View
6
Download
0
Category
Preview:
Citation preview
1
PODER EJERCER LA CIUDADANÍA DIGITAL EN LA ADULTEZ MAYOR: UNA DEUDA PENDIENTE EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
AUTORA:
Javiera Sanhueza Chamorro: Socióloga (Universidad de Valparaíso) y Máster en
Gerontología, Dependencia y Protección de los Mayores (Universidad de Granada).
Fundadora y Directora de Pensar Sin Edad – Revista Digital.
IDEAS PRINCIPALES
Este capítulo tiene como objetivo visibilizar una realidad emergente en el contexto de una
sociedad que: 1) envejece y 2) al mismo tiempo pasa a ser gravitante la capacidad cognitiva
para acceder a Internet, buscar información, comprenderla, analizarla críticamente,
beneficiarse de las oportunidades disponibles, interactuar con otros y crear contenidos
comunicacionales, con la finalidad de participar activamente y ejercer la ciudadanía digital
como derecho de “cuarta generación”.
Como suele ser frecuente frente a realidades emergentes, aún no se observan esfuerzos
coordinados provenientes del mundo púbico, privado y sociedad civil tendientes a abordar
la brecha generacional presente entre los adultos mayores y la situación de desventaja
consiguiente, mediante la alfabetización informacional, mediática y digital de este grupo.
Las actividades educativas que se observan en la actualidad dan cuenta más bien de una
comprensión acotada del concepto inclusión digital, la cual se reduce al uso de Internet para
el consumo pasivo de los recursos disponibles, obviando que este nuevo espacio social
invita a la participación activa y creativa de todos los miembros de la sociedad.
Pensar la adultez mayor en el marco de la sociedad de conocimiento, nos invita a asignar
nuevas tareas a la gerontagogía como disciplina gerontológica ocupada del proceso de
educación permanente a lo largo de la vida, la cual, ya no solo deberá tener como propósito
garantizar la inclusión social de las personas mayores en los espacios tradicionales de
participación social, sino también deberá abocarse a impedir la marginación de las personas
mayores de los nuevos espacios virtuales de participación.
2
PRIMER ACERCAMIENTO AL TEMA
Por muchos años desarrollé la gerontología en el campo universitario, rodeada de expertos
en la materia. Al pasar un tiempo en ese ambiente me di cuenta de que no era un verdadero
aporte intentar convencer a personas que ya estaban suficientemente convencidas acerca
de lo necesario que era mejorar las condiciones de vida de las personas mayores en Chile.
Estar con los catedráticos se había transformado casi en un “diálogo de sordos”, entonces
me di cuenta que tenía que intentar hacer el cambio entre la gente común, para así lograr
transformar esta sociedad que discrimina a las personas mayores, por su edad.
Día tras día… se difundían a través de diferentes medios tanto en forma de noticias como
en forma de publicidad, imágenes estereotipadas sobre el envejecimiento y la adultez
mayor que no correspondían con la realidad de las nuevas personas mayores del Siglo 21.
Leyendo la palabra “abuelita” en el titular de un diario local, dije: “estoy aburrida de que
eduquemos para el buen trato hacia las personas mayores y que en los medios de
comunicación tradicionales se siga difundiendo sobre este segmento con un lenguaje
viejista” y creé un medio de comunicación social digital, liderado por personas mayores,
para que fuera a contrapesar la difusión de estereotipos, con la difusión de mensajes e
imágenes más realistas y positivos de esta etapa de la vida.
¿Por qué un medio digital y no otro tradicional? Porque no requieres de grandes recursos
e influencias para montar uno, porque puedes llevar lo local a lo global y contactar con
personas del otro lado del mundo y porque puedes interactuar en tiempo real con tu
comunidad de seguidores.
Pero antes de esto debía atender una brecha que no tenía suficientemente visualizada.
Antes de llevar adelante un medio de comunicación social digital con estas características,
había que hacerse cargo de una piedra de tope asociada a la biografía los sujetos que
componen la actual generación de personas mayores, a saber, que no son nativos digitales.
Me cayó como un balde de agua fría cuando en una “Feria del Envejecimiento Activo” invité
a una mujer mayor a ser bloguera de la revista digital y ella me contestó: “¿qué es eso?”
Entonces, antes de lanzar un medio de comunicación digital tenía que atender la brecha
generacional que hoy aleja a las personas mayores de las oportunidades que están
disponibles en las plataformas digitales.
Creé el taller “Blogueros mayores” con el objetivo de habilitar a personas mayores para que
se desempeñen como comunicadores sociales a través de blogs y redes sociales,
entregándoles las guías necesarias para utilizar estas herramientas para su beneficio y el
de su grupo etario, exponiendo ideas y reflexiones que desmitifican las vejeces.
3
En 2019 el equipo de blogueros mayores publicó 1 artículo original a la semana, difunden
diariamente material relevante en las redes sociales de Pensar Sin Edad e iniciaron un
podcast para comentar el acontecer nacional en lenguaje radiofónico.
