REVISTA DIEZ - NÚMERO 127

20 de mayo de 2012 - Comitán de Domínguez, Chiapas

Comitán le demuestra su cariño y agradecimiento.

Entrevista:

JOSÉ ANTONIO

LÓPEZ

GORDILLO

DIEZ - REVISTA DIGITAL– La revista que habla de vos.

Contenido

5.– EDITORIAL:

Tzizim.

6.– ZAGUÁN:

Ofrecimiento.

Autor: Jorge Gordillo Mandujano.

17.– PATIO:

Galería.

Fotografías de la quincena.

28.– BALCONES.

Entrevista con:

Maestra María Antonieta Alonzo Montalvo.

Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa

Vázquez.

32.– CORREDORES.

Casa de citas.

¡Oh! ¡Ah!

Autor: Héctor Cortés Mandujano.

39.– SITIO.

Entrevista con:

José Antonio López Gordillo.

Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa

Vázquez.

46.– ACTUALIDADES.

47.– MOJOL: La codorniz.

48.– En nuestro próximo número:

TÍO TAVO


Editor responsable: Alejandro Molinari

Contacto: [email protected]


Comitán, ciudad que habla de vos


¿EL MEJOR LUGAR PARA DISFRUTAR?

CENTRO TURÍSTICO

LOS ROBLES CHUCUMALTIC KILÓMETRO 3.5—CARRETERA A UNINAJAB

TELEFONOS:

5963006, 1014913,

6322874, 1106312

Lada 963.




Los comitecos sabemos qué sucede.

Pero, si algún extraño nos viera, co-

rriendo de un lado para otro, inclinán-

donos para levantar algo del suelo, no

se lo explicaría. Los comitecos sabe-

mos que llegó la temporada de tzizim.

Una mañana, los patios y calles de la

ciudad amanecen con la presencia de

los tzizimes.

Los adultos y los niños no pueden

soslayar esa presencia. En automático

levantan las hormigas con alas. Los

adultos lo hacen porque su inconscien-

te los obliga a recordar su infancia, y

los niños lo hacen porque la genética

los impulsa a hacer ese movimiento de

pepena.

Algunos odian el aroma y el sabor

de las hormigas, otros, por el contra-

rio, a las hormigas doradas en comal

las consideran un platillo exquisito. Al-

gunos gourmets inventan recetas nove-

dosas, exquisitas. En restaurantes ya

sirven carnes con crema de tzizim y los

más modestos preparan en casa una

quesadilla con tzizim.

Los comitecos sabemos porque

nos agachamos tantito. Los niños lo hacen para llenar un bote de plástico (como si fuesen

luciérnagas sin luz) y, en la escuela, en el salón, improvisar peleas de tzizimes; los adultos

lo hacen porque saben que esas hormigas estuvieron en galerías subterráneas durante

mucho tiempo y un día, cuando la temporada de lluvia inicia, buscan la luz y despliegan

sus alas. ¿Los adultos ven una alegoría en esto? ¿Piensan que también el vuelo puede ini-

ciar desde la galera oscura?

Los extraños no se explican cómo los comitecos comemos hormigas y lo disfrutamos.

Los extraños no se explican por qué los comitecos somos crueles con estos animalitos y

los llevamos vivos al comal, donde se queman y se doran. .




Ex abundantia cordis, os loquitur.

Nuestras palabras, nuestros actos, son expresiones del corazón.

El colegio Mariano N. Ruiz, más de seis décadas de existencia;

Escuela Secundaria Técnica No. 5, ocho lustros de servir a la educa-

ción en esta región: dos instituciones unidas en la admiración a la

maestra María Antonieta Alonzo Montalvo de González. Colegio

Mariano N. Ruiz y Secundaria Técnica No. 5, escenarios donde ella

se convirtió en luz y guía de muchas generaciones.




Participación del grupo de danza, de la Escuela

Secundaria Técnica No. 5, en el Homenaje de-

dicado a la Maestra María Antonieta Alonzo

Montalvo de González.



