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Brandzen 2151 apto. 3 Telefax: 402 9827 Horarios de atanción al público: Martes y Jueves de 9:00 a 12:00 hs. COMISIÓN DIRECTIVA de AFU Período 2005-2007 Carolina Macedo Irupé Rocca Atilano Beltranchini Néstor Pereira Pablo Romero Cora Amorín Isabel González Secretario: Juan Cáceres CONTEXTOS Nº4 - Segunda Época 12/2006 Depósito Legal 340857/06 Es una publicación de la Asociación Filosófica del Uruguay (AFU) que se distribuye gratuitamente entre sus afiliados Direc- ción: Brandzen 2151 apto 3 Telefax: 4029827 Correo electrónico de AFU: [email protected] Correo electrónico de Contextos: [email protected] Página web: www.afu.uy.nu Redacción: Comisión Directiva de AFU Impreso en Ediciones Ediciones IDEAS Mercedes 1786 11200 Montevideo, Uruguay Telefax: 408 6985 Asociación Filosófica del Uruguay CONTENIDO Editorial pág. 2 A. Benvenuto pág. 4 El sordo y lo inaudito C. Macedo pág. 13 Algunas reflexiones sobre bioética en el contexto latinamericano L. Delio pág. 15 Foucault y su teoría de la historia R. Gelamo Pelloso y P. Angelo Pagini pág. 27 Contribuiçoes foucaultianas para se pensar o presente: os restos, o cuidado e o ensino E.G. Silveira pág. 37 Crítica de los Saberes: experiencias y fundamentos H. Carrere y O. Rorra pág. 43 La enseñanza de la filosofía en la cárcel A. Rodrigues Pícoli pág. 50 A produçao de subjetividades emancipadas no ensino de filosofia Información de AFU pág. 57 Balance 2005 - 2006 pág. 59 Libros pág. 62

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    COMISINDIRECTIVA de AFU

    Perodo 2005-2007Carolina Macedo

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    Nstor PereiraPablo RomeroCora Amorn

    Isabel GonzlezSecretario:Juan Cceres

    CONTEXTOSN4 - Segunda poca

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    Es una publicacin de laAsociacin Filosfica delUruguay (AFU) que sedistribuye gratuitamenteentre sus afiliados Direc-cin: Brandzen 2151apto 3 Telefax: 4029827

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    Mercedes 1786 11200Montevideo, Uruguay

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    AsociacinF i l os f i cadel Uruguay

    CONTENIDO

    NNNNN Editorial pg. 2

    N A. Benvenuto pg. 4El sordo y lo inaudito

    N C. Macedo pg. 13Algunas reflexiones sobre bioticaen el contexto latinamericano

    N L. Delio pg. 15Foucault y su teora de la historia

    N R. Gelamo Pelloso y P. Angelo Pagini pg. 27Contribuioes foucaultianaspara se pensar o presente:os restos, o cuidado e o ensino

    N E.G. Silveira pg. 37Crtica de los Saberes:experiencias y fundamentos

    N H. Carrere y O. Rorra pg. 43La enseanza de lafilosofa en la crcel

    N A. Rodrigues Pcoli pg. 50A produao de subjetividadesemancipadas no ensino de filosofia

    NNNNN Informacin de AFU pg. 57

    NNNNN Balance 2005 - 2006 pg. 59

    NNNNN Libros pg. 62

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    EDITORIAL

    Queridos compaeros de AFU:

    Cerramos el ao con un nuevo nmero de la revista, que como siempre llegadespus de las expectativas de ustedes. Sin el propsito de disculparnos poresta demora (a la que seguramente los tenemos ya acostumbrados) nos gusta-ra contarles que su realizacin es posible gracias al trabajo dedicado de losintegrantes de la Directiva, que tratando de cumplir cabalmente con el propsi-to de publicar siempre inditos y en la medida de lo posible escritos por loscompaeras/os y colegas de todo el pas, dependemos siempre de los envos ymuchas veces de las promesas de envo que vamos recibiendo. Son quizs lostiempos reales de nuestras condiciones de reflexin. Lo cual no nos parecenecesariamente malo, siempre y cuando adems de la ansiedad por recibir larevista sepamos valorar el trabajo, el pensamiento y la invitacin a la reflexinindividual y colectiva que siempre se proponen promover. Como siempre y coneste espritu, invitamos a todas y a todos a pensar en voz alta y hacer llegar susreflexiones y sus experiencias para ser compartidas.

    Aprovechamos que este nmero es el ltimo del ao para hacer una suertede balance (no slo econmico, que se incluye al final) de lo que hemos hechoy de los desafos que aun nos esperan. Creemos que las Jornadas de Actualiza-cin Programtica, realizadas conjuntamente con la Inspeccin de Filosofa alcomienzo de ao en todo el pas, fueron instancias muy valiosas de trabajo y deintercambio. Queremos reconocer el trabajo de todos los compaeros de AFUque participaron en su organizacin y realizacin, as como el aporte econmicorealizado por la Asociacin para que las mismas fueran posibles. En tal sentidoy a partir de una evaluacin positiva de lo realizado estamos preparando, nue-vamente con la Inspeccin de Filosofa, las prximas Jornadas de Actualiza-cin 2007. Las mismas se realizarn en Colonia, en la ltima semana de febrero(entre el 26 de febrero y el 2 de marzo). Consideramos que adems del valor quetienen todos los encuentros de intercambio y formacin, los cambios en elprograma de 2 de Bachillerato nos plantean nuevamente la necesidad de pen-sar juntos. Desde ya quedan abiertas las inscripciones para este encuentro atravs del nuevo correo electrnico de AFU: [email protected]. A travsde afucorreo y del correo electrnico iremos enviando informacin sobre con-tenido, programa, costos, etc., de las jornadas. Sera muy bueno que todos losinteresados en participar y/o presentar experiencias didcticas, fueran inscri-bindose para ir armando la organizacin del encuentro.

    Quisiramos tambin destacar el crecimiento de nuestra pgina web, quetambin es el resultado del trabajo dedicado de compaeros de la Directiva, quepone a disposicin de todos, gran cantidad de material, fortaleciendo as lasnuevas formas de vnculo institucional, entre nosotros y la red.

    Por ltimo, les contamos que este nmero incluye el artculo El sordo y loinaudito de Andrea Benvenuto, que particip del homenaje realizado a la prof.Cristina Cabrera por su valioso trabajo con sordos en el liceo 32, interpelndo-

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    nos a todos frente a un desafo todava bastante retrico de pensar la diversi-dad en la educacin. Incluimos tambin la exposicin de la presidente de AFU,Carolina Macedo en la Videoconferencia del Da Mundial de la Filosofa. Cree-mos que fue una interesante experiencia, que aunque no sustituye los encuen-tros presenciales nos va acostumbrando a hacer usos filosficos de las nuevastecnologas. Aprovechamos para saludar calurosamente a todos los compae-ros que, desafiando los inconvenientes climticos y las dificultades laboralesde noviembre aceptaron el desafo de promover encuentros filosficos en esafecha. Saludamos especialmente a la Sala de Tacuaremb que fue la nica quecont con la participacin de estudiantes de Secundaria, los cuales nos lanza-ron el reto, que intentaremos asumir, de no hablar por los jvenes sino dedarles la palabra.

    Tambin incluimos en este nmero un artculo indito de Luis Delio sobre lateora de la historia en Foucault, cuya primera versin oral fue presentada en unEncuentro de Filosofa organizado por AFU, en Salto en el ao 1998.

    Como en los nmeros anteriores tratamos de incluir reflexiones que surjande la experiencia de ensear filosofa. En este caso se trata de una experienciaparticular: ensear filosofa en la crcel. Los profesores Hctor Carrere y OscarRorra vienen realizando esta experiencia hace ya algunos aos y nos propo-nen pensar desde esas condiciones las posibilidades del filosofar.

    Por ltimo, se incluyen algunos artculos que fueron presentados en lasJornadas Nacionales de Filosofa realizadas los das 25 y 26 de agosto en el IPA.En primer lugar, se presentan dos exposiciones que tuvieron el propsito deseguir produciendo fundamentos y experiencias para el espacio de Crtica delos Saberes: Elbio Silveira nos propone algunas reflexiones tericas para pen-sar este espacio. En segundo lugar, dos exposiciones de compaeros brasile-os que participaron en las Jornadas: Rodrigo Gelamo (San Pablo) que nospropone pensar el presente en clave foucaultiana y Arlindo Pcoli (Ro deJaneiro) que nos propone pensar la educacin en clave emancipatoria. Lesofrecemos los artculos en la lengua en la que fueron escritos y pensados: enportugus. Apostamos a fortalecer estos vnculos establecidos, en vistas afuturo encuentros, empezando por tratar de escuchar y entender la lengua delotro.

    Esperamos que el 2007 sea un buen ao para todos.Fraternalmente, los saluda

    La DirectivaDiciembre 2006

    ATENCIN:Queridos compaeros: Por dificultades con Adinet y para mejorar la comunicacin y el servicio,

    creamos una nueva direccin de correo electrnico: [email protected]. En un primer momentonos manejaremos con ambas.

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    EL SORDO Y LO INAUDITO1

    Prof. Andrea Benvenuto

    Introduccin

    Ser sordo es en primer lugar, no ser escuchado, afirma Bernard Mottez2. Extraa para-doja si nos ajustamos al sentido mas banal de la palabra sordo, el que da al oido la funcionprimordial de oir. Pero si no oir no define fundamentalemente el ser sordo qu es lo queesta en juego entonces en esta afirmacion? Ser escuchado supone dos condiciones pre-vias: subjetivamente, que una palabra pida ser escuchada y que un interlocutor est dis-puesto a escuchar ; objetivamente, estar en posesion de un medio que permita expresar loque se quiera decir y, para escuchar, disponer de una oreja que funcione bien. Es aqui quela parodoja comienza a encarnarse: la palabra de los sordos se expresa a travs de la lenguade seas. Esta lengua se dibuja en el espacio visual del interlocutor, para escuchar a unsordo, alcanza entonces con tener los ojos bien abiertos. La sordera comienza entonces ametamorfosearse en quien, bien que su oido funcione perfectamente, se vuelve incapaz deescuchar una palabra que se expresa de manera diferente a la suya. Es la presencia del otroque escucha o que no quiere oir que comienza a definir el ser sordo. Lo que quiere decir como afirma Bernard Mottez (1987) que hablando de sordos no se puede dejar de ladola relacion con los otros. Para comenzar a hablar de sordera hay que ser al menos dospersonas. La sordera es una relacion, una experiencia necesariamente compartida.

    Lo que quisiera mostrarles brevemente es que, en cuanto se habla de sordos, el camposemantico referido exclusivamente al oido que no funciona, se desplaza hacia un campodonde la referencia a la audicion no es mas que un pretexto para poner en escena relacionesde saber y de poder entre sordos y oyentes, relaciones que en la mayor parte del tiempo soninauditas. En ultima instancia, tratandose de sordos, es menos cuestion de oido que demirada.

