Upload
marvin-miranda
View
280
Download
11
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Un ensayo que aborda la relación entre la ética, la psicología y la comunicación. Muy interesante.
Citation preview
UNIVERSIDAD PANAMERICANA DE GUATEMALAFACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓNDOCTORADO EN INVESTIGACIÓN SOCIALCurso: Ética de la InvestigaciónProfesor: Dr. Óscar Peláez Almengor
ENSAYO FINAL DE CURSO“ÉTICA Y FUNCIONALIDAD DE LA COMUNICACIÓN: UNA PROPUESTA
PRÁCTICA DE INTEGRACIÓN”
Alumno: Marvin R. Miranda S.Carné 0909127Guatemala, 14 de diciembre del 2013.
ÉTICA Y FUNCIONALIDAD DE LA COMUNICACIÓN: UNA PROPUESTA
PRÁCTICA DE INTEGRACIÓN
Preliminares y definiciones
Las relaciones humanas son sumamente complejas. Todo en dichas relaciones tiene el
matiz de complejidad, basado en que las personas tienen diferentes contextos sociales y
culturales en donde han crecido, han sido educados o se desempeñan. Por ello, los
estudiosos de la conducta humana muchas veces parten del hecho del contexto en que
las personas se han desenvuelto para comprender, en parte, las razones por las que ahora
se comportan o piensan de determinada manera.
El contexto socio-cultural es, entonces, importantísimo en las relaciones humanas. Esto
es, tanto aquel contexto en que se han desarrollado, como en el que se desempeñan
actualmente. Muy pocas veces dichos contextos son de la misma naturaleza, siendo que
todo en la vida del ser humano cambia, evoluciona e interactúa con diversas situaciones
y personas. Por ello, comprender las múltiples interacciones en las que una persona
actúa es, en sí mismo, un estudio bastante profundo. Con todo, es de comprender
también que así como los contextos en los que una persona se desempaña son
dinámicos, así también lo son sus relaciones en la vida. Una sola persona puede tener
diversidad de relaciones, de todo tipo: personales, familiares, laborales, sentimentales,
de afiliación a grupos de interés (religión, deportes), entre otras. El ser humano es
riquísimo en su interactuar y así lo son también sus relaciones y comunicaciones.
La dinámica, o psicología de las relaciones, que cada persona le impregna en su
interactuar es variadísimo. La conducta, comunicación, tipo de lenguaje, entre otros,
que una persona utiliza en un contexto laboral, son muy distintos a los que utiliza
cuando está con un grupo de amigos, por ejemplo. También son diferentes estos
aspectos cuando se comporta o comunica con una pareja sentimental, con los padres.
Cada psicología de la conducta o de la comunicación es diferente, dependiendo del
contexto en el que la persona se encuentra. Por ello los estudiosos han dado el
calificativo de psicología de la conducta o psicología de la comunicación a la particular
dinámica que adopta cada persona en su interactuar. Esto por dar algunos ejemplos,
pues bien se podría hablar también de una psicología de la conducta o comunicación
familiar, laboral, entre otros.
Si se suman todos los aspectos que se han mencionado para entender la psicología
particular de cada individuo, se estaría hablando de un campo, como se dijo, sumamente
complejo de estudio. Sería en la práctica, muy difícil tratar de estudiar toda la conducta
humana en un solo tema, o estudio; o tratar de simplificarla en un solo apartado, por
ejemplo, como “psicología de la conducta”, cuando se entiende que dicha conducta es
compleja y multidireccional. Por ello, se habla mejor de un estudio de la psicología de
las relaciones laborales, psicología de la comunicación laboral, de la comunicación
familiar, por citar algunos casos. Es mucho más práctico, enriquecedor y de mayor
aporte al conocimiento de la conducta humana, el seccionar el estudio de la misma en
apartados, para poder brindar foco a la investigación y a los resultados de la misma.
La dinámica, entonces, de las relaciones humanas que se decidan estudiar, debe tener un
foco, para poder entender no sólo el contexto de dicha dinámica, sino también la razón
de la conducta de la persona en el mismo. Esto, hasta donde sea posible, pues se sabe
que la complejidad de la persona no sólo se da en las relaciones externas que evidencia
(esto es conducta observable), sino también en su particular psicología o dinámica
interna (esto es, pensamientos, emociones, vinculaciones emocionales a contextos
sociales, entre otros). Por ello, la psicología es el estudio de la persona, vista desde
diversos ángulos y tratando de conocer dichos ángulos y la respuesta externa e interna
del individuo frente a ellos.
