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HUGO CHÁVEZ FRÍAS EL LIBRO AZUL PRÓLOGO DE NICOLÁS MADURO MOROS

Libro Azul Web

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descripcion de las poliicas publicas de venezuela

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  • H U G O C H V E Z F R A S

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    E L L I B R O A Z U L

    El Libro Azul es un libro de mandatos y de pro-fecas, la raz primigenia del Proyecto Bolivariano que est en desarrollo en Venezuela. Todo patriota venezolano debe conocer este libro, aqu est pro-yectado el futuro del siglo XXI.

    El Libro Azul del Comandante Hugo Chvez marca el nacimiento del poderoso movimiento de la Patria que hoy sigue su rumbo, del poderoso Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 y del Proyecto Nacional Simn Bolvar.

    Nicols Maduro MorosPresidente de la Repblica Bolivariana de Venezuela24 de octubre de 2013

    P R L O G O D EN I C O L S M A D U R O M O R O S

  • e l l i b r o a z u lEl Libro Azul Hugo Chvez Fras

    EDICIONES CORREO DEL ORINOCOAlcabala a Urapal, Edificio DimaseLa Candelaria, Caracas-Venezuela www.correodelorinoco.gob.ve - RIF: G-20009059-6

    DirectorioNicols Maduro MorosPresidente de la Repblica Bolivariana de VenezuelaDelcy RodrguezMinistra del Poder Popular para la Comunicacin y la InformacinFelipe SaldiviaViceministro de Gestin ComunicacionalMercedes Chacn Viceministra de Estrategia ComunicacionalOdry FarnetanoDirectora General de Prensa y Evaluacin de ContenidosRamn MederoDirector de Publicaciones

    Edicin y correccinFrancisco vila, Ricardo Romero, Michel Bonnefoy, Iris Yglesias Foto portadaGabriel Faras

    Depsito legal: lf 26920133204430 ISBN: 978-980-7560-75-7

    Impreso en la Repblica Bolivariana de VenezuelaSegunda edicin, diciembre 2013

    Descargue nuestras publicaciones en: www.minci.gob.ve

  • hugo chvez fras

    e l l i b r o a z u l

    prlo go denic ol s maduro moros

  • [9]

    ndice

    Prtico a El Libro Azul Por Nicols Maduro Moros

    Chvez sobre El Libro Azul

    El Libro Azulpensamientospreliminarel rbol de las Tres racesel sistema ebrel proyecto nacional simn bolvarel sistema ideolgico ebr

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    nic ol s maduro moros

    p rT ic o a e l l i b ro a z u l

    I

    Al recorrer las pginas de El Libro Azul, al releerlas con la atencin que ellas merecen, advertimos inmediatamen-te la presencia del Hugo Chvez pensador: un pensador enteramente libre y enteramente comprometido; un pen-sador en guerra abierta contra toda forma de dogmatis-mo. El Libro Azul demuestra una poderosa conviccin del Comandante a lo largo de su vida: pensar antes de actuar; generar pensamiento liberador para iluminar los caminos de la praxis fecunda.

    El hacerse mundo del pensamiento del Gigante tiene en El Libro Azul su primera etapa: una primera etapa en la que ya sus ideas adquieren singular concrecin. Son ideas nacidas en medio de la batalla histrica de nuestro Pue-blo, entraablemente ligadas a la historia del MBR-200.

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    p r T i c o a e l l i b r o a z u ln i c o l s m a d u r o m o r o s

    A propsito, y valga la digresin, creo que lleg la hora de estudiar a fondo al MBR-200 y el papel determinan-te que jug en la historia contempornea de Venezuela. Estimo que es un reto para los jvenes historiadores e historiadoras, para quienes en filas militares se incorpo-raron a l y para quienes lo acompaaron desde el mundo civil. Con todo y su importancia histrica determinante, all est el 4 de febrero de 1992 para corroborarla, su de-venir histrico tiene que ser mucho mejor conocido por nuestro Pueblo. Si queremos saber de dnde venimos, ne-cesario es entender el papel que jug el MBR-200 como poderoso factor desencadenante de nuestra Revolucin Bolivariana.

    Al acercarnos al pensamiento y la obra del Comandante Hugo Chvez advertimos que todo cuanto llev a cabo responda a una doble condicin histrica: contar con un propsito claro y tener una profunda conciencia de sus consecuencias en el tiempo. El Libro Azul no es una ex-cepcin, tambin aqu lo descubrimos hundindose en la historia para trazarnos el horizonte filosfico y poltico que imaginaba para el pas al que condens en el Proyecto Nacional Simn Bolvar.

    Como pocas veces en la historia venezolana, un hombre ide las bases de un sistema poltico, econmico y social, y se encarg de convertirlo en carne histrica. Y es que Chvez, desde el mismo instante en que advirti para

    siempre que su vida se la dedicara por entero a la resu-rreccin de la Patria, supo que un nuevo proyecto hist-rico digno de tal nombre deba partir del sustrato tico e ideolgico de la inconclusa lucha heredada. Slo res-catando el carcter afirmativo de la venezolanidad, para decirlo con Augusto Mijares, y luchando sin tregua por la victoria final de todas las luchas de nuestro pasado, po-dramos tener real y verdaderamente Patria.

    Nos habamos convertido a lo largo del siglo XX en un Pueblo hurfano de nuestro glorioso pasado, de tal suer-te que perdimos toda forma de reconocimiento. Y eso Chvez lo reconoci con soberana claridad, y nos lo hace saber a plenitud en El Libro Azul.

    Podramos decir que en el espritu de Hugo Chvez, cuan-do escriba estas pginas, lata el mismo desvelo de don Ma-rio Briceo-Iragorry cuando nos recordaba con dolor:

    Alejados de una lgica viva que persiga en nosotros mis-mos, es decir, en nuestro propio pasado nacional, la sus-tancia moral de nuestro ser social, hemos sufrido una ausencia de perfiles determinantes. Como corolario, no hemos llegado a la definicin del pueblo histrico que se necesita para la fragua de la nacionalidad.1

    1. Briceo-Iragorry, Mario (1952). Mensaje sin destino y otros ensayos. Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1988, p. 75.

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    Chvez le dio fecunda concrecin a esa lgica viva. Desde un proyecto con races propias y respondiendo a la coyuntura sociopoltica de la Venezuela de finales del siglo pasado, el objetivo trascendente era propiciar, otra vez, el alumbramiento del pueblo histrico, el verdadero y olvidado, el que tantas veces se le neg su esencia y razn: el Pueblo que el Gigante hizo que renaciera de sus ceni-zas para que pudiese hacerse Revolucin, Patria, Patria ardiendo en llama sagrada.

    Hoy encarnamos plenamente la categora de pueblo histrico, y hemos venido cumpliendo colectivamente el ms hermoso proceso de fragua de la nacionalidad. Y val-ga la reiteracin: hoy tenemos Patria como nunca antes en nuestra historia.

    II

    Nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga, y, apartando sus ruinas, elevemos el templo de la justicia y, bajo los auspicios de su santa inspiracin, dictemos un Cdigo de leyes venezolanas.2

    2. Bolvar, Simn. Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819.

    Son las palabras del Padre Bolvar que nunca dejaron de pendular en la mente del joven oficial Hugo Chvez. El Libertador estaba transmitindole un mandato: era im-postergable socavar por completo el derruido andamiaje de toda una sociedad que clamaba desde dcadas atrs por una real y verdadera transformacin. Implcita estaba la visin en el genio del Comandante de que el Pueblo venezolano deba agigantarse para hacerse de su destino, de su azimut histrico. Y ello dentro de una estrategia de transformacin que deba abarcar tanto el nivel fenom-nico como el genosituacional, enfrentando y confrontan-do a profundidad la contingencia histrica y sus deriva-ciones, mientras se las abordaba integralmente, segn el planteamiento expuesto por nuestro Chvez.

    En este sentido, El Libro Azul hizo de bitcora, y ha sido y es un slido referente que refuta a quienes han insistido y siguen insistiendo en que nuestro Gigante nunca tuvo rumbo cierto o bien una vez hecho del Gobierno, en 1998, traicion sus propuestas iniciales al igual que al proyecto nacional expuesto hasta en el ltimo rincn de nuestro territorio a todos los venezolanos, luego de que saliera de la crcel y hasta el da en que fuera electo Presidente por primera vez. Convencido y claro, desde mucho antes del 4 de febrero de 1992, de la necesidad histrica y poltica de una convocatoria nacional a una Asamblea Constituyente en el caso de que la rebelin triunfara. No en vano, con el

    n i c o l s m a d u r o m o r o s p r T i c o a e l l i b r o a z u l

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    devenir del tiempo, esta fue su nica propuesta electoral en 1998 y la primera decisin que tom tras ser investido con la primera magistratura nacional.

    III

    Para el filsofo Juan David Garca Bacca, gran estudioso del pensamiento robinsoniano, tantas veces citado por Chvez, definir consiste en hacer resaltar lo original que las cosas tienen (diferencia especfica) sobre un fondo co-mn (gnero prximo) de una realidad, nica forma de determinar lo que esa misma cosa est siendo. Mutatis mutandis, cambiando lo que hubiera que cambiar, algo pa-recido se presentaba en la sociedad venezolana en el tiem-po en que estas pginas fueron escritas: la crisis terminal anunciaba un desenlace heroico, visto el coraje mostrado y demostrado por nuestro Pueblo aquel 27 de febrero de 1989 al colocar contra las cuerdas tanto a la tesis neolibe-ral como a la tan cacareada muerte de las ideologas.

    Retrataba fielmente El Libro Azul no slo lo que en cuerpo y alma viva y padeca la sociedad venezolana, lo que entonces estaba siendo, sino que pintara por igual el transfinito mundo de posibilidades a la que quedara abierta en el porvenir, para decirlo tambin con Garca Bacca, asido este de la mano del Maestro Simn Rodr-guez y su lapidaria frase de inventamos o erramos, esto es,

    lo original como punto nodal de las repblicas a edificar. Dice Garca Bacca: Es, pues, transfinitud tipo originalsi-mo de invento, originalsimo por secuela de invenciones.3

    De all la gnesis de una Revolucin Bolivariana nica e indita, y por secuela los originalsimos procesos cons-tituyente e instituyente que no slo parieron una Carta Magna originalsima, sino que tales procesos siguen defi-niendo y transformando la realidad venezolana en la mis-ma medida en que nuestros hombres y mujeres se han ido reapropiando felizmente de la misma.

    Una de las formas para que tal reapropiacin se haga efectiva ha sido la constante convocatoria al Pueblo Le-gislador, concepto este robinsoniano, para que el Pueblo pueda darse a s mismo un Cdigo de Leyes Venezolanas, como lo pidiera Bolvar en Angostura. La Ley Habilitante contra la corrupcin y la Ley Habilitante para adecentar las reglas del juego econmico nos colocan ante la exigen-cia insoslayable de legislar tambin sobre nuevos cdigos morales; nos dan certeza de que ese mismo Pueblo Legis-lador, ahora ms que nunca est en las calles movilizado; es el Pueblo Legislador como expresin viva y efectiva del Poder Popular, participativo y protagnico, de la sociedad original a la que aspiramos.