Gracias, maestra, por el honor que nos concede de rendirle este

justo y merecido homenaje.


Nuestros muertos no están ausentes, sólo no podemos verlos.

Evoco con veneración a don Héctor González Carrillo, esposo de la

maestra María Antonieta.



Participación del grupo de marimba, del nivel

primaria, del Colegio Mariano N. Ruiz, en el

Homenaje dedicado a la Maestra María Anto-

nieta Alonzo Montalvo de González.



Tuve la satisfacción de conocerle allá por el 64, cuando, atraído por los res-

plandores de las Nueve Estrellas, arribó a esta ciudad en donde su bonhomía le

granjeó la estima de los comitecos. Meses más tarde llegan la maestra María Anto-

nieta, Xavier, Roberto y Miguel. Poco tiempo después, Alejandro, el menor, el -

coshito, empieza a respirar el ozono vivificante de Balún Canán.

Toda la familia da y recibe afecto de este noble pueblo que la ha adoptado ge-

nerosamente.



Participación de Luis Felipe Gordillo Solórzano,

alumno de bachillerato, del Colegio Mariano N.

Ruiz, en el Homenaje dedicado a la Maestra María

Antonieta Alonzo Montalvo de González.


Doña María Antonieta vivió en muchos países, pues siendo su padre Emba-

jador de nuestro país, tuvo en la palma de sus manos el mundo entero.

Aquí, entre nosotros, empieza a recorrer el camino de la docencia. Dichosos

los que gastan su vida en ser luz para sus hermanos. Se convierte en maestra, en

escuela. Porque ser maestro no es sólo dar clases; maestro es el que construye una

vida, el que hace de su vida una escuela; es decir, una escalera por la que la huma-

nidad se eleva y trasciende.



Participación del grupo de guitarra, del Centro Cultural

Rosario Castellanos, en el Homenaje dedicado a la Maestra

María Antonieta Alonzo Montalvo de González.




La maestra María Antonieta ha trazado un camino, ha construido una escue-

la, es toda una escuela.

A ella admiración, reverencia, porque su noble tarea de maestra desempeña-

da con el corazón le ha permitido ascender a los niveles de la eternidad.


*Texto leído en el Homenaje dedicado a la Maestra María Antonieta Alonzo Montalvo de

González. Auditorio del Centro Cultural Rosario Castellanos. Viernes 18 de mayo de 2012.




Fotografías de la quincena




¡Dios mío, a lo que hemos llegado! Ya rentan los árboles.



“...y entonces los ositos fueron al

campo y…”



¿Y no te dan

ganas de tener

un tu

blackberry? No, ¿para qué?

¿Con estas

manos de raíces

que tengo?

¡Imposible!



¡Ay, sí, sí, muy santa!

¡Ja!, mosquita muerta

sos.

¡Dios mío, qué ruda!



Es que “lasmananas” del domingo son como “lasnotes” del sábado.









4a. calle norte oriente No. 10

Comitán de Domínguez, Chiapas





Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vázquez



La Maestra María Antonieta Alonzo de González, mujer sincera y noble, ha dedicado su vida a

una labor que disfruta con toda el alma: compartir sus conocimientos a sus alumnos. Durante mu-

chos años impartió clases de inglés en el Colegio Mariano N. Ruiz y en la Escuela Secundaria

Técnica No. 5. Rodeada del amor de sus hijos y del amor de Comitán, con gran entusiasmo, res-

ponde las siguientes preguntas:

¿En dónde aprendió la lengua inglesa y a qué edad comenzó a estudiar ese idioma?

Mi primer contacto con el idioma inglés fue a los seis años de edad, cuando ingresé al Cole-

gio Americano, en Tokio, Japón; un excelente colegio que tenían para los americanos que

vivían ahí, porque no había más que colegios japoneses, muy buenos, pero que luego es difí-

cil revalidar los estudios en otro lado. Estudié ahí hasta la edad de 12 años, tiempo en que

mi padre fue Embajador de México en Japón, China y Corea. Posteriormente, al nombrar a

mi padre Embajador de México en Venezuela, me enviaron junto con mis hermanos a vivir

a la Ciudad de Nueva York, en donde continué mis estudios.

