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1 V Congreso Iberoamericano de Seguridad Vial. Santiago de Chile, 7, 8 y 9 de noviembre de 2016 Título del trabajo: INVIVE: índice y proceso de vigilancia de la velocidad en España Procedimiento para determinar un índice que permita establecer y evaluar políticas de vigilancia de la velocidad (INVIVE), asignando prioridades en función del número que indique el índice. Tema: Consecución de usuarios más seguros Subtema: Control: velocidad, cinturón, casco, alcohol. Autor: Alberto Arbaiza Martín Empresa / Institución: Dirección General de Tráfico Cargo: Director del Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas Dirección: Centro de Tramitación de Denuncias Automatizadas Polígono Industrial de León. Fase II. Parcela M-7 24391. Santovenia de la Valdoncina. León Email: [email protected] Teléfono: (+34) 650 38 42 95

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V Congreso Iberoamericano de Seguridad Vial.

Santiago de Chile, 7, 8 y 9 de noviembre de 2016

Título del trabajo: INVIVE: índice y proceso de vigilancia de la velocidad en España

Procedimiento para determinar un índice que permita establecer y evaluar políticas de

vigilancia de la velocidad (INVIVE), asignando prioridades en función del número que

indique el índice.

Tema: Consecución de usuarios más seguros

Subtema: Control: velocidad, cinturón, casco, alcohol.

Autor: Alberto Arbaiza Martín

Empresa / Institución: Dirección General de Tráfico

Cargo: Director del Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas

Dirección:

Centro de Tramitación de Denuncias Automatizadas

Polígono Industrial de León. Fase II. Parcela M-7

24391. Santovenia de la Valdoncina. León

Email: [email protected]

Teléfono: (+34) 650 38 42 95

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RESUMEN

La Comisión Europea ha impulsado desde comienzos del siglo XXI la reducción de la

siniestralidad principalmente a través de dos libros blancos de 2000 y 2010. En el ámbito

de la programación de la seguridad vial destaca la Recomendación de la Comisión de 6

de abril de 2004 sobre aplicación de las normas de seguridad vial. En ella se recomienda

que los Estados miembros establezcan un plan de aplicación que contenga las medidas

que se propongan adoptar para aplicar la Recomendación y en materia de velocidad un

“inventario de todos los tramos donde se sobrepase regularmente el límite máximo de

velocidad y, por ello el riesgo de accidentes sea mayor”

El INdice de VIgilancia de VElocidad (INVIVE) es simultáneamente un índice y un

procedimiento. Un índice porque es un número contenido entre 0 y 10 que permite

asignar prioridades de vigilancia. Un procedimiento porque lleva aparejada una labor

institucional, operacional descentralizada en todas las Jefaturas Provinciales de Tráfico

y centralizada en la evaluación y determinación de la vigilancia mediante equipamiento

fijo.

El objetivo final del INVIVE es mejorar la eficacia, eficiencia y efectividad de la vigilancia

de los excesos de velocidad y consecuentemente la seguridad vial.

PALABRAS CLAVE:

Punto negro, tramo de concentración de accidentes, auditorías de seguridad vial,

programación de la vigilancia

INTRODUCCIÓN

La Comisión Europea ha impulsado desde comienzos del siglo XXI la reducción de la

siniestralidad principalmente a través de dos libros blancos de 2000 y 2010. En el ámbito

de la programación de la seguridad vial destaca la Recomendación de la Comisión de 6

de abril de 2004 sobre aplicación de las normas de seguridad vial. En ella se recomienda

que los Estados miembros establezcan un plan de aplicación que contenga las medidas

que se propongan adoptar para aplicar la Recomendación y en materia de velocidad un

“inventario de todos los tramos donde se sobrepase regularmente el límite máximo de

velocidad y, por ello el riesgo de accidentes sea mayor”

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El INdice de VIgilancia de VElocidad (INVIVE) es simultáneamente un índice y un

procedimiento. Un índice porque es un número contenido entre 0 y 10 que permite

asignar prioridades de vigilancia. Un procedimiento porque lleva aparejada una labor

institucional, operacional descentralizada en todas las Jefaturas Provinciales de Tráfico

y centralizada en la evaluación y determinación de la vigilancia mediante equipamiento

fijo.

