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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo es una reflexión teórica que da cuenta de la importancia que tiene para la escuela la educación ambiental a la luz de los valores humanos.

La escuela con base a su compromiso social con la comunidad debe orientar sus funciones a difundir y sobre todo sensibilizar en la promoción de la educación ambiental, en la búsqueda permanente de mejorar la calidad de vida basada en un desarrollo económico armónico con las necesidades sociales que se traduzca en un bienestar social.

La educación ambiental será un medio eficaz para lograr que el hombre adquiera actitudes positivas y constructivas con el medio ambiente, ya que la educación ambiental pretende situar el problema ecológico en el medio educativo y definir la acción, que la educación debe y puede hacer al respecto, con el fin de lograr una verdadera educación integral y el bien común de la sociedad.

La formación profesional de las académicas y académicos no debe solo estar orientada a la superación (estudios de postgrados, cursos de actualización, etc.) sino también, consideramos hoy más que nunca de vital importancia en la formación de valores que a través de los contenidos curriculares el grupo escolar aprenda y redimensione sobre la defensa de los derechos humanos que se manifiesta en contra de la guerra y en defensa de la paz, por el cuidado y preservación de la naturaleza, que aprenda a respetar a sus semejantes y que se oponga a toda forma de explotación y opresión.

Mejorar la educación es responsabilidad de las y los docentes y esto trasciende positivamente, es del grupo escolar en la medida en que las profesoras y profesores reflexionen e innoven sus estrategias de enseñanza-aprendizaje así pues estarán contribuyendo a la formación de ciudadanos que se preocupen por un mundo mejor, de esta manera las profesoras y los profesores cada vez más se estarán alejando hasta enterrar prácticas y actitudes individuales y egoístas síntomas de esta sociedad pragmática y utilitarista y se estarán asumiendo como docentes comprometidos con un mundo mejor.

Este trabajo consta de tres capítulos el primero llamado Educación Ambiental, sus Características y Retos, el segundo titulado Los Valores y la Educación Ambiental y el tercero denominado, La Escuela y Educación Ambiental; además se incluyen las conclusiones, las sugerencias y la bibliografía.

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En el primer capítulo trabajamos sobre la conceptualización de la educación ambiental, sobre sus características y cuáles son los retos que hoy enfrenta la educación ambiental.

En el segundo capítulo, se resalta la importancia de incluir en los contenidos curriculares los valores humanos y su incidencia en el cuidado del medio ambiente.

En tercer y último capítulo analizamos la importancia que reviste la escuela en la y para la educación ambiental.

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CAPÍTULO 1. EDUCACIÓN AMBIENTAL SUS CARACTERÍSTICAS Y RETOS

La agudización de la crisis económica ha traído como consecuencias mayor deterioro ambiental, lo que se traduce en una constante crisis en el medio ambiente que cada vez trasciende en magnitud todas las advertencias tanto en foros nacionales como internacionales, sobre el peligro cada vez mayor en que se encuentra el planeta tierra.

Ante la gravedad de la situación algunos sectores de la sociedad (científicos, académicos, sociedad civil y algunos gobiernos), han mostrado preocupación afrontando este alarmante problema, no sólo de orden ambiental, sino también social y cultural.

Existen diversas maneras de hacerle frente a la problemática, las hay desde técnicas, políticas, ambientales, culturales, filosóficas y económicas entre otras, lo importante es actuar para el cuidado de la salud y de la vida misma.

Cuando hablamos de educación ambiental estamos haciendo referencia a un proceso sostenido donde todos y cada uno de los integrantes de la comunidad toman conciencia de su medio y adquieren conocimientos, valores y competencias que contribuyen a una mayor y mejor calidad de vida. La educación ambiental es una invitación a la sociedad en su conjunto a participar desde una perspectiva tanto individual como social en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales, y futuros en la relación naturaleza-especie humana.

Deben tenerse en cuenta las diversas realidades sociales, culturales, económicas y ecológicas de los diferentes actores sociales.

El pensamiento racional le ha dado al hombre un poder singular sobre la naturaleza. Luego de haberse formado una concepción real y vívida de la ciencia, empezó la abusiva explotación y una desafortunada alteración del ambiente natural. La fe firme en la ciencia con sus promesas del mundo racional y feliz arrojo de su visión todo el amor por la naturaleza con funestas consecuencias.

Definimos a la educación ambiental como un proceso en constante movimiento, dialéctico, que demanda el esfuerzo de los sectores sociales interesados en la conservación y preservación de la naturaleza, tanto en acciones concretas como en la formación para el diseño de estrategias para apoyar el desarrollo de actitudes de respeto a la misma.

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“La educación ambiental es una rama aún no independiente de la educación en general, pero que posee diversos elementos para su independencia, lo que probablemente la haga adoptar otra denominación, que tilda en los terrenos del desarrollo sustentable, que se relaciona con los componentes socio histórico y sociales”1.

Es difícil determinar con exactitud cuándo el concepto educación ambiental se uso por primera vez. Una posibilidad es la Conferencia Nacional sobre Educación Ambiental, realizada en 1968 en New Jersey a finales de los años 1960; en esa época se usaban varios términos, incluyendo educación para la gestión ambiental, educación para el uso de los recursos y educación para la calidad ambiental, para describir la educación enfocada a los humanos y el ambiente. Sin embargo, educación ambiental es el término que con mayor frecuencia se ha usado. Para comprender que es educación ambiental, será conveniente explicar lo que no es.

La educación ambiental no es un campo de estudio como la biología, la química, la ecología, o la física, es un proceso. Para muchas personas, este es un concepto que se les hace difícil comprender. Mucha gente habla o escribe sobre enseñar educación ambiental

La falta de consenso sobre lo que es educación ambiental puede ser una razón de tales interpretaciones erróneas. Por ejemplo, con frecuencia educación al aire libre, educación para la conservación y estudios de la naturaleza son todos considerados como educación ambiental.

En realidad, el concepto de educación para el desarrollo sostenible sería un término más comprensible ya que indica claramente el propósito del esfuerzo educativo, el desarrollo sostenible es en realidad la meta de la educación ambiental.

La educación ambiental, es un proceso dirigido a contribuir a la formación consiente de una población mundial en la búsqueda y construcción en un medio ambiente armónico para la preservación de un futuro mejor.

En este sentido, la educación ambiental se convierte en un elemento esencial para la conservación y preservación del medio ambiente, en la medida en que nos educa en el cuidado de la naturaleza y en la incorporación de componentes y acciones comunitarias como la defensa de los derechos humanos, la democracia, la defensa de la salud y la paz.

1José Luis Cervantes Guzmán. Educación ambiental: ensayos introductorios México, UPN, 2002, Pág. 45

1.1CARACTERÍSTICAS

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La educación ambiental presenta las siguientes características:

Globalidad cognoscitiva.- Refiere a la comprensión holística de los factores que interactúan en el medio ambiente como lo económico, lo social, lo biológico, lo físico.

Utilidad.- Se refiere a los conocimientos, valores que las personas y los colectivos han de hacer uso para actuar en la solución de los problemas ambientales del presente y del futuro. La educación ambiental vierte su preocupación en la resolución práctica de los problemas que afectan al medio ambiente por la acción depredadora de algunos sectores sociales.