    El Sordo, figura de la anormalidad

    En primer lugar explorar algunas de las razones que hicieron que el sordo haya sidotomado, a lo largo de la historia, como figura de la anormalidad. Digo figura porque stasirve para representar de manera indirecta otra cosa, algo de lo que no se puede o no sequiere decir directamente. Entre las ideas que circulan entorno a un objeto o un sujeto digamos en este caso, entre las ideas que circulan entorno a qu es un sordo y el sujetomismo o sea, la persona sorda los limites se desdibujan hasta confundirse. Decir que el

    1 Version abreviada de El Sordo y lo inaudito. A la escucha de Michel Foucault, ponencia presentaday publicada en Jos Gondras, Walter Kohan, Foucault 80 ans, Anais do III Coloquio Franco-Brasileiro de Filosofia de la Educaao, UERJ, Maracana, 9-11 outubro de 2006.

    2 Savoirs, savoir-faire et faons dtre. La transmission chez les Sourds (1992), in Bernard Mottez,Les Sourds existent-ils ? Textes runis et prsents par Andrea Benvenuto, Paris, LHarmattan,2006, p. 170.

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    sordo es un anormal, un lisiado o un discapacitado, equivale a decir que efectivamente loes? Cual es la relacion entre la representacion que se tiene sobre un individuo concreto ylas consecuencias sobre su vida cotidiana? Cuales son los hilos que se han tejido entre laanormalidad y los sordos para constituir un modelo cuyas consecuencias aun hoy, sonnefastas en la vida de los sordos?

    Explorar la figura del sordo como figura de la anormalidad es un intento de desentraarese juego de relaciones a travs de las cuales las ideas que circularon en un momentohistorico sobre los sordos, terminaron constituyendolo como sujeto de experiencia. Enmedio de esas relaciones, otra figura del sordo, opuesta a la de la anormalidad, dio susprimeros pasos. Se trata del Sordo3 miembro de una comunidad lingistica y cultural quecomenzo a formarse en el siglo XIX y se constituyo claramente en el siglo XX, comoresultado de otra relacion de poder y de saber entre sordos y oyentes. En esta relacion, unanueva verdad comenzo a circular en los limites de su propio pensamiento.

    Segun Michel Foucault, el campo de la anormalidad se constituyo entre los siglos XVIy XVIII entorno a tres figuras: el monstruo, el individuo a corregir y el onanista (masturbador).Que yo sepa, no hay referencias precisas sobre los sordos en la obra de Foucault, salvo enel resumen del curso Los anormales donde deja la pista abierta para estudiar el nacimientotcnico-institucional de la ceguera, de la sordomudez, de los imbciles, de los retrasados4.Estas instituciones que son, por un lado, los establecimientos de reeducacion y rehabilitacionde lo que se llamo la infancia anormal hasta entrado el siglo XX, es decir, las grandesescuelas para sordos, para ciegos, para retrasados mentales. Y por otro, la puesta enpractica de tcnicas concretas de correccion del cuerpo, como el nacimiento de la ortopedia(conocida como el arte de prevenir las deformidades del cuerpo) o de la ortofonia queexploraba las maneras para que el sordo al fin, pudiera escuchar. El nacimiento de estasinstituciones es contemporanea, segun Foucault, a una de las figuras que constituyen elcampo de la anomalia: el individuo a corregir. Estas instituciones van a participar del granencierro, es decir, ese gran movimiento que consistio en la creacion de asilos dondeencerrar a los locos, de instituciones donde la anormalidad debia ser normalizada, queexcluia a los individuos de la vida social por un lado, pero que por el otro, intentaba mejoraro corregir una condicion social o fisica desatendida hasta ese momento.

    Sin embargo, la historia de las ideas y especificamente la historia de la educacion desordos muestra que, a pesar que la figura de la sordomudez es en el siglo XIX el prototipode la corregible incorregibilidad5 (las tcnicas fonoaudiologicas intentan corregir la sor-dera pero no pueden hacer que el sordo se vuelva oyente), la figura de la sordomudezencarna ademas al monstruo y al masturbador, los tres ejes que, segun Foucault, constitu-yen el campo de la anomalia.

    Por otro lado, las instituciones para sordos, lugares donde fueron puestas a puntodiversas tcnicas de correccion del cuerpo en el corazon del movimiento de encierro del

    3 A partir de la propuesta del sociolinguista norteamericano Woodward (1972), se escribe sordo con sminuscula cuando se hace referencia al statut audiologico de la persona. Y con una mayuscula cuandose seala la pertenencia a la comunidad linguistica y cultural.

    4 Michel Foucault, Les anormaux, Cours au Collge de France. 1974-1975, dition tablie sous la directionde Franois Ewald et Alessandro Fontana, par Valerio Marchetti et Antonella Salomoni, Collection Hautes tudes , Gallimard-Le Seuil, 1999, Rsum de cours, p. 309. Sobre la historia de las institu-ciones educativas de sordos en Francia, cf. Cuxac, C., (1980), Karacostas, A., (1981), Lane, H., (1984),Presneau, J. R., (1985), Vial, M., (1990), Bzagu-Deluy, M., (1990), Sguillon, D., (1994).

    5 Michel Foucault, op. cit., p. 53.

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    siglo XIX son al mismo tiempo y por el principio mismo de reagrupamiento, espacios deexclusion pero tambin de promocion de la comunidad sorda donde la lengua de seasalcanzo su mayor desarrollo. Los sordos reagrupados, hablando la lengua de seas en unespacio institucional, ocupan a partir de ese momento, un espacio de visibilidad publicahasta ahora desconocido. Estas instituciones se transforman en dispositivos de exclusiony al mismo tiempo, en lugares donde lo visible se comparte y se demarca bajo una nuevaconfiguracion.

    Veamos entonces cuales son las referencias que nos permiten afirmar que el sordo hasido la figura prototipica del hombre anormal, coincidiendo con los tres ejes sobre los quese constituyo la anormalidad segun Foucault, es decir, el monstruo, el individuo a corregiry el masturbador.

    El sordo, ese monstruo bestial

    La figura del monstruo, segun Foucault, encarna al mismo tiempo la violacion de lasleyes juridicas y de las leyes de la naturaleza. Alejandose de lo que se consideraba propioal hombre, el monstruo adquirio el caracter de bestia, de animal y es esta semejanza a laanimalidad que hizo identificar a los sordos a la monstruosidad por sus gritos y susgestos el sordo fue comparado a los monos.

    En los debates filosoficos de los siglos XVII al XIX, la sordera aparece como uno de losparadigmas de la cuestion de los limites entre humanidad y animalidad. Los sordos pusie-ron en cuestion el caracter fonologico del lenguaje y el fonocentrismo aristotlico que le esinherente. Antes que la ciencia y la filosofia hayan reconocido otra modalidad del lenguajeque la oralidad, los sordos fueron percibidos como seres desprovistos de lenguaje y comotales, asociados a una animalidad que rompia con el orden de lo viviente. Sin embargo, lareferencia al caracter bestial de los sordos no ha sido monolitica y el reconocimiento mas omenos explicito al status comunicacional de las seas utilizadas por los sordos vario a lolargo de los siglos.

    En el Antiguo Testamento se encuentran huellas en las que el sordo es percibido comosub-normal y el conjunto de personas invalidas declaradas impuras e inaptas para el cultoactivo6.

    En la Antigedad clasica, en Esparta, Atenas y Roma, los nios que nacian deformeseran expuestos7. Esta practica consistia en llevar los nios a un lugar secreto fuera de laciudad para dejarlos morir o ahogarse. Las deformidades eran percibidas a travs de signosexteriores del cuerpo piernas torcidas, dedos de mas en las manos, pies deformes. Otrasculturas antigas consideraron la sordera como signo divino, por ejemplo los egipcios.

    En la Edad Media se ve a los locos vivir en sociedad con los sanos y los monstruoscon los normales8 dice Canguilhem. En lo que concierne a los sordos, la integracion socialno pasaba por una politica particular de la sociedad medieval al respecto. Sin embargo, apesar que la figura del sordo podia ser asimilada a la del loco del pueblo, su integracionsocial dependia del hecho que, siendo la sordera invisible y que sta no impedia el trabajo

    6 Henri-Jacques Stiker, Corps infirmes et socits. Essais danthropologie historique, (1982), Paris,Dunod, 2005, 3e dition, p. 22.

    7 Marie Delcourt, Strilit mystrieuse et naissance malfique dans lAntiquit classique, Facult dephilosophie et de lettres de Lige, Paris, Droz, 1938.

    8 Georges Canguilhem, La connaissance de la vie, Paris, Vrin, 1998, p. 178. (Trad. AB)

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    manual, el sordo-mudo era fisica y socialmente autonomo para el trabajo9. Por otro lado, laintegracion estaba asegurada por la adopcion de sordos bajo el techo de ciertas congrega-ciones religiosas que seguian la regla de silencio de Saint Benot (siglo VIe). Esta reglaobligaba a los monjes a comunicar por signos sus necesidades cotidianas.

    A pesar del mayor o menor grado de integracion de los sordos a la vida en sociedad, elacceso al universo de lo humano definido por la comunicacion, les estaba vedado. Laimpotencia de los sordos a la reciprocidad en la comunicacion humana, considerada exclu-sivamente como comunicacion oral, los ubica simbolicamente, fuera del universo humano.Los sordos son, como lo afirma Gladys Swain, lisiados del signo10. Y por este hecho,considerados como monstruos.

    Si el lenguaje es el unico signo que muestra que hay un pensamiento latente en elcuerpo y si, de otro lado, se lo encuentra solo en el hombre, sera otorgando el status delengua a los signos que los sordos crean para entrar en comunicacion, que permitira ubicara estos ultimos entre los seres humanos.

    Uno de los herederos de este pensamiento, el abb de lpe, se hara eco de estasreflexiones el dia que el azar le hara encontrar dos gemelas sordas y mudas. Esforzarse porextraer a los sordos de sus brumas oscuras como decia el abb restituyndoles deesa forma la condicion humana, pero sobre todo conducir los sordos hasta el bautismo,tales son los objetivos que la religion y la humanidad asignaron al cura.

    Los medios que el abb de lpe utilizo marcaron un momento decisivo en la educacionde sordos. El abb fundo las bases de la enseanza bilinge, otorgandole una importanciacapital al francs escrito. Su mtodo iba del escrito al oral y no lo contrario, como era de usohasta el momento. Haciendo de la educacion de sordos un asunto colectivo, utilizando sulengua natural, considerando los sordos como seres capaces e inteligentes, favoreciendosu reagrupamiento y a travs de sto, la expansion de la lengua y la cultura sorda, el abbde lpe jugo un rol incontestable en la transformacion de las relaciones entre sordos yoyentes y en el inicio de lo que seria mas tarde la emancipacion intelectual de los sordos.

    El status de la lengua de seas y la comparacion de los sordos al estado animal, acosanlas irregularidades que demostrarian el caracter contra-natural de la sordera, en la que lafigura del monstruo es la expresion natural.

    Haciendo un salto en la historia otros ejemplos muestran la contrariedad que el caracterexcepcional de los sordos provoco en las leyes juridicas. Las tentativas eugenistas deprohibicion del casamiento entre sordos para evitar la constitucion de una variedad sordade la raza humana, como lo preconizaba Alexander Graham Bell en 1883; la politica deexterminacion de sordos bajo el rgimen nazi11 y las practicas de esterilizacion de mujeressordas que no se detuvieron con la caida del nazismo, son algunos de los tantos ejemplosque atestiguan de la precariedad del status juridico de los sordos, a pesar de los avancesabiertos por la Revolucion francesa en cuanto al acceso de los sordos a la ciudadania.

