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Anuario de Estudios Americanos, 62, 2, julio-diciembre, 219-249, Sevilla (España), 2005 ISSN: 0210-5810 La lucha por el poder en una agrupación indígena: el efímero apogeo de los boroganos en las pampas (primera mitad del siglo XIX) Silvia Ratto Universidad Nacional de Buenos Aires y Universidad Nacional de Quilmes A mediados de la década de 1830, la agrupación borogana asentada en Salinas Grandes transitaba por un doble proceso de división interna y de unión con grupos llama- dos “ranqueles” que no llegaron a producir la aparición de un nuevo grupo identitario. La imposibilidad por cristalizar estas nuevas relaciones en la formación de una nueva agru- pación se debieron, por un lado, a la constante presión del entonces comandante general de campaña Juan Manuel de Rosas para evitarlo y, por otro lado, debido a los conflictos en torno al poder que surgieron dentro de la dirigencia borogana. Dotada inicialmente de una jefatura plural se produciría una puja por el mando donde uno de los principales caci- ques, aprovechándose de un contacto más directo con el poder estatal, buscó encaramarse en el poder, estrategia que no fue aceptada por el resto de la agrupación provocando una crisis profunda en el interior de la misma. PALABRAS CLAVES: frontera, relaciones interétnicas, zona tribal. In the middle 1830s, the boroganos seated in Salinas Grandes suffered a double pro- cess. On one hand, an internal division and, on the other hand, a fusion with the so called “ranqueles” that didn’t produce the arise of a new identity group. The impossibility to crystallize these new relations in the creation of a new group had two diferents causes: the constant pressure of the comandante general de campaña Juan Manuel de Rosas to avoid it and the conflicts around the power that arose within the plural borogano leadership. This struggle started when one of the main caciques tried to raise in the power taking advanta- ge of a more direct contact with the state power. This strategy was not accepted by the rest of the group and caused a deep crisis inside it. KEYWORDS: frontier, interethnic relations, tribal zone. Introducción Desde hace algunas décadas se han comenzado a producir trabajos de investigación cuyo centro de atención está situado en el interior mismo de los pueblos nativos americanos. A diferencia de las interpretaciones más AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810 219

Silvia Ratto. La lucha por el poder en una agrupación indígena. (primera mitad del siglo XIX)

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A mediados de la década de 1830, la agrupación borogana asentada en Salinas Grandes transitaba por un doble proceso de división interna y de unión con grupos llamados “ranqueles” que no llegaron a producir la aparición de un nuevo grupo identitario.

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Anuario de Estudios Americanos, 62, 2,julio-diciembre, 219-249, Sevilla (Espaa), 2005ISSN: 0210-5810La lucha por el poder en una agrupacinindgena: el efmero apogeo de los boroganosen las pampas (primera mitad del siglo XIX)Silvia RattoUniversidad Nacional de Buenos Airesy Universidad Nacional de QuilmesAmediadosdeladcadade1830,laagrupacinboroganaasentadaenSalinasGrandes transitaba por un doble proceso de divisin interna y de unin con grupos llama-dos ranqueles que no llegaron a producir la aparicin de un nuevo grupo identitario. Laimposibilidad por cristalizar estas nuevas relaciones en la formacin de una nueva agru-pacin se debieron, por un lado, ala constante presin del entonces comandante generalde campaa Juan Manuel de Rosas para evitarlo y, por otro lado, debido a los conflictosen torno al poder que surgieron dentro de la dirigencia borogana. Dotada inicialmente deuna jefatura plural se producira una puja por el mando donde uno de los principales caci-ques, aprovechndose de un contacto ms directo con el poder estatal, busc encaramarseen el poder, estrategia que no fue aceptada por el resto de la agrupacin provocando unacrisis profunda en el interior de la misma.PALABRAS CLAVES: frontera, relaciones intertnicas, zona tribal.In the middle 1830s, the boroganos seated in Salinas Grandes suffered a double pro-cess. On one hand, an internal division and, on the other hand, a fusion with the so calledranquelesthatdidntproducetheariseofanewidentitygroup.Theimpossibilitytocrystallize these new relations in the creation of a new group had two diferents causes: theconstant pressure of the comandante general de campaa Juan Manuel de Rosas to avoidit and the conflicts around the power that arose within the plural borogano leadership. Thisstruggle started when one of the main caciques tried to raise in the power taking advanta-ge of a more direct contact with the state power. This strategy was not accepted by the restof the group and caused a deep crisis inside it.KEYWORDS: frontier, interethnic relations, tribal zone.IntroduccinDesde hace algunas dcadas se han comenzado a producir trabajos deinvestigacin cuyo centro de atencin est situado en el interior mismo delospueblosnativosamericanos.AdiferenciadelasinterpretacionesmsAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810219tradicionales, en ellos se parte de la idea bsica de que las sociedades ind-genas no constituyen un bloque monoltico que se opone a la sociedad his-pano-criolla. Por el contrario, comprenden una diversidad de agrupacionescon relaciones complejas tanto entre ellas como con los diferentes agentesestatales y particulares con quienes interactan. Estos avances historiogr-ficossondeudoresdenuevosplanteosmetodolgicosquehanpermitidoavanzar en el conocimiento de los pueblos indgenas.1Entrelasrevisionesmsprofundasqueserealizaronvalelapenasealarlafuertecriticaaquehansidoexpuestosciertosconceptoscan-nicoscomolosdeculturaeidentidad.Enamboscasossesuperlaten-dencia a considerarlos como conjuntos cerrados de elementos que podanseraisladosyestudiados.Estasreformulacionesllevaronadescartarlaidea de culturas puras y/o contaminadas y a nociones como la prdida delaidentidadparaaquellospueblosqueincorporaronrasgosprocedentesde otros grupos. En su lugar prima la idea de que tanto la cultura como laidentidad deben ser estudiadas en relacin con los otros.2Al dotar a estosconceptos de dinamismo e historicidad se pudieron detectar cambios en lasestrategiasdealgunascomunidades;as,porejemplo,seplanteaqueunmismogrupopudohaberpasadodepocasdegraninnovacinycambioa otras, de aparente apata y de rechazo a la adaptacin o a situaciones endonde, en el interior del grupo coexistan al mismo tiempo estas dos lgi-cas, creando tensiones polticas entre los diferentes sectores.Una lnea de anlisis desarrollada a partir de estas premisas est cen-tradaenlosprocesosdeetnognesis.Elconcepto,utilizadoporprimeravez por William Sturtevant en un trabajo aparecido en 1971, haca referen-ciaalaemergenciafsicadenuevosgrupospolticosacausadelalle-1 Por razones de espacio remitimos a la excelente puesta al da sobre estas renovaciones his-toriogrficas de Boccara, Guillaume, Mundos nuevos en las fronteras del Nuevo Mundo en E-review(CNRS-CERMA), 2001.2 As, por ejemplo, Denys Cuche plantea que Toda cultura est en un permanente procesode construccin, desconstruccin y reconstruccin Quizs habra que reemplazar la palabra cul-turaporladeculturacinparasubrayarestadimensindinmicadelaculturaCuche,D.:La nocin de cultura en las ciencias sociales. Buenos Aires, ediciones Nueva Vision, 1999. pg. 82.En relacin a los estudios de identidad, el pionero en avanzar en el sentido sealado fue Fredrik BarthParaelautor,ladefinicindelaidentidaddeungruposeencuentraenaquellosrasgosutilizadospor el grupo como marcas para diferenciarse de los otros. Esto lleva a que la identidad sea algo queseconstruyeyreconstruyepermanentementeenfuncindelasrelacionesconotrosgrupos.Estasmarcasnonecesariamentesonsiemprelasmismas,puedenvariar.Todocambioenlasituacinsocial, econmicaopolticapuedeproducirdesplazamientosdelasfronterasculturalesimpuestaspor un grupo en su relacin con otros. Barth, F (comp), Los grupos tnicos y sus fronteras. Mexico,FCE, 1976.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810220gada de los europeos.3Sin embargo, el trmino etnognesis fue retomadoms tarde por otros estudiosos norteamericanos, experimentando un nota-ble cambio semntico. En la actualidad se lo utiliza para caracterizar pro-cesos muy diversos de transformaciones no solamente polticas sino tam-binenlasformasdedefinicinidentitariasdeunmismogrupoatravsdeltiempoponindoseelnfasisenlascapacidadesdeadaptacinydecreacin de las sociedades indgenas donde las nuevas agrupaciones socia-lesnoderivabansolamentedeprocesosdefisinyfusininternosalassociedades nativas sino tambin a travs de la incorporacin de elementosexteriores.Unodelosimpactosmsdisruptoresapartirdeloscualessehanestudiadoenprofundidadlosprocesosdeetnognesishasidolaexpan-sin histrica de los estados coloniales y nacionales en el continente ame-ricano.4Vinculadoaesteproceso,FergusonyWhiteheadelaboraronelconcepto de zona tribal para caracterizar un rea geogrfica continuamen-te afectada por la proximidad de un estado pero que no se encuentra bajosuadministracindirecta.Elimpactoqueproducedichoestadosobrelaspoblacionesnativaspuedeverificarseatravsdeunadobledinmicadecoercinyseduccin.Enelprimercasomedianteelusodelaamenazamilitaryenelsegundoatravsdedistintasvascomolosobsequiosajerarquas indgenas, condiciones favorables para el intercambio comercialy/o ayuda militar.5Elavanceestatalimpactasobrelospueblosnativosdedosmanerasdiferentes.Porunlado,mediantelatransformacindesusformacionessocio-polticas.Segnlosautores,lospueblosindgenaspuedenreaccio-nar de tres maneras diferentes: resistiendo la expansin del estado, coope-randoconlohuyendootrosespacios.Ladefinicindeltipodeestrate-giaaestablecerpuedeproducirelefectocolateraldeunadivisinalinteriordelosgruposendondealgunoslideresapoyenunavaderesis-tencia en tanto otros sostengan la conciliacin. El resultado de estas estra-tegias dara origen a diversos tipo de estructura polticas dentro de la zona3 Sturtevant, William: Creek into Seminole: North American Indians, en Leacoch y Lurie,Historical Perspective. New ork, Randon House, 1971.4 Hill,Johnatan(comp)History,Power,&Identity.EthnogenesisintheAmericas,1492-1992. University of Iowa Press, 1996. 