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:: portada :: Chile :: 30-04-2014 El dios de los chilenos Alvaro Ramis Punto Final ¿En que creemos? Es una pregunta importante porque todos creemos en algo, aunque no nos demos cuenta. Existen creencias religiosas, pero también políticas, científicas, filosóficas o ligadas a la vida cotidiana. Si caminamos por la calle debemos "creer" que el suelo no se va a hundir bajo nuestros pies, o al circular por la casa "creemos" que las paredes son impenetrables y por ello las rodeamos y entramos por la puerta. Por eso Ortega y Gasset decía que "creencias son todas aquellas cosas con las que absolutamente contamos aunque no pensemos en ellas. De puro estar seguro de que existen y de que son según creemos, no nos hacemos cuestión de ellas sino que automáticamente nos comportamos teniéndolas en cuenta" (1) . En otras palabras, las ideas se tienen, pero en las creencias "se está", se "vive" en ellas, las llevamos puestas, como la ropa o los zapatos, que ya no sentimos a menos que nos molesten. Las creencias se instalan por sobre la propia voluntad. Responden a ciertos usos, a herencias culturales, tradiciones y circunstancias. Son las percepciones que están en el ambiente, propias de la época o de la generación en la que nos ha tocado vivir. Por eso las creencias cambian de generación en generación. Las personas mismas no suelen cambiar sus creencias, porque tienden a buscar cierta coherencia biográfica, pero sus hijos o sus nietos pueden creer de otra manera. CHILE ¿PAIS CATOLICO? Alberto Hurtado, además de su obra asistencial, social y política, produjo uno de los primeros estudios importantes de sociología religiosa en nuestro país. En su famoso ¿Es Chile un país católico?, de 1941, Hurtado revisa las creencias de los chilenos y se asombra, cifras en mano, del enorme contraste entre la religión declarada y la religión practicada. Mientras la enorme mayoría se declaraba católica, sólo se reconocía como evangélico menos del dos por ciento. Los ateos y agnósticos eran una minoría muchísimo menor aún, y los estudios no se preocupaban de las otras creencias. Pero Alberto Hurtado ya advierte que esta aparente homogeneidad es sólo una fachada. Chile ya no era un país católico por la fuerza de las convicciones, sino por el peso de las tradiciones y las costumbres. Sólo faltaba esperar a que pasara el tiempo para que las siguientes generaciones asumieran nuevas creencias, tal como ha ocurrido en el presente. Hoy Chile es un país cada vez más plural en cuanto a creencias. Según el Censo de 2012, el 67,4% se declara católico, casi 2,5 puntos menos que en 2002. Una caída importante, pero mucho menor a la ocurrida entre 1992 y 2002, cuando los católicos disminuyeron del 76,7% a 69,9%. Por su parte los evangélicos aumentaron levemente, pasando del 15,14% al 16,62%. En 2012 se incluyó por primera vez la opción de declararse budista, bahai o ligado a la espiritualidad indígena, las que sumaron en conjunto sólo un 0,21%. Las cifras de musulmanes es estable y todas las demás religiones, judía, mormona, ortodoxa y testigos de Jehová, disminuyeron. Si se toman en cuenta todas las creencias religiosas incluidas en el Censo 2012, se concluye que la religión evangélica es la única que aumenta, muy ligeramente, por sobre el crecimiento de la población. Pero analizando estos datos el teólogo evangélico Juan Sepúlveda concluye que "aunque la población evangélica es la única que continúa creciendo, las cifras del Censo 2012 tampoco justifican actitudes triunfalistas page 1 / 5

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:: portada :: Chile ::

30-04-2014

El dios de los chilenosAlvaro RamisPunto Final

¿En que creemos? Es una pregunta importante porque todos creemos en algo, aunque no nosdemos cuenta. Existen creencias religiosas, pero también políticas, científicas, filosóficas o ligadasa la vida cotidiana. Si caminamos por la calle debemos "creer" que el suelo no se va a hundir bajonuestros pies, o al circular por la casa "creemos" que las paredes son impenetrables y por ello lasrodeamos y entramos por la puerta. Por eso Ortega y Gasset decía que "creencias son todasaquellas cosas con las que absolutamente contamos aunque no pensemos en ellas. De puro estarseguro de que existen y de que son según creemos, no nos hacemos cuestión de ellas sino queautomáticamente nos comportamos teniéndolas en cuenta"(1). En otras palabras, las ideas setienen, pero en las creencias "se está", se "vive" en ellas, las llevamos puestas, como la ropa o loszapatos, que ya no sentimos a menos que nos molesten.

