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A / CN. 4 / SER. A /1966 ANUARIO DE LA COMISIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL 1966 Volumen I Parte I Actas resumidas de la segunda parte del decimoséptimo período de sesiones 3 -28 de enero de 1966 NACIONES UNIDAS

Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966 ...legal.un.org/ilc/publications/yearbooks/spanish/ilc_1966_v1_p1.pdf · Orden del examen del proyecto de artículos (reanu-dación

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A / CN. 4 / SER. A /1966

ANUARIODE LA

COMISIÓNDE DERECHO

INTERNACIONAL

1966Volumen I

Parte I

Actas resumidas de la segunda partedel decimoséptimo período de sesiones

3 -28 de enero de 1966

N A C I O N E S U N I D A S

ANUARIO

DE LA

COMISIÓN DE DERECHO

INTERNACIONAL

1966Volumen I

Parte I

Actas resumidas de la segunda parte

del decimoséptimo período de sesiones

3-28 de enero de 1966

N A C I O N E S U N I D A S jfwSmN u e v a Y o r k , 1 9 6 7 ^ E g g f i '

ADVERTENCIA

Las actas resumidas que figuran en el presente volumen contienen las correc-ciones introducidas en las actas resumidas provisionales a petición de los miem-bros de la Comisión y las modificaciones de forma que se han estimado necesarias.

Las signaturas que figuran en el texto, compuestas de letras mayúsculas ycifras, corresponden a documentos de las Naciones Unidas.

El volumen II de este Anuario contiene el quinto informe del Relator Espe-cial sobre el derecho de los tratados (A/CN.4/183 y Add.l a 4), así como otrosdocumentos, entre los que figura el informe de la Comisión. El volumen II delAnuario correspondiente a 1965 contiene el cuarto informe del Relator Especialsobre el derecho de los tratados (A/CN.4/177 y Add.l y 2).

A/CN.4/SER.A/1966

PUBLICACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

Número de venta: 67.V. 1

Precio: 2,00 dólares (EE. UU.)

(o el equivalente en moneda nacional)

INDICE

Pagina

Composición de la Comisión y de su Mesa ix

Programa xi

lista de los Anuarios de la Comisión de Derecho Interna-cional publicados basta la fecha xiii

Actas resumidas , . . . 1

822.a sesión

Lunes 3 de enero de 1966, a las 15.15 horas

Discurso de bienvenida del Ministro de Estado del Prin-cipado de Monaco 1

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/177 y Add.l y 2; A/CN.4/183 y Add.l y 2) 2

Orden del examen del proyecto de artículos . . . . 2

823.a sesión

Martes 4 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/177 y Add.l y 2; A/CN.4/183 y Add.l y 2; A/CN.4/L.107) (continuación) 4

Artículo 30 (Presunción de la validez, la continua-ción en vigor y la aplicación de un tratado) . . . 4

Orden del examen del proyecto de artículos (reanu-dación del debate de la sesión anterior) 9

Artículo 31 (Disposiciones de derecho interno rela-tivas a la competencia para celebrar tratados) . . 10

824.a sesión

Miércoles 5 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/177 y Add.l y 2; A/CN.4/183 y Add.l y 2; A/CN.4/L.107) (continuación) 11

Artículo 32 (Carencia de facultad para obligar alEstado) 12

Artículo 33 (Dolo) 15

825.a sesión

Jueves 6 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l y 2; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 18

Artículo 34 (Error) 18Artículo 35 (Coacción en la persona de represen-

tantes de los Estados) 22

826.a sesión

Viernes 7 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l y 2; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 25

Artículo 35 (Coacción en la persona de represen-tantes de los Estados) (continuación) 25

Artículo 36 (Coacción a un Estado por la amenazao el uso de la fuerza) 29

Página

827.a sesión

Lunes 10 de enero de 1966, a las 15 horas

Colaboración con otros organismos (tema 7 del pro-grama) 31

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/ '183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (reanudación deldebate de la sesión anterior) 32

Artículo 36 (Coacción del Estado por la amenazao el uso de la fuerza) (continuación) 32

828.a sesión

Martes 11 de enero de 1966, a las 10 horas

Colaboración con otros organismos (tema 7 del progra-ma) (reanudación del debate de la sesión anterior) . . 37

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) {reanudación del 'debate de la sesión anterior) 38

Artículo 37 [Tratados incompatibles con una nor-ma imperativa de derecho internacional general(jus cogens)] 38

Artículo 38 (Tratados que terminan por efecto desus propias disposiciones) 42

829.a sesión

Miércoles 12 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 44

Artículo 39 (Tratado que no contiene disposicionessobre su terminación) 44

Artículo 40 (Tratado que termina o cuya aplica-ción se suspende por acuerdo) 49

830.a sesión

Jueves 13 de enero de 1966, a las 10 horas

Colaboración con otros organismos (tema 7 del progra-m a ) (reanudación del debote de la 8 2 8 . a sesión) . . . 5 2

Derecho de los- tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183/Add.2; A/CN.4/L.107) (reanudación del debatede la sesión anterior) 56

Artículo 41 (Tratado que termina implícitamentepor la celebración de otro tratado) 56

831.a sesión

Viernes 14 de enero de 1966, a las 10 horas

Otros asuntos: organización de futuros seminarios so-bre derecho internacional (tema 8 del programa) . . 59

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (reanudación deldebate de la sesión anterior) 61

Artículo 42 (Tratado que termina o cuya aplica-ción se suspende a consecuencia de su violación) 61

m

Página

832 a sesión

Lunes 17 de enero de 1966, a las 15 horas

Derecha de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 66

Artículo 42 (Tratado que termina o cuya aplica-ción se suspende a consecuencia de su violación)(continuación) 66

Artículo 43 (Superveniencia de una situación quehace imposible la ejecución) 69

833.a sesión

Martes 18 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 73

Artículo 43 (Superveniencia de una situación quehace imposible la ejecución) (continuación) . . . . 73

Artículo 44 (Cambio fundamental en las circuns-tancias) 77

834.a sesión

Miércoles 19 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 81

Artículo 44 (Cambio fundamental en las circuns-tancias) (continuación) 81

835.a sesión

Jueves 20 de enero de 1966, a las 10 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 88

Artículo 44 (Cambio fundamental en las circuns-tancias) (continuación) 88

Artículo 45 (Superveniencia de una nueva normaimperativa de derecho internacional general) . . 90

Disposiciones para el 18.° período de sesiones 94

836.a sesión

Viernes 21 de enero de 1966, a las 10 horas

Organización de los trabajos 94Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/

183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107 y L.108) (reanuda-ción del debate de la sesión anterior) 95

Artículo 46 (Divisibilidad de las disposiciones deun tratado a los fines de aplicación de los pre-sentes artículos) 95

Artículo 47 (Pérdida del derecho a alegar la nuli-dad de un tratado o un motivo para poner tér-mino a un tratado o retirarse de él) 96

Artículo 50 (Procedimiento basado en un derechoconferido por el tratado) 99

837.a sesión

Lunes 24 de enero de 1966, a las 15 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 102

Artículo 46 (Divisibilidad de las disposiciones deun tratado a los fines de aplicación de los pre-sentes artículos) (reanudación del debate de lasesión anterior) 102

Página

Artículo 47 (Pérdida del derecho a alegar la nuli-dad de un tratado o un motivo para poner tér-mino a un tratado o retirarse de él) (reanudacióndel debate de la sesión anterior) 108

838.a sesión

Martes 25 de enero de 1966, a las 11.30 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107) (continuación) . . . 109

Artículo 47 (Pérdida del derecho a alegar la nuli-dad de un tratado o un motivo para poner términoa un tratado o retirarse de él) (continuación) . . 109

Artículo 49 (Facultad para denunciar un tratado,ponerle término o retirarse de él o suspender suaplicación) 112

839.a sesión

Miércoles 26 de enero de 1966, a las 11 JO horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107) (continuación) . . 115

Artículo 49 (Facultad para denunciar un tratado,ponerle término o retirarse de él o suspender suaplicación) (continuación) 115

Artículo 51 (Procedimiento en los demás casos) . . 119

840.a sesión

Miércoles 26 de enero de 1966, a las 15 horas

Derechos de los tratados (tema 2 del programa) (conti-nuación) 119Artículos propuestos por el Comité de Redacción . . 119

Artículo 4 bis [antes párrafo 1 del artículo 32](Confirmación ulterior de un acto ejecutado sinpoderes) , 119

Artículo 32 (Restricción específica de los poderespara manifestar el consentimiento del Estado) . . 119

Artículo 33 (Dolo) 120Artículo 34 (Error) 120Artículo 35 (Coacción sobre la persona de un re-

presentante) 121Artículo 36 (Coacción sobre un Estado por la ame-

naza o el uso de la fuerza) 123Artículo 37 (Tratados incompatibles con una norma

imperativa de derecho internacional general [juscogens]) 125

841.a sesión

Jueves 27 de enero de 1966, a las 11 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (con-tinuación) 126Artículos propuestos por el Comité de Redacción (con-

tinuación) 126Artículo 37 (Tratados incompatibles con una norma

imperativa de derecho internacional general ¡juscogens]) (continuación) 126

Artículo 38 (Terminación o suspensión de la vigen-cia de un tratado por efecto de sus propias dis-posiciones) 126

Artículo 39 (Denuncia de un tratado que no con-tenga disposiciones sobre su terminación) . . . . 126

Artículo 39 bis [parte del anterior artículo 38] (Re-ducción de las partes de un tratado multilaterala un número inferior al necesario para su en-trada en vigor) 127

IV

Página

Artículo 30 (Validez y continuación en vigor de lostratados) 127

Artículo 31 (Disposiciones de derecho interno re-lativas a la competencia para celebrar tratados) . 128

Artículo 40 (Tratado que termina o cuya aplicaciónse suspende por acuerdo) 129

Artículo 41 (Tratado que termina implícitamentepor la celebración de otro tratado) 131

842.a sesión

Jueves 27 de enero de 1966, a las 15 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (con-tinuación) 132Artículos propuestos por el Comité de Redacción (con-

tinuación) 132Artículo 42 (Tratado que termina o cuya aplica-

ción se suspende a consecuencia de su violación) 132Artículo 43 (Superveniencia de una situación que

hace imposible la ejecución) 134Artículo 44 (Cambio fundamental en las circuns-

tancias) 134Artículo 45 (Establecimiento de una nueva norma

imperativa de derecho internacional general) . . 135Artículo 30 bis [antes párrafo 4 del artículo 53]

(Obligaciones de las partes en virtud de otrasnormas de derecho internacional) 136

Página

Artículo 46 (Divisibilidad de las disposiciones deun tratado) 136

Artículo 47 (Pérdida del derecho a alegar la nuli-dad de un tratado o un motivo para poner térmi-no a un tratado o retirarse de él) 137

Informe del Presidente del Comité de Redacción sobrelos artículos 49 y 50 138

Proyecto de resolución presentado por el Sr. Amado(A/CN.4/L.114) 138

843.a sesión

Viernes 28 de enero de 1966, a las 9 horas

Derecho de los tratados (tema 2 del programa) (conti-nuación) 138

Artículos propuestos por el Comité de Redacción (con-tinuación) 138

Artículo 46 (Divisibilidad de las disposiciones de untratado) (reanudación del debate de la sesión an-terior) 138

Informe de la Comisión sobre la labor realizada en lasegunda parte de su 17.° período de sesiones (A/CN.4/L.112) 139

Clausura del 17.° período de sesiones 140

COMPOSICIÓN DE LA COMISIÓN

Nombre

Sr. Roberto AGO

Sr. Gilberto AMADO

Sr. Milan BARTOS

Sr. Mohammed BEDJAOUI

Sr. Herbert W. BRIGGS

Sr. Marcel CADIEUX

Sr. Erik CASTREN

Sr. Abdullah EL-ERIAN

Sr. Taslim O. ELIAS

Sr. Eduardo JIMENEZ de ARÉCHAGA

Sr. Manfred LACHS

Sr. Liu Chieh

Sr. Antonio de LUNA

Nacionalidad

Italia

Brasil

Yugoslavia

Argelia

Estados Unidosde América

Canadá

Finlandia

RepúblicaÁrabe Unida

Nigeria

Uruguay

Polonia

China

España

Nombre

Sr. Radhabinod PAL

Sr. Ángel M. PAREDES

Sr. Obed PESSOU

Sr. Paul REUTER

Sr. Shabtai ROSENNE

Sr. José M. RUDA

Sr. Abdul Hakim TABIBI

Sr. Senjin TSURUOKA

Sr. Grigory I. TUNKIN

Sr. Alfred VERDROSS

Sir Humphrey WALDOCK

Sr. Mustafa Kamil YASSEEN

Nacionalidad

India

Ecuador

Senegal

Francia

Israel

Argentina

Afganistán

Japón

Unión de RepúblicasSocialistas Soviética

Austria

Reino Unidode Gran Bretañae Irlanda del Norte

Irak

Mesa

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Primer Vicepresidente: Sr. Eduardo JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA

Segundo Vicepresidente: Sr. Paul REUTER

Relator: Sr. Taslim O. ELIAS

El Sr. Constantin A. Baguinian, Director de la División de Codificación dela Oficina de Asuntos Jurídicos, representó al Secretario General y actuó comoSecretario de la Comisión.

vfi

PROGRAMA

[A/CN.4/174 Rev.l]

En su 775.a sesión, celebrada el 3 de mayo de 1965, la Comisión aprobó elsiguiente programa:

1. Provisión de una vacante ocurrida después de la elección (artículo 11 delEstatuto)

2. Derecho de los tratados

3. Misiones especiales

4. Relaciones entre los Estados y las organizaciones intergubernamentales

5. Organización de los futuros períodos de sesiones

6. Fecha y lugar de las sesiones de invierno y verano de 1966

7. Colaboración con otros organismos

8. Otros asuntos

ix

ANUARIOS DE LA COMISIÓN DE DERECHO INTERNACIONAL

Lista de los volúmenes publicados hasta la fecha

Anuario

1949

Publicaciónde las

Naciones Unidas

N.° de venta:

1950,1950,1951,1951,1952,1952,1953,1953,1954,1954,1955,1955,1956,1956,1957,1957,1958,1958,1959,1959,1960,1960,1961,1961,1962,1962,1963,1963,1964,1964,1965,

vol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. nvol. Ivol. nvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. I

1965, vol. II

Actas resumidas y documentos del primer períodode sesiones*Actas resumidas del segundo período de sesiones*Documentos del segundo período de sesiones*Actas resumidas del tercer período de sesiones*Documentos del tercer período de sesiones*Actas resumidas del cuarto período de sesiones*Documentos del cuarto período de sesiones*Actas resumidas del quinto período de sesiones*Documentos del quinto período de sesiones*Actas resumidas del sexto período de sesiones*Documentos del sexto período de sesiones*Actas resumidas del séptimo período de sesiones*Documentos del séptimo período de sesiones*Actas resumidas del octavo período de sesionesDocumentos del octavo período de sesionesActas resumidas del noveno período de sesionesDocumentos del noveno período de sesionesActas resumidas del décimo período de sesionesDocumentos del décimo período de sesionesActas resumidas del 11.° período de sesionesDocumentos del 11.° período de sesionesActas resumidas del 12.° período de sesionesDocumentos del 12.° período de sesionesActas resumidas del 13.° período de sesionesDocumentos del 13.° período de sesionesActas resumidas del 14.° período de sesionesDocumentos del 14.° período de sesionesActas resumidas del 15.° período de sesionesDocumentos del 15.° período de sesionesActas resumidas del 16.° período de sesionesDocumentos del 16.° período de sesiones

Actas resumidas de la primera parte del 17.° períodode sesionesDocumentos de la primera parte del 17.° período desesiones

57.V.157.V.3,57.V.3,57.V.6,57.V.6,58.V.5,58.V.5,59.V.4,59.V.4,59.V.7,59.V.7,60.V.3,60.V.3,56.V.3,56.V.3,57.V.5,57.V.5,58.V.1,58.V.1,59.V.1,59.V.1,60.V.1,60.V.1,61.V.1,61.V.1,62.V.462.V.563.V.163.V.265.V.1

65.V.2

66.V.1

66.V.2

vol. Ivol. IIvol. Ivol. nvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. IIvol. Ivol. II

* En inglés solamente.

XI

COMISIÓN DE DERECHO INTERNACIONALACTAS RESUMIDAS DE LA SEGUNDA PARTE DEL 17.° PERÍODO DE SESIONES

celebrada en Monaco, del 3 al 28 de enero de 1966

822.a SESIÓN

Lunes 3 de enero de 1966, a las 15.15 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. Elias, Sr. Pessou, Sr. Ro-senne, Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Discurso de bienvenida del Ministro de Estadodel Principado de Monaco

1. El PRESIDENTE, después de declarar abierta lasegunda parte del 17.° período de sesiones de la Comi-sión, dice que, en nombre de ésta, quisiera en primerlugar dar las gracias al Gobierno del Principado de Mo-naco por haber invitado a la Comisión a reunirse en suterritorio, por su hospitalidad y por su cordial acogida.A continuación, invita a S. E. el Ministro de Estado delPrincipado de Monaco, Sr. Jean-Emile Reymond, a di-rigir la palabra a la Comisión.

2. El Sr. REYMOND (Ministro de Estado del Prin-cipado de Monaco) da la bienvenida en nombre deS. A. S. el Príncipe Raniero III y del Gobierno de Mo-naco y dice que, en la imposibilidad de mencionar atodos y cada uno de los eminentes miembros de ésta,desea rendir homenaje especial a uno de los más anti-guos, el Sr. Amado, cuyo nombre tanto la prestigia.

3. Es la primera vez que las Naciones Unidas, repre-sentadas por ,uno de sus órganos más importantes, ce-lebran una reunión en Monaco, y él quisiera que alcan-zasen el éxito más completo en la consecución de sustres objetivos: libertad, victoria sobre el hambre y paz.Es también la primera vez que la Comisión de Dere-cho Internacional se reúne en lugar distinto de las ofici-nas principales de las Naciones Unidas, y el orador secomplace en sumo grado de que el lugar elegido seaMonaco.

4. El territorio del Principado es sin duda pequeño,pero está bien abierto al mar, objeto de esos importan-tes logros de la Comisión que son las Convencionessobre la alta mar, la plataforma continental, el mar te-rritorial, la pesca y la conservación de los recursos vivosde alta mar, así como de las investigaciones de Alberto Ide Monaco, a quien se llamó el Príncipe de los Océanos.

5. La Comisión se dispone a continuar la labor quedesde 1949 desarrolla sobre el derecho de los tratados;el deseo de contribuir así al establecimiento y al mante-nimiento de relaciones amistosas entre los Estados coin-cide felizmente con la inveterada aspiración del Prin-cipado.

6. El PRESIDENTE pide al Sr. Ago que conteste alSr. Reymond en nombre de la Comisión.7. El Sr. AGO, hablando en nombre de todos losmiembros de la Comisión, expresa su profunda gratitudal Ministro de Estado por sus cordiales deseos y susamables palabras. De todos es conocida la labor de Mo-naco para un mejor entendimiento internacional; el mo-mento en que más se aproximaron los intereses del Prin-cipado y los de la Comisión fue cuando se procedió a lacodificación del derecho del mar.8. La Comisión no es uno de los órganos más espec-taculares de las Naciones Unidas; su labor no produceresultados inmediatos ni trata de resolver los problemasmundiales más acuciantes, pero a largo plazo su obraes importante para la paz.9. La Comisión se complace en que la acoja Monacola primera vez que se reúne en invierno, y expresa sugratitud al Principado por la hospitalidad que le ofrece.10. El Sr. AMADO agradece al Ministro de Estadolas observaciones que sobre él ha hecho y expresa susatisfacción por trabajar en el Principado. Ya se trate deformular de nuevo las normas existentes de derecho po-sitivo o de estudiar algo como la plataforma continen-tal, sobre la que no existían prácticas estatales ni con-vención alguna, el objetivo primordial de la Comisión esconciliar los intereses de los Estados, sin cuyo acuerdono puede haber derecho alguno.11. El Sr. BAGUINIAN, Secretario de la Comisión,en nombre del Secretario General de las Naciones Uni-das, expresa a S. A. S. el Príncipe Raniero y al Gobier-no del Principado de Monaco su gratitud por la gene-rosa invitación que a la Comisión han hecho, por losservicios que han puesto a su disposición y por el espí-ritu de cooperación que las autoridades han demostradoa la Secretaría. Desea en especial dar las gracias a S. E.el Ministro de Estado, Sr. Jean-Emile Reymond, porhaber hecho posible la reunión y a S. E. el Sr. Crovetto,Ministro Plenipotenciario, el primero que propuso laidea de que se reuniera en Monaco un órgano de lasNaciones Unidas.12. Para completar dos partes importantes del proyec-to de artículos, antes de que expire el mandato de los

Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

actuales miembros de la Comisión, ésta se reunirá du-rante un plazo más largo en el presente año que encualquier otro desde que se constituyó en 1949. Si llevaa cabo felizmente esa tarea, lo deberá en gran parte alGobierno de Monaco.13. El PRESIDENTE dice que siempre ha sido im-portante la contribución de Monaco en la esfera inter-nacional, en las empresas de carácter humanitario y enmateria de investigaciones oceanógraficas. Esa contri-bución ha ejercido gran influencia, en particular en laelaboración del derecho internacional moderno. Portodo ello, se une a los anteriores oradores que han ex-presado la gratitud de la Comisión al Principado.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/177 y Add.l y 2; A/CN.4/183 y Add.l y 2)

[Tema 2 del programa]

ORDEN DEL EXAMEN DEL PROYECTO DE ARTÍCULOS14. El PRESIDENTE anuncia que varios miembrosde la Comisión, algunos de los cuales son tambiénmiembros del Comité de Redacción, no se hallan pre-sentes por impedírselo otras obligaciones, pero le haninformado de que llegarán en breve. No obstante, elComité de Redacción puede iniciar sus trabajos, aun-que los textos español y francés de los artículos queprepare se considerarán como provisionales hasta quehayan llegado los miembros que la Comisión ha encar-gado de redactarlos.

15. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Sr. Ruda, con quien se entrevistó en Londres, leha rogado que transmita a la Comisión su sentimientopor no poder asistir a las primeras sesiones del presenteperíodo, ya que ha sido nombrado para representar a supaís en las Naciones Unidas, ahora que la Argentina hasido designada miembro del Consejo de Seguridad.

16. La Comisión tiene ante sí su quinto informe sobreel derecho de los tratados (A/CN.4/183 y Add.l y 2).Su primera labor es completar el examen de los artícu-los que figuran en la parte II y decidir sobre los artícu-los 8 y 9 (Partes en un tratado) y sobre el artículo 13(Adhesión) que figuran en la parte I (A/CN.4/177).17. En su quinto informe ha seguido el mismo métodogeneral que en el cuarto (A/CN.4/177 y Add.l y 2),dando respecto de cada artículo un análisis de las ob-servaciones de los gobiernos, junto con sus propias su-gerencias en vista de esas observaciones18. En el párrafo 10 ha hecho ciertas propuestas re-lacionadas con la ordenación de los artículos, asuntoque tiene una importancia inmediata, ya que en su quin-to informe presentó los diversos artículos en el orden in-dicado en el párrafo 10; en consecuencia, sugiere queel Comité de Redacción estudie esta cuestión del ordende los artículos desde el comienzo del actual período desesiones y presente propuestas a la Comisión.19. Ha sugerido modificar el orden de los artículos de-bido, en parte, a que los gobiernos, a juzgar por sus ob-servaciones, no siempre han percibido las consecuenciasde ciertas disposiciones generales ni comprendido la in-dependencia y los efectos mutuos de los diversos ar-

tículos; y también a fin de disipar en cierta medida lapreocupación expresada por algunos gobiernos en cuan-to a los posibles efectos sobre la estabilidad de los trata-dos de las diversas disposiciones relativas a la validezesencial y a la terminación. Si al comienzo de la parte IIse hacen figurar las disposiciones que determinan lascondiciones en que pueden invocarse causas de invali-dez o terminación, la presentación general de dicha par-te no inducirá a pensar que pueden invocarse tales cau-sas a la ligera.20. En su quinto informe ha hecho breves referenciasa los artículos 30, 31 y 32, pero los textos de dichosartículos, el análisis de las observaciones de los gobier-nos acerca de éstos y los nuevos textos que él proponese hallan en su cuarto informe (A/CN.4/177/Add.2).21. Propone que la Comisión empiece por examinarlos artículos en el orden en que figuran en su quinto in-forme y que se pida al Comité de Redacción que exami-ne la ordenación de los artículos en la parte II, a fin deque la cuestión quede resuelta en el período de sesionesde invierno.22. El Sr. BRIGGS pregunta si la Secretaría ha reci-bido más observaciones de los gobiernos acerca de laparte II, además de las mencionadas en el documentoA/CN.4/175 y en las adiciones a éste.23. El Sr. WATTLES (Secretaría) contesta que lasúnicas recibidas son unos comentarios breves del Go-bierno del Paquistán.24. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, de-clara que ha visto un texto provisional de dichas obser-vaciones, las cuales no parecen añadir mucho a lasdeclaraciones de la delegación del Paquistán en la SextaComisión de la Asamblea General, ya analizadas en eldocumento A/CN.4/175 y adiciones.

25. El Sr. BRIGGS dice que en ese caso apoyará lasdos propuestas del Relator Especial.26. El Sr. AGO acepta la primera propuesta del Re-lator Especial relativa al Comité de Redacción, pero tie-ne bastantes dudas respecto de la segunda. Es ciertoque en general han de tenerse en cuenta las observacio-nes de los gobiernos, pero está menos dispuesto a se-guirlas en lo relativo a la ordenación del proyecto, pues-to que las cuestiones de sistemática ha de resolverlasprincipalmente la Comisión. Mientras no se conozcanlas conclusiones del Comité de Redacción, preferiríaque ésta tomara como base provisional el sistema adop-tado previamente, sistema que se ajusta a la lógica. Enefecto, lo normal es ocuparse de los temas a que serefieren los artículos 30 a 35 antes que de los artículosque el Relator Especial propone insertar entre los ar-tículos 30 y 31.

27. El Sr. ROSENNE es partidario de que se aplaceel examen de los artículos 8, 9 y 13 hasta que se hallepresente el máximo número posible de miembros de laComisión.28. El PRESIDENTE señala que la Sexta Comisiónde la Asamblea General en su vigésimo período de se-siones aprobó una resolución por la cual se pide a laComisión de Derecho Internacional que tenga en cuen-

822.a sesión.—3 de enero de 1966

ta sus deliberaciones acerca de los proyectos por éstapresentados y se dispone que se comuniquen a la Co-misión de Derecho Internacional las actas resumidas dedichas deliberaciones.29. Personalmente, no está de acuerdo con las dele-gaciones que han declarado que, en vista de que losministros de relaciones exteriores no han tenido tiempode presentar sus observaciones por escrito, deben tener-se en cuenta las opiniones expresadas por los represen-tantes de los gobiernos durante la Asamblea General, enlugar de las observaciones de los gobiernos. No obstan-te, hay que respetar los deseos de la Sexta Comisión ytener en cuenta su parecer. Pregunta si el Relator Espe-cial lo ha hecho así efectivamente.30. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que al preparar su quinto informe ha tenido encuenta, en lo posible, las opiniones expresadas en laAsamblea General. Sin embargo, dada la necesidad depresentar su informe de modo que pudiera traducirsea otros idiomas a tiempo para el período de sesiones deinvierno, sólo ha podido tomar en consideración unaparte de dichas observaciones.

31. El Sr. WATTLES (Secretaría) recuerda que la Se-cretaría suele preparar un resumen de las opiniones ex-presadas en la Sexta Comisión, pero como las actasresumidas en que debe basarse aquél todavía son provi-sionales, la Comisión no podrá disponer de dicho re-sumen hasta su período de sesiones del verano.

32. El PRESIDENTE dice que la Sexta Comisión nofijó fecha alguna al pedir a la Comisión de Derecho In-ternacional que tomara nota de sus actas resumidas;no cabe duda de que bastará con que la Comisión con-sulte las actas resumidas definitivas en su período desesiones de verano.33. El Sr. ELIAS estima preferible aplazar el examende los artículos 8, 9 y 13, sobre los que hay divergenciade opiniones, hasta el 18.° período de sesiones, ya queentonces es más probable que estén presentes casi todoslos miembros de la Comisión.34. Es partidario de que se examinen los artículos enel orden en que aparecen en el documento A/CN.4/L.107, y de que se estudie más adelante su ordenacióndefinitiva, probablemente hacia el final del 18.° períodode sesiones.

35. El Sr. PESSOU apoya la propuesta del Sr. Ago,que es práctica que presupone un método. Cada artículotiene una función jurídica bien definida y produce unefecto determinado. Si la Comisión los examina sinseguir un orden, resultará imposible la coordinación.A ella corresponde adoptar un método sistemático. Sulabor es técnica y nada tiene que ver con la política.

36. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que no acierta a ver claramente en qué considera-ciones se basan las propuestas del Sr. Ago.

37. Lo primero que la Comisión ha de considerar esla forma en que deba ordenarse el contenido de la par-te II del proyecto. Tendrá que decidir cómo habrán detratarse diversas disposiciones de orden general, talescomo las relativas a la pérdida, por actos propios, del

derecho a alegar causas de invalidez o terminación (pre-clusion) y a la divisibilidad, disposiciones que guardanrelación con la validez esencial de los tratados y con suterminación, y si conviene o no destacar los motivosque pueden impedir que se aplique un tratado.38. En su quinto informe, ha modificado algo el ordende los artículos a fin de lograr una presentación mássistemática así como para tener en cuenta en lo posiblelas enérgicas objeciones formuladas por algunos gobier-nos que estiman que algunas de las disposiciones po-drían amenazar la seguridad y la estabilidad de los tra-tados. Ha trasladado las disposiciones cuyo efecto esrestringir el derecho a invocar la invalidez al comienzode la parte II, de modo que sigan al artículo 30. En suproyecto anterior, la Comisión había repetido en variosartículos algunas de las disposiciones relativas a la di-visibilidad, pero no hizo lo mismo con las relativas a la«préclusion».

39. Con objeto de conseguir una presentación másclara, quizás sea preferible indicar cuáles son las dispo-siciones generales que afectan a todos los artículos,aparte de ciertas excepciones especificadas, asunto quemuy bien podría estudiar el Comité de Redacción.40. El Sr. ROSENNE declara que, en algunos aspec-tos, el orden que se adoptó en el 15.° período de sesio-nes fue accidental y que las disposiciones relativas a ladivisibilidad, que resultaron ser particularmente dificul-tosas, se encajaron, por así decirlo, al final de la parte II.Tal vez valga más, en interés de un debate sistemático,examinar los artículos en el orden que se adoptó en el15.° período de sesiones y ver luego si es preciso reor-denarlos, habida cuenta de los debates sostenidos tantoen la Comisión de Derecho Internacional como en elComité de Redacción. A pesar de su importancia, elproblema del orden de los artículos es de caráctertécnico.

41. Está conforme con lo que ha dicho el Sr. Eliasrespecto de los artículos 8, 9 y 13, sobre todo en vistade lo que ha declarado la Secretaría.42. El Sr. BRIGGS aprueba la sugerencia del RelatorEspecial, que dispensaría a la Comisión de tener queadoptar una decisión definitiva acerca del orden de losartículos.

43. Apoya además la propuesta del Sr. Elias de quese aplace hasta el 18.° período de sesiones el examende los artículos 8, 9 y 13.

44. El Sr. AGO preferiría que el Relator Especial hu-biera indicado si hay razones de orden práctico queaconsejen examinar algunos artículos antes que otros.No cree que el hecho de colocar ciertos artículos antesque otros tranquilice a los Estados en cuanto a la esta-bilidad de los tratados; la seguridad a este respectohabrá de darla el texto en su conjunto.

45. Como son inevitables las referencias a artículosanteriores o posteriores, hay que elegir el mal menor;le parece poco lógico y poco elegante, por ejemplo, ha-blar de la pérdida del derecho a invocar motivos deinvalidez antes de haberse ocupado de las condicionesde validez de los tratados. En consecuencia, la Comi-

Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

sión debiera atenerse al orden que escogió, a reservade una revisión definitiva del orden de los artículos quepodrá hacer el Comité de Redacción.46. El Sr. CASTREN dice que, aunque tal vez no estétotalmente de acuerdo con el Relator Especial en loque respecta al nuevo orden de los artículos, consideraque el nuevo proyecto constituye una mejora en cuantoa la forma. Por consiguiente, cree que conviene seguirel orden propuesto por el Relator Especial. Éste haelaborado el nuevo proyecto conforme a dicho orden, ysería difícil reestructurar el texto si la Comisión deci-diese volver al orden primitivo.

47. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, es-pera que la nueva versión del párrafo 1 del artículo 47resulte satisfactoria al Sr. Ago y que responda a su ob-jeción de que sería poco elegante hablar de la pérdidadel derecho a alegar la nulidad del tratado antes deestipular las condiciones de su validez.

48. El Sr. AGO dice que de las observaciones delSr. Castren y del Relator Especial se desprende que esimposible evitar que el orden de los artículos no influyaen el fondo de cada uno de ellos. El lugar en que la Co-misión resuelva colocar cada artículo afectará a la tota-lidad del texto. Por consiguiente, reitera su propuesta deque la Comisión se atenga de momento al orden pri-mitivo.

49. El Sr. YASSEEN dice que habitualmente la Co-misión toma el proyecto del Relator Especial como basede sus deliberaciones. Ahora bien, en su último informe,el Relator Especial ha modificado el orden de los ar-tículos, y esa modificación refleja un cambio de criterioque influye hasta cierto punto en el alcance de ciertasnormas. Si la Comisión toma como base de sus debatesel informe del Relator Especial, habrá de seguir el ordensugerido por éste, lo cual no significará necesariamenteque la Comisión acepte ese orden.

50. A su juicio, la Comisión debiera, para mayor co-modidad, seguir el orden propuesto por el Relator Es-pecial, sin perjuicio de su futura actitud con respecto alfondo de los artículos y quedando entendido que podrávolver al orden primitivo.

51. El Sr. AMADO dice que convendría dejar paramás adelante la cuestión del orden de los artículos yque, en lugar de fijarse en las normas externas, la Comi-sión debiera examinar los fundamentos mismos del pro-yecto. Personalmente, lo que le interesa es estudiar elcontenido de tal o cual artículo, a fin de poder decidir simerece su aprobación.

52. El Sr. CADIEUX dice que el debate debiera de-sarrollarse partiendo de las propuestas del Relator Es-pecial. Es evidente que la Comisión está en un círculovicioso porque el lugar en que vaya un artículo influiráen su redacción; no obstante, la Comisión debería aco-meter el problema sin perjuicio de su ulterior decisióncon respecto al orden de los artículos. Las propuestasdel Relator Especial permiten abordar la tarea con nue-vos elementos y realizar progresos.

53. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que la decisión sobre el orden en que hayan de

examinarse los artículos tal vez no sea de una impor-tancia tan fundamental como creen algunos miembrosde la Comisión. En el nuevo texto ha procurado no mo-dificar el fondo de los artículos anteriormente aproba-dos, salvo cuando lo exigían las fundadas observacionesde gobiernos o cuando había que matizar un concepto.El traslado de las disposiciones generales al comienzode la parte II presenta ventajas técnicas y es asunto quepuede muy bien examinar el Comité de Redacción.Había pensado que quizá fuera conveniente seguir elorden que, por razones científicas sobre todo, escogiópara su quinto informe, pero no desea en modo algunoimponer su criterio a la Comisión.

54. El PRESIDENTE señala que hay divergencia depareceres y, puesto que de momento la Comisión sólotiene quorum para el debate pero no para votar, nopuede zanjar el asunto por votación. Propone que sereanude el debate el día siguiente, en que llegarán otrosmiembros de la Comisión.55. El Sr. AGO apoya la sugestión del Presidente.56. El Sr. BRIGGS tiene entendido que la Comisióncomenzará por examinar el artículo 30 y espera que sellegue pronto a un acuerdo acerca de los artículos quese examinarán a continuación, a fin de que los miem-bros sepan de antemano qué artículos habrán de estu-diar en primer lugar.57. El PRESIDENTE dice que en la próxima sesiónla Comisión examinará primero el artículo 30 y luegodecidirá si debe abordar el estudio del artículo 31 opasar al artículo 49.

Se levanta la sesión a las 17.20 horas.

823.1 SESIÓN

Martes 4 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. Elias, Sr. Pessou, Sr. Ro-senne, Sr. Tunkin, Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados(A/CN.4/177 y Add.l y 2; A/CN.4/183 y Add.l y 2;

A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 30 (Presunción de la validez, la continuaciónen vigor y la aplicación de un tratado)

Artículo 30Presunción de la validez, la continuación en vigor

y la aplicación de un tratadoTodo tratado que se hubiere celebrado y que hubiere

entrado en vigor en conformidad con las disposiciones

823.a sesión. — 4 de enero de 1966

de la parte I, se considerará que está en vigor y seaplica respecto de todo Estado que fuere parte en eltratado, salvo que su nulidad, su terminación, la suspen-sión de su aplicación o la retirada de una parte deter-minada se dedujere de la aplicación de los presentes ar-tículos (A/CN.4/L.107, pág. 31).

1. El PRESIDENTE da la bienvenida al Sr. CaicedoCastilla, observador que el Comité Jurídico Interameri-cano ha enviado para asistir a las deliberaciones de laComisión.2. Se le ha informado de que, por razones de salud, elSr. El-Erian ha de aplazar su llegada unos días y que elSr. Paredes ha tenido que desistir definitivamente de supropósito de asistir a la reunión.3. Invita a la Comisión a iniciar el estudio del artícu-lo 30, para el cual el Relator Especial propone en sucuarto informe (A/CN.4/177/Add.2, pág. 6) el siguien-te nuevo texto:

Todo tratado que se hubiere celebrado y que hubiereentrado en vigor de conformidad con las disposicionesde la parte II se considerará válido, en vigor y aplica-ble respecto de toda parte en el tratado, salvo que suinvalidez, su terminación o la suspensión de su aplica-ción o la retirada del tratado de una parte determinadaresulte de la aplicación de los artículos 31 a 51 inclusive.

4. El Sr. CASTREN dice que en primer lugar desea ha-cer una observación sobre el título de la parte II del pro-yecto de artículos. Está de acuerdo con el Relator Espe-cial en que conviene ampliarlo añadiéndole una referenciaa la suspensión de la aplicación de los tratados.5. Sin embargo, confía en que en dicho título, así comoen el de la sección 2, se utilice el término «validez» enlugar de «invalidez», pues la validez del tratado es el casonormal y no la excepción, como se subraya no sólo enel artículo 30 sino también en el artículo 31. La formanegativa no se emplea en las obras de derecho interna-cional ni en las monografías sobre tratados internaciona-les. Además, hay casos en que un tratado, aún no siendoválido en sí, subsiste en vigor porque ninguna parte hainvocado su invalidez en un plazo razonable. Finalmente,bajo el epígrafe «validez» cabe ocuparse de los mismospuntos exactamente que bajo el término «invalidez»; laforma positiva ofrece pues todas las ventajas.6. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque la cuestión planteada por el Sr. Castren acerca deltítulo de la parte II guarda relación con el problema ge-neral de la ordenación de todo el proyecto de artículos,por lo cual sería conveniente confiarla al Comité deRedacción.7. Cuando estudió por vez primera esta materia, objetode la parte II, en su segundo informe, utilizó el título«Validez esencial, duración y extinción de los tratados»l.El título actual, «Invalidez y terminación de los trata-dos», es resultado de una decisión bien meditada que laComisión adoptó al final de su 15.° período de sesio-nes 2; se estimó entonces que los artículos de la parte IIse referían realmente a la invalidez.

1 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 44.

2 Ibid., pág. 220, párr. 11.

8. La cuestión del título de la parte II no es ajena a lapreocupación que en general le inspiran los efectos quepodrían tener los artículos de la parte II en la estabilidadde los tratados. Esa preocupación le ha inducido a incluiral comienzo de la parte II una disposición que estipulala validez de un tratado mientras no se haya establecidoalgún motivo de invalidez. En su 15.° período de sesio-nes, la Comisión aprobó esa disposición como artículoinicial de la parte II para contrarrestar el hecho de quelos artículos siguientes de la misma parte contienen dis-posiciones que podrían menoscabar la estabilidad de lostratados.

9. Por lo que respecta al propio artículo 30, cuando laComisión lo aprobó no se había ocupado aún de la reglapacta sunt servanda; como en su 16.° período de sesionesaprobó el artículo 55 relativo a esa norma, el artículo 30ya no es quizá tan indispensable. Sin embargo, no convie-ne pronunciarse sobre el mantenimiento o la supresióndel artículo 30 antes de haber decidido sobre la ordena-ción general de los artículos. Si el artículo 55 hubiera defigurar en definitiva al comienzo de la serie de artículossiguientes a la parte I, relativa a la conclusión de lostratados, el objeto del artículo 30 quedaría en gran partealcanzado. Aún así, este artículo seguiría siendo útil paradisipar las inquietudes manifestadas por los gobiernos encuanto a los posibles efectos del proyecto en la estabili-dad de los tratados.

10. En su cuarto informe propone una nueva versióndel artículo 30 para tener en cuenta que el proyecto deartículos se ocupa ahora no sólo de la invalidez y la ter-minación de los tratados, sino también de la suspensiónde su aplicación.

11. Pide a la Comisión que estudie si convendría man-tener el artículo 30, cuestión que en cierto modo depen-de de la estructura general del proyecto de artículos, y sicree oportuno modificar el texto tal como fue aprobadoen el 15.° período de sesiones 3.12. El Sr. YASSEEN dice, con respecto al título de laparte II, que el nuevo texto que propone el Relator Espe-cial adolece del defecto, al menos en la versión inglesa,de no señalar suficientemente la diferencia del matizentre la invalidez y la terminación, concernientes al pro-pio tratado, y la suspensión, que no concierne al tratadosino a su aplicación. Ahora bien, ese matiz es importantedesde el punto de vista de los efectos de las disposicionesenunciadas en el artículo.

13. El Sr. ROSENNE tiene dudas acerca de la conve-niencia de separar el artículo 30. Su contenido constituyequizá la otra cara de la regla pacta sunt servanda; tal vezuna solución fuera combinarlo con las disposiciones delartículo 55.

14. El artículo 30 fue sin duda necesario en 1963, antesde que la Comisión aprobara el artículo 55, pero en laactualidad el problema se presenta con un aspecto dis-tinto. Tal vez la idea expresada en el artículo 30 llegue atener cabida en el preámbulo de la futura convenciónsobre el derecho de los tratados, aunque desde luego laComisión no tiene por costumbre incluir un preámbulo en

Ibid., pág. 221.

Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

sus proyectos de convenciones; por ello, sugiere que nose altere la práctica establecida.15. Formula esas observaciones con toda clase de re-servas porque, por el momento, no desea adoptar unaposición definitiva con respecto al artículo 30; coincidecon el Relator Especial en que el mantenimiento de eseartículo dependerá en gran medida de los términos enque se redacten los demás y del lugar que ocupen en elproyecto. Hechas esas reservas, desea formular algunassugerencias acerca de la nueva versión que propone elRelator Especial.16. El texto del artículo 30 se redactó en 1963; laComisión aprobó posteriormente, en la primera partede su 17.° período de sesiones, una nueva versión de losartículos 1 a 29. En especial, precisó su formulación delas diversas fases por que pasa una transacción hasta quese convierte en un tratado que tiene fuerza de obligar yes efectivo para determinado Estado. En consecuencia,hay que proceder con cautela al determinar la fase exactade ese proceso en que el artículo 30 empieza a sufrirefecto.17. El artículo se redactó en forma de presunción. Aho-ra bien, la Comisión ha venido haciendo todo lo posiblepor no redactar sus artículos en forma de presuncionespuras y simples o de meras descripciones, y ha tendidomás bien a establecer el derecho en forma de normas ju-rídicas o declaraciones de principios. Si se mantuvieseel artículo 30 sólo en forma de presunción, podría me-noscabar la estabilidad de los tratados y crear una causamás de incertidumbre, confusión e incluso tirantez. Porello, opina que ese artículo debe establecer una norma ju-rídica clara y no una presunción.18. Habida cuenta de lo dicho, tiene dos observacionesque hacer acerca del nuevo texto del artículo 30 que pro-pone el Relator Especial. La primera se refiere al empleoen la primera fase del vocablo «celebrado» y de la ex-presión «entrado en vigor». La utilización de esos tér-minos no es congruente con la estructura cronológica delproceso creador de una obligación convencional, segúnresulta de los artículos 15 y 23, aprobados en la primeraparte del actual período de sesiones, y del artículo 56,aprobado en el 16.° período de sesiones, relativos todosellos a la validez de un tratado en el tiempo. El momentoen que han de aplicarse las disposiciones del artículo 30es aquel en que el tratado entra en vigor en un Estadoconforme a lo establecido en el artículo 23.19. Su segunda observación se refiere a las palabrasfinales «resulte de la aplicación de los artículos 31 a 51inclusive». Es posible que esa referencia baste para abar-car la invalidez, pero la terminación o la suspensión de laaplicación de un tratado puede resultar también de otrosartículos, por ejemplo, los relativos a reservas; puedentambién citarse a este respecto el artículo 63 (Aplicaciónde tratados que contienen disposiciones incompatibles) yel artículo 64 (Efectos de la ruptura de las relaciones di-plomáticas en la aplicación de los tratados). Es asimismoposible que las disposiciones del artículo 68 (Modifica-ción de un tratado por un tratado, una práctica o unanorma consuetudinaria posteriores) lleven de hecho a unaespecie de suspensión de la aplicación de un tratado.Además, puede haber casos de suspensión, e incluso de

terminación, que no se hallan comprendidos en absolutoen el proyecto de artículos de la Comisión, por ejemplo,el importante caso de la caducidad, aunque éste podríaquizá ser incluido en los artículos relativos a la modifica-ción o la interpretación.

20. En consecuencia, sugiere que el artículo 30 se re-dacte más o menos en los siguientes términos:

Todo tratado, una vez que haya entrado en vigor enconformidad con las disposiciones de la sección II de laparte I, será aplicable respecto de toda parte en el tra-tado salvo que su invalidez, su terminación o la suspen-sión de su aplicación, o la retirada de dicho tratado deuna parte, resulte de la aplicación de los presentes ar-tículos.

21. De este modo, el artículo 30 enunciaría una normade derecho y no una presunción, y al propio tiempo esta-ría mejor coordinado con el proyecto de artículos que laComisión aprobó en la primera parte de su 17.° períodode sesiones.

22. En cuanto al título de la parte II, por el momentoapoya la posición del Relator Especial.

23. El Sr. AGO dice que, antes de examinar el textomismo del artículo 30, la Comisión debe resolver la cues-tión previa planteada por el Relator Especial, a saber,si debe o no mantenerse ese artículo. Personalmente seinclina de momento por la propuesta del Relator Espe-cial de que se mantenga. No comparte en absoluto la opi-nión de quienes temen repetir en el artículo 30 lo quese dice en el artículo 55, ni tampoco la de los que pien-san en refundir en uno solo los dos artículos.

24. Uno y otro se refieren a cuestiones muy distintas.El artículo 55 enuncia la norma pacta sunt servanda y laobligación que tienen las partes de aplicar de buena fetodo tratado en vigor. El artículo 30 trata de determinarsi un tratado está o no en vigor; permite, pues, saber si secumple o no la condición necesaria para la aplicación delartículo 55. El tratar de refundirlo con este último crea-ría confusión.

25. A la cuestión de saber si la disposición es o no ne-cesaria sería difícil contestar sin haber examinado los ar-tículos siguientes, que enumeran los motivos que puedeninvocarse para considerar que un tratado no es válido.

26. De momento hay dos razones para conservar elartículo 30. La primera, que ha destacado ya el RelatorEspecial, es de orden general y político: varios gobiernoshan estimado que el proyecto insiste demasiado en lascausas por las cuales puede considerarse que un tratadono es válido. En consecuencia, quizá fuera útil una cláu-sula que asegurase a los gobiernos en cuanto a la estabi-lidad de los tratados existentes.

27. La segunda razón para mantener el artículo 30 esque, como ha dicho el Sr. Rosenne, no establece en rea-lidad una presunción sino que más bien enuncia unanorma de fondo. Es indispensable señalar claramente quelas únicas causas de invalidez son las que se especificanen los artículos siguientes y que, salvo en esos casos pre-cisos, el tratado está en vigor. Una norma a ese tenorcontribuiría mucho a la estabilidad de los tratados.

823.a sesión. —4 de enero de 1966

28. El Sr. TUNKIN recuerda que en la primera lecturaya expresó algunas dudas en cuanto a la necesidad delartículo 30. Posteriormente la Comisión ha enunciado,en el artículo 55, la norma pacta sunt servanda, que esla única esencial en esta materia.29. El artículo 30 parece superfluo: declara el hechoevidente de que un tratado es válido cuando no es invá-lido, y de que está en vigor a menos que, en virtud dealguna disposición del proyecto de artículos, no esté envigor. En una conferencia de plenipotenciarios se estima-ría sin duda alguna que contiene una declaración pura-mente académica y sienta una presunción lógica más bienque una norma jurídica. Tal vez se lo pudiera incorporaral artículo 55.30. El Sr. BRIGGS dice que, después de haber reflexio-nado, abriga algunas dudas sobre la utilidad del artícu-lo 30 y que en general opina lo mismo que el Sr. Tunkin.31. Parece una tautología hablar de un tratado «que sehubiere celebrado y que hubiere entrado en vigor». Comose indica en el comentario hecho en 1935 al artículo 21del proyecto de Harvard, la palabra «celebrar», en elcaso de un tratado, se refiere «a la totalidad de los actos oprocedimientos por medio de los cuales un tratado sepone en vigor con respecto a un Estado» 4. En conse-cuencia, si la Comisión decidiera mantener el artículo 30,él sugeriría que se eliminasen las palabras «y que hubiereentrado en vigor».32. Reconoce que el Sr. Rosenne ha procurado redac-tar el texto destacando el concepto de la puesta en vigorde un tratado, pero esa solución no corresponde al pro-pósito inicial del artículo 30.33. A pesar de la distinción trazada por el Sr. Agoentre la finalidad del artículo 30 y del artículo 55, élsigue pensando que el primero es superfluo. Tampocoaprueba la idea de amalgamarlo con el artículo 55, yaque con ello se debilitaría el enunciado, en este último,del principio fundamental pacta sunt servanda.34. El Sr. AMADO desea sobre todo que no se debiliteel principio fundamental pacta sunt servanda hasta elpunto de convertirlo en una norma supletoria, riesgo queel Relator Especial ha señalado acertadamente a la Co-misión. A pesar de las observaciones formuladas, no creeque haya una necesidad imperiosa de mantener el ar-tículo 30.35. El Sr. YASSEEN se atiene a la conclusión a quellegó en el 15.° período de sesiones de la Comisión, ce-lebrado en 1963, de que el artículo enuncia una normaexacta pero demasiado evidente, y por tanto innecesaria 5.36. El Sr. CADIEUX tiene la impresión de que la nor-ma enunciada en el artículo 30 puede ser de un valor po-sitivo. El que sea o no esencial es cuestión distinta quedependerá en parte de lo que contenga el resto del pro-yecto. Por tanto, quizá sea preferible que la Comisiónsuspenda su juicio sobre este punto hasta que haya fijadolos términos de los otros artículos.

4 «Research in International Law», parte III, Derecho de lostratados, en American Journal of International Law, Suplemen-to, vol. 29, 1935, pág. 992.

5 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 205, párr. 73.

37. Al tomar una decisión definitiva sobre el artícu-lo 30, la Comisión deberá tener presente el interés delRelator Especial por respetar las observaciones de losgobiernos.38. El Sr. AGO señala que la cuestión es muy delicada.A diferencia del Sr. Amado, no cree que manteniendo elartículo 30 se restase fuerza alguna al artículo 55. Laobligación de aplicar un tratado sólo puede existir si eltratado existe y si es válido. El artículo 30 únicamentese refiere a esta útima cuestión.

39. Tampoco es totalmente exacto, como pretende elSr. Tunkin, que el artículo 30 se limite a enunciar algoevidente, es decir, que todo tratado es válido a menosque no lo sea. La idea expresada en el artículo debe serque todo tratado es válido a menos que sea inválido poralguna de las razones que se enumeran después. En esoestriba el problema. Si la Comisión desea admitir otrasposibilidades de invalidez distintas de las mencionadas enlos artículos 31 y siguientes, debe suprimir el artículo 30.A su juicio, la Comisión debería limitar de modo estrictoesas posibilidades. A menos que esa limitación se deduzcaclaramente de los artículos siguientes, sería por tantoacertado conservar el artículo 30.

40. El Sr. AMADO dice que si el artículo 30 tiene elcarácter restrictivo que acaba de describir el Sr. Agodebe mantenerse, ya que entonces eliminará las demáscausas de invalidez.

41. El Sr. ELIAS cree también que se debe suprimir elartículo 30. Sin embargo, admite que se lo remita al Co-mité de Redacción para un examen más a fondo antes deque la Comisión decida si conviene mantenerlo o trasla-dar su contenido al comentario sobre el artículo 55.

42. Cuando la Comisión estudió el principio pacta suntservanda, enunciado en el artículo 55, se quisieron intro-ducir en dicho artículo algunas excepciones, pero la Co-misión resolvió que debía enunciar en términos absolutosel principio indicado. Es cierto que en el artículo 30 nohay una derogación expresa de las disposiciones del ar-tículo 55, pero el mantenerlo podría inducir a confusióna quienes no estén al tanto de los argumentos que moti-varon las decisiones de la Comisión.

43. El artículo 30 no establece una verdadera norma dederecho. Fue aprobado en 1963 por cierto afán de per-fección lógica, cuando la Comisión aún no había exami-nado el principio pacta sunt servanda. En 1963 se estimóoportuno incluir el artículo 30 para vincular el contenidode la parte I al de la parte II. Sin embargo, si cuando laComisión aprobó el artículo 55 hubiera examinado denuevo el artículo 30, muchos miembros habrían dudadode la utilidad de este último.

44. El Sr. CASTREN opina que el artículo 30 es útilpor las razones que el Sr. Ago ha expuesto. Puede criti-carse su texto porque expone lo que ya es obvio, perovarios gobiernos desean que se conserve ese artículo. Entodo caso, es perfectamente inocuo y la Comisión deberíamantenerlo, al menos por ahora.

45. El Sr. TUNKIN dice que el Sr. Ago ha aducido unbuen argumento: el artículo 30 será útil si su objeto esestipular que las únicas excepciones posibles a la validez

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

y la plena aplicación de un tratado son las enunciadas enel proyecto de artículos.46. La idea es importante, pero está relacionada con lodispuesto en el artículo 55, en virtud del cual «todo tra-tado en vigor», que debe ser naturalmente un tratadoválido, «obliga a las partes y éstas deben ejecutarlo debuena fe». Esa idea podría quizá incluirse en el artícu-lo 55.

47. Está dispuesto a aceptar la sugerencia de que sepida al Comité de Redacción que examine si convienemantener el artículo 30 o incluir su contenido en el ar-tículo 55; el Comité de Redacción también puede estu-diar si existe alguna otra posibilidad.48. El Sr. AMADO dice que el artículo 55 encierrados ideas distintas: primera, el principio fundamentalpacta sunt servanda; segunda, la norma de que los trata-dos deben aplicarse de buena fe. Ahora bien, esta últimano emana necesariamente de aquél.49. Al Sr. ROSENNE le ha impresionado favorable-mente el análisis que ha hecho el Sr. Ago de la funciónlimitadora del artículo 30 en cuanto a la invalidez. Sinembargo, duda que ese artículo pueda desempeñar lamisma función por lo que respecta a la terminación deun tratado, la suspensión de su aplicación o la retiradade una de las partes.50. Apoya la sugerencia de remitir el asunto al Comitéde Redacción, aunque éste sólo podrá decidir teniendopresente el proyecto de artículos en su conjunto.51. El Sr. YASSEEN manifiesta que, aun habiendopuesto en duda la necesidad del artículo 30 en cuantoenuncia una presunción, después de escuchar los argu-mentos del Sr. Ago admite que puede tener cierta uti-lidad como norma restrictiva. No obstante, en su pre-sente forma el artículo subraya el primer aspecto, esdecir, el de presunción. Por consiguiente, conviene quela Comisión lo revise si quiere establecer una norma dederecho que limite las causas de nulidad de los tratados.Tal norma sería útil por lo que respecta a la seguridady la estabilidad de éstos.52. Sin proponer una fórmula definitiva, sugiere que,en vista de la preocupación expresada por el Sr. Ago, elartículo 30 diga poco más o menos lo siguiente: «No sepodrá invalidar un tratado, ponerle término o suspendersu aplicación, salvo en virtud de las disposiciones de losartículos 31 a 51». Ello presupone, sin embargo, que laComisión tendría que asegurarse de que su proyectocomprende todas las causas de nulidad y terminación detratados.53. El Sr. AGO responde al Sr. Rosenne que sin dudala Comisión revisará el texto del artículo 30, aunque nopodrá hacerlo mientras no haya examinado y resueltolos términos de los artículos 31 a 46.

54. El Sr. AMADO señala que el debate se debe alencomiable desvelo del Relator Especial por respetar lasobservaciones de los gobiernos.55. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, hace notar que el artículo 55 se refiere a lavalidez en el sentido de ejecución y respecto de los tra-tados. Caben dos hipótesis: que el Estado haya de cum-

plir una obligación estipulada en un tratado vigente, oque pueda ejercer un derecho dentro de los límites esta-blecidos por ese tratado. Desde este punto de vista, latesis del Sr. Ago es sostenible. Ahora bien, a juicio delorador, el artículo 30 se refiere a algo totalmente distin-to, a saber, si un tratado ha de seguir vigente una vezque haya entrado en vigor o si puede ser impugnado poralguna causa.

56. Al igual que el Sr. Ago, entiende que el artículo 30trata de las excepciones, es decir, dispone que no puedehaber nulidad, retirada o suspensión, salvo por las cau-sas especificadas en el proyecto de artículos.

57. Coincide con el Sr. Rosenne en que tal vez hayaen otros artículos causas de invalidez distintas de las pre-vistas en el artículo 30. Estima por consiguiente que laComisión debe mantener el artículo, aunque poniendoen claro que no enuncia una presunción sino una normageneral, a la cual puede haber ciertas excepciones enu-meradas en el proyecto.58. Se opone a la solución de recoger la idea en elcomentario. Los comentarios desaparecen o bien pierdensu utilidad como indicación del pensamiento de los pri-meros redactores, cuando los impugnan quienes niegancierto valor a los trabajos preparatorios.59. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque en la Comisión parece existir cierta medida de acuer-do respecto del artículo 30, si bien algunos de sus miem-bros tal vez deseen reservar su decisión hasta disponerde la totalidad del proyecto. Según parece, la mayoríaes partidaria de que el Comité de Redacción lo estudie,habida cuenta del debate.

60. Su opinión es muy análoga a la del Sr. Ago; elartículo 30 es necesario para subrayar que el caso nor-mal es el de la validez del tratado. Sus disposiciones sonútiles para proteger la estabilidad de los tratados, por-que toda parte que quiera invocar causas de invalidez ode terminación habrá de determinarlas conforme a lasdisposiciones del proyecto.

61. Otra finalidad útil del artículo 30 es poner en claroque todo Estado que desee invocar causas de invalidezo de terminación habrá de hacerlo conforme al procedi-miento ordinario prescrito en el artículo 51, que es unade las disposiciones más importantes de la parte II.

62. La Comisión habrá de asegurarse de no omitir nin-guna causa de invalidez. Como ha indicado el Sr. Ro-senne, pueden existir otras, tales como la caducidad o eldesuso. Hasta ahora se ha considerado que esta cuestiónquedaba prevista en las disposiciones sobre el acuerdotácito para la terminación del tratado y no en las relati-vas al cambio fundamental de las circunstancias. Su opi-nión personal es que quedan previstas por acuerdo tá-cito. Se inclina a pensar que, a menos que se preveantodas las causas de invalidez y de terminación, la normasupletoria del artículo 30 puede ser un peligro más bienque una protección.

63. A su juicio, no conviene refundir las disposicionesdel artículo 30 con las del artículo 55. Unas y otras tie-nen finalidades distintas. El artículo 55 se refiere al tra-tado cuya validez o terminación no se discute.

823.a sesión. — 4 de enero de 1966

64. Sugiere que se remitan al Comité de Redaccióntodas las sugerencias útiles respecto a la forma que sehayan hecho en el debate. Apoya en especial la delSr. Rosenne de que se amplíe la referencia que figuraal final del artículo, a fin de que abarque a todo el pro-yecto. Es indispensable no omitir ningún artículo quecontenga disposiciones sobre suspensión o terminación.

65. El PRESIDENTE dice que, si no hay objeciones,estimará que la Comisión debe remitir el artículo 30 alComité de Redacción para que lo examine, habida cuentadel debate.

Así queda acordado 6.

ORDEN DEL EXAMEN DEL PROYECTO DE ARTÍCULOS(reanudación del debate de la sesión anterior)

66. El PRESIDENTE invita a la Comisión a reanu-dar el debate sobre el orden en que debe examinar losartículos del proyecto.67. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque no importa mucho el orden en que la Comisiónhaya de examinar los artículos de la parte II, con tal deque llegue a una clara decisión respecto del mejor pro-cedimiento para estudiar las disposiciones generales queson aplicables a varios artículos sobre invalidez, termi-nación y suspensión. Ha trasladado estas disposicionesal comienzo de la sección I, a fin de indicar cuáles sonlas normas sobre los requisitos para alegar la invalidezy la terminación; ahora bien, comprende que cabe otraordenación, por ejemplo, la del proyecto de 1963.

68. Se pregunta si la Comisión procedió acertadamenteen su 15.° período de sesiones al formular todas las dis-posiciones sobre divisibilidad como una facultad quepermite al Estado interesado decidir si alegará la inva-lidez o la terminación sólo respecto de ciertas cláusulaso bien del tratado entero.

69. No cabe duda de que en los casos de dolo que su-ponga grave quebranto de confianza entre las partes, laque haya sido víctima de la conducta fraudulenta de laotra podrá optar por invocar la terminación de todo eltratado o sólo de aquellas de sus cláusulas a que se re-fiera el dolo. Ahora bien, en caso de error o de aplica-ción de la cláusula rebus sic stantibus, ya no está tanclaro que haya de haber opción. Si se dan las condicionesde divisibilidad, cabe exigir que los efectos se limitena determinadas cláusulas.

70. Aun cuando pudiera ser conveniente examinar losartículos en el orden que ha sugerido en su quinto in-forme, como Relator Especial no tiene nada que oponera que se haga en el orden que se siguió en el proyectode 1963.71. El Sr. TUNKIN dice que hasta cierto punto la Co-misión ha examinado ya la ordenación de los artículos;se pregunta si puede adoptarse ya una decisión defini-tiva a este respecto. Convendría pedir al Comité de Re-dacción que estudiase primero el plan general del pro-yecto y presentase luego a la Comisión propuestas al

respecto. Entretanto, la Comisión debería examinar losartículos en el orden en que figuran en el proyectode 1963.72. El PRESIDENTE se inclina a aconsejar a la Co-misión que no decida por ahora acerca del orden defini-tivo de los artículos. Es indudable que habrá que mo-dificar algo el que se siguió en 1963; el Relator Especialexaminará con el Comité de Redacción el problema dela estructura de los artículos.

73. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, creeque la Comisión no puede tratar a la ligera la cuestióndel orden de los artículos, ya que aquél ha de influir enla redacción de éstos; los miembros de la Comisión de-berían poder hacerse rápidamente una idea bastante clarade la ordenación general del proyecto. Le preocupa es-pecialmente la posibilidad de que la Comisión no hayatenido en cuenta que las disposiciones relativas a la di-visibilidad son también aplicables a los casos en que unade las partes pierde su derecho a alegar la nulidad de untratado.

74. No tiene nada que objetar a que la Comisión exa-mine los artículos en el orden adoptado en 1963, aunqueno le han convencido los argumentos científicos expues-tos por el Sr. Ago en favor de dicho orden; en efecto,en su 15.° período de sesiones la Comisión decidiódeliberadamente ocuparse en la parte II de las causasque cabe alegar para la invalidez o la terminación, y node los requisitos de la validez 7. La diferencia reside enel modo de enfocar el problema.

75. Si el Comité de Redacción decidiese que era pre-ferible por razones científicas separar las condiciones devalidez de las causas de terminación de los tratados, talvez hubiera que modificar considerablemente el textomismo de los artículos.76. El Sr. TUNKIN estima que en las fases inicialesdel debate habrá que determinar la ordenación defini-tiva de todo el proyecto, pero entre tanto el Comité deRedacción puede seguir examinando provechosamentelos reajustes que acaso sean necesarios en la parte II.77. El Sr. AGO teme que la Comisión adopte, sin lareflexión debida, un nuevo orden de los artículos queexija modificar su texto. Lo más sencillo sería pedir alComité de Redacción que abordara en seguida ese pro-blema. En tanto éste no decida sobre la solución másadecuada, la Comisión puede seguir examinando los ar-tículos en el orden establecido en 1963.

78. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque incluso si se aceptase la nueva ordenación que pro-pone para los artículos de la parte II, la Comisión notendría por ello que adoptar una decisión definitiva. Per-sonalmente está seguro de que habrá que modificar elorden de los artículos hasta la parte final del 18.° pe-ríodo de sesiones, pero no puede aplazarse indefinida-mente el problema general de la ordenación. La Comi-sión está llegando a un punto en que debe hacerse unaidea bastante clara de la estructura general del proyecto,lo que facilitaría mucho su tarea de Relator Especial.

6 Véase reanudación del debate en los párrs. 21 a 41 de la841.a sesión.

7 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 220, párr. 11.

10 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

79. El PRESIDENTE propone que la Comisión en-cargue al Comité de Redacción de examinar cuanto antesel orden provisional de los artículos, mientras ella lossigue estudiando en el orden en que figuran en el do-cumento A/CN.4/L.107.

Así queda acordado.

ARTÍCULO 31 (Disposiciones de derecho interno relati-vas a la competencia para celebrar tratados)

Articulo 31

Disposiciones de derecho internorelativas a la competencia para celebrar tratados

Cuando el consentimiento de un Estado en quedarobligado por un tratado hubiere sido manifestado porun representante que según las disposiciones del artícu-lo 4 dispusiere de las facultades necesarias, el hecho deque una disposición del derecho interno del Estado re-lativa a la competencia para celebrar tratados no hubieresido observada no alterará la validez del consentimientomanifestado por el representante, salvo cuando la viola-ción del derecho interno fuere evidente. Excepto en esteúltimo caso, un Estado no podrá invalidar el consenti-miento manifestado por su representante sino cuando lasdemás partes en el tratado accedieren a ello. (A/CN.4/L.107, pág. 31.)

80. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 31, para el que el Relator Especial ha pro-puesto el nuevo título y el nuevo texto siguientes:

Violación del derecho interno

El hecho de que un tratado haya sido celebrado enviolación de su derecho interno sólo podrá ser alegadopor un Estado para invalidar su consentimiento en que-dar obligado por ese tratado si la violación de su dere-cho interno era conocida por los demás Estados intere-sados o fue tan evidente que ha de considerarse que éstostuvieron conocimiento de ella. (A/CN.4/177/Add.2, pá-gina 18.)

81. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque algunos gobiernos han comentado el artículo 31 y lamayoría de ellos han aceptado, como la mejor soluciónconciliatoria para un difícil problema, la tesis fundamen-tal de que la violación de las disposiciones del derechointerno no altera en principio la validez del tratado, y deque sólo cabe invocar su invalidez cuando la violaciónsea evidente.

82. Ha propuesto una versión nueva y más breve delartículo, en la que constituye un cambio importante laomisión de la referencia al artículo 4, relativo a la pruebade la autoridad para representar al Estado en la celebra-ción de un tratado. En la primera parte del 17.° períodode sesiones se modificó mucho el artículo 4, y el oradorha llegado a la conclusión de que éste tiene que ver conel artículo 32, pero no con el artículo 31.

83. También han criticado ciertos gobiernos la expre-sión «salvo cuando la violación del derecho interno fuereevidente», que figura en el texto del artículo 31 del pro-yecto de la Comisión, porque es oscura y no especificapara quién ha de ser evidente la violación. Ha tenido

presente dicha objeción y ha vuelto a redactar la cláusulaconforme a las indicaciones del Gobierno de los PaísesBajos.

84. El Sr. ELIAS dice que, en general, la nueva ver-sión del artículo 31 presentada por el Relator Especialmejora el texto y es aceptable. En el 15.° período de se-siones, lo que criticó sobre todo el orador en la versiónanterior fue el empleo de la palabra «evidente», en es-pecial al ir acompañada del adverbio «absolutamente» 8.

85. Está de acuerdo en que se omita la referencia alartículo 4, dado que éste no guarda mayor relación conel artículo 31, en el que lo importante es destacar quesi el consentimiento no ha sido expresado debidamente,ello puede ser una causa de invalidación.

86. El Sr. BRIGGS dice que en el 15.° período de se-siones se abstuvo de votar sobre el artículo 31 por lasola razón de que se oponía a la excepción formuladaal final del artículo.

87. El nuevo texto es en ciertos aspectos mejor que elanterior. La palabra «conocida» es desde luego preferi-ble a «evidente», pero valdría más aludir a «las demáspartes» en vez de a «los demás Estados interesados».

88. Tal vez el Relator Especial haya ido un tanto lejosal aceptar los cambios de forma sugeridos por ciertosgobiernos, y a juicio del orador deberían omitirse las pa-labras «o fue tan evidente que ha de considerarse queéstos tuvieron conocimiento de ella», que amplían in-debidamente la disposición. No le agrada la nueva formapermisiva que se ha elegido: el texto anterior enunciabauna prohibición que impedía a una parte alegar violacióndel derecho interno para invalidar su consentimiento enquedar obligado.

89. Duda de que el Relator Especial haya estado acer-tado al hablar del «hecho» de que un tratado haya sidocelebrado en violación del derecho interno, ya que enrealidad se trata de una afirmación de que ha ocurridotal cosa o de una reclamación en tal sentido. Debierahacerse referencia a la «causa para invalidar un tratado,ponerle término, retirarse de él o suspender su aplica-ción» o a las «causas de invalidación, terminación, re-tirada o suspensión de la aplicación de tratados», segúnse dice en la nueva versión de los artículos 46, 47 y delpárrafo 1 del artículo 49 que ha preparado el RelatorEspecial. En los artículos 34, 42, 43, 44 y 51 del pro-yecto de 1963 se empleó una fórmula análoga.

90. No está seguro de que la referencia al derecho in-terno sea bastante precisa. En realidad, el artículo se re-fiere a la competencia según el derecho interno para ce-lebrar tratados, lo que tal vez convendría aclarar más afin de disipar las objeciones de los Gobiernos de Luxem-burgo y Panamá (A/CN.4/177/Add.2, págs. 8 y 12).

91. No es partidario de que en el artículo se hable de«violación» del derecho interno, pues no es lo mismo ale-gar que el derecho interno no ha sido observado quealegar que ha sido violado.

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol I, pág. 217, párr. 62.

824.a sesión. —5 de enero de 1966 11

92. Propone que se modifique el artículo en los siguien-tes términos:

Inobservancia del derecho interno

La inobservancia de una disposición de su derecho in-terno relativa a la competencia para celebrar tratados nopodrá ser alegada por un Estado para invalidar su con-sentimiento en quedar obligado por un tratado cuandodicho consentimiento haya sido expresado por una per-sona considerada como representante de ese Estado enel sentido del artículo 4, a menos que la inobservanciade su derecho interno haya sido conocida por las demáspartes en el tratado.

93. Ha vuelto a incluir la referencia al artículo 4, pormás que tal vez no sea rigurosamente necesaria, a fin dereforzar el artículo.

94. El Sr. ROSENNE estima en general aceptable elnuevo texto del Relator Especial, sobre todo con la su-presión de la referencia al artículo 4, que más bien de-bería figurar en el artículo 32.

95. Coincide con el Sr. Briggs en que debe evitarsehablar de «violación», ya que este concepto es ambiguo,tendencioso y peyorativo, y se presta a equívocos.96. El PRESIDENTE dice, como miembro de la Co-misión, que prefiere el nuevo texto porque, además deser más elegante y conciso, no omite ninguna de las ideasque contenía en el texto primitivo.97. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, es-tima comprensibles las reservas del Sr. Briggs, ya que supunto de vista es muy distinto del adoptado por el Re-lator Especial y por la propia Comisión en su 15.° pe-ríodo de sesiones.98. Reconoce que el término «violación» no es muyfeliz, pero estima que en otros respectos la nueva versióndel artículo que ha propuesto en su quinto informe esmás elegante y se ajusta más a la decisión de la Comi-sión en su 15.° período de sesiones.

99. El Sr. AMADO señala que la nueva versión delartículo 31 no comprende la noción del consentimientode un Estado manifestado por su representante, que fi-gura en los artículos 32, 34 y 35. ¿Cabe suprimir dichanoción de un artículo y mantenerla en otros? Figurabatambién en el anterior artículo 31, cuya última frase era:«Excepto en este último caso, un Estado no podrá inva-lidar el consentimiento manifestado por su representantesino cuando las demás partes en el tratado accedierena ello.»

100. El Sr. CASTREN aprueba en principio el artícu-lo en cuanto al fondo y estima que la nueva forma re-presenta una mejora considerable. Sin embargo, como lareferencia a «su» derecho interno figura antes de su an-tecedente (el Estado), sugiere que redacte el artículo enlos siguientes términos: «Un Estado no podrá alegar elhecho de que un tratado haya sido celebrado en viola-ción de su derecho interno para invalidar su consenti-miento...»

101. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el Comité de Redacción habrá de tener pre-sente la observación de algunos gobiernos a propósito

de que la Comisión no ha precisado que las disposicio-nes sobre divisibilidad se aplican también al artículo 31.Cabría, por ejemplo, especificar en el artículo 47 los ar-tículos a que son aplicables las cláusulas sobre divisi-bilidad.

102. Considera que el artículo 31 ya puede ser remi-tido al Comité de Redacción para que lo examine, habi-da cuenta del debate.103. El PRESIDENTE señala, como miembro de laComisión, que desde el punto de vista de la violacióndel derecho interno la cuestión de la divisibilidad es muycompleja. Es muy sutil la distinción entre una norma queel negociador puede aceptar porque no viola el derechointerno de su Estado y una norma que en efecto lo viola,y el orador duda de que el Comité de Redacción puedaresolver la cuestión de manera satisfactoria.

104. Hablando como Presidente, propone que se re-mita el artículo 31 al Comité de Redacción.

Así queda acordado 9.105. El PRESIDENTE, observando que los dos Vi-cepresidentes están ausentes, propone que se invite alSr. Elias, Relator General, a ocupar la presidencia delComité de Redacción, y que se nombre al Sr. Cadieuxmiembro de dicho Comité en espera de la llegada delSr. Reuter.

Así queda acordado.Se levanta la sesión a las 13 horas.

9 Véase reanudación del debate en los párrs. 42 a 56 de la841.a sesión.

824.a SESIÓN

Miércoles 5 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. Elias, Sr. Pessou, Sr. Ro-senne, Sr. Tunkin, Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados(A/CN.4/177 y Add.l a 3; A/CN.4/183 y Add.l y 2;

A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programal(continuación)

ARTÍCULO 32 (Carencia de facultad para obligar al Es-tado)

Artículo 32Carencia de facultad para obligar al Estado

1. Cuando el representante de un Estado a quien,según las disposiciones del artículo 4, no pudiere consi-derarse dotado de la facultad necesaria para manifestar

12 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

el consentimiento de su Estado en quedar obligado porun tratado, ejecutare sin embargo un acto como si estu-viese facultado para manifestar ese consentimiento, elacto de ese representante carecerá de efecto jurídico, sal-vo que fuere ulteriormente confirmado expresa o tácita-mente por el Estado que representa.

2. Cuando la facultad conferida a un representantepara manifestar el consentimiento de su Estado en que-dar obligado por un tratado hubiere sido objeto de deter-minadas restricciones, el hecho de que ese representanteno se atuviere a esas restricciones no alterará la validezdel consentimiento en el tratado manifestado por él ennombre de ese Estado, salvo cuando las restricciones desu facultad hubieren sido puestas en conocimiento de losdemás Estados contratantes. (A/CN.4/L.107, pág. 32.)

1. El PRESIDENTE somete a debate el artículo 32,para el que el Relator Especial propone en su cuarto in-forme (A/CN.4/177/Add.2, págs. 21 y 22) el título yel texto siguientes:

Actos no autorizados de un representante

1. Cuando un representante a quien, según el artícu-lo 4, no se considere que representa a su Estado a losefectos oportunos, ni que está dotado de la necesaria au-torización, afirme manifestar el consentimiento de su Es-tado en obligarse por el tratado, podrá invocarse la faltade autorización de ese representante como motivo parainvalidar tal consentimiento, salvo que éste haya sido ul-teriormente confirmado, expresa o tácitamente, por elEstado que representa.

2. Cuando la autorización de un representante paramanifestar el consentimiento de su Estado en obligarsepor el tratado haya sido objeto de determinadas restric-ciones, el hecho de que ese representante no se atengaa tales restricciones sólo podrá invocarse como motivopara invalidar el consentimiento cuando esas restriccio-nes hayan sido puestas en el conocimiento de los demásEstados contratantes antes de que el representante hayaexpresado ese consentimiento.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el artículo 32 trata de la carencia de facultad paramanifestar el consentimiento de un Estado en obligarsepor el tratado, no por causa de disposiciones constitu-cionales internas sino porque el representante del Estadono ha sido dotado de la necesaria facultad. El artículoguarda estrecha relación con las disposiciones del artícu-lo 4, al que debe hacerse referencia; por ello, cuandoredactó de nuevo el artículo 32, tuvo en cuenta natural-mente las modificaciones introducidas en el artículo 4 enel 15.° período de sesiones. También ha procurado teneren cuenta ciertas modificaciones de forma propuestas porlos gobiernos.

3. Opina que en el párrafo 1 deben sustituirse las pa-labras «invalidar tal consentimiento» por «invalidar talmanifestación de consentimiento», fórmula que expresa-ría con mayor claridad el sentido de la disposición.

4. El Sr. AMADO observa que el título del artículoque antes era «Carencia de facultad para obligar al Es-tado», es ahora «Actos no autorizados de un represen-tante», y deplora que las palabras «facultad» y «poder»(«authority» y «power») sean ahora casi intercambia-bles. Por su parte, prefiere el término «facultad» («au-thority») y confía en que se mantenga en el título. El

nuevo texto del artículo pone de relieve un aspecto lige-ramente diferente de la situación: en vez de centrar laatención en el acto del representante lo hace en la per-sona de éste. He aquí cómo mediante modificaciones su-cesivas, aparentemente de pura forma, se llega en defini-tiva a verdaderas mutaciones que pueden tener conse-cuencias jurídicas.5. El Sr. CASTREN aprueba el título y el texto queahora se proponen. No obstante, se pregunta si las pa-labras «que representa a su Estado a los efectos oportu-nos, ni» son verdaderamente necesarias y si no bastaríala fórmula «que está dotado de la necesaria autoriza-ción». El texto anterior hablaba únicamente de la «fa-cultad».

6. El Sr. AGO dice, con respecto al párrafo 1, quedesde 1963 la Comisión ha modificado radicalmente elartículo 4, que ya se refiere sólo a los plenos poderes.Se pregunta si ahora puede decirse «dotado de la nece-saria autorización» sin dar al artículo 4 un alcance queya no tiene.7. El párrafo 2 trata de uno de los aspectos más deli-cados de todo el proyecto. Habla de «restricciones» a laautorización de un representante, fórmula un tanto vaga,ya que pudiera significar en algún caso una restricciónde los plenos poderes, pero también una restricción ge-neral de tipo constitucional, lo que cambiaría todo el al-cance del artículo; en este último caso ¿bastará para in-vocar la invalidez de la manifestación del consentimientoel haber notificado a los demás Estados contratantes laexistencia de una restricción? Si ésta es de carácter cons-titucional, es decir, si limita la facultad del jefe del Es-tado para expresar el consentimiento del Estado cuandono está autorizado para ello por el Parlamento, ¿bastacon que un Estado haya comunicado a los demás el textode su constitución para que, en adelante, cuando con-cierte un tratado pueda invocar la restricción como cau-sa de invalidez del consentimiento que prestó sin habertenido en cuenta dicha restricción? El propósito del ora-dor es impedir que el párrafo haga aceptar una idea queindudablemente no comparten todos los miembros de laComisión.

8. Al Sr. ELIAS no le satisface en el nuevo párrafo 1la inserción de las palabras «a los efectos oportunos»,que considera innecesarias e imprecisas. La sustituciónde las palabras «a quien... no pudiere considerarse» por«a quien... no se considere» apenas mejora el texto, y lomismo cabe decir de la modificación del tiempo verbalde la última disposición del artículo.9. Opina que en el texto inglés del párrafo 2 sería pre-ferible utilizar las palabras «disregard o/» en vez de«omission to observe».

10. El Sr. AMADO dice que la redacción, sobre todoen inglés, es bastante extraña, pues se utilizan expresio-nes tales como «for the purpose*, «furnished» y «omis-sion to observe*.11. Respecto a las observaciones del Sr. Ago, temetambién que el párrafo 2 origine dificultades, sobre todocuando las circunstancias sean tales que puedan acarrearfrecuentes cambios de gobierno. El Comité de Redacciónhabrá de estudiar cuidadosamente el asunto.

824.a sesión. — 5 de enero de 1966 13

12. El Sr. YASSEEN no acaba de encontrar aceptableel nuevo texto del párrafo 1, que habla del «consenti-miento». A su juicio, no puede presumirse que se ha ma-nifestado el consentimiento del Estado cuando su repre-sentante se extralimita en sus atribuciones. Prefiere laversión original, que se refería al «acto» del represen-tante.13. Por lo demás, estima lógico y aceptable el párra-fo 2 que no plantea el problema de la constitucionalidadya que es objeto de otro artículo. Además, parece ser deutilidad práctica. En efecto, se dan casos en que el Es-tado limita la facultad de su representante; si éste noobserva las restricciones que se le han impuesto, sus ac-tos no podrán imputarse al Estado. En cuanto no seatenga a esas restricciones, se considerará que no repre-senta a su Estado. Naturalmente, es lógico exigir, paraque tales restricciones produzcan efecto, que sean pues-tas en conocimiento de los demás Estados contratantes.

14. El Sr. BRIGGS estima que el artículo 32 trata másde la competencia de un representante para obligar a suEstado que de la invalidez del presunto consentimientodel Estado. Si hay realmente necesidad de este artículo,y en el 15.° período de sesiones casi la mitad de losmiembros de la Comisión opinaban lo contrario, sus dis-posiciones corresponden al artículo 4 o bien deben ir in-mediatamente después de éste. El artículo 4, con las mo-dificaciones que en él se introdujeron en la primera partedel 17.° período de sesiones, especifica las categorías depersonas autorizadas para negociar y celebrar tratados.De ello se desprende que el representante no facultadoal efecto en virtud de dicho artículo no puede expresarun consentimiento que pueda considerarse válido, a me-nos que su acto sea confirmado posteriormente. Por lotanto, en el párrafo 1 sería más exacto decir «tal acto»que «tal consentimiento».

15. Duda de que sea necesaria una disposición comola del párrafo 2 del nuevo texto que propone el RelatorEspecial para el artículo 32.16. El Sr. AGO dice que, aunque el Sr. Yasseen afirmaque el párrafo 2 no ofrece peligro alguno porque se re-fiere únicamente al caso de que el representante se ex-ceda de sus atribuciones, opina, por el contrario, que elnuevo texto del artículo, al igual que el anterior, parecetener mucho mayor alcance y abarcar incluso los casosen que interviene el Jefe del Estado o algún ministro.17. En realidad, se plantea de nuevo el problema quela Comisión resolvió ya en el artículo 31. Para invalidarel consentimiento de un Estado ¿basta con que éste hayacomunicado a los demás cualquier restricción? Si lo quese pretende es limitar el alcance del párrafo al caso es-pecial de que se impongan restricciones a los plenos po-deres, hay que decirlo claramente.18. El Sr. TUNKIN comparte en gran medida la opi-nión del Sr. Briggs. El problema del lugar que corres-ponda al artículo 32, cuestión que se examinó en el15.° período de sesiones, es de gran importancia.19. A su juicio, las disposiciones del artículo 32 debentrasladarse al artículo 4 o seguir inmediatamente a éste.El nuevo texto del Relator Especial es innecesariamentetortuoso y no dice claramente, como lo hacía el proyecto

de 1963, que el acto de una persona que carece de fa-cultades para representar al Estado no puede producirefectos jurídicos. Por ello prefiere el antiguo texto.20. El Sr. ROSENNE creyó en un principio que el ar-tículo 32 no ofrecía dificultades, pero en el curso dfeldebate se ha dado cuenta de que trata de dos asuntosenteramente distintos; primero, el acto de una persona noautorizada y, segundo, el acto no autorizado de un re-presentante, materia de que se ocupa el artículo 4.

21. Será preciso redactar de nuevo el párrafo 1 paramostrar más claramente su relación con el artículo 4, yprobablemente restituirlo a la parte I.22. Como el párrafo 2 trata de la validez o invalidezdel consentimiento en obligarse, sin duda correspondea la parte II, pero es menester armonizar su texto conel de otras disposiciones referentes a las causas que per-miten alegar la invalidez.23. El Sr. YASSEEN estima que los términos del pá-rrafo 2 son bastante claros para evitar las consecuenciasque teme el Sr. Ago. El texto se refiere a «determinadasrestricciones» y dispone que deben ser puestas en cono-cimiento de las demás partes. Cabe, por ejemplo, que laautorización del representante sea limitada y que éstesólo tenga facultad para firmar ad referendum. Puede su-ceder también que las negociaciones se refieran a dosasuntos y que más adelante el Estado decida limitar lasfacultades de su representante autorizándolo sólo a ex-presar su consentimiento sobre uno dfe ellos.24. El Sr. CADIEUX opina que el artículo 32 contieneelementos positivos y tiene su lugar adecuado en la seriede normas que se han de proponer a los gobiernos. Res-pecto de si el artículo debe figurar en la parte II o si hade concebirse como una modificación al artículo 4, esdifícil pronunciarse ahora, pero personalmente se inclinaa compartir la opinión del Relator Especial. No cabeduda de que el artículo se refiere a la validez de un ins-trumento internacional y a las circunstancias en que cabeimpugnarla.25. Al igual que el Sr. Briggs, abrigaba dudas acercade la redacción de la última parte del párrafo 1, pero lehan satisfecho enteramente los comentarios que acabade hacer el Relator Especial.26. En cuanto al párrafo 2, comparte el criterio delSr. Yasseen. Si se trata de la autoridad de los facultadosex officio para obligar a un Estado, el supuesto quedaprevisto en el artículo 31. El párrafo 2 se aplica exclu-sivamente a las personas debidamente autorizadas por elEstado. Puede aplicarse incluso a los ministros de rela-ciones exteriores y a los jefes de Estado, que no siempretienen una facultad ilimitada para obligar al Estado. Elcaso previsto en el párrafo no es el de la ratificaciónimperfecta ni el de limitaciones constitucionales sino elde disposiciones especiales que pudieran limitar el man-dato de una persona normalmente autorizada para obli-gar al Estado.27. Por consiguiente, estima que el párrafo 2 es útily su redacción aceptable. A fin de aclarar la cuestiónplanteada por el Sr. Ago, sería conveniente que se indi-caran en el comentario cuáles son las circunstancias es-peciales a que el párrafo se refiere.

14 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

28. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ad-mite que el artículo 32 trata de dos asuntos distintos,pero la Comisión decidió en su 15.° período de sesionesque convenía incluir en un solo artículo tanto el acto noautorizado del representante de un Estado como el actode una persona que no lo represente a los efecto de con-certar un tratado.

29. El Sr. Tunkin ha criticado el nuevo proyecto por-que sus términos no son análogos a los aprobados en1963. Al modificar el texto, el orador quiso dar ciertauniformidad a las diversas disposiciones sobre invalidez.30. Además, en un sentido estricto no es correcto decirque el acto del representante no autorizado carezca deefectos jurídicos, ya que puede ser ulteriormente confir-mado por su Estado. Ese detalle deberá tenerse en cuen-ta si el contenido del párrafo 1 se incluye en el artículo 4o en un nuevo artículo que le siga inmediatamente. Ha-bría entonces que determinar si convendría incluir en laparte II una disposición sobre el caso de invalidez. Noestá seguro de cuál es la opinión general a este respecto.

31. Desde luego, en la práctica es poco frecuente quenegocien tratados personas no autorizadas. Recuerda uncaso: el de un residente británico en la región del GolfoPérsico, que pretendió concertar un acuerdo con el Go-bierno de Persia sin tener instrucciones de su propioGobierno; éste no se hizo responsable de tal acción 1.

32. Si la Comisión decide mantener el párrafo 2, elComité de Redacción no tendrá dificultad alguna en re-visarlo poniendo en claro que se trata de restriccionesimpuestas a un representante con respecto a determinadotratado y no de restricciones resultantes de disposicionesconstitucionales. Así se daría satisfacción al Sr. Ago.33. Es tranquilizador que ningún gobierno o delega-ción haya comprendido mal la finalidad del texto.34. El PRESIDENTE pide a los miembros de la Co-misión que indiquen si a su juicio debe remitirse el ar-tículo 32 al Comité de Redacción para que éste redactede nuevo el párrafo 1 y decida si procede mantenerlo enla parte II o incluirlo en el artículo 4 o después de él.

35. El Sr. ELIAS propone que se remita el artículo 32al Comité de Redacción.36. El Sr. CASTREN acepta que se remita el artículoal Comité de Redacción, aunque después de las explica-ciones del Relator Especial sigue creyendo que el nuevotexto es mejor que el antiguo, pues deja a la parte lesio-nada varias posibilidades de acción. También prefiereque el artículo permanezca en el lugar que actualmenteocupa porque, al igual que el Sr. Cadieux, estima queno se trata tanto de una cuestión de representación comode falta de autorización del representante, defecto quepuede acarrear la invalidez del tratado.37. El Sr. AGO comparte la opinión del Sr. Rosenneacerca del párrafo 1 ; la disposición se refiere al acto deuna persona a quien no se considera representante de un

1 Tratado de Shiraz, de 30 de agosto de 1822, firmado porMírza Mohammed Zaki Khan, Ministro de Fars, y el capitánWilliam Bruce, residente británico en Bushire. Véase AdamiyatF., Bahrein Islands, A Legal and Diplomatic Study of the Bri-tish-Iranian Controversy, Nueva York, 1955, págs. 106 a 111.

Estado en el sentido del artículo 4, es decir, a un actoque no expresa el consentimiento del Estado y que ca-rece de efectos jurídicos. Sin embargo, tal disposiciónes innecesaria puesto que el caso ya está previsto en elartículo 4.

38. Sería preferible que la Comisión determinara siprocede o no ampliar algo el alcance de esta disposiciónañadiendo que, a pesar de las restricciones enunciadasen el artículo 4, puede ocurrir que una persona a quienno se considera representante del Estado realice un actoque llegue a ser la expresión del consentimiento de aquélpor haber sido confirmado ulteriormente.

39. Bastaría así con agregar un párrafo a cuyo tenor,cuando una persona a quien no se considera como re-presentante del Estado en un caso concreto actúe paraexpresar el consentimiento del Estado, esa expresión noautorizada puede ser confirmada ulteriormente por unrepresentante debidamente autorizado. Ese párrafo seríamás adecuado a continuación del artículo 4 que en elartículo 32, que se refiere a la validez. En efecto, no seplantea la cuestión de la validez; como no se ha expre-sado el consentimiento, no hay tratado hasta que se re*ciba la confirmación.

40. Si el artículo 32 constara tan sólo del párrafo 2,convendría precisar que se trata de una restricción apli-cable a un caso concreto y no de una restricción de ca-rácter general; esta última quedaría comprendida en elartículo 31.

41. El Sr. ROSENNE apoya la propuesta del Sr. Eliasde que se remita el artículo 32 al Comité de Redacción.42. Es indispensable conservar en el párrafo 1 las pa-labras «expresa o tácitamente», que son elemento im-portante de la norma enunciada en el artículo 32.43. El Sr. BRIGGS cree también que debe remitirseel artículo al Comité de Redacción.44. Sin embargo, puesto que el Relator Especial tienegran interés en conocer el parecer de la Comisión, ha dedecir que a su juicio, si se traslada el contenido del pá-rrafo 1 al artículo 4, no habrá necesidad de reiterar elprincipio en la parte II, ya que el artículo no trata de lainvalidez sino de la facultad del agente y del acto reali-zado sin autoridad. Refuerza esta opinión suya el hechode que la Comisión no haya procurado incluir en laparte II todas las cuestiones concernientes a la invalidez.

45. Duda que exista necesidad alguna de conservar enel artículo 32 las disposiciones del párrafo 2, pero eseasunto bien puede confiarse al Comité de Redacción.

46. El Sr. TUNKIN dice que el párrafo 1 debería sertrasladado al artículo 4 o a un nuevo artículo 4 bis.Como el párrafo 2 trata de la validez propiamente dicha,debe permanecer en la parte II.47. El Sr. YASSEEN sigue persuadido de que es pre-ferible el texto original del párrafo 1 porque se ajustaa la realidad. El representante de un Estado sólo puedemanifestar el consentimiento de éste si está facultadopara ello especialmente o en general según el derechointernacional. Se trata de confirmar, no el consentimientosino el acto mismo. La cuestión de la retroactividad de

824.a sesión. — 5 de enero de 1966 15

esa confirmación podrá entonces plantearse. Ahora bien,nada impide a un Estado confirmar con efectos retroac-tivos el acto que realizó su representante excediéndose dela autoridad que se le confirió.

48. El Sr. AMADO considera que sería ventajoso elempleo de la conocida expresión «aptitud de un repre-sentante para manifestar válidamente...».49. El Sr. CASTREN responde al Sr. Yasseen que elpárrafo 1 no dice que un representante «manifieste elconsentimiento», sino que «afirme manifestar el consen-timiento»; además en él se habla concretamente de «faltade autorización».

50. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, dice que, aunque no tiene inconveniente enque se remitan al Comité de Redacción el artículo 32y los problemas que suscita, preferiría vincular el pá-rrafo 1 al artículo 4 como parte de dicho artículo o comoartículo 4 bis. Prueba de la gravedad del problema fueen 1939 el asunto Pilja, en el cual se acusó al MinistroAdjunto de Relaciones Exteriores de Yugoslavia de ac-tuar ultra vires.

51. Propone que se remita al Comité de Redacción elartículo 32 y las cuestiones que a él se refieren.

Así queda acordado 2.

ARTÍCULO 33 (Dolo)

Artículo 33Dolo

1. Cuando un Estado fuere inducido a celebrar untratado por la conducta fraudulenta de otro Estado con-tratante, podrá alegar el dolo para invalidar su consenti-miento en quedar obligado por el tratado.

2. En los casos a los que se refiere el artículo 46, elEstado podrá alegar el dolo para invalidar su consenti-miento únicamente respecto de las cláusulas del tratadoque hubieren sido objeto del dolo. (A/CN.4/L.107, pá-gina 32.)

52. El PRESIDENTE somete a debate el artículo 33,para el que el Relator Especial ha propuesto en su quin-to informe (A/CN.4/183, pág. 30) el nuevo texto si-guiente:

Cuando un Estado fuere inducido a celebrar un tra-tado por la conducta o el acto fraudulento de otro Es-tado contratante, podrá alegar el dolo para invalidar suconsentimiento en quedar obligado por el tratado.

53. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque algunos gobiernos se han opuesto a la idea de incluirlos conceptos de dolo y error en artículos distintos, peroque la mayoría ni ha hecho comentarios ni ha opuestoobjeciones. Ambas cuestiones son esencialmente distin-tas y los efectos del dolo son más graves porque destru-yen la confianza entre las partes.

