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1. EL MODO DE PRODUCCIÓN FEUDAL El modo de producción feudal que apareció en Europa occi- dental se caracterizaba por una unidad compleja. Con frecuen- cia, las definiciones tradicionales del feudalismo han dado cuen- ta de este hecho sólo parcialmente, con el resultado de que es difícil realizar un análisis de la dinámica del desarrollo feudal. El feudalismo fue un modo de producción dominado por la tierra y por la economía natural, en el que ni el trabajo ni los productos del trabajo eran mercancías. El productor inmedia- to —el campesino— estaba unido a los medios de producción —la tierra— por una relación social específica. La fórmula li- teral de esta relación la proporciona la definición legal de la servidumbre: glebae adscripti, o adscritos a la tierra; esto es, los siervos tenían una movilidad jurídicamente limitada1. Los campesinos que ocupaban y cultivaban la tierra no eran sus propietarios. La propiedad agrícola estaba controlada privada- mente por una clase de señores feudales, que extraían un plus- producto del campesinado por medio de relaciones de com- pulsión político-legales. Esta coerción extraeconómica, que tomaba la forma de prestaciones de trabajo, rentas en especie u obligaciones consuetudinarias del campesino hacia el señor, se ejercía tanto en la reserva señorial, vinculada directamente a la persona del señor, como en las tenencias o parcelas culti- vadas por el campesino. Su resultado necesario era una amal- gama jurídica de explotación económica con autoridad política. El campesino estaba sujeto a la jurisdicción de su señor. Al mismo tiempo, los derechos de propiedad del señor sobre su 1 Cronológicamente, esta definición legal apareció mucho después del fenómeno fáctico que designaba. Fue una definición inventada por los juristas del Derecho romano en los siglos XI y XII y popularizada en el siglo XIV. Véase Marc Bloch, Les charactères originaux de l’histoire ru- rale française, París, 1952, pp. 89-90 [La historia rural francesa: caracteres originales, Barcelona, Crítica, 1978]. Encontraremos repetidos ejemplos de este retraso en la codificación jurídica de las relaciones económicas y so- ciales.

Perry Anderson Transiciones de La Antiguedad Al Feudalismo 152 159

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  • 1. EL MODO DE PRODUCCIN FEUDAL

    El m odo de produccin feudal que apareci en Europa occi- dental se caracterizaba por una unidad compleja. Con frecuen- cia, las definiciones tradicionales del feudalism o han dado cuen- ta de este hecho slo parcialm ente, con el resultado de que es difcil realizar un anlisis de la dinmica del desarrollo feudal. El feudalism o fue un m odo de produccin dom inado por la tierra y por la econom a natural, en el que ni el trabajo ni los productos del trabajo eran m ercancas. El productor inmedia- to el cam pesino estaba unido a los m edios de produccin la tierra por una relacin social especfica. La frmula li- teral de esta relacin la proporciona la definicin legal de la servidumbre: glebae adscripti, o adscritos a la tierra; esto es, los siervos tenan una m ovilidad jurdicam ente lim ita d a 1. Los cam pesinos que ocupaban y cultivaban la tierra no eran sus propietarios. La propiedad agrcola estaba controlada privada- m ente por una clase de seores feudales, que extraan un plus- producto del cam pesinado por m edio de relaciones de com- pulsin poltico-legales. Esta coercin extraeconm ica, que tom aba la form a de prestaciones de trabajo, rentas en especie u obligaciones consuetudinarias del cam pesino hacia el seor, se ejerca tanto en la reserva seorial, vinculada directam ente a la persona del seor, com o en las tenencias o parcelas culti- vadas por el cam pesino. Su resultado necesario era una amal- gama jurdica de explotacin econm ica con autoridad poltica. El cam pesino estaba sujeto a la jurisdiccin de su seor. Al m ism o tiem po, los derechos de propiedad del seor sobre su

    1 Cronolgicamente, esta definicin legal apareci mucho despus del fenmeno fctico que designaba. Fue una definicin inventada por los juristas del Derecho romano en los siglos XI y XII y popularizada en el siglo XIV. Vase Marc Bloch, Les charactres originaux de lhistoire ru- rale franaise, Pars, 1952, pp. 89-90 [La historia rural francesa: caracteres originales, Barcelona, Crtica, 1978]. Encontraremos repetidos ejemplos de este retraso en la codificacin jurdica de las relaciones econmicas y so- ciales.

