REVISTA PUKARA -109

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Cultura, sociedad y política de los pueblos originarios. Setiembre 2015

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  • La Paz, septiembre de 2015 Pgina

    Peridico mensualSeptiembre 2015QollasuyuBoliviaAo 9Nmero 109Edicinelectrnica

    LA CIUDADANA TNICA, como lasegunda fase de la insurgencia indgena. Un conceptoque se apoya en la cada vez mayor importancia delindio en medio urbano. La ciudad de El Alto, en Bolivia,es el caso paradigmtico del empoderamiento aymaraen contexto contemporneo.

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    Depsito legal 4-3-116-05e-mail:[email protected]: 71519048

    71280141Calle Mxico N 1554, Of. 5La Paz, Bolivia

    Director:Pedro Portugal MollinedoComit de redaccin:Nora Ramos SalazarDaniel Sirpa TamboCarlos GuillnColaboran en este nmero:Oscar Calavia SenzFernando B. Salazar OrtuoPedro Hinojosa P.Carlos MacusayaSantos DiamantinoJuan Luis Gutierrez D. Lo

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    Ilustracin tapa: Un carro adornado para desfile cvico en la ciudad de El Alto, que contina la tradicin aymara de loscargamentos. Foto: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:El_Alto_Parade,_Bolivia_(4129154925).jpg.

    Brasil: Fracaso del posmodernismoindigenista, el caso yaminawa

    Oscar Calavia Sez*Los yaminawa son, en el estado brasileo de Acre (Amazonia

    Occidental), indios problemticos, por motivos semejantes (aunquejerarquizados de otro modo) a los de los maxakali. Con la diferenciacrucial de que, cuando se trata de los yaminawa, suele considerarseque su problemtica se debe a la prdida de su cultura. Los yaminawaprescinden de pinturas o adornos corporales, no ejecutan sus rituales,han abandonado totalmente su artesana tradicional. Aunque su territorioest reconocido y delimitado desde hace ms de quince aos, los ya-minawa se escinden con facilidad, generando nuevos subgrupos quedeben ser instalados en algn nuevo espacio. Ya sea en esta condicinde exiliados o autoexiliados, o por cualquier otro motivo (tratamientomdico de algn familiar, trmites burocrticos, o simplemente por lanostalgia de algn pariente o por un declarado afn de viajar),abandonan constantemente sus aldeas para vagar por ciudadesprximas o por la capital del estado, Rio Branco. Los yaminawa no sonemigrantes: sus traslados constantes a la ciudad no van acompaados(salvo para una minora ligada a las ONGs o las agencias indigenistas)de proyectos de instalacin en la ciudad, o de inmersin en su economa.En las calles de la ciudad los yaminawa son transentes frecuentes,pero inestables. Acaban rpidamente las provisiones que llevan o losrecursos con que cuentan. Rara vez desempean algn trabajo efmero;se refugian bajo el puente, o construyen abrigos en alguna zonaperifrica. Las mujeres mendigan, buscan comida entre la basura oeventualmente se prostituyen. El consumo de alcohol alcohol industrialde 97, bebida muy comn entre la poblacin rural del Acre es intensoy devastador. Tarde o temprano vuelven a sus aldeas, donde, encambio, los yaminawa se desenvuelven como agricultores y cazadorescompetentes, y se mantienen razonablemente autnomos en lo queconcierne a su subsistencia diaria.Las racionalizaciones de todo este cuadro carencia de tierras o de

    asistencia, convivencia forzada con otros grupos, etc. se han sucedidosin verse nunca confirmadas por las polticas correctoras que sugeran.Ciertamente, la dura historia de la ocupacin del Acre durante el boomdel caucho y sus reediciones, es una fuente inagotable de agravioshistricos a los que siempre podr aludirse. Pero lo mismo podra decirsede otras etnias muy prximas que han ocupado sucesivamente elliderazgo en el escenario de la poltica multicultural, como los kaxinawy los yawanawa. La atencin del indigenismo oficial o extraoficial aestos otros grupos no ha sido necesariamente mayor, pero ciertamenteha tenido resultados mucho ms tangibles y se ha reproducido, entanto que los proyectos dedicados a los yaminawa caan por lo generalen saco roto.El diagnstico de la prdida de la cultura o, de manera secundaria,

    el discurso sobre la desorganizacin social y poltica de los yaminawaes en ltima instancia paradjico. A juzgar por lo que los propiosyaminawa dicen de su pasado, parece que su problema consiste msbien en la fidelidad a usos y costumbres antiguos, en un mundo que hacambiado, como ellos mismos lo saben perfectamente. La mismabelicosidad asociada en aquel entonces al consumo, no de alcohol,sino de ayahuasca, la misma inquietud territorial converta a losyaminawa del pasado en el sector salvaje de un conjunto tnico enel cual otros grupos, lingstica y culturalmente muy prximos,alcanzaban frmulas de convivencia y autoridad ms estables.Yaminawa designa una condicin, ms que una etnia. Dicho de otromodo, los yaminawa no han conseguido o no han queridotransformarse en una etnia, ni con mayor razn en una etniapostmoderna, unida bajo una jefatura permanente en un territoriodefinido, tomando decisiones consensuales sobre sus asuntos ycultivando los signos de identidad que les garantizaran un lugar en elmercado simblico de la indianidad. El indigenismo postmoderno hafracasado, pero no y esto es un matiz importante como defensorde modos alternativos de vida, sino como proyecto civilizador de nuevocuo. Hace cien aos, los yaminawa indios salvajes en aquelentonces eran un problema, porque no llegaban a adaptarse a unavida de siringueros productivos y permanecan en la selva, hostigandolos centros de explotacin. No se decidan, por as decirlo, a volverseblancos. Hoy son un problema, porque no se deciden a volverse indiosy vagabundean por los intersticios de una red de identidades locales,sin preocuparse por sedimentar una identidad propia.* Extractado de un tabajo sobre La postmodernidad indgena y sus disonancias.

    Los lmites del multiculturalismo en el Brasil. Se puede leer el texto completo en:https://alhim.revues.org/1663

    El indianismo sera elprimero en condenarlas ONGs, pero...

    Porqu el MASlas ataca ahora?y porque lasONGs y susdefensoresevaden el temapoltico en sudefensa?

    Recientemente el gobierno deBolivia inici una ofensiva contralas ONGs. El vicepresidente citnominalmente a cuatro de ellaslas Fundaciones Milenio,Tierra, el CEDIB y el CEDLA,acusndolas de hacer polticaencubierta, vislumbrando asposibles acciones contra ellas.Esa actitud gener una reac-

    cin de defensa por parte de lasONGs y de la mayora de analis-tas. Se reflexion, sobre todo,si las ONGs son indispensableshoy da, y sobre el papel quedesempean en el desarrollo yla solucin de problemas de sectores desfavorecidos. Sin embargo,muy pocos tocaron el tema central del debate: el rol poltico quejuegan las ONGs.Esa postura es por dems extraa, en el ataque como en la

    defensa de estas instituciones. En efecto, para nadie es ajeno quelas ONGs (y los medios de comunicacin, otro sector al que elgobierno considera ahora casi como enemigo) jugaron rolespolticos en la emergencia y posterior triunfo de Evo Morales y delMAS. Entonces, por qu el MAS las ataca ahora? y por qu lasONGs y sus defensores evaden el tema poltico en su defensa?Fueron las ONGs, bsicamente a travs del proyecto NINA, quienes

    provocaron la artificial emergencia de un discurso pachamamistarespecto a lo indgena, empoderando a sus portavoces, entre loscuales tenemos al actual canciller del Estado y al viceministro dedescolonizacin. Ello haca parte de un esquema en el cual habaque desmerecer y contrarrestar al indianismo. Cuando Felipe Quispeocup la secretara ejecutiva de la CSUTCB, constat que ellasdirigan prcticamente esa confederacin. Nos cost sacarnos lasONGs de la CSTUCB como liendres, comentara despus el Mallku.El indianismo sera el primero en condenar las ONGs, pues directa-

    mente sufri en primer orden la manipulacin del movimiento indgena:Por ejemplo, en los aos 80 el papel de la CSUTCB y la CIDOB fueresuelta entre CIPCA y APCOB, ONGs entonces dirigida una porJavier Alb y otra por Jrgen Riester.Sin embargo, esa situacin no se la resuelve estrellndose contra

    quienes fueron sus apoyos como lo hace el gobierno, o silencian-do su papel de conduccin poltica como lo hacen la mayora desus defensores, sino respetando criterios de libertad de agrupaciny trabajando por la madurez y autosuficiencia poltica indgena,tarea esta ltima para la cual estaba en situacin inmejorable elactual gobierno, pero que parece haber fracasado en ese empeo.En realidad, quizs el gobierno ni siquiera inici esa tarea, como

    lo prueba el tema del Fondo Indgena. En tal caso, su ataque a lasONGs sera un asunto de gresca interna entre quienes se disputanla maniobra de lo indgena, el Estado mostrando un recelo hacia lasONGs porque ya conoce su eficiencia y calidad en ese terreno.

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    Comentario:Crisis y ajuste o cambio radicaldel sistema universitarioFernando B. SalazarOrtuo*

    Los ltimos acontecimientosdel enfrentamiento en la Uni-versidad de Cochabamba se sal-daron con un estudiante heridode gravedad a efecto de un gaslacrimgeno lanzado por lapolica, y otra persona quemadaviva por accidente o accin delgrupo trotskista. El primero,con grave riesgo de su vida,llevaron al lmite los niveles detolerancia y permisividad delaccionar de grupos armados ydispuestos a todo por sus inte-reses.Todo esto nos lleva a lasiguiente reflexin que ponemosa consideracin.En el cuarto mes de crisis de

    la Universidad Mayor de SanSimn, los graves problemasevidenciaron el agotamiento deautonoma y cogobierno porparte de la universidades pbli-cas, como el de las universida-des que se rigen por el Ministeriode Educacin, como son lasuniversidades privadas, milita-res, policiales e indgenas mis-mas que carecen de un marconormativo sobre educacin su-perior en la Ley de EducacinAvelino Siani.Todas las universidades pbli-

    cas tienen el mismo nivel de limi-tantes en cuanto a sus esta-tutos internos, mismos que soncaducos y no responden a lademanda social y del pas deproduccin cientfica y formacinde profesionales, ya que laagenda poltica prevalece a laagenda acadmica.En esta lgi-ca durante las dos ltimas d-cadas la estructura de cogo-bierno, compuesta de ms de600 autoridades universitarias,que forman tanto estudiantescomo docentes en los tres ni-veles de decisin como son elConsejo Universitario, ConsejoFacultativo y Consejos de Carre-ra. que no pudieron cumplir acabalidad con los estatutos yreglamentos sobre admisin,

    evaluacin y ascensos do-centes.En el caso de los ex-

    menes de titulacin, lasexigencias para su postu-lacin se limitaron a contarcon una exigencia de for-macin a nivel de licencia-tura.Bast que aprobaranen una materia y los gana-dores pasaron a la cate-gora de adjuntos y luegoascendieron a adscritoshasta el nivel de catedr-ticos.Esto con solo anti-gedad y sin ser evaluadosen ningn momento. Juntocon ello se dio tambin lasituacin de incrementossalariales por doble partida,tanto por antigedad co-mo por categora.A stose aadan beneficios deser candidatos a cargos deautoridad, asignacin dematerias por prelacin oinvitados de otras mate-rias, en las que sin ser titu-lares ganaban con la mismacategora de catedrticos.Esta situacin fue permitida

    por todos los anteriores recto-res, decanos y consejos de ca-rrera, facultativos y universi-tarios.Siendo los mayoresbeneficiarios de esta situacinlos grupos de docentes y estu-diantes que formaban acuerdospara participar en elecciones dedirecciones de carrera, facultady a nivel universitario.De estos, los partidos pol-

    ticos y agrupaciones de estu-diantes y algunos docentesfueron los mayores beneficia-rios.En ello surgieron a nivel detodo el pas grupos profesiona-les de estudiantesdirigentesque vivieron bien y a gusto dela universidad. Su rol fue el hacerpoltica, respaldar candidatos ya cambio lograr espacios en ladesignacin de cuotas de nue-vos docentes o administrativos,incluso asignndose ademstems entre su militancia, al mar-gen de beneficiarse con serviciosde comedor universitario,seguro mdico, manejo de todoslos fondos que aportan losestudiantes y cobrar mensual-

    mente o en las campaas a losdocentes o a trabajadores quecolocaban.Son conocidos loscasos de grupos que perduranpor temporadas como la de losCiriacos, pero tambin se tienengrupos permanentes como eltrotskismo donde sus estudian-tes permanecen 10, 15 y hastams de 20 aos como univer-sitarios para vivir de la univer-sidad.En caso de la Universidad

