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El conflicto social de las movilizaciones de los cocaleros de 1996 y su lucha para el
reconocimiento ciudadano
Nelson Alejandro Sanabria
Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales
Director De Grado: Wilson Javier Torres Puentes
Universidad Distrital Francisco José De Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Proyecto Académico de Investigación
Bogotá D. C
2
Contenido
Introducción ............................................................................................................................................ 3
Justificación ............................................................................................................................................. 5
Objetivo General...................................................................................................................................... 7
Objetivos específicos ........................................................................................................................... 7
Pregunta Problematizadora ...................................................................................................................... 8
Marco teórico Categorías ......................................................................................................................... 9
Conflicto .............................................................................................................................................. 9
Movimiento social y popular .............................................................................................................. 14
Sujeto socio político ........................................................................................................................... 19
Metodología .......................................................................................................................................... 25
I capitulo ............................................................................................................................................... 30
Colonización de baldíos Amazonía occidental (Caquetá-Putumayo) ................................................... 30
Presencia Estatal y base social de los grupos armados........................................................................ 37
Emergencia de la coca como negocio y el fenómeno de la mafia ........................................................ 40
Conjeturas.......................................................................................................................................... 49
II capítulo .............................................................................................................................................. 51
Movimiento Social Campesinos Cocaleros ............................................................................................ 51
Antecedentes De Movilizaciones ........................................................................................................ 51
Movilizaciones de 1996 ..................................................................................................................... 58
El logro de autonomía en medio de la tensión entre los diversos actores ............................................ 62
Cap. III Sujeto sociopolítico como apuesta para la paz ........................................................................... 68
Campesino cocalero como ciudadano de derecho y actor social .......................................................... 68
Logro ZRC (Zonas de Reserva Campesina) ........................................................................................ 74
¿Movimiento cocalero o Movimiento Cívico? .................................................................................... 75
Conjeturas Identidad cocalera............................................................................................................ 77
CONCLUSIONES FINALES ................................................................................................................ 78
Bibliografía............................................................................................................................................ 81
3
Introducción
La presente investigación aborda el estudio del movimiento campesino que se generó a mediados
de los años 90 en el departamento del Putumayo a raíz de las fumigaciones sobre plantaciones
coqueras ordenadas por el entonces presidente Ernesto Samper dentro de su respectiva
presidencia 1994-1998.
La característica principal de este conflicto se centra en el hecho de que el cultivo de la coca,
siendo una práctica ilegal, era el principal sustento de la población campesina del Putumayo; lo
que generó un conflicto social entre campesinos y el gobierno.
Lo que hace interesante esta investigación es la manera como el movimiento social definió su
propia historia, utilizándola como estandarte de lucha y resistencia frente al Estado y frente a
determinados grupos sociales que hacen uso de la violencia para imponerse en la región; entre
tales grupos podríamos identificar:
-La mafia de la cocaína, que al no acudir a jueces ni tribunales para resolver conflictos,
deja tal labor a grupos armados los cuales intentan imponer autoridad a la vez que
determinan reglas sociales en defensa de intereses económicos de los capos; tanto la
violencia que ha dejado el bipartidismo como las desigualdades sociales que desde
siempre han existido en el País, convierten a la mafia de la cocaína en la heredera de las
prácticas ilegales (contrabando, bandolerismo, corrupción), que han estado presentes en
la conformación del Estado Colombiano y (contradictoriamente) que han sido una salida
para la supervivencia del hombre común, sobre todo en territorios en conflicto y en época
crisis.
- El gobierno, que al no diferenciar entre un narcotraficante y un cultivador de hoja de coca
criminaliza de la misma manera a los dos actores, estrategia para justificar la represión de
la movilización campesina; la privación de derechos al campesino cocalero ha sido
histórica con la ausencia de un Estado en términos de seguridades sociales, servicios
públicos y proyectos productivos.
Dentro de tales actores generadores de violencia, encontrados incluso desde el origen de la
historia escrita ¡resplandece un movimiento social! que se resiste a pensar que la raíz del
4
conflicto social en la nación (y entre naciones) sea el cultivo de la coca, el cual ha sido útil para la
economía del campesino olvidado por el Estado y la historia oficial.
Antecediendo a los capítulos se encuentra la definición de las categorías principales que sirven de
herramienta para decodificar la información obtenida: movimiento social y popular, conflicto
social y sujeto socio político; posteriormente se toma las razones más importantes para hacer
una historia crítica apoyándonos en el aporte metodológico de Ciro Cardoso con su texto
“introducción al trabajo de la investigación histórica” y finalmente se desarrolla el desenlace de
cada capítulo, que con su respectivo orden aborda:
1. Los principales hechos que explican la lógica del conflicto cocalero en el Putumayo, centrando
su atención en fenómenos como la historia de la colonización de baldíos relacionada con el
conflicto social que origina el sistema capitalista en Colombia con un negocio como la mafia de
la cocaína; 2. En este capítulo encontramos los antecedentes de las movilizaciones campesinas y
los hechos concretos de la movilización de 1996, encontrando el origen del Movimiento Cívico
Regional Del Putumayo (una de las organizaciones más importantes) y su lucha por la autonomía
en medio de la tensión entre los diversos actores presentes en el lugar; 3 Finalmente se trabaja la
construcción identitària del campesino cocalero y sus reivindicaciones, frente a la garantía de
derechos y el reconocimiento de su ciudadanía.
5
Justificación
Según un informe especial de la revista semana en el 2012
“el 94 % del territorio en el país es rural y allí vive el 32 % de la población colombiana, la
distribución de la tierra es enteramente desigual en donde el 77% de la tierra está en
manos del 13% de propietarios, el 80% de los pequeños campesinos tiene menos de una
unidad agrícola familiar, que quiere decir que son microfundistas” (semana, 2012)
En el desarrollo de la noticia continúan los datos que reafirman las condiciones de
desigualdad de carácter “legal” en el campo. La siguiente cita muestra un panorama de la
concentración de la tierra de carácter ilegal:
“se estima que en Colombia la mafia ha llegado a adueñarse de 13 millones de hectáreas
de buena tierra con un valor que alcanza los trecientos millones de dólares(…)sus
adquisiciones agrarias se han concentrado en el magdalena medio, Antioquia, Córdoba,
Llanos Orientales, Boyacá, Cundinamarca, Casanare, Caquetá, Putumayo, Tolima, Huila
y Valle”. (Betancourt & García, 1994, pág. 120)
La problemática agraria de concentración de la tierra se remite desde la época de la colonia, aun
así, el tema de la lucha por la tierra y de movimientos campesinos es relativamente nuevo,
“aparece en los años 70s como preocupación entre los intelectuales Colombianos con
algunas dificultades (estudios coyunturales, heterogeneidad en la definición del
campesino, falta de permanencia de las luchas agrarias), además de determinismos
económicos que primaban en el análisis y ciertos vanguardismos que influían en el seno
de las organizaciones campesinas pero también del proletariado” (Neira, 1994)
Se tendía a trabajar los dos tipos de movimientos paralelamente, ciertamente se dejó de lado el
papel del campesino como protagonista en las luchas agrarias y los aspectos sociales, políticos y
culturales que los permite diferenciar del movimiento obrero, cada uno desde su particular
complejidad.
Temas de estudio como los de la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos), la
colonización campesina y movimientos campesinos son esfuerzos de León Zamosc, Orlando
6
Fals Borda y Alfredo Molano que comienzan a ver al campesino y su lucha con una dinámica
propia en la defensa de espacios de autonomía. Se lo concibe como un actor social con una
historia cargada de cultura y resistencia política.
Se encuentra en la historia crítica el camino para el análisis del conflicto y la lucha social y
política que se presentan alrededor de las movilizaciones de los campesinos cocaleros que
rechazan las fumigaciones de los cultivos de coca, a mediados de los años noventa; es una
oportunidad de desentrañar las etapas claves que llevan al proceso de colonización de la
Amazonía occidental colombiana, más específicamente el departamento del Putumayo (medio y
bajo Putumayo); se requiere por tanto, analizar el conflicto social y político Colombiano, que
degenera en nichos de violencia y desigualdad social, afectando a sectores campesinos y actores
emergentes como los denominados colonos (desprovistos de una historia oficial) estigmatizados
y rechazados pero persistentes para que no se les criminalice y sean reconocidos en el Estado, el
cual debe garantizar el derecho a la participación de las decisiones frente a la economía y
organización de sus territorios. Por eso, este tipo de análisis histórico es un pretexto para
visibilizar esas colectividades como partes activas en la orientación y construcción de sus propias
historias; y por último analizar este conflicto en el que participan actores armados que, en el
carácter dinámico y cambiante de la historia, presentan varias caras según las circunstancias que
les obligan a actuar de determinada manera.
Acontecimientos para nada ajenos al décimo primer proceso de paz que enfrenta Colombia con
un tema tan vigente y necesario de analizar como es el la economía cocalera que existe en la
nación y las respuestas y propuestas de los movimientos campesinos frente a este asunto, los
cuales aportan elementos para lograr la resolución del conflicto armado con justicia social para el
sector agrario en Colombia.
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Objetivo General
Analizar la acción colectiva generada por el conflicto cocalero a mediado de los años noventa en
la amazonia occidental.
Objetivos específicos
- Identificar los elementos que componen el conflicto cocalero en el departamento del
Putumayo a través del registro bibliográfico y los instrumentos que se requieren para ello
(fichas bibliográficas, resumen, reseñas).
- Explicar los hechos ocurridos en la movilización de los cocaleros de mediado de los
años noventa a partir de la codificación de las categorías de análisis en las fuentes
consultadas.
- Reflexionar sobre la construcción de ciudadanía del campesino cocalero y su lucha por la
garantía de derechos.
8
Pregunta Problematizadora
El 24 de agosto de 2016 los periódicos anuncian como un suceso histórico el acuerdo de paz entre
el estado Colombiano y las FARC, proceso de negociación que se realizó en la Habana, Cuba, y
que tenía como cuarto punto para llegar a buen término del conflicto armado “la solución al
problema de las drogas ilícitas” en el cuál se percibió al gobierno con una mirada más social y
menos guerrerista para el tratamiento a este fenómeno, con tres sub puntos a desarrollar:
“1. Programas de sustitución de cultivos de uso ilícito. Planes integrales de desarrollo con
participación de las comunidades en el diseño, ejecución y evaluación de los programas
de sustitución y recuperación ambiental de las áreas afectadas por dichos cultivos.
2. Programas de prevención del consumo y salud pública.
3. Solución del fenómeno de producción y comercialización de narcóticos”. (paz, 2014)
Entre julio y septiembre de 1996 se desarrolló en los Departamentos de Caquetá, Guaviare y
Putumayo una movilización de aproximadamente 200.000 campesinos en protesta por
erradicación forzosa de los cultivos ilícitos, visibilizando ante el mundo la magnitud del conflicto
que genera la economía de la coca.
Estos territorios están caracterizados por tener un origen de colonización espontánea sin
acompañamiento del Estado Colombiano, por este y otras factores llegan al lugar actores armados
que propagan nichos de violencia presentes y genera unos nuevos; este mismo Estado, en su
política antidroga, concibe a los campesinos recolectores de coca como criminales, suceso que los
obliga a exigir sus derechos civiles ante el Estado, el reconocimiento de la historia de exclusión
que han tenido y la falta de oportunidades políticas y escenarios de participación para la toma de
decisiones en sus territorios.
Se entiende que en la economía de la coca participan varios actores que por sus características e
interés han entrado en un conflicto violento que está sujeto a un conflicto social, político y
económico de la Nación. En este sentido, desde una perspectiva de la historia crítica; ¿Cuáles
son los elementos fundamentales que componen el conflicto cocalero de mediados de los años
noventa, el cual desemboca en una acción colectiva por el reconocimiento de la ciudadanía y
la garantía de sus derechos?
9
Marco teórico Categorías
Conflicto
Las diferentes corrientes que han trabajo al conflicto social lo hacen, cada una, desde una
determinada mirada del mundo, encontrándonos, a grandes rasgos, con dos tipos de teorías que se
distinguen entre sí:
Teorías consensualistas (funcionalismo, psicología de las masas) que ven a los conflictos
sociales como situaciones anormales, fruto de una alteración en el discurso normal de la vida
social. Visión que explica el conflicto en términos convulsivos; y las teorías conflictivistas
(tendencia de la presente investigación) afirma que la sociedad encierra entre sí una serie de
contradicciones y objetivos colectivos contrapuestos que provocan confrontación de intereses.
Por esta razón el conflicto es inherente a cualquier dinámica social, es un imperativo estructural y
motor del cambio social.
Dentro de la última corriente aparece el marxismo y una gran variedad de referentes del conflicto
social y la revolución, con diversas interpretaciones como Gramsci, el marxismo soviético, el
estructuralismo de Althuser, los marxistas franceses del círculo de Annales entre otros, de los que
sería eterno un esfuerzo el resumir sus postulados. Desde tales referencias se acogen valiosos
aportes para la construcción de la categoría de conflicto social:
- Las causas del conflicto social tienen un punto de partida en la interpretación de las
sociedades
“la historia de todas las sociedades hasta hoy ha sido la historia de la lucha de clases, el
conflicto es inherente a todo sistema social mientras la sociedad siga articulándose de
manera clasista; se pueden encontrar dos o más actores, por un lado está la clase
dominante que ejerce como grupo dirigente en términos políticos y económicos y por
otro la clase sometida pero con aspiraciones a dejar de serlo. La actitud de los grupos
dirigentes, diría Marx, es esencialmente conservadora, manteniendo una actitud hostil
hacia la innovación y procurándose mecanismos que permitan su cierre social y su auto
reproducción como clase dominante” (Cardoso P. L., pág. 238)
10
- La clase social es uno de los sectores en que queda dividida la sociedad según el estadio
en que se encuentra las relaciones de producción existentes, la explicación se hace a partir
del concepto de clases antagónicas, una dominante y otra sometida.
“Para los marxistas el conflicto social radica en el desigual, acceso al poder
(político y económico) y distribución de los medios de producción, desde esta
óptica, el conflicto se tematiza como la lucha de clases: burguesía/proletariado,
hecho que permite la dinámica histórica” (Cardoso P. L., 2001).
Cardoso muestra que las clases sociales se dividen a partir del poder y la autoridad, que son
función de la propiedad de los medios de producción; la distribución de la propiedad privada es el
principio estructural de toda sociedad y con ello fuente de desigualdades y conflictos sociales. La
división social del trabajo combinada con una posesión diferencial de los medios de producción
(tierra, herramientas, enseres, maquinaria, transporte) da lugar a un estado de desigualdad y
explotación de unos hombres sobre otros, de una mayoría por una minoría.
En este punto aparece una discusión importante frente al actor o los actores válidos para
comandar la acción transformadora.
En el Marxismo tradicional se exigía, para poder hablar de clase y de lucha de clases, la
existencia de la llamada <<conciencia de clase>>, es decir, no sólo el autoreconocimiento como
grupo, también tenían que disponer de un contraproyecto social revolucionario, siendo la clase
trabajadora actor privilegiado para comandar la transformación social al momento de haber
desarrollado su conciencia de clase.
“pero han sido nuevamente los marxistas británicos (…) quienes plantearon
conceptualizaciones más laxas y por tanto aplicables a movimientos sociales no
protagonizadas por el proletariado militante contemporáneo” (Cardoso P. L., pág. 239)
En la preocupación por determinar un actor como iluminado para el cambio social se halló Allan
Touraine quien acoge la idea movimiento social, prefiriendo ésta categoría al del movimiento
obrero puesto que se refiere al actor como el que existe
“no solamente de las condiciones objetivas de la realidad social, también se convierte en
actor precisamente porque se encuentra en una situación de dominación. Tal clase o grupo
11
subordinado participa activamente de un campo histórico, que lucha por el control y la
reapropiación del conocimiento, las inversiones y el modelo cultural que la clase dirigente ha
identificado para sus propios intereses, se da gran relevancia al campo cultural y a la
historicidad de una sociedad, lugar de los conflictos más importantes”. (Touraine A. , 2006)
- Gramsci sería quien, después del fracaso de la extensión a Europa occidental de la
revolución soviética, trasladaría el eje central del proceso revolucionario desde la
estructura económica y la organización hasta el mundo de la cultura y la interacción
política institucional. Ello preparó el camino para interpretaciones del conflicto basadas
en la interacción política y los marcos culturales.
Los significados y las tradiciones comienzan a tener gran valor en la lucha. “el movimiento
social es la conducta colectiva organizada de un actor luchando contra su adversario por la
dirección social de la historicidad en una colectividad concreta” (Touraine A. , 2006) a través del
tiempo se van desarrollando unas luchas, conflictos sociales, que no deben separarse de las
orientaciones culturales; las personas suelen levantarse contra una dominación cuando ésta
amenaza la existencia física y cultural.
Las teorías volcánicas, corriente de interpretación del conflicto (la presente investigación no
recoge todos sus postulados) aporta elementos valiosos: término acuñado por el autor Road Aya
agrupa un conjunto heterogéneo de explicaciones del conflicto que tienen en común considerarlo
como el punto culminante de una escala de tensión provocada por procesos de tipo
socioeconómico, político incluso psicológico.
“Lo que provoca la tensión y el posterior estallido es la frustración de las expectativas,
esto es la divergencia entre lo que un grupo social espera y cree merecer recibir y lo que
realmente obtiene; Existe un umbral indefinido a partir del cual el grupo considera que su
situación es una injusticia intolerable, es entonces cuando estalla el conflicto” (Cardoso P.
L., 2001).
Siguiendo la visión de las teorías volcánicas Road Raya acude al pensamiento de Durkheimen en
su libro <<suicide 1951>>, este último autor sintetiza el proceso de frustración de las
expectativas en dos fases: - acumulación de ansiedades y frustraciones, producidas por una
12
drástica restricción de las aspiraciones que albergaba el actor social. – arranque espontaneo de ira
popular.
Road Aya lo complementa con el pensamiento de Charles Johnson lo el cual añade el elemento
de la actitud del dirigente:
“-desequilibrios sistemáticos en la sociedad; intransigencia de las élites a la hora de
admitir reformas. Ello genera desequilibrios psicológicos personales que conducen al
surgimiento de un movimiento subcultural; pérdida de legitimidad de las élites
gobernantes; un acontecimiento fortuito desencadena la revuelta. Tal teoría insiste en que
no basta con la existencia de una situación injusta, sino que es necesaria que sea percibida
como tal por los actores sociales” (Cardoso P. L., 2001).
“En un principio, un conflicto surge cuando ante unas expectativas en creciente aumento
se produce una coyuntura que las convierte en irrealizables. Según J, Davies las
expectativas pueden ser de dos tipos, las económicas y las de poder y estatus, pero es si
ambas confluyen cuando se producen grandes sublevaciones” (Cardoso P. L., 2001)
Más que el status nos conviene cambiar el termino por derecho a elegir, ser elegidos y puesta en
marcha de la democracia participativa.
Otra variante interesante de las teorías volcánicas vincula el estallido de conflictos con ciclos
económicos o procesos sociopolíticos que empeoran drásticamente las condiciones de un grupo
hasta superar el umbral tolerable.
Ante la categoría de Conflicto Social, hay elementos claves en lo que el movimiento cocalero
considera fundamental para resolver el conflicto: el primero es la solución al problema de la
desigual distribución de recursos para su sustento lo que los ha llevado a sembrar la hoja de coca;
otro es la falta de participación y apertura democrática para incidir en las decisiones de su
territorio, lo que demanda un problema de la distribución de poder y autoridad; y el último que
tiene que ver con el anterior es el derecho de la colectividad para la dirección social de la
historicidad, que en últimas significa el planteamiento de una sociedad alternativa.
13
El putumayo ha presenciado lo que Crettiez llama formas de expresión de la violencia: violencia
simbólica, violencia física, violencia política, y violencia social. Para este autor el actor más
violento es el Estado que mantiene toda su autoridad en la violencia (expresada y subyacente).
Webber citado por Crettiez dice que “el Estado es una comunidad humana que en los límites de
un territorio determinado reivindica para sí mismo el monopolio de la violencia física legítima
(Webber 1959)” el Estado suele reemplazar el término por fuerza o coerción, actitud que asimila
en respuesta a la violencia de los manifestantes o cualquier otro actor que busca de impugnar el
Estado.
Para ello el Estado acude a una legitimidad, pero ésta tiene dos lugares en la realidad: Hay una
legitimidad interna en la que la violencia se hace legítima porque se inscribe dentro del sistema
mismo que ha emitido las reglas de acción en su interior, en este caso la legitimidad partiría del
cumplimiento de los derechos y deberes de la carta constitucional de 1991; pero nos encontramos
con la legitimidad externa relacionada con la conformidad de valores extra-sistémicos, la moral y
la ética en un momento histórico determinado.
Para Galtung hay tres tipos de violencia en el conflicto: la violencia directa donde encontramos
la eliminación física, el vulnerar de cualquier forma al otro; violencia estructural que se implanta
en el sistema y poco a poco va a naturalizarse; y la violencia simbólica-cultural, que se suma a la
estructural, y va a legitimar su uso.
Por su parte la paz según Galtung se clasifica en la ausencia de tres violencias, la estructural, la
directa y la cultural. Estos tipos de violencia ocurren cuando el conflicto no logra transformarse.
