RevistaIzquierda_5

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    Politloga.

    Estudiante de

    Maestra en Historia

    Grupo

    intersdisciplinario

    de estudios polticos

    y sociales

    Universidad Nacional

    de Colombia

    Paola andreaSalazar Carreo

    En los ltimos aos se ha incrementado enColombia el debate sobre las causas del despojo

    de tierra a millones de campesinos debido al

    conflicto armado y al nuevo modelo de desarrollo agrario que

    acenta la inequidad y la injusticia social. Esto es lo que ha

    sido denominado el avance de una contrarreforma agraria1

    de enormes magnitudes, cuyos efectos ms visibles son, de

    un lado, la consolidacin de un modelo de reconcentracin

    de la propiedad a travs del despojo y apropiacin ilegalde tierras del campesinado por parte de nuevos actores

    armados (grupos paramilitares, desmovilizados o bandas

    emergentes), cuyas consecuencias son una nueva

    reconfiguracin territorial y un proceso de vaciamiento del

    campo producido por el xodo de cientos de miles familias

    y la disminucin de por lo menos un milln de habitantes

    rurales, al pasar de 10.3 a 9.3 millones en estos ltimos

    cinco aos.2

    De otro lado, se hace visible el drama del desplazamiento

    forzado y la agudizacin de la crisis humanitaria y social de

    miles de familias campesinas que arriban a la periferia de las

    1 Moncayo, Hctor Len (2008) La transformacinindeseada En,La cuestin agraria hoy. Bogot, D.C: InstitutoLatinoamericano de Servicios Legales Alternativos, ILSA

    2 Boletn informativo de la consultora para los derechos

    humanos y el desplazamiento. Nmero 76; Bogot, 27 deEnero de 2010.

    Sobre la cuestinde la tierra hoy

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    Fragmento simbologa indgena(documento AICO)

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    ciudades en situacin de indigencia o pobreza, aunque cerca del 50% de ellas

    tena ingresos superiores a la lnea de pobreza antes del desplazamiento y el

    23% registraba ndices de indigencia. Despus del desplazamiento, entre las

    mismas familias se ha incrementado la pobreza hasta el 95% y la indigencia

    al 82%; la mayora carece de un empleo formal, slo el 10% de los ocupados

    tiene ingresos equivalentes al salario mnimo legal y el 5% cuenta con una

    vivienda digna3.

    Se calcula que al terminar el gobierno de la Seguridad Democrtica el

    nmero de desplazados haba ascendido a un total de 4.915.5794

    , aunque talgobierno se precie de haber aumentado en forma considerable los recursos

    destinados a los programas de atencin a la poblacin desplazada, entre los

    que se cuentan Familias en Accin, programas de retorno y reubicacin y

    proyectos productivos, atendiendo el mandato de la Corte Constitucional en

    sus sentencia T-025 de 20045. El impacto y resultado de dichos programas ha

    sido mnimo, sobre todo de cara a la necesidad de generacin de ingresos y

    restitucin de tierras, tal y como lo ha expresado la misma Corte6.

    3 Op, Cit. p.20.4 Op, Cit. p.1.5 Ver resultados, Presidencia de la Repblica de Colombia. Informe Congreso

    2010, lvaro Uribe Vlez. Bogot, D.C: Departamento Nacional de Planeacin,pp. 27-87.

    6 Durante 2009 la Corte Constitucional dict 13 Autos que han tenido un fuerteimpacto en la reformulacin de las polticas pblicas y en el incremento de laspartidas presupuestales asignadas para la atencin de los desplazados. Boletn

    informativo de la consultora para los derechos humanos y el desplazamiento.Nmero 76; Bogot, 27 de Enero de 2010, p.4.

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    Los Embera son un pueblo amerindio del occidente deColombia, el oriente de Panam, el norte de Ecuador, y

    el sur de Costa Rica. Son unas 60 mil personas.

    _6

    Sumadas a esto, las polticas dirigidas por

    el gobierno hacia el campo no se han orientado a

    atacar el problema de las profundas desigualdades

    e inequidades. De hecho, el ex Ministro de

    Agricultura Andrs Felipe Arias opt por favorecer

    la gran propiedad; un ejemplo de ello, fue laasignacin de subsidios multimillonarios a algunas

    familias regionales adineradas, reinas y empresarios

    a travs del programa Agro Ingreso Seguro7,

    asegurando que los dineros entregados irrigaban

    automticamente a los pequeos productores y

    generaban empleos8. Con el Ministro de Agricultura

    del actual gobierno, Juan Camilo Restrepo, y su

    asesor, Alejandro Reyes, se dilucida un cambio deacento en la poltica dirigida hacia el campo, aunque

    no de las dimensiones reformistas que muchos le

    han otorgado9.

    7 Revista Cambio, Programa Agro Ingreso Seguroha benefciado a hijos de polticos y reinas debelleza. Edicin digital. Disponible en lnea: http://www.cambio.com.co/paiscambio/847/ARTICULO-

    WEB-NOTA _ INTERIOR _ CAMBIO-6185730.htmlConsultado Agosto de 2010.8 Revista Semana Agro ingreso Seguro: caja para

    ricos y reinas? Septiembre 29 de 2009. Edicindigital. Disponible en lnea: http://www.semana.com/noticias-revista-de-radio/agro-ingreso-seguro-caja-para-ricos-reinas/129411.aspx ConsultadoAgosto de 2010.

    9 El Espectador, Seccin Judicial. Saldando lasdeudas del despojo. Agosto 15 de 2010. Disponibleen lnea: http://m.elespectador.com/noticias/

    judicial/articulo-219348-saldando-deudas-del-despojo Consultado Agosto de 2010.

    El sustento intelectual de esta

    poltica se encuentra en buena medida

    en algunas de las tesis del libro de

    Reyes Guerreros y campesinos. El

    despojo de la tierra en Colombia10.

    Esta perspectiva asegura que elproblema consiste en la apropiacin

    ilegal y armada de predios por parte

    de narcotraficantes, paramilitares y

    testaferros, olvidando que an antes

    de ello, la estructura de la propiedad

    se caracterizaba por una alta

    concentracin. La propuesta concibe

    la necesidad de redistribuir las tierrasarrebatadas por los grupos armados;

    un ejemplo de ello es el proyecto de

    ley de Restitucin de Tierras, el cual

    no pretende afectar los derechos de

    propiedad ni poner en cuestin los

    derechos de los agentes no vinculados

    con mafias. En sentido estricto

    busca la legalizacin de propiedades

    consideradas espurias para estimular

    el mercado de tierras11.

    10 Reyes Posada, Alejandro. Guerrerosy campesinos. El despojo de latierra en Colombia. Bogot, EditorialNorma, 2009.

    11El Espectador, Seccin Judicial. Tres

    mitos sobre la tierra. Agosto 15 de2010. Disponible en lnea: http://m.

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    Al abordar el problema desde estos razonamientos, Reyes

    hace caso omiso de las dimensiones polticas, histricas

    y estructurales que explican la problemtica agraria en la

    actualidad. El discurso y la propuesta actual no es reformista

    ni revolucionario; por el contrario, retoma el legado del propio

    Alfonso Lpez Michelsen y su poltica de desarrollo rural, elcual renunci a la posibilidad de reforma agraria y ms bien

    opt por poner a disposicin de los campesinos programas de

    apoyo de tipo tcnico y crediticio. Al da de hoy, los programas

    sociales se vienen basando en este enfoque; un ejemplo de

    ello, es el programa Banca de Oportunidades. Sin embargo, el

    problema principal una vez ms reside en la concentracin de

    la propiedad de la tierra en el campo, que es al mismo tiempo

    causa y consecuencia del conflicto armado colombiano.En el libro Guerreros y Campesinos, donde acadmicamente se estructura este

    tipo de anlisis, se dejan de lado cuestiones sustanciales para abordar el problema

    de la tierra en Colombia. En primer lugar, se asume que los campesinos perdieron la

    guerra por el avance de los grupos armados, ms no que existe una ofensiva contra los

    campesinos y sus propiedades. Esta afirmacin tiene dos consecuencias: la primera

    es que deja la sensacin de que todas las luchas por la tierra han sido un fracaso

    para los actores sociales y en ninguna medida una ganancia; no ha existido ninguna

    conquista. La segunda afirma que las luchas por la tierra tuvieron lugar hasta 1987,

    ao en el cual, ascendi la lucha guerrillera, la cual termin subsumiendo las dems

    luchas campesinas. Esto tiene como consecuencia no slo quitarle legitimidad sino

    tambin legalidad a los conflictos agrarios que se han presentado desde entonces, lo

    cual hace parte de una estrategia macabra para vincular las luchas de la tierra con las

    luchas guerrilleras, en la poca actual de combate contra el terrorismo. El resultado

    elespectador.com/noticias/judicial/articulo-219340-tres-mitos-sobre-tierra Consultado

    Agosto de 2010.

    El problema de la tierra

    debe abordarse con miras

    a realizar una reforma

    agraria que vincule tanto

    la expropiacin de la

    propiedad mafiosa comode la gran propiedad, en

    la cual no slo se sita

    el latifundio ganadero

    improductivo sino los

    terrenos asignados

    a los negocios de

    biocombustibles

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    de esto ya se vislumbra en los ltimos cinco aos en los cuales han sido asesinadas 33

    personas vinculadas a las organizaciones de vctimas y ms de 300 han sido amenazadas por

    tener relacin directa con programas de restitucin o recuperacin de tierras12.

    En segundo lugar, el anlisis deja de lado los desplazamientos forzados y el despojo como

    causa del nuevo modelo de desarrollo establecido en el campo. No se tiene en cuenta que

    dentro de las actuales configuraciones del capitalismo y del conflicto armado se ha venidodando un proceso de compra de tierras y/o apropiacin ilegal de terrenos con coaccin por

    parte de las mal llamadas bandas emergentes, grupos paramilitares y nuevos empresarios,

    que han consolidado grandes extensiones de tierra en departamentos como Meta, Vichada13,

    Casanare14 y Choc y regiones como Urab y el Magdalena Medio dedicadas a los cultivos

    de palma u otros negocios de biocombustibles15. Estos negocios son una causa ms de la

    expropiacin de los campesinos al obligarlos a vender su mano de obra y sus tierras, o a

    abandonarlas.

