PREGÓN SANTA CRUZ DE EL BUITRÓN

2012

PREGONERA: ISABEL Mª BOLAÑOS MARTÍNEZ

PREGÓN DE LA SANTA CRUZ DE EL BUITRÓN 2012: “El momento de abrir ventanas y cerrar heridas”.

Introducción Hermano Mayor y miembros de la Junta directiva de la Santa Cruz, hermanos, hermanas, Mayordoma y Mayordomo de la Cruz, Mayordoma y Mayordomo de la Bandera, vecinos y vecinas de El Buitrón, amigos, amigas: Cuando la Mayordoma de la Cruz me confirió, allá por el mes de noviembre, el honor de ser la pregonera de la Santa Cruz de este año, lo primero que sentí fue alegría. Sin embargo, cuando apenas media hora después me retiré un tanto de la reunión en la que estaba y recapacité, el pánico, literalmente, se apoderó de mí. Pánico que me atenazó durante más de un mes, hasta que, con el paso de los días, cuando poco a poco fui asumiendo el encargo, y comencé a enfrentarme al gran reto de la página en blanco, el miedo fue, poco a poco, dejando sitio a recuerdos de mi infancia y adolescencia que ya creía olvidados. Recuerdos de la infancia Y comencé a recordar que, en mi alma de niña, aguardaba durante el largo invierno la llegada de la Cruz, porque para esa niña, la Cruz era el principio de todo, de la luz, de los días largos, de correr con mis amigas por el campo, el preludio de la libertad que estallaría a los pocos días con el fin del colegio. Con la llegada de la Cruz quedaban para siempre olvidadas aquellas mañanas frías, cuando nos levantaban de madrugada para ir a la escuela a Zalamea, aquellos días cortos y oscuros del invierno que se volvían primavera, luz y olor en mayo, con la Cruz. Mayo es la imagen perfecta del derroche del color, es el derroche de la luz, es el derroche de la luminosidad, es el derroche de la fragancia que siempre nos acompaña, es la conjunción y armonía del olfato, la vista y el oído.

Mayo es el mes de la transparencia, de la luminiscencia, de la comunión primera, es el mes donde se consolida la primavera, y que inunda de flores El Buitrón, flores nacidas en campos, macetas y arriates, y hasta en los más recónditos lugares, benditas flores, que sirvieron, sirven y servirán a sus vecinos para engalanar la Cruz. Y entonces, el frito -que durante meses habían preparado las mujeres- comenzaba a dejar su inconfundible olor por todos los rincones de la aldea: la miel, el huevo…., y volvían los que se fueron, y los niños corríamos llevando y trayendo, colocando nuestro granito de arena para que todo estuviera a punto. Y estallaban los cohetes y con ellos la vida, y todos sacaban los burros y mulos, “arreglaos con la colcha” y los geranios en sus jáquimas, para pasearse sin descanso de arriba abajo. Nos saltaba el corazón en el pecho y la alegría y la emoción nos invadían. Y cuando llegaba el romero y se esparcía por el cuarto de La Cruz, se mezclaban los aromas del frito, el romero, la pólvora de los cohetes, con el intenso olor del campo en mayo. En mi mente están todos estos olores y al evocarlos giran como un torbellino que me devuelve a mi niñez.

¡Vamos niñas, arreando! ¡Luisa, y tú, Carmelilla! Vamos todo el mundo,

que el tiempo vuela.

Y, pronto tiene que estar to er cuarto adornao;

que la Cruz se lo merece, y Mayo viene repleto

de esperanzas renacías.

Así, ¡que andando ligero!, que vamos a preparar

la Cruz de Mayo más bella, y bien plantá…

que ni a la del Berrocál le tenga na que envidiar.

Poned los cinco sentíos, traed lo mejor,

para conformar un altar que reluzca como el sol.

¡Vengan cacharros de cobre! ¡y la cortina con esas flores!

¡y macetas de pilistras! ¡y ramitas de azahar!

Los platos de porcelana no se vayan a olvidar;

ni las mariposas ni las velas: que esté bien iluminá.

¡Qué belleza! ¡qué colores!

son iguales a un jardín de florecillas sembrao;

donde anidan ruiseñores y ensayan vuelos mil pájaros.

¿No escuchas el aleteo?

¿Seguro que no has notao… como un vientecillo fresco de romero perfumado?.