En lo que tiene que ver con el conflicto, es evidente que en Colombia no ha llegado a
transformarse y en cambio se ha radicalizado en complejas formas de violencia. El bajo
Putumayo es un territorio atravesado por el conflicto armado con presencia guerrillera. En
Colombia históricamente se hace énfasis en la aparición de guerrillas a partir de la mitad del siglo
XX. El conflicto armado sería entonces:
“Es la fase bélica del conflicto en el que dos o más grupos armados, de carácter regular
como el Estado o las FF.MM, o de carácter irregular como guerrillas clanes o milicias de
comunidades étnicas o religiosas entre otras persiguen objetivos incompatibles
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recurriendo a la violencia la cual genera determinado número de víctimas mortales y unas
consecuencias que repercuten en el territorio, la población y el tejido social, además
tiene lugar, cuando frente a la presencia de tensiones, los mecanismos de prevención
fueron escasos o inexistentes”. (Cañadas ET, 2008)
Normalmente están vinculados a demandas de autodeterminación y autogobierno, o aspiraciones
identitárias; a la oposición al sistema político, económico, social o ideológico de un Estado o a la
política interna o internacional de un gobierno lo que en ambos casos motiva a la lucha para
acceder o erosionar el poder; y al control de los recursos del territorio
“La complejidad del conflicto armado se encuentra en el número y fragmentación de los
actores involucrados, así como en la elasticidad de los objetivos y falta de voluntad
política de las partes para llegar a un acuerdo” (Cañadas, ET, 2008, p.19)
Se considera que un conflicto armado llega a su fin cuando se produce una reducción en las
hostilidades armadas ya sea por acuerdos entre las partes enfrentadas, victoria militar,
desmovilización de una de las partes o porque uno de los contendientes renuncian a sus
objetivos mediante la negociación. Sin embargo estas situaciones no representan una salida
definitiva al conflicto mientras persistan los problemas estructurales que le dieron lugar.
Movimiento social y popular
Una segunda categoría para el estudio de la movilización de los cocaleros es el de movimiento
social y popular con grandes aportes interpretativos de Isabel Rauber y su preocupación por la
radicalización de los movimientos sociales, sobre todo hace referencia a los movimientos de
izquierda o socialistas, quienes tienen la tarea de construir parámetros histórico culturales
diferentes a los de la civilización capitalista. Frente a esto Giraldo afirma “se revelan como señal
de posibilidades alternativas al orden establecido, a la racionalidad instrumental de la sociedad
dominante e inducen a pensar en órdenes sociales alternativos” (Duque Giraldo, 2013)
Para Rauber la categoría de poder desde abajo (la cual ha estudiado durante diez años observando
movimientos sociales en Latinoamérica) es fundamental. Significa la construcción, en el propio
proceso de transformación, de lo nuevo, día a día.
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“se trata de un nuevo movimiento político-social articulado desde abajo sin
subordinaciones jerárquicas entre los distintos actores, sin vanguardias iluminadas ni
sujetos de primera segunda o tercera clase” (Rauber, 2003).
Con ello, se pretende dar importancia a la participación que no está limitada en espacios de
discusión, si no en la adquisición progresiva de los poderes de decisión alienados, por el
antagonista estructural del capital.
Todo movimiento social busca ampliar las posibilidades de participación y disfrute de garantías
de un grupo, un colectivo, y la sociedad en general; la construcción de nuevos saberes, la
ampliación y profundización de una democracia verdadera; el reconocimiento de garantías
materiales y simbólicas, y la construcción de objetivos abiertos y cerrados.
“Por donde se mire, el paso a la política es esperanzador, pues no solamente refleja que
los sectores sociales están lejos de dejarse apabullar, sino que después de muchos años se
insinúa la presencia de una oposición que cada vez más se desliga de los proyectos
militares de la insurgencia” (Ruiz Medina, 2005)
No necesariamente los poderes de decisión significan lograr lugares de representación en la
política ni esto es el fin último de un movimiento social pues como lo afirma Melucci “la acción
colectiva no se realiza solo con el fin de intercambiar bienes en un mercado político, y tampoco
todo objetivo puede calcularse. Los movimientos contemporáneos también poseen una
orientación antagónica que surge y altera la lógica de las sociedades complejas”. Con su crítica a
la corriente de movilización de recursos Melucci argumenta que el conflicto puede afectar tanto
el modo de producción como la vida cotidiana de las personas. Por tanto los participantes en una
acción colectiva no son motivados solo por una orientación “económica”, calculando costos y
beneficios pues ellos también buscan solidaridad e identidad. Para (Chichu amparán,
2007)citando el trabajo de Melucci reconoce que la identidad tiene la fuerza de generar a) la
permanencia de una serie de características a través del tiempo; b) la delimitación del sujeto
respecto de otros sujetos, y c) la capacidad de reconocer y de ser reconocido.
Con las sociedades complejas quisiera traducir tal termino en lo que llama Rauber el modelo
neoliberal que ha adoptado el sistema capitalista con su principal aliado la globalización.
16
La globalización se ve como una realidad social que influencia de manera directa al movimiento
de los cocaleros, desde el momento de su colonización. La tecnificación de las redes de comercio
y comunicación entre naciones ha hecho que negocios como los del narcotráfico, que así sea una
economía ilegal, tengan una cobertura transnacional y que así mismo las políticas para
contrarrestar este tipos de economías se ejerzan entre dos o más países habiendo la ocasión de
que un país las imponga sobre otro como es el caso del plan Colombia.1
“De esta forma, el rostro de una globalización arrolladora se hace manifiesto en el país
con pasos de animal grande como la apertura económica, el Plan Colombia, la agenda
norteamericana ante los cultivos ilícitos y prontamente el Tratado de Libre Comercio y el
Alca”. (Ruiz Medina, 2005)
El neoliberalismo ha permeado en el ámbito cultural y en la vida cotidiana de la gente, ante esto
Rauber afirma “no se producirá nunca transformación alguna, estable y duradera si no es a partir
de la transformación cotidiana y radical de los hombres y las mujeres que la integran” (Rauber,
2003) de ahí que el problema inmediato fundamental de la transformación de la sociedad no
radique en tomar el poder si no en transformar la sociedad en la dirección de los intereses
populares. Al alcanzar aliados políticos e incluso puestos de representación política, el
movimiento lo utiliza como instrumento para la construcción social, logrando objetivos en cada
etapa.
1 El Plan Colombia a grandes rasgos, consistió en un acta de compromiso firmada por el gobierno de Andrés Pastrana suscrita al gobierno de Estados Unidos a principios del siglo XXI, para que éste le proporcionara 1300 millones de dólares de ayuda. Además de las reflexiones que se han hecho sobre el 70 % del gasto militar que se le dio y 30 % de gasto social, el senador de Colombia Jorge Enrique Robledo alerta sobre no perder la vista en cómo el convenio determinaba como se gastaría cuatro mil setecientos millones de dólares del presupuesto nacional –que la propaganda oficial presenta como si también fueran aportes de los gringos – y, más digno de mirar con atención aún, señala el rumbo de toda la economía Colombiana los próximos años. Todo ello tiene que ver con la apertura económica que significaría cambiar los productos tradicionalmente sembrados en Colombia por “no ser altamente competitivos ante la apertura económica” que en trasfondo significa que lo pactado somete al país a especializarse en productos tropicales, especies que por causa del clima no pueden producirse en zonas templadas, donde se localiza Estados Unidos. “los Estadounidenses renuncian a producir lo que no pueden cultivar y los colombianos aceptamos no sembrar buena parte de lo que sí podemos cosechar”. “el capitalismo es un sistema de competencia, tanto de relaciones de individuos como entre naciones. Y de competencia feroz. De ahí que no tengan futuro aquellos países que le entregan a sus competidores la orientación de sus economías, luego de ceder la principal palanca del desarrollo nacional: el cabal ejercicio de la soberanía política, que es la potestad de definir lo que mejor le conviene a sus intereses, lo que significa defender la producción para el mercado interno como la fundamental y dejar que las exportaciones jueguen un papel complementario” (Robledo, 2003)
17
En Colombia y en buena parte del mundo, la crisis de los partidos, es decir, aquellas estructuras
burocráticos-representativas que asumían la intermediación entre las organizaciones, la sociedad
civil y el Estado en materia de la política, han dejado de ser el único referente para los
movimientos sociales Durante los últimos cincuenta años, debido a diferentes procesos como la
gradual pérdida de soberanía del Estado frente al mercado y los organismos multilaterales, los
partidos políticos como los representantes de las clases, dejan pasó a las expresiones de la
sociedad civil, las organizaciones sociales, los movimientos, y las ONG en última instancia.
Tal énfasis frente a lo político radica en la problemática que ha existido en la construcción de la
democracia burguesa de espacios meramente electorales, transmutada también a los partidos de
izquierda y sus formas burocráticas, despojando del protagonismo al pueblo de base. Lo que
llamaría Rauber una lógica de “despojo-delegación” las cuales resumen siglos de luchas sociales
entre los de abajo que pugnan por adueñarse de sus destinos, y los de arriba que hacen todo lo
que este a su alcance para mantener y profundizar su dominación. Tal ideología de despojo-
delegación está arraigada en la sociedad por la lógica reproductiva del capital, por ello la
importancia de las transformaciones culturales.
El articular la sociedad civil y la sociedad política como una reapropiación por parte del pueblo
de la política y lo político como propia de su ser ciudadano, un sujeto político plenamente
capacitado y con derecho a decidir sobre sus destinos además de construirlos.
En este sentido se habla de lo sociopolítico como una conjunción entre lo social y lo político y
que el uno no puede estar separado de lo otro. Desde esta perspectiva los sujetos se construyen y
autoconstruyen como tales sujetos en el proceso mismo de transformación social.
De lo anterior creemos que la siguiente interpretación recoge lo que se busca al pensar en
movimiento social
La acción colectiva entendiendo por estos “aquellas acciones sociales colectivas más o menos
permanentes que se oponen a exclusiones, desigualdades e injusticias, que tienden a ser
propositivos y se presentan en contextos socio espaciales y temporales específicos” (Archila
Neira, 2006)
18
Tales acciones sociales son construcciones que lleva a lo organizativo que está en función del
proyecto trazado y del poder contrahegemónico, teniendo en cuenta que hay un poder dominante
causante de las injusticias sociales. Ante la actitud de los partidos políticos de reducir el derecho
a votar por algunas autoridades cada cierto tiempo, haciendo de la ciudadanía una condición
pasiva, el movimiento social debe ser capaz de buscar contrapoder que se convierta en poder
hegemónico.
La visión de que el movimiento es una construcción social la comparte Melucci, esta
construcción conduce a una organización la cuál debe ser un nivel analítico: preguntándose por el
sistema de relaciones internas y externas que constituyen la acción (Melucci, 1999) la unidad no
se da espontáneamente como causa de una frustración ante unas expectativas crecientes (como lo
afirmaría la corriente funcionalista) si no que es el resultado de un sistema de relaciones. “la
acción colectiva es considerada resultado de intenciones, recursos y límites, con una orientación
construida por medio de relaciones sociales dentro de un sistema de oportunidades y
restricciones”. Las restricciones que se presentan se pueden quebrantar si acudimos a lo que
Rauber llama sujeto popular lo cual significa la articulación de las demandas de todos los sectores
sociales integrando el sujeto-político sujeto-histórico sujeto-social, llegando al sujeto-popular, es
decir ir enriqueciendo el proyecto contrahegemónico vinculando apuestas de transformación
social.
En lo que respecta al movimiento cocalero se puede decir que condensa las luchas del campesino
a lo largo de la historia colombiana, recogiendo consignas sobre la desigualdad en la posesión de
la tierra y el despojo de esta misma por acciones del Estado y el poder hegemónico. Hoy se ve
como un movimiento en maduración, puesto que el conflicto al que se enfrenta tiende a una
transformación de las bases estructurales del sistema mismo, muestra de ello es que aun con las
negociaciones de 1996 con el gobierno hoy día los cocalero se siguen movilizando sin tener
solución a sus problemáticas históricas.
19
Sujeto socio político
Por último al tratamiento del movimiento cocalero aparece la categoría de sujeto socio-político
Entendemos por sujeto socio-político al actor enmarcado en un contexto histórico determinado
que, en la continua y dinámica inserción en el espacio social y la interacción con otros actores,
disputa un lugar en el campo político socavando las relaciones de poder existentes pasando de la
exclusión a lo popular, de lo instituido a lo crítico, erigiéndose entonces como sujeto
transformador que organiza su lugar en la historia.
“El movimiento social debe enfrentar la fragmentación que existe entre sujeto político-
sujeto histórico y sujeto social, esto reclama e invita a la creación de nuevas formas de
articulación entre organizaciones y movimientos sociales (urbano, industrial, campesino)
y las organizaciones políticas. Un redimensionamiento y reapropiación de la política y lo
político y anuncia por esa vía el surgimiento “desde abajo” de una nueva izquierda que
cristalice política, proyectiva y orgánicamente el nuevo movimiento históricopolítico
social actualmente en gestación” (Rauber, 2003).
Para ello es fundamental la historia de lucha, las experiencias acumuladas, los acervos culturales
del pasado anterior y reciente.
La autora describe como se da la fragmentación de los diferentes sujetos en la izquierda del
marxismo clásico, de una manera jerarquizada, que ha implicado la división e incluso disolución
de las luchas transformadoras. Teniendo en cuenta que el sujeto histórico por su relación directa
con la economía era el proletariado industrial; el sujeto social los sectores sociales de masas; el
sujeto político el partido de vanguardia funcionaba de la siguiente manera: el sujeto político
representaba el poseedor de la verdad con el desarrollo de la conciencia de clase que le venía
dada a través de la ciencia, forjando intelectuales, en este sentido era el partido de vanguardia
quienes conducían a el sujeto histórico que eran el proletariado industrial los cuales se
organizaban a través de sindicatos, las organizaciones de la clase obrera naturalmente son
reivindicativas y no pueden por sí mismas superar esa condición. Los representantes de las
organizaciones obreras conectaban al obrero de a pie con el partido de vanguardia. En seguida
estaba el sujeto social que representaban los sectores de masas.
20
Ante tal funcionamiento la política y lo político se reducían a la maniobra requerida para ocupar
las posiciones representativas partido clase sociedad.
Es el momento crucial de poner fin a tal fragmentación:
- Los sujetos se constituyen o mejor dicho se auto constituyen como tales sujetos en el
proceso mismo de la transformación social.
- La subjetividad de los sectores interesados en la transformación social, su conciencia
histórica y su conciencia política resulta un componente imprescindible a tener en cuenta
al pensar los sujetos, para hacerlo con los sujetos
- Ser sujeto implica el reconocimiento e internalización de su situación y decida cambiarla
construyendo organización. (no hay traspolación mecánica de la realidad a la conciencia,
es una construcción objetivo-subjetiva) desde la interioridad del sujeto.
- No existe ningún actor social, socio político, o político que pueda por sí solo erigirse en
sujeto de la transformación; este resulta de un plural-articulado que se configura y expresa
como tal sujeto en tanto sea capaz de interarticularse, constituyéndose en sujeto popular
“(…) cuando se habla de sujeto sociopolítico de los cambios, se hace referencia, en primer
lugar a una articulación que –conteniendo a la clase, a partir de ella- abarca al conjunto de
sectores oprimidos, explotados discriminados y excluidos por el sistema, considerándolos
también potencialmente capases de constituirse en sujetos a partir de su intervención en el
proceso de resistencia y lucha por la sobrevivencia, que se anuda radicalmente con las
transformaciones del sistema que estructura las actuales sociedades latinoamericanas”
(Rauber, 2003, pág. 43)
El concepto de sujeto, en este sentido, en tanto sujeto de la transformación del todo social,
presupone la articulación de los distintos actores comprometidos en ella. Por lo tanto es plural y
múltiple.
El sujeto socio-político se encuentra en un mundo de relaciones sociales y de poder que están
reguladas por una serie de normas objetivadas pero sobre una base de marginalidad y son
claramente excluyentes por eso son relaciones sociales y de poder sin separar la una de la otra.
21
En este segundo concepto entendemos que las relaciones de poder no son meramente coercitivas
en el campo de la violencia física u otro tipo de violencias materiales como la económica, sino
que también trascienden al campo de lo simbólico, más allá de las meras relaciones de
producción, hacia la dimensión de la violencia impuesta en el campo político, de género, étnico e
inclusive jurídico.
Las relaciones de poder pueden tornarse útiles para el movimiento social en tanto que ejerza el
poder desde abajo, donde la desenmarcación del poder hegemónico a un poder contra-
hegemónico construido en base a otros valores, a una cultura de lo popular nacida de la acción
social del sujeto socio-político en el espacio social y el campo político
El espacio social, concepto aportado por Pierre Bourdieu, es puesto en escena por los diferentes
agentes que ocupan un lugar dentro del espacio social y la distribución de sus posiciones obedece
a la construcción y acumulación de propiedades especiales de la escena social que le otorgan
poder y diferenciación. Estas propiedades reciben el nombre de capitales y fundamentalmente
existen tres: capital económico u objetivado, capital cultural o incorporado y capital simbólico.
Estos capitales determinan el hábitus de los agentes, es decir, su forma de ser y actuar en el
mundo social.
El campo político permite analizar el espacio de fuerzas donde cada agente (en este caso agentes
políticos) disputa una posición dentro del campo a partir de la objetivación de sus capitales,
especialmente el capital político. Sin embargo, como se decía anteriormente, el campo político es
un campo autónomo y por tanto tiene sus propias reglas y su propia jerarquización, por eso se
debe hablar de una profesionalización dentro del campo político, es decir, de políticos con una
jerga propia y con unos hábitus predecibles. Si hablamos, pues, de un sujeto socio-político en su
sentido más popular, éste debe estar en la capacidad de correlacionar fuerzas y disputar una o
varias mejor, dentro del campo para imponer su propósito.
Aparece el sujeto crítico como una subcategoría importante constituida por
“la conciencia crítica que es la presencia que tiene el poder de hacer presente; no es
representación, sino una condición de presentación. Es un comportarse del hombre frente
al medio que lo envuelve, transformándolo en mundo humano” (Freirè, 19998)
22
Ésta permite que el sujeto pueda dudar, desconfiar y deslegitimar el universo Ideológico en el que
se vive mediante la práctica, ya que la conciencia no se puede imponer, sino que tiene que nacer
de
“las problemáticas y tareas que ese sujeto en proceso de constitución tiene que enfrentar,
que lo lleva a tomar conciencia de la necesidad de cambiar integralmente la realidad en la
que vive, y proponer nuevas bases sobre los cuales va a reorganizar la sociedad en la que
desea vivir” (Rauber, 2003, p. 44).
“Nos encontramos con el aspecto de la conciencia política de clase a través de la
intervención directa en el proceso de la lucha, lo que no quiere decir que viene desde
afuera, se desarrolla esta conciencia principalmente a través de prácticas de resistencia y
de lucha por sus reivindicaciones sectoriales y generales y se la van reapropiando
mediante procesos colectivos interactivos de reflexión crítica acerca de las mismas, de sus
logros y deficiencias” (Rauber, 2006, p. 122).
El último aspecto de esta subcategoría remite a la dimensión histórica del sujeto crítico que
implica una indagación del sujeto sobre su lugar en el cosmos, es en ese indagar histórico que le
permite entender las causas y consecuencias de la opresión que ha vivido desde su condición de
oprimido y al mismo tiempo trascender más allá de lo sufrido. Esta trascendencia hace referencia
a que estos sujetos oprimidos, se convierten en restauradores de la humanidad, que les permiten
liberarse a sí mismos y a los opresores, además “nuestras sociedades complejas desafían nuestra
creatividad y llaman a analizar la problemática del sujeto por un lado, dando cuenta de nuestra
diversidad étnica, socioeconómica y cultural, y de la fragmentación social actual producto de la
aplicación del modelo neoliberal” (Rauber, 2006, p. 115). Permitiendo tomar conciencia de las
raíces históricas, políticas, teóricas y culturales que los han provocado, y se proponen la
construcción, en sus prácticas, de una nueva cultura política, y, por esa vía también, la
construcción de una nueva identidad colectiva.
Otra subcategoría que le da cuerpo al sujeto sociopolítico es la del sujeto transformador. El
periodo post-bipolar que sucedió a la caída del muro de Berlín acarreó nuevas formas de
dominación del sistema imperante y con ello nuevas formas de lucha del sujeto transformador,
tareas como la de combatir estrategias de represión, violencia de coacción, física y mediática, son
23
características del actual imperialismo enfocada hacia una colonización para una dominación
transnacionalizada del gran capital que tiene elementos geopolíticos junto con intervención
político militar además de recursos de agresión mediática; La resistencia anticolonial debe
recoger dos requisitos; el primero tiene que ver con concebir el proyecto contrahegemónico con
el enfoque de un cambio transformador radical de las actuales condiciones de existencia; y el
segundo trata de, reunir en un haz de voluntades, la fuerza de las resistencias y los factores del
cambio político transformador como vía de emancipación. Un elemento que ejemplifica esto es la
identidad de lucha latinoamericana.
Proyecto histórico de importancia para Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero quienes
consideran la cultura como un elemento estructural que puede convertirse en motor de la
transformación hacia nuevas formas de existencia, la identidad o las identidades que se crean
alrededor de una lucha posibilitan la construcción, formación de sujetos que definan un nosotros
propiciado por la identificación de un adversario, no sin antes haber existido un conflicto social.
En las lecturas clásicas marxistas el conflicto social ubicaba a un solo sujeto histórico
transformador el cual es la clase trabajadora, pero Gramsci dio cuenta con su categoría de clases
subalternas que hay un conjunto más amplio de clases y capas de la sociedad.