    3. Garca Bacca, Juan David. Infinito. Transfinito. Finito. Anthropos. Edi-torial del Hombre. Barcelona-Espaa, 1984 p. 159.

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    IV

    En El Libro Azul, Chvez estudia la realidad nacional con pasin: pasin patria y bolivariana que lleva en s una tremenda carga de angustia y, al mismo tiempo, de espe-ranza. Para Chvez, en esta etapa en que su pensamiento comienza a definirse, el trnsito y la transicin del pas sufriente y oprimido por el rgimen puntofijista, centro generador de angustia, hacia el pas deseado y liberado, pasa necesariamente por el pas insurrecto, sublevado. En su visin, cerrando filas al lado del pas insurrecto y su-blevado del Pueblo rebelde, deben estar los militares para cumplir el mandato del Libertador de empuar sus espa-das en defensa de las garantas sociales, de los derechos de las grandes mayoras.

    Al Chvez que escribe El Libro Azul en 1991 podemos verlo a la luz de estas palabras de Michel Foucault: Es la conexin entre el deseo y la realidad(y no su retirada hacia las formas de la representacin) lo que posee fuer-za revolucionaria4. Como pensador y como conductor militar y lder poltico, Chvez busca incesantemente la fecunda conexin entre el deseo y la realidad, cosa que, por cierto, la izquierda haba renunciado a hacer en aquel

    4. Foucault, Michael: El anti-edipo: una introduccin a la vida no-fas-cista. En Cuadernos de Marcha (N 38, Tercera poca). 1988, pp. 57-61.

    tiempo. De all que El Libro Azul mantenga intacta la fuerza revolucionaria que lo genera y lo proyecta. En este sentido, nosotros debemos estar atentos y vigilantes para que nunca se pierda la conexin entre el deseo colectivo, popular, y la realidad venezolana: nuestro Pueblo tiene todo el derecho a reclamarnos a quienes ejercemos labo-res de Gobierno, cuando percibe desconexin de nuestra parte. Hoy, tener de verdad verdad fuerza revolucionaria para acelerar la transicin al socialismo significa tener ca-pacidad para or la interpelacin popular: he all la clave para el necesario e irrenunciable reimpulso cotidiano.

    Quienes somos y nos sentimos chavistas, quienes he-mos hecho del Plan de la Patria 2013-2019 nuestra carta de navegacin, no estamos aqu para mantener y admi-nistrar el poder, sino para seguir haciendo una revolu-cin: una revolucin que tiene como base fundamental la praxis del poder obediencial, el ejercicio de gobernar obedeciendo; es la feliz realidad de las comunidades al mando, del Pueblo legislando, del Pueblo Presidente, del Poder Popular que no es administrado por nadie sino por el propio Pueblo Soberano en tanto que Poder Constitu-yente e Instituyente.

    Si para Jos Carlos Maritegui el objetivo de un proyec-to de liberacin nacional en su tierra se fundamentaba en el principio de peruanizar al Per, es posible verificar en el Chvez de El Libro Azul un objetivo similar, esto

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    es, venezolanizar a Venezuela. A tal objetivo trascendente responde la creacin del rbol de las tres races en tanto que audaz reivindicacin y fecunda asuncin de una me-moria histrica liberadora, plena de contemporaneidad y preada de porvenir.

    V

    Vamos a citar in extenso al Comandante. Oigamos su verbo aclarando el panorama y trazando la ruta genuina hacia la liberacin nacional, hacia nuestra definitiva Independencia:

    Cul es la razn por la que estamos aqu y ahora anun-ciando y promoviendo cambios profundos al comenzar la ltima dcada de este siglo perdido?

    Pudieran enunciarse infinidad de causas, pequeas y grandes, pasadas y presentes, estructurales y coyuntura-les, para exponer a los hombres de esta hora tal razn. Sin embargo, todas las que aqu pudieran sealarse se-ran tributarias de una misma corriente, cuyo cauce vie-ne de muy lejos y cuyo lecho aparece y desaparece de ma-nera intermitente en los recovecos y vueltas, casi siempre oscuros, de la historia patria.

    Existe entonces, compatriotas, una sola y poderosa razn: es el proyecto de Simn Rodrguez, El Maestro; Simn Bolvar, El Lder; y Ezequiel Zamora, El General

    del Pueblo Soberano; referencia verdaderamente vlida y pertinente con el carcter socio-histrico del ser vene-zolano, que clama nuevamente por el espacio para sem-brarse en el alma nacional y conducir su marcha hacia la vigsimo primera centuria.

    El clamor se hace indetenible por los caminos de Ve-nezuela. Se acerca, se hace torrente y se confunde en el estremecimiento del pueblo venezolano.

    Este proyecto ha renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del siglo XX, apoyado en un mo-delo terico-poltico que condensa los elementos con-ceptuales determinantes del pensamiento de aquellos tres preclaros venezolanos, el cual se conocer en ade-lante como Sistema EBR, el rbol de las Tres Races: la E, de Ezequiel Zamora; la B, de Bolvar y la R, de Robinson. Tal proyecto, siempre derrotado hasta ahora, tiene un encuentro pendiente con la victoria.

    Nosotros, simplemente, vamos a provocar dicho en-cuentro inevitable.5

    Al releer detenidamente estas palabras, quiero recordar algo que ya he dicho: a muchos de nosotros y nosotras, sus hijos e hijas, sus colaboradores y colaboradoras, Chvez nos sac de la enajenacin exgena que lamentablemente

    5. Pginas 43-44 de esta misma edicin.

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    marc parte de la historia de la izquierda venezolana, y que la alej irremediablemente del palpitar y del sentir del Pueblo. Chvez fue un autntico maestro, un inigualable pedagogo, a la hora de mostrarnos la necesidad urgente e irrenunciable de hacer cuerpo y conciencia de nuestra historia, de sentirnos y sabernos herederos y herederas, continuadores y continuadoras de todas nuestras luchas. Gracias a sus enseanzas, el Libertador, el Maestro y el General del Pueblo Soberano se convirtieron en nuestros grandes y ejemplares contemporneos; los puso literal-mente a batallar con nosotros en nuestro tiempo. Chvez nos puso en la realidad, y para ponernos en la realidad, nos abri las sendas perdidas de la memoria histrica, de su potencia y de su potencialidad; nos convoc a buscar y encontrar los cdigos que nos dan sentido y razn como venezolanas y venezolanos.

    Chvez rescat nuestras fuentes originarias: Simn Ro-drguez, Simn Bolvar y Ezequiel Zamora, las tres races y las tres estrategias para la refundacin de la Repblica.

    VI

    Al recorrer nuevamente las pginas de El Libro Azul, he vuelto a confirmar una certeza: Chvez no slo es el ma-yor reivindicador de Bolvar, tambin lo es de la figura y del pensamiento de Simn Rodrguez.

    Qu portentosa manera tiene de descubrirnos el valor fundacional de las ideas de Robinson, de revelarnos la importancia decisiva de lo original robinsoniano. Para Chvez, Robinson no es el inspirado, sino el que inspi-ra a travs de la utopa concreta que se proyecta en su pensamiento. Es por eso que el Comandante reivindica al Robinson audaz, al Robinson revolucionario, al Robinson descolonizador de las conciencias, de las mentalidades, al Robinson que nos plante el ineludible dilema existen-cial y poltico de inventar o errar, al Robinson que puso todo el nfasis en la necesidad imperiosa de crear una manera de gobernarnos que dejara de mirarse en espejos importados para comenzar a vernos a nosotros mismos. En realidad y en verdad, Chvez extrajo toda la potencia emancipadora de su pensamiento.

    Robinson encarna en Chvez cuando dice, por ejemplo:

    Los hombres no estn en sociedad para decirse que tie-nen necesidades, ni para aconsejarse cmo remediarlas, ni para exhortarse a tener paciencia sino para consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos porque no satis-facerlos es padecer.6

    6. Rodrguez, Simn (1828). Sociedades Americanas. Biblioteca Ayacu-cho. Caracas, 1990, p. 71.

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    Se trata, entonces, de un Robinson que piensa la Revo-lucin desde el deseo, desde los deseos, y esto hace que el Chvez que lo sigue, que se inspira en l, se aleje de cualquier tentacin dogmtica, de cualquier forma de dogmatismo.

    Quiero atreverme a formular libremente una intuicin: en muchos y diversos sentidos, Robinson es para nosotros mucho ms importante que Carlos Marx, y lo es porque l pens desde nuestra realidad, enraizando su pensamien-to, asimilando todas las ideas que haba que asimilar de Europa, pero pensando desde presupuestos nuestroame-ricanos, no europeos, teniendo el coraje de formular ideas propias, descolonizndose a la hora de forjar conceptos, descolonizndonos en el pensar y en el hacer. No en vano el Maestro de Maestros de la Patria Grande escribi es-tas lneas que an nos desafan, nos retan: Ms cuenta nos tiene, entender a un indio que a Ovidio.7 Quienes slo entienden a Ovidio, y no les importa entender a un indio, tienen el colonialismo en la cabeza y actuarn en consecuencia sin el menor sentido de pertenencia. Es lo que ocurre con la colonizada oposicin venezolana: el co-lonialismo mental les hace despreciar a nuestro Pueblo y ello significa despreciar a la Patria que los vio nacer, la Patria que no sienten, que no aman.

    7. Rodrguez, Simn (1845). Consejos de amigo dados al Colegio Lata-cunga . En Obras completas, tomo II. Ediciones de la Presidencia de la Repblica. Caracas, 2001, p. 35.

    El Libro Azul se inscribe singular y plenamente en la corriente histrica, filosfica y poltica del bolivarianismo contemporneo: se trata de un bolivarianismo para el si-glo XXI segn la feliz expresin del mismo Comandante. Ciertamente, en el Libertador nos encontramos todas y todos; Bolvar nos da sentido y nos interpela; su pensa-miento es una invitacin permanentemente abierta a re-pensarlo todo. Es as: de Bolvar venimos y hacia Bolvar vamos. Esta Revolucin no habra sido la misma y, ms an, no habra sido posible, si no fuese Bolivariana.

    Chvez entiende el ideario bolivariano de libertad, igualdad y justicia como sustento primordial para en-carnar una tica republicana que respondiera a los desa-fos de nuestro tiempo. Una tica republicana en el ms riguroso sentido, esto es, nada est por encima del bien comn, del bienestar colectivo, de la suprema felicidad social. Es el Libertador mostrndonos el rumbo cierto del arte de gobernar: yo antepongo siempre la comunidad a los individuos.8 Todo lo contrario fue lo que hicieron las clases dominantes desde 1830: anteponer el ms feroz individualismo y ejercer el poder contra cualquier posibi-lidad de realizacin comunitaria.

