El maestro Zen Munan, sabía que no tenía más que un sucesor: su discípulo Shoju.

Un día le hizo llamar y le dijo: - Ya soy viejo, Shoju, y eres tú quien

debe proseguir nuestras enseñanzas tradicionales.

Aquí tienes varios libros que han sido transmitidos de maestro a maestro durante siete generaciones. Yo mismo he producido uno de éstos textos, se que te serán de mucha utilidad. Aquí lo tienes. Consérvalos como señal de que eres mi sucesor.

- Harías mejor en guardarte los libros, replicó Shoju.

Tú me transmitiste el Zen, sin necesidad de palabras escritas y seré muy dichoso de conservarlo y enseñarlo de ese modo.

- Lo sé, dijo con paciencia Munan.

Pero aún así estos libros han servido a siete generaciones y también puede serte útil , de modo que tómalos y consérvalos.

Se hallaban los dos hablando junto al fuego.

En el momento en que los dedos de Shoju tocaron los libros, uno a uno los fue arrojando al fuego.

No le apetecían nada las palabras escritas.

Munan; a quien nadie había visto jamás enfadado, gritó:

- ¿Qué disparate estás haciendo? Y Shoju le replicó de inmediato - ¿Qué disparate estás diciendo?

Moraleja: El Maestro siempre habla con autoridad de lo que él mismo ha experimentado y jamás cita los contenidos de los libros, éstos apenas logran apuntar o señalar algo. Ningún alumno de Zen, se atrevería a enseñar o dar algo a los demás, sin haber comprendido, adquirido conciencia, vivido o experimentado una idea al menos durante diez años

  Las emociones o sentimientos que se

hallan en el corazón del hombre no son de hecho independientes, ni son autónomos a la hora del proceso enseñanza aprendizaje , éste siempre fue y es controlado por la cabeza.

Mejor dicho la cabeza y el corazón humanos están unidos formando un único sistema y su separación solo es aparente

El nuevo enfoque psicopedagógico para desarrollar cualquier proceso educacional, por lo tanto debe asumir la necesidad y el planteamiento que a la hora de enseñar o aprender no debe existir una división entre los sentimientos y los pensamientos

en la cima del sistema cabeza- corazón se encuentra el poder del pensamiento que es el principio rector de toda la estructura corporal y de su instrumentario orgánico. Este foco principal se sitúa en el lóbulo derecho del cerebro humano, de la misma manera que en lóbulo izquierdo se sitúa el poder de la voluntad

Por lo tanto: se pueden distinguir inequivocamente en un individuo tres funciones primarias:

Pensar Querer y Sentir

Se ha visto que las mismas siempre han sido empleadas de manera independiente :

Se puede pensar sin querer ni sentir Se puede querer sin pensar o sentir Se puede sentir sin pensar ni querer.

Sin embargo en el proceso de la verdadera enseñanza aprendizaje, uno de los nuevos fundamentos psicopedagógicos, debe consistir en que las tres funciones primarias señaladas, puedan colaborar en perfecta equivalencia sin que ninguna función predomine sobre las otras.

Sabemos que en una actividad del pensamiento, la voluntad y el sentimiento están siempre subordinados.

En una actividad de la voluntad , el pensamiento y el sentimiento son reprimidos.

En una actividad del sentimiento, el pensamiento y la voluntad son completamente dejados al margen como factores activos libres

Lamentablemente lo que ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad hasta la fecha es que la independencia de las funciones primarias del sistema cabeza corazón, han producido tres tipos de perfiles humanos

Primero el tipo racional que se basa exclusivamente en el manejo y dominio del poder del pensamiento pero que no puede alcanzar la verdadera sabiduría.

Segundo el tipo voluntarioso que tampoco puede desarrollar la verdadera voluntad

Tercero el tipo sentimental que no puede canalizar su verdadera capacidad emocional creativa

La anarquía que ocasiona ésta falta de armonía y débil sostén del uso sinérgico de las tres funciones señaladas, hace que finalmente se imponga la supremacía de los sentimientos por el lazo primario que tienen estos con el instinto, encadenándose a la vida de los deseos, obsesiones y pulsiones. Esto determine que la razón pura se desvanezca en el hombre y más bien la mayor parte del tiempo se ocupe de pensamientos hipotéticos y especulativos, de tal manera que su voluntad y sentimiento desciendan también en densidad, soportando las terribles consecuencias que ello trae como ser: tensiones , stress , miedo, preocupación y temor, falta de objetivos y metas trascendentales.

La liberación de lo indicado, requiere un enfoque psicopedagógico totalmente distinto, un nueva estructura consciencial, que solo podría darse con la armonización de las emociones, pensamientos y voliciones a través de un nuevo proceso de enseñanza – aprendizaje que los vincule en todas y cada una de sus actividades curriculares de una manera holística e integradora

La actividad de la voluntad podría centrarse entonces de manera positiva dentro de éste nuevo proceso , los sentimientos apuntalarían a subir de nivel para mejorar la comprensión y los pensamientos se manejarían con criterios creativos que cumplirían una finalidad formativa y no especulativa

Esta revolución de la conciencia no puede ser un paradigma más que se convierta en un nuevo objeto de la educación sino finalmente considere a los sujetos de la educación como el propósito psicopedagógico fundamental de la nueva educación esperanzadora a implantase a la brevedad posible en este nuevo milenio sino se quiere reforzar el caos ocasionado hasta la fecha. Se trata de un real cambio fundamental que transmute y transfigure los modelos psicopedagógicos ya obsoletos.