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Alexander Solyenitzin Semblanza 1 Alexander Solyenitzin SEMBLANZA DE ALEXANDER SOLYENITZIN Del Archipiélago Gulag a la Perestroika y más allá. Segunda Edición Electrónica: 2014 lanuevaeditorialvirtual.blogspot.com

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Alexander Solyenitzin Semblanza 1 Alexander Solyenitzin SEMBLANZA DE ALEXANDER SOLYENITZIN Del Archipilago Gulag a la Perestroika y ms all. Segunda Edicin Electrnica: 2014 lanuevaeditorialvirtual.blogspot.com

Alexander Solyenitzin Semblanza 2 INDICE BIOGRAFA ..................................................................................................................................................... 3 EL HOMBRE .................................................................................................................................................. 4 Los Primeros Aos ................................................................................................................................ 4 Guerra y Prisin ................................................................................................................................... 5 Los campos de concentracin............................................................................................................... 7 EL ESCRITOR ................................................................................................................................................. 8 Premio Nobel y exilio ........................................................................................................................... 9 Regreso a Rusia ................................................................................................................................. 10 Algunas de sus Obras: ........................................................................................................................ 11 EL GULAG ................................................................................................................................................ 12 DISERTACIN SOBRE LITERATURA ............................................................................................................... 20 DISCURSO EN EL BANQUETE A LOS PREMIOS NOBEL................................................................................... 41 NO VIVAS EN LA MENTIRA ........................................................................................................................... 44 UN MUNDO ESCINDIDO ............................................................................................................................... 51 Los mundos contemporneos............................................................................................................. 52 Convergencia ..................................................................................................................................... 53 La declinacin del coraje .................................................................................................................... 54 Bienestar ........................................................................................................................................... 54 La vida legalista ................................................................................................................................. 56 La orientacin de la libertad .............................................................................................................. 57 La orientacin de la prensa ................................................................................................................ 58 Una moda de pensamiento ................................................................................................................ 60 Socialismo .......................................................................................................................................... 61 No es un modelo ................................................................................................................................ 62 El humanismo y sus consecuencias..................................................................................................... 63 Un parentesco inesperado ................................................................................................................. 65 Antes del cambio ............................................................................................................................... 66 QU CLASE DE "DEMOCRACIA" ES STA? ................................................................................................... 69 LA HIPOCRESA DE FIN DE SIGLO .................................................................................................................. 76 Trato diferenciado ............................................................................................................................. 77 Criminales de guerra .......................................................................................................................... 78 Utopa de la seguridad ....................................................................................................................... 80 JOSEPH PEARCE ENTREVISTA A ALEXANDER SOLYENITZIN .......................................................................... 93 Alexander Solyenitzin Semblanza 3 BIOGRAFA Alexander Solyenitzin Alexander Solyenitzin Semblanza 4 El Hombre Los Primeros Aos Alexander Solyenitzin naci un 1 de Diciembre de 1918 en la localidad de Kislovodsk, Rusia. Su padre que se haba dedicado a estudios filolgicos no complet su carrera ya que se alist como voluntario cuando estall la guerra de 1914, sirvi como oficial de artillera en el frente alemn, combati durante toda la guerra y falleci en el verano de 1918, seis meses antes de que naciera su hijo Alexander. El nio fue criado por su madre que trabajaba de taquimecangrafa en la localidad de Rostow, sobre el Don. All Solyenitzin pas toda su infancia y su juventud, egresando del colegio secundario en 1936. Ya de nio, sin ninguna incitacin por parte de alguien, quiso ser un escritor y ya a temprana edad escribi una buena cantidad de obras primerizas. Durante la dcada de los aos 30 del Siglo XX trat de publicar sus escritos pero no consigui hallar nadie dispuesto a aceptarlos. Quiso tambin adquirir una educacin La escuela de Kislovodsk Rostov sobre el Don Alambrada en un campo del GULAG Alexander Solyenitzin Semblanza 5 literaria pero eso no era posible en Rostow y un traslado a Mosc resultaba igual de imposible, en parte porque la madre se hallaba sola y con la salud quebrantada, en parte porque el proyecto se hallaba ms all de sus modestos recursos econmicos.Consecuentemente, se inscribi en la Universidad de Rostow para estudiar en el Departamento de Matemticas dnde descubri que tena considerable talento para las ciencias exactas. Pero, si bien le result fcil dominar la materia, sinti que no deseaba dedicarle toda su vida.Con todo, ese conocimiento le resultara muy beneficioso en al menos dos momentos dramticos de su vida a tal punto que, gracias al mismo, conseguira escapar de la muerte. Ms tarde, entre 1939 y 1941, paralelamente a sus estudios de fsica y matemticas, estudi literatura por correspondencia en el Instituto de Historia, Filosofa y Literatura de Mosc. Guerra y Prisin En 1941, poco antes del estallido de la guerra entre Rusia y Alemania, se gradu como fsico y matemtico en la Universidad de Rostow. Al principio del conflicto, debido a su Torres de vigilancia en el campo El Campo Perm 36 (Reconstruido) El portal de entrada al campo de Vorkuta durante la dcada de 1950. Alexander Solyenitzin Semblanza 6 endeble salud, fue destinado a servir de conductor de vehculos con traccin a sangre durante el invierno de 1941/42. Ms tarde, por sus conocimientos de matemtica, fue transferido a una escuela de artillera de la cual, despus de un curso relmpago, egres en Noviembre de 1942. Inmediatamente despus se le confiri el comando de una compaa de artillera y sirvi en dicho puesto hasta que fue arrestado en Febrero de 1945.Fue arrestado porque, en la correspondencia del perodo 1944/45 con un amigo de su poca escolar, la censura encontr algunas observaciones irrespetuosas sobre Stalin. Como una prueba suplementaria a la acusacin, se utilizaron borradores de historias y anotaciones que se encontraron entre sus pertenencias. Las pruebas, sin embargo, no eran suficientes para un juicio en regla y, por consiguiente, en Julio de 1945, de acuerdo con un procedimiento entonces muy en boga, en virtud de la resolucin de un comit especial de la NKVD, fue sentenciado, en ausencia, a ocho aos de confinamiento en un campo de prisioneros. Lo verdaderamente dramtico del caso es que, por aquellos tiempos en Rusia, una sentencia as era considerada leve. Un "trabajo correccional" La sharashka de "El Primer Crculo" El "hospital" de los prisioneros Alexander Solyenitzin Semblanza 7 All comenz su largo y terrible peregrinar por lo que luego sera el ttulo de su obra ms conocida: el "Archipilago Gulag".La palabra "GULAG" en realidad, es un acrnimo. Viene del ruso "Glavnoye Upravleniye Ispravitelno-trudovykh Lagerey", significando "Directorio Supremo de Campos Correccionales de Trabajo" y se refiere al conjunto de campos de concentracin que el servicio de seguridad poltica sovitico (sucesivamente denominado como Cheka, OGPU, NKVD MGB/MVD y finalmente KGB) tena diseminados en forma de "archipilago" por todo el territorio de la URSS.Los campos de concentracinSolyenitzin cumpli la primera parte de su condena en campos correccionales de trabajo de varias clases. En 1946, como matemtico, fue transferido a un grupo de investigacin cientfica del Ministerio de Asuntos Internos y el Ministerio de Seguridad del Estado.Pas el perodo medio de su condena en esa clase de empresas fantasma o sharashkas de las que surgira luego el entorno de su El Primer Crculo. En 1950 fue enviado a los recientemente establecidos campos especiales destinados exclusivamente a prisioneros polticos. En uno de ellos, ubicado en el pueblo de Ekibastuz en Solyenitzin en Ekibastuz Kazakistan Tashkent Alexander Solyenitzin Semblanza 8 Khazakistn, trabaj como minero, como albail y como metalrgico. De aqu naci su libro Un da en la vida de Ivn Denisovich, pero aqu tambin contrajo un tumor canceroso que fue extrado ms tarde, aunque no definitivamente curado. Un mes despus de haber cumplido la totalidad de la condena de ocho aos, sin ningn tipo de juicio adicional, sin siquiera otra resolucin del Ministerio, tan slo en virtud de una decisin administrativa, en lugar de ser puesto en libertad, result exiliado de por vida a Kok-Kerek en el Sur de Kazakistn. La medida no estaba dirigida especialmente contra su persona. Simplemente era lo acostumbrado en aquella poca y en la Unin Sovitica. El exilio dur desde Marzo de 1953 (el ao de la muerte de Stalin) hasta Junio de 1956. Durante el mismo, el tumor evolucion rpidamente y, hacia fines de 1953, Solyenitzin se encontr muy cerca de la muerte. Ya no poda comer, ni dormir, y el tumor le produca graves desrdenes orgnicos. Sin embargo, consigui ser trasladado a Tashkent