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28 VEGETACIÓN TERRESTRE DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA Andrés Vicente Pérez Latorre* «…cría en las cumbres de los dos Reales una selva negra de pinsapos…» Simón de Rojas Clemente, 3 de octubre de 1809 Las comunidades vegetales, además de caracterizar nuestros paisajes, desempeñan un importante papel en el mantenimiento de los ecosistemas, realizando, entre otras, las funciones de producción primaria, control de la erosión o regulación del ciclo hidrológico. No menos importante resulta su papel como hábitat para las comunidades animales o fúngicas. En este sentido es fundamental el conocimiento de las asociaciones vegetales presentes en la provincia de Málaga, relacionando sus especies, características, hábitat y distribución. INTRODUCCIóN: FLORA Y VEGETACIóN Decir «flora y vegetación» es nombrar a dos de las partes clásicas tanto de la biodiversidad como del pai- saje de los territorios, así como a dos componentes importantes de los estudios naturalísticos en general. Si entendemos como flora a los constituyentes vege- tales específicos de una determinada zona, la vege- tación estará formada por esos mismos componentes pero asociados en comunidades vegetales, entes me- dibles con su propia composición florística, área de distribución, ecología y dinamismo sucesional. A esas comunidades vegetales se dedica este artículo, cen- trado en la provincia de Málaga, una de las más ricas en vegetación de la Península Ibérica, por su carácter de encuentro biogeográfico de vías migratorias para la vegetación europea y africana, para la influencia atlántica y la mediterráneo-levantina y poseedora de singulares endemismos propios. Este magnífico patri- monio natural merece nuestra atención científica, su disfrute racional por los ciudadanos y un mayor es- fuerzo de protección por parte de las administracio- nes, frente a los impactos que sufre en la actualidad. I. LA IMPORTANCIA DE LA VEGETACIóN Hablar del porqué es importante la vegetación tanto para la biosfera como para las personas no es difícil, pues a la vista está que la vegetación es el productor primario del planeta, fijando CO 2 y produciendo oxí- geno; que es un componente paisajístico de primer orden en el Mediterráneo, guarda en su interior di- versidad vegetal y animal, provee de recursos directos como alimentos y plantas medicinales, y en cuanto a beneficios ecosistémicos protege al suelo de la ero- * Profesor titular de Botánica de la Universidad de Málaga. Extracto de la Revista Jábega nº 101, año 2009. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)

VEgETACIóN TERRESTRE DE LA PROVINCIA DE …³n terrestre de la... · getación es un factor inexcusable de estudio en los trabajos de planificación y ordenación del territorio,

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VEgETACIóN TERRESTRE DE LA PROVINCIA DE MáLAgA

Andrés Vicente Pérez Latorre*«…cría en las cumbres de los dos Reales

una selva negra de pinsapos…» Simón de Rojas Clemente, 3 de octubre de 1809

Las comunidades vegetales, además de caracterizar nuestros paisajes, desempeñan un importante papel en el mantenimiento de los ecosistemas, realizando, entre otras, las funciones de producción primaria, control de la erosión o regulación del ciclo hidrológico. No menos importante resulta su papel como hábitat para las comunidades animales o fúngicas. En este sentido es fundamental el conocimiento de las asociaciones vegetales presentes en la provincia de Málaga, relacionando sus especies, características, hábitat y distribución.

inTroducción: fLora Y vegeTación

Decir «flora y vegetación» es nombrar a dos de las partes clásicas tanto de la biodiversidad como del pai-saje de los territorios, así como a dos componentes importantes de los estudios naturalísticos en general. Si entendemos como flora a los constituyentes vege-tales específicos de una determinada zona, la vege-tación estará formada por esos mismos componentes pero asociados en comunidades vegetales, entes me-dibles con su propia composición florística, área de distribución, ecología y dinamismo sucesional. A esas comunidades vegetales se dedica este artículo, cen-trado en la provincia de Málaga, una de las más ricas en vegetación de la Península Ibérica, por su carácter de encuentro biogeográfico de vías migratorias para la vegetación europea y africana, para la influencia atlántica y la mediterráneo-levantina y poseedora de

singulares endemismos propios. Este magnífico patri-monio natural merece nuestra atención científica, su disfrute racional por los ciudadanos y un mayor es-fuerzo de protección por parte de las administracio-nes, frente a los impactos que sufre en la actualidad.

i. La imPorTancia de La vegeTación

Hablar del porqué es importante la vegetación tanto para la biosfera como para las personas no es difícil, pues a la vista está que la vegetación es el productor primario del planeta, fijando CO

2 y produciendo oxí-

geno; que es un componente paisajístico de primer orden en el Mediterráneo, guarda en su interior di-versidad vegetal y animal, provee de recursos directos como alimentos y plantas medicinales, y en cuanto a beneficios ecosistémicos protege al suelo de la ero-

* Profesor titular de Botánica de la Universidad de Málaga.

Extracto de la Revista Jábega nº 101, año 2009. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)

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sión, regula el ciclo hidrológico, mejora la cantidad y calidad del aire y aguas e incluso puede ser un re-curso turístico (estético y recreativo). Más allá, la ve-getación es un factor inexcusable de estudio en los trabajos de planificación y ordenación del territorio, estudios de valoración e impacto ambiental, diseño de espacios protegidos y turismo de naturaleza, con-servación de la naturaleza (biodiversidad, hábitats), riesgos naturales (erosión, efecto invernadero, incen-dios…), etc. La vegetación constituye una seña de identidad de los pueblos y éticamente debemos res-peto y atención a los seres vivos que la componen y con los que compartimos el planeta Tierra.

