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Alvar, Manuel. Cuestiones de bilingüismo y diglosia en el español. En: biblioteca virtual Cervantes. www.cervantesvirtual.com http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/cuestiones-de- bilingismo-y-diglosia-en-el-espaol-0/html/00effb3a-82b2-11df- acc7-002185ce6064_11.html#I_0_ fecha: 24 de febrero de 2015 Viejas y nuevas ideas Muchas cosas han pasado desde que la Academia incluía la palabra bilingüismo en su Diccionario. Tantas que hasta las definiciones se nos han quedado imprecisas en las propias columnas del repertorio; en la edición de 1984 se nos dice del bilingüe «que habla dos lenguas» y del bilingüismo que es el «uso habitual de dos lenguas en una misma región». Resulta que no hay una coherencia total entre ambas definiciones, pues al hablante no se le exige otra cosa que el conocimiento de esos dos instrumentos, sin mayores precisiones, mientras que el uso se condiciona «en una misma región». Lógicamente el DRAE no es ese diccionario lingüístico en el que los problemas de un determinado metalenguaje deban ser solucionados de acuerdo con unos conocimientos técnicos, sino la obra que recoge el acuerdo de la mayoría, y, sin embargo, algo hay que sobra en la segunda de las definiciones; hubiera bastado con decir «uso habitual de dos lenguas». El añadido «en una misma región» tal vez se ha puesto pensando en una realidad, la nuestra, en la que tiene virtualidad. Pero en un determinado momento, las palabras pueden no decir aquello que siempre han dicho, y bilingüe nos lleva a un mundo mucho más complejo que el simple de hablar dos lenguas

Alvar, M. Bilinguismo y diglosia en español

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Alvar, Manuel. Cuestiones de bilingismo y diglosia en el espaol. En: biblioteca virtual Cervantes. www.cervantesvirtual.comhttp://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/cuestiones-de-bilingismo-y-diglosia-en-el-espaol-0/html/00effb3a-82b2-11df-acc7-002185ce6064_11.html#I_0_fecha: 24 de febrero de 2015

Viejas y nuevas ideas

Muchas cosas han pasado desde que la Academia inclua la palabrabilingismoen suDiccionario. Tantas que hasta las definiciones se nos han quedado imprecisas en las propias columnas del repertorio; en la edicin de 1984 se nos dice delbilingeque habla dos lenguasy del bilingismo que es eluso habitual de dos lenguas en una misma regin. Resulta que no hay una coherencia total entre ambas definiciones, pues al hablante no se le exige otra cosa que el conocimiento de esos dos instrumentos, sin mayores precisiones, mientras que el uso se condicionaen una misma regin. Lgicamente elDRAEno es ese diccionario lingstico en el que los problemas de un determinado metalenguaje deban ser solucionados de acuerdo con unos conocimientos tcnicos, sino la obra que recoge el acuerdo de la mayora, y, sin embargo, algo hay que sobra en la segunda de las definiciones; hubiera bastado con deciruso habitual de dos lenguas. El aadidoen una misma regintal vez se ha puesto pensando en una realidad, la nuestra, en la que tiene virtualidad. Pero en un determinado momento, las palabras pueden no decir aquello que siempre han dicho, ybilingenos lleva a un mundo mucho ms complejo que el simple de hablar dos lenguas ybilingismoexige una serie de matizaciones que trascienden lo que se considera uso habitual de dos lenguas. ElDiccionario acadmico nos ha hecho pensar en motivos que son triviales en cualquier pas del mundo, pero nos exige afinar el valor de una terminologa y, sin embargo, los diccionarios de lingstica tambin nos sitan ante aporas tcnicas, que deberemos aclarar con hechos de nuestra historia cientfica. Porque nosotros nos encontramos hoy con el gran repertorio que es elDRAEy, sin embargo, hay muchos caminos que han llevado hasta l, y que habitualmente no conocemos. Si es sta una incitacin a nuestra lexicografa general, presenta no pocos atractivos para la particular de cada tcnica. Pienso, en el primer caso, en tareas como las que llev a cabo Gregorio Salvador para fijar la introduccin de trminos en el siglo XIII1, y, en el segundo, en monografas como la de ngel San Vicente, que aclar campos habitualmente olvidados2, y que mereceran ser bien conocidos en nuestros estudios.Si partimos de estos planteamientos muy generales y descendemos a los trabajos hechos por lingistas profesionales, encontraramos no pocos motivos de consideracin, que no dejaran a la Academia muy sola en sus dudas y vacilaciones. Marouzeau, en una obra clsica, haba definido elbilingismocomo laqualit d'un sujet ou d'une population qui se sert couramment de deux langues, sans aptitude marque pour l'une plutt que pour l'autre3.

Definicin de la que extraeremos esa paridad en que el hablante puede expresarse en una u otra lengua. Ya aqu ese postulado que dar un poco que hablar: Existe realmente la posibilidad de expresarse del mismo modo en una u otra lengua? Y, si existe, es condicin de una comunidad o exclusivamente de los individuos que la poseen? Porque Fernando Lzaro, al filo de sus propias necesidades terminolgicas, haba aadido (1953) la importancia del bilingismo en los fenmenos desustratoy desuperestrato, con lo que apuntaba a la notoria dificultad de hablar la segunda lengua sin resabios tomados de la primera4. As pues, en una visin, llamemos tradicional, el bilingismo puede darse en individuos o en comunidades y, para que sea real, exige un conocimiento perfecto de ambas lenguas, pues de otro modo condiciona unos fenmenos que, si importantes, acreditan el empleo incorrecto de una -o de las dos- lenguas5.Otros diccionarios posteriores presentan los problemas desde perspectivas totalmente distintas. Voy a considerar unos cuantos repertorios, sin pretender otra cosa que buscar un poco luz. El diccionario de Ducrot-Todorov6habla demezcla de lenguasy de plurilingismo, lo que -en el primer caso- le permite descender a casos concretos como elsabirlengua sin gramtica bien definida, utilizada en relaciones episdicas (comercio, por ejemplo), elpigdinlengua gramaticalmente coherente, creada para subvenir a las necesidades de los usuarios, y hasta poderse convertir en instrumento literarioy las lenguascriollaselpigdinconvertido en lengua principal o nica de una comunidad. En el segundo caso, elbilingismono es sino un aspecto parcial de la cuestin delplurilingismo, que crea numerosos problemas tericos. Por su parte, el diccionario dirigido por Bernard Pottier7, aun hacindose cargo de definiciones anteriores, quiere restringir la idea debilingismoa la capacidad de comprender una lengua distinta de la materna y de hacerse comprender en ella; se considera el empleoconcurrente(o indiscriminado) de una lengua y elpreferencial(seleccin de acuerdo con las circunstancias y o con el asunto sobre el que se habla). Lgicamente, esos sistemas que coexisten en la conciencia de los hablantes suelen crear problemas decontactoen los niveles fnico, morfosintctico y lxico. Por ltimo, T. Lewandowski8, entre cosas sabidas, incluye algo que puede servirnos para ulteriores comentarios:En sentido ms amplio, el bilingismo incluira tambin la coexistencia y contigidad entre el dialecto, la norma y los distintos sociolectos (bilingismo social).Con estas muestras vemos cmo el bilingismo no es slo el problema del uso alternativo de dos lenguas, segn queran los viejos tratadistas, sino que es, adems, creacin y condicionamientos en diversos niveles, amn de ocuparse de los problemas inherentes al contacto lingstico con sus secuelas de interferencia. Pero esto, segn hemos visto ya, no es otra cosa que la idea tradicional de las acciones de sustrato, adstrato y superestrato, bien conocidas desde antiguo y formuladas a partir de 1873, cuando Ascoli public sus memorables estudios, pero hemos de aadir adems esa valoracin de la contigidad entre las diversas variedades diatpicas y diastrticas de una misma lengua. Ahora bien, esta simple consideracin de hechos que tenemos a nuestro alcance nos indica que si el concepto primitivo se ha enriquecido con nuevas adquisiciones, no es menos cierto que la sistemtica de nuestros estudios tambin nos va a exigir una vuelta al antiguo rigor para poder estudiar lo que necesita un orden: la causa que Lewandowski aade, y apresurmonos a decir que no la ha inventado9, es un problema de contacto lingstico, pero muy diverso de los que se haban considerado tradicionalmente; ms an, la mezcla resultante poco tendr que ver con los problemas delsabiro las lenguascriollas, aunque de algn modo pueda ilustrarlos. Por tanto, se impone una diferenciacin metodolgica muy clara, segn sea que el contacto se produzca entre estructuras lingsticas muy diferentes o en el seno de un sistema. En el primer caso, sustrato y superestrato de una parte, posible criollizacin de otra, sern los motivos fundamentales que debemos considerar; mientras que un segundo motivo estudiar los intercambios que se produzcan dentro de una mutua comprensin y que -por tanto- mal podr llegar a situaciones extremas, ni siquiera en motivos de gran complejidad, segn tendr ocasin de mostrar.Es necesario decir en este momento que entre las definiciones digamos tradicionales del bilingismo y estas notoriamente enriquecidas, se ha interpuesto un espectro, que ya ha aparecido con sus seas de identidad: las lenguas en contacto, de U. Weinreich, que significaron una nueva concepcin de estos viejos problemas10.

