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nformación Legal sobre el Cannabis, Marihuana Introducción Como seguramente sabes, el consumo de cannabis no está penado en España. Esta frase, que suelen repetir los responsables de la cruzada contra los consumidores que se salen de los cauces establecidos, es verdad. El consumo de cannabis no es castigado con la apertura de un proceso penal. Pero, como muchos sabéis de primera mano, la frase esconde la trampa de la sanción administrativa. Ésta, gracias a la Ley Corcuera permite sanciones de entre 300 y 3000 euros por consumo y/o tenencia ilícita de cannabis. Afortunadamente, las autoridades mantienen las sanciones al nivel más bajo y es raro que una multa por algo relacionado con el cannabis suba más allá de los 450 euros. Lo mejor en caso de multas es recurrir, y en caso de que te pillen cultivando, tener las ideas claras. Tenencia y consumo. La Ley Corcuera. ¿Cualquiera puede ser multad@? No nos engañemos. La policía para según las pintas que lleva la gente, así que los jóvenes que no vistan como los militantes de Nuevas Generaciones del PP tienen todas las papeletas para ser parados y registrados, en la calle, en un parque, en un control de carretera... En 1999 entre la Policía y la Guardia Civil pusieron 50.000 multas en el Estado, en 2000 cascaron 59.000 (18% más) y a esas habría que sumarle las de policías autonómicas, locales, etc. (como estimación, en 2000, la Policía Local de Madrid impuso 3.000 multas por tenencia y/o consumo de cannabis (en ese año, sólo sumando las de los tres cuerpos citados se pusieron al menos 170 multas al día). Nadie está a salvo. Mañana te puede tocar a ti. ¿Hay alguna cantidad mínima por la que no se imponga ninguna sanción? No, en la AMEC hemos recibido multas de gente a las que les condenan a pagar 300 euros por 0,03 gramos de hachís que llevaban en el bolsillo (verídico, no nos hemos equivocado en ningún cero). Lo que la Ley Corcuera penaliza es la tenencia ilícita. Lo gracioso es que en España es imposible tener cannabis de manera lícita. La cantidad da igual (a partir de los 100 gramos los maderos se pondrán quisquillosos e intentarán averiguar si trapicheas) y también si es para ti solo o si lo vas a compartir con colegas. Un indicio de que traficas es llevar el chocolate cortado en varias piedras, así que ándate al loro si te ves en esas circunstancias. ¿Es posible librarse de una multa por tenencia de cannabis?

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nformacin Legal sobre el Cannabis, Marihuana Introduccin Como seguramente sabes, el consumo de cannabis no est penado en Espaa

nformacin Legal sobre el Cannabis, Marihuana Introduccin Como seguramente sabes, el consumo de cannabis no est penado en Espaa. Esta frase, que suelen repetir los responsables de la cruzada contra los consumidores que se salen de los cauces establecidos, es verdad. El consumo de cannabis no es castigado con la apertura de un proceso penal. Pero, como muchos sabis de primera mano, la frase esconde la trampa de la sancin administrativa. sta, gracias a la Ley Corcuera permite sanciones de entre 300 y 3000 euros por consumo y/o tenencia ilcita de cannabis. Afortunadamente, las autoridades mantienen las sanciones al nivel ms bajo y es raro que una multa por algo relacionado con el cannabis suba ms all de los 450 euros. Lo mejor en caso de multas es recurrir, y en caso de que te pillen cultivando, tener las ideas claras. Tenencia y consumo. La Ley Corcuera. Cualquiera puede ser multad@? No nos engaemos. La polica para segn las pintas que lleva la gente, as que los jvenes que no vistan como los militantes de Nuevas Generaciones del PP tienen todas las papeletas para ser parados y registrados, en la calle, en un parque, en un control de carretera... En 1999 entre la Polica y la Guardia Civil pusieron 50.000 multas en el Estado, en 2000 cascaron 59.000 (18% ms) y a esas habra que sumarle las de policas autonmicas, locales, etc. (como estimacin, en 2000, la Polica Local de Madrid impuso 3.000 multas por tenencia y/o consumo de cannabis (en ese ao, slo sumando las de los tres cuerpos citados se pusieron al menos 170 multas al da). Nadie est a salvo. Maana te puede tocar a ti. Hay alguna cantidad mnima por la que no se imponga ninguna sancin? No, en la AMEC hemos recibido multas de gente a las que les condenan a pagar 300 euros por 0,03 gramos de hachs que llevaban en el bolsillo (verdico, no nos hemos equivocado en ningn cero). Lo que la Ley Corcuera penaliza es la tenencia ilcita. Lo gracioso es que en Espaa es imposible tener cannabis de manera lcita. La cantidad da igual (a partir de los 100 gramos los maderos se pondrn quisquillosos e intentarn averiguar si trapicheas) y tambin si es para ti solo o si lo vas a compartir con colegas. Un indicio de que traficas es llevar el chocolate cortado en varias piedras, as que ndate al loro si te ves en esas circunstancias. Es posible librarse de una multa por tenencia de cannabis? Afortunadamente s. La AMEC dispone de una gua para recurrir. Estando atento a los plazos (para alargar lo ms posible el procedimiento). Es muy probable que no te den la razn) en estas cosas la Administracin es juez y parte interesada al mismo tiempo, pero es ms fcil conseguir que prescriba el expediente (a los siete meses). Qu es el recurso de alzada? Es el tercer recurso en el proceso de alegaciones, el que se dirige al Ministerio del Interior. Aunque se te haya pasado el plazo para los otros recursos, enva este a su tiempo, dado que mientras que los otros dos los despachan en las provincias donde te han multado, en el Ministerio se juntan los recursos de toda Espaa. Adems de hacerles perder tiempo y dinero, ayudars a que se salven otros fumetas que s hayan hecho todo el proceso. -Funciona lo de acogerse a un proceso de desintoxicacin para escaquearse de la multa? La desintoxicacin es un timo. Si vas y cumples no pagars la multa, pero no existe ningn proceso. Consiste en que ests sin fumar porros entre 2 y 5 meses (segn el sitio) y depende de las ganas de putear que tengan te harn exmenes de orina y sangre ms o menos sorpresas para asegurarse de que no consumes. Si caes en la tentacin y rompes la abstinencia, recuerda que Hacienda te pedir la pasta (probablemente con un recargo de propina). Si no hay un tratamiento, por qu se hacen estas terapias? Estos procesos tienen otro truco. El Plan Nacional sobre Drogas los usa para decir que el cannabis es adictivo porque en las encuestas hay un porcentaje de gente que acude a desintoxicarse (y se callan que ese porcentaje, si se pasa a nmeros absolutos, coincide sorprendentemente con el de la gente que se libra de pagar la multa recurriendo a la desintoxicacin). Es decir, la gente slo se quiere desintoxicar cuando le cae una multa. Adems, las subvenciones de muchas asociaciones de lucha contra la droga dependen de la gente que pase por esta farsa. Dnde se puede recibir estos tratamientos? Recomendamos ir a los Centros de Atencin al Drogodependiente (C.A.D.) de la Comunidad de Madrid. Ah va la gente con los problemas ms chungos y tendris ms probabilidades de que se conformen con echaros una charleta sobre drogas (que nunca est de ms escuchar, que esa gente sabe) y mandaros a casa sin andar con los anlisis. Consejo para conductores (basado en un caso real) Si vais en coche, ms de una persona, llevis material y os para un control, una opcin (si no os da tiempo a deshaceros de ello antes) puede ser dejar la china en el suelo del coche. La encontrarn y la requisarn, pero si ninguno reconoce ser su propietario, no sabrn a quien ponerle la multa. Llegados a este punto, lo ms probable es que se la pongan a alguno de los dos al azar, algo que se vendra abajo fcilmente si recurrs, dado que en caso de duda, la sentencia debe beneficiar al acusado (in dubio pro reo) y no se puede sancionar si no se est seguro de que se es el infractor. Autocultivo de marihuana Para el autocultivo es importante saber que no existe tampoco una cantidad mnima de plantas que se permita tener. El problema para los cultivadores es que muchas veces un nmero reducido de plantas da un peso muy sospechosos (por ejemplo, siete plantas pueden sumar cuarenta kilos). Esto ocurre porque muchas veces se pesa el tallo, las races, y si te descuidas, te cargan tambin el peso de la maceta. En caso de que el peso sea mucho, el fiscal solicitar al juez el inicio de un proceso por trfico de drogas. Si no tenis antecedentes, ni dinero negro, ni cosas raras, la misma investigacin llevar al juez a determinar el archivo de la causa sin llegar a juicio en la mayora de las ocasiones. Eso s, a diferencia de lo que ocurre en el caso de las sanciones por tenencia ilcita, puede ocurrir que el cultivador sea detenido, fichado y pase algunas horas en comisara. Si eso ocurre, calma, saldris en seguida. Si se llega a esta situacin, recordad este consejo de Homer Simpson: si no sabes muy bien qu decir, mejor no digas nada y as al menos no empeorars las cosas. Consulta la Proteccin Legal del CultivadorEspaa, la ley, sentencias judiciales y RealidadPor Mac el may 14, 2010 en Noticias Etiquetas: LeyesLa LeyComo en los pases de su entorno poltico y social, Espaa incluye al cannabis por razones de peligrosidad en la lista de plantas restringidas (1), por lo que queda prohibida su cultivo y venta (artculo 368 CP). Solo est permitido y controlado el cultivo destinado a investigacin, uso teraputico, o docente (2). El consumo no est penado al considerar la ley al consumidor como un enfermo, no como un delincuente. Tampoco es ilegal la tenencia previa al consumo, salvo que dicho consumo o tenencia sea en la va pblica. Las semillas de cannabis no son objeto de fiscalizacin y por tanto su compra-venta es legal.

Respecto al uso teraputico del cannabis, las autoridades espaolas reconocen los beneficios de sus efectos para algunas enfermedades. El informe 2007 del Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad, dice que existe evidencia cientfica para su uso teraputico en el caso de las nauseas y vmitos secundarios al tratamiento con antineoplsicos, la prdida de apetito en SIDA y cncer terminal y el tratamiento del dolor neuroptico en la esclerosis mltiple.

Sentencias judicialesLa jurisprudencia basada en sentencias judiciales (STS de 12 de diciembre de 1990 y 17 de enero de 1994) determinan que no es delito el cultivo para el auto-consumo, ya que slo es delito el cultivo con fines delictivos y no lo es el propio consumo (El cannabis y sus derivados en el Derecho Penal Espaol, Sergio Alvarez Herrero). Aunque son frecuentes las detenciones efectuadas tras la aprehensin de pequeas plantaciones domsticas de marihuana, la mayora acaban con el archivo de las diligencias por parte de los jueces o con sentencias absolutorias tras la celebracin del juicio si quedaba constatado que la finalidad del cultivo era el consumo propio (LaVerdad.es 4-10-2008). El Ministerio de Sanidad lo ratifica en su Informe sobre Cannabis 2006 donde afirma que el Cdigo Penal no considera delito, en ningn caso, el consumo, la posesin para el propio consumo y el cultivo de cannabis, siempre que sea para el propio consumo del poseedor.Tambin hay sentencias favorables sobre el denominado Cultivo Colectivo, es decir, cosechas compartidas entre miembros de una misma asociacin: recientemente el grupo activista Pannagh conseguan la absolucin, sino la devolucin de las plantas que previamente les haban incautado la polica; tres de sus miembros fueron detenidos en 2005 con 150 kilos brutos de marihuana y la Audiencia de Vizcaya entendi que la plantacin cumpla con los requisitos para ser uso compartido.

