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:: portada :: Economía :: 29-08-2015 El expolio del tercer rescate griego Juan Francisco Martín Seco www.martinseco.es El pasado día 18 se debatió en el Congreso el tercer rescate de Grecia, una pantomima sin relevancia alguna, ya que el resultado de la votación no era vinculante y, tal como se afirmó desde la oposición, contrastaba con el hecho de que el rescate español se adoptara en su día sin someterlo antes al debate de las Cortes. En cierto modo, la sesión del día 18 constituyó una trampa que el Gobierno tendió a los distintos grupos parlamentarios, que se vieron en la tesitura de o bien pronunciarse en contra, lo que podía entenderse como un acto de insolidaridad con Grecia negándoles la ayuda precisa, o bien votar a favor, lo que cabria interpretar como apoyo al acuerdo del Eurogrupo y bendición de un memorándum ignominioso, injusto y antidemocrático. Otra cosa muy distinta sería que la discusión se hubiese producido con anterioridad a las negociaciones y dedicado a fijar la postura del Gobierno en ellas. Es una evidencia que este tercer rescate va a servir para todo menos para sacar a Grecia de la ruina en la que se debate. Si en 2010 la situación de este país era mala, ahora es mucho peor, y peor será según vaya avanzando la implantación de las medidas incluidas en el memorándum. Grecia es el caso más dramático, pero algo parecido se podría afirmar de los demás países que han sido rescatados: Portugal, Irlanda y España. A pesar de la propaganda que los pone como ejemplo, lo cierto es que la situación económica de sus ciudadanos, la real, es peor que la de 2010. Y si entonces los mercados los pusieron contra las cuerdas fue tan solo porque no contaron con un banco central que los respaldase. La presión duró (excluyendo a Grecia) hasta que el BCE y Merkel quisieron, y cesó tan pronto como creyeron que la situación se volvía peligrosa para toda la Eurozona y que los países deudores habían adoptado la disciplina que convenía a los acreedores. El único fin de los rescates, tanto en el caso de Grecia (el más dramático) como en el resto, es asegurar que los acreedores (la mayoría, bancos alemanes) recuperen sus préstamos. Sin duda, Alemania lo ha conseguido transfiriendo las deudas a todos los contribuyentes europeos. En contra de esa idea tan extendida de que es este país el que pone el dinero, hay que decir que, muy al contrario, es el principal receptor de fondos. En los rescates de Grecia, por ejemplo, Alemania, en porcentaje, no aporta un euro más que el resto de los países miembros, pero, eso sí, ha recobrado en buena medida las deudas que sus bancos habían contraído de forma temeraria y cuya recuperación corría peligro. Pero es que, además, Alemania se está lucrando con la situación por otros procedimientos más indirectos, o menos conocidos. Según informaba hace unos días EFE, el Instituto alemán para el estudio de la economía, Halle, perteneciente a la asociación Leibniz, ha publicado un análisis en el que apunta que el equilibrio presupuestario del país germánico se debe en buena parte al pago de menores intereses, fruto de la crisis de la deuda europea y en particular de los problemas de Grecia. Este estudio cifraba el ahorro desde 2010 hasta 2015 en 100.000 millones de euros, cantidad que compensaría con creces la pérdida que Alemania tendría que afrontar, aun cuando Grecia no pudiese pagar su deuda. A lo que habría que añadir que el diferencial en el tipo de page 1 / 3

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29-08-2015

El expolio del tercer rescate griegoJuan Francisco Martín Secowww.martinseco.es

El pasado día 18 se debatió en el Congreso el tercer rescate de Grecia, una pantomima sinrelevancia alguna, ya que el resultado de la votación no era vinculante y, tal como se afirmó desdela oposición, contrastaba con el hecho de que el rescate español se adoptara en su día sinsometerlo antes al debate de las Cortes. En cierto modo, la sesión del día 18 constituyó una trampaque el Gobierno tendió a los distintos grupos parlamentarios, que se vieron en la tesitura de o bienpronunciarse en contra, lo que podía entenderse como un acto de insolidaridad con Grecianegándoles la ayuda precisa, o bien votar a favor, lo que cabria interpretar como apoyo al acuerdodel Eurogrupo y bendición de un memorándum ignominioso, injusto y antidemocrático. Otra cosamuy distinta sería que la discusión se hubiese producido con anterioridad a las negociaciones ydedicado a fijar la postura del Gobierno en ellas.

Es una evidencia que este tercer rescate va a servir para todo menos para sacar a Grecia de laruina en la que se debate. Si en 2010 la situación de este país era mala, ahora es mucho peor, ypeor será según vaya avanzando la implantación de las medidas incluidas en el memorándum.Grecia es el caso más dramático, pero algo parecido se podría afirmar de los demás países que hansido rescatados: Portugal, Irlanda y España. A pesar de la propaganda que los pone como ejemplo,lo cierto es que la situación económica de sus ciudadanos, la real, es peor que la de 2010. Y sientonces los mercados los pusieron contra las cuerdas fue tan solo porque no contaron con unbanco central que los respaldase. La presión duró (excluyendo a Grecia) hasta que el BCE y Merkelquisieron, y cesó tan pronto como creyeron que la situación se volvía peligrosa para toda laEurozona y que los países deudores habían adoptado la disciplina que convenía a los acreedores.