    El proyecto de la oligarqua no fue otro que constituir una Nacin, entre comillas, s, sin Pueblo, y mantener

    8. Bolvar, Simn. En carta al general Antonio Jos de Sucre desde Bo-got, el 28 de octubre de 1828.

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    a Venezuela en su condicin de colonia. Y con la apari-cin del oro negro, nos redujeron a ser una colonia pe-trolera yanqui: una extensin territorial sin libertad, sin soberana, sin independencia. Desde todo punto de vis-ta, fue necesaria la resurreccin del bolivarianismo para que resucitara la conciencia del Pueblo venezolano y as recuperar el bien de los bienes, el bien que nos permite alcanzar todos los otros bienes: la Independencia. Chvez siempre estar junto a Bolvar en la gesta independentista que retomamos colectivamente en el siglo XXI y que an no ha concluido.

    Igualmente, Ezequiel Zamora encuentra en Chvez a su gran reivindicador histrico. Siguiendo la huella dejada por el maestro Federico Brito Figueroa en Tiempo de Eze-quiel Zamora, Chvez trae al General del Pueblo Sobera-no al presente para darle continuidad al combate social, a la batalla por la igualdad, por un pas real y verdadera-mente de iguales. Incluso, en esta etapa de su pensamien-to, Chvez piensa y proyecta el Estado nacional desde la raz zamorana: su propuesta de aquel tiempo era la de un Estado federal zamorano. En fin, Zamora encarna en Chvez como radicalismo: Zamora es un ir a la raz del conflicto social que nos determina desde 1830, es un ir a fondo contra la injusticia, la exclusin y la desigualdad; es un volver a nuestra identidad originaria que tiene como base fundamental la unidad cvico-militar, o si se prefiere, el Pueblo en Armas.

    Chvez trae al presente el espritu zamorano en funcin de que entendiramos la continuidad de la lucha entre los desposedos y los oligarcas que se aduearon del poder, acumulando los ms groseros privilegios. Zamora es la batalla social que no termina: la batalla por la igualdad.

    VII

    Hoy estamos afrontando el reto de definir y esculpir en la materia concreta de nuestra sociedad, el modo de exis-tir solidario tal y como nuestro Robinson lo avizor para nuestras repblicas:

    No es hacer cada uno su negocio, y pierda el que no est alerta, sino pensar cada uno en todos, para que todos piensen en l. Los hombres no estn en el mundo para entredestruirse, sino para ayudarse .9

    De modo que no estamos tallando de cualquier mane-ra: estamos partiendo del alma de nuestra sociedad, de la entraa personal de cada una y cada uno de nosotros en perfecta integracin con el cuerpo social para levantar so-bre slidas bases un real y verdadero Poder Moral. Esta es

    9. Rodrguez, Simn (1828). Sociedades Americanas. Obras completas, tomo II. Ediciones de la Presidencia de la Repblica. Caracas, 2001, p. 326.

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    la batalla ms exigente que nos toca librar en el presente: ello explica las respuestas que como Gobierno Bolivaria-no estamos dando conjuntamente con nuestro Pueblo a la actual guerra econmica que factores forneos en conchu-pancia con factores aptridas le han declarado a nuestra Patria; estamos respondiendo y seguiremos respondiendo contundentemente a tantos abusos, tantas tropelas y tan-tos crmenes contra un Pueblo que desea vivir en paz.

    Debemos actuar desde lo ms profundo de nuestra subje-tividad, pero en ntima consonancia hasta formar una mul-tiplicidad de acordes con el sentir de los otros: no nos est permitida otra opcin. No en vano ante una guerra indita contra nuestra Nacin, nuestras respuestas han sido origi-nalsimas y ello demuestra que vamos a conjurarla: somos un Pueblo que naci para vencer y venceremos. Seguire-mos en el camino de inventar e inventarnos para salvar y preservar la preciosa y fecunda vida de nuestra Repblica Bolivariana y Chavista, esbozada y proyectada luminosa-mente por el Gigante en las pginas de El Libro Azul.

    VIII

    S que he dejado por fuera muchas cosas en el proceso de escribir estas pginas, pero las mismas ya se han extendi-do demasiado y prefiero dejarlas hasta aqu.

    Confo en que nuestro Pueblo va a encontrar muchas ideas fecundas a la hora de leer y releer El Libro Azul para seguir ensanchando los caminos de la filosofa popular que abriera la Revolucin Bolivariana. En realidad, estas pginas continan escribindose en la realidad venezola-na. Aqu brilla, con luz propia, el proyecto originario del Comandante, el proyecto que nos constituye y al que siem-pre debemos volver, del que siempre debemos nutrirnos.

    Nicols Maduro MorosPresidente de la Repblica Bolivariana

    de Venezuela

    Noviembre de 2013

    n i c o l s m a d u r o m o r o s p r T i c o a e l l i b r o a z u l

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    c hv e z s o b r e e l l i b r o a z u l

    Uno de nuestros instrumentos de trabajo y de lgica (...) que forma parte de una historia muy del proceso venezolano, de la idea bolivariana de un modelo ideolgico que hemos estado readecuando y que hemos llamado El Libro Azul.

    15 de septiembre de 1999

    Aquellos que estbamos construyendo el Movimiento Bolivariano que condujo a la rebelin militar del 4 de febrero, entonces disebamos, buscbamos ideas. Fue cuando surgi el rbol de las tres races, producto de muchas discusiones, de aos de discusiones. Tenamos escuelas pequeas, pero eran escuelas, y trabajo, especialmente los fines de semana, las madrugadas. Fue cuando sali, despus de muchas discusiones, el pensamiento bolivariano, robinsoniano, zamorano, como raz que hoy debemos tomar con fuerza, que debemos estudiar con mayor profundidad y mayor fortaleza y difundirlo.

    15 de septiembre de 2001/ Escuela ideolgica, Mrida

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    h u g o c h v e z f r a s e l l i b r o a z u l

    Un documento que tiene tres partes: una introduccin, la segunda parte que es el enfoque ideolgico, el marco ideolgico, el rbol de las tres races: Bolvar, Rodrguez y Zamora ; y la tercera parte que es una lnea estratgica muy general del Proyecto Nacional Simn Bolvar, que luego se convirti en Agenda Alternativa Bolivariana y luego en el Proyecto Revolucionario que hoy est contenido, en buena parte, en la Constitucin y en un conjunto de leyes, como la de Hidrocarburos, por ejemplo. Est desarrollado el proyecto () Esa madrugada yo estaba muy feliz porque lea estas notas, humildes notas hechas por un teniente coronel por all, apurado, de madrugada, y un teniente pasando en la computadora muchas notas y estudios y recuerdos de discusiones de colectivo, pero llevado a una pastilla () De 1992 para ac, veo la Constitucin, est aqu; y veo la Ley de Hidrocarburos y est aqu; y veo el proyecto de gobierno 2001-2007 y est aqu, aprobado por la Asamblea Nacional y en marcha, con muchas dificultades, pero en marcha. Entonces digo: vali la pena todo aquello, vali la pena incluso el dolor ( ) Estos cuadernitos se quedaron por all. Este se qued en mi maletn y solo pocos oficiales lo tenamos. Sacamos pocas copias por razones de seguridad.

    9 de febrero de 2003Al, Presidente, N 138

    La ideologa, vean ustedes, este detallito, que yo estaba recordando esta madrugada del 21 de julio de 1992: rbol de las tres races. Nosotros ah dbamos clases, nos dividamos para dar clases y entonces estbamos estudiando sistemas filosficos, polticos, EBR. El rbol de las tres races: Ezequiel Zamora, Simn Bolvar y Simn Rodrguez. Y hacamos este grfico, estas coordenadas para llevar a un grfico el pensamiento de Bolvar y el de Simn Rodrguez, buscar la coincidencia de las dos races, en torno sobre todo a la igualdad y las formas de gobierno. Igualdad y formas de gobierno. Y aqu nos preguntbamos cmo determinar el valor de cada variable. Estbamos incursionando en la ciencia profunda, llevando las ideas a la matemtica.

    17 de abril de 2005Al, Presidente, N 219

    Nosotros, el 4 de febrero, traamos ya lo que llambamos El Libro Azul. Era un folleto muy modesto, pero ah estaban ya planteadas las lneas gruesas de lo que hoy es ya, ahora s, 20 aos despus, el Proyecto Nacional Simn Bolvar.

    22 de enero de 2012Entrevista con Jos Vicente Rangel

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    h u g o c h v e z f r a s

    El Libro Azul, este documento, este libro, un modesto trabajo, fue elaborado por nosotros, un grupo de nosotros, antes del 4 de febrero, unos meses antes hicimos este documentos. Bueno, algunas lneas del proyecto, de la estructura econmica, de la estructura social del nuevo Estado, con dibujos y grficos. Miren este dibujo, recuerdo haberlo hecho por all en Maracay. Eran ideas que muchas de ellas estn en plena marcha, hechas realidad, en lo poltico, en lo econmico.

    2 de feberero de 2012 Celebracin de 13 aos de la Revolucin Bolivariana

    Nota a la presente edicin

    La presente edicin est basada en la publicada en 2007 por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicacin e Informacin. Se han corregido errores de edicin y agre-gado algunas notas bibliogrficas con la intencin de que el lector o investigador conozca los detalles de las fuentes citadas por el autor. Estas notas, a pie de pgina, se distin-guen entre corchetes aun cuando se mantiene una misma secuencia de numeracin para todas.

  • e l l i b r o a z u l

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    pensamienTos

    Dnde iremos a buscar modelos? La Amrica espao-la es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales, los medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos.

    La Amrica no debe imitar servilmente, sino ser original.

    Rodrguez, Simn[Sociedades Americanas, 1828]

    Usted form mi corazn para la libertad, para la justi-cia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me seal.

    Bolvar, SimnPativilca, 19 de enero de 1824

    Al Seor Simn Rodrguez

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    La causa que sostenemos, que no es otra que la verda-dera causa de los pueblos, la Repblica genuina, la Fe-deracin, vuestro herosmo, debe ser premiada con el triunfo de los principios y el derrocamiento consiguien-te de la tirana. Viva la Federacin! Viva la verdade-ra Repblica! Viva y para siempre, la memoria de los patriotas de nuestra independencia, de los hombres del 5 de julio de 1811, los que en el Acta gloriosa dijeron a los pueblos: Fe deracin! Que se cumpla, pues, despus de tantos aos.

    Zamora, Ezequiel23 de febrero de 1859[Proclama en Coro]

    preliminar

    Vivimos, efectivamente, una era donde las ideologas pa-recieran extinguirse. El fin de las ideologas, as la han llamado no pocos estudiosos de la poca.

    El fenmeno adquiere mayores proporciones en Am-rica, particularmente en Venezuela, donde la gran ma-yora de los partidos polticos, surgidos paralelamente al proceso de industrializacin, derivaron en organizacio-nes de corte populista, totalmente vacas de contenido ideolgico.