Son escasas las sentencias judiciales que refieren el carcter teraputico de la finalidad del cultivo. A pesar de que muchos los denunciados por cultivo haban alegado que era con fines teraputicos, las sentencias judiciales no suelen entrar a valorar el fin mdico del mismo y se limitan a dictaminar que no hay delito en el cultivo para consumo propio. Dos precedentes fueron sonados: en 1999 un ciudadano austriaco con cncer fue absuelto por un juzgado de lo penal de Barcelona del delito de trfico de estupefacientes pese a su detencin con dos kilos de hachs en el aeropuerto de Barcelona. El acusado argument que consuma la droga con fines teraputicos. Ms recientemente, en 2006, un juez de Alicante absolvi a un psicoterapeuta que cultiv 258 plantas de marihuana, que pesaban 3,5 kilos, al considerar probado que el acusado vio que le iban bien para las migraas, por lo que hizo una investigacin para estudiar las variedades. En 2007 el magistrado titular del Penal 1 de Jan, Jos Antonio Luccini, incluye como razn entre los datos objetivos a considerar para absolver a un vecino de Mogn de 33 aos de edad de un delito de trfico de drogas que el acusado padece de colon irritable, dolencia que le causa grandes dolores. Pese a que fue sorprendido por la Guardia Civil en su plantacin de marihuana, que una vez analizada arroj un peso de 5,3 kilos aunque con una pureza muy baja. El magistrado entiende creble la tesis que sostuvo de la defensa de que la droga era para autoconsumo, aunque la cantidad excede con mucho la que pueda destinarse a este fin, ya que considera que el acusado accedi voluntariamente al registro de la parcela donde estaba la plantacin, lo que demuestra una buena fe impropia de quien pretende traficar. Un juez de Len dict el pasado 11 de diciembre de 2008 una sentencia absolutoria para un individuo al que la Guardia Civil sorprendi con veinte plantas de marihuana con un peso total de cien kilos ya que no se pudo acreditar que el procesado fuese a traficar con el material y adems aleg ser consumidor habitual.

RealidadEn las ltimas dcadas la fuente espaola principal de cannabis ilegal, el hachs procedente del prximo Marrueco, es desplazado por el cultivo para el auto-consumo. Las tiendas de semillas y parafernalia para el cultivo son numerosas, as como las asociaciones de cultivadores que reivindican que se establezca una normativa legal que los regule y les evite el vaco legal, en el marco de un importante movimiento social.

Fuente Asociacin InternacionaldelCannabisLa ausencia de catalogacin en las Listas internacionales de la semilla de marihuana como sustancia estupefaciente, frente a la proscripcin de su cultivo fuera de los cauces estrictamente autorizados, ha terminado por desbordar el marco administrativo de su licitud, pasando a constituir un autntico problema de ndole penal, en el que aqulla se debate entre la ambigedad de su confusa regulacin como vehculo favorecedor de su expansin comercial; la aparente permisividad de las autoridades encargadas de garantizar la efectividad de la salud pblica como servicio; y los derechos incuestionables del consumidor de la droga como ltimo destinatario y primer gestor de la salud particular.

SUMARIO: I. Breve introduccin.

II. La fiscalizacin de la marihuana y derivados.

II. La regulacin legal del cultivo de la semilla de marihuana.

IV. El cultivo del marihuana, como modalidad susceptible de reproche penal.

V. La venta de semillas de marihuana, as como de materiales y tiles para su cultivo, como acto preparatorio para su ejecucin (art. 371 CP).

VI. La venta de semillas de marihuana, como acto de preejecucin en relacin con su cultivo (art. 373 CP).

VII. La venta de semilla de marihuana: como acto de ejecucin, dentro de la modalidad participativa de la cooperacin necesaria (arts. 28.b y 368 CP).

VIII. La publicidad de la venta de semillas de marihuana, as como de los materiales y tiles para su cultivo, como actos de promocin del consumo de drogas (art. 368 CP).

I. BREVE INTRODUCCION

La proliferacin, en los ltimos tiempos, de establecimientos y comercios dedicados a la venta de sucedneos de las drogas fiscalizadas, conocidos con la denominacin de productos inteligentes (smart shops y smart drugs) (1) as como de tiendas de cultivo (grow shops) con la finalidad prioritaria de promover el de las variedades con ms alta concentracin de principios activos de la planta del marihuana o camo ndico, constituye, hoy por hoy, una de las ms graves preocupaciones por parte de las autoridades y organismos oficiales encargados --conforme a lo dispuesto en los arts. 43, 51.1 y 103 CE-- de tutelar y velar por la satisfaccin de los intereses generales, as como salvaguardar la indemnidad de la salud pblica, al haberse integrado de rondn en un panorama caracterizado por la existencia de evidentes lagunas en la normativa que lo regula, dando pie a situaciones que pueden comprometer socialmente las garantas para su cumplimiento (2).

El problema que trata de esclarecerse, con este trabajo, se limita, sin embargo, nicamente a intentar resolver, desde una perspectiva jurco-penal, si la venta de semillas de marihuana por parte de las denominadas grow-shops (tiendas de cultivo), as como la dispensacin de tiles para dicha finalidad y su publicidad, pueden ser constitutivas de alguno o algunos de los delitos contra la salud pblica, recogidos en Captulo III del Ttulo XVII del Libro Segundo del Cdigo Penal; partiendo del dato incuestionable de que, en la actualidad, las citadas semillas no estn fiscalizadas en las Listas internacionales, a diferencia de lo que ocurre con las plantas que con su reproduccin pueden obtenerse y sus principios activos (3).

o II. LA FISCALIZACION DEL marihuana Y SUS DERIVADOS

La Convencin Unica de 1961 sobre Estupefacientes, firmada en Nueva York el 30 de marzo y modificada por el Protocolo de Ginebra de 25 de marzo de 1972, incluye en su Lista I, relativa a las sustancias prohibidas al marihuana (camo indico) y su resina (resina de camo ndico) as como sus extractos y tinturas, en la columna correspondiente a la descripcin/denominacin del estupefaciente fiscalizado, reiterando su proscripcin en la Lista IV, al recoger entre las sustancias prohibidas en teraputica humana por su riesgo de dependencia al marihuana y resina de marihuana (4).

Esta planta posee un elevado nmero de compuestos qumicos que varan en su nmero y cantidad, en razn del tipo de suelo, clase y calidad de semilla utilizada, as como de la forma de su cultivo. Fluctuaciones que tambin dependen de la parte de la planta utilizada, del modo de preparacin de sta para su consumo, e incluso de la idoneidad de las condiciones en que se haya producido su almacenamiento (5). Una parte de los compuestos identificados se conocen con el trmino de cannabinoides, a los que pueden considerarse como los determinantes del poder sicoactivo de los diversos preparados procedentes de la marihuana sativa (6).

El ms importante de estos cannabinoides es el Delta 9 Tetrahidrocannabinol (acrnimo TCH), cuya concentracin de principios activos, debido precisamente a la investigacin y seleccin gentica de semillas y su desarrollo a travs de cultivos hidropnicos en invernaderos ha experimentado una notable elevacin, llegando a afectar a los patrones de consumo (7).

A su vez el TCH, una vez aislado y confirmados sus efectos sobre el organismo, fue incluido como principio activo en el Anexo al Convenio sobre Sustancias Psicotrpicas de 1971, firmado en Viena, el 21 de diciembre, apareciendo fiscalizado en la Lista I como tetrahidrocannabinol, con una serie de ismeros y variantes estereoqumicas, as como en la Lista II con la denominacin de Delta-9-tetrahidrocannabinol y sus variantes estereoqumicas (8).

Como consecuencia de lo expuesto, el marihuana se encuentra fiscalizado doblemente, como estupefaciente y psicotropo; debiendo aclararse que si bien se conoce con tal denominacin a todas las variantes del camo, su catalogacin como sustancia fiscalizada se concreta a la marihuana sativa o camo sativa (gnero: marihuana, familia: cannabinaceas) caracterizada por ser la variedad de la especie que mayor cantidad de THC contiene, quedando excluidas paradjicamente otras variedades de marihuana como la Rudelaris, la Chinensis (9) o la Gigantea --denominada Tsng-ma por los chinos-- a pesar de que tambin lo contienen en porcentajes significativos.

La catalogacin de la planta de marihuana indica --aparte de su resina, extractos y tinturas-- obliga a delimitar, por otra parte, el mbito fsico de su referencia, al poderse llegar a la conclusin equivocada de que la totalidad de la planta se halla sometida a aqulla, lo que no resulta ser cierto en la medida en que la propia Convencin Unica sobre Estupefacientes de 1961 expresa en su art. 1. qu parte o partes de la planta se encuentran fiscalizadas. En ese orden, despus de relacionarse en sus Listas I y IV al marihuana y su resina, as como los extractos y tinturas de aqul, se precisa en los apartados b) y d) del artculo citado, dedicado a definir los conceptos tcnicos incorporados al texto de la Convencin, que: por marihuana se entiende las sumidades, floridas o con fruto, de la planta de la marihuana (a excepcin de la semilla y las hojas no unidas a las sumidades de las cuales no se ha extrado la resina, cualquiera que sea el nombre con que se las designe), concretando respecto a su resina que: por "resina de marihuana" se entiende la resina separada, en bruto o purificada, obtenida de la planta de la marihuana; definiendo sta ltima en su apartado d) como toda planta del gnero marihuana.

De todo lo cual necesariamente se infiere, desde la literalidad de las sustancias relacionadas en las Listas I y IV, que lo que se fiscaliza como estupefaciente son tanto las sumidades, floridas o con fruto, de toda planta del gnero marihuana, como la resina y los extractos y tinturas procedentes de la misma, quedando excluidas las semillas por carecer de principio activo y en consecuencia de razn para ser catalogadas como estupefacientes.

o III. LA REGULACION LEGAL DEL CULTIVO DE LA SEMILLA DE marihuana

Se perfila el cultivo esencialmente con una actividad instrumental que slo alcanza relevancia jurdico penal en la medida en que el proceso de su puesta en marcha persiga como finalidad la obtencin de droga con nimo de traficar, en el amplio sentido de la acepcin, quedando excluidos por su irrelevancia el cultivo de la planta del marihuana destinado al autoconsumo, o a cualquiera de las modalidades de utilizacin exentas de punicin (10).

La destinacin, por otra parte, de la marihuana sativa a la produccin agrcola e industrial (elaboracin de fibras, tejidos, cordelera y alpargatera) as como a la obtencin de aceites y semillas, utilizados tradicionalmente para la fabricacin de jabones blandos y la alimentacin de aves, no debe, en la praxis, plantear problemas aadidos acerca de la licitud de su cultivo al quedar eliminado del mbito punitivo cualquier planteamiento desde dichas perspectivas (11). La ausencia de idoneidad, de estas variedades de camo comn para producir concentraciones txicas de principio activo permite erradicarlas como modalidad punible de cultivo (12).

De igual manera, el destino de la planta para otros usos industriales o agrcolas, particularmente la produccin de semillas, debe quedar descartado igualmente como hiptesis delictiva en la medida en que normativamente tambin aparecen excluidos del marco de la Convencin Unica de 1961 al establecer en su art. 28.2 que: la presente Convencin no se aplicar al cultivo de la planta de marihuana destinado exclusivamente a fines industriales (fibra y semillas) u hortcolas.

