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Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=93717229007 Redalyc Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Becerra Solá, Malena; Becerra, Natalia INTERVENCIÓN SOCIAL EN LA ARGENTINA DE LOS AÑOS 30: LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA ASISTENCIA SOCIAL HISTORIA CARIBE, núm. 15, 2009, pp. 139-157 Universidad del Atlántico Barranquilla, Colombia ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista HISTORIA CARIBE ISSN (Versión impresa): 0122-8803 [email protected] Universidad del Atlántico Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Intervención en Lo Social Años 30

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un recorrido histórico del trabajo social en argentina.

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    RedalycSistema de Informacin Cientfica

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Becerra Sol, Malena; Becerra, Natalia

    INTERVENCIN SOCIAL EN LA ARGENTINA DE LOS AOS 30: LAPROFESIONALIZACIN DE LA ASISTENCIA SOCIAL

    HISTORIA CARIBE, nm. 15, 2009, pp. 139-157Universidad del AtlnticoBarranquilla, Colombia

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    HISTORIA CARIBEISSN (Versin impresa): [email protected] del AtlnticoColombia

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    INTERVENCIN SOCIAL EN LA ARGENTINA DE LOS AOS 30:LA PROFESIONALIZACIN DE LA

    ASISTENCIA SOCIAL

    MALENA BECERRA SOLNATALIA BECERRA

    RESUMEN

    En este artculo nos proponemos recuperar algunos aspectos del proceso de profesionalizacinde la Asistencia social en Argentina, en la dcada de los 30 del s. XX. Centramos la atencinen los discursos de un sector de profesionales -mdicos higienistas- que generaron accionestendientes a dotar a la Asistencia social de un carcter cientfico, e impulsaron la intervencinestatal sobre la cuestin social.

    PALABRAS CLAVE

    Asistencia social - Profesiones- Mdicos higienistas - Intervencin estatal

    SOCIAL INTERVENTION IN THE ARGENTINA OF THE 30S: THE PROFESSIONALIZATION OF THE SOCIAL ASSISTANCE

    ABSTRACTS

    The purpose of this article is to revisit some aspects of the process of professionalization ofSocial Work in Argentina during the 1930s. We focus our attention on the discourses of agroup of professionals -hygienist doctors- who took measures aimed at endowing SocialWork with a scientific status and promoted state intervention as regards the social question.

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    Artculo Recibido en Marzo de 2009; Aprobado en Abril de 2009. Artculo de Investigacin Cientfica.Una versin preliminar de este estudio fue presentada en el 52 Congreso Internacional de Americanistas.Sevilla, 2006. El trabajo de Malena Becerra Sol ha sido realizado con financiacin de un contratopredoctoral I3P-FSE en la EEHA-CSIC, y en el marco del proyecto La cuestin social en Argentina1870-1940 HUM 2006-11940/HIST, del Ministerio de Educacin y Ciencia de Espaa. Escuela de Estudios Hispanoamericanos Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Espaa.Contratada I3P predoctoral. Sevilla Espaa Licenciada en Historia por la Universidad de Alcal, yDiploma de Estudios Avanzados en Historia Social y Poltica Contempornea por la UniversidadInternacional de Andaluca. Email: [email protected] o [email protected] de Trabajo Social, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Crdoba,Argentina. Profesora asistente de la ctedra Fundamentos y Fundacin histrica del Trabajo Social. Licenciadaen Trabajo Social por la Universidad Nacional de Crdoba, Argentina. Email: [email protected]

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    KEY WORDS

    Social Work - Professions Hygienists - State Intervention

    Introduccin

    El presente artculo tiene como objeti-vo recuperar crticamente algunos as-pectos del proceso deprofesionalizacin de la Asistencia so-cial en Argentina, en tanto ocupacinlegitimada que constituy uno de losmecanismos a travs de los que el Es-tado intervino sobre las manifestacio-nes de la cuestin social.

    Los ltimos aos 20 y primeros 30del siglo XX fueron el marco en el quese produjo este proceso, que estuvomarcado inevitablemente por continui-dades con modelos anteriores de ac-cin social y, en su proyeccin al futu-ro, por la funcin que se asignaba a lasmujeres en la nueva lgica asistencial,y el papel que efectivamente ellas ve-nan desempeando en esta rea.

    Sin desconocer el papel de otros acto-res, centramos la atencin en la mira-da y los discursos de un sector de pro-fesionales e intelectuales -fundamen-talmente mdicos vinculados al sector

    pblico-, que generaron acciones yobras tendientes a dotar a la accinsocial de un carcter cientfico; enten-diendo que sta era responsabilidad delEstado.

    La profesionalizacin de la Asistenciasocial en Argentina se produjo en unapugna de matrices, actores e intereses,en la que se involucraron aquellas ins-tituciones que venan histricamentedando respuesta a lo social (socieda-des de beneficencia, organizaciones delcatolicismo social, crculos obreros,entre otros), los intereses de algunosgrupos profesionales, el pensamiento yla accin de obreros organizados, ydeterminadas necesidades de legitima-cin del Estado.

    Gustavo Parra ha identificado alracionalismo higienista y el conserva-durismo catlico como las corrientesque se encuentran en la base de lainstitucionalizacin de la profesin deAsistente social en Amrica Latina1 .Segn seala el autor, todo indicaraque el Trabajo social argentino emerge

    1 Parra dice al respecto de estas matrices el primero privilegiando una intervencin desde el poderpblico, principalmente por los procesos de urbanizacin e industrializacin, con caractersticas preventivasy educativas, atendiendo no slo al control social sino tambin, al mejoramiento de la calidad de vida delconjunto de la poblacin como medio necesario para el desarrollo del capitalismo, el control de losconflictos y asegurar el orden social. El conservadurismo doctrinario, basado en las encclicas papales y enlos conceptos de persona humana y moral cristiana, propona una intervencin en el terreno individualy familiar, con un carcter ad-hoc, que apuntaba a la armonizacin de las relaciones antagnicas delsistema, adems de constituirse como estrategia de la iglesia para recuperar hegemona en el sistemacapitalita mundial. PARRA, Gustavo; 2001; Antimodernidad y Trabajo Social. Orgenes y expansindel Trabajo Social Argentino. Buenos Aires, Espacio Editorial, p. 238.

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    de una matriz del racionalismohigienista, con un fuerte componentelaico y filantrpico2 . No se puede ne-gar que en el mbito institucional y enlas polticas oficiales ste fue el discursoque logr imponerse, aunque sin des-plazar completamente a otros.

    Distintos autores3 coinciden en sea-lar como momentos de particularsignificatividad en este proceso, la fun-dacin de la primer Escuela de Servi-cio Social dependiente del Museo So-cial Argentino en 1930, y la celebra-cin de la primera Conferencia Nacio-nal de Asistencia Social en 1933. Al-gunos de los documentos y textos ela-borados en estas instancias orientaronla realizacin de nuestro trabajo.