54. Considera aceptable la sugerencia del Gobierno deIsrael de invertir el orden de los dos artículos, ya que el

2 Véase reanudación del debate en los párrs. 1 a 13 de la340.a sesión.

dolo tiene consecuencias más graves y es más afín a lacoacción.55. Algunos gobiernos han indicado que no basta conaludir a la conducta fraudulenta y que hay que mencio-nar además los actos fraudulentos. No tiene inconve-niente en que se introduzca tal modificación, aunque sepregunta si es imprescindible.

56. Algunos gobiernos han mencionado la dificultadde definir el dolo y han señalado que no hay una corre-lación exacta entre el término inglés «fraud» y el fran-cés «doh.57. En su nueva versión del artículo 33 no ha incluidoel párrafo 2 dando por sentado que el proyecto conten-drá, respecto de la divisibilidad, una disposición generalválida para todos los artículos a los que se aplique eseprincipio. Quizá fuera preferible examinar la cuestiónde la divisibilidad en su conjunto y determinar luego aqué artículos se aplica el principio. Por consiguiente,propone que de momento se aplace el examen del pá-rrafo 2.58. Un gobierno ha propuesto que se fije un plazo paraejercer el derecho a invocar el dolo como causa de inva-lidez, pero esa cuestión debería examinarse en relacióncon el artículo 47.59. El Sr. AGO está de acuerdo con todo lo que acabade decir el Relator Especial. Carecería de sentido in-cluir en el mismo artículo dos nociones tan distintas comoel dolo y el error; por otra parte, sería preferible inver-tir el orden de los artículos a ellos relativos, estable-ciendo así una gradación en la gravedad de las causasde nulidad. Quizá esto último no se pueda resolver hastamás adelante.60. Aprueba en particular la propuesta del Relator Es-pecial de que se suprima el párrafo 2 del texto aprobadoen 1963, ya que la Comisión volverá a estudiar todo elproblema de la divisibilidad de los tratados. El párrafo 2le merecía serias reservas. Un tratado consta a veces devarias partes en apariencia independientes, pero que sonfruto de concesiones recíprocas y dependen unas de otras.Es concebible que un Estado acepte una cláusula deter-minada de un tratado por la sola razón de que, a su jui-cio, hay otra cláusula en dicho tratado que compensaa la primera; sería injusto que, en tal caso, el Estado tu-viera que quedar obligado por la primera si la otra re-sulta nula a causa de un vicio del consentimiento. La Co-misión deberá estudiar con sumo cuidado ese problema,incluso cuando se ocupe del concepto de error.

61. El Sr. ELIAS apoya el nuevo texto del RelatorEspecial, que comprende todo lo necesario.62. También es partidario de suprimir el párrafo 2 yde estudiarlo en relación con el problema general de ladivisibilidad. Pese a las sugerencias de algunos gobiernospara mejorar el texto, está claro que éstos se resisten aadmitir que las cláusulas viciadas por dolo puedan se-pararse de otras que no lo estén.63. El Sr. CASTREN estima que debe conservarse elartículo 33; éste podría figurar a continuación del artícu-lo sobre el error, por las razones que ha aducido el Go-bierno de Israel y aceptado el Relator Especial.

16 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

64. Está dispuesto a aceptar la nueva versión propuestapor el Relator Especial, que no difiere gran cosa del textoanterior. Considera justificada la incorporación al párra-fo 1 de la palabra «acto».

65. También está conforme con el Relator Especial enque se suprima el párrafo 2, ya que anteriormente habíaaceptado su propuesta de revisar el artículo 46 y ante-ponerlo a la serie de artículos que ahora se examinan.

66. La Comisión estuvo acertada en 1963 al abstener-se de definir el término «dolo», y no hay por qué volversobre el asunto.

67. A juicio de algunos gobiernos, el derecho a invo-car el dolo debería ejercerse en un plazo determinado,pero él estima como el Relator Especial, que a ese res-pecto el artículo 47 brinda garantías suficientes contraposibles abusos.68. El Sr. YASSEEN es partidario de conservar el ar-tículo 33 en la nueva versión propuesta por el RelatorEspecial. La incorporación de la palabra «acto» consti-tuye una mejora.

69. Dado el giro que tomó el debate sobre el artículo 30en la sesión precedente, del que se desprende que la Co-misión se propone enfocar de manera limitativa todaslas causas posibles de nulidad de un tratado, es indispen-sable un artículo sobre el dolo.

70. Es evidente que debe dejarse en suspenso el párra-fo 2 por el momento ya que, a propuesta del Relator Es-pecial, la Comisión examinará globalmente todo el pro-blema de la divisibilidad.

71. El Sr. CADIEUX acepta el texto propuesto porel Relator Especial, que representa una mejora.72. Sin embargo, una vez que haya concluido el debatesobre este artículo, quizá pueda el Relator Especial ex-poner su parecer sobre la sugerencia del Gobierno dfelReino Unido de que las controversias sobre la interpre-tación y la aplicación de dicho artículo deberían some-terse a la decisión judicial de un órgano independiente;el Gobierno de los Estados Unidos parece haber tenidola misma idea. Tal vez no sea necesario tratar este asun-to en relación con el artículo 33, pero la Comisión de-berá examinarlo algún día y pronunciarse al respecto.

73. El Sr. BEDJAOUI ha estudiado las observacionesde los gobiernos y en particular las de los que se oponena los dos artículos 33 y 34; está convencido de que am-bos son necesarios incluso si los casos de invalidez pordolo o error no son muy frecuentes. No obstante, de-plora que la Comisión se haya limitado a esas dos causas,es decir, el dolo y el error; hubiera debido tener tambiénen cuenta los efectos de la lesión.

74. Como la historia colonial de Argelia comenzó conun caso de dolo, que fue la celebración del tratado deTafna en 1837 entre el Emir Abd-El-Kader y el Maris-cal Bugeaud3, no puede por menos de complacerle queen el proyecto de la Comisión figure un artículo sobreel dolo.

3 De Clerq, Recueil des traités de la France, vol. IV, pág. 375,París, 1880.

75. La redacción propuesta por el Relator Especial esmuy satisfactoria. La inversión del orden de los artícu-los 33 y 34 sería una mejora y la incorporación de lapalabra «acto» disipará todas las reticencias. Además,es acertado suprimir el párrafo 2, ya que el dolo des-truye la confianza y vicia todo el tratado.76. El Sr. TUNKIN aprueba plenamente las propues-tas del Relator Especial sobre el párrafo 1.77. En cuanto al párrafo 2, por el momento vacila enapoyar su supresión; la Comisión debiera suspender sudecisión sobre ese párrafo y volver a ocuparse del mismoy de los párrafos correspondientes de otros artículos alexaminar el artículo 46. Quizá entonces revele el debateque en el artículo 33 hace falta, en una forma u otra, unpárrafo 2.78. El Sr. ROSENNE celebra que la propuesta de suGobierno encaminada a invertir el orden de los artícu-los 33 y 34 haya merecido el apoyo del Relator Especialy de otros miembros.79. En cuanto al párrafo 1, abriga dudas que en cier-to modo se refieren al fondo. Personalmente preferiríaque se suprimiera el adjetivo «contratante» que calificaa «Estado»; en su forma actual, la disposición sólo en-traría en juego si el dolo hubiera sido obra de una partecontratante; quisiera saber qué ocurriría si proviniera delos actos de otro Estado.

80. En cuanto al párrafo 2, cree entender que la Co-misión desea simplemente reservarse sobre la cuestiónde la divisibilidad, decidirá en qué medida se aplica elprincipio a cada artículo.81. El Sr. AMADO se pregunta si con la incorpora-ción de la palabra «acto» queda suficientemente claroque la palabra «fraudulento» califica también a la pala-bra «conducta».82. El Sr. BRIGGS apoya la sugestión del Sr. Cadieuxde que se tome nota de la observación del Gobierno delReino Unido en el sentido de que debiera preverse ladecisión por un órgano independiente de las cuestiones deinterpretación y aplicación del artículo 33 (A/CN.4/183,pág. 26). El Gobierno de los Estados Unidos ha esti-mado asimismo muy conveniente incluir una clásula queprevea la determinación judicial del dolo. Desde luego,no hace falta modificar el texto del artículo 33; la cues-tión puede estudiarse cuando la Comisión examine elartículo 51.

83. Apoya asimismo la sugestión del Gobierno de Is-rael de que se invierta el orden de los artículos 33 y 34.84. En cuanto al párrafo 2, está de acuerdo en queconviene examinarlo en relación con el artículo 46 yapoya la sugestión del Relator Especial de que la Comi-sión suspenda por el momento su decisión sobre dichopárrafo.85. Aprueba la nueva versión del párrafo 1 propuestopor el Relator Especial, pero sugiere que se inserten laspalabras «como causa» antes de «para invalidar su con-sentimiento». Así se destacaría que el simple hecho deinvocar el dolo no basta para invalidar automáticamenteel consentimiento. La expresión «alegar como causa parainvalidar» aparece de alguna manera en las nuevas ver-

824.a sesión. — 5 de enero de 1966 17

siones de los artículos 46, 47 y 49 (A/CN.4/183). En al-gunos de los artículos aprobados por la Comisión en susperíodos de sesiones 15.° y 16.° se utilizó una expresiónanáloga.86. El Sr. PESSOU apoya cuanto acaba de aclarar elSr. Briggs y también atribuye gran valor a las observa-ciones del Sr. Ago. Desde el punto de vista metodológi-co, tan conveniente es agrupar todo lo que puede seragrupado como mantener separadas las disposiciones quese refieran a materias independientes.

87. En cuanto a la sugestión del Sr. Bedjaoui, duda deque incluso con la referencia histórica que la acompaña-ba sea posible introducir la noción de lesión, que perte-nece al derecho privado, sin volver a la actio paulianadel derecho romano.88. El PRESIDENTE está dispuesto, como miembrode la Comisión, a dejar pendiente para examen ulteriorla cuestión de la divisibilidad de los tratados, materiade que se ocupa el párrafo 2. A este respecto está deacuerdo con el Sr. Ago, no sólo porque las distintas cláu-sulas de un tratado son resultado de una transacción sinoporque algunas de las disposiciones de éstos suelen estarsubordinadas a la cláusula principal.

89. En cuanto al orden de los artículos sobre el doloy el error, es indudable que el dolo es concepto más li-mitado que el error, pero como la práctica internacionalatribuye mayor importancia al primero preferiría quelos artículos 33 y 34 siguieran en el orden actual. Noobstante, está dispuesto a que decida al respecto el Co-mité de Redacción.

90. Si la incorporación de la palabra «acto» disipa lasdudas de ciertos gobiernos, no se opondrá a ella, auncuando considera que la idea de acto aislado va implícitaen el vocablo «conducta».91. Por lo que respecta a la sugestión del Sr. Rosennede que pueda invocarse no sólo la conducta fraudulentade un Estado contratante sino también la de otros Es-tados, cree que sería mejor hacer esa indicación en elartículo sobre el error, o en su comentario, aun cuandoteóricamente el dolo puede resultar de la conducta deotro Estado.

92. La propuesta del Sr. Briggs plantea dificultades; enefecto, si la palabra inglesa «ground» se traduce en fran-cés por «motif», este término puede resultar ambiguo yaque el «motif» influye en la formación de la voluntad,pero no da derecho a realizar un acto.

93. En suma, acepta la propuesta del Relator Especialy considera que puede remitirse el artículo al Comité deRedacción.

94. El Sr. AGO señala que el Presidente acaba de sus-citar algunas cuestiones que el Comité de Redacción de-berá examinar con el mayor cuidado.

95. Al menos por lo que al texto francés respecta, va-cila en aceptar la incorporación de la palabra «acto»(acte) porque pudiera evocar la idea de acto jurídico.Basta con la palabra «conducta» porque ésta comprendetanto un acto aislado como una serie de actos e inclusouna omisión.

96. La dificultad que crean el vocablo inglés «ground»y el francés «motif» quizá provenga de una diferencia deconcepto entre los sistemas legislativos basados en el de-recho romano y los demás sistemas. La expresión fran-cesa «viciant son consentement» basta para expresar todolo que se quiere decir. La diferencia que ha originadoesa dificultad existía ya en el proyecto de 1963.

97. El Sr. YASSEEN disiente del Sr. Ago en la inter-pretación de la palabra «conducta», que a su juicio de-nota cierta continuidad; ahora bien, esa continuidad nopuede lograrse con un solo acto. Por ello, algunos Esta-dos han creído oportuno pedir que el artículo 33 preveaexpresamente que el dolo puede producirse por un actoúnico. La incorporación de la palabra «acto» tiene portanto cierta utilidad.

98. El PRESIDENTE declara, como miembro de laComisión, que a su juicio la «conducta» puede ser unacto aislado o una serie continua de actos. Conforme a ladoctrina, no es precisa una serie de actos para que hayadolo.99. El Sr. AMADO dice que la interpretación de unvocablo como «conducta» debiera confiarse a los encar-gados de interpretar el texto.100. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,comparte personalmente el parecer de que el sentido dela palabra «conducta» es lo bastante amplio para abar-car tanto un solo acto como una serie de actos; ya se hareferido a esa cuestión en el párrafo 3 à& sus observa-ciones sobre el artículo 33 (A/CN.4/183, pág. 29). Sinembargo, no tiene nada que objetar a que después de«conducta» se inserten las palabras «o el acto» para te-ner en cuenta las observaciones de diversos gobiernos.Ese asunto puede encomendarse al Comité de Redacción.101. En cuanto a las observaciones del Sr. Amado,estima que en el texto inglés el adjetivo «fraudulent» seaplica tanto al vocablo «acto» como a «conducta», yaque las palabras que siguen, o sea «may invoke thefraud» denotan que el adjetivo califica a ambos términos.Sin embargo, esta cuestión también se puede encomen-dar al Comité de Redacción.102. En cuanto a la sugestión del Sr. Briggs de que seintroduzcan las palabras «como causa», la Comisión yaha utilizado esta expresión en otros artículos, en particu-lar en los relativos a la terminación. El asunto fue exa-minado en 1963 en relación con los efectos del proyectode artículos sobre la estabilidad de los tratados. La fina-lidad perseguida es destacar que las normas enunciadasen los diversos artículos no autorizan a un Estado a de-clarar unilateralmente la invalidez de un tratado. El em-pleo de dicha expresión tiene asimismo por objeto seña-lar que los artículos de que se trata están sujetos a lasdisposiciones relativas al procedimiento para alegar cau-sas de invalidez. No obstante, en los artículos sobre eldolo y el error la Comisión ha utilizado la misma fórmu-la que en el texto francés. El Comité de Redacción podríaexaminar el asunto teniendo presente el interés de laComisión en la estabilidad de los tratados.

103. El Sr. Rosenne ha sugerido que se suprima lapalabra «contratante» después de «Estado», a fin de pre-ver la posibilidad de que el dolo sea cometido por otro

18 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

Estado. El orador ya ha dado respuesta a este punto: eldolo de un tercer Estado no constituye causa que vicieel consentimiento con respecto a un Estado contratanteque no fuera responsable de tal dolo. Desde luego, lacuestión sería diferente si hubiera complicidad, pues éstaextendería el efecto al Estado contratante que se benefi-ciara con el dolo.

104. En cuanto al párrafo 2, no ha sugerido que se su-prima sino únicamente que la cuestión se examine en re-lación con el artículo 46; conviene estudiar el problemade la divisibilidad en relación con cada artículo parasaber si hay que hacer distinciones entre éstos.

105. La cuestión de la decisión judicial por un órganoindependiente, señalada por el Sr. Cadieux, se planteaen relación con muchos de los artículos del proyecto.Ya fue examinada con detenimiento en 1963 y muchosgobiernos la plantearon en relación con un gran númerode artículos. No estima necesario considerarla a propó-sito del artículo 33, que ya puede ser remitido al Comitéde Redacción para que lo examine habida cuenta del de-bate.

106. El Sr. ROSENNE acepta la explicación del Pre-sidente, apoyada por el Relator Especial, acerca de lasrazones para conservar la palabra «contratante» despuésde «Estado».

107. El PRESIDENTE considerará, si no hay nadaque objetar, que la Comisión está de acuerdo en que seremita el artículo 33 al Comité de Redacción, quedandoentendido que se reservará el párrafo 2 para examinarlojunto con el artículo sobre la divisibilidad.

Así queda acordado 4.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

ARTÍCULO 34 (Error)

Artículo 34Error

4 Véase reanudación del debate en los párrs. 14 a 18 de la840.a sesión.

825.a SESIÓN

Jueves 6 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. Elias, Sr. de Luna, Sr. Pes-sou, Sr. Rosenne, Sr. Tunkin, Sir Humphrey Waldocky Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l y 2; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

1. Un Estado podrá alegar un error relativo a la sus-tancia de un tratado para invalidar su consentimiento enquedar obligado por el tratado cuando el error consistiereen un hecho o en una situación cuya existencia ese Es-tado hubiere dado por supuesta en el momento de la ce-lebración del tratado y hubiere constituido un funda-mento esencial del consentimiento del Estado en quedarobligado por el tratado.

2. El precedente párrafo 1 no se aplicará cuando elEstado haya contribuido con su conducta al error, o hayapodido evitarlo, o cuando las circunstancias hayan sidotales que hubieran debido ponerle sobre aviso contra laposibilidad de error.

3. En los casos a los que se refiere el artículo 46,podrá alegarse un error que sólo resultare de determina-das cláusulas del tratado para invalidar el consentimien-to del Estado en relación con esas cláusulas únicamente.

4. Cuando no existiere error en cuanto a la sustanciade un tratado, pero existiere error en la redacción de sutexto, el error no alterará la validez del tratado y se apli-carán entonces los artículos 26 y 27. (A/CN.4/L.107,pág. 33.)

1. El PRESIDENTE somete a debate el nuevo textodel artículo 34, propuesto por el Relator Especial en suquinto informe (A/CN.4/183, pág. 36), que dice lo si-guiente:

Error

1. Un Estado podrá alegar un error relativo a la sus-tancia de un tratado para invalidar su consentimiento enquedar obligado por el tratado cuando el error se refieraa un hecho o a una situación cuya existencia ese Estadohaya dado por supuesta en el momento de la celebracióndel tratado y haya constituido un motivo esencial del con-sentimiento del Estado para obligarse por el tratado.

2. El precedente párrafo 1 no se aplicará cuando eseEstado haya contribuido con su conducta al error o hu-biera podido evitarlo, o cuando las circunstancias hayansido tales que hubieran debido ponerle sobre aviso contrala posibilidad de error.

3. Cuando el error no se refiera a la sustancia de untratado sino a la redacción de su texto, no alterará lavalidez del tratado; en tal caso se aplicarán los artícu-los 26 y 27.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el artículo 34 suscita dos problemas que ya examinóel Comité de Redacción a propósito del artículo 33, re-lativo al dolo. El primero es el que plantea la propuestadel Sr. Briggs de sustituir la referencia a la invalidezdel consentimiento del Estado por la expresión «moti-vos para invalidar el consentimiento»; el segundo es laimportante cuestión de la divisibilidad. En el nuevo tex-to que propone ha omitido el antiguo párrafo 3, concer-niente a esa cuestión, dando por supuesto que el artículogeneral sobre divisibilidad se ocupará de ella global-mente.

3. En las páginas 31 a 33 de su informe (A/CN.4/183)se analizan los comentarios de los gobiernos y se expo-nen las razones que ha aducido para no aceptar deter-minadas sugerencias del Gobierno de Israel.

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4. Varios gobiernos han sugerido que se prevean nosólo los errores de hecho sino también los de derecho.Su propia impresión es que, en los debates de la Comi-sión en 1963, la inmensa mayoría de los miembros erapartidaria de limitar las disposiciones del artículo 34 alos errores de hecho. Naturalmente, el error de derechopuede contribuir en cierto modo al error de hecho, y aeste respecto el orador recuerda el párrafo 7 del comen-tario de la Comisión al artículo, del cual cita un pasajeen su informe. Ha llegado a la conclusión de que nodebe modificarse en modo alguno el texto del artículo.

5. El Gobierno de Tailandia considera que la excep-ción prevista en el párrafo 2 es demasiado amplia y po-dría dejar sin efecto el párrafo 1. Esa opinión se funda,naturalmente, en la experiencia de ese Gobierno en elasunto del Templo de Preah Vihear 1. El párrafo 2 cons-tituye, en efecto, una excepción quizá excesivamente am-plia al párrafo 1 y, a menos que se interprete restrictiva-mente, despojaría a éste de gran parte de su contenido.No obstante, el párrafo 2 reproduce los términos utili-zados por la Corte Internacional de Justicia, aunque enrelación con un caso especial; la Comisión puede preferirdejarlo invariable, entendiendo que habrá que darle unainterpretación prudencial.

6. El Sr. YASSEEN dice que el Relator Especial nopropone otra modificación del artículo que la de supri-mir el párrafo concerniente a la divisibilidad. Por su par-te, está dispuesto a aceptar el artículo, como aceptó eltexto de 1963.7. Opina que el error de que trata el artículo sólo puedereferirse a los hechos. Con anterioridad, la Comisiónestudió la posibilidad de tomar también en consideraciónlos errores de derechos. Se ha hablado sobre todo decasos de errores concernientes a una norma determinadade derecho internacional, cuando hay Estados que con-sideran una regla como norma de derecho, mientras queotros no le reconocen ese carácter. Tal error puede con-siderarse como error de hecho. En cuanto a un posibleerror en materia de derecho interno, es obvio que nopuede tomarse en consideración como error jurídico a losefectos del derecho internacional. Del adecuado análisisde los anteriores debates de la Comisión se desprende,por tanto, que los casos citados se referían siempre a erro-res de hecho o a una mezcla de hecho y derecho. En esteúltimo supuesto, bastaría con un pequeño error de hechopara hacer entrar en juego el sistema previsto en el ar-tículo.

8. El Sr. ROSENNE está de acuerdo con el RelatorEspecial en que es menester mantener en el proyecto unartículo concerniente al error, sobre todo después de ladistinción que el Presidente y el propio Relator Especialhan hecho entre el dolo imputable a un Estado contra-tante y el error provocado por un tercero.

9. Considera difícilmente aceptable el análisis que elRelator Especial hace en su quinto informe (A/CN.4/183, pág. 33) de las opiniones expuestas en los debatesde 1963. La Comisión analizó detenidamente el proble-ma del error de hecho y del error de derecho, sobre todo

en sus 679.a y 680.a sesiones; recuerda el siguiente pa-saje de la intervención del Sr. Amado en el debate:«Además, el error ha de existir de hecho, pues la situa-ción del derecho internacional es tal que no cabe, pordesgracia, la posibilidad de hacer indagaciones en cuantoa la intención de las partes. Dicha intención, elementoesencial en derecho privado, no puede tener igual im-portancia en derecho internacional» 2.

10. En el pasaje citado hay dos elementos distintos: elprimero es que el error ha de existir de hecho; y el se-gundo, que la norma de derecho no puede estar subor-dinada a un posible análisis de la intención de las partessino a una apreciación objetiva del error. La Corte In-ternacional de Justicia ha sostenido la imposibilidad deexaminar los factores sicológicos causantes de la con-ducta de un Estado, en algunas de sus decisiones, porejemplo, en su opinión consultiva sobre el caso de 1948,relativo a las condiciones de admisión de un Estado comoMiembro de las Naciones Unidas (Artículo 4 de la Car-ta) 3, y en la referente al caso del derecho de asno,en 1950. 4 Sugiere, por lo tanto, que la Comisión se abs-tenga de introducir en el artículo 34 distinciones sutilestomadas del derecho privado, que exijan un estudio dela sicosis por que atraviesa un Estado.

11. A pesar de todo, está de acuerdo con la decisióndel Relator Especial de no modificar el texto del artículo,pero insiste en que se revise cuidadosamente el comen-tario.

12. En el texto inglés del nuevo párrafo 3 se ha susti-tuido la palabra «mistake» por «error». Sugiere que seencargue al Comité de Redacción de examinar, quizácon ayuda de los servicios de traducción de las NacionesUnidas, la terminología utilizada, con el objeto explícitode establecer en lo posible una distinción entre los erro-res de fondo y las equivocaciones en la transcripción,distinción que habría de expresarse por supuesto en lostres idiomas de trabajo de la Comisión y en los idiomasoficiales de las Naciones Unidas.

13. Cuando la Comisión examinó y aprobó el artícu-lo 26 en la primera parte del período de sesiones actual,sus miembros pidieron unánimemente que, en interés dela estabilidad de los tratados, no se diera excesiva im-portancia al error. El Comité de Redacción y la propiaComisión deben también estudiar ahora si se ha de tras-ladar el párrafo 3 al artículo 26, puesto que en rigor notrata del problema de la invalidez sino más bien de losefectos de un error de transcripción una vez que ha sidosubsanado.14. En cuanto a la cuestión suscitada por el Gobiernode Tailandia, en los debates de la Sexta Comisión en elvigésimo primer período de sesiones de la Asamblea Ge-neral, le impresionó la sensibilidad de ese Gobierno antealgunas de las razones aducidas por la Corte Interna-cional de Justicia en su decisión sobre el asunto del Tem-plo de Preah Vihear 5. Aunque, naturalmente, es propio

i LCJ. Reports, 1962, pág. 6.

2 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 45, 680.a sesión, párr. 56.

3 LCJ. Reports, 1948, pág. 57.4 LCJ. Reports, 1950, pág. 266.

5 LCJ. Reports, 1962, pág. 6.

20 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

de la Comisión y obligatorio conforme a su estatuto hacerpleno uso de las decisiones pertinentes de la Corte, en-carece que en el comentario, sobre todo cuando hagareferencia a las decisiones de la Corte sobre error y «es-toppel» (doctrina de los actos propios) en el referidocaso, la Comisión se abstenga de darles una importanciaexcesiva.15. El Sr. CASTREN dice que el artículo es útil y debemantenerse. A su juicio, el Relator Especial ha hechobien en abstenerse de seguir las propuestas de modifica-ción formuladas por los gobiernos.16. Por las razones que ya indicó en relación con el ar-tículo 33, apoya la propuesta del Relator Especial de quese omita de momento el párrafo 3 del proyecto de 1963.17. En cuanto al error de derecho, comparte la opi-nión de oradores precedentes; tal vez convendría revisarel comentario sobre ese punto.18. Como ha propuesto el Sr. Rosenne, la Comisiónpodría retirar del artículo el último párrafo e incluir sucontenido en otro artículo; en todo caso, lo fundamentalde ese párrafo es la referencia que en él se hace a otrosartículos.

19. El Sr. ELIAS apoya el artículo 34 propuesto porel Relator Especial. De todos modos, convendría corre-gir las últimas palabras del párrafo 3: «en tal caso seaplicarán los artículos 26 y 27», ya que en 1965 laComisión refundió en uno solo los artículos 26 y 27; porconsiguiente, sólo debe hacerse referencia al artículo 26.

20. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, agra-dece al Sr. Elias que haya señalado la necesidad de esacorrección y dice haber preparado la nueva versión delartículo 34 antes de que la Comisión decidiera sobre losartículos 26 y 27.

21. El Sr. PESSOU encuentra muy pertinente la ad-vertencia del Sr. Rosenne sobre la utilización de las de-cisiones de la Corte Internacional de Justicia, que siem-pre constan de dos partes: una jurídica, en la que laCorte declara el derecho, y otra doctrinal en que explicael alcance de su decisión. Si la Comisión hace suya laparte menos jurídica de dichas decisiones, puede quecontribuya a aumentar la confusión en vez de dismi-nuirla.22. No sabe si el vocablo «error» tiene el mismo sen-tido en todos los sistemas jurídicos, pero cree que, enalgunos casos por lo menos, la Comisión debería definirde modo inequívoco los términos que emplea.23. Sugiere que los dos primeros párrafos se modifi-quen ligeramente como sigue:

1. Todo Estado podrá alegar un error relativo a lasustancia o al objeto de un tratado cuando el error se re-fiera a un hecho existente en el momento de la celebra-ción del tratado.

2. Sin embargo, el precedente párrafo 1 no se apli-cará cuando el Estado interesado preste su consentimien-to en obligarse por el tratado aun teniendo conocimientode la existencia de ese error.

24. El error mencionado en el párrafo 3 se refiere altexto y por ello difiere intrínsecamente del error de que

tratan los dos párrafos precedentes. Por tanto, el párra-fo 3 debe ser incorporado al artículo 26 o bien modifi-cado de manera que constituya una parte homogéneadel artículo 34.25. El Sr. BEDJAOUI apoya la versión del artículo 34revisada por el Relator Especial, aunque deplora que enella no se admita explícitamente la posibilidad de invo-car un error de derecho. Es verdad que, desde el puntode vista del derecho internacional, sólo cabe considerarel derecho interno como un hecho y, dado que parte dela doctrina considera el derecho internacional regionalcomo un hecho, el alcance del error de derecho resultamuy restringido. Sin embargo, al pretender ignorar porcompleto el error de derecho, la Comisión obligará a losfuturos exégetas y tratadistas, y a la Corte Internacionalde Justicia, a presentar los errores de derecho comoerrores de hecho. Indudablemente, en el comentario seaclarará que el error de derecho no está excluido delcampo de aplicación del artículo, pero no por ello que-dará incluido en él. Además, los comentarios se olvidanpronto.26. La razón que le induce a creer que debe ampliarseel artículo para que abarque el error de derecho es quelos nuevos Estados independientes no poseen aún la com-petencia ni la experiencia necesarias para precaversecontra ese tipo de error. No se trata, por supuesto, dedar facilidades a los Estados para eludir las consecuen-cias jurídicas de sus propios actos libremente realizados,ni de menoscabar la estabilidad de los tratados o la con-tinuidad del orden jurídico internacional; se trata de re-conocer el alcance del error de derecho, ya que dichoerror puede existir en estado puro.

27. Al estudiar el texto se preguntó si la expresiónfrancesa un tanto vaga «erreur portant sur un état dechoses» pudiera comprender el error de derecho. Pordesgracia, el texto inglés «error relating to a state offacts* no parece permitir esa interpretación.

28. Si fuese imposible modificar el texto como ha in-dicado, se sumaría a la opinión general.29. El Sr. TUNKIN señala que en francés y en inglésel texto de los párrafos 1 y 2 es idéntico al de 1963, yque sólo hay un leve cambio de redacción en la nuevaversión inglesa del nuevo párrafo 3, que corresponde alantiguo párrafo 4. Acepta ese texto, entendiendo que nose adoptará por ahora decisión alguna sobre el antiguopárrafo 3: esta cuestión se dejaría en suspenso paraque la resuelva la Comisión al examinar el artículo 46.30. El Sr. ROSENNE dice que las observaciones delSr. Pessou le han llevado a advertir lo torpe y ambiguaque es una expresión utilizada en el párrafo 1, es decir,«at the time when the treaty was entered into* (en elmomento de la celebración del tratado). Sugiere que seinvite al Comité de Redacción a revisar esa frase te-niendo en cuenta las decisiones adoptadas en 1965 porla Comisión sobre los artículos de la parte I.

31. El PRESIDENTE, hablando como miembro dela Comisión sobre el problema del error de hecho y delerror de derecho, dice que hay que saber qué es el «de-recho» en derecho internacional. A su juicio, ese de-recho dimana de las fuentes que utiliza la Corte ínter-

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nacional de Justicia y que se mencionan en el artículo 38de su Estatuto. La enumeración que figura en dichoartículo está bien clara y sólo cabe preguntarse si todoslos Estados están de acuerdo sobre el contenido de lasfuentes enumeradas.

32. Las convenciones internacionales, sean generaleso particulares, son conocidas por las partes; gracias a lapráctica de la diplomacia abierta, al registro y a la pu-blicación de los tratados por la Secretaría de las Na-ciones Unidas o por las partes, esas convenciones tam-bién son conocidas por otros Estados. Sin embargo, haycasos especiales, por ejemplo, el de aplicación de lacláusula de la nación más favorecida, en que una con-vención concertada entre ciertos Estados produce efec-tos para otros. ¿Cabe considerar excusable un error so-bre la existencia del derecho presentado en forma decláusula de la nación más favorecida?

33. La segunda fuente mencionada en el artículo 38del Estatuto de la Corte, la costumbre internacional,suscita una cuestión aún más espinosa. ¿Cuándo puededecirse que un uso general ha sido aceptado como nor-ma de derecho?34. La tercera fuente son los principios generales delderecho; hay discrepancias en torno a lo que forma ono forma parte de dichos principios, y la doctrina dudarespecto de la distinción entre los principios generalesdel derecho y los principios generales del derecho in-ternacional.35. No está seguro de que haya que excluir rígida yabsolutamente la posibilidad de invocar el error rela-tivo a una norma jurídica. Acepta en principio que elerror de derecho únicamente se admite, en casos graves,cuando sea excusable que hayan incurrido en tal errorlos Estados, no sólo los recién independizados, sino tam-bién los que poseen ya una tradición diplomática y unsólido conocimiento del derecho internacional. Sin que-rer mostrarse demasiado categórico, espera que la Co-misión vuelva a examinar el problema.36. El Sr. BRIGGS estima que el texto del RelatorEspecial ofrece una solución satisfactoria a los proble-mas planteados durante el debate de 1963 y en lasobservaciones de los gobiernos. Por consiguiente, no su-giere cambio alguno en el texto inglés, salvo la inser-ción en el párrafo 1 de las palabras «grounds for»(como causa) antes de «invalidating its consent» (parainvalidar su consentimiento), sugerencia que ya tiene enestudio el Comité de Redacción.

37. La cuestión suscitada por el Sr. Rosenne acercadel empleo de las palabras «when the treaty was ente-red into» (en el momento de la celebración del tratado)podría resolverse tal vez adoptando una fórmula aná-loga a la del texto francés: «when the treaty was con-cluded» (al celebrarse el tratado).38. Por lo que respecta al empleo de la fraseología delas decisiones de la Corte Internacional de Justicia, debeseñalar que cada vez que la Corte dictamina sobre unasunto, una parte queda siempre insatisfecha. La sus-ceptibilidad de la parte que pierde no debiera inducir ala Comisión a abstenerse de utilizar fórmulas tomadasde las decisiones de la Corte.

39. El Sr. AGO, refiriéndose a la cuestión planteadapor el Sr. Bedjaoui, es decir, a la posible ampliación delartículo 34 de modo que abarque el error de derecho,que por supuesto sólo puede ser un error de derecho in-ternacional, previene a la Comisión contra el gravísimopeligro de introducir en el proyecto una disposición quepermita fácilmente poner en entredicho la existencia delos tratados. Bastaría, por ejemplo, que un laudo arbi-tral definiese una norma de manera algo distinta delsentido en que la entendió un Estado al concertar untratado para que dicho Estado pudiera plantear la cues-tión e invocar su error con objeto de anular su partici-pación en el tratado.

40. La Comisión no debe preocuparse con exceso delas dificultades transitorias que actualmente experimen-tan los Estados recién independizados; esas dificultadeshabrán desaparecido en gran parte cuando llegue el mo-mento de aprobar la convención que la Comisión pre-para. Además, el artículo 34 en su forma actual ofrecegarantías contra casos flagrantes y realmente excepcio-nales como los que ha mencionado el Sr. Bedjaoui.

41. El texto francés del artículo debiera enmendarse.En los párrafos 1 y 3 las expresiones «erreur sur lasubstance» y «sur la rédaction» dan la impresión de queel error es de interpretación del tratado y no del que hahecho una de las partes en el momento de concertarlo.Propone que ambas expresiones se sustituyan, respec-tivamente, por «erreur de substance» y «erreur de ré-daction», o quizá «erreur dans la substance» y «erreurdans la rédaction».

42. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,contesta al Sr. Ago que el texto inglés tiene el mismosentido que el francés. Propone que el Comité de Re-dacción examine la sugerencia de utilizar la expresión«error in the substance of a treaty» (error en cuanto ala sustancia de un tratado).

43. En cuanto a la delicada cuestión del error de de-recho, reconoce que en 1963 algunos miembros consi-deraron que tal error podría ser motivo de invalidacióndel consentimiento. Sin embargo, tiene la impresión deque la mayoría de los miembros de la Comisión estimanque una parte en un tratado sólo puede invocar un errorde hecho como motivo para invalidar su consentimiento.La Comisión no ignora que un error de hecho puedeimplicar un error de derecho, posibilidad a la que encierta medida se refiere el comentario, el cual debe serreexaminado con detenimiento.

44. Se opone enérgicamente a toda modificación de lanorma enunciada en el párrafo 1, ya que comparte elparecer del Sr. Ago de que sería muy peligroso admitirque las partes puedan invocar un error de derecho comomotivo para invalidar su consentimiento. Se han hechodiversas sugerencias para prever el caso de los erroresde derecho, pero no se ha formulado ninguna propuestaprecisa que responda bien a dicho propósito sin entra-ñar los peligros que el Sr. Ago ha señalado.

45. En el párrafo 2, ha estimado conveniente repro-ducir los términos empleados por la Corte Internacionalde Justicia, que constituyen una formulación recientede la norma en esta materia. No obstante, comprende la

22 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

objeción del Gobierno de Tailandia, de que la primeraparte de dicho párrafo tiene un alcance excesivo; enefecto, son pocos los errores en la celebración de lostratados a los que ambas partes no hayan contribuidoen algo. En consecuencia, si bien acepta el párrafo 2en cuanto al fondo, sugiere que se pida al Comité de Re-dacción que estudie si los términos son bastante exactospara evitar interpretaciones inadmisibles.

46. En cuanto al párrafo 3, estima oportuna la obser-vación del Sr. Rosenne y conviene en que el Comité deRedacción debe examinar si sería útil distinguir entreun error como el previsto en el artículo 26 y el «error»a que se refiere el artículo 33. En definitiva se trata deuna distinción de orden sicológico, ya que ningún ju-rista podría equivocarse acerca de los casos a que serefieren una y otra serie de disposiciones.

47. Respecto a si conviene mantener el párrafo 3 enel artículo 33 o trasladar su contenido al artículo 26,aunque no tiene una opinión bien definida, estima quepresenta ciertas ventajas conservar la referencia en elartículo 33 para marcar la clara distinción que existeentre los efectos del error en uno y otro caso. De cual-quier forma, es asunto que puede solucionar el Comitéde Redacción.

48. El PRESIDENTE declara que ningún miembroha propuesto en debida forma que el artículo se refieraexpresamente a errores de derecho, aunque uno de ellosha preguntado qué ha de entenderse por «estado de co-sas» {«state of facts», «état de choses»),49. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el Comité de Redacción estudiará todas lassugerencias hechas en el curso del debate. Sin embargo,por lo que respecta a los errores de derecho, no se hahecho ninguna propuesta completa para introducir en eltexto dicha noción con precisión que permita evitar losgravísimos peligros que ésta entraña.

50. El PRESIDENTE considerará, de no haber obje-ciones, que la Comisión decide remitir el artículo 34 alComité de Redacción para que lo examine habida cuen-ta de las observaciones formuladas en el debate, que-dando reservada la cuestión de la divisibilidad.

Así queda acordado6.

ARTÍCULO 35 (Coacción en la persona de representan-tes de los Estados)

Artículo 35Coacción en la persona de representantes de los Estados

1. Cuando los representantes de un Estado fuerenobjeto de coacción, por actos o amenazas dirigidos con-tra ellos personalmente, para que manifiesten el consen-timiento del Estado en quedar obligado por el tratado,esa manifestación de consentimiento carecerá de efectojurídico.

2. En los casos a los que se refiere el artículo 46, elEstado cuyo representante hubiere sido objeto de coac-ción podrá alegar la coacción para invalidar su consen-

6 Véase reanudación del debate en los párrs. 19 a 44 de la840.a sesión.

timiento únicamente respecto de las cláusulas del tratadoen relación con las cuales se hubiere ejercido la coacción.(A/CN.4/L.107, pág. 34.)

51. El PRESIDENTE invita a la Comisión a exami-nar el artículo 35 para el cual el Relator Especial hapropuesto en su quinto informe (A/CN.4/183, pág. 40)el siguiente texto revisado:

Si la firma de un tratado por el representante de unEstado se ha obtenido con coacción, mediante actos oamenazas dirigidos contra él personalmente, el Estadopodrá alegar tal coacción para invalidar su consentimien-to en quedar obligado por el tratado.

52. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, alpresentar el artículo 35, dice que en su informe ha ana-lizado las escasas observaciones presentadas por los go-biernos sobre dicho artículo. La cuestión principal quese ha planteado es determinar si, en caso de coacción,ha de considerarse que la expresión del consentimien-to «carecerá de efecto jurídico», como dice el párrafo 1del texto de 1963, o si sólo dará al Estado lesionado elderecho a invocar tal coacción como motivo que invali-da su consentimiento.

53. En los debates de 1963 la Comisión tuvo muypresentes los casos históricos de coacción ejercida porel régimen de Hitler sobre altos funcionarios de Estadosextranjeros. Sin embargo, no ha de olvidarse que el ar-tículo 36 se refiere a la coacción ejercida sobre un Es-tado por la amenaza o el uso de la fuerza y que, segúnese artículo, todo tratado cuya celebración se obtuvierepor tal coacción «será nulo».54. Las circunstancias previstas en el artículo 35 sondiferentes: se trata de un caso de coacción o chantajecontra un representante en su persona, pero puede ocu-rrir que el Estado interesado prefiera mantener el tra-tado aunque protestase de la coacción ejercida. En talcaso, el Estado ratificará el acto de su representante.Por ello ha sugerido en su quinto informe una nuevaversión del artículo 35 más ajustada al texto del artícu-lo 33, que trata del dolo.55. Como en los artículos anteriores, quedará reserva-da la cuestión de la divisibilidad, tratada en el párra-fo 2 del texto anterior.56. El Sr. BRIGGS cree que el Relator Especial se hadejado influenciar algo por la observación del ReinoUnido que «no está claro si el párrafo 1 de este artículocomprenderá la firma de un tratado sujeta a ratificacióny, en caso afirmativo, si la firma obtenida mediante coac-ción puede ser objeto de ratificación» (A/CN.4/183,pág. 38). En realidad, lo que se ratifica no es la firma deun tratado, sino el tratado mismo, como se infiere cla-ramente del texto del artículo 12 aprobado por la Co-misión en 1965.

57. El caso previsto por el Gobierno del Reino Unidono puede presentarse en la práctica. La firma de untratado sujeto a ratificación no obliga al Estado. Éstepuede expresar o no su consentimiento mediante rati-ficación o de otro modo. La situación prevista en el ar-tículo 35 es la de una coacción personal sobre el re-presentante cuando éste expresa el consentimiento de

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su Estado. Dicho consentimiento puede darse mediantefirma no sujeta a ratificación, pero también medianteadhesión, aprobación, aceptación o ratificación.58. Por esas razones, insiste en que se mantenga eltexto de 1963, que se refiere a la coacción de que fue-ren objeto los representantes «para que manifiesten elconsentimiento del Estado en quedar obligado por eltratado», en vez de sustituirlo por la nueva versión delRelator Especial que dice: «Si la firma de un tratadopor el representante de un Estado se ha obtenido porcoacción.»

59. En cuanto a la frase final, está de acuerdo con lapropuesta del Relator Especial de que se sustituya elsistema de nulidad absoluta recogido en las palabras«carecerá de efecto jurídico» por una disposición quedé al Estado interesado el derecho a invocar la coac-ción para invalidar su consentimiento. Con todo, nocomparte la idea del Relator Especial, que va hasta elextremo de hacer esta disposición idéntica a la concer-niente al dolo. Por lo que a la redacción se refiere, pre-fiere la fórmula que el Gobierno de Israel ha sugerido(A/CN.4/183, pág. 37): «el Estado cuyo representantehubiere sido objeto de coacción podrá alegar la coacciónpara invalidar su consentimiento en quedar obligado porel tratado.»

60. El Sr. YASSEEN dice que no le ha convencido laobservación del Relator Especial sobre la analogía entreel dolo y cierta forma de coacción. A juicio del orador,el dolo, infracción encubierta, es naturalmente repren-sible, pero la coacción lo es más aún; constituye unainfracción evidente y un desafío al orden jurídico inter-nacional. No acepta la nueva versión del Relator Espe-cial; prefiere que se vuelva al criterio de 1963, estipu-lando que la expresión del consentimiento obtenido porla coacción carecerá de efectos jurídicos. Conviene re-primir con severidad toda manifestación de atropello enel orden internacional.

61. Es preferible referirse al consentimiento para obli-gar al Estado que a la firma, pues de lo que se trata noes de la firma sino de un acto que obliga al Estado;precisamente porque compele a un representante a eje-cutar un acto que obliga a su Estado, puede conside-rarse la coacción como un vicio del tratado. A este res-pecto, el nuevo texto francés es criticable, pues cabepreguntarse si el Estado cuyo representante ha firmadobajo coacción es verdaderamente «partie à un traité».

62. No cabe duda de que a un Estado puede intere-sarle concertar un tratado en esas condiciones, peroello no debe modificar en forma alguna los efectos de lacoacción. No se puede llevar la ficción hasta el puntode permitir que se confirme un consentimiento inexis-tente y no atribuible en modo alguno al Estado. Si ésteconsidera que el tratado responde a sus intereses, siem-pre puede concertar otro análogo al obtenido bajocoacción.

63. El Sr. AGO estima que la cuestión esencial quese plantea a propósito de la coacción ejercida sobre elrepresentante del Estado es saber si ésta debe entrañarautomáticamente la nulidad del tratado, o si se debedejar a la parte interesada escoger entre dos posibili-

dades; es decir, alegar el vicio del consentimiento o con-firmar el tratado. La cuestión es más bien de orden aca-démico, pues afortunadamente no se suelen dar casosde esa coacción y difícilmente podría un Estado con-firmar un tratado firmado en esas condiciones sin exigirnueva negociación.64. Incumbe a la Comisión decidir si desea distinguirentre la coacción y el dolo, o entre la coacción ejercidasobre la persona de representantes de Estados y la co-acción ejercida sobre el Estado, a la que se refiere el ar-tículo 36. El Relator Especial ha optado por esta últimasolución, y el orador está dispuesto a apoyar esa pro-puesta si así lo hace la mayoría.65. Respecto a la firma, comparte el criterio de losseñores Briggs y Yasseen; el Relator Especial no pensa-ba evidentemente en la «firma» en el sentido técnico deltérmino, sino en la que expresa definitivamente el con-sentimiento del Estado o en la que se da en forma deratificación. A fin de evitar todo equívoco, sería preferi-ble mencionar la expresión del consentimiento delEstado.66. Propone que el artículo diga: «Si el representantedel Estado fuere objeto de coacción por actos o ame-nazas dirigidos contra él personalmente, para que mani-fieste el consentimiento del Estado en quedar obligadopor el tratado, el Estado podrá alegar la coacción parainvalidar su consentimiento en quedar obligado por eltratado». No obstante, si la Comisión prefiere establecerla nulidad absoluta, el artículo deberá terminar con lafórmula de 1963.67. El Sr. TUNKIN no puede aceptar el nuevo textodel artículo 35 propuesto por el Relator Especial, puesestima que es inferior al redactado en el 15.° períodode sesiones.68. Además, hay entre ambos una diferencia de ordenjurídico. La finalidad del texto inicial era disponer que,si el representante fue objeto de coacción para dar elconsentimiento de su Estado en obligarse por un tratardo, en realidad no hay consentimiento porque éste que-dó viciado por un acto ilícito de la otra parte. Tal es elenunciado correcto de la norma jurídica. En cambio, elnuevo texto parece dar a entender que hay consenti-miento pero que el Estado lesionado puede invocar ul-teriormente las circunstancias en que se dio, como cau-sa de invalidez del tratado.69. En la primera frase del párrafo 1 y en el párra-fo 3 del comentario preparado en el 15.° período desesiones, la Comisión explicó por qué había dado esaforma al artículo 35; ahora bien, el Relator Especial noha aducido nuevos hechos que justifiquen un cambio.Indudablemente, la Comisión no puede opinar que elacto de coacción es muy análogo al dolo.70. El antiguo derecho internacional reconocía el de-recho de los Estados a emplear la fuerza en las relacio-nes internacionales, y no se consideraban nulos muchostratados que habían sido impuestos por la fuerza. El de-recho internacional moderno prohibe el uso de la fuerzay hace a los Estados responsables de los actos de agre-sión. La nueva fórmula del Relator Especial discrepadel derecho actual y no corresponde a las tendencias ge-nerales de su evolución.

24 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

71. Coincide con el Sr. Briggs en que el nuevo textopropuesto por el Relator Especial es demasiado restric-tivo pues se refiere únicamente a la firma obtenida me-diante coacción, mientras que el anterior se refería acualquier acto por el que se manifestara el consenti-miento en obligarse. En verdad, sería preferible revisarel texto primitivo mencionando tan sólo el acto enca-minado a obligar al Estado, sin hablar del consenti-miento ya que éste no puede existir si ha habido coac-ción.

72. El Sr. CASTREN señala que, en vista de las ob-servaciones de los gobiernos, el Relator Especial pro-pone ahora para el artículo 35 modificaciones de fondobastante importantes que debüitarían mucho los efectosjurídicos de la coacción personal sobre los representan-tes de los Estados.

73. La nueva versión es más flexible que la anteriorpuesto que da al Estado lesionado la posibilidad deelegir entre varios procedimientos, pero quizá fuera pre-ferible no modificar el texto de 1963, ya que el nuevotexto podría provocar las críticas de ciertos problemas.

74. En lo que respecta a los demás puntos señalados,prefiere también el texto de 1963 por las razones quehan aducido los oradores precedentes.75. El Sr. PESSOU estima imposible abarcar en unasola norma de derecho todos los tipos de coacción quepueden ejercerse sobre el representante de un Estado.La coacción reviste formas múltiples y cada vez mássutiles. Sea cual fuere el texto que proponga el Comitéde Redacción, el representante del Estado, conscientede su dignidad humana, es un ser independiente y ten-drá valor para resistir a las presiones de que se le hagaobjeto, así como a la intimidación y la amenaza. Otroriesgo que puede correr es que su Gobierno lo desauto-rice como resultado de otro tipo de presiones cuya ver-dadera naturaleza se oculta bajo la mala fe.

76. El Sr. de LUNA dice que no se puede aplicarautomáticamente al derecho internacional la teoría ge-neral del derecho privado en materia de obligaciones.¿Cuáles son los efectos jurídicos de la coacción ejercidasobre la persona de los representantes de los Estados?Pueden darse tres casos distintos apreciables claramenteno sólo en los alegatos sino también en el laudo y lasconclusiones del asunto de arbitraje del Rey de Españaen el litigio entre Honduras y Nicaragua7 cuando fuesometido a la Corte Internacional de Justicia. El actojurídico, unilateral o bilateral, puede ser inexistente,nulo o anulable. Puede hacerse abstracción del primercaso, pero no hay que confundir los otros dos.

77. Si un representante es objeto de un chantaje y, alno tener la valentía mencionada por el Sr. Pessou, cede¿cuáles serán las consecuencias? Mientras el chantajepermanezca secreto, el acto tendrá todas las aparienciasde la validez y parecerá originar obligaciones válidas.La distinción interviene cuando se descubre el chantaje.Si en tal caso el acto se tiene por nulo, no surtirá efectoalguno. Ahora bien, si es meramente anulable, no se

producirán efectos retroactivos pero habrá otros muchosefectos que será preciso aceptar. Se comprende inmedia-tamente cuánta importancia tiene el problema desde elpunto de vista del derecho internacional y de la políticainternacional que en él se basa.

78. Aun cuando aprueba algunos de los matices delnuevo texto del Relator Especial, prefiere la versión de1963 por ser menos ambigua. A su juicio, si la coacciónejercida sobre la persona del representante de un Estadole lleva a manifestar el consentimiento de ese Estado enobligarse por un tratado, el hecho de que se descubra lacoacción produce un solo efecto, a saber, la nulidad delacto.

79. El Sr. AMADO recuerda haber dicho en la 681.a

sesión que la coacción es precisamente lo contrario deldolo. Lejos de caracterizarse por el engaño o la oculta-ción, la coacción es una amenaza abierta y declarada,un despliegue violento de fuerza realizado para compe-ler a la otra parte a someterse a una voluntad más fuer-te e impedirle manifestar su propia voluntad. Portanto, es indiscutible que un instrumento firmado entales condiciones es nulo. No puede decirse que un re-presentante sometido a coacción tenga voluntad pro-pia 8. No cabe pues invocar la coacción como causa quevicia el consentimiento; su efecto es simplemente hacernulo el tratado.

80. Por consiguiente, apoya sin reservas el texto de1963. El mundo moderno se rige por la Carta de lasNaciones Unidas, y el derecho internacional ha evolu-cionado considerablemente. La fuerza y la coacción enlas relaciones internacionales son vestigios del pasado,y ha llegado el momento de afirmar sin ambigüedadesque todo acto obtenido por coacción carecerá de efectosjurídicos.

81. El Sr. AGO no tenía preferencia alguna al co-mienzo del debate, pero en vista de que la Comisión pa-rece inclinada a estimar que la coacción causa la nulidadabsoluta de un acto, está dispuesto a aceptar ese pa-recer.

82. Sin embargo, no quiere dejar de comentar algunasideas que le parecen equivocadas, en particular la deque la situación jurídica en los casos de dolo y error di-fiere de la que se da en el caso de coacción. Es ciertoque se puede considerar más grave a la coacción, perono puede admitir que el error o el dolo ocasionen laanulabilidad, mientras que la coacción determina la nu-lidad. Sostiene que en todos los casos el resultado es lanulidad. La anulabilidad es un concepto únicamenteaplicable en derecho interno, en el cual se puede recu-rrir a una autoridad competente para pronunciar la nu-lidad. Incluso en el caso de dolo, el consentimiento noes verdadero; si el consentimiento ha sido viciado, noexiste; y si el Estado de que se trata afirma que su con-sentimiento es inválido, la nulidad se produce ex tuney no ex nunc.

83. El problema que en realidad se plantea es distinto.¿Se quiere que la nulidad sea absoluta, o bien dejar al

7 Tratados vigentes en la República de Honduras, 1913, pri-mera parte, pág. 371.

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 53.

826.a sesión. — 7 de enero de 1966 25

Estado interesado la posibilidad de hacer valer la nu-lidad o de dar por bueno el acto, ya sea mediante unadeclaración ulterior o con su silencio?84. El Sr. ROSENNE no puede apoyar el texto delartículo 35 en la forma en que fue aprobado en el15.° período de sesiones. Sus dos párrafos son contra-dictorios y el sentido general del artículo es ambiguo, enespecial al ir antes de los artículos 36 y 37.

85. El Sr. Ago ha puesto este punto en la debidaperspectiva al indicar que debe elegirse entre la nuli-dad relativa y la nulidad absoluta. Sería más prudenteadoptar el criterio de que la coacción personal condu-cirá a la nulidad relativa de un tratado, y dejar que lanulidad absoluta sea consecuencia de la coacción a unEstado, conforme al artículo 36, o de la incompatibili-dad con una norma imperativa de derecho internacional,conforme al artículo 37, ya que no conviene admitirdemasiadas causas de nulidad absoluta ab initio.

86. Está de acuerdo con el Sr. Briggs en que convie-ne ampliar el nuevo texto del Relator Especial de modoque abarque todas las formas del acto de expresión delconsentimiento en obligarse, ya que es incorrecto limi-tar a la firma esa disposición.87. El Sr. ELIAS es partidario del texto aprobado enel 15.° período de sesiones, aunque será preciso intro-ducir en él ciertas modificaciones de forma a fin deenunciar el principio con la mayor claridad posible. LaComisión condenó acertadamente entonces el empleode la fuerza, ya sea mediante una presión moral o ame-nazas de violencia, con objeto de obtener el consenti-miento en un tratado. Ya no se puede seguir aceptandola vieja norma del derecho consuetudinario, según lacual había que respetar incluso los tratados concertadosbajo la amenaza. La norma de que la coacción tendráel efecto de hacer nulo un tratado constituye un progre-so, y el orador confía en que la Comisión no reanudeel debate sobre la cuestión de principio. La aprobacióndel texto de 1963 debiera contribuir a mejorar las re-laciones internacionales.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

826.a SESIÓN

Viernes 7 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Amado, Bedjaoui, Sr. Briggs, Sr. Ca-dieux, Sr. Castren, Sr. Elias, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Rosenne, Sr. Tunkin, Sir Humphrey Waldock ySr. Yasseen.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l y 2; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

1. El PRESIDENTE dice que el Sr. Pal ha enviadouna carta en la que lamenta informar que, por motivosde salud, es probable que no pueda participar en laactual reunión. Sugiere que la Comisión le mande un te-legrama deseándole un pronto y completo restableci-miento.

Así queda acordado.

2. Invita a la Comisión a seguir examinando el ar-tículo 35.

ARTÍCULO 35 (Coacción en la persona de representantesde los Estados) (continuación) x

3. El Sr. CADIEUX se inclina por el nuevo texto quepropone el Relator Especial, con las leves modificacio-nes sugeridas por el Sr. Briggs; lo prefiere a la versiónanterior, sobre todo porque es más flexible y prevé laanulabilidad del instrumento aceptado bajo coacciónpor el representante, en vez de su nulidad ab initio. LaComisión debe ofrecer a la comunidad internacional lanorma que mejor responda a sus necesidades; no setrata en modo alguno de oponer el nuevo derecho al an-tiguo ni de alentar usos censurables.

4. La presión ejercida sobre el representante de un Es-tado es, por lo general, de carácter clandestino y sólopuede demostrarse mucho después de ejercida. Por loque al Estado lesionado y a terceras partes concierne,quizá transcurra un largo plazo entre la adhesión al tra-tado y el momento en que pueda invocarse el vicio delconsentimiento. Podrán originarse así de buena fe in-tereses y situaciones de jacto. Por ello sería imprudentenegar a los interesados la posibilidad de examinar cui-dadosamente la situación antes de aplicar el remedionecesario y estipular que en todos esos casos el tratadoserá nulo. Cierto es que el Estado agraviado puede pe-dir que se le exonere de sus obligaciones, pero ¿por quéobligarle a ello? Sin duda es preferible darle la posibi-lidad de anular el tratado o de proponer, e incluso exi-gir, otra forma de reparación.

5. Además, la Comisión debe tener en cuenta la índoledelicada y compleja de las circunstancias. Cuando sehaya demostrado definitivamente que la voluntad delrepresentante ha sufrido coacción, quizá el Estado le-sionado no considere conveniente una publicidad quepodría perjudicar al buen nombre de su representante ycomplicar e incluso comprometer sus relaciones políti-cas con el Estado culpable. Tal solución quizá no siem-pre responda a los intereses del Estado lesionado ni auna los de la comunidad internacional.

6. Un problema análogo se plantea cuando un agentediplomático se comporta de manera incompatible consu condición de tal. El Estado receptor puede entoncesdeclararlo persona non grata y exigir su salida del país,pero en tal caso no ignora que la medida puede tenerrepercusiones políticas. Puede, por el contrario, actuarcon discreción y reclamar por vía diplomática al otroEstado pidiéndole que retire al agente. A su juicio, esaflexibilidad se ajustaría más a las exigencias de la di-plomacia.

1 Véase 825.a sesión a continuación del párr. 50, y párr. 51.

26 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

7. Aunque no es su propósito dar al debate un carác-ter político, le interesa que la Comisión no adopte unaactitud que algunos pudieran juzgar excesivamente dog-mática y fuera de la realidad. Quizá el Estado lesionadono sea del todo inocente. Si bien es cierto que la Co-misión debe condenar el uso de la coacción, es preferi-ble que utilice la fórmula más sencñla, prudente y eficazadoptada en 1963.

8. Es necesario también examinar atentamente quémedios independientes, judiciales o de otra índole, per-miten saber si la norma es aplicable a determinadoscasos. Si la Comisión permite que los Estados repudiensus obligaciones convencionales invocando unilateral-mente la coacción de que sus representantes han sidoobjeto, se abrirá paso a tantos abusos que, a falta de unmedio objetivo de fiscalización, todo el edificio queaquélla construya será muy frágil.

9. El Sr. BEDJAOUI prefiere en conjunto el texto de1963 al que ahora propone el Relator Especial.

10. Coincide con el Sr. Briggs en que la referencia a lafirma stricto sensu reduce demasiado el sentido delnuevo texto. Sin embargo, lo que más le preocupa es elproblema de la nulidad. Desde el comienzo mismo delperíodo de sesiones, la Comisión ha vacilado entre la nu-lidad absoluta y la anulabilidad. Se ha dicho que la dis-cusión es puramente académica y que son raros los casosde coacción en la persona de representantes de los Esta-dos. Aunque ello es cierto, la Comisión, que no deseaoriginar dificultades a los Estados en la práctica coti-diana, no debe abandonar el principio mismo; cuandoel caso es de nulidad absoluta debe declararlo así, envez de formular en términos imprecisos una norma queimpide delimitar el problema.

11. Aun así, no le satisface por completo el artículoaprobado en 1963. Es paradójico decir que un acto sinefectos jurídicos puede producirlos por simple confir-mación. Un acto nulo ab initio debe ser consideradocomo tal, y para volver a darle vida se requiere una nue-va operación jurídica.

, 12. Por ello, la Comisión debe volver al texto de1963, cuyo párrafo 1 es suficiente por sí. Tal vez noconvenga mantener el párrafo 2, que permite al Estadolesionado subsanar el vicio del consentimiento.

13. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, señala que el Relator Especial ha que-rido contribuir a la estabilidad de los tratados al preveren su proyecto que podrá rehabilitarse el tratado, inclu-so el obtenido por la fuerza o la amenaza. Su opiniónpersonal sobre el principio de estabilidad de los trata-dos es distinta, tal vez por ser resueltamente partidariode la teoría tradicional de la voluntad y porque ésasson las nuevas tendencias consagradas en la Carta de lasNaciones Unidas.

14. Cree que la voluntad de una persona moral comoel Estado sólo puede ser expresada por personas físicas.Cuando se amenaza con el empleo de la fuerza quizáhaya declaración de voluntad, pero de hecho no hay unaauténtica voluntad, ya que no se ha manifestado libre-mente. La falsa expresión de voluntad es nula ab initio

y por ello el acto no existe y es imposible confirmarlo oconvalidarlo.

15. Por otra parte, la Carta contiene nuevas normaspositivas de derecho internacional. Cuando hay coac-ción, existe una neta diferencia entre la voluntad ma-nifestada por el representante y la voluntad del Estado.La coacción en la persona de un representante constitu-ye una ingerencia ilícita en la organización interna delEstado. No puede considerarse admisible en derecho in-ternacional el uso de la coacción. Por el mero deseo defomentar la estabilidad de los tratados, la Comisión nopuede sostener que el derecho internacional no garanti-za la libertad del individuo y del Estado. La Comisióndebe asegurar en lo posible la estabilidad de las relacio-nes internacionales, de las cuales son meros instrumen-tos los tratados. En consecuencia, es preciso volver altexto de 1963.

16. El Sr. de LUNA dice que hay una gran diferenciaentre el nuevo texto que propone el Relator Especial yel del artículo aprobado en 1963.

17. Ciertamente el derecho internacional ha evolucio-nado a través del tiempo, pero ha evolucionado tambiénen lo concerniente a los efectos y defectos de la voluntady del consentimiento. El asunto Croft, de 1856 2 cons-tituye un ejemplo típico de una época funesta de la his-toria del derecho internacional, en la cual se ignoraba elconcepto del vicio del consentimiento y la fuerza cons-tituía el derecho. La evolución que se inició con la So-ciedad de las Naciones ha proseguido bajo el régimen dela Carta de las Naciones Unidas y habrá de continuar.Día tras día, esa evolución hace más patentes los efectosde la coacción en el consentimiento de los Estados.

18. No desconoce los peligros que han señalado algu-nos oradores. El principio de la estabilidad de los trata-dos está en pugna no sólo con la nulidad sino tambiéncon la anulabilidad de un acto jurídico internacional.Se ha hablado en el debate de la nulidad relativa y de lanulidad absoluta; estos conceptos pertenecen probable-mente al derecho anglosajón y son difíciles de entenderpara un jurista continental. A su juicio, la diferencia es-triba simplemente en que la nulidad absoluta puede serinvocada por cualquiera y declarada ex officio por unjuez, en tanto que la nulidad relativa sólo la puede ale-gar la parte lesionada.

19. Aunque sean excepcionales, han existido casos denulidad; por ejemplo, el Tratado de Madrid impuestoen 1524 al Rey de Francia Francisco I, cuya nulidaddeclararon acertadamente los juristas franceses antici-pándose a las disposiciones del artículo 35.

20. El Sr. TUNKIN no puede estar de acuerdo con elSr. Rosenne en que la Comisión debiera pensarlo bienantes de disponer que la coacción en la persona de unrepresentante entrañará la nulidad absoluta; el objeto delartículo debe de ser poner obstáculos jurídicos al bando-lerismo internacional.

21. También le ha sorprendido la afirmación del Sr. Ca-dieux de que el nuevo texto del Relator Especial res-

2 A. de Lapradelle y N. Politis, Recueil des arbitrages inter-nationaux, vol. II, págs. 1 a 13.

826.a sesión. — 7 de enero de 1966 27

ponde mejor a las necesidades de la diplomacia con-temporánea. No es correcto afirmar, como han hechoalgunos defensores del nuevo texto, que si un tratadoobtenido por coacción en la persona del representantese considerase absolutamente nulo, se privaría al Estadolesionado de la posibilidad de aceptarlo. El deber pri-mordial de los miembros de la Comisión, como juristas,consiste en determinar las consecuencias jurídicas de lacoacción en la persona, que son la nulidad absoluta deltratado; ahora bien, ello no quiere decir que el Estadolesionado no pueda firmar un nuevo instrumento redac-tado exactamente en los mismos términos. De la lecturade las frases tercera, cuarta y quinta del párrafo 6 delcomentario al artículo 36 aprobado en el 15.° períodode sesiones, se desprende que tal fue a la sazón el sen-tir de la Comisión 3.

22. El Sr. ROSENNE dice que el nuevo criterio conque el Relator Especial ha enfocado el artículo 35 leparece preferible al adoptado en 1963 porque una dis-posición como la que ahora propone reduciría la posibi-lidad de acusaciones y contracusaciones relativas a lacoacción en las personas, posibilidad que, en defectode un sistema establecido para resolver objetivamente lacontroversia, podría exacerbar en vez de reducir la ti-rantez internacional. Comparte el criterio del Presidentede que lo que se halla en juego en este caso es más bienla estabilidad de las relaciones internacionales que la es-tabilidad de los tratados simplemente.

23. No está seguro de que haga realmente falta un ar-tículo redactado en los términos que al parecer deseanmuchos miembros de la Comisión, en el que se estipulela nulidad absoluta ab initio del tratado. Aun cuando seeliminasen la contradicción interna entre los dos párra-fos del artículo 35 y la que existe entre éste y los artícu-los 36 y 37, cualquier caso de esa índole sería en reali-dad imposible de distinguir del previsto en el artículo 36.

24. El Sr. CADIEUX, refiriéndose a las observacionesdel Sr. Tunkin, dice que no debe exagerarse la diferenciaque en la práctica existe entre las dos consecuencias dela coacción, a saber, la nulidad y la anulabilidad del tra-tado. Incluso si el artículo 35 estipulase que es nulotodo tratado obtenido por medio de coacción ejercidacontra el representante, esa nulidad sólo surtiría efectosi el Estado interesado demostrase que se ha ejercidocoacción. En realidad, éste sólo obrará así si quiere y silo juzga conveniente para sus intereses. Limitándose a de-clarar en el artículo 35 que el Estado lesionado puedeinvocar tal coacción como causa que vicia su consenti-miento en obligarse por el tratado, la Comisión habrádicho todo lo necesario.

25. El PRESIDENTE, como miembro de la Comi-sión, rechaza enérgicamente el razonamiento del Sr. Ca-dieux. Si en el artículo 35 se establece que el tratadoobtenido en tales condiciones es nulo, las partes no po-drán hacer valer ningún derecho ni exigir el cumpli-miento de ninguna obligación derivada de ese tratado,con lo cual el incumplimiento de éste no podrá dar lugara ninguna acción internacional. La nulidad es absoluta y

no es preciso ningún acto para proclamarla. El asuntoes pues de gran importancia no sólo en teoría sino tam-bién en la práctica.

26. El Sr. AMADO se declara de completo acuerdocon el Presidente. Al dar esos matices al artículo 35, elRelator Especial ha tenido sin duda presente el concep-to de dolo. En el párrafo 2 de sus observaciones, elRelator Especial dice que «el Estado cuyo representan-te ha sido objeto de coacción en su persona debe poderoptar entre aceptar el tratado como válido o rechazarlocomo viciado por coacción o, en su caso, considerarloinválido sólo respecto de las cláusulas particulares aque se refiere la coacción» (A/CN.4/183, págs. 39y 40). Esas distinciones son absolutamente inaceptables.Un tratado en el que no ha sido auténtica la expresiónde la voluntad del Estado, en el que ésta ha sido sus-tituida por una voluntad ajena, no es tratado ni puedesurtir efectos jurídicos. El instrumento no puede sersino nulo.

27. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el verdadero problema tratado en el artículo 35tal vez no se ha visto en la debida perspectiva por nohaberse prestado suficiente atención a la existencia delartículo 36.

28. El Presidente no ha estado totalmente en lo ciertoal decir que la preocupación primordial del orador, entanto que Relator Especial, ha sido en el presente casogarantizar la seguridad y estabilidad de éstos, lo que haquerido sobre todo es exponer el derecho con la mayorprecisión posible y distinguir entre la coacción en lapersona de un representante y la coacción sobre unEstado.

29. En su 15.° período de sesiones, la Comisión ad-virtió perfectamente que el artículo 35 podría tratar dela misma materia que el artículo 36, y que la mayoríade los ejemplos históricos de coacción sobre represen-tantes de Estados, algunos de los cuales se habían men-cionado en el párrafo 1 del comentario al artículo 35 4,quedarían sujetos en realidad a las disposiciones del ar-tículo 36, a menos que éstas se interpretasen en unsentido muy restrictivo.

30. La coacción sobre un individuo puede revestir di-ferentes formas, sobre todo si se trata de un represen-tante diplomático con residencia en el país donde secelebran las negociaciones. Él siempre ha opinado, ysigue opinando, que no hay diferencia fundamentalentre sobornar a un agente y vencer su resistencia me-diante el chantaje o drogándolo, y estima que todos esosmedios tienen gran semejanza con el fraude; ahora bien,tales actos son materialmente distintos de la coacciónsobre el Estado mismo.

31. Coincide con algunos gobiernos en que la Comi-sión debería examinar de nuevo el artículo 35 y decidirsi estuvo acertado al prever para esos casos la sanciónde la nulidad absoluta como cuestión de orden público.El resultado sería entonces hacer borrón y cuenta nue-va y que las partes tuvieran que empezar cualesquiera

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 231. * Ibid., pág. 230.

28 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

nuevas negociaciones desde el mismo punto de partida.La cuestión es si debiera darse al Estado lesionado laposibilidad de aceptar el tratado.32. No comparte del todo el parecer del Sr. Amadopor lo que respecta al párrafo 2 del texto aprobado en1963. La Comisión lo insertó porque la coacción podríaejercerse con respecto a ciertas cláusulas solamente.

33. Cabría sostener que la sanción prevista en elnuevo texto es más severa que la del proyecto anteriorporque daba una opción al Estado lesionado.

34. De mantenerse el texto anterior, habría que supri-mir la contradicción resultante del elemento de opciónque se deslizó en el párrafo 2.

35. Reconoce que lo esencial del artículo no es lafirma sino la expresión del consentimiento. Puede ocu-rrir, no obstante, que la firma esté sujeta a ratificacióny que el Estado ratifique de buena fe y no descubrahasta más tarde que ha habido coacción. No cabe dudade que entonces debería de dársele el derecho a declararnulo el tratado; a ese caso, sin embargo, no le seríaaplicable un artículo como el que se aprobó en 1963 yque ahora propugnan algunos miembros de la Comi-sión, porque la coacción no se refería a la expresión delconsentimiento sino a la negociación.

36. En realidad, el artículo no es de gran importanciapuesto que la cuestión principal, la coacción sobre elEstado, está prevista en el artículo 36. El motivo de queen los libros de texto se haya destacado la importanciade los casos de coacción en la persona es probablemen-te que éstos ocurrieron en una época en que la coacciónsobre el Estado no era en derecho internacional causade anulación de tratados.

37. Dado que las opiniones están un tanto divididasrespecto del criterio que convenga adoptar, la Comi-sión debería definir su actitud para que el Comité deRedacción sepa a qué atenerse.

38. El PRESIDENTE desea, como miembro de la Co-misión, referirse a las dos cuestiones que acaba de plan-tear el Relator Especial.

39. La primera es la de la utilidad del artículo 35,pues el Relator Especial ha indicado que la materia delmismo podría quizá tratarse en el artículo 36. Sin em-bargo, él opina que no debe suprimirse el artículo 35.

40. En 1963 se examinó la relación entre el artícu-lo 35 y el artículo 36. No son raros los casos en que sehan utilizado elementos de orden enteramente privadorelativos a la persona del representante del Estado, parainfluir en la expresión de la voluntad de éste, indepen-dientemente de toda cuestión relacionada con los inte-reses del propio Estado. Existe una gran diferenciaentre coaccionar a un plenipotenciario amenazándolocon revelar detalles de su vida privada y amenazar conbombardear ciudades. Por ejemplo, Austria-Hungríaamenazó con adoptar ciertas medidas contra la fortunapersonal del Rey Milan de Serbia con objeto de indu-cirlo a firmar un convenio secreto en virtud del cualAustria-Hungría se hacía reconocer el derecho a inter-venir en los asuntos internos de Serbia.

41. Por lo que respecta a la segunda cuestión, es decir,si en lugar de la desaparición completa del tratado con-viene dejar alguna posibilidad de mantenerlo, habrá querechazar tal solución, aunque sea la más fácil, pues equi-valdría a aceptar la situación creada por la coacción yaprobar la acción de un Estado que hubiese violado elorden público internacional. En vez de mostrar una in-dulgencia incompatible con los principios aprobados enSan Francisco, la Comisión debiera condenar, al menosmoralmente, al responsable de esa escandalosa con-ducta.

42. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que, por lo que se refiere al artículo 36, convieneprocurar que el Estado perjudicado que desea negociarnuevamente pueda hacerlo en pie de igualdad completacon el otro Estado. Por lo que respecta al artículo 35,la situación es distinta puesto que se refiere al caso deque la coacción se haya ejercido sobre la persona y nosobre el Estado. A causa de la ignominia que recaeríasobre el Estado culpable de coacción o que hubiera re-currido a procedimientos reprobables, el Estado perju-dicado puede muy bien obtener ciertas concesionescuando haya descubierto que ha habido coacción y queel tratado es inválido.

43. No le han impresionado mucho algunas observa-ciones relativas a las sanciones, pues a su entender lasformas de coacción personal son análogas a las de co-rrupción y cohecho; todos esos actos son deshonrosos yno acierta a comprender por qué han de dar lugar a san-ciones diferentes.

44. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, dice que después de la segunda guerra mun-dial hubo Estados que intentaron en varias ocasionesinducir a algunos embajadores a firmar ciertos acuerdossin autorización de sus gobiernos, bajo amenaza de pu-blicar documentos comprometedores y contra promesade concederles asilo político una vez firmados los acuer-dos. Pregunta al Relator Especial si considera tales ma-quinaciones como casos de grave coacción personal.

45. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,contesta afirmativamente.

46. El Sr. ELIAS manifiesta que la Comisión debe darclaras instrucciones al Comité de Redacción, ya sea paraque en el párrafo 1 del artículo 35 se prevea la nulidadabsoluta del tratado obtenido por cualquier clase decoacción sobre un representante, o bien para que se en-foque todo el asunto conforme al nuevo texto del Rela-tor Especial o al sugerido por el Gobierno de Israel.

47. Opina que se ha de poner resueltamente en guar-dia al Estado perjudicado contra la ratificación de todotratado obtenido por coacción, sea ejercida sobre unrepresentante o sobre un Estado, pues el uso de la fuer-za es igualmente censurable en uno y otro caso.

48. El Sr. ROSENNE dice que, como está bastanteclaro cuál es la opinión de la mayoría, no es precisoadoptar ahora una decisión; debe remitirse el artículoal Comité de Redacción encargándole de que tenga encuenta lo expuesto en el debate.

826.a sesión. — 7 de enero de 1966 29

49. El Sr. BRIGGS coincide con el Sr. Rosenne. LaComisión remite habitualmente al Comité de Redaccióncada problema en su totalidad, y en el presente casosería preferible aplazar la votación hasta que se hayadistribuido un nuevo texto.

50. El Sr. TUNKIN nada tiene que objetar a que seremita el artículo al Comité de Redacción, si queda en-tendido que una clara mayoría se ha pronunciado afavor de la nulidad absoluta del tratado obtenido me-diante coacción en la persona de un representante.

51. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que en vista de ello propondrá al Comité de Re-dacción un nuevo texto basado en el aprobado en el15.° período de sesiones. Confía en que la cuestión delartículo 35 se podrá remitir en términos generales alComité de Redacción, ya que es menester eliminar elelemento de contradicción que encierra el texto de 1963.

52. El PRESIDENTE señala que no más de cincomiembros de la Comisión, si se cuenta el Sr. Ago, sehan pronunciado por el nuevo texto, mientras que nuevehan declarado preferir el texto anterior.

53. El Sr. YASSEEN no se opone a que se remita elartículo 35 al Comité de Redacción sin instruccionesprecisas sobre los problemas de forma planteados. Porotra parte, incumbe a la propia Comisión escoger entreel criterio de que la coacción prevista en el artículo 35entrañará la nulidad ab initio del tratado y del criteriode que tal coacción tiene por único efecto hacer anula-ble el tratado. Puesto que la mayoría se inclina por elprimer criterio, la Comisión debe pedir al Comité deRedacción que revise el artículo en ese sentido.

54. El PRESIDENTE estima que las dos propuestasque la Comisión tiene ante sí, la del Relator Especialy la del Sr. Elias apoyada por el Sr. Yasseen, son con-ciliables puesto que la opinión de la mayoría se ha con-cretado en el curso del debate, y el Comité de Redac-ción no dejará de tenerla en cuenta.

55. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que en su 15.° período de sesiones la Comisión, alprever en el artículo 47 la posibilidad de una renunciaal derecho a invocar la nulidad en las circunstancias quemenciona el artículo 35, no reconoció plena efectividadal principio de la nulidad absoluta enunciado en éste.También decidió que podría aplicarse el principio de di-visibilidad en los casos de coacción en la persona, perono en los de coacción sobre el Estado. Si se adoptaseahora el principio de la nulidad absoluta, el Comité deRedacción tendría que examinar las consecuencias deaquellas decisiones.

56. El PRESIDENTE, teniendo en cuenta que en1963 la Comisión aceptó el principio de la divisibilidadde los tratados a los efectos del artículo 35, no ve razónalguna que impida al Relator Especial presentar al Co-mité de Redacción sus observaciones acerca de estepunto.

57. El Sr. de LUNA dice que el Comité de Redaccióndebiera hacer uniforme la terminología de los artículosque tratan de asuntos afines y cuyas consecuencias sonanálogas. Por ejemplo, cuando la Comisión desea decla-

rar la nulidad del tratado en los casos previstos en elartículo 35, podría emplear los términos del artículo 36,en la forma en que fue aprobado en 1963: «Todo tra-tado... será nulo.»

58. El PRESIDENTE sugiere que se remita el artícu-lo 35 al Comité de Redacción.

Así queda acordado5.

ARTÍCULO 36 (Coacción a un Estado por la amenaza oel uso de la fuerza)

Artículo 36

Coacción a un Estado por la amenaza o el usode la fuerza

Todo tratado cuya celebración se obtuviere por laamenaza o el uso de la fuerza con violación de los prin-cipios de la Carta de las Naciones Unidas será nulo.(A/CN.4/L.107, pág. 34.)

59. El PRESIDENTE somete a debate el nuevo textodel artículo 36 propuesto por el Relator Especial, quedice así:

Todo tratado y todo acto por el cual se manifieste elconsentimiento de un Estado en quedar obligado por untratado que se obtengan por la amenaza o el uso de lafuerza con violación de los principios de la Carta de lasNaciones Unidas serán nulos. (A/CN.4/183/Add.l, pá-gina 15.)

60. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que en su nuevo texto del artículo 36 ha tenido encuenta un detalle de cierta importancia señalado porel Gobierno de Israel sobre la redacción.61. Algunos gobiernos han sugerido en sus observa-ciones que se amplíe el concepto de la coacción paraque comprenda por ejemplo los casos de coacción eco-nómica. Se ha referido a estas observaciones en los pá-rrafos 1 a 5 de su comentario (A/CN.4/183/Add.l),donde recuerda que en 1963 la Comisión acordó que elalcance preciso de los actos a que se refieren las pala-bras «la amenaza o el uso de la fuerza con violación delos principios de la Carta» deberá determinarse en lapráctica mediante la interpretación de las disposicionespertinentes de la Carta.

62. Como ha hecho ver en el párrafo 5 de sus obser-vaciones, el artículo tiene, por así decirlo, carácterabierto: toda interpretación del principio de que los Es-tados están obligados a abstenerse de la amenaza deluso de la fuerza, que pase a ser aceptada de modo ge-neral como interpretación autorizada, influirá automáti-camente sobre el alcance de la norma enunciada en elartículo 36. Así pues, el texto no impide que los usosde las Naciones Unidas evolucionen en esta materia.Con posterioridad a 1963 la Asamblea General sometióese principio a la consideración del Comité Especial deprincipios de derecho internacional referentes a las re-laciones de amistad y a la cooperación entre los Esta-dos, el cual lo examinó en la reunión que celebró en la

5 Véase reanudación del debate en los párrs. 45 a 83 de la840.a sesión.

30 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

ciudad de México en noviembre de 1964 sin haber po-dido llegar todavía a una conclusión definitiva. Sin em-bargo, como ese tema sigue figurando en el programa detrabajo de dicho Comité Especial, no sería correcto quela Comisión se ocupase de él. En tales circunstancias,lo mejor es mantener el texto de 1963.63. Algunos gobiernos han planteado el interesanteproblema jurídico de la aplicación provisional de lanorma enunciada en el artículo 36. Como él ha recor-dado en sus observaciones, la Comisión ha tenido yabien en cuenta el factor tiempo en el contexto del ar-tículo 37 al establecer dos normas distintas: la primeraprevé la incompatibilidad con una norma existente dejus cogens y es objeto del artículo 37; la segunda prevéla invalidez resultante de una nueva norma de jus co-gens y se enuncia en el artículo 45. Sea como fuere, elartículo en su forma actual se refiere a la formación deltratado; y la validez del consentimiento ha de regirsepor la ley vigente en el momento en que el tratado seconcertó.64. El Gobierno de los Estados Unidos ha señaladoconcretamente si no debería establecerse que la normaenunciada en el artículo fuese aplicable solamente apartir del momento en que el proyecto quede definitiva-mente aprobado (A/CN.4/183/Add.l, pág. 5). Per-sonalmente estima que sería ilógico formular una normacuyo carácter es de jus cogens como norma existente ydecir al propio tiempo que sólo será aplicable a partirde una fecha futura. En consecuencia, insiste en queno se modifique el artículo 36; ahora bien, la Comi-sión puede tener presente este problema cuando pase aocuparse de las cuestiones conexas que son objeto delartículo 52, relativo a las consecuencias jurídicas de lanulidad de un tratado, y del artículo 53, que versa sobrelas consecuencias jurídicas de la terminación de untratado.

65. El PRESIDENTE recuerda que el Sr. Paredes yase ocupó detenidamente ante la Comisión de la posi-bilidad de coacción económica, pero aunque algunosmiembros hubieran deseado que en el proyecto de ar-tículos se mencionara ese género de coacción, la Comi-sión no aceptó la idea.

66. Señala la diferencia que existe entre el artículo 36y el artículo 37; según el primero, el tratado es nuloporque la voluntad del Estado ha sido expresada bajola coacción consistente en la amenaza o el uso de lafuerza, con violación de los principios de la Carta; enel segundo, la nulidad del tratado resulta de la sustan-cia misma del tratado cuando éste es contrario al juscogens.

67. El Sr. TUNKIN pregunta por qué en la versióninglesa del nuevo texto, el Relator Especial ha sustitui-do «was procured* por «is procured*.68. Pregunta asimismo si el texto de 1963 no com-prendería el caso previsto por el Gobierno de Israel dela participación en un tratado vigente obtenido por laamenaza o el uso de la fuerza, con violación de los prin-cipios de la Carta.

69. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,contesta que al cambiar el tiempo del verbo no preten-

dió modificar en modo alguno el sentido del artículo.Desde el punto de vista de la forma jurídica, es másnormal y correcto emplear el presente. La norma asíexpresada comprenderá todo tratado obtenido de laforma indicada, sea cual fuere el momento en que seconcertó.

70. Respecto de la segunda pregunta, el caso previstopor el Gobierno de Israel es el de una presión ilegítimaejercida sobre un Estado determinado para que se ad-hiera a un tratado existente que ha sido válidamenteconcertado con anterioridad. Es probable que una in-terpretación libre del texto de 1963 comprendiera esecaso, pero convenía mejorar la redacción para precisarque ésa es la interpretación prevista.

71. El Sr. BRIGGS dice que, después de reflexionar,le preocupan mucho las consecuencias del sistema denulidad absoluta previsto en los artículos 36 y 37, quehace nulas y no meramente anulables ciertas categoríasde tratados.

72. Todos los miembros de la Comisión coinciden encondenar ciertos usos reprobables, pero no correspondea la Comisión lanzar un manifiesto altisonante en prode la rectitud; su función consiste en formular normasjurídicas precisas que puedan aplicarse mediante pro-cedimientos adecuados. En 1963, el Relator Especialpropuso un artículo que habría permitido al Estado per-judicado invocar la coacción como causa de invalidez.Sin embargo, la Comisión prefirió adoptar el sistema dela nulidad absoluta partiendo de la hipótesis errónea deque la nulidad absoluta no necesita ser invocada. Ahorabien, en realidad también en este caso debe formularseuna reclamación: el Estado que desee librarse de lasobligaciones que contrajo en virtud de un tratado deberápresentar una reclamación al efecto: la liberación no esautomática.

73. En 1963, el Sr. Briggs destacó la necesidad deque hubiera una jurisdicción encargada de determinar loque constituye «amenaza o uso de la fuerza con viola-ción de los principios de la Carta», para no dejar estacuestión confiada al juicio subjetivo de cada Estado 6.Ha examinado con gran cuidado las actas de la reuniónque el Comité Especial celebró en México en 1964, asícomo las de la Sexta Comisión en el vigésimo períodode sesiones de la Asamblea General, y no puede pormenos de llegar a la conclusión de que sobre el alcancey el significado preciso de dicha expresión hay quizámenos acuerdo ahora que en 1963 cuando la Comisiónredactó el artículo 36.

74. En estas condiciones, aprobar la redacción pro-puesta equivaldría a firmar un cheque en blanco. Elcontenido de la norma de derecho quedaría determinadoasí por los votos de mayorías variables en un organismopolítico. El artículo 36 declararía nulas ciertas catego-rías no especificadas de tratados sin precisar el verda-dero contenido de la norma. Al carecerse de un sistemapara determinar imparcialmente qué constituye coac-ción y para aplicar las consecuencias de la nulidad o la

6 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 57, párrs. 16 y 17.

827.a sesión. —10 de enero de 1966 31

invalidez, la disposición propuesta comprometería gra-vemente la estabilidad de los tratados.

75. Hay dos maneras de evitar tal resultado. El pri-mero consiste en adoptar la fórmula siguiente:

Todo tratado cuya celebración haya sido obtenida,a juicio de un tribunal judicial internacional, mediantela amenaza o el uso de la fuerza con violación de losprincipios de la Carta de las Naciones Unidas será nulo.

Una fórmula de este tipo representa el modo más con-veniente de solucionar el problema, y las razones adu-cidas en contra de ella no le parecen nada convincentes.

76. Sin embargo, queda una segunda posibilidad, envez de proclamar la invalidez automática de los trata-dos por razones vagas que la Comisión no puede pre-cisar, ésta podría adoptar el mismo criterio que ha se-guido en otros artículos del proyecto y decir:

Cuando un tratado o un acto por el cual se manifes-tara el consentimiento de un Estado en quedar obligadopor el tratado haya sido obtenido mediante la amenazao el uso de la fuerza, con violación de los principios dela Carta de las Naciones Unidas, un Estado que se con-sidera lesionado podrá alegar dicha causa de invalidezen conformidad con el artículo 51 de estos artículos.

77. El Sr. ELIAS estima que la redacción dada en1963 al artículo 36 es más satisfactoria que la que ahorapropone el Relator Especial. La modificación introduci-da para tener en cuenta la observación del Gobierno deIsrael crearía más problemas de los que resolvería. Qui-zá debiera estudiar el Comité de Redacción si para res-ponder a esa objeción no bastaría con insertar despuésde «que se obtuviere», alguna expresión como «o en elque una participación ulterior se obtuviere». De todosmodos, cree que el texto de 1963 es suficiente y que bas-taría con agregar una explicación en el comentario.78. No es partidario de hacer en el artículo 36 ningu-na referencia directa al artículo 51 ni de mencionar ladeterminación por vía judicial. De introducirse tal mo-dificación en el artículo 36 habría que hacer otro tantoen el artículo 32 (Carencia de facultad para obligar alEstado), en el artículo 33 (Dolo) y en el artículo 34(Error), con lo que se recargaría todo el proyecto.

79. En el curso de los debates dedicados por la Comi-sión al proyecto de artículos sobre el derecho de lostratados, ha dado por sentado que toda controversiasobre la correcta interpretación de los artículos se some-tería a la decisión de un tribunal internacional. Consi-dera, por tanto, que debería dejarse a un órgano judi-cial de dicho género la interpretación de la expresión«amenaza o uso de la fuerza con violación de los prin-cipios de la Carta». La Comisión no puede prever todosy cada uno de los litigios a que puede dar lugar la apli-cación de los artículos del proyecto.

80. Es cierto que los debates del Comité Especial enel período de sesiones que se celebró en México no lle-varon a un acuerdo sobre la definición de la expresión«amenaza o uso de la fuerza», pero ello no quiere decirque la Corte Internacional de Justicia u otro órgano ju-dicial no pueda lograr una definición de la norma esta-blecida en el párrafo 4 del Artículo 2 de la Carta. La

expresión «amenaza o uso de la fuerza con violación delos principios de la Carta» no es tan imprecisa comoalgunos creen, puesto que se ha tomado de la Cartamisma. Sólo seguirá siendo algo imprecisa mientras nola haya interpretado un tribunal.

81. Estima, como el Relator Especial, que la mejorsolución sería conservar el texto de 1963.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

827.a SESIÓN

Lunes 10 de enero de 1966, a las 15 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Rosenne, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumpheyWaldock y Sr. Yasseen.

Colaboración con otros organismos

[Tema 7 del programa]

1. El PRESIDENTE dice que el Secretario General delas Naciones Unidas ha recibido del Secretario Generaldel Consejo de Europa una carta de fecha 16 de diciem-bre de 1965, referente al Comité Europeo de Coopera-ción Jurídica, que dice así:

Tengo el honor de señalar a su atención el hecho deque el Consejo de Europa creó en 1963 un órgano espe-cial encargado de ocuparse de la cooperación de los Es-tados miembros en el campo jurídico. Este órgano, elComité Europeo de Cooperación Jurídica, cuyos estatu-tos se acompañan [Resolución (63) 29 del Comité de Mi-nistros], está actualmente constituido por delegacionesde los 18 Estados miembros del Consejo de Europa y portres delegados de la Asamblea Consultiva del Consejo deEuropa. También asisten a las sesiones y participan en lalabor del Comité observadores designados por Finlandiay por España.

El Comité tiene actualmente en estudio varios temasque parecen guardar relación con la labor de la Comi-sión de Derecho Internacional. Ejemplos de ellos son: laInmunidad de los Estados, las Funciones consulares y lasReservas a los tratados internacionales.

En sus trabajos sobre estas cuestiones, como tambiénen las demás cuestiones comprendidas en su mandato,el Comité Europeo de Cooperación Jurídica tiene cons-tantemente presente la labor emprendida por la Comisiónde Derecho Internacional. A propuesta del Profesor Mo-naco, Presidente del Comité Europeo de CooperaciónJurídica, tengo el honor de presentar la idea de que seestablezcan relaciones de colaboración entre la Comisiónde Derecho Internacional y el Comité Europeo de Coo-peración Jurídica en condiciones análogas a las de losacuerdos ya existentes entre esa Comisión, el órgano ju-rídico de la Organización de los Estados Americanos y elComité Jurídico Consultivo Asiático-Africano.

32 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

Teniendo en cuenta lo que antecede, he encargado alDr. Golsong, Director de Asuntos Jurídicos del Consejode Europa, que se persone en Montecarlo del 10 al 16 deenero de 1966, durante la celebración del próximo pe-ríodo de sesiones de la Comisión de Derecho Internacio-nal, para que se ponga a disposición de la Comisión conobjeto de examinar los detalles de tal acuerdo, así comode informar a la Comisión de la labor actual del ComitéEuropeo de Cooperación Jurídica en la esfera del dere-cho internacional público.

Agradeceré a usted tenga a bien dar instrucciones paraque toda correspondencia ulterior relacionada con esteasunto sea dirigida al Dr. Golsong en el Consejo de Eu-ropa.

2. Si no hay objeciones, entenderá que la Comisiónestá de acuerdo en establecer relaciones de colabora-ción con el Comité Europeo de Cooperación Jurídicaconforme al artículo 26 del Estatuto de la Comisión, yen recibir un observador de dicho Comité.

Así queda acordado.

3. El PRESIDENTE anuncia que se ha recibido delRelator General, Sr. Elias, una carta en la que hacesaber a la Comisión que ha sido llamado con urgencia aLagos para asistir a la Conferencia del Commonwealthsobre el asunto de Rhodesia, pero que regresará loantes posible para participar en los trabajos de la Co-misión.4. En consecuencia, propone que la Comisión inviteal Sr. Ago a asumir la presidencia del Comité de Re-dacción de los dos Vicepresidentes y del Relator Ge-neral.

Así queda acordado.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](reanudación del debate de la sesión anterior)

ARTÍCULO 36 (Coacción a un Estado por la amenazao el uso de la fuerza) (continuación) 1

5. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguirexaminando el artículo 36.

6. El Sr. de LUNA recuerda que, hasta la primeraguerra mundial, el derecho internacional positivo notenía en cuenta la coacción ejercida sobre los Estados.Más adelante, el 16 de marzo de 1921, la RepúblicaSocialista Federativa Soviética de Rusia y Turquía con-certaron un tratado 2 por el cual cada una de las partesse comprometió a no reconocer la validez de un tratadoimpuesto a la otra mediante coacción y, de este modo,por primera vez quedó reconocido el principio de queel uso ilegítimo de la fuerza no puede ser fuente de unaobligación internacional. En el asunto de las ZonasFrancas3, que tuvo su origen en los tratados de 1815,

la Corte Permanente de Justicia Internacional declarabatodavía lo que constituía el derecho en aquella época,a saber, que un tratado impuesto mediante coacción noquedaba por ello invalidado. No obstante, en aplicacióna la doctrina Stimson, los Estados Unidos declararon ensu famosa nota de 7 de enero de 1932 4 que no reco-nocerían los efectos de un tratado celebrado bajo coac-ción. Con la Carta de las Naciones Unidas, que datade 1945, queda admitido el principio de que el tratadoconseguido mediante el uso de la fuerza es nulo. Esteprincipio ha sido incorporado a los Convenios de Gine-bra de 1949, en los que se establece que todo tratadoespecial sobre alguna materia objeto de esos Conveniosserá inaceptable y carecerá de efectos jurídicos si la li-bertad de acción de alguna de las partes ha sido coarta-da por circunstancias tales como la ocupación parcialde su territorio5.

