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Revista Letras Raras. Literatura, música, entretenimiento y todo lo demás. Una publicación conjunta de Editorial Sad Face y Her Majesty's Entertainment.
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Dirección editorial, redacción, mercadotecnia, ventas, diseño y todo eso: Editorial Sad Face L. Letras Raras es una marca registrada. 2013. Año 2, número 7. Fecha de circulación: abril de 2013. Revista editada y publicada por Editorial Sad Face y Her Majesty’s Entertainment. Domicilio conocido, código postal 90210. FotograKa de cubierta: E.J. Valdés. Revista producida en México. Prohibida su reproducción. Todos los contenidos originales aquí verTdos son propiedad de sus respecTvos autores y están protegidos por INDAUTOR todo poderoso… ¡Así que no te fusiles nada, o te haremos tomar veinte litros de jugo de col!
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas por las leyes, esta publicación no puede ser reproducida total ni parcialmente, ni registrada o transmiTda por un sistema de recuperación de información o cualquier otro medio, sea éste electrónico, mecánico, fotoquímico, magnéTco, electrópTco, por fotocopia, o cualquier otro, sin permiso por escrito previo de la editorial y los Ttulares de los derechos.
CONTACTO
Facebook.com/LetrasRaras
@LetrasRaras
ÍNDICE
Editorial . . . . . . . . . . . 4 El silencio como estrategia . . . . . . . 6 Diez y ocho de septiembre, 2011 . . . . . . 11 Probable historia de Twitter . . . . . . . 12 Historia del poeta . . . . . . . . . 17 Angelhead hipster . . . . . . . . . 18 God of War: Ascension . . . . . . . . 23 Caldo de gallina . . . . . . . . . 24 Gangster Squad . . . . . . . . . 26 Crucigrama . . . . . . . . . . 30 Autores . . . . . . . . . . . 31
Editorial abril 2013
Algo que quizá no muchos de los seguidores de esta publicación saben es que, en sus inicios,
—el pinche editor—
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prácticamente todos los contenidos eran generados por un servidor, y aunque siempre es un gusto sentarse a llenar las páginas de la revista, debo reconocer que uno de los factores que han mantenido a Letras Raras con vida por casi dos años (incluido ese triste break de cuatro meses, sí) es el hecho de que han abundado los talentos que se han animado a compartir su trabajo con nosotros, incluso antes de que hiciéramos pública una convocatoria. Si bien es cierto que somos un poquito selectivos —“mamones”, dirían algunos— y no nos aventamos a incluir cualquier cosa que nos envían so pretexto de “hacer relleno”, en el caso particular de la revista de este mes hay que decir que sencillamente no nos fue posible incluir todo lo que recibimos en nuestra bandeja de entrada en el transcurso de marzo, y por eso queremos extender nuestro más sincero agradecimiento a todos los que se han apuntado a colaborar con esta revista.
Es el sincero deseo de un servidor que disfruten este nuevo ejemplar de Letras Raras, el cual hemos confeccionado con mucha dedicación para todos ustedes…
Bueno, no tanta.
La Antología Letras Raras de narrativa y
poesía reúne todos los cuentos y poemas
originales que se publicaron en la revista
durante su primer año de circulación (junio
2011-2012).
Adquiérela a un precio muy accesible en
nuestra página de Facebook.
¡HEY!
Facebook.com/LetrasRaras
(y apresúrate porque se agota)
EL SILENCIO COMO
ESTRATEGIA
José Fernando García Arellano
Rutilio nació indio y vivió como indio. De pequeño no hacía más que balbucear, ya mayor hablaba menos; casi no emitía sonidos. De vez en cuando unos cuantos monosílabos. Su madre, Teodora, poco a poco se fue desacostumbrando a la voz del niño. Cuando adolescente, dejaba de hablar durante días. Conforme fue creciendo a todos se les fue olvidando cómo era su voz. El pueblo estaba acostumbrado a Rutilio, el mudo. Al único que no le parecía correcto era al nuevo maestro.
—El niño no habla y ya está grande para no hablar. ¿Es mudo? —reclamaba a Teodora.
—No creo, antes, cuando chamaco, hablaba. Ora no quiere, pero puede.
El maestro decidió que Rutilio necesitaba clases extra, por tanto, después de comer debía ir a casa del docente. Era una casa pobre, como todo el pueblo. Paredes de adobe y casi nada de luz. Este espacio contenía tesoros inimaginables para el niño. Una grabadora, por ejemplo.
Mientras recibía las lecciones, el maestro la encendía y eso, pensaba el callado alumno, iluminaba todo. Encontró una nueva adicción: la música. No le importaban las multiplicaciones; solamente quería oír esos ruidos que al combinarse creaban escenarios más grandes que los cerros o las estrellas. Notaba un cambio en su forma de ser a partir de las melodías que escuchaba: si tenían un tono melancólico le llenaban los ojos de lágrimas; cuando era música alegre no paraba de sonreír.
Ante los ritmos majestuosos le parecía necesario callar; callar para no estropear con palabras los sonidos tan hermosos. El trance que sufría cuando escuchaba una canción nueva podía durarle semanas. Teodora se entusiasmaba pensando que el nuevo Rutilio era distinto gracias a las clases. En parte era verdad y en parte no, porque de números y palabras sabía poco: con esfuerzo distinguía entre la A y la O. De Tchaikovsky conocía el nombre
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(le parecía chistoso que alguien se llamara de forma tan extraña), pero de su música lo quería saber todo. La diferencia entre el verdadero aprendizaje y los estudios académicos: la gula intelectual. El maestro pronto entendió la actitud de Rutilio: sus ojos estaban en el cuaderno pero la mente volaba hacia las notas musicales.
Dos meses después el maestro se fue, huyendo, acusado de arrancarle la pureza a una mujer del pueblo. Nunca se comprobó nada, pero ante el filo del machete la posibilidad de justicia desaparece. Rutilio era ajeno a los rumores: no le gustaba como se escuchaban las personas cuando cuchicheaban. Hermosa es la voz humana, reflexionaba Rutilio, para desperdiciarse en chismes. Estaba furioso porque el maestro se había llevado la grabadora. Tenía esperanza de encontrarla ahí, junto a todos los discos. Nada. Si era cierto lo de la muchacha, se había llevado una virginidad y una grabadora.