Actualización.- La educación ambiental demanda la constante actualización a través de un proyecto de vida al futuro.

Responsabilidad conjunta.- Se refiere, tanto a las personas como a los colectivos para que asuman sus respectivas tareas con responsabilidad en el uso adecuado de los recursos naturales.

Vitalizadora.- La educación ambiental es para educarnos en la conservación y mejoramiento de la vida y esto es fuente de aprendizaje.

Humanizadora.- Es importante para la educación ambiental propiciar reconciliación y armonía del ser humano con la naturaleza para preservar la vida.

A continuación presentamos los principales acontecimientos relativos a la educación ambiental:

1948 Creación del U.I.C.N. (Organización mixta ONG’s y ONU).

1961 Fundación del W.W.F.

1971 Informe del Club de Roma. Aparición del Programa Green Peace.

1972 Conferencia de Estocolmo.

1973 Creación del P.N.U.M.A. y del P.I.E.A. (Programa de las Naciones

Unidas para el Medio Ambiente).

1975 Seminario de Belgrado.

1977 Conferencia de Tibilis.

1980 Estrategia Mundial para la conservación de la naturaleza.

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1982 Reunión de expertos en París.

1983 Jornadas de educación ambiental en España.

1987 Conferencia de Moscú.

1992 Cumbre de Río.

1994 Convenio de Biodiversidad.

1997 Cumbre de Kyoto (Panel Intergubernamental del cambio climático) 2

2002 Cumbre mundial sobre desarrollo sostenible (Johannesburgo-2002

Sudáfrica).

Mencionaremos los objetivos del seminario de Belgrado (1975), que orientaron a la educación ambiental:

Tomar conciencia de la problemática ambiental.

Conocimiento del problema.

Actitudes positivas.

Aptitudes positivas.

Capacidad de evaluación.

Participación de la educación ambiental3

De lo anterior se desprende la importancia de señalar las características de la educación ambiental del mismo seminario:

Comportamientos positivos de conducta.

Educación permanente.

Conocimientos técnicos y valores éticos.

Vinculación, interdependencia y solidaridad.

2 http: A:\Educación %20Ambiental, 2001.

3 Ibídem.

Resolución de problemas.

Iniciativa y sentido de responsabilidad.

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Renovación del proceso educativo.4

Los principios básicos que le dan sustento a la educación ambiental es que es dinámica, es un movimiento basado en principios éticos que reclama su constante renovación conceptual y metodológica en cuanto a los contenidos curriculares.

En cuanto a lo ético es que está basada en el reconocimiento y respeto al otro, a la diversidad cultural, propicia la convivencia y la solidaridad entre los pueblos, buscando con esto el distanciamiento de toda forma que atenta contra la vida como la explotación, la discriminación (de todo tipo) el individualismo, la marginación, la competencia, la intolerancia, el dispendio, el gusto por lo suntuario, la guerra, la corrupción, en fin todo aquello que el ser humano crea para destruir a sus semejantes con tal de erigirse en una persona “poderosa” e insensible. Finalmente todo quehacer encaminado al mal se revierte porque todos somos parte de la humanidad.

Podemos mencionar que algunos de los principios básicos de la educación ambiental basándonos en lo anterior son:

• Reconceptualizar la manera en que el ser humano se relaciona con su entorno natural-social.

• Apoyar a las alumnas y alumnos en la comprensión de su realidad inmediata como parte de la toda realidad.

• Reflexionar que toda nuestra actividad esta interrelacionada en el binomio sujeto-naturaleza.

• Investigar el origen de los problemas ambientales y reorientar nuestras acciones.

• Otro principio importante es no olvidar que los recursos naturales no son infinitos, se agotan si no son preservados.

• Promover en los grupos escolares una mentalidad planetaria.

4 Ibídem

• Acompañar a los grupos en la toma de conciencia de lo natural y lo social como espacio de todas y todos.

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• Reflexionar sobre el concepto y diferenciar lo que significa estar en el mundo y estar con el mundo.

1.2 LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL

Los problemas ambientales a los que nos enfrentamos hacen necesaria la contribución de la educación a la búsqueda de soluciones. En gran parte se debe a la concepción que se tenga sobre la naturaleza, concepción que toda profesora y profesor deben tener.

La problemática ambiental es cada vez más compleja y se expresa de diversas maneras.

La realidad del deterioro ambiental y de sus consecuencias sociales nos advierte que es urgente e imprescindible la necesidad de definir acciones colectivas no sólo para el presente sino a mediano y largo plazo, de no hacerlo ¡ya! el problema se nos revertirá cada vez más con consecuencias mayores y hasta insospechables.

Si bien es cierto que la educación contribuye al esfuerzo (que requerimos) en la solución a los problemas ambientales, ello demanda la reorientación de los contenidos curriculares y la necesidad de que la escuela se vincule con la comunidad en acciones de cuidado y preservación del medio ambiente.

En la medida que los niños y las niñas no estén formados en una cultura basada en una educación ambiental que trascienda lo anecdótico y que los conciba de manera integral, considerando sus capacidades y su relación con el medio social y natural, se estarán realizando esfuerzos en vano para resolver la problemática ambiental. Como sucede cuando se piensa que el deterioro de la naturaleza es algo ajeno a nosotros o cuando se concibe que el campo y la ciudad son realidades independientes que no tienen que ver una con otra. También al pensarse que la naturaleza puede usarse de manera indiscriminada o al reducirla a la mera contemplación, desvinculándola de otros factores como el social, económico, político y cultural. La propuesta es percibir a la naturaleza como un todo, lo que se traduce en un problema de conocimiento y por lo tanto en un objeto de estudio, en un problema social, de todas y todos.

En donde las ciencias naturales y sociales nos han permitido hacernos replanteamientos teóricos-conceptuales sobre la naturaleza y la sociedad.

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De lo anterior se desprende, la urgente necesidad de que las maestras y maestros superen la concepción de corto alcance, en donde las preocupaciones se centran en aspectos proteccionistas y en campañas de limpieza y de reciclaje, así como de denuncia de contaminación y no abordando el problema ambiental en toda su magnitud.

En las y los docentes se ha conformado a partir de no tener claro a la problemática ambiental como un problema social, una visión parcial del mismo y lo delicado del problema es que así enseñan; esto es, de la forma en que conciben y se relacionan con la realidad, es como la valoran y la enseñan. Lo anterior, tiene que ver con la formación docente, en donde las escuelas formadoras de docentes enseñan bajo modelos parcializados del conocimiento. Esto explica el porqué la mayoría de las veces los contenidos curriculares y las propuestas del problema ambiental es limitado.

Es importante insistir que la cuestión ambiental es abordada y enriquecida por el concurso de la integración de las áreas del conocimiento para mejorar su compromiso, es por eso que urge valorar los contenidos de planes y programas de estudio de las escuelas formadoras de docentes. De lo contrario los futuros y futuras docentes tendrán obstáculos epistemológicos en la conceptualización y la búsqueda de las soluciones prontas y resolutivas al problema del deterioro ambiental.

