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CAPITULO II MARCO TEÓRICO
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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
Los antecedentes constituyen, un conjunto de hechos, sucesos y
acontecimientos ocurridos anteriormente a la formulación del problema, los
cuales sirven para aclarar, juzgar e interpretar la situación que se investiga,
por lo tanto su propósito e importancia, es el de ayudar al investigador a
definir las estrategias metodológicas que se van a seguir.
Ahora bien, la Casación en el sistema civil venezolano se establece en
virtud de que todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de
justicia, toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las
debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación de carácter
penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u
obligaciones de carácter civil.
En efecto, el Tribunal de Casación podrá en su sentencia anular el fallo
recurrido, cuando en éste se hayan quebrantado u omitido formas
sustanciales de las actos del proceso que menoscaben los derechos
constitucionales. Dicha declaratoria podrá hacerla la Sala de Casación, ya
sea a solicitud de parte `o incluso de oficio’.
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En este sentido se encontró un estudio elaborado por Guanipa,
Soireth.,Perez, Gabriela.,Uzcategui, Maria Barboza. Análisis de la tutela
judicial efectiva y la oralidad como elementos intrínsecos dentro del derecho
procesal civil venezolano, presentado por ante Universidad Dr. Rafael
Belloso Chacín, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Escuela de
Derecho; Maracaibo (2009)
La referida investigación fue de tipo documental descriptiva bajo un
diseño bibliográfico, basado en la legislación venezolana como la
Constitución y el Código Procesal Civil, acompañado de una amplia doctrina
de destacados autores en materia procesal civil como Couture (2004), y
Rivera (2003), donde se logró una observación documental para el estudio
crítico de los resultados sobre el análisis de diferentes autores.
Para este trabajo e interpretación de la información se emplearon las
técnicas propias de la disciplina jurídica tomando en cuenta el punto de vista
literal histórico, filosófico y exegético. El análisis y la interpretación de los
datos que se realizaron a través de la hermenéutica jurídica, concluyó que
existe una justificación tanto de la tutela judicial efectiva y de la Oralidad,
consideradas de gran importancia, ya que permitirán informar acerca de los
problemas de gran relevancia en la sociedad venezolana con referencia a
este punto.
Finalmente, se propusieron recomendaciones en pro de abreviar los
procedimientos civiles y obtener una tutela judicial efectiva sin que ésta sea
vulnerada.
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Por otra parte, esta investigación, establece los conceptos y criterios de
la tutela judicial efectiva, por lo que en este sentido existe una relación, con
la investigación plasmada a continuación donde se encontró que, existen dos
corrientes opuestas que definen el derecho a la tutela judicial efectiva; una,
ha señalado que la misma se limita a lo establecido en el artículo 26 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; y en contraparte, otra
de las corrientes afirma que el derecho a la tutela judicial efectiva queda
definida por los artículos 26 y 49 referidos a las garantías constitucionales
que integran el debido proceso. Se concluye que, la tutela judicial efectiva es
un amplio derecho que se encuentra plasmado en la segunda corriente.
Por otra parte, Mejía Verónica y Sulbarán Yasmín, realizaron un
estudio titulado Análisis de los recursos en el procedimiento oral y la tutela
judicial efectiva en Venezuela. Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín,
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Escuela de Derecho; Maracaibo
(2009)
En el referido estudio, se propuso analizar los recursos en el
procedimiento oral y la tutela judicial efectiva en Venezuela, teniendo como
fundamentación teórica las opiniones de autores tales como, Corredor
(2002), Couture (2004), Rivera (2003), definiendo los recursos del
procedimiento oral como el acto procesal a través del cual las partes
participan al juez o a los organismos de mayor jerarquía, que se están
generando actos durante un determinado procedimiento que le son
perjudiciales y le solicitan se verifiquen los hechos que generen tales actos, y
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que se les conceda la oportunidad de presentárselos para su estudio a través
de su conocimiento y sana critica y se le otorguen una solución favorecedora.
Asimismo, definen la tutela judicial efectiva, donde es de hacer mención
el aporte que en esta oportunidad se brinda a la investigación en curso, pues
se estableció en este que la tutela es como la suma de todos los derechos
constitucionales procesales, los cuales no sólo supone el derecho de acceso
a la justicia y a obtener con prontitud la decisión correspondiente sino que
comporta también la obligación que tiene la administración de justicia, en
respeto del derecho constitucional a la igualdad.
En este orden, para el logro de sus objetivos, se utilizó una metodología
de carácter documental, la población objeto de estudio estuvo constituida por
diferentes fuentes bibliográficas, jurisprudenciales, legales y doctrinales,
utilizando para la misma el método deductivo, a través de una guía de
observación diseñada por los investigadores.
Finalmente, al analizar a fondo sus objetivos llegaron a la conclusión
que los recursos en el procedimiento oral y a tutela judicial efectiva en
Venezuela, son de fundamental aplicación y desarrollo dentro de cualquier
procedimiento oral y judicial, la implementación de estos permitirán garantizar
los derechos e intereses de las personas en el estado social de derecho y
justicia.
En referencia a lo expuesto, se puede decir que en esta oportunidad la
investigación citada, trae al tema de estudio el debido proceso y las
actuaciones que debe hacer el sistema de justicia para la aplicación del
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derecho en su debido proceder.
De igual manera se revisó el trabajo de Vera, C. (2009). Universidad Dr.
Rafael Belloso Chacín, Vicerrectorado de investigación y postgrado,
Maestria. Trabajo de grado en materia de derecho procesal Civil. Titulado:
Inhibición y recusación frente al derecho a la Tutela Judicial Efectiva en el
derecho procesal.
El propósito general de esta investigación fue el análisis de la relación
de la inhibición y la recusación con el derecho a la Tutela Judicial Efectiva en
el proceso Venezolano, y a tales efectos se trazaron tres objetivos
específicos, dirigidos en primer lugar a contrastar la inhibición y recusación
en el proceso civil, con las ocurridas en otras áreas del derecho, en segundo
lugar se pretendió caracterizar las incidencias generadas por ambos
institutos en el proceso, para finalmente analizar estas bajo la concepción
jurisprudencial sobre la Tutela Judicial Efectiva. Para los fines citados
emplearon una investigación de tipo documental pura, con diseño
bibliográfico, para su mejor aplicación.
Se concluyó en la investigación citada que se logró detectar un
retroceso en el derecho a la Tutela Judicial Efectiva, gracias a la
desincorporación del allanamiento ante la inhibición del juez, a quien se
restringe el ius postulandi y el derecho a la defensa en juicio. El citado
trabajo se fundamentó en el contenido de las siguientes investigaciones
elaboradas por Araujo (1993), Abramovich, Victor y Khoen Beatriz (2000),
Bello (2000), Jiménez (2000), Borjas (1998).
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Ahora bien, en cuanto al aporte el trabajo anteriormente citado,
coadyuvara en el desarrollo de la presente investigación, dado que
ciertamente se analizaron determinadas sentencias emanadas del Tribunal
Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela donde se
establecieron ciertas concepciones en relación al principio de Tutela Judicial
Efectiva establecido constitucionalmente en el artículo 26 de la Carta Magna,
y que en consecuencia permitirá establecer de forma clara los efectos de tal
principio y la manera de hacer surtir tales efectos en forma efectiva por parte
de los órganos de justicia, al momento de que sean dirigidas instancias o
peticiones por parte de los administrados.
2. BASES O FUNDAMENTOS TEÓRICOS
La fundamentación legal-doctrinal se encuentra integrada con las
diferentes teorías, legislaciones, enfoques teóricos, estudios en general que
se refieren al problema a indagar. El desarrollo de éste estudio orienta el
rumbo del proceso de la investigación y ayuda a precisar y a organizar los
elementos contenidos en la descripción del problema de tal forma que
puedan ser manejados y convertidos en acciones concretas.
