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constatación de dicha fortaleza, tanto respecto al empleo como a la producción, el estudio de los de- terminantes locacionales de dichas actividades es una materia relevante que debe ser analizada con detalle. Asimismo, parece interesante conocer la in- cidencia regional que ha tenido la renovación de estas actividades. En este sentido, este trabajo pretende adentrarse en la evolución de la distribución territorial de las activi- dades industriales tradicionales a lo largo de la se- gunda mitad del siglo XX y en cómo dicha evolución ha podido modificar el paisaje industrial. De esta ma- nera, se analiza la evolución de la concentración del empleo en dichos sectores, y en base a qué factores pueden explicarse los cambios acaecidos en las últi- mas décadas. Así, se apunta hasta qué punto la teo- ría del ciclo de vida del producto permite entender el cambio territorial de las actividades tradicionales, las cuales tienden a replegarse en las provincias con me- nores niveles de renta. Por otro lado, es interesante conocer si los cambios en la localización geográfica de estas actividades han tenido alguna incidencia en la capacidad competitiva de las mismas. Este trabajo se estructura sobre la base de los si- guientes apartados. En el primer apartado se repasan los aspectos teóricos vinculados a la localización de las actividades económicas tradicionales. En el se- gundo se analiza la evolución, para el caso español, de la concentración y de la especialización territorial en las actividades industriales tradicionales. En el ter- cero se vincula la concentración geográfica de di- chas actividades con su capacidad exportadora. Fi- nalmente, se proporcionan unas breves conclusiones. LA LOCALIZACIÓN ECONÓMICA: DETERMINANTES TERRITORIALES Hasta hace pocos años, la incidencia de los factores territoriales en la localización de establecimientos in- 355/356>Ei 133 IMPACTOS ESPACIALES EL IMPACTO REGIONAL DE LA RENOVACIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL A pesar de los continuos cambios acaecidos en las últimas décadas, los sectores manu- factureros tradicionales todavía tienen un peso muy relevante dentro del conjunto de las ma- nufacturas españolas, al margen de las dificultades de éstos por lo que se refiere a la ge- neración de valor añadido o a la inserción en los mercados internacionales. A partir de la JOSEP MARÍA ARAUZO CAROD (*) Grup de Recerca d’Indústria i Territori Universitat Rovira i Virgili ELISABET VILADECANS MARSAL (*) Institut d’Economia de Barcelona Universtat de Barcelona

Num 355-356 El impacto regional de la renovación de la

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constatación de dicha fortaleza, tanto respecto alempleo como a la producción, el estudio de los de-terminantes locacionales de dichas actividades esuna materia relevante que debe ser analizada condetalle. Asimismo, parece interesante conocer la in-cidencia regional que ha tenido la renovación deestas actividades.

En este sentido, este trabajo pretende adentrarse enla evolución de la distribución territorial de las activi-dades industriales tradicionales a lo largo de la se-gunda mitad del siglo XX y en cómo dicha evoluciónha podido modificar el paisaje industrial. De esta ma-nera, se analiza la evolución de la concentración delempleo en dichos sectores, y en base a qué factorespueden explicarse los cambios acaecidos en las últi-mas décadas. Así, se apunta hasta qué punto la teo-ría del ciclo de vida del producto permite entender elcambio territorial de las actividades tradicionales, lascuales tienden a replegarse en las provincias con me-nores niveles de renta. Por otro lado, es interesante

conocer si los cambios en la localización geográficade estas actividades han tenido alguna incidenciaen la capacidad competitiva de las mismas.

Este trabajo se estructura sobre la base de los si-guientes apartados. En el primer apartado se repasanlos aspectos teóricos vinculados a la localización delas actividades económicas tradicionales. En el se-gundo se analiza la evolución, para el caso español,de la concentración y de la especialización territorialen las actividades industriales tradicionales. En el ter-cero se vincula la concentración geográfica de di-chas actividades con su capacidad exportadora. Fi-nalmente, se proporcionan unas breves conclusiones.

LA LOCALIZACIÓN ECONÓMICA:DETERMINANTES TERRITORIALES

Hasta hace pocos años, la incidencia de los factoresterritoriales en la localización de establecimientos in-

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IMPACTOS ESPACIALES

EL IMPACTO REGIONALDE LA RENOVACIÓN

DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL

A pesar de los continuos cambios acaecidos en las últimas décadas, los sectores manu-factureros tradicionales todavía tienen un peso muy relevante dentro del conjunto de las ma-nufacturas españolas, al margen de las dificultades de éstos por lo que se refiere a la ge-neración de valor añadido o a la inserción en los mercados internacionales. A partir de la

JOSEP MARÍA ARAUZO CAROD (*)Grup de Recerca d’Indústria i Territori

Universitat Rovira i Virgili

ELISABET VILADECANS MARSAL (*)Institut d’Economia de Barcelona

Universtat de Barcelona

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dustriales era una materia relativamente poco estu-diada. Así, los factores del territorio eran descartadosen favor de otras consideraciones como, por ejem-plo, los aspectos sectoriales o el tamaño de las em-presas. Afortunadamente, el papel del territorio cadavez cobra un mayor peso y las características de és-te se erigen como factores clave para la compren-sión de la distribución de la actividad económica so-bre el espacio.

Sin embargo, las decisiones de localización de la ac-tividad industrial han sido objeto de importantes aná-lisis por parte de la literatura desde los trabajos semi-nales de Alfred Marshall (las economías externas y laconfiguración de los núcleos industriales), Alfred We-ber (la incidencia de los costes de transporte), Jo-hann Heinrich Von Thünen (la asignación del suelo adiferentes actividades económicas), Walter Christaller(la teoría del lugar central) o William Alonso (la distri-bución intraurbana de las actividades económicas yresidenciales en un esquema del tipo de Central Bu-siness District), por citar sólo algunos de los autoresmás relevantes en un contexto histórico.

