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Marie Ferrarella - Un Amor Delicioso

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  • UN AMOR DELICIOSO 13 SERIE CASAMENTERAS MARIE FERRARELLA

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  • UN AMOR DELICIOSO 13 SERIE CASAMENTERAS MARIE FERRARELLA

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    AAArrrggguuummmeeennntttooo

    Se atrevera aquella bella y tmida joven a arriesgarse por el hombre de sus sueos?

    La repostera Lily Langtry no quera comprometerse con nada que no fuera ms all de sus deliciosas pastas. As que cuando un perrito apareci en su puerta, se sinti abrumada por la responsabilidad que eso conllevaba, y por la rapidez con la que se encari de la adorable criatura. Pero Lily no contaba con las consecuencias de llevar al lindo cachorro a visitar al atractivo veterinario local, Christopher Whitman.

    El buen doctor le ense a llevar las riendas, o la correa, de la relacin con su mascota entre otras cosas, consiguiendo que Lily cuestionara su miedo al amor.

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    PPPrrrlllooogggooo

    No me recuerdas, verdad?

    Maizie Connors, abuela juvenil, exitosa agente inmobiliaria y casamentera por excelencia, mir al joven alto, guapo y rubio que haba en el umbral de la puerta de su agencia. Hizo un rpido repaso mental de los muchos rostros con los que haba interactuado en los ltimos aos, tanto profesional como personalmente. Pero no consigui recordar al joven. Su sonrisa le resultaba familiar, pero el resto de su persona no.

    Siempre honesta, Maizie no intent disimular su falta de memoria. Neg con la cabeza.

    Me temo que no admiti.

    Era mucho ms joven entonces, y supongo que pareca un palitroque rubio le dijo l.

    Ella no recordaba la cara, pero la sonrisa y la voz reverberaron en su memoria. La voz del joven era ms grave, pero su cadencia le resultaba familiar. La haba odo antes.

    Tu voz me suena y s que he visto esa sonrisa antes, pero la voz de Maizie se apag mientras estudiaba su rostro. S que no te he vendido una casa afirm. Eso no lo habra olvidado.

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    Recordaba a todos sus clientes y a todas las parejas que Theresa, Cecilia y ella haban unido en los ltimos aos. Desde su punto de vista, ella y sus mejores amigas haban encontrado su vocacin unos aos antes, cuando, desesperadas porque sus hijos se casaran y crearan sus propias familias, haban utilizado sus contactos en los tres negocios que dirigan para encontrarles parejas adecuadas.

    Dado su gran xito, haban descubierto que no podan dejarlo tras casar a todos sus retoos. As que haban seguido con amigos y clientes.

    Trabajaban en secreto, sin permitir que los dos sujetos involucrados supieran que estaban siendo emparejados. No lo hacan por afn de lucro, sino por la intensa satisfaccin de saber que haban unido con xito a dos almas gemelas.

    El joven que tena ante s no era un cliente profesional ni privado, pero le era familiar.

    Me temo que tendrs que apiadarte de m y decirme por qu reconozco tu sonrisa y tu voz pero no lo dems dijo Maizie, encogindose de hombros. De repente, tuvo una intuicin. Eres el hijo de alguien, verdad?

    Se pregunt de quin. No llevaba suficiente tiempo como agente inmobiliaria ni como casamentera para que ese joven pudiera ser un fruto de su trabajo.

    Lo era clav en ella sus ojos azules.

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    Era. En cuanto oy eso, lo supo.

    Eres el hijo de Frances Whitman, verdad?

    Mam siempre deca que eras muy aguda sonri. S, soy el hijo de Frances.

    De inmediato, Maizie conjur la imagen de una mujer de risueos ojos azules y sonrisa fcil, que mantena incluso ante cualquier adversidad.

    La misma sonrisa que tena ante s.

    Christopher? titube. Christopher Whitman! lo envolvi en un clido abrazo. Cmo ests? pregunt entusiasmada.

    Muy bien, gracias respondi l. Y parece que vamos a ser vecinos.

    Vecinos? repiti Maizie, confusa.

    No haba ninguna vivienda en venta en su manzana. Estaba al tanto de todas las casas que salan a la venta en el vecindario y en el resto de la ciudad, as que Maizie supuso que el hijo de su amiga estaba equivocado.

    S, acabo de alquilar el local que hay a dos puertas de este explic l, refirindose al centro comercial en el que se encontraba la agencia inmobiliaria.

    Alquilado? repiti ella. Esperaba que le dijera a qu se dedicaba sin tener que preguntarlo.

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    S, me pareci que era un lugar ideal para mi consulta respondi Christopher.

    Eres mdico? aventur, dado que su propia hija era pediatra.

    De criaturas peludas, grandes y pequeas esboz una sonrisa deslumbrante.

    Eres veterinario concluy Maizie. Dio un paso atrs para mirarlo. Christopher Whitman repiti. Te pareces mucho a tu madre.

    Me tomar eso como un cumplido dijo l con calidez. Siempre agradec que t y tus amigas ayudarais a mam cuando estaba en tratamiento. No me dijo que estaba enferma hasta que se acerc el final explic. Eso le haba dolido, pero, dadas las circunstancias, no haba podido sino perdonar a su madre. Ya sabes cmo era. Muy orgullosa.

    Muy orgullosa de ti puntualiz Maizie. Recuerdo que me dijo que no quera interferir con tus estudios. Saba que los dejaras si pensabas que ella te necesitaba.

    Lo habra hecho asever l sin dudarlo.

    Ella capt la nota de tristeza en su voz y cambi de tema. Frances no habra querido que su hijo se recriminara por una decisin que ella haba tomado por l.

    As que veterinario, eh? Qu ms ha cambiado en tu vida desde la ltima vez que te vi?

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    No mucho los anchos hombros subieron y bajaron con un gesto de despreocupacin.

    Llevada por el hbito, Maizie mir su mano izquierda. No llevaba alianza, pero eso no implicaba necesariamente que fuera soltero.

    No hay una Seora Veterinaria?

    Christopher, riendo, neg con la cabeza.

    No he tenido tiempo de encontrar a la mujer adecuada confes. No era cierto, pero no quera revisitar un tema doloroso. S que mam habra odiado esa excusa, pero as son las cosas. En fin, al ver tu nombre en la puerta, decid venir a saludarte. Si algn da tienes un rato, pasa por mi consulta y hablaremos de mam ofreci.

    Lo har contest Maizie.

    Y ms cosas, pens, mientras Christopher sala. A las chicas les va a encantar esto.

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    CCCaaappptttuuulllooo UUUnnnooo

    Cmo se ha hecho tan tarde?

    La exasperada, aunque retrica, pregunta resonaba en su cerebro mientras Lily Langtry recorra la casa comprobando que no haba dejado las ventanas abiertas y que haba echado el cerrojo de la puerta de atrs. No haba habido muchos robos en su vecindario, pero viva sola y eso la llevaba a ser cuidadosa.

    Tena la sensacin de que los minutos volaban.

    En otro tiempo siempre haba sido ms que puntual, ya se tratara de citas formales o de asuntos cotidianos. Pero eso haba sido antes de que su madre falleciera, antes de quedarse sola y ser la nica a cargo de los detalles de su vida.

    A su modo de ver, haba sido mucho ms organizada y puntual cuando, adems de cuidar de su madre, haba tenido dos empleos para poder pagar las facturas mdicas. Desde que solo era responsable de s misma, pareca haber perdido la capacidad de organizarse. Si quera estar lista a las ocho, tena que conminar a su mente para estarlo a las siete y media, y ni siquiera eso serva para lograr su objetivo.

    Esa maana se haba dicho que saldra por la puerta a las siete. Eran las ocho y diez cuando se puso los zapatos de tacn.

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    Por fin murmur, agarrando su bolso y lanzndose hacia la puerta mientras buscaba las llaves que, ltimamente, tenan tendencia a perderse en algn rincn del enorme bolso.

    Preocupada y absorta en la frentica bsqueda que estaba retrasndola an ms, Lily estuvo a punto de pisarlo.

    En su defensa, no haba esperado que hubiera nada en el umbral, y menos an una bola de pelo negro en movimiento, que aull patticamente cuando pis una de sus patas.

    Lily salt hacia atrs y se llev la mano al pecho, para contener un corazn que pareca a punto de desbocarse. Al mismo tiempo, dej caer el bolso que, tan lleno como una maleta, golpe el suelo con fuerza, asustando an ms a la negra y peluda bola: un cachorro de labrador.

    En vez de salir corriendo, como habra sido de esperar, el perro empez a lamer una de sus sandalias y, en consecuencia, los dedos de sus pies. La lengecita rosa le hizo cosquillas.

    Sorprendida, al tiempo que encantada, Lily se agach para ponerse a la altura del perrito, olvidando por el momento su apretada agenda.

    Te has perdido? le pregunt.

    Dado que estaba a su nivel, el labrador negro abandon sus zapatos y empez a lamerle la cara. Si hubiera habido un atisbo de dureza en el corazn de Lily, se habra convertido en papilla mientras se renda por completo al inesperado invasor.

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    Cuando se puso en pie de nuevo, Lily mir a ambos lados de la calle residencial para comprobar si haba alguien buscando con frenes a su mascota perdida.

    Solo vio al seor Baker, al otro lado de la calle, subiendo a su Corvette azul cielo, en el que conduca al trabajo a diario.

    No prest atencin al sedn beis que haba unos metros ms adelante, ni vio a la mujer mayor que, encorvada en el asiento delantero, intentaba pasar desapercibida.

    El perrito pareca estar solo.

    Volvi a mirar al cachorro, que volva a lamerle las sandalias. Ech un pie hacia atrs y luego el otro, pero solo consigui que el labrador, concentrado en sus zapatos, entrara en la casa.

    Parece que tu familia an no se ha dado cuenta de tu desaparicin le dijo.

    El perrito la mir con la cabeza ladeada, como si estuviera escuchando cada palabra. Lily no pudo evitar preguntarse si el animal la entenda. Aunque cierta gente deca que los perros solo entendan las rdenes que les haban repetido una y otra vez, ella lo dudaba. El que tena delante la miraba a los ojos y estaba segura de que entenda cada palabra.

    Tengo que ir a trabajar le dijo al peludo e inesperado husped.

    El labrador sigui mirndola como si fuera la nica persona en el mundo. Lily saba reconocer cundo haba perdido la

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    batalla. Con un suspiro, retrocedi y permiti al perrito acceso a la casa.

    De acuerdo, puedes entrar y quedarte hasta que vuelva le dijo, rindindose a los clidos ojos marrones que la miraban con atencin.