¿Cuántos años lleva impartiendo inglés?

Aprovechando mi capacitación y experiencia como instructora en el Banco Nacional de

México, que adquirí antes de venir a Chiapas, encontré en Comitán la oportunidad de com-

partir mis conocimientos del idioma inglés como una forma de corresponder a la hospitali-

dad con la que esta tierra nos recibió a mi familia y a mí. Inicié con clases particulares en el

año de 1964, hace cuarenta y ocho años; y posteriormente, en el Colegio Mariano N. Ruiz y

en la Escuela Secundaria Técnica, volviendo a mis clases particulares en 1992.

¿Recuerda alguna anécdota simpática que haya ocurrido dentro del aula?

Una alumna me preguntó preocupada “¿Maestra, cree usted que algún día aprenderé

inglés?” Y le contesté: “no solamente eso, sino que vas a dar clases” y eso justamente es a lo

que ahora se dedica.

¿Qué le ha significado enseñar a tantas generaciones?

Me ha significado crecer como persona a la par del desarrollo de Comitán, con la grandísi-

ma oportunidad de tocar las vidas de miles de jóvenes a los que traté de apoyar con entu-

siasmo y dedicación. Un resultado de esto, que me llena de satisfacción, es el hecho de que

muchos ex-alumnos, a través de los años, me han traído a sus hijos para que les dé clases.





Por favor, diga tres palabras que definan su relación con Comitán.

Hospitalidad

Oportunidad

Agradecimiento

Por favor, diga tres palabras que hayan definido su relación con don Héctor, su esposo.

Amor

Gratitud

Sinceridad

Por favor, diga tres palabras que definan su relación con sus hijos.

Amor

Orgullo

Apoyo

¿Cómo ha sido su estancia en Comitán?

Mi esposo tuvo la feliz ocurrencia de venirse a vivir a Comitán y con eso nos abrió el mun-

do. Él quiso mucho a Comitán. Uno puede estar a gusto donde uno quiera estar a gusto.

Hay que buscar siempre lo positivo en todas partes. Muchas personas pensaron que después

de haber vivido en Nueva York, en París y en Tokio iba a ser difícil para mí adaptarme, pe-

ro de ninguna manera, desde el primer momento Comitán entró en nuestro corazón. Quiero

muchísimo a todos.

¿Qué nos puede decir del Homenaje en su honor?

Me siento muy emocionada y conmovida con esta muestra de respeto y aprecio, que me ha

hecho revivir incontables momentos de alegría y de esfuerzo compartido con mis colegas

maestros, alumnos y alumnas. En particular, siento un profundo agradecimiento hacia los

directivos de las instituciones educativas que han organizado este homenaje.

La sonrisa de la Maestra María Antonieta demuestra su amor a Comitán. Ha disfrutado su labor

como maestra y, asegura, lo sigue disfrutando. Comitán, por su parte, agradece todo lo que ella ha

brindado a este hermoso pueblo. ¡Honor a quien honor merece!



Héctor Cortés Mandujano



Vamos a San Cristóbal, con mi mujer, y nos regalamos dos festines gastronómicos. El primer

en Tomajauk, de nuestra amiga Gaby (pulpo asado, mi mujer, yo, corazón de filete, y vino tinto

y postre de maravilla), y el segundo en Pierre, restaurante francés (pato, mi mujer, yo, una car-

ne sepultada en una salsa de prodigio), donde conversamos un buen rato —mientras el vino

respira, mientras preparan nuestros platillos— con el propietario y genial cocinero. Repasa-

mos los nombres de árboles y plantas del patio con él. Un perro negro, cuyo rostro se parece

mucho a nuestra recién fallecida Gupy, es objeto de nuestra charla. Mi mujer ríe cuando Pie-

rre nos dice el nombre de su mascota.