Al margen de dichas contribuciones, que, a todos losefectos, podemos cualificar como de «clásicas»,existen otras que, por ejemplo, sistematizan el estu-dio de los determinantes locacionales desde tresaproximaciones (Hayter, 1997): el enfoque neoclási-co, el enfoque de conducta y el enfoque institucio-nal. Veamos en qué consiste cada uno de ellos.

El enfoque neoclásico aparece como el más vincu-lado a las teorías llamadas clásicas, y se centra en as-pectos como la maximización de beneficios y lasestrategias de minimización de costes. Siguiendo es-ta corriente, las empresas se basan en factores eco-nómicos objetivos y cuantificables para tomar sus de-cisiones locacionales, dado que se asume que lasempresas disponen de información perfecta sobrelas diversas alternativas locacionales. Así, por ejemplo,éstas pretenden situarse en un emplazamiento don-de puedan operar con unos costes mínimos y maxi-mizar sus beneficios.

El enfoque de conducta, a diferencia del caso ante-rior, tiene lugar en un contexto de información imper-fecta e incertidumbre y, además, las decisiones loca-cionales se basan también en aspectos noeconómicos, a menudo vinculados a la figura del em-presario (contexto social y familiar, redes de contactoscon clientes y proveedores, factores culturales, etc.).

Finalmente, el enfoque institucional mantiene quedeben considerarse todos aquellos factores de tipoinstitucional que operan en los posibles emplaza-mientos, como, por ejemplo, los gobiernos locales yregionales, el papel de los sindicatos y patronales, elresto de empresas o el tipo de clientes y proveedo-res, entre otros.

En función de cada uno de los enfoques anteriores,los determinantes de la localización de actividadeseconómicas no son los mismos. Así, siguiendo laaproximación neoclásica, las empresas toman susdecisiones locacionales a partir de considerar las ca-racterísticas del territorio que actúan sobre el nivel debeneficios, como, por ejemplo, los costes de trans-porte, los salarios o las economías externas.

En cambio, según la aproximación de conducta, lasempresas deciden su localización de acuerdo conlas circunstancias personales del empresario y siem-pre en un contexto de información limitada que ma-yoritariamente procede de las localidades más cer-canas a su lugar de residencia, siendo mayor laincertidumbre en alejarse de dicha zona.

Finalmente, para la aproximación institucional, las de-cisiones locacionales dependen de característicasdel entorno, como, por ejemplo, el nivel salarial, el ni-vel de conflictividad laboral, las regulaciones fiscaleso las políticas activas de apoyo a las empresas, en-tre otros aspectos.

A partir del esquema analítico expuesto previamen-te y entendiendo que estos aspectos tienen una in-cidencia distinta dependiendo del sector industrialque se analice, podemos considerar que la lógica dela localización de las actividades industriales tradi-cionales responde en buena medida a unas pautasque ya no son válidas en la actualidad.

De este modo, por ejemplo, destacan aspectos co-mo los costes de transporte y la accesibilidad a las in-fraestructuras de transporte (Chapman y Walker,1991), y el hecho que en determinadas actividadesindustriales se utilizan unos inputs que, con relación alos outputs, son pesados o voluminosos, circunstanciaque lleva a que las empresas se localicen en los pun-tos donde el proceso de producción pueda llevarsea cabo con un coste mínimo, habitualmente cercade infraestructuras de transporte de ferrocarril o marí-timas. Dado que, en un contexto del siglo XIX (en elque en España se produce la implantación de estetipo de actividades manufactureras), el coste de des-plazar mercancías es mayor que el de desplazar lamano de obra, la localización de actividades indus-triales estaba en función del ahorro en los costes delmovimiento de inputs y outputs (Scott, 1982). Sin em-bargo, dichos factores locacionales responsables dela configuración inicial del paisaje industrial españolconservan una menor relevancia en la actualidad.

Ahora bien, muy habitualmente las razones que lle-van a una industria a concentrarse en un determina-do territorio tienen mucho que ver con las condicio-nes de aquellos territorios que se incorporaroninicialmente al proceso de la industrialización. Éstos sebeneficiaron de unas ventajas iniciales que, con elpaso de los años, derivaron en la atracción de más

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EL IMPACTO REGIONAL DE LA RENOVACIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL

empresas y en la construcción de infraestructuras detransporte (léase ferrocarril, por ejemplo) que no hi-cieron sino aumentar su atractivo y, por lo tanto, los ni-veles de concentración.

Las aproximaciones de la Nueva Geografía Econó-mica (NGE) consideran que la concentración de unaactividad productiva en un área puede ser, en algu-nos casos, un accidente histórico, de forma que lahistoria económica de los territorios es importante pa-ra explicar el desarrollo económico posterior (Krug-man, 1992). Así, la NGE incorpora la idea de que laconcentración inicial de ciertas actividades generacon el tiempo rendimientos crecientes por la vía delas economías externas espaciales, circunstancia quepermite atraer más actividad. El resultado es la con-solidación de la tendencia inicial a la concentración,generándose lo que, en el sentido de Myrdal (1957),se describiría como un proceso de causación circu-lar acumulativa. El principal argumento es que lasdecisiones iniciales, vinculadas, por ejemplo, a la dis-ponibilidad de determinado recurso natural, puedenprovocar unos efectos difusores positivos, generandouna inercia que, a su vez, garantiza una mayor efi-ciencia y, por tanto, mantiene la actividad en el áreaaunque las condiciones iniciales se modifiquen o in-cluso puedan llegar a desparecer.

De forma paralela, para estudiar la lógica locacionalde los sectores manufactureros tradicionales, las teo-rías de la incubadora y del ciclo del producto consti-tuyen un instrumento de singular interés. Estas teoríasson instrumentos que permiten explicar las razones dela localización de las actividades innovadoras enunas determinadas localidades, y también la movili-dad geográfica posterior. Asimismo, mantienen quelos nuevos productos y las nuevas empresas acos-tumbran a ver la luz en el interior de las grandes áre-as metropolitanas, a causa de los entornos innova-dores y de calificación del capital humano quenecesitan y que sólo se encuentran en estas zonas.

