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Antología de relatos de terror escritos por los alumnos de 3º de la ESO del instituto San Isidro de Azuqueca de Henares (España)

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ATERRORIZATE

IES S. ISIDROCURSO 2010-2011

3º ESO

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Dedicado a Eva, nuestra bibliotecarIa, que con sus trabajos y desvelos nos descubre

nuevas experiencias lectoras y nos acerca al mundo del cuento y del libro.

MIL GRACIAS

PRÓLOGO

¿Cuál es el resorte escondido en lo más profundo de nuestro cerebro que nos hace sentir una atracción inevitable hacia lo terrorífico?Desde pequeños nos apasiona escuchar relatos de misterio y terror que nos transportan, a veces a mundos lejanos y desconocidos, mientras que en otras ocasiones nos hacen dudar de los objetos más cotidianos de nuestro entorno. Un animal doméstico, una casa en ruinas, una ancianita o nuestro mejor amigo se pueden transformar por obra y magia de la imaginación en elementos capaces de desencadenar las sensaciones más terroríficas.Quizás Freud tuviera razón y el eros y el tantos dominan nuestra psique, quizás sea el gusto por huir de lo habitual, de lo prosaico, lo que nos hace fantasear con mundos en los que las leyes lógicas y la razón no lo explican todo.Poe, Lovecraft, Guy de Maupassant, Mary Shelley, Emilia Pardo Bazán, Horacio Quiroga, Bécquer… se convierten en traductores de nuestras ficciones, de nuestros desvelos… Ahora, nosotros, alumnos de 3º de ESO y PCPI, tomamos la palabra y traducimos nuestros miedos y horrores en esta humilde colección de relatos que os ofrecemos. En ellos encontraréis los típicos psicópatas asesinos, también las casas encantadas, los objetos malditos, las leyendas macabras, los animales míticos o los clásicos vampiros. Esperamos provocar más de una crepitación en vuestros corazones y algún que otro escalofrío. Se recomienda la lectura de estos relatos en lugares oscuros, al llegar a la medianoche. DISFRUTAD Y ATERRORIZAOS

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SHAMAIN

Rodrigo Plaza Serrano

31 de Octubre de 2010Eran las ocho y media de la tarde, paré mi coche en los aparcamientos del reformado castillo, ahora convertido en casa rural en el pequeño pueblo de Castellterçol, a las afueras de Barcelona. Hoy habíamos quedado en reunirnos para celebrar la noche de Halloween Sara, Jordi, Daniela y yo, Leo. Éramos amigos de toda la vida y habíamos estudiado juntos, las últimas noches de Halloween las habíamos pasado juntos por lo que ya lo habíamos convertido en una tradición.Habíamos elegido esta casa rural porque tenía un oscuro pasado, antaño era un castillo. Cuentan las leyendas que en la época de la Reconquista, la princesa se enamoró de un general árabe; el rey, padre de la princesa, se enteró del romance y no lo toleró. Encerró a la princesa y a su amado en una habitación del castillo y tapió la puerta y en su interior los dejó morir. Dicen que todavía pueden escucharse los lamentos de la princesa y su amado agonizando. Por ese motivo decidimos alquilar una habitación en aquella casa rural, pensamos que era un buen sitio para pasar Halloween.Salí de mi coche, hacía frío, abrí la gran puerta y entré en la recepción de la casa, allí estaban esperando Sara y Jordi, pero no había ni rastro de Daniela.Sara tenía veintiséis años, era de baja estatura y tenía el pelo castaño, un carácter muy extrovertido y la conocía desde hacía más de veinte años, desde pequeños, fuimos al mismo colegio. A Jordi lo conocía desde hacía diez años más o menos, coincidimos en el instituto y desde entonces éramos muy buenos amigos, fuimos vecinos durante unos años pero me mudé; él era alto y rubio y tenía rasgos nórdicos, le apasionaban los temas esotéricos.

- Hola, ¿Qué tal?- Bien, contestaron al unísono.- ¿Qué? ¿Preparados para una noche terrorífica?- Sí, verás tengo una sorpresa, dijo Jordi con tono misterioso.

Entonces apareció por la puerta Daniela, venía vestida completamente de negro, llevaba un vestido corto que resaltaba con su pelo rubio platino, la conocía desde hacía mucho tiempo, sus padres eran amigos de los míos por lo que desde niños habíamos tenido mucha relación.

- Hola chicos, bueno, ¿Vamos a nuestra habitación?- Venga vamos.

Nuestra habitación estaba al fondo de un largo pasillo en la segunda planta de la casa, según las indicaciones de la recepción, cuando aún era un castillo esa habitación correspondía a un torreón.La decoración de la casa era medieval, tenía paredes de piedra y vigas de madera, también había armaduras y ventanas pequeñas.Nuestra habitación, aunque realmente eran tres habitaciones contiguas, estaba decorada acorde al resto del reformado castillo, aunque contaba con todas las comodidades de las que se pueden disponer en pleno siglo XXI, tenía chimenea, luz eléctrica, un baño, calefacción…

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A las once en punto comenzamos a hacer las típicas cosas de una noche de Halloween, por ejemplo a contar relatos de terror. Daniela fue la primera en romper el hielo, contó la tradicional historia del Monte de las Ánimas.“… Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche...” Esa historia siempre me había gustado y Daniela era una experta a la hora de contra relatos de terror. Luego la sucedieron las historias de los demás.Cerca de la medianoche Sara tuvo una idea, hacer una queimada, había traído de su casa los ingredientes, por lo que no tuvimos ningún problema. Recitamos al unísono el conjuro:

Búhos, lechuzas, sapos y brujas. Demonios maléficos y diablos, espíritus de las nevadas vegas. Cuervos, salamandras y meigas, hechizos de las curanderas.

Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y de alimañas. Fuego de las almas en pena, mal de ojo, negros hechizos, olor de los muertos,

truenos y rayos…- Ésta es la sorpresa que tenía preparada, dijo Jordi mientras nos

mostraba a todos un tablero de ouija.- No se… no me parece una buena idea, advirtió Sara.- ¡Venga! Si no pasa nada…, insitió Jordi.

Después de un pequeño debate acabamos aceptando realizar la ouija, en fin, qué podía ocurrir…Había traído el equipamiento esotérico entero, velas, incienso, el tablero, el vaso. Con las luces apagadas y solamente alumbrados con la luz de las velas negras y el aroma de los inciensos empezamos.Nos situamos en círculo alrededor del tablero, Jordi nos dijo que repitiéramos estas palabras antes de comenzar la sesión: Este es mi tablero y mi mente domina sobre él, adquiero este tablero para ejercitar mi mente, usaré este tablero con respeto, sin devoción ni dogma, usaré este tablero con fines positivos, este tablero nunca será negativo para mí. Durante la sesión no debíamos tener las piernas cruzadas. Colocamos los dedos índice y corazón sobre el vaso de cristal. El ambiente estaba en tensión, los nervios me inundaban… nunca había creído en estos temas, pero aun así tenía reparos. Jordi comenzó la sesión.

- ¿Hay alguien ahí?, preguntó- … No hubo respuesta.

En aquel instante el vaso comenzó a moverse, yo me quedé anonadado, el vaso quedó sobre el “SÍ” del tablero. No me lo podía creer, debía de ser una broma de Jordi, no podía ser cierto. Nos quedamos mirándonos los unos a los otros.

- ¿Hay alguno de nosotros que te moleste con su presencia?, preguntó.

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Y el vaso de nuevo comenzó a moverse, no podía ser cierto, no podía estar pasando, debía de ser autosugestión. El vaso se situó sobre el “NO”.

- ¿Eres un espíritu maligno o benigno? No se produjo ningún movimiento. La tensión era cada vez mayor. Me dio la impresión de que la temperatura había descendido. Jordi repitió la pregunta.

- ¿Eres un espíritu maligno o benigno?El vaso comenzó a moverse, M-A-L-I-G-N-O, todos lanzamos una exclamación. Sara retiró el dedo del vaso inmediatamente.

- Parar ya, dejarlo, en serio, no me gusta nada, joder, dijo Sara.- Joder, Sara, si no quieres participar no lo hagas, pero no cortes el rollo,

amenazó Jordi.En aquel instante un cuadro se descolgó de la pared y cayó rompiéndose el cristal. Las velas titilantes se apagaron y el tablero comenzó a arder, todos retiramos las manos mientras que el tablero se consumía entre las llamas. El fuego comenzó a dibujar letras en el suelo, ponía: C-I-N-C-O-D-Í-A-S. Entonces las llamas se apagaron pero escrito en letras cenicientas sobre el suelo ponía CINCODÍAS. Mientras, todos gritábamos aterrorizados y muertos de miedo. Cuando todo se quedó en calma nosotros estábamos de pie pegados a una pared.

- ¿Qué ha pasado? ¡Jordi si esto lo tenías preparado dilo porque no me hace ni pizca de gracia!, dije.

- ¡Qué yo no he hecho nada, joder!, espetó enfadado Jordi.- Ves, os dije que no lo hiciésemos, que no era buena idea, pero claro no

me hicisteis caso, recordó Sara.- ¿Y ahora qué hacemos? Porque yo después de esto no me duermo…

-advirtió Daniela.- En serio, no puede ser cierto, no, no tiene ninguna lógica… -dije yo

incrédulo.- Los espíritus no son cosa de lógica, por eso os supliqué que no lo

hicierais, pero claro, a mí no me hacéis caso…, insitió Sara.Así continuamos durante varias horas con esa estúpida discusión que no llevaba a ninguna parte, ya que lo hecho, hecho estaba. Aquella noche nos metimos en nuestras camas pero ninguno durmió, por mi mente rondaban las imágenes del tablero en llamas… y el mensaje, cinco días, ¿Cinco días para qué? Lo había visto con mis propios ojos y Jordi nos juró que él no había tenido nada que ver con esto… ¡Ojala lo hubiera planeado él y todo esto fuera un truco! Pero no… esto que había sucedido era real… por mucho que nos pesara.

1 de Noviembre de 2010. Primer día.

La claridad del nuevo día entró por el hueco de las cortinas, por fin era de día… había pasado una noche terrible, nadie durmió, normal. Bajamos a desayunar al gran comedor situado en la planta baja, al lado de la recepción.Después de desayunar decidimos volver cada uno a su casa, ya que al día siguiente teníamos que trabajar.

- Bueno, yo ya me voy, tengo que hacer bastante trabajo. –dijo Sara

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Se la notaba enfadada, normal, ella dijo que no hiciéramos la ouija pero nadie le hizo caso…

Sara:Me subí en mi Opel Corsa, yo vivía en el pueblo de Calders, antes vivía en Barcelona, pero la ciudad me agobiaba, por lo que decidí trasladarme a este pequeño pueblo. Como siempre me gustó la naturaleza, monté un vivero, y tenía mucho éxito, ya que la principal actividad económica allí era la agricultura.Me despedí de ellos agitando la mano y comencé el trayecto, para llegar tenía que ir en dirección contraria a Barcelona. Era una carretera comarcal por lo que solo tenía un carril para cada sentido. Alrededor solo había un tupido y oscuro pinar. Mientras conducía comencé a pensar en lo que había ocurrido la pasada noche, me estremecí de miedo, había cosas que era mejor no jugar con ellas, pero claro, a mí no me hacen caso, y mira que se lo repetí, pero nada, luego vienen las consecuencias. Cinco días… dudaba que pasara algo, pero tenía miedo. Iba tan absorta en mis pensamientos que no vi como un gran ciervo se acercaba corriendo hacia mi coche, cuando lo vi ya era demasiado tarde, el choque fue fulminante, se estrelló contra la luna del coche que comenzó a derrapar, giró sobre sí mismo y me salí de la carretera, comenzó a rodar barranco a bajo y mi cuerpo comenzó a ser zarandeado con violencia. Al final el coche se paró en el fondo del barranco, quedé sepultada entre los pinos y los matorrales, tenía el cuerpo muy magullado y sangraba por la cabeza, me dolía al respirar. Me miré el pecho y vi que una barra de hierro me había atravesado el pecho, este era mi fin. La sangre salía a borbotones y las únicas palabras que podía articular eran unos suspiros inaudibles. Entonces morí.

2 de Noviembre de 2010. Segundo día.Jordi:Llegué puntual al trabajo, era ingeniero en las obras del AVE en Barcelona, estábamos acabando el proyecto, el túnel principal ya estaba completado, quedaba por terminar la nueva estación. Aparqué mi coche en el parking subterráneo de la empresa y me dispuse a supervisar las obras. Tuvimos muchos problemas durante la construcción de la línea del AVE, pero completamos la construcción en los plazos fijados y ya solo quedaba terminarlo, las obras iban a buen ritmo; en dos meses lo vería acabado. Todavía pensaba en lo que ocurrió el domingo con la Ouija, pero no lo quería dar mucha importancia, lo mejor con estas cosas es no obsesionarse. Siempre me habían gustado estos temas pero nunca había vivido una experiencia tan paranormal.Ya eran las nueve de la noche, ya acababa mi jornada de trabajo, tomé el ascensor que bajaba al parking. Mientras bajaba el ascensor se quedó parado, las luces empezaron a titilar y a mí me comenzó a entrar el pánico. Pulsé reiteradas veces el botón del sótano dos y a los pocos instantes el ascensor se volvió a poner en marcha. El sótano estaba completamente vacío, se oía el goteo del agua en alguna parte, me vino a la mente el tablero de ouija ardiendo y sentí miedo, hacía frio. Me dirigí hacia mi coche, un Audi t4, intenté abrir la puerta con el mando a distancia pero no funcionó, de repente sentí un aliento pútrido y el frío heló mis huesos. Me iba a girar cuando un golpe en la cabeza me lanzó contra el suelo, intenté levantarme pero las extremidades no me respondían, una fuerza

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desconocida me levantó y me estampó contra una columna del parking, sentí la sangre correr sobre mi piel, estaba muy dolorido, mis ojos se fueron cerrando mientras mi vida se escapaba poco a poco.

3 de Noviembre de 2010. Tercer día.Daniela:Yo estudiaba pintura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Cataluña por la mañana y por la tarde trabajaba en un bar en el pueblo costero de Calella. Acababa de salir de la facultad, me metí en una boca de metro, y me dirigí a la estación de Sants. La estación estaba llena de gente, no cabía ni un alfiler.Saqué un ticket de cercanías y me senté en un banco en el andén correspondiente. Calella estaba situado a unos 50 kilómetros de Barcelona y era allí donde vivían mis padres.El tren se iba llenando de gente, por lo que me quedé de pie, el trayecto duraba una hora por lo que me puse a escuchar música. Ahora ya estaba más tranquila, desde que pasó lo de la ouija había tenido los nervios a flor de piel, pero poco a poco me había ido calmando, pensándolo fríamente, era una estupidez; además, no había recibido malas noticias de los demás, por lo que supuse que no les habría pasado nada malo, lo mejor era olvidar lo sucedido y ya está.“Próxima parada, Calella” Me quité los auriculares y guardé mi iPod en el bolso, a lo lejos vi el pueblo, la gente se apelotonó alrededor de la puerta.La puerta se abrió, la gente comenzó a salir en tropel y yo me esperé a que salieran todos, cuando estaba saliendo la puerta se cerró y pilló mi pelo y mi chaqueta, grité e intenté apretar el botón de apertura de la puerta, pero no conseguí alcanzarlo. El tren comenzó a andar y yo gritaba cada vez con más fuerza, una señora trató de liberarme pero el tren ya estaba saliendo de la estación, comenzó a arrastrarme por el suelo, el dolor era insoportable, se me saltaban las lágrimas y gritaba cada vez más, tenía los pantalones empapados de sangre. La chaqueta se rajó y empecé a rodar sobre la vía, no me podía mover, estaba sangrando y me dolía todo el cuerpo, especialmente la pierna, seguramente me la habría roto, iba a morir. A lo lejos escuché el ruido de otro tren, ya estaba, este era mi final. Cuando me quise dar cuenta el tren pasó sobre mí, llevándome por delante.

4 de Noviembre de 2010. Cuarto día.Leo:Fui como todos los días a trabajar a pie, es la ventaja de vivir cerca del trabajo. Era programador informático, trabajaba en una conocida compañía de ordenadores. Desde que hicimos la ouija no había dormido realmente bien y estaba de peor humor, seguramente era una tontería, no había recibido malas noticias de ellos, por lo que supuse que estarían bien, lo mejor era olvidar lo sucedido y no pensar en ello.Mientras iba absorto en mis pensamientos mi teléfono móvil comenzó a vibrar, miré la pantalla, era Alejandro, un compañero de universidad que vivía en Madrid. Lo descolgué.

- ¿Hola?- Hola tío ¿Qué tal?

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- Bien jajaja ¿Y qué querías?- Pues decirte que mañana me voy a pasar a hacerte una visita, que hace

una eternidad que no nos vemos.- ¿Mañana? Me parece genial.- Pues eso, dime dónde vives.- Vale, Carrer de la Unió número 40 segundo A.- Muy bien, llegaré por la mañana temprano.- ¿Y cómo vienes?- Pues en avión, espero que me enseñes la ciudad, que yo nunca he

estado en Barcelona.- Sí, te la enseñaré.- Bueno hasta mañana.- Adiós.

