Patología Psiquiátrica Postraumática

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  • PATOLOGA PSIQUITRICA POSTRAUMTICA: Valoracin psiquitrica y judicial

    Documentos Crdoba 2011

    Antonio Medina Mara Jos Moreno

    Rafael Lillo Julio Antonio Guija

    (Editores)

    Fundacin Espaola de Psiquiatra y Salud Mental

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    2 FEPSM

    Patologa psiquitrica postraumtica:

    Valoracin psiquitrica y judicial

    Antonio Medina, M Jos Moreno, Rafael Lillo y Julio Antonio Guija

    (Editores)

    VII Jornadas Jurdico-Psiquitricas.

    Crdoba, 30 de septiembre y 1 de octubre de 2011

    Fundacin Espaola de Psiquiatra y Salud Mental

    Madrid, 2012

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    3 FEPSM

    Del prlogo: Los editores

    De la obra: Los autores

    De la edicin:

    Fundacin Espaola de Psiquiatra y Salud Mental

    C/ Arturo Soria, n 311, 1 B

    28033 Madrid (Espaa) Tel. 91 383 41 45

    [email protected]

    www.fepsm.org

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    4 FEPSM

    Sumario

    Relacin de participantes

    Prlogo

    1. Del trauma al sntoma psiquitrico. M Jos Moreno, A. Medina y R. Lillo

    2. El delito de lesiones psquicas. Emilio de Llera Suarez de Brcena

    3. Dao moral y trastorno psiquitrico. Carlos Lledo Gonzlez

    4. Justificacin jurdica de un mtodo de valoracin para el sufrimiento psiquitrico postraumtico. Antonio Marn Fernndez

    5. Patologa psiquitrica y Derecho de familia. Enric Anglada

    6. Lesin psiquitrica y baremacin con efectos invalidantes en el mbito laboral. Jos Manuel Lpez Garca de la Serrana

    7. Justificacin psiquitrico-forense de un procedimiento de valoracin objetivo de las secuelas por etiologa traumtica. Julio Antonio Guija Villa

    8. Presentacin del Procedimiento de baremacin de las secuelas psiquitricas por etiologa traumtica. Juan Jos Arechederra Aranzadi

    Conclusiones.

    Anexo 1. Documento CORDOBA Procedimiento de baremacin de las secuelas psiquitricas por etiologa traumtica

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    RELACIN DE PARTICIPANTES

    1. Alcal Perez, Visitacion. Profesora Contratada Doctora en Psiquiatra. Sevilla.

    2. Almeida Lorences, Paz. Letrada. Mutualidad de la Abogacia. Sevilla.

    3. Anglada Forns, Enric. Magistrado. Tribunal Superior Justicia. Barcelona.

    4. Arcos Prez, Luis de. Magistrado Vigilancia Penitenciaria. Crdoba.

    5. Arechederra Aranzadi, Juan Jose. Profesor Asociado Psiquiatra. Madrid.

    6. Arsuaga, Jose. Magistrado de la Audiencia. Santander.

    7. Baca Baldomero, Enrique. Catedrtico Psiquiatra. Madrid.

    8. Barrera Hernandez, Guillermo. Letrado. Asesor Jurdico FEPSM. Madrid.

    9. Berenguer Mellado, Alicia. Mdico Forense del IML. Cordoba.

    10. Blanco Picabia, Alfonso. Catedrtico Psiquiatra. Sevilla.

    11. Bobes Garca, Julio. Catedrtico Psiquiatra. Oviedo.

    12. Camacho Laraa, Manuel. Profesor Titular Psiquiatra. Sevilla.

    13. Cano Valero, Julia. Profesora Asociada Psiquiatra. Cdiz.

    14. Caete Quesada, Elena. Psicloga Clnica. Madrid. 15. Carrasco Perera, Jos Luis. Catedrtico Psiquiatria. Madrid.

    16. Conejero Olmedo, M del Mar. Profesora Asociada de Derecho. Crdoba. 17. Crespo Hervas, M Dolores. Profesora Asociada Psiquiatria. Madrid.

    18. Daz Marsa, Marina. Profesora Asociada Psiquiatria. Madrid.

    19. Escudero Rubio, Vctor. Magistrado de la Audiencia. Crdoba

    20. Flores Prada, Ignacio. Profesor Titular Derecho Procesal. Sevilla

    21. Franco Fernndez, M. Dolores. Profesora Titular Psiquiatra. Sevilla.

    22. Giner Jimnez, Lucas. Profesor Contratado Doctor en Psiquiatra. Sevilla.

    23. Giner Ubago, Jos. Catedrtico Psiquiatra. Sevilla.

    24. Girela Lpez, Eloy. Profesor Titular Medicina Legal. Crdoba.

    25. Gonzalvez Pilar. Magistrada. Letrada CGPJ. Madrid.

    26. Guija Villa, Julio. Jefe del Servicio de Psiquiatra Forense del IML. Sevilla. 27. Ibaez Guerra, Elena. Catedrtica de Personalidad. Valencia.

    28. Jan Moreno, M Jose. MIR de Psiquiatra. Crdoba.

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    29. Lillo Roldan, Rafael. Profesor Titular Psiquiatra. Crdoba.

    30. Lledo Gonzalez, Carlos. Magistrado de la Audiencia. Sevilla.

    31. Llera Suarez de Brcena, Emilio. Fiscal de la Audiencia. Sevilla.

    32. Lpez Ebri, Gonzalo A. Fiscal Discapacitados de la Audiencia.Valencia.

    33. Lpez Garcia de la Serrana, Jose Manuel.Magistrado del Tribunal Supremo. Madrid

    34. Magaa Calle, Jose M. Magistrado de la Audiencia. Crdoba.

    35. Marn, Antonio. Magistrado de la Audiencia. Cdiz.

    36. Medina Len, Antonio. Catedrtico Psiquiatra. Crdoba.

    37. Megica, Juan. Letrado. Ministerio de Sanidad. Oviedo.

    38. Moreno Daz, M Jos. Profesora Titular Psiquiatria. Crdoba.

    39. Morera Perez, Blanca. Psiquiatra. San Sebastian.

    40. Muoz Contioso, Jose. Jefe Territorial MAPFRE. Sevilla.

    41. Nez Bolaos, Mara. Magistrada. Sevilla.

    42. Oliveras Valenzuela, Angustias. Profesora Asociada Psiquiatra. Alicante.

    43. Pijuan Canadell, Josep Maria. Magistrado de la Audiencia. Barcelona. 44. Rubio Vicente, Carmen. Fiscal de Menores. Crdoba.

    45. Sez Rodrguez, Jose. Forense. Director IML. Crdoba

    46. Saiz Ruiz, Jernimo. Catedrtico de Psiquiatria. Madrid.

    47. Saravia Gonzlez, Ana. Magistrada. Crdoba.

    48. Segura Tamajon, Jose Miguel. Medico Forense IML. Cordoba. 49. Seoane Rey, Julio. Catedrtico de Psicologia Social. Valencia.

    50. Valls Lapica, Jose Javier. Psiquiatra. Barcelona.

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    Prlogo

    La peritacin psiquitrica de la patologa psquica postraumtica, para una valoracin jurdica basada en parmetros de contrastada cientificidad, fue el tema que reuni para discusin a diversos profesionales de la judicatura y de la psiquiatra, en Documentos CORDOBA en el ao 2011.

    Este escenario de discusin sirvi para la presentacin del Procedimiento para la baremacion de las secuelas psiquitricas por etiologa postraumtica, realizado por una comisin de magistrados y psiquiatras que haban, para ello, sido nombrados por el CGPJ y la FEPSM.

    El estrs y el trauma han adquirido, en los ltimos tiempos gran relevancia psicocial por los efectos directos o indirectos que pueden ejercer sobre la salud. Las patologas que se derivan de ellos tienen un gran inters en el mbito de su valoracin psiquitrico-forense. (M. J. Moreno, 2011)

    Con el advenimiento del psicoanlisis, el trauma adquiere una importancia capital. Ligado, en los inicios de la obra de Freud, a la teora de la seduccin (1893), utiliza para su conceptuacin diversos trminos alemanes en relacin a abusos, ataque, atentado, violacin y seduccin. (M J. Moreno, 2011).

    Todava no se ha llegado a una teora cientfica completa y cerrada de los circuitos biolgicos y vivenciales, generales y personalisticos que expliquen la relacin entre acontecimiento traumtico y enfermar mental. Sin embargo, el tipo de estimulo traumtico, el significado que el sujeto le atribuya, las habilidades de la persona para superarlo, el apoyo social con el que cuente, se constituyen en determinantes del paso del trauma a la enfermedad y en ello radica el problema que planteamos en estas jornadas de estudio entre especialistas del tema, cuando a los expertos psiquitricos se nos exige sealar una precisa linealidad causal entre un hecho traumtico y la aparicin de un trastorno psiquitrico (M J Moreno, 2011).

    En los foros judiciales es muy frecuente la utilizacin del trmino dao moral para recoger tanto los sufrimientos espirituales y anmicos que se acompaan a una ofensa como los sntomas de un trastorno psiquitrico. En un abordaje semntico, daar es causar detrimento, perjuicio, menoscabo o molestia en tanto que moral es aquello que no pertenece al campo de los sentidos y cuya apreciacin corresponde al entendimiento o la conciencia, ideas que se pueden completar con la de dolor como sensacin molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior (C. Lledo, 2011). Es el dao moral uno de los artefactos semnticos que ms confusin introduce en la justa y cientfica valoracin de las secuelas psiquitricas postraumticas.

    En un somero repaso jurisprudencial, la evolucin del significado de dao moral se ha cerrado en los ltimos tiempos tras considerar que no es sinnimo de ataque o lesin directos a bienes o derechos extrapatrimoniales o de la personalidad. (C. Lledo, 2011).

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    La implicacin ms importante de estos errores estribaban en la confusin notable que se produce entre dao moral y trastornos psiquitricos postraumticos, que impedirn que las lesiones psquicas, bases del enfermar psiquitrico, fueran de pleno derecho daos corporales. Ello es as porque la lesin corporal, adems de ser temporal o permanente, tiene un aspecto esttico y otro dinmico. El primero ha de ser tasado en razn de su intensidad, en nuestro caso, por la intensidad de los sntomas de cada categora nosolgica psiquitrica. Por contrario, el segundo atiende desde un punto de vista ms subjetivo a la concreta afectacin de las capacidades de cada persona en relacin a sus actividades habituales o en referencia al trabajo que realiza. Ambas perspectivas que en ocasiones tienden a confundirse, han de ser tenidas en consideracin si se quiere colmar la aspiracin de dar una reparacin integra del dao, que es al fin y al cabo clave y regla de juicio de todo el sistema (A. Marin, 2011).

