Paul Virilio

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Velocidad e informacin. Alarma en el ciberespacio! Paul Virilio.

Los fenmenos asociados de inmediatez e instantaneidad son en nuestros das uno de los problemas ms apremiantes que confrontan las estrategias polticas y militares. El tiempo real prevalece sobre el espacio real y la geosfera. La supremaca del tiempo real, la inmediatez, sobre espacio y superficie es un hecho consumado y tiene un valor inaugural (anuncia una nueva poca). Algo correctamente evocado en un anuncio francs elogiaba con estas palabras los telfonos celulares: "el planeta Tierra nunca ha sido tan pequeo". Es un momento dramtico en nuestra relacin con el mundo y para nuestra visin del mundo. Hay tres barreras fsicas establecidas: el sonido, el calor y la luz. Las dos primeras ya han sido superadas. La barrera del sonido ha sido barrida por el super e hipersnico avin, mientras la barrera del calor es penetrada por el cohete que saca a seres humanos fuera de la rbita de la Tierra para aterrizar en la Luna. Pero la tercera barrera, la de la luz, no es algo que se pueda traspasar: te estrellas contra ella. Es precisamente esta barrera del tiempo la que confronta la historia en el da de hoy. Haber alcanzado la barrera de la luz, haber alcanzado la velocidad de la luz, es un hecho histrico que deja la historia en desorden y confunde la relacin del ser viviente con el mundo. El sistema poltico que no hace esto explcito desinforma y engaa a sus ciudadanos. Tenemos que reconocer aqu un cambio principal que afecta a la geopoltica, geoestrategia, pero tambin por supuesto a la democracia. puesto que sta ltima es tan dependiente de un lugar concreto, la ciudad.

El gran evento que amenaza para el siglo XXI en conexin con esta velocidad absoluta es la invencin de una perspectiva de tiempo real, que suplantar a la perspectiva del espacio real que fue inventada por los artistas italianos del Quattrocento. Todava no ha sido suficientemente enfatizada con cuanta profundidad, la ciudad, la poltica, la guerra y la economa del mundo medieval fueron revolucionadas por la invencin de la perspectiva.

El ciberespacio es una nueva forma de perspectiva. No coincide con la perspectiva audiovisual que ya conocemos, Es una perspectiva completamente nueva, libre de cualquier referencia previa: es una perspectiva tctil.

Ver a distancia, oir a distancia: esa era la esencia de la antigua perspectiva audiovisual. Pero tocar a distancia, sentir a distancia, esto equivale un cambio de perspectiva hacia un dominio que todava no se abarca: el del contacto, el contacto a distancia, el telecontacto.

Junto al levantamiento de las superautopistas estamos enfrentndonos a un nuevo fenmeno: la prdida de orientacin. Una prdida de la orientacin fundamental que complementa y concluye la liberacin social y la realizacin de los mercados financieros cuyos nefastos efectos son bien conocidos. Se est haciendo una duplicacin de realidad sensible en realidad y virtualidad. Amenaza una estereo-realidad de gneros. Una prdida total de los comportamientos del individuo que amenaza con ser abundante. Existir es existir - in situ -, aqu y ahora, - hic et nunc -. Esto es precisamente lo que se est viendo amenazado por el ciberespacio y lo instantneo, la informacin globalizada fluye, lo que hay delante es una distorsin de la realidad; es un shock, una conmocin mental, y este resultado debera interesarnos. Por qu?: Porque nunca ningn progreso en una tcnica ha sido llevado a cabo sin acercarte a sus aspectos negativos especficos. El aspecto negativo de estas autopistas de la informacin es precisamente esa prdida de la orientacin en lo que se refiere en la alteridad (el otro); es la perturbacin en la relacin con el otro y con el mundo.

Es obvio que esta prdida de la orientacin, esta no-situacin, va a anunciar una profunda crisis que afectar a la sociedad y por lo tanto a la democracia. La dictadura de la velocidad al lmite chocar cada vez ms con la democracia representativa. Cuando algunos ensayistas se dirigen a nosotros en trminos de "ciberdemocracia", de democracia virtual; cuando otros afirman que la "democracia de opinin" va a reemplazar a la "democracia de partidos polticos", uno no puede dejar de ver nada que no sea esa falta de orientacin en asuntos de poltica, de los cuales el "media-comp" de Mayo de 1994 de Silvio Berlusconi fue una prefiguracin de estilo italiano. La llegada de la era de los videntes y los sondeos de opinin necesariamente avanzarn con este tipo de tecnologa. La palabra globalizacin es una farsa. No hay globalizacin, slo hay virtualizacin. Lo que est siendo efectivamente globalizado es el tiempo. Ahora todo sucede dentro de la perspectiva del tiempo real: de hoy en adelante estamos pensados para vivir en un sistema de tiempo nico(1). Por primera vez la historia va a revelarse dentro de un sistema de tiempo nico: el tiempo global. Hasta ahora la historia ha tenido lugar dentro de tiempos locales, estructuras locales, regiones y naciones. Pero ahora, en cierto modo, la globalizacin y la virtualizacin estn inaugurando un tiempo universal que prefigura una nueva forma de tirana. Si la historia es tan rica, es debido a que

era local, fue gracias a la existencia de tiempos limitados espacialmente que no hicieron caso a algo que hasta ahora slo ha ocurrido en la astronoma, el tiempo universal. Pero en un futuro muy cercano, nuestra historia suceder nicamente en tiempo universal, es, en s mismo el resultado de la instantaneidad. De este modo vemos por un lado al tiempo real sustituyendo al espacio real. Un fenmeno que est haciendo de ambas distancias y superficies algo irrelevante en favor del "time-span" (tiempo de duracin), y un extremadamente corto tiempo de duracin en esto. Por otro lado tenemos el tiempo global, perteneciente al multimedia, al ciberespacio, increblemente dominando la estructura del tiempo local de nuestras ciudades, nuestras vecindades. Tanto que hay un debate para sustituir el trmino "global" por "glocal", una concatenacin de las palabras local y global. Esto surge de la idea de que lo local ha llegado, por definicin, a ser global y lo global, a ser local. Tal deconstruccin de la relacin con el mundo no est desprovista de consecuencias en la relacin entre los propios ciudadanos, nada se obtiene sin que se tenga tambin algo que perder. Lo que se ganar de la informacin y la comunicacin electrnica necesariamente provocar una prdida en alguna otra cosa. Si no somos conscientes de esa prdida y no la tenemos en cuenta, lo que ganemos carecer de valor. Esta es la leccin que debe aprenderse del previo desarrollo de la tecnologa de los transportes. La realizacin del servicio de ferrocarril de alta velocidad ha sido posible slo porque los ingenieros del s. XIX haban inventado el sistema de bloqueo automtico(2) que es un mtodo para regular el trfico de forma que los trenes son acelerados sin riesgo de catstrofes ferroviarias. Pero hasta ahora la ingeniera de control del trfico en las autopistas de la informacin brilla por su ausencia. Hallamos aqu otro punto importante: que ninguna informacin existe sin desinformacin, y ahora un nuevo tipo de desinformacin est ponindose a la cabeza y es totalmente distinta a la censura voluntaria. Tiene que ver con cierto tipo de obstruccin de los sentidos, una prdida de control sobre la razn de los gneros. Aqu yace un nuevo y mayor riesgo para la humanidad procedente de la multimedia y los ordenadores. Albert Einstein ya lo haba profetizado en la dcada de los cincuenta, cuando habl sobre la "segunda bomba". La bomba electrnica, despus de la atmica. Una bomba por la cual la integracin del tiempo real ser a la informacin lo que la radioactividad es a la energa: La desintegracin no afectar slamente a las partculas de materia sino tambin a la gente que compone nuestras sociedades.