OBJETIVOS

El objetivo INVIVE es mejorar la eficacia, eficiencia y efectividad de la vigilancia de los

excesos de velocidad y consecuentemente la seguridad vial.

DESARROLLO

Dentro de los enfoques modernos para combatir los efectos adversos de la circulación

destacan el concepto de “visión 0” de Suecia desarrollado en 1995, el equivalente de

los Países Bajos de 1998 conocido como “movilidad sostenible” o las recomendaciones

de la OMS. Todos ellos, desde una visión epistemológica del problema, establecen una

serie de principios para conseguir un cambio del paradigma de la seguridad vial en los

siguientes sentidos.

Por un lado, ya que tradicionalmente se han considerado los heridos y fallecidos como

resultado de “accidentes”, es decir, derivados de algo inevitable e impredecible cuando

no debe ser así, no debe renunciarse a predecirlos, evitarlos, o al menos mitigar de

manera radical sus consecuencias, buscando el objetivo marcado por la UE para el 2050

de 0 muertos en las carreteras europeas.

Por otro, el reconocimiento del carácter ecléctico de la lucha contra los efectos adversos

de la circulación vial, sean en cuestiones de movilidad, de seguridad vial, de impacto

medioambiental o económico que producen sinergias tanto negativas como positivas. A

modo de ejemplo, a menor velocidad, menor número de accidentes, de sus

consecuencias (heridos, fallecidos, retenciones, etc), consumo energético e impacto

medioambiental local (CO, NOx, SOx, partículas, etc.) y global (CO2).

Y por último la vulnerabilidad del cuerpo humano: a mayor velocidad, el cuerpo acumula

mayor energía cinética que, en caso de deceleración profunda no está preparado para

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resistir. De esta manera surge el concepto de “velocidad segura”, aquella que garantiza

la protección del usuario y que se “absorbe” el error humano en caso de producirse.

Pero ¿qué es eso de absorber el error humano?. Se utiliza esa palabra como sinónimo

de prevenir y/o mitigar el error humano, antes del accidente (i.e. las marcas viales

sonoras que avisan de la salida de un carril), como después del accidente (sistemas

ABS). En materia de velocidad segura, se absorbe el error humano “invitandole” por las

condiciones del entorno a una velocidad más baja, informando de la presencia de

controles de velocidad, educando al conductor en la letanía de que la velocidad mata,

etc.

Actualmente los excesos de velocidad son muy comunes ya que es hasta un 50 % de

los conductores circulan con velocidad excesiva o inadecuada y entre un 10 y un 20 %

de los conductores lo hacen a más de 10 km/h sobre el límite (OCDE/ECMT, 2006). Se

sabe que, en general, los conductores no adaptan de manera adecuada su velocidad a

las condiciones locales o temporales, del tráfico y de la meteorología. La elección de la

velocidad viene condicionada por una serie de motivaciones, actitudes y de percepción

y asunción del riesgo de los conductores que además, es función de las características

del medio y del vehículo. La OCDE establecía en su informe la definición práctica de

exceso de velocidad: el exceso de velocidad abarca la velocidad excesiva (conducir por

encima del límite de velocidad) y la velocidad inadecuada o inapropiada (conducir

demasiado rápido de acuerdo con las condiciones dadas, pero dentro de los límites).

Al respecto, cabe conocer las estadísticas españolas de fallecidos a 24 horas en zona

interurbana ordenados por los cinco principales factores de riesgo.

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En materia de seguridad vial, como en otras áreas de la seguridad, se trabaja tanto

antes del incidente a través de los correspondientes medios preventivos y/o predictivos

y después del incidente aplicando medios correctivos. Las intervenciones para combatir

estos factores de riesgo se han centrado en el vehículo, el conductor o la vía. En relación

con el conductor, estas intervenciones se han clasificado en tres grandes grupos, no

excluyentes y que en multitud de ocasiones se usan de forma simultánea: Formación,

educación y divulgación a los conductores; aplicación de medios técnicos y jurídicos y

vigilancia. Las intervenciones en materia de vigilancia, se concretan en medidas de

control de velocidad, alcohol, estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes u otras

sustancias análogas, de cinturones de seguridad y otros sistemas de retención

homologados, del casco y otros elementos de protección, de colectivos vulnerables, del

uso del teléfono móvil y otros dispositivos, de adelantamientos, de las condiciones

técnicas de los vehículos, etc.