    Sin embargo tampoco es despreciable el dato de que la vitalidad y fuerza expansiva del Derecho de Daos ha dado lugar a una sobreactuacin de las partes en las afecciones psicopatolgicas como en otros mbitos del dao corporal hasta el punto de poder hablarse de una suerte de inflacin del dao psquico, el cual, a juicio de los litigantes, puede derivar de simples hechos de la vida diaria. No se quiere decir con ello que tales eventos no sean susceptibles de desencadenar el sufrimiento psquico, sino que el mismo se alega indiscriminada y abusivamente con la perspectiva de obtener magras indemnizaciones sobre la base del carcter aparentemente subjetivo de sus sntomas. Se impone, una exhaustiva valoracin de la prueba para apreciar, de la forma ms objetiva posible, la realidad del dao psquico alegado (A. Marin, 2011).

    As, desde que el Tribunal Constitucional dictaminara en el ao 2000 que el baremo de valoracin de daos corporales que se anexo a la Ley sobre Responsabilidad y Seguro en la circulacin de vehculos a motor era de obligatoria aplicacin, se acude a l, con todas sus imperfecciones cientficas y tcnicas, porque garantiza el respeto debido al principio de seguridad jurdica, de no solo cuando el hecho traumatizante est conectado a la circulacin vial sino en cualquier suceso en el que haya de cuantificarse algn menoscabo fsico o psquico.

    Con una metodologa conservacionista y huyendo de innovaciones rupturistas nace el Procedimiento para la valoracin de las secuelas psiquitricas por etiologa traumtica en la que se ha tenido en cuenta la relacin y separacin existente entre los sntomas psiquitricos presentes, en el estudio clnico-pericial y la discapacidad que estos provocan en las distintas esferas de la vida del sujeto que las padece. Esta separacin est justificada por trabajos cientficos muy recientes (Lehman.A, 2011, Whitefoud. H, 2010 y Narrow. W, 2011) desde la ptica de que no siempre existe una correlacin directa entre los dos parmetros de medicin. Por el contrario, el carcter cualitativo de algunos sntomas y sobre todo, la configuracin gestltica de estos en el ncleo de la personalidad, puede hacer que la discapacidad no tenga esa correlacin que podra esperarse.

    Sobre estos criterios de especificidad se debati en la reunin de Documentos CORDOBA, de la que ahora presentamos sus conclusiones.

    Los editores

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    Del trauma al sntoma

    M.J. MORENO DAZ M.J. JAN MORENO

    A. MEDINA LEN R. LILLO ROLDN

    INTRODUCCIN

    El estrs y el trauma han adquirido, en los ltimos tiempos gran relevancia psicosocial por los efectos directos o indirectos que pueden ejercer sobre la salud. La incapacidad del organismo humano para responder adecuadamente ante ellos, les vincula a la gnesis o desencadenamiento de determinadas enfermedades psiquitricas; de ah el inters de profundizar en su estudio, ante las posibles repercusiones que dichas patologas puedan tener en el mbito de la valoracin psiquitrico-legal.

    Trauma procede del griego que significa herir, est vinculada al verbo (raiz = ), al igual que en : traumatizar; aunque los autores griegos aplican el trmino sobre todo a heridas fsicas de guerra de las personas o a los daos materiales a los barcos de guerra, por ejemplo, tambin posee para ellos, una doble acepcin en cuanto al dao emocional en la parte emotiva del alma. sta se relacionara con aquella experiencia de lo inadmisible que pone al sujeto a su merced, sealndose la idea de un sujeto que se encuentra abrumado por la vivencia de una realidad que le invade. Los griegos ligan el trauma con la palabra "catstrofe" que deriva del griego (katastrophe - ruina, destruccin) y est formada de las raices (cata = hacia abajo) y (strofe = voltear), o sea "voltear hacia abajo", significando un suceso fatdico que altera el orden natural y regular de las cosas.

    Una importante caracterstica que los define y le da sentido de existencia es el asombro que siente el sujeto ante su sbita irrupcin, a partir de la que se ponen en marcha mecanismos compensatorios de lucha o de huda. Es decir, lo traumtico, paraliza y habilita al mismo tiempo. Supone una fractura, una ruptura, una herida en su cotidianidad o mejor dicho en la ilusin de cotidianidad, al suspender vivencialmente al sujeto en su continua evolucin (S. Resnizky, 2001).

    Con el advenimiento del psicoanlisis, el trauma adquiere una gran importancia. Freud lo considera, en el plano psquico bajo tres significaciones: choque violento, efraccin, y consecuencias sobre el conjunto de la organizacin psquica. Ligado, en los inicios de su obra a la teora de la seduccin (1893), utiliza para su conceptuacin diversos trminos alemanes en relacin a abusos, ataque, atentado, violacin y seduccin. Este ltimo significado es el que recoge Strachey para equipararlo

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    con trauma. Aunque nunca abandon este punto de vista, existe una gran diferencia con su consideracin en el marco de la teora de la ansiedad, la teora traumtica y la compulsin a la repeticin (1915-1926): Una experiencia vivida que aporta en poco tiempo un aumento tan grande de excitacin a la vida psquica, que fracasa su elaboracin por los medios habituales, lo que inevitablemente da lugar a trastornos duraderos en el funcionamiento energtico. En Mas all del principio de placer y en relacin con las neurosis traumticas, Freud asevera que ese aflujo de excitacin, anula el principio del placer y de ah, la obligacin del aparato psquico de reorganizarse ms all del principio de placer, mediante la ligadura de la excitacin a tareas que permitan su descarga en forma de sueos repetitivos, revivir el hecho traumtico como una compulsin a la repeticin.

    Laplanche (1987) especifica que en la obra de Freud se observa el cambio del acento de trauma (teora de la seduccin) a situacin traumtica, con lo que ello implica del paso de una causalidad mecnica desprendida de la equiparacin de trauma con causa, a una temporalidad lineal que surge de la implantacin del trauma y la resignificacin que obtiene ese trauma en la vida del sujeto. El autor califica de genial esta teora que hace caso omiso de todas las diferenciaciones que se intentarn hacer despus, entre factores exgenos y endgenos. Aqu todo es exgeno y al mismo tiempo todo es endgeno porque toda eficacia viene del tiempo de renovacin endgena de un recuerdo, que por su parte proviene evidentemente, del acontecimiento exterior real. Se ha de tener en cuenta, por tanto, la temporalidad, el momento en qu sucede el acontecimiento traumtico, y la persona dnde cobra eficacia dicho acontecimiento.

    En el concepto de estrs tambin se evidencian mltiples acepciones ligadas a su amplia consideracin, su empleo terminolgico con muy diferentes significados en funcin de los interlocutores, y el sentido individual que cada uno le atribuye. Desde la vis medicatrix naturae de Hipcrates, como fuerza interna del organismo productora de salud que funcionaba como respuesta a los ataques internos o externos al estado de salud; pasando por el equilibrio de C. Bernard y la homeostasis de Cannon, hasta el archiconocido y empleado concepto de Selye, el concepto de estrs ha sido una oscura nebulosa, que contina en la actualidad originando imparables controversias en la literatura cientfica. Sabedores de las dificultades que este tema genera, nos adentraremos, no obstante en su delimitacin conceptual a fin de poder establecer parmetros sobre los que trabajar en el tema que nos ocupa: la valoracin psiquitrico-legal.

    PUNTUALIZACIONES TERMINOLGICAS

    El manual del DSM IV-R, recoge en su epgrafe F43.1 El trastorno de estrs postraumtico. Al especificar sus caractersticas diagnsticas, en su primer rengln dice: aparicin de sntomas caractersticos que sigue a la exposicin a un acontecimiento estresante y extremadamente traumticoSi atendemos a esto, es fcil intuir que el trmino estrs se vincula al hecho, mientras que el trauma se relaciona con la persona que lo sufre. En la CIE 10, a este mismo respecto, en el apartado F43, plantea la necesidad de que existan antecedentes de un acontecimiento biogrfico, excepcionalmente estresante, capaz de producir una reaccin a estrs agudo o la presencia de un cambio vital significativo. En esta clasificacin, pierde valor el hecho estresante a favor de la

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    respuesta, mientras que parece que el trauma se esconde bajo la frmula de acontecimiento biogrfico.

    Sirvan estos dos ejemplos, de algo que manejamos continuamente en el mbito clnico diagnstico, para remarcar lo que venimos diciendo sobre la necesidad de establecer los lmites semnticos de estos trminos.

    Vicente Pelechano en el captulo sobre Estrs y Personalidad de su libro Psicologa semntica de la personalidad, comienza explicitando los errores semnticos del propio Selye en la formulacin de su teora del estrs a lo largo de los aos. En su inicio la teora fue concebida a partir de la sintomatologa que presentaba el paciente en lo que llam Sndrome de estar enfermo; con posterioridad se remarc el hecho que causaba dicho malestar en el sujeto sugirindose que nos encontrbamos ante un Sndrome producido por agentes nocivos, hasta concluir con el conocido Sndrome general de adaptacin, en el que el organismo, la persona toma un papel relevante. Seala Pelechano que la confusin parece proceder, segn coment el propio Selye a P. Rosh, de sus escasos conocimientos de ingls empleando el trmino stress (tensin, estmulo) en lugar de strain (distorsin, respuesta), puesto que para Selye el strees era considerado como una respuesta. De esta manera el significante actu sobre el significado preando de equvocos el trmino.