    Comprendi que, si dejaba al animal all, tena que proporcionarle comida y bebida. Gir sobre los talones y fue a la cocina a buscar algo.

    Llen un cuenco de agua y sac unas lonchas de la carne asada que haba comprado la noche anterior, cuando volva a casa del trabajo.

    Puso las lonchas sobre una servilleta y la dej en el suelo, junto con el cuenco.

    Esto te bastar hasta que vuelva le dijo al perrito que, en vez de ir hacia la comida, como haba esperado, se entretena mordisqueando una pata de la silla de la cocina.

    Eh! grit. Deja eso!

    El cachorro sigui mordiendo hasta que lo apart de la silla. Entonces la mir, confuso.

    Solo llevaba cinco minutos dentro de la casa y ya se haba convertido en un problema.

    Oh, cielos, te estn saliendo los dientes, verdad? Si te dejo aqu, para cuando vuelva todo estar devastado como si hubiera llegado una plaga de langostas, verdad? Lily suspir.

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    Tenan razn quienes decan que toda buena accin tena su castigo. Bueno, pues entonces no puedes quedarte Lily mir la cocina y la salita que haba tras ella. Casi todos los muebles, excepto el televisor, tenan ms aos que ella. No tengo dinero para comprar muebles nuevos.

    Como si entendiera que estaban a punto de echarlo, el perrito la mir y empez a gemir.

    Lily, de corazn blando, supo que no poda ganarle la partida a la triste bola peluda de cuatro patas. Cerrarle la puerta sera como abandonarlo en mitad de una ventisca.

    Vale, vale, puedes venir conmigo gimi, rindindose. Puede que alguien del trabajo tenga alguna idea sobre qu puedo hacer contigo.

    Estudi al cachorro con inquietud, preguntndose si la mordera en el caso de que intentara agarrarlo. Su experiencia con los perros se limitaba a lo que haba visto en televisin. Haba comprendido que no poda dejarlo solo en casa, pero tena la sensacin de que el labrador no haba sido adiestrado para obedecer.

    Estuviera adiestrado o no, al menos tena que intentar que siguiera sus instrucciones. As que volvi hacia la puerta de entrada. El perrito la observaba con atencin, pero clavado en el sitio. Lily se dio tres palmadas en el muslo. El animal lade la cabeza como si dijera Ahora qu?.

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    Vamos, chico, ven aqu lo llam Lily, volviendo a palmearse la pierna, esta vez ms rpido. El perrito se acerc con una expresin que pareca gritar: Vale, aqu estoy. Ahora qu?.

    Lily no tena respuesta a la pregunta, pero esperaba obtenerla en menos de una hora.

    Eh, no recuerdo que este sea el da de Lleva a tu mascota al trabajo brome Alfredo Delgado, uno de los chefs empleados en la empresa de catering de Theresa Manetti, cuando Lily entr sujetando una correa provisional, hecha de cuerda. El labrador negro estaba al otro extremo, dispuesto a investigar cada centmetro del local en cuanto lo soltara.

    Theresa sali de su pequeo despacho y mir al animal con expresin inescrutable.

    Siento llegar tarde le dijo Lily a la mujer que pagaba su sueldo. He tenido una complicacin.

    Desde aqu, se dira que la complicacin te ha seguido coment Theresa.

    Mir expectante a la joven que haba acogido bajo su ala haca poco ms de un ao. Haba contratado a Lily como chef de repostera tras descubrir que creaba exquisiteces capaces de arrancar lgrimas de deleite a aquellos que las probaban. Pero,

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    sobre todo, Theresa la haba contratado porque Lily se haba quedado sola en el mundo tras el fallecimiento de su madre. Theresa, al igual que sus amigas, Maizie y Cecilia, era una mujer muy compasiva.

    Las mejillas de Lily se tieron de rosa.

    Lo siento, estaba en el umbral cuando abr la puerta. No poda dejarlo suelto en la calle. Si al volver a casa me lo hubiera encontrado atropellado por un coche, jams podra perdonrmelo.

    Por qu no lo has dejado en tu casa? pregunt Alfredo, curioso. Es lo que habra hecho yo se agach y rasc al perrito detrs de las orejas.

    Yo tambin lo habra hecho contest Lily, pero hay un problema: por lo visto cree que el mundo es un enorme juguete que mordisquear.

    As que lo has trado aqu concluy Theresa. No son a pregunta ni a acusacin, sino a declaracin de hecho. Sus labios se curvaron divertidos mientras miraba al animal. Asegrate de que no entre en la cocina.

    Aqu todo es de metal Lily seal a su alrededor, con la esperanza de que Theresa entendiera su punto de vista. Solo era una solucin temporal. Sus dientecitos no pueden causar ningn dao mir a su jefa. Puede quedarse hoy?

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    Theresa simul pensrselo, como si no hubiera tenido nada que ver con la mgica aparicin del perrito en la puerta de su repostera. Cuando Maizie haba comentado que el hijo de su difunta amiga iba a abrir una clnica veterinaria a dos puertas de su agencia, para luego ofrecerlo como nuevo candidato de sus servicios especiales, Theresa haba sugerido emparejar a Christopher con Lily. Haca tiempo que pensaba que la joven necesitaba que ocurriera algo positivo en su vida.

    La estrategia para provocar un acercamiento haba surgido espontneamente cuando Cecilia les pregunt si conocan a alguien que quisiera adoptar a un cachorro. Su perra, Princesa, haba tenido una camada de ocho haca seis semanas y necesitaba colocarlos antes de que se comieran su casa. Fue como un rayo que dio luz a su plan.

    Theresa, que saba a qu hora sola salir Lily de casa, inform a Cecilia. Esta procedi a dejar al cachorro, el ms pequeo de la camada, en su puerta. Para que se quedara all, haba insertado una golosina masticable en la trama del felpudo de bienvenida. Despus haba corrido de vuelta al coche a esperar hasta que Lily abriera la puerta.

    Una vez aceptada su presencia en el local de catering, el perrito procedi a olisquear e investigar cada rincn.

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    Lily lo vigilaba como un halcn, temiendo que hiciera algo terrible. Theresa era una persona maravillosa, pero todo el mundo tena su lmite y no quera que fuera el cachorro quien superara el de su jefa.

    Perdn, Theresa empez Lily, apartando al cachorro de un rincn en el que haba varias cajas de cartn, cuntos aos tienen tus nietos?

    Por qu? Theresa le dedic una mirada intencionadamente disuasoria.

    No les encantara tener un perrito? ofreci Lily con una sonrisa animosa. Podras sorprenderlos con Jonathan.

    Jonathan? Theresa enarc una ceja, interrogante.

    El cachorrito Lily seal al labrador. Tena que llamarlo de alguna manera explic.

    Le has puesto nombre. Eso significa que ya te has encariado apunt Alfredo, rindose como si eso diera el asunto por concluido.

    Lily esboz una expresin de pnico. No quera encariarse con nada. An estaba intentando superar la prdida de su madre y reorganizar su vida. Asumir algo nuevo, aunque fuera una mascota, era inviable.

    No, claro que no protest. Simplemente no poda seguir llamndolo l.

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    Claro que podas la contradijo Alfredo con certidumbre. Que no quisieras hacerlo significa que ya has creado un vnculo con esa inquieta bola de pelo.

    No, nada de vnculos neg Lily con firmeza. Ni siquiera s cmo relacionarme con un animal. La nica mascota que he tenido en mi vida fue un pececito de colores, Seymour, y solo vivi dos das no dijo que eso la haba convencido de que no estaba capacitada para ocuparse de mascota alguna.

    Entonces, ya es hora de que vuelvas a intentarlo, Lily asever Alfredo que, obviamente, no vea las cosas de la misma manera. No puedes aceptar la derrota con tanta facilidad.

    Theresa Lily apel a la compasin de su jefa.

    Estoy de acuerdo con Alfredo Theresa le puso una mano en el hombro. Adems, todava no puedes darle el perro a nadie.

    Por qu? pegunt Lily.

    Porque su dueo podra estar buscndolo en este mismo momento explic Theresa con un cuidado aire de inocencia.

    Lily resopl. No haba pensado en eso.

    Tienes razn admiti, avergonzada. Har carteles y los pegar por el barrio.

    Entretanto continu Theresa, mirando pensativamente a la bola de pelo negro, te sugiero que compruebes que el animalito est sano.

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    Y cmo voy a hacer eso? inquiri Lily, que no tena la ms mnima nocin de cmo cuidar a un ser no humano. Ni siquiera se le daban bien las plantas. Como todas se marchitaban y moran cuando caan en sus manos, haba renunciado a intentarlo. La idea de ocuparse de un perro le provocaba escalofros.

    Bueno, para empezar, si yo fuera t, lo llevara a un veterinario sugiri Theresa.

    Un veterinario? mir al perrito, que pareca embelesado con Alfredo. En ese momento, el chef lo deleitaba rascndole las orejas y el morro. No parece enfermo. Es necesario?

    Sin duda contest Theresa sin el menor titubeo. Pinsalo, si alguien lo est buscando, qu impresin daras si devolvieras al perro enfermo? Hasta podran denunciarte por negligencia.

    Lily se sinti acorralada. Lo ltimo que deseaba era involucrarse en el cuidado de un ser vivo. Mir a Jonathan con inquietud.

    Ojal no hubiera abierto la puerta esta maana se lament.

    Oh, cmo puedes decir eso? Mira esta adorable carita urgi Theresa, alzando la barbilla del perrito y volviendo su morro hacia Lily.

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    Intento no hacerlo contest Lily con sinceridad. Pero Theresa tena razn. No quera arriesgarse a que le pasara algo mientras estuviera temporalmente a su cargo. Temporalmente, sin duda. En fin, cmo busco a un veterinario que sea bueno pero no caro? No s por dnde empezar admiti mirando a Theresa, que haba sido quien haba sacado el tema a colacin.

    Pues has tenido suerte Theresa esboz una sonrisa casi beatfica. S de uno que acaba de abrir una clnica a dos puertas del negocio de una de mis mejores amigas. Le llev a su perro Lazarus y asegura que hizo milagros con l.

    Que Maizie no tuviera perro era un detalle sin importancia en el conjunto del plan. Por norma, Theresa no menta, pero en ciertos casos haba que flexibilizar las normas, o saltrselas por completo.

    Quieres que la llame para pedirle su nmero de telfono? sugiri.

    Claro, por qu no? Lily, resignada, se encogi de hombros. Pareca tan buen plan como cualquier otro. Qu puedo perder? Solo es cuestin de dinero, no?