    En primer lugar, bajo el ttulo Acto-res y escenarios realizamos unabreve caracterizacin de la Argentinade principios de siglo y los actores einstituciones de la poca vinculados ala accin social. En segundo lugar, bus-camos analizar algunos elementos deldiscurso de los mdicos higienistas ysu influencia en el desarrollo de polti-cas sociales y de una nueva lgica deasistencia. Posteriormente, recupera-mos los momentos de fundacin de laEscuela de Servicio Social del MuseoSocial Argentino y la celebracin de laprimera Conferencia Nacional de Asis-tencia social a travs de los textos en

    ellos publicados. Finalmente, en elapartado Los nuevos profesionales delServicio social, identificamos algunosde los rasgos de nacimiento con los quela Asistencia social se constituye comoprofesin con el objetivo de atender aaquellos aspectos de la cuestin so-cial que aparecan como preocupantesen el perodo. En el cierre del trabajoreunimos algunas reflexiones centralessobre las caractersticas de este pro-ceso de profesionalizacin e invitamos,a travs de algunos interrogantes, acontinuar en la bsqueda de miradasms complejas para el anlisis de la in-tervencin social en las primeras d-cadas del siglo XX en la Argentina.

    Actores y escenarios: Asistencia ycuestin social en las primeras d-cadas del siglo XX

    Desde el ltimo tercio del siglo XIX, laArgentina vivi notables transformacio-nes vinculadas al proceso de moderni-zacin: apertura de la regin litoral a laeconoma mundial, recepcin de gran-des contingentes migratorios, procesosde industrializacin y urbanizacin; lasconsecuencias no deseadas de estosprocesos dieron forma a lo que se nom-br como cuestin social.

    Frente a estas contradicciones, res-pondiendo a demandas de diversosagentes sociales, y en el marco del

    2Ibd., p.173. 3 Ver entre otros ANDER-EGG, Ezequiel; 1984; Historia del Trabajo social. Alicante, Humanitas;ALAYN, Norberto; 1992; Historia del Trabajo social en Argentina. Buenos Aires, Espacio Editorial;PARRA, Gustavo; 2001; Antimodernidad y Trabajo Social. Orgenes y expansin del TrabajoSocial Argentino. Buenos Aires, Espacio Editorial.

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    cuestionamiento de sus funciones talcomo las supona el liberalismodecimonnico, el Estado comenz adesarrollar mecanismos de interven-cin en el mbito de lo social. En estecontexto, va a perfilarse una nueva l-gica de asistencia social que,resignificando elementos de la benefi-cencia, filantropa y la caridad, sientalas bases del modelo asistencial delperiodo que nos ocupa en este trabajo.Durante la mayor parte del siglo XIX,la cobertura de las necesidades vitalesde la poblacin desafiliada estuvo enmanos de la caridad religiosa y/o pri-vada, situacin que se adecuaba a losesquemas morales y polticos de orga-nizacin social predominantes. De par-ticular importancia fue la Sociedad deBeneficencia, fundada en 1823, queaunque dirigida por las influyentes da-mas de caridad era financiada con losrecursos de la Lotera Nacional.

    En un texto ya clsico RicardoGonzlez nos habla del paso de un sis-tema de caridad a uno filantrpico amediados de la dcada de los 70 delsiglo XIX4 . La amplia difusin de losprincipios de la economa liberal supu-so el inicio de la valoracin de la im-portancia econmica de la poblacin yde la necesidad de instaurar prcticasque asegurasen su reproduccin y con-servacin. Simultneamente, la difusindel positivismo alimentaba la confian-

    za en que cientficamente podan en-contrarse las causas y las soluciones alos males sociales.

    Fue desarrollndose as un modelo defilantropa cientfica que buscaba laespecializacin y coordinacin de lasinstituciones de beneficencia, y quepersegua como fines la moralizacin ydisciplinamiento de los sectores popu-lares5 . Estas ideas van tomando fuer-za con el correr de los aos pero sinreemplazar completamente las hereda-das de la vieja caridad.

    Con mayor o menor simpata por partedel Estado, los industriales o la Iglesia;desde los sectores populares tambinse desarrollaron iniciativas tendientesa prevenir o enfrentar situaciones dedesproteccin. Las sociedadesmutuales, con intensa actividad desdemediados de siglo, se constituyeron enotro de los proveedores de coberturamdica y asistencial para una porcinimportante de la poblacin. Ya en el si-glo XX, los sindicatos obreros pusieronen marcha algunos tipos de cobertura,oponindose ideolgicamente tanto a laasistencia religiosa como a las mutua-lidades, con las que competan por laobtencin de miembros.

    Una verdadera red de sociedades debeneficencia y de asistencia se fueconsolidando a partir de los aos del

    4GONZLEZ LEANDRI, Ricardo; 1984; Caridad y filantropa en la ciudad de Buenos Aires durante lasegunda mitad del siglo XIX en ARMUS, Diego (coord.): Sectores populares y vida urbana. BuenosAires, Clacso. 5Ibd.

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    cambio de siglo -cuando se produjo unexplosin benfica6 - y fue generan-do vnculos no institucionalizados conel Estado.

    En la poca que nos ocupa toda estared que vena funcionando comienza aser cuestionada por su incapacidadpara dar respuestas a las problemti-cas emergentes de las ciudades en cre-cimiento. La crisis econmica del pe-rodo acentu estas insuficiencias y seampliaron y renovaron las demandas alas instituciones de beneficencia7 ycada vez ms notoriamente tambin alEstado.

    Cul haba sido hasta entonces el pa-pel asumido por los poderes pblicos?Slo en los primeros aos del siglo XXla cuestin social, notablemente a tra-vs del conflicto obrero, se hizo visible,ocup un lugar en el debate pblico yse transform en una cuestin de Es-tado8 . Sin embargo, la problemtica dela salud - vinculada inicialmente a lasepidemias y luego a las condiciones desalubridad e higiene de las poblacionesque arribaban a las ciudades- se habaconstituido en una de las primeras reasen materia de intervencin social esta-

    tal ya en el ltimo tercio del s. XIX,cuando las viejas instituciones religio-sas y benficas comenzaron a convivircon un incipiente sector pblico de sa-lud.

    Obedeciendo al principio de centrali-zacin y sistematizacin que preconi-zaban los higienistas, se haba creadoen 1880 el Departamento Nacional deHigiene, que sufri la oposicinirreductible de la Sociedad de Benefi-cencia y la desconfianza de los Conse-jos de Higiene provinciales. Elprotagonismo en la intervencin pbli-ca en salud y asistencia fue sin em-bargo para el mbito municipal: desdeel aparato administrativo y burocrticode la Asistencia pblica de la Munici-palidad de Buenos Aires fundada en1883, se promovieron la gran parte delas iniciativas relativas a la salud y lasalubridad en estos aos, marcando elinicio de las polticas pblicas en esterea 9 .

    No puede sobrevaluarse sin embargoel alcance del sector pblico en la sa-lud; en las primeras dcadas del sigloXX, la presencia del Estado era andbil, las organizaciones vinculadas al

    6CIAFARDO, Eduardo O.; 1994; La prctica benfica y el control de los sectores populares de la ciudadde Buenos Aires, 1890-1910, Revista de Indias, LIV, no. 201, pp. 383-403, p.386. 7ARMUS, Diego y BELMARTINO, Susana; 2001; Enfermedades, mdicos y cultura higinicaen CATTARUZA, Alejandro (coord.): Crisis econmica, avance del estado e incertidumbre poltica,1930-1943. Buenos Aires, Sudamericana, p. 314.