    En tercer lugar, el anlisis supone el xito de la Seguridad Democrtica con elfortalecimiento de la capacidad de coaccin del Estado, la derrota militar de las guerrillas,

    la desmovilizacin de estructuras paramilitares, el fin de la guerra y el inicio de una nueva

    etapa denominada posconflicto, en el cual las vctimas son efectivamente reparadas. Estas

    afirmaciones olvidan lo asegurado por Christophe Beney, jefe de la delegacin en Colombia

    del Comit Internacional de la Cruz Roja (CICR) a propsito de la presentacin del Informe

    anual de esa organizacin, segn el cual, no slo los desplazados siguen siendo invisibles

    sino que las FARC se han adaptado de forma dinmica al conflicto y tienen de nuevo una

    capacidad para continuar siendo un actor importante del conflicto armado16.

    12 Boletn informativo de la consultora para los derechos humanos y el desplazamiento. Nmero76; Bogot, 27 de Enero de 2010, pp 3-4.

    13 Op, Cit. p.12.14 Gonzlez, Jos Jairo. Los paramilitares y el colapso estatal en Meta y Casanare en, Romero,

    Mauricio (edit.) (2007) Para- poltica: ruta de la expansin paramilitar y los acuerdos polticos.Bogot. Intermedio y Corporacin Nuevo Arco Iris, pp. 309- 340.

    15 Dicesis de Choc y Human Rights Everywhere. (2004) El Cultivo de la Palma Africana en elChoc: legalidad ambiental, territorial y derechos humanos. Colombia, SUIPPCOL: ProgramaSuizo para la promocin de la Paz en Colombia.

    16 El Tiempo, No se puede creer que las Farc tengan ms capacidad ahora que hace 8 aos:

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    En suma, puede decirse que el problema de la tierra en

    Colombia y el conflicto agrario han sido insuficientemente

    abordados; se esperan cambios de acento en la poltica dirigida

    hacia el campo, pero que estos cambios no son estructurales.

    Sin duda, la dinmica de apropiacin de tierras por grupos

    armados es un problema bastante importante; no obstante,

    deben considerarse otros factores histricos, polticos y

    econmicos que explican la persistencia de la concentracin

    de la propiedad, la desigualdad y la inequidad en el campo. El

    problema de la tierra debe abordarse con miras a realizar una

    reforma agraria integral que vincule tanto la expropiacin de la

    propiedad mafiosa como de la gran propiedad, en la cual no slo

    se sita el latifundio ganadero improductivo sino los terrenos

    asignados a los negocios de biocombustibles, entre otrosactores beneficiarios de la gran propiedad. La continuidad de la

    poltica de Seguridad Democrtica implica la continuidad de la

    guerra contra el campesinado y el fortalecimiento de un modelo

    capitalista extractivo orientado a favorecer, legitimar y consolidar

    el despojo, el desarraigo, la pobreza. Otra cosa es que la poltica

    para el campo y los campesinos se pretenda presentar con un

    discurso dereformismo neoliberal.

    Frank Pearl. Abril 26 de 2010. Disponible en lnea: http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/

    ARTICULO-WEB-PLANTILLA _ NOTA _ INTERIOR-7668088.html Consultado: Agosto de 2010.

    La continuidad de la

    poltica de Seguridad

    Democrtica implica

    la continuidad de

    la guerra contra el

    campesinado y el

    fortalecimiento de un

    modelo capitalista

    extractivo orientado a

    favorecer, legitimar y

    consolidar el despojo,

    el desarraigo, la

    pobreza

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    Abogada especializada

    en Derecho Penal

    Sociloga

    Universidad Nacional

    de Colombia

    Investigadora del Instituto

    Latinoamericano

    para una Sociedad

    y un Derecho

    Alternativos, ILSA

    Carmen andrea

    BeCerra BeCerra

    El proyecto de restitucin de tierrasradicado ante el Congreso por el

    Ministro de Agricultura, Juan Camilo

    Restrepo, y por el Ministro del Interior, Germn

    Vargas Lleras, durante la primera semana de

    septiembre, adems de presentar difusamente

    el procedimiento mediante el cual el gobierno

    Santos pretende llevar a cabo la restitucin de dos

    millones de hectreas a los desplazados, evidencia

    el carcter limitado de la restitucin al desconocer

    los estndares internacionales en materia de

    los derechos de las vctimas del desplazamiento

    forzado a la verdad, justicia, reparacin y garantas

    de no repeticin.

    La reparacin integral es un derecho que

    supone para el Estado un conjunto de obligaciones

    reconocidas en principios, tratados e instrumentos

    Una restitucin detierras sin reparacinintegral para las vctimasdel desplazamiento

    forzado y del despojode tierras y territorios

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    internacionales de Derechos Humanos1

    ; frente a las vctimas del desplazamientoforzado y del despojo de tierras y territorios, estas disposiciones parten de la

    identificacin de los diferentes tipos de daos, as como de la interrelacin de

    los derechos que forman parte de la reparacin integral la verdad, la justicia,

    la reparacin y las garantas de no repeticin. Cada uno de estos derechos

    1 Convencin Interamericana de Derechos Humanos, Declaracin Universal deDerechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos; Naciones

    Unidas: 1) Principios fundamentales de justicia para las vctimas de delitos y delabuso de poder, 1985; 2) Conjunto de principios para la proteccin y la promocinde los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad (PrincipiosJoinet), 1998; 3) Principios y Directrices bsicos sobre el derecho de las vctimasde violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derechointernacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones. ConsejoEconmico y Social, 2005; Restitucin de viviendas y de patrimonio con motivodel regreso de los refugiados y desplazados internos. Subcomisin de Promociny Proteccin de los Derechos Humanos, 57 perodo de sesiones, Sr. PauloSergio Pinheiro. E/CN.4/Sub.2/2005/17, junio 28 de 2005; Principios Rectoresdel Desplazamiento Forzado. Informe del Representante Especial del Secretario

    General de Naciones Unidas para el tema de los Desplazamientos Internos dePersonas, Sr. Francis Deng, E/CN.4/1998/53/Add.2, febrero 11 de 1998.

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    reviste dimensiones individuales y colectivas, componentes diferenciados y pueden ser

    desarrollados a partir de la implementacin de medidas de tipo normativo y reformas

    institucionales, as como mediante la adopcin de procedimientos especiales de tipo

    administrativo, judicial o extrajudicial que posibiliten la participacin de las vctimas y

    permitan la realizacin de sus expectativas de reparacin.

    En este sentido la Comisin Interamericana de Derechos Humanos2, la Corte

    Interamericana de Derechos Humanos3 y varias sentencias de la Corte Constitucional4han destacado que la obligacin de respetar y aplicar las normas internacionales de

    derechos humanos, en las que se reconocen estos derechos, supone para el Estado

    el deber de:

    Adoptar disposiciones legislativas administrativas y otras medidas apropiadas

    para impedir las violaciones.

    Investigar las violaciones de forma eficaz, rpida, completa e imparcial y, en su

    caso, adoptar medidas contra los responsables.

    Dar a las vctimas un acceso equitativo y efectivo a la justicia. Proporcionar a las vctimas recursos eficaces para garantizar su derecho a la

    reparacin.

    Las experiencias comparadas que dan cuenta de los procesos de reparacin a las

    vctimas del desplazamiento forzado permiten identificar cmo una de las principales

    dificultades que subyacen a los procesos tiene que ver con la definicin restringida

    del universo de vctimas en los instrumentos normativos previstos para efectos de

    acceder a alguna medida de reparacin. Otra de las dificultades hace referencia a la

    falta de voluntad por parte del Estado, a la precariedad de recursos o a la falta de

    capacidad institucional para garantizar los diferentes componentes de la reparacin,

    tales como la restitucin, indemnizacin, la compensacin y rehabilitacin. Dentro del

    conjunto de lecciones aprendidas de estas experiencias, vale la pena destacar tambin

    que las medidas a ser adoptadas para el juzgamiento y sancin de los responsables

    2 CIDH Lineamientos Principales para una Poltica Integral de Reparaciones, OEA/Ser/L/V/II.131 Doc. 1, 19 febrero 2008

    3 Corte IDH. Caso Surez Rosero. Reparaciones. Sentencia 20- 01- 1999.4 Corte Constitucional. Sentencias C 370 de 2006, T 025 de 2004.

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    Fragmento ilustracinsimbologa indgena

    (documento AICO)

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    de crmenes como el desplazamiento forzado, deben articularse

    con medidas orientadas a la reparacin integral de los derechos

    de las vctimas del despojo de tierras y territorios, dando especial

    importancia a la restitucin y las garantas de no repeticin5.

    En cuanto a los derechos a la tierra y al territorio de las

    comunidades campesinas, de las mujeres y de los grupos

    tnicos vctimas del desplazamiento forzado es preciso teneren cuenta que en el contexto del conflicto social y armado

    stos han sido desconocidos y vulnerados con anterioridad al

    desplazamiento, y que esta situacin de vulnerabilidad y exclusin

    fue a la vez causa de desplazamiento forzado como estrategia

    de desterritorializacin y del despojo o abandono forzado de

    tierras y territorios. Adems, los derechos de estas comunidades

    continan siendo vulnerados ante el desplazamiento forzado

    que an no cesa, cobrando especial importancia el tema de lasgarantas de no repeticin y su articulacin con los derechos a la

    verdad, a la justicia y a la reparacin.

    A continuacin se mencionan algunos aspectos que, de

    conformidad con los estndares internacionales, deben ser tenidos en cuenta al abordar una

    propuesta de reparacin integral para las vctimas del desplazamiento forzado y del despojo

    de tierras y territorios y que brillan por su ausencia en el proyecto de restitucin de tierras

    del gobierno:

    Se debe incluir como destinatarios de las medidas de reparacin a los grupos considerados

    de especial proteccin. La Corte Constitucional6 identific as a las mujeres y los grupos

    tnicos, pero, adems de estos grupos, debera reconocerse tambin a las comunidades

    campesinas, teniendo en cuenta su relacin con la tierra y su aporte en la configuracin

    del territorio a partir de actividades de tipo econmico, poltico, organizativo, social y

    5 Para un anlisis sobre la inclusin del derecho a la restitucin en el marco de procesos de pazen Kosovo, Bosnia y Herzegovina, Guatemala, entre otros, ver Scott, Nuevas tendencias en la

    restitucin de vivienda y la propiedad, enRevista el Otro Derecho

    No. 31-32, ILSA, (2004).6 Corte Constitucional. Sentencia T 025 de 2004

    El proyecto de

    restitucin de tierras

    radicado ante el

    Congreso evidencia

    el carcter limitado

    de la restitucin

    al desconocerlos estndares

    internacionales

    en materia de

    los derechos de

    las vctimas del

    desplazamiento

    forzado a la verdad,

    justicia, reparaciny garantas de no

    repeticin

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    cultural, tal como lo establecen los Principios Rectores del

    Desplazamiento Forzado7.

