41
Junio 2016 r e v i s t a

Revista Letras Raras, junio 2016

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Revista Letras Raras, junio 2016. Revista literaria. Una publicación de Editorial Sad Face y Editorial Elementum.

Citation preview

Page 1: Revista Letras Raras, junio 2016

Junio 2016

r e v i s t a

Page 2: Revista Letras Raras, junio 2016

Dirección general

E. J. Valdés

MercaDotecnia y ventas

Editorial Sad Face

Diseño eDitorial

Jovany CruzBrenda Zavala

eDición

Mayte Romo Daniel García

Fecha De circulación

Junio-julio 2016

Letras Raras es una revista mensual, creada por Sad Face, producida en México.

Editorial Elementum, Allende 717, interior 3, colonia Centro, Pachuca, Hidalgo. CP 42000.

Todos los contenidos originales aquí vertidos son propiedad de sus respectivos autores y están protegidos por indautor todopoderoso. Empero, comprendemos tus ganas de copiar parcialmente los textos o las ilustraciones. Si lo haces, tienes que publicar el título de la obra copiada, el nombre de su autor y de-cir que lo tomaste de Letras Raras, junio-ju-lio 2016. Si no lo haces así, contrataremos al bounty hunter más conocido de la galaxia, para que te ajusticie.

Ilustración de portadaKarla Dejhanyre Suárez

TécnicaDigital

Page 3: Revista Letras Raras, junio 2016

En el mundo de OfeliaEnrique Taboada

Escuela sevillanaVictor Miguel Gutiérrez Pérez

Nos faltan güevosViktor Olvera

Hice bien al irmeEla Acort

La criatura de la ventanaSilverio Contreras

AísthesisJ.I.M.M.

La primera vezThalía Azyadeth Osorio R.

Espejo de bañoUriel Velázquez Bañuelos

Borracho lo haces mejorEduardo Villaraldo

Premisa destructivaVictor Abraham Torres

IncidenciasRogelio Rosaldúa

7

10

13

15

17

21

24

25

27

29

32

Juni

o 20

16

Page 4: Revista Letras Raras, junio 2016

Si escribes narrativa, poesía o artículo, la revista Letras Raras

tiene un espacio para ti.

Envía tus trabajos a:

Convocatoria abierta permanentemente

[email protected]

/LetrasRaras @LetrasRaras

Page 5: Revista Letras Raras, junio 2016

Editorial

Hace cinco años que se publicó el primer ejemplar de Letras Ra-ras. Un enunciado muy fácil de escribir pero que encierra dedi-cación, paciencia, esfuerzo y un entusiasmo que sigue vigente. Cuando el proyecto se concretó en una cena de lo más casual, jamás imaginé que todo este tiempo después seguiría redac-

tando estas breves introducciones (y que me seguiría costando tanto trabajo hacerlo) o que contaríamos con más de doscientos

autores en nuestro catálogo; doscientos autores a quienes no puedo agradecer lo suficiente por creer en este proyecto y, con su talento, hacerlo crecer y crecer cual pez globo. Y qué decir

de los miles de lectores que nos han acompañado a lo largo del viaje; sin ellos ha mucho que Letras Raras se habría extinto, pero su interés aquí nos tiene y, ténganlo por seguro, nos tendrá otro rato. Es algo tan grato que con gusto le besaría las manos a cada uno de nuestros visitantes de no ser porque desconozco dónde las hayan metido o qué húmeros recovecos rasquen con ellas. (¡Ugh!). A todos ellos, a los amigos que hemos hecho mediante

este proyecto, a los espacios que nos han recibido para leer, a los ilustradores que vierten su talento en nuestras páginas y a nues-

tros cómplices de Elementum les extiendo mi gratitud. Cinco años; vamos por más.

E.J. ValdésEl pinche editor

Page 6: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras6

issuu.com/Letrasraras

Page 7: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 7

En el mundo de Ofelia

EnriquE Taboada

La veía salir todas las mañanas con su sonrisa colgando y su vieja mochila

de MTV. Yo no la conocía, y pienso que tampoco sabía algo de mí. Quizá lo único que teníamos en común era que su mochila y yo habíamos nacido en el 88. Ella nació en el 93; la delataban su uniforme de preparatoria y esa manía que tienen los jóvenes de no soltar el celular, como si fuera parte de ellos.

“En mis tiempos”… Graciosas palabras para alguien que apenas tiene 27 años y siente que la vida ya la vivió o, mucho peor, que no hay motivo por el cual vivirla.

La combi se detuvo. Ella subió, como siempre, con toda su joven belleza: sus labios rosas, su falda que cortaba el viento, su blusa sin escote… Podría des-cribirla como quien describe su propia

mano, como un contador que sabe a la perfección lo que tiene en sus libros. Llevaba el celular guardado. Me perdí en sus ojos, cuyo color oscilaba entre el verde, el café y la perdición. Yo la miraba pero, ¿cómo iba ella a mirar a un tipo como yo, que viaja en colectivo con sus libros de contabilidad en las manos y una trillada novela nacional? Entonces desvié la mirada. Lejos de la ciudad la vida se veía mejor, aunque el camino estuviera lleno de baches.

Abrió las piernas y vi más allá del filo de su falda. Era como si Afrodita bajara del Olimpo y me premiará con el paraiso perdido por aguantar la espera. Y el acto no había sido accidental. Ella se percató de que me percaté. Me sonrojé. Ella disfrutaba; sabía bien lo que había hecho y que me moría por ella, que ardía por ella.

Page 8: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras8

Mis anteojos se empañaron y el sudor se hizo presente. Ella sacó un espejo de su mochila, seguido de un lápiz labial rojo carmín; lo deslizó por sus labios tiernos y la inocencia quedó atrás. Me hipnotizó: ella sabía jugar sus cartas. En mi entrepierna, una erección y el balance del último año se fueron a no sé dónde.

—Soy Ofelia. ¿Y tú?