dnde, durante 1954, se someti a un tratamiento exitoso. De esta poca es su El Pabelln de Cncer.El escritor Durante los aos de su exilio, ense matemticas y fsica en una escuela primaria escribiendo prosa en secreto. Consigui salvar lo que haba escrito y llevrselo consigo hacia otros destinos en los que, de la misma forma, se dedic oficialmente a ensear y a escribir en Ryazan Solyenitzin en Vermont (EE.UU.) Alexander Solyenitzin Semblanza 9 secreto. Transit as, primero por el distrito de Vladimir en dnde naci La Granja de Matryona y despus en Ryazan. Durante todos los aos hasta 1961 no slo vivi convencido de que jams vera sus obras impresas en vida sino que, adems, apenas si se atrevi a mostrar a sus ms ntimos algunos fragmentos, eternamente temiendo que alguien ms se enterase de lo que estaba haciendo. Pero, a la larga, el anonimato literario comenz a desgastarlo. Lo que ms le pesaba era que no poda recibir la opinin de personas con algn conocimiento en literatura. As, en 1961, despus del 22 Congreso del Partido Comunista de la URSS y despus del discurso de Tvardovsky ante el mismo, decidi salir del anonimato con Un Da en la Vida de Ivn Denisovich. La decisin era extremadamente peligrosa. No slo poda traer consigo otro arresto sino, adems, la prdida de todos sus manuscritos. Pero, en esa ocasin tuvo suerte, y despus de una serie de prolongados esfuerzos A.T. Tvardovsky consigui publicar esa novela un ao ms tarde en la prestigiosa revista Novy Mir (Nuevo Mundo). Pero la impresin del libro fue detenida casi inmediatamente por las autoridades las que, en 1964, prohibieron tanto sus obras de teatro como a su novela El Primer Crculo la que fue secuestrada en 1965 conjuntamente con sus papeles de los ltimos aos. Con todo, en 1963 haba conseguido publicar Nunca cometemos errores y, al ao siguiente, Por el Bien de la Causa. Premio Nobel y exilio A pesar de persecuciones, prohibiciones y arrestos, sus obras consiguieron poco a poco trascender las frreamente custodiadas fronteras de Rusia. En 1970 le fue otorgado el Premio Nobel que no pudo ir a recibir personalmente por la presin de las autoridades de su propio pas. Fue deportado a la entonces Repblica Popular Alemana (Alemania Oriental) y en 1974, un ao despus que se publicara El Archipilago Gulag, en Francia, los soviticos le retiraron la ciudadana. Alexander Solyenitzin Semblanza 10 Emigr a los Estados Unidos establecindose en Vermont. Los americanos lo recibieron con los brazos abiertos, esperanzados de encontrar en l a un vitrilico crtico del sistema comunista en medio de la batalla propagandstica de la Guerra Fra. Se equivocaron. Si bien Solyenitzin nunca ces de mostrar las falencias y demostrar la inviabilidad del sistema comunista, su posicin fue la de un escritor moralmente ntegro. Mientras estuvo en su propio pas, critic y expuso las barbaridades del sistema bajo el cual viva. Pero quienes esperaban que siguiese criticando a su patria desde el extranjero se encontraron con la desagradable sorpresa de hallarse frente a un hombre que ahora criticaba, y sin demasiados miramientos precisamente, las falencias y los defectos del sistema capitalista. Los americanos no slo no consiguieron instrumentarlo para sus fines propagandsticos sino que, encima, tuvieron que soportar la sinceridad de un intelectual insobornable que jams consinti en dejar de llamar las cosas por su verdadero nombre, sin ocultamientos y sin hipocresas. Esa actitud le granje una buena cantidad de enemigos tambin en Occidente y explica buena parte de las crticas de las que fue objeto, la mayora de las veces de un modo extremadamente desleal, muchas veces con burdas mentiras y casi siempre con argumentos por dems objetables. Regreso a Rusia Con la llegada de Gorbachov al poder a mediados de la dcada de 1980 y la implementacin de la glasnost, la censura que pesaba sobre el trabajo literario de Solyenitzin fue eliminada y sus obras se publicaron otra vez en Rusia. Recuper su ciudadana en 1990 y regres a Rusia en el verano de 1994, tras veinte aos de exilio. Llamado a proponer alternativas al rgimen sovitico, rechaz el nfasis Occidental sobre la democracia y la libertad individual, pugnando, en cambio, por la formacin de un rgimen justo, pero con firme autoridad, que pusiese los Alexander Solyenitzin Semblanza 11 tradicionales valores cristianos de Rusia por encima del materialismo utilitarista de Occidente. Falleci un Domingo 3 de Agosto de 2008, a los 89 aos. Su atad fue custodiado por una guardia de honor militar en un saln de la Academia de Ciencias de Rusia por el que desfil una impresionante multitud. Entre ellos estuvo el primer ministro Vladimir Putin. Vladimir Putin; el hombre fuerte de Rusia y ex-oficial de la KGB le rindi honores a Alexander Solyentizin.Al ex-preso y uno de los pocos sobrevivientes del GULAG.La Historia tiene esas ironasAlgunas de sus Obras: Un da en la vida de Ivn Denisovich (1962) Nunca cometemos errores (1963) La casa de Matriona (1963) Por el bien de la causa (1964). El pabelln del cncer (1968-1969) El primer crculo (1968) Marzo de 1917 (1968) Agosto 1914 (1971 / Revisin: 1983) El Archipilago Gulag (1973) El roble y el ternero (1975) Carta a los dirigentes de la Unin Sovitica (1976) Los tanques conocen la verdad (1980) Prisioneros (1983) Noviembre de 1916 (1983) Marzo de 1917 (1986) Cmo reorganizar Rusia (1990) Abril de 1917 (1991) El problema ruso al final del siglo XX (1992) Rusia bajo los escombros (1992) Los invisibles (1992) El error de Occidente (1998) Doscientos aos juntos (17951995) (2001). Alexander Solyenitzin Semblanza 12 EL GULAG Para la generacin posterior a la Guerra Fra del Siglo XX, la vida y la obra de Alexander Solyenitzin resultarn casi incomprensibles si no se las pone dentro del marco de los acontecimientos histricos. Despus de la Revolucin Bolchevique de 1917, ao en que los comunistas rusos derrocaron al rgimen monrquico de los zares hacia fines de la Primera Guerra Mundial, el lder principal de esa revolucin V.I. Lenin anunci que cualquier "enemigo de la clase obrera", an sin la existencia de pruebas concretas que demostrasen su culpabilidad, deba ser tratado como un criminal. Basndose en la estructura penal preexistente, los comunistas ya a principios de su revolucin comenzaron a encerrar en campos de concentracin, mayormente distribuidos por Siberia, a todos los que consideraron "enemigos de clase", una denominacin genrica bajo la cual se entendi especialmente a todos los adversarios polticos, disidentes, ex-aristcratas, terratenientes, comerciantes y burgueses en general. Oficialmente, el Gulag se estableci el 25 de Abril de 1930 casi tres aos antes de la llegada al poder de Adolfo Hitler en Alemania en virtud de la orden 130/63 de la OGPU que implementaba el decreto 22 p.248 del Sovnarkom del 7 de Abril del mismo ao. Originariamente bautizado como "ULAG" recibi su denominacin definitiva de "GULAG" en Noviembre de 1930. Quien ms acrecent y expandi el sistema de campos de concentracin soviticos fue Stalin. Bajo su rgimen, el colapso de los proyectos estatales, las malas cosechas, los accidentes, las fallas de produccin y los gruesos errores de planificacin, fueron sistemtica y rutinariamente atribuidos por la burocracia estatal a hipotticos actos de corrupcin o sabotaje. Con ello, result sencillo atribuir los fracasos del rgimen a supuestos criminales y Alexander Solyenitzin Semblanza 13 saboteadores para arrestarlos en masa. En forma simultnea, el rgimen comunista impuls un programa de intensiva industrializacin en Rusia. Esto trajo consigo una creciente necesidad de recursos naturales, materias primas y, no en ltima instancia, mano de obra barata. Con ello, a la polica poltica directamente se le impusieron "cuotas" de arresto mediante las cuales prcticamente se la forzaba a arrestar determinada cantidad de "enemigos de clase", con lo que se extendieron las denuncias, y los juicios sumarsimos terminaron siendo meros trmites administrativos con sentencia establecida de antemano. La base "legal" para estas sentencias prcticamente automticas fue el famoso Artculo 58 del Cdigo Penal sovitico que le otorgaba al Estado un poder virtualmente ilimitado sobre cualquier persona residente en la URSS. Hacia principios y hasta mediados de la dcada del 1930, el Gulag se fue endureciendo a medida en que el poder de Stalin se consolidaba y la actividad de la polica poltica se extenda. Por aquella poca, empecinado en industrializar a Rusia a toda costa, Stalin sola justificar los excesos diciendo: "Cuando se corta madera, vuelan astillas". Para ser equitativos, habr que decir que la industrializacin rusa fue probablemente uno de los mayores logros de Stalin. Pero no menos cierto es que la calidad de esa industria termin siendo por dems discutible y, en todo caso, el costo que la poblacin pag por ella fue enorme. La red de crceles, campos de concentracin y prisiones administradas por el Gulag, y diseminadas por todo el territorio de la URSS (eso que a travs de Solyenitzin conocemos como el "archipilago" Gulag por las mltiples "islas" que formaban la red), constituy un gigantesco aparato penal que inclua a varias clases de instituciones. Por ejemplo, bajo la direccin de Lavrenty Beria, quien estuvo al frente tanto de la NKVD como del programa nuclear sovitico hasta 1953, miles de prisioneros del Gulag fueron usados para trabajar en las minas de uranio y construir las instalaciones de pruebas nucleares en Novaya Zemlya, la isla Vaygach y Alexander Solyenitzin Semblanza 14 Semipalatinsk entre otros sitios. De hecho, la primer prueba nuclear sovitica tuvo lugar en Semipalatinsk, en 1949. Pero, adems de los campos de trabajos forzados de diversas clases, la burocracia comunista rusa mont toda una variedad de prisiones. Estaban, por ejemplo, las sharashka una palabra rusa cuyo significado aproximado es "empresa fantasma" que en realidad eran laboratorios secretos donde los cientficos encarcelados, algunos de ellos de renombre, se dedicaron a desarrollar nuevas tecnologas y a hacer trabajos puntuales de investigacin. Solyenitzin, por su condicin de fsico y matemtico estuvo por un tiempo en una de ellas. Otro recurso de la polica poltica era el de declarar "demente" al acusado, especialmente si se trataba de un adversario poltico de cierto prestigio. Para esta clase de detenidos existan las psikhushka que significa algo as como "loquero" dnde el detenido era forzadamente sometido a tratamiento psiquitrico. La psikhushka se utiliz especialmente luego del desmantelamiento oficial del Gulag en 1960 para aislar y quebrar a los prisioneros polticos, como en el caso de Vladimir Bukovsky y de Pyotr Grigorenko, tan slo para citar algunos. Hubo campos y zonas especiales para nios los maloletki = menores de edad para madres con crituras los mamki y hasta para discapacitados (p.ej. en Spassk). Para muchos detenidos la burocracia policial tena una categora especial: la de "miembro de familia de traidor a la Patria". Consecuentemente, hubo tambin campos de concentracin destinados a las esposas de los "traidores a la Patria". En los tres ltimos casos citados, los prisioneros eran considerados "no productivos", probablemente un eufemismo por no decir directamente "intiles", lo cual explica de alguna manera las