—Por la tarde Margarita va a declarar lo que pasó, así, enfrente de todos en la plaza —informaba Teodora, solemne. Su hijo, convertido a
su pasado de planta inerte. Sus ojos ya no hablaban ni su boca dibujaba sonrisas.
Rutilio casi no se acordaba de Margarita. Ella era mayor, unos tres o cuatro años. Recordaba su voz, suave. Hacía cinco años se había ido a trabajar a la cabecera municipal; un pequeño pueblo con aires de ciudad. Había regresado para las vacaciones cuando acusó al maestro. Rutilio seguía enojado con él por haberse ido sin dejar la grabadora. Quiso ir a la declaración pública de Margarita para saber si alguien tenía información sobre el paradero del profesor; más bien sobre el paradero de la grabadora.
La comunidad abarrotó la plaza, de un lado las mujeres y del otro los hombres, como es costumbre. Rutilio se quedó en el centro para escuchar mejor. Entonces apareció Margarita; un vestido azul delineaba una silueta de bellas f o r m a s . L o s m u r m u l l o s pararon, aunque las miradas eran mucho más penetrantes. Su piel morena contrastaba con el color del vestido, sus ojos grandes brillaban por el exceso de llanto. Los párpados,
hinchados, igual que la nariz; la trenza a medio peinar encarnaba tal melodrama que alejó toda sospecha de complicidad romántica con el maestro. Colocaron el micrófono en el centro, y el encargado la animó a que hablara. Inició entre balbuceos propios de quien tiene mezcla de vergüenza y ganas de llorar.
—Pobre chamaca, pero que cuente bien qué pasó, no se le entiende nada —refunfuñaba Teodora.
—El maestro me quiso enamorar y le dije que no —comenzaba el relato de la desvirgada, generando eco en toda la plaza—. Dijo que si no era por las buenas iba a ser por las malas. Como a eso de las tres de la tarde me mandó llamar, y fui, y en su casa me dio pulque y pues me perdí, y cuando desperté él ya no estaba y yo no tenía ropa.
Inmediatamente el encargado alejó a la niña del micrófono, gritó de coraje mientras levantaba el machete:
¡Ese maldito nos las va a pagar!
Los señores v i to reaban , l a s s e ñ o r a s s e preocupaban, y los n i ñ o s f e l i c e s porque no tendrían clases en un buen tiempo. Margarita
miró fijamente a Rutilio, después se alejó corriendo del lugar. Él fue siguiéndola.
En un momento especial se encontraron frente a frente, encajonados por las calles. Ella lo miró fijamente de nuevo. Rutilio no sabía lo que pasaba: escuchaba música que no existía. Margarita no escuchaba música: sentía necesidad de confesar su mentira. ¿Qué mejor confesor que un mudo?
—No le digas a nadie Rutilio, pero el maestro no me hizo nada: yo fui la que se le ofreció.
El pobre Rutilio no entendía lo que escuchaba porque de ella emanaba la música; sus palabras sobraban, era la tesitura en la voz, la suavidad de la pronunciación; todo en ella era armonioso, casi perfecto. Margarita continuaba con su declaración:
—Se negó a tocarme, a mí que estoy tan bonita, y pues por despecho lo acusé.
Rut i l io comprendía e l mensaje. Junto con eso asumió la
tristeza que implica escuchar una melodía perfecta y saber que no debe ser escuchada por él. Que esa música es de alguien más. Para él la música no es cualquier cosa, vincula colores, olores, sabores, recuerdos, todo en el instante; lo confuso cobra sentido, lo mágico se acerca como una deidad que susurra secretos en alguna lengua olvidada. En la
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música, Rutilio, se volvía gato, árbol, estrella. Oía su propia voz, la que nadie conoce, aunque no eran palabras los sonidos se hacían discurso. Si era cierto lo del romance de Margarita con el maestro, se había llevado una condena gratuita, una grabadora y un corazón.
Rutilio ya sabía que ella mentía en la plaza pública. Lo sabía también Teodora, porque las lecciones que recibía su hijo eran justamente a esa hora. Calló por pudor y para que Margarita no dejara de ser impura.
—Luego tienen problema para casarlas —afirmaba con sabiduría a la mañana siguiente, mientras Rutilio, mudo, comía escuchando —oyendo— las conclusiones detectivescas de su madre. Él no dejaba de pensar en lo que había sucedido la tarde anterior: la confesión de Margarita y la mutua promesa de no decir nada sobre el incidente con el maestro, sellada con un abrazo. Las lágrimas quedaron en la playera de Rutilio. Esas lágrimas le dolían como espinas. Una tristeza con sabor a instrumentos desafinados nublaba su buen juicio: Ella es una cualquiera, pensaba, que busca a un cualquiera para hacer cualquierhijos. Sin embargo, para mí no es cualquiera: para mí es única. Para mí, ella es música.
Margarita no aguantó mucho tiempo viva sin el hombre que amaba. A los dos meses de haber denunciado al maestro, decidió confirmar en acto el sentimiento de muerte. Escribió una carta con pésima ortografía declarando toda la verdad: “Lo unico malo quel hiso fue no quererme.” Tomó el revólver de su padre, colocándose el cañón en la boca. El sabor metálico le gustaba. Sujetó con los dientes el frío metal e intentó jalar el gatillo. Estaba temblando y sudando. Era un arma vieja, el gatillo estaba muy
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duro. Al final, escuchó la explosión del disparo, se asustó por el ruido pero fue el último sobresalto de su vida. La pared quedó cubierta de sangre. La cama también.
Rutilio recibió la noticia por parte de Teodora.
—Se mató la pobre. Dejó una carta bien triste de su amorío imposible con el maestro. Pobre de ese maestro. Ya te lo decía yo m’ijo: ese maestro era rebuena persona, pero estos testarudos que quieren matar a todo el que se fija en las mujeres que ni son d’ellos.
Acudieron al rito del entierro, como es costumbre. Rutilio ayudó a cargar el ataúd. Pesaba. Colocaba su oreja junto a la caja esperando escuchar algo de música. Nada. Antes de enterrarla se acercó al suelo para ver si encontraba un poco de sonido. Nada tampoco. Acabó ese día molesto con Margarita por haberse llevado dos veces su música, y con el maestro por haber enamorado a Margarita y por llevarse la grabadora.