¡Ay!, y en medio de to, la Cruz

más bonita y más florida que se ha visto en esta tierra

Y a sus pies rindiendo honores, el frito de la aldea.

Y ya que está todo dispuesto vamos la fiesta a empezar:

que suenen los cohetes que se arranquen a cantar,

que el vino corra ligero… una copa, ¡y otra más!, y que derramen su arte las muchachas al bailar.

Que no hay otra Cruz de Mayo Más salerosa y juncal

que esta que tenéis delante: ¡que no se puede aguantar!

La hermandad de los vecinos del Buitrón En las guías turísticas definen La Cruz, como “pequeña fiesta de El Buitrón”. Lo siento por ellos, porque se nota que no la han vivido, o que no han sabido apreciar su verdadero significado. Diría aún más: Sus muchos significados, porque nuestra “pequeña” fiesta -como ellos la llaman- es grande, muy grande en matices, en sentimientos y, por encima de todo, en hermandad. Cruz de Mayo, símbolo divino para el cristiano. La Cruz no es sentida por el pueblo como instrumento de tortura, ni como símbolo de martirio que abruman al Salvador. Se siente como símbolo de liberación, de amor, de una profunda hermandad entre vecinos. Porque la verdadera hermandad no requiere lazos de sangre. Tan solo de eso, de hermandad, que hoy la llaman solidaridad, y que tradicionalmente se ha llamado caridad, pero que en definitiva no es más que preocuparte por tus iguales, por tus vecinos, por tus mayores, por sus necesidades, por su debilidades, que son las tuyas, y sin esperar nada a cambio, porque…. ¿qué más recompensa hay que el callado agradecimiento de una mirada aliviada? Aquí me he rodeado de personas que saben llegar al corazón de las personas, gente a quien los golpes de la vida les enseñaron a crecer con toques suaves en el alma. Gente que sabe bien el profundo significado de la palabra “hermandad”. Porque:

“No es mi amigo Quien ríe mis risas

Sino quien llora mi llanto”.

Mis raíces De El Buitrón me fui con 13 años y me sumergí en la vorágine de la ciudad, de la vida. Me sumergí en esa plaza donde pasan los años sin que nadie los cuente, donde la vida parece un paseo de la niñez, donde los corazones abren sus cancelas de sangre, donde cabe la soledad entre la muchedumbre, donde el llanto es un río interior irremediable. Pero como el tiempo es circular he vuelto a echar raíces al Buitrón, precisamente para volver a esas sensaciones, a esa luz, a ese olor, a esa gente, que - aunque a veces haya creído lo contrario- nunca se desprendieron de mí, porque en realidad constituyen la sólida base donde he forjado mi vida. Como dice un proverbio chino “Por mucho que crezca el árbol: la hoja siempre cae en las raíces”. La emoción del domingo Veo a lo lejos, con la satisfacción de la melancolía cumplida, a mi Cruz girar en las esquinas de la aldea recogiendo las miradas desparramadas de los buscadores de perlas. Y aparece, entonces, el largo y ancho pasillo de la casa de mi infancia. Y la Iglesia, a lo lejos, parece el regazo de mi madre esperándome con su particular acopio de cruces vividas. Dejad que se mezan lentamente las flores de sus cuatro esquinas. ¿Cuántas fanegas de trigo yo pujaría para que no la guardéis todavía? Déjame que me la lleve otra vez a hombros de la ternura. En este suave día de mayo, Ella se merece su aldea, sus vecinos y su iglesia. Y al atardecer del domingo se produce la emoción de La Entrega: unos nuevos mayordomos serán nombrados para el nuevo año, ellos reciben la Cruz con el corazón, con la sensación de emoción, y es entregada con la emoción que resiste como la luz del mismo sol, para esparcirse un nuevo año y para siempre, sin que sea ignorada en su emoción verdadera, para que cada vez que sea recibida brille más en su renacer y en su sentido de permanecer. En la enseñanza de haber captado el trasmitir del sentir de emoción, de amar y de ser amado en su significado completo, y en su clara