7. Sin embargo, aunque el principio es fácil deenunciar, encuentra en la práctica mucha resistencia. Ensus observaciones por escrito, así como ante la SextaComisión, algunos Estados han manifestado el temorde que la aceptación de este nuevo principio como lexlata podría ser fuente de inseguridad para las relacionesinternacionales. Esos Estados temen que de ello resulteuna situación anárquica, ya que la comunidad interna-cional todavía está organizada según un sistema de coor-dinación pero no de subordinación; aún no existe nin-gún poder ejecutivo ni judicial por encima de las partes.

8. Por lo que respecta al tipo de coacción de que setrata, el orador no aprecia diferencia alguna entre laamenaza de utilizar la bomba atómica y la amenaza decondenar a morir de hambre a la población de un país.Todos esos tipos de presión son contrarios al espíritu dela Carta; ahora bien, el principio es tan reciente que valemás no precisarlo y utilizar una fórmula objetiva y pru-dente. Mucho se habría ya ganado consiguiendo que unprincipio de la Carta tuviese fuerza de obligar. Por otraparte, la Asamblea General ha encargado a un ComitéEspecial de estudiar el principio de que los Estadosdeben abstenerse en sus relaciones internacionales dela amenaza o el uso de la fuerza y ese Comité ha exa-minado si esa obligación abarca todos los tipos de pre-sión económicos, políticos o de otra índole. La Comi-sión debiera pues pronunciarse por una fórmula flexibley encargar a ese Comité Especial, órgano de carácterpolítico, las interpretaciones prácticas.

9. La sugerencia del Gobierno de Israel (A/CN.4/183/Add.l, pág. 3) es interesante, pero bastaría deciren el comentario que el artículo 36 comprende los casosde participación en un tratado obtenida mediante coac-ción. Es innecesario introducir la idea de un «acto» queexprese el consentimiento del Estado en obligarse; pri-mero, la fórmula es poco clara; y segundo, puesto quese refiere a un acto jurídico unilateral, no tiene cabidaen una convención sobre el derecho de los tratados quese ocupa de actos jurídicos bilaterales.

1 Véase 826.a sesión a continuación del párr. 58, y párr. 59.2 British and Foreign State Papers, 1923, parte II, volu-

men CXVIII, pág. 990.3 P.C.IJ. Series A, N.° 22.

4 Foreign Relations of the United States. Diplomatic Papers.1932, vol. Ill, «The Far East», pág. 7.

5 Artículo 10 de los Convenios relativos a las fuerzas arma-das y artículo 11 del Convenio relativo a las personas civiles.

827.a sesión. —10 de enero de 1966 33

10. El Sr. YASSEEN deplora que el artículo 36, aunreflejando la evolución del derecho internacional, no lohaga de manera acabada. En efecto, el propósito es con-denar la coacción como vicio del consentimiento, peroel artículo no pasa de condenar la amenaza o el usode la fuerza con violación de los principios de la Carta;por lo tanto, sólo condena una forma de coacción: laque se ejerce mediante amenazas o uso de la fuerza,cuando es así que puede adoptar otras formas, talescomo la presión económica o política.

11. Hay diferencias de forma entre el artículo 35 y elartículo 36. En tanto que el artículo 35, relativo a lacoacción en la persona de representantes de los Esta-dos, concibe la coacción como concepto general, el ar-tículo 36, que se ocupa de la coacción sobre el Estado,la considera sólo en un aspecto especial. No está clarala razón de estas diferencias. No se trata sólo de decla-rar que el Artículo 2 de la Carta es aplicable en elderecho de los tratados, sino de formular una teoría ge-neral condenando la coacción en todas sus formas.

12. Se ha dicho que la palabra «fuerza», en el párra-fo 4 del Artículo 2 de la Carta, no comprende la presióneconómica o política y sólo significa fuerza armada.Esa interpretación restrictiva es incompatible con elespíritu de la Carta. Aun suponiendo que por «fuerza»se entendiera sólo fuerza armada, difícilmente podríasostenerse que según los demás principios de la Carta,tales como el de la igualdad soberana de los Estados oel de no intervención en los asuntos internos de éstos,sea lícita la presión económica o política. En verdad,esos principios son incompatibles con cualquier tipo depresión capaz de influir en la voluntad de un Estado yde obligarle a manifestar algo en contra de su propiavoluntad.

13. En sus observaciones, el Relator Especial se refie-re a los debates del Comité Especial nombrado por laAsamblea General, que se reunió en la ciudad de Méxi-co. Es cierto que, según el informe de ese Comité, susmiembros no lograron ponerse de acuerdo en que lafuerza, en el sentido del párrafo 4 del Artículo 2 de laCarta, comprenda también la idea de presión económicay política, pero también es cierto que ese Comité no dijoque esas presiones fueran permisibles en derecho inter-nacional según los principios de la Carta. Así pues, nopuede invocarse el fracaso del Comité para afirmar queel concepto de coacción sobre un Estado comprendasólo el uso de la fuerza en sentido estricto, según la in-terpretación que defienden algunos Estados.

14. La presión económica y política se reprueba cadavez más en el orden jurídico internacional moderno.Muchos autores sostienen que esa presión es reprobablesegún principios de derecho internacional tales comoel de igualdad soberana de los Estados y el de no inter-vención. La opinión oficial se orienta asimismo en talsentido. Unos cuarenta Estados que participaron en laConferencia de Países no Alineados, celebrada en ElCairo en 1964, condenaron la presión económica y po-lítica y dieron a entender claramente que a su juicio lapalabra «fuerza» utilizada en la Carta abarca tambiénesas presiones. En sus observaciones por escrito y en

las declaraciones de sus representantes ante la Sexta Co-misión, muchos Estados han apoyado esa interpretación.15. Aunque la fuerza a que se refiere el párrafo 4 delArtículo 2 de la Carta significase únicamente fuerzaarmada, cabe afirmar que la evolución del derecho esfavorable a la interpretación que extiende la acepcióndel término a la presión económica y política. El desa-rrollo progresivo del derecho internacional exige que secondenen también esas formas de presión para estable-cer las relaciones internacionales y el derecho conven-cional sobre bases firmes.

16. El Sr. ROSENNE aprueba el criterio seguido porel Relator Especial en el artículo 36 y las observacionesque hace en su comentario, que concuerdan con la deci-sión frecuentemente repetida de la Comisión de no in-tentar interpretar la Carta de las Naciones Unidas. Enefecto, la Comisión no tiene que definir qué clase defuerza o de amenaza de fuerza haría aplicables a unatransacción las disposiciones del artículo 36, ni es com-petente para ello. Su función es declarar el derecho exis-tente, teniendo plenamente en cuenta los principiosenunciados en la Carta. Este método llevará inevitable-mente a lo que el Relator Especial ha calificado de ar-tículo abierto. La Comisión ha incluido otros artículosde ese género en el proyecto cuando ha estimado nece-sario señalar la influencia sobre el derecho de los trata-dos de algún principio perteneciente a otra rama delderecho internacional, sin entrar en detalles acerca deésta.

17. Incluir una disposición abierta de esa índole nosignifica dar un cheque en blanco a la votación de unamayoría inestable en un órgano político. En realidad,en todas las asambleas democráticas la legislación esresultado de tal votación, y la Comisión de Asuntos Ju-rídicos decidió deliberadamente en la Conferencia deSan Francisco que la interpretación de la Carta no ha-bría de hacerse exclusivamente por vía judicial.

18. Varios gobiernos han indicado que el artículo 36y algunos otros sólo serán aceptables si su aplicaciónqueda sujeta a lo que se denomina una decisión judicialindependiente. No encuentra enteramente clara esta ex-presión, pero presume que significa la determinaciónpor un tercero, aunque no necesariamente de carácterjudicial. Quienes equiparan tal determinación a la solu-ción judicial no deben olvidar la seria lección que re-presenta el asunto del régimen aduanero entre Alemaniay Austria ante la Corte Permanente de Justicia Inter-nacional 6 y el Consejo de la Sociedad dfc las Naciones.No es fácil ni procedente someter a solución judicialcuestiones de gran importancia política como la quetendría un caso comprendido en el artículo 36; a esterespecto sigue sustentando el criterio que ya expuso enla 682.a sesión7, de que para determinar que un tratadoes nulo es indispensable seguir un procedimiento regularque no tiene que ser necesariamente judicial. La disposi-ción del artículo 51 es quizá lo más que puede conse-guirse a este respecto.

6 P./.C.7., Serie A/B, N.° 41.7 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,

vol. I, págs. 57 a 59, párrs. 18 a 31.

34 Anuario de ia Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

19. En cuanto a la redacción del artículo 36, se pre-gunta si son necesarias las palabras iniciales «Todo tra-tado y» que figuran en el nuevo texto del Relator Espe-cial, ya que él interpreta las palabras siguientes «todoacto» en el sentido que se da a un acto internacional enla versión revisada del apartado d del párrafo 1 del ar-tículo 1, es decir, el acto por el cual un Estado haceconstar en la esfera internacional su consentimiento enquedar obligado por un tratado.

20. En su 15.° período de sesiones, la Comisión dioun paso constructivo al redactar el artículo 36, calificadopor la Sexta Comisión en su informe a la Asamblea Ge-neral (A/5601) de importante éxito de la comunidadinternacional que ha recibido aprobación general; no verazón alguna para apartarse de tal actitud.21. El Sr. CASTREN estima que el gran interés quelos gobiernos han demostrado por este artículo en susobservaciones escritas y en las intervenciones de sus re-presentantes en la Sexta Comisión es prueba de su im-portancia primordial.

22. Los comentarios del Relator Especial al respectoson muy completos y su análisis es claro. De las suges-tiones encaminadas a modificar el texto de 1963 sólo hatomado en consideración las que ha hecho el Gobiernode Israel. Acepta las conclusiones del Relator Especialy su texto revisado. Varios oradores han puesto en dudala oportunidad de la enmienda propuesta por Israel; élestima que dicha enmienda completaría útilmente el ar-tículo y que no presenta el menor peligro. Poco importaque éste hable de «tratado y todo acto» o de «tratadoo todo acto»; es cuestión que el Comité de Redacciónpuede zanjar.

23. Señala sin embargo que la aceptación de la en-mienda propuesta por Israel obligaría quizá a completarde igual modo otros artículos de la sección sobre inva-lidez de los tratados, en particular el artículo 33. No obs-tante las propuestas de algunos gobiernos, estima que laComisión debe conservar los términos generales del ar-tículo 36 sin intentar interpretar ni desarrollar los prin-cipios de la Carta de las Naciones Unidas a que el ar-tículo se remite; no sería conveniente hacerlo, sobretodo cuando esa labor se ha confiado a otro órgano delas Naciones Unidas y el asunto sigue inscrito en el pro-grama de la Asamblea General.

24. La cuestión del factor tiempo en la aplicación dela norma del artículo 36, suscitada por algunos gobier-nos, puede también dejarse de lado por las razones queha expuesto el Relator Especial.

25. El Sr. VERDROSS aprueba el texto que proponeel Relator Especial. El hecho de que todos los Estadoshayan aceptado el principio general enunciado en el ar-tículo demuestra que se han producido grandes cambiosen el derecho internacional. Anteriormente, y hasta laprimera guerra mundial, se distinguía entre el tratadoimpuesto a un Estado y el tratado impuesto al órgano deun Estado. Un tratado, incluso impuesto por la fuerza,se consideraba válido porque el empleo de la fuerzaestaba admitido. Como ahora ha pasado a ser ilícito, seinfiere de ello que un tratado obtenido mediante la fuer-za no puede ser válido y por consiguiente es nulo.

26. Hace notar al Sr. Yasseen, cuyas dudas compren-de, que la fórmula propuesta por el Relator Especial esmuy flexible por cuanto se refiere no sólo al párrafo 4del Artículo 2 de la Carta sino a «los principios de laCarta». Personalmente, como nacional de un Estado pe-queño, se opone desde luego al empleo de presionespolíticas y económicas para obtener la celebración de untratado. Pero este tipo de presión es difícil de definir y,por otra parte, la interpretación de la Carta se halla enplena evolución. En todo caso, la Comisión no podríadar una interpretación completa de todos sus artículos.

27. Cuando la Comisión aprobó los artículos de suproyecto referentes a la interpretación de los tratados,él opinó que las normas en ellos enunciadas se referíana la interpretación efectuada por la Corte Internacionalde Justicia o por un tribunal arbitral y no a la interpre-tación por un órgano cuasi legislativo como la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas.

28. Al declarar nulo al tratado obtenido con violaciónde los principios de la Carta, el artículo 36 deja la puer-ta abierta a una evolución de la interpretación de ésta.El texto no puede ser más claro y la Comisión no puedeir más allá en el estado actual del derecho.

29. El Sr. TUNKIN aprueba en general las conclusio-nes del Relator Especial y toma nota con interés de susexplicaciones acerca de la engorrosa cuestión del factortiempo planteada por los Gobiernos de los Estados Uni-dos y de los Países Bajos.

30. En el 15.° período de sesiones la Comisión mani-festó acertadamente en el comentario al artículo 36 que«la invalidez de un tratado obtenido por la amenazao el uso de la fuerza es un principio que constituye lexlata en el derecho internacional actual» 8. La mayoríade los gobiernos que han formulado observaciones al ar-tículo no sólo aceptan el texto propuesto sino que sub-rayan la gran importancia de la norma establecida, re-sultado inmediato del principio de prohibición del usode la fuerza consagrado en el párrafo 4 del Artículo 2 dela Carta. También reviste gran importancia la segundaparte del artículo 36, referente al uso de la fuerza conviolación de los principios de la Carta.

31. Recientemente algunos tratadistas de Alemania oc-cidental han sostenida la tesis de que toda situación ob-tenida por la fuerza es ilegal y carece de efecto jurídico.Es paradójico que una nueva norma de derecho interna-cional que prohibe el uso de la fuerza sea invocada paradefender los actos de un Estado agresor.

32. La conclusión que saca el Relator Especial en laúltima frase del párrafo 6 de sus observaciones no esdel todo exacta. Es evidente que un tratado de paz fir-mado con posterioridad a la adopción de la norma es-tablecida en el artículo 36 no siempre quedaría invali-dado, por ejemplo cuando se usó la fuerza para imponerel tratado a un Estado agresor.33. La segunda solución propuesta por el Sr. Briggsen la sesión precedente, consistente en redactar el ar-tículo de modo que un Estado pueda alegar el uso de

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 230.

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la fuerza como causa de invalidez, reduciría el alcancedel artículo. Según el derecho internacional contempo-ráneo, el uso ilícito de la fuerza no sólo constituye unaviolación del derecho sino algo mucho más grave, uncrimen internacional. La propuesta del Sr. Briggs ten-dría por efecto hacer que el tratado no fuera nulo sinoanulable. En otras palabras, como ha señalado clara-mente el Sr. de Luna, para hacer nulo el tratado seríamenester entonces que la parte perjudicada realizara al-gún acto, con lo cual el Estado que hubiera recurridoa la fuerza tendría una ventaja de que no gozaría si eltratado hubiese sido considerado como nulo ab initio.Después de haber declarado en el párrafo 6 de su co-mentario de 1963 que «las prohibiciones relativas a laamenaza o el uso de la fuerza que figuran en la Cartason normas de derecho internacional cuya observanciainteresa a todos los Estados desde el punto de vista ju-rídico» 9, la Comisión no puede ahora aceptar una dis-posición cuyo efecto sería hacer simplemente anulableel tratado obtenido por la fuerza. Tales tratados son ob-jetivamente nulos.

34. Algunas de las observaciones formuladas sobre lainexistencia de un tribunal internacional que decida enlos casos comprendidos en el artículo 36 parecen guar-dar relación con la idea propugnada por algunos autoresde que la prohibición del uso de la fuerza es prematuraporque, al no haber una instancia capaz de dictaminarsi ese uso de la fuerza ha sido ilícito, el Estado per-judicado queda sin medios de obtener reparación; y enderecho internacional no se admiten medios compulsivoscomo la guerra. El hacer depender la aceptación de unanorma sustantiva de alguna forma de jurisdicción inter-nacional obligatoria estorbaría el desarrollo del derechointernacional.

35. Suscribe plenamente las sugerencias de los gobier-nos de que en el artículo 36 se mencione la presiónpolítica y económica. Por otra parte, aceptaría una en-mienda referente a la «fuerza en todas sus formas».Si ninguna de esas dos soluciones fuese admisible parala mayoría de la Comisión, estaría dispuesto a aceptar eltexto que se preparó en el 15.° período de sesiones,a condición de que se entienda que abarca todas las for-mas de uso de la fuerza con violación de la Carta y quese refiera a todo acto por el que se manifieste el consen-timiento en quedar obligado por el tratado. El textode 1963 era más conciso que el propuesto ahora por elRelator Especial.

36. Coincide con el Sr. Elias en que la modificaciónde forma propuesta por el Gobierno de Israel crearíamás problemas de los que resolvería.37. El Sr. CADIEUX está en general de acuerdo conel Relator Especial por lo que respecta a este artículo.

38. En cuanto a la definición de la fuerza, la soluciónadoptada en 1963 y que vuelve a recoger el Relator Es-pecial representa un progreso en la evolución del dere-cho internacional y ha sido en general aprobada por losEstados. Además, como ha dicho el Sr. Verdross, pre-senta la ventaja de ser flexible y de no prejuzgar los

9 Ibid., pág. 231.

futuros acontecimientos. Su contenido será determinadopor la comunidad internacional con arreglo a procedi-mientos que ella misma elegirá. La fórmula empleadano excluye en modo alguno lo que el Sr. Yasseen de-seaba incluir; en efecto, a medida que se desarrolle laconciencia internacional se podrán expresar ciertos re-quisitos en instrumentos adoptados colectivamente.

39. En cuanto a si el artículo 36 debiera declarar nuloo anulable el tratado, coincide con el Relator Especialen que el caso previsto es evidentemente de nulidad. Elempleo de la coacción destruye o trastorna el ordenpúblico y exige las más graves sanciones.

40. Comparte el parecer del Sr. Briggs sobre la rela-ción que debe existir entre la norma enunciada y el pro-cedimiento de determinación de los casos a que es apli-cable. Una norma no se debilita sino que se refuerza sise indica el procedimiento para su aplicación. A faltade tal indicación, la norma puede resultar ineficaz (pues-to que el que haya recurrido a la fuerza para obtener untratado volverá probablemente a recurrir a ella para im-pedir cualquier modificación de los resultados así obte-nidos) y hasta podría constituir un peligro para losEstados pequeños que son los que más necesitan la pro-tección de un organismo independiente. La norma serámás eficaz si se determina su aplicación objetivamenteen vez de dejar que lo hagan los Estados más poderosos.Está convencido de que existe una relación entre lasnormas adoptadas por la Comisión y la cuestión del pro-cedimiento para aplicarlas.

41. El Sr. AGO señala que el artículo 36 es muy im-portante y marca una etapa en la evolución del derechointernacional moderno. Lo esencial del artículo es queen él se declara la nulidad de los tratados conseguidosmediante la amenaza o el uso de la fuerza con violaciónde la ley. Por consiguiente, es indispensable precisarque la norma enunciada se refiere sólo a aquellos casosen que la coacción se ha ejercido ilegalmente «con vio-lación de los principios de la Carta de las NacionesUnidas». Al invocar los principios de la Carta se in-vocan principios fundamentales que no sólo están con-signados en ésta sino que han llegado a ser principiosgenerales de derecho internacional. Así pues, los Esta-dos no miembros de las Naciones Unidas no debieran te-ner dificultad alguna en aceptar ese artículo. Del mismomodo, a los que aducen que hay principios de derechointernacional que no están consignados en la Carta, leshará observar que una de las obligaciones en ésta seña-ladas es la de respetar las normas del derecho interna-cional. Por consiguiente, considera perfectamente ade-cuada la referencia a los principios de la Carta.

42. Al igual que el Sr. Tunkin, estima que la coaccióna que se refiere el artículo 36 debe entenderse en el sen-tido de coacción en violación de los principios de laCarta y no la empleada con arreglo a derecho. Es me-nester distinguir las guerras de agresión de las guerrasde defensa contra la agresión, así como también de laacción coercitiva de los Estados Miembros frente alEstado que manifiestamente hubiese violado la Carta.

43. Otro aspecto esencial del artículo 36 es que esta-blece la nulidad absoluta de los tratados concertados en

36 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

las circunstancias que especifica. Desde el punto devista teórico no cree que el artículo 36 sea incompatiblecon algunos otros precedentes, en el sentido de que es-tipula la nulidad del tratado concertado en determinadascircunstancias, mientras que los otros artículos estipulansu simple anulabilidad; en su opinión, cada uno de losartículos de la serie de disposiciones que se examinanse refiere a algún caso de nulidad, pero en algunos casosésta es absoluta mientras que en otros se requiere unacto de la parte interesada para que se reconozca lanulidad. En el caso previsto en el artículo 36, la nulidades absoluta y el tratado no podrá revalidarse ni siquie-ra mediante el acto de la parte interesada.

44. Respecto a si ha de hacerse depender la adopciónde la norma enunciada de la existencia de cláusulas queindiquen el procedimiento que ha de seguirse para de-terminar si la norma debe aplicarse o no al caso de quese trate, estima que no hay que confundir las normassustantivas con las de procedimiento. Desde luego con-viene establecer un procedimiento para determinar loscasos en que será aplicable la importante norma sus-tantiva enunciada en el artículo 36, pero otro tanto pue-de decirse respecto de todas las normas del proyecto.Cabe incluso decir que, como el artículo 36 se refierea los principios de la Carta, la indicación de un proce-dimiento adecuado quizá sea menos necesaria en él queen otros artículos. En un caso como el que se examina,los órganos competentes de las Naciones Unidas proba-blemente se habrán pronunciado sobre la violación deesos principios y será posible al menos discernir unveredicto objetivo. Si a pesar de ello hubiera contro-versia sobre si el recurso a la fuerza fue o no contrarioa derecho, habría que aplicar los métodos habituales desolución. Sería muy deplorable que la Comisión vacilaraen enunciar una norma sustantiva tan importante única-mente por no satisfacerle del todo los medios de solu-ción de controversias jurídicas.

45. Algunos miembros creen que conviene ampliar elartículo 36 para que abarque los casos de presión po-lítica o económica. Sin embargo, como ha dicho elSr. Verdross, la expresión «la amenaza o el uso de lafuerza con violación de los principios de la Carta» tieneamplitud suficiente para permitir incluso un extensomargen de interpretación. La introducción de conceptosaún más vagos pondría en peligro la existencia de grannúmero de tratados. En efecto, ¿cuál es el tratado paracuya conclusión no se han ejercido presiones de unaparte u otra?

46. Son muy alentadoras las reacciones de los Estadoscon respecto al artículo adoptado por la Comisión en1963. Es preciso que, dada su novedad, sea aprobadopor una gran mayoría como principio de derecho inter-nacional. Las ideas que a juicio de algunos miembrosdeberían expresarse en él prevalecerán ulteriormente sinnecesidad de que la Comisión modifique el texto.

47. Tal vez no sea necesaria la modificación propuestapor el Relator Especial. Confía que la Comisión no in-troduzca cambios en el texto adoptado en 1963, que eslapidario y perfectamente suficiente.

48. El Sr. BRIGGS no pensó en modo alguno suge-rir una debilitación de la norma del artículo 36. La ver-dad es que ésta es débil en sí misma y que las dos va-riantes que él sugirió en la sesión precedente tenían porobjeto fortalecerla subrayando la necesidad de recurrira procedimientos ordenados, en vez de dejar toda estacuestión a la apreciación subjetiva de cada Estado.

49. Según el Relator Especial, el enunciado del artícu-lo 36 no queda cerrado, pero el orador lo encuentra ex-cesivamente abierto. Como ha señalado en la sesiónprecedente, existe hoy día un grado de acuerdo menoraún que en 1963 respecto del significado de las palabras«la amenaza o el uso de la fuerza con violación de losprincipios de la Carta». Sería pues conveniente que enel artículo 36 se enunciara con mayor precisión el sig-nificado de la norma, y las propuestas que personalmen-te hizo en la sesión anterior tenían esa finalidad.

50. El Sr. BEDJAOUI dice que el artículo 36 es deimportancia fundamental y señala un nuevo giro en elderecho internacional contemporáneo.

51. En lo que respecta a su forma, es de lamentar quela nueva redacción propuesta por el Relator Especialresulte tan recargada; en todo caso, el texto francés escasi ininteligible. Tal vez valiera más volver a la elegan-te concisión del texto de 1963; en definitiva, la expre-sión «cuya celebración se obtuviere» abarca todos loscasos, incluso el que ha querido añadir el Relator Es-pecial. En verdad, la fórmula enérgica empleada en elartículo 37 («Será nulo todo tratado...») convendríatambién para el artículo 36.

52. En cuanto a la definición de la fuerza, está deacuerdo con los Sres. Tunkin y Yasseen. Es de lamentarque no haya resultado posible incluir otros casos, ade-más de la amenaza o el uso de la fuerza armada. Esverdad, como acaba de decir el Sr. Ago, que sería difí-cil dar una definición; de todos modos, no cree que lafórmula propuesta por el Sr. Tunkin pueda acarreargraves dificultades, y por ello apoya plenamente la su-gerencia de que se inserte una expresión tal como «encualquier forma» o bien «de cualquier índole que fue-re», que constituiría la piedra angular de todo el ar-tículo.

53. El Sr. ROSENNE dice que le ha hecho impresiónel argumento del Sr. Ago que ha calificado de lapidarioel texto de 1963. Hay acuerdo general en que el textodel artículo 36 aprobado en 1963 abarca el caso de laparticipación en un tratado existente cuya celebraciónse obtuvo mediante la amenaza o el uso de la fuerza conviolación de los principios de la Carta. Al mismo tiem-po, es general el deseo de que no se recargue el texto,como sucedería si se intentara precisarlo más aún. Entales circunstancias, le satisfaría que se tratase la cues-tión en el comentario.

54. El Sr. AMADO dice que la Comisión sabe perfec-tamente los progresos que se han realizado desde laépoca en que se admitía la guerra como medio de al-canzar fines políticos y en que tal artículo hubiera sidoinconcebible. Encarece a la Comisión que acepte elartículo, que es perfecto y está fundado en el sacro-santo instrumento que constituye la Carta.

828.a sesión. —11 de enero de 1966 37

55. Llegará un día en que la presión económica seráincluida en la noción de amenaza y uso de la fuerza,pero lo lograrán la práctica de los Estados y la jurispru-dencia de tribunales internacionales mediante interpre-tación.

56. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, está convencido de que el artículo 36según fue adoptado en 1963, incluso si no abarca todaslas situaciones, enuncia una norma general que favo-rece el desarrollo progresivo del derecho internacional.57. Indudablemente hubiera sido bueno redactar unadisposición más detallada. Pero tal y como está, el ar-tículo responde a la situación actual y al mismo tiempoabre perspectivas para el porvenir. Por consiguiente,es partidario de mantener invariable el texto de 1963.Los Estados han aceptado la idea básica del artículo 36.La Comisión no puede retroceder, pero al intentar iraún más lejos se expondría a dar involuntariamente unpaso hacia atrás.

58. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ob-serva que en general la Comisión es partidaria del textode 1963, en el que se enuncia la norma en términos su-cintos. Por consiguiente, retira la enmienda de formaque propuso atendiendo la observación del Gobierno deIsrael. A su juicio, el texto de 1963 ya responde a ella.Desde luego, cabe sostener que en ese texto hay una pe-queña laguna jurídica, y también que es demasiado am-plio, lo cual haría nulo todo un tratado si ulteriormentese consiguiese un acto de participación en él mediante laamenaza o el uso de la fuerza.

59. Está de acuerdo con el Sr. Ago en que es impor-tante obtener el mayor apoyo posible para ese artículoque, según se ha subrayado, permite la evolución delderecho en las Naciones Unidas en esa materia.60. Aprueba las observaciones del Sr. Tunkin sobre eltratado de paz impuesto a un Estado agresor, tratadoque no implicaría violación de la Carta de las NacionesUnidas y por lo tanto no sería inválido conforme al ar-tículo 36. Ese detalle ha quedado precisado en el pá-rrafo 7 de sus propias observaciones al artículo 36, quea la sazón llevaba el número 12, y cuyo título era «Ob-tención del consentimiento para un tratado recurriendoilícitamente al uso o a la amenaza de la fuerza». Endicho párrafo subrayó que «hay una gran diferenciaentre la coacción que utiliza un agresor para consolidaren un tratado los frutos de su agresión y la que se ejer-ce para imponer un arreglo de paz a un agresor» 10.Sugiere que en el comentario definitivo al artículo 36 seincluya un pasaje en esos términos.

61. Comparte el parecer del Sr. Briggs acerca de ladecisión por una jurisdicción independiente, pero nocree que sea oportuno volver sobre el problema a pro-pósito de cada artículo. Los aspectos procesales de to-dos los artículos de la sección actualmente examinadaestán tratados en el artículo 51. Cuando la Comisiónpase a examinar este último, el orador dará su parecersobre las observaciones formuladas por los gobiernos

al respecto. En conjunto, se inclina a aceptar el puntode vista que ha expuesto el Sr. Rosenne y duda de quea estas alturas sea posible ir más allá de lo expresadoen el artículo 51 según fue redactado en 1963.

62. Sugiere que se remita el artículo 36 al Comité deRedacción junto con las observaciones formuladas en eldebate. Tiene la firme impresión de que respecto de estaimportantísima norma la Comisión desea atenerse a labreve declaración lapidaria adoptada tras un largo de-bate en 1963.

63. El PRESIDENTE dice que, de no haber más ob-servaciones, entenderá que la Comisión está de acuerdoen remitir el artículo 36 al Comité de Redacción comoha sugerido el Relator Especial.

Así queda acordado n.

Se levanta la sesión a las 17.45 horas.

11 Véase reanudación del debate en los párrs. 48 a 119 de la840.a sesión.

828.a SESIÓN

Martes 11 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Rosenne, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

También presente: Sr. Golsong, Observador del Co-mité Europeo de Cooperación Jurídica del Consejo deEuropa.

Colaboración con otros organismos

[Tema 7 del programa]

(reanudación del debate de la sesión anterior)

1. El PRESIDENTE invita al Sr. Golsong, Observa-dor designado por el Comité Europeo de CooperaciónJurídica del Consejo de Europa, que es la tercera orga-nización internacional regional que entabla relacionesde trabajo con la Comisión, a tomar la palabra.

2. El Sr. GOLSONG, en nombre del Consejo de Euro-pa y del Comité Europeo, agradece a la Comisión sudecisión de establecer relaciones con Estrasburgo y tam-bién la cordial acogida que le ha dispensado. Está con-vencido de que la colaboración entre la Comisión y elComité Europeo contribuirá al mejoramiento del ordenjurídico internacional1.

10 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 60. 1 Véase declaración del Sr. Golsong en la 830.a sesión.

38 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte 1

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](reanudación del debate de la sesión anterior)

ARTÍCULO 37 [Tratados incompatibles con una normaimperativa de derecho internacional general (jus co-gens)]

Artículo 37Tratados incompatibles con una norma imperativa

de derecho internacional general (jus cogens)

Será nulo todo tratado que fuere incompatible con unanorma imperativa de derecho internacional general queno admitiere excepción alguna y que sólo pudiere sermodificada por una nueva norma de derecho internacio-nal general que tuviere el mismo carácter. (A/CN.4/L.107, pág. 34.)

3. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 37. Como puede verse en el párrafo 7 delas observaciones del Relator Especial, éste sugiere quese revise la frase inicial del artículo de modo que diga:

«Será nulo ab initio todo tratado que, al tiempo de ce-lebrarse, sea incompatible...» (A/CN.4/183/Add.l, pá-gina 27.)

4. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el artículo 37 ha sido objeto de considerable aten-ción por parte de los gobiernos; la mayoría de ellos loaprueban en principio, pero algunos expresan dudasen cuanto a la forma en que se aplicaría en defecto deuna jurisdicción obligatoria independiente.

5. Las principales observaciones formuladas se refie-ren al problema del factor tiempo para la aplicación delartículo. Desde luego, conviene leerlo en relación con elartículo 45 que trata de la ulterior superveniencia deuna nueva norma de jus cogens. El Gobierno de los Es-tados Unidos parece interpretar el artículo 37 en el sen-tido de que puede tener efectos retroactivos, pero el ora-dor duda de que quepa tal interpretación si se tienepresente el artículo 45. A fin de destacar la estrecha re-lación existente entre los dos artículos, ha propuesto queen la primera línea del artículo 37 se inserten las pala-bras «al tiempo de celebrarse» antes de las palabras«sea incompatible».

6. Retira su propuesta de insertar las palabras «abinitio» porque, después de haber reflexionado, no creeque convenga distinguir entre los diversos casos de nu-lidad.7. El Sr. VERDROSS dice que después de la primeraparte del actual período de sesiones tuvo conocimientode dos artículos en que el Profesor Schwarzenberger ata-caba vivamente el texto del artículo 37 adoptado por laComisión. En respuesta a ese ataque, el orador acaba depublicar un artículo en el que ha hecho constar que loescribía bajo su exclusiva responsabilidad y sin haberconsultado a los demás miembros de la Comisión 2.

2 «Jus dispositivum and jus cogens in International Law»,American Journal of International Law, enero de 1966, pág. 55.

8. El Profesor Schwarzenberger admitía la posibilidadde crear normas de jus cogens por tratado bilateral omultilateral, pero negaba que existan tales normas enderecho internacional general. Negaba asimismo quetales normas emanen de la Carta, puesto que ésta no esun tratado umversalmente obligatorio sino sólo un ins-trumento concertado entre muchos Estados. Por último,sostenía que el artículo 37 podía dar lugar a abusospuesto que no hay jurisdicción internacional competentepara decidir si existe o no el jus cogens.

9. Es alentador que casi todos los gobiernos hayanaceptado el principio básico del artículo 37. Sin em-bargo, se pregunta si no convendría que la Comisióndiese en el comentario indicaciones sobre las normasque considera de jus cogens. Un cuidadoso estudio delas actas resumidas de los debates celebrados en prime-ra lectura revela claramente que algunas normas de de-recho internacional rigen los intereses recíprocos de losEstados, mientras que otras se refieren a los interesesde la comunidad internacional, es decir, a los de todala humanidad; las primeras son de jus dispositivum y lassegundas de jus cogens.

10. El Sr. CASTREN se congratula de que casi todoslos gobiernos que han presentado observaciones sobreel artículo 37 aprueben la actitud que la Comisión haadoptado respecto al concepto de jus cogens. Las dudasexpresadas por algunos gobiernos acerca de la utilidadde este artículo y la posibilidad de aplicarlo habrán dequedar disipadas por las amplias explicaciones del Re-lator Especial en su informe.

11. En cuanto a la redacción del artículo, la observa-ción del Gobierno de los Países Bajos está justificada(A/CN.4/183/Add.l, pág. 17). Las palabras «una nor-ma imperativa de derecho internacional general que noadmitiere excepción alguna» son en efecto pleonásticas.Está de acuerdo con el Relator Especial en que la ex-presión «norma imperativa» no basta para caracterizarla norma como perteneciente al jus cogens. Para evitarel pleonasmo bastaría suprimir del texto la palabra«imperativa» manteniéndola sin embargo en el título,ya que una norma de derecho internacional general queno admita excepción alguna es en realidad una normaimperativa.

12. No está seguro de que las adiciones que el RelatorEspecial propone para el texto de 1963 a fin de hacerlomás preciso y de dar satisfacción a algunos gobiernossean necesarias o lo mejoren. Si se concierta un tratadocuyas disposiciones son incompatibles con el jus cogens,parece evidente que el instrumento será nulo ab initio.La fórmula es superflua y el Relator Especial tienerazón en retirarla.

13. Las palabras «al tiempo de celebrarse» dan la im-presión de que las nuevas normas de jus cogens noafectan a la validez del tratado, lo que estaría en con-tradicción con lo dispuesto en el artículo 45. Compren-de que si el Relator Especial sugiere esa modificación espor subrayar la diferencia entre el artículo 37 y el ar-tículo 45, que hay que considerar conjuntamente; sinembargo, quizá se pudieran combinar esos dos artículos,que enfocan la misma cuestión desde puntos de vista

828.a sesión. —11 de enero de 1966 39

distintos, o en todo caso hacer referencia al artículo 45en el artículo 37.14. El Sr. AGO advierte con satisfacción que la ma-yoría de los gobiernos aprueban el texto de la Comisión.Le sorprenden sin embargo ciertas opiniones y críticascon las que demuestran que no han leído o comprendidobien el comentario. Por supuesto, éste está llamado adesaparecer pero desempeña un papel capital en la eta-pa de la codificación.

15. No comprende que se pueda decir que la intro-ducción de jus cogens suscite la cuestión del conflicto denormas resultantes de tratados sucesivos; los miembroshan explicado en sus declaraciones, y la Comisión haseñalado en el comentario, que la norma de jus cogensno puede ser sino una norma de derecho internacionalgeneral. Incluso si la norma de jus cogens proviene deun tratado, no es éste el que le da su carácter; es queaun cuando se derive del tratado o se exprese en él, esya una norma de derecho internacional general.16. Esta observación responde también a ciertas críti-cas formuladas por un autor que se ha ocupado delasunto y que, si hubiera leído con atención el comenta-rio y las actas, probablemente no hubiera hecho su ob-jeción a la Carta de las Naciones Unidas. Es cierto quela Carta es un tratado pero la Comisión no consideraque todas las normas enunciadas en ella sean de juscogens. Algunas lo son por ser normas de derecho in-ternacional general, válidas también por lo tanto paralos Estados no miembros.

17. Algunos gobiernos reprochan a la Comisión nohaber citado ejemplos de tratados incompatibles connormas de jus cogens, cuando en realidad ha citadotres3, señalando que no son los únicos. Otro caso típicoes el de los tratados de alianza ofensiva, bastante fre-cuentes en el siglo xix; tal alianza sería actualmentenula por constituir una patente violación del jus cogens.

18. Otros gobiernos han preguntado si la nulidad deun tratado puede ser alegada sólo por las partes o tam-bién por terceros Estados. A esto el orador respondeque un tratado incompatible con el jus cogens es nuloy que cualquier Estado puede invocar la nulidad ab-soluta.19. La Comisión debería subrayar de nuevo en su co-mentario lo que ya dejó claramente establecido en 1963.Agradece al Sr. Verdross los trabajos que ha hecho atítulo personal. Entiende que debe mantenerse el textode 1963. No es necesario hacer en él las modificacionespropuestas por el Relator Especial, porque si se lee elartículo 37 en relación con el artículo 45 se aprecia in-mediatamente el sistema que la Comisión quiere esta-blecer.

20. El Sr. ROSENNE dice que el artículo 37 es resul-tado de largos y arduos debates en la Comisión y en elComité de Redacción; le ha complacido observar que, ajuicio de la delegación del Uruguay en la Sexta Comi-sión, es sumamente significativo que la Comisión, com-puesta por juristas representantes de muchos sistemas

jurídicos, haya decidido incluir un principio tan vitalen una convención multilateral sobre el derecho de lostratados. No le impresionan las críticas de Schwarzen-berger, cuyas conclusiones son inevitables dado su pun-to de partida, sumamente discutible. A la larga, elartículo 37 puede resultar tan importante para el desa-rrollo del derecho internacional como el apartado cdel párrafo 1 del artículo 38 del Estatuto de la CortePermanente de Justicia Internacional de 1920 4.

21. Deplora que en su 15.° período de sesiones laComisión decidiera omitir en el comentario toda refe-rencia al orden público internacional por considerarloproblema muy discutido, y pregunta a los miembros queasí opinaron si estarían dispuestos ahora a cambiar suactitud y a permitir al menos que se reintroduzca unareferencia al respecto en el comentario, a fin de dirigirla atención hacia los fundamentos del artículo 37.

22. El artículo 37 puede seguir tal y como se aprobóen el 15.° período de sesiones, con un texto lo másconciso posible. En cuanto al problema del factor tiem-po en la aplicación del artículo, sería preferible ana-lizarlo en el comentario.

23. El Sr. TUNKIN recuerda que, en su 15.° períodode sesiones, la Comisión examinó detenidamente el temadel artículo 37 y llegó a la importante conclusión de quelas normas de jus cogens forman parte del derecho inter-nacional contemporáneo. No es preciso examinar denuevo todos los aspectos del problema, teniendo encuenta que la mayoría de los gobiernos han manifestadoque aceptan el artículo y han destacado su importancia.

24. Comparte hasta cierto punto la opinión delSr. Castren acerca del cambio de forma propuesto porel Relator Especial. La expresión «que al tiempo de ce-lebrarse» no es una mejora ni es necesaria si, como esindispensable, el artículo 37 se lee en relación con elartículo 45. Además, si dicho cambio se introduce enel artículo 37 y éste se lee aisladamente, puede infe-rirse de un modo erróneo que el tratado sólo será nulosi es incompatible con una norma de jus cogens existen-te al tiempo de celebrarse. No le cabe duda de que espreferible el texto original del artículo 37. La idea deque el tratado será nulo ab initio se halla ya implícita endicho texto.

25. La noción del orden público internacional es su-mamente controvertida y corresponde más a la teoríaque a la práctica. Algunos autores lo consideran comouna especie de derecho natural impuesto a los Estados.A juicio del orador, las normas con carácter de jus co-gens emanan del acuerdo entre los Estados igual quetodas las demás normas de derecho internacional. Nohay por qué mencionar en el comentario una cuestiónsobre la cual es tan profundo el desacuerdo.

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 233.

4 «La Corte deberá aplicar... los principios generales de dere-cho reconocidos por las naciones civilizadas.» Las disposicionescorrespondientes del Estatuto de la Corte Internacional de Jus-ticia (artículo 38) rezan: «La Corte, cuya función es decidirconforme al derecho internacional las controversias que le seansometidas, deberá aplicar... los principios generales de derechoreconocidos por las naciones civilizadas;».

40 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

26. El Sr. YASSEEN dice que el concepto de jus co-gens en derecho internacional es irrebatible y no debie-ra discutirse. Ningún especialista en derecho internacio-nal puede ya poner en duda la imposibilidad de que dosEstados concierten un acuerdo para instituir la esclavi-tud o permitir la piratería, y que todo acuerdo formal-mente celebrado con tal finalidad no puede ser sinonulo. Esos ejemplos demuestran la existencia de un juscogens al que los Estados no pueden sustraerse ni si-quiera por mutuo acuerdo.

27. Es efectivamente difícil determinar qué normas dederecho internacional son de jus cogens, como lo estambién en derecho interno, en el que no es fácil de-finir la noción de orden público puesto que es relativa en,el tiempo y en el espacio.

28. Se ha objetado al artículo 37 que en el orden ju-rídico internacional no hay ninguna autoridad capaz dedecidir sobre la existencia de normas de jus cogens.Pero esa objeción es aplicable no sólo al jus cogenssino también a casi todo el derecho internacional. Con-viene distinguir dos aspectos del orden jurídico interna-cional: el normativo y el institucional. Este último seencuentra aún en sus primeras etapas, pero ello no debeinfluir en la evolución normativa. Al preparar una con-vención general sobre el derecho de los tratados, hayque tener presente esta realidad: el jus cogens existe yhay normas de derecho internacional a las que los Esta-dos no pueden sustraerse.

29. La incompatibilidad del tratado con el jus cogensplantea el problema del orden jerárquico de las normasen el orden jurídico internacional. Contrariamente a loque en principio ocurre en derecho interno, dicho ordenjerárquico no puede determinarse con arreglo a un cri-terio formalista que descanse en la autoridad de queemana la norma jurídica. Es por tanto preciso aplicar uncriterio objetivo basado en el contenido de la norma yen su valor intrínseco. A su juicio, una norma de juscogens es una norma general indispensable para la vidainternacional y profundamente arraigada en la concien-cia internacional.

30. Es interesante observar que los Estados que hanpresentado observaciones han aceptado unánimementela idea básica del artículo 37. Personalmente, prefiere eltexto original por las mismas razones que han expuestootros oradores y porque el artículo 37 sólo puede leerseen relación con el artículo 45, que trata de otro aspectodel mismo problema.

31. El Sr. de LUNA señala que en ningún orden jurí-dico es ilimitada la autonomía de la voluntad del sujeto;si lo fuera, ello supondría la negación del propio ordenjurídico. Durante largo tiempo los positivistas sostuvie-ron que el bien común coincidía con el triunfo de losfuertes a expensas de los débiles y afirmaron que debíarespetarse el derecho adquirido a explotar a los demás.En aquella época no había límites a la voluntad de unagran Potencia. Pero ya en los tiempos de la Corte Per-manente de Justicia Internacional, con ocasión del asun-to Osear Chinn 5, el jurista alemán Schucking destacó

en su opinión disidente que la Sociedad de las Nacionesno habría emprendido la codificación del derecho inter-nacional si fuera imposible crear un jus cogens paraque, una vez que los Estados hubieran aceptado ciertasnormas jurídicas y prometido que no serían alteradaspor sólo algunos de ellos, todo acto que significase unrompimiento de dicha promesa fuera automáticamentenulo. Lord McNair escribió a este respecto lo siguiente:«Es difícil imaginar una sociedad, sea de individuos o deEstados, cuyo ordenamiento jurídico no limite de algúnmodo la libertad de pactar. En toda comunidad civiliza-da existen normas jurídicas y principios morales que laley no permite a los individuos desconocer ni modificarpor sus acuerdos» 6.32. Personalmente, concibe el jus cogens, sin el cualno puede haber orden jurídico, no como derecho natu-ral sino como derecho positivo internacional. Sin dudaes difícil de definir en la práctica, pero esas dificultadesno son exclusivas del jus cogens sino comunes a todo elderecho internacional.33. Son ejemplos de las limitaciones en cuanto al ob-jeto del tratado la total imposibilidad de su ejecución(como la extradición de una persona fallecida); la im-posibilidad práctica (un Estado que firma un tratado porel cual queda unido a otro no puede aceptar, si ha deseguir siendo Estado, condiciones políticas y económi-cas incompatibles con las condiciones mínimas de exis-tencia de un Estado); y la imposibilidad jurídica, abso-luta o relativa.34. El jus cogens constituye el mínimo indispensablepara la existencia de la comunidad internacional; es de-recho positivo creado por los Estados, no como antesindividuales sino como órganos de la comunidad inter-nacional, con objeto de salvaguardar la existencia deésta. Este derecho positivo puede progresar. Ejemplo deello es la parte relativa al «Asiento de Negros» en elTratado de Utrecht de 1713 7, por el cual Inglaterraobtenía del Rey de España el monopolio durante treintaaños del tráfico de esclavos con la América española.Semejante tratado sería imposible en la actualidad, puesla comunidad internacional considera la esclavitud comoinstitución ilícita.35. Prefiere el texto de 1963, quedando entendido quedebe leerse en relación con el artículo 45.36. Al Sr. AMADO le produce una verdadera satis-facción releer las actas resumidas de los debates del15.° período de sesiones de la Comisión, durante el cualmuchos miembros, y en particular el Sr. Bartos, elSr. Tunkin y el Sr. Ago, enfocaron con gran acierto elproblema del jus cogens. La coincidencia de opinionesde autoridades tan diversas honra a la Comisión. Comodijo en la 685.a sesión el Sr. de Luna, citando al Sr. Bar-tos, el jus cogens es efectivamente el «mínimo esquemajurídico que la comunidad internaciones considera in-dispensable para su existencia en un momento deter-minado» 8.

P.C.U., Serie A/B, N.° 63, págs. 65 a 152.

6 McNair, Law of Treaties, 1961, pág. 213.7 A. del Cantillo, Tratados, convenios y declaraciones de paz

y de comercio, 1843, págs. 58 y 75.8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,

vol. I, pág. 82.

828.a sesión. —11 de enero de 1966 41

37. Apoya las observaciones formuladas por la dele-gación del Brasil en la Sexta Comisión, recogidas por elRelator Especial en su quinto informe (A/CN.4/183/Add.l, pág. 19), y dice que, las razones expuestasen ellas, prefiere el texto del artículo 37 aprobado en1963.

38. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, observa complacido, al igual que el Sr. Ago,que casi todos los gobiernos aceptan el principio básicodel artículo 37, concerniente a la existencia del jus co-gens en derecho internacional.

39. Lo sorprendente es que, en la Sexta Comisión dela Asamblea General, las delegaciones de algunos Esta-dos cuyos gobiernos no se habían pronunciado todavíaexpresaran dudas acerca de lo atinado de ese principio;al parecer, esas delegaciones se apoyaban en la nociónde la soberanía absoluta del Estado que, según ellas, esla única capaz de crear normas jurídicas, por cuanto lostratados son la primera de las fuentes del derecho men-cionadas en el Estatuto de la Corte Internacional deJusticia.

40. Aunque no se opone a la idea de que la soberaníade los Estados constituya la base de la comunidad in-ternacional, no cree que esa soberanía puede ser abso-luta toda vez que la comunidad internacional se haorganizado. Ya en la época de la Sociedad de las Nacio-nes, Litvinov afirmaba que todos los tratados represen-tan una limitación voluntaria de la soberanía nacionalen una comunidad internacional organizada. No se tratanecesariamente de una abdicación de la soberanía na-cional, pero el ser miembro de una comunidad obliga aacatar ciertas normas. Si así no fuera, la sociedad con-tinuaría en el estado salvaje descrito por la fórmulahomo homini lupus, que duró hasta la primera guerramundial y que subsistió casi sin oposición en el períodocomprendido entre las dos guerras. Al integrarse en lasociedad internacional, los Estados reconocen la exis-tencia de un orden internacional mínimo, que no es otracosa que el jus cogens. Los conceptos abstractos de li-bertad absoluta y soberanía absoluta no son compati-bles con la existencia de la sociedad internacional.

41. Por todo lo dicho, sigue apoyando el texto apro-bado en 1963 a reserva de las mejoras que pueda intro-ducir el Comité de Redacción.

42. El Sr. BRIGGS dice que sus objeciones al concep-to de nulidad automática introducido en el artículo 37son aún más fuertes que las que le mereció la enuncia-ción de ese concepto en el artículo 36. Duda de queexista acuerdo alguno ni en el seno de la propia Comi-sión ni fuera de ella acerca del alcance y contenido de laregla enunciada sobre los tratados incompatibles conuna norma imperativa de derecho internacional general.La Comisión no ha intentado definir tales normas. Enverdad, es desconcertante que el artículo haya sido acep-tado por tantos Estados; supone que una de las razoneses que, según los juristas, la noción de orden públicointernacional corona de modo apropiado una estructurateórica. Nada cuesta a los Estados adoptar una actitudmoral elevada y condenar tratados que en cualquiercaso es muy poco probable que celebren, como serían

los que propugnasen el uso de la fuerza, el tráfico deesclavos o el genocidio.

43. Su segunda objeción al artículo es la misma quehan indicado los Gobiernos de los Estados Unidos y delReino Unido, es decir, que no prevé una jurisdicción in-dependiente que decida si ha habido o no violación deuna norma imperativa.

44. La idea de norma imperativa no es desconocidapara los ciudadanos de los Estados Unidos donde, envirtud de la doctrina de la revisión judicial, los tribuna-les tienen que examinar la constitucionalidad de los ac-tos del Congreso, no como problema moral sino comoproblema administrativo de delimitación de los poderesentre el gobierno federal y los gobiernos de los Estados.Los tribunales reconocen asimismo el concepto de or-den público.

45. Lo que hace falta no es tanto una norma como laque se enuncia en el artículo 37 sino más bien un exa-men colectivo de los problemas planteados.46. El Sr. PESSOU hace suyas las observaciones delSr. Yasseen, que ha citado algunos ejemplos muy perti-nentes. No cree que las objeciones formuladas por al-gunos Estados puedan privar al jus cogens de su carác-ter obligatorio.

47. Coincide también con el Sr. Ago en que la Comi-sión debería adoptar un método y agrupar en un soloartículo todo lo referente al jus cogens, que actualmenteestá repartido entre los artículos 37 y 45.

48. Tal vez conviniera modificar el artículo 37. en suversión revisada por el Relator Especial, añadiendo lapalabra «obligatorio» a continuación de «carácter».49. A diferencia del Sr. Castren, no cree que el empleode la palabra «imperativa» constituya un pleonasmo,pues con ella se da a entender que el jus cogens se im-pone erga omnes a todos los Estados. Además, en algu-nos casos vale más decir lo mismo dos veces que dejaruna duda en el aire. Sin embargo, se sumará a la opiniónde la mayoría sobre el particular.

50. El Sr. CADIEUX reconoce que la norma enun-ciada en el artículo 37 es un paso importante en el des-arrollo progresivo del derecho internacional. Es revela-dor que a ese respecto haya habido un acuerdo casiunánime en la Comisión y que la mayoría de los gobier-nos hayan considerado aceptable el artículo.

51. Es posible que la norma no tenga toda la precisióndeseable, pero más vale contar con una norma, aun im-perfecta, que no contar con norma alguna.52. Admite la distinción que se ha hecho entre des-arrollo normativo y desarrollo institucional, pero siguecreyendo que existe una relación entre ambos y que elsegundo es indispensable para el primero. Como ha di-cho el Sr. Briggs, un desarrollo normativo que prescindade los problemas institucionales entrañaría peligros y laComisión haría mal en pasar por alto las lagunas de sulabor.

53. Por lo que respecta a la redacción, tal vez no seaabsolutamente preciso incluir la expresión «ab initio»,pero las palabras «al tiempo de celebrarse» son necesa-

42 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

rías puesto que agregan una precisión útil. Al no definirlo que puede definirse, la Comisión puede prolongarusos indebidos.54. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque la Comisión está en general de acuerdo en que esnecesario e importante enunciar el concepto de invalidezde los tratados incompatibles con una norma de jus co-gens. En sus observaciones, los gobiernos han afirmadotanto la realidad como la importancia de dicho concepto.55. Comprende las observaciones del Sr. Briggs y elSr. Cadieux acerca de los riesgos que entraña la formageneral de la norma enunciada en el artículo 37. Sin em-bargo, la situación actual del derecho internacional jus-tifica en parte que la Comisión enuncie la norma comolo ha hecho y deje a la práctica la elaboración detalladade su contenido.

56. Acepta las observaciones del Sr. Verdross y delSx. Yasseen. Lo$ ejemplos aducidos por éste son espe-cialmente ilustrativos, pues cuanto más se integre la co-lectividad internacional mayor atención se prestará a lasituación del individuo. Por consiguiente, cabe esperaruna evolución importante del jus cogens encaminada a laprotección de los derechos del individuo en interés dela comunidad mundial en general.

57. No cree que sirva de mucho tratar de elaborar de-talladamente las normas de jus cogens; los términos delartículo 37 bastan para que juristas y gobiernos entien-dan lo que quiere decir la Comisión.

58. En cuanto a la redacción del artículo, no va a in-sistir en las pequeñas modificaciones de estilo propues-tas por él para tomar en consideración las observacionesde algunos gobiernos. Después de oír el debate se in-clina a creer que dichas observaciones provienen de nohaberse percatado de la estrecha relación existente en-tre los artículos 37 y 45. Leyendo ambos puede verseque el texto del artículo 37 adoptado en 1963 es másque suficiente y no es preciso añadirle las palabras «altiempo de celebrarse».59. Convendría pedir al Comité de Redacción que exa-minase las modificaciones de forma sugeridas por elSr. Castren y el Sr. Pessou.

60. Debe remitirse el artículo 37 al Comité de Redac-ción para que lo examine habida cuenta de los debatesy de que en la Comisión hay muchos partidarios deltexto de 1963.61. El Sr. AGO desea, antes de que la Comisión con-cluya el debate sobre cuestión tan importante, formulardos observaciones que le han inspirado las intervencio-nes del Sr. Briggs y del Sr. Cadieux.

62. Al decir que la Comisión establece normas de fon-do y que no hay que confundir la cuestión de determinarel contenido de dichas normas con la de si existe o noun dispositivo para resolver las controversias sobre suaplicación, no ha pretendido en modo alguno oponersea un desarrollo institucional de esa índole. Sólo ha que-rido señalar que el problema de ese desarrollo es másimportante en relación con las normas de fondo en suconjunto que en relación con un problema determinado.De hecho, está persuadido de que los progresos obteni-

dos en la evolución de las normas de fondo demostraránmuy pronto la necesidad absoluta del desarrollo institu-cional de los medios para resolver las controversias so-bre la aplicación de aquéllas a casos concretos.63. En segundo lugar, se ha criticado a la Comisiónpor no haber establecido una lista de las normas de juscogens. A juicio del orador, el momento oportuno parahacerlo no es precisamente aquel en que se enuncia lanorma de que un tratado es nulo si es derogatorio deljus cogens. Las normas de jus cogens pueden hallarsedispersas en diversas ramas del derecho internacional:relaciones diplomáticas, derecho del mar, responsabili-dad de los Estados, etc. La Comisión deberá siempre te-ner presente la norma enunciada en el artículo 37 de suproyecto cuando prosiga su labor de codificación del de-recho internacional, pero no puede determinar de ante-mano cuáles son las normas a las que se prohiba todaderogación, y ello es válido para las diversas ramas delderecho internacional. No estaría de más hacer constaresta observación en el comentario al artículo 37.

64. El PRESIDENTE considerará, si no hay objecio-nes, que la Comisión decida remitir el artículo 37 al Co-mité de Redacción.

Así queda acordado 9.

ARTÍCULO 38 (Tratados que terminan por efecto de suspropias disposiciones)

Artículo 38Tratados que terminan por efecto de sus propias

disposiciones

1. Un tratado llegará a su término por efecto de unade sus disposiciones:

a) En la fecha indicada por el tratado o la expira-ción del plazo fijado por el tratado;

b) Cuando se cumpliere una condición resolutoria es-tipulada en el tratado;

c) Cuando ocurriere cualquier otro suceso que segúnel tratado hubiere de ponerle término.

2. Cuando una parte denunciare un tratado bilateralde conformidad con las disposiciones del tratado, ésteterminará en la fecha en la cual la denuncia surtiereefecto.

3. a) Cuando una parte denunciare un tratado mul-tilateral o se retirare de él de conformidad con las dispo-siciones del tratado, éste dejará de aplicarse a esa partedesde la fecha en la cual la denuncia o la retirada sur-tiere efecto;

b) Un tratado multilateral terminará cuando el nú-mero de partes llegare a ser inferior al número que se-gún el tratado fuere necesario para mantenerlo en vi-gor. Ello no obstante, no terminará por el solo motivode que el número de partes llegare a ser inferior al seña-lado en el tratado como necesario para su entrada envigor. (A/CN.4/L.107, pág. 35.)

65. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 38, para el cual ha propuesto el Relator Es-pecial el nuevo título y texto siguientes:

9 Véase reanudación del debate en los párrs. 120 a 131 de la840.a sesión y 1 a 4 de la 841.a sesión.

828.a sesión. —11 de enero de 1966 43

Terminación o suspensión de la vigencia de un tratadopor efecto de sus propias disposiciones

1. Un tratado llegará a su término o se suspenderá suaplicación o será denunciado por alguna de sus partescuando llegare la fecha, se cumpliere la condición o seprodujere el suceso previsto en él.

2. Un tratado multilateral no terminará por el solomotivo de que el número de partes llegare a ser inferioral señalado en el tratado como necesario para su entradaen vigor. (A/CN.4/183/Add.l, pág. 29.)

66. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el artículo 38, el primero de la sección 3 titulada«Terminación y suspensión de la aplicación de los tra-tados», ha sido poco comentado por los gobiernos. Sinembargo, alguna de las observaciones formuladas coin-ciden con el parecer expresado por varios miembros du-rante los debates habidos en 1963, de que gran parte delas cláusulas del artículo 38 son axiomáticas. Algunasde ellas parecen limitarse a afirmar que las disposicio-nes del tratado se aplicarán, por lo que se refiere a laterminación de éste, de conformidad con la intención delas partes. Por ello ha abreviado el texto del artículo sinmodificar su fondo en modo alguno.

67. El párrafo 2 del nuevo texto reproduce la únicadisposición de fondo de la versión anterior del artícu-lo 38. Es corriente que los tratados multilaterales esti-pulen un número mínimo de ratificaciones necesariaspara su entrada en vigor. Por consiguiente, existe siem-pre la posibilidad de que, como consecuencia de la reti-rada de una de las partes, el número de ratificacioneso de adhesiones llegue a ser inferior al mínimo reque-rido. Así pues, conviene estipular que el tratado multi-lateral no terminará por ese solo hecho. Sin embargo,quiere señalar que esta norma se aplicará también a loscasos comprendidos en el artículo 39, en que el derechode retirarse es implícito y no está expresamente previstoen el tratado.

68. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, teme que si ésta cede a las observaciones detales o cuales gobiernos y omite todo lo que por unou otro motivo pudiera considerarse superfluo, al final noquede nada del proyecto de artículos. Una poda excesivaoscurecería el texto. Por ejemplo, cabe preguntarse cuá-les son la «condición» y el «suceso» mencionados en laversión del artículo 38 revisada por el Relator Especial,puesto que todo tratado estipula muchas condiciones yprevé muchos sucesos que no tienen nada que ver con laterminación del tratado.

69. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, harevisado radicalmente el texto del artículo 38, no sólopara atender las observaciones de los gobiernos sino tam-bién porque durante el debate de 1963 muchos miem-bros de la Comisión estimaron que el artículo era engran parte axiomático.

70. El Sr. ROSENNE dice que si se mantuviera el pá-rrafo 1, el texto propuesto por el Relator Especial seríauna mejora considerable. Sin embargo, ese párrafo espuramente descriptivo y más apropiado para un códigoque para un proyecto de convención. Por consiguiente,duda de que sea necesario mantenerlo.

71. El párrafo 2 debiera constituir un artículo aparte.Sus disposiciones no se refieren a la terminación o a lasuspensión de un tratado sino que enuncian la normamuy necesaria de que en ciertas circunstancias un tra-tado no quedará terminado o suspendido. El Relator Es-pecial ha indicado que esa misma norma sería aplicableen las circunstancias previstas en el artículo 39; en ver-dad, hasta podría ser aplicable a algunas otras disposi-ciones sobre la terminación. Por tanto, sería preferibleenunciarla en un artículo independiente. La norma esnueva, pero ha sido aprobada por todos los gobiernosque formularon observaciones sobre el artículo 38.

72. El Sr. YASSEEN dice que la génesis del artículo 38revela un esfuerzo constante por lograr más brevedad yconcisión. El texto últimamente propuesto por el Re-lator Especial marca un nuevo adelanto en ese sentido.

73. El párrafo 1 está bien formulado; la condición enél mencionada concierne sin duda a la terminación o ala suspensión del tratado.

74. La norma enunciada en el párrafo 2 ha sido desdeel comienzo considerada por la Comisión como una re-gla útil de derecho positivo. El nuevo texto expresa todolo dicho en el anterior, pero con menos palabras y posi-blemente más claridad. Apoya por tanto dicho texto,a reserva de las mejoras que pueda introducir el Comitéde Redacción.

75. El Sr. AGO dice que aunque el artículo 38 es demenos importancia que los anteriores, dista de carecerde ella. No sólo contiene explicaciones sino que enunciael principio de que cuando en un tratado se estipule unplazo o una condición resolutoria o se especifique un su-ceso futuro que haya de poner fin al tratado, no se pon-drá término a ese tratado antes de que expire el plazo,se cumpla la condición o se produzca el suceso previsto.La norma está justificada y el único problema es redac-tarla en términos adecuados. Como ha sugerido el Pre-sidente, procede agregar la palabra «resolutoria» des-pués de «condición».

76. El artículo 38 aprobado en 1963 contenía dos dis-posiciones importantes: el párrafo 2 y el apartado a delpárrafo 3. Aun cuando muchos tratados prevén la posi-bilidad de denuncia, lo más frecuente es que tambiéndispongan que ésta sólo será efectiva después de trans-currir un plazo determinado; en tal caso, el tratado mis-mo no puede expirar ni dejar de aplicarse a la parte quese retire de él, hasta que sea efectiva la denuncia. Seríaun error omitir estas dos útilísimas disposiciones.

77. El Sr. CASTREN dice que cuando se examinó elartículo en 1963, propuso su supresión, excepto el apar-tado b del párrafo 3 que enunciaba una valiosa normade derecho; el resto del artículo era meramente descrip-tivo. Sigue manteniendo la misma opinión, reafirmadaincluso por las observaciones de los gobiernos.

78. Fiel a su actitud conciliatoria, el Relator Especialha hecho una gran concesión en su último texto revisadoal condensar en una sola frase todos los elementos des-criptivos que antes figuraban en tres párrafos, pero noha podido cambiar la naturaleza de dichos elementos.Además, ha añadido al artículo una disposición concer-

44 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

niente al caso de suspensión de la aplicación de un tra-tado.

79. Encuentra difícil aceptar incluso la nueva versión,que sigue prestándose a la crítica. A pesar de ser muylargo, el título no menciona la retirada de una de laspartes de un tratado multilateral, aunque se ha de re-conocer que ese defecto es leve.

80. Prescindiendo del título, que pudiera ser suprimi-do por la conferencia diplomática que habrá de conti-nuar la labor de la Comisión, el párrafo 1 da la impre-sión de que todos los tratados contienen disposicionesrelativas a su terminación, a la suspensión de su aplica-ción o a la retirada de una de las partes en el caso de untratado multilateral, y que el artículo indica los únicosmodos de terminación, suspensión o retirada. Desde lue-go es menester considerar el proyecto de artículos en sutotalidad, pero conviene redactar cada norma de tal ma-nera que se eliminen en lo posible los equívocos. A esterespecto, era mejor el antiguo texto.

81. Conviene mantener el párrafo 2, pero insertandouna reserva respecto de los tratados que contengan dis-posiciones en contrario.

82. El Sr. de LUNA apoya las observaciones delSr. Ago. Es buena la simplificación, pero no hay queexagerarla. En particular, el apartado a del párrafo 3del texto de 1963 contenía una disposición importante.El nuevo texto prescinde del caso, muy frecuente sin em-bargo, de que conforme al tratado la denuncia sólo surtaefecto al cabo de cierto tiempo y que, hasta la expira-ción del plazo señalado, la parte interesada deba cum-plir las obligaciones estipuladas en el tratado. A faltade una norma a ese respecto (que podría ser una normasupletoria), la denuncia de un tratado multilateral seríaun medio demasiado fácil para un Estado de eludir lasobligaciones resultantes de un régimen multilateral. Sinduda el problema es sobre todo de redacción.

83. El PRESIDENTE cita, en apoyo de las observa-ciones del Sr. de Luna, el caso de la Convención para elestablecimiento de una Organización Europea de Inves-tigaciones Nucleares, cuyo artículo 12 estipula que sólodespués de que la Convención haya estado en vigor du-rante siete años podrán los Estados Miembros notificarpor escrito al Director que se retiran de la Organización.Esa disposición era necesaria para que el CERN pudie-ra amortizar sus costosísimas instalaciones 10.

84. El Sr. BRIGGS quisiera saber cuál es la relaciónentre las disposiciones del artículo 38 y las del artícu-lo 40, que exigen el acuerdo de todas las partes paraponer término a un tratado.

85. Aunque el nuevo texto del Relator Especial me-jora al de 1963, no está convencido de que el artículosea realmente necesario.

86. El Sr. TUNKIN sigue pensando, como en 1963,que el artículo no trata de un asunto de gran importan-cia. Al igual que los anteriores párrafos 1, 2 y 3 a, elnuevo párrafo 1 enuncia un axioma, de modo que no

causará inconveniente alguno si la Comisión decide con-servarlo.

87. En el párrafo 2 enuncia una norma jurídica útil.El caso en él previsto podría surgir, aunque el oradorno tiene noticia de que jamás haya habido controversiasa ese respecto.

88. En suma, prefiere el nuevo texto propuesto por elRelator Especial porque es más breve.89. El Sr. VERDROSS está de acuerdo con el Sr. Tun-kin. El párrafo 1 del artículo en una nueva versión noes estrictamente necesario puesto que enuncia algo quees obvio. El párrafo 2, en cambio, es necesario porquecontiene una norma que nunca había sido formulada enderecho internacional. De todos modos, no tiene incon-veniente en que se mantenga en su totalidad el texto pro-puesto por el Relator Especial.

90. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, con-testando al Sr. Ago, dice que es preciso tener presenteslas disposiciones del artículo 53 referentes a las con-secuencias jurídicas de la terminación de un tratado.La cuestión del momento en que el tratado expira trassu denuncia queda prevista en la nueva versión del pá-rrafo 1, que se refiere a la terminación de los tratados«por efecto de sus propias disposiciones»; está claro portanto que la terminación se producirá de conformidadcon las disposiciones del tratado mismo, incluso las re-lativas a la notificación de aquélla.

91. Sugiere que se remita el artículo 38 al Comité deRedacción para que vuelva a examinarlo habida cuentade los debates correspondientes.

Así queda acordado n .

Se levanta la sesión a las 13 horas.

11 Véase reanudación del debate en los párrs. 5 a 11 de la841.a sesión, y también los párrs. 53 a 55 de la 836.a sesión.

829.a SESIÓN

Miércoles 12 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. de Luna, Sr. Pessou, Sr. Ro-senne, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir Humphrey Waldocky Sr. Yasseen.

io Naciones Unidas, Recueil des Traités, vol. 200, pág. 149.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 39 (Tratado que no contiene disposiciones so-bre su terminación)

829.a sesión. —12 de enero de 1966 45

Articulo 39Tratado que no contiene disposiciones

sobre su terminación

Un tratado que no contuviere disposiciones sobre suterminación ni previere la posibilidad de denunciarlo o deretirarse de él, no podrá ser objeto de denuncia o de re-tirada salvo que la naturaleza del tratado y las circuns-tancias en las que se lo hubiere celebrado o las declara-ciones de las partes indicaren que la intención de laspartes era admitir la posibilidad de una denuncia o deuna retirada. En este último caso, una parte podrá de-nunciar el tratado o retirarse de él dirigiendo una noti-ficación en ese sentido a las otras partes o al depositarioal menos con una antelación de doce meses. (A/CN.4/L.107, pág. 36.)

1. El PRESIDENTE somete a debate el artículo 39,cuyo título y texto han sido revisados por el Relator Es-pecial del modo siguiente:

Tratado que no contiene disposicionessobre su terminación ni sobre la suspensión

de su aplicación

1. Cuando un tratado no contenga disposición algu-na sobre su terminación ni prevea la denuncia o retiradao la suspensión de su aplicación, una parte podrá denun-ciarlo, retirarse de él o suspender su aplicación única-mente cuando se deduzca del tratado, de sus trabajos pre-paratorios o de las circunstancias de su celebración quelas partes han tenido la intención de admitir la posibili-dad de esa renuncia, retirada o suspensión de la aplica-ción del tratado.

2. En todo caso, la parte que se proponga denunciarun tratado, retirarse de él o suspender su aplicación con-forme a lo dispuesto en el párrafo 1, deberá notificarlocon doce meses, por lo menos, de antelación. (A/CN.4/183/Add.l, pág. 37.)

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque en conjunto los gobiernos aceptan el principio gene-ral en que se basa el artículo 39 y reconocen que si losEstados interesados han manifestado su intención al efec-to, pueden denunciar el tratado o cesar de ser partes deél, aun cuando éste no contenga disposición alguna alrespecto.

3. En sus propias observaciones, examina diversas su-gerencias de los gobiernos para mejorar el texto, y havuelto a redactar el artículo en dos párrafos distintos, loque permite una presentación más clara y más sencilla.

4. Habida cuenta de los debates sobre otros artículosen el Comité de Redacción, quizá se debiera sustituir lafórmula «únicamente cuando», que figura en el párra-fo 1, por la fórmula negativa: «no podrá denunciarlo,retirarse de él... a menos que...».

5. El Sr. YASSEEN cree que el texto del artículo dejasubsistir algunas dudas respecto de si la posibilidad determinación, suspensión o denuncia de un tratado en élprevista tiene por base el tratado mismo o un acuerdotácito de las partes. Ahora bien, hay que dejar bien claroen el artículo que el acuerdo tácito de las partes no pue-de constituir esa base, puesto que la terminación de lostratados por acuerdo de las partes es objeto de otro ar-tículo. Por tanto, la terminación prevista sólo puede ba-

sarse en el tratado mismo, o más exactamente en susentido. Pero ¿cómo puede determinarse el sentido deltratado si no es aplicando las normas de interpretaciónque ya figuran en el proyecto?6. Ahora bien, el artículo 39 no parece concordar deltodo con los artículos ya adoptados sobre interpretación.El artículo 39 erige el recurso a los trabajos preparato-rios en procedimiento autónomo de determinación de laintención de las partes, al paso que en el artículo 70 elrecurso a los trabajos preparatorios y a las circunstan-cias de la celebración del tratado constituye solamenteun procedimiento auxiliar al que sólo debe recurrirsedespués de haber agotado los medios mencionados en elartículo 69.

7. Desde el punto de vista de la presentación, el nuevotexto del artículo, dividido en dos párrafos, representauna verdadera mejora.8. El Sr. VERDROSS comparte las dudas del Sr. Yas-seen sobre el párrafo 1 del nuevo texto propuesto por elRelator Especial. Dicho párrafo debilita el principiopacta sunt servanda.9. Además, encierra una contradicción porque si eltratado no contiene disposiciones relativas a su termina-ción, difícilmente podrá decirse que «se deduce del tra-tado» que las partes tuvieron la intención de admitir laposibilidad de denunciarlo. Por lo menos, habría queeliminar la expresión «se deduzca» y emplear una fórmu-la como «a menos que las partes hayan acordado de otramanera admitir...». La expresión «las partes han tenidola intención» es demasiado débil; hay que exigirles quehayan estado de acuerdo. De otro modo, quedaría abier-ta la posibilidad de denuncias arbitrarias.

10. El Sr. TUNKIN también abriga algunas dudas encuanto a la nueva versión del artículo 39. Prefiere el tex-to aprobado por la Comisión en 1963, que comenzabaenunciando claramente la regla de que un tratado queno contenga disposiciones sobre su terminación, su de-nuncia o la retirada de las partes no podrá ser objeto dedenuncia o de retirada. A continuación indicaba las po-sibles excepciones a esa regla, derivadas de la natura-leza del tratado, de las circunstancias de su celebracióno de declaraciones de las partes.11. El nuevo texto propuesto parece erigir la excep-ción en regla general al declarar que «cuando un tratadono contenga disposición alguna sobre... una parte podrádenunciarlo, retirarse de él o suspender su aplicación...».Semejante fórmula podría permitir violaciones del prin-cipio pacta sunt servanda. Por todas esas razones, pre-fiere que se vuelva a la regla general enunciada en laprimera frase del texto de 1963.12. En cuanto a la segunda parte de esa frase, está deacuerdo con el Sr. Verdross en que sería contradictoriodecir que la intención de admitir la posibilidad de denun-cia «se deduce» de un tratado del que se indica expre-samente que no contiene disposición alguna sobre de-nuncia. Se trata de un problema de interpretación y, aeste respecto, coincide con el Sr. Yasseen en que la nuevaversión va más allá que el artículo 70, puesto que parecedar a los trabajos preparatorios casi igual importanciaque al texto del tratado mismo.

46 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

13. La solución más prudente sería atenerse al textode 1963.

14. El Sr. ROSENNE comparte en general el parecerdel Sr. Tunkin. En 1963, cuando la Comisión examinóen su 689.a sesión lo que entonces era el artículo 17 delsegundo informe del Relator Especial, prevaleció el cri-terio de que, como dijo el Sr. Tunkin, «el artículo debeser redactado de nuevo para expresar, en primer lugar,el principio de que un tratado sólo puede extinguirsecon el consentimiento de las partes. Después seguiránlas excepciones» l. Ese criterio se refleja en el textoaprobado en 1963 y ningún gobierno ha impugnado se-riamente aquel principio: las observaciones formuladasse refirieron sólo a detalles de forma. En tales circuns-tancias, no puede aceptar la nueva orientación que seha dado al artículo y prefiere un texto más parecido alde 1963.

15. En cuanto a la redacción, la división del texto endos párrafos constituye una mejora. Ha oído compla-cido la sugerencia del Relator Especial de que se déforma negativa al artículo 39, aunque no cree que laComisión deba adoptar ese sistema con carácter general;cada artículo se debe considerar por separado. En el casoparticular del artículo 39, la fórmula negativa es la quemás conviene.

16. El Sr. Rosenne no ha encontrado en las observa-ciones del Relator Especial razones que expliquen lasustitución de la fórmula empleada en 1963 «salvo quela naturaleza del tratado», por las palabras «cuando sededuzca del tratado»; la referencia a la naturaleza deltratado era característica esencial del texto de 1963.

17. En cuanto a la cuestión de los trabajos prepara-torios, no comparte el parecer de los oradores anterio-res. Las dificultades a que se refiere el Relator Especialen el párrafo 3 de sus observaciones (A/CN.4/183/Add.l, pág. 34) obedecen a la redacción poco afortu-nada del artículo 70 aprobado por la Comisión en 1964y justifican ampliamente las reservas por él mismo ex-presadas al respecto, en particular en la 770.a sesión 2.En la práctica, los trabajos preparatorios se han utili-zado siempre y se seguirán utilizando para determinarla intención de las partes. Siempre que las disposicionesde un artículo requieren una interpretación de esa inten-ción, hay que remitirse a los trabajos preparatorios. Asíocurre sobre todo con disposiciones tales como los ar-tículos 4, 11, 12, 18, 19 y 24. Su parecer a este respectoviene respaldado por la argumentación de la Corte In-ternacional de Justicia en el asunto de las reservas a laConvención sobre prevención y castigo del delito de ge-nocidio 3. En ese asunto, la Corte procuró descubrir laintención de las partes precisamente mediante examende los trabajos preparatorios, y en verdad no había nin-gún otro medio que pudiera permitirle alcanzar su ob-jetivo.

1 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 111, párr. 67.

2 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1964,vol. I, pág. 326, párr. 38.

3 I.C.J. Reports, 1951, pág. 15.

18. Sin embargo, la cuestión de la interpretación nopuede tratarse en forma fragmentaria; la Comisión habráde estudiarla cuando examine los artículos 69 y 70 ensegunda lectura.

19. Al Sr. BRIGGS le complace que el Relator Espe-cial haya suprimido la referencia a «la naturaleza» deltratado. Si votó en contra del texto de 1963 fue preci-samente porque en él figuraba esa expresión.

20. Prefiere una fórmula negativa para enunciar la nor-ma de que un tratado que no contenga disposición algu-na sobre su terminación, su denuncia, o la retirada delas partes no puede ser denunciado, a menos que laspartes estuvieran de acuerdo en permitir dicha termina-ción, denuncia o retirada.

21. La premisa en que se basa el artículo es la ex-puesta en el párrafo 2 del comentario aprobado en 1963 4

y reiterada en el párrafo 1 de las observaciones del Re-lator Especial en su quinto informe (A/CN.4/183/Add.l, pág. 33), es decir, la de que la existencia de underecho unilateral de terminación o denuncia de un tra-tado depende en cada caso de la intención de las partes.Al entrar en vigor un tratado, adquiere carácter obliga-torio y queda sujeto a la norma pacta sunt servando.Como ésta no puede depender de la intención de las par-tes, el artículo 39 sólo puede significar que el derecho determinación o denuncia proviene únicamente de un acuer-do de las partes conforme a la norma pacta sunt ser-vanda. En consecuencia, si las partes no han previsto enel tratado su terminación o denuncia, lo que se planteaes un problema de interpretación, o de descubrir la in-tención no explícita de las partes.

22. En 1964, al aprobar los artículos 69 y 70 sobre lainterpretación, la Comisión rechazó la tesis de que elpunto de partida de ésta son las previsiones o intencio-nes de las partes. Excluyó toda regla de interpretaciónbasada en la presunción de las intenciones y exigió unaverdadera prueba de la intención común de las partes encada caso.

23. El texto del artículo 39 aprobado en 1963 pareceapartarse del prudente criterio que luego adoptó laComisión en 1964 para sus artículos sobre la interpreta-ción, por cuanto da preponderancia a la intención pre-sunta de las partes fundada en el concepto seudocientí-fico de la «naturaleza» de los tratados, clasificación quese refiere al contenido más bien que al carácter jurídicode éstos. A menos que se haya fijado un plazo en el tra-tado o que la interpretación de éste según el artículo 69permita inferir que hubo acuerdo en cuanto a la denun-cia, el tratado seguirá teniendo fuerza de obligar en vir-tud de la norma pacta sunt servando.

24. Es erróneo enfocar el asunto como si se pudieraescoger entre dos presunciones de igual valor: primera,que cuando un tratado nada dice sobre la terminacióno la denuncia, no hay derecho alguno unilateral dedenuncia; y segunda, la presunción contraria, de quecuando un tratado nada dice al respecto, existe el dere-cho de denuncia. En realidad, no hay tal posibilidad de

4 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 234.

829.a sesión. —12 de enero de 1966 47

elección; la regla de que el tratado obliga a las partes noes una presunción sino una norma objetiva de derechoy excluye la posibilidad de la denuncia unilateral.25. Por todo ello estima aceptable el nuevo proyectoa reserva de algunos cambios de forma, en particularpara armonizarlo con los artículos 69 y 70. El Comité deRedacción debe tener asimismo presente la relación en-tre el artículo 39 y el artículo 40 por lo que respecta altratado que termina por acuerdo. Personalmente se incli-naría por la norma de que cuando el tratado nada dicesobre ello, no existe derecho alguno de denuncia, salvoacuerdo en contrario de las partes.

26. El Sr. de LUNA estima, como el Sr. Verdross,que la redacción del artículo 39 adolece de falta de ló-gica.27. Se ha dicho que la Comisión debería estableceruna norma supletoria para los casos en que el trata-do nada dice sobre la denuncia. Según el Sr. Yasseen,esa norma supletoria ha de hallarse en las disposicionesdel proyecto concernientes a la interpretación; para elSr. Briggs, importa sobre todo observar el principio pactasunt servanda.

28. En realidad, lo que se ha de prever es más bien elcaso de que el tratado no contenga disposición algunaexpresa sobre denuncia. En tal caso, que es importante,no debe esperarse que la Comisión haga una excepcióna las normas que ella misma propone para la interpreta-ción de los tratados. La Comisión no puede suplir loque no está en el tratado. La voluntad de las partes seexpresa directamente en el tratado o puede deducirse in-directamente de él aplicando las reglas de interpretación.29. La única norma supletoria que la Comisión puedeenunciar en el artículo 39 es la de que, cuando la posi-bilidad de la denuncia no se halle expresamente previstaen el tratado, pero parezca, según las reglas de interpre-tación, que las partes quisieron admitir esa posibilidad,la denuncia sólo puede hacerse notificándolo con docemeses de antelación.

30. El Sr. CASTREN, tras de haber escuchado a losoradores precedentes, en particular a los Sres. Yasseen,Verdross y Tunkin, duda también de aceptar la nuevaversión propuesta por el Relator Especial. Sin repetirlos argumentos ya expuestos, apoya la propuesta de quese tome por base el texto aprobado en 1963 sin modifi-caciones salvo, llegado el caso, en detalles secundariosde redacción.

31. Como el Sr. Yasseen ha señalado, a pesar de losesfuerzos del Relator Especial hay cierta discrepanciaentre el artículo 39 y los artículos relativos a la interpre-tación.32. El Sr. AMADO recuerda que en 1963 el debatesobre el artículo, que a la sazón era el 17, fue influidopor las teorías del Profesor Giraud, según las cuales lostratados multilaterales no pueden ser tan sólidos comolos bilaterales; el Sr. Castren ha impugnado esas teo-rías 5. El orador estima que la Comisión debe volver a lafórmula aprobada en 1963, que era más enérgica.

33. No le agrada mucho que en el enunciado de unanorma de derecho se haga referencia a una regla de in-terpretación, pues la interpretación es un proceso inde-pendiente.

34. El Sr. AGO dice que en el 15.° período de sesionesde la Comisión encareció que el artículo 39 se redactaraen la forma más concisa 6. No ha cambiado de opinióny en consecuencia está de acuerdo con los oradores quele han precedido.

35. Suprimir todo el artículo sería excesivo porque en-tonces quienes estudiasen el proyecto de la Comisiónpodrían pensar que la denuncia siempre es posible, in-cluso cuando el tratado no contiene disposiciones ex-presas sobre la denuncia. Por el contrario, la Comisióntiene el deber de decir muy claramente que los tratadosque carezcan de tales disposiciones no pueden ser de-nunciados, salvo en casos excepcionales, es decir, cuan-do su naturaleza y carácter son tales que necesariamenteadmite la denuncia o cuando resulta evidente de las cir-cunstancias de su celebración que las partes han queridoque la denuncia sea posible, incluso si no la han previstoexpresamente en el tratado.

36. El texto de 1963 era bastante satisfactorio; el Co-mité de Redacción puede tratar de mejorarlo, pero sinapartarse mucho de él.37. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, no se opone al empleo de la expresión «cuan-do se deduzca del tratado», cuyo sentido es que el propiotratado puede dar indicaciones sobre la intención de laspartes.38. La Comisión puede muy bien hacer en el artícu-lo 39 una excepción a las reglas generales de interpreta-ción, aunque en el caso de los tratados multilateralespuede ser difícil determinar la intención de las partesbasándose en los trabajos preparatorios. Si el artículosólo se ocupase de los tratados bilaterales, bastaría conremitir a las reglas de interpretación que figuran en laparte III del proyecto; pero el artículo concierne a todoslos tratados, tanto bilaterales como multilaterales. Yaen 1963 expuso sus dudas sobre la referencia a la inten-ción de las partes. El nuevo texto deja una incertidum-bre todavía mayor.

39. Todos los miembros de la Comisión saben cómose elabora el texto de un tratado multilateral. El análisisdetenido de las actas de las sesiones revela siempre algu-nas contradicciones. Asimismo, el informe final del ór-gano que adopta el texto sólo da indicaciones vagas y aveces contradictorias sobre la voluntad de las partes.En la mayoría de los casos, el tratado es el resultado deuna transacción que no satisface realmente a nadie. Haydisposiciones importantes que un comité de redacciónrevisa a última hora y no siempre se indican o se hacenconstar en acta las razones de las concesiones que sehan flecho; por último, los textos de los instrumentosrara vez van acompañados de comentarios. De todos mo-dos, es innegable que hay una serie de factores que in-ducen finalmente a la mayoría a aprobar un texto, elcual pasa a ser el texto auténtico del tratado.

5 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 106.

6 Ibid., pág. 110.

48 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

40. Por ello, la Comisión debería volver al textode 1963, quizá modificándolo ligeramente, pero conser-vando la forma negativa de la cláusula principal, a sa-ber, «no podrá ser objeto de denuncia... salvo que».41. Las observaciones que anteceden se refieren única-mente al párrafo 1 del nuevo texto del Relator Especialque, como ha señalado el Sr. Ago, trata una importantecuestión de fondo y sienta un principio que debe figuraren el proyecto.42. El Sr. CADIEUX coincide con el Sr. Rosenne enque la división del artículo en dos párrafos representauna mejora. Considera además que debe conservarse lanorma enunciada en el párrafo 1 del nuevo texto.

43. La contradicción aparente que, según algunosmiembros, encierra ese párrafo plantea un problema quees esencialmente de redacción. Esa contradicción des-aparecería si la disposición se dividiese en dos partes: enla primera se enunciaría la norma general de que untratado que no contenga disposiciones relativas a denun-cia no podrá ser denunciado; en la segunda se estable-cería que cuando de la naturaleza del tratado, de lascircunstancias de su celebración o de las declaracionesde las partes se desprende que éstas tenían la intención deadmitir la posibilidad de denuncia, el tratado podrá serdenunciado.

44. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque la divergencia de opiniones en torno al artículo 39obedece por una parte a diferencias de criterio sobre elfondo del artículo y, por otra, a la dificultad de conciliarcon los artículos 69 y 70, relativos a la interpretación,disposiciones como las del artículo 39 que se refierena la intención de las partes.45. La Comisión parece estar de acuerdo en que espreciso adoptar una fórmula negativa que diga que,cuando un tratado no contenga ninguna disposición es-pecífica respecto de su terminación o denuncia, no existeese derecho salvo que se den las circunstancias excep-cionales indicadas en el párrafo 1. Se trata de un pro-blema de redacción, ya que el empleo de las palabras«únicamente cuando» en el nuevo texto del Relator Es-pecial lleva al mismo resultado.46. En el enunciado de la excepción a la regla esta-blecida al comienzo del artículo 39 aprobado en 1963,es importante el empleo de la conjunción «y» despuésde las palabras «la naturaleza del tratado»; en su nuevotexto, no ha tenido la menor intención de apartarse a eserespecto del fondo de la disposición aprobada en 1963.Como ha señalado Lord McNair, se entiende que los tra-tados de comercio, por ejemplo, están por su propia na-turaleza sujetos a denuncia 7. Ahora bien, las disposicio-nes del artículo 39 exigen no sólo que el tratado tengaesa naturaleza especial sino además que las circunstan-cias de su celebración o las declaraciones de las partespermitan deducir que éstas han tenido la intención deadmitir la posibilidad de denuncia o de retirada.47. La referencia a los trabajos preparatorios figura yaen las palabras «declaraciones de las partes», expresióncuyo objeto, como se explica en el párrafo 5 del comen-

tario aprobado en 1963, no es «referirse únicamente alas declaraciones que formen parte de los trabajos depreparación del tratado, sino también a las declaracionesulteriores que muestren claramente la intención de laspartes en cuanto a la posibilidad de denuncia o retiradadel tratado, o sea, que comprende la interpretación deltratado por referencia tanto al comportamiento ulteriorcomo a los trabajos de preparación» 8.

48. Está dispuesto a aceptar la propuesta de que sevuelvan a insertar las palabras «de la naturaleza» entrelas expresiones «se deduzca» y «del tratado». Los auto-res de dicha propuesta estiman que la expresión «la na-turaleza del tratado» denota mejor que son ciertas cate-gorías de tratados, pero personalmente la encuentra untanto limitada. La indicación de que un tratado está su-jeto a denuncia o a terminación puede desprenderse delas disposiciones del tratado en su conjunto. Además, noalcanza a ver cómo sería posible determinar la natura-leza del tratado sin buscarla en sus disposiciones.

49. En lo referente a la relación entre el artículo 39por una parte y los artículos 69 y 70 por otra, hay quesuponer que, salvo si la aplicación de esos artículos re-lativos a la interpretación está enteramente excluida enun artículo dado del proyecto, los dos artículos seránaplicables en su totalidad. La cuestión de si convieneprescindir de las reglas normales de interpretación seplantea también en relación con otros varios artículos,en particular con los referentes a ratificación y a reser-vas. Tanto la Comisión como el Comité de Redacciónhabrán de poner especial cuidado en armonizar los di-versos artículos con las disposiciones de los artículos 69y 70 y, sobre todo, en evitar que se mencionen las de-claraciones de las partes como medio fundamental paradeterminar sus intenciones, si se quiere evitar la referen-cia a los trabajos preparatorios.50. Debiera remitirse el artículo 39 al Comité de Re-dacción para que vuelva a examinar su texto teniendoen cuenta los debates, especialmente la opinión de que elartículo debe redactarse en la forma más estricta y res-trictiva que sea posible.

51. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que las declaraciones de las partesen un tratado son de dos clases: las formuladas en eldebate general durante la preparación del texto y lasformuladas al término de las negociaciones, que cons-tituyen parte integrante del consentimiento manifestadopor las partes. Indudablemente, a estas últimas se refirióla Comisión en 1963.

52. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, es-tima preciso admitir que la fórmula empleada en 1963era un tanto vaga. Sin embargo, como se indica en elpárrafo 5 del comentario, con la expresión «declaracio-nes de las partes» se quiso hacer referencia tanto a lasdeclaraciones que formen parte de los trabajos de prepa-ción del tratado como al comportamiento ulterior9.53. La Comisión ha admitido que la posibilidad deutilizar las declaraciones de las partes a fines de inter-

7 McNair, Law of Treaties, 1961, págs. 501 a 505.

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 235.

9 Ibid.

829.a sesión. —12 de enero de 1966 49

pretación dependerá de si reflejan un acuerdo mutuo en-tre ellos. El asentamiento de las demás partes es impres-cindible; a menos que las declaraciones de las partesindiquen una intención común, su aceptación como prue-ba de un derecho de denuncia o retirada entrañaría gra-ves peligros.

54. El Sr. de LUNA señala que al decir que un tratadocontiene disposiciones relativas a su terminación o sus-pensión o no las contiene y que, en este último caso, laComisión no puede subsanar tal deficiencia, no ha que-rido oponerse a lo que han aprobado los Estados. El ar-tículo sería útil para rechazar la supuesta presunción deque un tratado puede ser denunciado unilateralmente sino contiene disposiciones relativas a su denuncia.

55. En la brillante defensa que ha hecho de su texto,el Relator Especial ha propuesto una expresión muy sa-tisfactoria, «disposición específica», que es aún mejorque «disposición expresa». Con esa modificación, y si elpárrafo 1 se subdivide como ha sugerido el Sr. Cadieux,el orador apoya plenamente el texto.

56. El Sr. BRIGGS dice que el artículo 39 debería pre-cisar que cuando un tratado nada diga al respecto nohabrá derecho alguno de denuncia a menos que quepadeducirlo de la intención de las partes. En 1963, criticóla expresión «la naturaleza del tratado» porque parecíadar a entender que se puede presumir la existencia delderecho de denuncia fundándose en la categoría mismaa que pertenece un tratado. Le satisface por tanto que elRelator Especial haya destacado lo que implica el em-pleo de la conjunción «y», es decir, que «la naturalezadel tratado» no se erige en elemento de juicio particular.Hubiera preferido, no obstante, que se suprimiese todareferencia a la «naturaleza» del tratado.

57. Como ha señalado acertadamente el Sr. Yasseen,la nueva versión propuesta por el Relator Especial no escompatible con las normas de interpretación enunciadasen los artículos 69 y 70, que atribuyen importancia pri-mordial al texto del tratado y relegan los trabajos pre-paratorios al rango de elemento supletorio. Tal vez seanlos artículos 69 y 70 los que haya que revisar, y así con-vendrá tenerlo presente cuando la Comisión vuelva aexaminarlos en segunda lectura.

58. El Sr. AGO entiende que al hablar de «declara-ciones de las partes» la Comisión no pensaba en la to-talidad de las declaraciones que pueden hacerse durantelos trabajos preparatorios sino en las que se formulandespués de concluidos éstos, es decir, en el momento dela expresión definitiva del consentimiento del Estado.La Comisión quiso decir que a veces las partes no in-cluyen cláusulas de denuncia en el texto del tratado, peroque en el momento en que manifiestan su consentimientodefinitivo, una de ellas puede declarar que se reserva elderecho de denuncia sin que la otra se oponga a ello.En tal caso existe virtualmente acuerdo sobre la posibi-lidad de denuncia. Cree que la Comisión debería limi-tarse a esa hipótesis y puntualizarlo así en el artículo 39.

59. El Sr. YASSEEN dice que cabría sostener que esahipótesis está comprendida en el otro artículo, que prevéla posibilidad de fundarse en un acuerdo expreso o tá-

cito. La intención concordante manifestada por ambaspartes podría considerarse como un acuerdo tácito.

60. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción tendrá en cuenta todas lasobservaciones formuladas en el curso del debate.

61. El PRESIDENTE considerará, si no hay objecio-nes, que la Comisión acepta la propuesta del RelatorEspecial de que se remita el artículo 39 al Comité de Re-dacción para que lo estudie habida cuenta de los debatesy de la opinión expresada por varios miembros de que elartículo se debe redactar en la forma más estricta y res-trictiva posible.

Así queda acordado 10.