Esto es precisamente lo que se puede ver en el trabajo con la masa de desempleo, los trabajos unidos y el brote de empresas deslocalizadas. Uno podra suponer que del mismo modo que el surgimiento de la bomba atmica provoc la rpida elaboracin de una poltica de disuasin adaptada al s. XXI, sta podra ser una forma de disuasin para contrarrestar el dao causado por la explosin de informacin ilimitada. ste ser el mayor accidente del futuro,

el que viene detrs de la sucesin de accidentes que fue especfica de la era industrial. (As mientras barcos, trenes, aviones o plantas nucleares fueron inventadas, naufragios, descarrilamientos, accidentes de aviacin y el desastre de Chernobyl tambin fueron inventados al mismo tiempo...) Despus de la globalizacin de las comunicaciones se debera esperar un tipo generalizado de accidente, sera algo como lo que Epicuro llam el "accidente de accidentes" (y Saddam Husseim seguramente llamara la "madre de todos los accidentes"). El colapso de la bolsa es una mera figura de ello sin importancia. Nadie ha visto este accidente generalizado todava. Pero vigila si oyes hablar sobre la "burbuja financiera en la economa": una metfora muy significativa es utilizada aqu y hace aparecer visiones de algn tipo de nube recordndonos algunas otras nubes tan espantosas como las de Chernobyl...Cuando uno se cuestiona sobre los riesgos de accidentes en las autopistas de la informacin la finalidad no es la informacin en s misma sino la absoluta velocidad de los datos electrnicos. El problema aqu es la interactividad. La ciencia de los ordenadores no es el problema, sino la comunicacin por ordenadores, o ms bien el (todava no completamente conocido) potencial de la comunicacin por ordenadores. En los USA, el Pentgono (origen de internet) est incluso hablando en trminos de una "revolucin de lo militar" junto con una "guerra de conocimiento", que podra sustituir a la guerra de cerco, de la cual Sarajevo es un trgico recordatorio. Cuando Eisenhower dej la Casa Blanca en 1961 apellid el complejo militar - industrial "como una amenaza contra la democracia". Saba de lo que estaba hablando, ya que l ayud a construirlo en primer lugar. Pero llega 1995, momento en el que el complejo militar informtico est tomando forma con algunos lderes polticos americanos, ms notablemente con Russ Perot y Newt Gingrich, que hablan sobre la "democracia virtual" [3] en un espritu con reminiscencias del misticismo fundamentalista, cmo no alarmarse?. Cmo no ver las outlines de la ciberntica convertidas en una poltica social? El narcocapitalismo del wired world, el poder sugestivo de las tecnologas virtuales no tiene paralelo. Al lado del ilcito narco-capitalismo basado en drogas, que est actualmente desestabilizando la economa mundial, se est construyendo rpidamente una narco-economa de comunicacin por ordenadores. La cuestin sera si los paises desarrollados no estn jugando con tecnologas virtuales para devolver la pelota a los pases subdesarrollados que estn, especialmente en Latinoamrica, viviendo de la produccin ilcita de drogas qumicas. Cuando uno observa cunto esfuerzo de investigacin en tecnologas avanzadas se ha canalizado en el campo del ocio (videojuegos, gafas de realidad virtual, etc...). Debera este potencial, sometido e instantneo, que est siendo desencadenado por estas nuevas tcnicas en las poblaciones, permanecer oculto?. Algo est flotando entre nosotros que parece un "ciberculto". Debemos saber que las nuevas tecnologas de conocimiento slo promoveran la democracia si, y solamente si, nos oponemos desde el principio a la caricatura de la sociedad global que es tramada para nosotros desde las grandes

empresas multinacionales lanzndose a s mismas, en una marcha peligrosa, a las autopistas de la informacin.;

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Este artculo apareci en "Le monde diplomatique" en Agosto de 1995.

1. "Le temps unique", en francs. Esta es una referencia a la ahora casi paradigmtica editorial "La perse unique" de Ignacio Ramonet, en Le Monde Diplomatique, Enero de 1995.

2. El sistema de bloqueo automtico consiste en separar una red de ferrocarril en segmentos, cada uno protegido por una seal de acceso. Un tren recorriendo un segmento automticamente lo cierra (mientras al segmento previo slo se puede acceder con una reducida velocidad). Este sistema permite a una hilera de trenes correr a alta velocidad dentro de una distancia controlada ( dos bloqueos por ejemplo, tpicamente, 3 1/2 millas entre cada uno). Este sistema no puede prevenir totalmente colisiones frontales, y es por lo tanto utilizado mejor en redes ferroviarias de varias vas. http://alepharts.org/pens/speed.html

Paul Virilio (1932-) PERFIL BIOGRFICO Y ACADMICO

Naci en Pars, en 1932, de padre italiano, refugiado comunista en Francia. La guerra mundial le hizo especialmente sensible ante la destruccin y la muerte, circunstacia que influir en su obra, en la esttica de la desaparicin. Estudi arquitectura en Pars, de cuya Escuela de Arquitectura llegara a ser su mximo responsable durante tres dcadas (1968-1998). En 1963 funda con Claude Parent la revista de la modernidad arquitectnica y urbanstica Architecture Principe. Desde 1973, es director de la coleccin Espacio Crtico, de Editions Galile. Gran premio nacional Crtica de la Arquitectura en 1987. En 1990, es

nombrado coordinador de los programas del Collge International de Philosophie, bajo la direccin de Jacques Derrida. Ha trabajado en numerosas exposiciones de arte contemporneo en la Fundacin Cartier. En 2000 se inaugur en Japn el Museo de las Catstrofes, realizado bajo su direccin y proyecto. Entre sus libros: Bunker archologie, Centre de Cration Industrielle, Pars, 1975; L'inscurit du territoire, Stock, Paris, 1976; Vitesse et politique, Galile, Paris, 1977; Dfense populaire et luttes cologiques, Galile, Pars, 1978; Esthtique de la disparition, ditions Balland, Pars, 1980; Guerre et cinma, ditions de l'toile, Pars, 1984; Logistique de la perception, Cahiers du Cinma, Pars, 1984; L'espace critique, Christian Bourgeois, Pars, 1984; L'horizon ngatif, Galile, Pars, 1985; L'inertie polaire, Christian Bourgeois, Paris, 1990; La machine de vision, ditions Galile, Pars, 1992; L'art du moteur, ditions Galile, Pars, 1993; La vitesse de libration, Galile, Pars, 1995. Cybermonde (conversaciones con Philippe Petit), Textuel, Pars, 1996; Un paysage d'vnements, ditions Galile, Pars, 1996; La bombe informatique, ditions Galile, Pars, 1998; Ce qui arrive, ditions Galile, Pars, 2002; Discours sur lhorreur de lart, entrevista con Enrico Baj, Atelier de cration libertaire, Pars, 2003; L'Art perte de vue, Galile, Pars, 2005; L'Universit du Dsastre, Galile, Pars, 2007; Le Futurisme de linstant, Galile, Pars, 2009; Le Grand Acclrateur, Galile, Pars, 2010. Entre las traducciones de su obra en lenguas espaola: Esttica de la desaparicin, Anagrama, Barcelona, 1988; La mquina de visin, Ctedra, Madrid, 1989; El arte del motor, Manantial, Buenos Aires, 1993; La velocidad de la liberacin, Manantial, Buenos Aires, 1995; El arte del motor. Aceleracin y realidad virtual, Manantial, Buenos Aires. 1996; Un paisaje de acontecimientos, Paidos, Buenos Aires, 1997; El cibermundo, la poltica de lo peor, Ctedra, Madrid, 1997; La inercia polar, Trama, Madrid, 1999; La bomba informtica, Ctedra, Madrid, 1999; La inseguridad del territorio, La Marca, Buenos Aires, 2000; El procedimiento silencio, Paids, Buenos Aires, 2001; Amanecer crepuscular, FCE, Madrid, 2003; Lo que viene, Arena Libros, Madrid, 2005; Ciudad pnico: el afuera comienza aqu, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2007; Discurso sobre el horror en el arte, Casimiro Libros, Madrid, 2010. En lengua portuguesa: Guerra e Cinema, Scritta, So Paulo, 1992; O espao crtico, Editora 34, Rio de Janeiro, 1993; A mquina de viso, Jos Olimpio, Rio de Janeiro, 1994; A arte do motor, Estao Liberdade, So Paulo, 1995; Velocidade e Poltica, Estao Liberdade, So Paulo, 1997; A Bomba Informtica, Estao Liberdade, So Paulo, 1999; Estratgia da decepo, Estao Liberdade, So Paulo, 2000; Cibermundo, a poltica do pior, Teorema, Lisboa, 2000.