Me entusiasmó la visita de Alejandro, por lo que me puse a pensar en los lugares de Barcelona que le iba a enseñar, empezaríamos con el parque Güell, luego visitaríamos la Sagrada Familia, la rambla, el puerto, el estadio del Barça, el puerto, la playa… para terminar la visita en el monte del Tibidabo, tiene un gran atractivo turístico ya que desde arriba se ve una panorámica total de la ciudad de Barcelona, además tiene un parque de atracciones. Para subir al Tibidabo hay que utilizar el funicular, que es un tipo especial de ferrocarril utilizado para las grandes pendientes, va enganchado con raíles y con un cable de acero. Supuse que le gustaría la visita.

5 de Noviembre de 2010. Quinto día.Me levanté a las siete de la mañana, ya que tenía que ir a recoger a Alejandro al aeropuerto. Estaba tomando el desayuno cuando el teléfono fijo comenzó a sonar, supuse que sería mi madre, ya que era la única que me llamaba al fijo, pero no, en la pantalla ponía Sara. Lo cogí.

- ¿Sí? –pregunté.- …(respiración)- ¿Quién es?- Soy…Sara… no…no…vayas al tibi…Tibidabo. –se la escuchaba

entrecortada, con la voz quebrada y como a lo lejos, era un susurro.- ¿Sara estás bien? ¿Por qué no voy a ir al Tibidabo?- …- ¿Sara?

No hubo respuesta. Colgué el teléfono y la llamé yo, nada, tenía el móvil apagado… me empecé a preocupar… hoy era el quinto día… no quería pensar en ello, cuanto más pensara más predispuesto estaría a que algo me ocurriera, pero aun así hice caso a mi amiga y decidí no ir al Tibidabo, más vale prevenir que curar.Recogí a Alejandro en el aeropuerto, hablamos de cómo nos iba y nos pusimos al día.Pasamos todo el día visitando los diferentes lugares de la ciudad, exceptuando el Tibidabo y comimos en un restaurante al lado del Parque Güell. Fue una

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buena tarde. Cuando anochecía dimos un paseo por el paseo marítimo y luego volvimos a mi casa.Cuando llegamos encendí la televisión y puse las noticias, me quedé helado.

En Barcelona, 30 muertos y 20 heridos al descolgarse el funicular del Tibidabo, se desconocen las causas, aunque todo apunta a un fallo mecánico. Esta semana ha sido especialmente trágica en cuanto a muertes, se han encontrado tres cadáveres que corresponden a Jordi Rodríguez Fuentes, Daniela Sábat Martin y Sara Albert Ballet, el último cuerpo fue encontrado en avanzado estado de descomposición dentro de su coche, un Opel Corsa, según las investigaciones el coche se salió de la carretera y cayó barranco abajo el lunes, según los resultados de la autopsia. En todo caso esta semana ha sido una de las más negras en la historia de Barcelona.

Me quedé blanco como la tiza, ¡habían muerto los tres!, ¡Si hubiera ido al Tibidabo yo también habría muerto! Sara no podía haberme llamado, estaba muerta… esto no podía ser una casualidad… esto era algo más… ¿Existirían realmente los espíritus?... Creo que sí, porque aunque no intenté contactar con el otro mundo, noté la presencia de Sara en más de una ocasión.

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¿PELIRROJA O ROJO SANGRE?

Sara García del Caño

Tenía por cabello una gran nube roja, los ojos marrones tan brillantes que parecían dos grandes avellanas, era pálida, como la luna llena y un puñado de pecas adornaban sus mejillas. Casandra, Cassi para su mejor amiga, Sam, y Casandra Blood (sangre en ingles debido al color de su pelo) para todos los demás.Ella lo odiaba, odiaba su pelo, se odiaba a sí misma, aunque Sam y su madre no hicieran más que repetirle lo contrario. Sam era el tipo de chica morena, alta pálida y ojos negros azabache, con la que era mejor no meterse, le habían echado del colegio más de dos veces por defender a Cassi. Sin embargo, Cassi no hacía nada por remediarlo, se limitaba a sacarse los estudios, llegar a casa y leer, esa era su mierda de vida, como ella se repetía una y otra vez a lo largo de las semanas.Era lunes y a primera hora Lisa y Sofí Sorenson, entraron por la puerta del aula de ciencias riéndose y mirando a Cassi. Eran gemelas, unas malvadas y odiosas gemelas, a las que todo el mundo aclamaba por meterse con los más débiles.De pronto Lisa exclamó: -¡Parece que le han quitado la sangre de la cara y le han empapado el pelo en ella!-, la mayoría de la clase se rió. A continuación Sofí dijo: -Sí, ¡Incluida la del cerebro!-, la clase estalló en carcajadas. -¡Yo no le veo la gracia!- grito Sam apareciendo por la puerta. -Pues parece que el resto de la clase sí, Samantha.- exclamó Lisa superficial, -¿Verdad que sí Cassi?-, preguntó maliciosamente Sofí. -¡Cállate! gritó Cassi fuera de sí, -¡Sois unas estúpidas niñas mimadas, que no tenéis nada más que hacer que meteros con la gente que es mejor que vosotras!-La clase se quedó atónita. -¡No sabes lo que dices, no me extraña que tu padre te abandonara al nacer, al ver tu asquerosa mata de pelo sangriento!-, gritó Lisa. Cassi se abalanzó sobre ella agarrándole de los pelos y dándole un puñetazo en la cara. -¡Para Cassi, ya es suficiente!-, gritó Sam agarrándole por los brazos. -¡Está loca, profesora Newman!, exclamó Lisa, sangrando por la nariz, a la profesora que junto al marco de la puerta, se había quedado de piedra. Sofí ayudó a su hermana a levantarse del suelo mientras le tendía un pañuelo. -¡Señorita Casandra!, ¿Qué es todo este alboroto?, preguntó la sorprendida profesora. Cassi cogió su mochila y salió a todo correr del colegio.Empezaba a anochecer y Cassi vagaba por el parque, tenía varias llamadas perdidas, de Sam y de su madre, pero no tenía la menor intención de llamar. Se sentó en un banco, cuando de repente vio entre los arbustos dos sombras que iban corriendo directamente a ella, cuando estuvieron un poco más cerca, pudo distinguir a las odiosas gemelas Lisa y Sofí. Cassi no lo podía creer, ¡llevaban un cuchillo! Se levantó del banco y echó a correr. Corrió y corrió sin mirar atrás, hasta que algo se le echó encima. Cassi cayó rodando por una ladera de matorral, cuando paró de rodar, se levantó dolorida y notó que algo la empujaba y cayó al suelo. Sofí le sujeto los brazos como pudo, mientras Lisa se ponía delante; -¡Nunca me volverás a humillar así, asquerosa pelo sangre!-,exclamó Lisa. Cassi empezó a dar patadas y a intentar soltarse de su opresora, mientras Lisa, se dispuso a clavarle el cuchillo -¡No, por favor no!-, gritaba Cassi. Cuando de pronto, dio una patada a la mano de

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Lisa y el cuchillo se clavó en su propio estómago, Lisa, cayó al suelo muerta.Sofí gritó de horror y comenzó a llorar -¡¡Tú, tú la has matado, tú...!!- gritaba entre sollozos. Cassi se cayó hacia atrás sobre la hierba y también comenzó a llorar. A los pocos segundos, reaccionó, se levantó y se fue corriendo. Faltaban tres calles para llegar a su casa, le flojeaban las piernas, cayó al suelo y se dislocó un tobillo, le entraron nauseas de correr tanto y vomitó. A los pocos minutos, se levantó y siguió corriendo, no sentía el dolor, estaba en una especie de shock, solo quería llegar a casa, meterse en la cama y despertar sabiendo que todo había sido un sueño.Entró en su casa, su madre, estaba dormida en el sofá, con el teléfono móvil en una mano y un pañuelo en la otra, había estado llorando. Cassi se quitó los zapatos y vio el inflamado y amoratado tobillo, tenía heridas en ambas manos y arañazos en el cuerpo, incluida la cara. Se metió en la cama, repitiéndose a sí misma que no había pasado nada de lo ocurrido, al fin se quedó dormida.De repente una extraña sensación de escalofrió, la despertó en mitad de la noche, se incorporó alarmada y feliz, porque todo había sido un sueño. Se levantó y fue al baño, encendió la luz y durante unos segundos, creyó ver reflejado en el espejo el horrible cuerpo sin vida de Lisa Sorenson, pálido y con todo el abdomen manchado de sangre. A Cassi le dio un fuerte dolor en el pecho que desapareció en unos segundos, aterrada se dio cuenta de que todo había sido real. Decidió contárselo a su madre, pero tenía la cara manchada de barro, se inclinó para lavársela en el lavabo y cuando se levantó vio el horrible rostro de Lisa que sonreía diabólicamente y le acariciaba el pelo en el espejo. Dio un grito ahogado, se giro para mirar detrás. No había nada. Volvió a mirar el espejo y antes de que le diera tiempo a reaccionar, la horrorosa aparición le agarró el pelo y le golpeó con fuerza la cabeza contra el espejo. A Cassi le sangraba la frente. Intentó correr hacia el salón o llamar a su madre, pero no pudo. Los pies se le congelaban en un terror helado y no podía gritar. A medida que el cadáver se le acercaba por el pasillo, el miedo se le clavaba como miles de agujas y le dolía. Sintió que se iba a desmayar, pero aún le quedaba una chispa cálida y brillante en su interior, por pequeña que fuera y logró dar tres pasos, pero no fueron suficientes. La aparición la arrojó al suelo, se dejó caer encima de sus costillas con las rodillas, mientras ahorcaba a Cassi con su pelo. La chispa se apagaba, mientras se le clavaban las costillas en los pulmones y estos se llenaban de sangre. Comenzó a marearse, murió, ahogada con su propio pelo.

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UNA PIEZA DE COLECCIÓN

Clara Onieva Martín

Aquella fría mañana de octubre ella salió de su casa, como siempre, hacia el instituto. Una extraña sensación la invadió a penas pisar la calle. Algo extraño e inquietante flotaba en el ambiente,… Un silencio gélido y penetrante abrumaba el aire… solo sus pasos y su eco se escuchaban por la calle. La densa neblina no la dejaba vislumbrar el final de la calle, tan solo alcanzaba a ver un gran perro negro que tenía la mirada clavada en ella. Al mirar los negros ojos del perro sintió un gran escalofrío, se quedó unos segundos paralizada y decidió seguir su camino. De pronto, el perro comenzó a correr tras ella, sin saber muy bien qué hacer salió disparada hacia el sentido contrario del perro, intentando que no la alcanzase. Se metió en pequeñas calles en las que nunca había estado se sentía desorientada y asustada no sabía dónde ir, cuando de repente sintió un fuerte golpe en la cabeza y se desmayó.Tenía un intenso dolor en la cabeza por el golpe. Todo estaba oscuro, parecía estar en una furgoneta porque oía el sonido del motor y sentía como se movía. De repente la furgoneta se paró y abrieron las puertas. Vio a un hombre calvo y algo rechoncho que tenía una cicatriz en la ceja. - Hola Cristina, al fin tengo el placer de conocerte – dijo el hombre que al parecer conocía su nombre.Cristina se intentó incorporar, pero estaba maniatada, y soltó un grito ahogado por la mordaza que tenía puesta. - No te resistas pequeña, aunque consiguieras huir no llegarías muy lejos, mejor estate tranquila, pronto acabará todo.Cristina estaba aterrada, se le escapaban lágrimas solo de pensar lo que ese hombre podría hacerle; el hombre la agarró por la cintura y la sacó de la furgoneta. En el intento de huir, Cristina dio una patada al hombre y cayó al suelo, empezó a arrastrarse, pero el hombre la agarró del pelo y la arrastró hasta una habitación pintada de blanco con una silla de dentista en el centro. El hombre agarró a Cristina, la sentó y con cinta de embalar la empezó a atar a la silla. Cristina no podía hacer nada, estaba totalmente inmóvil, aterrada por lo que estaba pasando, no se lo creía. El hombre cogió unas tijeras de una bandeja y empezó a cortar la ropa de la chica dejándola en ropa interior, una vez acabo con la ropa, se fue de la habitación sin decir una palabra y cerro con llave…Cristina no dejaba de sollozar, se había quedado sola en aquella habitación, sin saber dónde estaba, ni quién era aquel hombre, seguía con la mordaza puesta y no podía decir absolutamente nada, solo podía esperar, sin embargo se quedó dormida… Al cabo de unas tres horas Cristina escuchó el sonido a metal que provocó la cerradura y se despertó e intentó gritar, pero había olvidado lo de la mordaza. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba completamente desnuda y que tenía marcas de rotulador por todo el cuerpo, como si se tratara de marcas para una operación. El hombre entró de repente con un bisturí, una especie de camisón lleno de sangre y una mascarilla, entonces empezó a hablar: - ¡Oh! Cristina, veo que ya te has despertado… no quiero ser descortés, me presentaré, mi nombre es Adam, llevo estudiándote desde hace ocho meses, eres una estudiante modélica, una chica sana, con un buen físico, a tus dieciséis años no tienes

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ninguna enfermedad y… he decidido, que serás mi próxima “muñeca…”-¡¿Cómo!? Usted está enfermo– interrumpió Cristina histérica que entre tanto se había quitado la mordaza- ¡suélteme!- ¡Shhh!- dijo Adam poniéndole el dedo índice sobre los labios- no te dolerá nada, un pinchazo y no volverás a abrir los ojos pequeña…Sin pensarlo dos veces Cristina levantó la pierna y le asestó una patada fulminante a Adam en la cabeza y cayó, golpeándose contra la mesa y quedando así inconsciente, Cristina empezó a agitar las muñecas bruscamente consiguiendo soltarse de la cinta de embalar y se intentó incorporar. Las piernas le fallaban y se cayó al suelo, pero le dio igual, se empezó a arrastrar consiguiendo salir de la habitación. Cogió una toalla manchada de sangre y se la puso alrededor del cuerpo para así taparse. Se encontraba en una especie de taller vacío, aunque con herramientas en las paredes, aun había luz fuera; de repente, Cristina oyó un ruido en otra habitación contigua a la blanca, la puerta estaba entreabierta y Cristina pudo ver una tez pálida, con unos ojos negros y un pelo oscuro a través de una rendija. La puerta se abrió bruscamente y en un abrir y cerrar de ojos Cristina tenía a apenas cinco centímetros a una chica de aproximadamente su edad pero totalmente pálida. La mirada de aquella “cosa” se clavó en Cristina dejándola paralizada por el miedo. Unos ojos tan bonitos y a la vez tan vacíos, la mirada perdida, Cristina se dio cuenta de que sus extremidades estaban cosidas a su tronco… algo estaba claro, no era humana. Cristina se incorporó como pudo y se puso a correr sin mirar atrás. Salió de aquel taller y sin darse cuenta se hallaba ya a unos dos kilómetros de aquel lugar.se dio cuenta de que se encontraba a apenas tres manzanas de su casa, pero en un lugar donde ella pocas veces había estado. No había comido nada en todo el día, no tenía energías, pero aun así el miedo que tenía la obligaba a correr, empezaba a sentirse agotada, estaba a un kilómetro de su barrio. Cuando, de repente, delante suya, apareció aquel perro grande y negro, se la quedó mirando y empezó a correr detrás de ella. No entendía nada, estaba desorientada y confundida, se desplomó y quedó inconsciente…Cristina abrió los ojos, una intensa luz la cegaba y un aparato para respirar le tapaba la boca, estaba tumbada, probablemente en una mesa de operaciones en un hospital, no escuchaba nada, estaba sedada y no podía moverse…- ¿Qué es esto? ¿Hay alguien ahí? –susurró Cristina con la voz temblorosa-Nadie le respondió… una mano gélida como el hielo le agarró de las piernas, algo se estaba subiendo a ella, intentó quitarlo, pero estaba atada a la mesa; se estaba subiendo por su torso. De repente, la luz se apagó y la cosa que se estaba subiendo paró de pronto… Una luz ultravioleta se encendió y Cristina pudo distinguir a la chica pálida, mirándola sádicamente, con una sonrisa inhumana, descabellada. Cristina se quedó quieta, todo se le nubló, le habían clavado una jeringuilla, notaba como el líquido se introducía en sus músculos y la paralizaba por completo. la chica de la piel blanca estaba inmóvil mirándola, todo pasaba muy rápido.La desconocida se apartó de Cristina cuando ya estaba totalmente paralizada y cuando estaba a punto de cerrar los ojos, escuchó unos pasos y una mano acariciándole la cabeza…- Volvemos a vernos… Cristina.

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SCARED?