—¿Y por qué se llama así?

—Porque era un gran guerrero, un personaje muy valiente, que sólo pudo ser derrotado

por alguien que no era humano.

Nos sabemos la historia. Es el nudo central de la Ilíada. En ese momento suena la campa-

nilla; mientras Pierre va a la cocina por nuestro ratatouille de entrada y nosotros a la mesa veo

al perro con más simpatía, después de saberlo mi tocayo. Se llama Héctor.

Héctor, por cierto, es el personaje más presente en Troilo y Cressida, de Shakespeare, una de las

obras “problema”, como la llama Harold Bloom en Shakespeare, la invención de lo humano

(Anagrama, 1998). Esta obra ha sido considerada, dice Bloom (p. 395), “sátira, comedia, trage-

dia histórica o cualquier otra cosa” y atiende, en realidad, a dos historias: la tragedia de

Héctor, muerto por Aquiles en venganza porque el troyano mató a su amado Patroclo, y la trai-

ción de Cressida (Crésida o Criseida en otras traducciones) que se entrega feliz a Diomedes,

cuando la obligan a dejar Troya, pese a que juró fidelidad a Troilo.

Shakespeare no tiene empacho en repartir insultos a los personajes: Helena, motivo de la

guerra, es una puta espartana, pero Cressida es una puta troyana. Cressida, sin embargo, pien-

sa (William Shakespeare, Obras completas, volumen II, Editorial Aguilar, 1991: 302): “las muje-

res son ángeles en tanto que se las hace la corte; una vez conseguidas, las cosas pierden su pre-

cio. El alma del placer está en la persecución”.

Tersites se duele de tantas muertes en esta guerra (p. 316): “¡Y pensar que todo el pretexto es

una puta y un cornudo”, refiriéndose, por supuesto, a Helena, que se entregó y se fue con Pa-

ris, y a su marido Menelao.

Tersites también explica a Patroclo el sentir de los suyos (p. 345):

TERSITES: […] Se te cree la doméstica macho de Aquiles.

PATROCLO: ¡La doméstica macho, granuja! ¿Qué es eso?

TERSITES: ¿Qué? ¡Su puta masculina!

El asunto es que se metió en los corazones de estos amantes (Paris-Helena-Menelao, Troilo

-Cressida-Diomedes y tal vez hasta en Aquiles y Patroclo) el amor; según Pándaro en su can-




ción (p. 322): “El arco del amor/ alcanza al corzo y a la cierva,/ la flecha penetra a fondo;/ no

es que hiera,/ pero cosquillea siempre la llaga,/ y los amantes gritan: ¡Oh!, ¡oh!, ¡y mueren!/

Sin embargo, esa herida que parece matar/ cambia los ¡oh!, en ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!/ Así, muriendo,

el amor vive todavía”.

En Noche de epifanía o lo que queráis, Luis Astrana Marín, el famoso traductor de la obra

completa del bardo inglés, anota un pie de página para aclarar algo (p. 135): “Shakespeare

alude a la muestra suspendida a la puerta de una cervecería, representando dos asnos, sobre la

cual aparecía esta inscripción: ‘Mira bien, que somos tres’ ”.

Esta obra, fuera de españolismos, ha sido traducida por la UNAM como Noche de reyes o

lo que quieran. Dice Bloom (p. 277): “Como todas las obras fuertes de Shakespeare, Noche de

reyes no es de ningún género”.

Olivia, enamorada, dice al sujeto de su amor (p. 148): “Un asesino no se denuncia tan

pronto como el amor que busca ocultarse. La noche del amor es un pleno mediodía”.

***

Sueño con un experto en ofidios que me convence y comienza a darme un curso sobre adiestra-

miento de víboras. Lo primero, me dice, es vencer el miedo, la repulsión, cualquier sentimiento

de rechazo.