    Mayor de San Simn, el conflictodesat los vacos de su funcio-namiento que es de carcterestructural, donde en una justademandas docentes llamadosextraordinarios, en su mayoraingresaron a regentar materiasmediante exmenes de conoci-miento, plan global, didctica ymritos.Proceso similar al quedieron los docentes titulares enuna materia para ocupar suscargos.Contradictoriamente losdocentes titulares que ocupabanlos cargos de consejos de carre-ra, facultad y universidad, juntocon estudiantes que son auto-ridad de cogobierno en estosespacios, no llamaron a pruebasde titulacin de estos espacios

    de gobierno universitario; eltrotskismo fue el campen enno cumplir con este proceso,por qu no lo hicieron?, la res-puesta es obvia: porque no con-vena a sus intereses.Mantenera un docente extraordinario esmantener puestos inestablespara presionar en favor de unou otro candidato, y para man-tener un potencial puestovacante para su militancia.La actual crisis de la Uni-

    versidad, mostr adems que eltrotskismo encontr en unademanda justa de los docentesextraordinarios la posibilidad detomar el poder total: Esto esque tras los ltimos 20 aosesta agrupacin poltica marginala nivel regional y nacional, ahoracuentan con sus propios profe-sionales militantes o familiarespara ocupar cargos.En esta mi-rada la militancia del POR, rompisu tradicional pacto de alianzasatomizadas para plantear unanueva estrategia de toma totaldel poder, bajo nuevos criteriosde alianzas con docentes titu-lares sin base poltica ni acad-mica de respaldo.* Docente Investigador [email protected]

    Cel. 71789869

    Es urgente una reforma total del sistema educativo boliviano, la crisis reciente de launiversidad estatal en Cochabamba lo demuestra trgicamente. Fuente ilustracin:Adaptacin de una caricatura de Matador sobre la educacin en Colombia, extractado de: http://furcocorazones.blogspot.com/2010/12/algunas-caricaturas-que-recrean-la.html

    Contina en la pgina 14

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    Sociedad:Pobreza y tica del trabajo:La crisis enmascaradaPedro Hinojosa P.*

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    I. IntroduccinVivimos un periodo de tiempo

    en que casi todo lo enmas-caramos. Especialmente en lasciudades donde todo es unremolino de apariencias. Pare-cemos lo que no somos. No esque se interpele el vivir en lasciudades sino ms bien estamosconvencidos de que el continuoaumento de poblacin en lasciudades trae consigo aparejadala pobreza, porque el Estado noest en condiciones de propor-cionar todos los servicios bsi-cos. As mismo, no existen lassuficientes fuentes de trabajopara toda esa poblacin inmi-grante y por otro lado, lamayora de ellos no tienencapacitacin suficiente parapoder trabajar dignamente.Pero tambin existen muchas

    personas que siempre vivieronen las ciudades y son los nietosde los ricos; es decir, viven delo que dejaron sus antepasadosy no tienen la capacidad paracoexistir de su trabajo. Loscasos suman y siguen, bastaver cmo trajinan las callesapurados, pero en realidad danvueltas todo el da sin hacernada. Simulan trabajar. Estamosconvencidos de que si algunosmiles de estas personas fueranal campo a ocuparse en la pro-

    duccin agrcola tendran mejorfuturo, sobre todo en estetiempo en que los precios de losproductos agrcolas estn bienvalorizados y por muchotiempo.Este fenmeno no slo es local

    sino es replicada en casi todaslas ciudades de Latinoamrica.Los datos econmicos corro-boran lo manifestado. Es as,que, a pesar de los significativosavances de la regin contra lapobreza, uno de cada cinco lati-noamericanos continua viviendoen situacin de pobreza crnica,lo que significa que ms de 130millones de personas apenascuentan con dlares 2,7 ymenos de dlares 4 por dapara vivir.El escenario histrico refleja

    que entre 2000 y 2012, AmricaLatina y el Caribe (ALC) regis-traron uno de sus mayorescrecimientos de su historia, endonde el Producto InternoBruto (PIB) per cpita se expan-di de manera sostenible a unatasa promedio del 2,5%.No obstante, segn las expli-

    caciones del BM en su informe

    Los olvidados pobreza crnica,se remarca que la bonanza porlos altos precios las materiasprimas no lleg a todos, por dosmotivos: los pases con las tasasms altas de pobreza crnicafueron los que menos crecieron.El segundo motivo apunta a

    que los hogares crnicamentepobres tienden a ser ms pobresque los hogares originalmentepobres que lograron escapar deesa situacin. Se observa queel crecimiento econmico no fuesuficiente.En el documento se precisa:No obstante, adicional-

    mente a la generosidad de losprogramas de asistenciasocial, para eliminar la pobrezacrnica es preciso alinear mejorlas polticas e iniciativas comoparte de un enfoque mssistemtico y concertado.De la misma manera, la Fun-

    dacin Jubileo hizo notar que enel pas, la extrema pobreza, seredujo de 39,5% (2002) a un18,8% (2013) y que eso se debepor los buenos indicadoresmacroeconmicos y por la

    estabilidad econmica.Hicieron notar que si se quiere

    mejorar la calidad de vida, ya noalcanzan con bonos o subsidios,sino que hace falta ms edu-cacin y acceso a trabajosestables con una mejor escalasalarial.Para el Centro de Estudios

    para el Desarrollo Laboral yAgrario (Cedla), el principalfactor que se debe mejorar esel de la informalidad, que nopermite mejorar la condicin devida de los bolivianos.La pobreza, que restringe

    el ejercicio de los derechoshumanos, afecta de maneradistinta a los diferentes gru-pos humanos, segn el g-nero y el origen tnico. Asi-mismo, la pobreza y la ine-quidad conllevan una ciu-dadana limitada y precaria,afecta a la calidad de vida de lamayora de su poblacin yrestringe el disfrute y el ejerciciode sus derechos humanos.La pobreza afect en 2014 a

    28% de la poblacin de AmricaLatina, lo que revela que su

    Las tareas paraenfrentar lasdesigualdades einjusticias ennuestro tiempo, soninmensas. Lo cualsignifica que hayuna causa comnpor la cual trabajarArq. Alberto Gurovich W.Director Departamento de Urbanismode la Universidad de Chile.www.fau.uchile.clSantiago de Chile; 10 de junio de2015

    La pobreza y la extrema pobreza se caracteriza en nuestro continente por un dersarraigo fsico y cultural. Los sectorescampesinos e indgenas que migran a las grandes ciudades pierden la seguridad material y el entorno cultural de suslugares de origen, para encontar frecuentemente slo miseria y marginamiento. Esas poblaciones pierden tambin lasreferencias de una tica del trabajo vigente en donde proceden, sin poder adquirir valores nuevos en los lugaresdonde se reimplantan. Fuente foto: http://agenciaperu.net/midis-pobreza-extrema-disminuyo-a-4-7-y-pobreza-en-general-a-23-5/

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    proceso de reduccin se haestancado en torno a ese niveldesde 2012, mientras que enese mismo perodo la indigenciaaument de 11,3% a 12,0%, deacuerdo con las proyeccionesdelPanorama Social de AmricaLatina 2014de laComisin Eco-nmica para Amrica Latina y elCaribe(CEPAL) presentado enSantiago de Chile.El documento seala que la

    situacin de la pobreza en laregin se mantuvo estable entre2012 y 2013, cuando afect enambos aos a 28,1% de lapoblacin. Para 2014 se estimaque, en trminos porcentuales,se mantendra en torno a 28%lo que, unido al crecimiento de-mogrfico, se traducira en unaumento en nmeros absolutoshasta alcanzar a 167 millones depersonas.En tanto, la extrema pobreza

    o indigencia aument de 11,3%en 2012 a 11,7% en 2013, loque supone un incremento detres millones hasta afectar a 69millones de personas. Las pro-yecciones indican que en 2014se habra registrado una nuevaalza, hasta 12%, lo que significaque, de los 167 millones de per-sonas en situacin de pobrezaen ese ao, 71 millones seencontraban en condicin deextrema pobreza o indigencia.Estas cifras nos manifiestan laimportancia que merece el tema.Todo ser humano tiene de-

    recho a acceder a la satisfaccinde sus necesidades. Ser pobreno slo significa la incapacidadde satisfacer las necesidadesbsicas, tambin supone estarexcluido de la oportunidad dedesarrollar capacidades paradesenvolverse productiva ycreativamente en la sociedad,as como estar limitado en laposibilidad de hacer efectivas laspropias reivindicacionesSegn el Mapa de la Pobreza

    elaborado el ao 2002 con baseen informacin del Censo del2001 en Bolivia, el 59 por cien-tode una poblacin de ms de8.274.325 personas era pobrey el 24,4 por cientovive enestado de extrema pobreza. Noobstante, muchos analistassostienen que estas cifrandeberan de ser mayores porqueel ingreso y el empleo no seconsideraron para realizar elclculo.Por otra parte, segn el In-

    forme de Desarrollo Humano delPrograma de Naciones Unidaspara el Desarrollo (PNUD 2002),Bolivia ocupa el lugar 104 de untotal de 174 pases en el rankingde desarrollo humano. As, elpas ocupa el quinto lugar ms

    bajo entre los pases de laregin. El ndice de DesarrolloHumano se compone de tresvariables: la esperanza de vidaal nacer, el logro educacional yel Producto Interno Bruto (PIB)real per cpita (expresado enParidad de Poder Adquisitivo oPPA).Las perspectivas a corto plazo

    no son del todo favorables.Entre 1998 y 2002, el PIB percpita baj de dlares 1.071 adlares 883 (INE, 2002). La casinula inversin productiva, ladisminucin de la demandainterna, la falta de confianza, laincertidumbre, el crecientedesprestigio de los partidospolticos y la falta de credibilidaden el sistema poltico hacen quenoseproduzcancondicionespara tratar debidamente elasunto de la pobreza. Asimismo, existen brechas

    entre regiones del pas y entrerea rural y urbana. Los De-partamentos con la tasa depobreza ms alta son Potos,Chuquisaca y Pando. En cambio,Santa Cruz y Tarija presentanla tasa ms baja. Segn datosde la Unidad de Anlisis Polticoy Econmico (UDAPE), en el ao2002 el porcentaje de poblacinque viva por debajo de la lneade la pobreza era de 81,99 porcientoen el rea rural y de53,94 por cientoen el reaurbana.La pobreza rural se relaciona

    con condiciones que determinanuna baja productividad agrcola,falta de infraestructuras y acce-so a mercados. En el rea ur-bana, la pobreza est relaciona-da con empleos de baja calidady reducido nivel de ingresos.Estas condicionantes sonfundamentales para realizar unalucha contra la pobreza nacional.En Bolivia se est produciendo

    un fenmeno no visible todavapara el grueso de la poblacin yes el hecho de que solamentehabitando en las ciudades sepuede adquirir bienestar socio-econmico aspecto que, no escierto. Constituye la punta deun iceberg. Demostraremos quevivir en el rea rural en muchoscasos es ms saludable que vivirmarginalmente en las ciudades.Reflexiones paraentender muchas cosasde la situacin actual(enmascarada con elhumo de la crisis)Nada expresa, en mi opinin,

    mejor la interpretacin de laactual crisis, que lo manifestadopor Fernando Snchez Calero(Casa del Libro), razn por lacual a continuacin transcribo

    textualmente sus opiniones:Quines son los pobres?