    La inclusion de los sordos al circulo de los humanos no se inscribio en un movimientolineal. El siglo de las Luces sento las bases de una nueva exclusion. Los establecimientos

    9 Aude de Saint-Loup, Les sourds-muets au Moyen-Age. Mille ans de signes oublis , in L. Couturieret A. Karacostas (sous la direction de), Le Pouvoir des Signes, Paris, INJS, 1989, p. 14.

    10 Gladys Swain, Une logique de linclusion : les infirmes du signe in Esprit, n 65, mai 1982, p. 62.11 Ver Horst Biesold, Crying Hands. Eugenics and Deaf People in Nazi Germany, Washington, Gallaudet

    University Press, 2002, edicion original en aleman (1988). Brigitte Lemaine y Stphane Gatti,Tmoins sourds, Tmoins silencieux, France, 2000, documental, 52 mn, sobre la historia de los sordosen la Alemania nazi.

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    educativos para sordos del siglo XIXe son de un lado, el resultado de la idea que los sordosson seres educables y que, por tanto, entran de pleno en el orden natural de lo humano. Ydel otro, son espacios de encierro y de invencion de tcnicas de sujecion del cuerpo dondese buscaba como lo muestra Foucault corregir lo incorregible.

    La educable ineducabilidad

    Que los nios sordos sean seres educables presupone de un lado, que hay una huma-nidad latente en ellos que los vuelve susceptibles de un esfuerzo pedagogico. Del otro, quela pedagogia debera apoderarse de los medios adecuados para hacer surgir la humanidad,por mas restringida, incorregible o ineducable que sea, que hay latente en cada nio. Lapedagogia para sordos ira formando parte poco a poco, en este siglo XIX en el que elanormal es un incorregible sometido a tcnicas de correccion, de un vasto dispositivo desujecion del cuerpo del escolar. El esfuerzo pedagogico centrado sobre lo ineducable, esdecir ensear la lengua oral como lengua primera a los nios sordos, jutificara la presenciadel pedagogo, oyente, en un amplio programa de desmutizacion del sordo que se desplegotiempo despues de la muerte del abb de lpe. El recurso al eufemismo reeducacionque se utiliza a partir del siglo XX sigue dando cuenta del mismo objetivo.

    En el siglo XIXe, la figura del sordo continua cruzandose con la del monstruo y la delindividuo que, desde finales del siglo XVIIIe, se intenta corregir. La enseanza especializa-da para sordos nace en 1791, ao de la fundacion del primer Instituto nacional en Paris. Elcuerpo del joven sordo se volvera poco a poco el objeto de una estrategia ortopdica12 enel sentido dado por Nicolas Andry desde 1741, de arte de prevenir y de corregir en losnios, las deformidades del cuerpo13. A la base del significado y del medio para expresar supensamiento, el cuerpo del sordo se compromete enteramente en la comunicacion porseas. Es justamente esta sobre inversion corporal que sera el blanco de tcnicas discipli-narias como la instruccion fisica, la higiene y la prevencion de enfermedades supuestamen-te provocadas por la sordera. La ortopedia aplicada desde el principio del siglo XIXe en laeducacion de sordos no cesara de perfeccionarse durante un siglo.

    El Instituto nacional de sordos-mudos de Paris, se convierte desde el ao 1800 fechade la nominacion de su primer mdico-jefe Jean Marc Gaspard Itard (1774-1838) en unverdadero laboratorio mdico donde se intenta corregir lo incorregible, es decir, hacer quelos sordos escuchen. A lo largo del siglo XIXe toda clase de protesis auditivas fueroninventadas: cornetes, sombreros, lentes y sillones acusticos, seguidos en el siglo XXe porlas primeras protesis electricas, con el fin de hacer que el sordo entre al fin, al mundosonoro. Paralelamente se desarrollan tcnicas de oralizacion que anuncian el nacimiento dela ortofonia moderna. Siguiendo los pasos de Itard, primer mdico y ortopedista de laeducacion de sordos, y de Victor, el nio salvaje de lAveyron, primer enfermo y sujeto deesta ortopedia, la sordera se inscribe progresivamente en el cruce de caminos de la medecinay la educacion14. En tanto que mdico y cirujano, Itard es el autor de numerosas

    12 Como la designa Didier Sguillon in De la gymnastique amorosienne au sport silencieux : le corps dujeune sourd entre orthopdie et intgration ou lhistoire dune ducation corps et cri , 1822-1937, thse de doctorat en Sciences et Techniques des Activits Physiques et Sportives, UniversitBordeaux II, 1998, p. 28.

    13 Nicolas Andry, Lorthopdie, Paris, volume 1, 1741, prface, p. 2, citado por Didier Sguillon,op.cit., p. 28.

    14 Didier Sguillon, op. cit., p. 50.

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    experimentaciones que marcan el inicio de la patologizacion15 de la sordera. Considerandoque sta podia ser reversible, el mdico se obstino a encontrar los medios para su cura.

    Itard buscaba curar las orejas y hacindolo, comenzaba a imponer la norma a la que lossordos deberan someterse, es decir, volverse oyentes. La invencion del audimetro es de suautoria. Se trata de un aparato que permite medir la audicion y establecer una clasificacionde la sordera segun la prdida auditiva. La medida de esta prdida revestira a partir deentonces un caracter tcnico indiscutido, situara al sujeto sordo en una categoria puramen-te mdica, refirindolo a la norma oyente. Cuanto mas se separe de lo que representa lanorma, es decir hablar y escuchar, mas el sordo sera considerado a-normal y la separacionaparecera como la medida del fracaso. Pero, cuanto mas el fracaso pone en cuestion lanormalidad del individuo, mas la medecina intentara reducirlo, puesto que el fracaso desve-la tambin su impotencia.

    La medicalizacion de la educacion de nios sordos inscripta en esta ideologia le dara laespalda progresivamente a los principios educativos del abb de lpe. Desde principiosdel siglo XIXe no cesara de afirmarse y de constituirse un nuevo discurso y un nuevo sabersobre los sordos: de hombre-bestia, el sordo se vuelve el objeto del discurso mdico y sueducacion la punta de lanza de un proceso de ortopedizacion de la pedagogia.

    La voluntad de imponer el mtodo oral se hara cada vez mas fuerte y al final del siglo lasseas estaran totalmente prohibidas en la escuela. El mtodo oral se impondra durante unsiglo luego del Congreso de triste memoria que se realizo en Milan en 188016. Cuanto mas seinstalaba la prohibicion de la lengua de seas, la nueva norma investia el cuerpo del niosordo, provocando la puesta en practica de nuevos dispositivos disciplinarios. Las institu-ciones educativas de sordos se vuelven espacios policiales, donde el nio sera sometido amultiples privaciones y obligado a respetar una rigurosa organizacion del espacio y deltiempo escolar. Al mismo tiempo comienza a aplicarse una politica de prevencion de enfer-medades y de perversiones morales, que el nio sordo era supuestamente portador.

    Normalizacion del cuerpo y del espirtu

    Como lo seala Didier Sguillon17, en el proyecto ortopdico destinado a los escolaressordos, la gimnasia tuvo un rol fundamental. Ella sera de tipo militar y sobre todo moral. Lahidroterapia y el canto formaran parte tambin de este proyecto puesto que desarrollan lacapacidadad pulmonar y la respiracion, sosteniendo asi la educacion de la palabra oral. Elconjunto apuntaba a sofocar los instintos excesivos del joven sordo, es decir, su sexua-lidad y evidentemente la practica de la masturbacion. Es asi que los tabiques de los dormi-torios comunes desaparecen y que la vida escolar se organiza siguiendo un modelo militar.

    Esta nueva figura de la anormalidad, el onanismo, toma valor de etiologia de numerosostrastornos fisicos se consideraba por ejemplo que era una de las causas posibles desordera. Pero la lucha contra el onanismo a travs de la gimnasia en las instituciones parasordos persigue tres objetivos claros: enmarcar la sexualidad bajo una norma moral, hacerhablar a los sordos de ahi los ejercicios de respiracion, la utilizacion de la piscina, lasmarchas, los ejercicios y, por ultimo, reforzar la prohibicion total de la lengua de seas.

    15 Ibidem, p. 50.16 Sobre la historia de este congreso, cf. Christian Cuxac, Le Langage des sourds, Paris, Payot, 1983.17 Cf. particularmente el capitulo De lart de prvenir et corriger celui de faire entendre ou le corps

    du jeune sourd entre ordre militaire et ordre mdical in Didier Sguillon, op.cit.

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    Cuanto mas se obliga al joven sordo a someterse fisicamente a reglas estrictas brazos a lolargo del cuerpo, marcha en fila india, manos atadas en la espalda , la imposibilidad decomunicar en lengua de seas se hace evidente, puesto que la lengua de seas se constru-ye en el espacio significante del cuerpo casi entero.

    De objeto de la medicina a sujeto antropologico:el sordo bajo una nueva mirada

    Los tres ultimos siglos han construido discursos de saber entorno a los sordos comofigura de la anormalidad, categoria mdica o categoria antropologica que no han cesadode coexistir.

    El discurso mas reciente que presenta a los sordos como miembros de una comunidadlingistica y cultural, nacio como un contra discurso y una nueva mirada sobre lo que lasordera puede producir como constitucion de si y en la relacion de los sordos al mundo.Este discurso ha producido efectos radicalmente opuestos a aquellos del discurso de laanormalidad. Algunos de stos son la puesta en marcha de programas de educacion bilin-ge con profesores sordos en la sala de clase, la promulgacion de leyes que protejen elderecho de los padres de elegir la educacion de sus hijos o las investigaciones sociologicas,antropologicas, educativas y linguisticas entorno a la lengua y la comunidad sorda.

    Pero las raices y fundamentalmente el contexto social y politico en el que este nuevodiscurso pudo constituire, remontan al siglo XIX. Mientras que la politica pedagogicadestinada a los sordos efectua un fuerte giro hacia la ortopedizacion, que la lengua deseas es asfixiada por la enseanza del oral y que los profesores sordos del Instituto deParis son separados de sus funciones, los sordos contestan el poder mdico que se afirma.En el articulo Los banquetes de sordos-mudos y el nacimiento del movimiento sordo18,Bernard Mottez situa en 1834, con la aparicion de los banquetes en homenaje al abb delpe, la fecha de nacimiento del movimiento sordo. Lo que me interesa sealar es queestos banquetes y la fundacion cuatro aos mas tarde de la primera asociacion de sordosdel mundo, ubican a los sordos y su lengua, en otro posicion que la de sujetos de instruccion.La reivindicacion del derecho a la lengua de seas mas alla de su aspecto utilitario, permitioa los sordos tomar la palabra en el espacio publico e intervenir en el campo de lo politico.Los sordos, otrora declarados incapaces, monstruos o bestias, muestran sus capacidades.Una nueva configuracion de la escena, mas igualitaria, comienza a ver el dia.

