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El primer «ellos» es un pronombre sustituto que tiene por antece- dente «Colette y Joèl Pillard»; el segundo es un «ellos» colectivo que remite a la empresa Moulinex. Este «ellos» colectivo sólo se emplea en masculino plural y designa una colectividad, una pluralidad tomada globalmente y constituida por individuos indeterminados. La colectividad asi designada por «ellos» es siempre un grupo bien identificado (aquf los dirigentes de la empresa Moulinex), nunca el conjunto del gènero humano, corno en «Cuando uno tiene veinte anos, uno no se preocupa» [On. est insouciant quand on a vingt ans]. A l co-enunciador le corresponde identificar a su referente apoyàndose en el contexto. De todos modos, sólo puede remitir a humanos, en ningùn caso a los coenunciadores: en el fragmento arriba senalado, en consecuencia, «ellos» no designa ni al periodista que encuesta ni al obrero. Este ùltimo, a todas luces, no ignora la identidad de algunos cuadros de Moulinex, pero no los tiene en cuenta al decir «ellos»: presenta la decisión de la empresa comò emanando de un poder anonimo y ajeno a su mundo privado. 144 13. POLIFONIA Y RESPONSABILIDAD ENUNCIATIVA LA POLIFONÌA La noción de polifonia Cuando habla, un locutor no se contenta con expresar sus propias opiniones, constantemente deja oir diversas otras voces, mas o menos claramente identificadas, respecto de las cuales se situa. Observemos este fragmento consagrado al debate sobre las centrales nucleares en Alemania: Pero la derecha està muy esperanzada de volver sobre esto, en caso de Victoria en las legislativas de 2009. Segùn ella, el pafs no podrà abstenerse de lo nuclear antes de mucho tiempo, ya que las energias renovables tardan en imponerse. (Le Monde, 8 de agosto de 2006.) La segunda frase es dicha por el periodista, pero està claro que la responsabilidad de su contenido es atribuida a otra instancia, comò lo senala «segùn la derecha», cuya función es marcar que el fragmento al que remite es validado por la instancia que sigue a «segùn», aqui la derecha alemana. Si se Ueva el anàlisis un poco mas adelante, uno percibe que el locutor deja oir, cierto es que mucho mas discretamen- te, una segunda voz: la frase «el pais no podrà abstenerse de lo nuclear antes de mucho tiempo» refuta una opinion adversa, a saber, «el pais puede abstenerse de lo nuclear», opinion de la izquierda alemana. En està frase negativa el lector oye pues dos «voces» opuestas: la de la 145

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E l pr imer «ellos» es un pronombre sustituto que tiene por antece­dente «Colette y Joèl Pillard»; el segundo es un «ellos» colectivo que remite a la empresa Moulinex.

Este «ellos» colectivo sólo se emplea en masculino p lura l y designa una colectividad, una p lura l idad tomada globalmente y constituida por individuos indeterminados. L a colectividad asi designada por «ellos» es siempre un grupo bien identificado (aquf los dirigentes de la empresa Moulinex) , nunca el conjunto del gènero humano, corno en «Cuando uno tiene veinte anos, uno no se preocupa» [On. est insouciant quand on a vingt ans]. A l co-enunciador le corresponde identificar a su referente apoyàndose en el contexto. De todos modos, sólo puede remit i r a humanos, en ningùn caso a los coenunciadores: en el fragmento arr iba senalado, en consecuencia, «ellos» no designa n i a l periodista que encuesta n i a l obrero. Este ùltimo, a todas luces, no ignora la identidad de algunos cuadros de Moulinex, pero no los tiene en cuenta a l decir «ellos»: presenta l a decisión de la empresa comò emanando de un poder anonimo y ajeno a su mundo privado.

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13. POLIFONIA Y RESPONSABILIDAD ENUNCIATIVA

L A POLIFONÌA

La noción de polifonia

Cuando habla , u n locutor no se contenta con expresar sus propias opiniones, constantemente deja oir diversas otras voces, mas o menos claramente identificadas, respecto de las cuales se s i tua. Observemos este fragmento consagrado a l debate sobre las centrales nucleares en A lemania :

Pero la derecha està muy esperanzada de volver sobre esto, en caso de Victoria en las legislativas de 2009. Segùn ella, el pafs no podrà abstenerse de lo nuclear antes de mucho tiempo, ya que las energias renovables tardan en imponerse. (Le Monde, 8 de agosto de 2006.)

L a segunda frase es dicha por el periodista, pero està claro que la responsabilidad de su contenido es atr ibuida a otra instancia, comò lo senala «segùn l a derecha», cuya función es marcar que el fragmento al que remite es validado por l a instancia que sigue a «segùn», aqui la derecha alemana. S i se Ueva el anàlisis un poco mas adelante, uno percibe que el locutor deja oir, cierto es que mucho mas discretamen­te, una segunda voz: l a frase «el pais no podrà abstenerse de lo nuclear antes de mucho tiempo» refuta una opinion adversa, a saber, «el pais puede abstenerse de lo nuclear», opinion de l a izquierda alemana. E n està frase negativa el lector oye pues dos «voces» opuestas: l a de la

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derecha y la de la izquierda, siendo estas dos «voces» mismas puestas en escena en el habla de una tercera, la del periodista. Obsérvese que este ultimo resto perrnanece neutro, que no indica s i està de acuerdo o en desacuerdo con las dos posiciones expresadas.

Ahora vamos a observar el pr imer pàrrafo de una cronica periodis-tica. P a r a la comodidad del anàlisis, l a recortamos en siete secuencias numeradas por cifras entre paréntesis.

Si senior* (1) <j,Qué es un viejo? i,A partir de qué edad uno es considerado corno viejo? (2) Escuchernos a està encantadora joven, apenas 19 anos, que justo acaba de hacerse quitar quirùrgicamente una arruga poco agra-ciada, insoportable marca de los ultrajes del tiempo. (3) «Para mi— dice tras una intensa reflexión— un viejo es alguien que tiene 30, 35 anos.» (4) Un estremecimiento recorre las gradas de Ce qui faitdébat, el nuevo programa de Michel Field. Si ella estuviera presente, fisicamente, en el piato, y no entrevistada en un reportaje, prefiero decirles enseguida que la encantadora joven recibin'a un par de bofetadas, para que vuelva a la cirugia estética. (5) jViejo a los 30 anos! (6) Cuando estàn todos ahi, alrededor de Michel Field, entonando la misma canción: (7) la vida empieza a los 50 (variante, segùn los invitados: a los 60, a los 70...). (Alain Rémond, Télérama, n s 2651, 1 e de noviembre de 2000.)

L a p lural idad de las «voces» responsables de lo que aqui dice es claramente perceptible:

- secuencia (1) Las dos frases interrogativas son atribuidas a una voz anònima, que formula una pregunta que «es debatible»:" es el tema del programa. E l locutor, para el caso el periodista, y el lector estàn a priori incluidos en està voz: es una pregunta que supuesta-mente todo el mundo se formula en la actualidad;

- secuencia (2) A q u i la responsabilidad es globalmente atr ibuida al periodista. No obstante, se ve afiorar l a huel la de otra voz: l a aposición («insoportable marca de los ultrajes del tiempo») no es asumida por el locutor pero supuestamente expresa el punto de vista de la joven. Oblicuamente, el locutor muestra que toma irònicamente sus distancias respecto de ese punto de vista;

- secuencia (3) L a responsabilidad del conjunto de està secuencia es atribuida a la joven; en efecto, se trata de discurso directo,

' A s i en el or ig inai . |N. del T.] ' Fait débat en el or iginai . T i t i l lo del p r o g r a m a : Ce qui fait débat. f N . del T . |

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procedimiento que establece una frontera clara entre la enunciación del locutor que cita los dichos y l a del locutor citado;

- secuencia (4) E l periodista en cuanto locutor asume la responsabi­lidad de la primera frase de està secuencia. E n cambio, la segunda frase es mas problemàtica: deliamente, el «yo» parece designar al periodista, pero éste finge adoptar el punto de vista del conjunto de los seniors presentes en el piato del programa. Las cosas son incluso mas complejas, porque la designación «la encantadora joven» puede ser atribuida a una tercera voz, l a de alguien —de quien el locutor se distane! a irònicamen­te— que considerarla favorablemente a la joven;

- secuencia (5) No se t rata de un enunciado expresado, sino de un pensamiento atribuido a cualquier miembro del grupo de los seniors;

- secuencia (6) Es atr ibuida al periodista; - secuencia (7) L a primera parte de la secuencia, fuera del

paréntesis, tiene el mismo responsable que la (5), pero segùn el cotexto se trata mas bien de palabras referidas al discurso directo. S i n embargo, no es un parlamento efectivamente expresado, sino una suerte de condensado de lo que podria decir cualquier senior. E n cambio, la palabra «variante...» es de la responsabilidad del periodista.

Como vemos, en u n fragmento corno éste, que por otra parte no tiene nada de excepcional, l a responsabilidad por las palabras y los pensamientos expresados no es atribuible solamente a l locutor periodista: el texto cambia constantemente de plano do enunciación. Està inestabi l idad es caracteristica de géneros periodisticos corno el editorial o la crònica, en los cuales el autor interviene en un debate. Pero mas que asumir directamente una posición, prefiere poner en escena un conjunto de voces, de las que se distancia o con las que se sol idariza mas o menos discretamente.