    Los nietos de los ricos.Aforismo castellanoCuando analizas lo que ocurre

    en una empresa o una sociedad,debes buscar las causas queprovocan su situacin, porqueslo trabajando sobre las cau-sas, puedes cambiar los efectos.Y no tengo ninguna duda de queuna de las principales causas dela prosperidad que vivimos enlos aos pasados fue la actitudde la generacin de nuestrospadres, y una de las principalescausas de la crisis, es haberperdido esa actitud.Mis padres tienen en torno a

    70 aos, y siempre han sido unejemplo de trabajo, honradez,austeridad, previsin y gene-rosidad. Pertenecen a una gene-racin que, como dice mi padre,les toc el peor cambio: dejvenes trabajaron para suspadres y de casados para sushijos.Son gente que vean el trabajo

    como una oportunidad de pro-gresar, como algo que les abraa un futuro mejor, y se entrega-ron a ello en condiciones muydifciles. Son una generacin quecompraba las cosas cuandopoda y del nivel que se podapermitir, que no peda prestadoms que por estricta necesidad,que pagaban sus facturas concelo, y ahorraban un poco porsi pasaba algo, que gastabanen ropa y lujos lo que la pru-dencia les dictaba y se baabanen ros cercanos, disfrutando detortillas de patata y embutidos,en domingos veraniegos defamilia y amigos.Y tan sensatos, prudentes y

    trabajadores fueron, que cons-tituyeron casi todas las empre-sas que hoy conocemos, y quedan trabajo a la mayora de losespaoles. Saban que el es-fuerzo tena recompensa y lahonradez formaba parte delpatrimonio de cada familia. Sepoda ser pobre, pero nuncadejar de ser honrado.La democracia significaba

    libertad y posibilidades y seguirviviendo en armona y respeto.Y cometieron los dos peoreserrores imputables a esageneracin:1) Que mis hijos no trabajen

    tanto como trabaj yo. Noscargamos la cultura del esfuerzoy del mrito de un plumazo,convirtiendo el trabajo en algoa evitar.2) Como tenemos unos

    ahorrillos, hijo, tu gasta, quepara eso estn tus padres.Con lo que mi generacin

    empez a pensar que el dinero

    naca en las cuentas corrientesde sus padres, que daban laimpresin de ser inagotables yque los bancos eran unasfuentes inagotables de hipo-tecas, rehipotecas y sperhipotecas.Y entonces, eclosion nuestra

    generacin (yo soy del 67). Lageneracin de los nuevos ricos,la generacin de los pelotazos,del gasto continuo, de la espe-culacin, de la ingeniera finan-ciera, de la exhibicin del derro-che, la de lo quiero todo y loquiero ya, la de pap dame.Somos la generacin de

    endeudarse para demostrarque eres rico. Increble perocierto. Slo debes 500.000 ?Es que eres un cutre. Mira,nosotros debemos ya2.000.000 y nos estn estu-diando una operacin por otros2 ms.- Vosotros s que sabis sacar

    provecho al sistema Ojal yoalgn da pueda deber esascantidades. Cunto envidio tusprstamos!De la siguiente generacin

    mejor no hablar (lo dejar paraotro post). Esa es la generacinque dice el aforismo que serpobre, por ser nieta de ricos. Sisomos incapaces de volver a losvalores con los que se construyeuna sociedad sostenible, noshundiremos, eso s, cargados dereivindicaciones.Estamos a tiempo de cam-

    biarlo, pero cada vez tenemosmenos. Podemos encontrarmaestros en casa y no en elMadrid Arena.Fernando Snchez Calero

    (Casa del Libro)

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    Racismo y sociedad:Problemas de la racializacin yla identificacin indgenaCarlos Macusaya

    A mediados del pasado mesde julio circul en facebook unartculo titulado: El engao deldiscurso poltico indigenista deJean Pierre Lavaud (profesoremrito de la Universidad deCiencias y Tecnologa de Lille 1Francia) y de Jean Paul Benavi-des (miembro del Centro deEstudios de la Realidad Econ-mica y Social, CERES). Esteartculo se public originalmenteen el peridico Pagina Siete1. Mellam la atencin la simpata quedespert dicho trabajo entremuchos facebookeros. El trabajoempieza refirindose, segn losautores, a lo ridculo y malinten-cionado de La negacin delmestizaje biolgico y cultural enBolivia, para luego de algunasconsideraciones pasar al anlisisde los resultados de unas en-cuestas, en las que creen sepuso a prueba la importanciaque tiene para los bolivianos ladistincin indgena/no indgena;los resultados dicen que a lamayora de los bolivianos lesparece importante tal distincin.Lo ms resaltante para mi es

    que los autores toman el temade la distincin de lo indgenacon lo no indgena con muchasimpleza e inocencia. El Hacerque los bolivianos se identifiquencomo indgenas cae en el ordende la magia y el engao. Por lomenos deberamos admitir queesto no aporta en nada al cono-cimiento de los procesos deidentificacin. Pero cmo esque funciona esta distincin? Aqu procesos responde? Essolo magia y engao?. Sepuede decir que el trabajo deJean Pierre Lavaud y Jean PaulBenavides no aporta en nadaal conocimiento de los procesosde identificacin que estninvolucrados. Ello tiene que vercon la forma en que toman elasunto: se concentran en cmolos encuestados responden a laspreguntas referidas a situa-ciones generales.Cierto que la encuestas ayudan

    a cuantificar algunos aspectosde la vida y son muy importantes

    en ciertos campos. Tambin laforma de las repreguntas con-diciona mucho los resultados.Podemos quedarnos con lasrepuestas mayoritarias de cmoun tema es percibido y a partirde ello decir tenemos queadmitir las cosas como son.Pero en temas de identificaciny autoidentificacin esto slonos da algunas referencias, lasque pueden ser obstculos si nose toma en cuenta otros aspec-tos ms importantes. No bastacon lo que la gente dice, aunquees importante hasta cierto pun-to. Lo fundamental para enten-der el problema de la distincinentre indgenas y no indgenases lo que la gente hace y quepuede ser encubierto por lo quedice, no slo de manera indivi-dual (un entrevistado o algu-nos), sino en general, en tantolo que hace es ideolgicamenteinadvertido, es algo que noresulta evidente a las personas(lo hacen, pero no lo saben).Si nos quedemos slo con las

    respuestas a encuestas referidasa las distinciones, quedamos enel papel del ingenuo e inocenteque confa en lo que le dicen yno usa eso para ver si en loshechos se puede corroborar o

    si se trata de un tipo de encu-brimiento ideolgico. Es comocuando algunos turistas (fran-cesitos en este caso) creen enlos cuentos que les venden entanto se trata venderles unaimagen hecha para otros. Peroesto es posible porque se asien-ta en algo que ya estos turistastraan consigo, arraigado en sufe: prejuicios sobre los habitan-tes que viven en los lugares quevisitan. En el caso que comentose trata de: mestizaje biolgicoy cultural como aquello queinvalida la distincin entre ind-genas y no indgenas. Esta feen determinaciones biolgicas yculturales para referirse a talesdistinciones, en funcin de des-calificarlas en este caso, slooscurece el problema, no loclarifica. Se puede explicar lasformaciones estatales, la divisindel trabajo, las formas en quese cataloga a la poblacin, etc.,por medio de mestizaje bio-lgico y cultural?, o se tratams bien de una forma de evitarexplicar tales problemas?Ac surge una complicacin

    que hemos constatado en Boli-via: la alusin a una universa-lidad en funcin de eludir losproblemas concretos, lo que se

    expresa en frases como todossomos mestizos (biolgica o cul-turalmente), no hay indgenas.En contraste surge otra posturaque hace referencia a una parti-cularidad indgena como inva-lidacin de la universalidad hu-mana mestiza. Si lo universalabstracto nos pone frente a unageneralidad tal que los procesosconcretos dejan de importar, loparticular concreto tambintermina hacindose una abstrac-cin desvinculada de aquello quees general. Estas dos formasaparentemente opuestas slopueden articularse a travs deuna operacin: la mediacindialctica, la que sita hist-ricamente ambas abstraccionesy nos permite pensar las condi-ciones poltico-econmicas enque la distincin indgenas/noindgena funciona.No se puede pasar por alto la

    funcin de la idea de raza y elracismo en la distincin entreindgenas y no indgenas. Puedeparecer una perogrullada decirque hace tiempo atrs se hallegado a establecer que biol-gicamente entre los seres hu-manos no hay diferencias quepuedan considerarse raciales.Sin embargo, los rasgos fsicos,

    El indgena disimulaba su identidad con una mscara blanca, impuesta por el poder establecido. Ese mismo poderconsidera ahora un logro y avance que esa mscara ya no sea blanca, sino mestiza. Cualquiera sea el matiz de lamscara, esta sigue siendo una. La solucin no es blanquear o mestizar al indgena, sino eliminar las causas sociales,polticas y econmicas que hacen que la racializacin indgena signifique marginamiento, exclusin y explotacin.Fuente ilustracin: Adaptacin de una ilustracin publicada en: http://www.elperromorao.com/page/217/