    Es necesaria la adopcin de un enfoque diferencial y tnico

    que d cuenta de las diferentes formas de relacin con la

    tierra y del significado que tiene el territorio para las mujeres,

    los grupos tnicos y las comunidades campesinas. Se deben identificar y tener en cuenta los diferentes tipos de

    daos causados a las vctimas del desplazamiento forzado,

    incluyendo aquellos de contenido patrimonial (tierras,

    inmuebles, animales, cosechas, enseres, etc.), incorporando

    en la valoracin de estos daos los conceptos de dao

    emergente y lucro cesante; daos de tipo psicolgicos y psicosociales; el dao a los

    proyectos de vida individuales y colectivos, entendiendo dentro de esta ltima categora

    los procesos organizativos, tales como cooperativas, juntas de accin comunal overedal, organizaciones y comits campesinos, formas de organizacin tradicional de

    los grupos tnicos, etc.

    En cuanto al derecho a la verdad, es fundamental que las vctimas conozcan las

    circunstancias, el contexto, el discurso, y las estructuras polticas, militares y econmicas

    mediante las cuales fueron desplazados de sus territorios y despojados de sus tierras;

    que la sociedad reconozca la existencia de todas las vctimas del desplazamiento forzado

    y del despojo de tierras, y que el Estado reconozca su responsabilidad en estos hechos.

    El derecho a la justicia representa para las vctimas la posibilidad de acceder a un

    recurso o accin encaminado a la investigacin de los hechos que dieron lugar al

    desplazamiento forzado y al despojo de tierras, al juzgamiento de los responsables

    y beneficiarios del despojo, al establecimiento de los diferentes tipos de daos

    7 Principios Rectores del Desplazamiento Forzado. (Principio 9). Informe del Representante

    Especial del Secretario General de Naciones Unidas para el tema de los DesplazamientosInternos de Personas, Sr. Francis Deng, E/CN.4/1998/53/Add.2, febrero 11 de 1998.

    La reparacin integral

    es un derecho que

    supone para el

    Estado un conjunto

    de obligaciones

    reconocidas enprincipios, tratados

    e instrumentos

    internacionales de

    Derechos Humanos

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    Los Guajiros (Way) son una tribu de pastores que habita larida Pennsula de la Guajira en el norte de Colombia

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    ocasionados, a sancionar con penas adecuadas y proporcionales a los responsables y

    a garantizar el derecho a la reparacin8.

    La pertinencia de considerar adems del enfoque restitutivo el anlisis de las condiciones

    estructurales de exclusin y la importancia de considerar el potencial transformador

    de las reparaciones en sociedades como la colombiana son destacadas por algunos

    autores9, quienes afirman que las reparaciones no se pueden reducir a enfrentar el daoocasionado a las vctimas, sino que deben tener en cuenta adems las condiciones de

    exclusin en que ellas vivan y que permitieron o facilitaron su victimizacin.

    Respecto a las medidas de no repeticin en el contexto actual, stas deben partir

    del reconocimiento del conflicto social y armado y orientarse a la adopcin de reformas

    institucionales y normativas que aborden los problemas estructurales en relacin

    con la tierra (concentracin y cambios en el uso del suelo) y el correlativo despojo y

    desplazamiento forzado de poblacin. Adems deberan dejar sin efecto las normas

    del derecho interno cuya aplicacin favorezca la impunidad frente al desplazamientoforzado o que contribuyan a la legalizacin del despojo.

    En el escenario actual de presentacin de propuestas y de iniciativas para la restitucin

    de tierras a la poblacin desplazada, cobra vigencia la aplicacin de los estndares

    internacionales en materia del derecho a la reparacin integral de las vctimas del

    desplazamiento forzado y del despojo de tierras y territorios, siendo necesario el anlisis de

    las propuestas actuales o en curso frente a las dimensiones y componentes del derecho a

    la tierra y al territorio, revistiendo especial importancia la participacin de las vctimas en

    la identificacin de los daos y en la formulacin de propuestas de reparacin integral con

    enfoque diferencial y tnico, tomando como punto de partida las causas estructurales del

    problema de la tierra en Colombia.

    8 Principios fundamentales de justicia para las vctimas de delitos y del abuso de poder, 1985;Conjunto de principios para la proteccin y la promocin de los derechos humanos mediantela lucha contra la impunidad (Principios Joinet).

    9 Saffon, M.P y Uprimny, RReparaciones transformadoras, justicia distributiva y profundizacin

    democrtica. En: Reparar en Colombia: Los dilemas en contextos de conicto, pobreza yexclusin. Bogot. ICTJ, DEJUSTICIA, 2009, p. 35.

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    Profesor del

    Departamento deCiencia Poltica

    Universidad

    Nacional de

    Colombia

    Jairo eStrada lvarez

    Como parte del paquete de reformas que han de

    impulsarse durante el actual cuatrienio presidencial se

    encuentra el proyecto de acto legislativo mediante el cualse pretende constitucionalizar el derecho a la sostenibilidad

    fscal1. Especficamente se busca modificar la Constitucin

    Poltica en sus artculos 334, que consagra la direccin de

    la economa a cargo del Estado; 339, que define el Plan

    Nacional de Desarrollo, y 346 que ordena la formulacin

    anual del Presupuesto General de la Nacin. En todos ellos se

    trata de incorporar la sostenibilidad fscalcomo el referente

    que debe guiar las actuaciones del Estado sobre la economa,

    as como los procesos de planeacin y de presupuestacin.

    De esa forma, se proveeran afirman sus gestores las

    condiciones para garantizar los principios y fines del Estado

    social y hacer efectivos los derechos econmicos, sociales y

    culturales de la poblacin.

    1 Vase, Proyecto de acto legislativo por el cual se estableceel derecho a lasostenibilidad fscalpara alcanzar los fnes delEstado social de derecho.

    Constitucionalismo neoliberal:

    Entre la razn cnica y laconfanza inversionista.

    A propsito del derecho ala sostenibilidad fscal

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    ...El agua se pone muybrava cuando se leextrae su fuerza vital yes el arco iris el que msle hace perder calor,llevndose el agua ylos peces a las nubes;por ello los indgenasaseguran que cuando unapersona se baa en un roen el que se ha posadorecientemente un arcoris,sufre una prdida defuerza vi tal mortal...

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    Neoliberalismo y sostenibilidad fscal

    Una de las preocupaciones reiteradas del proceso de neoliberalizacin que

    se ha impulsado en el pas durante las ltimas dos dcadas ha consistido enla pretensin de incorporar en el ordenamiento jurdico en forma sistemticalos principales diseos de ese proyecto poltico econmico. La emergencia deuna suerte de constitucionalismo neoliberales un hecho indiscutible. De ellodan cuenta, desde 1990, buena parte de los diseos constitucionales y delos desarrollos legales (incluso de algunas elaboraciones jurisprudenciales) enmateria econmica. La construccin del orden neoliberal tambin lo ha sido enel sentido positivo del derecho.

    En ese contexto, la constitucionalizacin de la poltica econmica deestirpe neoclsica se ha convertido en un propsito muy preciado. Como bien loseala el proyecto de acto legislativo, no es suficiente que la poltica monetariaortodoxa est constitucionalizada a travs del rgimen de autonoma (relativa)del Banco de la Repblica. Se requiere que sta se acompae de la incorporacinen la Constitucin de un enfoque similar de poltica fiscal (p.7 de la exposicinde motivos), y ello se sintetiza muy bien en el concepto desostenibilidad fscal.sta busca ser erigida ahora en derecho con rango constitucional y, adems, de

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    suficientes para dar () una garanta homognea estable y exigible atodos los rganos del Estado de que se mantendrn las condicionesde sostenibilidad fscalnecesarias para asegurar la efectividad delos derechos econmicos y sociales (p.8). La constitucionalizacindel derecho a la sostenibilidad fscalsera justamente una condicinnecesaria.

    Por otra parte, al comprometer a todos los rganos de los poderespblicos con lasostenibilidad fscalse busca ponerle freno a los efectosfiscales tanto de las acciones constitucionales, especialmente de laaccin de tutela, como del control de constitucionalidad que ejercela Corte Constitucional. Con el argumento de la cooperacin entre lospoderes del Estado (pp. 15-17), se busca en realidad que la Corte y losjueces en general se sometan a las definiciones de poltica econmicade los poderes ejecutivo y legislativo y tambin que el poder judicial se

    vea constreido en su incidencia sobre la poltica pblica frente a unamanifiesta inaccin de los dems poderes pblicos, como sucedi, porejemplo, con el fallo que impuso el diseo de polticas especficas para

    la poblacin desplazada (T-025 de 2004). Por esta va, se resolvera una controversia dems de una dcada de sectores de la tecnocracia (solamente) con aquellos fallos de laCorte Constitucional que a su juicio debilitan la poltica fiscal neoliberal.

    A lo anterior se sumara el hecho de que los diseos constitucionales y legales enmateria de descentralizacin que comprometen gasto pblico ya estn sometidos al

    concepto de sostenibilidad. Con ese propsito se emprendieron en su momento las dosreformas constitucionales al sistema general de participaciones (Actos legislativos 01 de2001 y 04 de 2007), y se expidieron las leyes del llamado ajuste territorial (Ley 617 de 2000).Asimismo se impuso el concepto de sostenibilidad financiera en materia pensional (Actolegislativo 01 de 2005) y actualmente se encuentran en curso las reformas al rgimen deseguridad social en salud y a la educacin superior. En igual sentido debe hacerse la lecturadel proyecto de acto legislativo que busca la creacin del sistema general de regalas. Esdecir, al rompecabezas slo le falta la pieza de lasostenibilidad fscal.