Yuliana Arratea

Marshall, Kristen, Andrés Sean y yo éramos los mejores amigos, nos conocíamos relativamente hace poco tiempo pero era como si fuésemos amigos desde parvulitos, para cuando terminásemos el instituto teníamos planeado un viaje a Ohio, queríamos participar en un concurso de televisión, no sabíamos si iban a aceptarnos o no pero no perderíamos nada intentándolo además serían unas vacaciones merecidas.Tal y como lo planeamos al día siguiente de terminar el instituto, viajamos a Ohio. Al llegar nos hospedamos en un hotel barato, no pensábamos quedarnos allí mucho tiempo. Andrés se puso en contacto con la productora del programa “Scared?”, (¿asustad?). Después de muchas llamadas dijeron que nos harían una entrevista. Como éramos menores de edad teníamos que ir con un adulto, así que Kristen llamó a su hermana, Rachel, que vivía cerca de allí. Al día siguiente Rachel se presentó en el hotel y nos felicitó por conseguir la entrevista, nos pusimos lo más presentables y partimos hacia el canal.La idea de participar en el programa fue mía. Yo convencí a mis amigos de hacerlo, no fue difícil cuando les dije que había una recompensa final.Cuando llegamos al estudio nos entrevistaron de uno en uno. Andrés fue el primero en entrar, salió después de 30 largos minutos un poco aturdido. Cuando le preguntamos qué tal había ido todo, nos miró sin expresión alguna y solo dijo “le toca a Marshall” se sentó y permaneció callado a pesar de todas las preguntas que hicimos. Marshall no tardó menos, volvió prácticamente igual que Andrés. Empecé a preocuparme pero estaba tan entusiasmada que no di importancia a lo que estaba pasando. “Alex, Alex, ¡Alex! Te llaman”. Estaba nerviosa no sabía que esperarme, llamé a la puerta y pasé. “Buenas querida, toma asiento”, me dijo un hombre trajeado con una extraña simpatía. Me senté y empezaron los típicos: ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes?...Pero poco a poco iban haciéndose más y más raras. “Sí desaparecieras, ¿tus padres te echarían mucho de menos?”. Esta pregunta terminó de desconcertarme. No entendía que tenía que ver eso con el programa pero respondí con un “Sí, por supuesto, ellos me quieren y se preocupan por mí”. El entrevistador frunció la cara y me dijo “¿Hasta qué punto?”. Me quedé callada, no sabía que debía responder, qué se supone que uno debe responder a eso. Antes de que pudiese abrir la boca y responder, alguien interrumpió la entrevista súbitamente y al darse cuenta de que estaba yo allí pidió disculpas y dijo que tenía un problema y necesitaba hablar con el hombre del traje, así que me informó de que la entrevista había terminado, podía retirarme. Prácticamente me echaron de allí y cerraron la puerta. Antes de irme pude oír que tenían un problema con una familia, no escuché más por lo que no le di mucha importancia al tema.Me reuní con mis amigos, cuando llegué Marshall y Andrés tenían mejor cara y aunque no hablaban podías saber que te oían porque respondían con monosílabos. Las chicas se me acercaron y les conté lo que me pasó, ellas también parecían extrañadas por las preguntas. Después de esperar casi dos horas salió una señorita con una gran sonrisa, de las que asusta, a decirnos que su jefe no podía atendernos hoy y que volviésemos mañana. Fue una decepción pero al menos así pudimos visitar un poco la ciudad. La hermana de Kristen no podía quedarse, tenía que cuidar a su hija. Al día siguiente no volvió,

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su pequeña estaba enferma y tenía que cuidarla. No pensamos que fuese muy grave ir sin un adulto, por lo que partimos de vuelta al estudio. Mientras nos sentábamos en la sala de espera, apareció otra vez la secretaria de la sonrisa aterradora, dijo “No tenemos mucho tiempo, ahora pasaréis los dos que quedáis, señorita Kristen y joven Sean acompáñenme”. Marshall se acercó a mí y me susurró “Vámonos”, yo no le miré extrañada, y me advirtió “No creo que sea buena idea participar en esto, ayer Andrés y yo estuvimos sobre las cosas que nos preguntaron y nos parecieron muy sospechosas, ¿es que a ti no?”. Marshall tenía razón pero yo no iba a dejar pasar la oportunidad. Como no podíamos participar sin ellos intenté convencerles de que se quedaran. Tengo un gran poder de persuasión y no dudo en usarlo cuando es necesario. Después de protestar aceptaron quedarse. Kristen y Sean salieron muy contentos, al preguntarle el por qué de su felicidad dijeron que habíamos pasado el casting y que en dos días participaríamos en el concurso. Todos empezaron a gritar de la emoción. De pronto Andrés se levanto y espetó “¿qué casting? ¿Ves a alguien más aquí a demás de nosotros? Estáis locos si pensáis en entrar en este concurso, yo paso”, Kristen lo miró con ojitos y dijo “ Andrés, cariño, si nos dejas no podremos concursar”. Andrés estaba colado por ella desde hacía mucho por lo que se dejó convencer. Es increíble lo que una persona enamorada llega a hacer por amor.Para celebrarlo nos fuimos a un matiné, éramos jóvenes aún, no teníamos otro lugar donde ir. Bailamos hasta que no sentimos los pies. Al día siguiente llamamos a casa para contarles las buenas noticias, compartieron nuestro entusiasmo y nos desearon mucha suerte.Justo antes de que entrásemos a la casa, me declaré a Marshall, por suerte para mí, yo también le gustaba. La casa era antigua o eso parecía daba la impresión de tener 50 años o más, la decoración corroboraba mi versión, el salón, la cocina, un servicio y un estudio en la planta baja; las habitaciones y otro servicio en la primera planta; y por último un sótano al que nos prohibieron entrar sin su permiso. Había tres habitaciones, por lo que uno tendría que dormir solo, como nadie se atrevía a hacerlo decidimos que dormiríamos uno empezando cada noche, empezando por el mayor; a Sean le pareció bien y se fue a la última habitación del pasillo. Yo dormiría con Kristen en la primera habitación y Marshall con Andrés en la segunda. Como ninguno estaba cansado bajamos al salón y jugamos al uno, las cartas del uno fueron de las pocas cosas que nos dejaron llevar a la casa. Estaba anocheciendo y empezaron a oírse ruidos extraños. Al principio no nos dio miedo pero según iban pasando las horas se iban incrementando, aullidos de animales salvajes, golpes secos como si algo cayese al suelo, puertas que se abrían y cerraban incluso pasos que provenían del sótano. Kristen estaba aterrorizada. Yo intenté calmarla, no había pasado más de un par de horas y teníamos que estar ahí una semana, yo también tenía miedo pero me mostraba segura para tranquilizarla. Como los ruidos extraños no cesaban pensamos que estaría bien dormir todos en una habitación, al menos por esta noche. Todos entramos a la primera habitación, nuestra ropa estaba dispersa por todo el suelo y habían desaparecido las mantas. De pronto a hacer frío, no teníamos con que abrigarnos, nos abrazamos y pasamos así nuestra primera noche.Al día siguiente no estaba Sean, lo buscamos por toda la casa, pero no había rastro de él. Después de forzar la puerta de entrada pudimos abrirla, al otro lado no había nada, estábamos en algún lugar, perdidos. Empecé a asustarme,

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cómo se supone que habíamos llegado allí, nadie recordaba nada. Con el miedo en el cuerpo nos sentamos en el salón, Kristen empezó a llorar sin parar, Andrés la consolaba, Marshall estaba preocupado por Sean y yo podía pensar que no había comido desde la mañana del día anterior. Fue entonces cuando sentí un olor de comida recién hecha que venía de la cocina, entré y allí estaba un apetitoso estofado, todos teníamos hambre, nos sentamos y cominos todo lo que había. Me llamó la atención ver solo cuatro platos pero tenía hambre y con el estómago vacío no puedo pensar bien, estaba delicioso. Al terminar de comer oímos una voz por los altavoces, “¡Bienvenidos nuevos concursantes de Scared! Os habréis preguntado qué ha sido de vuestro amigo”, en el programa nunca se había oído una voz que interactuara con los habitantes, o eso creíamos, “¿Os ha gustado la comida?”, prosiguió, espero que sí porque fue preparada esta mañana con carne fresca, muy fresca”, hizo una pausa, “¿Os hacéis ahora una idea de lo que ha pasado con vuestro amiguito?”. Al decir esto se oyó una voz entrecortada que chillaba pidiendo auxilio, mis ojos se llenaron de lágrimas, allí no cesó el audio, pudimos oír como gritaba de dolor hasta murió. Estaba aterrada, yo había metido a mis amigos en esto, ¿qué pensaban hacer con nosotros? Me aferré a Marshall y no lo solté, sentí un pánico que nunca antes había experimentado. Kristen no pudo más y devolvió, André me miró con desaprobación, de “te lo dije”. Me sentí aún peor. Teníamos que tener cuidado no debíamos separarnos si queríamos sobrevivir. Marshall dijo que él y Andrés se turnarían por las noches para hacer guardia. Esta era una de las muchas razones por las que lo quería, era listo y mantenía la calma cuando cualquier otro chico habría perdido los papeles. Esa noche los ruidos extraños volvieron, subimos a la habitación, pedí a Marshall que viniera también pero no me hizo caso dijo que tenía que quedarse abajo a vigilar. Yo no quería separarme de él me sentía segura a su lado, le dije que si no subía me quedaría abajo con él, aceptó a la fuerza. Esa noche no paso nada raro, menos mal. Al día siguiente el salón estaba manchado con sangre, lo limpiamos con asco. La noche siguiente, Andrés pensó que sería buena idea bloquear la puerta por si decidiesen volver no pudiesen volver a entrar. Movieron casi todos los muebles de la habitación para bloquear la puerta, estaban exhaustos, se les cerraban los ojos, Andrés no pudo más y cayó tendido al suelo, Marshall me acurrucó entre sus brazos y me dormí.Me desperté con los chillidos de Kristen, quería ir al baños y no podía mover los muebles, Marshall y Andrés estaban al otro lado, no entendía nada. Kristen había intentado mover los muebles pero eran demasiado pesados, yo la ayudé, sí que pesaban y hacía mucho calor, no paraba de sudar. No pudimos mover los muebles por completo, pero si lo suficiente para salir de allí. Nada más salir Kristen corrió al baño, los chicos y yo bajamos al salón, Marshall había preparado tostadas. Mientras las comíamos Andrés se percató de que había pasado bastante tiempo y Kristen no bajaba. Decidimos subir a ver qué pasaba, intentamos abrir la puerta pero fue imposible, gritamos su nombre pero no obtuvimos respuesta. Andrés, desesperado, bajó a la cocina y subió con un cuchillo y empezó a apuñalar la puerta gritando su nombre, entonces se oyó un sollozo: “¿Chicos? ¿Sois vosotros? Sacarme de aquí por favor”. Andrés agotado soltó el cuchillo y llorando prometió a Kristen que la sacaría de allí. Marshall y yo abrazamos a Andrés. Kristen se calló y de pronto empezó a gritar pidiendo que la sacáramos, todos nuestros intentos fueron en vano, lo último de dijo fue “Andrés querido, te quiero”. Se oyó una moto sierra y sangre

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empezó a salir por debajo de la puerta. Si a algo tenía verdadero terror era a la sangre. Andrés no podía más, cogió el cuchillo del suelo y se cortó las venas. Al darse cuenta Marshall le arrebató el arma blanca de las manos. Andrés le ordenó que se lo diese e intentó pegarle, Marshall lo inmovilizó y Andrés rompió en llanto. En ese momento me acerqué a una cámara y empecé a gritar, llorando de impotencia estaban matando a mis amigos y no podía hacer nada para pararlo. Se oyó otra vez esa voz, me estremecí: ¿Chicos, no os matéis entre vosotros pare eso estoy yo aquí”, rió, “Andrés, tranquilo ya llegará tu momento”. Andrés se dirigió a mí y me echó en cara todo lo que estaba pasando: “¡Debes estar contenta, todo lo que está pasando es culpa tuya, sí, tú eres la que nos está matando, P****!”. En cualquier otro momento me hubiese defendido, pero Kristen era mi mejor amiga y estaba dolida, Marshall me defendió, empezaron a pelearse: “¿Es que no os dais cuenta de que esto es lo que él quiere? Tenemos que estar más unidos que nunca”, dije entre sollozos. “Tienes razón, es culpa mía pero echándomelo en cara no solucionamos nada ¿no crees? Tenemos que buscar una salida”. Se hizo el silencio.Desperté y estaba atada, en frente estaba Marshall atado a la pared al igual que yo y en medio tumbado en una mesa de madera estaba Andrés. Intentamos zafarnos pero fue inútil. Grité hasta quedarnos sin voz. Estábamos en el sótano. Percibí movimiento eran dos hombres vestidos completamente de negro, solo se podían ver los huecos blancos, de los ojos. Traían consigo un carrito como el que llevan las azafatas en los vuelos, pero en vez de comida llevaban todo tipo de armas y objetos de tortura. Uno a uno fueron utilizándolos con Andrés mientras él pedía clemencia, Marshall y yo lo vimos todos; vimos cómo le cortaron las manos, se las arrancaron completamente de los brazos; le cortaron la lengua para que dejase de grita; le cortaron electricidad a los pezones; le clavaron agujas en todo el pecho y mientras agonizaba le echaron aceite caliente a los ojos, ese fue su fin. Nuestros gritos no sirvieron de nada, Andrés estaba muerto. ¿Quién sería el siguiente?Oí un fuerte ruido, era una bocina, intenté pararme pero no tenía fuerzas, sentí como unos brazos me alzaban mientras me decían: “¡Felicidades, habéis demostrado que no tenéis miedo! ¡Sois los nuevos ganadores de Scared?!”. Forcé los ojos para intentar ver lo que estaba pasando, vi a mi familia sentados entre el público, ¿público? Y a Marshall sentado en el mueble a mi lado, lo abracé y grité con las pocas fuerzas que aún me quedaban, “¡Estamos vivos Marshall!”. El presentador rió forzadamente, “Claro que estáis vivos, chicos”, nos miró con desdén. “Muy bien querido público, todos habéis visto lo valientes que han demostrado ser esta pareja, un fuerte aplauso y que traigan el cheque”.Contamos todo lo que nos había pasado, pero nadie nos creyó, a Marshall y a mí nos metieron a un psiquiátrico un mes hasta que dejamos de contar la verdad. Fue entonces cuando pensaron que estábamos <recuperados> y nos soltaron. Ahora vivimos en Acapulco, aquí hemos empezado una nueva vida, pero aún cuando cierro los ojos oigo los gritos de mis amigos. ¿Fin?

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LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS

Paula Benavides

Me llamo Arya. Vivo en una pequeña casa a las afueras de Ansyra, un pueblecito al sur del Reino de Genève, con mis dos hermanos y mi perro, Nitid. Mis padres eran soldados voluntarios del pueblo, pero habían muerto hace ya varios años a manos de los mercenarios del Rey, en una lucha por defender a los campesinos. Para mí todo había acabado ese día, pero un halo de venganza me recorrió de arriba abajo haciéndome seguir adelante cuidando de mis hermanos y jurando que un día acabaría con ellos… y así lo hice.Todo comenzó una preciosa noche de otoño. El cielo estaba salpicado por miles de estrellas, como cientos y cientos de luciérnagas pegadas en el firmamento, mientras el vaho que salía de mi boca parecía ser la única existencia de vida en todo el bosque. La luz de la luna era mi única guía, pues me había olvidado de coger un candil al salir de casa y era difícil vislumbrar el camino por el que andaba. Yo era bastante pobre y no podía permitirme comprar un trozo de carne en la carnicería de Flaín, así que cada noche salía a cazar lo que podía. Pero esa noche fue diferente…Caminaba por un sendero muy estrecho sobre las doce de la noche, cuando de repente vi a mi derecha una serpenteante hoguera que lucía vigorosa entre la arboleda. Me acerqué lo más sigilosamente que pude y me escondí tras un árbol para poder escuchar lo que aquella gente decía, pero cuando me di cuenta de quienes eran empecé a correr de vuelta a casa lo más rápido que pude…eran los mercenarios del Rey. Yo quería vengarme de ellos por lo que le habían hecho a mis padres, pero también les tenía un miedo horrible. Mientras corría oí un ruido de lo más extraño, pues no se asemejaba a ninguno que hubiera oído antes, así que me paré e intenté escuchar lo más atentamente que pude. Como si de cosa de magia se tratase, de entre unos arbustos apareció un hombre altísimo, tanto, que se hubiera camuflado perfectamente como un árbol. Tenía el cabello largo y negro, unos ojos grandes color azul celeste y una boca grande y profunda como la de un lobo. Tenía la faz redonda y acabada en pico como si fuera un escudo, las extremidades bastante largas y unos músculos bien tonificados. Vestía una túnica adornada con esmeraldas y rubíes, unas botas negras como el carbón y un cinturón lleno de armas de guerra. Era él el que hacia ese ruido que tanto me había fascinado y se me presentó con el nombre de Alan. Estuvimos hablando largo rato, en el cual descubrí que era un Templario que vagaba por el Reino de Genève en busca de mercenarios, pues ellos habían matado a su familia de la misma forma en la que habían acabado con la mía. Yo me ofrecí voluntaria para ayudarle en su captura y, aunque a regañadientes, tuvo que aceptar, pues yo no hubiera aceptado un “no” por respuesta. A partir de aquí, mi vida cambió de dirección.Alan me llevó a casa en caballo y me dijo que a la mañana siguiente, bien temprano, vendría a buscarme. Entre. Mis hermanos estaban durmiendo, pues eran pequeños y necesitaban largas horas de sueño, mientras que yo ya tenía diecinueve años recién cumplidos. Me lavé la cara en una pila de madera que teníamos en uno de los cuartos y me mire en su reflejo. Mi cabello rubio me tapaba la cara y no me dejaba ver los ojos, verdes y claros, que había heredado de mi madre. La nariz respingona salía por entre unos pocos pelitos dejando ver la mitad de mi pequeña boca, de la cual estaba muy orgullosa,

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pues mis padres se preocupaban mucho por mí y me cuidaban todo lo mejor que podían haciendo que todas las partes de mi cuerpo brillaran con la luz de la Luna y el Sol. Era bastante alta para ser una muchacha y mis miembros, blancos como la nieve, eran muy largos pero también hábiles y rápidos. Estaba orgullosa de mi, pues mis padres querían que fuese una mujer hecha y derecha que supiera cuidar de sus hermanos hasta la edad adulta, más estaba a punto de decepcionarlos…Salí del cuarto y me dirigí a la habitación en donde preparaba la comida. Cogí un trozo de pergamino que tenía guardado en un cajón y con un carboncillo escribí un mensaje para mis pequeños:

“Queridos hermanos: Me marcho. Sabéis que cuando Padre y Madre murieron juré que algún día me vengaría de los mercenarios del Rey, y ha llegado la hora de que cumpla mi promesa. En cuanto leáis este mensaje, por favor, dirigíos a casa de Gertrude, pues a partir de ahora ella cuidará de vosotros. No me esperéis, pues no sé si volveré. Os quiere, Arya”.Lloré largo rato, pero no valía la pena. Salí de casa y me dirigí a casa de Gertrude para advertirla de la carga a la que la había condenado, pero no me quedaba otro remedio. Ella lo entendió, pues había sido mi vecina desde que tengo memoria y sabía que tarde o temprano me iría a cumplir mi destino, así que a la primera luz del alba partí con Alan hacia Lanta, la ciudad más importante del Reino. Durante el camino charlamos de nuestras vidas y de como habían cambiado las cosas desde que los mercenarios empezaron a invadirlo todo por orden de Volzarén, el Rey dictador del Reino de Genève. Volzarén había sido el primer ministro del antiguo Rey durante muchísimos años, hasta que un día, este lo encontró retozando con su mujer. Se enzarzaron en un combate a muerte en el cuál Volzarén mató al Rey más poderoso y bondadoso que Genève había visto nunca, para después imponer su poder y someter a su antojo a toda la población. Desde entonces, el Reino no había vuelto a ser el mismo, todo eran robos, guerras, violaciones… Volzarén había corrompido a todo el mundo.Recorrimos largos caminos por montes y montañas, bosques, pequeños desiertos, lagos y lagunas y hasta paseamos a la orilla del mar. Durante el trayecto nos encontramos, además, con muchos soldados que patrullaban sus respectivos pueblos para evitar que los mercenarios del Rey acabaran con sus cosechas o se bebieran sus vinos, mientras que en los caminos, los rateros intentaban atracarnos o estafarnos, intentando vendernos sacos de trigo muy bonitos por encima pero podridos por debajo.