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    tierra eran norm alm ente slo de grado: el seor reciba la in- vestidura de sus derechos de otro noble (o nobles) superior, a quien tena que prestar servicios de caballera, esto es, provi- sin de una ayuda m ilitar eficaz en tiem po de guerra. En otras palabras, reciba sus tierras en calidad de feudo. A su vez, el seor ligio era frecuentem ente vasallo de un superior feu d a l2, y la cadena de esas tenencias dependientes vinculadas al ser- vicio m ilitar se extenda hacia arriba hasta llegar al punto ms alto del sistem a en la mayora de los casos, un monarca , de quien, en ltim a instancia, toda la tierra poda ser en prin- cipio dom inio em inente. A com ienzos de la poca m edieval, los vnculos interm edios caractersticos de esa jerarqua feudal, en- tre el sim ple seoro y la monarqua soberana, eran la castella- na, la barona, el condado y el principado. La consecuencia de tal sistem a era que la soberana poltica nunca se asentaba en un solo centro. Las funciones del Estado se desintegraban en una distribucin vertical de arriba abajo, precisam ente en cada uno de los niveles en que se integraban por otra parte las re- laciones polticas y econm icas. Esta parcelacin de la sobera- na era consustancial a todo el modo de produccin feudal.

    De ah se derivaron tres caractersticas estructurales del feu- dalism o occidental, todas ellas de una im portancia fundam ental para su dinmica. En prim er lugar, la supervivencia de las tierras com unales de las aldeas y de los alodios de los cam pe- sinos, los cuales, procedentes de los m odos de produccin pre- feudales, aunque no generados por el feudalism o tam poco eran incom patibles con l. La divisin feudal de soberanas en zo- nas particularistas con fronteras superpuestas, y sin ningn centro de com petencia universal, siem pre perm ita la existencia de entidades corporativas algenas en sus intersticios. Y as, aunque la clase feudal intentara de vez en cuando im poner la norma de nulle t erre sans seigneur, en la prctica nunca lo consigui en ninguna form acin social feudal: las tierras co- m unales dehesas, prados y bosques y los alodios dispersos siempre fueron un sector im portante de la autonom a y la re-

    2 El homenaje ligio era tcnicamente una forma de homenaje que te- na primaca sobre todos los dems en aquellos casos en que un vasallo debiera fidelidad a muchos seores. En la prctica, sin embargo, los se- ores ligios se hicieron muy pronto sinnimos de cualquier superior feu- dal, y el homenaje ligio perdi su primigenia y especfica distincin, Marc Bloch, Feudal society, Londres, 1962, pp. 214-18 [La sociedad feudal, Mxico, u t e h a , 1958].

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    sistencia cam pesinas, con decisivas consecuencias para la pro- ductividad agraria to ta l3. Adems, dentro del m ism o sistem a seorial, la estructura escalonada de la propiedad quedaba ex- presada en la caracterstica divisin de las, tierras entre el dom inio del seor, organizado directam ente por sus adm inistra- dores y cultivado por sus villanos, y las parcelas de los cam - pesinos, de las que reciba un plusproducto com plem entario, pero cuya organizacin y control de la produccin estaba en m anos de los propios v illa n o s4. As pues, no exista una con- centracin sencilla y horizontal de las dos clases bsicas de la econom a rural en una sola y hom ognea form a de propiedad. D entro del seoro, las relaciones de produccin estaban m edia- das a travs de un estatuto agrario dual. Por otra parte, exis- ta a m enudo una nueva disyuncin entre la justicia a la que estaban som etidos los siervos en los tribunales seoriales [ ma- norial] de su seor y las jurisdicciones seoriales [ seigneurial] del seoro territorial. Los seoros no coincidan norm alm ente con cada aldea, sino que estaban distribuidos entre varias de stas; de ah que, a la inversa, en cualquier aldea estuvieran entrem ezclados una m ultitud de dom inios seoriales de dife- rentes seores. Por encim a de este enm araado laberinto ju-