Por último tenemos la subcategoría de sujeto popular en la que Isabel Rauber nos aporta una
visión propicia con respecto a este concepto tan importante para los movimientos sociales y en
este caso el movimiento cocalero.
Éste nuevo sujeto es “plural articulado”, el cual contiene viejos y nuevos actores sociales con
diversificación de clases, etnias, sectores sociales, culturales, o religiosos, que en tanto sea capaz
de inter-articularse, constituyen el “sujeto popular”. En este sentido, ya no sólo se habla de
proletariado, sino de un conjunto de clases explotadas y oprimidas que a veces se designaba
como pueblo, a veces como movimiento popular y a veces simplemente como movimiento social
en singular. Y en esta medida, hay una reconstitución en estos “sujetos gobernados”, en tanto se
desarrolla cierta capacidad de auto-organización y producción de sentido más allá de las formas
vigentes. Aspecto como el sujeto pluriarticulado implica evidenciar que, en Latinoamérica no
existe ningún actor social que pueda erigirse por sí sólo en sujeto de transformación. Este por lo
tanto será un sujeto plural articulado en un sujeto popular, que contenga viejos y nuevos actores,
24
en procesos de maduración colectiva y consciente de sus fines socio-históricos. Hombres y
mujeres del pueblo que irán decidiendo qué cambios es preciso hacer. No existen sujetos a priori.
Es en el proceso mismo que revela esa condición latente en los oprimidos.
La tradición marxista reconoce al proletariado como el sujeto histórico para cambiar las
condiciones de desigualdad de la sociedad, pero Rauber ha enfatizado en la necesidad de hacer
una lectura más detallada sobre la realidad social encontrándonos con sociedades que se
mantienen feudales y semifeudales, esto ha sido y es particularmente notorio en América Latina,
y en cuyos territorios habitan los pueblos originarios que sobrevivieron al exterminio de la
conquista colonialista, las comunidades negras de origen africano cuyos integrantes fueron
criminalmente sacados de sus tierras y traídos como esclavos para trabajar en las plantaciones o
en el servicio doméstico de sus “amos”, y también, las comunidades asiáticas, sobre todo,
provenientes de china (culíes) también esclavizadas en su traslado hacia tierras americanas.
En Latinoamérica no existe hoy ningún actor social, sociopolítico, o político que pueda por sí
solo erigirse en sujeto de la transformación; este resulta necesariamente un plural-articulado que
se configura y expresa como tal sujeto en tanto sea capaz de inter articularse, constituyéndose en
sujeto popular. Nuestras sociedades complejas desafían nuestra creatividad y, toreando el
pensamiento eurocéntrico, llaman a analizar la problemática del sujeto (de los actores-sujetos)
dando cuenta –además de nuestra diversidad étnica, socioeconómica y cultural-, de la actual
fragmentación social existente producto de la aplicación del modelo neoliberal.
Una vez más los tres grandes componentes del movimiento popular de transformación en
Latinoamérica: sujeto, proyecto y poder, anuncian su presencia articulada. Ninguno de ellos
puede ser, expresarse o comprenderse de modo independiente. No existe sujeto sin proyecto a
través del cual este se constituya y exprese ni viceversa, y ninguno de ellos sin estrategia de
poder; hablar de proyecto sin voluntad de poder, sin conciencia y actividad que -en el proceso
transformador- construya y se oriente hacia él, es decir, sin sujeto, resulta una abstracción carente
de sentido práctico. Lo mismo sería afirmar –de modo apriorístico trascendental- la existencia de
sujetos sin proceso de transformación, sin que sean ellos –autoconstituyéndose dentro del propio
proceso- los creadores del proyecto de transformación, sin que exista una voluntad real de
25
transformación, que se organice y exprese en la actividad teórico-práctica de construcción y
acumulación de poder propio.
Por su parte, Mauricio Archila y Mauricio Pardo, "Movimientos Sociales, Estado y Democracia
en Colombia" plantearían que, la presencia de actores heterogéneos exigía una aproximación
menos rígida que la clasista, pero que no perdiera las fortalezas del análisis desde el materialismo
histórico. En forma casi imperceptible el énfasis de los investigadores sobre los movimientos
sociales pasó del obrerismo a algo así como un populismo metodológico. Ya no sólo se hablaba
de proletariado, sino de un conjunto de clases explotadas y oprimidas que a veces se designaba
como pueblo, a veces como movimiento popular y a veces simplemente como movimiento social
en singular.
Metodología
En la presente investigación se toman los pasos propuestos por Ciro Cardoso que concibe a la
historia como una ciencia en construcción; Hace un recorrido por discusiones fundamentales
que se han dado en el tiempo frente a la historia, y cómo ésta adquiere paradigmas que explican
lo que hoy día se concibe la disciplina histórica; para llegar a plantear un camino que nos puede
conducir a escribir la historia.
Los pasos de la investigación histórica se estructuran de la siguiente manera:
a) Planteamiento del problema
Consiste en la selección y delimitación del tema. Ciro Cardoso habla de criterios de relevancia
sobretodo de relevancia social con la pregunta orientadora de ¿para qué sirve la historia?
Manifestando, por un lado que la historia tiene unos elementos que contribuir a la comprensión
de estructuras actuales de lo social y al empleo y planeación de las futuras, por otro lado la
búsqueda de las leyes dinámicas y estructurales de lo social. Lo que pasa necesariamente por el
conocimiento de la historia.
El criterio de relevancia científica depende del contexto en el que se encuentra la discusión
científica, así se definen prioridades y posibilidades de la disciplina histórica. Habría que recalcar
26
que estas discusiones son cambiantes en el tiempo, un ejemplo puede ser el de los paradigmas
científicos.
El criterio de viabilidad implica saber si es posible llevar a cabo el tema de investigación lo que
tiene que ver con los recursos documentales, la existencia y disponibilidad de fuentes de calidad,
pertinentes a lo que se quiere investigar; recursos humanos y materiales. No es lo mismo
proponer un tema para trabajar en equipo que proponer un tema para un investigador aislado; Los
recursos o el financiamiento para el trabajo; Y el tiempo disponible para el desarrollo del
proyecto.
El criterio de originalidad implica identificar una laguna de conocimientos, o una falla en el
cuerpo teórico admitido. Cada proceso de investigación contribuye a la construcción de la ciencia
histórica con discusiones, desafiando las interpretaciones existentes.
Criterio de interés personal donde la vocación del investigador tiene gran peso, contiene una
buena dosis de curiosidad, de interés y aun de pasión por el tema que se trabaja. En este sentido el
rendimiento es mayor pues es de gran interés el tema.
El interés del campo o de una rama de estudios despertado por lecturas previas y experiencias
personales hace del movimiento social de gran curiosidad. Se pasa del interés impreciso a la
delimitación de un problema a investigar se profundiza en las lecturas teóricas, metodológicas e
históricas. Se hacen sondeos de la documentación de archivos y bibliotecas. Identificando
descuerdo o vacío permitiendo formular un tema preciso de investigación, delimitado en el
tiempo y el espacio.
En este caso en los criterios de delimitación: en el espacio se elige el Putumayo con un universo
de análisis de personalidad geográfica, de homogeneidad; en el tiempo, 1996, corte temporal que
engloba el proceso estudiado, sus condiciones previas (colonización, narcotráfico, violencia, etc.)
y sus consecuencias más próximas.
En el caso de esta investigación se resiste a la tentación de abordar temas demasiado complejos,
por la calidad de investigador principiante. “Una tesis de licenciatura, por ejemplo, debe ser
considerada como un ejercicio relativamente modesto de investigación, no como una ocasión de
27
intentar solucionar los más graves dilemas teóricos o metodológicos de una disciplina.”
(Cardoso C. , 2000, pág. 167).
b) Construcción del marco teórico
Aquí se evidencia el ejercicio de invención y formulación de los postulado o lo que Ciro Cardoso
llama <<hipótesis>>. La construcción de un modelo teórico significa el planteamiento de la
hipótesis heurística del trabajo para comprobar en una etapa posterior. Es fundamental el
conocimiento adecuado de una corriente ya sea la marxista, crítica social…planteando las
preguntas que problematizan la forma en cómo se construyó la teoría. Acompañado de la lectura
y debate de la historiografía.
Previo a platear la hipótesis se ordenaron los datos disponibles y se identificaron que factores
deberían ser tomados en cuenta. Se hace un sondeo de la documentación susceptible de ser
utilizada posteriormente para la sustanciación y comprobación; se evitan las hipótesis negativas
pues son indeterminadas y poco fecundas, las proposiciones afirmativas sugieren algún nexo o
propiedad real que se investiga, por lo cual son fructíferas; las hipótesis no toman la forma de
enunciados de contenido empírico sobre un factor, si no acerca de los nexos entre factores. Por
eso se ayuda con enunciados de tipo legaliforme (siempre que…entonces…); se formula
hipótesis con enunciados concisos: se subdivide una hipótesis principal y varias subsidiarias; las
hipótesis buscan definir los cambios cualitativos y/o cuantitativos constatables en el lapso del
tiempo considerado; sin olvidar persistencias y resistencias al cambio; las totalidades organizadas
de las sociedades humanas son tenidas en cuenta al plantear la hipótesis de algún nivel de
realidad social.
La fase de recolección de datos son las hipótesis lo que prepara a penetrar en la masa de fuentes y
datos que permiten decidir lo que me sirve y lo que no. El planteamiento de la hipótesis define su
naturaleza y por las formas que es posible verificarla, la elección de métodos y técnicas para la
organización posterior de los datos.
c) El proyecto de investigación
Se redacta un proyecto formal que describe la investigación que se propone llevar a buen término
en este caso se radica en el proyecto curricular respectivamente con los siguientes pasos,
requisito de la institución universitaria:
1. Antecedentes y contexto de investigación
2. Planteamiento del problema
28
3. Marco teórico
4. Cronograma
5. Metodología
6. Estado del arte
7. Objetivos (general y específicos)
8. Bibliografía
El proyecto cumple con relevancia y viabilidad de lo que se pretende hacer. Al mismo tiempo
resulta útil al investigador, como instrumento de orientación en el proceso de estudio que en su
momento se pretende realizar.
De las partes que exigen mayor redacción son el tema, que viene consigo planteamiento,
delimitación y justificación. En cuanto a la justificación exige una explicación que implica el
análisis de la bibliografía ya existente; y la hipótesis, que justifica la pertinencia e interés
echando mano de los elementos que ya se dispongan acerca del tema.
En el marco teórico y la metodología se dan elecciones concretas y planteamientos precisos bien
vinculados al tema.
Los objetivos son enunciados sintéticamente y de manera que son claramente comprensibles
incluso para no especialistas.
El cronograma toma forma de un cuadro colocando en sentido vertical las etapas del proceso de
investigación, y en sentido horizontal los meses correspondientes.
d) Recolección de datos
Los datos empíricos, aquí recogidos son criticados, evaluados, procesados e interpretados. Las
fuentes asumen un papel importante pues éstas vinculan las posibilidades del análisis y el
procesamiento de los datos, y son importantes en la medida en que permiten contrastar la
hipótesis lo cual garantiza la objetividad y la intersubjetividad.
Topolsky (referenciado por Ciro Cardoso) define las fuentes históricas como todos los tipos de
información acerca del devenir social en el tiempo, incluyendo los canales de transmisión de
dicha información, es decir las formas en que ha sido presentada y transmitida.
Presentamos el tipo de clasificación de fuentes primarias que son documentales escritos que
tienen vinculación directa con el tema de investigación, lo que no ocurre precisamente con las
secundarias.
29
La fase de recolección de datos es la más larga del proceso de investigación, allí va la
localización de los acervos documentales; permite mantener el control sobre los materiales
acumulados a través de una organización eficiente de la recolección, tal clasificación está
relacionada con el planteamiento de las hipótesis y el marco teórico que permite hacer un plan de
clasificación en la fase de recolección de datos.
e) Análisis y procesamiento de datos
Se da un proceso hermenéutico de interpretación o descodificación de las fuentes, y la crítica
interna y externa de éstas, en el sentido de lo que los historiadores positivistas llamaban
<<establecimiento de los hechos históricos>>. Aunque la fase de análisis y procesamiento de
datos es lógicamente posterior a la recolección de los mismos, con frecuencia se desarrolla -por
lo menos en parte- paralelamente a esta.
Es la etapa de la prueba de las hipótesis, los datos son recogidos son criticados, evaluados
clasificados, analizados, procesados e interpretados, en el sentido de hacer posible la introducción
de las conclusiones; la prueba en la teoría.
f) Síntesis y redacción
La síntesis es la fase final del proceso de investigación. La síntesis marca la vuelta a lo general
con conocimiento pleno de sus componentes y sus relaciones, de tal modo que resulta posible la
comprobación de las hipótesis, su abandono o su corrección. Lo general en la síntesis depende del
universo de análisis en la investigación, en este caso es el movimiento cocalero en el Putumayo,
pero puede llegar a plantear elementos globales.
La síntesis depende obligatoriamente del nivel del proceso de investigación teórico, en este caso
se realiza una síntesis de tipo dialéctica que trata de vincular en una visión unificada los enfoques
estructural y genético (estructura en un sistema de funcionamiento y explicación de proceso
estudiado en secuencia cronológica asociada a una visión causal).
Las bases para la síntesis en historia las encontramos: la cultura histórica del investigador, que le
permita ubicarse en el tema en el contexto más vasto de la disciplina; el marco teórico; la visión
acerca de la temporalidad; el manejo de la categoría del espacio, en la que casi no se reflexiona
en los historiadores; conceptos clasificatorios y ordenadores del conocimiento.
El presente texto en el que se presenta la investigación contiene, introducción que formula el
problema estudiado, lo delimita, lo justifica en función de criterios de relevancia y aporte a la
construcción del conocimiento, enuncia las hipótesis y las elecciones en cuanto a tipos de fuentes,
30
métodos y técnicas; el cuerpo del texto en el que se siente la repercusión de la opción lógico-
sistemática, histórico-cronológica en el establecimiento de las partes y los capítulos; la
conclusión en la que se presenta una visión razonada e integrada de conjunto y se evalúa el grado
en que quedaron comprobadas las hipótesis.
I capitulo
Conflicto cocalero. Elementos para diagnosticar el problema
Colonización de baldíos Amazonía occidental (Caquetá-Putumayo)
No se puede comprender el conflicto cocalero sin poner en contexto los procesos de
colonización que caracterizan la Amazonía occidental.
Un estudio de Guillermo Ferro indica que el caso de la colonización en el Caquetá se remonta
hacia 1880 cuando empresas tratadoras del caucho y la quina se establecieron en diferentes
lugares de la Amazonía Colombiana. Una de las empresas emblemáticas del lugar es la Casa
Arana2, empresa peruana que lleva a una guerra en 1932 entre Colombia y Perú para la definición
de sus límites fronterizos,3 producto de este conflicto se construye la vía que conecta el Huila con
Florencia en 1936; con la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, estalla la violencia dando pie a masivas
migraciones del centro hacia la Amazonía colombiana; con la ley 20/59, el gobierno apoya la
colonización espontanea a través del INCORA por medio de una línea de créditos, capacitación y
titulación de baldíos. El mayor auge migratorio se dio hasta 1975 (Guillermo Ferro, 2001).
Para Ferro, los anteriores elementos planteados (empresas extractoras, periodo de la violencia,
apoyo a colonización espontanea) están caracterizados por el desarrollo de una colonización en
2 La Casa Arana es una empresa peruana extractora de caucho que se ubica en la Amazonía Colombiana, utilizando como principal fuerza de trabajo la población indígena. Dirigida por Julio Cesar Arana empresario político peruano; en 1907 adquiere capitales británicos (Peruvian Amazon Rubber Company) con su principal cede en Londres …En el año de 1899 compré por primera vez goma en el Putumayo, y allá en 1900 aumenté mis compras… (Camacho, 2000) ,(Arana 1913, p.556) 3 Inicialmente la Casa Arana se establece en la chorrera y el encanto, a los rededores del rio Putumayo, los indígenas de momento ayudan a los blancos a extraer el caucho, pues lo necesitaban para construir herramientas como hachas o se intercambiaba por mercancía. Pero al poco tiempo se da una organización de trabajos forzados hacia los indígenas en el afán por extraer la mayor cantidad de caucho posible (Camacho, 2000) “La mayor parte de los testimonios orales y escritos sostienen que las <<correrías de indios>> se convierten en el medio más expedito para la incorporación de la fuerza de trabajo indígena. De manera inversa, la inasistencia al trabajo era considerada como un delito que se pagaba con la muerte o con castigos como el cepo, la flagelación, etc. (pág. 87) esta situación se manifestó en un descenso radical de la población indígena: ciertamente, se estima que entre 1900 y 1910 pudieron morir más de 40.000 indígenas”. Ibíd. Pág. 100
31
donde el campesinado transforma la selva en lugares para la ganadería y el cultivo, hecho que
permite una apropiación a la tierra y la construcción de lazos identirarios.
Continuando con el análisis de Ferro 2001, el periodo de 1972-1979 se dan las movilizaciones
más importantes del Caquetá apoyadas por la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos)4. En esta época se convierte en la organización más importante para la movilización
campesina con su consigna “tierra para el que la trabaja”, tales movilizaciones exigían al
gobierno apoyo de la colonización campesina (titulación de baldíos, créditos, vías de penetración,
servicios públicos, acceso a derechos sociales, mejoras de precios de cosechas…) y el
reconocimiento de la ciudadanía, lo que implicaba incluirlos en el “Plan de Desarrollo Social y
Económico”; Se disuelve la ANUC por contradicciones ideológicas internas5 y a inicios de 1980
4 La ANUC nace en 1968 por iniciativa gubernamental del presidente Liberal Carlos Lleras Camargo quien representaba la intención de hacer productiva la tierra a través de la distribución de esta a los campesinos, pues el monopolio de la tierra por parte de los terratenientes imposibilitaba el proyecto burgués de modernización en Colombia; Además el país se encontraba con una presión política a raíz del triunfo de la revolución cubana en 1959 de carácter socialista por lo que la organización campesina se encuentra en auge y es a través de la ANUC que el partido liberal de la mano del presidente Lleras encuentra la oportunidad de contrarrestar la radicalización de las revueltas campesinas prometiendo la redistribución de tierras para el campesinado Colombiano por medio de una reforma agraria estructural. La reforma agraria no se da en materia de redistribución de tierras para el campesinado y cada vez era menos la intención del gobierno de llevar democratizar la tierra, esto junto con la llegada al poder de Misael Pastrana en 1970 hace que la plataforma ANUC rompa con el gobierno. “Esto marca un rompimiento con el gobierno que se consolida con la “Plataforma Ideológica” de la ANUC del 5 de junio de 1971 y con el Primer Mandato Campesino que se reunió el 22 de agosto de ese mismo año y creó los CERA (Comité Ejecutivo de Reforma agraria) el cual tenía la tarea de hacer expropiaciones de tierra sin la autorización del gobierno. Para hacerse una idea del tamaño de la
campaña, hacia 1971 más de 15.000 familias invaden más de 350 fincas en 13 departamentos” (Ramos,
2012). 5 Varios hechos en conjunto podrían explicar la disolución de la ANUC – El proyecto de apoyo a la colonización se limita únicamente a la titulación de baldíos. El campesinado sin la posibilidad de acceder a nuevos créditos y agobiado por los mismos, se vio en la obligación de vender su parcela.
“Desde finales de los años setenta, las diferentes expresiones regionales del régimen político dominante privilegiaron el tratamiento de fuerza, de represión militar y de exclusión política a los conflictos sociales, antes que las salidas democráticas y de construcción de consensos. Este tratamiento del conflicto social condujo en simultáneo a dos procesos: i) al debilitamiento y en algunos casos desaparición, de las diferentes instancias de solidaridad social construidas históricamente en la Amazonia, vale decir, de las diferentes expresiones de la sociedad civil actuantes durante el período de colonización productiva; y ii) a la creación de un espacio propicio para el fortalecimiento de diferentes expresiones políticas insurgentes, como ocurrió con el M-19, el EPL y las FARC-Ep” PuLECIO, JORGE REINEL YPULECIOHERMINSO., "Proyecto andino de desarrollo tenitorial amazónico". Segundo informe de Avance, Bogotá, Fundación Friedrih Ebert de Colombia, FESCOL, 1999. Cita extraída de (Guillermo Ferro, 2001, pág. 64)
32
hay una desestabilización del proceso de colonización en el Caquetá debido a que el gobierno
limita el apoyo a la titulación de baldíos. Ello obliga al campesinado a vender su parcela y
desplazarse, colonizando zonas más alejadas y con menores seguridades sociales. Tal
desplazamiento produjo el avance del latifundio (con el abandono y venta de parcelas)
reproduciendo mismas dinámicas de concentración de la tierra del centro del país.
La anterior coyuntura genera unos sentires en el colono:
“Al finalizar la década del ochenta nos encontramos con una nueva realidad, la disolución
de las organizaciones campesinas, la ausencia de organizaciones gremiales y el
debilitamiento de las organizaciones sindicales. La inestabilidad, inseguridad y
desconfianza, constituyen ahora el nuevo equipaje del colono.” (Guillermo Ferro, 2001,
pág. 63)
Ante este panorama, llega el cultivo de coca con fines comerciales que inicia a mediados de la
década de los 70s lo cual marca un nuevo periodo de colonización (1980-2000). Los efectos que
produce la economía ilícita son de desestabilización económica, social, cultural y política.