    Theresa saba que la joven no andaba sobrada de dinero, as que decidi proponer lo que consideraba una inversin en la felicidad futura de Lily.

    Mira, hemos tenido un mes muy bueno. Yo pagar la visita al veterinario ofreci, acariciando la cabeza del inquieto

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    perrito. Este se detuvo un segundo para disfrutar de la caricia y luego volvi concentrarse en olisquear todo lo que haba a su alrededor. Considralo un regalo de mi parte.

    Y yo qu? dijo Alfredo, simulando sentirse maltratado. Tienes algn regalo para m, jefa?

    Tambin pagar tu visita al veterinario, si decides que necesitas ir le devolvi Theresa, ya girando para entrar en su despacho.

    Cerr la puerta y fue hacia el escritorio. No le gustaban los telfonos mviles; en su opinin la conexin siempre era ms clara en una lnea fija. Alz el auricular y marc un nmero.

    Connor. Inmobiliaria contest Maizie.

    Houston, tenemos un despegue susurr Theresa con tono teatral.

    Theresa? Eres t?

    Claro que soy yo. Quin si no iba a llamarte y decir algo as?

    No tengo ni idea. Theresa, no te ofendas, pero es obvio que ves demasiadas pelculas. Qu se supone que quieres decir?

    Que Lily va a llevarle el cachorro al hijo de Frances replic Theresa con voz impaciente.

    Y por qu no has dicho eso?

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    Porque eso suena muy normal.

    A veces, Theresa, lo normal est muy bien. Va a llevrselo hoy?

    Eso es lo que le he sugerido.

    Perfecto dijo Maizie con entusiasmo. No hay nada como estar a dos puertas de un amor a punto de alzar el vuelo.

    No veo que eso sea diferente de Houston tenemos un despegue protest Theresa.

    Puede que no, Theresa concedi Maizie, sobre todo porque saba que a su amiga le gustaba tener la razn. Puede que no lo sea.

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    CCCaaappptttuuulllooo DDDooosss

    Lo primero que sorprendi a Christopher cuando entr en la Sala 3 fue que la mujer estuviera de pie, no sentada. Era obvio que se senta incmoda. El perrito que haba con ella pareca ser quien dominaba la situacin. Sonri mientras evaluaba lo que vea.

    El perro no es tuyo, verdad?

    Cmo lo sabes? pregunt Lily, atnita.

    Solo le haba dado su nombre a la recepcionista, una joven morena, llamada Erika, que haba asentido y le haba dicho que la seora Manetti ha llamado para avisar sobre su visita. Despus, uno de los ayudantes del veterinario la haba conducido, junto con Jonathan, a la sala de consulta.

    Te lo ha dicho Theresa? pregunt Lily.

    Theresa? repiti Christopher, confuso.

    Lily decidi que su hiptesis era errnea.

    Es igual. Cmo sabes que no es mo? se preguntaba si los dueos de animales tenan un aspecto especial. Algn rasgo inherente del que careca el resto de los mortales.

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    Lleva una cuerda al cuello apunt Christopher, sealando con la cabeza al inquieto perrito, que pareca ansioso por correr de un rincn a otro.

    Lily pens que seguramente consideraba eso un rasgo de crueldad hacia los animales.

    La necesidad es la madre de la ciencia dijo. Hice un lazo y at la cuerda porque no tena otra forma de asegurarme de que me siguiera.

    El aura de vulnerabilidad de la joven de pelo largo y castao lo atrajo. Christopher la estudi, pensativo y serio, para evitar que creyera que le haca gracia y se estaba riendo de ella.

    No tenas una correa concluy l.

    No confirm Lily. Despus, porque pens que seguramente necesitaba ms informacin para evaluar la salud del perrito, explic la situacin al guapo veterinario. Lo encontr en mi puerta; de hecho, tropec con l.

    Y supongo que no sabes de quin es.

    No. Si lo supiera, se lo habra devuelto a su dueo dijo Lily. Pero no lo haba visto hasta esta maana.

    Entonces, cmo sabes que el perro se llama Jonathan? que l viera, el animal no llevaba ninguna chapa de identificacin.

    No lo s ella se encogi de hombros.

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    Christopher la estudi con curiosidad. Algo no cuadraba.

    Cuando llegaste, le dijiste a mi recepcionista que el perro se llamaba Jonathan.

    Es como yo lo llamo explic ella rpidamente. No quera decir perrito o eh, t, as que le puse un nombre la joven encogi los hombros con cierta impotencia. Parece que le gusta. Al menos me mira cuando lo llamo as.

    Christopher, decidi corregir esa interpretacin, inofensiva pero errnea.

    Eso ocurre cuando se utiliza la entonacin apropiada le dijo. Te contar un secreto baj el tono de voz como si fuera a hacerle una confesin. Si dijeras Nevera con el mismo tono, respondera exactamente igual.

    Para demostrrselo, Christopher rode la camilla hasta situarse detrs del perrito. Una vez all, llam Nevera al perro. Jonathan volvi la cabeza y dio unos pasos para ver mejor a quin lo llamaba.

    Lo ves?

    Ella asinti, pero en opinin de Christopher pareca ms abrumada que convencida. l haba nacido amando a los animales y su mundo siempre haba estado lleno de criaturas, grandes y pequeas. Tena una afinidad natural por ellas, heredada de su madre.

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    Opinaba que todo el mundo debera tener una mascota, porque los animales mejoraban la calidad de vida de sus dueos, y viceversa.

    Veamos, cunto tiempo hace que estis juntos Jonathan y t? supona que no haca mucho, dado que el perrito y ella no parecan haber encontrado el ritmo adecuado an.

    Lily mir su reloj antes de responder.

    Dentro de diez minutos har tres horas, ms o menos dijo.

    Tres horas repiti l.

    Ms o menos aadi ella con voz queda.

    Christopher hizo una pausa. Mientras estudiaba a la diminuta y atractiva joven que tena ante s, las esquinas de sus ojos se arrugaron por la sonrisa que aflor a su rostro.

    Nunca has tenido un perro, verdad? era una pregunta retrica. Tendra que haberlo adivinado en cuanto la haba visto, no pareca nada cmoda.

    Se nota? ella no supo si sentirse sorprendida o avergonzada por la pregunta.

    Das la impresin de tener miedo de Jonathan.

    No lo tengo protest ella con demasiado nfasis. Al comprobar que el veterinario segua mirndola en silencio, se

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    relaj un poco. Bueno, no mucho un segundo despus, sigui: Es muy rico y todo eso, pero tiene esos dientes

    La mayora de los perros los tienen Christopher contuvo una risa. Al menos, los sanos se corrigi, pensando en un perro vagabundo al que haba tratado en la perrera municipal unos das antes.

    Lily saba que no se estaba expresando bien. A veces le resultaba difcil comunicarse. Su destreza resida en la repostera que creaba, no en expresar sus pensamientos ante gente desconocida.

    Pero Jonathan lo muerde todo dijo, tras animarse a intentarlo de nuevo.

    Eso tiene su razn. Est echando los dientes explic Christopher. Cuando era nio, uno de mis primos haca lo mismo le confi. Morda todo y a todos hasta que terminaron de salirle los dientes de leche.

    Como si quisiera darle la razn, el perrito intent clavar los dientecillos en la mano del veterinario. En vez de quejarse, Christopher se rio y le acarici la cabeza con afecto. Antes de que Jonathan pudiera intentarlo por segunda vez, sac un mordedor de goma con sonido del bolsillo de la bata. Jonathan mir el objeto: un pulpo verde lima con patas largas y rizadas.

    El ambiente se llen de ruidos agudos y chillones cuando el perrito concentr toda su energa en morder su nuevo juguete.

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    Durante un segundo, Christopher crey captar un atisbo de envida en los ojos de la joven. Un leve rubor haba teido sus mejillas.

    Seguramente piensas que soy tonta dijo Lily.

    Lo ltimo que l quera era que pensara que la estaba juzgando, bien o mal. No poda negar que se senta atrado por ella.

    Lo que pienso es que tal vez necesites un poco de ayuda y gua en este tema la corrigi.

    Oh, Dios, s, estuvo a punto de exclamar Lily, pero consigui controlarse a tiempo.

    Tienes algn libro que pueda leer? pregunt con tono esperanzado.

    Si quieres leer alguno, puedo recomendarte varios Christopher inclin la cabeza, tena algo ms personal e inmediato en mente. Pero siempre me ha parecido mejor la ayuda visual.

    Algo como un DVD? inquiri Lily, sin saber bien a qu se poda referir.

    Algo ms directo sonri l.

    Durante un instante, Lily se perdi en la sonrisa del veterinario. Sinti algo raro, tal vez una mariposa, revolotear en su estmago. Parpade, convencida de que lo haba entendido mal.

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    El hombre era una sinfona de encanto, desde el pelo rubio oscuro, pasando por el atractivo rostro con hoyuelos hasta los anchos hombros. Ella estaba acostumbrada a ser casi invisible ante personas tan dinmicas como l. Cuanto ms vibraban, ms se desvaa ella, como si se encogiera ante la efervescencia de los dems.

    Teniendo eso en cuenta, pareca poco plausible que Christopher hubiera dicho lo que haba credo entender. Decidi aclarar las cosas.

    Ests ofrecindote a ayudarme con el perro?

    Para su sorpresa, en vez de parecer molesto o desechar la pregunta por completo, l se rio.

    Si necesitas preguntarlo, debo haberlo hecho muy mal, pero s, me estoy ofreciendo como voluntario de repente, se le ocurri algo importante. A no ser, claro, que tu marido o novio, o ser querido, se oponga a que te gue por los vericuetos de la propiedad de un perrito.

    Lily tena su imagen de persona sin pareja tan asumida que supona que todo el mundo la vea as. Que el veterinario considerara otra posibilidad la desconcert un poco.

    No hay marido, novio ni ninguna otra persona que pueda oponerse dijo. Su aclaracin fue recompensada con otra destellante sonrisa.

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    Ah, entonces, a no ser que tengas alguna objecin, puedo acompaarte al parque canino este fin de semana, para darte algunas pistas.

    Ella ni siquiera haba sabido que existieran los parques caninos, y menos en Bradford, pero opt por no expresar su desconocimiento.

    En cualquier caso aadi el veterinario. Hay algo que debo corregir ahora mismo.

    Qu estoy haciendo mal? Lily se prepar para escuchar sus crticas.

    No t, yo enmend l, afable. Acabo de referirme a la propiedad de un perrito.

    Si, lo s, te he odo dijo ella, sin entender adnde quera llegar con ese comentario.