Rutilio no volvió a emitir sonido alguno. Tampoco anheló escuchar ruidos en armonía. Rutilio nació indio y murió como indio, en silencio.
Callar es convertir el absoluto en Infierno.
FIN
¿Y M
orrissey, ap
á? Pues con eso de que andaba m
alo de la úlcera canceló toda su gira por Norteam
érica, dejando plantados a todos los que esperaban su presentación en el Vive LaTno de este año (y de paso ocasionando un trem
endo desgorre con la logísTca). Recientemente se ha sabido que
ya va saliendo del hoyo, pero tal parece (y, sí, esto suena a chisme de
revista de espectáculos) que, debido a su condición, Mozz podría
reTrarse definiTvamente de la cantada. Su m
ás reciente material
discográfico, Years of Refusal, salió al mercado en 2009, y, según ha
declarado él mism
o, aunque Tene material para un nuevo disco, luego
de que su contrato con Universal Records y Front Line M
anagement
expirara nadie se ha animado a decir “yo lo produzco”. Así de bonito
debe ser trabajar con él.
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Cierto día a finales del verano, Evangelina hurgaba entre la papelería y demás chucherías que guardaba en su habitación. Buscaba la manera de poner fin al desorden que caracterizaba su alcoba, cuando encontró un álbum de fotograKas raído y sucio. Lo abrió con mucho cuidado, y al ver las imágenes de la Terna infancia sonrió. En casi todas, ella lucía una carcajada, un berrinche, un mohín que en vano trataban de ocultar la mirada llena de tristeza y amargura. A su lado, siempre sus hermanos, sus juguetes, o sus libros. Y detrás, cual sombra adherida a su espalda, su padre, que con mano firme la situaba al centro de las fotograKas.
Después del álbum siguieron las boletas de calificaciones, que desde la primaria hasta la preparatoria seguían un decadente maratón; desde dieses hasta números rojos. Diplomas, escritos, dibujos, diarios, recuerdos…, así hasta dar con el acta de nacimiento.
—Éste es mi origen —pensó—, esto representa la época en la que yo no era nada más que una bolita de carne y huesos, sin propósitos, caídas, recuerdos o sueños.
¡Pensar que ahí estaba toda su historia, contenida en una montaña de papel!
Y lo que faltaba… Se imaginó su habitación, llena a rebosar de papel y Tnta. Su
historia quedaría grabada en papel, pues como papel había comenzado, mientras que ella se pudriría en vida, haciéndose cada vez más vieja hasta converTrse en polvo…
—Pero el papel también se deshace —reflexionó—. Y como se deshace… ¿Qué pasaría si lo quemo?
Removió los cachivaches de una caja hasta dar con lo que deseaba; el encendedor de su difunto padre. Prendió fuego a una esquinita de su acta de nacimiento, pensando en que, a fin de cuentas, siempre podía sacar una nueva en el registro.
Pero no hubo otra: una brisa entró por la ventana, arrancándole la hoja de las manos. Ésta aterrizó en la montaña de recuerdos y el fuego se extendió rápidamente por toda la casa.
Al cabo de unos días, Evangelina y su historia quedaron en el olvido.
Diez y ocho de septiembre, 2011
Evangelina Lima Martínez
@EjValdés
#140 Probable historia de Juan y Pablo fueron los mejores de los amigos desde que se conocieron en el Tercero Rojo de la Escuela Primaria Real de las Margaritas. Todos los días, a la hora del recreo, se sentaban a comer sus respectivos almuerzos en un rincón del patio de juegos, conversando respecto a los muchos temas que ocupan la mente y el tiempo de los niños en edad escolar. Este hábito los persiguió a la secundaria y p e r s i s t i ó t a m b i é n d u r a n t e l a preparatoria y la universidad, en cuyas cafeterías intercambiaban anécdotas, confidencias, opiniones y diferencias. Hacia el final de sus vidas académicas el uno lo sabía todo del otro y a su vez el otro del uno, al grado que quienes los conocían solían bromear diciendo que los dos podrían intercambiar sus vidas y no habría gran diferencia. !
! Sin embargo, en la vida del hombre, por naturaleza, todo es finito, y los días de escuela de estos dos llegaron al punto y aparte la mañana en que cada cual recibió su título universitario y hubieron de dar ese enorme paso que separa al estudiante del adulto. Pablo consiguió trabajo como guardabosques en las comunidades montañosas al norte de la ciudad, mientras que Juan inició una p rometedora ca r re ra en l a administración pública. Fue aquélla la primera vez que esos dos, tan unidos que se les consideraba intercambiables, se!
separaron, y conforme las r e s p o n s a b i l i d a d e s y l a s o c u p a c i o n e s l o s f u e r o n absorbiendo, ambos sintieron como si un abismo se hubiese abierto entre ellos. !
! Pero es la amistad —según lo atestiguan numerosas novelas europeas del siglo XIX— un vínculo difícil de romper, y, estando tan habituados el uno al otro, tuvieron el ingenio y la voluntad para mantener vivo el contacto: una mañana, al llegar a su estación de vigilancia, Pablo se encontró con un sobre remitido por Juan; una carta. En ésta le contaba cómo iban las cosas en su empleo y otros pormenores de la vida diaria en la ciudad, con la cual el joven guardabosques se sentía cada!
vez menos familiarizado. Contento de saber de su amigo a través de la tinta y el papel, Pablo se dio a la tarea de redactar una contestación, relatando lo mucho que había aprendido de las montañas y sus gentes. !
! Dio así inicio un intercambio de correspondencia tan constante que los carteros de la ruta se extrañaban cuando no había carta de la ciudad al bosque o viceversa en varios días. De los dos el más prolífico era Juan, quien semana a semana escribía tres, cuatro, y hasta cinco páginas para su amigo, en las cuales vertía sus inquietudes, sus anhelos y sus expectativas para el futuro. Por su parte, Pablo, que siempre fue el menos expresivo, era breve en sus respuestas, pero no por ello desatento. Por lo menos durante los primeros meses, pues conforme Juan le hacía llegar cuartillas y más cuartillas llenas de relatos y reflexiones, él se percató que cada vez tenía mayores dificultades reteniendo cuanto leía. Este hecho quizá pueda atribuirse a las muchas preocupaciones que su trabajo conllevaba, pero lo cierto es que llegó a leer cartas enteras sin memorizar nada de lo que su amigo había querido decirle, y en ocasiones ni siquiera la relectura era de mucha utilidad. Si bien cada que encontraba en su buzón un sobre procedente de la ciudad una sonrisa embargaba sus labios, su capacidad para atender el contenido era drásticamente limitada: apenas completaba un par de renglones y el remanente del texto le parecía una interminable sucesión de caracteres ininteligibles. A pesar de esto, se esmeraba escribiendo respuestas a cuestiones que en su cabeza apenas eran vagas. !