2.1. CASACIÓN DE OFICIO COMO GARANTÍA DEL DEBIDO PROCESO
La Institución de Casación a nivel mundial se fundamenta jurídicamente
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos suscrita en la
Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos en San
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José, Costa Rica 7 al 22 de noviembre de 1969, en donde se expone en el
artículo 8 lo siguiente:
1. Toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier carácter. 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías: a) Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, sino comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; b) Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada; c) Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa; d) Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor; e) Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la Ley; f) Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presente en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos; g) Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable; h) Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior. 3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza. 4. El inculpado absuleto por una sentencia firme no podra ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos. 5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia.
En este sentido se puede decir que la Casación, nace de los derechos
que emanan de lo que se ha llamado como debido proceso el cual como
derecho humano de fuente constitucional envuelve comprensivamente el
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desarrollo progresivo de prácticamente todos los derechos fundamentales de
carácter procesal o instrumental, cuyo disfrute satisface inmediatamente las
necesidades o intereses del ser humano.
Por otro lado el Pacto de San José expone en el artículo 25 lo que es
llamado la Protección Judicial donde:
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que
la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación
sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones
oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal
del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal
recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de
toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso.
En efecto el Instituto de la Casación es una de las figuras jurídicas más
delicadas, sutiles y de arduo y complicado trabajo, pero ciertamente al mismo
tiempo es una de las áreas o campos más interesantes y atractivos de la
teoría de los procesos judiciales.
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En este sentido, el ilustre casacionista Calamandrei (1961-p.42),
considera que sus actuaciones se materializan mediante una de sus
funciones denominada Función Nomofilactica, con la cual la Corte de
Casación interpretando la norma legal, asegura la integridad de la legislación
y la uniformidad de la jurisprudencia.
Según el mismo autor, Calamandrei (1961-p.49), cuando se habla de
nomofilaxis para describir el fin de la casación se pretende hacer alusión a
algo distinto y no es más que concretamente a la tarea que desempeña la
Sala de Casación, en la corrección de los errores de interpretación jurídica,
cometidos por los Tribunales de instancia en las recurridas.
Aunado a lo anterior, Sarmiento (1998-p.40), acota que por lo que toca
a la Función Nomofilactica o de protección de la ley, ella se refiere tanto a las
normas que rigen el procedimiento como a las que debe aplicar el juez para
decidir el fondo de la controversia, debido a que los errores que pueda
cometer el juez en uno y otro caso, afectan el interés que tiene el estado en
que se mantenga vigente y se cumpla estrictamente el ordenamiento jurídico
nacional.
En este sentido, la Casación anula las sentencias que se someten a su
dictamen, y que conforme a su criterio contienen infracciones legales, no solo
por la injusticia que la envuelven, sino porque reflejan la contumacia del juez
frente a la ley que le crea un imperativo concreto e inexcusable que puedan
violar el debido proceso.
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Por su parte, el profesor Guasp (1975-p.1490), expone que como
gestión esencial, se atribuye a la casación, y afirma que ello obedece al error
original de ver en los tribunales de justicia organismos dedicados a actuar o
proteger el derecho, sea el derecho subjetivo de los particulares, sea el que
ahora suele recogerse más frecuentemente, el derecho objetivo, considerado
como un todo.
Así mismo se puede acotar, que no es un instituto destinado a proteger
el ordenamiento jurídico, sino más bien al derecho humano del hombre a
ejercer la justicia por lo que, si la Casación es verdaderamente un ente
procesal y no un aparato político, más o menos vergonzoso o más o menos
disimulado, la función de protección del ordenamiento jurídico tiene que serle
directa e inmediatamente ajena.
2.1.1. LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA EN LA LEGISLACIÓN
VENEZOLANA
Según Bello y Jiménez (2004, p.273) define como principio de la Tutela
Judicial Efectiva según La Constitución de la República en su artículo 26
consagra la garantía jurisdiccional, también llamada el derecho a la Tutela
Judicial Efectiva, que ha sido definido como aquel, atribuido a toda persona,
de acceder a los órganos de administración de justicia para que sus
pretensiones sean tramitadas mediante un proceso, que ofrezca una mínima
garantía. Es, pues, la garantía jurisdiccional, el derecho de acceso a la
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justicia mediante un proceso dirigido por un órgano para conseguir una
decisión dictada conforme el derecho.
2.1.1.1. CONCEPCIÓN
La Tutela Judicial Efectiva como un derecho es bastante amplio que
involucra no sólo el acceso a la justicia y a obtener una decisión razonada y
justa, sino que también incluye las garantías constitucionales procesales que
se encuentran en el artículo 49 de la Constitución.
En este sentido, Molina (2002, p.132), considera que la Tutela Judicial
Efectiva es una garantía Constitucional procesal que debe estar presente
desde el momento en que se accede al aparato jurisdiccional, hasta que se
ejecuta de forma definitiva la sentencia dictada en el caso concreto, es decir,
que una vez garantizado el acceso a la justicia, cada uno de los demás
principios y garantías constitucionales que informan al proceso, tales como el
debido proceso, la celeridad, la defensa y la gratuidad deben ser protegidos
en el entendido de que el menoscabo de alguna de esas garantías, estaría al
mismo tiempo vulnerando el principio a la Tutela Judicial Efectiva.
Dentro de esta corriente también se enmarca Díaz (2004, p.198), para
quien la Tutela Judicial Efectiva se materializa a través del proceso
constituido por: el libre acceso de los ciudadanos de los órganos
jurisdiccionales, la plena protección cautelar, la sustanciación de un proceso
debido conforme a las garantías procesales fundamentales, la correcta
aplicación del derecho al caso concreto y una efectiva ejecución de lo
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sentenciado.
Ahora bien, los investigadores deducen que tomando en cuenta los
conceptos emitidos por tan reconocidos juristas se identifican dos corrientes
claramente diferenciadas, la primera que limita el alcance de la Tutela
Judicial Efectiva a lo establecido en el art. 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela que engloba los siguientes derechos: El
derecho de acceso a los órganos de administración de justicia., el derecho a
obtener una sentencia motivada, justa, correcta y congruente, el derecho a
recurrir de la sentencia y el derecho a ejecutar las decisiones judiciales.
Ahora bien, esta corriente no involucra los derechos o garantías
Constitucionales procesales establecidas en el artículo 49 de la Constitución,
las cuales se refieren al debido proceso legal. En este orden de ideas es
necesario mencionar en forma textual el artículo 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela el cual establece:
“Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración
de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o
difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la
decisión correspondiente.
El Estado garantiza una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente , responsable, equitativa y expedita,
sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.”
Según los investigadores en vista de lo que expresa la Constitución
considera, de igual manera y con el objeto de hacer efectiva la Tutela Judicial
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de los administrados y garantizar su derecho de libre acceso a la justicia, la
ley orgánica deberá eliminar la carga que tienen los administrados de agotar
la vía administrativa antes de interponer el recurso contencioso administrativo
de nulidad, lo cual debe quedar como una opción a elección del interesado,
pero no como un requisito de cumplimiento obligatorio.
Aunado a ello, la legislación deberá establecer expresamente que en
caso de que un acto administrativo estuviere viciado de inconstitucionalidad o
de algún vicio que acarree su nulidad absoluta, no operará en modo alguno,
el plazo de caducidad para el ejercicio del recurso contencioso administrativo
de nulidad. Lo anterior tiene por objeto ofrecer al administrado una protección
de sus derechos humanos acorde con el principio de progresividad
consagrado en la Constitución, una vez eliminada la acción de amparo
cautelar contra actos administrativos.
2.1.1.2. DERECHOS QUE COMPRENDE
Esparza (2001, p. 221), señala que los derechos fundamentales que
consagra la tutela judicial efectiva, se concretan en el derecho a ser parte en
el proceso, para promover la actividad jurisdiccional que desemboque en una
decisión judicial sobre las pretensiones deducidas. Expresa el autor que
dicha resolución judicial deberá ser fundamentada cualquiera que sea su
sentido, favorable o adversa.
Por otra parte Bello (2010, p.39) ubicado en el artículo 26 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) expresa que la
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tutela judicial efectiva contempla el derecho de acceso a los órganos
jurisdiccionales, de obtener una sentencia razonada, motivada, congruente y
que no sea jurídicamente errónea, derecho de recurrir de las decisiones
perjudiciales, a ejecutar las decisiones judiciales una vez que hayan quedado
definitivamente firme.