Después de varias semanas de largo caminar llegamos a la gran ciudad de Lanta, donde el Rey Volzarén tenía su corte y de la cual salían todos los comerciantes que intentan expandir su negocio. Esta ciudad estaba habitada, mayoritariamente, por burgueses, nobles y comerciantes adinerados que nada querían saber del mundo exterior que se hallaba tras las murallas. Cuando ya solo nos quedaban un par de millas para llegar, Alan se paró y me dijo que debíamos pensar algo para acabar con el Rey así como con la esclavitud que por su culpa reinaba. Entonces, se nos ocurrió un plan tan ingenioso, que ni el más listo de los hombres podría hacerlo fracasar, pero para ello tendríamos que esperar al anochecer para entrar en la ciudad. Y así lo hicimos…Cuando la noche empezó a caer, y la luz de la Luna llena lo iluminó todo, saltamos las murallas gracias a un montón de cajas que había apiladas junto a ella y nos escondimos tras unas casas. Desde allí, intentamos seguir la ruta

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más corta hacia el castillo para encontrarnos con los menos mercenarios posibles y así no llamar la atención. Al llegar a la mismísima puerta de la fortaleza, la rodeamos hacia la derecha y trepamos por los ladrillos salientes de uno de los muros que la protegían, dando a parar a una de las ventanas del salón principal, la cual cortamos con un canto afilado y abrimos metiendo la mano por el agujero resultante. Desde ahí, nos fuimos camuflando tras las largas cortinas que colgaban de cada ventanal hasta que llegamos a una puerta en la que ponía “Dormitorio Real”. Entramos con el sigilo de un gato hambriento que está a punto de cazar un ratón. Yo, con la máxima cautela posible, apoyé la mano sobre la boca de la esposa del Rey y la presioné contra mi pecho, impidiendo que pudiera gritar para alertar así a los mercenarios, mientras Alan, al mismo tiempo que yo, sacó un cuchillo de su cinturón y sin dar tiempo al Rey a darse cuenta se lo clavó en mitad del corazón matándolo en el acto. A partir de ese momento, mi promesa quedó saldada y el Reino salió de su esclavitud.En los días que sucedieron, los campesinos de todo el Reino de Genève celebraron fiestas en honor a los caídos vengadores, Alan y yo, que para ellos habíamos sido la llave que abría la puerta de la libertad.

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AQUEL SER….

José Mª Arroyo

Una noche Blade, un muchacho de unos dieciséis años, regresaba a su casa con la bicicleta después de ir a la biblioteca. En el camino tenía que pasar por el cementerio que había inspirado tantas historias de miedo. Pasó rápido por delante de sus puertas cuando vio como a un ser transparente… ¡cómo un fantasma! Blade se quedó inmóvil por el terror, pero retomó su camino sin mirar atrás. Cuando salió del camino del cementerio, se paró intentando recuperar el aliento y miró hacia atrás aterrorizado. Al girarse de nuevo se encontró frente a él al fantasma que vio antes en el cementerio. Blade marchó a toda prisa mientras miraba hacia atrás despavorido, así fue como le atropelló un coche.

Blade entró en coma al llegar al hospital. Al principio a Blade no se le pasaba nada por la cabeza, pero, de repente , se le apareció en sueños la horrorosa visión del fantasma. Le pudo ver bien, era un ser con larga melena grasienta, ojos inyectados de odio y dientes que parecían sierras; las duras uñas eran como garras bestiales y vestía con harapos sucios y putrefactos. Blade que estaba en coma vivía como una segunda vida, lo que le ocurría en el sueño, le sucedía a él en ese espacio del coma parecido a la realidad. Cuando el fantasma se le apareció, él se encontró a sí mismo en su subconsciente. No tenía que permitir que le tocara porque eso podía suponer su aniquilación. En ese extraño mundo subconsciente que había creado, Blade comenzó a caminar por un onírico bosque donde, era noche cerrada, las inquietantes sombras lo llenaban todo. De repente, de una de las sombras más siniestras salió Calel, el ser fantasmal; le intentó cortar con una afilada guadaña, adelantando una de sus manos hacia el estómago de Blade. Blade comenzó a correr desesperado, el fin podía estar próximo; dejó de caminar al descubrir que salía de las sombras. Blade halló un lugar donde poder pasar la noche y superar sus miedos. Allí se encontró con dos chicos más, Jek y Alan, que eran dos muchachos que llevaban dos años encerrados por Calel. Solo cuando lo mataran podrían escapar del sueño. Al día siguiente, todo fue muy extraño porque en ese sitio nunca habían visto la luz ya que Calel era quien controlaba el día y la noche. Blade y los muchachos salieron de la caseta donde habían pasado la noche. Súbitamente, empezaron a oír unos ruidos extraños, Alan fue el primero en desaparecer.Unos meses después seguían vivos Jek y Blade pero un día cuando Blade despertó Jek no estaba. Calel lo había encontrado y matado. Solo quedaba él.

Una noche de intensa luna llena, Blade le espero con agua bendita. Cuando Calel apareció Blade le echó el líquido milagroso, pero Calel a su vez le atravesó con sus garras, dejando caer el cuerpo inerte del muchacho al suelo. El fantasma se desvaneció ya no regresaría, ni tampoco lo harían Calel ni Blade.

En el hospital los médicos firmaron la defunción de Blade.

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LA VENGANZA

Alexandru Faraon

A lo largo de los años, en un pueblo llamado Nafaría, la gente sigue contando historias de espíritus, pero la mayoría de las personas creen que solo son leyendas.Cerca del cementerio del pueblo, vivía la familia Hernández. Carlos Hernández y Elisa Hernández estaban casados desde hacía unos veinte años. Tenían un hijo, llamado Pablo. Era un chico de dieciséis años, de gran fortaleza y altura. Tenía los ojos azules como el cielo y llevaba el pelo corto. Era muy valiente y estudiaba en el instituto Melton, el único instituto del pueblo. Faltaban dos semanas para el cumpleaños de Pablo y sus padres ya estaban organizando su fiesta de su cumpleaños. Pasó una semana y solo quedaban siete días para la celebración, pero algo la impidió: sus padres tenían que regresar al pueblo de origen, Charles, para resolver unos asuntos. Al día siguiente el chico se despidió de sus padres y se quedó solo en la casa. A medianoche, quiso salir a dar un paseo y visitar a su amigo Jack. Miró por la ventana y vio que estaba nevando y había una densa niebla. El pueblo estaba cubierto de nieve y las calles vacías en silencio absoluto y sumergido en una extraña bruma. Se puso el abrigo, cogió los guantes, la linterna y, olvidando las historias de espíritus del pueblo, salió. Mientras caminaba, había oído una voz de una niña que estaba gritando y empezó a tener alucinaciones. A pesar del miedo que empezó a invadirle siguió caminando. Llegó a casa de su amigo Jack, pero no estaba. Después de unos diez minutos, Pablo llegó a un parque y vio que había una chica muy extraña y atractiva sentada en el banco. Era muy delgada y tenía un largo cabello ondulado que flotaba al viento. Pablo se sentó a su lado y le preguntó que estaba haciendo a esa hora en el parque. Ella no contestó nada. Estaba absorta, mirando en una sola dirección sin mover la cabeza. Pablo le preguntó cómo se llama pero la chica no dijo nada. Cogió sus manos y observó que las tenía muy frías. Después de unos cuantos minutos, la chica se levantó del banco y se fue corriendo. Pablo regresó a su casa, pensando en esa chica que parecía esconder muchos misterios.Al día siguiente, Pablo llamó a su amigo Jack y le refirió todo sobre aquella muchacha. Jack también le contó una historia de una chica que fue asesinada y cómo su espíritu busca en el pueblo al culpable y le dijo que esa chica del parque podría ser la chica de la historia. Pablo empezó a reírse y le dijo que esa joven era muy real para ser un espíritu. A la siguiente noche, Pablo se fue al parque y allí encontró nuevamente a la chica. Era una noche de luna llena y ella le reveló su identidad. Su nombre era Ana. Hablaron un rato y después se despidieron. Al volver a su casa, Pablo sintió un escalofrío y empezó a tener alucinaciones. De repente, notó una mano en el hombro. Su corazón comenzó a latir agitadamente y sin pensar un segundo se dio la vuelta y vio a Ana. Estaba sorprendido de verla, pero no sabía qué es lo que estaba pasando y preguntó: -¿Pero qué estás haciendo aquí?, ¿Por qué me seguiste? -Te seguí porque quería saber tu nombre, se me olvidó preguntártelo antes…contestó Ana.

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- ¡¿Sólo por eso?...”¡Qué tontería¡ pensaba Pablo.Ana no contestó nada. Pablo le dijo su nombre pero suponía que algo raro ocurría.Al final se despidieron.Pasados unos días, ya era el 6 de noviembre, llegó el cumpleaños de Pablo. Invitó a sus mejores amigos incluso a Ana. Pablo empezó a sentir algo especial por ella. Hicieron una gran fiesta y después de unas cuantas horas, la fiesta acabó y la gente se fue. Jack se quedó dormido en una habitación en la casa de su amigo Pablo, pero él se fue a buscar a Ana y la encontró en el mismo parque. La invitó a su casa. Al llegar, Pablo encendió la tele y vio la noticia de que un padre y su hija habían sido asesinados por alguien que la policía todavía no había encontrado. Sintió un escalofrío por todo el cuerpo y después, agotado, cayó en la cama en los brazos de Ana. Pasada una media hora, la chica apagó las luces. En la oscuridad, ella se levantó y se dirigió lentamente hacia la cocina donde empezó a buscar algo…un cuchillo, un cuchillo de grandes dimensiones y muy afilado. Regresó a la habitación donde se encontraba Pablo y se sentó la cama. Se acercó a sus oídos y empezó a decir:-¡Lo siento…pero tengo que vengarme!Después le clavó el cuchillo en el pecho. Pablo no había muerto, pero estaba agonizando. Abrió los ojos, mirando a Ana le preguntó llorando: -¿Por qué me hiciste esto…? ¿Por qué a mí?La chica cerró los ojos y desapareció como la niebla.Al día siguiente, un vecino llamó a la policía porque pensaba que algo malo habría pasado en la casa de Pablo. Los policías llegaron allí, entraron en la casa y vieron que el chico había sido asesinado. Después inspeccionaron la casa y en el baño encontraron un cadáver. Pero ¿de quién era ese cadáver? Era el cadáver de Jack el amigo de Pablo que también fue asesinado por Ana. En la pared, la chica dejó un mensaje:”Mi venganza no acaba”. Esa noticia dejó a todos los habitantes del pueblo aterrorizados por el miedo. La mayoría de la gente se mudó de ese espantoso pueblo.Los padres de Pablo habían recibido la noticia y regresaron rápidamente a Nafaría sumidos en el dolor, para enterrar al único hijo que tenían….Pablo.

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LA MARCA

Judith Bravo

Hoy era el día.El día en el que el propio Lucifer se cobraba el pacto que hacía tantos años mis padres habían firmado…Mi nana hace muchos años me contó que cuando yo nací, mis padres, eran pobres. Vivíamos en una chabola a las afueras de la ciudad y que para ellos yo solo era un gran estorbo, todos los días lo pasaban muy mal; solo lo justo tenían para llevarse a la boca. Hubo una temporada que estuvieron comiendo a base de los desechos que se encontraban en la calle pues le cerraron el negocio a mi padre. Pero un día cuando yo cumplí seis años, apareció un hombre en la puerta de nuestra casa, vestido con una gran capa negra de la que solo asomaban los zapatos, unos mocasines. Tenía la piel muy pálida, llevaba un gran sombrero negro, pero nunca se me fueron de la cabeza esos penetrantes ojos teñidos en sangre que me miraban de una manera que nunca pude descifrar. Al día siguiente nos mudamos a una gran mansión, tenía todo lo que quería, lo que no sabía era de donde podrían haber sacado mis padres tanto dinero. Mi nana que era muy supersticiosa me dijo que mis padres habían hecho un pacto con Lucifer y que todo eso se iba a pagar con mi alma cuando yo cumpliera los dieciséis años y que ese mismo día me saldría una marca en la muñeca… la estrella de David.Cuando mi nana me contó la historia no me la creía mucho, pero hoy mismo me he encontrado en la muñeca con la marca, la marca que ha sellado mi vida, la marca que me va a mandar a las tinieblas… la marca que me ha quitado la vida.Me levanté esperando a que llegara la hora y dejar todo atrás. Hace años me hice inmune al miedo y al dolor, era algo que mi cuerpo rechazaba. Bajé al comedor y me encontré que la mesa estaba llena de víveres para alimentar a un regimiento.-Amy no has probado la comida; anda come un poco, mi madre me pidió.-No me interesa comer, ¿para qué?, Le contesté con ira y acto seguido me levanté de la mesa.Salí de la casa para así despejarme y fui al lago que había en el bosque, ahí me senté como otros tantos días y me puse a leer. Cuando llevaba media hora leyendo, algo me llamó mucho la atención, elevé la cabeza y ahí estaba él, el mismo demonio que se llevaría mi vida; tan endemoniadamente hermoso que daba hasta miedo con esas dagas ensangrentadas que acaparaban mi atención. A paso lento se acercó a mí y se sentó a mi lado.-¿Qué hace una niña como tú, sola en estos peligrosos bosques?, me preguntó en un tono dulce que escondía esa oscura bestía dentro de sus entrañas.-No creo que me pase nada malo, además tampoco es de su incumbencia. Le dije con un tono desafiante. Estuvo un rato callado pero de repente preguntó:-¿Cómo te llamas?, yo sabía muy bien que él lo tenía todavía en su mente.-Amy. - ¿Y tú sabes qué significa tu nombre?, me dijo en un tono burlón como si se estuviera riendo de mí.-No.-

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-Es el de uno de los ángeles caídos, en un tiempo perteneciente al Coro de los Ángeles y al Coro de los Poderes. Esta entidad enseña los secretos de la Astrología y las Artes y le reveló a Salomón, que volverá a su gloria en el cielo, dentro de 1200 años.-¿Me estás diciendo que soy un demonio?, le pregunté con tono de burla.-No, te estoy confirmando que te convertirás en uno.-Me giré para mirarle pero ya no había nadie.Me levanté y fui para mi casa. Cuando entré por la puerta, se escuchaba una melodía de piano por toda la casa, serían mis padres pensé. Me dirigí a mi habitación, fui a encender la vela pero un frío viento la apagó. La ventana estaba abierta de par en par, la cerré, pero al momento se volvió a abrir. Noté como si algo me observara, pero de repente sentí algo frío y afilado contra la espalda y vi en mi pecho un gran borbotón de sangre que salía sin parar. Me caí al suelo mientras me apretaba la herida. Se abrieron las puertas del armario y cayeron los cadáveres de mis padres a mi lado. Lo único que podía hacer era retorcerme de dolor…Algo me agarró el pelo, me levantó la cabeza y me dijo: -Amor te dije que serías mía, pero primero debes morir para estar conmigo.