    Expresiones relevantes a puntualizar son, por tanto, la de estresor y la de estrs:

    Un estresor es cualquier estmulo que provoca una respuesta de estrs, seala Pelechano, siguiendo lo conceptuado por Sandn (1995). Los estresores se diferencian principalmente en funcin de su origen: estresores psicosociales y biognicos. Ambos funcionan de manera diferente a la hora de provocar una respuesta de estrs. Mientras que los primeros, se cualifican como tales por la significacin o interpretacin que el sujeto le atribuye, los biognicos, no necesitan de dicha interpretacin para desencadenar el estrs. Son sus propiedades bioqumicas o fsicas las responsables directas de la respuesta. El estrs es la respuesta ante cualquier estresor. Un patrn principalmente fisiolgico, pero de mediacin. Por ello convendra diferenciar, dice Pelechano, al estrs producido por los estresores (respuesta), de los efectos y/o patologas, que son manifestaciones de las respuestas continuadas e intensas por parte de ciertos rganos corporales

    Otros autores denominan a los estresores como sucesos traumticos (Echebura, 1997) con las caractersticas de que indefectiblemente debe ser un acontecimiento negativo y muy intenso; reservando el trmino trauma para la respuesta psicolgica del sujeto. Para otros (Briere y Scott, 2006), el trauma, se refiere tanto a los eventos negativos que producen malestar como al malestar en s. Atendiendo a lo explicitado en las clasificaciones internacionales al uso, el trauma, tcnicamente, slo hara referencia al evento y no a la reaccin. El trauma se limita a hechos en los que un sujeto se ve envuelto, que representan un peligro real para su vida o amenaza para su integridad fsica. Ello ha generado mltiples controversias, puesto que cualquier hecho o evento puede adquirir la categora de traumtico sin que exista amenaza vital o dao fsico (Briere y Spinazzola, 2005, Ray, 2008, North et al 2009). Un incidente puede ser considerado traumtico cuando los recursos internos que el sujeto pone en marcha para controlarlo, o bien no son suficientes, o bien no son los adecuados, llegndose a una respuesta inadecuada y productora de enfermedad. Linde, 2007, define el trauma psicolgico como una experiencia sbita e inesperada, que excede la capacidad individual

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    percibida del sujeto para satisfacer lo demandado resultando alterado el marco de referencia propio. El estrs, segn lo dicho anteriormente, es una percepcin, y de ah, las diferentes respuestas en diferentes personas (Resick, 2001). Esto contradice lo que argument, desde un punto de vista fisiolgico, Selye, al considerar que la respuesta siempre era la misma (inespecificidad de respuesta al estrs) con independencia de los estresores. Si bien es cierto, que en parte esta aseveracin podra cumplirse desde un punto de vista neurofisiolgico, son muchos los autores que han encontrado, incluso desde ese punto de vista, respuestas especficas para determinados estresores, lo que concuerda ms con lo que podemos observar en la clnica diaria. Queda patente, que los mismo estresores pueden generar diversas respuestas, incluido lo que Selye denomin eu-estrs, o estrs productivo y que contrapuso a estrs destructivo o di-estrs.

    Una vez establecidas las dificultades inherentes a estos trminos proponemos, en aras del objetivo que nos hemos marcado, las conceptualizaciones siguientes. Usaremos el trmino trauma, para designar cualquier estmulo (hecho, acontecimiento, suceso, evento) que por sus caractersticas intrnsecas y/o extrnsecas, por su valor cuantitativo, por su apreciacin cualitativa o por su modo de aparicin, lleven en el sujeto a la puesta en marcha de mecanismos de afrontamiento, cuya respuesta, estrs, puede hacer enfermar al sujeto o agravar lo existente. Y hacemos hincapi en los trminos puede hacer enfermar o agravar lo existente, dada la funcionalidad adaptativa o no de dicha respuesta. Contemplado de esta manera nos ser ms fcil disear el campo topolgico que nos llevar del trauma al sntoma.

    EL ESTMULO: TRAUMA

    Son muchos los autores que han clasificado los posibles estmulos traumticos, en funcin de la esencia del incidente traumtico. Terr, en 1991 ya especificaba que haba que diferenciar entre trauma tipo I y II. El primero se dara de forma puntual, en el segundo se sufrira una exposicin repetida a eventos extremos. Solomn y Heide, en 1999, aadieron un tercero, ms severo que ponen en relacin con una situacin extrema, repetida y crnica, que sucede a temprana edad.

    Ibrahim A. Kira et al (2008) publica un artculo en la revista Traumatology, que reune todas sus investigaciones llevadas a cabo en aos anteriores (1999, 2001, 2004) sobre una Taxonoma del trauma, basada en dos va diferentes en cuanto al origen estimular.

    La primera, estara en relacin con el desarrollo individual de la persona y la afectacin que el trauma ocasionara en importantes funciones madurativas. Por ejemplo: el abandono de los padres para el apego; el abuso fsico o sexual, el secuestro para individuacin o identidad personal; la exposicin prolongada a la violencia para la interdependencia o el fracaso en el colegio o en el trabajo para la autoestima La segunda va de clasificacin se basa en caractersticas objetivas de estmulos o eventos traumticos (Fig. 1 y 2).

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    Fig. 1

    Fig. 2

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    La medicin objetiva de estos estmulos traumticos plantea problemas relacionados con la evaluacin y la intensidad de los mismos, sin que exista una definicin clara de conceptos que a menudo se entremezclan en los instrumentos psicomtricos. La escala de medicin de estmulos acumulativos (Kira et al, 2008) propone la puntuacin, para cada uno de sus treinta y dos tems, en dos aspectos, la frecuencia de presentacin y la intensidad vivida. De esa manera, esta escala autoadmistrada se constituye en una de las ms valiosas en el momento actual para la evaluacin del hecho traumtico.

    Para estos autores la utilidad de estas clasificaciones est en su relacin con el tipo especfico de clnica que el sujeto que los padece puede presentar, adems de que ayudan a una mayor y mejor precisin de especificadores diagnsticos.

    Para V. Pelechano (2000) los estmulos traumticos seran todo aquello que produce un cambio en la vida del sujeto que obliga a dicho sujeto a reajustarse para poder seguir viviendo. Este autor plantea distinguir los estmulos de mediana o escasa identidad de los estmulos excepcionales, planteando tres grupos en funcin de la intensidad.

    a) Los que se presentan en la vida cotidiana y son, por ello, muy frecuentes pero poco intensos (los fastidios o hassles como le llamaba Lazarus).

    b) Los sucesos vitales negativos de intensidad mediana a fuerte, poco frecuentes que tienden a impactar de manera intensa sobre los sujetos (muerte de un ser querido, enfermedad grave, ir a la crcel; la mayora recogidos en la Escala de Acontecimientos de Holmes y Rahe, 1967)

    c) Los que se dan en situaciones excepcionales y que son de gran intensidad (catstrofes naturales, accidentes graves, violencia interpersonal)

    En cada uno de estos grupos se diferenciaran segn su carcter estimular: negativo (lo habitual) o positivo.

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    Merecen ser mencionados, por su frecuencia, los llamados fastidios de la vida cotidiana por el papel que desempean en el malestar o bienestar personal y porque se constituyen en fuente de sufrimiento y/o perturbaciones en el estado de salud, bien por la acumulacin o por la sensibilizacin ante lo que pueda suceder.

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    MECANISMOS DE AFRONTAMIENTO

    Afrontar en el Diccionario de la R.A.E. en su tercera acepcin lo define como: Hacer cara a un peligro, problema o situacin comprometida. En este mismo sentido, Lazarus en los aos 80 defini el afrontamiento como los esfuerzos cognitivos y comportamentales cambiantes que el sujeto desarrolla para manejar demandas especficas externas y/o internas que han sido evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo. El afrontamiento es todo un proceso que conlleva una evaluacin cognitiva tintada de componente emocional que deriva en una estrategia comportamental, positiva o negativa, adecuada o desadaptada, amenazante o desafiante.

    Respecto a la evaluacin cognitiva, clsicamente se diferencian la primaria de la secundaria. La primaria hace referencia a la estimacin inicial del estmulo traumtico en positivo, amenzante o que pueda daar o poner en peligro e indiferente/irrelevante. La evaluacin secundaria, se establece a posteriori y tiene que ver con qu estrategias ha de llevar a cabo y de qu manera. Ambas evaluaciones interaccionan entre s y lo observado en el sujeto es el reflejo de dicha interaccin. El componente emocional es, precisamente, el que adjetiva al estmulo traumtico dotndole de unas caractersticas que disearn la accin de afrontamiento.

    Dentro de las estrategias de afrontamiento, unas van dirigidas a disminuir el trastorno emocional que el estmulo traumtico produce, y son entre otras la evitacin, la minimizacin, la toma de distancia, la atencin selectiva, la reevelauacin, la bsqueda de apoyo emocionaletc; otras, pretenden solucionar el problema mediante bsqueda relevante de soluciones alternativas, cambios en la cuanta motivacional del sujeto o tomar conciencia del problemas.

    En el Manual DSM IV se recoge un apartado sobre Ejes propuestos para estudios posteriores, los mecanismos de defensa o estrategias de afrontamiento, entendidos como procesos psicolgicos automticos que protegen al individuo frente la ansiedad y las amenazas de origen interno o externo, proponindose una escala con siete niveles desde lo ms adaptado a lo ms desadaptado, en el que fallaran los proceso de autorregulacin ante las amenazas:

    1. Nivel adaptativo elevado

    2. Nivel de inhibiciones mentales

    3. Nivel menor de distorsiones de las imgenes

    4. Nivel de encubrimiento

    5. Nivel mayor de distorsin de las imgenes

    6. Nivel de accin

    7. Nivel de desequilibrio defensivo

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    La mayora de los autores ponen en relacin los estilos de afrontamiento con la forma de ser, de pensar y de sentir. En este sentido, cada da cobra ms valor el concepto de resiliencia. La palabra procede del latn resiliare, que se traduce por saltar hacia atrs, fue adoptada por la Fsica para sealar la capacidad de algunos metales de contraerse, dilatarse y recuperar su estructura interna y es en la Ingeniera donde se desarrolla mediante el significado de la capacidad de una viga para soportar sin resquebrajarse.

    En el campo de la psicologa M. Rutter, 1979, la introduce para sealar aquella suerte de flexibilidad adaptativa que hace que los individuos alcancen buenos resultados a pesar de estar expuestos a experiencias adversas. En la actualidad, es considerada como una serie de recursos que una persona, grupo o comunidad desarrolla para tolerar y superar los efectos de la adversidad. Este recurso modulara la relacin entre los factores de riesgo (variables personales y del entorno que promueven respuestas negativas en situaciones adversas) y los factores de proteccin (variables del sujeto y del contexto que potencian la capacidad de resistir a los conflictos y de manejar el estmulo traumtico), como los personales: Apego, autoconcepto e inteligencia, familiares y de la comunidad (Wiener, 1995). En base a esto, habra personalidades poco o no resilientes, con un Yo quebradizo y personalidades proresilientes con un Yo resistente, con toda una gama de gradaciones intermedias que modularan la forma de respuesta ante los estmulos. Skodol, 2009, define las personalidades resilientes en oposicin a los trastornos de personalidad como sujetos muy integrados, empticos y sociales.