—En el trabajo, Bolívares. En la nómina, el 33. En el mercado, “Güerito”. ¿Eres de aquí?

—De aquí, aquí, no. Vivo a tres cuadras de tu departamento.

—¿Estudias?

—¿No se nota?

Se alzó la falda un poco más y vi su pan-taleta blanca al final de sus hermosos muslos.

—Si seré torpe… ¡Aquí bajo, joven! Ten-ga, cóbrese dos pasajes: uno en esta esquina y el otro más adelante. ¡Adiós, Ofelia!

Bajé arrepentido de haberla conocido. Abrí mi departamento aprisa. Ahora sabía su nombre, había visto sus piernas

de colegiala y sus inocentes pantaletas blancas con corazones rosas. Ofelia… Su nombre me dejaba algo como de trillada novela nacional; algo como la melancolía.

Llamaron a la puerta. Pensé que esa interrupción era para que me cobraran la renta. Abrí: eran ella y su pequeño cuerpo.

—¿No te despides de mí?

Tomó mi mano y la colocó en su pierna. Mis manos sudaban. Acercó sus labios rojos y besó mi mejilla. Dejé mis anteojos en la mesita, junto a mis libros. Ella se apoyó en la pared, como sosteniéndola. Yo la besaba con pasión; aquello era un sueño, una odisea del espacio: tenía a la chica de mis sueños en mi departa-mento.

—¿Me amas?

—No.

—¿Por qué lo hacemos entonces?

—Porque quiero que tengas el mejor puto día de tu vida.

—Ofelia pero, pero…

—Quítate los pantalones.

Page 9: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 9

—Ofelia, te amo. Te veo todos los días subir al colectivo; veo tus labios rosas, tus ojos, tu piel… Te deseo, es cierto, pero debes de saber que quiero poseer más que tu cuerpo.

—¿Acaso eres maricón?

—No, Ofelia. Te deseo…

—¿Vamos a coger o vamos a hablar de esto?

Se quitó las pantaletas, las colocó en mi mano y luego abrió la puerta del departamento y se esfumó. Esa noche no pude

conciliar el sueño: ella había estado aquí y obtuvo sexo clandestino.

Al día siguiente seguí mi rutina: me bañé, tome café y partí a la aventura de los números. Ofelia no se subió

al colectivo. En toda la tarde no pude mover ni un nú-mero: todo me la recordaba. El balance podía esperar. Salí de

la oficina y de pronto la vi, pero no era la chica del labial rojo carmín, sino la de labios rosa.

—¡Hola! Me llamo Rosa. Me gustan las rosas pero prefiero los claveles. Mi número es 55-57-82-93-83. Salgo todos los viernes a tomar el café en el bistró. Espero verte allí mañana para que me devuelvas aquello que olvidé en tu

departamento y yo te devuelva el libro que tomé prestado de tu mesa.

Page 10: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras10

VícTor MiguEl guTiérrEz PérEz

Si buscas felicidad,atiende lo que has de hacer,

por solo no cometerplena una barbaridad.A la mujer más esquiva,a la hembra que es más estrecha,a la esposa insatisfechao a prometida abusivatodas vence este principio—todas de carne al fin son—y es ganar su corazóncon prenda, caución y ripio.Lo primero es ser galante,merced, promesa cumplida,garantía fementidao bien, falacia garante:finezas cien mil propón,que estimulen el deseode que seas corifeode amor, honra y opinión.Luego que es aficionadaa la música en tu voz,como el trigo ante la hoz

Escuela sevillana (Redondillas)

Sevilla a voces me llamael Burlador, y el mayorgusto que en mí puede haberes burlar una mujery dejarla sin honor.

El burlador de Sevilla, vv. 1305-1309.

Page 11: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 11

la pudicia detestadaverás en cientos de espigasllevar el viento o al suelo,y a tu gloria abrir el cieloansioso de que bendigasel suculento interiorde la gruta, que es su centro,con el bautizo que adentrole dará el lechoso humorque, si a ti te escapa al sueño,a los súcubos desvela,y a ella ha mantener en velaal nono mes del empeño.Mas si acaso del escape,porque huir es oneroso,pasar prefieres dichosogoza con otro derrapey advierte, sí, que la lenguacumple más de un menester:nada vence a una mujerni su defensa más menguaque cuando la misma bocaque la adula e ilusionaes también la que inficiona,incendia, agita, descocasus húmidos interiores,(harto más húmidos luegode incendiarles con el fuegode dos labios mamadores).La industria es de la finezaamiga de oro y de plataque con astucia rematatoda hembruna fortaleza.

No basta con los regalosni con palabras amenas,penetrar en las almenasfemeninas quiere palos—metafóricos, se entiende,puesto que el palo mayorque les den será mejorsi es mañoso el que pretende—y así planifica bienlo que des, hagas y digas;válete de sus amigas(móntate en una también),de medianeras terceras,de discursos ensayados,de gestos exageradosy de frases domingueras.No escatimes, que es pecado,en hacer ofrecimientos;tiene los pechos contentosengaño bien calculado.Y recuerda que ademásde comedido galána ratos serás patán,que esto a la hembra gusta más.Cuando por santo te tengaapretújale las nalgasy cuando con ella salgastu mano no se detengasi explorar las cavidadesde su tracto posteriorte da deleite mayorque otras sosas vanidades.En fin ardides preparay los dedos ten bien prestospor si los hados funestoste impiden alzar la vara.