Por todas esas razones y ya que las comunidades ve-getales guardan la diversidad vegetal y son el hábitat para la diversidad animal y fúngica, se hizo necesaria una protección legal de las mismas. Dicha protección llegó en 1992, con la Directiva 92/43CEE de «Hábi-tats» mediante la cual se debería crear la Red Natura 2000 de espacios protegidos de la Unión Europea. Lo más importante en lo que a vegetación se refie-re es que las unidades físicas de protección ambien-tal de esta directiva son las comunidades vegetales (asociaciones), por lo que los lugares de importancia comunitaria (LIC) son áreas donde son significativas estas comunidades protegidas, o existen comunida-des prioritarias. Desde 2008 existen 41 LIC en la pro-vincia, cuyo objetivo principal es la conservación de dichos hábitats y sus especies.

ii. aSPecToS que infLuYen en La vegeTación

Las comunidades vegetales están formadas por es-pecies y dichas especies se agrupan en primer lugar por afinidades fisionómicas: los árboles se agrupan en bosques, las matas en matorrales, las hierbas en pastizales, etc., y también por afinidades ecológicas, de modo que en zonas inundadas dominan plantas acuáticas, en dunas dominan plantas adaptadas a los suelos arenosos o en alta montaña solo hay plantas que aguantan las heladas, es decir, la autoecología de cada especie de la comunidad se suma para dar la impronta ecológica comunitaria (sinecología).

A este respecto los factores que más influyen en la presencia/ausencia de los distintos tipos de vegeta-ción son:

1. La geomorfología, que pone a disposición de las comunidades vegetales distintos biotopos con distintas condiciones ecológicas: llanura, valle, cresta, solana-umbría, tierra-mar, etc.

2. Suelo y litología, que seleccionan poderosamente a la vegetación ya que las comunidades se adap-tan en su distribución a determinados tipos de rocas y suelos. Existe así la amplia vegetación cal-cícola o basófila (sobre calizas) y silicícola o aci-dófila (sobre rocas silíceas), y la de zonas más restringidas como la vegetación serpentinícola (sobre peridotitas/serpentinas).

3. Bioclima: el clima afecta activamente la distribu-ción de los vegetales y comunidades, concreta-mente la temperatura, que en altitud conforma los pisos bioclimáticos (pisos de vegetación o ter-motipos), y la precipitación, que conforma el om-broclima y sus ombrotipos. Otros aspectos como la continentalidad/oceanidad también influyen significativamente. Plantas y comunidades son bioindicadores bioclimáticos, pues viven en un de-terminado rango de temperaturas y precipitación.

La historia y el conocer los impactos antrópicos en los territorios, sobre todo mediterráneos, son impres-cindibles para entender tanto la vegetación actual, como la pasada y la futura en función de su dina-mismo. Incluso datos paleoclimáticos son necesarios para reconstruir la vegetación de épocas pasadas. Los incendios y la construcción y urbanización masiva y sin control son dos de los mayores impactos que en-frenta hoy día la vegetación malagueña, pero las gla-ciaciones, los movimientos orogénicos y de placas y los cambios climáticos fueron en su día el origen y extinción de grandes tipos de vegetación. Desde fi-nales del Terciario la vegetación subtropical suribé-rica ha ido haciéndose cada vez más mediterránea, acogiendo en su seno a «refugiados» climáticos, pro-cedentes de la crisis de aridez del Messiniense y de los fríos glaciares y periodos oceánicos, creándose un complejo florístico y de vegetación difícil de superar en su complejidad y riqueza.

Finalmente podemos definir que para un determina-do territorio ecológicamente homogéneo existe una comunidad vegetal que tras procesos de sucesión se instala con un máximo de biomasa y cobertura (vege-

Extracto de la Revista Jábega nº 101, año 2009. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)

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Las comunidades vegetales han sido clasificadas y es-tudiadas por diversas disciplinas, utilizando las espe-cies dominantes, su característica ecológica más so-bresaliente, sus caracteres fisionómicos y fenológicos más definitorios (ecomorfología y fenomorfología), etc. La clasificación fitosociológica es la que provee de una sistematización más desarrollada, basada en criterios florísticos y por tanto también ecológicos, de distribución y dinámicos. En fitosociología las comu-nidades vegetales se denominan «asociaciones» y tie-nen un nombre latino basado en dos especies bioindi-cadoras definitorias. Esas asociaciones se agrupan en alianzas, órdenes y clases, en una clasificación taxo-nómica jerárquica, al igual que las de las plantas. De ese modo si decimos Paeonio broteri-Abietetum pin-sapo nos estaremos refiriendo a los pinsapares basófi-los supramediterráneos rondeños de Abies pinsapo.

En este trabajo se describen muy someramente los grandes grupos de vegetación de la provincia de Má-laga, con las comunidades más importantes domina-das por plantas vasculares (angiospermas, gimnos-permas y pteridófitos). Sin embargo, existen también y tienen su importancia las comunidades de briófitos (musgos y hepáticas) y líquenes.

iv. eL dinamiSmo eSPacio-TemPoraL de La

vegeTación

La vegetación no es una foto estática, ni mucho me-nos, sino que está en constante cambio tanto estruc-tural, como espacial y lo largo del tiempo, incluso visible a la escala humana. De este modo, las comuni-

tación climácica) y que los territorios van a presentar una determinada zonopotencialidad (suelo, bioclima, uso, historia fitogeográfica…) propicia para éste o aquél tipo de vegetación, generalmente boscosa o arbustiva. También podemos decir que la vegetación actual puede ser simplemente una etapa serial pre-via a ese bosque en una dinámica progresiva o que apareció debido a la destrucción del mismo en una dinámica regresiva. En el Mediterráneo, algunos ti-pos de bosque viven en condiciones relictuales (pe-queñas zonas especialmente favorecidas) y otros han desaparecido, sustituidos por cultivos u otro tipo de vegetación mejor adaptado a las condiciones medite-rráneas, denominando a éstos últimos criptoclímax.

iii. La cLaSificación

Simón de Rojas Clemente y Rubio (s. XIX), Charles Edmond Boissier (s. XIX) y Luis Ceballos y Carlos Vi-cioso (s. XX), son precursores de los estudios de vege-tación en Málaga. Clemente usa nombres vernáculos para las comunidades vegetales en el reino de grana-da, con su ecología y especies fundamentales. Bois-sier, con un estudio más centrado en las cordilleras béticas, propone incluso pisos de vegetación. Ceba-llos y Vicioso, centrados en Málaga, definen comuni-dades dominadas por vegetación arbórea y arbustiva forestal con listas de especies compañeras. Tras esos precursores, el desarrollo de métodos de estudio más sofisticados (fitosociología, formas de crecimiento, cartografía de la vegetación…) han estado encabe-zados por el área de botánica del departamento de Biología Vegetal de la UMA.