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DESESPERACIÓN

Alfredo Sanz

Intenté abrir los ojos pero los párpados se oponían y ese olor tan extraño pero a la vez tan conocido se hacía cada vez más intenso. Si no hubiese acudido a esa cena quizás me costaría menos despertarme. Maldito whisky, anoche me pasé. Haré un último intento, seguro que ya es mediodía y Alicia tiene que estar furiosa. Por cierto, he dormido como un muerto, no me enteré ni cuándo se levantó.¡Qué raro! La habitación está a oscuras. La dichosa lámpara tiene que estar por aquí… ¡ya está! Hay veces que una imagen o una escena te hacen quedar totalmente de piedra o por el contrario te hacen reaccionar en cuestión de milésimas de segundos. En mi caso lo que estaba viendo me hizo pegar un salto de la cama y llegar al otro extremo de la habitación. Desde allí, inmóvil y aturdido miraba la cama en la cual yacía Alicia. Estaba bañada por el color más atractivo y a la vez el más temido. Ese color la cubría desde el mentón hasta la cintura. Sus ojos verdes estaban mirando fijamente el techo de nuestra habitación sin inmutarse por nada. Su rostro pálido me hizo estremecer de repente. No podría creer lo que estaba viendo, tenía que tratarse de una pesadilla… ¡una pesadilla horrorosa! Reaccioné, me acerqué a ella y la toqué la mano. Estaba fría, helada. Sentí como unas gotas frías me bajaban por las mejillas casi a la misma velocidad. No podía pensar, mi mente estaba completamente en blanco. Le miré el rostro y esa herida monstruosa que tenía en el cuello me provocó náuseas. Me alejé dos pasos hacia atrás y de repente observé unas gotas de sangre que conducían hacia la puerta. En un segundo me vino a la mente su angelical rostro y no tardé en apretar el manillar de la puerta y salir al pasillo. Miré hacia un lado y hacia el otro y me dirigí corriendo hacia la segunda puerta que tenía a mi derecha. En lo que tardé en abrir la puerta me dio tiempo a leer el cartel que estaba pegado a ella: “Carla”. Abrí la puerta y miré al fondo de la habitación donde se hallaba la cama. Estaba cubierta de toda clase de peluches. Casi siempre le decía a Alicia que entre tantos juguetes algún día no la podríamos encontrar, y ella siempre me contestaba: “- Sólo tiene 5 años, así se siente protegida.”Me acerqué a la cama y aunque otros días me costaba más darme cuenta de sí estaba o no, hoy lo noté en seguida. Definitivamente no estaba. Un escalofrío recorrió mi cuerpo en cuestión de segundos. Miré alrededor y observé el armario. Su armario cubierto de pegatinas de princesitas. Tiene que estar escondida en él, no puede estar en otra parte. Ella es mi pequeña, no puede pasarle nada. Cogí las puertas del armario y las abrí a las dos de par en par. Ella no estaba. Rápidamente pensé en buscarla por toda la casa pero un nuevo pensamiento irrumpió en mi cabeza: Alicia está muerta y quién la mató puede tener a Carla y estar en la casa. Tengo que llamar a la policía de inmediato, ellos la encontrarán y a quien hizo esto también.Uno de los teléfonos está en el dormitorio, tengo que entrar otra vez, tengo que volver a verla.

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No puedo hacer ruido, tal vez me escucha y huye ó tal vez… ¡sube a por mí! No… si me hubiese querido matar lo habría hecho igual que lo hizo con ella. Dios, ¡Alicia está muerta!, muerta. ¿Por qué a mí no?, ¿quién es? ¡Tengo que llamar a la policía! La puerta está abierta según la dejé, y Alicia sigue estando en la misma postura con su rostro apagado. El teléfono está en mi mesilla, junto a la lámpara. Lo cojo con rapidez y marcó el 112 sin pensarlo dos veces. Me atienden de inmediato, una señora. La voz me tiembla mientras le explico que mi mujer está degollada en mi propia cama y que mi hija no está en su habitación. La señora me pide la dirección y me explica que va mandar de inmediato a la policía pero que puede ser que tarde por lo alejada que está mi vivienda de la población más próxima. Me aconseja no salir de la habitación. Al colgar el teléfono me quedé durante un instante inmóvil pero no tardó en pasarme por la cabeza la idea de que tal vez mi hija está herida y necesita mi ayuda. También puede ser que el que nos hizo esto ni siquiera está en la casa. No, no puedo quedarme de brazos cruzados esperando en la habitación sin saber dónde está mi hija. Y aunque esa persona, ese monstruo esté en la casa yo puedo enfrentarme a él, tengo que buscar a mi hija. Todo me da igual, no tengo miedo. Al salir otra vez al pasillo grité con todas mis fuerzas:-¡Carla!.. Carla, ¿dónde estás?Un silencio enorme inundaba toda la casa. Anduve hasta la habitación de huéspedes que estaba al lado de la habitación de Carla y entré decididamente. No había nadie, todo estaba intacto. Salí de allí y me dirigí al baño, que estaba en frente. Abrí la puerta e igual, nada. Tiene que estar en la parte de abajo, seguro está allí. Bajé corriendo las escaleras y al llegar al pasillo me detuve y volví a llamar a Carla. Esperaba un movimiento, un ruido, algo. No se escuchaba nada. Entré primero en la cocina y eché un vistazo rápidamente. No había nadie pero algo me hizo estremecer por segunda vez: el cajón de los cuchillos estaba abierto. Me acerqué y cogí un cuchillo pero me costaba sujetarlo ya que mi mano no paraba de temblar. Me di la vuelta y salí al pasillo y de allí entré al salón. Empecé a mirar a mi derecha y a mi izquierda pero todo estaba en su sitio cuando de repente se escucha un golpe muy fuerte. Me quedé bloqueado pensando en dónde sonaba ese golpe pero al cabo de unos segundos se escuchan unas voces. Eran las voces de la salvación, la policía por fin llegó.-¡Policía! -¡Abran la puerta!Solté el cuchillo y salí corriendo hacia la puerta de la entrada. Pensé que nunca iba a llegar. La llave estaba puesta asique sólo la giré y abrí la puerta.Había cuatro policías y sólo el primero me habló:-Soy el Inspector López, ¿llamó usted pidiendo ayuda porque se produjo un asesinato?-Sí, mi mujer… mi mujer está muerta, cuando me desperté la encontré así, y mi hija Carla no está.El inspector hizo unas señas y los demás policías entraron en la casa con la pistola en mano.-¿Su hija se llama Carla?-Sí, y no está en su habitación, la busqué por toda la casa.-¡Carla! Somos de la policía, ¡sal!

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Empezaron a llamarla…Yo estaba llegando al pasillo de arriba con el inspector cuando de la habitación de huéspedes sale un policía con Carla de la mano.No podía creérmelo, ella estaba bien, no tenía ni un rasguño.-Estaba debajo de la cama inspector.-Muy bien Ramírez.-Carla, ¡pequeña!-¡Fue papá! ¡Papá le hizo daño a mamá! yo lo vi, tenía un cuchillo.-Me olía a mí que se trataba de violencia de género nada más al recibir la llamada. -¡No, yo no fui! ¡Se lo juro! ¿Carla, por qué dices esto?“Eres una niña muy inteligente, sigue mis consejos y nunca se enterarán de la verdad. Recuerda, ellos no me pueden oír, sólo TÚ.”El único recuerdo macabro, que no consigo borrar, de todo lo que me pasó ese día fue la sonrisa de mi hija Carla cuando me llevaron preso.

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ARRESTO MORTAL3º ESO

María González era una expresidiaria que fue encarcelada por el asesinato de su marido. María sufría maltrato todos los días por lo que lo denunció varias veces en la comisaría del pueblo, pero su marido trabajaba allí por lo que no la creyeron. Su marido seguía maltratándola diariamente, hasta que un día, María dijo basta y cuando su marido iba a pegarle de nuevo, cogió un cuchillo y le apuñaló.

María estuvo encarcelada durante un año y posteriormente fue juzgada. El juez la condenó a arresto domiciliario. María viviría en su casa pero no podría salir de ella. Para ser vigilada le implantaron una alarma en el pie, de modo que cada vez que intentara salir, sonaría en la comisaría. También era controlada por un policía, antiguo compañero de su difunto marido, que montaba guardia todos los días en su portal.

Un día fue a visitar a María un vecino, David. Empezaron a charlar, María le suplicó que le hiciera la compra una vez a la semana. David le dijo que el supermercado estaba muy cerca, entonces María le explicó lo que ocurría. David iba casi todos los días a ver a María, por lo que se hicieron muy amigos.

Una noche, María oyó ruidos extraños en el interior de la casa, tenía mucho miedo, así que se encerró en su habitación e intentó dormir. Estaba a punto de conciliar el sueño cuando de pronto escuchó un ruido, giró la cabeza y ahí estaba, el espíritu de su marido, observándola. María dio un salto y salió corriendo de la habitación, pero el espíritu de Carlos la seguía allí donde se encerrase. Al final el espíritu la cogió y la tiró por las escaleras. María salió de casa y enseguida aparecieron cinco policías y Andrés, el que siempre estaba en el portal.

Todos le preguntaban a María por lo ocurrido, pero María no contó la verdad porque la tomarían por loca y podrían volver a encerrarla, así que contó una historia falsa.

La noche siguiente, volvió a aparecer el espíritu de Carlos y volvió a maltratar a María igual que hacía cuando estaba vivo. Los maltratos se sucedían noche tras noche e incluso, algunas veces, también por el día después de las visitas de David. María buscó formas de expulsar los espíritus del lugar. Para ello investigó en varios libros. Una de las formas era eliminar todas las pertenencias del espíritu, y así hizo. También tiró su anillo, pero el espíritu seguía apareciendo. María descubrió una oquedad bajo las tablas del suelo, allí encontró un saco de dinero de Carlos. María lo donó a la parroquia y pensó que todo había acabado. Pero, al caer la noche, cuando María fue a entrar en la habitación se encontró con el espíritu que la miraba desafiantemente. María echó a correr, pero éste le cerró la puerta, le pegó más que nunca, y cuando pareció que paraba María le pidió que la matara, que no jugase más con ella,

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que acabase con todo de una vez, pero Carlos no quería maltratarla, quería hacerla sufrir.

Una noche, mientras María era golpeada, llamó David, María le advirtió que no podía entrar, pero David insistió hasta que se lo permitió. David pasó allí la noche y el espíritu no apareció. Pero, por la mañana, María se miró la mano e inexplicablemente, tenía puesto el anillo. Se dio la vuelta y vio cómo el espíritu le retorcía el brazo y le discolocaba la mandíbula a David hasta matarlo. María gritó pidiendo que le dejara, pero lo único que consiguió con los gritos fue que Andrés entrase en casa. María escondió el cadáver bajo las tablas del suelo donde encontró el dinero de Carlos. Mientras hablaba con Andrés convenciéndole de que no había sucedido nada serio, el techo no pudo soportar el peso del cadáver y cayó justo en los pies de Andrés. Fue justo en ese momento, cuando el espíritu se mostró ante Andrés. Carlos empezó a golpear a María y a Andrés, lanzó a ambos por las escaleras hacía el sótano. Allí volvió a golpear a Andrés hasta dejarle inconsciente, cerró la puerta y prendió fuego. María intentó reanimar a Andrés, pero no pudo, consiguió salir por una pequeña ventana, pero al huir escuchó la voz de Andrés y volvió para rescatarle. Lograron escapa. Andrés le sugirió a María que cambiase de identidad ya que si contaba lo ocurrido, nadie la creería. María inició una nueva vida y juró no volver nunca a esa casa.

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CRÓNICAS VAMPÍRICASLaura Aparicio

¿Habéis pensado alguna vez que vuestro mejor amigo o vuestra mejor amiga pudiera ser alguna de las criaturas míticas de la oscura y tenebrosa noche,

como puede ser un vampiro?Esta historia va dedicada para aquellas personas que creen que sus amigos

son como ellos, humanos.

Voy al instituto IES San Isidro con todos mis amigos. Se acercaba el final del segundo trimestre y mi amiga Sara y yo estábamos planeando qué íbamos a hacer en Semana Santa, aunque cómo no, también nos preocupaban los exámenes finales del trimestre.Los fines de semana que me quedo aquí en Azuqueca le digo a Sara que se venga conmigo a dormir a mi casa, pero ella en seguida, sin preguntar a sus padre ni nada, dice que no la dejan. Siempre me he preguntado por qué pasa eso.Ese fin de semana logré convencerla y se vino a mi casa a dormir.No había anochecido y Sara ya se estaba poniendo el pijama, casi no hablaba, como si quisiera ocultar algo. Vimos la tele un rato y cuando el aburrimiento nos pudo, nos fuimos a la cama a contar historias de miedo. Es curioso, Sara siempre contaba historias de vampiros. Ella era mi mejor amiga, así que me mostré muy interesada para no hacerle el feo con lo de la sangre, los colmillos…los vampiros.Pasado un rato, me desperté a beber agua, estábamos solas ya que mi madre se había ido a Alcalá. Se me rompió el vaso en la mano haciéndome sangre. Fui al baño a curarme y cuando volví a la cama, Sara no estaba.La busqué por toda la casa, pero no la encontré y me empecé a asustar. Regresé a la cama y noté como algo que me agarraba el cuello y me mordió.Me desperté con un horrible dolor de cabeza, miré a mi derecha y Sara no estaba, me levanté y la vi en la cocina llorando, no paraba de decir: “Lo siento, lo siento mucho Laura, yo no quería…”. Le pregunté qué pasaba y ella me miró con una mirada fría, estaba pálida y con voz temblorosa empezó a hablarme: “¿Recuerdas el corte de tu mano? Olí tu sangre y no pude resistirme, tuve que hacerlo, me daba rabia no poder compartir esto contigo y aproveché ese momento para hacerlo, lo siento, lo siento mucho…”. Yo no sabía de qué hablaba, lo último que yo recordaba era que me corté con un vaso, me fui a curar y cuando quise volver me desmayé.Fui al baño, me miré en el espejo y allí estaban, las marcas de dos colmillos clavados en mi cuellos; grite durante unos instantes.Ahora lo comprendía todo, su comportamiento, su manera de ver las cosas y porqué reaccionaba así cuando le decía algo para hacer por la noche, como dormir en mi casa o salir a tomar algo con más gente. Ella era una vampiro y ahora yo también.Oímos un ruido, era mi madre, nos vestimos rápidamente y a la que ella entraba, nosotras salimos. Nos fuimos al parque más cercano a hablar de lo que había pasado.Llegué a la conclusión de que a pesar de lo que ella había hecho yo no la juzgaba, no estaba enfadada con ella, yo solamente estaba confusa y un poco asustada.

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Los primeros días fueron fantásticos, no estaba cansada, podía hacer de todo… el problema empezó cuando empecé a tener hambre. Me enervaba, todo me parecía mal y, claro, no podía decirle a mi madre lo que me estaba pasando, así que pedí ayuda a Sara. Me dijo que para calmar mi necesidad de comer, tenía que beber sangre humana. Yo no quería hacerlo, pero tenía mucha hambre y tenía que comer.Una noche, mi madre reunió a todas sus amigas con sus hijos, hice que los plomos se fundieran, en cuanto se apagaron las luces, ataqué a todos, los maté.Mis ojos se volvieron de un azul claro y brillante, y mis colmillos se volvieron afilados y fueron manchados por la sangre de la gente que yo apreciaba.

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MISTERIOS DEL MÁS ALLÁ. CASA ABANDONADA

Francisco Lastres

Aquella tarde Janet Harcklis pensó que ya era hora de cambiar su vida, ahora que tenía otro trabajo y ganaba más dinero que antes quería hacer realidad su sueño, que era vivir en una casa de campo cerca de la ciudad. Trabajaba de dependienta en una tienda de antigüedades. Pocos días después fue a la casa de campo y un agente de la inmobiliaria le enseñó la casa por dentro, le dijo el precio y ella aceptó a comprarla. De día esa casa era muy agradable pero de noche esa casa escondía un terrible secreto. Cuando Janet llegó a la casa empezó a mirarla por dentro tranquilamente, mientras los de la mudanza sacaban cajas y cajas del camión y las metían dentro del pasillo. Janet estaba asombrada y decía “¡qué casa tan grande!” Mientras subía las escaleras y se dirigía a la que iba a ser su habitación, una sombra pasó detrás de ella y sin darle importancia abrió la puerta y entró en la habitación, vio que era grande, estaba vacía y en ella resonaba el eco de las pisadas. Había un gran espejo apoyado en el suelo, Janet se agachó y se miró en él, estaba sucio y con polvo por encima, le pasó la mano y vio algo muy raro detrás de ella, al lado de la puerta había una niña con la cara ensangrentada y con un vestido blanco que le caía hasta la punta de los pies. Janet lanzó un grito y un hombre de la mudanza subió y le preguntó que había pasado, ella se lo explicó y el hombre le dijo que a lo mejor habría sido del cansancio; de todas formas se llevó el espejo y lo tiró. Cuando los de la mudanza se fueron ya era de noche. A Janet no le apetecía dormir en esa casa esa misma noche por lo que había visto. Esa noche se fue a dormir a casa de su hermano Jake. Al día siguiente los dos fueron a la casa, pero Janet ya no tenía miedo, Jake le ayudó a colocar la planta de abajo. Ya solo faltaba la parte de arriba, pero decidieron dejarla para la tarde, porque ya era la hora de comer. Al volver eran atardecía y al bajar del coche Janet vio que la cortina de la ventana de arriba se movía y al entrar vio que un gato salió corriendo de allí. Su hermano le ayudó a colocar la cama para que en la noche Janet durmiera en su casa después se despidió y se fue. Janet empezó a colocar las cosas en los muebles, la tele, los libros, la cadena de música…etc. Se hizo de noche y a Janet le entró sueño, así que se fue a la cama. Esa noche tuvo una pesadilla: un hombre con una túnica negra se le iba acercando con la palma de la mano señalándole y con el número seis grabado con sangre en la mano, cuando estaba a su lado Janet se despertó asustada, pero ya era de día. Fue al baño a lavarse lacara y se encontró el grifo abierto, lo cerró, se quedó perpleja pero no le dio importancia y pensó que habría sido ella misma al anochecer. Bajó a desayunar, encendió la radio y puso música. Empezó a sonar el llanto de un bebé y a lo lejos una niña tarareaba una canción. Después se oyó una voz grave decir “Ayúdame Janet ayúdame” y siguió sonando la música. Asustada apagó la radio y subió a vestirse y pensó que era hora de colocar los muebles de la planta de arriba, situó un espejo enfrente de la cama de su habitación, luego puso una mesita de noche al lado de su cama y encima de ella una lámpara. Después de ordenar la planta de arriba llamó a Jake por teléfono. Cuando colgó oyó de nuevo esa extraña voz grave decir “Ayúdame Janet ayúdame”.