ARTÍCULO 40 (Tratado que termina o cuya aplicaciónse suspende por acuerdo)

Artículo 40Tratado que termina o cuya aplicación se suspende

por acuerdo

1. En todo momento podrá ponerse término a un tra-tado por acuerdo entre todas las partes. Este acuerdo po-drá consignarse:

a) En un instrumento redactado en la forma que laspartes decidieren;

b) En comunicaciones dirigidas por las partes al de-positario, o por una de las partes a la otra.

2. Para poner término a un tratado multilateral, sal-vo que el tratado mismo dispusiere otra cosa, se necesi-tará, además del acuerdo de todas las partes, el consen-timiento de al menos dos tercios de los Estados quehubieren redactado el tratado; ello no obstante, despuésde la expiración de un período de (X) años, sólo será ne-cesario el acuerdo de los Estados partes en el tratado.

3. Las disposiciones de los párrafos anteriores se apli-carán también a la suspensión de la aplicación de los tra-tados. (A/CN.4/L.107, pág. 36.)

62. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 40, para el que el Relator Especial propone elnuevo texto siguiente:

1. Con sujeción a lo dispuesto en el párrafo 2, entodo momento podrá ponerse término a un tratado o sus-penderse su aplicación, total o parcialmente, por acuerdoentre todas las partes.

2. Mientras no transcurran seis años desde la adop-ción de su texto, o cualquier otro período que se hayaprevisto en el tratado, para poner término a un tratadomultilateral se necesitará además el consentimiento dedos tercios al menos de todos los Estados que hayanadoptado el texto. (A/CN.4/183/Add.2, pág. 9.)

63. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque la observación más importante hecha al artículo 40es la del Gobierno de Israel, el cual ha señalado que pa-rece haberse excluido del texto de 1963 la posibilidadde poner término a un tratado por acuerdo tácito. Estainterpretación es sin duda posible si se atribuye carácter

10 Véase reanudación del debate en los párrs. 12 a 14 de la841.a sesión.

50 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

exhaustivo a los apartados a y b del párrafo 1, que hansido insertados con objeto de hacer patente que incumbea las partes decidir la forma que haya de tener el acuer-do para poner término al tratado. Algunos autores llegana afirmar que ese acuerdo debe tener idéntica forma queel tratado original. Esta teoría no ha sido sin embargoadmitida por la Comisión.

64. Al modificar el párrafo 1, ha procurado recogeralgunas de las sugerencias de los gobiernos y ha supri-mido los apartados que figuraban en el texto original,porque es innecesario especificar la forma que deba te-ner el acuerdo para poner término al tratado. Parecerazonable prever que un tratado pueda terminar parcial-mente como han sugerido algunos gobiernos. No se plan-tea aquí el problema de la divisibilidad pues los propiosinteresados decidirán en tal caso a qué partes del tratadohan de poner término.

65. Ha trasladado al párrafo 1 la cláusula relativa a lasuspensión, que figuraba en el párrafo 3 del texto origi-nal, ya que es cuestión que han de decidir las partesy no todos los Estados participantes en la adopción deltexto.

66. En cuanto al plazo que haya de fijarse en el pá-rrafo 2, ha tratado de hallar una solución intermediaentre las diversas sugerencias de los gobiernos, teniendoen cuenta la necesidad de un plazo bastante largo paraque puedan seguirse los procedimientos constitucionalesque exigen la ratificación, la adhesión, la aceptación o laaprobación.

67. La finalidad del párrafo 2 es proteger contra la pre-matura extinción del tratado los intereses de los Estadosparticipantes en las negociaciones, sobre todo en los ca-sos en que se requieren pocas ratificaciones para queentre en vigor. No es fácil encontrar una fórmula ple-namente satisfactoria para determinar cuáles son esosEstados; no obstante, ha preferido decir «que hayanadoptado el texto» en lugar de «que hubieren redactadoel tratado».

68. El Sr. YASSEEN opina que el nuevo texto quepropone el Relator Especial plantea un grave problema,pues admite implícitamente que pueda ser verbal elacuerdo entre las partes para poner término al tratadoo suspender su aplicación. Sin ser un adepto de la teoríade los actos contrarios, según la cual el modo de ponertérmino a un tratado ha de ser el mismo que el de sucelebración, se resiste a admitir que un acuerdo verbalpueda poner fin a un instrumento que en la mayoría delos casos se adopta con cierta solemnidad. Tampoco creeque sea una mejora la incorporación de las palabras«total o parcialmente»; puesto que las partes pueden po-ner término a la totalidad del tratado, es evidente quepueden hacerlo también parcialmente.

69. En el párrafo 2 hay una norma que puede resultarútil en el caso de los tratados multilaterales, según yaindicó en 1963. Estima razonable un plazo de diez años.Indudablemente, el párrafo está mejor construido en lanueva versión; es preferible mencionar directamente enambos párrafos la suspensión, que formularla en un pá-rrafo aparte.

70. El Sr. CASTREN estima satisfactorio el nuevo tex-to del Relator Especial y acepta todas sus modificacionesal texto de 1963. El Relator Especial ha suprimido acer-tadamente todos los detalles superfluos del párrafo 1,que podrían dar lugar a interpretaciones que no estánen el ánimo de la Comisión. Es juicioso también tener encuenta en el artículo la norma de la divisibilidad de lostratados. No cree imprescindibles las palabras «total oparcialmente» pues, como ha indicado el Sr. Yasseen, sise puede abrogar un tratado totalmente, también se po-drá abrogar en parte.

71. En cuanto al párrafo 2, conviene con el RelatorEspecial en que, si su objeto es suspender la aplicacióndel tratado, deberá bastar el consentimiento de las par-tes sin que sea necesario obtener en un plazo fijo el con-sentimiento de un determinado número de los Estadosque hayan participado en la redacción de su texto. Conrespecto a la terminación del tratado, se adhiere a lapropuesta del Relator Especial sobre el plazo dentro delcual se exige el consentimiento de al menos dos terciosde los Estados que hayan adoptado el texto; la propuestaparece satisfacer a la mayoría de los Estados que hanhecho observaciones al respecto.

72. El Sr. de LUNA estima, como el Sr. Yasseen, quela teoría de los actos contrarios no es aplicable en de-recho internacional. Éste es por esencia antiformalistay no establece jerarquía alguna de normas ni de formas.Un Estado se obliga cualquiera que sea la forma en queacepte la obligación; sea por escrito, verbalmente o me-diante indicación al efecto. Por tanto, no es necesarioexigir un instrumento escrito.

73. Conviene observar que las constituciones, que tancelosamente velan por formular las normas relativas a lacapacidad para celebrar tratados, no hacen referencia al-guna a la denuncia de los tratados. En su carrera diplo-mática el orador ha tenido oportunidad de conocer ca-sos en que se ponía término al tratado por simple notaverbal, documento que, dada la buena fe que reina entrelas cancillerías, puede ser mecanografiado por cualquie-ra y llevar una rúbrica ilegible. En consecuencia, tantopor convicción como por experiencia, está completamen-te de acuerdo con el Relator Especial.

74. Como ha dicho acertadamente el Sr. Yasseen, soninnecesarias las palabras «total o parcialmente»; perode todos modos no es inútil enunciar lo que es obvio.75. El Sr. ROSENNE dice que puede conservarse porahora la expresión «que hayan adoptado el texto», peroquizá más adelante haya que modificarla a causa de unnuevo uso consistente en que los Estados ya no son quie-nes adoptan el texto; ejemplo de ello es la Convenciónpor la cual se estableció un centro para la solución decontroversias sobre inversiones. El texto de esa Conven-ción, después de que lo estudió un comité de expertosdesignados por los gobiernos, fue adoptado y abierto a lafirma por la Junta de Gobernadores del Banco Interna-cional de Reconstrucción y Fomento. La posibilidad detal procedimiento quizá no se ha previsto en el nuevo ar-tículo 3 bis " .

11 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional', 1965,vol. I, 820.a sesión.

829.a sesión. —12 de enero de 1966 51

76. El Sr. TUNKIN estima aceptable el párrafo 1 delnuevo texto del Relator Especial, que constituye indu-dablemente una mejora. No estaba justificado que en eltexto de 1963 las formas de consignar el acuerdo paraponer término a un tratado se limitasen a un instru-mento redactado por las partes o a comunicaciones deéstas. El nuevo texto comprenderá el acuerdo tácito, in-cluso el caso del desuso.

77. El problema del plazo que haya de fijar el párra-fo 2 debe dejarse a la decisión de una conferencia diplo-mática.78. Ve con recelo la expresión «que hayan adoptadoel texto», que le parece tan imprecisa como la empleadaen el proyecto de 1963. No está claro si se refiere úni-camente a los Estados que hayan votado en favor deltexto de un tratado o si comprende a todos los Estadosque hayan participado en la Conferencia. Cabe la posi-bilidad de hacer aplicable esa disposición únicamente alos Estados que hayan firmado el tratado, quedando asímás vinculado al texto del mismo. La otra solución po-sible es disponer que sólo puede ponerse término al tra-tado con el consentimiento de todas las partes; esto cons-tituiría una garantía suficiente contra cualquier acciónarbitraria.

79. El Sr. VERDROSS comprende las ideas delSr. Yasseen a propósito del párrafo 1 pero, dado queuno de los principios rectores del derecho internacionales el de la libertad en cuanto a la forma en que puedenconcertarse los tratados, se adhiere al parecer del Sr. deLuna y del Sr. Tunkin.80. En el párrafo 2, la Comisión propone una nuevanorma a los Estados con miras a incorporarla al derechointernacional. También en este caso quizá sea preferibleseguir la sugerencia del Sr. Tunkin.81. El Sr. BRIGGS estima aceptable la nueva versióndel párrafo 1, pero preferiría que se suprimiera el párra-fo 2, así como las palabras «Con sujeción a lo dispuestoen el párrafo 2» que figuran al comienzo del párrafo 1.82. Nunca ha comprendido por qué ha de demostrarsetanta solicitud hacia los Estados que participan en laadopción del texto de un tratado que luego no han acep-tado como obligatorio, ni tampoco acierta a ver cuál esel derecho que ello les confiere. El caso de que un cen-tenar de Estados participen en una conferencia para re-dactar un tratado cuya entrada en vigor requiera dos ra-tificaciones solamente (como los Convenios de Ginebrapara mejorar la suerte de los heridos de las fuerzas ar-madas en campaña) n y los dos Estados que lo ratifiquendecidan ponerle término antes de que ningún otro hayatenido tiempo de ratificarlo, podría quedar previsto enuna disposición como la siguiente: «Un tratado podráquedar terminado entre las partes mediante acuerdo detodas ellas». Los demás Estados que hayan participadoen la redacción del tratado podrán seguir poniéndolo envigor entre sí.

83. El Sr. AGO estima que el nuevo texto propuestopor el Relator Especial tiene sobre el anterior la ventajade ser más sencillo y menos descriptivo. Desgraciada-

12 Naciones Unidas, Recueil des Traités, vol. 75.

mente, la versión francesa es casi ininteligible y el Co-mité de Redacción debe modificarla.

84. Desea referirse a la cuestión de si la suspensión dela aplicación de un tratado, objeto de un párrafo sepa-rado en el texto de 1963, debe regirse por las mismasdisposiciones que la terminación de un tratado. Aun su-poniendo que el acuerdo de todas las partes sea en efectonecesario para la terminación del tratado ¿se pretenderealmente que algunas de las partes no puedan suspen-der entre sí la aplicación de un tratado multilateral sin elconsentimiento de todas las demás? ¿Es absolutamentenecesario asimilar la suspensión a la terminación? ¿Nopodría la Comisión limitar el alcance del artículo 40 a laterminación? La inclusión de la suspensión en tal con-texto parece algo extraña y además recarga mucho eltexto.

85. En cuanto al párrafo 2, comprende el propósitode la Comisión. Una conferencia prepara un texto (y aeste respecto el Sr. Tunkin ha dicho con acierto quehabría que explicar el sentido de las palabras «todos losEstados que hayan adoptado el texto») y ciertos Estadospasan a ser partes en el tratado; pero poco después,precisamente cuando otros Estados piensan tal vez rati-ficar el tratado, bastará el consentimiento de los prime-ros para ponerle término. Se pregunta si no se trata deuna situación bastante hipotética y si es necesario enun-ciar una norma que, de todos modos, sería complicadaya que sus términos tendrían que ser forzosamente untanto arbitrarios. Resulta difícil imaginar que unos Es-tados que hayan pasado a ser partes en un tratado pue-dan permitirse, poco después de su adopción, ponerletérmino sin consultar a las demás partes. El caso es tanexcepcional que probablemente no vale la pena ocupar-se de él. Además, podría plantear dificultades, sobre todoporque habría que fijar un plazo arbitrario. Preferiríapor tanto que se suprimiera el párrafo 2.

86. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que el Relator Especial ha encon-trado una fórmula más elegante que la de 1963. Por loque se refiere a la suspensión, no comparte del todo laopinión del Sr. Ago de que las partes siempre puedensuspender un tratado multilateral sin consultar a las de-más; ese procedimiento podría alterar el equilibrio quedebe mantenerse en la aplicación de los tratados. El Co-mité de Redacción deberá aquilatar esa cuestión.

87. El párrafo 2 dispone que «para poner término aun tratado multilateral se necesitará además el consenti-miento de dos tercios al menos de todos los Estados quehayan adoptado el texto», pero no menciona la suspen-sión, mientras que el párrafo 1 exige el acuerdo de todaslas partes para que ésta se produzca. Indudablemente nofue intención del Relator Especial llegar a ese resultado,cuyo origen está en la supresión del párrafo 3 del textode 1963; si el texto se aplicara literalmente, la suspen-sión de la aplicación de un tratado exigiría el consenti-miento de todas las partes. Sería preferible emplear unafórmula como la siguiente: «para poner término a untratado multilateral o para suspender su aplicación».

88. Está de acuerdo con el Sr. Tunkin en que hay ca-sos en que los Estados aceptan un texto solamente por-

52 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

que otros lo han aceptado también. Puede darse el casode que varios Estados cuyo consentimiento no se desea-ba acepten formalmente un texto por la sola razón deque otros lo han aceptado y que al abandonar estos úl-timos el tratado pidan que se les autorice a retirarsu consentimiento. Sin esa autorización, dichos Estadosquedarían en una posición delicada. En consecuencia,tal vez fuera lo mejor volver al texto de 1963.

89. Se inclina por la sugerencia del Sr. Tunkin, queha apoyado el Sr. Ago. En cuanto al plazo, sería mejorque figurase entre corchetes, o por lo menos redactar elpárrafo 2 del nuevo texto en forma de norma suple-toria.

90. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque la mayoría de la Comisión opina que se debe seguirel criterio adoptado en el 15.° período de sesiones y queno es menester indicar en el artículo 40 la forma que hade tener el acuerdo para terminar o suspender el tra-tado. Evidentemente, la Comisión no es partidaria delprincipio del acto contrario.

91. Está enteramente de acuerdo con el Sr. Tunkin enque una de las ventajas de una formulación sencillaes que comprendería los casos de desuso y también elacuerdo tácito sobre la terminación.

92. Será menester estudiar la cuestión planteada porel Sr. Ago, de si la suspensión requerirá o no el acuerdode todas las partes, pues en otro caso se correría el ries-go de que el texto no fuera compatible con los artículos66 y 67 sobre modificacion.de los tratados multilatera-les. Es importante seguir distinguiendo entre la modifi-cación de un tratado multilateral aceptada por todas laspartes y las modificaciones aceptadas por algunas par-tes solamente. Si se quiere establecer una distinción aná-loga respecto de la suspensión, habrá que hacerlo ex-plícitamente. Otra solución sería dar una regla generalacerca de la terminación y tratar el problema de la sus-pensión en el artículo 67. Hasta ahora no ha reflexio-nado bastante sobre este problema.

93. El párrafo 2 del nuevo texto, aunque es análogoa otro adoptado en 1963, no ha obtenido mucho apoyoen la Comisión. Su finalidad es proteger durante un cier-to período los intereses jurídicos de los Estados que hu-bieren participado en la adopción de un tratado multila-teral general, manifestando así su interés en él aunqueno lo hubieran ratificado inmediatamente. El asunto pu-diera tener cierta importancia, particularmente en estostiempos en que las convenciones de carácter técnico pue-den quedar anticuadas rápidamente y es menester po-nerles término o modificarlas. Su opinión personal es quesería inadmisible que un número limitado de las partespudieran poner fin a tales tratados sin consultar de al-gún modo con los Estados participantes. Semejante ac-titud sería tan incompatible con la dirección adecuadade las relaciones internacionales que no hay muchas pro-babilidades de que alguien la adopte.

94. El problema no es de una importancia capital y,si el Comité de Redacción estima más sencillo suprimirel párrafo 2, está dispuesto a aceptar esa decisión.

95. El PRESIDENTE sugiere que se remita el artícu-lo 40 al Comité de Redacción.

Así queda acordado 13.

Se levanta la sesión a las 12.55 horas.

13 Véase reanudación del debate en los párrs. 57 a 90 de la841.a sesión.

830.a SESIÓN

Jueves 13 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. de Luna, Sr. Pessou, Sr. Ro-senne, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir Humphrey, Waldocky Sr. Yasseen.

También presentes: Sr. Caicedo Castilla, Observadordel Comité Jurídico Interamericano, Sr. Golsong, Ob-servador del Comité Europeo de Cooperación Jurídica.

Colaboración con otros organismos

[Tema 7 del programa](reanudación del debate de la 828.a sesión)

1. El PRESIDENTE invita al Observador designadopor el Comité Europeo de Cooperación Jurídica a diri-gir la palabra a la Comisión.2. El Sr. GOLSONG (Observador designado por elComité Europeo de Cooperación Jurídica) recuerda queel Consejo de Europa tiene dos órganos, la AsambleaConsultiva y el Comité de Ministros, además de un Se-cretario General. Conforme a su estatuto, los Estadosmiembros deben asumir compromisos concretos en ma-teria de reconocimiento y protección de los derechoshumanos y de aceptación del principio de la preeminen-cia del derecho.3. Las realizaciones del Consejo en materia jurídica sepresentan, no en forma de instrumentos estatutarios ocuasi estatutarios, como por ejemplo los que elabora laOrganización Internacional del Trabajo, sino en formade tratados interestatales que, una vez preparados en elseno del Consejo, conciertan los Estados miembros. Has-ta la fecha no se ha exigido en ningún caso la adhesiónde los Estados miembros a las convenciones elaboradaspor el Consejo, pero esos Estados se han obligado a ini-ciar, dentro del año siguiente a la firma de un tratado, elprocedimiento de aprobación de ese tratado por los ór-ganos nacionales competentes.4. El Consejo de Europa ha preparado unos 60 acuer-dos que tratan de una amplia variedad de temas y com-prenden desde la Convención Europea sobre DerechosHumanos hasta acuerdos sobre asuntos médicos, cultu-rales y sociales, así como otros de derecho internacionalprivado o derecho penal y cuestiones de derecho inter-

830.a sesión. —13 de enero de 1966 53

nacional público. Entre los instrumentos pertenecientesa esta última categoría cabe citar la Convención Europeapara la Solución Pacífica de las Controversias (1957), laConvención sobre Extradición (1957), la Convenciónsobre la Reducción de los casos de Nacionalidad Múlti-ple (1963) y el Acuerdo Europeo para la Represión delas Emisiones de Radiodifusión efectuadas por Estacio-nes sitas fuera de los Territorios Nacionales (1964). Serápara él un placer poner a disposición de cada uno delos miembros de la Comisión una lista de esas conven-ciones, así como la colección completa de los acuerdosconcertados en el seno del Consejo de Europa.

5. La preparación por comités de expertos de instru-mentos multilaterales sobre materias tan diversas planteanaturalmente delicados problemas de derecho de los tra-tados, tanto más cuanto que, en espera de la conclusiónde los trabajos de la Comisión de Derecho Internacionalal respecto, no existen aún normas generales que rijan laconclusión de tratados interestatales. Esa es una de lasrazones por las que el Comité de Ministros del Consejode Europa creó en 1964, por su resolución (63) 29, elComité Europeo de Cooperación Jurídica, encargado delos trabajos preliminares relacionados con casi todos losproblemas jurídicos que examina el Consejo.

6. El Comité Europeo de Cooperación Jurídica, queactualmente preside un jurista italiano, el Profesor Mo-naco, se complace en acoger observadores designadospor Estados no miembros y por organismos jurídicos in-ternacionales; el orador abriga la esperanza de que enadelante la Comisión de Derecho Internacional le presteigualmente su concurso en materias de interés común yse haga representar en las reuniones del Comité. Plan-teará el asunto en la próxima reunión del Comité Eu-ropeo.

7. Varias de las cuestiones que tiene en estudio el Co-mité podrían presentar particular interés para la Comi-sión. El Comité tiene casi terminada una convención so-bre las funciones consulares que quedará probablementeabierta a la firma antes de fines de 1966. Este instru-mento, que trata de las funciones y no de las relacionesconsulares, completará, según se explica en su preámbu-lo, a la correspondiente Convención de Viena. Su ar-tículo 1 reproduce las definiciones fundamentales de laConvención de Viena y se ha previsto expresamente quelas cuestiones no reglamentadas en el instrumento segui-rán rigiéndose por el derecho internacional consuetudi-nario.

8. Otro tema que está examinando el Comité es el pro-blema de la inmunidad de los Estados, cuestión que laComisión de Derecho Internacional parece haber aban-donado de momento. El Consejo de Europa no tiene elmenor propósito de sustituir a la Comisión y pretendesólo codificar los usos que habrían de observar los Es-tados miembros en sus relaciones mutuas. Ese códigopodría ser útil a la Comisión cuando vuelva sobre elasunto.

9. El Comité había iniciado también el estudio de lasmisiones especiales, pero lo ha suspendido en espera delresultado de los trabajos de la Comisión. Asimismo hadecidido examinar la cuestión de las reservas a los tra-

tados multilaterales en cuanto disponga del informe dela Comisión acerca del derecho de los tratados. Hace al-gunos años el Consejo de Europa instituyó un sistemadenominado de «reservas negociadas» para sus propiostratados, pero el problema sigue siendo muy complejo;en consecuencia, quisiera aprovechar los conocimien-tos y la experiencia de la Comisión, no sólo en lo queconcierne a los tratados propios sino también respectode los tratados multilaterales preparados o no en las Na-ciones Unidas.

10. En 1966 el Comité Europeo de Cooperación Jurí-dica se propone abordar otros dos problemas de dere-cho internacional público: el del arreglo pacífico de lascontroversias, con miras a completar y mejorar la Con-vención de 1957, y el de la interpretación uniforme delos tratados, es decir, de disposiciones convencionalessusceptibles de aplicación por tribunales nacionales.

11. La Labor del Consejo acerca de los tratados estáasí no solamente inspirada en la que realiza la Comisiónde Derecho Internacional sino que además es comple-mentaria de ésta. Lo mismo puede decirse del desvelo delConsejo por lograr la adhesión de sus Estados miembrosa las convenciones preparadas en las Naciones Unidas.En varias ocasiones la Asamblea Consultiva ha adopta-do recomendaciones en ese sentido y el Comité revisaperiódicamente el estado de firmas y ratificaciones deinstrumentos tales como las Convenciones sobre el De-recho del Mar y sobre relaciones diplomáticas y con-sulares.

12. Puesto que la obra jurídica del Consejo de Euro-pa se refiere principalmente a la conclusión de tratados,sigue con particular interés la labor de codificación quela Comisión desarrolla en la materia. Las dos sesionesa que ha asistido el orador le han demostrado que unaorganización como el Consejo de Europa, cuya expe-riencia en lo concerniente al derecho de los tratados nodeja de ser importante, puede obtener provecho de lasconclusiones a que llegue la Comisión, no sólo en cuantoa la redacción de textos sino también en cuanto a su apli-cación. Es cierto que un problema como el suscitado porel párrafo 2 del artículo 40 todavía no se ha presentadoen la práctica del Consejo de Europa, pero hay otrasnormas en el proyecto de artículos que son de gran in-terés práctico para el Comité y aún más especialmentepara el Secretario General del Consejo de Europa entanto que depositario. En efecto, todos los tratados delConsejo de Europa pueden quedar comprendidos en elproyecto de artículos, pues aunque redactados en el ám-bito de una organización internacional, han sido «cele-brados entre Estados» en el sentido del artículo 1 delproyecto de la Comisión. Esta observación naturalmenteno se aplica a los acuerdos concertados por el Consejocon otras organizaciones internacionales o con Estados.

13. El proyecto de artículos constituye una guía útilí-sima para el Comité Europeo de Cooperación Jurídica,especialmente las normas concernientes a reservas, apli-cación de un tratado en el tiempo, corrección de errores,funciones del Secretario General como depositario, en-trada provisional en vigor, la modificación de tratadosprevista en los artículos 66 y 67, suspensión, adhesión,

54 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

obligaciones para terceros Estados y sucesión de Es-tados.14. El Consejo ha sostenido con frecuencia en la prác-tica las soluciones recomendadas por la Comisión acercade todas esas materias. Esto mismo puede decirse de ladecisión tomada en la primera parte del período de se-siones, de suprimir el artículo 5 relativo a la negociacióny redacción de un tratado. A su parecer esa decisión fueacertada puesto que el artículo no comprendía todas lasformas utilizadas en el Consejo de Europa para la pre-paración de tratados. La Asamblea Consultiva, órganoparlamentario y por tanto no gubernamental, desempeñaun papel importante en la redacción de los textos, locual no carece de utilidad cuando ulteriormente surgendudas en cuanto a la interpretación de algunas disposi-ciones ambiguas. Éste es sobre todo el caso que puedeconsiderarse con respecto a la interpretación; en realidadla Comisión lo ha previsto en el artículo 70 del proyecto.

15. Asegura a la Comisión que en su labor universalde codificación y desarrollo progresivo del derecho in-ternacional público puede contar siempre con el interésy el apoyo del Consejo de Europa, instituido como lasNaciones Unidas para impedir la repetición de dolorososacontecimientos y establecer el imperio del- derecho.

16. El PRESIDENTE agradece al Observador del Co-mité Europeo de Cooperación Jurídica sus declaracionesy su promesa de colaboración. El programa de trabajode la Comisión es un tanto ambicioso, pero el hecho deque en él figure determinado tema no ha de impedir alConsejo de Europa ocuparse de materias que la Comi-sión ha de estudiar más adelante, ya que de ese modo elConsejo puede reunir una documentación útil para laComisión, que siempre tiene en cuenta todas las concep-ciones jurídicas.17. Al Sr. AGO le ha interesado sobre todo un pasajede la notable intervención del Sr. Golsong que conside-ra de especial importancia para los trabajos de la Comi-sión: su referencia a los esfuerzos del Comité Europeode Cooperación Jurídica por estimular la adhesión a lasconvenciones generales preparadas en las Naciones Uni-das. La labor que inicia la Comisión y prosiguen las con-ferencias diplomáticas será infructuosa si no se logra laadhesión y ratificación. Confía por tanto en que la Co-misión recomendará a todos los organismos jurídicos re-gionales que colaboran con ella que adopten una actitudanáloga a la del Consejo de Europa.

18. El Sr. ROSENNE confía en que el Comité Eu-ropeo de Cooperación Jurídica facilite lo antes posiblela documentación relativa al derecho de los tratados paraque pueda servirse de ella la Comisión, que ha de con-cluir en el próximo verano su labor en esa materia.

19. El Sr. GOLSONG (Observador designado por elComité Europeo de Cooperación Jurídica) dice que tantola experiencia de ese Comité en materia de derecho delos tratados como la del Secretario General del Consejode Europa en cuanto depositario están a disposición dela Comisión. A tal efecto, se propone enviar a ésta unanota en el plazo más breve.20. El PRESIDENTE ruega al Sr. Golsong que se sir-va enviar a la Secretaría un memorando de carácter ge-

neral en suficiente número de ejemplares para que cadamiembro de la Comisión reciba uno.21. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque, como aún no ha redactado su informe sobre la par-te III del proyecto, celebraría disponer de cuanta docu-mentación sobre el tema pueda facilitar el Comité Eu-ropeo de Cooperación Jurídica.22. El PRESIDENTE invita a hacer uso de la palabraal observador designado por el Comité Jurídico ínter-americano.23. El Sr. CAICEDO CASTILLA (Observador desig-nado por el Comité Jurídico Interamericano), en res-puesta al Sr. Ago, dice que los órganos jurídicos de laOrganización de los Estados Americanos seguramenteencarecerán a sus países miembros que ratifiquen las con-venciones internacionales resultantes de la labor de laComisión de Derecho Internacional.24. Los órganos jurídicos de la Organización de losEstados Americanos han desarrollado en 1965 una in-tensa actividad. El Consejo Interamericano de Juriscon-sultos se reunió en febrero en San Salvador; el ComitéJurídico Interamericano se reunió durante julio, agostoy septiembre en Río de Janeiro, donde en el mes de no-viembre se celebró la Conferencia General Extraordi-naria.

25. El Consejo Interamericano de Jurisconsultos secompone de representantes de todos los países miembrosde la Organización de los Estados Americanos. Por suparte, el Comité Jurídico Interamericano representa a laOEA en su conjunto; los nueve miembros que lo com-ponen, cuyo mandato dura seis años, actúan a títulopersonal y no como representantes de sus gobiernos.26. En su reunión de San Salvador, aprobó el Consejo,entre otros asuntos, las normas formuladas por el ComitéJurídico Interamericano sobre el tema de la responsa-bilidad de los Estados, como expresión del derecho la-tinoamericano, y decidió que se incluyera en el informedel Comité una exposición de la doctrina jurídica nor-teamericana en esta materia.27. El Comité Jurídico Interamericano celebró un pe-ríodo de sesiones especialmente fructífero. Puso términoa su labor sobre la extensión del mar territorial, la res-ponsabilidad internacional de los Estados, la utilizaciónindustrial y agrícola de ríos y lagos internacionales y so-bre las diferencias entre la intervención y la acción co-lectiva.

28. En cuanto al mar territorial, el Comité propugnauna convención entre los países americanos y en su pro-yecto establece el límite de 12 millas. El miembro co-lombiano del Comité arguyo que el proyecto de conven-ción debía haber mencionado el derecho del Estado o deun grupo de Estados a establecer una zona de 200 millasde extensión para proteger los recursos vivos del mar,como hicieron los Estados de la Costa del Pacífico en laDeclaración de Santiago. El miembro argentino del Co-mité manifestó su acuerdo con el representante colom-biano.

29. Acerca del tema de la responsabilidad de los Es-tados, el Comité puso de relieve que existen dos teorías

830.a sesión. —13 de enero de 1966 55

distintas: la de los Estados latinoamericanos y la de losEstados norteamericanos. Los países latinoamericanostienden a restringir la responsabilidad de los Estados yproclaman el principio de igualdad de trato a nacionalesy extranjeros, rechazando así el privilegio de la protec-ción diplomática a los extranjeros; esos Estados limitanel concepto de la denegación de justicia a los casos enque se niega al extranjero el acceso a los tribunales na-cionales, y rechazan la noción de que el error o la faltade equidad en la sentencia constituya denegación de jus-ticia; rechazan asimismo el cobro compulsivo de las deu-das con respecto al Estado y aceptan la validez de ladenominada «cláusula Calvo». La doctrina que preva-lece en los Estados Unidos de Norteamérica difiere engeneral de esos principios y sostiene el derecho de pro-tección a los nacionales en el extranjero. El informe delComité correspondiente a 1965 expone ambos puntos devista, con los argumentos en apoyo de cada uno, y seenviará oficialmente a la Comisión de Derecho Interna-cional en marzo de 1966 por conducto del SecretarioGeneral de la Organización de Estados Americanos.

30. La doctrina latinoamericana es consecuencia de lanecesidad que los países de esa región tienen de defen-der su soberanía y su independencia contra reclamacio-nes diplomáticas e intervenciones armadas de las Poten-cias europeas y de los Estados Unidos de América. A lolargo del siglo xix y en los primeros años del xx hahabido unas veinte intervenciones de esa naturaleza, aunen países como México, la Argentina y el Brasil.

31. El Comité Jurídico Interamericano ha preparadoun proyecto de convención sobre la utilización de lasaguas de los ríos y lagos internacionales con fines in-dustriales y agrícolas, proyecto que estudiará una con-ferencia diplomática interamericana que se celebrará en1966. Se trata de una cuestión de gran importancia prác-tica, debido a los frecuentes conflictos que surgen entrelos Estados americanos a propósito de la utilización delas aguas internacionales. En el proyecto de convenciónse definen conceptos tan controvertidos como «río in-ternacional», «lago internacional» y «uso industrial».Se especifica en él que un Estado deseoso de ejecutaruna obra relacionada con el uso de recursos hidráulicostiene la obligación de notificarlo al otro Estado intere-sado y de facilitarle el plan respectivo, con objeto de ob-tener su consentimiento. El proyecto prevé asimismo elnombramiento de una comisión mixta que entienda enlas controversias entre los Estados; toda controversia queno consiga solucionar esa comisión se resolverá por losmedios de solución pacífica establecidos en el sistemainteramericano, a saber, comisiones de conciliación, ar-bitraje interamericano, o recurso ante la Corte Interna-cional de Justicia cuando se trate de cuestiones de ca-rácter jurídico.

32. El informe del Comité sobre las diferencias entrela intervención y la acción colectiva reviste especial sig-nificación en la actualidad. El informe sostiene, comoprincipio fundamental de la Organización de los EstadosAmericanos, el de la no intervención, que está ligado alprincipio de la igualdad jurídica de los Estados. Sin elprincipio de no intervención, la organización regionalamericana perdería su razón de ser, y por ello el Comité

encarece que se mantenga el artículo 15 de la Carta deBogotá 1, en el que se establece que ningún Estado pue-de, sea cual fuere el motivo, intervenir en los asuntosinternos o externos de otro Estado.

33. El Comité reconoce la legitimidad de una accióncolectiva llevada a cabo por la propia Organización,aunque en América solamente existe un instrumentoque regule esa acción, a saber, el Tratado Interameri-cano de Asistencia Recíproca, firmado en Río de Janeiroen 1947 2, que ha sido ratificado por todos los Estadosmiembros de la Organización de los Estados America-nos. Dicho tratado especifica que la acción colectiva in-teramericana puede tener lugar en tres casos: primero,en caso de un ataque armado contra un Estado ameri-cano; segundo, en el caso de una agresión que no im-plique un ataque armado; tercero, en el caso de que laacción colectiva haya sido previamente aprobada, pormayoría de dos tercios, en una reunión de Ministros deRelaciones Exteriores. El dictamen del Comité merecióel apoyo de varios Ministros de Relaciones Exteriores enla Conferencia Interamericana Extraordinaria, la cualdecidió incluir en la llamada Acta de Río de Janeiro unadeclaración solemne en el sentido de que la primera par-te de la Carta de Bogotá no será objeto de ninguna re-forma. Esa declaración es digna de elogio, ya que en laprimera parte de la Carta de Bogotá está consignadala ideología o filosofía de la Organización de los EstadosAmericanos y se hallan incorporados los grandes prin-cipios que inspiran a la comunidad jurídica interameri-cana; a saber, la no intervención, la autodeterminación,la igualdad jurídica de los Estados y la solución de lascontroversias por medios pacíficos.

34. El Comité Jurídico Interamericano debe reunirseen abril de 1966 para examinar la conveniencia de so-meter a la Conferencia de Buenos Aires, que habrá decelebrarse en julio de 1966, una propuesta patrocinadapor dos gobiernos que tiende a crear un Consejo inter-americano de la paz. El Consejo cuya constitución sepropone estaría integrado por los Ministros de Relacio-nes Exteriores y sería competente para conocer de todoconflicto entre Estados americanos; tendría autoridadpara señalar el procedimiento que habría de seguirse enla solución de una controversia, así como para resolverpor sí mismo la controversia si las partes no consiguieranllegar a una solución positiva por los medios de que dis-ponen. Aún no hay acuerdo sobre esa propuesta quepor ahora es sólo un tema de estudio.

35. El Sr. de LUNA, después de felicitar al Observa-dor del Comité Jurídico Interamericano por sus intere-santes declaraciones, pide que se faciliten a todos losmiembros de la Comisión los documentos de los orga-nismos jurídicos de la Organización de los Estados Ame-ricanos. No bastará con que se envíe a la Comisión unsolo ejemplar, pues éste se depositaría sin más en labiblioteca de la Sede.

36. El Sr. AMADO, tras felicitar también al Sr. Cai-cedo Castilla por su exposición, dice que ha oído congran interés los resultados alcanzados en la solución del

1 Naciones Unidas, Recueil des Traités, vol. 119, pág. 12.2 Ibid., vol. 21, pág. 79.

56 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

problema de la utilización de los ríos internacionalespara la producción de energía hidroeléctrica. En las gran-des conferencias interamericanas celebradas en La Ha-bana en 1928 y en Montevideo en 1933 se manifestaronserias divergencias de opinión entre los representantesdel Brasil y la Argentina. Le complace saber que los es-fuerzos de eminentes juristas latinoamericanos se hanvisto finalmente coronados por el éxito.

37. El Sr. AGO, en tanto que Relator Especial sobrela responsabilidad de los Estados, expresa la esperanzade que el Comité Jurídico Interamericano pueda enviarlepor anticipado toda la documentación relativa a sus tra-bajos en esta materia.

38. El Sr. CAICEDO CASTILLA (Observador delComité Jurídico Interamericano) considera que el inter-cambio de documentos es elemento esencial de la coope-ración entre la Comisión y los organismos jurídicos in-teramericanos. Tomará pues las disposiciones necesariaspara que los documentos importantes del Comité lleguena manos de cada miembro de la Comisión, y se ocuparáen particular de que se faciliten al Sr. Ago los relativosa la responsabilidad de los Estados.

39. El PRESIDENTE, en nombre de la Comisión, dalas gracias al observador del Comité Jurídico Interame-ricano por su exposición y por la promesa que acaba dehacer.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183/Add.2; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa!

(reanudación del debate de la sesión anterior)

ARTÍCULO 41 (Tratado que termina implícitamente porla celebración de otro tratado)

Artículo 41

Tratado que termina implícitamentepor la celebración de otro tratado

1. Un tratado se considerará implícitamente termi-nado en todo o en parte cuando todas las partes en elmismo celebraren, con o sin participación de otros Es-tados, un nuevo tratado sobre la misma materia y:

a) Esas partes hubieren indicado su intención de quela materia se rija en adelante por el nuevo tratado; o

b) Las disposiciones del nuevo tratado fueren en talmedida incompatibles con las del tratado anterior, quelos dos tratados no pudieren aplicarse simultáneamente.

2. Ello no obstante, no se considerará terminado eltratado anterior cuando de las circunstancias se dedu-jere que el nuevo tratado tenía únicamente por objetosuspender la aplicación del tratado anterior. (A/CN.4/L.107, pág. 37.)

40. El PRESIDENTE somete a debate el artículo 41,cuyo título y texto ha revisado el Relator Especial delsiguiente modo:

Tratado que terminao cuya aplicación se suspende implícitamente

por la celebración de otro tratado

1. Un tratado se considerará terminado cuando todaslas partes en el mismo celebren un nuevo tratado sobrela misma materia y:

a) Se deduzca del tratado posterior, de sus trabajospreparatorios o de las circunstancias de su celebraciónque las partes han tenido la intención de que la materiase rija exclusivamente en lo sucesivo por el nuevo tra-tado; o

b) Las disposiciones del nuevo tratado sean en talmedida incompatibles con las del tratado anterior, quelos dos tratados no puedan aplicarse simultáneamente.

2. Ello no obstante, se considerará que el tratado an-terior queda únicamente suspendido en su aplicación sise deduce del nuevo tratado, de sus trabajos preparato-rios o de las circunstancias de su celebración que tal hasido la intención de las partes al celebrar el nuevo tra-tado.

3. En las condiciones enunciadas en los párrafos 1y 2, si las disposiciones del nuevo tratado sólo se refie-ren a una parte del tratado anterior y los dos tratadospueden por lo demás aplicarse simultáneamente, única-mente esa parte se considerará terminada o suspendidaen su aplicación. (A/CN.4/183/Add.2, pág. 15.)

41. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ma-nifiesta que el artículo 41 no es fácil de redactar. Tantoeste artículo como el 63 versan sobre dos aspectos delmismo problema. Los gobiernos han enviado muchas ob-servaciones al respecto. El de Israel considera que en-cierra una contradicción intrínseca, pero los de Sueciay de los Estados Unidos estiman que es útil.

42. En sus observaciones, el orador analiza los puntoscontrovertidos e insiste en la importancia de lograr unacorrelación exacta entre los artículos 41 y 63.

43. Cabe sostener que el artículo 41 se refiere a unaforma de terminación por acuerdo implícito, pero el casoes especial porque la presunción nace de la ulterior ce-lebración de otro tratado incompatible con el anterior.

44. En el nuevo texto que él propone menciona lostrabajos preparatorios en el apartado a del párrafo 1y en el párrafo 2. Quizá prefiera la Comisión eliminaresa referencia, al menos de momento, porque es evidenteque habrá que revisar todos los casos de intención im-plícita en el proyecto y coordinar las disposiciones co-rrespondientes con los artículos 69 y 70.

45. El Sr. de LUNA dice que el artículo 41 se refiereesencialmente al caso de que todas las partes en un tra-tado conciertan uno nuevo cuyas disposiciones contra-digan total o parcialmente a las del anterior. En la doc-trina se aplica a este problema la máxima lex posteriorderogat priori.

46. El Relator Especial ha dicho muy acertadamenteque, aunque la sustitución de un tratado por otro es frutode la voluntad de las partes, crea un problema especialque se debe resolver mediante una disposición especial.La Comisión no debe preocuparse demasiado de la ló-gica y la sistemática: ha de tratar sobre todo de la efica-cia práctica de las normas que proponga. En ese sen-

830.a sesión. —13 de enero de 1966 57

tido, el Relator Especial ha resuelto bien el problema, yel orador acepta la nueva versión del artículo 41, a re-serva de algunos pequeños retoques.47. El párrafo 1, y en particular su apartado a, enun-cia una norma justa y necesaria. Pero, según ha hechoobservar ya el Sr. Yasseen refiriéndose a otro artículo,habría que armonizar las disposiciones de dicho párrafo,así como las del párrafo 2, con las normas relativas a lainterpretación que deban figurar en el proyecto.

48. Para el párrafo 2 prefiere el texto de 1963, quedecía lo mismo, pero más claramente.

49. El párrafo 3 contiene una idea acertada, pero malexpresada en el texto francés, por lo cual habrá que re-visarlo.

50. El Sr. ROSENNE dice que, desde un principio,este artículo le ha causado considerable inquietud, comopuede verse por las observaciones que formuló en el15.° período de sesiones 3; entonces se abstuvo de votarsobre el mismo. En el 16.° período de sesiones4, man-tuvo su reserva refiriéndose al artículo 63, que entoncesera el 65. Ahora se siente obligado a exponer su posi-ción respecto del artículo, teniendo en cuenta la totalidaddel proyecto.

51. En primer lugar, el texto es reiterativo, pues el pá-rrafo 1 dice algo ya enunciado claramente en el artícu-lo 40 y, como señaló el Relator Especial en la 829.a se-sión (párrs. 63 y 64), la forma de terminación no tieneimportancia. El artículo 41 también implica duplicacióndel artículo 63, como puede verse en el párrafo 1 delcomentario sobre dicho artículo en la forma aprobadaen el 16.° período de sesiones 5; desde el punto de vistapráctico, el artículo 63 es satisfactorio. La dificultad decoordinar el artículo 41 con el 63 obedece a la excesivasutileza del primero; le impresiona el hecho de que alexaminar el artículo 63 en el 16.° período de sesionesse reconoció la necesidad de modificar el artículo 41,mientras que ahora, al volver a examinar este último, sepropone hacer una revisión del artículo 63. Eso revelala gran confusión que se ha producido al respecto.

52. Incluso si hubiera una diferencia técnica entre losdos, sería conveniente por razones de política jurídicaomitir el primero, porque no es procedente incluir en lasección relativa a la terminación un artículo que por de-finición se basa exclusivamente en las consecuencias deuna interpretación que ha de darse a una serie de tran-sacciones. Además, esa interpretación había de basarseen parte en los trabajos preparatorios y, por tanto, cons-tituiría otra excepción en la medida en que se basara entales documentos. Una causa de terminación tan compli-cada y teórica sería injustificable y no contribuiría a laestabilidad de las relaciones internacionales ni al man-tenimiento de la paz.

53. Los elementos del artículo 41 que deben mante-nerse y que no se hallan comprendidos en el nuevo ar-

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, 691.a sesión, párr. 8, y 709.a sesión, párr. 74.

4 Ibid., 1964, vol. I, 742.a sesión, párr. 66, y 755.a sesión,párr. 20.

s Ibid., 1964, vol. II, pág. 179.

tículo 40 debieran trasladarse al artículo 63. En conse-cuencia, el orador se opone al artículo 41, que no creedeba remitirse al Comité de Redacción. También se po-dría aplazar el examen del artículo 41 hasta que se hayallegado a una conclusión sobre el artículo 63. Sabe quesu opinión difiere de la de su Gobierno, que en sus ob-servaciones a la parte II, aún no presentadas a la Co-misión, ha sugerido que no se trate de la suspensión enel artículo 41, sino que se la traslade al artículo 63.

54. La reiterada yuxtaposición de la terminación y lasuspensión le inquieta bastante porque esta última creaentre las partes relaciones jurídicas mucho más comple-jas que la terminación, y el hecho de mencionarlas juntaspudiera causar dificultades al dar a entender que sonequivalentes. La Comisión debiera examinar con muchomayor detenimiento las circunstancias en que intervienela suspensión y, de ser necesario, preparar un artículoespecial sobre esa materia y sobre sus consecuencias ju-rídicas.

55. Al Sr. AGO le han sorprendido algunas de las ob-servaciones del Sr. Rosenne. El artículo 41 prevé doscasos. Uno, que las partes en un tratado concierten otroe indiquen su intención de que este nuevo tratado rija lamateria del precedente; es evidente que esta hipótesis esidéntica a la prevista en el artículo 40. Poco importa queel acuerdo para poner fin a un tratado sea un acuerdoindependiente o que se manifieste con ocasión de la ce-lebración de un nuevo tratado sobre la misma materia.

56. El segundo caso es cuando las partes no han ma-nifestado intención alguna acerca de la terminación delprimer tratado pero esta terminación resulta del hechode que las disposiciones del segundo tratado son incom-patibles con las de aquél. Se plantea entonces un pro-blema de coordinación con el artículo 63, ya que es su-perfluo decir lo mismo dos veces, sobre todo para elcaso de incompatibilidad parcial, que es el más fre-cuente.

57. En consecuencia, la Comisión debiera reflexionarbien sobre la propuesta del Sr. Rosenne y examinar otravez los artículos 40, 41 y 63 en su totalidad, esforzán-dose por simplificarlos y eliminar repeticiones.

58. Por lo que respecta a la redacción, habría querectificar el texto francés del párrafo 2.

59. El Sr. VERDROSS comparte el parecer del Sr. Ro-senne y del Sr. Ago. Se limita a añadir que, contraria-mente a lo que opina el Relator Especial, los pasajesconcernientes a los trabajos preparatorios suscitan nosólo un problema de redacción sino una cuestión defondo. Los trabajos preparatorios sólo pueden servirpara explicar o confirmar el significado de un texto peronunca para suplir lo que en él no está. Es menester que *el texto dé por lo menos algún indicio que justifique laconsulta de los trabajos preparatorios. Por consiguiente,debería omitirse toda mención de los trabajos prepara-torios en el apartado a del párrafo 1 y en el párrafo 2.

60. El Sr. BRIGGS dice que si el artículo 63 no trataadecuadamente en todo o en parte del problema de lasuspensión, cabe modificarlo en consecuencia. Es parti-dario de suprimir el artículo 41 porque duda de que sea

58 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

necesario prever la terminación en tales casos. El ver-dadero problema estriba en saber qué tratado prevaleceen caso de incompatibilidad, cuestión que está plena-mente resuelta en el artículo 63.

61. El Sr. TUNKIN dice que las hipótesis previstas enel artículo 41 son frecuentes y pueden suscitar dificul-tades. Si las partes no acuerdan expresamente derogarun tratado al concertar otro posterior incompatible conaquél, de ello se infiere que han tenido el propósito dederogarlo. En cierto modo está justificada la inclusiónde un artículo aparte sobre esta materia, que no es lamisma a que se refiere el artículo 63.

62. El Sr. CADIEUX se declara de acuerdo con elSr. Tunkin. El artículo 41 trata de una cuestión delicaday enuncia una norma distinta de las que se encuentranen los artículos 40 y 63. Según el artículo 40, la volun-tad de las partes pone término al tratado; según el ar-tículo 41, las partes manifiestan, al estipular una nuevanorma, la voluntad de poner término al tratado; y segúnel artículo 63, el tratado queda sustituido por otro sinque las partes se hayan propuesto deliberadamente po-ner término al anterior.

63. Por consiguiente, la norma enunciada en el párra-fo 1 es necesaria. Sin duda podría figurar en el artícu-lo 40 o en el 63 pero es preferible hacerla constar en unartículo aparte, ya que concierne a un caso distinto delos otros.

64. Por lo que se refiere a la redacción, el nuevo textodel Relator Especial constituye una gran mejora.

6$. El Sr. CASTREN observa, como el Relator Espe-cial, que este artículo ha preocupado bastante a la Co-misión, especialmente por lo que respecta al lugar queha de asignársele en el proyecto y a su relación conotros artículos. Personalmente estima que ahora está enel lugar que le corresponde.

66. Al redactar de nuevo el artículo 41, el Relator Es-pecial ha procurado aclarar en qué difiere del artícu-lo 63. El nuevo texto es satisfactorio, y, aunque tal vezresulte algo largo, sería difícil hallar una fórmula másbreve que sea aceptable en cuanto al fondo.

67. Apoya la propuesta del Sr. Tunkin de mantener elartículo 41 y remitirlo al Comité de Redacción.

68. El Sr. AGO aclara que, al poner en duda en suanterior intervención la conveniencia de mantener elartículo 41 como artículo aparte, no pretendió en modoalguno negar la realidad de la situación prevista en elartículo. Lo esencial es saber si hay verdaderamente unadiferencia entre la situación prevista en el artículo 40 yla prevista en el artículo 41. A su juicio no la hay. Loque en ambos casos sucede invariablemente, como hadicho el propio Sr. Tunkin, es que un acuerdo se sus-tituye por otro. El nuevo acuerdo puede revestir unade las tres modalidades siguientes: acuerdo autónomoque ponga fin expresamente al tratado anterior; acuerdoincorporado a un nuevo tratado sobre la misma mate-ria; y acuerdo implícito que se desprenda precisamentede la celebración del nuevo tratado y de su contenido.Esos tres casos pueden sin duda alguna figurar en unmismo artículo.

69. Coincide con los que creen que debe evitarse enel artículo toda mención de problemas que sólo son deinterpretación. Para determinar si el acuerdo implícitoha cobrado o no realidad, será menester recurrir a todoslos medios de interpretación indicados en los artículosa ella relativos. Es absolutamente innecesario mencionaren el artículo 41 cualesquiera medios especiales de in-terpretación.

70. Admite que todo lo relativo a la suspensión de laaplicación en un tratado debe figurar en un texto aparte.71. A su juicio, el párrafo 3 del artículo 41 guardauna relación evidente con la materia que constituye elobjeto del artículo 63.72. El Sr. de LUNA no se opone a la inclusión enotro artículo del contenido del artículo 41, aunque es-pera que no lo sea en el artículo 40, sobre todo si sesuprime el apartado a del párrafo 1 del artículo 41.Según el artículo 40, entra en juego la voluntad de laspartes, que es un elemento subjetivo, mientras que elapartado b del párrafo 1 del artículo 41 se apoya en uncriterio objetivo, el de la imposibilidad de aplicar simul-táneamente los dos tratados. En el artículo 63 no se de-clara en términos absolutos tal imposibilidad, y en elpárrafo 3 de ese artículo se hace una excepción al ar-tículo 41. No es buen procedimiento mencionar la ex-cepción en un lugar del texto tan distante del corres-pondiente a la norma.

73. Sigue, no obstante, siendo cierto que el artículo 41establece una regla aplicable al caso perfectamente po-sible de que todas las partes en un tratado sean partesen otro ulterior totalmente incompatible con aquél. Ental caso, la regla es que el segundo tratado sustituya alprimero.74. Está persuadido, como el Sr. Ago, de que el ar-tículo 41 quedaría más claro si se suprimiese de él todareferencia a la interpretación de la intención de laspartes.75. El Sr. TUNKIN estima que, en general, se está deacuerdo en cuanto al contenido del artículo 41 y que esmenester aprobar una disposición en el sentido propues-to por el Relator Especial. El Comité de Redacción po-dría resolver si es preferible mantener el artículo 41como artículo aparte o combinarlo con otro.

76. Coincide con el Sr. de Luna y con el Sr. Ago enque sería prudente no mencionar la interpretación en elartículo 41.77. En el 15.° período de sesiones se opuso a que seinsertara la palabra «exclusivamente» a continuación delas palabras «se rija» en el apartado b del párrafo 1 6,porque podría dar a entender que las disposiciones deun nuevo tratado excluyen la aplicación de una normade derecho internacional general.

78. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, se declara de acuerdo con el Sr. Tunkiny con el Sr. Cadieux. Las disposiciones del artículo 41son necesarias porque se refieren a una situación par-

6 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 256, párr. 80.

831.a sesión. —14 de enero de 1966 59

ticular. Hay que guardarse, no obstante, de suprimir elartículo sin haber reflexionado bien y sin tener la certezade que se podrán incluir todas las disposiciones necesa-rias en otros artículos. Los artículos 40 y 41 expresanideas diferentes que no pueden reunirse en un mismoartículo.

79. Por otra parte, como ha explicado en sus observa-ciones sobre otro artículo, considera peligroso buscar laintención de las partes en los trabajos preparatorios detratados multilaterales.

80. El Sr. YASSEEN dice que si el artículo 41 se re-firiese únicamente a la terminación o la suspensión de laaplicación de un tratado por acuerdo especial expreso otácito sería innecesario y sus disposiciones podrían in-corporarse al artículo 40, relativo a la terminación osuspensión de un tratado por acuerdo ulterior.

81. La realidad es que, como ha señalado el Sr. deLuna, el artículo 41 se ocupa también de otro problema,el de la incompatibilidad objetiva de dos tratados. Talincompatibilidad merecería un artículo aparte puestoque esta materia no tiene cabida en el artículo 63, queno se refiere a la terminación de los tratados sino a laprioridad en cuanto a su aplicación. Por consiguiente,sería, preferible mantener el artículo 41 como textoaparte.

82. El Sr. AGO abriga dudas sobre la supuesta razónobjetiva de la terminación de un tratado. Para decidirsi las disposiciones de un tratado son incompatibles conlas de otro habrá que interpretar los dos y discernir laintención de las partes, con lo que se vuelve a un criteriosubjetivo.

83. El PRESIDENTE señala que a veces, sin que laspartes se propongan poner término al tratado anterior,el objeto del segundo tratado resulta incompatible conel del primero. Cuando tal incompatibilidad aparece enun solo instrumento, éste será nulo; pero si aparece en-tre instrumentos sucesivos, prevalece el último, del mis-mo modo que en derecho privado prevalece la últimavoluntad del testador.

84. Cierto es que, cuando hay dos tratados, siemprese han de comparar e interpretar para saber si ha habidoalgún cambio en la intención de las partes.

85. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,propone remitir el artículo 41 al Comité de Redacciónpara que lo examine habida cuenta de los debates. Suopinión coincide bastante con la del Sr. Tunkin. De unestudio detenido de los artículos 41 y 63 se desprendeque éste no entra en juego hasta que se decide que eltratado no ha terminado conforme al artículo 41. Dudade que sea conveniente refundir los artículos 41 y 40.

86. Suscribe el parecer de que sería preferible no men-cionar la aplicación de las reglas de interpretación, puesbasta referirse a la intención de las partes. Las circuns-tancias de cada caso determinarán si, conforme a losartículos 69 y 70, es admisible invocar los trabajos pre-paratorios.

87. Está de acuerdo con el Sr. Tunkin en que debe su-primirse la palabra «exclusivamente».

88. El Sr. ROSENNE no tiene inconveniente en que elartículo se remita al Comité de Redacción en las con-diciones sugeridas por el Relator Especial.89. El PRESIDENTE propone que en consecuenciase remita el artículo 41 al Comité de Redacción.

Así queda acordado 7.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

7 Véase reanudación del debate en los párrs. 91 a 100 de la841.a sesión.

831.a SESIÓN

Viernes 14 de enero de 1966, alas 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Cadieux, Sr. Castren, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Rosenne, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

Otros asuntos: organizaciónde futuros seminarios sobre derecho internacional

[Tema 8 del programa]

1. El PRESIDENTE dice que, en el curso de la pri-mera parte del 17.° período de sesiones de la Comi-sión, la Oficina Europea de las Naciones Unidas or-ganizó a título de ensayo un seminario sobre derechointernacional. En la Sexta Comisión de la Asamblea Ge-neral, varios representantes aprobaron esa iniciativa yagradecieron la colaboración prestada al efecto por losmiembros de la Comisión. La Asamblea General expre-só la esperanza de que se organicen otros seminarioscoordinados con los períodos de sesiones de la Comi-sión y, a ser posible, que cuenten con más participantes,incluso un número suficiente de nacionales de países endesarrollo. Invita a hacer uso de la palabra al represen-tante del Director General de la Oficina de las NacionesUnidas en Ginebra.

2. El Sr. RATON (Secretaría), hablando en nombredel Director General de la Oficina de las Naciones Uni-das en Ginebra, dice que el primer seminario se organi-zó de modo empírico y con medios improvisados, sinningún recurso financiero especial. A pesar de ello, tuvofranco éxito gracias a la colaboración de los miembrosde la Comisión. De conformidad con lo dispuesto por laAsamblea General en su resolución 2045 (XX) de 8 dediciembre de 1965, la Oficina de las Naciones Unidas enGinebra está dispuesta a organizar nuevos seminariosy a encargarse de su administración, dejando a cargo dela Comisión el aspecto científico. Para organizar el pró-ximo seminario hay que resolver lo siguiente: fecha,duración, programa, designación de conferenciantes,

60 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

elección y número de participantes y, por último, lacuestión de las becas.3. En 1965 el seminario comenzó en la segunda se-mana del período de sesiones de la Comisión. Se ha ex-presado el deseo de establecer alguna correlación defechas entre el seminario y los cursos de la Academiade Derecho Internacional de La Haya. Sin embargo, ypor razones de carácter práctico sobre todo, la Oficinade las Naciones Unidas en Ginebra prefiere que el semi-nario comience en la segunda o la tercera semana delperíodo de sesiones de la Comisión, pues al principio deéste los miembros de la Comisión pueden dedicar mástiempo al seminario y, por otra parte, los debates pre-sentan entonces mayor interés para los participantes enel seminario; a medida que avanza el período de sesio-nes los debates se hacen más esotéricos, sobre todo paraquienes no los han seguido desde el comienzo.

4. El seminario de 1965 duró dos semanas. La mayo-ría de los participantes que han hecho observaciones porescrito desean que, sin aumentar el número de confe-rencias, se prolongue la duración del seminario de modoque les permita disponer de más tiempo libre para tra-bajar en la biblioteca del Palacio de las Naciones. Laidea es sin duda acertada y quizá se pueda prolongar elseminario dos o tres días.

5. Naturalmente, el programa del seminario está vin-culado a los trabajos de la Comisión; por ello, este añotodavía versará sobre el derecho de los Tratados y lasmisiones especiales, aunque los conferenciantes podránhacer exposiciones de carácter más general sobre la co-dificación y el desarrollo del derecho internacional osobre temas concretos estudiados anteriormente por laComisión.

6. Encarece a todos los miembros de la Comisión, enespecial a aquellos que no han dado conferencias conocasión del primer seminario, que participen en el pró-ximo. Evidentemente, la participación de los miembrosde la Comisión es esencial para la organización de losseminarios.

7. En cuanto a la elección de los participantes, la si-tuación ha cambiado poco desde el verano de 1965. Delos 18 candidatos aceptados para el primer seminarioasistieron 16. Para mejorar la distribución geográfica delos participantes sería menester aumentar su número,aunque sin rebasar el de 20 ó 21 como máximo, pues esindispensable que puedan desempeñar un papel activoy tener contactos personales con los miembros de laComisión.

8. Si han de asistir participantes de Africa y de Asia,habrá evidentemente que disponer de fondos para cubrirlos gastos de viaje y estancia de los interesados; ahorabien, la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra ca-rece de recursos financieros para ello, y éste es el puntoflaco del proyecto. Dos Gobiernos, el de Israel y el deSuecia, han anunciado su propósito de conceder cadauno una beca destinada a nacionales de países en vías dedesarrollo para que puedan participar en el próximoseminario. Es de esperar que otros gobiernos sigan elejemplo y que así se logre la participación de tres o cua-tro representantes de países en vías de desarrollo.

9. El Sr. PESSOU dice que parece difícil conseguirque participen en el seminario nacionales de países endesarrollo, a pesar de que países como el Reino Unido,los Estados Unidos, la URSS, Austria, Francia, Israel yotros conceden a estudiantes africanos gran número debecas para efectuar estudios jurídicos y diplomáticos;ahora bien, todos esos países son Miembros de las Na-ciones Unidas. La Dotación Carnegie, la FundaciónFord y otras instituciones conceden también becas deestudios. El problema podría resolverse quizá con unpoco de coordinación.

10. El Sr. AMADO, después de dar las gracias a laOficina de las Naciones Unidas en Ginebra por esa labortan acorde con el cometido de la Comisión, dice que,aunque no puede todavía comprometerse en firme, es-pera poder figurar entre los conferenciantes pues estimaque está obligado a dar a conocer la labor de la Co-misión.

11. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, dice que de los seis candidatos yugoslavosfueron admitidos dos como participantes oficiales en elprimer seminario y tres asistieron como observadores.Al regresar a su país, el orador habló con esos cincoparticipantes y observadores y pudo comprobar lomucho que les habían interesado la labor de la Comi-sión y las conferencias organizadas por el seminario,así como su satisfacción por los contactos directos quehabían podido tener con miembros de la Comisión. Losparticipantes habrían deseado que, además del confe-renciante, estuvieran presentes en el seminario otrosmiembros de la Comisión, lo cual habría permitido am-pliar el debate. Quizá pudiera la Comisión tomar dispo-siciones para que varios de sus miembros participen enalgunas conferencias consagradas a temas de caráctergeneral.

12. En cuanto al número de participantes, opina queel máximo ha de ser de 30. Habida cuenta de las inevi-tables defecciones, así como de las ausencias ocasiona-les, dicho número aseguraría la participación continuay activa de unos 20.

13. Espera que puedan concederse becas suficientespara los futuros seminarios, pero se hace cargo de quela elección de los candidatos plantea un problema de-licado. Para tener seguridad de que las becas se concedena los más asiduos, lo mejor sería sin duda encomendarla designación de los becarios a las universidades de lospaíses de origen.

14. El Sr. RATON (Secretaría) da las gracias alSr. Amado por sus amables palabras y, contestando alSr. Pessou, señala que no es sólo una cuestión de coor-dinación ya que los países que ofrecen becas desean, engeneral, que sus nombres vayan unidos a las becas yno les agrada que sean atribuidas por conducto de unorganismo internacional.

15. La sugerencia del Presidente de que se encomien-de a las universidades la elección de los becarios mere-ce ser tomada en consideración. Quizá conviniera crearun pequeño comité encargado de estudiar todo lo relati-vo a la elección de los participantes en los seminarios.

831.a sesión. —14 de enero de 1966 61

Derecbo de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa!(reanudación del debate de la sesión anterior)

ARTÍCULO 42 (Tratado que termina o cuya aplicaciónse suspende a consecuencia de su violación)

Articulo 42Tratado que termina o cuya aplicación se suspende

a consecuencia de su violación

1. Una violación sustancial de un tratado bilateralpor una de las partes autorizará a la otra parte a alegarla violación como motivo para poner término al tratadoo para suspender su aplicación en todo o en parte.

2. Una violación sustancial de un tratado multilate-ral por una de las partes autorizará:

a) A las otras partes a alegar la violación como mo-tivo para suspender la aplicación del tratado en todo o enparte en sus relaciones con el Estado autor de la viola-ción;

b) A las otras partes obrando de común acuerdo,i) a aplicar al Estado autor de la violación la

suspensión a la que se refiere el apartado a; oii) a poner término al tratado o a suspender su

aplicación en todo o en parte.3. A los fines del presente artículo, constituirá una

violación sustancial de un tratado por una de las partes:a) El rechazo infundado del tratado;b) La violación de una disposición que fuere esen-

cial para la realización efectiva de uno de los objetos ofines del tratado.

4. El derecho a alegar una violación sustancial comomotivo para poner término a una parte solamente de untratado, o para suspender su aplicación, con arreglo alos párrafos 1 y 2 del presente artículo, se ejercitará enlas condiciones enunciadas en el artículo 46.

5. Los párrafos anteriores se aplicarán sin perjuiciode las disposiciones del tratado o de todo instrumentorelacionado con él que determinaren los derechos de laspartes en caso de violación. (A/CN.4/L.107, pág. 38.)

16. El PRESIDENTE invita a la Comisión a exami-nar el artículo 42, para el que el Relator Especial pro-pone en su quinto informe el nuevo texto siguiente:

1. Una violación sustancial de un tratado bilateralpor una de las partes autorizará a la otra parte a alegarla violación como motivo para poner término al tratadoo para suspender su aplicación total o parcialmente.

2. Una violación sustancial de un tratado multila-teral por una de las partes autorizará:

a) A cualquier otra parte cuyos intereses sean afec-tados por la violación a invocar ésta como motivo parasuspender la aplicación del tratado total o parcialmenteen sus relaciones con el Estado autor de la violación;

b) A las otras partes, procediendo por acuerdo uná-nime, a suspender la aplicación del tratado o poner tér-mino a éste

i) sólo en las relaciones entre ellas y el Estadoinfractor, o

ii) entre todas las partes.

2 bis. No obstante lo previsto en el párrafo 2, si laestipulación infringida es de tal naturaleza que su viola-ción por una de las partes frustra el objeto y la finalidaddel tratado en general en las relaciones entre todas laspartes, cualquiera de las partes podrá suspender la apli-cación del tratado en lo que a ella respecta o retirarse deltratado.

3. A los fines del presente artículo, constituirá unaviolación sustancial del tratado por una de las partes :

a) El rechazo infundado del tratado;b) La violación de una disposición que sea esencial

para la realización efectiva de uno de los objetos o finesdel tratado.

4. Los párrafos anteriores se aplicarán sin perjuiciode las disposiciones del tratado o de todo instrumentorelacionado con él que determinen los derechos de laspartes eii caso de violación. (A/CN.4/183/Add.2, pági-nas 26 y 27.)

17. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque por el momento dejará de lado el antiguo párrafo 4,relativo a la divisibilidad, como se ha hecho en el casode otros artículos. Por tanto, no se ocupará de las obser-vaciones de los Países Bajos sobre ese párrafo.

18. Es muy significativo que ningún gobierno hayatenido dificultad alguna en aceptar la norma enunciadaen el párrafo 1 sobre tratados bilaterales ni tampoco elimportante párrafo 3, que define el concepto de «vio-lación sustancial» a los efectos del artículo.

19. Las observaciones de los gobiernos (A/CN.4/183/Add.2) han girado en torno de las disposiciones delpárrafo 2. Los Gobiernos de los Países Bajos y de losEstados Unidos han sugerido que se restrinja el alcancede la expresión «a cualquier otra parte» y se diga úni-camente que sólo una parte cuyos derechos y obliga-ciones sean afectados desfavorablemente por la viola-ción podrá invocarla como causa para suspender laapHcación del tratado. En sus observaciones sobre estepunto, el orador ha señalado que, en el sentir de la Co-misión, el apartado a del párrafo 2 debía referirse pri-mordialmente a los derechos de las partes cuyos inte-reses sean afectados por la violación. Pero como en lostratados multilaterales todas las partes tienen un interésgeneral en que se respete el tratado, personalmente nose decidiría a introducir ninguna limitación. No obstan-te, con objeto de facilitar a la Comisión el examen delproblema, ha insertado en su nueva versión del aparta-do a del párrafo 2 las palabras «cuyos intereses seanafectados por la violación» después de las palabras ini-ciales «A cualquier otra parte».

20. El Gobierno de los Estados Unidos ha propuestoque se introduzca la misma limitación en el apartado bdel párrafo 2. Por su parte, el orador ha expuesto en susobservaciones las razones por las cuales le parece inad-misible tal modificación, a saber, que ello sería total-mente contrario al criterio seguido por la Comisión conrespecto al apartado b del párrafo 2. Es significativoque el Gobierno de los Países Bajos no se haya sumadoa la propuesta de los Estados Unidos.

21. El Gobierno del Canadá ha sugerido que, en casode violación de un tratado que prohiba a las partes cier-

62 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

tos actos, se admita que una parte distinta de la infrac-tora pueda suspender la aplicación del tratado con res-pecto a las demás sin previo acuerdo de éstas. El oradorduda de la utilidad de esa sugerencia que, en cualquiercaso, le parece de excesivo alcance. Por ello, ha pro-puesto como variante, con carácter provisional, un pá-rrafo 2 bis suplementario en el que se introduce la ex-cepción propuesta en términos algo más restrictivos yque permitirá a la Comisión estudiar el problema.22. Ha vuelto a redactar el apartado b del párrafo 2de manera que las demás partes en el tratado puedan nosólo suspender su aplicación sino también ponerle tér-mino en sus relaciones con el Estado infractor. El textode 1963 sólo preveía la suspensión con respecto al Es-tado infractor. Sin embargo, tanto ese texto como elnuevo permiten a las otras partes suspender o poner tér-mino a la aplicación del tratado entre todas las partes.

23. El Sr. ROSENNE comparte plenamente la opi-nión del Relator Especial que éste expone en el pá-rrafo 1 de sus observaciones (A/CN.4/183/Add.2,pág. 21), en apoyo de su negativa a establecer unadistinción entre los tratados contrato y los tratados ley.Tal distinción sólo podría ser arbitraria. En la argu-mentación expuesta ante la Corte Internacional de Jus-ticia por Sir Hartley Shawcross, Sir Gerald Fitzmaurice,el Profesor Rousseau y el propio orador, en el asunto delas reservas a la Convención para la prevención y lasanción del delito de genocidio, se hizo un análisis com-pleto de dicha Convención y se expusieron opinionesmuy divergentes acerca de qué partes de ella eran nor-mativas y cuáles eran contractuales. A su juicio, la ex-presión de esas opiniones no contribuyó precisamente afacilitar la labor de la Corte.

24. En cuanto a la cuestión planteada por los Gobier-nos de los Estados Unidos y de los Países Bajos, dudade la validez en derecho de la distinción que pretendenhacer esos Gobiernos, en el caso de los tratados multila-terales, entre una parte interesada cuyos derechos y obli-gaciones sean afectados por la violación y las demáspartes en el tratado. Es significativo que en el párrafo 7del comentario al artículo 42 aprobado por la Comisiónen 1963 se utilice la expresión «partes perjudicadas porla violación» *.

25. El concepto de «interés de orden jurídico» estámuy mal definido en derecho internacional y la CorteInternacional de Justicia, en varios importantes asuntosrecientes, se ha negado a intentar dar una definición ge-neral del contenido de ese concepto.26. En principio, cree firmemente que todas las partesen un tratado multilateral están igualmente interesadasen que se respete el tratado mientras esté en vigor. Enesta doctrina fundamental se basan las disposiciones delartículo 63 del Estatuto de la Corte Internacional deJusticia, que confieren a toda parte en un tratado multi-lateral el derecho a intervenir en el proceso de interpre-tación del tratado. Ese derecho absoluto de intervenciónpresenta un contraste manifiesto con el derecho limitadode intervención previsto en el artículo 62 del Estatuto.

27. El Relator Especial ha expuesto un criterio aná-logo al declarar en el párrafo 3 de sus observaciones que«los intereses de una parte pueden estar afectados gra-vemente por la violación de los derechos de otra parte;y también que toda parte en un tratado multilateral— incluso que sea esencialmente bilateral en su aplica-ción — tiene un interés indudable en la observancia delas disposiciones del tratado por todas las demás partes»(A/CN.4/183/Add.2, pág. 23). En el párrafo 4, el Re-lator Especial menciona el «derecho que asiste a todaparte en un tratado multilateral de que éste sea respeta-do por todas las demás partes».28. Si en el párrafo 2 se introdujese el requisito deque haya un interés de orden jurídico y se sometiera unlitigio a la Corte Internacional de Justicia en virtud delartículo 51 del proyecto y del Artículo 33 de la Carta,el resultado pudiera muy bien ser totalmente incompa-tible con lo estipulado en el artículo 63 del Estatuto dela Corte.29. Del proyecto de artículos aprobados por la Comi-sión en 1965 cabría extraer numerosos ejemplos enapoyo de dicho concepto del interés general que tienentodas las partes en la observancia de un tratado multila«teral. Así, el párrafo 1 del artículo 20, adoptado en laprimera parte del período de sesiones2, exige que senotifique a todos los Estados contratantes no sólo la re-serva sino también la aceptación de la reserva y la ob-jeción a la misma. En vista del elemento de bilaterismoadoptado por la Comisión en materia de reservas, talnotificación a todas las partes de las aceptaciones y delas objeciones a reservas puede entenderse únicamenteen el supuesto de que aquéllas tengan un derecho y uninterés de orden jurídico en todo lo que respecte altratado.

30. Análogamente, el párrafo 2 del artículo 29 diceque toda discrepancia que surja entre un Estado y el de-positario acerca del desempeño de las funciones de éstedeberá ser señalada «a la atención de los demás Estadoscontratantes». La Comisión ha reconocido en esa cláu-sula que todos los Estados contratantes tienen un interésde orden jurídico en todo lo que respecta a la ejecucióny a la aplicación del tratado.31. Otro sólido argumento contra la introducción enel párrafo 2 del artículo 42 del concepto de interés deorden jurídico es que también habría que introducirlo enotros artículos, como en el artículo 44 referente al cam-bio fundamental en las circunstancias, solución a la cualel orador se opone enérgicamente.32. Por esas razones, comparte las dudas del RelatorEspecial y encarece que no se introduzca en el párrafo 2la enmienda propuesta por los Gobiernos de los PaísesBajos y de los Estados Unidos.33. Acepta la nueva versión del párrafo 2 presentadapor el Relator Especial con objeto de tratar a la vez lasuspensión y la terminación, pero considera que el pa-saje correspondiente debiera decir «a poner término altratado o a suspender su aplicación» en lugar de «a sus-pender la aplicación del tratado o poner término a éste».

1 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 240.

2 Documentos Oficiales de la Asamblea General, vigésimoperiodo de sesiones, Suplemento N.° 9 (A/6009), pág. 8.

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34. En cuanto a la propuesta del Gobierno del Ca-nadá, considera que el nuevo párrafo 2 bis introduce unelemento muy subjetivo. El problema planteado por elGobierno del Canadá debería quedar resuelto por lasdisposiciones del artículo 44. En todo caso, sería impro-cedente introducir en el artículo 42 el concepto defrustración del objeto y la finalidad del tratado, cuyoorigen está en una decisión de la Corte Internacional deJusticia sobre la cuestión concreta de la admisibilidadde una reserva.

35. En conjunto, prefiere el texto del artículo 42 apro-bado en 1963, a reserva de ciertos cambios de formanecesarios.

36. El Sr. VERDROSS dice que, en cuanto a la for-ma, el párrafo 1 sería más correcto suprimiendo de éllas palabras «alegar la violación como motivo para»,ya que el verdadero motivo pudiera ser muy diferente.El Estado tiene derecho a poner término al tratado o asuspender su aplicación en todo o en parte si se dan lascondiciones indicadas en el artículo. Habría que modi-ficar en el mismo sentido el apartado a del párrafo 2.

37. Por lo que hace al fondo, coincide con el Sr. Ro-senne en que cada una de las partes en un tratado mul-tilateral tiene interés en que se observe el tratado. Laviolación del tratado podría lesionar más especialmentelos derechos de una sola parte, pero indudablementeperjudica los intereses de todas. Por consiguiente, en elpárrafo 2 convendría sustituir la palabra «intereses» por«derechos».

38. El párrafo 3 tiene el mérito de ser la primera ten-tativa de definir lo que se entiende por «violación sus-tancial» de un tratado, pero la expresión «rechazo in-fundado» es desacertada. Una violación mal podríaestar justificada, por lo cual debería omitirse la palabra«infundado».

39. El Sr. CASTREN dice que el artículo 42 trata decuestiones importantes y delicadas. El párrafo 2 en par-ticular, que prevé el caso de violación de tratados mul-tilaterales, plantea problemas muy complejos. El nuevotexto del Relator Especial parece responder a las prin-cipales observaciones de los gobiernos y mejora muchoel texto anterior.40. El Relator Especial propone que se agreguen alapartado a del párrafo 2 las palabras «cuyos interesessean afectados por la violación». Ello no modifica grancosa el sentido del párrafo ya que, como señala en suinforme el Relator Especial, todas las partes en el tra-tado tienen interés en que éste sea respetado. Por lasmismas razones que han aducido otros oradores, prefe-riría que no se modificase a ese respecto el texto de 1963.4L El apartado b del párrafo 2 del nuevo texto auto-riza a las partes inocentes, si entre ellas hay acuerdounánime, a excluir del tratado al Estado infractor, po-sibilidad que debe Consignarse en el proyecto. Desde elpunto de vista del estilo prefiere la expresión «de comúnacuerdo» a las palabras «por acuerdo unánime».

42. También está dispuesto a aceptar el nuevo párra-fo 2 bis. Sus disposiciones responden a la preocupaciónexpresada por algunos gobiernos y a la que él mismo

manifestó en 1963. Como ha observado el Relator Es-pecial, el caso previsto en ese nuevo párrafo es relativa-mente poco frecuente, pero es verosímil y debe por tan-to quedar comprendido en el proyecto. Discrepa delSr. Rosenne en que esa hipótesis esté prevista en el ar-tículo relativo al cambio fundamental en las circuns-tancias.

43. En cuanto a la redacción, el nuevo párrafo 2 bissuscita una dificultad al definir la «violación» paraese caso particular, siendo así que la definición generalde dicho concepto figura en el párrafo siguiente. Es du-doso que pueda eliminarse esa dificultad invirtiendosimplemente el orden de los párrafos.

44. La propuesta del Sr. Verdross acerca del párrafo 1es algo más que un cambio de forma; entrañaría uncambio de fondo que podría perjudicar a la estabilidadde los tratados. Por ello, el orador se resiste a acep-tarla.

45. El Sr. BRIGGS se opone a la propuesta delSr. Verdross de suprimir del párrafo 1 las palabras «ale-gar la violación como motivo para». Esta propuesta qui-zá se basa hasta cierto punto en la inadecuada traduc-ción de la palabra inglesa «ground» por «motif» en laversión francesa. En 1963, se abstuvo de votar sobre ladisposición correspondiente porque podría dar a enten-der que existe un derecho unilateral a retirarse del tra-tado. Si se mantiene el texto actual del párrafo 1 estádispuesto a aceptarlo, a condición de que no haya de-recho unilateral de retirada sino derecho a alegar la vio-lación como motivo para poner término al tratado.46. Dicho sea de paso, en el párrafo 6 del comentarioexiste una contradicción que conviene eliminar. La se-gunda frase dice con acierto «que el derecho que sededuce de este artículo no es el derecho a declarar arbi-trariamente la terminación del tratado», pero la cuarta yla quinta frases dicen equivocadamente «... que las me-didas que puede adoptar la otra parte... son la termina-ción o la suspensión...» y menciona «el derecho» aadoptar dichas medidas 3.

47. No es partidario de la enmienda al apartado a delpárrafo 2 propuesta por el Gobierno de los EstadosUnidos y coincide con el Sr. Rosenne en que todas laspartes en un tratado multilateral tienen idéntico interésen caso de violación de éste, aunque el interés particularde cada una puede variar según el tipo de tratado; porejemplo, consular, de derecho de paso, desarme o tra-tado ley.48. Tampoco es partidario de introducir en el aparta-do b del párrafo 2 términos que limiten la aplicacióndel párrafo a aquellos Estados cuyos derechos u obliga-ciones hayan sido afectados desfavorablemente. Debemantenerse el texto anterior, que extiende el derecho atodas las demás partes.49. La nueva versión que el Relator Especial ha dadodel inciso i) del apartado b del párrafo 2 resulta am-bigua y el orador propone sustituirla por la siguiente:«sólo en sus relaciones con el Estado infractor».

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 19631vol. II, pág. 240.

64 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

50. Las disposiciones del párrafo 2 bis van demasiadolejos y no puede aceptarlas, pues al parecer establecenel derecho a suspender la aplicación del tratado por de-cisión unilateral, no sólo respecto del Estado infractorsino respecto de todas las partes. Conviene hacer notarque en el apartado b del párrafo 2 se confiere el dere-cho a poner término al tratado o a suspender su aplica-ción «a las otras partes, procediendo por acuerdo uná-nime». Tal derecho es perfectamente admisible ya queentraña la actuación unánime de todas las partes intere-sadas.

51. El párrafo 2 bis suscita una nueva dificultad al re-ferirse a «el objeto y la finalidad del tratado». Es difícilapreciar la diferencia entre ese criterio y el establecidoen el apartado b del párrafo 3.

52. Las disposiciones del párrafo 3 siguen siendo im-perfectas; por ejemplo, el mero incumplimiento ¿cons-tituye una violación del tratado?

53. Está dispuesto a aceptar el artículo 42 sin el párra-fo 2 bis y a reserva de algunos cambios de forma.

54. El Sr. YASSEEN opina que el artículo 42 estáplenamente justificado y, puesto que los gobiernos nohan impugnado su inclusión en el proyecto, limitará suspropias observaciones a los cambios propuestos por elRelator Especial.

55. Si una de las partes viola un tratado multilateral,cabe decir que esa violación perjudica a los intereses detodas las partes ya que un Estado, por ser parte en untratado multilateral, tiene interés en que éste sea respe-tado por todas las partes. Pero además de ese interésgeneral, puede una de las partes tener un interés másconcreto en que otra de las partes cumpla respecto deella las obligaciones estipuladas en el tratado. Los tra-tados que, siendo multilaterales, regulan lo que esencial-mente son relaciones bilaterales, por ejemplo la Conven-ción de Viena sobre relaciones consulares, demuestrana la vez el interés general de las partes en que aquél searespetado y el interés particular de cada país en que serespeten sus propios derechos conforme al tratado. Estematiz se refleja en el nuevo texto del párrafo 2, pero esde esperar que se exprese aún más claramente.

56. El nuevo texto propuesto por el Relator Especialprevé la exclusión de la parte que viola el tratado, san-ción no prevista en el texto anterior. Sin embargo, quizábaste la suspensión de la aplicación del tratado respectode dicha parte, puesto que la obligará a reflexionar y laestimulará a respetar sus obligaciones. No conviene ex-cluir a una parte, ni siquiera cuando se decida de comúnacuerdo entre todas. A este respecto, aun cuando las ex-presiones «d'un commun accord» y «de façon unanime»son sinónimas prefiere la primera en el texto francés.

57. En cuanto al párrafo 2 bis, aun reconociendo laidea que inspira los comentarios de los gobiernos, nocree que deba preverse una medida tan importante comola retirada, ni siquiera cuando se den las circunstanciasprevistas en el párrafo. Bastaría autorizar al Estado in-teresado a declarar que suspende la aplicación del tra-tado por lo que a él respecta.

58. En general, aprueba la nueva versión del ar-tículo 42.

59. El Sr. CADIEUX aprueba en conjunto el textorevisado por el Relator Especial, que enuncia un prin-cipio generalmente aceptado.60. Coincide con el Sr. Yasseen en que el apartado adel párrafo 2 debe distinguir entre el interés general detodas las partes y el interés particular y directo que pue-de resultar de un ajuste efectuado, en el contexto gene-ral del tratado, entre dos o más partes, pero no entretodas.61. Aprueba el párrafo 2 bis. El Relator Especial haseñalado acertadamente que el proyecto de enmienda delGobierno del Canadá se refiere en particular a posiblesconvenciones sobre desarme. También ha tenido razónen restringir la fórmula más general propuesta en 1963.Si bien cabe sostener, como ha hecho el Sr. Rosenne,que este caso puede hallarse comprendido en la cláusularebus sic stantibus, el cambio particular de circunstan-cias previsto en el artículo es precisamente la violacióndel tratado. Nada impide determinarlo con mayor clari-dad en una disposición dedicada a ese problema.62. El caso no es el previsto en el apartado b del pá-rrafo 2 que se refiere a una acción colectiva. En trata-dos como aquellos a que se refiere el párrafo 2 bis, porejemplo los concernientes a la no difusión de las armasnucleares, el Estado que observe que otro Estado vecinoha violado el tratado no estará dispuesto sin duda a su-bordinar la anulación de éste al consentimiento de todaslas demás partes.63. Tampoco se trata de la violación sustancial previs-ta en el párrafo 3, aunque hay relación entre el párrafo2 bis y el párrafo 3. En realidad, el problema es más deforma que de fondo. Si la Comisión admite que algunostratados puedan ser tan importantes para las partes quesu violación hace imposible que los Estados sigan sien-do partes en ellos, puede modificar el párrafo 2 bis agre-gando una referencia al caso previsto en el párrafo 3,o a la inversa, redactar de nuevo el párrafo 3 para hacerfigurar en él la idea mencionada en el párrafo 2 bis.

64. El Sr. de LUNA está plenamente de acuerdo conel Relator Especial en su enunciación del principio deque la violación sustancial de un tratado bilateral o mul-tilateral por una de las partes constituye un motivo paraterminar o suspender la aplicación de un tratado. Eseprincipio se deduce no del derecho a ejercer represaliassino de la reciprocidad de los derechos y obligacionesde las partes contratantes, que a su vez se deriva delprincipio fundamental anunciado en la Carta: la igual-dad soberana de los Estados.65. Es cierto que cuando se pidió a la Corte Perma-nente de Justicia Internacional que decidiera en el asuntorelativo a algunos intereses alemanes en la Alta Silesiapolaca si la violación por Alemania del Convenio de Gi-nebra 4 autoriza a Polonia a suspender la aplicación deese tratado, la Corte no se pronunció sobre este punto 5.

4 Convenio entre Alemania y Polonia acerca de la Alta Sile-sia de 15 de mayo de 1922. Sociedad de las Naciones, docu-mento C.396.M.243.

« P.C.I.J., 1925, Serie A, N.° 6.

831.a sesión. —14 de enero de 1966 65

Sin embargo, aunque la jurisprudencia no abunda, sonfrecuentes los ejemplos en la práctica convencional. Se-gún el artículo 35 del Convenio Postal Universal6, quese refiere al derecho de tránsito del correo, si un paísviola este instrumento multilateral al no dejar pasar elcorreo, los demás países miembros pueden suspender laaplicación del Convenio y rehusar todos los serviciospostales a la parte infractora.

66. El Sr. Verdross ha dicho acertadamente que unaviolación jamás está justificada. Es evidente que la noaplicación de un tratado multilateral en virtud de lassanciones económicas previstas en el Artículo 41 de laCarta no es una violación y por tanto no da derechoa suspender ni a terminar un tratado. Quizá convengamencionar este punto en el comentario.

67. Por lo que respecta a la cláusula rebus sic stantibus,que el Sr. Rosenne quisiera ver aplicada en los casosen que no se pueda recurrir al artículo 42, cree que efec-tivamente la cláusula debe aplicarse cuando un Estado,sin que haya culpabilidad por su parte, no aplica un tra-tado a causa de un cambio en las circunstancias. ¿Cabehablar de violación sustancial por una parte cuando esaviolación es consecuencia de la provocación de otra par-te? En tal caso existe en efecto una violación, pero éstapierde el carácter de sustancial.

68. En cuanto al caso de violación de los tratados mul-tilaterales previsto por Sir Gerald Fitzmaurice en su se-gundo informe 7, el orador no pensaba precisamente enel ejemplo citado de un tratado de no difusión de armasnucleares sino más bien en un tratado multilateral decarácter humanitario. En caso de violación opina, comoSir Gerald, que no deben darse demasiadas facilidadespara la suspensión ya que el instrumento es necesarioy provechoso para toda la comunidad internacional.

69. El párrafo 1 no debe simplificarse tan radicalmentecomo el Sr. Verdross ha sugerido. Sería un error sico-lógico incitar a los Estados a creer que pueden denun-ciar unilateralmente un instrumento.

70. Está de acuerdo con las observaciones del Sr. Yas-seen acerca del párrafo 2. La palabra «derechos» es pre-ferible a «intereses», pues si bien todas las partes en untratado multilateral tienen un interés, sólo algunas tienenun derecho subjetivo derivado del derecho objetivo es-tablecido en el tratado. Además, incluso cuando un tra-tado multilateral tenga por objeto reglamentar relacionesbilaterales, es evidente que responde a un interés generalpues, de no ser así, no habría habido ni conferencia in-ternacional ni tratado multilateral. Citará un ejemplo sa-cado de su propia experiencia: poco antes de la Confe-rencia de Viena sobre relaciones consulares participó enla negociación de un convenio consular con el ReinoUnido, que había concertado unos 14 tratados del mismogénero porque tenía un interés general en que ciertosprincipios, que fueron confirmados en Viena, quedaranestablecidos por tratado, aun antes de que se celebrara

6 Colección legislativa de España, «Disposiciones Generales»,vol. LXXII, pág. 279.

7 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1957,vol. II, págs. 32 y 33, artículo 18, apartado a del párrafo 3,y artículo 19.

la Conferencia. Ese empeño es comprensible ya que elReino Unido, que ha seguido una política de descoloni-zación y tiene intereses en el mundo entero, es el paísque mantiene más servicios consulares.

71. Aprueba el párrafo 2 bis, que no le inspira la me-nor inquietud ya que resuelve lógicamente el caso en quela violación de un tratado por una de las partes frustrael objeto de éste. Si por ejemplo, un tratado regula elpaso por un estrecho y, a consecuencia de una explosiónnuclear, el estrecho desaparece, el paso deja de ser po-sible y el objeto del tratado queda frustrado.

72. El Sr. TUNKIN dice que, lo mismo que en 1963,le preocupa el modo en que el artículo 42 afectará a lostratados multilaterales generales 8 distinguiéndolos de losque no son de carácter general. La distinción entre lostratados contrato y los tratados ley no es pertinente enrelación con este artículo. El efecto práctico de aplicar,por ejemplo, el apartado a del párrafo 2 podría ser sus-pender totalmente la aplicación de un tratado cuandosólo se hubiera violado una de sus disposiciones. Se ob-tendría el mismo resultado muy poco deseable si, porejemplo, un Estado rehusara conceder privilegios adua-neros a los agentes diplomáticos de otro Estado y amboshubieran ratificado la Convención de Viena sobre rela-ciones diplomáticas. En consecuencia, sugiere que el Co-mité de Redacción estudie la posibilidad de establecerque, en los casos de violación de un tratado multilateralgeneral, la suspensión pueda aplicarse únicamente a ladisposición que haya sido violada. Le parece absoluta-mente necesario establecer alguna limitación de esta na-turaleza. Tal limitación no excluiría las represalias au-torizadas por el derecho internacional.

73. Acepta lo que se ha dicho acerca del interés quetienen todas las partes en que se respeten los tratadosmultilaterales generales; la sugestión del Relator Espe-cial de que se incluyan las palabras «cuyos intereses seanafectados» le parece bastante amplia para comprendertoda clase de intereses, incluso los indirectos. No hayningún inconveniente en emplear la palabra «derechos»en vez de «intereses» si se estima preferible.

74. No ha tenido tiempo para estudiar con deteni-miento el nuevo texto del párrafo 2 bis presentado porel Relator Especial, pero a primera vista le parece quecontiene una disposición útil acerca de casos que enefecto se plantean y que conviene señalar a la atenciónde los Estados.

75. El Sr. VERDROSS, refiriéndose a las observacio-nes de ciertos miembros de la Comisión sobre las pala-bras «alegar la violación como motivo para poner tér-mino...», dice que hasta la fecha la Comisión siempreha distinguido claramente entre las normas de fondo ylas normas de procedimiento. Si ahora quiere decir queen el caso previsto debe haber cierto procedimiento di-plomático antes de la declaración que ponga término altratado o suspenda su aplicación, confundirá los dos ti-pos de norma. Si tal es su intención, debe decirlo expre-samente.

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 257.

66 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

76. Contestando al Sr. Yasseen, reconoce que puedehaber razones legítimas para repudiar un tratado, peroque, si es ésta la idea que se quiere expresar, hay quedeclararlo empleando una fórmula como: «La repudia-ción del tratado si no está autorizada por otra dispo-sición de esta Convención.»

77. El PRESIDENTE, hablando como miembro de laComisión, dice que lo único que le preocupa son los tra-tados multilaterales de interés general, punto que ha des-tacado el Sr. Tunkin. La cuestión de saber si, en casode violación sustancial, las partes deben tener derechoa retirarse del tratado en su totalidad se planteó yacuando la Conferencia de Viena examinó el proyecto deconvención sobre relaciones diplomáticas preparado porla Comisión. Finalmente la Conferencia no reconocióa las partes el derecho a considerar la aplicación erróneade toda la Convención como una violación general queles permitiera sustraerse a las obligaciones de toda laConvención. Desde luego, existe un matiz entre los doscasos previstos, pero la idea fundamental es la misma:perturbar lo menos posible el orden jurídico internacio-nal cuando en efecto sea de interés general defender elorden establecido.

78. De seguir la solución propuesta, la Comisión haríasuya la teoría de André Weiss relativa a los «círculos»en la aplicación de una misma convención. Weiss señalóque, en tiempo de guerra, se suspende entre los belige-rantes la aplicación de los tratados multilaterales y delas convenciones llamadas universales: se crea un círcu-lo que comprende a los neutrales, otro círculo que com-prende a los neutrales y a los beligerantes de uno y otrolado y un tercer círculo que comprende a los beligerantespor un lado y a los neutrales por otro. Esta cuestión re-vistió un interés práctico cuando hubo que resolver losproblemas de falsificación de patentes y de obras artís-ticas y literarias, y fue introducida en el Tratado de Ver-salles y en otros tratados conexos.

79. En vista del aumento del número de tratados mul-tilaterales de interés general, la declaración del Sr. Tun-kin es muy pertinente. La Comisión debe tratar deencontrar una solución que atenúe todo lo posible lasconsecuencias de una violación, incluso sustancial. Si laviolación es puramente bilateral, es más fácil determinardónde se detienen las represalias, pero las reacciones en-tre los dos Estados pueden perjudicar la estabilidad delas relaciones entre los Estados en el mundo entero. Porconsiguiente, la Comisión, al elaborar una convenciónsobre el derecho de los tratados que considera fuente dereglamentación general, debe prevenir toda posibilidadde abuso y descartar cualquier elemento que pudiera per-mitir una interpretación más amplia que la prevista.

80. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, pre-feriría resumir el debate sobre el artículo 42 en la próxi-ma sesión, ya que se han señalado varios puntos de in-terés y conviene dejar tiempo para reflexionar.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

832.a SESIÓN

Lunes 17 de enero de 1966, a las 15 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Ca-dieux, Sr. Castren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. deLuna, Sr. Pessou, Sr. Rosenne, Sr. Ruda, Sr. Tsuruoka,Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir Humphrey Waldock ySr. Yasseen.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 42 (Tratado que termina o cuya aplicación sesuspende a consecuencia de su violación) (continua-ción) i

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguir exa-minando el artículo 42.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, resu-miendo el debate, dice que en cuanto al párrafo 1, quetrata del problema relativamente sencillo de la violaciónsustancial de un tratado bilateral, la única cuestión quese ha planteado ha sido la sugerencia del Sr. Verdrossde que se supriman las palabras «alegar la violacióncomo motivo para» con objeto de que el pasaje corres-pondiente diga: «autorizará a la otra parte a poner tér-mino al tratado...». Al igual que otros miembros de laComisión, considera preferible conservar la fórmula quese escogió deliberadamente en 1963.

