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  • Luis Ayala Can*Mercedes Sastre Garca**

    POLTICAS REDISTRIBUTIVASY DESIGUALDADEste trabajo trata de ofrecer una perspectiva general de los efectos del conjunto deprestaciones sociales monetarias sobre la desigualdad en Espaa. Mediante laexplotacin de las diferentes fuentes de informacin disponible, nuestras estimacionesmuestran la emergencia de un nuevo patrn distributivo en Espaa, caracterizado por laausencia de mejoras en el proceso distributivo desde comienzos de los aos noventa.Este proceso se explica parcialmente por el hecho de que las prestaciones socialesmonetarias han mostrado en los ltimos quince aos una menor capacidad decorreccin de las desigualdades en las rentas primarias que en etapas anteriores. A talconclusin se llega tanto cuando se estiman las diferencias entre la desigualdad conrentas disponibles y con rentas primarias como cuando se realizan ejercicios dedescomposicin de la desigualdad por fuentes de renta.

    Palabras clave: poltica econmica, distribucin de la renta, desigualdad, prestaciones sociales, PHOGUE.

    Clasificacin JEL: D31, D63, J60.

    1. Introduccin

    Entre las diferentes lneas de la intervencin pblicauna de las ms controvertidas es la que se refiere a lainstrumentacin y el desarrollo de polticas de orienta-cin redistributiva. La revisin crtica que sufri esta for-ma de actuacin del sector pblico durante las dcadasposteriores a la crisis de los aos setenta supuso tantoel arraigo de recetas alternativas a las corrientes de

    anlisis que interpretaban estas polticas como pilaresdel crecimiento y la equidad, como una progresiva pr-dida de legitimacin. Por un lado, el cuestionamiento delos instrumentos tradicionales de transferencias de ren-ta propici un creciente retraimiento de la ocupacin es-tatal de determinadas parcelas de intervencin. Porotro, la necesaria adaptacin a las nuevas necesidadesy exigencias sociales, que incluan, en varios pases,una creciente demanda de descentralizacin de la pro-teccin social en el doble plano territorial y funcional,tambin dio lugar a cierta transformacin de los siste-mas de prestaciones monetarias en los Estados de Bie-nestar contemporneos.

    En la mayora de los pases de la OCDE, si bien nopuede hablarse de un ajuste drstico, se ha registrado

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    * Instituto de Estudios Fiscales y Universidad Rey Juan Carlos.** Instituto de Estudios Fiscales y Universidad Complutense de

    Madrid.Los autores agradecen la financiacin recibida del Ministerio de

    Educacin y Ciencia (SEJ2004-07373-C03-03).

  • un importante proceso de moderacin en el crecimientodel gasto en transferencias sociales. El argumento fun-damental para su contencin ha sido la conviccin deque el nivel alcanzado por estas prestaciones constituaun desestmulo del ahorro, especialmente en el caso delas pensiones de jubilacin, y de la participacin laboral.En este ltimo mbito, el diseo de los programas demantenimiento de rentas ha sido fuertemente cuestio-nado bajo el argumento de que las cuantas de las pres-taciones podran suponer un salario de reserva dema-siado alto para que la estructura de incentivos permane-ciera inalterada. La evidencia emprica disponible, sinembargo, no permite contar con conclusiones significati-vas sobre la generacin de desincentivos. Aunque exis-te un efecto negativo y estadsticamente significativo so-bre el nmero de horas trabajadas, se trata de un efectopoco relevante en trminos cuantitativos, que difiere,adems, segn pases y grupos demogrficos.

    Una consecuencia interesante del examen crtico delas prestaciones sociales es que el nfasis en la posi-ble distorsin que pueden introducir en la oferta ptimade factores de produccin ha servido, en cierta medida,para incorporar los efectos de las polticas redistributi-vas a los modelos de crecimiento econmico. La incor-poracin del gasto social a las reinterpretaciones re-cientes de los modelos de crecimiento ha ayudado aexplorar nuevas vas de anlisis. La evidencia empri-ca, tambin en este mbito, ha resultado insuficiente,careciendo en la actualidad de un cuerpo de relacionesestadsticas suficientemente significativas. De los re-sultados obtenidos por un nmero creciente de traba-jos no pueden inferirse efectos lineales entre los au-mentos del gasto en proteccin social y una hipotticareduccin de la eficiencia econmica (Arjona et al.,2002).

    Desde la perspectiva de los objetivos tradicionalesde las transferencias sociales, la intensidad cobradapor el debate en torno a los efectos sobre los factoresde produccin y el crecimiento econmico ha relega-do a un segundo plano, paradjicamente, la discusinms general sobre el cumplimiento de los fines prima-

    rios de estas polticas. Reducen significativamentela desigualdad? Aumenta en el tiempo la capacidadredistributiva de estas prestaciones? Qu instru-mentos tienen una mayor capacidad para reducir lasdesigualdades de renta entre los hogares? Indepen-dientemente de los efectos sobre la eficiencia econ-mica, parece claro que el objetivo prioritario de estasprestaciones no es favorecer el crecimiento econmi-co sino dar respuesta a objetivos sociales. Resultamuy limitado, sin embargo, el nmero de trabajos quehan tratado de dar respuesta a esta pregunta para elcaso de la economa espaola en el perodo reciente.La carencia de series homogneas y la falta generalde convergencia en los trabajos que utilizan las dife-rentes fuentes que informan sobre lo sucedido desdecomienzos de los aos noventa dificultan no slo ladisponibilidad de un cuadro ajustado de resultadossobre los efectos de estas prestaciones sino, en gene-ral, un conocimiento suficiente de la evolucin de ladesigualdad econmica.

    La ausencia de resultados suficientemente consen-suados contrasta con la pertinencia de las preguntas ci-tadas ante el notable cambio de contexto en el que sedesarrollan las polticas redistributivas. Por un lado, sonvarios los cambios en el marco de necesidades socia-les. Cabe hablar de variaciones en la estructura poredades de la poblacin como un grado de envejeci-miento creciente y un espectacular aumento de los flu-jos de llegada de poblacin inmigrante, transforma-ciones en la estructura de hogares como la gananciade peso de los hogares monoparentales y cambiostambin en el mercado de trabajo, causados por un in-tenso proceso de desregulacin, de desplazamientosde la demanda, de segmentacin y de aparicin de nue-vas formas de empleo (Esping-Andersen, 1996). Todasestas realidades han adquirido mayor envergadura conla intensificacin de los procesos de internacionaliza-cin de la actividad econmica. En los distintos planosdesde los que se desarrollan las estrategias propias dela actuacin redistributiva del sector pblico gasto so-cial, imposicin progresiva y regulacin de los mercados

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  • favorable a los colectivos con menores rentas existenbarreras para el mantenimiento de sistemas de largo al-cance. Los procesos de integracin, apertura comercialy creciente competencia imponen severos lmites almantenimiento de regulaciones y ciertas dificultadespara el sostenimiento de los programas de manteni-miento de rentas. Pese a todo, diversos autores han de-mostrado tambin que el nuevo escenario internacionalno tiene por qu suponer una drstica reduccin delgasto social (Atkinson, 1999).

    Todos estos condicionantes se manifiestan visible-mente en el caso de la economa espaola. Desde co-mienzos de los aos noventa, cabe hablar de una cre-ciente internacionalizacin, paralela a la sucesin de di-ferentes cambios en el mercado de trabajo y a ciertorecorte en el gasto social relativo. En el marco de unproceso continuado de crecimiento econmico, aunquems contenido que en etapas expansivas anteriores,cabe preguntarse por la evolucin de la desigualdad ypor el papel que han podido tener en esta evolucin lasprestaciones econmicas del sistema de proteccin so-cial. A priori, cabra esperar, en consonancia con lo su-cedido en etapas anteriores, una reduccin en la desi-gualdad. La escasa evidencia emprica, sin embargo, noparece confirmar esta posibilidad.

    La estructura del trabajo es como sigue. En la sec-cin 2 se revisan algunos de los argumentos ms rele-vantes del debate actual sobre los objetivos de las pol-ticas redistributivas. En el apartado 3 se examinan lastendencias de la distribucin de la renta en Espaa enel largo plazo. En el apartado 4 se analiza la evolucinde las prestaciones sociales monetarias. En el aparta-do 5 se aporta nueva informacin emprica para anali-zar el efecto de las prestaciones sociales sobre la desi-gualdad. El trabajo se cierra con una breve relacin deconclusiones.