    Por otra parte, se ha dado persistentemente la tenden-cia, en nuestros pensadores contemporneos, de buscar modelos en otras latitudes para importarlos y tratar de implantarlos en nuestras sociedades.

    Mientras tanto, nuestros pueblos se han ido alejando cada vez ms de sus races histricas, all donde segura-mente se encuentran las claves para descifrar el terrible enigma que nos mantiene en un ir y venir por el abismo de la historia, ya a las puertas del siglo XXI.

    Las ideologas son ayudas de navegacin para surcar los tiempos y los espacios, dndole rumbos precisos a las so-ciedades y a las naciones.

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    Y es, precisamente, en este marco desideologizado y con el propsito de hallar recursos vlidos para que nuestro pueblo avance por el mapa intrincado y complejo del fu-turo que nos hemos atrevido a invocar un modelo ideol-gico autctono y enraizado en lo ms profundo de nues-tro origen y en el subconsciente histrico del ser nacional.

    En la mdula del pensamiento de don Simn Rodrguez se encuentra la simiente de un proyecto de sociedad ba-sado en la educacin popular y en la creatividad. Simn Rodrguez concibe la idea concreta de la Repblica y ta-lla las formas del Estado Nacional y las lneas geohistri-cas de su proyeccin en el tiempo.

    el rbol de las Tres races

    Cul es la razn por la que estamos aqu y ahora anun-ciando y promoviendo cambios profundos al comenzar la ltima dcada de este siglo perdido?

    Pudieran enunciarse infinidad de causas, pequeas y grandes, pasadas y presentes, estructurales y coyuntura-les, para exponer a los hombres de esta hora tal razn. Sin embargo, todas las que aqu pudieran sealarse se-ran tributarias de una misma corriente, cuyo cauce vie-ne de muy lejos y cuyo lecho aparece y desaparece de ma-nera intermitente en los recovecos y vueltas, casi siempre oscuros, de la historia patria.

    Existe entonces, compatriotas, una sola y poderosa ra-zn: es el proyecto de Simn Rodrguez, El Maestro; Si-mn Bolvar, El Lder; y Ezequiel Zamora, El General del Pueblo Soberano; referencia verdaderamente vlida y pertinente con el carcter socio-histrico del ser venezo-lano, que clama nuevamente por el espacio para sembrar-se en el alma nacional y conducir su marcha hacia la vig-simo primera centuria.

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    El clamor se hace indetenible por los caminos de Vene-zuela. Se acerca, se hace torrente y se confunde en el es-tremecimiento del pueblo venezolano.

    Este proyecto ha renacido de entre los escombros y se levanta ahora, a finales del siglo XX, apoyado en un mo-delo terico-poltico que condensa los elementos con-ceptuales determinantes del pensamiento de aquellos tres preclaros venezolanos, el cual se conocer en ade-lante como Sistema EBR, el rbol de las Tres Races: la E, de Ezequiel Zamora; la B, de Bolvar y la R, de Robin-son. Tal proyecto, siempre derrotado hasta ahora, tiene un encuentro pendiente con la victoria.

    Nosotros, simplemente, vamos a provocar dicho en-cuentro inevitable.

    el sisTema ebr

    PRIMERA RAZ: RAZ ROBINSONIANA

    La historia de Amrica Latina () lo dejaron de lado () De ese exilio, olvidado, de intencin o desacierto en las perspectivas, traemos a este Simn Rodrguez, al que la historia slo consiente en legitimarle [como] precep-tor de Simn Bolvar.

    Se nos viene en indumentaria de transente de variados mundos, () viejo observador de las revoluciones de siglo. Se nos viene con sus trazas de inadaptado, y dife-rente, lcido y estrafalario () filsofo () preavisador y avisador () reiterador de preguntas completas () inventor discrepante y planificador para pasado maa-na () acompandolos de reflexiones al dia () para el da siguiente. Es el futuro el que carga en sus hombros de solitario impaciente.

    Su vida es andariega () gozosa () controversial, exce-dida en gastos de energa () Sabe bien rer. Sabe hacerle

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    pretextos a la risa. Sabe correrse a la burla. Su alegra no es ocasional. Era su mtodo de vivir y ensear.1

    Dardo Cneo

    En la historia de la filosofa poltica venezolana existe un modelo terico primigenio, al cual vamos a llamar en adelante robinsoniano, por haber emergido del pensa-miento y de la praxis de aquel compatriota que cambi su nombre original de Simn Rodrguez por el de Samuel Robinson.

    El Modelo Robinsoniano fue construido en un lapso de poco ms de medio siglo, desde la poca de las mo-cedades de Robinson, ma estro de los nios caraqueos cuando escribe en 1794 sus re flexiones sobre los defec-tos que vician la Escuela de Primeras Letras de Caracas y los medios para lograr su transformacin en un nue-vo esta blecimiento, hasta su propia ancianidad, cuando, en 1851, publica sus Consejos de Amigo, dados al Cole-gio de Latacunga.

    El modelo se fundamenta en un sistema de ideas que puede ser perfectamente enmarcado dentro de una pro-funda disyuntiva existencial, en la cual se deslinda clara-mente una dicotoma en movimiento arrollador: inven-tamos o erramos.1. [Del prlogo a la obra de Simn Rodrguez Inventamos o erramos, Monte vila Editores Latinoamericana, 1980.]

    Como todo sistema ideolgico, el modelo est integra-do por un conjunto de elementos conceptuales fuerte-mente interconectados entre s, los cuales constituyen la estructura sistemtica robinsoniana.

    El estudio del modelo, desde su gnesis hasta su desa-rrollo, de muestra que tal estructura permanece inaltera-ble y obedece a la misma disyuntiva de inventar nuevas instituciones para las nacientes repblicas latinoameri-canas o de errar el camino cayendo en el simplismo de copiar modelos de otros tiempos, otras actitudes, otros hombres. Es decir, si no inventamos, caemos fatalmen-te en el error.

    En Sociedades Americanas (1842), Simn Rodrguez se encarga de delinear la disyuntiva:

    Dnde iremos a buscar modelos? La Amrica espa-ola es original. Originales han de ser sus instituciones y su gobierno. Y originales, los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos.2

    Es en este modelo donde se inserta la raz ms pro-funda del Sistema EBR, precisamente, en la R de la raz robinsoniana.

    2. [Rodrguez, Simn. Sociedades Americanas. Biblioteca Ayacucho, 1990, p. 88.]

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    SEGUNDA RAZ: RAZ BOLIVARIANA

    As est Bolvar en el cielo de Amrica (...) sentado an en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de bande-ras a los pies, as est l, calzadas an las botas de campa-a, porque lo que l no dej hecho, sin hacer est hasta hoy; porque Bolvar tiene que hacer en Amrica todava.

    Jos Mart

    El Modelo Robinsoniano trasciende, sin embargo, el perso-naje, el maestro, para generar y servir de base a otro de ma-yores dimensiones, no en lo filosfico, sino en su proyeccin histrica y geogrfica: El Modelo Bolivariano. ste se impul-sa sobre aqul y se siembra en un extenso territorio con la misma semilla dicotmica: inventar una nueva sociedad en la Amrica Espaola o errar, tratando de copiar viejos mo-delos, impertinentes a nuestro escenario.

    Los elementos conceptuales que forman el Modelo Bo-livariano son ms complicados, pero, no por ello es im-posible identificar una estructura perfectamente hom-loga con el modelo robinsoniano. Ambos son producto de una poca y resultan de un proceso de observacin y praxis sobre una misma situacin fenomnica.

    Simn Bolvar, El Lder, escribe su doctrina en la dicoto-ma ro binsoniana de manera reiterativa, desde sus primeros

    discursos en 1811, cuando seala: Que los grandes proyec-tos deben prepararse con calma! Trescientos aos de calma, no bastan? (...) Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos.3

    En su Discurso ante el Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, seala: Tengamos presente que nues-tro pueblo no es el europeo ni el americano del norte, que ms bien es un compuesto de frica y Amrica, que una emanacin de la Europa.

    Ms adelante contina delineando el elemento central de la estructura conceptual del modelo:

    Nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despo-tismos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y, apartando hasta sus ruinas, elevemos el templo a la justicia y, bajo los auspicios de su santa inspira-cin, dictemos un Cdigo de leyes venezolanas.4

    sta es la segunda raz, por cuyo pice libertario se ali-menta de los siglos el Sistema EBR: la B de la vertiente bolivariana.

    3. [Discurso pronunciado el 3 de julio de 1811 en la Sociedad Patritica de Caracas.]4. [Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819.]

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    TERCERA RAZ: RAZ ZAMORANA

    Oigan todos! Alcen en alto las banderas! Que redoble un tambor y traigan por las bridas un potro de plvo-ra y tormenta porque Ezequiel Zamora ya despierta! (...) Y que venga el coro de los vientos! Y el de la madruga-da enrojecida!Porque ya Ezequiel Zamora va con el pueblo y hay una tempestad por los caminos!

    Csar Rengifo[Lo que dej la tempestad, 1961.]

    Es el modelo que completa la triloga ideolgica del pro-yecto poltico que ahora resurge de las entraas de la his-toria patria. Est conformado por una sntesis filosfica orientadora, aquella que estre meci a la oligarqua con-servadora, cuando Ezequiel Zamora, El General del Pue-blo Soberano, lanz sus tremendas consignas federales:

    Tierras y hombres libres. Eleccin popular. Horror a la oligarqua.

    He aqu la tercera vertiente ideolgica que nutre nues-tro proyecto poltico: La Raz Zamorana, ubicada en un tiempo histrico ms cercano al presente e incorporada

    simblicamente al componente sistemtico, con la E de aquel nombre terrible: Ezequiel.

    La inspiracin del general Zamora viene de las mismas races: robinsoniana y bolivariana. Su discurso lleva el mismo sello de la gran disyuntiva existencial. Invent los mecanismos de la insurreccin campesina de 1846, para errar y volver a inventar la forma de conducir la Revolu-cin de 1858.

    En 1846 invita a sus contemporneos a:

    Seguir adelante con una imperiosa necesidad, para qui-tarnos el yugo de la oprobiosa oligarqua y para que opngase quien se opusiere, y cueste lo que costare, lle-guemos por fin a conseguir las grandes conquistas que fue ron el lema de la independencia.

    Invent, Zamora, el Estado Federal de Barinas, lanzan-do, el 21 de mayo de 1859,5 una proclama incendiaria:

    Sobre las ruinas de la dictadura que el 5 de marzo prximo pasado nos impuls Julin Castro, con la envejecida oli-garqua, levantaris el Gobierno Federal que asegura para

    5. [Dada en el Cuartel General de Barinas.]

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    h u g o c h v e z f r a s e l l i b r o a z u l

    siempre la libertad, la igualdad y la fraternidad, dogma de la Repblica genuina.