En ese orden, la Ley 17/1967, 8 de abril, reguladora de la normativa sobre Estupefacientes y adaptadora de lo establecido en el Convenio Unico de Naciones Unidas citado, en congruencia con lo expuesto, excluye de su mbito de aplicacin en su art. 9: el cultivo de la planta de la marihuana destinado a fines industriales, siempre que carezca del principio activo estupefaciente exigiendo su art. 8, para su cultivo destinado a la produccin de estupefacientes, autorizacin expresa del Servicio de Control de Estupefacientes (13).

Por lo que en definitiva, el cultivo de cualquiera de las drogas recogidas en los arts. 1.1, 22 y 28 del Convenio Unico de Naciones Unidas de 1961, relativo a: la adormidera, arbusto de coca y planta de marihuana necesitar de la pertinente autorizacin cuando el mismo tenga como finalidad la fabricacin, elaboracin o produccin de cualquier clase de estupefaciente, por lo que con independencia de que los actos de cultivo puedan resultar irrelevantes penalmente por hallarse la droga preordenada al propio consumo, siempre que la planta posea concentracin de principio psicoactivo ser necesaria autorizacin para su cultivo, pudiendo reportar su infraccin la correspondiente sancin administrativa. Cultivo que slo podr llevarse a cabo legalmente en Espaa con la autorizacin de la Divisin de Estupefacientes y Sicotropos, dependiente de la Agencia Espaola del Medicamento, adscrita al Ministerio de Sanidad y Consumo (14), por lo que la puesta en prctica de dicho cultivo, al margen de dicho requisito, tendr adems y en principio, al menos indiciariamente, la consideracin de trfico ilcito de sustancias estupefacientes.

o IV. EL CULTIVO DEL marihuana COMO MODALIDAD SUSCEPTIBLE DE REPROCHE PENAL

El art. 368 del Cdigo Penal de 1995, siguiendo los precedentes marcados por el art. 344 CPA, del que ya la reforma operada por LO 1/1988, 24 de marzo, haba erradicado la fabricacin como modalidad instrumental sustituyndola por la acepcin ms amplia de elaboracin mantenida en el actual, contempla al cultivo junto al trfico como una de las tres modalidades de actos de ejecucin susceptibles de promocionar, favorecer o facilitar el consumo ilegal de drogas txicas, estupefacientes o sustancias psicotrpicas (15), arrastrando la redaccin del precepto, en consecuencia, los mismos defectos en los que haba incurrido la anterior al estructurar el objeto material de los delitos relativos al trfico de drogas sobre la errnea construccin tridica que aqulla haba diseado de: drogas txicas, estupefacientes y sustancias psicotrpicas, como tres especmenes distintos, cuando realmente las primeras son el gnero de las dos segundas que constituyen la especie (16).

La naturaleza de norma en blanco del precepto, en relacin con la significacin ms aproximada de los conceptos normativos que el mismo contiene, debe completarse con el examen de las disposiciones extra-penales que de manera particular los regulan. Nadie discute hoy que la utilizacin de denominaciones, locuciones, giros o expresiones procedentes de una rama del Derecho ajena al mbito normativo que la aplica, no demuestra precariedad de medios alguna por parte del prestatario, sino contrariamente: respeto a la norma prioritaria, especial y primigenia que especficamente regula la materia; habiendo confirmado el TC y el TS la licitud de tales recursos (17). El auxilio de los mismos, en muchas ocasiones, resuelve, ms que facilita, la indagacin de su original sentido como mecanismo autorizado dentro de la interpretacin sistemtica de la norma. La relacin de sta con aquellas otras que componen o desarrollan una institucin jurdica permiten integrar el ordenamiento en un todo armnico, facilitando su aplicacin natural, sin enrarecer su comprensin.

La construccin de los delitos que atentan contra la salud pblica, como bien jurdico protegido en el Cdigo Penal aparece cimentada a partir de una formulacin eminentemente tcnico-jurdica emparentada inevitablemente con acepciones cientficas, recogidas por la reglamentacin administrativa de los ramos mdico-sanitario alimentario y agrcola, principalmente, a la que se ha visto obligado el legislador a recurrir para no desnaturalizar los conceptos utilizados, con el fin de extraer y seleccionar dentro de su mbito aquellas conductas que por su grave entidad vienen reclamando, desde el clamor social, una respuesta adecuada para su reprobacin y reproche (18).

Desde la doble perspectiva expuesta, sin embargo, el concepto de cultivo recogido as mismo en el art. 1.l) de la Convencin Unica de 1961 aplicado a las especies vegetales fiscalizadas descritas en el mismo, discurre semnticamente, con algn matiz divergente al expresado finalmente en el Cdigo Penal, al aparecer en la citada Convencin integrado dentro de los actos de trfico: Por "trfico ilcito" se entender el cultivo o cualquier trfico de estupefacientes, contrario a las disposiciones de la presente Convencin, mientras que en nuestro primer cuerpo de Derecho punitivo se incorpora tal y como hemos expuesto, como una de las tres modalidades especficas de hacer, equivalente a la del trmino elaboracin, tambin utilizado en el art. 368 CP, reservado tcitamente para la fabricacin qumica de sustancias, emparentados ambos conceptos, a su vez, con el finalista de produccin, no incorporado por ste, pero utilizado asimismo por la normativa interna e internacional reguladora de la materia, que conceptualmente vendra a aglutinar como precedente aquellas modalidades (19); concluyendo el art. 3.1.a.ii de la Convencin de 1988, por ltimo, dentro de un margen de comprensible libertad, interesando de los Estados-Parte, la adopcin de las medidas necesarias para la incorporacin en su respectivo Derecho interno, entre otras ilcitas actividades, del: cultivo de la adormidera, el arbusto de coca o la planta de marihuana con el objeto de producir estupefacientes en contra de lo dispuesto en la convencin de 1961 y en la convencin de 1961 enmendada.

Como consecuencia de las peculiariedades surgidas con la regulacin verncula de las diferentes conductas previstas en las citadas convenciones se pergea el cultivo en el Cdigo Penal, en esencia, como una actividad medial que slo alcanza relevancia jurdica, en dicho orden, en la medida en que su prctica tiene como finalidad la produccin de la droga, lo que conectado a las formas de hacer descritas en el precepto: promover, favorecer o facilitar ha acabado por amalgamar, dentro de las formas de participacin, la cooperacin necesaria con la simple complicidad, oscureciendo la comprensin del anlisis entitativo de las posibles conductas, cuando lo penalmente acertado, hubiera sido posibilitar normativamente la construccin de las diversas modalidades participativas, con la ventaja aadida de poderse asignar ope legis una pena proporcionalmente ms adecuada a cada uno de los distintos implicados en la cadena constitutiva del trfico, segn la importancia de su intervencin. Carencia que ha tenido que ser suplida por la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que en determinados supuestos se ha visto obligada a admitir formas menos graves de participacin y grados de ejecucin imperfectos, en principio de difcil ensamblaje en el tipo penal, dada la querencia natural, puesta de manifiesto por su absorbente redaccin, hacia la figuras ms severamente sancionadas.

Las expresadas divergencias en el tratamiento jurdico del cultivo, como actividad proscrita fuera de los cauces reglamentarios no tiene, sin embargo, por qu afectar necesariamente al problema planteado, en la medida en que tanto si el cultivo de la semilla de marihuana se considera como una modalidad sustantiva o una variedad de acto de trfico ilcito, la venta de semillas como acto preparatorio del cultivo con sustantividad propia (trfico de precursores del art. 371 CP), como acto de preejecucin (verificado a travs de alguna de las formas de participacin anticipada recogidas en el art. 373 CP); o como acto de ejecucin [acometidos dentro del marco del art. 28.b) CP con la cooperacin necesaria del vendedor respecto a la actividad tpica, recogida en el art. 368, desplegada por el cultivador], y en consecuencia, como modalidades punibles seguir constituyendo el busilis de aqul.

o V. LA VENTA DE SEMILLAS DE marihuana, ASI COMO DE MATERIALES Y UTILES PARA SU CULTIVO, COMO ACTO PREPARATORIO PARA SU EJECUCION (ART. 371 CP)

Se contemplan en este precepto modalidades concretas de actos de preejecucin catalogadas como actos preparatorios propiamente dichos, con entidad y sustantividad delictiva autnoma y que con apoyo normativo, entre otras disposiciones, en nuestro Derecho interno, en la Ley Orgnica 12/1995, de 12 de diciembre, de Represin del Contrabando, se conocen con la denominacin de trfico de precursores (20).

Con la incorporacin del art. 371 CP se adelantan las barreras sancionadoras con el tratamiento criminalizado de conductas que, en principio, no deban trascender de un orden puramente administrativo, pero que, sin embargo, en razn de la naturaleza de los fines perseguidos por aqullas transmutan las irregularidades cometidas en ilcitos penales.

Sin embargo conviene destacar, desde ya, que no todas las infracciones administrativas van a posibilitar la configuracin del delito de trfico de precursores, sino slo aquellas que adems, objetivamente, integren el elemento subjetivo del injusto; lo que permite, ab initio, erradicar del crculo de relevancia penal los simples incumplimientos de la normativa reglamentaria sobre el transporte, cultivo, fabricacin, distribucin, etc., tales como la caducidad de licencias, la ausencia de declaracin del material comercializado, etc., cuando la aludida finalidad no consiga inferirse del conjunto de circunstancias que rodean el hecho.

La Convencin de Naciones Unidas contra el Trfico ilcito de Estupefacientes y Sustancias psicotrpicas, hecha en Viena el 20 de diciembre 1988, conforma la normativa rectora fundamental en materia de precursores (21). Su contenido supone una referencia obligada en la medida que el art. 371 del Cdigo Penal se remite, como norma en blanco, a Los equipos materiales y sustancias enumeradas en el cuadro I y II "de la misma, al referirse al objeto del delito" (22).

En efecto, el precepto del Cdigo Penal citado siguiendo el mimetismo sistemtico, caracterstico de este tipo de normas sometidas a un control supranacional, sanciona en nuestro Derecho interno las conductas recogidas en el apartado c-ii) del art. 3. de la Convencin consistentes en: la posesin de equipos o materiales o sustancias enumeradas en el cuadro I y el Cuadro II, a sabiendas de que se utilizan o se habrn de utilizar en el cultivo, la produccin o la fabricacin ilcitos de estupefacientes o sustancias sicotrpicas o para tales fines despus de instar, como tuvimos ocasin de ver, en el apartado a-ii del mismo precepto a los Estados a adoptar las medidas necesarias para tipificar en su normativa interna como delitos, entre otros: El cultivo... de la planta de marihuana, con el objeto de producir estupefacientes.

Sin embargo, no obstante la referencia del art. 371 CP por un lado a los equipos y materiales y por otro a las sustancias, ni en la Convencin citada ni en la Ley 3/1996, 10 de enero, sobre medidas de control de sustancias qumicas catalogadas susceptibles de desvo para fabricacin ilcita de drogas, promulgada en desarrollo de lo dispuesto en aqulla, se encuentra ninguna disposicin que aluda a los primeros, a excepcin del art. 13 del Convenio de Naciones Unidas al expresar que las partes adoptarn las medidas que consideren adecuadas para impedir el comercio y la desviacin de materiales y equipos destinados a la produccin y fabricacin ilcita de estupefacientes y sustancias psicotrpicas y cooperarn a este fin, relacionando sin embargo en los Cuadros I y II de su Anexo, de manera clara y terminante, las sustancias y productos catalogados como precursores, entre los cuales no figura la semilla de la planta de marihuana, ni la de ninguna otra variedad vegetal; apareciendo tambin erradicada aqulla en el Convenio de 1961, como estupefaciente, como tuvimos ocasin de ver anteriormente, al constatar su carencia de principios activos (23).