5 Ferguson,B.:BloodoftheLeviathan:westerncontactandwarfareinamazonia,enAmericanEthnologyNo.17(2),1990;Ferguson&Whitehead,TheviolentedgeofempireenFerguson, B y N. Whitehead (eds) War in the Tribal Zone. Santa Fe. New Mexico. School of AmericanResearch Papers, 1992EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810221tribal:6cacicazgos,redesdealianzas,villasautnomas,clanessegmenta-les, familias extendidas, bandas especializadas y tribus.El otro impacto al que se refieren Ferguson y Whithead tiene que vercon la generalizacin de la guerra dentro de la zona tribal. En efecto, paralosautores,estazonaimpactadaporlapresinestatalmodificasensible-mente los patrones guerreros experimentndose una alteracin en la formaenqueselibrabanlashostilidades,conduciendoaunaintensificacindelos conflictos, o llegando inclusive a provocarlos en reas donde no habanexistido previamente.A partir de estos conceptos, el objetivo del presente trabajo es anali-zar el devenir de la agrupacin indgena borogana en el espacio pampeano.El relato abarca desde el momento de su instalacin en una zona de indu-dable valor estratgico como eran las Salinas Grandes, regin de abasteci-miento de sal y centro de confluencia de rutas de comercio indgena, ubi-cadaenlaactualprovinciadeLaPampa(vermapa),hastasudesintegracincomogrupodeimportancia,procesoquetuvolugarenelcorto lapso de menos de 10 aos.Eltrabajo,enelsentidoqueleestamosdando,seinscribeenunalneadeanlisisdesarrolladaporDanielVillaryJuanFranciscoJimenezquienes definieron al espacio indgena ubicado a ambos lados de la cordi-llera andina, desde fines del siglo XVIII, como una zona tribal expuesta alavanceestataltantobonaerensecomochileno.Bajoestesupuesto,losautores realizaron una exhaustiva periodizacin de los conflictos inter-tri-bales originados en la Araucana que, con el tiempo, se extendieron hacialas pampas.7En el caso que nos interesa, a los enfrentamientos entre distintas agru-pacionesseagregunafuertepresinestatalejercidadesdeelgobiernobonaerense que conspir contra la conformacin de un nuevo grupo tnico.En efecto, sostenemos que los boroganos transitaban, a inicios de la dca-6 Un plateo similar acerca de la influencia de un poder estatal sobre las conformaciones pol-ticasnativashabiasidoplanteadoporMortonFriedenloquedenominelsesganteefectodelassituaciones secundarias, es decir un cambio en complejidad de las instituciones polticas en presen-ciadesociedadesmsdesarrolladaspolticamente.CitadoenBechis,Martha:Loslideratospolti-cosenelreaarauco-pampeanaenelsigloXIX:autoridadopoder?enLaetnohistoriaenCDNmero especial de la revista Naya, Facultad de Filosofa y Letras, 1999.7 Villar,DanielyJuanFranciscoJimenez:Latempestaddelaguerra:Conflictosin-dgenasycircuitosdeintercambio.Elementosparaunaperiodizacin(AraucanaylasPampas,1780-1840),enMandrini,RyC.Paz: Lasfronterashispanocriollasdelmundoindigenalatino-americanoenlossiglosXVIIIyXIX.Unestudiocomparativo.IEHS,UNS,CEHIR,edicindigi-tal, 2002.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810222da de 1830, por un doble proceso de fisin interno y de fusin con gruposllamados ranqueles8que no llegaron a producir la aparicin de un nuevogrupo identitario debido a las imposiciones del gobierno.Estas se expresaron en una constante presin del entonces comandan-te general de campaa Juan Manuel de Rosas9por separar a los dos gruposdebidoalenfrentamientoquesiemprehabaexistidoentrelaagrupacinranquel y el gobierno bonaerense. Pero, adems, esa misma presin gene-r conflictos en torno al poder dentro de la dirigencia borogana. Dotada ini-cialmente de una jefatura plural se producira una puja por el mando don-deunodelosprincipalescaciques,aprovechndosedeuncontactomsdirecto con el gobierno bonaerense, busc encumbrarse en el poder, estra-tegia que no fue aceptada por el resto de la agrupacin provocando una cri-sis profunda en su interior.Antesdeiniciarelanlisisdeestecaso,valelapenadetenernosuninstanteenlacuestindelasfuentesutilizadas.Alintentaracercarnosalconocimientodelavidainternadelospueblosindgenasexisteeltemorinevitable de las dificultades que conlleva estudiar a grupos que carecen deescritura y, por ello, no han dejado fuentes de primera mano. Sin embargo,en el caso de los grupos que habitaban la zona de pampa, la adopcin de laescritura fue un proceso que, lentamente, fue asumido por los caciques msimportantes.Lanecesidadderelacionarsediplomticamenteconlosgobiernoscriollosllevaqueenlastolderassurgieranescribientesqueasuman la funcin epistolar de los caciques.Enesesentido,ladocumentacinquehemospodidolocalizarparaestudiar la trayectoria de este grupo indgena es de una riqueza excepcio-nal.Setratadelafluidayvoluminosacorrespondenciaqueprovenadel8 Las categorizaciones tnicas que surgen en la documentacin de la poca deben ser toma-das con mucha precaucin debido a que, en general, los grupos indgenas estaban involucrados en pro-cesos etnogenticos desde la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX que incluan rasgostehuelches, mapuches y/o pehuenches de ambos lados de la cordillera. Los ranqueles haban surgido deun primer mestizaje entre indios andinos de los alrededores de Neuqun y autctonos de mamil mapu,(o pas de los montes, era un espacio que se extenda al este del complejo Atuel-Salado-Chadileuvu)en el ltimo cuarto del siglo XVIII. Las fuentes frecuentemente extenderan la designacin de ranquela todo indio que viviera en dicho paraje. De igual manera, las fuentes mencionan de manera generica alos indios del otro lado de cordillera como chilenos- Por tal motivo, transcribiremos entre comillaslas denominaciones tnicas que figuran en la documentacin.9 Juan Manuel de Rosas fue gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1829 y 1831.Hasta su reeleccin en 1835 se mantuvo como comandante general de campaa. De todos modos, enambos cargos supo centralizar en su persona el manejo de la poltica indgena por lo cual toda la corres-pondencia proveniente de las tolderas boroganas ira siempre dirigida a l.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810223centro mismo del grupo borogano y era dirigida a distintas autoridades pro-vinciales, incluido el gobernador. Estas misivas que partan de las tolderasy arrojaban por lo tanto una informacin directa sobre los acontecimientosque se viva en ellas, provenan de diversas fuentes: el mismo escribientede los caciques, los lenguaraces que se hallaban cumpliendo algn tipo demisin y los oficiales criollos asimismo afectados a algn servicio de vigi-lanciaoespionaje.Lafrecuenciaconqueseescribanestascartasyladiversidadderemitentesnospermitiseguir,pormomentos,daadalavida en los campamentos indgenas y, en ocasiones, contar con ms de unaversin sobre el mismo hecho.10El espacio pampeano al arribo de los boroganosDesde fines del siglo XVIII el espacio indgena a ambos lados de lacordillera se hallaba poblado por una cantidad de grupos nativos que com-partanciertascaractersticassocioeconmicasproductodeprofundoscambios que se remontaban al siglo anterior. Uno de ellos fue la llamadaaraucanizacin de las pampas que consisti, en una primera etapa que pue-de ubicarse en el siglo XVII, en la difusin de elementos culturales tpicosde los grupos indgenas ubicados al otro lado de la cordillera (tejido, meta-lurgia y cultivo unidos a ciertos rituales y creencias) que impactaron prime-ro en la zona cordillerana para bajar lentamente hacia las pampas.11Con la multiplicacin del ganado europeo, el comercio de este bien seconstituy rpidamente en un importante vnculo entre esas agrupaciones.La disminucin del cimarrn en el siglo XVIII coincidi con un incremen-to de la demanda de ganado por parte de mercado colonial chileno y deri-v en una modificacin en las formas de apropiacin del mismo. Las pri-merasexpedicionesdecazapasaronaconvertirseenmalonesquetenancomoobjetivolasestanciasganaderasdelasfronterasdelVirreinatodelRodelaPlata.Elmalntomelcarcterdeunaempresaeconmicacolectiva que llevaba a la concertacin de alianzas entre distintas parciali-dades. Generalmente estas uniones eran fugaces y convocadas con el ni-10 La documentacin se encuentra en varios legajos de la Secretara de Rosas, localizados enel Archivo General de la Nacin (en adelante AGN).11 Palermo,M.A.:LacomplejaintegracinHispano-Indgenadelsurargentinoychilenodurante el perodo colonial, Amrica Indgena, 1, 1991; Ral Mandrini, Las transformaciones de laeconoma indgena bonaerense (1600-1820), en Madrini y Reguera (eds), Huellas en la tierra. Indios,agricultores y hacendados en la pampa bonaerense. Tandil, IEHS/UNCPBA, 1993.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810224co objetivo de obtener ganado de los establecimientos fronterizos de mane-ra que, producido el maln, los grupos se separaban.El constante intercambio y circulacin de bienes y personas implic,asimismo,lanecesidaddeconcertaracuerdosconlasparcialidadesquehabitaban o controlaban los territorios de paso. Estas negociaciones pod-anderivarenmatrimoniosintertnicos,enalianzascoyunturalesdetipopoltico y, en casos extremos, en la formacin de grupos tnicamente mix-tos. Esta ultima estrategia, iniciada como una alianza para un fin especfi-co (guerra, arreo de ganado), poda dar origen a confederaciones de relati-va estabilidad. Pero no todos los contactos eran pacficos sino que tambindieron lugar a fuertes conflictos intertnicos.Los movimientos revolucionarios que a inicios del siglo XIX comno-cionaron la vida a ambos lados de la cordillera agregaran nuevos elemen-tos a este contexto profundizando los enfrentamientos intertribales e inte-rtnicos. Por un lado, el accionar de realistas e independentistas en Chile,que perseguan la incorporacin de indgenas a sus respectivas fuerzas deri-v en una extensin de la guerra a muerte en las pampas. La presin ejer-cida por las tropas revolucionarias lograron concentrar la resistencia realis-taalsurdelterritorioyestapresindecidiaalgunosgruposacruzarlacordillerabuscandorefugioenlaspampas.12Estaetapa,queseconsiderahistoriogrficamente como la segunda etapa de la araucanizacin, se carac-teriz por el hecho de que estos movimientos de poblacin derivaron en elasentamiento de grupos indgenas extracordilleranos en la regin pampea-na. Por otro lado, el fracaso en establecer un poder nacional en el territoriodel ex virreinato del Ro de la Plata, deriv en el surgimiento de las admi-nistraciones autnomas provinciales de Buenos Aires, Santa Fe, Crdoba,San Luis y Mendoza quienes con frecuencia se enfrentaron polticamenteentresyofrecieronalosgruposindgenasunabanicodeposibilidadespara negociar y construir