condiciones especialmente inhumanas y la tasa extraordinariamente alta de mortandad en estas instituciones.La geografa del "archipilago" fue tan vasta como compleja. Al principio las ubicaciones para los campos de concentracin se determinaron teniendo en cuenta sobre todo el aislamiento de los prisioneros. En virtud de ello, se comenz eligiendo con preferencia remotos monasterios expropiados por el Estado. La prisin de las Alexander Solyenitzin Semblanza 15 Islas Solovetzky fue una de las primeras y ms conocidas, organizada muy poco despus de la Revolucin Bolchevique de 1918. Luego, cuando el nfasis de la burocracia partidaria gir hacia el reclutamiento forzoso de mano de obra barata, se construyeron nuevos campos de concentracin por todo el territorio que cay dentro de la rbita de influencia sovitica. Surgieron as nuevos campos sencillamente all en dnde el programa econmico impuesto por el Estado dictaba su necesidad, o bien en dnde se iniciaron proyectos especficamente basados en el trabajo forzado como fue, tanto como para citar dos ejemplos, el caso del Canal de Belomor o el de la lnea de comunicacin Baikal-Amur. De hecho, incluso partes del famoso subterrneo de Mosc y de las instalaciones de la Universidad Estatal de Mosc fueron construidas por prisioneros. Al final, las "islas" del "archipilago" Gulag abarcaron buena parte del amplio espacio ocupado por la industria sovitica. Con todo, la mayora de estos campos se situ en las ms remotas regiones de la Unin Sovitica. De los del Noreste los ms conocidos Alexander Solyenitzin Semblanza 16 son Sevvostlag, a lo largo del ro Kolyma, y Norilag cerca de Norilsk. Los del Sureste estuvieron mayormente en las estepas de Kazakistn (Luglag, Steplag, Peschanlag). Se trataba de regiones enormes, prcticamente deshabitadas, sin mayores recursos en materia de alimentos y sin caminos ni rutas transitables (la construccin de caminos y lneas frreas fue una de las tareas llevadas a cabo por los prisioneros) pero las reas eran, por lo general, ricas en minerales y otros recursos naturales tales como la madera. Sin embargo, a pesar de esta concentracin relativa, los campos de concentracin se encontraban desparramados por toda la Unin Sovitica, incluyendo las partes europeas de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Tambin hubo varios campos bajo el control directo del Gulag pero ubicados fuera de la URSS propiamente dicha, en Checoslovaquia, Hungra, Polonia y Mongolia. Un detalle que quizs valga la pena mencionar es que no todos los campos estuvieron fortificados o rodeados de vallas, alambrados de pas y torres de observacin, tal como se observa en las fotografas "clsicas". La realidad es que algunos, sobre todo en Siberia, estaban demarcados solamente por postes. La huda se hallaba prcticamente imposibilitada por miles de kilmetros de estepa vaca, un clima extraordinariamente severo y perros rastreadores asignados a cada campo. Si bien es cierto que durante el perodo 1920/1930 algunas tribus nativas (no rusas) de Siberia con frecuencia ayudaron a los fugitivos, tambin es cierto que a veces los prisioneros escapados eran criminales comunes ya que, obviamente, no todos los prisioneros eran presos polticos y los criminales ms agresivos eran los ms propensos a correr el riesgo de huir y, en estos casos, las tribus mencionadas resultaron vctimas de esos criminales en fuga. Con el correr del tiempo, sobre la base de estas experiencias y seducidos, adems, por las recompensas ofrecidas por el gobierno sovitico, los habitantes nativos de las zonas del Gulag comenzaron a colaborar con las autoridades en la captura de los prisioneros fugados. De cualquier manera, la gran mayora de los evadidos no consegua su propsito de todos modos. Por ejemplo, el rea ubicada a lo largo Alexander Solyenitzin Semblanza 17 del ro Indigirka fue conocida como una especie de Gulag dentro del Gulag. En esta zona, en el pueblo de Oymyakon, se llegaron a registrar en invierno temperaturas de hasta 72C bajo cero. A lo largo de los aos, a pesar de una enorme tasa de mortandad, la poblacin del Gulag creci exponencialmente. Durante 1931/32 se estima que haba unas 200.000 personas en los campos de concentracin. Para 1935 la cifra haba crecido a un milln y en 1937, despus de las "Grandes Purgas" por medio de las cuales Stalin se deshizo de sus competidores ms conspicuos dentro del Partido Comunista, los campos ya contenan alrededor de dos millones de personas. Durante la Segunda Guerra Mundial (1939/1945) la poblacin del Gulag disminuy debido a dos factores principales: por un lado, cientos de miles de prisioneros fueron "liberados" para ser llevados en masa al frente de guerra y, por el otro lado, la mortandad en los campos aument dramticamente, en especial durante los aos 1942/1943. Despus de 1945 el nmero de prisioneros volvi a aumentar hasta alcanzar, a principios de la dcada del 1950, un volumen cercano a 2.5 millones de personas. Si bien algunos de estos prisioneros fueron desertores y criminales comunes, una cantidad sustancial estuvo constituida por personas que haban cado prisioneras de los alemanes o sus aliados y que, habiendo sido repatriados a Rusia, ahora resultaban acusados de haber fraternizado con el enemigo. A este nmero se le agregaron poco ms tarde grandes contingentes de personas detenidas en los territorios ocupados por Rusia a tal punto que, durante muchos aos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, una minora muy significativa de la poblacin del Gulag estuvo constituida por alemanes, finlandeses, hngaros, polacos, rumanos y otras nacionalidades "liberadas" por el Ejrcito Sovitico durante la guerra. Lo macabramente irnico es que hubo varios casos de personas que haban sobrevivido en la prisin de los campos de concentracin alemanes tan slo para ser detenidas de nuevo y encerradas en los campos de concentracin soviticos. Alexander Solyenitzin Semblanza 18 Despus de la muerte de Stalin en Marzo de 1953, el Partido Comunista Sovitico continu manteniendo la estructura del Gulag por un tiempo ms. Luego, un nmero importante de criminales comunes fue liberado en virtud de una amnista. La liberacin de los presos polticos comenz en 1954 y se ampli en 1956 luego del discurso secreto de Nikita Khrushchev ante el 20 Congreso del Partido Comunista en Febrero de 1956, oportunidad en que la dirigencia sovitica comenz a distanciarse del stalinismo. Oficialmente, el Gulag termin el 25 de Enero de 1960 por la Resolucin 20 del MVD, siendo que la propia MVD fue eliminada por la Resolucin 44-16 del Presidium del Consejo Supremo de la URSS, aunque resurgira casi inmediatamente como la KGB. Es difcil calcular la cantidad de personas que fallecieron en los campos de concentracin soviticos. La poblacin relativamente estable del Gulag de entre 1.5 a 2.5 millones de personas se hallaba expuesta a una altsima tasa de mortandad y los nmeros indicados slo pudieron mantenerse relativamente constantes con una permanente campaa de arrestos y deportaciones. Las estimaciones ms conservadoras indican que, para el perodo comprendido entre 1918 y 1956, la cantidad de muertos en los campos de concentracin soviticos oscila entre 15 y 30 millones de personas. No obstante, otros clculos hablan de por lo menos 60 millones de seres humanos que, directa o indirectamente, resultaron vctimas de la poltica aplicada y murieron en el "archipilago" durante las casi cuatro dcadas de su existencia. Cualquiera que haya sido el nmero total de vctimas del rgimen, lo documentado y comprobado es que las tasas de mortandad en el Gulag fueron altsimas, llegando en algunos campos hasta el 80% sobre todo durante el invierno siberiano y muy especialmente en aquellos campos dedicados a la minera y a la tala de rboles o a la construccin de caminos. Los presos estaban obligados a cumplir cuotas de produccin casi imposibles de alcanzar, el trato de los guardiacrceles era brutal en el mejor de los casos y refinadamente sdico por regla; a todo lo cual cabra agregar el hambre, la falta de vestimenta apropiada, la carencia de calefaccin, las enfermedades Alexander Solyenitzin Semblanza 19 infecciosas, el hacinamiento y la ausencia de la higiene ms elemental.Muy pocos sobrevivieron para contar su historia. Alexander Solyenitzin fue uno de esos pocos.En parte, es justo por eso que su testimonio y su opinin resultan especialmente valiosos porque, de alguna manera y como deca Schopenhauer, el sufrimiento es la madre de la sabidura. Alexander Solyenitzin Semblanza 20 Disertacin sobre literatura (Entregado a la Academia Sueca, con motivo del otorgamiento del Premio Nobel en 1970, pero no pronunciada en realidad por su autor) - 1 - Igual que el sorprendido salvaje que ha levantado un extrao desperdicio arrojado por el mar? - algo desenterrado de la arena? - o un oscuro objeto cado del cielo? intrincado en sus curvas, al principio brilla con timidez y luego con una refulgente explosin de luz. De la misma manera en que lo hace girar de un lado para el otro, lo invierte, tratando de descubrir qu hacer con l, tratando de descubrir alguna funcin mundana que est al alcance de su mano, sin soar siquiera con su funcin superior. De la misma manera nosotros, sosteniendo el arte en nuestras manos, confiadamente nos consideramos sus amos. Audazmente lo dirigimos, lo renovamos y lo manifestamos, lo vendemos por dinero, lo usamos para agradar a los que tienen el poder, en un momento lo convertimos en esparcimiento directamente en canciones populares y clubes nocturnos y al momento siguiente tomando el arma ms a mano, sea corcho o garrote en algo til a las necesidades pasajeras de la poltica o de fines sociales miopes. Pero el arte no se amilana por nuestros esfuerzos, ni se aparta tampoco de su verdadera naturaleza. Por el contrario: en cada ocasin y en cada aplicacin nos ofrece una parte de su secreta luz interior. Pero accederemos alguna vez a la totalidad de esa luz? Quin se atrevera a decir que ha definido el arte, enumerado todas sus facetas? Quizs hubo alguna vez alguien que comprendi y que nos lo dijo, pero no quedamos satisfechos con eso por mucho tiempo; lo escuchamos, lo descuidamos, a veces lo echamos, apurndonos como Alexander Solyenitzin Semblanza 21 siempre para intercambiar incluso lo ms excelso - con tal de hacerlo por algo nuevo! Y cuando se nos vuelve a decir la antigua verdad, ya ni siquiera recordaremos que alguna vez la posemos. Un artista se ve a s mismo como el creador de un mundo espiritual independiente; se echa sobre los hombros la tarea de crear ese mundo, de poblarlo y de aceptar las ms amplias responsabilidades por l; pero sucumbe bajo su peso porque ningn genio mortal es capaz de sobrellevar una carga as. Y si lo vence el infortunio, le echa la culpa a la eterna falta de armona en el mundo, a la complejidad del alma desgarrada de la actualidad, o a la estupidez del pblico. Otro artista, reconociendo un poder superior por encima de l, trabaja contento como un modesto aprendiz bajo el cielo de Dios y, sin embargo, su responsabilidad por todo lo que ha escrito, por las almas que perciben su trabajo, es ms exigente que nunca. Pero, en contrapartida, no es l quien ha creado este mundo, no es l quien lo dirige, no tiene duda en cuanto a sus fundamentos; ese artista