De lo expuesto puede inferirse, salvo mejor criterio, que en la alusin que el art. 3..c) ii) efecta a la utilizacin de los equipos y materiales, por un lado, y de las sustancias catalogadas en los Cuadros I y II, por otro, en relacin de medio a fin respecto al cultivo, la produccin y la fabricacin ilcita de estupefacientes o sustancias sicotrpicas, solamente los primeros (los equipos y materiales) pueden vincularse con el cultivo, sin perjuicio de que tambin puedan afectarse a las actividades de produccin y fabricacin, mientras que las segundas (las sustancias catalogadas) necesaria, y nicamente, deben supeditarse a esta segunda alternativa (24).

Es obvio que mientras las sustancias constituyen en s la razn primera de punicin de las conductas al recaer sobre los precursores propiamente dichos, los equipos y materiales que tambin integran el objeto material del delito hacen alusin a las herramientas con las cuales se puede cultivar, producir o fabricar drogas txicas y estupefacientes.

Llegados a este punto cabra cuestionarse si los mltiples y variados utensilios, dispensados por las grows shops y utilizados en la actualidad para la produccin de planta de marihuana por medio de los denominados cultivos de terraza o balcn al aire libre, hidropnicos, por clonacin de esquejes etc., tales como: sustratos (arlita, compost orgnico, de coco...) abonos y aditivos para su desarrollo (humus de lombriz, nutrientes hidropnicos de alto rendimiento, hormonas liquidas de enraizamiento y complejos radiculares, bioestimuladores enzimticos...), tratamiento y fumigacin (insecticidas, fungicidas, acaricidas...) controladores, medidores, lmparas y bateras de iluminacin, climatizadores, estufas, sistemas de riego, equipos de higrometra y ventilacin, etc. para su cultivo de interior, con sus servicios complementarios, literatura e instrucciones tcnicas para su puesta en marcha, podran catalogarse como equipos y materiales destinados al cultivo, la produccin o fabricacin ilcitos de estupefacientes conforme a lo exigido en el apartado iv del art. 3. antes citado.

En principio --y descartadas otras finalidades libres de sospecha, como las encaminadas a satisfacer el cultivo de productos agrcolas autorizados--, la destinacin del mismo, a la produccin o fabricacin ilcitas de estupefacientes podra conducir a la conclusin equivocada de que cualquier actividad de las descritas en el art. 371 realizada sin la debida autorizacin pudiera quedar incardinada en el mbito del precepto (25). Sin embargo, el carcter condicionado del mismo al supeditarse las conductas en l relacionadas a las actividades descritas en el tipo bsico del art. 368, como constitutivas de delitos contra la salud pblica, elimina de iure cualquier posibilidad de sancionar penalmente aquellos comportamientos en los que la utilizacin de cualquiera de las herramientas o productos citados se destine a la produccin de especmenes fiscalizados, que en razn de su cantidad y calidad no comporten la necesaria inferencia de su destino al trfico. Debiendo, en consecuencia, quedar erradicada del art. 371 cualquier actividad de cooperacin instrumental, a travs de los medios expuestos enfocada hacia el cultivo de la planta de marihuana destinada al consumo personal o a cualquiera de las modalidades exentas de punicin, conforme a la pacfica jurisprudencia emanada al respecto.

o VI. LA VENTA DE SEMILLAS DE marihuana, COMO ACTO DE PREEJECUCION EN RELACION CON SU CULTIVO (ART. 373 CP)

Recogidas en los arts. 17.3 y 18 del Cdigo Penal la proposicin, conspiracin y la provocacin para cometer el delito, como formas de resolucin manifestada ingresan en su art. 373 con autonoma y entidad delictiva sustantiva cuando tienen por objeto la comisin de delitos relacionados con el trfico de drogas (26).

Situados, estos supuestos, a medio camino entre la fase interna de la gestacin intelectual del delito y los actos preparatorios, a las dificultades de su catalogacin doctrinal --ya que ms que actos preparatorios de la ejecucin, nos encontramos ante la presencia de verdaderas formas de participacin anticipada-- hay que aadir las derivadas de su campo de aplicacin, caracterizado cuando se trata de delitos de peligro abstracto, por la ruptura y quiebra de la tradicional manera de entender las formas imperfectas de ejecucin y los modos tradicionales de aparicin de aqullos.

La Jurisprudencia, constante y reiterada, emanada de la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha venido considerando, en efecto, a estos delitos como fieles exponentes de figuras de riesgo o peligro inconcreto, que se perfeccionan con la ejecucin de cualquiera de las conductas especficas recogidas en el art. 368 CP, sin necesidad de produccin de resultados lesivos en particular, al determinarlo as los verbos nucleares recogidos en dicho artculo, y sin que sea necesaria, siquiera, la transmisin del producto txico para lograr su plena consumacin. Delitos de peligro abstracto y comunitario, de resultado cortado, formal y de mera actividad, que se ejecutan con la objetivacin de la simple amenaza o riesgo que potencialmente suponen para la colectividad en general, con independencia de que material y sustancialmente se haya, o no, culminado dinmicamente cualquiera de las actividades ilcitas que los preceptos regulan y en especial que el tipo bsico contiene. Delitos, en definitiva, que se consuman con la constatacin de su trfico potencial, situndose el trfico real ms all de la necesidad de su expresin.

Si a todo lo dicho aadimos los imprecisos contornos que delimitan los modos de ejecucin del delito en el art. 368 cuyo objeto sea el de promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de drogas, en la medida en que necesariamente tienen que ser atendidos para conformar los supuestos de provocacin, conspiracin y proposicin, no puede pasar desapercibido el cmulo de dificultades que la apreciacin de dichas formas de actuacin ofrecer para la culminacin de su construccin jurdica en supuestos como el de la venta de productos que, como la semilla de marihuana indica, ni siquiera se encuentran fiscalizados como sustancia estupefaciente ni psicotrpica.

En efecto, la provocacin que recoge el art. 18 CP como instrumento para incitar a la perpetracin de un delito, a travs de la imprenta, la radiodifusin o cualquier otro medio de eficacia semejante que facilite su publicidad, adems de no cumplir los condicionamientos normativos como apologa respecto al consumo de drogas, carece tcnicamente en el caso debatido del menor sentido su posibilidad de aplicacin, en la medida en que precisamente el consumo ilegal de drogas no es delictivo, constituyendo, en cualquier caso, conforme a las reglas de la lgica, una apora: la posibilidad de estimarse como delito la provocacin a travs de la publicidad, con el fin, a su vez, de promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de aqullas (27).

De igual manera las modalidades participativas de la conspiracin y la proposicin, reguladas en el art. 17 CP (28) tampoco resultan de aplicacin a los supuestos de venta de semillas a terceros para el cultivo, en razn de que la primera comporta un concierto entre dos o ms personas para la ejecucin de un delito a ejecutar con posterioridad por ambos y la segunda una actitud resolutiva de quien habiendo resuelto cometer un delito invita a otro a ejecutarlo, mientras que en el supuesto comentado al adquirente de la droga en potencia, en modo alguno se le puede considerar integrado en las estructuras formales expresadas, en la medida en que el destino para su consumo del potencial estupefaciente excluye su participacin en las modalidades de comisin del delito aludidas; pudiendo nicamente incurrir en responsabilidad penal, junto con el expendedor de las semillas, en los supuestos en los que por la cantidad de producto adquirido pudiera inferirse racionalmente su destinacin al trfico. Inferencia cuya correccin habr de deducirse necesariamente de los datos circunstantes objetivamente constatados en el supuesto concreto, de conformidad con las directrices facilitadas por la misma Convencin de 1988, que tras describir en su art. 3..1 las conductas intencionales susceptibles de sancin, concluye en su apartado 3 expresando que: El conocimiento, la intencin o la finalidad requeridos como elemento de cualquiera de los delitos enunciados en el prrafo 1 del presente articulo podrn inferirse de las circunstancias objetivas del caso.

o VII. LA VENTA DE SEMILLA DE marihuana, COMO ACTO DE EJECUCIN, DENTRO DE LA MODALIDAD PARTICIPATIVA DE LA COOPERACIN NECESARIA (ARTS. 28 B Y 368 CP)

Para ubicar adecuadamente la actividad llevada a cabo por parte del expendedor de semillas de marihuana frente al adquirente de las mismas, resulta imprescindible acotar previamente la dinmica desplegada en el tipo bsico del art. 368 CP, concretada: a la ejecucin de actos de cultivo, elaboracin o trfico de drogas txicas, estupefacientes y sustancias psicotrpicas, as como la de cualquier otro que tenga por objeto promover, favorecer o facilitar su consumo ilegal.

La cooperacin necesaria como modalidad de autora se caracteriza por la ejecucin del ncleo del tipo penal, distancindose de ella quienes llevan a cabo conductas perifricas alejadas del mismo. En dicha cooperacin lo decisivo es su eficacia, su necesidad y trascendencia definitiva en el resultado finalstico de la accin; siendo preciso para su estimacin la concurrencia de unos criterios subjetivos, objetivos y normativos: constituidos los primeros por el acuerdo previo y la planificacin del hecho delictivo; los objetivos por las actividades aportadas a la ejecucin; y los normativos por la vinculacin de las conductas con los requisitos del tipo bsico.

Como forma de intervencin, la cooperacin necesaria supone un comportamiento participativo en un hecho delictivo sin el cual ni aqulla ni ste podran surgir; una contribucin al hecho criminal con actos sin los cuales ste no podra desplegarse, diferencindose de la autora material en que el cooperador necesario no ejecuta el hecho tpico, desarrollando nicamente una actividad adyacente y distinta, aunque ntimamente relacionada con la del coautor ejecutivo, de tal manera que esta actividad resulta imprescindible para la consumacin de sus propsitos delictivos. Como tambin ocurre con la complicidad, de la que nicamente le separa la trascendencia para la comisin del hecho punible de su aportacin, dicha cooperacin slo puede entenderse vinculada a la existencia de una infraccin penal. Por lo que si sta no existe, por no ser el hecho de ejecutado constitutivo de delito, no puede concebirse como forma de participacin (SSTS 6 de junio de 1992, 16 y 23 de diciembre de febrero de 1993, 26 de octubre de 1994, 19 de mayo de 1995, 23 de mayo y 6 de noviembre de 1996, entre otras muchas).

Con estos precedentes, no resulta difcil imaginarse la imposibilidad de apreciar como infraccin punible la cooperacin material e incuestionable, desde un punto de vista objetivo, del expendedor de semillas de marihuana como comportamiento favorecedor del consumo de la planta, en la medida en que esta ltima actividad no posee entidad delictiva. En este orden el art. 25 de la Ley Orgnica 1/1992, 21 de febrero, sobre Proteccin de la Seguridad Ciudadana, y nicamente, por razones de poltica urbana, sanciona administrativamente el consumo de drogas en lugares, vas, establecimientos o transportes pblicos, careciendo el mismo de cualquier relevancia penal.