diferentes redes de relaciones.En ese perodo, la presin estatal proveniente de los gobiernos bonae-renses produjo asimismo una importante modificacin en el espacio indge-na. Desde inicios de la dcada de 1820 el gobierno de Buenos Aires habacomenzadoaplanear,incentivadoporlademandadeproductospecuariosporpartedelmercadoultramarino,laexpansindelterritorioprovincialhacia el sur lo que derivaba inevitablemente en la apropiacin de tierras ind-12 Jorge Pinto Rodriguez seala que, de 26 caciques que existan en la Araucana, 17 se ple-garon al movimiento realista, 5 a los patriotas y 4 se mantuvieron neutrales. (De la inclusin a la exclu-sin. La formacin del estado, la nacin y el pueblo mapuche. Universidad de Santiago, 2000, pg. 50).EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810225genas. Luego de varias marchas y retrocesos, en 1823 se fund el fuerte deIndependencia en las sierras de Tandilia, un rico campo de pastoreo indgenay, cinco aos ms tarde, el avance se complet con el asentamiento de cuatrofuertesms:25deMayo,Federacin,LagunaBlancaylaFortalezaProtectora Argentina en Baha Blanca (ver mapa). Esta expansin haba pro-ducido el quiebre de un importante ncleo indgena especializado en el pas-toreo de ganado entre las sierras de Ventana y Tandil13y un desplazamientode los pueblos nativos hacia el interior del territorio indgena. Paralelamente,el asentamiento de grupos indgenas que haban cruzado la cordillera en bus-ca del control de pasos estratgicos situara en la zona de Salinas Grandes Guamin Carhue el centro de poder dentro del territorio indgena.14Esta presin estatal no se tradujo solamente en la expansin territorialsinotambin,entrminosdeFergusonyWhitehead,enmecanismosdeseduccin. En efecto, a fines de la dcada de 1820 el gobernador de BuenosAires implement una poltica indgena que tena una fuerte apoyatura en laentrega de raciones y obsequios a las principales jerarquas indgenas quepactaranlaspacesconly,almenosenteora,elofrecimientodeayudamilitarcontralosenemigos.EstapolticallamadanegociopacficodeIndiosrepresentaba,entrminosmuyamplios,unarelacindeamistadexpresadafundamentalmenteenlaentregadeauxilioseconmicosadoscategoras de grupos indgenas: los amigos y los aliados. Los primeros erangrupos reducidos en el espacio fronterizo sometidos a ciertas prestacionescuya composicin fue cambiando en el tiempo y que, bsicamente, tenanun vnculo de dependencia personal con el gobernador. Los segundos erangrupos indgenas con autonoma poltica, asentados en territorio no contro-lado por el gobierno provincial pero que haban acordado una relacin pac-fica con ste.15Sin embargo, ms all del acuerdo de no agredirse militar-mente, no resultaba muy claro si exista otro tipo de compromisos mutuosen esta relacin: para los propios actores no se hallaba claramente estableci-do qu esperaba uno del otro. Uno de los grupos que se incorporaron comoaliados al Negocio Pacfico fueron precisamente el de los protagonistasde esta historia: los boroganos.13 SobreestetemaverMandrini,Ral:Desarrollodeunasociedadindgenapastorilenelrea interserrana bonaerense, en Anuario IEHS, Nro 2. Tandil, UNCPBA, 1987.14 Ratto, Silvia: La frontera bonaerense (1810-1828): espacio de conflicto, negociacin y con-vivencia. La Plata Archivo Histrico de la Provincia de Buenos Aires, 2003, pgs. 25-50.15 Para una descripcin de la poltica del negocio pacfico ver Ratto, Silvia: Una experien-ciafronterizaexitosa:elNegocioPacficodeIndiosenlaprovinciadeBuenosAires(1829-1852).Revista de Indias vol LXIII, No. 227, 2003.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810226Un acuerdo inicial sobre bases muy dbilesLosboroganoseranunaagrupacinllanistadelazonadeBoroaenChile, que haba arribado a las pampas en la dcada de 1820 acompaando alosrealistaschilenosPincheira16ysehabainstaladoenlazonadelasSalinasGrandesenlapampa,regindegranvalorestratgicodentrodelterritorio indgena al ser el paso obligado para acercarse a la frontera bonae-rense. La jefatura de la agrupacin era ejercida de manera plural por seiscaciquesdeloscualestresdeellosconstituanlacspidedelaautoridad(Cauiquir,RondeauyCanuillan).17Dentrodeesatriloga,elprimerodeelloscomenzasernombradoyaautoreferenciarsecomoelcaciquemayor.Estesurgimientodeunprimusinterpares pudohabertenidomucho que ver con la necesidad de centralizar en un solo cacique el curso delas negociaciones; en efecto, el cacique Cauiquir fue nombrado en la docu-mentacin como el representante de la parcialidad para ajustar las paces.Luegodeintensasnegociaciones,elgobernadordeBuenosAires,Juan Manuel de Rosas, consigui romper la alianza borogana-pincheirinaylograrunacercamientoaloscaciquesboroganos.18Estaspacestenan,16 Los hermanos realistas Pincheira representaron la resistencia ms prolongada al movimien-to de independencia chilena contando con el apoyo de diversos grupos indgenas, entre ellos los boro-ganos.Juntoconestegrupo,JosAntonioPincheiracruzlacordilleraamediadosdeladcadade1820 y emprendi diversas acciones sobre las fronteras de Mendoza y Crdoba.17 Martha Bechis ha estudiado son detalle la estructura de poder de los boroganos a traves delanlisis de la correspondencia emitida desde sus tolderas (Bechis, M.: Estructuras y procesos polti-cosdelaagrupacinboroganapampeanaenundocumentode1830,enCuadernosdeHistoriaRegionalNo.19,UNLujn,Lujn,1996yCuandolosregalosnollegan,losjefesseponenverdes:politica y regalo entre caciques de las pampas en una Junta General de 1830 descrita por participantes,en Cuadernos del Sur No. 29, UNSur, Baha Blanca, 2000. Segn la autora, desde diciembre de 1830los boroganos se estaban organizando con prescindencia de los pincheirinos (Bechis, Estructuras,pg. 165-174).18 La captacin de los boroganos por Rosas es un hecho extensamente tratado en la bibliogra-fa en la que se repiten ciertas ideas fundamentales. Eugenio del Busto, cautivo de los indios desde niohaba sido rescatado a la edad de 25 por Rauch en una de sus expediciones militares. Conocedor de lalengua indgena, fue destinado por Rosas a las tolderas boroganas con un presente sumamente apre-ciado para el cacique Cauiquir: su esposa Luisa. La mujer del cacique haba sido tomada prisioneraen una incursin militar y se haba alojado durante su cautiverio en la estancia Los Cerrillos donde fuetratada con el ceremonial y el cuidado acorde a su categora. Combinando, entonces, la accin de Luisacon los oficios de Bustos, Rosas logr obtener la atencin de los boroganos que comenzaron a nego-ciar una alianza con el gobierno. Sin embargo, dos obstculos se presentaran a tal empresa: Rosas exi-gaalosboroganosquesesepararandelosPincheiraystos,alegandoenfrentamientosancestrales,pedanlascabezasdeloscaciquesVenancioCouepan,CatrielyCachul.Estaultimaexigenciaeraimpensable para el gobernador ya que dichos jefes eran sus principales interlocutores y logr ser des-articulada al punto que los cuatro caciques fueron reunidos en Chacarita de los Colegiales a inicios delao 1830 en donde se logr negociar un acuerdo de paces.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810227para el gobierno, el objetivo de contar con un aliado en la zona de Salinasdesde donde se poda controlar, e impedir, la llegada de malones a los esta-blecimientosfronterizos.DuranteestaetapadenegociacioneselcaciqueCauiquir fue el representante del grupo y permaneci largas temporadasen distintos puntos de Buenos Aires en los que fue atendido con toda cere-monia.AlregresaralcampamentoboroganoenGuaminafinesdelao1832loacompaabaunpiquetede46carabinerosalmandodelcoronelManuelDelgado,loscapitanesPabloMillalicn(escribientedeloscaci-ques boroganos), Pablo Castro19y el lenguaraz Juan Verdugo quienes per-manecieron all por un tiempo.Inmediatamente despus de acordadas las paces, el gobierno comen-zaejercerpresinsobrelosnuevosaliadosparalograrsucolaboracinmilitarencampaaspunitivascontragruposhostiles.Larespuestadelosboroganos vari en funcin de la agrupacin definida como enemigo por elgobierno bonaerense. En el ao 1832, se concret la participacin boroga-naenlascampaasquesellevaronacabocontraelcaciquechilenoToriano,20jefeconquienlosprimerostenanunlargoenfrentamiento.Lasituacin fue diferente cuando los enemigos fueron los ranqueles, agrupa-cin que siempre se haba negado a firmar paces con el gobierno de BuenosAires.21En este caso, la reaccin de los caciques boroganos fue muy diferen-te ya que exista una fuerte relacin entre los grupos al punto que era muydifcildistinguiraunosdeotrosparalosmismosobservadoresblancos.Estapresinestatalsobreungrupoque,asuvez,estabapasandoporun19 Los dos ultimos se contaban entre los oficiales que acompaaron a Pincheira cuando migra-ronhacialaspampas.EnlasnegociacionesconlosboroganosfueronasimismocaptadosporRosasquien les adjudico cargos del ejrcito provincial con el sueldo correspondiente y fueron destinados pre-cisamente al campamento borogano para cumplir funciones de control y espionaje20 Toriano y otros jefes indgenas formaron parte de un contingente de cerca de 2000 indiosque procedentes del otro lado de la cordillera provoc en 1831 una situacin de extrema inseguridad enlafronteraquehizoevidentelanecesidaddeproduciralgunoscambiosenlaestructuradelnegociopacifico exigiendo de manera directa, la participacin de los indios amigos como milicias auxiliares delgobierno.21 En la repercusin de esta exigencia se pondra en evidencia el aspecto ms frgil del nego-cio pacfico: no se poda obtener de los indios aliados el mismo tipo de compromiso y fidelidad que setena de los indios amigos. Estos ltimos, al haber abandonado el territorio indgena haban realizadoun corte bastante abrupto con los otros grupos que habitaban las pampas. De hecho, como consecuen-cia de los conflictos dentro de ese espacio, haban decidido su asentamiento dentro del espacio provin-cial. A diferencia de este esquema los indios aliados, al vivir en territorio indgena, participaban de unared de alianzas y vnculos con otros grupos vecinos, no todos los cuales tenan una relacin cordial conel gobierno bonaerense.