    3 Engels siempre subray correctamente las consecuencias sociales de las comunidades de aldea, integradas por las tierras comunales y el sis- tema de rotacin trienal, para la condicin del campesinado medieval. Esto fue, afirm en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, lo que dio a la clase oprimida de los campesinos, hasta bajo la ms cruel servidumbre de la Edad Media, una cohesin local y una fuerza de resistencia que no tuvieron a su disposicin los esclavos de la Antigedad y no tiene el proletariado moderno, Marx-Engels, Selected w orks, Londres, 1968, p. 575 [Obras escogidas, Madrid, Akal, 1975, I I , p- ginas 323-4]. Basndose en la obra del historiador alemn Maurer, Engels crea equivocadamente que esas comunidades, cuyo origen remontaba hasta los comienzos de la Edad Oscura, eran asociaciones de marcas cuando, en realidad, stas fueron una innovacin de finales de la Edad Media, que aparecieron por vez primera en el siglo XIV. Pero este error no afecta a lo esencial de su argumento.

    4 Los seoros medievales tuvieron una estructura variable segn el equilibrio relativo que en ellos existi entre esos dos componentes. En un extremo haba [unas pocas] fincas consagradas por completo a la reserva seorial, tales como las granges cistercienses cultivadas por legos; en el otro extremo haba tambin algunas fincas arrendadas por completo a campesinos arrendatarios. Pero el tipo ms extendido fue siempre una combinacin de dominio seorial y tenencias en diversas proporciones: Esta composicin bilateral del seoro y de sus rentas siempre fue la verdadera nota distintiva del seoro tpico, M. M. Postan, The mediaeval economy and society, Londres, 1972, pp. 89-94.

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    rdico se situaba norm alm ente la haute justice de los seoros territoriales, cuya zona de com petencia era geogrfica y no co- correspondiente a los d om in ios5. La clase cam pesina de la que se extraa el plusproducto en este sistem a habitaba, pues, un mundo social de pretensiones y poderes superpuestos, cuyas di- versas y plurales instancias de explotacin creaban latentes intersticios y discrepancias, im posibles en un sistem a jurdico y econm ico ms unificado. La coexistencia de las tierras co- m unales, alodios y parcelas, con el propio dom inio seorial, era constitutiva del m odo de produccin feudal en Europa occiden- tal y tuvo consecuencias fundam entales para su desarrollo.

    En segundo lugar, e incluso m s im portante que lo anterior, la parcelacin de soberanas produjo en Europa occidental el fenm eno de la ciudad medieval. Una vez m s, la gnesis de la produccin m ercantil urbana no debe situarse dentro del feudalism o com o tal, porque evidentem ente es anterior a l. Sin embargo, el m odo de produccin feudal fue el prim ero que le perm iti un desarrollo autnom o en el marco de una econom a natural agraria. El hecho de que las m ayores ciudades m edie- vales nunca pudieran rivalizar en m agnitud con las de los im - perios de la Antigedad, o de Asia, ha ocultado frecuentem en- te la verdad de que su funcin dentro de la form acin social era m ucho ms avanzada. En el Im perio romano, con su ela- borada civilizacin urbana, las ciudades estaban subordinadas al dom inio de los terratenientes nobles que vivan en ellas, pero no de ellas. En China, las vastas aglom eraciones de las provin- cias estaban controladas por los burcratas mandarines que residan en un distrito especial separado de toda actividad co- mercial. Por el contrario, las paradigm ticas ciudades medieva- les de Europa, que ejercan el com ercio y la manufactura, eran com unas autogobernadas, que gozaban de una autonom a cor- porativa, poltica y m ilitar respecto a la nobleza y a la Iglesia. Marx vio esta diferencia con toda claridad y la expres de for- ma memorable: La historia antigua clsica es historia urbana, pero de ciudades basadas sobre la propiedad de la tierra y la

    5 Hay un excelente anlisis de los rasgos bsicos de este sistema en B. H. Slicher van Bath, The agrarian history of Western Europe, Lon- dres, 1963, pp. 46-51 [Historia agraria de Europa occidental, Barcelona, Pennsula, 1974]. Donde no haba seoros territoriales, como en la ma- yor parte de Inglaterra, los diversos seoros que existan dentro de una misma aldea daban a la comunidad campesina un margen considerable para su autorregulacin; vase Postan, The mediaeval economy and so- ciety, p. 117.