Piso bioclimático/ombrotipos (intervalos de precipitación anual)

termomediterráneoT > 17ºC

mesomediterráneoT 12º a 17ºC

supramediterráneoT 8º a 12ºC

oromediterráneoT 4º a 8ºC

secoP 350-600 mm

SIMálaga

SIAntequera

NO NO

subhúmedoP 600-1000 mm

SIMarbella

SIRonda

SISierra Almijara

NO

húmedoP 1000 a 1600 mm

SIgaucín

SIAlfarnate

SISierra de las Nieves

SISierra Tejeda (1.800-2.068 m)

hiperhúmedoP > 1600 mm

SIValle del guadiaro

SISierra del Aljibe

SILos Reales

SISierra de Tolox (1.800-1.919 m)

Tabla 1. Combinaciones posibles de pisos bioclimáticos (termotipos) y ombrotipos con ejemplos de zonas donde se dan dichas combinaciones en la provincia de Málaga

Extracto de la Revista Jábega nº 101, año 2009. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)

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La provincia de Málaga guarda uno de los mayores índices de diversidad vegetal (flora, vegetación y paisaje vegetal) del sur de la Península Ibérica, debido a su posición central y de puente entre la zona at-lántica y mediterránea. Presenta además dos sectores fitogeográficos muy ricos en endemismos, como el Rondeño y Bermejense, que se aprecian en la fotografía en colores grisáceos (Sierra de las Nieves) y

rojizos (Sierra Parda), respectivamente

yor originalidad visual, como en las zonas kársticas (torcales), litorales (dunas y playas), lagunas (láminas de agua), etc. Por ello, el paisaje puede ser sistemati-zado y valorado desde el punto de vista botánico y de la vegetación. De este modo podemos estudiar zonas más o menos extensas en base a una combinación de geomorfología, litología y vegetación climácica/ac-tual, definiendo el paisaje vegetal de una determina-da zona biogeográfica o incluso una tesela (figura 1).

vi. BiogeografÍa de La Provincia de máLaga

ya que las especies y comunidades vegetales tienen un área de distribución propia e influida por los as-pectos citados anteriormente como bioclima, suelo, uso antrópico, historia, etc., podemos utilizar dichas áreas para sectorizar el territorio en función de la pre-sencia/ausencia de esos bioindicadores vegetales; de esto se encarga la biogeografía. El planeta se pue-de dividir sucesivamente, y de mayor a menor exten-sión, en reinos, regiones, provincias, sectores y distri-tos, diferenciables unos de otros por su especial flora y vegetación (mapa 1). La provincia de Málaga es un claro ejemplo del paisaje mediterráneo-occidental y

dades se sustituyen unas por otras de modo sucesio-nal, generalmente aumentando biomasa y cobertura y, muy simplificadamente, desde pastizales y mato-rrales pasando por arbustos hasta los bosques. La suma de comunidades ligadas por esta sucesión en un determinado espacio ecológico es la serie de ve-getación, que puede darse sobre suelos «normales» (serie climatófila), sobre suelos influidos por hidro-morfía (serie edafohidrófila) o suelos especiales por su estructura y/o composición (series edafoxerófilas). De todos modos hay vegetación independiente de la sucesión, denominada exoserial (por ejemplo las co-munidades rupícolas o en saladares). Finalmente, es singular el proceso de sustitución de comunidades (generalmente pastizales) en un mismo ciclo anual y en un mismo lugar, demominado sinfenosucesión.

v. eL PaiSaje vegeTaL

En los medios mediterráneos, la vegetación imprime tal impronta al paisaje, que éste puede ser definido por la formación vegetal dominante (encinares, alcor-nocales, pinsapares, bosques de ribera, etc.), salvo en aquellas zonas en que el rasgo geológico sea de ma-

Extracto de la Revista Jábega nº 101, año 2009. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)

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4. Sector Antequerano, subsectores Antequerano y Torcalense (comarca de Antequera, cordillera del Torcal, Huma y Camorolos).

5. Sector Malacitano-Axarquiense, subsectores Axar-quiense y Malacitano (Axarquía, Montes de Mála-ga, valle del guadalhorce).

6. Sector Almijaro-granatense, subsector Almijaren-se (sierras de Tejeda y Almijara).

7. Sector Alpujarro-gadorense, subsector Alpujarre-ño (sierra de Nerja y Maro).

vii. LaS unidadeS de vegeTación

Para comentar las asociaciones vegetales de la pro-vincia de Málaga, se han agrupado de modo fisio-nómico (1. Bosques, 2. Formaciones arbustivas, 3. Matorrales y tomillares, 4, 5 y 6. Pastizales), o aten-diendo al biotopo principal (7. Vegetación rupícola, 8. Vegetación de dunas, playas y acantilados, 9 y 10. Vegetación acuática y halófita) o al origen (11. Vege-tación alóctona e invasora). En la descripción se cita generalmente el nombre vernáculo de la comunidad vegetal y su especie dominante y/o característica, há-bitat y distribución.

bético andaluz, pero tiene relaciones fitogeográficas con el norte de áfrica, sobre todo con la península Tingitana y el Rif, con la parte atlántica de la penín-sula Ibérica y, muy puntualmente, con el litoral orien-tal ibérico.

En el caso de la provincia de Málaga la sectorización fitogeográfica sería la siguiente (mapa 1):

* Reino Holártico, subreino Paleártico (Europa, nor-te de áfrica…).

** Región mediterránea, subregión Occidental (ribe-ras del Mediterráneo occidental).

*** Superprovincia Iberomarroquí-Atlántica (O Penín-sula Ibérica, NO Marruecos).

A. Provincia Tingitano-Onubo-Algarviense (litoral at-lántico andaluz, sur-portugués, nord-marroquí).

1. Sector Aljíbico, subsectores Aljíbico y Marbellí (Los Alcornocales, Valle del genal, Costa Occidental).

B. Provincia Bética (serranías béticas…).2. Sector Rondeño, subsectores Rondense y Mijense

(Serranía de Ronda, Sierra de Mijas y Blanca).3. Sector Bermejense, subsectores Bermejense y Ca-

rratracense (Sierra de Aguas) (peridotitas).