La crisis económica que cada vez afecta más al país, se refleja en la falta también de apoyo a programas encaminados a la solución del problema ambiental. Otro grave problema es que lamentablemente la mayoría de las veces quienes han participado en campañas de educación ambiental se limitan al activismo y a prácticas espontáneas, que no conducen a resolver el problema, y si en cambio se traducen en derroche de recursos económicos o bien en actividades proselitistas.

Y cuando en la escuela la educación ambiental es tratada es sólo de manera tangencial y no con la seriedad que exige un análisis extracurricular, no se le da la misma importancia que guardan las otras áreas del conocimiento.

Es importante y urgente que las maestras y los maestros se incorporen a programas específicos destinados a la formación en educación ambiental, para que adquieran las bases teóricas y metodológicas para intervenir de manera adecuada en el proceso de comprensión del estudio de la naturaleza en toda su dimensión, es también importante que las autoridades educativas y el personal académico comprendamos que la formación y actualización debe ser permanente.

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1.3LA TAREA DE EDUCAR EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE

La preocupación fundamental de la educación ambiental es la de resinificar al sujeto con su ambiente en los diferentes contextos sociales. Se interesa en enfatizar en que la crisis económica global que cada vez más se acentúa afecta al medio ambiente. Se interesa también por construir vasos comunicantes con las diferentes destinatarias y destinatarios para una mejor comprensión del problema que a toda y toda nos están afectando gravemente.

La educación ambiental diseña y propone acciones que expresan las preocupaciones e intereses de que se materialicen en comportamientos humanizados, racionales y de convivencia. De tal manera que el ser humano tome conciencia analítica, reflexiva, crítica, participativa y colectiva con el propósito de aportar lo mejor de sí a favor del cuidado, conservación, mejoramiento del medio ambiente.

Es claro que la educación ambiental por si no es suficiente, es importante también tomar en cuenta que cada ser humano posee su propia historia de vida producto de su cultura, de la educación formal, de la influencia del medio social (comunidad, religión) y desde luego la escuela. Todo esto se traduce en una situación compleja pero no imposible en el abordaje del problema del deterioro ambiental.

De ahí que es importante que la intervención de las maestras y maestros deba ser modificado, tomar muy en cuenta la historia de vida de cada una y de cada uno que integran el grupo escolar y reorientar los contenidos, las prácticas, las estrategias didácticas de aprendizaje para una mejor y completa educación ambiental.

La construcción de nuevos métodos y teorías que expliquen científicamente la educación ambiental les permitirá a la maestra y el maestro diseñar elementos apropiados al diagnóstico, planeación, evaluación, para la constante reelaboración de programas tendientes a promover la sensibilización, la gestión, la difusión, la investigación y la docencia en la educación ambiental en su grupo escolar.

La maestra, el maestro que se forme como una educadora, educador ambiental tiene ante sí, varios retos que enfrentar, como el de profesionalizar su práctica docente, innovando constantemente, manteniendo a través de la escuela y la comunidad acciones educativas ambientales.

Enfrentar los problemas reales les abre expectativas a las maestras y maestros para la creatividad y la innovación pedagógica abarcando en el aprendizaje de los grupos

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escolares, en participar en la construcción del conocimiento de la naturaleza y de sus bondades para la vida.

En cuanto al trabajo docente este deberá ser reorientado buscando integrar a la escuela y a la comunidad en la compleja, no por ella no interesante realidad social en que vive el grupo escolar.

Es compromiso de la escuela y del personal académico concebir y analizar los diferentes factores y sistemas sociales y culturales que explican y le dan sentido al conjunto de conocimientos y aptitudes que deben formar en el grupo escolar.

Esta forma de concebir la práctica educativa ambiental permite tanto a docentes como al grupo escolar, así como a la propia comunidad en convertirse en procesadores activos y críticos de información y que asuman prácticas educativas y sociales-políticas en defensa del medio ambiente. Propiciar ambientes, roles y patrones de conducta tanto individual, grupal y colectiva hacia la construcción de una cultura ambiental basada en la convivencia.

Si consideramos que la cultura y por consiguiente la enseñanza-aprendizaje son productos de las concepciones que predominan en un momento histórico, y estas concepciones avanzan, se transforman, por consiguiente estas transformaciones están presentes en el proceso educativo.

Fomentar la educación ambiental basada en la construcción de nuevos aprendizajes entre docentes y el grupo escolar es una tarea irrenunciable, social y no basada solamente en gratificación salarial o en una calificación aprobatoria según sea el caso, esta tarea debe ser conjunta armoniosa, más no caritativa, asistencialista, ni filantrópica, este tipo de educación como todas demanda compromiso social, no considerarla como mercancía.

Debemos las docentes y los docentes facilitar aprendizajes que nos conduzcan y nos transformen en seres completos, íntegros a partir de transitar del aprender a aprehender, al aprender a pensar, a aprender a hacer y aprender a ser y esto se logra cuando aprendemos a compartir, a convivir en paz y en armonía.

Es urgente que la escuela se preocupe en propiciar aprendizajes basados en la solidaridad, el respeto en la construcción de la democracia que son una necesidad inaplazable, para que la vida tenga sentido a partir de lo que somos como seres humanos en cuanto a valores universales, y no en cuanto al atesoramiento y al

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valorarnos por lo que tenemos (cosas materiales). Lo que somos y no lo que tenemos es lo que nos da el carácter de seres humanos.

La escuela no debe continuar con más prácticas repetitivas y memorísticas que sólo conducen a la simulación, al autoengaño, debemos abandonar prácticas individualistas, sectarias, segregacionistas y sin en cambio busquemos compartir lo que somos al trabajar colectivamente, si no sabemos trabajar en grupos en comunión, aprendamos ¡ya! es urgente para poner fin a todos los males que están obstruyendo la vida, que nos están destruyendo de ahí la importancia de resinificar la práctica de la educación ambiental y de toda la educación.

Reorientar los aspectos teóricos-metodológicos que den soporte a propuestas didácticas constructivistas para la educación ambiental en este ámbito, puede ser de gran importancia para una mejor organización de la gestión escolar enfocada a una educación ambiental que nos transforme en seres humanos en convivencia con nuestro entorno social.

Las estrategias didácticas tienen un lugar muy importante, porque permiten realizar transformaciones en las prácticas cotidianas de la escuela, profundizar el interés por la participación y el intercambio compartido y en un uso diferencial de actividades académicas y de recursos didácticos.

En las actuales circunstancias, una gran cantidad de escolares necesitan de apoyo especial (crear bienes de aprendizajes) para compensar sus carencias de elementos de aprendizaje, carencias que son innegables y que cada día es más urgente atender, habida cuenta de los mayores niveles de urgencia de conocimientos que demanda la sociedad actual.

Las estrategias metodológicas son mecanismos generales de abordar el contenido y llevar a cabo las actividades de aprendizaje en un curso, es decir, ejercitar y confrontar la teoría con la práctica, mediante prácticas académicas sustentadas en análisis dialéctico de la realidad.

Las maestras y los maestros, de esta forma deberán re-conceptualizar sus experiencias, sus saberes y sus prácticas educativas, así como revitalizar e innovar su práctica docente, en el sentido de hacer uso de una mejor manera, es decir críticamente en el uso de apoyos didácticos y pedagógicos a su alcance e instrumentarlos con un enfoque constructivista.