Los perfiles de las personas que arriban al lugar para participar en el mercado de la
cocaína serían: el que quiere invertir en la siembra, procesamiento, comercialización del
alcaloide; los que buscan trabajos como raspachines; químicos; cocineras; y pequeños
comerciantes. “Se crea una mentalidad alrededor de la coca, la cual empieza a competir
con valores como el apego a la tierra, a la organización, al trabajo comunitario y a la
familia” (Guillermo Ferro, 2001, pág. 65)
Tal contextualización histórica que propone Ferro, denota una itinerancia del campesino
Caquetéño, acostumbrado a la incertidumbre ante el desplazamiento constante producto del
conflicto armado y del debilitamiento de las organizaciones campesinas que defendían el proceso
de colonización, implicando una configuración de un colono desarraigado dispuesto a perder sus
logros en cortos periodos de tiempo y a estar expuesto a situaciones riesgosas.
- el debate interno en las diferentes tendencias ideológicas de la izquierda, debilitando y fraccionando el movimiento campesino; las bases se disuelven ante la división de los líderes. Se abre el campo para organizaciones armadas (FARC; M19; EPL) que despliegan su actividad en las zonas donde el proceso de colonización de alguna manera, se había ido consolidando. Para profundizar en los motivos de la disolución de la ANUC. Véase: ESCOBAR, CRISTINA, Trayectoria de la ANUC, CINEP, Colección Agraria, 1982; y
33
La anterior descripción del Caquetá permite hacer una ligera referencia frente al Putumayo.
A continuación Clemencia Ramírez nos propone cinco periodizaciones que darían cuenta de este
fenómeno de Colonización en el Putumayo y la Baja Bota Caucana.
Primera Periodización 1900-1946
Según Ramírez 2011, partir de las expediciones que se realizan en la Amazonía para la
extracción de Quina (1890) y una segunda expedición para la extracción de caucho (1903-1930)
se amplía la frontera agropecuaria.
Tales actividades comerciales traerían reducción a la población indígena y campesina del
momento
“…en 1905 vivían en el actual territorio de Caquetá y Putumayo 700 blancos, 2100
caucheros y 4500 indígenas en centros poblados, y los cálculos sobre aborígenes
habitantes de las selvas fluctuaban entre 300.000 y 200.000 esta población se redujo en
unas 40.000 personas por la acción etnocida y genocida de los caucheros” (Racines &
Gómez, 1999, pág. 37)
Continuando con la periodización, en 1887 se firma un concordato que significaría un acuerdo
entre el Gobierno Colombiano y el Vaticano para poder llevar misiones a territorios de frontera, a
raíz de esto, en 1904 se crea la prefectura apostólica del Caquetá y Putumayo y el Capuchino
Fray Fidel de Montclar, misión capuchina encargada de evangelizar a grupos indígenas; en 1906
durante el gobierno de Rafael Reyes inician construcción de carreteras en Putumayo con ayuda
de los capuchinos, que terminan en 1920, pues era estratégica para los intereses de guerra entre
Colombia y Perú. Es así como en 1912 los capuchinos fundan Puerto Asís y éste se convierte en
un lugar de expansión de colonización y en base militar para la defensa nacional, en 1924 se
refuerzan los siguientes tramos: Mocoa-villa Garzón-Puerto Umbría-San Pedro-Puerto Asís. Vías
que hacen que se den procesos de colonización en los alrededores de Mocoa al punto de que el
valle fue copado en su totalidad. En 1922 llega una migración de nariñenses y funda San Antonio
del Guamués; vías de Púerres, Monopamba hasta la hormiga. Esta fuente de colonización se basa
34
en la extracción de oro por lo que a la región se le llamaría Orito, bonanza que terminaría a
mediados del siglo XX; <<como elemento importante>> El gobierno emite un decreto en 1940
donde ordena la propiedad individual de indígenas que antes era comunal hecho que incentiva
migraciones hacia el Putumayo invadiendo zonas ancestralmente indígenas.
Segunda periodización 1946-1962
Continuando con la periodización Ramírez 2011, Estos 16 años se caracterizan por el periodo de
violencia política fomentado entre los liberales y conservadores provocando una migración
masiva del centro del País de las regiones en conflicto lo que implica un masivo desplazamiento
hacia la Amazonía; de 1930-1946 se da el periodo de hegemonía liberal, éstos van a perseguir a
los conservadores disidentes del gobierno. A su vez, en el momento en que los conservadores
ganan elecciones en 1946 con Mariano Ospina Pérez, a través de un personal militar privado
comienza una persecución y represión a liberales y luchadores sociales. El 9 de abril de 1948 es
asesinado Jorge Eliecer Gaitán, a raíz de esto se intensifica la violencia y los conservadores en el
gobierno de Laureano Gómez optan por una fuerza armada de partido, denominados Chulavitas y
Pájaros6 quienes con una alianza entre gamonales y patronos perseguirían a liberales para
asesinarlos. Los campesinos simpatizantes del liberalismo o simplemente los que vivían en una
zona de presencia liberal eran forzados a dejar sus propiedades y buscar otro lugar para vivir;
incluso se le desplazaba en repetidas ocasiones. En su respuesta, grupos de campesinos liberales
se arman para hacerle frente a los que serían los antecesores de los sicarios y paramilitares como
se verá más adelante. La unión de iglesia-hacendados-partidos represento el papel del Estado en
el periodo del frente nacional, el cual con esta triada, incremento la violencia política cerrando
espacios de participación a fuerzas alternativas.
6 Se le otorga la responsabilidad histórica a la administración presidencia de Laureano Gómez (1950) de implementar el dispositivo policiaco denominado “chulavitas” (policía conservadora) quienes perseguían a los dirigentes liberales más progresistas, a los dirigentes populares y a los militantes de izquierda a quienes denominaban “bandoleros” despojándolos de sus tierras incautando bienes y terrenos a los perseguidos. Todo ello en un ambiente político tenso entre la disputa de los partidos liberales y conservadores; a su vez habían antecedentes sicariales denominados los pájaros, civiles armados laureanistas quienes ejercían la misma labor de los chulavitas al punto de que no se distinguían un grupo del otro. Al respecto ver: (Cristancho, 2011)
35
En 1950 se inicia la explotación maderera del Putumayo la cual se mantiene, siendo un sector
importante de la economía de la región. En los 60s se da una importante bonanza de pieles que
impulsa a indígenas y colonos a una cacería indiscriminada, los centros de comercialización se
establecieron en Puerto Asís y Puerto Leguizamo.
Tercera periodización 1963-1976
Ramírez 2011, en esta periodización reseña que comienza la fiebre petrolera con la Texas
Petroleum Company descubriendo zonas petroleras en la Hormiga, Orito y San Miguel en el
Valle del Guamués. En Orito se construye una refinería por lo que es sede administrativa de la
compañía y eje de la colonización, debido a que cada diez kilómetros se construye campamentos
provisionales que trae consigo cantinas, prostíbulos, graneros y pequeñas viviendas de
subcontratistas de obras. Se va la compañía y poco a poco estos asentamientos se convierten en
centros urbanos de la Hormiga, la Dorada y San Miguel. En 1964 el gobierno desarrolla un
programa de colonización dirigida a través del INCORA.
Cuarta periodización 1977-1987
Es en esta periodización en la que Ramírez 2011, indica que Inicia el cultivo de coca con cierto
auge en 1981 que se mantiene hasta 1987. En este inicio de década por la represión y persecución
del gobierno en el Magdalena medio desplaza a Rodríguez Gacha al Putumayo exactamente en
la región del Azul situada en el río San Miguel, tal lugar se convierte en el de mayor producción
de coca de la zona (Putumayo) y en epicentro de actividades paramilitares.
Quinta periodización 1988…
Entre 1988 y 1990 se intensifica la lucha contra el narcotráfico y en agosto de 1989 asesinan al
candidato presidencial Luis Carlos Galán. En 1990 desaparece la variedad de hoja de coca
Caucana para comenzar a cultivar Tingo María-variedad Peruana la cual llega a producir seis
36
cosechas anuales, cada cosecha se da en un rango entre cuarenta y cinco y sesenta días
estabilizando la producción. Así, en este periodo llega una población migrante del Huila, Cauca,
Valle del Cauca y Nariño atraídas por las oportunidades de la coca e incluso de la actividad
petrolera intensificada, (Ramírez, 2011).
Haciendo una comparación de la colonización en el Caquetá y el Putumayo: los intentos de
procesos de colonización por vías institucionales (como los financiados por el INCORA) o los
tratados con misioneros para evangelizar a indígenas, han mostrado una noción de baldío al
espacio donde indígenas desde tiempos ancestrales han permanecido allí; por otro lado el
gobierno por presión del movimiento campesino se ve obligado a financiar procesos de
colonización que poco después los va a desamparar, quitando créditos, los obliga a vender sus
tierras a ganaderos y terratenientes reproduciendo la desigual posesión de la tierra en la nación; la
llegada de empresas extractoras desconocen el arraigo de comunidades campesinas e indígenas,
que con sus actividades comerciales, desplazan a los nativos o los incluyen en sus actividades
comerciales de precarias condiciones laborales (como por ejemplo el sistema semiesclavista de
la casa Arana).
En este mismo sentido encontramos una comparación de manera amplia entre las marchas de los
cocaleros en Bolivia y en Colombia la cual muestra que en el Putumayo hay una tradición de
economías extractivas a sangre y fuego con productos de quina, caucho, fauna y maderas y que al
final del siglo XX son reemplazados por Petróleo y coca. Esto implica una descomposición social
como en el caso del Caquetá, donde se cambian los valores comunitarios por aspiraciones de
progreso y se convierte en un espacio al que el Estado Colombiano referenciaría “lugar
incivilizado y bárbaro”7, sin tener en cuenta el abandono al que han estado expuestos los
campesinos e indígenas y la violencia política de la que vienen por las disputas de los partidos
liberales y conservadores que han dejado fenómenos de violencia como el de los pájaros
causantes de masivos desplazamientos en repetidas ocasiones. Para profundizar en la
comparación entre Colombia y Bolivia ver: (Ocampo, 2004).
7 Ver: informes sobre la misión del Caquetá, Putumayo, Goajira, Casanare, Meta, Vichada, Vaupés y Arauca. En documentos web: Biblioteca Luis Ángel Arango
37
Por su parte la Baja Bota Caucana comparte su administración con Putumayo desde el concordato
con la misión capuchina, la cual ayuda a desarrollar vías en el lugar; zona colonizada sobre todo
por Huilenses, Nariñenses y Putumayenses, fundado en 1975 se convirtió en polo comercial.
Esta parte del país presenta una colonización que se da entre regiones (Caquetá, Putumayo), en
las que los colonos se han trasladado de un lugar a otro, itinerancia que es explicada en cierta
medida por los enfrentamientos violentos en las zonas añadido al poco apoyo del INCORA en el
proceso de colonización.
Alfredo Molano en su texto “contradicciones en pasta (1998)” concluye que Guaviare Caquetá y
Putumayo hacen parte de una extensa llanura de selvas tropicales lluviosas, habitada por
indígenas, colonos, campesinos en busca de riqueza, personas de todos los rincones del país
ilusionados por la bonanza de la coca o desplazados de sus tierras por la violencia.
Presencia Estatal y base social de los grupos armados
Puntualizando en el Putumayo (que es el tema de interés en la actual investigación) se le ha
conocido una división en tres zonas como lo serían el alto, medio y bajo Putumayo, tal
distribución corresponde a la condición económica y política del lugar. Es así como el alto
Putumayo está caracterizado por desarrollar actividades económicas de ganadería, procesamiento
y venta de leche. Es un espacio “civilizado” porque mantiene los más altos niveles educativos de
la región debido a que históricamente ha habido presencia de escuelas construidas por los
misioneros; En cuanto al bajo Putumayo está caracterizado por sus plantaciones de coca, allí
viven inmigrantes sin arraigo y es sede de los frentes 48 y 32 de las FARC.
Teniendo esto en cuenta, la implementación de políticas públicas sobre servicios y derechos llega
hasta los alrededores de centros urbanos, en el caso del bajo Putumayo beneficia a los
terratenientes con el desarrollo del latifundio, quienes son puente para la integración o expulsión
de colonos.
Cuando no pueden pagar los créditos venidos de los planes de desarrollo, los colonos
tienen que vender sus mejoras para pagar lo que consideran injusto y ahí entra la guerrilla
legítima por defender los intereses de los colonos; además de responsabilizar al Estado en
cuando a las plantaciones de coca en la región producto de su poca presencia y falta de
autoridad (Ramírez, 2011).
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La visión negativa de los campesinos cocaleros hacia el Estado y el modelo de sociedad se
explicaría por:
“la violencia crónica-con profundas raíces históricas-, la falta de consenso de las clases en
el poder, la debilidad del estado han generado un proceso de deslegitimación del régimen,
en donde grandes sectores de la población no reconocen al Estado y a las estructuras
locales y regionales de poder como legítimas y dignas de ser respetadas y acatadas…”
(Betancourt & García, 1994, pág. 36)
El profesor Darío Betancourt 1994, argumenta que la mafia de la cocaína no se puede entender
por fuera dé: las raíces económicas políticas y sociales particulares del Estado Colombiano que
combinado con la posición geográfica hace que el tráfico de la cocaína sea un reflejo de rutas de
economías ilegales que desde el tiempo de la colonia ya se tenían (contrabando); la debilidad
estatal que hace posible la presencia de grupos armados al margen de la ley y que dependiendo
de las coyunturas históricas se pueden presentar como Guerrillas, bandoleros, cuatreros,
contrabandistas, paramilitares o comerciantes de psicotrópicos en este caso; la existencia de una
clase política que durante largos periodos de tiempo se ha repartido de manera excluyente los
privilegios del burocratismo Estatal que han contribuido al desarrollo de una “cultura de la
ilegalidad” (Betancourt & García, 1994).
Zonas como Caquetá y Putumayo eran estratégicas para actuar e invertir en el tráfico de cocaína
debido a que son zonas del país aisladas y marginadas de los beneficios del Estado, son regiones
de colonización de escasa infraestructura. Los narcotraficantes (como la guerrilla) sustituyen al
Estado ofreciendo empleo, seguridad, servicios públicos e introduciendo la siembra de cocaína a
cambio de maíz, yuca, plátano…mafia que intenta buscar su base social a beneficio de sus
intereses sobre todo económicos.
La mafia al igual que la guerrilla ha querido hacer el papel del Estado alterno en las zonas
colonas donde el Estado no ha hecho presencia (apoyo económico, vías, proyectos sociales).
Caso similar sucede en el Caquetá, donde el ente que luchaba por las seguridades sociales era la
ANUC, pero por disputas ideológicas y debates internos se disuelve y la base social, ante la
inexistencia del Estado, da gran acogida a movimientos guerrilleros (FARC, M-19, EPL);
39
También ante la ausencia de movimientos gremiales que canalizarán el descontento de la
población.
Ocampo 2004, afirma que con la presencia discursiva de las FARC y su base social le permite
disputar el poder hegemónico del gobierno y por su parte el gobierno justifica la represión y el
uso de la fuerza en la zona, argumentando que los campesinos están bajo influencia de la guerrilla
(Ocampo, 2004). Lo que genera declaraciones, en varios medios de comunicación del general
Bedoya como la siguiente:
“obtienen prestamos de las FARC para cultivar y procesar la coca y cuando van a cobrar no
tienen como pagar y como provienen de otros lados la guerrilla los atrapa y los obliga a promover
paros”,
Por su parte Ramírez 2011, dice que la caracterización de los grupos guerrilleros como
narcoguerrillas no solo legítima la violencia y el terrorismo estatal, si no que promueve la
intensificación del paramilitarismo, estos son financiados por terratenientes y narcotraficantes
para combatir la guerrilla la cual los obliga a pagar impuestos. Por lo que se le atribuye al control
de la coca como una estrategia de dominio territorial desde esta economía rentable la cual permite
mantener la fuerza territorial. Los grupos paramilitares también han sido financiados por
militares y el Estado, situación que algunos analistas han definido como un mecanismo para el
ejercicio del terrorismo estatal. En 1994 por medio del decreto 356 se crean las convivir en el
gobierno de Ernesto Samper. Tal decreto aumentó los grupos paramilitares con el objetivo de
asesinar guerrilleros y “auxiliadores de la guerrilla” que no es otra cosa que el asesinato de la
base social, sea esta campesinos, líderes de movimientos sociales, actores de la sociedad civil.
(Ramírez, 2011)
Según Ramírez, antepone un problema judicial de ilegalidad y los campesinos intentan mostrar
un problema social (como lo veremos más adelante). Esto ha llevado entre otras cosas a perseguir
al movimiento social y la estigmatización de toda una región por parte de fuerzas hegemónicas
que ven en peligro su lugar clientelista. En el plan de desarrollo para el Putumayo de 1998 al
2000 propuesto desde la gobernación, atribuía al bajo Putumayo como un territorio bárbaro en
donde es inviable la democracia, pues la economía de la coca traía consigo la estrategia de
frentes de colonización donde no hay ley. (Ramírez, 2011).
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Lo anterior da cuenta de lo comprometido que está el Estado colombiano ante la existencia de
grupos armados con base social; periodos caracterizados por exclusión al campesinado colono el
cuál toma el lugar del mejor postor para sobrevivir, uno de los motivos por el que comienza a
cultivar coca.
Emergencia de la coca como negocio y el fenómeno de la mafia
A continuación es importante tener en cuenta cómo el fenómeno la mafia de la cocaína se da en
un lugar donde los lazos sociales están desgastados, la economía del lugar es inestable y las
condiciones de vida son precarias; las FARC se presentan como un para Estado haciendo el papel
de justicia y mediador en el arreglo de querellas entre la población, generando principios de
convivencia y determinando las reglas de juego, incluso a los narcotraficantes, aunque en un
momento dado se verían obligados a enfrentarlos militarmente, tema a trabajar en las siguientes
líneas.
Vemos en el Putumayo que la oferta de economías legales es casi inexistente por lo que el
cultivo de hoja de coca de manera industrial se convierte en una oportunidad clave para que los
campesinos cocaleros, raspachines, cocineros, entre otros encuentren un propósito de progreso en
la economía capitalista y la modernidad, que hasta el momento los había ignorado y a través del
cultivo de la coca, una economía subterránea, podrían encontrar un medio de subsistencia y
estabilización económica.
En tal situación se presenta una expansión territorial de la mafia llevando consigo elementos de
continuidad con los fenómenos de conflicto agrario nacional de los años treinta y cincuenta. Ya a
principios de los noventa se pronosticaba el incremento de los cultivos de la coca en Putumayo y
Caquetá al respecto Betancourt advierte
“actualmente hay un proceso de expansión territorial de narcotraficantes hacia el sur de
Pie de Monte, en territorios de Caquetá y Putumayo; en Caquetá han comprado tierras en
San Vicente del Caguán, el Doncello, Paujil, Florencia, Morelia, Belén De Los Adaquíes,
Albania y Valparaíso. En Putumayo tienen tierras en Villa Garzón, Orito, Puerto Asís,
Valle Del Guamués y Puerto Leguizamo” (Betancourt & García, 1994, pág. 122).
41
Esta expansión significó la consolidación de país en el cultivo de la hoja de coca. Dentro de los
factores que explican el que Colombia se convirtiera en el principal productor y exportador de
cocaína se considera:
-las grandes extensiones montañosas y selváticas proveen lugares aislados para las
plantaciones de coca, así como también para la proliferación de pistas clandestinas
necesarias para su distribución;- la pobreza mineral del suelo tanto en las montañas como
en las selvas, es un activo para los cultivadores ilegales, por cuanto no tienen que
competir en esas zonas con la agricultura tradicional lícita; - la población emigrante
colombiana en Estados Unidos, ha servido para abrir un espacio al comercio de la droga,
estableciendo alianzas con organizaciones de ese país y así consolidar de una manera más
efectiva el mercado de la droga;- el creciente debilitamiento del Estado, principalmente en
las zonas donde se cultiva la hoja de coca, áreas que no están integradas a los procesos de
desarrollo económico y social, hace de estas áreas el sitio ideal para la realización de este
negocio;- el contrabando es una práctica muy arraigada en el país y de muy difícil control;
además, toda la experiencia adquirida en el manejo de mercados negros internacionales y
blanqueo de divisas ayudó a la consolidación de la industria de los narcóticos. (Racines &
Gómez, 1999, pág. 11)
Además de los factores geográficos ya mencionados se considera la ubicación de Colombia entre
el sur y el norte del continente, tal factor es accidental. Restrepo, (2005) Sugiere que una especie
de talento empresarial en los agentes Colombianos les confirió ventaja competitiva que podría ser
derivada de la tradicional presencia en el contrabando, comercio de esmeraldas y la violencia;
otro elemento que ubica a Colombia en el centro mundial de las drogas sería la inversión que se
ha hecho en el negocio de la bonanza de la marihuana (que comienza en 1974-hata 1982)
producto de iniciativas de agentes empresariales estadounidenses; En la segunda mitad de 1970,
la mafia Colombiana, inconformes con su parte en el negocio, emplearon la violencia para
eliminar a la mafia cubana de la que dependían y entonces accedieron de manera directa al
mercado estadounidense, en este momento la demanda se dispara y por azar se hace del control
de tráfico de cocaína justo en el momento en el que este negocio adquiría dimensiones colosales.
(Restrepo, 2005)
42
A continuación se ubican elementos claves, que en relación con los desarrollados a lo largo
de este capítulo, nos darán pie para comprender la mafia de la cocaína.