Las creencias se instalan por sobre la propia voluntad. Responden a ciertos usos, a herenciasculturales, tradiciones y circunstancias. Son las percepciones que están en el ambiente, propias dela época o de la generación en la que nos ha tocado vivir. Por eso las creencias cambian degeneración en generación. Las personas mismas no suelen cambiar sus creencias, porque tienden abuscar cierta coherencia biográfica, pero sus hijos o sus nietos pueden creer de otra manera.

CHILE ¿PAIS CATOLICO?

Alberto Hurtado, además de su obra asistencial, social y política, produjo uno de los primerosestudios importantes de sociología religiosa en nuestro país. En su famoso ¿Es Chile un paíscatólico?, de 1941, Hurtado revisa las creencias de los chilenos y se asombra, cifras en mano, delenorme contraste entre la religión declarada y la religión practicada. Mientras la enorme mayoría sedeclaraba católica, sólo se reconocía como evangélico menos del dos por ciento. Los ateos yagnósticos eran una minoría muchísimo menor aún, y los estudios no se preocupaban de las otrascreencias. Pero Alberto Hurtado ya advierte que esta aparente homogeneidad es sólo una fachada.Chile ya no era un país católico por la fuerza de las convicciones, sino por el peso de las tradicionesy las costumbres. Sólo faltaba esperar a que pasara el tiempo para que las siguientes generacionesasumieran nuevas creencias, tal como ha ocurrido en el presente.

Hoy Chile es un país cada vez más plural en cuanto a creencias. Según el Censo de 2012, el 67,4%se declara católico, casi 2,5 puntos menos que en 2002. Una caída importante, pero mucho menora la ocurrida entre 1992 y 2002, cuando los católicos disminuyeron del 76,7% a 69,9%. Por su partelos evangélicos aumentaron levemente, pasando del 15,14% al 16,62%. En 2012 se incluyó porprimera vez la opción de declararse budista, baha�i o ligado a la espiritualidad indígena, las quesumaron en conjunto sólo un 0,21%. Las cifras de musulmanes es estable y todas las demásreligiones, judía, mormona, ortodoxa y testigos de Jehová, disminuyeron. Si se toman en cuentatodas las creencias religiosas incluidas en el Censo 2012, se concluye que la religión evangélica esla única que aumenta, muy ligeramente, por sobre el crecimiento de la población. Pero analizandoestos datos el teólogo evangélico Juan Sepúlveda concluye que "aunque la población evangélica esla única que continúa creciendo, las cifras del Censo 2012 tampoco justifican actitudes triunfalistas

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por parte del liderazgo evangélico. Su crecimiento entre 2002 y 2012 es 0,64 puntos porcentualesmenor que el crecimiento que tuvo entre 1992 y 2002. Además, ese aumento puede reflejar enparte la disminución de las personas de �otra religión o creencia�, por un mejor desempeño de loscensistas"(2).

Por eso, el dato verdaderamente novedoso en 2012 fue el aumento de las personas que sedeclararon sin religión, llegando a un total del 11,58%, un 3,16% más que en 2002. Para analizar laevolución de esta tendencia habría que contar con los datos precisos por regiones, comunas yedades, a los que no se puede acceder por la desastrosa gestión anterior del INE. Pero se puedeintuir que entre los jóvenes se ha producido un crecimiento importante de los sin religión. Cuandose pueda acceder a esos datos se podrá analizar con más detalle la magnitud y el alcance del girolaico producido en la última década. Lo que está claro es que todas las religiones institucionalizadastienden a disminuir, a distinto ritmo, siendo el catolicismo la religión que más decrece. Pero lacategoría "sin religión" no nos basta para afirmar cuánto suben los agnósticos y ateos. La categoría"sin religión" puede incluir un amplio campo de personas que, sin adscribir a una religión particular,construyen su sistema individual de creencias religiosas. Se mete en un mismo saco laindividualización de la religiosidad y la negación de la creencia religiosa, lo que debería consultarseen un próximo Censo de forma clara y distinta.

