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Historia contemporánea

La I República: 4 presidentes entre broncas e ideales

11 mesesApenas se recuerda, pero la tensión e inestabilidad de aquel tiempo se parece mucho a la actual. A los enfrentamientos políticos y los deseos independentistas de algunas regiones había que sumar una parte para no olvidar: no se solucionaron los problemas pero el debate y la democracia fue mayor que en otros muchos momentos de la historia. Fue casi una película en la que los sueños de unos se convirtieron en la pesadilla de otros. Un drama, una comedia, un thriller… O todo junto.

Un intento de golpe de Estado, el asesinato de varios oficiales, el fusilamiento de sargentos rebeldes, una reunión internacional para derrocar a la reina Isabel II, un

pronunciamento llamado La Gloriosa y la proclamación, tras el efímero reinado de Amadeo de Saboya, de una nueva época. La I República.

Se formó un gobierno provisional y se preparó una constitución, la de 1869, en la que se decidieron por la monarquía como forma de Estado (artículo 33,

aprobado por 214 votos contra 55) y que las Cortes eligieran al rey. El 15 de junio de 1869 se estableció una regencia a cargo del general Serrano, que nombró como presidente a Juan Prim, que eligió ministros demócratas monárquicos. Entonces, nos pusimos a buscar rey por Europa pues el republicanismo estaba poco desarrollado. Al calor de la revolución llegó el anarquista italiano Giuseppe Fanelli para organizar el movimiento obrero en España, lo que hará que fuera más anarquista que marxista. El 16 de noviembre de 1870, los 311 diputados votaron las diferentes

alternativas y a los reyes candidatos. Según Martí: Amadeo recibe 191, Montpensier 27, Espartero 8, la República 63, la infanta María Luisa 1, el príncipe Alfonso 2 y 19 en blanco.

Se eligió como rey al italiano Amadeo de Saboya. Tuvo que reinar en medio de conflictos. Finalmente, harto de lo que pasaba por aquí, abdicó. Sus palabras aún resuenan: “Dos años largos que ciño la Corona de España, y España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha,

FERNANDO BALLANO

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entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra, agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observarla”.

PRESIDENTE 1

Tras establecerse un poder ejecutivo elegido por las cortes, se eligió como presidente a Estanislao Figueras y Moragas, que era jefe de la Unión Republicana, en la que también militaban Castelar o Pi. Tenía fama de blando e incluso se dice que su mujer le obligaba a rezar el rosario. Hasta los monárquicos lo aceptaron, pues no era cuestión de ponerse a buscar a otro rey. Los ministros amadeistas continuaron en el nuevo gabinete que, para hacerse popular, suprimió las quintas y los impuestos sobre el consumo. Lo que podía haber sido una modernización de España, enseguida se echó a perder por la aparición de numerosos iluminados e impacientes que

El primer presidente de la I República se marchó

con una palabras que nadie olvida: “Voy a serles

franco: estoy hasta los cojones de todos”

Francisco Serrano.

Madrid la noche del 11 de febrero de 1873, según una ilustración de Daniel Urrabieta Vierge.

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querían cambiar todo en dos días y alcanzar situaciones utópicas que mezclaron república y democracia con revolución social.

El día siguiente, el 12 de febrero, la Diputación de Barcelona proclamó el Estado catalán. El 8 de marzo, coincidiendo con un intento de golpe de Estado de los radicales volvió a proclamarlo. Los más partidarios del Antiguo Régimen comenzaron a preparar otro golpe y lo intentaron, fracasando el 23 de abril. El gobierno disolvió la Comisión Permanente de la Asamblea Nacional, lo que no gustó a los partidos no republicanos. Los mismos republicanos federales estaban en contra del gobierno de su partido porque habían incluido a ministros radicales. El movimiento obrero se radicalizó, pues se habían frustrado sus expectativas en la República, pese a que se consiguieron las 64 horas semanales y un aumento salarial del 7,5%. La gente se llevaba los capitales a Francia. Hubo disturbios en varias ciudades pues algunos obreros aprovecharon para levantarse contra las autoridades o empresarios. En Montilla asesinaron a varias personas. En Barcelona hubo una rebelión de la tropa contra los ofi ciales y algunos sargentos acabaron al frente de compañías y batallones y obligaron a los ofi ciales a bailar.