    Con su constitucionalizacin, lo que sigue ser la imposicin de la regla fiscal por va

    legal. sta permite comprender con mayor claridad que la estrategia neoliberal se encamina

    Al comprometer a

    todos los rganos

    de los poderes

    pblicos con la

    sostenibilidad fiscal

    se busca ponerle

    freno a los efectos

    fiscales tanto

    de las acciones

    constitucionales,

    especialmente de

    la accin de tutela,

    como del control de

    constitucionalidad

    que ejerce la CorteConstitucional

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    Chimila o Ette ennaka (gente propia). De la familia

    lingstica Chibcha. Desde 1960 viven congregadosen el resguardo Issa Oristunna (Tierra de la Nueva

    Esperanza) Departamento del Magdalena, Colombia.

    _20

    hacia la consolidacin de la disciplina y la austeridad

    fiscal selectivas, presionando la generacin de

    excedentes fiscales, es decir, supervits primarios3.

    Pero, qu es lo que hace necesario en la

    actualidad que tales supervits sean producidos,

    ms all de la pretensin de darle un cierre a laconstitucionalizacin formal de la poltica fiscal del

    neoliberalismo?

    Techo fscal al gasto social

    A mi juicio, adems de buscar la consolidacin

    del modelo de la confianza inversionista, la

    explicacin se encuentra en el destino que ha de

    drsele a los recursos que se espera recibir durantela prxima dcada como fruto de los mayores

    ingresos esperados por concepto de minera y

    de hidrocarburos. Las estimaciones los sitan en

    80.000 millones de dlares hasta el 2020. Dejando

    de lado la cuestin fundamental sobre las leoninas

    condiciones a favor de las multinacionales que

    explotan nuestra riqueza natural y el proyecto

    de acumulacin basado en tal explotacin, es

    indiscutible que la disputa por las distribucin

    de esos recursos (o migajas que le quedan al

    pas) ocupar un lugar central en los debates de

    poltica econmica y social y en las asignaciones

    3 Vase, Comit tcnico interinstitucional. Regla fscalpara Colombia, Banco de la Repblica, Ministerio de

    Hacienda y Crdito Pblico, Departamento Nacionalde Planeacin, Bogot, julio de 2010.

    del plan nacional de desarrollo y de

    los presupuestos pblicos de los

    prximos aos.

    La presin social por la mayor

    disposicin de recursos por parte del

    Estado para enfrentar las precariascondiciones de vida y de trabajo viene

    creciendo teniendo en cuenta las altas

    tasas de desempleo, la informalidad en

    ascenso, y los persistentes niveles de

    pobreza e indigencia. A ello se suman,

    las exigencias de ms de cuatro

    millones de desplazados, as como

    los requerimientos de las vctimas dela guerra por una reparacin integral

    (se estiman ms de 750.00 familias).

    En sntesis, la cuestin sobre la

    financiacin de los derechos humanos

    se encuentra en primersima lnea.

    Desde mi perspectiva, el gobierno de

    Santos y su equipo de tecncratas

    tienen el propsito de ponerle un

    techo fiscal a todas esas demandas,

    pues a su juicio una expansin del

    gasto social afectara lasostenibilidad

    fscal y pondra en duda la poltica

    de la confianza inversionista. La

    justiciabilidad de los derechos debe

    tener los lmites fiscales propios

    del entendimiento neoliberal de la

    poltica fiscal.

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  • 8/8/2019 RevistaIzquierda_5

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    Para qu la sostenibilidad fscal?

    Al mismo tiempo, el colchn que se busca proveer con el

    derecho a lasostenibilidad fscaltiene en realidad los siguientes

    propsitos:

    Tapar el hueco fiscal de la poltica de seguridad democrtica

    que, al tiempo que expandi en forma inusitada el gasto enseguridad y defensa y destin en forma creciente recursos

    para construir una base social con familias en accin,

    desarroll una poltica tributaria regresiva de incentivos

    extremos al gran capital.

    Garantizar el pago de la creciente deuda pblica, que viene

    comprometiendo importantes recursos de presupuesto

    (27% en 2010).

    Financiar la continuacin de estrategia de guerra, que muestraevidentes lmites fiscales, se sustenta en el cubrimiento de

    gastos permanentes con ingresos transitorios y puede verse

    abocada a una lenta desfinanciacin internacional, dado el

    carcter no indefinido del Plan Colombia.

    Proveer recursos para impulsar proyectos infraestructurales

    pendientes, cuyo retraso durante los gobiernos de Uribe

    se constituy en un cuello de botella para el proyecto

    de acumulacin basado en minerales, hidrocarburos y

    plataformas para la exportacin.

    De la mano de la razn cnica y de la confianza inversionista,

    con el proyecto de acto legislativo aqu examinado, se dara un

    golpe certero a lo queda de la ya maltrecha Constitucin de 1991

    a cerca de dos dcadas su promulgacin.

    La justiciabilidad

    de los derechos

    debe tener los

    lmites fiscales

    propios delentendimiento

    neoliberal de la

    poltica fiscal

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    Profesor

    Asociado

    Facultad de

    Odontologa

    Universidad

    Nacional de

    Colombia

    John harold

    eStradamontoya

    Para ningn(a)o de los miles de colombiano(a)s que nos

    movilizamos a lo largo de este ao en contra de los decretos

    de la eufemsticamente llamada emergencia social es un

    secreto que, una vez derrotada esta aberracin por la fuerza

    de la indignacin y protesta ciudadana y con el respaldo de laCorte Constitucional al declararla inconstitucional, el gobierno de

    turno, con o sin Uribe en el poder, intentara por todos los medios

    retomar el contenido de los decretos y presentarlos a trmite en

    el calendario de la legislacin ordinaria. Y esto es precisamente

    lo que el actual gobierno, que para esta y otras materias en nada

    se diferencia de su antecesor, present como proyecto de ley por

    intermedio de la senadora Dilian Francisca Toro para estudio del

    Senado, radicado con mensaje de urgencia. Se trata del proyectode Senado nmero 011 de 2010 con miras a Modificar el Sistema

    de Seguridad Social en Salud.

    El proyecto en mencin parte de aceptar, por la contundencia

    de los hechos, que el sistema general de seguridad social en

    salud (SGSSS) no ha producido los resultados en salud que se

    prometieron con bombos y platillos al momento de su expedicin

    y que, por el contrario, la inequidad dentro del sistema, la falta de

    cobertura, las restricciones y barreras en el acceso efectivo de la

    poblacin a los servicios de salud, el deterioro franco y probado

    A propsito del proyectogubernamental dereforma a la salud

    La febre no est

    en las sbanas!

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    La piedra de Nyl. Ro Piraparan, 1943. [El petroglifo] es sagrado para todos los indgenas de una vasta rea,cerca de la confluencia del Ro Apaporis, se encuentra casi en lnea ecuatorial. Los indgenas de hoy creen queseala el lugar exacto donde la primera gente lleg desde la Va Lctea en una canoa tirada por una anaconda, unhombre una mujer, y tres plantas: la yuca, la coca y el yag o caapi. Richard Evan Shultes, Vine of the soul

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    de los indicadores de la Salud Pblica y un aumento de

    prcticas aberrantes ligadas a la violencia estructural como

    el paseo de la muerte, por mencionar slo una perla,

    requieren una accin urgente de reforma. Se acepta en el

    proyecto de ley que ha habido falta de regulacin y que lapresencia estatal ha sido dbil, por decir lo menos, que se

    ha presentado un profundo desequilibrio financiero y que

    el peso del desempleo que agobia a miles de compatriotas

    reduce de forma notable los ingresos al sistema por concepto de cotizacin basada

    en el salario. El desempleo, que los tecncratas denominan equivocadamente como

    estructural, se convirti en arma de doble filo, toda vez que favorece la explotacin

    laboral, la informalidad, el empleo precario y el ejrcito de reserva, pero al mismo

    tiempo disminuye ostensiblemente los cotizantes al sistema (que no llegan al 40% de la

    poblacin en el rgimen contributivo frente a 60% en el rgimen subsidiado).

    Ante la contundencia de la evidencia presentada a lo largo de estos aos por parte

    de acadmicos, investigadores, organizaciones no gubernamentales, asociaciones

    de usuarios y de pacientes y ciudadanos en general, el proyecto incorpora en sus

    artculos muchas de las reivindicaciones all presentadas, cooptando trminos como

    participacin ciudadana, salud pblica, autonoma, democracia, entre otros, e

    intenta en el mejor estilo de acrobacia desplegada por los tecncratas neoliberales

    realizar un maquillaje extremo a un sistema de salud basado en la lgica de mercados,

    que ha probado ser un desastre en todo el mundo con estruendosos fracasos incluso

    La salud como derecho

    humano fundamental

    vinculado a la ciudadana

    o a la residencia y no

    a la capacidad de pagodiferenciada (cotizacin),

    como ha sido hasta ahora

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    en USA donde el gobierno se empea en

    una reforma que democratice en algo

    los servicios de salud. Y se trata no

    de cualquier maquillaje, sino de una

    intervencin cosmtica al mejor estilo

    de los shows mediticos conocidoscomo realitys de cambio extremo, que

    pretenden realizar cambios profundos,

    mas al realizar un juicioso examen se

    evidencia que sern cambios slo en

    la fachada, sin tocar la esencia, que al

    contrario pretende un remozamiento de

    los preceptos neoliberales.

    Y es que el espritu neoliberal queinspir la ley 100 de 1993 y tantas

    otras en el sector del trabajo y la

    educacin no queda slo intacto, sino

    que con el proyecto de ley se profundiza

    el favorecimiento al capital de las

    grandes empresas que han encontrado

    un lucrativo negocio en todas las ramas

    del sector salud y que, con sus millones,

    ejercen una presin indebida (conocida

    como lobby) sobre los legisladores y

    otros actores que tendrn a su cargo

    el estudio y posible aprobacin del

    proyecto.

    No nos llamemos a engao,

    el proyecto no es un acto aislado,

    sino una vuelta de tuerca ms en la

    reconfiguracin del Estado colombiano

    al servicio del gran capital. El gobierno tiene

    bien calculados los diferentes pasos que

    debe dar para consolidar este modelo de

    apropiacin voraz de los recursos de la salud

    y terminar con la inconclusa ola de reformas

    neoliberales, toda vez que se propone enuna ciruga en tres etapas extirpar lo que

    queda del derecho a la salud en el sistema

    colombiano.

