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Se realiza un análisis del parágrafo mencionado en torno al proyecto general del autor con el texto.
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David Felipe Duarte Serna
Diciembre 10 del 2015
Análisis del parágrafo 189
Hegel en su proyecto de explicar la racionalidad de lo real, requiere dar cuenta de lo racional
del Estado y de sus leyes, de cómo es el Estado y no de cómo debe ser, como lo habían hecho
los demás filósofos hasta su época1. Es en el contexto de este proyecto donde surge la
necesidad de explicar la tendencia a la sociabilidad del hombre, explicación que el autor hace
partiendo del carácter positivo de la voluntad. En el parágrafo 189 de su Filosofía del
Derecho, Hegel explica el sistema de las necesidades, que es el primer momento de la
sociedad civil y según el cual la satisfacción de las necesidades vitales de la persona requiere
de más personas, que a su vez no satisfacen sus necesidades por sí mismas y requieren de
otros, entretejiendo así un sistema que posibilita la satisfacción de las necesidades de las
personas.
Para entender a qué se refiere en específico este parágrafo, tenemos que remontarnos a la
explicación del carácter positivo de la voluntad, pues de ella se parte para explicar la
formación y el sustento de la sociedad civil en el párrafo citado. El carácter positivo de la
voluntad consiste en que la voluntad, por ser un querer infinito y puro determinado bajo la
forma particular de la persona, adquiere existencia empírica mediante la toma de posesión y
la propiedad2. Esto mismo es en última instancia el fundamento del sistema de las
necesidades, pues en la superación de la finitud de la voluntad particular3, que se da mediante
la adquisición de propiedad, se da la posibilidad de la interacción entre personas. Esto es
debido a que la los objetos de la existencia empírica, sobre los que se pone la voluntad para
superar su finitud, en principio no pertenecen ni a sí mismos ni a ninguna voluntad4 y por
ello cuando dos voluntades fijan su contenido en el mismo objeto, surge la posibilidad del
contrato (el intercambio o cesión de una propiedad entre voluntades)5. Asimismo, dos
voluntades particulares pueden entrar en conflicto al tratar de ponerse sobre el mismo objeto
1 Cfr. Hegel (1821), Prefacio, p. 75. 2 Cfr. Hegel (1821), El derecho abstracto, §53. 3 Que se contrapone al carácter libre e infinito de la voluntad en sí. 4 Cfr. Hegel (1821), La Propiedad, §52. 5 Cfr. Hegel (1821), La Propiedad, §71.
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(poseerlo o reclamar su propiedad)6. De esta manera, mediante el carácter objetivo de la
existencia empírica, las voluntades tienen posibilitado el encuentro mutuo en este plano (al
ponerse sobre los objetos).
Teniendo esto claro, hay que ver que Hegel ha sentado un suelo común que posibilita la
interacción entre voluntades particulares. Este suelo común, es generado por la coincidencia
contingente del contenido de dos voluntades particulares; i.e. que dos personas tengan el
mismo querer sobre una propiedad, por ejemplo, que yo le quiera ceder mi silla a mi vecino
y que él quiera adquirir mi silla hace comunes nuestras voluntades y posibilita el contrato.
Esto genera a su vez una voluntad común (en la coincidencia de los quereres) conforme a la
cual se estipula7 la forma que ha de tener el contrato y el derecho de cada una de las partes.
En el parágrafo 189 se ilustra que la satisfacción de las necesidades vitales puede darse, o
bien mediante la adquisición de propiedad, o bien mediante la actividad y el trabajo
(enajenación de la producción propia o de un tiempo limitado para satisfacer las necesidades
de otro).
Las necesidades vitales son una de las formas8 mediante las cuales la voluntad en sí se refleja
en la persona, en su forma particular y determinada9. Así, en la medida en que las
determinaciones de las voluntades particulares son diferentes en cada caso, los contenidos de
éstas últimas son diferentes: sus deseos, impulsos y necesidades requieren de diferentes
medios de satisfacción. En el trabajo como fenómeno general (es decir, como actividad
generalizada entre las personas) se exhiben las relaciones entre las voluntades particulares
causadas por el movimiento de éstas hacia sus contenidos, en su búsqueda de adquisición de
realidad empírica. Esto se debe a que el trabajo asalariado es una forma específica de contrato
según la cual la persona puede enajenarse de su producir o de una parte limitada de su tiempo
(más no de su capacidad de producir, ni de la totalidad de su tiempo) en favor de otra10.