La nueva terminologa

Para Weinreich ( 1.1)bilingismoes el uso alternativo de dos lenguas, pero el investigador de inmediato hace entrar en juego un trmino fundamentalinterferenciaque, en los bilinges, esla desviacin de una norma lingstica como resultado del contacto entre dos sistemas. Y aqu se nos plantean nuevos problemas, porque si es cierto que, tericamente, es lo mismo que los sistemas encontrados sean lenguas diferentes, dialectos de una misma lengua o variedades de un mismo dialecto, no son idnticos los resultados, porque una lengua podr modificar la estructura fnica de otra, pero ese cambio ser mucho menos perceptible en dialectos de una misma lengua y, mucho menos, entre variedades de un mismo dialecto. Por otra parte, un prstamo lxico entre lenguas diferentes suscita con frecuencia consideraciones sociales que trascienden a la propia condicin del prstamo (normalmente se adapta fonticamente, pero el significado habla de las condiciones sociales harto diferentes que han motivado el paso de una a otra lengua). Claro que los prstamos se producen lentamente y por captacin de adeptos, no como el estridor de un clarinazo, y siempre habr existido ese individuo singular que haya necesitado el intercambio sea por inseguridad personal, sea por incapacidad del sistema. Estos motivos nos colocan ante una nueva situacin, porque, si el hablante es bilinge, l, y slo l, dar motivos a la interferencia, pero, si su condicin (prestigio del tipo que sea) hace que el cambio prospere, qu duda cabe que el motivo se difundir, y lo que era una situacin producto del bilingismo individual se habr convertido en un testimonio de la colectividad hablante, odiglosiacomo suele decirse. Claro que los factores que determinan el prstamo son numerosos y complejos, y por ello no se puede pensar sino en acciones psicolgicas o socioculturales (Weinreich, 1.3); a ellas dedicar mi inters teniendo en cuenta la situacin del espaol y los problemas que le afectan. Porque hemos de tener presente un hecho: los modelos que se estudian en estos problemas se calcan de lo que ocurre en otras partes (Estados Unidos, sobre todo), pero los problemas nuestros son de ndole bastante diferente y a ellos atae mi competencia; entonces tendremos que hablar de situaciones anteriores o derivadas de la Reconquista, de expansin dentro y fuera del territorio peninsular, de interferencias entre lenguas diferentes o de dialectos internos de la lengua, de la creacin de hablas de transicin o de hbridos lingsticos,etc.Y, como fondo en el que se proyecta todo esto, una historia que ha condicionado los hechos y en la que, de algn modo, an estamos viviendo, si es que no creamos motivos nuevos.Pero cualquiera que sea el punto de vista que tomemos en nuestras consideraciones, la interaccin de los sistemas es un hecho social del que la lingstica no puede zafarse, proyectemos nuestra mirada al microcosmos del hablante aislado o al macrocosmos de una lengua histrica. Porque no podemos soslayar los problemas sociolingsticos que el bilingismo lleva en s mismo, pues, cualquiera que sea el resultado al que podamos llegar, la lengua se nos manifestar como lazarillo que nos orienta en el mundo complejo de una difusin de hechos que la ciencia actual suele llamar antropologa. Entonces el bilingismo se nos manifiesta como el camino para estudiar las migraciones culturales que podemos aprehender bajo la forma de prstamos gramaticales o lxicos, sin perder de vista que la lengua que, en el intercambio, pierda algunos de sus elementos patrimoniales, se ver obligada a reestructurar el conjunto de sus pertenencias. Porque un bilingismo totalmente puro, en el que dos campos deslindan sus posesiones sin permitir intrusiones, de nada nos servira. Un hablante ideal que conociera a la perfeccin dos lenguas, sin que en ninguna de ellas hubiera deslizamientos de la otra, sera un ser escindido sin comunicacin posible entre esas dos mitades, algo as como los medios seres de Gmez de la Serna, pero el hombre bilinge tiende puentes de comunicacin de una a la otra orilla; digamos que un rasgo de pronunciacin, un uso sintctico, un elemento de vocabulario, denuncian su mnima inseguridad, y entonces podemos rastrear las interferencias que obedecen a unas causas psicolgicas, o sociales, o de cualquier tipo. En ese momento asoma una preferencia, un calco, un hbrido, y es cuando podemos hablar ciertamente de bilingismo. As, pues, es necesaria una idea de desvo de la norma habitual para que podamos intentar la explicacin y comprensin de los hechos. Y este desvo puede ser, tambin, una perfeccin inexistente en la realizacin del habla: porque la lengua es vida, con todas las taras que el vivir impone. Y slo queda perfecto el cuerpo inservible de la estatua.Resulta que, visto as, el bilingismo es el principio activo de la lengua. En un plano general de contacto lingstico, el bilingismo determina las interferencias que impiden que se agoste la vida de la lengua, pues gracias a ese estado de interaccin se llega al mestizaje que, como en biologa, hace que los seres sean resistentes a la debilitacin progresiva que produce la repeticin de unos determinados genes. Principio fundamental de la evolucin lingstica que impide el estancamiento estril. Y bilingismo es lo que significan las grafas medievales en que se reflejan la tradicin latina, pero que acreditan coexistencia de cdigos lingsticos diferentes, y es bilingismo la innovacin lingstica, y bilingismo son los hechos polimrficos tal y como estudiamos en los dialectos de hoy11. Son, acaso, dos rdenes de realizaciones diferentes, pero con una misma motivacin y con los mismos resultados tericos, con independencia del alcance al que en cada caso se pueda llegar. Y es que, en este sentido, las lenguas en contacto determinan una suerte de oposiciones que el hablante valora desde su capacidad para recomponer un sistema, sea desde su voluntad de romper con una tradicin que no le parece respetable, o sea desde el convencimiento de haber creado algo que le es propio12. Pero no cabe duda que estas posibilidades significan una valoracin del hecho lingstico que mucho tiene que ver lo que es psicologa individual o comportamiento colectivo, pero no menos cierto que todo ello no es otra cosa que el resultado de la necesidad social que tiene el hablante de identificarse con unas conductas inmediatas, tales como puedan ser el acercamiento de su instrumento lingstico a una realidad en la que se vive y que pretende sustituir a otra que afecta mucho menos a la realizacin personal13. Entonces la lucha que significa esta actuacin lingstica (entre estudios diferentes de evolucin, entre modalidades geogrficas discrepantes) conducir a la preferencia por ese algo en el que los hombres se encuentran reflejados y crearn una norma estable, motivada, precisamente, sobre unos criterios de inestabilidad. Se habr cristalizado en una situacin monolinge, tras partir del bilingismo, pero tal situacin no es eterna, sino transitoria, y nuevos elementos venidos de fuera o gestados en el seno de la propia lengua crearn una nueva dualidad y, en ella, la lengua seguir viviendo. Claro que no se trata de un factor aislado, es el conjunto de motivos heterogneos lo que permitir que el cambio se produzca, y, en determinados momentos, se produzca con virulenta actividad.Tenemos, pues, que el bilingismo es un crisol donde se funden multitud de realizaciones lingsticas, todas ellas como resultado de unas interferencias que son activas y que, lgicamente, no existiran si slo se diera en individuos que hablan corrientemente dos lenguas, sin la menor tacha en ninguna de ellas. Este tipo de bilingismo poco puede -o podra- aportar a nuestros estudios; si acaso valdra para estudios de psicolingstica, de sociolingstica (capacidad de adaptacin, causas de esa capacidad), de lingstica aplicada,etc.Lo que aqu quiero tomar en consideracin son hechos lingsticos que se aclaran por la lingstica, aunque hayan tenido muy otras motivaciones. Me atrevera a decir que lo que me interesa es un bilingismo productivo, frente a un bilingismo estril. Repito: el total dominio de dos lenguas no permite conocer los problemas de interferencia que son los que valen en nuestros estudios; en cierto modo, lo que interesan son las faltas que afectan a cada uno de esos sistemas, porque tales faltas, si se generalizan, accedern a la norma y se convertirn en elementos del sistema o, en el ms modesto de los casos, nos harn ver la debilidad de algn punto del sistema para que por l se introduzcan las realizaciones ms fuertes del otro. De ah que aparezcan distintos grados y niveles de bilingismo dentro de ese fro hablar dos lenguas. Por eso, el trmino abarcador delenguas en contactoampara muy diversas realizaciones de esas posibilidades vivas que voy a considerar, y los fenmenos deinterferencia sern los que tenga en cuenta en las pginas que siguen.

El bilingismo ms claro

En otro valioso estudio, Uriel Weinreich haba sealado las diversas posibilidades que pueden darse para que el bilingismo se realice: abandono de una lengua en favor de otra (sustitucin), uso alternativo de una u otra (conmutacin), fusin de los dos sistemas que se ponen en contacto14.Los problemas de sustitucin quedan fuera de mi objeto, porque siendo el reemplazo de un sistema por otro, por tanto, cabr estudiar en tal caso la accin del sustrato y nada ms. Qu duda cabe que el sustrato ha exigido un proceso de bilingismo; ah est la accin de las lenguas prelatinas sobre el latn, por citar un solo testimonio. Perosustratoes un trmino polivalente que podr reemplazar a otros o ser reemplazados por ellos: pensemos si alguna de las acepciones deadstratono puede ocupar sus veces. El sustrato lo vemos hoy como un fsil histrico, pero un da vivi junto a la lengua que se impuso. Entonces los estudios sobre eladstratoson los primeros con los que nos encontramos: hay individuos que usan una u otra lengua, segn sean las circunstancias; es decir,conmutano cambian el registro de acuerdo con sus necesidades ocasionales. Ahora bien, no suele darse una distribucin equiparada de los empleos habituales y ello determina que una lengua acte ms activamente que la otra. Voy a prescindir de las interferencias en lmites muy antiguos que no permiten clasificar claramente ciertas hablas, como las de la frontera catalano-aragonesa15o el gallego-asturiano de transicin16, al menos hasta que la Reconquista impuso unas delimitaciones en las que iban unidas lengua y monarqua. Pero, en Aragn, al sur de Tamarite, la frontera del cataln y el aragons ya no manifiesta ese carcter entreverado que llega hasta Benabarre, Purroy y Calasanz: rasgos vacilantes que, incluso, crean un dialecto independiente: el benasqus17. Pero lo que ahora nos interesa es ver cmo una lengua, el cataln, estaba condicionada por el castellano y por el aragons. Pensaramos que el dialecto limtrofe podra ser un elemento activo en estos procesos de erosin, y lo es cuando l mismo no ha sido suplantado por la lengua nacional. Hace aos hice unos inventarios numricos basados en elAtlas lingstic de Catalunyay mostr cmolas localidades catalanas de Ribagorza y la Litera ofrece un caudal abundante de aragonesismos, superior al de los catalanismos en los pueblos que hablan aragons18; conmutacin, pues, en gentes que van siendo atradas hacia la norma castellana. Baste considerar, por resistentes, los rasgos fonticos y al comparar el sistema del cataln, tal y como lo ordena Bada, con el ribagorzano vemos la enorme simplificacin que ha experimentado, y su manifiesta proclividad hacia el castellano:

Las relaciones de gallego (o portugus) con las hablas leonesas ha motivado no pocos trabajos afines al que acabo de sealar para la frontera catalano-aragonesa: se ha hablado de gallego-asturiano19, de mezclas de dialectos en Zamora20, de dialectos fronterizos21,etc., pero en stos, como en el caso anterior, se trata de observaciones realizadas sobre unidadesmacroscpicas(toda una colectividad) y quisiera ejemplificar ahora, para buscar una cierta diversidad, con unidadesmicroscpicas; es decir, cmo un hablante bilinge se manifiesta al utilizar esos dos cdigos tan diferentes. Consideremos un caso de espaol y portugus. En la Amazona colombiana estudi diversos aspectos de interferencia entre lenguas; uno de ellos nos interesa ahora: en mis encuestas en Leticia, trat de observar la persistencia de elementos fnicos de la otra lengua sobre hablantes monolinges de espaol o de portugus, los intercambios lingsticos en hablantes bilinges y los procesos que condicionan la interferencia22. Los resultados de estos anlisis son pertinentes ahora: los hablantes monolinges mantenan sus propios sistemas sin apenas contaminaciones, pero un hombre bilinge, con el portugus como lengua familiar y el espaol como lengua de la escuela y de la vida de relacin, ofreca un espaol cuidado y sin contaminaciones, mientras que el portugus, perfectamente sabido, presentaba algn rasgo fontico alterado y algn prstamo lxico. Es decir, este hombre, que manejaba con soltura una y otra lengua, estaba escindido en dos unidades o, si se prefiere, a travs de ellas posea dos culturas y dos visiones del mundo. Pero este problema lleva a otro: qu actitud adopta el hombre bilinge ante esa dualidad que posee? Cuestin enrevesada si las hay y que aboca en mil motivos de actitudes lingsticas, que permiten nuevos anlisis gracias a la actitud que adoptan los hablantes frente a los instrumentos que manejan. Y es que este colombiano, cuya lengua materna era el portugus, se identificaba con la sociedad a la que perteneca y pensaba que era preferible el espaol, pues con un conjunto de ideas superiores (patria, iglesia, escuela) se haba adquirido una identificacin con los mviles que condicionan las preferencias, y es la idea de prestigio: nada hay mejor que la propia patria. Entonces aquel hablante escindido, desde las consideraciones lingsticas ha venido a solidarizarse con uno de los grupos al que pertenece (el hispano hablante) y ha abandonado el otro (el luso hablante). Y he aqu otro hecho que no se puede olvidar cuando disertamos sobre bilingismo: en un tipo de preferencias idiomticas se ha reflejado no slo la historia de un pueblo, sino la historia especfica de cada hombre, pues el ser social -como escribi Marx- configura la conciencia del individuo.