PENSAMIENTO Y EXPRESIN CIENTFICA Arquitecto, urbanista, filsofo, su pensamiento describe una visin integral de lo urbano y de la urbanstica dentro de un sistema tecnolgico avanzado, donde la velocidad (el tiempo), la informacin y las redes juegan un papel determinante. La civilizacin actual se diferencia por un rasgo: la velocidad, que entraa incertidumbre, riesgo... accidente. Las catstrofes no son nuevas, pero hay una vrtigo cultural nacido de la aceleracin del ritmo de la historia. El mundo de los medios de comunicacin y el desarrollo de la ciberntica aparecen de forma continua en su obra. Describe los problemas de una sociedad de la informacin donde el ciudadano se ve sometido a procesos de simulacin de abundancia que esconden la realidad de la desinformacin. Desde una visin determinista del desarrollo tecnolgico, la crtica de Virilio entiende que las nuevas tcnicas secuestran, seducen, simulan la realidad, 'hacen desaparecer la realidad'. Para Virilio, la primera de las seducciones de la tecnologa es la velocidad, la capacidad de romper lo previsible, como instrumento de control y dominacin, pero tambin de riesgo, de precipitacin hacia un 'nuevo desorden mundial', porque 'parar significa morir'. El vrtigo de la aceleracin hace que la informacin conocida no coincida con la realidad sobrevenida, porque la realidad va ms rpida que la informacin. Por ello, controlar la tecnologa, la velocidad del cambio, es controlar la sociedad, el espacio y la informacin [v. "Velocidad e informacin"]. Las guerras por el control han conocido el desarrollo de la bomba atmica, la bomba gentica y, ms tarde, segn el pensador francs, la 'bomba infromtica', que, desde una visin pesimista, enuncia como el anticipo de la nueva Babel, en un mundo atemorizado por el narcotrfico informatizado, el terrorismo, las armas 'inteligentes'. La crtica cida de Virilio, que contrast con radicalidad durante los aos de literatura tecnocntrica complaciente, ha cobrado actualidad tras el 11 de septiembre de 2001 y de las guerras preventivas. En su libro Estrategia de la decepcin habla de los 'ataques automticos' dirigidos por los Estados Unidos contra los 'Estados delincuentes', basados en la ilusin tecnolgica desarrollada por Washington tras la cada del muro de Berln. Virilio retoma a Wiener en los fundamentos de la ciberntica para descubrir en el desarrollo de la tecnologa las claves de un nuevo totalitarismo. Si la ciberntica es la gestin la red de lo humano en su dimensin individual y social, la aceleracin tecnolgica, la velocidad de la tcnica se convierte en poder y la velocidad de la ciberntica en 'tiempo real' se hace poder absoluto. La globalizacin -la 'mundializacin del tiempo y la velocidad'- es, por consiguiente, el acotamiento espacial del control a travs del dominio

tecnolgico. Al tiempo, esa velocidad se desprende de los referentes histricos, los aleja y oculta, por lo que la historia se transforma en mera estadstica. Relevantes son sus reflexiones sobre el mundo de la imagen, ya que ana y superpone en el imaginario individual y social los distintos planos de visualizacin. Para Virilio no hay imgenes autnomas. La imagen mental, la imagen virtual de la consciencia, no se puede separar de la imagen ocular de los ojos, ni se puede tampoco separar de la imagen corregida pticamente. Enuncia un conjunto indivisible: imgenes mentales, biolgico-oculares, fsicopticas, grficas o pictricas, fotogrficas, cinematogrficas, videogrficas, hologrficas e infogrficas. Forman una sola y misma imagen, como 'enorme nebuloso filosfica', como una extensin bio-tecnolgica de percepcininterpretacin, que supone una mutacin en el rgimen de interaccin individual y social. Las imgenes electrnicas, dinmicas y modelables por su definicin numrica, crean un nuevo estatuto, una nueva cultura en el conjunto de las relaciones sociales y polticas. Pero sobre todas las imgenes se impone el flujo dirigido de las imgenes virtuales, recreadas por el culto a la ciruga esttica de lo digital, con representaciones publicitarias idealizadas que ocultan las miserias de la realidad. http://www.infoamerica.org/teoria/virilio1.htm

Virilio y la poltica del miedo Entrevista de PABLO RODRGUEZ

El pnico es el argumento central de la poltica, dice el pensador francs en su libro "Ville panique", que aqu se anticipa en exclusiva. Adems, en dilogo con "" se refiere a los efectos desestabilizadores de la tragedia de Croman. Lo que ocurri en Buenos Aires, dice, muestra que las catstrofes vengan de un atentado o de un accidente consiguen lo que antes procuraban la guerra y la revolucin.

"Llama desde Buenos Aires? Ustedes s que viven en una ciudad pnico!". En la charla previa para pactar el momento de una entrevista telefnica, Paul Virilio descerraja esta exclamacin y provoca sorpresa. Est hablando de la debacle argentina de 2001, un tema que casi cualquier europeo informado conoce, o se refiere al incendio de Repblica Croman y a sus efectos inmediatos en la sociedad? "Lo que pasa en esa ciudad es un reflejo de mi teora acerca de la indistincin entre atentado y accidente. Hoy resulta que catstrofes tan importantes como las del 11 de marzo en Madrid que fue un

atentado o la de una discoteca en la que murieron 200 personas que fue un accidente pueden llevar a un cambio de gobierno o a la crisis interminable del mismo gobierno. Y no estoy pensando solamente en la renuncia de un intendente o de un alcalde, sino de un cambio completo de gobierno o de rgimen. O sea que a travs del atentado o del accidente se alcanza lo que antes se consegua por medio de guerras y revoluciones". Segn Virilio, la estela poltica que dej la tragedia del 30 de diciembre es la manifestacin propia de una ville panique, literalmente "ciudad pnico", ttulo de su ltimo libro, que este ao se publicar en nuestro pas y cuyo primer artculo ya fue traducido y publicado el ao pasado por la revista Artefacto. La conclusin de Virilio es lapidaria: "Esto demuestra que el miedo y el pnico son los grandes argumentos de la poltica moderna".

Paul Virilio arquitecto, urbanista, filsofo, figura central e inclasificable del panorama intelectual francs, autor reconocido en todo el mundo, "un hijo de la guerra", como le gusta definirse es efectivamente un hombre informado. En Ville panique, mucho ms que en sus libros anteriores, sus interlocutores son principalmente artculos de diarios, entrevistas a personajes polticos, ancdotas de accidentes y columnas de opinin, como si el lector pudiera asistir a su propia lectura de los medios, por la maana quizs, o en medio del desayuno. La voracidad informativa de este hombre de 74 aos que hasta hace poco se dejaba fotografiar con una gorra con visera en la cabeza, que vive en el balneario de La Rochelle, en la costa atlntica francesa, est animada por una obsesin: sus temas son recurrentes, siempre vinculan el fenmeno de la guerra, el estado de la poltica y la constitucin de la ciudad, cuando no se dedica a reflexionar sobre el arte y sobre las transformaciones de la percepcin en el ltimo siglo, asuntos con los que se hizo conocido. Virilio considera que tiene una misin: alertar. En su urgencia se puede entrever lo que el alemn Hans Jonas denomin "la heurstica del miedo", la conviccin de que la accin poltica consiste en tomar nota de los peligros. En el caso de Virilio, se trata del peligro de desestabilizar absolutamente todos los aspectos de la conciencia y la percepcin occidental, algo propio en realidad de la modernidad capitalista, cuando no parece haber en el horizonte un cuerpo coherente de creencias.

Teora poltica de la ciudad

En Ville panique asoma una teora poltica sobre el mundo contemporneo. Esta teora no est formulada con el rigor que exhiben la filosofa poltica, sus autores cannicos, sus conceptos y marcos de referencia, sobre los que se vuelve una y otra vez. Su estudio ni siquiera parece pretender el ttulo de

"teora". Como l mismo dice, en dilogo con , el punto de referencia de la poltica es la ciudad, la polis. En la actualidad la ciudad es el espacio donde se imbrican la guerra y la poltica, ya sea siguiendo la famosa sentencia de Clausewitz "La guerra es la continuacin de la poltica por otros medios", ya sea siguiendo la inversin que hizo clebre Michel Foucault: "La poltica es la continuacin de la guerra por otros medios".

Hasta el siglo XX, razona Virilio, la poltica y la guerra moderna pivotearon alrededor del Estado-nacin, una entidad fijada en un territorio extenso con una poblacin relativamente repartida. Los medios de combate de los tiempos clsicos eran la polica en el mbito interno y las Fuerzas Armadas en el exterior. Los ejrcitos tenan entonces un terreno donde enfrentarse, el campo de batalla, y desde all eventualmente procedan a la conquista territorial, de la cual las ciudades eran el ltimo, pero no generalizado, escenario de lucha. Las guerras mundiales, sobre todo la Segunda, marcaron un quiebre destinado a perdurar: la ciudad pas a ser blanco de los ataques militares con bombardeos a la poblacin civil. La estrategia militar evidentemente haba tomado nota del formidable cambio por el que las poblaciones abandonaron las extensiones para concentrarse en territorios pequeos como las ciudades. Atacar una ciudad sera, de ahora en ms, un hecho poltico. Para Virilio, aqu nace la lgica de lo que hoy se llama terrorismo, tesis desarrollada por varios autores, entre otros el alemn Peter Sloterdijk en Temblores de aire.