La psicología de la comunicación es uno de los temas de estudio dentro de las ciencias
de la conducta humana. Por ella se quiere decir aquel estudio de las comunicaciones de
las personas, entendiendo la “carga” o contexto social, personal que le impregna
sentido a dicha comunicación. En otras palabras, trata de la forma en que las personas
se comunican en un determinado contexto, entendiendo ciertos aspectos tanto de su
psicología personal como de la situación externa en la que vive. Con todo, algunos
estudiosos se enfocan más en el tipo y contenido de la comunicación, antes que en lo
demás, para dar mayor foco a sus estudios y poder así obtener resultados más
observables y entendibles.
Se sigue de lo anterior que la comunicación es un proceso sumamente importante en la
dinámica humana. De hecho, con la abundancia de tecnologías y medios para
comunicarse, éste proceso ha cobrado una importancia inimaginable, ya que casi
cualquier actividad humana puede estar relacionada con la comunicación. Pero, ¿qué es
la comunicación? Wikipedia, la enciclopedia virtual, la define como un proceso por el
cual es transmitida información, de una parte a otra1. Es un proceso básico, en el que
existe un intercambio de información entre diversas personas, por diversos medios. Por
ello, loe estudiosos de la comunicación mencionan que en este proceso existen al menos
cuatro elementos básicos: emisor, receptor, contenido y canal.
A este tema debemos unir uno que, en nuestra época moderna, no se le ha prestado la
debida importancia en las relaciones interpersonales, a saber, el papel de la ética en las
mismas. Cortina y Martínez (2012) comentan que la ética se dedica a la reflexión sobre
la moral y que “pretende desplegar los conceptos y argumentos que permitan
comprender la dimensión moral de la persona humana”. 2 Por tanto, se sigue que este
1 Internet, consulta en Wikipedia el sábado 5 de mayo del 2013, 9:17am. Enlace http://es.wikipedia.org/wiki/Comunicaci%C3%B3n
2 Cortina, Adela; Emilio Martínez. Ética. España, 2012. Pp. 9.
ámbito de la reflexión busca encontrar las formas en que las relaciones humanas pueden
dirigirse hacia un buen vivir. De ahí que, como se menciona, es un aspecto que no se le
ha dado la importancia debida, ya que la reflexión sobre la conducta, sus motivaciones y
repercusiones no se toma en consideración en la agitada vida moderna. Es más, cada
persona pretende vivir su vida desde su punto de vista y no pensar en cómo esta
perspectiva puede afectar a otras personas, a cualquier nivel de distancia personal o
emocional. En realidad, este es un aspecto al cual se debiera darle lugar, ya que nuestra
conducta, incluyendo la comunicación, tiene repercusiones, ya sea positivas o negativas
y puede traer consecuencias. Papalia y Wendkos (1985) califican la expresión oral
como parte de la conducta humana. Por tanto, queda enmarcada dicha expresión oral, o
comunicación en una de sus formas, como relacionada a la ética, ya que toda conducta
humana está inmersa en la misma.
Ahora bien, ¿cómo se relacionan ética y comunicación? Si consideramos el objetivo de
la ética, que es la reflexión sobre la conducta humana moral, hemos de entender que
existe una clara relación entre las mismas. La comunicación, tal como se le define por
los especialistas, es conducta humana dirigida hacia otras personas con un fin
específico. De ahí, que debiera enmarcarse en lo que se considera moral, para que su fin
sea funcional y no destructivo. Por funcional, se quiere denominar que cumple una
función específica y que ésta sea provechosa, tanto para el emisor de la comunicación
como para el o los receptores.
Comunicación funcional y disfuncional
En psicología general se reconoce que ciertos procesos mentales o conductuales pueden
ser funcionales o disfuncionales. Tal como se anotó, la funcionalidad se refiere a que
algo cumpla con su función; es decir, con la función para la cual está destinado. Un
ejemplo sencillo: un clavo está diseñado para poder ser insertado, clavado, en una
superficie relativamente blanda. Cuando un clavo puede ser insertado, se dice que es
funcional, que cumple su función. Caso contrario, si éste no tiene una punta para poder
ser insertado, sino que es chato, o sin punta, este clavo será disfuncional, no cumple su
función. La pregunta es ¿para qué es la comunicación? ¿cuál es su objetivo o función?