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810228proceso de unin con otro sobre el que se esperaba que actuara, produjo enel interior de la agrupacin borogana una crisis de poder.Larelacinentreboroganosyranquelespuededatarsefehaciente-menteen1830cuandolosprimerostomaronelpapeldeintermediariospara la realizacin de negociaciones de paz entre los ranqueles y el gober-nador de Buenos Aires. Esta reunin, en la que tambin particip el caci-que chileno Pablo que haba arribado a las pampas en la dcada de 1820,fueanalizadacongrandetalleporMarthaBechisenunpardetrabajosalos que remitimos para conocer los pormenores de esta alianza que no logroconcretarse.22En uno de ellos se transcribe una carta firmada por los caci-ques boroganos Cauiquir y Rondeau en la que se adjunta una nmina deloscaciquesqueintervinieronenelencuentroadjudicandoacadaunolapertenencia a una agrupacin determinada: la propia, la de los ranqueles olos del Sor Llanquitur (Llanquetruz)23y los del Sor Pablo.24Para poderseguir de cerca la conformacin de un grupo mixto de boroganos, ranque-les y chilenos partiremos de la mencionada nmina de caciques realiza-da a fines del ao 1830 y veremos cmo la diferenciacin entre los grupos,fue cada vez ms difcil de sostener. Para ello, cada vez que aparezcan men-cionados algunos de los caciques que participaron de dicho encuentro agre-garemos entre parntesis su pertenencia original en dicho momento, refi-riendo (B) por borogano, (LL) por pertenecientes a Llanquetruz y (P) porpertenecientes a Pablo.La alianza borogana-ranquel, inversamente a lo buscado por Rosas,comenz a cobrar mayor solidez luego de la campaa expedicionaria al surrealizadaenlosaos1833y1834.25ElrevsquesufrilaagrupacindeLlanquetruz en los encuentros con las fuerzas provinciales provoc la dis-persin de la misma y la bsqueda de amparo y proteccin de varias fami-lias en las tolderas boroganas. A partir de entonces fue constante la men-cindeparientesyrelacionadosentrelosdosgrupos.Lacampaapunitiva llevada a cabo en esos aos haba contado con la ayuda boroganayhabalogradovenceralcaciqueLlanquetruzenelencuentrodelasAcollaradas el 16 de marzo de 1833; la derrota lo haba llevado a buscar22 Ver nota 16.23 Llanquetruz fue un importante lder de la agrupacin ranquel que mantuvo una constan-te posicin de hostilidad con respecto a las autoridades bonaerenses. 24 M. Bechis, Estructuras , pgs. 187-188.25 Enesosaossellevacabounacampaaconjuntaconfuerzasdevariasprovincias(Buenos Aires, Santa Fe, Crdoba y Mendoza) con el objetivo de perseguir a grupos indgenas que ata-caban constantemente los establecimientos fronterizos para procurarse de ganado.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810229refugio en la cordillera junto a Pichun y otros jefes indgenas26en tanto loscaciques Marileo (B), Mariqueo (B), Antibil (B) atacados tambin por lasfuerzas provinciales, comenzaron a presentarse al ejrcito pidiendo perdny autorizacin para ir a vivir con sus hermanos los boroganos.27Luego de la accin de las Acollaradas, Rosas envi a la divisin delcoronel Manuel Delgado para localizar y terminar con Llanquetruz. El 6 dejunio reunidos en una Junta, los caciques boroganos acordaron incorporar-se a las fuerzas de Delgado. La campaa logr la rendicin de gran canti-dad de indios de pelea; slo Llanquetruz haba huido con unos 100 indiosy se haba refugiado en los montes.28El estado de precariedad en que hab-an quedado algunos jefes ranqueles llev a que Payne (LL) y Carriagu(LL) iniciaran negociaciones con el objetivo de unirse a los boroganos.De manera que, en los encuentros de 1833, encontramos por un ladoacaciquesboroganosque,unidosaLlanquetruz,fueronatacadosporlastropas militares y debieron pedir la proteccin de sus hermanos29y, porotro lado, jefes ranqueles que, con sus familias, se incorporaron asimismoa las tolderas boroganas.La situacin no fue del mayor agrado para Rosas quien en varias car-tas(dirigidasaDelgado,RondeauyCauiquir)expressuoposicinalamparo que se estaba ofreciendo a jefes ranqueles exponiendo puntualmen-te que no estaba dispuesto a sostenerlos econmicamente y que haca a losboroganos responsables absolutos de la conducta de sus huspedes.30Enprincipioloscaciquesboroganos,entrelosquecomienzaasobresalirRondeau como principal interlocutor a pesar de que Cauiquir haba lleva-do adelante las primeras negociaciones de paz, expresaron un total acuer-do en atacar a los ranqueles que permanecieran hostiles y en tener bajo sumando y control a aquellos que se acercaran a pedir proteccin.3126 Manuel Baigorria: Memorias. Buenos Aires, Hachette, 1975, pgs. 78 y 80.27 Ibidem.28 AGN,X, 27.5.729 En las Memorias de Baigorria, el refugiado unitario que vivi varios aos en las tolderasranqueles, se puede ver con mucha claridad la dificultad de categorizar etnicamente a los caciques.En su relato, el oficial diferencia claramente a Llanquetruz de los ranqueles y comenta que, atacado elprimeroporladivisinexpedicionaria,juntoconsusindiossalieronalescapeparalosranqueles.Manuel Baigorria, Memorias Ibidem , pg. 80. Negrita nuestra.30 AGN,X,27.5.7. Rosas a los caciques boroganos, 3 de julio de 1833.31 La misma imagen es presentada por Pablo Millalicn quien se convertira en el escribientede los boroganos en esta etapa. Millilicn informaba que los yndios [ranqueles] estan llegando con susfamilias a esta yndiada cada dia mas y mas estos son unos vasallos como a esclavos y lo mismo han deser los demas dentro poco. Estos caciques estan muy firmes de tenerlos sujetos bajo sus ordenes y quie-ren hacerlos sembrar este ao paque tengan que comer y toda esta indiada van a sembrar y estam muySILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810230Pero la presin de Rosas sobre la agrupacin se increment agregan-do una nueva exigencia: la devolucin total de los cautivos existentes en lastolderas ranqueles y boroganas. En septiembre de 1833, en un parlamentoque haba sostenido con el cacique Guichan (B) enviado de Cauiquir, y ellenguaraz Baldevenito, exigi la entrega de 150 cautivos.32Alregresodelosenviadosserealizunajuntaentreloscaciquesboroganosparadeterminarelcursodeaccinaseguir.Enlamisma,comenzareflejarsemsntidamenteunadiferenciacinenelcuerpodecaciques cobrando un protagonismo creciente Rondeau en la direccin delos asuntos diplomticos. En la junta mencionada, Cauiquir plante que laentrega de cautivos deba conseguirse de sus poseedores mediante la per-suasin. Rondeau, por el contrario, apoyara el uso de la fuerza de ser nece-sarioparacompletarconelcontingenteexigidoporRosas.33Laultimaposicin fue la que prim y se decidi realizar una expedicin a los toldosranqueles,aprovechandolaausenciadeunapartidaquesehabaidoamalonear, para quitar los cautivos por la fuerza. Al regreso de la misma, enuna nueva junta a la que asistieron Millalicn, Castro y Baldevenito se rela-taron los pormenores de ella.estuvieron los casiques Canuiquir y Melin y otros capitanes dando cuenta al casiqueRondeao como les havia ido y como se haban portado ellos en su comisin diciendolos que no queran entregar a la fuerza; Melin (B), Ynaypil (B) y Bena (B) se porta-ron con mas energa que Canuiquir al cabo es suplicador con sus yndios ynferiores , dicen que anduvo siempre rogando y suplicando como acostumbra; solamente Melindicen que por un tris se serro a lansas con el casique Carriane (Ll) que era el sober-vio que no queria oyr decir pas y dicen que Melin le hiso humillarse a la paz ....34Laimagendelajuntarealizadaluegodeestaincursinalostoldosranquelesesmuyelocuente:CauiquiryMelinsepresentaban,segnelrelato de Millalicn, como jefes menores que informaron a Rondeau sobreelresultadodeesasincursiones.Siparaelescribiente,Cauiquirnofueempeosos yo lo deceo con ansias (Millalicn a Rosas, 30 de julio AGN,X,27.5.7). Mientras esto suce-daenelcampamentoborogano,otrosgruposintentaranimitarlaestrategiadelosranquelesdedeponer la hostilidad pero mantener cierta independencia mediante la intermediacion de los boroganos.En efecto, en esos das haba llegado a las tolderas un chasque dirigido a Cauiquir por parte de loscaciquesChocoryMauli,quienesestabansufriendolosembatesdeladivisiondelcoronelAngelPacheco, pidiendo que intercediera por ellos para terminar con las hostilidades. 32 SegnsesealaenunacartaposteriordeMillalicnaDelgadodel26denoviembrede1833. AGN,X,27.6.133 Ibidem34 Millalicn a Delgado, 3 de diciembre de 1833. AGN,X,27.6.1EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810231suficientementeenrgicoparaconseguirloscautivos,Melinyotrosmsusaronlafuerzaparaapoderarsedestos.Alregresoalcampamento,losindios que participaron en la expedicin intentaron ocultar algunas cautivasen sus toldos. Nuevamente en esta oportunidad Rondeau y Melin no duda-ron en quitarlas por la fuerza.35Como resultado de estas operaciones logra-ronjuntarse150cautivosqueenelmesdediciembreseentregaronenBaha Blanca.36Este gesto de los boroganos no conform a Rosas que sigui forzan-do la entrega de ms cautivos y el sometimiento definitivo de los ranque-les. La presin in crescendo de Rosas exacerb los conflictos que comen-zaban a gestarse en el interior de la agrupacin.El principio del fin: el fallido intentode Rondeau por monopolizar el poderA inicios del ao 1834, las cartas enviadas a las autoridades provin-ciales por Pablo Millalicn reflejaban que en las tolderas se viva un climade gran incertidumbre acerca del futuro de la relacin con el gobierno y setema que el ejrcito provincial atacara el campamento. Para resguardarsedeesteposibleataque,loscaciquesboroganoshabanconvocadocontin-gentes del otro lado de la cordillera con el fin de incrementar sus fuerzasprometiendo, como seuelo para captar esa ayuda, la realizacin de malo-nes sobre las estancias bonaerenses. Pero paralelamente a esta estrategia, seintent recomponer la relacin con el gobierno a travs de contactos msfluidosconelcaciqueVenancioCouepan,muycercanoaRosas,queseencontraba asentado en las cercanas del fuerte de Baha Blanca. Es decir,ante un debilitamiento de la relacin con el gobierno, los boroganos juga-ronunadoblediplomacia:intentaronreanudarelcontactopacficoconRosas y, para el caso de que esta estrategia no diera resultados, buscaron laayuda de aliados indgenas para contrarrestar un posible ataque.35 Mientras Rondeau comens a quitar [las cautivas] aunque no a todo rigor ... con un pocomas ymperio que antes, Melin anda con una partida de yndios recogiendo para completar los nume-ros (AGN,X,27.5.7. Millalicn a Rosas, 3 de diciembre de 1833).36 La comitiva fue atacada durante su viaje por indios de los caciques que haban sido despo-jados de sus cautivas. Los boroganos volvieron a atacar esas tolderas pero cuando los primeros se pre-sentaron pidiendo paces, fueron perdonados de inmediato. Asi se incorporaron 92 entre chinas, chicosy grandes y 23 lanzas que se repartieron entre los caciques como prisioneros.