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Jake vino con la cámara de fotos y los dos se hicieron una foto para recordar ese día tan especial. Llegó la noche y Janet se fue dormir. Sintió como si alguien le observara, miro atrás y no vio a nadie, se durmió y volvió a tener esa pesadilla, un hombre que se le acercaba lentamente con una túnica negra y una capucha que le tapaba el rostro, señalándole con la palma de la mano en la que tenía escrito con sangre el número seis.Al día siguiente empezó a plantar flores en el jardín y empezó a cuidarlo, mientras cortaba el césped vio que por la ventana había una niña con la cara ensangrentada, mirándole fijamente con cara de odio, justo entonces llegó Jake por detrás, ella se asustó pero a la vez se rió, Jake le dio las fotos rebeladas. Esa noche al irse a la cama empezó a mirar las fotos y vio que en la foto que salía ella con su hermano y con la casa detrás había una sombra en la ventana de arriba y en la puerta de la entrada había un hombre, era el de su pesadilla, se asustó y se dio cuenta de que la sombra era la niña con la cara ensangrentada. Se levantó corriendo y de las fotos empezó a salir sangre y más sangre; la luz empezó a parpadear y en la cama se gravó con sangre el número seis. Janet casi no respiraba, su corazón palpitaba con fuerza, algo se oía, era la niña tarareando una canción en la planta de abajo. Bajó rápidamente y la radio se encendió sola, empezó a oírse un bebé llorando y una voz grave que decía “ayúdame Janet ayúdame”. De repente el sonido cesó, luego se encendió la televisión y en ella se veía la pantalla en gris y al fondo se podía observar acercarse al hombre de su pesadilla. Súbitamente se apagó, la luz se fue y se volvió a encender y volvió a parpadear. De pronto se quedó todo oscuro y Janet pudo ver en la oscuridad una niña con un vestido blanco y la cara llena de sangre que bajaba por las escaleras levitando sobre ellas y girando el cuello. Janet cayó al suelo y quedó inconsciente.Al día siguiente Jake llamó por teléfono, pero nadie respondía, así que decidió ir a su casa, al llegar no abría nadie pero la puerta estaba entornada y decidió pasar. Vio a su hermana tumbada en el suelo inconsciente y llamó a la ambulancia y se la llevaron, después de dos días en coma despertó y le contó todo lo que pasó pero Jake no la creyó aunque se quedó con la intriga y fue allí a ver si era verdad. Al llegar pensó que era una tontería, entró sin miedo. Todo estaba en absoluto silencio, de repente un susurro se oyó por toda la casa decía “ayúdame” y una sombra pasó por las escaleras, Jake gritó “¡quién anda ahí!” Subió las escaleras y no había nadie, pero del techo salían unas escaleras y subió por ellas. Vio que era una buhardilla; al fondo entre todo los muebles con polvo y antiguos vio a una niña con la cara ensangrentada y con cara de odio que le miraba. Jake muy asustado salió de allí corriendo, hasta dejó la puerta abierta. Al llegar al hospital Janet le contó todo con detalle, la pesadilla, la niña ensangrentada, la voz grave, el bebé llorando, los números seis. Justo esa mañana le dieron el alta a Janet y empezaron a investigar, decidieron ir a donde trabajaba Janet, una tienda de antigüedades, allí había un libro de temas paranormales, vieron que el número seis significa contacto con el más allá y que si tienes pesadillas con ese número hay una presencia del mas allá persiguiéndote. Janet ya sabía por dónde iba la cosa, ahora solo le faltaba averiguar que pasó en aquella casa y quiénes vivían allí. Al entrar en la casa se oía un bebé llorar en su habitación donde también estaba la niña con la cara ensangrentada que le dijo con voz grave “Ayúdame Janet ayúdame de una vez”. Jake, que estaba a su lado, le cogió del brazo a Janet y se fueron

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corriendo pero antes de bajar la escalera Jake se elevó hacia arriba; era la niña quien lo hacía, y Jake cayó abajo y quedó desangrándose inconsciente. Janet bajo lo más rápido posible y llamó a una ambulancia. Cuando llegaron los enfermeros, ella les indicó donde estaba Jake y los enfermeros le dijeron enfadados que no llamara para gastar esas bromas. El cuerpo de Jake había desaparecido y Janet, llorando y muy asustada, empezó a buscarlo. Días después el cartero de la ciudad llegó con una carta para Janet, no abría nadie, pero la puerta estaba entornada y decidió entrar, se quedó boquiabierto y casi sin respiración cuando vio aquello, Janet estaba a la subida de las escaleras ahorcada y cubierta de sangre. Al fondo se oía a una niña tararear una canción, las paredes estaban todas pintadas con el número seis con sangre. El cartero salió afuera y llamo desde su móvil a la policía, a la ambulancia y a todo el mundo. Cuando llegaron todos, vieron que esa casa estaba abandonada y era muy tranquila y silenciosa. El cartero fue encerrado en un psiquiátrico y le tomaron por loco. Nunca más se volvió a saber nada más de esa casa, es más no existía ninguna Janet Harcklis, solo se sabe que el número de esa casa era el número seis.

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INFIERNO EN LIFEDRAIN

Alexandru Bulc

Me encuentro en un estado de locura interminable. Me aparecen infinitas figuras demoníacas frente a los ojos, mi visión se debilita por la enorme cantidad de años que llevo enterrado en oscuridad. Creo que me estoy volviendo loco. Soy Jack Morrow, un simple humano cuya vida acabó hace ya dos años.Era un precioso día de primavera. Mi padre decidió llevarnos a la casa de la playa para desconectar un rato de la rutinaria y estresante vida que llevábamos. Mi hermana Emilly era la típica adolescente que desde los catorce años se quedaba atrapada en su habitación durante todo el día. Por supuesto ella no estaba de acuerdo con la pequeña excursión que mis padres habían organizado así que su decisión fue quedarse en casa. Como mis padres confiaban en ella, aceptaron su decisión aunque yo estaba bastante preocupado porque era el único de la familia que conocía la verdadera faceta de mi hermana.

Así que, a la mañana siguiente, partimos hacia Miami. Los dos días que pasamos allí mi madre, mi padre y yo fueron geniales, aunque todo este tiempo sentía una presencia extraña. Cuando regresamos a casa, Emilly, como siempre nos miraba desde detrás de la cortina oscura de su habitación. Entramos en casa y de repente un olor nauseabundo a algo podrido nos inundó las fosas nasales. No podíamos ver nada por la oscuridad con la que mi hermana había sumergido la casa, así que levantamos rápido las persianas y lo que vimos a continuación nos marcó tanto que creímos que estábamos en el propio infierno. La casa estaba llena de putrefactos cadáveres y de abominables bestias que comían su asquerosa carne. En un abrir y cerrar de ojos todo desapareció. Mis padres y yo nos observamos, sudando y sin saber qué decir. Varios minutos después de poder movernos y de recuperarnos tras ver una pequeña muestra del terror de las tinieblas, nos miramos en un pequeño espejo que había delante de nosotros. Nuestras caras presentaban cicatrices y eran de color tiza, en nuestros ojos resaltaban unas venas rojas e hinchadas, nuestros labios estaban más secos que la piel de un cadáver y con su color gris parecían estar congelados. No sabíamos qué creer y en lo único que pensábamos era si Emilly estaba bien, así que los tres empezamos a correr como locos por las escaleras de la casa hasta llegar a su habitación. No se oía nada. Un ambiente cementerial lo invadía todo. Cuando toqué el picaporte de la puerta, un extraño escalofrío invadió todos mis sentidos y de repente oí una voz que decía:- Ven Jack, ven. No tengas miedo a tu hermana. Entonces una risa maligna resonó y se hundió en nuestros tímpanos haciéndoles vibrar. Los tres nos miramos unos a otros y durante cinco largos minutos nos quedamos inmóviles. En ese momento, decidí entrar. Al girar el picaporte la puerta se empezó a abrir sola. Una ráfaga de niebla se extendió sobre nosotros y una repentina sensación de asfixia nos ahogó. Decidimos adentrarnos en el posible lugar más terrorífico del mundo en ese momento. Al llegar al fondo de la habitación, las paredes se iluminaron por el color de tres velas encendidas. Durante unos instantes se nos volvió a aparecer la imagen de los cadáveres aunque de esta vez, Emilly

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aparecía en medio de ellos, vestida con una capa negra. Llevaba una daga de la que goteaba sangre negra y sus manos estaban llenas de cicatrices y cortes muy profundos de los que, al igual que de la daga, chorreaba sangre negra, la propia sangre del diablo. Sus ojos eran completamente negros e infundían terror.Estas terroríficas imágenes nos hicieron huir de la habitación aunque ya no éramos los mismos. Creímos que lo mejor que podíamos hacer era salir de la casa. Una vez fuera vimos que ya era de noche. Miramos alrededor y vimos que nuestra casa era la única del vecindario. Ya no sabíamos qué creer. Queríamos despertarnos ya de esta infernal pesadilla. Entonces miles de imágenes de Emilly vestida con ese satánico traje se nos aparecían hasta que, de repente, una luz débil nos iluminó un camino. Era nuestra única esperanza así que lo seguimos. Este camino nos llevaba detrás de la casa donde se abrían tres caminos diferentes. Decidimos que lo mejor era que cada uno siguiera uno. Durante mi camino se me aparecieron varias sombras a cuyo terrorífico aspecto era casi inmune después de todo lo visto. Al final del camino la luz se iba apagando hasta que el último destello de luz me iluminó una puerta. Sin más reflexiones giré la cerradura de la puerta y entré. Lo que vi me sorprendió muchísimo. Estaba en un campo soleado y lleno de flores y árboles. Avancé hasta un árbol gigante situado en el medio de ese maravilloso paisaje. Al acercarme vi a una chica rubia de ojos azules, pero con una cara pálida y muchas cicatrices. Entonces me di cuenta de que era Emilly. Cuando me acerqué, mi hermana tenía lágrimas de sangre repartidas por la cara y al preguntarle qué pasó, ella me susurró al oído: -Bienvenido hermanito. Este es el infierno!Entonces todo el paisaje se llenó de fuego y la luz se convirtió en oscuridad. Las plantas fueron tragadas por la tierra y miles de pinchos venenosos salieron de la tierra. Esto realmente era el infierno.Tras varios días de interminable oscuridad y asfixiante olor a cadáveres putrefactos un débil rayo de luz iluminó tres placas de roca en las que ponía: “R.I.P Jack Morrow” , “R.I.P Mary Morrow” y “R.I.P Peter Morrow”. Con eso lo entendí todo.

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SANGRE:EN LA VENGANZA Y EN EL AMOR.

Karolina Cyran

Mi nombré es Lain y os voy ha contar mi historia y la de mi familia.El nombre de mi madre era Coraline y el de mi padre Héctor, se conocieron bajo el sauce que dividía el territorio del clan de los vampiros y el de los brujos. Ambos solían pasar horas bajo ese sauce, mi padre de día y mi madre de noche. Una noche los dos coincidieron bajo sus ramas. Al verse sintieron algo que les empujaba a conocerse. Esa noche empezaron a hablar, al ver que se sentían a gusto empezaron a quedar en ocasiones y luego con más frecuencia hasta enamorarse.Pasaron muchas noches apasionadas juntos, hasta que fueron descubiertospor mi abuela Rousel. Desde esa noche no volvieron a verse en mucho tiempo. A pesar de que mi padre sabía que mi madre no estaría bajo el sauce, él la esperaba todas las noches, hasta que una noche volvieron a encontrarse. Una noche mi madre le anunció a mi padre que estaba embarazada y él se sintió el hombre más feliz del mundo.Una noche que ambos estaban bajo el sauce, nací yo. Cuando mi padre vio que mi madre había perdido mucha sangre, la alimentó con la suya y sesorprendió de lo rápido que se recuperaba del parto. Inmediatamente preguntó, -¿Cómo la llamaremos? Entonces mi madre respondió: -Lain, la llamaremos Lain.Cuando volvió mi madre al poblado del clan, su hermano y mi tío Victorius la llevaron hasta la casa y la metieron en la cama conmigo en sus brazos para que descansara.Durante ocho años mi madre me llevaba todas las noche a ver a mi padre, fueron ocho años de tranquilidad hasta que un día fuimos descubiertos por el líder del clan de los vampiros, Darkus. Él encerró a mi madre en la Torre de la Soledad, y a mí me expulsó del clan al descubrirme dos días después utilizando mis poderes para liberar a mi madre.Darkus me abandonó bajo el sauce y me ató a él para que no pudiera volver al poblado.Cuando mi padre me encontró, me desató y me llevó a su poblado. Ahí pase diez años aprendiendo magia y lucha. Hasta que llegó el día de mi décimo octavo cumpleaños, el más importante ya que a partir de ese día cumpliría lo que sería un año más cada cien años y empezaría a desarrollar mis dones de vampiro y consumiría más sangre de lo normal.No sé porque, pero esa noche Darkus y sus amigos se adentraron en nuestro poblado y nos atacaron a mi padre y a mí mientras cenábamos.Sucedió tan rápido que no tuvimos tiempo para actuar.Mi padre intentó luchar pero eran más fuertes, entonces Darkus sacó una daga clavándosela en el corazón; a mi padre le dijo: -Esto es por la hermana de mi mejor amiga.Al ver la sangre de mi padre correr por el suelo, la rabia y el dolor empezaron a comerme por dentro. Entonces Darkus dijo: -Dejad a Lain, solo porque tiene parte de nuestra sangre en sus venas.Cuando se marcharon yo me quedé sin fuerza y rompí a llorar abrazada al

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cuerpo sin vida de mi padre, de la única persona que tenía cerca.Tardé un mes en afrontar lo que pasó. Tras un año de entrenamiento decidí que era la hora de mi venganza.Utilicé magia para que no me reconocieran, en concreto un conjuro de transformación. Me adentré en el poblado a media noche cubierta de sangre, llorando y con cortes en los brazos. De repente, encontré a Kira, el hijo de Darkus, un chico diferente a su padre. Me preguntó: -¿Quién eres ?¿Qué te ha pasado? Yo le contesté entre lloros: -Mi nombre es Nila soy del país de Los Bosques Oscuros del clan De Las Rosas Negras de vampiros de pura sangre de nuestro país. Nuestro poblado ha sido atacado por los hombres lobos, que nos robaron las armas y las usaron en nuestra contra.Él se acercó corriendo a mí, me cogió en brazos y dijo: -Te llevaré a mi casa y te curaré las heridas, luego le contaré a mi padre lo que os ha pasado, mientras tú te quedes descansando.Yo acepté; cuando me recuperé ya era una de ello. Pasaron noches, semanas.En solo un mes conseguí la confianza de todos. Kira y yo nos pasábamos horas juntos, cada noche era más divertida hasta que me confesó que me quería y no solo como a una amiga si no como algo más. Yo no supe que hacer, me quedé quieta y él se acercó a mí y me besó dulcemente y con toda la pasión. No sabía lo que hacer, si apartarme o no, así que no hice nada solo le seguí besando, de repente me abrazó y me susurró al oído: -Nuca te perderé, porque te quiero más que a cualquier persona.Yo me fui a la cabaña de invitados que me ofrecieron como casa y pensé: -No puedo seguir con esto, tengo que actuar.Decidí que era el momento, cogí mis dos espadas japonesas y me dirigí a la mansión de Darkus, entré por la ventana del dormitorio de Darkus y su mujer Eleonor; mientras estaba durmiendo le clavé una de mis espadas en el corazón como él hizo con mi padre. De pronto, su mujer se despertó al oler la sangre y llamó a los guardias y dijo, entre lloros: -La culpable de todo esto es Nila. La vi saltando por la ventana.Fui corriendo a la casa de Kira que me preguntó: -¿Qué te ha pasado?¿Por qué estás llena de sangre?Le contesté: -Lo siento, pero tuve que vengarme, siento haberte mentido, mi nombre es Lain y no Nila, lo siento, sé que no me perdonarás.Súbitamente llegaron los guardias y rodearon la casa de Kira, derribaron la puerta y James, el guardaespaldas del padre de Kira, le advirtió: -Ella acaba de asesinar a tu padre.Me intenté defender con bolas de fuego, electricidad estática, magia y todos mis poderes, pero eran demasiados. Kira se quedó estupefacto, no podía creerse lo que habían escuchado sus oídos.A la noche siguiente sería mi ejecución. Cuando estaban a punto de cortarme la cabeza se oyó un grito: -¡Parad! Era Kira y dijo: -Me da igual que haya matado a mi padre, yo la amo y ella solo ha hecho justicia .Todos me miraron y yo, con lágrimas en los ojos que me nublaban la vista, me quedé mirando cómo se acercaba hacia mí y luego se inclinó y me besó.Luego me desató y me abrazó. A continuación me susurró al oído: -Te has olvidado, yo nuca te perderé porque te amo independientemente de lo que hagas o lo que digan de ti.Entonces Eleonor la mujer de Darkus y madre de Kira dijo: -Arrestadles, a ella por asesina y a mi hijo por traidor.