De manera general se puede decir que la comunicación pretende acercar a las personas y
que éstas logren acuerdos, relación y productividad. En otras palabras, se logre una
relación personal armoniosa, fructífera y gratificante emocionalmente. Caso contrario,
la comunicación sería disfuncional, pues no logra esa armonía entre las personas ni crea
sentimientos gratificantes.
Si nos enfocamos en lo disfuncional de la comunicación, ¿qué relación tiene esto con la
ética? Si retomamos la definición básica, de que la ética es la reflexión sobre la moral y
se complementa con la idea de que la ética pretende guiar de forma normativa la
conducta de las personas, hemos de concluir que una comunicación disfuncional es un
atentado contra la ética de la comunicación o de las relaciones interpersonales. Si la
ética pretende normas dichas relaciones, esto será con un fin moral, de promover la
armonía de los seres humanos y lograr acuerdos que, se puede decir, este es un punto
crucial y vital de la comunicación. Sin acuerdos de mutuo consentimiento, no hay
funcionalidad en la comunicación. De ahí se ve lo importante que es una reflexión
sobre los aspectos disfuncionales de la comunicación y a la vez de aquellos que son
funcionales, para promover la armonía y acuerdo en las relaciones humanas.
Para ir un poco más a lo concreto, ¿qué tipo de comunicación se puede tomar como
disfuncional, y por tanto, objeto de la reflexión ética? Los estudiosos han encontrado
que existe un tipo de comunicación llamada “indirecta”. Este tipo de mensaje en la
comunicación hace referencia a que las personas no hablan claramente y de forma
directa con quien deberían hacerlo, recurriendo en este caso a un tercero que vendría a
ser el medio, disfuncional por cierto, de comunicación. Un ejemplo sencillo es cuando
una persona encuentra un lugar desordenado, en el trabajo o la casa, y, estando presente
el responsable de dicho desorden, lanza frases como “no sé como es posible que alguien
pueda estar en este desorden”, o “si no soy yo quien procura el orden en este lugar,
nadie más es capaz de hacerlo…”
¿Está la comunicación indirecta carente de ética? Si volvemos a la definición de que la
ética es la reflexión de lo moral y que ésta, a su vez, procura dictar normas específicas
de conducta que ayuden a la buena convivencia, debemos concluir que sí, este tipo de
comunicación no se basa en la ética. Antes, para que ello pueda darse, los estudiosos
sugieren que toda comunicación debe ser clara y directa. ¿Qué significa esto? Por
claridad se refiere al hecho de que el mensaje diga lo que tiene que decir; sin palabras
rebuscadas y sin rodeos. Tomando el ejemplo anterior, si una persona encuentra un
lugar desordenado y esto le afecta, podría decir “creo que en este lugar con cosas fuera
de orden, no me es posible trabajar”. El mensaje ético debe ser claro, debe dejar ver lo
esencial de la comunicación, el objetivo para lo cual se comunica, que en este caso es
declarar que hay un desorden en un lugar específico.
También se dice que una comunicación ética debe ser directa. Esto es, referirse a la
persona específica que es el objeto de la comunicación. No se deben usar de terceros o
hablar “al aire” (aunque tal cosa no existe), ni tampoco hablar de forma indirecta para
que el afectado entienda. Una comunicación ética es directa, se dirige a la persona
involucrada en el proceso. En el ejemplo anterior, la persona afectada por el desorden
va con compañero y puede decirle “Roberto, me parece que en este lugar con cosas
fuera de orden, no me es posible trabajar”. Un mensaje ético es uno que identifica al
receptor (Roberto) y el contenido (cosas fuera de orden).
Otro tipo de comunicación que se identifica como disfuncional es la de doble vínculo.
En ésta, el mensaje se “enmascara” en un tono de voz gentil, aunque su contenido no lo
sea. También, puede enmascararse una conducta hostil, en un gesto aparentemente
amable. Por ejemplo, en el caso tratado, la persona afectada por el desorden provocado
por Roberto, podría tomar las cosas fuera de lugar y llevárselas al receptor de la
comunicación con una frase así “creo que estas cosas se salieron de su lugar y no quise
que se te perdieran….” O, usando sólo de una comunicación oral bien podría decir “me
parece que hubo mucho aire en la oficina y esto provoco desorden en este lugar”. En
este caso, a un mensaje enmascaradamente hostil, se agrega un metamensaje, es decir,
palabras que dejan ver algo más allá de las palabras. En este caso, no es de esperar que
haya habido mucho viento en una oficina; el mensaje es que existe desorden en un lugar
y esto está causando molestia.