!Si bien esto hubiese bastado para apaciguar una conciencia cualquiera, Pablo era la clase de individuo que siempre procura dar lo mejor de sí a los demás, y no queriendo seguir enviando a su amigo respuestas genéricas, se dio a la tarea de encontrar una solución a la problemática. Lo primero que hizo fue tomar una selección de cartas y sentarse a leerlas, y luego de repasarlas detenidamente llegó a la conclusión que la complicación no yacía en la prosa de Juan, tan bien lograda que resultaba conmovedora; el problema radicaba en que él, sin quererlo, desviaba su atención con tremenda facilidad. De pronto se encontraba leyendo cómo ya no permitían a Juan fumar en su café favorito cuando toda clase de pendientes y preocupaciones asediaban su mente: el todoterreno no tiene combustible, hay que comprar baterías para las linternas, se debe una mensualidad del equipo de comunicación, un cazador furtivo anda haciendo de las suyas en el bosque, y los señalamientos viales requieren otra mano de pintura. Entre otras cosas. Al final, lo que su amigo había escrito en los siguientes párrafos le había pasado totalmente desapercibido. !
!Se dio cuenta entonces que la única manera en que podía leer las cartas en su totalidad era haciendo un profundo esfuerzo mental; esfuerzo que tomaba tiempo; tiempo que, como guardabosques, no podía permitirse. “No tener tiempo para un amigo es lo peor que puede suceder a uno en la vida”, se reprochaba, al tiempo que las cartas de Juan se apilaban sobre su escritorio. !
!Entonces un día, mientras le curaba la pata a un mapache herido, figuró el!
remedio a la situación que tanta zozobra le causaba: hacer que Juan escribiera menos. La cuestión era cómo, pues aunque sonaba fácil, aquélla era la clase de cosa que requería un tacto delicado cual seda, pues no podía sencillamente decirle: “sé breve en tus cartas porque no puedo ponerte atención”. Semejante declaración desmoralizaría por completo a su alegre y entusiasta corresponsal, y el propio Pablo sabía que se vendría abajo si su querido amigo dejase de escribirle. De tal modo, se dispuso realizar un experimento. !
En marzo de 2013 las diez personas más seguidas en Twi<er eran: Jus?n Bieber,
Lady Gaga, Katy Perry, Rihanna, Barack
Obama, Taylor SwiL, Britney Spears,
YouTube, Shakira y Kim Kardashian…
¿Qué tenemos en la cabeza?
!Haciendo acopio de las numerosas cartas que guardaba, una noche se sentó a leer cronómetro en mano, y así comenzó a monitorear sus intervalos de atención. Con la data que fue recopilando elaboró tablas, gráficos, y una serie de cálculos que recordaba de sus años en la preparatoria, y luego de un meticuloso y muy controlado análisis logró determinar el promedio de caracteres que era capaz de leer antes de que su mente desviara el rumbo: ciento cuarenta. Pero si alcanzar esta conclusión no había sido fácil, mucho menos lo sería lograr que Juan limitara su correspondencia a una longitud tan!aparentemente aleatoria. Además, ¿qué podía decir uno en tan poco espacio? !
!Si bien en un principio aquello le pareció inviable, Pablo pronto se descubrió a sí mismo plasmando sus ideas y tareas en breves notas al interior de su organizador personal, y lo que era más: comunicando instrucciones a sus subordinados en este nuevo y limitado formato, que resultó tan eficaz, eficiente, y a veces divertido, que pronto toda la patrulla del bosque lo estaba empleando. Por motivos hoy olvidados, estos mensajes comenzaron a ser conocidos entre los usuarios como “gorjeos”, y su popularidad pronto se extendió a los pueblos de la montaña e incluso a las ciudades más allá de ésta. !
!Al cabo de un mes, más de medio estado “gorjeaba”, y no tardaron los medios de información en hacer notas y artículos respecto a esta nueva moda. Fue precisamente un periódico local el que difundió el rumor de que este formato de comunicación había sido inspirado por el ave típica de los bosques de la región: el arrendajo azul, que también era la mascota del heroico cuerpo de guardabosques. A partir de entonces ésa fue la teoría más popularmente aceptada respecto al origen de estos breves pero pegajosos mensajes. !
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!Pablo, por su parte, se enteró de todo esto con un dejo de decepción, y nada hizo por que se supiera que él era el autor intelectual y material de los “gorjeos” que todos disfrutaban. Incluso, a modo de protesta silenciosa, comenzó a girar a sus compañeros comunicados más largos y elaborados; sus compactas respuestas únicamente acentuaban su frustración. !
!Pero ocurrió que una mañana, cuando Pablo revisó su buzón, encontró entre la correspondencia un pequeño sobre procedente de la ciudad. La manera tan pulcra en que habían escrito su nombre y su dirección en una de las esquinas delataba al remitente: Juan. La sorpresa del guardabosques se maximizó cuando descubrió que el contenido del envoltorio era una sola hoja de papel, arrancada de un cuaderno italiano, en la cual su amigo, con su estilizada y elegante caligrafía, había plasmado un mensaje de exactamente ciento cuarenta caracteres, sugiriendo que sería divertido dejarse llevar un poco por la moda. !
!¡Con qué alegría respondió Pablo a este mensaje! A partir de entonces los dos reanudaron su comunicación con tremendo ímpetu, y llegaron a intercambiar tantos “gorjeos” que, a ratos, sentían como si!estuvieran de vuelta en el patio de la escuela, comiendo sus emparedados a la sombra de un árbol. !
!La amistad entre Pablo y Juan se prolongó durante varios!