Estas intervenciones se llevan a cabo por medio de controles en aquellos tramos donde

se hayan producido accidentes que tuvieran como causa concurrente la velocidad y

factores asociados. Para ello actualmente estos controles se llevan a cabo en aquellos

puntos negros o en los tramos de concentración de accidentes.

864

703

721

553

542

428

319

266

222

227

1010

983

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704

607

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1101 1124

965

841

769

683

659

563

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231

244

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175

131

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116 14

8

95 102

82 72 66 74 54 48 47 44

2 0 0 5 2 0 0 6 2 0 0 7 2 0 0 8 2 0 0 9 2 0 1 0 2 0 1 1 2 0 1 2 2 0 1 3 2 0 1 4

Velocidad inadecuada Infracción a norma Distracción Cansancio Alcohol

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La Instrucción 01/TV-29 de la Dirección General de Tráfico, establece el concepto de

punto negro como aquel emplazamiento perteneciente a una calzada de una red de

carreteras en el que durante un año natural se hayan detectado 3 o más accidentes con

víctimas con una separación máxima entre uno y otro de 100 m. De esta manera la

longitud del punto negro no es fija sino variable, pudiendo oscilar desde un mínimo de 0

m (cuando todos los accidentes se registren exactamente en el mismo kilómetro y

hectómetro) hasta algunos kilómetros (si entre un accidente y otro no media una

distancia superior a 100 metros).

En la localización de puntos negros se identifica la calzada donde se ha producido el

incidente y así, por ejemplo, en accidentes donde un vehículo atraviesa la mediana,

habrá de computarse este accidente en el punto kilométrico de la calzada por la que

circulaba, con independencia de que el vehículo se detenga en la calzada opuesta. En

estos casos habrá que preguntarse las razones y las causas por las que un vehículo se

sale de la calzada en ese tramo, que es el hecho que origina el accidente, con

independencia de sus posibles consecuencias finales, sea una colisión frontal con otro

vehículo, un vuelco, un eventual atropello o la caída a una calzada inferior de otra vía.

Los accidentes considerados a efectos de la detección de estos puntos negros son sólo

aquellos en los que se produzcan víctimas, descartando en esta tarea de detección los

accidentes con sólo daños materiales. De esta manera la siniestralidad que mide un

punto negro hace referencia directa a la lesividad, no a la accidentalidad.

Los tramos de concentración de accidentes (TCA) son el equivalente español a lo

que ha venido llamándose en otros países como “secciones negras”. Este indicador es

manejado principalmente por los titulares de la vía como base de las actuaciones a

desarrollar en los programas de seguridad vial, que se suelen concretar

mayoritariamente en las siguientes medidas en las vías públicas,

1. Mejora de infraestructura

a. Mejora de trazado en planta y/o alzado: rectificación de curvas,

modificación de rasante, etc.

b. Adecuación de carriles de cambio de velocidad y aumento de longitud de

carriles lentos o rápidos

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c. Ampliación de plataforma (aumento de arcenes)

d. Tratamiento de adecuación o mejora de intersecciones

2. Mejora de equipamiento

a. Señalización y balizamiento

b. Alumbrado

c. Barreras de seguridad o pretiles

3. Otro tipo de equipamiento, como amortiguadores de impacto, cunetas de

frenado, etc.

4. Reordenación de accesos

5. Mejora de travesías

6. Otros: tratamientos específicos de seguridad del firme, mejora del drenaje

(aquaplaning), áreas de descanso, etc.

El TCA establece que un tramo de carretera se puede denominar así, si su índice de

riesgo es superior al de tramos de características similares. El concepto de índice de

riesgo puede ser un valor absoluto de lo que se pretende medir, o un valor relativo de lo

anterior, o una combinación de ambos. Lo que se pretende medir pueden ser accidentes

graves, accidentes mortales, número de muertos, etc. Los valores relativos son

indicadores que relacionan lo que se pretende medir entre el factor de exposición. El

factor de exposición, también conocido como vehículos-kilómetro, cuantifica la cantidad

de vehículos que han atravesado ese tramo en una año multiplicado por la longitud del

tramo. La cantidad de vehículos que han pasado por el tramo en un año es la Intensidad

Media Diaria (IMD) multiplicada por 365 días.