slo tiene que ser ms agudamente consciente que los dems de la armona del mundo, de la belleza y de la fealdad de la contribucin humana al mismo, y comunicar eso con precisin a sus semejantes. Y en el infortunio, an en los abismos de la existencia en exilio, en prisin, en enfermedad su sentido de estable armona nunca lo abandona. Pero toda la irracionalidad del arte, sus sorprendentes giros, sus descubrimientos impredecibles, su demoledora influencia sobre los seres humanos todo ello est demasiado lleno de magia para ser agotado por la cosmovisin del artista, por su concepcin artstica o por el trabajo de sus indignos dedos. Los arquelogos no han descubierto eras de existencia humana tan antiguas que no hayan tenido arte. Hace mucho tiempo atrs, en los tempranos albores de la humanidad, lo recibimos de Manos que fuimos demasiado lentos en discernir. Y fuimos demasiado lentos en preguntar: para qu propsito nos ha sido dado este regalo? Qu se supone que debemos hacer con l? Alexander Solyenitzin Semblanza 22 Y estuvieron equivocados, y estarn siempre equivocados, los que profetizaron que el arte se desintegrara, que no vivira ms all de sus formas y que morira. Somos nosotros los que moriremos el arte permanecer. Comprenderemos, an en el da de nuestra destruccin, todas sus facetas y todas sus posibilidades? No todo asume un nombre. Algunas cosas se encuentran ms all de las palabras. El arte inflama incluso a un alma congelada y oscura hacindole vivir una alta experiencia espiritual. A travs del arte somos visitados sutil y brevemente por revelaciones que no pueden producirse mediante el pensamiento racional. Como ese pequeo catalejo de los cuentos de hadas: mira a travs de l y vers no a ti mismo sino, por un segundo, lo Inaccesible, adnde ningn hombre puede cabalgar, ningn hombre puede volar. Y slo el alma lanza un gruido... - 2 - Un buen da Dostojevsky lanz la enigmtica observacin: La belleza salvar al mundo. Qu clase de afirmacin es sa? Por mucho tiempo la consider tan slo como una serie de simples palabras. Cmo sera eso posible? Cundo en la sangrienta Historia la belleza salv a alguien de algo? Ennoblecido, enaltecido, s pero a quin ha salvado? Sin embargo, existe cierta peculiaridad en la esencia de la belleza, una peculiaridad en el rango del arte y es que el poder de conviccin de una autntica obra de arte es completamente irrefutable y obliga a la rendicin hasta a un corazn opositor. Es posible construir un aparentemente suave y elegante discurso poltico, un artculo enrgico, un programa social, o un sistema filosfico sobre la base de tanto un error como una mentira. Lo que est oculto, lo que ha sido distorsionado, no se volver inmediatamente obvio. Luego un discurso, un artculo, un programa opuesto; una filosofa diferentemente construida llama a la oposicin todo exactamente Alexander Solyenitzin Semblanza 23 igual de elegante y suave; y de nuevo la cosa funciona. Que es la razn por la cual se confa y tambin se desconfa de estas cosas. Es en vano reiterar lo que no llega al corazn. Pero una obra de arte lleva en s misma su propia verificacin: los conceptos inventados o estirados no soportan ser retratados en imgenes; se derrumban todos, aparecen enfermizos y plidos, no convencen a nadie. Pero las obras de arte que han desenterrado la verdad y nos la han presentado como una fuerza viviente sas se aferran a nosotros, nos exigen, y nadie jams, ni siquiera en las pocas que vendrn, aparecer para refutarlas. As que, quizs, la antigua trinidad de Verdad, Bondad y Belleza no es simplemente una frmula vaca y desteida como supusimos en los das de nuestra confiada y materialista juventud. Si las copas de estos tres rboles convergen como lo afirmaban los escolsticos, si los sistemas demasiado obvios, demasiado directos de Verdad y Bondad resultan aplastados, podados, impedidos de abrirse paso, entonces, quizs, los fantsticos, los impredecibles, los inesperados retoos de la belleza emergern y ascendern a exactamente el mismo lugar . Hacindolo, llegarn a hacer el trabajo de los tres? En ese caso, la observacin de Dostojevsky: La belleza salvar al mundo, no habr sido una frase tirada al descuido sino una profeca? Despus de todo, a l le fue dado ver mucho, siendo, como fue, un hombre de una fantstica iluminacin. Y, en ese caso, podr la literatura realmente ayudar al mundo hoy da? El escaso conocimiento que, a lo largo de los aos, he conseguido obtener en esta materia es lo que intentar exponer ante vosotros aqu y ahora. - 3 - Al subir a la plataforma desde la cual se lee la disertacin relativa a un Premio Nobel una plataforma demasiado lejana para cualquier Alexander Solyenitzin Semblanza 24 escritor y disponible solamente una vez en la vida no he subido uno o dos escalones improvisados sino cientos y hasta miles de ellos; peldaos inexorables, abruptos, helados, conduciendo hacia fuera de la oscuridad y el fro dnde fue mi destino sobrevivir mientras otros quizs con un talento mayor y ms intenso que el mo han perecido. De ellos conoc a algunos pocos en el Archipilago GULAG (la Direccin Central de los Campos Correccionales de Trabajo), diseminados por la fraccionaria multitud de sus islotes. Bajo la presin de las ruedas de molino de la vigilancia y la desconfianza, no habl con todos ellos; de algunos solamente o hablar y slo conjetur la existencia de otros. Aquellos que cayeron en ese abismo llevando ya un nombre literario, al menos son conocidos; pero cuntos nunca sern reconocidos, cuntos no sern nombrados una sola vez en pblico? Porque virtualmente ninguno de ellos consigui regresar. Toda una literatura nacional qued all, arrojada al olvido, no slo sin sepultura sino hasta sin ropa interior, desnuda, con un nmero colgado de un dedo del pie. La literatura rusa no ces de existir ni por un instante pero, desde el exterior, pareci un desierto! All en dnde un pacfico bosque pudo haber crecido, despus de la toda la tala quedaron dos o tres rboles inadvertidos por casualidad. Parado aqu hoy, acompaado por las sombras de los cados, permitiendo con la frente inclinada que pasen los anteriores que fueron dignos de precederme en llegar a este lugar; estando parado aqu cmo podra yo adivinar y expresar lo que ellos hubieran querido decir? Esta obligacin ha pesado largo tiempo sobre nosotros y la hemos comprendido. En las palabras de Vladimir Solovev: An en cadenas, nosotros mismos debemos completar ese crculo que los dioses nos han trazado. Con frecuencia, en las dolorosas pesadillas del campo, en una columna de prisioneros, cuando la cadena de faroles perforaba la sombra de las heladas del atardecer, surgiran dentro de nosotros las palabras que hubiramos deseado gritarle a todo el mundo si el mundo hubiese podido escuchar a tan slo a uno de nosotros. En ese Alexander Solyenitzin Semblanza 25 momento todo pareca tan claro: lo que dira nuestro exitoso embajador, y cmo el mundo respondera inmediatamente con su comentario. Nuestro horizonte abarcaba bastante claramente tanto cosas fsicas como movimientos espirituales, y no veamos ninguna asimetra en el mundo indivisible. Estas ideas no provienen de libros, ni tampoco han sido importadas en aras de la coherencia. Fueron formadas a lo largo de conversaciones con personas que ya han muerto, en celdas de prisin y a la vera de los fogones en el bosque siberiano. Fueron probadas contra esa vida; surgieron de esa existencia. Cuando por fin la presin exterior se hizo un poco ms dbil, mi horizonte y el nuestro se ensancharon gradualmente y, a pesar de que era tan slo un minsculo trozo, vimos y conocimos a la totalidad del mundo. Y, para nuestra sorpresa, el mundo entero no era en absoluto tal como lo habamos esperado y anhelado; es decir, no era un mundo viviendo por eso, no era un mundo que condujese hacia all; un mundo en el que a la vista de un pantano embarrado se pudiese exclamar qu deliciosa lagunita! o qu exquisito collar ante una bufanda concreta; sino, en cambio, un mundo en dnde algunos lloraban lgrimas desconsoladas mientras otros bailaban al ritmo de un alegre musical.Cmo pudo suceder esto? Por qu esta enorme grieta? ramos insensibles? Era insensible el mundo? O todo se deba a barreras idiomticas? Por qu es que las personas no pueden escuchar cada sonido distintivo proferido por los dems? Las palabras dejan de sonar y se escurren como agua sin sabor, color, ni olor. Sin rastros. A medida en que fui entendiendo esto a lo largo de los aos, en esa misma medida fue cambiando y cambiando la estructura, el contenido y el tono de mi discurso potencial. El discurso que hoy pronuncio. Y ya tiene poco en comn con su plan original, concebido durante los helados atardeceres del campo de concentracin. Alexander Solyenitzin Semblanza 26 - 4 - Desde tiempos inmemoriales el ser humano est hecho de tal modo que su experiencia personal y grupal determinan su visin del mundo, en la medida en que esta cosmovisin no le ha sido instilada por sugestin externa. La experiencia personal y grupal determinan tambin sus motivaciones y su escala de valores, sus acciones e intenciones. Tal como lo expresa el proverbio ruso: No le creas a tu hermano. Crele a tus propios malditos ojos. Y sa es la base ms slida para la comprensin del mundo que nos rodea y de la conducta humana que en l se desarrolla. Durante las largas pocas en que el mundo yaci extendido, misterioso y agreste, antes de encogerse por comunes lneas de comunicacin, antes de ser transformado en una masa unitaria convulsivamente latiente las personas, basndose sobre su experiencia, gobernaron sin sobresaltos dentro de sus limitadas reas, dentro de sus comunidades, dentro de sus sociedades, y finalmente dentro de sus territorios nacionales. En aquellos tiempos a los seres humanos individuales les fue posible percibir y aceptar una escala general de valores, distinguir entre lo que es considerado normal y lo que no lo es, saber qu es increble, qu es cruel y qu se encuentra ms all de los lmites de la maldad, qu es honesto, qu es engao. Y, si bien los seres humanos diseminados vivan vidas extremadamente diferentes y sus valores sociales con frecuencia discrepaban de la misma manera en que diferan sus sistemas de pesos y medidas, aun as estas divergencias sorprendan tan slo a los ocasionales viajeros y aparecan en los relatos de viaje como maravillas que no representaban peligro alguno para una humanidad que todava no era tal. Pero ahora, durante las dcadas pasadas, imperceptiblemente, sbitamente, la humanidad se ha vuelto una esperanzadamente una y peligrosamente una de modo que las infecciones y las inflamaciones de una de sus partes se contagian casi instantneamente a las otras, a veces careciendo de cualquier clase de inmunidad necesaria. La humanidad se ha vuelto una, pero no firmemente una como solan serlo las comunidades o hasta las Alexander Solyenitzin Semblanza 27 naciones; no est unida por aos de experiencia compartida, ni tampoco por la posesin de un mismo ojo afectuosamente llamado maldito, ni an por un idioma nativo comn, sino sobrepasando todas las barreras, por medio de las publicaciones y las transmisiones internacionales. Una avalancha de sucesos cae sobre nosotros y en un minuto la mitad del mundo escucha su estruendo. Pero la vara para medir esos sucesos y evaluarlos de