    En realidad, es incorrecto dijo l. Eso indicara que eres propietaria del perrito, cuando en realidad

    El perrito es propietario de m? adivin ella. No le costaba imaginarse al cachorro tomando las riendas de la situacin, pero Christopher neg con la cabeza.

    Sois dueos el uno del otro, y a veces, incluso esos lmites se emborronan un poco admiti l. Si lo haces bien, la mascota se convierte en parte de tu familia y t en la familia de ella.

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    Durante un momento, Lily se olvid de resistirse a experimentar los sentimientos a los que se refera el veterinario. Y tambin se permiti creer que poda ser parte de algo mayor que s misma, dado que eso prometa paliar la soledad que senta cuando no estaba en el trabajo.

    Cuando regresaba a su casa y a su existencia solitaria.

    Rpidamente, se oblig a echar el cerrojo y dar marcha atrs, retrayndose al mundo espartano en el que haba vivido desde la muerte de su madre.

    Eso suena parecido a algo que le una vez en un libro infantil dijo con voz corts.

    Es muy probable concedi Christopher. Los nios ven el mundo de forma mucho ms honesta que nosotros. No suelen tener que inventar excusas ni buscar maneras de expresar lo que sienten, simplemente, sienten enfatiz la ltima palabra con admiracin. Despus volvi al tema que los ocupaba. Como tu relacin con Jonathan se limita a unas horas, supongo que no tienes informacin sobre su corta vida.

    Ni la ms mnima confes ella.

    Christopher, sin comentarios, centr su atencin en el paciente de cuatro patas.

    Bueno, voy a calcular su edad

    Cmo puedes hacer eso? pregunt ella, sintiendo curiosidad por el procedimiento.

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    Por sus dientes aclar Christopher. Los mismos dientes que te han mordido esboz una sonrisa indulgente que a ella le pareci de lo ms sexy. Le han salido los dientes de leche. Parece un labrador de pura raza, as que puedo aplicar el patrn general de tamao y crecimiento. Teniendo en cuenta los dientes y el tamao de sus patas en relacin con el resto del cuerpo, dira que no tiene ms de cinco o seis semanas. Tambin, por sus patas, puedo predecir que va a ser un perro muy grande concluy el veterinario.

    Ella mir al perrito. Jonathan pareca estar esforzndose por atraer la atencin del veterinario. Indiscutiblemente, el cachorro era encantador, siempre y cuando no la estuviera mordiendo.

    Bueno, supongo que eso no es algo que yo vaya a ver murmur, ms para s misma que para el hombre que examinaba al animal.

    Te importa que te pregunte por qu no? Christopher la contempl con curiosidad.

    No.

    No? repiti l, sin saber cmo interpretar la respuesta.

    Quera decir que no me importa que me lo preguntes Lily se recrimin mentalmente. Sin duda, ese da su cerebro trabajaba a cmara lenta.

    Y la respuesta a mi pregunta es? la anim l, al ver que no ofreca ms informacin.

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    Oh.

    Un intenso rubor acompa al monoslabo. Lily no saba por qu estaba comportndose como la tpica tonta del pueblo. Era como si hubieran sumergido su cerebro en sirope y este, embotado, fuera incapaz de recuperar su velocidad normal.

    Porque en cuanto salga de aqu con Jonathan, voy a preparar carteles y pegarlos por el vecindario le aclar al veterinario. Dibujaba bastante bien, y pensaba dibujar al perrito en el pster. Alguien tiene que estar buscndolo por ah.

    Si no piensas quedrtelo, por qu lo has trado para que lo examinara?

    No quera arriesgarme a que tuviera algn problema contest ella, pensando que al veterinario tendra que haberle parecido obvio. Aunque no vaya a quedrmelo, no tengo por qu tratarlo con negligencia.

    As que eres una buena samaritana?

    Ella rechaz lo que podra haber interpretado como un cumplido. Desde su punto de vista, no estaba haciendo nada especial, solo lo que hara cualquiera en su lugar, siempre que tuviera un atisbo de conciencia.

    S, algo as.

    Pues creo que Jonathan tuvo suerte al elegir tu puerta como campamento se agach para ponerse a la altura del

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    perro. Verdad, chico? pregunt con afecto, acaricindole la cabeza.

    De nuevo, el perro reaccion con entusiasmo, restregando la cabeza contra la mano del hombre y apretndose contra su cuerpo.

    Lily tuvo la impresin de que el labrador pretenda fundirse con el veterinario.

    Bueno dijo Christopher despus de examinar brevemente al cachorro, como parece bastante sano, por qu no esperamos hasta la semana que viene antes de continuar con el examen? Luego, si nadie responde a tus anuncios, puedes traer a Jonathan otra vez y empezar a vacunarlo.

    Vacunarlo? cuestion Lily.

    Por su tono de voz, Christopher comprendi que la bien formada joven ni siquiera haba pensado en eso. Era comprensible, teniendo en cuenta que nunca haba tenido un perro.

    Los perros, igual que los nios, necesitan ser inmunizados le aclar.

    Ya murmur ella. Recordaba haber odo algo as en algn momento de su vida.

    Christopher sonri al or su acuerdo tcito.

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    Si no recibes una llamada de un dueo frentico antes del fin de semana, te parecera bien una cita en el parque el domingo, alrededor de las once? sugiri.

    Una cita repiti ella.

    Al ver cmo se haban ensanchado sus ojos, Christopher comprendi que no tendra que haber utilizado la palabra cita. Haba sido un descuido por su parte. As que opt por quitar importancia a lo que podra convertirse en una situacin comprometedora para ambos.

    S, pero tengo la sensacin de que a Jonathan podra no gustarle ese trmino. As que, por sencillez, y posiblemente por salvar la reputacin de Jonathan gui un ojo a Lily, que volvi a sentir una mariposa en el estmago, qu te parece si lo llamamos sesin de adiestramiento?

    Sesin de adiestramiento.

    Esa frase conjur en la mente de Lily una imagen que implicaba mucho trabajo.

    Haras eso? pregunt, incrdula.

    Llamarlo sesin de adiestramiento? Claro.

    No, es decir, por qu ibas ofrecerte a ensearme a adiestrar al perro? Lily pens que tena que aprender a expresase mejor.

    Porque, por experiencia personal, s que vivir con un perro no adiestrado puede ser un infierno, para el perro y para la

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    persona. Adiestramiento es sinnimo de supervivencia mutua explic l.

    Pero no ests ocupado? pregunt ella sintindose culpable por irrumpir en los planes de fin de semana del veterinario. Aunque estaba agradecida, la preocupaba estarle pareciendo necesitada o claramente inepta.

    Christopher pens en las cajas sin abrir que haba por toda la casa, desde haca ya tres meses, esperando a que las vaciara y acabara de instalarse. Haba vuelto a la casa familiar, que no haba vendido tras la muerte de su madre, porque, en su situacin, le haba parecido lo ms natural. Ayudar a la mujer a entender al perrito hiperactivo era una buena excusa para retrasar un poco ms el vaciado de las irritantes cajas.

    No ms que cualquier persona normal dijo.

    Si el perro sigue conmigo para el fin de semana, no podra pagarte la sesin de adiestramiento. Al menos, no de golpe. Pero podramos acordar el pago a plazos sugiri ella, que no quera parecer desagradecida.

    No recuerdo haber pedido ningn pago.

    Entonces, por qu ibas a esforzarte tanto para ayudarme? pregunt ella, desconcertada.

    Considralo como un primer paso para ganarme una medalla al mrito.

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    Ella abri la boca para decirle que no necesitaba su caridad, pero justo entonces una de sus ayudantes llam a la puerta.

    Doctor, los pacientes se acumulan dijo.

    Voy ahora mismo replic l. Se volvi hacia Lily. Te ver en el parque canino el domingo a las once. Si tienes alguna pregunta antes de entonces, no dudes en llamarme. Estoy localizable aqu durante el da y en el mvil fuera del horario de trabajo.

    Aceptas consultas fuera de horario? se sorprendi Lily.

    Los animales, igual que los nios, no se limitan a enfermar de ocho a seis dijo l, abriendo la puerta.

    Espera, cunto te debo por la consulta de hoy? pregunt ella, olvidando que la encargada de eso deba de ser la recepcionista.

    No cobro por hablar respondi l, saliendo. Un perro ladraba con impaciencia en el vestbulo.

    Desapareci antes de que ella pudiera recordarle que, aunque brevemente, haba examinado a Jonathan.

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    CCCaaappptttuuulllooo TTTrrreeesss

    Lily estaba segura de no haber odo bien al hombre. Aunque no le hubiera puesto ninguna inyeccin a Jonathan, ni tomado muestras para hacer anlisis, el veterinario haba pasado al menos veinte minutos hablando con ella sobre el perro y le haba echado un vistazo. A su modo de ver, eso era una consulta.

    Lily estaba ms que dispuesta a hacer favores a la gente, pero nunca le haba gustado recibirlos, porque la pona en la situacin de deber algo a alguien. Agradeca al veterinario que se hubiera interesado por el perrito que tena temporalmente a su cargo y la alegraba que se hubiera ofrecido a instruirla sobre cmo convivir pacficamente con l, pero no iba a aceptar que lo hiciera de forma gratuita. No habra estado bien.

    Lily tom aire, sac el talonario del bolso y se prepar para enfrentarse de nuevo al perrito. Mir a Jonathan y se esforz por imponer a su voz un tono autoritario.

    Ahora vamos a salir de aqu, Jonathan. Intenta no tirar de m esta vez, de acuerdo?

    Si el cachorro entendi lo que le peda, opt por hacer caso omiso, porque en cuanto abri la puerta sali como una exhalacin. Como ella tena la cuerda enrollada en la mueca, se

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    detuvo, a la fuerza, de forma abrupta y casi cmica, dos segundos despus.

    El perrito, a juicio de Lily, la mir con reprobacin. Se sinti obligada a justificarse.

    Te he pedido que no corrieras dijo, mientras iba hacia la salida.

    Al ver cmo la miraba Erika, la recepcionista, se ruboriz.

    Seguramente pensars que estoy loca, por hablarle al perro.

    Al contrario, la mayora de los dueos de una mascota pensaran que ests loca si no lo hicieras. Nos entienden explic la chica, sealando a Jonathan con la cabeza. Pero a veces prefieren no escuchar. En eso, son como nios aadi. Sin embargo, es probable que, a largo plazo, las mascotas resulten ser ms leales.

    No me planteo ningn largo plazo. Solo estoy cuidando de l hasta que su propietario lo reclame le explic Lily a la recepcionista. Puso el talonario sobre el mostrador, lo abri y sac el bolgrafo. Por cunto hago el cheque? sonri con timidez.