De lo dicho, debe concluirse con la determinacin de que nicamente cuando el vendedor de semillas de marihuana se concierta con el adquirente, o asume la determinacin de ste de destinar aqullas a un cultivo preordenado a su trfago, podra incurrir en responsabilidad penal como coautor en la comisin de un delito contra la salud pblica del art. 368 CP en su modalidad de drogas que no causan grave dao a la salud pblica, quedando erradicados del mismo los dems comportamientos instrumentales facilitadores del consumo de la planta.

o VIII. LA PUBLICIDAD DE LA VENTA DE SEMILLAS DE marihuana, ASI COMO DE LOS MATERIALES Y UTILES PARA SU CULTIVO, COMO ACTOS DE PROMOCION DEL CONSUMO DE DROGAS (ART. 368 CP)

Se plantea por ltimo la espinosa cuestin de si dentro de la expresin residual o de otro modo contenida en el art. 368 CP, o de alguna de las modalidades dinmicas descritas en el precepto cabra integrar las conductas relativas al fomento del consumo ilegal de la planta de marihuana sativa, verificadas a travs de la propaganda o publicidad (pginas web, mailings, revistas especializadas...) difundida no slo por las grows-shops, smart-shops y smart-drugs y comercios del ramo, sino tambin dispensada por quioscos y establecimientos dedicados a la venta de publicaciones en general.

Con la expresin o de otro modo se vino a completar en el art. 344 CPA el cuadro de actividades punibles relacionadas en dicho precepto. La Ley Orgnica 1/1988, de 24 de marzo, que se caracteriz por un incremento notable de la represin, fue la que introdujo esta modalidad abierta aadida al abanico de comportamientos hasta entonces recogidos. As, de una enumeracin cerrada en relacin con las conductas tpicas reiteradamente descritas (promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de drogas mediante actos de cultivo, fabricacin o trfico, o posesin con dicho fin) se pas a dicha formulacin abstracta, castigndose no slo a quienes llevasen a cabo aquella clase concreta de actos sino adems a los que de cualquier otra forma promovieren, favorecieren o facilitaren dicho consumo. La expresin aludida, que haba sido introducida por la reforma de 1971 en el anterior cdigo fue suprimida por la del ao 1983, reingresando de nuevo a l, en la fecha indicada, para terminar compartiendo la amplitud de su criterio el Cdigo Penal actual en su art. 368.

En cualquier caso, la utilizacin de una propuesta de conducta general, menos comprometida con las formas de accin, condicionada al fin concreto atentatorio del bien jurdico protegido de que con ella se promoviese, favoreciese o facilitase el consumo de drogas, hubiera servido para salvaguardar igualmente los principios de seguridad y legalidad y hasta hubiera resultado ms apropiada para la solucin de problemas como los planteados, El legislador, sin embargo, intentando compatibilizar ambas formulaciones, ha descrito las conductas bsicas de cultivo y elaboracin --coincidentes con los procesos naturales y qumicos empleados en la produccin y fabricacin de la droga-- completando dichas labores con las relativas a su trfico, que abarca en sentido amplio las operaciones de asiento, distribucin y colocacin del producto obtenido en el ilegal mercado en el que se difunde, para terminar concluyendo su descripcin con la socorrida formulacin comentada, de la que deben excluirse, en principio y solamente --en razn de la doctrina jurisprudencial que aplica e interpreta la norma-- las operaciones de aquel tenor que tengan como objetivo el autoconsumo, el consumo compartido o la entrega de pequeas cantidades a familiares o allegados en determinados supuestos (SSTS de 30 de septiembre de 1974, 25 de mayo de 1985, de 12 de julio de 1984, 12 y 27 de enero de 1995, entre otras ms recientes), a las que podran aadirse tambin otras, como --ad exemplum-- las que persigan finalidades impunes, como las cientficas, de estudio o coleccin, siempre que resultaren objetivamente acreditadas.

El art. 18.1 de la Ley 17/1967, de 8 de abril, dictada en adaptacin de la normativa vigente sobre estupefacientes a lo dispuesto en Convenio Unico de 1961 establece que se consideran prohibidos cualquier gnero de propaganda, la formulacin de ofertas en general u ofertas de venta y la remisin de muestras de estupefacientes incluidos en la lista I y de aquellos otros que acuerde el Servicio (29), salvo que se efecten con la debida autorizacin de intervencin del mismo, y entre los cuales se encuentra la marihuana y su resina.

El art. 368 CP no recoge, empero, de manera expresa los actos de propaganda, a menos que no se entiendan incluidos en la accin nuclear de promover el consumo ilegal de drogas txicas, en la medida en que carecera de sentido integrarlos dentro de la expresada frmula o de otro modo para de nuevo a volver a reiterar la proscripcin de su promocin con el verbo mencionado; entre otras razones porque dicha modalidad abierta de ejecucin junto a las restantes formas instrumentales especficamente descritas de cultivo, elaboracin o trfico conforman plsticamente la expresin fsica de las conductas principales de promover, favorecer y facilitar el consumo ilegal de drogas sancionadas en el precepto (30). Siendo aqu evidentemente, donde radica la autntica dificultad para ubicar la publicidad del cultivo de la semilla del marihuana como conducta promotora del consumo de drogas en el Cdigo Penal, sin menoscabo del principio poenalia sunt restringenda, que debe presidir su aplicacin.

Llegados a este punto, no puede existir duda alguna, que la publicidad escrita y grfica, eminentemente divulgativa y de carcter paracientfico, efectuada con todo lujo de detalles en las revistas y folletos del ramo (31), acerca de la manipulacin de la planta de marihuana para la obtencin del hachs y su proceso de elaboracin --por ejemplo-- entrara de lleno, sin paliativos, en el mbito de la accin de promocin del consumo ilegal de drogas expresada en el tipo bsico del Cdigo Penal, a travs de la expresin residual analizada concretada en la comunicacin de instrucciones con la referida finalidad, al hallarse el hachs (denominacin vulgar de la resina del marihuana) catalogado en la Lista I como sustancia estupefaciente fiscalizada; debiendo en consecuencia hacerse lo legalmente posible por impedirla y lograr de manera expedita su erradicacin.

Los actos de promocin, sin embargo, relativos al cultivo de la semilla del marihuana encontraran difcil, por no decir imposible, acomodo en la dinmica descrita, no ya tanto porque conceptualmente no dejaran de ser un mecanismo de promocin y propagacin del consumo de estupefacientes, sino precisamente porque aqulla no se encuentra especficamente prevista como objeto del delito, y consecuentemente, la propaganda de su cultivo, a menos que no se acreditase la preordenacin al trfico del producto a obtener, como acto, a su vez, de promocin, favorecimiento o facilitacin del consumo de drogas, devendra en impune, al no hallarse sancionado penalmente este ltimo y nicamente estarlo administrativamente en las condiciones y circunstancias antes expuestas.

Como consecuencia de ello la propaganda de la venta de semillas de marihuana en cantidades para su cultivo domstico que en principio no excedan de las racionales para su consumo y autoabastecimiento con el mismo fin (incluidas las semillas reproducidas a partir de aqullas) (32) no podr considerarse, en modo alguno, constitutiva de delito, al carecer de entidad penal la finalidad perseguida por aqulla; teniendo, en su caso, las autoridades administrativas la ltima palabra en este orden --una vez adaptada la normativa sobre programas de reduccin de daos-- en relacin con la creacin de los controles necesarios a travs de los imprescindibles registros de expendedores y establecimientos autorizados, as como la facilitacin a los consumidores de las cartillas de racionamiento individuales adecuadas para su dispensacin, con miras a atajar, en la medida de lo posible, su abuso y desvo hacia otros fines.__________________

legalidad sobre ilegalidad :realidad sobre hipocresiaReply With QuotesonView Public ProfileBuscar todos los posts de son #2 Old 21-07-2004, 22:52son's Avatar son son is offline...agua Registrado: Jun 2004Localidad: pillando carrerillaPosts: 1239Lightbulb sigue........(1) La publicacin oficial del proyecto PEDDRO (Proyecto de Prevencin y Educacin sobre Drogas) de la UNESCO, en su nm. 1, de febrero de 1998 consider a los productos smart a caballo entre medicamentos y alimentos (segn sus componentes) clasificndolos en cuatro categoras: smart drugs; smart drinks; smart products y energy drinks, como drogas inteligentes --tambin denominadas drogas neotrpicas, alimentos inteligentes (smart nutrients), productos inteligentes (atenuadores de los efectos de las drogas ilcitas o con efectos similares a ellas) y Bebidas energticas (ad exemplum los Red Bull, a base de cafena, agua, vitaminas, ginseng, taurina, etc.).

En el seminario sobre Drogas Sintticas celebrado en Eindhoven, en abril de 1997, los Pases Bajos, en sus ponencias tituladas Tendencias y consecuencias en el uso de las drogas sintticas y Qu son las drogas sintticas?, hacan constar, ya, como seal de alarma, el haberse detectado en Europa tanto el redescubrimiento de las drogas naturales no fiscalizadas como el resurgimiento de las llamadas smart drugs; de los medicamentos legales e ilegales, vitaminas, tnicos medicinales, etc.

A nivel nacional, el Gabinete de Coordinacin de la Delegacin del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas que, desde 1996, ao en el que haba informado ampliamente sobre la sustancia conocida como Herbal Extasis, vena haciendo un seguimiento del fenmeno, emiti sendos informes en 1998 y 1999 sobre el uso como drogas de abuso, con consumo en alza, de dos sustancias relacionadas como precursores de drogas en el Cuadro I de la Convencin de 1988: la efedrina y la fenilpropanolamina o FPA.

En el ao 2000, el citado organismo elabor otro informe, sobre los productos herbales que se ofrecan como alternativa legal a las drogas fiscalizadas, en el que se aclaraba que dichos productos respondan a dos clases claramente diferenciadas: los que se vendan y publicitaban sin connotacin alguna con las drogas (suplementos nutricionales, complejos vitamnicos, complejos minerales, suplementos deportivos, etc.), cuyos componentes eran el calcio, el magnesio, el zinc, las vitaminas, la creatinina, la lecitina, el ginseng, la cafena, la efedrina, etc., y aquellos otros que se ofertaban y publicitaban como alternativos a drogas fiscalizadas (con efectos simpaticomimticos, psicodelicos, alucinogenos, estimulantes, etc.) y cuyos componentes eran, aparte del omnipresente extracto de efedra, la asarina, la lisergamida, la peganin, o la fenilpropanolamina.

En este ltimo informe citado se adverta cmo se estaba asistiendo al nacimiento de las drogas de diseo naturales, en las que, a diferencia de las sintticas, en vez de sustituirse molculas radicales, se sustituan principios activos vegetales fiscalizados por otros no fiscalizados, pero con similares efectos psicoactivos. (Cfr. Documento de trabajo: Informe de la Delegacin del Plan Nacional sobre Drogas. Ministerio del Interior, mayo de 2000. No publicado.)

(2) Desde esta perspectiva, la Delegacin del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio del Interior ha venido realizando, desde el momento en que se detectaron sus primeras manifestaciones, una serie de estudios y trabajos, cuyo contenido, desde el punto de vista documental y cientfico, conforma la base sobre la que se estructuran estos comentarios, con la nica finalidad de intentar --como partcipe de su preocupacin-- dar una respuesta jurdica a sus planteamientos (vid. nota ut supra).