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810232El mes de febrero sera clave en la reformulacin de los acuerdos conelgobierno.EnunacartaconjuntafirmadaporloscaciquesCauiquir,Rondeau, Canuillan y Melin el 21 de febrero, se informaba el envo de trescapitanes para entrevistarse con Rosas en un intento por restablecer la con-fianza. El comandante de frontera conocedor de lo que estaba sucediendoentre los caciques boroganos, sugera que fuera Rondeau quien se acercaraa Baha Blanca.37A pesar de este mutuo intento por normalizar la relacin, el doble jue-go de los caciques boroganos de amparar a ranqueles y mantener la alianzacon el gobierno mostraba constantemente su inconsistencia. La persistenteincorporacindefamiliasranquelesderivenunaescasezderecursospara sostener una poblacin tan crecida. Los envos del gobierno no slo nohaban reflejado un aumento sino que, en estos momentos de tensin, pare-can disminuir. La salida ms rpida y directa para obtener recursos era elataque a establecimientos fronterizos. En febrero de 1834, Millalicn infor-maba que ante la noticia de partidas maloneras sobre la frontera el casiqueRondeao hizo una Junta de sus yndios y los amenaso muy agriamente .38Mientrastanto,losenviadosdeloscaciqueshabanregresadodelaentrevista con Rosas llevando una invitacin a parlamentar. La designacinde Rondeau como representante provoc algunas resistencias en la agrupa-cin. El mismo cacique reconoca la dificultad que haba encontrado paraque los otros caciques y capitanes aceptaran realizar esta entrevista margi-nandoaCauiquirquehastaelmomentosehabadesempeadocomoelinterlocutor del grupo.Yo vengo Seor y hermano no a quitarle el derecho y la facultad que le tenemos dadoa nuestro antiguo mayor, a Canuiquir, que el est lleno de facultades para trabajar laspaces hasta concluirla; perdone VE nuestras torpesas. En nuestras leyes no se puedeprivar a un hombre superior en las facultades que se le han conferido ayudarle si sepuede:entodoloposibleperonoquitarleelempleo.EstassonleyesdenuestrosAntiguos y estamos muy firmes de concervarlas y no abolirlas esto lo hago saber aSE con todo respeto.3937 AGN,X,24.9.1. Rosas a Millalicn, 27 febrero 1833.38 Segn su relato, el mismo Millalicn amenaz a los indios con convocar 10.000 hombrespara castigarlos y acabarlos. La pretensin del escribiente de arrogarse un poder que no tena en el gru-po se hizo evidente ya que, segn l mismo relataba estas voces que di entre los yndios sin duda lefueron a darle cuentos a los casiques y hoy en la junta me ynsulto mucho Melin sobre esto. 39 Rondeau a Rosas, 29 de febrero de 1833 AGN,X,24.9.1 Una version similar sobre la difi-cultad en conseguir la aceptacin para esta entrevista fue la presentada por Millalicn en la carta envia-da a Venancio el 27 de febrero de 1834. en ella planteaba que ha costado tanto conseguirlo que fueun triunfo sacarle el si a los caciques y los demas cabezas Cauiquir el que resista ms Ibidem.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810233Lo evidente es que era el mismo Rondeau quien no estaba muy firme enconservar las leyes de los antepasados intentando efectivamente privar a unhombre superior en las facultades que se le han conferido. En esta expresindel cacique se revela de manera transparente su intencin por romper preci-samente las reglas del admapu, de las tradiciones ancestrales, que guiaban lavida de estas comunidades. Las leyes de los antiguos establecan las for-mas de hacer poltica mediante el consenso de toda la agrupacin. Y era atravs de este consenso que la persona seleccionada deba llevar adelante lasnegociaciones con otros grupos. Si bien Rondeau reconoca que esa era latradicin y que segn ella Cauiquir deba ocupar su lugar en el parlamento,lodesplazenestaocasinenloqueconstituiraelprimerpasohaciaunquiebre ms profundo de las prcticas polticas de la agrupacin.En el parlamento realizado entre Rondeau y Rosas en marzo de 1833,el ltimo le hizo varios cargos al cacique entre los que se encontraba el lla-mado hecho a los indios transcordilleranos y el ocultamiento de una grancantidaddecautivosqueanpermanecanenlastolderas.Luegodelacharla en la que el jefe borogano se comprometi a insistir en la entrega decautivos, se acord que el cacique amigo Cachul40acompaara a Rondeaupara ayudarlo a cumplir con esa tarea. Sin embargo, la misin de ese caci-que,queseextendideabrilamayode1834,tenaunpropsitooculto:obtenerinformacinacercadelaconvocatoriaquesehabahechoaloscaciquestranscordilleranos.MientrasCachulmarchabadesdeBahaBlanca con Rondeau hacia el campamento borogano, Manuel Delgado par-tadesdeelfuerteMayoconunconvoydecarretasrepletodeobsequiosdestinados a recompensar la entrega de los cautivos.Luego de unos das de festejo por el reparto de los presentes, se acor-dqueel28demayoDelgadoabandonaraelcampamentojuntoconlacomitiva que entregara los cautivos en el fuerte Mayo. Pero, como habasucedido en la entrega de diciembre del ao anterior, los principales caci-ques boroganos realizaron una cuidadosa seleccin de los cautivos a entre-garparanoperderlospropios.Delgado,quepresenciloshechos,losnarrara con sumo detalle. Segn el oficial entre las cautivas que se entre-garon se contaban29 que entreg Rondeao de los indios pobres que les quito y eso eran basuras unasbiejas y muchachitos dies entreg Cauquil entre unos muchachos con Barba que fue40 Este cacique, junto con Catriel, fue uno de los primeros jefes indgenas que estableci unaalianza de amistad con el gobierno de Buenos Aires.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810234menestersacarlosapalosytraerlosbajodeguardia,ochoentregMelinyunoCanullan y an quedado en todas las tolderas sobre 120 solo en el toldo de Rondeao aydies y seis y el no a entregado ninguna de su toldera lo mismo Cauquil lo mesmomelin y lo mesmo Canellan lo mesmo los capitanejos todo sea buelto embrolla.41Mientrassedesarrollabanestascacerasdecautivoslosinformesreservados de Cachul comenzaron a proveer informacin acerca de la lle-gada de los indios transcordilleranos.hacesieteoseisdasquehesabidoporuncaciquequeestadeamigoconCauiquir que havian llegado los chilenos a las Manzanas y que alli estaban esperan-doordenesdeloscaciquesboroganosestafuerzaesfueradelaqueyaestaenChadileu tambin s que luego nos vamos marcha el cacique Melin con 50 indios paraChadileu a llamar la fuerza que se haya ayi a los lados de Mendoza o el Rio Cuarto es preciso que estn con cuatro ojos los de Bahia Blanca los de Patagones y en finlos de todos puntos porque estas indiadas no han de volverse de valde asi es que espreciso tener mucho cuidado.42El 20 de mayo Delgado ya se encontraba en el fuerte Mayo esperan-do que en pocos das regresara Cachul de su comisin junto con Cauiquiry un mundo de indios que esperaban entrevistarse con el gobernador enBuenosAires.LlamativamentevuelveacambiarelrepresentantedelaagrupacinretornandoCauiquiracumpliresepapel.Paralelamenteelcampamento iba incrementando cada vez ms su poblacin con la incorpo-racin de nuevos grupos. El 10 de julio Millalicn informaba la llegada de500 lanzas chilenas que haban llegado con el fin de pedir las paces con losboroganosycristianos.SegnMillalicn,elcaciqueRondeaunohabanotificado al gobierno sobre estos grupos por estar averiguando las verda-deras intenciones de los mismos.43De manera que, a mediados del ao 1834, varias cosas haban sucedi-do en la relacin con el gobierno y en la estructura misma del grupo boro-gano. En primer lugar, la constitucin de un grupo tnicamente mixto que-dabaevidenciadoporlasincorporacionesquesehabanproducidodesdemediados del ao 1833. Estas anexiones se haban justificado en la preca-riasituacineconmicadelosgruposquehabanbuscadoelamparode41 Ibidem.42 Cachul a Rosas, 7 de mayo de 1834. AGN,X,24.9.143 MillalicnaManuelMartinez,comandantedelfuerteMayo,2y10dejuliode1834.(AGN,X,24.9.1).Una informacin similar sobre el agregado de una importante fuerza de indios de lan-za fue elevada por Delgado desde el fuerte Mayo. Delgado a Rosas, fuerte Mayo 8 de septiembre de1834. AGN,X,24.8.6EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810235estos caciques y en ciertas ocasiones, precisamente el auxilio del caciqueRondeau.PeromuchosdeestosnuevoshabitantesdeSalinassevieronfuertementepresionadosparaentregarsuscautivascomounaformadecumplirconlaexigenciadeRosas,altiempoqueveanquesusprotec-toresnorealizabanlamismaoperacin.Otrasincorporaciones,comolas mencionados en ultimo lugar, parecan ser, a simple vista, bastante con-flictivas.En el caso de la anexin de grupos ranqueles se creara en los jefesboroganos una contradiccin fundamental en el doble juego que llevaban acabo. La posicin de Rosas con respecto a ellos era muy clara: deban serdesarmados y estar bajo la vigilancia de los boroganos. Pero la necesidadde obtener recursos va malones se impona como fundamental alternativapara abastecer a un grupo cada vez ms numeroso. Estas incursiones que sedirigansobrelasprovinciasdelInteriorintentabancontarconauxiliosboroganos. Accedieran o no a estos convites, los jefes boroganos se halla-ran en falta con respecto a la condicin impuesta por Rosas de garantizarque los ranqueles no actuaran sobre las estancias ganaderas. Ante esta con-tradictoria actitud no haba demasiadas opciones. Una de ellas era el quie-bredelaalianzaconelgobiernoreafirmandolaexistenciadeestegrupomixto y la otra, mucho ms riesgosa para la agrupacin, implicaba un acer-camientomayoralgobiernoutilizandounpoderpococomnenestassociedades,quemantuvierafirmementesujetoalossectoresminoritariosincorporados.EstaultimafuelaopcinescogidaporelcaciqueRondeausecundado por su par Melin.Llamativamente, cuando la situacin parece alcanzar un punto mxi-mo de tensin producto de la llegada de los indgenas chilenos, los caci-quesCauiquiryAlnsehallabanenelinteriordelterritorioprovincialcon el objetivo de entrevistarse con Rosas. Este hecho no debe pasarse poralto rpidamente sino que podra interpretarse como una maniobra planifi-cada por estos caciques para encontrarse fuera de las tolderas en momen-tosdeinciertodesenlace.Enefecto,mientrasellosseencontrabanenlaguardiadelMonte,enelcampamentoborogano,loscaciquesRondeauyMelin se enfrentaban a la llegada del contingente que haba sido convoca-do por ellos mismos. Si queran mantener la alianza con el gobierno era cla-ro que deban disuadirlos del proyectado ataque a la frontera. En este sen-tidolaconjeturadeCachulprobarasermuyacertada.Siloscaciquesboroganos retrocedan en su invitacin para atacar las fronteras estas india-das no han de volverse de valde.