    Primero, mediante la ley ordinaria

    (lase el proyecto 011 en mencin) propone

    realizar ajustes a la ley 100 con una amaada

    participacin ciudadana que le dara un

    tinte de legitimidad ante la poblacin, puesargumentarn que se dispuso de mltiples

    mesas de trabajo donde la ciudadana fue

    escuchada; segundo, mediante ley estatutaria

    pretenden superar el denominado problema

    de costo/efectividad, acudiendo para ello a

    los estudios sobre el perfil epidemiolgico

    del pas y a la cuestionada medicina basada

    en la evidencia, para justificar que slo se

    atendern las patologas ms comunes y

    con mnimo nivel de complejidad, es decir,

    aquellas que representan menos gastos a las

    EPS y con las mismas argucias condicionan

    el derecho a la salud a la disponibilidad de

    recursos para brindarla; es decir, el derecho

    a la salud se le garantizar a todos y todas

    siempre y cuando haya recursos fiscales

    destinados explcitamente para su atencin.

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    Tierradentro es el hbitat natural de los indgenas Pez.Es uno de los reductos de indianidad ms importantes delpas. Se calcula que el 70% de sus tierras se encuentra enzona de resguardo y que aproximadamente el 80% de su

    poblacin puede ser considerado como indgena. Esta seasienta en los 21 resguardos de Tierradentro, ubicados enlos municipios de Pez e Inz.

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    Como quien dice, s, pero no. De nuevo las acrobacias de

    los tecncratas para afirmar que para los colombianos la

    salud es un derecho, pero ajustado a la disciplina fiscal

    y a recursos finitos que podrn agotarse en el primer

    semestre del ao fiscal; tercero, mediante una reforma a

    la Constitucin, leeremos en un futuro cercano, no que la

    salud es un derecho, sino que el derecho a la atencin

    mdica es un derecho prestacional de contenido explcito

    y, para ello, se apoyarn en los mejores argumentos

    cientficos jurdicos nacionales e internacionales de

    los principales escuderos del neoliberalismo. Pasamos

    con este malabar del derecho a la salud centrado en el

    ciudadano a la prestacin de un servicio regulado por el

    Estado.Con estas y otras argucias jurdicas pretenden de paso

    afectar tambin el derecho a la accin de tutela, nico

    mecanismo para acceder a la salud del que disponen miles

    de compatriotas, falsamente sealado como el culpable

    del desequilibrio financiero del sistema por los excesos de

    pacientes, mdicos y jueces irresponsables. El proyecto

    busca que en el futuro inmediato las tutelas tendrn que

    presentarse a travs de un abogado y solamente una vez

    se hayan agotado las instancias regulares o normales para

    acceder al derecho, que para muchos pacientes significarn

    meses o aos de batallar contra el sistema. No hay que

    ser adivino para saber que esto no es ni ms ni menos

    que la condena a mayor sufrimiento y muerte anticipada

    para miles de personas que padecen enfermedades,

    no slo de alto costo sino todas aquellas que las EPS

    quieran desconocer a su antojo a pesar de estar en el plan

    obligatorio de salud (POS). Miles de pacientes pueden

    El Estado debe ser el

    garante de la regulacin,

    gestin y gobernabilidad del

    sistema, reconociendo las

    necesidades diferenciadas

    por condiciones de vida,

    regin geogrfica, edad,

    gnero o estado de salud,

    privilegiando en esta

    regulacin a los ms

    vulnerados

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    sobrellevar apenas sus diagnsticos gracias a la rpida respuesta

    a sus acciones de tutela que les permiten acceso a exmenes

    diagnsticos y pruebas de laboratorio, medicamentos costosos,

    intervenciones de alta complejidad, rehabilitacin, cuidados

    domiciliarios, prtesis, traslados en ambulancia, entre otros. Con

    el pretendido maquillaje para hacer ms eficiente el sistema,siempre en una lgica de mercado adornada con un discurso de

    apariencia democrtico, todo esto estar prcticamente fuera

    del alcance de la poblacin, y los recursos seguirn fluyendo a

    manos llenas y concentrndose en las empresas intermediadoras

    del sector salud que vern acrecentar sus ganancias da a da con

    el lucrativo negocio de la enfermedad y la muerte.

    Los acadmicos nos hemos pronunciado durante todos estos aos de vigencia de la

    ley 100 de 1993 y, en particular desde la declaratoria de la emergencia social, frente a lanecesidad de una reforma estructural al sistema de salud no ajustes ni mera cosmtica

    partiendo de principios que han ido ganando el consenso de los ms variados sectores. Entre

    estos principios se destacan: 1. La salud como derecho humano fundamental vinculado

    a la ciudadana o a la residencia y no a la capacidad de pago diferenciada (cotizacin),

    como ha sido hasta ahora. 2. El Estado debe ser el garante de la regulacin, gestin y

    gobernabilidad del sistema, reconociendo las necesidades diferenciadas por condiciones de

    vida, regin geogrfica, edad, gnero o estado de salud, privilegiando en esta regulacin a

    los ms vulnerados. 3. El concepto de salud debe ser entendido en su acepcin ms amplia,

    de manera que estn contempladas la alimentacin saludable, el agua y el saneamiento

    ambiental, la vivienda digna y un empleo de calidad para toda(o)s, como bien fue sealado

    por la Corte Constitucional en la observacin No. 14 de 2001.

    Reconocemos que el momento actual, con ste y otros proyectos en trmite que hablan

    del continuismo del gobierno Santos con el de su antecesor, expresa una determinada

    correlacin de fuerzas de los distintos actores o grupos de inters que intentan poner sus

    necesidades por encima de las de los dems. Claramente los grupos de inters al servicio de

    la acumulacin del capital tratarn de imponer sus propuestas, frente a las cuales debemos

    desplegar toda nuestra imaginacin para informar a la ciudadana sobre las implicaciones

    El concepto de salud

    debe ser entendido

    en su acepcin ms

    amplia, de manera que

    estn contempladas

    la alimentacinsaludable, el agua

    y el saneamiento

    ambiental, la vivienda

    digna y un empleo de

    calidad para toda(o)s

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    Baile ritual con bastones mgicos, ceremonia del desentierro.Indgenas Yuko, Sierra de Perij, 1944.Fotografa Gerardo Reichel-Dolmatoff. Archivo fotogrfico ICAN.

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    de estas y otras reformas. Requerimos para ello de

    una pedagoga ciudadana, ya no la del oprimido o la

    de la esperanza como nos enseara Paulo Freire en

    sus primeros escritos, sino de una pedagoga que

    diga basta!, de una pedagoga de la indignacin

    de nuevo retomando una de las ltimas obrasdel pedagogo brasileo que le hable con sentido

    y claramente a todas las personas para aumentar

    el nivel de conciencia frente a la desfachatez del

    proyecto y garantizar la necesaria movilizacin

    que derrotar, como lo ha hecho en ocasiones

    anteriores, las pretensiones reaccionarias de una

    oligarqua que se niega a reconocer que ya no nos

    gobierna como en la poca del absolutismo.Movilizacin para demandar que la salud

    integral no es una mercanca exclusiva de la que

    pueden disfrutar unos pocos; que ante el fracaso

    visible de la ley 100 hay que oponer una reforma

    estructural consensuada con la mayor cantidad

    de actores sociales. Movilizacin para exigir a los

    legisladores que incluyan en su estudio toda la

    evidencia que el movimiento social y la academia

    han aportado durante estos aos y hacer pblicos

    todos los debates y discusiones que afectarn uno

    de los valores ms preciados por todos: el derecho

    a la Salud.

    Con este nimo, se han convocado distintas

    reuniones en todo el pas que, hasta el momento,

    han producido numerosos comunicados y

    documentos que han sido enviados al gobierno que

    ha hecho caso omiso de ellos. Se han producido ya

    las rondas de discusin en Medelln,

    Cali y Bucaramanga, y un sinnmero

    de organizaciones de ciudadanos,

    de pacientes, de los prestadores de

    servicios y de la academia de Bogot

    estn convocando a la ciudadanaa la ronda que se llevar a cabo el

    viernes 8 de Octubre en el Teatro

    Bogot de la Universidad Central

    donde se deliberar durante todo el

    da para sumar estas conclusiones a

    las anteriores rondas y fijar posicin

    frente a la salud como derecho

    y su exigibilidad en el marco deplena garanta de los derechos

    fundamentales.

    Para terminar, hago eco de las

    palabras de los asistentes a una

    reunin convocada por la Facultad

    Nacional de Salud Pblica de la

    Universidad de Antioquia, quienes

    al final de las deliberaciones nos

    exhortan:

    Por el derecho fundamental a la

    salud: no ms paos de agua tibia,

    movilizacin social por una reforma

    estructural, ya!

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    Profesor

    AsociadoUniversidad

    Nacional de

    Colombia

    CSar Giraldo

    El proyecto de ley sobre formalizacin del trabajo y

    primer empleo que present el gobierno hay que

    verlo como resultado de un proceso. El teln de

    fondo es la afirmacin, segn la cual para generar empleo y

    formalidad se hace preciso flexibilizar el mercado laboral. All se

    asevera que Las obligaciones econmicas impuestas por ley, talescomo los tributos, las cargas laborales no salariales y los costos

    de transaccin de ciertos trmites, constituyen costos adicionales

    para las empresas, cuya onerosidad o incremento puede llevar a

    las nuevas empresas a decidir abandonar su actividad econmica

    o desarrollarla en la informalidad1. Es lo que se deca en la

    exposicin de motivos de las leyes 50 de 1990 y 789 del 2002

    que flexibilizaron el cdigo laboral.

    Con ese caballo de batalla se han venido desmontando

    los derechos de los trabajadores, que ellos llaman privilegios e

    inflexibilidades y acusan de ser los causantes de la informalidad

    y el desempleo. Es exactamente al contrario: la causa del

    1 Todas las citas del documento harn referencia al proyecto de leyN 57 del 2010, presentado por el Gobierno Nacional a la Cmara

    de Representantes el 19 de agosto del presente ao, titulado Porla cual se expide la Ley de Formalizacin y Primer Empleo.

    Acerca del proyectode ley sobreformalizacin y

    primer empleo

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    Costumes-Colombie, Paris 1837, Fermn Didot-Frres Editeurs, grabado en cobre iluminado, Col. Pilar Moreno

    de ngel, Bogot. Tomado de: El regreso de Humboldt, exposicin en el Museo Nacional de Colombia, 2001

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    desempleo y la informalidad ha sido la desregulacin (flexibilizacin) del mercado de

    trabajo, no slo en Colombia sino en el mundo entero.