GEROGLOBALIZACIÓN MULTIGENERACIONAL Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
El envejecimiento de la población mundial es un proceso irreversible. Desde la mitad del
Siglo XX el planeta ha estado viviendo un verdadero boom de la longevidad, asociado a una
mayor esperanza de vida, cambios culturales de la población femenina respecto a la
natalidad y la transición epidemiológica, fenómenos que han provocado –ya para inicios de
nuestro siglo- que la cantidad de personas mayores de 60 años esté alrededor de los
seiscientos millones, proyectándose ésta cifra a más del triple para 2050.
Hoy estamos experimentando adicionalmente un nuevo fenómeno llamado
geroglobalización multigeneracional (Dabove, I, 2018), que en palabras simples significa: 1)
que el envejecimiento de la población es un fenómeno que ya no está circunscrito a un
número acotado de países desarrollados y 2) que el grupo de adultos mayores es imposible
de homogenizar, puesto que está compuesto por personas de distintas edades,
caracterizaciones sociodemográficas, capacidades, experiencias, intereses y expectativas
ante la vida.
A parte de esta realidad gerontológica inexcusable y todos los desafíos sociales que trae
aparejado, el contexto histórico y social actual, llamado genéricamente como “sociedad de
la información”, presenta a todos los ciudadanos el desafío ineludible de contar con las
herramientas y habilidades para acceder a las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) y utilizar dicho acceso para su beneficio. De hecho, las denominaciones
que recibe esta nueva sociedad son variadas, pero todas apuntan al mismo desafío
relacionado con el acceso y uso de la información en red: “sociedad en red”, “era de la
información”, “aldea global”, “tercera ola”, “sociedad inteligente interconectada”,
“sociedad digital”, “cibercultura” o “cultura virtual”.
Al poco andar en esta nueva sociedad vemos que las TIC no son solo herramientas o
artefactos a través de las cuales ejecutamos ciertas acciones o tareas, sino que también son
espacios donde se producen comunicaciones e interacciones creativas entre individuos y
grupos sociales (ciberespacio). Allí se pueden desplegar distintos tipos de manifestaciones:
movimientos de defensa, reivindicativos, de protesta, comunitarios, expresivos,
comerciales, etc. De hecho, las TIC son uno de los principales escenarios de socialización del
siglo XXI.
4
Dado lo anterior, saber utilizar las TIC no puede seguir siendo considerado como algo
optativo para las personas. Es más, parece que hoy ya debe ser considerada condición
necesaria para poder vivir en sociedad, por lo que requerimos que a todos los ciudadanos
–independientemente de su edad- se le garantice el acceso a una alfabetización
permanente para el uso de las mismas a lo largo de la vida (Abad, L, 2016). En conclusión,
la alfabetización informacional, mediática y digital de las personas mayores se vuelve una
necesidad ineludible en una sociedad del conocimiento, geroglobalizada y
multigeneracional.
INCLUSIÓN DIGITAL, UNA DEUDA PENDIENTE
La mayoría de las acciones que se han llevado a cabo, tanto desde el ámbito público, como
desde el ámbito privado y la sociedad civil, para promover la alfabetización e inclusión
digital de las personas mayores se han visto estancadas en un estadio inicial de la
intervención, centrándose casi exclusivamente en el acceso a equipos computacionales y
conexión a Internet, abordando la brecha geográfica y social pero no así la generacional
(Abad, L, 2016).
La mayoría de las intervenciones que se realizan en Chile y en buena parte del mundo
hispanohablante no han logrado atravesar esta frontera para pasar a desarrollar en las
personas mayores las habilidades y capacidades necesarias para el procesamiento y análisis
crítico de la información que abunda en la red. Menos aún para la participación activa de
las personas mayores mediante la creación de nuevos contenidos comunicacionales y la
interacción con otros mediante esos contenidos o la creación de comunidades de ayuda
mutua en ambientes virtuales.
Una sociedad basada en el conocimiento y en los servicios, debe garantizar a todos sus
ciudadanos el acceso permanente a la alfabetización informacional, mediática y digital. Esto
no concierne solo a los jóvenes “en edad económicamente activa”, por lo que la edad no
debería seguir siendo un criterio de exclusión.
Las 6 habilidades que requerimos desarrollar para trabajar significativamente y con
eficiencia en entornos digitales son (Eshet-Alkalai en Abad, L, 2016):
1. Habilidades digitales foto-visuales: leer y entender las instrucciones que se le
presentan de forma gráfica. Pensamiento intuitivo-asociativo.
5
2. Habilidades digitales de reproducción: Capacidad de crear nuevos significados o
nuevas interpretaciones a partir de información preexistente en cualquier formato.
3. Habilidades digitales de hipertexto: Estar orientado y evitar perderse en el
ciberespacio, mientras se navega por los complejos dominios del conocimiento.
Sentido espacial multidimensional de orientación.
4. Habilidades digitales para el tratamiento de la información: Dominar los
buscadores de información, los gestores de información, etc., para filtrar
información que crece constantemente y que se presenta en diversos formatos
(texto, audio, video, imagen, etc.) y medios (tradicionales, blogs, redes sociales,
etc.).