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    forma de los ojos, nariz, el pelo,pmulos, as como el color de lapiel, son para muchos indica-dores raciales. Estos rasgosson asumidos como raciales, nopor alguna determinacin biol-gica, sino por su significacinsocial y es en ese terreno quefunciona el racismo. El que nohaya razas no quiere decir queel racismo no exista. No existenrazas pero si hay racismo. Elracismo no responde a algntipo de determinacin biologa,su naturaleza es de otro orden.El racismo y su funcionamiento

    no dependen de la existenciade razas sino de la idea de raza.Es como en el caso de la relacinentre Dios y la religin: la religinpara existir no depende de laexistencia de Dios, sino de laidea de Dios que habita en lamente de los creyentes. Diospuede no existir, pero hay genteque cree en l y esta creenciatoma la forma de actos, sematerializa socialmente en loscomportamientos e incluso llegaal fanatismo religioso. Delmismo modo sucede en el casode la relacin entre raza yracismo: las razas no existen,pero hay gente, mucha gente,que cree que s y esta creencia,que habita en la mente delracista, se materializa en actosde racismo, como la catalogacinde grupos como indgenas yno indgenas (aliengenas).Empero, la existencia del racis-

    mo, como de la religin, no sedebe nicamente a la idea comoalgo que lo justifique: la idea deraza. Esta idea no es puramentejustificacin del racismo en s,sino que est dentro de un or-den social al que responde yeste orden es en definitiva y enltima instancia al que justifica.La idea de raza es producida enun orden social, cuya reproduc-cin jerrquica opera a travsdel racismo para reproducirse.Raza, como idea no como en-tidad biolgica imaginada pro-ducida en la estructura de rela-ciones sociales se materializaen el racismo y ste viabiliza elnormal funcionamiento de lamisma estructura, en la que losrasgos fsicos y culturales sonledos como insignias del rangoo categora social a la que elportador no slo pertenece, sinoa la que de modo imperativodebe pertenecer.La forma en que se establecen

    las jerarquas en un espaciosocial racializado conlleva ladiferenciacin bsica entre su-jetos vistos como de distintasrazas y en especfico en la formaen que los de la raza inferiorson identificados y marcados, apartir de diferencias principal-

    mente somticas. Estas diferen-cias somticas, forma de losojos, de los pmulos, el colorde piel, etc., son consideradasla evidencia de la radicalidad detal o cual sujeto. En otras pala-bras, se toman tales diferenciascomo signos raciales. Las per-sonas pueden decir, y de hecholo dicen, que no les importa elcolor de piel, aunque en los he-chos tengan un trato distintocon personas de piel oscura oclara. El sentido que estas dife-rencias somticas tienen o laforma en que son asumidas res-ponde a los procesos socialesen los que se marca simblica-mente a los otros como perte-necientes a una raza diferente,es decir que se racializa a lossujetos.Volvamos a la comparacin

    anterior. En el racismo se da unainversin en su funcionamientocon respecto a la idea de Dios.Muchos creen en Dios sin verlo,pero no creen que haya racismo,a pesar de verlo y hasta vivirlo.Esto evidencia que Dios no tieneque existir para poder funcio-nar y que el racismo para fun-cionar tiene que ser tomadocomo algo que no existe. EnBolivia el funcionamiento delracimo tiene como condicin elde no ser visto como lo que es:no es racismo hacer universi-dades para indgenas (comoseres de otra raza). El racismoopera, las ms de las veces, por-que es visto como inexistentey en este ver funciona unaserie de representaciones quenaturalizan una condicin social,condicin que es sufrida y a lavez negada.Pero lo fundamental respecto

    a estos problemas tiene que vercon la racializacin de la fuerzade trabajo. Es decir que no setrata de simple engao o magia,sino de distinciones que respon-den a la divisin de trabajo y laexplotacin de determinadossectores poblacionales. As laspersonas catalogadas como deotra raza son quienes recibenun menor salario y trabajan ms.Se supone que biolgicamenteestn hechos para trabajos ma-nuales y de mucho esfuerzo fsi-co, pero adems, se supone quepueden vivir con menos comidaque la raza normal. La raciali-zacin hace que los indgenassean ms explotables que los noindgenas, es decir que se lespuede exigir mayor tiempo detrabajo pero a cambio de unmenor salario.El racismo no expresa sim-

    plemente odio, miedo o despre-cio; no es un simple productode temores o recelos hacia quie-nes son vistos como de otra

    raza. Es bsicamente la ex-presin, en actos, comporta-mientos, actitudes, discursos,representaciones, etc., de unorden social en el que los rolesen la estructura econmica y enla estructura de mando estndiferenciados en sentido raciali-zado. Es decir, que ocupar unpuesto o cumplir un tipo de tra-bajo tiene como condicionantealgo as como un tipo de divi-sin racial del trabajo. Esto esfcilmente perceptible en losdesfiles militares, pues las dife-rencias somticas entre quienesocupan altos grados y quienestienen rangos menores, ademsde la tropa, son distintos. Tam-bin puede percibirse en el orde-namiento urbano, pues determi-nados barrios, con planificacin,acceso a servicios de todo tipo,son habitados por personas detez clara, mientras que otros,ms desordenados y con defi-ciencia en el acceso a servicios,son habitados por gentemorena.Por tanto, la distincin entre

    poblaciones como indgenastiene que ver con que se hanaturalizado la explotacin so-bre ciertos grupos somtica-mente diferenciados de los noindgenas. Ello condiciona laformacin estatal, pues quienesestn biolgicamente destina-dos a proveer fuerza de trabajono son quienes monopolizan lagestin de los recursos pblicos,ni la administracin poltica engeneral. De hecho la racializacinforma fronteras que hacen po-sible que quienes son conside-rados biolgicamente distintospermanezcan a una prudentedistancia de quienes as loscatalogan, por ello se los incluyede manera diferenciada comoindgenas.El ordenamiento racializado

    supone necesariamente que seproduzcan justificaciones ideo-lgicas para que tal orden puedaser visto y vivido como normaly por lo mismo que la explota-cin que sufren determinadosgrupos sociales, sea tomadacomo natural. La idea de nacinmestiza en Bolivia supone laexistencia de razas, adems deque stas estaran mezcladas.Es decir que no se trata de unasuperacin de la racializacinsino de una solucin en lamezcla racial, por lo que no sesale del marco ideolgico colo-nial, bsicamente porque la es-tructura social racializada nocambia en lo sustancial. Es decirque la divisin racial del trabajosigue siendo un factor deter-mnate.Esta divisin racial del trabajo

    tiene que ver con lo que

    Wallerstein llama etnificacin dela fuerza de trabajo, lo que tie-ne como fin hacer posible unossalarios muy bajos para sectoresenteros de la fuerza de traba-jo2. Empero, en el caso bolivia-no, ms que de etnificacin setrata de racializacin, pues entrepersonas de rasgos somticosidentificados como indgenas yno indgenas hay varios aspec-tos culturales comunes y com-partidos pero entre esto sujetosse perciben mutuamente comode diferentes razas. No primatanto los criterios culturalessino los criterios biolgicos, ala hora de diferenciarse de losindios.Desde los bloqueos aymaras

    del ao 2000 el problema de laracializacin tuvo un lugar cen-tral, aunque fue deficientementeenfrentado. Pero cuando el MASlleg al gobierno en lugar deencarar el problema seriamente,buscando desestructurar elordenamiento racializado, ali-ment dicha diferenciacin. Elgobierno ha promovido, porejemplo, la creacin de universi-dades indgenas, pero hastadonde se saben ni los hijos deDavid Choquehuanca, ni de FlixCrdenas, menos de Evo Mora-les, estudian en dichas universi-dades. De hecho la hija de EvoMorales estudia en la universidadCatlica. Puede decirse que ni losdel gobierno creen en sus pro-yectos indgenas, pues sonhechos para seguir diferenciandoa ciertos sujetos como seres deotra raza.A estas alturas los proyectos

    indgenas no muestran nin-guna viabilidad. Ya no podemosjugar al otro. Habra que tratarde comprender cmo funcionanlas distinciones entre indgenasy no indgenas (distinciones co-loniales y racistas) para no caeren ese mismo perverso juego.Las ideas racistas hoy pasancomo defensa de la identidadindgena y cosas as. Se suponeque los indgenas no sufren lasinclemencias de la naturalezaporque se complementan conella; se supone que no sufrendesnutricin, porque viven bien;o que no tiene problemas, por-que viven en armona con todoslos seres No son stas ideasracistas que funcionan en esadistincin entre indgena/noindgena y que expresa elcarcter racializado de lasrelaciones sociales?1 Vase: http://www.paginasiete.bo/ideas/2015/7/12/engano-discurso-politico-indigenista-62755.html

    2 Immanuel Wal lerstein, Universa-lismo, racismo y sexismo, tensionesideolgicas del capitalismo. En: Raza,nacin y clase, IEPALA, 1991, p. 58.

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    Teora:La ciudadana tnica, segundafase de la insurgencia indgenaPedro Portugal Mollinedo

    Hasta hace muy pocos aos atrs los indgenas se escondan en las ciudades. Hoy comienzan a mostrar con orgullocreciente su condicin de indgena. Fuente foto: http://cdn01.am.infobae.com/adjuntos/163/imagenes/011/052/0011052320.jpg

    El fenmeno sociopoltico ycultural ms importante ocurridoen Amrica Latina en los ltimosveinte aos ha sido la Emer-gencia Indgena, esto es, lapresencia de nuevas identidadesy expresiones tnicas, deman-das y reclamos de las poblacio-nes indgenas. De esa maneraempieza un artculo muy intere-sante de Jos Bengoa, tituladoUna segunda etapa de laEmergencia Indgena en Am-rica Latina?1. Sin embargo, loatrayente de esta publicacin noreside en esa constatacin, porlo dems bastante comn, sinoen la periodizacin que hace deesta emergencia y en lascaractersticas que atribuye aesos perodos.Un primer perodo de esta

    emergencia estuvo caracterizadodiferentemente, segn donde elindgena es mayora nacional ydonde es minora. En el primercaso (Guatemala, Ecuador, Bo-livia) la lucha de las organizacio-nes indgenas estuvo en laperspectiva de lograr el controldel Estado nacional. En loscasos en que los pueblos ind-genas son minoras nacionales,a pesar de constituir mayoraslocales o regionales, la estra-tegia era apoderarse de lasinstituciones estatales locales,como forma de ejercicio de laautonoma y la autodeter-minacin consagrada en losdocumentos internacionales.El segundo perodo de la

    emergencia indgena estcaracterizado segn JosBengoa por el movimientoindgena que busca apropiarsecomo ciudadanos tnicos de losinstrumentos e instituciones delEstado y no retraerse a suscomunidades originarias en unasuerte de repliegue o de autoapartheid.El autor asienta su anlisis en

    la experiencia del gobierno deEvo Morales en Bolivia y en laexperiencia de los municipiosindgenas que surgen endiversos pases. En ambasexperiencias se constaran los

    efectos de la toma de poder porparte de los indgenas de lasinstituciones del Estado.Respecto a la referencia al caso

    Boliviano debemos tomar encuenta que Jos Bengoa escribisu artculo el ao 2008, comoponencia en el Panel Estado ydemandas sociales: procesos,relaciones y sujetos de las VJornadas de Investigacin enAntropologa Social, organizadaspor la Seccin de AntropologaSocial del Instituto de CienciasAntropolgicas (FFyL, UBA),Buenos Aires. Se entiende, portanto, que su evaluacin de estecaso haya sido sobretodo unaprospeccin terica de las pers-pectivas del proceso boliviano,que en esos aos todavadespertaba entusiasmo respec-to a sus posibilidades descoloni-zadoras. Actualmente, laspotencialidades innovadoras delgobierno boliviano en ese camposon ms menguadas y con-tradictorias.Si tomamos en cuenta por un

    lado la parlisis, volteretas eindefiniciones del gobiernoboliviano en el tema indgena ypor otro, la emergencia concretay real de formas de empode-ramiento indgena en Bolivia, es

    viable sostener que el procesoboliviano est generando unanueva situacin que reclama unanueva aproximacin tericasobre la descolonizacin y ahel inters sobre el trabajo deJos Bengoa, aun cuando esanueva situacin surge sin quehaya habido una accin motivaday consciente de los poderespblicos en Bolivia en ese sentidoy que hayan surgido ms biencontrariando la accin guber-namental.El caso bolivianoEl autor resalta la relevancia

    del caso boliviano, pues es el quetiene mayor importancia eimpacto en la actualidad, dadoque en Bolivia el movimientoindgena despus de dosdcadas de movilizaciones ytoma de conciencia, asume laconduccin del Estado en cuan-to indgena. En realidad enBolivia el movimiento indgenaen tanto tal no asumi la con-duccin del Estado. Ni los movi-miento polticos indianistas ykataristas que se gestaron apartir de los aos 60 del sigloXX, ni la ltima manifestacinpoltica indgena con influenciareal en la movilizacin de masasFelipe Quispe en la CSUTCB del