Para empeorar las cosas, además de los problemas cantonales y anarquistas, desde 1872 se desarrollaba una nueva guerra carlista, y desde 1868 una guerra independentista en Cuba, que se utilizó políticamente, pues los republicanos

prometían la abolición de las quintas, muy impopulares, lo que dio lugar a un recibimiento clamoroso por parte del pueblo, que asociaba República con el fi n del servicio militar obligatorio. No les fue fácil ni barato intentar cumplir su promesa. Figueras sustituyó el servicio militar obligatorio por uno voluntario en el que los soldados recibían una peseta diaria y un pan. Después se estableció

el cuerpo escogido de Voluntarios de la República, en el que se cobraban 50 pesetas al alistarse y un salario de dos al día, y también planteaban la abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico.

El primer gobierno de Figueras duró 15 días. En el nuevo seguía siendo el presidente del Ejecutivo, pero quien mandaba en realidad era Pi. Continuaron los disturbios contra la autoridad, la

Galicia

Asturias

Castilla la Vieja

Vascongadas

Navarra

CataluñaAragón

ValenciaCastilla la Nueva

Extremadura

Andalucía

Alta

Andalucía

Baja

Baleares

Murcia

Canarias

A Pi y Margall se le echaba en cara que era

ministro de Gobernación pero no gobernaba

salvo “mesarse las barbas”

Figueras gozaba de gran prestigio entre los republicanos federales. Estanislao Figueras.

Así se peri laba la España de la Primera República.

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Historia contemporánea

Tras su abdicación, llegó la I República

Amadeo de Saboya, el rey que no encontró la luzERA EL SEGUNDO HIJO del rey de

Italia Víctor Manuel II, que había sido

excomulgado por el Papa por haberle

arrebatado parte de sus posesiones

en la uniicación de Italia. El 2 de

enero de 1871 entró en Madrid y

juró en el Congreso, pero el clero

y la nobleza le hicieron el vacío.

Varios oiciales, jefes y generales

se negaron a prestarle juramento.

Era demócrata y sencillo. Iba a los

sitios a pie. Y sin escolta. Quiso

establecer un turno entre los partidos

de Sagasta (constitucionalistas) y

de Zorrilla (radicales), con quien

tuvo grandes diferencias. Sufrió un

atentado por parte de republicanos

en la calle Arenal pero salió ileso. Se

encontró con la guerra de Cuba y la

guerra carlista. Estos no admitían

que se hubiera buscado un rey

extranjero cuando lo que buscaban

era la monarquía absoluta. Harto de la

situación, comunicó su abdicación al

Consejo de Ministros y el 11 de febrero

la hizo extensiva a Ruiz Zorrilla.

Se aceptó la renuncia y se

presentó una proposición: “La

Asamblea Nacional reasume todos

los poderes y declara como forma de

Gobierno la República, dejando a las

Cortes Constituyentes la organización

de esta forma de Gobierno”. A las 15

horas del 11 de febrero fue aprobada

por 258 votos a favor y 32 en contra

a pesar de que dos tercios eran

monárquicos, pero no tenían mucha

elección. No a los Borbones, no a

los carlistas absolutistas, fracaso

de un rey extranjero… La minoría

republicana se encontró con el

poder caído del cielo. Como alguien

la denominó, era una república sin

republicanos.