    Otro movimiento fundamental y muy poco explorado hasta el presente es el desarro-llo de lo que los sordos mismos nombraron como el deporte silencioso. Este movimientoprodujo un gran impacto entre los sordos. De un lado, porque es una nueva relacion alcuerpo que se establece, en el placer del juego y de los encuentros de las competicionesnacionales e internacionales. Lejos estamos de las tcnicas de sujecion del cuerpo de lagimnasia de Amoros. Por otro lado, el deporte silencioso tomo auge en el momento en quela politica social, educativa y mdica dirigida a los sordos, estaba totalmente inmersa en laideologia oralista. En ese contexto, el deporte revestia un caracter de resistencia. Durante elsiglo que duro la prohibicion de la lengua de seas en la educacion, el deporte facilito elreencuentro de la comunidad sorda y permitio mantener vivas su lengua y su cultura. Elmovimiento sordo tomo formas diferentes tales como los banquetes, las asociaciones, el

    18 Bernard Mottez, op. cit., pp. 340-345.

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    deporte silencioso, la prensa silenciosa. Sin embargo ese silencio no era mas que un ruidosordo: aunque no se lo escuchara, se agitaba a su manera, estaba vivo y se convertiria,tiempo mas tarde, en el fundamento de una nueva impulsion sobre la escena de la comuni-dad sorda.

    En los aos 1970, un movimiento de protesta y de reivindicacion del derecho a la lengua deseas se desato en los Estados Unidos primero, luego en Francia y en otro paises. En Franciaeste movimiento se conoce con el nombre de el despertar sordo y se afirmo en el espaciopublico en reaccion a cien aos de prohibicion de la lengua de seas. El periodo del movimien-to sordo silencioso fue una de las condiciones de posibilidad de este despertar.

    Dos grandes discursos han organizado de este modo el saber que concierne a lossordos y continuan hacindolo aun: el discurso de la deficiencia, de naturaleza mdico-pedagogica, centrado en la falla de la oreja y la enseanza de la palabra oral y que seconstituyo en el siglo XIXe. Y el discurso socio-antropologico de la diferencia, centrado enla lengua de seas y la cultura sorda, que comenzo a constituirse en el siglo XIXe y conocioun nuevo impulso en la segunda mitad del siglo XXe.

    A modo de conclusion

    Para contestar el monopolio del discurso mdico, la mirada antropologica sobre lossordos dejo de lado, a veces, el caracter singular que la sordera de la oreja da a la relacionque los sordos tienen al mundo, recreando de esta manera las condiciones de una nuevanormalizacion.

    Pensar los sordos a partir de la sordera no da cuenta exclusivamente de una visionmdico-normativa. No implica necesariamente que se reproduzca el discurso de la deficien-cia y que se niegue la existencia y la importancia de la lengua y la cultura sorda. Si elegirealizar la genealogia de la figura de la anormalidad en relacion a los sordos, es justamentepara mostrar que la puesta a distancia de la sordera como un hecho de natura, es el ultimoavatar de la reaccion a la identificacion demasiado tiempo sostenida, del sordo con la figuradel hombre anormal.

    Mostrar que la sordera de la oreja es indisociable de la lengua y la cultura sorda implicacircular entre los limites, los cruzamientos y la superacion de la cuestion planteada sin cesepor la filosofia y la antropologia de la relacion entre natura y cultura. A menudo, los discur-sos sobre los sordos se paran en una orilla y descuidan o desconocen la otra.

    La sordera, una vez colocada del lado de la natura, es concebida casi exclusivamentepor el discurso mdico dominante como una falta, un defecto a reparar. Esta vision de lasordera deja de lado la cultura o no considera mas que su funcion utilitaria. La pedagogiaasociada a este discurso centra sus dispositivos en la reeducacion de la palabra oral y lalectura labial y su objetivo cultural es que los nios sordos puedan comunicar e integrarsea la mayoria oyente. Esta pedagogia se vuelve una pedagogia especial y la dimensionbiomdica ocupa casi todo el espacio en detrimento de los contenidos educativos propiosde la escuela. Los territorios especificos de la pedagogia se entremezclan con los de lamedecina, hasta confundirse.

    La sordera, en una perspectiva cultural, es comprendida como una relacion visualal mundo. En esta relacion, la lengua de seas constituye el elemento mas destacadode la singularidad de la cultura sorda. La lengua de seas es practicada por un numeroimportante de oyentes pero, para los oyentes, expresarse en lengua de seas es unade las posibilidades del bilingismo lengua de seas/lengua oral. Como toda persona

  • 12 / contextos

    bilinge, el oyente puede elegir el momento de pasaje de una lengua a la otra segun suinterlocutor. El oyente se ubica en el mismo nivel de reciprocidad y de igualdad decondiciones que la persona con la que comparte el universo de signos, sea sorda uoyente. Sin embargo, ste no es el caso del sordo. En razon de su singularidad fisica,el dominio de la lengua de seas es el unico medio que permite al sordo estar en lasmismas condiciones de reciprocidad en la comunicacion que los oyentes. Para lossordos, el bilingismo es una cuestion de necesidad mas que de eleccion. Una nece-sidad impuesta por un estado del cuerpo que constituye la singularidad del individuo.Si los sordos tienen necesidad de la lengua de seas en la educacion, es porque sonsordos de la oreja. Siendo la lengua indispensable para entrar de lleno en el universohumano, el acceso a una lengua visual es para los sordos una cuestion vital.

    Ser sordo es pues para unos, fundamentalmente no escuchar, estar desconectados delmundo, sufrir el aislamiento y ser el objeto de una reparacion. Ser sordo para otros es antesque nada expresarse en lengua de seas y tener una cultura propia, ser el fruto de unasingularidad cultural. Si la cultura falta en el discurso mdico dominante, la natura no haestado siempre presente en el discurso construido sobre la base de un reconocimientoexclusivo de la lengua y la cultura.

    El desafio se vuelve entonces, la exploracion de las condiciones de posibilidad de unamirada sobre la sordera que no se limite al defecto ni a la discapacidad, es decir que no dejea los sordos prisioneros de la figura del Otro, de ese extranjero que hay que reducir en sualteridad a travs de la exclusion o de la normalizacion y que no deje de lado tampoco laconfiguracion singular que la sordera de la oreja da a los sordos en su relacion al mundo.Sin cultura sorda: como los sordos podrian vivir su sordera? Sin sordera: como vivir en lalengua y en la cultura sorda?

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    ALGUNAS REFLEXIONES

    SOBRE BIOTICA

    EN EL

    CONTEXTO LATINOAMERICANO1

    Prof. Carolina Macedo

    En general, el debate biotico no ha sido dado en la comunidad filosfica. Si bien labiotica surge desde el mbito de las ciencias de la salud, considero que es impostergableque los filsofos abordemos los asuntos relativos a ella: el debate no debe quedarcircunscripto al plano de lo estrictamente biomdico, es decir, a la necesidad de los expertosde la salud, de resolver problemas concretos que se suscitan en su prctica profesional.

    En ltima instancia la convocatoria es para discutir sobre tica. Por ello el corpusterico de la filosofa debe ser la herramienta que gue el debate. El objetivo fundamental denuestra reflexin es tico, es decir, filosfico, en tanto bsqueda de fundamentos ltimos.

    No es lo mismo pensar acerca de la tica desde la biologa, las ciencias biomdicas, laecologa, la economa, la poltica, que pensar stas desde la tica. Las disciplinas compro-metidas en el mbito de la biotica y, en general, de las llamadas ticas aplicadas o ticasconcretas, ven recortado su universo terico por su especializacin, cosa que no ocurre enfilosofa.

    Como sabemos, la filosofa es una reflexin crtica de segundo orden sobre lasproposiciones que los hombres elaboran sobre la realidad y sobre la realidad misma.Desde ella se problematizan los fundamentos de las prcticas y los saberes sobre esasprcticas en un cierto contexto histrico. La filosofa se caracteriza no por tener unobjeto de estudio determinado, sino por un modo especfico de abordar los temas ylos problemas. Esto no significa postular el primado de una reflexin filosfica aisladade los otros campos del saber y de las necesidades sociales. La filosofa se ha nutrido,a lo largo de su historia, de los aportes de las ciencias y stas, a su vez de la filosofaen una relacin de recursividad.

    La cuestin es que la aparicin de las distintas ticas aplicadas como la ecotica, la ticaeconmica, la tica de los negocios y del mundo empresarial, la tica de los medios decomunicacin, la infotica y la biotica, han operado una transformacin en la filosofacontempornea que ha supuesto la exigencia de articular la reflexin crtica con todos losmbitos de la vida prctica. Ese cambio introduce una preocupacin por los intereses y lasnecesidades concretas de una sociedad en transformacin, que comienza a debatir sobreellos, recuperndose, as, la funcin pblica y social de la filosofa.1 Presentacin realizada en la Videoconferencia por el Da de la Filosofa Los jvenes, los saberes y la

    funcin de la Filosofa, realizada el 16 de noviembre de 2006. La participacin de AFU estuvo acargo de la prof. Carolina Macedo (Presidente de la Asociacin) con esta esxposicin que publicamos

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    Es necesario partir del contexto en el que ocurre la reflexin biotica. Porque es desdeese contexto que planteamos hacer una ontologa del presente: Qu es lo que vale la penaser pensado hoy, en el mbito biotico, desde nuestra realidad Latinoamericana? Culesson las urgencias que debemos atender en un continente cuyo presente est marcado porla exclusin, por la marginalizacin en todos los mbitos de la vida y por la muerte?

    Aqu adoptaremos una concepcin amplia de biotica, que se distancia de una concep-cin ms restringida que tuvo su origen en Estados Unidos en la dcada de los 70: propo-nemos que la biotica es una reflexin sobre todas las ciencias de la vida y entendemosvida como vida humana y vida de la naturaleza. De aqu, primero, la necesidad de entenderlas ticas provenientes de los distintos mbitos desde una perspectiva compleja: los cono-cimientos y saberes a ellos pertenecientes deben irse tejiendo en conjunto para dar res-puestas globales y esenciales a los problemas de la vida en su sentido ms amplio: ladignidad de la condicin humana y la preservacin y respeto a la vida de la naturaleza. Porello, la revolucin tica constituye, tambin, un problema epistemolgico.

    Segundo, postulamos que todas las ticas concretas, entre ellas la biotica, se insertanen el mbito de los derechos humanos. En este sentido, sostenemos que, sin negar lareflexin sobre los problemas que plantean los avances cientfico-tecnolgicos, nuestrocontinente debe poner en cuestin y elaborar categoras y conceptos que tiendan a darrespuestas a los problemas que nos signan: la creciente exclusin social, el mal, el sufri-miento, la negacin de la vida. Lvinas plantea la urgencia y la necesidad de la reflexintica, planteando que la primera cuestin metafsica no es ya la cuestin de Leibniz: Porqu hay algo y no ms bien nada? sino Por qu existe el mal y no ante todo el bien?Plantearse esa interrogante supone la desneutralizacin del ser o el ms all del ser. Ladiferencia ontolgica est precedida de la diferencia del bien y el mal. La diferencia es staltima, ella es el origen del sentido. Hay, pues, la exigencia de un deber ser, que cadadisciplina y mbito de la actividad humana tendr que resolver desde su propia prcticacon la concurrencia de la reflexin tica.

    Pensamos como Rebellato, que la contradiccin tica fundamental, en la actualidad yprincipalmente en los pases de la periferia, es la del capital contra la vida. A resolver estacontradiccin es que debe abocarse la reflexin biotica latinoamericana, teniendo comoreferente las necesidades reales de los sujetos y, por tanto, discerniendo en qu consistelo malo en cada caso, aquello que no consideramos deseable, y proponiendo una teorade lo deseable para la accin, un proyecto antropolgico-tico-poltico-econmico-social-cultural para nuestra regin.