Page 12: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras12

A la industria, la cautelacontrapón en todo punto,que no se ha visto difuntoquien se acoge a su tutela.Si la fineza enamora,la industria todo lo gana;pero al fin cautela humanaviene, vence y condecora.Si eres pretendiente, fino;industria, si favorito;y por no verte precito,cauteloso, y habrás tino.Todo puede la fineza,en todo la industria vence,mas lo que al amor convencees ser de cautela pieza.Ten dinero en el bolsillo,en falquitrera un condóny un verso del corazónpor si hubieres de decillo.Nunca te quedes con una,que en materia del amorsiempre resulta mejorser de todas y ninguna.Mantenlas siempre sin nombreque es traidora la memoria,te arriesgas a ser escoriasi yerras, pues que eres hombre.Por eso sé cauteloso,industrioso ante la duday, hasta no verla desnuda,sé fino, no riguroso.A la postre si la lengua,

si la mano y la arroganciazanjar logran la distancia,de su recato hacen mengua,su pudicia desesperan,sus ceñidas prendas rompen,verás cómo se corrompenlas costumbres que antes fueranorgullo de la moral.Ya perdidas las barreras,muy de espacio y sin carrerastu erguido ansioso animalserá bocado exquisito,será minero de salesy de las cuevas analesserá habitante expedito.Y al final, diestro muchacho,tras gozar de mil manerastrata a todas de ramerasy haz desdenes sin empacho.A toda mujer que hallares,no importa su condición,su estado ni su opinión,antes que llorarle marescon estos consejos ve,y halaga, afloja y desatala estrechez y le arrebatalo que por gusto no dé.

Page 13: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 13

VíkTor olVEra

ilusTración: VicTor HErnándEz

Nos faltan güevospara mantener los decibeles del grito

nos falta coraje en la conexión inalámbricanos falta remedio en la economía emocional y no emotivanos falta vergüenza en los indicios de vida que vamos a dejar

Nos faltan güevos como si faltaran tortillasnos sobra el hambre y la vaciedad que nos devoranos falta el humo y la sangre fría que otros sí derramaránnos falta el cerebro engullido que, no enlatado, nos sirva de algo además de consuelonos falta la libre y no menos azarosa templanza de un día en el cielo

Nos faltan los güevos que antaño nos dieronlas nuevas generaciones y los libros que por fin leímosnos faltan los güevos que nunca por nada perdimospero aun así faltanY faltan ahora que nos dejamos la sombra y los artículos leídos

Nos faltangüevos

Page 14: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras14

ahora que queremos alzarnos y no pudimosnos faltan las ganas de otras lenguasy las manías de otras letrasY son güevos lo que faltaporque carne sí tenemosy eso nos ha llevado a pensar que nada hay más importanteque lamentarnos la ausencia y la falta de bríoaunque nos falten güevos para admitirlo

Ah pero nos faltan güevossin hablar de cobardía, de rendición o arrepentimientoporque son güevos los que faltanno inconformidad ni empatía,de eso nos sobra con las noches solasy los días viejoscon las cifras rotas y los pasos lentos

Pero no siempre será así porquehemos de crecer y coger y volvernos vientoy cuando eso suceda nos faltará cuerpo y nos sobrarán güevosnos faltara espacio y nos sobrará el tiemponos faltaremos tú y yo y nos sobremos siempre

Page 15: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 15

Ela acorT

ilusTración: karla dEjHanyrE suárEz

Hoy te he seguí y regresé a los lugares donde estuviste para saber qué me podían decir ti. El primer lugar me

ha dicho que te vio echar a reír al ver un perro corriendo. ¡Qué maravilla que aún disfrutes de los esbozos de felicidad en cualquier detalle!

El segundo lugar me dijo que estabas sola otra vez, que se-guías perdiendo la mirada en cualquier lugar donde cayeran tus ojos. ¡Qué belleza que todavía tengas más preguntas que respuestas!

El tercer lugar, el que solía ser nuestro hogar, me ha dicho que ya no te hago falta, que ya duermes bien por las noches y que ya miras a la luna sin pensar en mí. Me ha dicho que cantas, que bailas, que sigues tocando espléndidamente el piano, que sigues jalando todas las cobijas, pero ahora ya no estoy para quejarme de pasar frío en las noches. Tampoco

Hice bienal irme

Page 16: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras16

estoy para burlarme de tus malas mañas, de tus supersticiones. Malditas sean todas las veces que no creí en la perfección aun estando contigo. Mal-dita sea la costumbre. Maldito sea yo porque no estar contigo, porque no puedo regresar, porque ya estás feliz y no me necesitaste para lograrlo. Te hice bien al irme.

Page 17: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 17

¿Has sentido alguna vez que alguien te observa mientras te encuentras solo? ¿Sientes la presencia de algo o alguien

que te mira durante la noche mientras descansas, mientras trabajas, mientras reflexionas? Yo también. Está allí mien-tras lees este texto, mientras desplazas el scroll hacia abajo, mientras das vuelta a la página. Estaba allí cuando yo escribía esto y quería creer que ése sonido no era otro que el remi-niscente sonido de las teclas ya viejas. Sólo eso… pero no.

Está allí, mirando por una rendija, por ese espacio que dejas-te entre la pared y la cortina. Yo tampoco quisiera creerlo. Quisiera no estar seguro muy en el fondo de que eso me está mirando. Al igual que tú, me repito que ese rastro de vapor condensado en la ventana es ocasionado por el calor del in-terior. Pero no es así. Ese ruido en la ventana… También me repito que es un gato corriendo afuera, que es la rama de un árbol desplazada por el viento, que es la madera hinchada por la humedad o que es el metal expandiéndose a causa del calor. Pero es mentira; mi conciencia me dice que está mirándome; observando, pensando o esperando no sé qué. La pesadez de esa mirada es como una aguja oxidada y vibrante que se clava en mi nuca o en el rabillo de mi ojo.

silVErio conTrEras

FoTograFía: daniEl garcía

La criatura dela ventana

Page 18: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras18

¿Cuál de esas tétricas sombras que veo en la pared de pertenece a la criatura? ¿Cuál de esos sonidos tenebrosos proviene del repulsivo ser? Sé que es la criatura que me mira en las noches cuando me voy a la cama pensando en cosas siniestras; sé que es ella la que clava sus ojos en las cobijas cuando me cubro la cabeza con ellas, cierto de que, de alguna estúpida manera, me protegen. La percibo cuando los gatos se ponen inquietos en de la habitación, cuando los perros ladran al aire mirando los muros y chillan en la oscuridad.