Escenario de la guerra y de la poltica, la ciudad comenz a desdibujar la frontera entre la polica y el Ejrcito, pero, sobre todo, a ocupar la centralidad poltica que antes tena el Estado. Como en la antigua polis griega, el ciudadano est hoy llamado a cumplir funciones de alerta policial y eventualmente funciones militares, pero la democracia actual no es semejante a la del siglo de Pericles. Durante todo el proceso moderno, la imagen idealizada de la democracia griega haba dado paso, primero, a la democracia indirecta, ejercida a travs de los representantes, y luego a la democracia de la opinin pblica, donde los medios de comunicacin disputan a las instituciones, corporaciones y partidos polticos el lugar de la "reflexin en comn", del debate acerca de la direccin de los asuntos de una nacin. Y aqu se llega a una de las ideas centrales de Ville panique. Como los soldadosciudadanos que somos no se asemejan a los de la polis griega, estamos dominados por el miedo y el pnico a la inseguridad antes que por un sentido de deber hacia nuestra nueva e inslita ciudad-Estado.

Este pnico anula el lugar de la reflexin y los medios se hacen cargo, no ya de la demanda de reflexin colectiva, sino de una demanda de emocin colectiva. Adicto a los juegos de palabras plasmados en frmulas, Virilio dice que estamos pasando de la "estandarizacin de la opinin pblica" a la "sincronizacin de las emociones" y que la crtica clsica a los mass media como sustitutos de la poltica deliberativa, que l mismo supo tambin esgrimir, est perimida porque es "la reflexin en comn" la que dej de ser una aspiracin. La discusin, la secuencialidad de los debates que imita a la del pensamiento, da paso al ritmo, al sincopado, del corazn y de sus sobresaltos de adrenalina.

Dos son las consecuencias de esta transformacin sensible de la poltica. Al interior de las ciudades, el sujeto no sabe cundo ser soldado ni cundo ciudadano, porque desconfa del vecino, no sabe quin es el enemigo y las fuerzas de seguridad son a un tiempo una polica y un ejrcito. En este sentido, Virilio estudia la creciente indistincin de las fuerzas de seguridad en los Estados Unidos, mximo ariete de los procesos polticos contemporneos. Las grandes urbes seran hoy el terreno de una silenciosa guerra de todos contra todos que deriva no slo en la ms evidente histeria que rodea a los atentados y a los accidentes, sino tambin en la comisin de crmenes que guardan caractersticas similares a los de los campos de concentracin, pues son producto de bandas que atacan a seres indefensos (mediante secuestros, violaciones colectivas, asesinatos seriales, etctera) en lugares cerrados sin importarles su vida. Fuera de las ciudades, sin embargo, este cambio de lgica obliga al establecimiento de una "guerra civil global" que por principio no se detiene en las fronteras nacionales y prerrogativas estatales, por ms que est comandada por un Estado-nacin como los Estados Unidos.

En este sentido, dice Virilio, hay una secuencia natural que va de la guerra en las ciudades de las dos guerras mundiales al terrorismo global de nuestros das, pasando por el interludio de la Guerra Fra. Las huestes terroristas actuales, en las que Virilio incluye tanto las de Osama bin Laden como las de George W. Bush, parecen marcar el punto ms logrado de esta secuencia, porque operan con el miedo y el pnico que genera la indistincin entre atentado y accidente. As, escribe Virilio en Ville panique, "maana el Ministerio del Miedo dominar, desde lo alto de sus satlites y de sus antenas parablicas, al Ministerio de Guerra ya cado en desuso, con sus ejrcitos en vas de descomposicin avanzada". Y esto sera as porque la guerra, que pas de ser asunto de estados a asunto de ciudades, ahora entr directamente en el alma de cada uno de los habitantes de estas ciudades que no pueden gestionar esta tensin ms que con una angustia insoportable.

Como puede verse, la propuesta terica de Virilio es ambiciosa aunque no carece de problemas. Por caso, una idealizacin de la democracia representativa como el lugar de la "reflexin en comn", cuando cabra por lo menos plantearse si la vida social en general, y la historia de la democracia occidental en particular, no aparecen ms bien gobernadas por la ideologa o por las ideologas. Tambin es lcito preguntarse por la pertinencia de la extensin de la "lgica concentracionaria" como l la llama de los campos de concentracin a las grandes urbes modernas. Con todo, no hay dudas de que ofrece una interpretacin compleja de los fenmenos que pueblan los diarios y revistas que lee como el caso del incendio de Repblica Croman y que descolocan las interpretaciones de muchas reflexiones que se hacen hoy en materia de teora y filosofa poltica contemporneas.

Una cuestin de escritura

Aunque ste parece ser el esqueleto central de Ville panique, el modo de reflexin de Virilio tambin lo lleva a lanzar cuerdas temticas sin desarrollos ulteriores, como subtemas que bien podran ser objeto de otros libros. Una de estas cuerdas se refiere al modo en que se habita hoy la ciudad. Para Virilio, asistimos a una poca donde el nomadismo est ganando terreno frente a la sedentarizacin que hizo posible la civilizacin y el nacimiento de las ciudades. Hay adems en la actualidad una voracidad de destruccin de los edificios que revela que se odia lo que se habita y que no se quiere reconocer el paso de la historia, hecho que se ilustra en el libro con la descripcin de las fiestas que siguen al derrumbe de los gigantescos monoblocks que pueblan los suburbios de Pars, y que aqu tambin pudimos ver ejemplificado en nuestro "albergue Warnes". Asimismo, como es costumbre en los textos de Virilio, hay lugar para el anuncio de catstrofes. Afirma que los flujos de inmigracin, incontrolables a pesar del esfuerzo de las zonas ricas del planeta por contenerlos, son signos que anuncian el estallido de la burbuja de la mundializacin, y que la liberacin del mundo de los negocios respecto de las restricciones del Estado de derecho conducir a un nuevo crack econmico global.

No siempre estos planteos son fciles de reconstituir. La escritura de Paul Virilio dista de ser lmpida. Su estilo est cerca del aforismo, y sus conceptos no se suceden, sino que saltan, se desplazan, burbujean. Como dice Andrea Giunta en su introduccin a la versin en espaol del ensayo de Virilio El procedimiento silencio, l "Escribe encadenando imgenes. Las frases cortas

imprimen a su escritura el ritmo del collage, del montaje. Una escritura visual que no es ajena a su formacin, ni a los problemas ni a los temas que lo cautivaron desde un principio".

En Ville panique se hace presente, quizs con ms fuerza que nunca, esa tendencia al slogan, a la frase fuerte, a la imagen terrible, junto a distintas combinatorias de la misma palabra con distintos prefijos (geo-, trans-, metro-, aeropoltica). Como si todo esto fuera poco, usa detalles de edicin, palabras en itlica, maysculas, versalitas, que por momentos conducen la reflexin por una calle llena de carteles luminosos que se prenden y se apagan. Cul es la estrategia en esta proliferacin? "Es una suerte de referencia al futurismo confa a . Soy medio italiano y trabajo sobre la velocidad, los fenmenos de aceleracin desde hace 40 aos. El uso de detalles de edicin para llamar la atencin est tomado de las estrategias de los futuristas italianos. Algo as como un proceso de parodia con efecto de denuncia: ellos concibieron la velocidad y muchas de las cosas del mundo moderno como una maravilla, pero yo las considero un horror".

- Cul es para usted la idea central de - Ville panique- ?

- No s si hay una tesis central. Creo que uno de los aspectos fundamentales es la posibilidad de una superacin del Estado nacional en beneficio de las grandes ciudades, las grandes metrpolis, que tienen finalmente ms importancia que el Estado-nacin, como vemos en Europa en relacin con la Unin Europea. Hay entonces una suerte de metropolarizacin, dira, de la poltica. Se comienza a hablar de Ciudades-bienestar (ville-providence) que superan al Estado de bienestar (Etat-providence). Con la mundializacin, el mundo se concentr en las ciudades, como la economa. Pasamos de la geopoltica, formada por la grandeza de los pases, con sus territorios y sus fronteras, a la metropoltica. La ciudad tiene ms importancia que el Estado. La crisis del Estado pone en cuestin la extensin nacional en beneficio de la concentracin local de la gran ciudad.