    En la lnea de la flexibilizacin, los miembros del equipo econmico del actual gobierno

    venan reclamando ya desde cuando fungan de consultores internacionales y tecncratas

    criollos el desmonte de las cotizaciones al Sena, Icbf y Cajas de Compensacin, los mal

    llamados parafiscales2

    . Ya en el gobierno no se atrevieron a proponer su desmonte totalporque, como haban dicho en Fedesarrollo a comienzos del ao Domingo Cavallo (el

    arquitecto del fracasado modelo econmico argentino) y Rodrigo Botero (ex ministro

    de Hacienda de Lpez Michelsen), generaba muchas resistencias polticas, que no es

    otra cosa que el temor frente a la movilizacin social que ha habido por la defensa de

    los derechos que se financian con tales cotizaciones: la capacitacin laboral, la atencin

    materno infantil y el subsidio familiar, derechos sociales que se quieren arrebatar con

    este tipo de reformas. De manera que esta propuesta hay que verla en la direccin que

    ellos han proclamado, y lo que ahora proponen no es ms que un paso ms que dan

    dentro de los clculos polticos que realizan. Irn por ms. Por ejemplo, desde ya estn

    anunciados recortes al sistema de pensiones.

    El proyecto propone que para las micro y pequeas empresas que se creen en

    los prximos tres aos habr una exencin en el pago de aportes al Sena, Cajas de

    Compensacin en los tres primeros aos, lo mismo que en el pago de impuesto de la

    2 Mauricio Santa Mara, actual Ministro de Proteccin Social, antes de tomar la

    cartera vena promoviendo desde Fedesarrollo el desmonte de los parafscales,lo mismo Juan Carlos Echeverry desde la Universidad de los Andes.

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    Europa sostenida por Africa y Amrica, grabado deWilliam Blake, 1792. Publicado por J. Johnson, St. PaulsChurch Yard, London, Stedman, John Gabriel, 1744-1797_30

    renta. Todas las empresas, sin importar su

    tamao, que contraten personas de menos

    de 25 aos podrn descontar el pago de los

    aportes del pago del impuesto de renta. Otro

    aspecto que toca el proyecto de ley es el

    relacionado con el contrato de aprendizaje,que es una forma de permitir la contratacin

    de personas hasta por la mitad del salario

    mnimo, y se propone no poner lmites a esta

    modalidad.

    Con los estmulos al primer empleo y el

    contrato de aprendizaje se est ilusionando

    a los jvenes con el argumento de que si se

    les paga menos va aumentar la demanda porempleo y, por tanto, van a encontrar trabajo

    ms fcilmente. Ojal fuera as de fcil. Si

    siguiramos el argumento del gobierno, para

    generar empleo se podra proponer eliminar

    todos los impuestos y, de paso, habra que

    eliminar el Estado; eliminar el salario mnimo

    y reducirlo, por ejemplo a la dcima parte o,

    de forma ms radical, no pagar el salario;

    acabar con el cdigo laboral, que sea el libre

    mercado el que determine la vida laboral de

    las personas y, de paso, su vida material.

    Absurdo. A quin le venderan

    los empresarios si los trabajadores no

    tienen ingresos? Si no hay Estado quin

    garantizara los derechos de propiedad y los

    contratos? De manera que la cosa no es tan

    sencilla. Ese reduccionismo del anlisis de la

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    propuesta se extiende al tema de la informalidad. En la exposicin de motivos sealan

    que la propuesta busca romper el cuello de botella de la informalidad empresarial y

    laboral en Colombia, y que la informalidad en Colombiaes informalidad de escape,

    que consiste en que los agentes econmicos no pagan impuestos y no declaran

    sus actividades porque eso les implica un costo y, por tanto, en su anlisis costo/

    beneficio optan por no pagar. De lo cual se concluye que la nica forma de acabarcon informalidad es desregular la economa porque es el exceso de regulaciones el

    origen de la informalidad. Como la informalidad es estar por fuera de la formalidad

    (lo que de por s es una tautologa) hay que desinformalizar la economa. Afirman en

    la exposicin que se trata de alterar la relacin costo/benecio entre informalidad/

    formalidad en las etapas iniciales de la formalizacin, de tal manera que se aumenten

    los benecios de ser formal, se disminuyan los costos de formalizarse. Lo que va a

    pasar es que las micro y pequeas empresas al declarar los beneficios iniciales a la

    autoridad tributaria quedan en la base de datos y, posteriormente, les caer la cuchillade los recaudadores de impuestos. Van a caer como corderitos.

    En conclusin, este proyecto de ley no es la forma de crear empleo. No es

    empobreciendo el ingreso de las personas (que ellos llaman costos laborales)

    como se va generar ms empleo. El error est en extender los comportamientos

    individuales, micro, a los comportamientos generales, macro. Se trata de un error

    de agregacin: si todos los empresarios bajaran los salarios a quin le venderan la

    produccin? Con esa lgica ni habr primer empleo, ni empleo juvenil, ni pequeas

    empresas. Los economistas del gobierno olvidan que el salario, a su vez, es el ingreso

    de las personas, el cual se utiliza para comprar los bienes y servicios de consumo. La

    economa, como la contabilidad, es de partida doble.

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    Doctor en HistoriaProfesor Universidad Nacional

    RicaRdo Snchez ngel

    Dura crtica aBoaventura de

    Sousa Santos

    o delgatopardismo

    E

    l profesor portugus es un destacado intelectual y

    autor de una obra prolfica en sociologa jurdica. Goza

    de un merecido reconocimiento en las universidades

    de Nuestra Amrica y funge como uno de los intelectuales de lalite que acompaa alForo Social Mundial.

    En El Espectadordel mircoles 8 de septiembre, el socilogo

    Sousa Santos concedi un reportaje. Existen varios comentarios

    que se comparten. Otros suscitan la diferencia y la distancia. Y

    otro, la dura crtica.

    Lo que me parece lamentable por su carcter ligero,

    superficial, es su elogio al presidente Santos. Ante la pregunta Y

    el gobierno de Juan Manuel Santos es una derecha inteligente?,

    contesta: Llevo aos acompaando a Colombia y veo cosas que

    no esperaba. Hay algunas propuestas de justicia social estructural,

    sobre todo en trminos de la cuestin de la tierra, el agua, los

    desplazados, las regalas y las indemnizaciones a las vctimas,

    que me parecen nuevas. Hay un intento de reconciliacin nacional

    que est tratando de abrirse a otras formas polticas para evitar

    la agresividad del uribismo. El nuevo presidente rpidamente

    ha aprendido con Barack Obama ha dado seales que quiz

    los partidos polticos de oposicin no estn entendiendo. Es una

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    Manuel Quintn Lame, uno delos primeros lderes indigenas,que luch por la recuperacinde la tierra indgena.

    No hay que pagar terraje porque

    nosotros no hemos venidocomo puercos sin horqueta ameternos en un sembrado ajeno.Esta tierra es de nosotros.

    Manuel Quintn Lame, durante latoma pacfica de la poblacin dePaniquit a mediados de 1914

    Quintn Lame en 1916. Detalle de la fotografa tomada cuando fueaprehendido en San Isidro, el 10 de junio del ao citado.

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    oportunidad de crear un marco de conciliacin lejos de la frmula

    de eliminar a los anacronismos violentos de los paramilitares y

    las guerrillas de una manera directa y represiva, sino a travs

    de transformaciones sociales, de la distribucin de las regalas,donde puedes ir minando las fuentes de renta de estos grupos. Es

    muy inteligente y quiz sea posible.

    Que un socilogo universitario haga un juicio de valor de

    estas dimensiones slo por unos anuncios del gobierno, sin

    que se conozca un plan de accin, no parece lo ms adecuado

    y serio. Todo en una piata de reformas con sabor a promesa.

    Una cosa es asumir, como lo hace el colega Boaventura, que hay

    propuestas de justicia social estructural y otra muy distinta que

    existan por parte del gobierno Santos.

    En materia de tierra hay la expectativa de que alrededor

    de 500.000 hectreas incautadas al narcotrfico en la ltima

    dcada sean devueltas a los campesinos y jornaleros. Lo que

    se requiere es que se haga en trminos justos con financiacin,

    tcnica y, sobre todo, con los criterios que los propios campesinos

    decidan. Vale decir, con poder social, y no como una labor de

    asistencialismo estatal de reparto paternalista; con el prisma del

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    derecho pleno. Y no como la feria mercantil de intercambios de tierra por pena,que es volver al plan original de lvaro Uribe.

    El gran latifundio ganadero, que es el dominante, no ser afectado sinofortalecido. La poltica de aguas ya est subordinada al modelo de minera enpramos; bosques y ecosistemas, que el gobierno ha definido como motorprincipal de la economa. La reorientacin sobre las regalas se mueve ensentido contrario a la democracia regional y la descentralizacin. Busca colocaren la presidencia de la Repblica y en la tecnoburocracia central el manejo de

    los recursos.Hay que reorientar al control ciudadano el uso de las regalas, democratizarlo

    a otras regiones pobres, aplicar la planeacin participativa real, expulsar lapolitiquera de los partidos que eligieron y apoyaron al presidente Santos. Eluso del 10% de los recursos de las regalas para ciencia y tecnologa debe tenercomo pilar las universidades pblicas, fortalecindolas y no en la perspectivade privatizar esos dineros. La creacin de un fondo que maneje a largo plazolos rendimientos de las regalas y tener recursos disponibles debe hacersebajo estricto carcter pblico y control ciudadano atendiendo a la experiencia

    internacional.Colombia necesita una reforma agraria, indgena, afrodescendiente y

    campesina, de aguas y bosques integral y no marginal. Con movilizacin yorganizacin social.El gobierno de Santos est ejerciendo la vieja estratagemadel gatopardismo: que todo cambie para que todo siga igual, como en la novela

    de Lampedusa. Una operacin de cosmetologa meditica para que el modelo

    clasista y elitista del gran capital contine su hegemona. Si se revisa completo

    el programa del gobierno Santos, sta es la conclusin sin exagerar un pice.

    Con todo su cortejo y acompaado de sus Pachecos.

    Este tipo de personajes vacuos que ejercen la simulacin existen en estosgobiernos jugando un papel protagnico en el ejercicio real del poder. Debemosa Jos Mara Eca de Queiroz la construccin universal de ese tipo de personajesque conforman la clase poltica. Es una delicia leerLas Cartas de Fradique delgran lusitano. Por muchas razones, los que ofician este papel entre nosotrosson el Presidente y su Vicepresidente.