En ocasiones casi puedo sentir una de sus extremidades acer-cándose a mi hombro o tratando de acariciarme el cabello. Casi puedo sentir su aliento detrás de mí en esas noches en las que la lluvia arrecia y la luz de las bombillas se extingue, enmascarando el nauseabundo sonido de su arrastre con los truenos, escondiéndose en los rincones oscuros e inaccesi-bles para no verse expuesta a la luz de los relámpagos. Me resguardo en una esquina, escudándome tras el haz de una linterna cuya batería se terminará en cualquier momento e imagino que la luz de ese pequeño aparato me protegerá de la criatura si llegase a develarla.

En otras ocasiones escucho el sonido de lo que parecieran ser pliegues húmedos de piel —o lo que sea que la cubre— desplazándose sobre el suelo. Me repito cada vez que se trata de algún animal comiendo, o del sonido de mi propia saliva.

De pronto un olor amargo y aceitoso, mezclado con podre-dumbre, me flagela la nariz. No quiero voltear hacia la ven-tana porque me toparé con su mirada, con sus ojos (u ojo). La tensión se apodera de mí; el mórbido deseo de confirmar que allí no hay nada. Pero el terror visceral de descubrir lo contrario me lo impide.

Page 19: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 19

No voltees, porque allí está. No es una posibilidad: ¡lo está! Tengo la certeza de que te mira como me mira a mí. No voltees, y ruega, como yo, que tus ojos no vayan a parar a la ventana en un mo-mento incauto en el que vacile la mente.

Page 20: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras20

/Edielementum @Edi_Elementum

Page 21: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 21

Aísthesisj. i. M. M

Me gusta sentir las oquedades de tu cuerpo, ahí, donde tus líneas se

encuentran como las de un acantilado en un valle o un rayo en un espejo. Las recorro con las yemas de los dedos y me alejo de tus simas hacia el horizonte, hacia el cenit, hacia el punto cardinal opuesto. Entonces imagino qué bien estaría aquí L tocándote, siempre y cuando también asista V, pues todos saben que L va muy bien con V.

Primero se le acurruca como sentándose sobre sus piernas. Su espalda, plena, toca su torso, excepto, quizás, en la parte más alta, aquella más allá de la cintura, donde se transforma en los derechos hombros y el alargado cuello que sos-tiene una cabecita que, ya libre, podría estar mirando en cualquier dirección. O quizás –en realidad nadie lo sabe– ésta no sea su cabeza, sino sus pies. Las largas piernas de L entonces yacerían

sobre el planísimo abdomen de V y se extenderían más allá de su rostro; hasta podemos imaginar a V mirando el techo entre las pantorrillas de L y alzando, con un esfuerzo que le es de lo más natural aunque sea sobrehumano, sus panto-rrillas para sentir las finas escápulas de L, ¿o podrían ser sus pechos? No creo. En ese caso L sería demasiado flexible. Además, ¿cómo saber si no es V quien, boca abajo, se dobla sobre L que a gatas los sostiene a ambos?

Pero decíamos que V encontraría tu cabeza, allí, precisamente donde la ma-nera en la que te peinas no podría ser más cuadrada, ¿o hablamos de tu mano o los dedos de tus pies? ¿Y qué es esa hendidura tuya en la que L se introdu-ce? ¿Tu axila? ¿El fondo de tu cuello? ¿Acaso tu ingle (y entonces alejas a V con acrobática patada)?

Page 22: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras22

Mas el cuadro –en realidad el rectán-gulo– jamás estaría completo si igno-ramos a los demás. Así, hay que hablar de X, quien extiende sus extremidades para aferrarse a la punta de las tuyas, mientras que con las opuestas, carga a W, cuya pose es indescifrable. A su lado está N (¿por qué le llaman N?, no lo entiendo) que apenas roza una puntita de X, si es que lo hace, y del otro lado se encuentra con U (cuyo nombre, opi-no, debería ser C) jactándose del arco siempre tan pronunciado del que es capaz su espalda. De ahí se proyecta Z, quien cual reptil zigzagueante emerge de su agujero al diafragma de F en un severo mordisco. Quizás por eso pode-mos observar la cuadrada joroba de F (apodado R en honor un bichito que sólo va jugando por la vida); sus brazos han sido lanzados hacia atrás en una exten-dida contorsión que asciende desde el vientre y le deforma el dorso.

F habla de P, quien tiene fama de en-simismarse junto a tanta escultura. No sé si es por su panza o si, en efecto, siempre se repliega como un caracolito (y como el habitáculo del que hablamos ahora es tan estrecho, seguramente le hallaremos aplastando a X en el colmo de la incomodidad); el punto es que todos le hacen el feo, sobre todo T que, con su habitual presunción, suele es-

tirarse todo lo que puede desde abajo como queriendo tirar a quien sea que se cruce en su paso, en especial si se trata de P.Por último, hablemos de I. Arrinconado en la esquina más lejana como si todos le tuvieran recelo, se cree mucho. Su esbelta figura le haría desfilar en no pocas pasarelas (¡si tan sólo pudiera conocer este mundo!). De hecho, su larga silueta de proporción cinco a uno es el epítome de la elegancia, aunque los otros pentominós creen –y no sin verdad– que su vida es demasiado lineal y simple, siempre hacia adelante o hacia arriba, y en la que sólo hace falta contar todo aquello que se sucede –los lugares, los módulos, los lapsos– para seguir avanzando.