Figura 1. Paisaje vegetal del Parque Natural Sierra de las Nieves en función de su zonopotencialidad climácica. 1: Alcornocal termófilo (Quercus suber). 2: Alcornocal ombrófilo (Quercus suber). 3: Encinar mesomediterráneo (Quercus rotundifolia). 4: Robledal mesomediterráneo (Quer-cus pyrenaica). 5: Quejigal supramediterráneo (Quercus alpestris). 6: Enebral-sabinar oromediterráneo (Juniperus communis). 7: Pinsapar ser-pentinícola (Abies pinsapo). 8: Pinsapar basófilo (Abies pinsapo). 9: Sabinar (Juniperus phoenicea) con pinsapos. 10: Pinares carrascos basófilos (Pinus halepensis). 11: Pinares serpentinícolas (Pinus pinaster). 12: Fresnedas (Fraxinus angustifolia). 13: Saucedas silicícolas (Salix pedicellata).

14: Adelfares (Nerium oleander). 15: Saucedas serpentinícolas (Salix pedicellata). 16: Adelfares serpentinícolas (Nerium oleander)

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Mapa 1. Sectorización fitogeográfica de la provincia de Málaga. El sector Aljíbico pertenece a la provincia Tingitano-Onubo-Algarviense, los demás sectores a la provincia Bética

cus broteroi) se encuentran sobre sustrato margo-ar-cilloso en Los Alcornocales y NO de la Serranía de Ronda, generalmente en el piso termomediterráneo húmedo. Finalmente los robledales de melojo (Quer-cus pyrenaica) ocupan suelos silíceos lluviosos en los pisos meso y supramediterráneo aljíbico y almijaren-se. Los castañares son formaciones arbóreas de cas-taño (Castanea sativa) que ocupan grandes extensio-nes en el valle del río genal, cultivados desde muy antiguo y sustituyendo mayoritariamente a los bos-ques de Quercus caducifolio-marcescentes.

1.3. Acebuchales y algarrobales. Bosques y bos-quetes, a veces de apariencia arbustiva, ligados a condiciones edáficas especiales. Los acebuchales (Olea sylvestris) son verticícolas (a veces subrupícolas) y fundamentalmente aljíbicos, aunque presentes en el Corredor de Colmenar. Los algarrobales son calcí-colas y viven en lapiaces y formas kársticas edafoxéri-cas, aunque lluviosas, en zonas rondeñas.

1.4. Pinares-sabinares. gran parte de la zonopoten-cialidad de la provincia corresponde a estos tipos de bosques y formaciones arbustivas, aunque su extensión se ha visto a veces aumentada por políticas forestado-ras y de corrección hidrológica. Los pinares carrascos

1. Bosques

1.1. Quercus perennifolios. De ellos, los encinares y alcornocales son los que ocupan mayor superficie en la provincia. El encinar (Quercus rotundifolia) funda-mentalmente se desarrolla sobre suelos calizos y mar-gosos, en los pisos del termo al supramediterráneo, ocupando grandes extensiones rondeñas y anteque-ranas. El alcornocal (Quercus suber) habita sobre sue-los silíceos en los pisos termo y mesomediterráneo siempre en zonas como mínimo subhúmedas y cen-trado en el sector Aljíbico con interesantes relictos axarquienses.

1.2. Quercus caducifolio-marcescentes. Castaña-res. Son bosques de hoja caduca que viven en zonas lluviosas y que se diferencian entre ellos por cues-tiones edáficas y de altitud. Los quejigales morunos (Quercus canariensis) son termo y mesomediterrá-neos y están restringidos a zonas aljíbicas. Los que-jigales de Quercus faginea son frecuentes en las sie-rras calizas meso y supramediterráneas, con variantes tan interesantes como la del quejigal de Tolox con Quercus alpestris o la de zonas más frías y lluviosas con arces (Acer granatense), tejos (Taxus baccata) y serbales (Sorbus aria). Los quejigales lusitanos (Quer-

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Los alcornocales (Quercus suber) son bosques silicícolas siempreverdes típicamente mediterráneos, que se desarrollan en zonas lluviosas y térmicas del suroccidente provincial (sector Aljíbico) y llegan de for-

ma relictual a los Montes de Málaga (sector Malacitano-Axarquiense)

nobilis), que solo se pueden encontrar en contados lugares privilegiados del sector Aljíbico.

1.7. Riberas: choperas, fresnedas, olmedas, alise-das, saucedas, adelfares, tarajales. La vegetación de riberas es de enorme importancia ambiental, por su función reguladora del ciclo hidrológico y por in-dicar precisamente estos biotopos tan escasos y li-neales en los medios mediterráneos. Las choperas de álamo blanco (Populus alba) están hoy restringidas al borde de algunos de los ríos más importantes (gua-dalhorce, guadiaro, Vélez, genil) pero su zonopoten-cialidad corresponde a toda la vega de los mismos. El álamo negro (Populus nigra) y sus híbridos de planta-ción (choperas negras) son frecuentes en los ríos an-tequeranos. Las fresnedas (Fraxinus angustifolia) aún son hoy importantes en ríos y arroyos aljíbicos y del corredor de Colmenar. Las olmedas (Ulmus minor) son menos frecuentes y suelen ser tramos cortos, a veces presentes por plantación, pero muy afectados por la grafiosis, siendo los menos hidrófilos y apare-ciendo con más frecuencia en el sector Antequera-no. Las alisedas (Alnus glutinosa) son exclusivamente aljíbicas, pues necesitan suelos silíceos y cursos per-manentes y regulares. Las saucedas arbóreas (Salix alba, S. fragilis y S. neotricha) aparecen en el borde

(Pinus halepensis) con sabinas (Juniperus phoenicea) son termo-mesomediterráneos sobre suelos muy xé-ricos y topografías muy abruptas, rondeñas y almija-renses, a veces sobre yesos en el sector Antequerano. Los pinares resineros o negrales de Pinus pinaster son de gran originalidad: los propios de serpentinas ber-mejenses son endémicos y se acompañan de coscoja (Quercus coccifera) mientras que los almijarenses son béticos y se acompañan de sabinas (Juniperus phoeni-cea). Con gran importancia biogeográfica destacan las reliquias de pino salgareño (Pinus nigra subsp. salzma-nii) en sierra Almijara. Otros pinares de distintas espe-cies, en este caso de repoblación son: Pinus sylvestris en sierra Tejeda, Pinus radiata en el Valle del genal y Pinus canariensis en los Montes de Málaga.