Posteriormente, una vez los productos han alcanzadoun estado de madurez y, por lo tanto, llegan a unpunto en qué se detiene la introducción de nuevatecnología, la producción se descentraliza hacia ciu-dades medias situadas en la periferia de las anterio-res, con el fin de beneficiarse de unos costes inferio-res. Este proceso puede continuar hasta que laproducción se relocaliza en un país menos desarro-llado, al llegar a una fase del proceso (donde el pro-ducto ya está completamente estandarizado) en elque los requerimientos de mano de obra calificaday de un entorno innovador sean poco intensos.

Este esquema supone que las actividades de tipotradicional se encuentran situadas, mayoritariamen-te, en localidades de pequeña o mediana dimen-sión, donde las actividades intensivas en tecnologíason escasas (1). En el caso español, dicho fenóme-

no (de existir) debería concretarse en una disminuciónde la concentración de las manufacturas tradicio-nales en los territorios con una mayor tradición indus-trial (las grandes conurbaciones industriales) y, comocontrapartida, en un avance de la concentración dedichas actividades en el resto de los territorios.

Duranton y Puga (2001), a su vez, proporcionan evi-dencia empírica para lo que ellos denominan nurserycities, unas ciudades con un tejido empresarial di-versificado que actúan como incubadoras de nue-vas iniciativas empresariales hasta que éstas en-cuentran el proceso de producción más adecuado,momento en el que las empresas se desplazan ha-cia otro tipo de ciudad especializada en aquel pro-cedimiento que han escogido, donde se puedenbeneficiar de las ventajas que proporciona esta es-pecialización (en concreto, de la proximidad a otrasempresas pertenecientes al mismo sector).

El modelo de Duranton y Puga (2001) incorpora in-gredientes estáticos y dinámicos. Los primeros con-sisten en que a causa de las economías de localiza-ción los costes de utilización de un determinadoproceso productivo disminuyen de forma inversa-mente proporcional al número de empresas que enun determinado entorno territorial utilizan el mismoproceso de producción. Ahora bien, este supuesto nopermite asumir la posibilidad de incrementos infinitosde la concentración empresarial dado que existenunos costes de congestión directamente proporcio-nales al número de empresas localizadas.

Los segundos, en cambio, parten de la base de queuna empresa que se dedica a la fabricación de unproducto nuevo desconoce cuál es la mejor mane-ra de producirlo. Por ello puede hacer diversos proto-tipos, de acuerdo con las tecnologías utilizadas porlas empresas localizadas a su alrededor. En el mo-mento en que esta empresa encuentra el procesoproductivo que se ajusta mejor a sus necesidades, yaestá en condiciones de empezar la producción enserie.

A partir del esquema anterior, se asume que las em-presas se localizan desde el principio en entornos di-versificados, hasta que encuentran el proceso pro-ductivo adecuado, momento en que puedenrelocalizarse en ámbitos urbanos especializados en eltipo de actividad escogida. Este esquema incorporaunos costes y unas ventajas. Unos costes en el senti-do de que la localización inicial en un entorno diver-sificado implica que todas las empresas imponen loscostes de congestión al resto de empresas, mientrasque éstas sólo se pueden beneficiar de las econo-mías de localización producto de la actividad deaquellas que utilizan el mismo tipo de proceso.

Por lo tanto, eso implica que los costes de producciónsean comparativamente más elevados en las ciu-

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dades diversificadas que en las especializadas, yaque en éstas, aunque los costes de la congestiónafectan en todas, también todas se benefician de lasventajas de las economías de localización, ya que to-das comparten los mismos procesos.

Este modelo, en síntesis, implica la convivencia deciudades diversificadas y ciudades especializadasdentro del sistema de ciudades, donde las primerasactuarían de incubadoras de los nuevos proyectosempresariales hasta el momento en que éstos en-contraran el proceso productivo más adecuado, mo-mento en que se relocalizarían hacia una ciudad es-pecializada. Siguiendo esta aproximación, es enestas últimas, pues, donde estarían localizadas lasactividades manufactureras de tipo tradicional.

EL CASO ESPAÑOL

Tal y como ponen de manifiesto múltiples trabajos re-feridos a la economía española, la actividad econó-mica muestra importantes desigualdades por lo quese refiere a su distribución espacial, tanto a nivel sec-torial como desde una óptica agregada (Viladecans,2003). Así, existen unos territorios con una gran densi-dad de empresas y empleos, mientras que en otrosdicha presencia es significativamente más reducida. Asimismo, la distribución sectorial de dicha actividadtambién es, espacialmente, irregular. De este modo,las características de los territorios determinan queéstos sean susceptibles de acoger con mayores ga-rantías unas actividades muy concretas, y dado quedichas características de los territorios no son homo-géneas, tampoco lo son los tipos de actividades queresulta más factible que se localicen y se lleven a ca-bo en ellos (2).

Ahora bien, las especificidades territoriales a las cua-les hacíamos referencia no son invariables en el tiem-po, y esto provoca que la concentración geográficade algunas actividades también varíe con el paso delos años. Dichas modificaciones en las pautas loca-cionales responden a factores específicos de cadasector, por lo que difícilmente pueden plantearse lasmismas trayectorias comunes para el conjunto de lasmanufacturas, sino que es preciso agrupar diversossectores en función de que respondan a unas míni-mas características comunes. En este sentido, unaposible clasificación consiste en agrupar las activi-dades manufactureras en función de su intensidadtecnológica, tal y como muestra el cuadro 1.

En concreto, en este trabajo nos planteamos cuál hasido la evolución de la concentración geográfica deun conjunto muy específico de sectores industriales,como son los de un nivel tecnológico maduro, co-nocidos habitualmente como sectores tradicionales.Cabe destacar que estos sectores han experimenta-do un retroceso constante dentro del conjunto de lasmanufacturas.