3. Las importantes disposiciones del párrafo 3, en elque se define la expresión «violación sustancial», no hansido objeto de muchas observaciones. El Sr. Verdrossha sugerido que se suprima del apartado a del párrafo 3la palabra «infundado», pero en general se ha estimadonecesario ese calificativo porque, conforme al proyectode artículos, podrían muy bien darse casos de repudia-ción perfectamente legítima. El Comité de Redacciónpodría estudiar si conviene reemplazar el adjetivo «in-fundado» por alguna otra fórmula como «no justificadopor ninguna de las disposiciones de los presentes ar-tículos».

4. El párrafo 2 es el que ha motivado la mayor partede las observaciones de los gobiernos. Los de Países Ba-jos y de Estados Unidos han sugerido que se restrinja elalcance de las palabras «A las otras partes» y que seespecifique que únicamente la parte cuyos derechos yobligaciones sean afectados desfavorablemente por la vio-lación podrá invocarla como motivo para suspender laaplicación del tratado. Para que la Comisión pueda es-tudiar el problema señalado por esos dos Gobiernos, ha

1 Véase 831.a sesión a continuación del párr. 15, y párr. 16.

832.a sesión. —17 de enero de 1966 67

introducido en su nuevo texto del apartado a del párra-fo 2 la fórmula más general «cuyos intereses sean afec-tados por la violación» después de las palabras «A cual-quier otra parte». No obstante, el debate ha demostradoque muchos miembros de la Comisión opinan firme-mente que todas las partes en un tratado multilateraltienen el mismo interés general en que éste sea respetadopor todas y cada una de ellas. Otros, en cambio, estimanque las partes pueden tener más o menos interés en casode violación cometida por una de ellas.

5. A propósito de este mismo párrafo, el Sr. Tunkinha planteado una importante cuestión de fondo al suge-rir que, en lo referente a ciertos tratados multilateralesgenerales, especialmente tratados codificadores como lasdos Convenciones de Viena de 1961 y 1963, se especi-fique que la suspensión afectará únicamente a la partedel tratado que haya sido objeto de la violación sustan-cial. El orador vacila en aceptar esa sugerencia aunquecomprende las razones en que se basa. Cuando un Es-tado viola de modo sustancial alguna de las cláusulas deun tratado multilateral general, puede serle absoluta-mente indiferente que la aplicación de esa cláusula seasuspendida o no por las demás partes. En verdad, elúnico remedio eficaz que en muchos casos pudiera estaral alcance de las demás partes es suspender, en ciertomodo como represalia o sanción, la aplicación de otrascláusulas del tratado. El Estado infractor puede haberdemostrado inequívocamente con su conducta que atri-buye escasa importancia a la cláusula que ha violado,pero la amenaza de que suspenda la aplicación de otrascláusulas puede inducirle a modificar su actitud. Porejemplo, el artículo 41 de la Convención de Viena sobrerelaciones diplomáticas establece la norma de que todaslas personas que gocen de privilegios e inmunidades di-plomáticas deberán respetar las leyes y reglamentos delEstado receptor. En caso de violación de esa norma, elEstado perjudicado no tendrá el menor deseo de que susdiplomáticos violen las leyes del otro Estado a modo derepresalia; suspender la aplicación del artículo 41 en susrelaciones con el Estado infractor sería una reacción to-talmente inocua. La única medida eficaz sería suspenderla aplicación de otras cláusulas de la Convención a lasque el Estado infractor atribuyera mayor importancia.

6. Se ha planteado otra cuestión acerca del párrafo 2,pero concierne más generalmente a todas las disposicio-nes del artículo; se trata de saber si hay que tener encuenta la provocación. Personalmente, duda de que siha habido provocación de otra parte pueda afirmarsecon propiedad que existe violación sustancial alguna.Tal vez convenga pedir al Comité de Redacción que es-tudie en términos generales el caso de que el Estado re-clamante haya contribuido con su conducta a que se pro-duzca una causa para poner término al tratado. Esteproblema ya ha sido tratado por la Comisión en el ar-tículo 34, relativo al error, cuyo párrafo 2 establece quela norma de su párrafo 1 no se aplicará cuando el Es-tado reclamante haya contribuido con su conducta alerror. Quizá debiera el Comité de Redacción considerarsi conviene que algunas disposiciones como el artículo 42sobre superveniencia de situaciones que hacen imposi-ble la ejecución, y el 44, relativo al cambio fundamen-

tal de las circunstancias, comprendan una cláusula re-ferente al caso de que la conducta del Estado reclamantehaya sido en parte la causa de terminación.

7. La finalidad del nuevo texto del apartado b del pá-rrafo 2 es colmar una laguna del texto de 1963. El ora-dor no ha creído lógico, en el contexto de un acuerdounánime, limitar a la suspensión el derecho de acción.En la mayoría de los casos, las demás partes en el tra-tado sólo querrán probablemente suspenderlo en susrelaciones respectivas con el Estado infractor; pero encaso de que ese Estado sea reincidente tal vez deseen irmás lejos y excluirlo del tratado. Por consiguiente, haintroducido en el nuevo texto la posibilidad de ponertérmino al tratado, además de la de suspenderlo. ElSr. Rosenne ha sugerido que se mencione la termina-ción antes que la suspensión. Éste sería sin duda el or-den lógico, pero lo ha invertido porque, en el caso deque se trata, se espera que la primera reacción sea sus-pender la aplicación del tratado; por eso es convenientemencionar la terminación como último recurso.

8. En cuanto a la importante cuestión de fondo plan-teada por el párrafo 2 bis las opiniones disienten en laComisión; algunos de sus miembros parecen partidariosde incluir una disposición sobre tratados como los dedesarme, en los que los derechos y las obligaciones estántan íntimamente relacionados que si un Estado deja decumplir una obligación, este incumplimiento afecta in-mediatamente a los demás. Sugiere que se remita el pá-rrafo propuesto al Comité de Redacción para que lo es-tudie teniendo en cuenta los debates, y en especial laindicación del Sr. Yasseen de que basta con autorizara la parte lesionada a que suspenda la aplicación deltratado, sin que sea preciso darle el derecho a poner tér-mino a éste.

9. El Sr. TUNKIN recuerda que en la sesión anteriorplanteó la cuestión de la aplicación del artículo 42 a unnuevo tipo de tratados, a saber, los tratados multilate-rales generales, como las Convenciones de Ginebra so-bre el Derecho del Mar y la Convención de Viena sobrerelaciones diplomáticas, ninguna de las cuales contienedisposiciones sobre retirada aunque sí disposiciones so-bre revisión. Los tratados de ese tipo están llamados aadquirir alcance universal y por eso no se ha incluidoen ellos ninguna cláusula sobre retirada, a pesar de quelos tratados multilaterales suelen contenerlas. Si las dis-posiciones del artículo 42 se extendieran a tratados deesa índole, se frustarían los fines mismos de las confe-rencias de plenipotenciarios que los aprobaron y los dela Comisión que los redactó.

10. El Sr. ROSENNE se adhiere en conjunto a las con-clusiones del Relator Especial, aunque las observacio-nes de éste sobre el apartado b del párrafo 2 no res-ponden del todo a la objeción que él hizo en la sesiónanterior. En 1963, la Comisión tuvo cuidado de utilizarlas palabras «suspender la aplicación del tratado» ytambién de evitar la expresión «poner término» a suaplicación. Propone que el Comité de Redacción modi-fique ese pasaje en consecuencia.

11. En cuanto a los tratados multilaterales generales,como el Sr. Tunkin señaló de modo convincente en

68 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

1963 2, conviene reservarle un trato especial en el pro-yecto de artículos. Sin embargo, desde entonces la cues-tión se ha resuelto parcialmente en las disposiciones delartículo 62 aprobadas por la Comisión en 1963. El prin-cipio que en él se hace aplicable a los artículos 58 a 60corresponde exactamente a la idea del Sr. Tunkin; talvez convenga redactar el artículo 62 en términos másamplios para que su aplicación no se limite a los tresartículos mencionados.

12. Con respecto al orden de los párrafos, cree quesería más elegante colocar el párrafo 3 al comienzo delartículo, puesto que define la expresión «violación sus-tancial».

13. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, re-cuerda que en 1963 la Comisión ya tuvo muy en cuentala cuestión que ha vuelto a plantear el Sr. Tunkin. Pre-cisamente por ello el apartado a del párrafo 2 limita elderecho de suspensión a las relaciones entre la parte queinvoca la violación y el Estado infractor, y la norma delapartado b del párrafo 2 es más restrictiva de lo quesuelen entender los juristas pues establece que la termi-nación y la denuncia exigen el acuerdo unánime de todaslas partes.

14. En cuanto al párrafo 2 bis, su objeto es prever elcaso muy especial de ciertos tratados para los cuales elapartado b del párrafo 2 no constituiría garantía su-ficiente. En efecto, como es preciso obtener el consen-timiento de todas las demás partes, el Estado lesionadopodría, con tal que sólo se opusiera una parte, encon-trarse indefenso frente a la violación cometida por el Es-tado infractor, ya que no podría legalmente suspender laaplicación del tratado por lo que a sí mismo respecta.

15. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA aprueba sinreservas las modificaciones propuestas por el RelatorEspecial.

16. Con respecto al párrafo 2 bis, cree que sus dispo-siciones mejoran mucho el texto y permitirán resolverciertos casos excepcionales.17. Los peligros que ha señalado el Sr. Tunkin quedanreducidos al mínimo por el hecho de que las disposicio-nes del apartado b del párrafo 2 exigen el acuerdo uná-nime de todas las partes para poner término al tratado.Más vale establecer una distinción entre los tratados aque se refiere el párrafo 2 bis y otros tratados multilate-rales generales que intentar la difícil definición de los«tratados multilaterales generales».

18. El Sr. AGO observa que la disposición que figuraen el nuevo texto del apartado b del párrafo 2 difierede la del artículo 40 en que en aquélla basta el acuerdo delas partes no culpables de la violación para suspender laaplicación del tratado o ponerle término. Priva por tanto,como es lógico, al Estado responsable de la violación dela posibilidad de oponer su veto a la suspensión o la ter-minación del tratado.

19. En el caso previsto en el párrafo 2 bis no se exigeel acuerdo unánime de las partes no culpables de la vio-

2 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 134, párr. 59.

lación puesto que la situación es tal que cada parte debeestar en condiciones de suspender la aplicación del tra-tado en lo que la concierne o retirarse de él.

20. La discrepancia de opinión entre el Sr. Tunkin y elRelator Especial se debe problablemente a que el artícu-lo 42 se ocupa de dos clases de tratados multilateralesgenerales que en realidad son muy distintos. Por un lado,hay tratados como los de desarme o de prohibición deensayos nucleares, a los que se ha referido el Relator Es-pecial; en el caso de violación sustancial de un tratadode esa naturaleza por algunas de las partes, las demásdeben poder desligarse de sus obligaciones o por lomenos dejarlas en suspenso. Por otro lado, hay tratadoscodificadores, que constituyen la ley de la comunidadinternacional; en el caso de éstos, como ha dicho elSr. Tunkin, la violación por una de las partes no impideque la ley siga siendo la ley. El problema señalado por elSr. Tunkin quizá quede fuera del alcance del artículo 42.Los tratados a que se refiere pertenecen a una cate-goría tan especial, y es tan importante que no sean moti-vo de controversias, que tal vez convenga que la Comi-sión les dedique disposiciones especiales de su proyecto.

21. Además de la reserva del párrafo 4 sobre las cláu-sulas del tratado relativas a los casos de violación, laComisión debe añadir, sea en el propio artículo o en elcomentario, una salvedad relativa a las posibles conse-cuencias de la violación del tratado en cuanto a la res-ponsabilidad del Estado culpable. En su forma actual, elartículo puede dar la impresión de que en caso de viola-ción sustancial del tratado por una de las partes, el únicorecurso de las demás sería suspender su aplicación o po-nerle término.

22. El PRESIDENTE señala, como miembro de laComisión, que algunos tratados multilaterales, los tra-tados ley, tienen fuerza de costumbre internacional. Elartículo 42 es quizá excesivamente amplio para aplicarsea los tratados de ese tipo y no recoge la evolución delderecho internacional consagrada por las sentencias delTribunal militar internacional de Nuremberg. Por ejem-plo, las convenciones humanitarias forman parte de laconciencia jurídica de las naciones; no puede concebirseque un Estado pueda libremente suspender su aplica-ción por el mero hecho de que otro Estado haya dejadode aplicarlas. La cuestión es muy importante y exige quese haga prevalecer el fondo sobre la forma.

23. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque las convenciones humanitarias mencionadas consti-tuyen otro ejemplo de las dificultades del problema. Enesos casos, probablemente el único remedio eficaz estri-baría en otras formas de represalia o contraposiciónajenas al tratado propiamente dicho. Aun así, quizáfuera excesivo prohibir al Estado perjudicado que sus-penda la aplicación del tratado en sus relaciones con elEstado infractor. Es evidente que de nada sirve al Es-tado lesionado suspender la aplicación de una cláusulaparticular de una convención humanitaria respecto delos nacionales del Estado infractor; en tal caso, los efec-tos de la ilicitud recaerían sobre personas inocentes.

24. Todo intento de introducir con carácter general enel artículo 42 la idea que el Sr. Tunkin sugiere podría

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incluso comprometer la estabilidad de los tratados. Unode los grandes fallos del derecho internacional es el des-amparo de un Estado lesionado frente a la violación deun tratado; y el artículo 42 tiene por objeto dar a eseEstado una posibilidad de reacción efectiva. Es tambiénpreciso recordar la garantía que establece el párrafo 4del artículo 53.

25. Sugiere que se remita el artículo 42 al Comité deRedacción para que lo examine teniendo en cuenta eldebate.

26. El Sr. de LUNA precisa que, si en la sesión ante-rior mencionó las convenciones multilaterales de carácterhumanitario, fue sobre todo por escrúpulos de concien-cia y no para expresar desacuerdo con el Relator Es-pecial. Por otra parte, tampoco ha sugerido ningunamodificación del nuevo texto propuesto. Si, como sedice en el párrafo 2 bis, la violación «frustra el objetoy la finalidad del tratado en general», difícilmente podráobligarse a las partes a aplicarlo. El tratado como tal des-aparece, pero el derecho internacional consuetudinarioque le deba su origen continúa existiendo sin él comoexistía ya antes de que el tratado se celebrara. Por con-siguiente, apoya el texto propuesto por el Relator Espe-cial y no cree que este artículo sea una duplicación delartículo 40. Es evidente que cuando la Comisión aban-dona la esfera de las especulaciones para abordar pro-blemas concretos, no tiene gran dificultad en llegar a unacuerdo sobre la solución.

27. El PRESIDENTE considerará, de no haber obje-ciones, que la Comisión decide remitir el artículo 42 alComité de Redacción para que lo examine de nuevohabida cuenta del debate.

Así queda acordado3.

ARTÍCULO 43 (Superveniencia de una situación que haceimposible la ejecución)

Artículo 43

Superveniencia de una situaciónque hace imposible la ejecución

1. Una parte podrá alegar la imposibilidad de ejecu-tar un tratado como motivo para ponerle término cuan-do esta imposibilidad resultare de la desaparición o des-trucción total y permanente del objeto de los derechosy obligaciones estipulados en el tratado.

2. Si no fuere evidente que la imposibilidad de eje-cución habrá de ser permanente, sólo se la podrá alegarcomo motivo para suspender la aplicación del tratado.

3. En las condiciones previstas en el artículo 46, sila imposibilidad tuviere que ver únicamente con deter-minadas cláusulas del tratado, se la podrá alegar comorazón para poner término solamente a esas cláusulaso para suspender su aplicación. (A/CN.4/L.107, pág. 39.)

28. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 43, cuyo nuevo texto, propuesto por el Re-lator Especial en su quinto informe, dice:

3 Véase reanudación del debate en los párrs. 2 a 31 de la842.a sesión.

1. Si la desaparición o destrucción total del objetode los derechos y obligaciones estipulados en un tratadohace que la ejecución de éste sea temporalmente impo-sible, tal imposibilidad de ejecución podrá ser alegadacomo motivo para suspender la aplicación del tratado.

2. Si fuese claro que tal imposibilidad de ejecuciónhabrá de ser permanente, podrá ser alegada como mo-tivo para poner término al tratado o retirarse de él.

3. Los párrafos 1 y 2 no serán aplicables cuando laimposibilidad de ejecución sea resultante de una viola-ción del tratado por la parte que alegue tal imposibilidad.

4. Si el tratado ha sido ya parcialmente ejecutado,podrá requerirse a la parte que haya obtenido beneficiosde las disposiciones ejecutadas que compense equitativa-mente a la otra o a las otras partes con respecto a talesbeneficios. (A/CN.4/183/Add.3, pág. 6.)

29. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ma-nifiesta que en su nueva versión del artículo 43 ha omi-tido el anterior párrafo 3 que trataba de la divisibilidad.Esta cuestión se deja aparte, como se ha hecho en otrosartículos, y la Comisión la examinará cuando se ocupedel artículo 46.

30. Se ha invertido el orden de los artículos 1 y 2. Eltexto de 1963 se refería primero al caso de terminacióny luego, en el párrafo 2, a la suspensión de la aplicaciónde un tratado como restricción al párrafo 1. Esa presen-tación no le satisface del todo y le parece preferible queel efecto de la imposibilidad superveniente sea en cir-cunstancias normales sólo una suspensión temporal dela aplicación del tratado. En su nuevo párrafo 1 'declaraque, cuando la imposibilidad de ejecución sea sólo tem-poral, tal imposibilidad podrá ser alegada como motivopara suspender la aplicación del tratado; el párrafo 2establece que, cuando la imposibilidad de la ejecuciónhaya de ser permanente, podrá ser alegada como motivopara poner término al tratado.

31. El nuevo párrafo 3 dice que las normas de los pá-rrafos 1 y 2 no serán aplicables cuando la imposibilidadde ejecución sea «resultante de una violación del tra-tado por la parte que alegue tal imposibilidad». Esetexto se basa en una sugerencia del Gobierno de Israel,pero también responde a la observación de la delegacióndel Paquistán de que la imposibilidad de ejecución puedeprovenir de circunstancias creadas deliberadamente porel Estado que la invoca. La Comisión tendrá ahora laoportunidad de examinar las observaciones de esos dosGobiernos.

32. Ha introducido el nuevo párrafo 4 como base paraexaminar el difícil problema que plantea el tratado yaparcialmente ejecutado, cuando una parte en él ha ob-tenido beneficios de las disposiciones ejecutadas. No hallegado a una conclusión bien definida sobre la cuestiónde fondo que esto entraña, pero estima que la Comisióndebe ocuparse de un problema que algunos gobiernoshan señalado a su atención.

33. El Sr. YASSEEN considera aceptable en cuantoa la forma el nuevo texto del Relator Especial. Es pre-ferible, en efecto, mencionar primero la imposibilidadtemporal de ejecución que ocasiona una suspensión dela aplicación del tratado y después la imposibilidad per-

70 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

manente de ejecución que podrá ser alegada como mo-tivo para poner término a éste. Ambas normas tienenel mismo valor, y la primera no es una excepción de lasegunda.

34. Sin embargo, por lo que respecta al fondo seríapreferible el texto de 1963. Ni el artículo en sí ni elproyecto en su totalidad parecen ser el contexto adecua-do para los dos nuevos párrafos que el Relator Especialpropone.

35. La disposición restrictiva del párrafo 3 no tienegran justificación. Como el artículo se refiere a la impo-sibilidad de ejecutar el tratado, no hay razón algunapara que una parte no tenga derecho a alegar tal impo-sibilidad o, lo que es igual, a obtener el reconocimientode una situación de facto. ¿De qué podría servir untratado que se mantuviese en vigor en virtud de ese pá-rrafo?

36. A su juicio, los gobiernos cuyas observaciones handado lugar al párrafo 3 propuesto por el Relator Espe-cial se han preocupado sobre todo del efecto de la ter-minación de un tratado por imposibilidad de ejecución,es decir, han abordado la cuestión de la responsabilidaddel Estado. Sin embargo, los demás artículos sobre ter-minación de los tratados nada dicen al respecto ni espe-cifican cuál es la responsabilidad de las partes. No con-viene ocuparse especialmente de este problema en elartículo dedicado a la terminación de un tratado porimposibilidad de ejecución. Es preferible dejar en sus-penso todo el problema de la responsabilidad de los Es-tados en caso de terminación de un tratado.

37. El párrafo 4 se refiere el caso del tratado ya par-cialmente ejecutado en el momento de ponerle términoo de suspender su aplicación. Pero este problema seplantea también cuando la terminación de un tratadoobedece a otra razón cualquiera: error, dolo, etc., oincluso a una causa de nulidad absoluta en virtud delprincipio del enriquecimiento indebido. La cuestión delas compensaciones debidas por las ventajas obtenidasde la ejecución parcial de un tratado debe ser objeto deun artículo aparte dedicado a las consecuencias de laterminación de los tratados por diferentes causas.

38. El Sr. CASTREN declara que, aparte de la cues-tión de la divisibilidad, que queda en suspenso, la nuevapropuesta por el Relator Especial no cambia en cuantoal fondo el texto del artículo 43 aprobado en 1963. Porlo que a la forma respecta, la inversión del orden de losdos primeros párrafos constituye una mejora.39. El párrafo 1 del nuevo texto es aceptable aunquese lo podría simplificar sustituyendo las palabras «talimposibilidad de ejecución» por las palabras «estehecho».

40. El Relator Especial ha hecho bien en agregar alpárrafo 2 las palabras «o retirarse de él»; en efecto,cabe que la ejecución de un tratado multilateral lleguea ser imposible para una o algunas de las partes, mien-tras que las demás pueden continuar aplicándolo entre sí.

41. El párrafo 3 es también aceptable pues se ajustaa un principio general del derecho aplicado entre losmiembros de la comunidad internacional. En el párra-

fo 2 del artículo 52 del proyecto se enuncia un principioanálogo. Lo mismo que el Relator Especial, prefiere lafórmula sugerida por el Gobierno de Israel a la del Go-bierno del Paquistán que es quizá demasiado detallada.Ambas se basan en la misma idea: que el tratado debeser ejecutado de buena fe. Probablemente, esta disposi-ción tiene más valor moral que importancia prácticapues en el caso de que la ejecución de un tratado resulteimposible no hay ninguna solución y por lo general esla parte perjudicada la que intenta una acción por res-ponsabilidad a causa de la violación del tratado. Noobstante, la disposición propuesta excluye una defensafundada en la imposibilidad de aplicar el tratado.

42. Es dudosa la oportunidad del párrafo 4. En de-recho interno existe una norma análoga; cabría adoptar-la también en derecho internacional, y ya se ha inten-tado hacerlo al introducir la noción del enriquecimientoindebido en la sucesión de Estados, pero el principio noes aceptado sin reservas por todos los autores y es aúnmenos generalmente admitido en la práctica de los Es-tados.

43. Tanto por lo que respecta al fondo como al pro-cedimiento, el problema es sumamente complejo puesresulta muy difícil evaluar las ventajas obtenidas de laejecución parcial de un tratado y determinar la natu-raleza y la cuantía de la compensación. A falta de unajurisdicción internacional, probablemente lo más pru-dente y lo más práctico sería dejar que las partes inte-resadas resolvieran esas cuestiones por vía de negocia-ción. Además, cabe preguntarse si la disposiciónpropuesta se aplicaría también en el caso de imposibi-lidad temporal de ejecución previsto en el párrafo 1.Por último, la parte inocente puede reclamar lo que lecorresponda en virtud del párrafo 3, pero entonces laComisión abordará problemas de responsabilidad inter-nacional que no debe tratar de resolver en su proyecto.Propone que se omita el párrafo 4, aunque no tieneinconveniente en que se mencione la cuestión en el co-mentario.

44. El Sr. AGO considera que la redacción del artícu-lo 43 es particularmente difícil. Critica el empleo deltérmino «subject-matter» en el texto inglés y de la pa-labra «objet» en el texto francés, pero por el momentonada puede proponer que sea más satisfactorio. En ge-neral, los derechos y obligaciones de que se ocupan lostextos de la Comisión no son derechos y obligaciones inrem sino de carácter contractual. El objeto de dichosderechos y obligaciones no es una res sino una presta-ción de la otra parte, aunque vaya unida al uso de unacosa. Es frecuente que, cuando un río pasa por una re-gión fronteriza, los dos Estados limítrofes concierten unacuerdo en virtud del cual el Estado A reconoce al Es-tado B el derecho a construir un embalse y una centraleléctrica, a condición de que el Estado B ponga a dispo-sición del Estado A determinada proporción de la ener-gía producida por la central. ¿Cuál será en tal caso el«objeto» del derecho? Seguramente no es el embalse nila central sino la prestación, es decir, el suministro decierta cantidad de energía. Si el embalse es destruido porun alud, lo destruido no es el objeto del tratado. Seríapor tanto preferible utilizar alguna otra fórmula y men-

832.a sesión. —17 de enero de 1966 71

donar quizá un acontecimiento catastrófico que hagaimposible la ejecución del tratado.45. Por lo demás, no hay gran diferencia entre el textode 1963 y el que propone el Relator Especial; el acentose hace recaer sobre otro aspecto pero el fondo siguesiendo el mismo y en su conjunto el nuevo conceptoparece preferible.

46. Quisiera que el Comité de Redacción y la Comi-sión reflexionasen con detenimiento antes de aprobar elpárrafo 4, disposición que puede parecer de importanciasólo secundaria, pero es susceptible de inducir a erroresde graves consecuencias.

47. El Sr. ROSENNE estima aceptables los párra-fos 1, 2 y 3 del nuevo texto del Relator Especial, a re-serva de que los revise el Comité de Redacción. ElSr. Ago ha señalado acertadamente la necesidad de exa-minar con detenimiento el texto actual.

48. Ha tratado en vano de redactar de otra manera elpárrafo 4, que en su forma actual peca de vaguedad.Por ejemplo, no está claro qué significan las palabras«Si el tratado ha sido ya parcialmente ejecutado» ni laspalabras «podrá requerirse». Tampoco acierta a ver elalcance de la expresión «que compense equitativamen-te», aunque sobre este punto puede dar alguna orienta-ción el documento del Sr. Jiménez de Aréchaga sobrela responsabilidad de los Estados 4, en el que se hacereferencia al concepto de enriquecimiento indebido. Leparece muy dudoso que una disposición sobre esta ma-teria corresponda propiamente al artículo 43. Si hubieraque incluirla, se la debería examinar en relación con elartículo 53 o hacerla figurar en la introducción al co-mentario, donde se mencionarán ciertos temas genera-les no comprendidos en el proyecto.

49. El Sr. de LUNA aprueba el nuevo orden de lospárrafos. El Relator Especial ha hecho muy bien endistinguir entre la suspensión, en el párrafo 1, y la ter-minación, en el párrafo 2. Como ha dicho el Sr. Ago,hay que elegir bien la terminología. El artículo no tratade derechos reales sino de derechos subjetivos emanadosde obligaciones internacionales.

50. En cuanto al párrafo 3, la propuesta del Sr. Agode que en él se haga referencia expresa a un aconteci-miento catastrófico no abarcaría todas las hipótesis. Po-dría producirse un acontecimiento que haga imposiblela ejecución del tratado, sin que se trate de una catás-trofe, aun cuando pueda crear una situación de fuerzamayor. Por ejemplo, en el caso de un tratado de extra-dición en virtud del cual el Estado A se haya compro-metido a entregar al Estado B una persona o un buque,puede ocurrir que la persona fallezca o que el buque seadestruido por un incendio, sin que ello constituya unacatástrofe. El Sr. Yasseen ha dicho con razón que esepárrafo huelga. Si la persona que hubiera debido serentregada por extradición al Estado A ha fallecido porneglicencia culpable del Estado B, que tenía en ciertomodo el deber de amparar la seguridad personal de losextranjeros en su territorio, el hecho de que haya habido

4 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 283.

negligencia culpable de su parte no resucitará al difun-to, y el Estado A, al no poder entregar la persona alotro Estado, se verá en la imposibilidad de jacto deejecutar el tratado de extradición.

51. Por lo que respecta al párrafo 4, está de acuerdocon el Sr. Yasseen. El Relator Especial ha hecho bienen plantear la cuestión, aunque no corresponda en rigoral artículo 43. El problema del enriquecimiento indebi-do a raíz del incumplimiento, en diversas situaciones, deciertas disposiciones del tratado es de los que la Comi-sión debería abordar para admitirlo o desecharlo. Per-sonalmente, se inclinaría a admitirlo con las precaucio-nes necesarias y sabiendo lo difícil que sería dar unaformulación. A diferencia del Sr. Rosenne, no cree queentre en juego la responsabilidad del Estado. La nociónsubyacente es la del enriquecimiento indebido: el Esta-do ha obtenido un beneficio de resultas de una presta-ción, subordinada a una contraprestación que ha sidoimposible por razones de fuerza mayor. Hay por tantoque traer de algún modo a colación el principio del en-riquecimiento indebido y estudiar todos los casos a quepudiera aplicarse el párrafo 4, a fin de dedicarles quizáun artículo aparte que se refiriese a las posibles conse-cuencias de la aplicación ininterrumpida de un tratadoen las diversas situaciones, con o sin responsabilidad delEstado.

52. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA, estima que lospárrafos 1 y 2 del proyecto de 1963 son preferibles alnuevo texto que propone el Relator Especial, porqueaquéllos empiezan mencionando la imposibilidad de eje-cución como motivo de terminación de los tratados. Asi-mismo es preferible en este caso tratar de la terminaciónde los tratados antes que de la suspensión, porque la im-posibilidad de ejecución producirá normalmente la ex-tinción del tratado y sólo en circunstancias excepciona-les su suspensión.

53. El párrafo 3 podría suprimirse, ya que cabededucir su contenido de las normas generales del dere-cho y su omisión no afectaría en modo alguno a los de-rechos de los Estados.

54. Si el contenido del nuevo párrafo 4 propuesto porel Relator Especial ha de mantenerse, habría que con-signarlo en un artículo aparte o bien incorporarlo alpárrafo 4 del artículo 53. El nuevo párrafo 4 ha sidoredactado por el Relator Especial en términos más am-plios que los propuestos por los Gobiernos de los Esta-dos Unidos y del Paquistán, ya que reconoce también ala parte que no invoque la imposibilidad de ejecución elderecho a reclamar una compensación equitativa en lascircunstancias previstas en dicho párrafo.

55. El Sr. TUNKIN dice que el texto de los nuevospárrafos 1 y 2 no difiere en cuanto al fondo de la ver-sión de 1963, pero que esta última es más clara y prefe-rible porque destaca mejor la noción básica que es laimposibilidad de ejecución. También prefiere el ordenanterior de los dos primeros párrafos, puesto que la ter-minación es consecuencia lógica de la imposibilidad deejecución y debiera mencionarse en primer lugar.

56. Por lo que respecta al párrafo 3, puede haber ca-sos de imposibilidad de ejecución sin que medie viola-

72 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

ción alguna del tratado. Tal vez pudiera omitirse porcompleto el párrafo 3 y consignar su contenido en unadisposición general.

57. El párrafo 4 se refiere a un problema más amplioque el del artículo 43 y guarda cierta relación con elartículo 34, por ejemplo, en el supuesto de que se des-cubra un error en el tratado después de haberse aplicadoalgunas de sus disposiciones. La Comisión habrá de re-flexionar bien sobre la conveniencia y el modo de abor-dar este problema.

58. El Sr. AGO considera en primer lugar la relaciónentre los párrafos 1 y 2 del nuevo texto y los párrafos 1y 2 del proyecto de 1963. En cuanto a si hay que darprioridad a la idea de terminación o a la de suspensión,opina como el Relator Especial que en el caso que seexamina la suspensión debe ser la regla. En virtud de untratado concertado en 1945, Italia cedió a Francia unaparte de territorio en que se halla el lago de Mont Cenis,con la condición de que Francia suministrase a Italiauna parte de la energía producida por la central eléctricaconstruida en dicho lugar. Si un acaecimiento destruyerala central eléctrica, sería demasiado fácil decir que eltratado toca a su fin. Lo primero que Francia deberíahacer sería reconstruir la central eléctrica y entretantoel tratado quedaría en suspenso. Por consiguiente, sólocuando sea materialmente imposible reparar las conse-cuencias de un acaecimiento puede invocarse fuerzamayor para poner término a un tratado. De no ser así,sólo habrá suspensión.

59. Las observaciones del Sr. Tunkin sobre el párra-fo 3 son acertadas. Pueden concebirse dos situaciones:que la conducta del Estado obligado no consista en laviolación de una cláusula del tratado sino de una normadistinta, o que tal conducta sea incompatible con la ob-servancia del propio tratado; por ejemplo, cuando el tra-tado estipula que el Estado propietario de la centraleléctrica está obligado a ocuparse de la conservación deun embalse pero no lo hace por negligencia y éste se de-rrumba, se plantea el problema de saber si el Estadoculpable puede invocar un acontecimiento de esa índolepara que el tratado, y por consiguiente sus obligaciones,queden terminados o en suspenso. Antes de resolver asuprimir el párrafo, hay pues que reflexionar bien y re-cordar que el caso de que el acaecimiento sobrevienepor culpa de un Estado difiere del caso de fuerza mayor.

60. La disposición más difícil de redactar es la del pá-rrafo 4, que considera inaceptable en su forma actual.El supuesto previsto en ese párrafo sólo puede ser elde un tratado donde existe verdaderamente do ut despero sólo una de las partes logra obtener de éste el be-neficio previsto. Ahora bien, hay otras situaciones enque la aplicación del párrafo 4 produciría resultados ab-surdos. Siguiendo con el ejemplo del Estado vecino quedurante algún tiempo recibe la energía hidroeléctrica aque tiene derecho, es inconcebible que, cuando un acon-tecimiento haya interrumpido la ejecución del tratado, elEstado que ya no obtiene beneficio alguno del tratadodeba todavía indemnizar al otro Estado por el beneficioque anteriormente obtuvo.

61. En todo caso se pregunta si el proyecto es lugaradecuado para el párrafo 4. Póngase por caso un tratadoque ofrezca beneficios a ambas partes pero que en de-terminado momento es de ejecución imposible y quedapor tanto suspendido o terminado. En tal supuesto, elproblema de la compensación, porque una de las partesha obtenido beneficios del tratado y la otra no, puederegirse por una norma general de derecho internacionalque no pertenezca al derecho de los tratados, o por unanorma de equidad que no forme parte del derecho exis-tente. Tal vez la Comisión debería suprimir el párrafo,ya que trata de un tema tan ajeno al que se examina.

62. El Sr. BRIGGS acepta el cambio en el orden delos párrafos 1 y 2, propuesto por el Relator Especial,porque es más lógico anteponer la suspensión a la ter-minación, pero tal vez podrían redactarse de tal modoque se refirieran en primer lugar el derecho de una partea invocar la imposibilidad de ejecución, lo que permiti-ría evitar la complicada fórmula con que comienza elnuevo texto del Relator Especial, que éste no ha podidosustituir por otra más acertada.

63. Aunque no tiene un criterio definido sobre el pá-rrafo 3, se pregunta si en rigor es necesario. No trata dela cuestión de que un Estado alegue una imposibilidadde ejecución provocada por él mismo para justificar elincumplimiento, pero establece que el Estado causantede la imposibilidad no puede invocarla como causa desuspensión o terminación.

64. Si bien comprende las razones a que obedece lapropuesta del Gobierno de los Estados Unidos, estimaque el contenido del párrafo 4 debiera figurar en un ar-tículo separado, o que quizá se lo podría tratar en el co-mentario.

65. El Sr. ROSENNE dice que algunas de las críticasque se han hecho al párrafo 3 acaso sean fundadas porlo que respecta a los tratados bilaterales, pero no así enlo tocante a los tratados multilaterales. Puesto que laregla es que normalmente los tratados multilaterales se-guirán en vigor, conviene que la idea a que responde elpárrafo 3 tenga expresión en el proyecto.

66. El Sr. YASSEEN desea precisar sus anteriores ob-servaciones sobre el párrafo 3. Cualquiera de las partespuede alegar la imposibilidad de ejecución, ya que conello no hace más que pedir el reconocimiento de unasituación de hecho y no hay por qué mantener en vigorun tratado cuya ejecución es imposible. Según el prin-cipio admitido por la Corte Permanente de Justicia In-ternacional, una parte no puede beneficiarse de una faltaque le es imputable. Ahora bien, si una parte invoca laimposibilidad de ejecución, aunque sea consecuencia desu propia falta, sólo se beneficiará de esa falta si se ladeclara irresponsable. En todo caso, existe una dife-rencia entre declarar terminado un tratado y declararque la parte culpable no es responsable, ya que unadeclaración por la que se pone término a un tratado noprejuzga el problema de la responsabilidad. Hecha estasalvedad, considera innecesario el párrafo 3.

Se levanta la sesión a las 18 horas.

853.a sesión. —18 de enero de 1966 73

833.a SESIÓN

Martes 18 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Cas-tren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr.Rosenne, Sr.Ruda, Sr.Tsuruoka, Sr.Tunkin, Sr.Ver-dross, Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 43 (Superveniencia de una situación que haceimposible la ejecución) (continuación) l

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguirexaminando el artículo 43.

2. El Sr. TUNKIN dice que en el debate sobre el nue-vo párrafo 3 ha habido alguna confusión entre elproblema de la suspensión o la terminación y el de la res-ponsabilidad del Estado. Dicho párrafo concierne úni-camente a la suspensión, la terminación o la retirada; seocupa del caso en que un Estado, por sus propios actos,haya creado una situación que le haga imposible el cum-plimiento de las obligaciones que asumió en el tratado,y establece la norma de que tal Estado no puede alegaresa imposibilidad como motivo para retirarse sino quecontinúa ligado por sus obligaciones en virtud deltratado.

3. La cuestión de las razones en que se funde el in-cumplimiento de las obligaciones de ese Estado y la res-ponsabilidad resultante del incumplimiento son proble-ma aparte que pertenece al tema de la responsabilidaddel Estado. Para que la responsabilidad del Estado pro-venga de un tratado es menester que éste exista y seaválido. En las circunstancias previstas en los párrafos 1y 2, el tratado se suspende o termina a causa de la im-posibilidad de ejecución; por tanto, no hay tratado envigor. La finalidad del párrafo 3 es en consecuencia pre-cisar que el Estado que se halle en situación de imposi-bilidad material de ejecución como resultado de sus pro-pios actos, sigue obligado por el tratado a pesar de esaimposibilidad.

4. El Sr. de LUNA señala que el principio jurídicoen que se basaba su declaración en la sesión anteriorpuede expresarse más sencillamente como la regla desentido común de que conviene obtener el máximo efec-to con el mínimo esfuerzo.

5. Tras escuchar el debate, se percata de que el artícu-lo 43 es mucho más complejo de lo que se creía. No hayque sorprenderse de ello: el problema de la validez de

los instrumentos jurídicos no es tampoco fácil de resol-ver en derecho interno; y lo es menos aún en derechointernacional porque en él, a causa de su carácter es-pecial, no es posible pura y simplemente inyectar con-ceptos de derecho interno elaborados penosamente através de los siglos. Esos conceptos se refieren a la dis-tinción que ha de hacerse entre la inexistencia en dere-cho y la nulidad, entre la nulidad absoluta y la relativa,entre los actos nulos y los anulables, entre las causas denulidad que puede declarar de oficio un juez y las quesólo pueden invocar las partes, entre la nulidad total yla parcial, entre la nulidad reparable y la irreparable; yfinalmente, respecto de los efectos de la nulidad, entrelos instrumentos que son nulos ex nunc y los que sonnulos ex tune.

6. Al investigar la ratio juris del artículo 43 convienecompararlo con el artículo 45 en cuanto a la superve-niencia de una nueva norma imperativa de derecho in-ternacional general. El artículo 45 trata de la imposi-bilidad jurídica de ejecución y el artículo 43 de laimposibilidad material. Puesto que el objeto de un trata-do es uno de sus elementos esenciales, la desaparición ola destrucción de tal objeto suspende o termina el tra-tado, como se establece en los párrafos 1 y 2 del ar-tículo 43.

7. La imposibilidad de ejecución a que se refiere elartículo 43 no existe en el momento de celebración deltratado sino que sobreviene más tarde. Pufendorf trazóhace tiempo una distinción entre el caso del Estado queha contraído un compromiso en la creencia de que po-drá cumplirlo, por ignorar la existencia de circunstan-cias que harían imposible el cumplimiento, y el casoprevisto en el artículo 43 en que la ejecución era posibleal celebrarse el tratado pero resulta imposible ulterior-mente. En el primer caso, el instrumento jurídico esinexistente por faltar en él un elemento esencial; portanto no origina obligaciones. El Estado que ha contraí-do el compromiso no tiene el deber de cumplirlo ni elde reparar el perjuicio resultante. En el segundo caso,el de superveniencia de una imposibilidad de ejecución,hay que averiguar si ha habido mala fe; éste es el pro-blema objeto del nuevo párrafo 3.

8. El artículo 43 trata de la supervenencia de unaimposibilidad material de ejecución de carácter absolu-to. Las obligaciones derivadas del tratamiento no pue-den cumplirse en ningún caso, debido a la desaparicióno destrucción del objeto del tratado.

9. Sin embargo, cabe preguntarse si no convendríadisponer algo sobre la imposibilidad práctica o relativade ejecución. El anterior Relator Especial, Sir GeraldFitzmaurice, se ocupó de eso en su segundo informe2.El asunto es delicado por los peligros que entraña parala estabilidad de los tratados. No obstante, habría queestudiar la posibilidad de englobar los casos previstospor doctrinas tales como la noción continental del es-tado de necesidad y el concepto de la propia conserva-ción del derecho anglosajón. El tema merece examenporque hay algunos precedentes de jurisprudencia al

i Véase 832.a sesión a continuación del párr. 27, y párr. 28.

2 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1957,vol. II, págs. S3 y s.s.

74 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

respecto, en particular la decisión del Tribunal Perma-nente de Arbitraje en su laudo de 1912 sobre el casode las reparaciones de guerra de Turquía: «Por pocoque la responsabilidad ponga en peligro la existencia delEstado, constituirá un caso de fuerza mayor que podráser invocado en derecho internacional público, igual quepor un deudor privado» 3. En dicho caso el Tribunal es-timó que Turquía no había demostrado el estado denecesidad.10. Los tratados internacionales, sobre todo los de ca-rácter económico, contienen a menudo disposiciones so-bre la imposibilidad relativa de ejecución. Ejemplo deellas son el artículo 19 del Convenio y Estatuto sobre elrégimen de las vías navegables de interés internacional,firmado en Barcelona el 20 de abril de 1921 4; los ar-tículos 7 y 16 del Convenio y Estatuto sobre el régimeninternacional de los puertos marítimos, firmado en Gi-nebra el 9 de diciembre de 1923 5, y el artículo 89 deíConvenio de Aviación Civil Internacional firmado enChicago el 7 de diciembre de 1944 6.

11. A su modo de ver, esos casos no quedan previstosen el artículo 44, relativo a un cambio fundamental enlas circunstancias. Ese artículo no trata de la imposibi-lidad de ejecución, sea absoluta o relativa, sino del casoen que el tratado haya perdido todo sentido. Poco im-porta desde ese punto de vista que la norma rebus sicstantibus se interprete subjetivamente, como basada enla interpretación de la voluntad de las partes, o bien ob-jetivamente, como dependiente de los efectos del tiemposobre un tratado de duración ilimitada. No son casos alos que sea aplicable la doctrina de la frustración ni lateoría de la imprevisión: los fines del tratado no se hanfrustrado en modo alguno, ni ha habido ninguna impre-visión. Los casos a que alude el orador son aquellos enque la ejecución, sin ser totalmente imposible, resultadificilísima por haber sobrevenido ciertas circunstancias.Por ejemplo, a Suiza, país neutral durante la segundaguerra mundial, sólo le permitían los beligerantes recibircantidades ínfimas de materias primas; por consiguiente,existía una imposibilidad relativa de ejecución de trata-dos por los cuales Suiza se había comprometido a su-ministrar ciertas manufacturas.

12. Convendría suprimir el nuevo párrafo 3 porque elproblema a que se refiere es puramente una cuestión deresponsabilidad del Estado.13. El Sr. AGO dice que si la imposibilidad de ejecu-ción resulta de una falta cometida por una parte quetenía obligaciones específicas sea en virtud del tratado,sea de una norma general, esa parte es responsable nosólo del incumplimiento de dichas obligaciones especí-ficas sino también de la no ejecución del tratado en ge-neral. La supresión de lo dispuesto en el nuevo párra-fo 3 podría hacer desaparecer la segunda de esas dosformas de responsabilidad, toda vez que, con la desapa-

3 J. B. Scott, Cases of International Law (1922), vol. I, pá-gina 545.

4 Sociedad de las Naciones, Recueil des Traités, vol. VII,pág. 35.

s Ibid., vol. LVni, pág. 285.6 Colección Legislativa de España, Legislación y disposicio-

nes de la Administración Central, vol. I, pág. 936.

rición del tratado, ya no habría obligación de ejecutarlo.En consecuencia, conviene enunciar la norma de que sila imposibilidad de ejecución obedece a la violación deltratado por una parte, ésta no podrá alegar la imposibi-lidad como motivo para poner término al tratado o sus-pender su aplicación. Sin esa forma, les sería demasiadofácil a las partes librarse de su deber primordial deejecutar el tratado.

14. El Sr. RUDA apoya la sugerencia del Relator Es-pecial de que se invierta el orden primitivo de los párra-fos 1 y 2. La expresión «el objeto de los derechos yobligaciones estipulados en el tratado» recarga innece-sariamente el texto del nuevo párrafo 1; debiera bastarla palabra «objeto».15. En el nuevo párrafo 2, las palabras iniciales «Sifuese claro que tal imposibilidad de ejecución» oscure-cen un tanto el texto; podría muy bien abreviarse lafrase diciendo «Si tal imposibilidad». Además ello ten-dría la ventaja de armonizar la redacción de los párra-fos 1 y 2.

16. En lo que respecta al nuevo párrafo 3 que se pro-pone, los argumentos del Sr. Ago le han convencido deque esa disposición sería útil.17. Parece igualmente importante conservar el nuevopárrafo 4, pero quizá no sea el artículo 43 el lugar ade-cuado para expresar esa idea también aplicable del ar-tículo 44. En consecuencia, sugiere que el párrafo pasea ser un artículo distinto cuyas disposiciones se aplica-rían tanto al artículo 43 como al 44.18. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA dice que elpárrafo 1 plantea un problema de terminología. La Co-misión eligió deliberadamente la fórmula inglesa «thesubject-matter or the rights and obligations contained inthe treaty*, que difiere conscientemente de la fórmuladel artículo 69 aprobado en 1964, en el que se empleala expresión «the objects and purposes of the treaty*.Desgraciadamente, en las versiones francesa y españoladel artículo 43 el concepto de «subject-matter» ha sidoexpresado con el vocablo «objet» en francés y «objeto»en español, es decir la misma palabra que se emplea enlas versiones francesa y española del artículo 69 comoequivalente del término «objects» en la expresión «ob-jects and purposes*. Esta dualidad origina algunas du-das en cuanto al sentido del párrafo 3 del artículo 43 yplantea un problema que habrá de estudiar el Comité deRedacción.

19. El Sr. YASSEEN dice que el Sr. Ago ha trazadouna ingeniosa distinción entre dos clases de responsabi-lidad. Es cierto que existe una responsabilidad por laviolación y otra por la no ejecución del tratado. Ahorabien, sea como fuere, la responsabilidad puede fundarseen último término en una norma de derecho internacio-nal. Por ello, aunque se ponga término al tratado a cau-sa de la absoluta imposibilidad de ejecutarlo, no desa-parecerá la responsabilidad inherente a la no ejecución;pero este artículo no es el lugar adecuado para tratar lacuestión dç la responsabilidad.

20. El Sr. AGO hace notar al Sr. Yasseen que, segúnlos dos primeros párrafos del artículo, el Estado puedeinvocar la imposibilidad de ejecución como motivo para

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poner término al tratado o suspender su aplicación, loque equivale a poner término a las obligaciones en élprevistas. Si se admite la existencia de responsabilidadpor la no ejecución del tratado, no cabe permitir al mis-mo tiempo que el Estado declare que el tratado ha de-jado de existir, porque en ese momento terminaría laobligación de ejecutarlo.

21. El Sr. de LUNA, refiriéndose al ejemplo que dioen la sesión anterior de un tratado de extradición rela-tivo a una persona determinada, dice que aún no alcan-za a ver cómo se puede exigir la aplicación de ese tra-tado si la persona ha fallecido, aunque su muerte seaimputable al Estado que en virtud del tratado tenía eldeber de entregar la persona en cuestión al otro Estado.En tal caso, se plantea indudablemente un problema deresponsabilidad, pero que no tiene nada que ver con elartículo 43.

22. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que cabe hacer una distinción entrela responsabilidad que dimana del tratado, análoga a laresponsabilidad ex contractu del derecho privado, y laresponsabilidad que existe en ciertos casos al margen deltratado. Si la Comisión quiere prever ambos tipos deresponsabilidad, puede decir que existe siempre respon-sabilidad por determinadas formas de conducta, inde-pendientemente de las obligaciones que nacen del tra-tado. La evolución reciente del derecho internacionalpúblico, y más especialmente la del derecho de lostratados, tiende a generalizar instituciones como eldeber de reparar el daño y el de actuar con diligencia.A este respecto, el orador no comparte el parecer delSr. Yasseen.

23. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, con-testando al Sr. de Luna a propósito del concepto generaly de los efectos del artículo 43, dice que las disposi-ciones del artículo sólo tratan de los casos de imposibi-lidad real de ejecución, sea permanente o temporal. LaComisión no ha pasado por alto enteramente la cuestiónde la fuerza mayor, que él examinó en su segundo in-forme, en el párrafo 7 del comentario al artículo 21, re-lativo a la disolución de un tratado por haberse hechoimposible o ilícita su ejecución. En ese párrafo explicóque los casos de imposibilidad de ejecución cuya per-manencia es dudosa «podrían considerarse simplementecomo casos en que podría alegarse la fuerza mayor paraeximir de responsabilidad a una parte por el incumpli-miento del tratado». Sin embargo, añadió: «Pero cuan-do existe una imposibilidad prolongada de ejecutar obli-gaciones continuas parece mejor reconocer que el trata-do puede ser suspendido. Tal vez conviniera agregar queun caso obvio de imposibilidad, la que resulta de la rup-tura de hostilidades, no está comprendida... ni previstaen el presente artículo. Los efectos de la guerra en lostratados plantean cuestiones especiales, y no están pre-vistos en el presente informe» 7.

24. Después de examinar ese artículo en 1963, la Co-misión resolvió que la cuestión de la fuerza mayor po-dría muy bien dejarse para tratarla como parte del tema

7 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 92.

de la responsabilidad de los Estados y que el artículosobre la superveniencia de una imposibilidad de ejecu-ción debería referirse únicamente a la suspensión o ter-minación del tratado como resultado de dicha imposi-bilidad. En interés de la estabilidad de los tratados, lasdisposiciones sobre esta materia se han redactado en tér-minos restrictivos. No obstante, quizá debieran el Co-mité de Redacción y la propia Comisión examinar si porlo que se refiere a la fuerza mayor existe, no sólo en elartículo 43 sino en todo el proyecto de artículos, una la-guna que sea preciso colmar.

25. En cuanto al texto del párrafo 1, la frase «the sub-ject-matter of the right and obligations contained in thetreaty» sigue la terminología que suelen utilizar los ju-ristas anglosajones en materia de anulación de contra-tos por imposibilidad de ejecución. Esa frase quizá ten-ga un matiz que la distingue un tanto de la noción de«objeto del tratado». Se refiere a las materias a que estánvinculados los derechos y obligaciones del tratado. In-cluso dicha frase pudiera resultar demasiado restringidaporque puede haber casos en que la imposibilidad sedeba a la desaparición de ciertos factores físicos esen-ciales para la ejecución del tratado y no a la destruc-ción de las cosas a que están vinculados los derechos yobligaciones. El Comité de Redacción debería estudiarel asunto, así como el empleo de las palabras «desapari-ción» y «destrucción».

26. Observa que la Comisión aprueba en general la for-ma en que ha reordenado los dos primeros párrafos a finde destacar que la suspensión debe ser el resultado na-tural, y la terminación únicamente la solución extrema.Ésa es precisamente la razón por la que ha empezadoel párrafo 2 con las palabras «Si fuese claro que»; entodos los casos en que el carácter permanente de la im-posibilidad de ejecución no sea evidente se aplicará lanorma del párrafo 1 y, por tanto, no se pondrá fin al tra-tado sino que se suspenderá simplemente su aplicación.

27. Ha incluido los dos nuevos párrafos 3 y 4 para quela Comisión tenga la oportunidad de examinar los dosproblemas a que se refieren. Su propósito fue planteartambién esas cuestiones en el artículo 44, ya que puedenplantearse asimismo en relación con sus disposiciones,y a su debido tiempo invitará a la Comisión a estudiarsi conviene incluir párrafos análogos en dicho artículo.28. Después de escuchar las observaciones formula-das por el Sr. Yasseen en la sesión anterior, tiene el con-vencimiento de que el párrafo 3 es necesario no sólo enel artículo 43 sino quizá también en el 44, aunque enun-cia simplemente el principio general de derecho, y dederecho internacional, de que nadie puede sacar partidode su propia culpa. Los párrafos 1 y 2 establecen en tér-minos generales un derecho de suspensión o terminaciónen beneficio de cualesquiera partes en el tratado. Porello, es conveniente mantener el nuevo párrafo 3, cuyoobjeto es excluir la posibilidad de que un Estado invo-que el artículo 43 para limitar la responsabilidad que leincumba por su propia culpa. Si no se incluyera esepárrafo, la parte culpable podría ampararse en el ar-tículo 43 y alegar que, debido a la terminación del tra-tado, sus obligaciones conforme a éste habían dejado deexistir. Por consiguiente, el orador no está del todo

76 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

de acuerdo con el Sr. Yasseen en que toda la cuestiónpuede ser regulada en el derecho relativo a responsabili-dad de los Estados.29. En cuanto al nuevo párrafo 4, está de acuerdo enque la idea en él recogida, caso de incluirla en el pro-yecto, debe figurar en otro lugar, ya que no sólo es apli-cable al artículo 43 sino también al artículo 44. Sin em-bargo, no puede compartir el parecer de quienes han in-dicado que su alcance debería ampliarse aún más.30. Debe recordarse que el párrafo 1 del artículo 52sobre las consecuencias jurídicas de la nulidad de untratado especifica que esa nulidad no menoscabará lavalidez de los actos realizados de buena fe conforme a lasdisposiciones del instrumento nulo antes de que se ale-gare la nulidad, y dice también que «Las partes en eseinstrumento podrían ser obligadas a restablecer, en lamedida de lo posible, la situación que hubiere existidosi esos actos no se hubieren realizado.»

31. La situación es muy distinta en las circunstanciasprevistas en los artículos 43 y 44, que se refieren a untratado válido. El nuevo párrafo 4 se refiere al caso enque, habiendo una parte ejecutado parcialmente sus obli-gaciones emanadas de un tratado, surge cierta desigual-dad a la terminación del tratado debido a los mayoresbeneficios obtenidos por las otras partes. El nuevo párra-fo trata del difícil problema de restablecer el equilibrioentre las partes interesadas. Por lo mismo, su contenidoguarda relación con las disposiciones del artículo 53 so-bre las consecuencias jurídicas de la terminación de untratado.

32. Sin embargo, la norma enunciada en el nuevo pá-rrafo 4 no es de aplicación general. Es evidente que nose aplica a los casos de terminación mediante acuerdo,en los que las consecuencias de la terminación han deser decididas de común acuerdo por las partes. Tampocoes aplicable al caso de la violación, que crea sus propiosproblemas. Su campo de aplicación se limita a los casosde terminación producidos independientemente de la ac-ción de las partes, casos que están comprendidos en elartículo 43 sobre la superveniencia de una situación quehace imposible la ejecución, y en el artículo 44 sobre elcambio fundamental en las circunstancias.

33. Tiene la impresión de que, en su conjunto, la Co-misión estima que el párrafo 4 merece un examen mása fondo, aunque la mayoría de sus miembros desean re-servar su posición definitiva hasta que el Comité de Re-dacción haya dado una expresión más concreta a la nor-ma enunciada en dicho párrafo y haya dado su pareceral respecto.

34. Quizá convenga que el Comité de Redacción estu-die también si el artículo 43 no debe llevar una disposi-ción parecida al apartado c del párrafo 1 del nuevotexto propuesto para el artículo 44, el cual excluye laposibilidad de que una parte alegue un cambio de cir-cunstancias previsto en el tratado y cuyas consecuen-cias hayan sido objeto de disposiciones en el mismo(A/CN.4/183/Add.3, pág. 21). En el caso a que se re-fiere el artículo 43 es menos probable que las partes pre-vean las circunstancias que pueden causar la superve-niencia de una imposibilidad de ejecución. No obstante,

como se ha indicado que algunos tratados relativos a laproducción de energía hidroeléctrica contienen cláusulasque prevén la sequía y otros desastres naturales que pue-den impedir el suministro de electricidad, el Comité deRedacción debería examinar en términos generales sitambién en el artículo 43 sería útil una disposición deese tipo.

35. El Sr. de LUNA nunca ha puesto en duda que elnuevo párrafo 3 trate de un verdadero problema de res-ponsabilidad del Estado. Lo que ha sostenido es quesería absurdo afirmar la posibilidad de hacer revivir untratado al que se ha puesto término debido a la destruc-ción total de su objeto.

36. Dado que el nuevo párrafo 3 tiene por objeto pre-ver una cuestión de responsabilidad del Estado, la Co-misión debiera expresarlo claramente en el texto. El pá-rrafo debería modificarse de modo que diga que lasdisposiciones de los párrafos 1 y 2 no eximirán a unEstado de la responsabilidad en que pueda haber incu-rrido si la imposibilidad de ejecución se debe a una vio-lación del tratado por dicho Estado.

37. El mismo problema de responsabilidad del Estadosurge también en relación con varios otros artículos, enparticular los que se refieren al dolo y a la coacción.

38. El Sr. YASSEEN teme que se hayan comprendidomal sus anteriores observaciones. No ha querido decirque deba eximirse de toda responsabilidad a la parte quealegue una imposibilidad de ejecución que ella mismaha provocado al violar el tratado. Lo que ha querido de-cir es que el artículo 43 debe aplicarse a todas las partessin distinción, incluso la parte infractora. Cuando hayimposibilidad de ejecución, la imposibilidad es absolutay no hay ningún motivo para negar, incluso al Estadopor culpa del cual aquélla existe, el derecho a alegarlapara no cumplir una obligación.

39. Sobre este punto comparte el parecer del Sr. deLuna. La opinión de ambos difiere de la de otros miem-bros de la Comisión, no tanto por lo que respecta al fon-do, cuanto en lo referente a la redacción. Quizá pudieraagregarse al artículo la salvedad de que éste no se refierea la cuestión de la responsabilidad resultante de la si-tuación mencionada. Sigue creyendo que incluso la res-ponsabilidad por la violación del tratado tiene su origenen una norma de derecho internacional.

40. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, reconoce que ésta puede vacilar legíti-mamente entre dos tesis: según una, derivada del dere-cho interno de las obligaciones, el contrato deja de exis-tir al desaparecer su objeto; según la otra, basada en elconcepto del delito, la parte que lo ha cometido estáobligada, si no a restablecer el statu quo, lo que confrecuencia es imposible, al menos a restablecer ciertasituación teniendo en cuenta los deberes impuestos porel tratado.

41. Personalmente, ha optado por apoyar la tesis delos Sres. Tunkin y Ago por estimarla preferible para laseguridad del orden internacional. Ofrece mayores ga-rantías de que no se eludirán las obligaciones que abarcala rama del derecho internacional relativa a los tratados.

833.a sesión. —18 de enero de 1966 77

42. El Sr. AGO señala que la imposibilidad materialde ejecutar un tratado no significa necesariamente quedeje de existir la obligación jurídica por él creada. Cuan-do esa imposibilidad sobreviene sin culpa del Estado,éste puede no sólo encontrarse en la imposibilidad ma-terial de ejecutar el tratado sino también declarar que yano está obligado jurídicamente a hacerlo. Por el contra-rio, si la imposibilidad de ejecución resulta de una faltadel Estado, éste puede encontrarse en la imposibilidadde ejecutar el tratado, pero no puede declarar que noestá obligado a ejecutarlo. Ése es el verdadero sentidodel artículo 43.

43. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA dice que todoslos miembros están en principio de acuerdo sobre lasolución práctica que se ha de adoptar en el caso pre-visto en el nuevo párrafo 3; el tratado termina y el Es-tado culpable de una violación es responsable. Las opi-niones sólo discrepan acerca de la cuestión doctrinal delfundamento de la responsabilidad del Estado en ese caso.Algunos consideran que la responsabilidad se basa enel propio tratado y es por tanto una responsabilidad excontractu; el Sr. Yasseen la considera como una respon-sabilidad por efecto de la ley, o ex lege; y otros miem-bros opinan que se deriva de una violación del derechointernacional, o sea ex delicto. Procediendo como suelehacerlo la Comisión en tales casos, no debe permitirseque esas discrepancias de orden doctrinal impidan llegara un acuerdo sobre una disposición concreta.

44. Muchos miembros estiman que el Estado culpablepodría invocar las disposiciones de los nuevos párrafos1 y 2 para exonerarse de su responsabilidad cuando laviolación por él cometida determinase la imposibilidadde ejecución. Podría resolverse ese problema medianteuna disposición como la del nuevo párrafo 3 del Rela-tor Especial, o bien modificando el párrafo 1 de modoque no puedan desprenderse de él las consecuencias queacaba de mencionar. En todo caso, convendría pedir alComité de' Redacción que formulase en términos ade-cuados una solución práctica acerca de la cual no hubie-se discrepancias en la Comisión.

45. El Sr. TUNKIN dice que, por lo que respecta a lascuestiones doctrinales planteadas, merece tenerse encuenta la llamada «doctrina de la efectividad» sobre laque tanto se ha escrito recientemente8. Según tal doc-trina, cualesquiera que sean las circunstancias de la ce-lebración de un tratado, éste será jurídicamente válidosi se lleva a efecto, aunque sea por la fuerza; y un tra-tado válidamente concertado se considerará que hallegado jurídicamente a su término sólo por haberseimpedido mediante el uso de la fuerza su aplicación efec-tiva. Esa doctrina sanciona el uso de la fuerza en lasrelaciones internacionales.

46. Debe pedirse al Comité de Redacción que limitelas disposiciones del párrafo 3 a la norma de que el Es-tado culpable de la imposibilidad de ejecución no podráalegarla como causa para poner término a un tratadoo suspender su aplicación. Los problemas de responsa-bilidad de los Estados que originen esa situación deben

dejarse al Relator Especial que se ocupa del tema de laresponsabilidad de los Estados.

47. El Sr, YASSEEN no tiene el menor propósito deinvocar la doctrina de la efectividad para explicar suactitud y se limita a ajustarse a la realidad; ahora bien,nada más alejado de la realidad que pretender que unaparte pueda estar obligada a hacer algo imposible.

48. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, pro-pone que se remita el artículo 43 al Comité de Redac-ción, para que lo examine habida cuenta de los debates.

Así queda acordado 9.

ARTÍCULO 44 (Cambio fundamental en las circunstan-cias)

Artículo 44Cambio fundamental en las circunstancias

1. Un cambio en las circunstancias existentes al tiem-po de la celebración del tratado podrá alegarse como ra-zón para poner término al tratado o para retirarse de élúnicamente en las condiciones previstas en el presenteartículo.

2. Cuando se produjere un cambio fundamental enlo que atañe a un hecho o a una situación existente enel momento de la celebración del tratado, podrá ale-garse como motivo para poner término al tratado o re-tirarse de él:

a) Si la existencia de ese hecho o de esa situaciónhubiere constituido un elemento esencial del consenti-miento de las partes en el tratado; y

b) Si la consecuencia de ese cambio fuera modificaren un aspecto esencial el carácter de las obligacionesasumidas en el tratado. i

3. El precedente párrafo 2 no se aplicará:a) A un tratado que fijare una frontera; nib) A los cambios en las circunstancias que las partes

hubieren previsto y para cuyas consecuencias hubierentomado disposiciones en el tratado mismo.

4. En los casos a que se refiere el artículo 46, si elcambio en las circunstancias previsto en el párrafo 2 sólotuviere que ver con determinadas cláusulas del tratado,ese cambio podrá alegarse como razón para poner tér-mino únicamente a esas cláusulas. (A/CN.4/L.107, pá-gina 40.)

49. El PRESIDENTE invita a la Comisión a exami-nar el artículo 44, para el cual el Relator Especial hapropuesto el nuevo texto siguiente:

1. Un cambio fundamental ocurrido en cuanto a unhecho o estado de cosas existente en el momento de lacelebración del tratado únicamente podrá ser alegado poruna parte como causa para poner término al tratadoo retirarse de él:

a) si la existencia de ese hecho o estado de cosasconstituyera un elemento esencial del consentimiento delas partes en quedar obligadas por el tratado;

b) si la consecuencia de ese cambio fuese modificaren un aspecto esencial el carácter de las obligacionespermanentes asumidas en el tratado; y

8 Jean Touscoz, Le principe d'effectivité dans l'ordre interna-tional, París, 1964.

e Véase reanudación del debate en los párrs. 33 a 37 de la842.a sesión.

78 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

c) si el cambio no hubiese sido previsto por las par-tes y sus consecuencias no hubieran sido objeto de dispo-siciones en el tratado mismo.

2. No podrá alegarse un cambio fundamental comocausa para poner término a una disposición del tratadopor la cual se haya fijado una frontera o efectuado untraspaso de territorio, ni para retirarse del tratado encuanto a tal disposición. (A/CN.4/183/Add.3, pág. 21.)

50. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque por el momento no ha incluido en el artículo 44ninguna disposición sobre divisibilidad ya que este pro-blema se estudiará en su totalidad más adelante.

51. Al examinar de nuevo el texto del artículo adop-tado en 1963 llegó a la conclusión de que el párrafo 1,que en realidad constituye una introducción, era innece-sario y repetía lo dicho en el párrafo 2, por lo que re-solvió suprimirlo.

52. En el Comité de Redacción se ha manifestado unaclara tendencia a enunciar en forma negativa los artícu-los sobre terminación y suspensión, de modo que el ora-dor supone que el Comité de Redacción deseará hacerlo mismo con respecto a su nuevo texto del párrafo 1,que en tal caso habría que modificar sustituyendo «úni-camente» por «no» delante de la palabra «podrá», agre-gando al final las palabras «a menos que» y suprimiendoen cada uno de los tres apartados la palabra «si». No esmuy partidario de enunciar en forma negativa normasjurídicas que consagran el derecho a invocar motivos deinvalidez o terminación, pero el Comité desea hacer hin-capié en la estabilidad de los tratados y en el carácterexcepcional de las causas que pueden alegarse para laterminación.

53. En cuanto al párrafo 2, ha tenido en cuenta la su-gerencia del Gobierno de Israel de que su terminologíase hiciera coincidir con la del artículo 34, en su versióninglesa, empleando la expresión «state of facts*. Ahorabien, en la versión inglesa del artículo 34 el Comité deRedacción la ha sustituido por la palabra «situación»,y si la Comisión aprueba este cambio, él retirará su pro-puesta.

54. Le ha parecido aceptable la sugerencia del Go-bierno de Australia encaminada a insertar la palabra«permanentes» después de «obligaciones», pues así que-da claro que las obligaciones aludidas son las que aúnno han sido cumplidas. Por inadvertencia, las palabras«asumidas en el» figuran en el apartado b del párrafo 1;según ha indicado en las observaciones que hace en suinforme, habría que sustituirlas por la expresión «quehayan de cumplirse en virtud del», a fin de destacar bienesa misma idea.

55. Al examinar el texto del párrafo 3 adoptado en1963, llegó a la conclusión de que las dos excepcionesprevistas eran de índole muy diferente y que sería máslógico trasladar la segunda al nuevo párrafo 1, por estarestrechamente relacionada con las condiciones para laaplicación de la norma enunciada en el artículo 44. Deno aceptarse este cambio, la excepción podría figurar enun párrafo aparte.

56. Se recordará que, en su propuesta inicial, la pri-mera excepción se aplicaba a un grupo de tratados más

amplio que el de aquellos por los que se fija una fron-tera 10, pero la Comisión decidió reducir el alcance dela disposición. Tal vez convenga estudiar de nuevo elasunto, tanto más cuanto que el Gobierno de Australiaha puesto una fórmula más general que abarcaría lostratados de determinación de los límites territoriales dela soberanía. En lo que respecta al estilo, la fórmula«A las estipulaciones de un tratado por el cual... se fijeuna frontera», que propone el Gobierno de los PaísesBajos en sus observaciones, tal vez sea preferible a laexpresión «A un tratado que fijare una frontera.»

57. Como ha indicado el orador en el párrafo 8 desus observaciones, el Gobierno del Canadá ha hechonotar que la Comisión tal vez no ha tenido en cuenta laposibilidad de que la frontera señalada por un thalwegsea alterada por un fenómeno natural como una inunda-ción. A su juicio, no hace falta tener en cuenta tal hipó-tesis pues un caso de ese género supondría simplementela interpretación del tratado conforme al cambio habidoen la situación de hecho.

58. La Comisión tendrá que determinar si el artícu-lo 44 es lo bastante amplio para comprender el cambiode circunstancias provocado por una violación que alterepor completo la naturaleza del tratado. Tendrá tambiénque decidir si deben incluirse disposiciones sobre «vio-lación» y «compensación equitativa» en los casos en quesobrevenga un cambio fundamental de las circunstancias.

59. El Sr. VERDROSS felicita al Relator Especial porsu versión revisada del artículo 44. Nunca hasta ahorase han enunciado tan claramente los tres requisitos paraponer término a un tratado en virtud de la cláusula rebussic stantibus.

60. De todos modos, la cláusula inicial del párrafo 1es algo débil. Según Anzilotti y otros eminentes juristas,un Estado no puede invocar la cláusula rebus sic stan-tibus para sustraerse a un tratado a menos que haya pro-curado antes llegar a un arreglo amistoso por la vía di-plomática, idea que informaba la Declaración aprobadapor las grandes Potencias en Londres en 1871 n . Ciertoes que, en principio, hay que distinguir entre normas sus-tantivas y normas procesales, pero hay casos en que elcumplimiento de un procedimiento determinado es con-dición imprescindible para hacer valer un derecho. Delmismo modo que hay que agotar todos los recursosdel derecho interno antes de entablar una reclamaciónpor la vía diplomática, también habrá que agotar losprocedimientos diplomáticos antes de invocar la cláusularebus sic stantibus. El hecho de poner término a un tra-tado invocando esa cláusula es tan grave que deberíaexigirse al menos la previa búsqueda de una soluciónamistosa. La fórmula en que él piensa difiere de las su-geridas por algunos gobiernos que quisieran prever elrecurso a la Corte Internacional de Justicia o a un tri-bunal de arbitraje; tales procedimientos requieren unacuerdo especial entre las partes, en tanto que las repre-sentaciones por la vía diplomática son admisibles con-forme al derecho internacional general. El Comité de

10 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 90.

11 British and Foreign State Papers, vol. LXI, pág. 1198.

833.a sesión. —18 de enero de 1966 79

Redacción podría estudiar la posibilidad de enunciar esa,idea en la primera frase del párrafo 1.61. Acepta la norma enunciada en el párrafo 2 sobrelos tratados que fijen fronteras o determinen traspasosde territorio. No es una norma especial sino simplementela aplicación de la norma más general de que la cláusularebus sic stantibus no rige para los tratados ya ejecuta-dos totalmente, pues para invocar dicha cláusula han desubsistir obligaciones nacidas del tratado. Cuando el tra-tado ha sido totalmente ejecutado cesa de engendrar obli-gaciones y, por tanto, la cláusula es inaplicable. Si el Es-tado A cede un territorio al Estado B, la soberanía sobreese territorio pasa al Estado B y el tratado queda plena-mente ejecutado. Análogamente, si un Estado se obligaa pagar cierta indemnización en plazos anuales, al pagodel último plazo el tratado queda ejecutado en su tota-lidad y ya no puede invocarse la cláusula rebus sic stan-tibus.62. Por consiguiente, quizá fuera preferible enunciaren el párrafo 2 la norma general de que la cláusula rebussic stantibus no es aplicable al tratado que haya sidototalmente ejecutado; los ejemplos pueden mencionarseen el comentario.63. El Sr. CASTREN dice que la mayoría de los cam-bios introducidos por el Relator Especial en el textode 1963 son de pura forma. Algunos de ellos constituyenmejoras, aunque el texto revisado puede todavía perfec-cionarse. Aprueba la integración del párrafo 1 y el pa-saje inicial del párrafo 2 de 1963. El texto resulta asímás conciso y tiene menos repeticiones, aunque la fraseinicial del párrafo 1 y apartado a de ese párrafo son re-dundantes.64. Lo más grave es que como el nuevo texto se refiereúnicamente a cambios fundamentales, cabe pretendermaliciosamente que, tratándose de otras modificacionesmenos importantes, puede alegarse tal estado de cosaspara poner término al tratado. Con objeto de evitar eseequívoco, así como las repeticiones inútiles, debe supri-mirse la palabra «fundamental» de la frase inicial delpárrafo 1 y sustituir las palabras «si la existencia de esehecho o estado de cosas constituyera» por las palabras«si tal cambio fuera fundamental y afectara a». Asimis-mo, debe sustituirse «cambio fundamental», en el párra-fo 2, por las palabras «cambio de las circunstancias».65. No se opone a que se mantenga la palabra «perma-nentes» en el apartado b del párrafo 1, pero la consi-dera superflua.66. También considera ambiguo el sentido del apar-tado c del párrafo 1, que en su nuevo contexto se prestaa la absurda deducción de que no se permitirá invocaruna disposición del tratado que prevea las consecuen-cias de un cambio de las circunstancias. Esa disposicióndebe trasladarse a otro párrafo aparte, como en el textode 1963.67. Tal vez haya ido excesivamente lejos el RelatorEspecial al ampliar el alcance del párrafo 2 a los trata-dos por los que se efectúa un traspaso de territorio.En 1963, la Comisión se abstuvo deliberadamente demencionar esos tratados, pero el Relator Especial vuel-ve a mencionarlos en su nuevo proyecto, aunque en for-

ma ligeramente distinta. La importancia de la excep-ción relativa a los tratados territoriales se acentúa porel hecho de dedicar un párrafo independiente a esostratados y a los que fijan fronteras. La Comisión debevolver a la estructura del texto de 1963 y abordar eseproblema en el párrafo relativo al cambio de las circuns-tancias previsto por las partes en el tratado, pero invir-tiendo el orden de los dos párrafos. También podría seruna solución satisfactoria la que propone el Sr. Verdross.

68. Respondiendo al Sr. Verdross, que teme que pue-da invocarse el artículo infundadamente, dice que el casoestá previsto por lo menos en parte en el artículo 51, quetrata del procedimiento y del deber de negociar con laotra parte antes de declarar nulo o inaplicable el tra-tado.

69. El Sr. de LUNA opina que, salvo pequeños deta-lles, el nuevo texto del artículo 44 constituye una netamejora. Las tres condiciones que han de cumplirse si-guen un orden lógico y se enuncian con claridad. Quizáconviniera precisar que esas condiciones son acumulati-vas, aunque esto sea evidente.70. La incorporación al apartado b del párrafo 1 dela palabra «permanentes» es también una mejora, aun-que no sea estrictamente necesaria, pues desde el mo-mento en que se ha ejecutado el tratado deja de ser eje-cutorio.

71. Aprueba las observaciones del Sr. Verdross acercadel párrafo 2. No se opone a que se amplíe el alcance dela disposición a los tratados por los que se efectúantraspasos de territorio, pues éstos constituyen siempretransacciones concretas; es imposible traspasar un terri-torio indeterminado, con fronteras sin delimitar. Porello, la disposición no es superflua.72. Si bien es cierto, como ha dicho el Sr. Verdross,que a lo largo de la historia de la cláusula rebus sic stan-tibus se ha sostenido siempre que no se puede colocar alas partes, sin ser oídas, ante el hecho consumado de unadenuncia unilateral, se pregunta si, prescindiendo delprocedimiento especial previsto en el artículo 51, ofrecealguna ventaja la condición de que haya habido negocia-ciones. La jurisprudencia de la Corte ha puesto de re-lieve que esa condición es un simple trámite, es decir,que las partes la cumplen una vez que han adoptado suposición, aun cuando no hayan negociado de buena fe.Por otra parte, el párrafo no se presta al establecimientode una condición de contrahendo.

73. Encuentra satisfactorio el nuevo texto. El RelatorEspecial ha mencionado, a propósito del artículo 43 ydel artículo 44, la necesidad de estudiar si convendríaañadir una cláusula general aplicable a varios artículosque abarque el problema de la buena fe, llamado tam-bién de «.clean hands». El cambio fundamental de cir-cunstancias puede ser espontáneo, sin intervención delas partes, o consecuencia indirecta de sus actos, o atri-buible a un Estado que de modo ilícito haya alterado lascircunstancias fundamentales. Los artículos 43 y 44 sonprobablemente el lugar adecuado para una disposiciónde esa índole. Otra solución sería preparar un artículoaparte, de carácter general, con referencia a todos loscasos de aplicación al Estado cuyos actos provoquen un

80 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

cambio de circunstancias y la consiguiente imposibilidadde ejecutar el tratado.

74. El Sr. BRIGGS dice que, como puede verse porlas observaciones que formuló en las sesiones 695.a

y 710.a n, le resultó difícil aceptar el artículo 44 y seabstuvo de votar sobre él. En aquel entonces indicó queel artículo no enunciaba una norma de derecho interna-cional sino una doctrina que, aunque invocada por cier-tos Estados, nunca había sido sancionada por ningún tri-bunal internacional13.

75. Como se indica en el párrafo 3 del comentariode 1963 sobre el artículo 44, los tribunales nacionalessiempre han acabado por rechazar la aplicación del prin-cipio rebus sic stantibus en las circunstancias particula-res de los asuntos que se les han sometido. Los Gobier-nos de Colombia, los Estados Unidos, Italia y Turquíahan señalado el carácter controvertible de ese principio,y otros muchos no han llegado en sus observaciones aaceptar las conclusiones formuladas por la Comisión enlos párrafos 1 y 2 del comentario; a saber, que según elderecho internacional los tratados pueden dejar de serobligatorios para las partes como consecuencia de uncambio fundamental de las circunstancias, y que abun-dan las pruebas de que ese principio está reconocidocomo norma de derecho consuetudinario. Trece gobier-nos han interpretado la expresión rebus sic stantibuscomo una doctrina, uno como concepto, uno como no-ción y uno como cláusula. Ocho gobiernos la conside-ran como principio; sólo tres la denominan norma.

76. En realidad, lo que la Comisión desea con el ar-tículo 44 es el desarrollo progresivo del derecho inter-nacional en una materia respecto de la cual la prácticano está suficientemente avanzada; por ello conviene re-dactar el artículo con la mayor prudencia.

77. Reconoce que, por lógica, hay que emplear la for-ma negativa. La expresión «estado de cosas» que figuraen el nuevo texto debe sustituirse por «situación».

78. Deben mantenerse en lo esencial los apartados ay b del párrafo 1, y hay que referirse a las partes enplural a fin de comprenderlas a todas. Las modificacio-nes introducidas por el Relator Especial en el aparta-do b del párrafo 1 son aceptables, como también lo esel empleo de la palabra «esencial» en ambos apartados.

79. El hecho de que en el párrafo 2 se haga referenciaa la terminación de una «disposición» o a la retiradacon respecto a ella parece contradecir la afirmación delRelator Especial de que se ha dejado de lado la cues-tión de la divisibilidad, y éste es un punto que el Comitéde Redacción deberá tener presente. La excepción mis-ma, tal como se enuncia en el párrafo 2, es justificabley debiera mantenerse.

80. La cuestión de la posible inclusión en el artículo 44de disposiciones análogas a las que figuran en el nuevotexto de los párrafos 3 y 4 del artículo 43 debe aplazarsehasta que se examine el artículo 53.

81. En su forma actual, el artículo 44 no es satisfac-torio. En primer lugar, porque es indispensable una cláu-sula parecida a la que figuraba en el texto inicial delapartado a del párrafo 1 de lo que fue artículo 22, cláu-sula que decía: «Un cambio en las circunstancias exis-tentes al tiempo de celebrarse el tratado no obstará, depor sí, para que el tratado siga siendo válido» u. Él pro-puso que al final de ese texto se añadieran las palabras«ni dará a una parte el derecho de poner término al tra-tado o de retirarse de él.»

82. En cuanto a la propuesta del Sr. Castren acercade la palabra «fundamental», el artículo sólo trata deun cambio fundamental de las circunstancias. A su jui-cio, convendría aclarar que un mero cambio de las cir-cunstancias no autorizará a una de las partes a ponertérmino al tratado ni a retirarse de él.83. La segunda razón por la que considera inadecuadoeste texto es que no contiene ninguna disposición sobrela posibilidad de una decisión judicial, laguna que hanseñalado siete gobiernos. Cuando el orador señaló lagu-nas semejantes en otros artículos se le dijo que la Comi-sión elaboraba normas sustantivas y no se ocupaba delprocedimiento para aplicarlas ni de su evolución ins-titucional. De todos modos, coincide con el Sr. Verdrossen que el procedimiento puede en algunos casos condi-cionar el enunciado de la norma propiamente dicha, y enque la idea de una decisión judicial puede incorporarsea la norma sustantiva. En el caso presente, una normaque permita a los Estados alegar el cambio fundamentalde las circunstancias debe comprender una disposiciónque les obligue a intentar primero llegar a un acuerdo;no comparte la opinión del Sr. Castren de que el ar-tículo es suficiente a este respecto.

84. Por las razones expresadas, cree que incluso lanueva versión del Relator Especial es peligrosamentevaga y difícil de aceptar, a menos que se la modifiqueconsiderablemente. Como ejemplo de la clase de peligroa que se refiere, cita el caso de Panamá que invocó con-tra los Estados Unidos algunos elementos del texto de1963, pese a que era conocido su carácter provisional,sin mencionar para nada los medios procesales estableci-dos en el artículo 51.

Se levanta la sesión a las 12.40 horas.

14 Ibid., vol. II, pág. 92.

12 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I.

« Ibid., pág. 153, párr. 29.

834.a SESIÓN

Miércoles 19 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Cas-tren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Rosenne, Sr. Ruda, Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin..Sr. Verdross, Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

834.a sesión. —19 de enero de 1966 81

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 44 (Cambio fundamental en las circunstan-cias) (continuación) l

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguir exa-minando el artículo 44.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque le ha venido a la memoria la propuesta del Gobiernodel Paquistán encaminada a incorporar al artículo 44 unadisposición en el sentido de que la parte que haya con-tribuido en gran medida a un cambio en las circunstan-cias no podrá invocar tal hecho como causa de termina-ción del tratado o de retirada de él. Podría examinarseesa propuesta, juntamente con la suya propia, de que laComisión estudie la posibilidad de incluir en el artículoun nuevo párrafo referente a los casos de violación.

3. El Sr. RUDA está de acuerdo con los que en 1963dudaban de que el principio rebus sic stantibus estuvierareconocido como norma del derecho internacional con-temporáneo. Es más, cree que la adopción de ese prin-cipio haría peligrar la seguridad de los tratados. Por lotanto, sería preciso especificar en el proyecto las condi-ciones de su aplicación e incluir garantías apropiadas.

4. Los párrafos 1 y 2 del texto adoptado en 1963 enun-ciaban casi la misma idea, y el Relator Especial se vioante la alternativa de suprimir el uno o el otro. Con todo,según ha hecho observar el Sr. Briggs, había una dife-rencia entre ellos. En el anterior párrafo 1 se destacabade modo más categórico que en el nuevo párrafo 1 elcarácter excepcional del principio rebus sic stantibus.En el transcurso de las revisiones sucesivas se ha diluidoel enunciado de ese principio. Habría que optar entresubrayar en el párrafo 2 del nuevo texto el carácter ex-cepcional del principio, o bien restablecer el antiguo pá-rrafo 1 como introducción al artículo 44.

5. Observa que la expresión «un hecho o una situa-ción» ha sido sustituida por las palabras «un hecho o es-tado de cosas». El Relator Especial ha explicado la re-lación entre esa disposición y el artículo 34 referente alerror, pero a juicio del orador la expresión empleadaen 1963, y en particular la palabra «situación», era pre-ferible, por lo menos en español.

6. Aprueba la incorporación de la palabra «permanen-tes» al apartado b del párrafo 1, pues puntualiza queel principio no es aplicable a las obligaciones ya cum-plidas por las dos partes.

7. Le parece interesante la observación del Sr. de Luna,de que en el párrafo 1 convendría decir claramente quelas condiciones establecidas en los apartados a, b y cdeberán aplicarse conjuntamente.

8. En cuanto al párrafo 2, está de acuerdo con elSr. Verdross en que no podría aplicarse a un tratado ya

ejecutado. Eso es lógico y correcto en teoría, pero todavez que se trata de problemas de fronteras, a los que sonmuy susceptibles los Estados, debería mantenerse la re-ferencia a los tratados por los que se fijan aquéllas. LosEstados verán sin duda muy favorablemente una dispo-sición que haga resaltar aún más el carácter excepcionaldel principio y que deje de lado una cuestión política-mente tan delicada como la de las fronteras. Por otraparte, no comprende la disposición relativa al traspasodel territorio. Dado que dicho traspaso presupone forzo-samente la fijación de una frontera, bastaría con expre-sar la primera idea mencionada.

9. Volviendo al asunto de las garantías necesarias parala aplicación de la norma, observa que sobre todos losartículos del proyecto planea la idea de una jurisdicciónsuperior. Por ejemplo, el artículo 31 contiene las pala-bras «salvo cuando la violación del derecho interno fuereevidente» y el actual párrafo 2 del artículo 43 empiezadiciendo «Si fuese claro». Se trata de conceptos mani-fiestamente subjetivos respecto de los cuales sólo puedenresolver terceros y no las partes interesadas. La idea deuna jurisdicción superior también aparece en el artícu-lo 44, donde se habla de un cambio que modifique enun aspecto esencial el carácter de las obligaciones. ¿Quiénhabrá de decidir lo que constituye «un aspecto esencial»?Se adhiere por tanto a las observaciones del Gobiernodel Reino Unido, según el cual la sola remisión a la Cartaen el artículo 51 del proyecto es por demás insuficientepara salvaguardar la seguridad de los tratados.

10. Es verdad que la norma establecida en el artícu-lo 44 permitiría remediar ciertas injusticias. Pero al mis-mo tiempo podría engendrar una gran inestabilidad e in-justicias manifiestas en las relaciones internacionales, amenos que exista un sistema de garantía de su aplica-ción. Ante el eterno dilema entre la estabilidad y la evo-lución del derecho, él se pronuncia por la estabilidad.

11. El Sr. ROSENNE recuerda las palabras pronun-ciadas por el Sr. Amado en la 694.a sesión cuando dijo:«Los juristas educados en el sagrado respeto de la máxi-ma pacta sunt servando y de la inviolabilidad de los tra-tados tienden a ponerse instintivamente en guardia frentea las argucias de esta sierpe del derecho que es la cláu-sula rebus sic stantibus» 2. El verdadero problema queplantea el artículo 44 es el de lograr cierto equilibrio en-tre la norma pacta sunt servando y el prudente recono-cimiento de la necesidad de permitir la modificación delos tratados de forma que una rigidez excesiva no com-prometa el mantenimiento de la paz.

12. El artículo 44, así como el artículo 43 y el apar-tado c del artículo 68, constituyen un sistema lógico enque el primero encierra un elemento de subjetividad con-trolada y los otros dos contienen elementos objetivos.

13. No sabe si al calificar de controvertible la normarebus sic stantibus los gobiernos ponen en duda su exis-tencia o sólo su alcance y naturaleza. Además, algunasde sus observaciones parecen reflejar una actitud pasa-jera motivada sin duda por los litigios pendientes.

1 Véase 833.a sesión a continuación del párr. 48, y párr. 49.

2 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 150.

82 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

14. La Comisión debiera prescindir de toda controver-sia doctrinal y decidir si el artículo 44, ya sea de lex latao de lege ferenda, debe ser incluido en el proyecto. Espartidario de la forma que se le dio en el 15.° períodode sesiones, y ello por la razón expuesta en el párra-fo 6 del comentario correspondiente, en el que se decla-raba que «Sin embargo, la Comisión llegó a la conclu-sión de que el principio debe figurar en el actual derechode los tratados, siempre que su aplicación sea cuidado-samente circunscrita y reglamentada. Cabe que un tra-tado esté en vigor por mucho tiempo y que sus estipu-laciones lleguen a constituir una carga indebida para unade las partes.» 3

15. En cuanto al nuevo texto del Relator Especial,teme que la refundición de los párrafos 1 y 2 atenúe elcarácter excepcional de la norma. Se inclina por tantoa pensar que se debe mantener el párrafo 1 del textoanterior, insertando la palabra «-no» delante de «podráalegarse» y sustituyendo «únicamente en» por «a menosque se cumplan».

16. En los párrafos 1 y 2 del texto de 1963 se esta-blece acertadamente la diferencia entre el simple cambioy el cambio fundamental de las circunstancias, distin-ción que debe mantenerse.17. El nuevo párrafo 1, al referirse a un cambio fun-damental invocado «por una parte», introduce una ma-yor precisión que es acertada porque aclara que el ar-tículo sólo se aplica a los Estados que han consentidoen obligarse y para los cuales el tratado ha entrado envigor. El artículo no sería por tanto aplicable a ningúnEstado obligado de otra manera que por su propio con-sentimiento (si ello fuera posible, cosa que duda) y queno sea parte según el apartado / bis del artículo 1. Lasobservaciones al respecto de los Gobiernos del Camerúny de Jamaica deben recogerse en el texto y en el co-mentario.

18. Aunque las observaciones de algunos gobiernosrespecto de las repercusiones del principio de autode-terminación en el derecho de los tratados tienen ciertafuerza, la Comisión debe mantener su actitud de abste-nerse de interpretar la Carta. Esto es muy necesario por-que el problema de la autodeterminación ha sido enco-mendado hace poco al Comité Especial de principios dederecho internacional referentes a las relaciones de amis-tad y a la cooperación entre los Estados. Los artícu-los 37, 45 y 68 en su apartado c atañen probablementeal principio de autodeterminación; el asunto puede acla-rarse en la versión definitiva del párrafo 1 del comen-tario.19. La nueva versión del párrafo 2 del Relator Espe-cial no es muy satisfactoria; es preferible el apartado adel párrafo 3 del texto de 1963. Junto con el artículo 46,esa disposición sería suficientemente amplia.20. Se ha planteado el problema de si el artículo 44ha de contener o no disposiciones análogas a las que elRelator Especial ha propuesto incluir en los párrafos 3y 4 del artículo 43. Pero las consideraciones mismas quehan inducido a esa propuesta en lo tocante al artículo 43

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 244.

deben constituir un argumento para no introducir nin-guna cláusula del mismo género en el artículo 44. Elartículo 43 es de carácter completamente objetivo y lafinalidad del nuevo párrafo 3 es evitar que en él se in-troduzcan elementos subjetivos; el artículo 44 trata defacilitar una norma objetiva cuando aparecen ciertosfactores subjetivos que hacen el mantenimiento del tra-tado gravoso para una de las partes; una disposiciónanáloga al nuevo párrafo 3 propuesto para el artículo 43sólo podría crear confusión. Nada tiene que añadir a lasobservaciones que ya hizo en el debate sobre el artícu-lo 43 acerca del nuevo párrafo 4 propuesto para dichoartículo.

21. No puede aceptar la tesis de anteriores oradoressobre la relación entre las disposiciones de fondo y lasde procedimiento, ni el argumento de que el procedi-miento pueda condicionar la formulación de una normade derecho; sólo podrá ser una condición para su apli-cación. La preocupación de esos oradores ha quedadodisipada en el presente caso y lo será más todavía porla propuesta del Relator Especial de trasladar algunasdisposiciones generales al comienzo de la sección III.La Comisión no podría ir más allá del artículo 33 de laCarta, que todos convendrán en que constituye lex lata.Quizá una conferencia diplomática desearía ir más lejos,pero no está convencido de que las controversias acercade la interpretación o de la aplicación de los tratadossean intrínsecamente más justiciables que otras contro-versias internacionales, idea que fue introducida en laConferencia de la Paz de La Haya, en 1907.

22. Duda de que el artículo 44 entrañe para la estabi-lidad de los tratados riesgos mayores que algunos otrosartículos del proyecto. En realidad pueden incluso sermenores.23. Estima que el texto de 1963 logra un equilibrioentre las exigencias de estabilidad y las de cambio, yque podría servir de base de discusión en una confe-rencia diplomática.

24. El Sr. YASSEEN dice que ningún gobierno haopuesto serias objeciones al principio básico del artícu-lo 44. La principal concierne al procedimiento paraaplicar el artículo. Como ha señalado el Sr. Ago, el pro-blema de la aplicación de un artículo de esta índole debeser independiente del de su formulación.

25. No niega que en algunos casos puede considerarsecomo condición sustantiva cierto procedimiento de apli-cación de un artículo. Llevado por su interés en salva-guardar la estabilidad de los tratados, el Sr. Verdrossse ha preguntado si la celebración de negociaciones pre-vias no debería considerarse como condición sustantivaque ha de cumplirse para poder aplicar este artículo. Enese sentido, el Sr. Verdross no ha ido tan lejos comoalgunos gobiernos, a cuyo juicio la aplicación sólo esposible si se la somete a arbitraje o ala jurisdicción dela Corte Internacional de Justicia.

26. Cree que un artículo de esa naturaleza sería depoca utilidad. Por regla general, los Estados no rompensus relaciones hasta haber intentado conciliar los puntosde vista e invitado a las otras partes a examinar de nue-vo el problema. Por tanto, no hace falta considerar las

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conversaciones y las negociaciones como condición sus-tantiva para la aplicación de la norma rebus sic stan-tibus.

27. En cuanto a la redacción, la supresión del párra-fo 1 del texto de 1963 representa una mejora indiscuti-ble. El orador, que había propuesto esa modificación en1963 4, se congratula de que se haya aceptado su ideapues el contenido del párrafo 1 está implícito en el pá-rrafo 2.

28. Según el nuevo texto del apartado c del párrafo 1,es condición necesaria para la aplicación de la doctrinarebus sic stantibus que el cambio de circunstancias nohaya sido previsto. Así debe ser pues si las partes hanadoptado alguna disposición para hacer frente a las con-secuencias de dicho cambio el artículo sería inaplicable.No se opone a que esta excepción se considere comocondición para la aplicación del principio, pero estimaque el apartado c debería conservar la forma que teníaen 1963, que en el nuevo texto se ha reforzado sin nin-guna razón de peso. Prefiere la fórmula «para cuyasconsecuencias hubieren tomado disposiciones en el tra-tado mismo» a la expresión más imprecisa «sus conse-cuencias no hubieran sido objeto de disposiciones...».El texto de 1963 indicaba que el propio tratado debecontener disposiciones para remediar las consecuenciasde un cambio fundamental de las circunstancias. Unadisposición imprecisa, referente a algún cambio indeter-minado, no debe impedir la aplicación del principiorebus sic stantibus.

29. En cuanto a las excepciones previstas en el ar-tículo, el Sr. Verdross ha señalado uno de los auténticosaspectos del problema: el cambio no debe haberse pre-visto y ha de afectar a obligaciones permanentes. Dichode otro modo, la excepción se funda en la naturaleza in-trínseca del principio rebus sic stantibus.