1.5. Abetales. Los abetales o pinsapares de Abies pin-sapo constituyen uno de los bosques más originales de la provincia, de Andalucía y de la Península Ibérica. Existen tres variantes: las variantes calcícola y dolomi-tícola en Sierra de las Nieves, con una extensión consi-derable, y la variante serpentinícola en Sierra Bermeja, muy restringida a la cumbre de Los Reales.

1.6. Ojaranzales. Bosquetes ripícolas relictos con ojaranzo (Rhododendron ponticum) y laurel (Laurus

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En Málaga también existen bosques de hoja caduca de fisionomía más norteña, siempre en zonas ele-vadas, frías y lluviosas. Entre ellos destacan los quejigales (Quercus faginea subsp. alpestris) con arces

(Acer granatense) y serbales (Sorbus aria) como los de la Sierra de las Nieves (sector Rondeño)

Los pinares naturales ocupan una extensión apreciable, sobre todo en los biotopos más agrestes y de suelos esqueléticos. Los pinares negrales (Pinus pinaster) con sabinas (Juniperus phoenicea) son la vege-tación climácica típica de gran parte de las sierras de Almijara y Tejeda en zonas medias y altas (sector

Almijaro-granatense)

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Los pinsapares (Abies pinsapo) constituyen una imagen discordante, con aspecto de bosque boreal, en la Málaga mediterránea y están situados en biotopos muy lluviosos y con cumbres y umbrías frescas de

Sierra de las Nieves (sector Rondeño) y Sierra Bermeja (sector Bermejense)

tosuelo), la zonopotencialidad corresponde a las bien adaptadas gimnospermas arbustivas. Los sabinares de sabina negral (Juniperus phoenicea) son frecuen-tes en las sierras calizas más quebradas y se estable-cen directamente sobre roca (Sierra de las Nieves, To-rrecilla, Sierra Tejeda-Almijara) y sobre calizas «capas rojas» (valle del Turón). En todas estas zonas es fre-cuente el enebro (Juniperus oxycedrus subsp. oxyce-drus). En las sierras de Huma, el Chorro, gobantes y Abdalajís se encuentra uno de los sabinares más importantes del sur de la Península Ibérica, sobre pa-leoacantilados, yesos y margocalizas secas, en este caso con sabina caudada (Juniperus turbinata) que también aparece en Sierra de la Utrera, sierra de Cár-tama, Hachos de Pizarra y álora, etc.

2.2. Lentiscares, palmitares, coscojares, madro-ñales. Estas formaciones normalmente sustituyen o preceden a los bosques pero pueden ser climácicas en zonas muy secas, rocosas o de litosuelos. Los len-tiscares (Pistacia lentiscus) indican zonas térmicas no muy lluviosas y llegan incluso al interior provincial. Los palmitares (Chamaerops humilis) son formaciones de matiz antropogénico que indican el piso termomedi-terráneo. Los coscojares (Quercus coccifera) tienden a dominar en zonas mesomediterráneas calizas ante-

de grandes ríos. Las saucedas arbustivas son propias de arroyos de montaña, por toda la provincia, sien-do más frecuentes las de Salix pedicellata, acompa-ñado de Salix purpurea; más escasas son las de Salix atrocinerea (Tejeda-Almijara) y las de Salix eleagnos subsp. angustifolia (río Turón y arroyos almijarenses). Cuando la circulación de agua es marcadamente es-tacional, la superficie se seca en el estiaje o solo es freática, se instalan en nuestros cursos de agua los adelfares (Nerium oleander) con cañas (Erianthus ra-vennae) y tarajales (Tamarix africana), estos últimos muy abundantes en colas de embalses con muy poca pendiente (guadalteba).

Los bosques bien conservados presentan en el soto-bosque una comunidad esciohumícola (sobre la ho-jarasca sombreada) de pequeñas matas herbáceas como el orégano (Origanum virens) y la neota (Cala-mintha nepeta).

2. Formaciones arbustivas

2.1. De gimnospermas: sabinares y enebrales. En los medios más limitantes, debido a la geomorfolo-gía abrupta o por el sustrato o suelo esquelético (li-

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Los espinares caducifolios tienen en el espino blanco (Crataegus monogyna) su más notable representan-te y se acompaña de especies ecomorfológicamente similares como rosales silvestres (género Rosa) y en montaña con el agracejo (Berberis hispanica) y ma-dreselvas (Lonicera splendida, L. etrusca).

2.6. Escobonales y retamales. Este tipo de vegeta-ción es muy importante a nivel edáfico, al ser primo-colonizadores por su fijación radicular del nitrógeno. Los escobonales (Cytisus grandiflorus, Adenocarpus telonensis, Teline linifolia, Ononis speciosa) sustituyen a alcornocales y las rascaviejas o rompesayos (Adeno-carpus decorticans) se asocian a robledales almijaren-ses y protegen un suelo aún profundo. Los retamales (Retama sphaerocarpa) colonizan suelos muy degra-dados o pobres y se acompañan de hiniesta (Genista cinerea) o bolina (Genista umbellata).

2.7. Nitrófilas. Existen formaciones arbustivas liga-das a sustratos muy nitrificados y/o antropizados en zonas muy secas, normalmente situados en el lito-ral oriental, con especies como Salsola oppositifolia, Atriplex halimus, la malva litoral (Lavatera maritima) el escambrón (Lycium europaeum), la orobale (Whi-tania frutescens), etc.

queranas y rondeñas. Los madroñales (Arbutus une-do) con brezo blanco (Erica arborea) son formaciones arborescentes silicícolas, que suelen aparecer como orla de alcornocales y quejigales morunos, y son im-portantes en la conservación del suelo.

