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Resumen_HIPERMEDIACIONES. Elementos para una Teoría de la Comunicación Digital Interactiva Carlos Scolari Si en los años ochenta la pronta de los cambios era social, hoy aparenta ser tecnológica. Puro espejismo. Si algo nos ha enseñado la comunicología latinoamericana es que tecnología, cultura y sociedad van de la mano. No podemos pensar en los hipermedios como si sólo fueran un artificio tecnológico. Las tecnologías digitales y los nuevos medios «son más que meros instrumentos o máquinas. La tecnología y la tecnocultura in cluyen todos los significados y sistemas que ofrecen y permiten las máqui nas y artefactos digitales que circulen en la cultura. En este sentido amplio, por tanto, investigar las posiciones teóricas significa considerar al que habla y con qué fines lo hace>> (Thornton Caldwell, 2000: 14). Todas las tecnologías de la comunicación son sociales por los valores que imprimen a sus productos, por los procesos de consumo que desatan, por las concatenaciones que establecen con otras tecnologías dentro de lo que Pierre Lévy denomina «la red sociotécnica>> (1992). Tampoco podemos suponer que nuestra subjetividad sale incólume de estos procesos. Todas las tecnologías de la comunicación son cognitivas, por la manera en que transforman nuestra percepción del mundo, por la capacidad de reprogramarnos como usuarios, por lo que nos dejan (y no nos dejan) hacer. Nunca nos cansaremos de recordar una de las frases célebres de McLuhan, aquella que reza: <<Primero modelamos nuestros instrumentos, después ellos nos modelan a nosotros>> (First we shape our tools, thereafter they shape us).

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Teoria de la comunicacion

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Resumen_HIPERMEDIACIONES. Elementos para una Teora de la Comunicacin Digital Interactiva Carlos Scolari

Si en los aos ochenta la pronta de los cambios era social, hoy aparenta ser tecnolgica. Puro espejismo. Si algo nos ha enseado la comunicologa latinoamericana es que tecnologa, cultura y sociedad van de la mano. No podemos pensar en los hipermedios como si slo fueran un artificio tecnolgico. Las tecnologas digitales y los nuevos medios son ms que meros instrumentos o mquinas. La tecnologa y la tecnocultura in cluyen todos los significados y sistemas que ofrecen y permiten las mqui nas y artefactos digitales que circulen en la cultura. En este sentido amplio, por tanto, investigar las posiciones tericas significa considerar al que habla y con qu fines lo hace>> (Thornton Caldwell, 2000: 14).Todas las tecnologas de la comunicacin son sociales por los valores que imprimen a sus productos, por los procesos de consumo que desatan, por las concatenaciones que establecen con otras tecnologas dentro de lo que Pierre Lvy denomina la red sociotcnica>> (1992). Tampoco podemos suponer que nuestra subjetividad sale inclume de estos procesos. Todas las tecnologas de la comunicacin son cognitivas, por la manera en que transforman nuestra percepcin del mundo, por la capacidad de reprogramarnos como usuarios, por lo que nos dejan (y no nos dejan) hacer. Nunca nos cansaremos de recordar una de las frases clebres de McLuhan, aquella que reza: (First we shape our tools, thereafter they shape us).Los medios fueron tradicionalmente considerados como instrumentos pertenecientes a la dimensin del hacer saber: un canal que transmita in formacin. En los aos ochenta, especialmente desde Amrica Latina y el Reino Unido, se insisti en el carcter cultural de estos dispositivos, cuya comprensin exiga ir ms all del instrumentalismo. Pero mientras estas nuevas concepciones se difundan en las universidades, la mediaesfera entraba en un proceso acelerado de mutacin producido por la invasin de pequeos componentes de silicio y la conformacin de redes donde circula el fluido vital de la sociedad de la informacin.

INTRODUCCINDes-haciendo teoras

Cmo se vern estos aos de vida digital dentro de unas dcadas? Qu pensarn de nuestras conversaciones tericas? Qu se dir en el futuro de esta dieta hipercalrica de ciberteoras que hemos consumido desde la llegada de la World Wide Web? No podemos descartar que los tericos de la comunicacin de mediados del siglo XXI nos traten con la misma socarronera con la cual nosotros leemos hoy las reflexiones sobre la bala de can o la aguja hipodrmica elaboradas en las primeras dcadas del siglo XX.

Como dice Fernando Flores, en la vida diaria pasamos mucho tiempo conversando (1997: 16). Ese conversar tiene consecuencias y debe ser considerado un trabajo a todos los efectos. Los profesores e investigadores universitarios no somos ajenos a este tipo de dinmica.