Dicho proceso se inscribe en un contexto generaliza-do de modernización de la base productiva y de po-tenciación de los sectores con mayor capacidad degenerar valor añadido. Sin embargo, a pesar de di-cho proceso y a causa de las rigideces de la estruc-tura industrial española, las actividades tradicionalestodavía representaban en el 2000 el 58,7% del VABde las manufacturas españolas, una cifra alejada del70,3% de 1966, pero sin duda elevada si la compa-ramos con el peso de las mismas en el conjunto delas manufacturas comunitarias.

La distribución geográfica de las manufacturas tradi-cionales no es homogénea. Sin embargo, como secomentará con detalle más adelante, dicha distri-bución ha tendido a ser más homogénea con el pa-so del tiempo. De hecho, tal como muestra el mapa1 unas pocas provincias representaban una propor-ción muy elevada del total del empleo en estas ac-tividades el año 1955. Así, la provincia de Barcelonarepresentaba más de una cuarta parte del empleototal y junto con Madrid, Vizcaya, Valencia y Guipúz-coa suponían el 52% del empleo total.

En 1995, tal y como se desprende del mapa 2, estadistribución se ha modificado sensiblemente de for-ma que la provincia de Barcelona ha pasado a re-presentar el 17,6%, Madrid y Valencia han aumenta-do su peso relativo y aparecen como las siguientesprovincias en el ranking Alicante y Murcia. Asimismo,la suma del empleo de estas cinco provincias se si-túa entorno al 44%. Parece, por tanto, que la dismi-nución en el empleo de las manufacturas tradicio-nales ha tenido una incidencia desigual a nivelgeográfico.

Debe señalarse que los cambios en la composicióndel industrial mix no han sido los únicos que han te-nido lugar, ya que la distribución espacial de la acti-vidad industrial también ha experimentado conside-

Industrias avanzadas: demanda y contenido tecnológico altosMaquinaria de oficina, ordenadores e instrumentos de precisiónMaquinaria eléctrica y electrónicaIndustrias intermedias: demanda y contenido tecnológico mediosQuímicaCauchos y plásticosMaquinaria y equipo mecánicoMaterial de transporteIndustrias tradicionales: demanda y contenido tecnológico bajosMinerales metálicos y siderometalurgiaMinerales y productos minerales no metálicosProductos alimenticios, bebida y tabacoTextiles, cuero y calzadoPapel e impresiónMadera y muebles

FUENTE: Adaptado a partir de Myro y Gandoy (2003).

CUADRO 1CLASIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES

MANUFACTURERAS EN FUNCIÓN DE SU INTENSIDADTECNOLÓGICA

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EL IMPACTO REGIONAL DE LA RENOVACIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL

rables transformaciones en los últimos años. Este pro-ceso ha consistido, básicamente, en un fenómenode dispersión de la producción industrial desde elcentro hacia la periferia (Chapman y Walker, 1991;Costa y Viladecans, 1999; Delisle y Lainé, 1998; Scott,1982). Sin embargo, la incidencia de dicho fenóme-no no ha sido homogénea para los diferentes secto-res industriales.

A continuación se procede a analizar la evolución dela concentración geográfica de las actividades in-dustriales tradicionales a lo largo de la geografía es-pañola en las últimas décadas. La información esta-dística utilizada es la elaborada por la FundaciónBBVA desde 1955 hasta 1995. A pesar de que dichainstitución no ha actualizado los datos desde 1995,debe señalarse que esta base de datos tiene la prin-cipal ventaja de abarcar, con información homogé-nea a nivel provincial, un período suficientemente lar-go para constatar los cambios en los patroneslocacionales de estas actividades acaecidos en lageografía económica española en la historia más re-ciente. Por otro lado, debe señalarse que la principallimitación de dicha información es su reducida des-agregación sectorial.

De hecho, únicamente dispone de 10 sectores in-dustriales, de los cuales seis pueden ser consideradossectores industriales tradicionales (Minerales metáli-cos y siderometalúrgica, Minerales y productos mi-nerales no metálicos, Productos alimenticios, bebiday tabaco, Textiles, cuero y calzado, Papel e impresióny Madera y muebles). Debe señalarse que se trata de

una clasificación sectorial que, en la mayoría de loscasos, agrupa actividades de características pro-ductivas muy distintas, como son los casos del sectorPapel e impresión o Textil, cuero y calzado.

Asimismo, el sector Productos metálicos y maquinariano se ha considerado en el análisis de las actividadesindustriales tradicionales, puesto que incorpora, juntoa actividades de poco contenido tecnológico comolos talleres mecánicos, la actividad de empresas dealto contenido tecnológico como la electrónica o elmaterial de oficina y ordenadores.

Cuando se plantea un análisis de la distribución es-pacial de la actividad productiva en el territorio exis-ten múltiples indicadores que, con metodologías di-ferentes, ofrecen distintas opciones. En este trabajo seha optado, en primer lugar, por utilizar un índice sen-cillo que mida la proporción del empleo que repre-sentan las tres (10) primeras provincias con mayorpresencia del sector analizado. Este índice única-mente mide el peso relativo de cada sector en ca-da una de las provincias, destacando aquéllas en lasque el peso es superior sin tener en cuenta la di-mensión económica de las mismas. En el cuadro 2 yel gráfico 1 pueden apreciarse las variaciones en losniveles de concentración sectoriales a lo largo del pe-ríodo 1955-1995.

En líneas generales, el conjunto de la economía mues-tra un incremento de los niveles de concentración delempleo según los dos índices utilizados (CR3 y CR10).Así, entre 1955 y 1995, el empleo de las tres provincias

MAPA 1

PORCENTAJEDE OCUPADOS

POR PROVINCIASEN EL CONJUNTO DE LOS SECTORES

TRADICIONALES. 1955

FUENTE:Elaboración propia con datos de Renta

Nacional de España y su distribuciónprovincial. BBVA.