2.3. Relictos: artales y bojedas. Reflejo de la ve-getación de otros tiempos geológicos y refugiados de periodos fríos glaciares son los artales (Maytenus senegalensis) del litoral oriental libre de heladas y las bojedas (Buxus balearica) con olivilla (Cneorum tric-cocon) de sierra Almijara y de Nerja-Maro.

2.4. La robledilla (Quercus lusitanica). Merece apartado por su singularidad, al ser prácticamente un quejigo enano que aparece en densas manchas, que normalmente no llegan al metro de altura, en los brezales aljíbicos mejor estructurados.

2.5. Zarzales y espinares caducifolios. La vegeta-ción arbustiva caducifolia está restringida a cauces de ríos, umbrías y zonas de alta precipitación, sus-tituyendo u orlando a bosques caducifolios o de ri-bera sobre suelos profundos. Los zarzales (Rubus ul-mifolius) están muy bien representados por toda la provincia en ríos, arroyos, fuentes, vaguadas, etc.

Los matorrales y bojedas de las sierras de Nerja y Maro (subsector Alpujarreño) son de enorme singu-laridad pues representan una avanzadilla de la vegetación termófila del sureste peninsular, aderezada

con relictos tirrénicos como el boj (Buxus balearica) y la olivilla (Cneorum tricoccon)

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3.4. Matorrales serpentinícolas. Extraordinario con-junto de asociaciones endémicas de la provincia de Málaga debido a que son exclusivas de los suelos ser-pentínicos bermejenses. Las especies más vistosas son el jaguarzo blanco (Halimium atriplicifolium) y la aula-ga (Ulex baeticus) en zonas secas, y un jaral-brezal de jara macho (Cistus populifolius subsp. major) y brezo negro (Erica scoparia) en zonas más lluviosas. Un gran grupo de edafoendemismos presidido por Staehelina baetica, Centaurea lainzii, C. carratracensis, Armeria colorata, Silene fernandezii, etc., prestan singularidad a estas asociaciones.

3.5. Jarales. Las formaciones de matorral más exten-didas sobre suelos silíceos son los jarales, que susti-tuyen a bosques silicícolas por su desaparición y la erosión del suelo. Los bolinares (Genista umbellata) están muy extendidos en el sector Malacitano-Axar-quiense y llevan cantueso (Lavandula stoechas). Los jarales pringosos (Cistus ladanifer) son frecuentes en el sector Aljíbico en zonas subhúmedas. En montaña, los jarales los preside la jara estepa (Cistus laurifolius), sobre todo en Sierra Tejeda.

3.6. Jaguarzales de arenas. Son matorrales de are-nas litorales consolidadas, hoy día prácticamente destruidas por la masiva ocupación del territorio en la Costa del Sol. El jaguarzo blanco (Halimium hali-mifolium) indica estas escasas zonas, todavía de gran importancia por ser el único refugio de los ecosiste-mas y vegetales psammófilos.

3.7. Brezales. Vegetación también de gran impor-tancia pues indica la influencia fitogeográfica atlán-tica en nuestra provincia. Son exclusivos del sector Aljíbico y solo de zonas muy lluviosas y suelos muy ácidos, en la zonopotencialidad de bosques silicíco-las (alcornocal y quejigal moruno mayoritariamente). La brecina (Calluna vulgaris), las bermejuelas (Erica australis, E. umbellata) e incluso la insectívora atrapa-moscas (Drosophyllum lusitanicum) son indicadores de estas asociaciones.

4. Pastizales secos

Los pastizales son formaciones herbáceas de plantas anuales, a veces bianuales, que viven normalmente en litosuelos y claros de la vegetación forestal y son

3. Matorrales y tomillares

Los matorrales son una parte importantísima de la vegetación mediterránea y por ende de la provincia de Málaga. Tradicionalmente infravalorados en be-neficio de la vegetación arbórea, aunque sea planta-da, los matorrales son más destacados, a día de hoy, como fuente de biodiversidad, protectores del suelo, y salvaguarda de tipos funcionales. Es una vegetación típicamente mediterránea y la que mejor representa la adaptación a su típica sequía estival.

3.1. Matorrales basófilos. Son los más extendidos por todas las serranías calizas y margosas. Caracte-rizados por el romero (Rosmarinus officinalis), la jara blanca (Cistus albidus), las aulagas (Ulex parviflorus, U. baeticus), los matagallos (Phlomis purpurea), etc., aparecen tras el retroceso de bosques basófilos. Cuan-do la vegetación es aún de menor porte aparecen los tomillares, generalmente de tomillo aceitunero (Co-ridothymus capitatus) y especies de cistáceas de los géneros Fumana y Helianthemum. Sobre los escasos yesares malagueños es frecuente el jaguarzo (Cistus clusii) acompañado de albaida (Anthyllis cytisoides).

3.2. Piornales de alta montaña. El matorral almo-hadillado de alta montaña es exclusivo de altitudes superiores a 1.600-1.700 m y muestra su esplendor en las cumbres rondeñas y tejedenses. Especies se-miesféricas, espinosas, dominan un paisaje típica-mente oromediterráneo: destacan el piorno azul (Eri-nacea anthyllis) y el de crucecitas (Vella spinosa). Se acompañan de comunidades de pequeñas gramíneas de montaña: Festuca hystrix, Poa ligulata, rompepie-dras (Saxifraga erioblasta) y geranios (Erodium chei-lanthifolium).

3.3. Matorrales dolomitícolas. Sobre sustratos do-lomíticos y kakiríticos los matorrales cambian su as-pecto por uno más ralo y blanquecino, fundamental-mente en Tejeda-Almijara, sierras de Mijas-Blanca y sierra de yunquera, con especies como la alhucema (Lavandula lanata), la salvia (Salvia lavandulifolia) o aulagas endémicas (Ulex baeticus subsp. bourgae-anus y Ulex rivasgodayanus). Cuando el matorral se transforma en tomillar en los denominados «blan-quizares» (arena dolomítica = kakirita) dominan pe-queñas matas plateadas (Convolvulus boissieri, Ptero-cephalus spathulatus) de distribución bética.