En febrero de 2013
Twirer tenia registrados más de 200 millones de usuarios
PRÓXIMAMENTE EN CONCIERTO
The Killers 13 de abril. Foro Sol.
The Cure 21 de abril. Foro Sol.
Lacrimosa 13 de abril. Auditorio
Blackberry
Cradle of Filth 11 de abril. Circo
Volador.
Devin Townsend 12 de abril. El Plaza.
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años más, hasta que éste sucumbió a un terrible caso de cáncer de pulmón, pero a modo de epílogo aún resta narrar una última aventura que arrojará luz respecto a lo que sucedió con los “gorjeos” más adelante. Lo que sigue deberá interpretarse a discreción: una tarde, mientras Pablo patrullaba su sector del bosque, recibió una alerta desde la base informándole sobre un accidente en una barranca muy cerca de su posición. Raudo, se dirigió a la escena, y allí se encontró con que un automóvil se había ido cuesta abajo. Valiéndose de sus talentos para el montañismo, descendió por las empinadas rocas y al interior del vehículo deshecho encontró a un muchacho, herido pero en una sola pieza. La manera en que pidió ayuda, jadeando aún por el dolor, le delató extranjero. El habilidoso Pablo se las apañó para sacarlo de entre los metales retorcidos, y luego de aplicarle un torniquete en su pierna sangrante pidió apoyo a su unidad; de ninguna manera podría escalar de vuelta llevándole a cuestas. Se confirmó que la ayuda iba en camino, pero el muchacho se mostraba desesperado, repitiendo en su lengua que moriría. Quer iendo t ranqui l izar lo, Pablo comenzó a hablarle sobre su amigo Juan , l a co r respondenc ia que intercambiaban, y cómo la gente de la región se comunicaba en mensajes limitados a ciento cuarenta caracteres. Esto último causó gracia al chico, quien, más relajado, se identificó como un universitario que vacacionaba por aquellos rumbos en lo que figuraba qué hacer de su vida. La charla que siguió a esto fue tan grata que cualquiera!
hubiese dicho que los dos estaban sentados en un bar, tomando unas cervezas, y no al fondo de una barranca, junto a un coche volcado. !
!Al cabo de unos minutos llegaron la ambulancia y el equipo de rescate. Pablo acompañó al muchacho hasta que lo aseguraron a la camilla del transporte, y antes de que se lo llevaran al hospital quiso saber su nombre. Ante esta cuestión, el joven universitario estrechó fuertemente su mano, le dio las gracias, y se presentó: Jack Dorsey. !
#FIN
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ANGEL HIPSTER HEAD
Marco Andrés
“I saw the best minds of my generation destroyed
by madness…”
HIPSTER 3 de junio de 1926. Correspondencia divina. Señor, tiene un nuevo hijo a su servicio. Correspondencia cancelada. ¿Cuál señor? ¡Señor Ginsberg, felicidades por su segundo hijo! ¿Cómo se encuentra Naomi? No hay un vivo que recuerde el año.
Bueno, de hecho no encontré a alguien capaz de decirme en qué año fue que nuestro personaje conoció la poesía por primera vez. Lo que sí puedo escribir es que en Newark, New Jersey, nació América. “It occurs to me that I am America.” Su nombre fue Allen Ginsberg, un hombre que desa\ió la clasi\icación.
En la segunda década del siglo XX, así como por un lado se destruían y reconstruían naciones, en las calles que alojaban el hogar de sus dos hijos, Louis y Naomi Ginsberg leían a los suyos fragmentos de los más reconocidos poetas de su tiempo. Fue una simple cuestión de tiempo para que en las calles, el salón, y entre cómplices, Allen Ginsberg se destinara a ser lo
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que con su vida nació: poeta. Su héroe de la infancia: Edgar Allan Poe.
La escuela no fue de mucho citar. Salvo que cuarenta y seis años después de 1926 él cofundó una para promover la enseñanza y difusión de la g e n e r a c i ó n B e a t , q u e , regresando al orden de la historia, para sus jóvenes dieciocho años le era aún desconocida. Es cierto, fue a la universidad y lo suspendieron por escribir obscenidades en las ventanas. En esa época de universidad, blues y amigos conoció a dos personas que le acompañarían el resto de su vida: William S. Burroughs y Jack Kerouac. Seducido ya por la prosa de Walt Whitman, la in\luencia literaria de su padre, y sus escritos informales, comenzó sus primeros textos.
It occurs to me that I am America.
En 1945 terminaba la guerra; el mundo celebraba y
adolecía. Ese mismo año Allen Ginsberg compartía habitación con un hombre que le dio mucha guerra y poca paz. Su primer amor, el más ambiguo de todos: Neal Cassady. A veces criminal, otras veces vagabundo, en su tiempo libre amante. Un prófugo de la moral de su tiempo. Él, como sus amigos, fueron eternos nómadas de historias y países. En cuestión de meses, uno de ellos plantaba marihuana en Texas, mientras el otro se acostaba con un tercero en Nueva York para partir a la semana siguiente a Denver. Y dejar corazones rotos en el camino.
“Yo lo vi. Era la voz de William Blake. Su voz se mezclaba en el irrelativo e inmenso universo. Erguido ahí estaba aquel poeta, leyendo mi poesía.” Fue una visión que, en sus palabras, ni las drogas pudieron revivir. Poca gente conocía a Allen Ginsberg en esos años, y de haberlo hecho lo hubieran juzgado de loco. Días antes de esta
19
visión, su madre sufrió una lobotomía y fue internada en un psiquiátrico. Un año más tarde, él también ingresó a uno.
El psiquiátrico no fue un lugar sencillo. Después de un accidente, la mercancía robada en el auto chocado fue motivo su\iciente para una detención. Sin escuela, trabajo o más sustancia que sus poemas, fue ingresado, y en su primer día de estancia conoció a Carl Solomon. Almas gemelas.
Una vez fuera del psiquiátrico, Ginsberg reemprendió su viaje.
Carl Solomon, I’m with you in Rockland, where you’re madder
than I am... I’m with you (...) in my dreams.
Durante la temporada nómada, William S. Burroughs y Allen Ginsberg tuvieron un affaire. En efecto, hubo amor, pero fue \inito. Citando a Lord Byron: “débil es la carne…” Y lo que la carne hizo quedó en cartas; correspondencia que atestigua la relación de ambos. En cuestión de meses, el amorío terminó. William se fue a Marruecos, Allen regresó a San Francisco.