    Los modelos que articulan la accin de la resilencia seran tres:

    1. Proteccin de la salud mental

    2. Promocin de la salud mental mediante la adquisicin de recursos adicionales para reducir el dao.

    3. Reduccin del dao y recuperacin rpida y efectiva.

    En el DSM- V, en el apartado de Trauma y estrs, plantea para el Trastorno de Vinculacin reactiva de dividirlo en dos trastornos: El trastorno reactivo de apego en la infancia y el trastorno de desinhibicin del compromiso social. Ambos en relacin al fallo de mecanismos protectores o proresilientes que haran al nio ms proclive a determinadas enfermedades. De igual forma el concepto de resiliencia se introduce en el apartado de los Trastornos de Personalidad e incluso en un nuevo apartado denominado Riesgo de Sndrome de sntomas psicticos atenuados.

    LA RESPUESTA: EL ESTRS

    Parece evidente admitir, a la luz de lo hasta aqu mencionado, que la respuesta de estrs es un fenmeno complejo.

    Pelechano (2000) seala, siguiendo a Dohrenwend y Dohrenwend (1984) al menos, seis modelos que podran explicar el paso del trauma al sntoma:

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    Modelo de victimizacin

    Modelo de esfuerzo

    Modelo de vulnerabilidad

    Modelo aditivo de carga

    Modelo de tensin crnica contextual

    Modelo de susceptibilidad o sensibilidad a los sucesos

    Modelo de victimizacin

    Este modelo plantea una relacin lineal entre el estmulo traumtico y la salud-enfermedad, de manera que cuantos ms estmulos traumticos haya menor ser el estado de salud y comenzar la enfermedad con mayor o menor gravedad en funcin de dichos eventos.

    Modelo de esfuerzo

    En este caso, el estmulo no acta directamente sino que produce una serie de cambios psicofisiolgicos con respuestas especficas, que suponen una carga para el sujeto y que le llevan a una exigencia adicional en su respuesta, que es la que le puede llevar a enfermar.

    Modelo de vulnerabilidad

    Lo importante aqu es la predisposicin personal y el contexto donde suceda el trauma. ste actuara facilitando la aparicin de la enfermedad por incremento de dicha vulnerabilidad.

    Modelo aditivo de carga

    Como su propio nombre indica hace referencia al poder patgeno no del estmulo en s, sino de su acumulacin, por ello el valor patognico se deriva del incremento de estmulos traumticos.

    Modelo de tensin crnica contextual

    La interpretacin del estmulo traumtico se hace en funcin de los contextos psicosociales y las disposiciones personales que son los relevantes y no es el hecho traumtico per se el que le lleva a enfermar.

    Modelo de susceptibilidad o sensibilidad a los sucesos

    Lo que falla, segn este modelo es la cualificacin cognitiva del estmulo que siempre es percibida como amenazante y/o peligrosa y que desencadena la puesta en marcha de la enfermedad.

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    Lo importante de la delimitacin de estos modelos es el cambio que supone en la consideracin de la relacin entre trauma y sntomas. Lo que antiguamente, basado en el primer modelo, el lineal, conllevaba un riesgo absoluto de enfermar; ahora se barajan tipos de riesgo:

    a) Riesgo atribudo: atribucin de riesgos concretos a diversos estmulos traumticos.

    b) Riesgo relativo: cambio en la probabilidad de que se produzca una enfermedad o un trastorno si se dan una serie de circunstancia.

    c) Factor de riesgo: en cuanto a la aceleracin o desaceleracin de un estmulo traumtico incrementando o disminuyendo la probabilidad inmediata de promover enfermedad o empeorar una preexistente.

    Diversos autores (Pearlin, 1989; Sandin, 2006) hacen hincapi en la importancia del cambio vital que se produce o ms bien, de de la cualidad del cambio vital (Aneshensel, 1992, Pearlin, 1989, Thoits, 1983) tras el estmulo traumtico, sobre todo tras catstrofes naturales o personales especialmente traumticas; en este caso se hablara de los estmulos como factores predisponentes (por traumas ocurridos en la infancia) que aumenten la vulnerabilidad o precipitantes (estmulos recientes).

    El tipo de estmulo traumtico, el significado que el sujeto le atribuya, las habilidades de la persona para superarlo, el apoyo social con el que cuente se constituyen en determinantes del paso del trauma a la enfermedad y en ello radica el problema que planteamos en estas jornadas de estudio entre especialistas del tema, cuando a los expertos psiquitricos se nos exige sealar una precisa linealidad causa-efecto; o lo que es lo mismo, adjudicar un trastorno psiquitrico a un determinado hecho traumtico.

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    REFERENCIAS

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    Dietrich, A.M. Risk factors in PTSD and related disorders: Theoretical treatment, and research implications. Traumatology, 7, 1, 23-50. 2001.

    Echebura, E. et al. Nuevos enfoques teraputicos del trastorno de estrs postraumtico en las vctimas de terrorismo. Clnica y Salud, 15, 3, 272-296, 2004.

    Echebura, E. et al. Escala de Gravedad de Sntomas del Trastorno de Estrs Postraumtico: propiedades psicomtricas. Anlisis y modificacin de conducta. 23, 90, 503-526, 1997

    Freus, S. Obras completas. Biblioteca Nueva. 1996. Madrid

    Kira, I.A Taxonomy of Trauma and Trauma Assessment. Traumatology: 7, 2, 73-86, 2001.

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    Laplanche, J ; Pontalis, J-R. Diccionario de Psicoanlisis. Labor, S.A. 1971. barcelona

    Madariaga, C. Trauma psicosocial, trastorno de estrs postraumtico y tortura. CINTRA, serie monogrfica. 2002.

    Pelechano, V. Psicologa sistemtica de la personalidad. Ariel Psicologa. 2000. Barcelona.

    Robles. M.E., et al. La evaluacin del estrs y del trauma: Presentacin de la versin espaola de la escala de trauma acumulativo (CTS). Revista de psicoterapia: XX, 80, 89-95. 2009.

    Sandn, B. El estrs: un anlisis basado en el papel de los factores sociales. Rev Internacional de Psicologa clnica y de la Salud: 3, 1, 141-157, 2003.

    Sandan, B et al. Sucesos vitales estresantes y trastorno de pnico en relacin con el inicio del trastorno, la gravedad clnica y la agorafobia. Rev. De Psicopatologa y Psicologa clnica: 11, 2, 179-190, 2006

    Talarn, A. et al. Propuesta de especificadores diagnsticos vinculados al estrs y el trauma: Una aportacin a la nosologa psicopatolgica. Rev de Psicopatologa y Psicologa clnica, 11, 2, 107-114, 2006.

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    El delito de lesiones psquicas

    E. DE LLERA SUREZ-BRCENA

    I. INTRODUCCIN.

    El Derecho se ha ocupado tradicionalmente de los fenmenos externos y tangibles de las personas, de manera que el mundo de lo psquico ha quedado al margen de su intervencin, salvo para limitar la capacidad civil de obrar de las personas o su responsabilidad penal.

    De esta manera, nuestras leyes penales histricas han venido dando una respuesta punitiva a las agresiones con resultados consistentes en lesiones fsicas, pero, hasta la poca de la codificacin penal, no ha previsto la sancin de las psquicas.

    A pesar de todo, este reconocimiento de la salud psquica como objeto de proteccin penal, sea por las exigencias propias del Derecho penal, sea por los criterios construidos por la Jurisprudencia sobre estos delitos, lo cierto es que apenas se encuentran resoluciones relativas a delitos de lesiones psquicas.

    Por su parte el Derecho civil tambin ha obviado la regulacin de los fenmenos psquicos, salvo, como se ha dicho, para establecer las limitaciones de la capacidad de obrar de los sujetos en orden a regir su persona (por ejemplo, contraer matrimonio) o al gobierno de sus bienes (contratar, otorgar testamento, etc.).

    Sin embargo, la influencia del Derecho cannico, hizo que el Derecho civil fuera elaborando unos conceptos poco precisos- siempre calificados mediante el adjetivo moral, que ha empleado para referirse a las realidades intangibles a travs de los sentidos y, por supuesto, tambin a los fenmenos del mundo psquico. As la denominacin de personas morales se asign a los sujetos de derecho colectivos, como las sociedades, asociaciones o corporaciones, para reconocerles capacidad jurdica y de obrar, equivalentes a las capacidades reconocidas a las persona fsicas. Y, tratndose de perjuicios causados a las personas que van ms all de lo corporal o de lo orgnico, se acudi al concepto de dao moral. Dentro de esta nocin los civilistas han cobijado, no slo los daos psquicos, sino todos los posibles sentimientos y emociones adversas producidas a un sujeto.

    Con todo, como veremos, el Derecho civil parece haber renunciado a verificar o constatar en la mayora de los casos la produccin de daos morales as como a baremarlos a efectos de fijar su

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    indemnizacin. As, el Derecho civil presume iuris et de iure -es decir, sin admitir prueba en contrario- que determinados acontecimientos producen daos morales, sin definirlos ni concretarlos, y, por otro lado, otorga la ms amplia discrecionalidad al juez para baremarlos y fijar su indemnizacin, discrecionalidad que, segn la Jurisprudencia, es adems irrevisable en va de recurso.

    II. EL TRATAMIENTO PENAL DE LAS LESIONES.

    Como dije antes, el Derecho penal inicialmente protegi prcticamente en exclusiva la integridad corporal, castigando fundamentalmente la produccin de mutilaciones y deformidades del cuerpo humano. Ms tarde se dio cabida a la salud fsica de los sujetos, con lo que a la relevancia penal de las mutilaciones y menoscabos orgnicos se vinieron a sumar las acciones causantes de deficiencias fisiolgicas y en general de mal funcionamiento del organismo humano. Slo a partir del primer Cdigo Penal de 1822 se dio cabida a la salud mental como objeto de proteccin por la ley penal, al castigar en su artculo 635 las agresiones que producan como resultado la demencia de la vctima. Bajo el concepto de demencia se encuadraban todas las enfermedades o trastornos mentales graves entonces conocidos y que podan constatarse sensorialmente.