El químico Albert Neiman en 1855 junto con otros científicos hicieron investigaciones de
la hoja de coca que posibilitaron la extracción del alcaloide e incluso se genera la primera
industria basada en esta planta. Entre las industrias emergentes con el uso de la coca en
1855 J.S Pemberton preparó una bebida tónica llamada cola de vino francés utilizando
hojas de coca. Un año más tarde Pemberton sustituyo el vino por agua carbonatada,
añadió nueces de cola y le cambio el nombre a Coca-Cola; ya a comienzos de 1900 los
médicos recetaban jarabes, tónicas y bebidas a base de esta planta para el tratamiento de
enfermedades tales como problemas cardiacos. La popularidad de la coca era tan grande
que en el gobierno de Estados Unidos entra en 1920 en su primera “guerra” contra la
cocaína. Se prohíbe no solo el uso de la cocaína si no también el de la hoja de coca.
“estas restricciones dispararon el precio de la cocaína y dieron lugar a la aparición de un
gran número de traficantes”. (Racines & Gómez, 1999, pág. 28)
Es en el decenio de los años setentas, con la movilización en contra de la guerra de Vietnam y
con la revolución cultural del mayo francés de 1969, cuando se acelera el consumo de sustancias
psicoactivas en el mundo, sobre todo en los Estados Unidos, país que activa las redes de tráfico
de marihuana en la mafia del norte (Guajira) en los años sesentas. Colombia entra al negocio de
la cocaína no siendo un país cultivador si no productor, traía la hoja de coca desde Perú o Bolivia
y la convertía en cocaína a medida que iba circulando por las redes de tráfico. Dichas redes se
hacen posibles debido a la posición geográfica en la esquina noroeste de América del Sur y su
vecindad con Panamá “…desde finales de la década de 1940, Colombia sirvió como lugar de
paso de los primeros envíos ilegales de cocaína que partían de Perú y Bolivia hacia Cuba y
Estados Unidos” (Restrepo, 2005, págs. 188-189) sus antecedentes más inmediatos y decisivos
de economía ilegal para la mafia de cocaína, se encuentra en el contrabando (rutas que
aprovechan las mafias) y la explotación de esmeraldas.8 La diferencia entre el contrabando y el
comercio de esmeraldas con el narcotráfico es que el comercio de los dos primeros suponen
8Desde el comienzo la extracción esmeraldera no tuvo control estatal; Los diversos grupos dedicados a la explotación de esmeraldas requirieron desde hace décadas ejercicios particulares para defender sus intereses. En estos ejercicios se formaron sicarios y guardaespaldas que posteriormente participaron en el narcotráfico; el más famoso de ellos fue Gonzalo Rodríguez Gacha.
43
productos que son legales (pero la forma es ilegal) y el último es ilegal en todos sus eslabones del
negocio.
El auge del consumo de cocaína en el mundo se da en la década de los setenta con gran prestigio
en las clases sociales medias y altas, lo que implicó más adelante incrementar en el país los
lugares de cultivos que se tenían tradicionalmente como lo serían Putumayo, Caquetá, la
Amazonía, la Orinoquia, Cauca y Nariño, caracterizados principalmente por la histórica ausencia
del Estado y que son “selvas que soportan viejos y persistentes procesos de colonización
campesina e incrementos considerables de ocupación por grandes cultivadores comerciales de la
hoja” (Racines & Gómez, 1999, pág. 9). El tipo de tenencia a la tierra hace variar la cantidad de
coca cultivada, así es como en Guaviare y Caquetá se cultiva en parcelas medianas y grandes, en
cambio en el Putumayo se cultiva en parcelas pequeñas.
Una arroba de hoja de coca produce entre 15 y 20 gramos de pasta de coca. En 1998 un
kilo de pasta valía 1.200.000; después de quitar el precio de producción la ganancia que
obtenía el campesino por hectárea recogida es de $317.115, una familia promedio recibía
$475.000 pesos mensuales lo que en 1998 equivalía a casi dos salarios mínimos en
Colombia (Ramírez, 2011, pág. 73).
Según Pinzón 1994, Entre 1979 y 1984 se conoce como el primer boom de la siembra de hoja de
coca y las ganancias eran mayores pero a medida que pasa el tiempo cada año los campesinos
reciben menos, aunque comparado con otras alternativas de cultivo la coca todavía es un
producto rentable. . “la coca se ha convertido en una fuente alternativa de capital para la
comunidad marginal que busca superar su condición marginal y exclusión de la que ha sido
víctima por parte de las clases dominantes tradicionales” (Pinzon, 1994)
Por la rentabilidad los campesinos, indígenas y colonos se perfilan en el monocultivo de la coca.
“esta situación provoco escases de los excedentes de la producción campesina con el
consiguiente encarecimiento de los productos de Pancoger que debieron ser traídos de
afuera a altos costos, y un gran circulante monetario que afecto enormemente a toda la
población en su conjunto, pues cada día debió pagar más caro los artículos de consumo
diario” (Betancourt & García, 1994, pág. 81)
44
A raíz de la muerte del ministro Rodrigo Lara Bonilla (1984), se intersectan redes de tráfico que
importaban la coca, el precio se eleva en Estados Unidos, la pureza disminuye un 50% y la
demanda de cultivo en la región se incrementa. Los monocultivos requerían más agroquímicos;
entre 1992 y1993 por resistencia a las pestes se reemplaza la semilla caucana por Tingo María,
proveniente de Perú y Bolivia, esto permite aumentar la producción que sería beneficiada
también por la posición geográfica de la Amazonía Occidental, pues es una zona de selva húmeda
tropical y su ubicación como zona fronteriza hace que se puedan establecer redes comerciales de
mayor facilidad que funcionan para evadir controles.
Cuando se inicia el cultivo de la coca a finales de los años setentas en el Caquetá las FARC se
oponen a esta actividad, pero la situación económica de los colonos desborda su interés. El grupo
guerrillero entra a regular la producción con la instrucción de no abandonar los cultivos de
pancoger, a medida que se consolida el negocio comienza a cobrar impuesto en el mercado,
incluso para brindar protección a éste negocio.
En 1978 se comienza el cultivo en el Putumayo con la variedad de semilla caucana en zonas de
reserva forestal de la Amazonía, lo que impedía programas institucionales de colonización. Allí
Los campesinos se endeudan con los narcotraficantes a quienes les compran las semillas y los
químicos para convertir la hoja en pasta de coca.
En el contexto nacional vendrían hechos importantes que llevarían a criminalizar al campesino
cultivador de coca
“El ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla se había convertido en un obstáculo para los
narcotraficantes que habían adquirido puestos políticos como Pablo Escobar Gaviria quien
fue elegido para cámara de representantes. El ministro a través de debates intentaba
denunciar a las mafias, sobre todo la de Medellín, e insistía en validar la ley de
extradición por lo que en 1984 es asesinado y de inmediato el gobierno aprueba la ley de
extradición. Dos años después se promulga la ley 30 de 1986 que criminaliza al pequeño
campesino cultivador de coca” (Ramírez, 2011)
Volviendo a la mafia de la cocaína a nivel nacional, en la década de los setenta en el país se veía
una importante crisis de las burguesías de empresas nacionales, elementos como el café, los
45
textiles, la extracción esmeraldera, entre otros hizo que las oportunidades del trabajo legal y de
ascenso social fueran escasas, al punto de que en las familias que eran clase media-alta tuvieran
que trabajar dos o tres personas del núcleo familiar para mantener el estatus al que estaban
acostumbrados. Las individualidades sobresalientes al no encontrar oportunidades en el mercado
legal, incursionan en el ilegal, (como el foco mafioso antioqueño que de pasar del contrabando
establece redes de tráfico de cocaína) se forman hombres que hacen historia ante el anhelo de
poseer autoridad y fortuna como Pablo Escobar. Añadido a eso según Restrepo 2005, se
contempla la hipótesis del rechazo generalizado de la sociedad colombiana, incluso
latinoamericana, por las instituciones que representaban la legalidad. “si la legalidad era asociada
a un orden capitalista despreciable, entonces las acciones ilegales podían ser consideradas como
un instrumento de lucha política en contra de ese orden” (Restrepo, 2005, pág. 1991) esto podría
explicar la tolerancia de la sociedad frente a la violencia, la corrupción y el debilitamiento de las
instituciones generada por el tráfico de drogas y las posiciones, algunas repulsivas más que otras,
que asumen los gobiernos norteamericanos frente a este negocio.
“la irrupción de las mafias de las drogas en Colombia debe entenderse, pues, como un
fenómeno histórico en el largo tiempo, con raíces sociales profundas que, sumadas a las
características complejas de la estructura estatal y a la estratégica localización del país en
la esquina norte de sur américa, facilitaron su desarrollo y consolidación ante la creciente
demanda de estas sustancias desde el interior de las sociedades norteamericana y europea,
a partir de la década del setenta” (Betancourt & García, 1994, pág. 37)
Darío Betancourt 1994, ilustra que en 1982 la administración norteamericana de Ronald Reagan
declara la guerra contra las drogas en la lucha por combatir la cocaína prioritariamente, a partir de
allí logra instituir el término narcotráfico y generalizar su aplicación para hacer referencia a la
cocaína. Tal discurso se impuso en América Latina, con los medios de comunicación como
mejores aliados, sin establecer ninguna distinción entre países productores y consumidores o
entre coca y cocaína, entre banqueros y traficantes, entre campesinos e indígenas mambeadores
de coca y adictos a la cocaína. El principal es Estados Unidos y le sigue Europa.
46
“…más de dos millones de norteamericanos consumen heroína, más de cinco millones
consumen cocaína y cerca de treinta millones fuman marihuana” (Betancourt & García,
1994, pág. 28)
En este sentido para la investigación que hace Betancourt, tal término “narcotráfico” es impreciso
y tiene una intencionalidad política, económica y cultural que tiene que ver con el control social,
la represión y disciplina,
“…se pretende dar un carácter racista y latinoamericano a la producción y
comercialización de la cocaína, toda vez que es exclusivamente a los latinos a quienes se
les atribuyen estas actividades, endilgando únicamente a los negros y a los migrantes
latinos radicados en los Estados Unidos el consumo del alcaloide” (Betancourt & García,
1994, pág. 38)
Y con esta aseveración nos lleva a la reflexión sobre la verdadera intencionalidad que tienen los
norteamericanos frente al carácter represivo de tratar estos temas, planteando una hipótesis sobre
la búsqueda, del imperialismo, de un fenómeno que justifique la presencia de gobiernos
extranjeros de primer mundo en países en vía de desarrollo, como los latinoamericanos. Es aquí
donde nos encontramos con diferentes situaciones que sustentan el dar como verídico tal postura,
como el de la estrategia del plan Colombia que de la mano con la erradicación forzosa de cultivos
ilícitos (puesto en duda sobre su eficacia para mitigar el consumo de drogas) tiene como uno de
sus intereses primordiales, combatir las guerrillas de izquierda denominadas antiimperialistas; O
como las relaciones que se dan entre organizaciones sustentadas con capital narcotráfico y
organismos internacionales como la CIA y la DEA,
“En el siglo XX abundaron las alianzas de la CIA con traficantes de heroína del extremo
oriente, fundadas básicamente en su contribución para financiar a los opositores de las
guerrillas comunistas de Vietnam, Tailandia, Birmania y Pakistán…Colombia con las
confusas y oscuras alianzas entre sectores de las fuerzas armadas del País y la DEA, o
bien con los comercializadores de cocaína, o con el paramilitarismo o el sicariato”
(Betancourt & García, 1994, pág. 35)
47
Dado lo anterior se prefiere entonces el término de mafia como:
“aquellos grupos identificados por intereses económicos, sociales, políticos y culturales
que asumen una actitud frete al estado y al ordenamiento jurídico que los sustenta, y que
para resolver sus conflictos no recurren a los jueces ni a los entes estatales si no a
organizaciones paramilitares y sicarios que actúan como agentes locales capaces de
infundir respeto y aceptación” (Betancourt & García, 1994, pág. 19)
Complementando con Restrepo 2005 anuncia que lo anterior es posible debido a que los
mercados ilegales no pueden recurrir a la justicia ordinaria y la violencia se convierte en
instancia para dirimir diferencias. En Colombia la violencia política y la violencia del
narcotráfico son entonces caminos que permite acceder fácilmente al poder y al
reconocimiento social, nos encontramos con la meritocracia de la violencia (Restrepo,
2005)
Aunque con su libro ya citado Darío Betancourt no define a la región amazónica como uno de los
cinco focos mafioso que trabaja, es importante traer a colación la manera en cómo trata el tema
de las mafias en Colombia y cómo en especial la mafia del tráfico de cocaína está relacionada con
el control de rutas tanto en Colombia como en Estados Unidos, producto de la migración de
antioqueños que empieza en 1965 hacia Norteamérica, y que por su espíritu empresarial,
controlarían redes de distribución en el norte de las Américas.
Al ser perseguido en el magdalena medio, en 1987 en la zona El Azul, bajo Putumayo, llega
Gonzalo Rodríguez Gacha para continuar con el negocio de la coca, en donde construye pistas de
aterrizaje y laboratorios. La manera de ejecutar el trabajo era violenta y forzosa, la forma como
se pagaba no era clara y cuando los trabajadores llegaban a exigir eran violentados e incluso
asesinados y tirados por el río San Miguel, esto en parte era posible porque El Azul se convierte
en base paramilitar desde donde ejercían control político y económico sobre las cabeceras
municipales y efectuaban patrullaje en las veredas. Tal tipo de mafia estaría vinculada a unos
elementos heredados de la historia Colombiana relacionados con el campo de tipo ancestral,
gamonal, clientelista y caciquil; como también son producto de la violencia que se constituye
como uno de los factores fundamentales para la consolidación de las mafias. Los grandes capos
48
que el país conoció durante la década de 1980 padecieron el periodo de la violencia (1946-1966)
como lo sería el ejemplo inmediato de la familia de Pablo Escobar.
Inicialmente el frente 32 de las FARC establece una relación de colaboración con la mafia de
Gacha cobrando un impuesto por gramaje y en contraprestación las FARC les brindaba
protección, pero a finales de 1987 hombres de la mafia asesinan a dos de los hombres de las
FARC que protegían las pistas de aterrizaje por lo que el acuerdo entre los dos grupos se rompe y
la güerilla declararía objetivo militar a los mafiosos, en su lugar Rodríguez Gacha se declararía
anticomunista. Así un grupo paramilitar conocido como “los masetos” comienza a perseguir a los
comunistas alrededor de El Azul en Puerto Asís, Orito y Valle Del Guamués asesinando a
miembros de la UP, del Frente Popular , del partido político EPL, y del Movimiento Cívico
Regional del Putumayo.
“Mexicano (…) atacó a la guerrilla colombiana presente en sus zonas de influencia, de
tránsito o de interés (…) al igual que a sus aliados no armados, (Unión Patriótica)
llegando a asociarse para este fin con el ejército y la derecha a través de la Asociación De
Campesinos Ganaderos del Magdalena Medio, ACDEGAM, y a construir un partido
político de tendencia abiertamente derechista, anticomunista, conocido como Movimiento
de Restauración Nacional. MORENA” (Betancourt & García, 1994, pág. 24)
La persecución de los masetos9 contra líderes de estas organizaciones correspondían a una
coyuntura nacional por lo cual se consideran las siguientes causas: campaña de exterminio contra
la oposición política, sobre todo contra la UP la cual se da en todo el país por parte de los
paramilitares apoyados por militares y financiados por narcotraficantes; señalamiento de estos
sectores por ser el brazo civil de la guerrilla, de recibir dinero producto del secuestro; la
oposición política que estas tres corrientes ofrecían a las administraciones locales a quienes
9 Grupo de memoria histórica citando a Fernán González, Ingrid Bolívar y Teófilo Vásquez (2007) “Desde finales de 1987 hasta mediados de 1991, la acción de los grupos paramilitares fue el elemento de violencia más activa en el Putumayo […] Los Combos y Los Masetos, que en ocasiones fueron uno mismo dependiendo del escenario y de la época en que actuaron, estuvieron ligados al cartel de la droga que tenía su sede en Medellín y a su red nacional de campos de entrenamiento, principalmente a los de Puerto Boyacá, en el Magdalena Medio. No tuvieron su origen en Movimientos de Autodefensa Campesina sino que nacieron específicamente como aparatos armados con el fin de controlar zonas de laboratorios de cocaína, ejecutar campañas de limpieza social contra marginados sociales, ajustes de cuentas entre narcotraficantes, control armado de su zona de influencia dentro de la cual estaba su enfrentamiento con otros carteles de la droga y con las organizaciones guerrilleras y para realizar labores de persecución al movimiento popular y a la oposición política. (histórica, 2011)
49
acusaban de colaboradoras de paramilitares y denunciando a comandantes del ejército. (Ramírez,
2011); le suma el vínculo con la política lo cual es un fenómeno que evidencia la relación
existente entre esta y las actividades ilegales con el fin máximo de potenciar los medios de
acumulación de capital.
“nosotros agregaríamos que, para el caso Colombiano, la historia de las mafias de la
cocaína y la amapola no pueden verse al margen de la <<debilidad>> del Estado, del
Gamonalismo, del clientelismo y de las variadas formas de contrabando. (Betancourt &
García, 1994, pág. 3)
Estas actividades legales vinculadas con actividades ilegales son atractivas por que resultan de
alta rentabilidad que con el tiempo llega a permear en la política. La denuncia de estas relaciones
ha conllevado a que líderes de organizaciones como El Movimiento Cívico Regional del
Putumayo sean asesinados ante la postura crítica del clientelismo, la corrupción y la defensa de
los Derechos Humanos.
Conjeturas
La colonización de estos territorios ha estado atravesada por fenómenos de violencia en la
región Amazónica, específicamente el departamento del Putumayo, que ha tenido una tradición
de economías extractivas a sangre y fuego, y finalizando el sigo XX es reemplazada por la coca
(como mercado predominante, más no quiere decir que las economías extractivas hayan
desaparecido). Ante esta realidad el Estado ha visto el territorio como bárbaro e incluso
incivilizado, sin tener en cuenta fenómenos de la violencia que han influenciado en el lugar como
la creación de los pájaros y chulavitas antecedentes de los paramilitares que actúan en la zona y
herederos de la violencia política que se vivió en el país sobre todo en la mitad del siglo XX,
reflejo de esto es la creación de las convivir en 1994 durante el gobierno de Ernesto Samper.
El abandono estatal ha implicado la presencia de guerrillas en el medio y bajo Putumayo, zonas
donde se planta la coca debido a que la inversión social no llega a estos lugares. Los campesinos
no tienen la posibilidad de pagar créditos mal planeados del Estado. En estos casos la guerrilla es
legitimada por defender los derechos de los campesinos impidiendo el despojo de las tierras.
50
Así mismo, los narcotraficantes al proporcionar vías, salud, electricidad, etc., Generan una base
social siendo así que los dos grupos (narcotraficantes y guerrillas) en su respectivo momento son
los que van a arreglar querellas y establecerán reglas para la convivencia entre los campesinos.
La conformación de un estado nacional débil en Colombia, queriendo reflejar un modelo de los
estados occidentales ha implicado en el Putumayo
- Carencia de presencia institucional
- Que se reproduzcan fenómenos de violencia como pájaros y chulavitas, posteriormente
con mutaciones en estructuras paramilitares y de sicariato que ha hecho que el conflicto
sea estático y por ende se mantenga y en ocasiones, incrementen los fenómenos de
violencia
- Grupos guerrilleros armados y paramilitares que forman una base social y se utilice o
exponga a la población en un conflicto armado lo que genera incertidumbre y
expresiones de crueldad por la presencia de diversos actores armados con fines y
objetivos diferentes (FF.MM, guerrillas, Paramilitares, Narcotraficantes, CIA…)
- Se dé una búsqueda de progreso por vías ilegales al ver que las legales son escasas o
inexistentes. Debido a que el Estado en Colombia no responda al proyecto de modernidad
sobre progreso social y modernismos, Lo que implica que el sistema capitalista en nuestro
país se desarrolle y encuentre mejor desenvolvimiento por mercados ilegales.10
- Que desde las rutas de contrabando ya existentes en Colombia se de una economía ilegal
como el tráfico de cocaína en lugares donde coinciden elementos como: ausencia estatal,
inexistencia de un mercado legal sólido, exclusión a la sociedad civil en la participación
de la política y encontremos condiciones ambientales para el cultivo.
El que el tráfico de drogas sea un mercado mundial ha implicado el control por parte del
gobierno de los Estados Unidos a naciones como la de Colombia, Perú, Bolivia que como
ya se ha visto con términos como el del narcotráfico o terrorismo se tenga un control
político, social y económico a partir de la represión y disciplina en América Latina.
10 Ver proceso 8000, con la cantidad de empresas y figuras políticas que resultaron beneficiadas con la mafia de Cali como drogas la rebaja. Y de esta manera con las demás mafias en Colombia. O ver en Darío Betancur Contrabandistas, marimberos y mafiosos: historia social de la mafia Colombiana (1965-1992) como en Estados Unidos el contrabando y las mafias han necesitado de redes de mercado como bancos “legales” para el lavado de dinero que proporciona las economías ilegales como lo son las mafias o el contrabando.
51
II capítulo
Movimiento Social Campesinos Cocaleros
Antecedentes De Movilizaciones
Es importante observar las movilizaciones que anteceden a las de 1996 porque significa una
construcción del movimiento social a lo largo de tres décadas, incrementando sus exigencias a
través del tiempo, con la búsqueda de soluciones a sus necesidades.
