-

nández…189

Y el 27 del mismo noviembre, Alí Chu-macero ingresa al leer “Acerca del poeta ysu mundo”, que en el acta respectiva seanota como “La experiencia poética”. Re-toma Chumacero la poesía de FranciscoGonzález Guerrero, su antecesor en elsitial, rotundo en volumen y en sugeren-cias, según su decir, siempre matizado conun vocablo exacto, y cuando ya penetra en

el terreno de su exposición, conviene enque, como los poetas poseen una mali-ciosa propensión a impartir al reino delverbo su máximo esplendor, caen en cier-to modo dentro del juicio de Jacques Ma-ritain, quien cataloga sin rodeos a losartistas “como locos impulsados por inter-pretaciones irracionales, como artesanosque ejercen en sus obras la mayor sagaci-dad de la razón práctica”. A los ojos de susprójimos es un ser que se divierte con supropia condenación; es, según monologaPlatón, el antípoda del “hombre de bien”.Vigilante de la integridad de sus senti-mientos, puede adjudicársele el título dedescubridor, mago, vidente, desterrado.Thomas Love Peacock lo registra como“un semibárbaro dentro de una comuni-dad civilizada; vive en los tiempos pasa-dos”. Shelley escribe, en cambio, su Defen-sa de la poesía, perdonando la existencia yla extravagancia a los poetas. Hace citas deManuel Gutiérrez Nájera y de Manuel JoséOthón, pero recurre a T. S. Eliot para acla-rar que “la poesía no es un dar rienda suel-

272

189 AoAM del 13 de noviembre de 1964.

historia de la academia mexicana de la lengua

Justino Fernández, 1963

Page 274: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ta a la emoción, sino un escape de la emo-ción; no es la expresión de la personalidad,sino un escape de la personalidad. Sóloaquellos que tienen personalidad y emo-ción saben lo que es liberarse de tales pro-piedades”. En cada poema, el poeta dejalibre algo de su función afectiva reflejandofases de su sensibilidad de acuerdo con laexigencia de los temas, las situaciones yla predisposición de su ánimo. Escape de laemoción y de la personalidad, vive de suimpulso y es susceptible de motivar a su vezotros sentimientos y otras emociones dedistinta intensidad. Y la poesía crea su ver-dad, posteriormente nunca repetida, se-gún Martín Heidegger.190 Responde el dis-curso Andrés Henestrosa, diciendo que enAlí se reúnen, “en armonioso conjunto, ladichosa entrega a la vida y una avidez depermanencia, que en vano se empeña enrecatar; es una dramática dualidad, unadolorido conflicto entre el corazón y lainteligencia, que él suele muy bien acom-pasar. Ni sólo los recursos del sentimiento,ni los solos de la razón; mejor la suma delos dos, la afinidad de los extremos. Supoesía viene a ser, de este modo, una resul-

tante de su más recóndita manera: seca,escueta, difícil, áspera y dulce, de piedra ycielo. Su poesía no se entrega a la primeralectura: para gozarla, para entenderla, hayque frecuentarla”. Alude a su Poema deamorosa raíz, donde ilumina o hiere. JoséEmilio Pacheco advierte que en su poesía,Alí retorna con la obsesión de la caída, deldescenso, del desastre, del siniestro que ilu-mina el espíritu, pero con la presencia delamor, que precede a la historia y la justifica.Parca en su cosecha, según él, pero doradala espiga.191

1965

La votación de la candidatura de JustinoFernández tiene lugar el 15 de enero de estecalendario:

se escogieron los votos de los catorce señores

académicos presentes, y se vio que todos

ellos son favorables. A continuación se leye-

ron las papeletas enviadas por correo, en

número también de 14, todas ellas afirmati-

vas. Por ello, resultó electo académico el

señor don Justino Fernández, por 28 votos

273

190 Alí Chumacero. Acerca del poeta y su mundo.Memorias de la Academia Mexicana, t. xix, pp.146-155. Alí Chumacero (1918) nace en Acaponeta,Nayarit. Cursa la preparatoria en Guadalajara y emi-gra hacia la ciudad de México con José Luis Martí-nez y Jorge González Durán. Funda con ellos y conLeopoldo Zea la revista Tierra Nueva. Es redactory luego director de Letras de México. Obtiene el Pre-mio Rueca en 1944 por su libro Páramo de sueños.Produce después Imágenes desterradas y Palabras enreposo, ésta, su obra más refinada y festejada. En 1952es becado por El Colegio de México. Colabora convastedad en México en la Cultura, sección dominicaldel diario Novedades. De estilo punzante, en él se

conjugan un certero juicio crítico, el rigor y la difi-cultad. “En su obra no se encuentran adjetivos trivia-les, imágenes previsibles, construcciones ciegas, hijassólo de la imaginación o el azar. Recuerda las emo-ciones en la más lúcida calma.” Prepara Poesía y prosade Gilberto Owen, Obras de Xavier Villaurrutia, Obrascompletas de Mariano Azuela, Obras de Efrén Hernán-dez. Colabora con la serie de discos Voz Viva deMéxico. Es director (1971-1972) de las ediciones de laserie Sep-Setentas. En 1987 recibe el Premio AlfonsoReyes.

191 Andrés Henestrosa, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xix,pp. 156-160.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 275: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

de los señores académicos: Romero de Terre-

ros, Junco, Monterde, Torri, Castro Leal,

González de Mendoza, Alemán, Garibay,

Pellicer, Novo, Dávila Garibi, José Gorostiza,

Huacuja, Garrido, Gómez Robledo, Gonzá-

lez Montesinos, Silva Herzog, Valdés, Celes-

tino Gorostiza, Martínez, Fernández del

Castillo, Rojas Garcidueñas, Alcalá, León-

Portilla, Bonifaz Nuño, Luquín, Henestrosa

y Chumacero…192

Presuroso, por así decirlo, Justino Fer-nández lee su discurso de recepción el 23de julio del año, titulado “El lenguaje de lacrítica de arte”. En primer lugar rindehomenaje a Isidro Fabela, quien ocupó elsillón que ahora le corresponde, y despuésse refiere a la crítica de las artes plásticas,en especial a la pintura, indicando desdeluego que la relación del crítico se estable-ce con el artista por medio de la obra dearte, y no con ésta como algo que sólo estáallí para ser objeto de un goce estético y deuna consideración teórica, donde se agotesu interés. La crítica de arte, en su más altonivel, es testimonio de relaciones huma-nas: un hombre, el crítico, siente, com-prende e imagina lo que es otro hombre, elartista. El crítico comprende y estima laobra: ha de esclarecer el lugar que tenga

ésta en la historia y su proyección en lacultura. No sólo en cómo se ha expresadoel artista, ni lo que ha expresado, sino másallá, la originalidad de la obra y sus impli-caciones circunstanciales y universales,estableciendo coincidencias profundas en-tre el espíritu suyo, el del crítico y el delartista. Su misión es entender el lenguajedel artista, lo que descubre, lo que siente,su visión imaginativa. La crítica es com-pleja, por la interpretación, la traducciónen palabras de las emociones que ha susci-tado en el propio intérprete la obra dearte. ¿Hasta dónde el lenguaje puede darcuenta de las vivencias del resultado, enrelación con el espíritu y la imaginacióndel artista? Y no es que el poder expresi-vo del arte sea mayor que el de la palabraescrita. Entonces aclara que con el lengua-je del arte se puede hablar de todo, simbó-lica y metafóricamente, y de golpe, co-municar un mensaje íntegro, de maneradirecta y reveladora; pero con el lenguajede la crítica se han de comunicar descu-brimientos y revelaciones, justificándolospaso a paso, con el debido conocimiento,sutileza y cuidado. ¿Qué tanto una obra dearte revela directamente su sentido, y quétanto, al mismo tiempo, es un misterio?193

Contesta esta vez Ángel María Garibay.

274

192 AoAM del 15 de enero de 1965.193 Justino Fernández, “El lenguaje de la crítica de

arte”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xx, pp.9-20. Justino Fernández (1904-1972) nace y muere enla ciudad de México. Estudia arquitectura y plani-ficación, cursos completos en el seminario de inves-tigaciones del arte de México, de filosofía y de me-tafísica en la Facultad de Filosofía y Letras de launam. Maestro en Historia, con especialidad en histo-ria de las artes plásticas, y doctor en Filosofía, con la

misma especialidad, con exámenes summa cum lau-de. Investigador en el Instituto de InvestigacionesEstéticas desde 1936, y director de éste a partir de 1956y hasta 1968; consejero allí hasta su muerte. Con-ferenciante y maestro asiduo. Discípulo de Ma-nuel Toussaint, destaca como crítico de arte. JoséClemente Orozco resulta su tema fundamental deestudio. Fundador de la cátedra de Historia de la Pin-tura Moderna en la Facultad de Filosofía y Letras.Con Edmundo O’Gorman instala la editorial Alcan-

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 276: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

“Dotado de maravillosos dones —segúnlo califica—, puede hacer unas síntesisde los más variados elementos, descu-briendo el hilo sutil que los encadena. Lacrítica del arte es mucho más difícil quela científica o la literaria porque tieneque partir de principios establecidos, node la autoridad de los maestros anteriores,sino de una filosofía de la realidad, a vecesvolátil, a veces abstrusa; señala tambiénGaribay a precursores en su especialidad, ytransita por algunas de sus obras más rele-vantes. Remata Garibay afirmando que sicada ciencia y cada disciplina humana tie-nen su propio lenguaje, entre la concep-ción y la expresión debe reinar principal-mente una armonía interna.194

1966

El 25 de febrero, el señor director “hizover la conveniencia de que, para cubrir lavacante existente con motivo del falleci-miento del señor académico Manuel Gon-zález Montesinos, se piense en la impor-tancia de nombrar a un filólogo, y el señorHuacuja manifestó que le parece que elseñor profesor Efrén Núñez Mata es unade las personas más competentes en esamateria. Ofreció proponerla, con otros

dos colegas”.195 El año transcurre con lostrámites de ingreso del mencionado, pro-puesto el 11 de marzo por el propio DanielHuacuja, Francisco Fernández del Castilloy Salvador Azuela. La propuesta definitivaes entregada el 13 de mayo, fecha en que lacandidatura es aceptada, y se fija el trámiteque señala el Reglamento respectivo.196 Lavotación, del 10 de junio siguiente, definela candidatura susodicha:

todos los presentes dieron su voto afirma-

tivo, y en igual sentido se recibieron los

votos de los señores académicos Romero de

Terreros, Junco, Torres Bodet, Alemán, Pe-

llicer, Gorostiza (don José), Silva Herzog,

Magdaleno, Martínez, León-Portilla, Boni-

faz Nuño y Luquín, por lo que, con un total

de 26 votos, se declaró electo académico de

número…197

Cuando, el 28 de octubre, Efrén NúñezMata indica que está dispuesto a leer sutrabajo de ingreso el 11 de noviembre, se leotorga un mayor tiempo para restablecer-se, pues se encuentra enfermo: se le infor-ma que la sesión pública en que debe darlectura a su discurso de ingreso está pos-puesta para el segundo viernes de diciem-bre.198 Y, en efecto, el 9 del último mes delaño le corresponde presentar “Los senti-

275

cía. En la Secretaría de Relaciones Exteriores, elaborauna Memoria sobre los Tratados de Aguas Internacio-nales. Colaborador en la Exposición de Arte Mexica-no en París. Medalla Justo Sierra por la unam. De susnumerosos libros destacan José Clemente Orozco. For-ma e idea, Prometeo. Ensayo sobre pintura contempo-ránea, Coatlicue. Estética del arte indígena antiguo,Claudio Linati. Trajes civiles, militares y religiosos deMéxico, Arte mexicano. De sus orígenes a nuestros días,

Miguel Ángel. De su alma y El arte del siglo xix enMéxico.

194 Ángel María Garibay K., “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xx, pp. 21-26.

195 AoAM del 25 de febrero de 1966.196 AoAM del 13 de mayo de 1966.197 AoAM del 10 de junio de 1966.198 AoAM del 28 de octubre de 1966.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 277: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

dos en la estética de la literatura”. Allí reco-ge la idea de que son los sentidos los quesirven para dar la percepción de lo estéti-co, aun cuando también descubren otroscaminos, lo monstruoso y lo inelegante, ydesde luego pretende sólo situarse en lasletras, no en el arte escultórico o pictórico,que descarta. Relata banquetes, comelito-nes donde el gusto participa como “salsade la vida”, y refiere la trascendencia deltabaco, el café y el vino. Dicho vino, paraGregorio Marañón, “en lo humano es ciri-neo de la tristeza”. Cita a Alfonso Reyes,gourmet de los buenos, a Alaíde Foppa ensu cálido elogio a las frutas, y a Jaime To-rres Bodet en el tema: “Te toco / en el orodel pan recién horneado / y en la delgadapiel del agua limpia”. Después repasa elolfato, el oído, la vista, y proporciona ejem-plos de ellos sin cuento. Los cinco sentidos,al fin, “deben de vivir alertas para pulirnuestro entendimiento y nuestra razón, yhasta para alejar la pesadilla que asuela alo que desvirtúa las galas del arte que rom-pe el claro y sonoro silencio de las cosas”.199

Le contesta a Efrén Daniel Huacuja, indi-

cando que el recipiendario hereda el con-cepto educativo de Enrique G. Rébsameny su adicto en Oaxaca Casiano Conzatti: élse esmera en patentizar la coherencia exis-tente entre los estudios históricos y lasactividades cívicas, en hacer inteligible elmundo social, en robustecer el espíritu desolidaridad. Rinde atención a los ciclosde enseñanza, y en su ensayo leído, donderecrea el simbolismo, habla del color y de laforma como un estado de ánimo en queproyecta aficiones e impulsos.200

1967

El año tropieza con la inusitada petición—que creemos haber externado con ante-rioridad— de Salvador Novo, cuando el 10de marzo da lectura a un pliego en el cualsolicita el decoro de sus miembros al nopermitir la intervención directa de unapersona, que, “poco segura de que susméritos sean advertidos por siquiera tresacadémicos que la pudieran postular deacuerdo con la tradición y los Estatutos,

276

199 Efrén Núñez Mata, “Los sentidos en la estéticade la literatura”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xx, pp. 27-46. Efrén Núñez Mata (1890-1974) naceen El Barrio, distrito de Juchitán, Oaxaca, y muere enla ciudad de México. Es profesor de la Escuela Nor-mal de su estado. Médico cirujano y partero —comose estilaba— (1926) por la Escuela Libre de Ho-meopatía de México. Estudia, además, psicología,fisiología, dramática comparada, literatura y latín, aligual que en la Normal Superior de la Secretaría deEducación Pública. Desempeña múltiples cargos enla propia secretaría y en la Escuela Normal de Maes-tros. Recibe numerosos premios, menciones, distin-ciones, en juegos florales y por su obra históricaMéxico en la historia, que llega a utilizarse como obra

de texto en las escuelas secundarias. Pertenece adiversas instituciones, entre ellas la Academia Nacio-nal de Historia y Geografía. Periodista, colabora enmás de 50 periódicos y revistas. De sus obras se seña-lan Alma campesina, 3 tomos; Ella. Poemas de amor;Carta Athenagórica de Sor Juana Inés de la Cruz, enedición facsimilar; Albas, Oaxaca. Nombres y signos;El soneto en español y Voces en cielo y tierra. Inéditos,entre otros de sus libros, La revolución mexicana, Juá-rez y Belisario Domínguez. Siente la atracción de unhervoroso vivir, e iguala la vida con su pensamiento.Resulta veterano de la Revolución.

200 Daniel Huacuja, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xx,pp. 47-53.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 278: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

no aguarda a que se produzca normal-mente su candidatura, sino que se acerca alos miembros a quienes pide que le pro-pongan para una vacante”. Como caso ex-traño, provoca revuelo: todos los presentesestán de acuerdo en que quienes propon-gan candidaturas deben apegarse a lo ex-presado en el Reglamento de los artículos22 y 30 del Estatuto. La unanimidad al res-pecto sella la advertencia.201

1968

El año transcurre únicamente con propues-tas de nombramientos: desde luego, el 9 deagosto, al considerarse si debe nombrarsea Rodolfo Usigli y a Octavio Paz como co-rrespondientes, se conviene en que seríapreferible sondear sus opiniones acerca dela aceptación de los nombramientos res-pectivos: la averiguación es encomendada,en el caso de Usigli, a Andrés Henestrosa,y en el de Paz, a José Rojas Garcidueñas.202

En la misma fecha, Ermilo Abreu Gómezconsidera que, si no inmediatamente, setome en cuenta y no se eche al olvido laconveniencia de llamar a la Academia aescritores de la talla de Rafael Muñoz, Mar-tín Gómez Palacios y Joaquín Fernándezde Córdoba, pero Luis Garrido objeta alsegundo de ellos por haber escrito en for-ma desfavorable sobre la corporación.203

Durante la siguiente sesión, “los señoresacadémicos Huacuja, Bonifaz Nuño y León-

Portilla presentan la candidatura del señorAmancio Bolaño e Isla para ocupar la sillavacante con motivo del fallecimiento delseñor José María González de Mendoza.204

La candidatura es señalada como defini-tiva por el doctor Francisco Monterde el26 de octubre, en tanto tiene lugar el anun-cio de una candidatura más: “la de donAntonio Acevedo Escobedo, suscrita porlos señores académicos don Mauricio Mag-daleno, don Salvador Azuela y don EfrénNúñez Mata, para ocupar el sitial que dejóvacante don Celestino Gorostiza”.205

El calendario termina sin modificaciones.

1969

La elección de Antonio Acevedo Escobedoacontece el 24 de enero de este ciclo:

para cubrir la vacante que dejó, a su falleci-

miento, el señor don Celestino Gorostiza, se

tienen a la vista, por escrito, los votos afirma-

tivos de los señores académicos don Alfonso

Junco, don Martín Luis Guzmán, don Anto-

nio Castro Leal, don Miguel Alemán, don José

Gorostiza, don Antonio Gómez Robledo, don

Jesús Silva Herzog, don Octaviano Valdés,

don Mauricio Magdaleno, don José Luis Mar-

tínez, don Manuel Alcalá, don Salvador Azue-

la, don Andrés Henestrosa y don Alí Chuma-

cero, y se recogieron los votos, afirmativos

también, de los señores académicos don Fran-

cisco Monterde, don Salvador Novo, don

277

201 AoAM del 10 de marzo de 1967.202 AoAM del 9 de agosto de 1968.203 Ibidem.

204 AoAM del 23 de agosto de 1968.205 AoAM del 26 de octubre de 1968.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 279: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

José Ignacio Dávila Garibi, don Daniel Hua-

cuja, don Luis Garrido, don Francisco Fer-

nández del Castillo, don José Rojas Garcidue-

ñas, don Miguel León-Portilla, don Ermilo

Abreu Gómez, don Rubén Bonifaz Nuño, don

Justino Fernández, don Efrén Núñez Mata.

Son 26 votos y, por lo tanto, se declara electo

el señor don Antonio Acevedo Escobedo.206

La candidatura de Amancio Bolaño e Islaes resuelta en la sesión inmediata del 14 defebrero, cuya acta asienta:

se procedió a la votación: se tienen a la vista

los votos afirmativos por escrito, enviados

por los señores académicos don Alfonso

Junco, don Luis Garrido, don Antonio Gó-

mez Robledo, don Jesús Silva Herzog, don

Octaviano Valdés, don Mauricio Magdaleno,

don José Luis Martínez, don Manuel Alca-

lá, don Rubén Bonifaz Nuño, don Salvador

Azuela y don Efrén Núñez Mata. Se reco-

gieron los votos favorables de los señores

académicos don Francisco Monterde, don

Salvador Novo, don José Ignacio Dávila

Garibi, don Daniel Huacuja, don Francisco

Fernández del Castillo, don José Rojas Gar-

cidueñas, don Miguel León-Portilla, don Er-

milo Abreu Gómez, don Andrés Henestrosa,

don Alí Chumacero y don Justino Fernán-

dez. Son 22 votos afirmativos. Se declara

electo el señor Bolaño e Isla…207

En esta misma fecha del 14 de febrero:“los señores académicos don Francisco Fer-nández del Castillo, don Rubén BonifazNuño y don Justino Fernández presentan lacandidatura del señor licenciado don Ernes-to de la Torre Villar, para ocupar la silla va-cante con motivo de fallecimiento del padreÁngel María Garibay Kintana. Se votará enla primera sesión de marzo próximo.208

Antes de pronunciar su discurso de in-greso como académico de número, Aman-cio Bolaño e Isla colabora con la Academiaen la sesión pública efectuada el 28 del mis-mo marzo en homenaje a la memoria deRamón Menéndez Pidal.209 El 14 del mis-mo marzo sí se procede a la votación de lacandidatura presentada en favor de Ernes-to de la Torre Villar:

278

206 AoAM del 24 de enero de 1969.207 AoAM del 14 de febrero de 1969.

208 Ibidem.209 AoAM del 14 de marzo de 1969.

historia de la academia mexicana de la lengua

Ernesto de la Torre Villar, ca. 1971

Page 280: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

se tuvieron a la vista los votos por escrito,

afirmativos, enviados por los señores aca-

démicos Alfonso Junco, Martín Luis Guz-

mán, Antonio Castro Leal, Jaime Torres Bo-

det, Miguel Alemán, José Gorostiza, Antonio

Gómez Robledo, Mauricio Magdaleno, José

Luis Martínez, Manuel Alcalá, Rubén Boni-

faz Nuño, Eduardo Luquín, Salvador Azuela

y Andrés Henestrosa, y se recogieron los

votos, afirmativos también, de los señores

académicos Monterde, Novo, Dávila Garibi,

Garrido, Fernández del Castillo, Rojas Gar-

cidueñas, León-Portilla, Abreu Gómez, Chu-

macero, Fernández y Núñez Mata. Todos los

votos, favorables, sumaron 23. Se declaró

electo al señor De la Torre Villar…210

La propia fecha resulta favorable pararecibir también la candidatura de Edmun-do O’Gorman con el objeto de cubrir lavacante por el fallecimiento de ManuelRomero de Terreros, auspiciada por losacadémicos Miguel León-Portilla, RubénBonifaz Nuño y Justino Fernández.211 Conrapidez inusitada, el 14 de abril ocurre lavotación del nuevo candidato; así,

se nombra escrutador al señor Chumacero,

quien declara tener a la vista los votos envia-

dos por escrito, favorables a dicha candida-

tura, de los señores académicos Alfonso Jun-

co, Jaime Torres Bodet, Miguel Alemán, José

Gorostiza, Antonio Gómez Robledo, Jesús

Silva Herzog, Mauricio Magdaleno, José Luis

Martínez, Francisco Fernández del Castillo,

Manuel Alcalá, Miguel León-Portilla, Rubén

Bonifaz Nuño y Eduardo Luquín. El propio

señor Chumacero reunió los votos, favora-

bles también, de los señores académicos

Monterde, Novo, Dávila Garibi, Garrido,

Abreu Gómez, Henestrosa, Fernández y Nú-

ñez Mata, agregando el suyo, afirmativo tam-

bién. Son 22 votos favorables. Se declara

electo al señor O’Gorman…212

Durante el resto del año tienen lugar larecepción de un correspondiente en ellocal académico, que sólo mencionamos, yel nombramiento de otro, extranjero él, derelevancia. El primero de ellos, AdalbertoNavarro Sánchez, adscrito a Guadalajara,

279

210 Ibidem.211 Ibidem.

212 AoAM del 14 de abril de 1969.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Edmundo O’Gorman

Page 281: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

presenta su trabajo de ingreso “Algunosaspectos de la poesía de Manuel MartínezValadés”, que responde Francisco Monter-de el 15 de agosto de 1969;213 el segundo, laaceptación de Allen W. Phillips como co-rrespondiente en Austin, Texas, autor deexcelentes libros sobre las obras de RamónLópez Velarde y Francisco González León,el 14 de noviembre.214 Más dos recep-ciones: la de los propios Antonio Aceve-do Escobedo el 26 de septiembre, y la deAmancio Bolaño e Isla el 24 de octubre.Veámoslas.

Antonio Acevedo Escobedo presenta“Cinco escritores en olvido”. Primero reci-ta sus disculpas por llegar sin méritos a laAcademia, después loa a su antecesor, Ce-lestino Gorostiza, y al final trata con facili-dad y cuidado el desfile de “los olvidados”,cinco, como cuenta: Alfredo Ortiz Vidales,poeta de contención y de recato, con unsolo libro publicado, éste por nombreEn la paz de los pueblos; José VillalobosOrtiz, de inspiración rústica o bucólica,autor de Amor, a quien califica de poeta dedo de pecho en sus haikús plásticos; Justi-no Sarmiento, profesor veracruzano quecomo autor publica su único libro nove-lesco, el llamado Las perras, de honda cul-

minación dramática; Cipriano CamposAlatorre, relator de Los fusilados, notaexcepcional donde las escenas parecenaguafuertes de sombrío patetismo; y Ra-fael Cuevas, original en su Presencia delmundo, despreocupado, reacio a someter-se a patrones métricos y lugares comunes,y siempre atento a no perder un visibleánimo lúdico, también autor de Amapoladel tiempo. Quinteto de hombres depenumbra, despojados de ambición alalentar un diálogo con el silencio. Sin otrapreocupación —narra él— que ensimis-marse en su último recinto. “Lo demás—dice Shakespeare— es silencio”.215 Mau-ricio Magdaleno, en su respuesta, convieneen que es sutil talento en el que la gracia yla proporción alcanzan esencias del másespirituoso destilado. Acevedo Escobedoes asombroso autodidacto que forjó suinstrumental en fragua propia y ambicio-sa. Y si lo evoca Entre prensas anda el juego,libro de última publicación, lo presentatambién en Sirena en el aula, que resultatomo delicioso de fantasía, humor y vo-luptuosidad por todas las cosas de estemundo, preciso y regalón. Todavía lo sigueen Los días de Aguascalientes y en ¡Ya vieneGorgonio Esparza!, y revisa finalmente con

280

213 Véanse el discurso de ingreso y la respuestaen las Memorias de la Academia Mexicana, t. xx, pp.100-112 y 112-119, respectivamente.

214 AoAM del 14 de noviembre de 1969.215 Antonio Acevedo Escobedo, “Cinco escritores

en olvido”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 9-22. Antonio Acevedo Escobedo (1909-1985) nace en Aguascalientes, Aguascalientes, y muereen la ciudad de México. Cajista de imprenta, pertene-ce, según su propio decir, a la Universidad de laImprenta. Colabora en numerosos periódicos y

revistas literarias; entre ellos trabaja en Revista deRevistas, El Nacional y Letras de México. Jefe deredacción de la revista Universidad de México (1946-1953), tiene a su cargo el departamento de literaturadel Instituto Nacional de Bellas Artes. Escribe cuen-tos, ensayos y prólogos sobre literatura mexicana,entre ellos los dedicados a las novelas de EmilioRabasa y a las prosas de Ignacio Manuel Altamiranoy Artemio de Valle-Arizpe. Otros escritos suyos: Elazufre en México, Letras en los veintes, Rostro en elespejo y Puertas a la curiosidad. Miscelánea literaria.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 282: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

rapidez a los dizque “poetas menores” aquienes Acevedo ha aludido, que signifi-can algo más o algo menos que una estatu-ra, una dimensión, un capricho a secas,una estupidez.216

Amancio Bolaño e Isla ingresa con su“Estudio comparativo entre el EstebanilloGonzález y el Periquillo Sarniento”. Refi-riéndose a las dos joyas de la picaresca enespañol, va situándolas tras esclarecerdetalles esenciales donde precisa desdeluego que “el pícaro ha de ver la vida pica-rescamente, no ha de creer en las ideas, nien los valores ideales y ha de aferrarse, porconsiguiente, a lo único que para él es váli-do y seguro: la materia y el instinto”. Luegodeclara rotundamente que “ni el PeriquilloSarniento ni el Estebanillo González sonnovelas picarescas”, más bien costumbristala primera obra y “aventura, tópico, hastahistoria” la segunda. Y las relaciona, men-cionando en ellas dos tipos de ejempla-ridad: una expresa, la estética, y otra im-plícita en el texto, la moral. Al definir alpícaro sostiene que “no acepta más queconsejos, que puede seguir o no seguir, ysus resoluciones desde dentro, en cadacaso, no pueden convertirse en normas”.217

La contestación de José Rojas Garcidueñas

advierte que la lectura habida está llena deenseñanzas, como lo han sido siempre laslecciones de su autor; nosotros la hemosmencionado ya, al hablar en el capítulo vdel secretario académico.218

281

216 Mauricio Magdaleno, “Contestación al discur-so anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 22-26.

217 Amancio Bolaño e Isla, “Estudio comparativoentre el Estebanillo González y el Periquillo Sarnien-to”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi, pp.27-43. Amancio Bolaño e Isla (1895-1971) nace enOrense, Galicia, España, y muere en la ciudad deMéxico. En Madrid cursa la licenciatura en filosofía yletras, y el doctorado en esa misma especialidad enMéxico. Ejerce el magisterio toda su vida, y de allí

deriva sus escritos. Imparte latín, fonética, filologíarománica y literatura española. Publica Breve ma-nual de fonética elemental, Manual de historia de lalengua española y Estudios literarios. Prologa y anotaediciones de clásicos españoles como El conde Luca-nor, El libro de buen amor, el Poema del Mio Cid y elGuzmán de Alfarache.

218 José Rojas Garcidueñas, “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 44-48.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Estudio comparativo de Amancio Bolaño e Isla

Page 283: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

1970

Durante este ciclo aparece la candidaturade Rafael F. Muñoz, mencionada el 27 defebrero, aplicada en la vacante de JulioTorri —fallecido el 11 de mayo previo—el 10 de julio inmediato al presentarlaErmilo Abreu Gómez, Efrén Núñez Matay Antonio Acevedo, y discutida el 9 deoctubre:

se nombró escrutador al señor académico

Henestrosa, quien hizo constar que los pre-

sentes dieron su voto aprobatorio y por es-

crito lo enviaron, en igual sentido, los seño-

res académicos Alfonso Junco, Martín Luis

Guzmán, Jaime Torres Bodet, Antonio Gó-

mez Robledo, Jesús Silva Herzog, Octaviano

Valdés, Mauricio Magdaleno, José Luis Mar-

tínez, Manuel Alcalá, Ermilo Abreu Gómez,

Rubén Bonifaz Nuño, Justino Fernández y

Antonio Acevedo Escobedo, a cuyos votos se

agrega también el favorable del académico

Efrén Núñez Mata, quien encabezó la pro-

puesta respectiva. Por lo tanto, el señor don

Rafael F. Muñoz se declara electo por 23

votos.219

Al menos dentro de este calendario apa-rece la aprobación por unanimidad paracorrespondiente de Guanajuato, EugenioTrueba Olivares, el 24 de abril, y el envíode la mascarilla en bronce de Manuel JoséOthón para el museo, donada por el co-rrespondiente en Mérida, Clemente LópezTrujillo, el 9 de octubre.

Por cuanto se refiere a ingresos acadé-

micos, el año incluye la recepción de Er-nesto de la Torre Villar el 13 de marzo y deEdmundo O’Gorman el 24 de julio. ConErnesto se hace presente el académico deNicaragua Ernesto Mejía Sánchez; lee De laTorre “La biografía en las letras históricasmexicanas”, y explica que su responsabi-lidad en la Academia es enorme al venira ocupar la silla vacante del sabio ÁngelMaría Garibay Kintana, de altas virtudeshumanas; el recipiendario recorre condetalle su empeño, el cultivo de las letras, ylo describe con exactitud extrema: “su ca-beza mesiánica, escasa de rizado pelo,mostraba amplia y limpia frente. Barbaabundosa partida hacia ambos lados, sinafeite y a veces descuidada, cubría el men-tón y amplias orejas, y el apretado bigoteapenas dejaba entrever boca bien dibujadaen la que aparecían mal cuidados dientes.Espesas cejas enmarcaban ojillos penetran-tes y vivos llenos de lucidez, ocultos traslos espejuelos. Era claro y enérgico al ha-blar y modulaba con vigor su voz. Cons-truía sus frases de breves periodos, tal fuesu estilo en los últimos años, tornándoseconciso y a veces cortante”. Tras el retratode su antecesor posiciona De la Torre eltítulo de su ensayo, clarifica la biografíacomo género, el desarrollo biográfico —enel mundo romano sobre todo, con Sueto-nio en su culminación—, y al final invadela biografía en México: cita lo primero yentre otros a Bernal Díaz, a Hernán Cor-tés, Motolinía, Rodrigo de Bienvenida;Sigüenza y Góngora, Betancourt, Balbue-na y más del siglo xvii; los independientes

282

219 AoAM del 9 de octubre de 1970.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 284: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Mier, Mora, Alamán, Zavala y Bustamante;y ya cerca, a Justo Sierra, García Icazbalce-ta, Bulnes, para rematar dentro de la épocanuestra con Vasconcelos y Martín Luis Guz-mán.220 Responde Miguel León-Portilla.Laborioso, sencillo, afable, si en su trabajoDe la Torre Villar habla de la producciónbiográfica en México, él también la prac-tica con el cronista Baltasar Dorantes deCarranza, Francisco Javier Mina y las fi-guras de Morelos, Allende, Bustamante yotros más. Lo compara después con dosde sus antecesores en el cargo de director dela Biblioteca Nacional, José María Vigil yFrancisco Sosa.221

Edmundo O’Gorman nace dentro dela Academia con la lectura de su ensayo“Meditaciones sobre el criollismo”, en elque sustenta que “en ciertas coyunturashistóricas el cultivo de las bellas letrascobra inusitada primacía por la enco-mienda que se les hace ante determinadasexigencias de la vida”. Y al hablar del artebarroco en nuestra Nueva España coin-

cide en que “la penumbra de sus espa-cios, los oscuros en sus metáforas y suexpresión oblicua son arbitrios para latransformación de la realidad sensible,su objetivo supremo”. Tras meditar sobrela situación original constitutiva de dichaNueva España, busca en qué consiste suhistoria, cifra el reclamo de las circuns-tancias americanas, y se apresura al afir-mar que el criollismo es el hecho con-creto donde encarna la idea del ser de latal Nueva España. La manera en que elcriollo puede realizar su gran faena his-tórica desde luego no está desvinculadade las corrientes culturales predominan-tes en la Europa y en la España de la épo-ca: se invistió del poder tremendo —re-servado hasta entonces a la divinidad—,de inventar mundos a su propia semejan-za y a la medida de sus necesidades. Lasletras barrocas de los criollos desempeñanuna suprema función: “la literatura seentrega ahora como el medio y el fin en elproceso en que se forjó el novohispano y

283

220 Ernesto de la Torre Villar, “La biografía en lasletras históricas mexicanas”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxi, pp. 49-78. Ernesto de la TorreVillar (1917) nace en Tlatiauqui, Puebla; estudia en laEscuela Nacional Preparatoria y se gradúa de aboga-do en la Facultad de Jurisprudencia (1941); tambiénen la Facultad de Filosofía y Letras cursa Letras(1935-1938) y en El Colegio de México y la EscuelaNacional de Antropología, Historia, entre 1941 y1945. Becado, acude a la Sorbona y a la Escuela deAltos Estudios de la Universidad de París. Investigaen multitud de bibliotecas y archivos. Catedrático deHistoria de México desde 1944 en la Escuela Na-cional Preparatoria, luego en la Escuela NormalSuperior. Fundador de la cátedra de Historia de laCivilización Mexicana en el Instituto Católico deParís. Subdirector del Archivo General de la Nación(1953). Investigador del Instituto de Historia de la

unam a partir de 1953 hasta 1982. Director de laBiblioteca Nacional de México (1965-1978) y directordel Instituto Dr. José María Luis Mora (1981). Repre-sentante de México en innúmeras reuniones interna-cionales. Miembro de la Academia Mexicana de laHistoria, de 1970 en adelante. Entre sus obras cuen-tan: El ramo de Inquisición del Archivo General de laNación, Las fuentes europeas para la historia de Méxi-co, La Biblioteca Palafoxiana de Puebla, Las fuentesfrancesas para la historia de México y la guerra deintervención, La Constitución de Apatzingán y los cre-adores del Estado mexicano, Los Guadalupes, Lecturashistóricas mexicanas, en cinco volúmenes, y Testimo-nios guadalupanos.