El anlisis de las conversaciones es esencial para entender un dominio cientfico.' Si para desarrollar su teora de las empresas Flores necesitaba una teora de la comunicacin donde el lenguaje tuviera un papel central, para comprender el estado actual de los estudios de comunicacin podemos seguir el mismo camino. En este modelo analtico

Nos proponernos pensar que las teoras son corno un conjunto de conversaciones cientficas sobre un terna determinado. Estas conversaciones tienen un diccionario propio, una delimitacin del objeto del discurso, una serie de mecanismos ms o menos declarados de exclusin (Foucault, 1999) y unas reglas discursivas que hay respetar (al menos si se quiere se-

Durante varias dcadas las teoras de la comunicacin se fijaron como objetivo encontrar una definicin compartida para su objeto de estudio y un modelo que representara fielmente el proceso comunicativo.

Como sabemos, sta fue una empresa infructuosa: cada teora propuso su propio modelo y definicin de comunicacin. Segn Craig, las diferentes tradiciones de la teora de la comunicacin ofrecen distintos caminos para conceptualizar y discutir las prcticas y problemas comunicativos. Estos caminos derivan de (y apelan a) ciertos lugares comunes y creencias sobre la comunicacin, al mismo tiempo que problematizan otros.

En este dilogo entre tradiciones la teora de la comunicacin puede ser plenamente interconectada con la prctica discursiva (o meta-discursiva) sobre la comunicacin en la sociedad>> (1999: 120). Podra incluso decirse que las teoras de la comunicacin no han sido otra cosa que una gran conversacin destinada a aclarar el significado de la palabra comunicacin.

Proponerse a estas alturas dotar de un significado unvoco al concepto de comunicacin no tiene sentido. Si pasamos revista a todas las definiciones elaboradas en los ltimos cincuenta aos podramos tardar otro medio siglo en enumerarlas. Es mejor elegir una, la que ms nos guste, la que mejor se adapte a nuestra visin de los procesos de intercambio simblico

Cada definicin de comunicacin est fundada en una metfora (Lakoff y Johnson, 1985, 1987; Lizcano, 2006). La comunicacin ha sido vista sucesivamente como canal, instrumento, flecha, proyectil, conflicto, contrato, orquesta, espiral o red. Cada una de estas metforas configura las percepciones, preguntas y mtodos del investigador. Si la comunicacin es un proyectil, entonces se tratar de medir su impacto en los receptores, y si la consideramos un canal, nos fljaremos sobre todo en las caractersticas tecnolgicas por donde circulan los mensajes. A los que ven la comunicacin como una relacin polmico-contractual les interesa analizar quines son los interlocutores, qu estrategias discursivas desarrollan para persuadir a sus contrincantes y qu procesos de interpretacin se llevan a cabo. Pero las metforas, como sostiene Lizcano, (2006: 66) y, a partir del uso continuado por parte de una comunidad de hablantes, terminan por naturalizarse:

A comienzos del siglo XXI las metforas que ven a la comunicacin como un proyectil destinado a impactar a los receptores o un instrumento para el desarrollo, la concienciacin o la dominacin social son cada vez menos utilizadas por la comunidad cientfica. En este texto haremos una apuesta muy clara por la metfora del ecosistema, o sea la comunicacin entendida como un conjunto de intercambios, hibridaciones y mediaciones dentro de un entorno donde confluyen tecnologas, discursos y culturas.

Por otro lado en los debates cientficos -como en cualquier otra con versacin- siempre operan mecanismos de exclusin. No podemos decir cualquier cosa. En un artculo cientfico expresiones como yo creo que >> no suelen estar permitidas y el autor debe explicitar permanentemente sus fuentes de informacin y justificar sus conclusiones y tomas de posiciones.

PRIMERA PARTE: EL SABER COMUNICACIONAL

La difusin de la tecnologia electrnica del broadcasting a partir de la segunda dcada del siglo XX fue acompaada por el desarrollo de teorias so bre como la radio y, treinta aos ms tarde, la televisin. Este cuerpo terico integr en una misma tradicin diferentes tipos de es tudios, como las investigaciones sobre el periodismo o la opinin pblica, hasta llegar a consolidarse como un nuevo territorio epistemolgico: las teorias de la comunicacin de masas.