Ahora bien, este autor refiere que según el artículo 49 anteriormente
citado se puede decir que la tutela judicial, encierran los derechos a la
defensa y a la no indefensión, derecho a un juez natural, a un intérprete,
asistencia letrada, derecho a ser informado de la acusación o cargos que se
imputan, derecho a un proceso público, con todas las garantías, sin
dilaciones indebidas, con derecho a la igualdad de armas procesales, donde
se puedan utilizar medios de pruebas legales y pertinentes y con el derecho
a no declararse culpable y a no declarar contra sí mismo, por lo que se tiene
el derecho a la presunción de inocencia, con principio de legalidad, y de
informalidad.
2.1.1.3. PROTECCIÓN JUDICIAL
Son múltiples y variadas las características peculiares que los autores,
e incluso los ordenamientos jurídicos atribuyen al proceso y la protección
judicial , tantas que sería insensato tratar de recogerlas en este artículo, en el
257 de la Constitución de la República Bolivariana De Venezuela, el cual en
forma expresa hace referencia a los principios de Simplificación, Uniformidad
y Eficacia de los trámites procesales a los fines de adoptar la oralidad,
25
brevedad y publicidad de los mismos, y el no sacrificio de la justicia por la no
materialización de formalidades no esenciales, en forma respectiva.
En este sentido Bello (2002-p.65), indica que si bien es cierto que el
proceso constituye un instrumento o medio fundamental para la realización
de la justicia y que las leyes procesales establecerán la simplificación de los
trámites, por tanto se puede deducir entonces que se establece como
especie de una relación simbiótica, incluso muy semejante a la existente
entre el derecho sustantivo y adjetivo, pues ambos necesitan de sí mismos
en forma recíproca para su subsistencia,
Por lo tanto, en este caso el proceso existe pero requiere de la
aplicación de estos principios para la consecución pronta y efectiva de sus
fines, para que se garantice la protección judicial, así como estos principios
requieren de la existencia de tales procesos para lograr sus cometidos como
norma programática que se logra desarrollar en un proceso.
2.1.2. EL DEBIDO PROCESO EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA
Para Ambrosio (2006, p. 58), el concepto del debido proceso envuelve
comprensivamente el desarrollo progresivo de prácticamente todos los
derechos fundamentales de carácter procesal o instrumental, como conjuntos
de garantías de los derechos de goce, cuyo disfrute satisface
inmediatamente las necesidades o intereses del ser humano, es decir, de los
medios tendientes a asegurar su vigencia y eficacia.
En esta línea, Bustamante (2002, p.58) sostiene que: “La dimensión
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material del debido proceso exige que todos los actos de poder, sean normas
jurídicas, actos administrativos o resoluciones judiciales, inclusive, sean
justos, es decir, que sean razonables y respetuosos de los valores
superiores, de los derechos fundamentales y de los demás bienes jurídicos
constitucionalmente protegidos, a tal punto que su inobservancia debe ser
sancionada con la inaplicación de aquel acto o con su invalidez.
De ese modo, un acto será considerado arbitrario, y por tanto lesivo del
derecho fundamental a un debido proceso sustantivo, si no se sujeta a
parámetros de razonabilidad; es decir, si su fin no es lícito –en tanto vulnera
un derecho o un bien jurídico de mayor jerarquía que el que pretenden
protegerse– y los medios para alcanzarlo no son proporcionales –en tanto no
respetan los principios de adecuación, necesidad y proporcionalidad en
estricto–”
De allí que las leyes y, en general, las normas y los actos de autoridad
requieran para su validez, no sólo haber sido promulgados por órganos
competentes y procedimientos debidos, sino también pasar la revisión de
fondo por su concordancia con las normas, principios y valores supremos de
la Constitución (formal y material), como son los de orden, paz, seguridad,
justicia, libertad, entre otros, que se configuran como patrones de
razonabilidad.
Es decir, que una norma o acto público o privado sólo es válido cuando,
además de su conformidad formal con la Constitución, esté razonablemente
fundado y justificado conforme a la ideología constitucional. De esta manera
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se procura, no sólo que la ley no sea irracional, arbitraria o caprichosa, sino
además que los medios seleccionados tengan una relación real y sustancial
con su objeto.
En resumen, el concepto del debido proceso, a partir de la Carta
Magna, se ha desarrollado en los tres grandes sentidos descritos: a) el del
debido proceso legal, adjetivo o formal, entendido como reserva de ley y
conformidad con ella en la materia procesal; b) el del debido proceso
constitucional o debido proceso a secas, como procedimiento judicial justo,
todavía adjetivo o formal procesal–; y c) el del debido proceso sustantivo o
principio de razonabilidad, entendido como la concordancia de todas las
leyes y normas de cualquier categoría o contenido y de los actos de
autoridades públicas con las normas, principios y valores del Derecho de la
Constitución.
2.1.2.1. LINEAMIENTOS CONSTITUCIONALES
Indican los investigadores que la noción de "Debido Proceso" como ha
sido asumida en la Constitución de 1999, comporta el categorizar a dicho
Derecho como uno de los Derechos Humanos, vinculado éste a todo proceso
jurisdiccional o administrativo como él de la casación a favor de justicia,
donde el estado debe actuar de oficio y con miras a posibilitar tanto el
requerimiento como el reconocimiento judicial a un juicio justo.
A estas consideraciones el maestro Petit (2011, p.5) acota que el
debido proceso se ha venido reduciendo a procedimientos; a meros
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instrumentos que da la ley, como una venia del Estado a través de sus altos
representantes, sin entender que esa óptica es incorrecta, pues se trata de
una institución compleja parafraseando al ilustrísimo Fix Zamudio.
Ahora bien, en Venezuela, la garantía no es nueva lo novedoso es la
sistematicidad en su concepción integradora del como está descrito en el
Artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999):
El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y, en consecuencia: 1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga; de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en esta Constitución y en la ley. 2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario. 3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente por un tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete. 4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias o especiales, con las garantías establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto. 5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
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La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza. 6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes. 7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente. 8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación de la situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de la magistrada, del juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
Dicho artículo no se encierra de manera única el referido Derecho
Humano, sino que, "por el contrario, dicha norma no es más que el punto de
partida de una más global concepción de la garantía: el proceso, para ser
debido, debe ser justo, como atribución inherente de un concepto de Estado
al que no le basta ser catalogado como de Derecho, sino que le importa más
ser entendido como un Estado de Justicia".
2.1.2.2. GARANTÍAS JUDICIALES
Al respecto, La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha
señalado que: El derecho al debido proceso se consagra como un derecho
fundamental, tendente a resguardar todas las garantías indispensables que
deben existir en todo proceso para lograr una tutela judicial efectiva. En este
sentido, la Sala, mediante decisión del 15 de marzo de 2000, (caso: Enrique
Méndez Labrador), señaló la necesidad de que cualquiera que sea la vía
procesal escogida para la defensa de los derechos o intereses legítimos, las
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leyes procesales deben garantizar la existencia de un procedimiento que
asegure el derecho de defensa de la parte y la posibilidad de una tutela
judicial efectiva (15-11-2001).
El propio Supremo Tribunal, con relación al derecho de defensa señala
en decisión de Sala Político Administrativa de fecha 26-06-2001 que “se
concibe el derecho a la defensa, entre otras manifestaciones, como el
derecho a ser oído, puesto que no podría hablarse de defensa alguna, si el
administrado no cuenta con esta posibilidad; el derecho a ser notificado de la
decisión administrativa a los efectos de que le sea posible al particular,
En efecto, deben presentar los alegatos que en su defensa pueda
aportar al procedimiento, más aún si se trata de un procedimiento que ha
sido iniciado de oficio; el derecho a tener acceso al expediente, justamente
con el propósito de examinar en cualquier estado del procedimiento, las
actas que lo componen, de tal manera que con ello pueda el particular
obtener un real seguimiento de lo que acontece en su expediente
administrativo.