    2. Los objetivos de las polticas redistributivas

    La discusin sobre el alcance y el diseo de las polti-cas redistributivas en el nuevo contexto de cambio en

    las necesidades sociales y de recorte en los mrgenesde actuacin de la intervencin pblica remite a una de-limitacin precisa de los objetivos bsicos de estos pro-gramas. Diferentes autores, como Atkinson (1999) yBarr (2004), han tratado de sistematizar los principalesobjetivos econmicos de los sistemas de proteccin so-cial contemporneos. La mayora de ellos son directa-mente trasladables al caso de las prestaciones moneta-rias. La cuestin principal es si esos objetivos siguensiendo viables y si estas polticas deberan perseguirotros fines.

    Histricamente, la principal fuente de legitimacinde los programas de prestaciones econmicas hasido el objetivo de redistribucin de la renta. El aliviode la pobreza y la reduccin de las desigualdadeseconmicas constituyen las metas bsicas de los sis-temas de proteccin social en todos los pases. En elcaso de la pobreza, existe un doble objetivo de reduc-cin tanto de su extensin como de su intensidad. Enel caso de las polticas que tratan de reducir las desi-gualdades en la distribucin personal de la renta, elobjetivo principal es favorecer las situaciones de equi-dad vertical y horizontal.

    En segundo lugar, algunas prestaciones en efectivono slo tratan de reducir la desigualdad sino que tam-bin intentan rebajar la incertidumbre en la percepcinde rentas, cumpliendo, por tanto, una funcin de asegu-ramiento ante el futuro. Las prestaciones por desempleoy las pensiones de jubilacin, por ejemplo, tratan de pre-venir un descenso inesperado en el nivel de vida de loshogares. Otras transferencias tambin tratan de garanti-zar el sostenimiento de rentas ante distintos tipos deeventos que, en ausencia de mecanismos protectores,podran causar prdidas en el nivel de vida de los ciuda-danos. Podra ser el caso, entre otras, de las prestacio-nes por invalidez o enfermedad.

    En tercer lugar, los sistemas de prestaciones econ-micas tambin tratan de favorecer la igualdad de oportu-nidades desde la doble perspectiva intra e intergenera-cional. Las transferencias de renta que se producen atravs del sistema de impuestos y prestaciones sociales

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  • desde los hogares con mayores ingresos hacia los quetienen menores recursos favorecen un mayor acceso alconsumo de bienes y servicios del que resultara en au-sencia de intervencin pblica. El aumento del flujo derentas, acompaado del desarrollo de bienes preferen-tes, puede potenciar las inversiones en capital humanoen los grupos de renta ms baja.

    Otro objetivo tradicional de los programas de presta-ciones econmicas ha sido la optimizacin de las deci-siones individuales en el ciclo vital. El desarrollo del sis-tema de transferencias de renta contribuye a suavizar lapercepcin de ingresos a lo largo del ciclo vital, a la vezque permite a los hogares reasignar el consumo y elahorro en el largo plazo. Los sistemas de pensionesayudan a la toma de decisiones sobre el consumo de loshogares en etapas en las que las rentas primarias tien-den a reducirse. Otras prestaciones, como las ayudasdirectas a las familias con bajos ingresos, pueden elevarel nivel de recursos de hogares con dificultades en de-terminadas etapas de su ciclo vital.

    En quinto lugar, diversos autores han justificado laexistencia de prestaciones sociales como medio de evi-tar diversas ineficiencias que surgen, por definicin, enlos sistemas de aseguramiento privados. Se trata, entreotros, de los problemas de seleccin adversa, riesgomoral e informacin asimtrica. Desde la aportacin se-minal de Arrow (1963) los sistemas de proteccin socialse contemplan como algo ms que una red mnima deseguridad econmica. Los programas de transferenciasde renta a los hogares no slo se justifican por su fun-cin redistributiva, sino porque desarrollan funcionesque los mercados privados no cumplen o lo hacen demanera ineficiente.

    Esta variedad de fines fundamentales hace que lasmotivaciones y los determinantes de la evolucin decada tipo de prestacin sean muy variados. Cada ins-trumento responde a objetivos distintos y sus efectossobre la redistribucin y el crecimiento pueden sermuy diferentes. As, por ejemplo, es ms probableque las prestaciones dirigidas al mantenimiento derentas a travs de sistemas actuariales de pensiones

    pueden alterar las decisiones de ahorro, mientras quelas prestaciones por desempleo tienen una mayor ca-pacidad para condicionar las decisiones de los hoga-res sobre la participacin laboral. Todas ellas presen-tan el rasgo comn de poder alterar la distribucinpersonal de la renta. Existe el riesgo, por tanto, deque la estimacin del impacto de las transferenciassociales y de los impuestos necesarios para su finan-ciacin desde la nica perspectiva de los efectos so-bre la cantidad de factores orille la cuestin central delgrado de cumplimiento de los objetivos de justicia dis-tributiva por los que fueron creadas las distintas pres-taciones.

    Incluso si se quisieran medir los efectos sobre la efi-ciencia, son varias las consideraciones relevantes que amenudo se obvian en el anlisis de los efectos indirec-tos de las polticas redistributivas. No slo deberan va-lorarse los resultados en trminos de la posible introduc-cin de distorsiones en el mercado de trabajo o en la ge-neracin de ahorro, sino que tambin se debera teneren cuenta la posible contribucin de la intervencin so-cial pblica a la mejora de la eficiencia de los mercadosprivados, como es el caso de los aspectos citados deoptimizacin de las decisiones individuales y la reduc-cin de los problemas de informacin asimtrica, selec-cin adversa y riesgo moral.

    La literatura sobre crecimiento econmico, adems,ha permitido identificar efectos positivos sobre la efi-ciencia a travs de una mayor estabilidad del marco ins-titucional. Se han enfatizado, entre otros, un mayorequilibrio poltico-econmico (Bertola, 1998), la preven-cin de comportamientos delictivos (Sala-i-Martn,1997), la mayor eficiencia productiva que genera la es-tabilidad institucional (Alesina y Perotti, 1995; Tabellini,2000), el efecto positivo sobre el aseguramiento de losderechos de propiedad (Sala-i-Martn, 1992) o un mayoraseguramiento frente al riesgo, con efectos sobre la in-novacin y el capital humano (Gintis y Bowles, 1982;Atkinson, 1999; Zhang y Zhang, 2004). Buena parte deesta amplia gama de resultados resulta, sin embargo,difcilmente mensurable.

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  • En lnea, por tanto, con el razonamiento anterior, resul-ta pertinente el replanteamiento general de los efectos delas polticas redistributivas desde el anlisis de su influen-cia sobre la desigualdad. Especialmente, cuando la lite-ratura comparada ha alcanzado cierto consenso sobrelas principales tendencias de la capacidad redistributivade las prestaciones sociales, que parece mostrar unamoderacin creciente de sus efectos sobre la desigual-dad. Aunque no existen estudios sistemticos que permi-tan comparar el efecto redistributivo de las reformas enlos sistemas de proteccin social en diferentes pasesdurante las dos ltimas dcadas, contamos con suficien-te evidencia para extraer al menos algunas conclusionesgenerales sobre los efectos actuales de las prestaciones.Brandolini y Smeeding (2007), por ejemplo, han mostra-do recientemente que mientras que en todos los paseslos sistemas de prestaciones reducen las desigualdadesde las rentas primarias, las diferencias internacionalesson muy notables. En promedio, el conjunto del sistemade prestaciones e impuestos personales reduce la desi-gualdad en los pases de la OCDE casi un tercio (desdeun ndice de Gini de 0,44 a 0,29).

    Se ha registrado, sin embargo, una ampliacin de lasdiferencias entre pases, permaneciendo Estados Uni-dos como uno de los pases de la OCDE donde la re-duccin de la desigualdad desde las rentas primarias ala renta disponible se limita a un 23 por 100, mientrasque en los pases nrdicos esa reduccin vara en unrango comprendido entre el 36 y el 47 por 100. Los estu-dios que utilizan tcnicas de microsimulacin confirmanlas crecientes dificultades de algunos pases para redu-cir la desigualdad, entre ellos los del Sur de Europa(Immervoll et al., 2005). En cualquier caso, en prctica-mente todos los pases se ha repetido un proceso de in-cremento de las desigualdades de las rentas primariasdesde comienzos de los aos ochenta. Mientras que enalgunos casos este aumento ha sido compensado por elaumento del gasto social y de su capacidad redistributi-va, en otros las reformas de la proteccin social hansido insuficientes para impedir el aumento de la desi-gualdad en la renta disponible.