La situacin del barranqueo y del aguavivano

Como es sabido, enclaves leoneses hay en tierras de Portugal (dialecto mirands)23y portugueses en Extremadura (Olivenza)24: su historia o su situacin lingstica son bien conocidas. Pero en el siglo XIII, hubo establecimientos leoneses que fueron absorbidos, no sin que antes dejaran el esplndido testimonio de los fueros de Castelo Rodrigo25; jurdicamente, el propio fuero de Salamanca configur losconcelhos perfeitosque motivaron los grandes municipios de la Beira central y de Alemdouro26. Una situacin semejante a la de estos establecimientos que, en tierra de Portugal, despus fueron absorbidos, podemos seguirla en el dialecto barranqueo; habla singular no poco conocida en Portugal, gracias a los trabajos de Leite de Vasconcelos27, pero de la que no se hacen cargo nuestros dialectlogos. Merece la pena que nos detengamos.Barrancos (Baixo Alemtejo) es una cua portuguesa inserta dentro de un crculo formado por Valencia de Mombuey y Oliva de Jerez (Badajoz) y Encinasola y Rosal de la Frontera (Huelva). Sus relaciones son muy estrechas con Rosal, de donde slo dista 11km.La vieja documentacin seala que en 1527, Barrancos era una aldea de Nudar poblada por mayora castellana y todava a finales del siglo XIX, mdico, maestro, veterinario y tenderos eran exclusivamente espaoles, y espaoles haba como barberos, zapateros, carpinteros y negociantes. Esto ha hecho que los barranqueos no se hayan considerado ni espaoles ni portugueses, sino simplemente barranqueos, aunque las cosas parecan irse decantando hacia el portugus en los aos en que Leite de Vasconcelos hizo sus encuestas, y no hemos de excluir la cantidad de patriotismo que el gran investigador pona en sus juicios. Lo ms digno de mencin es que el dialecto local est influido por las hablas meridionales y occidentales de Espaa, tanto en los rasgos generales (igualacin debyv) como en los dialectales (cierre de-een-i, prdida delyrfinales y su neutralizacin como implosivas, aspiracin desimplosivas). En morfologa, los plurales pierden la-s, como en andaluz; los superlativos se forman con ponderativos del tipomuy, falta el infinitivo personal, no se conocevosotros. La sintaxis y la estilstica del habla parecen tener un carcter marcadamente espaol. No merece la pena reiterar lo que en otra parte he dicho y aclarado28. El barranqueo se presentaba como unalengua mixtacuya historia estuvo vinculada a la dialectologa castellana, pero se ha mutado hacia el portugus: al parecer, fontica y morfologa se inclinan ya hacia la norma lusitana e incluso realizaciones concretas de algn sonido han abandonado su antiguo carcter para adquirir el de la lengua oficial; tal sera el caso de lasque, segn la descripcin de Leite de Vasconcelos, es predorsal, mientras que la de Rosal es coronal plana y la de Encinasola, apical castellana. Tambin hay que sealar la desoclusivizacin de lach, tal y como ocurre en portugus, frente al mantenimiento de esa oclusin en los pueblos espaoles (con realizaciones distintas de la castellana).He aqu cmo determinados hechos histricos sirvieron para crear una lengua mixta, por ms que la gente tenga conciencia de esa realidad que conoce o utiliza. Resultado de un bilingismo que viene actuando desde el siglo XVI y que hoy permite levantar varios estratos en la descripcin funcional que poseemos, pues si hay rasgos castellanos que hablan del antiguo bilingismo, otros, en su modernidad, nos hacen pensar en lenguas en contacto, cuyas caractersticas proceden de los dialectos espaoles ms prximos (extremeo y andaluz). Esta imagen podemos completarla con lo que pasa aquende las fronteras.En 1957 hice encuestas en los pueblos onubenses de Encinasola (ALEA, H 100) y de Rosal de la Frontera (ALEA, H 101), tras sealar las discrepancias fonticas y gramaticales a las que he hecho rpida referencia, y que acreditan en el barranqueo su carcter de lengua mixta, que an no ha perdido la condicin de su origen o su vinculacin con las modalidades meridionales de Espaa, llev a cabo una larga investigacin lxica. Leite de Vasconcelos, al final de su libro incluye unaSeara vocabularque pregunt ntegramente en las dos localidades andaluzas tan vinculadas con el barranqueo. Pues bien, los resultados obtenidos fueron de valor muy heterogneo, como caba esperar de una encuesta lexicogrfica, pues la estructura del vocabulario no es tan cerrada como la fontica o la morfolgica. Si, digamos,abanices el trmino barranqueo que se corresponde conda aireoechase aireno podemos pensar queabanicarsea testimonio ignorado por el espaol comn, y ah est el testimonio delDiccionarioacadmico que recoge la voz sin tilde de localismo; otro tanto diramos del barranqueoherpilfrente abarcinao dechamarretafrente achaqueta29. Pero, evidentemente, hay hispanismos que duran en barranqueo (comoaoju becerro,arrmpux,barquianuporrazo,bixrnubochorno,camilha,cucaracha,currentilha,etc.), o dialectalismos del occidente espaol (andancioepidemia,avopreparativos para la matanza,chispaborrachera ligera); en contrapartida, se oyen lusismos en Rosal de la Frontera (bichocofornculo,esmorecidotraspuesto,engoyipatragantar,fonilembudo para embutir,goropeyazorra,etc.) y en Encinasola (bagazoseal del granizo en un fruto,cachola, calmudo,cotolaalondra,entorttorcer,fastosin apetitoetc.) Todos estos testimonios sirven para mostrar cmo una lengua originariamente espaola va siendo captada por el portugus, si es cierto que han desaparecido lasy lachcastellanas, pero sigue siendo leons el cierre de-efinal en-iy, digamos ampliamente meridional, la prdida de las consonantes finales, la aspiracin desimplosiva, la neutralizacin del=r, el yesmo,etc.Unido todo ello al tratamiento del vocabulario, podemos pensar en el nacimiento de una lengua mixta producto del bilingismo: de una parte la tradicin y ciertas razones geogrficas abonan por el carcter espaol del barranqueo, mientras que el portuguesismo resulta de otros motivos geogrficos y de lanatural evoluo do sentimento patritico e poltico, acompanhada da interveno de Governo central30. Se est llegando -si no se ha llegado ya- a un bilingismo que necesariamente lastimar a una de las dos lenguas, con independencia de esos trminos que se intercambian a ambos lados de la frontera, como resultado de las relaciones que en lingstica llamamos de adstrato.No podemos limitar nuestras observaciones a lo que ocurre en la frontera de Portugal y Espaa; situaciones harto parecidas se dan en las regiones limtrofes de Catalua y Aragn. Pensemos, por ejemplo, en elchapurriaudel nordeste de Teruel. Se trata de unos dialectos de transicin que, sin estar nivelados, sirven de paso entre el cataln-valenciano y el aragons-castellano. Acaso nada tan singular como el habla de Aguaviva que por la complejidad de sus rasgos ha motivado diversas y encontradas apreciaciones: para Hadwiger eravalenciano penetrado de castellanismos; para Menndez Pidal, aragons; para Sanchs Guarner, cataln con rasgos aragoneses31; para m, supervivencia de un dialecto mozrabe en el que se incrustan rasgos catalanes y aragoneses, como resultado de la reconquista32. Los establecimientos de catalanes o aragoneses, no pueden explicar este mestizaje lingstico que hoy se nos denuncia, sino que hemos de pensar en un contacto secular que ha producido numerosos intercambios y cuyos resultados tenemos bajo nuestros ojos con la designacin de bilingismo.Cualesquiera que sean nuestros ejemplos, y creo que los mos no han sido escasos, nos encontramos que todos ellos son resultado del bilingismo. Dos sistemas distintos, enfrentados pero comprendidos, exigen una estabilizacin, ya que es difcil mantener el equilibrio inestable de un sistema afectado por otro de manera espordica o, si se prefiere, con aparente anarqua. No es posible que cualquier fenmeno ocurra unas veces s y otras no, que los rasgos caprichosamente se intercambien o dejen de hacerlo, que todo est regido por una infinidad de fortuitos azares. La situacin del bilinge tiende a la nivelacin, que no es ms que una serie de procesos de estabilidad. Evidentemente, hay motivos que en una comunidad hablante estn ms desarrollados que en la otra, y se convierten en vas de penetracin, pero hasta un momento y en unas circunstancias muy precisas, pues segn sea la sociedad en que se produzcan as sern los resultados.Me he fijado en el barranqueo y el aguavivano, productos de determinadas formas de bilingismo, pero, observemos, son el resultado de dos rdenes de aislamiento. Cuando la necesidad social de comunicacin con estructuras ms amplias lleva a intercambios lingsticos menos minoritarios, no es fcil que nazcan estructuras de este tipo. Interesantes, s, para conocer el desarrollo de unos hechos y montar sobre ellos teoras, pero que se pierden en su aislamiento. Hablar de algo ms que de limitada afectividad o de menudo mercadeo, no se puede hacer con reliquias de un tiempo pasado o con fragmentos de lenguas. Se ha dicho de mil modos: hablar una lengua es adquirir una cultura. Ni el barranqueo, ni el aguavivano poseen grandes culturas que transmitir; lo harn en portugus, espaol o en cataln. Poseer la lengua exige apoderarse de todos estos recursos que la hacen vlida en el mundo de los hombres, pero esto no es inventar teoras, sino cobrar realidades. Necesitamos de las teoras para hacer adelantar nuestros conocimientos, pero no debemos perder de vista que el hablante es mucho ms que un objeto de experimentacin. Si las cosas se redujeran a lo que estoy considerando, las llamadas lenguas criollas seran los modelos que tendramos continuamente ante nuestros ojos, y, sin embargo, las tales lenguas, salvo casos de excepcin, desaparecen cuando el aprendizaje se logra. Surgen entonces dos principios que no pueden desaprovecharse cuando hablamos de bilingismo: el conocimiento y el prestigio. Porque conocimiento es el resultado de practicar una lengua hasta hacernos dueos de ella, pero por qu esa voluntad de apropirnosla? Simplemente por necesidad prctica, por conviccin cultural, por esperanza religiosa o por cualquier otro motivo. Es decir, prestigio. El usuario intenta poseer aquello que admira y la lengua supera el mestizaje para ser, simplemente, una lengua. Despus vendr la necesidad del hablante de poseer dos o ms lenguas, ser -y tal vez lo logre- el bilinge perfecto; aquel ser que se desenvuelve lo mismo en un campo que en otro, que indiscriminadamente puede decirDios, amor, patria, cargando la misma emocin cuando utiliza uno u otro instrumento (y ya es decir), pero slo si reza en una lengua y ama en otra su personalidad podr estar escindida en dos estructuras insolidarias; lo normal es que haya aprendido esos sentimientos en una lengua y la otra le sirva, no para emocionarse, sino para transmitir realidades objetivas. Mezclar indiscriminadamente no parece lgico; cuando haya aprendido la segunda lengua, la primera seguir siendo la lengua materna que slo en situaciones extremas desaparecer, pero, entonces, ya no habr segunda lengua, sino que sta se habr convertido en materna. Sin embargo, antes de que este hecho culmine, hay pasos que deben cumplirse: las lenguas mixtas que no sirven -y reitero las excepciones- para comunicar grandes culturas o las lenguas criollas que, tantas veces en la historia, slo valen para el mantenimiento de guetos marginados, no para acertar con creaciones perdurables. Porque es necesario saber cundo estos cdigos inestables logran la suficiente estabilidad y se convierten en lenguas nuevas; he procurado fijarme en algo ms que las relaciones ocasionales y todo cuanto diga ms adelante participar del mismo criterio. La repeticin de ciertos tipos de incapacidad llevar a que se hagan sistemticas las aberraciones de un hablante particular y entonces la variante incorrecta se habr convertido en un elemento de ese sistema; si la reiteracin de diferencias es muy grande, se podr llegar al nacimiento de una nueva lengua, pero entonces ser necesario que se cumplan unos requisitos que ya he sealado en otro sitio: la fuerte diferenciacin (en nuestro caso que no sea comprensible por los hablantes de cualquiera de los sistemas previos), la capacidad para crear una literatura (lo que garantiza su estabilidad, al menos en la lengua escrita), la conciencia de los hablantes33. Con estos factores desaparece la vacilacin de las improvisaciones y el hbrido as surgido pierde su carcter ocasional para convertirse en un instrumento en el que se pueden expresar variados sentimientos. Lgicamente, al distanciarse de los puntos de partida, la lengua que ha surgido resulta incomprensible para los hablantes de las lenguas previas y, a su vez, el hablante de la lengua mixta tampoco comprende a las primitivas. El hablante ha perdido su condicin de bilinge por ms que el sistema que ha surgido necesariamente lo sea.