Toma una pitón y se la pone sobre los hombros. Como verás, me dice, oprimo con suavi-

dad la cabeza para que no pueda morderme. Eso es nada más para empezar, para que lo veas y

lo aprendas; en realidad no te morderá si la sueltas y la dejas tocarte, si la aceptas. Tómala.

Me la da, la recibo. Oprimo la cabeza y el áspid parece sentirse incómodo.

—No —me dice con cierta violencia el especialista—, déjala libre, acércatela a la cara,

piensa que te besará.

Hago lo que me dice. Nos vemos ella y yo. No sé desentrañar su vista. Podría estar calma-

da o furiosa y no notaría la diferencia. Pone su hocico, su boca en mi mejilla. Siento sus esca-

mas. Pienso que me dolería la mordida si decidiera enfurecerse de pronto. Nada. Recorre, co-

mo si besara, mi cuello y luego mi brazo, hasta mi mano. Pierdo la concentración y con movi-

mientos precisos me la quito de encima, la aviento. El grito del instructor me despierta.

Recuerdo el sueño cuando estoy cortando café y a unos milímetros de mi mano una enor-

me araña permanece impávida (o quién sabe, sé casi nada de arañas). Dejo de moverme y acer-

co mi rostro para verla a detalle. No se mueve. Podría volverme, mejor, domador de arañas.

Días después, mientras riego unas plantas, me sobresalto porque sale de entre ellas una

pequeña culebra. Tiene el diseño loco de las que no son venenosas, en amarillo y negro. Repta






con lentitud, como tratando de adivinar mis intenciones. Dirijo el chorro de agua hacia otro la-

do y la veo cuando sale por un hoyito de mi terreno hacia un baldío. No. No se me antoja el

asunto de ser encantador de serpientes.

***

"La hora del lobo es el momento entre la noche y la aurora cuando la mayoría de la gente mue-

re, cuando el sueño es más profundo, cuando las pesadillas son más reales, cuando los insom-

nes se ven acosados por sus mayores temores, cuando los fantasmas y los demonios son más po-

derosos...", eso dice el personaje que interpreta Max von Sydow en La hora del lobo

(Vargtimmen, 1968), del maestro Ingmar Bergman.

He soñado muchas veces que estoy, descalzo, parado en unas rocas y con el mar casi

tocándome los pies. Las aguas están oscuras, amenazantes, me dan miedo. Lo he soñado varias

veces. Sentí escalofríos cuando vi mi mal sueño repetirse cuadro por cuadro en la película de

Bergman. Los violines violentos que acompañan la secuencia me intranquilizaron más. Un ni-

ño detrás de las rocas, que luego saltará y morderá al pintor loco me parece emocionalmente

manejable. Lo único que quería es que la toma se moviera del mar terrible.

***

Le hablo o me habla Pillita (no me acuerdo) para darme o pedirme un dato (no me acuerdo),

pero por ello, mientras hablamos, entra en Internet y suelta una exclamación; luego me dice

con voz compungida:

—Adivina quién murió.

Uf, el universo es muy amplio como para intentar un acierto; sin duda es alguien que ad-

miramos. Me rasco la oreja y dejo pasar minutos (¿minutos, no estoy exagerando?) de silencio.

—Theo Angelopoulus.

—¿Cómo?

—En Grecia, lo atropellaron.

Carajo. Este director griego es mi héroe desde que vi su maravillosa La mirada de Ulises

(To Vlemma tou Odyssea, 1995).

—Upa, digo, qué distraído. Soy igual. He estado a punto de morir de la misma forma.

Vi La mirada de Ulises cuando recién había muerto mi papá y no sé si trabé con ella una

relación emocional tan grande que Theo era para mí un ser cercano. Y Pillita lo sabe. Descanse

en paz.

http://es.wikipedia.org/wiki/La_mirada_de_Ulises


***

Veo por la televisión una entrevista que

hacen a una entrenadora de vida (me re-

sisto a escribir esta novísima profesión en

inglés). Un rey, cuenta, premiará con mu-

cho oro al hombre que traiga algo que le

haga sentirse triste cuando esté feliz y feliz

cuando esté triste (qué caprichosos son los

reyes).

