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Jumes Fausto

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ftrnusFirrrslrrhltutin¡ ¡xx(;t(.)N. 2004

Elrkt(,N.-txsr,:ñ(, t. lrnt*¡<xiru; Atr¡lrrru.l.l C..rnrt,l,r.:Ho pRvxrr''trx;tüu,Íl f ,¡: t,.1.;vr.,t: M¡nc;,tnlta Vn,,r,* rn i*,n*^. ^.' ^,

lrtmnsol:w Mfixt<r¡

Margarita Valencia Tiiana

I a LíneaFditionr* lI' la l^*quinr

Nací un jueves. Nazco todos los días.

Ya he aprendido a gtrardar secretos.

No diré que me tiño el pelo con sangre.

No diré que la recolecto de las heridas, de las

comisuras de labios reventados, delflujo menstrual.La recolecto y me pinto el pelo, desde hace rnucho

tiempo.

Tú lo sabes, una medusa neces,ita alimentar a sus

serpientes.

'i.ii

v

PRENDO EL RADIO...

Laboca está muy dolida.

-No te destroces las manos,cambiarte las líneas no logrará nada.

Él se cortaba las manos para unirnos, para separarnos.

LO WIET,VO A APAGAR.

PRENDO EL RADIO...

Caigo de rodillas, de espaldas' en pedazos'

n uJ""t creo €n el destino, en el pasado'

No soy capal'de recordar una historia dos veces dc

la misma manera.

....LO VI.]ELVO A APAGAR.

iCómo la recuerdas tú?

f-d- 3a

iPor qué siempre hay tanto tráficolLa ciudad va creciendo, tiende a la hybris.

Prendo cl radi<1.

Prcndo un cigarro.

[,a primcra vcz que lo vi lloré, eso debía presagiarlotodo. Mc cspcraba cn una escalera elécrrica inmóvil.Lo atrracó v mis manos se perdían enrre la ropa, susojos no csraban allí.

Lo quc vino dcspués. Lo que vino después es muvlargo y muy fugaz para recordarlo.

La fila avanza,cl cigarro se acaba, la radio...

[,a fila avanra,,el cigarro se acaba, la radio.-.

Lafilaavanzatel cigarro se acaba, la radio...

(esa posibilidad se le niega a mis recuerdos).

IT

Estoy desnuda, me unto crema y no puedo evitar

irme al pasado.

El día en que Lo Imposible reapareció fue el final de

nuestra Historia. Aún recuerdo, atropelladamente,

pequeñas frases de nuestra guerra, pero lo que más

recuerdo es la vclocidad" la f,uerza, la ira y el regocijo

interno que aquella catáfitrofe me produjo.

Me recuerdo diciéndole:Sí, me perdí, cogí, fue bueno' lo disfruté.

Sus golpes en la pared y su carrera en busca de nada,

mi intento fallido de huir, de escaparme de ese es-

pacio, del contenedor bicéfalo en el que nos había-

mos convercido. El se rehusó a dejarme ir o a que-

darse. Labanllacampal continuó en casa' con sillas

y camas volando. Alguien tocó la puerta' (muerte sú-

bita) la lucha habíasido interrumpida, los dos perdi-

mos. El réferi lo decidió. Ella la nuestra, la de ambos,

la única mujer que hemos compartido, dio su fallo

inapelable.

Perdimos: nos perdimos.

-7n

Una carcajada sardónica me estalla en la boca.

Fue tan gracioso, verlo desp edarzase,llevarlo al lími-te, cambiarlo de color, secarle la sangre, sentir la fu-ria, romper las puertas, hacerlo llorar, sentir sus ma-nos sobre mi cuello, empezar a llorar yo, no por eldaño, ni por el dolor, sino por el fracaso, mi fracaso,al tener conciencia de que un animal siempre seráun animal y que incluso yo fui incapaz de domesti-carlo.

Fjue tan gracioso que me hizo llorar.