Así, pobre, se figura con más altura y delgadez cuando se pierde en sus en-sueños: ¡ser un hexominó, un hepto-minó, un octominó! Pues ¿quién si no I podría ser todos los poliominós hasta el infinito, aunque siempre tan abu-rridos como el dominó? Te lo digo a ti, Y. A ti, tan libre y cambiante, con tus cuatro maneras de bailar y otras cua-tro de verte al espejo, para que nunca te sientas menos junto a I. Te lo digo aquí, al sentir los ángulos que forman tus bordes cuando te cojo y te adentro en una dimensión de nuevos grados de libertad. Aquí –junto a un pesado libro

Page 23: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 23

de matemáticas discretas– cuando los demás, multicolores, permanecen en el rectángulo de 6×10, preguntándose cuál será su nueva disposición en la siguiente de las 2339 formas posibles de acomodarse, o de las 1010 del formato 5×12, o de las 368 si se amontonan en 4×15, o si llegáramos hasta el larguísimo 3×20. ¿Qué amatoria postura, qué contactos y deslizares no habrá que realizar para lograr tan sólo alguna de sus dos legendarias configuraciones?

Page 24: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras24

LA PRIMERA VEZTHalía azyadETH osorio r.

La primera vez que comí limón me dieron ganas de vomitar. Y lloré. La primera vez que probé el café me dieron ganas

de vomitar. Y no pude dormir. La primera vez que me em-borraché me dieron ganas de vomitar. Y vomité. La primera vez que fumé me dieron ganas de vomitar. Y me ahogué. La primera vez que fui al dentista me dieron ganas de vo-mitar. Y no quise volver. La primera vez que me corté me dieron ganas de vomitar. Y lo hice de nuevo. La primera vez que me comí a una mujer me dieron ganas de vomitar. Y me volví adicta. La primera vez que me enamoré se repite y se repite y se repite intermitentemente.

Cada vez parece una historia diferente a la anterior, pero no. Cuando me adhiero a otra persona, caigo en los mismos lugares comunes, pero en rostros distintos. Entonces vuelve a ser como la primera vez: lloro, no puedo dormir, vomito, me ahogo, no quiero volver, lo hago de nuevo: me vuelvo adicta.

Siempre hay una primera vez para todo porque, para el todo, nada ocurre por primera vez.

Letras Raras24

Page 25: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 25

uriEl VElázquEz bañuElos

Hoy me perdí, clavado en la pared. Sé que pronto me veré de nuevo. Son las nueve de la mañana; alguien abre la

puerta y se mira en mí. Tengo un rostro cansado y malhu-morado. ¿En verdad ése soy yo? Recuerdo que tres horas atrás tenía el rostro de una joven mujer y ahora sólo soy un viejo. Quizás dentro de poco sea un gato o de nuevo la joven. Me gustaría ser independiente como la regadera o el cepillo de dientes, pero mi personalidad depende de alguien más. A falta de ese alguien más, sólo soy un pizarrón en blanco, un sonido sordo, un espejo sin reflejo.

Espejo de

Letras Raras 25

Page 26: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras26

Page 27: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 27

Borracho lo haces mejorBorracho lo haces mejorEduardo Villaraldo

Lunes por la noche: sobrio. Una noche antes había sido la feria de

la colonia donde vivía. No quise salir a ver qué de nuevo había o a quién me podía encontrar. Me negué a tener contacto con la verbena aun cuando la quema de pirotecnia se realizó frente a mi casa.

Esa noche me resistía, también, a ir. Ca-minar en medio de los puestos cerrados, sorteando las migajas que había dejado la gente, me infundía fastidio. La razón era sencilla: desde que Brenda había vuelto con su ex y me había dejado hecho cagada, las sobras me daban asco. Pero un factor que no dominaba terminó empujándome a ir hacia allí: el hambre.

Quise hacer menos duradera la incomo-didad y me compré un hot dog. La señora que atendía el carrito, con el cansancio acumulado en los parpados, quemó la salchicha. Para rematar, la cátsup con

Letras Raras 27

Page 28: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras28

que bañó el dog daba la impresión de tener escupitajos y unos cabellos desco-loridos se le colaron entre la mostaza. Me lo comí.

En frente del carrito de dogs había un tráiler que albergaba un horno de pan de feria y pizza. Me acerqué a pedir una rebanada. El tipo que atendía el horno tomó el último pedazo de una hawaiana y lo metió al horno; la rebanada no tardó más de dos minutos dentro. Al darme la rebanada la bañé de cátsup y salsa búfalo. Esa cátsup tenía buen aspecto y la salsa era auténtica. Pero cuando di la primera mordida el estómago se me revolvió de nuevo. Escupí. La rebanada de hawaiana no era más que un pedazo de pan con excesivo sabor a huevo y piña, y a pesar de que la metió al horno estaba muy húmeda.

Dispuesto a no probar más mi mala suerte, enfilé de regreso a mi casa. A mitad del camino vi a un borracho que tenía atrincada a su mujer y estaba a punto de golpearla con la hebilla de su cinturón; una niña que no pasaba los cinco años veía el acto. Seguí de largo. Sólo deseaba encerrarme.

Subí a mi cuarto y de repente pensé en sus nalgas —piruja, se metió a mi habitación cuando no pude soportar más la calle y sus excesos— no en otra parte de su cuerpo; ni siquiera en su coño. No podía ver más que esos dos pedazos de carne, separados por una

perfecta sucesión de puntos, que soste-nían su espalda. A la mierda el Museo del Prado. En la ventana de mi habita-ción, no una extensa galería, dos únicos lienzos: las nalgas desnudas; las nalgas vestidas. ¿Y en el centro? Un culo. Un culo fuertísimo (por eso su ubicación). Imposible ignorar. Esas nalgas, estriadas en su parte inferior, le daban un aire de superioridad a toda la espalda. La única pintura que me había hecho temblar y dudar de mi carne. Goya era un pendejo.

Temblando, apagué la luz y me metí bajo las cobijas. Seguí impaciente, re-prochándome por salir a recoger los restos de la feria.

Continué despierto toda la madrugada. Recordé que en las primeras horas de la mañana tendría un examen de pro-cesal laboral. ¿Cómo relajarme ante eso? ¿Cómo olvidar los lienzos de mi ventana? Pensé en masturbarme, pero antes de salir a la feria me había bañado y, aunque perturbado, así quise seguir: limpio.