Asimismo, se ha sostenido doctrinariamente que la defensa tiene lugar
cuando el administrado tiene la posibilidad de presentar pruebas, las cuales
permitan desvirtuar los alegatos ofrecidos en su contra por la administración
y finalmente, con una gran connotación, el derecho que tiene toda persona a
ser informado de los recursos y medios de defensa, a objeto de ejercer esta
última frente a los actos dictados por la Administración.
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Y al desarrollar lo relativo a la tutela judicial efectiva, afirma la anterior
Sala en decisión de fecha 20-11-2001 que:
“La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela consagra el derecho a la tutela judicial efectiva (Art. 26), que no se agota, como normalmente se ha difundido, (i) en el libre acceso de los particulares a los órganos de administración de justicia para defenderse de los actos públicos que incidan en su esfera de derechos, sino que también comporta, (ii) el derecho a obtener medidas cautelares para evitar daños no reparables por el fallo definitivo; (iii) derecho a asistencia jurídica (asistencia de letrados) en todo estado y grado del proceso; (iv) derecho a exponer las razones que le asistan en su descargo o para justificar su pretensión; (v) oportunidad racional para presentar las pruebas que le favorezcan y para atacar el mérito de las que lo perjudique; (vi) obtener un fallo definitivo en un tiempo prudente y, otra garantía, hoy por hoy más necesaria ante órganos o entes contumaces a cumplir con las decisiones judiciales, (vii) el derecho a obtener pronta y acertada ejecución de los fallos favorables” (negritas del autor). En efecto las garantías mínimas que establece la legislación como
Debido Proceso, se centra en la esencia de un proceso que radica en que se
respeten los preceptos legales que asisten a un individuo, sometido a un
proceso, por tal razón dichas normas deben ir encaminadas a garantizar a
ese ciudadano su dignidad humana. Los legisladores han establecido los
derechos de los procesados tratando de evitar con ellos que se cometan
arbitrariedades o abusos de parte de las autoridades
2.1.2.3. DERECHOS CONSAGRADOS
No existe un catálogo estricto o limitativo de los derechos que se
consideren como pertenecientes al debido proceso. Sin embargo, en general,
32
pueden considerarse los siguientes como los más importantes:
(A) DERECHO AL JUEZ PREDETERMINADO POR LA LEY.
El contenido esencial del derecho señala la prohibición de establecer un
órgano jurisdiccional ad-hoc para el enjuiciamiento de un determinado tema,
lo que la doctrina denomina"tribunales de excepción". Como consecuencias
adicionales se establece el requisito que todos los órganos jurisdiccionales
sean creados y constituidos por ley, la que los inviste de jurisdicción y
competencia. Esta constitución debe ser anterior al hecho que motiva el
proceso y debe contar con los requisitos mínimos que garanticen su
autonomía e independencia.
Este derecho va de mano con lo que es la predictibilidad que debe
garantizar un sistema jurídico ya que los particulares deben estar en la
concreta posibilidad de saber y conocer cuáles son las leyes que los rigen y
cuáles los órganismos jurisdiccionales que juzgaran los hechos y conductas
sin que esa determinación quede sujeta a la arbitrariedad de algún otro
órgano estatal.
(B) DERECHO A UN JUEZ IMPARCIAL
No puede haber debido proceso si el juez es tendencioso. El juez debe
ser equidistante respecto de las partes, lo que se concreta en la llamada
"bilateralidad de la audiencia". Para evitar estas situaciones hay varios
mecanismos jurídicos:
33
• La mayor parte de las legislaciones contemplan la posibilidad de
recusar al juez que no aparezca dotado de la suficiente imparcialidad, por
estar relacionado de alguna manera (vínculo de parentesco, afinidad,
amistad, negocios, etc.) con la parte contraria en juicio.
• Una de las garantías básicas en el estado de derecho, es que el
tribunal se encuentre establecido con anterioridad a los hechos que motivan
el juicio y, además, atienda genéricamente una clase particular de casos y no
sea, por tanto, un tribunal ad hoc creado especialmente para resolver una
situación jurídica puntual.
(C) LEGALIDAD DE LA SENTENCIA JUDICIAL
En el área civil, la sentencia judicial debe ceñirse a lo pedido por las
partes en el proceso, lo que se concreta en la proscripción de la institución
de la incongruencia. En el área penal, la sentencia judicial sólo puede
establecer penas establecidas por la ley, por delitos también contemplados
por la misma.
(D) DERECHO A ASISTENCIA LETRADA
Toda persona tiene derecho a ser asesorado por un especialista que
entienda de cuestiones jurídicas (generalmente un abogado). En el caso de
que la persona no pueda procurarse defensa jurídica por sí misma, se
contempla la institución del defensor o abogado de oficio, designado por el
Estado, que le procura ayuda jurídica gratuita.
34
Con la finalidad de garantizar que cualquier particular inmerso en un
proceso judicial pueda contar con las mejoras formas de defender su
derecho (y de estar realmente informado del verdadero alcance del mismo)
es que se consolida dentro del derecho al debido proceso el derecho de toda
persona a contar con el asesoramiento de un letrado (abogado), una persona
versada en Derecho. De esa forma se busca garantizar el cumplimiento del
principio de igualdad y el uso efectivo del derecho de contradicción.
Existen algunos sistemas jurídicos donde esta garantía es irrenunciable,
debiendo los particulares contar siempre con la asesoría de un abogado. Sin
embargo existen también sistemas jurídicos que liberalizaron el principio
estableciendo la obligación sólo en determinadas materias (Derecho penal).
El derecho se consideraría vulnerado si a algún particular no se le permitiera
asesorarse mediante un abogado aunque también se señala que se causaría
una vulneración al mismo cuando la asesoría brindada (principalmente en el
caso de abogados de oficio brindados por el estado) no ha sido la idónea.
Dentro de este derecho, se podría identificar dos caracteres:
• El derecho a la defensa de carácter privado, concretado en el derecho de
los particulares a ser representadas por profesionales libremente designados
por ellas.
• El derecho a la defensa de carácter público, o derecho del justiciable a que
le sea proporcionado letrado de oficio cuando fuera necesario y se
encontrase en uno de los supuestos que señala la ley respectiva.
35
(E) DERECHO A USAR LA PROPIA LENGUA Y A SER AUXILIADO POR
UN INTÉRPRETE
Basado en el reconocimiento al derecho fundamental de la identidad
cultural, se señala que toda persona tiene el derecho de ser escuchada por
un tribunal mediante el uso de su propia lengua materna. Asimismo, en el
caso de que una persona comparezca ante un tribunal cuya lengua oficial no
es la natural, tiene el derecho a ser asistido por un intérprete calificado.
Este derecho adquiere peculiar significado en zonas geográficas donde
la variedad lingüística es amplia (principalmente Europa donde es recogido
por el Convenio Europeo de Derechos Humanos y por el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos). Sin embargo, su contenido no sólo se
entiende a nivel internacional sino incluso nacional en el caso de que dentro
de un país exista más de una lengua oficial o la Constitución del mismo
reconozca del derecho de las personas de usar su lengua materna. las
reglas del Debido Proceso influyen y se aplican a las actuaciones y
formalidades realizadas por aquellas personas que accionan activamente en
justicia sea en calidad de demandantes, acusadores privados, querellantes
entre otros.
Así también se hace la acotación, que el debido proceso se aplica a los
actos procesales de aquellos individuos que son sujetos a dicha acción, por
ejemplo los justiciables, imputados o demandados. Por lo que las normas del
Debido Proceso deben beneficiar igualitariamente a todas las partes en un
36
proceso judicial, sean demandantes o fueren demandados o acusados.
2.1.3. LA CASACIÓN EN EL SISTEMA JUDICIAL VENEZOLANO
Según Bello (2010, p.124) el sistema judicial venezolano, permite un
control de los actos procesales, bien de las partes bien del órgano
jurisdiccional, los cuales pueden ser de carácter ordinario donde se incluye la
revocatoria por contrario imperio, revocación o reconsideración, la apelación,
corrección y salvatura de la sentencia, pero también pueden ser de carácter
especial o extraordinario como sucede en el recurso de casación.