IT -n-]|

llamarlo Ello, como la lfbido.

Después lo rebautizamos como: ContratoGuismoniano,tampoco funcionó.

Finalmente decimos evitar el nombre.

No se llamaba, era.

De todos modos se nos salió de las manos.

F

I

I

I

II

I

I

I

I

I

I

I

Me veo al espejo.

A mi siempre me sucede lo inverso.El no ne habiem grstado siftrcru on.o.

IT Tsf

PIENSO EN VESTIRME...

Esperé 18 años para verle y cuando coincidimos...

Mi madre debió hacerle caso at oráculo, no continuar el

destino. ' ,

Me calzo los zapatos

Me gustan los vidrios, pero todavía soy incapaz de

tragarlos.

Midefinición de él:Muchacho de vidrio,juega a ser Pirómanoy se gasta la vida en un cigarro.

Midefinición de su alter ego:

Prometeo drogado,hombre que se deshace.

Lágritnas €scurren, vagina escurre, el semen desli-za. {oo dos lloramos al mismo tie,rnpo.

Recuerdo a l.eonor Kandellos rlldmos versos de un poe{na:

i Es tma reaeración, rcta cogida,fusta mis renas ¿lestilan d espaum!

Mientres {loro y me lluerzo, {nuero de dolor, deasco, de odio, de separacitin.

LA RADIO SUENA...

No hay ftnales, Foucault tenía taz6n los límites son

arbitrarios, la Historia no se corta (al antojo) como

pedazos de carne. La historia no se acaba,llega a

"rt" prnro, 15 generaciones después, la historia nos

alcanza, nos engulle y nos sobrepasa'

En mi mente los ojos siguen lloviendo al unísono

de mi vagina.

7

Todo cl cuarro esta desordenado:

-iQuión esruvo aquíl

lil prcscntimienro rasga mi cerebro.

Dc rc¡rcntc lo sé, entró ella,LaMadre, encontró lascartas, la sangre, los pactos, el semen.

Hlla l<¡ sabía. Lo nuestro no se puede ocultar en loso.ios,.sc dcsborda, se irradia, r" ilü,; lame, se en_carniza, sc expone, nos expone, nos muerde, nosmata, acaba con nosotros.

No tengo miedo. Todavía no.

TOCAN LA PUERTA...

Es hora de que me apure.

Busco un sinónimo de la palabra incapaz y mi com-putadora pone la palabra incesto.

Pienso en dos posibilidades:

a)Está máquina me está haciendo una broma.

b)Esto no es una máquina, sino el enano ajedrecistade las tesis sobre filosofía de la historia.

Después de dicho disparate (al que llegué comoconclusión) hay un tercer punto:

c)La filosofía definitivamente sí es un padecimien-to rnental, una paranoia constate. No quiero curarme.

rTTe1

SUENA EL TELÉFONO...

Lo dejo sonar, pienso en el eterno retorno de lo mis_mo con diferencia y me doy cuenra que la eternidadse reduce a dos años, que el mundo se reconstruyó,que detrás de las fachadas esrán la ruinas, (siempreme pareció más hermoso y sublime lo devasraáo)todo vuelve al pasado, a borrar la memoria como unahoja manchada de lápiz indeleble y cubierta con co_rrector.

Odio las realidades reconsrruidas,soy incapaz de aceptar alguna.

Recuerdo cuando mis esperanzas pendían del tim_bre de un teléfono.

Mis esperanzas ya no penden

imis esperanzas?

Aún no logro vestirme. El teléfono dejó de sonar'

me acerco a é1, no hay mensaje. Mejor así.

Me pongo a hurgar en este espacio que ya no habi-

to, én.u"ntro fotos, cosas, cursilerías, iHe logrado

escapar de los lugares comunes? el espacio preforma

r"nr"r, pero ien realidad me fui ?