221 Miguel León-Portilla, “Contestación al discur-so anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 78-83.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 285: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

que, al hacerlo, inventó una modalidaddel hombre que vino a enriquecer el esce-nario de la historia universal”.222 RespondeSalvador Novo trazando una biografíarápida del recipiendario, donde incluye lamención de algunos de sus libros y la laboremprendida por él en sus mocedades enla editorial que instaló junto con JustinoFernández. Con maestría —o doctorado,siempre con vena irónica—, indica queO’Gorman “ha asomado al proceso ínti-mo, dialéctico, lento y firme, del españolvenido por el mar salobre a nuestro mexi-cano domicilio, que se transforma por ab-sorción y ósmosis del medio, en el espa-ñol nuevo, el criollo, que es el hombre deAmérica, el americano a quien se dirigenlas arengas de Morelos”. La Academia,criolla, lo recibe haciéndole ver que losgachupines se ven sustituidos por los crio-llos, y que los investigadores, al entregar suvida a los muertos, la prolongan, “puesmientras más nos adentramos en el pasa-do, más nos alejamos de la muerte”.223

1971

En el transcurso de este año fallecen losacadémicos Eduardo Luquín el 23 de ene-ro, Ermilo Abreu el 14 de julio, y AmancioBolaño e Isla el 21 de este mismo mes,cuando apenas hacía muy poco acababade leer sus palabras dedicadas a Abreu.224

El director comenta que, por tan penosomotivo, existen tres vacantes en la Aca-demia, correspondientes a los tres acadé-micos mencionados.225 Cuando, el 12 denoviembre, Efrén Núñez Mata mencionael paso de Salvador Calvillo Madrigal decorrespondiente a miembro de número,Francisco Monterde recuerda que para elloes necesario que presenten la propuestapor escrito tres académicos numerarios.226

Quien lee su trabajo como correspon-diente es Allen W. Phillips; el 23 de juliopresenta “La prosa artística de Efrén Rebo-lledo”; le contesta Antonio Acevedo Es-cobedo.227 Jesús Guisa y Azevedo, casi a fi-nales de la sesión habida el 15 de octubre,

284

222 Edmundo O’Gorman, “Meditaciones sobre elcriollismo”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxi, pp. 84-94. Edmundo O’Gorman (1906-1995)nace y muere en la ciudad de México. Abogado en1928, ejerce durante 10 años. Maestro en Filosofía(1948), se doctora en Historia (1951). Doctor honoriscausa de la unam (1978); antes, profesor y directordel seminario de Historiografía de la Facultad deFilosofía y Letras (1940-1967) y miembro de la Juntade Gobierno de la casa de estudios (1953-1957). Polé-mico, acusa enfrentamientos históricos al menos conMarcel Bataillon y el padre Lino Gómez Canedo.Resulta miembro del Instituto de InvestigacionesHistóricas y de la Academia Mexicana de la Historia.También es pintor y arquitecto. Premio Nacional deLetras (1964). Vasto en su producción, hacemos men-ción de Fundamentos de la historia de América, Laidea del descubrimiento de América, La invención de

América —tan discutida—, La supervivencia políticanovohispana, México, el trauma de su historia, Dosconcepciones de la tarea histórica, Breve historia de lasdivisiones territoriales, y de los prólogos de Túmuloimperial, de Francisco Cervantes de Salazar, Guíabibliográfica de Carlos María de Bustamante y losMemoriales de Motolinía.

223 Salvador Novo, “Contestación al discurso ante-rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxi, pp.94-99.

224 AoAM del 12 de febrero y del 6 de agosto de1971, respectivamente.

225 AoAM del 6 de agosto de 1971.226 AoAM del 12 de noviembre de 1971.227 Presentación y respuesta aparecen en el tomo

xxi de las Memorias de la Academia Mexicana,pp. 120-146 y 147-152 respectivamente.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 286: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

sugiere que se procure cubrir las vacantesexistentes con filólogos y lingüistas.228

1972

Cuando Rafael F. Muñoz está pendiente deleer su trabajo de ingreso, una vez electo,fallece el 2 de julio de este año; así se comu-nica en la sesión correspondiente al 14 delmes.229 El calendario transcurre sin nom-bramiento o nuevas candidaturas, quizá porla celebración del coloquio cervantino enGuanajuato, en agosto, y más todavía por elrevuelo que ocasiona a fin de año la elec-ción de director. Agustín Yáñez tomará elcargo exactamente el 12 de enero de 1973.230

1973

Si el 23 de marzo Francisco Monterde re-cuerda que corresponde declarar la vacan-te de José Gorostiza, fallecido el 16 de estemismo mes, el 23 de agosto se aclara lapropuesta de Antonio Castro Leal el 29 dejunio, en que pretende que, fundado enafirmaciones recientes de Dámaso Alonso,director de la Real Academia Española, laAcademia Mexicana deje de llamarse“correspondiente de la Española”; enton-ces se aprueba una prudente consulta a laAsociación de Academias.231 El posible

ingreso de miembros femeninos en la Aca-demia ni lo prohíbe la escritura constituti-va ni lo impiden los Estatutos.232 El 28 deseptiembre, en que se da curso al nombra-miento de correspondientes, son electospor unanimidad Salvador Cruz, de Te-huacán, Puebla; Ernesto Ramos Meza, deGuadalajara, Jalisco; y Enoch CancinoCasahonda, de Tuxtla Gutiérrez, Chia-pas.233 El 26 de octubre inmediato AlfonsoJunco, como presidente de la sesión, anun-cia la muerte de Luis Garrido en París, el19 del mes, y para el 6 de diciembre ya apa-rece la propuesta suscrita por SalvadorNovo, Antonio Gómez Robledo y MiguelLeón-Portilla en favor del licenciado Al-fonso Noriega Cantú, con el propósito desustituir la vacante.234 Como remate delaño, el 14 de diciembre Andrés Henestrosasolicita autorización —que se le concede—para invitar a Jorge Fernando Iturribarríacomo correspondiente en Oaxaca.235

1974

El año 1974 resulta verdaderamente com-plicado en cuanto a candidaturas se re-fiere. Hay que tomar en cuenta, desdeluego, que durante este calendario muerenSalvador Novo el 13 de enero, Efrén NúñezMata el 17 de agosto y Alfonso Junco el 13de octubre.236 Las vacantes obligan a ela-

285

228 AoAM del 15 de octubre de 1971.229 AoAM del 14 de julio de 1972.230 AoAM respectivas.231 AoAM del 29 de junio y del 23 de agosto de 1973.232 AoAM del 23 de agosto de 1973.233 AoAM del 28 de septiembre de 1973.

234 AoAM del 6 de diciembre de 1973.235 AoAM del 14 de diciembre de 1973.236 Fallecimientos anunciados en las sesiones res-

pectivas del 25 de enero, 17 de mayo, 28 de junio, 30de agosto y 25 de octubre de 1974.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 287: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

borar propuestas para suplir a los acadé-micos: el 25 de enero Francisco Monterde,Antonio Castro Leal y Antonio GómezRobledo ofrecen la del doctor Ignacio Ber-nal, y se le da entrada; el 26 de abril Mauri-cio Magdaleno, Alí Chumacero y Ernestode la Torre Villar presentan la de María delCarmen Millán para cubrir la vacante deJulio Torri; el 26 de septiembre AntonioGómez Robledo, Alí Chumacero y An-tonio Acevedo Escobedo colocan la dellicenciado José Martínez Sotomayor parasuplir a Ermilo Abreu Gómez; y el 29 denoviembre Francisco Monterde, MauricioMagdaleno y Antonio Acevedo Escobedo,en fin, anuncian la del licenciado SergioGalindo Márquez para la vacante dejadapor Justino Fernández.237

Como caso especial, la sesión del 26 dejulio incluye que “el secretario recibió elescrito de proposición de la candidaturade la profesora Emma Godoy, para el trá-mite que corresponda”; como no ha sidoconsiderada por la mesa directiva antes dedarle entrada y no se ha turnado citatorioa los académicos, como no se ha guardadosecreto sobre la propuesta para cubrir lavacante antes de consumarse la votación,debido a que “se faltó grave y deliberada-mente y no se tuvo discreción alguna”, el

30 de agosto el caso queda pendiente deestudio y dictamen posterior.238

Durante este año tienen lugar variasrecepciones de correspondientes: la de Er-nesto Ramos Meza en Guadalajara el 22 demarzo, con la respuesta de Agustín Yáñezque hemos mencionado, al leer “EnriqueGonzález Martínez como médico”;239 lade Enoch Cancino Casahonda, quien el 3 demayo da a conocer “Algunas consideracio-nes acerca de la poesía chiapaneca actual”,con respuesta de Mauricio Magdaleno;240

y la del 6 de septiembre, de Salvador Cruz,con “La Epístola Moral y sus personajes enMéxico”, y la consabida respuesta por JoséRojas Garcidueñas.241 Puede considerarsecomo una excepción el que el 26 de julio eldirector informe haber enviado cartas aalgunos personajes de las letras nuestras—como Juan Rulfo, Octavio Paz, JoséEmilio Pacheco, Juan José Arreola y Anto-nio Alatorre— con el propósito de quecomuniquen su deseo o negativa para per-tenecer a la Academia.242

Cuatro son las votaciones habidas. El8 de marzo “se pasó a la votación de lacandidatura del señor licenciado Alfon-so Noriega Cantú. Del cómputo se des-prenden 16 votos afirmativos. Se declaraelecto al señor Noriega, lo cual se le co-

286

237 AoAM respectivas.238 AoAM del 26 de julio y del 30 de agosto de 1974.239 AoAM del 22 de marzo de 1974. El discurso de

ingreso de Ernesto Ramos Meza aparece en las Me-morias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp. 90-102,con la respuesta por Agustín Yáñez a continuación,pp. 102-104.

240 AoAM del 3 de mayo de 1974. El discurso deingreso de Enoch Cancino Casahonda está en lasMemorias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp. 105-

119, como la “Poesía chiapaneca actual”; la respues-ta de Mauricio Magdaleno en el mismo tomo, pp.119-122.

241 AoAM del 6 de septiembre de 1974. El discursode ingreso de Salvador Cruz está publicado en lasMemorias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp. 123-135, y la respuesta, a continuación, de José Rojas Gar-cidueñas, pp. 136-138.

242 AoAM del 26 de julio de 1974.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 288: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

municará conforme al trámite acostum-brado”.243

El 26 de abril siguiente

se pasó a la votación de la candidatura del

doctor Ignacio Bernal y García Pimentel. El

secretario dio lectura a los artículos relativos

a los Estatutos. Votaron los señores acadé-

micos Junco, Monterde, Guzmán, Castro

Leal, Torres Bodet, Alemán, Yáñez, Gómez

Robledo, Silva Herzog, Valdés, Magdaleno,

Martínez, Fernández del Castillo, Rojas Gar-

cidueñas, Alcalá, León-Portilla, Bonifaz,

Henestrosa, Núñez Mata, Acevedo Escobedo

y O’Gorman. Se designó escrutador. El resul-

tado de la votación fue de 21 votos favorables

a la mencionada candidatura. Por lo tanto, el

director declaró electo al doctor Bernal y

García Pimentel…244

El 28 de junio

se pasó a la votación de la candidatura de la

señorita doctora María del Carmen Millán,

como lo establecía el citatorio respectivo. Se

nombró escrutador a don Andrés Henestro-

sa, quien recogió las cédulas de los presentes

y los votos por escrito que previamente ha-

bían sido recibidos. Votaron las siguientes

personas: Alfonso Junco, Francisco Monter-

de, Martín Luis Guzmán, Antonio Castro

Leal, Miguel Alemán, Agustín Yáñez, Jesús

Silva Herzog, Octaviano Valdés, Mauricio

Magdaleno, José Luis Martínez, Francisco

Fernández del Castillo, José Rojas Garcidue-

ñas, Rubén Bonifaz Nuño, Salvador Azuela,

Andrés Henestrosa, Alí Chumacero, Antonio

Acevedo Escobedo, Ernesto de la Torre Villar

y Edmundo O’Gorman. Se hizo el cómpu-

to que dio por resultado 19 votos, a favor de

la doctora Millán. El director la declaró

electa como miembro de número de esta

Academia…245

El 25 de octubre

se pasó a la votación de la candidatura del

licenciado José Martínez Sotomayor; se

nombró escrutador al señor don Andrés

Henestrosa; se repartieron las papeletas y el

secretario presentó los votos escritos que

habían llegado. De los 24 miembros de nú-

mero, actuales, votaron los señores Mon-

terde, Yáñez, Alemán, Silva Herzog, Valdés,

Magdaleno, Martínez, Fernández del Cas-

tillo, Rojas Garcidueñas, Alcalá, Azuela, He-

nestrosa, Chumacero, Acevedo Escobedo,

De la Torre Villar y O’Gorman. Se hizo el

escrutinio y se comprobó que fueron 16

votos a favor de la candidatura propuesta,

que fueron mayoría, y por lo tanto, el direc-

tor declaró electo al licenciado Martínez

Sotomayor, lo que se le comunicará.246

El año, nutrido, concluye con la recep-ción de Ignacio Bernal el 22 de noviembre,cuando lee su “Arqueología ilustrada ymexicanista en el siglo xviii”. En su ensa-yo, primero traza una semblanza de suantecesor en la silla académica, EduardoLuquín Romo, y luego habla del antece-dente arqueológico que Carlos de Sigüenza

287

243 AoAM del 8 de marzo de 1974.244 AoAM del 26 de abril de 1974.

245 AoAM del 28 de junio de 1974.246 AoAM del 25 de octubre de 1974.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 289: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

y Góngora intenta con el basamento de laPirámide del Sol en Teotihuacan, paraocuparse ya en el xviii de Alzate y de Leóny Gama, aunque más de éste con la “Des-cripción histórica y cronológica de las dospiedras”, que redacta en 1792, pero tam-bién de Alzate, con sus experiencias sobrelas ruinas de Xochicalco. Sin olvidar aAntonio del Río y a Guillermo Dupaix, al-canza a Alejandro de Humboldt y a otrosmás: “la instigación para los principios denuestra arqueología radica en el espíriturenovador de la época, si bien se le une envarias ocasiones el interés de aprovecharlapara crear la cultura nueva, mexicana, dis-tinta de cualquier otra y basada en nuestradoble herencia”. Y rememora a su bisabue-lo, quien presidió la Academia 80 añosantes.247 Responde José Luis Martínez,refiriéndose a los estudios arqueológicosdel recipiendario; termina inclinándosehacia la descripción científica “animada”que realiza, también templada de estiloliterario.248

1975

En este calendario hay dos votaciones paraaceptar candidatos: el 10 de enero la deSergio Galindo Márquez, para cubrir lavacante de Justino Fernández, y el 29 deagosto, la de Porfirio Martínez Peñalosa,para suplir a Amancio Bolaño e Isla. En laprimera de ellas

votaron los señores Monterde, Castro Leal,

Alemán, Yáñez, Gómez Robledo, Silva Her-

zog, Valdés, Magdaleno, Martínez, Fernán-

dez del Castillo, Rojas Garcidueñas, Alcalá,

Bonifaz Nuño, Azuela, León-Portilla, He-

nestrosa, Chumacero, Acevedo Escobedo,

Torre Villar y O’Gorman. Se designó es-

crutador al señor don Andrés Henestrosa,

a quien se entregaron los votos recibidos

por escrito y los de los académicos presen-

tes y hecho el cómputo arrojó un total de

20 votos. Por lo tanto, el señor director de-

claró electo al señor Sergio Galindo Már-

quez…249

288

247 Ignacio Bernal, “Arqueología ilustrada y mexi-canista en el siglo xviii”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxii, pp. 19-26. Ignacio Bernal (1910-1992) nace en la ciudad de México. Maestro en Cien-cias Antropológicas (1946) y doctor en Arqueología(1949), por la unam, después maestro en Artes en 1975por la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Investi-gador y profesor universitario. Director del Departa-mento de Antropología en el Mexico City College(1948-1959); secretario general del Instituto Nacionalde Antropología e Historia [inah] (1954-1955); con-sejero cultural de la embajada de México en Francia(1955-1956) y delegado de México ante la unesco (1955-1956), entre otros cargos. Más tarde, director del Mu-seo Nacional de Antropología e Historia (1962-1968 y

1970-1976) y director del inah (1968-1971). Autor,entre otras obras, de Cerámica preclásica de MonteAlbán, Introducción a la arqueología, Exploraciones enCuilapan de Guerrero, Tenoxtitlan en una isla, artícu-lo “Messico” en la Enciclopedia Universal del Arte, ix,Roma, 1962; Mexico-Tenochtitlan, en Cities of Destiny,Londres, 1967; Cien obras maestras del Museo Nacio-nal de Antropología e Historia, Arte precolombinode América Central y El mundo olmeca. Es miembro deEl Colegio Nacional desde 1972 y Premio Nacionalde Ciencias 1969.

248 José Luis Martínez, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii,pp. 26-30.

249 AoAM del 10 de enero de 1975.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 290: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

De la segunda se anota:

El secretario repartió papeletas para vota-

ción de los presentes; se nombró escrutador

a don Alí Chumacero, a quien el secretario

entregó los votos escritos que llegaron por

correo; en seguida se recogieron los votos de

los presentes. El escrutador hizo el recuento

con el resultado de haber dieciocho votos

afirmativos en el sentido de aprobar la can-

didatura propuesta, por lo cual el presiden-

te de la sesión declaró electo miembro de

número de esta Academia al señor don Por-

firio Martínez Peñaloza…250

El año, en cambio, registra tres recep-ciones de académicos de número: el 7 demarzo la de Alfonso Noriega Cantú, el 13de junio la de María del Carmen Millán,primera mujer en la vida de la Academia, yel 25 de julio la de Sergio Galindo. Alfonsolee “Derecho y arte literario” ante VíctorBravo Ahúja, representante del presidente.Gozoso por su ingreso, alude a Goethe:“cada momento tiene un valor infinito,pues representa toda una eternidad”. Conplena conciencia de lo que es y puedevaler, pero sin atisbos de vanidad, repasa lavida de Luis Garrido, su antecesor en la si-lla, y a continuación, entrando en materia,se pregunta si existe alguna vinculaciónentre arte y derecho, si en el primero comoactividad “se rompe el círculo del interés

vital y, como consecuencia inmediata, elalma se desliga de su cárcel biológica y re-fleja el mundo que se ocultaba a su egoís-mo”. Según Francisco Carnelutti, jurista,los dos conceptos significan atacar el mis-mo problema según el perfil de la funcióny de la estructura. El arte, como el dere-cho, sirven para ordenar el mundo, y am-bos tienden un puente desde el pasadohacia el futuro. El derecho —manifiesta elnuevo académico— es lo que se necesitapara que el pueblo pueda alcanzar su fir-meza. Y el arte, a través del amor, se tornanecesario porque es el único capaz de in-terpretar la plenitud mediante la poesía, lapintura y la música. El derecho es puenteatrevidísimo, tendido entre el mundo de lapura economía y el de la moral, y el arte esuna actividad del orden del espíritu quenavega sobre una necesidad social. Si elhombre de letras es un literato, el hombrede leyes es un letrado. Para Noriega, existebelleza en el derecho cuando éste se exte-rioriza y registra. Las palabras unen el artey el derecho, porque están en el principiode todas las cosas. Alude a las Partidas deAlfonso el Sabio, y remata señalando queel estilo jurídico es una especie del géneroestilo literario, y no olvida citar a grandesjuristas mexicanos: Francisco Javier Gam-boa, Ignacio L. Vallarta, Emilio Rabasa yLuis Cabrera. Nuestra historia está escritaen gran parte por abogados.251 Le respon-

289

250 AoAM del 29 de agosto de 1975.251 Alfonso Noriega, “Derecho y arte literario”,

Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp. 31-43. Alfonso Noriega (1907-1988) nace y muere en laciudad de México. Licenciado en Derecho por laEscuela Nacional de Jurisprudencia (1929) se recibe

con la tesis El juicio de amparo, materia en la que esespecialista reconocido internacionalmente. Doctorhonoris causa por la unam, es profesor e investigador,secretario general y miembro de la Junta de Gobier-no de la casa máxima de estudios, también directorde la Facultad de Derecho. Ocupa diversos cargos,

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 291: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

de a Noriega Octaviano Valdés, quien re-sume diciendo que la disertación escu-chada es “una alabanza a la belleza y a lajusticia”. Práctico de la entrapelia —entrá-pelas, dice santo Tomás de Aquino, “es elhombre de trato y conversación agradable,que convierte dichos y hechos en solaz”—,Noriega señala, según Valdés, “la coinci-dencia de que derecho y arte se desarrollancon el interés por la cotidiana economía,en la pura contemplación de su objeto, enel ámbito de pura actividad espiritual”. Latécnica literaria que Noriega maneja cons-truye exitosamente el contexto históricode nuestra historia nacional. En síntesis,arte y derecho son aspiraciones cordialespara que el mundo adopte proporción ymedida.252

La segunda recepción del año, la de Ma-ría del Carmen Millán, versa sobre “Tresescritoras mexicanas del siglo xx”. Tras ha-blar de su antecesor Julio Torri, aborda aMaría Enriqueta Camarillo de Pereyra,

Concha Urquiza —“Creo, ayuda mi in-credulidad; te amo, ayuda a mi desamor”—y Rosario Castellanos. Desmenuza feliz-mente y con alegría a las tres poetisas, ynos deja el perfume poético que las enlaza;su “grata compañía es el sabor de nuestralengua en lo eterno…”253 Responde Agus-tín Yánez. Repito su señalamiento de que“el eterno femenino trae frescos aires, esen-cias, impulsos, a la casa centenaria”.254

La tercera recepción de 1975 corres-ponde a Sergio Galindo, quien presenta“El hombre de los hongos”. Por consejo deEmilio Carballido insiste en leer este quecalifica o “considera el más misterioso ylogrado de mis cuentos”. Deleita con lasescenas vívidas y vividas que refiere entreEverardo, Elvira y Gaspar, este último elhombre de los hongos. El perro fiel, el Toy,registra los momentos culminantes. El ve-neno del hongo Bolletus Satanas hace elefecto mortífero.255 José Luis Martínez lecontesta. Fascinante relato llama a su dis-

290

dicta cátedras, resulta el primer rector de la Univer-sidad Intercontinental: En 1986 recibe el PremioNacional de Ciencias Humanas. Colabora en Excél-sior y en la revista Siempre! Publica La naturaleza delas garantías individuales en la Constitución de 1917,Vida y obra de Gabino Barreda, Los derechos del hom-bre en la Constitución de 1814 y El pensamiento conser-vador y el conservadurismo mexicano, además de Elhumanismo en la obra de Lope de Vega y Goethe y susideas filosóficas.

252 Octaviano Valdés, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii,pp. 43-47.

253 María del Carmen Millán, “Tres escritoras me-xicanas del siglo xx”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxii, pp. 48-63. Para María del Carmen Millánvéase el capítulo v, donde hemos hablado de ellacomo secretaria de la Academia.

254 Agustín Yáñez, “Contestación al discurso ante-

rior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp.63-65.

255 Sergio Galindo, “El hombre de los hongos”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii, pp.66-86. Sergio Galindo (1926-1993) nace en Jalapa,Veracruz. Estudia en la Facultad de Filosofía y Letrasde la unam. Es profesor de Estética en la Escuela deTeatro de Xalapa y becario del Centro Mexicanode Escritores (1955-1956). Jefe del departamento edi-torial de la Universidad Veracruzana. Fundador de larevista La palabra y el hombre y coordinador de losinstitutos regionales; subdirector, además, del Insti-tuto Nacional de Bellas Artes. Primero publica suscuentos La máquina vacía; luego, sus novelas Polvosde arroz y La justicia de enero. También escribe:El bordo, la historia de la ciudad de Jalapa durante elcarnaval en La comparsa, El nudo, ¡Oh hermoso mun-do!, Declive y Terciopelo.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 292: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

curso. Sus recursos narrativos, múltiples,se dan en esta ocasión en la tierra veracru-zana, donde la poesía y la canción suelenser costeñas. Muestra persuasiva de su ta-lento, que se desnuda con todos los senti-dos posibles, describiendo la mecánica ylos recursos de la “inquietud que el hom-bre llama placer”.256

El 10 de enero se concreta la votacióndel correspondiente Miguel de Anda Ja-cobsen, de Ensenada, quien leerá su tra-bajo “Someras referencias sobre el mo-vimiento literario actual en la penínsulade Baja California” hasta el 10 de septiem-bre de 1976, con respuesta de MauricioMagdaleno.257 Y el 10 de octubre se dael caso extraño de que el correspondien-te por Chihuahua, José Fuentes Mares,renuncie aduciendo ciertos detalles ocu-rridos en la recepción ofrecida en Pueblacon motivo del centenario de la Academia,giro que recapacita y luego retira ante laintervención medida y comedida de Mau-ricio Magdaleno.258

1976

Año complicado, muy socorrido en even-tos. Dos candidaturas, la de Silvio Zavala,propuesto el 9 de abril para cubrir la va-cante de Efrén Núñez Mata, muerto el 17de agosto de 1974, y la del padre ManuelPonce Zavala, quien, si resulta electo, debe

suplir a Alfonso Junco. El mismo día enque es propuesto Silvio,

los señores Monterde y María del Carmen

Millán informan que aceptarían ser acadé-

micos los señores Rulfo, Elizondo y Carballi-

do, y poco después fueron presentadas y

entregadas al secretario las propuestas fir-

madas y los correspondientes currícula. La

asamblea estuvo de acuerdo en que se les

diese entrada para trámite; copia de tales

291

256 José Luis Martínez, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxii,pp. 86-89.

257 Pueden verse la lectura y la respuesta en Me-

morias de la Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 53-80 y81-84, respectivamente.

258 AoAM del 10 de octubre y el 5 de diciembrede 1975.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Derecho y arte literario por Alfonso Noriega

Page 293: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Juan Rulfo

Manuel Ponce

Page 294: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Silvio Zavala

José G. Moreno de Alba

Page 295: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

documentos serán puestos en conocimiento

de todos los señores académicos.259

El 11 de junio tiene lugar la votación dela candidatura de Silvio Zavala; así,

se designó escrutador a don Manuel Alcalá,

quien recogió las cédulas de los académicos

presentes y los votos enviados por académi-

cos ausentes, que le fueron entregados por el

secretario. Se procedió a examinar dichas cé-

dulas con el resultado de 25 votos a favor de

la candidatura propuesta. En consecuencia,

el señor director formalmente declaró que ha

sido electo académico de número don Silvio

Zavala, para ocupar la silla número xviii…260

Y el 25 de junio “se presentó la proposi-ción de la candidatura del señor don Ma-nuel Ponce Zavala por los señores acadé-micos don José Luis Martínez, don AlíChumacero y don Manuel Alcalá, paraocupar la silla que dejó vacante el señoracadémico don Alfonso Junco”.261

Hacia el 9 de julio, de acuerdo con laaceptación de Juan Rulfo para pertenecera la Academia, ocurre su votación:

el secretario dio lectura a los artículos del

Estatuto y del Reglamento, como es de rigor;

en seguida se nombró escrutador a don

Manuel Alcalá, quien recogió las cédulas de

votación de los académicos presentes, así

como la de los académicos que las enviaron

por correo, que le fueron entregadas por el

secretario. Hecho el recuento de los votos

dio como resultado el de 23 afirmativos por

la candidatura mencionada, en vista de lo

cual el señor director declaró electo acadé-

mico de número a don Juan Rulfo para sus-

tituir en la silla xxxv la vacante dejada por

fallecimiento de don José Gorostiza.262

También Salvador Elizondo es sometidoa votación por haber aceptado ser acadé-mico; el 13 de agosto

se designó para computar los votos a doña

María del Carmen Millán, quien recogió las

papeletas de los académicos presentes y reci-

bió los votos llegados por correo que le fue-

ron entregados por el secretario; procedió a

hacer el recuento total con el resultado de

haber 17 votos afirmativos aprobando la can-

didatura de don Salvador Elizondo, formal-

mente electo para ocupar la silla número xxi

en sustitución del académico de número

don Jaime Torres Bodet.263

La candidatura del padre Manuel Poncees discutida el 24 de septiembre:

se nombró escrutador a don Andrés Henes-

trosa, quien recogió las papeletas de votos de

los académicos presentes y recibió las que le

entregó el secretario, que llegaron a esta

Academia. Hecho el recuento se encontró

que había 25 votos afirmativos, por lo cual el

señor director declaró que ha sido electo

miembro de número de esta Academia el

294

259 AoAM del 9 de abril de 1976.260 AoAM del 11 de junio de 1976.261 AoAM del 25 de junio de 1976.

262 AoAM del 9 de julio de 1976.263 AoAM del 13 de agosto de 1976.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 296: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

presbítero don Manuel Ponce para ocupar la

silla número xiv…264

Tanto Juan Rulfo como Salvador Eli-zondo correrán sus trabajos de ingreso enforma inusitada hasta el año de 1980.

Dentro del ciclo aparecen dos recepcio-nes, la de José Martínez Sotomayor el 23 deenero y la de Porfirio Martínez Peñaloza—que se aplaza en diversas oportunida-des— el 27 de agosto. El primero de elloslee su trabajo de ingreso intitulado “Porfi-rio Barba Jacob”, a quien sitúa en “ese gru-po errático —el de quienes acusan desven-tura, así Paul Verlaine, Charles Baudelaire,Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé yTristan Corbière—, grupo lacerado, repre-sentativo y ejemplar de las existencias quese fugan bajo el fustigante azar”. Comoamante de la armonía, en un tiempo dapor inventar palabras de vibrante eufoníaque resuenan como un acorde, tales comojitanjáfora o la de su extenso poema Acua-rimántima. Muda su ánimo al correr delos días, y su conformidad ante la muerte.Gentes, climas, aires y sucesos, desemejan-tes, añaden nuevas cuerdas a su lira. Ter-mina recorriendo dos de sus conocidospoemas: “Canción de la vida profunda”y “Futuro”.265 La respuesta de FranciscoMonterde hace notar que varios de loslibros de José Martínez Sotomayor apare-

cen reunidos en 1973. La semblanza delgenial poeta Porfirio Barba Jacob com-prende las peregrinaciones que lo llevan através de diversos países, con distintos nom-bres, entre ellos el de Miguel Ángel Osorio,el auténtico. Como un “poeta maldito” lotestimonian varios pareceres. Sus detallesvan del aspecto exterior, lamentable, a loespiritual, humano, del personaje. Lo re-trata “cortés y amable, comedido y jovial”en la exposición sobre el poema que es ma-gia, hechizo. Realmente, del personaje re-fiere “la limpidez y claridad del lenguajeaun para expresar lo turbio y lo vago; acu-sa excelsitud, virilidad, corazón seguro”.266

La segunda recepción, la de PorfirioMartínez Peñaloza, diferida según hemoscomentado, trata de “Parnasos, liras y tro-vadores mexicanos. Siglo xix”. Tras la-mentar la carencia de una gran historia dela literatura mexicana, refiérese a la anto-logía poética en México, a las Alacenas deminucias que almacena durante muchotiempo Andrés Henestrosa, a las Antolo-gías de poetas mexicanos de Luis GonzálezObregón, y a la Antología del Centenario,proyecto inconcluso de Luis G. Urbina.Repasa un esquema de antologías en cincosecciones y menciona la más antigua anto-logía bilingüe inglés-español, los Mexicanand South-American Poems. José MaríaHeredia deja una Lira mexicana y en el

295

264 AoAM del 24 de septiembre de 1976.265 José Martínez Sotomayor, “Porfirio Barba

Jacob”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 19-27. José Martínez Sotomayor (1895-1980) naceen Guadalajara, Jalisco, y muere en la ciudad deMéxico. Abogado, es procurador de justicia, secreta-rio de Gobierno del Distrito Federal, gobernadorinterino del estado de Nayarit y jefe del departamen-

to legal del Banco Nacional Agrícola y Ganadero. Suspoemas están dispersos en revistas. Es quizá quienrepresenta en prosa narrativa el espíritu del grupo delos Contemporáneos. Publica La rueca de aire, Lenti-tud, Locura, El reino azul y su única novela, La mina.

266 Francisco Monterde, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 28-30.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

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siglo pasado hace mención de la primeraantología mexicana, Colección de poesíasmejicanas. El estudio, abigarrado, demues-tra la erudición del recipiendario. Habla deEl parnaso mexicano de la imprenta de Vi-cente Segura Argüelles y de los Sonetos va-rios de la Musa Mexicana, colección allímismo impresa, de Las poesías líricas me-jicanas y el Arte literario en Méjico, de Ola-varría y Ferrari. Con vehemencia aportamuchos más datos relacionados con latemática escogida.267 José Rojas Garcidue-ñas responde: examina la introducción quePorfirio coloca en el primer tomo de lasObras. Crítica literaria, de Gutiérrez Náje-ra. Menciona otras de sus excelentes inter-pretaciones, como la de las Poesías comple-tas de Urbina y el modernismo, variasantologías poéticas y al fin la culminacióncon sus estudios de las artesanías nuestras,a las cuales dedica buena fracción de sutiempo.268

1977

Pleno de acontecimientos, el año incluyedos fallecimientos sensibles que ocasionan

las vacantes de sus sitiales: el de Martín LuisGuzmán, anunciado el 14 de enero —por-que en realidad muere el 22 de diciembrede 1976—, y el de Carlos Pellicer, ocurridoel 16 de febrero, según se dice en la sesiónpróxima del 25 de dicho mes. Sillas vacan-tes respectivas, la xiii y la xxxi. Presenta-ciones de candidaturas y votaciones, conciertas irregularidades, como la lanzada el6 de mayo para sustituir a Daniel Huacuja,que no se tramita por no haberse elabora-do el citatorio;269 la de Emilio Carballido el2 de julio para sustituir a Salvador Novo—con firma de los académicos Sergio Ga-lindo Márquez, José Luis Martínez y Mau-ricio Magdaleno—;270 la de Eulalio Ferrer,entregada con anterioridad, propiciadapor Jesús Guisa y Azevedo, Manuel Alcaláy Porfirio Martínez Peñaloza, y menciona-da en esta misma fecha, 22 de julio,271 y ladefinitiva de José G. Moreno de Alba, queel 15 de abril rubrican Francisco Monterde,Manuel Alcalá y Ernesto de la Torre Villar,y que se somete a votación el 8 de julio:

don Agustín Yáñez designó escrutador a don

Andrés Henestrosa quien luego de examinar

296

267 Porfirio Martínez Peñaloza, “Parnasos, liras ytrovadores mexicanos. Siglo xix”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxiv, pp. 31-47. Porfirio Mar-tínez Peñaloza (1916-1992) nace en Morelia, Micho-acán, y muere en la ciudad de México. Realiza estu-dios de medicina y de filosofía y letras en la unam.Profesor e investigador universitario, es subjefe delDepartamento de Artesanías del Banco Nacional deFomento Cooperativo, auxiliar del Departamentode Literatura del inba y funcionario de las Secre-tarías de Relaciones Exteriores y de Educación Pú-blica. Experto en artesanías, vacía su experiencia yconocimiento dentro de su obra. Participa en laReunión Técnica de Artesanías propiciada por

la oea, donde se elabora la Carta Interamericana delas Artesanías. Publica, entre su producción, Dosmotivos de Navidad, La nacionalidad mexicana, Tresrelatos de amor, La poesía de Alberto Herrera, Loscinco poetas de la Espiga Amotinada, Algunos epígo-nos del modernismo y otras notas, Arte popular yartesanías artísticas en México y Arte popular enMéxico.

268 José Rojas Garcidueñas, “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 48-52.

269 AoAM del 6 de mayo de 1977.270 AoAM del 22 de julio de 1977.271 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 298: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

las papeletas de votos, declaró haber doce

votos afirmativos y tres negativos; conforme

a lo establecido se añadieron como afir-

mativos los tres de los proponentes y otro

igualmente afirmativo que llegó por correo;

por lo que fueron dieciséis votos afirmativos

y tres negativos en total. En consecuencia, el

señor director declaró que por mayoría

había quedado electo y es miembro de nú-

mero de esta Academia don José G. Moreno

de Alba, quien sustituye a don Daniel Hua-

cuja ocupando la silla número xv.272

Un caso poco común tiene lugar el 12 deagosto de este año cuando Jesús Guisa yAzevedo solicita “que se declare vacante susilla, en virtud de que el firmante estimaque no se dio la atención debida a la pro-puesta que en compañía de los académicosManuel Alcalá y Porfirio Martínez Peñalo-za hizo, a favor de Eulalio Ferrer, para ocu-par la vacante de Salvador Novo. Discutidaesta cuestión, se acuerda que la Academiapida por escrito al señor Guisa y Azevedoque retire su renuncia, y que el académicoSalvador Azuela, tal como él mismo sugi-rió, se acerque personalmente al señorGuisa y Azevedo para reiterarle la mismapetición. Como este conflicto se suscitacon motivo de la presentación de la candi-datura de Emilio Carballido para la mismavacante, se acordó proponer este asuntopara ocasión posterior”.273 El asunto per-manece en las manos de Salvador Azuela ytambién las de José Rojas Garcidueñas,

quienes median tratando de convencer aGuisa y Azevedo para que desista de surenuncia.274 Rodolfo Usigli se ha negado aser miembro académico.275

Dos, los discursos anuales de ingresodel año: el de Silvio Zavala el 28 de enero,y el de Manuel Ponce el 14 de octubre.Silvio lee “El castellano, ¿lengua obligato-ria?”, ante el entonces secretario de Edu-cación Pública Porfirio Muñoz Ledo. Susvisitas a Puerto Rico y Filipinas le hanhecho cavilar acerca de la necesidad deinsistir si el castellano debe predominarsobre el cultivo de las lenguas generales in-dígenas. Tan complicado es su trabajo, ytan extenso, que resume su lectura y laAcademia lo reproduce con notas múlti-ples. Los religiosos son los cultivadoresde la enseñanza del castellano. Repasaalgunas provincias y la capital del virreina-to —que la doctrina a los indígenas no sehaga en latín ni en castellano, sino en lalengua de cada partido, dice el TercerConcilio Provincial Mexicano— y va hastaPerú, añadiendo que el Consejo de Indiaspropone dos soluciones: la enseñanza delcastellano a los indios, que debe ser obli-gatoria, y el conocimiento de las lenguasindígenas por los curas doctrineros. Feli-pe II opina que “no parece convenienteapremiallos [a los indios] a que dexen sulengua natural…” Al final refiere la exis-tencia de colegios fundados para educar alos hijos de caciques.276 Le responde Ma-nuel Alcalá Anaya, retomando la mi-

297

272 AoAM del 8 de julio de 1977.273 AoAM del 12 de agosto de 1977.274 AoAM del 26 de agosto de 1977.275 AoAM del 12 de agosto de 1977.