(3) La venta de los denominados productos inteligentes --planteada tras la importacin y comercializacin de determinados productos como, por ejemplo la Ephedra Nature's (efedra); Spercap, Ephedra Nature's White Cross (efedra); Bolt Magnum (cafena Nature's ultra Boost (efedra y guaran); Turbo Charge (efedra y guaran) o Super Herbal Energy Formula (efedra y ginseng) que comportaron, en su da, su retirada del mercado por la Agencia Espaola del Medicamento, en aplicacin de lo dispuesto en el art. 95.2 de la Ley 14/1986, General de Sanidad-- no debe, sin embargo, plantear normativamente problema alguno acerca de su licitud penal, en la medida en que si los sucedneos utilizados no estn fiscalizados como estupefacientes o principios activos por los organismos internacionales competentes, o estndolo no superan los porcentajes autorizados por los mismos como mezclas, podrn generar con su venta o dispensacin, otros problemas de orden administrativo y particularmente sanitario, pero en ningn caso de ndole penal (Documento de trabajo, no publicado).

(4) Vid. Listas I y IV de la Convencin Unica de 1961, sobre Estupefacientes (Nueva York, 30 de marzo, enmendada por el Protocolo de modificacin de la misma Ginebra, 25 de marzo de 1972, en relacin con el Anexo a los formularios estadsticos (Lista amarilla), 42. Edicin, diciembre de 2000. Junta Internacional de Estupefacientes (JIFE).

(5) Cfr. RAMOS ATANCE, J. A.; FERNANDEZ RUIZ, J., Cannabinoides: propiedades qumicas y aspectos metablicos, en: marihuana Hasta dnde? Primeras jornadas de expertos en marihuana de la Comunidad de Madrid. Agencia Antidroga. Edita: Cabrera Forneiro, Madrid, 1999, pgs. 1 y ss.

(6) Entre los ms de 60 cannabinoides diferentes que contiene la planta, caracterizados por poseer una estructura carbocclica con 21 carbonos, los cinco ms importantes, en relacin con la actividad biolgica de la marihuana, segn el IT 478/H, son:

-- Delta 9 THC (Tetrahidrocannabinol)

-- Delta 8 TCH (Tetrahidrocannabinol)

-- Acida TCH (T rastetrahidrocannabinol)

-- CBN (Cannabinol)

-- CBD (Cannabidiol)

Los dos primeros son sicoactivos cuando se ingieren por va oral o se fuman, convirtindose en parte, en Delta 9 o Delta 8. El CBN y el CBD son muy poco sicoactivos y no se hallan en cantidades importantes. La mayora de los de efectos de la marihuana y por tanto, de sus derivados, son producidos por el Delta 9 TCH, al que se le atribuye la mayor parte de la actividad farmacolgica de la planta.

(Cfr. SEQUEROS SAZATORNIL, F., El Trfico de drogas ante el Ordenamiento jurdico. Editorial La Ley. Madrid 2000. pg. 882. y bibliografa consultada al respecto sobre la incidencia del marihuana en la salud, particularmente: SIMONIN, C., marihuanamo (Intoxicaciones por el haschich y el camo indio. En Medicina legal judicial. Editorial JIMS, Barcelona. Traduccin de la tercera edicin francesa por el Dr. Snchez Maldonado, pgs. 654 y ss.; Idem: SVEN MOESCHLIN: Txicos vegetales haschich (marihuana). En Clnica teraputica de las intoxicaciones. Editorial Cientfico-mdica. Barcelona, Madrid, Valencia. 1954 pg. 344.; Idem: BENEYT y GARCIA, marihuana, marihuana y haschich, en Intervencin en drogodependencias, VV.AA., pgs. 173 y ss.; idem REPETTO y colaboradores: marihuana..., en Toxicologa de la drogadiccin, Monografas de la Asociacin Espaola de Toxicologa, pgs. 17 y 18; idem CABRERA BONET y TORRECILLA: Cannabinoles, en Manual de drogodependencias, Cauce Editorial, Madrid 1998, pgs. 89 y ss.

Vid. adems monogrficos sobre el marihuana: El libro de la yerba. Editorial Anagrama. Barcelona 1977; El camo ndico, en Boletn de Estupefacientes nm. 1, enero 1951; Marihuana as medicine. A plea for reconsideration, BAKALAR J. B. J. Am. Med. Assoc. 273. Ao 1995, pgs. 1875-1876; Therapeutic uses of marihuana, BRITISH MEDICAL ASOCIATION. Harwod Academic Publishers Amsterdam (1997); Delta-9-tetrahidrocannabinol increases proopimelacortin gene expression in the arcuate nucleus of the hypotalamus. CORCHERO, J., FUENTES, J. A. Euro. J. Pharmacol, 323, Ao 1995, pgs. 193-195; Cannabinoid pharmacology, DEWEY. Pharmacol, Revista 38. Ao 1986, pgs. 151-178; La marihuana ndica, CHEMIMOL, J., HEUYER, G., DOVADY, D. Interpol nm. 242. Pars 1970; Marihuana y Ca, DONALD, BLOURIA. Monte Avila Editorial. Venezuela 1971; Facilitation of brain stimulation reward by Delta-9-Tetrahydrocannabinol, GARDINER E. L., PAREDES W., SMITH D., DONNER A., MILLING C., COHEN D., MORRISON D., en Psychopharmacology 96, ao 1998, pgs. 141-142; El club del hachis, HAINING PETER, Editorial Taurus. Madrid 1976; Derivados del marihuana: Drogas o medicamentos? Universidad de Deusto. 1995; Los derivados del marihuana, pueden servir contra el Parkinson. En El Mundo, 17 de abril de 1999, pg. 35; Failure oh Delta-9-Tetrahydrocannabinol and CP55,940 to maintain intravenous self-administration under a fixed-interval schedule in rhesus monkeys Bebab, MANSBACH R. S., NICHOLSON K. L., MARTIN B. R. and BALSTER R. L., en Pharmacol 5. ao 1994, pgs. 219-225; Cannabinoids and appetite stimulation, MATTES, R. D., ENGELMAN, K., SHAW, L. M., ELSHOHLY, M. A., en Pharmacol Biochem 49, Ao 1994. pgs.187-195; El marihuanamo, MURPHAY H. B., en Boletn de estupefacientes 1963; A la rica marihuana y otros sabores, SOUTHEERY THERRY, Editorial Anagrama. Barcelona 1977; Adverse effects of marihuana. HIRTS R. A.; LAMBERT D. G. NOTCUTT W. G., en The Lancet, 352, 1611-1616; Effects of smoked marijuana on human performance: a critical review, MURPHY L. and BARTKE A. (edit.) CRC Press Boca Raton. Ao 1992, pgs. 387-422; Long-term behavioral effects of prenatal exposure to Delta-9-Tetrahydrocannabinol in rats: posible role of pituitary-adrenal axis, RUBIO P., RODRIGUEZ DE FONSECA F., MUOZ R. M., ARIZNAVARRETE C., MARTIN-CALDERON J. L., NAVARRO M., En Life SCI 56. Ao 1995, pgs. 2169-2176; La marihuana productora de estados de peligrosidad, VALTERRA, L., en Revista de Estudios Penitenciarios nm. 45; La marihuana en la salud, VERDEJO VIVAS, G., Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacuticos. Madrid 1972; La marihuana en la Amrica Latina. WOLFF OSVALDO, Ateneo Buenos Aires, 1972; Marijuana myths, Marijuana Facts. A review of the scientific evidence, ZIMMER L., MORGAN J. P., Lindesmith Center, New York, ao 1997.

(7) En la publicidad difundida por algn distribuidor se han llegado a detectar hasta 114 variedades distintas de semillas seleccionadas de marihuana destinadas a cultivos tanto de interior como de exterior: Sensi Sedes (shiva santi 1- notther lights - rudelaris skunk - mexican sativa - super skunk - skunk 1- jack flash - jak herer- mr. nice 613); Dutch Pasion (blueberry - orange bud - white widow - euforia - mazar - fld - shaman - purple star - pasin - california orangr - durban poison - power plant - bluebberry fem. - durban poison fem); Spice Of Life (sweet tooth - adventure mix - shishkaberry); Flying Dutchmen (pure thai - the original haze - fumd don dids - the real mc. Coy - twister.); Bio Quin (dhitrally - silver.); Clandstind Sedes (amsterdamage - big buda - fat fredyys - skunk 44 - super skunk special.); Paradise Seeds (durga mata - belladona - sensi star - amsterdam flame - duts dragon.); Amsterdam Seeds Com. (big bud - cristal - misty - northern lhigtsxbig bud - northern lhigthsxshiva.); Magus Genetics (warlock - exile), etc. (Cfr., Venta de semillas. Revista YERBA, nm. 15).

(8) Anexo al Informe Estadstico Anual (Lista Verde), 21. Edicin, diciembre de 2000, Junta Internacional de Estupefacientes (JIFE).

(9) Documento de trabajo: Informe del Gabinete de Coordinacin de la Delegacin del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Madrid 2002 (no publicado).

(10) Vid. sobre supuestos de atipicidad SSTS: de 26 de mayo, 26 de octubre, 2 de noviembre y 28 de diciembre de 1992; 28 de enero, 25 de marzo y 27 de julio de 1993; 23 de mayo, 25 de septiembre y 15 de diciembre 1995; 15 de julio, 16 de septiembre y 18 de noviembre de 1996; y 3 de febrero de 1997, entre otras muchas.

(11) En el comercio se designa al camo con los nombres de los pases de donde procede. As se habla de camo espaol, italiano, francs, ruso. En Espaa los camos ms conocidos son los de las provincias de Barcelona, Lrida, Valencia, Alicante y Castelln de la Plana; siendo los ms apreciados los del Levante (Valencia y Alicante) y especialmente los de Orihuela por sus fibras blancas, suaves, flexibles y resistentes, aptas para fabricacin de entramados finos. En Aragn y Navarra se cultiva igualmente el camo pero sus fibras son vastas utilizndose nicamente para la fabricacin de telas gruesas (sacos) cuerdas y alpargatas. La produccin media anual de camo comn en nuestro pas la encabezan las provincias de Teruel, Alicante, Lrida, Castelln, Valencia, Murcia, Barcelona, Segovia, Albacete, Huesca, Zaragoza, Guadalajara, Soria y Baleares.

En el comercio europeo se tienen en mucha estima los camos italianos que se caracterizan, en general, por tener las fibras largas, muy finas y blancas, aunque son poco tenaces. Los mejores proceden de Bolonia, que se dividen en cuatro clases principales denominadas mazzoni o londrini (camo bruto para tejidos), cordagi (camo bruto para cuerdas), strappature (camo para bramantes) y pettinati o gargioli (camo peinado). En Francia, donde est muy extendido el cultivo del camo, tienen nombrada los de Borgoa, gruesos y fuertes, diferencindose los camos de color y camos de cuerda de Chalons del Saona, que son muy largos, pero de color verde pardo y con alto contenido de caamiza; los de Anjou y La Turena recomendados por su solidez; los de Champagne, de fibra de longitud mediana y los de Picardia, de fibras largas, sedosos, suaves, y Picardia recolectados en la Fre, Chauny y Abbeville. Son tambin muy renombrados los camos de Hungra y Rusia, donde se aplican a los ms variados usos agrcolas e industriales, pudindose afirmar que, esta ltima es la nacin europea de mayor produccin. Fuera de Europa se recolecta el camo igualmente en los Estados Unidos, sobre todo en Kentucky: un camo fuerte, resistente, y muy semejante al camo de Rusia, especialmente para la fabricacin de velas de barco y para cuerdas, mereciendo tambin ser citado el camo gigante de Africa, cuyas fibras alcanzan una longitud de 3 m y ms. (Vid. Enciclopedia Universal Ilustrada, Editorial-Espasa Calpe, Madrid-Barcelona; voz: Camo.)