Una denuncia central es la violencia a la que han estado expuestos y se plantean estrategias para
hacerle frente; ante la estigmatización de lugar incivilizado y bárbaro, luchan por el
reconocimiento de su ciudadanía y por ende se reconocen como sujetos activos que construyen
sociedad.
Tales elementos históricos los encontramos en el Movimiento Cívico Regional del Putumayo,
motor de organización del movimiento cocalero de 1996 como nos muestra Ramírez 2011:
“Después del paro cívico que tuvo lugar entre el 20 de diciembre de 1994 y el 5 de enero de
1995 y que comprendió a los municipios de Orito, San Miguel y Valle del Guamués, se conformó
el Movimiento Cívico Regional del Putumayo,” año y medio después este movimiento arma el
segundo paro en contra de la fumigación. “…en principio, estos movimientos cívicos fueron
reiterativos en reivindicar necesidades básicas como infraestructura física, vías, servicios
públicos, salud, vivienda y educación” (Ramírez, 2011, pág. 91)
Tales reivindicaciones las encontramos a partir de la década del 70: (paros cívicos en enero y
diciembre en Puerto Asís en 1974) se perciben movilizaciones que se perfilan para conseguir
derechos propios de un ciudadano, siendo más visible el paro del 3 de octubre de 1983 el cuál
alcanzo una cobertura regional, consiguiendo que el Instituto Colombiano de Energías Eléctricas
(Icel) concediera dos plantas eléctricas para el Putumayo.
Como nos ilustra Botero 2015, de 1974 a 1994 la movilización social en Putumayo tuvo dos
objetivos: - demandar infraestructura y servicios sociales del Estado y- exigir el respeto de los
derechos humanos de los participantes de estos paros, quienes eran violentados por la fuerza
pública y los grupos paramilitares de carteles de Cali y Medellín asentados en la región del bajo
52
Putumayo. “En este contexto, Durante la década de 1980 surge el Movimiento Cívico Regional
Del Putumayo” (Botero, 2015)
Las FARC ya hacían presencia en el lugar con la irrupción del frete 32 en 1984, año en el que se
suscribieron los acuerdos De La Uribe entre las FARC y el gobierno de Belisario Betancur lo que
lleva a la creación de la UP (Unión Patriótica), la cual fortalecería a un movimiento cívico que
ya se estaba gestando y que toma forma para constituirse como alternativa, recogiendo propuestas
de personas progresistas de los partidos tradicionales, de partidos de izquierda y entidades
cívicas.
Más tarde en 1988 se logra la primera elección popular de alcaldes en Colombia, en donde fueron
elegidos representantes del movimiento cívico del Putumayo, pero para lograr esto tuvo que
hacer coaliciones con sectores de partidos tradicionales.
Ante la persecución a líderes del movimiento cívico que va de la mano con el panorama nacional
de persecución a líderes de la UP fue necesario el camuflaje y la conformación de nuevas
organizaciones y partidos como lo serían Convergencia Popular en Puerto Leguizamo,
Movimiento Político Unidad Campesina, Frente De Unidad Campesina (después se
denominó Movimiento De Unidad Campesina Y Popular), Movimiento Nueva Colombia; y en
Orito, Valle del Guamués y San Miguel el Movimiento Cívico Regional Del Putumayo.
“La Unión Patriótica llego a Puerto Ospina en 1988 y estuvo allí hasta 1991, año en el que
todavía podíamos representarnos como Unión Patriótica; pero a raíz de los asesinatos, los
crímenes, pues nos tocó cambiar, no de ideas peri si de nombre, porque las ideas siguen
siendo las mismas. Y eso nos llevó a participar como convergencia popular en Puerto
Leguízamo y llegar al concejo municipal (entrevista a ex alcalde de Puerto Leguízamo,
1999).” (Ramírez, 2011, pág. 100)
En Mocoa en 1994 se conforma el partido político Bloque Comunitario Putumayense que
terminó haciendo coalición con partidos tradicionales ante su fracaso en elecciones, perdiendo su
carácter distintivo en esta acción.
53
A diferencia del último caso, se encuentran organizaciones que hacen resistencia ante la
cooptación, exclusión política y corrupción de los partidos tradicionales; que tienden a mantener
un discurso contrahegemónico.
La práctica de hacer coaliciones con partidos cooptadores y clientelistas es estructural en el
departamento, esto ha llevado a la desaparición de la originalidad y carácter contrahegemónico de
una organización. Pero también es de resaltar que la lucha del movimiento social en esta zona
del país es compleja en la medida en que se presenta un conflicto armado y actúan diferentes
actores11 lo que ha implicado la apertura de diversos espacios políticos, generando pluralidad de
demandas, buscando a través de articulaciones con diferentes sectores un reconocimiento dentro
del discurso hegemónico del Estado central. Movimientos cívicos que representan una dinámica
típica de una movilización policlasista de recursos; donde sus actores cuestionan formas de
orientación de la sociedad y participan en política en términos locales; Donde los movimientos
cívicos son la expresión más dinámica de la acción colectiva en el país, recomponiendo
identidades.
Las condiciones necesarias para el paro se iban dando. Al camuflaje de la Unión Patriótica que
significo continuar con organizaciones que apoyaban el movimiento campesino, se les sumo el
incremento del cultivo de la coca y la actitud represiva del gobierno para su fumigación lo cual
nos va a ilustrar mejor Ramírez 2011.
“A través de la ley 30 del 24 de enero de 1986 se crea el consejo nacional de
estupefacientes CNE, es un estatuto penal especial que controla zonas productoras de
cultivos ilícitos, es altamente represiva. En el artículo 7 permite a indígenas cultivarla
para su consumo de acuerdo a patrones culturales; y establece que el gobierno debe
comenzar el plan de sustitución de cultivos en áreas donde colonos e indígenas la
cultivaran para usos comerciales. Antes de que se promulgara la ley, no hay legislación
especial frente al cultivo o a la comercialización legal y al contrario tiene un
procedimiento estándar en cuanto a la criminalización que implica fumigaciones
indiscriminadas de las plantaciones, incluso en territorios indígenas los cuales no deberían
ser incluidos”. (Ramírez, 2011)
11 Véase el primer capítulo
54
Entre las principales funciones que se le adscriben a este organismo
“1.Formular las políticas, planear y programar lo que deben adelantar las entidades
públicas y privadas, para la lucha contra la producción, el tráfico y el consumo de
sustancias estupefacientes; 2.disponer la destrucción de cultivos ilícitos por los medios
que se consideren más adecuados 3.dirigir y supervisar toda campaña destinada a prevenir
el cultivo, producción, tráfico y consumo de sustancias estupefacientes” (Racines &
Gómez, 1999, págs. 54-55).
Es evidente la falta de diálogo de este organismo con las comunidades cocaleras, el cual no
presenta un plan de sustitución de cultivos alternativo que signifique una mejora en la calidad de
vida del campesino y garantías para iniciar cultivos legales; al contrario plantea la destrucción de
los cultivos con los que el cocalero subsiste profetizando un incremento de la miseria en la áreas
cultivadas.
A partir de 1990 se incrementan los cultivos de coca. La investigación realizada de Racines y
Gómez 1999, sobre la materia (departamentos de Putumayo, Caquetá y Guaviare) argumenta en
su hipótesis que tal incremento obedece a que los costos de producción han disminuido a través
del tiempo lo que significó que:
en primer lugar, se especializara el trabajo del colono productor haciendo una adaptación
de nuevas tecnologías para el cultivo, en segundo lugar la creciente pauperización del
colono, y por último que la extensión del trabajo de siembra y recolección se diera junto
con otros miembros del hogar los cuales son aprovechados para cultivar en tierras de
buena calidad, generalmente situadas alrededor de los ríos y afluentes que abundan en la
Amazonía y Orinoquía (Racines & Gómez, 1999, pág. 21).
Como nos muestra Restrepo 2005, el paso de los grandes “carteles” (Cali, Medellín) a los
“microcarteles” significo una creciente dificultad para que estos microcarteles realizaran viajes a
Perú y Bolivia con el fin de adquirir la base de coca, que ahora se presentaba mucho más riesgoso
y costoso;
“necesitados de materia prima se fomenta el cultivo en el territorio colombiano, la
decisión de trasladar los cultivos a Colombia se dio en un contexto político muy
55
favorable: el de crisis política del gobierno de Samper por lo que le sería más difícil
controlar la expansión de cultivos”. (Restrepo, 2005)
En ese entonces los cultivos de coca crecieron notablemente; pasando de 2.200 hectáreas
en 1991 a 5.000 en 1994. (Botero, 2015, pág. 267) Reseñando a Vargas 2004.
La amenaza de la expansión los cultivos coqueros trajeron consigo la activación de dispositivos
legales ya existentes y por presión del gobierno norteamericano la fumigación de dichos
cultivos.
La CNE autoriza en enero de 1991 el uso del glifosato para erradicar los cultivos en el marco de
la guerra contra las drogas de EE.UU, previo al permiso del ministerio de salud, en 1994 se
intensifican las fumigaciones y en ese momento se lleva a cabo la operación comején dirigida
por la policía nacional, que consistía en la erradicación de cultivos ilícitos por medio de
fumigaciones aéreas; además de ello ya existía penalización para el campesino cultivador
“la pena que incurre una persona en Colombia por <<cultivar>>, conservar o financiar
plantaciones de marihuana o cualquier otra planta de las que pueda producirse cocaína,
morfina, heroína o cualquier otra droga que produzca dependencia, o más de un
kilogramo de semillas de dichas plantas, son permiso o autoridad competente, es de
permanecer en prisión de 4 a 12 años y multa de 10ª 400 salarios mínimos mensuales”
(ley30de 1986, cap. 5 arti.32).
Ramírez , aclara que ante las manifestaciones de campesinos del Guaviare, Caquetá y Putumayo
la respuesta de la policía argumentaba que estas manifestaciones contra el herbicida sólo
beneficiaban a los narcotraficantes; ello no tiene en cuenta su alegato ante las enfermedades que
se estaban dando debido a la dispersión del herbicida (enfermedades hepáticas) y el daño a los
ecosistemas del lugar, además de que no se diferenciaban los pequeños de los grandes
cultivadores, ni las plantaciones de coca y las que no lo son. (Ramirez, 2011)
El 12 de octubre de 1994 nace el programa plante (Plan Nacional de Desarrollo Alternativo) a
través de la aprobación del Compes (Consejo de Política Económica y Social), de la mano con
una política de erradicación forzosa que negaba los acuerdos de movilizaciones de los
campesinos del Guaviare, Putumayo y Caquetá en paros anteriores.
56
A partir de 1990 se registra un incremento de los cultivos de coca en la Amazonía Occidental y
con el permiso de la CNE para el uso de glifosato se comienza a fumigar. En 1994 se
incrementan las fumigaciones, estaba en pleno la operación comején dirigida por la policía para
incrementar fumigaciones. La protesta de los campesinos de Putumayo y Guaviare argumentaba
que las fumigaciones estaban afectando indiscriminadamente a todos los cultivos (tanto ilegales
como legales) y también a la población que habitaba el lugar. La repuesta de la policía era que
tales campañas contra el herbicida sólo favorecen a los narcotraficantes.
Inician las movilizaciones en el departamento del Putumayo el 20 de diciembre de 1994
específicamente en los municipios de Puerto Asís, Valle del Guamués, Orito y San Miguel.
“Se demanda la puesta en marcha del Programa Nacional De Desarrollo Alternativo,
en el que líderes y lideresas del movimiento regional cívico del Putumayo anclan la
problemática del cultivo de coca a demandas que desde 1974 le venían haciendo los
habitantes de esta región al Estado Colombiano” (Botero, 2015);
Además de exigir el inicio de los diálogos de paz con la participación de la comunidad.
Ante esto en reiteradas ocasiones el gobierno nacional respondió de manera represiva. El 8 de
enero del siguiente año el gobierno nacional decide negociar con el Movimiento Cívico Regional
del Putumayo. El 11 de enero en la Hormiga se firman un acta de acuerdos, sin embargo para
mediados de 1996 el balance de la ejecución de esos acuerdos eran negativos. Los campesinos
dieron cuenta que el PLANTE (la estrategia más importante para la implementación de los
acuerdos) tenía serios problemas de planeación y corrupción.
“Al funcionamiento del programa PLANTE se encuentran contraposiciones con la
voluntad de la comunidad, pues nace en el seno de la lucha contra las drogas y su función
principal es la erradicación de los cultivos ilícitos, esto como condición fundamental para
iniciar programas alternativos, premisa que hace que la comisión veedora del paro rompa
relaciones con el gerente de este plan por incumplimiento de créditos para apoyo al
campesinado y por incoherencia en la política de erradicación”. (Ramírez, 2011).
57
Las acciones continuas de erradicación de los cultivos de coca hicieron desarrollar periodos de
movilización que iban ancladas con concertaciones con el gobierno. En 1995 se delegó una
comisión de seguimiento de los acuerdos, personas parte del movimiento social, el Movimiento
Cívico Regional Del Putumayo iniciando trabajos con organizaciones cívicas.
En este departamento se presenta el caso de la identificación cultural, que implica una lucha en
común entre los líderes de municipios que se asocian de acuerdo a sus condiciones históricas; es
por eso, que la asociación de municipios queda conformada por ocho representantes regionales
así: Puerto Leguizamo, Puerto Asís, Puerto Caicedo, Villa Garzón, Puerto Guzmán, Valle Del
Guamués, Orito Y San Miguel (ubicados en el bajo Putumayo). Municipios atravesados por el
cultivo de la coca ausencia estatal y presencia de actores armados lo cual se convierte en un
marcador de identidad fundamental y estratégico frete a la criminalización del Estado central y la
exclusión del alto hacia el bajo Putumayo.
Observando el panorama nacional hay una crisis de hegemonía del sistema político Colombiano
desde la década de los 80s, sobre todo en el marco del proceso 8000 por campañas financiadas
con dineros ilegales a la candidatura de Ernesto Samper (1994-1998), lo que hace que se
incrementen más las fumigaciones, ante las presiones del gobierno norteamericano y se genere un
movimiento cocalero que por un lado deslegitima al Estado por no tener alternativas de
suplantación de cultivos pero por otro exige su presencia en la zona y la articulación de ellos con
la institución estatal para lograr una alternativa frente a la forma en que las FF.MM y los Estados
Unidos enfrentan la guerra contra las drogas.
El movimiento cocalero intentaba buscar, por medio de la ley, elementos que les permitiera
resistir y hacer que la sociedad los diferenciara de la mafia de la cocaína, dividiendo en cuatro
etapas en el <<circuito económico ilegal>>: producción, procesamiento, tráfico y consumo.
“se puede reflexionar de que a pesar de la ley 30 de 1986 engloba todas las escalas del
circuito como delito punible, considera que su tratamiento debe ser diferenciado,
enfocándose en el análisis del proceso de producción en el que hay un problema de base
socio-económico y ello implica que exista un marco institucional que viabilice su
desarrollo alternativo” (Racines & Gómez, 1999).
58
Esto va a ser fundamental para el cocalero que da cuenta de ello, (su presencia sobre todo está
en los momentos de producción y procesamiento) son etapas que tienen un problema de base
socio-económico.
El que se les criminalice y estigmatice no hace que ellos se dejen de reconocer como campesinos
que trabajan la tierra; que generan luchas y paros cívicos (que ha implicado una tendencia de
modernizar lo rural) en los cuales exigen su participación dentro de las decisiones estatales; los
elementos que han caracterizado la colonización los marca identitariariamente.
Movilizaciones de 1996
El 1 de enero de 1995 el ejército realiza en la zona, la operación conquista y comején que
significaría la erradicación con glifosato en el departamento de Guaviare y Putumayo.
“Tal conducta es un comportamiento desesperado por el Gobierno ante el escándalo de la
financiación de la campaña de Samper con dineros del narcotráfico, lo que explica la
actitud hostil del gobierno de los Estados Unidos a través de las declaraciones del
embajador de este país en Colombia, Michael Frechette, quien advertía la severidad que
había que tener para combatir los carteles de la droga. Como hechos contundentes del
gobierno de Estados Unidos, el 11 de julio de 1996 cancela la visa de Samper”.
(Guillermo Ferro, 2001)
“…durante 49 días que lleva la operación se han destruido 60 laboratorios para el
procesamiento de cocaína, 1.600 hectáreas sembradas con hoja de coca y capturado a 277
personas. Asimismo se han inmovilizado 57 medios de transporte, entre vehículos,
aeronaves y lanchas, y destruido 10 pistas clandestinas” (TIEMPO, 1996)
Se evidencia que dentro de los objetivos alcanzados se le da gran valor a las áreas destruidas
dejando de lado el problema que acarrea la fumigación de los cultivos.
Como un antecedente inmediato, el 20 de diciembre de 1994 y el 2 de enero de 1995 se pactan
unos acuerdos en el marco del paro cívico, los cuales el gobierno no estaba cumpliendo.
Ante constantes reuniones se vuelve en diciembre de 1995 con la intención de iniciar un nuevo
paro por parte del movimiento cocalero del Putumayo, con una carta enviada al presidente
59
Samper manifestando la inconformidad por el programa PLANTE y solidarizándose con demás
departamentos ante las fumigaciones promovidas por el CNE (Guaviare, Caquetá…).
Las intenciones de continuar la lucha se evidencia desde el seminario internacional de cultivos
ilícitos del 14 y 15 de julio de 1995. Uno de los objetivos del Movimiento Cívico Regional era
lograr la unidad de todas las organizaciones que comprendía el departamento e incluso una lucha
nacional con su consigna de:
“lucha unificada” lo que significaba la articulación de diferentes movimientos
departamentales de tipo étnico, político y social bajo el discurso de lucha regional en
contra del abandono del Estado, el marginamiento y la estigmatización de sus habitantes;
golpeado por su política antinarcóticos. “…esta lucha unificada implicaba establecer
relaciones también con el Caquetá, el Guaviare y Meta…” (Ramírez, 2011, pág. 155),
Tales apuestas hicieron que los diferentes movimientos que había en Orito, Puerto Guzmán y
Puerto Asís convergieran en uno solo, denominado “Movimiento Cívico Por El Desarrollo
Regional Del Putumayo” de carácter departamental. Tal organización de manera inmediata
empieza a organizar a la población a través de líderes de juntas de acción comunal, líderes
indígenas y líderes de la sociedad civil que sirvieran como redes de organización para sensibilizar
a la población a través de talleres, foros sobre cultivos ilícitos y fumigación.
Sobre todo las juntas de acción comunal fueron las encargadas de decir que era lo que se debía
de hacer en cada vereda “es importante señalar que las juntas de acción comunal se han
constituido en red que facilita las relaciones sociales y política de los habitantes de la Amazonía
en las veredas, la inspección de policía y el municipio” (Ramírez, 2011, pág. 157)
Clemencia Ramírez identifica tres elementos los cuales van a ser decisivos para el comienzo del
paro:
“-El CNE con el decreto 001 de 1996 dispuso el control del cemento gris y gasolina por
parte del ejército y la policía en departamentos de Guaviare, Caquetá, Putumayo, Vaupés,
Vichada y Meta, pues estos elementos eran indispensables para la elaboración y el
procesamiento de la coca (Ramírez, 2011)
60
Esto llevo al descontento por que el precio de la gasolina y el cemento gris casi que se triplicaron,
por su parte, los campesinos cocaleros pequeños productores no podían sobornar a las
autoridades para obtener los principales insumos para la producción de la pasta de coca. Cosa que
si hacían los narcotraficantes.
-el 13 de mayo de 1996 por el decreto 0871 establece como zona especial de orden
público el área geográfica de la jurisdicción de todos los municipios de los departamentos
de Guaviare, Vaupés, Meta, Vichada y Caquetá por motivo de la presencia de
organizaciones criminales en el territorio.
-la ejecución de dos operaciones militares, el plan cóndor apuntando a la destrucción del
cultivo de la coca y sus laboratorios y la operación conquista que buscaba la destrucción
de 27mil hectáreas de coca que según el presidente Samper representaban el 70 % del
total sembrado en Colombia, con participación del ejército, la armada, la fuerza aérea y la
policía. Con estas dos operaciones el gobierno creía haber avanzado con el programa
PLANTE” (Ramírez, 2011, págs. 135-136)
Para Ramírez 2011, El 25 y 26 de julio se inician las movilizaciones en el Putumayo
hacia los cascos urbanos de Orito, San Miguel y Valle del Guamués con un antecedente
muy importante, el seminario de líderes cocaleros realizado en Bogotá en el que se había
determinado la entrada en paro al momento en que el gobierno iniciara las fumigaciones
en cualquiera de los tres departamentos de la Amazonía occidental. “Posteriormente ante
la inminencia de las fumigaciones los campesinos se desplazarían a Florencia”. (Ramírez,
2011, pág. 137).
La noción general del gobierno y de las fuerzas militares era que el paro era promovido por la
guerrilla por lo que legitimaban el uso de la fuerza para enfrentarlo; así los campesinos cocaleros
en palabras del general Bedoya se veían como “masas mafiosas patrocinadas por el cartel de las
FARC”.