    Dicha nocin se mantuvo en el Cdigo Penal de 1848, hasta que en el Cdigo Penal de 1870 fue cambiada por la de imbecilidad, nocin que apareca equiparada a la impotencia y a la ceguera y que se mantuvo hasta la reforma del Cdigo Penal de 1989. Sin embargo los comentaristas de aquel Cdigo no hacen referencia alguna a lo que ha de entenderse por imbecilidad. Slo he podido encontrar una sentencia mucho ms reciente del TS de 13 de diciembre de 1971 que declar que la imbecilidad no significa toda clase de perturbacin mental de carcter permanente, pero si el trauma craneal determinante de un estado demencial permanente.

    De todos modos aunque la proteccin expresa de la salud mental ha aparecido y desaparecido en los distintos Cdigos Penales, la Doctrina sin embargo sola sostener que aunque el Cdigo Penal no hiciera referencia expresa a ella, haba de entenderse englobada en el concepto de salud de las personas.

    Examinaremos a continuacin el delito de lesiones en general, referido fundamentalmente a las lesiones fsicas y marcaremos luego las especialidades que presenta el delito de lesiones psquicas.

    III. EL DELITO DE LESIONES EN GENERAL.

    1. Concepto de lesin: el bien jurdico protegido en los delitos de lesiones.

    En la diccin literal del primer artculo que el Cdigo Penal dedica a las lesiones y que define el tipo bsico, el bien jurdico protegido lo constituyen la integridad corporal y la salud fsica y mental de las personas. En efecto el art. 147.1 del Cdigo seala el castigo de el que, por cualquier medio o procedimiento, causare a otro una lesin que menoscabe su integridad corporal o su salud fsica o mental.

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    Como es lgico el precepto viene a acumular los tres valores acopiados histricamente -esto es, la integridad corporal y la salud fsica y la psquica de las personas- como objeto de proteccin.

    No obstante, algunos penalistas afirman que con la tipificacin de los delitos de lesiones la ley penal se dirige a proteger en exclusiva la salud tanto fsica como psquica de las personas, aduciendo que la integridad corporal no puede constituir el objeto de tutela en la medida que se trata de un bien instrumental, que forma parte de la salud pero que, en determinados supuestos, puede resultar contraria a sta (OCTAVIO DE TOLEDO); as se afirma que las intervenciones quirrgicas que consisten en la extirpacin de un rgano o miembro que quebranta la salud (por ejemplo, las amgdalas a un tumor canceroso), la conducta de extirpar atenta contra la integridad corporal, pero no debe ser considerada tpica por cuanto no redunda en un perjuicio, sino en un beneficio para la salud (BERDUGO). En mi opinin, sin embargo, en estos casos lo que legitima la agresin a la integridad corporal no es que sta no atente a la salud, sino el consentimiento del paciente que unido a la accin del mdico sujeto activo de la agresin en el ejercicio legtimo de una profesin o el cumplimiento de un deber, hace que tales conductas no sean antijurdicas. Ya que, si no se da el consentimiento informado del paciente, podr responsabilizarse al mdico de lesiones.

    De todos modos, trataremos esta cuestin con ms detalle a continuacin.

    2. La conducta objetiva.

    La conducta incriminada consiste legalmente en una agresin que ha de producir unos concretos resultados; puntualmente y segn el texto legal del art. 147 del Cdigo Penal, causar a otro una lesin que menoscabe su integridad corporal o su salud fsica o mental. Esta nota distingue netamente las infracciones de lesin de las de maltrato de obra en las que la accin del sujeto activo se consuma con las agresiones sobre la vctima, pero sin producir el resultado de menoscabo a su salud o a la integridad. Basta para comprobarlo comparar las dos infracciones tipificadas en los puntos 1 y 2 del art. 617 del Cdigo Penal. En efecto, la primera sanciona al que por cualquier medio o procedimiento, causara a otro una lesin no definida como delito en este Cdigo, mientras que la segunda castiga al que golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesin.

    Se trata as de un delito de resultado material y medios indeterminados.

    2.1. La accin y los medios comisivos.

    La comisin del delito no exige pues medios concretos, como pone de manifiesto que el art. 147.1 del Cdigo Penal se refiere al que causare a otro una lesin por cualquier medio o procedimiento.

    En general se tratar de comportamientos en que se empleen medios violentos, entendiendo como tales aquellos en que se utilice fuerza fsica sobre el cuerpo del sujeto pasivo, como los golpes. Pero tambin son incluibles en la descripcin tpica otros comportamientos agresivos que, sin ejercer fuerza fsica sobre la vctima, tienen virtualidad para incidir negativamente sobre su salud o integridad personales, como la administracin de venenos o la puesta en contacto con sustancias txicas o perjudiciales para el organismo.

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    2.2. El resultado.

    El tipo penal exige como resultado la produccin de una lesin esto es, un menoscabo a la integridad corporal o a la salud- que requiera objetivamente, para su sanidad, tratamiento mdico o quirrgico, adems de una primera asistencia facultativa.

    2.2.1. La nocin de enfermedad.

    Lo contrario a la salud es la enfermedad, por lo que en principio el resultado material de los delitos de lesiones ha de ser la produccin de una enfermedad o la agravacin de una preexistente. Y, dada la amplitud de los trminos del Cdigo Penal, permite acoger una concepcin amplia de enfermedad, entendida como cualquier alteracin, ms o menos grave, en la salud de las personas (TAMARIT).

    Tratndose de la salud fsica, la Jurisprudencia ha considerado como lesiones corporales o fsicas todo dao en la sustancia corporal, una perturbacin de las funciones del cuerpo, o una modificacin de la forma de alguna parte del cuerpo; pero tambin cuando se producen malestares fsicos de cierta entidad, como el terror o el asco, quedando afectado el sistema nervioso central (SSTS 785/1998, de 9 de junio y 1400/2005, de 23 de noviembre).

    Mayores problemas suscita que ha de entenderse por lesiones psquicas, esto es, cuando lo afectado es la salud mental, cuestin a la que luego nos referiremos.

    2.2.2. La necesidad objetiva de tratamiento mdico para la curacin.

    El menoscabo a la salud ha de exigir objetivamente tratamiento mdico para su curacin, adems de la primera asistencia. Esta exigencia constituye el elemento delimitador entre los delitos de lesiones y la falta de lesiones descrita en el art. 617.1 del Cdigo Penal antes mencionado.

    Por tratamiento mdico ha de entenderse toda actividad prolongada ms all de la primera asistencia medica dirigida a la curacin de la enfermedad provocada o agravada o a paliar sus efectos, siempre que se lleve a cabo o se indique por un mdico. As, la STS 6 febrero 1993 (RJ 1993, 882), defini como tratamiento mdico aquel sistema que se utiliza para curar una enfermedad o para tratar de reducir sus consecuencias, si aqulla no es curable. Por ello, todo aquello que significa simples cautelas o medidas de prevencin (como obtencin de radiografas, pruebas de escner, de resonancia magnticas..., sometimiento a observacin si sta no genera intervenciones corporales propiamente dichas, etc.) no ser tratamiento, razonando que Otra solucin conducira a que la mayor o menor exigencia del facultativo, respecto a la observacin/prevencin, determinara la presencia de un delito o una falta, que no parece correcto por la inseguridad que este criterio generara. Asimismo, la STS 3 junio 1994 (RJ 1994, 4524) define el tratamiento como una accin prolongada ms all del primer acto mdico y supone una reiteracin de cuidados que se contina por dos o ms sesiones hasta la curacin total.

    Pero no faltan sentencias en las que se ha entendido por tratamiento mdico una nica intervencin facultativa cuando su naturaleza mdica no deja lugar a dudas. As se ha calificado como tratamiento mdico la desvitalizacin del nervio de una pieza dental, mediante endodoncia (STS 28 febrero 1994 [RJ 1994, 15821) o la inmovilizacin de un tobillo (STS 27 diciembre 1994 [RJ 1994, 10319]). En

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    estos y otros supuestos la Jurisprudencia ha entendido que el tratamiento mdico o quirrgico se puede realizar ya junto con dicha primera asistencia y puede agotarse en una serie de prescripciones efectuadas por un mdico o en una accin realizada directamente sobre el lesionado (STS 1 julio 1992 (RJ 1992, 5863).

    Igualmente ha considerado con carcter general tratamiento mdico la aplicacin de puntos de sutura y la inmovilizacin sea de miembros con fines curativos. En este sentido la STS 3 junio 1994 (RJ 1994, 4524) declar que cualquier operacin que necesite ciruga reparadora y que suponga la necesidad de aplicar puntos de sutura, es y constituye un tratamiento quirrgico. Y la STS 28 febrero 1997 (RJ 1997, 1465) sent que la sutura quirrgica y la frula de contencin, junto con la prescripcin de frmacos, son reveladores de un tratamiento reparador; sin que obste a tales apreciaciones el que, al trmino de la curacin, pudiera ser el propio lesionado el que, por indicacin facultativa, pudiera retirar los puntos o extraer la frula.

    Pero adems, segn el Cdigo, el tratamiento mdico o quirrgico ha de ser objetivamente necesario para la curacin y, por tanto, con independencia que el paciente vctima lo reciba o no, sanando por sus medios. Pero en cualquier caso el art. 147 aclara que La simple vigilancia o seguimiento facultativo del curso de la lesin no se considerar tratamiento mdico.

    As, la Jurisprudencia ha sealado la exigencia de la necesidad objetiva del tratamiento para la curacin de la lesin, tanto si el tratamiento se ha prestado real y efectivamente, cuanto si ha debido serlo dentro de la causalidad eficaz para la sanidad del lesionado, insistiendo en que lo que se precisa determinar a posteriori es si dicha actividad sanitaria, si tal ulterior asistencia, aadida o diferenciada de la primera, era precisa en atencin a las lesiones causadas y si debiera estimarse causalmente necesaria para obtener la sanidad, aunque la curacin se haya obtenido sin ella (as la STS 4 mayo 1993 [RJ 1993, 3828]; en el mismo sentido las SSTS 28 febrero y 3 noviembre 1992 [RJ 1992, 1392 y 8875], 6 febrero 1993 [RJ 1993, 882] y 22 abril 1994 [RJ 1994, 3152]).

    3. El tipo subjetivo: las exigencias subjetivas.

    Como el art. 10 del Cdigo Penal define el delito diciendo que "son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley" y el art. 5 seala que "no hay pena sin dolo o imprudencia. El dolo se identifica con la conciencia y voluntad del sujeto de causar una lesin.

    Por tanto, las exigencias subjetivas del delito se cifran en la concurrencia en el sujeto del dolo genrico de lesionar.