E s este tipo de fenòmeno lo que es estudiado por las teorias l lamadas de la polifonia l inguistica. A l comienzo, està probemàtica de la polifonia fue desarrollada en teoria l i terar ia por M . Ba j t in , que l lamaba «polifónicas» las novelas donde la voz del narrador no dominaba las de los personajes. Està problemàtica luegofue extendi-da a l estudio del lenguaje, en part icular por el l inguista O. Ducrot en los anos ochenta. 2 1 Pero existen diversas teorias de la polifonia; se dan la misión de responder a preguntas comò éstas: ^cómo se m a -

Véase le Dire et le Dit, op. cit.

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nifiestan esas «voces» en un enunciado? <j,Qué relaciones mantienen? ^,Qué relaciones mantienen con el locutor que las deja oir?

E n el marco de este libro, es imposible entrar en el detalle de estas modelizaciones, que son particularmente técnicas. Ademàs, la termi­nologia, en la mater ia , es inestable y compleja. Solamente vamos a introducir algunos términos de base que son necesarios para com­prender este tipo de fenómenos.

Algunas distinciones minimas

No debe confundirse el locutor con el productor del enunciado. E l productor es aquel (o aquellos) que ha (o han) elaborado materialmen­te el enunciado, mientras que el locutor es aquel que real iza la enunciación, aquel a quien refieren «yo», «mi», e t c , y que se encuentra en u n lugar que puede ser designado corno «aqui». Cuando uno de los colaboradores de un ministro escribe una alocución para él, él es el productor empirico de està alocución, pero no su locutor: si en el texto se encuentra «Me siento feliz de estar entre ustedes», el yo designa a l ministro-locutor, no a su colaborador.

E l locutor acumula varios roles: es el que construye l a enuncia­ción, el que sirve de punto de referencia a los senaladores, también el responsable de sus propios puntos de vista. Ademàs, corno vimos, el locutor puede poner en escena en su habla otras voces que l a suya: la voz de aquel a quien se dirige (designado comò «tu»), l a voz de cualquier individuo o grupo de individuos en tercera persona, pero también la de l a colectividad («se sabe que...», «comò se dice»...). De hecho, ese «se» puede designar realidades muy variables segùn los contextos, y en part icular integrar o no a l locutor y/o el alocutario.

Los dos ejemplos que acabamos de anal izar nos mostraron que los contenidos cuya responsabilidad era atr ibuida a diversas voces no correspondian necesariamente a palabras efectivamente dichas, sino con mucha frecuencia a pensamientos. Por ejemplo, en el ejemplo de la negación que evocamos mas arriba: «el pais puede abstenerse de lo nuclear» es un punto de vista atribuido a la izquierda alemana, no una frase atestiguada, una cita. Està noción de punto de vista presenta la ventaja de poder designar u n contenido asumido, planteado corno verdadero por una «fuente» que no es necesariamente u n individuo de carne y hueso.

Cuando un locutor evoca un punto de v ista en su enunciación, no

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està obligado a adherir a él. Por ejemplo en el famoso condicional l lamado «periodistico» :

El presidente estaria pensando en disolver la càrnara.

el locutor se plantea comò no-responsable de ese punto de vista y permanece neutro por lo que respecta a l a verdad de lo que se dice.

Pero también puede plantearse comò no siendo la fuente de un punto de vista a l tiempo que muestra que està de acuerdo con éste. Por ùltimo, puede refutar ese punto de vista, corno lo vimos mas arr iba a propòsito de la negación.

Algunos fenómenos que dependen de la polifonia

No obstante, no todas las negaciones son polifónicas. Es l a negación mas frecuente la que es polifònica, aquella que es llamadapolémica. E n cambio, la negación que se l l ama descriptiva no es polifònica: se contenta con describir u n estado de cosas, no se opone a otro punto de vista; es lo que ocurre cuando se dice «No hay un soplo de viento» para decir solamente que està muy lindo. Pero en otro contexto ese enunciado negativo podria tener un valor polèmico; por ejemplo, si se di ­ce «El capitan se equivocò: no hay u n soplo de viento», el locutor se opone al punto de vista del capitan para refutarlo.

U n fenòmeno tan t r i v i a l comò el discurso referido al estilo directo depende claramente de la polifonia, puesto que el locutor del discurso citante da la palabra a otro locutor. No se plantea comò el responsable de esas palabras, n i siquiera corno el punto de referencia de los elementos deicticos:

Hace unos dias, al final de la tarde, la Càmara de Agricultura de Beauvais recibe un llamado telefònico. En la otra punta, la voz de un chiquito que parece trastornado. Entre sollozos, expresa con sus palabras la gravedad de la situación: «Marna pupa, marna hace nono arriba...» Son las 18 h 30 [...]. (Le Courrier picard, 7 de diciembre de 1993.)

E l locutor es un periodista, cuyo «yo» no aparece, comò es norma en las gacetillas; el destinatario es el lector del Courrier picard; el momento de enunciación està definido por la fecha del diario. E n el interior de

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està primera situación de enunciación, el enunciado del discurso directo «Marna pupa, maina hace nono arriba» define una situación de enunciación 2, independiente, en la cual :

- el locutor es presentado comò «un chiquito que parece trastorna­do»;

- el destinatario es «la Càmara de Agr i cu l tura de Beauvais»; - el momento, «hace unos dias», es refendo en relación con la

enunciación 1; - el lugar donde se encuentra el enunciador 2, el nino, sirve de

referencia a l deictico espacial «arriba».

E l periodista no se plantea comò responsable de «Marna pupa, marna hace nono arriba», pero si lo es del conjunto de la enunciación 1, y en particular de la afirmación segùn la cual hubo una enunciación 2.

A todas luces, el discurso directo es un fenomeno de polifonia; pero tiene un estatus part icular , porque a l citar, el locutor no se contenta con evocar las palabras citadas, sino que imita mas o menos fielmente a l locutor citado, pone en escena sus palabras.

E n la concesión, a diferencia de lo que ocurre en el discurso directo, el punto de vista distinto està integrado en el habla del locutor, no està presentado comò autònomo. Retomemos nuestro primer ejemplo, ampliando su cotexto:

La Union Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel expresó su deseo de que no se saquen conclusiones apresuradas [de un incidente en una centrai nuclear]. Y con razón. Este partido predica un relanzamiento del programa nuclear, que suministra al pais el 30 % de su electricidad. Por cierto, el contrato de coalición llevado a cabo con el SPD tras las elecciones legislativas de septiembre de 2005 no cuestiona la salida atòmica en 2020, decidida por el anterior gobierno SPD-Verdes. Pero la derecha tiene toda la esperanza...2 2

E l par «por cierto..., pero» marca un movimiento de concesión: el enunciado que sigue a «por cierto» muestra que el locutor se presenta comò de acuerdo con otro punto de vista , y luego, en u n segundo tiempo, tras un «pero», enuncia el punto de vista cuya responsabili-

2 2 E l sunrayado es nuestro.

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dad asume. Obsérvese que aqui el punto de vista concedido por el locutor es atribuido implicitamente a l a voz colectiva. E l periodista, en efecto, responde a una objeción que «se» le podria hacer: «Usted dice que l a C D U quiere relanzar el programa nuclear, precisamente cuando su contrato de gobierno con el S P D no cuestiona la salida de lo nuclear». Este tipo de polifonia concesiva donde el locutor se muestra de acuerdo con otro punto de vista lo encontramos por ejemplo con conectores corno puesto que o aunque.

E l recurso a la concesión, donde el locutor integra el punto de vista del otro, tiene una incidencia en la imagen de este locutor: se otorga el ethos de un hombre reflexivo, que sabe tener en cuenta los argumentos opuestos.

Otro fenòmeno que algunos lingùistas t ratan en términos de polifonia es la suposición. Se habla de supuesto para un contenido implicito que es vehiculizado por un enunciado de ta l modo que es sustraido a toda discusión posible. Se reconoce un supuesto por el hecho de que permanece incambiado aunque la frase sea puesta en forma interrogativa o negativa. Por ejemplo, cuando se lee:

Hace un mes, Thierry Ardisson habi'a firmado un nuevo contrato con Paris Première para 93, faubourg Saint-Honoré. Intimado a elegir, el hombre de negro dijo estar dispuesto a abandonar Tout le monde en parie y el servicio pùblico por «la ùnica cadena que me recibió cuando me echaron de France 2». (Téle 2 semaines, 27 de mayo-19 de junio de 2006, pàg. 7.)

S i se pone en negativo la primera frase («Thierry Ardisson no habia firmado un nuevo contrato con Paris Première»), se niega que haya fir­mado u n nuevo contrato; en cambio, no se cuestiona el hecho de que ya tenia un contrato con Par i s Première, comò lo indica el adjetivo «nuevo». Lo mismo ocurre con la forma interrogativa: «<j,habia firmado Thierry Ardisson un nuevo contrato con Par is Première?» deja en suspenso l a cuestión de saber si hubo f i rma, pero informa implicitamente que ya tenia u n contrato. Està información («Thierry Ardisson tenia antes un contrato con Par i s Première») es un supues­to; en cambio «Thierry Ardisson habia firmado un nuevo contrato con Par is Première» es un admitido: es lo que afirma explicitamente el locutor, y su alocutario puede impugnar. No es el ùnico supuesto que se pueda deslindar en este fragmento: por ejemplo, es igualmente supuesto en la segunda frase el hecho de que «Ardisson trabaja en

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este momento para el servicio pùblico» (supuesto marcado por «abandonar») o el hecho de que una sola cadena lo haya recibido cuando lo echaron de la cadena France 2.