    8 BOTANA, Natalio R. y GALLO, Ezequiel; 1997; De la Repblica posible a la Repblica verdadera(1880-1910). Vol. III, Biblioteca del Pensamiento Argentino. Buenos Aires, Ariel, p. 87; SURIANO,Juan; 2004; Introduccin: una aproximacin a la definicin de la cuestin social en Argentina enSURIANO, Juan (coord.): La cuestin social en Argentina 1870-1943. Buenos Aires, La colmena, p 5. 9 Ver ARMUS, Diego y BELMARTINO, Susana; 2001; Enfermedades, mdicos y cultura higinica enCATTARUZA, Alejandro (coord.): Crisis econmica, avance del estado e incertidumbre poltica,1930-1943. Buenos Aires, Sudamericana.

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    financiamiento y provisin de atencinmdica eran heterogneas y dispersas,y formaban una administracinlaberntica al servicio de un Estado m-nimo10 .

    La Asistencia pblica estaba en ma-nos de mdicos higienistas; apoyndo-se en sus saberes cientficos, este gru-po profesional vena generando expli-caciones sobre la cuestin social yreclamando una intervencin estatalsistemtica.

    La manera en que se procur resolverla cuestin sanitaria muestra la imbri-cacin de los procesos deprofesionalizacin, el desarrollo de laorganizacin burocrtica del Estado, yla gestacin de polticas sociales.

    La Asistencia social desde el dis-curso higienista

    Las luchas y disputas que implic elimpulsar la intervencin estatal en elmbito de lo social, conllevaron la pro-duccin discursiva desde diferentessectores que proclamaban la necesidadde organizar y racionalizar la asisten-cia, y promovan el papel del Estadocomo actor fundamental en materia deAsistencia social.

    Las primeras demandas se dirigan alreconocimiento de las preocupacionesque se convertiran en cuestiones;Grassi nos seala al respecto en tor-no a ellos [problemas sociales] se dis-cute, se publica, se crean especializa-ciones y cuerpos burocrticos, que elEstado oficializa. En este sentido elcampo poltico y el de los expertos (tc-nicos) son por excelencia campos deproduccin de problemas sociales; enla medida que son los que gestionan lacuestin social11 .

    En este marco destaca el papel delmovimiento de mdicos higienistas que,como grupo profesional, haba mostra-do desde el siglo XIX un notable inte-rs por impulsar polticas pblicas yconsolidar unos conocimientos tiles enmateria social. Desde diversos lugaresla Universidad, los cargos pblicos, lastribunas intelectuales-, construy expli-caciones sobre las condiciones de vidade las clases trabajadoras y los po-bres, y a partir de ellas elabor unamirada sobre las polticas, programasy acciones que crea debandesplegarse desde la rbita estatal. Sudiscurso sobre la higiene tuvo una no-table difusin y aceptacin, constituyn-dose en un ideal consensuado en am-plias capas de la sociedad12 .

    10 BELMARTINO, Susana; 2005; La atencin mdica argentina en el siglo XX. Instituciones yprocesos. Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 19 y 59. 11 PERALTA, Mara y otros; 2005; Informes de avance del proyecto de investigacin Lasconcepciones sobre el objeto de intervencin del Trabajo social en Argentina en los perodosdesarrollista y reconceptualizador Crdoba, Escuela de Trabajo Social - Secretara de Ciencia yTcnica de la Universidad Nacional de Crdoba 12 ARMUS, Diego; 2000; El descubrimiento de la enfermedad como problema social en LOBATO,Mirta Zaida (coord.): El Progreso, la modernizacin y sus lmites. Buenos Aires, Sudamericana.

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    Las relaciones de los mdicoshigienistas con el Estado son comple-jas en su anlisis y no pueden separar-se del propio proceso constitutivo deste, en la medida en que eran en bue-na parte estos profesionales los quedefinan los objetos de la poltica so-cial, fijaban los problemas de preocu-pacin pblica, y construan y diriganlos medios, instrumentos e institucionespara corregirlos. En este sentido, comoseala Ricardo Gonzlez siguiendo aTerry Johnson, son tambin el Esta-do13 .

    Esta perspectiva favorable a la inter-vencin estatal encontr resistencia ensectores que desconfiaban de la inje-rencia de los poderes pblicos en rela-cin a la emergente cuestin social,ya fuera por verla como un peligro paraun proyecto liberal de organizacin so-cial del pas, por temor a la prdida deespacios de accin y control sobre re-cursos, o por oposicin total al Estado.Pero en los aos 30 se fue fortalecien-do el discurso que legitimaba una ma-

    yor responsabilidad del Estado en sa-lud y asistencia14 , fundamentalmenteen tareas de contralor y coordinador, ycon el objetivo de aumentar la eficien-cia de las acciones.

    Subrayando el deber de los poderespblicos frente a la desproteccin dealgunos sectores, escriba ya en 1912una de las primeras mdicas argenti-nas: La comuna de una provincia cuyariqueza productiva aumenta da por da[Mendoza], puede cerrar los ojos anteel dolor y el desamparo de seres porcuya vida debe velar, y que reclamancon derecho la proteccin del gobiernoy de la sociedad?15 .

    Diversos autores16 han sealado elhincapi hecho en el perodo que estu-diamos sobre la bsqueda de un modoracional, metdico y cientfico de Asis-tencia social como respuesta a la cues-tin social. En consonancia con el po-sitivismo cientificista, las causas de lamiseria y el pauperismo que preocupa-ban a estos intelectuales fueron consi-

    13 GONZLEZ LEANDRI, Ricardo; 1999; Las Profesiones. Entre la vocacin y el interscorporativo. Fundamentos para su estudio histrico. Madrid, Catriel, p. 80. 14 BELMARTINO, Susana; 1996; Las obras sociales: continuidad o ruptura en la Argentina de los aos40 en LOBATO, Mirta Zaida (coord.): Poltica, mdicos y enfermedades. Lecturas de historia dela salud en Argentina. Buenos Aires, Biblos, p. 221. 15 RAWSON DE DELLEPIANE, Elvira; 1912; Estudio social de Mendoza. Asistencia pblica yHospitalaria, BOLETN DEL MUSEO SOCIAL ARGENTINO (en adelante BMSA), I, no. 10, pp.433-440, p. 439. 16 Entre otros: ROZAS, Margarita y FERNNDEZ, Arturo; 1988; Polticas Sociales y Trabajosocial. Buenos Aires, Humanitas; BELMARTINO, Susana; 1996; Las obras sociales: continuidad oruptura en la Argentina de los aos 40 en LOBATO, Mirta Zaida (coord.): Poltica, mdicos yenfermedades. Lecturas de historia de la salud en Argentina. Buenos Aires, Biblos; ARMUS,Diego y BELMARTINO, Susana; 2001; Enfermedades, mdicos y cultura higinica en CATTARUZA,Alejandro (coord.): Crisis econmica, avance del estado e incertidumbre poltica, 1930-1943.Buenos Aires, Sudamericana; KRMPOTIC, Claudia Sandra; 2002; La Conferencia Nacional de AsistenciaSocial de 1933. Los debates en torno al progreso, la pobreza y la intervencin estatal, ScriptaEthnologica, XXIV, no. 024, pp. 37-57.