Encuentro una cinta, la pongo, no recuerdo

esta conversación, pero la máquina me grita que se

llevó a cabo, me siento tan extraña. Desconfío de

esa realidad, pero nos han enseñado a creer e

interiorizar como una oración' que el Dios prótesis

(la máquina) no miente. Me resignaré a escuchar lo

que el oráculo electrónico quiere decirme (conce-

derle volun ad a la méquina es una actitud que to-

davía soy incapaz de clarificar y clasificar)

tEs mi voz ?

-Maldito masoquismo congénito.

TOCAN LA PUERTA Y SE MARCHAN

Fs_ hora de bajar a cenar, volver a vernos, ide quéhablaremosl idel climal pretendemos ser ranasquerosamente civilizados que intentaremos haceresta velada amena, es posible que lo logremos, nun_ca nos he creído incapaces de nada. pero la verdadyo preferiría una encarnizada guerra, no va ser así, losé.

Ca,si puedo imaginar sus caras. La mesa llena, todala familia reunida. Nos senrarán, supongo,lo más ale_jados posible. Todavía tienen miéOo

*d" qr"

"rr"_mos uno al lado del otro.

Podríamos provocar un incendio.

Tener que soportar la miradas furrivas de miedo_odio_desprecio que usan para ocultar lo que verdadera_mente sienten: Envidia.

Es posible que al bajar las escaleras me asalre un ror_nado o que a medio trayecto me tropiece con una

IT

nota clavada en la pared que enuncie: Esta escalera

sólo sirve parabalar

Ya estoy vestida.

Descenderé en el tiempo.

21

El último peldaño es rocado por mi

En efecto, tal como lo supuse, nuestros lugares en lamesa están diametralmente alejados, cada uno ocu_pará las cabeceras. Busco sus ojos, siguen sin estarallí. Me siento y sólo pienso en icómo será el climadel otro lado de la mesa?, porque de esre lado, acá,está lloviendo, me esroy lloviendo.

Lo primero que siento es frío y mi sexo se humede-ce.

iParadoja?

Al menos sé que algo no ha cambiado.

Alguien que no conozco, todavía, me habla:

Me pregunta siyo soy la que lo odió hace dos años,

le respondo:

-Sí, estuve completa, total, obtusa, absurda e

irremediablemente enamorada de é1. Pero, ya

desperté.

Después de unos segundos, la reconozco.

Quien halanzado la pregunta sobre la mesa es La

Esposa.

Pero quién sabe, esta mujer, su mujer, podría ser lo

contrario a mivida: El peor de mis sueños y lamejor de mis pesadillas.

fT 61

Un silencio se hace en la mesa.

La mirada gélida de La Madre.

Me dirijo al otro exrremo de la mesa y le

-Fhusro, idónde esra ru corona?, porqueque veo es un grillete"

pregunto:

lo único

Lo cierto es que lo vi, y estaba perrificado. Sonabacomo aparición.

Se había ido.

Cuando regresó había crecido descomunalmenre. Elcabello negro, de seis metros, le envolvía en tres vuel-tas concéntricas, y el rostro parco, lívido y eternoparecía no recordar nada, ni una sola huella en eserostro. Y los pómulos turgenres y las cuencas de losojos y las venas exhibiéndose descaradamente, co-rriendo hacia la superficie.

El interior congelado y elYo irreconocible.

Lo que siguió esa noche, ya no lo recuerdo.

IT 21

Caigo al fondo del absurdo y me percaro: El radiosigue encendido, iDesde cuándol

La radio informa, que dos mujeres han muerto, fir_maron un pacto y sucumbieron. Me parece un actoextemporáneo, aun así, me estremezco. La noúciame deja descompuesta.

iFausto, te acuerdasl yo me acuerdo.

El contacto con la muerte siempre me lleva a ti. Pien-so en el miedo que me provocabas, en la angustiaexasperante que me hacía vislumbrar una salida rá-pida e infinita, una posibilidad de fin.