- Este carcter desmesurado que adquiri la ciudad como problema poltico entraa nuevos problemas? Pienso sobre todo en lo que mencion sobre lo ocurrido aqu en Buenos Aires a raz del incendio en la disco Repblica Croman.

- El principal de estos nuevos problemas es lo que yo llamo la democracia de la emocin. Pasamos de una democracia de la opinin, con la libertad de la prensa, la estandarizacin de la opinin pblica, a una democracia de la emocin donde lo que ocurre es la sincronizacin de las emociones. Esto tiene consecuencias polticas muy importantes, porque catstrofes tan importantes como las del 11 de marzo en Madrid, que fue un atentado, o la de una discoteca donde murieron 200 personas, que fue un accidente, pueden llevar a un cambio de gobierno o a la crisis interminable del mismo gobierno. Y no estoy pensando solamente en la renuncia de un intendente o de un alcalde, sino de un cambio completo de gobierno o de rgimen. O sea, que a travs del atentado o del accidente se alcanza lo que antes se consegua por medio de guerras y revoluciones. Hoy, las grandes rupturas ocurren por revelaciones accidentales y no por revoluciones provocadas. Volvamos al ejemplo de Espaa: antes incluso del atentado de Madrid, que influye en el triunfo de Jos Luis Zapatero, el gobierno de Jos Mara Aznar estuvo seriamente en jaque por el accidente del barco petrolero Prestige, porque no supo reaccionar a la dimensin de la catstrofe. Los terroristas hacen un uso muy inteligente de esta democracia de la emocin. Hay un fenmeno completamente nuevo que pone en cuestin el ncleo mismo de la democracia, porque ahora se trata de un reflejo condicionado que reemplaza a la reflexin en comn a la que aspiraba la democracia representativa. Cuando la lectura de los diarios dej paso al tiempo real de la televisin, se cre una suerte de "reflejo electoral" por el que un accidente se convierte en un hecho poltico. El reflejo no es la inteligencia, y mucho menos el pnico que domina a la ciudad y que analizo en mi libro.

- Usted denuncia en el libro la existencia de una "ideologa de la seguridad" que busca "actuar en todos lados y sin demora para evitar el hecho de ser sorprendido". Sera una suerte de negativo catastrfico de la "sociedad de riesgo", trmino que hasta hace poco gozaba de gran fama en las ciencias sociales?

- Para m, el paso de la geopoltica a la metropoltica implica la vuelta al Estado policial. La guerra contra el terrorismo, lo que ocurre concretamente hoy en Irak, es un ejemplo patente de esta vuelta al Estado policial. Las ciudades-Estado griegas, que estn en el origen de nuestra idea de la democracia, era tambin estados policiales. Los ciudadanos eran soldados. La polis y la polica iban unidos. Pero hoy en da se disociaron estos dos aspectos y se rescata slo el valor de polica. Es en este sentido que hay que entender el trmino "sociedades de control". Y adems, estas sociedades de control operan con una lgica concentracionaria que, eso s, no apunta como en el pasado a la

exterminacin a gran escala. El proceso actual en Estados Unidos lo ilustra perfectamente: la Patriot Act que restringe las libertades civiles, lo que ocurre en Guantnamo, en fin, toda la guerra contra el terrorismo consiste en la puesta en acto de un Estado policial global. Hemos salido de los grandes ejrcitos nacionales a la polica de la metropoltica mundial.

- Cita el caso de Guantnamo, al que refiere tambin Giorgio Agamben en su libro - Estado de excepcin- , como parte de la lgica concentracionaria actual. Comparte su punto de vista sobre el estado de excepcin?

- Bueno, yo soy hijo de la guerra, tengo 74 aos y viv plenamente la Segunda Guerra Mundial. Eso me diferencia de Agamben. Y esta diferencia no es anecdtica, porque yo viv esos procesos en las ciudades y fue eso lo que me llev a reflexionar sobre la ciudad. Yo hablo de la poltica desde mi lugar de urbanista, desde mi inters por la ciudad, y no desde la teora poltica clsica. Por supuesto que puedo tomar cuestiones que tengamos en comn, y por eso lo cito, pero mi ngulo de ataque del problema de la poltica actual es diferente. Para m, la lgica concentracionaria tiene que ver con el abandono de la cosmpolis, la ciudad abierta al mundo, que es reemplazada por la claustrpolis, una vigilancia global a travs de las tecnologas que Amrica latina conoce bien, con los radares y los satlites que dominan el subcontinente con el argumento que fuere (lucha contra el narcotrfico, guerra contra el terrorismo). Esto es un fenmeno netamente retrgrado.

- Se puede decir que el control a travs del espacio, algo que usted llama "aeropoltica", no es un fenmeno nuevo.

- Efectivamente. La aeropoltica qued consagrada definitivamente con la Segunda Guerra Mundial, en especial con los bombardeos masivos a poblaciones civiles. El air power abri esta posibilidad de controlar regiones enteras con fuerzas areas. Y en esto tambin contribuye el propio fenmeno urbano que estalla masivamente en el siglo XX, porque es la gran concentracin de poblacin la que convierte a la ciudad en un blanco predilecto. Fueron los aviones los que provocaron el debilitamiento del componente territorial de la poltica. La poltica del suelo, de las fronteras, est cediendo paso a la poltica del aire, la aeropoltica. La confirmacin viene dada por ciertos fenmenos del urbanismo, como la concepcin de Brasilia, la capital de Brasil: fue planificada desde una visin area.

- En la guerra actual, dice, el Ministerio del Miedo est reemplazando al clsico Ministerio de Guerra. Pero a la luz de la manipulacin informativa, la relacin entre guerra e informacin no configura hoy, ms que un Ministerio del Miedo, el clsico Ministerio de Informacin en el que trabaja Winston Smith, en la novela - 1984- de George Orwell? Ms an, no implica esta estructura sus propios lmites como sistema de manipulacin, como lo muestra el escndalo de las torturas en la crcel iraqu de Ab Ghraib?

- El Ministerio de Informacin de 1984, y los mecanismos clsicos de la censura, trabajan en la lgica de la subexposicin. Creo que hoy asistimos a una censura que es producto de la sobreexposicin. La subexposicin fracasa frente a la necesidad de sobreexponer, de dar informacin sin cesar. Pero esta sobreexposicin no es un smbolo de libertad, porque al invadirnos completamente perdemos de vista la realidad y nos impide la accin. Hoy es muy difcil ocultar informacin, pero igual de difcil es que una revelacin de informacin (que no es la revelacin accidental que mencion anteriormente) provoque un "despertar" de las conciencias y un cambio poltico profundo. O sea, el escenario es bastante ms complicado que el previsto en 1984. El poder de los medios a nivel global es mucho ms complejo que la televigilancia que describa Orwell. Este es un fenmeno nuevo, que yo estudi en varios de mis libros, pero que requiere todava de muchos anlisis. El Ministerio del Miedo que yo pienso se refiere a la obra homnima de Graham Greene, publicada en 1943. El miedo y el pnico son los grandes argumentos de la poltica moderna. Esto ya haba comenzado con el equilibrio del terror de la Guerra Fra, pero el proceso fue relanzado con una potencia nueva por el desequilibrio del terrorismo. Asistimos a un relanzamiento del pnico como poltica y tenemos que trabajar mucho para comprenderlo y combatirlo.

- En su libro tambin menciona el curioso fenmeno por el que se detestan los monoblocks y se celebra cuando uno de ellos es demolido. Usted reivindica la posibilidad de construir uno mismo, crearse el espacio habitable en medio de la habitacin prefabricada. Retoma lo que Heidegger e Ivan Ilich, entre otros, plantearon sobre la relacin entre construir y habitar?

- Puede ser. Es evidente que ya somos vagabundos, homeless, que no tenemos hogar por ms que tengamos un techo. Pero creo que a estas reflexiones hay que sumarles un componente actual muy importante: la movilidad social, los flujos migratorios que acompaan a la mundializacin,

ayudan considerablemente a sentirnos sin lugar propio de pertenencia. Estamos dejando la poca de la sedentarizacin. Hasta hoy, hubo en la historia de la civilizacin un equilibrio entre sedentarios y nmades. Hoy ese equilibrio se rompi: se puede ser sedentario siendo nmade. Uno puede estar en todas partes, ya sea por los medios de transporte o por los medios de comunicacin, pero tambin en ningn lado, porque se carece de la inscripcin en un territorio, ms all de lo que indiquen los documentos de identidad, los catastros, etctera.