Sin embargo, como expresa Calamandrei citado por Bello (2010, p.125)
la casación resulta un instrumento complejo que es el resultado de la
combinación de dos elementos recíprocamente complementarios, uno de los
cuales pertenece al ordenamiento jurídico judicial, que encuentra su
ubicación en la teoría de la organización de los tribunales cuyo vértice resulta
de la Sala de Casación, mientras que el otro pertenece al derecho procesal,
por lo que se debe estudiar como un sistema de medios de impugnación.
Al respecto las investigadoras señalan, que el recurso de casación trata
entonces de un relación de complementariedad reciproca la cual es
característica del instituto, el cual es comprendido como, un recurso
extraordinario y un medio de impugnación que se interpone ante el Tribunal
Superior, contra fallos definitivos en los cuales se suponen infringidas las
leyes o por quebrantamientos de forma del procedimiento, siendo su
propósito primordial la integridad legislativa y la uniformidad de la
37
Jurisprudencia.
2.1.3.1. ORIGEN
Según Bello (2010, p.124) los orígenes de este recurso judicial pueden
encontrarse en los Estados italianos, que utilizaron este mecanismo para
imponer sus estatutos locales por sobre el ius commune. El apogeo de este
medio se dio en Francia, donde se utilizó como un mecanismo para uniformar
el Derecho a partir de la ley territorial, llegando a ser característico de su
ordenamiento jurídico.
Ahora bien señala el autor, que la palabra "casar" proviene del latín
casare, que significa abrogar o derogar. Por su parte, "casación" proviene del
término francés cassation, derivado a su vez de casser, que se traduce como
anular, romper o quebrantar.
Según lo expresado por la doctrina, la casación en su origen se
presento como un instrumento político atribuido a un órgano político que
buscaba proteger las ordenanzas del monarca y luego del parlamento. Ya
desde el derecho romano se distinguen las causas de impugnación de la
sentencia que se dicta, puesto que ésta puede ser nula por contravenir el ius
constitucionis, es decir, por incurrir en error respecto de las normas de
derecho objetivo, o bien por infracción al ius litigatoris, o errores en cuanto a
la existencia del derecho subjetivo de las partes litigantes, sin violar una
norma de ley de interés general.
38
Con posterioridad, el Magistrado va perdiendo su poder, el que se
encontraba cada vez más arraigado en las manos del “princeps”, tasándose
la prueba de acuerdo a ciertas normas de valoración obligando al magistrado
a dar valor a ciertos medios de prueba sobre otros e incluso, en el período
republicano, se le impusieron vías de impugnación o recursos jurisccionales
que permitirían amplias revisiones a las sentencias del magistrado, más aún
se las entendió un negocio jurídico permitiendo así que fueran anuladas por
adolecer de defectos externos, ya fueran errores de derecho o infracciones
procesales, operando incluso de pleno derecho, es decir, más que anulables
se les entendía inexistentes.
Luego del oscurantismo propio del derecho germánico, en el que la
prueba, más que un acto de esclarecimiento de los hechos, se constituyó en
olimpiada de las suertes y destrezas de los litigantes, principalmente del
demandado, en el siglo XIII se racionalizan los procedimientos judiciales y se
considera de la esencia de los mismos el establecimiento de los hechos en
que se basan las pretensiones de las partes, adoptándose un sistema
probatorio rígidamente tasado, a fin de evitar la arbitrariedad de la
magistratura, tanto con el objeto de ejercer un control político que defendiera
al legislador de las actuaciones del juez, cuanto para que el tribunal superior
pudiese poner remedio a los defectos procedimentales del juez inferior.
Así, se retoma el derecho romano justinianeo y la Escuela de Bolonia
diferencia como causales de anulación de una sentencia, por una parte los
“errores in procedendo” y, por la otra, los “errores in iudicando”, cuya
39
característica común era impedir que la sentencia fuera válida, aun cuando,
según señala Guasch, en algunos Estatutos de ciudades italianas se
confundieron con razones de impugnación por injusticia de la sentencia y no
por invalidez de la misma. Los errores “in procedendo” eran atacables por la
vía de la “querella nullitatis” y los “in iudicando”, por la “querella iniquitatis”,
cuyas causales generalmente podían servir tanto de base, para este recurso
de nulidad, como para el clásico recurso de impugnación por agravio,
constituido desde Roma como la “appelatio” o apelación.
La casación surge con motivo de la revolución francesa aunque algunos
autores establecen el origen en el llamado “conseils des parties”. El origen de
la casación es político, la revolución Francesa supone la división del estado
en 3 poderes distintos, a la asamblea le incumbe legislar, al poder judicial
aplicar esas normas sin desvirtuarlas, por lo que cualquier sentencia que
contradijese la ley no era válida, en virtud al principio de plenitud de la
codificación (todo está regulado)
Montesquieu: “el juez no es más que la boca por la que se aplican las
palabras de la ley” Para que los jueces no vulneren las normas que la
Asamblea dicta se crea el tribunal de casación, que no pertenece a la
asamblea ni al poder judicial, se crea al margen de los 3 poderes, como el
TC en el caso español. Este tribunal de casación tiene carácter político y
simplemente se dedicaba a una función negativa, anular las sentencias que
contravinieran el ordenamiento jurídico. La casación surge con una función
nomofiláctica , de preservar el cumplimiento el cumplimiento de las normas
40
tal y como han salido de la asamblea. Este tribunal no resolvía el fondo del
asunto, sino que esto lo hacía el tribunal enjuiciado (el tribunal de instancia).
En este sentido, el acudir al Tribunal de casación se entiende en interés
de preservar la ley, por eso estaba legitimado ir al recurso el Ministerio
Fiscal, por lo que la forma de controlar que los tribunales no contravengan
las normas son el “refere obligatorie” y el “refere voluntarie” (cuando el juez
no sabía cuál era la norma aplicable al caso, suspenderá el proceso y se
dirigirá a la asamblea para resolver el asunto). Este último sistema se
suprime con el código napoleónico de 1804.
Asimismo, el refere obligatorie se llevaba a cabo ante el tribunal de
casación que podía anular la sentencia por contravenir la ley y remitía las
actuaciones a otro tribunal distinto que volvía a dictar sentencia y si el
tribunal de casación denegaba la sentencia dictada por el nuevo tribunal se
volvían a remitir las actuaciones a otro órgano enjuiciador distinto y si el
tribunal de casación desestimaba ya ésta sentencia se remitían las
actuaciones a la asamblea que dictaba un decreto legislativo. En el refere
voluntarie era el propio tribunal que estaba conociendo del asunto el que
remitía las actuaciones al tribunal de casación.
En 1837 se suprime el refere obligatorie y se obliga al a que una vez
anulada la sentencia por el tribunal de casación, el tribunal al que se le
remiten las actuaciones se ajustará a lo dispuesto por las matrices del
tribunal de casación, aquí el tribunal se convierte en jurisdiccional y deja de
tener carácter político. Esto hace que el recurso de casación no sea un “ius
41
constitucionalis “(en interés de la ley) y pase a ser un recurso en interés de
parte. Lo que busca éste recurso ahora es uniformizar la jurisprudencia de
los tribunales inferiores y por supuesto crear jurisprudencia, la función
nomofiláctica ya no es tan clave.
En España la casación llega en el siglo XIX, donde se regula por 1º vez
es en la ley de 1855 de enjuiciamiento civil, aquí la casación ya no tiene un
carácter político y se ajusta a la cúspide de la pirámide del poder judicial, ya
que resuelve el TS.
La casación se concibe como un recurso en interés de parte, aunque el
MF pude interponer el recurso en interés de ley en casos excepcionales. De
todas formas la casación en España reviste unas características, se conciben
2 tipos de recursos de casación; por quebrantamiento de forma y por
infracción de ley o doctrina. Los vicios para interponer el recurso de casación
por infracción de ley eran vicios en el momento de dictar la sentencia. Al lado
del recurso de casación por infracción de ley estaba el recurso de casación
por infracción de forma, eran vicios en el procedimiento o en el proceso.