(12) El contenido de THC por debajo del cual deben encontrarse las plantas de marihuana para poder tener la consideracin de cultivo industrial, tradicionalmente fijado en 0,3%, ha sido modificado recientemente por la Unin Europea, exigindose a partir de la campaa de 2002 un mximo del 0,2%. (Vid op. cit. ut supra: nota 9). En este sentido, el Reglamento (UE) nm. 1672/2000 del Consejo, de 27 de julio, de apoyo a los productores de determinados cultivos herbceos, en el que se definan las ayudas econmicas para el lino y el camo destinados a la produccin de fibras ya estableca en su art. 8 que: En el caso del camo, conviene prever medidas especficas para evitar que cultivos ilegales se escondan entre los que pueden acogerse a los pagos por superficie y perturben as la organizacin comn de mercados de este producto. Por lo tanto, es necesario establecer que dichos pagos solamente se concedan para las superficies en las que se hayan utilizado variedades de camo que ofrezcan determinadas garantas en cuanto al contenido de sustancias psicotrpicas concretando a continuacin que: Para el camo destinado a la produccin de fibras, el pago por superficie se supeditar, asimismo, a la utilizacin de variedades cuyo contenido de tetrahidrocannabinol no exceda el 0,2%.

(13) Art. 7. El servicio de Control de Estupefacientes podr autorizar cultivos de plantas destinados a la produccin de sustancias estupefacientes o que se puedan emplear como tales. Pero si los cultivos no son llevados a la prctica por los fabricantes autorizados, los cultivadores vendrn obligados a entregar su cosecha al Servicio o a los fabricantes autorizados, quienes cuidarn del tratamiento para su transformacin.

Art. 8. 1. Ninguna persona natural o jurdica podr dedicarse al cultivo y produccin indicados, ni aun con fines de experimentacin, sin disponer de la pertinente autorizacin. 2. Las autorizaciones que conceda el Servicio de Control de Estupefacientes sern especficas para personas, terrenos, tiempos plantas y productos concretos, y no darn derecho a la disponibilidad de las plantas o productos. El Servicio vigilar el desarrollo de los ciclos de cultivo, incluida la recoleccin y su destino.

Art. 9. Los preceptos anteriores no sern de aplicacin al cultivo de la planta de la marihuana destinada a fines industriales, siempre que carezca del principio activo estupefaciente.

Art. 10. La actuacin del Servicio de Control de Estupefacientes a que se refiere el presente captulo se llevar a cabo con la colaboracin de los servicios del ministerio de agricultura, en la forma que se instrumentare reglamentariamente.

(14) La Agencia Espaola del Medicamento creada por Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas fiscales, Administrativas y del Orden Social, como organismo pblico de carcter autnomo, tiene atribuidas competencias en materia de medicamentos para uso humano, a travs de la planificacin, evaluacin y desarrollo del Sistema Espaol de Farmacovigilancia, estando autorizada por el art. 91.2 e) de la misma, en relacin con lo dispuesto en el art. 9.4 i) de su Estatuto, aprobado por RD 520/1999, de 26 de marzo, para dictar Instrucciones y Circulares sobre Estupefacientes y Sustancias psicotrpicas, as como para desempear las actividades propias de los laboratorios oficiales para el control de los medicamentos. Atribuyendo, a su vez, el art. 14 k) de esta ltima disposicin a la Subdireccin General de Seguridad de Medicamentos, dependiente de aqulla: Desarrollar las funciones estatales en materia de trfico y uso ilcito de sustancias estupefacientes y psicotrpicas y sus preparados, segn las normas legales nacionales y las emanadas de las convenciones internacionales en estas materias y particularmente a la Divisin de Estupefacientes y Sicotropos integrada en la misma; sin perjuicio de las competencias adjudicadas al Servicio de Proteccin de la Naturaleza (SEPRONA) adscrito a la Direccin General de la Guardia Civil para la intervencin y decomiso de sustancias y productos no autorizados para el cultivo.

(15) Art. 368 CP: Los que ejecuten actos de cultivo, elaboracin o trfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas txicas, estupefacientes o sustancias psicotrpicas, o las posean con aquellos fines, sern castigados con las penas de prisin de tres a nueve aos y multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito si se tratare de sustancias o productos que causen grave dao a la salud, y de prisin de uno a tres aos y multa del tanto al duplo en los dems casos.

(16) A partir de la Convencin de Nueva York de 1961 sobre Estupefacientes, se ha venido reservando esta denominacin para las sustancias fiscalizadas en las Listas I, II y III, utilizndose la de preparados para las de la Lista III. Por su parte, el Convenio sobre Sustancias psicotrpicas de Viena de 21 de febrero de 1971 limita esta denominacin a las sustancias catalogadas en sus Listas I, II, III y IV. Por ltimo, la Convencin de Naciones Unidas contra el Trfico ilcito de Estupefacientes y Sustancias psicotrpicas de 20 de diciembre de 1988, es ms clara si cabe, al respecto: aadiendo la regulacin de los precursores a la fabricacin de los estupefacientes y sustancias psicotrpicas aludidas.

La inadecuada utilizacin del concepto de drogas txicas tiene su origen en antiguas convenciones modificadas por estas ltimas, como la de Ginebra de 26 de junio de 1936 para la supresin del trfico ilcito de drogas nocivas o el Protocolo de Pars sobre Fiscalizacin internacional de drogas sintticas de 19 de diciembre de 1948. Careciendo en la actualidad de vigencia alguna, en el orden tcnico, por su imprecisin cientfica, la utilizacin del concepto de droga como acepcin, no obstante haber sido aceptada dicha terminologa por la OMS (R nm. 407) y otros textos: Circulares de la FGE o RD de abril de 1960, entre otros).

Las tres convenciones internacionales citadas, que conforman los tres pilares fundamentales en esta materia, no aluden el concepto de drogas ni en sus tradicionales definiciones iniciales ni, por lo general, en el desarrollo de su articulado (a excepcin de alguna referencia aislada, con carcter genrico, como la del art. 32 de la Convencin de 1961, aludiendo a las drogas necesarias para la prestacin de los primeros auxilios). Por su parte en la Ley 17/1967, 8 de abril, que acomod la normativa vigente en nuestro pas a la Convencin de 1961, tampoco hacen alusin a ellas, refirindose nicamente a los conceptos de: estupefacientes, preparados sobre estupefacientes, productos estupefacientes, sustancias, artculos y gneros prohibidos.

(17) Esta remisin --como seala la STS de 4 de abril de 1994-- exige para su validez una serie de requisitos, a saber: que el reenvo normativo sea expreso y est justificado en razn del bien jurdico protegido por la norma penal; que la ley --adems de sealar la pena--, contenga el ncleo esencial de la prohibicin y sea satisfecha la exigencia de certeza o la STC 122/1987, que Se d lo suficientemente precisada con el complemento indispensable de la norma a la que la ley penal se remite, y resulte, de esta forma salvaguardada la funcin de garanta del tipo con la posibilidad de conocimiento de la actuacin penalmente conminada.

(18) En ese orden son de destacar, adems de la citada Ley 17/1967, sobre Estupefacientes adaptando nuestra normativa al texto de la Convencin Unica del 61: el RD 2829/1977, 6 de octubre, actualizado por numerosas Ordenes Ministeriales, con el mismo fin, incorporando las Listas I y IV del Convenio Internacional de 1971 sobre sustancias psicotrpicas a nuestro derecho interno, as como la Ley 3/1996, 10 de enero: Sobre medidas de control de sustancias qumicas catalogadas susceptibles de desvo para fabricacin ilcita de drogas actualizada por la Orden de 15 de noviembre de 1994, del Ministerio de la Presidencia: por la que se regula el control de sustancias catalogadas susceptibles de desvo y adapta la normativa legal espaola tanto a las diversas Directivas europeas emanadas al respecto como a la Convencin de 1988: Contra el trfico ilcito de estupefacientes de sustancias psicotrpicas que introduce internacionalmente el concepto de precursor de drogas, estableciendo en sus Anexos, en sendos Cuadros, las Listas de las sustancias utilizadas ms frecuentemente para la fabricacin ilcita de estupefacientes y sustancias psicotrpicas sometidas a fiscalizacin; sin olvidar otras leyes de mbito estrictamente sanitario como la Ley 14/1986, 25 de abril, General de Sanidad, o la Ley 25/1990, de 20 de diciembre, del Medicamento, y las relativas a la industria y especialidades farmacuticas, prescripcin y dispensacin de medicamentos, almacenaje, distribucin y centros sanitarios, oficinas de farmacia, uso racional del medicamento y prestaciones farmacuticas, de las que se puede extraer el significado concreto de conceptos tan relevantes no solo como los de cultivo antes examinados, sino tambin de lo que constituye el mismo objeto del delito, esto es: los estupefacientes y sustancias sicotrpicas.

Para concretar el giro legal de estupefacientes --como refiere la Circular 1984 de 4 de junio de la Fiscala General del Estado-- es indispensable acudir a los convenios internacionales ratificados por Espaa, y de modo especial a la, tan repetida, Convencin Unica de 1961, enmendada por el Protocolo de Ginebra de 25 de marzo de 1972. Su art. 2.1 establece que: a los efectos de la presente ley se consideran estupefacientes las sustancias naturales y sintticas incluidas en las Listas I y II de los anexos al Convenio Unico de 1961 y las dems que adquieran tal consideracin en el mbito internacional por el procedimiento que reglamentariamente se establezca disponindose en el apartado segundo del mismo artculo que tendrn la consideracin de gneros prohibidos los estupefacientes incluidos en las Listas IV de las listas anexas al convenio, lo que integrado con lo dispuesto en el art. 2.5 del mismo los estupefacientes de la Lista IV sern tambin incluidos en la Lista I, permite concluir con que: debe entenderse como estupefacientes, exclusivamente, tan slo las sustancias relacionadas en las Listas I, II y IV de la Convencin nica de 1961. Interpretacin limitativa que ha sido asumida por nuestra Jurisprudencia en sentencias que se remontan a 14 de febrero y 24 de septiembre de 1974; 17 de marzo y 4 de abril de 1975, 1 de abril de 1977; 28 de octubre de 1978; 22 de junio de 1981, hasta otras ms en recientes de ociosa cita.

En el orden conceptual apuntado, y de acuerdo con la definicin que al respecto nos ofrece el art. 1 r) de la Convencin de Naciones Unidas de 1988, debemos entender igualmente como sustancias psicotrpicas: cualquier sustancia natural o sinttica, o cualquier materia natural que figure en las Listas I, II, III y IV del Convenio sobre Sustancias psicotrpicas de 1971. Convencin a la que se adhiri Espaa con fecha 2 de febrero de 1973. Listas que fueron ms tarde incorporadas al Real Decreto 2829/1977, de 6 de octubre, que las reprodujo ad litteram en el Anexo 1 de los seis que acompaaban a la citada disposicin reguladora de las las sustancias y preparados medicinales psicotrpicos, as como la fiscalizacin, inspeccin de su fabricacin, distribucin, prescripcin y dispensacin y que ha sido modificado posteriormente en sucesivas ocasiones.