30. La excepción relativa a la fijación de fronteras oal traspaso de territorios es una mera aplicación de estacondición general de la aplicabilidad de una norma. Seríapor tanto preferible encontrar una fórmula que abarqueno sólo esos casos particulares sino también todos losque sean de la misma índole. A este respecto sería útilel proyecto de Harvard, pues dice que el tratado puedeser declarado sin fuerza de obligar, es decir, que ya nose puede exigir su ejecución 5. Esa cláusula pudiera serel punto de partida de una fórmula que enuncie unaexcepción general fundada en la propia naturaleza delprincipio rebus sic stantibus y que no se refiera solamen-te a casos particulares.

31. El Sr. TUNKIN recuerda que en el 15.° períodode sesiones afirmó que a su juicio existe una norma dederecho internacional sobre el cambio fundamental de

* Ibid., vol. I, pág. 262, párr. 35.5 Artículo 28: Rebus sic stantibus.

a) Todo tratado concertado con referencia a un estado de cosascuya permanencia consideren las partes como factor que lasmueve a asumir las obligaciones estipuladas podrá ser decla-rado no obligatorio por un tribunal o autoridad internacio-nal competente, en el sentido de que ha terminado su ejecu-ción, cuando aquel estado de cosas hubiere sufrido un cam-bio fundamental.

las circunstancias, pero es una norma imprecisa y pre-senta por eso un peligro para la estabilidad de los trata-dos y para el conjunto de las relaciones internacionales.La tarea de la Comisión consiste en definir claramenteesa norma y en hacerla aplicable sólo en casos excep-cionales.

32. El texto de 1963 era en general aceptable, aunqueadmitía mejoras de redacción. El nuevo texto del Rela-tor Especial es mejor en algunos aspectos, pero desdeluego no difiere en cuanto al fondo de la versión anterior.33. Podría darse mayor precisión al nuevo texto delpárrafo 1 suprimiendo la frase «o estado de cosas».Tampoco cree adecuada la expresión «una situación»que, como ha demostrado la práctica de las NacionesUnidas, no es un concepto preciso.

34. Debiera suprimirse del apartado a del párrafo 1la palabra «esencial», pues habría que interpretarla.

35. Le parece aceptable la propuesta del Gobierno deAustralia de insertar en el apartado b del nuevo pá-rrafo 1 la palabra «permanentes», ya que puntualiza quese trata de obligaciones aún no ejecutadas. Por el con-trario, la fórmula «en un aspecto esencial» adolece deimprecisión y debiera sustituirse por una palabra como«radicalmente».

36. Opina, como el Sr. de Luna y el Sr. Ruda, quelas tres condiciones establecidas en los apartados a, by c del nuevo texto del párrafo 1 deben cumplirse paraque sea aplicable la norma del artículo 44, y que asídebiera decirlo más claramente el texto.

37. Ya ha expuesto su opinión sobre el problema ge-neral de combinar normas sustantivas y de procedimien-to. El intento de combinar normas sustantivas importan-tes con el deber de someter las controversias a unajurisdicción obligatoria lleva con frecuencia a hacer ino-perante la norma, ya que la jurisdicción obligatoria sóloha sido aceptada por unos 40 Estados Miembros de lasNaciones Unidas.

38. El Sr. PESSOU reconoce, como el Sr. Ruda y elSr. Rosenne, el carácter excepcional de la norma rebussic stantibus.

39. De las diversas observaciones hechas durante elúltimo período de sesiones de la Asamblea General, sereferirá únicamente a la posición del Gobierno del Ca-merún, según el cual sería excesivo excluir totalmente dela aplicación de la norma rebus sic stantibus los trata-dos que fijan fronteras, pues ello «sería contrario alprincipio de libre determinación establecido en la Carta,especialmente en aquellos casos en que las fronteras te-rritoriales han sido impuestas a los Estados sin tenerpara nada en cuenta consideraciones de orden geográfi-co o étnico». Puede apreciarse que la actitud del Came-rún está influida por el problema de los dos antiguos te-rritorios del Camerún sometidos al fideicomiso delReino Unido y de Francia respectivamente, y la asig-nación de una parte a Nigeria, problema que se hallevado ante la Corte Internacional de Justicia 6.

6 Caso concerniente al Camerún septentrional, I.C.J. Reports,1963, pág. 15.

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40. En cuanto al texto del artículo 44 adoptado en1963, en ciertas situaciones hay efectivamente un cam-bio de las circunstancias pero éste no influye por sí solode modo decisivo. Se ha dicho que la cláusula rebus sicstantibus es una norma aplicable a un cambio de cir-cunstancias que haga absolutamente imposible el logrode los objetivos del tratado; ahora bien, la cláusula noactúa como una condición del tratado sino como unprincipio general de derecho.

41. Inmediatamente después de la proclamación de laindependencia de los trece Estados africanos de lenguafrancesa al sur del Sahara ocurrió que, por lo menos enlo que respecta al Senegal y Dahomey, los tratados quefijaban las fronteras respectivas se convirtieron en dere-cho para los nuevos Estados en aplicación del principiouti possidetis ita possideatis. Disfrutan también de lasventajas de los acuerdos concertados por un pequeñonúmero de Estados en beneficio de toda la comunidadinternacional. La norma rebus sic stantibus no planteaproblema alguno para los Estados africanos de hablafrancesa, ya que en el derecho interno francés, del quederiva el suyo, existe la teoría de la imprevisión. Ciertoes que entre Francia y esos Estados la práctica ha evo-lucionado. Por su silencio, se encuentran provisional-mente obligados a respetar las anteriores convencionesde interés general en que era parte la antigua metrópoli,pero pueden desligarse de ellas mediante simple noti-ficación y sin observar el procedimiento previsto enesas convenciones. Este criterio concuerda con el quese refleja en la observación del Gobierno del ReinoUnido de que «en la situación actual una parte quealegue un cambio fundamental en las circunstancias seencuentra obligada, antes de poder invocarlo en modoalguno, a proponer negociaciones a la otra parte y, sidichas negociaciones no dan resultado positivo, al me-nos a ofrecer un arbitraje del problema» (A/CN.4/183/Add.3, pág. 11).

42. Entre los Estados africanos de lengua francesa alsur del Sahara y la antigua metrópoli no se ha planteadonunca el problema del arbitraje ni se ha sometido con-troversia alguna a la Corte Internacional de Justicia,pues existe otro procedimiento totalmente satisfactorio.Si surge alguna dificultad, sea con motivo de los acuer-dos anteriores firmados por Francia sea porque un Es-tado africano necesita afirmar su soberanía, el Jefe deeste Estado se dirige al Presidente de la República Fran-cesa, el cual hace las gestiones necesarias ante las demáspartes interesadas con objeto de encontrar una solución.

43. Los vínculos jurídicos establecidos entre Francia yesos Estados en el momento del reconocimiento de suindependencia por Francia evolucionan rápida y pací-ficamente. Pero esa evolución nada tiene de una «des-colonización», término éste que denota cierta agresivi-dad; se trata de un proceso de emancipación políticafavorecido por un ambiente de confianza. La prácticaestablecida es excelente; garantiza la libertad de acciónde los nuevos Estados y ha permitido evitar, como eranecesario, que se crease un vacío jurídico en las rela-ciones internacionales en el momento del traspaso de lospoderes.

44. En cuanto a la forma del artículo 43, el hecho deque las partes no hayan previsto el cambio de circuns-tancias y la falta en el tratado de disposiciones relativasa ese cambio deberían formularse no como condiciónsuplementaria sino como condición primordial para apli-car la norma establecida en el artículo.

45. El Sr. AGO recuerda que de los debates de laComisión en 1963 se llegó a deducir que, por peligrosoque sea, la aplicación de la cláusula rebus sic stantibuses una válvula de seguridad y responde indiscutible-mente a una necesidad. Esa norma no es nueva; existíaya en una época en que los medios de arreglo pacíficode las controversias eran mucho más rudimentarios y enque hubiera sido inconcebible la idea de la jurisdicciónobligatoria de un tribunal internacional de justicia.

46. Preocupa a algunos miembros de la Comisión lainexistencia de una autoridad objetiva competente paradeterminar si se ha producido o no un cambio funda-mental de las circunstancias. Esa preocupación puedejustificarse; sin embargo, cuando se dispone que unEstado puede alegar ese cambio como causa para ponertérmino a un tratado, ello no significa en modo algunoque la otra u otras partes estén obligadas a inclinarseante el parecer de ese Estado; pueden muy bien adoptarel criterio opuesto de que el tratado permanece en vigor.Entonces surge una controversia jurídica y para resol-verla habrá que recurrir a todos los procedimientos po-sibles: negociación, jurisdicción obligatoria si la admitenlas partes, arbitrajes u otros medios especiales de arre-glo como los mencionados por el Sr. Pessou. Es de es-perar que con la evolución progresiva del derecho in-ternacional se ideen nuevos procedimientos.

47. Habida cuenta de todo ello, el nuevo texto esmejor que el anterior. Aunque sólo sea por razones sico-lógicas, conviene subrayar el carácter excepcional de lanorma propuesta. A ese respecto no puede decirse quefuera especialmente afortunada la formulación del textode 1963.

48. Sería lástima suprimir del párrafo 1 la palabra «si-tuación», que el orador prefiere a «estado de cosas»junto a las palabras «un hecho», pues con frecuencia setrata de una situación en sentido general. De todosmodos, cabría adoptar la palabra «circunstancias», tér-mino tradicionalmente empleado con respecto a la cláu-sula rebus sic stantibus, que subsiste en el título del ar-tículo y figuraba en el párrafo 1 del texto de 1963. Conese vocablo podrían amalgamarse los conceptos inclui-dos en el párrafo 1 del texto anterior y en el párrafo 1del nuevo texto diciendo por ejemplo: «Un cambio quehaya ocurrido en las circunstancias existentes en el mo-mento de la celebración del tratado...»

49. Una de las modificaciones propuestas por el Rela-tor Especial consiste en trasladar al apartado c del pá-rrafo 1 del nuevo texto el concepto enunciado en elapartado b del párrafo 3 del texto de 1963. Si bien sepiensa, esa modificación tampoco es satisfactoria. Segúnel nuevo texto, el cambio de circunstancias no se puedeinvocar si está previsto en el tratado; ahora bien, puedeser que se lo mencione precisamente en el tratado comocausa para poner término a éste.

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50. Por otra parte, en los apartados a y b del nuevotexto se establecen dos condiciones igualmente esencia-les para poder aplicar la norma excepcional enunciadaen el artículo. Si se añade una tercera condición, seríadifícil disponer que las tres condiciones habrían de cum-plirse simultáneamente, sobre todo si se tiene en cuentaque la conjunción «y» entre la condición segunda y latercera da lugar a cierta ambigüedad. Por el contrario,si sólo se mencionan dos condiciones, queda perfecta-mente claro el lugar que debe ocupar y el sentido de laconjunción «y».

51. Para enunciar la condición del apartado c delnuevo texto, es decir, la ausencia de disposiciones en eltratado, la Comisión podría mencionarla al comienzodel artículo del modo siguiente: «Un cambio que hayaocurrido en las circunstancias existentes en el momentode la celebración del tratado y que no haya sido pre-visto por las partes en el tratado ...». De este modo sesimplificaría al máximo la redacción.

52. Respecto de las dos condiciones inscritas en losapartados a y b del párrafo 1, no ve por qué razón seha de modificar el nuevo texto del Relator Especial. Lapresión del adjetivo «esencial» después de «elemento»haría menos categórica la norma, que es precisamentelo que se quiere evitar.

53. La sugerencia del Sr. Verdross en la sesión prece-dente, de hacer en el párrafo 2 una referencia general alos tratados plenamente ejecutados, le pareció al prin-cipio interesante, pero pensándolo bien no la cree acep-table. Un tratado completamente ejecutado es por logeneral un tratado que ha dejado de existir, por lo quesería del todo incongruente una disposición en ese sen-tido. Por el contrario, un tratado que fije una fronterano ha dejado de existir porque se haya ejecutado porcompleto; si fija como frontera el thalweg de un río, noha terminado ni ha tenido ejecución completa; sigue envigor y produciendo efectos. Es preferible pues mante-ner en el párrafo 2 la referencia al tratado que fije unafrontera. El otro caso mencionado en el párrafo 2, elde un tratado por el cual se efectúa un traspaso de terri-torio, parece de hecho estar comprendido en el del tra-tado que fije una frontera.

54. Puesto que los miembros de la Comisión están deacuerdo en cuanto al fondo y las observaciones de losgobiernos son en general aprobatorias, el Comité deRedacción podría examinar las cuestiones pendientespero sin modificar demasiado el texto adoptado.

55. El Sr. de LUNA, tras escuchar el debate, no vemotivo alguno para modificar su parecer manifestadopor extenso en 1963. Durante el vigésimo período desesiones de la Asamblea General, le agradó advertir enla Sexta Comisión que el artículo 44 es en general acep-table para los gobiernos, resultado particularmente felizya que sus disposiciones son esenciales para el progresodel derecho internacional.

56. Por lo que se refiere al texto, prefiere la expresión«las circunstancias» a «un hecho o estado de cosas».«Circunstancias» es la palabra utilizada tradicionalmen-te en relación con la cláusula rebus sic stantibus; ade-más ofrece ventajas de orden etimológico puesto que

procede de la misma raíz latina que stantibus. Las dis-posiciones del artículo 44 no son aplicables a consecuen-cia de un mero hecho aislado sino de un cambio en loshechos en torno al tratado, es decir, en las circuns-tancias.57. Coincide con el Sr. Rosenne, el Sr. Yasseen y elSr. Tunkin en que las normas de procedimiento no de-ben condicionar el enunciado sino la aplicación de lasnormas sustantivas. Éstas se dirigen directamente a losobligados a cumplirlas, que casi siempre lo hacen es-pontáneamente. Sólo en casos excepcionales una auto-ridad independiente de las partes tendrá que decidirsobre la aplicación o la interpretación de esas normas.Supeditar su existencia misma a requisitos de procedi-miento denotaría un extremado pesimismo acerca de laprobabilidad de que los Estados cumplan de buena feesas normas. De hecho son escasísimas las violacionesde las normas sustantivas de los tratados. Existen ac-tualmente unos 30.000 tratados internacionales que sondiariamente aplicados de buena fe por las respectivaspartes. Por tanto, es imposible decir que la norma de de-recho internacional no será observada si falta un sistemade decisión por un tercero y de ejecución compulsiva delas decisiones.

58. El pesimismo a que se ha referido le recuerda ladoctrina de la «doble norma», sostenida hacia 1880 porlos partidarios del positivismo jurídico: el penalistaBinding y el civilista Thon. Según esa teoría, toda nor-ma jurídica presenta un doble aspecto: como norma im-perativa destinada a los sujetos de derecho y formula-dora de las consecuencias de determinada conducta enla sociedad, y como norma destinada a las autoridades,desde los tribunales de justicia hasta la policía, instru-yéndolos acerca de lo que han de hacer ante determi-nada conducta de los destinatarios de la primera norma.Según los partidarios de esta doctrina, la primera normatiene poca o ninguna importancia y hay que hacer hin-capié en la segunda, destinada a los tribunales y a lasautoridades encargadas de la ejecución. Esta doctrinareaccionaria, que no es de extrañar surgiera en tiemposde Bismark, no consiguió arraigar en el derecho internoy estaba predestinada a fracasar aún más en derechointernacional, ya que éste rige una colectividad com-puesta de un pequeño número de sujetos y estableceante todo normas de coordinación. Los sujetos de de-recho internacional son pocos y por eso es grande suimportancia; además, todos son soberanos y se hallan enpie de igualdad.

59. Opina como el Sr. Tunkin que es menester evitartodo lo que pueda entorpecer el progreso del derechointernacional. En una época en que la sociedad avanzacon la velocidad del motor de reacción, no debe permi-tirse que el derecho avance a paso lento. Hay que con-fiar en que los Estados apliquen de buena fe las normassustantivas. Si falta la buena fe, ninguna salvaguardiade procedimiento podrá garantizar el respeto del de-recho internacional y la fuerza imperará en las relacio-nes internacionales.

60. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA desearía que elartículo 44 hiciese referencia expresa a los procedi-mientos judiciales, como lo han propugnado el Sr. Briggs

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y varios gobiernos. Al igual que el Sr. Verdross, es par-tidario de que se incluya una referencia a las negociacio-nes diplomáticas.

61. Con todo, está dispuesto a atenerse a la transac-ción a que se llegó en 1963, consistente en no preveren el artículo 44 los procedimientos judiciales y limi-tarse a este respecto a las disposiciones generales delartículo 51. Definida así su posición, quisiera precisarcómo interpreta las relaciones entre los artículos 44y 51.

62. El artículo 51 no reconoce ningún derecho unila-teral de terminación. Su párrafo 1 hace obligatoria lanotificación de toda demanda de una parte encaminadaa poner término a un tratado. En cuanto a las conse-cuencias de dicha notificación, hay una notable diferen-cia entre las disposiciones del párrafo 2 y las del pá-rrafo 3. En virtud del párrafo 2, solamente en caso deque no reciba respuesta de la otra parte existirá un de-recho unilateral de terminación. Si alguna de las partesopusiere una objeción, el párrafo 3 especifica que «laspartes deberán buscar una solución a la cuestión por losmedios indicados en el Artículo 33 de la Carta de lasNaciones Unidas».

63. Esta referencia no carece de sentido jurídico yaque el párrafo 1 del Artículo 33 de la Carta obliga atodos los Estados Miembros a buscar solución a suscontroversias por «medios pacíficos de su elección». Enconsecuencia, una parte no puede negarse a reconocer laexistencia de una controversia y a privar de este modoa la otra parte de todos los medios de solución pacífica.Se ha hablado mucho de demandas de revisión infunda-das, pero es importante recordar que con harta frecuen-cia un Estado satisfecho adoptará una actitud negativay se negará a reconocer la existencia de una controver-sia, privando así a la otra parte de todo medio de solu-ción. Ante semejante actitud, sería conforme al Artícu-lo 33 de la Carta que el Estado demandante emprendierauna acción unilateral. Sin embargo, lo normal es reco-nocer la existencia de una controversia en virtud de larespuesta a la notificación inicial. En tales casos puedeocurrir que las partes no se pongan de acuerdo acercadel método de solución apropiado. Ahora bien, la Cartano reconoce a ninguna parte el derecho de imponer aotra un modo particular de solución. La teoría susten-tada en la Carta es que para cada controversia existe unprocedimiento de solución adecuado, y el párrafo 1 delArtículo 36 encarga a los órganos competentes de laOrganización que recomienden «procedimientos o mé-todos de ajuste que sean apropiados».

64. En caso de desacuerdo en cuanto a la elecciónentre los procedimientos de solución pacífica, incumbeal órgano apropiado de las Naciones Unidas o de la or-ganización regional competente recomendar el métodoadecuado de solución de la controversia. Ahora bien, elpárrafo 3 del Artículo 36 de la Carta, que es obligatoriopara todos los órganos de las Naciones Unidas, declaraque «las controversias de orden jurídico, por regla gene-ral, deben ser sometidas por las partes a la Corte Inter-nacional de Justicia, de conformidad con las disposicio-nes del Estatuto de la Corte». En la mayoría de los casos

la controversia que surja acerca de la validez o la ter-minación de un tratado será de orden jurídico.65. Esas disposiciones no equivalen a un sistema dejurisdicción obligatoria, dado que el Artículo 36 de laCarta no establece normas obligatorias para los Esta-dos. Sin embargo, el curso de los acontecimientos apun-ta claramente a la decisión judicial de la cuestión delcambio en las circunstancias como causa para ponertérmino a un tratado. Este criterio es lógico, pues si unEstado plantea una controversia jurídica con respectoa la validez o terminación de un tratado, lo menos quese le puede pedir para desligarlo del tratado es que estédispuesto a aceptar la solución de la controversia poruna tercera parte imparcial.

66. Apoya la propuesta del Sr. Verdross de sustituirla mención de una disposición del tratado por la que sehaya fijado una frontera o efectuado un traspaso de te-rritorio por una referencia más general a los tratadosejecutados y a los tratados que imponen obligacionespermanentes. Está tanto más dispuesto a apoyar dichapropuesta cuanto que en 1963 intentó en vano sugerirque se incluyera en el artículo 44 una disposición enese sentido. Es cierto que, incluso después de haber sidoejecutado, un tratado de este tipo continúa existiendocomo título jurídico respecto del territorio traspasadoen virtud de sus disposiciones. A este propósito, es in-dudablemente necesario distinguir entre el tratado mis-mo y la situación creada por su ejecución. Con hartafrecuencia un Estado que intenta conseguir una revisiónde la frontera empieza atacando el tratado respectivo.Así pues, la inclusión de la disposición que excluye lostratados que fijan fronteras obedeció sobre todo a ra-zones sicológicas, a fin de dar a los Estados la seguridadde que la norma del artículo 44 no conduciría a trastor-nar los acuerdos definitivos sobre fronteras. Sin embar-go, a su juicio no es necesario establecer esa excepciónen el artículo 44 porque, desde el punto de vista jurídico,la cuestión está ya prevista en el apartado b del pá-rrafo 1 del artículo 53, según el cual el hecho de queun tratado hubiere llegado a su término conforme a de-recho «no alterará el carácter lícito de un acto realizadode conformidad con las disposiciones del tratado, ni elde una situación resultante de la aplicación del tratado».

67. El asunto de las zonas francas de la Alta Saboya ydel distrito de Gex 7 constituye un ejemplo de la distin-ción entre las disposiciones ejecutadas y las disposicio-nes ejecutorias de un tratado relativo a traspasos deterritorio. Las disposiciones controvertidas del tratadose referían a un traspaso de territorio de Francia a Sui-za. Esas mismas disposiciones establecían para Franciala obligación permanente de abstenerse de percibir de-rechos aduaneros en ciertas zonas fronterizas. Las dis-posiciones convencionales de este tipo pueden acarrearla aplicación del principio rebus sic stantibus, y en eldebate sumamente detenido que se celebró en 1963 sedestacó particularmente dicho ejemplo.

68. Por lo que respecta al texto del nuevo apartado adel párrafo 1, coincide con el Sr. Ago en que debe man-tenerse el adjetivo «esencial», que subraya el carácter

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excepcional de la norma. Apoya asimismo la sugestióndel Sr. Ago de que se incorpore a la cláusula principaldel párrafo la idea consignada en el nuevo aparta-do c del párrafo 1.

69. A su juicio, el párrafo de introducción, cuya su-presión se propone ahora, debe conservarse porque res-ponde a una útil finalidad sicológica, aunque no es esen-cial desde el punto de vista jurídico o técnico.70. No es partidario de que se incluyan en el artícu-lo 44 dos párrafos análogos a los párrafos 3 y 4 delnuevo texto propuesto por el Relator Especial para elartículo 43. Esas disposiciones no harían más queaumentar la complejidad de un artículo ya difícil deformular. El primero de dichos párrafos es superfluoporque su finalidad queda ya cumplida con la regla delestoppel; además, en 1963 la Comisión rechazó una dis-posición análoga propuesta por el Relator Especial. En-tonces, el Presidente actual citó como ejemplo el caso«de un país agrícola en vías de industrialización quedesee retirarse de un tratado de comercio si, al concluirel tratado, las partes tuvieron presente la estructura agrí-cola del país» 8.

71. El Sr. CASTREN dice que, para contestar a dospreguntas del Relator Especial, completará las observa-ciones que formuló en la sesión anterior.

72. En primer término, no cree que deba insertarseen el artículo 44 una disposición que exprese una ideaanáloga a la consignada en el nuevo texto del párrafo 3del artículo 43. Si una parte alegara un cambio de lascircunstancias que ella misma ha provocado, difícilmen-te podría sostenerse que ese cambio no ha sido previstopor la parte de que se trate, como ya han hecho observarlos Sres. Rosenne y Jiménez de Aréchaga. Además, se-mejante acción sería inaceptable por ser contraria alprincipio supremo de la buena fe.

73. En cuanto a insertar en el artículo 44 una dispo-sición análoga a la del nuevo texto del párrafo 4 delartículo 43, estima que si se desea tratar este punto ha-brá que hacerlo en un artículo distinto de carácter ge-neral, o en el artículo 53 relativo a las consecuenciasjurídicas de la terminación de un tratado.

74. El Sr. BRIGGS declara que siempre ha procuradoevitar las controversias doctrinales. No obstante, di-siente por completo del criterio según el cual la teoríaimpide toda referencia al procedimiento en un artículosustantivo. El artículo 36 ofrece un ejemplo sencillo.Enuncia la norma de que «Todo tratado cuya celebra-ción se obtuviere por la amenaza o el uso de la fuerzacon violación de los principios de la Carta de las Na-ciones Unidas será nulo». Esta norma podría enunciarseigualmente en los términos siguientes: «Todo tratadocuya celebración se hubiere obtenido, a juicio de un tri-bunal internacional, por la amenaza o el uso de la fuerzacon violación de los principios de la Carta de las Na-ciones Unidas será nulo». El único problema es el dedecidir cuál de los dos enunciados es preferible. Se hadicho que un enunciado semejante al segundo entorpe-

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 157, párr. 62.

cena el desarrollo del derecho internacional, pero per-sonalmente estima que el desarrollo ordenado del dere-cho internacional exige que se prevean procedimientosjudiciales.

75. Por lo que respecta a la redacción del artículo 44,apoya el mantenimiento del adjetivo «esencial», querestringe la aplicación de la norma. La mención de «unhecho o estado de cosas» es más precisa que la sola pa-labra «circunstancias», pero eso es asunto de que pue-de encargarse el Comité de Redacción.

76. El Sr. VERDROSS, contestando al Sr. Ago, diceque conviene distinguir entre la ejecución y la validez deun tratado. Si un Estado cede por tratado un territorio aotro, una vez que esa cesión ha quedado efectuada pue-de decirse que el tratado ha sido ejecutado, pero no sepuede decir que ha dejado de existir; muchos años des-pués, incluso un siglo más tarde, pueden surgir todavíacontroversias relativas a la interpretación del tratado.Pero hay también otros casos análogos: por ejemplo, enel Tratado de Estado de 1955, Austria se comprometióa entregar a la URSS cierta cantidad de petróleo dentrode un plazo determinado; al terminarse la entrega, eltratado quedó ejecutado pero todavía podrían surgircontroversias acerca de la cantidad o la calidad del pe-tróleo suministrado. Es decir, que el principio básico nose aplica exclusivamente a los tratados relativos al te-rritorio de un Estado. En consecuencia, sigue opinandoque en tales casos no puede invocarse la cláusula rebussic stantibus.

11. El PRESIDENTE, interveniendo como miembrode la Comisión, declara que opina lo mismo que en1963. Una norma referente a la aplicación de la cláusularebus sic stantibus es indispensable en derecho inter-nacional y por tanto para el desarrollo de este derecho.Sin embargo, hay que formularla con sumo cuidado parano perjudicar la estabilidad de los tratados. La reglafundamental es pacta sunt servando, pero puede ocurrirque las circunstancias hayan cambiado tan radicalmenteque no redunde en interés del orden internacional man-tener un tratado que haya llegado a ser anacrónico: ental caso, debe permitirse una excepción a la regla pactasunt servando.

78. Coincide con el Sr. Verdross en que el artículo 44no debe aplicarse a un tratado que ha sido ejecutado.Y no sólo deben considerarse ejecutados los tratadosque fijan fronteras sino también muchos otros que ins-tituyen cierto régimen entre Estados. Tales tratados seejecutan de dos modos; hay primero una ejecución in-mediata que establece las condiciones del régimen, yluego una ejecución prolongada que mantiene el régi-men en existencia. La cláusula rebus sic stantibus debeaplicarse a dichos tratados con las mayores precaucionesa fin de no trastornar el régimen establecido.

79. Para prevenir posibles abusos, el artículo debieradecir que la norma propuesta será aplicable al caso ex-cepcional de que se haya modificado un elemento de-terminante de la celebración del tratado. Corresponderáal Comité de Redacción elaborar una fórmula que ofrez-ca amplias garantías.

88 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

80. El proyecto de la Comisión debe contener unanorma relativa a la aplicación de la cláusula rebus sicstantibus, a fin de que quienes participen en la confe-rencia de plenipotenciarios que habrá de llevar a sutérmino la labor de la Comisión comprendan la impor-tancia de esta cuestión y estén prevenidos contra el pe-ligro de que se abuse de esta doctrina.

81. El Sr. AMADO declara que hasta ahora quizá nohabía seguido nunca un debate con tan vivo interés nihabía experimentado una satisfacción tan grande al versurgir poco a poco, libre de impurezas, la norma justa.Todos los miembros, cada uno a su modo, han hechouna útil contribución. Ahora corresponde al Comité deRedacción elegir el mejor enunciado posible y eliminarlas pequeñas diferencias que subsisten entre las versio-nes del artículo en los distintos idiomas.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

835.a SESIÓN

Jueves 20 de enero de 1966, a las 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Castren,Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. de Luna, Sr. Pessou, Sr. Ro-senne, Sr. Ruda, Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin, Sr. Verdross,Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 3; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 44 (Cambio fundamental en las circunstan-cias) (continuación) l

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguir exa-minando el artículo 44.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque su posición sigue siendo muy semejante a la queexpuso en 1963 cuando presentó su segundo informe.Tanto en la práctica de los Estados como en la doctrinahay demasiados indicios de la existencia de una normao teoría de que el cambio fundamental de las circuns-tancias puede comprometer el mantenimiento en vigorde un tratado, para que pueda desconocerse este pro-blema. La Comisión se vio pues ante la alternativa dedeclarar que no existe tal norma, o bien de intentar defi-nirla con el suficiente rigor de modo que resulte acep-table para la codificación del derecho de los tratados.La primera solución ha de excluirse porque es evidenteque no recibiría el apoyo de la mayoría de los gobier-

1 Véase 833.a sesión a continuación del párr. 48, y párr. 49.

nos. Habiendo elegido la segunda solución, la Comisiónha cumplido en gran medida su tarea al definir estricta-mente las condiciones de aplicación de la norma. Indu-dablemente, aún podría mejorarse la redacción del ar-tículo 44, pero el hecho es que la Comisión dispone deun texto que aplicado de buena fe no debiera dar cabidaa ningún abuso del principio rebus sic stantibus.

3. Algunos miembros de la Comisión han sostenidoque el artículo 44 podría comprometer gravemente la es-tabilidad de los tratados, a menos que se incluyan en élgarantías procesales consistentes en exigir que se hayanagotado todas las posibilidades de negociación, e inclusoquizá una cláusula relativa a una jurisdicción obligatoria.Ve con cierta simpatía esas opiniones pero estima queno hay razón alguna para establecer requisitos procesa-les en el texto sustantivo del artículo 44 puesto que laComisión no lo ha hecho así en el caso del artículo 37 re-lativo al jus cogens, que presenta un peligro mucho ma-yor para la estabilidad de los tratados. Indudablemente,las disposiciones del artículo 44 se prestan menos a unainterpretación lata que algunos otros artículos en los quela Comisión no ha incluido ninguna garantía procesal.

4. Lo que debiera hacer la Comisión es asegurar quela aplicación de las disposiciones del artículo 44 estévinculada a las disposiciones de procedimiento del ar-tículo 51, para que haya las garantías necesarias contratoda aplicación puramente arbitraria de la doctrina delcambio fundamental de circunstancias.

5. La norma pacta sunt servando impide de por sí queun Estado, obrando de buena fe, abuse de las disposicio-nes del artículo 44. El proyecto de artículos sobre dere-cho de los tratados está destinado a ser una convencióninternacional, y la aplicación de ésta de buena fe cons-tituiría una garantía más contra todo abuso.

6. Es casi imposible impedir que un Estado aplique elderecho de manera arbitraria dando a la norma jurídicauna interpretación que otros consideran inadmisible. Enel estado actual del derecho internacional, la protecciónno puede ser completa. A este respecto, la situación delartículo 44 no difiere de la de otros artículos ni en ver-dad de la de otros elementos del derecho internacional.

7. La formulación estricta del texto del artículo tienepor objeto reducir los peligros que presenta la doctrinaadoptada. Todos los miembros han estado de acuerdo enque debe redactarse el texto del modo más estricto po-sible para precisar bien que toda aplicación de la doc-trina rebus sic stantibus ha de ser excepcional.

8. En cuanto a la redacción del artículo, observa quela mayoría de los miembros de la Comisión han acepta-do la idea de fusionar los dos primeros párrafos del textode 1963 y de prescindir así del antiguo párrafo 1, cuyoobjeto era destacar el carácter excepcional del recursoa la noción de cambio fundamental de circunstancias.Se ha estimado que la ventaja de orden sicológico asíobtenida no compensaba la falta de elegancia que en-traña el repetir en el párrafo de introducción lo que yase declara como norma en el párrafo siguiente.

9. El Comité de Redacción ha decidido ahora que laserie de artículos a que pertenece el artículo 44 sea for-

835.a sesión. — 20 de enero de 1966 89

mulada negativamente. En el texto de 1963, el párrafo 1declara que una parte podrá alegar el cambio de circuns-tancias «como razón para poner término al tratado opara retirarse de él únicamente en las condiciones pre-vistas en el presente artículo», mientras que el párrafo 2precisaba las condiciones de la aplicación del párrafo 1.Si la norma se redactara ahora negativamente, los pá-rrafos 1 y 2 podrían refundirse en uno solo en el cualse declarase que un cambio fundamental de circunstan-cias «no podrá alegarse como razón para poner térmi-no al tratado... a menos que». Esta formulación tendríatoda la fuerza ya lograda con la presentación de 1963en dos párrafos.

10. Acepta la sugerencia del Sr. Ago, de que se tras-lade a la frase inicial del párrafo 1 la idea expuesta en elapartado c si bien, al menos en lo concerniente al textoinglés, no puede caber duda de que las condiciones es-tablecidas en los párrafos a, b y c son acumulativas;en el contexto jurídico inglés las disposiciones de esostres apartado nunca podrían interpretarse como disyun-tivas. Así, el párrafo 1 puede redactarse de nuevo comosigue:

Un cambio fundamental ocurrido en cuanto a las cir-cunstancias, o a un hecho o estado de cosas, existentesen el momento de la celebración del tratado y que nohubiera sido previsto en el tratado no podrá alegarse poruna parte como causa para poner término al tratado oretirarse de él, a menos que:

A ello seguirían los apartados a y b. Esta formulacióntendría la ventaja de separar las condiciones de los apar-tados a y b permitiendo al propio tiempo el deseadoefecto acumulativo.

11. Las diversas sugerencias hechas con respecto a laspalabras «hecho o estado de cosas», así como la pro-puesta de incluir la palabra «circunstancias» podríanremitirse al Comité de Redacción. Comprende la fina-lidad de la propuesta del Sr. Tunkin, pero entiende quesi se emplea sólo la palabra «hecho», será menester darleuna interpretación muy estricta para mantener el rigorde la norma.

12. En el apartado a, la palabra «esencial» es a sujuicio fundamental para evitar interpretaciones abusivas.Limitándose a decir que el hecho o estado de cosas cons-tituye una «base» del consentimiento de las partes sedaría a las disposiciones del artículo un alcance exce-sivo.

13. En el apartado b, la inserción del término «per-manentes» parece haber sido generalmente aprobada.Ese adjetivo resuelve en cierto modo la cuestión plan-teada por el Sr. Verdross sobre el párrafo 2 respecto dela distinción entre cláusulas ejecutadas y ejecutorias opor ejecutar de un tratado.

14. No admite que la finalidad del párrafo 2 sea ex-cluir los tratados ejecutados y por ello no puede acep-tar el cambio de redacción propuesto por el Sr. Verdross.La finalidad del párrafo 2 es excluir de la aplicación delartículo a los tratados referentes a fijación de fronteras.El motivo de tal exclusión no es que las disposiciones deesos tratados hayan sido «ejecutadas» sino que los tra-tados de ese género se encaminan a crear una situación

estable. Sería incongruente con la naturaleza misma deesos tratados supeditarlos a la regla rebus sic stantibus.En un reciente caso de arbitraje, el Sr. Ruda y el propioorador se enfrentaron con problemas suscitados por untratado de fronteras que tenía una antigüedad de más demedio siglo; a ambos les sería muy difícil admitir que untratado de ese género pueda ser considerado como eje-cutado y terminado por completo.

15. La cuestión de determinar qué tratados están com-prendidos en la excepción enunciada en el párrafo 2 esprincipalmente una cuestión de hecho. En caso de arre-glos territoriales puede ocurrir que las disposiciones deltratado hayan sido completamente ejecutadas, pero queulteriormente surjan problemas acerca de la interpreta-ción o de la aplicación de una obligación estipulada enel tratado.

16. Naturalmente, es difícil definir los tratados com-prendidos en la excepción del párrafo 2. Algunos miem-bros de la Comisión han sugerido que bastaría referirsea los tratados que fijasen fronteras. Sin embargo, esafórmula suscitaría ambigüedad; la expresión «fijar unafrontera» tiene un sentido tan preciso de delimitaciónefectiva de fronteras que excluye los casos de cesión deuna isla como la de Heligoland.

17. Ha sugerido insertar en el artículo 44 un párrafosemejante al párrafo 3 de su nuevo texto del artículo 43,estipulando que la parte que haya violado un tratadoy originado con ello un cambio de circunstancias no po-drá alegar tal cambio como causa de terminación. Ungobierno ha indicado que la exclusión debería aplicarsea toda parte que hubiere contribuido al cambio de cir-cunstancias, pero el orador no ha querido ir tan lejos.En todo caso, su propuesta no ha sido objeto de muchasobservaciones en la Comisión y quizá habrá de ser exa-minada por el Comité de Redacción.

18. Por último, ha presentado a la Comisión una pro-puesta para la inclusión en el artículo 44 de un párrafoacerca de la compensación equitativa por enriquecimien-to indebido, semejante al párrafo 4 de su nuevo texto delartículo 43; sin embargo, personalmente no propugna suadopción. La cuestión de si tal disposición ha de inser-tarse en el proyecto de artículo y ha de aplicarse tantoal artículo 43 como al 44 habrá de ser quizá examinadacuando la Comisión estudie el artículo 53 acerca de lasconsecuencias jurídicas de la terminación de un tratado.

19. El Sr. VERDROSS, con objeto de eliminar el equí-voco que parece haber surgido entre él y el Relator Es-pecial, aprueba la idea básica del nuevo texto del párra-fo 2. Lo que quiso decir es que los tratados que fijanfronteras o traspasan territorios no son los únicos a losque no puede aplicarse la cláusula rebus sic stantibus.20. En términos generales, opina que la cláusula nopuede invocarse respecto de tratados ya totalmente eje-cutados, pero nunca ha dicho que los tratados totalmenteejecutados dejen de ser válidos; por el contrario, subsis-ten como tales tratados y pueden surgir controversias so-bre su interpretación.

21. El PRESIDENTE considerará, si no hay objecio-nes, que la Comisión acuerda remitir el artículo 44 al

90 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

Comité de Redacción para que lo estudie teniendo encuenta el debate.

Así queda acordada2.

ARTÍCULO 45 (Superveniencia de una nueva norma im-perativa de derecho internacional general)

Artículo 45Superveniencia de una nueva norma imperativa

de derecho internacional general

1. Un tratado se hará nulo y quedará extinguidocuando se estableciere una nueva norma imperativa dederecho internacional general como la indicada en el ar-tículo 37 y el tratado fuere incompatible con esa norma.

2. En los casos a que se refiere el artículo 46, si úni-camente determinadas cláusulas del tratado fueren in-compatibles con la nueva norma, sólo esas cláusulas pa-sarán a ser nulas. (A/CN.4/L.107, pág. 41.)

22. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 45 para cuyo párrafo 2 el Relator Especialpropone un texto modificado que dice:

Si únicamente determinadas cláusulas del tratado fue-ran incompatibles con la nueva norma y se dieran lascondiciones mencionadas en el párrafo 1 del artículo 46,sólo esas cláusulas serán nulas. (A/CN.4/183/Add.3, pá-gina 24.)

El Relator Especial propone también que en la segundalínea del párrafo 1 se sustituye la palabra «cuando»por «si».

23. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque no ha habido observaciones detalladas sobre el ar-tículo 45 y que los gobiernos que las han hecho se hanlimitado a remitirse a las que habían formulado a pro-pósito del artículo 37 y a reiterar las dificultades inhe-rentes a la norma de jus cogens.

24. El Sr. Liu ha presentado por escrito algunas obser-vaciones referentes tanto al artículo 37 como al 45 y queconcuerdan con las de algunos gobiernos.

25. El párrafo 2 trata del problema de la divisibilidad.La Comisión ha establecido una diferencia entre el ar-tículo 37 y el 45, ya que permite la divisibilidad en éste,pero no en aquél. Aun en el caso de que la Comisión de-cida en definitiva tratar del problema de la divisibilidaden un solo artículo, habrá motivos poderosos para man-tener el párrafo 2 a fin de subrayar la diferencia entreesos dos artículos.

26. En cuanto al párrafo 1, solamente propone levescambios de redacción: sustituir la palabra «cuando» por«si», para poner de relieve que la norma se aplica a uncaso de índole excepcional. La palabra «cuando» podríadar la impresión de que los casos previstos ocurren deordinario.27. Ha mantenido la expresión «Un tratado se haránulo», para atender los deseos de la Comisión. Sin em-bargo, algunos gobiernos han señalado que la expresiónera poco feliz pues lo resultante es un caso de nulidad

cuyos efectos estudia el artículo 53, sobre las consecuen-cias jurídicas de la terminación de un tratado, y no el 52,relativo a las consecuencias jurídicas de la nulidad deun tratado. Por su parte, preferiría una fórmula distintapara exponer los efectos de que sobrevenga una nuevanorma de jus cogens. A su parecer, lo previsto en el ar-tículo 45 es que la ejecución del tratado resulte contra-ria al derecho internacional y, por consiguiente, el tra-tado quede extinguido.

28. El Sr. YASSEEN opina que debe mantenerse elartículo 45. En 1963 la Comisión estimó unánimementeque la nulidad prevista en el artículo era una nulidad exnunc y por ello prefirió el término «cuando» al término«si». No obstante, el orador acepta la nueva versión,pues cree que las palabras «se hará nulo» bastan paraindicar que la nulidad no es retroactiva. Si los Estadosno han cometido ninguna irregularidad al celebrar el tra-tado, pero sobreviene una norma imperativa incompa-tible con el tratado, éste no puede ser nulo ab initio.

29. Nada tiene que objetar en cuanto al fondo del pá-rrafo 2, relativo a la divisibñidad. El principio de divi-sibilidad no se admite cuando el tratado sea nulo ab ini-tio como contrario a una norma de jus cogens existenteen el momento de su celebración, caso previsto en el ar-tículo 37, pero sí debe admitirse cuando la norma de juscogens surja después de la celebración del tratado. Noobstante, como la Comisión se propone abordar todo elproblema de la divisibilidad en un artículo aparte, no haymotivo alguno para hacer una excepción al sistema sóloen lo concerniente al artículo 45. Puesto que las dispo-siciones sobre la divisibilidad se han suprimido provi-sionalmente de todos los artículos que se ocupan de lanulidad o la terminación de los tratados, debe eliminarseel párrafo 2 hasta que se efectúe un estudio completo detodo el problema a propósito del artículo 46.

30. El Sr. CASTREN reitera la propuesta de refundirlos artículos 37 y 45, que hizo durante el debate sobre elartículo 37, y confía en que el Comité de Redacción latenga en cuenta.

31. Acepta el cambio de forma que para el párrafo 1propone el Relator Especial, pero quisiera que tambiénse mejorase la disposición en cuanto al fondo. Cree ex-cesivo declarar que un tratado será nulo si surge unanueva norma imperativa de derecho internacional gene-ral. El tratado ha tenido validez hasta que ha cambiadoel derecho internacional. Ahora bien, un instrumento de-clarado nulo es en general nulo ab initio. Al parecer, elGobierno de los Estados Unidos sustenta la misma opi-nión, como puede verse en el quinto informe del Rela-tor Especial. El informe dice también que la delegaciónde El Salvador sugirió en la Sexta Comisión de la Asam-blea General que el texto español del artículo empezasepor las palabras «Un tratado se extingue cuando», sinmencionar la nulidad (A/CN.4/183/Add.3, pág. 23).La propia Comisión, en el párrafo 2 de su comentarioal artículo 45 aprobado en 1963, ha dicho que la norma«no anula el tratado, sino que prohibe que continúe suejecución» 3.

2 Véase reanudación del debate en los párrs. 38 a 57 de la842.a sesión.

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 246.

835.a sesión. —20 de enero de 1966 91

32. En vista de ello y con objeto de simplificar el pá-rrafo 1, propone el nuevo texto siguiente:

1. Un tratado quedará extinguido si es incompatiblecon una norma imperativa de derecho internacional ge-neral como la indicada en el artículo 37, que sobrevengadespués de que el tratado haya entrado en vigor.

33. Quizá no sea verdaderamente necesario el párra-fo 2, ya que el artículo 46 puede regular toda la cuestiónde la divisibilidad. No obstante, si la Comisión prefieremantener ese párrafo, el orador propone que se sustitu-yan las palabras «serán nulas» por la palabra «cadu-carán».

34. El Sr. AGO entiende que la expresión «se haránulo» indica claramente que la nulidad de que se trataes una nulidad ex nunc. Si algunos miembros de la Co-misión estiman que la nulidad, por su propia naturaleza,es necesariamente ex tune, sería preferible añadir que eltratado «quedará extinguido», evitando así toda ambi-güedad.

35. El Sr. VERDROSS propone que se sustituya en elpárrafo 1 la frase «una nueva norma imperativa de dere-cho internacional general como la indicada en el artícu-lo 37» por las palabras «una nueva norma que tengacarácter de jus cogens». La disposición sería así más sen-cilla y más clara y tendría la ventaja de prescindir deladjetivo «imperativa» que es pleonástico puesto que todanorma es imperativa.

36. El Sr. AGO dice que la palabra francesa «impéra-tif» denota algo que no admite derogación; quizá el ad-jetivo empleado en otros idiomas no tenga exactamenteel mismo sentido, pero en cada uno de ellos debe em-plearse el término que sea usual.

37. El Sr. de LUNA se opone a la propuesta delSr. Castren de refundir los artículos 37 y 45 por la mis-ma razón que apoya la opinión de aquél en cuanto alfondo del artículo. El caso previsto en el artículo 45 esel de la terminación o la extinción del tratado que haestado en vigor válidamente. La aparición de una nuevanorma de jus cogens impide que se siga aplicando el tra-tado. Es un caso de imposibilidad jurídica del objeto deltratado, paralela a la del artículo 43, en que se ha hechomaterialmente imposible la ejecución de aquél.

38. Desde ese punto de vista, las situaciones previstasen los artículos 37 y 45 son radicalmente diferentes y de-berían por consiguiente ser objeto de distintos artículos.En el caso previsto en el artículo 37, el tratado es nuloab initio; en el caso del artículo 45, un tratado cuyo ob-jeto original era perfectamente lícito se extingue ulterior-mente a consecuencia de la aparición de una nuevanorma de jus cogens que hace jurídicamente imposible elobjeto del tratado.

39. Coincide con el Sr. Yasseen en que el problema dela divisibilidad debe tratarse en un artículo de caráctergeneral y que por consiguiente debe suprimirse el pá-rrafo 2.

40. No concibe que la palabra «imperativa» pueda ex-presar en idioma alguno la idea de una norma constitu-cional. Como ya indicó en el debate sobre el artículo 37

(A/CN.4/SR.828, párr. 35), el jus cogens puede defi-nirse exactamente con los términos utilizados por elSr. Bartos en 1963 como «la superestructura de la co-munidad internacional y es resultado de la evolución dela sociedad internacional»; y «es el mínimo de normasde conducta necesario para que las relaciones interna-cionales sean posibles» 4. Ese mínimo de normas procedede la conciencia de la comunidad internacional en deter-minado momento de su evolución histórica.

41. Por todo ello, es menester exponer completamentelas consecuencias de una norma de derecho internacio-nal que tenga carácter de jus cogens.42. El Sr. AMADO apoya la propuesta del Sr. Ver-dross encaminada a suprimir la palabra «imperativa».El sentido del párrafo 1 no quedaría alterado por estecambio, ya que la referencia al artículo 37 indica clara-mente que se trata de una norma jus cogens.43. El Comité de Redacción debería examinar con de-tenimiento si conviene mantener las expresiones «se haránulo» y «quedará extinguido».44. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA declara que laComisión ha obrado con acierto al mantener separadaslas disposiciones de los artículos 37 y 45. El caso a quese refiere el artículo 37 determina la nulidad, mientrasque el previsto en el artículo 45 lleva aparejada la ter-minación.45. El concepto consignado en el artículo 45 es nuevoen el derecho internacional, pero no en la ciencia jurí-dica. Desde hace tiempo los países poseedores de unaconstitución rígida conocen bien el problema dfc la in-compatibilidad entre el derecho constitucional y las dis-posiciones legislativas. En esos países se distingue entrelos casos en que una ley entra en conflicto con una nor-ma preexistente del derecho constitucional y los casosen los que una ley resulta estar en conflicto con unanorma de derecho constitucional adoptada con poste-rioridad; el tribunal constitucional de Italia y los tribu-nales constitucionales o las cortes supremas de algunospaíses de América Latina han trazado una clara distin-ción entre los efectos del conflicto de leyes en los doscasos mencionados. Cuando una ley ha sido aprobadacon violación de una norma constitucional preexistente,es inválida porque, al aprobarla, el poder legislativo haobrado ultra vires. Por el contrario, si una ley resultaestar en conflicto con una norma subsiguiente de derechoconstitucional, se trata de un caso de derogación. Dadoque una disposición legislativa queda automáticamenterevocada por la ulterior promulgación de una ley incom-patible con ella, con tanta mayor razón quedaría revoca-da al aprobarse ulteriormente una norma de derechoconstitucional con la que estuviera en conflicto.

46. Por esas razones está de acuerdo en que es im-propia la expresión «se hará nulo» empleada en el pá-rrafo 1, el cual debiera decir simplemente que el tratadoquedará extinguido. Los efectos de la superveniencia deuna nueva norma de jus cogens se describen de modoadecuado en la versión francesa con las palabras «prendfin» : el tratado llega a su término.

4 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 81, párr. 33.

92 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

47. En cuanto al párrafo 2, estima que la cuestión dela divisibilidad debe tratarse en conjunto. Es posibleque, cuando pase a examinar el artículo 46, la Comisióncompruebe que los artículos relativos al jus cogens pre-sentan ciertas características peculiares que justifican unareferencia especial a la divisibilidad.

48. El Sr. TUNKIN dice que la superveniencia^ deuna norma imperativa en el caso previsto en el artícu-lo 45 tendrá un efecto análogo al que produce en lasituación a que se refiere el artículo 37. La diferenciaestriba en que, en el primer caso, el efecto será ex nunc,según denota muy claramente el texto aprobado en el15.° período de sesiones, cuyo sentido difícilmente po-dría interpretarse de otro modo.49. Debe mantenerse la referencia al artículo 37 por-que ese artículo aclara lo que se entiende por normaimperativa.50. Como la Comisión no ha decidido todavía acercade las disposiciones que se habrán de insertar sobre ladivisibilidad, debiera aplazarse el examen del párrafo 2.

51. El Sr. BRIGGS declara que si la supervenienciade una nueva norma imperativa tiene el efecto de inva-lidar un tratado ex nunc, ello puede contrariar un tantolas esperanzas de las partes y destruir un relación jurí-dica que era válida al celebrarse el tratado. Esa conside-ración puede haber impulsado al Gobierno de los Esta-dos Unidos a interpretar el artículo 37 en el sentido deque tiene efecto retroactivo. A juicio del orador, tambiénhay un elemento de retroactividad en el párrafo 2 delartículo 53.

52. Como indicó en el curso de los debates sobre elartículo 37, las normas de jus cogens enunciadas enlos artículos 37 y 45 constituyen, en ausencia de unajurisdicción internacional obligatoria, una amenaza parala estabilidad de los tratados.

53. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que ésta tropieza con un problemade terminología debido a que, inevitablemente, cada cualprocura adaptar al derecho internacional conceptos quea veces son peculiares al sistema de derecho interno desu propio país.

54. La expresión «se hará nulo» es clara. Pero segúnla teoría y la jurisprudencia de muchos Estados, el actojurídico declarado nulo se considera que no ha existidonunca y sólo se admiten algunos de sus efectos. En elcaso a que se refiere el artículo 45, la intención de laComisión es que no se impugne la existencia de un tra-tado, pero que éste cese de producir sus efectos ex nunc.

55. Análogamente, el empleo del adjetivo «imperativa»obedece a que en los sistemas jurídicos derivados delderecho romano y del derecho francés una norma im-perativa es una norma que nunca se puede derogar.Ahora bien, la Comisión ha querido precisamente desta-car que la nueva norma a que se refiere el artículo 45es una norma de carácter universal que no puede serobjeto de derogación alguna. En ciertos sistemas jurídi-cos, y en particular en el derecho administrativo ger-mano, se distingue entre normas imperativas y permi-sivas.

56. La Comisión debería señalar en sus comentariosa los artículos las dificultades que plantea el empleo deciertas expresiones. Tal vez tenga tendencia a expresarsus ideas en términos excesivamente lacónicos, y haríabien en aclarar las cosas para evitar falsas interpreta-ciones.

57. El artículo 45 plantea también la cuestión de lasmedidas transitorias. Si se agregaran al artículo disposi-ciones relativas a dichas medidas, el efecto de la apa-rición de una nueva norma de jus cogens podría quedaraplazado indefinidamente. Al propio tiempo es induda-ble que, en la práctica, los Estados procurarán intro-ducir ajustes para hacer frente a situaciones excepcio-nales.

58. El Sr. VERDROSS suscribe las observaciones delPresidente acerca de los problemas de terminología. LaComisión debe recordar que su proyecto está destinadoa convertirse en una convención universal que deberá sertraducida a muchos idiomas. Por tanto, debe escogertérminos que sean comprendidos por todos y que pue-dan traducirse.

59. El Sr. ROSENNE, refiriéndose a las observacionesdel Presidente sobre los problemas de terminología, diceque al Comité de Redacción le resulta ya difícil preparartextos concordantes en tres idiomas y que no se puedeesperar que examine problemas de traducción a otrosidiomas. Todo lo que cabe esperar es que exprese con lamayor claridad posible las normas en los artículos mis-mos y que incorpore a los comentarios cuantas explica-ciones sean necesarias.

60. A su juicio, el aspecto transitorio de la situaciónque surgiría con la superveniencia de una nueva normaimperativa queda previsto en las palabras «se hará nuloy quedará extinguido».61. Es partidario de que se mantengan dos artículosseparados sobre el jus cogens, pero reconoce que la dis-tinción entre el artículo 37 sobre la nulidad ab initioy el artículo 45 sobre la nulidad subsiguiente puede con-seguirse destacando el hecho de que este último trataprincipalmente de la terminación. Una manera de lo-grarlo consistiría en suprimir del párrafo 2 del artículo 53la referencia a un tratado que ha pasado a ser nulo.

62. Aparte de la sugerencia del Relator Especial desustituir «cuando» por «si», no debiera modificarse laredacción del'párrafo 1 del artículo 45.63. No le inquieta mucho el problema del efecto re-troactivo en lo que respecta a los artículos 37 y 45, yaque la cuestión quedará debidamente resuelta por lasnormas generales del derecho intertemporal en su apli-cación a la interpretación de los tratados.

64. El Sr. AMADO dice que la palabra «imperativa»figura acertadamente en el artículo 37, pero si en el ar-tículo 45 se habla de «una nueva norma imperativa dederecho internacional general como la indicada en el ar-tículo 37», el lector se preguntará si existen normas im-perativas de un género distinto del de las indicadas en elartículo 37. El adjetivo «imperativa» no sólo es super-fluo en el artículo 45 sino que además induce a con-fusión.

835.a sesión. —20 de enero de 1966 93

65. El Sr. RUDA estima que deben mantenerse las pa-labras iniciales del texto del párrafo 1 adoptado en 1963,a saber «Un tratado se hará nulo y quedará extinguido».En efecto, el tratado no desaparece por el hecho de quesobrevenga una nueva norma de jus cogens; lo que ocu-rre es que esa nueva norma hace que el tratado sea nuloy, por consiguiente, se extinga.

66. Comparte el parecer del Sr. Amado respecto delempleo de la palabra «imperativa». Cierto es que tantoen el artículo 45 como en el 37 la noción que se trata deexpresar es la de orden público. El artículo 37 partede la hipótesis de que en el derecho internacional actualexisten normas fundamentales de orden público inter-nacional a las que no puede sustraerse ningún Estado, nisiquiera mediante acuerdo con otro Estado. Esta idea,que es clara para los juristas formados en la tradicióndel derecho romano, se refleja bien en la palabra inglesa«peremptory», pero no así en la palabra «imperativa».El texto en su forma actual da la impresión, como hadicho el Sr. Amado, de que existen normas de derechointernacional general que no son imperativas, lo cual en-cierra una contradicción pues todas las normas de dere-cho internacional, como las de cualquier otro derecho,son imperativas precisamente porque son normas dederecho.

67. En este contexto, lo que quiere decirse es que hayciertas normas de orden público a las que las partes nopueden sustraerse. La diferencia de terminología y deconcepción entre el sistema jurídico romano y el anglo-sajón crea una dificultad que puede no obstante superarsecon la sencilla solución propuesta por el Sr. Verdross, dehacer referencia en ese párrafo a «una norma que tengacarácter de jus cogens».

68. En cuanto al párrafo 2, cree, como el Sr. Yas-seen, que conviene aplazar su estudio hasta que la Co-misión se ocupe del artículo 46, relativo a la divisibili-dad de las disposiciones de un tratado.

69. El Sr. YASSEEN dice que, en francés, la expresión«norma imperativa» denota una norma de jus cogens.Todas las normas jurídicas son obligatorias, pero no to-das son imperativas. En el artículo 37, la Comisión hadado una definición completa del jus cogens, norma im-perativa de derecho internacional que no admite excep-ción alguna. El artículo 37 consta de dos partes: unaen la que se dice que la norma es imperativa y otra, des-criptiva a juicio de unos y sustantiva a juicio de otros, enla que se dice que dicha norma no admite excepción al-guna. Por consiguiente, cuando en el artículo 45 diceque un tratado quedará anulado y extinguido al estable-cerse una nueva norma imperativa de derecho interna-cional general como la indicada en el artículo 37, se hacereferencia a las dos partes del artículo 37. Desde el puntode vista práctico, eso es todo lo que quiere decir la Co-misión.

70. Por lo que respecta a la opinión de que en el ar-tículo 45 debería mencionarse únicamente la terminacióndel tratado, cree que es preciso concretar la causa de esaterminación, que es en realidad la nulidad. Indudable-mente, el tratado incompatible con una norma de juscogens es nulo. Sería equivocado desde luego omitir toda

referencia a la nulidad por el mero*hecho de que éstasiempre sea ab initio. De todos modos, aun cuando algu-nos creen que la nulidad es siempre ab initio, la Comisiónprepara un proyecto de convención y puede perfecta-mente decir que, en ese caso concreto, la nulidad no esab initio y no surte efecto ex tune, sino únicamente exnunc. Esta conclusión se desprende claramente del textodel artículo que empieza con las palabras «Un tratado sehará nulo y quedará extinguido...». Por ello hay queconservar el texto de 1963 si es que se quiere expresarclaramente el concepto de jus cogens, cuyos efectos re-conoce la Comisión en el derecho de los tratados.

71. Para el Sr. AGO el problema es bien sencillo; comoya ha dicho, en cada idioma debe emplearse el términohabitual para expresar lo que se desea. Evidentemente,en el texto francés habrá que emplear la palabra habitual«impérative», y en inglés la palabra «peremptory»; nosin razón ha evitado la Comisión emplear la palabrainglesa «imperative». De todos modos, para disiparequívocos la Comisión podría utilizar en el artículo 45exactamente la misma fórmula que en el artículo 37, su-primiendo la expresión «como la indicada en el artícu-lo 37», que perjudica el buen estilo. En tal caso, el pá-rrafo 1 del artículo 45 diría sencillamente «una nuevanorma imperativa de derecho internacional general queno admitiere excepción alguna».

72. El Presidente ha estado acertado al señalar a laatención de la Comisión el problema de fondo y las ob-servaciones de los juristas que reprochan a la Comisiónun texto demasiado escueto y de difícil aplicación, crí-tica en la que al parecer concurren varios gobiernos, elde los Estados Unidos entre ellos. Ni en la colectividadni en el orden jurídico internacional existe un legisladorcapaz de modificar de la noche a la mañana las normasdel código civil y decidir que tal o cual norma pase a serimperativa. Una norma imperativa empieza a configu-rarse en un momento dado, pero sólo mucho más tardellega a quedar «establecida» como tal.

73. Por otra parte, varios miembros de la Comisiónopinan que el artículo debería aclarar en lo posible quela nulidad interviene solamente a partir del momentoen que queda establecida la norma imperativa. En con-secuencia, tal vez conviniera invertir la frase; el oradorpropone al Comité de Redacción el texto siguiente:

De sobrevenir una nueva norma imperativa de dere-cho internacional general que no admita excepción algu-na, todo tratado existente que sea incompatible con esanorma pasará a ser nulo y llegará a su término a partirdel momento en que la nueva norma quede establecida.

La expresión «De sobrevenir» denotaría el largo procesoque supone el establecimiento de una norma imperativa,y la expresión «quede establecida» indicaría la conclu-sión de dicho proceso.

74. El Sr. de LUNA, refiriéndose a la expresión «nor-ma imperativa», dice que todo precepto jurídico ordenay lo que se opone al jus cogens es el jus dispositivum.Claro está que hay normas más imperativas que otras,que constituyen el jus cogens. Sería más atinado y correc-to suprimir la referencia al artículo 37 y definir en el ar-

94 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

tículo 45 la norma de jus cogens exactamente igual quese define en el artículo 37.75. Jamás ha sostenido que la nulidad surta siempreefecto ex tune. Hay diversas clases de nulidad: la abso-luta, la relativa, la que puede declararse de oficio y laque sólo puede declararse a instancia de parte y por con-siguiente nunca surte efecto ex tune sino solamente exnunc. La Comisión debe por tanto escoger una fórmulaclara y el artículo debe ser remitido al Comité de Re-dacción.76. El Sr. TUNKIN dice que la redacción propuestapor el Sr. Ago presenta ciertos inconvenientes. En pri-mer lugar se aparta considerablemente de la estructurageneral del artículo 37, y en segundo lugar no hace a éstereferencia alguna. En el debate sobre ese artículo estuvola Comisión en general de acuerdo en que se lo deberíaexaminar junto con el artículo 45 para evitar toda posi-bilidad de equívoco, por lo que es menester que aquélhaga referencia a éste.

77. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, re-conoce la utilidad del debate desarrollado sobre un ar-tículo tal vez más complejo de lo que en un principiose pensaba. Si se consideran juntamente los artículos 37y 45, no quedará lugar a equívocos sobre su significado.Algunos gobiernos han deplorado que la Comisión, des-pués de distinguir entre nulidad y terminación, hayaconfundido ambos conceptos en los artículos 52 y 53,pero este defecto puede subsanarse mejorando la redac-ción del texto. Tal vez en algunos puntos haya que sa-crificar la elegancia del estilo en aras de la claridad, paramostrar la relación entre los artículos 37, 45, 52 y 53.La palabra «imperativa» no es indispensable en el ar-tículo 45, pero atrae la atención del lector. Tal vez puedapedirse al Comité de Redacción que estudie la conve-niencia de mantenerla o de suprimirla. La referencia alartículo 37 es desde luego necesaria porque vincula losdos artículos.78. También conviene pedir al Comité de Redacciónque estudie la observación hecha por el Presidente sobrela conveniencia de incluir las disposiciones transitoriasque puedan ser necesarias con motivo de la supervenien-cia de una nueva norma de derecho internacional gene-ral, ya que tal vez tengan razón los que dicen que elenunciado de la norma es demasiado lacónico. El nuevotexto sugerido por el Sr. Ago parece encaminado a sua-vizar el proyecto en ese sentido y a tranquilizar a losEstados que temen que la norma sea demasiado impre-cisa, en vista de la dificultad de saber cuándo ha que-dado establecida la nueva norma imperativa.

79. Por lo que respecta a la refundición de los artícu-los 37 y 45, habrá notado el Sr. Castren que la mayoríade los miembros son partidarios de mantenerlos separa-dos, opinión que el orador comparte sin reservas, puesde lo contrario podría producirse una grave confusión.80. El PRESIDENTE propone que se remita el artícu-lo 45 al Comité de Redacción con las diversas propues-tas formuladas al respecto.

Así queda acordado5.5 Véase reanudación del debate sobre el artículo 45 en la

842.a sesión.

Disposiciones para el 18.° período de sesiones

81. El PRESIDENTE dice que el Sr. Rosenne ha su-gerido que, de conformidad con una propuesta presen-tada a la Asamblea General y aprobada por ésta, la Co-misión decida desde ahora que su período de sesionesde verano tenga una duración de doce semanas, quedan-do entendido que podrá acortarse si no fuera necesariotanto tiempo.

82. El Sr. VERDROSS no se opone a que el períodode sesiones de verano dure doce semanas si la Comisióndispone de los fondos necesarios, aunque él tal vez nopueda asistir a todas las sesiones.

83. El PRESIDENTE propone a la Comisión que de-cida que su período de sesiones de verano durará hastael 22 de julio de 1966.

Así queda acordado.

Se levanta la sesión a las 12.30 horas.

836.a SESIÓN

Viernes 21 de enero de 1966, alas 10 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Castren,Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda, Sr. Tsuruoka, Sr. Tun-kin, Sr. Verdross, Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Organización de los trabajos

1. El PRESIDENTE dice que la Mesa de la Comisiónse ha reunido por la mañana y ha adoptado las siguientesrecomendaciones :

á) que en vista de la imposibilidad de que en elpresente período de sesiones se terminen de examinartodos los artículos de la parte II del proyecto, la Co-misión no pase del artículo 51;

b) que el Comité de Redacción acelere sus traba-jos y se reúna con más frecuencia, y que la Comisióncelebre sesiones más breves para dar al Comité eltiempo necesario;

c) que el segundo Vicepresidente, Sr. Paul Reu-ter, sustituya al Relator General, Sr. Elias, que sehalla ausente, para preparar el proyecto de informede la Comisión en su presente período de sesiones;

d) que los artículos adoptados en el presente pe-ríodo de sesiones se incluyan en el informe sin loscomentarios y que éstos sean insertados cuando seprepare el informe definitivo de la Comisión sobre elproyecto de artículos de derecho de los tratados;

836.a sesión. — 21 de enero de 1966 95

é) que la Comisión exprese su agradecimiento alGobierno de Monaco por su invitación y su hospita-lidad.

Por unanimidad quedan aprobadas las recomendacio-nes de la Mesa.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107 y L.108)

[Tema 2 del programa](reanudación del debate de la sesión anterior)

ARTÍCULO 46 (Divisibilidad de las disposiciones de untratado a los fines de aplicación de los presentes ar-tículos)

Artículo 46Divisibilidad de las disposiciones de un tratado

a los fines de aplicación de los presentes artículos

1. Sin perjuicio de lo dispuesto en el tratado mismoo en los artículos 33 a 35 y 42 a 45, la nulidad de untratado, su terminación o la suspensión de su aplicacióno la retirada de una parte en el tratado se aplicarán atodo el tratado.

2. Las disposiciones de los artículos 33 a 35 y 42a 45 relativas a la nulidad parcial de un tratado, a suterminación o suspensión parcial o a la retirada en rela-ción con determinadas cláusulas del tratado, sólo se apli-carán:

a) Cuando esas cláusulas fueren claramente divisiblesdel resto del tratado por lo que se refiere a su ejecu-ción, y

b) Cuando del tratado o de las declaraciones hechasdurante las negociaciones no se dedujere claramente quela aceptación de esas cláusulas hubiere constituido unacondición esencial del consentimiento de las partes en latotalidad del tratado. (A/CN.4/L.107, pág. 41.)

2. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 46 para el cual el Relator Especial ha pro-puesto el título y texto siguientes:

Causas de invalidación, terminación, retirada o suspen-sión de la aplicación de determinadas cláusulas exclu-sivamente de un tratado

1. La causa de invalidación, terminación, retiradao suspensión de la aplicación de un tratado que se re-fiera a determinadas cláusulas de ese tratado podrá in-vocarse con respecto a esas cláusulas exclusivamentecuando :

a) dichas cláusulas sean claramente divisibles del res-to del tratado por lo que se refiere a su ejecución, y

b) no se deduzca claramente del tratado o de lascircunstancias de su celebración que la aceptación de esascláusulas ha constituido un motivo esencial del consen-timiento de la otra parte o de las otras partes en la to-talidad del tratado.

2. No obstante, en los casos previstos en los artícu-los 33 y 35, el Estado que tiene derecho a alegar el doloo la coacción en la persona de su representante podráhacerlo en lo que respecta a todo el tratado o únicamentea determinadas cláusulas, según estime oportuno.

3. El párrafo 1 no se aplicará en los casos previstosen los artículos 36 y 37. (A/CN.4/183, pág. 24.)

3. El Sr. YASSEEN destaca la importancia de este ar-tículo que establece un principio general para la casi to-talidad de los casos de terminación o nulidad de los tra-tados. Valdría más dar tiempo a los miembros de la Co-misión para que durante el fin de semana estudien cómodebería modificarse la redacción del artículo.

4. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA dice que algunosmiembros de la Comisión han preparado ya sus exposi-ciones sobre el artículo 46 y les vendría muy mal que laComisión pasara a examinar otro artículo.

5. El Sr. ROSENNE dice que el artículo 46 planteatres problemas distintos: el de su fondo, el del lugar quedebe ocupar y el de su aplicación a otros artículos delproyecto. Los dos primeros problemas pueden exami-narse inmediatamente, pero el tercero habrá que dejarlopara el 18.° período de sesiones cuando la Comisióntenga ante sí los demás artículos en su forma definitiva.

6. El Sr. TUNKIN dice que se podría por lo menosabrir el debate sobre los artículos 46 y 47 y, de ser ne-cesario, reanudarlo en la sesión siguiente.

7. El Sr. CASTREN señala que el Relator Especialexpresó el deseo de que el Comité de Redacción se ocu-pase lo antes posible del orden de los artículos. Preguntaqué se ha hecho para atender esa petición.

8. El PRESIDENTE dice que el Comité de Redacciónha decidido ocuparse del orden de los artículos una vezque haya quedado establecido el texto de los que se lehan remitido. Propone que la Comisión emprenda suexamen de los artículos 46, 47 y 49 y que lo continúe lasemana siguiente.

Así queda acordado.

9. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque en los párrafos 6 y 7 de sus observaciones explicapor qué sugiere que los artículos 46, 47 y 49 se trasladena la sección I de la parte IL De efectuarse este cambio,el lector se encontrará primero con las restricciones im-puestas a la aplicación de los artículos detallados queestablezcan las causas por las cuales se podrá invocar lainvalidez, la terminación o la suspensión de los tratados;ello podría contribuir a disipar la impresión de que lasdisposiciones de dicha parte del proyecto harían peligrarla estabilidad de los tratados.

10. La ordenación adoptada en el texto de 1963, con-forme a la cual el artículo 46 trata en términos generalesdel problema de la divisibilidad y luego, en varios otrosartículos sucesivos, figuran disposiciones separadas sobrela misma cuestión, resulta pesada y reiterativa.

11. Al examinar el problema, la Comisión deberá pre-cisar con toda claridad cuáles son los artículos sujetosa la aplicación de la regla de la divisibilidad, así comosi ésta se aplica automáticamente o bien al arbitrio delEstado que invoque la causa de terminación o nulidad.En su 15.° período de sesiones, la Comisión decidió que,en los casos de dolo, el Estado lesionado podría optarpor la aplicación de esa regla, pero la Comisión no hallegado realmente a ahondar el problema de cómo seráaplicada en los casos de error.

96 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

12. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA estima que lanueva versión que propone el Relator Especial para elartículo 46 mejora considerablemente el texto de 1963.

13. En su 15.° período de sesiones, la Comisión adoptóel sistema mixto de formular un artículo de carácter ge-neral sobre la divisibilidad y de incluir diversas disposi-ciones sobre ésta en varios artículos a los que era apli-cable la regla. Ahora, habiendo obtenido una idea másclara de cómo se aplicará tal principio en diferentes ca-sos, la Comisión podría estudiar la posibilidad de quehaya una sola disposición sobre divisibilidad de los tra-tados. Ve con agrado la propuesta del Relator Especialde que se traslade el artículo a la sección I de la parte II(Normas generales), toda vez que ello permitiría a la Co-misión prescindir de las distintas cláusulas sobre divisi-bilidad en los demás artículos.

14. A los efectos de la divisibilidad, el Relator Especialha agrupado las causas de invalidez o terminación entres categorías. La primera es aquella en que la divisi-bilidad es admisible a condición de que ciertas cláusulassean separables de las demás y que las partes no hayanexpresado intención alguna de prohibir dicha separacióncuando el tratado entre en vigor. El segundo grupo com-prende ciertas causas que suponen que hay un Estadoculpable de dolo o coacción y por tanto se permite que,como una sanción más, el Estado perjudicado opte entreponer término al tratado o suspender en todo o en partesu aplicación. En tercer lugar, existe la categoría de cau-sas que constituyen violaciones tan graves que resultainconcebible la separabilidad de ninguna de las cláusu-las. Comparte el criterio adoptado por el Relator Espe-cial en su nuevo texto, pero señala una posible interpre-tación que seguramente no ha deseado este último: quela denuncia con arreglo a los términos del artículo 38pueda aplicarse solamente a algunas partes del tratado.Es evidente que tal no sería el caso, a menos que hubieraalguna disposición explícita al efecto en el tratado mis-mo. Así, si ha de mantenerse el artículo 38 será menes-ter incluir una referencia a ello en el párrafo 3 del nuevotexto del Relator Especial.

15. También es necesario subrayar que el artículo 46no se aplica a los casos previstos en el artículo 42, quese regirán por un sistema diferente.16. Cree, como han sugerido algunos gobiernos, quelos tratados que violen el jus cogens debieran incluirseen el párrafo 1 y no en el párrafo 3.

17. La plena nulidad de todo el tratado deberá ser laregla en los casos en que las cláusulas lesivas constitu-yan su objeto, pero si esas cláusulas fueran estipulacio-nes accesorias, la divisibilidad podría permitirse y a esterespecto la Comisión puede seguir el criterio del dere-cho privado, en el cual un contrato es nulo sí su objetoresulta ilegal, pero una cláusula accesoria que sea con-traria al orden público puede ser considerada, para em-plear la expresión francesa, como «réputée non écrite»y no hará nulo el contrato en su totalidad.

18. El Sr. ROSENNE reconoce las ventajas que en ge-neral tiene la propuesta del Relator Especial y compartemuchas de las opiniones manifestadas por el Sr. Jiménezde Aréchaga. Sin embargo, la Comisión debe persistir en

su posición de que el principio fundamental es que lostratados son indivisibles y poner en claro que la divisi-bilidad de las disposiciones del tratado constituye la ex-cepción. Ese principio ha sido enunciado dos veces en elprimer texto del Relator Especial y fue conservado en eltexto que se preparó en 1963 para el párrafo 1 del ar-tículo 46. Sería por tanto más fácil combinar los elemen-tos objetivo y subjetivo comprendidos en la norma.

19. Está de acuerdo con el Sr. Jiménez de Aréchagaen que el artículo 46 no es aplicable a los casos previs-tos en el artículo 42 (Violación); ahora bien, no cree quela aplicación del párrafo 3 haya de extenderse a los ca-sos de incompatibilidad con el jus cogens (artículo 37),aunque sea de otro modo por lo que respecta al artícu-lo 45. Debe pedirse al Comité de Redacción que exami-ne cuáles son los artículos sujetos a la aplicación de lanorma del artículo 46, a fin de tener seguridad de queestán comprendidos en las categorías establecidas en elnuevo artículo.

20. El PRESIDENTE sugiere que se aplace el examendel artículo 46 hasta la próxima sesión.

Así queda acordado 1,

ARTÍCULO 47 (Pérdida del derecho a alegar la nulidadde un tratado o un motivo para poner término a untratado o retirarse de él)

Artículo 47Pérdida del derecho a alegar la nulidad de un tratado

o un motivo para poner término a un tratadoo retirarse de él

El derecho a alegar la nulidad de un tratado o un mo-tivo para poner término a un tratado o retirarse de él enlos casos a los que se refieren los artículos 32 a 35, 42y 44 no podrá ejercitarse si, después de conocer los he-chos en que se funda ese derecho, el Estado interesado:

a) hubiere renunciado a ese derecho;b) hubiere procedido de manera que le prive de toda

posibilidad de negar que ha elegido considerarse ligadopor el tratado, en los casos de los artículos 32 a 35,o considerar que el tratado, en los casos de los artícu-los 42 y 44, no ha sido afectado por la violación sustan-cial o el cambio fundamental en las circunstancias quese ha producido. (A/CN.4/L.107, pág. 42.)

21. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 47, para el cual el Relator Especial ha pro-puesto nuevo título y texto en la forma siguiente:

Abandono del derecho a alegar una causa de invalida-ción, terminación, retirada o suspensión de la apli-cación de un tratado

Un Estado no podrá alegar una causa para invalidarun tratado, ponerle término, retirarse de él o suspendersu aplicación con arreglo a lo previsto en los artículos 31a 35 inclusive o en los artículos 42 a 44 inclusive, si,después de tener conocimiento de los hechos que danlugar a esa causa:

a) ese Estado ha consentido en considerar que el tra-tado es válido o que, en su caso, sigue en vigor, o

1 Véase reanudación del debate en los párrs. 1 a 79 de la837.a sesión.

836.a sesión. —21 de enero de 1966 97

b) debe entenderse que ese Estado, por razón de susactos o por demora excesiva en alegar tal causa, ha con-sentido en considerar que el tratado es válido o que, ensu caso, sigue en vigor. (A/CN.4/183, pág. 17.)

22. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, haanalizado en su informe las observaciones de los gobier-nos sobre el artículo 47. Algunos se oponen a la formaen que se ha expresado la norma y especialmente al em-pleo de las palabras «renunciado» y «hubiera procedidode manera que le prive». El texto adoptado en 1963 eraresultado de una transacción, así como de la imposibi-lidad en que se hallaba la Comisión de encontrar mejorestérminos. A fin de tener en cuenta algunas de las obser-vaciones formuladas, sugiere que la norma se enuncie entérminos más afirmativos, aunque no está en modo al-guno seguro de que tal forma sea la correcta. En el apar-tado b de su nueva versión ha introducido el conceptode consentimiento implícito y quizá habría sido preferi-ble sustituir las palabras «ha consentido en considerar»por «ha aceptado». Si su propuesta suscitara objeciones,no sería difícil expresar en forma negativa la idea queconsta en el apartado b.

23. Algunos gobiernos han propuesto que se establez-ca un plazo dentro del cual pueda alegarse una causa deinvalidación, pero no cree que tal disposición sea apro-piada en la hipótesis a que se refiere el artículo 47, pueslas circunstancias varían mucho.

24. Ha cambiado el título del artículo empleando lapalabra «abandono» en vez de «pérdida», vocablo quele parece inadecuado.25. El Sr. BRIGGS dice que en el nuevo texto del Re-lator Especial hay un gran cambio de enfoque, razón porla cual la mayor parte del comentario redactado en el15.° período de sesiones ya no es pertinente. Ese cambiova de la preclusion al consentimiento implícito en acep-tar un tratado o parte de un tratado que, de no haberconsentimiento implícito, no podría obligar por razónde una causa de invalidación, terminación o suspensión.Duda de que un tratado cese de obligar por la mera exis-tencia de una «causa» de invalidación, terminación o sus-pensión.

26. El consentimiento implícito en aceptar un tratado,al que el Relator Especial se refiere en el párrafo 3 desus observaciones (A/CN.4/183, pág. 14), es en reali-dad un segundo consentimiento respecto de un tratadopreviamente aceptado; y si el Estado no invocase unacausa de invalidación o de terminación, ello no consti-tuiría un nuevo consentimiento o un consentimiento im-plícito en quedar obligado sino más bien una exclusiónde la posibilidad de invocar ulteriormente esa causa.El proyecto de la Comisión debe destacar que está pro-hibida esa conducta inconsecuente de los Estados.

27. El Gobierno de Israel ha encarecido que la Comi-sión distinga bien entre el principio de preclusion y elconsentimiento tácito, pero el nuevo texto parece con-fundirlos aún más que el de 1963.

28. Propone que se mantenga el párrafo de introduc-ción del nuevo texto del Relator Especial y que se com-binen los actuales apartados a y b sustituyéndolos porel siguiente texto:

... [Ese Estado], por sus actos u omisiones (inclusouna demora excesiva), se ha privado de la posibilidad dealegar que el tratado es inválido o que ha dejado de serobligatorio para él.

29. Ese texto mantendría el principio de la preclusiony contendría implícitamente la idea de la renuncia.30. El nuevo título es aceptable a condición de que sesuprima la palabra «abandono» y se reinserte la palabra«pérdida».

31. La demora excesiva no es el único factor que debetenerse en cuenta en una omisión de actuar; lo impor-tante es más bien el hecho de no actuar cuando la acciónes necesaria. Acepta la sugerencia del Relator Especialde que se traslade el artículo 47 a una nueva sección I(Normas generales) de la parte II del proyecto.32. El Sr. JIMÉNEZ de ARÊCHAGA, refiriéndose ala afirmación que el Relator Especial hace en el párra-fo 1 de sus observaciones (A/CN.4/183, pág. 14) deque si el artículo no afecta a los casos de jus cogenscomprendidos en los artículos 36, 37 y 45 ello se debe aque tales artículos estipulan la nulidad automática deltratado en tales casos, opina que el empleo de la palabra«automática» pudiera hacer difícil la interpretación delartículo 51. Sería interesante que el Relator Especial die-ra alguna explicación al respecto.

33. El Sr. CASTREN opina que debiera dejarse pen-diente la cuestión del lugar en que deba colocarse elartículo, pues hay tantas razones para mantenerlo en ellugar que ocupa actualmente como para trasladarlo alque propone el Relator Especial. Como dijo el Sr. Agoal principio de la reunión, el artículo debiera, en buenalógica, seguir a los artículos a que se refiere. Por otraparte, sería más fácil redactar esos artículos si el ar-tículo 47 formase parte de una sección I constituida pornormas generales.

34. En cuanto al fondo del artículo, aprueba los cam-bios que el Relator Especial ha introducido en el textode 1963 conforme a las observaciones de ciertos gobier-nos. Por consiguiente, convendría ampliar el alcance delartículo 47 en la forma propuesta por el Relator Es-pecial.

35. En lo que respecta a la forma, deberían refundirselos apartados a y b para evitar repeticiones. Proponepues el nuevo texto siguiente que no cree que altere ennada el fondo del artículo:

Ese Estado ha aceptado, o así debe entenderse porrazón de sus actos o por su demora excesiva en alegartal causa, considerar que el tratado es válido o que, en sucaso, sigue en vigor.

36. El Sr. AGO apoya las propuestas del Relator Es-pecial en cuanto al fondo del artículo. Las observacionesdel orador, que van dirigidas al Comité de Redacción, sereferirán principalmente al texto francés.

37. Indudablemente, no es fácil traducir al francés lapalabra «ground», que por lo demás tal vez no sea muyacertada en inglés, pero en todo caso es erróneo decirque «Un État ne peut invoquer un motif permettant derendre un traité non valide». Se puede hablar de «un

98 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

motif» de nulidad pero no de «un motif» para invalidarel tratado, lo cual tendría un sentido diferente. Por otraparte, ¿qué significa «permettant de rendre non va-lide»! Se ha pretendido traducir así la palabra inglesa«invalidating-», pero lo que en realidad significa es «ale-gar la nulidad de un tratado».

38. Tampoco está claro lo que quiere decir la expre-sión «ce droit». No se ha mencionado aún ningún de-recho. Si el artículo dijera «Un État ne peut exercer ledroit d'invoquer la nullité d'un traité...», se compren-dería el empleo de las palabras «ce droit».

39. No le satisface el pasaje del apartado b que dice«comme ayant accepté de considérer le traité commevalide» («ha consentido en considerar que el tratado esválido»). En ese mismo apartado, la traducción correctade la expresión «undue delay» («demora excesiva») debeser en francés «retard injustifié» y no «retard indu».

40. No se opone a la propuesta del Sr. Briggs de quese refundan los apartados a y b si con ello se consiguealigerar la redacción del artículo.41. Opina que el artículo debiera hacer referencia alos artículos 31a 34, y no a los artículos 31a 35, puestoque la Comisión ha decidido que la coacción será causapara invocar la nulidad absoluta del tratado.42. El Sr. VERDROSS estima que la distinción esta-blecida entre la renuncia expresa [apartado a] y la re-nuncia tácita [apartado b] era más clara en el textode 1963 que en el nuevo del Relator Especial, en el cualparece haberse hecho confusa la diferencia entre ambassituaciones. Por tanto, apoya la propuesta del Sr. Briggs.

43. El Sr. ROSENNE dice que el cambio de enfoqueen la nueva versión del artículo 47 es esencialmente unacuestión de doctrina jurídica. Sus efectos prácticos seránlos mismos que los del texto de 1963, y la disposición esacertada. Es partidario de que se traslade el artículo a lasección I de la parte II.

44. El Sr. de LUNA opina que el nuevo texto del Re-lator Especial es más claro y más sencillo que el de 1963.Limitándose de momento a consideraciones de caráctergeneral, dice que en los sistemas jurídicos anglosajonesse emplea corrientemente la palabra «invalidity», pero eltérmino español correspondiente, «invalidez», aunquecorrecto desde el punto de vista gramatical, no se utilizaen el derecho español. Si bien en éste se habla de «va-lidez» de un acto jurídico, para expresar la falta de vali-dez de ese acto se emplea el término «nulidad» y no«invalidez». Por ello, las observaciones del Gobierno deIsrael, aunque son pertinentes desde el punto de vista delderecho anglosajón, no tienen aplicación universal.

45. Por otra parte, no cree que deba utilizarse unafórmula positiva para expresar la idea del acuerdo tácito,opinión que en apariencia comparte el Relator Especiala juzgar por sus comentarios verbales y escritos. La his-toria legislativa del artículo es esencialmente la de la ideade estoppel o preclusion en el proyecto. El estoppel opreclusion puede naturalmente interpretarse en el sen-tido de que entraña el consentimiento tácito, interpreta-ción de la que se ha abusado un tanto. De todas formas,no tiene una opinión definitiva al respecto. A su juicio,

siempre que se ha invocado en la práctica internacionalel consentimiento tácito se ha hecho en aplicación delprincipio del estoppel, pues a los efectos de interpretarel consentimiento habrá de suponerse que el Estado in-teresado tiene una noción clara de lo que quiere, aunqueno haya sido manifestado ni comunicado públicamente.Con frecuencia lo que ocurre es que el Estado quiere ga-nar a dos paños. Recuerda el caso de un Estado que,después de aceptar un millón de dólares que se le ofrecíacomo indemnización, pretendió alegar la nulidad de latransacción por motivos de derecho interno veinte añosdespués. El hecho de haber aceptado inmediatamente lasuma indicada le privaba evidentemente de todo derechoa invocar la nulidad, según el principio de que nadiepuede ir contra sus propios actos (nemo contra factumsuum proprium venire potest). Los terceros no tienenobligación de conocer las intenciones íntimas de las par-tes y se limitan a comprobar que un Estado se conducede cierta manera. El principio del estoppel o preclusiones incluso superior a la norma pacta sunt servanda quederiva del mismo principio supremo de la buena fe.

46. Se inclina a apoyar la propuesta del Sr. Briggs,aunque sin pronunciarse definitivamente antes de escu-char a los demás miembros de la Comisión.

47. El Sr. RUDA, a propósito del lugar del artículoen el proyecto, dice que el Relator Especial ha dadocomo razón para trasladarlo a la sección I que ese ar-tículo atañe a la aplicación de todos los demás que re-conocen el derecho a invocar una causa de suspensióno de terminación. Por ello mismo opina que el artículodebe figurar en la parte II del proyecto (Invalidez, termi-nación y suspensión de la aplicación de los tratados).

48. En cuanto a la forma, está enteramente de acuerdocon el Sr. Verdross. Los dos apartados a y b del nuevotexto expresan exactamente la misma idea. El propósitodel Relator Especial era evidentemente referirse en elapartado a al consentimiento expreso y en el aparta-do b al consentimiento tácito, pero el nuevo texto norefleja ese propósito. Por consiguiente, sería preferiblemantener el texto del apartado a de 1963. La palabraespañola «renuncia» lleva implícita la idea de consenti-miento expreso.

49. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, se reserva el derecho a comentar másextensamente el artículo cuando el Comité de Redacciónhaya revisado el texto.

50. No obstante, quiere manifestar su desacuerdo conalgunas observaciones del Sr. de Luna, que ha equipa-rado la preclusion y el estoppel. Para que exista preclu-sion no es esencial que el Estado haya manifestado suvoluntad de actuar de modo diferente al autorizado porsus derechos. Por el contrario, en el estoppel, según lasdecisiones más recientes de los tribunales anglosajones,el Estado actúa voluntariamente de manera tal que in-duce a otros a creer que va contra sus derechos y queprocede de buena fe, es decir, que no comete error al-guno en cuanto al fondo de sus derechos. La preclusionsupone que se ha fijado de antemano un cierto plazo yque después de su expiración es imposible alegar la in-validez.

836.a sesión. —21 de enero de 1966 99

51. Hablando como Presidente, propone aplazar hastala próxima sesión el examen del artículo 47.

Así queda acordado2.

ARTÍCULO 50 (Procedimiento basado en un derecho con-ferido por el tratado)

Articulo 50Procedimiento basado en un derecho conferido

por el tratado

1. La notificación destinada a poner término a un tra-tado, a retirarse de él o a suspender su aplicación en vir-tud de un derecho expresa o tácitamente conferido porel tratado, deberá comunicarse, por la vía diplomáticao por otra vía oficial, a todas las demás partes en el tra-tado, sea directamente o sea por conducto del deposi-tario.

2. Salvo que el tratado dispusiere otra cosa, la noti-ficación podrá revocarse en todo momento anterior a lafecha en que hubiere de surtir efecto. (A/CN.4/L.107,pág. 43.)

52. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarel artículo 50 para el cual el Relator Especial ha pro-puesto un nuevo texto que dice:

Salvo que el tratado disponga otra cosa:a) una notificación destinada a poner término a un

tratado, a retirarse de él o a suspender su aplicación,hecha en virtud de un derecho conferido por el tratado,surtirá efecto mediante su comunicación a las otraspartes;

b) una vez hecha dicha comunicación, la notifica-ción sólo podrá revocarse con el consentimiento de lasotras partes. (A/CN.4/183/Add.4, pág. 5.)

53. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque la Comisión, tras de examinar el texto de 1963 delartículo 38 sobre tratados que terminan por efecto desus propias disposiciones, así como el nuevo texto másbreve propuesto por él, remitió dicho artículo al Comitéde Redacción, el cual ha llegado a la conclusión de quese lo debe suprimir e incorporar sus puntos esencialesa otros artículos. Uno de esos puntos es la disposicióndel apartado a del párrafo 3, sobre la fecha en que unanotificación de terminación surte efecto: el Comité deRedacción ha considerado que esa disposición duplicala que figura en el párrafo 1 del artículo 50.

54. En consecuencia, propone que se remita el párra-fo 1 del artículo 50 al Comité de Redacción, junto conel apartado a de su último texto. En dicho apartadoha utilizado la expresión «becomes operative* en vez de«takes effect*, conforme a la distinción que la Comisiónha hecho en la parte I entre el concepto de un instru-mento que surte efecto como tal (previsto en el artícu-lo 15) y el de un instrumento que surte todos sus efectos.

55. Es evidente la necesidad de ocuparse en el apar-tado b de la cuestión de la fecha en la que la notifica-ción surtirá efecto, que se trataba anteriormente en elapartado a del párrafo 3 del artículo 38. El Comité de

2 Véase reanudación del debate en los párrs. 80 a 95 de la837.a sesión, y 1 a 38 de la 838.a sesión.

Redacción habrá de examinar también varias cuestionesde forma concernientes a la misma disposición.56. El párrafo 2 del artículo 50, que en su nuevoproyecto pasa a ser el apartado b, entraña una cuestiónde fondo sobre la que la Comisión debe decidir antes deremitir el artículo al Comité de Redacción. En el textode 1963 se especifica que la notificación de terminaciónpodrá revocarse en todo momento anterior a la fecha enque hubiere de surtir efecto. Algunos gobiernos han in-dicado en sus observaciones que una disposición tan am-plia anularía en una proporción considerable el objetode la notificación de terminación. La finalidad de la no-tificación es hacer posible que los Estados que la recibanadopten las medidas necesarias para tener en cuenta lanueva situación que se creará cuando la notificación sur-ta efecto. En particular, dichos Estados pudieran tenerque estudiar las modificaciones que hayan de introduciren su derecho interno en vista del cambio de la situa-ción.

57. Por ello se ha sugerido que se restrinja de algúnmodo la facultad absoluta de revocar una notificaciónde terminación, prevista en el antiguo párrafo 2. A esterespecto, la propuesta del Gobierno de los Estados Uni-dos es demasiado compleja y se basa en un caso hipo-tético que es poco probable que ocurra a menudo en lapráctica. Por consiguiente, ha propuesto para el apar-tado b un texto basado en una propuesta del Gobiernode Polonia que supedita la revocación al consentimiento.

58. El Sr. YASSEEN puede aceptar la propuesta delRelator Especial de que se remita el apartado a delnuevo texto al Comité de Redacción, ya que es lógicoque la materia a que se refiere sea examinada junto conel artículo 38.59. El apartado b suscita una cuestión de fondo. Pro-bablemente algunos gobiernos han exagerado algo en susobservaciones los riesgos a que puede dar lugar la revo-cación de una notificación destinada a poner términoa un tratado, a retirarse de él o a suspender su aplica-ción. Al propio tiempo, hay que tener en cuenta las di-ficultades que pueden hallar otras partes para adaptarsea la nueva situación creada por la revocación de la no-tificación. Es justo que la parte que ha querido retirarsepueda revocar su decisión, pero las demás no han dequedar expuestas al capricho de un Estado. En conse-cuencia, es preferible decir que la notificación sólo po-drá revocarse con el consentimiento de las otras partes.

60. El Sr. AGO acepta que se remita el artículo 50 alComité de Redacción, que deberá revisar su texto consumo cuidado, en particular la versión francesa.61. El apartado a da la impresión de referirse al de-recho a comunicar la notificación siendo así que en rea-lidad se ocupa del derecho a poner término a un trata-do, a retirarse de él o a suspender su aplicación.62. El apartado a suscita también una vez más eldifícil problema de la traducción al francés de la expre-sión inglesa «becomes operative*. La expresión francesa«prend effet* parece dar a entender que de lo que sehabla es del efecto de poner término al tratado; ahorabien, puede ocurrir que la notificación indique que sepondrá término al tratado más tarde, en una fecha de-

100 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

terminada o dentro de cierto plazo. A lo que se quierealudir simplemente es a la realización de la notificaciónmisma. Conviene eliminar dicha ambigüedad, que pue-de producir consecuencias graves.63. El Sr. ROSENNE se declara dispuesto a aceptarla propuesta del Relator Especial para el primer párra-fo y el texto revisado del segundo párrafo presentadocomo apartado b. Sin embargo, se siente cada vez máspreocupado por los difíciles problemas de fondo y decoordinación planteados por los diversos artículos quecontienen disposiciones sobre la comunicación o la no-tificación.