Después lo abandoné todo, a esa idea y a ri.

Prometiste de rodillas seguirme a cualquier lado, in-cluso a ningún lugar. Desisrí, es que, Fausro yo rehubiera amado siempre y re seguiría deseando in-cluso cubierto de gusanos.

IT z1

Este amor siempre fue ran inútil, que me desperta-ba en las noches con la idea de eliminarlo, de ñacer-lo trizas. Pero, fue siempre ran escurridizo que cuan-do conseguía enloquecerme, se camuflajeaba.

Fingfa desaparecer.

IT

Me vuelvo a este mundo y pienso en los finales.

Pienso, pienso. Porque no hay nada más que hacer.

Recuerdo.

rl

Juego a romper y a sururar las venas.

Our an¿/ ot,er again

Te veo en la mesa, sentado, acechando y sé que es

el colmo del cinismo. Sonrío. No hago más' Sonrío

con un dejo inefable. Sí, te apareciste como si nada,

después de tanto tiempo llegas. No pides permiso,

haces. Me deshaces.

Estoy segura de que esto va más allá de la carne, de

los huesos. Lo sé, va más allá, anto que te sobrepa-

sa, tú lo provocas, pero tú ya no lo llenas'

Tú ya no eres la cura.

IT T1

El trascurso de los días. Irremediable.El transcurso de los días.

Pensé que la distancia ayudaría a deshacer oracio-nes, a perder pregunras. A no saber formular que elsistema de objeros organizalas diferencias sociales.

La disrancia no me ha borrado, ni a ti rampoco.

I-a salida de emergencia

siempre estuvo en cl centro de la hoja'

IT -fl

El no debía haberse llamado Fausto. Debió habernacido en otro lugar. No ser mi herman". ef J"Uiáser un hombre honorable, dejar las armas, no llamar_se Fausto.

Dejar de ser Orfeo y el Olimpo encapsulado.

Él ¿eU¡O llegar en el tiempo y en el momento exac_tos, no lo hizo, llegó después.

LA RADIO SIGUE ENCENDIDA.

IT r7-1

EI

No enrendí por qué ya no dolía, por qué su exisren-cia se había vuelto tán insigni#;;;. ya no senría,no había mareo, no imágená ¿irr"rrl"nadas, ni sedde sangre. Todo estabu Jlí, I"r ,;;-ó_r yuxrapues_tas, el cúmulo de senrimienros y toi n"_ios de pun_ta y los dientes relucientes y t", it"nurus y el desiertoy la. noche y el abismo y los hijos (_torl y el cordónumbilical.comparrido y la leniua ;r:;;r, y tas vocesdesconocidas y los líquidos d;r;;;;s y ta memo_ria. Jbdo estaba y se confundía. Ninguna de esascosas, ni una hecatombe, ni un desastre interno, nisaber la cifra del infinito, ni la suavi¿"j O" una aguja,ni el.sedante ajenjo, nada_ me nipnotir"Ua. Ningúnángulo, ni todos los ángulos -"'r"¿u"ian, la saludmental, el silencio, e.l habla, el lenguaje, las palabrasenroscándose como larvas, nada dE

"ro ," importóy lo veía rodo y ranro y rodo y ranr;; nada, nada,nada.

Fausto vengo a decirte que no pienso librar una ba-

talla más contigo'

Sé que has matado hornbres y destrozado lugares'

Ño *" imPorta. No me intimida'

Acuérdate, sé el sccreto:

Dos medusas Pueden vers€ a los ojos

sin Petrificarsc'

No pienso librar una batalla más contigo'

Dispárame por la espalda' Si te atreves'

sll,ú

Jaavs Faasto de Margari ta Valencia tiana'sc terminó de imprimir gracias a las diosas

en occubre de 2004.

Se utilizó la fucnte Caslon540 BT de 6, 9' l2' 14y 24 puntos'

Sc tiraron 500 ejemPlares.

n.!,