    3. La desigualdad econmica en Espaa

    La evaluacin de los efectos de las polticas redistri-butivas sobre la desigualdad en Espaa y, ms concre-tamente, de las prestaciones sociales, remite al estudioprevio de las tendencias generales de la desigualdad.Tal tarea se enfrenta a la necesidad de ordenar y siste-matizar una informacin muy dispersa, debido a la ca-rencia tradicional de bases de datos informativas de lasituacin econmica de los hogares espaoles y a sucreciente fragmentacin en el tiempo. Estos lmites ori-ginan que, mientras que resulta relativamente fcil tra-zar un cuadro general de lo sucedido hasta mediadosde los aos noventa, las evidencias sean mucho ms li-mitadas para el perodo posterior.

    Respecto al comportamiento de la desigualdad en ellargo plazo en Espaa, son abundantes los trabajos queapuntan a su reduccin durante el perodo comprendidoentre el primer tercio de los aos setenta y el final de ladcada de los ochenta, fechas de aparicin en el tiempode las ltimas encuestas decenales de presupuestos fa-miliares (1973/1974, 1980/1981 y 1990/1991, respecti-vamente). Para fechas anteriores, la informacin esmuy limitada y las bases de datos muy heterogneas.En cualquier caso, las estimaciones de Alcaide y Alcai-de (1983), los resultados de los Informes FOESSA odistintos trabajos realizados por el Instituto Nacional deEstadstica mostraron la existencia de importantes ba-rreras para reducir la concentracin de la renta durantelos momentos ms lgidos del desarrollo econmico delos aos sesenta. La concentracin de la propiedad dela tierra y el capital y el asentamiento de un modelo decrecimiento basado en bajos costes salariales fueron al-gunos factores destacados en la explicacin de las difi-cultades para que la desigualdad disminuyera.

    En la dcada siguiente, ya cubierta por la Encuesta dePresupuestos Familiares (EPF), la crisis econmica, quearranc una vez superado el primer tercio de los setentay se prolong hasta mediados de la dcada siguiente, nosupuso, paradjicamente, una modificacin sustancialdel patrn distributivo en Espaa. Los datos de la EPF

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  • parecen indicar una leve reduccin de la desigualdad en-tre 1973, momento en el que suele fijarse el inicio de lacrisis con el detonante de la subida de los precios del pe-trleo, y 1981, ao en el que se registr una nueva subi-da de los precios energticos y en el que comenzaron adefinirse polticas de ajuste ms severo (Ruiz-Castillo,1993; Bosch et al., 1989; Ayala et al., 2006). Con todo, seprodujo cierta cada del porcentaje de renta acumuladapor la decila ms rica y una moderada ganancia de laparticipacin en el total de las decilas con menor renta.

    La razn de que las condiciones econmicas adversasno se tradujeran en un empeoramiento del patrn distri-butivo se encuentra, fundamentalmente, en la simultanei-dad de fuerzas de diferente signo. En el mbito laboral,mientras que el aumento vertiginoso del desempleo tuvo,forzosamente, un impacto negativo sobre la distribucinpersonal de la renta, al afectar especialmente a la pobla-cin con menos recursos, la quiebra del modelo de deter-minacin salarial supuso aumentos salariales muy nota-bles. Pero, sobre todo, la atenuacin de los efectos de lacrisis sobre la desigualdad se debi a los cambios en laspolticas pblicas. Al amparo de la transicin democrti-ca, en este perodo se consolid el armazn del Estadode Bienestar espaol, hasta entonces caracterizado porniveles de gasto muy por debajo de los estndares euro-peos. Los aumentos del gasto social fueron los ms ele-vados de las ltimas cuatro dcadas y estuvieron acom-paados por importantes transformaciones del sistematributario, diseadas, entre otras razones, con el objetivode aumentar su progresividad.

    Para la dcada de los aos ochenta, la gran mayorade los estudios coinciden en una misma valoracin dereduccin inequvoca de la desigualdad en la distribu-cin de la renta en Espaa1. Segn los datos de laEncuesta de Presupuestos Familiares, se registraronimportantes mejoras en los porcentajes de renta acumu-

    lada por la poblacin con ingresos ms bajos (el 10por 100 con rentas ms bajas pas de acumular el 2,7por 100 de la renta total en 1980 al 3,1 por 100 diezaos despus) y reducciones significativas de la propor-cin de renta acumulada por la poblacin ms rica (elporcentaje correspondiente a la decila con mayor rentapas del 25,4 por 100 en 1980 al 23,9 por 100 en 1990).

    Pese a que la ausencia de datos impide la valoracinde lo sucedido en aos intermedios, la existencia decambios muy importantes en el ciclo econmico permiteentrever la falta de linealidad en la evolucin de la desi-gualdad. Durante la primera mitad de la dcada de losochenta, el ajuste drstico a la crisis supuso una conten-cin del aumento de las remuneraciones de los asalaria-dos, sin que ello impidiera un veloz crecimiento del de-sempleo. En la segunda mitad de la dcada, la recupe-racin de la actividad econmica origin la inversin deeste proceso, si bien una parte importante del empleocreado fue de carcter temporal. Pero, sobre todo, fueen la segunda parte de los aos ochenta cuando se re-gistraron los mayores aumentos del gasto social, con untardo repunte al final de la dcada. Este conjunto defuerzas propici una importante reduccin de la concen-tracin de la renta en la sociedad espaola, en un pero-do, adems, en el que en la mayora de los pases de laOCDE vieron cmo aumentaba la desigualdad.

    Los cambios en la distribucin de la renta desde co-mienzos de los aos noventa son menos conocidos.Desde mediados de dicha dcada, la economa espao-la ha mostrado un notable ritmo de crecimiento, clara-mente por encima del promedio de la Unin Europea(UE), de lo que cabra inferir, dadas las experiencias an-teriores, una mejora del proceso distributivo. Un rasgodiferencial, adems, respecto a las etapas expansivasprevias, ha sido la notable sensibilidad del empleo a lareactivacin econmica, con la mayor elasticidad de lasltimas dcadas. Segn los datos ms recientes de laEncuesta de Poblacin Activa, la tasa de paro descen-di desde valores cercanos a uno de cada cuatro acti-vos en 1994 a los porcentajes actuales inferiores al 8,5por 100. Los resultados de los modelos economtricos

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    1 Ver, entre otros, AYALA, MARTNEZ y RUIZ-HUERTA (1993),GARCA LIZANA y MARTN REYES (1994), MARTN-GUZMN (1996),GRADN y DEL RO (2001).

  • estimados para evaluar la relacin entre el crecimientoeconmico y la evolucin de la desigualdad en etapasanteriores empujan a pensar que la consecuencia pro-bable de esta recuperacin de la actividad econmica yel empleo debera haber sido la reduccin de la desi-gualdad en la distribucin de la renta2.

    La contestacin a la pregunta de si el crecimiento eco-nmico de la etapa reciente ha propiciado cambios distri-butivos relevantes resulta compleja ante la falta de infor-macin homognea para reconstruir las tendencias distri-butivas desde mediados de los aos noventa. La decisinde dejar de elaborar la EPF bsica supuso una ruptura im-portante en las series sobre desigualdad en Espaa. Lapuesta en marcha de otras fuentes en aos posteriorespermiti tener una visin ms actualizada y sistemtica, alpoder observar los cambios anuales, pero sin poder contarcon elementos de enlace con las fuentes anteriores. ni-camente las Encuestas Continuas de Presupuestos Fami-liares, elaboradas desde 1985 hasta 1996 con periodici-dad trimestral, ofrecen informacin suficiente para recons-truir lo sucedido entre la segunda mitad de los aosochenta y la primera mitad de la dcada siguiente. Se tra-ta, sin embargo, de una fuente con problemas importantesde baja respuesta y ocultacin de los ingresos y, sobretodo, con un tamao de la muestra significativamente me-nor que el de la EPF bsica (3.200 hogares frente a msde 20.000, respectivamente). La mayora de los trabajosque han analizado esta fuente para el anlisis de la desi-gualdad y la pobreza encuentran un panorama similar:una importante reduccin de las diferencias de renta du-rante la segunda parte de los aos ochenta y la ralentiza-cin del cambio en la primera mitad de los noventa3.