(19) As el art. 11 de la Ley 17/1967 como prescribe: se entender por fabricacin de estupefacientes, el conjunto de operaciones de obtencin de los mismos a partir de la materia prima bruta, su purificacin y la transformacin de unos productos en otros, as como la obtencin de dichos productos mediante sntesis qumica. Se considera fabricacin de preparados de estupefacientes la elaboracin de los mismos a partir del producto correspondiente. Por su parte el apartado n) del art. 1 del Convenio Unico de 1961, entiende por fabricacin: todos los procedimientos distintos de la produccin que permitan obtener estupefacientes, incluidas la refinacin y la transformacin de unos estupefacientes en otros. En su apartado c) se define a la produccin como el proceso relativo a la separacin del opio, de las hojas de coca, de la marihuana y de la resina de la marihuana, de las plantas de que se obtienen. Por ltimo, el apartado i) del Convenio sobre Sustancias psicotrpicas de Viena de 1971, considera como fabricacin: todos los procesos que permitan obtener sustancias psicotrpicas incluidas la refinacin y la transformacin de sustancias psicotrpicas, en otras sustancias psicotrpicas.

(20) Se definen como precursores en el art. 1.10 de la mencionada ley a las sustancias y productos susceptibles de ser utilizados en el cultivo, la produccin o la fabricacin de drogas txicas, estupefacientes o sustancias psicotrpicas, enumeradas en los cuadros I y II de la Convencin de Naciones Unidas, hecha en Viena el 20 de diciembre de 1988, sobre el trfico ilcito de estupefacientes y sustancias psicotrpicas y cualesquiera otros adicionales al mismo convenio o en otros futuros Convenios, ratificados por Espaa.

(21) En la declaracin programtica y de intenciones recogida en su Prembulo se considera la necesidad de adoptar medidas de control, con respecto a determinadas sustancias como los precursores, productos qumicos y disolventes, que se utilizan en la fabricacin de estupefacientes y sustancias sicotrpicas, y que por la facilidad con que se consiguen, han provocado un aumento de la fabricacin clandestina de esas drogas y sustancias.

(22) Art. 371 CP: 1. El que fabrique, transporte, distribuya, comercie o tenga en su poder equipos, materiales o sustancias enumeradas en el Cuadro I y Cuadro II de la Convencin de Naciones Unidas, hecha en Viena el 20 de diciembre de 1988, sobre el trfico ilcito de estupefacientes y sustancias psicotrpicas, y cualesquiera otros productos adicionados al mismo Convenio o que se incluyan en otros futuros Convenios de la misma naturaleza, ratificados por Espaa, a sabiendas de que van a utilizarse en el cultivo, la produccin o la fabricacin ilcita de drogas txicas, estupefacientes o sustancias psicotrpicas, o para estos fines, sern castigados con la pena de prisin de tres a seis aos y multa del tanto al triplo del valor de los gneros o efectos.

2. Se impondrn las penas privativas de libertad en su mitad superior cuando las personas que realicen los hechos descritos en el apartado anterior pertenezcan a una organizacin dedicada a los fines en l sealados, y la pena superior en grado cuando se trate de los jefes, administradores, o encargados de las referidas organizaciones o asociaciones. En tales casos, los jueces y tribunales impondrn, adems de las penas correspondientes, las de inhabilitacin especial del reo para el ejercicio de su profesin o industria por tiempo de tres a seis aos, y las dems medidas previstas en el art. 370.

(23) La JIFE, en el informe correspondiente a enero de 2000, 6. Edicin (lista roja), hizo pblica la relacin de los productos catalogados en los nuevos cuadros:

Cuadro I: Acido N-acetinaltranilico; cido lisergico; efedrina; ergometrina; ergotamina; 1-fenil 2-propanona; isosafrol; 3-4 metilenedioxifenil-propanona; piperonal; safrol y seudoefedrina.

Cuadro II: acetona; cido antranilico; cido clorhdrico; cido fenilactico; cido sulfrico; anhdrido actico; ter etlico; metiletilcetona; permanganato potsico piperidina y tolueno.

(24) De un examen de las sustancias relacionadas en el Anexo 1 se concluye con la existencia de tres tipos de precursores. Los primeros, tales como el cido lisrgico y la efedrina, catalogados en el Cuadro I, son los de mayor virulencia. Los segundos, tales como el piperonal y la piperidina, clasificados en la categora 2 del mismo anexo se caracterizan por su menor agresividad. Los terceros, aglutinados en la categora 3 del anexo referido, (Cuadro II) se refieren a los productos de uso polivalente en la industria adems de su aplicacin como precursores.

En un Anexo II se relacionan los productos de la categora 2 del anexo 1 y las cantidades a partir de las cuales a las operaciones que se efecten sobre los mismos se les exigir el mismo rigor que a las de la categora 1..

(25) La normativa comunitaria en materia de precursores (comercio exterior) est constituida bsicamente por el Reglamento Comunitario, publicado en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas el 10 de noviembre de 1993. En l se recoge la versin ntegra de la reglamentacin existente hasta la fecha constituida po el Reglamento del Consejo nm. 3677/1990 13 de diciembre, modificado por el Reglamento del Consejo nm. 900/1992, de 21 de diciembre, modificado a su vez por el Reglamento de la Comisin nm. 2959/1993 de 27 octubre. El referido Reglamento --como dispone en el art. 1-- establece las medidas que debern adoptarse a fin de controlar al comerciante, a la comunidad y los pases terceros, las sustancias utilizadas con frecuencia en la fabricacin ilcita de estupefacientes y psicotrpicos. El apartado tercero del art. 2., obliga a los operadores que participen en la importacin, exportacin y trnsito de sustancias catalogadas a que lleven un registro comercial detallado relativo a dichas actividades. En el mismo sentido, a medidas de conservacin por un perodo al menos de tres aos a partir del final del ao civil en que tuvo lugar operacin, de la documentacin relativa a las operaciones y transacciones efectuadas, as como la obligacin de presentarla inmediatamente para su control ante las autoridades competentes cuando sta lo solicite. En el art. 2 bis se regulan los aspectos administrativos relativos a la concesin de licencias y registro de los operadores, imponindose a stos la obligacin de la obtencin de una licencia para el ejercicio de sus actividades para cuya concesin las autoridades debern tener en cuenta la competencia y la integridad del solicitante. En sentido contrario, esas mismas autoridades podrn suspender o retirar la licencia cuando tengan motivos razonables para creer que el titular haya dejado de ser digno de tener una licencia o haya dejado de cumplir las condiciones de concesin de la misma.

Paralelamente a dicha normativa se ha dictado en esta materia: la Directiva 92/109, del Consejo de 14 de diciembre de 1992, relativa a la fabricacin y puesta en el mercado de determinados precursores que se acompaan en sendos Anexos, modificados por la Directiva 93/46 de la Comisin de 22 de junio de 1993, as como otra Directiva: la nm. 3677/1990 de 18 de septiembre; Reglamento nm. 1485/1996 de la Comisin de 26 de julio de 1996, y Reglamento nm. 2093/1997 de la Comisin de 24 de octubre de 1997. En el orden interno, la norma fundamental es la Ley 3/1996, de 10 enero, sobre medidas de control de sustancias qumicas catalogadas como susceptibles de desvo para la fabricacin ilcita de drogas adaptando la legislacin espaola a las obligaciones derivadas del Directivas aludidas en particular de la 93/46 de 22 de junio de 1993 antes citada.

Normativa, en cualquier caso eludida por los comercios dedicados a la venta de semillas de marihuana y los dems productos citados que ante el vaco legal al que se haca referencia, al inicio de este trabajo, se amparan administrativamente en licencias obtenidas para actividades relacionadas con tiles, materiales y productos para el cultivo, conocedores de la confusa situacin legal existente al respecto.

(26) Art. 373 CP: La provocacin, la conspiracin y la proposicin para cometer los delitos previstos en los arts. 368 a 372, se castigarn con la pena inferior en uno o dos grados a la que corresponde, respectivamente, a los hechos previstos en los preceptos anteriores.

(27) Art. 18 CP: 1. La provocacin existe cuando directamente se incita por medio de la imprenta, la radiodifusin o cualquier otro medio de eficacia semejante, que facilite la publicidad, o ante una concurrencia de personas, a la perpetracin de un delito.

Es apologa, a los efectos de este delito, la exposicin, ante una concurrencia de personas o por cualquier otro medio de difusin, de ideas o doctrinas que ensalcen el crimen o enaltezcan a su autor. La apologa slo ser delictiva como forma de provocacin y si por su naturaleza y circunstancias constituye una incitacin directa a cometer un delito.

2. La provocacin se castigar exclusivamente en los casos en que la ley as lo prevea. Si a la provocacin hubiese seguido la perpetracin del delito se castigar como induccin.

(28) Art. 17 CP: 1 La conspiracin existe cuando dos o ms personas se conciertan para la ejecucin de un delito y resuelven ejecutarlo.

2. La proposicin existe cuando el que ha resuelto cometer un delito invita a otras u otras personas a ejecutarlo.

3. La conspiracin y la proposicin para delinquir solo se castigarn en los casos especialmente previstos en la ley.

(29) Se refiere al Servicio de Control de Estupefacientes, englobado dentro de los servicios farmacuticos de la Direccin General de Sanidad (art. 4 de la Ley).

Debe tenerse en cuenta, en nuestro Derecho interno, adems: los Reales Decretos nm.: 1907/1996, sobre Publicidad y promocin comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria y 1568/1988, sobre Reglamento de etiquetado, presentacin y publicidad de productos destinados a venta directa a consumidores y usuarios.

(30) Reconsiderando nuestra postura expresada en la pg. 103 de la obra citada en la nota 6, posibilitando la inclusin de la propaganda como acto de incitacin al consumo, dentro de la frmula aludida.

(31) Reportaje intitulado: Locos por el hielo del nm. 15 de la revista Yerba, pgs. 44 a 47.

(32) La referencia al destino para el autoconsumo de la droga cultivada, frente a su preordenacin al trfico constituye, una vez ms, la clave para la catalogacin definitiva de la entidad de la conducta desplegada por el agente y, en consecuencia, para la determinacin de la necesidad, o no, de su reproche penal.

Para concluir estas notas, no estara de ms --como en anteriores ocasiones hemos hecho respecto a otros planteamientos relativos a los delitos contra la salud pblica--, una llamada a la atencin de nuestro ms Alto Tribunal, desde este socorrido rincn de la opinin, sobre la conveniencia de proceder a una revisin seria de sus criterios en relacin con las previsiones jurisprudenciales estimativas de las cantidades de droga preordenadas al autoconsumo, cuando, ante la inexistencia de otros datos circunstantes, la inferencia solo pueda obtenerse objetivamente a partir de la condicin acreditada de consumidor del tenedor de la droga: previsiones establecidas en la actualidad, de una manera genrica e indiscriminada: para un lapso de tiempo entre tres y cinco das (vid. nota 10).

En cualquier caso, vaya por delante, que en modo alguno se comparte la tesis doctrinal de que toda cantidad relevante de droga deba tener necesariamente como destino su trfico, al eliminar ab initio la alternativa de su posibilidad de acopio para el autoconsumo, aprovechndose la oportunidad de una adquisicin a la baja de la misma con el fin de abaratar su cost