Para anal izar la suposición en términos de polifonia, se considera que el contenido supuesto es asumido por un S E anonimo y colectivo, con el cual el locutor muestra que està de acuerdo. Obsérvese que un supuesto siempre puede ser impugnado por el alocutario, pero en este caso el intercambio adopta un giro mucho mas agresivo.

L a notable eficacia de l a suposición viene del hecho de que crea dos niveles en el sentido del enunciado:

- en el nivel de ìoadmitido, tenemos contenidos que son explicitos y sometidos a las eventuales objeciones del alocutario;

- en el nivel de lo supuesto, los contenidos son presentados corno evidentes, ya validados, sustraidos a toda impugnación.

E n tales condiciones el locutor, invirtiendo de alguna manera la jerarquia normal, constantemente està tentado de hacer pasar en forma de supuesto lo que es problemàtico, lo que puede impugnar el alocutario. Es lo que hacen en ocasiones los policfas en los interroga-torios; por ejemplo, a l preguntar: «^A qué hora dejó usted su domicilio?» a un sospechoso que niega haber salido de su casa; la información de que salió es presentada aqui corno un supuesto.

S i n llegar a tales manipulaciones, la suposición es un elemento normal para hacer funcionar las argumentaciones. Miremos el enunciado siguiente, asumido por un experto en gestión de crisis:

En un mundo marcado por la interconexión, la velocidad, los efectos dominò, lo que mas puede ponernos en dificultades depende de lo nuevo, del riesgo desconocido. (Le Monde, 9 de agosto de 2006, pàg. 2.)

E l supuesto «el mundo està marcado por la interconexión, la ve­locidad, los efectos dominò» es atribuido a una voz anònima, con la cual supuestamente estàn de acuerdo el locutor y los lectores; este supuesto permite val idar lo admitido («lo que mas puede ponernos en dificultades depende de lo nuevo, del riesgo desconocido»), que, por su parte, es responsabilidad del locutor.

E n los capftulos siguientes vamos a estudiar mas en detalle

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diversos fenómenos de polifonia quo deprnden de la problemàtica de) discurso refendo, en el sentido amplio.

E L RESPONSABLE D E L TEXTO

Algunas distinciones

M a s a l la del estricto aspecto l inguistico, cuando se considera no una frase sino el conjunto de un texto, la cuestión de la definición de la instancia que es responsable de un texto suscita dificultades conside-rables. Se cambia de orden de realidad: no se t ra taya de referir en una frase diversos puntos de vista y atribuirlos a fuentes que son sus responsables: con el texto se excede el universo de la lengua, se està obligado a tener en cuenta el estatus que le concede la cultura donde circula. Està problemàtica del autor, «la autorialidad», para nada està reservada a los estudios l iterarios, atane a todos los géneros discursivos.

Por lo que respecta mas particularmente a las producciones verbales de la esfera mediàtica, mucho distan de acreditar la imagen que comùnmente uno se hace del autor corno u n individuo bien identificado que elabora un texto cuyo ùnico responsable seria él.

A l respecto, hay que dar ya todo su peso a la distinción que se hizo entre el o los productorfes) de un texto, es decir, los individuos que lo elaboraron, y el autor, vale decir, l a instancia que es presentada corno su responsable. Pero està distinción recubre casos particulares muy diversos. Es asi corno la fabricación de las publicidades movil iza a un conjunto de intervinientes que trabajan para agencias, las que permanecen en la sombra: es la marca la que frente a l pùblico se plantea comò responsable de la publicidad. E n cambio, s i se trata por ejemplo de un volante redactado y firmado por una asociación mil i tante , en general no hay corte entre los productores y los m i l i -tantes: aunque el texto sea fabricado por un grupo restringido, todos comparten la misma convicción. A q u i , la p lural idad de los producto­res està de algùn modo anulada por la unidad representada por la asociación firmante, que es responsable indivisible del texto.

Puede ocurrir también que un texto tenga varios autores, que f i rman el texto en forma conjunta; en este caso no se t rata de un grupo, sino de la reunión de varios individuos. A s i , un manifiesto

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publicado por Le Nouvel Observateur (23-29 de octubre de 2003, pàg. 27) y titulado «El Sr. Ramadan no puede ser de los nuestros» està firmado por tres responsables del partido socialista: «Jean-Luc Mélenchon, Vincent Peil lon y M a n u e l Valls». H a y p lural idad de autores, pero los tres se presentan corno una instancia unida por una misma convicción, u n mismo espfritu. También ocurre que la p lura ­l idad de los autores esté oculta por u n nombre ficticio, un seudónimo; en Francia lo que se llamó «las matemàticas modernas» se fundaron en las publicaciones de un tal «Bourbaki», autor ficticio que de hecho encubre a un grupo de matemàticos. No es raro que en la prensa un grupo de altos funcionarios escoja un seudónimo para expresarse en el anonimato.

También debe establecerse una distinción ùtil entre las instancias autoriaìesjerarquizadas y las que no lo son. U n articulo en el interior de un diario es realmente atribuido a un autor, pero también es dominado por una instancia autorial superior: el diario, «la redac-ción». A propòsito de un mismo articulo, pues, puede decirse tanto que es de ta l periodista comò de tal diario, segùn la perspectiva que se adopte. Pero existen muchos otros fenómenos de jerarquización. A s i , en el caso de una antologia de textos o de fragmentos escogidos de diversos autores se deslindan dos niveles: el del autor que colecciona y presenta los textos, y el de los diferentes autores de esos textos. Està jerarquización posibilitagrados de autorialidad. E n un diario algunos textos no estàn firmados, otros estàn firmados por iniciales, a veces por un nombre completo. Semejante graduación descansa en el hecho de que, de todos modos, el texto forma parte de esa instancia autorial superior: el diario.

Pueden oponerse los textos autorialmente homogéneos y los textos heterogéneos. Consideremos el texto (o mas bien el iconotex-to) a : i constituido por un paquete de cigarril los. A q u i se identifican con facilidad dos autores muy diferentes: la marca de cigarrillos, que es responsable de las indicaciones del paquete, y el Estado, que es res­ponsable de las advertencias reglamentarias negras sobre fondo bianco referidas en la cara anterior del paquete («Fumar mata» o «Fumar perjudica gravemente su salud y la de su entorno»), y en la cara posterior («Fumar provoca càncer mortai del pulmón», «Los

-'• Se entiende por «iconotexto un texto donde la imagen y el leuguaje verbal son indisi>ciables. U n cartel pubi icita rio es un buen ejemplo de iconotexto.

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fumadores mueren prematuramente», etc) . Aquitenemos el mismo conilicto entre los dos autores, porque el Estado impone enunciados de los cuales se abstendrian francamente los fabricantes. Este fenòmeno de heterogeneidad no tiene nada de insòlito; basta pensar en el estatus de la publicidad en el interior de un periodico: no se atribuye a los diarios la responsabilidad del contenido de las publici -dades que contienen.

U n a autorial idad primera puede ser dist inguida de una autorial i ­dad derivada. L a autorialidad, en efecto, no està vinculada de manera definitiva a un texto, sino que depende ampliamente de la manera en que el texto circula y es vuelto a ut i l i zar . S i por ejemplo un periodista reùne en un libro firmado con su nombre una serie de crónicas que publicó en un diario, la autorial idad del texto constituido por cada crònica no es la misma:

- en u n primer tiempo, el de la autorial idad «primera», la crònica suponia dos niveles de autorial idad: el del autor de la crònica y el del diario donde figura;

- en u n segundo tiempo, el de una autorial idad «derivada», la crònica no es ya sino un fragmento de un libro atribuido solamente al autor.

Està autorial idad derivada puede complicarse: s i , un siglo mas tarde, u n historiador vuelve a publicar ese libro con un prefacio y notas, y eventualmente modificaciones en el orden y el nùmero de los textos, va a instaurarse una jerarquia entre tres niveles de autoria­l idad, dos de los cuales son derivados: el del historiador, el del libro del periodista, el del articulo del diario, a los cuales corresponden pùblicos distintos.

Metaenunciador, inter enunciador, ardue nunciador

E n el marco de este libro no podemos enumerar la mul t i tud de casos particulares que se pueden encontrar en materia de autorial idad. Solamente vamos a introducir algunos términos que pueden ser ùtiles.

Por el tipo de relación que se establece entre el autor de un articulo de diario y ese diario corno instancia de nivel superior, se dirà que el

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diario es el metaenunciador del conjunto de sus articulos, que son complementarios para formar un todo. A ese metaenunciador es a quien se le puede atr ibuir un ethos especifico. No obstante, este ethos no està distribuido igualmente entre los diferentes articulos que componen el diario: las palabras cruzadas o el estado del tiempo, por ejemplo, estàn mucho menos marcados que el editorial . Ademàs, no se puede olvidar que el ethos, corno las opciones politicas, no son solamente un asunto de lenguaje: se manifiestan también en la compaginación, la elección de las fotos, los colores, etcétera.