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    deradas causas sociales y ya no indivi-duales, y adems, identificables a tra-vs del mtodo cientfico.

    La propuesta era entonces estudiarlassistemticamente, para una interven-cin racional y eficiente que previnierasus efectos, y ya no slo tratara susmanifestaciones. Germinal Rodrguez,mdico y concejal socialista, escribaen su proyecto para un Servicio socialdel Municipio de 1929: La necesidadcomo una enfermedad social (enferme-dad de orden econmico), tiene su etio-loga perfectamente reconocida y ca-talogada17 , y agregaba que la Asis-tencia social para ser efectiva, tieneque ser cientfica, es decir, descubiertay tratada con medios exactos y sufi-cientes18 .

    Sin embargo, estas causas sociales vi-nieron a agregarse y no a suplantar alas causas tradicionales de la pobreza(aquellas de orden divino o las vincula-das a la moral y falta de valores de lapoblacin). En el escrito ya citado, elmismo Rodrguez haca una distincinentre pobre, miserable e indigentebasada en criterios morales, y presen-taba como objetivo del Servicio social,la rehabilitacin econmica y moral delindividuo19 .

    De all que pese a la introduccin delfactor social, el Servicio social siguimanteniendo como finalidad principalla reeducacin de la voluntad y no latransformacin de las estructuras e ins-tituciones sociales. De esta manera, laracionalizacin de la accin y las pro-puestas de intervencin sistemtica vin-culadas a lo que Parra ha denominadomatriz racionalista, conllevaban de for-ma explcita elementos que podramosubicar dentro de otras matrices, o queal menos no se explican desde los pos-tulados de una perspectiva que mani-festaba la intencin de dotar de un ca-rcter cientfico a la Asistencia social.

    La readaptacin, reajuste, normaliza-cin y/o moralizacin como objetivosde la Asistencia pueden pensarse entrminos de reproduccin de las fuer-zas productivas, de encauzamiento delos sectores de la poblacin hacia unorden que permitira el desarrollo de unmodelo de pas pensado por sectoresdirigentes. As, las explicaciones mo-rales implicaban tambin que el sujetodeba aceptar voluntariamente este pro-ceso de reeducacin; de all tambin,el dirigir prioritariamente la accin so-cial hacia la mujer en cuanto respon-sable de los aspectos reproductivos dela vida social.

    17 RODRGUEZ, Germinal; 1929; Servicio Social familiar del Municipio. Proyecto de ordenanzamunicipal: Mucamas sociales; Ayuda y asistencia familiar; dotacin de parto; dispensario maternal; fichasocial de la familia, BMSA, XVII, no. 86, pp. 363-381, pp. 369-370. 18 Ibd., p. 372. 19 El pobre tiene gana de trabajar y deseo moral de salir de su estado. Al miserable le falta eso por esonecesita adems de ayuda econmica ayuda mental, es decir, instruccin, educacin, deseos de elevacinespiritual () El indigente tiene un estado de necesidad pasajero, y tiene un estado moral y mental capazde sacarlo de su espritu. Ibd., p. 369.

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    Estas maneras de explicar la pobrezaargumentaban entonces un tipo de in-tervencin que complementaba aspec-tos cientficos-administrativos (clasifi-cacin de los pobres, fichajes, organi-zacin de las obras), con aspectos sim-blicos, tendientes a la incorporacinpor estos sectores sociales, de valoresy hbitos que permitiesen el manteni-miento del orden y la cohesin social.Es en esta trama que se piensa desdeestos actores, el rol de la Asistenciasocial20 .

    En el marco de este proceso dereinterpretacin de lo social como cam-po de intervencin pblica, estos mdi-cos junto a otros profesionales e inte-lectuales, fueron definiendo la necesi-dad de otras figuras profesionales -lade la visitadora de higiene y la del asis-tente social- que vinieran a llenar unespacio socio-ocupacional incipientepero ya existente.

    La fundacin de Escuela de Servi-cio Social y la primera ConferenciaNacional de Asistencia Social.

    En la confluencia de esta elaboracindiscursiva con el proceso de consoli-dacin y ampliacin de espacios pro-fesionales de los mdicos en tanto gru-

    po profesional, ligado a su vez al desa-rrollo institucional del Estado, fue fun-dada la primera Escuela de ServicioSocial de Latinoamrica.

    Desde la ctedra de Higiene y Medici-na social de Facultad de Medicina dela Universidad de Buenos Aires, sehaban creado los cursos de Visitadorasde higiene social en 1924, y se planea-ba desde entonces una Escuela de Ser-vicio social. Germinal Rodrguez, titu-lar de la ctedra, fue el impulsor delproyecto que haca pblico en junto alya mencionado para la creacin de unServicio social del Municipio. En 1927publicaba en el diario La Nacin:

    Una escuela de Servicio social se exi-ge crear para responder a esta hora denuestras necesidades, escuela que re-na en su seno a todas las personas debien que sientan la necesidad de mejo-rar la organizacin social; escuela queagite los problemas de su hora ; escue-la que ensee a todos los argentinosque salir a la accin social para curarlos males que corroen a la humanidadque son causas de dolor intil de mise-ria; es un deber cvico tan imperiosocomo cumplir con otros deberes socia-les; escuela que estudie la teora de laaccin social prepare los tcnico que

    20 En este prrafo intentamos analizar la manera de definir a la Asistencia social desde la concepcin dela poca que se ha venido analizando en el texto. Cabe aclarar, que diversos autores, desde una reconstruc-cin del proceso de institucionalizacin de la profesin han introducido en este anlisis la ubicacincontradictoria del Trabajo Social en las tensiones entre los objetivos del Estado, los sectores dominantesde la sociedad y los intereses y necesidades de los sectores de la poblacin con las que se trabajaba. Paraampliar ver ROZAS, Margarita y FERNNDEZ, Arturo; 1988; Polticas Sociales y Trabajo social.Buenos Aires, Humanitas; TENTI FANFANI, Emilio; 1989; Estado y pobreza: estrategias tpicas deintervencin. Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina; PARRA, Gustavo; 2001; Antimodernidady Trabajo Social. Orgenes y expansin del Trabajo Social Argentino. Buenos Aires, EspacioEditorial.

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    han de actuar en las instituciones deaccin social benfica escuela, en unapalabra, que sea el nuevo templo reli-gioso de los que hacen del bienestarhumano un sacerdocio laico21 .

    Segn los impulsores de la Escuela,hasta el momento la obra de asistenciahabra sido producto del sentimientode humanidad y realizada a impulsode corazn; y remarcaban que laimprevisin y la falta de orientacincientfica pueden [podan] esterilizarlos ms generosos impulsos.