Letras Raras28

Page 29: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 29

Premisa destructivaPremisa destructiva

Premisa destructiva

VícTor abraHaM TorrEs Hoy toqué fondo.Mis venas transpiraban el humo

del sofocoy yo estaba allí, tocando fondo.

Froté las manos quince veces,tallé mis ojos con efusión,miré al cielo quince vecesy estaba sollozando, escribiendo el guión.

Salí de casa, repitiendo el patrón.Y me sentía como siempre, tocando fondo.Cristalicé el llanto en indiferencia. Le llamo: alter ego.Pero ahí se encontraba “yo”, tocando fondo.

Recorrí las cuadras más sucias de mi ciudady, por dentro, yo moría en la obscuridad.El frío abrazaba mi piel resecay yo abrazaba mi alma chueca.

Me escabullí entre termitas, sonrisas, miradas,y yo tocaba fondo.

Letras Raras 29

Page 30: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras30

Grité quince veces en mi silencio,mi paciencia se volvía de plomo.Saltó la lágrima matutina y quise detenerla,pero la maldita empatía carcomía mis tristes perlas.¡Oh! Colgué la sonrisa del “todo está ok”La sombra del dolor tomó mis penas y comenzó a tejerlas.

Las termitas murmuraban y yo sólo afirmabaque tocaba fondo, con una risa mal acomodada.Vino a mí el recuerdo: “¿dónde vas? Estoy aquí, cubriéndo-te en dos velos”Agaché la mirada, pues a todos les tenía celos.

Sonaba la aurora del regreso y yo reía con obseso.Volvería a la cueva del recuerdo, con la tristeza, sirviéndole de señuelo.

Sentí entusiasmo y recorrí los montes.Para volver conmigo mismoa tocar fondo en el abismo.

¿Cuántas veces has intentado ser libre?Yo lucho con los demonios de mi ser,y trato, trato, trato, trato.Pero pierdo siempre, en llanto de jengibre.

Se acercó a mí una mancha lumínica.“¡¿Quién eres!?”, pregunté con desespero.Calló y tiró una mirada cínica.“Estaré a tú lado”, convertido en un infierno.

Letras Raras30

Page 31: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 31

¡He intentado matar mi necesidad!¡Lo juro por lo que sea que exista en el azul infinito!¡Acaba ya, tristeza visceral!¡Siento que me quemo! ¡Me muero! ¡Me muero porque te quiero!

Hoy toqué fondo.Como ayer, y antier, y mañana, y pasado.Hoy toqué fondoporque me acostumbré a vivir cansado. Con mi “yo” vejado.

¡Cuántas ganas de no quererte!¡De no sentirte!¡Cuántas ganas de llorar y ser indiferente!¡Borrarte de mi mente para siempre!

Pero no fue así porque así soy.Porque así soy y no me quiero.Porque me odio por quererte hoy.Porque hoy me pierdo de repente.

Volví a sentir el manto espeso de mi sufrimiento.“No es nada”, dicen todos en consenso.Y yo toco fondo con llanto y con recelo.¡Pagaría por una bala! Cualquier cosa para que veles, ya, mi sueño.

Ayer toqué fondo,y se sintió como siempre,porque lloro lentamenteesperando a la muerte.

Letras Raras 31

Page 32: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras32

rogElio lozaldúa

Los días se aburrían de aburridos. Grises, estoicos, neutros, mediocres.

Bastante soleados y cálidos (a veces demasiado) pero de lo más rutinarios, monótonos y abrumadoramente co-munes. Días donde cada quien seguía su itinerario sin mayor preámbulo, por muy desajustado que se presentase. Un automatismo que rayaba en el delirio. Por fortuna hoy no fue así.

Amaneció gris. Esta vez no en metáfora, pero en color: el cielo estaba atiborrado de nubes cargadas pero, como un la-mento que se queda en el suspiro, sólo predecían una lluvia que no se animaba a caer. El primer día sin sol en mucho tiempo. Un día húmedo, bastante hú-medo. A decir verdad, cualquiera podía distinguir pequeñísimas gotas de agua suspendidas en el aire.

Un joven caminaba entre los pasillos

pensando en los pendientes que le es-peraban para el resto de su día. Iba tan inmerso en sus pensamientos y con la vista baja que, por no mirar al frente, golpeó con el hombro a otro mucha-cho que venía corriendo en dirección opuesta.

El otro, cuyo nombre no tiene relevancia (ni tampoco el del primero), venía aprisa porque traía unos minutos de retraso. Su novia había quedado de esperarlo a la hora de la comida y hacía ya dos días que no se veían por cuestiones de la rutina. Llegó al estacionamiento, recuperando el aliento que le ardía en el pecho (aquí se es muy sensible al frío). De pronto escuchó su nombre a lo lejos. Alzó la mirada y reconoció a su mejor amiga de la infancia. Ya no eran mejores amigos; el tiempo distancia, las personas distan-cian. Ahora sólo se intercambiaban los gestos que los buenos modales exigían.

Page 33: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 33

Alzó la mano en contestación al agudo “hola” que le dirigían.

La chica, acompañada de cuatro de sus amigas, venía a paso lento por uno de los jardines. Todo un genuino cliché. Discutían las maravillas y desazones de las nimiedades en las que una joven esnob podía ocupar su tiempo: comerse entre críticas, burlarse de las ausentes y sonreír con sorna mientras pronun-ciaban nombres de varones. Y claro, no podía faltar la “eterna” problemática de estar delgada. Maldita comida, siem-pre tenía la culpa. La novedad del día eran las quejas: el frío, tan sorpresivo, a todos molestaba. Aunque la maldita racha anterior de calor también era un suplicio. Pero uno nunca está contento. Se sentaron en una mesa y no pasaron ni diez segundos cuando estallaron con sus risas agudas e histéricas. Un pobre diablo se resbaló con la humedad que el clima condensaba en el suelo.