Se hablarà de interenunciador para los textos que son atribuidos a una instancia ùnica (el nombre de un grupo: comisión, partido, sindicato, asamblea...) pero que son el resultado de una negociación entre diversas posiciones. E n este caso, el autor es una entidad colectiva indivisa que presenta un texto que se esfuerza por borrar las marcas de divergencia. Este «interenunciador» no coincide de hecho con las opiniones de ningùn miembro del grupo de redactores: emerge de la colaboración de posiciones mas o menos divergentes.

A veces, el texto atribuido a un enunciador inst i tucional hace figurar el nombre de sus redactores. A s i , el Informe mundial sobre el desarrollo hurnano 2000, publicado por las Naciones unidas, indica en un recuadro la l ista de los «Miembros del equipo encargado de la elaboración del informe». Està l i s ta , entre otras funciones, apunta a mostrar, por la diversidad ètnica de los patronimicos, que la comuni-dad internacional està aqui representada en toda su diversidad: «Philip Alston, Sudhir A n a n d , A b d u l l a h i A . A n N a ' i m , R a d h i k a Coomaraswamy, Meghnad Desai...». Mas exactamente, este informe presenta dos planos de autorial idad d i s t i n t o s i ) un «prefacio» f i rma­do por el presidente, en este caso M a r k Mal loch Brown ; 6) el informe propiamente dicho, que por definición es anonimo, por estar atribuido a la O N U , considerada comò colectividad indivisible, pero que da la l ista de sus redactores. E l contraste entre los dos planos està marcado linguisticamente por el pasaje de un texto enunciado con yo, el del presidente, a un texto de expertos donde el paryo-tù està metòdica­mente ausente.

L a noción de archienunciador proviene del estudio de la enun­ciación teatral. Sirve para caracterizar la relación entre el dramatur-go, el autor de una obra (archienunciador) y los diferentes locutores que son sus personajes. E l dramaturgo no habla en su obra, pero esto no impide que en un sentido es él quien habla a través de la

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interacción de sus diversos personajes. E n la prensa escrita encontra-mos dispositivos que presentan semejanzas con el del teatro. Obser-vemo.- por ejemplo el correo de los lectores del magazin televisivo Téle 2 semaines (5-18 de agosto de 2006, pàg. 4). Encontramos yuxtapuostos algunos fragmentos de cartas a las que el magazin le anadiótitulos:

lA quién le toca el Tour? La agresividad que se sintió en los comentarios de Laurent Fignon sobre el tour de France no le aporta nada al telespectador. Un poco mas de objetividad seria bienvenida. Agreguemos las observaciones que rozaban la necedad de Henri Scannier, que interpretaba de està manera un gesto de la mano de un corredor a su auto: «jManda saluditos al pùblico!». Patètico. En pocas palabras, lanzo un SOS para tener presentadores objetivos, competentes y profesionales para el Tour 2007. HERVÉ (85)

Una verdadera mascarada En Mascarade de TF1, difundida el 26 de julio, me senti indignado por el desempeno de los vencedores del programa, o sea, los jugadores de ping-pong. En efecto, muchos de quienes navegan por la Red conocen un video japonés que es la copia exacta del espectàculo propuesto por los jóvenes franceses del programa. ^Por qué enton-ces ofrecerles 15.000 euros por algo completamente retomado y plagiado, mientras que sin duda otros candidatos tem'an mas mèrito al proponer un nùmero nuevo e inèdito? MATTHIEU, POR MAIL.

A q u i , estos dos locutores son dominados por un archienunciador periodistico invisible que seleccionó las cartas, recortó los fragmen­tos, eventualmente corrigió, ordenó los textos sobre la pàgina, insertò titulos.

También podria evocarse està sección del magazin «people» Public que, bajo el titulo:

Dichos pùblicos Cuando las estrellas hacen frases

yuxtapone una serie de citas comò éstas: «La violencia, la pobreza y el racismo me afectan» (Chimène Badi ) , «No me acostaria con un

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hombre casado, no lo necesito, ya tengo bastante amantes» (Angelina Jolie), etc. E n està sección, el archienunciador no se contenta con escoger y disponer los dichos de diversos enunciadores, sino que los comenta. A s i , abajo de la frase de Angel ina Jol ie encontramos: «^Nos prestas uno o dos?».

Este fenòmeno de «archienunciación» es favorecido por una evolu-ción de conjunto de la prensa escrita contemporànea, que G. L u g r i n resumé asi :

La fragmentación de los articulos en módulos mas cortos —para facilitar la selección y favorecer una lectura esporàdica del diario («zapping») y un desarrollo de lo visual—, ya sea en el nivel de la compaginación o de la infografi'a.24

Esto explica la multiplicación de las «hiperestructuras» (es decir, de «conjuntos de articulos y de imàgenes gràficamente agrupados y complementarios, l imitados materialmente al àrea escritural v i -legible de la doble pàgina») 2 5 y de «multitextos», que agrupan articulos complementarios de géneros diferentes. E n todos los casos esto equivale a desarrollar un nivel intermediario entre el diario y el articulo, operando agrupamientos de pequenos textos, asociados a imàgenes, y atribuidos o a un solo periodista o a varios.

2 1 «Le mélange des genres dans Phyperstructure», SEMEN, n" 13, 2000, pàg. 66. -•' A r t i c u l o citado, pàg. 69.

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14. E L DISCURSO DIRECTO

Toda forma de discurso refendo constituye una enunciación sobre otra enunciación; hay encadenamiento de dos acontecimientos enun-ciativos: una enunciación citante y una enunciación citada.

L A MODALIZACIÓN E N DISCURSO SECUNDARIO

U n medio particularmente simple para el locutor de indicar que él no es el responsable de un enunciado es af irmar algo sehalando con ayuda de u n marcador especializado que està expresando u n punto de vista diferente del suyo. Se habla entonces de modalización en discurso secundario: 2 6

Segùn X, Francia prepara una rèplica. Francia, segùn fuentes bien informadas, prepara una rèplica. Francia, al parecer, prepara una rèplica. Francia prepararla una rèplica. Etcétera.

Estos tres fragmentos nos presentan diversos empleos de estos modalizadores:

(1) Para Claude Ledere, la creación de un pian de ahorro para la jubilación viene corno anillo al dedo para resolver la crisis demogràfica que va a abrirse en 2005-2007. (Le Monde, 4 de marzo de 1997, II.)

2 , i T e r m i n o tornado de J . A u t h i e r - R e v u z , L'Information grammaticale, n " 55, octubre de 1992, pàg. 39.

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(2) El Tribunal de Cuentas acaba de terminar una investigación sobre el consejo general de Minas que, se dice, seria mas bien critico. (Liberation, 20 de enero de 1997, pàg. 22.) (3) Para Jacques Chirac, el gobierno «cumplió su contrato» sobre las cuatro misiones: el empieo, la seguridad, el crecimiento y las reformas. Ahora la prioridad es «decir a los tranceses que la acción (debe) proseguir, porque el tiempo perdido no se recupera». (Mètro, 27 de junio de 2006, pàg. 2.) (El subrayado es nuestro.)

E n (1), el locutor se contenta con rest i tuir el punto de vista del locutor citado con ayuda de un solo marcador, «para X», colocado al inicio de la frase. E n (2), ut i l i za dos marcadores a la vez («se dice» y el condicional), sin duda para marcar claramente que no se hace cargo de este aserto. (3) es u n caso mas complejo; ante todo porque el modalizador («para Jacques Chirac») remite a un fragmento mas 1 argo que una frase; luego porque el locutor cita entre comillas expre-siones uti l izadas por el locutor citado; en consecuencia, no es solamente el punto de vista, sino también palabras las que son citadas, para de alguna manera autentificar el discurso refendo.

Los modalizadores

Los elementos que pusimos en bastardi l la entran en la categoria mas amplia de los modalizadores, gracias a los cuales el enunciador, a lo largo de su discurso, puede comentar su propia habla. Los modalizadores tienen otras funciones que la de remit ir a l discurso de otro: tal vez I' manifiestamente I'probablemente I' felizmente I alparecer I de algùn modo... también son modalizadores. Por ejemplo, en este articulo donde un joyero de la m e de la Paix juzga a los clientes de la joyeria Tat i , cuyos precios son considerados muy bajos:

Hemos visto desembarcar un nuevo tipo de clientes, de un estilo digamos... de mandarse la parte. (Le Figaro, 2 de abril de 1997, pàg. 24.)

E l «digamos» constituye un comentario del enunciador sobre su propio discurso, presenta la expresión «mandarse la parte» comò levemente inadaptada. Pero corno està entrevista f igura en un articulo de diario, es el periodista quien en ùltima instancia escogió mantener ese modalizador.