Lenguas criollas

Las lenguas criollas nacen de una necesidad inmediata. La comunicacin entre seres que, en principio, poco tienen de comn: uno manda y otro obedece. No mucho ms. Entonces quien est sometido busca entender y hacerse entender por su amo. Es una situacin especial del bilingismo. Qu duda cabe que se podr mantener la marginacin, pero, qu duda cabe, que no todos desean permanecer en el abandono. Pienso en nuestra tradicin cultural. La lengua de Castilla se trasplant y se impuso; quienes la necesitaron, la aprendieron y, lgicamente, no la aprendieron de un golpe, sino de muchas tentativas reiteradas. Era el prestigio del europeo quien actuaba como seuelo. En Bogot, sesenta aos despus de la fundacin,se estaba formando [un dialecto] de mezcla castellana y chibcha, que llamaban los espaoles lengua de gitanos [...] y del cual conservarlos algunos ejemplos comocana, gallina,obisa, oveja,zebos, mancebo,hicabai, caballo34. Pero en Bogot el castellano penetr en todas las capas sociales, ayud a estructurar una nueva vida y fue el instrumento que uni a mil elementos dispersos; la lengua de gitanos desapareci y ocup su lugar un terso castellano. Esto ocurri en cuantos sitios las gentes dejaron de estar marginadas: hablaban chibcha o quechua, o maya o nhuatl; despus mal aprendan espaol y nacieron, o pudieron nacer, lenguas criollas. Aqu hubieran podido quedar las cosas, pero esos hombres, bilinges, se transculturalizaron y la lengua indgena muchas veces se perdi, pero lo que haban adquirido no eran un instrumento de poca cuenta, sino la lengua prestigiada por todos, por el poder, por la Iglesia, por los colonizadores, y la incipiente lengua criolla dej de servir porque era instrumento de marginacin y no de integracin. Hablaron en espaol. Y as debi ser en todas partes: hace unos aos se public un libro emocionante, la autobiografa de Esteban Montejo, transcrita por Miguel Barnet35. El viejo cimarrn evoca su pasado de esclavo, de rebelde, de soldado, de obrero, hasta llegar a ese 1963 en que sus espaldas arrimaban ya los ciento cuatro aos. Sin embargo, Esteban Montejo no hablaba una lengua marginada, sino espaol, con las peculiaridades que se quiera, pero espaol nada ajeno a la realidad de Cuba. Slo all donde los grupos se marginaron, y mantuvieron el aislamiento, es donde pudieron nacer lenguas criollas, como en San Basilio de Palenque (cerca de Cartagena de Indias), que ha sobrevivido36: el palenquero se debi formar en Angola, se transplant a Cartagena de Indias y por 1599 qued aislado en San Basilio, hasta hoy. La mezcla de kikongo (variedad del bant occidental) con rasgos portugueses y, luego, espaoles cre este caso sorprendente de conservacin de una lengua criolla en el dominio lingstico de la nuestra. Porque el palenquero es mucho ms que los restos conservados en Cuba o en otras partes.Slo el aislamiento y la falta de un elevado desarrollo cultural han permitido estos frutos del bilingismo. Bastara pensar cmo el espaol, que nunca se impuso en Filipinas como en Amrica, pudo constituir esa lengua que es elchabacano37, hablado en las islas de Luzn y Mindanao y con fuerte influencia del visayo, del iloco y del moro. Lgicamente, tal lengua (conocida tambin porespaol de tienda, espaol de parin[mercado] oespaol de trapo) no tiene uniformidad, aunque hay intentos de fijarla38; recprocamente, la penetracin del espaol en las lenguas de los nativos es abrumadora: baste recordar los diccionarios de Serrano Laktaur,Diccionario hispano-tagalog y tagalog-hispano(Madrid, 1965), losHispanismos en el tagalo, de la Oficina de Educacin Iberoamericana (Madrid, 1972), y el valioso estudio de Antonio Quilis,Hispanismos en cebuano(Madrid, 1976). Pero Filipinas no qued sola en Oriente y junto al chabacano, el espaol vio nacer otra lengua criolla, elchamorrode las islas de Guam, Rota y Saipn, cuyo hispanismo es mucho mayor que el sealado por D. Topping, Pedro Ogo y Bernadita Dungca en suChamorro-English Dictionary(Honolul, 1975 y 1980)39.Y an tendramos que sealar ese mestizaje lingstico que se produjo en Guinea, donde elbroken-englishopichinglises una jerga elemental, que sirve de lengua intertribal, y en la que se han incrustado numerosos cubanismos agrcolas, llevados por los negros antillanos que fueron deportados a Fernando Poo en 1866 y 186940.Tambin ahora bastan estas muestras. All donde los nativos no alcanzaron el nivel de los colonizadores por las causas que fueran (pocos europeos, aislamiento, encuentro con otras lenguas vehiculares,etc.), pudieron surgir lenguas criollas; su duracin dependi de todas esas heterogneas circunstancias y de la imposibilidad de crear una sociedad coherente, incluso con diferencias, y, a veces, enormes diferencias. Pero el espaol no pudo penetrar en las otras estructuras sino de un modo superficial o, al menos, sin destruir las que se le enfrentaban o reemplazndolas por las suyas propias. Surgieron estas mezclas que escasamente sobreviven, pero que son testimonios de una realidad y motivos para la investigacin lingstica. Por eso unas veces desaparecen al activarse los recursos de coaccin que tienen las naciones modernas o cuando desaparece la potencia descubridora. Pero ah han quedado multitud de problemas que van desde el bilingismo a la total integracin. Es algo que para nosotros resulta fundamental, pues, en buena parte, no otra cosa es la historia del espaol en Amrica. Y ste es otro nuevo aspecto de la cuestin: la convivencia del espaol junto a las lenguas indgenas crea procesos de bilingismo que son un primer paso hacia la integracin de los aborgenes en las culturas nacionales; con este fin se elaboran programas de alfabetizacin que faciliten el caminar de los indios hacia la vida del pas41y, en consecuencia, su plena realizacin como hombres libres42. Pero llegamos as a otras cuestiones que, si nacidas en el bilingismo, tienen ya que ver con proyectos muy amplios de sociologa, de economa, de patriotismo; en definitiva, de constituir una sociedad en la que la lengua haya sido el vehculo para formarla haciendo realidad la aspiracin de lograr la igualdad de todos, porque nadie habr quedado marginado. Y habremos vuelto, otra vez, a esa idea de prestigio que dan el poder y las posibilidades econmicas y que, por ello, slo poseen quienes asientan la nueva lengua. De nuevo, otra vez, el bilingismo se convierte en una actitud personal que pasa a ser criterio lingstico, por cuanto a travs de la lengua se adquieren esos bienes que brinda la nueva sociedad. Si la asimilacin es total, las lenguas criollas desaparecen, pero si hay un distanciamiento completo de los integrantes del bilingismo, la lengua criolla adquiere prestigio y se convertir en instrumento de la nueva sociedad: pensemos en elcrolede Hait o en elpapiamentode Curaao, Aruba y Bonaire, frente a las costas venezolanas43. Pero estas situaciones, sobre excepcionales, no dejan de tener geografa muy limitada.