El territorio de las teoras de la comunicacin de masas se encuentra atra vesado por una trama de modelos tericos, metodologas y diccionarios particulares imposibles de englobar en un nico discurso. De la agenda setting al enfoque funcionalista, pasando por la espiral del silencio, los usos y gratificaciones o las teoras de la dependencia y el imperialismo cultural, resulta imposible articular toda esta produccin terica en un discurso cientfico consistente. Por el contrario, las teoras de la comunicacin de masas constituyen un espacio donde se confrontan discursos que, en mayor o menor medida, se inspiran y recrean debates de las ciencias sociales

Organizar las conversaciones del campo comunicacional

Como demuestran las recientes teoras evolutivas, los grandes procesos de cambio en los ecosistemas biolgicos no se producen gradualmente sino de manera explosiva. Es probable que los estudios de comunicacin estn entrando en una fase de este tipo, caracterizada por el estallido en las pantallas interactivas (antes que en los libros) de nuevas conversaciones e interlocutores

Antes de analizar las conversaciones que van tomando forma en los estudios de comunicacin conviene dar un vistazo al juego terico anterior. Por qu? Porque los estudios so bre los new media no pueden, alegremente, desterrar al olvido casi un siglo de investigacin sobre los old media. Las teoras de la comunicacin han sido clasificadas de diferentes maneras: a partir de su origen disciplinario (sociologa, psicologa, antropologa, etctera), de sus sistemas explicativos (cognitivo, sistmico, etctera), de sus niveles de organizacin (interpersonal, grupal, institucional, masiva, etctera), de sus premisas epistemolgicas (empricas, crticas, etctera) o de su concepcin implcita de la prctica comunicacional (retrica, semitica, fenomenolgica, etctera) (Craig, 1999).

Nuestra descripcin de las teoras de la comunicacin de masas sigue el criterio tradicional que las organiza en grandes paradigmas o modelos a partir de la epistemologa que subyace a sus dominios conversacionales. Obviamente, la representacin que pro ponemos es esquemtica y debera ser vista como una especie de caricatura de un territorio mucho ms complejo, cruzado por contaminaciones tericas y confrontaciones entre paradigmas:

Paradigma informacional: podra decirse que ha sido el paradigma>> por excelencia. Hasta la naciente semiologa de los aos sesenta cay rendida a sus pies. Sin embargo el paradigma emprico-analtico ha sido el que mejor ha integrado dentro de su modelo al paradigma informacional. La teora de la informacin (o teora matemtica de la comunicacin) de; Shannon y Weaver (1981) ofreca a los socilogos un modelo sencillo para representar lo que para ellos era un proceso lineal y directo que iba de un emisor a un receptor. La fusin de ambos modelos en el contexto de una teora del broadcasting toma cuerpo en la famosa tuba de Schramm (1972). Paradigma crtico: este paradigma un espacio discursivo central en las ciencias sociales del siglo XX (Mansilla, 1970)- encuentra su expresin ms definida en la produccin de la Escuela de Frncfort. Desde las reflexiones de Theodor Adorno y Max Horkheimer (1981) sobre la industria cultural y la racionalizacin de la dominacin en los aos cua renta hasta las denuncias del imperialismo comunicacional de Armand Mattelart en los setenta, pasando por la lucidez inoxidable de Walter Benjamin (1981), la escuela crtica siempre ha hecho or su voz en las conversaciones de las teoras de la comunicacin de masas. El espritu de Frncfort sigui teniendo vigencia gracias a los trabajos de Herbert Marcuse (2001), Jrgen Habermas (1998), Toms Maldonado (1998) y otros investigadores interesados en desmontar las estructuras de dominacin de la sociedad capitalista.