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Bajo estas premisas y con este enfoque, el desempeño pedagógico que se realice en cada escuela, en su vinculación con la comunidad, así como otros actores sociales preocupados por el cuidado y mejoramiento ambiental, se traducirá en un mejor desempeño personal y colegiado, cumpliendo así con las demandas sociales que se le atribuyen a la escuela, y que toda y todo docente deben asumir críticamente, no como un redentor, ni como un apostolado, sino como un agente socializador para el cambio social, en donde su superación y actualización profesional este encaminada a la búsqueda de la solución a los grandes problemas sociales, y no así al enaltecimiento de su alter ego con títulos profesionales en universidades nacionales o extranjeras, educar o contribuir a la educación ambiental de la sociedad mexicana es una necesidad urgente que demanda del concurso de todas y todos aquellos que busquen no sólo vivir el presente, sino que trasciendan a su tiempo por las obras que realicen en el cuidado de la naturaleza para las futuras generaciones.

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CAPÍTULO 2. LOS VALORES Y LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

En la actual sociedad occidental, la cultura está sustentada en la exclusión de todas y todos aquellos que no son considerados ciudadanos, es decir que no gozan del derecho a decir y participar en la toma de decisiones.

Esta falta de derecho también está presente en lo concerniente al derecho a vivir en un mundo mejor.

En el mundo interdependiente de la globalización económica, bajo el dominio de una visión unipolar y monolítica, cada nación y cada población juegan su viabilidad y sobrevivencia en esta encrucijada histórica. “El tránsito hacia la democracia y la sustentabilidad implican una nueva concepción y nuevas formas de apropiación del mundo; allí se definen nuevos sentidos existenciales para cada individuo y cada comunidad, trazando nuevas líneas de fuerza que atraviesan las relaciones de poder donde se forjan nuevos proyectos civilizatorios” 5.

Tal parece que el humano ha decidido cambiar los valores humanos por prácticas consumistas que se traducen en depredación de la naturaleza al adquirir hábitos pragmáticos ante otros seres humanos que promueven el sectarismo, el individualismo y en muchos de los casos peor aún el hedonismo.

Necesitamos transformar nuestras actuales relaciones humanas y con la propia naturaleza. Debemos promover una nueva relación con la naturaleza, que sea capaz de transformar el sentido de la vida, los hábitos y costumbres.

El problema ambiental es un problema complejo. El sistema educativo nacional no debe ignorar esta situación, se requiere que cada uno de los actores sociales asuma su responsabilidad. Generalmente la formación de valores ambientales se vincula a la carencia de hábitos de reflexión y falta de conocimientos que permitan una mejor comprensión de la naturaleza.

5 E. Leff. Tiempos de sustentabilidad, México, PNUMA/ORPALC

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2.1. EDUCACIÓN Y VALORES

La educación en valores ha de favorecer el desarrollo del pensamiento, de la capacidad de análisis y la afectividad, nuestras acciones no sólo están guiadas por la cabeza, sino también ponemos el corazón en todo lo que hacemos. En este sentido se ha de tener muy presente la dimensión cognitiva y afectiva para que los valores no queden como creencias intelectuales y coadyuven a desarrollar un compromiso en la vida.

De hecho, no podemos limitarnos a enseñar valores, éstos se construyen principalmente a través de las vivencias. Como profesores nuestro ejemplo es importante para apoyar a las alumnas y alumnos a que descubran los valores mediante experiencias significativas, que respiren en lo que ven y sienten, para hacerlos suyos de forma natural.

Cuando la persona descubre un valor y éste pasa a formar parte de su experiencia, eso le da un sentido a su actuar. Reconocer su importancia le permite comprometerse de acuerdo a los objetivos que se propone. En ese sentido, la profesora debe ser consciente de su responsabilidad en los valores que transmite en los contenidos curriculares.

Educar en los valores no significa imponer, sino más bien proponer, abrir diferentes campos y opciones y apoyar a que cada uno vea cuáles son los mejores para ellas o ellos. Educar es apoyar a las niñas y niños a desarrollar la capacidad de elección y actuar de acuerdo a sus mentes e ideales, impulsando la coherencia entre lo que piensan, dicen y hacen.

La educación y formación de la alumna y alumno, basada en el desarrollo y potenciación de valores, garantizan que en un futuro sea una persona madura, activa e integrada en la sociedad. Este proceso culminará en el momento en el que los pueblos del mundo vivan con base a un conjunto de valores universales que se puedan comunicar sin barreras políticas o culturales.

Ahora, más que nunca, las profesoras debemos entrar en acción y abandonar la inercia y la rutina. Hemos de dejar de ser espectadoras y promover los valores positivos siendo inventoras, actoras, diseñadoras y creadoras de nuestro papel en las escuelas. Nuestro alumnado debe reencontrar en el futuro su auténtico esplendor.

Debemos establecer una nueva forma de vida inspirada en una cultura de paz y sostenida por valores o principios tales como el respeto, la igualdad y la felicidad. La

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paz será una consecuencia natural de interiorizar esos principios y vivir con base en unos valores aceptados a nivel universal.

Las maestras y los maestros deben poseer y practicar ellos mismos valores para poder promover en las niñas y los niños los valores que les ayudarán a crear un siglo XXI lleno de libertad, justicia y dignidad. Debe ser partícipe de una educación que esté a la altura de nuestros sueños y esperanzas para hacer posible la utopía de un mundo mejor para todos los pueblos.

El objetivo prioritario en las escuelas debería ser el de crear una cultura mucho más rica en valores éticos, en la que todos sus participantes se formen en su totalidad, como futuros ciudadanos de un mundo mejor, más libre y solidario.

Toda profesora comprometida con estas prioridades se transforma en una portadora de sus propósitos en el aula y a la vez en la maestra de su propio proceso. En la medida que el colectivo de educadoras adopte ese compromiso personal, sus propuestas tendrán muchas más posibilidades de que el alumnado las viva de forma significativa y natural.

Al ser la educación básica el centro del primer escalón del sistema educativo, es en este nivel donde se tendrían que tomar las decisiones más importantes respecto a la organización y el desarrollo de la acción educativa y de la vida escolar en general.

Siempre aprendemos valores, actitudes y comportamientos, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello. Uno de los temas más complejos en el desarrollo de los valores en la escuela es la relación entre lo que se plantea, se dice y se hace. ¿Cómo se educa en el respeto, la cooperación y la solidaridad? ¿Dónde empieza esta labor: en las aulas, los pasillos, en la entrada de la escuela, con las familias? o, ¿Es simplemente una discusión pedagógica del profesorado? ¿Cuáles son los valores que estamos potenciando?. En las escuelas disponemos de muchos canales diferentes, desde donde podemos manifestarnos cada día en el trato diario con el alumnado, en la toma de decisiones, en la organización, en lo que seleccionamos para la práctica, etc.

Cuando hablamos y tratamos los valores hemos de tener presentes la existencia de dos niveles, aquellos que son innatos e inherentes a nuestro ser, valores originales, y universales y eternos como la paz, el amor, la justicia, la libertad y, otros como la honestidad, el orden, la responsabilidad, que son aquellos que vamos adquiriendo a lo largo de la vida, como resultado de la educación, de las experiencias, de los

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hábitos, de la cultura, etc. Este equilibrio entre lo innato y lo adquirido es la clave para que se pueda llevar a cabo una educación basada en los valores.Así, en la escuela, las maestras han de proponer situaciones de aprendizaje, donde las y los estudiantes puedan reconocer, comprender y familiarizase con los valores que se traten, vivenciales y experimentarlos.