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y terra rossa, se desarrollan los majadales; pastiza-les ganaderos muy apetecidos y caracterizados por la gramínea Poa bulbosa y tréboles como Trifolium subterraneum.

4.5. Espartales. Caracterizados por el esparto (Stipa tenacissima) son muy frecuentes en las sierras calizo-dolomíticas en zonas bajas y medias, xéricas, en mo-saico con los matorrales.

5. Pastizales húmedos y juncales

5.1. Juncales. En general son pastizales hidrófilos perennes que viven en suelos encharcados al menos temporalmente o con una capa freática cercana a la superficie. El junco churrero (Scirpus holoschoenus) es el más frecuente. Juncus acutus y J. maritimus aparecen en aguas salobres o zonas litorales; J. in-flexus denota una nitrificación del biotopo; J. articu-latus indica aguas limpias de poca dureza.

5.2. Herbazales hidrófilos. Son praderas de hierbas altas perennes o bianuales, exclusivas de suelos vér-ticos arcillosos, muy húmedos temporalmente, y en zonas muy lluviosas aljíbicas, rondeñas y torcalenses.

de fenología primaveral temprana. Constituyen la primera etapa colonizadora y de desarrollo del suelo. Por cierta nitrificación puede cambiar la composición y a veces aumentar el número de especies.

4.1. Sílice. Los pastizales silicícolas aparecen en los litosuelos de las series de alcornocales y encinares, siendo especies frecuentes las cistáceas (Tuberaria guttata) y gramíneas (Briza minor, Aira cariophy-llea), junto a fabáceas como tréboles (Trifolium ar-vense), etc.

4.2. Caliza-arcilla. Los pastizales calcícolas son más variados y muy ricos en especies como Brachypodium dystachion, Velezia rigida, Hornungia petraea, Cam-panula erinus, etc.

4.3. Dolomía y serpentina. Los pastizales magne-sícolas (dolomitícolas y serpentinícolas) guardan una sorprendente cantidad de endemismos incluso loca-les: Arenaria capillipes, Iberis fontqueri, Linaria pla-tycalyx, Arenaria arundana, Linaria salzmanii, L. hu-teri, etc.

4.4. Majadales. Cuando los pastizales son pastorea-dos por ganado ovino, en suelos arcillosos profundos

La provincia de Málaga destaca a nivel continental y mediterráneo-occidental por su gran aflora-miento de peridotitas (sierras bermejas, sector Bermejense). En ellas se instalan cerca de una veinte-na de taxones endémicos y matorrales serpentinícolas, también endémicos, siendo una de las razo-

nes por las que está solicitada su declaración como parque nacional

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6.1. Anuales. Formaciones herbáceas muy extendi-das con una ligera nitrificación del suelo, con espe-cies como Galactites tomentosa o Echium plantagi-neum (viborera).

6.2. Cardales. Si la nitrificación es muy fuerte, sobre todo a causa del ganado, son los cardos los que do-minan la vegetación: el cardo mariano (Sylibum ma-rianum) y otros como Scolymus hispanicus, Cartha-mus lanatus, Eryngium campestre, etc.

6.3. Tomillares nitrófilos. Se trata de pequeñas matas muy ligadas a suelos nitrificados pero en ambientes aún forestales o de vegetación natural. Las especies más fre-cuentes son las manzanillas amargas: Helichrysum sero-tinum y Santolina canescens, Artemisia glutinosa, etc.

6.4. Arvenses. Son las comunidades de los cultivos tanto leñosos como herbáceos, con especies como las amapolas (Papaver rhoeas) de los trigales o los ja-ramagos del género Diplotaxis en los olivares.

6.5. Ruderales y viarias. Son las comunidades de sue-los completamente antropizados, como caminos, ar-

Las especies dominantes son: Hordeum bulbosum, Phalaris coerulescens, Hedysarum coronarium, Scilla peruviana, Agrostis castellana, etc.

5.3. Nanojuncales. En suelos encharcados tempo-ralmente por aguas limpias dulces pueden aparecer juncales de muy pequeña talla con especies como Juncus buffonius, J. pygmaeus, Scirpus cernuus, etc., junto a pteridófitos del género Isoetes.

5.4. Cañaverales. Muy frecuentes en los ríos tras la destrucción de los bosques de ribera y caracte-rizados por Arundo donax. Espadañares (Typha an-gustifolia) y carrizales (Phragmites communis) están distribuidos por toda la provincia en zonas palustres y encharcadizas.

6. Pastizales y tomillares nitrófilos

Se trata de vegetación antropógena, es decir ligada a la actividad humana, que aparece cuando se desarti-culan las series de vegetación fundamentalmente por desestructuración y/o nitrificación del suelo.

La vegetación riparia ha quedado relegada, debido al uso antrópico, a los márgenes de los ríos, encontrándose mejor representada en los arroyos de montaña. En la fotografía saucedas (Salix pedicellata) en el río guadaiza (sectores Bermejense y Aljíbico), un LIC (lugar de importancia comunitaria) amenazado en su curso medio-bajo

por la urbanización masiva del territorio

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cus suber) viven comunidades de helechos y briófitos caracterizadas por Davallia canariensis.

8. Vegetación de dunas, playas y acantilados

Es la vegetación terrestre típicamente litoral, que co-loniza las playas y zonas dunares así como los acanti-lados. Estos ecosistemas han desaparecido aproxima-damente en un 90% de las costas malagueñas por una errónea gestión de dichos territorios.

8.1. Dunas y playas. La movilidad de la arena, la salinidad ambiental y el viento, hacen que la vegeta-ción psammófila sea muy constante y con especies de adaptaciones muy interesantes. La oruga marina (Cakile maritima) es frecuente en playas. En las muy escasas zonas dunares aparecen especies como Lina-ria pedunculata (pastizales), Elymus farctus (dunas embrionarias), el barrón (Ammophilla arenaria) y el cardo azul (Eryngium maritimum) en dunas móviles, Crucianella maritima y Ononis ramossisima (matorral interdunar) y la sabina (Juniperus turbinata) en du-nas fijas.

cenes, escombreras, solares abandonados, etc. Plantas muy nitrófilas encuentran aquí su óptimo como las de los géneros Amaranthus, Urtica, Chenopodium, etc. Margaritas (Chrysanthemum coronarium, Cyanopsis muricata) adornan las zonas bajas térmicas de la pro-vincia junto a Hordeum leporinum. En los empedrados de las calles en zonas rurales viven especies adaptadas al pisoteo como Poa annua.