Reanudó sus estudios en el instituto con un nuevo hombro a su lado: su mentor William Carlos Williams, con quien se había presentado solo unos días atrás en Nueva York. Él se encargó de hundirlo en las letras y de enseñarle a nadar en los círculos artísticos de su época. En el transcurso de su educación, sus amigos Burroughs y Kerouac publican sus primeros libros, y se mudan. Nómadas ellos, nómada él, regresan a Nueva York, y posteriormente se mudan a la Ciudad de México (para dar fe de ello, léase Mexico City Blues, de Jack Kerouac)
Hacia 1955 el trabajo de Ginsberg incrementa más y más, y durante sus viajes escribió poemas que más tarde formarían parte de sus antologías, como “Sándwiches de realidad”. En sus viajes al norte escribió The green automobile y en México Siesta in Xibalba. Sí, ya comenzaba a germinar un notable capítulo en la literatura norteamericana. ¡Vaya año determinante! En el departamento de un pintor, nuestro poeta nómada conoce a Peter 20
Orlovsky. Delirium tremens. Le hizo el amor, y lo hizo poeta.
En efecto, el \lechazo fue inmediato. De 1954 hasta 1997, Peter Orlovsky fue el compañero de vida de Allen Ginsberg, pero incluso para que ellos lo supieran pasaron varios años. Y entre esos años, varios viajes. Era un buen tiempo para ser famoso. Después de meses de arreglos y desacuerdos, Allen Ginsberg parió la revolución. Con una considerable antología de poemas realizada, se organizó la noche de lectura en la galería 6. Y ahí, se dice, nació el movimiento beat. Llamado así en boca de Ginsberg por la oleada de personas que querían ser publicadas, y también por el estilo de lectura y escritura que conformó los poemas.
Y sí, es cierto que Ginsberg parió esa noche, pero también aulló. Y no fue cualquier aullido, sino “HOWL”. Un poema que dio bastante de qué hablar, juzgado en su Tempo peor que el pecado y hoy considerado uno de los mejores ejercicios literarios de las letras americanas. El poema se consTtuye en tres partes, unas escritas a mano, otras a máquina, otras con peyote en un rincón hotelero de California.
Y el aullido estremeció con tal potencia que hasta los oídos de la corte llegó. Unos meses después el poema fue publicado, y días más tarde fallece la madre de Allen, quien sin embargo vivió de sobra en los trabajos de su hijo. Entre el éxito público y la muerte de su progenitora, el nómada se fue a Marruecos y a Europa junto con Orlovsky. Mientras ellos recorrían las calles de París, en un juzgado californiano se presentaba una demanda contra la editorial por publicar un poema tan obsceno. Meses después se determinó que la libertad de expresión era propia de una nación libre. Y aunque a la fecha el poema no se libra de juicios y prejuicios, la corte determinó que éste no era obsceno, y que Ginsberg no tenía culpa alguna.
En 1957 William S. Borroughs y Allen Ginsberg se establecen en la rue git le Coeur, París, posteriormente conocida como “el siTo beat”. Conocido el aullido, su autor, y sus compañeros, el término se vuelve un integrante más del vocabulario bastante popular para la década. En adelante, la ya parida generación crece entre poemas, novelas y epitafios.
Ese mismo año Allen escribió Kaddish, una bendición maternal. Considerado la segunda obra con más peso del poeta, este texto ilustra los periodos de inestable salud de su madre. Con un teatro lleno, Allen recita éste y otros poemas en público. Su padre estuvo presente. ”Haz fama y échate a dormir.” El caso fue que Ginsberg no durmió: voló.
Un año después, Ginsberg es editado, re-‐editado y publicado. Un héroe con ropa de segunda mano, cuentos urbanos y expresiones poco familiares. De ahí viene un largo periodo de viajes: Marruecos, Grecia, Italia, Turquía, Israel, África del Este,
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India. INDIA. ¿Qué hubiera sido de Ginsberg sin India? Territorio fértil para sus poemas y posterior \iloso\ía. Junto con Kerouac, se acercó bastante al modus paci\ista/budista, expresiones claras en sus poemas “Song” y “Sun\lower Sutra”, por mencionar algunos.
Sus poemas no fueron solamente producto de sus viajes. Ginsberg fue multitasking: compositor, cantante, fotógrafo… No por nada, después de las bibliotecas públicas, el FBI guarda uno de sus dossiers más sustanciosos; al gobierno estadunidense no le caía bien un alegre cantante que luchaba a favor de los derechos homosexuales, el LSD y la prohibición de la guerra.
Más tarde, en Inglaterra conoce a Bob Dylan; se llevaron muy bien. Esa misma noche, \iesta con los Beatles. Las primeras palabras que Allen dirige a John Lennon: “¿has leído a William Blake?” Pícaro. También se hizo buen amigo de Paul McCartney. Años más tarde hicieron una canción juntos, al puro estilo beat: “The Ballad of the Skeletons”.
Para 1972 ya no hubo censura, sino el premio al libro de poesía del año: The Fall of America. En el transcurso, fue detenido en Washington, llevado a sentenciar a la corte y visto en marchas a favor de los psicoactivos.
En 1985, con numerosos volúmenes de poesía publicados, se volvió profesor en la Universidad de Brooklyn. Su primer trabajo profesional pagado. El Teatro de Nueva York decide adaptar su poesía al escenario. Una vez, bien. Dos veces, mejor
En la última década del siglo XX se abre una retrospectiva a su vida y obra. Aunque la generación beat ya no seguía vibrando, allí estaba aún: canosa, orgullosa, con cirrosis, o muerta, pero aún estremeciendo a la nación. Claramente Allen Ginsberg no fue el héroe que América esperaba, pero sí uno que le escupió varias veces en la cara. Falleció el 5 de abril de 1997, entre amigos y amores.
que bien. Es un éxito. Lo único en lo que falla es en dejar de ser detenido.
“Nunca seré normal.”
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La canción que suena en el comercial de televisión se llama “Hanging On” y la canta Ellie Goulding. Por si la quieres bajar...