- Esto produce el odio por el cual se festeja la destruccin de un espacio que uno habit?

- S. Claro que hay que ver lo que son esos edificios en trminos habitacionales; ah se comprende el hecho de que no se les tenga afecto. Pero hay un aspecto esencial en este fenmeno de las fiestas de las demoliciones: se destruye el pasado. No se destruye solamente un edificio, con todo lo odioso que sea, sino su historia y la de su habitacin. Y esto s es muy grave. Asistimos a un verdadero culto del presente donde el pasado se olvida completamente. Y respecto del futuro, ciertamente no es radiante. Todo el mundo est ansioso, inquieto, por nuestro porvenir, porque se ciernen muchas amenazas: el terrorismo, el desastre ecolgico, etctera. Gozar de la destruccin del pasado es lo que yo llamo la tabula rasa, artculo con el que comienzo mi libro. Hagamos tabula rasa del pasado. Esto es otro fenmeno de pnico. Hoy, todo es pnico. Estamos pasando de la guerra fra al pnico fro. Y esto es un acontecimiento cultural y no poltico enorme.

Virilio bsico PARIS, 1932, URBANISTA

Una de las figuras ms emblemticas y polifacticas de la intelectualidad francesa posterior a la Segunda Guerra Mundial, cristiano militante, arquitecto y urbanista de formacin, comenz su reflexin sobre el mundo actual con el grupo "Arquitecture principe". Particip de la ocupacin del teatro del Oden en Mayo del 68. En los 70 comenz a publicar sus libros, donde haca hincapi

en las transformaciones del arte y la percepcin moderna, y adquiri renombre internacional con la propuesta de estudiar la velocidad a travs de una ciencia llamada "dromologa". A ella sum nociones sobre la relacin entre guerra, ciudad y poltica. Particip en las revistas "Esprit" y "Cause Commune", fund la radio Tomate junto a Flix Guattari y colabor con Jacques Derrida en la creacin del Colegio Internacional de Filosofa. Desde los 80 viene publicando ensayos, entre los que destacan "Velocidad y poltica", "Esttica de la desaparicin", "La mquina de visin" y "La inseguridad del territorio"

As escribe: "Democracia de la opinin"

"En efecto, enfrentamos hoy la amenaza, ya no de una democracia de opinin que reemplazara a la democracia representativa de los partidos polticos, sino de la desmesura de una verdadera DEMOCRACIA DE EMOCION: de una emocin colectiva a la vez sincronizada y globalizada cuyo modelo podra ser el del tele-evangelismo pospoltico.

Despus de los estragos conocidos de la democracia de opinin y los delirios de la poltica-espectculo, de la cual la eleccin de Arnold Schwarzenegger como gobernador de California es uno de los ltimos avatares, imaginamos fcilmente los delirios de esta "democracia de la emocin pblica" que amenaza con disolver, como el cido, a la opinin pblica, en beneficio de una emocin colectivista instantnea de la que abusan tanto los predicadores populistas como los comentadores deportivos o los animadores de la raveparty.

De este modo, la MUNDIALIZACION-MODELIZACION desembocara fatalmente en el trance poltico que ponan en escena en otros tiempos los escengrafos del nazismo -en el estadio de Nuremberg o en el palacio de los deportes en Berln, en 1943...para no hablar de lo que ocurre en los estadios de deportes en el Este europeo y hasta en Asia (...).

Esta era de la sincronizacin de la emocin colectiva favorece, con la revolucin informacional, ya no el viejo colectivismo burocrtico de los regmenes totalitarios, sino lo que se podra denominar, paradjicamente, un individualismo de masa, pues somos todos, uno por uno, los que sufrimos en el mismo instante el condicionamiento massmeditico. Efecto especular donde la

imagen audiotelevisual se convierte en la herramienta privilegiada de la INTEROPERABILIDAD de la realidad fsica, por un lado, y de la realidad meditica, por el otro, en lo que propuse llamar la STEREO-REALIDAD.

De hecho, lo que otros denominan actualmente TELE-REALIDAD no crea de ningn modo la realidad, como se pretende, sino que contribuye a desmultiplicarla indefinidamente, al punto de industrializar la ejemplaridad de lo que acontece, ex abrupto."

Extrado de "Ville panique". Traduccin de Pablo Rodrguez Tomado de , Suplemento de Clarn, 26/3/05 PVP - Partido por la Victoria del Pueblo - Frente Amplio Uruguay http://www.pvp.org.uy/virilio.htm

Paul Virilio por Rachid Sabbaghi y Nadia Tazi

Una forma de pensar este mundo en la actualidad se relaciona como una visin de la sociedad en trminos de telpolis, o telepresencia, la sociedad de las comunicaciones instantneas, de la velocidad del motor y del ciberespacio. Una serie de fenmenos estudiados por Paul Virilio, en el contexto de su dromologa, "la lgica de las carreras", la lgica de lo que corre, de lo que es veloz. La hipervelocidad de la informacin en las comunicaciones genera efectos de desaparicin del cuerpo, del espacio y del tiempo histrico. La

tecnologa, como dimensin pragmtica del discurso cientfico, generara una realidad no narrativa, donde el instante veloz impide el relato y la comunicacin. Paul Virilio, es autor de obras como: Esttica de la desaparicin, Anagrama, Barcelona, 1988; La mquina de visin, Ctedra, Madrid, 1989; El arte del motor, Manantial, Buenos Aires, 1993; La velocidad de la liberacin, Manantial, Buenos Aires, 1995; El arte del motor. Aceleracin y realidad virtual, Manantial, Buenos Aires. 1996; Un paisaje de acontecimientos, Paidos, Buenos Aires, 1997; El cibermundo, la poltica de lo peor, Ctedra, Madrid, 1997; "La inercia polar", Trama, Madrid, 1999; La bomba informtica, Ctedra, Madrid, 1999; La inseguridad del territorio, La Marca, Buenos Aires, 2000; El procedimiento silencio, Paids, Buenos Aires, 2001. Virilio, nacido en Pars, en 1932, estudi arquitectura en Pars, y fue director de la Escuela de Arquitectura parisina durante tres dcadas (1968-1998). En 1963 fund, junto a Claude Parent, la revista de la modernidad arquitectnica y urbanstica Architecture Principe. Ha participado en numerosas exposiciones de arte contemporneo en la Fundacin Cartier. En 2000 en Japn se realiz el Museo de las Catstrofes. En la entrevista que se presenta a continuacin Virilio aborda sus temas caractersticos: la dromologa, los peligros de dominio totalitario del mundo virtual generado por internet; la prdida de la experiencia directa del tiempo local, del espacio circundante y de la propia corporalidad por una percepcin succionada por la inmediatez y la velocidad de la comunicacin electrnica.

Pregunta: Internet es el fruto de un matrimonio contra natura entre los militares y la comunidad cientfica. Subsiste algo del pensamiento militar en la red, o es uno de esos casos ejemplares de recuperacin y subversin de este pensamiento por parte de la universidad y de la sociedad civil?

Paul Virilo: Internet, o ms bien ARPANet, como se deca entonces, es una consecuencia de la disuasin nuclear que ha gobernado el mundo durante cuarenta aos y que ha militarizado la ciencia. Deba resistir, en caso de guerra nuclear, los efectos electromagnticos capaces de destruir las comunicaciones. Y, en efecto, los universitarios contratados por el Pentgono lo han copado y progresivamente se ha difundido y banalizado. Lo que se ha heredado de este pensamiento de la guerra que envuelve al mundo es que se nos habla de inteligencia colectiva y de un cerebro mundial en el que no habra ms que

neuronas conectadas unas con otras, se ve cmo se perfila este riesgo totalitario Por el momento, an es nuevo y libre, y no es caro. Tras las autopistas de la informacin se encuentra lo contrario de la anarqua. Quiero recordar que las autopistas nacieron durante el fascismo, las autostrade y las reichautoban... Internet prefigura las grandes autopistas de la informacin que se desarrollarn a lo largo del siglo XXI, y que representarn, para las potencias, el envite (militar, econmico, poltico y cognitivo) ms importante. La comunicacin, ya lo deca Esopo, es la mejor y la peor de las cosas. El carcter totalitario o ms bien "globalitario" de Internet.

- La idea de la mundializacin, que tan de moda est hoy en da, es tan vertiginosa como un "mal infinito": en ella, lo extensivo se cruza con lo intensivo sin que se sepa que hay de tras. Es para usted un concepto operativo?