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De repente Kira sacó una de sus espadas y me la lanzó diciendo: -Creo que sabías manejarla.Se nos acercaban por todos los lados y espalda contra espalda luchamos contra más de cincuenta guerreros, matamos a la gran mayoría y empezamos a correr. Eleonor dijo: -Dejadles, no huirán muy lejos.Corrimos hasta el sauce. Yo supliqué que parara. Él me preguntó: -¿Por qué?A lo que yo respondí:-Porque no lo entiendo, ¿por qué lo haces?¿Por qué me defiendes y por qué huyes conmigo?Me miró a los ojos y confesó: -Porque te amo.Me quedé mirándole y cuando iba a decir algo, me agarró con sus fuertes brazos y me besó, tras dar un suspiro dijo:-¿Qué hacemos, a dónde vamos?Le sugerí: -Nos subimos al sauce y descansamos un rato. Me subí y abrazando a una de las ramas, cerré los ojos.Kira me abrazó y dijo: -Veo que este árbol es muy importante para ti, ya que más de una noche la pasamos aquí así que dime ¿Por qué es tan importante para ti? Le respondí con lágrimas en los ojos: -Porque aquí fue donde se conocieron mis padres y aquí nací yo.Durante un buen rato nos quedamos mirando las estrellas abrazados. Kira salto del sauce y me dijo: -Salta que te cojo.Salté y nos fuimos a mi casa del clan de los brujos. Estaba a punto de amanecer, así que tapé las ventanas para que no le pasara nada a Kira. Después de coger todas las pociones explosivas decidí irme a incendiar la mitad del poblado de los vampiros pero antes dejé una nota de dónde y a qué hora esperaría a Kira.Era la hora de su llegada, ya había incendiado la mitad del poblado, estaba cansada y no podía más. Kira me miró y me pidió acabar con esto de una vez.Era la medianoche, nos paramos cogidos de las manos delante de las gentes armadas del poblado y Kira dijo:-¡Parad! No quiero que corra más sangre por mis manos y las de mi amada Lain ,solo quiero parar esto y acabar con las estúpidas fronteras. Así que los que estáis dispuestos a parar soltad las armas y los que no atacad.Solo cinco hombres seguían sosteniendo las armas, entre ellos, James el mejor amigo y guardaespaldas de Darkus. De repente, nos atacaron y en menos de cinco minutos acabamos con ellos.Después Kira anunció: -Ahora soltaréis a Cornelia, la madre de Lain. Y solo quiero decir que a partir de este momento yo y Lain, mi amada, seremos vuestros líderes.En ese momento me agarró más fuerte de la mano y me besó, entonces dijo:-Ya ha terminado todo, no tienes que preocuparte por nada...Desde esa noche todo cambió, yo volví a ver a mi madre y me casé con Kira, la persona a la que más quiero...Y hasta estos días no ha habido más sangre en mis manos, espero que esto siga así.

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LA CASA DEL ESPÍRITU

Era de noche y Lucía iba de camino a casa, cuando de repente oyó un ruido que venía de la casa por donde estaba pasando. Se acercó para ver qué era lo que estaba sucediendo y se quedó mirando un rato. Dio la vuelta para irse, pero de nuevo oyó ese ruido, que era como si la estuviese llamando y atraída por una extraña fuerza decidió entrar.Al abrir la puerta sonó un chirrido muy desagradable. Entró y la puerta se cerró de un golpe. Lucía estaba un poco asustada y quiso encender la luz, pero no funcionaba, así que rápidamente sacó su móvil para poder ver. La casa era muy vieja, sucia y llena de muebles rotos. Fue a la cocina para ver si encontraba alguna cosa para iluminarse y localizó una vela. El ruido extraño venía de la primera planta y decidió subir. Al ascender por las escaleras, Lucía volvió a oír ese ruido y le entró tanto miedo que huyó despavorida. Salió corriendo y una calle más abajo se encontró con su amiga; Lucía estaba muy asustada y le contó lo ocurrido.Su amiga no le hizo mucho caso y acompañó a Lucía a su casa. Al llegar, su amiga le prometió que a la mañana siguiente la acompañaría a la casa para ver lo que pasaba.Lucía ya estaba más tranquila y se fue a dormir pensando en el día siguiente. Esa mañana Lucía y su amiga fueron a la casa y un poco asustadas entraron, pero ya no se oían los ruidos. Las chicas se fueron sin haber visto ni oído nada.Estaba anocheciendo y Lucía quería volver otra vez a la casa para ver lo que sucedía. Algo extraño le atraía hacia allí.Cuando llegó oyó esos terribles ruidos, pero aún así entró. Llevaba con ella una linterna para poder ver y subió las escaleras. Llegó arriba y había un pasillo. Abrió la puerta de la primera habitación, al parecer era de una niña ya que estaba llena de muñecas muy viejas y con polvo, cosa que le causaba una mala sensación. Cuando salió del cuarto, al fondo del pasillo, había algo parecido a la sombra de un niño. Por un momento pensaba que tenía alucinaciones, pero se acercó y quedó sorprendida por lo que vio.Lucía estaba tan aterrorizada que se quería ir, pero al bajar las escaleras oyó una voz que decía : -“ Nunca saldrás de aquí “.Se dio rápidamente la vuelta y miró hacia arriba, y allí estaba la niña. Se parecía a un fantasma o espíritu. Lucía empezó a correr, pero al llegar a la puerta, no se podía abrir. Buscó otra salida, pero al parecer la niña no quería que se fuese. Lucía se acercó a la niña, pero ésta desapareció. Estaba desesperada y sin saber qué hacer, así que subió al cuarto de la niña y vio algo raro. Era como si la niña estuviera invocando a los espíritus. De repente una luz muy potente alumbró todo el cuarto y en ese momento Lucía dio un grito. Nada más se volvió a saber de ella. Se dice que Lucía y la niña están en la casa pero nadie se atreve a entrar.

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LA SOGA ENSANGRENTADA

Yazmín Corrochano

Hace mucho tiempo Azuqueca era un pueblo muy pequeño y la mayoría de las familias vivían de la agricultura y la ganadería. Los niños iban todos a la misma escuela y por las tardes jugaban en la plaza del pueblo a las chapas, al fútbol, a las canicas, etc.Un día de verano, al ser los días más largos, decidieron jugar al escondite y por hacer algo distinto, todos decidieron que también valía esconderse por las eras, pajares, casas viejas, ...Luis fue el que la ligó ya que fue el último en llegar a la fuente, y empezó a contar. Los demás se fueron corriendo a esconderse, las chicas juntas y los chicos se escondieron en grupo, pero luego se dividieron. Santi y Juan se dirigieron a las eras del pueblo y se ocultaron dentro de los carros y detrás de los trillos.Cuando pasó un buen rato y nadie iba a buscarlos, Santi decidió salvarse y salió, Juan, en cambio, se quedó escondido.Ya estaba oscureciendo mucho y empezaron a llamarlo desesperadamente a gritos para que saliera porque tenían que marcharse a casa.Empezó a llover intensamente y al ver que no aparecía fueron a buscarlo.Santi les llevó donde estuvieron escondidos pero allí no había nadie. Estaban empezando a preocuparse, eso no era normal en Juan. Estaba claro: algo había pasado. La noche cada vez se cerraba más y más, la densa lluvia no dejaba de caer fuertemente sobre ellos y, de repente, se hizo el silencio, notaron que algo se aproximaba hacia ellos y comenzaron desgarradamente a gritar aterrorizados.No sabían qué era pero cada vez estaba más cerca. Todos se abrazaron para estar juntos ya que estaban muertos de miedo y cuando pensaron que alguien iba a atraparlos y hacerles algo terrible....Anselmo, el herrero, se bajó de su carro y les preguntó qué hacían tan tarde en las eras, lejos de casa y con la que estaba cayendo. Todos suspiraron aliviados al ver que era él y cuando se tranquilizaron le contaron que Juan había desaparecido.Anselmo, preocupado, les ayudó a buscarlo. Gritaron su nombre durante mucho tiempo, pero Juan no apareció....solo encontraron sus desparramadas chapas, su desgarrada ropa y la roja camiseta que llevaba y, sobre todo, eso, ¡había una soga ensangrentada!La cara de Anselmo se quedó pálida y solo salieron de su boca dos palabras:“Ha vuelto...” Los niños le sacudieron para que volviera en sí, pero él parecía no reaccionar estaba como hipnotizado y no paraba de repetir lo mismo una y otra vez, “Ha vuelto, ha vuelto...” Cuando volvió en si les dijo que corrieran a llamar a sus padres y que se reunieran allí, era muy urgente.En el momento en que todos llegaron, Anselmo les explicó que la “soga ensangrentada” había regresado y que era muy urgente encontrar a Juan.Todo el pueblo buscó por los alrededores a Juan pero no apareció.La leyenda cuenta que si desaparecía un niño y encontraban la soga ensangrentada, jamás volverían a saber de él…

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LA SOMBRA

Jorge Salgado Soltero

Abrí los ojos, no reconocía ni un solo mueble de aquella extraña habitación, parecía abandonada. Me intenté levantar, pero me dolía todo el cuerpo y estaba enganchado a una espectacular máquina. Por el aspecto de aquel artilugio y de la habitación, creía que estaba en un hospital.Me incorporé contra el respaldo de la cama y examiné atentamente la habitación. Era rectangular, con dos puertas, me imaginé que una era la del baño y la otra la del pasillo. Allí no había mucho más, solo había dos camas, una de ellas en la que estaba yo y la otra estaba vacía, la habitación también disponía de un pequeño armario.No tenía la menor idea de cómo podía haber llegado hasta allí. Yo tan solo era un chaval de dieciséis años, alto, con algún que otro grano y de una corta cabellera pelirroja. Mi ropa estaba sucia y rasgada, con algún agujero en el pantalón. ¿Qué había hecho yo para merecer esto? No había hecho nada a nadie, yo era un chico normal como cualquier otro.El cuerpo aún me dolía pero me quité todas aquellas ventosas que me conectaban a la máquina y me levanté. Las piernas no me respondían bien, pero me mantenía en pie. Me dirigí hacia una de las puertas y la abrí, esta era la puerta que comunicaba con el pasillo. Aquel estrecho corredor estaba en la penumbra, solo se iluminaba gracias a la leve claridad que surgía de mi habitación. Todo parecía estar en silencio, pero de vez en cuando se oía cada vez con más intensidad una honda y entrecortada respiración que rompía aquel sepulcral silencio.¿De quién sería aquella respiración? ¿Abría alguien más en aquel horroroso lugar? Son preguntas que me surgían, de las cuales no sé si quería saber la respuesta.El pasillo estaba lleno de puertas que llevaban a otras habitaciones. Las puertas estaban arañadas, como si alguien hubiese intentado entrar desesperadamente.Cada vez la respiración era más fuerte, giré la cabeza hacia donde provenía el ruido. Al final del pasillo había una pequeña silueta. Me dirigí hacia ella corriendo mientras gritaba. La figura me hizo subir escaleras, pasar puertas, hasta llegar a la azotea donde me paré a descansar. Ahí arriba todo se veía mejor gracias a la luz del sol. Me sorprendí al saber que la silueta que había estado siguiendo era una pequeña niña.La pequeña muchacha me miró fijamente, clavando su penetrante mirada en mis ojos, después de un rato se dio la vuelta y salió corriendo hacia el saliente por el cual se arrojó. Intenté detenerla pero no pude, después de aquella carrera no me podía ni mover.Cuando me pude recuperar, me acerqué al borde de la azotea. Miré hacia abajo y sorprendentemente no había nadie abajo. Cuando me di la vuelta, la niña estaba detrás de mí.¿Cómo podía haber sido posible aquello? Yo mismo la vi como se arrojaba al vacío.La niña me miró fijamente, se rió y me empujó por el precipicio.

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PARALIZADOHoras Pop

Como todos los viernes, me fui a dormir muy tarde. Me cambié y me lancé directo a la cama. No podía conciliar el sueño y cuando conseguí dormirme, un ruido me despertó, miré mi habitación, todo estaba calmado, como siempre.La puerta estaba abierta, vi una sombra. Pensé que era mi madre, que se había despertado como yo por el ruido, pero me equivoqué. Intenté llamarla, mi voz no se escuchaba, intenté moverme, no podía. Solo podía observar en aquel momento.La sombra se acercaba y no podía hacer nada, el sudor corría por mi frente, sentía escalofríos. Se abrió la puerta del todo y vi a una mujer, no podía distinguir su cara, su pelo lo tapaba. Se acercaba a mí intenté gritar y moverme, pero no lo lograba, estaba paralizado. Aquella horrorosa mujer de vestido blanco se me acercaba, la miré a los ojos, eran negros. En ese momento sentí algo inexplicable, el frío recorrió todo mi cuerpo. Con sus uñas me arañaba la cara, intenté protegerme, gritar, pedir ayuda.Estaba en aquel cuarto, paralizado y con ese ser extraño que intentaba matarme.La mujer se acercaba y me susurró al oído ''Tu madre vendrá conmigo''.Mi miedo aumentaba, la mujer desapareció y los gritos nerviosos de mi padre llamándome me despertaron.Sí, todo era un sueño por suerte estaba un poco más tranquilo, pero con un poco de susto todavía. Mi padre me llamaba insistentemente, me levanté de la cama de un salto, fui donde mi padre estaba. Llegué a la habitación, había mucha sangre, mi madre estaba tirada en el suelo, llena de arañazos y sin vida. Miré hacia mi pierna y... también estaba arañada.Miré hacia el espejo y en la pared aparecía la siniestra frase: ''Ya es mía'' y vi a esa mujer de vestido blanco. Volví a fijar mi vista, me di la vuelta pero ya no había nada.Se lo conté todo a mi padre, él no me creyó. Me metió en un hospital, estuve doce años en él. Al principio juraba ver ese espeluznante personaje una y otra vez pero luego me resigné y decidí callar.Hoy se cumplen doce años de aquella trágica noche.Nunca más logré dormir, siempre aparece en mis sueños aquella mujer. Tras un tiempo de investigación descubrí porqué.Unas noches antes de aquel suceso, había jugado con mis amigos al juego de la ouija y cortamos el juego sin terminarlo. El espíritu nos dijo que si no lo acabábamos, iban a suceder hechos terribles. Era de una mujer que había sido incineraba por su madre contra su voluntad. Aún me arrepiento de haber jugado. Por eso por favor, no juguéis con los espíritus, nunca se sabe lo que pueden hacer.

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PRINCESITAS

Ana Ropero

No me puedo creer que ya haya pasado un año desde la muerte de mi mejor amiga.Un día de Navidade Alicia estaba en mi casa comentando los regalos que habíamos recibido. Sobre las ocho de la tarde se fue a la suya. Para llegar a su casa tenía que cruzar un puente que estaba rodeado de altos y siniestros pinos. Al lado de él estaba el viejo cementerio.No supe nada de ella hasta la vuelta al instituto. Cuando la vi, estaba ida, rara, no sé, no era la chica de siempre.- Ali ¿qué te pasa? Te noto tan extraña

- No me pasa nada, no te preocupes

- ¿Qué no me preocupe? Eres mi mejor amiga. Desde aquella tarde en mi casa no he vuelto a saber nada de ti

- Saray te he dicho que no me ocurre nada

Al verla con esa mirada de ira no la reconocí. No volví a hablar con ella hasta la salida.

- -Saray, perdona es que…

- No te preocupes, soy tu amiga para lo bueno y para lo malo

- Está bien, te lo contaré ¿te acuerdas de Marcos?

- Como no me voy a acordar, intentó secuestrarnos, porque decía que éramos sus princesitas. En el mejor sitio en el que puede estar es donde está, en un manicomio

- Ya no lo está. Aquella tarde, al llegar a las inmediaciones del cementerio, me pareció oír mi nombre entre susurros, me di la vuelta y no había nadie, pero al volverme… allí estaba.

- ¡Qué! ¿Qué? No puede ser verdad

- Sí, me dijo que se había escapado solamente para acabar lo que había empezado

- Eso significa que nos quiere a las dos.

- Así es pero no me hizo nada, me dijo que nos quería juntas.