5. Habilidades digitales socioemocionales: Dominar el aprendizaje colaborativo en
redes sociales, blogs, chats, foros, etc.
6. Habilidades digitales en tiempo real: Poder procesar distintos estímulos
simultáneamente en tiempo real.
A pesar de que acceder al desarrollo de estas habilidades y a los ambientes digitales ha sido
considerado un derecho de “cuarta generación” y que Chile esté afecto a cuerpos legales
internacionales vinculantes (Mora, T. & Herrera, F. (Ed), 2018), que recogen el derecho a la
educación informacional, mediática y digital de las personas mayores como modo de
garantizar la ciudadanía activa de este grupo en la sociedad actual y mitigar el riesgo de
quedar en situación de exclusión por no tener las herramientas para entender este nuevo
mundo digital, a causa de la brecha digital generacional; los esfuerzos realizados por la
política pública están lejos de abordar este tema con la integralidad necesaria.
La “Convención Interamericana de Protección de Derechos de las Personas Mayores”,
ratificada por nuestro país en 2017 (Mora, T. & Herrera, F. (Ed), 2018), hace referencia al
derecho a la alfabetización informacional, mediática y digital en la adultez mayor, en su
artículo 20, mandando a los Estados Miembros comprometerse con “promover la educación
y formación de la persona mayor en el uso de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) para minimizar la brecha digital, generacional y geográfica e
incrementar la integración social y comunitaria”.
El acceso a la información y a poder comunicar información es un requisito previo para la
participación social del ciudadano en la vida pública, ya sea en ambientes no virtuales como
virtuales. La finalidad real de la información es la participación social. Acceder y hacer uso
de ella constituye un derecho fundamental en la realización de las personas en la sociedad
globalizada.
6
Entonces, el acceso y uso autónomo y empoderado de las TIC en el marco de la sociedad
del conocimiento, garantiza el ejercicio de los llamados derechos de “cuarta generación”
(Abad, L, 2016):
1. Apropiación social de las tecnologías para fines de relevancia social, favoreciendo el
uso de las tecnologías para fines diferentes a los propuestos por sus promotores,
incluso en formas contrapuestas a las ofíciales, dando lugar a formas de
contracultura de diferente signo.
2. Utilización consciente del impacto de las TIC sobre la democracia, avanzando desde
sus actuales formas representativas hacia formas de democracia participativa.
3. Expansión de una serie de derechos intermedios, que incluye el acceso universal y
económico a la información, a la difusión de ideas y creencias sin censura ni
fronteras a través de las redes, así como del acceso permanente al ciberespacio a
través de redes abiertas y de un espectro abierto.
4. Promoción de políticas de inclusión digital, entendido esto no como el simple acceso
a la compra de productos y servicios informáticos, sino a la creación de una
inteligencia colectiva que actúe como recurso estratégico a la hora de insertar una
comunidad a un entorno globalizado.
5. Disfrutar de servicios de “gobierno electrónico” que acerquen la gestión de los
asuntos públicos a los ciudadanos.
6. Defensa del concepto procomún (bienes comunes), conservando espacios de
desarrollo humano cuya gestión no está sometida a leyes del mercado.
7. Extensión de la lucha contra la exclusión digital a otras brechas históricas de carácter
cultural, económico, territorial y étnico que enfrentan en la práctica el ejercicio de
una plena ciudadanía digital.
A partir de la Convención y de los derechos humanos de “cuarta generación”, surge un
nuevo concepto, el de ciudadanía digital (Bustamante, J, 2010) el cual se manifiesta como
una ampliación de la ciudadanía tradicional que enfatiza los derechos que tienen que ver
con el libre acceso y uso de la información y el conocimiento. La ciudadanía digital lleva
implicada una lucha activa contra la exclusión digital a través de la inserción de los colectivos
marginados de la sociedad de la información, como son las personas mayores. Es un
reclamo que exige una política de educación en las TIC y educación ciudadana que
promueva la creación de una inteligencia colectiva que asegure una inserción autónoma de
los individuos en un mundo globalizado.
Un ciudadano digital es capaz de analizar, comunicar y resolver problemas en el
ciberespacio, sin ahogarse en el “mar de información” que suele ser la red. Las
competencias generales del ciudadano digital son (Hobbs, R, 2010):
7
1. Búsqueda: Buscar y usar los medios de comunicación y herramientas tecnológicas
hábilmente y compartir información relevante y adecuada con otros.
2. Análisis y evaluación: Comprender mensajes y emplear el pensamiento crítico para
analizar la calidad, veracidad, credibilidad de los mensajes y puntos de vista,
mientras se consideran los beneficios potenciales y las consecuencias de los
mensajes.
3. Creación: Componer o generar contenidos usando la creatividad y la confianza en la
propia expresión, con conciencia del propósito, para qué audiencias y qué técnicas
de composición se emplearán.
4. Reflexión: Aplicar la responsabilidad social y los principios éticos de la propia
identidad y la experiencia vivida, el comportamiento comunicacional y la propia
conducta.