En registros que nos brinda Ocampo 2004, el 27 de julio de 1996 los campesinos del Putumayo
se unen a las movilizaciones cocaleras del Guaviare, paralizando la Hormiga, Puerto Asís Y
Orito. Alfonso Bonilla Ramos muere en el primer enfrentamiento del año el 28 de julio, en un
61
intento del gobierno de desalojar a la población concentrada en Puerto Asís. Dos días más tarde,
tras un intento de la policía de no permitir la toma del aeropuerto de Puerto Asís, mueren dos
campesinos, se da la desaparición forzada de otro y 32 heridos. El 2 de agosto de 1996 mueren
dos campesinos a bala y 26 quedan heridos tras el nuevo intento de tomarse el aeropuerto de
Puerto Asís. “Tales hechos hacen que el gobierno cancele el viaje para negociar y Ernesto
Samper comunica la imposibilidad de negociar sobre la erradicación de cultivos ilícitos, según
él, eso sería en contra de la ley” (Ocampo, 2004).
Ante esta represión producto de la criminalización la respuesta de los campesinos es la
movilización, mostrando un problema social al que el gobierno quería hacer ver como un
problema judicial. Su consigna principal es que se les reconozca como pobladores con arraigo en
la región.
En las marchas se ha dado como una necesidad, el ir a los centros urbanos para que las personas
que toman las decisiones los escuchen, así pues la reunión con el gobierno central se convierte
en un espacio de negociación pacifica, pero también de disputa, cuestionando las políticas y los
programas económicos y sociales desarrollados por el Estado en el territorio, lo que los ha
llevado al cultivo de la coca, al no haber otras alternativas de aumento de nivel de vida. Por su
lado las instituciones estatales como las fuerzas militares, ven la presencia del campesino
cocalero en zonas urbanas como “contaminadoras del ambiente y de la gente de bien” como
medida el ejército impide el paso de los cocaleros a Florencia “se les niega así su condición de
seres humanos y, más aún, de su capacidad de maniobra como actores sociales…” (Ramírez,
2011, pág. 144)
Capacidad de maniobra que existía, pues en el caso de la movilización hacia Mocoa, ante la
intención del ejército de no dejar pasar a los marchantes, se crea una comisión dentro de la
capital, que con ayuda de la emisora, impulsan la entrada de los cocaleros a la zona haciéndose
participes el alcalde, el defensor del pueblo y el personero, como mediadores entre los
marchantes y el ejército.
Se evidencia que culturalmente ser señalado como colono cocalero es excluyente y de identidad
negativa que encuentra su espacio en lo ilegal y por ende es objeto de rechazo por la sociedad y
cuando se les reconoce un lugar es el de rotularlos como auxiliadores de la guerrilla lo que ha
62
llevado a una violencia sistemática para con ellos. Esta situación llevo a las mencionadas
movilizaciones, y a obligar al gobierno a negociar sobre las problemáticas de los campesinos y
sobre todo sobre la sustitución no forzada de los cultivos de coca.
El logro de autonomía en medio de la tensión entre los diversos actores
El que las FARC tengan gran presencia en el territorio significa ser el aliado principal del
movimiento cocalero, apoyando las demandas de servicios públicos y derechos ciudadanos que el
movimiento venía haciendo, incluso impulsa la participación ciudadana en los puestos
gubernamentales, viéndolo como una posibilidad de hacerle frente a los partidos tradicionales y
las practicas clientelistas y de corrupción que han impedido la distribución democrática de los
recursos estatales. Al mismo tiempo al presentarse como una autoridad en la región, significó el
legitimar sus acciones militares en referencia a la defensa del campesinado lo que reflejaría
grandes tensiones propias de una zona en guerra.
El apoyo de las FARC a las movilizaciones implicaba, ante la autoridad que representaban,
mayor participación de la población en el proceso de sensibilización, pues las FARC eran una
especie de paraestado en la zona, esto no implicaba coartar la individualidad de los líderes
campesinos que querían actuar de manera autónoma pidiendo la presencia del Estado en el
territorio. “las juntas de acción comunal han establecido espacios para la negociación con el
estado y los líderes y representantes de partidos políticos, pero sobre todo con las FARC”
(Ramírez, 2011, pág. 159)
Aun así, el carácter alterno al Estado que tiene las FARC en la zona, quienes establecían las
reglas frente al control social (horarios de discotecas, castigos a faltas de los ciudadanos, censo a
través de inscripción de cédulas en las juntas de acción comunal, etc.), facilitó las reglas para la
organización de las marchas de 1996:
“por cada hectárea de coca debían pagarse cincuenta mil pesos al comité de finanzas en
cada junta de acción comunal y con esos dineros se constituyó el fondo para el comité de
marcha” (Ramírez, 2011, pág. 162)
la organización por comités hizo posible la distribución de los recursos para la finalidad de cada
comité. La guerrilla fue fundamental en la movilización de recursos para que los marchistas no
63
pasaran hambre, tuvieran medicamentos. Lo fundamental para las necesidades básicas y propias
de una movilización de estas características.
Los grandes cultivadores de coca también hicieron presencia junto con los raspachines bajo su
mando, lo que significó grandes recursos aportados, aun sabiendo que las FARC habían
prohibido las actividades comerciales y de cultivo durante las movilizaciones.
“es así como la guerrilla con sus actividades cotidianas en estas regiones de frontera se
convierte en un actor social a medida que se inserta, apoya y aumenta el poder que
despliegan los campesinos durante estos paros cívicos por cuanto organiza y suministra
medios que permiten que el paro pueda desarrollarse durante meses, como fue el caso de
las marchas cocaleras” (Ramírez, 2011, págs. 164-165)
Por su parte las fuerzas militares en cabeza del general Bedoya sientan una posición particular
frente al tema de las drogas, y la movilización campesina. En el primer caso, ve la negociación
del gobierno con los campesinos como la posibilidad de permitir una actividad ilegal, en el
segundo caso ve a la movilización perfilada para los intereses de las FARC y los
narcotraficantes, quienes financiaban los paros y así utilizan a los campesinos para seguir con el
negocio del narcotráfico. Era necesario impedir tal situación por lo que pedían al gobierno
nacional adelantar medidas legales para según ellos “devolver la paz y tranquilidad al
departamento”. Con tal predisposición hostil de las FF.MM se dieron varios enfrentamientos
entre los campesinos y la fuerza pública, dejando el saldo de muchos heridos y varios muertos
12 sobre todo en las tomas del aeropuerto de Puerto Asís.
Tal visión de las fuerzas militares tendían a quitarle al movimiento cocalero la capacidad de
maniobra y autonomía frente a la guerrilla, visión que no era compartida por las autoridades
civiles quienes anhelaban la presencia del Estado central para que negociara con los campesinos
cocaleros. Ante esta actitud de las autoridades locales, las fuerzas militares la vieron como una
falta de colaboración para poder establecer el orden público y como un intento de obtener
beneficios políticos frente a la población y recursos del nivel central. Por su parte el gobernador
12 Ver: (Ocampo, 2004) entre la represión y la concertación: Los cocaleros en el Capare y el Putumayo
64
de Puerto Asís brinda el espacio de su alcaldía para que se puedan realizar las reuniones y que
puedan presentar allí las demandas al gobierno;
“Se oponía totalmente a la vía de la fuerza y la militarización del municipio y llamaba al
gobierno para que asumiera una actitud de diálogo para con los campesinos quienes
tenían una razón histórica que sustentaba su inconformidad y no era adecuada la forma en
como se le estaba dando tratamiento represivo al paro dejando lamentables saldos de
muertos y heridos” (Ramírez, 2011, págs. 170-171).
Las autoridades civiles de Puerto Asís, Puerto Caicedo, Valle Del Guamués (la Hormiga), Orito
y Puerto Leguizamo ven con urgencia la necesidad de sentar mesas de diálogo entre los
campesinos cocaleros y el Estado pidiendo que no se les criminalice por sus intenciones de
buscar una solución más acorde para la población.
Ante el fracaso de la toma de Puerto Asís, por su militarización, y gracias a poderse hacer la total
concentración en Orito, éste se presentó como lugar estratégico para el encuentro entre el
gobierno y los campesinos.
Otro elemento se ubica en vías de hecho pues debido a los constantes daños que las FARC le
hacían al oleoducto que transportaba diariamente alrededor de 40.000 barriles de petróleo a
Tumaco para exportación, hizo presión en el gobierno para iniciar la negociación en la defensa
de los intereses de las compañías petroleras. Se suma el hecho de que el alcalde de Orito Luis
Alfredo Urbano era uno de los líderes del Movimiento Cívico Regional Del Putumayo por lo que
fue un apoyo fundamental para los negociadores campesinos.
La negativa del gobierno para negociar, junto con el ambiente que se estaba viviendo en el bajo
Putumayo fueron circunstancia fundamentales para que el gobernador y nueve alcaldes del
Putumayo viajaran a Bogotá con el objetivo de realizar una reunión extraordinaria en la
intención de tratar la situación con el ministro del interior. Los líderes del movimiento cívico se
mostraron inconformes con esta reunión, pero funcionó, pues se logró que una comisión del
gobierno se desplazara a Orito para conversar, más no para negociar, puesto que en el pliego de
peticiones que inicialmente daba a conocer los campesinos cocaleros tenían como elementos
fundamentales
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“ - reconocimiento social a la problemática de cultivos ilícitos y en consenso con las
comunidades, definir problemáticas integrales de sustitución
- Definición de una política soberana en el tratamiento del problema de los cultivos
ilícitos
- Considerar las localidades con problemas de cultivos ilícitos, como zonas especiales
de inversión social
- Establecer en forma clara y precisa, la diferencia entre campesino cultivador de coca,
el narcotráfico y la guerrilla ” (Ramírez, 2011, pág. 175)
Estos puntos venían de la mano con peticiones que incluían salud, vías, educación, vivienda,
derechos humanos.
Al ver las peticiones de los campesinos cocaleros es fundamental resaltar su actitud constructiva
frente a la problemática social del territorio, cocaleros conscientes de su papel de actores
sociales y por ende se les pide que se los diferencie de la guerrilla y el narcotráfico para que sean
reconocidos y no criminalizados, visibilizando su autonomía en las propuestas de desarrollo
integral de la zona, que van de la mano con una carencia histórica que ha existido en el Putumayo
frente a servicios públicos por la marginalidad de la región y en tanto esto, no puede obviarse
la participación del campesino cocalero puesto que ha vivido en carne propia este conflicto y se
ha organizado para, de forma profunda y concertada, solucionarlo.
El 5 de agosto viaja una comisión del gobierno, los líderes de juntas de acción comunal en los
diferentes pueblos donde estaban concentrados eligieron veinte representantes de la mesa de
negociación y viajaron a Orito para negociar después de once días de paro.
La discusión inicial en la mesa de negociación se dio alrededor del reconocimiento de una
problemática social del cultivador de coca y del campesino pequeño cultivador lo que implicaba
hacer frente a un problema agrario en el país, para ello los campesinos pusieron sobre la mesa la
historia de colonización herencia de la violencia política del país a mediados de los 90s, por la
disputa y despojo de tierra. Tratando esos aspectos los campesinos pedían que se iniciara el
acuerdo; pero el representante del gobierno central expone que ese no era la discusión a la que
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tenían que llegar, si no si se erradica o no la coca, si las plantaciones de coca son legales o
ilegales.
Por ello postulan en el párrafo inicial del acuerdo
“el establecimiento en el Putumayo de una economía regional basada en la producción de ilícitos
es producto entre otros de la existencia de grandes redes dedicadas al tráfico de drogas que con
sus gigantescos recursos estimulan su producción” (Ramírez, 2011, pág. 179)
El gobierno afirmaba que la colonización de nuevos terrenos se daba debido a la rentabilidad del
negocio del narcotráfico lo que impedía actuar de manera efectiva en la planeación de tales zonas
con el otorgamiento de recursos en tanto que cada vez se incrementaban más los lugares de
colonización. Al contrario los campesinos insistían en declarar a la región como “zonas
especiales de inversión social” y en “estado de emergencia económica y social”
Conjeturas
- Tanto los mercados legales como ilegales dentro del sistema capitalista tienen una
jerarquización en cuanto a adquisición de capital, no se le llama a un campesino cocalero
“narcotraficante” puesto que si llega a esta instancia no sería campesino en tanto que deja
de trabajar la tierra y no estaría del lado del oprimido si no del opresor. Siendo así, el
campesino cocalero es el último eslabón del negocio del tráfico de cocaína al que menos
recursos le llega y en este caso ha sido objeto de exclusión y estigmatización por el
cultivo de la coca, que al estar relacionado con grupos armados como guerrilla o bandas
mafiosas por la rentabilidad del negocio y por estar en una posición geográfica estratégica
como lo es la Amazonía occidental clave en un país en guerra como Colombia donde la
selva representa estrategias de camuflaje y mejores condiciones para enfrentar a las
fuerzas militares, se encuentra en un conflicto con contradicciones profundas que lo
llevan a buscar reconocimiento social para la garantía de sus derechos.
- En un momento determinado de la movilización las mafias aportan recurso puesto que les
perjudica la fumigación pero el avance del movimiento social, representando intereses
para el campesino cocalero en términos de planes integrales de desarrollo que empoderan
67
a las comunidades, significó peligrar los intereses de mafiosos y con la persecución a
líderes de la UP, de organizaciones campesinas como el Movimiento Cívico Regional del
Putumayo y en ocasiones con operaciones de guerra con la complicidad del ejército
nacional,13 son elementos que refleja el defender los intereses de la clase dominante del
país preocupada por la presencia de organizaciones armadas y no armadas de izquierda
en la zona.
- El movimiento social utiliza como estrategia para obtener recursos estatales, pero sobre
todo para la defensa de la vida, el reconocimiento de la sociedad Colombiana como
actores sociales, apelando a la historia del abandono estatal y del ser víctimas de la
violencia, que ha significado cerrar espacios de participación en Colombia, lo cual ha
implicado dejar en completa austeridad a la población oprimida.
- El seminario internacional de cultivos ilícitos del 14 y 25 de julio de 1995 significa una
maduración del movimiento social debido a que proyecta la lucha unificada (refiriéndose
a una lucha nacional) articulando organizaciones con sus diversas demandas dando
prioridad al “marginamiento, la estigmatización y violencia por la política antinarcóticos”
13 Ver: Centro Nacional De Memoria Histórica; La Masacre del Tigre Putumayo;2011.
68
Cap. III Sujeto sociopolítico como apuesta para la paz
Campesino cocalero como ciudadano de derecho y actor social
Campesino cocalero como se reconoce a sí mismo, debe ser un actor social como requisito
indispensable para ingresar al proceso de sustitución. Interlocutor válido para ser parte de la
búsqueda de dichas soluciones y no un sujeto completamente distante. Afirman tener consciencia
de ser parte del problema pero también saben que sin la participación de ellos no se puede dar
una solución viable. Por ello ven al involucramiento del gobierno departamental, nacional, local
y la sociedad civil (cocaleros organizados, campesinos e indígenas), como actores indispensables
para la sustitución. Pero para que esto sea posible, a la problemática del campesino cocalero tiene
que dársele un papel diferenciado al del narcotráfico y al de la insurgencia. Con ello reclaman
que se les respete el derecho a la honra haciendo frente a la identidad de delincuentes que la
opinión pública ha hecho ver.
Ante tales exigencias, el representante del programa PLANTE manifestaba la imposibilidad de
negociar sobre el cultivo de la coca puesto que, en la constitución significaba infringir la ley, por
lo que se entiende que el campesino si bien es interlocutor válido no puede ser actor social.
Se despojaba al cocalero de su capacidad política y social, en el reconocimiento como grupo
social para la definición de tales programas. Se volvía a repetir la intención de que esperarán
soluciones desde arriba, sabían que tal actitud ha marcado el fracaso de las políticas y proyectos
productivos implementados en la región amazónica.
En este contexto se suspende la mesa de dialogo, acusando los cocaleros al gobierno de
mezquinos al no reconocer el problema social del cultivo de la coca. El hecho de que el gobierno
los viera como interlocutores válidos hacía que se lograra su diferenciación relativa de la
guerrilla y los narcotraficantes, pero por la presión del gobierno norteamericano, las Fuerzas
Armadas y El Fiscal General se comienza una persecución represiva y judicial a los líderes del
movimiento. Al tiempo que se negociaba el Fiscal general iniciaba investigaciones a los
promotores del paro por “sus conexiones con el delito”, viéndose las alianzas que intentaban
penalizar al campesino cocalero y obviamente se infiere en cuales instituciones el gobierno
Norteamericano ejerce más influencia. Así lo muestra Ramírez citando al Espectador:
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“desde el sábado una comisión de fiscales sin rostro viajó a Puerto Asís, a fin de
determinar si existe mérito para abrir investigación formal contra Guillermo Sánchez
[líder del movimiento cívico], quien obró como instigador durante la revuelta del
Viernes, quien podría estar incurso en los delitos de sedición, asonada y terrorismo…”
(Ramírez, 2011, pág. 184)
Los campesinos ratifican su intención en la erradicación de las plantaciones de coca sin la
necesidad de que el gobierno tuviera que obligarlos, pero erradicación gradual. Y vemos que el
punto central de la discusión era este, si se daba erradicación gradual o total, primera opción que
no era negociable para el gobierno y ponía de condición para cualquier proyecto alternativo
erradicación total.
La sustitución gradual de la coca significaba para los campesinos el sustento para sus familias
mientras los programas de economía alternativa daban sus frutos. Además de ver en qué medida
el Estado estaba cumpliendo y así comprometerse o no en la participación de los proyectos,
teniendo en cuenta la falta de compromiso de los gobiernos al momento de cumplir con los
acuerdos. Como lo muestra Ramírez 2011
“en sus historias, moldeadas por la violencia y el consecuente desplazamiento forzado, luchar
por la sobrevivencia se ha vuelto reiterativo, así como la queja de que el gobierno no los escucha
ni cumple lo que promete” (Ramírez, 2011, pág. 186)
Esto era evidente con los paros que se habían dado y sobre todo los que estaban frescos (1994-
1995) por ello culpan al gobierno de la pobreza del departamento y de la existencia del paro. Su
intención más inmediata era comprometer los recursos del Estado para lograr una sustitución
gradual, con un programa llamado “fondo rotatorio para la compra de cultivos, al contado” como
un proceso de transitoriedad para luego pasar a los proyectos sostenibles, pero al ver falta de
voluntad del gobierno manifestaban imposible la sustitución.
Cuando el gobierno afirma la imposibilidad de cambiar la ley, puesto que la comisión
negociadora representaba la rama ejecutiva más no legislativa de la nación, lo cual implicaba la
no posibilidad de la erradicación manual. Aun así en palabras del delegado presidencial se
afirmaba la distinción del gobierno entre el narcotraficante y el pequeño campesino cultivador de
70
la coca por lo que no los acusaba directamente de narcotraficantes pero tampoco les permitía
sustitución gradual invisibilizandolos y quitándoles la categoría de actor social.
En su lugar los cocaleros proponían:
“se implementará un programa de sustitución gradual de cultivos ilícitos paralela y
simultáneamente a la formulación de un plan de desarrollo a mediano plazo, que sustituya
las economías basadas en dichos cultivos por economías basadas en cultivos lícitos
productivos y rentables (…) para dicho fin se confirmará una mesa nacional de
concertación” (Ramírez, 2011, pág. 188)
“el colono cultivador no es narcotraficante ni subversivo, es colono cultivador, no es crimen
cultivar la coca en el Putumayo, para nosotros es legítimo sembrar la coca”
el cultivar la coca significa otro cultivo más y no es motivo para sentirse criminales puesto que
son conscientes de las causas que los llevaron a tales cultivos, por ello es claro que los
campesinos busquen un programa agrario integral para la consolidación de una economía
alternativa, antes de querer el otorgamiento de créditos aislados.
La suspensión de la mesa hizo dar cuenta al movimiento social de la falta de decisión de la
comisión negociadora del Estado central por lo que se solicitó la presencia del ministro del
interior, de hacienda, y de fondos de cofinanciación como una estrategia de hacerse oír y lograr
acciones concretas.
La presión para el gobierno de continuar con las conversaciones incremento al ver que seguían
llegando campesinos a Orito desde Puerto Asís, la Hormiga y San Miguel; se quedan tres
representantes del gobierno a petición del ministro del interior: el asesor del ministro del interior,
el director nacional de la red de solidaridad y el representante del ministerio de salud y se
reanudan los acuerdos empezando peticiones por garantizar el cumplimiento de los derechos
humanos, ante la persecución y violencia que los rodeaba.
La fragmentación se comenzó a evidenciar entre los diferentes sectores estatales, esto permitió a
líderes del movimiento cívico alcanzar unos acuerdos favorables estableciendo alianzas con
funcionarios oficiales. Tal fragmentación comenzó a evidenciarse desde el momento en que se
71
reanudan los acuerdos, algunos funcionarios locales y regionales comenzaron a apoyar a los
campesinos concientizándose de la problemática económica, social y política en la que vivía la
región. Un funcionario regional vio la intención del gobierno de que se pusieran del lado de ellos
para negociar lo más barato posible con los campesinos, a lo que el funcionario respondía
“nosotros también somos campesinos y también nos duele la región” (Marino, director del
hospital Putumayo, 1999). Estos funcionarios en calidad de representantes del estado eran
presionados para negociar de forma que saliera menos favorecidos los campesinos por lo que se
dieron tales divisiones; de manera parecida se veían las inconformidades de los alcaldes del bajo
Putumayo quienes no trabajaban con el gobernador y nunca eran tenidos en cuenta en
presupuestos de desarrollo municipal.