> 25%

> 15% y < 25%

> 5% y < 15%

> 1% y < 5%

< 1%

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con mayor proporción del empleo total (CR3) pasa del32,09% al 36,55%, mientras que para las diez prime-ras provincias (CR10) pasa del 54,17% al 56,47%. Encambio, el sector industrial muestra una pauta inversa,dado que descienden los niveles de concentracióntambién para ambos índices (CR3: del 42,09% al40,36%; CR10: del 66,65% al 62,26%). Asimismo, lossectores industriales tradicionales acentúan aún másdicha tendencia hacia una menor concentración ge-ográfica (CR3: del 40,19% al 35,09%; CR10: del64,30% al 58,28%). Estos resultados corroboran los deotros trabajos, como los de Rodríguez (1997) y Castilloy Roca (1997) para las regiones españolas.

De hecho, desde una óptica espacial la presenciade los sectores industriales tradicionales aparece muyvinculada a la del conjunto de actividades industria-les, de forma que son las provincias con un mayorporcentaje de empleo industrial las que albergan unmayor número de puestos de trabajo pertenecientesa dichos sectores.

Ahora bien, un análisis sectorial más desagregadomuestra diferentes comportamientos, de forma quemientras la mayoría de sectores tradicionales tiendena disminuir sus niveles de concentración geográfica(Minerales metálicos y siderometalurgia, Minerales yproductos minerales no metálicos y Textiles, cuero ycalzado), existe otro sector que experimenta incre-mentos en estos niveles de concentración geográfi-ca (Productos alimenticios, bebida y tabaco) y dosmás que muestran resultados ambiguos en funcióndel índice de concentración utilizado (Papel e impre-sión y Madera y muebles).

Un análisis detallado de la distribución provincial delempleo muestra cómo las diferencias sectoriales sonmuy elevadas. Por un lado, cabe destacar el caso delos sectores extractivos (Minerales metálicos y sidero-metalurgia y Minerales y productos minerales no me-tálicos), los cuales muestran unas pautas territorialesdonde es determinante la disponibilidad de dichosrecursos naturales y no el tipo de actividad econó-mica que se realice en el entorno geográfico. En es-tos casos, por tanto, existe un factor aleatorio causa-do por la distribución territorial de dichos recursosnaturales. Por otro lado, sí que es factible apreciarprocesos de concentración sectorial vinculados auna determinada tradición industrial (Productos ali-menticios, bebida y tabaco, Textiles, cuero y calzado,Papel e impresión o Madera y muebles).

Por lo que se refiere a la distribución espacial de losniveles de concentración y a la variación de éstos du-rante el período analizado, es preciso destacar algu-nos aspectos. En primer lugar, tal y como se muestraen el cuadro 2, en el sector de Minerales metálicos ysiderometalurgia se invierten las primeras posiciones,dado que se pasa de una distribución del empleo del29,52% para Vizcaya y del 13,61% para Asturias en1955 a otra del 14,95% para Vizcaya y del 27,48%para Asturias en 1995.

Otro cambio interesante se produce en el sector deMinerales y productos minerales no metálicos, dondela distribución original del empleo en 1955 (Barcelo-na: 19,24%; Madrid: 9,64%; Valencia: 8,88%) se rom-pe con la aparición de Castellón (Castellón: 12,93%;Barcelona: 10,02%; Valencia: 8,56%), fruto de un in-

MAPA 2

PORCENTAJEDE OCUPADOS

POR PROVINCIASEN EL CONJUNTO DE LOS SECTORES

TRADICIONALES. 1955

FUENTE:Elaboración propia con datos de Renta

Nacional de España y su distribuciónprovincial. BBVA.

> 25%

> 15% y < 25%

> 5% y < 15%

> 1% y < 5%

< 1%

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EL IMPACTO REGIONAL DE LA RENOVACIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL

cremento progresivo en su participación sobre el con-junto de trabajadores del sector.

Finalmente, es en el sector de Textiles, cuero y calza-do donde se aprecia de forma más visible la des-concentración de la industria tradicional, dado quese rompe el casi monopolio inicial de la provincia deBarcelona (52,47% del empleo en 1955), para pasara unos niveles de concentración aún importantes,pero claramente inferiores, en años más recientes(28,95%).

A modo de síntesis, los cambios territoriales puedenconcretarse en el hecho de que las provincias demayor base industrial (Barcelona, Vizcaya y Guipúz-

coa, sobre todo) experimentan un retroceso en los ni-veles de concentración del empleo industrial en lossectores tradicionales analizados. Esta evidencia pa-rece corroborar las previsiones de trabajos como el deDuranton y Puga (2001), citado en el apartado ante-rior, que apuntan hacia una relocalización de las ac-tividades productivas maduras, como es el caso delas industrias tradicionales, de las áreas centrales en lasque originariamente nacen para aprovechar las ven-tajas que éstas ofrecían inicialmente, hacia áreas me-nos desarrolladas industrialmente una vez los produc-tos ya han superado su fase más innovadora.

Al margen de los procesos de concentración de lasactividades industriales tradicionales, es de sumo inte-

GRÁFICO 1

EVOLUCIÓNDE LA CONCENTRACIÓN

(CR3) DEL EMPLEOINDUSTRIAL. 1955-1995

FUENTE:Elaboración propia a partir

de los datos del BBVA.

CUADRO 2EVOLUCIÓN DE LA CONCENTRACIÓN (CR3) DE LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS. 1955-1995

1995 1975 1995

Minerales metálicos y siderometalurgia 52,5 Vizcaya 29,5 47,6 Asturias 22,1 49,9 Asturias 27,5Asturias13,6 Vizcaya 20,0 Vizcaya 14,9Guipúzcoa 9,3 Guipúzcoa 8,7 Madrid 7,4

Minerales y productos minerales no metálicos 37,8 Barcelona 19,2 32,7 Barcelona 16,0 31,5 Castellón 12,9Madrid 9,6 Madrid 8,6 Barcelona 10,0Valencia 8,9 Valencia 8,2 Valencia 8,6

Productos alimenticios, bebida y tabaco 22,3 Sevilla 9,1 25,9 Barcelona 10,2 24,7 Barcelona 11,9Barcelona 7,8 Madrid 8,9 Madrid 7,4Madrid 5,5 Sevilla 6,8 Murcia 5,5