¿Cómo aborda la ética de la comunicación a los mensajes enmascarados? Retomemos
la idea de una comunicación clara y directa, pero sumemos el aspecto de sencillez. Un
mensaje claro y directo es sencillo y eso lo hace ser un mensaje ético, que cumple la
función de promover el entendimiento y no la agresión enmascarada, como en el caso
del ejemplo anterior. Usando de ética en esta situación, una comunicación funcional
podría ser la siguiente: “Roberto, en tu lugar hay cosas fuera de orden que no permiten
trabajar. ¿Me permitís arreglarlas para poder iniciar mis labores?”. El mensaje es claro
y sencillo: hay desorden, no puedo trabajar, y yo puedo arreglarlo. La comunicación
ética y funcional acá busca no sólo el entendimiento, sino la armonía. En ningún
momento se falto al respeto, ni se dio un mensaje enmascarado o metamensaje. La
comunicación fue sencilla.
Un tercer tipo de comunicación disfuncional, y por tanto, objeto de la reflexión ética es
la de mensajes contradictorios. Este tipo un mensaje o gesto aparentemente amable
puede estar enmascarando una conducta (o mensaje) hostil. En este tipo de
comunicación no hay congruencia entre palabras y conducta y el mensaje enviado por
cada uno de los aspectos, es contrario al otro. En el ejemplo anterior, la persona
afectada podría hacer lo siguiente, en una comunicación disfuncional: Ve el desorden
en el lugar de Roberto, nota que esto le afecta. Entonces busca a Roberto lo toma con
fuerza del brazo y lo atrae hacia el lugar desordenado, con un mensaje así “compañerito,
muy buen día, te quise traer aquí (al lugar de trabajo desordenado). Compañerito
apreciado, ¿ves algo fuera de orden?” El tono aparentemente gentil de las palabras y los
diminutivos usados enmascaran una hostilidad, causada por la molestia del desorden
que le afecta. Una comunicación ética que busca la armonía y el entendimiento, usa de
claridad, es directa, sencilla y además sin carga emocional negativa. Una comunicación
fuera de ética es aquella en donde afloran las emociones negativas y esto afecta la
conducta, gestos y palabras. Una comunicación de este tipo es disfuncional porque no
provee la armonía ni el entendimiento claro y sencillo. La comunicación ética busca la
claridad, sencillez y la no agresión al otro. Sólo así se puede generar relaciones
humanas gratificantes en plazo inmediato y a largo plazo.
Aspectos clave de una ética en la comunicación funcional
Hemos anotado que la comunicación es funcional en tanto cumple su función
primordial, a saber, un intercambio de información que facilite la integración humana,
la armonía y la claridad del mensaje. En el plano psicológico, la comunicación
funcional se refiere a la creación de un ambiente gratificante, además de lo dicho antes.
Se ha expuesto aspectos de la disfuncionalidad en la comunicación. Ahora bien, la
contraparte es la funcionalidad, que es el fin primordial de este apartado del presente
ensayo. Dado que, como anota Watzlawick, et al, (1985) en la comunicación incide no
sólo el habla sino también la conducta, y a la vez, todo aspecto comunicacional afecta la
conducta3, es de vital importancia lograr la funcionalidad en este proceso básico y vital
de la relación humana.
En principio diremos que una comunicación funcional es veraz. Se puede pensar que
toda comunicación, por el hecho de llevar un mensaje, refleja la realidad. Esto no
necesariamente es cierto. Cuando anotamos que la comunicación es veraz es
precisamente el aspecto de reflejar la realidad a la que se nos refiere. La funcionalidad
en este aspecto se refiere a que la comunicación refleje el fondo verdadero del mensaje,
sin encubrimientos ni enmascaramientos. A la vez, en su repercusión psicológica, la
comunicación funcional veraz debe dejar ver la realidad de los sentimientos que tiene en
su trasfondo. Este aspecto es de vital importancia, sobre todo en nuestra época
moderna, en donde suponemos que una ética de la conducta es “parecer” amable todo el
tiempo, sin dejar constancia de los verdaderos pensamientos y sentimientos. A una
persona que tiene la capacidad de decir o mostrar, sin extremos, la realidad de la
posición, algunas veces se le suele tildar de “mal educada”, “desubicada”, entre otros.