    Nuestras propias estimaciones corroboran esta ten-dencia. Los resultados derivados de la explotacin de

    las Encuestas Continuas correspondientes a 1990 y1995 ofrecen un panorama del proceso distributivo muydistinto al de la dcada anterior. El 10 por 100 de la po-blacin con rentas ms bajas experiment durante laprimera mitad de la dcada un retroceso significativo ensu participacin en la renta total, mientras que el 20por 100 ms rico vio cmo mejoraban sus porcentajes.El clculo de diversos indicadores de desigualdad corro-bora su aumento durante el perodo considerado. De talmanera que se habra frenado en los aos noventa latrayectoria de reduccin de la desigualdad, prolongadadurante ms de veinte aos, repitindose tardamenteen Espaa la quiebra del patrn distributivo que previa-mente haban registrado varios pases de la OCDE.

    El panorama sobre lo sucedido desde mediados delos aos noventa es menos conocido. El Panel de Ho-gares de la Unin Europea (PHOGUE) es la nicafuente que cubre la mayor parte de dicha dcada. Lanueva Encuesta Continua de Presupuestos Familiares(ECPF), cuya primera informacin anualizada disponi-ble corresponde a 1998, tambin permite valorar lo su-cedido desde finales del decenio anterior hasta elecuador de la presente dcada. La ECPF sufri un im-portante cambio metodolgico a partir de 1997, am-plindose la muestra trimestral, que hasta entonces noresultaba representativa a nivel autonmico, llegandoa cubrir hasta 8.000 hogares. El carcter de panel rota-torio posibilita anualizar la encuesta, lo que permitecontar con cerca de 10.000 observaciones. Este nme-ro, aunque ms que triplica el de la anterior EncuestaContinua, resulta considerablemente inferior al de lasEPF decenales.

    La nica posibilidad, por tanto, de recomponer las ten-dencias desde comienzos de los aos noventa pasa por laexplotacin conjunta de todas las fuentes adoptando op-ciones metodolgicas similares, aunque con las cautelaslgicas que imponen las notables diferencias metodolgi-cas entre las encuestas. Para estimar la desigualdad to-mamos como referencia el ingreso monetario del hogar,ajustado por una escala de equivalencia paramtrica de lafamilia propuesta por Buhmann et al. (1988).

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    2 Diversos estudios han puesto de manifiesto con las Encuestas dePresupuestos Familiares que la relacin entre la evolucin del empleo yla desigualdad est condicionada por la distribucin intrafamiliar del paroy el sistema de prestaciones sociales. Ver, por ejemplo, MARTNEZ etal. (2001).

    3 Ver, entre otros, OLIVER et al. (2001), CUTANDA (2002) y CANTet al. (2003).

  • En el Grfico 1 se representa de forma simplificada laevolucin de la desigualdad con las tres fuentes citadastomando como referencia el ndice de Gini. Los resulta-dos correspondientes a la ECPF anterior a la ampliacinde la muestra confirman los comentarios anteriores. Unavez superado el primer tercio de los aos noventa, la de-sigualdad experiment cierto cambio en la tendencia quehaba mantenido en etapas previas. Desde ese momen-to, tanto el PHOGUE como la nueva ECPF muestran unaclara tendencia hacia la estabilidad de los indicadores dedesigualdad, con la excepcin en la primera de esasfuentes del anmalo crecimiento en 1996. Esta singularfluctuacin, en un margen temporal muy breve, aparecetambin en otros trabajos que utilizan el PHOGUE para lamedicin de la pobreza y la desigualdad4.

    La informacin disponible parece revelar, por tanto,un truncamiento del proceso continuado de reduccin

    de las diferencias de renta entre los hogares espaoles.Este cambio de tendencia no significa, en cualquiercaso, que la incidencia de la pobreza relativa y la exten-sin de la desigualdad hayan aumentado en el tiempo,sino que ambas situaciones han dejado de reducirse. Elcrecimiento econmico registrado desde mediados delos aos noventa y la notable creacin de empleo no ha-bran dado lugar, por tanto, a reducciones de la desi-gualdad. Se quebrara as la tendencia a la reduccin dela desigualdad, en vigor al menos desde 1973 a 1991.Consecuencia de ello sera tambin la detencin delproceso de convergencia en los niveles medios de equi-dad, permaneciendo tanto los indicadores de desigual-dad (con un ndice de Gini de 0,33 en Espaa y de 0,29para el promedio de la UE-15) como los de pobreza (contasas del 19 y el 15 por 100 para Espaa y la UE-15,respectivamente) en niveles superiores al promedio eu-ropeo.

    Las explicaciones de la ausencia de cambios en losresultados distributivos en un contexto de crecimientoson varias, sin poder entrar aqu en detalle en la revisin

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    4 Ver, entre otros, LVAREZ et al. (2002), PASCUAL y SARABIA(2004), AYALA y SASTRE (2005) y BRCENA y COWELL (2006).

    GRFICO 1EVOLUCIN DE LA DESIGUALDAD

    (ndice de Gini)

    1993

    1985

    1986

    1987 19

    8819

    8919

    9019

    9119

    9219

    9419

    9519

    9619

    97 1998

    1999

    2000

    2001

    2002

    2003

    2004

    0

    0,05

    0,1

    0,15

    0,2

    0,25

    0,3

    0,35

    0,4

    ECPF(a) PHOGUE ECPF(b)

  • de cada proceso. Buena parte de los modelos de la rela-cin entre empleo y desigualdad han perdido capacidadexplicativa por las modificaciones en el tipo de empleocreado y, sobre todo, por un menor crecimiento de lasrentas salariales. Repitindose las tendencias de otrospases, ha aumentado la incidencia del trabajo de bajossalarios, situndose las tasas de pobreza de los trabaja-dores asalariados en torno a un 10 por 100 del total.Destaca tambin un crecimiento de las remuneracionesmedias menor que el del empleo, rasgo diferencial res-pecto a etapas anteriores.

    Pero, sobre todo, sobresale la posibilidad de que elsistema de transferencias sociales no haya tenido lamisma capacidad redistributiva que en etapas anterio-res. Las cifras de gasto social relativo han tendido a labaja, con porcentajes sobre el PIB en la actualidad (pordebajo del 20 por 100) inferiores a los niveles mximosdel primer tercio de los aos noventa (24,4 por 100). Ta-les porcentajes quedan lejos de los de la UE, segn da-tos de Eurostat, donde el gasto social en relacin al PIBmantiene los mismos valores que a comienzos de losaos noventa (en torno al 29 por 100 del PIB). A la vezque las reformas tributarias han tendido a reducir elcomponente redistributivo de etapas anteriores, debido,sobre todo, a la cada de la recaudacin, las prestacio-nes sociales no han tenido el mismo ritmo de crecimien-to que en las dcadas previas. Existen, adems, ele-mentos limitativos en el desarrollo de las mismas y en lacobertura de determinados grupos de poblacin, quepodran estar condicionando su posible efecto en la re-distribucin de las ganancias de renta registradas en losltimos aos.

    4. Evolucin de las transferencias sociales

    El anlisis anterior abre la posibilidad de contrastar enqu medida las prestaciones sociales monetarias, comoprincipal instrumento redistributivo en el sistema espa-ol de proteccin social, podran haber ejercido en laetapa reciente un efecto sobre la desigualdad inferior alque pudieron tener en las dcadas previas, para las que

    la mayora de los estudios parecen mostrar que tuvieronun papel determinante. Parece relevante, por tanto,examinar primero la evolucin de los diferentes tipos deprestaciones para, en segundo lugar, evaluar su efectosobre la evolucin de la desigualdad. Respecto a la pri-mera de esas cuestiones, cabe hablar de un diferenteritmo de crecimiento de las principales transferenciassociales desde mediados de los aos noventa respectoa las tendencias anteriores. La principal diferencia radi-ca en el crecimiento ms pausado desde los primerosaos noventa y en la distinta evolucin de las prestacio-nes contributivas y asistenciales. Si bien las cifras tota-les de prestaciones revelan que el volumen total ha idoalcanzando mximos histricos ao a ao con la ex-cepcin de la segunda mitad de la dcada de los noven-ta hasta alcanzar en la actualidad una cifra cercana alos diez millones de prestaciones incluyendo las asis-tenciales y las contributivas, el crecimiento ha sidomucho ms pausado desde los primeros aos noventaque en la dcada de los ochenta.