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    FOUCAULT Y

    SU TEORA DE LA HISTORIA1

    Prof. Luis Delio2

    La obra de Foucault expresa algo realmente nuevo en lo que refiere al pensamiento,afirmacin fuerte y absoluta de Deleuze que difcilmente pueda contradecirse. Foucaulttambin ha establecido una nueva relacin con la historia, que pone en entredicho lasdistintas manifestaciones tradicionalmente consideradas bajo el rtulo de filosofas de lahistoria. Este es precisamente el aspecto que abordaremos en esta ocasin, su teora de lahistoria, -teora implcita en parte-, lo que nos obligar a realizar un largo rodeo en el intentode delinearla.

    Muchas de las obras de Foucault aluden inequvocamente a la dimensin histrica, suHistoria de la Locura, Nacimiento de la Clnica y su Historia de la Sexualidad dancuenta de ello. Pero no lo hace a la manera tradicional del historiador de oficio. Desde susinicios, comenzando con la Historia de la locura (1961), Michel Foucault se sita en otraparte. No se trata de indagar el desarrollo por el cual un conjunto de cosas, que se nospresentan ante nosotros, estuvieron escondidas a nuestros ojos, sino que ms bien tratade interrogar las condiciones de emergencia por las cuales las cosas son dichas e inmersasen un discurso de saberes especficos. El mismo Foucault trata de clarificar su posibleubicacin respecto al saber histrico y nos brinda algunos indicios al respecto: ... miproblema no consiste en proponer un principio de anlisis global de la sociedad. Y ello sedebe a que mi proyecto era, desde un buen comienzo, diferente al de los historiadores.Estos (con razn o sin ella, esto es otra cuestin) convierten a la sociedad en el horizontegeneral de su anlisis, y la instancia en relacin a la cual deben situar tal o cual objetoconcreto (sociedad, economa, civilizacin). Mi tema general no es la sociedad, es eldiscurso verdadero/falso: quiero decir, es la formacin correlativa de mbitos, de objetos yde discursos verificables y falsificables que le son afines ; y no es simplemente estaformacin lo que me interesa sino los efectos de realidad unidos a ella3.

    Examinemos de cerca este fragmento correspondiente a un debate de Foucault conhistoriadores de oficio donde nos introduce directamente en la cuestin de la historia. Elprimer distanciamiento lo dirige al rechazo de la categorizacin global de los objetos a tratartales como sociedad ; ms adelante veremos qu relevancia tiene esta crtica de laglobalizacin del pensar, al tratar su crtica del concepto, lo que configura su ncleo meta-fsico de su teora. A lo largo del desarrollo de la filosofa occidental, el centro de todaproblematizacin cognitiva estuvo pautado por la presencia absoluta e independiente delas cosas o de la realidad, y de la subjetivacin que se acerca a conocerla sin desnaturali-

    1 Gran parte de estas lneas fueron presentadas en el Congreso de Filosofa de Salto del ao 1998.Algunas estudiantes y colegas del ambiente filosfico me haban solicitado una versin escrita delmismo y agradezco a la AFU, la oportunidad que me ofrece para cumplir con esa solicitud.

    2 Luis M. Delio Machado. Lic. Ciencias Histricas (UDELAR). Lic. Filosofa (UDELAR). Dr.Filosofa. UNLP - Argentina.

    3 Foucault, M. La imposible prisin: Debate con Michel Foucault. Anagrama. Barcelona. 1982. Pg. 78.

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    zarla. Las relaciones de objetivacin y subjetivacin en la propuesta foucaultiana tienen unnuevo aspecto, no son independientes una de la otra sino que se establecen mltiplesvnculos recprocos, que permiten la emergencia de la cosa objetiva as como la subjetivacindel sujeto. Por debajo, pero muy cerca de este juego de reciprocidades azarosas encontra-mos las reglas segn las cuales el sujeto ha sido capaz de enunciar un discurso que tiene elpoder de integrar o excluir lo verdadero de lo falso. Desde este punto de vista Foucault seubica del lado kantiano al abordar la crtica de las condiciones que posibilitan el pensarpero al mismo tiempo va mucho ms all. La ruptura que haba significado el pensamientode Kant respecto a su reclamo de historicidad en la problematizacin filosfica, -carenciaevidenciada en el sentido comn cartesiano-, le haban conducido a buscar un nuevopunto de apoyo, un hombre genrico que arribara al necesario pensar iluminado por lasluces de la razn. Sin lugar a dudas, Kant haba interrogado al hombre ilustrado desde unpresente, pero una vez hallados los puntos de apoyo de libertad, voluntad y razn estosperdan toda historicidad y por tanto toda presencialidad. La historia crtica del pensamien-to reclama la problematizacin de las condiciones de su nacimiento, lo que significa hundirlas uas en el pasado, para descubrir las capas que han cubierto de sedimentos las verda-des y los objetos o instalarse en el punto de un origen donde las palabras y las cosas seempiezan a reconocer entre s.

    Se torna necesario desterrar todos los universales antropolgicos para comenzar ainterrogarlos en su propia constitucin histrica, en definitiva recurrir a la especfica cons-truccin histrica de los sujetos, para interpelar toda verdad intemporal de la naturalezadel sujeto. El descentramiento del sujeto como hacedor que va desenvolvindose en eltiempo nos obliga a dirigirnos hacia las prcticas concretas por las cuales el mismo sujetose ha constituido de manera inmanente, en un dominio propio del conocimiento. Estasprcticas seran lo constitutivo de todo lo real, modos de actuar y de pensar que nosproporcionan el entendimiento de lo actual. La locura, la delincuencia y la sexualidad nosexplican cmo el sujeto se encuentra inmerso en un juego particular de verdad que el mismosujeto se ha impuesto desde dentro de s.

    De la analtica de las prcticas, deviene la interrogacin y problematizacin delpresente y en este sentido sigue el camino abierto por Kant. La pregunta kantiana pordefinir al hombre ilustrado se transforma en Foucault en una ontologa del presente quetendr importantes consecuencias en su teora de la historia.

    Ontologa del Presente

    En el Dictionnaire des philosophes (Pars, P.U.F., 1981, Vol.I pp. 942-944): Maurice Florencededica el espacio correspondiente al tratamiento del pensamiento de Michel Foucault. Elseudnimo de Maurice Florence, encubre al mismo Foucault y a Franois Ewald, el actualpresidente del Centre Michel Foucault de Pars. Es en este breve texto, donde el mismoFoucault autodefine a su propio pensamiento como una Ontologa del presente. El signoheideggeriano en esta definicin es notorio aunque no se cite, cosa que no es de extraar,puesto que Foucault siempre ironizaba el uso que realizaba de otros pensadores, sin some-terse al ritual tradicional de la cita al pie. Pero tambin trasunta la sensibilidad nietzscheanapor lo presente o intempestivo.

    Si para Kant, el dispositivo de reflexin sobre el presente fue la experiencia concreta einmediata de la Revolucin Francesa, su culminacin termin configurando un sujeto tras-

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    cendental cuyo rostro se perda atravesando los tiempos. Foucault rescata lo intempestivopara oponerse a toda naturaleza de intemporalidad o eternidad. Es este punto el que le valila crtica de Sartre como antihistoricista al servicio del capitalismo cuando enjuicia suobra Las Palabras y las Cosas4. Ms adelante, decamos que Foucault haba radicalizado lapregunta kantiana por el presente, ello le conduce a un reconocimiento del carcter diferencialque el presente tiene como rareza y contingencia y en esto deviene absolutamente nietzscheano5.Como dice Paul Veyne, La historia -segn Foucault-, nos cerca y nos delimita, no dice lo quesomos sino aquello de lo que diferimos, no establece nuestra identidad sino que la disipa enprovecho de ese otro que somos [...] En suma, la historia es lo que nos separa de nosotrosmismos, y lo que debemos franquear y atravesar para pensarnos a nosotros mismos.[...], laactualidad es lo que se opone tanto al tiempo como a la eternidad [...] Lo que a Foucault leinteresa es la actualidad, eso mismo que Nietzsche llamaba inactual, lo intempestivo, lo quees in actu, la filosofa como acto de pensamiento6.

    La apuesta al pensar de otro modo se impone obligndonos a tomar nuestro presenteno como lo ya dado para su legitimacin, sino como un juego donde la posibilidad de unmodo diferente, nos permita descubrir lo que tiene de oscuro y contradictorio su nacimien-to. Es aqu donde se abre paso la genealoga como metodologa que trata de detenerse enlas rupturas descuidando lo que todo historiador de oficio ha tratado de mitigar: la conti-nuidad.

    La actitud genealgica tendr como labor esencial denunciar todo fundamento histri-co de corte teleolgico para dejar hablar la ruptura, la diferencia acallada por la evolucin,la dialctica histrica, la libertad, la voluntad, etc.

    Pero el genealogista requiere de herramientas para quitar el polvo del pasado y la msimportante sern las nociones de prctica y acontecimiento.

    Las Prcticas

    La importancia de la nocin de prctica no es nueva en la filosofa occidental, Hegel,Marx y Weber ya la haban considerado como principio generador o modificador de larealidad. Pero siempre era la expresin de algo que fenomenologizado o exteriorizado de unfundamento racional al tiempo que teleolgico que la excede (la razn absoluta, la concien-cia del sujeto individual o sociohistrico, la accin social). En cambio en Foucault adquiereun valor diferente puesto que la misma no se presenta vinculada o remitida a ningunaconciencia o sujeto social y mucho menos a una trascendencia de la prctica in actu. Laprctica presenta el carcter mas radicalmente objetivo que pueda otorgrsele. La prcticano es una instancia misteriosa, un subsuelo de la historia, ni un motor oculto ; es lo quehacen las personas (como lo indica la propia palabra)7.

    Recurrimos una vez ms a la interpretacin que realiza Veyne respecto al mtodode abordaje de lo histrico, esta recurrencia se encuentra justificada por haber sidolegitimada por el mismo Foucault. El mtodo consistira en comprender que las cosasno son ms que objetivaciones de prcticas determinadas, cuyas determinaciones

    4 Macey, D. Las vidas de Michel Foucault. Madrid. Ctedra, 1995.5 Foucault, M. Nietzsche, la genealoga, la historia. Valencia. Pre-textos. 1988.6 Deleuze, G. Conversaciones. Valencia. Pre-textos. 1995. Pgs. 154 y ss.7 Veyne, P. Cmo se escribe la historia. Foucault revoluciona la historia. Alianza. Madrid. 1984. Pg. 207.

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    hay que poner de manifiesto, ya que la conciencia no las concibe. Esa operacin deponer de manifiesto, como culminacin de un esfuerzo de visin, constituye unaexperiencia original, e incluso atractiva, a la que podramos llamar con cierta ironararefaccin.[...] Pero lo ms caracterstico es el instante en que se produce la rare-faccin ; no es algo que tome forma, sino, por el contrario, una especie de ruptura. Unmomento antes, no haba nada, sino una gran cosa plana que casi no se vea, por sertan evidente, y que se llamaba el Estado ; nosotros intentbamos hacer coherenteun trozo de historia donde ese gran ncleo translcido desempeaba un papel subal-terno, junto a los nombres comunes y las conjunciones ; pero no funcionaba, algo nocuadraba y los falsos problemas verbales, del tipo de la ideologa o las relacionesde produccin, planteaban a su vez grandes dificultades. De repente, damos cuen-ta de que todos los problemas se deban al gran ncleo, con su falsa naturalidad, deque haba que dejar de creer que fuera evidente y reducirlo a la condicin comn,hacerlo histrico. Y entonces, en el lugar que ocupaba esa gran evidencia, aparece unextrao y pequeo objeto de poca, raro, estrafalario y nunca visto8.