    Su proyecto se orientaba entonces ha-cia fines que superaban la formacinde tcnicos del Servicio social, ya quetanto como ello, buscaban modificarla lgica asistencial vigente de acuer-do a los principios de la nueva cienciadel Servicio social; ello supona ra-cionalizar la previsin y la beneficen-cia, y unir saberes y experiencias so-bre los problemas sociales que sevenan elaborando separadamente des-de distintas disciplinas. As, en la pri-mera Conferencia Nacional de Asis-tencia social, se sealaba que la finali-dad inmediata de la formacin de Asis-tentes sociales era la de crear un am-

    biente social de orden y mtodo cient-fico en las obras de Asistencia, luchan-do contra la accin negativa de la Asis-tencia paliativa, promoviendo la orga-nizacin de la preventiva y constructi-va 22 .

    Es significativo que el espacio que per-miti materializar el proyecto haya sidoel Museo Social Argentino23 , institucinde naturaleza hbrida, reclamndose deiniciativa privada pero orientada al ser-vicio pblico y decididamente activa enel asesoramiento de los poderes pbli-cos, con cuyo reconocimiento conta-ba.

    En 1927 el Museo Social se incorpora la Universidad de Buenos Aires comoinstituto de extensin universitaria, y ladireccin del mismo dej en manos delos profesores de esta ctedra la ac-cin en materia de Higiene social24 . Lacreacin de la Escuela de Servicio so-cial se integr as en un proyecto msamplio que se concretaba en otras cua-tro iniciativas: una encuesta sobre lasinstituciones argentinas de Servicio so-cial; otra sobre el Servicio social en laindustria; la organizacin de un ao deagitacin mdico-social industrial; y la

    21 RODRGUEZ, Germinal: La escuela del servicio social, La Nacin, 2 de diciembre de 1927. 22 Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; 1934; Primera Conferencia Nacional de AsistenciaSocial: Actas y Conclusiones. Vol. II, Buenos Aires, Kraft, p. 51. 23 El Museo Social Argentino se presentaba a s mismo como instituto de Economa social, centro deestudios e investigaciones sociales con miras puestas en la intervencin y en la divulgacin de losconocimientos producidos entre un pblico amplio. Fue fundado en 1911 por iniciativa de Toms Amadeo,en un contexto en el que la celebracin del progreso simbolizada por los festejos del Centenario, coexistacon una marcada conflictividad social. 24 Los titulares de la ctedra de Higiene y Medicina social eran el mismo Rodrguez y Alberto Zwanck, quese incorporar algo ms arde al proyecto como director de la Escuela de Servicio Social. Julio Iribarne yManuel Carbonell completan el ncleo de la seccin de Higiene social del Museo Social Argentino.

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    creacin de una seccin de Higienesocial con organizacin de reunionescientficas25 .

    La Escuela abri sus puertas en 1930.Las clases se dictaban regularmentetres veces por semana, dos horas porsesin en horario vespertino. El progra-ma de primer ao abarcaba las asigna-turas de Elementos de economa polti-ca y social, Biologa humana, Higienesocial, y Demografa y estadstica. Eldel segundo ao inclua el Servicio so-cial, Elementos de legislacin social, yPatologa social.

    Las clases prcticas consistan en visi-tas a diversas instituciones, entre ellasla Casa de Nios Expsitos; la Mater-nidad del Hospital Rivadavia; el Insti-tuto de Medicina Experimental; el Hos-pital Torn; el Instituto de Psicotecniay Orientacin Profesional, o el Institu-to Bacteriolgico del DepartamentoNacional de Higiene26 .

    Como hemos adelantado, la Conferen-cia Nacional de Asistencia social de1933, constituy otro momento signifi-cativo en este proceso deprofesionalizacin de la ayuda social, y

    fue a la vez punto de partida en eldesarrollo de polticas sociales, en elmarco de una redefinicin de la inter-vencin estatal en estos asuntos27 . Elevento cobr vital relevancia en tantofue organizado por el Ministerio deRelaciones Exteriores y Culto de laNacin, que convoc al encuentro atodas las instituciones que realizaranobras de accin social.

    En sus actas y conclusiones se desta-ca la argumentacin sobre la necesi-dad de una mayor intervencin en elcampo social, y la enunciacin del de-ber del Estado de asegurar la repro-duccin de la poblacin.

    Entre los temas presentados ante elComit ejecutivo para conformar lasmesas de trabajo, aparecan en primerlugar los relativos a los modos de unirpara una accin comn de obras conpropsitos semejantes y evitar la con-currencia de obras similares, la con-veniencia en crear una Oficina deCoordinacin de la Asistencia socialque sirva de vnculo de unin entre to-das las obras, la clasificacinsistematizada de las obras de asisten-cia, y la creacin de un fichero cen-

    25 Actividad de las secciones, 1928; BMSA, XVI, no. 71 -72, pp.139-141, p. 140. El resto deiniciativas tambin fueron llevadas a cabo. En los aos de fundacin del Museo, un primer intento deconformacin de una seccin de Higiene social haba sido encargado a Gregorio Aroz Alfaro y CeciliaGrierson, pero sta no logr consolidarse. Participaban desde aquella poca en la institucin AugustoBunge y Julio Iribarne, otros activos mdicos higienistas atentos a la cuestin social. 26 Memoria correspondiente a los ejercicios XVIII (1929-1930) y XIX (1930-1931) , 1931; BMSA,Ao XIX, no. 109-111, pp. 258-259. 27 KRMPOTIC, Claudia Sandra; 2002; La Conferencia Nacional de Asistencia Social de 1933. Losdebates en torno al progreso, la pobreza y la intervencin estatal, Scripta Ethnologica, XXIV, no. 024,pp. 37-57, p. 37. Remitimos a este artculo para un estudio ms detallado del encuentro.

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    tral de Asistencia social28 . Su men-cin nos permite ilustrar cmo estaConferencia convoc a la mayor diver-sidad de instituciones de asistencia bajola preocupacin por la dispersin y des-articulacin de las obras que se reali-zaban, y por la necesidad de hacer efi-ciente su rendimiento. En sus conclu-siones se expresa que la coordinaciny organizacin de las obras de Asis-tencia social era responsabilidad de lospoderes pblicos, asignando al Estadolas tareas de fiscalizador, contralor yorganizador de las institucionesasistenciales.

    Las problemticas de salud -vincula-das a enfermedades infectocontagiosas,prevencin, educacin para la salud,enfermedades y cuidados de la infan-cia, entre otras- , fueron tambin ex-tensamente abordadas en las diferen-tes comisiones; y se proclamaron comoreas de intervencin social prioritariaspara el cumplimiento de los objetivosde normalizacin y armonizacin so-cial29 . Exista una especial preocupa-cin en el mbito sanitario en relacina las condiciones de vida de las clasestrabajadoras, y a los hbitos y costum-bres de estos sectores de la poblacin,que traduca la necesidad de garanti-zar la fuerza de trabajo.