    En el caso de las prestaciones contributivas, la tasamedia de crecimiento del perodo 1982-1992 (3,5por 100 anual) casi duplic la del perodo 1993-2006(1,3 por 100) (Grfico 2)5. Esta moderacin del creci-miento del nmero de beneficiarios se debe ms a fac-tores institucionales que de naturaleza cclica. Los be-neficiarios del seguro de desempleo son, de hecho, su-periores en nmero hoy a las cifras de mediados de losaos noventa. La principal diferencia se encuentra enel caso de las pensiones de jubilacin, que con cercade cinco millones de beneficiarios son el grueso de lasprestaciones contributivas. Si bien el aumento en el n-mero de pensiones de jubilacin ha sido continuo, elcrecimiento de los ltimos aos ha sido notablemente

    POLTICAS REDISTRIBUTIVAS Y DESIGUALDAD

    POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837 125ICE

    5 La brusca reduccin de las cifras de beneficiarios de lasprestaciones por incapacidad permanente en el ao 1997 y el aumentoparalelo de las cifras correspondientes a las pensiones de jubilacin sedebe a que desde ese ao el primer tipo de prestaciones pasan aconsiderarse de jubilacin cuando los beneficiarios cumplen la edad de65 aos.

  • ms moderado que en la etapa precedente. En dichoperodo, tanto los factores puramente demogrficoscomo los cambios institucionales posibilitaron la ex-pansin del sistema. La reduccin de la edad de jubila-cin obligatoria, la inclusin entre los beneficiarios depersonas con perodos mnimos de jubilacin o las jubi-laciones anticipadas en los procesos de reconversinindustrial, fueron algunos de los factores que impulsa-ron al alza las cifras.

    Los datos disponibles sobre la evolucin de las cuan-tas medias de las pensiones contributivas tambin pa-recen mostrar una tendencia creciente, con una ganan-cia clara de capacidad adquisitiva a lo largo del tiempo.No obstante, el aumento de la cobertura global ofrecidano parece haber sido suficiente para que las rentas delos pensionistas pudieran seguir el ritmo de crecimientode las rentas de la poblacin activa. As, mientras que lapensin media de jubilacin pas de suponer un 7por 100 menos que el salario mnimo en 1992 a estar

    quince puntos por encima en el ao 20056, aument ladistancia respecto al PIB per cpita, pasando de algoms del 41 por 100 en 1992 a aproximadamente un ter-cio en 2005.

    Este alejamiento respecto a la renta media, con impli-caciones distributivas inmediatas, ha estado acompaa-do, adems, de un aumento de las desigualdades en laspensiones medias por Comunidades Autnomas. La es-timacin tanto del ndice de Gini como de la diferenciaentre los percentiles noveno y primero dos de los indi-cadores ms bsicos en la medicin de la desigual-dad para distribuciones regionales de pensiones quetoman como variable de referencia la pensin media encada regin y como factor de ponderacin el nmero de

    126 POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837

    LUIS AYALA CAN Y MERCEDES SASTRE GARCA

    ICE

    GRFICO 2EVOLUCIN DEL NMERO DE BENEFICIARIOS DE PRESTACIONES CONTRIBUTIVAS

    FUENTE: Elaboracin propia a partir de los registros del MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES.

    1993

    1985

    1982

    1983

    1984

    1986

    198719

    8819

    8919

    9019

    9119

    9219

    9419

    9519

    9619

    971998

    1999

    2000

    2001

    2002

    2003

    2004

    2005

    2006

    0

    1.000.000

    2.000.000

    3.000.000

    4.000.000

    5.000.000

    6.000.000

    7.000.000

    8.000.000

    9.000.000

    10.000.000

    Incapacidad permanente Jubilacin ViudedadOrfandad F. Familiares Seguro desempleo

    6 El avance fue mayor en la dcada de los ochenta, al pasar desuponer un 70 por 100 del Salario Mnimo Interprofesional en 1982 aestar slo siete puntos por debajo en 1992.

  • pensionistas, permite apreciar un crecimiento sostenidode las desigualdades interterritoriales en las cuantas delas pensiones en Espaa (Grfico 3). Slo a comienzosde la dcada de los noventa se moder levemente estatendencia, para mantener posteriormente una clara ten-dencia al alza.

    La mayora de las explicaciones de este aumento dela diferenciacin territorial de las pensiones mediascoinciden en sealar la presencia de razones econmi-cas e institucionales. La primera surge, fundamental-mente, por la marcada heterogeneidad en las pautas deespecializacin en las diferentes zonas del territorio na-cional. La diversidad de estructuras productivas y, conello, de los niveles de precios y salarios impone basesde cotizacin y cuantas distintas a lo largo del territorio.Aunque de forma matizada por la existencia de lmitescorrectores mnimos y mximos, en las regiones conmayor crecimiento de la actividad econmica y mayorrenta media, con salarios ms elevados, las pensiones

    presentan valores superiores a los de otras zonas conmenor dinamismo econmico. La evidencia empricadisponible, sin embargo, no parece ser suficiente paravalidar completamente la hiptesis de una relacin li-neal entre las cuantas de las pensiones y la renta me-dia autonmica. Las diferencias en el tejido productivoen cada Comunidad Autnoma no slo tienen su reflejoen el valor final medio de las pensiones a travs de ba-ses de cotizacin diferentes, sino tambin en la partici-pacin en diferentes regmenes de cotizacin. Dada laexistencia de niveles de proteccin muy diferentes se-gn regmenes, esta diversidad territorial hace que lascuantas de las pensiones difieran considerablementeen cada territorio.

    La fragmentacin del sistema es todava mayor en elcaso de las prestaciones asistenciales. Desde media-dos de los aos ochenta se ha ido tejiendo una ltimared de seguridad econmica a partir de sistemas deproteccin especficos para cada grupo de riesgo. El

    POLTICAS REDISTRIBUTIVAS Y DESIGUALDAD

    POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837 127ICE

    GRFICO 3EVOLUCIN DE LA DESIGUALDAD DE LAS CUANTAS MEDIAS

    DE LAS PENSIONES POR COMUNIDADES AUTNOMAS

    FUENTE: Elaboracin propia a partir de datos del MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES.

    1993

    1985

    1984

    1986

    1987 19

    8819

    8919

    9019

    9119

    9219

    9419

    9519

    9619

    97 1998

    1999

    2000

    2001

    2002

    2003

    2004

    1,1

    1,15

    1,2

    1,25

    1,3

    1,35

    1,4

    1,45

    D9/

    D1

    0

    0,01

    0,02

    0,03

    0,04

    0,05

    0,06

    0,07

    0,08

    ndice

    deG

    ini

    P90/P10 Gini

  • resultado es una yuxtaposicin de esquemas, con de-rechos y cuantas de las prestaciones diferentes paracada grupo demogrfico, con un crecimiento tambindistinto de la poblacin cubierta por cada esquema(Grfico 4). La evolucin del conjunto de la proteccinasistencial se caracteriz por una rpida expansindesde comienzos de los aos ochenta hasta el primertercio de la dcada siguiente, una pausada cada des-de entonces y una cierta estabilidad de las cifras en elperodo ms reciente.

    Existen, sin embargo, importantes diferencias en laexpansin cobrada por los distintos esquemas, que hanagudizado las diferencias en la cobertura recibida porlos distintos grupos de poblacin. As, mientras que losinstrumentos generales de proteccin en los que de-sembocan fundamentalmente los parados sin acceso aotro tipo de recursos han mostrado un crecimientomuy moderado, sin dejar de ser, por tanto, figuras resi-

    duales dentro del conjunto de la proteccin asistencial,los mnimos especficos destinados a las personas ma-yores de 65 aos y a los discapacitados han ampliadoconsiderablemente sus ratios de poblacin cubierta.

    El principal resultado de este mosaico de esquemases la existencia de niveles de proteccin muy diferentespor grupos de poblacin. Las cuantas de los distintosesquemas difieren considerablemente, dando lugar anotables disparidades en la proteccin recibida por cadacolectivo. No slo existen distancias importantes entrela intensidad relativa de las prestaciones contributivas ylas asistenciales, sino tambin desigualdades muy mar-cadas dentro de cada uno de los dos subsistemas. Den-tro de estas ltimas, destaca la diferente proteccin dehogares activos e inactivos, siendo considerablementems intensa la que reciben los segundos. Cabe hablartambin de ciertos problemas de inequidad interterrito-rial en algunas de estas prestaciones. El desarrollo

    128 POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837

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    ICE

    GRFICO 4EVOLUCIN DEL NMERO DE BENEFICIARIOS DE PRESTACIONES ASISTENCIALES

    NOTAS: FAS: Pensiones del Antiguo Fondo de Asistencia Social.LISMI: Prestaciones econmicas de la Ley de Integracin Social del Minusvlido.PNC: Pensiones no contributivas de la Seguridad Social.FUENTE: Elaboracin propia a partir de los registros del MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES.