acuerdo con las leyes de algn poco conocido rincn del mundo esta vara no puede transmitirse mediante ondas magnticas ni mediante columnas periodsticas. Porque estas normas de medida maduraron y se asimilaron durante demasiados aos en condiciones demasiado especficas de pases y sociedades individuales. No pueden ser intercambiadas al voleo. En varias partes del mundo las personas aplican a los sucesos sus propios valores trabajosamente conquistados y juzgan tenazmente, confiadamente, slo de acuerdo con su propia escala de valores y jams de acuerdo con cualquier otra. Y, si bien no hay muchas de esas diferentes escalas de valores en el mundo, al menos hay unas cuantas. Hay una para evaluar hechos al alcance de la mano, otra para los que se hallan lejanos; las sociedades en vas de envejecer tienen una, las sociedades jvenes otra; una es la de las personas fracasadas, otra es la de las personas exitosas. Las escalas de valores divergentes gritan en discordancia, nos confunden y nos sorprenden, y para que no nos sea doloroso, nos apartamos de todos los dems valores, como si nos apartsemos de la demencia o del delirio, y confiadamente juzgamos a la totalidad del mundo de acuerdo con nuestros propios valores ntimos. Que es la razn por la cual tomamos por mayor desastre, por ms doloroso y ms insoportable, no al que es realmente mayor, ms doloroso y ms insoportable, sino al que nos toca ms de cerca. Todo lo que est ms all, todo lo que no amenace con invadir hoy mismo nuestro umbral con todos sus gemidos, sus llantos sofocados, sus vidas destrozadas, incluso si involucra a millones de vctimas a todo eso, en general, lo consideramos como algo de proporciones perfectamente soportables y tolerables. Alexander Solyenitzin Semblanza 28 No hace tanto tiempo atrs, en una parte del mundo, bajo una persecucin no inferior a la de los antiguos romanos, cientos de miles de silenciosos cristianos entregaron sus vidas por su fe en Dios. En el otro hemisferio, un demente (y sin duda alguna no est solo) atraviesa presuroso el ocano para liberarnos de la religin hundiendo su acero en el sumo sacerdote! Ha hecho sus clculos para todos y cada uno de nosotros de acuerdo a su personal escala de valores!Es que eso, que desde cierta distancia y de acuerdo con una escala de valores parece ser una libertad envidiable y floreciente, al mirarlo de cerca bajo otra escala de valores se siente como una opresin irritante que incita a construir barricadas con vehculos tumbados. Eso que en una parte del mundo puede representar el sueo de una increble prosperidad, en la otra tiene el exasperante efecto de una explotacin salvaje que demanda la huelga inmediata. Hay diferentes escalas de valores para las catstrofes naturales: una inundacin que se cobra doscientas mil vidas parece menos significativa que el accidente a la vuelta de la esquina. Hay diferentes escalas de valores para los insultos personales: a veces hasta una sonrisa irnica o un gesto de desinters resultan humillantes mientras que, en otras ocasiones, una cruel golpiza se perdona porque se la considera una broma desafortunada. Hay diferentes escalas de valores para el castigo y para la maldad: de acuerdo con algunos, un mes de arresto, el exilio o una celda en confinamiento solitario en la que a uno lo alimentan con pan blanco y leche, son cosas que sacuden la imaginacin y llenan las columnas de los peridicos con indignacin. Pero, de acuerdo con otros, resulta comn y aceptable que haya sentencias de prisin de veinticinco aos, celdas de confinamiento solitario donde las paredes estn cubiertas de hielo y los prisioneros en ropa interior, que existan manicomios para los cuerdos e innumerables personas poco razonables que, por alguna razn, insistan en salir corriendo y resulten abatidas a balazos en la frontera. En medio de todo esto, la mente se siente especialmente en paz en lo concerniente a aquellas partes del mundo de las cuales no sabemos virtualmente nada, de las cuales no recibimos ms noticias Alexander Solyenitzin Semblanza 29 que las suposiciones triviales y extemporneas de unos pocos corresponsales. Sin embargo, no podemos reprocharle a la visin humana esta dualidad, esta obtusa incomprensin de la pena de otro hombre. El ser humano simplemente es as. Pero para la totalidad de la humanidad, comprimida en un solo trozo, una incomprensin de este tipo representa la amenaza de una destruccin inminente y violenta. Un mundo, una humanidad, no puede existir a la vista de seis, cuatro o aun hasta dos escalas de valores. Nos desgarraremos por esta disparidad de ritmos, esta disparidad de vibraciones. Un hombre con dos corazones no es para este mundo. Por eso, tampoco seremos capaces de vivir lado a lado sobre una tierra nica sin coordinacin. - 5 - Pero quin coordinar estas escalas de valores y cmo lo har? Quin crear para la humanidad un sistema de interpretacin, vlido para obras buenas y malas, para lo insoportable y lo soportable tal como hoy se diferencian? Quin le aclarar a la humanidad qu es realmente pesado e intolerable y qu es lo que slo roza la piel localmente? Quin dirigir la ira hacia lo que es ms terrible y no hacia lo que est ms cerca? Quin tendr xito en transmitir un conocimiento como se ms all de los lmites de su propia experiencia humana? Quin tendr xito en impresionar a la refractaria, terca, criatura humana con la alegra y el dolor distante de los otros, con la comprensin de dimensiones y decepciones que l mismo jams ha experimentado? Propaganda, controles, demostraciones cientficas todo eso no sirve. Pero, afortunadamente, existe un medio as en nuestro mundo! Ese medio es el arte. Ese medio es la literatura. Arte y literatura pueden hacer el milagro: pueden superar esa perniciosa peculiaridad del hombre de aprender solamente a travs de experiencias personales de tal forma que la experiencia de otras personas pasa a su lado en vano. De persona a persona, durante la Alexander Solyenitzin Semblanza 30 corta estada del individuo sobre la tierra, el arte transfiere el peso completo de la experiencia ajena de toda una vida, con todas sus cargas, sus colores, sus jirones de vida; reencarna una experiencia desconocida y nos permite poseerla como si fuese nuestra. Y aun ms, mucho ms que eso. Tanto pases como continentes enteros repiten sus errores mutuos en lapsos de tiempo que pueden llegar a ser siglos. As, uno podra llegar a pensar: todo es tan obvio! Pero no. Eso que algunas naciones ya han experimentado, considerado y rechazado, de pronto resulta descubierto por otras como la ltima gran novedad. Y, nuevamente, tambin en esto el nico sustituto para una experiencia por la que jams hemos pasado es el arte, la literatura. Porque poseen una capacidad maravillosa: ms all de las diferencias de lenguaje, costumbres y estructuras sociales, pueden convertir la experiencia vital de toda una nacin en otra cosa. A una nacin inexperta le pueden aportar una severa prueba nacional durante muchas dcadas, ahorrndole quizs a toda una nacin el trnsito por un camino superfluo, errado o hasta desastroso, suavizando as los meandros de la historia humana. Es esta grande y noble propiedad del arte lo que hoy quiero recordaros urgentemente desde esta tribuna del premio Nobel.Y la literatura aporta una experiencia irrefutable, condensada, incluso en otra invaluable direccin adicional: en la de una generacin a la siguiente. Por eso es que se convierte en la memoria viviente de una nacin. Por eso preserva y alimenta en s misma la llama de su historia pasada, de tal modo que queda asegurada contra deformaciones y calumnias. De esta forma, la literatura, conjuntamente con el lenguaje, protege el alma de una nacin. (Recientemente se ha puesto de moda hablar del nivelamiento de las naciones, de la desaparicin de las diferentes razas en el crisol de la civilizacin contempornea. No estoy de acuerdo con esta opinin, pero su discusin es otra cuestin pendiente. Aqu tan slo es apropiado decir que la desaparicin de naciones nos empobrecera no menos que si todos los seres humanos se volviesen iguales, con una sola personalidad y un solo rostro. Las naciones son la levadura Alexander Solyenitzin Semblanza 31 de la humanidad, sus personalidades colectivas; la ms pequea de ellas luce sus colores especiales y es portadora en su interior de una especial faceta de la intencin divina.) Pero ay de la nacin cuya literatura es perturbada por la intervencin del poder! Porque sa no es slo una violacin de la libertad de prensa, es la clausura del corazn de la nacin, es el despedazamiento de su memoria. La nacin cesa de tener conciencia de s misma, resulta despojada de su unidad espiritual y, a pesar de un lenguaje supuestamente comn, los compatriotas sbitamente dejan de entenderse entre s. Generaciones silenciosas se vuelven viejas sin haber jams hablado de s mismas, ni entre si, ni a sus descendientes. Cuando escritores como Achmatova y Zamjatin enterrados en vida y de por vida quedan condenados a crear en silencio hasta su muerte, nunca escuchando el eco de sus palabras escritas, eso no es solamente su tragedia personal sino la tragedia de toda la nacin y un peligro para toda la nacin. Ms an, en algunos casos cuando, como resultado de un silencio tal, la Historia entera deja de ser comprendida en su totalidad lo que emerge es un peligro para toda la humanidad. - 6 - Varias veces y en varios pases han surgido acalorados, vehementes y sutiles debates acerca de si el arte y el artista deben ser libres de vivir para s mismos, o bien si deben constantemente ser conscientes de su deber para con la sociedad y servirla a pesar de todo de un modo imparcial. Para m el dilema no existe, pero me abstendr de traer a colacin, una vez ms, la lnea argumental. Uno de los discursos ms brillantes sobre esta materia fue, de hecho, el discurso que Albert Camus pronunci cuando recibi el Premio Nobel y yo adherira con entusiasmo a sus conclusiones. Ciertamente, la literatura rusa ha manifestado durante varias dcadas una inclinacin a no perderse demasiado en la contemplacin de s misma, a no divagar con demasiada frivolidad. No me avergenzo de seguir esta tradicin de la mejor manera que me es posible. Desde hace tiempo la literatura Alexander Solyenitzin Semblanza 32 rusa est familiarizada con la nocin de que el escritor puede hacer mucho dentro de su sociedad y que es su deber hacerlo. No violemos el derecho del artista a expresar exclusivamente sus experiencias personales e introspecciones, omitiendo todo lo que sucede ms all, en el mundo. No le exijamos al artista, pero reprochmosle, rogumosle, presionmoslo y persuadmoslo porque podramos estar autorizados a hacerlo. Despus de todo, slo parcialmente ha desarrollado su talento por s mismo; la mayor parte de ese talento le ha sido infundida al momento de nacer, como un producto terminado, y el don del talento le impone una responsabilidad a su libre albedro. Supongamos que el artista no le debe nada a nadie. Aun as da pena ver como, retirndose a los mundos que construye para s mismo o a los espacios de sus capricho subjetivo, puede entregar el mundo real a las manos de personas que son mercenarios, cuando no intiles, cuando no dementes. Nuestro Siglo XX ha demostrado ser ms cruel que los siglos precedentes y los horrores de sus primeros