    Asimismo se identifican secciones re-ferentes a la mujer obrera, a sus con-diciones de trabajo y educacin sanita-ria, y a las normas de higiene familiar yde la vivienda, confirmando una vezms la funcin de la mujer como trans-misora de valores y hbitos al interiorde las familias.

    La formacin de personal especializa-do para el trabajo en el mbito socialfue otro de los ejes de discusin pre-sente en la Conferencia. En las con-clusiones se reclamaba que se recono-ciese oficialmente, se controlase y sub-vencionase a la Escuela de ServicioSocial del Museo Social Argentino,mientras el Estado no crease una pro-pia30 . Puede resultar ocioso aclarar quedichas conclusiones fueron redactadasen el seno de comisiones de trabajo in-tegradas en gran parte por los funda-dores y directivos de la Escuela ymiembros de la seccin de Higiene so-cial del Museo. Efectivamente, fue laseccin coordinada por Julio Iribarne yMercedes Rodrguez la que lanz lla-mamientos encendidos demandandoadems del reconocimiento de la Es-cuela, la creacin del diploma de Esta-do de Asistencia social y deSuperintendencia de industria parasus egresados; y la fundacin dentro

    28 Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; 1934 Primera Conferencia Nacional de AsistenciaSocial: Actas y Conclusiones. Vol. II, Buenos Aires, Kraft, p. 11. 29 Citamos algunos ttulos de las mesas de trabajo a modo de ilustracin: Asistencia al desocupado conauxilio oficial, Reeducacin prctica del liberado, Plan de asistencia a la madre del recin nacido,Tratamiento sanitario y asistencia social de la lepra, Profilaxis del alcoholismo y toxicomana,Colonias de vacaciones, campamentos veraniegos y comedores infantiles, etc. 30 Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; 1934; Primera Conferencia Nacional de AsistenciaSocial: Actas y Conclusiones. Vol. II, Buenos Aires, Kraft: 50.

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    del Ministerio de Justicia e InstruccinPblica, de una seccin deSuperintendencia de Escuelas de Ser-vicio Social31 .

    En la misma direccin, en 1935 la Aso-ciacin de Asistentes Sociales solicital Museo Social su intervencin anteel Consejo Nacional de Educacin parael reconocimiento del ttulo de la Es-cuela de Servicio Social, gestionandoel instituto la oficializacin de sus cur-sos ante el Congreso de la Nacin 32 .

    Es interesante resaltar cmo la partici-pacin de los higienistas en la Confe-rencia Nacional, o en el Museo SocialArgentino, permite ubicarlos como unsector organizado que desde diferen-tes espacios, pugnaba por el reconoci-miento del discurso y obras que venanrealizando.

    Con la mirada puesta de un lado en laevolucin que haba experimentado laEpidemiologa y el estudio de enferme-dades infecciosas (e intentando que laMedicina social siguiera el mismo ca-mino), y del otro en los modelosasistenciales de los pases del norte,elaboraron un discurso de la Asisten-cia social, que se fue imponiendo a partirde los aos 30. Este nuevo modelorequera de personal que pudiera cum-plir eficientemente los objetivos de losprogramas y polticas sociales que del se derivaban; una profesin que pu-

    diera entender y actuar sobre las ma-nifestaciones de la cuestin socialapareca entonces como necesidadimperante.

    Los nuevos profesionales del Ser-vicio social

    Esta lgica asistencial que aparecacomo un nuevo modo de intervencinfue configurando una mirada sobre elpersonal de la Asistencia social quedeba ser formado, a fin de garantizarla perseguida eficiencia y cientificidadde la accin social.

    En un prospecto dedicado a promocio-nar la Escuela de Servicio Social, lee-mos: el Servicio social es una cienciapero tambin es un arte: para ejercerlose necesita espritu social, mezcla deabnegacin, de sacrificio, de amor alprjimo, de entusiasmo por la obra querealiza, de bondad hacia el que sufre,todo ello realzado por la simpata quese irradie y por la confianza que se ins-pira. El asistente social debe tener feen la obra que realiza33 .

    Es as que al mismo asistente que sepretenda formar para intervenir cient-ficamente, se le suponan unas cualida-des espirituales especficas, que eran jus-tamente las que caracterizaban el tipode beneficencia que se quera suplan-tar; y que por otro lado, se asociaban di-rectamente con un universo femenino.

    31 Ibd., p. 22. 32 Crnica, 1935; BMSA, XXII, no. 151-152, pp. 59-60. 33 Escuela de Servicio Social del Museo Social Argentino, 1933; BMSA, XXI, no. 137-138, p. 326.

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    Como bien ha sealado Nari, ms quesupuestas habilidades innatas de lasmujeres se trataba de una cualificacinno reconocida como tal, aprendida enla socializacin diferencial de gnero yque resultaba en un menor costo de lamano de obra femenina34 .

    Este nuevo modelo de asistencia en-contr discrepancias referidas a losms variados aspectos -relacin conel Estado, formacin del personal delas obras, financiacin, organizacin ycoordinacin de las instituciones-, ymotivadas por intereses de diversanaturaleza -tcnicos, profesionales,econmicos-, pero para todos estabaclaro que quienes deban velar por elfuncionamiento cotidiano del sistema,por su supervisin, su desarrollo y re-produccin, eran las mujeres35 .

    Cabe destacar sin embargo, que no seconsideraba a todas las mujeres de lasociedad: las diferenciaciones de claseaparecen en las construcciones de lo

    femenino. Este tipo de empleo y de par-ticipacin social constituy un modelofemenino promocionado y en expansin,que se confrontaba al de la mujer obre-ra. Las mujeres en general (fundamen-talmente en su papel de madres), y lasasistentes sociales y dems practican-tes de la asistencia en particular, ex-cluidas de lo poltico36 y de otros es-pacios pblicos, parecan deber asumirla reproduccin no slo biolgica sinotambin social e ideolgica de la socie-dad, el disciplinamiento de la fuerza detrabajo, y la armonizacin de las con-tradicciones de las relaciones sociales.Por otra parte, es importante agregarque la Asistencia social como ocupa-cin sigui vinculada a un sentido vo-cacional, al que luego y de acuerdo alos preceptos de esta nueva lgica -,era preciso agregar una preparacintcnico-cientfica37 .