276 Silvio Zavala, “El castellano, ¿lengua obliga-toria?”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 85-132. Silvio Zavala (1909), doctor en Derechopor la Universidad Central de Madrid, es becario de

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 299: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

sión histórica tan manifiesta y erudita deSilvio.277

Después de Silvio Zavala, el padreManuel Ponce ingresa con su estudio “Laelocuencia sagrada en México”. Comienzacon una disquisición sobre sus esencias yorígenes con el título de “Lo que trasplan-tó fray Diego Valadés a tierras de Améri-ca”; ejemplifica después con “Dos figurasmichoacanas más cercanas a nosotros,Munguía y Martínez y Rodríguez”, y con-cluye con un epílogo, en el que completa lasecuencia histórica de nuestra elocuenciasacra. Alega que ha habido innúmerospredicadores anónimos en campos y ciu-dades, en cabildos catedralicios o capillassuburbanas, simples portadores de la se-milla evangélica. Al semblantear a frayDiego Valadés con su Retórica cristianapara uso y ejercicio de la predicación, recla-ma el que la elocuencia puede ser todo ynada: fuerza elemental de la palabra, ma-

terial del pensamiento que se fragua “conpropósitos de irradiación y comunicaciónhumana, para iluminar, encandecer, pul-sar el sentimiento y mover los resortes dela acción. O ser nada: ciencia ficción delpensamiento, faramalla exterior, teatrode relumbrón, gesto espectacular, palabrahueca. El orador evangélico —dice— noes ni más ni menos que el intérprete de lapalabra revelada. Las dos figuras ejempla-res de Munguía y Martínez se unifican enla misma intención de dignidad, unción ysantidad, pero se distinguen por su pecu-liar carisma. Mienta a Vértiz, a Carrillo yAncona, a Altamirano y Bulnes, a Sepúlve-da, Camacho, Ruiz Medrano, Ruiz Solór-zano y monseñor Miranda. Y solicita quelos viejos sermonarios de los siglos barro-cos xvii y xviii sean rescatados del silen-cio y del olvido.278

Alí Chumacero responde diciendo queManuel Ponce es un escritor que por

298

las fundaciones Guggenheim y Rockefeller. Profe-sor universitario, fundador y director de la Revistade Historia de México, dirige también la BibliotecaHistórica Mexicana de Obras Inéditas. Director delCentro de Estudios Históricos y de El Colegio deMéxico (1940-1956), dirige además el Museo Nacio-nal de Historia (1946-1975). Miembro de El ColegioNacional y de la Academia Mexicana de la Historia.Fecundo escritor de historia, entre sus obras descue-llan Las instituciones jurídicas de la conquista de Amé-rica, La encomienda indiana, La Utopía de TomásMoro en la Nueva España y otros estudios, Franciscodel Paso y Troncoso. Su misión en Europa, 1892-1916,Ideario de Vasco de Quiroga, Ordenanzas del Trabajo,siglos xvi y xvii, El mundo americano en la épocacolonial, en dos volúmenes, y su estudio sobre FrayAlfonso de la Veracruz.

277 Manuel Alcalá Anaya, “Contestación al discur-so anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 133-137.

278 Manuel Ponce, “La elocuencia sagrada en

México”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 138-153. Manuel Ponce Zavala (1914-1994) nace enTanhuato, Michoacán, y muere en la ciudad de Méxi-co. Cursa filosofía, latín y literatura en el Seminariode Morelia. Ordenado sacerdote en 1936, desdeentonces ocupa las cátedras de Historia, Literatura,Apologética y Preceptiva en el mismo plantel, duran-te 25 años. Dirige la revista Trento, donde maduranvarias generaciones de poetas michoacanos. Crea laAcademia Fra Angélico y la de Historia RegionalEclesiástica, y allí publica Don Vasco de Quiroga y elarzobispado de Morelia, Jardín moreliano de poetas yotros trabajos en equipo. Interviene en la restaura-ción del templo de El Calvario en Tlalpan. De su vas-ta obra resaltan Álbum jubilar monográfico, Diego JoséAbad. Estudio literario, Panegírico y sermones del exce-lentísimo señor Luis Altamirano y Bulnes, y de su obralírica personal, Ciclo de vírgenes, Cuadragenario ysegunda pasión, Misterio para cantar bajo los álamos,El jardín increíble, Antología poética, Soe of my Poems,y Poesía: 1940-1984.

historia de la academia mexicana de la lengua

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medio de la poesía ha buscado la expre-sión religiosa o, por el contrario, mediantela religión ha logrado encontrar la expre-sión poética. Ello significa que su propósi-to, a la vez de índole teológica y artística,ha sido no sólo recoger en el verso susexperiencias personales, en particular lasrelacionadas con su concepción del mun-do, sino que ha decidido que esta mismaconcepción del mundo sea el molde don-de se han de confirmar sus emociones. Lospoemas acuden a su pluma con una cons-tancia elegida de antemano y con un acier-to preñado de símbolos. En él se transpa-renta fray Luis de León. Platica con Cristoy con María. Inteligencia y fe manan deél conjuntas. Su escrito es sapiencia e in-formación a la vez.279

1978

Dentro de este calendario aparecen variascandidaturas de correspondientes, y deentre ellas, Alfonso de Alba Martín llega aleer el 10 de noviembre “La pastorela enLagos”, escrito que Agustín Yáñez comentaal contestarle.280 Cuando el 25 de agosto eldirector recuerda que existen pendientestres vacantes a cubrir, Antonio Castro Lealel 8 de septiembre propone que, por elnivel tan bajo de actividades de la Acade-mia habido últimamente, durante un añono se cubran vacantes y mejor se revalorenlas funciones académicas.281

Sobresale en el año la presentación deltrabajo de ingreso de José G. Moreno deAlba el 10 de marzo. Para ocupar la silla xvlee “Unidad y variedad del español enAmérica”. Una vez analizada la labor de supredecesor, Daniel Huacuja, refiere Mo-reno de Alba la importancia de Antonio deNebrija y la rapidez con que la lenguaespañola, tanto como la religión católicaprenden en América. Enturbiado por laavenida de neologismos de construcción,el idioma no obstante tiende más a la uni-ficación que a la diversidad, por el fortale-cimiento de las relaciones culturales entrelos pueblos hermanos hispanoamericanos.Unidad esencial, que no absoluta. Convie-ne recordar que el español americano noes un sistema lingüístico monolítico. Esdifícil encontrar un americanismo sincró-nico en sentido estricto. Para algunos in-vestigadores la lengua es una suma de sis-temas parciales interrelacionados, o sea undiasistema configurado por la intercep-ción de varios sistemas, no fuertementediferenciados entre sí. No se necesita serespecialista para percibir las distanciasentre el español que se habla en Méxicodel usado en Argentina, ni para distinguirlas expresiones alejadas de una persona sineducación y del cultivado o erudito. Paradeterminar el grado de fragmentación dia-lectal de una lengua se acostumbra estu-diar tres niveles lingüísticos: el fonológico,el morfosintáctico y el léxico, éste el másabierto por ser el más superficial. La diver-

299

279 Alí Chumacero, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 154-157.

280 Véase, en Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 182-195 y 196-199, respectivamente.

281 AoAM del 25 de agosto y 8 de septiembre de 1978.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 301: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

sidad léxica, irremediable, no va en demé-rito de la unidad esencial del español. JoséG. Moreno estudia paso a paso las dos uni-dades fonológica y morfosintáctica, refi-riendo al final la variedad fonética en lastierras del Nuevo Mundo. La lengua, sinperder la unidad estructural esencial, tieneinfinitas manifestaciones peculiares en lasdistintas regiones geográficas. Anota elfuerte consonantismo y el débil vocalismocontrarios al tipo de vocales mantenidas yde consonantes flojas como prácticamentedos dialectos del español. Las causas delfenómeno podrían asociarse con las lla-madas corrientes andalucista y antianda-lucista. En América influye el predominiode andaluces entre los primeros coloni-zadores. Ramón Menéndez Pidal, maestrode la filología española, nos dice que enAmérica hay dos variedades de español,propias de las que él ha designado comotierras marítimas, o de la flota, y tierrasinteriores. Ya al final, Moreno de Alba noolvida la importante aportación léxica delas lenguas indígenas, concluyendo que launidad sustancial del lenguaje no impide,por otra parte, una variedad accidental

riquísima en matices. La cultura paname-ricana “mantendrá vario y policromo elmosaico de América”.282 Responde RubénBonifaz Nuño, maestro suyo, diciendo queen él se complementan enseñanza e inves-tigación, y que como cualidades principa-les ataja la organización gramatical de suespíritu, descubriendo además la seriedadcon que se enfrenta a los aspectos esencia-les de la vida. El lenguaje español es la pre-ocupación vital del recipiendario. Comen-ta su influencia sobre el libro de texto deespañol, donde combate los defectos quedesde los niveles elementales acosan alidioma. El idioma, precisamente “si en susorígenes nuestros fue yugo y dominio, havenido a ser lazo que nos reúne, y armacon que combatimos por la libertad a queaspiramos”.283

1979

Año flojo lo llamamos porque, dada la pro-puesta del 8 de septiembre de 1978 de Anto-nio Castro Leal, no obstante que el 22 demarzo de este calendario se discute el actade la comisión que para ello se ha fijado

300

282 José G. Moreno de Alba, “Unidad y variedad delespañol en América”, Memorias de la Academia Mexi-cana, t. xxiv, pp. 158-176. José G. Moreno de Alba(1940) nace en Encarnación de Díaz, Jalisco. Es licen-ciado, maestro y doctor en letras por la unam. Profe-sor en la Facultad de Filosofía y Letras, alcanza ladirección de ella (1982-1986). Investigador, dirige elCentro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras. Desde1991 actúa como director del Instituto de Investiga-ciones Bibliográficas, así como de la Biblioteca y Heme-roteca Nacionales hasta fecha reciente. Profesor visi-tante en El Colegio de México y en las Universidadesde París viii y Leiden, y del Middlebury College. Suslíneas de investigación principales resultan la dialec-

tología, la gramática del español mexicano, la lexico-grafía y la morfología. Autor de más de 15 libros y 70artículos científicos publicados en revistas especiali-zadas, es coautor del Atlas lingüístico de México. Apa-recen, entre otros de sus libros, Valores de las formasverbales en el español de América, Minucias del len-guaje, Diferencias léxicas entre España y América, Lapronunciación del español de México, Nuevas minuciasdel lenguaje y La prefijación del español mexicano.Coautor de Español, 6 volúmenes, libros de texto parael sistema de secundaria abierta en sus tres grados.

283 Rubén Bonifaz Nuño, “Contestación al dis-curso anterior”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxiv, pp. 177-181.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 302: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

—constituida por José Luis Martínez, AlíChumacero y Antonio Acevedo Escobedo,más el proponente— y allí se concluye que“la suspensión, durante un año, de la elec-ción de nuevos miembros no tendría, en elfuturo de la Academia, los resultados bené-ficos que suponía el licenciado Castro Leal,razón por la que éste acordó no insistir endicho punto”,284 el resto de este ciclo ca-rece de candidaturas sobre académicos denúmero. Las sesiones se han transferidode viernes a jueves, segundo y cuarto decada mes, y los presuntos Salvador Elizon-do y Juan Rulfo —quienes debieran leersus trabajos de ingreso— difieren la pre-sentación de sus respectivas iniciaciones.

1980

El ciclo anota los fallecimientos de AgustínYáñez el 17 de enero, de Jesús MartínezSotomayor el 18 de marzo, y de Felipe Tei-xidor el 31 de mayo, este último electo díasantes, el 8 con exactitud, quien por tal mo-tivo no llegó a ocupar la silla xxxii que lecorrespondía para suceder a Salvador No-vo. El acta de la fecha indicada comenta:

se nombró escrutadora a doña María del

Carmen Millán y realizada la votación se

contaron veintidós votos favorables más dos

abstenciones, en vista de lo cual el decano

declaró que la candidatura citada fue apro-

bada oficialmente, lo que se hará del conoci-

miento del señor don Felipe Teixidor a la

brevedad posible.285

Mientras la candidatura de Gonzalo BáezCamargo, Pedro Gringoire por seudóni-mo, permanece pendiente, Juan Rulfo ySalvador Elizondo ingresan el 25 de sep-tiembre y el 23 de octubre en sendas vela-das. Rulfo lee un brevísimo discurso sobre“José Gorostiza”, antecesor suyo en el sitialque viene a ocupar: con confusión y temoracude para recordar a quien, en solidari-dad y divagación, frecuentaba en su despa-cho de Relaciones Exteriores. No expone oexplica Muerte sin fin; más bien hace refe-rencia a su persona y a su comprensiónde los problemas humanos. En la época deJorge Cuesta y Xavier Villaurrutia —segúnél—, “José Gorostiza, en perspectivas esca-lonadas usa, con su voz siempre en sordina,

301

284 AoAM del 22 de marzo de 1979. 285 AoAM del 8 de mayo de 1980.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Felipe Teixidor Benach

Page 303: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

si no los mismos procedimientos, sí algu-nos tanto o más eficaces que culminan fi-nalmente en la grandiosidad infinita de

Muerte sin fin”. En sus Notas sobre poesía,su consecución lógica, los razonamientosapenas musitados logran una transparen-cia y sencillez difícilmente alcanzadas pormuchos ideólogos contemporáneos. En laafinidad que entre poesía y canto traduce,parece una misma intuición o una mentegemela de Rainer Maria Rilke.286 AndrésHenestrosa le responde a Rulfo, comparán-dolo con Gorostiza: cada uno con dos libroscabales, cada uno con pocas páginas, sufi-cientes y más que suficientes para su famay gloria, porque poco aquí significa per-fección, de escaso, de selecto, peregrino,insólito, extraño. Juan Rulfo, para Andrés,ha escrito más de lo que lleva escrito: an-duvo hasta donde tenía que llegar, y llegó.Su breve obra, escasas 300 páginas, habastado para darle fama universal, gloriaimperecedera. Cada fragmento es un libroentero en la enormidad de su pequeñez.Porque Juan Rulfo se hizo escritor antes deescribir la primera línea.287

302

286 Juan Rulfo,“José Gorostiza”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xxiv, pp. 200-203. Juan Rulfo(1917-1986) nace en Sayula, Jalisco, y muere en la ciudadde México. Su niñez transcurre en su pueblo natal y enSan Gabriel, hoy Ciudad Venustiano Carranza, dondeestudia y es testigo de violentos episodios de la rebelióncristera (1926-1929). Después de vivir con su abuela,acude a un orfanatorio; lee todos los libros del curatodejados en casa de su antecesora. Intenta ingresar a laUniversidad de Guadalajara y la huelga estudiantil selo impide. Aparece en la revista Pan, dirigida por JuanJosé Arreola y Antonio Alatorre. Trasladado a la ciu-dad de México, se asienta en ella. Trabaja en la Secre-taría de Gobernación, y viaja por el país. Dirige ycoordina diversas tareas en el Departamento Editorialdel Instituto Nacional Indigenista, y es becario delCentro Mexicano de Escritores, luego asesor de él sininterrupción. Entre otros premios, recibe el Nacionalde Letras en 1970. Publica sólo dos libros: el de cuen-

tos El Llano en llamas en 1953, con 17 narraciones, y lanovela Pedro Páramo en 1955. Sus cuentos, “breves,concisos, repletos de una deslumbrante y concentra-da poesía, recogen escenas e historias de una intensadramaticidad; allí resume como temas esenciales desu narrativa: la soledad, la violencia, la muerte, lanaturaleza inscrita en el lenguaje humano, el amorsombrío, el aislamiento, la devoción, los lutos, losmecanismos secretos de la vida en el mundo recóndi-to de los pueblos y los enigmas de sus habitantes”. EnPedro Páramo, narración escrita durante varios años,refleja los mitos, las obsesiones y los fantasmas delcaciquismo mexicano; la áspera, cruel, tierna y deso-lada existencia pueblerina; si cada personaje en ella esuna figura de rasgos inolvidables, el centro radica enel pueblo, en Comala, “lugar sobre las brasas”.

287 Andrés Henestrosa, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 204-207.

historia de la academia mexicana de la lengua

Gonzalo Báez Camargo

Page 304: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Salvador Elizondo ingresa a la Acade-mia con “Regreso a casa”, donde revisa Lacasa y Los días de Jaime Torres Bodet, don-de concreta a Salvador Novo en “la casahecha de días”, donde plasma la imagen de“Cuento de dos jardines” de Octavio Paz.Ahora le toca registrar los gritos de la calleo la voz de la conciencia, la verbosidad delos salones o la avalancha de la memoria.Que la diferencia entre la realidad y la lite-ratura se manifiesta en la lengua escritapor una sustancia cuya maleabilidad estásujeta a reglas inflexibles para los que es-criben, pero muy elásticas para los quehablan. Si bien la Academia señala la ade-cuación natural entre el habla y la escritu-ra, la relación perfecta entre el signo y elsignificado, pocos pasajes obtienen unequilibrio perfecto entre el lenguaje escri-to del autor y el hablado de los persona-jes.288 José Luis Martínez le responde, des-cribiéndolo como narrador de ambientesalucinantes, turbador, que en Farabeuf“tiene su punto de partida en ese recododemoniaco de la naturaleza humana don-de coinciden erotismo y tortura, vida ymuerte”. Descripción de un rito, plantea-miento de un enigma, proferimiento de

una adivinanza, repetición de una fórmulamágica o respuesta a una pregunta desco-nocida, a una inquisición cifrada. Narra-dor y ensayista —lo hemos anotado antes,en la interpretación de José Luis—, poseeElizondo créditos sobrados para compartirlas responsabilidades de la Academia.289

1981

Cuando en la sesión del 15 de enero el di-rector informa sobre el fallecimiento deAntonio Castro Leal, el 7 previo, y el de Jo-sé Ignacio Dávila Garibi, el 11,

hace la declaración de las sillas vacantes nú-

meros xx y xxxiii correspondientes, respec-

tivamente, a los académicos desaparecidos,

así como la vacante de secretario perpetuo.

Con este mismo motivo recuerda que a la fe-

cha existen seis vacantes: silla xiii que ocupó

don Martín Luis Guzmán, silla xxxi que

ocupó don Carlos Pellicer; silla xxx que ocu-

pó don Agustín Yáñez, silla x que ocupó don

José Martínez Sotomayor, silla xx que ocupó

don Antonio Castro Leal y silla xxxiii que

ocupó don José Ignacio Dávila Garibi.290

303

288 Salvador Elizondo, “Regreso a casa”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xxiv, pp. 208-214. Salva-dor Elizondo (1932-2006) nace y muere en la ciudadde México. Estudia en las Universidades de Ottawa,Perugia, París, Cambridge y la unam, además de enlas Escuelas de Artes Plásticas y la Esmeralda. Becario(1963-1964) y después asesor del Centro Mexicano deEscritores, es director y fundador de la revista S. Noby colaborador de Nuevo cine y Films and filming, jefede redacción de Estaciones, 1960, editorialista y crí-tico de arte en Excélsior, miembro del consejo de re-dacción de Plural y de Vuelta. Investigador del Cen-tro de Estudios Orientales de El Colegio de México, y

becario de las Fundaciones Ford y Guggenheim.Miembro de El Colegio Nacional, sus textos se hantraducido al menos al francés, alemán, inglés e ita-liano. Entre sus obras figuran Poemas, Museo poético—una antología de poesía mexicana moderna—,Antología personal, Farabeuf o la crónica de un instan-te, novela de gran rigor y penetración cuyo tema es elplacer convertido en obsesión, y su Autobiografía.

289 José Luis Martínez, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxiv,pp. 215-219.

290 AoAM del 15 de enero de 1981.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 305: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

En la misma fecha, “para cubrir la sillaxxxii vacante por el fallecimiento de donSalvador Novo, se puso a votación la candi-datura del doctor Gonzalo Báez Camargo.Fue electo por veinte votos afirmativos y sehizo la declaratoria correspondiente”.291

Pedro Gringoire llega a la corporaciónel 28 de mayo de este año, cuando lee “Elconcepto de la mujer y del amor en DonQuijote”, precedido del elogio sobre Salva-dor Novo, su antecesor en la silla que letoca. Poblada de empatía, de sentimientode la persona, trata de explicar “tanto loque Don Quijote opina cuanto lo que mo-

tiva y norma su comportamiento respectoa la mujer y el amor, cómo vive su concep-to y no cómo lo explica”. Sublevado contrala razón que se vuelve sentido común,siendo quien es, Don Quijote es un “inven-tor de realidad”, voluntad pura, voluntadde hacerse su propia vida donde deja demanifestarse como loco para convertirseen héroe. Pocas veces Don Quijote da ver-balmente su opinión sobre la mujer engeneral o sobre tal o cual mujer en par-ticular. Alguna vez comenta con Sanchoque es natural condición de las mujeres“desdeñar a quien las quiere y amar aquienes las aborrece”. Comparte con suescudero la mala opinión de las dueñas.Para elegir esposa, “antes que a la haciendadebe mirarse la reputación”, porque ha deser “compañía segura y apacible con la quecaminar toda la vida, hasta el paradero dela muerte”. En el camino acude a socorrera quienes encuentra víctimas de algúnagravio; en toda mujer encarna, con todoy sus imperfecciones, la realidad trascen-dente en que concurren la belleza supremay la suprema virtud. En las mujeres “vie-nen a hacerse verdaderos todos los impo-sibles y quiméricos atributos de bellezaque los poetas dan a sus damas”. Enco-mendado a Dulcinea, no son pocas laspruebas a que don Quijote cree ver some-tida la fidelidad que le debe. El amor espara ella sublime y su lealtad, inquebran-table. Hay dos clases de belleza, la del almay la del cuerpo, y cuando se pone la miraen la primera y no en la segunda, “suelenacer el amor con ímpetu y ventaja”. Feliz

304

291 Ibidem.

historia de la academia mexicana de la lengua

El concepto de la mujer y del amor

en Don Quijote por Gonzalo Báez-Camargo

Page 306: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

se siente Don Quijote cuando todo lo quehace redunda en aumento de la gloria yfama de Dulcinea. Pero a él le basta conamarla en secreto. El amor alcanza su cús-pide cuando singulariza el objeto amado.La uniquedad del objeto amado es la ra-zón suprema del amor auténtico. BáezCamargo intensifica su criterio señalandoque “Don Quijote no muere, a pesar de queCervantes quiere matarlo devolviéndole larazón, sin privarlo de los más altos y purosideales en materia de amor humano”.292

Antonio Gómez Robledo responde ensal-zándolo por las incontables páginas de suclara y limpia prosa, puesto que desde los13 años de edad —cuando publica su pri-mer artículo, “Nostalgia”, en la revista Al-borada de Puebla— su vida no ha sidosino un acto continuo, aunque de tractosucesivo, de amor a la palabra subsistentey a la palabra contingente: a la primera, laadoración; a la segunda, la entrega total,en cuerpo y alma. En sus artículos subyaceuna unidad profunda, temática y moral:en la revista Luminar, que es su mejor con-tribución a la cultura mexicana, o en elestudio tan arduo que realiza del ecume-nismo cristiano, sin olvidar su participa-

ción en Ábside, o su Repertorio de dispara-tes, y este ensayo genial de la faceta amoro-sa y mujeril del Quijote, en que l’amore chemuove il sole e l’altre stelle.293

Tras de que entre febrero y marzo ante-riores Stanley L. Robe e Irving A. Leonardaceptan ser correspondientes,294 el calen-dario registra el fallecimiento de José RojasGarcidueñas, acontecido el 1° de julio,295 yla mención de siete sillas vacantes el 13 deagosto:

es necesario discutir las candidaturas posi-

bles. Por lo pronto, el director anuncia que

está en su poder la propuesta a favor de

don Octavio Paz, firmada por don Francisco

Monterde, don Rubén Bonifaz Nuño y don

Salvador Elizondo, para ocupar la silla que

dejó vacante don Carlos Pellicer y sólo falta,

para completar los requisitos, la aceptación

por escrito del candidato y su curriculum

vitae. Los académicos muestran su aproba-

ción a la propuesta.296

La elección del futuro Premio Nobel deLiteratura tiene lugar el 10 de septiembreinmediato: “se celebra la votación paraaprobar la candidatura de don Octavio

305

292 Gustavo Báez Camargo, “El concepto de la mu-jer y del amor en Don Quijote”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxv, pp. 19-30. Gustavo BáezCamargo (1899-1983) nace en Oaxaca, Oaxaca, ymuere en la ciudad de México. Maestro normalista,también actúa como profesor universitario. Escribe,según hemos dicho, con el seudónimo de Pedro Grin-goire en Bibliogramas de Excélsior, donde publicaunos 10 000 artículos. Destacan sus libros Improntasbíblicas (poemas), Principios y métodos de la educa-ción cristiana, La superstición de la sangre “aria”, Lasmanos de Cristo, El comunismo y El doctor Mora, im-pulsor de la causa bíblica en México. Utiliza también

el sobrenombre Rabí Baruc Gadol Ban-Ezraim.Nicolau d’Oliver lo nombra “paladín de las noblescausas”, y Puig Casauranc lo define como “uno de losmás sutiles espíritus mexicanos”.

293 Antonio Gómez Robledo, “Contestación al dis-curso de ingreso del doctor Gonzalo Báez Camargo(Pedro Gringoire)”; Memorias de la Academia Mexica-na, t. xxiv, pp. 31-36.

294 AoAM del 12 de febrero y del 26 de marzo de1981.

295 AoAM del 9 de julio de 1981.296 AoAM del 13 de agosto de 1981.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 307: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Paz, que obtiene 22 votos positivos y unaabstención”.297

El caso de Octavio Paz resulta excepcio-nal, único. Aceptado, nunca decide pre-sentar su discurso inaugural; así permane-ce hasta el 26 de agosto de 1997 en que laasamblea acuerda nombrarlo académicohonorario por unanimidad; el 12 de octu-bre siguiente así se le comunica, diciéndo-le que “se espera escuchar su trabajo deingreso”; pero éste no llega.298 En algunaocasión —el 22 de julio de 1982— asiste ala sesión reglamentaria de la Academia.

Complemento del año, la propuesta yvotación de la candidatura de RobertoMoreno y de los Arcos el 27 de agosto y el24 de septiembre respectivamente; en estaúltima fecha

es nombrado como escrutador el académico

don Salvador Elizondo. Realizada la votación

y hecho el recuento de votos se informó que

eran veinte afirmativos, uno negativo y tres

abstenciones, en vista de lo cual el director

declaró electo miembro de número a don

Roberto Moreno [y] de los Arcos para ocupar

la vacante de don Ignacio Dávila Garibi…299

306

297 AoAM del 10 de septiembre de 1981.298 AoAM del 26 de agosto y 12 de septiembre

de 1997. Octavio Paz (1914-1998) nace en Mixcoac ymuere en la ciudad de México. En 1937 viaja a Espa-ña; al regresar, en 1938, contribuye a la formación deldiario El Popular y a la fundación de las revistas Tallery El Hijo Pródigo. En 1945 recibe la beca Guggenheim.En 1962 es nombrado embajador de México en laIndia, cargo al cual renuncia por los sucesos estu-diantiles de 1968 en nuestro país. Dirige las revistasPlural y Vuelta. Entre sus libros se encuentran Liber-tad bajo palabra, Piedra de Sol, La estación violenta,Salamandra, los célebres El laberinto de la soledad y Elarco y la lira, Cuadrivio, Sor Juana Inés de la Cruz o lastrampas de la fe y su única obra de teatro La hija deRappaccini. Premio Nobel de Literatura 1990, del

Cervantes y del Príncipe de Asturias de Letras; reco-nocido universalmente, “da la espalda a las manerastradicionales de escribir poemas: rompe con la mesu-ra, con la fineza, con la técnica de trabajar el poemacomo si fuera una miniatura, con el tono crepusculary la gris tristeza autóctona”. Poeta de las nupcias, suerotismo abarca incluso al lenguaje: en él aparecenversos varones y versos hembras; ya satisfecho eldeseo, a la compañía sucede la soledad. Fresco, nove-doso, para Jaime Labastida es “hombre de contrastes,en lucha consigo mismo y con los demás, donde suescritura denuncia un verbo fulgurante, a un tiempola precisión y el destello, la palabra exacta, y el carbónencendido, toda la historia del idioma y de su nove-dad sin mácula”.

299 AoAM del 24 de septiembre de 1981.

historia de la academia mexicana de la lengua

Clementina Díaz y de Ovando

Page 308: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

1982

El año sólo registra el fallecimiento deMaría del Carmen Millán el 1° de septiem-bre300 y la aprobación unánime de la can-didatura del doctor Serge I. Zaitzeff, dela Universidad de Calgary, Canadá, comomiembro correspondiente.301

1983

Tres candidaturas abarca el calendario: lade José Pascual Buxó, la de ClementinaDíaz y de Ovando, y la de Tarsicio HerreraZapién. El 10 de febrero aparece la del pri-mero de los tres:

los señores académicos don Miguel León-

Portilla, don Ernesto de la Torre Villar y don

José G. Moreno de Alba presentaron formal-

mente la candidatura del señor José Pascual

Buxó. Para dar cumplimiento a lo previsto en

la fracción vi del artículo 22, de los Estatutos

vigentes para estos casos, el director propuso

que se ponga a votación la candidatura del

señor Pascual Buxó en la sesión correspon-

diente al 10 de marzo próximo…302

En efecto, un mes después, nombrado“escrutador el señor académico don JoséG. Moreno de Alba, se obtuvieron veinti-trés votos a favor y una abstención, que-dando así aprobada la candidatura del doc-tor don José Pascual Buxó…”303

Clementina Díaz y de Ovando es pre-sentada por los académicos Miguel León-Portilla, Andrés Henestrosa, Alí Chumace-ro y Alfonso Noriega el 10 de febrero de1983; así lo hace saber el director durantela sesión efectuada el 24 del mismo mes,para ocupar —según se dice— la silla xiivacante por el fallecimiento de la secreta-ria perpetua María del Carmen Millán.304

El 24 de marzo siguiente

se procedió a la votación de la candidatura de

la doctora Clementina Díaz y de Ovando…

se nombró escrutador a don Alí Chumacero;

los votos, en sentido afirmativo todos, fue-

ron veinticuatro. Inmediatamente el señor

director se sirvió declarar electa a la doctora

Díaz y de Ovando…305

Tarsicio Herrera Zapién pasa por idén-tico procedimiento los días 14 de abril y 12de mayo de este ciclo. Propuesto para ocu-par la silla iv, vacante por fallecimiento deJosé Rojas Garcidueñas —según escritode los académicos Andrés Henestrosa, AlíChumacero y Alfonso Noriega el 16 demarzo previo—, queda electo por unani-midad al haberse recibido en la Academiaveintidós votos favorables.306

El año, además, incluye cuatro falleci-mientos: el de Miguel Alemán el 14 demayo, el de Gonzalo Báez Camargo el 31de agosto, el de Salvador Azuela el 7 deseptiembre y el de Francisco Fernándezdel Castillo el 13 de noviembre.307 Roberto

307

300 AoAM del 10 de septiembre de 1982.301 AoAM del 10 de junio de 1982.302 AoAM del 10 de febrero de 1983.303 AoAM del 10 de marzo de 1983.

304 AoAM del 24 de febrero de 1983.305 AoAM del 24 de marzo de 1983.306 AoAM del 12 de mayo de 1983.307 Señalados en las AoAM respectivas del 26 de

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 309: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Moreno y de los Arcos y Tarsicio HerreraZapién prorrogan las lecturas de sus dis-cursos de ingreso.

1984

El calendario registra la candidatura deldoctor Bernardo Sepúlveda, quien mues-tra escrúpulos y declina la propuesta,308 yla aceptada por Carlos Montemayor, quien,propuesto el 11 de junio por Rubén Boni-faz Nuño, Porfirio Martínez Peñaloza ySalvador Elizondo, y presentada su candi-datura tres días después,309 es electo el 30de agosto siguiente:

asistieron doce académicos con derecho a

voto y siete académicos ausentes hicieron

llegar su voto. Ello hace un total de dieci-

nueve académicos. Al tenor del inciso ix del

artículo 22 de los Estatutos se requieren,

como mínimo, nueve votos afirmativos para

la elección del nuevo académico. El director

nombró escrutadores a doña Clementina

Díaz y de Ovando y a don Miguel León-Por-

tilla. Doña Clementina procedió a recoger

las papeletas. El resultado del escrutinio fue

de diecisiete votos afirmativos y dos absten-

ciones. Se informará de su elección, con

beneplácito de la Academia, al nuevo acadé-

mico…310

En el año ingresan tres académicos, elprimero de ellos Tarsicio Herrera Zapiénel 9 de febrero, mediante la lectura de sudiscurso “Lengua y poetas romanos enAlfonso Reyes”.311 Responde al recién llega-do Antonio Gómez Robledo.312

Roberto Moreno y de los Arcos acudepara leer como trabajo de ingreso “Losnahuatlismos en el español de México” el12 de abril de 1984. Relata la incorpora-ción de los primeros nahuatlismos al es-pañol de los conquistadores, y en contra-parte el enriquecimiento de las lenguasindígenas con vocablos de Castilla. Juande la Cueva, como poeta exhibe toquespintorescos en su Epístola al corregidorSánchez de Obregón, y Mateo Rosas deOquendo expone su malevolencia en al-guno de sus versos. Hasta sor Juana im-presiona con su “cultura muy fresca”, ma-nifestándose en castellano, latín y náhuatl.Que “lo que en el siglo barroco fue asun-ción plena de legítimas raíces culturales

308

mayo, 8 de septiembre —los segundo y tercero— y 24de noviembre de 1983.

308 AoAM del 26 de abril y 14 de junio de 1984.309 AoAM del 14 de junio de 1984.310 AoAM del 30 de agosto de 1984.311 Véase Memorias de la Academia Mexicana,

t. xxv, pp. 37-56. Hemos hecho referencia al discur-so de ingreso de Tarsicio Herrera Zapién en el capí-tulo v, “Directores y secretarios”. Tarsicio HerreraZapién (1935) nace en Churintzio, Michoacán. Licen-ciado en filosofía (1956) por la Universidad de Romay maestro y doctor en letras clásicas por la unam, esinvestigador y profesor universitario. Traduce El arte

poética de Horacio, Epístolas filosóficas y Odas, epodosy sátiras de Quinto Horacio Flaco, Las elegías de AlbioTíbulo y Las heroidas de Ovidio. Autor de Método delatín en frases célebres, Cuaderno de etimología médi-ca, Etimología grecolatina del español, El humanismode Sor Juana y otros estudios de clacisismo en México,La tradición virgiliana en México, El triunfo sobre unaestrella —anecdotario de Manuel M. Ponce— y Losbailadores de jarabe.