    Entretanto, Jonathan tiraba de la cuerda, desesperado por alejarse de la clnica y, posiblemente, tambin de Lily.

    Erika, tras consultar el documento que haba sido remitido a su ordenador un momento antes, alz la cabeza y mir a Lily.

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    Nada contest.

    Por la consulta insisti Lily. El veterinario no poda haber dicho en serio que no iba a cobrarle.

    Nada repiti Erika.

    Pero el doctor Whitman ha visto al perro protest Lily.

    Pues no va a cobrar por verlo dijo Erika, tras consultar de nuevo la pantalla. Sin embargo, veo que ha escrito algo aqu la recepcionista ley la columna de instrucciones especiales.

    Lily senta que su brazo se alargaba por momentos. En su opinin, el perro tena demasiada fuerza para ser tan pequeo. Tir de l.

    El qu? pregunt.

    Un momento.

    Erika abri un cajn lateral y revolvi en l. Tard un minuto en encontrar lo que buscaba.

    El doctor Whitman quiere que le d esto.

    Esto result ser no una cosa, sino dos. Un collar trenzado, azul brillante, del tamao adecuado para un cachorro, y una correa a juego.

    Erika coloc ambas cosas en el mostrador.

    Un collar y una correa dijo, cuando la mujer que acompaaba a Jonathan se limit a mirar los artculos. El

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    doctor Whitman tiene algo en contra de las cuerdas. Teme que los animales puedan llegar a estrangularse con ellas.

    Dada la propensin del perrito a lanzarse en cualquier direccin, tena sentido contar con un collar y una correa que no daaran su cuello. Lily no poda oponerse.

    De acuerdo, cunto debo por el collar y la correa? pregunt.

    Nada contest Erika. La respuesta se repeta.

    Tienen que costar algo insisti Lily, a quien tanta amabilidad empezaba a parecerle ridcula.

    Toda su vida haba tenido que pagar, a veces muy caro, por cuanto haba necesitado o utilizado. Aceptar algo, ya fuera un servicio prestado o un artculo, sin pagar su precio no le pareca correcto. Adems ofenda a su sentido de la independencia.

    Muy poco le dijo Erika. Al ver que la mujer la miraba con escepticismo, se explic: El doctor Whitman compra cajas enteras, como regalo para los clientes. Considralo un gesto de buena voluntad le aconsej.

    Lily lo vea como un gesto de caridad que la pona en deuda, aunque para el veterinario fuera un gesto sin importancia. Decidi intentarlo por ltima vez.

    Ests segura de que no puedo pagar, hacer una contribucin a vuestro fondo para animales abandonados, o algo as?

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    Estoy segura contest Erika. Seal la pantalla de su ordenador para dejarlo claro. Lo dice aqu: sin cargo. Presion dos teclas y la impresora que haba a un lado escupi una copia impresa del documento. Entreg la hoja a la cuidadora del perrito. Lo ves? pregunt Erika con una sonrisa.

    Lily acept la hoja. Dado que no le permitan pagar ni la consulta ni los dos objetos que tena en la mano, hizo lo nico que poda hacer, dar las gracias.

    De nada contest Erika. Sali de detrs del mostrador y se acerc al labrador, que segua tirando de la cuerda con todas sus fuerzas.

    Por qu no le pongo el collar mientras t lo sujetas? sugiri Erika. As no podr escapar.

    Eres como un ngel cado del cielo Lily suspir con alivio. Haba estado preguntndose cmo sustituir la cuerda por el collar y la correa que acababa de recibir sin que el perrito corriera como un loco hacia la libertad.

    No, solo soy la recepcionista de una clnica veterinaria con bastante experiencia en estos temas corrigi Erika con modestia.

    Tard menos de un minuto en poner el collar al perro y enganchar la correa. Solo entonces, solt la cuerda. Un momento despus, colgaba, lacia e intil, de la mano de Lily.

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    Lily la dej en el mostrador.

    Bueno, ya estis listos para salir dijo Erika, ponindose en pie. En cuanto acab de hablar, Jonathan se lanz hacia la puerta como un poseso. Creo que Jonathan est de acuerdo rio Erika. Espera, te sujetar la puerta ofreci.

    En cuanto la puerta dej de ser un obstculo, el perro se lanz hacia la libertad del mundo exterior. Lily estuvo a punto de perder el equilibrio.

    Adis! grit por encima del hombro, trotando tras el perro y esforzndose para no acabar en el suelo. Jonathan pareca no ser consciente de que intentaba sujetarlo.

    Les doy dos semanas. Un mes como mucho murmur Erika para s. Movi la cabeza, cerr la puerta y volvi tras el mostrador.

    En cuanto ella y su energtico y peludo acompaante volvieron al local de catering de Theresa, sus colegas de trabajo los rodearon. Todos le lanzaban preguntas sobre la visita de Jonathan a la nueva clnica veterinaria. El perro era el centro de atencin y pareca disfrutar ladrando y lamiendo las manos que se extendan para acariciarlo.

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    Para su sorpresa, Lily descubri que era la nica de la plantilla que nunca haba tenido una mascota; si obviaba los dos das, haca veinte aos, que cuid de un pez de colores.

    En consecuencia, aunque Jonathan tena prohibida la entrada a la cocina, por cuestiones tanto prcticas como sanitarias, se le permiti correr libremente por el resto del local. Todo el mundo, Theresa incluida, lo acariciaba, jugaba con l y le daba comida. En pocos minutos se haba convertido en la mascota de la empresa.

    Como no tenan programado ningn catering hasta la tarde siguiente, el ambiente en el local no era tan tenso y ajetreado como otras veces. Alfredo y su equipo estaban en la fase de planificacin y preparacin del men del da siguiente. Zac Collins, el encargado de las bebidas, haba salido a comprar los vinos y licores que se serviran en la celebracin. Lily estaba en la fase semifinal de preparacin, diseando los postres que creara para la ocasin.

    Theresa, que supervisaba los progresos del personal, vio que Lily, adems de planificar, haba horneado una bandeja de pastas, ligeras como el aire y rellenas de crema.

    Has decidido hacer una prueba? pregunt Theresa, acercndose a la joven.

    En cierto modo contest Lily. Despus, dado que Theresa, ms que jefa, era como una madre para ella, hizo una pausa y le

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    cont lo que tena en mente. Recuerdas que me recomendaste un veterinario para Jonathan?

    La expresin de Theresa se mantuvo inescrutable, aunque su mente se aceler. Tema que hubiera surgido algn problema u obstculo que pudiera interponerse con el plan de Maizie.

    S?

    No me dej pagarle por la consulta dijo Lily, con el ceo fruncido.

    En serio? Theresa hizo lo posible por sonar sorprendida e incrdula, en vez de triunfal y esperanzada, que era como se senta en realidad.

    En serio repiti Lily. No me gusta deberle nada a nadie aadi.

    Cielo, a veces hay que aceptar lo que la gente nos regala empez Theresa. Lily la interrumpi.

    Lo s. Por eso estoy haciendo esto seal la bandeja que acababa de sacar del horno. He pensado que, ya que dispens gratis sus conocimientos veterinarios, debera devolverle el favor y llevarle una muestra de mi especialidad como regalo.

    A esas alturas, Theresa sonrea de oreja a oreja. No pudo evitar pensar que Maizie haba acertado una vez ms.

    Me parece una idea muy razonable corrobor. Ech un vistazo a su reloj. Eran casi las cuatro de la tarde. Maizie haba mencionado que Christopher cerraba la clnica a las seis. No

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    quera que Lily se perdiera la ocasin de volver a verlo. Como hoy no tenemos ningn catering, por qu no aprovechas para volver a la clnica y llevarle las pastas al veterinario mientras an estn calientes? sugiri.

    Lily esboz una sonrisa de agradecimiento, eso era justo lo que deseaba hacer. Pero antes tena que ocuparse de un detalle ms que insignificante. Mir a su alrededor.

    Dnde est Jonathan?

    Meghan lo mantiene ocupado asegur Theresa, refirindose a una de las camareras de la plantilla. La rubia jovencita tambin se ocupaba de la barra de bar cuando Zack estaba liado con otras cosas. Por qu? sonri. Ests preocupada por l?

    No quiero dejarlo aqu solo mientras voy a la clnica no quera ni empezar a explicar la cantidad de desperfectos que el perrito poda ocasionar en un periodo de tiempo muy corto.

    No esta solo la contradijo Theresa. Hay alrededor de ocho pares de ojos puestos en l en todo momento. Si acaso, podra sentirse demasiado vigilado. Vete, llvale al veterinario tus pastas de agradecimiento. Me da la impresin de que es muy posible que se las haya ganado especul.

    Si no te importa Lily la mir titubeante.

    Si me importara, no estara empujndote hacia la puerta apunt Theresa. Vete ya! orden.

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    Lily sali antes de que acabara de hablar.

    Cuando el timbre anunci la llegada de un paciente ms, Christopher tuvo que contener un profundo suspiro. No porque le importara tratar a sus pacientes, en absoluto. Disfrutaba hacindolo, incluso cuando alguno supona un reto a sus conocimientos. No le importaba dedicar todo su tiempo a la clnica. Lo que odiaba era el papeleo. Todo lo relacionado con el papeleo le resultaba tedioso, aunque admita que era necesario.

    Por eso contaba con dos recepcionistas, una por la maana y otra por la tarde, que se ocupaban de registrar todos los datos y actualizar los informes.

    Sin embargo, a veces, cuando una o la otra se ausentaba durante ms de diez minutos, se ocupaba de la recepcin l mismo.

    Eso estaba haciendo en ese momento, dado que Erika haba salido a una tienda local para comprar la cena y llevarla de vuelta a la clnica. Alz la vista del teclado para ver quin acababa de entrar.

    Has vuelto dijo Christopher con sorpresa, al ver a Lily. En cuanto entr, su sexualidad natural e inconsciente inund la atmsfera de la sala de espera. En un instante, se rindi a su

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    hechizo. Le ocurre algo a Jonathan? fue lo primero que se le pas por la cabeza.

    Entonces se fij en que ella llevaba una caja de cartn, color rosa. Se pregunt si sera otro animal para que lo examinara. No haba agujeros en el cartn para que entrara el aire; as que no poda ser un ratoncito blanco, o similar, que se hubiera encontrado en la calle.

    Me has trado otro paciente? pregunt con cierta inquietud.