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810236El ataque de Masall y la dispersin de la agrupacin.El8deseptiembre,losindioschilenosquesehabanincorporadoalos boroganos, vieron frustrados sus objetivos de malonear sobre la fronte-ra.Enrespuesta,acometieronlastolderasenMasallasesinandoaloscaciquesRondeauyMelin.44Enesteataquetambinparticiparonindiosranqueles y boroganos descontentos con los intentos de los jefes mencio-nados por arrogarse un poder mayor al que tenan. Las expresiones de fuer-za que ambos mostraron para cumplir con las exigencias de Rosas en tor-noaladevolucindeloscautivos,elcastigodeaquellosindiosqueparticiparonenmalonessobreotrasprovinciasy,finalmente,lamarchaatrsenlaconvocatoriaamalonearhechaaloschilenosprovocaronunaoposicin creciente en el campamento borogano que culmin con el asesi-nato de los caciques.La noticia del ataque fue recibida por los comandantes de los fuertesMayo y Baha Blanca por indios que, escapando al enfrentamiento, se diri-gieron a buscar proteccin en dichas fortalezas. Otros, temerosos de nue-vos enfrentamientos y suponiendo la participacin de Rosas en el ataque,haban tomado direcciones diversas: algunos se haban unido a los enemi-gos y otros haban huido hacia Mamil Mapu.45Recin a partir de octubre,lacorrespondenciadesdelastolderasboroganas,quesehabasilenciadototalmente, volvi a mostrar la continuidad y frecuencia de antes.PasadoelmomentodeaturdimientoiniciallascomunicacionesdeMillalicn, quien haba sido apresado en el ataque de Masall pero poste-riormente pudo escapar, eran muy elocuentes en cuanto a la situacin queestabanviviendolossobrevivientesysobreloscambiosquehabatenidosu misma posicin en la agrupacin. Si hasta entonces las autoridades deBaha Blanca se dirigan a Millalicn como el principal nexo para comuni-carse con los caciques, la desaparicin de unos y la ausencia de otros46deja-ba al escribiente sin los interlocutores habituales. Este informaba que en latribu los nicos caciques que eran obedecidos en todo lo que decan eran44 Segnunaversinmuyarraigadaenlahistoriografa,elataquehabrasidoplaneadoporRosas quien capt a Calfucur para que asesinara a los caciques boroganos. En un trabajo previo dis-cutimos en profundidad esta interpretacin. Ratto, Silvia Conflictos y armonas en la frontera bonae-rense (1832-1840). En: Entrepasados. Revista de Historia Nm. 11. Buenos Aires. 199645 AGN,X,24.8.6. Rodriguez a Rosas, 10 octubre de 1834.46 Por muerte de Rondeau y Melin, por ausencia de Cauiquir y Alon que se hallaban en laprovincia intentando parlamentar con Rosas y por el desplazamiento de Caneullan hacia el fuerte Mayo.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810237los difuntos Rondeau y Melin y que l, por el contrario, no tena el menormandoel uno es porque no soy casique, ni deceo serlo, yo estoy acostumbrado mandar enlas tropas de linea; soldados veteranos y diciplinados y no entre estos ynfelises queme manejan con torpesas, y se obedecen a rruegos y no con ymperios.47Estas expresiones confirman la estructura de poder de estos grupos endonde los caciques deban ratificar su autoridad mediante la aprobacin desusindiosporlocual,lapretensindeRondeauyenmenormedidadeMelin, de modificar este estado de cosas haba provocado un fuerte recha-zo. Con la muerte de los caciques y ante la ausencia de Cauiquir, se deci-di que Meligur, hijo de Rondeau, se hara cargo de la tribu.48Pocos das despus se produjo un nuevo ataque sobre las tolderas deMeligur de donde los incursores tomaron una importante cantidad de pri-sioneros.Luegodelataque,elcaciqueseencontrrodeadoporlosqueMillalicn denomina, dejando en claro la participacin activa de jefes boro-ganos en el ataque de Masall, como los traidores Antibil (B), Cheuquepill(B)conlosdemasyndiosdeGulumapus.49EinsistaenotracartaqueLosentregantessegndicenqueansidoAntibil(B),Llanquitur(R),Mariqueu (B), Cheuquepil (B), solo Marileu (B) dicen que lloro las muer-tes de los dos caciques.50Luego del ataque que haba sufrido, Meligur se dirigi al campo ene-migoparaintentarrecuperarsusfamilias.51Estandoendichamisin,las47 AGN,X,24.8.6. Millalicn a Rodriguez, 16 de octubre de 1834.48 AGN,X,24.8.6. Millalicn a Rodriguez, 17 de octubre de 1834.49 Los butalmapus eran jurisdicciones territoriales que, aunque reconocen una existencia precolonial momento en que designaban reuniones espordicas y coyunturales para resolver temas concre-tos, adquieren en el perodo colonial carcter de jurisdicciones territoriales permanentes (Boccara, G.Etnognesis mapuche: resistencia y restructuracin entre los indgenas del centro-sur de Chile (siglosXVI-XVIII)enTheHispanicAmericanHistoricalReview,DukeUniversityPress,Vol.79,Nro.3,1999).50 Millalicn a Martiniano Rodriguez, 3 de octubre de 1834. AGN,X,24.8.651 Esta mecnica de guerra y diplomacia formaba parte de las tradiciones guerreras de los ind-genas. Enb su anlisis sobre la guerra huiliche-pehuenche, Len Sols sealaba que los ciclos de vio-lencia no llevaban necesariamente a la destruccin total en la medida que las batallas ms brutales eranseguidas por una activa diplomacia que de acuerdo al admapu, pretenda resarcir los daos a travs delintercambio mutuo de cautivos, la devolucin de propiedades o el pago en especies para compensar lasperdidas ocasionadas a sus contrarios. Los rivales en momentos de paz recorrian los toldos de sus even-tuales enemigos rescatando a los cautivos habidos en momentos de guerra . Esta estrecha relacin deri-vabafrecuententeenlarealizacindealianzasmatrimonialesporloquepodadarseelcasodeunjefe pehuencherebeladocontrasuetnaycasadocondosmujereshuilliches.Anteesto,dnderecaan la lealtad del guerrero pehuenche que despues de haber sido capturado durante un malon pasoSILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810238fuerzas de Baha Blanca cayeron sobre el mismo campamento provocandola huida de Calfucur, Cheuqueta y Cumio.52Este ataque provincial devol-vi cierta calma a las tolderas boroganas por lo que algunas familias quese haban refugiado en Mamil Mapu, comenzaran a reunirse nuevamente enel campamento. El cacique Cauiquir, desde San Miguel del Monte, pidia Meligur que le informara sobre la situacin que se estaba viviendo en lastolderas.Enunaextensarelacin,Millalicnnotificaralaposicindevarios caciques especificndose cules se presentaban como aliados y cu-les eran abiertamente hostiles.ElinformedeMillalicntambinpermitaconstatarque dentrodelgrupo chileno haba sectores diferentes. Por un lado, boroganos que hab-ancruzadolacordillera,comounhermanodeMelin,elcaciqueNahuelquen,queevidentementenohabraparticipadoenelataquedeMasall, y por otro lado, un grupo de la regin de Llaima de donde se dis-tinguanloshermanosCalfucuryNamuncurdequienesnoquedabalugar a dudas sobre su protagonismo en dicho acontecimiento.53Pasado el momento de mayor tensin, se decidi trasladar el campa-mento a Carhu para alejarlo de otro posible ataque54y enviar a Meligur aBaha Blanca para informar personalmente lo sucedido y coordinar accio-nesconjuntasconlasfuerzasdelfuerte.55Enrespuestaaellomarcharondos expediciones combinadas de efectivos provinciales e indgenas coman-dadas por Meligur, Guayquil y Venancio. Los ataques no lograron alcanzara las fuerzas de Calfucur que ya se haban retirado cruzando el ColoradoperocayeronsobrelastolderasquetenanenelChadileuloscaciquessu infancia en un rehue huilliche? Podian los capitanejos atacar a mansalva un asentamiento opositorcuando alli vivan algunos de sus parientes maternos? .Len Sols, Leonardo, Los seores de las cor-dillerasylaspampas.LospehuenchesdeMalalhue,1770-1800. Mendoza,UniversidaddeCongreso/Municipalidad de Malargue, 2001. En el caso que estamos analizando la rivalidad entre boro-ganos y ranqueles no formaba parte de su propia relacin sino que intentara ser creada e impuesta porel gobierno y se asienta precisamente sobre una red de relaciones de parentesco y consanguineidad exis-tentes.Teniendoencuentaeltipoderelacionesexistentesentreestosgrupos,elresultadodebasernecesariamente opuesto al planeado.52 AGN,X,24.8.6. Millalicn a Martiniano Rodriguez, 3 de octubre de 1834.53 El cacique Nahuelquen uno de los que ha venido de Gulumapus hermano del finado Melinha mandado decir que esta muy pronto ayudar en los asuntos de la guerra contra los asesinos de su her-mano y que le mande chasque Meligur comunicandole varias cosas para resolverse y estar firme paraayudar Ibidem. Millalicn agregaba que en ese momento, la fuerza con que contaran los boroga-nos para defenderse en caso de un nuevo ataque era de doscientos sesenta y siete hombres con lanzasy ms de doscientos sin lanzas.54 AGN,X,24.8.6. Millalicn a Rodriguez, 17 de octubre de 1834.55 AGN,X,24.8.6. Millalicn a Rodriguez, 16 de octubre de 1834.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810239Ancapi, Marileu (B), Antepil ( Antibil? B), Choquepil (B) y Mariqueo (B)obtenindose en las campaas ms de 190 prisioneros de ambos sexos.56Paralelamente a estas acciones, el cacique Cauiquir regres al cam-pamento junto con un destacamento a las rdenes del mayor Ramn Mazaque tena el objetivo de servir de proteccin y disuadir a los enemigos deun nuevo ataque. Con la desaparicin de Millalicn quien abandon las tol-derasparaasentarseenBuenosAires,57Maza,juntoallenguarazBustosquien tambin fue destinado a Guamin, se convertiran en los principalesinformantes de los hechos en el campamento borogano.LaunindelasfuerzasmilitaresenpersecucindelosatacantesdeMasall no deriv en una recomposicin total de la, hasta entonces, tensarelacin entre los boroganos y el gobierno. La piedra del conflicto seguirasiendo el indisoluble vnculo de los primeros con los ranqueles. Esta segun-da etapa, en la que volvieron a producirse conflictos en el interior del gru-poboroganoentornoaesetema,estaramarcadaporlaresistenciadelcaciqueCauiquiracumplirconlapermanenteexigenciadeRosasdeacabarconlosranqueles,posicintotalmentediferentealaquehabatenido Rondeau. Nada ms elocuente que las mismas palabras que pronun-cielcaciquealserinterpeladoporellenguarazBustosconmotivodehaber cobijado a grupos ranqueles que haban atacado los establecimientosrurales de la frontera cordobesa. Ante la reconvencin del lenguaraz, el jefeborogano respondi que:como va de desamparar a puros amigos hermanos parientes y lo que es mas a su ller-noqueessuficientecastigoelaberlosabansado[elejrcitoprovincial]enlosMontes y que por eso los perdona .58Afinesdelao1834losboroganoshabanexperimentadounfuertedesgranamiento de su ncleo original y, lo que es ms importante, algunosgrupos haban pasado a la categora de amigos abandonando la indepen-56 AGN,X,24.8.6. Sosa a Rosas, 11 noviembre de 1834. En una nota enviada por el lenguarazBustos a Rosas desde Guamin comentando esta expedicin se nombraban a dichos caciques como ran-queles. 