Un caso aparte: el ladino

No es difcil pensar que en todos los casos anteriores, el encuentro de dos lenguas ha dado unos frutos deliberadamente no buscados. Es decir, el enfrentamiento de dos sistemas lingsticos se ha resuelto con unas frmulas de compromiso que nadie ha inventado y nadie tena previstas. Pero, en nuestra historia cultural, el enfrentamiento de dos lenguas (hebreo y castellano) ha hecho nacer una criatura nueva, elladino, cuyas caractersticas estn motivadas por unos precisos deseos de bilingismo sacralizado. Esto nos lleva a la intrincada cuestin del arte de traducir, pero enmaraada con la necesidad de crear una lengua religiosa, distante de unos fieles que no la entienden, pero con unos elementos constitutivos que son identificables. Prescindiendo de toda la historia que las versiones de una lengua a otra ha suscitado a travs de los siglos, los judos espaoles sintieron la necesidad de trasladar los textos sagrados. Pensamos que no haba otra posibilidad que la de verter palabra por palabra para no deturpar el espritu de los textos con interpretaciones profanas que no eran otra cosa que imposiciones de los conocimientos del traductor.Para m, el comienzo de esta lengua est en las traducciones alfonses que se hacen directamente desde el hebreo; contina en el siglo XIV (por ejemplo, laBibliaeditada por el padre Llamas); alcanza el XV con la maravilla que es la versin del rab Mos Arragel de Guadalajara y logra su plenitud en el siglo XVI, con las versiones delPentateucode Constantinopla (1547)44, elLibro de oraciones(1552)45y laBibliade Ferrara (1553)46. A partir sta, la difusin que logra el ladino es de singular fortuna y llega hasta lasHagadot de Pesah, que todava se rezan47.Evidentemente se trata de un bilingismo muy claro: dos lenguas se encuentran y una, prestigiada por su carcter religioso, condiciona a la otra. Ms an, la crea con sus propios medios, aunque alcance resultados nunca conocidos. Pienso por ejemplo en palabras que manifiestan todos los rasgos del espaol, pero que en espaol nunca han existido, tal sera el caso deaveviguardejar con vida (< v i v i f i c a r e),fruchiguarfructificar,ermollobrote (< g e r m e n),serperdifundirse, extenderse (< s e r pn s),barbscarnero (< v e r v e x),etc.Por otra parte figuran los calcos sintcticos tomados del hebreo, sean participios activos (sacrificioperdonanteerrores), repeticin pleonstica del artculo (eltu fijo,eltu amo) o fraseologa literalmente transmitida (fartarse ha de ellos la mi alma).Esta lengua jams se habl y estaba muy lejos del espritu popular. Por eso, ya en el siglo XVII, hubo sabios que se opusieron al quehacer ferrarense y otros que, en el siglo XVIII, trataron de actualizar lo que era imposible. No puedo detenerme en hacer una historia que ya he contado48. Baste recordar las hostilidades de Yoseph Franco Serrano, profesor de lengua hebrea (1695)49, y elOrden de las oraciones que Ros-ashanah y Kipur, que public Isaac Nieto (Londres, 1740); sin embargo, una lengua religiosa se contina y se repite como un fsil incapaz de evolucionar, y as ese ladino super todas las pruebas a las que fue sometido, dura, y aun se tradicionaliz en las versiones orales de ciertos romances. Pienso, por ejemplo, en esta endecha de Alcazarquivir50, plagada de elementos que pertenecen a la lengua religiosa:

Esta es la endicha

que quema el corazn,

el galut de Yerusalaim

y el jorbn de Sin.

Todo se perdonaba

con los corbanot

y el corbn del tamid

como era la razn.

No llores, Rajel,

no llores, hija ma,

que por amor de ti

os sacaron a la orilla,

oyendo el Dio

de tantos abonot

habod sar

y el jorbn de Sin!51

Baste con un botn de muestra52. Esa lengua hbrida que inventaron los sabios judos no era slo un producto hebreo-espaol, sino que se enriqueci con mil trminos cultos que vinieron a unirse a esos populares que, en ocasiones, jams haban existido53. Y aadamos los problemas de respetar su fe al hacer traslados a la lengua de gentes que posean otra verdad revelada. Todo eran montaas de dudas y maravilla fue salvar tantas y tantas dificultades, y aun poder escribir algn libro tan hermoso como elOrden de bendicionesque la industria y despensa de David Abenatar Melo hizo imprimir en 1617.

Primera recapitulacin

A la luz de la tradicin lingstica y con los datos de la investigacin ms reciente,bilingismoha pasado a ser, simplemente, el uso habitual de dos lenguas a un mundo muy complejo derivado del contacto entre dos sistemas. Entonces las posibilidades del anlisis se enriquecen considerablemente al estudiar los fenmenos de interferencias lingsticas. Cuestin que viene a plantear un nuevo problema: qu cruces debemos considerar. Dejando para unas conclusiones ltimas los resultados que se deriven de nuestra investigacin, hemos limitado nuestro anlisis al tipo de bilingismo terminolgicamente ms claro, aunque tengamos que caer en una aparente tautologa: el bilingismo liso y llano; es decir, el que se produce entre dos lenguas. En tal sentido, el estudio del espaol presenta un variado panorama a lo largo de su historia y su geografa: dialectos de transicin al enfrentarse el castellano, o lo que hoy son variedades suyas, con las otras lenguas romnicas peninsulares (cataln y gallego-portugus). Pero hay acciones macroscpicas, en las que se estudia el enfrentamiento total de dos lenguas, y otras microscpicas, en las que un hablante reacciona cuando tiene que usar dos cdigos diferentes. En este caso surge de inmediato la validez de cada uno de esos cdigos para cada momento y, consecuencia de ella, un problema que muchas veces es de psicologa lingstica: la actitud de los hablantes ante su propia lengua, cuestin que rebasa ya los lmites de nuestra consideracin actual, pero ntimamente ligada con ella54.El enfrentamiento lingstico he querido estudiarlo en casos muy precisos de nuestra lingstica; uno, el barranqueo en tierras de Portugal; otro, el chapurriau de la frontera catalano-aragonesa del nordeste de Teruel, situaciones que en su origen fueron diferentes, pero que han abocado a una misma situacin: el proceso de creacin de lenguas mixtas, por ms que sean diferentes los grados de realizacin de una y otra, pues el barranqueo conserva su impronta originaria, mientras que el chapurriau ha alcanzado la fusin.Lgicamente, el origen de estos hbridos est favorecido por una marginacin geogrfica y social o, lo ms probable, consecuencia de ambas. Pero si, evidentemente en las tierras peninsulares, los datos geogrficos, unidos a otras razones histricas, han permitido ese aislamiento, en otras ocasiones, la marginacin social ha sido la causa de que naciera otro tipo de lenguas, las criollas. No es necesario reiterarlo, una lengua como el espaol, difundida por todo el mundo, habr dado ocasin de esos mestizajes en muy dispersa geografa: hablas de negros, como la de San Basilio de Palenque en Colombia; lenguas mixtas, como el chabacano de Filipinas, o el chamorro de Guam, o ese hbrido de espaol, portugus y holands que es el papiamento de Curaao.Pero no acaban aqu los problemas: la historia social de Espaa ha repercutido sobre su historia lingstica. Y surge aqu una lengua sacralizada, el ladino, traduccin palabra por palabra de los textos hebreos que hace nacer a un espaol de extraa fisonoma y restringido a usos religiosos. Y, sin embargo, capaz de crear una esplendente literatura y de suscitar numerosas cuestiones que nos ataen porque se cumplen tambin en otros sitios, sin que por ello podamos considerar cerrado el proceso, pues esta lengua puede tradicionalizarse en la poesa oral y vivir una extraa experiencia con la que no se pens.Hasta aqu ese bilingismo claro: encuentro de dos lenguas. Pero si el choque se produce en el interior de una misma lengua, con variedades de dialectos histricos o con las suyas propias? Es de lo que voy a ocuparme.

Otra vez la nomenclatura

He sealado cmo algunos autores estiman el contacto lingstico con indiferencia de que se d entre lenguas distintas o entre dialectos o variedades de una misma lengua. Porque, en efecto, unos planteamientos generales son vlidos para cualquiera de estos casos, pero la permeabilidad es ms fcil cuando los dos sistemas enfrentados presentan modalidades ms prximas. Para no interferir en los casos ya comentados, podramos hablar dediglosia, trmino que falta en muchsimos diccionarios de lingstica, pero que puede resultar til. Georges Mounin define este concepto comobilingismo generalizado en una comunidad lingsticao, de manera ms rigurosa, una situacinen la cual el uso de cada una de las lenguas coexistentes se limita a determinada circunstancia particular de la vida: por ejemplo, uso oficial del francs en las grandes ciudades de frica, opuesto al uso familiar y corriente que los mismos hablantes hacen de su lengua materna55. Desde la perspectiva del espaol, considerarbilingismoal conocimiento del castellano y otra lengua, y a sus mutuas interferencias, mientras que la utilizacin simultnea de la lengua nacional y de un dialecto (leons, aragons, andaluz,etc.) lo considerar comodiglosia, porque si es cierto que apenas hay espaoles hablantes de gallego, de vasco o de cataln que no sean bilinges, ms raro es que la lengua del Estado no llegue a todas las zonas dialectales, sea a travs de la escuela, de los medios de comunicacin o de las mil maneras en que puede ejercerse una accin niveladora. Entonces estudiar como diglosia la interferencia que se produce con unos dialectos cada vez menos diferenciados, sin olvidar que el espaol escrito, por carcter secundario que hubiera podido tener en otros perodos histricos, hoy no es ignorado por nadie que tenga, al menos, una enseanza elemental. Resulta natural que interferencias entre ambos sistemas (castellano y dialectal) sean abundantsimas y reiteradas a lo largo de nuestra historia lingstica. Ms an, el estudio de la literatura regional me ha confirmado la fuerte nivelacin de nuestra lengua, si nos atenemos a los hechos documentados y no a pretendidas diferencias ocasionales. No es necesario repetir la pobreza dialectal de nuestros escritos dialectales, salvo en el caso, tantas veces forzado, de Asturias: con frecuencia no es otra cosa que castellano vulgar en el que sobrenadan rasgos dialectales, habitualmente lxicos56. Por otra parte habra que pensar que la dialectofobia no es el resultado de una planificacin lingstica, sino de una conveniencia sentida y expresada; lo que queda bastante lejos de brbaras imposiciones, porque -por desgracia- la barbarie en estos pagos la cultivan esmeradamente los tirios y los troyanos. Y si la dialectologa pudo existir al margen del utilitarismo, bien claramente expresado por escritores de Valencia o de Aragn, no es menos cierto que la aceptacin expresa estaba formulada por aquellos escritores catalanes, vascos o gallegos que usaron para manifestarse la lengua de todos. Quienes no quieran saber eso formalizan unos guetos lingsticos que deben inventar, porque la interferencia se viene practicando desde siempre57. Voy a prescindir de valoraciones debidas a la estratigrafa social -poco estudiadas entre nosotros- y me fijar en los resultados de diglosias geogrficas y aun considerar un caso extremo: el de una nueva lengua nacida por el pluralismo dialectal antes de que hubiera surgido la idea de Estado unificador. Empezar por este caso, que enlaza con el apartado que me sirvi de final en las consideraciones de la primera parte.