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E L DISCURSO DIRECTO

Dos situaciones de enunciación

A diferencia de la modalización en discurso secundario, el discurso directo (DD) no se contenta con deslindar la responsabilidad del enunciador, sino que pretende restituir las palabras citadas. Se caracteriza por el hecho de que aqui se disocia claramente las dos situaciones de enunciación, la del discurso citante y l a del discurso citado. E n el ejemplo evocado en el capitulo anterior, «Marna pupa, marna hace nono arriba», el presente «hace» remite al momento en que el nino telefonea, no a l momento en que se lee esa gacetilla. E n efecto, hay dos sistemas de referencia distintos para los senaladores; el del habla del nino citado y el del habla citante del periodista.

Siendo identificado el referente de un senalador gracias al entorno fisico de su enunciación, en cuanto se cambia de entorno los seiìala-dores de un habla refenda al discurso directo son interpretables s in l a ayuda del discurso citante. E s a este ùltimo al que corresponde explicitar l a referencia de los senaladores de las palabras que él cita. Como està explicitación es dejada a l a discreción del discurso citante, su precisión puede var iar grandemente de un texto a otro. Por ejemplo, el enunciador de «Marna pupa, marna hace nono arriba» es explicitado por «un chiquito que parece trastornado» y el momento de l a enunciación es especificado por «hace unos dias» y «18 h 30».

La fidelidad del discurso directo

E n ocasiones se presenta la cita en el discurso directo comò la restitución de las palabras exactas del enunciador citado. De hecho, el discurso directo ni siquiera està obligado a referir palabras efectivamente dichas; puede tratarse de una enunciación sohada, futura, presenta, etcétera.

A Paul le hubiera gustado poder decir: «...» ^Conoces a alguien que pueda decir: «...»? Cuando lo veas, dile: «...»

E n tales ejemplos, la cuestión de la fidelidad con el originai carece de sentido.

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Aunque e] discurso directo refiera palabras que supuestamente se dijeron, no puede tratarse sino de una puesta en escena que apunta a autentificar, de una suerte de imitación. De todas maneras, ni punto de comparación entre un acontecimiento de habla efectivo (con, en lo orai, una entonación, gestos, un auditorio que reacciona...) y un enunciado citado entre comillas ubicado en un contexto muy distinto. Siendo reconstruida la situación de enunciación por el informador, es està descripción necesariamente subjetiva l a que da su marco a la interpretación del discurso citado. E l discurso directo, pues, no puede ser objetivo: cualquiera que sea su fidelidad, el discurso directo nunca es otra cosa que un fragmento de texto dominado por el enunciador del discurso citante, que dispone de mùltiples medios para darle una iluminación personal.

A s i , en la gacetilla evocada mas arr iba comprobamos que la cita al discurso directo también està presente en el t itulo:

Saint-Aubin-en-Bray: «Marna pupa», Nora Sylvain en la otra punta del hilo.

A q u i , sin embargo, la cita fue truncada: no queda mas que l a p r i ­mera parte («Marna pupa»); ademàs, en vez de una fòrmula introduc-toria compleja («entre sollozos, expresa con sus palabras la gravedad de la situación») no tenemos mas que un verbo en inciso («llora»). No se dirà que està cita en el t itulo es menos fiel que l a otra; son dos puestas en escena diferentes de un mismo mater ia l , que responden a necesidades distintas. E n el t itulo hay que enganchar al lector con algo patètico, mientras que la narración propiamente dicha busca construir un suspenso adoptando el punto de vista del receptor del l lamado telefònico; este ùltimo se ve confrontado con «la voz de un chiquito que parece trastornado», mientras que el t itulo, escrito a través del punto de vista del periodista que dispone de todas las informaciones, l l ama «Sylvain» a ese nino desconocido.

gPor qué el discurso directo?

L a elección del discurso directo corno modo de discurso refendo a menudo està l igada al gènero discursivo involucrado o a las estrategias de cada texto. E n par t i cu lar , el locutor citante puede t r a t a r de:

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- parecer autèntico, mostrando que refiere las palabras mismas; - poner a distancia: ya sea que no adhiere a las palabras citadas y

no quiere mezclarlas con las que él mismo asume, o porque de ese modo marca su adhesión respetuosa, el desnivel entre palabras prestigiosas, intangibles, y las suyas propias (cita de autoridad);

- mostrarse objetivo, serio.

Pero de hecho, es el examen del contexto de cada enunciado lo que permite anal izar lo que l leva a recurrir al discurso directo.

Observemos està publicidad para un seguro de vida. Su gancho es una cita entre comillas, de discurso directo, colocada a l lado de la foto de dos jubilados de cara radiante, con la leyenda manuscrita «mi papi y m i marni», escrita con una mano in fant i l :

«jNosotros lo previmos todo para nuestros funerales!... i\»

El secreto de su alegria de vivir es su previsión... Por ejemplo, ^por qué anadir una preocupación financiera al dolor de sus allegados, el dia de su defunción? Conociendo el costo de los funerales, ellos decidieron hacer un contrato con la Convención Funerales de Norwich Union [...]

(Téle 7 jours, 15-21 de febrero de 1997.)

Hablamos aqui de «cita de discurso directo», aunque se presume que se t rata de dichos inventados por el publicitario. A q u i lo vemos una vez mas, el discurso directo no es cierta puesta en escena de un dicho atribuido a otra fuente de enunciación, no es la copia de un dicho «real». A q u i el recurso a l discurso directo desempena un papel esencial. Tratàndose de su pi'opia muerte, es mas hàbil hacer asumir la argumentación publ ic i tar ia por los interesados. E l texto està concebido de manera que la proposición parezca venir de un dicho autèntico de personas de edad, en discurso directo. Està preocupación de autenticidad està reforzada por la leyenda «mi papi y m i marni», que, aunque carece de comillas, también depende de una lògica de discurso directo.

163 éÈÈÈm

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L A INTRODUOCIÓN DEL DISCURSO DIRECTO

E l discurso citante, ya sea escrito u orai, debe satisfacer dos exigen-cias respecto de su lector:

- indicar que hubo un acto de habla ; - marcar su frontera con el discurso citado.

E n el escrito, la segunda exigencia puede ser satisfecha por diversos medios, sobre todo tipogràficos: dos puntos, guión, comillas, bastardil la del imitan el habla citada. L a mayoria de las veces, la primera exigencia es satisfecha por:

• Verbos cuyo signifìcado indica que hay enunciación

Colocados antes del discurso directo: Un delegado sindicai ac/ara: «...». (Liberation, 20-1-97, pàg. 20)

Colocados corno inciso en el interior del discurso directo: Estoy reventado, porque no dormi bien —confiaba el cuàdruple cam-peón del mundo—. Lo que paso hasta el viernes y està conferencia de prensa no eran mas que una primera etapa. (L'Equipe, 17-2-1997, pàg. 20)

0 al final: «Mi mujer nació en Cisjordania», cuenta Adel Samara, un economista de unos cincuenta anos. (Le Monde, 13 de septiembre de 2006, pàg. 4.)

U n a de las singularidades de estos verbos introductores es que cantidad de ellos no designan realmente un acto de habla. N i siquiera necesitan ser transitivos. A s i , pueden servir de introductores de discursos directos de los verbos o locuciones verbales comò «acusar», «vociferar», «condenar», «asombrarse», «indignarse», «perderla san-gre fria», «extraviarse», «estar furioso», etcétera:

• Eric de Montgolfier bosqueja una de sus muecas medio reprobatorias medio socarronas de las que tiene el secreto: «Sin embargo, isabia que su falso testimonio eventualmente le permitfa a Bernard Tapie escapar a las persecuciones lanzadas contra él?». (Le Parisien, 21 de febrero de 1997, pàg. 10.) • Gino Russo, padre de la pequena Melissa, vuelve a la carga: «...». (Liberation, 20 de enero de 1997, pàg. 10.)

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S in embargo, n i «bosquejar una mueca» n i «volver a la carga» son verbos de habla. Es el hecho de continuar con un discurso directo lo que los convierte retrospectivamente en introductores de discurso refendo.

• Grupos preposicionales

Como en la modalización en discurso secundario, sefialan un cambio de punto de vista (de creer en X, segùn X, para X, a juicio de X...).

Con frecuencia los introductores de discurso directo no son neutros, sino que ofrecen una iluminación subj etiva. E n efecto, el verbo introduc-tor da un marco a la interpretación del discurso citado. S i u n verbo corno «decir» o una preposición comò «segùn» pueden parecer neutros, no es el caso de «confesar», por ejemplo, que implica que el dicho referido constituye una falta. Observemos estos dos fragmentos:

• «Pero queremos acompanar a nuestros clientes del audiovisual y de las telecomunicaciones en la revolución digitai», proclamò ayer al presentar su estrategia. • «Nuestros cargos de gestión no progresan tan ràpido corno la cifra de negocios», insiste Jerome Cazes, director general. (La Tribune, 22 de septiembre de 2006, pàg. 19 y pàg. 23.)

Los verbos en inciso, «proclamar» e «insistir», presentan las dos citas corno destacadas por sus locutores; pero es imposible saber si no es el periodista quien les da asi peso para justificar el hecho de que los cita.