Textil, cuero y calzado 63,7 Barcelona 52,5 56,4 Barcelona 35,7 53,9 Barcelona 29,0Alicante 6,3 Alicante 10,8 Alicante 15,1Valencia 4,9 Madrid 9,8 Valencia 9,8

Papel e impresión 54,4 Barcelona 26,5 55,1 Barcelona 26,5 57,2 Madrid 25,6Madrid 18,5 Madrid 22,8 Barcelona 25,6Valencia 9,4 Valencia 5,8 Valencia 5,9

Madera y muebles 31,5 Barcelona 13,4 40,7 Barcelona 26,5 34,8 Madrid 25,6Valencia 9,8 Madrid 22,8 Barcelona 25,6Madrid 8,3 Valencia 5,8 Valencia 5,9

Total ind. tradicionales 40,2 — 39,0 — 35,1 —Total industria 42,1 — 43,0 — 40,4 —Total economía 32,1 — 37,7 — 36,6 —

Nota: El índice de concentración CR3 representa el porcentaje de empleo de las tres provincias con mayor proporción del empleo total en elsector analizado.

FUENTE: Elaboración propia a partir de los datos de la Renta Nacional de España y su distribución provincial. BBVA.

1955 1959 1963 1967 1971 1975 1979 1983 1987 1991 1995

Minerales metálicos y siderometálicos.

Alimentación, bebidas y tabaco.

Papel e impresion.Productos minerales

no metálicos.Textil, cuero y calzado.

Madera y muebles.

70,00

60,00

50,00

40,00

30,00

20,00

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rés el análisis de la especialización sectorial, dado queésta nos permite comprender hasta qué punto la pre-ferencia por determinadas actividades puede ser de-bida a unas mayores ventajas comparativas. En estecaso, es necesario calcular otro índice de concentra-ción geográfica que tenga en cuenta el tamaño re-lativo de la economía de la provincia analizada.

En esta línea, el trabajo de Ellison y Glaeser (1997)plantea que puede hablarse de aglomeración geo-gráfica cuando la presencia de un sector en un áreageográfica (en nuestro caso, provincias) es superior alpeso que esta área tiene en el conjunto de la eco-nomía (en nuestro caso, el conjunto de España). Así,si los sectores industriales se distribuyeran en funcióndel tamaño de cada una de las áreas geográficas,no podría hablarse de concentración geográfica dela industria. Si por el contrario, un sector está más re-presentado en un territorio, la distribución del mismoa lo largo de la geografía ya no es homogénea. Eneste caso, podría considerarse que esta área está re-lativamente especializada en el sector analizado res-pecto al conjunto de la economía. Para poder ana-lizar este aspecto, se ha calculado el siguiente índice:

IEij = � �donde i indica sector y j indica provincia.

Un valor superior a la unidad indica un peso superiorde un sector en una provincia respecto a la mediadel conjunto estatal y, por tanto, una especializaciónterritorial en la actividad analizada. Es importante se-ñalar que aunque en algunos trabajos no se haceuna diferenciación explícita entre la simple concen-tración de una actividad y especialización territorial,debe tenerse muy presente que se trata de concep-tos claramente diferenciados.

De este modo, un índice de concentración analiza elpeso relativo de una actividad en un área, mientrasque un índice de especialización pretende contras-tar si el peso de un sector en una provincia se ase-meja al peso de este sector para el conjunto de laeconomía. Así, la concentración geográfica y la es-pecialización productiva se plantean como con-ceptos diferenciados que no tienen por qué modifi-car su valor en el mismo sentido. A título ilustrativo,podría darse la situación en la que la concentracióngeográfica de una actividad disminuyera y, simultá-neamente, aumentara la especialización de deter-minados territorios en dicha actividad.

Los mapas de especialización del empleo por pro-vincias y sectores (mapa 3) muestran cómo existen di-ferencias importantes en los valores del índice de es-pecialización sectorial. En el caso de los Mineralesmetálicos y siderometalurgia, por ejemplo, se apreciaclaramente el abandono de la especialización en di-

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cha actividad en una zona compacta formada porlas provincias de Ciudad Real, Córdoba, Jaén, Gra-nada, Almería y Murcia.

Asimismo, por lo que se refiere al sector de Textil, cue-ro y calzado, puede observarse perfectamente cómolas provincias con una mayor especialización en di-chas actividades se han concentrado en el norestepeninsular, donde existe una continuidad física entre latotalidad de dichas provincias. En cambio, en el sec-tor de Papel e impresión se ha producido un cambioradical por lo que se refiere a la distribución espacial,dado que, con la excepción de La Coruña, Ponteve-dra y Cádiz, todas las provincias que en 1955 mostra-ban una especialización relativa en dicha actividadpor encima de la media española pasan a situarse pordebajo de dicha media en 1995, pasando a ser otraslas provincias que muestran dicha especialización.

COMPETITIVIDAD Y CONCENTRACIÓNGEOGRÁFICA

En el presente epígrafe se complementa el estudiode los cambios de la distribución geográfica de lossectores industriales tradicionales de los epígrafes an-teriores con el análisis de la capacidad exportadorade estos sectores a escala territorial. Excepto el re-ciente trabajo de Expósito (2003), aplicado a las re-giones españolas, existen pocos estudios que hayananalizado la distribución geográfica del comercio ex-terior a nivel sectorial. Asimismo, puede ser interesan-te contrastar, aunque sea de forma muy preliminar, siexiste alguna relación entre la concentración geo-gráfica de las provincias españolas y su capacidadcompetitiva en términos de exportaciones.

Los datos referidos al comercio exterior de las provin-cias españolas utilizados en el presente artículo pro-ceden de los datos oficiales facilitados por el Institu-to de Comercio Exterior (ICEX, Ministerio de Industria)a través de su página web. Una limitación importan-te de dicha información es que sólo abarca el perío-do 1997-2002. Por tanto, a diferencia del análisis delempleo, únicamente es posible tener una aproxima-ción de la distribución geográfica actual de las expor-taciones de cada sector a nivel provincial.