La sorpresa del judeo-espaol

He sealado cmo el hebreo puesto en contacto con el espaol da lugar a lo que Sephiha ha llamadouna lengua calco58: el ladino. No es ocasin de analizar qu puede entenderse por lengua calco y cmo el ladino no slo dispone de unos elementos espaoles que usa framente, sino que los adapta y los reelabora. Algo ms que una copia, para insuflar hlitos de vida en la materia utilizada para los fines de sacralizar una lengua. Pero, no lo olvidemos, el ladino no es una lengua hablada; ms an, decirladinoal judeo-espaol es abusivo y, adems, reciente59.Cualquier estudiante de filologa o cualquier persona medianamente instruida sabe que los sefardes hablan en espaol. Hecho cierto. Pero al estudiar esa falsa unidad llamada judeo-espaol, hay mltiples variedades que, si coinciden en unos rasgos, presentan heterogeneidad en otros muchos tratamientos. Tomemos unos pocos, y bien caracterizados estudios: Max Leopold Wagner haba sealado quelas antiguas diferencias regionales, de las cuales hay todava huellas en antiguos libros sefardes impresos en Oriente, fueron desapareciendo con el andar de los tiempos. Se form, por decirlo as, unakoinsefard en la cual los judos espaoles de todas las comunidades se entienden perfectamente; sta es la lengua de los libros y de los peridicos, y tambin de la conversacin de los judos entre s60.

La exposicin no llega a explicacin. Lakoinse form y es comprensible por todos, pero no se aclara por qu se eligieron unos trminos y no otros y, sobre todo, por qu prevalecieron soluciones heterogneas para un mismo fenmeno, pues decir que en un sitio laf-se conserva, se aspira o se pierde, lejos de haber aclarado las cosas, no hace sino complicarlas. Porque Cinthia Crews al comentar sus textos de Salnica transcribeavlar,izo,azery dice que son trminos generales, pero tomados del ladino (para ellaespaol,p.16), de los otros dialectos judeo-espaoles y rara vez del espaol literario. En Sarajevo -dice la misma autora- la pierden los que quieren hablar de manera distinguida o que han sufrido la influencia del ladino sacralizado61; ms complicado es lo que cuenta Max A. Luria de Monastir y aun enreda las explicaciones que da para Salnica62y aduce ejemplos con lah-inicial conservada (p.118). Si ojeamos la situacin de Marruecos, sobre una capa original def-hay casos de prdida y aun de aparicin del castellanismo [x]63. Todo esto exige alguna explicacin, pues abundan las observaciones y an se vislumbran atisbos.Para m el judeo-espaol es fruto de esa diglosia de que he hablado. Antes de la expulsin, y salvo los inevitables prstamos lxicos, los sefardes hablaban como sus vecinos los cristianos; es decir, un leons, como leons, un burgals como burgals, un sevillano como sevillano; por tanto, uno tendraf-, otro cero fontico y otroh-. En la Pennsula esas geografas no se podan poner en comunicacin, pero, al producirse la dispora, se rompieron los viejos encasillados y se juntaron gentes que haban emigrado con modalidades lingsticas. Es harto sabido que se procur mantener la diferencia regional con nuevas ordenaciones (cada grupo iba a sinagoga propia), pero la vida en comn, los tratos con otras comunidades, las relaciones con otras lenguas, el contacto con Espaa, hizo que se fueran fundiendo las familias y naci esakoinde que se ha hablado. Pero ahora intervienen los factores del nmero y del prestigio: donde haba ms castellanos viejos predominara la prdida; donde hubiera ms andaluces, lah-, y donde ms leoneses o aragoneses, laf-; pero, junto a esto, habra prstamos lxicos procedentes del ejercicio de determinadas actividades, y un zapatero leons, si estaba solo en comunidades predominantemente castellanas, impondra suf-en los trminos de su oficio, y el panadero andaluz suh-y el platero castellano, su cero fontico. Con todos estos elementos se cre un a lengua mixta basada en dialectos espaoles, pero que ahora presenta una notable heterogeneidad porque responde a estadios de evolucin lingstica diferentes en cada una de las hablas que se integraron en el conjunto. Y aun habra que pensar en el apoyo que, por ejemplo, las aspiradas pudieron encontrar en lenguas como el rabe, el hebreo o el turco.

Interferencias internas

Es verdad que las interferencias no son siempre tan complicadas, sino que se limitan al encuentro de dos modalidades: lengua-dialecto o dialecto-dialecto. No tratar de prstamos lxicos que han entrado en el castellano desde el leons, el aragons o el andaluz, sino en las modificaciones que el sistema dialectal ha podido sufrir por la presencia de la lengua general. El problema no es slo nuestro, sino que se da en todas partes. Ms an, naciones tan complicadas como Italia y con una nivelacin lingstica tan problemtica, por la existencia de tantos y tantos dialectos internos, bien puede servirnos de comparacin y contraste. En un libro importante64, se recogieron estos largos procesos en que se enfrentan los dialectos con la lengua y, aunque la ponderacin no siempre poda atestiguarse, mucho fruto podemos obtener de otros estudios. Manlio Cortelazzo seala cmo los rasgos arcaicos del dialecto vneto van siendo diseminados por la accin de lakoinvneto-juliana, de una parte, y de otra, por el italiano (p.112)65y Flavia Ursini aduce razones que muestran tambin cmo la lengua nacional, instrumento de cultura y de progreso econmico, se impone incluso sobre dialectos de cierto prestigio como el vneto66. Claro que no se puede exagerar: decir que todos los italianos sonbilinges o diglottas67no es nada nuevo si queremos atenernos a razones objetivas. Todos, en todas las lenguas, somos diglotas o poliglotas, porque -tambin se ha dicho- el hombre es un sistema de sistemas o un suprasistema, pero se atomizan las cosas cuando se habla de la coexistencia en un individuo del dialecto local, el dialectopi o meno regionale, el italiano regional y el diasistema italiano, y tal vez no se hayan agotado las posibilidades.Voy a fijarme en unos cuantos motivos de nuestra lengua que pueden servir para aclarar los problemas de diglosia que ahora quiero estudiar. En la dialectologa asturiana se ha sealado reiteradamente una coexistencia de variedades heterclitas dentro de un mismo bable68. Para no producir hasto me limitar a unos cuantos testimonios: Jos Neira seal enEl habla de Lena(Oviedo, 1955), la penetracin de rasgos occidentales (tsvaqueira, diptongos decrecientes,etc.) en esta modalidad del asturiano central, pero se siente tambin la presin ovetense y la castellana.Por su parte, Josefina lvarez, al estudiar el yesmo en el Consejo de Oviedo, deja constancia del rasgo leonsll(pegollo,gorollo,ballarte,etc.) como una supervivencia frente al castellanismo yesta de las ciudades y, atinadamente seala, que el prestigio yesta o la enseanza escolar han determinado la ruina de la palatal lateral. Como en todas partes, la capital ha actuado de induccin igualatoria y el castellanismo ha penetrado en el bable por la coexistencia de los dos sistemas69, del mismo modo que he sealado en las islas Canarias70. Pero lo que interesa para nuestra exposicin sobre los hechos de diglosia es el proceso que ha conducido a esas interferencias que han creado un bable castellanizado y un castellano asturianizado.Ms importantes son los resultados a los que llega Jos Luis Garca Arias enEl habla de Teberga(Oviedo, 1974), pues demuestra la coexistencia de dos sistemas fonolgicos diferentes, que muy esquemticamente podran quedar determinados por una variedad conservadora en la quetsse opone ach(totsuhondonada frente atochupalo) y otra innovadora en la quellse enfrenta ach(tolluhondonada ytochupalo). El castellanismo ha penetrado rpidamente en el dialecto, pero no ha ido solo: hay una influencia de los bables centrales que han hecho aparecer una [y] como variante combinatoria de los fonemas /ch/ e /y/ en esta zona del centro de Asturias limtrofe con la provincia de Len.La retirada de los sonidos dialectales se cumple en todas partes, se ha sealado en pirenaico71y en chinato72, en judeo-espaol73y en canario74; en todas partes resultado de una diglosia entre el castellano y los dialectos patrimoniales. Pero se da tambin al coexistir variedades de un mismo dialecto en zonas contiguas: si repasamos las cartas delAtlas de Andalucapodemos ver cmo las interferencias se producen dentro del mismo dialecto. Repasando los mapas elaborados del tomo VI nos damos cuenta de que la distincins/ce, el seseo y el ceceo (mapa 1705) tienen sus reas bien caracterizadas, pero se dan alternancias de uso en los pueblos fronterizos; del mismo modo, la penetracin de laspico-coronal plano-cncava (mapa 1707) en el dominio de laspico-alveolar cncava es resultado de la coexistencia de variantes y, a su vez, la pico-coronal se extiende en una amplia zona entre la apical y la predorsal; tambin las realizaciones de lajotaofrecen situaciones intermedias entre las zonas de velar fricativa sorda y de aspirada (mapa 1716), resultado -una vez ms- de la coexistencia de sistemas o, como trato de caracterizar, diglosia en el interior de un dialecto. Podramos ampliar los informes, pero creo que con esto es suficiente. La situacin de estas hablas meridionales muestra cmo los subdialectos o variedades de un sistema regional proceden tambin como procesos graduales, tal y como se da entre cdigos fuertemente diferenciados (caso del gallego-asturiano o del cataln-aragons). Y aun podramos aadir que los lmites fijos son resultado de hechos paralingsticos. Pensemos, por ejemplo, que los Pirineos no fueron frontera clara durante siglos, segn han probado gegrafos y etnlogos: en el siglo XVI hay una primera -y ntida separacin- y en el XVIII los lmites adquieren ya forma definitiva. Entre tanto, como mostr H. Cavaills75los tratados entre pastores constituyeron una especie de confederacin pirenaica, cuyos resultados repercuten en la lingstica: hay un fondo comn, pero, tambin, elementos que han pasado los pastores de un lado al otro de la frontera76, interferencia de lenguas que hoy se ven distintas, pero que -posiblemente- no lo fueron tanto en otro tiempo77.De este bilingismo interno no se puede zafar la influencia de unos dialectos sociales sobre otros o el intercambio de las modalidades rurales con las urbanas. Es un campo de trabajo no muy estudiado entre nosotros, pero que ya ha dado sus frutos. La modalidad lingstica de Sevilla opone gentes de cultura a gentes incultas78; la de Las Palmas de Gran Canaria, a ciudadanos y campesinos79, por no aducir sino un testimonio. Qu duda cabe, y lo he probado, que las interferencias de variados idiolectos produce la nivelacin de las hablas encontradas. Ms an, creo que la ciudad, a pesar de lo que aparenta, no es un principio desintegrador de la lengua porque tiene capacidad para absorber las modalidades extraas que a ella llegan: el inmigrante trata de aceptar unos determinados modelos que pugnan con los suyos, pero en los que cree encontrar un principio liberador de sus penurias. En el pequeo mundo al que nos asomamos, los resultados son los mismos que se pueden encontrar en la comparacin de los grandes -y diferenciados- sistemas llamados portugus y espaol, espaol y francs: primero yuxtaposicin de variedades; luego, insercin de elementos de una en la otra; por ltimo, eliminacin de la variante menos prestigiosa. Una vez ms, consecuencias de la diglosia; ahora social, si antes era geogrfica.La tesis doctoral de Julio Borrego Nieto80es una buena muestra de sociolingstica rural, que confirma -una vez ms- la realidad de lo que vengo llamando diglosia: las interferencias lingsticas se producen en ese microcosmos que es Villadepera y all la progresin o la dilucin de variedades sociales en los hechos de habla.Son los motivos de todos los sitios. No hace muchos aos se estudiaron los problemas de bilingismo en Italia81y encontramos all como un eco de lo que ahora comentamos. El griego va perdiendo su lxico82de forma bastante parecida a lo que ocurre en judeo-espaol: desaparecen los trminos concretos (manzano,jilguero) y son reemplazados por los generales (rbol,pajarito); el albans se rinde ante el prestigio social y cultural que significa el italiano; con validez general, V. Valente explica as los hechos:In verit, se nella fase attuale il possesso e l'uso dei dialetti, specialmente nell'Italia meridionale, e in genere nelle zone pi depresse economicamente, socialmente, culturalmente rappresenta nella coscienza dei parlanti come il contrassegno e quasi il marchio di una situazione di inferiorit sociale, la condizione di parlanti alloglotti sancisce in aggiunta una situazione di isolamento e di estraneit proprio nel momento di maggiore ricerca e necessit di integrazione sociale83.

