En el primer diálogo entre los cargadores indios el autor
acota que se realiza en 'dialecto indígena,' acotación
que desaparece a partir del segundo (aunque en alguno
se menciona la voz taitai), obviamente porque el final de
la historia exige que los indios que comenzaron
hablando en quechua lo hagan ahora en español. Uno
de ellos exclama: '¿Lo ves, hermano? ¡Carta canta!' Se
produce así, casi insensiblemente, un desplazamiento
del quechua hacia el español y el correlativo
borramiento de aquél.
(Antonio Cornejo Polar, Escribir en el aire, p. 109)
El encomendero español se apropia de la palabra de los
indios y la revierte -como amenaza- contra ellos. Sobra
señalar que es la voz del encomendero, que cuenta la
anécdota a sus amigos, la que permite que el refrán se haga
de uso común y 'pas[e] el mar.' En este orden de cosas, con
su emigración a España, como dicho de conquistador,
concluye la parte oral de este curioso y sintomático
itinerario cuyas instancias básicas van del quechua al
español hablado por los indios, primero, al español de las
clases superiores de la sociedad colonial, después, y
finalmente al español general (y autorizado de la Real
Academia de la Lengua) de América y la península ibérica.
[Hay en la escritura de Palma un] ánimo de justipreciar la
gracia, pertinencia e incisividad de la lengua popular, o tal
vez más genéricamente de una presunta lengua nacional,
pero a la vez … propone una muy definida jerarquía
lingüística en la que … el quechua cede ante el español,
la oralidad ante la escritura y todo ante la autoridad de la
Academia.
(Antonio Cornejo Polar, Escribir en el aire, p. 110)
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