    Los elementos conceptuales del modelo ideolgico za-morano guardan estrecha relacin con la invencin ro-binsoniana y la grandeza de visin geopoltica del mo-delo bolivariano. Dichos elementos se reflejan en la gran cantidad de documentos producidos por el Ge neral del Pueblo Soberano. Veamos como muestra la Protesta a los ciudadanos cnsules extranjeros residentes en Puerto Nutrias, el 9 de junio de 1859:

    La provincia de Barinas, haciendo uso de su soberana ra-dical, se ha separado del gobierno central y ha constitui-do su Estado Federal para gobernarse a s misma por sus leyes propias, mientras se rene la convencin popular de las provincias unidas de Venezuela. El Estado de Barinas no puede dejar de ser reconocido como miembro de la so-ciedad de las naciones, pues se gobierna por leyes positi-vas emanadas de l mismo y ha establecido las autoridades que dirigen a sus miembros y los representan.

    Contina inventando al ordenar la aplicacin de medi-das destinadas a favorecer las mayoras necesitadas:

    1. Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso comn de cada pueblo, villa o casero.

    2. Eliminacin del sistema de cobro de arriendo por el uso de la tierra para fines agrcolas o pecuarios.

    3. Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores.

    4. Que los amos de hatos empotreren diez vacas pari-das de modo permanente en las tierras del comn para suministrar diariamente, y de modo gratuito, una bote-lla de leche a los hogares pobres.

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    el proyecTo nacional simn bolvar

    El proyecto est concebido como una serie encadenada de situaciones dentro de un proceso evolutivo de signo profundamente transformador.

    Llamemos situacin inicial a la terrible realidad en la cual ha cado la Nacin venezolana actual, marcada por una crisis histrica sin precedentes, generalizada en to-dos los componentes estructurales:

    - Sub-estructura econmico-social.- Sub-estructura poltico-jurdica.- Sub-estructura ideolgica.

    Esta crisis estructural se refleja a diario en todos los rdenes del nivel fenomnico de la situacin: en lo social, econmico, poltico, militar, religioso, moral, ambiental, tecnolgico, etc.

    La estrategia de transformacin del proyecto debe, por tanto, abarcar tanto el nivel fenomnico como el genosi-tuasional, enfrentando todos los componentes de la si-tuacin, vistos de manera integral.

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    Llamemos ahora objetivo estratgico a la situacin fu-tura de la realidad nacional, a la que se llegar como re-sultado del proceso histrico, de transformacin global, donde las formas estructurales sern totalmente distintas a las imperantes en la situacin inicial. El objetivo estra-tgico es la aspiracin concebible, alcanzable dentro de un horizonte temporal definido.

    El Proyecto Nacional Simn Bolvar propone la fijacin de un horizonte de tiempo mximo de veinte aos, a par-tir del comienzo de las acciones transformadoras de la si-tuacin inicial, para que los actores y las acciones se ubi-quen en el objetivo estratgico.

    Sin embargo, el proyecto admite la existencia de una regin posible que trasciende el horizonte mximo defi-nido, es decir, ubicada ms all del objetivo estratgico y que constituye la razn total del proceso. Llamaremos a esta regin-escenario la utopa concreta ro binsoniana.

    Utopa concreta porque es la parte del sueo que pue-de ser trada a la realidad, alcanzable a la vista de las leyes de transformacin situacional.

    Y robinsoniana porque ya era vislumbrada por el maes-tro Simn Rodrguez en sus escritos de mediados del siglo pasado: No es sueo ni delirio, sino filosofa, ni el lugar donde esto se haga ser ima ginario, como el que se figu-r Toms Moro; su utopa ser, en realidad, la Amrica.6

    6. Rodrguez, Simn. Sociedades Americanas [Ob. cit. pp. 200-201.]

    LA UTOPA CONCRETA ROBINSONIANA

    El hombre, ese ser de nervio, sangre y razn, debe tras-cender los lmites de sus propias miserias individuales y ubicarse en el mbito frtil de las relaciones sociales so-lidarias y con profundas dosis de racionalidad, tal como lo sealaba el maestro Simn Rodrguez en Sociedades Americanas (1842), consecuente con el pensamiento ms avanzado de su tiempo, y an vigente entre nosotros:

    Las sociedades tienden a un modo de existir muy dife-rente al que han tenido y del que se pretende que tengan. Los hombres de estos ltimos tiempos (...) quieren go-bernarse por la razn que es la autoridad de la naturale-za. Razn es figura abstracta (...) de pensar.7

    El maestro define en sus profundas cavilaciones el fin de sociedad, con una visin teolgica profundamen-te humanista: Los hombres no estn en sociedad para decirse que tienen necesidades, ni para aconsejarse (...) cmo remediarlas, ni para exhortarse a tener paciencia; sino para consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos porque no satisfacerlos es padecer.

    7. Rodrguez, Simn, Inventamos o erramos, pp. 128-129 [Monte vila Editores Latinoamericana, 1980.]

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    All estn las lneas fundamentales de la utopa concreta robinsoniana, en el marco de un tipo de sociedad soli-daria donde el ser humano sea el elemento fundamental con la trascendencia social ya sealada.

    Profundizando en el pensamiento del maestro, intenta-mos sealar un nivel ms all del objetivo estratgico del Proyecto Nacional Simn Bolvar, un nivel donde se en-cuentra la razn de ser del proceso: un estadio superior de sociedad donde los seres humanos puedan consul-tarse sobre los medios de satisfacer sus deseos y evitar el padecimiento individual y social. Tal situacin no puede imaginarse fuera del mbito de una sociedad profunda-mente democrtica y solidaria.

    Enfoquemos con mayor precisin los conceptos del maestro para definir con la mxima claridad posible la utopa concreta robinsoniana:

    a) La idea de consultarse es completamente democrti-ca, con una concepcin profundamente participativa del trmino:

    Para tratar de su bienestar, no deben perder consultores, ni medios de consultar, cada hombre excluido del consejo es un voto de menos i un perjuicio, porque hai que pensar en l para que no ofenda, y por l cuando lo necesitan.8

    8. Transcripcin textual del escrito de Simn Rodguez. [Sociedades Americanas en 1828. En Obras completas. Tomo I. Ediciones de la Uni-versidad Simn Rodrguez, 1975, p. 324]

    b) El fin supremo de la sociedad es satisfacer los de-seos de los hombres pero con el condicionante de la consulta previa y gene ral sobre los medios de lograr tal fin. Profundizando en el concepto, tenemos que la accin de satisfacer implica pagar enteramente lo que debe ser y el deseo viene dado por un movimiento enrgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesin o disfrute de una cosa. Y la voluntad radica en la potencia del alma, que mueve a hacer o no hacer una cosa.9

    Es decir, la sociedad existe para abrir a los hombres el cauce hacia la liberacin de sus fuerzas internas, de ma-nera tal que salga de lo meramente individual, para po-tenciar su capacidad de pensar, de inventar y de crear sus propios modos de existir, en interaccin constante y soli-daria con sus semejantes.

    El desarrollo de su capacidad creadora le permitir, en ese estadio futuro de sociedad, comprenderse a s mismo y di-namizar su propia cultura, con lo cual se asienta en los te-rrenos de la racionalidad, en la bsqueda del fin existencial.

    La utopa concreta robinsoniana constituye el escena-rio ms alejado, en la perspectiva de la trayectoria estrat-gica de transformacin. Por tal razn, sus contornos, sus componentes situacionales apenas pueden ser vislum-brados, alargando la proyeccin ms all del horizonte.

    9. [Rodrguez, Simn. Inventamos o erramos. Ob. cit., p. 130]

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    A medida que el proyecto avance hacia la situacin-ob-jetivo y los planes se vayan transformando en historia, la utopa concreta podr ser definida con claridad crecien-te, producto de la visin de los actores y la eficacia de las acciones.

    En la actual situacin, la utopa concreta robinsoniana permite a los venezolanos tomar el azimut histrico, de-finir el rumbo y comenzar la larga jornada que le corres-ponder conducir hacia destinos superiores.

    LA SITUACIN-OBJETIVO

    EL MODELO DE SOCIEDAD ORIGINALY EL MODO DE VIDA SOLIDARIO

    El Proyecto Nacional Simn Bolvar visualiza la situa-cin-objetivo en un horizonte mximo de veinte aos, partiendo de la si tuacin a largo plazo, la cual lleva impl-cita la estrategia micropoltica de transformacin.

    La situacin-objetivo constituye al mismo tiempo una realidad global, un escenario integral: el modelo de so-ciedad original y el modo de vida solidario, hacia los cuales se orientar el esfuerzo nacional. Original fue el trmino utilizado por el maestro Simn Rodrguez para definir el modelo de sociedad que debe perseguir la

    Amrica Latina: Dnde iremos a buscar modelos? La Amrica espaola es original. Original han de ser sus ins-tituciones y su go bierno. Y originales, los medios de fun-dar unas y otro. O inventamos o erramos.10

    Y, solidario porque de esa manera conceptualizaba, El Maestro, el modo de vida a llevar por los hombres en so-ciedad. Veamos la exactitud de su proyecto:

    No es hacer cada uno su negocio, i pierda el que no est alerta, sino pensar cada uno en todos, para que todos piensen en l. Los hombres no estn en el mundo para entredestruirse, sino para ayudarse.11

    EL MODO DE VIDA SOLIDARIO

    Modo de vida son las tendencias sociales profundas y persistentes que permiten clasificar los hechos cotidia-nos y darles un sentido.12

    Estudiar el modo de vida significa hacer mencin a la sociologa de la familia, de la educacin del consumo del tiempo libre, de la cultura y del trabajo.13

    10. Rodrguez, Simn. Luces y virtudes sociales. [Sociedades America-nas en 1828. En Obras completas. Tomo I. Ediciones de la Universidad Simn Rodrguez, 1975, p. 343.]11. Rodrguez, Simn, Ob. cit, p. 132. [Inventamos o erramos.]12. Naumont, H.13. Duplex, Marc Maurice y Dolomenie, y Pichn P.

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    Y tambin:

    El modo de vida es en suma la sociedad tal como ella es vivida concretamente.14

    La definicin de modo de vida es una tarea sumamente compleja. El Proyecto Nacional Simn Bolvar enfrenta la propuesta en un ni vel de alta generalizacin, con la in-tencin de abrir el comps para la participacin de la so-ciedad civil venezolana en el difcil proceso de la defini-cin y construccin del modo de vida solidario.

    El modo de vida solidario es el producto social resul-tante del mo delo de sociedad original, y en su construc-cin deben enfocarse tres amplios campos de condicio-nes determinantes:

    1. Determinaciones econmicas (condiciones de vida y de trabajo).2. Determinaciones ideolgicas (sistema de normas socioculturales).3. Determinaciones polticas (sistema de decisin econmico-poltico).15

    14. Fornier J. y N. Questiaux, p. 41.15. Hemos tomado como basamento terico los planteamientos de E. Maurice, D. Delomenie, Pichn, en: Trabajo, modo de vida, citado por Vctor Crdova, en: El modo de vida, p. 17.