Los germanos siempre fueron fieles al principio de la validez formal de
la sentencia, principio que consistía en que una vez pronunciada o
consentida la sentencia, ganaba una autoridad tal que, por su sola virtud,
quedaban sanados cuantos vicios pudiese contener, cualquiera que fuese su
naturaleza o gravedad.
Con carácter general se puede decir que en el derecho germano
también fue tardía la aparición de un sistema de recursos propiamente dicho.
42
En un principio se estableció tan sólo la posibilidad de someter el litigio a la
solución del soberano y, poco a poco, de igual forma que ocurrió en Roma,
está función jurisdiccional fue delegada en un cuerpo de funcionarios
estructurados jerárquicamente, momento en el que es posible empezar a
hablar del surgimiento de un verdadero sistema de recursos frente a las
resoluciones judiciales.
En éste nacimiento, ha de hacerse mención a la Urteilsschelte o
desaprobación de la sentencia, institución a la que en sus comienzos no
puede atribuírsele el calificativo de recurso, pero que con el tiempo sufrió una
serie de modificaciones que terminaron por convertirla en tal. La
Urteilsschelte es una institución que surge en los inicios del sistema jurídico
germánico. En este la justicia era impartida por la actuación de dos órganos.
Por un lado se encontraba la asamblea de los jueces, designados por
elección, que se encargaban de estudiar el caso y realizar una especie de
dictamen acerca de cuál debía ser la solución concreta.
Por otro lado estaba la Asamblea de los hombres libres, ante la que se
presentaba la propuesta elaborada por la asamblea de jueces para su
aprobación. En el caso de ser aceptada dicha propuesta, se remitía el asunto
al órgano soberano encargado de emitir la sentencia que resolvía el
supuesto litigioso; el Richter
Con el tiempo el Imperio Romano fue perdiendo su poder en favor de
los pueblos germánicos; sin embargo, estos últimos respetaron tanto las
costumbres de los pueblos que conquistaron como su cultura y, cómo no,
43
incluso su derecho. Así, se fue produciendo una curiosa combinación entre el
derecho romano preexistente y el nuevo sistema jurídico que introdujeron los
pueblos germánicos en el antiguo imperio.
De esta relación surgieron infinidad de institutos, entre los que sin duda
alguna hay uno que por sus especiales características guarda para nosotros
especial interés, nos referimos a la querella nullitatis, pensada para todos
aquellos supuestos de infracciones en la sentencia que en el derecho
romano conllevaban la nulidad de la misma, es decir, los vicios de
procedimiento y los referentes al fondo que afectaban al ius constituciones.
En relación a cuales fueron los motivos específicos de nulidad que
abrían la posibilidad de acudir a la vía de la querella nullitatis, puede
reseñarse la descripción que formula Calamandrei, a partir de las propias
fuentes, tanto en relación a los defectos de naturaleza sustantiva como
procesal.
Dentro del segundo grupo de infracciones, de mayor interés para
nosotros y más amplio, destacaba en primer lugar la falta de los
presupuestos procesales, que podían derivar de la persona del juez (falta de
jurisdicción, incompetencia, etc.), o de las propias partes (falta de capacidad
procesal, inexistencia de mandato en el procurador, etc.)
Una vez se comprobaba que la relación procesal había quedado
validamente constituida, la nulidad podía venir de la omisión cometida sobre
algunos de los actos que se consideraban esenciales para la validez del
proceso (substantalia processus), o bien porque no se hubiese observado el
44
orden con que estos actos debían producirse (ordo iudiciarius)
Finalmente, el último grupo de vicios de carácter procesal que suponían
la nulidad de la sentencia, y en consecuencia su posible impugnación, eran
aquellos que incidían directamente sobre el fallo, incluyéndose aquí desde la
falta de solemnitas con la que debía pronunciarse la sentencia, hasta los
supuestos en que el juez que la dictaba hubiese pendido su poder
jurisdiccional en el momento del pronunciamiento o incluso cuando el fallo
mismo denotaba un exceso de poder (incongruencia).
2.1.3.2. PRINCIPIOS
Si bien es cierto la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela consagra en forma expresa en los artículos 26 y 257, los
principios de Tutela Judicial efectiva y de Simplificación Uniformidad y
Eficacia respectivamente, principios que de alguna manera el
Constituyente estableció a los fines de proteger en forma célere y oportuna
los derechos generales de los administrados al momentos de estos acceder
a los órganos de justicia e interponer peticiones, sin restringírseles a los
mismos.
Según lo señalado, tales derechos y garantías con la imposición de
formalismos no sustanciales, tal como pareciere que sucede con las
Técnicas de formalización del recurso de casación dictadas según
sentencias por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de justicia
de la República Bolivariana de Venezuela, la cual establece determinados
45
formalismos rígidos y estrictos al momento de la formalización del
mencionado Recurso.
En este orden de ideas, que el mencionado principio Constitucional es
la corriente que se enmarca en el artículo 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, y al analizar la Tutela judicial efectiva
ha expresado que el concepto es de raigambre española y se encuentra
estrechamente vinculado con la indefensión, involucrando a otros principios
como son: El derecho al acceso a los tribunales; el derecho a la efectividad
de las decisiones judiciales; y el derecho al ejercicio del recurso previsto en
la ley.
Al comentar el principio del debido proceso señala que es el concepto
aglutinador de lo que se ha llamado el derecho Constitucional procesal, que
como principio Constitucional alude a la suma de los derechos y garantías
procesales consagrados en la Constitución.
En todo caso, este criterio evidencia una clara distinción del derecho
Constitucional procesal del debido proceso, y el derecho a la Tutela Judicial
Efectiva, hasta el punto de considerar, que dentro del derecho al debido
proceso, se encuentra el derecho a la Tutela Judicial Efectiva.
Puede observarse que, para los autores previamente citados el derecho
a la tutela judicial efectiva se circunscribe únicamente a lo establecido en el
artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sin
involucrar la suma de las garantías procesales consagradas en el artículo 49
de la misma.
46
En este sentido Bello (2002, p.65), indica que si bien es cierto que el
proceso constituye un instrumento o medio fundamental para la realización
de la justicia y que las leyes procesales establecerán la simplificación de los
tramites, por tanto se puede deducir entonces que se establece como
especie de una relación simbiótica, incluso muy semejante a la existente
entre el derecho sustantivo y adjetivo, pues ambos necesitan de sí mismos
en forma recíproca para su subsistencia,
Por lo tanto, en este caso el proceso existe pero requiere de la
aplicación de estos principios para la consecución pronta y efectiva de sus
fines, así como estos principios requieren de la existencia de tales procesos
para lograr sus cometidos como norma programática que se logra desarrollar
en un proceso.
Solo así, establece el mismo autor se lograría dar inicio a la adopción
de procesos breves, orales y públicos, logrando en consecuencia la celeridad
y oralidad de los mismos, y así mismo deduce que lo que corresponde a los
principios de Uniformidad y Eficacia constituye el no sacrificio de la justicia
por la omisión de formalidades no esenciales en un proceso.
Así entonces en este orden de ideas, el artículo 257 de la Constitución
De La República Bolivariana De Venezuela establece de manera expresa:“El
proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la
justicia. Las leyes procesales establecerán la Simplificación, Uniformidad y
Eficacia de los trámites y adoptaran un procedimiento breve, oral y público.
No se sacrificara la justicia por la omisión de formalidades no sustanciales. “
47
Por otro lado la disposición también señala los principios que orientan la
ley como lo son: La celeridad, la gratuidad, la oralidad, la inmediatez, el
principio de la primacía de la realidad y la rectoría del juez en el proceso, con
lo se quiso eliminar del todo las características del proceso derogado que
termino siendo un proceso costoso, excesivamente lento, escrito, de carácter
dispositivo y donde el juez solo era un convidado de piedra que se sentaba a
ver el desfile de la partes en el proceso.
Vale acotar que estos principios se ratifican en los artículos 2 y 3 de la
Ley Orgánica Procesal Del Trabajo los cuales establecen de forma expresa:
“Artículo 2: El juez orientara su conducta en los principios de
uniformidad, brevedad, oralidad, publicidad, gratuidad, celeridad, inmediatez,
concentración, prioridad de la realidad de los hechos, y la equidad. “
“Artículo 3: El proceso será oral, breve y contradictorio, solo se
apreciaran las pruebas incorporadas al mismo conforme a las disposiciones
de esta ley, se admitirán las formas escritas previstas en ella.”