    2000 al 2003 estn repre-sentados ni fsica ni ideol-gicamente en el gobierno delMAS.El caso del MAS es el ejemplo

    paradigmtico de conversinpoltica de una corriente en otra,sin tener los necesarios antece-dentes que lo legitimen. EnBolivia se dio una insurgenciaindgena fuerte y original a partirde los aos 60 que culmin el2003 y que estuvo a contra-corriente de lo que suceda enel resto del continente, auncuando el caso boliviano impreg-n y determin varias de lasposiciones y conductas de losotros movimientos indgenascontinentales. La diferenciaprincipal era que en Bolivia elindianismo reclamaba la inde-pendencia poltica, tanto de laderecha como de la izquierda,mientras que en el resto delcontinente los movimientosindgenas se estructuraronntimamente relacionados conlas iniciativas de la izquierdalatinoamericana.Jos Bengoa estudia adecua-

    damente esa vinculacin, perodesconoce los pormenores delindianismo katarista en Bolivia,lo cual no es anatema a su

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    trabajo, pues la vigencia delindianismo y de sus organiza-ciones (la ms emblemtica elMITKA, Movimiento Indio TupakKatari) ha sido silenciada y escasi omitida en el mundo de lainvestigacin social en el con-tinente. De esta manera, el afnorganizativo indgena en ladcada de los noventa fruto delrechazo a las conmemoracionesdel V Centenario del Descu-brimiento de Amrica tuvo unefecto diferente en Ecuador yGuatemala (por citar slo dospases) que en Bolivia. En elprimer caso fue constitutivo enla emergencia organizativa y enla personalidad de los movi-mientos indgenas en esos pa-ses, en el segundo fue unelemento definitorio en ladesorganizacin del movimientoindianista emergente.En Bolivia, el indianismo y el

    MITKA eran contrarrestados porlas mismas ONGs e iglesias queen el resto del continente favo-recan a las organizaciones ind-genas, pues en este pas elindianismo reclamaba origina-lidad poltica, lo que supona unatotal independencia de la iz-quierda como de la derecha. Laaccin de las protestas al VCentenario se caracterizaronaqu porque buscaban favoreceral sindicalismo campesino (laCSUTCB, en esa poca dirigidapor Genaro Flores) y a la orga-nizacin poltica indgena con-traria al indianismo, el MRTK,como recursos para eliminar laposibilidad (que considerabannefasta) de la vigencia indianistaen Bolivia.Ahora bien, El origen y proce-

    dencia del MAS no viene ni delindianismo (MITKA), ni delkatarismo (MRTK). La indige-nizacin del MAS y de susprincipales operadores indgenases un fenmeno mucho mstardo, pues obedece a la accinde las ONGs a nivel nacional einternacional. A nivel nacionalmediante los cursillos y proyec-tos que desarrollaron, como elProyecto NINA de UNITAS queformate a los pocos indgenasque ocupan cargos relevantesen este gobierno. A nivel inter-nacional propiciaron diversosviajes y encuentros a travs delos cuales principalmente EvoMorales constat el inters deser indgena. Nos permiteconfirmar esa dinmica la recien-te respuesta que dio a EvoMorales la dirigente histrica delmovimiento indgena ecuatorianoBlanca Chancoso, cuando elpresidente boliviano aconsej alos indgenas de ese pas nooponerse al gobierno dirigidopor Rafael Correa. Chancoso le

    indica:Si el presidente Evo Morales

    no es capaz de respetarnos, consu silencio podra honrar en algola amistad que tuvo con nuestromovimiento, del cual l en sumomento tambin aprendi areconocerse como indio.2Salvando esa aclaracin, es

    cierto lo que indica Jos Bengoa,en sentido de que esa emer-gencia indgena en los aosnoventa estuvo marcadaprincipalmente por la demandade autonoma (no en el caso deBolivia, donde los indianistasreclamaban el poder, lo quejustamente los enemistaba coninstituciones, ONGs e iglesiasque alentaban el autonomismoindgena). Esas autonomasbuscaban formas de empode-ramiento sin ruptura con lasoberana del Estado nacional.Tal como seala el autor, lainfluencia en esa postura porparte de movimientos indgenasde pases desarrollados (Cana-d, Australia, Nueva Zelanda,Noruega, Dinamarca, etc.) fueimportante en ese perodo. Deesa manera, ese modelo estabafundamentado en experienciashistricas dismiles a las de lapoblacin indgena en situa-ciones de colonizacin primariaibrica, lo que haca que eseconcepto de autonoma:

    ...manejado en la dcada delnoventa se fundamentaba en lahomogeneidad tnica de lapoblacin indgena de unterritorio determinado, y tambinen un alto grado de aislamientoespacial. Es por ello que losnicos casos posibles deautonoma se daban enterritorios homogneos yaislados, tales como la ComarcaKuna en Panam o la CostaAtlntica en Nicaragua.

    En Bolivia, una primera faseque al poder le obstaculizallegar a una segundaResulta as evidente la inco-

    modidad de aplicar esa nocinde autonoma, lo que conduceinevitablemente a la revisin deese concepto. En esa revi-sin, se evidencia ms bien quelos indgenas en las poblacionesen la que son mayora, tiendenpreferentemente a plantearcomo necesidad que sean ellosquienes pugnen por el controldel Estado o del Estado nacional.Percepcin adecuada. Sin em-

    bargo, el autor se equivocacuando cree ver que en Boliviano son los antiguos ldereskataristas quienes llevan acabo la etnizacin de la poltica,e incluso, caso del Malku FelipeQuispe, se oponen al gobiernode Evo Morales, sino que setratara de una voluntad poltica

    del actual gobierno. Lo anteriorera reiteramos posibleconcebirlo el ao 2008; es msdifcil sostenerlo el 2015. Enrealidad, el mismo gobierno delMAS es inconsciente de lo quese esperaba de l y de las posi-bilidades que tena. Esa incons-ciencia le ha conducido a em-brollar sus posibilidades detransformacin. No puede haberemergencia de un segundoperodo si se est encadenadoal primero. Las transformacionesen el campo indgena que quisoemprender este gobierno (y queestn patentizadas en el con-tenido de la nueva Constitucinpoltica del estado) estn todasclaramente ancladas en ese pri-mer perodo lo que, en loshechos, le estorba todo accesoa perodos diferentes. Lasautonomas indgenas, tal comolas concibe el gobierno, sonautonomas concebidas en ladcada de los noventa y de clarainspiracin en la situacin de lospases del primer mundo.Conclusin: las mayoras ind-genas (quechuas y aymaras)desaficionan ese tipo de auto-nomas y cuando se aplican enlas tierras bajas, son paraentorpecer tanto la tarea delEstado como la de los derechosindgenas.Es, sin embargo, paradjico

    que a pesar de esas insufi-ciencias el caso boliviano s dpara teorizar sobre las carac-tersticas de una nueva fase enla emergencia indgena. Esto sedeba quizs, por un lado, a queel caso boliviano es emblemticono en lo que debe hacerse en elfuturo para la descolonizacin,sino en lo que debe evitarse y,por otro, a que la poblacinindgena en Bolivia da pautaspara esa futura descolonizacin,pautas que surgen a pesar ycontra la voluntad del gobierno.Me refiero en esto ltimo, entreotras manifestaciones, a lo quemuchos llaman la emergencia deuna burguesa indgena.Cules pueden ser las carac-

    tersticas de esta segunda fasede Emergencia Indgena? JosBengoa da algunos interesantesindicios. Comienza indicando quela primera fase, respecto a ladenominacin de esta insur-gencia, estuvo caracterizada porel trnsito del concepto cam-pesino, en el que se refugiaronlos indgenas durante dcadaso incluso siglos, al de indge-na. La campesinizacin delindio fue el objetivo identitarioen el perodo de los Estadosnacional populares en AmricaLatina, pues se trataba as deasentar un proyecto nacional enel que la identidad tnica era

    asunto del folklore. Sinembargo, a su vez esa parti-cularizacin tnica lleg tambina folklorizarse, llegando a sersinnimo de indgena slo aquelque cumpla ciertos condiciona-mientos de diferenciacin:

    Con el paso del tiempo estanocin de etnicidad se violimitada, ya que solamente serefera a una porcin de lapoblacin, los indgenas engeneral que habitaban en lascomunidades indgenas,dejando fuera a las grandesmayoras que habitaban en lasciudades.

    Emergencia de una segundafaseLa segunda fase de la emer-

    gencia indgena implicara uncambio de denominacin.Bengoa reflexiona en el sig-nificado del trmino PuebloIndio:

    esto es, que todos loshabitantes del territorioetnizado, desde mestizos hastaindios de comunidades, sesienten pertenecientes a laidentidad indgena. La ciudadananacional se confunde en una solacon la ciudadana tnica, eneste caso indgena. En esemomento el Estado tambin seetnif ica. Los indgenas seapropian del Estado y lotransforman en instrumento desu propio desarrollo y liberacin.Ese trmino implica que no

    llega a ser espacio tnico slouna comunidad o un puebloindgena autonomizado, sinoque todo el territorio nacionalpuede ser un espacio etnizado.En un espacio as, el indgenaya no reivindica ser tratadocomo actor fuera de lasestructuras institucionales delEstado, sino que pugna por suinclusin en ellas y el control delas mismas. Contrariamente a lapercepcin del autor, en Boliviase da este caso, pero no comovoluntad estatal, sino comoproducto del desborde delempoderamiento indgena, cuyoimpulso es ms bien frenado porel propio Estado y sus insti-tuciones. Para consolidar estaafirmacin baste con recordarque todava siguen presosmilitares indgenas de gradomenor que reclamaron ladescolonizacin de las FuerzasArmadas en este pas.Para ilustrar este cambio en las

    percepciones y objetivos, quizssean ms felices los casos enque el autor se apoya respectoa gestiones municipalesindgenas: La experiencia ecua-toriana en Cotopaxi; Cotacachi,Guamote, etc., en Guatemala;Oaxaca en Mxico y en Chile losmunicipios mapuches del sur de

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    ese pas. En esencia, la ca-racterstica de este nuevo pero-do no es de polticas indigenistasparticulares, sino de posibilitarel ejercicio del poder poltico delEstado por los lderes indgenasmismos. Permitir la participacinefectiva de los ciudadanosindios.Esta segunda fase implica

    cuestionar el concepto tradi-cional de ciudadana existente enlas sociedades latinoamericanas,lo que en mi opinin conllevareformular tambin otros con-ceptos, como el de inclusin3,como manera de interpretarcorrectamente esta nueva fasede la insurgencia indgena. Estoscuestionamientos acarreanotros, saludables para identificarmejor esta nueva realidad.Los indios urbanosEl autor indica, por ejemplo,

    que es necesario reformularincluso el concepto mismo deetnicidad. En efecto, hastamediados del siglo XX lo tnicoen Amrica Latina estabacircunscrita a lugares aislados yde difcil acceso, pues se suponaque all los indgenas habanpreservado su cultura. Esa visinno solamente es bastantediscriminatoria para el indgena,pues se le niega la posibilidadde transformacin intrnseca ysoslaya el problema del indgenaurbano, sino que tambin diopbulo a imposturas y susti-tuciones. En Bolivia, luego deque la nueva Constitucin dio unlistado de lenguas indgenas,estas fueron entendidas comolistado de pueblo y de etnias quetenan derechos constituciona-les. Ello motiv la emergenciade pueblos indgenas que en loshechos ya no existen y la re-creacin de identidades desapa-recidas, en la perspectiva depoder gozar de ventajas auto-nmicas que, en las tierrasbajas, puede significar el controlsobre territorios con abundan-tes recursos naturales. Singu-larmente, esas falsificacionesenmascaran las verdaderastransformaciones identitariasque se dan en el continente,tratndose stas primordialmen-te de la destruccin de las co-munidades indgenas, de reapa-ricin de lo indio en las ciudadesy pueblos.Es, en consecuencia, la pre-

    sencia indgena en las ciudadesel fenmeno que a partir de losaos setenta se percibi confuerza en Amrica Latina, siendoste, anunciador de cambiostodava no bien dilucidados perocuya percepcin era resistidapor la inercia intelectual de esapoca. Bengoa escribe:

    Recuerdo que en el ao 1974,cuando dictaba clases en laUniversidad Catlica de Lima,comenzaban enormes mani-festaciones culturales decarcter indgena, pero que losantroplogos rechazaban por serseudo culturales, como se lasmotejaba en la ciudad. En ungran anfiteatro se reunansemanalmente miles de personasprovenientes del interior, estoes, de la sierra indgena del Per,a escuchar a sus cantantesfavoritos de un tipo de msicaque se denominaba chicha, queconsista en ritmos andinos, aveces incluso canciones enquechua, pero con instrumentoselectrnicos y grandes alto-parlantes. Las vestimentas eranuna suerte de traduccin de losantiguos trajes andinos a losoropeles de plstico y nuevoscdigos urbanos. Una combi-nacin multitudinaria deelementos.En ese aspecto, es quizs la

    ciudad del Alto de La Paz laparadigmtica en cuanto a laindigenizacin urbana. Es en elAlto, la ciudad aymara, que tieneabajo, entre los cerros, la viejaciudad mestiza de La Paz ytodava ms abajo la blanco-criolla de la llamada Zona Sur,donde se constata aquello deque el vivir en un centro urbanoya no corresponde a:

    la migracin de hacecuarenta o treinta aos en queel campesinado se iba a laciudad, lloraba al dejar a suspadres en el rancho y pensabaen no volver nunca ms. Hoy esuna migracin de ida y vuelta,con casa en la comunidad y enla ciudad, con actividadesproductivas y con actividadescomerciales urbanas, conempleos urbanos si es posible.Los jvenes, por su parte,estudian, vuelven al campo asus trabajos, con eso pagan susestudios, y as se rompen lasfronteras que separan lo rural delo urbano. En el Alto se habla elcastellano y el aymar.El autor insiste y tiene

    razn en que el Alto ha jugadoun papel central en el movi-miento poltico indgena bolivianode los ltimos aos, de tras-cendencia incluso en el momen-to de deponer gobernantes,plantendose una interrogantecrucial: son movimientosrurales o urbanos los que hanhecho estas movilizaciones?,son movimientos indgenas omovimientos etno-populareslos que han actuado en estoscasos?Queda entonces claro que la

    etnicidad de hoy no es la culturacampesina de las antiguascomunidades rurales. Cuando el

    indgena vive en medio urbanorequiere un relato nuevo, querepresente aquello que de otramanera representaba cuandoviva en una comunidad rural:

    La Emergencia Indgena enAmrica Latina tiene en estefenmeno urbano una de susexpresiones ms importantes.Hasta hace muy pocos aosatrs los indgenas se escondanen las ciudades. Hoy comienzana mostrar con orgullo crecientesu condicin de indgena.

    La nueva ciudadana tnicaSi bien el fenmeno urbano es

    el caracterstico de este nuevoperiodo, la reconceptualizacinha alcanzado tambin a lascomunidades tradicionales. Setrata, en ambos espacios, de unesfuerzo indgena por tenerverdadero poder poltico,contextualizado este en locontemporneo. Las formastradicionalistas de resistencia,que se pueden constatar enalgunas comunidades alejadas,obedecen a la misma mecnica.Lo interpretamos as cuando elautor reflexiona sobre la enor-me capacidad de resistencia queexiste en los territorios indge-nas para aceptar el ingreso decapitales extractivos, planes dedesarrollo y modernizacin:

    Las investigaciones muestranque en la mayor parte de losterritorios existen altos nivelesde pobreza, pero que sushabitantes, lderes y autoridadesprefieren mantener el controlsocial, econmico y cultural delterritorio sin crecimientoeconmico, a verse expuestosa cambios que los puedenperjudicar. Por ello se oponen ala minera, a actividades queprovoquen daos medioambientales. El territoriosagrado ya no es un espaciocomercial donde se puederealizar cualquier actividadeconmica. Son territoriostnicos, en que se tratar dedefender la cultura, la buenavida, las formas tradicionales devida, a pesar de que la mayorade la poblacin y sobre todo losjvenes deban salir a trabajarincluso al extranjero. Veremosque sern ellos los que msdefendern el espritu prstino desu aldea, enviarn dinero a susfamiliares y volvern a pasarlas fiestas patronales en lostiempos establecidos.El aspecto del no control

    poltico sobre un territorio, quees perceptible sobre todo enrealidades nacionales hurfanasde ciertos procesos histricos.Es all donde no se ha avanzadoen la ciudadana del indgenadonde mayormente consta-tamos el rechazo tradicionalistaal extractivismo, por ejemplo.

    Bolivia es peculiar en este yotros sentidos, seguramenteporque ha vivido intensos,aunque incompletos, fenmenosde transformacin social.Mientras en pases vecinos escorriente que las comunidadesrechacen la instalacin deempresas extractivistas, sobretodo mineras, interpretndoseello como un rechazo indgenaal modernismo, a la economa demercado y otros aspectosconcomitantes, en Bolivia, lascomunidades tambin se mani-festaron, sobre todo los prime-ros aos del gobierno de EvoMorales, interviniendo minas,sean estas de empresa privada,del Estado o cooperativas, perono para clausurarlas, sino paraadministrarlas ellas mismas. Y esque Bolivia atraves el perodode la Revolucin nacional de1952 que, aunque con pers-pectivas generales errneassobre lo indgena, implementen los hechos condicionamientosconcretos que acercaron ms alos indgenas hacia objetivosdescolonizadores en compa-racin al resto de los otrospases. Sucede lo mismo ahoracon el gobierno del MAS.El trabajo de Jos Bengoa es

    alentador y aleccionador.Notable sobre todo porque ainicios del actual proceso que viveBolivia, tuvo la perspicacia devislumbrar cauces nuevos parauna reflexin antigua. Nosparece importante profundizar ydesarrollar an ms algunos deesos apuntes, en particular lorelativo a la nueva ciudadanatnica en los futuros procesosdescolonizadores en el con-tinente.Este trabajo es tanto ms

    importante cuanto parece ago-tarse la potencialidad transfor-madora del actual gobiernoboliviano. El MAS est encade-nado a las definiciones que hizosobre el cambio descolonizador,inspiradas todas ellas en laprimera fase que caracterizaJos Bengoa. Esa primerafase, en el caso boliviano,degener en lo que lleg adenominarse pachamamismo,situacin que hace an msurgente y vital un nuevo marcoterico indgena liberador.1 Jos Bengoa: Una segunda etapade la Emergencia Indgena enAmrica Latina?, en: Cuadernos deantropologa social N 29, pp. 7-22,Universidad de Buenos Aires, 2009.

    2 Ver el documento completo en: http:// www . p u e b l o s e n c am i n o . o r g /index.php/joomla-stuff-mainmenu-26/search-mainmenu-5/1442-blanca-chancosa-responde-a-evo-morales

    3 Ver: Pedro Portugal Mol l inedo,Identidad tnica y globalizacin. Sepuede descargar en: https://w w w . f a c e b o o k . c o m / g r o u p s /104122321484/10152978392491485/

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    Anlisis:Continuidad en la historia y sumanipulacin ideolgicaSantos Diamantino*

    En 1952 el pueblo se arm para derrocar a la oligarqua, poniendo al MNR en el poder. Ese partido alent las miliciasobreras y los regimentos campesinos. El pueblo tuvo las armas, pero no el poder. Por qu se repite en nuestrahistoria la manipulacin del poder y la ofuscacin de las masas? Fuente foto: http://alcatraz715.blogspot.com/V.

    Hace mucho voy escuchando yaprendiendo de lo que hace y diceel gobierno de turno (MAS). Aveces percibo que comete mu-chos errores, sobre todo cuandose refieren a la historia y a susustento ideolgico, incluso ajuicio a posteriori concibo que hayun cierre de posiciones. Tal vezhay algunos problemas de insegu-ridad ante lo que podra venirsems adelante para los afines alpartido, como ocurri con otrospartidos como el MNR. Cuando unotiene la mamadera del poder esdifcil dejarlo. Temen que si Evodeja el gobierno ellos se van consu lder poltico. Por eso quierenla reeleccin del presidente, y enalgunas ideas que expresan alpueblo en la entrega de obras ovisita a comunidades indgenas,sus ideas son muy dirigidas, a ha-cer ver a Evo Morales como a unseor con su aureola, o un santocanonizado, o al hombre que todolo est haciendo perfecto.Por eso no se tolera opiniones

    contrarias a su buen obrar. Tienela intencin de hacer ver al puebloboliviano, que slo ellos tienenrazn y nadie ms, los dems sonpersonas que perjudican el avancedel pas o son neoliberales. Ay deti si dices lo contrario!, pero estgarantizada la libertad de opinin.Paradoja o inestabilidad de posi-cin? Eres libre de decir lo quequieras pero te retiro el apoyoeconmico de la publicidad, coneso tu medio de comunicacin esten bancarrota. Pregunto: elpartido de gobierno es el dueode los ministerios, o ello es todoslos bolivianos? Se pide a las ONGsno hacer poltica y pregunto: Quaccin del hombre no es poltica?Entonces, ser que indirecta-mente nos estn amenazandopara que tengamos cuidado y nosdejen morir por estar sin trabajo?Ser que slo el gobierno tendrla verdad?Todas estas dudas me hacen

    pensar que el partido de gobiernocomo que quisiese consolidar unEstado absolutista, un sistemacerrado polticamente. Cuandodurante mucho tiempo nuestragente indgena y no indgena ha

    venido luchando contra este tipode sistema totalitario. Si hoy enda los griegos son grandes ideo-lgicamente, es porque tomaronen cuenta la variedad de opinionesy la libertad de expresin. Por esoson grandes en el pensamiento dela historia. No es conveniente ce-rrarse ideolgicamente, como ocu-rri en la colonia o en la repblica.Sera bueno recordarle al partidode gobierno que la lucha fue porincorporar al indgena, pero es asen la actualidad? Estamos todosbien representados? Habra quehacer memoria y ver cules fueronlas razones del levantamientoindgena en la historia de Bolivia.Y no decir a costa de ellos, lo quevenga en gana, que desde mihumilde perspectiva el partido degobierno conoce vagamente lahistoria, pero NO la reflexiona. Noslo es saber sino saberse apropiarsi crees que eso marca tu iden-tidad cultural.Recordemos algunos puntos por

    los que pas el movimiento ind-gena en el siglo XVIII. Las accionesse centran en la colonizacin, enla dominacin de uno sobre otro.A esta poca se la denomin

    colonial, poca de la dualidadsocial, poca de los tributos; unohacia al cacique otro hacia elpodero espaol, poca de lareciprocidad tributaria. Este fen-meno social dur hasta finales delsiglo XIX, paralelamente se dabancasos de ordenamiento territorial,como por ejemplo la reformaToledana y la reforma Borbnica,de donde surgi las intendencias.Frente a ello se dio el intento deliberar al indio de diversas mane-ras. Hasta llegar al liderazgo deJulin Apaza, icono del movimientoindgena campesino por todo lo quevena haciendo en esa poca.Lo que catapult a Julin Apaza,