distinción, en esperanza de palabra, de luz y vida, y del saber acoger emociones en años, en tiempos y generaciones... La imprudencia del amor Hoy, Cruz bendita, tras los años, tenemos tantos golpes que el alma se nos ha quedado marcada. A veces pienso, como dijo Sófocles, que “los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo”. Sin embargo, sigo amándote con la misma imprudencia de siempre, como si fueras solo mía, como si nadie más pudiera amarte con la furia de los tímidos o la pasión de los adolescentes. Sigo abrigando una tortuosa senda de sentires que me lleva, inevitablemente, ante ti. Y ante ti estoy, al igual que aquél otro día en el que el soplo de tu gracia golpeó mi rostro adormecido. He vuelto para quererte y para decírtelo pausadamente. La magia de la Cruz Por eso, precisamente ahora, con la perspectiva que me ha dado la vida y sus sinsabores, con los miedos recientes, y el vértigo del abismo, ahora vuelvo a sentir las mismas sensaciones que cuando era una niña: Que tras el largo invierno llega La Cruz de Mayo que despierta los campos y disipa la penumbra y la incertidumbre. Es el momento de abrir ventanas y cerrar heridas. La Cruz de Mayo tiene la magia de esas fiestas que se adornan de soñadas tradiciones, que se envuelven en el mito y la leyenda. La Cruz no es sólo flor; es también canto, lírica, verso y escenificación. Por dondequiera brota en el aire la copla, y una constante musiquilla que simboliza el cancionero, el cancionero de la Cruz de Mayo, una vieja veneración del pueblo, venida no se sabe de dónde, para alabarla y piropearla. Allí donde hay una cruz salta una coplilla. Y por eso, ese pánico que os he contado al inicio que sentí cuando me nombraron pregonera, es hoy alegría de poder celebrar de nuevo, un año más, La Cruz con todos vosotros.

Mañanita de mayo

Mañanita de mayo Que sale la Santa Cruz,

El campo que huele a nuevo, El cielo que estrena azul.

Muge la vaca en el prado,

Canta el río su canción, Al pasto lo mece el viento, Todo es gozo en El Buitrón.

¡¡ Saca tus mejores galas!! Pon en la solapa una flor, Estrena zapatos nuevos,

Y vente de procesión.

Distinciones especiales No quiero terminar este pregón sin mencionar a Enrique Gómez (El Bigote), por su labor tan discreta como eficaz a lo largo de muchos años, en beneficio de nuestra fiesta. Quiero también destacar la valentía y confianza de la Mayordoma y el Mayordomo al encargarme el pregón y darme la oportunidad de meditar y transmitir mis sentimientos. A la anterior Junta Directiva, por su labor desinteresada y por la consecución de tantos logros en el desempeño de su gestión. A la actual Junta Directiva, para que tenga suerte en su andadura. A las mujeres de El Buitrón, que durante todo el año se entregan a La Cruz para que todos la disfrutemos hoy. A los vecinos que en este año nos han dejado y que siempre estarán vivos en nuestros corazones: Nino, Francisco, Carmela y Patricia. Y, por supuesto, quiero darle las gracias a quien ha hecho posible que vuelva a mis raíces lo que me ha permitido preparar este pregón

pudiendo, vuelvo a decir, expresar y compartir mis más profundos sentimientos. Pedro, gracias por estar siempre ahí. Epílogo Es para mí un honor, el haber podido ofreceros mi sumisa palabra, mi prosa y mi verso en mi entusiasmo, en mis sentimientos y en mis pasiones que profeso hacia la aldea que me vio nacer. Fueron muchas las veces en las que me pregunté a mí misma si iba a ser capaz de transmitiros a todos vosotros algo tan espiritual, tan tradicional, como es el significado de la Santa Cruz, como son las celebraciones de las Cruces de Mayo en El Buitrón. La finalidad que ha pretendido este pregón no es nada más que aflorar entre amigos lo que esta pregonera siente por La Cruz, por El Buitrón y por sus gentes, y, por supuesto, una sincera y emocionada invitación a todos a que participemos de nuestra fiesta de la Cruz, de nuestro pueblo y de nuestra Hermandad.

¡¡ Bendita sea esa Cruz ¡¡

Cada año, siempre en mayo, Sale la Cruz de mi pueblo

Sobre los hombros de cuatro, De cuatro vecinos buenos

Precedida de cohetes, Perfumada de romero,

Procesiona por las calles Y trepa por mis recuerdos

¡¡ Bendita sea esa Cruz!!

¡¡ Bendito sea mi pueblo!! Y la gente que lo forma,

Que conserva lo más nuestro.

¡¡Viva la Santa Cruz!!