    Resulta interesante analizar cmo sepensaba la formacin de las nuevasprofesionales en relacin a los espa-

    34 NARI, Marcela Mara Alejandra; 2004; Polticas de maternidad y maternalismo poltico: Bue-nos Aires (1890-1949). Buenos Aires, Biblos, p. 285. En nota al pie. 35 CIAFARDO, Eduardo O.; 1990; Las damas de beneficencia y la participacin social de la mujer en laciudad de Buenos Aires, 1880-1920, Anuario del IEHS, V, pp. 161-169, p. 162. Recientemente,Sandra Krmpotic ha puesto al descubierto que en sus formas ms antiguas, la ayuda social en Argentina noestuvo en manos de mujeres. La emergencia de lo femenino se dio en un contexto y con un sentidoparticular, durante el proceso de modernizacin y secularizacin de la ayuda social, que fue coincidentecon la descolonizacin de Hispanoamrica. Nuestra afirmacin es vlida sin embargo para los perodosque abarcamos en nuestro estudio. KRMPOTIC, Claudia Sandra; 2001; La performance de las mujeres enlas primeras formas pblicas de proteccin social, Scripta Ethnolgica, XXIII, pp. 179-200. 36 Utilizamos el trmino poltico en un sentido convencional, sin descartar bajo ningn punto de vistala posibilidad de hacer poltica desde mltiples espacios y bajo diversas formas. 37 Como ha sealado Di Liscia, an a mediados de los 40, esta preocupacin por la formacin profesio-nal no tiene una correlacin directa con las mujeres que se desempeaban realmente en la asistencia, quepodan ser tanto visitadoras o asistentes sociales como maestras o bien simples seoritas sin estudiosconcretos pero con vocacin. DI LISCIA, Mara Silvia; 2002; Hijos sanos y legtimos: sobre matrimo-nio y asistencia social en Argentina (1935-1948), Histria, Cincias, Sade - Manguinhos, 9(suplemento), pp. 209-232, p. 213.

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    cios y formas de participacin real delas mujeres dentro de la divisin socialdel trabajo.

    La insercin laboral de las mujeresmantena en muchas ocasiones el sen-tido voluntario, lo que permita poneren funcionamiento un conjunto de ins-tituciones sin mayores costes econ-micos, histricamente en las institucio-nes religiosas y benficas las damastrabajaban gratuitamente.

    Con el nuevo modelo, aunque cambian-do algunos preceptos, las nociones delo vocacional, la abnegacin y lo ma-ternal, persistan como cualidades va-loradas positivamente; y esto haciaposible sostener que quienes realizaranpracticas de asistencia, tuvieran forma-cin o no, lo hicieran sin percibir remu-neracin econmica38 . En un ao tanavanzado como 1937, la misma presi-dente del Centro de visitadoras de hi-giene social, Yolanda Rossi, deca: elServicio social es toda obra humana ten-diente al bien, hecho con el propsitodel bien mismo sin esperar de ella unlucro ni honor ni beneficio, (...) sin es-perar nada para s, teniendo por nicarecompensa el goce del alma al sentirque se ha podido ser bueno39 .

    Jos Netto relaciona la subalternidadsocial de las mujeres, con lasubalternidad tcnica a la que se des-tinaba su fuerza de trabajo, que per-manecer como trazo constitutivo dela profesin de asistente social. De estemodo se incorpora un nuevo elemento:el Servicio social -la ciencia- quedabarelegada a los mdicos, abogados, eco-nomistas -hombres en su mayora-;mientras las y los asistentes socialesse dedicaban al ejercicio ms inmedia-to y de urgente necesidad social.

    De hecho, en el profesorado de la Es-cuela de Servicio Social del MuseoSocial Argentino de los primeros aos,solo encontramos mujeres en la asig-natura de Economa domstica, aunqueprofesoras invitadas impartan clasespuntuales en otras materias40 . En ladcada del 30, algunas mujeres tuvie-ron una participaron activa en el Mu-seo Social con la creacin de la Es-cuela de Servicio Social, el Secreta-riado de Previsin e Higiene social, yalgo ms tarde, la seccin de Asisten-cia social. La primera tena a ErnestinaVila como secretaria, el secretariadoestaba a cargo de la doctora Merce-des Rodrguez, y la seccin de estu-

    38 En algunas fuentes, apreciamos que la contradiccin que poda surgir entre la insistencia en laprofesionalizacin y la formacin cientfica de los asistentes, y la gratuidad habitual en su desempeo, sesalvaba apelando a los perodos de prcticas de los estudiantes previstos en los planes de estudios. Ver porejemplo: IRIBARNE, Julio; 1928; La prxima labor del Museo Social Argentino en materia de Higienesocial. Encuestas y conferencias. Campaa mdico-social industrial. Escuela de Servicio Social, BMSA,XVI, no. 71-72, pp. 99-106, p. 100. 39 Discurso pronunciado en un acto organizado por la Asociacin de visitadoras de higiene social, enhomenaje al Dr. Sal Bettinotti. Publicado en 1937; Revista Demophylaxia, 1, no. 2. 40 "Escuela de Servicio Social del Museo Social Argentino, 1933; BMSA, XXI, no. 137-138: 312-313.Escuela de Servicio Social, 1936; BMSA, XXIV, no. 163-164, pp. 7-9.

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    dios fue presidida por CidaneliaReyns.

    Sin embargo, el papel que se les reser-vaba entonces era bien distinto al quehaba tenido en el origen del Museo, ungrupo de mujeres universitarias41 comovocales de su rgano director. En es-tos primeros aos, Ernestina Lpezescriba en el Boletn sobre la necesi-dad de dar una nueva orientacin a lafilantropa y organizar una formacinespecfica para quienes se desempe-aran en las obras sociales42 . Peroestas primeras mujeres se retiraron delinstituto en 1916, en un momento derepliegue ideolgico del mismo; el pro-yecto de 1930 no puede leerse enton-ces en clave de continuidad.

    En relacin al alumnado de las institu-ciones de formacin, comprobamosque los cursos de la Escuela de servi-cio social del Museo estaban dirigidosa personas de ambos sexos, entre susegresados y egresadas en los primerosaos la mayora son mujeres, pero tam-bin hay presencia masculina: encon-tramos 25 mujeres y 12 hombres en1931 (ms 5 mujeres 1 hombre oyen-tes), y 17 mujeres y 5 hombres en193243 . En la primer entrega de diplo-mas de la Escuela Argentina de Asis-

    tencia social dependiente del Patrona-to de recluidas liberadas, en cambio, seentregaron 39 diplomas, de los cuales38 fueron para mujeres44 .

    En la revisin de las fuentes, encontra-mos que al hablar del alumnado de laEscuela de Servicio Social o de los asis-tentes sociales, se utiliza en general elmasculino genrico, aunque para algu-nas funciones predomina la referen-cia al gnero femenino. Las visitadorasde higiene aquellas que entraban enlos hogares populares- eran siempremujeres, y los cursos de formacin dic-tados en la Facultad de Medicina esta-ban reservados para ellas.

    La Asistencia social fue constituyndo-se as como auxiliar de otras profesio-nes (mdicos, abogados) y con un ca-rcter predominantemente femenino,con una mirada de la femineidad aso-ciada tanto a la funcin maternal, cmoa la ocupacin de determinados lugaresen la divisin social del trabajo45 .

    Esta gnesis vinculada a un rol auxiliary femenino, estuvo sujeta a interesesexternos: no fue producto de interesesde los propios grupos de visitadoras,asistentes o damas que venan realizan-do las prcticas de la asistencia social

    41 Entre ellas se cuentan Elvira Rawson de Dellepiane y Cecilia Gierson, las primeras mdicas argentinas,Margarita Losson de Birabn o Elvira Lpez. 42 LPEZ DE NELSON, Ernestina A.; 1914; Nuevos ideales filantrpicos, BMSA, II, no. 25-26, pp. 64-79 43 BMSA; 1932, XX, no. 124-126, p. 89.; BMSA; 1932, XX, no. 115-117, p. 343. 44 ALAYN, Norberto; 1992; Historia del Trabajo social en Argentina. Buenos Aires, EspacioEditorial. 45 Para un estudio del maternalismo social y poltico en este sentido, ver: NARI, Marcela Mara Alejan-dra; 2004; Polticas de maternidad y maternalismo poltico: Buenos Aires (1890-1949). BuenosAires, Biblos.