Este es el punto explorado por la ciencia positiva de la economía política, que presta atención
a las determinaciones particulares de las relaciones laborales entre los seres humanos y a la
6 Cfr. Hegel (1821), Lo Injusto, §82-83. 7 Cfr. Hegel (1821), El contrato, §77, Observación. 8 Junto con los deseos, instintos y demás voliciones. 9 Cfr. Hegel (1821), El derecho abstracto, §37. 10 Cfr. Hegel (1821), El contrato, §80.
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conformación de sociedades particulares mediante la división del trabajo de una comunidad.
Hegel deja de lado este aspecto de las particularidades en las relaciones laborales específicas
de cada sociedad (pues este no atañe realmente a la filosofía) y en su lugar se concentra en
lo que implica este movimiento de las voluntades en la conformación del Estado. Para el
autor, la sociedad civil (posibilitada por el sistema de las necesidades) es el paso intermedio
entre la familia y el Estado en cuanto a la conformación social y universalización de las
voluntades particulares. Las necesidades vitales, y otras manifestaciones de la voluntad en sí
en las voluntades particulares, requieren del intercambio, enajenación y adquisición de las
propiedades que se da por medio del contrato, en la medida en que las determinaciones de
las voluntades particulares, sus contextos y sus deseos, generan una distribución desigual y
heterogénea de la propiedad: los campesinos tienen menos propiedades que los burgueses, a
su vez, la cualidad de los productos de un artesano es específica y por ello no es suficiente
para solventar todas las necesidades de su productor (que requieren de medios diversos según
sea la necesidad).
A su vez, como ya especificamos, el contrato requiere de la relación entre diferentes
voluntades particulares y es en este movimiento en el que se forma un vínculo social (superior
al de la familia) según el cual la satisfacción de las voluntades particulares está posibilitada
por la sociedad. Así, cada individuo, en la búsqueda de satisfacer su querer particular,
contribuye a la sociedad al aportar a los demás los medios para satisfacer alguna necesidad
que ellos por sí mismos no podrían satisfacer. Por ejemplo, si yo requiero de una vivienda,
puedo contratar a otras personas para que me ayuden a solventar mi necesidad mediante la
construcción de una casa a cambio de un pago, ya sea en especie o con un valor universal
(dinero). La satisfacción de mis necesidades vitales personales posibilita entonces que los
constructores tengan los medios para satisfacer algunas de sus necesidades. En esta medida,
la búsqueda egoísta de satisfacer las necesidades requiere de la interacción social y
contribuye a los demás miembros de la sociedad para su propia satisfacción.
El trabajo, como forma específica del contrato, resulta la forma más común mediante la cual
se da la contribución a la sociedad de las personas, pues en él se ponen de manifiesto la
confianza en el trabajador para llevar a cabo una labor específica que el contratante requiere
y la disposición del trabajador de enajenarse de su producción para la satisfacción de la
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voluntad ajena. La universalidad está manifiesta en el carácter social del trabajo y esto
constituye un paso de gran relevancia en la conformación dialéctica del Estado que describe
Hegel en su obra.
Así, el desarrollo que da Hegel en la explicación de la sociabilización del hombre, en
particular su descripción de la formación de la sociedad civil, es crucial para la explicación
del Estado en su existencia empírica como algo racional, como parte del despliegue dialéctico
de la voluntad en sí. La especificidad de los productos de las personas hacen que éstas
requieran de los demás para la satisfacción de sus necesidades (que no pueden solventar ellos
mismos) y esto da lugar a un entretejido social impulsado por el egoísmo de las voluntades
particulares. El trabajo asalariado representa la forma más explícita en la que se da la
contribución a las voluntades ajenas por medio de la enajenación de la producción propia y
a cambio de una retribución para satisfacer las necesidades del trabajador. Todo este
desarrollo del carácter social del hombre parte del carácter positivo de la voluntad y, en su
paso de la voluntad en sí a la existencia empírica del sistema de las necesidades, va
desarrollando la Idea de la libertad que culmina en el Estado tras la formación de la sociedad
civil.
Bibliografía:
- Hegel, F. (1821); Rasgos Fundamentales de la Filosofía del Derecho o Compendio de
Derecho Natural y Ciencia del Estado; traducción del alemán por Eduardo Vásquez;
Biblioteca Nueva; Madrid (2000).