    EL MODELO DE SOCIEDAD ORIGINAL

    La estructura del modelo es determinada por los elemen-tos situacionales y la interaccin entre ellos.

    Los elementos situacionales de carcter estratgico que interactan para definir el modelo de sociedad dentro de una concepcin global, son los siguientes:

    a) El sistema social.b) La cultura.c) Los factores individuales.

    El sistema social, si bien lleva una alta carga determi-nante para el modelo de sociedad, no abarca todo su es-pectro. Bsicamente, est conformado por la estructura econmico-social y la estructura poltico-jurdica.

    Ms all del sistema social, existe la cultura como ele-mento estratgico del modelo de sociedad, entendida dentro de un nivel de conceptualizacin sumamente di-nmico, que trasciende la mera nocin patrimonial in-ventiva y cognitiva, hasta abarcar la estructura ideolgi-ca del cuerpo social.

    Y en un panorama ms amplio y profundo, todava, el Proyecto Nacional Simn Bolvar asigna a la cultura un rol eminentemente transformador y revolucionario, a

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    h u g o c h v e z f r a s e l l i b r o a z u l

    travs de la promocin y libre desarrollo de la creativi-dad, recogida de la dicotoma existencial ro binsoniana: Inventamos o erramos.

    El individuo concreto es resultado de la interaccin con los dos componentes situacionales sealados, proceso en el cual la estructura social determina en alto grado los ca-racteres individuales.

    El individuo como actor social ejerce, sin embargo, in-fluencia de significacin variable sobre el sistema social. El modelo de sociedad original debe potenciar la capacidad y su relativa autonoma creadora dentro de la situacin.

    Dentro del marco terico anterior, el Proyecto Nacio-nal Simn Bolvar aborda el modelo de sociedad origi-nal, con un enfoque de globalidad definido por la inte-raccin del sistema social de la cultura y los factores indi-viduales, visualizando en perspectiva la situacin- objeti-vo del proceso de transformacin a un nivel principista, en el cual sern definidos los criterios generales que con-forman cada elemento estratgico del modelo, es decir, el sistema social, la cultura y los factores individuales.

    El Sistema SocialLa estructura poltico- jurdica

    Todas las fuerzas contenidas y actuantes en la sociedad conforman el poder social. Ahora bien, el Poder Social se

    transforma, a travs de la Constitucin, en Poder Esta-tal. Por tanto, la Constitucin ocupa rango de primer or-den en los elementos estructurales, poltico-jurdicos de un Estado concreto.

    La Constitucin Nacional del modelo de sociedad ori-ginal debe ser pertinente y perfectamente compatible con los dems componentes de la estructura estatal y social, especialmente en el orden econmico, social, cultural y geopoltico.

    Ello slo podr lograrse a partir de una Asamblea Nacio-nal Constituyente de carcter plenipotenciario, la cual debe elaborar la Carta Magna en la situacin de provisionalidad, en el marco de una profunda participacin de la sociedad ci-vil, a travs de diversos mecanismos de democracia directa.

    1. EL ESTADO

    El Estado Federal responde a varias necesidades (...):En primer lugar, hace posible la organizacin poltica ra-cional de grandes espacios bajo el supuesto de relaciones de paridad entre las partes componentes....Puede responder tambin a un principio de organizacin estatal que tenga como objeto la mxima autonoma de las unidades componentes, sea ello por motivos de n-dole tcnica (mejor funcionamiento de la organizacin)

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    (...) sea ello por motivos de ndole axiolgica, como el reconocimiento y el respeto a entidades de mbito lo-cal, y como va para la realizacin del ideal de la libertad, que del plano de la persona individual se traslada ahora a personalidades colectivas, aunque no constituyan na-ciones culturales.16

    Las necesidades geopolticas internas de la Venezuela del siglo XX requieren de una equilibrada y policntrica ar-quitectura de po der. El Estado funciona como una uni-dad de poder. Unidad que no debe ser confundida con la concentracin. Y poder que necesita ser desempeado, ejercido de manera armnica y bien distribuida en todo el territorio nacional.

    El Estado Federal, que as se constituya, recibir el nom-bre de Estado Federal Zamorano, en homenaje al General del Pueblo Soberano, Ezequiel Zamora, cuyo proyecto de Federacin fue tergiversado por quienes traicionaron los postulados de la Revolucin Federal.

    El Estado Federal Zamorano tendr la siguiente estruc-tura jurdica:

    1. La Constitucin Nacional, soberana por s sola y norma fundamental de las constituciones de los estados miembros.

    16. Garca-Pelayo, Manuel. Derecho constitucional comparado, pp. 216-217 [Alianza Editorial, Madrid, 1984.]

    2. Las normas jurdicas de alcance y competencia federal.3. Las constituciones de los estados que integran la Fe-

    deracin, limitadas y enmarcadas por la Constitucin Nacional.

    La unidad total, independiente y soberana de la Nacin, residir en la sntesis dialctica de los mbitos nacional y estatal. Es decir, el todo trasciende la simple sumatoria de las partes.

    2. LOS PODERES DEL ESTADO

    El peor enemigo de la libertad, dice Montesquieu, es el poder, ya que es una experiencia eterna que todo hom-bre que tiene poder tiende a su abuso; mas, como el po-der es necesario, slo existe un medio para garantizar la libertad, a saber: encontrar una disposicin de cosas en la que el poder detenga al poder, y ello slo puede lo-grarse segn su divisin.17

    La divisin de poderes del Estado se encuentra dentro de un proceso de racionalizacin de doble vertiente:

    a) La racionalidad tcnica, la cual provee a los compo-nentes y las acciones del Estado, un alto nivel de coordi-nacin y eficacia operacional.

    17. Ob. cit. p. 155.

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    b) La racionalidad axiolgica, es decir, la bsqueda consciente de un coherente sistema de valores.

    El Proyecto Nacional Simn Bolvar recoge la doctrina de divisin de los poderes del concepto bolivariano del Estado y la sociedad:

    Y entonces habr un equilibrio y no habr el choque que embaraza la marcha del Estado, y no habr esa complica-cin que traba, en vez de ligar, la sociedad.18

    En efecto, la armoniosa divisin de los poderes es un me-dio imprescindible para garantizar la suprema libertad social.

    La raz bolivariana del proyecto hace renacer la estruc-tura propuesta por el Libertador, en Angostura (1819); y en Bolivia (1826).

    De tal manera que el Estado Federal Zamorano estar constituido por cinco poderes pblicos:

    1. Poder Ejecutivo.2. Poder Legislativo.3. Poder Judicial.4. Poder Electoral.5. Poder Moral.

    18. Bolvar, Simn. Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819.

    La definicin de las estructuras y atribuciones de cada uno de los poderes ser producto de las deliberaciones que conducir, a tono con la Nacin, la Asamblea Nacio-nal Constituyente durante la etapa de transicin.

    El Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 propo-ne, para abrir la discusin histrica, algunos elementos que pudieran conformar lneas o marcos generales de-finitorios de los poderes Electoral y Moral, extrados del concepto bolivariano del Estado.

    EL PODER ELECTORAL

    El [Poder] Electoral ha recibido facultades que no le es-taban sealadas en otros gobiernos que se estiman en-tre los ms liberales. Estas atribuciones se acercan en gran manera a las del sistema federal. Me ha parecido no slo conveniente y til, sino tambin fcil, conceder a los representantes inmediatos del pueblo los privile-gios que ms pueden desear los ciudadanos de cada de-partamento, provincia o cantn. Ningn objeto es ms importante a un ciudadano que la eleccin de sus le-gisladores, magistrados, jueces y pastores. Los Cole-gios Electorales de cada provincia representan las nece-sidades y los intereses de ellas y sirven para quejarse de las infracciones de las leyes, y de los abusos de los ma-gistrados. Me atrevera a decir con alguna exactitud que

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    esta representacin participar de los derechos de que go-zan los gobiernos particulares de los Estados Federados. De este modo, se ha puesto nuevo peso a la balanza con-tra el Ejecutivo y el gobierno ha adquirido ms garantas, ms popularidad y nuevos ttulos, para que sobresalga en-tre los ms democrticos. 19

    El Poder Electoral del Estado Federal ser el componen-te poltico-jurdico que permita a los ciudadanos ser au-tnticos depositarios de la soberana, cuyo ejercicio esta-r realmente, entonces, en manos del pueblo.

    El Poder Electoral se extender por todo el sistema so-cio-poltico de la Nacin, estableciendo los cauces para una verdadera distribucin policntrica del poder, des-plazando fuerzas hacia la periferia e incrementando la ca-pacidad de decisin y la autonoma en las comunidades y en los municipios.

    El Poder Electoral ser ejercido por los ciudadanos de manera directa a travs de las asambleas electorales, en las cuales participarn libremente todos los venezolanos en edad electoral (electores).

    La Asamblea Electoral Municipal elegir los miembros del Consejo Electoral del municipio, en nmero propor-cional a la poblacin del mismo.

    19. Bolvar, Simn. Mensaje al Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826.

    Los consejos electorales de cada municipio se congre-garn para conformar el Consejo Electoral del Estado.

    El Consejo Electoral de cada Estado elegir a sus repre-sentantes al Consejo Federal Electoral, organismo que tendr competencia a ni vel nacional.

    Los ciudadanos que integren los diferentes consejos electorales sern total y absolutamente independientes de los partidos polticos.

    Los consejos electorales tendrn toda la responsabili-dad inherente a los procesos eleccionarios, tanto a nivel local, como estatal y nacional. Al mismo tiempo, fiscali-zarn permanentemente el desempeo de los funciona-rios electos por el pueblo y podrn iniciar, promover y decidir consultas populares directas (referendums, ple-biscitos, etc.) para revocar o aprobar cargos y/o actos p-blicos locales y/o nacionales, segn su jurisdiccin.

    El Poder Electoral permitir a todos los electores vene-zolanos escoger los funcionarios pblicos de los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Moral, desde el mbito local hasta el nacional.

    Esta escogencia debe ser uninominal, universal, direc-ta y secreta.

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    EL PODER MORAL

    Constituyamos este aerpago para que valga sobre la edu-cacin de los nios, sobre la instruccin racional; para que purifique lo que se ha corrompido de la Repblica; que acuse la ingratitud, el egosmo, la frialdad del amor a la Patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos, que juz-gue de los delitos de corrupcin, de los ejemplos pernicio-sos; debemos corregir las costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra ella, sino lo que las bur-la, no solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita, no solamente lo que viola la Constitucin, sino lo que vio-la el respeto pblico....Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carc-ter y las costumbres que la tirana y la guerra nos han dado, me he sentido en la audacia de inventar un Po-der Moral, sacado del fondo de la oscura antigedad y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron algn tiempo la virtud entre los griegos y los romanos. Bien puede ser tenido como un cndido delirio, mas no es imposible, y yo me linsojeo que no desdearis enteramente un pen-samiento que, mejorado por la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.20

    20. Bolvar, Simn. Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819.

    El Poder Moral, conjuntamente con el Electoral, confi-gura la instancia constitucional de un cuarto poder Neu-tral. Doctrina anunciada por Benjamn Constant (Pou-voir Neutre).