312 Antonio Gómez Robledo, “Respuesta al discur-so del doctor Tarsicio Herrera Zapién”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxv, pp. 57-64.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 310: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

y lingüísticas, vino a convertirse por marde la modernidad en exclusión burlona delo culto y lo vulgar”. En José Ignacio Bar-tolache se muestra claramente el procesode abandono del latín y del náhuatl. Unavez recorridas las etapas de nuestra his-toria, concluye que, “dados a la fuente delnuevo idioma, malamente podemos evi-tar el avasallamiento si cercenamos denuestra alma una de sus mitades”.313 Mi-guel León-Portilla ofrece la respuesta, mos-trando cómo en “el ser y cultura de losvencidos había otras realidades —no sóloel tono condenatorio o el abierto despre-cio—, muchas de ellas dignas de admi-ración”. Los preclaros humanistas llegadosdel Viejo Mundo rescatan mucho del viejolegado, convirtiéndose en padres y cofun-dadores del ser de un nuevo pueblo engestión. El recipiendario fija su atenciónen el elemento principal de nuestra heren-cia nativa, el de la lengua, específicamenteel náhuatl. De las tres lenguas imperiales—latín, castellano y náhuatl— dos estánvivas. Roberto tiene sumo interés en elnáhuatl, y así lo demuestra: de sus estu-dios recuerda el de El axólotl. Si la Acade-mia es recinto útil para propiciar el buenuso y el cultivo de la lengua de Castilla, no

por ello ha de dar la espalda a los idiomasvernáculos.314

José Pascual Buxó es el tercer académicoque ingresa en el año, 28 de junio, al pre-sentar “Sor Juana Inés de la Cruz en elconocimiento de su ‘Sueño’ ”, única obraque la jerónima confesó haber escrito porsu voluntad y a su gusto, catalogada como“la más remontada de su ingenio, eleganteen sus metáforas, elevada en sus concep-tos, recóndita en sus alusiones, misteriosaen sus alegorías y erudita en sus noticias”.Repasa los conceptos del jesuita DiegoCalleja y de Alfonso Méndez Plancarte, la“liberación del alma durante el sueño”,donde Octavio Paz concibe el poemacomo el relato de “la peregrinación de sualma por las esferas supralunares mientrassu cuerpo dormía”, “remoto fundamentode la tradición poética moderna en su for-ma más radical y extrema”. Nuestro espíri-tu —dice al final— estará siempre sujetoal engaño de las imágenes, porque hayveces que al contemplar la cosa misma, seequivoca y no la considera sino como ima-gen de la cosa. El Sueño de Sor Juana es “lanarración del ‘vuelo intelectual’ del almapor un universo conceptualmente consti-tuido y simbólicamente representado”.315

309

313 Roberto Moreno y de los Arcos, “Discurso deingreso”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv,pp. 65-76. Roberto Moreno y de los Arcos (1943-1996)nace y muere en la ciudad de México. Licenciado,maestro y doctor en Historia por la unam, resultaprofesor e investigador, luego director del Instituto deInvestigaciones Históricas de esta casa de estudios.Publica numerosos artículos en el Boletín de la Biblio-teca Nacional, el Boletín del Instituto de InvestigacionesBibliográficas y la Revista de Historia de América.Miembro de la Academia Mexicana de la Historia a

partir de 1979. Autor al menos de Joaquín Velázquez deLeón y sus trabajos científicos sobre el valle de México,1773-1775, Un caso de censura de libros en el siglo xviiinovohispano: Jorge Mas Theóporo, Programa analíticode historiografía de México: México colonial II, esmayormente conocido por la edición de las Obras deJosé Antonio Alzate y Ramírez, en 10 volúmenes.

314 Miguel León-Portilla, “Respuesta al discursodel maestro Roberto Moreno”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxv, pp. 77-81.

315 José Pascual Buxó, “Discurso de ingreso”,

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 311: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

José G. Moreno de Alba contesta, aclaran-do que el recipiendario es mexicano pornaturalización y por convencimiento, yque es poeta de precisión y de equilibrio.Amasa tumultos de palabras. Publica nomenos de 20 estudios y, de manera predo-minante, funda y dirige la revista Acta poe-tica. El Primero Sueño de sor Juana, con lasintenciones semánticas y los paradigmasculturales que subyacen en él, es disecadopor Pascual Buxó en forma por demáserudita y profundamente analítica. El tex-to hermético, así, responde a una “síntesislírica de las teorías aristotélicas y postaris-totélicas del sueño y del ensueño”.316

1985

Durante este calendario fallecen AntonioAcevedo Escobedo, el 4 de febrero; Fran-cisco Monterde, el 27 del mismo mes; yJesús Silva Herzog, el 13 de marzo. Paracubrir vacantes aparecen las candidaturasde Arturo Azuela, Fernando Salmerón, ylas posibles de Gabriel Zaid, LeopoldoSolís y Ruy Pérez Tamayo. En primer tér-

mino, Arturo Azuela es presentado el 28 demarzo

por parte de los señores académicos don

Antonio Gómez Robledo, don Octaviano

Valdés, don Andrés Henestrosa, don Adolfo

Noriega y don Tarsicio Herrera Zapién. Se

acordó darle entrada y se fijó, de acuerdo

con los requisitos estatutarios, el jueves 9 de

mayo próximo para su votación… en caso

de aprobarse, el doctor Azuela ocupará la

silla xxx que quedó vacante por el falleci-

miento de don Agustín Yánez.317

La votación, con cambio de fecha, ocurreel 9 de mayo en efecto —diferida en abril;esta vez se cuenta con 27 miembros—:

por lo que el número de votos requerido es

el de catorce. Nombró el director escrutado-

res a doña Clementina Díaz y de Ovando y a

don Carlos Montemayor. Se procedió al

escrutinio de las cédulas. De ellas trece votos

correspondieron a los académicos presentes

en la sesión. Los académicos que no pudie-

ron asistir enviaron su voto con anteriori-

dad. En total hubo veintiún votos afirmati-

310

Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 82-106. José Pascual Buxó (1931) nace en San Feliú deGuixola, Cataluña, España. Viene a México como exi-lado, julio de 1939. Completa la carrera de letras, len-gua y literatura españolas, en la Facultad de Filosofíay Letras de la unam. Es doctor en Letras por la Uni-versitá degli Studi di Urbino. Profesor de Literaturaespañola, mexicana y de teoría literaria en los cursostemporales de la propia Universidad Nacional Autó-noma de México (1953-1959) también es profesor detiempo completo en la Escuela de Letras de la Uni-versidad de Guanajuato (1954-1955) y de la Universi-dad Veracruzana (1957). Radica en Venezuela de 1959a 1963, al menos. Becario de El Colegio de México e

investigador del Instituto de Investigaciones Biblio-gráficas de la unam. Colaborador en diversas revistasy periódicos. Su obra abarca el ensayo, la antología yla crítica literaria. Escribe Góngora en la poesía novo-hispana —tesis sobre la influencia de Góngora en lapoesía virreinal—, Tiempo de Soledad, que lo colocaentre los buenos poetas jóvenes en el destierro, Ele-gías, Memoria y deseo, Boca del solitario y Materia dela muerte.

316 José G. Moreno de Alba, “Contestación al dis-curso de José Pascual Buxó, leído en el misma se-sión”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv,pp. 107-111.

317 AoAM del 28 de marzo de 1985.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 312: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

vos y una abstención, por lo que se declaró

electo por mayoría absoluta a don Arturo

Azuela.318

Fernando Salmerón recibe entrada for-mal el 25 de julio del año; su votación esconvocada el 12 de septiembre, de acuerdocon la candidatura propuesta por RubénBonifaz Nuño, José G. Moreno de Alba,José Pascual Buxó, Manuel Alcalá, PorfirioMartínez Peñaloza y Carlos Montemayor,y ella tiene lugar el 10 de octubre, cuando

se procedió a la votación, pues, en efecto,

además de los académicos presentes, ya se

habían recibido por correo quince votos.

El decano nombró escrutadores a don Alí

Chumacero y a don Tarsicio Herrera Zapién.

Hecho el recuento de los votos resultaron

diecinueve favorables a dicha candidatura y

tres abstenciones, en cuya virtud se declaró

electo el doctor Salmerón.319

El 14 de noviembre “se tratan las posi-bles candidaturas de don Gabriel Zaid ydel licenciado Leopoldo Solís, con quienesya se habló y aceptaron ser postulados. Sepidió a los académicos que patrocinanestas candidaturas se sirvan presentarlaspor escrito acompañadas de los respecti-vos historiales”.320 El 10 de diciembre, parafinalizar el año, se comunica que la candi-datura de Leopoldo Solís ha sido propues-ta por los académicos Miguel León-Por-tilla, José G. Moreno de Alba, RobertoMoreno y de los Arcos y Clementina Díaz

y de Ovando. El doctor Solís ocupará lasilla vacante de Jesús Silva Herzog. La can-didatura de Gabriel Zaid será presentadapor Manuel Alcalá, Porfirio MartínezPeñaloza, Manuel Ponce Zavala y CarlosMontemayor. Este último se ofrece a reca-bar la obra de Leopoldo Solís, al igual quela del doctor Ruy Pérez Tamayo.321

Dos, los ingresos del año: el de CarlosMontemayor el 14 de marzo, y el de Cle-mentina Díaz y de Ovando el 13 de junio.El primero de ellos ofrece “La tradiciónliteraria en los escritores mexicanos (orí-genes de la tradición nacional)”. Una vez

311

318 AoAM del 9 de mayo de 1985.319 AoAM del 10 de octubre de 1985.

320 AoAM del 14 de noviembre de 1985.321 AoAM del 10 de diciembre de 1985.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Fernando Salmerón

Page 313: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

terminado el elogio a su antecesor Anto-nio Castro Leal, aborda Díaz y de Ovandoel concepto complejo de la literatura me-xicana, trayéndola desde el siglo xvi hastael xix, cuando “con el triunfo del gobiernode Juárez, México escucha la primera pro-puesta de literatura nacional”. Saltan Alta-mirano, Pimentel, Gutiérrez Nájera, SaladoÁlvarez, hasta llegar a Mariano Azuela, Er-milo Abreu Gómez, Jorge Cuesta, SamuelRamos. Las observaciones de Cuesta resal-tan: sobre la actitud extranjerizante —enla cultura mexicana predomina el des-arraigo y el aislamiento intelectual, porquees el sentimiento colectivo lo que nos des-personaliza y nos convierte en extranjerosde nosotros mismos—, sobre la observa-ción lapidaria de que la tradición no sepreserva, sino vive —una tradición nose transmite en el vacío, tampoco maqui-nal ni aisladamente—, sobre que el arte, surigor, su excelencia, no podrá ser medidonunca por la nacionalidad de que partici-pe, sino que ésta será medida por la exce-lencia del arte que posea. Advierte que elmismo Castro Leal señala “que la lenguanace y prospera por los pueblos y los poe-tas, y que se empobrece cuando el pueblono tiene una vida activa y plena, o cuandocarece de poetas que lo expresen”. Y que

“todos los escritores son la expresión me-xicana; su literatura es la que se escribe, nola que nos prescriben”. Remata categórica-mente, en forma lapidaria, afirmando que“la literatura descubre la identidad delmundo. Así cada región se convierte en unpatrimonio de todo. Así nuestra voluntadde ser escritores de México se transformaen la capacidad de entregar la verdad deuna parte, interna e intensa, pura, comple-ta, del universo mismo. Somos nosotrosmismos lo que tenemos para ofrecer almundo”.322 Rubén Bonifaz Nuño respon-de, haciendo el elogio del recipiendario yel motivo esencial de su discurso como “laobligación de hacer ver nuestra necesidadactual de batallar por la protección de losvalores del humanismo, ahora en riesgo deperecer de asfixia bajo la mole de secunda-rias importaciones tecnológicas. La litera-tura es en sí acción política, nos ha dichoCarlos Montemayor. Acción de análisis ysíntesis de conductas de relación en lacolectividad; acción de gobierno. Y en estaacción, la búsqueda de la justicia, el bien,la independencia, los valores todos queforman el sustento de la conciencia indivi-dual y social”.323

Clementina Díaz y de Ovando ingresacon “Vicente Riva Palacio y la identidad

312

322 Carlos Montemayor, “La tradición literaria enlos escritores mexicanos. (Orígenes de la tradiciónnacional)”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv,pp. 112-126. Carlos Montemayor (1947) nace en Pa-rral, Chihuahua. Humanista, cultiva la poesía, lanarrativa, el ensayo y la traducción; entre éstas,la poesía de Safo y de Carmina Burana. Recibe el Pre-mio Xavier Villaurrutia en 1971, y otros más. Asesorliterario del Centro Mexicano de Escritores, es beca-rio de él en dos ocasiones. Dirige entre 1973 y 1975 la

Revista de la Universidad de México. Es miembro delConsejo Científico Internacional de la Asociación deArchivos de la Literatura Latinoamericana, del Cari-be y África del siglo xx. Especialista en la tradiciónoral de los mayas de Yucatán. Autor de Las llaves deUrgell, Cuentos gnósticos, Mal de piedra, Minas del re-torno, Historia de un poema, El oficio literario y Fines-terra, entre otras obras.

323 Rubén Bonifaz Nuño, “Contestación”, Memo-rias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 127-130.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 314: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nacional”, centrándose en el personaje-ídolo que ha estudiado con ahínco. El poe-ta, general, ministro, político, periodista, aquien califica como “polémico y satírico,novelista, orador, cuentista e historiadorde altos vuelos” dentro de la exaltada pa-sión que conlleva por México. Riva Palaciorepresenta las ideas acerca del nacionalis-mo literario, la preocupación por nuestraidentidad cultural. El convencimiento pormedio de las ideas reafirma en él el triunfode la República. En el libro Los ceros. Gale-ría de contemporáneos, vuelca Riva Palaciola vivencia de su experiencia literaria, susintenciones, las ideas y las disputas filosó-ficas del tiempo, y las circunstancias his-tóricas, las influencias. Resume, al decir deAndrés Henestrosa, cosas preciosas, incisi-vas, a veces de asombrosa belleza. Des-pués, Clementina no olvida El virreinato,tomo ii de México a través de los siglos,salido de su pluma, donde analiza deteni-damente el proceso de mestizaje desde susinicios hasta el momento en que el mesti-zo sin lugar a dudas se convierte en el enterepresentativo de la mexicanidad.324 Mi-guel León-Portilla, con alegría, señala labienvenida a Clementina. Le solicita los

estudios preparados por ella sobre roman-ces y corridos, y admira la admiración quela recipiendaria guarda sobre “el general”.Naturalmente, clama por el fortalecimien-to de la identidad nacional, y aprueba laactitud de Vicente, quien en su tiempoabre su mirada para hacer valoración decuanto integra el legado histórico y cultu-ral de México.325

Continúan los trámites de las candida-turas propuestas. El 6 de enero ocurre lareglamentación de los doctores Solís yPérez Tamayo.326 La votación de GabrielZaid tiene lugar el 20 de marzo inmediato;de ser electo, debe ocupar la silla xii va-cante por el fallecimiento de Antonio Ace-vedo Escobedo: “el director nombró es-crutador a don Salvador Elizondo. El totalde cédulas de los académicos presentes ylas de los ausentes que las enviaron opor-tunamente fue de catorce. Hecho el escru-tinio resultaron todas ellas con votos afir-mativos, por lo que resultó electo donGabriel Zaid…”327

Este mismo día es presentada la candi-datura del doctor Ruy Pérez Tamayo porlos académicos Alcalá, Martínez Peñaloza,Buxó, Herrera Zapién y Montemayor, para

313

324 Clementina Díaz y de Ovando, “Vicente RivaPalacio y la identidad nacional”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xxv, pp. 131-145. Clementina Díazy de Ovando (1916) nace en Laredo, Texas, EUA.Maestra y doctora en Letras por la unam, enseña lite-ratura en la preparatoria, es investigadora y dirige elInstituto de Investigaciones Estéticas entre 1968 y1974. Miembro de la Junta de Gobierno de la unam(1976). Becaria del Centro Mexicano de Escritores ymiembro de la Academia Mexicana de la Historia.Entre sus obras cuentan El Colegio Máximo de SanPedro y San Pablo, Juan Díaz Covarrubias. Obras com-pletas, Vicente Riva Palacio, Los cuentos del general,

Juan A. Mateos, El cerro de las Campanas, La EscuelaNacional Preparatoria, Los afanes y los días, 1867-1910,en dos volúmenes, Carlos III, el primer Borbón enMéxico, Universidad Nacional Autónoma de México.La ciudad universitaria, también en dos volúmenes, yArte culinario mexicano en el siglo xix.

325 Miguel León-Portilla, “Respuesta al discurso dela doctora Clementina Díaz y de Ovando al ingresaren la Academia Mexicana”, Memorias de la AcademiaMexicana, t. xxv, pp. 146-151.

326 AoAM del 6 de enero de 1986.327 AoAM del 20 de marzo de 1986.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 315: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cubrir la silla viii dejada por el doctorFrancisco Fernández del Castillo.328

Después, el 24 de abril tiene lugar lavotación sobre la candidatura de LeopoldoSolís:

el director nombró escrutador a don Gabriel

Zaid y el total de votos de los académicos

presentes y los que enviaron el suyo oportu-

namente fue de diecisiete. Todos ellos afir-

mativos. El director declaró, en consecuen-

cia, formalmente electo para ocupar la silla

xix ocupada anteriormente por don Jesús

Silva Herzog, a don Leopoldo Solís…329

El 10 de julio aparece el recordatorio delas vacantes por cubrirse: la silla xiii deMartín Luis Guzmán, fallecido el 12 dediciembre de 1976; la xxviii de MiguelAlemán, fallecido el 14 de mayo de 1983; laxi de Salvador Azuela, fallecido el 7 de sep-tiembre de 1983; la viii de Francisco Fer-nández del Castillo, fallecido el 13 denoviembre de 1983; la ii de FranciscoMonterde, fallecido el 27 de febrero de1985; la xxxv de Juan Rulfo, fallecido el 7de enero de 1986; y la xxiv de MauricioMagdaleno, fallecido el 30 de junio de1986. Un total de siete sillones vacantes, alos cuales debe añadirse muy pronto el I,por la muerte de Jesús Guisa y Azevedo el30 de septiembre siguiente.330

Y el 9 de octubre define el registro de lacandidatura de Ruy Pérez Tamayo, ademásde la de Héctor Azar para ocupar la silla iique dejó Francisco Monterde.331 En el año

ocurren —según se han registrado ya—tres muertes académicas: la de Juan Rulfo,la de Mauricio Magdaleno, y la de JoséFuentes Mares, correspondiente en Chi-huahua, acaecida ésta el 8 de abril.

Todavía aparecen dos elecciones: la deRuy Pérez Tamayo el 13 de noviembre, y lade Héctor Azar el 27 del mismo mes; así,en el primer caso,

el director nombró a don Gabriel Zaid

escrutador. El secretario procedió a recoger

los votos de los académicos presentes, los

que añadidos a los que se enviaron por

correo dieron un total de 21 votos. Hecho el

314

328 Ibidem.329 AoAM del 24 de abril de 1986.

330 AoAM del 10 de julio y del 9 de octubre de 1986.331 AoAM del 19 de octubre de 1986.

historia de la academia mexicana de la lengua

Ruy Pérez Tamayo

Page 316: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

escrutinio, resultaron ser todos afirmativos.

El director nombró en consecuencia a don

Ruy Pérez Tamayo electo para ocupar la silla

viii que fuera de don Francisco Fernández

del Castillo…332

En el segundo de ellos:

visto el número de miembros que compo-

nen actualmente nuestra corporación, el

director indicó que se requieren doce votos

que representan la mitad, más uno. El secre-

tario contó entre los votos de los académicos

presentes y los enviados por los ausentes, un

total de veintiún votos. Nombró el director a

don Ruy Pérez Tamayo escrutador. Su escru-

tinio dio veintiún votos afirmativos. El

director declaró a don Héctor Azar formal-

mente electo para ocupar la silla ii…333

El 25 de septiembre Arturo Azuela lee sudiscurso de ingreso, único del año, in-titulado “Historia y novela (cinco ejem-plos mexicanos)”. Primero es Agustín Yá-ñez el estudiado, “centro medular deconfluencias generacionales”, donde na-turalmente da prioridad a Al filo del agua,sin omitir otras de sus novelas socio-geográficas donde retozan los caminosmás secretos de varios pueblos de Jalisco;después, Mariano Azuela, su antepasado,con Los de abajo, además de Martín Luis

Guzmán, con las novelas revolucionariasde prosa increíble, José Revueltas, quien“se queda con el hombre de la calle, el dela pulquería o el de la vecindad, el delcallejón o la plazuela”, el de El apando, yJuan Rulfo, quien sólo con unas cuantaspáginas se eleva hasta la cumbre en PedroPáramo o El llano en llamas. Todos anali-zados con singular maestría.334 Le respon-de Andrés Henestrosa, indicando que, en

315

332 AoAM del 13 de noviembre de 1986.333 AoAM del 27 de noviembre de 1986.334 Arturo Azuela, “Historia y novela. (Cinco

ejemplos mexicanos)”, Memorias de la Academia Me-xicana, t. xxv, pp. 153-171. Arturo Azuela (1938) naceen la ciudad de México. Abogado y maestro en cien-cias matemáticas e historia, es profesor de literatura

mexicana en la unam y en el extranjero. En 1986resulta director de la Escuela de Filosofía y Letras dela unam. Recibe el Premio Xavier Villaurrutia en1974. Novelista, escribe Manifestación de silencios, Untal José Salomé, El tamaño del infierno, La casa de lasmil vírgenes y El don de la palabra.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Arturo Azuela

Page 317: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

efecto, los cinco colocados en el discursoson a la par novelistas e historiadores, dig-nos ejemplares de una trayectoria revolu-cionaria indiscutible. El recipiendario hagrabado un capítulo de la historia de laliteratura mexicana: “sus juicios, sus atis-bos, las reflexiones y las ocurrencias acercade cada uno ayudan a integrar su imagenfinal”.335

1987

El año enmarca solamente los fallecimien-tos de los correspondientes Salvador Echa-varría, de Guadalajara, el 21 de febrero, yAdalberto Navarro Sánchez, de la mismaciudad, el 4 de junio. Gutierre Tibón es con-siderado honorario, con aprobación el 10de diciembre de este año y confirmación el14 de enero de 1988.336

El calendario registra tres ingresos: eldel doctor Ruy Pérez Tamayo el 23 de abril;

el de Héctor Azar el 14 de mayo; y el deLeopoldo Solís el 20 de agosto. Ruy ingresacon su discurso “Medicina y cultura”. Condevoción relata cómo el doctor FranciscoFernández del Castillo —quien lo antece-de en la silla— invierte todo su interés,talento y energías en el cultivo, enseñanzay promoción de la historia de la medicinaen México. Y cómo los nombres de Flores,León, Ocaranza, Chávez, Izquierdo, So-molinos y el propio Fernández del Castillose enlazan dentro del rigorismo académicohistórico-médico nuestro. Claridoso al de-cir que la idea de cultura de nuestra socie-dad mexicana contemporánea no incluyea la medicina, y que desde 1543, con la apa-rición de los dos libros De Revolutionibusde Copérnico y la Fábrica de Vesalio, laautoridad de la ciencia de la Edad Mediase echa abajo; en seguida hace notar que elefecto sobre la medicina con ellos fue tre-mendo: España se pone de espaldas alRenacimiento y de cara a la Edad Media,resistiendo el avance de la ciencia durantedos siglos. Termina diciendo entonces que

en nuestra capacidad de país subdesarrolla-

do ni la ciencia ni la medicina científica se

reconocen como parte de nuestra cultura.

No es hasta el cese definitivo de la lucha

armada y la iniciación del cambio social que

todavía no termina, cuando las circunstan-

cias empiezan a ser propicias para la incor-

poración del espíritu científico en nuestra

cultura. No se ha dado el verdadero cambio

316

335 Andrés Henestrosa, “Contestación al discursoanterior”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv,pp. 172-174.

336 AoAM de las fechas señaladas.

historia de la academia mexicana de la lengua

Héctor Azar

Page 318: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cultural que resultaría de tal incorporación

en todos los niveles de actividad y en todos

los estratos de nuestro pensamiento. La pe-

netración del espíritu científico en nuestra

cultura implica el reconocimiento de que, de

acuerdo con Copérnico, no somos el centro

del Universo, y de acuerdo con Vesalio, so-

mos parte de la naturaleza.

Cuando la ciencia —dice Ruy— formaparte integral de la cultura, el hombre cesade apelar a la autoridad para resolver susdudas y en cambio busca sus respuestasdentro de un marco racional, en el seno dela naturaleza y de acuerdo con una escalade valores universales que excluyen al dog-ma y a la revelación como criterios válidospara aceptarlas. La adopción del espíritucientífico como parte de nuestra culturano nos deshumaniza. En relación con lamedicina, Ruy afirma que desde hace unos300 años ha sido científica, y que es a par-tir de ese momento histórico cuando sucapacidad para realmente ayudar a lospacientes ha ido aumentando en formaprogresiva.337 Le responde Carlos Monte-mayor, catalogándolo como filósofo de laciencia al sostener que “el pensamiento

científico no excluye otras formas de rela-ción del ser humano con su propia con-ciencia”. El eje fundamental del discursode Ruy es la advertencia de que no recono-cemos el pensamiento científico comoparte de la cultura nacional ni como unade sus necesidades primordiales de cam-bio. La evolución de la ciencia en Méxicoindica que el pensamiento científico for-ma parte de una cultura irreductible: hayuna cultura subyacente en el desarrollo dela ciencia. No hay que contraponer elhumanismo y la ciencia como enfoqueequivocado; parte de la educación de lospueblos son las humanidades. La cienciano es la cancelación de todos los órdenesde la vivencia humana, sino incluso su for-talecimiento, su libertad, la conciencia desu naturaleza. El humanismo no puede serlo anticientífico, sino la educación moralde los pueblos, de hombres que han deintegrarse en su realidad humana, es decir,en su cultura. Ruy se honra en afirmar, através de su obra, los méritos de la cienciaen México.338

Héctor Azar habla, en su ingreso, de“Francisco Monterde”. Con detenimientolo conoce, lo explica, lo sustenta. Desde su

317

337 Ruy Pérez Tamayo, “Medicina y cultura”, Me-morias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 176-186.Ruy Pérez Tamayo (1924) nace en Tampico, Tamauli-pas. Médico cirujano (1950) por la unam, es posgra-duado en la Universidad de Washington (1951-1952),especializado en el Instituto Nacional de Cardiologíay doctor en Inmunología (1973) por el Instituto Poli-técnico Nacional. Patólogo en el Hospital Español yen el Instituto Nacional de la Nutrición. Director dela unidad de Patología de la Facultad de Medicina,jefe del Departamento de Enseñanza e InvestigaciónCientífica en el Hospital General, y también del de-partamento de biología celular del Instituto de Inves-

tigaciones Biomédicas. Miembro de El Colegio Na-cional desde 1980. Miembro de la Junta de Gobiernode la unam desde 1983. Premio Nacional de Ciencias1974, y de otros más. Entre sus publicaciones figuranPrincipios de patología, Inmunopatología, Tres varia-ciones sobre la muerte y otros ensayos biomédicos,Patología molecular, submolecular y celular, Serendipia,La segunda vuelta y Ciencia y filosofía.

338 Carlos Montemayor, “Contestación al discursode ingreso en la Academia Mexicana de don RuyPérez Tamayo”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxv, pp. 187-192.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 319: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

intento teatral infantil a los 12 años, cuan-do escribe Cómo se inician las fieras, y suprimer original Arcas de la Nueva España,donde “admira lo pasado y adora lo pre-sente”, hasta su famoso El madrigal deCetina, en que “se sitúa en la corrientecolonialista que proponía una recapturadel origen perdido”. Pasa luego por el“Homenaje a la hazaña de Francisco Mon-terde”, de José Luis Martínez y la cripto-grafía, por su ya perdida crisis de la ado-lescencia, por la decisión de dedicarse a lasletras tras un efímero balbuceo. “Cuandorealiza la aspiración de ser escritor, debevivir plenamente su condición de hombrede letras y, entonces, sin fingimiento, seatarea con las revistas Antena, Ábside, Rue-ca. Pleitea con Julio Jiménez Rueda cuan-do éste opina que la literatura mexicanapeca de afeminamiento, exaltando enér-gicamente los valores literarios de Losde abajo de Mariano Azuela. El trabajo deMonterde es sensible, acabado dentro de suespíritu. En su Cultura mexicana loa a sumaestro. Así, lo cataloga Azar como “unode los pocos sabios que han generado pro-

ductos culturales trascendentes”. Es rápi-do, ágil, casi fugaz en el carácter que fija deMoctezuma. Y en su teatro aplica la com-posición límpida, creando una de sus obrasmás importantes: la Bibliografía de teatromexicano, itinerario del quehacer teatrallleno de recovecos y de sinrazones, de in-flujos y de mezcolanzas. En su cátedra deliteratura, de preocupación constante, re-sulta Monterde apabullante y conmove-dor.339 Le responde a Azar Manuel Alcalá yen su contestación asienta que “la vidatoda de Héctor Azar ha sido siempre unacendrarse y enriquecerse espiritual e inte-lectualmente”. Tras decir que “luce en elruedo sus dotes y destreza de profesor y deanimador y director teatral”, revisa Alcalásu obra poético-novelesca, sus entrañablesraíces libanesas y su farándula, donde des-face entuertos desde La Appassionata hastaAtlixco, Atlixco siempre. Remata aclarandoque Héctor ha realizado una magníficasemblanza del Monterde maestro, y re-cuerda a su esposa Pía.340

Tercero en ingreso durante el año, Leo-poldo Solís, el 30 de agosto con “El len-

318

339 Héctor Azar, “Francisco Monterde”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 194-209. HéctorAzar (1930-2000) nace en Atlixco, Puebla, y muere enla ciudad de México. Maestro en Letras Españolas yFrancesas por la unam. Profesor de arte dramáticoy jefe del departamento de teatro de dicha casa deestudios (1954-1972). Dirige el teatro El Caballito, elteatro de la Ciudad Universitaria y otros. Conla Compañía de Teatro Universitario obtiene en 1964el premio mundial de la especialidad en el festival deNancy, Francia. Edita una colección de teatro en suempeño por difundir el arte de la escena. Funda elForo Isabelino, el Teatro del Espacio 15 y el EspacioC. Organiza la Compañía Nacional de Teatro cuandoestá al frente del departamento de teatro del inba

(1965-1972). En 1972 crea el periódico teatral LaCabra. Es director general del Centro de Arte Dra-mático, A. C. (cadac). Colabora con publicacio-nes nacionales y extranjeras especializadas. Recibe elPremio Xavier Villaurrutia en 1973, y las PalmasAcadémicas de Francia en 1987. Dirige múltiples cor-tometrajes. Dentro de sus obras están Estancias, Ven-tanas de Francia, Olímpica —su creación más repre-sentada—, La appassionata, El alfarero, Las vacasflacas, El milagro y su retablo, La seda mágica, Las alassin sombra, La Universidad y el teatro, El teatro conadolescentes.

340 Manuel Alcalá, “Bienvenida a Héctor Azar”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp. 210-215.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 320: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

guaje y el pensamiento económico”. Míni-ma ese día la recepción fraguada por JoséLuis Martínez. Luego, la sentencia de que“escribir bien consiste en hacer continua-mente pequeñas erosiones a la gramática,al uso establecido, a la norma vigente de lalengua: es un acto de rebeldía permanentecontra el contorno social, una subversión”,y el recorrido de la vida de Jesús Silva Her-zog, a quien coloca dentro del bien pú-blico como crítico y estilista, en medio demeditaciones hijas del amor a México ydel cariño a su lenguaje. La obra de Her-zog —dice Solís— está totalmente com-prometida con la libertad, con la justicia ycon la lengua. No olvida la cita de la revis-ta Cuadernos Americanos fundada por él, ylas secciones que la caracterizan: política,economía, relaciones internacionales y le-tras.341 La respuesta a Solís, encomendadaa Carlos Montemayor, advierte que segúnJames Tobin la teoría monetaria equiparaal dinero con el lenguaje, y que existenalgunas coincidencias entre la economía yla literatura, como es el caso de nuestroManuel Payno, literato y secretario de Ha-

cienda en el México del xix. Menciona aFerdinand de Saussure, quien en su Cursode lingüística general apunta ciertas analo-gías entre los métodos de análisis de lasdisciplinas económicas y las lingüísticas.Las monedas pueden trocarse por otrasmonedas o cosas diferentes, pero las pala-bras pueden trocarse por ideas y otras pa-labras. Consigue Montemayor algunosconceptos sobre la traducción y hace verque el lenguaje constituye, en sí mismo,una manera de ver el mundo y la vida, unacosmovisión. La Academia recibe a Leo-poldo Solís en su calidad de gran pensadorde las disciplinas económicas.342

1988

El calendario arroja la noticia de la muertedel licenciado Alfonso Noriega Cantú el16 de enero, anunciada durante la sesióndel 28 siguiente, cuando se declara que per-manece vacante su silla, y que su cargo detesorero de la corporación se sustituyede inmediato mediante el nombramiento

319

341 Leopoldo Solís, “El lenguaje y el pensamientoeconómico”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxv, pp. 218-225. Leopoldo Solís (1928) nace en laciudad de México. Licenciado en Economía (1951)por la unam, es maestro en esa especialidad por Yale.Profesor en el Instituto Tecnológico Autónomo deMéxico (1960-1962), lo es después en El Colegiode México (1962-1972). Investigador allí hasta 1976,dirige los Estudios Económicos y alcanza la subdirec-ción general del Banco de México entre 1976 y 1977.Interviene en la Secretaría de la Presidencia y se colo-ca como coordinador de asesores económicos delpresidente de la República en 1985. Resulta miembrode El Colegio Nacional desde 1976. Forma parte delos comités editoriales de diferentes revistas econó-

micas, entre ellas el Journal of Development Economicsde La Haya y el Industry and Development de Viena.Entre otras obras, publica Mexican financial develop-ment (1966), La realidad económica mexicana. Retro-visión y perspectivas (1970), Controversias sobre el cre-cimiento y la distribución (1972), Planes de desarrolloeconómico y social en México (1975) y Alternativaspara el desarrollo (1978). Colabora en las obras colec-tivas Demografía y economía (1967), El perfil de Mé-xico en 1980 y Los problemas nacionales.

342 Carlos Montemayor, “Respuesta a LeopoldoSolís en su discurso de ingreso en la Academia Mexi-cana”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxv, pp.226-230.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 321: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

de Alí Chumacero en tal posición.343 Ya el14 de abril el director informa que

las propuestas para ingresar a la Academia

de don José Emilio Pacheco y Carlos Monsi-

váis, de las que se habló en sesiones anterio-

res, están a punto de ser aceptadas. Propone

ahora la candidatura de don José Rogelio

Álvarez y da lectura a la carta del 6 de abril

de él en que dice que si eventualmente la

Academia llegue a postularlo candidato a

ocupar un asiento, no podría sino aceptar

gustoso esa distinción. Don Alí Chumacero,

don José G. Moreno de Alba y don Manuel

Alcalá dicen que firmarán la carta propuesta

de esta candidatura. Ya los académicos pre-

sentes habían asentido en aceptarla.344

El arribo de Gutierre Tibón como miem-bro honorario “no podrá ser antes de oto-ño”; José G. Moreno de Alba le dará res-puesta.345 El 12 de mayo siguiente se tieneel acuerdo de que José Rogelio Álvarezocupe la silla xxviii, vacante por el falleci-miento de Miguel Alemán.346 Y el 14 dejulio tiene lugar su votación:

visto que actualmente son veintiséis acadé-

micos, se requiere un mínimo de catorce vo-

tos afirmativos. El director nombra escruta-

dor a don Gabriel Zaid. Hecho el recuento

de los diecisiete votos de académicos presen-

tes y de aquellos que los enviaron, se vio que

había dieciséis votos afirmativos y una abs-

tención. Por ello, el director lo declara electo

para la silla xxviii que ocupó Miguel Ale-

mán…347

1989

El 12 de enero se insiste sobre las conversa-ciones habidas con Carlos Monsiváis yJosé Emilio Pacheco: “el primero ya aceptóser propuesto miembro de la Academia;don Manuel Alcalá propone la candidatu-ra del señor Monsiváis y la apoyan don AlíChumacero y don José G. Moreno de Al-ba”.348 La propuesta formal de Carlos Mon-siváis, aceptada, tiene lugar el 26 del mis-mo mes;349 el 23 de febrero, la entrega del

320

343 AoAM del 28 de enero de 1988.344 AoAM del 14 de abril de 1988.345 Ibidem.346 AoAM del 12 de mayo de 1988.

347 AoAM del 14 de julio de 1988.348 AoAM del 12 de enero de 1989.349 AoAM del 26 de enero de 1989.

historia de la academia mexicana de la lengua

José Rogelio Álvarez

Page 322: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

curriculum y cuatro de sus publicaciones:Entrada libre. Crónica de la sociedad que seorganiza, Amor perdido, A ustedes les consta.Antología de la crónica en México, y Días deguardar, y el acuerdo de que ocupe el si-llón xxiv vacante —de Mauricio Magda-leno—;350 en fin, el 30 de marzo

se procede a la votación de la candidatura…

visto que hay veintiséis académicos el míni-

mo de votación es de catorce. Se recogen los

votos enviados y los de los académicos pre-

sentes que suman, en total, diecisiete. Se

nombra escrutador a don Carlos Montema-

yor y resultó electo por mayoría de votos

Monsiváis, para ocupar el sillón xxiv… se le

notificará al nuevo académico su elección y

nos dice el director que será de gran ayuda

por estar enterado de muchas cosas.351

Hasta el 10 de agosto no existe menciónde que Gabriel Zaid leerá su discurso deingreso el próximo 14 de septiembre. Enesta ocasión —y en sesión privada, nopública como se estila, con asistencia deinvitados y solemnidad mayor— el reci-piendario pronuncia su discurso “Muertey resurrección de la cultura católica”, cata-logado como enjundioso, sólido y original

por quienes lo escuchan. Convencido deque la cultura católica se acabó, enfoca sudisertación dividida en los siguientes ru-bros: “Culturas superadas”; “Nuevas épo-cas: desde adentro y desde afuera”; “Tiem-po igual, tiempo jerárquico”; “La culturacatólica, excomulgadora excomulgada”;“Nostalgia del integrismo”; “La primaverade León XIII”; “Del progreso al derrotis-mo”; “La primavera maderista”; “Muerte yresurrección”; y “La cultura católica me-xicana”. Llaman la atención en él los con-ceptos de disputa de la identidad entre loscristianos —universales, seguidores deCristo, romanos, luteranos—, donde lacultura moderna es un momento del cris-tianismo, las tensiones culturales suma-mente creadoras que el catolicismo tieneen México a través del tiempo, y el movi-miento reciente “comunión y liberación”del sacerdote misionero Luigi Giussani,estudioso del ecumenismo y de la teologíaprotestante, cuya característica más nota-ble es su interés en la cultura: “si la fe cabeen todos los aspectos de la vida humana, lafe se convierte en fuente de cultura, y deuna cultura nueva”. El Vaticano poseeya una oficina de cultura. Todo un mundonuevo dentro del catolicismo.352 No ob-

321

350 AoAM del 23 de febrero de 1989.351 AoAM del 30 de marzo de 1989. La elección

como académico resulta insubsistente y así se le co-munica el 25 de mayo de 1995, por no haber presen-tado su discurso de ingreso en los plazos impro-rrogables que el artículo 24 de los Estatutos de lacorporación manifiesta. “Nunca contestó la carta deManuel Alcalá, secretario perpetuo, del 31 de marzode 1989 en la cual se le informaba de su elección.”