El héroe recorre el mundo y cuando

está a punto de llegar de nuevo al palacio,

donde será muerto por haber fallado en su

misión, halla un mercadito donde compra

un anillo barato con una inscripción que

sabe le hará rico. Lo entrega al rey, que

por cierto está de fiesta. Él lee lo que el

anillo dice en letras pequeñas y ordena

que un tesoro le sea entregado a quien ha

logrado hallar lo que pedía, la frase en la

joya: “Esto también pasará”.

Contactos: [email protected]




JOSÉ ANTONIO LÓPEZ GORDILLO

Entrevistadora: Dora Patricia Espinosa Vázquez





José Antonio López Gordillo es Concertista de Guitarra Clásica. Sus manos se fusionan con el ins-

trumento, y su sonrisa denota pasión. Estuvo radicando veintiséis años en la ciudad de México. Y

hace un año regresó a su tierra: La Trinitaria. Actualmente da clases de guitarra en la UNICACH.

Don Pepe ama la música, parte importante de su vida. Es a través de sus manos y las cuerdas que

puede transmitir un lenguaje de luz. Al respecto, responde las siguientes preguntas:

¿Qué significa la música para usted?

Parte muy importante de mi vida. Una parte en la cual yo puedo mostrar lo que soy, ser lo que

soy y vivir la vida plenamente. Es importante.

¿Cuándo y cómo surge la idea de estudiar guitarra clásica?

Yo iba a estudiar derecho pero surgió esta posibilidad. En mi familia son músicos. Mi padre to-

ca la marimba y la trompeta. Mis abuelos tocaban la marimba. En una ocasión, cuando tenía

doce años, escuché a un niño tocar la guitarra en la casa de mis abuelos y me gustó; me im-

pactó el instrumento. Yo estaba en la secundaria y decidí aprender a tocar la guitarra. Pedí el

préstamo de una guitarra y le pedí a un maestro que me enseñara. En la Prepa, en Comitán,

también estuve en guitarra. Luego ya investigando y demás me di cuenta que la carrera se

podía estudiar. Le pregunté a mi papa y me dijo que se podía estudiar en El Conservatorio. Ya

había sacado mis papeles para estudiar derecho pero mejor me fui a México a presentar el exa-

men y ya no regresé.

¿Cómo fue la experiencia?

Llegué a México. Cuando llegué no podía entrar al Conservatorio porque tenía dieciocho años

y la edad máxima era quince. Me dijeron que podía irme a una de las escuelas de Bellas Artes,

que pertenecen al mismo Conservatorio, pero son escuelas de iniciación, entonces me fui dos

años de iniciación a la escuela y con eso obtuve el derecho para estudiar en El Conservatorio.

Hice mi examen y en el 87 entré al Conservatorio. Hice la carrera: diez años. Terminé la licen-

ciatura en música con especialidad en guitarra clásica.

¿Por qué la guitarra?

Es como cuando una mujer te gusta y te preguntan: ¿Por qué esa? Yo diría que fue amor a

primera vista. La guitarra es un instrumento muy popular. Es un instrumento que traen los

españoles en el encuentro de los mundos. No era la guitarra ¡era la vihuela! En México, inclusi-

ve, llega a ser el instrumento nacional. La guitarra tiene una gran tradición en Europa, en Es-

paña, en Italia. La guitarra llega a ser un instrumento de concierto y tuvo todo el romanticis-





mo y después llega la decadencia. Cuando llega el piano la guitarra decae. Entonces don

Andrés Segovia más o menos en 1930 se dedica al arte de difundir la guitarra, y con él llega a

ocupar otra vez los primeros escenarios. Pero eso es muy reciente. Viene siendo como la ma-

rimba; ahorita es un instrumento de concierto con un gran auge en el mundo y ya ha salido de

esa imagen de ser un instrumento para acompañar canciones y ser popular, ahora tiene esa

imagen de un gran instrumento de concierto. Guitarra clásica es un instrumento donde puedes

dar conciertos, ¿qué clase de música?, puede ser desde Bach hasta una canción popular mexi-

cana.