    1993

    1985

    1982

    1983

    1984

    1986

    198719

    8819

    8919

    9019

    9119

    9219

    9419

    9519

    9619

    971998

    1999

    2000

    2001

    2002

    2003

    2004

    2005

    2006

    0

    500.000

    1.000.000

    1.500.000

    2.000.000

    2.500.000

    Vejez (FAS) Enfermedad (FAS) LISMI Subsidio Paro Subsidio agrarioPNC vejez PNC invalidez PNC por hijo Rentas mnimas Renta activa

  • completamente descentralizado de los sistemas de ren-tas mnimas ha dado lugar a diferencias notables en lacobertura que reciben hogares con similares necesida-des pero residentes en zonas distintas del territorio na-cional. Dichas diferencias son crecientes y guardan unvnculo claro con la capacidad econmica de cada reageogrfica, de tal forma que las regiones con ms recur-sos son las que ofrecen las cuantas ms elevadas y lasque realizan un mayor esfuerzo presupuestario.

    5. Prestaciones sociales y desigualdad

    La traduccin del crecimiento de las prestaciones so-ciales en cambios en la distribucin de la renta depen-de, principalmente, del volumen de prestaciones y de suincidencia en los diferentes grupos de renta. Para lasdcadas de los aos setenta y ochenta, los trabajos rea-lizados con las EPF pusieron de manifiesto el importan-te cambio en la composicin de los ingresos de los ho-gares espaoles, con un crecimiento en dichas dcadasmuy importante de las transferencias sociales sobre larenta del hogar. Los estudios realizados con esas fuen-tes coincidieron en sealar el notable impacto redistribu-tivo que tuvo el aumento de los gastos sociales, en ge-neral, y la notable progresividad de las prestacionesasistenciales, en particular. As, las estimaciones deBandrs (1993) con la EPF revelaron que del conjuntode gastos sociales eran las prestaciones asistencialeslas ms progresivas. Pazos y Salas (1996) obtuvieronun resultado similar, encontrando con la EPF 1990/1991que la mayor progresividad corresponda a las rentasmnimas y, a cierta distancia, a las pensiones no contri-butivas de invalidez y vejez.

    Para fechas ms recientes, la mayora de los estudiosrealizados con microdatos muestran que una parte im-portante de las prestaciones sociales est concentradaen los grupos de renta media y baja. As, estudios previosrealizados para finales de los aos noventa revelabanque algo ms del 85 por 100 de los hogares pobres reci-ben prestaciones sociales, que equivalen a ms del 70por 100 de su renta disponible. Tales porcentajes no se

    haban alterado significativamente durante los aos no-venta, siendo el nico matiz una moderada reduccin delpeso de las prestaciones sociales en el total y un incre-mento de la importancia relativa de las rentas primarias7.

    Nuestras propias estimaciones confirman la importan-cia de las rentas procedentes de las transferencias so-ciales sobre el total de la renta de los hogares, resultan-do para un amplio grupo de poblacin la fuente principalde ingresos. Al final del perodo de elaboracin delPHOGUE, algo ms de un 60 por 100 de los hogares re-ciban algn tipo de prestacin social. Dicho porcentajeha sufrido una leve tendencia a la baja, con una cadatambin del peso relativo de las prestaciones socialessobre la renta disponible, como demuestra un creci-miento de esta ltima bastante ms intenso que el delas prestaciones (Grfico 5). Aparte de los factores limi-tativos para la expansin del gasto social revisados enla seccin anterior, detrs de este comportamiento sub-yace tambin la recuperacin de la actividad econmicaa partir de mediados de los aos noventa, que dio lugara una mejora de las rentas por cuenta propia, de las ren-tas de la propiedad aunque tienen un peso reducidoen los ingresos declarados por los hogares y al au-mento del peso de las rentas del trabajo asalariadoms por el crecimiento de asalariados que por el cre-cimiento de los salarios medios sobre el total.

    Si el peso relativo de las prestaciones sociales se mo-dific slo muy levemente en el perodo de realizacindel PHOGUE, para que stas pudieran haber afectado ala distribucin de la renta tendra que haber habido uncambio en la desigualdad en el reparto de las transfe-rencias del sector pblico a los hogares. Para contrastareste efecto, una primera va, muy general, es compararlos cambios en la desigualdad con la renta disponible ylos que resultan de considerar solamente las rentas re-sultantes de la participacin en los mercados. La evolu-cin de los indicadores de desigualdad para las dos dis-tribuciones dibuja un panorama muy claro, en el que

    POLTICAS REDISTRIBUTIVAS Y DESIGUALDAD

    POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837 129ICE

    7 Ver AYALA, MARTNEZ y RUIZ-HUERTA (2003).

  • destacan principalmente dos rasgos: en primer lugar,las prestaciones sociales tienen un claro efecto reductorde la desigualdad, al resultar el ndice de Gini conside-rablemente inferior con la renta disponible al valor quealcanza cuando se calcula con las rentas primarias; ensegundo lugar, esa capacidad para reducir la desigual-dad parece haberse moderado en el tiempo (Grfico 6).La reduccin de la desigualdad causada por las transfe-rencias de renta a los hogares pas de ms de un 15por 100 en el primer ao de realizacin del PHOGUE acerca de un 6 por 100 en la ltima ola.

    La consideracin agregada de las rentas de mercadopuede esconder, sin embargo, la existencia de desigual-dades importantes dentro de las rentas primarias, decuyo alcance depende la evolucin del conjunto de ladistribucin de la renta en Espaa. Durante los ltimosaos para los que existe informacin homognea dispo-nible se mantuvo parcialmente el patrn tradicional de laestructura de ingresos en Espaa, con las rentas depropiedad mostrando niveles de desigualdad muchoms altos que los del resto de fuentes (Grfico 7). La

    dispersin de las rentas del trabajo es, sin embargo,bastante similar a la de las prestaciones sociales, per-maneciendo ambas estables en el tiempo. No hay queolvidar, en cualquier caso, que se trata de valores decada fuente para el total del hogar ajustados por adultoequivalente y que se considera el conjunto de remune-raciones percibidas durante el ao, lo que aleja la varia-ble observada de la ms habitual de salario por hora enlas estimaciones de las desigualdades salariales. Hayque advertir, adems, que se trata de distribucionespara valores positivos en cada fuente, lo que hace queconvivan, en el caso de las prestaciones sociales, pres-taciones espordicas de baja cuanta con instrumentosde proteccin ms generosos, como son las pensiones.En cualquier caso, otros trabajos tambin han encontra-do cierta estabilidad en la distribucin salarial utilizandola misma fuente (Cervini y Ramos, 2006).

    De la evolucin de la desigualdad de cada fuente derenta no puede inferirse, sin embargo, una mayor omenor contribucin al conjunto de la desigualdad en ladistribucin de la renta en Espaa. El anlisis de la

    130 POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837

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    ICE

    GRFICO 5EVOLUCIN DE LAS FUENTES DE RENTA DE LOS HOGARES ESPAOLES

    FUENTE: Elaboracin propia a partir del PHOGUE.

    0

    500.000

    1.000.000

    1.500.000

    2.000.000

    2.500.000

    1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

    Renta total Rentas de mercado Renta trabajoRenta cuenta propia Renta capital Prestaciones Sociales

  • contribucin de las diversas fuentes de renta a la desi-gualdad as como el impacto distributivo de las polti-cas pblicas son temas fundamentales en el debate

    poltico y econmico, destacando su importancia tantoa la hora de interpretar tendencias econmicas comoen el diseo y evaluacin de polticas pblicas. La des-

    POLTICAS REDISTRIBUTIVAS Y DESIGUALDAD

    POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837 131ICE

    GRFICO 6EVOLUCIN DE LA DESIGUALDAD DE LA RENTA DISPONIBLE Y LA RENTA DE MERCADO

    (ndice de Gini)

    FUENTE: Elaboracin propia a partir del PHOGUE.

    0,3000,3100,3200,3300,3400,3500,3600,3700,3800,3900,4000,410

    1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

    Renta disponible Rentas primarias

    GRFICO 7EVOLUCIN DE LA DESIGUALDAD DE LAS FUENTES DE RENTA

    (ndice de Gini)

    FUENTE: Elaboracin propia a partir del PHOGUE.