5. Actuación: Trabajar de forma individual y en colaboración para compartir
conocimientos y resolver los problemas en la familia, el lugar de trabajo y la
comunidad, y participar como miembro de una comunidad a nivel local, regional,
nacional e internacional.
LAS PERSONAS MAYORES Y SU VINCULACIÓN CON LAS TIC
Según un estudio realizado en Chile por Movistar y Mc Affe en 2017 el 61% de las personas
mayores de 55 años ya se están conectando al Internet al menos 1 vez al día. Un buen
indicador para la inclusión digital de este grupo etario.
El perfil de estas personas mayores usuarias de Internet es (Abad, L, 2016): aventurero,
innovador, pionero tecnológico, amigable y con una edad cognitiva menor a la cronológica.
Sin desmedro de lo anterior, cabe señalar que el acceso a las TIC por parte de las personas
mayores usualmente es a través de la herencia de equipos y dispositivos desechados por
sus hijos (Querol, V, 2011), quienes los entregan a los padres una vez declarados obsoletos.
Esta práctica, tan similar a la donación de equipos desde países desarrollados a países
subdesarrollados, ilustra lo poco consideradas que están las personas mayores en la
sociedad en red.
Una práctica asociada y que puede poner en cuestión los datos presentados al inicio acerca
del amplio uso de Internet por parte de este grupo etario, es la tendencia a delegar en los
hijos muchas de las actividades que las personas mayores desean realizar en el ciberespacio,
práctica que establece relaciones de subordinación y dependencia.
8
Las personas mayores constituyen un segmento de la población tradicionalmente
marginado de la participación social en Internet y son pocos los que han logrado traspasar
desde un primer nivel de inclusión, mediante el acceso a herramientas computacionales e
Internet (ordenadores, dispositivos personales multimedia, telefonía móvil, redes sociales,
televisión digital, sistemas de navegación digital, ebooks…), hasta un nivel más avanzado de
inclusión, a través de un comprender, producir y difundir concatenado de información en
el ambiente virtual.
Existe una especie de exclusión edadista de aquellas generaciones que llegaron tarde a la
socialización digital.
Otro elemento que contribuye a la exclusión de las personas mayores en el ciberespacio es
el manejo del idioma inglés. Personas socializadas en una sociedad pre globalización no
incorporaron necesariamente el inglés como segunda lengua y en Internet abundan los
conceptos técnicos en este idioma. Renunciar a un alfabeto tradicional para sumergirse en
un alfabeto que responde a una nueva lógica, desconocida para ellos, dificulta su inclusión.
En efecto, pareciera que sólo aquellas personas que durante su biografía laboral se vieron
en la obligación de adaptarse a la incorporación de las TIC (década de los 80’ en Chile),
tienen un real acceso a las oportunidades presentes en la red durante su adultez mayor.
Estas personas son una especie de pioneros (Querol, V, 2011) quienes luego de la jubilación
continuaron desempeñando este rol, desplegando prácticas sociales virtuales de variada
índole, incluso llegando a asociar el uso de las TIC con su juvenilización, a naturalizar la
educación continua en las TIC a medida que estas avanzan y a mezclar trabajo con ocio,
llegando hasta desarrollar emprendimientos propios a través de la red, rentabilizando su
saber tecnológico.
Para otros grupos sociales que no tuvieron la oportunidad de vincularse con las nuevas TIC
durante su biografía en la edad adulta, como las mujeres (que no accedieron
mayoritariamente al trabajo remunerado y en su adultez mayor siguen desempeñando un
rol doméstico) o aquellos que se desempeñaron en puestos de baja cualificación (donde
incluso la alfabetización era escasa), no logran vincularse más que superficialmente con el
ciberespacio dado que no poseen habilidades y competencias de base para desenvolverse
autónomamente en él y presentan menor interés en los supuestos beneficios que el común
de la gente dice que allí se encuentran.
En efecto, estudios cualitativos sobre las prácticas sociales de las personas mayores en el
ciberespacio, como el desarrollado por Vicent A. Querol en 2011, ponen el foco en el
elemento generacional y biográfico para entender las diferentes actitudes (positivas o
negativas) y prácticas (de adopción o rechazo) que despliegan las personas mayores frente
a las TIC.
9
Los estudios de este tipo señalan que en el trasfondo de la discusión acerca de la necesaria
inclusión digital de las personas mayores está la desigualdad que acontece en el proceso de
implementación de la “sociedad de la información”. No podemos negar que las TIC que hoy
manejamos fueron diseñadas pensando en los sujetos de la generación nativa como sujeto
ideal, dejando así a las generaciones migrantes que habían sido socializadas en un
paradigma industrial anterior, en una situación de desventaja, al no disponer de
herramientas para filtrar la información que abunda en la red y que en ocasiones es
percibida como abrumadora (sobreinformación); presentando dificultades para utilizar esta
información para su beneficio y -en ocasiones- frustrando y alejando al usuario de las TIC.
No es que las TIC sean en sí complejas para las personas mayores, sino que no han sido
diseñadas pensando en su socialización generacional. En este sentido, pareciera que el
germen del problema es la red y no las personas mayores.