Volvamos a mi exposicin. He elegido los ejemplos anteriores porque estn fundamentados sobre cuestiones que afectan a los tres romances peninsulares y porque, todos ellos toman en consideracin a la lengua como un conjunto homogneo, pero el bilingismo puede presentar otros aspectos, sea de relaciones ms difusas o de parcelas muy limitadas de la cantera lingstica. Vemoslo.

Segunda recapitulacin

En la segunda parte de mi estudio he tratado de considerar las interferencias que se producen dentro del cdigo de una misma lengua. Los problemas que se plantean son semejantes a los del ms claro bilingismo, pero muchas veces no se tienen en consideracin por la proximidad entre los sistemas enfrentados, pero, vemos, la dialectologa espaola da pie para no pocas consideraciones. Dejando para el final los problemas de nomenclatura, y aceptando por buena la terminologa que propongo, tendramos que en los hechos de diglosia se presentan los mismos problemas que en los de bilingismo. Por eso repetimos unos ciertos enunciados porque considero los idnticos motivos, aunque ahora podemos descender a menudas realidades. Bien entendido que esto no quiere establecer ninguna valoracin, sino, simplemente, caracterizar unos hechos, porque la proyeccin ulterior puede ser tan grande, y aun mayor, que la de motivos trascendentales en su apariencia. Ah est, si no, el judeo-espaol, cuyo origen y desarrollo no ha sido otra cosa que la fusin de dialectos de una misma lengua, cuando se modificaron las condiciones geogrficas y sociales que haba tenido en la Pennsula.Si este encuentro de diversas modalidades pudo generar otra nueva, el enfrentamiento de la lengua oficial con el dialecto regional o de ste con variedades locales menos prestigiosas, son hechos que sealan la decadencia de los sistemas minoritarios. Si ejemplifico con el caso del asturiano es por la riqueza lingstica de la zona y por el ahincado esfuerzo que para su estudio han puesto los dialectlogos de la regin, pero lo que ellos han sealado no es slo una meditacin asturiana, se da tambin en Canarias y en otros muchos sitios. De otro tipo son las consideraciones que hago a propsito de Andaluca, porque all el atlas regional y los mapas elaborados que se redactaron como apndice, nos permiten ver la inestabilidad de las fronteras internas y cmo la materia lingstica es un continuo que no procede por rupturas y quiebras. Algo que ya haba sealado la dialectologa pirenaica en las sonorizaciones tras nasal y lquida o en la conservacin de las oclusivas sordas intervoclicas. Quedan, por ltimo, los casos de diglosia vertical o diastrata que interesan, y no poco, como nuevo camino que ayudar a renovar los estudios dialectales.Con estas modernas consideraciones, se pueden considerar hechos totalmente distintos de los que se estudiaban en un simple bilingismo, porque, al matizar ms la informacin, trasladamos nuestro anlisis a problemas de gran complejidad, como puedan ser el enfrentamiento de la lengua con los dialectos y la estima que de l tienen los hablantes; su vitalidad por cuanto es capaz de reaccionar o no a los estmulos que le vienen de fuera; la escisin que existe dentro de los dialectos regionales; el papel de estos con respecto a la lengua comn y a variantes ms restringidas. Es decir, los problemas de interferencia, independientes de que se produzcan en bilingismo o en diglosia, presentan unas caractersticas bien definidas, pero de enorme variedad; es lo que he tratado de sealar en los apuntes que son estas cuartillas.Como fondo, unos procesos de evolucin lingstica que sealan la vitalidad de los hechos lingsticos y la seguridad de que el camino no es anquilosamiento, sino desarrollo, expectativa de nuevos procesos a los que nosotros slo podemos testimoniar, pero que muestran cunto se repiten los motivos histricos y cun paralelos son los hechos que se cumplen en mbitos diferentes.