En el momento de dialogar, compartir, analizar y experimentar los valores, se generan situaciones que hacen fluir de manera natural el interés y el entusiasmo. Este contexto, por él mismo es ya motivador, y facilita la aplicación de las propuestas. Las actividades pensadas para desarrollar este conocimiento e intercambio de valores rompen con el ritmo tradicional de la clase y crear un nuevo espacio, no tanto para conocer sino para ser, que facilita la libre expresión y la espontaneidad.

Estas situaciones emergen en ciertas ocasiones de forma natural, pero en la actualidad, el profesorado tiene que dar una especial relevancia a las mismas en el aula, dada la falta de entusiasmo de ideales y de fe por parte del alumnado, reflejo de la crisis de valores generalizada de la sociedad de las relaciones familiares a menudo conflictivas y del pragmatismo existente que hoy día confunde a las y los jóvenes y no educa positivamente.

El grado de socialización, así como el tratamiento de los contenidos curriculares y desde luego el proyecto educativo, influyen mucho en la formación de valores en el alumno que también dichos valores devienen de la propia familia, entre otras instituciones según sea el caso de cada uno de las alumnas y alumnos.

De esta manera, los conceptos, habilidades y actitudes son el objetivo inmediato de la tarea educativa, de tal manera que, los conceptos que debemos aprender, las habilidades que tenemos que desarrollar y las actitudes que se tiene que reforzar o combatir, dependerá de las situaciones socio-educativas y culturales que se tengan y a las que se quieran llegar a tener. La escuela es el espacio pertinente para hacer cumplir adecuadamente con una formación ética ambiental crítica.

Los valores son fundamentales y dan sentido a nuestras vidas, la reorientan, y es otra forma de comprender la realidad humana, nos llenan de creatividad para llevar a cabo cualquier plan. A menudo olvidamos en nuestras búsquedas el camino más fácil lo que todos sabemos, que cuando aprendemos intervienen muchos aspectos de tipo afectivo y racional. Hemos de proponer y sugerir actividades que introduzcan cambios de calidad en la formación total de los estudiantes tanto a nivel de lo que han de aprender como de lo que se les enseña a ser. Las formas de cómo lo

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resolvamos también es un factor determinante, no sólo para lo que se aprende sino también para las ideas que van desarrollando sobre ellos mismos, la autoestima y seguridad personal. Ampliar la educación con estos conceptos es ampliar la visión en algunos significados de la enseñanza, que les permitirán construir una forma de verse, de ver el mundo y de relacionarse de forma amplia, segura y positiva.

Esta parte de la formación personal sabemos que influye de manera positiva en los aprendizajes, motiva, implica y estimula a la vez que genera situaciones enriquecedoras para el crecimiento del grupo y de lo que se quiera aprender.

2.2 CURRÍCULUM Y VALORES

Fomentar los valores en educación y que estos se incorporen en el currículum escolar y en la práctica en el aula es una necesidad actual para la formación completa de los sujetos.

Los valores se pueden desarrollar en la escuela de diferentes formas, teniendo el grado de compromiso del colectivo educativo. Una educación en valores en su forma más plena requiere de una propuesta global que impregne el ideario de la escuela e implique a toda la comunidad. Así, los temas no sólo se discuten, sino que se manifiestan en su forma práctica en todo el currículum. Dentro de éste se pueden concretar de diferentes formas:

A partir de los valores seleccionados según el grupo y sus necesidades en el aula.

A partir del estudio concreto de un valor. Cada mes escoge uno que se comparte en toda la escuela. (Véase el ejemplo de la honestidad).

A partir de su conexión en las materias o asignaturas de forma más concreta.

A partir del reconocimiento de un valor dentro de un planteamiento interdisciplinario de las áreas. (Véase el ejemplo de la libertad).

Ejemplo:

EL VALOR DE LA HONESTIDAD.

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Debate:

1. ¿Cómo se siente uno siendo honesto? 2. ¿Cómo se valora la honestidad? 3. ¿Cómo se siente uno cuándo es deshonesto? 4. Conocer a alguien que sea honesto. ¿Cómo te sientes con él/ella? 5. ¿Conoces a alguna persona deshonesta? ¿Cómo te sientes con él/ella? 6. ¿Cuáles son las consecuencias de la deshonestidad? 7. ¿Qué nos hace ser deshonestos?

Consideramos que es importante señalar, que las políticas educativas no han sido las adecuadas para cumplir con los fines propios que la sociedad mexicana ha demandado y sigue exigiendo, ya no es posible obtener una mejor educación haciendo uso de estrategias pedagógicas del pasado, en donde se priorisa la enseñanza y el aprendizaje de valores de manera tradicional en educación ambiental.

Las tareas para este análisis deben ser en primer lugar, una crítica a la categoría naturaleza desde el punto de vista de la teoría constructivista, en segundo, el problema radica en las relaciones humano-naturaleza, sea en términos exclusivos de relaciones de producción o en términos culturales dado que no hay una cultura de respeto a la naturaleza.

La tarea de conceptuar una nueva educación ética ambiental que deba permear a la escuela, debe estar sustentada en nuevas formas de entender la tarea educativa en donde se reconozcan compromisos y actitudes nuevas que respeten la heterogeneidad de las personas, sus historias personales y que sobre todo permitan sensibilizarse sobre la importancia del cuidado y preservación del medio ambiente.

La educación ambiental entendida como una nueva forma de relacionarnos con nuestro hábitat en donde predomine el respeto, en este sentido la nueva educación ambiental será promotora de valores que permitan comprender la dimensión en que se encuentra la naturaleza y de las graves consecuencias si no intervenimos con alternativas prontas y viables de solución.

En este sentido, y ante la inminente y urgente necesidad de una visión diferente de una ética educativa. De ahí la importancia de reorientar la educación ambiental que se practica en la escuela.

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En otras palabras, nuestra creencia en los valores, particularmente aquellos que definen la posibilidad de una nueva forma de concebir la educación ambiental dependen de por lo menos cinco tipos de procesos: el modo de vida, los hábitos y costumbres, las leyes, las creencias, y las concepciones. Si esto es así, significa que la práctica ética cotidiana está vinculada a las múltiples posibilidades de acceso a la ciencia así como a la tecnología.

Por tanto, la ética ambiental tendría que reconocer la necesidad de diversificar las responsabilidades de la presente generación, construir la democracia en un sentido profundo, esto es, devolver la posibilidad a todos los seres humanos de discernir su destino. Ello significa la posibilidad de pensar, de construir conocimiento, de usar la razón como forma de mantener la libertad.

En este proceso de reorientación de la educación ambiental en la escuela, se proponen las estrategias de aprendizaje, y éstas tienen que diseñarse en función de las necesidades sociales e intereses del grupo escolar, en donde todos y cada uno pongan en juego sus intereses y conocimientos para reconocer problemas e investigar las posibles acciones que los lleven a soluciones no pragmáticas en la escuela y en la comunidad.