En los países que presentan una importante brecha digital generacional (es decir, los que
presentan una amplia diferencia porcentual cuando se compara la proporción de personas
que no usan Internet en los grupos etarios jóvenes y en los grupos etarios mayores) como
Chile y otros países hispanohablantes, son pocos los estudios que han ido más allá de
intentar dilucidar y exponer predictores, facilitadores y obstáculos para el acceso a
conocimientos computacionales y el acceso a Internet (brecha geográfica y social), por
ejemplo, explorando los valores que están detrás del uso que los adultos mayores hacen de
Internet.
Uno de los pocos estudios que ha explorado la realidad de las personas mayores que ejercen
su ciudadanía digital, creando contenido en Internet, se ha publicado en 2019 por Celdrán,
M, et al. de la Universidad de Barcelona, quienes –de hecho- señalan como primer obstáculo
para el avance del conocimiento en esta área, que los estudios y la política pública para la
inclusión digital de las personas mayores estén estancadas en las barreras de acceso a las
TIC.
Este fenómeno epistemológico además contribuye a situar a las personas mayores, ante la
opinión pública, como meros consumidores pasivos de las TIC.
Según estos autores, existen al menos cuatro tipos ideales de personas mayores usuarios
de Internet (Celdrán, M, et al., 2019):
Minimizadores: hacen un bajo uso de Internet.
Maximizadores: usan Internet para una amplia gama de actividades.
Usuarios prácticos: buscan información/uso de la banca en línea/compras por
Internet.
Usuarios sociales: usan redes sociales, mensajería y juegos web.
10
Productores de contenido: más que simples consumidores de contenido
(“prosumidores”).
Internacionalmente, educación, disponibilidad de ingresos y actividad han sido
consideradas tres variables predictores del uso de las TIC en la adultez mayor y, dado que a
principios del siglo XXI ya contamos con una cohorte de personas mayores que llegan a la
adultez mayor habiendo tenido acceso a más años de escolaridad y a las TIC en su periodo
laboralmente activo, Celdrán, M, et al. eligen estudiar este último tipo de usuario de la
tipología presentada precedentemente, y en específico, las personas mayores productoras
de escritos en la red (“blogging”), para rescatar motivaciones de uso.
Los investigadores identificaron dos grupos bien definidos de motivaciones entre las
personas mayores “prosumidores”.
1. Motivaciones centradas en uno mismo:
Satisfacer necesidades personales: contactar con familiares y amigos.
Satisfacer necesidades del ego: exhibirse, ser visto y reconocido por otros.
Satisfacer necesidades creativas: compartir escritos literarios u obras pictóricas.
2. Y motivaciones centradas en los demás:
Informar o ayudar a otros sobre un tema o problema específico: Altruismo. Escribir
sobre sus experiencias con la intención de dar un ejemplo y ayudar a otros (iguales)
que puedan estar pasando por lo mismo (jubilación, viudedad, enfermedades,
cuidado, inclusión digital, etc.)., teniendo como consecuencia directa la creación de
conexiones, comunicaciones y comunidades. Se trata de hacer “blogging” para
compartir reflexiones sobre ciertas circunstancias vitales y sus consecuencias, para
así también poder enfrentar estas circunstancias vitales.
Expresar generatividad: Definido por Erikson como "una preocupación por
establecer y guiar a la próxima generación” (Erikson 1963, p. 267). Se trata de
intentar aconsejar a las nuevas generaciones a través de la experiencia acumulada
y una perspectiva más depurada sobre lo importante y lo superfluo en la vida.
Estudios como el de Vincent Querol (2011) señalan que las motivaciones para el ocio en
Internet tienen su origen en el mundo off line, por lo tanto, en la relación de las personas
mayores con el ciberespacio siempre hay un asidero presencial. El uso de la red respondería
a sus propios intereses.
11
EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA DIGITAL
Tradicionalmente la educación ha estado enfocada a dar respuesta a dos necesidades
fundamentales: 1) la socialización de los nuevos integrantes de una sociedad
(fundamentalmente niños) (Berger & Luckmann, 1968) y 2) proporcionar la preparación
necesaria para la incorporación al mundo profesional y del trabajo; dejando excluido al
grupo de edad constituido por las personas mayores, reproduciendo su marginación social
y la idea de que ellos ya no se encontrarían aptos para cursar este tipo de actividades (García
& Egido, 2006). La educación en TIC tiene el propósito de corregir la exclusión.
Nuestra sociedad de la información se caracteriza por continuas transformaciones
aceleradas. La necesidad de adaptación constante a las nuevas realidades es acuciante y
mucho más en el caso de las personas mayores, especialmente si se tiene en cuenta que la
alfabetización informacional recibida en el pasado corresponde a otro momento histórico
por lo que ya no es suficiente para desenvolverse con éxito en este tiempo.
Las personas mayores, como sujetos sociales, tienen derecho a formar parte de los espacios
en los cuales comúnmente se ejercita la ciudadanía activa en la comunidad a la cual
pertenecen (Gutiérrez, et al., 2011), incluyendo los espacios virtuales, lo cual lleva implícito
el derecho a participar en igualdad de condiciones en el desarrollo de sus propias
comunidades (Miralles, 2011).