64. En la primera parte de su 17.° período de sesio-nes, la Comisión aprobó un artículo 29 bis3 que versasobre el modo de hacer las comunicaciones y las notifi-caciones a los Estados contratantes. Sin embargo, sobrela cuestión de fondo existe una necesidad real de formu-lar con precisión en todo el texto del proyecto de artícu-los la distinción entre el carácter obligatorio de un ins-trumento para el Estado del que emana y su efecto res-pecto del Estado o de los Estados que lo reciben; tambiénse ha de definir claramente el momento en que ese ins-trumento produce efectos jurídicos con respecto al Estadoque hace la comunicación y al Estado o los Estados quela reciben.

65. En 1965, basándose en las observaciones de algu-nos gobiernos, el orador presentó la propuesta de que,salvo cuando el tratado disponga otra cosa, toda notifi-cación comunicada por el depositario surta efecto 90 díasdespués de haber recibido el depositario el instrumentoal que la comunicación se refiera (A/CN.4/L.108). Sibien dicha propuesta no abarca la totalidad de la cues-tión, puede proporcionar una base para el examen delproblema como puede verse en el párrafo 60 de la815.a sesión, en que se decidió aplazar el examen de lapropuesta. Confía por tanto en que esa delicada cuestiónde fondo se examine a su debido tiempo en relación contodos los artículos que contienen disposiciones sobre lacomunicación o la notificación.

66. El Sr. CASTREN acepta la propuesta del RelatorEspecial de que se remita el apartado a del nuevo pro-yecto de artículo 50 al Comité de Redacción para que loexamine junto con el artículo 38.67. La regla enunciada en el apartado b es casi con-traria a la del párrafo 2 del texto de 1963. Es muy di-fícil escoger entre los dos extremos. En el párrafo 3 desu comentario al artículo 50, la Comisión propugnó conenergía una norma que permita hasta cierta fecha revo-car una notificación destinada a poner término a un tra-tado. Los gobiernos que han criticado esa disposiciónhan aducido argumentos dignos de atención. Ya en el15.° período de sesiones el Sr. Tsuruoka planteó el pro-blema del consentimiento de las otras partes 4. Aunqueel problema no tiene gran importancia en la práctica, laComisión debe tratar de dar una solución aceptable paratodos los Estados. Si se decide hacer más difícil la revo-

3 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1965,vol. I, 815.a sesión.

4 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 173, párrs. 25 y 26, y pág. 290, párr. 12.

cación, la fórmula del Gobierno de Polonia, que pro-porciona la base para el apartado b del nuevo texto, esmás sencilla y por tanto preferible a la del Gobierno delos Estados Unidos.

68. El Sr. de LUNA acepta las propuestas del RelatorEspecial para el artículo 50 pero, en cuanto a la redac-ción, no le satisface la referencia a la «comunicación»de la notificación. Por lo menos en español, el términocorrespondiente al francés «communication» tiene el mis-mo sentido que el correspondiente a «notification»; esteúltimo, más técnico, se emplea en contextos legales. Qui-zá lo que se pretende decir es que una notificación noproduce efecto hasta su recepción.

69. El Sr. TUNKIN dice que el nuevo texto del Re-lator Especial es mejor que el de 1963, sobre todo por-que en él la expresión «Salvo que el tratado dispongaotra cosa» restringe el alcance de las disposiciones quesiguen.

70. Por lo que respecta a la revocación de una notifi-cación, comprende las opiniones de algunos gobiernosy en general acepta la idea de que dicha revocación que-de supeditada al consentimiento de las otras partes. Sinembargo, vacila en ir demasiado lejos en este sentido: ungobierno puede revocar una notificación de terminacióna los pocos días de haberla hecho; esa revocación nocausaría ningún daño a las otras partes y en realidadsería beneficiosa.

71. En cuanto a la terminología, prefiere «notificación»a «comunicación». Aquél es el término jurídico más es-tricto.

72. Coincide con el Relator Especial en que el primerapartado del artículo 50 duplica las disposiciones delartículo 38, y apoya la propuesta de que se lo remita alComité de Redacción para que lo examine junto con lasdisposiciones del artículo 38.

73. El Sr. BRIGGS acepta la propuesta del Relator Es-pecial de que se remita el apartado a al Comité de Re-dacción. Le parece ambigua y probablemente inexacta laexpresión «surtirá efecto» (prend effet). Por tanto, pro-pone que el Comité de Redacción la examine.

74. En relación con el apartado b, al igual que elSr. Castren, duda de que sea acertado enfocar el proble-ma como si se tratase de una opción entre dos solucionesextremas: dispone que la notificación podrá revocarseen cualquier momento o disponer que la revocación re-querirá el consentimiento de las otras partes. En suma,es conveniente estimular a un Estado a revocar la noti-ficación relativa a la terminación, si así desea hacerlodespués de pensarlo bien. El párrafo 3 del artículo 1 delPacto de la Sociedad de las Naciones preveía, para reti-rarse de la Sociedad, una notificación con dos años deantelación, y hubo casos en que un Estado, despuésde haberla hecho, cambió de parecer antes de que ex-pirase el plazo de dos años. Ofrece otro ejemplo un tra-tado de extradición entre Grecia y los Estados Unidos 5

que fue denunciado por este último país; a los pocos

5 Sociedad de las Naciones, Recueil des Traités, volu-men CXXXVIII, pág. 304.

836.a sesión. — 21 de enero de 1966 101

meses de esa denuncia, se firmó un protocolo adicionaly se retiró la notificación de terminación.75. No sería conveniente formular la norma de que ladenuncia es irrevocable en términos tan absolutos comolos del apartado b. Está dispuesto a admitir que se re-mita el asunto al Comité de Redacción, pero por tratarsede una cuestión de fondo ha considerado necesario ex-presar su parecer al respecto.76. El Sr. VERDROSS estima que la notificación nopuede surtir efecto hasta que la recibe el destinatario.Esa idea no queda claramente expresada por el vocablo«comunicación». En todo caso, convendría sustituir enel apartado b la expresión «una vez hecha dicha comu-nicación» por «una vez recibida dicha comunicación».

77. El Sr. REUTER dice que este artículo va a plan-tear muchos problemas al Comité de Redacción. Comoha indicado el Sr. Ago, la expresión inglesa «becomesoperative* y la francesa «prend effet» no tienen exacta-mente el mismo sentido. En francés bastaría decir que lanotificación «devient opposable», expresión que no en-traña consecuencias demasiado estrictas. La disposiciónse refiere en realidad a la posibilidad que abre la comu-nicación de oponerse a la notificación. Esa disposiciónno se refiere a los demás efectos que pueden producirseulteriormente.

78. En cuanto al apartado b, coincide con el Sr. Briggsen que es excesivo exigir el consentimiento de las otraspartes. El Comité de Redacción podría ver la posibili-dad de enunciar la norma en forma negativa, estable-ciendo que la revocación no surtirá efecto si una cual-quiera de las otras partes se opone a ella. También sepodría disponer que la revocación se efectúe dentro deun plazo fijo, que debiera ser muy breve. De ese modo,la norma facilitaría la revocación de la notificación dedenuncia, con tal de que esa revocación se haga pronto.

79. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA está conformeen conjunto con el texto del Relator Especial. Sería difí-cil adoptar para el apartado a un enunciado negativoporque ninguna parte puede oponerse a que otra ejerciteun derecho establecido en el tratado mismo.

80. El Sr. TSURUOKA dice que, como en el 15.° pe-ríodo de sesiones adoptó una actitud categórica sobre elartículo 50, que a la sazón era el 24 6, se considera obli-gado a opinar sobre el nuevo texto propuesto. Acepta elnuevo enunciado del apartado b, que a su juicio contri-buirá a la estabilidad de los tratados. Si un Estado sabeque no puede revocar su decisión sin el consentimientode las otras partes, no notificará a la ligera su deseo deponer término al tratado, retirarse de él o suspender suaplicación. Semejante efecto sicológico es importanteen la práctica de las relaciones internacionales. Dado eldeseo de la Comisión de garantizar en lo posible la exis-tencia de los tratados, considera la nueva versión prefe-rible a la antigua.

81. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, está conforme en que el asunto a que serefiere el apartado a puede tratarse en otro artículo.

No obstante, dada su gran importancia, el Comité de Re-dacción debiera cuidar bien de que la disposición expre-se todo lo necesario, habida cuenta también del artícu-lo 29 bis.

82. En cierto sentido, el Sr. Verdross ha tenido razónal decir, refiriéndose al apartado b, que la notificaciónsurte efecto en el momento en que el destinatario está encondiciones de enterarse de ella. Sin embargo, el oradorno cree que esa disposición deba llegar hasta el extremode estipular que la fecha de la comunicación es la fe-cha del recibo de la misma. Algunas organizaciones in-tergubernamentales suelen publicar sistemáticamente lasnotificaciones de ese tipo, y en tal caso la fecha de la no-tificación es la fecha de la publicación.

83. En cuanto al fondo, no cree que pueda estipularseque la revocación de una notificación requiera el consen-timiento expreso de todas las partes. Sería mejor que ladisposición permitiese deducir el consentimiento tácitode la falta de oposición; tal vez pudiera añadirse que laoposición deberá manifestarse en un plazo determinado.En la historia diplomática hay casos de Estados que no-tificaron su propósito de dejar de ser partes en un trata-do porque deseaban eludir sus obligaciones en un mo-mento dado; pasado ese momento, expresaron el deseode asumirlas de nuevo. En suma, considera que el ar-tículo debería permitir a los Estados reanudar sus rela-ciones contractuales; por otra parte, el Comité de Re-dacción debe cuidar de elaborar una disposición queimpida posibles abusos.

84. El Sr. YASSEEN no se opone a que se enuncie enforma negativa la regla del apartado b. Por otra parte,conviene observar que la propuesta del Relator Especiales más moderada que la de la Delegación de Polonia,conforme a la cual se exigiría el consentimiento expresode la otra parte. La expresión «con el consentimiento delas otras partes» que figura en el apartado b no excluyeel consentimiento tácito.

85. El Sr. ROSENNE estima conveniente mantener elrequisito de que se haga la notificación «por la vía di-plomática o por otra vía oficial», como decía el textode 1963. Tal vez esa cuestión haya quedado resueltacon el nuevo artículo 29 bis aprobado en 1965, pero esasunto que habrá de examinar el Comité de Redacción.A ese respecto, recuerda el pasaje aclaratorio del párra-fo 2 del comentario al artículo 50 que figura en el in-forme de 1963:

Ocurre a veces que, en momentos de tirantez, la ter-minación de un tratado o la amenaza de esta termina-ción puedan ser objeto de declaraciones públicas no di-rigidas al Estado interesado. Pero es sin duda algunaesencial que estas declaraciones, quienquiera que lashaga, no pueden considerarse como un sustituto adecua-do del acto en debida forma que exigen la cortesía di-plomática y la normalidad jurídica 7.

86. El PRESIDENTE dice que el Tercer Reich soste-nía que toda comunicación hecha por Radio Berlín cons-tituía una notificación erga omnes. Durante el proceso

6 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 173, párrs. 25 y 26, y pág. 290, párr. 12.

7 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. II, pág. 250.

102 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

de Nurenberg, por ejemplo, se planteó la cuestión de sihabía habido en realidad declaración de guerra. No escosa de que la Comisión apruebe semejantes prácticas.La radiodifusión puede utilizarse en casos de urgenciapero no constituye una vía oficial normal.

87. El Sr. AGO reconoce que el Sr. Verdross tenía ra-zón al decir que la frase «una vez recibida dicha comuni-cación» sería más clara; sin embargo, no parece posibleintroducir en el texto la noción de «recibo» o «recep-ción». La notificación podría decir, por ejemplo, que«el tratado terminará a los seis meses de la presente no-tificación», en cuyo caso ese plazo de seis meses comen-zaría a contarse desde la fecha de la notificación y nodesde la fecha del recibo de la misma. El Comité de Re-dacción debe esforzarse por evitar toda ambigüedad aeste respecto.

88. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción habrá de estudiar la ma-yoría de las cuestiones suscitadas en el curso del debate.

89. Por lo que respecta al apartado b, opina que laComisión fue demasiado lejos al adoptar el texto de 1963,que no restringía en modo alguno el derecho de revocarla notificación. La propuesta que él ha presentado no vatan lejos como la de la delegación de Polonia (de que elderecho a revocar una notificación debe supeditarse «alconsentimiento inequívoco de la otra parte»), ya que selimita a emplear la palabra «consentimiento», que nosignifica forzosamente acuerdo expreso. Suscribe la inter-pretación del Sr. Yasseen de que «consentimiento» sig-nifica también consentimiento tácito. En cuanto al fondo,pues, su propia propuesta no difiere mucho de la fórmulanegativa sugerida por el Sr. Reuter, pero no tiene incon-veniente en que se pida al Comité de Redacción queestudie la posibilidad de adoptar un enunciado algo me-nos tajante. Advierte que el Sr. Briggs y el Sr. Castrenno están aún del todo convencidos, pero espera que elComité de Redacción consiga elaborar un texto acepta-ble para todos.

90. En cuanto a los términos «comunicación» y «no-tificación», se ha atenido a la terminología del artícu-lo 29 bis. Su idea era la de una notificación en debidaforma, pero el asunto merece ser examinado por el Co-mité de Redacción en relación no sólo con el artículo 50sino también con otros artículos.

91. Propone que se remita el artículo 50 al Comité deRedacción para que lo examine habida cuenta del de-bate.

Así queda acordado8.

Se levanta la sesión a las 12.55 horas.

837.a SESIÓN

Lunes 24 de enero de 1966, a las 15 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Castren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. Lachs, Sr. deLuna, Sr. Pessou, Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda,Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

8 Véase decisión respecto del ulterior examen del artículo 50en el párr. 107 de la 842.a sesión.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 46 (Divisibilidad de las disposiciones de untratado a los fines de aplicación de los presentes ar-tículos) (reanudación del debate de la sesión anterior) !

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguir exa-minando el artículo 46.

2. El Sr. YASSEEN felicita al Relator Especial por sunueva versión del artículo 46 que acusa la importanciade la norma y las posibilidades de su aplicación general.Es preferible establecer de una vez el principio de la di-visibilidad de los tratados y los criterios que han de regirsu aplicación.

3. Los argumentos en apoyo de esa norma han sidodiscutidos minuciosamente en 1963 y pueden resumirsediciendo que se debe salvar todo lo posible del tratado.Si hubiera una causa de nulidad o terminación de sólouna parte, convendría que su efecto también fuera sóloparcial y que el resto del tratado permaneciese en vigoren todo cuanto fuera posible.

4. Otro problema es el del alcance general del princi-pio de la divisibilidad. ¿Ha de aceptarse el principio entodos los casos? Se lo podría admitir sin dificultad entodos los de terminación de un tratado. Pero cuando setrata de nulidad es preciso proceder con mayor cir-cunspección pues ésta procede a veces de causas queconstituyen un reto al orden jurídico internacional ocomprometen seriamente el ambiente de confianza ne-cesario para las buenas relaciones internacionales. Lasanción para esos casos de bandolerismo internacionaldebe ser proporcionada a la gravedad del acto; habrá deser la desaparición de todo el tratado, aunque las partesque deseen salvarlo estarán en libertad de concertar otroen el que eviten las causas de nulidad.

5. Parece que, en la aplicación de ese criterio, la reglaconcerniente a la divisibilidad solamente habrá de entraren juego en los casos de dolo y no en los casos de coac-ción, ni incluso la ejercida sobre el representante del Es-tado. Esta conclusión sería congruente con la actitud

1 Véase 836.a sesión a continuación del párr. 1, y párr. 2.

837.a sesión. — 24 de enero de 1966 103

inequívoca adoptada por la Comisión en cuanto a lacoacción, que entraña la nulidad ab initio.

6. No tiene nada que objetar a la nueva versión delartículo 46; no es verdaderamente indispensable intro-ducir en ella el concepto de la buena fe ya que éste in-forma todo el derecho de los tratados. Por último, con-sidera que las excepciones previstas en el párrafo 3 delnuevo artículo 46 deberían comprender no sólo el artícu-lo 37 (incompatibilidad con una norma de jus cogens)y el artículo 36 (coacción a un Estado) sino también elartículo 35 (coacción sobre el representante de un Es-tado).

7. El Sr. TUNKIN estima aceptable en general el nuevotexto del artículo 46 propuesto por el Relator Especial.En 1963 la Comisión se ocupó de la divisibilidad de lostratados de una manera algo fragmentaria, y por carecerde tiempo para un estudio detallado no llegó a una con-clusión firme acerca del alcance de la aplicación del ar-tículo. El Relator Especial ha mostrado cómo puede es-tablecerse una norma general que permita eliminar lasdisposiciones redundantes de cada uno de los artículosconcernientes a los casos de aplicación del principio.

8. Admite que la regla de la divisibilidad se apliquea los casos comprendidos en los artículos 31, 32, 39,40 y 41, pero no puede apoyar la propuesta del RelatorEspecial de que se la aplique a los tratados celebradosbajo coacción en la persona (artículo 35). A ese respectocomparte en gran medida la opinión del Sr. Yasseen.

9. La mayoría de la Comisión estima a todas luces queun tratado obtenido por coacción en la persona del re-presentante de un Estado es nulo. El uso de la fuerzao de la amenaza contra el representante de un Estadoes una peligrosa violación del derecho internacional muyanáloga al uso de la fuerza contra el Estado mismo; elresultado en tales casos ha de ser la nulidad del tratado.Por consiguiente, se debe mencionar el artículo 35 ade-más de los otros artículos citados en el párrafo 3 delnuevo texto del Relator Especial para el artículo 46.

10. El Sr. CASTREN encuentra aceptable en su con-junto, tanto en el fondo como en la forma, el nuevotexto del Relator Especial. Sin embargo, como han dichovarios oradores, el Comité de Redacción debiera exami-nar cada artículo de la sección II para ver si la normade la divisibilidad es aplicable y en qué forma. El Sr. Ji-ménez de Aréchaga ha propuesto diversas enmiendasque parecen justificadas.

11. Respecto a la colocación del artículo 46, aceptala propuesta del Relator Especial de trasladarlo a unanueva sección titulada «Normas generales», según losartículos 30 y 49.

12. El Sr. RUDA elogia al Relator Especial por el cui-dado que ha puesto en la redacción de un difícil artículo.La idea fundamental adoptada en 1963 era que la nu-lidad, la terminación o la suspensión de la aplicación deun tratado se refieren al tratado en su conjunto. Estaregla general puede admitir ciertas excepciones objeti-vas y subjetivas si se cumplen las condiciones especifi-cadas.

13. Es nulo un tratado obtenido por coacción sobre unEstado o incompatible con una norma de jus cogens;pero en caso de que sea obtenido por coacción sobreun representante, el Estado agraviado podrá escogerentre alegar o no el principio de la divisibilidad deltratado.

14. En cuanto al lugar del artículo 46, si la Comisiónacepta el plan propuesto por el Relator Especial, el ar-tículo habrá de permanecer donde está; pero si la Co-misión decide volver a la propuesta que hizo el RelatorEspecial en el 15.° período de sesiones habrá que trans-ferirlo a una sección titulada «Normas generales» al co-mienzo de la parte II del proyecto.

15. A su juicio, el principio de la divisibilidad del tra-tado no puede aplicarse a los casos de inobservancia dedisposiciones del derecho interno (artículo 31), puestoque ésta difícilmente puede afectar a sólo una parte deltratado.

16. En lo concerniente a la redacción del artículo creeque se podría aceptar una fórmula como la propuestapara el párrafo 1 por el Gobierno de los Países Bajosporque, si bien el criterio de que la nulidad, la termina-ción y la suspensión afectan en principio a todo el tra-tado está implícito en el nuevo texto del Relator Espe-cial, no se ha hecho en ello bastante hincapié. Lapalabra «claramente» debe eliminarse del apartado adel párrafo 1 por ser demasiado vaga, y lo mismo ha dehacerse con la palabra «esencial» del apartado b delmismo párrafo, pues lo que podría ser consideradocomo esencial por una parte quizá no lo sea por otra.

17. Aunque aprueba la estructura general del nuevotexto del párrafo 2 del Relator Especial, comparte lasdudas manifestadas por el Sr. Yasseen y el Sr. Tunkinacerca del fondo de ese texto.

18. Considera que debe mantenerse el párrafo 3.

19. El Sr. de LUNA felicita al Relator Especial porsu nuevo texto. Acepta la propuesta de que el artícu-lo 46 figure en una sección titulada «Normas generales»,en cuyo caso sería innecesario que los artículos sustan-tivos sobre las causas de invalidez, terminación, etc., hi-ciesen referencia explícita a la regla de la divisibilidad.

20. Coincide con el Sr. Yasseen, el Sr. Tunkin y elSr. Ruda en cuanto a la referencia al artículo sobretratados obtenidos mediante coacción en la persona delrepresentante de un Estado. Hay una diferencia mani-fiesta entre la violencia ejercida contra el órgano de unEstado y la ejercida contra el Estado mismo. La evolu-ción histórica ha hecho afortunadamente que el nuevoderecho internacional proscriba la violencia contra elEstado puesto que la guerra de agresión ha sido decla-rada delito internacional. Por ello le sorprende un pocoque en el párrafo 3 del artículo 46 se pretenda estable-cer una excepción sólo con respecto al artículo 36 y notambién respecto del artículo 35.

21. Grandes controversias en la teoría y en la prácticahan suscitado casos como el del Tratado de Madrid de1526 que el Rey de Francia, Francisco I, se vio obli-gado a firmar cuando cayó prisionero. Cualesquiera

104 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

que sean las doctrinas sostenidas a lo largo de los siglos,incluso en aquella época de monarquía absoluta, jamásse ha considerado válido un tratado celebrado cuandoel soberano se encuentra prisionero y sometido a coac-ción personal. Por consiguiente, si a través de la historiadel derecho internacional siempre se ha tenido por nuloel tratado obtenido por coacción sobre un órgano delEstado, pero no el obtenido por coacción sobre el Esta-do mismo, ¿por qué conceder un trato especial a loscasos previstos en el artículo 36 y no a los del artícu-lo 35?

22. Su opinión queda respaldada por los términos delartículo 35 que, acertadamente, habla sólo de la coac-ción ejercida sobre la persona del representante de unEstado sin distinguir entre las dos posibles clases deamenaza. Evidentemente el supuesto más general es elde la vis compulsiva, violencia moral ejercida contra elrepresentante. Ésta entraña el vicio de la voluntad y lanulidad del tratado. El Sr. Yasseen y el Sr. Tunkin hanrecordado muy oportunamente que la Comisión ha ad-mitido la nulidad causada por vicio de la voluntad. Aho-ra bien, en su forma actual, el artículo no excluye laidea de coacción absoluta que entraña la inexistencia delacto jurídico. ¿Es que la Comisión va a aceptar el prin-cipio de la divisibilidad y aplicarlo a un caso que aun-que en realidad sea una mera hipótesis no está expresa-mente excluido del artículo 35? ¿Se propone convalidarjurídicamente un acto inexistente? El párrafo 3 del ar-tículo 46 debe hacer referencia al artículo 35, que tratajuntamente de la vis compulsiva y de la coacción abso-luta ejercidas sobre el órgano del Estado.

23. ¿Hay que mencionar también al artículo 31 en elpárrafo 3 del artículo 46? Según el Sr. Ruda no es con-cebible un caso de nulidad que no afecte a la totalidaddel tratado. El orador no está tan seguro. Aparte delcaso en que se haya infringido la Constitución, cabeconcebir la hipótesis de que un representante esté auto-rizado a concertar determinado tipo de tratado. Los tra-tados pueden contener cláusulas de muy distinta índole,por ejemplo, unas relativas a cesión de territorio y otrasde carácter comercial. El representante puede tener po-deres constitucionales suficientes para suscribir deter-minadas cláusulas del tratado pero ser incompetentepara suscribir otras. Por supuesto, el caso es raro peropudiera presentarse. Por todo ello, apoya la sugerenciadel Gobierno de los Países Bajos de que en el artículo 46se mencione también el artículo 31.

24. El Sr. BRIGGS acepta la sugerencia del RelatorEspecial de que se traslade el artículo 46 a la sección I(Normas generales) de la parte II del proyecto, y de quese supriman de diversos artículos las disposiciones rela-tivas a la regla de la «divisibilidad».

25. Duda de que el principio de divisibilidad sea apli-cable a los casos previstos en los artículos 31 y 32 yquizá en otros, pero cree que en vista de la generalidadde los términos del párrafo 1 del artículo 46, es innece-saria una enumeración.

26. Podría suprimirse del apartado a del párrafo 1 lapalabra «claramente», pero el calificativo «esencial» en

el apartado b del mismo párrafo tiene cierta importan-cia y debe mantenerse.

27. Estima aceptable el párrafo 2 y opina que el Re-lator Especial ha decidido acertadamente que la regla dela divisibilidad sea aplicable a los tratados conseguidospor coacción en la persona del representante del Estado.El párrafo 3 es aceptable pero quizá debiera suprimirsela referencia al artículo 37 (incompatibilidad con unanorma de jus cogens) ya que el asunto podría regularseen el párrafo 1.

28. En cuanto a si el nuevo texto invierte la presun-ción al hacer de la divisibilidad la regla en vez de laexcepción, no está seguro de que dicho texto destaque losuficiente que si las causas de invalidez, terminación,etcétera, afectan a la totalidad del tratado las disposicio-nes de éste son indivisibles. Quizá sea prudente, comosugiere el Sr. Rosenne, mantener el texto de 1963 delpárrafo 1 como párrafo inicial, a fin de subrayar el prin-cipio de indivisibilidad de los tratados. A continuacióniría el nuevo texto del párrafo 1.

29. El Sr. REUTER aprueba los elogios dirigidos alRelator Especial, pero, a fuer de sincero, ha de manifes-tar su discrepancia respecto de algunas opiniones sobrediversas cuestiones de principio que considera de granimportancia.

30. Al parecer se pretende excluir del beneficio de ladivisibilidad a determinados tratados conseguidos pormedios muy censurables. La idea es noble y sería ade-cuada para una sociedad en la que ya no existiese lasoberanía de los Estados. Pero cuando existe tal sobe-ranía, el mantenimiento en determinadas circunstanciasde las disposiciones de un tratado que no están afecta-das por una causa de nulidad equivale de hecho a unasanción, y si la Comisión suprimiese la posibilidad demantener en vigor algunas de esas disposiciones quizásuprimiría prácticamente una sanción que tiene ciertaeficacia. Dicho de otro modo, disiente de las opinionesexpuestas acerca de los efectos del artículo 46 en loscasos previstos por el artículo 35, y también del criteriode la Comisión acerca de la divisibilidad de las disposi-ciones del tratado que sean incompatibles con el juscogens. En apoyo de su tesis cita el caso de un tratadode paz, con una cláusula que más tarde esté en pugnacon una norma de jus cogens (por ejemplo, el derechode autodeterminación); las normas que la Comisión estáa punto de adoptar destruirían ese tratado de paz. Talesconsecuencias son graves y es menester tomarlas enconsideración.

31. El Sr. TUNKIN apoya la propuesta de mantenerel párrafo 1 del texto de 1963, por .expresar más clara-mente el principio en que se inspira el artículo 46. Espartidario de que se incluya la frase «Sin perjuicio delo dispuesto en el tratado mismo».

32. El Sr. LACHS dice que el Relator Especial haconseguido eliminar de su nuevo y excelente proyectomuchos de los defectos del texto anterior.

33. Algunos miembros han pedido que no se mencio-ne el artículo 35 en el párrafo 2 del artículo 46, basán-dose en que es nulo un tratado obtenido mediante coac-

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ción en la persona de un representante. Sin embargo,puede haber casos en que se apliquen diferentes criteriosa las distintas disposiciones de un tratado así obtenido yen que el Estado agraviado no desee necesariamente de-clarar el tratado nulo ab initio sino obtener una com-pensación en conformidad con los propios términos deltratado, aceptando aquellos elementos que hayan sidolibremente negociados y rechazando los que se le hayanimpuesto. Aunque en la mayoría de los casos el Estadono se valdrá probablemente de su derecho de opción, esimportantísimo respetar los intereses del Estado lesio-nado, conforme a lo dispuesto en el artículo 35.

34. El Sr. ROSENNE dice que, en el curso del debate,se han esgrimido conceptos tales como los de nulidadabsoluta y nulidad relativa, y que ahora se ha deslizadoen él un nuevo concepto: el de la nulidad objetiva deltratado. Se pregunta qué sentido ha de atribuirse a esaexpresión.35. A su juicio, el Relator Especial ha hecho bien enmencionar el artículo 35 en el párrafo 2 del nuevo ar-tículo 46.

36. El Sr. TUNKIN dice que, de admitirse la nociónde existencia objetiva, puede haber una nulidad objeti-va; ahora bien, los kantianos, que sostienen que nadasabemos sobre la realidad objetiva, impugnarían esecriterio.

37. No comparte el criterio del Sr. Lachs, que ha ex-puesto una situación muy excepcional. El objetivo prin-cipal de la Comisión debería ser desalentar en lo posi-ble el recurso a la coacción contra los representantes yel uso de la fuerza, declarando nulo ab initio todo tra-tado obtenido por esos medios. De nada serviría ela-borar una disposición que permita a un Estado lesiona-do optar por declarar que el principio de la divisibilidadse aplica a dicho tratado, porque es posible que eseEstado no se atreva a invocar la coacción como causade invalidez parcial. Los casos previstos en el artícu-lo 35 deben ser excluidos de la aplicación del ar-tículo 46.

38. El Sr. ROSENNE dice que la Comisión ya tienebastantes problemas de teoría jurídica en que ocuparsepara meterse ahora en consideraciones filosóficas.

39. Una de las dificultades que plantea el artículo 35es que existen muchos tipos distintos de coacción, inclu-so la ejercida por un tercer Estado, que la Comisión hadecidido considerar sujeta a las disposiciones relativas alerror. La cuestión de saber si en el texto actual deberíahacerse referencia al artículo 35 sólo se podrá resolvercuando se haya llegado a una decisión acerca del textode este último y una vez que la Comisión haya resueltosi el artículo 46 debe enunciarse como norma generalde que en principio los tratados son indivisibles, consti-tuyendo una excepción a esa norma las disposiciones re-lativas a la divisibilidad.

40. El Sr. de LUNA aclara que sus observacionesacerca de los artículos 35 y 36 estaban inspiradas por eldeseo de que se sigan los mismos criterios jurídicos entodo el proyecto. Cada vez que en un artículo haya ra-zón para admitir la divisibilidad, habrá que admitirla

también en aquellos en que exista la misma razón. In-versamente, si la divisibilidad no se admite en un ar-tículo dado, tampoco se la debe admitir en ningún otroen el que exista la misma razón para negarla.

41. En cuanto al problema de terminología a que seha referido el Sr. Rosenne, cree que hay tres tipos denulidad reconocidos en derecho internacional desde hacebastante tiempo para que la Comisión los admita: lainexistencia del tratado, la nulidad absoluta declaradaautomáticamente y la nulidad relativa que se declara apetición de las partes. Si la Comisión ha acordado queun instrumento jurídico dado era inexistente, o que sunulidad era absoluta, se desprende necesariamente deello que la Comisión no puede luego, en el artículo sobrela divisibilidad, resucitar ese instrumento.

42. No tiene preferencias por lo que respecta a la ter-minología; la nulidad, ya se llame absoluta, ab initiou objetiva, en ningún caso se deja a la apreciación delas partes y produce sus efectos erga omnes. El Sr. Reu-ter ha dicho acertadamente que constituye una sanción.No es sorprendente que, en la etapa a que ha llegado elderecho internacional, el uso de la fuerza contra un ór-gano del Estado o contra el Estado, o una violación deljus cogens, sean sancionados por la nulidad del ins-trumento de que se trate. Por su parte, se inclinaría porsanciones aún más severas, a fin de eliminar en lo po-sible el uso de la fuerza en las relaciones internacionales.La forma prevista no tiene nada de extraño puesto querecuerda la máxima fraus omnia corrumpit: la corrup-ción no macula sólo una parte del instrumento jurídicosino el instrumento entero.

43. A su juicio, el uso de la fuerza en los casos pre-vistos por la Comisión produce la nulidad absoluta. Enconsecuencia, la Comisión no debe dejar posibilidad deopción ni siquiera a la parte lesionada, que puede recu-rrir a otros procedimientos.

44. El Sr. AGO ha oído con inquietud algunas de lasideas que se han expuesto en el curso del debate. Enlas circunstancias previstas en el artículo 35, es difíciladmitir que una norma de nulidad no sólo absoluta yerga omnes sino también sin posibilidad de salvar nadadel tratado, pueda ser más favorable al Estado lesionadoque una norma que deja a ese Estado la posibilidad deoptar entre la nulidad absoluta o parcial. Si, a conse-cuencia de la coacción ejercida contra la persona de surepresentante, se ha impuesto al Estado un tratado to-talmente inaceptable, el Estado podrá sostener que eltratado entero es nulo. Pero éste es un caso extremo. Loque puede también ocurrir es que el tratado sea el resul-tado de negociaciones muy complejas y que además deuna cláusula impuesta por la coacción, contenga unaserie de disposiciones perfectamente válidas e inclusofavorables al Estado víctima de la coacción respecto deun punto determinado solamente. Sería sin duda injustoobligar a ese Estado a hacer valer la nulidad del tratadoentero y a perder así todos los beneficios que éste podíareportarle, por el hecho de que estaba viciada una solade sus cláusulas.

45. El Sr. de LUNA ha recordado la máxima frausomnia corrumpit; pero en el artículo 33 sobre el dolo la

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Comisión ha decidido que el Estado víctima del dolopueda optar por invocarlo o no como causa invalidantede su consentimiento. La norma enunciada en el ar-tículo 35 sobre coacción en la persona es más estrictaque la del artículo 33.

46. Apoya las observaciones del Sr. Reuter acerca delos inconvenientes que puede ofrecer la anulación com-pleta del tratado que contenga una cláusula incompati-ble con una norma imperativa de derecho internacional;esa cláusula podría ser un elemento totalmente aparteen un tratado muy complejo. Es evidente que el caso deviolación de una norma imperativa es muy grave, perotambién es muy raro.

47. En general, la Comisión debiera abstenerse deaumentar exageradamente los casos de nulidad absolutade un tratado.

48. El Sr. TUNKIN se declara sorprendido por algu-nos de los argumentos del Sr. Ago sobre la necesidad desalvar por lo menos en parte un tratado. Es mucho másimportante desalentar el uso de la fuerza y la coaccióncontra la persona de los representantes, que constituyenun delito internacional y una amenaza para la paz y lasrelaciones amistosas entre los Estados. En otros tiemposlas Potencias coloniales recurrieron con frecuencia a esacoacción, y la Comisión no debe mostrar ninguna tole-rancia respecto de tales prácticas. Si un Estado lesiona-do desea todavía lograr la finalidad del tratado, debeempezarse por destruir el tratado original que fue ob-tenido por la fuerza. Contra el uso de la fuerza sola-mente las sanciones rigurosas pueden ser eficaces.

49. Parece rebuscado el argumento del Sr. Reuter deque puede haber casos en que sólo una disposición deltratado sea incompatible con el jus cogens. Las normasde jus cogens no son muchas pero revisten fundamentalimportancia y, en interés de la paz, la sanción por ha-berlas violado debe ser la nulidad de todo el tratado.

50. El Sr. CASTREN dice que la Comisión difícil-mente podrá resolver los problemas que suscita el ar-tículo 46 mientras no haya redactado los otros artículosa que éste se refiere. Propone, por tanto, que se remita elartículo 46 al Comité de Redacción.

51. El Sr. AGO contesta al Sr. Tunkin que ningúnmiembro de la Comisión desearía salvaguardar en untratado cosa alguna obtenida mediante la coacción men-cionada en el artículo 35. Se trata sólo de la divisibili-dad del instrumento, es decir, de la posibilidad del Es-tado lesionado de optar entre hacer anular todo eltratado o solamente lo que haya sido viciado por la coac-ción. En todo caso, lo obtenido por coacción queda de-sechado. Obligando al Estado víctima a renunciar a todoel tratado se le causará un doble perjuicio pues se lehará perder lo que le convenía del tratado y que habíasido negociado válidamente. De hecho, la regla de lanulidad absoluta podría resultar ventajosa para el Esta-do autor de la coacción.

52. Los casos en que una sola cláusula del tratado esincompatible con una norma de jus cogens presentan uninterés más bien teórico, pero no cabe decir lo mismode las cláusulas obtenidas por coacción en la persona del

representante del Estado. Por consiguiente, hay que es-forzarse por redactar la norma que produzca en la prác-tica los mejores efectos.

53. El PRESIDENTE reconoce, como miembro de laComisión, que en ciertos casos conviene salvar de untratado todo lo que pueda salvarse. Sin embargo, seopone terminantemente a la idea de hacer la menor con-cesión cuando el tratado se haya obtenido por coacciónen la persona del representante del Estado o en el Es-tado mismo. Aun cuando la coacción sólo se refiera auna cláusula, todo el resto del tratado resultará sospe-choso. Incluso si las otras cláusulas parecen ventajosaspara el Estado lesionado, puede ocurrir que hayan sidoconcedidas tan sólo para hacerle aceptar la coacción. Lahistoria diplomática del siglo xix y de comienzos del xx,en su país sobre todo, muestra que las grandes Potenciashan recurrido al tipo de coacción mencionado en los ar-tículos 35 y 36 y que en muchos tratados hay cláusulasresultantes de coacción directa y otras resultantes decoacción indirecta. Es imposible determinar qué cláusu-las de un instrumento son resultantes de la coacción yqué cláusulas no lo son. La única solución es declararnulo todo el tratado.

54. El Sr. REUTER desea saber en primer lugar si elartículo 46 se refiere tanto a los tratados multilateralescomo a los bilaterales y, en segundo lugar, si los prin-cipios enunciados en el artículo 46 se aplican también alas cláusulas territoriales. Es indispensable elucidar estesegundo punto.

55. El Sr. YASSEEN dice que en sus anteriores ob-servaciones intentó formular un criterio que permitieradeterminar en qué casos son divisibles los tratados y enqué casos no lo son. A su juicio, hay actos causantes denulidad que escarnecen el orden jurídico internacional yenrarecen el ambiente de confianza mutua indispensablepara el desarrollo de las relaciones internacionales.Cuando un acto de esa índole se produce, no queda anu-lada una sola cláusula sino todo el tratado.

56. Los casos mencionados por algunos miembros dela Comisión, en los que el Estado víctima podría tenerinterés en salvar algunas de las cláusulas del tratado, sonraros y excepcionales. Estima como el Sr. Tunkin quese trata no tanto de proteger a un Estado cuanto de sal-vaguardar el orden jurídico internacional y la comuni-dad internacional entera. Colocando el artículo 35 enla misma categoría que los artículos 36 y 37, excluidosde la aplicación del artículo 46, la Comisión estableceríauna sanción conforme a la evolución reciente del dere-cho internacional que condena todo recurso a la violen-cia y a la coacción en las relaciones internacionales.

57. El Sr. AMADO se declara resueltamente partida-rio de excluir del beneficio de la divisibilidad el casoprevisto en el artículo 35. Un tratado viciado por lacoacción en la persona del representante del Estado nopuede convalidarse ni siquiera parcialmente; será nuloen su totalidad.

58. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,hace notar que la Comisión en general aprueba la ideaexpresada en el texto del artículo 46 así como la suge-rencia que él hizo de incluir ese artículo en una sección

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de normas generales sobre la invalidación y la termina-ción de los tratados.59. Varios miembros consideran que en el texto actualdebería figurar una disposición como la del antiguo pá-rrafo 1 del texto de 1963 para subrayar que, por locomún, toda causa de invalidación o de terminaciónconcierne al tratado en su conjunto. No tiene inconve-niente en que se incluya en debida forma esa norma ge-neral de la indivisibilidad de los tratados.

60. No cree que, como propone el Sr. Tunkin, debareproducirse la expresión «Sin perjuicio de lo dispuestoen el tratado mismo», utilizada en el texto de 1963 delartículo 46. Es casi inconcebible que un tratado con-tenga disposiciones relativas a su propia invalidación.Hay que tener presente que el artículo 46 no se refiere alos casos de terminación en virtud de un derecho con-signado en el tratado mismo.

61. Puede comunicarse al Comité de Redacción lasugerencia de que se suprima el adverbio «claramente»del apartado a del párrafo 1 del nuevo texto. Esa pre-cisión se consignó en el texto de 1963, apartado a delpárrafo 2 del artículo 46, para señalar que normalmenteel tratado es indivisible.

62. Es partidario de mantener la palabra «esencial»en el apartado b del párrafo 1 del nuevo texto por lasrazones que ha aducido el Sr. Briggs.63. En cuanto a la cuestión sustantiva de saber qué ar-tículos deberán mencionarse en los nuevos párrafos 2y 3, le ha sorprendido lo acalorado del debate. Esa cues-tión se discutió largamente en 1963; en la presente reu-nión se han examinado a fondo las disposiciones delartículo 35 y se ha indicado de manera inequívoca queen él debe estipularse que en principio un tratado seránulo si la manifestación del consentimiento del Estadoha sido obtenida mediante coacción contra la personade sus representantes.

64. No obstante, no puede afirmarse que la divisibi-lidad sea inaplicable por el mero hecho de que el artícu-lo 35 haga nulo el tratado obtenido mediante coacciónen la persona. Incluso en los casos previstos en los ar-tículos 36 y 37 cabría lógicamente admitir la divisibili-dad, pero por razones de política la Comisión no lo haconsiderado aconsejable.

65. Del debate se desprende que algunos miembros de-sean que los tratados negociados en las condiciones des-critas en el artículo 35 sean equiparados, desde el puntode vista de la divisibilidad, a los previstos en el ar-tículo 36.

66. No se trata aquí de dejar de condenar, como causaesencial de nulidad, el acto de obtener el consentimientopor coacción en la persona de los representantes. Lo quese pretende es sencillamente dar al Estado lesionado laposibilidad de mantener en vigor el tratado si consideraque le conviene. Puede muy bien dejarse esa posibilidadal Estado lesionado, ya que la coacción sólo fue dirigidacontra sus representantes como particulares, caso dis-tinto del previsto en el artículo 36 en que se trata de lacoacción ejercida contra el propio Estado. La Comisiónha opinado que, cuando el Estado mismo ha sido coac-

cionado debe declararse nulo todo el tratado y que si losEstados interesados desean restablecer relaciones con-tractuales deben primero hacer borrón y cuenta nueva.

67. De todos modos, la cuestión sustantiva de si sedebe mencionar el artículo 36 en el párrafo 2 o en elpárrafo 3 del artículo 46 puede muy bien resolversemás adelante una vez la Comisión haya adoptado eltexto definitivo de esos dos artículos, como ha indicadoel Sr. Castren. El Comité de Redacción podría entre-tanto preparar el texto del artículo 46 ya que será fácilintroducir en él las modificaciones que resulten de loque la Comisión decida sobre el fondo del asunto.

68. En el curso del debate, algunos miembros han in-dicado que no es necesario exceptuar de la aplicación dela regla de la divisibilidad los tratados incompatibles conel jus cogens (artículo 37). Señalará, no obstante, queen 1963 predominó en la Comisión el criterio de que laregla de la divisibilidad no debería aplicarse a los tra-tados incompatibles con una norma ulterior de juscogens.

69. Conviene remitir al Comité de Redacción la cues-tión suscitada por el Sr. Ruda a propósito del artículo 31relativo a la inobservancia del derecho interno.

70. En conclusión, propone que se remita el artículo 46al Comité de Redacción para que lo examine habidacuenta de los debates.

71. El Sr. de LUNA dice que no ha confundido loscasos previstos en el artículo 35 y en el 36. Cuando untratado se ha obtenido por coacción en la persona de losrepresentantes, la práctica de los Estados ha sido siem-pre declarar nulo el tratado. Por el contrario, los trata-dos obtenidos presionando al Estado mismo solían con-siderarse válidos conforme a las antiguas normas delderecho internacional, y sólo en tiempos muy recientesse ha reconocido el principio de que un instrumento in-ternacional conseguido mediante la fuerza o la amenazaes absolutamente nulo.

72. Como ha señalado el Sr. Yasseen, la distinciónentre nulidad absoluta y nulidad relativa de un tratadodepende de la importancia que la comunidad interna-cional atribuye a la cuestión. Las partes lesionadas nopueden condenar los casos de nulidad que revistan im-portancia fundamental para el orden jurídico internacio-nal; en tales casos, la nulidad es absoluta y puede de-clararse de oficio. Como ya ha dicho, la coacción contraun representante determina la nulidad absoluta deltratado.

73. Al margen de esas consideraciones de principio,hay razones de orden práctico que impiden la aplicaciónde la regla de la divisibilidad a los tratados obtenidosmediante coacción en la persona de los representantes.Tal coacción se debe invariablemente a los abusos de unEstado poderoso; y si esos tratados son divisibles secorre el peligro de que el Estado poderoso esgrima elprincipio de la divisibilidad como una palanca para ejer-cer presión sobre el Estado débil con objeto de salvaruna parte del tratado pretendiendo que es en interés deese Estado débil.

108 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

74. El Sr. LACHS está conforme con el Presidente enque mal se podría decir que la coacción ejercida en unrepresentante personalmente puede afectar sólo a unaparte del tratado. Sin embargo, como ha indicado elSr. Castren, la Comisión habrá de pronunciarse sobre elasunto cuando haya dado con un texto definitivo parael artículo 35.

75. El Sr. TSURUOKA opina que el debate ha llega-do a una etapa en que se puede remitir el artículo alComité de Redacción para que éste lo examine con se-renidad.76. En cuanto al párrafo 2 del nuevo texto, hay quepreguntarse sobre todo qué harán los Estados en la prác-tica. Un Estado que se considere víctima de una coac-ción del género indicado en el artículo 35 y que deseesalvar la parte del tratado no afectada por la coacciónpodría también invocar el dolo como causa de nulidad.Si, por el contrario, prefiere dar por nulo todo el trata-do, podrá, incluso si ha habido dolo, invocar la coac-ción. Por consiguiente, cualquiera que sea la decisiónde la Comisión sobre este asunto, que ha dado lugar aun debate tan animado, el resultado práctico será casi elmismo.

77. El Sr. CASTREN estima algo artificial la distin-ción que se quiere establecer entre la coacción contra unEstado y la coacción contra su representante. Un Estadosólo puede actuar por conducto de sus representantes y,en último análisis, es siempre el Estado el que ha sidolesionado.78. El Sr. VERDROSS rebate ese razonamiento. Esmuy distinto coaccionar a una persona con respecto asus propios intereses y coaccionarla en lo referente alos intereses del Estado al cual representa.

79. El PRESIDENTE dice que, si no hay objeciones,entenderá que la Comisión acepta la propuesta del Rela-tor Especial de que se remita el artículo 46 al Comité deRedacción para que lo examine habida cuenta deldebate.

Así queda acordado 2.

ARTÍCULO 47 (Pérdida del derecho a alegar la nulidad deun tratado o un motivo para poner término a un tra-tado o retirarse de él)3

80. El PRESIDENTE invita a la Comisión a reanudarsu examen del artículo 47.81. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA dice que, en1963, algunos miembros de la Comisión interpretaron lafórmula propuesta por el Relator Especial para el apar-tado b en el sentido de que sancionaba la doctrina delestoppel, propia del derecho anglosajón, a la que se hacíareferencia en el párrafo 5 del comentario 4. Uno de losmiembros, el Sr. Elias, incluso encareció que se emplea-se el término estoppel en el texto del artículo5.

2 Véase reanudación del debate en los párrs. 79 a 97 de la842.a sesión, y 1 a 13 de la 843.a sesión.

3 Véase 836.a sesión a continuación del párr. 20, y párr. 21.4 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,

vol. II, pág. 248.s Ibid., vol. I, pág. 196, párr. 56.

82. Otros indicaron sin embargo que no era aconseja-ble utilizar, ni siquiera en el comentario, el término es-toppel, que era peculiar del derecho anglosajón. Segúnseñaló el magistrado Alf aro en la opinión disidente emi-tida en el asunto del Templo de Preah Vihear, «existeuna diferencia muy considerable entre la regla sencillay bien definida que se ha adoptado y se aplica en la es-fera internacional y las complicadas clasificaciones, mo-dalidades, géneros, subgéneros y características procesa-les» de la «doctrina anglosajona del estoppel» 6.

83. A fin de evitar esa dificultad, la Comisión acordóno mencionar el estoppel ni la preclusion en el textode 1963 y empleó deliberadamente la expresión «hubiereprocedido de manera que le prive de toda posibilidad denegar».84. Al proceder así, la Comisión no se propuso recha-zar sino conservar el principio esencial del estoppel se-gún está reconocido en el derecho internacional. Por esarazón, la Comisión adoptó una fórmula basada en cri-terios objetivos, fórmula que no suscitó comentario al-guno de los gobiernos, aparte de que el Gobierno de Is-rael indicó que la expresión «le prive de toda posibilidadde negar» le parecía «poco feliz» (A/CN.4/183, pági-na 12). Al parecer, como resultado de esa objeción pu-ramente de forma, el Relator Especial ha propuesto parael apartado b un nuevo texto que introduciría una fórmu-la nueva y diferente para expresar el principio adoptadopor la Comisión en 1963. El nuevo texto sustituye lafórmula objetiva de 1963 por otra subjetiva, puesto quedice «debe entenderse que ese Estado, por razón de susactos o por su demora excesiva en alegar tal causa, haconsentido en considerar que el tratado es válido».85. Esa fórmula tiene el defecto de mencionar un solotipo de omisión: la demora excesiva en alegar la causapara invalidar o dar por terminado el tratado. Ahorabien, puede haber otras omisiones, como el hecho de nohaber protestado en el momento oportuno, según se sos-tuvo en el asunto del Laudo Arbitral de S. M. el Rey deEspaña 7.86. Pero el nuevo texto propuesto implica algo todavíamás grave: conforme a sus disposiciones, sería precisodemostrar que se considera que el Estado ha consen-tido en admitir que el tratado es válido o que continúaen vigor. No bastaría con exponer la conducta delEstado; se introduce así un elemento puramente sub-jetivo.87. En el asunto del Templo de Preah Vihear, la CorteInternacional de Justicia sostuvo que Tailandia «ha dis-frutado durante 50 años de los beneficios que le repor-taba el tratado de 1904, aunque sólo sea el beneficio deuna frontera estable. Francia, y a través de ella Cam-boya, confiaban en la aceptación del mapa por Tailan-dia». Partiendo de estas dos determinaciones objetivasde los hechos, y sin examinar si había algún elemento deconsentimiento por parte de Tailandia, la Corte concluyóque «Tailandia se ha inhabilitado con su conducta paraafirmar que no acepta el mapa» 8.

6 I.C.J. Reports 1962, pág. 39.7 l.CJ. Reports 1960, pág. 213.8 l.CJ. Reports 1962, pág. 32.

838.a sesión. — 25 de enero de 1966 109

88. Análogamente, en el asunto del Laudo Arbitral deS. M. el Rey de España,4a Corte se basó en que «Nica-ragua no ha suscitado durante años ninguna cuestióncon respecto a la validez del laudo» para inferir no quehabía habido consentimiento sino meramente que «Nica-ragua no tiene ya la posibilidad de revocar dicho reco-nocimiento ni impugnar la validez del laudo» 9.

89. En los casos citados, el resultado no fue un con-sentimiento tácito sino que el Estado interesado quedóprivado del derecho de impugnar, o como dijo la Co-misión en el artículo 47 adoptado en 1963, se privó«de toda posibilidad de negar» la fuerza obligatoria deun tratado.

90. Por esas razones, pide que el Comité de Redacciónformule el artículo en términos que reflejen un criteriomás objetivo, inspirándose en los fallos de la Corte In-ternacional de Justicia y en el texto de 1963.

91. El Sr. de LUNA aprueba la decisión del RelatorEspecial de no emplear el término estoppel, y no porqueel término sea desconocido en derecho internacional sinomás bien por la razón aducida por Lord McNair: «Cabedudar de que la concepción del estoppel, que al parecerse va reconociendo en derecho internacional, será la mis-ma que en el derecho anglosajón, y no hay razón algunapara que la formulación de la norma en el orden inter-nacional sea idéntica a la del derecho interno» 10.

92. Aparte del asunto del Templo, al que ya se haaludido, puede citarse el de la Groenlandia oriental, enel que la Corte Permanente de Justicia Internacional dijolo siguiente: «Al aceptar como obligatorios para ellaesos acuerdos bilaterales y multilaterales, Noruega re-afirmó que reconocía como danesa la totalidad de Groen-landia y con ello se inhabilitó para impugnar la soberaníade Dinamarca sobre toda Groenlandia y, por consi-guiente, para ocupar ese territorio» n . Análogamente, ensu decisión sobre el asunto de los Empréstitos Servios, laCorte Permanente subrayó que el concepto del estoppelen derecho internacional era distinto del concepto en de-recho anglosajón n.

93. Es fácil comprender por qué, tanto la Corte Per-manente como la Corte Internacional de Justicia, hansubrayado la naturaleza distinta del concepto en derechointernacional. La doctrina del estoppel en el derecho an-glosajón es resultado de una larga serie de decisionesjudiciales. En el continente, la materia se rige por nor-mas que tienen su origen en las máximas del derechoromano nemo contra factum suum propium venire po-test y allegans contraria non audiendus est. Las reglasderivadas de esas máximas en la legislación de los diver-sos países europeos no son idénticas a las reglas del es-toppel en el derecho anglosajón.94. En cuanto al nuevo texto del Relator Especial, nopuede aceptar que se inserte una disposición relativa alconsentimiento o acuerdo si la disposición puede inter-pretarse como referente a un acuerdo bilateral. En dere-cho internacional, el efecto mínimo característico de un

acto bilateral es crear un estoppel: esto es cierto no sólopara los actos sino también para las omisiones. Porejemplo, en el asunto Osear Chinn, la Corte Permanenteno declaró sin validez la Convención de St. Germainde 1919 destinada a modificar el Acta General de Ber-lín de 1885, porque las partes en el Acta General queno eran partes en la Convención omitieron hacer constarsu protesta 13. A este propósito, es oportuno tambiénrecordar el laudo de Max Huber en el asunto de la Islade las Palmas, en 1928 14; en dicho laudo, se interpretócomo aceptación del Tratado de París entre España ylos Estados Unidos de América el hecho de que los Paí-ses Bajos no protestasen cuando se le notificó el tratado.

95. Por todo ello pide al Comité de Redacción que enel artículo 47 precise que la disposición es también apli-cable al caso de reconocimiento de un tratado, resultantede la omisión de protestar.

Se levanta la sesión a las 18.5 horas.

is P.C.U., Serie A/B, N.° 63.14 Reports of International Arbitral Awards, vol. 2.

838.a SESIÓN

Martes 25 de enero de 1966, a las 11.30 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Castren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. Lachs, Sr. deLuna, Sr. Pessou, Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda,Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

9 l.CJ. Reports 1960, pág. 213.10 The Law of Treaties, 1961, pág. 487." P.CU., Serie A, N.° 53, pág. 68.« P.C.U., Serie A, N.M 20/21, págs. 38 y 39.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 47 (Pérdida del derecho a alegar la nulidadde un tratado o un motivo para poner término a untratado o retirarse de él) (continuación)1

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguir exa-minando el artículo 47.

2. El Sr. YASSEEN dice que al aprobar en 1963 el ar-tículo 47 la Comisión demostró que reconocía hasta cier-to punto la doctrina del estoppel. El principio que inspiraesta norma es indiscutible y los gobiernos no lo hanimpugnado en sus observaciones. Sin embargo, como laComisión ha definido ya su actitud con respecto a deter-minados casos de nulidad, parece que el alcance del ar-tículo 47 debería ser ligeramente diferente. El nuevo

1 Véase 836.a sesión a continuación del párr. 20, y párr. 21

110 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

texto parte de la idea de la confirmación tácita y no delconsentimiento tácito, y es aplicable sólo a los casos enque sea posible la confirmación.3. Puesto que la Comisión ha dispuesto en el artícu-lo 35 que la consecuencia de la coacción en la personadel representante de un Estado es la nulidad absolutaab initio, es imposible confirmar un tratado obtenidomediante coacción. Por tanto, el artículo 35 debe que-dar excluido de la esfera de aplicación del artículo 47.4. La nueva versión del artículo 47 constituye una me-jora porque da a la norma una base mucho más acep-table, a saber, la confirmación explícita o tácita de unacto anulable.5. El Sr. TUNKIN prefiere también el nuevo texto delartículo 47. Se ha criticado la nueva versión alegandoque la cláusula «Debe entenderse que ese Estado..., haconsentido en considerar que el tratado es válido o que...sigue en vigor» puede plantear dificultades de interpre-tación. A su juicio, el texto de 1963 era aún más difícilde interpretar, sobre todo porque no se establecía cri-terio alguno para determinar el sentido de las palabras«Hubiere procedido de manera que le prive de toda po-sibilidad de negar que ha elegido...». El nuevo textoofrece al menos algún criterio en el apartado a, aunquemás bien sea de carácter general. Según dicho apartado,se toman en cuenta únicamente actos tales como el con-sentimiento implícito en que el tratado sea válido o sigaen vigor, lo que equivale a limitar en cierto modo la apli-cación de la norma.

6. Acepta la propuesta de insertar la palabra «omisio-nes» después de «actos» en el apartado b.7. El tipo de caso previsto en el artículo 47 sería aquelen que, a pesar de una manifiesta violación de las dis-posiciones de derecho interno concernientes a la capa-cidad del representante para celebrar tratados, el poderlegislativo del país de que se trate ratifique o autorice ul-teriormente la ratificación del tratado y haya depositadolos instrumentos de ratificación. No obstante, por las mis-mas razones aducidas a propósito de los artículos 36y 37, se opone firmemente a que se incluya el artícu-lo 35 entre aquellos a que es aplicable el artículo 47.

8. El Sr. VERDROSS secunda la idea del Relator Es-pecial de que el artículo no se funde en la teoría del es-toppel o la preclusion sino en una regla de carácter másgeneral. El estoppel es una regla de procedimiento, mien-tras que en derecho internacional no se trata de que nopueda invocarse ya un derecho: el derecho deja de exis-tir si hay reconocimiento tácito o acuerdo implícito.Esta importante diferencia ha sido señalada por un autoritaliano en un artículo publicado hace unos años en larevista Diritto Internazionale, en el cual demuestra cla-ramente que en derecho internacional no es necesarioapoyarse en el estoppel o en la preclusion; todo puederesolverse mediante un reconocimiento tácito o, como haindicado el Sr. Yasseen, una confirmación tácita, o bienotros principios generales.

9. El Sr. AGO tiene algunas dudas acerca del textoactual del apartado b. No se opone a la idea de que silas partes acuerdan tácitamente reconocer que el tratadopermanece en vigor no se pueda invocar la invalidez del

tratado. Sin embargo, hace notar que en 1963 la Comi-sión desarrolló un concepto más amplio que ahora tratade restringir de manera muy especial.

10. El acuerdo tácito puede ser una ficción cómodapara abarcar todas las situaciones, pero se pregunta sila noción del acuerdo tácito gana algo queriendo apli-carla a ciertos casos. Cuando se planteó ante la CorteInternacional de Justicia el asunto del laudo arbitral deS. M. el Rey de España, se hizo referencia a la «aquies-cencia» 2 más que al acuerdo tácito. Es posible imagi-nar otros casos. Por ejemplo, un Estado desea invocardeterminado hecho como causa para poner término a untratado. Ese Estado no ha tenido intención alguna de darsu acuerdo tácito para que continúe en vigor el tratado.Se le objeta entonces que en el caso de otro tratado conun país distinto no ha invocado el mismo hecho e inclusoha admitido que ese hecho no era causa para poner tér-mino al tratado. En un caso así no existe indudablementeacuerdo tácito, pero hay un comportamiento anterior delEstado en situación análoga que le impide actuar de dis-tinto modo en el nuevo caso.11. Por ello, aunque no es partidario resuelto de la doc-trina del estoppel, tiene algunas dudas en cuanto a laidea de la Comisión de limitar considerablemente la apli-cación del principio y de la regla. Si se utilizase la pala-bra «aquiescencia», el alcance del texto sería mucho ma-yor aunque no tan amplio como el que pensaba darle laComisión en 1963.

12. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA apoya sin re-servas el criterio del Sr. Ago. La introducción en el ar-tículo del requisito de que haya habido acuerdo entre losEstados o consentimiento tácito, lo que muchos juristasconsideran como fundamento del derecho consuetudina-rio, restringiría el alcance de una doctrina que ya ha sidoaceptada por el derecho internacional y haría muy di-fícil su aplicación. Hasta ahora, en los casos a que se re-fiere el artículo 47 los tribunales se han limitado a exa-minar la conducta de los Estados a fin de determinar siles inhabilita para alegar la nulidad del tratado. Si seaprobara el nuevo texto del artículo 47, los tribunaleshabrían también de inferir si existía o no algún elementode acuerdo, factor difícil de determinar por ser de carác-ter esencialmente subjetivo.13. Acepta la propuesta del Relator Especial de ex-tender la aplicación del artículo 47 al artículo 31. En elejemplo citado por el Sr. Tunkin, el acto de ratificar untratado impide claramente al Estado alegar la nulidadde éste, pues el acto de la ratificación indica explícita-mente su intención de aplicarlo. Sin embargo, ¿cuál se-ría la situación si un Estado concertara un tratado vio-lando con ello su propio derecho constitucional, apli-cara el tratado durante años y descubriera luego que sehabía producido una violación manifiesta? Desde el pun-to de vista constitucional sería inadmisible invocar elprincipio de ratificación tácita, problema que se planteóen el asunto del arbitraje entre Costa Rica y Nicaraguacon respecto al problema de si la aceptación del tratadohabía sido válida3. El mencionado principio había sido

2 L C J . Reports 1960, págs. 198 y 218.3 H. La Fontaine, Pasicrisie internationale, Histoire docu*

mentaire des arbitrages internationaux, pág. 332.

838.a sesión. — 25 de enero de 1966 111

invocado por una de las partes, pero el arbitro sólo tuvoen cuenta la conducta de una de ellas, que le impedíainvocar una causa de invalidez.

14. Una disposición como la que ahora propone elRelator Especial discreparía de los precedentes interna-cionales. El orador aceptaría una disposición basada enel criterio de la aquiescencia, que sería conforme a lateoría del estoppel y estaría en consonancia con la juris-prudencia de la Corte Internacional de Justicia.

15. El Sr. REUTER dice que, aunque desde el puntode vista de la redacción el uso de la palabra «actos»en el apartado b es discutible, por su parte preferiríaemplear un término aún más amplio, tal como «con-ducta» o «comportamiento», que expresaría implícita-mente que la demora excesiva es únicamente un aspectoparticular del comportamiento.

16. Parece ser que, por motivos muy dignos y justifi-cados en sí, la Comisión está limitando el alcance delos procedimientos que permiten estabilizar en derechociertas situaciones de origen irregular. Como ejemplo deesas situaciones sobre las que la actitud de la Comisiónpudiera tener consecuencias que el orador no pretenderechazar, pero que quisiera que se tuvieran presentes,cita el caso, que desgraciadamente no es sólo teórico, deun Estado A colonizador de un territorio que consideracomo propio, que se enfrenta con un Estado B sobre elque tiene cierta influencia, pero cuyo territorio no seconsidera perteneciente al primero. Cuando se procedióa delimitar las fronteras entre el Estado B, que tal vezsólo tenía existencia jurídica, y el territorio de la Po-tencia colonial, o sea, el Estado A, se produjeron actoscomprendidos sin duda alguna entre los que varios miem-bros de la Comisión consideran como causas de nulidadabsoluta. Más adelante, el territorio colonizado pasa a serplenamente independiente, como lo es también el Estadovecino; el acuerdo que fija las fronteras entre ambos sehabía concertado indudablemente en forma irregular. Noobstante, ambos Estados aceptan considerar como vá-lida esa frontera establecida en condiciones discutibles.De este modo se estabiliza una situación por acuerdotácito, teniendo en cuenta que contribuye a mantenerla paz.

17. Ahora bien, el texto de la Comisión no es muy fa-vorable a la consolidación jurídica de una situación quelleva todas las señales de la colonización, pero que a pe-sar de todo sirve para mantener la paz. Es posible queestén equivocados quienes, como el propio orador, sonpartidarios de cuanto sirva para estabilizar una situacióndada en interés de la paz. Puesto que la Comisión quieresuprimir la referencia al artículo 35, no se opondrá aello, pero no puede por menos de pensar en situacioneslamentables como la que ha descrito y de la que se en-cuentran ejemplos en varios continentes. Respecto deellos, la Comisión está adoptando tal vez medidas muydistintas de las que se proponía tomar. En varias ocasio-nes ha observado que algunos miembros de la Comisión,por motivos que merecen toda su simpatía, adoptan unaactitud de reserva que puede impedir en ciertos casos laestabilización de situaciones quizá confusas, pero queguardan relación con el mantenimiento de la paz.

18. El Sr. BEDJAOUI dice que la nueva versión delartículo 47 mejora el texto de 1963. Desgraciadamente,es inevitable cierta imprecisión en los términos. Por suparte no tendría inconveniente en que se emplease lapalabra «aquiescencia».

19. Por las mismas razones que en la sesión anterioradujeron los Sres. Yasseen, Tunkin, de Luna y el Presi-dente en relación con el artículo 46, cree que el artícu-lo 35 debiera excluirse del campo de aplicación delartículo 47, ya que conviene elevar el nivel moral delas relaciones internacionales. Las situaciones a que elSr. Reuter se ha referido son cosa del pasado; al favo-recer su mantenimiento se alentaría al Estado que hu-biera ejercido una coacción sobre la persona del repre-sentante de otro Estado.

20. Si se suprime la referencia al artículo 35, aceptarála nueva versión del artículo 47.

21. El Sr. AMADO espera que el Comité de Redac-ción mejore la concordancia de los textos francés e in-glés; en el párrafo 1 de la nueva versión se utiliza porejemplo la palabra francesa «droit» para traducir la pa-labra inglesa «ground», lo cual parece arriesgado.

22. El término «aquiescencia» corresponde bien al usode la jurisprudencia y por tanto lo considera aceptable.

23. Los efectos que el artículo pueda tener en situa-ciones históricas como las que ha evocado el Sr. Reuterson inevitables. La realidad jurídica es una realidad viva,y el impulso creador de la vida no puede ser contenidopor la lógica. Por otra parte, es imposible elaborar untexto de una precisión y una claridad absolutas.

24. El PRESIDENTE declara, como miembro de laComisión, que por las razones que ya expuso a propósitodel artículo 46, no puede admitir la convalidación jurí-dica de situaciones creadas bajo coacción. Comparte puesel criterio del Sr. Bedjaoui por lo que respecta al ar-tículo 47.

25. Por otra parte, cree que el Sr. Amado ha tenidorazón en señalar de nuevo a la atención del Comité deRedacción el problema de traducir al francés la palabra«ground».

26. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ma-nifiesta que el principal problema que plantea el artícu-lo 47 es el de formular el apartado b. La Comisiónparece aprobar la estructura general del nuevo texto; elorador no está de acuerdo con los que dicen que aquél esresultado de un cambio fundamental de criterio. A sujuicio, la aplicación en ese contexto del principio delestoppel suscita esencialmente la cuestión de la buenafe; en otras palabras, lo que se quiere decir es que unEstado no puede conducirse de modo que haga creer a laotra parte que el tratado está en vigor, para luego cam-biar de posición e invocar una causa de nulidad. En su15.° período de sesiones, la Comisión intentó formularel artículo en forma negativa, pero el texto logrado re-sultó un tanto torpe. Incluso adoptando dicha forma se-guiría siendo necesario explicar en qué casos la conductade un Estado impedirá a éste invocar una causa de in-validez, y no se podrá evitar hacer alguna referencia al

112 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

hecho de que había consentido en considerarse obligadopor el tratado.27. El nuevo texto ha dado lugar a algunas interpreta-ciones erróneas, lo que quizá indique que no es del todosatisfactorio. Ha tratado de expresar la misma idea queen la versión original, pero en forma positiva. La expre-sión «ha consentido en considerar que el tratado...»denota algo muy parecido a la aquiescencia. La verda-dera dificultad es de redacción, pero hay buenas razonespara intentar elaborar un texto en forma positiva.

28. No comparte la opinión de que el nuevo texto seaparta de la jurisprudencia de la Corte Internacional deJusticia, que suele referirse al abandono del derechoa invocar una causa de invalidez tanto desde el puntode vista negativo como desde el positivo, o lo que esigual, bajo el doble aspecto del estoppel y del consenti-miento implícito.

29. Si en definitiva la Comisión decide que, en caso decoacción en la persona de los representantes de los Es-tados, un tratado no surtirá efectos jurídicos el artícu-lo 47 dejará de ser aplicable al artículo 35.

30. A su juicio, el artículo 47 puede remitirse ya alComité de Redacción.

31. El Sr. BRIGGS conviene con el Relator Especial,en que el estoppel plantea esencialmente la cuestión dela buena fe. Sin embargo, el nuevo texto difiere efectiva-mente del aprobado en el 15.° período de sesiones enque destaca el consentimiento implícito.

32. Importa más impedir que los Estados observen unaconducta incoherente que prever un segundo consenti-miento implícito respecto de un tratado.33. Es partidario de que se incluya el concepto deaquiescencia y estima que el artículo ya puede remitirseal Comité de Redacción.

34. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA desearía obte-ner respuesta a la pregunta que hizo en la 836.a sesión 4

para saber qué entendía el Relator Especial por «nulidadautomática», expresión empleada en el párrafo 1 de susobservaciones.

35. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque se trata de una cuestión importante. En esa frase noquiso prejuzgar la aplicación del artículo 51 sino indi-car que, por lo que respecta al estoppel, en los casos enque un tratado está en conflicto con una norma de juscogens o ha sido obtenido coaccionando a un Estado,una vez que el hecho queda establecido la nulidad seproduce automáticamente y las partes no pueden optarpor mantener en vigor el tratado.

36. Comprende el punto de vista del Sr. Briggs, perose pregunta qué criterio permitiría determinar que unEstado está inhabilitado para invocar una causa de nu-lidad. A su juicio, la respuesta es, y ésta es más concretaque la que han dado otros miembros de la Comisión, queel Estado está inhabilitado para invocar una causa cuan-do la otra parte debe razonablemente presumir que eltratado es válido y que el primer Estado ha consentido

en renunciar a cualesquiera objeciones que pudiera habertenido respecto de la validez del tratado.37. Sea cual fuere la redacción que se escoja, será im-posible prescindir del todo del elemento del consenti-miento presunto. Quizá estribe la solución en emplear eltérmino «aquiescencia», pero esto es algo que habrá deestudiar el Comité de Redacción.

38. El PRESIDENTE sugiere que se remita el artícu-lo 47 al Comité de Redacción.

Así queda acordado5.

ARTÍCULO 49 (Facultad para denunciar un tratado, po-nerle término a retirarse de él o suspender su aplica-ción)

Artículo 49Facultad para denunciar un tratado, ponerle término

o retirarse de él o suspender su aplicación

Las normas enunciadas en el artículo 4 relativas a laprueba de la facultad para celebrar un tratado serán tam-bién aplicables, mutatis mutandis, a la prueba de la fa-cultad para denunciar un tratado, ponerle término o re-tirarse de él o suspender su aplicación. (A/CN.4/L.107,pág. 43.)

39. El PRESIDENTE dice que, como el artículo 48ya fue examinado en la primera parte del período de se-siones pasando entonces a ser el artículo 3 bis 6, invitaahora a la Comisión a examinar el artículo 49, para elcual el Relator Especial ha propuesto un nuevo títuloy un nuevo texto que dicen:

Acreditación de poderes para alegar o para declararla invalidación, terminación o suspensión de la aplicación

de un tratado

1. Las normas enunciadas en el artículo 4 relativasa la acreditación de poderes para representar al Estadoen la negociación de tratados serán también aplicablesa la representación para alegar causas de invalidación,terminación, retirada o suspensión de la aplicación detratados.

2. Las normas enunciadas en el artículo 4 relativasa la acreditación de poderes para representar al Estado alos efectos de expresar su consentimiento para obligarsepor el tratado serán también aplicables a la representa-ción a los efectos de expresar la voluntad del Estadopara denunciar por falta de validez un tratado, ponerletérmino o retirarse de él, o suspender su aplicación.(A/CN.4/183, pág. 11.)

40. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque para armonizar el artículo 49 con el texto del artícu-lo 4 aprobado por la Comisión en 1965, deben susti-tuirse al principio de los párrafos 1 y 2 las palabras«acreditación de poderes para representar al Estado» por«representación del Estado».

41. La finalidad del artículo 49 con respecto al dere-cho a invocar la nulidad, a poner término o suspender

* Véase párr. 32.

5 Véase reanudación del debate en los párrs. 98 a 106 de la842.a sesión.

6 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1965\vol. I, 780.a y 820.a sesiones.

838.a sesión. — 25 de enero de 1966 113

la aplicación de un tratado, es resolver la cuestión de laacreditación de poderes para representar al Estado, re-gulada en el artículo 4 con respecto a la celebración detratados.42. Las observaciones de los gobiernos sobre el textode 1963 destacan la necesidad de distinguir entre la re-presentación de un Estado para examinar causas de in-validez y la representación para el acto de la terminacióndefinitiva. Para tener en cuenta esas observaciones haredactado ahora el artículo en dos párrafos: el párrafo 1se refiere a la representación del Estado a los efectos deinvocar causas de nulidad, terminación, retirada o sus-pensión de la aplicación de los tratados.

43. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA no ve clara-mente cómo los términos del artículo 4 puedan justificarel sistema que ahora propone el Relator Especial.44. El párrafo 1 se refiere a la cuestión de las perso-nas dotadas de poderes para efectuar comunicacionesde un Estado a otro y pertenece más bien al derecho derelaciones diplomáticas que al derecho de los tratados;por consiguiente, no hay lugar para él en el actual pro-yecto.

45. Respecto al párrafo 2, hay dos posibilidades: obien la expresión de la voluntad del Estado en esa ma-teria conducirá a la negociación de un nuevo acuerdo,en cuyo caso no es necesario decir que son aplicableslas normas enunciadas en el artículo 4 para la represen-tación del Estado, o bien el tratado queda extinguido porno haber objeción ni respuesta, como se indica en el pá-rrafo 2 del artículo 51, o por decisión de un tribunaljudicial, tribunal de arbitraje u otro órgano competente,en cuyo caso no hay necesidad de referirse a la expre-sión de la voluntad del Estado.

46. En consecuencia, se ve obligado a concluir que elartículo 49 debe suprimirse.

47. El Sr. ROSENNE, tomando la palabra para unamoción de orden, dice que en la primera parte del pe-ríodo de sesiones la Comisión decidió aceptar la pro-puesta del Relator Especial de dar carácter general a lasdisposiciones del anterior artículo 48 al redactar el ar-tículo 3 bis7. Dicha decisión fue adoptada para facilitarel examen de los artículos siguientes. Sin embargo, hayalgunas observaciones importantes de los gobiernos so-bre el fondo del artículo 48, y es de esperar que la Co-misión se ocupe de ellas en su próximo período de se-siones.

48. El PRESIDENTE declara que, de conformidadcon las decisiones adoptadas en la primera parte del pe-ríodo de sesiones, la Comisión examinará todo el pro-yecto en su 18.° período de sesiones. Al examinar el ar-tículo 3 bis podrá ocuparse de los problemas planteadosrespecto del anterior artículo 48.

49. El Sr. ROSENNE dice que el texto del artículo 49no concuerda del todo con el contenido de muchos ar-tículos adoptados por la Comisión, en especial los refe-rentes a la terminación; tal vez sea de carácter demasiado

formalista y parece excluir la posibilidad de acuerdosextraoficiales para poner término a un tratado o suspen-der su aplicación.

50. Le ha impresionado la observación del Sr. Jiménezde Aréchaga de que el párrafo 1 corresponde al derechogeneral de relaciones diplomáticas, pero por su parte nollegaría al extremo de propugnar la supresión de todo elartículo.

51. Tal vez fuera la mejor solución adoptar una brevedisposición concebida más o menos en los términos si-guientes:

Las normas enunciadas en los artículos 4 y 4 bis serántambién aplicables a la representación del Estado paralos fines a que se refieren los artículos 50 y 51.

Quizá hubiera que extender el campo de aplicación deesa disposición a artículos tales como el 65 y el 66, sies que la cuestión no queda resuelta implícitamente me-diante la referencia que en esos artículos se hace a laparte I.

52. Habría que guardarse de introducir implícitamen-te, a través de las disposiciones del artículo 49, la teoríadel acto contrario que hasta ahora la Comisión ha evi-tado.

53. El Sr. de Luna ha señalado que es rarísimo quelas constituciones nacionales contengan disposiciones so-bre la terminación propiamente dicha de los tratados.En 1963 hubo un breve debate a ese respecto8 y sobrela relación entre el artículo 49 y el artículo 5 del segundoinforme del Relator Especial9, que ha pasado a ser elartículo 31 sobre las disposiciones de derecho internorelativas a la competencia para celebrar tratados. El Re-lator Especial sostuvo acertadamente en aquella ocasiónque no había una verdadera relación entre los artícu-los 49 y 31, lo cual hace dudar al orador del paralelismocon el artículo 4.

54. El Sr. de LUNA también tiene dudas acerca deese paralelismo. Al estudiar las constituciones naciona-les puede verse que la mayoría de ellas guardan silenciosobre la cuestión de quién está facultado para manifes-tar la voluntad del Estado en sus relaciones exteriorescuando hay que invocar causas de invalidez, termina-ción, retirada o suspensión de la aplicación de tratados.

55. La nueva división del artículo en dos párrafos nole parece muy afortunada. En primer lugar, porque lafacultad de alegar causas de invalidez o terminaciónsuele ir acompañada de la facultad de negociar un nue-vo acuerdo o declarar terminado el antiguo. En segun-do lugar, porque el párrafo 2 parece alentar a los Esta-dos a denunciar el tratado o a ponerle término sin ne-gociaciones previas.

56. El peligro es tanto mayor cuanto que no se haestablecido criterio alguno para determinar los casos enque el representante está autorizado para negociar y loscasos en que sólo está facultado para manifestar la vo-luntad del Estado de poner término al tratado.

7 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1965,vol. I, 780.a sesión, párr. 18.

8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,vol. I, pág. 172, párrs. 15 a 17.

9 Ibid., vol. II, pág. 46.

114 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

57. El artículo 49 entraña más peligros que ventajas,pero podría ser aceptable si se le diera una redacciónmás ponderada.

58. El Sr. BRIGGS no acierta a ver en el proyectoningún caso en que pudieran aplicarse las disposicionesdel párrafo 2, puesto que el proyecto no establece de-recho alguno de denuncia o retirada sino sólo un de-recho a invocar ciertas causas de denuncia o retirada.Cierto es que el párrafo 3 del artículo 51 nada disponeacerca de la manifestación de la voluntad del Estadopara denunciar por falta de validez un tratado, ponerletérmino, retirarse de él o suspender su aplicación. Porconsiguiente, el párrafo 2 no corresponde al proyectodel derecho de los tratados.

59. Tal vez pudiera conservarse el párrafo 1 pero dán-dole un giro distinto. De un examen del artículo 4 sedesprende que las normas sobre la representación delEstado en la negociación y celebración de tratados sonprácticamente idénticas, salvo por lo que respecta a lalista de personas que, «En virtud de sus funciones y sintener que presentar una plenipotencia, se considera querepresentan a sus Estados». A los efectos de la negocia-ción de un tratado, se considera de oficio que las seiscategorías de personas enumeradas en los apartados a,b y c del párrafo 2 del artículo 4 están plenamentecapacitadas y no necesitan presentar plenos poderes. Sinembargo, a los efectos de la celebración del tratado sólose considera así capacitadas a las tres categorías de per-sonas enumeradas en el apartado a, a saber, jefes deEstado, jefes de Gobierno y ministros de relaciones ex-teriores. No se reconocen plenos poderes de oficio a lasotras tres categorías, a saber, los jefes de misión diplo-mática, los representantes acreditados de los Estadosante una conferencia internacional y los representantesacreditados ante un órgano de una organización inter-nacional.

60. Es difícil entender por qué el jefe de una misióndiplomática o el representante ante una conferencia in-ternacional o ante un órgano de una organización inter-nacional deba ser considerado como investido de oficiodel derecho a alegar causas de invalidez, terminación,retirada o suspensión de la aplicación del tratado, comose hace en el párrafo 2. Esos representantes serán porel contrario las personas con menos razones para poseertales poderes.

61. El criterio seguido en 1963 era más adecuado, porlo que propone que se adopte una fórmula como la si-guiente:

Las normas enunciadas en el artículo 4 con respectoa la representación de un Estado para la celebración deun tratado serán también aplicables a la representaciónpara invocar una causa de invalidez, terminación, reti-rada o suspensión de la aplicación de un tratado.

Semejante fórmula excluiría la posibilidad de que se re-conociera de oficio a las categorías de personas enume-radas en los apartados b y c la facultad de invocarcausas de invalidez o terminación.

62. Según el Sr. Rosenne, los términos del artículo sonquizá demasiado categóricos, pero el orador opina que

en esa materia hay que proceder con cierto rigor y quenada se perdería con seguir la pauta del artículo 4.

63. El Sr. AGO coincide con el Sr. de Luna en queno es aconsejable dividir en dos párrafos el artículo 49.Dado que el artículo 4, a que alude el artículo 49, trataen un solo párrafo de cuestiones tan diversas como lanegociación, la adopción y la autenticación del texto deun tratado, así como de la expresión del consentimientodel Estado en obligarse por un tratado, convendría uni-ficar el artículo 49 en forma semejante. Además, los dospárrafos del nuevo texto no son de fácil lectura y po-drían muy bien suscitar dudas y equívocos. Uno se pre-guntará, por ejemplo, qué diferencia existe entre «invo-car causas de invalidez... de tratados» y la expresión«la voluntad del Estado para denunciar por falta de va-lidez un tratado, ponerle término o retirarse de él, o sus-pender su aplicación».

64. Como ha dicho el Sr. Briggs, las disposiciones delpárrafo 2 del artículo 4 no pueden aplicarse en su formaactual a la materia tratada en el artículo 49. En general,la expresión mutatis mutandis no es del todo satisfac-toria, pero indudablemente habrá que incluir algunareserva en una forma u otra en el artículo 49, espe-cialmente con respecto a los representantes de los Esta-dos en conferencias internacionales o en organizacionesinternacionales. Por ejemplo, si bien es normal que elrepresentante ante una organización internacional nego-cie un tratado, no se sigue automáticamente de ello queesté habilitado para plantear una cuestión de nulidadrespecto de un tratado que ha sido no sólo firmado sinotambién ratificado por el Estado a que aquél representa.

65. La formulación debe ser lo más estricta posible.Dado que en el artículo 4 se indican las condiciones enque una persona puede ser considerada representante deun Estado, podría redactarse el artículo 49 en esos tér-minos y decir, por ejemplo, que las normas enunciadasen el artículo 4 serán también aplicables (a reserva dedeterminadas diferencias que se especificarán) para de-terminar las condiciones en que una persona podrá serconsiderada como representante de un Estado a los finesde invocar causas de invalidez, etc., de un tratado. ElComité de Redacción ha adoptado la expresión «alegarcomo causa de invalidez» en los artículos references a lainvalidación de tratados. Conviene unificar la terminolo-gía, pues toda diferencia de léxico podría interpretarsecomo correspondiente a una diferencia de fondo.

66. El PRESIDENTE, interviniendo como miembro dela Comisión, dice que en el plano teórico no tiene nadaque objetar a la fórmula propuesta por el Relator Espe-cial. No obstante, la experiencia demuestra que los Es-tados no son tan formalistas. La mayor parte de las ex-presiones de voluntad previstas en el artículo 49 revistenla forma de notas verbales del ministerio de relacionesexteriores o de misiones diplomáticas, en las que el au-tor declara actuar siguiendo instrucciones del ministeriode relaciones exteriores. Por consiguiente, rara vez espreciso en la práctica determinar quién está habilitadopara manifestar la voluntad del Estado, pues en realidadla decisión siempre proviene de la autoridad competentepara decidir.

839.a sesión. — 26 de enero de 1966 115

67. Por tanto, el Comité de Redacción habrá de es-coger entre dos métodos: seguir la práctica general obien enunciar una norma, como propone el Relator Es-pecial, para modificar la práctica en interés de la esta-bilidad y la seguridad de las relaciones internacionales.

Se levanta la sesión a las 13.5 horas.

839.a SESIÓN

Miércoles 26 de enero de 1966, a las 1130

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Castren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. Lachs, Sr. deLuna, Sr. Pessou, Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda,Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

(A/CN.4/183 y Add.l a 4; A/CN.4/L.107)

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULO 49 (Facultad para denunciar un tratado, po-nerle término o retirarse de él o suspender su aplica-ción) (continuación) 1

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguir exa-minando el artículo 49.

2. El Sr. YASSEEN dice que le han sorprendido algu-nas de las observaciones formuladas durante el debate,sobre todo las del Sr. Jiménez de Aréchaga, del Presi-dente y del Sr. Briggs.

3. Es cierto, como ha dicho el Sr. Jiménez de Arécha-ga, que el artículo 49 corresponde al derecho de las re-laciones diplomáticas. Pero, al fin y al cabo, el derechode las relaciones diplomáticas entra en juego en todaslas relaciones entre Estados, tanto en materia de tratadoscomo en otras esferas.

4. La Comisión debe sin duda tener en cuenta la prác-tica habitual en esta materia, cuestión que el Presidenteha señalado muy acertadamente.5. El artículo plantea una cuestión muy importante: lavalidez y mantenimiento en vigor de los tratados y, porende, la estabilidad de las relaciones internacionales.A su juicio, todas las operaciones relacionadas con ladeclaración de nulidad, la suspensión o la terminaciónde tratados tienen aún mayor importancia que las con-cernientes a la celebración de éstos y deben rodearse demayores precauciones. Los distintos procedimientos uti-lizados para poner término a un tratado pueden originaruna crisis entre Estados y poner así en peligro las rela-

1 Véase 838.a sesión a continuación del párr. 38, y párr. 39.

ciones internacionales. Por tanto, no es excesivo sujetara ciertas formalidades la demostración de que el repre-sentante de un Estado está investido de los poderes ne-cesarios para ejecutar los actos mencionados en el ar-tículo 49; se justifica pues que el artículo exija que elrepresentante debe estar investido de una autorizaciónclara y a veces incluso formal.

6. Al igual que el Sr. Briggs, considera que en lo re-ferente a ciertos representantes las disposiciones del ar-tículo 4 no deben aplicarse automáticamente en los ca-sos previstos en el artículo 49. Si bien es normal que unembajador esté habilitado de oficio para negociar con elEstado ante el cual se halle acreditado, cuando se tratade invocar causas de nulidad o de terminación de untratado es conveniente proceder con más prudencia yexigir que el embajador esté investido de una autoriza-ción expresa.

7. Sin querer formular una propuesta en forma, estimaque la Comisión debiera estudiar todas estas cuestionescon más detenimiento, pues el paralelismo entre los actosrelativos a la celebración de un tratado y las gestionesque llevan a la declaración de nulidad, de suspensióno de terminación de un tratado es sólo aparente.

8. A reserva de esas observaciones, considera que elnuevo texto propuesto por el Relator Especial es acer-tado porque distingue entre el poder para invocar unacausa que permita anular o poner término a un tratado,retirarse de él o suspender su aplicación, y el poder paramanifestar la voluntad del Estado de declarar nulo eltratado, ponerle término, dejar de ser parte en él o sus-pender su aplicación. Aunque el artículo 49 debe con-tener una referencia al artículo 4, ha de redactarse demodo que tenga en cuenta la diferencia entre las situa-ciones previstas en uno y otro artículo.

9. El Sr. RUDA dice que el artículo 49 debe mante-nerse por razones lógicas y de orden práctico. Desde elpunto de vista lógico, la existencia en el proyecto del ar-tículo 4, que fija las categorías de representantes a quie-nes no se exigirá la presentación de plenos poderes a losefectos de expresar la voluntad del Estado en la celebra-ción del tratado, justifica la de un artículo correspon-diente que indique las categorías de representantes aquienes se exigirán plenos poderes para poner términoa las obligaciones del Estado.

10. Desde el punto de vista práctico, las disposicionesdel artículo 49 serán sumamente útiles a los ministeriosde relaciones exteriores al establecer normas relativas alos requisitos para representar a un Estado y expresar suvoluntad en el orden internacional. El artículo sólo prevélos efectos internacionales y se refiere a la cuestión dedeterminar si un representante ha de presentar o no ple-nos poderes.

11. En cuanto al contenido del artículo, apoya el mé-todo adoptado por el Relator Especial. Así como en elartículo 4 se distingue entre la representación del Estadopara negociar y aprobar el texto y para expresar el con-sentimiento del Estado en quedar obligado, también esprocedente establecer en el artículo 49 una distinciónentre la representación del Estado a los efectos de alegaruna causa de invalidez o de terminación y a los efectos

116 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

de expresar la voluntad del Estado de denunciar el tra-tado o ponerle término.

12. El artículo 49 presupone la existencia de la normageneral de que, tanto para alegar una causa de invalidezcomo para denunciar un tratado, se requiere que todoslos representantes presenten plenos poderes. El artículoexpone las excepciones a esa norma general. Un primergrupo de excepciones se refiere a aquellas personas aquienes en ningún caso se exige la presentación de ple-nos poderes: jefe de Estado, jefes de Gobierno y minis-tros de relaciones exteriores. Es útil establecer una dis-posición clara con respecto a este grupo, porque en lapráctica estatal ha habido alguna controversia acerca desi los ministros de relaciones exteriores han de presentarplenos poderes para denunciar un tratado o ponerle tér-mino.

13. El segundo grupo de excepciones comprende laspersonas a quienes no se exige la presentación de plenospoderes para invocar una causa de nulidad o termina-ción, pero que deben presentarlos para expresar la vo-luntad del Estado o denunciar un tratado o de ponerletérmino.

14. Contrariamente al Sr. Yasseen, estima que hay pa-ralelismo con el artículo 4 y que es lógico, en vista de susfunciones como representantes, considerar que los jefesde misiones diplomáticas y los representantes acredita-dos de un Estado ante un órgano de una organizacióninternacional tienen plenos poderes para invocar causasde nulidad o de terminación. Sin embargo, los repre-sentantes acreditados por los Estados ante una confe-rencia internacional deberán presentar plenos poderesincluso para invocar una causa de nulidad o termina-ción.

15. En cuanto a la ordenación, no tiene nada que ob-jetar a que se refundan en uno los dos párrafos delnuevo texto del Relator Especial.

16. El Sr. TUNKIN dice que la Comisión no poseedatos suficientes sobre la práctica actual en la materiade que trata el artículo 49; por ello, éste plantea proble-mas más delicados que el artículo 4. Está dispuesto aaceptar en principio el nuevo texto propuesto por elRelator Especial, aunque quizá hubiera sido preferiblemantener la fórmula más sencilla de 1963.

17. Está conforme con el Sr. Jiménez de Aréchaga enque el artículo 4 no deslinda tan bien la negociación yadopción del texto de un tratado, por un lado, y la ex-presión del consentimiento definitivo en obligarse, porel otro. En el artículo 49 se ha trazado una delimitaciónmás clara y ese contraste con el artículo 4 podría crearalgunas dificultades que debiera tener en cuenta el Co-mité de Redacción.

18. Habrá que conciliar la redacción de los párrafos 1y 2, que presenta diferencias. Con referencia a la denun-cia o terminación de un tratado, el párrafo 2 habla de la«voluntad del Estado»; pero la alegación de una causade nulidad o terminación, a que se refiere el párrafo 1,constituye también una expresión de la voluntad del Es-tado.

19. El Sr. de LUNA dice que la realidad no sigue siem-pre las reglas de la lógica. Tras 22 años de experienciacomo asesor jurídico del Ministerio de Asuntos Exterio-res y cuatro como Embajador, sabe que la práctica delos Estados es tal y conforme la ha descrito el Presidente,y que aquéllos siguen métodos muy poco solemnes paraexpresar su voluntad de denunciar un tratado o de po-nerle término. Una mera nota verbal de un jefe de mi-sión o del ministerio de relaciones exteriores basta paradar a conocer la voluntad de denunciar, particularmenteen los casos en que la terminación de un tratado se fun-da en disposiciones del mismo.

20. En la práctica de los Estados Unidos, los asesoresjurídicos del Departamento de Estado han sostenido queel Presidente no necesita el consentimiento del Senadopara denunciar un tratado2 y que el Estado al que sedirige la notificación no tiene por qué indagar si el actoasí cumplido por el Presidente es o no constitucional3.Los Estados Unidos poseen una constitución rígida, condisposiciones sobre la capacidad para concertar tratadossegún las cuales el Presidente necesita el consentimientodel Senado expresado por mayoría de dos tercios paraconcertar tratados 4, pero en cambio no hay disposicio-nes correspondientes sobre la terminación de éstos.

21. El hecho de que no se encuentre en la práctica nin-gún paralelismo entre los casos previstos en el artículo 4y los previstos en el artículo 49 no significa que la Co-misión no pueda adoptar disposiciones para modificarla práctica actual, pero antes de hacerlo debería exami-nar a fondo toda esta cuestión.

22. Personalmente no cree que exista un verdadero pa-ralelismo entre el caso en que un Estado queda sujetoa ciertas obligaciones y el caso en que esas obligacionescesan. Constituyen un caso extremo los tratados sobreminorías que se concertaron al final de la primera gue-rra mundial; los países que a la sazón asumieron obli-gaciones en cuanto a la protección de las minorías nopodían denunciar esos tratados sin el consentimiento delConsejo de la Sociedad de las Naciones. Es verdad quelas disposiciones sobre protección de minorías eran nor-mas objetivas de derecho más bien que disposicionesconvencionales ordinarias.

23. En conjunto prefiere el texto de 1963 que contienela fórmula aclaratoria «mutatis mutandis». Además,como ya dijo en la sesión anterior, no es partidario deque se divida el artículo en dos párrafos porque la dis-tinción entre negociación y terminación, si bien no eserrónea, complica el texto y puede entrañar peligros.

24. El Sr. AGO dice que cuanto más reflexiona sobrela cuestión más inexacto le parece el paralelismo que sepretende establecer entre las situaciones previstas en losartículos 4 y 49. Aunque la Comisión volviese a la fórmu-

2 G. H. Hackworth, Digest of International Law, vol. V,pág. 319.

3 J. B. Moore, Digest of International Law, vol. V, pági-nas 169 y 170.

4 Artículo II, sección 2, cláusula 2: «El Presidente podráconcertar tratados con el asesoramiento y la autorización delSenado, prestados por mayoría de dos tercios de los senadorespresentes... >.

839.a sesión. —26 de enero de 1966 117

la de 1963, siempre habría el peligro de introducir unconcepto erróneo en el proyecto.25. Por ejemplo, el apartado a del párrafo 1 del ar-tículo 4 dice que la persona debe presentar «la debidaplenipotencia» ; pero esa disposición no le parece conve-niente cuando la cuestión es poner término a un tratado.El apartado a del párrafo 2 de ese artículo, referentea los jefes de Estado, jefes de Gobierno y ministros derelaciones exteriores, podría en rigor aplicarse al casoprevisto en el artículo 49, pero no puede decirse lo mis-mo del apartado b del párrafo 2 porque un embajador,aunque esté autorizado para negociar con el Estado anteel cual está acreditado, no lo está para plantear una cues-tión tan grave como lo es invocar una causa de nulidad,suspensión o terminación del tratado. Aún cabe menostrasladar al artículo 49 la norma del apartado c del pá-rrafo 2, relativa a los representantes acreditados ante unaconferencia internacional o ante una organización inter-nacional.

26. Estima indispensable que la Comisión estudie mása fondo esos problemas, y por ello propone que se aplacehasta el 18.° período de sesiones la decisión en cuantoal fondo del artículo 49.