7. Vegetación rupícola

Son las asociaciones que se desarrollan en medios ru-pestres, es decir, rocosos: taludes, derrubios, gleras, acantilados, extraplomos, grietas, etc.

7.1. Taludes y derrubios. Estas comunidades son muy importantes pues guardan un impresionante nú-mero de endemismos, sobre todo las de serpentinas y dolomías con edafoendemismos ligados al magne-sio y muy locales como: Armeria colorata y Centaurea haenseleri (serpentinas), Reseda almijarensis y Anthy-llis tejedensis subsp. plumosa (dolomías almijaren-ses), Genista haenseleri (dolomías mijenses), etc. Los canchales de alta montaña presentan insignes espe-cies como Andryala agardhii o Silene boryi.

7.2. Cantiles y paredes. Cuando la vegetación vive en paredes cercanas a la verticalidad, las espe-cies son muy características y con endemismos muy notables: Saxifraga biternata (torcalense), Saxifraga bourgaeana (rondense), Hieracium texedense (almi-jarense), Saxifraga gemmulosa (bermejense), etc. Las repisas terrosas se caracterizan por helechos como el polipodio (Polypodium cambricum); los extraplomos calizos por los zapaticos (Rupicapnos africana subsp. decipiens).

7.3. Tobas. Rocas especiales por la humedad, com-posición y estructura, están caracterizadas por el cu-lantrillo de pozo (Adiantum capillus-veneris) y la flor de la viuda (Trachelium coeruleum) junto a determi-nados briófitos (musgos).

7.4. Epífitos. En las zonas más lluviosas y de mayor humedad ambiental del sector Aljíbico («canutos» de Los Alcornocales y «gargantas» del valle del genal) y sobre las horquillas de quejigos morunos (Quercus ca-nariensis, Quercus x marianica) y alcornoques (Quer-

La vegetación rupícola de la provincia de Málaga es de las más ricas del sur de la Península. En ella aparecen numerosos ende-mismos, adaptados a las grietas de calizas, dolomías, peridotitas...En la cordillera del Torcal y Camorolos (subsector Torcalense) los biotopos rupestres son muy abundantes, apareciendo comunida-des vegetales endémicas como la presidida por el cardo de las ro-

cas (Centaurea clementei)

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La vegetación dunar solo sobrevive en contados y puntuales espacios litorales donde la masiva ocu-pación urbanística del suelo así lo ha permitido, habiéndose perdido casi en su totalidad la gran zona dunar que existía entre Marbella y Fuengirola. En los reductos existentes (subsector Marbellí), aún se pueden observar pequeñas dunas semimóviles con el barrón (Ammophila arenaria) y otras especies

psammófilas de gran valor conservacionista

Las comunidades arvenses son pastizales, generalmente anuales, que viven en el interior o el borde los cultivos y son de elevado interés pues guardan especies ya escasas por el uso abusivo de herbicidas. En la comarca de Antequera (subsector Antequerano) aún son frecuentes en cultivos ecológicos de cereal

y, más rara vez, de olivar

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10. Vegetación haloacuícola y halófita

En las lagunas saladas y salobres del interior del sub-sector antequerano, sobre todo en Fuente de Piedra, viven una serie de comunidades adaptadas a los sue-los y aguas con muy alto índice de salinidad. Cuan-do la zonopotencialidad lo permite, son tarajes (Ta-marix canariensis, T. gallica) la vegetación climácica, pero generalmente pequeñas matas crasas (almajos) de los géneros Salsola, Salicornia, Suaeda, Arthroc-nemon y Halopeplis son las que dominan estos sala-dares-almajares, junto a gramíneas como Puccinellia, Crypsis, etc. Capítulo aparte merece la vegetación de fanerógamas marinas (agua salada), en la que desta-ca Posidonia oceanica.

11. Vegetación alóctona e invasora

Se trata de comunidades caracterizadas por espe-cies alóctonas, muchas de ellas invasoras de los há-bitats más alterados por la actuación antrópica. Entre la vegetación herbácea, destacan los pastizales inver-nal-primaverales de vinagreta (Oxalis pes-caprae) por todas las zonas bajas de la provincia, la uña de gato (Carpobrotus edulis) en playas y dunas y entre la ar-

8.2. Acantilados. guardan vegetación muy espe-cializada por la salinidad, fuerte viento y nulo sus-trato edáfico. La especie más conocida es la siem-previva malagueña (Limonium malacitanum), pero son más frecuentes el hinojo marino (Crtithmum maritimum) o la margarita marina (Asteriscus ma-ritimus). El romero blanco (Rosmarinus tomentosus) es exclusivo de los acantilados de Maro (subsector Alpujarreño).

9. Vegetación dulceacuícola

Se trata de comunidades de pequeños hidrófitos her-báceos que viven en lagunas y zonas encharcadizas, poco frecuentes en la provincia por su secular de-secamiento antrópico, pero visibles aún en los sec-tores Antequerano y Aljíbico. Las asociaciones pue-den ser flotantes como las presididas por la lenteja de agua (Lemna minor), o enraizadas con hojas flotantes (Ranunculus hederaceus, R. peltatus, R. tripartitus, Callitriche sp., Potamogeton sp., Zannichellia sp.), al-gas verdes (Chara spp.) e incluso briófitos (Fontinalis sp.). En las fuentes de aguas frías y limpias se puede encontrar la comunidad de Montia fontana, junto a diversas especies de musgos hidrófilos.

Las comunidades de hidrófitos en lagunas, charcas y remansos de ríos están muy restringidas de-bido a la propia escasez de dichos biotopos en los medios mediterráneos, escasez acentuada por la desecación y alteración antrópica de los mismos. El género Ranunculus está muy bien adapta-

do a esas láminas de agua con escasa corriente

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