Respecto a este último punto, es preciso destacar que la alfabetización informacional,
mediática y digital que reciben las personas mayores y la actividad creativa que estos
emprenden en ambientes digitales forma una parte importante de lo que puede llegar a
entenderse como “productividad” en las personas mayores.
Este tipo de educación centrado en el ejercicio de la ciudadanía activa de las personas
mayores, constituye un nuevo paradigma educativo, que sólo desde finales del siglo XX
comienza a ser parte de las discusiones entre los expertos y la política social.
La intervención socioeducativa en personas mayores no debe reducirse a objetivos
relacionados con lo físico, psicológico, cognitivo e intelectual, sino centrarse
fundamentalmente en lo social y cultural; en función de contrarrestar la marginación social
sufrida por este colectivo y motivar la participación activa en todos los espacios, incluyendo
los nuevos espacios digitales. Buena parte de los productos culturales hoy están en la red.
Si bien se ha explicitado la relevancia de la temática en la literatura consultada, cabe
preguntarse –en lo concreto- de qué manera se ha reconocido la importancia de este
12
cambio de paradigma educativo en miras de lograr la inclusión digital de las personas
mayores y el ejercicio de su ciudadanía activa.
Uno de los más grandes capitales de los que disponen las personas mayores es el “tiempo
libre”, así lo han demostrado variadas investigaciones que han puesto de manifiesto que
éste es uno de los ítems en el que las personas mayores reportan mayor satisfacción vital.
No habrá que desaprovechar las potencialidades del tiempo libre. Sin embargo, al haber
sido socializadas en el valor del trabajo, las personas mayores de la generación observada
en este capítulo, en ocasiones presentan dificultades para valorar el tiempo de ocio como
una instancia de crecimiento personal sin criticar los usos no instrumentales de las TIC,
como algo que puede ir más allá del trabajo y la producción, hacia la ciudadanía digital.
De hecho, el concepto de “ocio” debe ser entendido como algo que no sólo se vincula al
placer y el disfrute, sino también con la “productividad” concebida en un sentido amplio
(García & Hombrados, 2002).
La educación en TIC para personas mayores debe buscar alternativas de formación
especiales: “mucho más comprehensivas, flexibles e integradoras” . (García & Egido, 2006,
p. 20) y que se centren en las necesidades e intereses propios de las personas mayores,
esto, teniendo como supuesto que actividades impuestas (no deseadas) nunca tendrán un
sentido significativo para las personas mayores que las ejecuten.
La educación en TIC dirigida a personas mayores debe concebirse desde la heterogeneidad
de vejeces (ofreciendo niveles según competencias y experiencias previas), posibilitando el
diseño de programas que aborden un problema a la vez.
Instalando en las personas mayores habilidades para aprender a aprender: programas
originales y creativos, flexibles y para grupos pequeños, para poder así desarrollar la
práctica desde la óptica de quien vive el problema. Con un fuerte componente lúdico,
proporcionando materiales de aprendizaje, entregando refuerzo inmediato y desde
espacios no amenazantes, lo cual, en la mayoría de los casos, se logra desde espacios
educativos no formales.
La educación recibida para la alfabetización, informacional, mediática y digital de las
personas mayores incide fuertemente en las actitudes que estas adoptarán frente a las
tecnologías. La enseñanza de contenidos termina ahí, en cambio, la enseñanza de
habilidades termina en la aplicación en la vida cotidiana.
13
CONCLUSIONES
Estudiar los elementos presentes en las acciones de participación digital que emprenden
las personas mayores, nos permitirá ajustar estrategias de abordaje que nos permitan
garantizar la ciudadanía digital activa de las personas mayores y que estas podrían participar
empoderadamente (con confianza, seguridad y control) de los nuevos espacios de
expresión que se abren en el campo de lo virtual, mediante actividades educativas de
alfabetización informacional, mediática y digital, diseñadas con metodologías centradas en
las experiencias, necesidades, gustos e intereses de las personas mayores.
Según el estado del arte en cuanto al diseño de actividades educativas para la inclusión
digital de personas mayores, el enfoque de la intervención no debe estar puesto en cómo
llevar las TIC a las personas mayores, sino en “cuál es la mejor forma de que las personas
mayores saquen ventaja de las TIC para realizar su proyecto de vida y mejorar su calidad de
vida”, es decir, estas iniciativas siempre deben tener en cuenta las experiencias previas,
necesidades, gustos e intereses individuales de cada sujeto. Una intervención centrada en
la persona.
En el capítulo vimos cómo la brecha generacional que obstaculiza la inclusión digital de las
personas mayores se sostiene en el patente edadismo que justifica una sociedad y un
Internet multitarea diseñado pensando en los jóvenes nativos digitales. En este sentido,
cabe preguntarse si el desarrollo acelerado de las TIC, lleva implícito la aceleración del
proceso de exclusión social de las personas mayores, o realmente es posible garantizar
inclusión a todos los grupos sociales hoy marginados.