Para la identificación de los tramos de características similares se pueden establecer

criterios basados en el tipo de vía (autopistas, autovías, vías convencionales, etc.), en

el volumen de tráfico que soporta el tramo, en donde está ubicada la vía (urbana,

interurbana, periurbana), etc

Por último, para que un TCA esté bien definido hace falta establecer el periodo de

acumulación de lo que se pretende medir. Así se pueden acumular accidentes con

víctimas en cinco años, muertos en tres, accidentes mortales en uno, etc.

La divulgación de los puntos negros y TCA puede ser positiva de cara a elevar el nivel

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de concienciación social sobre la problemática de los accidentes de circulación en cada

territorio en concreto, por lo que suelen ser dados a conocer a fin de que los usuarios

de tales vías extremen la prudencia en la conducción.

Por otro lado EuroRAP es una iniciativa de la Comisión Europea para el diseño de vías

públicas seguras que se ha concretado en una metodología basada en índices relativos,

a través de la cual se obtienen índices del nivel de riesgo, exclusivamente a través de

la evaluación de los siniestros y su gravedad, relacionadas con el nivel de tráfico de la

vía. Esta metodología divide la red en tramos relativamente largos (unos 20 Km.) en los

cuales, junto a las características de la vía, el nivel de tráfico se mantiene constante o

con pequeñas variaciones. Se computan los índices de riesgo de los tramos

calificándolos como de riesgo muy alto (coloreándose de negro en el mapa donde se

representa), alto, medio, bajo o muy bajo. Para el cómputo de los índices de riesgo se

utilizan los accidentes ocurridos durante los tres últimos años.

Sin embargo, tanto los puntos negros, como los TC y los tramos EuroRAP no tiene en

cuenta las velocidades de circulación medias de los vehículos lo que no permite la

prevención de la accidentalidad en aquellos tramos donde “todavía” no se ha producido

un accidente pero si hay una alta probabilidad de producirse debido a la relación que

existe entre velocidad media de circulación y mortalidad.

Este concepto moderno de “todavía” se anticipó en la Recomendación de la Comisión

de 6 de abril de 2004 sobre aplicación de las normas de seguridad vial. En ella se

recomienda que los Estados miembros establezcan un plan de aplicación que contenga

las medidas que se propongan adoptar para aplicar la Recomendación y en materia de

velocidad un “inventario de todos los tramos donde se sobrepase regularmente el límite

máximo de velocidad y, por ello el riesgo de accidentes sea mayor”. Por su parte en el

ámbito científico desde ese mismo año se sabe que (Nilson 2004) “un aumento del 1 %

de la velocidad media produce un aumento del 4 % de las colisiones mortales”.

El procedimiento INVIVE sí que tiene en cuenta los datos de velocidades medias, de

manera que se anticipa a la producción de un accidente y permite incrementar la

vigilancia de un determinado tramo mejorando la seguridad vial. El equivalente en el

mundo de la ingeniería sería la diferencia que hay entre “mantenimiento correctivo” del

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“mantenimiento predictivo”.

Para la puesta de marcha del INVIVE, la Dirección General de Tráfico ha implantado un

sistema de gestión de la velocidad en la red, en el que las intervenciones de vigilancia

ya no se definen y concentran en puntos o tramos de carretera de a lo sumo unos pocos

kilómetros, sino en tramos que no tienen limitada su longitud, aunque la vigilancia de la

velocidad pueda seguir siendo igualmente puntual dado que ésta puede llevarse a cabo

en cualquier punto del tramo. Y, en este caso, las posibles intervenciones se concentran

en general en aquellos factores mayoritariamente achacables al conductor, dada la alta

concentración de excesos de velocidad o accidentes producidos en estas líneas

A diferencia de otros métodos en el procedimiento INVIVE la tramificación se

fundamenta en el conocimiento a día de hoy obtenido de las auditorías psicológicas de

la vía que indican que, salvo distorsiones (i.e. presencia evidente o indiciada de

controles de velocidad, de patrullas policiales, etc.), los conductores tienden a circular

por una vía a la velocidad que consideran más adecuada en función de su experiencia

de conducción. Y esta experiencia, en primera aproximación es la tipología de vía, la

categoría. Por otro lado, tiene en cuenta la función de una vía toma como premisa que,

salvo las excepciones características del transporte de mercancías y del comercio, los