    Pero adems, en la teora general del delito, la Jurisprudencia ha distinguido entre dos clases de dolo: dolo directo y dolo eventual. Existe dolo directo cuando la realizacin de la conducta y el resultado en los delitos materiales (como son los de lesiones) es el fin que el sujeto se propona alcanzar, existiendo una completa correspondencia entre lo que el sujeto quera y el suceso externo que ha tenido lugar. El dolo eventual tiene lugar cuando el sujeto dirige su accin a la produccin de

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    un determinado resultado, previendo otro resultado aadido como probable, aceptndolo, aprobndolo o conformndose con l (SSTS 10 febrero 1998 [RJ 1998,949] o 19 mayo 1997 [RJ 1997,4506]).

    Pues bien, la Jurisprudencia ha declarado que el delito de lesiones exige el dolo del autor, entendido ste como intencin de producir el resultado, bastando el dolo genrico de lesionar, de menoscabar la integridad o salud fsica o mental de la vctima (SSTS 2164/2001, de 12 de noviembre y 1101/2001, de 8 de junio).

    Aadiendo que dicho dolo puede ser directo, aunque tambin basta el dolo eventual que suele ser el ms frecuentemente producido (SSTS 1454/2002, 13 de septiembre; 1140/2002, 19 de junio; 1076/2002, 6 de junio y 2168/2001, 21 de noviembre).

    As esta ltima sentencia seal: La figura delictiva del art. 147 CP requiere la existencia de un dolo genrico, integrado por la conciencia del significado antijurdico de la accin y la voluntad de ejecutarla. Y, junto a ste, es precisa la concurrencia del dolo especfico que el tipo exige: el animus laedendi, esto es, el dolo de menoscabar la integridad corporal o la salud fsica o mental de la vctima, que concurrir tanto si este resultado se busca de propsito y es directamente querido por el agente (dolo directo), como si ste se ha representado la probabilidad del resultado y, asumindolo y aceptndolo, prosigue con la accin que genera las consecuencias lesivas (dolo eventual).

    4. Concurso con otros delitos.

    De este modo, aunque el dolo debe abarcar el alcance del resultado producido, es suficiente que lo abarque en la modalidad de dolo eventual (STS 69/2000, 31 de enero).

    Y esta concepcin hace posible que el delito de lesiones concurra junto con otros delitos cometidos por el autor de las lesiones. As, la Jurisprudencia ha admitido que el delito de lesiones, al menos de lesiones fsicas, puede entrar en concurso -de ordinario, real- con delitos de robo con violencia, detencin ilegal, agresin sexual, determinacin para la prostitucin, atentado, violencias en el mbito familiar (TS 726/2004, 4 de junio; 2516/2001, 31 de diciembre; 1588/2001, 17de septiembre y 14/2001, de 6 de enero), e incluso con amenazas, si, a la vez que se lesiona, se amenaza de muerte (TS 1919/2002, 21 de noviembre).

    Por ltimo conviene resear que el Cdigo Penal admite la comisin por imprudencia de las lesiones en su art. 152, que tipifica los delitos de lesiones imprudentes, y en su art. 621.1 y 3, que tipifica las faltas de lesiones imprudentes.

    IV. EL DELITO DE LESIONES PSQUICAS.

    El anlisis de la Jurisprudencia de la Sala de lo Penal del TS pone de manifiesto que el tratamiento de las lesiones psquicas difiere notablemente en ciertos aspectos del de las lesiones fsicas. En primer lugar no existe acuerdo a cerca de que tipos de resultados integran una lesin psquica y cuales no. En segundo trmino, se restringe de manera notable la posibilidad de que la lesin

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    psquica pueda concurrir con otros delito violentos, como el de robo o el de agresin sexual. Por ltimo, se restringe la posibilidad de apreciar la comisin de lesiones psquicas por dolo eventual.

    1. El resultado integrante del delito de lesin psquica.

    Desde la perspectiva psiquitrica forense se ha definido la lesin psquica como una alteracin clnica aguda que sufre una persona como consecuencia del trauma y que le incapacita significativamente para hacer frente a los requerimientos de la vida ordinaria a nivel personal, laboral, familiar o social (GUIJA VILLA). Sin embargo en la Jurisprudencia de la Sala de lo Penal del TS no existe acuerdo sobre esa nocin.

    De seguirse una interpretacin literal del Cdigo Penal, el art. 147.1 describe el resultado tpico refirindose a una lesin que menoscabe la salud mental, por lo que en definitiva el resultado ha de cifrarse necesariamente en un menoscabo de la salud mental. Pero de ah en adelante el Cdigo no resuelve a que tipo de menoscabo se refiere, ni si ha de ser o no grave, as como si exige cierta duracin temporal.

    Lo que desde luego no puede afirmarse es que todo menoscabo psquico constituya un delito de lesin psquica, pues el art. 153, que sanciona los delitos de maltrato de gnero y familiar castiga a el que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psquico o una lesin no definidos como delito en este Cdigo, o golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesin, es decir, se refiere a un menoscabo psquico distinto de una lesin psquica. Ntese que el art. 153 del Cdigo Penal ha elevado a la categora de delito ciertas conductas de maltrato de obra, lesiones leves, amenazas y vejaciones tambin leves, descritas en los 617 y 620, atendiendo a las relaciones del sujeto activo con la vctima y el bien jurdico que protege no es la salud de las personas sino su derecho a la dignidad tal y como resulta consagrado por el art. 15 de la Constitucin Espaola o, como dice el precepto, el derecho a la integridad fsica y moral frente a torturas y tratos degradantes o inhumanos.

    Para delimitar la nocin de lesin psquica, la Jurisprudencia parece atender de modo genrico a las referencias contenidas en los documentos de la Organizacin Mundial de la Salud y a las clasificaciones al uso, como el CIE-10 y el DSM-IV, pero en realidad no ha afirmado que todas las categoras de trastornos mentales y de la personalidad constituyan enfermedades mentales a efectos de sancionar la produccin de cualquiera de ellas como delitos de lesiones.

    As, por ejemplo, la STS 1606/2005, de 27 de diciembre, seal de manera tan abstracta como intil para delimitar la nocin de lesin psquica, que:

    El concepto de lesiones psquicas o mentales est avalado por la Organizacin Mundial de la Salud que engloba bajo la rbrica de enfermedad no slo los daos fsicos sino tambin los padecimientos mentales. Enfermedad mental es el desorden de las ideas y los sentimientos con trastornos graves del razonamiento, del comportamiento, de la facultad de reconocer la realidad y de adaptarse a los retos normales de la vida. Est provocada por perturbaciones cerebrales, de origen gentico, txico, infeccioso o teraputico, aadiendo que: Los baremos para la enfermedad mental aparecen en el BOE del 13 de marzo de 2000, que traa las correcciones del RD 1971/1999, de 23 de diciembre. Estos baremos, basndose en los sistemas de clasificacin internacionales, CIE-10 y DSM-IV,

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    definen el trastorno mental como el "conjunto de sntomas psicopatolgicos identificables que interfieren el desarrollo personal, laboral y social de la persona, de manera diferente en intensidad y duracin", con lo que parece remitir en bloque a todas las categoras contempladas en las mencionadas clasificaciones internacionales.

    La STS 30 octubre 1994 (RJ 1994, 8334) parece incluir en el concepto de lesiones psquicas las que producen no slo trastornos mentales sino trastornos de la personalidad, al sealar que en el campo especfico de la enfermedad mental se distingue entre las que son consecuencia de malformaciones o enfermedades somticas (malformaciones cerebrales, traumatismos cerebrales, arteriosclerosis...) y todas las dems anomalas psquicas llamadas tambin variedades anormales del modo de ser psquico.

    La Jurisprudencia, dando un paso ms hacia la imprecisin, incluso parece haber extendido la nocin de lesin psquica ms all de los trastornos mentales y de la personalidad comprendidos en las clasificaciones internacionales aceptadas por la literatura cientfica psiquitrica. As la STS 261/2005, 28 de febrero seala que:

    tratndose de menoscabo de la salud psquica, la Ley no exige en modo alguno que dicho menoscabo sea de carcter permanente. Por lo tanto, cabe considerar que un menoscabo transitorio de la salud mental es suficiente para configurar la gravedad requerida por el tipo del delito de lesiones. Por otra parte, el menoscabo no debe alcanzar la gravedad de una enfermedad mental. La Ley exige solo una alteracin del equilibrio psquico no irrelevante.

    En el mismo sentido se han pronunciado las SSTS 785/1998, 9 de junio y 403/2006, 7 de abril, as como la SAP de Madrid (seccin 2) 511/2002, 21 de noviembre.

    De todos modos, conforme al requisito general exigido por el art. 147.1 del Cdigo Penal, el tratamiento ha de ser mdico y ser objetivamente necesario para la curacin de la lesin psquica.

    Respecto de la necesidad de que el tratamiento sea mdico, ha declarado el TS que El tratamiento psicolgico no estar incluido en la mencin legal, salvo que haya sido prescrito por un mdico, psiquiatra o no, pues en esto la ley no distingue. La realidad nos muestra que son los propios facultativos los que derivan, en ocasiones, a los psiclogos la aplicacin de la correspondiente terapia en aquellos casos que estos estn facultados para prestarla y sea ms conveniente para el paciente, siempre que no se requiera la prescripcin de medicamentos (STS 261/2005, 28 de febrero).

    Y con relacin a la exigencia de que dicho tratamiento mdico sea objetivamente necesario para la curacin de la lesin psquica, el criterio seguido a veces por la Sala de lo Penal del TS es que el tratamiento ha debido tener lugar para apreciar el delito, diciendo: la vctima sufri un trastorno de ansiedad que suele ir unido a un trastorno depresivo, trastornos ambos que suelen ser comunes en este tipo de agresiones, siendo la duracin de los mismos en la vctima de siete a ocho meses, y sin que conste que haya estado sometida a tratamiento mdico. Por lo tanto, la ausencia del tratamiento mdico impide calificar los hechos como constitutivos de un delito (STS 12/06, de 19 de enero).