Estas nuevas prácticas educativas inducen la posibilidad de la reflexión grupal a la discusión crítica y a la participación ciudadana en el proceso educativo, en donde el grupo escolar se va educando en la búsqueda teórica-práctica de los problemas ambientales.

Una nueva práctica educativa que esté referida al contexto y en donde todas y cada una de las disciplinas contemplen a la ética en la educación ambiental como una de sus preocupaciones.

Es así como los planteamientos de la propuesta de educación ambiental son la manifestación más inmediata en el campo de la educación en su enseñanza concreta de la crisis ambiental. Consideramos que la intervención pedagógica, tendrá que orientarse en actividades de análisis de la problemática ambiental, de mejorar la formación de los alumnos en el aula y que adopten posturas diferentes a las que tradicionalmente la escuela ha venido enseñando sin lograr los resultados esperados.

La educación ambiental se concibe, como una nueva forma de aprendizaje, por el hecho de partir de planteamientos éticos que susciten una educación en valores tanto en la práctica docente como en el alumno que aprende. Es decir, la nueva

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educación ambiental es una propuesta ética y es una propuesta de cambios y transformaciones, tanto en los contenidos curriculares como en las actividades propias del proceso enseñanza-aprendizaje.

En el ambiente educativo, la cuestión fundamental está en apoyar al grupo escolar a comprender la realidad que le rodea con un sentido global (abordando los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales, históricos) y a comprenderse asimismo como parte integrante del medio ambiente. Todas nuestras actividades tienen una interdependencia con el medio que ha de ser no sólo comprendida sino vivenciada para iniciar una reflexión ética profunda. El papel de la educación es determinante para contribuir en la formación ambiental de sus estudiantes.

Acompañar a los alumnos al campo de su formación desde el plano ético es la tarea de los docentes a cumplir en las escuelas.

Esto implica que el personal docente tendrá que investigar en forma constante sobre las causas de los problemas ambientales y sus repercusiones sociales a nivel local, regional y mundial para que juntos, personal docente, alumnos y sociedad en general participen en estos compromisos que tiene la escuela para con la sociedad.

Los valores ambientales dentro del contexto educativo, deben tener relación con el pensamiento crítico que implica habilidades de razonamiento. El pensamiento crítico es aquella forma de pensar que cuestiona la información (datos, conceptos). Sólo comprendiendo el origen de la situación ambiental que hoy atañe podremos plantearnos seriamente cualquier reformulación de nuestros valores desde la familia y principalmente en la escuela.

Una de las condiciones básicas que es fundamental y que hace posible la educación ambiental es la solidaridad. El educador debe suscitar planteamientos solidarios en las alumnas y alumnos cuando se trate de cuestiones del medio ambiente.

Es importante que ellos lleguen a percibir la magnitud, que tiene, preservar el ecosistema como el sustrato de toda la humanidad y se cuestionen entonces las formas y estilos, en que los gobiernos de las grandes potencias se comportan ante la naturaleza.

Convendría que los programas educativos estimulasen en los alumnos la mentalidad planetaria. Nuestra labor docente consiste en acompañar al alumno hacia la constitución de la conciencia social como espacio propio de la vida.

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Llevar a cabo tal tarea, requiere un proceso clarificador en que los alumnos en la medida de sus posibilidades, por si mismos descubran a qué valores desean adherirse al tener contacto activo con el medio ambiente, es decir los valores se aprenden no sólo a través de la implicación en la realidad cuya lectura puede ser precisamente la base de posiciones críticas y opciones vitales. El que las alumnas/os puedan desarrollar su propio sistema de valores, sería el requisito para cualquier proceso educativo que quiera alcanzar los fines de la educación ambiental.

La pedagogía ambiental debe ser entonces, de un carácter creativo e innovador que suscite en los alumnos/as una lectura crítica y reflexiva del medio ambiente para que le lleve a desarrollar su propio sistema de valores, y para ello hay que dejar atrás las prácticas educativas que sólo instruyen mediante la enseñanza tradicionalista que propicia la memorización y que tiene poco significado para los alumnos.

En este sentido, es pertinente la incorporación de temas transversales que hagan referencia a los problemas y conflictos que afectan actualmente a la naturaleza, a la humanidad y al propio individuo. Son contenidos con un importante componente de actitudes, valores y normas que pretenden una formación integral al alumnado.

Tienen un carácter transversal, tanto en el espacio como en el tiempo, se desarrollan desde las áreas curriculares con un planteamiento globalizador o interdisciplinario, pero a su vez también impregnan todo el currículum.

En primer lugar, se debe tomar conciencia sobre los problemas que a corto y largo plazo nos preocupan. Tomar conciencia de los problemas es el primer paso para comenzar a ocuparnos del tema y apostar por dónde tienen que ir las soluciones. Estas deben de contemplar los siguientes criterios:

Currículum abierto, flexible y autónomo, aunque con unos principios comunes para todos. Asumir esta autonomía implica optar por unas finalidades y contenidos, definirse por unas determinadas opciones y no otras, lo cual conlleva un riesgo, pero con la certidumbre de que se puede rectificar.

La escuela tiene el compromiso y el reto de programar y enseñar unos valores, siendo consciente de que no hay fórmulas mágicas, que se debe utilizar la imaginación, y que hay que arriesgarse y experimentar.

La educación en valores no será una panacea para cambiar nuestra sociedad, pero si se trabajan con compromiso y de una forma compartida sin ser demasiados ambiciosos, sirve para tomar posiciones y compromisos que impliquen ciertos cambios de conducta ante situaciones concretas.

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De tal manera que los valores basados en la ética y solidaridad con el medio ambiente que la escuela debe asumir son:

Solidaridad con nuestros contemporáneos y las generaciones futuras.

Equidad en la descentralización y desarrollo regional y local, respetando cualidades locales y regionales, así como identidades culturales.

Los bienes naturales y los servicios ecológicos forman parte del patrimonio común de la nación y debieran ser resguardados constitucionalmente.

Los bienes naturales forman parte de ecosistemas interrelacionados. La biosfera es un sistema integrado.

Los bienes naturales deben entenderse como patrimonio de la humanidad que es necesario compartir y proteger de modo solidario entre las naciones.

La explotación nacional de los bienes y recursos naturales, atenta principalmente contra la calidad de vida y el progreso de las naciones menos desarrolladas.

El imperativo de protección de los bienes y recursos naturales, tienen una dimensión planetaria que exige la cooperación internacional.

Por tanto, el mantener constantemente contacto con el medio ambiente o en el mejor de los casos poner en práctica las propuestas creativas del grupo escolar, permite desarrollar sus conocimientos y su propio sistema de valores en relación con el medio ambiente.

CAPÍTULO 3. LA ESCUELA Y LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

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La educación es la mejor estrategia para lograr que las personas alcancen las capacidades precisas para su crecimiento intelectual, desarrollen su autonomía como sujetos críticos y se integren de manera constructiva en la sociedad que les toca vivir.

Al mismo tiempo, la educación debiera actuar como fuerza motriz del progreso económico pero con bienestar social y de los procesos de cambio que se requieren para avanzar en la consecución de un mundo mejor, en el sentido más profundo de lo que consideramos mayor calidad para la vida, de bienestar social y de conquista de valores colectivos.