    Qu? se dio cuenta de que l miraba la caja que tena en la mano y comprendi, algo tarde, lo que deba de estar pensando. Ah, no, esto no tienes que examinarlo dijo. Al menos no en el sentido que ests pensando.

    l no tena ni idea de lo que poda significar eso. Pero empezaba a captar el aroma que sala de la caja. Sus papilas gustativas se pusieron en alerta.

    Qu es eso? pregunt, saliendo de detrs del mostrador de recepcin y acercndose. Le pareci detectar un punto de canela, entre otras cosas. Huele divinamente.

    Gracias Lily esboz una amplia sonrisa.

    Eres t? la mir sorprendido y confuso. Se pregunt si era algn nuevo perfume, diseado para despertar el apetito de

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    un hombre, en su variedad no carnal. Su boca empezaba a salivar.

    Solo hasta cierto punto contest Lily, risuea. Al ver que Christopher pareca an ms confundido, se apen de l y le ofreci la caja rectangular. Son para ti, y para el resto de la plantilla aadi, por si acaso supona que intentaba flirtear con l; sin duda era algo que le ocurra a menudo.

    Los hombres tan guapos como Christopher Whitman nunca pasaban desapercibidos. Gracias al espeso pelo rubio pajizo, la altura y esbeltez de su cuerpo y los magnticos ojos azules que parecan escrutar el interior de su alma, el veterinario habra llamado la atencin incluso entre una multitud.

    Es mi manera de dar las gracias aadi.

    Las has comprado para nosotros? pregunt Christopher, aceptando la caja.

    No. Las he hecho. Soy chef de repostera explic, para que no pensara que haba elegido la primera receta que haba visto en Internet. Sin saber por qu, quera hacerle saber que, a su manera, tambin era una buena profesional. Trabajo para una empresa de catering aadi, aunque tal vez fuera ms informacin de la que el hombre quera or. Como no me dejaste pagar, quera hacer algo a cambio. Es repostera natural, no contiene aditivos artificiales, y tampoco gluten o nueces aadi, por si era alrgico a alguno de esos ingredientes, como lo haba sido su mejor amiga de infancia.

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    Pues huelen de maravilla abri la caja y el aroma pareci envolverlo. Si no supiera que estoy vivo, pensara que he muerto y he subido al cielo.

    Segn dicen, saben mejor que huelen apunt ella con timidez.

    A ver si es verdad Christopher sac una pasta y la mordi lentamente, como si temiera alterar su delicada composicin. Sus ojos se agrandaron e iluminaron de placer. El cielo queda confirmado dijo, antes de dar un segundo bocado.

    No tard en seguirle un tercero.

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    CCCaaappptttuuulllooo CCCuuuaaatttrrrooo

    A pesar de que estaba disfrutando viendo al veterinario consumir las pastas que haba creado, Lily se senta incmoda. Antes o despus, llegara alguien con una mascota que necesitaba atencin, o aparecera uno de los ayudantes del doctor, y el momento llegara a su fin.

    Lo mejor sera irse cuanto antes.

    Bueno, solo haba venido a traer eso seal la caja rosa. Despus, empez a salir de la clnica.

    La boca de Christopher estaba ocupada, deleitndose con el ltimo trocito de la segunda pasta que haba elegido. No quera apresurar el proceso, pero tampoco quera que Lily se marchara an. Alz la mano para indicarle que esperase.

    Espera consigui decir, justo antes de tragar el ltimo bocado.

    Lily se detuvo a un paso de la puerta. Esper a que el veterinario pudiera hablar, preguntndose por qu le haba pedido que se quedara. Tal vez iba a decirle que haba cambiado de opinin sobre la consulta gratuita. O haba reconsiderado su oferta de verla en el parque canino el domingo.

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    Se pregunt por qu la desagradaba tanto la posibilidad de que fuera la ltima opcin.

    De verdad las has hecho t? pregunt Christopher cuando recuper el uso de la boca.

    S respondi ella, mirndolo a los ojos. Intent dilucidar por qu razn poda plantearse que hubiera mentido sobre algo as.

    Son fantsticas afirm l con entusiasmo. Haciendo gala de un control extraordinario, se oblig a cerrar la caja. Haces esto profesionalmente? Como en un restaurante? Trabajas para un restaurante? corrigi, comprendiendo que su momento de xtasis lo haba despojado temporalmente de la capacidad de formular preguntas coherentes.

    Trabajo para una empresa de catering dijo Lily. Pero, en el futuro, me gustara abrir mi propia pastelera aadi. Se arrepinti de sus palabras de inmediato. El hombre solo pretenda darle conversacin, no que iniciara un monlogo sobre sus planes de futuro.

    Christopher asinti y sonri con calidez mientras levantaba un poco la tapa de la caja. Haba un poquito de crema en el borde. Lo recogi con la punta del dedo y se lo llev a los labios.

    Lily no pudo evitar pensar que pareca un hombre que acabase de alcanzar el nirvana. Un clido cosquilleo recorri su cuerpo y olvid sus nervios y su incomodidad.

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    La gente hara cola en la puerta le asegur Christopher. Cmo se llaman estas? pregunt, sealando las pastas que quedaban en la caja.

    Ella no haba pensado en nombres, pero record lo que haba dicho Theresa cuando las prob por primera vez.

    Trocitos de Cielo.

    Christopher asinti con aprobacin.

    Buen nombre dijo, mirndola de frente.

    Entonces fue cuando ella vio la manchita de crema en la comisura de sus labios.

    Se plante ignorarla, segura de que, si l segua hablando, la crema desaparecera de un modo u otro. Pero no quera que tuviera que avergonzarse en el caso de que fuera uno de sus clientes quien sealase esa mcula en su aspecto.

    Perdn, doctor Whitman empez, sin saber cmo seguir. Siempre le costaba sealar los defectos o fallos en otra persona. Pero haba sido ella quien haba llevado las pastas: tcnicamente, era la culpable de la manchita de crema.

    Tu repostera acaba de hacer el amor con mi boca, creo que puedes llamarme Chris dijo Christopher, con la esperanza de derrumbar alguna de las barreras que la mujer pareca haber erigido a su alrededor.

    Chris repiti Lily, para empezar de nuevo.

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    S? le haba gustado cmo sonaba su nombre en boca de Lily. Sonri.

    Tienes un poco de crema en el labio. Bueno, justo debajo de la comisura corrigi. En vez de sealar el lugar en el rostro de l, lo hizo en el suyo. No, en el otro lado le indic. Christopher encontr el lugar al segundo intento y ella asinti con alivio. Ya est.

    Christopher, divertido, iba a decirle algo, pero el timbre de la puerta se lo impidi. Anunciaba la llegada de un nuevo paciente: un gato himalayo que no pareca nada contento de estar en un trasportn y menos an de estar en la cnica.

    La duea del gato, una morena de sonrisa clida y aspecto maternal, suspir con alivio al dejar el trasportn en el suelo, junto al mostrador.

    Cedrick no est nada contento hoy dijo, aunque eso era obvio. Tengo cita para la vacunacin anual dijo, antes de que Christopher tuviera tiempo de consultar su expediente.

    Lily pens que tocaba retirada. Ya llevaba demasiado tiempo all. Aunque sus colegas estuvieran vigilando a Jonathan, tena la sensacin de que podan cansarse de hacerlo.

    Bueno, adis le dijo a Christopher, abriendo la puerta para salir.

    No te olvides de lo del domingo grit l.

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    Las mariposas que Lily senta en el estmago duplicaron su tamao al orlo. Fue hacia su coche a toda prisa.

    Se dira que alguien te persigue le dijo Theresa, cuando entr en la tienda de catering como una exhalacin. Va todo bien?

    Bien. Todo va bien contest Lily rpidamente.

    Theresa opt por no hacer ningn comentario al respecto.

    Qu le han parecido tus pastas? al ver que Lily la miraba desconcertada, como un cervatillo deslumbrado por los faros de un coche, Theresa le dio otra pista. El veterinario, le han gustado las pastas que hiciste para l?

    Ah, eso. Le gustaron contest Lily. Perdona, estoy algo distrada se disculp. Pensaba en los postres para el evento de maana explic.

    Quera que todo estuviera siempre perfecto, era su forma de agradecerle a Theresa el inters que se tomaba por ella; por eso revisaba una y otra vez lo que haba planificado crear para cada encargo.

    Theresa movi una mano, quitando importancia a la disculpa de Lily. La interesaba mucho ms el otro tema.

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    Bueno, qu ha dicho? inquiri. Chica, la verdad, a veces sacarte informacin es tan difcil como sacar una muela la llev hacia un rincn. Dime qu ha dicho.

    Lily sonri al recordar las palabras exactas.

    Que haba pensado que haba muerto y subido al cielo.

    Por lo menos tiene buen gusto Theresa asinti con aprobacin. Maizie haba encontrado un buen candidato, sin duda. Es una profeca dijo, apretando suavemente la mano de Lily. Serviremos Trocitos de Cielo en la celebracin de maana como Lily no pareca dispuesta a decir nada ms sobre Christopher, cambi de tema. Por cierto, si te ests preguntando dnde est Jonathan, Meghan lo ha llevado a dar un paseo. Hasta que aprenda a controlarse, uno de nosotros tendr que sacarlo cada hora y animarlo a que haga algo explic Theresa.

    Lily, que no saba nada de animales, la mir con incertidumbre.

    A que haga algo? El qu? Te refieres a encontrar a su dueo?

    No Theresa control una carcajada. Me refiero a que haga sus necesidades. Si no haces nada al respecto, ese perrito creer que el mundo entero es su cuarto de bao.

    Oh, Dios Lily la mir horrorizada. No haba pensado en eso.

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    No te tortures, Lily. Nunca has tenido una mascota Theresa puso un brazo sobre los hombros de su protegida. Yo crec rodeada de perros, as que tengo experiencia aadi, para paliar la incomodidad de la joven.

    Lily pens que, si ese era el caso, caba la posibilidad de convencer a su jefa para que se quedara con el perrito si nadie lo reclamaba. Decidi intentarlo de nuevo.

    Ests segura de que no quieres?

    Theresa, adivinando el rumbo que iba a tomar la conversacin, la cort de inmediato.

    De ninguna manera. Mi siamesa echara un vistazo a Jonathan y le sacara los ojos, despus hara huelga de hambre durante una semana solo para hacerme sufrir. Mientras esa princesita viva conmigo, ninguna otra criatura de cuatro patas podr cruzar la puerta de entrada le ofreci una sonrisa compasiva. Me temo que, hasta que encuentres a su dueo, Jonathan y t tendris que compartir casa.

    Lily asinti, resignada por el momento.