Los funcionarios departamentales y municipales se presentan como asesores del movimiento
cívico y por ello los apoyan en la mesa de negociación; los funcionarios regionales luchan por
una descentralización que posibilitara una distribución más óptima de los recursos pero la
dinámica respondía a que el gobierno central era el que tomaba las decisiones en las que atribuían
pocos recursos para ejecutarlos en los municipios.
Con respecto a los enfrentamientos en medio de las negociaciones frente a la mejor manera de
dar tratamiento a los cultivos ilícitos vemos a el programa de la red de solidaridad y su rival el
PLANTE los cuales dependen directamente del presidente de la república; en este caso el gerente
de la red de solidaridad cumplió un papel central para establecer el diálogo con los líderes del
movimiento llegando a tener unas buenas relaciones con los líderes campesinos defendiéndolos
cuando los amenazaban; por el contrario el entonces gerente del programa PLANTE en ningún
momento dejo de señalar a los cultivadores de coca como rehenes de la guerrilla y el
narcotráfico.
La red proponía un programa gradual de erradicación manual por parte de los mismos
campesinos, como alternativa a la fumigación, en este programa se le pagaría al campesino
$40.000 por hectárea erradicada y asegurar un ingreso alrededor de cualquier actividad de tipo
productivo. Este programa de erradicación necesitaba de un programa interinstitucional que
comprometiera el recurso de varias instituciones estatales para erradicar voluntariamente y a la
vez iniciar programas de sustitución, lo que no fue posible porque, por un lado estaba el director
72
del PLANTE y por el otro el comandante de las fuerzas armadas y el fiscal general de la nación,
sector del gobierno que identificaba a los cocaleros como delincuentes, narcotraficantes. Reflejo
de ello era la presión del fiscal general de la nación al ministro del interior y a los representantes
de la mesa de negociación, declarando que el mismo gobierno estaba negociando con
narcotraficantes.
Por su parte la red busca establecer un vínculo estrecho con los campesinos para neutralizar el
apoyo de la guerrilla, apoya la idea central de “la elaboración de un plan de desarrollo integral de
emergencia” insistiendo que se agregase “sin coca” para no entrar en conflicto con el otro sector
del gobierno.
El título del acuerdo inicial sería “por un Putumayo sin coca y sustentado en una economía
solidaria. Plan de desarrollo integral de emergencia”. El movimiento campesino pedía al gobierno
que la implementación de este plan no se diera desde el gobierno departamental.
El acuerdo del Putumayo les reconoce su vocería y su condición de víctimas dentro del conflicto.
Se da el acuerdo de un plan departamental de emergencia con programas y acciones integrales
urgentes para el desarrollo armónico de un Putumayo sin coca, sustentado en un modelo de
economía solidaria, rentable y que asigne los recursos adicionales necesarios y actos
administrativos. Los líderes del movimiento proponen introducir a las autoridades civiles y a la
cooperación internacional para estos objetivos, además de colonos, campesinos e indígenas. Se
quería establecer un vínculo cercano entre las autoridades civiles y los representantes del Estado
sin que estuviera en medio el ejército, por lo que se autodenominaban como “civiles con
propósito de paz y un alto a la guerra”
Se propone definir áreas de protección o de producción ambiental y áreas de sustitución o de
producción agropecuaria y agroforestal.
Al campesino cocalero pequeño cultivador se le atribuye como interlocutor válido no solo en la
puesta en marcha de soluciones integrales si no en su definición, lográndose así participación
decisoria.
Tal acta se firma el 11 de agosto de 1996 y a partir de allí se trabajó en las comisiones que
definieron los puntos del acuerdo referentes a obras a ejecutar.
73
Posterior al acuerdo se dan dos perspectivas interpretativas de estos, por un lado los
representantes del gobierno central, sobretodo el ministro del interior manifestaba no haber
negociado la erradicación, mientras que los campesinos lo veían como un plan voluntario de
erradicación frente a la erradicación forzosa. Ambos decían haber logrado victoria y la lectura
difería.
Sesionaron comisiones por sectores desde el 11 hasta el 19 de agosto y en la mesa de
representación de cada municipio asistieron ministerios claves como de salud, educación,
agricultura, Invias, instituciones que tienen que ver con el desarrollo social y económico lo que
equivalía a cien personas con poder de decisión. Los líderes del movimiento cívico se asesoraron
con los funcionarios locales.
Por parte del gobierno en esta segunda etapa de negociación estuvo presente una nueva comisión
integrada por miembros del ministro del interior, agricultura y salud; PLANTE, INCORA y red
de solidaridad.
El principal logro de estas movilizaciones radica en que el presupuesto de 1997 se focalizara, en
vez de que se asignara de acuerdo con la tradición de gestión desde el parlamentario y el político
desde las instituciones. Es decir que queda por fuera del dominio de la política clientelista. Se
cumplió con lo que tiene que ver con la inversión pública en un 95%, algo nunca antes visto.
Se dio una reorientación del PLANTE que dejo de criminalizar al cocalero y comienza a hablar
de sustitución gradual sin previa erradicación total de la coca, se elige un nuevo gerente en el
PLANTE que reemplaza a Héctor Moreno Reyes (gran opositor del movimiento campesino).
Aun con los primeros logros que se comenzaron a visibilizar no dejaron de venir de la mano con
los incumplimientos de las promesas. “Se hicieron frecuentes las persecuciones a dirigentes del
movimiento cívico del Putumayo y en julio de 1997, se da comienzo a las fumigaciones con
glifosato en Puerto Guzmán”. (Botero, 2015, pág. 210)
Se vuelve a ver en el departamento la violencia generada por los enfrentamientos entre las FARC
y los paramilitares, estos últimos buscando arrebatarle el dominio de los territorios productores
de pasta base de cocaína, dinámica que se da en los últimos años de la década de 1990. El
crecimiento de los cultivos de coca se mantuvo también, llegando en 1999 a un 36,6 % del área
74
cultivada de coca en el país razón por la que se convierte el Putumayo uno de los departamentos
principales en la implementación del Plan Colombia.
La arremetida paramilitar que iba aniquilando progresivamente los integrantes del movimiento
cívico implicó adoptar estrategias para continuar con la exigencia de derechos, en el caso de
puerto Asís se decide participar en el Consejo Municipal de Desarrollo Rural (CMDR) vía
institucional para minimizar riesgos a la hora de interlocutar con el Estado.
Logro ZRC (Zonas de Reserva Campesina)
Junto con los procesos de colonización de la mano con sus luchas, nos encontramos dese 1948
con el desarrollo del debate sobre Zonas de Reserva Campesina (ZRC) “entendidas desde un
principio como una reivindicación del campesinado hacia la presencia efectiva del Estado en las
zonas rurales y marginales del país” figura de ordenamiento social-territorial dirimidas en la ley
160 de 1994, tal figura tiene sus antecedentes en las movilizaciones de la población campesina
cocalera ubicada en los márgenes de los ríos Duda, Guayabero, Losada y Guaviare.
Movilizaciones que exigen al gobierno su protección a través de titulación de las tierras
ocupadas. Esta figura legal se destina para fomentar y estabilizar las economías de la población
campesina colona y evitar la concentración de la propiedad territorial.
“las ZRC aparecen en este contexto como un instrumento que le permite al estado realizar
el ordenamiento de las zonas de colonización, proteger las zonas de reserva forestal y los
recursos naturales estratégicos, y regular la tenencia de la propiedad privada en tales
lugares” (Botero, 2015, pág. 214)
Aun promulgada figura fueron los campesinos que le dieron forma y contenido a partir de las
movilizaciones de 1996 de los cocaleros en los departamentos de Guaviare, Caquetá, Putumayo
y el sur de Bolívar, uno de los componentes de la negociación fue la declaración de las ZRC
como instrumento de desarrollo campesino en las zonas afectadas por dicha problemática; la
creación de al menos cuatro ZRC en las regiones movilizadas posibilitándose mediante el decreto
1777 de 1996.
“es importante de resaltar que estas zonas surgieron y se desarrollaron en los propios
frentes de colonización, como una reivindicación campesina para reclamar la presencia
75
del Estado en zonas marginadas del país. De ahí que las ZRC puedan entenderse como un
reconocimiento por parte del Estado a la histórica lucha del campesinado Colombiano”
(Botero, 2015)
Nos encontramos con la Zona De Reserva Campesina La Perla Amazónica también llamada el
Bajo Cuembí – Comandante, ubicada al sur del municipio de Puerto Asís, la existencia de la zona
se debe al acuerdo entre el gobierno y el movimiento social de 1996 y con ayuda en 1998 de
(CMDR) el 28 de diciembre de 2000 el Incora, mediante la resolución 069, aprobó la
constitución de ZRC Bajo Cuembí – comandante, los objetivos principales se enmarcan en: -
fortalecer la autonomía y capacidad de gestión, organización, administración y ejecución
eficiente de los recursos por parte de la comunidad – beneficiar a la comunidad de la ZRC con
una red de servicios en salud, educación y recreación, comunicación y vivienda rural –crear una
infraestructura vial multimodal adecuada a las necesidades de mercado, con los centros de
consumo y – preservar y defender el patrimonio ecológico de acuerdo a oferta ambiental y a la
demanda del mercado (Incoder 2012)
¿Movimiento cocalero o Movimiento Cívico?
Los movimientos sociales, al presentarse en diversidad de formas y estructuras de movilización,
cuentan con procesos de construcción de referentes comunes que les permiten mantener a sus
integrantes, presentarse ante la sociedad civil y el estado, y diferenciarse de otras formas de
acción social que puedan buscar los mismos objetivos en un determinado momento. Dichos
referentes comunes son los procesos enmarcadores, entendiéndose como
“los significados compartidos y conceptos por medio de los cuales la gente tiende a
definir una situación” o “los esfuerzos estratégicos conscientes realizados por grupos de
personas en orden a forjar formas compartidas de considerar el mundo y así mismas que
legitimen y muevan a la acción colectiva” (Doug McAdam, 1996).
Dichos procesos enmarcadores se pueden entender en la construcción de identidad, el
reconocimiento de una perspectiva desde abajo, los marcos culturales, que posibilitan que los
miembros participantes de un movimiento se mantengan, permanezcan y reproduzcan sus
códigos, valores, símbolos y significados comunes.
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Los procesos enmarcadores pasan por la construcción de identidad. Dicha dinámica obedece a
que los movimientos sociales entienden la necesidad de reconocerse en el tiempo, de encontrar
referentes, inspiración y marcos de acción que posibiliten legitimidad a sus acciones, de una
construcción y consolidación de identidad al interior del movimiento social, esta puede ser de
carácter colectivo, individual y público.
Entendiendo que siempre existe una doble vía identitària: interna y externa. Comprendiendo que
la vía interna hace referencia a la identidad que se tiene sobre si, sobre el colectivo y lo publica;
la segunda vía, hace referencia a la concepción de una sociedad sobre su identidad. “Su identidad
no es una esencia sino el resultado de intercambios, negociaciones, decisiones y conflictos entre
diversos actores” (DUQUE Giraldo, 2013)
Finalmente para Chihu Amparán, (2007) citando el trabajo de Melucci reconoce que la identidad
tiene la fuerza de generar a) la permanencia de una serie de características a través del tiempo; b)
la delimitación del sujeto respecto de otros sujetos, y c) la capacidad de reconocer y de ser
reconocido.
Ante esta discusión es importante la postura del movimiento social frente al Estado. La categoría
de sociedad civil que adopta el movimiento cocalero resulta ser estratégica por muchas razones,
de las principales es el dar cuenta que el Estado es proveedor de servicios los cuales han estado
ausentes históricamente en la región; el movimiento social está abierto a todas las estrategias de
desarrollo alternativo que devenga de las instituciones pero tiene clara su postura autónoma frente
al Estado.
Así pues necesitan el apoyo de la red de solidaridad, del plan nacional de desarrollo alternativo
PLANTE, haciendo uso del principio de participación de las comunidades en la elaboración y
ejecución de sus proyectos. Para el caso de una sociedad en conflicto como la del Putumayo la
presencia estatal significa “el reconocimiento como comunidades afectadas por las políticas
sociales y económicas nacionales” (Ramirez, 2011)
Es una comunidad que ha sido afectada por el conflicto armado y no quiere tomar partido de
ninguno de los frentes, mostrando su interés de estar por fuera de tal conflicto.
77
El campesino no repara en identificarse como cocalero resignificando la estigmatización de
narcotraficantes a la que han estado expuestos por parte de algunas instituciones, la prensa
nacional y gobiernos extranjeros. Tal identidad (cocalero) muestra ante el mundo la problemática
social del cultivador de coca resultado de conflictos entre los cocaleros (campesinos, indígenas,
colonos), Estado, gobierno norteamericano y los grupos armados que actúan en la región.
Diferenciándose de todos los actores involucrados y marcando su campo de autonomía.
Tal postura resulta contra hegemónica y de disputa de sectores de poder económicos incluso
políticos ya analizados en los capítulos 1 y 2 y los logros de las movilizaciones de 1996 hacen
que a líderes del movimiento social se les persiga y se les elimine por lo que la defensa de los
derechos humanos se convierte en el estandarte más importante y estrategia fundamental para
hacerle frente al conflicto armado en la zona.
“es el desplazamiento a Bogotá, el 28 de Mayo de 1998 de 500 líderes de juntas de acción
comunal de las diferentes veredas de los municipios de Puerto Asís San Miguel, Valle del
Guamués Puerto Caicedo y Orito, a exigir la protección a sus vidas y a denunciar las
muertes anunciadas por los paramilitares, así como su entrada a la región a principios del
año con el apoyo de las Fuerzas Militares, el evento que evidencia la emergencia de una
sociedad civil que busca hacerse visible ante el país.” (Ramirez, 2011)
La presencia de grupos armados en el lugar hace difícil definir la frontera entre la sociedad civil
y el Estado cuando esta hace uso de las instituciones para proteger la vida de los que luchan, he
ahí la complejidad en la que se enmarca el conflicto social del cocalero y lo difusa que puede
llegar a ser tal identidad, teniendo presente que ésta no está acabada y se va definiendo a partir
de la realidad social y la transformación del conflicto
Conjeturas Identidad cocalera
El inicial movimiento cocalero que posteriormente pasa a autoafirmarse como momento cívico
parte de la exclusión y el abandono del Estado. Se va configurando un grupo en el que su
principal demanda es ser reconocidos como ciudadanos, habitantes de la región interesados en su
desarrollo.
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“…la violencia del estado, aunada a la creciente exclusión, estigmatización y
marginamiento a que han sido sometidos los habitantes de la Amazonía occidental por
décadas, y a la importancia global que ha adquirido el cultivo de la coca en el marco de la
guerra contra las drogas, crearon un movimiento social que demanda la presencia del
estado y alternativas económicas al cultivo de la coca concertadas con las comunidades”
(Ramírez, 2011, pág. 152)
La conformación de este grupo social se construye frente a un Estado que criminaliza y
estigmatiza, por lo que la estrategia de los campesinos radica en mostrar que aun cultivando la
coca hay organización y apuestas colectivas para el desarrollo de la zona, y que la ausencia del
Estado ha significado que la rentabilidad del cultivo de la coca sirva para solventar necesidades
individuales y sociales de la región.
Vemos al campesino cocalero como el que participa en la primera etapa del proceso de
producción de la cocaína (cultivador, procesador) y quien menos sale beneficiado en las
ganancias de todo el proceso de mercado de esta sustancia. Que a partir de la historia de violencia
y marginamiento que ha existido en la zona justifican el cultivo de la coca que les da el sustento
para sobrevivir.
CONCLUSIONES FINALES
El movimiento social de los cocaleros es un fenómeno presente en los países que conforman la
zona tropical andina del continente latinoamericano. Naciones como Colombia, Perú y Bolivia
han estado envueltas en una serie de contradicciones particulares que están ligadas a una mayor:
la expansión del sistema capitalista en todo el mundo, fenómeno denominado como
Globalización. Colombia participa en el mercado mundial de las drogas aprovechando su
posición geográfica de gran importancia estratégica para la producción como como para las redes
de tráfico de la cocaína. Esta última ha sido resultado del desarrollo de otras economías ilegales
como el contrabando y el bandolerismo. Tales fenómenos se presentan en territorios como el
Bajo Putumayo en donde las promesas de modernidad y desarrollo hechas por el capitalismo no
se han materializado, y en su lugar han prosperado economías subterráneas o ilegales, que
proveen de autoridad y poder económico a singularidades y líderes inquietos como Gonzalo
79
Rodríguez Gacha; además de ello proveen a la población de elementos básicos para la
subsistencia como lo son vivienda, servicios públicos, vías, trabajo.
El movimiento social en el Putumayo es la consecuencia de economías semiexclavistas heredadas
del periodo colonial, de la violencia sistemática, el desplazamiento y de ciertos programas
civilizatorios provenientes de la iglesia católica. Es una historia de despojo y violencia en la que
la resistencia solo ha sido posible gracias al sentido de pertenencia por el territorio. Encuentran
en el conflicto generado por el cultivo de la coca un pretexto para traer la discusión al Gobierno
sobre la importancia que tiene tal economía para sus vidas.
Podemos encontrar en el movimiento cocalero de Bolivia que no acepta la sustitución ni forzada,
ni gradual por su gran cantidad de población indígena que siembra la hoja de la coca en términos
ancestrales y dan cuenta que en los programas de desarrollo alternativo hay un claro daño al
medio ambiente. Elementos como la tierra y el agua, fundamentales para la cosmovisión indígena
que determinan sus prácticas culturales, son maltratados con tales programas. El movimiento
cocalero Colombiano por el contrario en su mayoría conformado por colonos en búsqueda de
prosperidad pide presencia estatal y programas de desarrollo alternativo que provea servicios
públicos y de infraestructura para el apoyo al campesinado aceptando la sustitución gradual de la
coca.
Tal identidad del movimiento en Putumayo está en constante transformación dependiendo de la
dinámica del conflicto en el que se encuentren; vemos que aun ganando ciertos derechos y
garantías para la democracia como la elección de alcaldes locales por mandato popular o la
inversión de los presupuestos públicos a través de organizaciones civiles ganados a lo largo de la
movilización y la lucha. Posteriormente el conflicto permanece y toma nuevos matices, en el
territorio el cultivo y la producción de coca se incrementaron, al igual que el asesinato a líderes
del movimiento cocalero por la llegada de los paramilitares
En un panorama globalizador nos encontramos con que desde 1986 EE.UU da certificación plena
a países que colaboren con la lucha contra el narcotráfico, de no tener tal certificación instancias
internacionales como el BM, el FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo dejan de dar apoyo
económico a tales países, esta muestra permite que Estados Unidos vulnere la soberanía de
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estados débiles como el colombiano o el boliviano manteniendo un control geopolítico de los
territorios
En este punto surgen varias reflexiones propias para el debate; a lo largo de la investigación se ha
insinuado lo rentable que puede llegar a ser la relación de economías ilegales con las legales, si
EE.UU y Europa son los lugres en donde mayor demanda de cocaína hay y por ende mayor
consumo ¿Por qué se les exige a los países productores la mayor cantidad de medidas represivas,
Si se ha evidenciado que la demanda es la que ha impulsado las plantaciones de coca?
¿Será que tanto en países primermundistas como en un país como el colombiano la rentabilidad
del mercado ilegal es más provechosa que pasarlo a un mercado legal, para el control y
regulación Estatal? ¿Por qué siendo el alcohol una droga es legal y la cocaína ilegal?
Tal parece que la relación de la economía y la política siguen siendo regla fundamental para
generar y mantener el poder de unos sobre otros: así como se dio la hibridación de mafias de
licor, de contrabando y de cocaína con bancos y sindicatos en los EE.UU llegando a manipular la
política y las cortes norteamericanas, en Colombia también se dan situaciones similares con
escándalos como los de la financiación de dineros provenientes de la mafia de la cocaína al
gobierno de Samper o fenómenos como el de la parapolítica, situaciones que terminan siendo
círculos que se repiten y se vuelven sistemáticos en una democracia como la Colombiana. Son
contradicciones propias del sistema económico que van teniendo un carácter globalizador y
reflejan que los tecnicismos dados en la ley han sido construidos por burguesías nacionales y
mundiales para la continua concentración de capital.
Pero la correlación de fuerzas no se da desde solo un lugar. Existen movimientos sociales como
el de los cocaleros del Putumayo que han dado una lucha a lo largo de treinta años y que en su
construcción dan cuenta de las profundas contradicciones del modelo económico y que para pasar
de la resistencia (que significa la lucha por una vida digna y la protección de la vida y los
derechos humanos ante la irrupción paramilitar que se da después de las movilizaciones en 1997
y con ella la perpetración de masacres como la del tigre) a la lucha organizada deberá encontrar
en la consigna de la legalización, una posibilidad para que la población campesina lidere el
control de la producción de estupefacientes viendo al consumo de drogas como una realidad
social y como un mercado que genera más muertes y violencia desde la ilegalidad que desde la
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legalidad, desde la regulación y el control Estatal. Además de pensar en la patente de la hoja de
coca y el control de la medicina tanto ancestral como occidentalizada por parte del campesinado.
Hemos mostrado como en el sistema capitalista un producto, independientemente de la ilegalidad
o legalidad, su emergencia y éxito en la generación y flujo de capital hace que sea impulsado y
perpetrado. Ante esta lógica la producción y consumo de cocaína se ha mantenido durante tres
décadas y sin una política sensata frente al tema ha estado bajo control de grupos armados
quienes en la disputa del mercado generan violencia involucrando a la población civil que
termina siendo víctima y estigmatizada de narcotraficante.
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