    Tupaj Katari, como mximo refe-rente de la historia andina, fue loscercos realizados a la ciudad deLa Paz, con el objetivo de liberara los indgenas de los impuestosque les haban cargado los colo-nizadores, adems del derecho depernada. Por eso Bartolina Sisajunto a su esposo encabezan ellevantamiento indigenal, y a partirde ello son el smbolo de la libertadindgena. Esa etapa hasta 1825era conocido como la etapa de lacolonizacin externa. No obstante

    el indgena no se libra de este pesosocial. A partir de la independenciase instaura otro tipo de coloni-zacin interna.Este hecho comienza al buscar

    independencia territorial, los crio-llos unidos a los indgenas, comola revolucin de 1809, o el levan-tamiento en Beni en 1810 porPedro Muiva, las acciones de JuanCceres en 1811 en La Paz, etc.Hasta llegar a la independencia delpas en 1825. Lo cual no ayudarmucho, como se asever, a laliberacin del indgena. Ante eldesastre econmico se vuelve aponer un tributo al indgena. Eltributo indgena segua siendoimprescindible para el tesoronacional. Consolidndose una vezms un sistema cerrado.El papel del indgena no era reco-

    nocido en el territorio boliviano,ms al contrario, era visto comoun mal necesario y al que hay queaplastarlo. Los ejemplos se dancon Melgarejo al querer subastarlas tierras de los indgenas. En1866 y en 1868 estas tierrascomunitarias pasan a ser propiedaddel Estado. Esto provoc muchasmuertes en distintas comunida-

    * Lic. En Filosofa UMSA, egresado dela carrera de Antropologa.

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    dades del altiplano. Luego vendrnlos conflictos con Tomas Fras aldecretarse la ley de ex vinculacinen 1874. Donde se sustituye lapropiedad colectiva del ayllu porla propiedad individual. En la etapade Narciso Campero se introduceotro achaque hacia los indgenasen 1881, las revisitas generalesde tierras. Por eso la lucha indi-genal siempre fue por su liberaciny luego por su incorporacin.En esa lucha estarn en primera

    instancia los apoderados gene-rales, luego los caciques apode-rados, con el firme objetivo derestituir las tierras comunales.Pero este proceso se ver envuel-to en otros como la guerra federalque se da a finales del siglo XIX,donde participan indgenas muyimportantes como Zarate Willka.Finalizando el siglo XIX e iniciandoel siglo XX, era el tiempo en elque se discuta, dnde deba estarla sede de gobierno, en el sur oen el norte. La justificacin eraque haba que ver, quines tribu-taban ms, o qu zona del pasdaban ms plata al Tesoro Generalde la Nacin. Para ese tiempo, losque ms tributaban eran losindgenas y en el norte en la zonaandina de La Paz haba ms ind-genas, por lo tanto la respuestaera lgica. Por consiguiente, lasede de gobierno no deba estaren Sucre sino en La Paz.La revolucin federal es impor-

    tante para el movimiento indgena,porque son los indgenas ligadosal podero del norte quienes danla victoria. Los federalistas delnorte liderados por Jos ManuelPando tenan una amistad con ellder indgena Pablo Zarate Willka.Lo triste, como en toda historia,es que el fuerte se aprovecha deldbil, lo que Pando quera era utili-zarlos como presa de can, dese-chndolos posteriormente. Unavez que ganan los federales a losconstitucionales, internamenteJos Manuel Pando manda cartasa sus colaboradores diciendo quehay que frenar la expansin de losindgenas y es as que se reprimeal movimiento indigenal, arrestn-dolos y asesinndolos posterior-mente. Y hoy es diferente?, nohay traicin, no hay la supremacadel fuerte sobre el dbil?Para la reflexin, las alianzas no

    sirven al movimiento indgena.Consecutivamente, en el siglo XXla visin del movimiento indgenair madurando y pedirn educar alindgena, convirtindose para lalite del norte de Bolivia en algopeligroso y pondrn una serie deobstculos. La fuerza del movi-miento indgena estar en la luchalegal. De esa manera saldr MartinVzquez (1912) con la firme ideade recuperar los ttulos de compo-sicin de la Corona de Espaa, cu-ya legitimidad fue confirmada porla ley del 23 de noviembre de 1883.En esta lucha se confirma que hay

    un descendiente de caciques ysale Santos Marka Tula, quienluchar por sus tierras hasta 1939.El problema de siempre es la po-

    sesin de tierras, y los problemaspartirn del hecho de no poder cul-tivar para sostener a la familia.Por eso la gente del campo migraa la ciudad, para encontrar nuevasformas de vida o de subsistencia,el ejemplo est en los gremiosindios del que sale Leandro NinaQuispe, con el fin de ensear alindio a liberarse. Luego vendrninstituciones como la iglesia, lacual en sus cimientos ideolgicosno ser el fundamento real por elque est peleando el indgena, sinoel civilizar al indio.La liberacin del indgena para

    el primer centenario de la republicaera un sueo, porque no era unapatria libre, era el sueo de criollosque soaban con una repblicasimilar a las que haba en el conti-nente europeo. Hoy es lo contra-rio? El sueo del indgena histri-camente era lo no civilizado por lotanto no haba que tomar en cuen-ta. Habra que recordar los sueosdel indgena en el congreso euca-rstico de 1939, aunque no del todopero ya es una idea. Los problemasse centraron en el carcter legaly en la educacin del indio.Lo mismo que en la poca de

    Pando, con Daniel Salamanca ocu-rri lo mismo al enfrentar la guerradel Chaco, otra vez los indgenasiban al frente. Nietzsche dira eleterno retorno. La racionalidad delos civilizados no haba cambiadoa lo que haba antecedido a finalesdel siglo XIX. Aunque en esa pocase da el intento de borrar esasactitudes por un grupo poltico demilitares socialistas. Pero provocla sindicalizacin obligatoria, comoAna Rancho en Cochabamba.Borrando en alguna manera laexperiencia fenomnica del ayllu.Estos problemas llevan al primer

    congreso indigenal en 1945, dondese elimina el pongueaje, donde sepermite la libre circulacin de losindgenas por las ciudades. Aun-que no se toc el tema de las tie-rras el punto es que ya se estabaconsiguiendo algo para el indgena.Antes de 1952, los proyectos gu-bernamentales estaban destina-dos a cambiar la identidad del ind-gena. Por eso se lo castellaniza,se lo trata de homogeneizar, se lodescalifica socialmente, aun as enel congreso minero de Pulacayode 1946, algunas ideas iban conestas intenciones. Lo rescatablede este espacio geogrfico y pol-tico ha servido para la emanci-pacin del pongueaje en Bolivia.La revolucin de 1952 no naci

    de la nada, fue el efecto de he-chos que ya se venan suscitandoen el pas. La reforma agraria, lanacionalizacin de las minas y laeducacin, ya eran temas debati-dos previo al 52. No es inspiracin

    divina de los que gobernaron enese tiempo, sino tomaron concien-cia en el pueblo indgena y obrero.Pero aun as, la situacin del ind-gena no cambio mucho porque lasacciones del nuevo gobierno secentraban en Catavi explotadadesde el exterior. Era una Boliviaexcluyente, no haba la figura dela clase media, ni de una nuevaoligarqua, menos de indgenasquechuas, aymaras, guarans, etc.solo exista la figura de los tresbarones del estao. Ahora seralgo diferente?Si la tesis obrera no fue viable

    era porque no tomaba en cuentaal sector campesino, y el 52 nofue la poca como se la conoce,la poca del MNR. Muy poco sereconoce el levantamiento delcampesino contra la nueva bur-guesa. Adems que el MNR en esetiempo no tuvo un programa polti-co serio y concreto. Por eso sepas del latifundio al minifundio,lo que provoc nuevos alzamientosindigenales. Otro hecho es que elindgena pasa a ser campesino conla reforma agraria (1953), provo-cando un cambio de identidad. Delsistema comunitario de reciproci-dad, del ayni y otros fenmenosculturales, se pasa a un sistemaasalariado. Frente a ello, la reac-cin de la gente boliviana y deotras personas del extranjero sermigrar al oriente boliviano, paraacaparar tierras vrgenes. Hoy enda ocurre lo contrario? Serabueno preguntarles a los indgenasdel Beni, y observar si algunasformas culturales no estn pasan-do a la memoria de esos pueblos.Al tratar de borrar la palabra indio

    por el de campesino (aunque esoes discutible), el MNR lo que vahacer es que las comunidadesadopten el nombre de sindicato,nombre moderno de comunidad.Esta es otra forma de reducir alpueblo indgena, bajo la banderade un partido poltico y de unaforma poltica copiada de afuera,con la excusa de que hay preocu-pacin educativa, restitucin detierras por las haciendas. Cuandolo nico que quera el MNR en esetiempo era civilizar, culturalizar alo europeo al indio, si esto no ocu-rra, era recordarle que el indio esel oprimido de la oligarqua. Conesto provoc ms cambios, comopor ejemplo, el cargo mximo enel mundo andino ya no era el Mallkusino el de Secretario General, locargos andinos sirvieron slo pararituales, se separ funciones, seorganiz ferias donde circulabanplata, desapareciendo de apocoel trueque. Adems que en los 12aos del MNR no se incorpor alindgena campesino a los poderesdel Estado, se le dio el votouniversal para legitimar el poderdel MNR. Haciendo esta lectura esdiferente hoy, o es el eternoretorno de la historia?Con Barrientos las cosas no

    mejoran, por ms idilio que stehaya tenido con algunos sectorescampesinos. Barrientos era otroFrente poltico que se haba unidocon la izquierda de su tiempo(Hernn Siles Suazo, Juan lechnOquendo y Walter Guevara Arce).Era el hombre que uni el podermilitar con el campesino, al queluego le llam el Pacto Militar Cam-pesino, con el firme objetivo deluchar contra los comunistas(movimiento obrero). No obstante,Bolivia era una pieza ms de losEstados Unidos, porque a gustode USAID en ese tiempo se impusoel impuesto agropecuario, indem-nizar a los ex gamonales, motivopara que el pueblo campesino deLa Paz se levantara. Al morirBarrientos en 1969, otra vezvuelve a la nebulosa la situacindel indgena campesino, porquecon Alfredo Ovando las cosas nomejoro.Lo mismo que el MNR, Juan Jos

    Torres utilizar al campesinado,sobre todo a la gente de Aroma.Todo esto para ir contra el PactoMilitar Campesino. Fue apoyado poruniversitarios, campesinos, milita-res y trabajadores. Hasta que serderrocado por Hugo Banzer Su-rez, quin suprimir todo el movi-miento sindical. poca triste de lahistoria, por las masacres como lade Epizana y de Tolata, por el planCndor y la vulneracin de dere-chos humanos que cometa esteplan. Luego vendr la UDP, la queintentar muchas veces asumir elgobierno del Estado, aun haya ga-nado las elecciones en sus variasversiones. Bolivia fue un pas llenode conflictos de golpes de Estado,y entre estos hechos estaba estemovimiento campesino con aspi-raciones de llegar a la mximainstancia. Pero todo lo que hastaaqu relat, cambio hoy en da?Pareciese que la humanidad est

    determinada a volver sobre losmismos problemas, el eternoretorno de la historia. Pensar enlo que nos hicieron en la historia,es viable en la actualidad? Es elgobierno de turno el que est enel atad, que por eso hay quecombatir a todo opositor? O quinest en el atad? Estamos dejan-do ir el resentimiento histrico paramejorar este pas? O estamosdejando ir al resentimiento paracambiar la historia de los bolivia-nos? O no pasa un da en que elgobierno no piense en lo quehicieron los colonizadores externose internos? El sufrimiento existenicamente si uno quiere sufrir,cuando lo compartes con el fin desuperarlo se esfuma. Nadie estde acuerdo con el pasado, perotampoco a costa del pasadovamos a sacrificar a muchos queno vivieron en el pasado. No esnecesario volverse extraos cuan-do podemos ser amigos y cambiarla historia para el bien comn.