LOS TRES "DIOSES"

DE LOS CHILENOS

Estas estadísticas globales ocultan la diversidad interna de cada religión. No se puede pensar queel 67,4% que se declara católico cree lo mismo o que el 16,62% de evangélicos sea homogéneo.Además, las fronteras confesionales no son nunca absolutas. Es común que católicos y evangélicosen el mundo popular compartan muchas más creencias entre ellos que con personas de su mismareligión, pero que pertenecen a las clases privilegiadas. Para penetrar esa diversidad no sirven lascifras y es necesario proponer un método interpretativo que permita comprender lo que SallieMcFague llamó los "modelos de Dios"(3) al interior de las distintas religiones. Propongo identificartres modelos del Dios de los chilenos:

1. Dios como orden perfecto: Para ilustrar esta religiosidad vale la opinión de la investigadora delInstituto Libertad y Desarrollo, ligado a la UDI, María Cecilia Cifuentes, que el 27 de junio de 2013declaraba en Twitter: "No comparto con J. Sachs que causa de la infelicidad sea la desigualdad, haexistido siempre. Pienso que tiene que ver con la falta de Dios". En esos pocos caracteres cabe todoun tratado de teología. El mundo ha sido creado por Dios como un orden perfecto, que el serhumano, desobediente e insumiso, se obstina en torcer. Por sobre las leyes humanas existiría unaley natural, inmutable y eterna, que dicta cómo se deben hacer las cosas. Por lo tanto, la felicidadradica en acatar lo que Dios manda: aceptar la eterna desigualdad económica, el poder de lospoderosos, la riqueza de los ricos y la pobreza de los pobres. Dios ha dispuesto un ordenestamental dentro del cual cada uno debe buscar su propia felicidad. Por supuesto este Dios essumamente conveniente a quienes viven entre privilegios, pero sumamente ingrato para quienesviven en la miseria o contextos de injusticia.

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El Dios del orden perfecto abarca todas las dimensiones humanas, dictaminando relaciones dejerarquía vertical entre hombres y mujeres, razas, clases y países, que no se pueden alterar sindesobedecer a la voluntad divina. Incluso Dios mismo ha diseñado un orden económico basado enleyes eternas, a las que se violenta si se las quiere regular o modificar. Por algo la misma MaríaCecilia Cifuentes salió a justificar el acaparamiento y la especulación de precios con productosbásicos que se ha detectado en Iquique y Alto Hospicio tras el terremoto en el Norte Grandediciendo: "Si tienes diez naranjas y cien posibles compradores, ¿las sorteas, las pones en unapiñata o las vendes al mejor postor?"(4). Cobrar por el agua embotellada 7.000 pesos o 3.000 por elkilo de pan, no es de acuerdo a la teología del Dios del orden perfecto un problema moral.Simplemente es el efecto de la ley natural económica que, por medio del libre flujo de la oferta y lademanda, determina siempre el precio que deben tener los productos. No es extraño que lareligiosidad de las oligarquías se funde en estos principios. Pero lo que nunca deja de sorprender esque personas que sufren directamente los efectos de esta racionalidad religiosa, adhieranfervorosamente a ella.

2. Dios como consuelo perfecto: Este segundo modelo, a diferencia del anterior, no sacraliza elorden establecido ni lo considera inmodificable. Frente al sufrimiento humano, Dios aparece comofuente de consuelo y alivio. En las sociedades tradicionales se esperaba que el Dios del consuelofuera un Dios sanador, que hiciera milagros y eventos maravillosos. Pero en la alta modernidad estalógica ha cambiado por una tendencia a entender la práctica religiosa como experienciaterapéutica, especialmente en el ámbito sicológico y emocional. El Dios consolador no hacemilagros, pero logra armonizar la vida, dar sentido, integrar a una comunidad de pertenencia,elevar la autoestima, relajar, motivar, etc.