Algunos diputados

conservadores, como Álvarez

Bugallal, advirtieron de que

la proposición de establecer

una república era contraria a la

constitución vigente. Hubo quien

dijo que la proclamación era ilegal

porque la Asamblea no tenía

mandato para ello. En cualquier

caso no había muchas opciones. El

diputado republicano Emilio Castelar

proclamó: “Señores, con Fernando

VII murió la monarquía tradicional;

con la fuga de Isabel II, la monarquía

parlamentaria; con la renuncia de don

Amadeo de Saboya, la monarquía

democrática. Nadie ha acabado con

ella, ha muerto por sí misma; nadie

trae la República, la traen todas las

circunstancias…”.

propiedad y la Iglesia. En Cataluña se intentó un golpe separatista por parte de las tropas mandadas por los suboficiales. La rivalidad con Pi se hizo insostenible. Decía que se enteraba de algunas resoluciones del gobierno por los periódicos, pues era Pi quien manejaba todo.

En mayo hubo elecciones a Cortes Constituyentes. La participación fue muy escasa y la pugna electoral solo se dio entre republicanos federales intransigentes (obtuvieron 343 escaños) y republicanos federales moderados (31 escaños). Solo participó el 40% del censo. Los intransigentes querían construir la república federal “de abajo arriba”, mediante la unión libre de municipios o cantones, mientras que los moderados eran más centralistas y consideraban que había que organizarla de “arriba abajo”, aprovechando la Constitución y el Estado. El primero de junio se reunieron las nuevas Cortes para preparar y aprobar una nueva constitución. El día 8 se votó el primer artículo, en la que se establecía que la forma de gobierno era la república democrática federal, que se estableció en 17 Estados: Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto Rico, Valencia y Vascongada, pero a los federales intransigentes no les pareció suficiente, ya que planteaban crear un Estado de “abajo arriba”. Varias capitales y ciudades importantes, e incluso algunos pequeños pueblos se declararon cantones independientes. El 9 de junio, en un consejo de ministros, Figueras pronunció la célebre frase: “Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos vosotros”. Días después, o el mismo día según algunas fuentes, dejó una nota de dimisión en su despacho, se fue a la estación

Se eligió como rey

al italiano Amadeo

de Saboya. Tuvo que

reinar en medio de

conflictos y, harto

de lo que pasaba

por aquí, abdicó

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de Atocha, tomó un tren y se marchó a París, donde se quedó un año.

PRESIDENTE 2

Tras la dimisión de Figueras, Francisco Pi se hizo con el poder ejecutivo de forma ya ofi cial, al lograr que las Cortes le permitieran formar gobierno el 13 de junio. También barcelonés (1824), había estudiado en el seminario y después se hizo abogado a la vez que trabajó dando clases, y huyó a París. Era antimilitarista y prefería milicias a ejércitos. Además de la presidencia ocupó la cartera de Gobernación. No se atrevió a atacar a los carlistas con una mínima contundencia y el 30 de junio pidió a la Cámara poderes dictatoriales, y se los concedieron. Ese mismo día Pi presentó un programa social muy ambicioso que no llegó a poner en práctica. A pesar de ello, a los intransigentes les pareció insufi ciente y le criticaron. Al fi nal, abrumado por las guerras y las rebeliones el programa, se quedó reducido a “orden y progreso”, que tampoco pudo cumplir. Pérez Galdós solía asistir a los debates parlamentarios, que califi có como “juego pueril si no nos moviese a grandísima pena”.

El 18 de julio dimitió: “Entiendo yo que dada la grave situación del país y los grandes peligros que amenazan a la República y a la Patria sólo será posible un ministerio en que aunadas en un sentimiento común todas las fracciones de la Cámara, pudiese hacer frente a las necesidades de la guerra y contener el movimiento de disgregación que ha empezado en algunas provincias”.

Se le echaba en cara que era ministro de Gobernación pero no gobernaba salvo “mesarse las barbas”. Convencido federalista, pero de ideas un tanto difíciles, llegó un momento en el que parecía

que su reino no era de este mundo. De hecho discutía en las Cortes si María solo tuvo a Jesús o engendró más hijos, mientras la guerra de Cuba, la carlista y los levantamientos revolucionarios y cantonales incendiaban el país.