conductores usan la red de carreteras para desplazarse de un punto a otro y en este

desplazamiento no usan más de dos veces carreteras que tienen la misma función

(local, provincial, autonómico-nacional y autovías/autopistas). Además, dado que en

general, la categoría y la función de la red están altamente vinculadas, se puede

establecer una relación biunívoca entre ambas. Así pues, los conductores tienden a

conducir de manera uniforme y homogénea en función de la categoría/función de la

carretera por la que circulan. En base a las anteriores premisas, la tramificación inicial

se realiza para toda la red de carreteras por un sistema de información geográfica (GIS)

de acuerdo a un proceso automático de la siguiente manera. En primer lugar se

considera como tramo inicial la longitud total de carretera con el mismo código

identificativo. Este tramo inicial se subdividirá en tramos, de forma que cada tramo tenga

en sus extremos nudos que entronquen con carreteras de la misma o superior categoría.

De esta manera, se dispone de toda la red de carreteras tramificada. Esta tramificación

se hace por un lado para las carreteras de calzadas desdobladas (i.e. autopistas y

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autovías) y por otra para carreteras convencionales donde no existe separación física

de los sentidos de circulación. La figura 1 muestra un área cualquiera en la que existen

varios tipos de vías, después de someterla a un proceso de tramificación automático

mediante un sistema GIS.

Una vez que se ha realizado la tramificación GIS automática, el experto de tráfico puede

fusionar varios tramos en uno, o dividir un tramo en varios en base a su conocimiento

local y experto de la zona. Esta segunda fase de la tramificación se conoce como “local”,

pues presupone un conocimiento de las características locales del tráfico. La figura 2

muestra el área de la figura anterior, después de corregir la tramificación a nivel local.

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En el ejemplo representado, en la carretera LE-213, apreciamos dos nudos, el primero

de ellos (N1) está situado en la unión de la LE-213 con la N-624 y el otro (N2) en la

unión de la LE-213 con la N-601; el tramo (T1) está delimitado entre los nudos (N1) y

(N2) representados en la figura 1. Este tramo (T1) presenta otros nudos que no han sido

considerados por el sistema GIS de tramificación al tratarse de nudos formados con vías

de menor categoría que la LE-213.

Otro ejemplo mostrado en la figura determina el tramo (T2), formado en la carretera N-

601 entre el nudo (N3) formado en su entronque con la autovía A-60, por ser una vía de

mayor rango, y el nudo (N4) formado en el cruce con la N-625, por tratarse de una

carretera de igual categoría.

12

Es importante recalcar que todo este proceso se efectúa informáticamente, de forma

totalmente automática, por un sistema información geográfica GIS capaz de integrar,

almacenar, editar, analizar, compartir y mostrar información geográficamente

referenciada.

Una vez realizada la tramificación, el sistema realiza el siguiente cálculo para cada uno

de los tramos de su INdice de VIgilancia de la VELocidad (INVIVE), aplicando la

siguiente fórmula:

log2 (1+CVEL) + log3 (1+CACC) + log20 (1+CLong)

INVIVE = ---------------------------------------------------------------------

1 + 0,2 . (J – K)

Dónde:

“CVEL“ es el exceso de velocidad en el tramo.

“CACC”, es un indicador de la accidentalidad ponderado en ese tramo, constituido por la

suma de los accidentes, los heridos graves y tres veces el número de fallecidos.

“CLong”, es el tamaño del tramo.

“J”, es el orden de la vía, dónde: “0” corresponde a autopistas y autovías; “1” a carreteras

nacionales y autonómicas de orden 1; “2” para carreteras autonómicas de este orden y

“3” para autonómicas de este orden y carreteras locales.

“K”, es un factor de corrección que pretende tomar en cuenta el orden que los

conductores dan a la vía de manera que, si en un tramo se han medido grandes excesos

de velocidad, se sube de categoría ese tramo según la siguiente fórmula:

K = Int (CVEL / 20)

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Así pues, el INVIVE se calcula automáticamente es función directa del exceso de

velocidad con la que circulan habitualmente los usuarios de esa vía en ese tramo, del

número de accidentes habidos en dicho tramo durante un periodo de tiempo anterior,

predeterminado y de la propia longitud del tramo. Y es inversamente proporcional al

orden de la vía en la que está definido dicho tramo

En el numerador de la ecuación antes reseñada los logaritmos están tomados en bases

diferentes; esto se hace con la intención de normalizar los sumandos, de manera que