14 de noviembre 1834. AGN,X,24.9.157 Los motivos de la desvinculacin de Millalicn del campamento borogano no son claras. Enfebrero de 1835 se hallaba en Buenos Aires. Uno de los indios sirvientes que haba traido del cam-pamento le haba solicitado pase para volver a su tierra pero l se haba limitado a autorizar su viajehasta el fuerte Mayo precabiendo que no vaya hablar cosas impropias de mi al resto y cause tristezasy desconsuelos en los voroganos. Y peda ser avalado en esa decisin Hasta que mis gefes y supe-rioresdispongandemiquedestinodevoseguirdespuesdeloscastigosconrazonyjusticia.AGN,X,43.1.3. Millalicn al edecan Corvalan, 9 de febrero de 1835.58 AGN,X,24.8.6SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810240dencia territorial para pasar a habitar en el interior de la provincia. La sepa-racin de Caneullan y Guayquil (hermano de Rondeau) quienes haban sidoacogidos bajo la proteccin del fuerte Mayo no hizo sino preanunciar futu-ros desmembramientos. En Salinas Grandes permaneca el cacique mayorCauiquir y otros jefes boroganos, entre ellos Aln y Meligur quien habaestado a cargo de la agrupacin en ausencia del primero.Para complejizar este escenario, se agreg en el juego diplomtico unnuevoagenteestatalquetuvounaaccinbastanteautnoma:elcoronelFranciscoSosa,comandantedeblandenguesdelfuertedeBahaBlanca.Sosa habra convenido directa y personalmente con el cacique Meligur eltraslado de su gente al fuerte de Baha Blanca para integrarse a las tolder-asdeVenancio.59Dichodesplazamientoprovoclafrreaoposicindelgobernador Rosas que alerto a Sosa sobre el peligro de llevar a las cercan-as del fuerte un poblacin de cerca de 300 indios de pelea.60La estrategia y el objetivo de Sosa en esta negociacin son difciles dedilucidar. Sin embargo, algunas comunicaciones del lenguaraz Bustos, des-delastolderasboroganasdeSalinasGrandes,arrojanalgunosdatos.61Segnsuinterpretacin,SosanobuscabamsqueaislaraCauiquiraquienhacaresponsabledelavisoquetuvieronlosranquelessobreunaexpedicinqueseproyectabadesdeBahaBlanca,advertenciaquehabafrustrado la incursin.62Lo cierto es que, desde inicios del ao 1835, la incorporacin de fami-lias boroganas y ranqueles al campamento de Salinas Grandes fue una cons-tante. As, se incorporon a Cauiquir el cacique Marileo (B) que haba esta-59 AGN,X,24.8.6. Segn carta de Sosa a Rosas de fecha 8 de diciembre de 1834.60 AGN,X,24.8.6. Rosas a Sosa, 31 diciembre de 1834.61 AGN,X,24.9.1. Bustos a Rosas, 22 noviembre de 1834.62 El encono del coronel de blandengues hacia el cacique borogano haba llegado al extremode haberle dicho en Salinas [que] lo iba a matar y no lo hizo por estar la tropa cristiana pero que noperda las esperanzas de hacerlo . La denuncia de Bustos sobre las actitudes de Sosa involucraba tam-bin la toma de bienes que haba realizado en encuentros anteriores con los ranqueles, apoderndose detodas las vacas, caballos, yeguas, cabras, ovejas y su tropa con todo el botin que habia en las tolderiasy a mas de esto con 16 caballos pertenecientes a los borogas. Finalmente, para Bustos, la separacinde Meligur haba sido obra exclusiva del coronel ya que el cacique dice ser mandado por el coman-dante Sosa y que l no obecede a otro y que este le a ordenado que se separe de Cauiquir. La capta-cindelcaciquehabasidorealizadaporSosamediantelapromesaderetribucionesmayoresdelashabituales por la entrega de sus cautivos. Esta promesa, hecha en Baha Blanca a Meligur y Guayquil,fue conocida al regreso de los indios al campamento con lo cual todos se negaron a entregar sus cau-tivos y pretendan moverse hacia el fuerte en busca de los obsequios prometidos. Esta situacin habaproducido un conflicto tan grande en las tolderas que segn Bustos es tan grande las desavenenciasque hay entre los indios que en un mismo toldos se han querido agarrar a lanzasos. Todo el relato sobrela conducta de Sosa en AGN,X,24.9.1. Bustos a Rosas, 9 de diciembre de 1834.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810241doinvolucradoenelasesinatodeRondeauyMelin,con50toldosy150indios de pelea.63Poco despus arribaron el cacique Guircan (B) con 12 tol-dos, 26 indios de pelea y las familias de estos, el cacique Llan Manque con8toldos,18indiosdepeleayfamilias,elcaciquilloFernando,yernodeCauiquir, con 26 toldos, 60 indios de pelea y sus familias, estos ltimos,segnladocumentacin,pertenecientesalosranqueles.64Paralelamente,Cauiquir recibira chasques de Paine (Ll) notificando que el cacique vieneen marcha con ciento y mas indios de pelea y doscientas y tantas de familiapara presentarse a Cauiquir quien dijo que no hay problemas.65Las relaciones entre estos grupos no eran coyunturales ni respondansolamente a una alianza derivada de la precariedad de recursos sino que sefundaban en relaciones de parentesco. Ante la exigencia de que los gruposqueseincorporaranalcampamentoboroganoentregaransuscautivos,Marileoysusindiossenegaronacumplirla.Maza,BustosyCauiquirconvinieron en hacer una entrada a las tolderas para obtenerlas aunque fue-ra a la fuerza. Pero, llegado el da, Cauiquir retir su apoyo diciendo quel no se meta en esos asuntos. La explicacin de Maza sobre la conductadel cacique se vinculaba a la presuncin de lazos parentales entre las dostolderas y, de hecho, se inform queCauiquir no quiere atacar a Marileo porque tiene casada la hija que estubo aqu laCarmela con un sobrino de Marileo y esto mismo sucede con los demas indios en vir-tu de esas mismas relaciones de parentesco.66SegnMaza,enelcampamentoexistanenesosmomentosmasindios ranqueles que boroganos y que sus propias fuerzas, por lo que supo-na que Cauiquir no podra ni intentara dominarlos. Pero, reproduciendolo sucedido antes de Masall, no todos los caciques boroganos tendran lamismaactitudentornoaladisyuntivaentreaceptarlascondicionesdelgobiernoomantenerlaalianzaconlosranqueles.AntenoticiasdeunmalnranquelsobrelafronteradeCrdoba,sepidicolaboracinalosboroganos y slo el cacique Aln se uni a las fuerzas comandadas por el63 AGN,X, 24.9.1. Vicente Gonzalez sin fecha ni destinatario.64 AGN,X,24.9.1. Bustos a Rosas, 24 enero 1835.65 Ibidem66 VicenteGonzalezsinfechanidestinatario.AGN,X,24.9.1.Conelmismoargumento,elcacique Guele (P), recientemente incorporado, se neg a participar de la expedicin que se dipona aincursionar sobre los ranqueles alegando que no atacara a Llanquetruz porque era su suegro al haber-se casado con una de sus hijas y que los unicos enemigos sobre los que haba que incursionar eran loschilenos. SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810242oficial Carbajal. En la incursin se logr apresar a los caciques Guete (Ll), Guele (P) y Piena que fueron llevados al campamento junto con el gana-do que haban robado. A pesar de la exigencia de Bustos y Maza para queCauiquir obligara a los vencidos a entregarlo, el cacique se neg a recla-marlo alegando que como va a reclamar hacienda a unos indios que no tie-nen que comer y que, adems, es de otra provincia.67Esta respuesta, que es brillante para comprender la lectura que hacanlos indios acerca de las empresas de captura de ganado, estaba encubrien-do otra estrategia puesta en juego por el cacique. En efecto, segn un infor-me de Bustos, estos caciques haban pagado una buena cantidad en ganadoaCauiquirsegncostumbredeellosparaquenoselestoqueniselessiga mal ninguno. Esta percepcin de bienes parece haber sido una prc-tica del cacique en estos momentos de tensin ya que segn Bustos era muyllamativo que, si a su partida a Buenos Aires no tena prendas, ahora tan-to l como su hijo y los dems indios que estos tienen en sus toldos estnllenos de prendas de lo que deduca que Cauiquir haba sido compradopara que no atacara a los ranqueles.Como si este tema no bastara para tensar al mximo las relaciones conlosboroganos,Rosasvolviainsistirenlanecesidaddequelosindiosentregaran las cautivas existentes en las tolderas. La tensin lleg al extre-mo de volver a producir un quiebre en el interior del campamento. En unajunta general a la que concurrieron todos los caciques boroganos se eviden-ciaronlasdiferentesposicionesentornoalarelacinconelgobierno.Cauiquir mostr una actitud de enfrentamiento con el gobierno a lo quereaccion el cacique Aln quienledijoacanuiquirquebashablardeloscristianoscuandotuhijoytumujerytodos tus Indios los han yenado de todas cosas y bos sos un picaro que estas engaan-do a los cristianos todos los dias y yo soi el que te ha de dar la muerte por esta manoporque mi mayor desgracia ser el morir entre los indios y no ir a morir entre los cris-tianos que es a quienes he entregado mi corazn y es por quienes he de pelear mien-tras sea Alon. Esto yego al estremo de andar con sable en mano ... de suerte que laJunta se bolvio un remolino ...68Las palabras de Aln representaban un quiebre total en el interior dela agrupacin y una opcin por el acuerdo con el gobierno. Luego de estesucesolosacontecimientosseprecipitaron.Alndecidisepararsede67 AGN,X,24.9.1. Bustos a Rosas, 30 agosto 1835.68 AGN,X, 24.9.1. Bustos a Rosas.