PRESIDENTE 3

La I República, que podía haber sido una gran solución para este país, se convirtió en una locura. Se identifi có con anarquismo, con comunismo, cada pueblo quiso ser independiente, dominar a sus vecinos…

Huelga general en AlcoyPI Y MARGAL, ante la situación, tuvo que pedir ayuda a los moderados.

Los anarquistas de Fanelli aprovecharon la situación. El 7 de julio

se desencadenó un huelga general en Alcoy (10.000 obreros de una

población de 30.000) solicitando un aumento del salarios del 20%

y reducción de la jornada de 12 a 8 horas. Asesinaron al alcalde,

republicano federal, por considerarlo muy moderado, y a otras

doce personas. Las fuerzas del orden acabaron con la vida de dos

revolucionarios. El 13 de junio las tropas tomaron la ciudad y se detuvo a

más de 500 rebeldes que posteriormente acabaron amnistiados.

Algunos soldados que habían desertado, y se

habían pasado a los carlistas, fueron

detenidos, juzgados y condenados a muerte

Pi y Margall asumió la presidencia durante poco más de un mes.

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Poco tardaron en olvidarse de sus ideales de federación voluntaria de pueblos libres y les obligaron por la fuerza de las armas.

Pi renunció a su cargo y después, el 18 de julio, se eligió a Nicolás Salmerón, médico rural y catedrático de Historia y… metafísica. Primero estuvo afi liado al Partido Democrático, que propugnaba

el sufragio universal sin decantarse por monarquía o república. En 1867 estuvo detenido varios meses. Pasó a ser republicano unitario. Logró acabar con los cantones de Sevilla, Cádiz y Valencia. Algunos soldados que habían desertado, y se habían pasado a los carlistas, fueron detenidos, juzgados y condenados a

muerte pero Salmerón se negó a fi rmar las ejecuciones y dimitió el 7 de septiembre.

PRESIDENTE 4

Tras la dimisión de Salmerón fue nombrado jefe del ejecutivo Castelar. Nació en Cádiz (1858), aunque era de padres valencianos. A los 25 años ya era catedrático de Historia en la Universidad Central. Tenía tan buena fama de hombre sensato y prudente que hasta Isabel II quiso tratar con él pero se negó explicándole que era republicano y que su reinado terminaría pronto. Hubo de huir por un intento revolucionario y regresó con la revolución del 68.

Es el prototipo de orador, hasta el punto que de alguien que habla bien se dice “es un Castelar”. Fue ministro con Figueras y el 7 de septiembre de 1873 fue nombrado jefe del ejecutivo. Se planteó como objetivo el defender la unidad del Estado. Decía que “la política no es nada o es la transacción entre el ideal y la realidad, lo que necesitamos es orden, autoridad y Gobierno”. Otra frase célebre suya es: “La demagogia era la perdición de la democracia”. El 13 de septiembre solicitó plenos poderes para poner orden y como alternativa planteó su dimisión. Le concedieron suspender las sesiones de las Cortes y ejecutó las condenas a muerte pendientes. Restableció las ordenanzas militares y el cuerpo de Artillería. Llamó a fi las a 80.000 quintos sin permitir pagar para librarse del servicio militar. Aunque muchos federales se pusieron en su contra, supo evitar un enfrentamiento con los EE.UU. por una equivocación del gobernador militar de Cuba respecto a un barco americano y hasta sus enemigos políticos reconocieron sus dotes diplomáticas.