    En definitiva, la historia tradicional se ha dirigido a los objetos Estado, gobierno,gobernados, locura, revolucin, sin embargo se trata de invertir los trminos haciala relacin de un orden que va de la prctica al objeto ya que es sta la que determina laexistencia de la cosa Estado, gobierno, gobernados, locura, revolucin. Espreferible, por tanto, partir de esa prctica misma, de forma que el objeto al que se aplica nosea lo que es ms que por relacin a ella. El objeto no es sino la consecuencia de laprctica ; no existe, antes de ella9.

    Por ello Foucault no ha descubierto una nueva instancia llamada prctica, que fueradesconocida hasta entonces: se esfuerza por ver la prctica de las gentes como es real-mente ; no habla de nada distinto de lo que habla cualquier historiador, es decir, de lo quehace la gente: lo nico que hace es hablar de ello con rigor y describir sus perfiles sperosen lugar de hablar de ello en trminos imprecisos y generosos10 ; dejando de ser lasprcticas una instancia (como el Ello freudiano) ni un primer motor (como las relaciones deproduccin) y, por otra parte, no hay en Foucault ni instancia ni primer motor11 comoveremos ms adelante.

    Hacer buena historia significa fijar la mirada en el momento previo en el cual el objetoencuentra su identidad, su nombre, en sntesis su objetivacin. Este momento se manifies-ta por la indagatoria arqueolgica de las objetivaciones cuyos vestigios debe desenterrarlosla paciente labor del presente historizado. En esta preocupacin por discernir lo que est apunto de ser como objetivacin, presenta cierta analoga con aquella instanciaprecomprensiva que presenta Paul Ricoeur, instancia presimblica. Pero esto de ningnmodo significa que Foucault reclame para s el sitio de la objetividad, por el contrario, Apartir del momento que se quiere hacer una historia que tiene un sentido, una utilizacin,una eficacia poltica, no se la puede hacer correctamente ms que a condicin de estarligado de una manera o de otra a los combates que se desarrollan en ese terreno12. Demanera que en las historias de Foucault nos encontramos muy lejos de aquel status decientificidad reclamado por el paradigma marxista tradicional.8 Veyne, P. Ibidem. Pg. 213.9 Veyne, P. Ibidem. Pg. 209.10 Veyne, P. Ibidem. Pg. 210.11 Veyne, P. Ibidem.12 Foucault, M. Saber y verdad. Madrid. Ediciones de la Piqueta. 1991.

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    En definitiva, la vida es entendida como proceso que s se da en la dimensin temporal,en la duracin que constituye objetivaciones y concurrentes subjetivaciones pero que noimpiden que las mismas se actualicen de manera creadora, abriendo nuevos caminos desentido diverso.

    El acontecimiento y la filosofa de la diferencia:

    Pasemos a tratar ahora la nocin de acontecimiento, la misma se encuentra vinculadacon su ontologa del presente mencionada anteriormente. Si la nocin de prctica aludeprincipalmente a la accin, el acontecimiento configura un complejo donde se anudan losefectos de las prcticas y la objetivacin concurrente. Foucault fija la atencin de lo espe-culativo que no se dirige al problema del fundamento que se perpeta en lo mismo, en losemejante que ahoga lo diferente, sino por el contrario en apuntar a lo otro13, lo diferente.De aqu deriva un esbozo de una concepcin ontolgica fundada en la diferencia, en lomltiple, en lo Otro, con un notorio privilegio de la entificacin de lo discontinuo; lasdiferencias reivindican una atencin particularmente metafsica de la multiplicidad dondevan a emerger mltiples eventos y acontecimientos.

    Debemos detenernos a examinar esta nocin, por la importancia que reviste para articu-lar su mtodo y teora de la historia. La relevancia del acontecimiento radica no slo en elhecho de ser el objeto que su mtodo, sino porque tambin configurar el objeto que sumtodo manipular. Es as, en la medida que la de discontinuidad es una nocin paradji-ca, ya que es a la vez instrumento y objeto de investigacin; ya que delimita el campo cuyoefecto es; ya que permite individualizar los dominios, pero no se la puede establecer sinopor la comparacin con estos14.

    Sern los umbrales de ruptura, de discontinuidad los que articulan el tratamientometodolgico y le otorgan contenido a su indagacin recortndolo y delimitando los obje-tos de anlisis en la medida en que: Por debajo de las manifestaciones masivas y homog-neas de un espritu o de una mentalidad colectivas, por debajo del terco devenir de unaciencia que se encarniza en existir y en rematarse desde su comienzo, por debajo de lapersistencia de un gnero, de una forma, de una disciplina, de una actividad terica, se trataahora de detectar la incidencia de las interrupciones15.

    Foucault se dispone a definir su intuicin primaria y sta no es ni la estructura ni el discursosino como acierta Veyne es la rareza, en el sentido latino de la palabra ; los hechos humanosson raros, no estn instalados en la plenitud de la razn, hay un vaco a su alrededor debido aotros hechos que nuestra sabidura no incluye ; porque lo que es podra ser distinto ; loshechos humanos son arbitrarios, en el sentido que da Mauss a esa palabra. No son evidentes,aunque as lo parezcan a los contemporneos, e incluso a sus historiadores hasta el punto deque ni unos ni otros los perciben siquiera16. A partir de esta intuicin se formula la alternativade una lgica de cuatro trminos respecto a la tradicional. La misma se encuentra en un brevetexto poco citado -Theatrum Philosophicum- que consiste en un estudio sobre las obras deGilles Deleuze: Lgica del Sentido y Diferencia y Repeticin.

    13 Foucault, M. Arqueologa del Saber. Siglo XXI. Mxico 1985. pg. 7.14 Foucault, M. Ibidem. pg. 14.15 Foucault, M. Ibidem. pg. 5.16 Veyne, P. Cmo se escribe la historia. Foucault revoluciona la historia. Op. cit. Pg. 200.

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    Desde las primeras lneas Foucault irrumpe con su primer postulado radical del cualcomenzar a descender hasta sus ltimas consecuencias: el acontecimiento como objetode toda actividad filosfica. Este postulado inicial es el de la necesidad de invertir elplatonismo, tarea primaria para que sumergiendo la apariencia, rompiendo sus noviazgoscon la esencia irrumpa el acontecimiento. La inversin del platonismo significa inclinarloa tener ms piedad por lo real, por el mundo y por el tiempo17. Esta afirmacin presenta lams absoluta concordancia con algunas de las confesiones de Nietzsche cuando manifies-ta su predileccin por las Historias frente al platonismo18.

    La metafsica que fundamenta el acontecimiento no es metafsica de una substancia detipo aristotlica, la fsica concierne a las causas ; en cambio los acontecimientos, que sonsus efectos, ya no le pertenecen. Imaginemos una causalidad acodada ; los cuerpos, alchocar, al mezclarse, al sufrir, causan en su superficie acontecimientos que no tienen espe-sor, ni mezcla, ni pasin, y ya no pueden ser por tanto causas: forman entre s otra trama enla que las uniones manifiestan una cuasi-fsica de los incorporales, ...19 como ocurrira enuna batalla.

    En el enunciado Marco Antonio est muerto, donde ejemplifica esta nueva lgica delacontecimiento, se destaca el carcter incorporal y presencial del acontecimient MarcoAntonio est muerto

    a) designa un estado de cosasb) expresa una opinin o una creencia que yo tengoc) significa una afirmacind) adems tiene un sentido: el morir.

    El sentido es impalpable, una cara est girada hacia las cosas puesto que morirsucede como acontecimiento a Antonio, y la otra est girada hacia la proposicin puestoque morir es lo que se dice de Antonio en un enunciado. Pero morir el modo infinitivo-tiempo presente es lo que constituye el sentido acontecimiento, en definitiva es una di-mensin de la proposicin, efecto incorporal que produce la espada, sentido y aconteci-miento, punto sin espesor ni cuerpo que es esto de lo que se habla y que corre en lasuperficie de las cosas. En vez de encerrar el sentido en un ncleo noemtico que forma unaespecie de corazn del objeto conocible, dejmosle flotar en el lmite de las cosas y de laspalabras como lo que se dice de la cosas (no lo que le es atribuido, no las cosas mismas) ycomo lo que sucede (no el proceso, no el estado) 20.

    En sntesis, el sentido-acontecimiento es visualizado desde otra gramtica, ya nose trata de estar muerto o de estar vivo sino que el acontecimiento-sentido va prendi-do por el verbo morir, vivir en el modo infinitivo-tiempo presente. Morir no se localizaen el espesor de un momento por lo que es presente como eterna repeticin del infinitivo.

    Foucault admite la existencia de otros proyectos filosficos que intentaron resca-tar el acontecimiento: neopositivismo, la fenomenologa y la filosofa de la historia. Enninguna de estas filosofas se encontraba el sentido a la hora del acontecimiento.

    17 Foucault, M. Theatrum Philosophicum. Anagrama. Barcelona. 1981. Pg. 11.18 Mi recreacin, mi predileccin, mi cura de todo platonismo ha sido en todo tiempo Tucdides.

    Tucdides, y, acaso, el Prncipe de Maquiavelo son los ms afines a m por la voluntad incondicionalde no dejarse embaucar en nada y de ver la razn en la realidad, -no en la razn, menos an en lamoral.... Nietzsche, Friedrich. Crepsculo de los dolos. Alianza. Madrid. 1979. Pg. 131.

    19 Foucault, M. Theatrum Philosophicum. Op. cit. Pg. 19.20 Foucault, M. Ibidem. Pg. 17-18.

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    El neopositivismo fracas al confundir el acontecimiento con la corporeidad del estadode cosas transformndolo en un proceso material, bajo el pretexto de que no se puedadecir nada, de lo que est fuera del mundo, rechaza la pura superficie del acontecimiento,y quiere encerrarlo a la fuerza -como un referente- en la plenitud esfrica del mundo 21.

    La fenomenologa, separando el acontecimiento como suceso meramente fctico delsentido para que el yo lo elaborara, con el pretexto de que slo hay significacin para laconciencia, coloca el acontecimiento fuera y delante, o dentro y despus, situndolo fueray delante, o dentro y despus, situndolo siempre en relacin con el crculo del yo 22.

    Como veremos ms adelante, la filosofa de la historia, no puede en manera algunarescatar al acontecimiento puesto que aprisiona al presente por el futuro y el pasado, ydado que el presente delinea el futuro por un lado y conserva la identidad de su contenidocomo pasado, toda filosofa de la historia se ve obligada a asumir una esencia perennis.