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    Sin embargo en otras ocasiones ha manifestado que basta con que el tratamiento mdico sea objetivamente necesario para la curacin para apreciar la existencia de lesiones psquicas, con independencia de que la vctima lo haya recibido o no. As la STS 1544/1997, de 15 de diciembre declar que Adems de ocasionar a la vctima una equimosis en el brazo, le produjo una lesin psquica que adopt la forma de depresin reactiva, sin que sea factible calificar la depresin como secuela, sino como una verdadera lesin tpica para cuya curacin ha precisado de tratamiento mdico. Y an ms claramente la STS 261/2005, de 28 febrero: El tratamiento psiquitrico era objetivamente necesario para el tratamiento de la depresin grave, pues se trata de una enfermedad clasificada como tal en las publicaciones que establecen los standard de psiquiatra (DSM-IVTR, F.32.2 F.33.2).

    Muchas veces la Sala de lo Penal ha admitido sin ms que determinadas consecuencias psquicas exigen por su naturaleza tratamiento, por lo que ha considerado la existencia de lesiones psquicas.

    As la STS 1077/1998, de 17 octubre dijo que Si como consecuencia de una agresin fsica la vctima requiere tratamiento psiquitrico, por sufrir una neurosis de angustia, existe delito de lesiones psquicas. Incluso en alguna ocasin ha presumido que determinados hechos o situaciones han de producir necesariamente una lesin psquica necesitada de tratamiento: La experiencia general permite considerar que el hecho de que un nio de once aos presencie el asesinato de su hermana de tres aos altera, al menos transitoriamente, su equilibrio psquico de una manera no irrelevante, causndole una lesin psquica (STS 785/1988, 9 de junio).

    2. El difcil concurso de las lesiones psquicas con otros delitos.

    La Jurisprudencia penal espaola tambin ha negado la concurrencia de lesiones psquicas con otros delitos, incluso violentos, en base a la idea de que el dao psquico en que la lesin consiste ha sido tenido en cuenta por el Legislador al tipificar esos otros delitos y establecer su pena concreta.

    As, respecto a la relacin concursal entre los delitos contra la libertad sexual y el de lesiones psquicas, el Acuerdo Plenario no jurisdiccional de la Sala Segunda del Tribunal de 10 de octubre de 2003 resolvi lo siguiente:

    Las alteraciones psquicas ocasionadas a la vctima de una agresin sexual ya han sido tenidas en cuenta por el legislador al tipificar la conducta y asignarle una pena, por lo que ordinariamente quedan consumidas por el tipo delictivo correspondiente, por aplicacin del principio de consuncin del artculo 8.3 del Cdigo Penal , sin perjuicio de su valoracin a efectos de la responsabilidad civil.

    El art. 8 del Cdigo Penal regula los supuestos de concurso de leyes y no de delitos: Los hechos susceptibles de ser calificados con arreglo a dos o ms preceptos de este Cdigo, y no comprendidos en los artculos 73 a 77, se castigarn observando las siguientes reglas: y el punto 3 seala como un supuesto de concurso de leyes: El precepto penal ms amplio o complejo absorber a los que castiguen las infracciones consumidas en aqul.

    Pues bien, la Jurisprudencia luego extendi esta doctrina a todos los supuestos de delitos violentos que provocaban menoscabos psquicos a las vctimas.

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    El TS se expresa en los siguientes trminos:

    Resulta patente que toda agresin personal produce, adems del correspondiente resultado tpico contra la propiedad, en el caso del robo con intimidacin, la libertad, en otros delitos, una conturbacin anmica en ocasiones limitada al sobresalto o a la perplejidad del ataque, generando desconfianza, temor, incluso, angustia consecuencia natural del hecho agresivo. El legislador prev esas consecuencias y las contempla en la determinacin del reproche correspondiente al delito. Pero tambin es posible que esos resultados de la agresin superen esa consideracin normal de la conturbacin anmica y permitan ser consideradas como resultado tpico del delito de lesiones adquiriendo una autonoma respecto al inicial delito de agresin merecedora del reproche contenido en el delito de lesiones, siendo preciso su determinacin como resultado tpico del delito de lesiones y la concurrencia de los dems elementos tpicos del delito de lesiones

    En el supuesto de existencia de resultados psquicos, pudiramos decir "normales", correspondientes a la agresin realizada, esos resultados se consumen en el delito de agresin declarado probado, siendo preciso, para alcanzar una subsuncin autnoma en el delito de lesiones, concurrentes segn las reglas del concurso ideal, que las consecuencias psquicas aparezcan claramente determinadas y excedan de lo que pudiera considerarse resultado y consecuencia de la agresin y por lo tanto subsumibles en el delito de agresin y enmarcado en el reproche penal correspondiente al delito de agresin (SSTS 403/2006, 7 de abril, 629/2008, 10 de octubre, 79/2009, 10 de febrero y 235/2011 de 9 marzo)

    Pero el TS deriva al dictamen pericial la diferencia entre las consecuencias psquicas que llama normales derivadas de otro delito, de aquellas que, por su naturaleza y autonoma deben castigarse manera autnoma en concurso real de delitos. En este sentido la STS 79/2009, 10 de febrero dijo: Ser necesariamente la prueba pericial la que deba determinar si la conturbacin psquica que se padece a consecuencia de la agresin excede del resultado tpico del correspondiente delito de la agresin o si, por el contrario, la conturbacin psquica, por la intensidad de la agresin o especiales circunstancias concurrentes, determina un resultado que puede ser tenido cono autnomo y, por lo tanto, subsumible en el delito de lesiones.

    Esta posicin de la Jurisprudencia se sigue manteniendo hoy como revela la reciente STS 235/2011 de 9 marzo:

    Desde luego que la Audiencia relata con detalle las secuelas squicas que a Alicia y a Isidora determinaron los actos llevados a cabo por Fermn y que en el factum se relatan. Pero, mientras a las lesiones corporales la Jurisprudencia del TS se muestra proclive a su punicin diferenciada con los abusos o las agresiones sexuales, el Pleno no jurisdiccional de esta Sala acord, el 10/10/2003, que: "las alteraciones psquicas ocasionadas a la vctima de una agresin sexual ya han sido tenidas en cuenta por el legislador al tipificar la conducta y asignarle una pena, por lo que ordinariamente quedan consumidas en el tipo delictivo correspondiente, por aplicacin del principio de consuncin del art. 8.3 del CP , sin perjuicio de su valoracin a efectos de la responsabilidad civil".

    Ntese que la respuesta sealada por la Sala de lo Penal del TS se encuadra en el seno de la responsabilidad civil ex delicto, esto es, queda derivada al campo de los daos psquicos susceptibles de indemnizacin civil. Luego me ocupar de esta cuestin.

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    3. Las restricciones a la posibilidad de comisin con dolo eventual de delitos de lesiones psquicas.

    En los supuestos de delitos de lesiones psquicas concurrentes con otros delitos, tambin se ha negado su punicin separada en base a considerar la falta de dolo directo, sin que baste el dolo eventual, e incluso no suele aceptarse la imputacin a ttulo de imprudencia, a diferencia de lo que sucede cuando se trata de resultados consistentes en lesiones fsicas, segn se dijo.

    La STS 1606/2005, 27 de diciembre sent el criterio de exigir para el delito de lesiones psquicas la concurrencia exclusiva de dolo directo. As dijo el TS que:

    El desencadenamiento de una lesin mental, desde el punto de vista del derecho penal, exige una accin directamente encaminada a conseguir o causar este resultado. Cualquier alteracin psquica que sea consecuencia de una situacin de violencia sufrida (violacin, detencin ilegal, allanamientos de morada, etc.) no tiene normalmente una conexin directa entre la accin querida y el resultado, ya que en estos casos y en otros semejantes el propsito y voluntad delictiva est encaminado a causar males distintos de la lesin psquica. En la mayora de los supuestos el "stress" postraumtico es un resultado aleatorio, cuya mayor o menor intensidad depende en gran medida de los resortes mentales y de la fortaleza psquica y espiritual de la vctima. No existe la menor duda sobre la necesaria evaluacin de las secuelas como base indemnizatoria, pero en ningn caso pueden aadirse o acumularse a los resultados penalmente sancionados.

    Incluso ha venido a exigir una conducta reiterada en el tiempo y caracterizada por el dolo directo:

    La lesin psquica como resultado directo de una accin voluntaria encaminada a conseguir este propsito tiene que ser la consecuencia final de una accin que normalmente no se agota en un solo acto sino en una conducta metdica, constante, fra y calculada que coloque a la vctima en una situacin de ansiedad que afecte a su estabilidad y salud mental (STS 1606/2005, 27 de diciembre).

    V. LA RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO: LA INDEMNIZACIN DE LOS LLAMADOS DAOS MORALES.

    Segn se dijo antes, en no pocos delitos violentos, los menoscabos psquicos causados a la vctima slo encuentran respuesta a travs de la responsabilidad civil dimanante del hecho delictivo, incluidos en la nocin de daos morales.

    La doctrina y las legislaciones clsicas haban reconocido nicamente como indemnizables los daos patrimoniales, que eran perfectamente evaluables, basndose en el Derecho romano donde rega el principio nulla corporis aestimatio fieri potest contenido en el Digesto y desarrollado despus por los glosadores. Fue una vez ms la influencia del Derecho cannico la que dio vida a la posibilidad de indemnizacin de los daos personales fsicos y morales.

    En realidad no se sabe bien cuando surgi en el Derecho civil la idea de la indemnizacin de los daos morales (DEZ PICAZO). Pero lo que si es cierto es que desde el principio la Doctrina seal

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    los inconvenientes a la indemnizacin de los daos morales, inconvenientes cuyas consecuencias hoy sigue arrastrando. As se sealaba fundamentalmente: 1) Es escandaloso que se puedan discutir judicialmente el honor, los afectos ms sagrados o los dolores ms respetables y 2) Es imposible que la apreciacin de este dao no sea absolutamente arbitraria (BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE).

    Por estas razones la Jurisprudencia civil ha sido bastante restrictiva en la indemnizacin de los daos morales, exclusin hecha de los daos al honor, a la intimidad y a la propia imagen. Sin embargo la Jurisprudencia penal no tuvo nunca inconveniente en admitir su existencia cuando eran consecuencia de la comisin de un hecho delictivo violento.

    Y, en efecto, nuestras leyes civiles -con la excepcin de la Ley 1/1982 de proteccin del honor, la intimidad y la propia imagen- no contienen normas sobre la indemnizacin de los daos morales. Sin embargo los Cdigos Penales, a partir del de 1944, al regular la responsabilidad civil ex delicto, si incluyen los daos morales como objeto de indemnizacin.