Pero también ocurre que no haya verbo o grupo introductor del discurso directo. A s i , en este articulo que traza el retrato de algunas ejecutivas de empresa competitivas, l a ùnica marca de discurso directo es tipogràfica (los dos puntos y las comillas):

La elección de Ariège no se debe al azar: «Si nos hubiéramos quedado en Paris, el alquiler y los salarios habrian sido mucho mas elevados. Y aqui, en Varilhès, no somos una empresa anònima: jel intendente nos recibe con mas facilidad!». (L'Entreprise, n- 133, noviembre de 1996, pàg. 16.)

Està cita abrupta està ubicada en un articulo muy corto. L a elección de acortar y no introducir el discurso directo parece en armonia con el ethos combativo, eficiente, de la persona cuyo retrato se describe, u n ethos compartido por l a revista L'Entreprise, que

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exhibe su preocupación por i r a lo esencial, de cuidar el tiempo precioso de un lector que se supone igualmente apurado.

Pueden haber otras razones de supr imir los introductores. Por ejemplo, en este reportaje (titulado «Pleudihen, el retorno a casa») consagrado a Christophe Augu in , el vencedor de la regata tran satlàn­tica de vela Vendée-Globe 1997:

Hace ya cinco anos que Christophe y Véronique se instalaron en este rincón de Bretafia. «jYa estàbamos cansados de Paris! Querfamos campo cercano al mar sin estar sin embargo demasiado lejos, en tiempo, de la capital.» (L'Equipe, 17 de febrero de 1997, pàg. 19.)

A q u i , l a ausencia de introductor del discurso directo salvo el tipogràfico parece relacionado con el hecho de que el conjunto del articulo describe l a vida de Véronique a través del punto de vista de està ùltima; muy naturalmente, los pasajes entre comillas y en bastardil la le son atribuidos, s in que haya necesidad de aclarar cada vez quién es l a fuente de los dichos referidos.

D E LA AUSENCIA DE COMILLAS A L DISCURSO DIRECTO LIBRE

El discurso directo sin comillas

E n este reportaje sobre la explotación de los ninos en India se puede encontrar una forma de discurso directo problemàtico:

Lo que discute Suami Agnivesh es la politica misma de boicot de los articulos «children made», a su juicio contraproductiva: precisamente sobre el gobierno habn'a que hacer presión, mas que sobre los vende-dores de tapices o de rapa. No, replica Kailash, porque en India nadie tiene interés en que cambie el sistema: la mano de obra infantil es la mas barata que existe, porque a los ninos se les paga una quinta parte del salario de los adultos. Lo que explica, por otra parte, la correlación entre la cantidad de desocupados adultos y la cantidad de ninos que trabajan: «En 1947 habia 10 millones de ninos que trabajaban y 10 millones de adultos desocupados. En la actualidad se cuentan 55 millones de ninos que trabajan y 60 millones de desocupados». [...] (Le Nouvel Observateur, 21-27 de noviembre de 1997, pàg. 22.)

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E l fragmento «precisamente sobre el gobierno... o de ropa» se interpreta espontàneamente comò un discurso directo, pero s in comillas n i verbo introductor, a diferencia del discurso directo clàsico. Puede pensarse que no se trata de las mismas palabras de Suami Agnivesh, sino mas bien de una reformulación que conserva su sentido general; eso es lo que explicaria la ausencia de comillas. Otro tanto ocurre con el fragmento que sigue («No, replica...»), del que puede presumirse que restituye el contenido de los dichos de K a i l a s h , no su l i teral idad. E l texto establece asi claramente una separación entre ese tipo muy part icular de discurso directo, sin marca tipogràfica, que da la sustancia de los dichos citados, y el «verdadero» discurso directo en bastardi l la y entre comillas a l f inal del texto: éste pretende rest i tuir las palabras mismas.

El enunciador genèrico

Consideremos ahora este fragmento de editorial donde la ausencia de comillas también parece l igada a l a indole no l i teral de los dichos citados:

Todos los cazatalentos lo dicen: a competencias y diplomas idénticos, cuando ellos presentan dos candidatos de sexo opuesto para un puesto de dirección, el cliente siempre elige al postulante masculino. (L'Entreprise, n 9 133, noviembre de 1996, pàg. 11.)

A q u i la fuente de las palabras citadas no es, corno en el ejemplo precedente, u n individuo, sino una clase de locutores («todos los cazatalentos»). Podr ia hablarse aqui de enunciador genèrico para ese enunciador que es el representante de un conjunto. S i n duda, a l periodista le pareció di f ic i l dar comò autèntico u n enunciado que no se puede atr ibuir a nadie en part icular .

P a r a que reaparezca el discurso directo clàsico basta que el dis­curso citante sea atribuido a u n individuo; precisamente, en el mismo editorial se encuentra u n poco mas lejos una cita con comillas:

Como afirma una famosa mujer combativa que nunca tuvo pelos en la lengua: «Para tener éxito, una mujer debe parecerse a una jovencita, portarse corno una dama, pensar corno un hombre y trabajar corno una mula».

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Recurr ir a las comillas està ligado a l a voluntad de poner de manifiesto las palabras mismas de una enunciación part icular , aunque està ùltima sea anònima.

El discurso directo libre

Este discurso refendo atribuido al representante de una clase, a una suerte de enunciador genèrico, lo encontramos en u n modo distinto en este fragmento de un articulo sobre las preocupaciones de los jóvenes:

No toques mi universidad, no toques mi radio, no toques a mi amigote... «Yo... ylosotros», subraya Joèl-Yves Le Bigot, presidente del Instituto del nino, que todos los anos realiza un baròmetro de los 15-25 anos. (Le Monde, 30 de septiembre de 1987, pàg. 14.)

A diferencia de la segunda frase, que l leva todas las marcas del discurso directo (bastardilla, comillas, verbo introductor), l a pr imera no està marcada comò un discurso refendo: no hay verbo de habla, comillas, bastardi l la . N a d a la distingue de una frase asumida por el enunciador. S in embargo, el lector familiarizado con la sociedad francesa de esa època va a percibir el discurso refendo. Se t ra ta de discurso directo libre, es decir, u n discurso refendo que tiene las propiedades l inguisticas del discurso directo, pero sin ninguna seha-lización. A q u i , es el giro muy orai de l a frase y el conocimiento supuesto de la fòrmula «No toques a m i amigote» los que sirven de indices de cita.* No obstante, se plantea una pregunta: en este ar­ticulo, .-.quien asume el enunciado del discurso directo libre? Se puede atr ibuir la responsabilidad a u n enunciador que seria el joven prototipico, aquel a quien busca captar el sondeo. A q u i encontramos el enunciador genèrico.

Touche pas à mori potè era la consigna de S O S - R a c i s m e , u n a organización francesa contra la discriminación creada en 1984 por D i d i e r F r a n c o i s , periodista del diario Liberation. IN. del T . l

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15. DISCURSO INDIRECTO, FORMAS HIBRIDAS

E L DISCURSO INDIRECTO

Una forma independiente del discurso directo

U n prejuicio reforzado por los ejercicios escolares pretende que se puede pasar mecànicamente del discurso directo (DD) a l discurso indirecto (DI):

Paul dijo: «Llueve» (DD) > Paul dijo que llovia (DI)

Por mùltiples razones que no podemos desarrollar aqui , està idea es falsa: discurso directo y discurso indirecto son dos modos de cita independientes uno del otro, que funcionan segùn regimenes enun­ciati vos diferentes.

Con el discurso indirecto hay una inf inidad de maneras para el enunciador citante de traducir los dichos citados, porque no son las palabras mismas las que son referidas, sino el contenido del pensa-miento:

Nos cuentan que el difusor inglés del film, Ray Santilli, conoció a un tal Jack Barnett en una estadia en Cleveland (Ohio) donde buscaba imàgenes inéditas de Elvis Presley. (Téle 7 jours, 11-17 de enero de 1997, pàg. 10.)

Los dichos referidos al discurso indirecto se presentan en la forma de una subordinada completiva de objeto directo introducida por un

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verbo de habla («nos cuentan que...»). A diferencia de lo que ocurre con el discurso directo, es el sentido del verbo introductor «cuenta» lo que indica que aqui hay discurso refendo y no una simple subordinada completiva de objeto. E n efecto, desde un punto de vista sintàctico, nada distingue «Paul dice que llueve» (discurso refendo) y «Paul sabe que llueve» (no hay discurso refendo).

Como para el discurso directo, l a elección del verbo introductor a menudo està cargada de sentido, porque condiciona la interpretación dando cierto estatus al discurso citado. Es lo que ocurre en este enunciado con el discurso indirecto introducido por el verbo «reconocer», que implica una falta por parte del enunciador del discurso citado:

Por otra parte, el constructor reconoció que los instrumentos VOR sobre A320 no correspondfan a las normas internacionales. (Liberation, 20 de enero de 1997, pàg. 15.)

E n general, l a prensa contemporànea privi legia sistemàticamente el discurso directo respecto del discurso indirecto. Esto puede expl i -carse a la vez por l a preocupación de acercarse al màximo a l a vivencia de los actores de la escena mediàtica y por el de parecer lo mas objetivo posible. E n efecto, el discurso directo permite satisfacer las dos preocupaciones mayores de los medios: conmover e informar. Pero esto no es mas que un artificio: el discurso directo no es mas «objetivo» que el discurso indirecto.