cincuenta aos no se han borrado. Nuestro mundo est siendo sojuzgado por las misma viejas pasiones de la poca de las cavernas: codicia, envidia, descontrol, mutua hostilidad; pasiones todas ellas que, con el paso del tiempo, se han conseguido seudnimos respetables tales como lucha de clases, conflicto racial, disputas sindicales. La primitiva negativa a aceptar un compromiso se ha convertido en un principio terico y se la considera la virtud de la ortodoxia. Exige millones de sacrificios en interminables guerras civiles, martillea en nuestras almas que no existen los eternos, universales, conceptos de bondad y de justicia; que stos son fluctuantes e inconstantes. De lo que se desprende la regla: haz siempre lo ms provechoso para tu faccin. Cualquier grupo profesional, ni bien percibe una oportunidad favorable para arrancar un pedazo, aun si no lo ha ganado, aun si le es superfluo, pues lo arranca inmediatamente y no le importa si la sociedad entera se derrumba despus. Tal como se lo ve desde afuera, la amplitud de las disputas de la sociedad occidental se est aproximando al punto ms all del cual el sistema se vuelve metastable y no puede sino desmoronarse. La violencia, cada vez menos respetuosa de los Alexander Solyenitzin Semblanza 33 lmites impuestos por siglos de normatividad, se encuentra desvergonzada y victoriosamente avanzando por todo el mundo, despreocupada por el hecho de que su infertilidad ha sido demostrada y probada muchas veces en la Historia. Ms aun: no es simplemente el poder descarnado el que triunfa ampliamente, sino su exultante justificacin. El mundo est siendo inundado por la desvergonzada conviccin de que el poder puede hacer cualquier cosa y la justicia no puede hacer nada. Los Demonios de Dostojevsky aparentemente una pesadilla provincial fantasiosa del siglo pasado se estn diseminando por todo el mundo ante nuestros propios ojos, infectando pases en dnde ni se los ha soado siquiera. Con sus asaltos, secuestros, explosiones e incendios de los ltimos aos estn anunciando su determinacin de sacudir y destruir a la civilizacin entera! Y podran muy bien llegar a triunfar. Los jvenes, a una edad en la que no tienen experiencia alguna aparte de la sexual, al no tener todava aos de sufrimiento personal y de comprensin personal detrs de s, se encuentran repitiendo jubilosamente nuestros depravados errores rusos del Siglo XIX creyendo que han descubierto algo nuevo. Aclaman la ltima miserable perversin cometida por los Guardias Rojos como un ejemplo gracioso. En una banal falta de comprensin de la milenaria esencia de la humanidad, con la pueril ilusin de los corazones inexpertos se ponen a gritar: echemos a esos codiciosos opresores, a los gobiernos crueles, y los nuevos (nosotros!), despus de haber dejado a un lado las granadas y los fusiles, seremos justos y comprensivos. Ni siquiera algo parecido sucedera! ... Pero aquellos que han vivido ms y que comprenden, aquellos que podran oponerse a estos jvenes muchos de ellos no se atreven a hacerlo. Hasta los adulan. Cualquier cosa con tal de no parecer retrgrado. Otro fenmeno ruso del Siglo XIX que Dostojevsky como la actitud mediante la cual algunos se convierten en esclavos de los progresistas extravagantes. El espritu de Munich de ninguna manera se ha retirado hacia el pasado; no fue meramente un breve episodio. Hasta me animo a decir que el espritu de Munich prevalece en el Siglo XX. El tmido mundo civilizado, aparte de concesiones y sonrisas, no ha Alexander Solyenitzin Semblanza 34 encontrado nada para oponerle al asalto del sbito renacimiento de la barbarie descarnada. El espritu de Munich es una enfermedad que ataca la voluntad las personas exitosas; es la condicin habitual de quienes se han entregado al afn de prosperidad a cualquier precio, al bienestar material como objetivo supremo de la existencia terrena. Esas personas y hay muchas de ellas en el mundo actual eligen la pasividad y la retirada; tanto como para que la vida a la que se han habituado pueda seguir arrastrndose un poco ms; tanto como para no tener que traspasar hoy el umbral de la adversidad y maana, ya vers, todo estar bien. (Pero nunca estar bien! El precio de la cobarda ser siempre la maldad; cosecharemos coraje y victoria nicamente cuando nos atrevamos a hacer sacrificios.) Y para colmo estamos amenazados por la destruccin debido al hecho de que al mundo fsicamente comprimido y agotado no le est permitido amalgamarse espiritualmente; a las molculas del conocimiento y la simpata no se les permite saltar de una mitad a la otra. Y esto representa un peligro fuera de control: la supresin de informacin entre las componentes del planeta. La ciencia contempornea sabe que la supresin de informacin conduce a la entropa y a la destruccin total. La supresin de informacin convierte en ilusorios a los tratados y a los acuerdos internacionales; dentro de una zona amordazada no cuesta nada reinterpretar un acuerdo; ms simple todava: no cuesta nada olvidarlo como si nunca hubiera existido en realidad. (Orwell entendi esto perfectamente.) Una zona amordazada es como si no estuviera poblada de terrcolas sino por marcianos; las personas no conocen nada inteligente acerca del resto de la tierra y estn preparadas para ir y pisotearlo todo en la santa conviccin de que irn como libertadores. Hace un cuarto de siglo, en medio de grandes esperanzas de parte de la humanidad, nacieron las Naciones Unidas. Pero he aqu que, en un mundo inmoral, tambin esto se convirti en inmoral. La Organizacin de las Naciones Unidas no es sino una Organizacin de los Gobiernos Unidos donde todos los gobiernos se consideran iguales; tanto aquellos que resultan libremente electos, como los que han sido impuestos por la fuerza y aquellos que han arrebatado el Alexander Solyenitzin Semblanza 35 poder por las armas. Basndose sobre la mercenaria parcialidad de la mayora, la ONU celosamente custodia la libertad de algunas naciones y desdea la libertad de las otras. Como resultado de un voto obediente, se ha rehusado a encarar la investigacin de demandas privadas los gemidos, los gritos y las splicas de personas comunes individuales de un nmero insuficiente como para llamar la atencin de una organizacin tan grande. La ONU no hizo ningn esfuerzo por enfrentar a los gobiernos y hacer de la Declaracin de Derechos Humanos, su mejor documento en veinticinco aos, una condicin obligatoria de admisin. De este modo, traicion a aquellas humildes personas entregndolas a la voluntad de gobiernos que no haban elegido. Parecera ser que toda manifestacin del mundo contemporneo se encuentra exclusivamente en manos de los cientficos; todos los pasos tcnicos de la humanidad estn determinados por ellos. Parecera ser que la direccin del mundo debera depender precisamente de la buena voluntad internacional de los cientficos y no de la de los polticos. Tanto ms, cuanto que el ejemplo de los pocos muestra lo mucho que se podra lograr si todos se unieran. Pero no. Los cientficos no han expresado ninguna intencin clara de convertirse en una fuerza importante e independientemente activa de la humanidad. Se la pasan en congresos ignorando el sufrimiento de los dems, tanto como para permanecer protegidos dentro de los mrgenes de la ciencia. El mismo espritu de Munich ha extendido sobre ellos sus paralizadoras alas. Cul es, pues, el lugar y el papel del escritor en este mundo cruel, dinmico y escindido que se encuentra al borde de sus diez destrucciones? Despus de todo, los escritores no tenemos nada que ver con lanzar misiles; ni siquiera empujamos la ms humilde de las carretillas. Quienes respetan solamente el poder material se burlan bastante de nosotros. No sera natural que, tambin nosotros, disemos un paso atrs, perdisemos la fe en la persistencia de la bondad, en la indivisibilidad de la verdad, impartindole al mundo tan slo nuestras amargas, aisladas, observaciones sobre cmo la humanidad se ha vuelto corrupta sin remedio, cmo las personas Alexander Solyenitzin Semblanza 36 han degenerado, y cun difcil le resulta a las escasas almas bellas y refinadas el convivir con esas personas? Pero ni siquiera poseemos el recurso de esta huida. Cualquiera que alguna vez haya alzado la palabra ya nunca ms podr evadirla. Un escritor no es el juez independiente de sus compatriotas y contemporneos; es un cmplice de todo el mal cometido es su pas natal y por sus conciudadanos. Y si los tanques de su patria han inundado de sangre el asfalto de una capital extranjera, pues entonces manchas rojizas habrn salpicado el rostro del escritor para siempre. Y si en una noche fatal se ha ahorcado a su confiado amigo mientras dorma, pues entonces las palmas de las manos del escritor llevan las marcas de la soga utilizada. Y si sus jvenes conciudadanos alegremente declaran la superioridad de la corrupcin por sobre el trabajo honesto, si se entregan a las drogas o secuestran rehenes, pues entonces su pestilencia se mezcla con el aliento del escritor. Tendremos la temeridad de afirmar que no somos responsables por las penurias del mundo actual? - 7 - Sin embargo, me alegra que la literatura universal , con su vital estado de alerta y como si fuera un solo enorme corazn, lata y haga circular las preocupaciones y las penurias de nuestro mundo aun cuando las mismas resulten presentadas y percibidas de un modo diferente en cada uno de sus rincones. Aparte de las antiqusimas literaturas nacionales, siempre existi, an en eras pasadas, el concepto de la literatura universal como una antologa que emanaba de las cumbres de las literaturas nacionales a modo de suma total de las influencias literarias mutuas. Pero sola existir una discontinuidad temporal: lectores y escritores llegaban a conocer a escritores de otras lenguas slo despus de un lapso de tiempo, a veces slo despus de siglos, de modo tal que las influencias mutuas tambin se demoraban y la antologa de las cumbres literarias nacionales quedaba revelada solamente a los ojos de los descendientes y no ante los contemporneos. Alexander Solyenitzin Semblanza 37 Pero hoy, entre los escritores de un pas y los escritores y lectores de otro, hay una reciprocidad poco menos que instantnea. Yo mismo lo he experimentado. Aquellos de mis libros que, por desgracia, no han sido publicados en mi propio pas muy pronto encontraron una favorable audiencia mundial, a pesar de apresuradas y frecuentemente hasta malas traducciones. Distinguidos escritores occidentales como Heinrich Bll han efectuado su anlisis crtico. Todos estos ltimos aos en que mi libertad y mi trabajo no se han derrumbado; en que, contrariamente a las leyes de la gravedad, han permanecido como suspendidos en el aire, como colgando de nada sobre la tensin de una muda membrana invisible de simpata pblica, fue que, con clido agradecimiento y no sin sorpresa de mi parte, pude conocer el apoyo adicional de la hermandad internacional de los escritores. Cuando cumpl mi 50 cumpleaos me asombr recibir felicitaciones de escritores occidentales famosos. Ninguna de las presiones que sobre mi se ejercieron pas desapercibida. Durante las peligrosas semanas de mi exclusin de la Unin de Escritores, el muro de proteccin construido por los ms eminentes escritores del mundo me defendi de persecuciones aun peores; y