    Entonces, ser mejor que empiece a buscar a su dueo le dijo a Theresa.

    Lily entr al cubculo de paredes de cristal donde ideaba sus recetas. Era diminuto, con el sitio justo para un escritorio y una silla. No poda quejarse, contaba con un ordenador porttil y una impresora pequea, no necesitaba ms.

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    En cuanto se sent, puso manos a la obra. Haba decidido que una foto sera mejor que un dibujo, y le haba sacado una a Jonathan con el mvil. Conect el telfono al ordenador y descarg la foto, adorable en su opinin.

    Cmo podra alguien no haberte echado de menos? le murmur a la foto. Bueno, basta de eso, a trabajar se orden.

    Recort la fotografa para centrar la imagen en la cabeza del perro, escribi un texto breve, indicando dnde y cundo lo haba encontrado, y aadi su nmero de telfono.

    Tras revisar el documento en pantalla, Lily imprimi una hoja de prueba. Aparte de necesitar un pequeo ajuste de color, el resultado le pareci bien. Hizo los cambios necesarios, guard el documento e imprimi una prueba de esa segunda versin.

    Satisfecha con el mensaje y con la foto de Jonathan, imprimi veinticinco copias. Pensaba pegar carteles en los rboles y postes de la zona residencial en la que viva.

    Con suerte, eso bastara. Si no obtena ninguna respuesta, tendra que ampliar el crculo a la urbanizacin contigua, pero tena la esperanza de que no fuera necesario.

    Si Jonathan hubiera sido su perrito, a esas alturas lo estara buscando con frenes. A su modo de ver, era lgico que su autntico dueo sintiera lo mismo.

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    En cuanto sali del trabajo, con Jonathan a su vera, Lily puso su plan en accin. Ya en el coche, baj la ventanilla una rendija, suficiente para que entrara aire sin permitir a Jonathan escapar, y recorri la urbanizacin de punta a punta. Bajaba del coche, dejando al perro en el asiento trasero, y pegaba los carteles en dos o tres rboles.

    Tard ms de una hora en cubrir toda la zona. Jonathan ladraba ms y ms fuerte cada vez que bajaba del coche; Lily comprendi que no le gustaba nada ese juego que pareca excluirlo.

    Me lo agradecers cuando aparezca tu dueo le dijo al perro, sentndose al volante tras colgar el ltimo cartel.

    Cansada, aparc ante la casa. Jonathan empez a ladrar, como si anticipara que iba a abandonarlo en el coche una vez ms.

    Ya voy le asegur Lily.

    Fue a abrir la puerta trasera e hizo lo posible por agarrar la correa, pero Jonathan fue demasiado rpido para ella. Escabullndose, salt entre sus piernas y corri en busca de la libertad.

    Lily se rindi con un suspiro. No iba a perseguir al animal. Teniendo en cuenta su suerte, acabara de bruces en el suelo. En vez de eso, abri el maletero.

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    Theresa haba insistido en que se llevara comida casera, si poda considerarse as la de una empresa de catering, para que cenara algo decente.

    S que te las a hacer cosas y te olvidas de comer, sobre todo si tienes que preparar algo. Esta vez, no tendrs excusa haba dicho Theresa, dndole una gran bolsa de papel, caliente al tacto.

    Lily sac la bolsa del maletero y comprob que segua estando templada. Con la cena en la mano, fue hacia la puerta de entrada. Cuando lleg, estuvo a punto de dejar caer la cena al suelo.

    Jonathan estaba sentado en el escaln delantero. El perrito daba toda la impresin de estar esperndola.

    Qu haces aqu? pregunt, atnita. Pensaba que ya estaras muy lejos.

    Jonathan la mir con expresin desconsolada. Tena la lengua afuera y babeaba sobre el peldao. En cuento ella meti la llave en la cerradura, se levant de un salto y empez a golpear el suelo con el rabo.

    Supongo que vas a querer entrar dijo ella.

    Como si la entendiera, o tal vez para molestarla, Jonathan respondi ladrando con ms fuerza que nunca. Ella se estremeci ante tal estruendo.

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    Primera norma de la casa dijo, empujando la puerta con el hombro. Jonathan entr como una exhalacin y Lily estuvo a punto de tropezar con l ms de una vez. El perrito pareca estar en todas partes al mismo tiempo. Usa tu voz interior orden con voz firme.

    l opt por ignorarla y ladr con tanta fuerza como antes. Lily suspir, cerr la puerta y fue hacia la cocina.

    Puede que no tengas voz interior. Estoy empezando a pensar que no te escapaste, te echaron de casa. Alguien que no quera pasar el resto de su vida tomando analgsicos para el dolor de cabeza.

    Jonathan corri a su alrededor y, de repente, inexplicablemente, decidi convertirse en su sombra. Empez a seguirla en todo momento, casi pisndole los talones.

    Supongo que solo es cuestin de tiempo, hars que me caiga antes o despus, verdad? predijo, dejando sobre la encimera la bolsa que haba preparado Theresa y otra que le haba dado Alfredo. El chef haba enviado a su ayudante a la pajarera a comprar latas de comida para Jonathan.

    Aunque ella no hubiera adoptado al perro an, pareca que todos los dems s, pens Lily mientras sacaba las latas. Haba diez en total, todas distintas.

    Vaya, los perros comen mejor que la mayora de la gente, eh? se asombr. Jonathan corra de un lado a otro,

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    adivinando que iban a darle de comer. Hueles la comida a travs de la lata? pregunt ella, incrdula. Jonathan sigui corriendo, entusiasmado.

    Ella dedic un momento a elegir una lata para su husped, pero como era incapaz de decidirse, cerr los ojos y agarr una al azar. Se dijo que lo mismo daba una que otra. Tena la sensacin de que, si le ofreca una caja de cartn, el perrito la devorara sin pensarlo.

    Tir de la anilla, agradeciendo no tener que buscar un abrelatas, y vaci el contenido en un cuenco. Lo puso en el suelo y dio un par de pasos hacia atrs. Tard unos tres segundos.

    Jonathan termin de comer en seis.

    Es que ni siquiera masticas? inquiri Lily mirando el cuenco vaco. El perrito la sigui cuando recogi el cuenco para llevarlo al fregadero. Igual que antes, pareca observar atentamente cada uno de sus movimientos. Si crees que voy a darte ms comida, te equivocas, listillo. Hasta maana por la maana tendrs que conformarte con agua.

    Freg el cuenco, lo llen de agua fra y volvi a ponerlo en el suelo, en el mismo sitio. Solucionado el tema del perro, decidi ocuparse de s misma.

    Abri el envase que contena su cena y comprob que Theresa le haba preparado su plato favorito: estofado de buey.

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    El aroma le despert el apetito, recordndole que apenas haba comido en todo el da.

    Bendita seas, Theresa murmur.

    Se sirvi un plato y se sent a la mesa. Jonathan se coloc a sus pies y sigui con la mirada cada tenedor de comida que se llevaba a la boca, como si estuviera hipnotizado.

    Lily hizo cuanto pudo para ignorar al animal y los clidos ojos marrones que la observaban con tanta atencin. Resisti cuanto pudo, casi siete minutos, antes de capitular con un suspiro.

    Toma, acbatelo dijo, dejando el plato en el suelo.

    Apenas tuvo tiempo de apartar la mano. De hecho, su pulgar corri un grave riesgo. Los afilados dientecillos de Jonathan rasgaron su piel cuando se abalanz sobre el resto del estofado.

    Sabes una cosa? Si queremos llevarnos bien mientras ests aqu, vamos a tener que establecer ciertos lmites. Limites que tendrs que respetar si no quieres acabar en la calle, amigo. Te ha quedado claro? le pregunt al perrito.

    Se levant de la mesa, llev el plato al fregadero y fue hacia la sala. Su sombra la sigui con la lengua afuera y babeando.

    Lily se dio la vuelta y vio el rastro hmedo que haba dejado en su camino de la cocina a la sala. Con un suspiro, sac la fregona del escobero y limpi las manchas de babas. Cuando

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    acab, dej la fregona apoyada contra la pared de la cocina, segura de que volvera a necesitarla muy pronto.

    Eh, Jonathan, te apetece jugar a las cartas? le pregunt, sin saber qu hacer con l.

    El perrito alz la cabeza y empez a ladrar. El sonido reson en la cabeza de Lily.

    Ya supona que no. Tal vez te ensee algn da al darse cuenta de lo que haba dicho, rectific: No s ni lo que digo. No vas a estar aqu algn da. Para cuando ese da llegue, mi peludo amigo, te habrs ido y estars comindote la casa de otra persona. Tengo o no tengo razn?

    A modo de respuesta, Jonathan empez a lamerle los dedos de los pies.

    Ella se dej caer en el sof y le acarici la cabeza.

    No juegas limpio, Jonathan.

    El perrito ladr, como si quisiera decirle que ya lo saba.

    Lily tuvo la sensacin de que iba a ser una noche muy larga.

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    CCCaaappptttuuulllooo CCCiiinnncccooo

    Christopher consult su reloj y frunci el ceo. Haban pasado cinco minutos, en realidad cuatro y medio, desde la ltima vez.

    Estaba en el parque canino, y llevaba all de pie cincuenta minutos. Ocupaba un lugar que le permita ver con toda claridad la entrada al parque. Nadie poda llegar, ni irse, sin que l lo viera. Haca uno de esos das dignos del paraso, la tpica descripcin que sola hacerse del clima de Bedford, la ciudad californiana en la que haba crecido. Pero l no estaba pensando en el tiempo.

    El ceo haba ido surgiendo, lentamente, porque haca ya casi una hora que esperaba a Lily y a su perrito.

    No le haba dado la impresin de ser una persona que faltara a una cita sin llamar antes, pero se record que no era muy bueno a la hora de juzgar a la gente. Se haba equivocado de medio a medio respecto a Irene.

    Rio brevemente al recordarlo. Aunque no le gustaba el juego, habra apostado dinero a que Irene y l iban a estar juntos para siempre.

    Idiota, se recrimin.

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    Se haban conocido la primera semana de universidad. Mientras se ayudaban el uno al otro a aclimatarse a vivir lejos de casa, descubrieron que tenan los mismos intereses y objetivos, o eso haba pensado l. Cuando l decidi especializarse en Veterinaria en la Universidad Cornell, ella sigui en Nueva York para licenciarse en Inversin Bancaria, la carrera que predominaba en su familia. Irene tena los ojos puestos en Wall Street.

    Eso dio lugar al primer conflicto grave entre ellos. Irene quera establecerse en Nueva York, mientras que l siempre haba tenido la intencin de volver a casa y montar all su clnica.