    Este Poder Neutral, en el Estado Federal Zamorano, proporcionar niveles adecuados de racionalidad tcnica a los poderes clsicos, asegurando su justa y acertada ac-tuacin en el movimiento de la sociedad hacia sus objeti-vos. De esta manera, la estructura poltico- jurdica man-tiene su equilibrio interno y proporciona estabilidad al sistema social.

    El Poder Moral tendr como misin fundamental ase-gurar el correcto funcionamiento del estado de derecho, donde se impongan la ley y la razn como principios fun-damentales en la relacin entre los individuos, la socie-dad y el Estado.

    El Poder Moral funcionar como una garanta de de-recho y contar para ello con los mecanismos necesarios para cumplir con sus funciones de fiscalizacin, atencin, amparo, defensa y salvaguarda de los derechos individua-les y sociales y del patrimonio pblico.

    Los componentes estructurales del Poder Moral sern:

    a) La Fiscala Federal de la Repblica.b) La Procuradura Federal de la Repblica.c) La Contralora Federal de la Repblica.

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    Cada uno de estos rganos tendr sus respectivas ins-tancias regionales (estatales y municipales), las cuales se-rn autnomas en su organizacin y funciones, reguladas stas por las correspondientes constituciones estatales.

    Los mximos funcionarios nacionales, estatales y loca-les de los organismos componentes del Poder Moral se-rn electos de manera uninominal, universal, directa y secreta por los electores venezolanos, segn lo establez-can las respectivas constituciones y leyes electorales.

    El fiscal federal, el procurador federal y el contralor fe-deral constituirn el Consejo Moral de la Nacin, total-mente independiente de los dems rganos del Poder P-blico y con la misin constitucional de fiscalizar y posibi-litar el adecuado funcionamiento de los dems poderes.

    En cada Estado de la Repblica, funcionar el Consejo Moral Estatal y en cada municipio, el Concejo Moral Mu-nicipal, constituido por el fiscal, el contralor y el procura-dor de cada instancia correspondiente.

    3. EL SISTEMA DE GOBIERNO.LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGNICA

    La poltica se ocupa del interrogante clsico de Harold Lasswell: Quin obtiene qu, cundo, cmo?. El go-bierno se ocupa del interrogante: Quin controla qu, cundo y cmo?.

    Karl Deutsch

    A la poltica corresponde la definicin de metas y pro-psitos de la sociedad. Al Gobierno corresponde la for-mulacin de polticas, es decir, la toma de decisiones que afectan a la sociedad. Por tanto, el sistema de gobierno debe contar con los mecanismos, los cauces, los organis-mos y los procedimientos para permitir a las mayoras nacionales ejercer control, participar y protagonizar el proceso de toma de decisiones polticas. Y no solamente a las mayoras; sino, de la misma forma, a las minoras, lo cual precisamente constituye un rasgo inseparable de la sociedad democrtica.

    El modelo de la sociedad original de la Venezuela del siglo XXI est concebido con el criterio de un sistema de gobierno que abra con amplitud ilimitada los espacios necesarios donde los pueblos, la masa popular, se des-plieguen creativa y eficazmente, y obtengan el control del poder para tomar las decisiones que afectan su vida dia-ria y su destino histrico.

    Se trata, entonces, de un verdadero y autntico sistema democrtico, cuyas instituciones y procedimientos tras-ciendan con creces la minusvala y el estado de sobrevi-vencia al que los gobiernos populistas llevaron la demo-cracia en Amrica Latina. Todo el Poder para el pueblo es una consigna perfectamente vlida que debe orientar el proceso democratizador hacia la sociedad proyectada en el horizonte objetivo.

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    Desde esta perspectiva, la llamada democracia repre-sentativa no ha sido ms que un artificio a travs del cual se ha dominado a nuestros pueblos. Ya lo sealaba el Li-bertador: Por el engao se nos ha dominado ms que por la fuerza.

    El Proyecto Nacional Simn Bolvar debe romper los lmites de la farsa representativa, para avanzar hacia la conquista de nuevos espacios participativos en una pri-mera fase de su desarrollo.

    Pero el objetivo estratgico debe ser la democracia po-pular bolivariana como sistema de gobierno. Y ms an, como expresin de vida econmica, social y cultural del modelo de sociedad original robinsoniano.

    LA DEMOCRACIA POPULAR BOLIVARIANAPROTAGONISMO Y AUTOGOBIERNO

    Desde el punto de vista de las democracias formales, re-gidas por gobiernos populistas, la participacin ha sido ideologizada y utilizada por los sectores dominantes como seuelo, tras el cual pierden el rumbo no pocos es-fuerzos de intencin transformadora.

    En efecto, los gobiernos y los partidos populistas predi-can la participacin con el concepto de propina, de for-ma tal que la condenan a ser fin de s misma, con lmites tan estrechos y rgidos que impiden a la sociedad civil in-tervenir en la toma de decisiones de poltica, quin obtie-

    ne qu, cundo, cmo. Como consecuencia de esto, los pueblos no pueden tomar parte en el diseo y/o seleccin de planes y proyectos que jalonan su marcha histrica.

    De esta manera, nuestros pueblos han sido condenados a parti cipar en su propia destruccin, en el manejo de su miseria creciente, en el control de las hambrunas y las enfermedades que azotan a casi 300 millones de lati-noamericanos. Han participando cavando la tumba his-trica en la cual pretenden los sectores dominantes ente-rrar las esperanzas de la Amrica morena.

    La democracia popular bolivariana rompe con este esque-ma de engao y vasallaje, para llevar los lmites de la accin hasta el nivel de protagonizacin en la toma de decisiones.

    El protagonismo, seala Vctor Martn, implica una li-bertad y una capacidad ms fuerte y autnoma acerca de cambiar, incluso, las mismas reglas iniciales. Es decir, el pueblo como depositario concreto de la soberana debe mantener su fuerza potencial lista para ser empleada en cualquier momento y en cualquier segmento del tejido poltico, para reparar daos a tiempo, para reforzar al-gn desajuste o para producir transformaciones que per-mitan el avance del cuerpo social en la direccin estrat-gica autoimpuesta.

    Para ello, el sistema poltico debe instrumentar los cana-les necesarios, tanto a nivel local como regional y nacional. Canales por los cuales corra el poder popular protagnico.

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    En tal sentido, las comunidades, barrios, pueblos y ciu-dades deben contar con los mecanismos y el poder para re-girse por un sistema de autogobierno que les permita de-cidir acerca de sus asuntos internos por s mismos, a tra-vs de procesos y estructuras generadas en su propio seno.

    Es decir, el pueblo debe contar con canales de informa-cin suficientes y rganos de decisin en el interior de su anatoma, que le permitan seleccionar sus metas u objeti-vos, corregir el rumbo hacia ellos, cuando estuviese des-viado y, finalmente, producir los cambios en su composi-cin interna, a medida que stos sean requeridos por los procesos histricos.

    La democracia popular bolivariana nacer en las comu-nidades, y su savia benefactora se extender por todo el cuerpo social de la Nacin, para nutrir con su vigor igua-litario, libertario y solidario al Estado Federal Zamorano. Y su follaje abarcar las estructuras del modelo de socie-dad robinsoniano.

    Ser el nuevo tiempo venezolano, bajo el signo del rbol de las tres races. Ya se anuncia con fuerza en el horizonte del siglo XXI venezolano y latinoamericano.

    el sisTema ideolgico ebr

    1. FIN LTIMO: MODELO DE SOCIEDAD

    Volando por entre las prximas edades, mi imaginacin se fija en los siglos futuros, y observando desde all, con admiracin y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta regin, me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazn del universo, ex-tendindose sobre sus dilatadas castas, entre esos oca-nos, que la naturaleza haba separado, y que nuestra Pa-tria rene con prolongados, y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia hu-mana; ya la veo enviando a todos los recintos de la Tie-rra los tesoros que abrirn sus montaas de plata y de oro; ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo Uni-verso. Ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cun superior es la suma de las luces a la suma de las riquezas, que le ha prodigado la

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    naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de la liber-tad, empuando el cetro de la Justicia, coronada por la gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mun-do moderno.

    Bolvar, SimnDiscurso ante el Congreso de Angostura

    15 de febrero de 1819

    En el pensamiento bolivariano ocupa lugar relevante una visin teleolgica, es decir, de largo alcance, cuyo enfoque trasciende el tiempo y se ubica en el fin ltimo de conquis-tar un modelo de sociedad distinta a la entonces existente.

    Bolvar habla de las prximas edades, los siglos futu-ros. Juega con el tiempo y coloca en el otro polo de su vi-sin al antiguo universo, al mundo antiguo.

    He aqu el primer vestigio de un Proyecto Nacional ve-nezolano. Bolvar parte del enfoque de la realidad que le circunda (el mundo antiguo) y dibuja en un horizonte le-jano la imagen de la situacin futura o sociedad anhelada: prosperidad, esplendor, emporio de la familia humana; una sociedad en donde impere la libertad, la justicia, la gloria, la majestad.

    Esta visin se transforma en elemento filosfico co-mn, tambin, presente en el pensamiento de Rodrguez, en torno al cual se va conformando el sistema ideolgico y robinsoniano.