En vista de las anteriores disposiciones se puede deducir que se
establece la oralidad como principio básico a regir el procedimiento, esto es a
los fines de lograr la Simplificación del proceso, principios estos que
condicionan todas las actuaciones procesales y que se manifiesta en la
existencia de un proceso oral, basado en sistema de audiencias, en donde
los alegatos de las partes se exponen de forma verbal.
En todo caso no se desplaza totalmente la escritura, ya que una serie
de actos procesales siguen realizándose en forma escritural, entre ellos
48
podemos mencionar la demanda, (aunque esta también puede también
presentarse en forma oral y luego ser reducida a un escrito), el cartel de
notificación, la diligencia donde se deja constancia de la notificación, la orden
de comparecencia a la audiencia preliminar y de juicio, la contestación de la
demanda, las apelaciones, incluso la formalización del Recurso De Casación,
y hasta las decisiones que son de carácter oral pero que posteriormente
deben de reducirse a escrito, entre otros.
Como se indicó en líneas anteriores, se suele clasificar a los sistemas
procesales de Simplificación, Uniformidad y Eficacia. En puridad deberíamos
hablar de tres, si consideramos la existencia de un sistema mixto, como lo
es, sin duda alguna, el peruano. Lo que marca la diferencia entre ellos no es
que todos los actos dentro de cada cual deban desarrollarse forzosamente
de manera oral y escrita, sino la forma como se relacionan las partes entre si,
y sobre todo con el juez, así como el modo como este toma contacto y puede
apreciar la prueba.
En la misma ilación de ideas, los investigadores deducen que los
caracteres fundamentales de los principios de Simplificación, Uniformidad y
Eficacia, están muy relacionados con la sencillez, la oralidad, celeridad,
concentración, inmediación, eventualidad o lealtad procesal, gratuidad o al
menos costo mínimo, e hipervaloración de la conciliación, pero sin duda
alguna los más destacados e importantes son los de Simplificación,
Uniformidad y Eficacia, por al menos dos razones, aunque hay muchas más.
Estas razones a saber son:
49
La primera, es porque la oralidad no en un simple atributo o
peculiaridad, sino un carácter que cimienta y califica todo un sistema
procesal. Los sistemas en efecto, suelen ser clasificados en dos grandes
tipos, y estos son el oral y el escrito, y cuando el oral es el escogido, pasa
este a ser el rasgo dominante, el elemento nuclear, la clave definitoria del
proceso. La segunda es porque la exige y al mismo tiempo posibilita, es
decir, condensa y es a su vez, requisito para la consecución y la propia
eficacia de otras características de gran importancia, pacíficamente
atribuidas al proceso de concentración, sencillez, e incluso celeridad.
2.1.3.3. EFECTOS DE LA SENTENCIA
Los efectos de la sentencia de casación son resumidos por Abreu
(2009, p.217) en el contenido de su parte dispositiva y de lo que en ella se
resuelva en definitiva. Estos efectos, según la naturaleza del procedimiento,
son los siguientes:
a) Reconducción del proceso, cuando se haya ordenado la celebración
de un nuevo juicio o la reposición de la causa a una etapa anterior a este si
el vicio ocurrió allí. Esta sentencia de casación no le pone fin al proceso y
podrá dar lugar, en su día, a nuevo fallo de primera instancia, nueva
apelación y nueva casación, a menos que haya operado la doble
conformidad. En este punto se debe aclarar que quienes no recurran y hayan
obtenido una absolución previa o se hayan conformado con una condena
benigna no podrán ser vueltos a juzgar si la reposición o la orden de
50
celebración ha sido el producto de un recurso de sus coimputados, pues ello
sería una aplicación negativa o in peius del efecto extensivo de los recursos.
b) Fin del proceso y cosa juzgada, respecto a los recurrentes cuando el
órgano de casación ha dictado una decisión propia que resuelve el fondo del
recurso. En este caso la causa solo permanecerá abierta para las personas
que no se encuentren a derecho y que serían juzgadas cuando sean
habidas, lo que siempre podría suponer alguna forma de reapertura para los
ya juzgados por razones de ruptura y posterior integración de la continencia
de la causa.
Según lo expresado, por el autor las investigadoras señalan, la
sentencia de casación tiene como efecto que la defensa de la ley y la
uniformidad de su aplicación, son tareas procesales encaminadas a
fortalecer la subsistencia del principio de igualdad del colectivo ante la ley,
aclarando que si tal principio Constitucional, aplica a todos como personas,
entonces todos los tribunales de la República Bolivariana De Venezuela
deberían interpretar la norma en forma uniforme.
2.1.4. LA CASACIÓN DE OFICIO EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA
En garantía del legítimo derecho que poseen las partes a la defensa y
libre acceso a los órganos de administración de justicia para ejercer el
derecho a la tutela judicial efectiva de los mismos y el de petición,
consagrado en los artículos 49, numeral 1°, 26 y 51, todos de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, proceden la casación de oficio, en
51
virtud de dar cumplimiento a los mandatos constitucionales de evitar
dilaciones innecesarias y de convertir al proceso en instrumento
indispensable para la aplicación de la justicia.
2.1.4.1. PROCEDENCIA
Al entrar en vigencia el texto constitucional, es decir, la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (1999) , la Sala de Casación Civil,
cree oportuno revisar el criterio sobre la casación de oficio, y lo hace en los
términos siguientes: La Constitución de la República, especialmente, señala
que “El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de
la justicia…” y esto no sería posible sin el adecuado ejercicio de las
facultades otorgadas al sistema judicial por las leyes procesales
Asimismo, el artículo 320, cuarto aparte, del Código de Procedimiento
Civil, establece que “podrá también la Corte Suprema de Justicia en su
sentencia hacer pronunciamiento expreso, para casar el fallo recurrido con
base en las infracciones de orden público o constitucionales que ella
encontrare, aunque no se les haya denunciado”.
En efecto, podrá casar de oficio los fallos sometidos a su consideración,
para lo cual sólo es necesario que se detecte en ellos infracción de orden
público y constitucionales como lo señala el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, En aporte de la sentencia del recurso de casación, la
Corte Suprema de Justicia, se pronunciará sobre las infracciones
denunciadas, sin extenderse al fondo de la controversia, ni al establecimiento
52
ni apreciación de los hechos que hayan efectuado los tribunales de instancia.
Todo esto, salvo que en el escrito de formalización se haya denunciado
la infracción de una norma jurídica expresa y estableciendo además, cuáles
son las normas jurídicas aplicables para resolver la controversia, ya sean
éstas las indicadas por las partes en los escritos de formalización o de
contestación, o las que la propia Corte Suprema de Justicia considere que
son las aplicables al caso. ateniéndose siempre a los postulados del artículo
23 del Código de Procedimiento Civil
El cual refiere, que cuando la ley dice: ''El Juez o Tribunal puede o
podrá", se entiende que lo autoriza para obrar según su prudente arbitrio,
consultando lo más equitativo o racional, en obsequio de la justicia y de la
imparcialidad
2.1.4.2. DISPOSICIONES CONSTITUTIVAS
Para Sarmiento (2000, p. 13) la legislación procesal venezolana posee
disposiciones fundamentales para establecer la casación de oficio, dos de
ellas son indispensables para el inicio y para la subsiguiente tramitación de
todo proceso judicial a saber: el principio dispositivo y el principio inquisitivo:
• El dispositivo; es el que con carácter general, otorga a las partes, y de
manera excepcional al juez la iniciativa de los actos procesales y la fijación
del objeto de la litis o tema decidendum, el cual queda debidamente
delimitado por la demanda y la contestación.