    Las modulaciones del gobierno Santos constituyen una decisin desuperar problemas acuciantes para la burguesa. Pero son eso, modulaciones

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    Quintn Lame en 1922 enBogot. Fotografa tomada deElEspectador(Enero 23, 1922)

    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    y no virajes sustanciales. En poltica exterior, las relaciones de

    servidumbre voluntaria con los Estados Unidos se mantienen.

    Colombia es el pas ms desigual del continente, el de mayortasa de desempleo, con Mxico, el ms violento, el ms sumiso

    a los Estados Unidos, el de mayor consolidacin de las derechas.

    El pas de la mayor contrarreforma agraria del mundo, a sangre y

    fuego, el de la Seguridad Democrtica y del Estado polica.

    La reforma a la justicia limita de entrada antidemocrticamente

    el derecho a la tutela y restringe la intervencin de la Procuradura

    en los procesos judiciales y crea, adems, la doble instancia para

    los parlamentarios, que en los actuales momentos es propiciar la

    impunidad a la parapoltica y los corruptos.

    El no confiar en nada de este gobierno no es sectarismo,

    es sentido comn, porque Juan Manuel Santos es cogestor de

    todas estas realizaciones.

    No hay que ser ilusos en estas materias, y el profesor Sousa

    Santos no debera, como en las Stiras de Horacio, dejarse llevar

    por manos ajenas, como mueco de trapo: Ducimur ut nervis

    alienis mobile lignum.

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    Profesor del Departamentode Ciencia Poltica

    Universidad Nacionalde Colombia

    Daniel libreros

    Los intentos delgobierno de Santos porcooptar la izquierda yel movimiento social

    a) Las transformaciones rurales

    El compromiso pblico de la corriente delPDA liderada por Gustavo Petro con laley de tierras que el gobierno ha presentado ante el

    Congreso de la Repblica signica un xito de la polticagubernamental que persigue legitimar un rgimen

    autoritario, un modelo econmico en crisis, adems de

    la cooptacin de la izquierda y del movimiento social.

    La justicacin de ese compromiso en palabras

    del propio Petro debe encontrarse en el supuesto

    de que Este gobierno est dando un giro histrico

    sobre estos temas, similar al que dieron dos personajes

    que intentaron una reforma de tierras (Alfonso LpezPumarejo y Carlos Lleras Restrepo). Pero ambos

    reformadores fracasaron hay una expectativa rural

    que se puede volver movimiento campesino y que

    representara a quince millones de personas que por el

    miedo y el terror impuesto en los ltimos aos no se ha

    podido manifestar1.

    1 Entrevista de Roco Londoo a Gustavo Petro en RaznPblica, Internet, 13 de Septiembre del 2020.

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    Estas frases reejan una incomprensin del pasado histrico y del momento

    poltico actual. Lpez Pumarejo y Lleras Restrepo intentaron en su momento

    una poltica agraria residual que en nada afect la hacienda tradicional. En el

    segundo caso, las promesas de reformismo agrario, que terminaron en una

    reducida entrega de tierras, fueron autorizadas por el imperio norteamericanocomo parte de una poltica de contencin a una eventual internacionalizacin de

    la revolucin cubana.

    Debe recordarse que tales promesas se hicieron despus de que en las

    dcadas anteriores, durante la llamada violencia, los terratenientes haban

    consolidado un gran despojo de tierras. Entonces, los anuncios de reformas

    fueron acompaados del intento de corporativizar al movimiento campesino

    creando una organizacin apndice del Estado, la ANUC. Pero, la apuesta fracas,

    los campesinos desbordaron los lmites institucionales y las elites clausuraron elintento con el llamado Acuerdo de Chicoral. Luego, la guerra posibilit una

    concentracin ignominiosa de la tierra. En la actualidad, y segn las propias

    estadsticas ociales, 2.428 familias controlan el 53.5% aproximado de la tierra

    apta para cultivar mientras 2.2 millones de familias campesinas viven en el rea

    restante2, el indicadorginide concentracin agraria ms alto de la regin

    2 Ricardo Bonilla, Propuestas de Polticas Pblicas No 6, Fescol, Bogot, Marzo del2006

    Fotografa posiblemente tomada el 10 de mayo de 1917, con motivo de laaprehensin de que fue objeto Quintn Lame en el sito de El Cofre (Popayn).

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    Tampoco Santos va a hacer un giro histrico en el campo. Intenta integrar

    el hacendismo interno a la globalizacin neoliberal3. Ello pasa por restituir

    tierra a una franja de los desplazados, entregndoles ttulos de propiedad para

    articularlos como pequeos empresarios cooperativizados a las cadenas de

    produccin agroexportadoras. Esta apuesta rural la acompaa de una propuesta

    de reorganizacin territorial funcional a las inversiones en los megaproyectosdel IIRSA y a un incremento de las concesiones en hidrocarburos y minera 4. Los

    proyectos de ley orgnica territorial y el de regalas completan esta estrategia

    aumentando los controles tecnocrticos nacionales sobre los recursos scales

    locales y centralizando las regalas en el poder presidencial. Se trata de una

    reforma institucional que pretende disciplinar a las elites regionales en funcin de

    las necesidades del gran capital.

    b) Hacia la cooptacin del movimiento socialEsta apuesta no es tan solo econmica. Pretende legitimarse socialmente.

    Sobre la base del criterio de que el movimiento campesino se encuentra

    derrotado despus de haber soportado durante dcadas los implacables

    embates de la guerra, el gobierno llama a la concertacin de propsitos.

    Anuncia la conformacin de mesas regionales para tal efecto, aclarando que tan

    slo participarn organizaciones campesinas verdaderamente representativas.

    Cules? Obviamente las que acepten las pautas gubernamentales. Tambin las

    que est creando el gobierno a su imagen y semejanza. En septiembre del

    3 Las propias instituciones nancieras internacionales IFIS vienen insistiendo en eldesperdicio de tierras que hay en el pas ante las posibilidades de demanda dealimentos que existe en el comercio internacional. El pas cuenta con 21,5 millonesde hectreas de vocacin agrcola y tan slo utiliza 3,7 millones. La ganadera por elcontrario se desarrolla en 38,7 millones de hectreas.

    4 Estos son los principales rubros de inversin del capital transnacional en la nuevafase de acumulacin que abri la globalizacin neoliberal en el contexto del modelode reprimarizacin econmica. El dimensionamiento del tema territorial obedece a

    esta forma de acumulacin por espacio descrita por David Harvey como una de lasactuales particularidades del imperialismo.

    Manuel Quintn Lame y lossindicalistas Ismael Gmez

    lvarez, Ignacio Torres Giraldo,Juan de Dios Romero , ErasmoValencia y Luis A. Bolvar. 1927

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    ao anterior, el Centro de Pensamiento Primero

    Colombia, del que hace parte el ex asesor

    presidencial Jos Obdulio Gaviria, empez a

    trabajar en esa perspectiva reuniendo en Melgar

    a 60 lderes agrarios de 10 departamentos y

    dos sindicatos agrcolas de Antioquia y el Vallecon el objetivo de conformar una organizacin

    agraria que busca edicar una alianza entre

    empresarios, industriales y el Estado para

    orientar a las comunidades campesinas.

    Propusieron el nombre de Federacin

    Nuevo Liderazgo Campesino y en la resolucin

    de conclusiones incluyeron entre otros, los

    siguientes propsitos: insertar la organizacin alos proyectos y polticas del Estado, fortalecer la concertacin

    con los gremios, impulsar la gura del contrato sindical en las

    empresas agroindustriales, desarrollar las cooperativas slo para

    la comercializacin y el manejo tcnico y promover estrategias

    de integracin con los tratados de libre comercio5. Estamos

    pues en presencia de una poltica que pretende corporativizar al

    movimiento campesino.

    La misma poltica se viene implementando con elmovimiento indgena. La OPIC creada por el gobierno anterior

    viene intentando sobornar de manera sistemtica a lderes de

    los resguardos para articularlos a las polticas ociales.

    5 Se abre polmica por una federacin y un proyecto de ley Unnuevo Pacto de Chicoral? Redaccin poltica de El Espectador,

    25 de Octubre del 2009.

    La estrategia de

    concertacin del actual

    gobierno exige un

    debate franco en el

    seno de la izquierda y

    del movimiento socialque delimite fronteras

    ideolgicas y polticas

    frente a los retos que

    se avecinan en medio

    de la agudizacin

    de la crisis de la

    globalizacin neoliberal

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    Situacin similar ocurre en las

    ciudades. El papel que le han asignado

    al vicepresidente Angelino Garzn

    es el de lograr que las direcciones

    de las centrales sindicales avalen una

    supuesta concertacin en medio dela profundizacin ya programada del

    modelo neoliberal. Para ello le ha ofrecido

    el Ministerio del Trabajo a la CGT y, en

    una primera reunin con los presidentes

    de las tres centrales, lleg a aceptar la

    posibilidad de entregar recursos fscales

    a ttulo de ayuda. Desafortunadamente

    tal posibilidad surgi como respuestaa un planteamiento del Presidente de

    la CUT, Tarcisio Mora. Y por ltimo

    propusimos que se apropie una partida

    del presupuesto nacional para fortalecer

    el movimiento sindical, propuesta con la

    cual el Gobierno se mostr de acuerdo.

    En Europa, por ejemplo, los gobiernos

    aportan recursos del erario para garantizarla actividad sindical, porque si sacan

    partidas para entidades y fundaciones

    sociales, por qu no se le da un apoyo

    econmico al sindicalismo que es parte

    de la institucionalidad democrtica del

    pas6.

    6 Como positiva califcaron las centralessindicales primera reunin con el Gobierno

    Joven indgena participando

    de las movilizaciones porlos derechos indgenas

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    El hecho de que los sindicatos acepten ayudas de los

    gobiernos les coarta su independencia y merma su capacidad

    de lucha. Esta es una de las razones del por qu, contrario a

    lo que el actual Presidente de la CUT presenta como virtuoso,

    las direcciones de las confederaciones de trabajadores en

    Europa, en la actualidad, frenan las movilizaciones popularesen contra de los planes de ajuste.