    1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 20000,000

    0,100

    0,200

    0,300

    0,400

    0,500

    0,600

    0,700

    0,800

    0,900

    1,000

    Renta trabajo Renta cuenta propia Prestaciones Sociales Renta capital

  • composicin de la desigualdad por fuentes de renta re-sulta til en esta difcil tarea permitiendo estimar lacontribucin directa de cada tipo de ingresos. Sin em-bargo, como concluye Lerman (1999), en las dos lti-mas dcadas los economistas han reconocido que laaparentemente sencilla cuestin de cuantificar la con-tribucin de las diversas fuentes de renta a la desigual-dad global es en realidad compleja. No existe acuerdoen la literatura sobre cul es el mejor mtodo paracuantificar la contribucin de una fuente de renta a ladesigualdad. Por una parte, se han desarrollado mto-dos de descomposicin globales para determinados in-dicadores de desigualdad. Estos mtodos implican quela contribucin a la desigualdad debe estimarse paratodas las fuentes de ingresos y la suma de las contribu-ciones debe sumar la desigualdad total que ha de serexplicada. Por otra parte, muchos autores prefieren unenfoque local; es decir, un enfoque que requiere nica-mente estimar la contribucin a la desigualdad de unadeterminada fuente de ingresos. Un mtodo habitual-mente empleado consiste en asignar a cada fuente ladiferencia entre la desigualdad incluyendo la fuentecuyo impacto se est estimando y la desigualdad queexistira excluyendo dicha fuente8.

    En la propuesta pionera de Shorrocks (1982a,1982b), la ms habitual de las descomposiciones de ladesigualdad por fuentes de renta y que pertenece a losmtodos de descomposicin globales, el punto de parti-da es la posibilidad de expresar la desigualdad como lasuma de las contribuciones de los distintos tipos de ren-

    ta. Si se da esta posibilidad, la desigualdad, I, puede ex-presarse como:

    donde Sf es la contribucin de la fuente de renta f. Estacontribucin puede expresarse en trminos relativos (sf)dividiendo la contribucin de cada fuente por el valor delindicador de desigualdad (sf = Sf / I).

    Para encontrar la regla que permita derivar la des-composicin anterior, Shorrocks (1982a) utiliza la va-rianza como indicador bsico de desigualdad. La desi-gualdad puede expresarse como el resultado combina-do de la desigualdad de cada tipo de renta y de lasinteracciones que surgen de las desigualdades de lasdistintas fuentes:

    donde jf es el coeficiente de correlacin entre la fuentede renta j (Yj) y la fuente de renta f (Yf). Si jk = 0, la ex-presin anterior se transforma en:

    limitndose la estimacin de la contribucin de cada fac-tor al clculo de 2 (Yf). Si jk 0, es necesario algnprocedimiento para asignar los efectos de la interaccinentre las fuentes de renta a la contribucin de cada fac-tor. Frente a la posibilidad de introducir categoras sepa-radas para cada uno de los trminos de interaccin, quedara lugar a un nmero elevado de contribuciones se-paradas para cada caso, Shorrocks opta por una reglade descomposicin que consiste en un nico valor porcontribucin. Concretamente, la contribucin de cadafactor f puede obtenerse como:

    132 POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837

    LUIS AYALA CAN Y MERCEDES SASTRE GARCA

    ICE

    8 Este enfoque no evita dos dificultades: en primer lugar, la falta deexactitud (las contribuciones obtenidas no suman la desigualdad total aexplicar) y, en segundo lugar, excepto en el caso en el que slo existandos fuentes de renta, la contribucin de una fuente depende del ordende eliminacin de las fuentes y no existe una nica secuencia u orden.Una solucin a estas dificultades ha sido propuesta, entre otros, porSASTRE y TRANNOY (2002) que introducen un nuevo mtodo dedescomposicin factorial de la desigualdad a partir de descomposicionesbasadas en el valor de Shapley. Esta tcnica implica considerar elimpacto en la desigualdad global de la eliminacin de cada fuente derenta (o de la desigualdad de cada fuente), pero dado que no existe unasecuencia natural de eliminacin lo que se hace es promediar losimpactos calculados en todas las secuencias posibles de eliminacin.

    ffI S

    f j fjf

    f j f f

    Y Y Y Y

    2 2( ) ( ) ( ) ( )

    f

    f

    Y Y

    2 2( ) ( )

    f j f ff jf

    j f

    S Y Y Y cov Y ,Y

    2 2( ) ( ) ( ) ( ) ( )

  • De tal forma, como se seal anteriormente, que lasuma de las contribuciones de cada fuente de rentaequivale a la desigualdad total. La contribucin relativasera entonces:

    siendo f sf = 1.Jenkins (1995) traslada esta regla de descomposicin

    al anlisis de los cambios en el tiempo de los compo-nentes de la desigualdad y para ello utiliza la familia dendices de entropa con parmetro c = 2 (I2). Siguiendo aJenkins, la contribucin absoluta de cada fuente de ren-ta a la desigualdad es:

    donde f es la correlacin entre la fuente f y la renta total yf es la participacin de cada fuente en el total de rentas.

    La aplicacin del ejercicio de descomposicin a losdatos del PHOGUE (Grfico 8) permite corroborarbuena parte de los comentarios anteriores. Los cam-bios en las rentas del trabajo constituyen el principalelemento determinante de la desigualdad en Espaa,debido a la elevada correlacin con la renta total delos hogares, si bien su contribucin aunque sigueexplicando cerca de la mitad de la desigualdad totaldecrece en el tiempo. La tendencia contraria la regis-tran las rentas mixtas, afectadas por el doble procesode aumento de la desigualdad y de ganancia de pesosobre el total de rentas. La contribucin de las presta-ciones sociales a la desigualdad es reducida en casitodo el perodo y muy inferior a su contribucin a larenta total, lo que puede interpretarse como un efectoreductor de la desigualdad. Esta contribucin, sin em-bargo, ha permanecido ms o menos estable duranteel perodo de estudio, lo que corrobora la valoracinanterior de un impacto distributivo de las prestacionessociales de menor entidad que el de etapas preceden-tes.

    POLTICAS REDISTRIBUTIVAS Y DESIGUALDAD

    POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837 133ICE

    GRFICO 8DESCOMPOSICIN DE LA DESIGUALDAD POR FUENTES DE RENTA

    FUENTE: Elaboracin propia a partir del PHOGUE.

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    70

    80

    90

    100

    1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

    Renta trabajo Renta cuenta propia Renta capital Prestaciones Sociales

    ff

    fS cov Y ,Y

    sY Y

    22

    2 2( ) ( )( ) ( ) ( )

    f f f f fS s I I I 2 2( )

  • Esta conclusin general puede esconder algunas delas singularidades del sistema de prestaciones moneta-rias. Tanto por la mayor incidencia en la renta de los ho-gares como por el hecho de afectar a un grupo impor-tante de individuos de rentas medio-bajas, el efecto delas pensiones debera resultar a priori ms determinanteen su magnitud que el de otras prestaciones sociales.Las prestaciones por desempleo, por ejemplo, si bienpueden tener efectos importantes sobre la desigualdad,estn muy condicionadas por posibles cambios cclicos,que hacen que su influencia sea mayor en fases recesi-vas. Los efectos redistributivos potenciales son, sin em-bargo, igual o ms importantes que los de otras presta-ciones, al tender en la prctica los trabajadores con me-nos ingresos y, por tanto, mayor riesgo de desempleo, arecibir prestaciones ms altas en proporcin a sus sala-rios que los individuos con cotizaciones ms altas.Espaa, adems, se sita entre los pases ms genero-sos cuando se analizan las tasas de sustitucin de estas

    prestaciones para todos los trabajadores que accedenal sistema (Cant y Toharia, 2003).

    El resto de programas de transferencias a los hogarestiene una menor importancia potencial, debido tanto auna menor incidencia sobre la renta de los hogarescomo al menor nmero de hogares que acceden a lasprestaciones. Es el caso, por ejemplo, de determinadostipos de becas o de los programas autonmicos de ren-tas mnimas, que aunque presentan altos niveles deprogresividad, sus efectos redistributivos suelen tenerun valor muy bajo en las estimaciones disponibles.

    El contraste del efecto real de cada una de estasprestaciones se ofrece en el Grfico 9, que muestra elndice de Gini que resulta al descontar a la renta dispo-nible (Yd) cada una de las prestaciones que aparecenen los ficheros del PHOGUE. Confirmando las hiptesisvertidas anteriormente, las pensiones suponen una im-portante amortiguacin de la desigualdad. Este efecto,aunque fue mayor en algunos aos intermedios del pe-

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    GRFICO 9EFECTOS SOBRE LA DESIGUALDAD DE LAS PRESTACIONES SOCIALES

    (ndice de Gini de la renta disponible menos cada prestacin)

    NOTA: Yd = renta disponible.FUENTE: Elaboracin propia a partir del PANEL DE HOGARES DE LA UNIN EUROPEA.