“pesen” lo mismo para la importancia que se les pretende proporcionar en el resultado

final. Así, el primero es de base 2 de manera que aumenta en una unidad cada vez que

se duplica el exceso de velocidad en el tramo, porque se considera el factor más

importante. El segundo es de base 3 que hace que aumente una unidad cada vez que

se triplica el indicador de la accidentalidad en ese tramo. Y, finalmente, el último, es de

base 20 que hace que aumente uno si se multiplica por 20 la longitud del tramo, de

forma que aumenta en tramos muy largos.

Dado que el INVIVE está construido por sumandos, su valor puede ser alto/bajo porque

algunos de los sumandos lo sean. En este caso, cuando no existe correlación entre el

exceso de velocidad y el número de accidentes, se examinarán los factores que influyen

el incremento del índice porque probablemente sean otros factores los que influyan en

exceso de velocidad +20 Km/h

K 1

0 1

14

su elevado valor. Por ejemplo, si el CVEL es 11 y los restantes factores están próximos

a cero, está claro que aunque hay un exceso de velocidad importante no existen

accidentes, por lo que ha de pensarse en que la limitación establecida no es la correcta.

EL INVIVE está diseñado para que, en el momento de la definición de las bases de los

logaritmos, y con los datos de excesos de velocidad y de accidentalidad de ese

momento, el tramo de carretera de mayor INVIVE de España sea 10.

Como ya hemos especificado, cuando los índices obtenidos no responden al

conocimiento que el experto de la zona tiene se efectúa una corrección de la

tramificación a nivel local y se recalcula el índice de riesgo para cada nuevo tramo,

llamemos “local”. Esta tramificación local corresponde a una división o fusión en tramos

más concreta a la realizada inicialmente de forma automática, que supone tener en

cuenta otros factores y características propias de la vía, que darán lugar a una nueva

tramificación más particularizada.

La tramificación local pretende obtener tramos homogéneos en cuanto a la velocidad de

circulación, lo que lleva implícito distinguir distintos tipos de tramos donde la circulación

posea unas características específicas que den lugar a velocidades de circulación

15

adaptadas a esas características. Para realizar la nueva tramificación, se tendrán en

cuenta una serie de hitos que se pueden producir en la carretera y que pudieran llegar

a producir un cambio de la velocidad media de los vehículos.

Zonas de túneles

Las zonas de vía donde existan una sucesión de túneles, serán considerados como

tramos independientes, o bien donde exista un único túnel de longitud superior a 2.000

m.

Zonas de curvas

La existencia de zonas de curvas en una

carretera en relación a otras zonas con trazados

más rectos, influye en las distintas velocidades

medias de circulación. Será necesario para una

correcta tramificación, diferenciar cada una de

estas zonas, siempre teniendo en cuenta que

cada tramo debe tener una velocidad de

circulación homogénea en todo su recorrido.

Nudos de enlace con otras vías

La vía que se está tramificando a nivel local, puede tener nudos de conexión con otras

carreteras de inferior orden. Si este nudo de conexión provoca variaciones de velocidad

antes o después del nudo, será necesario individualizar tramos.

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Cambios en la sección de la carretera

Un cambio en la sección de la

carretera puede dar lugar a

comportamientos distintos en la

conducción y por lo tanto en la

velocidad de circulación. Si este

efecto se produce, será necesario,

subdividir el tramo inicial en dos

nuevos tramos. Este caso sería

mucho más claro si se pasa de

secciones de un carril por sentido

de circulación a dos carriles.

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Influencia de poblaciones y zonas industriales:

Existen tramos de

carretera que se ven

afectados en cuanto al

volumen y tipo de tráfico

por la proximidad de

zonas industriales o

poblaciones. Esta

cercanía puede

provocar que exista una

composición de tráfico

distinta a tramos

contiguos o bien que los

horarios de entrada y salida de los trabajos produzcan una distribución temporal en las

intensidades del tráfico. Ante esta situación habrá que decidir si es conveniente

subdividir en varios tramos, el tramo inicial considerado en gabinete.