Pues por fin salió a la venta la sépTma entrega en la franquicia de God of War, muy convenientemente subTtulada Ascension, la cual sirve como precuela a toda la serie. Situado una década antes de los acontecimientos del primer juego, este wtulo arranca con Kratos aprisionado en la Ciudad de los Condenados, esto como casTgo por haber roto su juramento de sangre con Ares, dios de la guerra, luego de que éste, mediante engaños, lo orillara a asesinar a su propia familia. Mirando en retrospecTva, descubrimos que el capitán espartano ha estado colaborando con Orkos, el guardián de los juramentos, para impedir que Ares y las Furias se hagan del control del Olimpo, siendo éstas las principales antagonistas del juego.
de este juego ponían el punto final a la travesía de Kratos. En un principio se manejó la idea de que el Fantasma de Esparta podría viajar por el mundo para enfrentar a los dioses de otros panteones, pero afortunadamente no fue así y lo que hemos tenido desde entonces son historias intermedias como Ghost of Sparta y precuelas como lo es Ascension. Y vete a saber lo que vendrá, después de todo, la mitología griega Tene un chingo de donde rascar.
Luego del tremendo éxito críTco y comercial de God of War III en 2010, lo único que los desarrolladores en Santa Monica y Sony tenían claro era que habría más incursiones en el universo de GOW; lo que no sabían era de qué Tpo, pues los eventos
Por si te lo estás preguntado, el gameplay es prácTcamente idénTco a los juegos anteriores, con una que otra cosita nueva, las gráficas están muy bien, pero la historia y la dificultad no llegan a lo que se vio en GOWIII. Si eres fan de la saga te lo recomiendo, aunque ten en cuenta que, como todos los wtulos de esta franquicia, de pronto se siente como más de lo mismo.
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Caldo de Gallina * Jesús Manuel Torres Medina
—¿Tú las matas?
—Sí, aprovecho en lo que mi mamá va al mercado pa’ darles cuello. A ella no le gusta verlas morir.
—¿Qué sientes?
—¿De qué?
—Cuando las matas.
—Te lo voy a decir nomás porque eres mi cuate: siento placer.
La mamá de mi amigo Pepe hacía los mejores caldos de gallina del mundo. Bueno, tal vez no del mundo, pero sí de toda la colonia. Siempre me pregunté por qué la señora no los vendía, se hubiera hecho rica luego luego. Varias
veces fui a comer con ellos. En una ocasión le pregunté a Pepe por el secreto de los caldos.
—Yo las compro vivas en el mercado de Sonora, las pongo en el gallinero de la azotea y les doy su maíz pa’ que engorden. Lo demás es cosa de mi mamá.
—Ya coman o se les va a enfriar el caldo.
—A él no le gusta lo caliente, ma.
—¿De veras?
—Sí señora, tengo la lengua muy sensible.
—Dice que lo único que le gusta caliente son las mujeres.
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—¡Pepe! Respeta a tu amigo y respétame a mí.
—Ta’ bien, ma.
Pasaron varios días hasta que me encontré a la señora en el mercado y me invitó a comer su famoso caldo. Por supuesto que acepté y hasta le cargué la canasta. Llegamos y Pepe no estaba en la casa. Buscamos en el paTo, en la cocina, en su cuarto y nada. “Ha de estar en la azotea”. La seño le iba a gritar cuando escuchamos un fuerte cacareo. Subimos a la azotea y ahí estaba Pepe con los pantalones abajo, la gallina ensartada entre sus piernas con la cabeza colgando, las manos de Pepe llenas de plumas y sus ojos cerrados de placer.
A mí nadie me dice “gallina”.
¿Qué parloteas, McFly?
¡Que soy una bella mariposa, Biff!
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Por fin se me hizo ver Gangster Squad, cuyo estreno estaba programado para sepTembre del año pasado pero hubo de aplazarse hasta este enero luego del Troteo en el cine de Aurora, Colorado (también hubieron de hacerle cons iderables edic iones, pues la c inta originalmente contemplaba un enfrentamiento armado en una sala de proyección —qué cosas—). Si bien no estaba del todo familiarizado con la trama de esta cinta, lo que me atrajo desde que empecé a ver los afiches en diversos cines fue el reparto que ostentaba, empezando por Ryan Gosling. Sin embargo, debo decir que todos los actores lucen en sus interpretaciones y que el resultado de esta amalgama de talentos es una de las películas más deliciosas que he visto en lo que va de 2013. Y diré por qué.
E.J. Valdés
Comienzo comentando que yo no era fan de Josh Brolin hasta que lo vi interpretar a la versión joven de K en Men in Black III, pues hasta entonces la única impresión suya que tenía era su parTcipación en la desatrosísima Jonah Hex, cinta que ni los encantos de Megan Fox pudieron salvar. Pero en Gangster Squad hace un estupendo trabajo como John O’Mara, el policía duro y honesto que no se va a quedar cruzado de brazos mientras el villano, Mickey Cohen, hace de la ciudad su pastel, y para aguarle la fiesta reúne a un equipo de jusTcieros dispuestos a salirse del margen y ensuciarse las manos para desmantelar la operación de la pandilla más lucraTva de Los
CINE�
Ángeles. Fedora y gabardina bien puestos, Brolin es tremendamente convincente como el héroe de la película, y no creo morderme la lengua cuando digo que su personaje es todo lo que el Dick Tracy de Warren Beary no fue. Simplemente genial.
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Por otro lado está el segundo a bordo, y el que en mi opinión es uno de los talentos más menospreciados de su generación: Ryan Gosling. Si bien la carrera de este sujeto no abarca una amplísima filmograKa, la mayoría de los proyectos en que se ha involucrado han sido sumamente interesantes, siendo uno de los más aclamados Drive (cinta que pasó inexplicablemente desapercibida a gran parte del público en su año). En lo personal soy seguidor de este actor desde que lo vi haciéndole frente a Anthony Hopkins en Fracture, y encontrar su nombre entre los créditos de Gangster Squad fue lo que me convenció de echarle un ojo. Su actuación en esta película está a la altura de lo que nos Tene acostumbrados, encarnando en esta ocasión a Jerry Wooters, el policía joven y bien parecido que nada se toma en serio hasta que un dramáTco giro de eventos lo hace sentar cabeza y se une al equipo de “intocables” de O’Mara. Asimismo, su romance con Grace Faraday, el personaje de Emma Stone, es uno de los conflictos secundarios de la cinta.