El chico venía con prisa, pero tampoco arrastraba cada paso. Tropezó en rea-lidad porque su mundo se paralizó al cruzarse con la habitante de sus más lánguidos y melodiosos sueños. Todo iba muy bien, pero cuando la silueta le desfiló frente a los ojos dejó de sentir fuerza en la rodillas. Eso, aunado al suelo húmedo, le alteró el líquido en el

laberinto. Entonces la gravedad hizo su trabajo y los setenta y tres kilos de chico azotaron produciendo más escándalo que dolor.

La responsable, si podemos llamarla así, no prestó atención a la tragedia del otro. En realidad no fue un espectáculo duradero; sólo un tropezón que asusta más de lo que golpea, y el pobre se había levantado en menos de un parpadeo, sonrojado como tomate. “Que nadie se entere de mis vergüenzas”. La importan-cia de ese pequeño momento la acentuó el ataque de risa de las fulanas en la mesa. Pero a esa joven no le importaba en absoluto el bienestar (o malestar) del chico y, sin mucho reparo, siguió andando hasta llegar a las escaleras del primer piso. Entonces sonó el celular y, como coágulo, se detuvo en medio del área de tránsito para revolver frenéti-camente el contenido de su bolso. No lo encontró en los primeros segundos porque sabrá el cielo qué tantas cosas pueden haber en esos receptáculos, y con el retraso que traía siguió andando mientras meneaba y meneaba la mano adentro de su accesorio de moda. Un movimiento de lo más imprudente. Por fin encontró el dichoso aparato y, con el moméntum del frenesí, se le resbaló al sacarlo. El teléfono resbaló en cada escalón y se detuvo en el penúltimo.

Page 34: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras34

La cosa se desarmó hasta donde pudo y la pantalla se quebró. Ella maldijo en un inglés perfectamente bien pronunciado. Con los tacones que traía era de lo más cómico verla recoger las piezas, como un gato que tiene espinas en las patas. Es-taba por recoger la batería cuando otra joven que venía en dirección contraria se le adelantó. Le entregó la pieza con una sonrisa a la que la dueña ni respondió porque seguía maldiciendo (claro, usando la misma palabra) en su inglés prístino. La otra siguió su marcha. Cuando llegó al segundo tramo de escaleras notó a un joven guapo, de ojos azules y barba cerrada, en el extremo opuesto. Ella se quedó congelada al apreciar las líneas de su belleza. El joven pasó a su lado y la miró a los ojos. Ella le contestó con una sonrisa atiborrada de coquetería y deseo. Él sólo ascendió una comisura. Ella siguió con su andar.

Él sonreía. El gesto le había dado una inyección de arrogancia. Se sabía atractivo, pero no podía negar que le encantaban este tipo de momentos. Tenía la pinta de un patán, pero en realidad era más tímido de lo que le gustaba reconocer. Lo que más le atemorizaba era la honestidad, sobre todo consigo mismo. Porque en realidad no le interesaban en absoluto las chicas. Sin embargo esos gestos tan pasajeros seguían siendo una delicia. Al final lo tomó como lo que era: un instante sin mayor reparo. Llegó a uno de los pasillos centrales y justo al cruzar frente a una columna le llamó la atención la chamarra de un tipo que ahí estaba recargado. Era de un color gris-azulado oscuro, aunque tal vez era más como un gris-morado. Tenía un ligero grado de daltonismo. Miró la prenda brevemente y luego siguió hasta sentarse a dos mesas del grupo de chicas que se había reído estruendosamente hacía unos momentos.

El tipo de la chamarra gris-azul o gris-morado tenía los au-dífonos puestos a todo volumen. Apretaba los párpados con

Page 35: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 35

furia, intentando evitar el frío que le atenazaba cada poro. Por muy buen gusto que tuviera en el diseño de su indumentaria, era de lo más impráctica, porque no lo resguardaba del clima en absoluto. De pronto escuchó un pitido estruendoso y la música dejó de oírse. La pila se había agotado. La molestia iba en aumento. Ahora había que escuchar al mundo.

¿Por qué diablos hacía frío ese día? Era verano. Y en esta zona geográfica el verano significaba sol y nada más. Calor sofocante y seco. ¿De dónde venía esta horrible manada de nubes? ¿Por qué tenían que llegar justo ese día? Todavía fuera una lluvia, la cosa tendría más sentido. Pero esto era sólo un flirteo celestial de mal gusto. Con un fastidio cada vez más desesperado se separó de la columna y empezó a caminar al patio central. Un bonito recinto descubierto, rodeado de mesas y edificios que le daban un simetría específica al lugar. El día le había sido malo, tragedia tras tragedia. Enumerarlas está de más, sirva sólo saber que él apretaba los dientes cada vez con más fuerza.

Con el clima nadie cruzaba por ese patio. Enlodarse o man-charse de césped era lo último que la mayoría quería. Pero para él el día no podía empeorar más, así que le dio poca importancia a las consecuencias de caminar por allí. Llegó al centro del patio y se detuvo. Levantó la mirada y sintió cómo el aire se llenaba de (aun más) humedad.

Entonces una gota le cayó en la cabeza y resbaló por su mejilla derecha. Como su símil que derrama el vaso, ésta colmó al límite su paciencia, ya bastante diluida.

A su alrededor todos estaban enfrascados en sus propias ba-nalidades. Quizá alguna temática esporádica particularmente importante, pero la gran mayoría invertía su tiempo y saliva en

Page 36: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras36

tonterías. Todos haciendo ruido. Todos siendo ruido. De haber puesto atención se habrían percatado lo cómico que se veía el tipo en medio del patio con la mirada fija en el cielo y podrían haber aprovechado para señalarlo y burlarse.

De pronto él gritó con todo el aire que

le quedaba: “¡suficiente!”.

Los que estuvieron dispuestos a sacri-ficar su atención, voltearon alarmados.

Los que no, ni se dieron por enterados del sonido.

En realidad, la gran mayoría lo había escuchado.