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810243Cauiquir y situarse junto a Caneullan en el Fuerte Mayo. Pocos das des-pus de la junta, Cauiquir envi chasques a Llanquetruz que se hallaba enlosmontes.Lasituacinentrelosdosgruposeradegrandesconfianzaytemor. Aln vigilaba a su par y comunicaba a los comisionados de Rosasde todos sus pasos. En estos momentos de tensin informaba que los quer-quenes69de Cauiquir haban avisado que Llanquetruz realizara un ataquecon una partida de cerca de 300 indios sobre la frontera cordobesa.EstasnoticiasllevaronaRosasareconsiderarsualianzaconCauiquir tomando como medida concreta el retiro del contingente militara cargo de Maza y Bustos.70Tal vez por temor a que el retiro de este pique-te fuera seguido por un ataque directo a las tolderas, en noviembre de 1835Cauiquir realiz una campaa contra las tolderas boroganas de los caci-quesMarileu,Mariqueo,Antufil,CheuquepilyAncapiubicadasenLeu-vuc.71Los intentos de acercamiento por parte de Cauiquir llegaron hastael punto de apresar a una partida de caciques ranqueles que, mediante enga-os, haba conseguido que se le presentaran.Si esta accin del cacique pudo hacer reconsiderar a Rosas su opininsobrelarelacinconlosboroganos,nosucedilomismoconelcoronelSosaquemantenaunantagonismoextremohaciaCauiquir.SosanoseconvencidelasbuenasrazonasqueesgrimaRosasparatolerarloquepara l eran hechos censurables del cacique y atac en dos oportunidadessu asentamiento (22 de marzo y 26 de abril de 1836). El primer encuentrocay sobre las tolderas de Cauiquir en el arroyo del Pescado producin-dose una cruel matanza pero el cacique borogano pudo huir con algunos desushombres.ElultimoencuentroseprodujoenlazonadeLanquillLongague(prximaalaactualciudadde9dejulio).Lafuerzaatacanteconstaba de 200 indios de Venancio, 270 de los caciques Meligur y otrosboroganos y el regimiento de blandengues de Baha Blanca. En el encuen-tro se obtuvo un botn de 600 personas de sus familias salvages, majadasde ganado lanar en numero de mas de ocho mil, como quinientas cabezasvacuno, algunos caballos y el todo de su menage y servicio de sus hogaresque como legitimo botin obra en manos de nuestros soldados agregandoel parte enviado a Rosas que la cabeza de Cauiquir fue colocada sobre unpalo en la cima de una pequea colina del paraje Lanquiyu.69 Eran mensajeros indgenas que, desde edad temprana eran enseados para la adquisicin ytransmisin de informacin.70 AGN,X,24.9.1. Rosas a Maza, 23 de octubre de 1835.71 AGN,X,25.1.4. Informe de Maza, noviembre de 1835.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810244Si ste fue el fin de la agrupacin borogana como el grupo de mayorpeso en las pampas, la muerte de Cauiquir signific el inicio de una esca-ladadeviolenciatantointertnicacomoentredistintosgruposindgenasque involucr a las tropas de los fuertes, los vecinos de los partidos fronte-rizos, indios amigos asentados en la frontera, indios aliados e indios proce-dentes del otro lado de cordillera y recin pudo apaciguarse a inicios de ladcada de 1840.72ConclusionesA poco de instalarse en las pampas, la agrupacin borogana se convir-ti en la principal fuerza indgena independiente en el lado este de la cor-dillera de los Andes. Fueron varios los factores que coadyuvaron a ello: suubicacinenSalinasGrandes(regindeindudablevalorestratgico),elacuerdo de paces con el gobierno que le permita percibir un flujo nada des-preciable de bienes y el indudable declive de los ranqueles luego de lasacometidas de los ejrcitos provinciales.Sin embargo, uno de esos factores contena en s mismo un elementodepresinqueseradifcildemanejar:elacuerdoconelgobierno.Retomando la nocin de zona tribal, la presencia estatal se hara evidente atravs de dos mecanismos: desde la seduccin, jugando con el incrementoo con la eliminacin de las raciones enviadas a las tolderas y, desde lapresin ms directa, con la amenaza de una accin militar. Esta situacinderiv en la toma de decisiones dismiles por parte de los lderes indgenasque oscilaron entre la resistencia de unos y la cooperacin de otros.El declive de los boroganos puede ser dividido en dos momentos mar-cados por la actitud diferente que asumiran los jefes indgenas en su rela-cinconelgobiernobonaerense.Enelprimermomentoidentificamoslaclara intencin de Rondeau por erigirse como el principal jefe de la agru-pacin arrogndose un poder mayor del que tenan sus pares, poder que uti-lizaba sin vacilar para imponer su decisin poltica de acentuar el acerca-miento con el gobierno. Como hemos visto, esta operacin no fue exitosa.No es difcil imaginar la reaccin que produjo esta estrategia en una agru-pacin bsicamente igualitaria donde la jerarqua poltica, militar y social72 Para un desarrollo de esta etapa de extrema conflictividad ver Ratto, Silvia, Soldados, mili-cianoseindiosdelanzaybola.Ladefensadelafronterabonaerenseamediadosdeladcadade1830, en Anuario IEHS. No.18,2003EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810245era entregaba voluntariamente por el resto de la sociedad a los hombres quela merecan por razones de sabidura, ecuanimidad, prestigio, inteligencia,generosidadohabilidadmilitar....Laapropiacinpersonaldelpodereneste tipo de sociedades encerraba el peligro del quiebre de la legitimidadpolticatradicional[y]separabaasusjefesdelrestodelasociedad.73Este distanciamiento entre el lder y el resto de la agrupacin llev al pun-to extremo de formarse una coalicin que puso fin a la vida del cacique.La segunda y ultima etapa de los boroganos como grupo poderoso seinici, precisamente, con la muerte de Rondeau. La desaparicin del caci-que, haba producido un efmero intento por instituir un cargo hereditarioque rpidamente fue descartado. El nombramiento de un hijo del caciqueasesinado para hacerse cargo de la agrupacin, podra entenderse como unelemento ms en la tendencia a la concentracin del poder que haba ini-ciadoRondeau,intentndosemantenerlaautoridadenelmismolinaje.Esta tentativa parece haber sido realizado por los pocos jefes que permane-cieronenelcampamentopero,unavezqueCauiquirseasegurqueelpeligro haba pasado, recuper el mando de la agrupacin.Laposicindeestecaciqueseraclaramentediferentealadeljefeasesinado. No slo no dejara de amparar a grupos y familias ranqueles sinoque de manera muy explcita mostrara su desacuerdo en tomar medidas defuerza hacia esos enemigos del gobierno. De manera que nos encontramosclaramente ante dos estrategias diferentes. Por un lado, la de Rondeau quebusc un mayor acercamiento con el gobierno avasallando las tradicionespolticas indgenas y por otro lado, la de Cauiquir que mostrara una acti-tud mucho ms distante con respecto a las exigencias de aqul. Sin embar-go,pesealasconductasopuestasdeamboscaciquesenrelacinconelavance del poder estatal, los dos fueron asesinados en sendos ataques quecayeron sobre sus tolderas. Cmo interpretar este desenlace idntico paradosestrategiascontrapuestas?Unaposibleexplicacinpodraserqueelavance del estado era inexorable lo que pona a los lderes indgenas en unasituacin de difcil resolucin: si se decidan por la alianza con el gobiernopodansufrirladisidenciainternaysioptabanporlaoposicinpodanexperimentar el ataque de aqul.Sinembargo,estainterpretacinpresentauninconveniente.CincoaosdespusdelamuertedeCauiquir,otraagrupacinindgenaproce-dente de la regin de Llaima y dirigida por el cacique Calfucur, se insta-73 Len Sols, Guerra y lucha faccional en Araucana (1764-1777), en Proposiciones No. 24.Santiago de Chile, 1994.SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810246lenSalinasGrandesycreunaconfederacinquepudosostener,porvarios aos, una posicin de relativo equilibrio con el gobierno bonaeren-se. Esta constatacin nos lleva a matizar en cierto modo la idea de un avan-ce estatal inexorable, al menos, hacia mediados del siglo XIX.74Y, por otrolado, retomando el planteo de Ferguson y Whitehead, debemos considerarla accin estatal como la actuacin de una diversidad de actores: autorida-des gubernamentales, misioneros, comerciantes, etc.En el caso que analizamos, la accin autnoma e inconsulta que lleva cabo el coronel de blandengues Francisco Sosa al atacar el campamentode Cauiquir, no formaba parte de la estrategia global del gobierno bonae-rense. En efecto, este ataque no solo no cont con la aprobacin de Rosassino que fue fuertemente reprendida con estos trminos:Lo que has hecho en ese delicado asunto resolvindolo vos mismo del modo que lohasdispuestoesmalo,muymalo,malsimoydeunatrasendenciaquepuedetraerconsecuenciasmuydesagradablesyefectostanperjudicialescomodedifcilrepa-racin .75Esto nos lleva a plantear que la accin estatal no debe ser considera-da de manera monoltica sino que, por el contrario, es posible detectar posi-ciones que, como este caso, representen una desviacin del curso generaldel gobierno.Siconsideramoslaaccinestataldemanerageneral,nopodemosdejar de reconocer los cambios producidos en la poltica interna de la pro-vincia bonaerense durante este perodo, lo que impact directamente en surelacin con los pueblos indgenas. Si durante el breve apogeo borogano lasituacindentrodelaprovinciaeraderelativatranquilidadyelgobiernodedicaba un tiempo y un esfuerzo significativos al curso de su poltica ind-gena,entiemposdeCalfucurelcontextoprovincialeinterprovincialhaba cambiado profundamente. Desde fines de la dcada de 1830 se hab-an producido diversos actos de oposicin al rgimen dentro en la provinciay en la dcada siguiente, la oposicin tambin se extendera por las provin-ciasdelInterior.Comoresultadodeestosacontecimientoselgobiernohabaconcentradosusesfuerzosenunapolticademayorcontroldela74 Sera muy diferente la situacin a fines de la dcada de 1870 cuando, organizado definiti-vamenteelestadoargentino,seencardemaneradecididalaexpansinterritorialsobreelespacioindgena.75 AGN,X,24.8.6.Laoladeviolenciadesatadaenlafronterasurenlosaossiguientesalamuerte de Cauiquir le daran la razn a Rosas.EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810247poblacin provincial y en el envo de recursos militares para sofocar la disi-dencia externa. En este nuevo esquema, la poltica indgena dej de tenerla centralidad del perodo anterior y, de hecho, el negocio pacfico no fuellevado de manera tan personal por Rosas sino que se mediatiz y delegen personajes claves de la frontera que gozaban de la absoluta confianza delgobernador: Pedro Rosas y Belgrano como juez de paz de Azul y el caci-que Catriel como el principal cacique del negocio pacfico. Este cambio deescenario deriv, en ltima instancia, en una distensin de la presin esta-tal sobre la zona tribal.De manera que creemos que no se puede explicar el ocaso boroganoentrminosdeunclaroydecididoprocesodeavanceprovincial.Porelcontrario, cada uno de los momentos descriptos debe comprenderse a tra-vs del anlisis de los distintos actores que intervienen, en un contexto enqueannoseencontrabaclaramentedefinidoencursodelasrelacionesintertnicas.Finalmente, no podemos dejar de echar una mirada al interior mismodelazonatribaldondelosconflictosintertribaleshabanalcanzadounaferocidad tal que, hacia fines de la dcada de 1830, se haba producido elapaciguamientodelosotroraprincipalespoderesindgenasdelapampa.Enefecto,losranquelesacarrearandurantemuchosaosmsunafuerteinestabilidad econmica y demogrfica y los boroganos fueron consumidosporelconflictointerno.SobreestasnuevasbaseselcaciqueCalfucurpudo constituir su liderazgo.Recibido el 7 de octubre de 2004Aceptado el 10 de febrero de 2005SILVIA RATTOAEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810248EL EFMERO APOGEO DE LOS BOROGANOS EN LAS PAMPAS (SIGLO XIX)AEA, 62, 2, julio-diciembre, 2005, 219-249. ISSN: 0210-5810249LA FRONTERA BONAERENSE EN EL PERODO ROSISTA