La escuela a través de la educación ambiental pretende, de forma más específica, la restauración del equilibrio entre la acción transformadora del SER humano y la conservación del medio natural, objetivo que en términos generales debemos entender como un cambio sustancial en la forma actual de intervenir en nuestro medio ambiente, ante la incuestionable evidencia de la acelerada degradación de la biosfera, propiciada por el ilimitado desarrollo de la tecnología y el consumo insostenible de la energía y recursos naturales.

Si en un principio las escuelas centraban su acción en la búsqueda de soluciones concretas al deterioro en el medioambiente, hoy en día, después de varias décadas de emergencia del problema deberíamos reflexionar sobre la posibilidad de que el planteamiento inicial haya quedado superado y basarlo ahora en la idea de concebirlo de manera integral nutriéndolo de nuevos contenidos educativos y sociales dirigidos a la mejora de las deficientes relaciones de los seres humanos entre si y de sus consecuencias globales en el medio donde alcanza su influencia, contemplando este en todas sus posibles vertientes o como medio esférico ecológico y social.

Las nuevas perspectivas de la educación ambiental que las escuelas deben fomentar en el presente siglo es continuar atendiendo los aspectos ecológicos pero incorporando en su ámbito de acción otras metas, de tipo social que estén directamente relacionadas con el origen de los grandes problemas ambientales, que se pretenden corregir y prevenir.

Los desequilibrios medioambientales se producen, en la mayoría de los casos, como consecuencias de las deficiencias de un sistema económico inflexible que origina graves situaciones y conflictos en relación a la falta de equidad en las disposiciones de recursos naturales, produciendo abismos y desigualdades entre países y

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regiones, incrementando vertiginosamente el número de pobres y marginados sociales.

Parece improbable que podamos encontrar soluciones duraderas y eficientes a los problemas ambientales, si no provienen de una sociedad mejor formada, que aprenda a asociar los efectos producidos en el medio ambiente a los condicionantes culturales, económicos y tecnológicos de un modelo socioeconómico que no favorece suficientemente la equidad, entre los seres humanos y la búsqueda de alternativas a las defectuosas estructuras desarrollistas existentes, en MUCHOS países en los que con frecuencia se persigue el "estado de bienestar" dando la espalda o aplazando las problemáticas ambientales; requisito prescindible para la sustentación y contenido de una vida cada vez mejor.

3.1. CONTEXTO SOCIAL Y ESCUELA

Debemos aprender, y éste es un verdadero compromiso de las escuelas, que la educación ambiental, debe estar completamente inmersa en el proceso de educación integral y holística de los educandos, la decisión y construcción de una conciencia ambiental plenamente desarrollada, demandada la construcción de un esquema personal de valores, que incorpora tanto el compromiso personal, con la creación de una ética social por la solidaridad y bondad entre los seres humanos, como también la capacidad para afrontar con éxito las múltiples situaciones cambiantes, tanto educativas, como culturales, tecnológicas, que afectan a la salud, al consumo y a la calidad del medio ambiente.

Sin embargo el estado y su política educativa parece tenerlo en cuenta solo para abrir las fronteras al libre comercio de las multinacionales, y por lo tanto, para derribar las fronteras, impidiendo el ascenso al trabajo, a la educación y a la dignidad.

No debemos ignorar que el verdadero origen de los problemas que afectan a la sociedad actual y las actividades necesarias para su revolución, tienen componentes comunes relacionados con el comportamiento personal y colectivo, por consiguiente las estrategias educativas deberán poner de manifiesto las múltiples correspondencias y vínculos existentes entre las diferentes carencias y desequilibrios en las relaciones humanas, y los valores éticos y morales que es necesario tener como referencia para construir una sociedad cada vez más justa, más sensible y con mayor compromiso, sobre todo de las maestras y maestros respecto a los problemas sociales, preocupándose y ocupándose de los grandes problemas no sólo del medio ambiente sino en general de la sociedad, es poner en primer orden el compromiso

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social de la escuela a través de sus principales actores sociales, las maestras y maestros comprometiéndose con su trabajo superando el altruismo, así como el pragmatismo y utilitarismo en su práctica docente en donde está reinando el egoísmo, el desprecio, la subestimación e indiferencia al grupo escolar, y la búsqueda del beneficio personal y no colectivo.

Esto nos debe de llamar la atención y no dejarnos atrapar para por lo que Gilles Lipovetsky, define en su magistral ensayo “La Era del Vacío” como nuevas actitudes: apatía, indiferencia, deserción, egoísmo, individualismo, aislamiento, la "búsqueda" de la soledad, el narcisismo, como la forma de vida que nos impone la pos-modernidad; por consiguiente, la pérdida de la identidad y compromiso de las maestras y maestros.

Grandes carencias generadas por la ausencia y olvido de aspiraciones y principios; como parejas, como colectivos; como sociedad, como un mundo están cada vez más permeando a nuestro ser social y ético y se está manifestando por desgracia de manera irreversible y no sólo para nuestra generación, sino para las nuevas y venideras de las cuales en gran medida somos culpables al no tratar de detener el cada vez mayor deterioro ambiental, contribuyendo a los desequilibrios sociales y económicos existentes, cuya solución no puede limitarse a un reducido conjunto de actuaciones implicadas exclusivamente en la problemática medioambiental, sino además de ello, en la investigación de su origen más profundo, la falta de solidaridad, la explotación del humano por el humano, la supremacía del pragmatismo-utilitarismo sobre los más nobles sentimientos y propósitos humanos como el compartir y cuidar las relaciones entre las personas más allá de los familiares, es decir la capacidad de relacionarse y compartir la vida, y el lamentable también desapego al valor que merece el cuidado de la naturaleza.

En suma al hablar de valores en educación ambiental, es hoy el gran compromiso de la escuela que deben asumir todas aquellas transformaciones necesarias para construir nuevas formas de organización social, que posibiliten el diálogo, el respeto, la cooperación, el compartir y la solidaridad, como la participación colectiva que faciliten la convivencia de parejas, de grupos colectivos de la sociedad en una constante preocupación por una mejor convivencia. Así como entre las diferentes razas, culturas, respetando las diferencias y preferencias de todo tipo (que no atenten contra la misma humanidad) y que coadyuven a desaparecer las actitudes discriminatorias egoístas, indiferentes, de falta de comprensión y compartición, así como las excluyentes de todo tipo.

La escuela a través de la educación ambiental ante las exigencias de este naciente siglo debe incorporar en sus objetivos la sensibilidad, la concientización y actuación

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de los valores en defensa del ser humano, de la vida, del medio ambiente con responsabilidad.

La escuela debe a través de la educación ambiental, propiciar la reconceptualización del proceso de redefinición, que sea motivado por los cambios sufridos en las perspectivas sociales y en las necesidades de cambio que demanda la sociedad, ante los grandes prejuicios a los que está sometido el medio ambiente.