Asustada, llegué tan rápido como pude a mi casa. Intenté relajarme, puse la tele y estaban dando la noticia de que aquel desgraciado se había escapado del Centro Psiquiátrico Henares.Mis padres, los padres de Ali, la policía, todos estaban en mi casa protegiéndonos para que Marcos no pudiera llegar a nosotras. Al levantarnos

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recibimos la llamada de nuestra compañera de clase Olga. Nos dijo que habían pintado en la puerta principal del instituto y que en ella ponía “He vuelto a por mis princesitas”. Él estaba rematadamente loco y nosotras absolutamente asustadas. Al bajar vimos a todo el mundo alterado.

- ¿Qué sucede?

- Ha estado rondando por aquí.

- Lo habréis cogido ¿no?

- No hija, pero están tras él y queda muy poco para lograrlo.

Aquel día se nos hizo eterno. Por la noche mis padres me dijeron que se tenían que ir al hospital por la abuela. Una noche más estábamos intranquilas. Al amanecer Ali me despertó y me dijo - Algo va mal.

No le di importancia, pero al salir del cuarto y bajar las escaleras vimos… a todos muertos. En la nevera, dibujado con los imanes se podía leer: “Princesitas, ya estoy con vosotras”; subimos corriendo al cuarto y allí estaba él.

- No, por favor, no nos hagas nada.

- Como habéis crecido, estáis muy guapas.

- ¡¡Saray, corre!!

Nos metimos corriendo al baño y llamé a mis padres.

- Mamá, están todos muertos y está en la habitación

- Quedaos ahí, no os mováis.

- ¡Aaaaaaaah!

Tuvimos que movernos ya que reventó la puerta de una patada. Escapamos por la ventana y corrímos hacía el bosque.

- Corre Saray está detrás de ti.

Me defendí como pude y le dejé atrás. Alicia se cayó y se torció el tobillo. La ayudé a levantarse. Corrió agarrada a mi brazo. Ya llegaba la policía. En ese instante, sacó un puñal, cogió a Ali y se lo clavó en el vientre.

- ¡No, pedazo…!

No me dejaron seguir, ya que mis padres me abrazaron y a él lo atraparon por fin.

- Ali, Ali, no cierres los ojos, quédate conmigo.

- Gracias por haber sido mi mejor amiga.

Murió. Había perdido mucha sangre en muy poco tiempo. Tras la muerte de mi mejor amiga no levantaba el ánimo, no iba al instituto… hasta que mis padres

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me dijeron que tenía que seguir con mi vida cotidiana. Regresé al instituto. Allí todo me recordaba a ella. Todo el mundo me daba ánimo, abrazos… Fui a clase y no tenía ni un libro.- Profe ¿puedo ir a la taquilla, para coger el libro?

- Claro, claro ve.

Mientras iba por los pasillos, lloraba por Ali y al mismo tiempo también tenía la sensación de que me vigilaban. En mi taquilla había muchas fotos de las dos, pero cogí los libros y me fui. Cerré la taquilla y… allí estaba.

- ¡Hola, princesita!

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EL JUEGO DE LA MUERTE

Lorena Capilla

Todo empezó con una apuesta, y no una apuesta cualquiera en la que te juegas unos caramelos o cosas con poco valor, si no una apuesta en la que te juegas la vida.

Ese día quedamos todos en un parque por la tarde, éramos seis personas, pero si lo llegamos a saber no hubiéramos ido ninguno. Eran las cinco, hacía un poco de aire pero al estar en verano, el calor era agoiante. En la calle no había nadie y en el parque mucho menos. Nos dirigimos todos hacia un banco que había debajo de la copa de un árbol, era un banco de esos de picnic así que cabíamos todos. No sabíamos qué hacer, los tres chicos que había; Carlos, Daniel y Manu, querían jugar al fútbol y las chicas, Sandra, Jenny y yo, queríamos jugar a las cartas, y eso hicimos, los chicos fútbol y las chicas cartas. Esa tardenoche no teníamos hora ninguna, teníamos ieciséis años y no nos dejaban entrar todavía a ninguna discoteca del pueblo, así que se nos ocurrió contar historias de miedo. Empezó Daniel, seguido Jenny y así hasta todos. Cuando terminamos de contar todos nuestras historias era medianoche y los chicos al ver que teníamos miedo, empezaron a inventarse apuestas ridículas para darnos más miedo aún. Solo de recordarlo me dan escalofríos. Las primeras tres apuestas eran del tipo: “quien no suba al árbol tendrá que pasearse por el parque en ropa interior”, al estar en el parque a oscuras (apagaban las luces del pueblo a las once y cuarto para ahorrar) no se veía nada, así que si perdíamos nos daría igual. Pero lo peor fue cuando a Daniel se le ocurrió la mejor apuesta: entrar al matadero, que había a la entrada del pueblo y recorrérselo entero, y quien no lo hiciera tendría que pasar una noche en el viejo cementerio del pueblo solo. Todos nos quedamos boquiabiertos. Una ráfaga de aíre nos provocó escalofríos, decidimos hacerlo. Llegamos a la media hora de proponer la apuesta, nadie quería quería quedarse una noche solo en el cementerio, pero las leyendas que contaban acerca del matadero no eran una buena bienvenida a este sitio.

El matadero estaba en un campo en la carretera qué te enviaba al polígono y al pueblo. Bajamos por la carretera, pasamos las dos rotondas, subimos, volvimos a bajar por una carretera en S que pasaba enfrente del edificio, si seguías la carretera te llevaba a la autopista. Buscamos la entrada, ya que el matadero era un complejo de tres edificios juntos en ruinas pero de un piso solo. Al fin encontramos la entrada en la segunda parte del matadero. La puerta era grande, estaba medio rota y con un poco de color blanco para dar a conocer que antes era de ese color. Todos entramos en silencio y muy despacio. Había dos pasillos, los dos tenían las paredes llenas de baldosa agrietadas y con moho y unas perchas de metal parecidas a las del colegio. No se veía hasta donde llegaban aquellos pasillos ya que todo estaba oscuro. A Daniel se le ocurrió hacer dos grupos, uno que fuera por el pasillo izquierdo y otro que fuera por el pasillo derecho. Daniel, Manu y yo fuimos por el izquierdo, mientras que Sandra, Carlos y Jenny fueron por el otro. No andamos mucho,

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cuando encontramos una habitación sin puerta a la derecha. Entramos, estaba vacía, solo había algunos artilugios de cuando el matadero estaba activo. De pronto un grito nos estremeció, pensamos que seria una broma del otro grupo pero por si acaso fuimos en su búsqueda. Fuimos a la entrada para ir por el otro pasillo, al correr nos encontramos de frente con Carlos y Sandra que se chocaron con nosotros.

-¿Dónde esta Jenny?- preguntó Daniel alarmado.-No sé, se enfadó porque no queríamos irnos y se fue ella sola- contestó Sandra-¿Y si la pasa algo? ¿Cómo se os ocurre dejarla sola?, ese grito venía de ella...Hay que buscarla-dijo Manu

La buscamos por todo el pasillo derecho presas del pánico y con los mecheros de los que fumábamos dando luz, no estaba. Nos fuimos al pasillo izquierdo y entramos a la primera sala donde estábamos cuando se escuchó el grito, era imposible que estuviera allí, la hubiéramos visto pasar. Hay estaba con una sonrisa en su cara ensangrentada y colgada de un garfio en el techo. Tenía una nota en la mano, Daniel nervioso y aterrado se acercó, cogió la nota llena de sangre y la abrió dando la espalda al cadáver de Jenny. Leyó la nota en voz alta: “NO…”. Todo corrimos hacia adelante sin darnos cuenta de que Manu , que iba el último se había tropezado, cuando nos quisimos dar cuanta, no estaba…Salimos del matadero asustados no sabíamos que hacer. Hicimos el recuento haber si estábamos todos y nos fijamos que faltaba Manu.

-Yo me voy, paso de quedarme aquí, paso de morir- dijo Sandra-Tenemos que buscar a Manu, tú si quieres vete, pero yo voy a buscarle-replicó Daniel.

Después de cinco minutos de gritos, lágrimas y enfados, Sandra se fue sola, yo me quedé con Daniel y con Carlos. Entramos ahora estábamos más nerviosos que nunca no sabíamos quien o que nos estaba siguiendo e intentando matarnos. Lo primero que hicimos fue ir a buscar la estancia donde estaba el cadáver de Jenny. Caminamos con cautela, nos asomamos y ni rastro de Manu. Seguimos caminando hasta llegar a una de las habitaciones más grandes. Allí había de todo máquinas de matanza, cuchillos oxidados y… el cadáver de Manu con las cuencas de los ojos vacías por las qué caían chorretones de sangre, su cuerpo en forma de cruz nos dejó impactados, en una de sus manos había otra nota: “JUGUÉIS…”. Corrimos espantados hacia la salida pero la puerta se nos cerró en la cara y no había forma de abrirla. Nos asomamos por una de las ventanas que hacia hilera en la pared del pasillo derecho. Los ojos se nos abrieron al compás de la boca cuando vimos a Sandra vestida de blanco ahorcada en la copa de un árbol. En el tronco del árbol pudimos ver que ponía: “CON…”.Seguimos corriendo por el pasillo, este se comunicaba con la otra parte del complejo. No se diferenciaba mucho de la primera estancia. La primera puerta que nos encontramos daba a una habitación con una mesa vieja y dos hachas oxidadas y llenas de sangre clavadas en ella. Carlos pensó en coger una de esas hachas para estar más protegidos si nos encontrábamos con el culpable.

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Pero al entrar la puerta se le cerró a las espaldas quedando él solo allí, en la puerta se podía ver: “LA…” Carlos chilló mientras nosotros dábamos golpes e intentábamos abrir la puerta, no nos sirvió de nada. Daniel y yo no sabíamos que hacer, estábamos muy asustados.

-Esto te pasa por hacer apuestas estúpidas- Le grité a Daniel.-Me pensaba que era una leyenda, no me eches las culpas- dijo él.-Yo me voy. No me voy a quedar ni un minuto más aquí- y camine hacía la salida, mientras se escuchaba el chasquido de una de las puertas que había a mi espalda.

Llegué a la puerta de la salida dejando a Daniel solo allí, luego me arrepentí, pero ya no había marcha atrás. La puerta seguía cerrada. Espere sola, pensé en maneras de salir de allí. Hasta que de repente la puerta se abrió sola. Al principio salí caminando, cuando me alejé un paco de aquella zona empecé a correr del miedo, de la pena y de todos los sentimientos que se me juntaron.

-Esto es todo lo que sé. Más no puedo contarle. Salí corriendo hasta mi casa y les llamé- Le dije al inspector Martín.-Hemos estado allí, y hemos encontrado el cadáver de Daniel fuera del matadero, al final puedo salir, tenía una nota, no sé si a ti te dirá algo… ponía “MUERTE”.- Me dice mucho- conteste yo bajando la cabeza.“NO JUGUEIS CON LA MUERTE”

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EL SECRETO DEL FUEGO

Marco Mayoral

Me monté en el autobús después de que el conductor diera la última llamada, no podía pensar en otra cosa que marcharme, escapar, evadirme por unos días de toda lo que dejaba atrás. Me senté en la parte posterior del autobús, podía elegir pues una mujer mayor y un hombre con cara de pocos amigos, habían montado en él. Cuando por fin logré encajar la maleta de mano en uno de esos huecos tan estrechos, me senté junto a la ventana. Me puse los cascos y cerré los ojos.Un movimiento brusco del autobús me despertó y miré alrededor para ver lo que podía reconocer, ya estaba llegando a mi destino. El autobús paró en medio de la plaza del pueblo, cogí mi maleta y descendí las escaleras hasta tocar el suelo. Para mí fue importante pues ese suelo era la libertad. Era otoño, las hojas cubrían el suelo tiñendo todo de naranja, rojo y amarillo, hacía frió, un frió muy intenso que penetraba en el cuerpo y te congelaba los huesos, me subí la cremallera hasta arriba, me ajusté la maleta bien al hombro y caminé por los callejones hasta llegar a la casa de mis padres.Estaba igual, tal y como la recordaba; un pasillo largo y amplio, unas grandes escaleras que subían hasta las habitaciones. Me acuerdo que de niño me deslizaba por la barandilla como si fuera un tobogán. La estancia siempre estaba bien iluminada por don grandes ventanales a los lados, pero ese día era como si le faltara luz, como si le faltara vida. Dejé caer la maleta al suelo y me dirigí al salón para encender la chimenea; me costó un poco pero logré encenderla con un poco de leña y pastillas de encendido; colgué el abrigo en el perchero de la entrada y recogí mi maleta, no quería dormir en las habitaciones así que regrese al salón y me senté en el sofá mirando al fuego. Poco a poco se me cerraban los ojos, por fin podría dormir después de dos días inolvidables.Un frió me recorrió el cuerpo seguido de una sensación de liberación y bienestar; me incorporé, caminé hasta la cocina y me fijé en el reloj que colgaba de la pared, eran las 2:15; pensé que había dormido décadas. Me asomé por la ventana. La oscuridad cubría todo. Me agaché a coger un plato del armario de debajo de la ventana. Cuando me incorpore, vi apoyada en la ventana, un cara vieja con los ojos negros, las manos negras, en ellas se veían los huesos apoyados junto a la cabeza, una en cada lado, como intentando ver el interior. No podía respirar, me eché para atrás tropezándome con la silla del comedor, dejando caer el plato al suelo.El sonido del crujido de la porcelana contra el suelo me hizo cerrar los ojos, por un segundo; cuando los abrí todo estaba igual, ni rastro de esa mujer; pensé que todo habían sido imaginaciones mías por la falta de sueño. Intenté tranquilizarme pero el fondo no podía, tenía grabada esa imagen. Ya no tenía hambre, regrese al salón, pero al darme la vuelta, ahí estaba otra vez. En unos segundos me miró con mirada triste, me señaló y exploto en llamas gritando de dolor. Caí redondo al suelo arrastrándome debajo del perchero; se me cayó mi

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abrigo encima tapándome la vista, me lo quite rápidamente pero ya no quedaba ni rastro de la mujer, ni de las cenizas, ni una quemadura en la alfombra, nada, me quedé inmóvil mirando a todos lados esperando no volver a verla, se me saltaron las lágrimas aunque intentaba contenerlas. No quería que ese ser me viera llorar; corrí hacia el salón cerrando la puerta y poniendo una silla en el picaporte, me senté e intenté pensar en otra cosa.Llamaron al timbre, lo primero que hice fue mirar al exterior por la ventana ya era de día y me sentí más seguro, quité la silla del picaporte, abrí la puerta poco a poco, miré y me dirigí a la puerta. Eran unos amigos, me sentí aliviado y les invité a pasar, les conté todo lo sucedido esa noche. Casi todo. Iván, Elena, Nuria y Toni, se quedaran mirando como si no pudieran decir nada. Yo les pedí que se quedaran a dormir esa noche, ellos aceptaran solo para demostrarme que no había nadie. Esa noche comenzó todo, unos nos quedamos en el salón a ver la tele, otros en la cocina a preparar algo de cenar pero yo no estaba tranquilo, no tenía la sensación de cuando tienes miedo y alguien se queda contigo, esa sensación de que teniendo a alguien a tu lado no te puede pasar nada.Todos no quedamos a dormir, uno en cada habitación, menos yo que dormía en el salón.Unos gritos me sobresaltaron y me levanté corriendo, subí a las habitaciones y las puertas estaba cerradas; comprobé todas las puertas de las habitaciones de mis amigos; ninguna, por mucho que lo intentaba, se movía ni un ápice, pero los gritos y golpes de mis amigos aumentaban, lo único que gritaban era “No nos mates, no podemos salir, hay rejas en las ventanas”.Un denso humo subía por los escaleras, bajé y todo el salón estaba en llamas.Intenté extinguirlas pero ya era demasiado tarde, volví a subir a decirles a mis amigos lo que sucedía; al oír lo que pasaba gritaban más, di patadas a las puertas pero nada. Después de un rato intentando ayudarles, me fui a pedir ayuda, corrí hacia la puerta y ahí estaba esa mujer, en medio de la puerta, me quedé quieto e hizo el mismo gesto que la última vez, me miró y me señaló. Una explosión me hizo caer al suelo; cuando me levanté ya no estaba, abrí la puerta y llamé a los vecinos que estaban ya avisando a la policía porque el humo se veía desde lejos. No tuve fuerzas para seguir de pie y caí al suelo inconsciente.El ruido de los bomberos, la policía y la gente gritar me despertó; estaba tumbado en el salón de los vecinos, cuando oí abrirse la puerta y un policía apareció en el salón explicándome que no habían conseguido rescatar a mis amigos pero que encontraron un móvil que me entregó, después de darme el pésame. Era el móvil de Nuria estaba apagado pero recordé que apuntaba el número PIN en la carcasa, lo encendí y recibió un mensaje un minuto después. Lo leí, ponía: “No saldréis vivos de esta casa, espero que no os de miedo el fuego”. Miré quién lo había enviado, no podía dar crédito, el nombre del emisor era yo, yo lo había enviado. Eso era imposible.Luego recordé como un flash que fui yo, yo cerré las habitaciones con llave, yo rocié el salón con gasolina y saqué un tronco ardiendo de la chimenea, yo los maté. Ahora entiendo lo que me quería decir esa mujer: yo era el asesino, yo y solo yo.Me subí al autobús, después de que el conductor diera la última llamada, no podía pensar en otra cosa que marcharme, escapar, evadirme por unos días de toda lo que dejaba atrás. Me puse los cascos y cerré los ojos…

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