Hablando del rey de Roma (o, en este caso, de la reina), Emma Stone evoca todo el glamur de las sirenas del cine de mediados del siglo XX, y su personaje, Grace, a t r a v i e s a u n a r a d i c a l transformación en el transcurso de la película, pasando de ser la chica que, no habiendo encontrado en la ciudad fama y fortuna, se contentó con ser la novia trofeo del chico malo número uno del pueblo, a ser la damisela en apuros y eventual tesTgo clave en el caso contra Cohen.
Pero el que a mi parecer se roba las cámaras en Sean Penn, a quien le toca interpretar al villano Mickey Cohen. El papel está tan bien logrado que me atrevo a
nom nom nom nom nom nom nom nom nom nom nom nom nom nom
pensar que el hombre debió prepararse estudiando las biograKas de los viejos capos prohibicionistas de Boston y Chicago, y que quizá también pasó días viendo algunas ilustres películas de mafiosos. Su personaje es uno de los antagonistas más carismáTcos que se han visto en un thriller de crimen en un buen rato, llegando a ratos a evocar la arrogancia y el senTmiento de invulnerabilidad de Toni Montana (Al Pacino), o incluso del mismísimo Al Capone. Sean Penn nos Tene habituados a excelentes interpretaciones, y ésta no es la excepción, pues el hombre se transforma ante la cámara: la voz, los modales, la mirada, la gesTculación… Todo ello se conjuga en un trabajo de primera.
Otros talentos muy dignos de mención son Nick Nolte como el jefe de policía que busca enderezar la ciudad (aunque por las malas), Giovanni Ribisi como el geek/espía de comunicaciones del equipo, y Robert Patrick (alias T-‐1000) como un veterano pistolero aparentemente salido de los pulps y westerns de principios del siglo XX.
La producción de la película es sorprendente, haciendo gala de una meTculosa atención a los detalles, siendo el resultado calificable como “un filme de época”. Las escenograKas, los vestuarios, el vocabulario (una sorpresa encontrar la palabra “ou~it” en su contexto temporal), y hasta las botellas de cerveza y refresco son consistentes con la época en que se sitúa la acción. Esto es digno de un aplauso.
Mucho críTcos no han tenido comentarios tan favorables respecto a Gangster Squad, sin en embargo, en lo personal la disfruté mucho de principio a fin, la recomiendo, y si me pidieran darle una calificación del uno al diez me inclinaría por un ocho morocho.
Otras
pelis
de ma
fiosos
que a
huevo
debe
s ver:!
The Go
dfather
Good
fellas
Casin
o Scarface
Bugsy
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En febrero pasado Haruki Murakami anunció el lanzamiento de su primer novela en poco más de tres años, la cual llevará por
titulo El Descolorido Tsukuru Tasaki y el Año de su
Peregrinación. La fecha tentativa de publicación en inglés es el 14
de abril de este año, y Amazon.com ya reporta un estimado de diez mil copias reservadas. La traducción al
castellano se espera para finales de 2013.�
Horizontales 1. Apellido del asesino de California llamado “Night Stalker” o “Walk-‐in Killer”. Inv. 2. Apellido del asesino de Winsconsin famoso por haber confeccionado toda clase de arwculos con los restos de sus vícTmas. Inv. 3. Apellido del asesino de la novela Psycho, de Robert Bloch. Inv. 4. Apellido del asesino conocido como “Buffalo Bill” en la novela Silence of the Lambs, de Thomas Harris. Inv.
Ver?cales 1. Presunto primer nombre del asesino británico denominado “the ripper”. 2. Apellido del asesino estadounidense conocido como “el vampiro de Brooklyn”, famoso por canibalizar a una niña en 1928. Inv. 3. Asesino estadounidense que escapó dos veces de custodia antes de ser condenado a la silla eléctrica en 1989. Manejaba un vocho. 4. Primer nombre de la asesina condenada a muerte por el asesinato de siete hombres en Florida. Charlize Theron la encarnó en una película. Inv. 5. Nombre del payaso al que John Wayne Gacy interpretaba. 6. Primer nombre del asesino francés del siglo XV que luchó junto a Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años. Inv. 7. Sobrenombre del asesino serial que operó al norte de California en los 60 y 70 y que nunca fue capturado. En inglés. Inv. 8. Apellido de la condesa húngara de quien se decía se bañaba en la sangre de vírgenes para preservar su belleza. Inv.
C R U C I G R A M A El güey que hace la sopa de letras se enfermó, así que este mes te traemos un bonito crucigrama para que demuestres cuánto sabes de asesinos seriales.
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AUTORES
Jesús Manuel Torres Medina Estudiante de la Licenciatura en Creación Literaria en la UACM, plantel Del
Valle. Originario de la Ciudad de México.
Marco Andrés Letrófago y pasajero emparentado con el axolote. Un intento de genio y un
fallo de figura con gusto por el arte, fuera de una fría sepultura.
José Fernando García Arellano Incipiente escritor, cronista de la Ciudad de México, revolucionario y
socialmente incómodo. Escribe para SPD NoTcias y otros.
E.J. Valdés Tu amigable escritor de vecindario. Colaborador del blog de opinión Effetá y
locutor del programa radiofónico-‐literario Códex, en Radio Plaza Juárez. Seis veces ganador de premios de creación literaria del ITESM. Renombrado perverTdo.
Evangelina Lima Marinez Oriunda de Nuevo Laredo, Tamaulipas, actualmente radica en Naucalpan de
Juárez, Estado de México. Trabajó como animadora a la lectura en Estación Palabra y ha tomado diversos cursos de creación literaria. Ha publicado en revistas literarias de Texas y Tamaulipas.
Asmara Gay Poeta, narradora y ensayista. Estudió la Maestría en Apreciación y Creación
Literaria en Casa Lamm y Ciencias de la Comunicación en la UNAM. Ganadora de diversos reconocimientos en México y España. Autora de Elena se Mira en el Espejo y Adentro. Miembro de la Asociación Mexicana de Estudios Clásicos.
Daniel Jennings Licenciado en literatura por la BUAP. CuenTsta y arTculista malogrado.
Desempleado por convicción, actualmente estudia hebreo y francés en la Ciudad de México. Sin muchas ganas.