352 Gabriel Zaid, “Muerte y resurrección de la cul-tura católica”, Memorias de la Academia Mexicana,

t. xxvi, pp. 21-55. Gabriel Zaid (1934) nace en Monte-rrey, Nuevo León. Ingeniero mecánico administrador(1955) por el Instituto Tecnológico y de EstudiosSuperiores de Monterrey, construye una vasta obrade cultura, al decir de Rubén Bonifaz Nuño, “escri-biendo y actuando como poeta, ensayista, crítico, tra-ductor, editor, investigador y difusor en variedad dedisciplinas”. Recibe los premios Xavier Villaurrutiaen 1972 y Magda Donato en 1986. Es miembro de ElColegio Nacional desde 1984. De su múltiple obra ci-tamos Seguimiento, Campo nudista, Práctica mortal,

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 323: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tiene respuesta en situación excepcionalaprobada. Invisible, inasible —como hadicho Enrique Krauze—, Zaid es enemigode la publicidad y de las cámaras.

1990

Hasta el 13 de diciembre no aparece el re-gistro de la propuesta del 22 de noviembreprevio “que firman los académicos JoséG. Moreno de Alba, don Gabriel Zaid ydon Manuel Alcalá, para la candidaturade don Guido Gómez de Silva. Se le da en-trada”.353

1991

La candidatura de Guido Gómez de Silvaes propuesta el 28 de febrero de este año.La votación se fija definitivamente para el4 de abril, porque el jueves 14 de marzo noacuden suficientes académicos a la sesiónprevista y las papeletas no llegan a la cifrade catorce que fue señalada como indis-pensable.354 El citado 4 de abril

el director nombró escrutador a don Gabriel

Zaid, quien recibió las papeletas de manos del

secretario. Ellas fueron diecisiete. El escruta-

dor informó que todas ellas tenían votos

afirmativos. Por ello, don José Luis Martínez

declaró electo por unanimidad para la silla

número I que ocupó don Jesús Guisa y Aze-

vedo a don Guido Gómez de Silva…355

En la sesión del 10 de enero —donde enrealidad se fija la fecha del 28 de febreropara votar la candidatura de Guido Gómezde Silva, propuesta según aclaramos— tam-bién se cita la de Eulalio Ferrer, acordán-dose que se vote el 28 de marzo y se le asig-ne la silla xxii que perteneció a AlfonsoNoriega.356 Al no efectuarse sesión en tal

322

Los demasiados libros, Ómnibus de poesía mexicana,Asamblea de poetas jóvenes de México, Leer poesía —elpremio otorgado por Octavio Paz, Ramón Xirau,Carlos Fuentes y Salvador Elizondo—, Fábulas deNarciso y Ariadna —premiada en los Juegos Floralesde Tehuacán 1954—, Reloj de sol, Crítica del mundocultural, Un amor imposible de López Velarde y Anto-logía poética de Manuel Ponce.

353 AoAM del 13 de diciembre de 1990. La propues-ta ha sido anunciada antes, en la sesión ordinaria del13 de septiembre de 1990.

354 AoAM del 28 de febrero y del 14 de marzo de1991.

355 AoAM del 4 de abril de 1991.356 AoAM del 10 de enero de 1991.

historia de la academia mexicana de la lengua

Guido Gómez de Silva

Page 324: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

fecha, la votación efectiva tiene lugar el 11de abril; en ese momento se dice que

el director nos señala que para que la candi-

datura de don Eulalio Ferrer Rodríguez sea

aprobada, se requiere un mínimo de catorce

votos. El secretario entrega las papeletas que

se recibieron por correspondencia y las firma-

das aquí a don Gabriel Zaid, a quien don José

Luis Martínez había designado escrutador.

El resultado del escrutinio fue que las catorce

papeletas traían voto favorable. Por ello, don

José Luis Martínez declara electo, por unani-

midad, a don Eulalio Ferrer Rodríguez.357

El año agrega el deseo de Octavio Paz, el23 de mayo, de pronunciar próximamente

su discurso de ingreso —situación que nun-ca se realiza—, el fallecimiento del censorOctaviano Valdés el 29 de mayo, con anun-cio en la sesión del 13 de junio inmediato, yla advertencia el 26 de septiembre de que Jo-sé Rogelio Álvarez tiene prioridad frente aGuido Gómez de Silva para leer su discursode ingreso, por haber sido electo con ante-rioridad.358

1992

Los fallecidos del ciclo son dos: Ignacio Ber-nal el 23 de enero, con anuncio en la sesióndel 13 de febrero, y Porfirio Martínez Peña-loza el 26 de julio, con anuncio el 27 deagosto.359 Dos también las candidaturas: lade Margit Frenk, de quien se habla ya en laAcademia el 13 de agosto, se le da la bien-venida el 22 de octubre y se prepara su car-ta de presentación el 19 de noviembre;360 yla de Ernesto de la Peña, propuesto porTarsicio Herrera Zapién, Guido Gómez deSilva y Manuel Alcalá el mismo 19 delpenúltimo mes del año.361

Gutierre Tibón ocasiona una situaciónincómoda en el transcurso del calendarioal entregar, en marzo, un discurso inade-cuado, que obliga a la Academia a solicitarun nuevo texto satisfactorio; cuando el 8de octubre se le ofrece la bienvenida, notrae escritas sus palabras de ingreso, y sólose explaya sobre el futuro de la lenguaespañola y la etimología de la voz México;el secretario le responde con brevedad.362

323

357 AoAM del 11 de abril de 1991.358 AoAM respectivas.359 AoAM del 13 de febrero y del 27 de agosto de

1992.

360 AoAM del 13 de agosto, del 22 de octubre y del19 de noviembre de 1992.

361 AoAM del 19 de noviembre de 1992.362 AoAM del 8 de octubre de 1992.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Margit Frenk

Page 325: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Como poco después solicita el patrocinioacadémico para la coedición de un librosuyo en donde, para colmo, la corporaciónno aparece muy bien librada, el director yla asamblea niegan el apoyo y deciden úni-camente mantenerlo como honorario enel seno de ella.363

El año se ve favorecido con los ingresosde José Rogelio Álvarez y Guido Gómez deSilva. El primero de ellos lee en el recinto delauditorio de la Biblioteca Nacional, 20 de fe-brero, su discurso inaugural “El Dicciona-rio universal de Orozco y Berra”, referenteal de historia y geografía, conocido comola obra magna y el antecedente más direc-to de la Enciclopedia de México dirigidapor quien ingresa. El estudio de José Roge-lio es profundo, meditado; en él acusa elconocimiento que posee sobre los 10 tomosdel enorme texto publicado entre 1853 y1856, dedicado “a todas las clases de la so-ciedad” con mención de antecedentes ensu introducción, así el Diccionario geográ-fico americano de Alcedo, la Biblioteca deBeristáin y el Diccionario de Mellado, tra-ducción española éste del DictionnaireUniversel de N. Bouillet. Lucas Alamánencabeza el elenco múltiple de participan-tes. Hay quienes, amén de los autores, fir-man sólo artículos con sus nombres o los

calzan con sus iniciales. El repaso de lasaportaciones y quienes las escriben resultaintegrado tras una minuciosa investiga-ción. “La narración de un suceso —dicecon claridad— que pudo hacerse en diezlíneas, ocupa tres páginas del Diccionario,redactadas en un lenguaje hinchado y fun-damentalista. En esta manera de exponerlos hechos, se usan a menudo las invoca-ciones y las exhortaciones; y en las notasonomásticas casi se agotan los vocablos ygiros apologéticos…” Joaquín García Icaz-balceta escribe para el texto 52 notas y ar-tículos, precursores de los extensos tra-bajos historiográficos que le proporcionanimperecedera notoriedad; José Rogelio losenlista. José María Lafragua nos entrega ensus artículos un dechado de riguroso exa-men, síntesis conceptual y buen juicio so-bre personas y situaciones. Hay un enlaceentre personajes, escritos realizados e in-terpretación de cada quien. Los artículosdel propio Orozco y Berra resultan nota-bles por su abundancia de información yla extensión que abarcan. La situación delpaís en la época sólo es manejada tan-gencialmente. El Diccionario contribuye aprestigiar la tesis del conservadurismo; deahí que sus páginas se cierren al triunfode la República.364 José Luis Martínez re-

324

363 AoAM del 22 de octubre de 1992.364 José Rogelio Álvarez,“El Diccionario Universal de

Orozco y Berra”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxvi, pp. 56-87. José Rogelio Álvarez (1922) naceen Guadalajara, Jalisco. Estudia Historia de Méxicoen la Facultad de Filosofía y Letras de la unam y cur-sos adicionales en la Escuela Nacional de Economía yen la de Antropología e Historia. Trabaja en la revistaTiempo (1943-1952), de la cual llega a ser jefe deredacción. En Jalisco es secretario particular del en-

tonces gobernador, (1953) y ocupa también otros car-gos. Entonces publica, entre otros textos, Barra deNavidad, estudio de un área, Los Altos de Jalisco. Unprograma de rehabilitación y Nueva imagen de Jalisco.Funda y dirige la colección Jalisco en el Arte, dos decuyos títulos son obra suya Vidrio soplado de Guada-lajara y Chilte de Talpa. Dirige Diesel Nacional, S. A.(1963-1966). En 1964 da a conocer Jalisco, nueve ensa-yos. Coordina (1967-1968) la difusión del ComitéOrganizador de los Juegos de la xix Olimpiada;

historia de la academia mexicana de la lengua

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dacta la “Bienvenida a la Academia Mexi-cana a José Rogelio Álvarez”. Habla allí delúltimo libro del recipiendario, Summamexicana. El gran libro sobre México (1991)y resume su enorme labor al frente de laEnciclopedia de México tan festejada. Seña-la el homenaje que en su discurso de in-greso logra de su laborioso predecesor, y lainvestigación acuciosa que deja huella, obrade grandes conocimientos, discreción ybuena disposición entre nuestros trabajoslingüísticos.365

Guido Gómez de Silva aborda la Acade-mia el 5 de marzo de este año con su discur-so “Los diccionarios de ayer y de mañana”donde, tras el recorrido de sus antecesoresen la silla que llega a ocupar, de frente y conel empeño, insistencia y exactitud que de-muestra en su obra toda, desglosa el trabajo

con los subtítulos “Los albores de los diccio-narios”, “Los diccionarios en la Edad Me-dia”, “Los diccionarios del Renacimiento”,“Diccionarios monolingües”, “Las Acade-mias que publican diccionarios —siglosxvii y xviii—”, “El siglo xvii”, “El sigloxviii”, “El siglo xix”, “El “Diccionario Ox-ford 1884-1928”, “Otros diccionarios delsiglo xx”,“El siglo xx”,“Diccionarios de len-gua y Diccionarios enciclopédicos”, “¿Dic-cionario normativo o descriptivo?”, “Losdiccionarios especializados”, “El orden delos artículos”, “Las definiciones”, “Ilustracio-nes y cuadros sinópticos”, “Los dicciona-rios bilingües”, “El diccionario de mañana”y “Números de artículos”. Una verdaderaenciclopedia acerca del “diccionarismo” enque Guido es verdaderamente asombroso:recopilación de hallazgos y sabiduría.366

325

entonces publica Manual Deportivo Olímpico. Luegoresulta consejero del secretario de Educación Públi-ca. Dirige la revista El Maestro y escribe la memoriaLa educación pública en México 1964-1970. En 1969adquiere la empresa editora de la Enciclopedia de Mé-xico, su mayor creación, en 12 tomos, que alcanza yatres ediciones, cada una de ellas superada. Escribe,además, San Pedro Tlaquepaque, Documentos inéditose impresos muy raros sobre la Guerra de Tres Años,1858-1860 y Valentín Gómez Farías. Legislación educa-tiva, amén del tomo i de la Enciclopedia de la Iglesiacatólica en México, obra hasta la fecha inconclusa.Otras dos obras suyas son Todo México. Compendioenciclopédico 1985 e Imagen de la gran capital.

365 José Luis Martínez, “Bienvenida a la AcademiaMexicana a José Rogelio Álvarez”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxvi, pp. 88-91.

366 Guido Gómez de Silva, “Los diccionarios deayer y mañana”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxvi, pp. 92-116. Guido Gómez de Silva (1925)nace en Padua, Italia. Es bachiller en derecho y cien-cias sociales de la unam (1942) y maestro en lengua yliteratura españolas allí mismo (1946). Becado en1947 en Columbia University, Nueva York, se gradúa

como M. S. En 1952 se doctora en Letras en la propiaunam, con cum laude. Funcionario de la Organiza-ción de las Naciones Unidas (1947-1954 y 1973-1985);en el primer periodo actúa como bibliotecario portres años e intérprete inglés-francés-español por cua-tro. En el segundo periodo es jefe de la sección de ter-minología y luego jefe de formación de intérpretes enNueva York, por seis años, y jefe de la sección de len-guas, en Nairobi, por otros seis. Entre los dos perio-dos de servicio en las Naciones Unidas, profesor delengua y literatura en la unam y en Iowa, y de lingüís-tica en las Middlebury Language Schools de Vermont.Delegado de México en varias conferencias de la onusobre nombres geográficos, en Ginebra y NuevaYork. Estudia lenguas orientales en El Colegio deMéxico; da conferencias sobre fonética y la cátedrade Psicolingüística. Es miembro de la InternationalPhonetic Association de Londres, de la AssociationInternationale d’interprètes de Conférences en Gine-bra, de la American Association of Language Specialistsde Washington y presidente del Colegio Mexicano deIntérpretes de Conferencias. Escribe Misión de la lin-güística, La geografía y la lingüística, El árabe literario—como coautor—, The Linguistics of Personal Names,

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

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Manuel Alcalá, en su respuesta, anota quela Palabra —con mayúscula— es eterna ycreadora, y que la palabra, para el reci-piendario, es la base y noción de todos susestudios y sus estímulos. Lo analiza comointérprete que ha sido y es en la tarea anti-quísima y noble, indispensable en nuestromundo de Babel: su mente cartesiana, cla-ra como pocas, lo ha llevado a escribir un“largo, original y erudito ensayo sobre losdiccionarios pasados, presentes y futuros”.Trae a colación la Oda al diccionario dePablo Neruda, donde

Diccionario, no eres

tumba, sepulcro, féretro,

túmulo, mausoleo,

sino preservación,

fuego escondido,

plantación de rubíes,

perpetuidad viviente

de la esencia,

granero del idioma…

Brújula bella y profunda que el poetachileno acomoda como árbol. Manuel ala-ba a Guido y lo enlaza a las sociedades alas cuales pertenece.367

1993

Este año fallece Sergio Galindo Márquez, el3 de enero. Gutierre Tibón vuelve a dar de

qué hablar con una nueva carta suya don-de critica el Diccionario de la Real Acade-mia Española, situación que se ventila el 13de mayo.368 Y tres candidaturas son resuel-tas: la de Margit Frenk el 28 de enero, la deRamón Xirau el 26 de agosto, y la de LuisAstey Vázquez el 11 de noviembre. De laprimera de ellas, que ha sido propuesta elaño precedente, se indica que

son veintiséis los académicos actuales, por lo

que se necesitan catorce votos como míni-

mo para la elección. Pide el director al secre-

tario que sea el escrutador. Hecho el escruti-

nio resultaron dieciocho votos afirmativos,

de los académicos presentes y de los ausen-

tes que votaron por correo. Don José Luis

Martínez declaró electa para la silla xxiv de

don Mauricio Magdaleno a doña Margit

Frenk.369

Ramón Xirau y Luis Astey, propuestosel 10 de junio, vienen a continuación. Dí-cese de Xirau que

se pasa a la votación de la candidatura, pre-

sentada por los señores académicos don Ma-

nuel Alcalá, don Gabriel Zaid y don Guido

Gómez de Silva… Recogidas las papeletas de

los académicos presentes se añadieron las

de los ausentes que fueron seis, las que su-

maron en total veinte, todas ellas con voto

afirmativo. Por ello el director declaró for-

malmente electo a don Ramón Xirau para

326

Elsevier’s concise Spanish Etymological Dictionary,Breve diccionario etimológico de la lengua española,Diccionario geográfico universal, Diccionario breve demexicanismos y Los nombres de los países.

367 Manuel Alcalá, “Respuesta al discurso de ingre-

so en la Academia Mexicana de don Guido Gómez deSilva”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 117-123.

368 AoAM respectivas.369 AoAM del 28 de enero de 1993.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 328: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

ocupar la silla xiii, vacante por la muerte de

don Martín Luis Guzmán.370

Y de Luis Astey Vázquez, que

leído que fue el artículo 22 de nuestros Esta-

tutos se señaló que para que sea electo don

Luis Astey se requieren catorce votos afirma-

tivos. Estuvieron presentes once académicos

y se recibieron por correo nueve votos. El

director nombró escrutador a don Tarsicio

Herrera Zapién. El resultado de la votación

fue de diecinueve votos favorables y una

abstención. Por lo cual don José Luis Martí-

nez declara académico electo para ocupar la

silla xxxvi a don Luis Astey Vázquez.371

Junto a las candidaturas, el calendarioresuelve tres ingresos: los de Eulalio FerrerRodríguez, Ernesto de la Peña y MargitFrenk. El ingreso del primero de ellosacontece el 26 de febrero gracias a la lectu-ra del discurso “Aportación a un estudiodel lenguaje publicitaderio”. Del recuerdode su padre, linotipista provincia en San-tander, una vez empapelado de palabras,aprende que “la palabra es verdaderamen-te correcta si se dice sin rencor, no importacuán apasionada sea”. También aprendeque, como si fuesen criaturas recién naci-das, las palabras son hijas del amor o de lastravesuras. Gozoso con los sobresaltos ylas vibraciones semánticas del lenguaje,con la acumulación perenne de las pala-

bras, aborda la comunicación y su terreno,dándose cuenta de que falta un vocabula-rio organizado del lenguaje publicitario.Y lo hace suyo como tarea, obligación,encuentro cotidiano. Con vigor y con mé-todo, buscando y hallando un índice detendencias y frecuencias del vocabulariogeneral de la publicidad, incluido tanto elparticular de México cuanto el de todoslos países de habla hispana. La investiga-ción, inconclusa, hace notar que la palabrano antecede en frecuencia a la palabra sí, loque rompe una de las normas más tradi-cionales de la publicidad: evitar las expre-siones negativas.372 La respuesta corre a

327

370 AoAM del 26 de agosto de 1993.371 AoAM del 11 de noviembre de 1993.372 Eulalio Ferrer Rodríguez, “Aportación a un

estudio del lenguaje publicitario”, Memorias de laAcademia Mexicana, t. xxvi, pp. 124-134. Eulalio

Ferrer, tal como se le conoce (1921), nace en Santan-der, España. Llega a México por Coatzacoalcos al tér-mino de la Guerra Civil española tras haber estadoconfinado en los campos de concentración de Fran-cia, donde escribe su Diario y donde tropieza con

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Ernesto de la Peña

Page 329: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cargo de José G. Moreno de Alba, quiencentra al recipiendario en las dos virtudesfundamentales de inteligencia y trabajo, yen su pasión por el Quijote. Mecenas en-cendido, su generosidad va de la mano conla modestia. José G. cita al publicista y alfinal menciona su incursión exitosa enotros terrenos, como su texto Trilogías, lainfluencia del tres en la vida mexicana, pro-logado por Octavio Paz, y La Monalisa,una fascinante historia.373

Ernesto de la Peña llega el 18 de juniocon “La obscuridad lírica”, en que recorreuna zona —según dice— de alta tensiónespiritual, la del sentido y la función de lapoesía en el seno de la sociedad contem-poránea que, según Roman Jakobson, “nosprotege contra la automatización, contra laherrumbre que amenaza a nuestra fórmu-la del amor y del odio, de la revuelta y de lareconciliación, de la fe y de la negación”.Tratar de restituir el lenguaje poético es

declarar la guerra sin cuartel a la implan-tación del impenitente vasallaje a la vio-lencia, la materia y el dinero. Y hablar de lapoesía es convenir en que como arte su-premo tiene su sector de silencio. “Ciertasexpresiones del idioma cotidiano, cier-tas palabras nuestras, se han escapado desus alvéolos habituales y han venido a estelugar indefinible a convivir con sus congé-neres, que también se han apartado delsentido que comúnmente tienen, para ha-bitar su residencia duradera, que les confi-rió un poema.” La totalidad del poeta estestificar, imprimir en el fluir del tiempo,la totalidad del hombre. Distingue lo queSaussure nombra como lengua y comohabla, y afirma que la palabra poética salede la cotidianidad y una vez que cumplecon su tarea de privilegio, regresa a su mo-desto sitio cotidiano, tras haber dado unamuestra acabada de sus capacidades detransubstanciación. Repasa lo verbal en las

328

Antonio Machado y su madre. Se le sitúa como escri-tor y comunicólogo. Especialista en publicidad, esprofesor en el Instituto Tecnológico de Monterrey(1958) y también en varias universidades, como laIberoamericana y la Anáhuac. Funda y dirige Publici-dad Ferrer (1960) y Comunicología Aplicada a Méxi-co (1975). Crea la serie cultural de televisión Encuen-tro en 1973. Preside el Primer Encuentro Mundial dela Comunicación en Acapulco (1974) y el Primer Se-minario Internacional de Comunicología (1980).Presidente del Instituto Mexicano de Estudios Publi-citarios (1966-1969) y del Ateneo Español de México(1979-1980). Miembro de la Academia Norteamericanade la Lengua Española y de la Academia Mexicana deHistoria y Geografía. Doctor honoris causa de laUniversidad Complutense de Madrid y de la Univer-sidad de Cantabria en España. Publica, entre susobras, Temas publicitarios, De la publicidad al publi-cista, Cartas de un publicista, Perlas publicitarias, Ellenguaje de la publicidad de México, Santander-Méxi-

co, La historia de los anuncios por palabras, Museo ico-nográfico del Quijote, Los lenguajes del color y, última-mente, Enciclopedia mundial de temas publicitarios,en dos volúmenes. El Quijote es para él un ídolo.Baste recordar alguna referencia suya de Barcarés,Francia, en su reseña diaria de Entre alambradas: “Nosólo leo a Don Quijote, lo veo. Me parece un ser decarne y hueso. En cada rostro que contemplo, en cadagesto que observo hay parte de él. La fuerza descripti-va penetra el ambiente y lo vuelve quijotesco… DonQuijote puede retratar una época, pero la trasciende ycobra vida en cada época… Secreto maravilloso deun relato que conjuga la expresión popular con lapintura imborrable de sus personajes”. No puedeignorarse su donación a Guanajuato de una impor-tantísima colección de Quijotes de todos los tiemposy todas las trazas y características habidas.

373 José G. Moreno de Alba, “Discurso de bienve-nida”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 135-139.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 330: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

tradiciones y alcanza la mística, poesíaespecialmente lesionable y convulsa. Lapalabra poética es autotélica, es decir,cumple su función en sí misma, cobrando,o más bien recobrando, su sitial: irreferen-te, arbitraria, contaminada por el azar, seconvierte, a pesar de todo, en la formaexpresiva por antonomasia. El lenguajepoético, pues, es un caso extremo de lalengua y del habla: las trasciende. Trasrebasar los neologismos, Ernesto concluyecomo acierto que la lengua y el habla, pesea su distancia y sus exigencias específicas,se dan la mano en ciertos momentos im-previsibles y crean una realidad diferente,inaccesible para la mayoría, difícil para losentendidos e irrepetible por definición.374

A Ernesto le responde Manuel Alcalá, ala-bándolo como políglota y conocedor pro-fundo del noble y difícil arte de la traduc-ción. Cita La poésie pure del abate Henri

Bremond como complemento —“otrasfacetas del tema” lo llama—, y a su antepa-sado, tío materno, Francisco Carlos Cana-le, y lo acoge en la Academia con singularplacer.375

Margit Frenk toma posesión como aca-démica de número el 23 de noviembre consu discurso de ingreso “Charla de pájaros(o las aves en la poesía folklórica mexica-na)”. Tras medir el tema con el trabajo pre-vio de Salvador Novo y su lectura “Lasaves en la poesía castellana”, nos introduceen “Un pulular de pájaros” hasta recorrerlos cinco tomos del Cancionero folklóricode México publicado por El Colegio deMéxico: vemos, oímos, nos hablan lasaves. Ella coloca infinidad de coplas, ejem-plos, canciones, y luego nos sitúa en “Laimaginación fabuladora” donde el poetainventa escenas, situaciones que se le ocu-rren y que lo divierten. Entre otras cosas,

329

374 Ernesto de la Peña, “La obscuridad lírica”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 140-150. Ernesto de la Peña (1927) nace en la ciudad deMéxico. Alumno especial, cursa la carrera de LetrasClásicas y otras asignaturas en la Facultad de Filoso-fía y Letras de la unam. Tras los exámenes de rigor(1949), es aceptado en el cuerpo de traductores degriego y latín reconocidos por la unam para partici-par en los trabajos de la Bibliotheca ScriptorumGraecorum et Romanorum Mexicanae. Convierte suvida en un verdadero enjambre de lenguas: estudialengua y literatura rusas, árabe, sánscrito y lingüísticaindoeuropea, chino, hebreo y otras antiguas y mo-dernas, así, arameo, siriaco, etíope, acadio, búlgaro,viejo eslavónico, sueco, danés, noruego, húngaro yjeroglíficos egipcios, sin restar francés, italiano, por-tugués, inglés y alemán. Gran parte de su actividadha estado dedicada a labores de traducción: peritotraductor oficial de la Secretaría de Relaciones Exte-riores, reconocido por el Tribunal Superior de Justi-cia del Distrito Federal y por el Tribunal Fiscal de laFederación. También traductor para diferentes edito-

riales. En el terreno humanístico y literario realizaversiones de Anaxágoras, Hipócrates, Rilke, Nerval,Mallarmé, Valéry, Ginsberg, T. S. Eliot y otros. Tradu-ce la Biblia al español —los Cuatro Evangelios delgriego original—, primera versión mexicana de lasEscrituras hecha directamente de las lenguas origina-les: hebreo, arameo y griego. Profesor en varias ins-tituciones particulares. Imparte cursos de griego clá-sico y Biblia, en especial en el Instituto CulturalHelénico. Experto en operística. Comentarista usualen la televisión cultural y el radio. Crítico literario enEl Sol de México durante dos años; columnista de AlPie de la Letra en Excélsior, y de Labyrinthos en Siem-pre! Recibe el Premio Xavier Villaurrutia en 1988 porLos estratagemas de Dios, y escribe Las máquinas es-pirituales, El indeleble caso de Borelli: Mineralogíapara intrusos. Es uno de los más grandes eruditos deMéxico.

375 Manuel Alcalá, “Respuesta al discurso de ingre-so en la Academia Mexicana de don Ernesto de laPeña”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 151-155.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 331: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

cuenta fantasías disparatadas, agregandoque “la poesía popular mexicana tieneespecial preferencia por las historias deanimales, absurdas o hiperbólicas, con osin la fórmula vide”. Estrofas de otros luga-res —España, Portugal, los países ibero-americanos— presentan pajarillos con fun-ciones parecidas a las que encontramos enMéxico: en materia de pájaros, sin duda,tenemos una base heredada del folklor his-pánico, pero en la Península Ibérica noexiste, ni de lejos, la enorme abundancia yvariedad de coplas pajareras que envuel-ven nuestro medio. La herencia indígenacontribuye a ello, y el teatro náhuatl mul-tiplica el colorido y la polifonía de lospájaros asociados a fiestas y a celebracio-nes rituales. Que “yo soy el cara traviesa,soy todo de cuello rojo…” Margit penetra

el mundo poético de los pájaros, atisbaimágenes, concentra el exuberante pulularde aves de las culturas indígenas y nos pro-duce una dulce emoción de canto-trinosuave, melódico y arrullador.376 La res-puesta, de Manuel Alcalá, la cataloga como“gran lectora y sabia, que no torpe ni bi-bliófaga”, enriquecedora de la literaturacon un gran número de libros originales otraducidos, pero consistente sobre todo enla extensa reseña sobre el libro de SamuelMiklos Stern, hebraísta que queda inscritocon letras de oro en la historia de la litera-tura española, en el Corpus de la antigualírica popular hispánica, siglos xv a xvii —suobra magna— y en el Cancionero folklóricode México. La erudita charla de pájaros esun regalo como recuento del canto poéti-co de las aves en nuestro folklor.377

330

376 Margit Frenk, “Charla de pájaros (o las aves enla poesía folklórica mexicana)”, Memorias de la Aca-demia Mexicana, t. xxvi, pp. 156-175. Margit Frenk(1925) nace en Hamburgo, Alemania. Radica enMéxico desde 1930. Mexicana por nacionalidad, estu-dia en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam(1943-1946), adquiriendo el título de maestra en Le-tras. Después continúa su especialización en el BrynMawr College de Pensilvania, EUA (1946-1947), enla University de Berkeley, California (1947-1949) —donde se gradúa de master of arts—, en la Sorbo-na, College de France (1952), y en El Colegio de Méxi-co (1949-1950 y 1963-1966), adquiriendo el doctoradoen Lingüística y Literatura Hispánicas (1972). En ElColegio de México es profesora-investigadora (1952-1980) y directora de su Centro de Estudios Lingüís-ticos y Literarios (cell) (1972-1978). En la Universi-dad de California, San Diego, resulta full professor(1980-1985), y en la unam, Instituto de Investigacio-nes Filológicas, investigadora (1986-1995). Es profe-sora de carrera, de tiempo completo, de 1996 a la fe-cha. Desempeña muchas otras actividades docentes,imparte cursillos y conferencias en diferentes lugaresdel mundo, obtiene becas en la Fundación Gug-

genheim 1969-1970 y en el Sistema Nacional de Inves-tigadores mantiene el nivel iii. Desde 1993 es in-vestigadora nacional emérita. En 2000 obtiene el Pre-mio Nacional de Literatura. Pertenece a numerosasasociaciones. Recibe múltiples distinciones, entre ellaslas siguientes: Honorary Senior Research Fellow delInstitute of Romance Studies, University of London,desde 1990; correspondiente de la British Acade-my, desde 1991; y Doctor honoris causa por la Sor-bonne Nouvelle, París iii, en junio de 1996. Colaboraen revistas especializadas y funda, dirigiéndola, la revis-ta Literatura Mexicana. Estudia sobre todo la líricapopular española de la Edad Media y el Renacimientoy nuestra lírica folklórica del siglo xx. De su obra desta-can Lírica española de tipo popular. Edad Media y Rena-cimiento, Entre folklore y literatura —antigua lírica his-pánica—, Las jarchas mozárabes y los comienzos de lalírica románica, Entre la voz y el silencio. La lectura entiempos de Cervantes, Corpus de la antigua lírica popu-lar hispánica. Siglos xv a xvii. Coordina el Cancionerofolklórico de México, en cinco volúmenes. Dirige ungran número de tesis de maestría y de doctorado.

377 Manuel Alcalá, “Respuesta al discurso de in-greso en la Academia Mexicana de doña Margit

historia de la academia mexicana de la lengua

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1994

El año se caracteriza por la captación devarios correspondientes: Aureliano TapiaMéndez en Monterrey, Cecilio González enTorreón, Ernesto Flores en Guadalajara,Herminio Martínez en Guanajuato. Encuanto a fallecimientos se refiere, monseñorPonce muere el 5 de febrero y Antonio Gó-mez Robledo el 3 de octubre.378 Las candi-daturas son dos: propuesto Salvador DíazCíntora el 11 de agosto, se le destina la sillavacante de Ignacio Bernal porque RamónXirau ocupa ya la de Martín Luis Guzmán;la votación, del 27 de octubre, indica que lapropuesta de Rubén Bonifaz Nuño, Rober-to Moreno y de los Arcos y Manuel Alcalá

necesita de la mitad y un voto más afirmati-

vos, o sea 13, para la elección del candidato.

Nombró el director a nuestro censor como

escrutador. Hubo 14 académicos presentes

que votaron afirmativamente. A esos votos

se suman los 13 de los académicos ausentes y

que enviaron oportunamente, lo que hace

un total de 27 votos favorables. El director

declaró entonces electo a don Salvador Díaz

Cíntora para ocupar la silla ix que honró

don Ignacio Bernal.379

La segunda propuesta data del 25 deagosto, referente al padre Esteban J. Palo-mera Quiroz; la presentan Alí Chumacero,Tarsicio Herrera Zapién y Manuel Alcalá,para que ocupe la silla xiv que fue de Ma-

nuel Ponce Zavala.380 Su votación no tienelugar hasta el 26 de enero de 1995, cuando

nombrado escrutador Salvador Díaz Cíntora

y hecho el recuento de los académicos pre-

sentes y de los ausentes que enviaron pape-

letas, resultaron ser 18 votos aprobatorios.

Por ello don José Luis Martínez declara elec-

to por unanimidad para ocupar la silla xiv

que dejara vacante don Manuel Ponce al

señor Palomera.381

Fernando Salmerón Ruiz lee su discursode ingreso el 19 de mayo de 1994. Entrega“Los estudios cervantinos de José Gaos”donde, tras recorrer los estudios religiososy la cátedra “Cervantes y el Quijote” sus-tentada por su antecesor Gonzalo Báez-Camargo en la Universidad Iberoamerica-na, entra en materia en tanto intenta esta-blecer cuál era la manera de Gaos de leer aCervantes. El Quijote y el tema de su tiem-po, resumen de los apuntes de nueve lec-ciones sobre El Quijote, tiene que ver conlas Meditaciones del Quijote de José Ortegay Gasset. La evolución interior de DonQuijote —paralela a la de otros persona-jes— lleva desde las ilusiones provenientesde la locura hasta la confirmación de laimposibilidad de realizarlas por la conspi-ración de los cuerdos. El gran tema es el dela relación entre la razón y la realidad: talel meollo de la ficción. Gaos reconoce unadistancia entre la respuesta entrañada enla novela y las posiciones filosóficas defi-

331

Frenk”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 176-181.

378 Señalamientos respectivos en las sesiones del 10de febrero y 13 de octubre.

379 AoAM del 27 de octubre de 1994.380 AoAM del 25 de agosto de 1994.381 AoAM del 26 de enero de 1995.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 333: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

nidas por la modernidad. En la novelatrasciende la epopeya de su tiempo, en elsentido de ser la obra literaria en que seexpresa toda una época con su tema prin-cipal, tema que, por otra parte, se prolon-ga hasta nuestros mismos días. Luego, “eltema del Quijote” dentro de su curso His-toria de nuestra idea del mundo, hace queGaos tome la propuesta de cómo debe serleída la novela cervantina para determinarel puesto del Quijote en la historia. El te-ma principal no ha cambiado: es justo elde la razón, la sinrazón y la realidad. Co-mo temas secundarios analiza la locura, lacomicidad, el sueño, el teatro y lo sobrena-tural. Cervantes enlaza extremos de lacondición humana: el hombre es el únicoser para el que existe lo ideal —además delmundo real—, pero hacer profesión de unideal irrealizable es un extremo tal de ines-tabilidad que es locura, como lo sería tam-bién, de ser absoluto, el puro atenerse a larealidad del caso, sin ideal alguno. El idea-lismo utópico de Don Quijote, tanto comoel realismo a ras de tierra de Sancho, en-carnan la dualidad de la naturaleza huma-na, sólo que la novela presenta las dos fi-guras tan emparejadas y compenetradasque no podemos definir la una sin la otra.