    1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 20000,000

    0,050

    0,100

    0,150

    0,200

    0,250

    0,300

    0,350

    0,400

    0,450

    0,500

    YdYd-Pensiones

    Yd-Total PrestacionesYd-Prestaciones Enfermedad

    Yd-Prestaciones DesempleoYd-Resto prestaciones

  • rodo de observacin, no parece haberse modificadosustancialmente durante los aos de realizacin delPHOGUE. Otras prestaciones tienen un efecto sustan-cialmente menor (una reduccin de la desigualdad del 2por 100 en el caso de las prestaciones por desempleoen la ltima ola, frente al 6 por 100 de comienzos de losaos noventa, del 4 por 100 en las prestaciones por en-fermedad y apenas perceptible en el resto de prestacio-nes). El dato ms relevante, en cualquier caso, es la au-sencia de grandes cambios durante los aos noventa.Este resultado corroborara la valoracin anterior de unmenor impacto redistributivo de las prestaciones socia-les durante las etapas ms recientes que el que pudie-ron tener en fases anteriores de la economa espaola,cuando el aumento del gasto social y de su progresivi-dad fue uno de los principales factores explicativos de lacorreccin de la desigualdad.

    Para completar el anlisis desagregado de la contri-bucin de cada fuente a la desigualdad se puede repli-car la descomposicin propuesta por Shorrocks realiza-da anteriormente, diferenciando ahora los resultados

    por cada tipo de prestacin (Cuadro 1). La contribucinde todas las prestaciones sociales a la desigualdad esconsiderablemente inferior a su peso en el total de ren-tas. Destaca tambin que tanto la contribucin de lasprestaciones sociales a la desigualdad como la de lasrentas de mercado se modific muy poco durante la lti-ma dcada. Este ltimo dato confirmara de nuevo elcuadro general dibujado en las diferentes secciones deeste trabajo. A diferencia de lo sucedido en dcadas an-teriores, la distribucin de la renta en Espaa se ha ca-racterizado desde los primeros aos noventa por la es-tabilidad o el suave crecimiento de la desigualdad en lasrentas de mercado y por la ausencia de cambios sustan-ciales en el efecto redistributivo de las prestaciones so-ciales. Este ltimo comportamiento explicara que, a di-ferencia de etapas anteriores cuando el aumento de lacapacidad redistributiva de las prestaciones sociales sir-vi para compensar las tensiones salariales, la desi-gualdad en Espaa se haya mantenido sin grandescambios y a niveles todava elevados en el contexto eu-ropeo.

    POLTICAS REDISTRIBUTIVAS Y DESIGUALDAD

    POLTICA ECONMICA EN ESPAAJulio-Agosto 2007. N. 837 135ICE

    CUADRO 1

    DESCOMPOSICIN DE LA DESIGUALDAD POR FUENTES DE RENTAY TIPOS DE PRESTACIONES

    1993 2000

    Contribucina la desigualdad

    Contribucina la renta Ratio

    Contribucina la desigualdad

    Contribucina la renta Ratio

    Rentas de mercado . . . . . . . . . . . 96,1 75,9 1,3 97,3 79,9 1,2

    Prestaciones desempleo . . . . . . 0,9 4,2 0,2 1,3 1,8 0,7Pensiones . . . . . . . . . . . . . . . . 5,3 15,6 0,3 1,2 14,6 0,1Prestaciones enfermedad . . . . . 0,4 3,6 0,1 0,3 3,3 0,1Resto prestaciones . . . . . . . . . . 0,1 0,7 0,1 0,1 0,5 0,2

    Total prestaciones . . . . . . . . . . . 3,9 24,1 0,2 2,7 20,1 0,1

    Total. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100,0 100,0 1,0 100,0 100,0 1,0

    FUENTE: Elaboracin propia a partir del PHOGUE.

  • 6. Conclusiones

    Durante los ltimos aos, el marco distributivo enEspaa ha sufrido importantes modificaciones. Por unlado, los cambios en las necesidades sociales y en lacapacidad de financiacin de la proteccin social han li-mitado los mrgenes de crecimiento del sistema deprestaciones sociales. Por otro lado, la creciente revi-sin crtica a la que se han sometido los diferentes tiposde transferencias sociales ha contribuido a que la discu-sin sobre los cambios en el diseo de estos programasse concentrara, casi exclusivamente, en cuestiones re-lacionadas con las posibles distorsiones en la oferta p-tima de factores de produccin. Entre otras implicacio-nes, ha quedado relegado a un plano ms secundario elanlisis del grado de cumplimiento del objetivo funda-mental de mejora de la equidad en la distribucin de larenta entre los hogares.

    En este trabajo hemos intentado ofrecer una perspec-tiva general de los efectos del conjunto de prestacionessociales monetarias sobre la desigualdad en Espaa.Concretamente, hemos intentado dar respuesta a lapregunta de hasta qu punto este sistema sigue siendouno de los principales determinantes de la reduccin dela desigualdad. Mediante la explotacin de las diferen-tes fuentes de informacin disponibles, los resultadosobtenidos muestran la emergencia de un nuevo patrndistributivo en Espaa. Frente a la tendencia de reduc-cin continuada de la desigualdad de dcadas anterio-res, nuestros resultados muestran que desde comien-zos de los aos noventa no ha habido mejoras notablesen el proceso distributivo. Como segundo rasgo diferen-cial respecto a etapas anteriores, la ausencia de cam-bios en la desigualdad se ha producido en un contextode crecimiento econmico prolongado y de intensacreacin de empleo.

    En el anlisis de la posible relacin entre la estabili-dad de las cifras de desigualdad y el sistema de presta-ciones sociales, un primer hecho destacado es el me-nor dinamismo en las cifras de crecimiento de lastransferencias a los hogares. Las prestaciones contri-

    butivas han seguido creciendo, pero a un ritmo mspausado que el de etapas anteriores. La tendencia ex-pansiva de la economa espaola ha supuesto una ca-da en el nmero de beneficiarios del seguro de desem-pleo, mientras que en el mbito de las pensiones de laSeguridad Social no se han repetido las reformas ex-pansivas de dcadas anteriores. Segn se deduce denuestras series, la reduccin en el nmero de presta-ciones asistenciales ha sido notable, moderndoseconsiderablemente el ritmo de crecimiento de las me-nos cclicas. Al menor ritmo de crecimiento se une lapersistencia de algunos factores limitativos de la capa-cidad redistributiva del sistema, como los problemas dedistanciamiento progresivo de las rentas medias en elcaso de las pensiones, junto a cierta fragmentacin delsistema contributivo. En el caso de las prestacionesasistenciales, se ha agudizado la diferenciacin internadel subsistema y se han ampliado las diferencias terri-toriales en algunos de los instrumentos generales deproteccin econmica.

    Todos estos factores han podido influir en el hecho deque las prestaciones sociales monetarias hayan mostra-do en los ltimos 15 aos una menor capacidad de co-rreccin de las desigualdades que en etapas anteriores.Nuestras estimaciones muestran que el efecto reductorde la desigualdad sigue siendo importante, pero decre-ciente en el tiempo. A tal conclusin se llega tanto cuan-do se estiman las diferencias entre la desigualdad conrenta disponible y con rentas primarias como cuando serealizan ejercicios de descomposicin de la desigualdadpor fuentes de renta.

    Nuestros resultados, en definitiva, nos permiten iden-tificar algunos elementos distintivos del proceso distri-butivo en vigor desde comienzos de los aos noventa.En las dos dcadas anteriores, las polticas redistributi-vas tuvieron un papel determinante en los resultados fi-nales de la distribucin de la renta en Espaa, compen-sando en las etapas recesivas o reforzando enlas expansivas los efectos del ciclo econmico. Se-gn nuestros resultados, desde comienzos de los aosnoventa el nuevo patrn distributivo en Espaa se ha-

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  • bra caracterizado por una relativa estabilidad en la de-sigualdad de las rentas de mercado sin mejoras visiblesen la capacidad redistributiva de las prestaciones. Estedoble proceso explicara la ausencia de cambios en losindicadores de desigualdad, truncndose, por tanto, latendencia en vigor desde hace varias dcadas y sin re-ducirse, por primera vez, las diferencias de renta entrelos hogares en un contexto de crecimiento de la activi-dad econmica y del empleo.

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