Paradigma emprico-analtico: encarnado en el objeto de estudio (los efectos) y el mtodo (emprico-cuantitativo) de la Mass Communication Research, este paradigma ha sido durante dcadas el principal contrapunto terico del paradigma crtico. Tambin podemos ver esta oposicin co mo una confrontacin entre un modo europeo y otro estadounidense de hablar la comunicacin de masas. Si bien la investigacin emprica ha evolucionado con el correr de los aos -entre otras cosas se ha ido puliendo y perfeccionando hasta desarrollar mtodos cada vez ms fi nos de recoleccin y anlisis de datos-, es posible reconocer una lnea epistemolgica bastante coherente desde sus inicios en los aos veinte. Ms all de la mayor o menor simpata que puedan despertar sus inves tigaciones de corte administrativo, los nombres de Harold Lasswell (1927), Robert Merton (Lazarsfeld y Merton, 1986), Paul Lazarsfeld (Lazarsfeld, Berelson y Gaudet, 1962) oWilbur Schramm (1972) ya son parte de la historia de los estudios de la comunicacin de masas. Paradigma interpretativo-cultural: inspirado en la investigacin antropol gica, dicho paradigma excede ese campo para entrar de lleno en los es tudios de. comunicacin. El paradigma interpretativo-cultural entiende que la comunicacin de masas es una construccin social, y por lo tanto se centrar en aspectos como el newsmaking, los discursos sociales o los procesos de recepcin y los abordar con mtodos cualitativos. Es ta forma de encarar el estudio de la comunicacin de masas fue toman do forma gracias a los trabajos de los investigadores britnicos -desde RaymondWilliams (1983) hasta Stuart Hall (1980), Nicholas Garnham (1986) y David Morley (1996)- y latinoamericanos -entre los que no podemos dejar de nombrar a Jess Martn-Barbero (1987), Nstor Garca Canclini (1989),Anbal Ford (1994),Jorge Rivera, Eduardo Ro mano (Ford, Rivera y Romano, 1985), Renato Ortiz (1997), Guillermo Orozco Gmez (1997)- a partir de los aos sesenta en el Reino Uni do y de los ochenta en Amrica Latina.Paradigma semitico-discursivo: partiendo de los trabajos de Saussure (1985) y Peirce (1987), en la segunda mitad del siglo XX la semitica se convirti en un catalizador de saberes lingsticos, sociolgicos, sist micos, psicolgicos y cognitivos. En los aos sesenta las primeras inves tigaciones realizadas en Francia (Barthes, 1986, 1990; Metz, 1974, 2001, 2002) e Italia (Eco, 1962, 1964, 1968) abrieron el camino al estudio de las textualidades que circulan por los medios de comunicacin de masas. Fabbri (1973) se encargar de separar las aguas y definir las perti nencias de la mirada semitica respecto al enfoque sociolgico. Una mirada cornunicacional?Entre cientificismo y ensayismoEste primer mapa del territorio de las teoras de la comunicacin de masas puede llevarnos a pensar en la existencia de un espacio consolidado acadmica y cientficamente. Sin embargo, si los encuadramos en el contexto de las ciencias sociales, los estudios de comunicacin aparecen todava sin un perfil claro ni un destacado reconocimiento institucional. La comunicacin sera entonces un campo del saber joven y todava en formacin. Por otro lado esos estudios todava sufren fuertes tensiones internas. Desgarrados durante varias dcadas por el conflicto entre teoras crticas y administrativas, sbitamente enamorados de la semitica para despus abandonarla como en un tango para irse a vivir con los estudios culturales, los investigadores de la comunicacin apenas parecen estar saliendo de su adolescencia para alcanzar un equilibrio hormonal propio de la adultez.

La fragmentacin de un campo donde conviven diferentes escuelas y paradigmas ms o menos apocalpticos, ms o menos integrados, tampoco es un argumento slido para justificar la levedad institucional de los estudios de comunicacin. Dentro de la sociologa, la economa o la lingstica, diversos modelos tambin se han disputado la hegemona epistemolgica. Este hecho, en el fondo, ha servido para consolidar a cada uno de esos campos. El conflicto entre teoras suma, no resta.

Estos movimientos de unificacin transdisciplinaria tambin se perfilan en el panorama europeo. Uno de los investigadores que ms ha trabajado para dar un perfil propio a este campo ha sido el medilogo Rgis Debray.

El medilogo slo se interesa por los dispositivos susceptibles de modificar la percepcin, la cognicin y la locomocin, es decir nuestras prcticas del tiempo y del espacio>> (ibd.: 119). Un imperialismo mediolgico? No nos interesa apartarnos de nuestro recorrido para analizar a fondo la propuesta de Debray, la cual aparece cuanto menos seductora, ya que integra una serie de experiencias de investigacin hasta ahora desmembradas. En todo caso, la mediologa tiene un largo carrno por delante y conviene seguir los pasos de los autores que confluyen en lo Cahiers de Mdiologie.

En este contexto se debe hacer frente a la proliferacin de informacin, las hibridaciones disciplinarias, la prdida de hegemona del paradigma dominante (cientfico), la explosin comunicativa e informtica-

Otro intento de hacer frente a los desafios tericos que nos vienen del nuevo ecosistema meditico proviene del socilogo Scott Lash. Su teora meditica slo es posible (en una poca en la cual la vida social y cultural ha sido saturada por los medios. Ahora, lo que antes era "sociedad" es en igual medida medios que sociedad. Y lo que era "cultura" es tanto me dios como cultura)) (2005: 122).La teora meditica S1Jrge cuando el principio de la informacin que regula la vida de los medios devora al reino de la teora. Esta teora, construida a imagen y semejanza de los medios, estara desplazando a la teora social y cultural. Al alejarse de la narrativa, del discurso y de la representacin, el principio de la informacin reconfigura el trabajo terico. Lash reivindica el pensamiento y la escritura fragmentada, rpida y en forma de mosaico que caracteriz a Marshall McLuhan. En el reino de la informacin no hay tiempo para largos discursos o extensas narrativas tericas. Por el contrario, la teora meditica de Lash (1981: 13). Ms adelante Moragas reafirmaba la naturaleza desequilibrada de los estudios de la comunicacin de masas, los cuales son el resultado de irregulares y descompensadas aproximaciones a un objeto que, de hecho, es comn a diversas ciencias sociales>> y no ahorraba crticas a los planteamientos que han pretendido construir este trabajo terico en una disciplina "independiente", homologable en su estatus a otras ciencias sociales tradicionales, para terminar burlndose de esa