escritores y artistas noruegos me prepararon con hospitalidad un techo para el caso en que fuese hecho efectivo el exilio con el que se me amenazaba. Por ltimo, incluso la propuesta de mi nombre para el Premio Nobel no surgi del pas en el cual vivo y escribo sino de Francois Mauriac y sus colegas. Posteriormente, sindicatos enteros de escritores nacionales expresaron su apoyo hacia mi persona. De este modo he sentido y comprendido que la literatura universal ya no es una antologa abstracta, ni una generalizacin inventada por los historiadores de la literatura. Es ms bien un cuerpo comn y un espritu comn, un sentimiento ntimo comn que refleja la creciente unidad de la humanidad. Las fronteras de los Estados todava arden, caldeados por alambradas electrizadas y rfagas de ametralladoras; todava hay varios ministerios de asuntos internos que siguen pensando que la literatura es un asunto interno que cae bajo su jurisdiccin; todava hay titulares de diarios que dicen: No hay derecho a interferir en nuestros asuntos internos! Es que ya no Alexander Solyenitzin Semblanza 38 quedan cuestiones internas sobre nuestro hacinado mundo! Y la nica salvacin de la humanidad reside en que cada uno se haga cargo de todo; en que las personas del Este se involucren vitalmente con lo que se piensa en Occidente y en que las personas de Occidente se involucren vitalmente con lo que sucede en el Este. Y la literatura, como el instrumento ms sensible y de ms rpida respuesta que posee la criatura humana, ha sido la primera en adoptar, asimilar y aferrarse a esta sensacin de creciente unidad de la humanidad. De esta forma, me dirijo confiado a la literatura universal actual a cientos de amigos con quienes nunca me he encontrado en persona y a quienes jams ver. Amigos! Tratemos de ayudar, si es que valemos algo en absoluto! Quin, desde tiempos inmemoriales ha constituido la fuerza unificadora y no divisora en vuestros pases lacerados por partidos, movimientos, castas y grupos discordantes? All est, en su esencia, la posicin de los escritores: en ser expresin de sus lenguajes nativos en ser la principal fuerza unificadora de la nacin, de la misma tierra que sus pueblos ocupan y de lo mejor de su espritu nacional. Creo en que la literatura universal posee el poder de ayudar a la humanidad en estas horas de angustia. Ayudar a que se vea a si misma tal como realmente es, a pesar del adoctrinamiento de personas y partidos prejuiciosos. La literatura universal posee el poder de aportar experiencia concentrada, de un pas a otro, para que dejemos de estar escindidos y confundidos; para que las diferentes escalas de valores puedan ponerse de acuerdo y cada nacin aprenda correcta y concisamente la verdadera historia de la otra, con tal intensidad de reconocimiento y de punzante conciencia como si ella misma hubiera experimentado lo mismo, para que pueda liberarse de cometer los mismos errores. Y quizs, bajo esas condiciones, nosotros los artistas estaremos en condiciones de cultivar en nosotros mismos un campo de visin que abarque a todo el mundo: colocndonos en el centro para observar como cualquier otro ser humano lo que est cerca, comenzaremos a integrar en la Alexander Solyenitzin Semblanza 39 periferia aquello que est sucediendo en el resto del mundo. Y correlacionaremos y respetaremos las proporciones universales. Y quin, sino los escritores, dictar sentencia no slo sobre los gobiernos desastrosos (en algunos Estados sta es la forma ms fcil de ganarse el pan, la ocupacin ms simple para cualquiera que no sea perezoso), sino tambin sobre los pueblos mismos por su cobarde humillacin o su debilidad autocomplaciente? Quin dictar sentencia sobre las livianas veleidades de la juventud, y sobre los jvenes piratas que empuan sus cuchillos? Se nos dir: qu puede hacer la literatura contra el desalmado asalto de la violencia bruta? Pero no olvidemos que la violencia no vive en soledad y no es capaz de vivir sola: necesita estar entremezclada con la mentira. Entre ambas existe el ms ntimo y el ms profundo de los vnculos naturales. La violencia halla su nico resguardo en la mentira y el nico soporte de la mentira es la violencia. Cualquier persona que ha hecho de la violencia su mtodo, inexorablemente debe elegir a la mentira como su principio. En sus inicios, la violencia acta abiertamente y hasta con orgullo. Pero, ni bien se vuelve fuerte y firmemente establecida, siente la rarefaccin del aire que la circunda y no puede seguir existiendo si no es en una neblina de mentiras revestidas de demagogia. No siempre, no necesariamente aprieta abiertamente los cuellos; es ms frecuente que exija de sus sbditos solamente un juramento de lealtad a la mentira; solamente una complicidad en la falsedad. Y el simple paso de un simple hombre valiente es no participar de la falsedad, no apoyar falsas acciones! Que eso ingrese al mundo, que incluso reine en el mundo pero no con mi ayuda. No obstante, los escritores y los artistas pueden lograr ms: pueden vencer a la falsedad ! En la lucha contra la falsedad el arte siempre ha vencido y siempre vence! Abiertamente, irrefutablemente para todo el mundo! La falsedad puede ofrecer resistencia a muchas cosas en este mundo, pero no al arte. Alexander Solyenitzin Semblanza 40 Y, ni bien la mentira sea expulsada, quedar revelada la desnudez de la violencia en toda su fealdad y la violencia, decrpita, caer. ste es el motivo, mis amigos, por el que creo que podemos ayudar al mundo en esta candente hora. No utilizando la excusa de no poseer armas, no entregndonos a una vida frvola sino marchando a la guerra! Los proverbios son muy populares en Rusia. Expresan de una manera constante y a veces sorprendente la abundante y sufrida experiencia nacional: UNA PALABRA DE VERDAD PESA MS QUE TODO EL UNIVERSO Y es sobre esto, sobre una fantasa imaginaria, sobre la ruptura del principio de conservacin de masa y energa, que fundamento tanto mi propia actividad como mi apelacin a los escritores de todo mundo. Alexander Solyenitzin Semblanza 41 Discurso en el Banquete a los Premios Nobel (Pronunciado por Solyenitzin en Estocolmo, el 10 de Diciembre de 1974 con motivo del banquete celebrado en honor a los Premios Nobel) Vuestra Majestad, Vuestras Altezas Reales, Damas y Caballeros, Muchos laureados Nobel se han presentado ante vosotros en esta sala, pero la Academia Nobel y la Fundacin Nobel probablemente nunca han sufrido con otra persona tantas molestias como las que yo les he ocasionado. Al menos en una ocasin anterior he estado aqu, si bien no fsicamente. Otra vez, el honorable Karl Ragnar Gierow ya estaba en camino de encontrarse conmigo y no pudo ser. Ahora, por fin, he llegado, pero fuera de horario y para ocupar una silla extra. Cuatro aos han transcurrido desde que por vez primera se me dio la oportunidad de ocupar este lugar por tres minutos, y hoy el secretario de la Academia se ha visto obligado a pronunciar su tercer discurso dirigido al mismo escritor. Consecuentemente, debo pedir disculpas por haber ocasionado tantas molestias y agradecerles en forma especial la ceremonia de 1970 cuando vuestro rey y todos ustedes le dieron la bienvenida a una silla vaca. Pero estarn ustedes de acuerdo conmigo en que tampoco fue tan simple para el ganador del premio; llevando su discurso de tres minutos consigo por todas partes a lo largo de cuatro aos. Cuando me estaba preparando para venir aqu en 1970, en ocasin de subir a la primer tribuna libre de mi vida, no haba lugar en mi pecho ni cantidad de papel suficiente para contener todo lo que tena en la Alexander Solyenitzin Semblanza 42 mente. Para un escritor que viene de un pas sin libertad, su primera tribuna y su primer discurso es un discurso sobre todas las cosas del mundo, sobre todos los sufrimientos de su pas y resulta perdonable si olvida el objetivo de la ceremonia, hace abstraccin de las personas all reunidas y llena las copas de jbilo con su amargura. Pero desde aqul ao en que me fue imposible venir aqu, he aprendido a expresar en forma abierta prcticamente todos mis pensamientos incluso en mi propio pas. De modo que, al encontrarme expatriado en Occidente, mejor an he aprovechado esta irrestricta posibilidad de decir todo lo que deseo y dnde lo deseo, que es algo no siempre apreciado en esta parte del mundo. Por lo tanto, no tengo necesidad de recargar en exceso esta corta alocucin. Sin embargo, encuentro una especial ventaja en no haber respondido al otorgamiento del Premio Nobel sino despus de cuatro aos. Por ejemplo, despus de esos cuatro aos me ha sido posible advertir el papel que este premio ya ha desempeado en mi vida. Ha impedido que me aplastaran las severas persecuciones de las cuales fui objeto. Ha ayudado a que mi voz sea escuchada all en donde mis predecesores no fueron odos por dcadas. Me ha ayudado a expresar cosas que de otro modo hubiesen sido imposibles. En mi caso, la Academia Sueca ha hecho una excepcin, una rara excepcin, otorgndome el premio siendo yo de mediana edad y siendo mi produccin literaria tan slo un nio de unos ocho aos de edad. Para la Academia existi un gran riesgo oculto al proceder de esta forma: despus de todo, solamente una pequea parte de los libros que haba escrito estaban publicados. Pero quizs, la misin ms sublime de cualquier premio literario o cientfico reside precisamente en ayudar a despejar el camino que falta recorrer. Y quisiera expresar mi ms sentida gratitud a los miembros de la Academia Sueca por el enorme apoyo que su eleccin de 1970 le ha dado a mis obras como escritor. Me aventuro a agradecerles en nombre de la vasta Rusia extraoficial a la cual le est prohibido Alexander Solyenitzin Semblanza 43 expresarse en voz alta y que resulta perseguida tanto por escribir libros como hasta por leerlos. La Academia, por esta decisin que ha tenido, ha debido escuchar muchos reproches implicando que el premio ha servido a intereses polticos. Pero estos son los gritos de groseros alborotadores que ni siquiera conocen otros intereses. Todos sabemos que la obra de un artista no puede ser confinada a la msera dimensin de la poltica. Porque esa dimensin no puede contener la totalidad de nuestra vida y no debemos restringir nuestra conciencia social a sus lmites. Alexander Solyenitzin Semblanza 44 No Vivas en la Mentira (12 de febrero de 1974 - Llamamiento a sus compatriotas rusos)Hubo una poca en que no nos atrevamos ni a murmurar en voz baja. Ahora, en cambio, leemos y escribimos en forma de Samizdat y, desde luego, cada vez que nos reunimos en los fumaderos de la "oposicin", nos lamentamos vivamente: Que nueva jugarreta nos gastarn? Adnde nos arrastrarn? Sin embargo, nuestras quejas no se limitan a esto. Lamentamos tambin la vana jactancia que se manifiesta en el Cosmos mientras nuestra patria se halla sumida en la desolacin y la indigencia; y la consolidacin de distantes regmenes felices; y la exacerbacin de las guerras civiles; y el hecho de que, insensatamente, hayan creado a Mao Ttse-tung a nuestras expensas, y luego nos inciten contra l; y si nos viramos en la necesidad de marchar, Qu sera de nosotros? Pero "ellos" juzgan a su antojo, y vuelven locos a los sanos. Son capaces de todo eso, y nosotros nos confesamos impotentes.Algunas veces se llega al fondo el abismo; en otras, la