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    agricultura; la historia asitica es una especie de unidad indi- ferente de ciudad y campo (en este caso, las ciudades verdade- ram ente grandes deben ser consideradas m eram ente com o cam- pam ento seorial, com o una superposicin sobre la estructura propiam ente econm ica); la Edad Media (poca germnica) sur- ge de la tierra com o sede de la historia, historia cuyo desarrollo posterior se convierte luego en una contraposicin entre ciudad y campo; la [historia] moderna es urbanizacin del campo, no, com o entre los antiguos, ruralizacin de la ciudad6. As pues, la oposicin dinmica entre ciudad y campo slo fue posible en el m odo de produccin feudal: oposicin entre una econom a ur- bana de creciente intercam bio m ercantil, controlada por merca- deres y organizada en grem ios y corporaciones, y una econom a rural de intercam bio natural, controlada por nobles y organiza- da en seoros y parcelas, con enclaves cam pesinos comunales e individuales. N o es preciso decir que la preponderancia de esta ltim a era enorme: el m odo de produccin feudal fue aplastan- tem ente agrcola. Pero sus leyes de m ovim iento, com o veremos, estaban regidas por la com pleja unidad de sus diferentes zonas y no por el sim ple predom inio del seoro.

    Por ltim o, en el vrtice de toda la jerarqua de dependencias feudales siem pre hubo una oscilacin y una ambigedad intrn- secas. La cspide de la cadena era en algunos aspectos impor- tantes su eslabn ms dbil. En principio, el ms alto nivel de la jerarqua feudal en cualquier territorio de Europa occidental era necesariam ente distinto, no en especie, sino slo en grado, de los niveles subordinados de seoros situados por debajo de l. Dicho de otra forma, el monarca era un soberano feudal de sus vasallos, a quienes estaba ligado por vnculos recprocos de fidelidad, y no un soberano suprem o situado por encim a de sus sbditos. Sus recursos econm icos residan casi exclusivam ente en sus dom inios personales com o seor, y sus llamadas a sus vasallos tenan una naturaleza esencialm ente militar. N o tena acceso poltico directo al conjunto de la poblacin, ya que la jurisdiccin sobre sta estaba m ediatizada por innumerables ni- veles de subinfeudacin. El monarca, en efecto, slo era seor de sus propios dominios; en el resto era en gran m edida una figura cerem onial. El m odelo puro de este sistem a, en el que el poder poltico estaba estratificado hacia abajo de tal forma que

    6 Karl Marx, Pre-capitalist formations, Londres, 1964, pp. 77-8 [Ele- m entos fundamentales para la crtica de la economa poltica, Madrid, Siglo XXI, 1972, I, p. 442].

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    su cima no conservaba ninguna autoridad cualitativam ente dis- tinta ni plenipotenciaria, nunca existi realm ente en la Europa m edieval7, porque la falta de un m ecanism o realm ente integra- dor en lo ms alto del sistem a feudal, exigido por este tipo de sistem a poltico, supona una amenaza perm anente a su estabi- lidad y supervivencia. Una fragm entacin com pleta de la sobe- rana era incom patible con la unidad de clase de la propia nobleza, porque la anarqua potencial que im plicaba supona nece- sariam ente la dislocacin de todo el m odo de produccin en el que se basaban sus privilegios. Haba, pues, una contradiccin interna en el feudalism o entre su especfica y poderosa tenden- cia hacia una descom posicin de la soberana y las exigencias absolutas de un centro final de autoridad en el que pudiera tener lugar una recom posicin prctica. El m odo de produc- cin feudal de Occidente especific, pues, desde su origen, la soberana: hasta cierto punto, sta existi siem pre en un m bi- to ideolgico y jurdico situado m s all del de aquellas rela- ciones vasallticas cuya cspide podan ser los potentados du- cales o condales y posea unos derechos a los que stos ltim os no podan aspirar. Al m ism o tiem po, el verdadero poder real siem pre tena que afirmarse y extenderse contra la disposicin espontnea del conjunto del sistem a poltico feudal, en una lucha constante para establecer una autoridad pblica fuera del com pacto entramado de las jurisdicciones privadas. El m odo de produccin feudal de Occidente se caracteriz, pues, desde su origen y en su m ism a estructura por una tensin y contra- diccin dinm icas dentro del Estado centrfugo que produjo y reprodujo orgnicamente.