Una sola situación de enunciación

E n el discurso indirecto no se tiene mas que una sola situación de enunciación; las personas y los indicadores espacio temporales del dis­curso citado, en efecto, se localizan respecto de la situación de enunciación del discurso citante. A s i , en l a frase:

Hace tres dias Paul dijo que vendrias mariana.

el «tu» es el co-enunciador del discurso citante, y «mariana» remite a l dia posterior a la enunciación citante (Paul no pudo decir «mariana»). E n cuanto al verbo «vendrias», corresponderia en el discurso directo a «vendrà»; es una manifestación de lo que tradicionalmente se l l a m a la concordanza de los tiempos, por l a cual una cita en discurso

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indirecto pierde su autonomia enunciativa, se vuelve dependiente del verbo introductor.

M a s a l la de los senaladores, son las designaciones y las evaluacio-nes las que se vuelven las del discurso citante. E n una frase conio «Paul me dijo que ese imbécil de Jules habia llegado», en principio la responsabilidad de la apreciación «ese imbécil» es atribuida a l infor­mante, no a P a u l , pero este ùltimo muy bien puede compartirla.

FORMAS HIBRIDAS

Los islotes textuales

E n l a frase:

El presidente francés afirmó que esto podria tener «consecuencias sobre la vida» de los soldados franceses. (Le Monde, 13 de septiembre de 2006, pàg. 5.)

el enunciador citante aisló con bastardi l la y comillas un fragmento que al mismo tiempo ut i l i za y menciona, emplea y cita. E n consecuen-cia, tenemos una forma u n poco hibrida: aunque se trate globalmente de discurso indirecto, este ùltimo contiene algunas palabras atribuidas al enunciador citado. E l fragmento asi atribuido a l enunciador del discurso citado recibe habitualmente el nombre de islote textual.

A q u i el islote està indicado por comillas y bastardila. Es el procedimiento mas frecuente en la prensa. Pero también encontra­mos a veces sólo la bastardi l la o sólo las comillas. E n este tipo de discurso referido, el islote estàperfectamente integrado a l a sintaxis: es ùnicamente la tipografia la que permite ver que no es asumido por el informador.

El discurso directo con «que»

Aunque no sea totalmente conforme con l a norma, encontramos discurso directo luego de los introductores de discurso indirecto (Verbo + que). Vemos que se t rata de discurso directo porque los senaladores estàn localizados respecto del discurso citado, corno es norma en el discurso directo.

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Este fenomeno muy activo en la E d a d M e d i a està en expansión en la prensa actual : 2 7

Inmerso en una ola de recuerdos que surgen, este ùltimo narra que en el momento «era demasiado duro de soportar. Ya no tenia reflejos. Me habia convertido en un espectador». (France-Soir, 19 de marzo de 1997, pàg. 5.)

E n este ejemplo, un fragmento entre comillas que presenta las caracteristicas del discurso directo sigue a «que». Los senaladores son los del discurso citado. E l informador se contentò con poner «narra que» ante el fragmento citado, s in modificarlo.

E l desarrollo de este tipo de discurso refendo es revelador de una evolución de los medios. T a l vez bajo la influencia de la televisión (cf. el privilegio dado al «directo» y a la «encuesta callejera»), los periodistas t ratan de jugar a dos bandas a l a vez: estàn muy obligados a poner a distancia a los individuos de quienes hablan, pero tratando de «pegarse» a su lenguaje y a su punto de vista; no se contentan con comentar acontecimientos, describir la real idad del exterior, preten-den rest ituir l a perspectiva y las palabras de los actores.

E L DISCURSO INDIRECTO LIBRE

PJncontramos esa voluntad de satisfacer dos exigencias a la vez en el discurso indirecto libre (DIL), cuyo uso, no obstante, es mucho mas raro en la prensa que en la novela.

E l discurso indirecto libre es el tipo de hibridación mas clàsica, inventariado desde hace largo tiempo por los gramàticos. Supuesta-mente combina los medios propios del discurso directo y del discurso indirecto. A diferencia de los islotes textuales o del discurso directo con «que», no tiene mctrcas propias y, fuera de contexto, no puede ser identificado comò ta l . L a polifonia del discurso indirecto libre no es la de dos voces claramente distinguidas (caso del discurso directo), n i la ab-sorción de u n a voz en otra (caso del discurso indirecto), sino una mezcla estrecha de dos voces, una polifonia en sentido musical : en un fragmento de discurso indirecto libre no es posible decir exactamente

2 ' P a r a este tipo de discurso referido véase el art iculo de M a n u e l B r u n a C u e v a s «Le discours direct introduit par que» (Le Francais moderne, 1, 1996, pàgs. 8-50).

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qué palabras pertenecen al enunciador citado y cuales al enunciador citante.

Consideremos este reportaje sobre los problemas de una pareja de obreros despedidos por una fàbrica de electrodomésticos de la inarca Moul inex :

NorbertMaury es «prestado» porlaiàbricadeMamersalade Alencon. «En la nuestra no hay mas trabajo —cuenta—, asi que es mejor que estar desocupado.» «Me gustarla mucho quedarme alla —contiesa—, porque porlo menos conservarla mi antiguedady mi salario.» Nadine, por su parte, espera ver lo que le proponen sobre Mamers antes de hacer proyectos irrealizables. Alengon ya lo conoce porque tue alti donde empezó hace 31 anos... Alrededor de la mesa, las dos chicas, 20 y 11 anos, revisan sus clases escuchando la triste historia de Moulinex. (Le Parisien, 21 de febrero de 1997, pàg. 6.)

Fuimos nosotros quienes pusimos en bastardil la u n fragmento que podria interpretarse comò discurso indirecto libre. No se trata de discurso directo, porque no hay comillas y se tiene una tercera persona («por su parte»); tampoco es un discurso indirecto, en ausencia de verbo seguido de una completiva. De hecho, no se identifica directamente el discurso indirecto libre comò ta l ; solamen­te se percibe una discordancia entre la manera de hablar del periodista y el giro orai famil iar («Alencon ya lo conoce.. .»),* giro que el lector se ve inclinado mas bien a atr ibuir a una mujer de un medio obrero. Es està discordancia la que pone sobre la pista del discurso indirecto libre. Pero también podria considerarse que no hay aqui dis­curso indirecto l ibre sino solamente contaminación del discurso del periodista por el del medio que evoca: en este caso el periodista describiria a los obreros uti l izando un giro supuestamente tipico de su manera de hablar.

Hemos escogido un ejemplo extremo, donde el contexto no permi­te af irmar con certeza que se t rata de discurso indirecto libre. H a y casos mas claros; por ejemplo, en este texto ya citado (véase cap. 8):

Està noche es martes. Mariana no hay escuela y los chicos reclaman su

* Alencon, elle connait déjà en el or ig inai . Se t r a t a de u n giro popular que no tiene equivalente en n u e s t r a lengua. L a m a n e r a correcta de expresarlo es elle connait déjà Alengon. | N . del T.I

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dosìs de tele nocturna, y después se van a ir a acostar, prometido. Y entonces, cruel dilema en vista [...]. (Liberation, 25 de octubre de 1994.)

E l verbo ( «reclaman») serial a que hay habla; anuncia el fragmento que pusimos en bastardilla. Este fragmento no puede ser atribuido al enunciador porque manifìestamente se trata de palabras de los chicos; tampoco puede ser considerado comò discurso directo porque està en tercera persona (los ninos habrian dicho «yo» o «nosotros»). Este uso del discurso indirecto libre es caracteristico de Liberation, que le gusta dejar oir en su texto una multitud de alteridades linguisticas (los ninos, los gamberros, los rockeros, los intelectuales...).

E l discurso indirecto libre presenta la ventaja de poder remit i r a unidades superiores de la frase. Pero es bastante poco uti l izado en la prensa, que dispone, fuera de los islotes textuales y el discurso directo con «que», de una forma de discurso refendo, el «resumen con citas» (véase mas abajo), que ofrece servicios comparables a menor costo.

E L R E S U M E N CON CITAS

E n efecto, la prensa hace un uso abundante de un modo de discurso refendo, el resumen con citas, que remite al conjunto de un texto. A q u i tenemos un ejemplo:

Para el diario popular Maariv, «Yasser Arafat està en todo su derecho de preguntar a «Bibi» Netanyahu por qué el acuerdo sobre Hebrón sólo se preocupa por la seguridad de los judfos en la ciudad.» Noam Friedman, corno Baruch Goldstein, es un «fanàtico religioso que tira a sangre fria sobre sus victimas». Aunque no haya logrado matar a nadie, su acto, desde cierto punto de vista, es «mas grave»: Friedman lleva el uniforme de un soldado en servicio, y, de tal manera, infligió a Tsahal «una marca de infamia indeleble», comenta el editorialista. (Le Monde, 3 de enero de 1997, pàg. 2.)

Por regia general, este tipo de discurso refendo es senalado por el cùmulo de la bastardi l la y las comillas. Nos enfrentamos con el re­sumen de un texto cuyo originai aparecepor fragmentos a lo largo del discurso. S i n las comillas nada dist inguir ia las palabras del texto originai y las del periodista, porque los fragmentos citados estàn

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integrados sintàcticamente al discurso citante. Se contentati con indicar al comienzo («Para el diario popularMaariv»)y eventualmen­te a l f inal («comenta ci editorialista») que el punto de vista dado es el del enunciador del discurso citado, y no del discurso citante.