P.V. : Para m, se trata esencialmente de una mundializacin del tiempo y de la velocidad. Hasta ahora se ha vivido el tiempo de la historia, mientras que desde ahora se conoce una mundializacin instantnea, un tiempo inaudito, absoluto, astronmico, que s sale "de sus casillas", como deca Hamlet. Un tiempo de inmediatez y de la ubicuidad, que se vive "en directo". Un tiempo que hace posible el accidente integral, la catstrofe que tiene un valor sistmico y que, como tal, tiene como consecuencia todas las variables. La primera alerta tuvo lugar en 1987, con la quiebra burstil. Hoy, con la crisis asitica, Greenspan y otros grandes sacerdotes de las finanzas nos dicen que ya no hay garanta, y que los fusibles empleados estallaron ya hace 10 aos.

- Si hay ambivalencia, cul ser la aportacin positiva de Internet?

P.V.: Es el cosmopolitismo bien entendido, la ciudadana del mundo. Seran necesarias varias generaciones para llegar a esto, es decir, para instruir leyes. Yo les recordara a todos aquellos que predican la desregulacin, ya se trate de liberales o ciberpunks, que la ley beneficia a los dbiles, mientras que su ausencia le conviene al fuerte.

- Entonces, el debate poltico sobre la regulacin de Internet, y en concreto sobre la censura, estara usted ms bien en el terreno de los europeos y contra los estadounidenses?

P.V.: Esto es ms que una postura poltica, esto remite a un ser- en- l- mundo. El pensamiento anglosajn, que es el de una antigua potencia martima, es un pensamiento ondulatorio, que remite al nomadismo, a la flexibilidad, a la fluctuacin, a la fugacidad en la existencia: favorece la incertidumbre, se complace con el relativismo, el relacionismo absoluto. Nosotros los continentales somos territoriales, nuestro pensamiento est ms marcado por el suelo y el arraigo. Las nuevas tecnologas que niegan el aqu y ahora ignoran el in situ, nos son menos familiares.

- La tensin de lo virtual va ms lejos, porque llega hasta el fondo, pretende soltar por completo las amarras: quitarse el lastre del cuerpo, y evacuar lo real de esta vieja tierra extenuada y sin remedio. Algunos americanos, como J. Perry Barlow, proponen una Constitucin virtual, por ejemplo, lo cual denota tanto un "espritu ondulatorio" como un fondo gnstico o puritano y una antropologa dualista.

P.V.: Esto se pudo observar bien con la secta Heavens Gate, que tena un site en Internet donde se preparaba a la gente para que abandonase la estratosfera. Lo virtual es inquietante cuando se vuelve exclusivo, en vez de conjugarse con lo real. Asociar estas dos modalidades es preparar una estreorealidad, procurar que dos fuentes den ms lustre y riqueza, como ocurre con el sonido. En lo que respecta a esta reaccin nihilista contra el cuerpo, hay que tener en cuenta que el cuerpo territorial, el cuerpo humano y el cuerpo social estn indisociablemente unidos en el fundamento de lo poltico. Tal es la leccin que nosotros los continentales hemos recibido de Atenas. Lo que hay que pensar ms es la apuesta de una democracia no territorializada... lo que es casi una contradiccin en los trminos: un Estado - mundo fundado sobre leyes democrticas.

- Se puede hablar de ciberciudadanos si no slo no hay cuerpo sino que tampoco hay sujetos en Internet: apariciones evanescentes, intervenciones verbales concretas, voltiles y muy mviles, canalizadas con precisin?

P.V.: En este punto es donde no se puede ahorrar una reflexin sobre la ley y la relacin de la ley con el sujeto. Pero no debe ser dirigida por grupos de presin ni por individuos como Bill Gates que estn a la cabeza de multinacionales que quieren dar una dimensin imperialista y mercantil a un objeto tcnico. La

nueva tirana no es ideolgica sino econmica: la del pensamiento nico y el mercado mundializado. La ciberntica local no est en juego, a lo que se puede temer una vez ms es a la mquina total, la correlacin sistemtica de las poblaciones. Norbert Wiener lo ha dicho antes que yo.

- Ha habido, y sigue habiendo, estrategias locales sobre internet que han dado pruebas de su funcionamiento: desde Sarajevo y las grandes causas hasta el levantamiento de censura contra la secta de la cienciolgia, o los Estados, pasando por los foros de discusin sobre temas de actualidad. Qu opina usted de estas acciones y de las propuestas utpicas de los grupos literarios o neosituacionistas de los aos 80 que han intentado radicalizar, por Internet, un pensamiento del "disentimiento"?

P.V.: La tecnoguerrilla exista antes que Internet, y ha demostrado lo que poda dar de s. Desde los aos 30, con la aparicin de las radios no profesionales, se iban a dar la mano. En los aos 70, el fax facilit algunas revueltas estudiantiles en Italia... y hubo el debate sobre las radios libres, el recurso del video. Con Internet se han visto movilizaciones democrticas, pero de igual modo se ha calibrado el efecto del rumor cuando tuvo lugar el "caso Clinton": un nico site, como Reporto, que emite informaciones que no han sido verificadas, puede poner en peligro a la Casa Blanca: todos los medios de comunicacin del mundo han ido a la zaga. La caja de resonancias de Internet es ya tan fuerte como la televisin. Y el riesgo no es la censura por privacin de informacin sino rigurosamente lo contrario: la censura por saturacin, indiferenciacin, ruido e interferencias, babelizacin: todo el mundo habla, nadie se escucha. Crece la despolitizacin.

- Qu reproche le hace a la cibercultura, que sea folklrica o que este manipulada?

P.V.: Le reprocho que se drogue con "la tcnica dura" y que abandone el mundo. Que cree netyonquis y alucinados de lo virtual. Se ha entrado en la tercera dimensin; despus de las masas que han hecho la historia y la energa, la informacin, que ya produce sus aagazas y sus vctimas, tambin debe generar nuevas luchas histricas.

- No se puede pensar la imagen sin pensar la ptica, dice usted, porque pasamos del rgimen del objetivo al rgimen teleobjetivo. Cules son las grandes lneas y los efectos de esta mutacin?

P.V.: Nuestra visin del mundo no es objetiva sino "teleobjetivo". El debate en torno a la imagen est minado por la vieja disputa entre los idlatras y los iconoclastas. Ahora bien, no se puede pensar la imagen sin pensar en su destino. Y el destino de las imgenes es la ptica. La primera ptica remite a la geometra, a Galileo, al espacio real, a un medio, ya se trate de la transparencia del aire o del agua. A mediados del siglo XX apareci una segunda ptica, donde no se trata de rayos que pasan a travs de un medio difractado sino de una difusin electromagntica que transporta los fotones, los electrones, es decir, la seal digital (audio, vdeo...) que favorece ahora una ptica numrica. La imagen es preponderante a travs de una nueva luz propia de la ptica electrnica: una luz distinta a la del sol o la de la electricidad, indirecta, y que viene a travs de las pantallas, de los monitores, de los cascos de visin... asistimos, pues, a un desdoblamiento de la ptica. La primera se perpeta y la segunda es generada por la velocidad de la transmisin de una seal. El debate sobre la imagen est tan minado que no se habla de esta tecnociencia. Que se ha convertido en el lugar del poder. La mediatizacin, l condicionamiento de las opiniones (cf. Berlusconi, Ros Perot...), procede de esta ptica que es fruto de la velocidad de la luz: la transparencia de las apariencias que induce se transmite instantneamente a distancia mediante una seal (transmitida o recibida). Esto produce, entre otras cosas, la televigilancia.

- Cmo piensa usted la relacin entre lo real y lo virtual?

P.V.: La relacin con lo real no se da sin la virtualidad de las imgenes mentales, de los sueos del espritu, por usar un termino clsico. Hoy este dominio est parasitado por una imaginera virtual puramente instrumental. El culto a la performance y el elemento publicitario han introducido productos lisos, eficaces y perfectos que modifican la percepcin. Cada cual puede representarse a Madame Bovary a su gusto, segn sus fantasmas personales.

A Marilyn Monroe todava se la rodea de representaciones mentales, las jvenes se esfuerzan por imitarla... Cuando se tiene puesto un casco de visin sobre los ojos, es otra cosa, se est atrapado por imgenes instrumentales.