    Cuando descubri que su madre tena una enfermedad mortal, lo consider una seal de que era imprescindible que volviera a Bedford. Fue entonces cuando descubri que no conoca a Irene tan bien como haba credo. Ella, como muestra de comprensin, le haba dicho que estaba dispuesta a tomarse unos das libres en la empresa de su padre, donde ya trabajaba, y acompaarlo a Bedford para que visitara a su madre por ltima vez.

    La tensin entre ellos se acrecent y l acab yendo a ver a su madre solo. Irene necesitaba mucha atencin, y aunque eso no sola molestarlo a menudo, saba que interferira con el tiempo que quera dedicarle a su madre.

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    Ese tiempo result ser mucho menos del que haba esperado. Un mes y un da despus de su llegada a Bedford, su madre falleci. Le destroz el corazn que no le hubiera confesado su enfermedad antes, pero agradeci haber podido pasar esas ltimas semanas con ella.

    Cuando regres a Nueva York, la relacin con Irene empez a ir de mal a peor. Lo vio con toda claridad la noche que Irene le dijo que quera que se planteara dedicarse a algo ms prestigioso que cuidar de animales enfermos.

    En su opinin, al igual que en la de su padre y sus tos, un veterinario no encajaba bien con la imagen de xito profesional que pretenda alcanzar para s misma. Irene lo haba dejado atnito al entregarle una lista de carreras alternativas para que la estudiara.

    Tena la esperanza de que llegaras a esta conclusin por ti mismo, pero, si tengo que empujarte un poco, lo har. Al fin y al cabo, para qu sirve una futura esposa si no es para dirigir a su hombre hacia el camino correcto para l?

    Lo haba dicho completamente en serio.

    Entonces supo que el para siempre que haba imaginado, no tena cabida entre ellos dos. Rompi el compromiso con cortesa y sinceridad. Le dijo a Irene que, por mucho que deseara estar con ella, nunca haba imaginado que viviran su vida relacionndose con gente ms interesada en el beneficio personal que en hacer el bien.

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    Encolerizada, Irene le haba tirado el anillo de compromiso a la cara. l, sin recogerlo del suelo, haba contestado que no lo quera y que poda quedrselo. Dos das despus, cuando el anillo de diamantes apareci en su buzn, Christopher decidi que siempre podra empearlo si necesitaba dinero para comprar equipo para su clnica.

    Al da siguiente, abandon Nueva York.

    En un periodo muy breve, haba perdido a su madre y a la mujer a la que haba credo amar.

    Le haba costado un tiempo retomar el ritmo de su vida. Tiempo para dejar de verse como parte de una pareja y volver a enfrentarse al mundo como soltero. Cuando pasaba por un momento emocional especialmente duro, se recordaba que su madre haba estado sola casi toda la vida.

    Su padre, un polica que estaba disfrutando de su da libre, compraba leche en el supermercado local cuando entr un hombre agitando una pistola en el aire y exigiendo que le entregaran el dinero de la caja. Segn el relato del dependiente, su padre haba intentado razonar con el ladrn. Este, nervioso y, como se comprob despus, drogado, le dispar en el pecho tres veces y luego se escap. La polica lo captur a menos de una manzana de la tienda. Pero llegaron demasiado tarde para salvar a su padre.

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    Su madre haba quedado devastada, pero como l tena solo dos aos y no contaban con familia que los apoyara, se esforz por levantar cabeza y darle la mejor vida posible.

    Cuando estaba a punto de marcharse a estudiar a Cornell, Christopher se haba sentido culpable por dejarla sola. Record haberle preguntado por qu no haba salido con ningn hombre mientras l creca. Le haba contestado que ya haba tenido un gran amor en su vida y que le habra parecido avaricioso intentar que volviera a ocurrir.

    Tu padre era un hombre nico y fui muy afortunada por tenerlo en mi vida, aunque fuera por poco tiempo haba dicho. No quiero estropear eso buscando a alguien que ocupe sus zapatos cuando s que es imposible.

    Christopher sonri con el recuerdo. Saba que su madre tambin le habra dicho que el que Irene no hubiera resultado ser la mujer de sus sueos no implicaba que no hubiera otra destinada a serlo, esperando a que l la encontrara.

    Emiti un suspiro; tal vez no la hubiera.

    No estaba buscando una relacin. An era demasiado pronto para plantearse algo as. Sin embargo, le apeteca mucho pasar tiempo con Lily.

    Christopher mir su reloj de nuevo. Haban pasado cinco minutos ms. Encogi los hombros, resignado; no tena sentido

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    esperar ms. Lily y su hiperactivo cachorro no iban a aparecer, y ella no haba tenido la consideracin de telefonear para avisarlo.

    Caba la posibilidad de que el dueo del perro hubiera aparecido a reclamarlo, pero, incluso as, Lily tendra que haber llamado para cancelar la cita.

    A no ser que hubiera perdido su tarjeta.

    Puedes pasarte todo el da aqu imaginando una docena de excusas, pero el hecho es que ella no ha venido y t s. Es hora de volver a casa, amigo, se dijo.

    Se apart de la farola en la que haba estado apoyado y puso rumbo hacia su coche, un Toyota gris claro de cuatro puertas.

    Fue entonces cuando lo oy.

    Un silbido agudo que pareci rasgar el aire, literalmente. Un sonido irritante que obvi, hasta que son de nuevo. Intrigado, mir a su alrededor para ver de dnde provena.

    Un segundo despus, un perrito corra a su alrededor como un maniaco.

    Ese perrito.

    Una correa volaba en el aire tras l, como una serpentina. Por el momento, era un perro libre.

    Rindose, Christopher se agach a su altura y le rasc la cabeza. El animal respondi como si, por un azar del destino, se

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    hubiera reencontrado con un gran amigo al que hubiera perdido la pista aos antes.

    Hola, chico. Dnde est tu duea? Te has escapado?

    Christopher mir por encima del hombro y la vio. Con la melena castaa ondeando en el aire, corra hacia l. Llevaba una camiseta verde que se ajustaba a su torso y pantalones cortos, de tela vaquera deshilachada por el bajo, que acentuaban el largo de sus piernas.

    Lily corra a toda velocidad para alcanzar al perro que, obviamente, se le haba escapado.

    Al ver que Jonathan haba encontrado al hombre con el que iban a reunirse, baj el ritmo un poco para recuperar el aliento y poder hablar sin jadeos.

    Hola salud Christopher con voz clida; la hora que llevaba esperando se convirti en un recuerdo lejano. Empezaba a pensar que no ibas a venir.

    Lo siento se disculp ella. Suelo ser muy puntual.

    Como Christopher segua agachado junto al perro, se dej caer al suelo. Era ms fcil hablar estando a su altura.

    Jonathan decidi que prefera hacer gala de su carcter a cooperar conmigo no pretenda que el veterinario la compadeciera, solo quera hacerle saber qu le haba impedido llegar a tiempo. Me cost muchsimo meterlo en el coche. Se convirti en un manojo de patas movindose en todas

  • UN AMOR DELICIOSO 13 SERIE CASAMENTERAS MARIE FERRARELLA

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    direcciones. Despus, cuando por fin llegu al parque y abr la puerta trasera, sali corriendo sin darme tiempo a agarrar la correa. Lo intent, pero fue demasiado rpido para m movi la cabeza. Est claro que tiene mente propia.

    Resultaba difcil creer que la testarudez que estaba describiendo se refiriera al mismo perro que pareca haberse convertido en pura dulzura. De hecho, el labrador acababa de tumbarse boca arriba como si su mayor deseo fuera que le acariciaran la tripita. Christopher no dud en hacerlo, y eso pareci transportar a Jonathan al paraso.

    Era tu silbido el que he odo hace un momento? pregunt Christopher, con tono incrdulo pero corts. Lily asinti.

    S que es un silbido atronador lo cierto era que no saba silbar de otra manera. Pero estaba desesperada para que dejara de correr, aunque no estuviera dispuesto a volver a mi lado.

    A Christopher le pareci muy gracioso que alguien tan diminuto y grcil como Lily fuera capaz de silbar como un rudo marinero recin desembarcado tras pasar meses en altamar. Decidi no hacer comentarios al respecto, porque tema avergonzar a Lily y acrecentar su timidez. Eso era lo ltimo que deseaba. Adems, le impedira ayudarla a entrenar al perrito que el destino, sin duda, haba decido poner en su camino.

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    As que centr su atencin y sus palabras en la peluda criatura que haba apoyado la cabeza en su regazo, suplicando su atencin y sus caricias.

    Pareca ser uno de esos perros que se desvivan por recibir un refuerzo positivo. Eso, sin duda, facilitara mucho las cosas a Lily.

    Has estado hacindole la vida imposible a tu ama, amiguito? rio Christopher, sin dejar de acariciar al cachorro. Pues eso se va a acabar ahora mismo, est claro? aadi con voz teida de severidad.

    Jonathan lo mir con sus ojos marrones cargados de adoracin y procedi a lamer la mano que acababa de acariciarlo.

    Christopher la apart con firmeza.

    Eso se acab por ahora. No vas a engaarme. Estamos aqu para trabajar dijo, ponindose en pie. Con la correa en una mano, ofreci la otra a Lily. Vamos, es hora de empezar vuestra sesin de adiestramiento.

    Lily acept la mano. Durante un instante, tuvo la sensacin de sentirse envuelta y protegida. Se levant y not que la fuerte mano de Christopher tardaba unos segundos ms de lo necesario en soltar la suya. Un leve rubor ti sus mejillas.

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    Lo has dicho como si tambin fueras a adiestrarme a m solt una risita nerviosa, que se apag en su garganta al ver la sonrisa de Christopher.

    Es precisamente lo que voy a hacer.

    Lily, atnita por la respuesta, se qued muda.

    Me alegra decirte que ya s ir al bao sola dijo, cuando su cerebro volvi a funcionar.

    Contempl, hipnotizada, cmo los labios de l se curvaban lentamente. Se perdi en su sonrisa, aceptando la futilidad de intentar resistirse.

    Me alegra saberlo dijo Christopher, pero no era eso lo que tena en mente para ti.

    No? lo mir con inquietud, alegrndose de estar en un lugar pblico y lleno de gente.

    Sin saber por qu, la idea de estar a solas con l haca que sintiera un extrao cosquilleo en todo el cuerpo. Decidi que lo mejor sera ocultar el efecto que ejerca sobre ella.

    Y qu tenas en mente para m? se atrevi a preguntar.

    Era una pregunta peligrosa, y si hubieran sido amigos un tiempo, o se con