Si retomamos el ejemplo anterior, en donde la persona afectada por el desorden de
Roberto, siente incomodo por tal situación, no sólo en el plano psicológico, sino físico,
dado que este desorden le afecta en su puesto de trabajo, preguntemos ¿cómo funciona
aquí una comunicación funcional veraz? Se ha anotado que la comunicación debe ser
clara, directa y sencilla. A esto, sumemos la veracidad. Pero, aún más, recordemos que
una comunicación funcional tampoco conlleva una carga emocional negativa. Si
sumamos esto, ¿cómo debería reaccionar nuestro afectado? La respuesta es clara:
“Roberto, noto que hay varias cosas en desorden en tu lugar de trabajo, y esto afecta que
pueda iniciar mis labores. No soy partidario del desorden en el lugar de trabajo, por lo
que te pido de favor si pudieras ordenar. Así yo puedo iniciar mis labores. ¿Necesitas
3 Watzlawick, Paul, Janet Helmick Beavin, Don D. Jackson: Teoría de la comunicación humana. Herder, 1985. Pp. 24.
ayuda, así lo hacemos más rápido?” Este ejemplo reúne los aspectos mencionados a la
vez que deja ver claramente la molestia de la persona afectada. Tampoco se puede decir
que este mensaje tenga una carga negativa; tan sólo ha dejado ver su punto y pide una
acción pronta, y aún más, está dispuesto a ayudar para solucionar el problema y
avanzar. Una reflexión ética sobre la respuesta nos dice que la comunicación ha sido
certera y veraz; no ha encubierto nada, al contrario, es clara.
Un segundo aspecto a considerar en la ética de la comunicación funcional es la claridad
del mensaje. Algo se ha anotado al respecto, con el tema de mensajes de doble vínculo,
o enmascarados. Por claridad, se quiere denotar en este punto, un mensaje sin palabras
de doble sentido, o sentido denigrante. Esto no estaría acorde a una ética de la
comunicación, dado que hemos anotado que no debería tener nuestro mensaje una carga
emocional negativa y también la moral nos dicta que no se debe faltar al respecto a
nadie. Esto es válido y cierto, pues se busca que la comunicación integre la armonía y
el entendimiento. En nuestro mundo moderno, con una distorsión de la ética verdadera,
creemos que al “suavizar” nuestras palabras promovemos las buenas relaciones. A casi
nadie escapa un mensaje que se quiere “suavizar”, dado que cualquier persona sensata
puede entender el fondo emocional de un mensaje disfrazado. Un ejemplo de mensaje
sin claridad, tomando el ejemplo de costumbre, puede ser el siguiente: “Compañerito,
tal parece que en tu lugar de trabajo hubo una pelea de perros, ¿se te perdió el bote de
basura?” Aquí el mensaje adolece de claridad, además que usa expresiones con doble
sentido y con sentido denigrante. ¿Quién puede creer que una oficina hubo una pelea de
perros? ¿Acaso las cosas del escritorio de Roberto son dignas de un bote de basura? Se
denigra la claridad y a la persona. Es un mensaje carente de moral y de ética; el cual no
promueve las buenas relaciones y el entendimiento, dado que ni siquiera deja ver que tal
desorden le afecta su inicio de labores.
Un tercer aspecto a considerar en una ética de la comunicación funcional es la
congruencia del mensaje. Si retomamos la idea de Watzlawick de que toda
comunicación verbal afecta la conducta, y viceversa; podríamos relacionarlo al hecho de
que muchas veces las palabras, el mensaje, no coincide con el tono de voz y con la
expresión física (facial, corporal). Algo hemos anotado al respecto, con el mensaje
siguiente: El compañero afectado ve el desorden en el lugar de Roberto, nota que esto
le afecta. Entonces busca a Roberto lo toma con fuerza del brazo y lo atrae hacia el
lugar desordenado, con un mensaje así “compañerito, muy buen día, te quise traer aquí
(al lugar de trabajo desordenado). Compañerito apreciado, ¿ves algo fuera de orden?”
Es una situación en donde no se ha seguido un lineamiento de reflexión ética, pues el
tono aparentemente amable de las palabras no coincide con la agresión de tomar por el
brazo fuertemente a otra persona. No hay razón para la agresión, pues el mensaje oral
debería ser suficiente, si integra los aspectos éticos que hemos mencionado. Además,
no hay congruencia con la situación, pues el compañero afectado no es claro en su
mensaje, ¿a qué se refiere con que si veo algo fuera de orden? Bien pudiera suceder que
para Roberto la situación no sea de extremo desorden, por lo que no capte el fondo del
mensaje. Una comunicación ética debe integrar todos los canales del mensaje
comunicacional: palabra, gestos, uso del cuerpo, tono de voz. Todo debe ir de la mano
con la claridad del mensaje; dado que los aspectos mencionados deben confirmar el
mensaje.