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    hasta el momento, y tampoco surgicomo respuesta a demandas explcitasde los sectores de la poblacin a losque iba dirigida su accin.

    El movimiento higienista impuls la fi-gura tcnica del asistente social, y bus-c el reconocimiento de este profesio-nal y la delimitacin de su jurisdiccinpor parte del Estado y la sociedad, sien-do ste un rasgo especfico con el quenacieron los asistentes sociales.

    Algunas reflexiones finales

    Hemos visto como se fue constituyen-do una profesin la de asistente so-cial- que permiti la puesta en acto deun conjunto de prcticas tendientes ala conservacin del orden social; a tra-vs de las organizacin de una red deinstituciones que materializaba la pol-tica social del momento, la Asistenciasocial actu en lo material y simblicocomo legitimadora de este orden quedeba mantenerse.

    A lo largo de nuestro trabajo destacamosalgunos aspectos transversales y arti-culados que se constituyen en marcasfundantes de la profesin: en primer lu-gar la dimensin vocacional de quienesdesarrollaran una prctica cientfica; ensegundo lugar, el carcter femenino desus atributos; en tercer lugar un rol auxi-liar e interventivo, como ejecutora de pro-gramas o acciones pensados por otros; ycomo ltimo rasgo caracterstico, el he-

    cho de que la profesin es impulsada porotros grupos profesionales, externos a lapropia disciplina.

    La posicin con que naci la Asistenciasocial en relacin a otras disciplinas den-tro del campo de las polticas sociales vin-culadas a la pobreza, fue la del lugar decontacto directo con la pobreza, un lugarde ejecucin. Es una ubicacin distinta ala de aquellos funcionarios e intelectua-les que definan los trminos del debatepblico y la planificacin de las polticas,e implic una gnesis y trayectoria de laprofesin sujetas predominantemente aun hacer pensado por otros.

    Asimismo, an nutrida de saberes cien-tficos, y una formacin especfica enmateria sanitaria, de economa, dere-cho, educacin, etc; se esperaba dequienes ejercieran la profesin que tu-vieran vocacin por las obras que rea-lizaban, sentimientos maternales, deabnegacin o amor al prjimo. Estascualidades no slo significaban la con-tinuidad de ciertos rasgos de las lgi-cas asistenciales que se pretenda re-emplazar, sino que permitan a su vezque las instituciones de asistencia de-sarrollaran sus obras con costes eco-nmicos reducidos.

    Adoptamos la perspectiva de Johnsoncuando afirma que las profesiones sonuna forma institucionalizada de control deuna ocupacin, y no una ocupacin en simisma46 . En este sentido es que seala-

    46 JOHNSON, Terry; 1995; Governmentality and the institutionalization of expertise en JOHNSON,Terry, LARKIN, Gerry y SAKS, Mike (eds.): Health professions and the state in Europe. Londonand New York, Routledge, citado en GONZLEZ LEANDRI, Ricardo; 1999; Las Profesiones. Entre la

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    mos como sello distintivo que en la cris-talizacin de las nuevas figuras profesio-nales de la asistencia, tuviera un peso sig-nificativo un proyecto construido en granmedida desde el exterior de quienes ve-nan practicando (y siguieron hacindo-lo) la beneficencia. Fue prioritariamenteel movimiento higienista quien impuls elcontrol de una nueva ocupacin, la de laAsistencia social.

    Como ocurre en otros casos, el procesode institucionalizacin de la asistenciasocial fue posterior al surgimiento delos espacios socio-ocupacionales quedemandaron este profesional. El Servi-cio social, se fue configurando comosaber y prcticas especializadas, y fueocupando espacios laborales ya existen-tes (algunos subsidiados desde el sec-tor pblico) an antes de que el Estado,directa y activamente, fuera el planifi-cador, organizador y direccionador delas obras de Asistencia.

    Para finalizar, queremos volver a la ideade la imbricacin de los procesos de ela-boracin de las primeras polticas socia-les, el desarrollo de la organizacin bu-rocrtica del Estado y los procesos deprofesionalizacin; y en similar direccin,llamar la atencin sobre los espacios enlos que se definieron las ideas y las prc-ticas profesionales e institucionales quealimentaron la gnesis de estas polticaspblicas, y de la Asistencia social comoparte de ellas.

    Los mdicos higienistas que hemos es-tudiados cumplan funciones socialesmltiples; como funcionarios de la ad-ministracin promovan la accin esta-tal en las reas en que actuaban inte-lectual y profesionalmente y que bus-caban desarrollar; y era esta misma ac-tuacin la que provea los conocimien-tos tcnicos para las iniciativas pbli-cas en materia de intervencin social.

    Tener esto presente colabora en la com-prensin de un proceso por dems com-plejo, al igual que lo hace el entenderlos espacios desde los que se pensabala sociedad y en los que se produca elconocimiento social destinado a la in-tervencin cmo espacios fronterizos,activos en las intersecciones entre elEstado, el mundo acadmico, el campointelectual y de los profesionales; el mis-mo Museo Social Argentino fue una ins-titucin de naturaleza hbrida,reclamndose de iniciativa privada peroencaminada a orientar el sector pbli-co, y fue all donde se formaron los pri-meros asistentes sociales del pas.

    Resta, entre otras cosas, estudiarcmo fue (o no) apropiado yresignificado este discurso por lasmujeres que ejercan la Asistencia, yqu implicancias tuvo en sus formasde accin; qu otros discursos podranderivarse de sus prcticas y las lgi-cas de intervencin que subyacen aellas47 ; cmo se consolid esta pro-

    vocacin y el inters corporativo. Fundamentos para su estudio histrico. Madrid, Catriel, pp.74 y ss. 47 Un trabajo en esta direccin, centrado en el territorio de La Pampa, es el que est realizando:RODRGUEZ, Ana Mara; 1997; Ante las demandas sociales las mujeres responden. La beneficencia en

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    fesin y sus profesionales, buscandoconstituirse (o no) en grupo productorde propios discursos, en relacin conel Estado en su produccin de estrate-

    el territorio pampeano en la primera mitad del siglo XX en DI LISCIA, Mara Herminia B. y MARISTANY,Jos (eds.): Mujeres y Estado en la Argentina. Educacin, salud, beneficencia. Buenos Aires,Biblos; RODRGUEZ, Ana Mara; 2000; De la filantropa a la ayuda social estatal: la Fundacin EvaPern en VV.AA. (coord.): Mujeres, maternidad y peronismo. Santa Rosa, FEP.

    gias de intervencin tendientes al man-tenimiento y reproduccin de las con-diciones de organizacin social