Salmerón remata, tras espulgar muchosmás conceptos de Gaos, comunicándonosque, al igual que su maestro, ha traído a laAcademia unas páginas modestas que tam-bién son “historia de las ideas”.382 CarlosMontemayor responde el discurso, identi-ficando a Salmerón como filósofo recono-cido por el propio José Gaos. Desde la éti-ca, la filosofía de la educación y la filosofíamoderna y contemporánea, el recipienda-rio ha ido ampliando sus contribuciones aotras áreas, como el lenguaje y la historiade las ideas. En Moralidad y racionalidadsupera su método de análisis. Y en su dis-curso de ingreso reúne el pensamientosuyo con el de su maestro para analizarlosambos. Repasa a Aristóteles —“de aquíque también el amante de los mitos sea encierto modo un filósofo: pues los mitos secomponen de maravillas”—; borda sobreimagen e idea; en ciertas escenas repasa ElQuijote; comenta cómo la narración seapoya en la superposición de la imagen delas cosas y la idea de las cosas. Cervanteshabla de la razón y la realidad, y de lassecuelas de sinrazón, irrealidad, transfigu-ración, ilusión y decepciones por lo irrealy lo real. Con Cervantes un tema del pa-sado puede seguir formando parte de los

332

382 Fernando Salmerón, “Los estudios cervantinosde José Gaos”, Memorias de la Academia Mexicana,t. xxvi, pp. 182-197, versión abreviada. FernandoSalmerón Ruiz (1925-1997) nace en Córdoba, Vera-cruz. Licenciado en Derecho (1948) y doctor honoriscausa por la Universidad Veracruzana (1980) es tam-bién maestro y doctor en filosofía por la unam, en1955 y 1965 respectivamente. Investigador desde 1964,dirige el Instituto de Investigaciones Filosóficas(1966-1978). Funda y luego dirige (1956-1958) laFacultad de Filosofía y Letras. Rector (1961-1963); y

después, de la Universidad Autónoma Metropolitana(1979-1981). Miembro de El Colegio Nacional, de 1972en adelante. Colaborador de innúmeras revistas, en-tre ellas Cuadernos Americanos. Obra vastísima, de lacual mencionamos Las mocedades de Ortega y Gasset,La doctrina del ser ideal en tres filósofos contemporá-neos: Husserl, Hartmann y Heidegger, La filosofía y lasactitudes morales, Ética y análisis. Coautor de JoséOrtega y Gasset. Las humanidades en México, 1950-1975, y La ética y el lenguaje de la moralidad.

historia de la academia mexicana de la lengua

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problemas y temas de otra época. Los estu-dios cervantinos de José Gaos y el análisisde Fernando Salmerón demuestran que lacreación literaria es una fuerza humana dela creación filosófica y de la creación cien-tífica; que forma parte esencial del ejerci-cio de cultura con que las sociedades vanreconociendo en ciertas ideas o temas fun-damentales su propia naturaleza, su pro-pia transformación, su propio destino.383

El 25 de octubre siguiente Ramón Xirauaborda el tema “De la presencia” como sudiscurso inaugural. No deja de subrayarlos grandes méritos de Martín Luis Guz-mán, su dirección-gerencia del Sol y LaVoz en España, el que sus novelas sean lomejor que se ha escrito sobre la Revolu-ción mexicana. Maestro del arte de la len-gua, dice él. Y luego se recorre en lo quellama el “arco mediterráneo”, el que correde la Toscana a la Provenza hasta alcanzartierras catalanas y valencianas de las cualesderiva. Habla de Barcelona, la casa pater-na, sus libros y poetas, el conocimiento yreconocimiento de México e Hispano-américa a través de la Antología de la poesía

española e hispanoamericana, de su semi-nario Filosofía y Poesía alrededor de 1960.Crea su Paréntesis con dos paisajes, encar-celando a Joan Maragall, Antonio Macha-do, Alfonso Reyes —todo él vida, afecto,sonrisa—, sor Juana y su poema Primerosueño, y para finalizar al poeta filósofo DanteAlighieri.384 Alí Chumacero contesta, pro-clamando que Ramón Xirau incursiona lo

333

383 Carlos Montemayor, “La imagen y la idea en elQuijote”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 198-210.

384 Ramón Xirau, “De la presencia”, Memorias dela Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 211-220. RamónXirau (1924) nace en Barcelona, España. Gradua-do en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam(1946), se especializa en París (1953) y es becado porlas Fundaciones Rockefeller y Guggenheim en variasocasiones. Nacionalizado mexicano en 1955, es profe-sor, director del departamento de Filosofía de la Uni-versidad de las Américas (1953-1973), subdirector delCentro Mexicano de Escritores (1956-1964) y miem-bro del Instituto de Investigaciones Filosóficas de launam hasta la fecha. Caballero de artes y letras por el

gobierno de Francia (1964) resulta doctor honoriscausa por la Universidad Autónoma de Barcelona(1984). Premio Sourasky (1980); Universidad Nacio-nal en la rama de humanidades (1988) y orden Isabella Católica del gobierno de España (1979). Fundadory director de la revista Diálogo (1964-1985). Miembrode El Colegio Nacional desde 1973. Conferencianteincansable. Colaborador de la revista Vuelta y delsuplemento Sábado, del diario Unomásuno. Partede su producción está escrita en catalán. De su obra:Duración y existencia, Sentido de la presencia, Trespoetas de la soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz,El péndulo y la espiral, Poesía hispanoamericana yespañola, Poetas de México y España, Mito y poesía,Introducción a la historia de la filosofía, Palabra y

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Ramón Xirau

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mismo en la poesía que en la abstracciónfilosófica o en la crítica literaria, y queen su obra el conocimiento no riñe con laimaginación. Si su prosa la rigen el rigor yla búsqueda de la verdad, en su poesía des-tellan la luz, la noche, el amor, el sueño delsueño, el mar, los naranjos. En él, el cono-cimiento del ser queda comprendido en elautoconocimiento. Conocer es, al mismotiempo, percibir, sentir, nacer en el mun-do. Él refleja un propósito afín a la pecu-liar manera con que discurre sobre lostemas elegidos: le importa descubrir lapresencia de lo sagrado en las actividadesdel espíritu, particularmente en la poesía.No lo sagrado como suplantación a la di-vinidad, sino como el hálito incorruptibledel creyente, puesto en armonía con lafacultad de discernir. Filosofía y religiónenlazadas imprimen sentido al mundo ypueden conducir a la creación poética. Y sila filosofía es deseo de conocimiento, lapoesía es ansia de ascensión, y una y otrase conciertan en la conciencia humana.385

1995

Además de la candidatura del padre Este-ban Julio Palomera Quiroz, de la cual yahablamos, resuelta el 26 de enero de esteaño, aparecen tres más: la de Gonzalo Ce-

lorio, el 22 de junio; la de Margo Glantz,el 26 de octubre; y la de Héctor Fix Zamu-dio, el 9 de noviembre. Los dos primeroshan sido propuestos el 11 de mayo; el últi-mo, el 27 de julio, cuando se refuerza laproposición de Margo. Así, el 22 de juniodícese que

el director nombra escrutador al censor José

G. Moreno de Alba, quien al hacer el recuen-

to de votos informa que fueron veinticuatro

los afirmativos; a ellos se agrega, con anuen-

cia de los académicos, el voto telefónico de

don José Pascual Buxó.386

334

silencio, Octavio Paz: el sentido de la palabra, Poesíaiberoamericana contemporánea, Ortega y Gasset, razónhistórica y razón vital, Antología de Xirau en México.Con Erich Fromm colabora en The nature of man.

385 Alí Chumacero, “Respuesta al discurso derecepción de Ramón Xirau”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, tomo xxvi, pp. 221-223.

386 AoAM del 22 de junio de 1995. Gonzalo Celorioes propuesto por petición formada del 14 de mayo de1995 por los académicos Manuel Alcalá, MiguelLeón-Portilla, José G. Moreno de Alba y José PascualBuxó; el acta del 22 de junio, curiosamente, no men-ciona en sí la elección, pero debe considerarse, dadoel número de votos afirmativos.

historia de la academia mexicana de la lengua

Gonzalo Celorio

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Margo Glantz es electa el 26 de octubre,según dijimos:

el censor señala que, visto que hay tres sillas

vacantes y tres académicos sin voto, pues son

solamente electos, el número de votos apro-

batorios que se necesitan en este caso es de

dieciséis. El director nombra escrutador a don

Gonzalo Celorio. Efectuado el escrutinio re-

sultó electa doña Margo Glantz. En conse-

cuencia, el director la declara electa para la

silla xxxv que ocupó don Juan Rulfo.387

El 9 de noviembre el acta registra que

para la votación de la candidatura de don

Héctor Fix Zamudio, tras la lectura del ar-

tículo 22 de los Estatutos, visto que hay dos

sillas vacantes y cuatro académicos sin voto,

pues solamente son electos, el mínimo de

votos aprobatorios que se necesitan es de die-

ciséis. Después el secretario nombra escruta-

dor a don José Pascual Buxó. Efectuado el

escrutinio resultó electo don Héctor Fix

Zamudio. En consecuencia, lo declara electo

para la silla xxv que ocupó don Porfirio

Martínez Peñaloza.388

Irregular, la petición directa de MaruxaVilalta el 27 de julio, quien solicita ser aca-démica sin que haya propuesta de acadé-

micos.389 Edmundo O’Gorman fallece el28 de septiembre, y su silla incrementa lade las vacantes.390 En el calendario, comocorrespondientes de nuevo ingreso, figu-ran Manuel Sol, de Xalapa, y Ernesto Flo-res, de Guadalajara.391

El calendario incluye los discursos deingreso de Luis Astey y Salvador Díaz Cín-tora. Luis Astey lee “La leyenda de Teófilo”el 7 de febrero: tras breve referencia a suantecesor, el presbítero Octaviano Valdés,

335

387 AoAM del 26 de octubre de 1995.388 AoAM del 9 de noviembre de 1995. Conviene

añadir que el recién electo, jurista de reconocimientonacional e internacional, aun cuando el 21 de no-viembre inmediato agradece su nombramiento, soli-cita dos prórrogas para leer su discurso de ingreso—30 de mayo de 1996 y 11 de julio de 1997—; como elsusodicho discurso nunca se dicta, su elección esdeclarada insubsistente el 23 de julio de 1998. La Aca-

demia, en vista de que el interesado explica con todaamplitud sus compromisos fuera del país, lo invita el10 de septiembre de 1998 a ser miembro correspon-diente de la corporación. Expediente de Héctor FixZamudio.

389 AoAM del 27 de julio de 1995.390 AoAM del 12 de octubre de 1995.391 AoAM del 23 de noviembre de 1995.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Héctor Fix Zamudio

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aplica Astey la sentencia “Lo que fue, esoserá y lo que ha sido hecho, eso será hecho,y nada hay nuevo bajo el sol” y señala quede la leyenda de Teófilo, compuesta en lasegunda mitad del siglo vii o ya en el viii,se conservan, cada una con sus propiasvariantes, dos versiones. La más tardía ymás extensa se atribuye a Eutiquiano, fa-

miliar del protagonista, luego traducida allatín por un diácono de Nápoles llamadoPaulus. Luis Astey maneja la leyenda entraducción del texto latín de los Acta sanc-torum de los bolandistas, obra conservadaen el Fondo de Origen de la Biblioteca Na-cional de México, dividida en tres capítu-los: el “Alejamiento de Teófilo de la vidavirtuosa. Cristo y Santa María negadoscon juramento” el primero; “Arrepenti-miento de Teófilo. Esperanza de perdónobtenida de la virgen madre de Dios”, elsegundo; y “Los pecados perdonados.Devuelto el pacto autógrafo. Muerte deTeófilo”, el final, capítulos que Astey com-plementa con la bibliografía de la propialeyenda, la leyenda de Fausto y El mágicoprodigioso. Trabajo el de Astey de un rigo-rismo excepcional, de una exactitud sor-prendente.392 La respuesta corre a cargode Manuel Alcalá. Es un recordatorio mi-nucioso de las andanzas del recipiendario,con la cita de sus publicaciones originales,el interés por los temas mesopotámicos,las publicaciones suyas en el terreno delmundo griego y sus 11 tratamientos sobreliteratura latina medieval. Anota el perfec-to equilibrio de los tres tópicos constituti-

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392 Luis Astey, “La leyenda de Teófilo”, Memoriasde la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 224-238. LuisAstey (1921-1997) nace en Guadalajara, Jalisco, y mue-re en la ciudad de México. Estudia derecho en launiversidad tapatía. En París se especializa en lite-ratura dramática latina medieval en la Sorbona,École Pratique des Hautes Études (1947-1948). Luegoestudia literatura griega clásica en la Harvard Gra-duate School (1959-1960). Profesor en el Departa-mento de Humanidades del Instituto Tecnológicoy de Estudios Superiores de Monterrey (1945-1973).Jefe de la biblioteca del Tecnológico regiomontano.

Profesor de Literatura Medieval en la Facultad deFilosofía y Letras de la unam (1973-1986). Investiga-dor en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literariosde El Colegio de México desde 1977. Orientalista clá-sico, en especial del latín medieval. En el ámbito delgriego clásico publica La teogonía hesiódica y Sofistas,dioses y literatura. Traductor fiel, reconocido. Otrasde sus obras: Sponsus: un drama medieval latino-románico, Poesía en el mundo, Peregrinus: tres versio-nes, Dramas latinos medievales del ciclo de Navidad yLos tres dramas de Hilario y otros tres dramas temáti-camente afines.

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Margo Glantz

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vos del discurso y el amplio y sólido hu-manismo, inmejorable conocimiento denuestra lengua, de quien entrega este doc-to escrito.393

Salvador Díaz Cíntora ingresa en la Aca-demia al leer su discurso “De tomates, ca-cahuates y otros disparates” el 4 de mayo.Aborda la virulenta polémica de FranciscoJ. Santamaría contra la Real Academia ensu Diccionario de mejicanismos, topa conlas diferencias entre tomate y jitomate,navega por la voz cacahuate —contracacahuete—, transita por michoacano y susdesvíos. Tras ejemplos significativos, con-cluye que Francisco “no era persona enmodo alguno calificada para regañar a laReal Academia por meterse en nuestraslenguas indígenas”. Y discute sobre la ex-presión a huevo.394 Roberto Moreno y delos Arcos, displicente u olvidadizo, respon-de, o más bien improvisa: de su contesta-ción no queda constancia en las Memoriasde la Academia Mexicana.

1996

Este año lamenta el fallecimiento de Ro-berto Moreno y de los Arcos, el 1° de agos-to, anunciado en la sesión del 8 del mismomes. Aparece como correspondiente Al-fonso de Alba en Guadalajara, y la candi-datura de Georges Baudot Goix, profesor

de la Universidad de Toulouse, presentadapor los académicos Miguel León-Portilla,José Pascual Buxó, Roberto Moreno y delos Arcos y Clementina Díaz y de Ovandoel 27 de mayo, quienes lo consideran rele-vante en méritos y con aportaciones tales ala literatura en lengua náhuatl, de la cualha publicado entre otras cosas, Fray Andrésde Olmos: Tratado de hechicerías y sortile-gios, mediante la paleografía del texto ori-ginal, versión española, introducción ynotas. El 25 de julio tiene lugar la votaciónsobre el caso, que resulta aprobatoria cuan-do, procedido el escrutinio y el cómputo devotos, resultan 17 afirmativos, tres de abs-tención y uno negativo.395 Georges Baudotacude a la Academia el 8 de agosto: eldirector le ofrece la bienvenida. De sunombramiento deriva el que el 26 de julioRubén Bonifaz Nuño turne a José LuisMartínez tres líneas en las cuales, sinexplicar mayores motivos, “para los efec-tos a que haya lugar le aviso que, con es-ta fecha, he renunciado a pertenecer a estadocta Institución que usted tan digna-mente dirige. Con el debido respeto…”396

Ya el 22 de agosto siguiente la Academiaanota que, una vez considerada la renun-cia, “los miembros manifestaron su penapor tal decisión, y resolvieron mantener sunombre en nuestro Anuario, no comuni-car esa determinación a la Asociación deAcademias y no contestarla por escrito.

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393 Manuel Alcalá, “Contestación al discursode ingreso en la Academia Mexicana de don LuisAstey”, Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi,pp. 239-243.

394 Salvador Díaz Cíntora, “De tomates, cacahua-tes y otros disparates”, Memorias de la Academia

Mexicana, t. xxvi, pp. 244-255. Remitimos al lector alcapítulo v, “Directores y secretarios”, para hurgar enel recorrido de la vida y hechos de Salvador DíazCíntora.

395 AoAM del jueves 25 de julio de 1996.396 Expediente de Rubén Bonifaz Nuño.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

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Ese silencio epistolar se hará oír en la con-versación que don José Luis Martínezy don José G. Moreno de Alba tendrán condon Rubén Bonifaz Nuño”.397 El Semina-rio de Estudios para la Descolonización deMéxico, de la unam, a través de un sobre-tiro del número 5 de Chicomóztoc, incluyeel trabajo de Salvador Díaz Cíntora donde—al parecer motivo de la renuncia— “des-truye la osada y necia traducción de unaobra de Andrés de Olmos, gran texto ná-huatl que este desaprensivo francés pre-sentó…”, según artículo de Margarita Mi-chelena en el Excélsior del 23 de septiembredel año. Bonifaz Nuño insiste en que “elpropósito del Seminario de Estudios parala Descolonización de México es tratar decorregir los daños que a nuestra antiguacultura, a menudo empleada por ello comomero objeto de explotación, le infieren losinvestigadores extranjeros”.398 Madrid esavisado de la renuncia por Manuel Alcaláel 23 de enero de 1997. Incidente por de-más doloroso que esperamos no se repita.Muy recientemente, Salvador Díaz Cíntoraha insistido sobre el tema en su publicaciónLos pecados en Papantla.

En el transcurso del calendario, el 12 deseptiembre incluye la propuesta de RuyPérez Tamayo, Guido Gómez de Silva y Ma-nuel Alcalá a favor de Enrique Cárdenas dela Peña para académico de número.399 Lavotación ocurrirá en enero de 1997.

Más alentadores, los ingresos de nuevosmiembros: el padre Esteban Julio Palome-ra Quiroz hace lo propio el 3 de octubre;

Gonzalo Celorio Blasco el 17 de este mis-mo mes; Margo Glantz el 21 de noviembre.Esteban Julio lee “Fray Diego Valadés, O. F.M., y su mensaje mexicanista a la Europarenacentista del siglo xvi”. Lógico que en-foque su Rhetorica Christiana, publicadaen Perugia, Italia, en 1579, valioso y elo-cuente mensaje humanista de la NuevaEspaña al mundo europeo, en latín natu-ralmente. Descorre los datos biográficosdel autor, indicando entre ellos que estuvovinculado a la obra apostólica y culturalde fray Pedro de Gante. Conocedor de treslenguas indígenas —náhuatl, otomí y ta-rasco—, ejerce sus ministerios en unaextensa zona. En la Rhetorica graba unaspáginas de estilo pintoresco, impregnadascon ingenuidad, sobre atrevidas incursio-nes misioneras de los franciscanos por lasregiones septentrionales de nuestro terri-torio. Salido de México en 1571, termina enRoma y allí alcanza el cargo de procuradorgeneral de su orden, de suma importancia.Es allí donde concluye su Rhetorica, quereafirma la unidad de la especie humana.Dotado de exquisita sensibilidad artísticay de evidentes cualidades pictóricas, con-signa las obras maestras de la CiudadEterna e ilustra su libro con 27 dibujos eje-cutados por mano propia, 11 de ellos conmotivos relacionados con los nativos nues-tros y alguno específicamente con la ense-ñanza religiosa. Cada grabado es explicadopor fray Diego: sus ilustraciones han sidoguía para que Desiderio Hernández Xo-chitiotzin personifique la maestría suya en

338

397 AoAM del jueves 22 de agosto de 1996.398 Expediente de Rubén Bonifaz Nuño.

399 AoAM del jueves 12 de septiembre de 1996.

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el mural dinámico de la historia de Tlaxcalaen el palacio de gobierno de dicha entidad.Las reminiscencias mexicanas de Valadésen su Rhetorica nos revelan la identificaciónde su autor con los elementos integran-tes de nuestra nacionalidad.400 La respuesta,de Tarsicio Herrera Zapién, recapitula laobra del pensamiento de fray Diego Valadésen sus indios mexicanos, loa los textos es-critos por el padre Palomera y encomia másque nada la larga investigación que sobrela Rhetorica Christiana consume su vidaentera. El propio Tarsicio hubo de colabo-rar en la colosal tarea de traducir el 85%del volumen redactado en un latín irregu-lar, a veces clásico, a veces escolástico, peroa menudo oscuro. Como mestizo, cataloga afray Diego como “franciscano tlaxcalteca,humanista novohispano de origen natural”.El padre Palomera resulta sin duda proto-tipo de quienes han dedicado su vida aproteger al débil y a enseñar al indocto.401

Gonzalo Celorio, en sesión pública del17 de octubre de 1996, ingresa con “México,

ciudad de papel”. Con amor inveterado yconstante a la palabra, dedica su escrito ala memoria de Edmundo O’Gorman bajoel epígrafe de otro historiador de cepa, Vi-cente Quirate, poeta además, con

la hoja blanca poco a poco poblada

de edificios, ventanas, corredores.

Que de inmediato, desde su dormitoriodonde en la noche “el descomunal valle deMéxico se vuelve un lago de luces palpi-tantes”, resucita las “calles de agua”, quellamó Bartolomé de Las Casas. Gonzaloaclara que la historia de la ciudad deMéxico es la historia de las sucesivas des-trucciones. Y nos pasea por el escenario detantas ciudades revocadas, de la lacustreen adelante. Desde Cortés con la ciudadmitad medieval y mitad renacentista hastasu consolidación y seguridad física, desdelos barrios hasta convertirse en un hervi-dero humano en la época barroca, de ladescripción de Balbuena de los mercados,

339

400 Esteban Julio Palomera Quiroz, “Fray DiegoValadés, O. F. M., y su mensaje mexicanista a la Euro-pa renacentista del siglo xvi”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxvi, pp. 256-267. Esteban JulioPalomera (1914-1997) nace en Guadalajara, Jalisco, ymuere en la ciudad de México. Estudia en el Institutode Ciencias de los jesuitas en la propia Guadalajara.Ingresa a la Compañía de Jesús en El Paso, Texas,EUA (1929). Cursa los estudios de Letras Clásicasen Ysleta College, El Paso, y allí obtiene la maestría enLetras cuatro años después. En 1938 obtiene la maes-tría en Filosofía. De 1942 a 1946 estudia Teología enEUA. Recibe la orden sacerdotal en 1945 y en 1946alcanza la maestría en Teología. Obtiene informaciónvaliosa sobre diversas bibliotecas norteamericanas,sobre todo la Ayer Collection de la Newberry Libraryde Chicago, y la Bancroft Library de Berkeley. Conti-núa sus estudios de posgrado en la Facultad de Filo-

sofía y Letras de la unam, en el mismo 1946, y recibela maestría en Historia en 1947, con el tema de frayDiego de Valadés en su tesis. Doctor en Letras en 1948.Investigador desde entonces en adelante. En 1954-1955 estudia arqueología maya. Docente en Mérida,en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superioresde Monterrey y en Saltillo. Doctor en Historia, final-mente (1962). En Europa, investigador (1981-1982).Siempre profesor, con largo periodo en la Universi-dad Iberoamericana. Amén de sus textos sobre frayDiego Valadés, escribe La obra educativa de los jesui-tas en Guadalajara 1586-1986, La obra educativa de losjesuitas en Tampico 1962-1987 y La obra educativa delos jesuitas en Puebla, 1578-1992.

401 Tarsicio Herrera Zapién, “Respuesta al dis-curso del doctor Esteban Julio Palomera, S. J.”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 268-275.

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y el ruido de los coches tirados por suscaballos hasta las imágenes descriptivas deArtemio de Valle-Arizpe y Luis GonzálezObregón, todo con expresiones contun-dentes, poéticas, soñadoras muchas veces,sin olvidar nuestra ciudad elegante, la refi-nada y exquisita de Manuel Gutiérrez Ná-jera, hasta la ojerosa y pintada de RamónLópez Velarde y la “nuestra ciudad mía” deSalvador Novo. La ciudad despalaciadade Alfonso Reyes como “una hoja prematu-ramente marchita”; la de Octavio Paz en el“Nocturno de San Ildefonso”; la de EfraínHuerta en su “Circuito interior” y la mons-truosa de Carlos Fuentes en La región mástransparente. Un recorrido insospechadodesde las alturas de San Nicolás Totolapansobre la ciudad doméstica y apacible de lainfancia. La mancha expansiva que trepapor los cerros, un amontonamiento de ca-sas a medio construir, un descomunal de-pósito de anuncios y nada más. Un resto,diría, sin alma.402 Responde ClementinaDíaz y de Ovando indicando que el reci-piendario resulta integrante de una nuevay entusiasta generación de jóvenes escrito-res de formación académica estricta, y quecomo tal toda su obra literaria es una lúci-

da y vibrante denuncia contra la incultura.Toca las facetas de su discurso, nombraaquello de su producción que le parecesobresaliente, y le acuña el término nostal-gia prematura para descubrir el sentimien-to que obliga a guardar un registro deltiempo al cual deseamos aprehender, por-que se fuga de nuestras manos y, a veces,hasta de nuestra memoria. Conmovidohistoriador de la ciudad, de su acontecer ysu destino, recupera en su expresión lavida de lo que ha entrado —para él— enla desilusión y en el olvido.403

El 21 de noviembre Margo Glantz arribaa la Academia al leer su discurso “JoséGorostiza y Juan Rulfo”, dos grandes figu-ras de la literatura nuestra que la antece-den en su silla, ambos exigentes ferocesconsigo mismos, corteses frente a los de-más al decir de Alfonso Reyes cuando con-testa al primero de ellos en el precisomomento en que se incorpora a la corpo-ración. “Era difícil para un hombre comoGorostiza haber escrito otro gran poema,a pesar de que siempre lo estuviera inten-tando” —dice Margo—. Silencio el obs-táculo al que también se enfrenta Rulfo,no obstante los intentos como actos ince-

340

402 Gonzalo Celorio, “México, ciudad de papel”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp. 279-295. Gonzalo Celorio Blasco (1948) nace en la ciudadde México. Licenciado en lengua y literatura espa-ñolas, especialidad de literatura iberoamericana, enla Facultad de Filosofía y Letras, unam (1974). Maes-tría en letras, mismo lugar (1979-1980). Colaboradorcon artículos y ensayos en periódicos y revistas, entreellas Sábado, Nexos y Plural. Prologuista asiduo. Per-tenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte, de1994 en adelante. Escribe un libro de crónicas. De susnovelas, Amor propio e Y retiemble en su centro la

tierra, ésta Premio Nacional de Novela. El viaje se-dentario, con traducción al francés, recibe en 1997 elPrix des Deux Océans en el Festival de Biarritz. Suslibros: El surrealismo y lo real maravilloso, Tiempocautivo. La Catedral de México, Los subrayados sonmíos, La épica sordina, El alumno, y México, ville depapier, traducción a su trabajo de ingreso a la Acade-mia Mexicana. Dirigió también el Fondo de CulturaEconómica.

403 Clementina Díaz y de Ovando, “Respuesta aldiscurso de Gonzalo Celorio”, Memorias de la Acade-mia Mexicana, t. xxvi, pp. 296-302.

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santes, rituales a medida de juego en laacción cotidiana del procesador que no dafin a la tarea. Alcanzar la perfección, lameta última nunca recompensada. Aho-garse en lo inasible, elegir el milagro, crearen el instante supremo, llevando a cuestasla escritura como ceremonia en cualquiermomento. Margo enumera las razonesexplicadas por Gorostiza en alguno de sustextos para disculpar lo exiguo de su escri-tura: Reyes lo ha entendido al aclarar lainjusticia con que se le ha cohibido, consu-miéndolo dentro de —y entre— los des-pachos oficiales. La oficina o el medioburocrático comulgan con la literaturamediocre. Después, en su decir, Margorelata la crisis de la vanguardia y la novelade la Revolución y, más todavía, las for-mas de la muerte, citando a Rulfo cuandoexclama: “Yo morí hace poco. Morí ayer…la muerte es inalterable en el espacio y enel tiempo, sin contradicción ninguna, sincontraposición con la nada ni con el al-go…” Que “se ha alterado la temporali-dad, se han dejado espacios de silencio, seha cancelado la verosimilitud realista”.404

La respuesta, de Carlos Montemayor, pro-

fundiza sobre la antología escrita muchoantes por Margo, Nueva narrativa joven deMéxico, y sobre Onda y escritura, textos deautores nacidos entre los años 1938 a 1950.Su visión enciclopédica abarca el estudiode numerosos creadores y épocas de laliteratura iberoamericana, de la literaturacontemporánea en varias lenguas europeasy el teatro de todas las épocas, clásico y con-temporáneo. Prodigalidad de talento, dis-ciplina, fecundidad. Al expandirse sobre eltexto de Margo, Las genealogías, irrumpeen una fulgurante multiplicación de ra-mas, follajes, colores, tonalidades. Despuésse introduce en disquisiciones acerca de“las formas de la muerte” en la poesíade Gorostiza y en la narrativa de Rulfo,donde la corriente de vida forma, indiscu-tiblemente, un cuerpo que muere.405

1997

El ciclo incluye la muerte de Fernando Sal-merón el 31 de mayo —anunciada durantela sesión del 5 de junio—, y la tambiénsentida del padre Palomera el 3 de no-

341

404 Margo Glantz, “José Gorostiza y Juan Rulfo”,Memorias de la Academia Mexicana, t. xxvi, pp.303-317. Margo Glantz (1930) nace en la ciudad deMéxico. Maestra en Letras por la unam y doctora porla de París, lleva cursos de Literatura Inglesa en Lon-dres y de Historia del Arte en el Louvre. Profesora enla Facultad de Filosofía y Letras de la unam, es adap-tadora de obras de teatro, directora de la revista Puntode partida, colaboradora de publicaciones culturalesy jefa del departamento de Literatura del inba (1982-1986). De su obra, Las genealogías recibe el premioMagda Donato y Síndrome de naufragios, el premio Xa-vier Villaurrutia en 1984; otros títulos suyos sonTennesse Williams y el teatro norteamericano, Viajes

en México. Crónicas extranjeras, Repeticiones, Un folle-tín realizado: la aventura del conde Raousset-Boulbonen Sonora, El día de tu boda, La lengua en la mano, Dela amorosa inclinación a enredarse en los cabellos, SorJuana Inés de la Cruz: ¿hagiografía o autobiografía?,Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos —co-mo editora—, y mucho más. También, en su haber,hay traducciones varias. En la diplomacia, ha sidoasesora cultural, con rango de ministro, en la emba-jada de México en el Reino Unido.

405 Carlos Montemayor, “Respuesta al discurso deMargo Glantz”, Memorias de la Academia Mexicana,tomo xxvi, pp. 318-326.

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viembre, que anota el acta del 13 del pro-pio mes. Las candidaturas, tres en total,promueven a Enrique Cárdenas de la Peñael 9 de enero, a Jaime Labastida el 13 de no-viembre y a Mauricio Beuchot el 27 delmismo mes. En el primero de los casos,

antes de efectuar la votación de la candida-

tura, el censor, don José G. Moreno de Alba,

da lectura al artículo 22 de los Estatutos.

Hecho el recuento de los votos, resultó electo

por unanimidad. El director lo declara for-

malmente electo para la silla vi que ocupó

don Edmundo O’Gorman. Luego pide al se-

cretario se lo comunique al nuevo académi-

co con las felicitaciones de la Academia.406

El 13 de noviembre

se pasa a la votación de la candidatura de

don Jaime Labastida, presentada por los aca-

démicos don José G. Moreno de Alba, don

Ruy Pérez Tamayo y don Eulalio Ferrer. En

ausencia del censor, el secretario lee los inci-

sos viii, ix y xii del artículo 22 de nuestros

Estatutos. Indica que hay veintinueve acadé-

micos con derecho a votar. Por ello se re-

quiere un mínimo de 15 votos afirmativos

para que el candidato sea electo. Hecho el

escrutinio por el secretario, a los once votos

afirmativos de los académicos presentes se

sumaron, también afirmativos, los doce de

los académicos que enviaron su voto por

correo o fax, a saber: Andrés Henestrosa,

Miguel León-Portilla, Ernesto de la Torre

Villar, Salvador Elizondo, José G. Moreno de

Alba, Clementina Díaz y de Ovando, Carlos

Montemayor, Héctor Azar, José Rogelio

Álvarez, Luis Astey, Gonzalo Celorio. El di-

rector declaró electo a don Jaime Labastida

para ocupar la silla xxvii que tuvo don An-

tonio Gómez Robledo.407

Y el 27 de noviembre

se pasa a la votación de la candidatura de

don Mauricio Beuchot, presentada por los

académicos don Tarsicio Herrera Zapién,

342

406 AoAM del jueves 9 de enero de 1997. La pro-puesta es firmada con anterioridad, 12 de septiem-bre de 1996, por los académicos Ruy Pérez Tamayo,

Guido Gómez de Silva y Manuel Alcalá, según sedijo.

407 AoAM del jueves 13 de noviembre de 1997.

historia de la academia mexicana de la lengua

Mauricio Beuchot

Page 344: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

doña Margit Frenk y don Luis Astey. El se-

cretario indica que hay veintinueve académi-

cos con derecho a voto. Por ello se requiere

un mínimo de 15 votos afirmativos para que

el candidato sea electo. Hecho el escrutinio, a

los nueve votos afirmativos de los presentes

se sumaron, también afirmativos, los diez de

los académicos que enviaron su voto por

correo, a saber: Miguel León-Portilla, Ernes-

to de la Torre Villar, Salvador Elizondo, José

G. Moreno de Alba, Clementina Díaz y de

Ovando, Carlos Montemayor, Leopoldo

Solís, José Rogelio Álvarez, Luis Astey y Enri-

que Cárdenas de la Peña. Ello dio un total de

diez y nueve votos. El director declaró electo

a don Mauricio Beuchot para ocupar la silla

xxxii que tuvo don Fernando Salmerón.408

Octavio Paz es nombrado honorario el13 de noviembre, día en que se aprueba lacandidatura de Jaime Labastida.409

Único ingreso en el calendario, el deEnrique Cárdenas de la Peña el 15 de julio,al leer su discurso “Tríptico de entrada”,donde el recipiendario entrega —de allí eltítulo del escrito— su pensamiento, laimaginación y el sueño. Pensamiento liga-do a la historia y a la medicina, imagina-ción porque en recreación mental vuelve ala infancia, y sueño en que se funden le-yendas y sucedidos, aconteceres reales o

fingidos. Ráfaga de sombras la del pensa-miento al recorrido de seres queridos, fa-miliares o maestros, amigos situados en elcallejón del cariño, académicos de tratofrecuente. El sillón vacante para recordaren trazo por demás breve y vacilante, lafigura del antecesor en la silla vi concedi-da: el conspicuo Edmundo O’Gorman consus andanzas historiadas que no pocasveces suscitan polémicas y controversias.Y el meollo del tema en la revisión de lapoesía, con aciertos y desaciertos, reflexio-nes y críticas, juicios y advertencias, de ElíasNandino, el poeta-médico coculense en sucuidadoso empeño de la revista Estaciones,donde hace las veces de editor-director yadministrador. Allí escribe como poeta: enlos 20 números de contenido su plumavaga por doquier. Tres “Sonetos en incen-dio” y tres de sus “Nocturnos”, el de “llan-to”, el de “descenso” y el de “cuerpo”, que-dan grabados en sus páginas. La poesía deNandino, de múltiples presencias: amor,soledad, muerte, amargura, desolacióndentro de la realidad, como dice GabrielLeyva, “estremece por un interno fuegoque quema sus entrañas”. En enlace con-tinuo es la voz que es y la voz que viene ydebe venir.410 Responde Ernesto de laPeña catalogando al de recién ingresocomo “hombre empeñoso, sabio y mo-

343

408 AoAM del jueves 27 de noviembre de 1997.409 AoAM del jueves 13 de noviembre de 1997.410 Enrique Cárdenas de la Peña, “Tríptico de en-

trada”, a publicarse en el t. xxvii de las Memoriasde la Academia Mexicana. Enrique Cárdenas de laPeña (1920) nace en la ciudad de México. Estudiala carrera de Medicina y se gradúa en la propia facul-tad de la unam, en 1943. Incursiona en las letras porafición familiar. Investiga historia de México y es-

cribe continuamente. Pertenece a la Academia Nacio-nal de Medicina desde 1978, en la especialidad de His-toria de la Medicina, y a la Academia Mexicana deHistoria y Geografía. Miembro de la AsociaciónEspañola de Médicos Escritores y Artistas. Presidentede la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de laMedicina (1988) y de la Sociedad Médica Hispano-Mexicana (1991-1992). De 1964 en adelante publicalibros que incluyen temas de historia marítima de

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 345: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

desto, cuya vida entera se ha divididoentre hacer el bien a través de la medicina,rastrear el decurso que esta ciencia ha te-nido en el tiempo y encontrar la verdadde nuestro pasado a través de la investiga-ción histórica, sin dejar a su lado el culti-vo de las bellas letras”. Él ha caminado lar-go tiempo por estos tres senderos delespíritu. Analista de nuestro pasado —in-siste—, no omite la poesía al traer unafracción de la obra de Nandino, poeta deindudable tenacidad lírica. Simplementelimpieza de propósito, valentía de la eje-cución y constancia vocacional.411

1998

Durante el año se anuncia el 8 de enero elfallecimiento de Luis Astey, ocurrido el 30de diciembre de 1997; Octavio Paz muereel 19 de abril, y la Academia se conmueveen duelo el 30 inmediato.412 El 26 de febre-ro Tarsicio Herrera Zapién, Guido Gómezde Silva y Manuel Alcalá proponen comocandidato de número para la silla queocupara Luis Astey a Gustavo CouttolencCortés; se da entrada a la carta de pro-puesta, y el 14 de mayo

se pasa a la votación. El director pide al cen-

sor, don José G. Moreno de Alba, que tenga a

bien leernos el artículo 22 de nuestros Esta-

tutos tocante a la votación de candidaturas.