Hay ciertos valores en los que fueron socializadas las personas mayores y que estas desean
defender, independientemente de que actualmente estén inmersas en actividades
educativas y estén buscando su inclusión digital: la relación real cara a cara y la
jerarquización del tiempo real v/s el tiempo virtual.
Las personas mayores observan con preocupación que muchos jóvenes efectivamente
están comunicados entre ellos y con el mundo, pero muy descomunicados con los mayores,
suscitándose una brecha intergeneracional entre ellos a partir de las TIC.
Quizás, el marco referencial moral que ya trae mayoritariamente esta generación de
personas mayores, les permita hacer uso más consciente y empoderado de las TIC que sus
pares más jóvenes: no solo manejar ciertas competencias y habilidades.
“La sabiduría digital trasciende la brecha generación definida por la distinción
migrante/nativo, ya que son muchos las migrantes digitales que exhiben rasgos de sabiduría
digital” (Abad, L, 2016, pág. 36).
14
REFERENCIAS
Abad, L. (2016). Alfabetización mediática para la e-inclusión de las personas mayores.
Madrid: Editorial Dykinson.
Adams, K. (2011). A critical review of the literature on social and leisure activity and
wellbeing in later life. Ageing & Society. (31)4 683-712.
Agahi, N & Parker, M. (2005). Are today´s older people more active than their predecessors?
Participation in leisure-time activities in Sweden in 1992 and 2002. Ageing & Society. 25(6),
925-941.
Barnett, K, Boulton-Lewis, G, Buys, L, David, L & Lovie-Kitchin, J. (2007). Ageing, learning and
computer technology in Australia. Educational Gerontology. 33(3), 253-270.
Bazo, M. (1990). La sociedad anciana. Madrid: Ediciones Siglo Veintiuno.
Bazo, M. (1999). Envejecimiento y sociedad: Una perspectiva internacional. Madrid: Médica
Panamericana.
Bedmar, M, García, J & Montero, I. (2011). Ciudadanía activa y personas mayores:
Contribuciones desde un modelo de educación expresiva. Revista Iberoamericana de
Educación, 55(5), 1-13.
Berger, P & Luckmann, T. (1968). La construcción social de la realidad. Buenos Aires:
Amorrortu.
Bustamanete. Donas, J. (2010). “La sociedad de la información. Hacia la cuarta generación
de derechos humanos: repensando la condición humana en la sociedad tecnológica”.
Revista TELOS (Cuadernos de Comunicación e Innovación), octubre- diciembre 2010, pág.
2.
Canales, M. (2016). Metodologías de la Investigación social. LOM editorial. Santiago, Chile.
Morales, C. & Corredor-Aristizábal, J. (2016). Interacción de Adultos Mayores en Redes
Sociales Virtuales (Facebook) y relación con el Bienestar Subjetivo. Revista Iberoamericana
de Psicología. Ciencia y Tecnología, 9 (2), 61-70.
Celdrán, M, Serrat, R & Villar, F. (2019) Chapter11. Older Adults as Internet Content
Producers: Motivation for Blogging in Later Life. Perspectives on Human-Computer
Interaction Research © Springer Nature Switzerland AG 2019.
15
Dabove, I. (2018). Derecho de la vejez. Fundamento y alcance. Buenos Aires: Editorial
Astrea.Davey, J. (2002). Active ageing an education in mid and later life. Ageing & Society.
22(1), 95-113.
Díaz-Nicolás, J, Fernández-Ballesteros, R, Molina, M, López-Bravo, M, Schettini, R &
Zamarrón, M. (2011). Productivity in old age. Research on Aging, 33(2), 205-226.
Fernández-Ballesteros, R. (2000). Gerontología social. Madrid: Pirámide.
García, J & Egido, I. (2006). Aprendizaje permanente. Orcoyen: EUNSA Ediciones
Universidad de Navarra S.A Pamplona.
García, M & Hombrados, M. (2002). Intervención psicosocial con personas mayores: Los
talleres de ocio como recurso para incrementar su apoyo social y control percibidos.
Intervención Psicosocial. (11)1, 45-58.
Gutiérrez, E, Osorio, P, Ríos, P & Wilson, C. (2006). Adultez mayor: contexto + subtexto.
Santiago, Chile: Observatorio Social del envejecimiento y la vejez. Coorporación AÑOS.
Hobbs, R, (2010). Digital and media literacy: a plan of action, The AspenInstitute/Knight
Commision’s Whasington. http://www.knightcomm.org/digital-and-media-literacy
Maiztegui, C. (2001). Las personas mayores y nuevos roles sociales. En Colom, A & Orte, C
(Eds.), Gerontología educativa y social: Pedagogía social y personas mayores (pp. 41-55).
Palmas: Universitat de les Illes Balears.
Miralles, I. (2011). Envejecimiento Productivo: Las contribuciones de las personas mayores
desde la cotidianidad. Trabajo y Sociedad, 1(16), 137-161.