    1. La nocin de daos o perjuicios morales.

    El Cdigo vigente, tras disponer en su art. 109.1 que La ejecucin de un hecho descrito por la ley como delito o falta obliga a reparar, en los trminos previstos en las leyes, los daos y perjuicios por l causados, seala en el art. 110 que La responsabilidad establecida en el artculo anterior comprende: 3 La indemnizacin de perjuicios materiales y morales.

    La regulacin se completa con el art. 113 al disponer que La indemnizacin de perjuicios materiales y morales comprender no slo los que se hubieren causado al agraviado, sino tambin los que se hubieren irrogado a sus familiares o a terceros, con lo que se extiende la indemnizacin del dao moral a determinadas personas relacionadas con la vctima, cuestin sta -de la extensin- cuyos lmites ha provocado un vivo debate en la Jurisprudencia.

    En lo que aqu interesa, la Sala de lo Penal del TS, al resolver sobre la llamada responsabilidad civil ex delicto derivada de hechos violentos, ha cobijado en este concepto toda suerte de menoscabos psquicos, aunque no hayan sido calificados penalmente como delitos de lesiones psquicas.

    Por tanto, todos aquellos menoscabos psquicos considerados normales es decir, derivados de manera natural, normalmente o propios del delito-, que no son susceptibles de sancin autnoma porque fueron tenidos en cuenta por el legislador al establecer la pena del mismo, son sin embargo indemnizables a ttulo de responsabilidad civil ex delicto.

    Por otro lado, el dao moral puede producirse en o durante la comisin del delito o ser posterior a l (CABANILLAS MGICA). La prdida temporal de la libertad, el padecimiento de una agresin sexual o la angustia de estar sujeto a torturas constituyen un dao directamente causado por el delito. Pero las consecuencias del delito susceptibles de ser encuadradas en el concepto de dao moral van mucho ms all del momento de la comisin e incluyen las imprevisibles secuelas psicolgicas que puede padecer el menor objeto de un delito sexual (STS de 28 de noviembre de 1996 [RJ 1996\8889]), el miedo a padecer una nueva agresin que afecta a la mujer que ha sido atacada con un arma de fuego por su marido (STS de 2 de octubre de 2000 [RJ 2000\8718]) o, incluso, haber

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    tenido que soportar con posterioridad al hecho una carga personal a consecuencia del injusto (rememoracin del suceso ante el Juez de Instruccin y en el juicio (STS de 12 de mayo de 2000 [RJ 2000\6928]).

    Ello es as porque la Jurisprudencia penal del TS ha extendido el concepto de daos morales ms all de la nocin penal de lesin psquica y por ende rechaza la identificacin de uno y otra. Incluso, tratndose de delitos de lesiones, el dao moral incluye la llamada pecunia doloris que cobija las molestias, dolores e incomodidades que producen la misma lesin y los actos curativos (Ver, por ejemplo, las SSTS de 7 de octubre de 1985 [RJ 1985\4783], 2 de febrero de 1990 [RJ 1990\1041]).

    Y es que, como ha sealado CAVANILLAS MGICA, para el TS no es lo mismo dao moral que patologa psicolgica y por eso el TS rechaza la denominacin de daos psquicos para los daos morales (STS de 28 de noviembre de 1996 [RJ 1996\8889]). Por eso, el TS mantiene que, para que exista dao moral, basta con esta desazn causada a la vctima, sin necesidad de que se concrete en una patologa psicolgica (SSTS de 8 de febrero de 1995 [RJ 1995\712], 29 de mayo de 2000 [RJ 2000|4145]).

    2. La inexigencia de prueba de los daos morales.

    Por la misma razn y, como se apunt antes, el TS no considera necesario acreditar la produccin del dao moral a efectos de considerarlo indemnizable, presumiendo iuris et de iuere (es decir, sin admitir prueba en contrario) que ste tiene lugar como consecuencia de determinados sucesos (as, por ejemplo, las SSTS de 31 de enero de 1992 [RJ 1992\614], 3 de noviembre de 1993 [RJ 1993\8397] y 31 de octubre de 2000 [RJ 2000\8703]).

    As, la Jurisprudencia ha considerado que los daos morales consistentes en el dolor psquico, afliccin, mortificacin o molestia causados por el delito, no pueden propiamente ser probados (STS de 24 de febrero de 1984 [RJ 1984\1173]). Como explica la STS de 4 de julio de 1985 (RJ 1985\3953), cuando se trate de ciertas infracciones que generan daos morales strictu sensu, puede bastar la mera perpetracin del delito y la plasmacin de sus consecuencias, con tal de que el dao dicho, haya sido producido, natural e inherentemente, por la infraccin.

    Pero esta sentencia aade algo ms y es que en estos casos la valoracin del dao moral debe realizarse por el Juez con absoluta discrecionalidad; as dice: debindose, en tal caso, cuantificar el referido dao de modo prudencial y sin necesidad de sujetar el arbitrio judicial, a pauta, base o condicionamiento de clase alguna. En el mismo sentido se han pronunciado multitud de sentencias: SSTS 19 de enero de 1981 (RJ 1981\150), 24 de febrero de 1984 (RJ 1984\1173), 29 de junio de 1987 (RJ 1987\5018), 6 de octubre de 1989 (RJ 1989\7629), 31 de diciembre de 1990 (RJ 1990\10119), 17 de junio de 1991 (RJ 1991\1908) y 7 de julio de 1992 (RJ 1992\6137).

    3. La atribucin de absoluta discrecionalidad judicial en la valoracin del dao moral.

    En realidad, como apunta QUINTERO OLIVARES, la imposibilidad de establecer unos parmetros operativos para la valoracin de los daos morales se confirma con un examen de la jurisprudencia. Los argumentos esgrimidos se desenvuelven normalmente en un mbito inevitablemente abstracto: El dao slo puede ser establecido mediante un juicio global basado en el sentimiento de

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    reparacin del dao producido por la ofensa delictiva, por lo que deber atenderse especialmente a la naturaleza y la gravedad del hecho teniendo en cuenta las demandas de los interesados, atemperadas a la realidad socioeconmica de cada momento histrico (SSTS 26, septiembre 1994 [RJ 1994, 7193] y 28 abril 1995 [RJ 1995,3387).

    Es cierto que la Ley 30/1995, de Ordenacin y Supervisin de los Seguros Privados estableci en su Disposicin Adicional 8 un anexo que contiene el sistema de valoracin de los daos corporales causados en accidente de circulacin, pero en realidad ha sido poco sensible con la baremacin de los daos morales, ya que los daos morales, si bien se mencionan como partida indemnizatoria (art. 1.2), no se tienen en cuenta en la reparacin porque se incluyen en la llamada indemnizacin bsica por lesiones corporales. En definitiva, se obvian (VICENTE DOMINGO).

    En el mismo sentido ha dicho GUIJA VILLA que lo curioso y cierto de este baremo es que recoge en sus seis apartados las diferentes posibilidades [de lesiones corporales] (cabeza y cara, aparato genital, glndulas y vsceras, miembros superiores, miembros inferiores y cicatrices) pero obvia las lesiones psquicas definitivas y no invalidantes, lo que parece un contrasentido al tratarse especficamente de una normativa dirigida a vctimas de una etiologa concreta y la cual, como ha quedado expuesto a lo largo de este trabajo, es susceptible de padecer diferentes secuelas de este tipo.

    Pero adems la Jurisprudencia penal ha estimado siempre que el mencionado baremo no ha de ser seguido por los Tribunales a la hora de fijar la indemnizacin por los daos fsicos ni morales. As la STS 427/06, 18 de abril seal que para la concrecin de las indemnizaciones no existe ms referente que la prudencia y ponderacin del arbitrio judicial, toda vez que no es preceptivo, ni mucho menos, acudir a las tablas indemnizatorias previstas para accidentes de trfico en la Ley de Ordenacin y Supervisin del Seguro Privado.

    En concreto, respecto de los daos morales, la STS 40/07, 26 de enero seal que El dao moral no exige bases cuantificadoras respecto a las ofensas dolosas ocasionadas, dependiendo su sealamiento del prudente arbitrio judicial que ponderar la gravedad y persistencia de las mismas, el contexto en que se produjeron, sus efectos en casos especiales de recibir tratamiento psquico o psicolgico, y en definitiva el alcance cuntico que en casos similares suelen otorgar los tribunales. En suma la valoracin de los daos morales no se sujeta a otro criterio que el endogmico de los propios precedentes judiciales.

    La lgica consecuencia de la indicada libertad de criterio del tribunal a la hora de fijar la indemnizacin por daos morales es que su valoracin y la fijacin de su indemnizacin por el tribunal que conoce del asunto no resulta revisable en va de recurso. La STS 1366/2002, 22 de julio, que podramos considerar la resolucin resumen seal que La traduccin de estos criterios en una suma de dinero slo puede ser objeto de control en el recurso de casacin cuando resulta manifiestamente arbitraria y objetivamente desproporcionada (STS 1366/2002, 22 de julio).

    Por tanto, para la Jurisprudencia la decisin del Tribunal que conoce del juicio en primer grado o primera instancia no es revisable en va de recurso.

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    CONCLUSIONES

    El Derecho penal ha restringido al mnimo la sancin punitiva de los delitos de lesin psquica, situando bajo el amparo del Derecho civil la respuesta a la misma, mediante un sistema de indemnizaciones por lo que llama dao moral.

    La Jurisprudencia penal en la mayora de los delitos violentos no estima la existencia de concurso real entre la lesin fsica y la psquica, por entender que la respuesta penal a esta ltima ha sido ya tenida en cuenta por el legislador a la hora de establecer la pena de aquella.

    Tampoco ha aceptado la posibilidad de que los resultados de menoscabo psquico, en cuanto previstos como probables y aceptados por el sujeto del delito, puedan imputrsele a ttulo de dolo eventual, exigiendo para los delitos de lesin psquica el dolo directo.

    Sin embargo, ha incluido todos los menoscabos psquicos no calificables como delito de lesiones psquicas dentro del concepto de daos morales o perjuicios morales, a efectos de ser indemnizados a ttulo de responsabilidad civil ex delicto.

    Para otorgar la indemnizacin por daos morales, la Jurisprudencia penal no exige su prueba y otorga al Tribunal penal la ms absoluta libertad para cuantificar su indemnizacin, sin sujetarse a norma o parmetro alguno.

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    Dao moral y trastorno psiquitrico

    C. LLED GONZLEZ

    1. EL DAO MORAL EN NUESTROS TRIBUNALES

    I.- El fraile y la doncella. Ao 1.912. En una localidad murciana quiso la cas