Leído que fue el artículo, don José G. More-

no de Alba nos recuerda que son 29 los aca-

démicos en función. Por ello se necesita un

número de 15 votos afirmativos para que sea

electo el candidato presentado. El secretario

dice que se han recibido por correo 12 votos

afirmativos, tres de ellos enviados por aca-

344

México, de seguridad social, comunicaciones, re-gionales, biográficos. Premio 25 años de SeguridadSocial en México por su texto Vasco de Quiroga, pre-cursor de seguridad social. Entre sus obras están Ima-gen de Morelos, Urdaneta y el tornaviaje, San Blas deNayarit, en dos volúmenes; Tiempo y tarea de BajaCalifornia; Escondite de culebras. Puente Coatzacoal-cos ii; Marina mercante de México, El telégrafo, Sobrelas nubes del Nayar, Terminología médica, Medicinafamiliar en México, Enlace SZ-INN. Crónica de unInstituto, dos volúmenes; Mil personajes en el México

del siglo xix, cuatro volúmenes, y muchas más. Inves-tigador en archivos nacionales y extranjeros. Comitéde Admisión de la Academia Nacional de Medicina.Hijo predilecto de San Blas de Nayarit y de la ciudadde Salamanca, España. Sistema Nacional de Investi-gadores, nivel ii.

411 Ernesto de la Peña, “Respuesta al discurso deingreso del doctor Enrique Cárdenas de la Peña en laAcademia Mexicana”, a publicarse en el t. xxvii de lasMemorias de la Academia Mexicana.

412 AoAM de las fechas indicadas.

historia de la academia mexicana de la lengua

Gustavo Couttolenc

Page 346: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

démicos asistentes a esta sesión. Sumados

esos 12 votos a los 11 de los presentes dieron

un total de 23 votos afirmativos. El director

declara electo por unanimidad a don Gusta-

vo Couttolenc Cortés.413

Fuera de las propuestas para correspon-dientes del padre Rafael Montejano y Agui-ñaga, de San Luis Potosí, y de James WillisRobb, de Washington, ambas presentadascon fecha 12 de febrero, el ciclo sólo con-creta las propuestas de Elsa Cecilia Frost yde Julieta Fierro, amén de la de Elías Tra-bulse, el 9 de julio: firmarán la carta depresentación para la primera de ellas, AlíChumacero, Gabriel Zaid y Manuel Alcalá;para la segunda, Ruy Pérez Tamayo, JaimeLabastida y el propio Manuel Alcalá. Nés-tor Braunstein podría incluirse entre loscandidatos.414 La candidatura de Elías Tra-bulse es presentada el 23 del mismo juliopor Ruy Pérez Tamayo, Jaime Labastida yManuel Alcalá, mismos académicos re-presentantes de Julieta Fierro.415 En estasesión dícese que Elsa Cecilia Frost, encaso de ser aceptada, debe ocupar la sillaxiv que mantuvo el padre Esteban J. Palo-mera, y que Julieta Fierro, en caso similar,la xxxi, de Carlos Pellicer. Gabriel Zaid,verdaderamente revolucionario, sugiereque los nuevos académicos ingresen comocorrespondientes y sólo después de haberasistido a 50 sesiones pasen a ser de núme-ro.416 Luego, el 13 de agosto Alí Chumacero,Arturo Azuela y Manuel Alcalá entregan la

carta de presentación de la candidatura deHugo Gutiérrez Vega.417 En fin, tanto el 26de noviembre cuanto el 10 de diciembreexisten recordatorios sobre la situaciónpendiente de votaciones relativas a ElsaCecilia Frost, Julieta Fierro, Elías Trabulsey Hugo Gutiérrez Vega. Como GabrielZaid hace circular una propuesta sobrereglamentar los artículos 20, 22, 26 y 28 delos Estatutos vigentes, se acuerda que lasvotaciones sean diferidas hasta la sesióndel jueves 11 de febrero de 1999.418

Los ingresos de 1998 suman tres: JaimeLabastida el 2 de abril; Mauricio Beuchotel 21 de mayo; Gustavo Couttolenc el 27 deagosto. Jaime Labastida ofrece “Filosofía y

345

413 AoAM del jueves 14 de mayo de 1998.414 AoAM del jueves 9 de julio de 1998.415 AoAM del jueves 23 de julio de 1998.416 Ibidem.

417 AoAM del jueves 13 de agosto de 1998.418 AoAM del 26 de noviembre y del 10 de diciem-

bre de 1998.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Elías Trabulse

Page 347: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

poesía”, y allí afirma que la palabra es elúnico y terrible deleite de ser hombres,antes de abocetar a los dos predecesoressuyos en la silla que llega a ocupar: Alfon-so Méndez Plancarte y Antonio GómezRobledo. Del primero de ellos sostiene quetodos cuantos han intentado algún acerca-miento a sor Juana han tenido que cami-nar tras de sus huellas, iluminados por suejemplo, porque realizó la mejor edicióncrítica, sabia y limpia, como interpreta-ción de la obra de la monja jerónima. Sitrata con profesión de fe el poema mayorPrimero sueño, desentraña con seguridadlos significados textuales que subyacen enél. Sólo que además practica el amor por lapoesía y la literatura mexicanas, demos-trando su calidad —junto con su hermanoGabriel— en la revista Ábside. De AntonioGómez Robledo, otra cumbre de la inteli-gencia que halla en la cultura clásica, másen la filosofía clásica, el sendero dondepercibe una luz para el presente, sobretodo en dos de sus libros: Política de Vito-ria y Platón, habla con comedimiento.Vitoria, fundador del derecho internacio-nal o derecho de gentes, desde luego no essino quien dentro de la política castellanareivindica los títulos de los antiguos po-bladores de América. Es quien levanta lafigura jurídica de la restitución de las po-sesiones a los señores naturales, usurpadaspor los conquistadores. Al estudio de Pla-tón, Gómez Robledo calcula que “lo únicoque importa es la sabiduría y la justicia”;de allí que las sociedades justas aspiren al

perfeccionamiento de sus leyes. Imposibleanhelo el de la perfección suprema: “ani-mal de silencios y deseos, el hombre sabeque su esperanza es sustituida por nuevasesperanzas, que nuevas utopías nacen endonde estaban las topías, caducas ya”. La-bastida cree que la filosofía actual, en elmilenio que se aproxima, debe apoyarseen la lingüística y en el psicoanálisis comoherramientas indispensables. La actual in-vestigación, colmada de matices y sutile-zas, quizá nos ha hecho aprender a des-confiar de nosotros mismos. Tenemos quevivir bajo el signo de la inclusión, y no dela exclusión. Nos reconocemos como unpueblo que se integra por múltiples vocesy variadas lenguas: somos la unidad de lodiverso. Hemos aprendido a respetar ytolerar, a asimilar y hacer nuestro lo queantes era visto como ajeno, extraño, ex-tranjero, enemigo. Labastida aborda des-pués el psicoanálisis, relata la poesía deJosé Gorostiza —libra a la poesía modernade sus ataduras al relato— y piensa, final-mente, que el concepto de evolución enella es incluyente. “El estilo es el hombremismo”, según Buffon. Recogemos toda lahistoria acumulada, y la palabra está allí,es decir, voces, semejanzas, aquello que esmás hondamente hermoso para el oídohumano. La palabra como imagen o sím-bolo, pero también como cáscara y ruido.El uno y el otro. Con el remate de que “serindependiente, significa el poder de ser li-bre: la capacidad suprema de saber decirque no”.419 Responde José G. Moreno de

346

419 Jaime Labastida, “Filosofía y poesía”, a publi-carse en el t. xxvii de las Memorias de la Academia

Mexicana. Jaime Labastida (1939) nace en Los Mo-chis, Sinaloa. Estudia en la Facultad de Filosofía y

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 348: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Alba: principia con la relación filosofía-poesía que Ramón Xirau aplica en “Poesíay conocimiento”: “¿Qué puede haber demás distante que el decir del poeta —emo-tivo, exaltado, inspirado— del decir delfilósofo —racional, exacto, preciso?”, y con-tinúa con el éxito obtenido por Labastidacon su tesis La manufactura y su reflejo enla filosofía de Descartes, que Siglo XXI des-pués publica como Producción, ciencia ysociedad: de Descartes a Marx. Habla deotros cometidos suyos, lo relaciona consus ensayos, con la opinión que OctavioPaz le dirige, con su decir de que “el hom-bre es animal de silencios y la poesía nacedel silencio”. En sus libros, no sobran pre-ocupaciones de índole o naturaleza social.Equilibrada composición de violencia y ter-nura la suya. Su texto, el leído, es de un poe-ta filósofo y un filósofo poeta que reflexio-na sobre las íntimas relaciones que hayentre ambas actividades, particularmentesi se trata de la poesía lírica. Que “el verda-dero poeta trabaja, al igual que el filósofo,bajo una cierta especie de eternidad”.420

Mauricio Beuchot ingresa a la Acade-mia con “La filosofía y el lenguaje en lahistoria”. El liminar de la publicación, queedita muy pronto el Instituto de Investiga-ciones Filológicas de la unam, nos resumeel tema que se propone tratar:

la filosofía del lenguaje y la historia de sus

encuentros y desencuentros con la ontología

o metafísica. Creo que lo ideal es que coexis-

tan ambos en armonía, ocupando la porción

que a cada uno le compete, esto es, conser-

vando cada uno su proporción, con lo cual

se establece la analogía, el equilibrio analógi-

co entre ambos. Por su parte, Ramón Xirau,

en su respuesta, señala que se me había lla-

mado en cuanto filósofo; más concretamen-

te, como filósofo del lenguaje; por eso elegí

ese tema, que, además, refleja de manera

resumida mi convicción.

El encomio a su antecesor, FernandoSalmerón, es pertinente y mesurado. En-trando en materia, aborda la filosofía dellenguaje desde la época antigua —pre-

347

Letras en la unam y obtiene la licenciatura en 1968;después, la maestría y el doctorado. Profesor en laEscuela Nacional Preparatoria desde 1961 hasta 1964;luego, de tiempo completo en la Facultad de Filosofíay Letras (1970-1983). Consejero, miembro del comitéeditorial y coordinador en la Universidad Michoacana.Coordinador del Colegio de Filosofía (1974-1977).Investigador en la coordinación de humanidades de launam (1967-1968). En el inba, director del taller deCrítica Literaria (1971-1974). Catedrático sobre todode Filosofía, especializado en la filosofía moderna y lahistoria de la filosofía. Partícipe en numerosos colo-quios y congresos nacionales e internacionales. Ase-sor de la unesco (1981). Diferentes cargos agregadosen el inba. Miembro del consejo de administraciónde Siglo XXI Editores (1975-1990). Director general

de la misma editorial, de 1990 a la fecha. Premio depoesía Jaime Sabines (1981). Premio Internacionalde Poesía Ciudad de La Paz (1981) por su libro De lascuatro estaciones. Premio Nacional de Periodismo(1992). Premio Xavier Villaurrutia en 1996 por suslibros Animal de silencios y La palabra enemiga. Co-lumna editorial Magacén. De su obra podemos men-cionar: participación en el volumen colectivo La espi-ga amotinada, Ocupación de la palabra; El amor, elsuelo y la muerte en la poesía mexicana, A la intempe-rie; Humboldt, ese desconocido; Marx, hoy, Estética delpeligro. Es autor de numerosos prólogos.

420 José G. Moreno de Alba, “Contestación al dis-curso anterior”, a publicarse en el t. xxvii de las Me-morias de la Academia Mexicana.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 349: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

socráticos, escuelas atenienses, helenis-mo— y la época medieval —patrística,esplendor de la escolástica, decadencia dela escolástica— hasta la época moderna —línea empirista, línea racionalista, otrasbúsquedas, los sensualistas— y la contem-poránea —escuela estructuralista, escuelaanalítica con el positivismo lógico y la fi-losofía analítica, y postestructuralismo ypostanalítica, la conversión en la herme-néutica—. Beuchot concluye que

en esta pugna entre el ser y el lenguaje, es de

esperar que se llegue a una conciliación o

reconciliación. Ya desde los filósofos pre-

socráticos se dio su embate y combate. Y to-

da la historia de la filosofía del lenguaje ha

sido el proceso de sus encuentros y desen-

cuentros, de sus acuerdos y desacuerdos.

Pero me parece que el ser será siempre el

contenido del lenguaje, y el lenguaje será

siempre la voz del ser. Por ello, me anima

una gran esperanza de que lleguen a su lugar

de encuentro…421

Ramón Xirau describe al recipiendariocomo alumno suyo, joven, maduro, pers-picaz y ya en su juventud auténtico erudi-to en filosofía, en lingüística y en diversoscampos de la historia y la cultura. No seexplica cómo se las arregla para escribirsobre tantos y tantos campos diversos ade-más de cumplir con sus obligaciones reli-giosas y de escribir poesía. Beuchot es unhumanista claro en la expresión, con esaclaridad que debería ser siempre forma yestilo de la filosofía, cosa que no siemprees. Recoge los antecedentes y alcanza nues-tro tiempo. Como filósofo de la lengua, laAcademia lo necesita y acoge.422

Gustavo Couttolenc Cortés llega me-diante su lectura “Canteras entre tierra ycielo. D. Octaviano y ‘Tembleque’ ”. Con sutono poético, intrínseco por naturaleza,

348

421 Mauricio Beuchot, “La filosofía y el lenguaje enla historia. Discurso de ingreso a la Academia Mexi-cana de la Lengua”. Publicación impresa. A publicarseseguramente en el t. xxvii de las Memorias de laAcademia Mexicana. Mauricio H. Beuchot Puente(1950) nace en Torreón, Coahuila. Estudia lenguaslatina y griega y Humanidades Clásicas en el Centrode Estudios de la Orden de Predicadores, padresdominicos, en México (1961-1968). Allí mismo, es-tudios de Filosofía (1968-1973). En Friburgo, Suiza,filosofía, especialmente cultura griega y cultura me-dieval (1973-1974). Luego, maestría y doctorado enFilosofía por la Universidad Iberoamericana de Méxi-co, en 1978 y en 1980 respectivamente, ambos conmención honorífica. Todavía más: especialización enFilosofía del Lenguaje. Investigador en el Instituto deInvestigaciones Filosóficas de la unam (1979-1991), yen el Instituto de Investigaciones Filológicas desde1991. Subdirector de la Revista de Filosofía de la Uni-versidad Iberoamericana de México (1983-1991) y

director de la revista filosófica Analogía, de la Ordende Predicadores de México, a partir de 1987. Directordel anuario Nova Tellus (1990-1996). Miembro delconsejo de redacción de numerosas revistas del ex-tranjero. Miembro de la Academia Mexicana de laHistoria desde 1990. Miembro de gran número desociedades científicas, entre ellas la British Society forthe History of Philosophy. De su producción men-cionamos: Hermenéutica, lenguaje e inconsciente; Pro-modernidad, hermenéutica y analogía; Interpretacióny realidad en la filosofía actual; Tratado de hermenéu-tica analógica; Filósofos dominicos novohispanos; Estu-dios de historia y de filosofía en el México colonial;El espíritu filosófico medieval; Círculo olvidado; La tie-rra de la revelación; El camino de Enoc. Múltiples tra-ducciones.

422 Ramón Xirau, “Respuesta a Mauricio Beu-chot”, en la publicación impresa antes citada, a publi-carse en el t. xxvii de las Memorias de la AcademiaMexicana.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 350: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

evoca a quien suple en la silla y esboza elrecuerdo de Octaviano, “una de esas perso-nas que sin sentir se hacen notar; maestrode delicadezas y lealtades cuya pasión era laamabilidad”. Al catalogarlo como historia-dor que hace novela, y novelista que recreasus personajes como debieran haber sido,nos introduce en la historia de Tembleque,pero novelada. Desde luego, sitúa con dete-nimiento, detalle incuestionable, al hom-bre indeciso y confuso, castellano él, quefue Tembleque, convertido en felicidadcuando, venciendo de un golpe timideces yvacilaciones, imagina y considera la intro-ducción del agua hasta Otumba y desdeZempoala por el “amplio abrazo de losarcos que se apoyan en ambas laderas de labarranca de Tepeapulco”. En largos añoscree contra toda esperanza, para el términode su camino “manejar hombres con lamisma y superior destreza con que manejalas piedras del acueducto”. El padre Cout-tolenc pasa a ocuparse de Romanones, suotro personaje, castellano también, apoyode Tembleque en encañar el agua. Losarcos avanzan: causa pasmo esta empresade milagro. Al fin, el padre culmina suobra, sellando una “cuchillada de luz infi-nita con fulguración de claridad desmesu-

rada”.423 Tarsicio Herrera Zapién toma a sucargo la respuesta, indicando que la figurade Gustavo es apacible y su palabra, bon-dadosa. Lo enreda en su poesía sana, aveces ingenua, pero cantarina, contagiadapor las fracciones de su corazón. Aprove-cha la mención de que la cultura católicasiempre ha ocupado un sector significativodentro del vasto campo nacional, y recorrela musa religiosa que permanece grabadadentro de la Academia. Aprueba al maestroque fue, avisa sobre su estudio tratante deFederico Escobedo —traductor de Landí-var y su Rusticatio—, comenta la impre-sión que le ha dejado Miguel Hernández,retoma las “Nanas de la cebolla”, no pasapor alto las Bodas de Oro del canónigo en1997 y lo coloca, con Alfonso Castro Palla-res, como “místico incienso de cepa santa ymisericordiosa, color verde como pulpa deaguacate de su nativa Uruapan…”424

1999

Año decisivo, no por los ingresos de aca-démicos, sino por el fallecimiento deManuel Alcalá, el hombre sabio y mesura-do que dignifica a la corporación, acaecido

349

423 Gustavo Couttolenc Cortés, “Canteras entretierra y cielo. D. Octaviano y ‘Tembleque’ ”. Publica-ción impresa. A publicarse en el t. xxvii de las Memo-rias de la Academia Mexicana. Gustavo CouttolencCortés (1921) nace en Uruapan, Michoacán. Es canó-nigo honorario de la Catedral Metropolitana deMéxico desde 1986. Doctorado en letras hispánicaspor la unam (1977), graduado con mención honorífi-ca. Resulta catedrático del Seminario Conciliar deMéxico en literatura española, literatura universal,literatura mexicana, sintaxis latina, español superiory lengua francesa. Entre sus obras figuran La poesía

existencial de Miguel Hernández; Federico Escobedo,traductor de Landívar; Trébol de angustia, Acuario yacuarelas, Viñedo sangriento, Viento de la aurora —ho-menaje del seminario conciliar en las bodas de orosacerdotales del autor—, Sonetos, Altos personajes demi Alma Mater y La fuerza de un paisaje. Director de lapreparatoria incorporada Colegio de Bachilleres de Xo-chimilco (1967-1972). Ha recibido múltiples homenajes.

424 Tarsicio Herrera Zapién, “Contestación al dis-curso anterior”, en la publicación impresa antes cita-da. A publicarse en el t. xxvii de las Memorias de laAcademia Mexicana.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

Page 351: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

el 7 de octubre; el nombramiento de emé-rito de Silvio Zavala el 14 de enero, pero mástodavía por la eternizada discusión sobreel proyecto de reglamento para los artículos20, 22, 26 y 28 de los Estatutos, relativos alas candidaturas —que es autorizado el 25de febrero—, motivo suficiente para que separalicen los nombramientos propuestosde Julieta Fierro y Elsa Cecilia Frost, siempresin votación afirmativa suficiente. El Regla-mento complementario, en vigor desdeentonces, aprobado pues el 25 de febrerode este año, incluye tres artículos con laapertura del registro de precandidaturas—al menos dos—, la opinión previa de ladirectiva, la elección como candidato dequien obtenga la mayor votación —siem-pre y cuando alcance los votos necesa-rios—; la invitación al candidato para asis-tir durante tres meses a las sesiones, antesde manifestar por escrito su compromiso departicipar asiduamente en los trabajos aca-démicos; la asistencia del candidato electoa cuando menos 10 sesiones antes de pro-nunciar su discurso de ingreso —con vozpero sin voto—, y la obligatoriedad delelecto para asistir al menos a la mitad de lassesiones académicas anuales.425 El 12 deagosto de este calendario tiene lugar lavotación sobre los cuatro candidatos exis-tentes: Julieta Fierro, Elsa Cecilia Frost,Hugo Gutiérrez Vega y Elías Trabulse:

Don José Luis Martínez habla sobre la pri-

mera, Gabriel Zaid sobre la segunda, Jaime

Labastida sobre el cuarto; nadie sobre el ter-

cero… En esta votación se requiere un mí-

nimo de 13 votos. El director nombra es-

crutadores a Guido Gómez de Silva y a José

Rogelio Álvarez. El secretario lee lo que

recogieron los escrutadores y dio por electo

a don Elías Trabulse, a quien se informará

de su elección… Don José Luis Martínez

sugiere que se le asigne la silla xxxiii que

ocupó Roberto Moreno y de los Arcos; se

aprueba. Pregunta si se votará ahora por

los tres no electos. Carlos Montemayor nos

señala que se necesita una votación pos-

terior…426

Previamente, 27 de mayo, Jaime Labas-tida ha dado lectura a las sillas vacantes: lav de Rubén Bonifaz Nuño, la xv de Este-ban J. Palomera Quiroz, la xxv de PorfirioMartínez Peñaloza, la xxxi de Carlos Pe-llicer y la xxxiii de Roberto Moreno y delos Arcos.427 En la última sesión del añovuelve a proponerse que se voten las can-didaturas de Julieta Fierro y Elsa CeciliaFrost.428

2000

Como remate a este capítulo angustiosopor pertinaz, el año señala muy pocosacontecimientos relativos a las candidatu-ras, porque está envuelto por los nombra-mientos de nueva mesa directiva y los pro-pósitos de constitución de una Asociacióno Fundación de Amigos de la Academia, ya

350

425 Reglamento complementario del artículo 22 yde los artículos 20, 26, 28 y 29. Aprobado el 25 defebrero de 1999.

426 AoAM del jueves 12 de agosto de 1999.427 AoAM del jueves 27 de mayo de 1999.428 AoAM del miércoles 8 de diciembre de 1999.

historia de la academia mexicana de la lengua

Page 352: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

efectiva. Las candidaturas de Julieta Fierroy Elsa Cecilia Frost permanecen indecisastras votación efectuada el 9 de marzo.429 El11 de mayo, con seis vacantes, existe la opi-nión de sugerir varias propuestas y convo-car a una votación informal de sondeo.430

Benjamín Valdivia, doctor en filosofía, espropuesto el 24 de agosto como corres-pondiente en Guanajuato por Eulalio Fe-

rrer y Mauricio Beuchot.431 Elías Trabulse,enfermo, se disculpa por su inasistencia:queda pendiente su ingreso a la Academia,pospuesto para el 2001. La corporaciónresiente el fallecimiento de Héctor Azar el25 de mayo, anunciado el 8 de junio.432

Empieza un milenio con brillantes augu-rios por el inicio de la Fundación de Ami-gos de la Academia.

351

429 AoAM del jueves 19 de marzo de 2000.430 AoAM del jueves 11 de mayo de 2000.

431 AoAM del jueves 24 de agosto de 2000.432 AoAM del jueves 8 de junio de 2000.

candidaturas, elecciones, discursos de ingreso y respuestas

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Page 354: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Abreu Gómez, Ermilo: 131, 172, 180, 183, 186,

257, 259, 261, 263-264, 268, 277-279, 282,

284, 286, 312

Acevedo Escobedo, Antonio: 35, 37, 39, 136,

187, 194, 199n, 277-278, 280, 282, 284, 286-

288, 301, 310, 313

Acuña, Manuel: 44

Agüeros, Victoriano: 167-169

Aguilar Cab, José María: 37, 43

Alamán, Lucas: 166, 283, 324

Alarcón, Alejandro: 37n

Alarcón Cedillo, Roberto: 44

Alatorre, Antonio: 286, 302n

Alba Martín, Alfonso de: 146, 299, 337

Alcalá Anaya, Manuel: 50-52, 68, 70-71, 73,

130-131, 134, 135n, 136, 149, 173, 176, 180,

183, 190-198, 199n, 203-205, 257-258, 262-

263, 268, 274, 277-279, 282, 287-288, 294,

296-297, 298n, 311, 313, 318, 320, 321n,

322-323, 326, 329-331, 334n, 336, 337n,

338, 342n, 344-345, 349

Alcázar A., José: 92

Alegre, Francisco Xavier: 165

Alejandro VII: 26

Alemán, Mateo: 184

Alemán Valdés, Miguel: 15, 17-18, 22-23, 27,

44, 47n, 48, 51, 55, 58, 67, 69-70, 72, 88-89,

91-98, 110, 129n, 135, 156, 176, 187, 211,

212n, 216-218, 221-223, 225, 228, 257n, 259,

261, 268, 274-275, 277, 279, 287-288, 307,

314, 320

Alessio Robles, Miguel: 111, 138, 213, 215-216,

218, 220

Alfonso X el Sabio: 104, 289

Alighieri, Dante: 24, 333

Allende, Ignacio: 283

Almada, Francisco R.: 243

Alonso, Dámaso: 285

Altamirano, Ignacio Manuel: 166, 186, 231,

280n, 298, 312

Alvarado, Pedro de: 204

Álvarez, José Rogelio: 29-30, 115n, 140n, 150-

151, 158, 162n, 174n, 179n, 186n, 320, 323-

324, 325n, 342-343, 350

Alzate y Ramírez, José Antonio: 165, 288

Amezúa, Agustín G. de: 93

Anaxágoras: 329n

Anda Jacobsen, Miguel de: 291

Anderson Imbert, Enrique: 122, 125

Andrade, Vicente de P.: 162

Anzures, Josefina: 48

Appendini, Guadalupe: 189

Aquino, santo Tomás de: 290

Aragón León, Agustín: 138, 161, 210, 218-219,

221, 236-237, 240, 242

Araiza, Evaristo: 22n

Arango y Escandón, Alejandro: 23n

Arciniegas, Germán: 122

Arias de Villalobos: 179

Aristófanes: 220n, 247

Aristóteles: 204, 332

Arguedas, Manuel: 139

Arnáiz y Freg, Arturo: 134, 172, 173n

Arreola, Juan José: 286, 302n

Aspe Armella, Pedro: 98n

Astey Vázquez, Luis: 197, 326-327, 335-336,

342-344

Ávila Camacho, Manuel: 114, 217n

Azar, Héctor: 136, 157, 195, 314-318, 342, 351

Azuela, Arturo: 149-150, 156, 311, 315, 345

353

ÍNDICE ONOMÁSTICO

Page 355: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Azuela, Mariano: 134, 140, 312, 318

Azuela, Salvador: 43, 101n, 102n, 105, 113, 156,

182, 187, 266-267, 269-270, 275, 277-279,

287-288, 297, 307, 310, 314

Badillo, Basilio: 99

Báez-Camargo, Gonzalo: 156, 199n, 301-302,

304-305, 307, 331

Balbuena, Bernardo de: 165, 180, 282, 339

Balseiro, José Agustín: 128

Balzac, Honorato de: 37

Banegas Galván, Francisco: 231-232

Barba Jacob, Porfirio: 134, 295

Barreda, Octavio G.: 101n, 246, 264n

Barrera Vásquez, Alfredo: 217

Bartlett Díaz, Manuel: 91

Bartolache, Ignacio: 309

Basave Fernández del Valle, Agustín: 265

Bassoco, José María: 40, 193

Bataillon, Marcel: 284n

Battistessa, Ángel J.: 122

Baudelaire, Charles: 295

Baudot Goix, Georges: 206, 337

Bello, Andrés: 44, 131-133, 189

Benítez, José R.: 242

Berceo, Gonzalo de: 104, 134

Beristáin de Souza, José Mariano: 47, 165

Bernal y García Pimentel, Ignacio: 43-44, 155,

199n, 201, 205, 286-287, 288n, 323, 331

Betancourt, Agustín de: 282

Beuchot, Mauricio H.: 199, 342-343, 345, 347-

348, 351

Bienvenida, Rodrigo de: 282

Boccaccio, Giovanni: 260

Bolaño e Isla, Amancio: 37, 182-183, 277-278,

280-281, 284, 288

Bondone, Giotto di: 103

Bonifaz Nuño, Rubén: 86, 131, 142, 147-148,

172, 187, 192, 199n, 204, 206, 260-261,

266-268, 272, 274-275, 277-279, 282, 287-

288, 300, 305, 308, 310, 312, 321n, 331,

337, 350

Borges, Jorge Luis: 122

Boscán, Juan: 105

Bosch-Gimpera, Pedro: 192

Bouillet, N.: 324

Bracamontes, Luis E.: 27

Bracho, contador: 16

Braunstein, Néstor: 345

Bravo Ahúja, Víctor: 94, 183, 289

Bremond, Henri: 329

Brummel, George: 103

Buelna, Bernardino de, véase Fernández del

Castillo, Francisco

Bulnes, Francisco: 283, 298

Bustamante, Anastasio: 283

Bustamante, Carlos María de: 283

Burillo Azcárraga, Alejandro: 30

Buxó, José Pascual: 121, 307, 309-311, 313, 334-

335

Cabrera, Luis: 289

Cabrera Stampa, Manuel: 172

Caja, Gregorio Salvador: 205

Calderón Beltrán, Fernando: 126, 219

Calleja, Diego: 309

Calvillo Madrigal, Salvador: 284

Calvo, Octavio: 24n

Camacho, Lidia C. de: 37n

Camarillo y Roa viuda de Pereyra, María Enri-

queta: 44, 127, 143, 187, 247, 290

Camino Galicia, León Felipe: 43n

Campo, Ángel de: 186

Campos, Rubén M.: 208, 231

Campos Alatorre, Cipriano: 280

Canale, Francisco Carlos: 103, 164, 329

Cancino Casahonda, Enoch: 285-286

Capea, fray Juan de la: 206

Carballido, Emilio: 290-291, 296-297

Carballo, Emmanuel: 149

Cárdenas, Juan: 165

Cárdenas de la Peña, Enrique: 12-13, 30n, 120n,

153n, 154n, 338, 342-343

Carnelutti, Francisco: 289

354

índice onomástico

Page 356: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Carlos I: 102

Carrancá y Trujillo, Raúl: 266, 268, 272

Carranza, Venustiano: 229n

Carrasco Puente, Rafael: 50-52

Carreño, Alberto María: 9, 11-12, 15-17, 22-23,

25-26, 47, 51-52, 58-61, 64, 65n, 66-68, 79-

82, 87-93, 111, 113, 115-116, 117n, 118, 120,

129, 138-139, 140n, 141, 152-153, 161-173,

175-176, 191, 210, 212, 214, 216, 217n, 218-

219, 221-222, 232, 236, 240, 243, 246, 253,

259, 262, 267

Carrillo y Ancona, Crescencio: 298

Carrillo Flores, Antonio: 42

Carrillo Flores, Nabor: 16

Carter, Boyd G.: 42, 44, 133

Carvajal, Ángel: 16-17

Carvajal, Ignacio: 45

Casares, Julio: 77, 112, 171, 180, 192

Casas, fray Bartolomé de las: 146

Casas, fray Bartolomé de las: 339

Casasús, Joaquín: 162, 170

Caso, Antonio: 99-100, 109, 114, 172, 208, 217,

231n, 239n, 269, 271n

Castañeda Narváez, Carlos E.: 28

Castellanos, Rosario: 144, 187, 290

Castellanos Quinto, Erasmo: 164-165, 167, 210,

228, 244-245

Castillo, Ricardo del, véase Rubio Lozano, Darío

Castillo Nájera, Francisco: 40, 76-77, 208-209,

225, 228, 235, 240

Castro, Alfonso de: 245

Castro Leal, Antonio: 49, 51, 78-80, 85, 89-90,

118, 120, 129n, 140n, 151, 178, 184, 187,

212n, 222, 224-227, 238n, 240-241, 243-245,

247-248, 251n, 252-254, 274, 277, 279, 285-

288, 299-301, 303, 312

Castro Pallares, Alfonso: 349

Catulo: 266

Celorio Blasco, Gonzalo: 334-335, 338-339,

340n, 342

Ceniceros, José Ángel: 23, 25-26, 90, 91n, 119

Cervantes, Rodrigo de: 105

Cervantes Saavedra, Miguel de: 18, 25, 45, 54,

109, 160, 167, 169, 192, 210, 229, 245-247,

264, 305, 331-332

Cervantes de Salazar, Francisco: 165

Chaide, Malón de: 26

Chauliac, Guido de: 260

Chavero, Alfredo: 162

Chávez, Ezequiel A.: 76, 99, 162, 208n, 209-210

Chávez, Ignacio: 237, 243, 316

Chico Goerne, Luis: 249n

Chumacero, Alí: 37, 69, 73, 75, 121, 134, 136,

143n, 186-187, 193, 199, 266, 268, 272-274,

277-279, 286-289, 294, 298-299, 301, 307,

311, 320, 331, 333, 334n, 345

Clavijero, Francisco Xavier: 137, 146, 165

Collado, Casimiro del: 128

Conzatti, Casiano: 276

Copérnico: 316-317

Coquet, Benito: 22

Corbière, Tristan: 295

Cordero, Salvador: 76, 108, 126, 209, 214n, 216

Cordero y Torres, Enrique: 39, 242

Córdoba de Núñez y Domínguez, Gracia: 48,

49n

Córdova, Carlos: 205

Cornejo Franco, José: 242

Coronel de Palma, Luis: 146

Cortés, Hernán: 136, 163, 195, 282, 339

Cortina Portilla, Eustaquio: 22

Cortinas, Leonor de: 105

Couto Castillo, José Bernardo: 166, 180, 208

Couttolenc Cortés, Gustavo: 202-203, 344-345,

348-349

Cox, Patricia: 185

Cravioto, Agustín: 140n

Cravioto, Alfonso: 138, 175, 210, 214-215, 229,

237, 242-243, 249

Cronin, H. J.: 260

Cromberger, Juan: 167-168

Cruz, sor Juana Inés de la: 42, 165, 199, 201,

216n, 223, 233, 308-310, 333, 346

Cruz, Salvador: 183, 193, 194n, 285-286

355

índice onomástico

Page 357: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Cruz Córdoba, Aarón: 53, 54n