Este resumen con citas supuestamente acumula las ventajas del discurso indirecto, ya que condensa el sentido de los dichos referidos, y los del discurso directo, porque restituye las palabras empleadas por el locutor citado. A q u i tenemos un ejemplo de «modalización autoni-mica» (véase cap. 16). Se pueden anal izar de manera comparable los islotes textuales en el discurso indirecto que evocamos mas arriba:

El canciller Kohl le explicó que él buscaba «soluciones creativas ùtiles para el retorno de Francia en la estructura militar integrada de la OTAN». (Le Monde, 7 de marzo de 1997, pàg. 3.)

Pero estos islotes son fragmentos localizados, mientras que el resumen con citas restituye el conjunto de la intervención de un locutor.

E n ciertos aspectos, este tipo de discurso refendo se parece a l discurso indirecto l ibre, porque hay homogeneización sintàctica de u n enunciado a través del cual , sin embargo, se oyen dos instancias de enunciación. Pero las diferencias entre los dos procedimientos son evidentes. Mediante la tipografia, el resumen con citas distingue claramente las palabras citadas, mientras que en el discurso indirecto libre nada permite di lucidarlo: es una discordancia enunciativa que deja oir dos voces. Està discordancia permite crear eventualmente una tensión (ironia, bur la , desprecio...) entre las dos voces, mientras que el resumen con citas pretende borrarse detràs del punto de vista de la palabra citada.

E l resumen con citas està pràcticamente reservado a los escritos periodisticos, donde en cambio el discurso indirecto l ibre es raro. E l resumen con citas, en efecto, tiene una pretensión documentai, descansa en una ètica del parlamento exacto, de la objetividad, que conduce a la voz del discurso citante a hacerse lo mas discreta posible. No es lo que ocurre con la narración l i terar ia , que privi legia el discurso indirecto l ibre, en la medida en que trabaja en la frontera entre el punto de vista de u n narrador y los de sus personajes.

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RESTITUIR E L PUNTO DE VISTA DE LOS ACTORES

Hemos subrayado ya (cap. 11) que el locutor, punto de referencia de las personas y los deicticos espaciales y temporales, no es necesaria­mente la instancia que es presentada corno l a fuente de las percepcio-nes, de los pensamientos o las palabras que son expresadas en la frase. Esto permite que el locutor atr ibuya ciertos pensamientos o ciertas percepciones a un personaje evocado en tercera persona, sin que se trate hablando con propiedad de discurso refendo.

Consideremos por ejemplo este comienzo de un reportaje sobre los zahories:

El agua està aqui. Con un gesto seguro, el zahori traza una cruz sobre el suelo con un aerosol de pintura fluorescente. El hortelano hace una mueca. En elàngulo de la explotación, arrinconado entre dos depósitos, el lugarestà atestado, lejos de los cultivos. Y si probàramos en el centro del terreno, sugiere timidamente. [...] (Véronique Maurus, «Le printemps des sourciers», Le Monde, 2 de mayo de 2006, pàg. 16.)

Pusimos en bastardi l la la frase «En el àngulo de la explotación, arrinconado entre dos depósitos, el lugar està atestado, lejos de los cultivos». No se trata de expresiones, sino de pensamientos ligados a la percepción de cierto estado de cosas; el lector se da cuenta de que està descripción està hecha no desde el punto de vista del periodista, sino a través de los ojos del hortelano: lo que él ve decepciona sus expectativas.

A q u i el punto de vista del personaje es expresado s in marcas que indiquen claramente que se trata de su punto de vista. Pero es posible indicarlo mas claramente subrayando la distancia entre su manera de hablar y la del periodista, o colocando comillas. Es lo que ocurre por ejemplo en este articulo que traza el retrato de un partidario del movimiento politico «Gaza, pesca, naturaleza y tradiciones»:

Hoy en dia, André Noyers tiene 68 anos [...] Alquila por ano los derechos de caza de un bosque privado de 340 hectàreas, a 50 km de su casa, y administra corno voluntario una asociación que agrupa a 26 cazado-res. Durante la temporada organiza para ellos una partida de caza por semana, «pera no mas, para no agotar la caza». El resto del ano André también se pasa mucho tiempo en su bosque:

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«Siempre hay algo que hacer: echar grano a los pàjaros, soltar anima-les, vigilar sus desplazamientos... Alli, en el barro del camino, hay una huella de corzo, una hembra. Se ve que està pesada, lista para dar a luz. Hay que dejarla tranquila. Me gusta vivir entre los animales. Ocuparse de la caza es un verdadero trabajo de protección de la naturaleza». Incluso cuando no hay nada que hacer, le gusta venir «a dar una vuelta» y sentarse ante el pabellón de caza que puso a nuevo: «Yo sé que en ninguna parte en el mundo podria estar tan bien». (Yves Études, Le Monde, 17 de abril de 2002.)

Hasta la ùltima frase del primer pàrrafo («Durante la temporada... la caza») el lector puede tener la impresión de que el texto es asumido por el periodista, que describe a André del exterior. Pero el hecho de enlazar con «pero no mas...», permite pensar que de hecho es el punto de vista de André el evocado. Se produce una suerte de interferencia: el lector tiene la impresión de leer un enunciado que, ciertamente, es asumido por el periodista, pero que adopta el punto de vista del personaje. E n el tercer pàrrafo, el uso de la expresión «dar una vuelta», que se atribuye espontàneamente a André, incita al lector a pensar que el conjunto de la frase también es la expresión de su punto de vista.

Lo mismo ocurre en el segundo pàrrafo: los elementos de descrip­ción a la no-persona que expresan el punto de vista de André («El resto del ano...», «Incluso cuando no hay nada que hacer...») a l ternai ! con el discurso directo donde el personaje dice «yo». Son dos estrategias complementarias de expresión de su pensamiento y de sus dichos: una indirecta, la otra directa. De manera mas general, con este procedimiento es muy differì distingui) entre percepciones, pensa­mientos y parlamentos.

Bas ta con poca cosa para que no se sepa ya muy bien si se t rata de la expresión de un punto de vista o de discurso indirecto libre. Lo vemos por ejemplo en este otro fragmento del articulo sobre los zahories, citado mas arr iba :

El hortelano retiene su aliente En su delantal y sus botas de caucho parece un escolar frente al maestro. Él mismo es «un poco zahori», confiesa, exhibiendo una varita de avellano torpemente tallada. Pero no encuentra mas que unos chorritos de agua. Sus tres pozos no producen mas que algunos metros cùbicos y todavia menos en verano, cuando la tierra tiene sed. Mucho le falta para alcanzar a regar las 6 hectàreas calzadas entre dos brazos de rio, en las afueras de Tours. El ano pasado

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tuvo que comprar 3.000 metros cùbicos a la Sociedad de aguas. Una fortuna. Por eso hizo venir al artesano experto. Tiene confianza: Van Ingen Forages, 10 asalariados, garantiza el resultado: si no se encuen­tra agua a la profundidad y el caudal anunciados, el cliente no paga nada. Es la regia, aqui corno en otras partes, para cualquier zahori que se respete.

E n este pasaje, el fragmento a part i r de «Pero no encuentra...» hasta el final se bal la en la frontera entre simple restitución del punto de vista del hortelano y discurso indirecto l ibre. Es imposible di lucidar entre los dos procedimientos, entre los cuales hay continui-dad.

Este tipo de enunciación que busca restituir el punto de v ista de los individuos puesto en escena se ha vuelto muy frecuente en l a prensa escrita. Es revelador de una evolución del reportaje periodistico, paralela a la de la televisión, que mult ipl ica los testimonios individua-les a expensas de los comentarios. E l periodista contemporàneo a menudo no es tanto alguien que describe en ùltima instancia el mundo del exterior corno alguien que privi legia la empatia, que trata de hacer percibir a l lector el mundo a través de los ojos de los personajes que evoca.

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16. MODALIZACIÓN AUTONÌMICA, COMILLAS, BASTARDILLA

A U T O N I M I A Y MODALIZACIÓN AUTONÌMICA

Laautonimia

Y a encontramos las comillas a propòsito del discurso directo: al colocar comillas en ambos extremos del enunciado que él cita, el enunciador indica que hace mención de este enunciado, es decir, que designa las palabras y no la realidad a través de las pala V a s , corno por lo general lo hacen los locutores. Encontramos està función de la» comillas cuando se menciona no un enunciado sino una palabra aislada; por ejemplo, si u n gramàtico dice:

«Gato» es un sustantivo mascolino

aqui la palabra «gato» està puesta entre comillas porque designa el signo linguistico, con su significante y su significado, y no el animai .

Este tipo de uso en que el enunciador se remite a los signos mismos es l lamado autonimico; se opone al empieo usuai , l lamado estàn-dar, donde las palabras remitel i a realidades exteriores a l lenguaje (por ejemplo «gato» en l a frase «El gato es negro»). E n los empleos autonimicos no es posible reemplazar las unidades entre comillas por unidades sinónimas. Por ejemplo, en los enunciados.

«Perro» tiene cinco letras «Carrefour. El predo mas bajo garantizado» es un eslogan

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