Mora, T. & Herrera, F. (Ed), Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos
Humanos de las Personas Mayores: análisis de brechas legislativas y propuestas para su
implementación en Chile. Santiago. Ediciones Servicio Nacional del Adulto Mayor, 2018.
Movistar & McAfee. (2017) “Vida Digital Segura”. Movistar: Santiago de Chile.
Parker, M & Silverstein, M. (2002). Leisure activities and quality of life among the oldest
old in Sweden. Research on Ageing. 24(5), 528 - 547.
Pontificia Universidad Católica de Chile, SENAMA & Caja de Compensación Los Andes.
(2016). Chile y sus mayores. Resultados de la cuarta encuesta de calidad de vida en la vejez.
Santiago: PUC.
16
Querol, V. (2011). Las generaciones que llegaron tarde. Análisis de las prácticas sociales de
los mayores en el ciberespacio. Barcelona: Editorial UOC.
Stevens-Ratchford, R. (2011). Longstanding Occupation: The Relation of the Continuity and
Meaning of Productive Occupation to Life Satisfaction and Successful Aging. Activities,
Adaptation & Aging, 35(2), 131-150.
GLOSARIO:
1. Alfabetización mediática: alfabetización que incluye conocimientos y empleo
utilitario de los medios en todas sus dimensiones. La alfabetización es un resultado,
la educación es el proceso.
2. Alfabetización informacional: alfabetización en habilidades y competencias para la
comprensión y el manejo de la información existente en diversos soportes y
provenientes de diferentes fuentes. La alfabetización es un resultado, la educación
es el proceso.
3. Alfabetización digital: alfabetización para realizar lo que concierne a la
alfabetización mediática e informacional en el nuevo entorno digital. La
alfabetización es un resultado, la educación es el proceso.
4. Brecha digital: situación que margina a las personas del acceso y uso de Internet y
las TIC. Esta brecha incluye la brecha digital geográfica (que aborda diferencias entre
países desarrollados y no desarrollados o entre diversas regiones dentro de un
mismo país, la brecha digital social (que aborda las diferencias en el acceso y uso de
las TIC en función de los ingresos y la formación) y la brecha digital generacional
(que aborda diferencias de posibilidad de uso de las TIC en función de la edad,
asumiendo un hándicap al respecto en las personas mayores y contraponiendo
nociones como nativos digitales vs. Inmigrantes digitales).
5. Ciudadanía digital: ampliación de la ciudadanía tradicional, enfatizando los
derechos que tienen que ver con el libre acceso y uso de la información y
conocimientos. Exigencia de una interacción más simple y completa con las
administraciones públicas a través de las redes telemáticas. También se entiende
como “lucha contra la exclusión digital”, a través de la inserción de colectivos
marginales en la sociedad de la información.
6. Cultura participativa: posibilidad de actuación del sujeto en sus ámbitos sociales
más cercanos a través de interacciones culturales, empleando los distintos medios
de comunicación digitales a su alcance. La interactividad es propiedad de la
tecnología, mientras que la participación es una característica de la cultura. La
17
cultura participativa que absorbe y responde a la explosión de las nuevas
tecnologías, hace posible que los consumidores puedan archivar, anotar, apropiarse
y recircular el contenido de los medios en poderosas nuevas formas.
7. Inclusión digital: conjunto de políticas públicas relacionadas con la construcción,
administración, expansión, ofrecimiento de contenidos y desarrollo de capacidades
locales en las redes digitales públicas, alámbricas e inalámbricas.
8. Derechos de “cuarta generación”: el derecho a la democracia, el derecho a la
información y el derecho al pluralismo; de estos derechos depende la concreción de
una sociedad abierta al futuro.
9. Gerontagogía: es una rama de la Gerontología que estudia los procesos de
enseñanza- aprendizaje en los adultos mayores, es una disciplina que pone énfasis
en la situación educativa de los adultos mayores; así como en las necesidades que
presentan en su formación.
10. TIC: Tecnologías de la Información y la Comunicación (ordenadores, dispositivos
personales multimedia, telefonía móvil, redes sociales, Internet, televisión digital,
sistemas de navegación digital, ebooks…) como herramientas tecnológicas para la
elaboración, almacenamiento y difusión digitalizada de información basadas en la
utilización de redes de telecomunicación multimedia. Dicho en pocas palabras, las
TIC se entienden como la fusión de tres tecnologías que ya existían separadas (las
audiovisuales, las telecomunicaciones y las informáticas). Estas tecnologías
configuran lo que se llama “cultura digital”, que implican nuevas formas de
organización y procesamientos del conocimiento más flexibles, interactivas y que
reclama, a su vez, nuevos modelos de enseñanza y de materiales didácticos.
11. Sociedad de la información, sociedad del conocimiento: sociedad que presenta a
todos los ciudadanos el desafío ineludible de contar con las herramientas y
habilidades para acceder a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
y utilizar dicho acceso para su beneficio.
12. Socialización: según Berger y Lukmann es el proceso mediante el cual el ser humano
aprende, en el transcurso de su vida, los elementos socioculturales de su medio
ambiente y los integra a la estructura de su personalidad bajo la influencia de
experiencias y de agentes sociales.
Recommended