53
• El inquisitivo; es el órgano jurisdiccional, el titular de esos poderes,
con la facultad para actuar por iniciativa propia de oficio
En este orden de ideas, las investigadoras señalan, que el proceso civil
venezolano está regido íntegramente por el principio dispositivo, donde la
regla general es que el juez no debe iniciar el proceso civil, si no hay
instancia de partes, puesto a que son las partes las que tienen la carga de
probar sus respectivas afirmaciones de hecho e impulsar el proceso a la
decisión respectiva del juez a decidir.
2.1.4.3. DISPOSICIONES LEGALES OBJETADAS
Contrariando los referidos principios inherentes al sistema dispositivo y
al derecho de defensa, vigentes Sarmiento (2000, p. 49) , expresa que la
legislación procesal venezolana en el actual Código de Procedimiento Civil
(1987) se consagra en articulo 320 el cual ya ha sido citado. Donde se
expresa en cuanto a las disposiciones cuestionadas se infringe, la letra de la
norma, así como su espíritu y propósito, puesto que se violan disposiciones,
cuando se establece que en materia civil disposiciones que vulneran el
derecho de los hombres.
En referencia a esto, el juez no puede iniciar el proceso sino previa
demanda de parte, y se discute cuando de igual forma la norma consagra
que los jueces tendrán por norte la verdad, y que procurarán conocer en los
límites de su oficio, ateniéndose a lo alegado y probado por las partes,
54
además de esto se viola el mandato del ordinal 5° del artículo 243 del CPC
donde se dispone que toda sentencia debe contener decisión expresa,
positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida a las excepciones o
defensas opuestas sin que, en ningún caso, pueda absorberse de la
instancias.
Todas estas disposiciones legales, pueden afirmarse que son rectoras
del procedimiento, y forman parte de la estructura del Código de
Procedimiento Civil, y son integrantes del principio dispositivo y del derecho
de defensa y resultan violadas por la norma que consagra la casación de
oficio, puesto que se dan atribuciones a los sentenciadores del recurso, a
casar motu proprio, un fallo recurrido por motivos que no fueron los
denunciados por los litigantes.
2.1.4.4. FACULTAD PARA CASAR DE OFICIO
Para Abreu (2009, p. 563) la facultad de casar de oficio el fallo, está
subordinada a que efectivamente, la parte interesada anuncie y formalice el
recurso, por cuanto la sala no puede solicitar de oficio un expediente a la
instancia para conocer en casación. Tampoco puede casar de oficio cuando
perece el recurso por falta de formalización, o en caso de desistimiento.
En efecto, no se trata de una verdadera casación de oficio, sino de la
casación de la declaratoria de nulidad del fallo contra el cual se interpuso y
perfecciono un recurso, que por razones diferentes de las deducidas por el
formalizante, y que afectan el orden público.
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Así bien, cuando la norma establece esta facultad para ser ejercida por
cualquier juez de la República, no puede excluirse de su ámbito de aplicación
a este Supremo Tribunal, ya que se crearía una excepción no prevista y
menos aún, instituir limitaciones de carácter formal como las señaladas en la
decisión del 24 de abril de 1998. Desde luego que ello conduciría a
convertirla en un sustitutivo de la norma, toda vez que se traduce en una
derogatoria o desaplicación de la facultad discrecional prevista en el párrafo
citado del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, reduciendo las
potestades, precisamente del Máximo Tribunal.
En este orden, el reiterado criterio de las salas de justicia sostiene que
de acuerdo con este nuevo criterio, se abandona la posición asumida en su
decisión de fecha 24 de abril de 1998 y, en consecuencia, declara que, en lo
sucesivo, podrá casar de oficio los fallos sometidos a su consideración, para
lo cual sólo es necesario que se detecte en ellos infracción de orden público
y constitucionales como lo señala el artículo 320 del Código de
Procedimiento Civil, ateniéndose siempre, claro está, a los postulados del
artículo 23 del Código de Procedimiento Civil. Así se decide.
2.1.4.5. PRERROGATIVAS
Señala Abreu (2009, p. 564) que conforme a las disposiciones legales,
la Sala de Casación Civil tiene la prerrogativa para extender su examen al
fondo del litigio, sin formalismos, cuando, a motu propio, detecte la infracción
de una norma de orden público o constitucionales. Esta atribución puede ser
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ejercida por la Sala con objeto de materializar la correcta aplicación de la
justicia, habida cuenta que el artículo 23 del Código de Procedimiento Civil
señala que “Cuando la ley dice: el juez o tribunal puede o podrá”, se entiende
que lo autoriza para obrar según su prudente arbitrio, consultando lo más
equitativo o racional, en obsequio de la justicia y la imparcialidad”.
2.1.4.6. EFECTOS QUE PRODUCE
Abreu (2009, p.579) opina que la Casación no resuelve la controversia
presentada a la jurisdicción para su decisión, salvo en los supuesto de
casación sin reenvió, solo anula el fallo recurrido y remite la causa a un
tribunal superior para que decida sobre el fondo de lo discutido, una vez
corrija cualquier error de procedimiento que la Sala de casación Civil haya
declarado.
Ahora bien es importante señalar que el reenvío, se presenta cuando
una sentencia es casada porque ha prosperado una denuncia de forma
(nulidad de la sentencia: artículos 243 y 244 CPC), o una infracción de ley, el
efecto es el reenvío.
Cuando el Tribunal Supremo de Justicia casa y reenvía, el expediente
debe ir a un tribunal de la misma jerarquía que aquél cuyo fallo fue casado,
para que dicte sentencia "dentro de los cuarenta días siguientes a la fecha
del recibo del expediente" ... (Artículo 522, 3er. aparte, del C.P.C.). Así, el
iudicium rescindens compete a la Sala de Casación Civil, mientras que el
iudicium rescissorium es atribución del tribunal de reenvío. "La primera fase
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es de anulación y la segunda de remisión a la instancia. Le corresponde al
juez de reenvío realizar la reconstrucción del fallo de la Suprema Corte, pero
no siempre con la autonomía y libertad del juez ordinario de instancia".
Ahora bien, se puede acotar que el sistema de casación venezolana, el
juez de reenvío queda limitado a las normas de derecho que le señale la
Sala de Casación Civil, de conformidad con lo pautado en los artículos 320 y
322 del Código de Procedimiento Civil. El juez de reenvío no podrá rebelarse
frente a la doctrina de casación, más bien deberá sujetarse a ella. En este
sistema, el juez de reenvío puede incurrir en nuevos vicios de forma, caso en
el cual éstos podrán atacarse por la vía del recurso de casación. Pero si la
sentencia pasa por el filtro del examen de forma y la Corte casa el fallo por
un vicio in iudicando, ya no será posible el recurso de casación (ni de forma
ni de fondo); tan sólo será posible un recurso de nulidad.
Frente a un esquema casacional, en sede de reenvío como el descrito,
adquiere relevancia la clásica expresión de Chiovenda citada por Abreu
(2009, p.587) según la cual "la sentencia de casación constituye la ley de los
poderes del juez de reenvío" . Es decir, la posibilidad del juez de reenvío de
rebelarse queda prácticamente reducida a su mínima expresión.
3. SISTEMA DE CATEGORIAS.
3.1. DEFINICIÓN NOMINAL
Casación de oficio como Garantía del Debido Proceso
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3.2. DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Guasp (1975, p.1490), expone que la casación es una gestión esencial,
que obedece al error original de ver en los tribunales de justicia organismos
dedicados a actuar o proteger el derecho, sea el derecho subjetivo de los
particulares, sea el que ahora sue le recogerse más frecuentemente, el
derecho objetivo, considerado como un todo a los particulares quienes son
garantes del derecho a la defensa y a un proceso legal ajustado a las
condiciones de hecho y de derecho.
3.3. DEFINICIÓN OPERACIONAL
La Casación de oficio, es una institución procesal que deviene de los
derechos que emanan de lo que se ha llamado como debido proceso el cual
como derecho humano de fuente constitucional envuelve comprensivamente
el desarrollo progresivo de prácticamente todos los derechos fundamentales
dentro de las sentencias que son dictadas en la regulación de sus
obligaciones, derechos, y conductas; caso en los cuales se debe ejercer
justicia y no permitir que la ley sea infringida por caprichos de los
administradores de justicia.
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