    Una cuestin diferente es la exigencia que la direccin

    nacional de la propia CUT ha hecho a las comisiones terceras

    de Senado y Cmara para que, como reconocimiento a su

    actividad reivindicativa, le incluyan un monto pequeo

    del presupuesto del ao entrante. Esta es una exigencia

    acorde con las deniciones de un Estado de Derecho que

    el neoliberalismo est extinguiendo y que, en caso deconcretarse, no obliga a retribuciones polticas.

    La estrategia de concertacin del actual gobierno exige

    un debate franco en el seno de la izquierda y del movimiento

    social que delimite fronteras ideolgicas y polticas frente a

    los retos que se avecinan en medio de la agudizacin de la

    crisis de la globalizacin neoliberal.

    El compromiso pblico de la corriente del PDA liderada

    por Gustavo Petro con la ley de tierras que el gobierno hapresentado ante el Congreso de la Repblica signica un

    xito de la poltica gubernamental que persigue legitimar un

    rgimen autoritario, un modelo econmico en crisis, adems

    de la cooptacin de la izquierda y del movimiento social.

    de Santos, Agencia de Informacin Laboral-Escuela nacionalSindical, Internet, Agosto 31 del 2010.

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    ProfesorUniversidad

    Pedaggica Nacional

    renn Vega Cantor

    Lumpemburguesa ycapitalismo gangsterilen Colombia

    1

    En la dcada de 1970 se consolida el sector fnancierocomo la fraccin dominante del capitalismo criolloy surge el narcotrfco como expresin de un nuevo tipo de

    capitalismo, que marc el fn de la industrializacin sustitutiva.Este proceso estuvo ligado a la emergencia del empresariadode la cocana, un sector econmico y social, en teora ilegal,pero necesario en el nuevo proceso de acumulacin decapital1. Con los narcos se confgura una estrecha alianzaen la que participan los empresarios tradicionales, el capitalfnanciero, los terratenientes, los ganaderos y los militares. Los

    narcos han sido imprescindibles porque han inyectado dineropara propiciar la acumulacin de capital, no ya en el mbito dela produccin sino en la banca y las fnanzas.

    En concordancia, en las ltimas dcadas se ha consolidado

    en Colombia un capitalismo de tintes gangsteriles, conrasgos criminales y mafosos, que no son ni mucho menos

    episdicos ni estn relacionados con ste o aquel individuo

    1 Jairo Estrada lvarez, Colombia: Capitalismo criminal y

    organizacin mafosa de la sociedad, en CEPA, No. 3, abril de2007, p. 36.

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    que haya ocupado la presidencia de laRepblica o algn alto cargo de la estructuraadministrativa del Estado, sino que soncomponentes estructurales de la actual fasede acumulacin capitalista. Esto se explica

    si recordamos, que la mafa es siempreuna empresa capitalista, con un fuertefactor adicional: la fuerza intimidatoria dela violencia. Pero su esencia es y ser la deser una empresa criminal encaminada a laacumulacin de capital2. Como quien dice,la terrible violencia que se ha desencadenadoen Colombia contra campesinos, indgenas,

    poblacin afrodescendiente, trabajadoresorganizadores, dirigentes sindicales,

    2 Francesco Forgione, Organizacionescriminales y capitalismo globalizador.Reexiones a partir de la experiencia italiana,en Jairo Estrada lvarez (compilador),Sujetos polticos y alternativas en el actualcapitalismo, Bogot, Universidad Nacional

    de Colombia, Facultad de Derecho, CienciasPolticas y Sociales, 2003, p. 102.

    defensores de derechos humanos,maestros, estudiantes, mujerespobres, no es algo aleatorio odescoordinado, sino que, por elcontrario, es la expresin estructural de

    un nuevo rgimen de acumulacin decapital, del cual se ha desprendido laconsolidacin de una empresa criminalque busca generar ganancias para elnuevo bloque de poder.

    En esa perspectiva, no resultasorprendente que los paramilitaresy los narcos profesen una abierta

    ideologa anticomunista y enarbolenlas banderas de defensa de lapropiedad privada y del libre mercado.De seguro, Milton Friedman y FrederickHayek se sentiran honrados alescuchar las declaraciones de los jefesparamilitares, que sin recato algunoalaban las fortunas de los empresariosprivados, as stas se hayan conseguido

    en negocios untados de sangre de la

    Marcha del movimiento Lamista

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    cabeza a los pies, porque al n y al cabo

    hacen parte de la iniciativa privada quecrea riqueza, segn rezan los manualesneoliberales. Y, adems, esa es la formaclsica de acumulacin primitiva de capital

    y de conformacin de los capitanes deindustria en todos los lugares dondeha existido el capitalismo. Como lo

    haba dicho el capo Pablo Escobar: Lasfortunas grandes o pequeas, siempretienen un comienzo. La mayora de losgrandes millonarios de Colombia y delmundo han comenzado de la nada. Pero

    es precisamente esto lo que los convierteen leyendas, en mitos, en un ejemplo parala gente. El hacer dinero en una sociedadcapitalista no es un crimen sino una

    virtud3.

    2

    Esta nueva forma de acumular capital

    explica en gran medida la pretendidaestabilidad macroeconmica de Colombia,que se sustenta en la existencia, desde

    la dcada de 1970 hasta la fecha, de un

    gran cmulo de capitales ilegales que

    3 Citado en Guido Piccoli, El sistema delpjaro. Colombia, paramilitarismo y

    conicto social, ILSA, Bogot, 2005, p. 75(nfasis nuestro).

    han irrigado a toda la economalegal: construccin de viviendas,turismo, hotelera, bancos, casas decambio, industria, comercio, salud,ganadera, actividades deportivas,

    farndula, universidades ymucho ms. Esa articulacin entrelas formas legales e ilegales decapital se materializ hacia nales

    de la dcada de 1980 y dio pie a la

    conguracin de un nuevo bloque

    de poder, en el cual sobresalenlos grandes grupos econmicos y

    el capital nanciero, junto con losempresarios de la cocana. Desdeese momento, las actividadescriminales propias de las nuevasformas de acumulacin inuyen en

    todos los mbitos de la sociedad,incluyendo a las Fuerzas Armadas,a los partidos tradicionales y a las

    jerarquas eclesisticas. En estascondiciones se congura lo que yaalgunos investigadores empezarona denominar hace ms de 20 aosel paraestado, el cual, junto conlos empresarios de la cocana,incluye una poderosa fraccincapitalista; un aparato represivomilitar; gastos en bienestar social;

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    N 5, Octubre de 2010 Bogot, Colombia

    control territorial regional y un restringido pero

    ecaz apoyo popular4.

    El paraestado ha cumplido varias funciones,

    centrales en el nuevo proceso de acumulacin

    capitalista, pero vale la pena destacar las ms

    importantes: en primer lugar, ha sido un agenteactivo en la reconguracin de las relaciones de

    propiedad, tanto en el campo como en la ciudad,

    mediante su respaldo incondicional al proceso

    de concentracin de la tierra en manos de los

    viejos y nuevos terratenientes, un resultado

    de la acumulacin por desposesin como

    la denomina el gegrafo David Harvey que

    supone la expulsin violenta de los campesinos,indgenas y afrodescendientes de sus tierras,

    de sus riquezas hdricas y de la biodiversidad,

    en curso de mercantilizacin; en segundo lugar,

    ha impulsado los cultivos permanentes de

    plantacin, ha fomentado nuevas exportaciones

    primarias (palma, caucho, y agrocombustibles) y

    respaldado los megaproyectos, que favorecen

    al capital transnacional; en tercer lugar, es elprincipal impulsor en el plano institucional de la

    exibilizacin laboral en todo el pas, mediante la

    4 Germn Palacio y Fernando Rojas, Empresariosde la cocana, parainstitucionalidad y exibilidaddel rgimen poltico colombiano: Narcotrcoy contrainsurgencia en Colombia, en GermnPalacio, La irrupcin del paraestado. Ensayos

    sobre la crisis colombiana, Ediciones ILSA,CEREC, Bogot, 1989, p. 97.

    Marcha indgena 2008

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    Varas de autoridades indgenas

    _46

    persecucin violenta y sistemtica de los

    sindicatos y de los trabajadores organizados,

    la imposicin de regresivas reformas

    laborales, la eliminacin de las pocas

    conquistas histricas de los trabajadores

    colombianos, la generalizacin de laprecarizacin, el desempleo, el subempleo

    y la informalizacin, en pocas palabras, la

    implementacin a vasta escala del terror

    laboral; en cuarto lugar, y como derivacin

    de los tres elementos anteriores, se ha

    reglamentado la apertura incondicional al

    capital extranjero, claramente favorable a

    las multinacionales, muchas de las cualeshan fomentado el proyecto paramilitar

    con el objetivo de garantizar la buena

    marcha de los negocios para el capital

    transnacional y sus sbditos locales.

    3

    Dado el alto grado de compenetracin

    entre el capital legal e ilegal, entremultinacionales y narcoparamilitares,

    entre bancos y lavadores de dinero,

    entre terratenientes y militares, entre el

    Estado y los crculos gangsteriles, entre

    ganaderos y comerciantes, y considerando

    que el control territorial de las nuevas

    elites dominantes se extendi a escala

    nacional y las nuevas alianzas del capital

    plantearon el control del Estado, entonces

    el paraestado se deba institucionalizar

    y haba darle una cara de legalidad y

    legitimidad social y poltica. No otra cosa

    es lo que hemos visto en los ltimos 8 aos

    en Colombia, donde se ha presentado un

    proceso de legalizacin poltica, ideolgicay cultural de traquetos, maosos, narcos y

    paramilitares. Eso se aprecia en todos los

    niveles del Estado, del sistema poltico

    colombiano y de la sociedad: en el

    Parlamento (que bien puede ser llamado

    Paramento), en muchas gobernaciones

    y alcaldas, en las Fuerzas Armadas y la

    Polica, en la Procuradura y la Fiscala, enlas Embajadas, en las Universidades, en la

    dirigencia deportiva, y en cuanta actividad

    nos podamos imaginar. La incorporacin

    de la nueva clase emergente como

    se le llamaba en la poca de uno de

    sus mentores, Julio Cesar Turbay Ayala,

    Presidente de la Repblica entre 1978

    y 1982 ha adquirido tales ribetes deimpunidad que ahora para ser elegido a

    los altos cargos del Estado no se necesita

    presentar una intachable hoja de vida, sino

    tener un interminable prontuario criminal.

    Hemos asistido, en consecuencia, a la

    conguracin de una lumpemburguesa

    que hoy domina en todos los mbitos de

    la sociedad colombia