¿Qué proyectos o planes tiene ahora?

Siempre tuve el proyecto de regresar a Chiapas. Es un estado que me encanta. Soy chiapaneco

de corazón. Mis hermanos me dijeron, ‘Pepe, regrésate, sí vale la pena. En Chiapas hay mucho

por hacer’, entonces decidí volver. Actualmente estoy en la UNICACH, dando clases. Acabo

de abrir un estudio de guitarra en Comitán, el estudio en esta zona me interesa muchísimo;

todos los que estén interesados en estudiar guitarra clásica pues ya puedan estudiarlo aquí. Mi

proyecto: seguir tocando. Frecuentemente estoy yendo a México a tocar, toco para Bellas Artes.

¿Cómo ha sido la experiencia como maestro?

Muy buena. Es muy importante para mí compartir todos mis conocimientos y pasar esos tips

que se requieren. Ahorita tengo bastantes alumnos en la universidad y es maravilloso ver

cómo van aprendiendo. Hay muy buenos maestros en la universidad, excelentes maestros, ya

tienen un muy buen nivel. Yo vengo a poner mi granito de arena. Dar clases es toda una voca-

ción, hay que saber dar, compartir y la experiencia pues hay que volcarla ahí.

Ir a México, para estudiar música ¿fue una buena decisión?

La mejor. Nunca me he arrepentido y si volviera a nacer lo volvería hacer, quizá desde más ni-

ño. De por sí traemos un retraso en México culturalmente. Por ejemplo en Estados Unidos o

Europa, un niño a los quince años ya tiene una educación artística como lo tienen con las ma-

temáticas o en la literatura. Ya traen un camino muy recorrido. Nosotros aquí, empezamos de

cero. Cada vez es menos, en Tuxtla Gutiérrez, los niños ya están tocando un instrumento; ya es

muy fuerte a nivel mundial la marimba y la guitarra a nivel nacional. Yo no me quedé a estu-

diar en Chiapas porque en aquel entonces era carrera técnica no era licenciatura. No me arre-

piento.

¿Qué notas le dan ritmo a su corazón?

Ver la luz del día todas las mañanas. Mi familia, los amigos; la música, por supuesto, y el sen-



tirme libre. Además, mi creencia es que cuando haces lo que

te gusta ¡puedes hacer muchas cosas, por supuesto tienes que

tener una visión de vida. La pregunta es a dónde quieres lle-

gar. A mí me pagan por hacer lo que me gusta, nunca tengo

que trabajar.

Don Pepe toca la guitarra de la misma forma en que su mirada

contempla los cielos de La Trinitaria. Concluyó invitando a los

que tengan el deseo de estudiar música, y tengan alguna duda,

que se acerquen a él y pregunten. Aseguró que la música es una

carrera muy noble y no hay que perdérsela.




Programa del martes 15 de mayo de 2012.

Invitado de honor: Miguel Alejandro Flores Vázquez

Miguel Alejandro es alumno del sexto semestre de bachillerato del

Colegio Mariano N. Ruiz y es un destacado cantautor. Próximamente se

trasladará a Guadalajara, ciudad en donde cursará estudios

universitarios relacionados con la música.

Nos dio la primicia mundial de su primera canción: “Tiempo perdido”,

trabajada en estudio.

**********

En la fotografía: Genaro, Miguel Alejandro y Paty.

Crónicas de Adobe también se escucha por Internet

www.imer.gob.mx

Martes, de 3 a 4 de la tarde.



¡Ah, la codorniz! Era feliz, pero un macho horrendo

le provocó un desliz. ¡Pobre, pobre perdiz!

EN NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO



Documents

REVISTA DIEZ - NÚMERO 127