En el año 1997, las exportaciones de los sectores tradi-cionales representaban un 49,6% del total de las ma-nufactureras y el 44,2% de las importaciones. Estos por-centajes se redujeron en el ejercicio 2002, pasando al43,3% y al 41,4%, respectivamente. Asimismo, el défi-cit comercial de las manufacturas tradicionales repre-sentaba el 14,4% del saldo deficitario del conjunto delas manufacturas en el año 1997, mientras que esta ci-fra aumentó hasta el 33% en el 2002. Finalmente, de-be señalarse que el crecimiento de las exportacionesde las manufacturas tradicionales se sitúa entre ambosaños en el 7%, mientras que las exportaciones del con-junto de las manufacturas crece un 11%.

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EL IMPACTO REGIONAL DE LA RENOVACIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL

Minerales metálicos y siderometalurgia. 1955 Minerales metálicos y siderometalurgia. 1995

Producción alimentos, bebidas y tabaco. 1995

Textil, cuero y calzado. 1955 Textil, cuero y calzado. 1995

Minerales y producción de minerales no metálicos. 1955

Minerales y producción de minerales no metálicos. 1995

Producción alimentos, bebidas y tabaco. 1955

Papel e impresión. 1955 Papel e impresión. 1995

Maderas y muebles. 1955

Maderas y muebles. 1995

MAPA 3

ESPECIALIZACIÓN DELEMPLEO POR PROVINCIASY SECTORES, 1955 Y 1995

FUENTE:Elaboración propia con datos de Renta

Nacional de España y su distribuciónprovincial. BBVA.

≥ 3

≥ 2 y < 3

≥ 1 y < 2

> 1

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Esta evidencia, aunque referida a un período muy re-ducido, podría apuntar hacia una pérdida de com-petitividad de las manufacturas tradicionales espa-ñolas, puesto que su capacidad exportadora parecedisminuir en los años más recientes.

A nivel de los distintas actividades tradicionales, talcomo muestran los datos del cuadro 3, en el año2002 dos sectores (Productos alimenticios, bebiday tabaco, con el 29,5%, y Textil, cuero y calzado,con el 23,5%) representan más de la mitad del to-tal de exportaciones manufactureras tradicionales.Estos porcentajes son prácticamente idénticos alos de 1997. Entre ambos períodos destaca la dis-minución del peso relativo de las exportaciones deProductos de la metalurgia, que pasa del 18,1% al14,9%.

La concentración geográfica de las exportacionesdel conjunto de las manufacturas tradicionales eselevada. Así, la provincia de Barcelona representa(con datos del año 2002) alrededor del 20% del to-tal de las exportaciones, seguida de Madrid y Va-lencia con el 8,1% y el 7,2%, respectivamente. Asi-mismo, debe señalarse que la concentracióngeográfica de las exportaciones a nivel provincialdifiere de forma considerable entre los distintos sec-tores. Así, el índice de concentración CR3, que in-dica el porcentaje de exportaciones representadaspor las tres provincias más exportadoras de cadasector, toma valores muy elevados para los secto-res Textil, cuero y calzado (64,9%), Productos mine-rales no metálicos (59,8%) y Papel e impresión(58,6%).

Estos valores son claramente superiores a los de lamedia de las manufacturas tradicionales, cuyo índi-ce se sitúa en el 35,7%, valor similar al del sector deProductos alimenticios. La concentración de las acti-vidades exportadoras (especialmente en unos sec-tores concretos) puede interpretarse como una con-secuencia lógica de la concentración sectorial de lasindustrias tradicionales a escala provincial.

Exceptuando el sector de Productos alimenticios, pa-ra el resto de actividades manufactureras tradicio-nales y, en línea con lo que se ha constatado en ladistribución del empleo, se detecta una disminuciónde la concentración geográfica entre los años 1997y 2002. Destaca especialmente la disminución del ín-dice de concentración del sector de Textil, cuero ycalzado, que cae siete puntos porcentuales, y el delsector de Productos de la metalurgia, que disminuyemás de cinco puntos.

Comparando los índices de concentración geográ-fica calculados en el epígrafe anterior con la variableempleo en los sectores tradicionales y los del pre-sente epígrafe a partir de los datos de exportaciones,se comprueba que en todos los sectores la concen-tración geográfica es más elevada cuando se ana-lizan las exportaciones. Destacan los sectores de Mi-nerales y productos minerales no metálicos y Textil,cuero y calzado. En el primer caso, el índice CR3 pa-ra el empleo tiene valor del 31,5% y para las expor-taciones alcanza un valor del 60,3%.

Asimismo, sobresale especialmente la provincia deCastellón en el primer caso, que representa el 13%

Productos de metalurgia 18,1 14,9 40,8 Vizcaya 14,6 35,3 Vizcaya 15,1Asturias 13,2 Barcelona 10,7Cádiz 13,0 Asturias 9,5

Productos minerales no metálicos 11,4 11,7 60,3 Castellón 19,9 59,8 Castellón 43,0Barcelona 11,6 Barcelona 10,9Valencia 8,8 Valencia 7,8

Productos alimenticios, bebida y tabaco 29,5 29,5 29,3 Barcelona 15,8 29,6 Barcelona 15,6Sevilla 7,4 Pontevedra 7,2Murcia 6,1 Murcia 6,8

Textil, cuero y calzado 22,1 23,5 72,2 Barcelona 34,2 64,9 Barcelona 33,2Alicante 28.1 Alicante 20,1Valencia 9,9 Valencia 11,7

Papel e impresión 9,1 10,0 61,4 Barcelona 32,6 58,6 Barcelona 30,2Madrid 22,2 Madrid 21,5Navarra 6,7 Guipúzcoa 6,9

Madera y muebles 9,7 10,4 49,4 Valencia 19,2 47,9 Barcelona 20,42Barcelona 19,0 Valencia 17,3Madrid 11,2 Madrid 11,7

Total industrias tradicionales 100 100 35,4 Barcelona 19,8 35,7 Barcelona 20,4Alicante 7,9 Madrid 8,1Madrid 7,6 Valencia 7,2

Nota: El índice de concentración CR3 representa el porcentaje de empleo de las tres provincias con mayor proporción del empleo total en elsector analizado.