En conjunto, la educación ambiental ha estado dirigida más a la transmisión de información de valores, y no a la construcción de valores que se vean reflejadas en actitudes, a proporcionar motivaciones y a confluir en los sistemas de valores. La formación en valores ambientales se abraza en un pensamiento crítico, y en el desarrollo integral de la personalidad, de la responsabilidad virtual y colectiva para estar en condiciones de participar en las solución de los problemas ambientales, los cuales por su carácter sistémico son de interés social y mundial por consiguiente.

La transformación del medio ambiente por parte de la sociedad, surge como una cuestión imperiosa en la búsqueda de eliminación total de la degradación que está sufriendo este mundo, y la escuela es la principal institución que debe tener entre otras prioridades; que la comunidad escolar respete y aprenda a vivir en armonía con la naturaleza y la sociedad.

Ese proceso de reconocer y aprender en la escuela valores y aclarar conceptos para crear actitudes necesarias tendientes a comprender y apreciar la relación mutua entre los seres humanos, su cultura y el medio biofísico circundante. La educación ambiental que la escuela debe proponer es la inclusión de la toma de decisiones en acciones reflexionadas en la cotidianidad.

Los objetivos que la escuela debe proponerse a través de la educación ambiental:

Crear conciencia sobre el medio ambiente y sus problemas. Proporcionar conocimientos que permitan enfrentarlo adecuadamente. Crear y mejorar actitudes que permitan una verdadera participación de los

grupos escolares en la protección y mejoramiento del medio ambiente. Crear la habilidad necesaria para resolver problemas ambientales. Garantizar una amplia participación de la escuela con la comunidad que

asegure una acción para resolver los problemas ambientales.

Sin embargo la escuela debe resolver los problemas a los que se enfrenta la educación ambiental:

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El tratamiento alarmista y sin alternativas que ofrece sobre algunos problemas.

La falta de conexión entre las medidas individuales que se implementan en la problemática social existente.

El carácter temporal de las acciones propuestas (no educan a la formación de hábitos).

La falta de información sobre los problemas ambientales y su relación con el sistema económico social, político y cultural.

La falta de diagnóstico de los problemas sociales-ambientales. La tentación de caer en una educación ambiental emblemática (campañas

efímeras). La recurrencia de los dobles mensajes (salvar a las especies marinas) y las

invitaciones desmedidas a visitar el mundo marino.

En el siguiente esquema presentamos los fines que debe considerar la escuela a través de la educación ambiental:

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La idea es que las alumnas y los alumnos conozcan y lleven a la práctica valores como la creatividad, lealtad, tolerancia, respeto, colaboración, participación, preocupación por el Otro, interés por el Otro, amor, justicia, solidaridad, convivencia y que vivan en paz. En este contexto el tema ambiental se relaciona con todos los valores y específicamente con el patriotismo, entendido como el respeto por nuestro entorno y nuestra naturaleza.

La escuela, concluimos tiene hoy una gran responsabilidad: educarnos en valores humanos que nos identifiquen como seres conscientes. Que transitemos, cómo nos dice Paulo Freiré, de una conciencia ingenua, a un nivel de concienciación que nos permita estar con el mundo y no sólo en el mundo, para poder asumir una postura crítica y constructiva que nos posibilite cuidarlo y cuidarnos al mismo tiempo, quererlo y querernos. Para vivir con amor, en paz y armonía con la naturaleza y con nosotros mismos.

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CONCLUSIONES

En la actualidad estamos viviendo el deterioro cada vez mayor de nuestra naturaleza de la cual somos parte como resultado de una economía basada en la explotación del ser humano por el ser humano y en la cada vez más irracional explotación de los recursos naturales.

Ante esta situación deplorable y preocupante la escuela debe hoy más que nunca, incluir en sus programas curriculares temas que aborden de manera crítica los valores humanos en y por defensa del medio ambiente, en donde es de vital importancia que la planta docente a través de grupos de trabajo, elabore los contenidos de cada materia de manera integrada en donde su principal preocupación no sea difundir el conocimiento sino apoyar al grupo escolar en su formación integral, en valores, no olvidando que para la escuela nueva la formación en valores humanos como el aprendizaje y construcción de contenidos es importante.

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Terminamos enumerando las siguientes reflexiones:

Es necesario practicar la solidaridad con nuestros contemporáneos y con las generaciones futuras.

Procurar equidad en la descentralización y desarrollo regional y local respetando las culturas regionales.

Los bienes naturales y los servicios ecológicos forman parte del patrimonio de la nación y de la humanidad.

Los bienes naturales de cada país forman parte de ecosistemas del mundo.

La explotación irracional de los bienes y recursos naturales atenta el desarrollo económico y el bienestar social.

El imperativo de protección de los bienes y recursos naturales tienen una dimensión planetaria que convoca a la cooperación internacional.

SUGERENCIAS

Integrar temáticas referidas al ambiente en todas las asignaturas de forma

transdiciplinaria y de común acuerdo entre todas y todos los docentes.

Colgar una foto del planeta tierra en cada aula.

Celebrar ceremonia en el día mundial del medio ambiente (5 de junio).

Leer y analizar textos referidos a la temática (poemas, canciones, recortes

periodísticos).

Realizar concursos de composiciones o ensayos con temas ambientales.

Organizar ciclos de conferencias sobre el cuidado del medio ambiente.

Organizar ciclos de películas sobre el cuidado del medio ambiente.

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Elaborar en un plano una "carta ambiental" de su colonia, delegación, para

conocer la situación ambiental.

Conocer las instituciones, locales, nacionales, internacionales, dedicadas al

tema del medio ambiente.

Organizar campañas educativas con y para la comunidad en la prevención y

atención al medio ambiente.

Realizar un glosario con los conceptos que vayan estudiando sobre el medio

ambiente.

Trabajar en clase con lecturas sobre el origen del mundo y la naturaleza

desde una visión global (de todas las asignaturas).

Educar en el cuidado de los recursos naturales.

Realizar visitas guiadas a herbolarios, parques ecológicos, viveros, zoológicos

y reservas naturales.

Visitar fabricas para conocer si están trabajando con medidas preventivas del

medio ambiente.

Visitar plantas purificadoras de agua, de reciclaje, de deshechos caseros e

industriales.

Investigar y analizar las distintas alternativas en el consumo de energía

(calefactores solares de energía por fotosíntesis).

Conocer los beneficios de las medicinas alternativas (homeopatía,

herbolarios).

Analizar los efectos de los alimentos, "chatarras, transgénicos que se venden

en las cadenas de alimentos transnacionales conocidos también como comida

rápida", de los daños al medio ambiente, a la destrucción de nuestra cultura y

en nuestro organismo.

Comprender que aunque el día de la tierra se celebre una vez al año estas

propuestas pueden hacernos recordar todas las oportunidades que tenemos

como educadoras y educadores, de desterrar prácticas consumistas

(incontrolables) que exaltan la vanidad (actitud contraria al ser humano), el

egoísmo, la falta de solidaridad, el no compartir proyectos de vida, como

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pareja, como colectivos escolares, que debiéramos ser como sociedad que

viva en paz consigo mismo, son éstas las preocupaciones educativas, que

debemos incorporar en los contenidos curriculares, para hablar hoy de una

escuela que se preocupe, que la comunidad escolar aprenda en valores

humanos, para cuidar el medio ambiente y a la sociedad de la que forma parte

de ella.

BIBLIOHEMEROGRAFÍA

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