En eso, todos sintieron una fuerza em-pujarles el cuerpo. No lo suficiente para moverlos pero sí para reconocerla: un viento embravecido que se colaba des-de el patio central. Sin embargo, nada se movía como sería de esperarse. Era más como una sensación colectiva, una paranoia compartida. Nada se agitaba, pero todos sentían la presión del aire en sus cuerpos.

De pronto la luz empezó a brotar en el patio y de un instante a otro las nubes se disiparon por completo. Se abrieron desde ese epicentro hasta disolverse en el horizonte.

Estalló la histeria. Todos miraban ano-nadados al cielo, describiendo y gri-tando el fenómeno extraño. Pero más importante aún, todos señalaban con terror al chico en el patio. Nadie osaba acercarse, pero todos buscaban enredar su razón alrededor de estos fenómenos inexplicables.

El chico estalló en algunos espasmos que parecían una carcajada. Bajó la mirada y vio a su público, aterrado. Sus ojos, antes de un olivo claro, eran negros como el ónix pulido. Esclerótica, iris, pupila; todo era negro tornasolado.

Sonrió sin moverse del lugar, con esos horrendos ojos.

Miró de nuevo a todo su público.

Todos contuvieron el aliento.

Y él se disolvió en sombras que nadie supo dónde se perdieron.

Page 37: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 37

/EstoNoEsUnLibro

ESTO NO ES UN LIBRO*

Dentro, incluye cuentos, ensayos

breves, poemas o cualquier texto

de tipo literario.

Es un sobre, o una bolsa, o lo

que sea que pueda contener

papel en su interior.

Solo se hacen cien sobres por mes que se rotulan y folian de forma manual por los mismos autores de los textos.

Los sobre se reparten por algunos cafés y calles de Pachuca...¡GRATIS!

*Ni una revista ni un folleto, ni un cartel, ni un tríptico, ni una carta, ni un periódico, ni un volante, ni un tiranosaurio rex, pero sabemos que es algo que puedes leer y compartir. Es el regreso del papel y la tinta en un experimento literario que lleva las letras a las calles de Pachuca.

Page 38: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras38

Victor Miguel Gutierrez PérezEscuela sevillana

Doctor en estudios humanísticos. Amigo no reco-nocido de Baco y Jesucristo que practica la caridad en los burdeles y lupanares de Monterrey.

Víktor OlveraNos faltan güevos

Estudiante de trabajo social en la UNAM. Ha cola-borado en Colectivo Trajín, Colectivo Morvoz, Revista Logógrafo y la revista Punto de Partida de la UNAM. “Escribo por el placer de de vivir cada sentimiento que mi cuerpo viste”.

Thalía Azyadeth Osorio R.La primera vez

Fotógrafa de closet. Egresada de literatura en la UCSJ. Su móvil en la escritura y en la vida es todo tipo de hambre. Colaboradora en Revista Libre. Se desempeña como Community manager y tarotista en sus tiempos libres.

Ela AcortHice bien al irme

22 años. Psicóloga durante el día, escritora debajo de las sábanas durante las madrugadas. Respiro, vivo, escribo, amo. ¿Hay algo más por hacer en la vida?

Uriel Velazquez BañuelosEspejo de baño

Los días son cortos para un estudiante de preparato-ria y terminan demasiado pronto. Las noches, para bien o para mal, pueden ser eternas al leer fantasía, ayudar amigos o jugar videojuegos. Pero escribir his-torias es como regresar a casa.

Víctor Abraham Torres Díaz Premisa destructiva

Estudiante de Comunicación Pública. Le interesan el arte y la interpretación. Escribe sobre cine, la pintu-ra y la música en su tiempo libre.

Eduardo VillaraldoBorracho lo haces mejor

Poblano nacido en los 90. Es miembro del taller de escritura de Gerardo Lino. Ha publicado en las re-vistas Cosmopolitik, El Moledro, El Fractalario, y Arroba Textos. Estudia Derecho en la BUAP.

J.I.M.MAisthésis

Filósofo por la UNAM. Suele hablar con gatos, tor-tugas y consigo mismo. Le gusta sentir las telas y los árboles y observar el cielo, siempre distinto.

Enrique TaboadaEn el mundo de Ofelia

Escritor, fotógrafo, aventurero. A favor de las malas costumbres como sonreír, ser feliz y estar enamorado. La culpa no es del tlaxcalteca sino de quien lo hizo compadre.

Colaboradores de la ediCión

Silverio ContrerasLa criatura de la ventana

Cd. Juárez, Chihuahua. Ilustrador. Ama la fantasía, la ciencia ficción y el terror, sus autores favoritos son H.P. Lovecraft y J.R.R. Tolkien. Frecuenta te-máticas fantásticas, paisajes oníricos, perspectivas, mitología, etc.

38

Page 39: Revista Letras Raras, junio 2016

Letras Raras 39

Rogelio LozaldúaIncidencias

Daniel García

Más mipe que bonito. Todo es mejor si lo ve con su cámara. Un hombre normal al que le gusta el clima de Pachuca porque siempre tiene las manos calientes.

Victor Hernández

Diseñador gráfico quien gusta de crear ilustra-ciones y hacer tipografía, le gusta la fotografía en blanco y negro.

Karla Dejhanyre Suárez Hernández

Originaria de Cuautepec de Hinojosa, Hidalgo, co-menzó como dibujante en 2007 especializándose en el dibujo antropomórfico y retrato. Posterior-mente en el diseño para tatuajes. En 2013 comenzó a estudiar la licenciatura de Diseño Gráfico en la UAEH. Actualmente ilustradora independiente.

Letras Raras 39

Page 40: Revista Letras Raras, junio 2016

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas por las leyes, esta publicación no puede ser reproducida total

ni parcialmente, ni registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información o cualquier otro medio, sea éste

electrónico, mecánico, foto-químico, magnético, electro-óptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin permiso por escrito previo

de la editorial y los titulares de los derechos.

Page 41: Revista Letras Raras, junio 2016

Junio 2016

r e v i s t a