    El maestro bosqueja en Sociedades Americanas (1842) la terrible rea lidad imperante:

    Figurmonos viendo, desde una altura, la sociedad en que vivimos: no sabremos por dnde empezar a obser-var. El tiempo se nos ir en escoger, entre los caracteres sobresalientes, los que sobresalen ms, y, todos sobresa-len a un tiempo, porque todo es exterioridad una con-fianza general afecta todas las clases unas a otras se te-men, sin poder determinar la causa, y no es otra que el egosmo, propio de la ignorancia en que yacen millones de hombres, por la falsa idea que tienen de la sociedad los pocos que la suerte ha puesto a gobernarla.21

    Al igual que Bolvar, Rodrguez lanza a los hombres de su tiempo la idea clara de un Proyecto Nacional, a travs del cual las sociedades deberan llegar a estadios superiores de vida: El mrito de los proyectos est en la previsin. Donde no hay previsin no hay mrito.22

    La compatibilidad de su proyecto con la idea bolivaria-na es precisada por l mismo cuando seala con meridia-na claridad poltica transformadora:

    21. Rodrguez, Simn. Sociedades Americanas. [En Obras completas. Tomo I. Ediciones de la Universidad Simn Rodrguez, 1975, p. 331]22. [Ob. cit., p. 321]

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    Napolen quera gobernar al gnero humano, Bolvar quera que se gobernara por s, y yo quiero que apren-dan a gobernarse.23

    En la sociedad futura, El Maestro construye, junto al con-cepto bolivariano, la idea poltica del autogobierno, colo-cando al aprendizaje como vehculo para lograrlo, a travs de su Proyecto de Educacin Popular: No nos alucinemos: sin educacin popular, no habr verdadera sociedad.24

    Y con su visin de constructor, Rodrguez modela a grandes rasgos las sociedades americanas y su razn de ser:

    Los hombres no estn en sociedad para decirse que tie-nen necesidades ni para aconsejarse que busquen cmo remediarlas ni para exhortarse a tener pacien-cia; sino para consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos, porque no satisfacerlos es padecer.25

    Va mucho ms all, sin embargo, la proyeccin de su pensamiento, al asignar un carcter profundamente hu-manista al fin ltimo de la sociedad:

    Las sociedades tienden a un modo de existir muy diferen-te del que han tenido y del que se pretende que tengan. Los hombres de estos ltimos tiempos (...) no quieren tener

    23. [Ob. cit., p. 313.]24. [Ob. cit., p. 333.]25. [Ob. cit., p. 324.]

    amos ni tutores, quieren ser dueos de sus personas, de sus bienes y de su voluntad.26

    En la misma figuracin teleolgica de Bolvar, cuando preconcibe a la vasta regin sentada sobre el trono de la libertad, empuando el cetro.

    Ambos pensadores trascienden con creces el enfoque, mucho ms reciente, segn el cual un proyecto de socie-dad debe buscar metas desarrollistas sujetas a simples mediciones economtricas.

    Bolvar y Rodrguez fijan la utopa realizable en el m-bito de la razn humana, de la realizacin de las fuerzas creadoras del hombre y su cultura:

    Se nos ver de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la gloria; entonces seguiremos la mar-cha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que est destinada la Amrica Meridional; entonces las cien-cias y las artes que nacieron en el Oriente, y han ilustra-do la Europa, volarn a Colombia libre, que las convida-r con un asilo.27

    Los hombres se juntan y se entreayudan; pero, entreayu-darse para adquirir cosas no es fin social. Entreayudarse para proporcionarse medios de adquirir no es fin social

    26. [Ob. cit., p. 322.]27. Bolvar, Simn. Carta de Jamaica, 1815.

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    tampoco. Proyectos de riqueza, de preponderancia, de sabidura, de engrandecimiento, cualquiera los forma y los propone; pero no son proyectos sociales. Ilustracin! Civilizacin!28

    En el pensamiento del General del Pueblo Soberano, Eze-quiel Zamora, confluye el mismo elemento donde se pro-yecta el fin ltimo del Sistema Ideolgico Bolivariano, Robinsoniano y Zamorano.

    En mayo de 1859 Zamora trata la situacin-objetivo del esfuerzo revolucionario:

    Levantaris el Gobierno Federal que asegure para siem-pre la libertad, igualdad, fraternidad, dogma de la rep-blica genuina, que proclamaron los patriarcas de vuestra independencia.29

    Y veris abierta la nueva era de la federacin colombia-na; que fueron los ltimos votos de nuestro Libertador, el Gran Bolvar.30

    28. Rodrguez, Simn, Sociedades Americanas. [En Obras completas. Tomo I. Ediciones de la Universidad Simn Rodrguez, 1975, p. 228.] 29. Zamora, E. A los barineses y apureos, 21 de mayo de 1859. 30. Palabras ilegibles, original, p. 36. [Carta a Benito Urdaneta. Dada en el Cuartel General de Barinas, 19 de mayo de 1859.]

    A pesar del ritmo fulgurante de la guerra y las innumera-bles tareas y actividades que deba cumplir como jefe mi-litar, Zamora no pierde el enfoque estratgico y poltico del objetivo revolucionario de transformar radicalmente la sociedad. En junio de 1859, desde Barinas, seala:

    Han abierto la era del gobierno propio de este pueblo, para que dependa de s mismo en la direccin y manejo de sus propios intereses, han merecido bien la patria.

    Y junto a Bolvar y Rodrguez, invoca al tiempo como factor determinante en el movimiento libertador de los pueblos:

    Pero el tiempo que mira lo pasado, mira lo futuro, y por su mano pasa lo presente, los confundir en el abismo de la eternidad y slo quedar en la memoria de la compasin de los que fueron en el movimiento destinado por Dios a la regeneracin y progreso de mi pueblo.

    La triloga de pensamientos se hace evidente, conforma un todo coherente, un componente doctrinario, perfec-tamente definido y homogneo, que seala el objetivo l-timo del Sistema Ideolgico EBR: alcanzar un nuevo mo-delo de sociedad (participativa, protagnica y solidaria).

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    2. LA REVOLUCIN COMO MEDIO PARAALCANZAR EL NUEVO MODELO DE SOCIEDAD

    Otro elemento comn en la estructura ideolgica de es-tos tres hombres es su slida conviccin acerca del proce-so revolucionario como un paso necesario para lograr las transformaciones de la vieja sociedad.

    La historiografa tradicional ha sido dominada por la tendencia reaccionaria de sealar a Bolvar como un hom-bre pragmtico antes que pensador y actor revolucionario.

    John Lynch lo ubica, por ejemplo, dentro del reformismo:

    Su propia poltica no fue revolucionaria. La abolicin de la esclavitud y la distribucin de la tierra fueron medidas reformistas que habran modificado, pero no transfor-mado las estructuras existentes.

    En 1811 el joven coronel seala: Trescientos aos de cal-ma, no bastan? (...) Pongamos sin temor la piedra funda-mental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos.31

    La teora poltica seala dos acciones condicionantes de todo proceso revolucionario: el movimiento y el cambio de estructuras.

    31. [Discurso pronunciado el 3 de julio de 1811 en la Sociedad Patri-tica de Caracas.]

    La disposicin a romper definitivamente con tres siglos de dominacin y colocar la primera piedra para la cons-truccin del primer edificio lleva ya una carga significa-tiva de movimiento y accin hacia el logro de profundas transformaciones estructurales.

    A partir de all se ir radicalizando, consciente del pro-ceso desatado e inmanente:

    Es una estupidez maligna atribuir a los hombres pbli-cos las vicisitudes que el orden de las cosas produce en los Estados, no estando en la esfera de las facultades de un general o magistrado contener en un momento de turbulencia, de choque, y de divergencias de opiniones el torrente de las pasiones humanas que, agitadas por el movimiento de las revoluciones, se aumentan en razn de la fuerza que las resiste.32

    Y su filosofa se impregna con las enseanzas de su maes-tro para encuadrar el empeo revolucionario en la dico-toma existencial robinsoniana Inventamos o erramos, como frmula para dominar La irresistible fuerza de la naturaleza:

    32. [Bolvar, Simn. Manifiesto de Carpano, 7 de septiembre de 1814.]

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    Todo era extranjero en este suelo. Religin, leyes, costum-bres, alimentos, vestidos, eran de Europa; ni nada deba-mos imitar. Como seres pasivos, nuestro destino se limi-taba a llevar dcilmente el freno que con violencia y rigor manejaban nuestros dueos. Igualados a las bestias salva-jes, la irresistible fuerza de la naturaleza no ms ha sido ca-paz de reponernos en la esfera de los hombres; y aunque, todava dbiles en razn, hemos dado ya principio a los ensayos de la carrera a que somos predestinados.33

    Desde Kingston, Jamaica, seala, el 6 de septiembre de 1815, la necesidad de conducir nuestra revolucin ha-cia la trasformacin de las estructuras polticas y jurdicas del sistema espaol que est en vigor:

    Por ltimo, inciertos sobre nuestro destino futuro, y amenazados por la anarqua, a causa de la falta de un go-bierno legtimo, justo y liberal, nos precipitamos en el caos de la revolucin. Se establecieron autoridades que sustituimos a las que acabbamos de deponer, encarga-dos de dirigir el curso de nuestra revolucin, y de apro-vechar la coyuntura feliz en que nos fue posible fundar un Gobierno Constitucional, digno del presente siglo y adecuado a nuestra situacin.

    33. [Bolvar, Simn. Discurso de instalacin del gobierno de las Provin-cias Unidas de Nueva Granada, 23 de enero de 1815, Bogot.]

    En Angostura (1819) ratifica su conciencia del proceso y su proyecto transformador de estructuras:

    Un hombre, y un hombre como yo! Qu diques po-dra oponer al mpetu de estas devastaciones? En medio de este pilago de angustias, no he sido ms que un vil ju-guete del huracn revolucionario, que me arrebataba como una dbil paja. Por otra parte, siendo vuestras funciones la creacin de un cuerpo poltico y an se podra dejar la creacin de una sociedad entera rodeada de todos los in-convenientes que presenta una situacin, la ms singu-lar y difcil, quizs el grito de un ciudadano pueda adver-tir la presencia de un pe1igro encubierto o desconocido.

    Y en Bolivia (1825) recoge su angustia vital en un men-saje de alerta a sus contemporneos:

    Legisladores! Vuestro deber os llama a resistir el cho-que de dos monstruosos enemigos que recprocamen-te se combaten, y ambos se atacarn a la vez, la tirana y la anarqua forman un inmenso ocano de opresin que rodea una pequea isla de libertad, embatida per-petuamente por la violencia de las olas y de los huraca-nes, que la arrastra sin cesar a sumergirla. Mirad el mar que vais a surcar con una frgil barca, cuyo piloto es tan inexperto.34

    34. Discurso ante el Congreso Constituyente de Bolivia.

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    Para proponer seguidamente lneas estratgicas orien-tadas hacia la metamorfosis estructural, tanto en el mbi-to jurdico y poltico, as como en el econmico y social:

    Se han establecido las garantas ms perfectas: la liber-tad civil es la verdadera libertad; las dems son nomina-les, o de poca influencia con respecto a los ciudadanos. Se ha garantizado la seguridad personal, que es el fin de la sociedad, y de la cual emanan las dems. En cuanto a la propiedad, ella depende del Cdigo Civil que vuestra sabidura debiera componer luego, para la dicha de vues-tros ciudadanos. He conservado intacta la Ley de las le-yes la igualdad, sin ella perecen todas las garantas, todos los derechos. A ella debemos hacer los sacrificios. A sus pies he puesto, cubierta de humillacin, a la infa-me esclavitud.

    En el modelo de pensamiento de Bolvar encaja el com-ponente ro binsoniano del Sistema Ideolgico de las tres races. En 1830, desde Arequipa, El Maestro viene en de-fensa de su alumno, incrustado su pensamiento con el mismo perfil revolucionario:

    La Amrica espaola peda dos revoluciones a un tiem-po, la pblica y la econmica. Las dificultades que pre-sentaba la primera eran grandes, el general Bolvar las ha vencido, ha enseado o excitado a otros ha vencerla. Los

    obstculos que oponen las preocupaciones a la segunda son enormes. El general Bolvar emprend