Conclusiones

Los estudios de sociolingstica han puesto sobre el tapete los problemas del bilingismo; no se trata slo de cuestiones tericas que interesan al pequeo mundo de los lingistas, sino mil problemas vitales que afectan a muchos pueblos y a no pocas lenguas. Resulta entonces que, al hacer abstraccin de una terminologa demasiado estrecha (qu es lengua, qu es dialecto, segn el sentido tradicional), se llega a unas consideraciones filosficas en las que el conocimiento se manifiesta en un plano abstracto o general y, por tanto, de validez mucho ms amplia. Entonces tenemos que partir del sustento mismo de cualquier teora: la precisin del campo que se estudia. Al partir debilingeybilingismoencontramos a las primeras discordancias porque en elDiccionarioacadmico no hay total correspondencia entre ambos trminos, pues mientrasbilingese define en un nivel de validez omnmoda,bilingismointroduce la restriccin geogrfica que, a mi modo de ver, es innecesaria. Por supuesto, innecesaria en una definicin, aunque no en el nivel de las realizaciones, pero encontramos otra anomala en el criterio acadmico: vlganos inicialmente quebilingesea el que habla dos lenguas, entoncesbilingismodebera definirse como accin y efecto de ser bilinge. Porque uso habitual de dos lenguas no es suficiente: uno puede no usar habitualmente las dos lenguas y seguir siendo bilinge. Por otra parte, la intrusin del sintagma en una misma regin si da validez al primer miembro del enunciado, no resulta aclarado, porque el bilingismo puede ser practicado por un hablante fuera de cualquier geografa precisa, con lo que deberemos considerar dos factores distintos: el del individuo y el de los pueblos. Con esto la definicin se habr enriquecido e incluso podr haberse escapado de lo exclusivamente lingstico para serpsico-lingstico ysocio-lingstico. En el primer caso, la posicin del hablante ante esas dos lenguas que maneja lleva a cuestiones que son de actitudes lingsticas; en el segundo, de comportamiento colectivo. Problemas que slo puedo aducir muy de pasada, pues, sobre llevarme hacia objetivos muy distantes de los que hoy me ocupan, han atrado mi inters en otras ocasiones y evito reiterarme.Porque la perspectiva actual de la ciencia del lenguaje es otra que la del simple nominalismo (y aun ste vemos cun inciertamente se maneja), por ello el escueto enunciado que comento se enriquece con otras valoraciones. Por ejemplo, lo de usoindiferentede esas lenguas borra cualquier tipo de preferencia o de limitacin en el empleo de tales lenguas, lo que tampoco suele ser indiscutible, pues los hablantes bilinges pueden utilizar esos instrumentos que poseen segn necesidades, capacidades expresivas o servicios que de las lenguas se exigen, que no son indiferentes, sino que estn -otra vez ms- teidos de individualismo o de colectivismo. Pienso en mis propias experiencias: los indgenas del Amazonas podran mercadear en espaol por comodidad (facilidad de hacer cuentas) o por tenerlo como lengua vehicular (ms o menos bien la entienden todos) para esos menesteres, mientras que preferan una lengua indgena (habitualmente el huitoto) porque la consideraban ms fcil o extendida. He aqu cmo hechos de valoracin subjetiva podan inferir sobre la sociolingstica o hechos sociales (matrimonios con mujeres huitotas) llevaban a la valoracin de la lengua como instrumento utilizable por gentes de lenguas muy diferentes84.El empleo indiferente de dos lenguas supone manejarlas con idntica soltura. En este sentido, Mario Pei (1966) aadi la coletilla de laigual facilidadpara hablar una u otra lengua ycon acento de hablante nativo. Creo que es innecesario hilar de este modo: si un hablante utiliza con la misma facilidad esos dos cdigos es bastante, porque se encuentra cmodamente en uno u otro sistema (problema personal), mientras que lo delacento del hablante nativo, ya es harina de otro costal, pues afecta a cierta reaccin de psicologa colectiva: qu es acento nativo? Porque en una lengua no hay un solo acento nativo y mal puede aplicarse a los dems, lo que uno no posee. Cuando ms, tendramos que decir con fcil comprensin. Mi experiencia va contra Pei: un da, en Taxco, Maxime Chevalier y yo hablbamos con un rapaz muy avispado; Chevalier pregunt al chiquillo: Quin de los dos es espaol?. Naturalmente, l. Al parecer yo hablo medianamente. Otro caso: pas un mes en Cuba. Hablaba con el portero de mi residencia y un da, cuando ya haba cierta confianza aventur la pregunta que le recoma: Usted es sovitico, verdad? (hace muchsimos aos en Rothenburg, al escuchar mi alemn, tambin me preguntaron si era ruso). En Estados Unidos tuve una alumna dominicana, vena a consultarme, espaol era lo que ella hablaba, el mo no, aunque -me recomend- sin mucho esfuerzo podra adquirirlo. Ms ejemplos son innecesarios. Acento del hablante nativo; cada hablante nativo cree que no hay ms acento que el suyo, y no es cuestin de buscar a un profesor de lingstica para dirimir las contiendas85. El bilingismo se produce cuando el hablante posee dos lenguas con dominio de sus niveles fonolgicos y morfosintcticos, y sin que en su vocabulario se produzcan interferencias de significado. Para m esto es suficiente y no merece la pena buscar ms de tres pies al gato. Porque si se producen acciones de una lengua sobre otra tendramos que relacionar nuestra cuestin con los problemas desustrato,adstratoysuperestrato, que, efectivamente, tienen que ver con el bilingismo; ms an, no podran producirse sin el bilingismo, pero tambin son cuestiones que merecen estudios independientes del que ahora hago.La aparicin de planteamientos tericos distintos de estos muy simples hizo pensar en el problema delenguas en contacto, pero no pudo separarse este enunciado de problemas que, si hoy resueltos, un da estuvieron sin solucionar, y acaso vivamos an de controversias. Porque el concepto de lengua parece bastante claro; menos, el de dialecto. Pues dialectos hay del mismo origen que la lengua, y entonces las diferencias de unos y otra no son lingsticas, sino paralingsticas, pero hay dialectos surgidos de una lengua an viva. Entonces, se diferencian leons y aragons del andaluz porque los primeros procedan -como el castellano- del latn y el tercero no (es castellano)? Las causas histricas no parecen suficientes para perturbar lo que es un problema estrictamente lingstico86; aplicado esto a lo que ahora nos ocupa, resulta que el bilingismo podr darse entre lenguas distintas, entre dialectos diferentes, entre una lengua y sus dialectos. He definido en estas pginas el encuentro de dos lenguas como el caso de bilingismo ms claro; el de lengua y dialectos o de varios dialectos, como menos perceptible o ms difuso. Para que los conceptos no se nos enmaraen propongo deslindar los campos con sendas etiquetas nominativas:bilingismoencuentro o accin entre dos lenguas;diglosiaencuentro o accin entre lengua y dialecto o entre dialectos. Creo que el problema lingstico no resulta balad por cuanto en el mundo hispnico encontramos problemas muy diversos que conviene tener claros desde el principio. (Pienso que no es una cuestin distinta de la que se ha resuelto con laslenguas criollasy elpigdin).De ser satisfactorios todos los resultados anteriores, tendramos dispuesto el campo de trabajo para descender a la realizacin prctica de los principios que he ido exponiendo. Una segunda parte de mi estudio es el anlisis de los problemas inmediatos que tenemos planteados en lingstica.El bilingismo suscita la interaccin de dos cdigos lingsticos. He dicho ya que, para m, resulta fundamental la idea dedesvo: sin salirse de los cnones de una norma lingstica, el bilingismo no podra estudiarse en lingstica. Si nosotros lo analizamos es porque dos sistemas, elAy elB, que generan acciones recprocas de interferencia por no importa qu causas (desconocimiento, preferencia, descuido,etc.). Es decir,AByAB.Tenemos unos problemas deinterferenciaque podrn alcanzar resultados muy diferentes: el simple prstamo lxico87o la modificacin de un sistema fonolgico. En este sentido he tratado de considerar ese tipo deconmutacincon lo que sabemos de nuestra historia lingstica; ah estn las diversas variedades fronterizas desde el gallego-asturiano al chapurriau, pasando por muchas hablas de transicin, sobre todo en la frontera hispano-portuguesa, y que no son distintas de lo que sabemos en otras partes, por ejemplo elserranode Uruguay88. Claro que estas acciones pueden tener un doble carcter, segn su accin seamacroscpicaomicroscpica, es decir, que toda una colectividad quede afectada por los procesos o los estudiemos en un individuo aislado. Tambin en estos casos los problemas exclusivamente lingsticos pueden evadirse hacia cuestiones de actitudes lingsticas, tanto desde un punto de vista psicolgico como sociolingstico. He tratado de aclarar con dos casos distantes, el barranqueo y el aguavivano, no s si suficientemente conocidos, por ms que pertenezcan ya a la bibliografa de nuestra dialectologa; adems, los materiales que poseo de Encinasola y de Rosal de la Frontera me han servido de piedra de toque para apuntar la situacin del barranqueo y entonces vemos cmo el intercambio lingstico existe y est vivo, pero la accin de diversos factores externos lleva a la lusitanizacin del barranqueo, por ms que conserve su estructura espaola, no de otro modo a lo que ocurre en mirands y, en sentido contrario, en Olivenza89.Pero volviendo a esas lenguasAyBsu relacin puede tener carcter muy distinto; es decir, queAyBdejen de serAyB, y surja una lengua distintaC:A+B=C. Y aqu nuestro propio devenir histrico tambin puede servirnos de estmulo para el estudio. De una parte tenemos las lenguascriollas, suscitadas por la fusin deAyBen un tercer elementoC, que no es inteligible para los hablantes deAo deB. La historia ha debido devorar no pocas de estas muestras, algunas rastreables, otras no; escassimas como supervivencias bien trabadas pero, no obstante, con una fisonoma u otra, ah estn el papiamento, el palenquero, el chabacano, el chamorro, estabilizadas en su estructura porque la marginacin social, el aislamiento geogrfico o las causas histricas hicieron imposible que el sistemaAo elBeliminara al otro tras un aprendizaje apropiado y la aceptacin como propia de la lengua de los colonizadores. Situacin que, evidentemente, es muy otra de la que se dio en otras partes y que en Mjico o Per conocemos en sus largos procesos de bilingismo e integracin. Es decir, la coexistencia cre el bilingismo y, a travs del bilingismo se impuso la lengua conquistadora. Entonces esas comunidades no se marginaron, sino que se integraron; despus se hizo imposible la creacin de lenguas criollas porque lo que se intent salvar fue la marginacin, impuesta por el desconocimiento de la lengua nacional90, mientras que, en zonas que poco contaron en el desarrollo del nuevo comercio o en la defensa de los intereses coloniales, se pudo mantener la lengua mixta y aun alcanzar la cima de lengua nacional (como elcroleen Hait), segn ocurre con elpapiamento.Pero puede suceder que la lengua mixta no nazca por la coexistencia obligada de dos lenguas (comercio, explotaciones agrarias,etc.), sino por la creacinvoluntariadesde algo que pudiera ser planificacin lingstica. Los sabios hebreos quisieron comunicar la verdad bblica a unos judos que slo hablaban espaol; se produjo entonces una sorprendente situacin: naci una lengua religiosa, de forma espaola, pero de estructura (y contenido) hebreo. Lengua sacralizada que nunca se habl, que el pueblo no entendi, pero que sin embargo vivi y vive. Como en tantas religiones, los sacerdotes aceptaron el valor mgico de la palabra, por lo que fnicamente deca y semnticamente evocaba, aunque no fuera comprendida y el contexto siguiera ajeno a quienes no conocan la verdad hebrea. Pero esta lengua, tan ajena a la vida, tuvo una existencia marginal y una persistencia en los usos reiterados: hasta se trasvas, dio prstamos lxicos y se tradicionaliz91. Raya casi en el prodigio, pensar que esta lengua artificial se refugiara en las manifestaciones ms ntimas de la religiosidad y pudiera tender puentes hacia la lengua cotidiana e incrustar en ella prstamos que, muchas veces, han perdido su carcter sacralizado para ser elementos que se repiten en la tradicin oral (abin,barbej,meldar,etc.) Se trata, pues, de prstamos de una lengua ajena a otra coloquial, no de otro modo a como Rodrigo de Cota haca en el siglo XV cuando en un poema incrustaba multitud de elementos sacados de la lengua religiosa de los judos92.Pero los sefardes no slo crean esta lengua sacralizada, que pertenecera a lo que llamobilingismo, sino que generaron otra, totalmente distinta de sta, que pertenecera a lo que designo comodiglosia. Causas histricas ajenas a la propia lengua repercutieron sobre ella o hicieron que, a partir de 1492, se fuera creando unakoinespaola con elementos procedentes de muchas de las provincias peninsulares. He explicado con cierta minuciosidad cmo y por qu se gener ese dialecto llamado judeo-espaol. Pero sta slo es una de las muchas cuestiones que plantea dentro de los problemas que llamamos de bilingismo (y, para ser ahora ms exactos, demultilingismo): la lengua resultante, sea deljudezmode Oriente93o lahakitade Marruecos94, padeci nuevas acciones de bilingismo bajo la forma de prstamos (turcos y griegos, principalmente, en los pases balcnicos; rabes y espaoles modernos95, en frica), que debo apuntar, pero no detenerme en ellas96. Obsrvese que el fenmeno lingstico es en todo paralelo al que ocurri en la poesa tradicional: los judos mantuvieron infinidad de arcasmos, pero, en los nuevos emplazamientos, se encontraron con rasgos que podan modernizar su arcasmo o la nueva geografa pudo crear sorprendentes relaciones. Valga un breve ejemplo: en Marruecos hay una versin del romance deGerineldocon rasgos arcaicos que la ligan a otras versiones arcaizantes de la Pennsula (Catalua, Asturias), pero hay otras versiones (Gerineldo+La boda estorbada) que proceden del sudeste peninsular y, adems, son modernas. Es decir, el texto viejo denuncia el carcter de la tradicin sefard; el nuevo, un prstamo adquirido por esa nueva geografa que gener la dispora.Bilingismo claro o difuso, entre lenguas o en el interior de la misma lengua, antiguo o moderno. Son formas de esas interferencias que se producen al ponerse en contacto dos lenguas. He ejemplificado con muy diversos motivos: Reconquista, repoblaciones, establecimientos, sacralizacin, dispora, presin oficial, todo caminos que llevan al entendimiento de cosas que no siempre se ven con claridad, pero que ah estn como llamadas para nuestra atencin. Ha sido necesario poner orden en las definiciones en los lmites del campo de nuestro estudio. Para m una sola palabra resumira tantas palabras:desvo97. El bilingismo es el resultado de un enfrentamiento, no de una indiferencia; por eso he dicho que no se da entre seres que posean dos lenguas con absoluta y desamorada perfeccin, sino en hombres que las poseen, pero que necesitan unirlas en algn momento. Entonces se produce el desvo de una norma y la intrusin de otra. Es en ese momento cuando entran en liza los estudios lingsticos; la diversidad de resultados que descubre nuestra disciplina es lo que he querido rastrear en estas pginas.

Otra ed. : Manuel Alvar .. [et al.],El castellano actual en las comunidades bilinges de Espaa,[Valladolid], Madrid, Junta de Castilla y Len, 1986, pp. 11-48. Edicin digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes por cortesa de los herederos del autor.