    7 El Estado de los cruzados en Prximo Oriente se ha considerado con frecuencia como el ms cercano a una perfecta constitucin feudal. Las construcciones ultramarinas del feudalismo europeo se crearon ex nihilo en un medio extrao y asumieron, por tanto, una forma jurdica excepcionalmente sistemtica. Engels, entre otros, subray esa singula- ridad: Es que el feudalismo correspondi a su concepto? Fundadoen el reino de los francos occidentales, perfeccionado en Norm anda por los conquistadores noruegos, continuada su formacin por los normandos franceses en Inglaterra y en Italia meridional, se aproxim ms a su concepto en Jerusaln, en el reino de un da, que en las Assises de Je- rusalem [cdigo de Godofredo de Bouillon para el reino de Jerusaln en el siglo XI. N. del E.] dej la ms clsica expresin del orden feudal, Marx-Engels, Selected correspondence, Mosc, 1965, p. 484 [Corresponden- cia, Buenos Aires, Cartago, 1973, p. 422]. Pero incluso en el reino de los cruzados las realidades prcticas nunca correspondieron a la codificacin legal de sus juristas baroniales.

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    E ste sistem a poltico im posib ilit necesariam ente la apari- cin de una extensa burocracia y dividi funcionalm ente de una nueva form a al dom inio de clase. Porque, por una parte, la parcelacin de la soberana en la Europa de la Alta Edad Me- dia condujo a la form acin de un orden ideolgico com pleta- m ente separado. La Iglesia, que en la Antigedad tarda siem pre haba estado directam ente integrada en la m aquinaria del Es- tado im perial y subordinada a ella, ahora se convirti en una institucin em inentem ente autnom a dentro del sistem a polti- co feudal. Al ser la nica fuente de autoridad religiosa, su do- m inio sobre las creencias y los valores de las m asas fue in- m enso, pero su organizacin eclesistica era diferente a la de cualquier m onarqua o nobleza secular. Debido a la dispersin de la coercin, que era intrnseca al naciente feudalism o occi- dental, la Iglesia pudo defender, cuando fue necesario, sus in- tereses corporativos desde un reducto territorial y por m edio de la fuerza armada. Los conflictos institucionales entre los se- oros laicos y religiosos fueron, pues, endm icos en la poca m edieval y su resultado fue una escisin en la estructura de la legitim idad feudal, cuyas consecuencias culturales para el pos- terior desarrollo intelectual habran de ser considerables. Por otra parte, el propio gobierno secular se redujo de form a no- table a un nuevo m olde y se convirti esencialm ente en el ejer- cicio de la justicia, que bajo el feudalism o ocup una posi- cin funcional com pletam ente distinta de la que hoy tiene bajo el capitalism o. La justicia era la m odalidad central del poder poltico, especificada com o tal por la m ism a naturaleza del sistem a poltico feudal. Como ya hem os visto, la jerarqua feu- dal pura exclua toda form a de ejecutivo, en el m oderno sen- tido de un aparato adm inistrativo perm anente del Estado para im poner el cum plim iento de la ley, ya que la parcelacin de la soberana lo haca innecesario e im posible. Al m ism o tiem po, tam - poco haba espacio para un legislativo del tipo posterior, debido a que el orden feudal no posea ningn concepto general de innovacin poltica por m edio de la creacin de nuevas leyes. Los m onarcas cum plan su funcin conservando las leyes tra- dicionales, pero no inventando otras nuevas. As, durante cierto tiem po, el poder poltico lleg a estar prcticam ente identifica- do con la sola funcin judicial de interpretar y aplicar las leyes existentes. Por otra parte, ante la falta de una burocracia pblica, la coercin y la adm inistracin locales los poderes de polica, de im poner m ultas, recaudar peajes y hacer cum plir las leyes se aadieron inevitablem ente a la funcin judicial.

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    Por tanto, siem pre es necesario recordar que la justicia m e- dieval inclua realm ente un abanico m ucho m s amplio de ac- tividades que la justicia m oderna, debido a que ocupaba es- tructuralm ente una posicin m ucho ms central dentro del sistem a poltico global. La justicia era el nom bre ordinario del poder.