    Los acontecimientos no son cosas ni sustancias, sino un fragmento libremente desga-jado de la realidad, un conglomerado de procesos, en el cual cosas, hombres y sustanciasen interaccin se comportan como sujetos activos y pasivos. Los acontecimientos carecende unidad natural...23, nos dice Foucault. Pero para poder concebir los acontecimientos detal modo se torna necesario suspender el dominio del concepto en el sentido aristotlico,puesto que ste es el molde que le otorga unidad y ubicuidad a los objetos (gnero,especie, etc.). Sin embargo, en el concepto sus miembros se repiten siempre de la mismamanera y ello cierra el paso, -por un sometimiento ineludible-, de toda diferencia24. Una vezlesionada la hegemona del concepto, para liberar la diferencia, es preciso inventar unpensamiento acategrico 25.

    Crtica a la filosofa de la historia

    Anteriormente mencionamos el sesgo nietzscheano de Foucault cuando valora la his-toria y en este sentido se expide especfica y ampliamente en uno de sus escritos26 perotambin encontramos rastros de su pensamiento respecto a lo histrico en otros textos dedebate con historiadores27. En su Genealoga, Foucault recurre a la distincin que Nietzscherealiza en torno a la conciencia histrica de corte historicista o historia tradicional y laconciencia de sentido verdaderamente histrico del genealogista.

    Estas formas de conciencia histrica se pueden esquematizar ms o menos de estaforma ;a) Historia Platnica-Hegeliana: la conciencia historicista estara representada por el

    proyecto platnico y hegeliano el cual era considerado por Nietzsche como de enferme-dad histrica. El pasado se nos impone de forma apodictica como un peso irresistible

    21 Foucault, M. Ibidem. Pg. 19 y ss.22 Foucault, M. Ibidem.23 Veyne, P. Cmo se escribe la historia. Foucault revoluciona la historia. Op. cit. Pg. 37.24 Era preciso abandonar, con Aristteles, la identidad del concepto ; era preciso renunciar a la seme-

    janza en la percepcin, liberndose, de golpe, de toda filosofa de la representacin ; y ahora ya espreciso desprenderse de Hegel, de la oposicin de los predicados, de la contradiccin, de la negacin,de toda la dialctica En : Foucault, M. Theatrum Philosophicum. Op. cit. pg. 33.

    25 Ibdem. pg. 34-35.26 Foucault, M. Nietzsche, la genealoga, la historia. En : Microfsica del poder. Op. cit.27 Foucault, M. La imposible prisin : Debate con Michel Foucault. Anagrama. Barcelona. 1982.

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    que impide toda contingencia, los acontecimientos y las acciones nos exigen obedien-cia ante la lgica de la razn absoluta y su astucia. El individuo es un instrumentomediatizador de acciones y pasiones que exceden su singularidad en funcin del uni-versalismo racional. El desarrollo o desenvolvimiento histrico se encuentra unificadopor el fundamento de la identidad.

    b) El Sentido Histrico: la conciencia de sentido histrico que busca apropiarse del pasa-do a partir de mltiples posibilidades que garanticen algo novedoso y original en sutransformacin en actividad creativa y actualizada.

    La primera tradicin de la historia teleolgica o racionalista se presenta como la msabsoluta imposibilidad de apertura al mundo de la creacin histrica ya que de lo que tratala historia es de la narracin de un argumento acabado por ser objetivo que tiende adisolver el suceso singular en una continuidad ideal al movimiento teleolgico o encadena-miento natural28.

    En cambio, la segunda considera a la historia como una actividad eminentemente creativay prctica. Es este sentido el que Nietzsche en su 2 Consideracin Intempestiva pretenderecuperar estableciendo un nexo de unin entre la historia y la actividad prctica. ParaNietzsche conocer el pasado es un acto filosfico que no se reduce simplemente al reflejoobjetivo de los eventos del pasado, sino que es tambin un acto creativo. Cuando lahistoriografa olvida ese carcter vital y se ocupa exclusivamente de la reproduccin yreconstruccin del pasado, se pierde esa mirada dirigida al futuro desde la actualidad y elhistoriador se convierte en un anticuario.

    El sentido histrico se opone punto por punto a los distintos elementos que caracteri-zan a la historia teleolgica. En primer lugar el sentido histrico tiene un carcter disociativoque tiene la virtud de dislocar la identidad de lo histrico para posibilitar la emergencia delo mltiple. Esta disociacin, constituye uno de los principales apoyos epistemolgicos dela teora de la historia de Foucault, no se dirige exclusivamente a interrogar la identidad delo pasado, sino que involucra la propia identidad del sujeto. Porque esta identidad, biendbil por otra parte, que intentamos asegurar y ensamblar, bajo una mscara, no es ms queuna parodia: el plural la habita, numerosas almas se pelean en ella ; los sistemas seentrecruzan y se dominan los unos a los otros29.

    Una vez efectuada la negacin de la identidad de las objetivaciones y subjetivaciones,la confianza optimista que obstinadamente quiere recuperar la verdad histrica se paraliza.De manera que cuando la verdad se interroga a s misma desde todos los ngulos descu-bre entonces las formas y transformaciones de la voluntad de saber que es instinto, pasin,encarnizamiento, inquisidor, refinamiento cruel, maldad ; descubre la violencia de los parti-dos tomados: partido tomado contra la felicidad ignorante, contra las ilusiones vigorosascon las que se protege la humanidad, partido tomado por todo lo que hay en la investiga-cin de peligroso y en el descubrimiento de inquietante30. De manera que Foucault fija suradical postura respecto a la neutralidad del historiador, este punto no le preocupa en losms mnimo, ya que se debe hacer historia desde una toma de posicin.

    Cuan lejos estamos de aquella historia que se dejaba conocer por su naturaleza, fueraprovidencial como la de San Agustn o racional al estilo de los ilustrados o el modelo

    28 Foucault, M. Nietzsche, la genealoga, la historia. En : Microfsica del poder. Op. cit. pg. 20.29 Foucault, M. Ibidem. pg. 26.30 Foucault, M. Ibidem. pg. 27 y ss.

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    hegeliano-marxiano donde se exiga la neutralidad cientfica de un quirfano para escucharsus ritmos, sus momentos, sus modos. Todo el fundamento de la historia teleolgica esesencialmente natural, se presenta pleno y cumplido como todo lo dado. Diversos trmi-nos danzan a alrededor de este compromiso esencialista, desarrollo, progreso, evolucin,desenvolvimiento, aluden siempre a aquello que se manifiesta pase lo pase, porque pase lopase siempre nos remite a lo mismo.

    En el proyecto de Foucault no hallamos ningn parecido entre la historia y el campo delaboratorio, ms bien el pasado sera una plano que puede ser dibujado de mltiples formasy colores, un caleidoscopio que no se repite nunca. Pero, retornemos al problema de laneutralidad del historiador que ha sido un tpico recurrente en la teora de la historia perotambin la epistemologa ha fijado postura al respecto.

    En este aspecto debemos recordar el severo enjuiciamiento que tempranamente Popperhaba realizado del historicismo. Las obras de Popper que destacan en este aspecto son Lamiseria del historicismo31, La sociedad abierta y sus enemigos, ambas fueron las quemayor influjo ejercieron en el pensamiento occidental durante la segunda mitad de nuestrosiglo. La primera de ellas (La miseria del historicismo), postula la tesis de que el historicismoes un mtodo indigente -un mtodo que no da frutos-32 y que toda creencia en un destinohistrico es pura supersticin y que no puede haber prediccin del curso de la historiahumana por mtodos cientficos o cualquier otra clase de mtodo racional33.

    Pero, Qu entiende y critica Popper del historicismo?. Precisamente, su respuestarefiere a la posibilidad o imposibilidad de la predictibilidad de los enunciados que tratan lohistrico; en este sentido concibe al historicismo como un punto de vista sobre las cien-cias sociales que supone que la prediccin histrica es el fin principal de stas, y que estefin es alcanzable por medio del descubrimiento de los ritmos o los modelos, de lasleyes o las tendencias que yacen bajo la evolucin de la historia. (...) estoy convencidode que estas doctrinas metodolgicas historicistas son responsables, en el fondo, delestado poco satisfactorio de las ciencias sociales tericas34.

    Tambin Popper al igual que Foucault, considera ineludible la toma de partido por elhistoriador o mejor dicho, considera imperioso que adopte conscientemente un punto devista preconcebido al margen de la neutralidad. Lo que no admite es que el historicismotoma errneamente las interpretaciones por teoras. Se puede, por ejemplo, interpretar lahistoria como una historia de la lucha de clases, o de la lucha racial por la supremaca, obien como la historia del progreso cientfico e industrial. Todos estos puntos de vistatienen su inters y son, si se toman como tales, totalmente irreprochables. Pero loshistoricistas no los presentan as y no ven que existe necesariamente una pluralidad deinterpretaciones bsicamente equivalentes (aun cuando algunas de ellas pueden distin-guirse por su fecundidad, aspecto bastante importante). En lugar de ello, las presentancomo doctrinas o teoras y afirman que toda historia es la historia de la lucha de clases, etc.Por su parte, los historiadores clsicos que se oponen con razn a seguir ese procedimien-to, se exponen a caer en un error todava mayor ; en su intento de ser objetivos, se sientenobligados a eludir cualquier punto de vista selectivo pero, como esto es imposible, losadoptan sin que por lo general se den cuenta de ello35.

    31 La elaboracin temprana de esta obra nos muestra la preocupacin de Popper por la comprensin delo socio-histrico. Sus inicios se remontan a 1919/1920 y se presenta concluida ante el pblico en 1936.

    32 Popper, K. R. La miseria del historicismo. Taurus. Madrid. 1961. pg. 11.33 Popper, K. R. Ibidem. pg. 9.34 Popper, K. R. Ibidem. pg. 17.35 Popper, K. R. Ibidem.

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    Pero la recriminacin de pseudo-cientificidad de las teoras historicistas se fundan paraPopper en deficiencias o imposibilidades de carcter epistemolgico (imposibilidad de laexperimentacin, prediccin y de cuantificacin), concluyendo que las ciencias histri-cas no son ciencias por leyes, y no cabe en absoluto la posibilidad de que se llegue a laelaboracin de una ciencia de la Historia (Historia Terica)36.

    Siguiendo a Popper, el historicismo considera la necesidad de aplicar un mtodo: ca-paz de entender el significado de los acontecimientos sociales (que) debe ir mucho ms allde la explicacin causal. Su carcter debe ser holstico; debe apuntar a la determinacin delpapel jugado por el acontecimiento dentro de una estructura compleja; dentro de un todoque comprende no slo las partes contemporneas, sino tambin los estadios sucesivos deun desarrollo temporal37.

    Como afirma Jos Bermejo, Para Popper es necesario que la ciencia prediga, ya quecomo no podemos saber si una teora es falsa, el nico modo de proceder ha de consistir enconstruir una ley o leyes que establezcan que en unas determinadas condiciones debeproducirse un acontecimiento X. Si las condiciones se dan y el acontecimiento no seproduce, entonces la teora quedar falsada. En Historia ser pues necesario poder preverel futuro para que se pueda producir una ciencia histrica38. Pero ya vimos que los enun-ciados referentes a la sociedad y a su historia carecen de esta virtud. Prediccin y refuta-cin se presentan como requisitos determinantes de cientificidad, sin embargo ninguno deellos se presenta en la Historia Terica historicista. En sntesis: La Historia no es unaciencia, ya que no puede formular leyes, sino nicamente deducir tendencias. (...) En lahistoria no puede haber teoras, es decir leyes, vlidas porque, al no poder formularseexperimentos cruciales que pueden falsar las teoras, no se puede establecer una distincinclara entre ciencia y metafsica39.