FUENTE: Instituto de Comercio Exterior (ICEX). Ministerio de Economía.

CUADRO 3EVOLUCIÓN DE LA CONCENTRACIÓN (CR3) DE LAS ACTIVIDADES PRODUCTIVAS. 1955-1995

% sobre el total Índice de concentración (CR3) (%)

1997 2002 1997 2002

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EL IMPACTO REGIONAL DE LA RENOVACIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL

de la producción y el 43% del total de las exporta-ciones del sector. En el caso del sector del textil, el ín-dice CR3 del empleo tiene un valor del 31,5% y el delas exportaciones del 72,2%. Debe apuntarse que losdatos del empleo hacen referencia al año 1995 y losde las exportaciones a 1997.

La interpretación de la mayor concentración de lasexportaciones con relación al empleo puede reali-zarse en términos de la tradición industrial existente enlas provincias que, durante muchos años, han alber-gado una parte significativa de dichas industrias. Deeste modo, podemos explicar, por ejemplo, un ma-yor conocimiento de los mercados exteriores, unared de contactos comerciales en el extranjero o, sim-plemente, una mayor capacidad competitiva, lacual permite colocar un porcentaje más elevado dela producción en los mercados internacionales.

Entre 1997 y 2002 se han producido algunos cam-bios destacables entre las principales provincias ex-portadoras de algunos de los sectores analizados. Es-te sería el caso de sector de Productos de lametalurgia, en el que la provincia de Cádiz deja deaparecer entre las más exportadoras en el últimoaño. Lo mismo ocurre en el sector de Productos ali-menticios y las provincias de Sevilla o Navarra. En elsector de Papel e impresión, debe insistirse, sin em-bargo, que dado que el período analizado no es su-ficientemente largo, se hace difícil no entender di-chas modificaciones como algo más allá deaspectos estrictamente coyunturales.

Desde una óptica geográfica alternativa, debe se-ñalarse que en algunas provincias una proporciónmuy elevada de las exportaciones de las manufac-turas pertenece a un único sector tradicional. Así, a tí-tulo ilustrativo, en las provincias de Cáceres, Lleida,Córdoba, Sevilla y Zamora más de un 50% de las ex-portaciones de manufacturas pertenecen al sectorAlimentación, bebida y tabaco. Algo similar ocurre enlas provincias de Castellón, Almería y Ourense en elsector Productos minerales no metálicos.

CONCLUSIONES En este trabajo hemos mostrado cuál ha sido la evo-lución de los sectores manufactureros tradicionalesdurante la segunda mitad del siglo XX en España. Así,hemos podido observar cómo se ha producido undoble proceso: por un lado, éstos han experimenta-do un descenso de ocupados y, por otro lado, laconcentración territorial de dichas actividades ha dis-minuido en núcleos industriales de larga tradición co-mo Barcelona, Vizcaya o Guipúzcoa, los cuales en losaños cincuenta del siglo concentraban una partemuy importante de las manufacturas tradicionales.Estos cambios han supuesto un proceso de descon-centración territorial de la industria tradicional, la cualse encuentra en la actualidad más diseminada sobre

el territorio de lo que lo estaba en los años 50 del si-glo pasado.

A nivel sectorial, la reducción en la concentracióngeográfica del empleo es dispar, dependiendo delsector analizado. Así, los sectores de Minerales me-tálicos y siderometalurgia, Minerales y productos mi-nerales no metálicos y Textil, cuero y calzado han dis-minuido claramente su concentración regional,mientras el sector de Productos alimenticios, bebiday tabaco experimenta incrementos en su concentra-ción y los sectores de Papel e impresión y Madera ymuebles muestran resultados ambiguos en funcióndel índice de concentración utilizado.

Esta evidencia parece corroborar, para el caso de lasindustrias tradicionales, las aportaciones de la litera-tura entorno a las nursery cities que apuntan hacia lalocalización de las actividades innovadoras en lasáreas centrales más desarrolladas en el momentode la creación de un producto para, una vez esteproducto es de carácter más maduro, relocalizar suproducción en áreas con un peso industrial menor.

Finalmente, por lo que se refiere a la capacidad ex-portadora de los sectores industriales tradicionales,los resultados muestran cómo ésta es más elevadaen aquellas provincias con mayor concentración delempleo en estas actividades, una circunstancia queevidencia una mayor capacidad competitiva en di-chos territorios. Asimismo, se detecta que la concen-tración geográfica de las exportaciones en las pro-vincias españolas es superior a la concentracióngeográfica del empleo. Este hecho puede interpre-tarse en relación con la tradición industrial existenteen las provincias que, durante muchos años, hanconcentrado buena parte del empleo en las activi-dades analizadas.

Esta tradición puede haberse traducido en una ma-yor capacidad de buscar mercados internacionales,crear redes de cooperación entre empresas y, endefinitiva, de ganar competitividad internacional. Es-te resultado estaría en línea con la evidencia con-trastada en el trabajo de Costa y Viladecans (1999),en el que se demostraba cómo aquellas áreas geo-gráficas con una mayor especialización en determi-nadas actividades tradicionales resultaban tener ma-yores niveles de propensión exportadora.

(*) Los autores agradecen la ayuda financiera delMinisterio de Educación y Ciencia a través de losproyectos SEJ2004-05860/ECON y SEJ2004-07824/ECON.

NOTAS (1) En todo caso, es preciso destacar que la teoría de la incuba-

dora no es aceptada por toda la literatura. Véase Evans (1985)y Nicholson et al. (1982) para una aproximación crítica.

(2) Por lo que hace referencia a la industria española, en Vilade-cans (2001) puede consultarse un detallado análisis de la distri-bución territorial de las actividades manufactureras.

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