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    Debate:Apuntes sobre lo kolla:De la identidad a la ideologaJuan Luis GutierrezDalence*

    * Estudi Ciencias Poticas yFilosofa.

    Esta nota es la segunda partedel artculo reproducido enPUKARA nmero 62, (http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-62.pdf), dondese interpret el trabajo de Fer-nando Untoja en el desarrollo deideas relacionadas a la identidadkolla como una identidad poltica-econmica, y no tnica, racial ocultural. En sntesis se resca-taba, adems de un atisbo deoriginalidad en la reflexin delautor mencionado, la importan-cia de acudir a posturas que sealejen del racismo, etnicismo yculturalismo postmodernos,propios de la ideologa domi-nante para tratar el problemaindgena en Bolivia. En voz deun intelectual aymara se trasto-caba el poder indigenista deturno.El trabajo de rescatar la pro-

    puesta de la identidad kolla, co-mo poltica-econmica, y notnica, se debe enfrentar a va-rias cuestionantes para indagarsus horizontes de posibilidadespolticas y econmicas preci-samente. La primera cuestindebe partir de reconocer quehasta hoy no hay una inves-tigacin (encuesta, sondeo,grupo focal, anlisis del discur-so) que compruebe emprica-mente la existencia en el ima-ginario colectivo de una identi-dad kolla. Esta identidad es unaelucubracin intelectual hecha enlas aulas de la universidad, y portanto es el resultado ideolgicode una elite; es decir: la identidadkolla ms que una identidad esuna ideologa.En este sentido, una ideologa

    solo puede ser enfrentada conotra ideologa. Por tanto, cate-goras como: la verdad, la rea-lidad o la cercana sobre losfenmenos estructurales delpas, son parte de la exposicinde ideas hechas para convencera otros; no son ms que unedulcorante formal y elementosde una estrategia discursiva paraconvencer sobre el proyecto po-

    ltico que se pretende encaminar.As, desde el mbito intelectualdel movimiento aymara-quechua, se puede comprobarla posibilidad de nuevos hori-zontes polticos, pues se puedeencaminar otra ideologa que nosea la indigenista, precisamentela ideologa kolla. Sin embargo,queda para la accin poltica latarea de convertir ese horizonteintelectual en un presente activode la poblacin, queda la tareade que esa ideologa sea exitosa,de que convenza a propios yajenos, y que su convencimien-to movilice masas, votantes, pa-sando posteriormente de laaccin poltica al accionar poltico,a la generacin de polticaspblicas.Con la tarea pendiente de con-

    vertir una ideologa en accinpoltica y en movilizacin socialhacia el Estado, Untoja describeen sus ltimas publicaciones unaestructura social boliviana mar-cada por tres estratos, lo cualesdeben ser entendidos comoreales e identificados en suspropiedades benficas o perju-diciales en la conquista de laliberacin para los seguido-res de la ideologa kolla o laconquista del poderpara la realpolitik. La sociedad bolivianaestara constituida por los hori-zontes histricos del ayllu, elcapitalismo y resabios delfeudalismo, combinados endinmicas de colisin, yuxta-posicin y sobreposicin.La relacin de ayllu y el capi-

    talismo estaran destinados aconjuncionarse y producir unnuevo orden econmico y social,fundamentalmente por la esen-cialidad comn de algn tipo defuerza vital referente a la com-petencia y la rivalidad de suscaracteres. Mientras que el laxohorizonte del feudalismo, aptopara las expresiones parasitariasdel cuerpo social, habra ocu-pado el manejo del Estado, im-pidiendo que ayllu y capitalismose conjuncionen, y provocandola reproduccin de relaciones deparentesco familiar, en el manejode la cuestin pblica y de laeconoma poltica.

    En esta exposicin de ideas,manejadas con erudicin y ha-bilidad, no existe la posibilidadde una conjuncin entre ayllu yfeudalismo, ambos horizontesse repelen mutuamente; comotampoco entre feudalismo ycapitalismo. La fuerza de suspulsiones intrnsecas, es decir,la rivalidad para el ayllu, la com-petencia para el capitalismo y lasrelaciones de parentesco para el

    feudalismo, se sostendran en eltiempo de acuerdo a su posibi-lidad econmica de generar ri-queza, prosperidad, y por tantomodelos para el manejo delEstado. El feudalismo y sus re-laciones de parentesco estarandestinados a perecer con eltiempo, pues sin haber generadola riqueza necesaria para sos-tener su modelo polticoeco-nmico, las fuerzas del ayllu y

    La identidad es fluctuante y cambiante, nunca esttica, nos indica el autor.Sin embargo, en ese flujo y cambio, cul es el legitimo y cul el espurio?El de las mujeres aymaras catalogadas como nueva burguesa, que seempoderan a pesar de un ambiente contrario y hostil (foto de arriba), o eldel candidato del MAS perdedor en Yacuiba en las ltimas elecciones, CarlosBru, que de qara pas a ser masca coca y adepto de los aos nuevosaymaras, andinos, amaznicos y chaqueos? (foto de abajo). Fuentesfotos: http://s0.uvnimg.com/dinero/economia-y-negocios/photo/2014-05-26/los-nuevos-ricos-en-bolivia-1_590x395.jpg y https://estebanfarfan.wordpress.com/tag/gran-chaco/

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    el capitalismo presionaran suhorizonte histrico hasta su re-pliegue o desaparicin. Mientrasque subrepticiamente ayllu ycapitalismo, con la rivalidad y lacompetencia, estaran fraguan-do en las estructuras socialesun nuevo modelo poltico-econmico.As, la ideologa kolla va com-

    pletando su mapa de accinpoltico-econmica. La relacionesfeudales de parentesco quesobreviven en Bolivia, en manosde la elites republicanas y plu-rinacionales, tanto con tenden-cias de derecha o izquierda, alno ver la substancial relacinentre capitalismo y ayllu en labase social, olvidaran indagarcon originalidad los mbitos dela economa informal, una espe-cie de caja de pandora que guar-da el secreto de nuestro futurodesarrollo, autnomo y original. El ayllu no sera ese delicado

    cuerpo rural de sobrevivencia,que el indigenismo pinta debuen salvaje y convivenciaarmnica, sino, estara ubicadoen los mrgenes de la ciudad,de la polis, alistando su entradatriunfal al centro de la urbe unavez acumulado el capital en lassombras de la informalidadeconmica, pero movido por lamigracin y el control de lospisos ecolgicos, creando redesde rivalidad con otros migrantes,y acechando la competitividaddel capitalismo mundial.El capitalismo sera el no lugar,

    la utopa, al cual los migrantesdel campo estaran destinadosa llegar de manera triunfal,acoplndose a su dinmica conel aprendizaje guardado en sufuerza vital: la rivalidad. Por estoel horizonte feudal, laxo, flojo,estara destinado a desparecer.A grandes rasgos ste es el

    estado en el que se encuentrala creacin de la ideologa kolla,ganando adeptos de variosestratos sociales, todos con elcomn denominador de lucharcontra el Estado Feudal, o elEstado patrimonial, para enca-minar el desarrollo econmico enBolivia de la mano con unapropuesta poltica que enaltezcael capitalismo moderno.Esta ideologa demanda com-

    prender de esta forma lasociedad boliviana: sta es sufalsa verdad. No es posiblecomprenderla con algn matizque haga la excepcin en suspostulados, o sea con estudioscrticos y/o cientficos queintenten resolver, por ejemplo,algunas preguntas: por qu laarticulacin del ayllu y alcapitalismo son una necesidad?Por lo expuesto, entiendo quesera una necesidad histrica y,

    paradjicamente, una necesidadmoral y epistmica. Por otrolado, en lo cotidiano, hay unatendencia a la articulacin delayllu con la lgica feudal, exal-tada al parecer en contextospopulistas, evidente en el mane-jo de espacios de poder guber-namentales y sindicales. Cmoentender esta articulacin?,pues en lo cotidiano esaarticulacin feudal- ayllu se vemuy cmoda y con muchasperspectivas de xito en cuantoa acumulacin de capital yprestigio, y al parecer, est lejosde repelerse entre s. Y porltimo, entiendo que estamoshablando de la emergencia deuna nueva lite, la kolla, y quesu accionar es sustancial aldesarrollo del pas, por el aporteformal de su economa a laestructura nacional. Pero, notiene esta nueva lite tambinun deber moral para conducir lasociedad en un futuro?, porqueotra lectura de nuestra historiaaporta una crtica al papel de lalites emergentes en Bolivia y losvalores que irradian al resto delos estratos subalternos, quehasta el da de hoy slo buscanaprovechar su cuarto de horaen el poder, no hay una deu-da tica, moral y educativa enBolivia?, ms an cuando elmismo capitalismo se ha resig-nificado en su accionar y hadejado de lado los valores de lacompetencia y la rivalidad, paradar paso a experiencias colabo-rativas y de confianza(Fukuyama).As como el indigenismo hizo

    creer que existe el indgena,reserva moral para la humani-dad, que encaminar a la socie-dad hacia el comunitarismo pla-netario, con nfasis en postula-dos pachamamistas, ocultandola realidad del avance de ungrupo de poder hacia el Estado,as la ideologa kolla, postula alkolla, conocedor esencial de ladinmica del capital, como elsujeto histrico capaz de enca-minar el desarrollo econmico enBolivia, ms all de cualquiercrtica tica al manejo de uncapitalismo voraz y explotador.As como el indigenismo jus-tificara el racismo positivo, laideologa kolla justificara laexplotacin del ser humano.La ideologa indigenista se

    enfrent en su momento, demanera paradjica e ilegtima, alproblema de la identidad desdeuna perspectiva racial, de ah quesu solucin poltica sea contra-dictoria, pues justifica el racismopositivo y ahora duda de lacalidad moral de su sujeto his-trico. Por su parte, la ideologakolla se enfrenta al problema de

    la identidad desde una pers-pectiva econmica; de ah quesu solucin poltica sea contra-dictoria, pues justifica la explo-tacin del ser humano en nom-bre de la urgencia por salir de lapobreza, es decir, justifica unaexplotacin positiva.Es momento de pensar si el

    problema de la identidad es unproblema real, o ms bien es unajustificacin para crear ideologasde nuevas elites en acenso, queolvidan que Bolivia en todos susestratos tiene un problema deautoestima el caldo de cultivopara un problema de identidadpero solucionable por gestionesprcticas en el mbito educativo,o sea, por una solucin quellegue a todos, dejando de ladola bsqueda del sujeto mesinicodestinado a salvarnos de nues-tras flaquezas de carcter. Aca-so no es mejor proyectar a losbolivianos como personalidadesexitosas en el qu hacer intelec-tual, econmico, cient