    Pero, no podemos engaarnos, Foucault no critica el historicismo por sus debili-dades epistemolgicas como lo hace Popper, no es desde la teora de la ciencia que loinvalida sino desde su compromiso ontolgico, en definitiva por haber sacrificado la mul-tiplicidad, en su doble dimensin diacrnica como sincrnica. En definitiva, el principioholstico hace imposible toda filosofa de la historia, hoy slo queda la alternativa radicaldel providencialismo o la epistemologa histrica, todo lo dems es espurio40.

    Unas palabras sobre la Crtica de la Ideologa:

    La nocin de ideologa tiene relevancia en el amplio espacio de los saberes humanos.Ha sido adoptada como una nocin fundamental para el paradigma marxista aunque susorgenes se remontan a un perodo previo. Como primeros idelogos se reconoce al grupode cientficos franceses que tuvieron actuacin intelectual y en algunos casos polticaentre 1789 y 1830 aproximadamente. Entre sus representantes figuran los nombres de Cabanis,Volney y B. Constant, Daunou y Destutt de Tracy, fue ste ltimo el que inventa el trmino

    36 Bermejo, J.C. El final de la historia. Ensayos de historia terica. Akal/Universitaria. Madrid. 1987.pg. 107.

    37 Popper, K. R. La miseria del historicismo. Op. cit. pag. 39.38 Bermejo, J.C. El final de la historia. Ensayos de historia terica. Akal/Universitaria. Madrid. 1987.

    pag. 108.39 Bermejo, J.C. Ibidem. pgs. 107 y ss.40 Veyne, P. Cmo se escribe la historia. Foucault revoluciona la historia. Op. cit. pgs. 30 y ss.

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    que pretenda reemplazar las nociones de metafsica y de psicologa. Desde su nacimiento,la pretensin de los idelogos fue la de crear una ciencia de las ciencias cuyo esprituabarcativo tendera a extenderse a todos los campos del saber. El pensamiento de losidelogos puede considerarse como una continuacin de la filosofa de las luces en dondese anuncia una sntesis de todo el conocimiento. Pero las buenas intenciones cientficasque definen primeramente los idelogos, rpidamente se van a transformar en estrategiaengaosa para fines que poco tienen que ver con el conocimiento sino ms bien conintereses particulares y especficos. Esta primera transformacin de la ideologa la procesaNapolen, es l quien le otorga el primer estigma del concebir a la ideologa como un mbitoengaoso o por lo menos de lo que hay que desconfiar.

    Esta vecindad con lo engaoso, con el mundo fantasmal de la distorsin de lo real es elrasgo que el marxismo tomar como distintivo del fenmeno ideolgico. Sin embargo Marxrealiza un aporte fundamental y este consiste en haber definido la ideologa no slo por sucontenido sino tambin por su funcin. De esta forma, la nocin de ideologa queda esta-blecida con un alcance de teora social global que es capaz de explicar todo fenmenosocial. El carcter enmascarador de los efectos ideolgicos nos conduce directamente a laproblemtica epistemolgica.

    Esto nos obliga a detenernos un poco en los problemas que toda teora social globalque alude al fenmeno ideolgico, necesariamente debe atender necesariamente la demar-cacin o el corte epistemolgico correspondiente al distanciamiento de lo ideolgico res-pecto a lo cientfico. El problema se inscribe en las relaciones ciencia-ideologa donde laprimera debe denunciar y mitigar los efectos de la segunda. Una vez establecida la demar-cacin entre ciencia-ideologa podemos examinar las condiciones que la cientificidadacusadora debe cumplir para poder mantenerse en su sitio. La primera condicin que todateora social global debe cumplir es la de brindar, con cierto grado de eficiencia, un modeloexplicativo del objeto que trata, en este caso la sociedad, su presente y su pasado. En estesentido, muchas teoras sociales globales cumplen con el requisito de manera eficiente.Tales los casos de la teora marxista o de nocin de accin social de Weber. Pero cuando aello se agrega la condicin de ser capaces de establecer ciertos grados de previsibilidad, endefinitiva incorporar la dimensin de lo futuro, no poseen criterio de verificacin o falsifica-cin alguno, como dira Popper. De manera que el elevado grado de eficiencia explicativa seneutraliza o desaparece al no resistir ninguna experiencia de falsificacin.

    Otro problema fundamental que presenta la teora de la ideologa es la de que no puedeasignrsele ningn lugar al investigador que se encuentre protegido del error de la ideologizacin.De manera que no es posible ni admitir la teora de la ideologa en su carcter general -puestoque nadie quedara al margen de sus efectos, ni tampoco se admitira la teora restringida ya quenicamente el otro quedara afectado por la ideologa. En cualquiera de los dos casos se caeraen una trampa epistemolgica. El mismo Marx trat de demarcar a su socialismo como cientficopara distanciarlo del socialismo ideolgizado y utpico.

    Desde el propio campo del marxismo, se intent reflexionar sobre estos problemas y sedebe recordar una obra que tempranamente aborda la cuestin. Nos referimos a Ideologay Utopa de Karl Mannheim, escrita en 1929. En ella, Mannheim recrimina al marxismo nohaberse sometido a s mismo a la sospecha y desconfianza de ser en s mismo ideologa. Sibien Mannheim considera a la ideologa no como una distorsin o error psicolgico sinocomo una estructuracin de pensamiento que caracteriza a los sujetos sociales (grupos,clases, naciones, etc. ). Es interesante observar que tambin Mannheim intenta subsanar elproblema de la verificacin de los conocimientos que el marxismo produce. En este sentido

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    propone que el nico criterio posible consiste en confrontar lo utpico como pensamientoalternativo de propuesta cuya verificacin slo se dar en el tiempo. La discriminacinentre lo utpico y lo ideolgico se dirime en la historia. Un pensamiento ser ideolgico entanto su programa no pueda materializarse y ser utpico en tanto que la historia lo pongain actu. Sin embargo queda por resolver el problema de lo abarcativo del concepto.

    Tambin Althusser abord el problema de la ideologa pero deshistorizandola absoluta-mente, si la ideologa era el reflejo de la realidad, slo puede tener historia lo real no aquelloque no tiene existencia propia. La explicacin de lo ideolgico en Althusser es transferidoa conjunto estructurales que eliminan toda subjetividad pero esto tampoco resuelve elproblema de la ideologizacin del investigador social.

    Para finalizar mencionaremos algunas consideraciones crticas que Foucault realiza deesta nocin, las conclusiones pueden desprenderse fcilmente si recordamos lo dichorespecto a la nocin de acontecimiento y a su teora de la historia. Tanto el acontecimientocomo la misma nocin de prctica esbozadas por Foucault se oponen radicalmente alhistoricismo marxista, a pesar de que algunos anlisis pretenden conciliarlos41. Como yavimos la historia del marxismo se sustenta en una filosofa de la historia, herencia de lafilosofa hegeliana cuyas lneas principales conserva. La teora marxista remite todo actuara sujetos colectivos (clases) constituidos por la estructura histrico social. El sujeto -laclase- se convierte en el trmino bsico de toda gramtica social donde los contenidos deconciencia tienen una actualizacin en el desenvolvimiento general de la historia. Comovimos, para Foucault el sujeto es un emergente de prcticas que le constituyeron por esonos dice lo que me fastidia en estos anlisis que privilegian la ideologa es que se suponesiempre un sujeto humano cuyo modelo ha sido proporcionado por la filosofa clsica yque estara dotado de una consciencia en la que el poder vendra a ampararse42

    Por ltimo, el punto de desencuentro radical con el marxismo se ubica en torno alproblema de la verdad, Foucault no tiene inters en enunciar un discurso con pretensin deverdad sino ms bien historiarla, en sntesis quiz Foucault haya llevado a cabo ... laposicin del verdadero guerrero nietzscheano, l no conoce la indignacin, l no tieneque fundar su verdad, le basta quererla e imponerla. El mundo moderno parece haberhecho imposible la fundamentacin de una moral 43.

    41 Poster, M. Foucault, El Marxismo y la Historia. Paidos. Buenos Aires. 1987.42 Foucault, M. Microfsica del poder. Op. cit. pg.106. (la cursiva es nuestra)43 Maestre, A. El poder en vilo. Madrid. Tecnos. 1994.

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    CONTRIBUIES FOUCAULTIANASPARA SE PENSAR O PRESENTE:OS RESTOS, O CUIDADO E O ENSINO

    Rodrigo Gelamo Pelloso 1 Pedro ngelo Pagini 2

    Entre as vrias leituras que estamos fazendo para o desenvolvimento de nossas pesqui-sas, deparamos-nos com um Foucault que estava preocupado com uma perspectiva terica ecom um tema especfico que desenvolveu mais tardiamente em seu projeto filosfico.

    A perspectiva mencionada a denominada por ele de ontologia do presente, isto , dainterpelao do que somos enquanto elementos e atores desse mesmo presente no qualestamos imersos, muitas vezes, remetendo-nos ao passado para, nesse tempo recndito,explicitar os restos rejeitados pela nossa tradio como uma forma de crtica ao institudo ede resistncia ao existente: quem sabe, com ela, pensar na criao de outros modos desubjetivao e de um fazer artstico sobre ns mesmos.

    O tema ao qual nos referimos o do cuidado de si (epimleia heauto), isto , o de ummodo em que nos dispomos diante de ns mesmos e dos outros, que estaria seno emdissonncia ao menos em tenso em relao ao conhece-te a ti mesmo (gnthi seautn)socrtico. Se o conhece-te a ti mesmo (gnthi seautn) um caminho bastante conhecidopela tradio filosfica que sucedeu Scrates, o cuidado de si (epimleia heauto), tambmenunciado pelo filsofo grego, foi praticamente abandonado pela mesma tradio. Aocontrrio de se pautar pelo pressuposto de um sujeito abstrato ou como uma categoriauniversal, necessrio ao conhecimento de si apregoado por essa tradio, o cuidado de si um resto desse sujeito, que, ao ser recuperado, depe contra essa categoria. Como um simesmo irredutvel a essa categoria e como produtor de uma tica imanente ao sujeito, masconflitante com a sua constituio e com a conscincia moral, com a qual se identificou namodernidade, tal cuidado justamente aquilo que ficou de fora da filosofia do sujeito e quefora objeto de interdio para que a conscincia de si prevalecesse. Nesse sentido, Foucaultrecobra esse resto em sua hermenutica do sujeito, tendo em vista a produo de modosde existncia a partir da inflexo sobre esse si mesmo, almejando no mais as regras deconduta impostas desde fora, mas um modo de governo de si, proveniente daquela ticaimanente, capaz de resistir s formas institudas de governo dos outros.

    De certo modo, ao abordar essa hermenutica do sujeito, Foucault (2004) adota aperspectiva da ontologia do presente, suspeitando da categoria moderna de sujeito ebuscando em sua gnese aquilo que se contrape a ela e que pode objet-la no presente.Mais do que isso, nesse movimento parece ecoar o procedimento crtico genealgicoenunciado por Foucault (2004b) ao proferir sua aula inaugural no Collge de France, em1970, depois publicada com o ttulo A ordem do discurso, em que revela as principais

    1 Mestre em filosofia e doutorando pelo PPg em Educao da UNESP/Marlia. GEPEF. [email protected]

    2 Prof. do PPg em Educao de UNESP/Marli