Cuervo, Rufino José: 44

Cuesta, Jorge: 255n, 301, 312

Cueva, Juan de la: 308

Cuevas, Mariano: 47, 50, 55, 76, 109, 126, 202,

208n, 209, 211

Cuevas, Rafael: 280

Cuevas Barrena, Luis H.: 23n

Darío, Rubén: 44, 132, 223

Dávalos, Balbino: 33, 76, 138, 167, 208-209,

211-212, 214n, 218, 221, 231

Dávalos Hurtado, Eusebio: 33

Dávila Garibi, José Ignacio: 25, 32, 34, 37, 40-

41, 48-52, 67-69, 71, 83, 84n, 129n, 131, 143,

152, 171-178, 183-184, 192, 220-222, 224,

232, 236-237, 238n, 246, 257, 259, 263, 268,

272, 274, 278-279, 303, 306

Defoe, Daniel: 269

Delgado, Juan B.: 36

Delgado, Rafael: 231

Dewey, Melvil: 54

Díaz, Gulmaro: 44n

Díaz, Pascual: 162

Díaz, Porfirio: 163, 170, 234

Díaz Barroso, Víctor Manuel: 134

Díaz del Castillo, Bernal: 282

Díaz Cíntora, Salvador: 75, 203-206, 331, 335,

337-338

Díaz Dufoo, Carlos: 211

Díaz Garduño, Carlos: 89

Díaz de León, Jesús: 177

Díaz Mirón, Salvador: 226, 233

Díaz Ordaz, Gustavo: 37, 217n

Díaz y de Ovando, Clementina: 190, 306-308,

310-313, 337, 340, 342-343

Díaz Plaja, Guillermo: 125

Díaz Zambrano, Adelina: 54n

Diego, Gerardo: 180, 192

Díez Canedo, Enrique: 115

Dómine, el, véase González Montesinos, Manuel

Domínguez, Rafael: 209, 239

Domínguez D., Humberto A.: 98

Dorantes de Carranza, Baltasar: 283

Dupaix, Guillermo: 288

Duque Job, véase Gutiérrez Nájera, Manuel

Echevarría, Salvador: 131, 189, 265, 316

Echeverría Álvarez, Luis: 41, 145

Echeverría Zuno, Benito: 41

Elías Calles, Plutarco: 163

Eliot, T. S.: 272, 329n

Elizondo, Salvador: 155, 199n, 291, 294-295,

301, 303, 305-306, 308, 313, 322n, 342-343

Enciso, Jorge: 27n

Ercilla y Zúñiga, Alonso de: 168

Escobedo y Tinoco, Federico: 103, 211, 212n,

349

Escudero, Soledad: 162

Espinosa Yglesias, Manuel: 41

Esquilo: 220n, 247

Estrada, Genaro: 181, 239n

Eurípides: 220n, 247

Eutiquiano: 336

Fabela, Isidro: 23, 25, 40, 67, 99, 113, 118, 129n,

140n, 152, 193, 214, 225, 228-229, 244, 246,

252, 257, 259n, 263, 266, 268, 270, 274

Fajnzylber, Fernando: 52

Felipe II: 297

Felipe IV: 26

Felipe, León: 41-43

Fernández, Justino: 32, 37, 40, 183, 272-273,

278-279, 282, 284, 286, 288

Fernández, Rosa Marta: 12

Fernández de Andrada, Andrés: 183, 238

Fernández del Castillo, Francisco: 11-12, 31, 37,

41, 156, 162n, 172, 177, 187, 192, 210n, 256-

257, 259-260, 263, 266, 274-275, 277, 279,

287-288, 307, 314-316

Fernández de Córdoba, Joaquín: 277

Fernández Granados, Enrique: 104, 159-160,

164, 211n

Fernández de Lizardi, José Joaquín: 145

356

índice onomástico

Page 358: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Fernández MacGregor, Genaro: 16-17, 22-25,

48, 59-60, 76-80, 87-88, 92-94, 99, 102, 110,

113n, 116, 118-119, 130, 138, 152, 168, 170,

179-180, 182-183, 209-210, 212, 214-215,

218, 220-222, 227, 237, 242-244, 254, 257,

261

Fernández de Monterde, Piedad: 129, 135

Fernando el Católico: 102

Ferrer Rodríguez, Eulalio: 9, 29-30, 74-75, 296-

297, 322-323, 327, 342, 351

Ferrer Anaya, María de los Ángeles: 29

Figueroa, Francisco: 102

Fierro, Julieta: 75, 345, 350-351

Fix Zamudio, Héctor: 334-335

Flores, Ernesto: 316, 331, 335

Foppa, Alaíde: 276

France, Anatole: 267

Frenk, Margit: 73, 196-197, 323, 326-327, 329-

330, 331n, 343

Frost, Elsa Cecilia: 75, 345, 350-351

Fuentes, Carlos: 322n, 340

Fuentes Mares, José: 157, 194, 243, 291, 314

Galindo Márquez, Sergio: 44, 155, 201, 286,

288-290, 296, 326

Gamboa, Federico: 31-33, 42, 45, 47, 107, 115-

116, 126, 159, 166, 211

Gamboa, Francisco Javier: 289

Gamboa, Joaquín: 134

Gamboa, Miguel: 31-32

Gamio, Manuel: 261

Gandarias, Justo de: 32

Gante, fray Pedro de: 202, 338

Gaos, José: 137, 331-333

García Diego, Vicente: 188

García, Ofelia: 205

García Icazbalceta, Joaquín: 11, 36, 40, 43, 124,

158, 167, 176, 205, 235, 283, 324

García Máynez, Eduardo: 137

García Naranjo, Nemesio: 67, 76, 129n, 140n,

152, 172, 176, 209, 215, 221, 233, 257n, 259,

263, 266-267, 269

García Plaza, Ramón: 246

García Reynoso, Plácido: 92

Garcidueñas, José de Jesús: 132

Garibay Kintana, Ángel María: 23, 25, 51, 61,

68, 79-80, 131, 168, 171, 181, 192, 201, 218-

220, 230, 236, 240, 242-243, 246, 249, 253-

254, 256-257, 259n, 261-263, 268, 274-275,

278, 282

Garrido, Luis: 25, 27, 32, 40-41, 51, 61-62, 64,

66, 68-70, 81, 93-94, 110, 113, 118-119, 120n,

129n, 172, 180, 192, 237, 240-241, 245, 246n,

252, 256-257, 259n, 261, 263, 268, 274, 277-

279, 285, 289

Garza Mercado, Ario: 52

Ginsberg, Allen: 329n

Giussani, Luigi: 321

Glantz, Margo: 334-336, 338, 340-341

Godoy, Emma: 286

Goethe, Johann Wolfgang von: 37, 255, 289

Gómez, Rodrigo: 22n

Gómez Canedo, Lino: 284n

Gómez Farías, Valentín: 106

Gómez Haro, Enrique: 245

Gómez Maraver, Pedro: 176

Gómez Morín, Manuel: 100

Gómez Palacios, Martín: 277

Gómez de Portugal y Solís, Juan Cayetano: 176

Gómez Restrepo, Antonio: 165, 171

Gómez Robledo, Antonio: 23, 25, 51, 55, 64,

67-68, 71, 79-80, 85, 118, 129n, 141, 147-

148, 149n, 152, 179-180, 184, 188, 191, 194,

199-201, 204, 241-244, 246-247, 250, 254,

257, 258n, 259n, 261, 263, 265-266, 268, 274,

277-279, 282, 285-288, 305, 308, 310, 331,

342, 346

Gómez de Silva, Guido: 74, 195, 204, 322-326,

338, 342n, 344, 350

González, Cecilio: 331

González, J. Natalicio: 139

González, Manuel: 250n

González Casanova, Pablo: 177

González Durán, Jorge: 273n

357

índice onomástico

Page 359: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

González de Eslava, Fernán: 128

González de la Garza, Mauricio: 186

González Guerrero, Francisco: 23, 25, 65, 67,

99, 129n, 152, 191, 224, 232, 236, 239, 250,

253-254, 257, 258n, 259-261, 263-264, 266,

268, 272

González León, Francisco: 280

González Martínez, Enrique: 43, 100-103, 108,

111, 116-117, 211, 212n, 215, 220, 227, 238n,

239n, 286

González de Mendoza y Rodríguez, José María:

16, 23-24, 31, 43, 48, 58-59, 61, 64-69, 77,

82-83, 88, 90, 118, 120, 122-123, 124n, 127,

129, 140n, 154, 161, 168, 172, 180-181, 191,

214, 224, 226, 233-234, 256, 258, 259n, 261-

262, 266-268, 274, 277

González Montesinos, Manuel: 25, 120, 127,

129n, 154, 191-192, 237, 240, 243, 249-250,

252, 257-259, 263, 268, 274-275

González Obregón, Luis: 16, 40, 103, 131, 182,

211, 295, 340

González Pedrero, Enrique: 49

González Peña, Carlos: 33, 58, 78, 88, 99, 100n,

102, 108-109, 161, 208n, 210, 212, 214-215,

220-223, 228, 234, 235n, 237, 242-243

Goríbar, familia: 22

Goríbar, Faustino: 23n

Goríbar de Saldívar, María: 22, 23n

Goríbar Saldívar, familia: 24

Goríbar Zabalza, María: 23n

Gorostiza, Celestino: 64, 67, 81, 129n, 181, 191,

254, 257, 258n, 259, 261, 263, 266, 268, 274,

277, 280

Gorostiza Alcalá, José: 17, 23, 51, 67, 118, 129n,

154, 221, 224, 232-233, 236, 239-241, 247,

255-257, 259, 261, 263, 266, 274-275, 277,

279, 285, 294, 301-302, 340, 342, 346

Graham Gurría, Noé: 22, 23n

Greco, el (Doménikos Theotocopoulos): 229

Grijalva, fray Juan de: 165

Gringoire, Pedro: 173, 301, 304, 305n

Gual Vidal, Manuel: 15

Guevara, fray Miguel de: 162, 165

Guisa y Azevedo, Jesús: 37, 61, 65-66, 129-130,

157, 191, 194, 232n, 233, 240, 243, 245, 247-

249, 250n, 252-253, 257n, 258-261, 263, 268,

272, 284, 296-297, 314

Gutiérrez Nájera, Cecilia: 43

Gutiérrez Nájera, Manuel: 36, 42, 44-55, 133,

164, 226, 239, 272, 296, 312, 340

Gutiérrez Ortega, Fernando: 93n

Gutiérrez Vega, Hugo: 345, 350

Guzmán, Martín Luis: 24-25, 51, 61-62, 64, 77,

80-81, 93, 140n, 145, 152, 158, 170-171, 175,

187, 193, 223, 225, 230, 233-235, 237, 242,

244, 252, 277-278, 282-283, 287, 296, 303,

314-315, 327, 331, 333

Hartzenbusch, Juan Eugenio: 160

Heidegger, Martín: 273

Henestrosa, Andrés: 37, 40-41, 49-50, 53-55,

68, 70, 72-73, 75, 84n, 134, 136, 178, 180-

181, 183-184, 185n, 186-187, 189, 194, 199,

268, 270-271, 273-274, 277-279, 285, 287-

288, 295-296, 302, 307, 310, 313, 315, 316n,

342

Henríquez Ureña, Pedro: 114, 231n, 239n

Heras Soto, condes de: 15

Heredia, José María: 128, 295

Hermann, Jani: 44n

Hernández, Miguel: 203, 349

Hernández Cruz, Facundo: 24n

Hernández de Ibargüengoitia, Ana María: 55

Hernández Serrano, Federico: 44

Hernández Xochitiotzin, Desiderio: 338

Herrán, Saturnino: 100, 103

Herrera, Alfonso: 101

Herrera Zapién, Tarsicio: 72-75, 121, 184, 197-

203, 307-308, 310-311, 313, 323, 327, 331,

339, 342, 344, 349

Hipócrates: 329n

Hita, Arcipreste de (Juan Ruiz): 104

Hitler, Adolfo: 229

Homero: 200

358

índice onomástico

Page 360: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Horacio: 200, 203, 266

Hornedo, Braulio: 98

Huacuja, Daniel: 23, 25, 67, 129n, 131, 134,

172, 177, 180, 183, 191-192, 237, 240, 242,

257-259, 272, 274-278, 296-297, 299

Huerta, David: 198

Huerta, Efraín: 340

Huerta, Victoriano: 215n

Hugo, Victor: 37

Huidobro, Vicente: 196

Humboldt, Alexander von: 191, 288

Icaza, Francisco A. de: 106

Isabel la Católica: 102

Iturbe, Ramón F.: 193

Iturribarría, Jorge Fernando: 285

Izquierdo, José Joaquín: 316

Jakobson, Roman: 195, 328

Jenofonte: 204

Jiménez, Guillermo: 106

Jiménez, Juan Ramón: 114

Jiménez de Cisneros, Francisco, cardenal: 102,

103

Jiménez Martín del Campo, Alejandro: 45

Jiménez Rueda, Julio: 25, 79-80, 90, 111-113,

118, 120, 125-127, 129-130, 137-138, 154,

171, 175, 211-212, 214, 217n, 218-222, 237,

238n, 240, 242, 246, 252, 255n, 256-258,

318

Jouvet, Louis: 255

Juan V: 104

Juan Manuel, infante: 104

Juana, reina: 102

Juárez, Benito: 146

Junco, Alfonso: 25, 32, 51, 67, 91, 118, 129n,

130, 134, 140n, 183, 187, 191, 210-212, 215,

233, 236, 239, 256-257, 258n, 259n, 263, 268,

272, 274-275, 277-279, 282, 285, 287, 291,

294

Junco de la Vega, Celedonio: 210, 211n, 213,

215

Kahlo, Frida: 230n

Keyserling, Hermann Alexander: 218

Krauze, Enrique: 322

Labastida, Jaime: 342-343, 345-346, 350

Lafragua, José María: 324

Lameiras Olvera, José: 33, 37n

Landívar, Rafael: 201, 247n, 349

Lara, Mariano: 47

Lazo, María de la Luz: 22, 40-41, 48, 93, 94n,

95n, 96, 97n, 98n

Leduc, Alberto: 231

Legorreta, Agustín: 22n

Leiva, Raúl: 122

León, Alberto P.: 172

León, fray Luis de: 299

León y Gama: 288

León Pacheco, Tomás: 50

León-Portilla, Miguel: 37, 131, 172, 177, 180,

192, 199n, 257-259, 261, 262n, 263, 268, 270,

272, 274-275, 277-279, 283, 285, 287-288,

307-309, 311, 313, 334n, 337, 342-343

Leonard, Irving A.: 305

Lewis, Sinclair: 260

Leyva, Gabriel: 343

Lira, Miguel: 243

Lleras Camargo, Alberto: 176

Llorente González, Arturo: 44

Loera y Chávez, Agustín: 238n

Lombardo Toledano, Vicente: 100

López, Rafael: 99, 239

López de Ayala, Pero: 104

López y Fuentes, Gregorio: 99, 239

López Lira, José: 17, 22

López Mateos, Adolfo: 48, 190, 217n, 228, 268,

270

López Morales, Humberto: 198n, 205-206

López Portillo, Guillermo: 76n, 88-89

López Portillo, José: 96, 97n, 193

López Portillo y Rojas, José: 43, 103, 105, 110,

164-165, 211n

López de Santa Anna, Antonio: 126, 146

359

índice onomástico

Page 361: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

López Silanes, Antonio: 41, 172

López Trujillo, Clemente: 259, 282

López Velarde, Guillermo: 41

López Velarde, Leopoldo: 41

López Velarde, Ramón: 41-42, 55, 100, 105,

133, 157, 166, 196, 199, 227, 247, 280, 340

Love Peacock, Thomas: 272

Lozano, José María: 269

Lozano García, Carlos: 134

Lozano García, Lázaro: 134

Lozano Noriega, Francisco: 23n

Luciano: 204

Luna Arroyo, Antonio: 113n

Luquín Romo, Eduardo: 82, 183, 263, 267, 274-

275, 279, 284, 287

Macedo, Miguel S.: 210

Macedo, Pablo: 42

Machado, Antonio: 328n, 333

Madero, Francisco I.: 215n

Magallón, Fernando: 28

Magdaleno, Mauricio: 32, 51, 67, 129n, 134,

152, 157, 187, 194, 199n, 200, 244, 246, 251-

252, 261, 266, 268-270, 275, 277-280, 281n,

282, 286-288, 291, 296, 314, 321, 326

Maillefert, Cecilia: 42

Mallarmé, Stéphane: 295, 329n

Mancera Ortiz, Rafael: 22, 92n

Manrique, Jorge: 105

Mañach, Jorge: 121

Maragall, Joan: 333

Marañón, Gregorio: 259, 276

Marceau, Marcel: 255

Marichal, Juan: 265

Maritain, Jacques: 272

Marín Barreiro, Alberto: 243

Martín, Esteban: 167

Martínez, Herminio: 331

Martínez Kleiser, Luis: 180, 192

Martínez de Navarrete, fray José Manuel: 127,

226

Martínez Peñalosa, Porfirio: 12, 43-44, 70, 72,

132, 135-136, 178, 183-184, 194, 199n, 201,

288-289, 295-297, 308, 311, 313, 323, 335, 350

Martínez Rodríguez, José Luis: 11, 13, 27-28,

30, 53, 56, 64-67, 71-75, 80-81, 86, 91, 96-98,

111, 120-121, 129n, 135-136, 142, 146-148,

150-158, 178, 183, 187-188, 191, 194, 197,

199n, 201, 203, 230, 250, 251n, 252-257,

258n, 259n, 261, 263, 268, 273n, 274-275,

277-279, 282, 287-288, 290, 291n, 294, 296,

301, 303, 318-319, 322-324, 325n, 326-327,

331, 337-338, 350

Martínez y Rodríguez, Luis María: 169, 212,

231-232, 245-246, 298

Martínez del Río, Pablo: 23n

Martínez Sobral, Enrique: 76, 103-104, 165,

209, 214n

Martínez Sotomayor, José: 134, 286-287, 295,

301, 303

Martínez de la Torre, familia: 16

Martínez Valadés, Manuel: 132, 280

Maulnier, Thierry: 255

Maus, Jr., Pedro: 31-32

Medina, José Toribio: 168

Mediz Bolio, Antonio: 23, 76-77, 81, 118, 142,

152, 208-209, 212, 217, 218n, 251n, 253-254

Mejía Sánchez, Ernesto: 282

Meléndez, Concha: 133

Méndez Arceo, Sergio: 235

Méndez Plancarte, Alfonso: 215-216, 221, 223-

224, 230, 233, 237, 239-240, 242-243, 244n,

309, 346

Méndez Plancarte, Antonio: 90, 140n

Méndez Plancarte, Gabriel: 207, 210, 214n,

216n, 346

Méndez de Quijano, Dolores: 48

Mendoza López, Margarita: 184-185

Menéndez, Carlos R.: 259

Menéndez y Pelayo, Marcelino: 126, 128, 167

Menéndez Pidal, Ramón: 36, 114, 182, 278, 300

Mendoza, Abate de, véase González de Mendo-

za y Rodríguez, José María

Mercé, Antonia: 105

360

índice onomástico

Page 362: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Meyer, Eugenia: 53

Michelena, Margarita: 338

Mier Noriega y Guerra, fray Servando Teresa

de: 106, 165-166, 283

Miklos Stern, Samuel: 330

Millán, María del Carmen: 44, 47n, 53-55, 70-

71, 143-144, 147-148, 185-190, 286-287, 289-

291, 294, 301, 307

Mina, Francisco Javier: 283

Miranda, monseñor: 298

Miranda, Miguel Darío: 152

Mistral, Gabriela: 188

Moctezuma: 318

Molina, Calixta: 128

Mondragón, Joaquina: 24n, 32, 40, 48

Monroy, José Atanasio: 113

Monsiváis, Carlos: 320-321

Montejano y Aguinaga, Rafael: 345

Montemayor, Carlos: 29, 121n, 308, 310-313,

317, 319, 321, 332, 333n, 341-343, 350

Montenegro, Roberto: 31, 255n

Monterde Fernández, Francisco: 25, 31-32, 36-

37, 41-42, 48, 49n, 55, 60-61, 63-71, 81, 120,

124-136, 138, 141, 143, 152, 154, 156, 167,

171, 175-176, 180-183, 187, 192, 194-195,

199n, 216, 219, 226, 236, 240, 250, 254, 256-

257, 259, 262-263, 264n, 265, 268, 272, 274,

277-280, 284-288, 291, 295-296, 305, 310,

314, 317-318

Montes de Oca, obispo: 77

Montes de Oca y Obregón, Ignacio: 133

Montt, Sergio: 126

Mora, José María Luis: 283

Morales de León, Jesús: 53-54, 183

Morelos y Pavón, José María: 283-284

Moreno de Alba, José G.: 29, 73, 75, 199n, 293,

296-297, 299-300, 307, 310-311, 320, 322,

328, 334, 338, 342-344, 346-347

Moreno y de los Arcos, Roberto: 28, 201, 204-

205, 306-309, 311, 331, 337, 350

Motolinía, fray Toribio de Benavente: 282

Motta Salas, Julián: 139

Moziño, José Mariano: 165

Munthe, Axel: 260

Muñoz, Rafael F.: 41, 182-183, 277, 282, 285

Muñoz Díaz, Alejandro: 28

Muñoz Ledo, Porfirio: 297

Musset, Alfred de: 239

Nandino, Elías: 343-344

Navari, César: 24n

Navarro Sánchez, Adalberto: 132, 147, 148n,

188, 279, 316

Nebrija, Elio Antonio de: 299

Neruda, Pablo: 196, 326

Nerval, Gerardo de: 239, 329n

Nervo, Amado: 31, 37, 40, 133, 163, 166, 216n,

227, 231, 239n, 247

Nezahualcóyotl: 262

Noreña Casado, Francisco: 27

Noriega, Adolfo: 310

Noriega Cantú, Alfonso: 72-73, 149, 157, 194,

199, 285-286, 289-290, 307, 319, 322

Noriega Hope, Carlos: 134

Novelo, José Inés: 231

Novo, Salvador: 25, 31-33, 39-40, 64-67, 81,

84n, 118, 129, 131, 134, 140n, 175, 186, 191,

196, 221-223, 228n, 237, 243, 255, 257, 258n,

259, 261, 268, 270, 272, 274, 276-279, 284-

285, 296-297, 301, 303-304, 329, 340

Novoa, Carlos: 16

Núñez, Francisco: 136

Núñez y Domínguez, José de Jesús: 48, 51-52,

76, 79, 117-118, 130, 152, 158, 170, 175, 207,

209, 244, 254, 256

Núñez Mata, Efrén: 134, 183, 275, 276n, 277-

279, 282, 284-285, 287, 291

Obregón, Álvaro: 215n

Ocampo, Aurora M.: 187n, 189

O’Gorman, Edmundo: 37, 137, 187, 199n, 274n,

279, 282-284, 287-288, 335, 339, 342-343

Olaguíbel, Francisco M. de: 208, 231

Olavarría y Ferrari, Enrique de: 296

361

índice onomástico

Page 363: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Olea y Leyva, Teófilo: 210

Oliver, Nicolau d’: 305n

Oliveros Delgado, Rafael: 36

Olmedo, Daniel: 55

Olmos, fray Andrés de: 206, 262, 338

Orozco, José Clemente: 131

Orozco y Berra, Fernando: 158, 166, 324

Ortega y Gasset, José: 114, 331

Ortiz Macedo, Luis: 33

Ortiz Rubio, Pascual: 163

Osorio, Miguel Ángel: 295

Othón, Manuel José: 40, 166, 187, 227, 231,

272, 282

Ovidio: 200, 203-204, 266

Owen, Gilberto: 255n

Pablos, Juan: 167-168

Pacheco, José Emilio: 273, 286, 320

Pagaza, Joaquín Arcadio: 77, 163-164, 221

Palacios, Emmanuel: 132n

Palazón, María Rosa: 185, 189

Pallares, Eduardo: 113n

Palma, Ricardo: 181

Palomera Quiroz, Esteban Julio: 202, 331, 334,

338-339, 345, 350

Parada de León, Ricardo: 134

Paredes, Moisés: 185

Paulus: 336

Payno, Manuel: 319

Paz, Octavio: 122, 198, 202, 230n, 244, 277, 286,

303, 305-306, 309, 322n, 323, 328, 340, 343-

344, 347

Pellicer Cámara, Carlos: 23, 25, 32, 34, 40, 42,

118, 140n, 155, 193, 220-222, 230, 257n, 263,

268, 274-275, 296, 303, 305, 345, 350

Pemán, José María: 113

Peña, Ernesto de la: 195-196, 221, 323, 327-329,

343

Peña Arrazola, Guillermina: 44

Peña y Llerena, Rosario de la: 42

Peña y Reyes, Antonio de la: 182-183

Peñalosa, Joaquín Antonio: 242

Pereyra, Carlos: 133

Pérez de Ayala, Ramón: 264

Pérez Galdós, Benito: 164

Pérez Maldonado, Carlos: 242

Pérez Tamayo, Ruy: 28-29, 55, 75, 86, 98, 157,

194, 310-311, 313-317, 338, 342, 345

Pérez Verdía, Antonio: 24

Petrarca, Francesco: 260

Phillips, Allen W.: 280, 284

Piccolo C., Rafael: 98

Pichardo, Arturo: 102

Pimentel, Francisco: 36, 40, 312

Piña y Palacios, Javier: 89

Piñón Córdoba, arq.: 54

Pirandello, Luigi: 255

Platón: 272

Plutarco: 204

Ponce, Manuel M.: 70, 100, 199, 308n

Ponce Zavala, Manuel: 135, 199n, 201, 291-292,

294, 297-298, 311, 331

Portes Gil, Emilio: 163

Prescott, William: 167

Prieto, Carlos: 22n, 31, 41, 166

Prieto Fortún, Guillermo: 95n

Prieto de Landázuri, Isabel: 128

Pruneda, Alfonso: 162

Puga y Acal, Manuel: 163-165, 239

Puig Casauranc, José Manuel: 305n

Puitziberg, Francisco: 99

Quijano, Alejandro: 15-17, 22-25, 26n, 33, 40,

47-48, 51-52, 57-59, 75-76, 81, 88-90, 92n,

93, 99-113, 115-116, 118-119, 138n, 163-165,

175, 177, 210-212, 214n, 217-218, 231-232,

238n, 240-241, 243-244, 249-250, 251n, 254

Quintana Roo, Andrés: 166

Quirarte, Vicente: 339

Rabasa, Emilio: 280n, 289

Rabí Baruc Gadol Ban-Ezraim, véase Báez Ca-

margo, Gustavo

Ramírez, Eliseo: 235

362

índice onomástico

Page 364: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Ramírez, José Fernando: 167

Ramírez Vázquez, Pedro: 15

Ramón y Cajal, Santiago: 260

Ramos, Samuel: 137, 312

Ramos Meza, Ernesto: 143, 285-286

Rebolledo, Efrén: 208, 231, 284

Rébsamen, Enrique: 242n, 276

Restrepo, Félix: 111, 239

Revilla, Manuel G.: 101-102, 105

Revueltas, José: 315

Reyes, Alfonso: 23-25, 40, 43, 60, 64, 67, 79-80,

113-125, 128-132, 152, 154, 171, 179, 182,

184, 186, 192, 199-200, 208, 215, 225, 228,

231n, 239n, 241, 244, 250, 253-254, 257, 265,

267, 276, 308, 333, 340-341

Reyes, Alicia: 120

Reyes, Bernardo: 113

Reyes Mota, Alfonso: 120

Reyes Nevares, Beatriz: 37, 65

Reyes Razo, Miguel: 147

Ridolfi, R.: 198

Rilke, Rainer Maria: 302, 329n

Rimbaud, Arthur: 295

Rincón Gallardo, Alberto: 92

Río, Antonio: 288

Riva Palacio, Vicente: 48n, 152, 166, 312-313

Rivas, Francisco: 99

Roa Bárcena, José María: 128

Robe, Stanley L.: 305

Robles Dégano, Felipe: 250

Robles Martínez, Luis: 137

Rodríguez Adrados, Humberto: 205

Rodríguez Lozano, Manuel: 43, 255n

Rojas Garcidueñas, José: 42-43, 47n, 50, 54-55,

68-69, 71, 82-83, 85, 96, 122, 172, 177-185,

189, 199, 257n, 258-259, 261-263, 265, 268,

270-271, 274, 277-279, 281, 286-288, 296-

297, 305, 307

Romero, Bárbara: 23n

Romero, José Rubén: 26, 33, 35, 47, 59, 91, 110-

111, 138, 175, 211-212, 214-215, 218, 222

Romero, Pablo: 23n

Romero de Terreros, Manuel: 16, 23, 25, 67, 77,

112, 118, 129n, 132, 175, 208n, 211-212,

217n, 220, 240, 257n, 257, 259, 263, 268,

274-275, 279

Romero de Velasco, Flavio: 149

Romo Celis, Guillermo: 177

Rosas de Oquendo, Mateo: 308

Rossetti, Gaia: 202

Rubio Lozano, Darío: 47, 58-59, 76, 138, 158-

161, 167-168, 176-177, 209, 211, 214-215,

217, 219

Rublúo Islas, José Luis: 172, 177

Ruiz, Bernardo: 53

Ruiz de Alarcón, Juan: 43, 126, 165-166

Ruiz Castañeda, María del Carmen: 52

Ruiz Cortines, Adolfo: 17-18, 25, 27, 233

Ruiz y Flores, Leopoldo: 214n

Ruiz González, Pedro: 41

Ruiz Medrano: 298

Ruiz Núñez, Daniel: 28

Ruiz Solórzano, Fernando: 298

Rulfo, Juan: 157, 194, 286, 291-292, 294-295,

301-302, 314-315, 335, 340-341

Sahagún, fray Bernardino de: 155, 165, 236n,

262

Salado Álvarez, Victoriano: 154, 159, 181, 312

Salamanca, Flavio: 44

Saldívar y Goríbar, José Agustín: 23n

Saldívar y Saldívar, Alfredo: 23n

Saldívar y Saldívar, María Luisa Asunción: 23n,

24n

Salinas, Miguel: 177

Salinas de Gortari, Carlos: 97n

Salmerón Roiz, Fernando: 201, 310-311, 331,

332n, 333, 341, 343, 347

Sánchez, Raymundo: 160, 175, 210, 220, 222,

230n

Sánchez de Obregón, Rodrigo: 308

Santamaría, Francisco J.: 23, 67, 76, 118, 129n,

152, 172, 177, 191, 205, 208-209, 211, 235,

244, 257, 258n, 259, 261, 263, 266, 268, 337

363

índice onomástico

Page 365: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Santillana, marqués de (Íñigo López de Men-

doza): 104

Sarmiento, Justino: 128

Saussure, Ferdinand de: 319

Schettino Maimone, Ernesto: 201

Segura Argüelles, Vicente: 296

Selva, Rogerio de la: 16

Selva, Salomón de la: 139, 218-219

Sepúlveda, Bernardo: 298, 308

Shelley, Percy Bysshe: 272

Sierra, Justo: 40, 99, 109, 146, 162, 283

Sierra, Rafael: 99

Sigüenza y Góngora, Carlos de: 165, 180, 282,

287-288

Silva Herzog, Jesús: 23, 25, 69, 118, 129n, 136,

152, 180, 187, 194, 199n, 244-245, 247-248,

254, 257, 259, 263, 268, 274-275, 277-279,

282, 287-288, 310-311, 314, 319

Silverstein, Arnold: 36

Sófocles: 204, 220n

Sol, Manuel: 335

Solana, Fernando: 97-98

Solana, Rafael: 84n

Solana Gutiérrez, familia: 23n

Solís, Leopoldo: 156-157, 310-311, 313-314,

318-319, 343

Somolinos, Germán: 316

Sosa, Francisco: 103, 159, 166, 174, 283

Sourasky, Elías: 36

Suárez, Víctor M.: 217

Tablada, José Juan: 31, 42, 117, 133, 156, 207-

208, 227, 231, 239n

Tapia Méndez, Aureliano: 331

Taracena, Alfonso: 39

Teixidor Benach, Felipe: 301

Teja Zabre, Alfonso: 80, 152, 171, 252-253, 257-

259, 263

Tello de Guzmán, Alonso: 183

Teófilo: 336

Terrazas, Joaquín: 99

Thomas Torres, Lorenzo: 98n

Tibón, Gutierre: 316, 320, 323, 326

Tíbulo: 200

Tirado López, Abel: 162n

Tito Calpurnio: 204

Tob, Sem: 104

Tobin, James: 319

Topete del Valle, Alejandro: 243

Torre, Isidoro de la: 23n

Torre Goríbar, Isidoro de la: 23n

Torre Villar, Ernesto de la: 53, 72, 149, 174, 177-

178, 183-184, 187, 189, 190n, 199n, 215n,

278-279, 282-283, 286-288, 296, 307, 342-343

Torrea, Manuel: 152

Torres, Feliciano: 37n

Torres Bodet, Jaime: 23, 27, 37, 43, 48, 50, 61,

63, 85, 95, 112n, 113, 117-118, 129n, 130,

134, 139-141, 145, 152, 184, 225, 228, 230n,

231, 244, 275-276, 279, 282, 287, 294,

303

Torres Hernández, Rodrigo: 99, 239

Torres Quevedo, Leonardo: 115, 116

Torri, Julio: 25, 49, 51, 67, 111, 129n, 152, 157,

172, 175, 187, 191, 223, 225, 230-231, 237,

239n, 257, 258n, 260-261, 263, 266, 268,

274n, 282, 286, 290

Toussaint y Ritter, Manuel: 112, 175, 208-209,

218, 220, 233, 236, 238, 243, 245-246, 274

Trabulse, Elías: 75, 345, 350-351

Trejo Fuentes, Ignacio: 136

Trouyet, Carlos: 31-33, 41

Trueba Olivares, Eugenio: 282

Ugarte Mier, José: 242

Unamuno, Miguel de: 45, 193, 194

Urbina, Luis G.: 40, 212n, 227-228, 239n, 295-

296

Urdaneta, fray Andrés de: 109

Urquiza, Concha: 142-144, 187, 290

Uruchurtu, Ernesto P.: 24n

Urueta, Jesús: 208, 231, 269

Usigli, Rodolfo: 80, 136, 152, 220, 244, 252-253,

277

364

índice onomástico

Page 366: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Valadés, fray Diego: 202, 298, 338-339

Valbuena, Antonio de: 205

Valdés, Héctor: 42

Valdés, Octaviano: 23, 25, 37, 40-41, 68, 70, 73,

129n, 134-135, 152, 179-180, 187, 192, 199n,

201, 245-247, 250n, 254, 257, 259n, 261, 266,

268, 274, 277-278, 282, 287-288, 290, 310,

323, 335, 348

Valdivia, Benjamín: 351

Valenzuela, Jesús E.: 231

Valéry, Paul: 142, 154, 256, 329n

Vallarta, Ignacio L.: 289

Valle, Manolo del: 95

Valle-Arizpe, Artemio de: 17, 21, 25, 27, 40, 59,

67, 76-77, 106, 118, 120, 129n, 154, 191,

208n, 209, 212, 214, 219, 221, 237, 244, 256,

258n, 259, 280n, 340

Vallejo, César: 196

Vargas, Fulgencio: 243

Vasconcelos, José: 15, 23, 32, 43, 48, 49n, 58-59,

79, 88, 99-100, 109, 114, 118-119, 130, 152,

170, 175, 182, 215n, 219-220, 222, 225, 230,

231n, 233, 238n, 240, 242, 251n, 254, 257,

260, 266, 283

Vásquez del Mercado, Alberto: 48-51, 55, 238n

Vázquez, Mario: 44

Vega, Fausto: 132n

Vega, Garcilaso de la: 104, 192

Vega, Ricardo: 37n

Velásquez Huacuz, José: 28

Veracruz, fray Alonso de la: 183

Verlaine, Paul: 295

Vesalio, Andrés: 316, 317

Vigil, José María: 43, 47n, 128, 152, 187, 221,

283

Vigil, Miguel: 29

Vilalta, Maruxa: 335

Villa, Francisco: 193, 215n, 234n

Villalobos Ortiz, José: 280

Villaseñor, Eduardo: 266, 268

Villaseñor y Villaseñor, Alejandro: 175

Villaurrutia, Xavier: 142, 154, 223, 227, 255n,

256, 301

Vinent, Bárbara: 23n

Virgilio: 116, 200

Vitoria, Francisco de: 180, 245

Vitrubio: 204

Vollenhoven, Cornelius van: 106

Wilde, Oscar: 203

Willis Robb, James: 345

Xirau, Ramón: 43, 322n, 326, 331, 333, 347-

348, 349n

Yáñez, Agustín: 23, 33, 37, 39, 53-54, 61, 65-70,

81, 94, 96, 118, 129-130, 135-155, 158, 177,

179, 187-189, 193, 218, 220-221, 228, 244,

255, 256n, 257-260, 266, 267n, 268, 285-288,

290, 296, 299, 301, 303, 310, 315

Zaid, Gabriel: 13, 29, 74, 98, 310-311, 313-314,

320-323, 326, 345, 350

Zaitzeff, Serge I.: 307

Zamora Vicente, Alonso: 72, 177n, 188, 194n

Zaragoza, Antonio: 239

Zavala, Lorenzo de: 283

Zavala, Silvio: 72, 146, 147n, 190, 193, 199n,

291, 293-294, 297, 298, 350

Zea, Leopoldo: 273n

Zubieta, Manuel: 17, 22

Zumárraga, fray Juan de: 167

365

índice onomástico

Page 367: Historia de La Academia Mexicana de La Lengua. Tomo II

Historia de la Academia Mexicana de la Lengua,

compilada y revisada por Enrique Cárdenas de

la Peña, resume en tres tomos la trayectoria

de esta institución fundamental en la vida cul-

tural de nuestro país. Este segundo volumen es una crónica

de los sucesos más notorios de la Academia, desde la elec-

ción del recinto que albergaría este honorable organismo

hasta un repaso por los miembros que lo han conformado a

lo largo del periodo que va de 1946 a 2000. Se trata, enton-

ces, de una obra imprescindible para conocer la historia y

el legado de la Academia Mexicana de la Lengua.

Enrique Cárdenas de la Peña (México, 1920) es médico, historia-

dor, investigador documental y autor de 42 escritos en todos los

ámbitos de su desarrollo profesional. Ingresó en la Academia el

15 de julio de 1997 como miembro numerario, y desde entonces

ocupa la silla VI.

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