Castelar contra SalmerónSALMERÓN se opuso frontalmente a Castelar porque no era partidario

del cantonalismo y de una República federal. Algunos plantean que,

en realidad, Salmerón no era capaz de aceptar que Castelar triunfara

donde había fracasado él. Cuando todo estaba encauzado, el 2 de enero

de 1874 se presentó a las Cortes y leyó un memorándum de lo realizado

durante la suspensión parlamentaria y propuso una República “ajustada

a la � exibilidad de las circunstancias, transigente con las creencias y

costumbres que encuentre a su alrededor, sensata para no alarmar

a ninguna clase, fuerte para intentar todas las reformas necesarias,

garantía de los intereses legítimos… No hemos salido de la tiranía de

los reyes para entrar en la tiranía de los partidos”.

El último presidente democrático de la I

República se planteó como objetivo el

defender la unidad del Estado

La falta de sintonía entre Nicolás Salmerón y su sucesor Emilio Castelar anticipó el golpe de estado que puso i n al ensayo republicano.

¿Federalismo o unitarismo? El eterno debate...

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Castelar planteó que la República necesitaba también un partido conservador, pero los federales, capitaneados por Salmerón, criticaron todo lo hecho. Según Comellas “la represión se les antojó arbitrariedad, la

pena de muerte un crimen, la censura de prensa un acto de despotismo, el recurso al Ejército una política militarista, y las negociaciones emprendidas con el Vaticano, simple clericalismo”. Harto de todo, concluyó: “Puesto que soy un

dictador estéril, yo os pido, ya que tratáis de sustituirme, que me sustituyáis pronto, porque si algo me apena es el poder, y si algo me halaga es el retiro. Mi política es la natural, y podréis maldecirla, pero no podéis sustituirla”.

A las cinco de la madrugada del día 3 se votó y Castelar fue derrotado por 120 votos contra 100. En esa votación, que solo pretendía enjugar la frustración personal de Salmerón, quizás se perdió la oportunidad de que España hubiera dejado de dar bandazos a diestra y siniestra y el habernos convertido en un Estado sosegado y moderno. Ante los rumores de golpe militar si le rechazaban, escribió a los generales para que se atuvieran a la legalidad: “Cerremos el período de los pronunciamientos militares, como debemos cerrar el período de las sublevaciones populares. Una vez rota la legalidad, ¿dónde iríamos a parar? Iríamos a parar hasta la más exagerada reacción”.

Tras la destitución de Castelar al perder la moción de confi anza, se propuso como nuevo presidente a Eduardo Palanca y se suspendió momentáneamente la sesión. Al reanudarla para votarle, el general Pavía, republicano unitario, entrega a Salmerón, como presidente de la Cámara, una nota donde le ordena que desaloje el local. No lo hacen y proponen a Castelar que siga, aunque este se niega. Siguen con la votación, pero entra la Guardia Civil. Salmerón pregunta a los diputados: “¿Nos dejamos morir en nuestros asientos?” Curiosamente deciden seguir en ellos, y dejarse matar si es preciso, a la vez que salen corriendo. Un gracioso diría después que acabaron “prefi riendo morir de muerte natural cuando les llegase su hora”. Castelar se negó de nuevo ante la oferta de Pavía de gobernar y el militar llamó a Serrano, a otros generales y a representantes de todos los partidos excepto a los republicanos federales intransigentes. Por unanimidad se designó presidente a Serrano, que gobernó de forma dictatorial sin consultar a las Cortes.

La denominada I República, con cuatro presidentes en once meses, desperdició una gran oportunidad de modernización sensata. La Historia, además de para que vivan los historiadores, debe servir para que aprendamos de ella, pero… Este periodo terminó el 28 de diciembre de 1874 con otro pronunciamiento o golpe de Estado: la proclamación de Alfonso XII como rey por obra del general Martínez Campos.

Este periodo terminó el 28 de diciembre de 1874

con otro pronunciamiento o golpe de Estado: la

proclamación de Alfonso XII como rey

Emilio Castelar fue uno de los grandes oradores del siglo XIX.

El ejército despejando los alrededores de las Cortes el 24 de febrero de 1873.


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