Porque se trata de una captura que aniquila al resto. Nos dirigimos hacia un darwinismo de la imagen: las ms sofisticadas y las ms "performantes" amenazan a las otras, a las que pasan por "subdesarrolladas". Se impone una ecologa de las imgenes si se las quiere proteger en su diversidad: esto, que vale para la lengua, vale para las imgenes. Todo ocurre como si la descalificacin propia de las colonizaciones de antao se aplicase en lo sucesivo a todas estas instancias de lo humano, para desembocar en ltimo trmino en un darwinismo social. El proceso de digitalizacin ya ha comenzado y consiste en la purificacin tecnolgica. Ah hace falta an poder disponer de estas dos formas: la analgica y la numrica; por ejemplo, el parecido de una metfora y la similitud de un cdigo, por lo que se gana en exactitud se pierde en profundidad simblica.

- Cuando se intenta periodizar las grandes mutaciones de la modernidad se habla de las revoluciones industrial, cientfica y tcnica y, como ltima etapa, de la ciberntica. Cul es su propia periodizacin de estos acontecimientos?

P.V.: Creo en primer lugar que no se ha comprendido la llegada del motor. No s ha visto que se trataba de la invencin de un movimiento perpetuo o casi: el motor a vapor, a explosin, elctrico, electrnico, a inferencia lgica en el caso de la computadora y en espera del motor de bsqueda de Internet.

Considero, con Ernst Junger, que esto va ms lejos que la revolucin industrial. Un Huygens o un Descartes no ignoraban la primaca de esto, sin duda porque todava podan referirse al Primer Motor de Aristteles, al divino. La laicizacin y el mercantilismo explican su relativo desconocimiento: se ha visto la posibilidad de reproduccin en serie de los objetos, ms que el aspecto energtico y dinmico. Para m, las grandes periodizaciones estn, pues, vinculadas a la revolucin de los transportes en el sentido amplio del trmino, y esta revolucin est unida al motor. Hoy, el motor de inferencia lgica ha sobrepasado el estadio de la mquina como instrumento: a la revolucin de los transportes le sucede la de las transmisiones, a cuyo trmino se sita la revolucin ciberntica que hoy conocemos. Y lo que se anuncia es la revolucin de los transplantes.

Con los clones tocamos la imbricacin de la maquinaria industrial y lo vivo. Con los tecnotransplantes, que no son ya xeno-trans-plantes animales, las micromquinas pueden suplantar a los rganos. Las prtesis adicionales

existen ya y ah se localizara esta otra mecanizacin- motorizacin de lo vivo que es el genio gentico, es decir, la posibilidad informtica de programar clulas y de producir organismos transgnicos, clonados en el reino vegetal y animal (como hoy se los conoce). Esta tercera revolucin es inconmensurable con relacin a las otras, puesto que de aqu en adelante el robot ya no es el doble del hombre que se encuentra junto a l, sino que penetra en el interior mismo de lo vivo: Es el ser ciberntico que se acerca al dibbouk o al golem.

- Segn usted, la ingeniera gentica no se puede desinventar, como tampoco la bomba atmica. En lugar de instalarse en el rechazo y el miedo, habra de pensar en la superacin: no desinventar sino inventar el desenlace, la aufhebung, el relevo.

P.V.: Me siento obligado a sostener una postura extremista. No creo en l retroceso de la historia sino en las regresiones ticas, humanas. Incluso cuando hay grandes catstrofes, las cosas se retoman o se interrumpen, pero no se retrocede. "Seris salvados como a travs del fuego", dice San Pablo: uno se salva cuan avanza, mirando a la Medusa cara a cara. Josu dijo a sus tropas: "Hay que ponerse de cara al sol" para combatir al enemigo. Y los soldados replicaron: "Ests loco". l respondi: "Sacaremos brillo a nuestros escudos". No hay ms solucin que confrontarse con la Medusa de lo virtual y de la eugenesia.

- Desde Fukuyama se habla del fin de la historia. Usted habla de una forma perdida de la historia.

P.V.: Fukuyama tiene razn y a la vez est en un error. Efectivamente, asistimos al fin del tiempo histrico, de la larga duracin, el del tiempo local de las sociedades inscritas en los territorios dados, de las alternancias diurnas y nocturnas, de los usos y horarios, de las generaciones. El tiempo mundial, el de la inmediatez, la instantaneidad, y la ubicuidad destruye los fundamentos de la historia al suplantar las temporalidades locales. La historia se vuelve estadstica. Ya no est exocentrada sino egocentrada en el presente perpetuo. Y este nuevo rgimen del tiempo astronmico o universal carece de referencias en cuanto al destino de los hombres.

- Su investigacin inventa un lugar en el cruce de las disciplinas (urbanismo, estrategia, teora de la tcnica, ergonoma, sociologa...) para tratar cuestiones como la velocidad, la guerra, las nuevas tecnologas... A este respecto, usted habla de "dromologa" o ciencia de los fenmenos de la velocidad.

P.V.: La dromologa (de dromos) es la "lgica de la carrera". Sin comprender la velocidad o la aceleracin no se puede aprehender el territorio. El territorio se define, en efecto, como el medio- velocidad regido por el animal (con la domesticacin del caballo), despus como el de la potencia martima, seguido del de la revolucin de la industria y de los transportes. Hoy se asiste a la puesta en practica de la velocidad absoluta del dominio electromagntico. La velocidad es, pues, un medio. Y el territorio es entonces a la vez aquello que permanece y que se cultiva y lo que pasa. La dromologa surge a comienzos del siglo con los futuristas y se nutre del pensamiento de la tcnica a partir, sobre todo, de Heidegger. Yo me esfuerzo por abordar todo dominio en trminos de velocidad, determinando qu tipo de aceleracin est en juego. La dromologa sera a la sociedad moderna lo que la musicoloa a la msica moderna: una inteligencia rtmica, coreogrfica, de los grandes flujos y movimientos del pensamiento, de las conquistas. Porque, si sta es la poca del dinero, la velocidad es el poder o la cara oculta de la riqueza. La revolucin de los transportes ha llevado hasta su punto ms alto una aceleracin mxima que desemboca hoy en la velocidad de la luz de las ondas electromagnticas, haciendo posibles las teletransmisiones, las redes electrnicas etc., en una palabra, la mundializacin. El gran encierro del que hablaba Foucault no tuvo lugar en el siglo XX, y se perfila en el XXI.

- Usted va muy lejos a este respecto porque contrariamente a Deleuze, que piensa la velocidad como intensidad liberadora, usted no vacila en evocar el fascismo.

P. V.: Desde 1910 el futurismo ha introducido con la velocidad el odio del mundo. El fascismo lo definira en primer lugar como asalto. Para Heidegger en Friburgo, el ser es el asalto; tras la guerra, es la espera... Indiscutiblemente, el fascismo y la velocidad se emparejaron para provocar una reduccin del mundo, por lo dems aprobada por Hitler cuando afirma en 1943: "El mundo es en adelante demasiado pequeo para la guerra". En el nazismo, paralelamente a Auschwitz, se produce la exterminacin mediante la Blitzkrieg, es decir, por el asalto absoluto.

-En la actualidad, hay fascinacin por el ciberespacio. Usted se encuentra entre los que critican este nuevo avatar del mito de la comunicacin. Cmo define usted este territorio?

P.V.: El ciberespacio es la ltima forma de la ciberntica social, es decir, de la interconexin de los individuos y de la puesta en la red de lo viviente. La ciberntica, segn Wiener, se define como una ciencia del gobierno. Si la velocidad es el poder, la velocidad absoluta que permite la ciberntica instantnea es el poder absoluto. Se podra asistir a un condicionamiento mundial de las sociedad de y por el ciberespacio. Y, respecto al espacio, se trata sobre todo del tiempo, ya que aqu el territorio se confunde con la tierra, es decir, con un espacio limitado. Nosotros somos la nica sociedad que ha alcanzado los lmites planetarios. La mundializacin es el fin del mundo, no en sentido apocalptico, sino en el sentido de un acabamiento, de una clausura. El ciberespacio seala el advenimiento de este medio- velocidad absoluta, convertido en pole position de la carrera. El medio poltico por excelencia. La puesta en prctica de la velocidad de la luz hace que la Tierra en cuanto a extensin se reduzca, por as decirlo, a nada, y que el nico lugar que subsista sea la velocidad misma. Cuando Einstein habla de la relatividad, se refiere a los espacios csmicos, a la velocidad de las partculas. La velocidad de la luz es, como su nombre lo indica, un horizonte cosmolgico. Hoy la relatividad ha sido repatriada en la Tierra, a escala de la vida cotidiana, y nosotros debemos regularla a travs del ciberespacio, hic et nunc! (*) http://ddooss.org/articulos/entrevistas/Paul_Virilio.htm