¿Cómo integrar ética y funcionalidad en la comunicación?
En realidad, la mayor parte de la respuesta a esta pregunta la hemos venido
desarrollando en cada apartado. Bastaría hacer la mención de que la integración entre
ética y comunicación funcional es de vital importancia, siendo este último proceso uno
básico para las relaciones humanas. Si tal como mencionan Cortina y Martínez (2012)
la ética es normativa de forma indirecta; es decir, su quehacer reflexivo sobre la moral
al final dicta las formas en que los humanos debiéramos relacionarnos, un elemento
básico de la comunicación con fundamento ético es precisamente eso, propiciar la
integración de las personas y lograr el entendimiento. Reflexionando sobre el
significado de esto, es importante anotar que nuestro mundo moderno, con su afán y
énfasis en la apariencia y en la buena imagen, propicia un pseudoentendimiento e
integración aparente de las personas, pues muchas veces la comunicación veraz y clara
se ve sacrificada por una aparente “buena educación o buenas costumbres” que no dejan
ver claramente un mensaje o los sentimientos reales que deben reflejarse en una
comunicación efectivo y funcional. Esto es lo que en palabras de Zygmunt Bauman
(Ética Posmoderna) corresponde a las técnicas de desencuentro e indiferencia cortés,
con el propósito de propiciar una distancia o espaciamiento social entre las personas.
La comunicación ética pretende el acercamiento y esto será posible, desde una
perspectiva psicológica, si los demás perciben veracidad y claridad en nuestro mensaje.
Una comunicación funcional con fundamento ético siempre será clara en su contenido y
eficaz en lograr el objetivo de entendimiento. Apelando a lo que Bauman comenta en
su libro, esto significa dejar de considerar el otro, aún cuando no lo conozcamos, como
un extraño, sino una persona que al igual que yo tiene algo que decir y mejor si esto se
hace claramente y con veracidad; es decir, con verdad, no tergiversando el contenido,
las palabras o el tono de las mismas.
Otro de los aspectos clave en la integración de la reflexión ética con la comunicación
efectiva o funcional, es la sencillez y congruencia del mensaje, sin enmascarar su real
contenido y forma. Debemos recordar que la teoría de la comunicación nos dice que
una cosa es el contenido y otra la forma del mensaje. Muchas veces, usando de una
forma ambivalente de comunicación, nuestro mensaje (contenido) es uno, lo cual no
coincide con la forma en que lo expresamos, ya sea ésta verbal, física o, aún más, la
integración de ambas formas. Retomemos uno de los ejemplos de los compañeros de
trabajo, en donde Roberto es enfrentado con un tono gentil de voz, pero a la vez es
agredido físicamente, al ser sujetado con fuerza por el brazo. ¿Hay congruencia en la
comunicación? No la hay. Una comunicación ética siempre integrara mensaje, forma y
expresión personal, la cual incluye tanto el tono de voz, como los gestos, palabras
usadas y posiciones físicas. Nuestra comunicación debe lograr el objetivo de integrar a
las personas en un objetivo común, propiciado por el mensaje; a la vez, que debe
procurar y lograr el entendimiento en las relaciones humanas, no el enfrentamiento o
duda.
Y, por último, una comunicación ética debe ser íntegra, en el aspecto moral. No debe
llevar consigo un doble mensaje, o de doble vínculo como lo llaman los expertos.
Tampoco hay lugar para las expresiones que se presten para la denigración de las
personas, sus pensamientos o creencias. Un mensaje evita de ser de doble vínculo
cuando practica la integridad, es decir, el respeto por la persona, conjugado con la
claridad del mensaje. Una comunicación de doble vínculo o doble sentido
(metamensaje) es aquel que cierto hombre le expresa a una compañera de trabajo,
cuando la califica de llegar “semidesnuda” por el hecho de usar un vestido con cierto
escote en la espalda. ¿Hay mensaje de doble sentido? Sí lo hay, al querer decir que
poco falta para que la compañera llegue sin atuendo al trabajo. La ética en la
comunicación apunta a la integridad del mensaje y la claridad en el mismo, no a la
crítica o denigrante comentario por la forma de vestir. Volvemos al tema, de que la
comunicación ética busca el buen entendimiento y la integración humana, así logrará ser
funcional, versus disfuncional. Sólo así se logrará la veracidad y la integridad misma en
las relaciones diarias y propiciará, a la vez, mayor entendimiento, cooperación y
confianza entre las personas.