El Dios del consuelo explica el crecimiento exponencial que experimentó el pentecostalismo enAmérica Latina entre los años cuarenta y ochenta del siglo pasado. Christian Lalive D�Épinayestudió este fenómeno en El Refugio de las masas ( 5 ) , donde mostró cómo el traumático tránsitode millones de personas desde el campo a la ciudad encontró en la calidez asociativa de las iglesiaspentecostales un refugio adecuado que aminoró los efectos despersonalizadores y masificantes dela transformación capitalista del continente.

Hoy, el Dios del consuelo forma parte del mercado de la autoayuda, donde se ofrece espiritualidadpor medio del yoga, reiki, chi kung, análisis de los chakras, meditación trascendental, tai chi, ymuchas otras experiencias similares, inspiradas sobre todo en Oriente. Todas estas búsquedas sonsaludables y provechosas. Sin embargo, hay un aspecto que esta religiosidad no logra abarcar. EsteDios ofrece su consuelo sin distinción, no importa lo que se haga o se deje de hacer. El más cruelgerente de una multinacional puede acudir al auxilio del Dios del consuelo, por medio de la terapiaespiritual que más le satisfaga, aliviar su estrés, y así volver al día siguiente a su oficina a seguirexprimiendo a los que le toca machacar. Se trata por eso de una religiosidad que tiende a seracrítica y despolitizadora.

3. Dios como justicia perfecta: Esta religiosidad percibe que el atributo divino más importante es"lo justo". Pero ese Dios de la justicia perfecta contrasta con un mundo lleno de injusticia, queaparece como una contradicción absoluta, que lleva a la situación totalmente opuesta a la del Diosdel orden perfecto. El orden vigente no es deseado por Dios, sino es un espacio de injusticia radicalque es necesario transformar para que se acerque de forma progresiva al criterio absoluto de lojusto, personificado en Dios mismo. Por eso, este es el Dios de los defensores y defensoras de los

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derechos humanos, como Gandhi, Martin Luther King, Rosa Parks, Malcom X, Desmond Tutu, OscarRomero, Pedro Casaldáliga, Helmut Frenz, Alfonso Baeza, Carolina Mayer y tantos otros y otras.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos inauguró en diciembre de 2013 un hermoso sitio web dedicado a honrar y divulgar la memoria de los defensores y defensoras de los derechos humanosen Chile(6). Abarca a personas que lucharon a favor del derecho a voto, del derecho a la educación,la libertad de expresión, los derechos de los pueblos indígenas, por el reconocimiento de ladiversidad sexual, por los migrantes y refugiados y las víctimas de la dictadura. Un nutrido grupoera creyente en Dios, y otro campo no lo era. Pero todos, invariablemente, creían en la justicia, enla dignidad humana, en la igualdad entre hombres y mujeres, ricos y pobres, mapuches y huincas,homosexuales y heterosexuales, chilenos, peruanos o bolivianos. Todos eran, en ese ampliosentido, "creyentes", porque todos asumían estos derechos como evidentes e irrenunciables. Noprecisaban mayor fundamentación que su profunda conciencia de que cada ser humano es un finen sí mismo, y nunca un medio, una cifra, o un precio.

Notas

(1) José Ortega y Gasset, Ideas y creencia (y otros ensayos de filosofía), Alianza, Madrid, 2005.

(2) Juan Sepúlveda, " Religión evangélica es la única que crece en Chile, pero crece menos que lano creencia", en http://www.sepade.cl/noticias/display.php?id=734

(3) Sallie McFague , Models of God , Fortress Press, Filadelfia, 1987.

(4) @ccifuenteslyd, 3 de abril de 2014.

(5) Christian Lalive D�Épinay, El Refugio de las masas. Estudio sociológico del protestantismochileno , Ed. del Pacífico, Santiago, 1966.

(6) http://defensoresydefensoras.indh.cl/

 

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Publicado en "Punto Final", edición Nº 802, 18 de abril, 2014

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