El único fin de los rescates, tanto en el caso de Grecia (el más dramático) como en el resto, esasegurar que los acreedores (la mayoría, bancos alemanes) recuperen sus préstamos. Sin duda,Alemania lo ha conseguido transfiriendo las deudas a todos los contribuyentes europeos. En contrade esa idea tan extendida de que es este país el que pone el dinero, hay que decir que, muy alcontrario, es el principal receptor de fondos. En los rescates de Grecia, por ejemplo, Alemania, enporcentaje, no aporta un euro más que el resto de los países miembros, pero, eso sí, ha recobradoen buena medida las deudas que sus bancos habían contraído de forma temeraria y cuyarecuperación corría peligro.

Pero es que, además, Alemania se está lucrando con la situación por otros procedimientos másindirectos, o menos conocidos. Según informaba hace unos días EFE, el Instituto alemán para elestudio de la economía, Halle, perteneciente a la asociación Leibniz, ha publicado un análisis en elque apunta que el equilibrio presupuestario del país germánico se debe en buena parte al pago demenores intereses, fruto de la crisis de la deuda europea y en particular de los problemas deGrecia. Este estudio cifraba el ahorro desde 2010 hasta 2015 en 100.000 millones de euros,cantidad que compensaría con creces la pérdida que Alemania tendría que afrontar, aun cuandoGrecia no pudiese pagar su deuda. A lo que habría que añadir que el diferencial en el tipo de

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interés (algo que no debería existir en una unión monetaria bien diseñada) coloca a las empresasalemanas en una situación de privilegio frente a las de otros países.

Pero el mayor beneficio que obtiene el país germánico se encuentra en otro ámbito que pasa másdesapercibido, su excedente comercial. El mantenimiento de una moneda única y la imposibilidadde devaluar de los otros países miembros está permitiendo que durante bastantes años Alemaniamantenga un superávit de balanza por cuenta corriente del 6 o 7% del PIB, cifra insólita quedebilita la economía del resto de los países miembros e incluso crea un grave problema a laeconomía mundial (véase a este particular mi artículo de la semana pasada). De no existir el euro,el tipo de cambio de las distintas divisas se habría reordenado de manera que el país germánicohabría perdido su ventaja comparativa. La Unión Monetaria se constituyó de manera tan chapuceraque ni siquiera se estipuló en los tratados la obligación de los países excedentarios de corregir, alllegar a un determinado límite, su superávit comercial, más dañino para el equilibrio de la uniónque los déficits públicos.

Poco van a ver los griegos de los 86.000 millones de euros aprobados como tercer rescate. Lamayor parte de esa cantidad se va a destinar a pagar intereses, devolver préstamos y recapitalizara los bancos, que es otra forma de garantizar los préstamos a los acreedores. Buen ejemplo de ellolo constituye el primer tramo del rescate por importe de 23.000 millones, de los cuales 10.000 vandestinados a la banca. De los 13.000 millones restantes, el Gobierno griego deberá dedicar 3.500 apagar intereses y principal en la amortización de bonos al BCE y 7.160 a cancelar el crédito puenteque en julio le fue concedido por las instituciones comunitarias con la finalidad también de queGrecia hiciese frente a sus compromisos con el BCE y el FMI. Se puede deducir, que poco dineroqueda para el pueblo heleno.

Los ciudadanos griegos, sin embargo, serán los paganos de toda esta operación. Cualquiera que leael memorándum se dará cuenta de hasta qué grado de expolio y de intervención va a estarsometida la sociedad griega. La pérdida de soberanía es total, de manera que alguien puede vercomo una farsa la celebración de las próximas elecciones en Grecia. Gane quien gane, será laTroika la que gobierne, ya que se llega al extremo de que no se podrá aprobar una ley en el país sinque antes haya sido supervisada por las autoridades de la Unión, que es lo mismo que decir porMerkel.

Prueba evidente de que quien manda en Grecia no es el Gobierno la constituye una informaciónque hace pocos días apareció en la prensa: el acuerdo con el Eurogrupo no fue posible hasta queTsipras contrató como asesor de Grecia a Glenn Kim, ex directivo de Lehman Brothers, y leencomendó un papel importante en las negociaciones del rescate. Él, entre otros cometidos, diseñóel proyecto del fondo de privatizaciones griego, sin duda uno de los aspectos más humillantes eignominiosos del memorándum. Resulta curioso observar el elevado número de ex LehmanBrothers que, tras la crisis de este banco, se encuentran ocupando cargos importantísimos en laEurozona.

El expolio al que se somete a Grecia no solo es de soberanía, sino también, como no podía ser deotro modo, económico, y es que quizás aquel vaya sobre todo orientado a este. Con el fondo deprivatizaciones, cuya gestión se pone en manos ajenas a Grecia, se pretende malvender todo lo

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que tenga algún valor, despojando al sector público de bienes estratégicos, como puertos yaeropuertos. Catorce aeropuertos regionales han pasado ya a poder de Fraport, empresa alemanacon participación pública, se supone que en condiciones ventajosas.

Bien es verdad que en esto de malvender aeropuertos también sabemos mucho en España. AENA,tras su privatización parcial, ha experimentado en pocos meses una subida en bolsa del 80%, señalinequívoca del bajo precio fijado en la venta y de que supuso un regalo para los inversores. Elcolmo del cinismo es que los altos cargos del Ministerio de Fomento intenten justificar la subida enbolsa amparándose en la buena gestión. Se supone que desde febrero (que fue cuando comenzó acotizar), en apenas medio año, taumatúrgicamente la gestión cambió de tal modo que la empresacasi ha doblado el valor. Es de risa. ¿Y cómo se gestionaba antes? En fin, he aquí el verdaderoobjetivo de las privatizaciones y de los rescates.

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