comn ruina espiritual hace presa de todos nosotros, e inmediatamente la miseria nos aqueja y nos consume, tanto a nosotros como a nuestros hijos; pero, como de costumbre, sonremos a todo cobardemente, y de modo confuso, murmuramos: Cmo vamos a impedirlo? Nos faltan fuerzas. Tan desesperadamente nos hemos deshumanizado que al frugal comedero de hoy le consagramos todos los principios de nuestro espritu, todos los esfuerzos de nuestros antepasados, todos los recursos destinados a nuestros descendientes, con tal de no perturbar nuestra desdichada existencia. No nos queda ya firmeza, ni orgullo, ni cordialidad. Y ni siquiera tememos que se produzca un cataclismo universal de origen atmico; que se declare una tercera guerra mundial (quizs podramos ocultarnos en algn escondrijo).Lo nico que nos aterra es que los ciudadanos se enfrenten a la realidad con valenta! Con tal de no separarse del rebao se eludir Alexander Solyenitzin Semblanza 45 cualquier sendero solitario, porque el da menos pensado podemos quedarnos sin pan blanco, sin calentadores de gas, sin el permiso de residencia en Mosc. Tanto nos insistieron sobre este punto en los crculos de formacin poltica que acab por arraigar en nosotros el afn de vivir rodeados de comodidad y bienestar por los siglos de los siglos. Y es que no resulta posible desprenderse del ambiente, de los convencionalismos sociales, pues la vida condiciona el pensamiento; pero, Qu culpa tenemos nosotros? Lasolucin no est en nuestras manos.Y el caso es que lo podemos todo! Slo que, para tranquilizarnos, nos engaamos a nosotros mismos. No son ellos en modo alguno los culpables, sino nosotros mismos. Nosotros somos los nicos responsables! Se objetar: Pero es que, realmente, podemos conseguir algo? Nos han amordazado, no nos escuchan, no se nos pide nuestra opinin. Cmo forzarlos a que nos atiendan? Disuadir a la gente de esta idea es imposible. Lo ms natural sera elegir otro Gobierno! Lo malo es que en nuestro pas no se acostumbra a celebrar nuevas elecciones.En Occidente la gente conoce la huelga, las manifestaciones de protesta; nosotros, por el contrario, estamos tan atemorizados que tal cosa nos parece monstruosa. Cmo es posible que alguien se niegue a trabajar? Cmo es posible abandonar la tarea y marcharse a la calle?. Todos los dems procedimientos que se ensayaron en los ltimos siglos de la amarga Historia de Rusia, aparte ser funestos, les interesan a "ellos" ms que a nosotros; y, en todo caso, son absolutamente estriles. Ahora cuando todas las hachas han asestado su postrer golpe, cuando ha germinado todo lo que fue sembrado, se nos revela con claridad meridiana el modo en que esos presuntuosos han descarriado y corrompido a la juventud, la forma en que se ha pretendido, por medio del terror, de una sublevacin cruenta y una guerra civil, forjar la justicia y la felicidad del pas. No, gracias, padres de la cultura! Al fin nos percatamos de que la ignominia de los mtodos engendra la ignominia de los resultados. No nos mezclaremos en sucios manejos! De modo que se ha cerrado el crculo? Es qu, realmente, no hay salida posible? No nos queda Alexander Solyenitzin Semblanza 46 ms solucin sino esperar, cruzados de brazos, a que de la noche a la maana se arregle el conflicto, por s solo? Pero jams nos libraremos de este caos si al unsono hemos de reconocerlo, ensalzarlo y reafirmarlo a diario, si no rechazamos siquiera su lacra ms evidente: la mentira.Cuando la violencia se clava en la pacfica vida de un pueblo, el semblante de la misma se inflama de vanidad, y en su estandarte luce la misma expresin por ella pregonada: "!Soy la Violencia ! Aljate, aprtate, o te aplastar!" Mas la violencia envejece muy pronto, y pocos aos despus, cuando ha perdido la confianza en si misma, a fin de mantenerse firme y conservar un aspecto aceptable, busca irremediablemente el apoyo de la mentira. Pues a la violencia slo se la puede encubrir con la mentira, en tanto que sta solo puede perdurar a costa de la violencia. Y no todos los das, ni en cualquier hombro apoya la violencia su pesada zarpa. Solamente nos exige sumisin a la mentira, participacin cotidiana en la mentira, mxima fidelidad a sus designios.Y aqu es justamente dnde radica la clave de nuestra liberacin, desdeada por nosotros, pero ms sencilla y asequible: No debemos estar dispuestos a dispensar nuestra colaboracin personal con la mentira! Aunque la mentira lo cubra todo con su ponzoa, aunque la mentira reine por doquier, nosotros no debemos claudicar. Afirmemos, en cualquier situacin: No dominar con mi ayuda !Y esto constituye una brecha en el cerco imaginario de nuestra desidia! Para nosotros es lo ms fcil; para la mentira, lo ms demoledor. Porque basta que la gente se aparte de la mentira para que sta deje de existir. Al igual que una epidemia, solo puede persistir sobre la base de un contingente humano.No nos movilizamos, pues la formacin que hemos recibido no nos inclina a salir a la plaza y proclamar all la verdad, a manifestar con voz estentrea nuestro pensamiento: es una costumbre poco recomendable y, adems, intil. Pero ello no obsta para que nos neguemos a decir aquello que no pensamos! Alexander Solyenitzin Semblanza 47 Y fijmonos en que nuestro sistema es el ms sencillo y accesible que puede suplir la cobarda hipertrofiada que padece nuestro organismo; mucho ms fcil (aunque parezca exagerado afirmarlo) que la desobediencia civil propugnada por Ghandi.Nuestra consigna es: no patrocinemos la mentira a sabiendas, bajo ningn pretexto. Y una vez adquirida plena conciencia de los lmites de la mentira (para que resulte a todos claramente discernible) abjuremos de ella, alejndonos de su perniciosa influencia. No recompongamos los fragmentos dispersos de esta ideologa caduca, no reparemos ni un desgarrn producido por las polillas. Y nos producir estupefaccin comprobar cuan presto la mentira queda destruida y reducida a la impotencia. No obstante, para ello, es preciso estar limpio, es decir, mostrarse limpio ante el mundo. De manera que, por encima de nuestra indecisin, cada uno de nosotros tendr que elegir entre permanecer conscientemente al servicio de la mentira (cuidado: se sobrentiende que tal error no se comete por una propensin al mismo, sino para procurar el sustento de la familia y la educacin de los hijos en el espritu de la mentira!), o admitir que ya es hora de reaccionar como una persona honrada, para granjearse la justa consideracin de hijos y contemporneos. Quien opte por esta ltimaposibilidad deber en lo sucesivo:-Abstenerse totalmente de escribir, suscribir o imprimir una sola frase que contenga opiniones que distorsionen la verdad.- No pronunciar tales frases ni en conversaciones privadas ni en disertaciones pblicas; ni de motu propio ni por medio de notas; ni en calidad de agitador, ni de profesor, ni de preceptor, ni en representaciones teatrales.- No manifestar, ni corroborar, ni comunicar, ya sea mediante la pintura, o la escultura, o la fotografa, ya tcnica o musicalmente, ni un solopensamiento falso, ni una sola manifiesta alteracin de la verdad. Alexander Solyenitzin Semblanza 48 - No citar de viva voz, ni en la correspondencia, ni en un artculo de fondo, por complacer a alguien o para asegurarse un puesto de trabajo o alcanzar el xito en el mismo, determinados juicios de autores, cuando no comparta plenamente las opiniones expresadas en ellos, o stas no se ajusten a cuanto aqu se expone.- Negarse a asistir, por fuerza, a una manifestacin o mitin, s ello contraria la libre voluntad. No aceptar en propia mano, ni divulgar, pancartas o consignas que no concuerden totalmente con la verdad.- No levantar la mano para votar en favor de propuestas con las que no se est sinceramente conforme; no votar, ni abierta ni subrepticiamente, a personas a las que se considere indignas o sospechosas.- No acceder a intervenir en asambleas, donde se sospeche que van a someterse a discusin ciertas propuestas, de forma coactiva y falaz.- Abandonar al instante toda reunin, asamblea, conferencia, espectculo o sesin cinematogrfica, en la que el orador slo emita mentiras, disparates ideolgicos o propaganda descarada.- No suscribirse ni comprar ejemplares de revistas o peridicos en los que la informacin este armada falsamente o se escamoteen hechos fundamentales.No hemos enumerado, por supuesto, todos los medios posibles e indispensables de rechazar la mentira. Pero lo que s queda claro es que, una vez desenmascarado, el absurdo se reconocera fcilmente; y otro gallo cantara.Ciertamente, al principio, tal sistema no dar el resultado apetecido. Durante cierto tiempo, algunos perdern su empleo. La vida de aquellos jvenes que deseen practicar la verdad se complicar mucho al principio, por la razn siguiente: que tambin es preciso desechar de las lecciones explicadas aquellas que estn plagadas de mentiras. Pero ni al que decide ser honesto le queda escapatoria: ni un solo da dejar ninguno de nosotros, an tratndose de las ms inocentes disciplinas tcnicas, de aplicar uno solo de los puntos mencionados, tanto si se halla en la zona de la verdad como en la de la mentira, Alexander Solyenitzin Semblanza 49 tanto en los dominios de la independencia intelectual como en los del servilismo ideolgico. Y quien no tenga el suficiente valor para defender su propia alma, que no alardee de opiniones vanguardistas, que no se jacte de ser acadmico o artista popular, poltico honorable o general. Que reconozca, en cambio: "Soy un zopenco y un cobarde; con hartarme de comer y andar bien calentito, me conformo."An cuando este sistema es el ms moderado de cuantos constituyen la oposicin, a nosotros mismos, que nos hemos mantenido fieles al mismo, nos resultar penoso. Sin embargo, es mucho ms sencillo que el rociarse con combustible y prenderse fuego o la huelga de hambre. En efecto: las llamas no han de envolver tu cuerpo, ni van a saltar tus ojos fuera de las orbitas por la fuerza abrasadora del calor, y siempre hallars lo indispensable: pan moreno y agua clara para tu familia.Hay en Europa una gran masa de personas que nos es adicta, pese a haber sido embaucada por nosotros. Acaso los checoslovacos no nos han demostrado que es posible enfrentarse incluso a los tanques, a pecho descubierto, cuando en el interior de ese pecho late un corazn justo?Ser ste un camino difcil? Tal vez s; pero tambin es el ms sencillo posible. Es opcin ardua para el cuerpo, pero la nica admisible para el alma. S, realmente es difcil este camino. Sin embargo, se cuentan entre nosotros decenas y decenas de personas que observan fielmente durante aos todos estos puntos, viviendo con ello de cara a la verdad.As, pues, aunque no seamos los primeros en emprender este camino, semoslo en prestarle nuestra adhesin! Tanto ms fcil y corto nos parecer el camino, cuanto ms unnime y compacta sea nuestro trnsito por el mismo! Si se nos unen slo mil personas, probablemente nadie cumplira el plan trazado ni se podra contar con nadie. Pero, si se pusieran de nuestra parte varias decenas de millares de personas, pronto nuestro pas resultara irreconocible hasta para nosotros mismos! Alexander Solyenitzin Semblanza 50 Si no nos atrevemos a protestar airadamente porque nos impiden respirar, somos nosotros mismos los que nos estamos ahogando! Y