Existencia de rampas y pendientes

La inclinación de las rasantes, pueden afectar de forma considerable a la velocidad

media de circulación, en especial a vehículos pesados y por consiguiente al conjunto de

vehículos que circulan en escenarios de carreteras convencionales, donde la velocidad

de circulación de los vehículos ligeros, puede verse afectada por la existencia de

vehículos pesados y la dificultad en el adelantamiento.

Tipo y estado del pavimento

El tipo de pavimento y su estado de conservación, también son elementos

fundamentales a la hora de determinar si existe una reducción de la velocidad media de

circulación por el pavimento.

18

En este aspecto hay que considerar la regularidad superficial y la textura. Desde el punto

de vista de la regularidad superficial, hay que tener en cuenta la existencia de roderas,

agrietamiento del asfalto, erosiones y deformaciones. A nivel de la textura, la

característica que puede determinar una disminución de la velocidad, es el ruido que

ocasiona a los ocupantes de los vehículos.

Deformaciones del firme, roderas Peladuras del firme

Otros

Pueden existir otros motivos no concretados en los criterios expuestos anteriormente

que pudiera llevar a una retramificación a la vista de variaciones de velocidad e INVIVE.

En el ejemplo mostrado en la figura 2, se ha determinado que la velocidad en el tramo

(T1) no es uniforme, sino que existe un nudo intermedio (N12) que determina un sub-

tramo (T12) en el que debido a factores objetivos la velocidad es menor, por lo que se

ha procedido a dividir el tramo original (T1) mostrado en la Fig. 1, en dos tramos: (T11)

entre los nudos (N2) y (N12) y (T12) entre este último nudo y el nudo (N1).

19

Una vez realizada la tramificación local, se recalcula el INVIVE, aplicando la fórmula

para el/los nuevos tramos definidos en la tramificación local.

A efectos prácticos y para facilitar la labor que en cada provincia deben realizar las

Jefaturas Pronvinciales (JPTs), la DGT ha desarrollado una aplicación informática,

también bajo un sistema GIS que permite realizar esta nueva tramificación y que

básicamente supone dividir y/o unir tramos. La ventaja de usar una aplicación

informática GIS es que se hace sobre un mapa y que los cortes y uniones se hacen con

herramientas informáticas de apoyo. La visión general de los tramos INVIVE es la

siguiente para la zona de la Península Ibérica y Baleares

Si el analista quiera conocer la

información de un tramo hace

click sobre él:

20

Entonces aparecerá la información oportuna del tramo

Para realizar la acción

de cortar tramo, en

primer se hace clic

sobre el tramo que se

quiere cortar y una

vez seleccionado el

tramo a cortar, se

activa la opción cortar

del menú de

interacción con el

mapa, para hacer clic

en él: .

:

21

La aplicación muestra información de la división del tramo:

Publicación de resultados

Cuatrimestralmente la JPTs realizan una labor de selección, fusión y subdivisión de

tramos y posteriormente se publica en el servidor web de la DGT los puntos donde van

a concentrarse las medidas policiales de vigilancia. En la imagen, la página principal

de www.dgt.es en la que puede verse a la derecha el icono correspondiente

22

En concreto, y como ejemplo, los tramos de carreteras que se están vigilando en el

momento de redacción del presente trabajo (julio 2016) en la provincia de León

CONCLUSIONES

La seguridad vial en materia de planificación de la vigilancia ha sido tradicionalmente

programada en base a los sucesos pasados, es decir con la información de los

accidentes ocurridos y sus consecuencias, y no en función de sucesos futuros. La

publicación del modelo potencial que relaciona velocidad y accidentalidad (Nilson, 2004)

ha permitido el sustento científico de un procedimiento, el INVIVE, que no es ya sólo

correctivo de la accidentalidad sino predictivo ya que se adelanta la vigilancia a aquellos

tramos de carreteras donde no sólo se han producido accidentes en el pasado sin

también a aquellos donde se pueden llegar a producir por los evidentes de excesos de

velocidades medidos.

El modelo INVIVE de programación de la vigilancia es un índice y un método. Un índice

que permite priorizar la vigilancia en aquellos tramos donde es mayor. Un método ya

que permite la toma de decisiones en base no sólo a los frios números sino al

23

conocimiento experto de los responsables de seguridad vial de las Jefaturas

Provinciales de Tráfico y los Servicios Centrales de la Dirección General de Tráfico.

BIBLIOGRAFÍA

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