27. El Sr. LACHS dice que el artículo 49 trata de unafase importante, aunque sea la última, del proceso decelebración de un tratado y por ello es perfectamentepertinente en el proyecto.

28. Existen analogías aunque también diferencias, en-tre la negociación y la terminación de un tratado. En elcaso de un tratado multilateral serán necesarias ciertasnegociaciones para ponerle fin y entonces pueden plan-tearse cuestiones de interpretación respecto de si el de-recho a invocar causas de nulidad, terminación o sus-pensión del tratado se ha interpretado debidamente.Ofrece un ejemplo oportuno a ese respecto el tratadode 1849 entre Guatemala y los Estados Unidos5, con-forme al cual podía ponerse término a las cláusulas so-bre el comercio y la navegación mediante notificaciónhecha con un año de antelación, pero todas las relativasa la amistad entre ambas partes debían tener carácterperpetuo. En 1888 se denunciaron algunas de las cláu-sulas y con ese motivo surgió una controversia sobre lacuestión de saber a qué grupos de artículos pertenecían.

29. Comparte las dudas manifestadas con respecto alpárrafo 2 del nuevo texto. La Comisión debiera exami-nar otra vez los problemas que plantea el artículo. Ladisposición debe ser sencilla, y es innecesario dividirlaen dos párrafos. Quizá fuera más claro el texto primi-tivo, aunque cree justificadas las críticas del Gobiernodel Reino Unido sobre el empleo de la palabra «cele-brar».

30. El Sr. CASTREN opina que, a pesar de las dudasexpuestas por ciertos miembros, el artículo 49 tiene suvalor y debe por ello mantenerse.31. Existe indudablemente un estrecho paralelismo en-tre las situaciones a que se refieren los artículos 4 y 49,aun cuando no sean totalmente análogas. Por tanto, cabe

5 Derecho Internacional Guatemalteco, 1894, vol. I, pági-na 202.

argüir que esos problemas debieran resolverse aplican-do los mismos principios jurídicos.32. Cabe admitir que una persona habilitada para ce-lebrar un tratado o para expresar la voluntad del Estadoa los efectos de negociar el tratado o de adoptar o au-tenticar su texto posee también en general el derecho derepresentar al Estado en un acto correspondiente enca-minado a poner fin al tratado o a invocar causas quepermitan llegar a ese resultado. En general, la celebra-ción de un tratado es un acto más importante que ladenuncia y que los demás actos necesarios para ponerletérmino. Las constituciones de varios países, incluso lade Finlandia, exigen el consentimiento del Parlamentopara la celebración o la ratificación de los tratados, perono para la denuncia de algunos de ellos, que incumbe deordinario al poder ejecutivo. Por ello, está dispuesto aaceptar la idea expresada en el párrafo 2 del nuevo textodel Relator Especial.

33. En cuanto a la forma, prefiere la nueva versión altexto de 1963, pero, al igual que otros miembros, opinaque éste puede mejorarse aún más, por ejemplo refun-diendo sus dos párrafos que contienen repeticiones.

34. El artículo 49 debería colocarse al comienzo de laparte II del proyecto referente a la terminación de lostratados.35. El Sr. BRIGGS no es partidario de aplazar el de-bate sobre el artículo 49 hasta el próximo período desesiones, porque no es más difícil que otros que ya haestudiado la Comisión. Podría redactarse ahora un textoque siempre cabría modificar más adelante a medida quese obtengan más datos sobre la práctica usual, o si loexigen las observaciones que formulen los gobiernos.

36. No deben exagerarse las analogías entre el procesode terminación y el de celebración de un tratado, peroes evidentemente necesario estipular que la persona queinvoque la causa de nulidad, terminación o suspensiónde un tratado ha de estar debidamente autorizada paraello, a menos que, en los casos en que no sea necesariauna plenipotencia, lo esté en virtud de su cargo.

37. El Sr. AMADO dice que los miembros de la Co-misión que opinan que la práctica no corrobora la normapropuesta en el artículo 49 han aducido argumentos depeso.38. Varios miembros de la Comisión han insistido enla necesidad de mejorar la práctica y de ayudar a losministerios de relaciones exteriores proporcionándolesuna pauta a seguir en caso de duda.39. En tales condiciones, la Comisión haría bien enaprobar la propuesta del Sr. Ago encaminada a aplacarla formulación del artículo 49 a fin de poder estudiarmás a fondo la práctica actual.

40. El PRESIDENTE, en tanto que miembro de laComisión, opina como el Sr. Ago que debe aplazarse elexamen del artículo 49, pero cree, como el Sr. Lachs,que deben resolverse primero todos los problemas quesuscita.

41. El Sr. TSURUOKA señala que la Comisión sehalla en presencia de dos exigencias en cierto modo con-

118 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, yol. I, parte I

tradictorias: dar satisfacción a aquellos a quienes preo-cupa la estabilidad de las relaciones convencionales y, alpropio tiempo, conservar cierta flexibilidad en la prác-tica. Si la Comisión se pronuncia por la estabilidad,habrá de formular algunas normas con precaución a finde no liberalizar excesivamente la competencia de unrepresentante para poner término a un tratado. Ello re-dundaría en interés del Estado que, por una razón cual-quiera, desease poner término al tratado, así como delEstado que reciba la notificación de denuncia. Sin em-bargo, la Comisión no habrá de extremar su cautela. Porotra parte, conviene no entorpecer la flexibilidad de laactividad diplomática e internacional, y la Comisión debeprocurar no apartarse demasiado de la práctica de losEstados.

42. Estima por ahora que la Comisión no debe desviar-se excesivamente de los usos actuales aunque es precisodilucidarlos algo más. Quizá en el artículo 49 es más ne-cesaria que en otros una redacción clara. En consecuen-cia, la Comisión debe procurar obtener los datos nece-sarios antes del mes de mayo, en el que reanudará elexamen del artículo.

43. El Sr. BEDJAOUI apoya las observaciones delSr. Tsuruoka porque también él se ha sentido bastanteperplejo a propósito del artículo 49. Muchos Estadosconsideran que la celebración de un tratado es para ellosmás importante que su denuncia. Existen muchos ejem-plos que demuestran este hecho. Por ejemplo, ha sabidode un caso en que se puso término a un tratado medianteuna llamada telefónica de un embajador que, a su vez,había recibido sus instrucciones por teléfono. Es decir,por lo que respecta a la denuncia y a la suspensión, elformalismo está excluido.44. Comprende que algunos miembros deseen regularesta situación mediante normas más estrictas y que alpropio tiempo tengan en cuenta las realidades. Quienesapoyan una u otra de las dos fórmulas propuestas coin-ciden en que no existe una verdadera analogía entre elartículo 4 y el artículo 49. En consecuencia, deberíaaprobarse la propuesta del Sr. Ago.

45. El Sr. YASSEEN, refiriéndose a la observacióndel Sr. Castren de que la celebración de un tratado sueleser más importante para los Estados que su negociación,dice que desde el punto de vista nacional ambas fasessuelen tener la misma importancia.

46. Por el contrario, desde el punto de vista interna-cional, y debido a que puede originar tirantez e inclusocontroversias, la denuncia de los tratados es una opera-ción que plantea más problemas que su celebración y esmás importante por cuanto es más peligrosa, ya quepuede afectar a las relaciones entre los Estados. Asípues, es preciso adoptar algunas precauciones. Sin serdemasiado estricto, debe exigirse sin embargo que la vo-luntad del Estado sea expresada por su representante endebida forma, a fin de evitar casos como el que ha men-cionado el Presidente en que una nota verbal por la quese denunciaba un tratado fue luego retirada.

47. A Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, lesorprende que algunos miembros consideren el artícu-lo 49, ya examinado en el 15.° período de sesiones, como

un artículo particularmente difícil. Cree que algunas delas críticas formuladas son improcedentes porque sus au-tores parecen interpretar el artículo como si se refiriesea materias con las que en realidad nada tiene que ver.48. En 1963, la Comisión decidió que dicho artículoera muy conveniente a fin de introducir algún orden enel proceso de anulación, terminación, o suspensión de lostratados., El artículo no se refiere a la forma del instru-mento que se utilice, ya que el único que de eso se ocupaes el artículo 50 relativo a la notificación para poner tér-mino a un tratado; no está de acuerdo por tanto en quehaya peligro alguno de que con él se reintroduzca su-brepticiamente la teoría de los actos contrarios.

49. Teniendo en cuenta la posibilidad de que los mi-nistros proclamen la terminación o la nulidad de los tra-tados sin la autorización debida o por procedimientosirregulares, la Comisión ha estimado necesaria algunadisposición sobre la prueba de la facultad de la personaque expida el instrumento de terminación, etc.

50. El artículo 49 no ha suscitado objeciones, salvo lajustificada crítica del Gobierno del Reino Unido sobrela posible ambigüedad de la palabra «celebrar», queefectivamente no figura en el artículo 4.

51. Aunque hay uno o dos problemas de forma, nocree que sea demasiado difícil redactar ese artículo yaque en general parece estarse de acuerdo en que es ne-cesario. No se pretende que el artículo se refiera al de-recho constitucional interno ni a la forma del instrumen-to sino sólo a la representación internacional del Estadopara invocar o declarar la nulidad, la terminación o lasuspensión de la aplicación de un tratado.

52. Discrepa de quienes opinan que la Comisión no hadistinguido en el artículo 4 entre la representación in-ternacional de un Estado para negociar un tratado y larepresentación para expresar su consentimiento defini-tivo en obligarse. Si se examinan detenidamente sus dis-posiciones se apreciará la distinción entre una y otra.

53. Quizá sea innecesario especificar quién podrá ale-gar la invalidez del tratado en nombre del Estado. Tal vezresulte demasiado minucioso el nuevo texto del párra-fo 1, pero sigue creyendo que sería lógico separar el pro-cedimiento y la facultad para alegar la terminación.

54. Está dispuesto a examinar las sugerencias hechasen el curso del debate para modificar el texto, aunque lesorprende el interés demostrado por reinsertar la ex-presión «mutatis mutandis» que la Comisión suele estardeseosa de suprimir y de cuya necesidad duda el orador.

55. Considera aceptable la propuesta del Sr. Tunkinsobre el párrafo 2.

56. Como el artículo ha sido examinado con bastantedetenimiento, sería lástima aplazar su redacción hastael 18.° período de sesiones. El orador está ahora en con-diciones de presentar un nuevo texto al Comité de Re-dacción, que tal vez pueda hallar una fórmula aceptable,con lo que no habrá sido estéril el debate. Espera, pues,que pueda remitirse el artículo al Comité de Redacción,tanto si la Comisión vuelve a examinarlo ahora comosi lo deja para el 18.° período de sesiones.

840.a sesión. — 26 de enero de 1966 119

57. El Sr. AGO deplora que su propuesta haya pro-longado el debate, cuando en realidad se encaminabaa abreviarlo. Está convencido de la absoluta necesidadde que el proyecto contenga un artículo como el artícu-lo 49 y de que la Comisión tal vez pueda poner algo enorden en esta materia. No cree sin embargo que la di-ficultad se salve limitándose a hacer una referencia alartículo 4. Propone pues que la Comisión aplace el exa-men del artículo 49 y que lo remita al Comité de Re-dacción; éste no tendrá tiempo de examinarlo inmedia-tamente pero lo hará en mayo.

58. El PRESIDENTE propone que se remita el artícu-lo 49 al Comité de Redacción, de conformidad con lapropuesta del Sr. Ago 6.

Así queda acordado.

ARTÍCULO 51 (Procedimiento en los demás casos)

59. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA dice que el ar-tículo 51 es uno de los que, por su importancia, requie-ren estudio detenido; como la Comisión dispone ya demuy poco tiempo, propone que su examen se aplace has-ta el 18.° período de sesiones.

Así queda acordado.

Se levanta la sesión a las 13.15 horas.

6 Véase decisión acerca del ulterior examen del artículo 49,en el párr. 107 de la 842.a sesión.

840.a SESIÓN

Miércoles 26 de enero de 1966, a las 15 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Castren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. Lachs, Sr. deLuna, Sr. Pessou, Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda,Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULOS PROPUESTOS POR EL COMITÉ DE REDACCIÓN

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a examinarlos textos de los artículos que ha propuesto el Comitéde Redacción.

ARTÍCULO 4 bis [antes párrafo 1 del artículo 32] (Con-firmación ulterior de un acto ejecutado sin poderes)

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción, ateniéndose a la decisiónde la Comisión de dividir en dos partes el anterior ar-

tículo 32 l y de expresar el contenido de lo que era elpárrafo 1 en una disposición que vendría después delartículo 4 (relativo a los plenos poderes), ha preparadoel siguiente texto del nuevo artículo 4 bis:

Articulo 4 bisConfirmación ulterior de un acto ejecutado sin poderes

Un acto relativo a la celebración de un tratado ejecu-tado por una persona que, de acuerdo con el artículo 4,no puede considerarse que represente a su Estado a talefecto, no surte efectos jurídicos, a no ser que sea ulte-riormente confirmado por la autoridad competente delEstado.

3. La Comisión tomó dicha decisión porque el casode un acto ejecutado por una persona a quien no puedaconsiderarse como representante de un Estado en el sen-tido del artículo 4 debía lógicamente tratarse inmediata-mente después de ese artículo. El lugar apropiado parauna disposición que declara que tal acto no surte efectosjurídicos, por más que pueda ser confirmado ulterior-mente, no es la sección relativa a la invalidez de los tra-tados sino la referente a la representación de un Estadoa los efectos de la celebración de un tratado.

4. El PRESIDENTE somete a votación el artícu-lo 4 bis.

Por 17 votos contra ninguno, queda aprobado el ar-tículo 4 bis.

ARTÍCULO 32 (Restricción específica de los poderes paramanifestar el consentimiento del Estado)

5. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone, para la disposi-ción que anteriormente constituía el segundo párrafo delartículo 32 1, el texto siguiente:

Artículo 32Restricción específica de los poderes

para manifestar el consentimiento del Estado

Si los poderes de un representante para manifestarel consentimiento de su Estado en obligarse por un tra-tado determinado han sido objeto de una restricción es-pecífica, la inobservancia de esa restricción por tal re-presentante no podrá alegarse como causa de invalidezdel consentimiento manifestado por el mismo, sino úni-camente cuando la restricción fuere puesta en conoci-miento de los demás Estados contratantes antes de quedicho representante expresare ese consentimiento.

6. La principal innovación de ese texto es que imponeuna restricción «específica» a los poderes de un repre-sentante para la celebración de un tratado determinado.

7. El Sr. CASTREN propone que se sustituya la fórmu-la «del consentimiento manifestado por el mismo» porlas palabras «de dicho consentimiento».

8. El Sr. ROSENNE se pregunta si es justificable laenmienda del Sr. Castren.

1 Véase debate anterior sobre el artículo 32 en los párrs. 1 a51 de la 824.a sesión.

120 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

9. El Sr. TUNKIN dice que el Comité de Redacciónexaminó ese punto y decidió calificar la palabra «con-sentimiento» con la expresión «manifestado por elmismo».10. El Sr. YASSEEN estima indispensable la fórmula«consentimiento manifestado por el mismo», porque nohay una correspondencia exacta entre el consentimientodel Estado y el que ha expresado el representante.

11. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque para mayor claridad debiera conservarse el texto delComité de Redacción, tanto en su versión inglesa comoen la francesa.

12. El Sr. CASTREN retira su enmienda.13. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 32.

Por 17 votos contra ninguno, queda aprobado el ar-tículo 32.

ARTÍCULO 33 (Dolo)2

14. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone para el artículo 33el texto siguiente:

Un Estado que fuere inducido a celebrar un tratadopor la conducta fraudulenta de otro Estado contratante,podrá alegar el dolo para invalidar su consentimiento enquedar obligado por dicho tratado.

15. Este nuevo texto es esencialmente idéntico al delpárrafo 1 de la versión de 1963. El Comité de Redac-ción ha estudiado si, como se preguntó en el 15.° pe-ríodo de sesiones, la expresión «conducta fraudulenta»abarca un solo acto doloso, y la mayoría ha opinado queasí sería en efecto.

16. La cuestión de la divisibilidad de las disposicionesde un tratado concertado con dolo, regulada anterior-mente en el párrafo 2, habrá de serlo ahora en un ar-tículo general sobre la divisibilidad de los tratados.

17. El Sr. YASSEEN todavía abriga algunas dudasacerca del alcance de la expresión «conducta fraudulen-ta». Con todo, no se opondrá al texto actual del artículosi la mayoría de la Comisión estima que dicha expresiónabarca un solo acto.

18. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 3 3.

Por 17 votos contra ninguno, queda aprobado el ar-tículo 33.

ARTÍCULO 34 (Error)3

19. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción ha propuesto el siguientetexto para el artículo 34:

1. Un Estado podrá alegar un error en un tratado,como vicio de su consentimiento en quedar obligado porel mismo, si el error se refiere a un hecho o a una si-tuación cuya existencia diera por supuesta ese Estado en

2 Véase debate anterior en los párrs. 52 a 107 de la 824.a se-sión.3 Véase debate anterior en los párrs. 1 a 50 de la 825.a sesión.

el momento de la celebración del tratado y hubiera cons-tituido un motivo esencial del consentimiento del Estadoen obligarse por tal tratado.

2. El párrafo 1 no se aplicará si el referido Estadocontribuyó con su conducta al error o si las circunstan-cias fueran tales que hubieran debido prevenirle contrala posibilidad de error.

3. Un error, exclusivamente en la redacción del tex-to, no afecta a la validez del tratado y en tal caso seaplicará el artículo 26.

20. La expresión «un error relativo a la sustancia de untratado», utilizada en el párrafo 1 del texto de 1963, fuecriticada porque se la podía entender como referente auna interpretación errónea del tratado; en vista de ello, elComité de Redacción ha decidido sustituirla por las pa-labras «un error en un tratado».

21. La delegación de Tailandia en la Sexta Comisiónseñaló justificadamente que el alcance de la excepciónprevista en el antiguo párrafo 2 era excesivo y podíahacer casi ineficaz el párrafo 1. El Comité de Redacciónha suprimido las palabras «o haya podido evitarlo», quele parecieron susceptibles de amplia interpretación, y haintroducido algunos ligeros cambios de forma en el pá-rrafo 3.

22. El Sr. VERDROSS propone que en el párrafo 2se sustituyan las palabras «la posibilidad de error» por«el error» y que en el párrafo 3 se sustituya la conjun-ción «y» por un punto y coma.

23. El Sr. REUTER propone que en el párrafo 3 deltexto francés de la segunda enmienda del Sr. Verdross sesustituya «est applicable» por «s'applique».

24. El Sr. AGO observa que en el párrafo 1 la expre-sión inglesa «essenticd basis» se ha traducido al francéspor «motif essentiel», siendo así que en el artículo 44se ha traducido por «base essentielle». Conviene recor-dar que en diversos pasajes del proyecto la palabra in-glesa «ground» aparece traducida en francés por «mo-tif» y que ello acabará por crear confusión y oscurecerel sentido del texto francés.

25. El Sr. REUTER dice que la palabra «motif» esmás corriente y t que el adjetivo «essentiel» es muyfuerte.

26. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA estima, conrespecto a la primera propuesta del Sr. Verdross, quela redacción del texto inglés del párrafo 2 está tomadade la decisión de la Corte Internacional de Justicia enel asunto de Templo de Preah Vihar y por ello con-viene mantenerla.

27. El Sr. VERDROSS dice que en tal caso retirarásu enmienda al párrafo 2.

28. El Sr. de LUNA cree que convendría ajustar altexto inglés los textos francés y español.

29. El Sr. REUTER opina que, con todo el respetoque le inspira la fraseología de la Corte Internacionalde Justicia, sería preferible apartarse un poco de ellapara tener presente la intención de la Corte, que evi-dentemente quiso decir «contra el riesgo de error».

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30. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que coincide con el Sr. Reuter: alos juristas incumbe tomar en cuenta el grado del riesgo.

31. El Sr. TSURUOKA, aunque estaba dispuesto aproponer la fórmula «une erreur éventuelle», apoyará lasugerencia del Sr. Reuter.

32. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, es-tima que el Sr. Verdross ha planteado una cuestión defondo con respecto al párrafo 2; la de si la excepciónserá aplicable cuando se haya advertido un error o sólocuando haya una posibilidad de error. Este último con-cepto es más amplio.

33. El Sr. YASSEEN opina que tiene razón el Sr. Ver-dross. Se trata de un error que efectivamente se ha pro-ducido pero no puede ser invocado; no es el error«posible».

34. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA sigue estiman-do que hay que atenerse a la fórmula de la Corte, nosólo por autorizada sino por razonable. La Corte decla-ró: «es una regla de derecho establecida que la alega-ción del error como elemento que vicia el consentimien-to no es admisible si la parte que lo alega ha contribuidopor su conducta al error o ha podido evitarlo, o si lascircunstancias han sido tales que hubieran debido ponera esa parte sobre aviso contra la posibilidad de error» 4.

35. Ejemplo del caso en que una parte estaba sobreaviso contra la posibilidad de error es el arbitraje de1923 entre Costa Rica y la Gran Bretaña, en el cualactuó de arbitro el Presidente Taft5.

36. El Sr. AGO señala que en el texto francés no sereproduce literalmente el pasaje pertinente de la opiniónconsultiva de la Corte Internacional. Mientras que eltexto inglés toma los términos de la Corte «to put it onnotice of a possible error», el texto francés adopta unafórmula algo distinta.

37. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, re-firiéndose a la cuestión planteada por el Sr. Ago acercade la expresión «essentiel basis» en el párrafo 1, diceque en el texto inglés el término «basis» es el correcto.

38. El Sr. REUTER admite que la expresión «baseessentielle» no es muy elegante pero es correcta. Puestoque la Comisión está de acuerdo sobre el texto inglés yel Relator Especial no opone objeciones, habrá que ate-nerse a dicho texto, aun cuando por una vez el francéssea algo menos perfecto.

39. El PRESIDENTE invita a la Comisión a decidirsi en el párrafo 2 se han de seguir los términos de laCorte y, en tal caso, si los textos francés e inglés sonconcordantes.

40. El Sr. AGO da lectura del correspondiente pasajedel texto francés de la opinión consultiva de la Corte,que dice: «les circonstances étaient telles qu'elle avaitété avertie de la possibilité d'une erreur».

41. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, re-conoce que en el texto francés deben emplearse los tér-minos utilizados por la Corte.

42. El Sr. REUTER no insiste en su propuesta, contal de que en el comentario se indique que los términosestán tomados de la Corte Internacional de Justicia.

43. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,conviene en ello.

44. El PRESIDENTE pone a votación el artículo 34,sujeto a la modificación de la versión francesa.

Por 17 votos contra ninguno, queda aprobado elartículo 34.

ARTÍCULO 35 (Coacción sobre la persona de un repre-sentante) 6

45. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el Comité de Redacción propone el texto si-guiente del artículo 35:

Coacción sobre la persona de un representante

La manifestación del consentimiento de un Estado enobligarse por un tratado que haya sido obtenida coaccio-nando a su representante mediante actos o amenazas di-rigidos contra él personalmente, carecerá de efecto ju-rídico.

46. Es en lo esencial el mismo texto que propuso ensu quinto informe, pero con algunas modificaciones depresentación. La regla se enuncia ahora en forma po-sitiva.

47. El Comité de Redacción ha estimado preferiblereferirse en singular al representante de un Estado, y noen plural como se hizo en el texto de 1963. La expresióninglesa «in his personal capacity» ha sido reemplazadapor «personally», lo cual no cambia el sentido de lafrase.48. Tras considerable debate, el Comité de Redacciónha decidido emplear las palabras «carecerá de efecto ju-rídico» en lugar de la fórmula «será nula», que prefe-rían algunos miembros de la Comisión.

49. El Sr. VERDROSS se pregunta si en vez de «actoso amenazas dirigidos contra él personalmente» no seríamejor decir «actos o amenazas contra su persona o sufamilia».

50. El Sr. CASTREN sugiere que se añadan al títulolas palabras «del Estado».

51. El Sr. de LUNA dice que la fórmula «interesespersonales» comprende tradicionalmente los actos queafectan a la reputación, los intereses materiales y la fa-milia del representante.

52. Con respecto a las palabras finales, no ve razónalguna para utilizar términos diferentes de los del ar-tículo 36, ya que el sentido de la expresión «careceráde efecto jurídico» es el mismo que el de «será nula».

4 l.CJ. Reports, 1962, pág. 26.5 Sociedad de las Naciones, Recueil des Traités, vol. 17, pá-

gina 152.

6 Véase debate anterior en los párrs. 51 a 87 de la 825.a se-sión y 2 a 58 de la 826.a sesión.

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53. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que tal vez deba la Comisión prestar alguna aten-ción a la cuestión de saber si la corrupción de un re-presentante debe o no quedar prevista en el artículo 35como posible causa de invalidez. Cabría sostener queestá comprendida en el concepto inglés de dolo, perocomo se trata de un acto cometido contra un represen-tante, probablemente corresponda al artículo 35.

54. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, estima que podría aplazarse hasta mayoel examen de la cláusula relativa a la corrupción, ya quelos miembros de la Comisión no están todavía de acuer-do y un debate podría entrañar un cambio radical deltexto.

55. El Sr. AGO no se opone a lo sugerido por el Pre-sidente. La Comisión se ha ocupado del dolo pero lacorrupción es asunto enteramente distinto, aunque pue-de ocurrir en la práctica y sería peligroso omitirlo to-talmente.

56. El Sr. RUDA señala que los títulos de las versio-nes francesa e inglesa no concuerdan.

57. Si la palabra inglesa «personal» comprende lasamenazas contra la persona, la carrera profesional y lafamilia del representante, entonces el alcance del textoes claro.58. El Sr. YASSEEN considera indispensable que elproyecto de la Comisión trate de la corrupción del re-presentante del Estado. Difícilmente podría decirse quequeda comprendida en las disposiciones relativas al doloo a la coacción. No es necesario que la Comisión exami-ne ahora esta cuestión y sus consecuencias, pero im-porta que se pronuncie inmediatamente sobre el princi-pio de su inclusión en el proyecto.

59. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA es partidariode aplazar hasta el 18.° período de sesiones la cuestiónde si debe o no incluirse una disposición acerca de lacorrupción, pues se trata de un asunto delicado y queexige madura reflexión. Los gobiernos podrían oponersea un aumento de las causas de invalidez. En el derechoprivado no se considera que la corrupción vicie el con-sentimiento, pero sí se estima que suscita el problemade la responsabilidad de un representante respecto delmandante.

60. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, aclara que no ha sido su intención quese obre precipitadamente introduciendo ya en el proyectoel concepto de corrupción. Sin embargo, es indiscutibleque, según muchos códigos civiles, el consentimientoqueda viciado si el representante ha sido corrompido endetrimento de los intereses de su mandante. Sería con-veniente que el Relator Especial preparase una disposi-ción sobre esa materia para la reunión de mayo.

61. El Sr. TSURUOKA abriga algunas dudas respectode las palabras «a su representante». Se trata evidente-mente del representante que manifiesta el consentimien-to del Estado en obligarse, pero la fórmula se presta afalsas interpretaciones y puede pensarse que se trata deun representante cualquiera más o menos interesadoen el asunto.

62. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, seresiste a dedicar a la corrupción un artículo separadoporque ello parecería multiplicar exageradamente lascausas de invalidez. Si la corrupción ha de quedar pre-vista de algún modo, prefiere que lo sea en el artícu-lo 35, posiblemente en un párrafo aparte.

63. El PRESIDENTE dice que el Relator Especial hadado un consejo muy prudente. La Comisión debe pe-dirle que reflexione sobre el asunto y que presente parala reunión de mayo una propuesta encaminada a agregaral artículo 33 o al artículo 35 una disposición relativa ala corrupción, acto fraudulento que viene a constituirdolo. Es cierto que puede ser un tanto enojoso para losEstados incluir en el proyecto un artículo que prevea lacorrupción de sus representantes, pero los casos de co-rrupción, aunque raros, existen en la práctica.

64. El Sr. TSURUOKA apoya la idea de pedir al Re-lator Especial que presente a la Comisión un artículoen mayo. Desde el punto de vista de la delimitación deresponsabüidades habría que tener también en cuenta lafalta cometida por el Estado al dar plenos poderes a unrepresentante que puede ser corrompido.

65. El Sr. de LUNA propone que las palabras «contraél personalmente» se sustituyan por «contra los interesespersonales de éste».66. El PRESIDENTE invita a la Comisión a pronun-ciarse sobre las diversas enmiendas que se han propues-to para este artículo.

67. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, notiene nada que objetar a que se agreguen al título delartículo las palabras «del Estado», como ha sugerido elSr. Castren.

68. La palabra inglesa «personal» puede suprimirsedel título puesto que crea dificultades de traducción parala versión francesa.

69. El Sr. RUDA apoya la sugerencia del Relator Es-pecial de que se suprima en el título la palabra inglesa«personal».

70. El Sr. de LUNA dice que su enmienda reproducela fórmula empleada para distinguir entre la coacciónsobre un representante y la coacción dirigida contra losintereses personales de éste.

71. El PRESIDENTE dice, como miembro de la Co-misión, que se trata aquí del medio empleado para for-zar a alguien. Quizá pudiera hablarse de «actos oamenazas dirigidos contra los intereses personales [delrepresentante]».

72. El Sr. VERDROSS apoya esa fórmula.73. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que en el texto inglés no puede utilizarse la expre-sión «personal interests». La fórmula «in his personalcapacity» hubiera sido satisfactoria, pero en realidadbasta con la palabra «personally».

74. La coacción ejercida contra la familia como tal nohace al caso. Lo que importa es la coacción contra elrepresentante por medio de una presión ejercida sobrela familia.

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75. El Sr. REUTER dice que la propuesta del Sr. deLuna va al fondo de la cuestión y hará más preciso eltexto.76. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que la disposición se refiere a unaposibilidad que en general se admite, a saber, la coac-ción por medio de actos dirigidos contra los interesesdel representante. La expresión «personal capacity*daría a entender que se trata del representante comopersona privada, mientras que en el caso previsto sonlos intereses del representante lo que se halla en juego.

77. El Sr. de LUNA dice que la palabra «capacity»tiene siempre un sentido jurídico.78. El Sr. TUNKIN considera prudente aceptar el tex-to del Comité de Redacción, dado que no se ha sugeridonada mejor. La palabra «personally* da una idea su-ficiente y es más amplia que la expresión «personal ca-pacity*.

79. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,está de acuerdo con el Sr. Tunkin. No tendría sentidohablar de actos o amenazas dirigidos contra los inte-reses personales porque la coacción se ejerce contra lapersona.

80. El Sr. AMADO dice que nunca le ha gustado lafórmula «intereses personales», que es a la vez amplia yrestrictiva. Podría aceptar la fórmula «contra él perso-nalmente».81. El Sr. de LUNA retira su enmienda.82. El Sr. TSURUOKA no insistirá en su objecióncontra las palabras «a su representante» aunque habríapreferido una fórmula como «al representante que ma-nifieste el consentimiento».

83. El PRESIDENTE somete a votación el artícu-lo 35, con las palabras añadidas al título.

Por 17 votos contra ninguno, queda aprobado elarticulo 35 en su forma enmendada.

ARTÍCULO 36 (Coacción sobre un Estado por la amena-za o el uso de la fuerza) 7

84. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el texto propuesto por el Comité de Redacciónes el siguiente:

Será nulo todo tratado cuya celebración se haya obte-nido por la amenaza o el uso de la fuerza en violaciónde los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

En el fondo, ese texto es idéntico al que la Comisiónaprobó en 1963.

85. El Sr. YASSEEN propone, por razones de fondo,modificar el artículo 36 del siguiente modo:

Será nulo todo tratado cuya celebración se haya obte-nido por coacción sobre un Estado mediante actos o ame-nazas en violación de los principios de la Carta de lasNaciones Unidas.

7 Véase debate anterior en los párrs. 59 a 81 de la 826.a se-sión y 5 a 63 de la 827.a sesión.

86. Cabe recurrir a otros medios de coacción distintosde la amenaza o el uso de la fuerza para obligar a unEstado a expresar una voluntad que no es la suya. Elempleo de esos medios está prohibido por varios prin-cipios fundamentales de la Carta, especialmente el dela igualdad soberana de los Estados y el de no inter-vención en los asuntos internos de los Estados. Su pro-puesta se ajusta por tanto a la evolución del derecho in-ternacional y refleja la opinión de la mayoría de losEstados.

87. El hecho de haber formulado esa propuesta nosignifica que, de ser rechazada, deje de votar por eltexto del Comité de Redacción. A su juicio, ese textorefleja, aunque de modo incompleto, el criterio imperan-te en derecho internacional.

88. Lo que la Comisión decida sobre su propuestadeterminará la actitud que él adopte acerca del artícu-lo 30, en el cual la Comisión se propone declarar quelas causas de invalidación enumeradas en el proyectoson exhaustivas.

89. El Sr. REUTER pregunta si la palabra «princi-pios», en el texto del Comité de Redacción, puede in-terpretarse como «normas».

90. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que la expresión «los principios de la Carta de lasNaciones Unidas» ha sido escogida cuidadosamentepara denotar los principios fundamentales en que seinspira la Carta, sin englobar todas las reglas de proce-dimiento incluidas en ella. A los efectos del artículo,esas palabras se refieren a los principios fundamentalesde la Carta, incluso sus normas.

91. El Sr. REUTER entiende que entonces el término«principios» denota las normas fundamentales de laCarta.

92. El Sr. RUDA señala que en la Carta misma seemplea la palabra «Principios» con inicial mayúscula,por ejemplo en los Artículos 2, 6 y 24, para denotar losPrincipios enunciados en los siete párrafos del Artícu-lo 2. El empleo de la inicial mayúscula se discutió porextenso en la Conferencia de San Francisco donde sedecidió que por «Principios» había que entender losenunciados en el Artículo 2. Empleada con minúscula,esa palabra denotaría la doctrina general de la Carta.

93. El Sr. LACHS observa que la enmienda delSr. Yasseen no menciona «uso de la fuerza». Preguntael motivo de esa omisión.

94. El Sr. YASSEEN dice que deliberadamente se haabstenido de mencionar en su propuesta la amenaza oel uso de la fuerza porque opina que el artículo 36 debereferirse a la coacción en un sentido más amplio. La ex-presión «a la amenaza o al uso de la fuerza» hace inevi-tablemente pensar en el párrafo 4 del Artículo 2 de laCarta; pero en ésta hay otros principios que prohibenotras formas de coacción.

95. El Sr. LACHS dice que las explicaciones delSr. Yasseen precisan bastante el objeto de su propuesta,pero sigue creyendo que en el artículo 36 se debe men-cionar explícitamente el uso de la fuerza; no sería ade-

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cuado mencionar formas de coacción de importancia se-cundaria y omitir las de importancia primordial.96. El Sr. TUNKIN acoge favorablemente la propues-ta del Sr. Yasseen, pero piensa con el Sr. Lachs que esimprescindible mencionar la prohibición de la amenazao el uso de la fuerza, prohibición que constituye una delas principales conquistas del derecho internacional.

97. Hay división de opiniones acerca del sentido de lapalabra «fuerza»; como otros miembros, estima que esetérmino no sólo se refiere a la fuerza militar sino tam-bién a la presión económica y a cualquier otra manifes-tación de fuerza que vulnere los principios de la Carta.

98. El Sr. YASSEEN está dispuesto a modificar laforma, aunque no el sentido de su propuesta, en los tér-minos siguientes:

Será nulo todo tratado cuya celebración se haya obte-nido por coacción sobre un Estado mediante la amenazao el uso de la fuerza, o mediante cualquier acto o ame-naza en violación de los principios de la Carta de las Na-ciones Unidas.

99. El Sr. AGO señala el peligro de debilitar con pro-lijidades excesivas el enunciado de norma tan solemne.Lo que la Comisión y el Comité de Redacción deseanseñalar al referirse a «los principios» y no a «las nor-mas» de la Carta es que se trata de una prohibicióngeneral y que, aunque esos principios estén inscritos enla Carta de las Naciones Unidas, se aplican*incluso a losEstados no miembros de la Organización.

100. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que en el actual período de sesiones se ha exami-nado muy a fondo el artículo 36. Por tanto, la Comi-sión ha escogido una fórmula que puede aceptarse porunanimidad. Ahora bien, esa fórmula representa una de-licada transacción entre distintas opiniones, por lo cualsi se modificara el texto propuesto por el Comité deRedacción, el resultado pudiera ser mediocre. Algunosmiembros se sentirían quizá obligados a retirar su apoyoal artículo, y entonces se perdería el valor del adelantoconseguido al adoptar unánimemente esa fórmula en1963. El texto no es terminante, en el sentido de quetoda interpretación futura de los principios consigna-dos en la Carta repercutirá sobre la norma del artícu-lo 36. La disposición, elaborada con tanto detenimientoen 1963 y estudiada tan a fondo en el actual período desesiones, es lo mejor que la Comisión podía lograr enesta materia.

101. El Sr. YASSEEN dice que, por razones de opor-tunidad pero no de principio, no insistirá en que se so-meta a votación su propuesta, aun cuando no la retira.

102. El Sr. de LUNA, aunque aprueba la intenciónque guía la propuesta del Sr. Yasseen, considera satis-factorio el texto presentado por el Comité de Redacción,que deja a los intérpretes de la Carta la solución de unproblema que aún no ha llegado a su plena madurez.

103. A su entender, el término «fuerza» engloba tam-bién la fuerza de índole económica.

104. El Sr. AMADO reconoce el afán de precisión delSr. Yasseen pero se pronuncia por el texto del Comité

de Redacción. El artículo 36 se rige por el párrafo 4del Artículo 2 de la Carta, cuya última frase «o en cual-quier otra forma incompatible con los Propósitos de lasNaciones Unidas» parece bastante expresiva.

105. El PRESIDENTE, hablando como miembro dela Comisión, comparte los sentimientos del Sr. Yasseenpero votará por el texto del Comité de Redacción por-que los principios de la Carta no son sólo, como argu-yen algunos Estados, los enunciados en el Preámbulo yen el Artículo 2 ni tampoco las disposiciones de la Cartasino las normas generales en que éstas se basan.

106. El Sr. REUTER declara que, habida cuenta delas explicaciones que ha conseguido, votará por el textodel Comité de Redacción. Sin embargo, observa que losmiembros de la Comisión no están de acuerdo sobre elsentido de ese texto.

107. Al Sr. BRIGGS le repugna la idea de que seconsiga un tratado por la amenaza o el uso de la fuerza.Sin embargo, se verá obligado a abstenerse de votar so-bre el artículo 36, por desprenderse del debate que losmiembros no están de acuerdo sobre el sentido de laspalabras empleadas en el texto que la Comisión se dis-pone a adoptar.

108. Antes de que la Comisión adopte disposicionescomo los artículos 36 y 37 que establecen la nulidadabsoluta de los tratados, habrían a su juicio de cumplirsedos condiciones. Primera, que se determinen los crite-rios para decidir en qué casos es nulo un tratado pues eltexto propuesto para el artículo 36 es una cláusula ge-neral, una fórmula abierta que él no puede aceptar.Segunda, que se prevea la posibilidad de decisión porun tribunal internacional.

109. El Sr. TUNKIN dice que se ha sostenido la opi-nión, a veces muy sinceramente, de que los Estados sóloestán de acuerdo sobre unas cuantas normas de derechointernacional; esa opinión, que defendió Sir Hersch Lau-terpacht, no le parece acertada. Incluso en derecho in-terno es raro que dos juristas interpreten igual unadeterminada norma; siempre cabe discrepar en la inter-pretación.

110. En cuanto al fondo del artículo 36, la Comisiónestá de acuerdo en que un tratado es nulo si se ha ob-tenido mediante la amenaza o el uso de la fuerza, enviolación de los principios de la Carta. Todos los Esta-dos han aceptado los Principios establecidos en el Ar-tículo 2 de la Carta. A pesar de las inevitables discre-pancias en cuanto a la interpretación, no puede decirseque los miembros de la Comisión estén en desacuerdorespecto a lo que han aceptado. En lo tocante al derechode los tratados, el artículo 36 es en cierto sentido uncorolario del párrafo 4 del Artículo 2 de la Carta.

111. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA dice que elque se califique al artículo 36 de cláusula general o dedisposición abierta no debiera inducir a creer que laComisión aprueba un artículo susceptible de interpreta-ciones subjetivas. La Comisión ha decidido utilizar en élla terminología del párrafo 4 del Artículo 2 de la Carta,no porque no sea capaz de llegar a una fórmula másprecisa sino porque está codificando el derecho de los

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tratados y no el derecho de la Carta sobre seguridadinternacional.112. Al adoptar el artículo 36, la Comisión confía enla interpretación y la aplicación de la Carta como ins-trumento vivo. No cabe interpretar unilateralmente eseartículo; corresponde a los órganos competentes de lasNaciones Unidas interpretar los principios de la Carta,y esa interpretación se tendría en cuenta para resolvertodo desacuerdo en cuanto a la aplicación de la normadel artículo 36.

113. Al Sr. RUDA, aunque está dispuesto a votar afavor del artículo 36, le agradaría conocer el sentido dela disposición por la cual va a votar. Si el artículo se re-fiere a los «Principios» de la Carta, con inicial mayúscu-la, entonces se rige por las disposiciones del Artículo 2de la Carta; si por el contrario se refiere a los «princi-pios» de la Carta con inicial minúscula, entonces el ar-tículo se rige por la doctrina general de las NacionesUnidas.

114. El Sr. TUNKIN dice que no todos los principiosde la Carta que inspiran el artículo 36 se encuentran enel Artículo 2 de aquélla; también le son aplicables, porejemplo, los que figuran en el Artículo 51 sobre legíti-ma defensa y el uso lícito de la fuerza.115. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, nocree posible referirse en el artículo 36 a los «Principios»de la Carta con inicial mayúscula; de hacerse así se po-dría incluso incurrir en una violación de la Carta, que enel párrafo 4 de su Artículo 2 habla de los «Propósitos»de las Naciones Unidas. La expresión «principios de laCarta de las Naciones Unidas», utilizada en el texto delComité de Redacción, denota las normas esenciales enque se fundan las disposiciones correspondientes de laCarta o, dicho de otro modo, el derecho de la Carta re-lativo al uso de la fuerza.

116. El Sr. TUNKIN opina que los principios encuestión deben de ser ante todo los consignados en elpárrafo 4 del Artículo 2 de la Carta, que se refiereexpresamente a los «Propósitos» de las Naciones Unidas.117. El Sr. RUDA agradece al Relator Especial suexplicación y dice que votará por el artículo 36 a sabien-das de que se refiere a la doctrina general de las Na-ciones Unidas.118. El PRESIDENTE pone a votación el artículo 36.

Por 15 votos contra ninguno y una abstención, quedaaprobado el artículo 36.

119. El Sr. TSURUOKA ha votado a favor del artícu-lo 36 porque aprueba su texto tal como está formuladoy sin agregarle ni retirarle nada.

ARTÍCULO 37 (Tratados incompatibles con una normaimperativa de derecho internacional general [juscogens])8

120. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el texto que propone el Comité de Redacciónpara el artículo 37 es el siguiente:

8 Véase debate anterior en los párrs. 3 a 64 de la 828.a se-sión.

Será nulo todo tratado que fuere incompatible con unanorma imperativa de derecho internacional general queno admitiere excepción alguna y que sólo pudiere sermodificada por una nueva norma de derecho interna-cional general que tuviere el mismo carácter.

Se ha mantenido el mismo texto que la Comisión apro-bó en 1963.

121. La Comisión ha discutido sobre si convenía o nomantener el adjetivo «imperativa» después de la palabra«norma» pero la mayoría de sus miembros han opinadoque su supresión originaría dificultades lingüísticas. Espreferible incurrir en un pleonasmo en algún idioma quearriesgarse a dar una versión incompleta en alguno deellos. Por otra parte, en sus observaciones, los gobiernosno han opuesto objeción alguna a este texto.

122. El Sr. VERDROSS dice que el texto del artículoes repetitivo y sugiere que para atenuar el pleonasmo sediga «... una norma de derecho internacional generalque no admitiere excepción alguna», y a continuación,entre corchetes, las palabras «norma imperativa quesólo pudiere ser modificada...».

123. El Sr. REUTER, a pesar de abrigar algunas du-das, ha votado a favor del artículo 36 porque está con-vencido de que ante un caso concreto todos los miem-bros de la Comisión le darían la misma interpretación.Sin embargo, por lo que respecta al artículo 37, estimaque las opiniones son muy distintas en cuanto a lo quesignifica una norma imperativa de derecho internacionalgeneral (jus cogens). Por ello, se habría abstenido devotar si el texto del artículo consistiera únicamente ensu frase inicial.

124. La segunda parte del artículo («y que sólo pu-diere ser modificada por una nueva norma de derechointernacional general que tuviere el mismo carácter»)plantea problemas aún más graves. Es imposible enun-ciar tal idea sin explicar cómo puede surgir una nuevanorma de derecho internacional general. Si la mayoríaopina que la Comisión no puede abordar semejante pro-blema de derecho constitucional, el orador acatará sudecisión; ahora bien, personalmente no puede eludir elproblema y por tanto votará en contra el artículo 37.

125. El Sr. TUNKIN estima innecesario abrir nueva-mente el debate sobre el fondo del artículo 37 que ya seestudió detenidamente en 1963 y otra vez al comienzodel actual período de sesiones de invierno.

126. El Sr. AGO opina que la objeción del Sr. Reuterse aplica más al artículo 45, relativo a la supervenienciade una nueva norma imperativa, que al artículo 37, quetrata del caso en que un tratado es incompatible con unanorma imperativa existente en el momento de su cele-bración.

127. El PRESIDENTE entiende que lo que preguntael Sr. Reuter es cómo una norma imperativa puede sermodificada por una nueva norma que tenga el mismo ca-rácter. El problema del desarrollo del derecho interna-cional y de la modificación de las normas imperativasse discutió ampliamente en el 15.° período de sesionesde la Comisión, y por ello no puede abrirse de nuevo eldebate.

126 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

128. El Sr. REUTER aclara que sus observacionesdeben considerarse como una explicación de su voto.129. El PRESIDENTE somete a votación el ar-tículo 37.

Por 14 votos contra 1 y 1 abstención, queda aproba-do el artículo 37.

130. El Sr. BRIGGS explica que se ha abstenido devotar sobre el artículo 37 por razones análogas a lasque adujo al explicar su abstención con respecto al ar-tículo 36.

131. El Sr. TSURUOKA ha votado a favor del artícu-lo 37 a pesar de que no le satisface enteramente. Sereserva el derecho a presentar en el momento oportunonuevas observaciones concernientes al fondo y a la for-ma del artículo.

Se levanta la sesión a las 17.30 horas.

841.a SESIÓN

Jueves 27 de enero de 1966, a las 11 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Bedjaoui, Sr. Briggs,Sr. Castren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. Lachs, Sr. deLuna, Sr. Pessou, Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda,Sr. Tsuruoka, Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir HumphreyWaldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULOS PROPUESTOS POR EL COMITÉ DE REDACCIÓN(continuación)

ARTÍCULO 37 (Tratados incompatibles con una normaimperativa de derecho internacional general (jus co-gens) (continuación)

1. El PRESIDENTE pregunta si otros miembros de-sean explicar su voto con respecto al artículo 37.

2. El Sr. RUDA ha votado en favor del artículo 37por estimar que, dada la estructura normativa del dere-cho y por razones de lógica formal, nada impide la crea-ción de normas jurídicas internacionales que no admitanexcepción alguna, tal como se han creado en el derechointerno normas con carácter de orden público.3. La naturaleza del derecho internacional no impideque se establezcan normas de ese tipo mediante un tra-tado universal o por la formación de una costumbre in-ternacional que sea prueba de una práctica generalmenteadmitida como norma de derecho. La redacción minu-ciosa del artículo 37 tiene en cuenta esta posibilidad.4. Salvo acuerdo unánime, la cuestión de saber si unanorma tiene o no carácter de jus cogens y, de tenerlo, si

puede ser invocada como causa para invalidar un tra-tado, deberá en última instancia ser sometida a la deci-sión de un orden jurisdiccional obligatorio.

ARTÍCULO 38 (Terminación o suspensión de la vigenciade un tratado por efecto de sus propias disposiciones)l

5. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque, después de examinar si procedía mantener el ar-tículo 38 o dejar que sus disposiciones se dedujeran im-plícitamente de otras partes del proyecto, el Comité deRedacción ha decidido suprimir el párrafo 1 del textoinicial y trasladar a otros artículos ciertos elementos dela parte restante. Por ello, el nuevo artículo 39 bis enun-cia ahora la norma que antes figuraba en el apartado bdel párrafo 3.

6. El Comité de Redacción ha decidido asimismo queel contenido del párrafo 2 debería ser incorporado al ar-tículo 50, que trata del procedimiento para que surtaefecto la notificación de terminación, denuncia o reti-rada 2.

7. Por consiguiente, el Comité de Redacción proponeahora que se suprima el artículo 38 en su forma actual.8. El PRESIDENTE, interviniendo como miembro dela Comisión, dice que no votará por la supresión del ar-tículo 38; aun cuando lo que enuncia es obvio, una reglade esa clase será siempre útil en el proyecto.9. Hablando como Presidente, somete a votación lapropuesta del Comité de Redacción de que se suprimael artículo 38.

Por 14 votos contra 1 y 3 abstenciones, queda apro-bada la propuesta.

10. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, de-clara haberse abstenido por parecerle que no tenía mu-cho sentido votar sobre el artículo; en efecto, ciertoselementos de éste deberán mantenerse, pero su destinono se podrá determinar hasta que la Comisión haya dadotérmino a su labor sobre la parte II del proyecto.

11. El Sr. AGO hace suyas las palabras del RelatorEspecial.

ARTÍCULO 39 (Denuncia de un tratado que no contengadisposiciones sobre su terminación)3

12. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción ha propuesto el siguientetexto para el artículo 39:

Denuncia de un tratado que no contenga disposicionessobre su terminación

1. Un tratado que no contenga disposiciones sobre suterminación ni prevea la posibilidad de denuncia o reti-rada del mismo no podrá ser objeto de denuncia o re-tirada, a no ser que se desprenda de otro modo que fueintención de las partes admitir la posibilidad de denunciao retirada.

1 Véase debate anterior en los párrs. 65 a 91 de la 828.a se-sión, y también los párrs. 53 a 55 de la 836.a sesión.

2 Véase debate sobre el artículo 50 en la 836.a sesión.3 Véase debate anterior en los párrs. 1 a 61 de la 829.a se-

sión.

841.a sesión. — 27 de enero de 1966 127

2. Una parte deberá notificar con doce meses por lomenos de antelación su intención de denunciar un tra-tado o de retirarse del mismo conforme al párrafo 1 delpresente artículo.

13. En lo esencial, el nuevo texto es idéntico al quese aprobó en 1963, pero ha sido dividido en dos partes.El Comité de Redacción ha evitado entrar en detallesacerca de la interpretación de la intención de las partesy se ha limitado a emplear la expresión general «quefue intención de las partes». Quizá convenga volver aexaminar este punto cuando la Comisión pase a estudiarlas disposiciones sobre interpretación que figuran en laparte III.

14. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 39.Por 18 votos contra ninguno queda aprobado el ar-

tículo 39.15. El Sr. de LUNA ha votado a favor del artículo 39a pesar de que no encuentra satisfactorios los textos es-pañol y francés del párrafo 1. Las expresiones «a no serque se desprenda» y «a moins qu'il ne découle par ail-leurs» no son muy acertadas. Ese pasaje podría decirque, aunque el tratado no prevea expresamente la posi-bilidad de denuncia o retirada, la intención de las partesal respecto podrá inferirse del contexto o incluso de lostrabajos preparatorios.

16. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, es-tima que debiera tranquilizar al Sr. de Luna el hechode que el artículo se examinará de nuevo en relacióncon los relativos a la interpretación. No cree que nadieesté del todo satisfecho con el actual texto del artículo 39.

17. El PRESIDENTE señala que la Comisión ya hadecidido volver a examinar todos los artículos durantesu período de sesiones de verano y que los modificaráen caso necesario.

ARTÍCULO 39 bis [parte del anterior artículo 38] (Re-ducción de las partes en un tratado multilateral a unnúmero inferior al necesario para su entrada en vigor)

18. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone el texto siguientepara el artículo 39 bis que, como ya explicó en la 836.A

sesión 4, está basado en el apartado b del párrafo 3 delartículo 38 que fue examinado en la 828.A sesión 5.

Reducción de las partes en un tratado multilaterala un número inferior al necesario

para su entrada en vigor

Un tratado multilateral no terminará por el solo mo-tivo de que el número de partes llegare a ser inferior alseñalado en el tratado como necesario para su entradaen vigor.

19. El Comité de Redacción ha aceptado su parecer deque se enuncie esa norma como disposición general apli-cable no sólo a la terminación de los tratados por efectode sus propias disposiciones sino también a los casos enque aquéllos no contengan cláusula alguna sobre termi-nación o denuncia.

20. El PRESIDENTE somete a votación el artícu-lo 39 bis.

Por 18 votos contra ninguno, queda aprobado el ar-tículo 39 bis.

ARTÍCULO 30 (Validez y continuación en vigor de lostratados) 6

21. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone el texto siguientepara el artículo 30:

Validez y continuación en vigor de los tratados

1. La nulidad de un tratado puede ser establecidaúnicamente como resultado de la aplicación de los pre-sentes artículos.

2. Podrá ponerse término a un tratado, o una partepodrá denunciarlo o retirarse del mismo, únicamentecomo resultado de la aplicación de los términos del tra-tado o de los presentes artículos. Esta misma norma seaplicará a la suspensión de la aplicación de un tratado.

22. En el actual período de sesiones, la Comisión hadecidido que la forma de presunción dada en 1963 alartículo no era muy satisfactoria y lo ha criticado porenunciar algo evidente. La disposición tendría una fina-lidad determinada y constituiría una norma concreta sidispusiera que la nulidad, la terminación, etc., sólo sepodrán establecer de conformidad con lo estipulado enel proyecto de artículos. En consecuencia la Comisiónha decidido darle una nueva formulación en ese sentido.

23. El Comité de Redacción considera que debe esta-blecerse una distinción entre la nulidad por un lado y laterminación, la denuncia o la retirada por otro porque,a diferencia de estas últimas, la nulidad no puede deter-minarse con arreglo a los términos del tratado. Ésa es larazón de que se haya dividido ahora el artículo en dospárrafos.

24. El Sr. ROSENNE sugiere que el Relator Especialestudie la posibilidad de dividir en dos el artículo 30cuando revise la ordenación de los artículos en el pro-yecto. El párrafo 1 podría insertarse en la sección quetrata de la invalidez y el párrafo 2 en la correspondientea la terminación.25. El artículo 30 es fundamental y tiene carácter ex-haustivo con respecto a los casos en que la causa de in-validez o terminación radica en el propio derecho de lostratados, pero no tiene ese carácter cuando la causa co-rresponde a otra rama del derecho internacional como,por ejemplo, la sucesión de Estados.

26. El Sr. YASSEEN considera inaceptable el párra-fo 1 por las razones que expuso en la sesión anterior.No cree que el proyecto dé una lista exhaustiva de todaslas causas de invalidez. Sigue creyendo que el artículo 36en su forma actual deja subsistir una duda; en efecto, noaclara si la coacción en forma de presión económicao política puede considerarse como causa de nulidad.Ahora bien, según el derecho internacional existente, lostratados celebrados en esas condiciones son nulos. Ese

4 Véase párr. 53 de la 836.a sesión.5 Véanse párrs. 65 a 91 de la 828.a sesión.

6 Véase debate anterior en los párrs. 1 a 65 de la 823.a se-sión.

128 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

tipo de coacción es incompatible con ciertos principiosde la Carta de las Naciones Unidas, como el de la igual-dad de soberanía y el de la no intervención.27. Por consiguiente, pide que el artículo 30 se sometaa votación por párrafos y añade que se abstendrá devotar sobre el párrafo 1.

28. El Sr. BEDJAOUI se abstendrá también de votarsobre el párrafo 1.

29. El Sr. de LUNA felicita al Comité de Redaccióny al Relator Especial por haber logrado un texto pre-ciso y útil que ya no se limita a enunciar algo evidente.

30. No tiene nada que objetar al párrafo 1, y cree quelas observaciones del Sr. Yasseen se aplican más a la in-terpretación de otro artículo. Debe recordarse que el pá-rrafo 4 del Artículo 2 de la Carta no sólo prohibe laamenaza o el uso de la fuerza contra la integridad terri-torial o la independencia política de cualquier Estadosino también la amenaza o el uso de la fuerza «en cual-quier otra forma incompatible con los Propósitos de lasNaciones Unidas». Dado que la Comisión deja en elproyecto una norma «en blanco» relativa a los princi-pios de las Naciones Unidas, cabe afirmar que la listade las causas de invalidez está completa.

31. En cuanto al párrafo 2, hace suyas las observacio-nes del Sr. Rosenne, que deberían figurar en el comen-tario. Hay efectivamente otros casos, como el de no ins-cripción en el registro de la Secretaría de las NacionesUnidas. Sin embargo, no vale la pena modificar un textotan claro y conciso sólo para hacerlo aplicable a talescasos.

32. El Sr. TSURUOKA hace notar que las palabrasinglesas «only as a result of» han sido traducidas al fran-cés por «que sur la base des présents articles» en el pá-rrafo 1, y en el párrafo 2 por «qu'en application des dis-positions du traité ou des présents articles». Desearíasaber si esa diferencia es intencionada. Por su parte, pre-fiere la segunda variante.

33. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el texto inglés es desde luego correcto y que hay queatribuir a inadvertencia la discrepancia del texto francés.

34. El Sr. BRIGGS pregunta si es correcto el empleoen el texto francés de la palabra «nullité».

35. El Sr. REUTER dice que el Comité de Redacciónha seguido invariablemente la práctica de traducir «inva-lidity» por «nullité». A los efectos de la labor de la Co-misión, puede considerarse que la correspondencia esexacta.

36. El Sr. de LUNA confirma la explicación delSr. Reuter y dice que en la terminología jurídica españo-la jamás se habla de «invalidez» de los contratos, pormás que exista la palabra, sino de «nulidad».

37. El Sr. VERDROSS no ve cómo podría la Comi-sión votar sobre el artículo 30 cuando sus miembros noestán de acuerdo en cuanto a la nulidad por causa decorrupción del representante de un Estado, lo cual quie-re decir que es incompleta la enumeración de los casosde nulidad.

38. El PRESIDENTE recuerda que la Comisión hadecidido examinar la cuestión de la corrupción del re-presentante de un Estado en su período de sesiones delverano. Como el párrafo 2 se refiere a «la aplicación delos términos del tratado o de los presentes artículos»,quedan comprendidos esos casos de corrupción.

39. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque, como parece haber acuerdo general en que la co-rrupción debe quedar comprendida, quizá pueda elSr. Verdross votar sobre el artículo 30 en la inteligen-cia de que así será.

40. El PRESIDENTE somete a votación por párrafosel artículo 30.

Por 14 votos conira ninguno y 4 abstenciones, quedaaprobado el párrafo 1.

Por 16 votos contra ninguno y 2 abstenciones, quedaaprobado el párrafo 3.

Por 14 votos contra ninguno y 4 abstenciones, quedaaprobado el artículo 30 en su totalidad.

41. El Sr. REUTER se ha abstenido provisionalmentede votar, pero se reserva el derecho de modificar mástarde su posición. Las muchas explicaciones que se handado y sus propias reflexiones le hacen pensar que lacuestión de las relaciones entre el proyecto de artículosy la Carta de las Naciones Unidas es muy compleja. Alparecer, algunos miembros consideran que el proyectono abarca todo lo previsto en la Carta, mientras queotros parecen preguntarse si no implica una revisión deésta.

ARTÍCULO 31 (Disposiciones de derecho interno relati-vas a la competencia para celebrar tratados)7

42. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ma-nifiesta que el Comité de Redacción ha propuesto el tex-to siguiente para el artículo 31:

Disposiciones de derecho internorelativas a la competencia para celebrar tratados

El hecho de que el consentimiento de un Estado enquedar obligado por un tratado haya sido manifestadoen violación de una disposición de su derecho internorelativa a la competencia para celebrar tratados, única-mente puede ser invocado por dicho Estado como viciode ese consentimiento cuando la violación de su derechointerno fuese manifiesta.

43. Este texto representa una delicada transacción ba-sada en el acuerdo alcanzado en 1963, pero ha sido con-siderablemente abreviado. Como en general se ha reco-nocido que era improcedente la referencia al artículo 4,ésta ha sido eliminada. El Comité de Redacción ha man-tenido la fórmula restrictiva adoptada en 1963, a saber,que la disposición de derecho interno debe ser relativaa la competencia para celebrar tratados.

44. El Sr. VERDROSS estima que la revisión efectua-da por el Comité de Redacción mejora mucho el texto.

7 Véase debate anterior en los párrs. 80 a 104 de la 823.a se-sión.

841.a sesión. —27 de enero de 1966 129

Pero aún así, la idea quedaría más clara si al final seinsertaran las palabras «de tal disposición» después dela palabra «violación», porque la fórmula «su derechointerno» comprende la totalidad de ese derecho y dejacierta vaguedad al respecto.

45. El Sr. PESSOU considera muy poco probable queun Estado dé su consentimiento en violación real y ma-nifiesta de su propia constitución. Esa circunstancia leparece sicológicamente inconcebible. Por consiguiente,no puede aceptar el texto del artículo y advierte que éstepodrá ser objeto de un nuevo examen ulterior.46. El Sr. CASTREN apoya la propuesta del Sr. Ver-dross y sugiere que se la mejore empleando la fórmula«cuando dicha violación de su derecho interno...».47. El Sr. VERDROSS apoya la sugerencia del Sr. Cas-tren.48. El Sr. BEDJAOUI estima que podría aligerarsealgo el texto suprimiendo de la propuesta del Sr. Castrenlas palabras «de su derecho interno», que son superfluas.

49. Por otra parte, sería preferible que el texto francésterminase con las palabras «que si cette violation a étémanifeste*.

50. El Sr. AGO señala que las palabras «a moins que»son una cláusula de estilo adoptada por la Comisióndespués de haber estudiado varias veces la posibilidadde emplear una fórmula semejante a la que propone elSr. Bedjaoui. Las palabras «a moins que» definen lascircunstancias de que se trata con la mayor precisiónposible y deben mantenerse tanto en el artículo 31 comoen los demás.

51. El Sr. BEDJAOUI retira su segunda sugerencia.52. El Sr. de LUNA apoya la enmienda del Sr. Ver-dross modificada por el Sr. Bedjaoui. El texto españoldebería ajustarse a los textos francés e inglés, tradu-ciendo «exprimé» y «expressed» por «expresado», envez de «manifestado».

53. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, nocree que el sentido de la frase sea dudoso pero conside-ra aceptable la idea que inspira la enmienda del Sr. Ver-dross. Por lo que hace al texto inglés, bastaría consustituir «that consent unless the» por «such consent un-less that*.

54. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 31con las enmiendas aceptadas por el Relator Especial.

Por 16 votos contra ninguno y 2 abstenciones, que-da aprobado el artículo 31.

55. El Sr. RUDA, explicando su abstención, dice queel incumplimiento de una disposición del derecho inter-no relativa a la competencia para celebrar tratados noafecta a la validez del consentimiento dado respecto deun tratado. Por consiguiente, no puede aceptar la excep-ción que supone la fórmula «únicamente cuando esaviolación de su derecho interno fuese manifiesta».

56. El Sr. BRIGGS explica que también él se ha abs-tenido de votar porque se opone a la fórmula «única-mente cuando esa violación de su derecho interno fuesemanifiesta».

ARTÍCULO 40 (Tratado que termina o cuya aplicación sesuspende por acuerdo)8

57. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el Comité de Redacción propone modificar elartículo 40 del modo siguiente:

1. En todo momento podrá ponerse término a un tra-tado por acuerdo entre todas las partes.

2. En todo momento podrá suspenderse la aplica-ción de un tratado por acuerdo entre todas las partes.

3. La aplicación de un tratado multilateral no podrásuspenderse exclusivamente entre algunas de las partes,salvo con arreglo a condiciones semejantes a las estipu-ladas en el artículo 67 para la modificación de un tra-tado multilateral.

58. El Comité de Redacción ha decidido suprimir elanterior párrafo 2, que tendía a proteger los derechosde las partes en un tratado contra la terminación pre-matura del mismo por algunas de ellas, por estimar quecomplicaría innecesariamente el artículo porque trata deprever una posibilidad muy remota.

59. Los párrafos 1 y 2 representan una simplificaciónde los anteriores párrafos 1 y 3. El nuevo párrafo 3 hasido introducido para tratar la cuestión, planteada por elSr. Ago durante el debate, de si el acuerdo de todas laspartes es siempre necesario para suspender la aplicacióndel tratado 9.

60. En 1964, la Comisión aprobó los artículos 65, 66y 67 sobre modificación de los tratados. En cuanto a lostratados multilaterales, los artículos 66 y 67 hacen unadistinción importante. Normalmente, la modificación deun tratado multilateral requiere el consentimiento detodas las partes. Sin embargo, el artículo 67 prevé elcaso excepcional, pero no raro, de un acuerdo concerta-do para modificar un tratado multilateral entre algunasde las partes solamente. Ese mismo artículo somete talacuerdo a condiciones muy precisas y estrictas.

61. Habida cuenta de esas disposiciones relativas a lamodificación de los tratados, el Comité de Redacciónpropone ahora insertar en el artículo 40 una disposición,el nuevo párrafo 3, que prevé el caso de un acuerdo des-tinado a suspender un tratado multilateral exclusiva-mente entre algunas de las partes. El párrafo 3 sujetatales acuerdos a las mismas condiciones estrictas esta-blecidas en el artículo 67 para la modificación de lostratados en circunstancias análogas.

62. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA pide que sevote por separado sobre los tres párrafos del artículo 40,porque desea votar contra el párrafo 3.

63. La Comisión no ha tenido tiempo suficiente paraestudiar esta nueva disposición tan importante; además,la práctica de los Estados no ofrece bastantes ejemplospara apoyar la suspensión de la aplicación de un trata-do entre algunas de las partes.

8 Véase debate anterior en los párrs. 62 a 95 de la 829.a se-sión.

9 Véase párr. 84 de la 829.a sesión.

130 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

64. Es cierto que, en buena lógica, cabe sostener que,dado que la Comisión ha aprobado el artículo 67, esposible llegar a la suspensión inter se de la aplicación deun tratado mediante una modificación inter se, ya queen ningún lugar se ha definido el sentido ni el alcancedel término «modificación».

65. El artículo 67 tiene una finalidad y un alcance li-mitados y no puede ampliarse de la manera propuesta.Muchos miembros han aceptado el artículo 67 porquehay abundantes ejemplos de Estados que han admitidosin previo acuerdo unánime la revisión y puesta al díade tratados multilaterales; tal es el caso de los conve-nios que fueron revisados después de la segunda guerramundial cuando, sobre todo por razones de orden po-lítico, era imposible reunir en una conferencia a todaslas partes que habían suscrito esos instrumentos antesde la guerra.

66. El sistema de la modificación inter se permite re-solver una dificultad muy real y cumple la finalidad demodernizar las relaciones internacionales y de hacerprogresar la cooperación entre los Estados. Sin embar-go, ello no autoriza a suspender sin más inter se la apli-cación de un tratado multilateral, porque el resultadono tendría nada de progresista. Si un grupo de Estadosacuerda suspender inter se la aplicación de importantesconvenios multilaterales, esto representará un paso ha-cia atrás en la cooperación internacional. En cambio,la modificación, si se hace de buena fe, puede traducirseen un tratado nuevo y mejor que el antiguo. La suspen-sión inter se de la aplicación de un tratado conduciría ala desaparición de importantes relaciones convencio-nales.

67. Conforme a la disposición propuesta, un grupo deEstados que sean parte en una asociación libre de tipocomercial podrían convenir en suspender inter se la apli-cación del tratado, aunque aplicándolo en sus relacionescon las partes que no suscribieran el acuerdo de suspen-sión. Estas últimas, incluso si sus derechos no resultaranafectados, podrían muy bien tener interés en la aplica-ción íntegra del tratado entre todas las partes contra-tantes. El párrafo 3 sería más aceptable si las palabras«con arreglo a condiciones semejantes a las estipuladasen él» se sustituyeran por «como resultado de la apli-cación del». Con una fórmula de ese tipo, la suspensiónde la aplicación del tratado sería una consecuencia dela modificación inter se prevista en el artículo 67.

68. La incorporación de un tercer párrafo no es nece-saria ni siquiera desde el punto de vista de la lógica por-que la aplicación del artículo 67 no obsta al párrafo 1ni al párrafo 2 del artículo 40. En verdad, el artículo 67trata de una cuestión distinta de la suspensión y la ter-minación; un nuevo acuerdo sustituye entre algunas delas partes un tratado anterior. Hay casos en que la mo-dificación convenida ha consistido en el establecimientode un nuevo sistema, precisamente para poner términoa la suspensión de jacto de un tratado multilateral an-terior a una guerra.

fo 3. Apoya por tanto la petición de que se lo someta avotación por separado.

70. Según el Sr. YASSEEN, el párrafo 3 plantea unproblema que cabe calificar de nuevo y que la Comi-sión no ha examinado a fondo.

71. Propone que se reserve el párrafo 3 para estu-diarlo más detenidamente y que se aplace su examenhasta el 18.° período de sesiones.

72. No podría votar a favor del párrafo 3 porque to-davía no ha llegado a formarse una opinión definitiva alrespecto.

73. El Sr. de LUNA no puede compartir el modo dever del Sr. Jiménez de Aréchaga en este asunto. La Co-misión ha aceptado ya el principio de la divisibilidad ypor tanto ha resuelto la cuestión de si los tratados mul-tilaterales deben ser considerados como indivisibles.

74. El párrafo 3 que se propone no entraña peligroalguno porque sus disposiciones quedan específicamentesujetas a las condiciones señaladas en el artículo 67. Enconsecuencia, la concertación de un acuerdo para suspen-der un tratado entre algunas de las partes no es posibleen ninguno de los tres casos siguientes: primero, si lasuspensión afecta «al disfrute de los derechos que a lasdemás partes les correspondan en virtud del tratado, oal cumplimiento de sus obligaciones»; segundo, si serefiere «a una disposición cuya observancia fuera in-compatible con el logro efectivo del objeto y fin del tra-tado en su conjunto» ; y tercero, si dicha suspensión está«prohibida por el tratado».

75. Como la Comisión ha aceptado la noción de la di-visibilidad en otros casos, no ve motivo para que no seacepte también en el caso actual, a reserva de las garan-tías establecidas en el artículo 67.

76. El Sr. TUNKIN señala que el párrafo 3 no figurani en el texto de 1963 del artículo 40 ni en el quintoinforme del Relator Especial y dice que, como esteasunto no ha sido discutido en la Comisión y es evidenteque ahora no se dispone de tiempo suficiente para ha-cerlo, apoya la propuesta del Sr. Yasseen de que se dejeel párrafo 3 para el período de sesiones de verano.

77. El Sr. PESSOU hace suyas las observaciones delSr. de Luna. No alcanza a comprender por qué el párra-fo 3 puede originar dificultades, puesto que los Estadosson libres en todo momento de concertar o no un tra-tado. Además, las garantías establecidas en el artícu-lo 67 deben bastar para disipar los temores suscitadospor ese párrafo.

78. Aprueba el artículo 40, cuya redacción estima per-fecta.

79. El Sr. CASTREN se inclina a primera vista acompartir el parecer del Sr. de Luna respecto del pá-rrafo 3. Sin embargo, no se opondrá a que se aplace ladecisión relativa a dicho párrafo, ya que el problema deque trata no ha sido verdaderamente examinado.

69. El PRESIDENTE, hablando como miembro de la 80. En cuanto a los párrafos 1 y 2, pregunta si el Co-Comisión, también se opone a lo dispuesto en el párra- mité de Redacción ha tenido alguna razón especial para

841.a sesión. — 27 de enero de 1966 131

separar las disposiciones relativas a la terminación de lasreferentes a la suspensión. Si se refundieran esos párra-fos se evitarían repeticiones.

81. El Sr. ROSENNE dice que, sin perjuicio de suposición sobre el fondo del asunto, está ahora persua-dido de que hay que reflexionar más sobre el párrafo 3.Por ello, apoya complacido la propuesta del Sr. Yasseende que se aplace su examen hasta el período de sesionesdel verano.

82. El Sr.TSURUOKA acepta la propuesta del Sr. Yas-seen de que se aplace el examen del párrafo 3 hasta el18.° período de sesiones. Sin embargo, tiene la impresiónde que podría prescindirse de él fácilmente puesto queen la práctica los párrafos 1 y 2 y el artículo 67 permitenalcanzar la finalidad prevista en el párrafo 3.

83. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, es-tima necesario aclarar que el párrafo 3 ha sido introdu-cido de manera un tanto repentina a raíz de una cuestiónsuscitada durante el debate. Se ha señalado que quizá nosea totalmente exacto decir que para suspender la apli-cación de un tratado multilateral es siempre necesariocontar con el acuerdo de todas las partes.

84. Se plantea el problema de la relación entre las dis-posiciones del artículo 40 y las del artículo 67. Al apro-bar en 1964 el artículo 67, la intención de la Comisiónfue permitir la modificación inter se de un tratado mul-tilateral sólo cuando éste establece un régimen que fun-ciona bilateralmente. De observarse las condicionesenunciadas en el artículo 67, los derechos de las otraspartes no se verán afectados. En consecuencia, aunquecomprende el argumento del Sr. Jiménez de Aréchaga,no ve gran peligro en permitir la suspensión inter se, su-peditándola a las condiciones especificadas en el artícu-lo 67. Esas condiciones son muy estrictas; si no fueranlo bastante estrictas a los efectos de la suspensión, se-rían igualmente inadecuadas a los efectos de la modi-ficación.

85. No tiene inconveniente en aplazar el examen delpárrafo 3 hasta el período de sesiones de verano paraque los miembros tengan más tiempo de reflexionar.

86. El PRESIDENTE somete a votación la propuestadel Sr. Yasseen de que se aplace el examen del párrafo 3hasta el período de sesiones del verano de 1966.

Por 14 votos contra ninguno y 4 abstenciones, quedaaprobada la propuesta del Sr. Yasseen.87. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA retira su pe-tición de que se vote por separado sobre cada párrafo.

88. El Sr. ROSENNE encarece al Sr. Castren que re-tire su propuesta de que se refundan los párrafos 1 y 2;este asunto podrá decidirse cuando la Comisión exami-ne el párrafo 3.89. El Sr. CASTREN dice que no insistirá en supropuesta.

90. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, pro-pone que se aplace el examen de todo el artículo 40hasta el período de sesiones de verano.

Así queda acordado.

ARTÍCULO 41 (Tratado que termina o cuya aplicaciónse suspende implícitamente por la celebración de otrotratado)10.

91. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,dice que el Comité de Redacción propone que el título yel texto del artículo 41 se modifiquen del modo si-guiente:

Tratado que termina o cuya aplicación se suspendeimplícitamente por la celebración de otro tratado

1. Un tratado se considerará terminado cuando to-das las partes en él celebren un nuevo tratado sobre lamisma materia y

a) se deduzca que de acuerdo con la intención delas partes la materia se rige en lo sucesivo por el nue-vo tratado; o

b) las disposiciones del nuevo tratado sean en talmedida incompatibles con las del tratado anterior quelos dos tratados no puedan aplicarse simultáneamente.

2. Ello no obstante, se considerará que únicamentese suspenda la aplicación del tratado anterior si se de-duce que tal ha sido la intención de las partes al cele-brar el tratado.

92. Se había propuesto refundir los artículos 40 y 41,pero el Comité de Redacción ha decidido mantenerlosseparados.93. Gran parte del debate sostenido por la Comisiónen el actual período de sesiones ha girado en torno alas disposiciones del apartado b del párrafo 1. Hay queconsiderar esas disposiciones en relación con las del ar-tículo 63, el cual establece la norma de que si dos tra-tados contienen disposiciones incompatibles, prevalecenlas del tratado posterior. La finalidad del apartado bdel párrafo 1 es declarar que el tratado anterior quedaráterminado si las disposiciones del nuevo tratado son ental medida incompatibles con las del anterior que losdos tratados no se puedan aplicar simultáneamente.

94. El Sr. VERDROSS propone que se supriman laspalabras «Ello no obstante» al comienzo del párrafo 2,pues éste no establece una excepción sino que se refierea una situación distinta.

95. El Sr. ROSENNE sigue considerando superfluo elartículo y pide que se vote por separado sobre el aparta-do b del párrafo 1. En la práctica, el caso previsto endicho apartado queda abarcado por las disposiciones delartículo 63. Por ello votará en contra del apartado bdel párrafo 1, que considera innecesario, y, en caso deque éste fuera aprobado, se abstendría de votar sobre elartículo completo.

96. El Sr. CASTREN pregunta por qué el Comité deRedacción ha suprimido el párrafo relativo a la divisibi-lidad que figuraba en el texto presentado por el RelatorEspecial en la 830.A sesión.

97. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial,cree que el tratar en el artículo 41 la cuestión de la sus-pensión parcial sería complicar inútilmente las cosas. El

10 Véase debate anterior en los párrs. 40 a 89 de la 830.a se-sión.

132 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

artículo 63 establece la norma de que, cuando las dis-posiciones de dos tratados sean incompatibles entre sí,prevalecerán las del tratado posterior. El hecho de quese apliquen las disposiciones del nuevo tratado significaque quedan suspendidas las del antiguo.

98. El Sr. LACHS apoya la propuesta del Sr. Ver-dross de suprimir las palabras «Ello no obstante» conque comienza el párrafo 2.

99. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, notiene nada que objetar a dicha propuesta.

Por unanimidad, queda aprobada la enmienda delSr. Verdross.

100. El PRESIDENTE somete a votación el apar-tado a del párrafo 1 y el párrafo 2 en su forma enmen-dada.

Por 16 votos contra ninguno y 2 abstenciones, que-dan aprobados el apartado a del párrafo 1 y el párra-fo 2 en su forma enmendada.

Por 15 votos contra 1 y 2 abstenciones, queda apro-bado el apartado b del párrafo 1.

Por 15 votos contra ninguno y 2 abstenciones, quedaaprobada la totalidad del artículo 41 en su forma en-mendada.

Se levanta la sesión a las 13 horas.

842.a SESIÓN

Jueves 27 de enero de 1966, alas 15 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Cas-tren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. Lachs, Sr. de Luna,Sr. Pessou, Sr. Rosenne, Sr. Ruda, Sr. Tsuruoka,Sr. Tunkin, Sr. Verdross, Sir Humphrey Waldock ySr. Yasseen.

Derecho de los tratados

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULOS PROPUESTOS POR EL COMITÉ DE REDACCIÓN(continuación)

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a seguirexaminando los artículos presentados por el Comité deRedacción.

ARTÍCULO 42 (Tratado que termina o cuya aplicación sesuspende a consecuencia de su violación)*

1 Véase debate anterior en los párrs. 16 a 80 de la 831.a se-sión y 1 a 27 de la 832.a sesión.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone el texto siguientepara el artículo 42:

1. Una violación sustancial de un tratado bilateralpor una de las partes autorizará a la otra parte a invo-car la violación como causa para poner término al tra-tado o para suspender su aplicación en todo o en parte.

2. Una violación sustancial de un tratado multila-teral por una de las partes autorizará:

a) a las otras partes, procediendo por acuerdo uná-nime, a suspender la aplicación del tratado o a ponerletérmino, sea i) en las relaciones entre ellas y el Estadoinfractor, o ii) entre todas las partes;

b) a una parte especialmente afectada por la viola-ción, a invocar ésta como causa para suspender la apli-cación del tratado en todo o en parte en las relacionesentre ella y el Estado infractor;

c) a cualquier otra parte, a suspender la aplicacióndel tratado con respecto a sí misma o a retirarse del tra-tado, si éste es de tal carácter que una violación sustan-cial de sus disposiciones por una parte modifique radi-calmente la situación de cada parte con respecto a laejecución de sus obligaciones en virtud del tratado.

3. A los efectos del presente artículo, constituiránuna violación sustancial de un tratado:

a) una repudiación infundada del tratado; ob) la violación de una disposición esencial para la

realización de uno de los objetos o fines del tratado.4. Los precedentes párrafos se entenderán sin per-

juicio de las disposiciones del tratado aplicables en casode violación.

3. No se han introducido modificaciones en el párra-fo 1 pero se ha invertido el orden de los apartados ay b del párrafo 2 a fin de poner de relieve los distintosgrados de interés que las partes puedan tener en respetarun tratado.

4. El apartado c es nuevo y se refiere a una categoríaespecial de tratados como los de desarme, cuya viola-ción puede trastornar el fundamento mismo del tratadopara todas las partes. Las medidas que éstas puedenadoptar en tal caso se limitan a la suspensión o la re-tirada.5. El Comité de Redacción ha considerado con algúndetenimiento el apartado a del párrafo 3 y ha llegado ala conclusión de que la idea queda expresada adecúa*damente con la palabra «infundada».

6. El párrafo 4 difiere ligeramente del anterior párra-fo 5 cuyo alcance se consideró excesivo; se ha decididolimitar la norma a los casos en que el tratado contienedisposiciones automáticamente aplicables en caso deviolación.

7. El Sr. ROSENNE declara que, durante el debatesobre el artículo 42 2, criticó la referencia hecha en elnuevo texto del Relator Especial (A/CN.4/183/Add.2,pág. 26) a los intereses de una parte afectados por laviolación, pero considera perfectamente satisfactorio eltexto que el Comité de Redacción propone para el apar-tado b del párrafo 2.

2 Véanse párrs. 24 a 32 de la 831.a sesión.

842.a sesión. —27 de enero de 1966 133

8. El objeto del párrafo 5 del texto de 1963 era no li-mitar la aplicación del artículo a las disposiciones de untratado determinado, a fin de no obstaculizar la entradaen vigor de las disposiciones de cualquier otro instru-mento independiente (como sería uno de aceptación decierta jurisdicción obligatoria o un tratado sobre arbi-traje o solución judicial) que pudiera existir entre laspartes y que fuese aplicable en caso de violación. Hayque mantener esa garantía pero no está seguro de que selogre con el nuevo texto.

9. El Sr. CASTREN dice que en general le satisfaceel nuevo texto. No obstante, el apartado c del párrafo 2difiere mucho del texto anterior, sobre todo en la versiónfrancesa. Se refiere a una violación sustancial de las dis-posiciones del tratado que modificase radicalmente lasituación de cada parte con respecto a la ejecución de«sus obligaciones», mientras que el texto anterior se re-fería a una conducta que frustrase el objeto y la finalidaddel tratado. Teme que con el nuevo texto una partepierda sus derechos pero conserve sus obligaciones.¿Continuará dicha parte estando obligada por el tratadoo tendrá derecho a retirarse del mismo?

10. En cuanto a las observaciones del Sr. Rosenneacerca del párrafo 4, quisiera saber por qué se hanomitido las últimas palabras del texto del Relator Es-pecial.

11. El Sr. AGO señala que los textos francés e inglésdel artículo 42 que figuran en el documento de sesiónN.° 24 son defectuosos y opina que para restablecer eltexto aprobado por el Comité de Redacción bastaría,por lo que hace a la versión inglesa, con restablecer elpárrafo 4. Ahora bien, en la versión francesa, el párra-fo 3 tendría que convertirse en párrafo 1 y el párrafo 2en párrafo 3.

12. Además, en el texto francés del inciso i) del apar-tado a del párrafo 2, en lugar de «eux» debería decir«elles-mêmes»; en el apartado c del párrafo 2 deberíasuprimirse la palabra «telle-»; y en el párrafo 4 conven-dría sustituir «ne prejudicient pas» por «ne portent pasatteinte».

13. El Sr. YASSEEN, refiriéndose al apartado c delpárrafo 2, estima que la suspensión está plenamente jus-tificada pero que es excesivo permitir a un Estado reti-rarse del tratado incluso en las circunstancias allí des-critas. La suspensión debiera bastar a un Estado paraproteger sus intereses vitales. En consecuencia, proponeque se supriman las palabras «o a retirarse del tratado».

14. El Sr. VERDROSS manifiesta que la referenciaque en el apartado a del párrafo 3 se hace a «una repu-diación infundada» es demasiado vaga; puede haber ra-zones que no sean de índole jurídica. Sería preferibledecir «una repudiación no permitida por las disposicio-nes de esta convención».

15. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ha-bía propuesto al Comité de Redacción un texto muy se-mejante al del anterior párrafo 5 del artículo 42, peroha llegado a la conclusión de que la modificación intro-ducida por el Comité está justificada y no pondrá enpeligro los tratados de arbitraje o de solución obligato-

ria de controversias. El artículo 42 versa sobre las con-secuencias principales de la violación, y la cuestión de ladecisión judicial por un órgano independiente es cosadistinta. Los aspectos procesales de la violación estánprevistos en el artículo 51, y las disposiciones del ar-tículo 42 sólo pueden ponerse en aplicación mediantelos procedimientos regulares establecidos en dicho ar-tículo. Por consiguiente, los instrumentos de aceptaciónde una jurisdicción obligatoria son importantes con re-ferencia al artículo 51 más bien que con referencia alpresente artículo.

16. Por lo que respecta a la enmienda sugerida por elSr. Verdross, el orador había propuesto al Comité deRedacción una fórmula análoga, pero fue rechazadaporque las disposiciones del apartado a del párrafo 3indican claramente que se trata de una repudiación des-provista de fundamento en derecho.

17. Está dispuesto a aceptar la propuesta del Sr. Yas-seen de que se supriman del apartado c del párrafo 2las palabras «o a retirarse del tratado», ya que los dere-chos de cualquier Estado quedarán suficientemente pro-tegidos si se le permite suspender la aplicación deltratado.

18. En cuanto a la observación del Sr, Castren acercadel apartado c del párrafo 2, el Comité de Redacciónha estimado que la fórmula propuesta por el orador ensu quinto informe, a saber, «es de tal naturaleza que suviolación por una de las partes frustra el objeto y la fina-lidad del tratado», no es realmente exacta. Lo que hayque destacar es que la violación modificará fundamen-talmente la posición de cada parte con respecto altratado.

19. El Sr. ROSENNE agradece al Relator Especial suexplicación sobre el nuevo párrafo 4 pero se reserva elderecho de plantear de nuevo esta cuestión en relacióncon el párrafo 4 del artículo 51.20. El Sr. BRIGGS apoya la enmienda del Sr. Yasseenporque el texto daría garantías suficientes sin las pala-bras «o a retirarse del tratado».

21. El Sr. CASTREN dice que no está en condicionesde proponer un nuevo texto para el apartado c del pá-rrafo 2. Había pensado en sugerir que el pasaje que co-mienza con las palabras «modifique radicalmente...» sesustituyera por «destruya una de las bases fundamen-tales del tratado», pero con ello se estaría quizá en elcambio de circunstancias ya previsto en el artículo 44.El caso en que pensaba es el de un tratado de desmili-tarización y neutralidad que fuera acompañado de unagarantía internacional; si la garantía cesa de existir por-que los garantes no han cumplido sus obligaciones, ¿que-dará todavía sujeto el Estado territorial a la obligaciónde cumplir las cláusulas de desmilitarización?

22. El Sr. de LUNA dice que en el texto español delpárrafo 1 conviene sustituir «a invocar» por «para in-vocar»; y en el apartado c del párrafo 2, en vez de«modifique» debe decirse «modifica».23. El Sr. VERDROSS sigue estimando que las pala-bras «una repudiación infundada» abren la puerta aexcusas de carácter no jurídico, ya que puede haber ra-

134 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

zones de índole económica, política o moral. Sería pre-ferible decir «una repudiación no permitida por una dis-posición de la convención».24. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que no está de acuerdo con elSr. Verdross en que la repudiación debe basarse en lasdisposiciones del tratado: puede basarse en alguna otranorma imperativa de derecho internacional.

25. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, sedeclara dispuesto a recoger en el comentario la observa-ción del Sr. Verdross.26. El Sr. AGO dice que el Sr. Verdross ha planteadoun problema muy interesante. Es cierto que, en particu-lar en el texto francés, la expresión «una repudiacióninfundada» puede interpretarse en el sentido de que serásuficiente una repudiación acompañada de una justifi-cación de cualquier índole. No obstante, en el proyectode artículos la Comisión ha tenido buen cuidado endecir que la repudiación podrá intervenir, bien porqueha surgido una nueva norma imperativa de derecho in-ternacional o bien porque está prevista en el propio tra-tado. En consecuencia, si ese pasaje dijera «una re-pudiación no autorizada por los presentes artículos»,quedarían abarcadas todas las situaciones posibles yse introduciría una útil garantía.

27. El Sr. VERDROSS acepta la sugestión del Sr. Ago.

28. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el apartado a del párrafo 3 puede modificarse demodo que diga «una repudiación del tratado no sancio-nada por los presentes artículos», como él había suge-rido al Comité de Redacción.

Asi queda acordado.

29. El PRESIDENTE somete a votación la enmiendadel Sr. Yasseen encaminada a suprimir del apartado cdel párrafo 2 las palabras «o a retirarse del tratado».

Por 12 votos contra 1, queda aprobada la enmiendadel Sr. Yasseen.

30. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 42en su forma enmendada.

Por 14 votos contra ninguno, queda aprobado el ar-tículo 42 en su forma enmendada.

31. El Sr. CASTREN dice que el hecho de que votaracontra una parte del artículo no le ha impedido votar afavor del artículo en su totalidad, pues está dispuestoa aceptar la opinión de la mayoría.

Nuevo artículo sobre terminación o denuncia de tratadosmultilaterales que comprendan disposiciones genera-les de derecho internacional3

32. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque ha preparado para el Comité de Redacción un nuevoartículo para tener en cuenta la opinión del Sr. Tunkiny de otros miembros de la Comisión de que la termina-ción o suspensión de los tratados multilaterales genera-les no debe alterar en nada el deber de cada parte de

cumplir toda obligación prevista en el tratado o que lesea impuesta por cualquier otra norma de derecho inter-nacional. En el artículo 53 hay una disposición a eseefecto, pero no en los artículos 52 y 54. El nuevo artículosería insertado cerca del artículo 30.

ARTÍCULO 43 (Superveniencia de una situación que haceimposible la ejecución) 4

33. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone el texto siguientepara el artículo 43 :

Una parte podrá invocar la imposibilidad de ejecutarun tratado como causa para ponerle término si esa im-posibilidad resulta de la desaparición o destrucción per-manente de un objeto indispensable para la ejecucióndel tratado. Si la imposibilidad es temporal, únicamentepodrá ser invocada como causa para suspender la apli-cación del tratado.

34. Este artículo ha sido considerablemente abreviado.El Comité de Redacción ha desechado la fórmula «delobjeto de los derechos y obligaciones estipulados en untratado», que él empleaba en su quinto informe, por es-timar que la imposibilidad de ejecución podría debersea la destrucción de algún elemento secundario.

35. El Sr. de LUNA aprueba el texto del artículo, perono acaba de satisfacerle la palabra «Superveniencia»empleada en el título. A su juicio, se expresaría exacta-mente la misma idea diciendo «.Nueva situación quehace imposible la ejecución».

36. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 43.

Por 13 votos contra ninguno y 1 abstención, quedaaprobado el artículo 43.

37. El PRESIDENTE, interviniendo como miembro dela Comisión, dice que se ha abstenido de votar porque,a su juicio, la imposibilidad no resulta sólo de la desapa-rición o la destrucción de un objeto indispensable parala ejecución del tratado; puede haber otras causas deimposibilidad que no entrañen ningún cambio fundamen-tal de las circunstancias.

ARTÍCULO 44 (Cambio fundamental en las circunstan-cias) 5

38. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone el texto siguientepara el artículo 44:

1. Un cambio fundamental ocurrido en cuanto a unacircunstancia existente en el momento de la celebraciónde un tratado y no previsto por las partes, no podrá serinvocado como causa para poner término al tratado o re-tirarse de él a menos que:

a) la existencia de esa circunstancia constituyera unelemento esencial del consentimiento de las partes enquedar obligadas por el tratado; y

s Véanse párrs. 71 a 78.

4 Véase debate anterior en los párrs. 28 a 66 de la 832.a se-sión y 1 a 48 de la 833.a sesión.

5 Véase debate anterior en los párrs. 49 a 84 de la 833.a se-sión, 1 a 81 de la 834.a sesión y 1 a 21 de la 835.a sesión.

842.a sesión. — 27 de enero de 1966 135

b) la consecuencia de ese cambio fuese modificar ra-dicalmente el alcance de las obligaciones que todavíadeben cumplirse conforme al tratado.

2. Un cambio fundamental en las circunstancias nopodrá ser invocado:

a) como causa para poner término o para retirarsede un tratado que establezca una frontera;

b) si el cambio fundamental resulta de una violación,por la parte que lo invoque, del tratado o de otra obli-gación internacional con respecto a las partes en el tra-tado.

39. Los cambios de forma introducidos en el párra-fo 1 no afectan al fondo. Se han sustituido las palabras«un hecho o una situación» por «una circunstancia».

40. El contenido del apartado b del párrafo 3 deltexto de 1963 ha sido trasladado al párrafo 1.

41. La redacción del apartado b del párrafo 1 ha oca-sionado algunas dificultades, y los miembros de lenguafrancesa del Comité de Redacción están probablementemás satisfechos con la versión francesa que los miem-bros de lengua inglesa con la versión inglesa.

42. Los proyectos anteriores se referían a «un tratadoque fijare una frontera», expresión que él ha criticadopor considerarla demasiado restrictiva. En consecuencia,el Comité de Redacción ha sustituido «fijare» por «es-tablezca» a fin de abarcar los casos de delimitación ocesión de territorios. La frase parece bastante generalpara ello.

43. El Comité de Redacción ha estimado útil incluiruna disposición referente a un cambio fundamental queresulte de una violación por la parte que la invoca.

44. El Sr. AGO señala que, tanto en el título como enel cuerpo del artículo, el texto francés debiera decir«changement fondamental de circonstance» en vez de«des circonstances».

45. En segundo lugar, considera impropio emplear laspalabras «una circunstancia» en el párrafo 1, que po-drían indicar un hecho de importancia mínima, siendoasí que el propósito de la Comisión es prever un verda-dero cambio de circunstancias. Sería por tanto preferi-ble que el párrafo comenzara con las palabras «Uncambio fundamental en las circunstancias ocurrido enrelación con las existentes en el momento de...», lo cualentrañaría en el apartado a la sustitución de «esa cir-cunstancia» por «esas circunstancias».

46. El apartado b del párrafo 2 debiera terminar conlas palabras «con respecto a las otras partes en el trata-do», y en él convendría sustituir «otra obligación inter-nacional» por «una obligación internacional diferente».

47. El Sr. CASTREN opina que el nuevo texto mejoraal anterior. Sin embargo, ha sugerido que se suprima dela primera línea del párrafo 1 la palabra «fundamental»,puesto que se infiere claramente de los apartados a y bque se trata exclusivamente de cambios fundamentales.El adjetivo «fundamental» es superfluo y puede inclusoocasionar malas interpretaciones. En cuanto al resto delartículo, apoya las sugerencias del Sr. Ago.

48. El PRESIDENTE señala que el Sr. Tunkin ha pro-pugnado la inserción de la palabra «fundamental» paramayor seguridad de que no se invocarán nunca cambiosque no sean fundamentales.

49. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, con-sidera aceptables las modificaciones de forma sugeridaspor el Sr. Ago.50. No está seguro de la conveniencia de suprimir lapalabra «fundamental» al comienzo del artículo comopropone el Sr. Castren, puesto que la intención ha sidodestacar el carácter excepcional del artículo.

51. El Sr. CASTREN dice que si la mayoría de losmiembros son partidarios de que se mantenga la palabra«fundamental» no se opondrá a ello.

52. El PRESIDENTE somete a votación las enmien-das presentadas por el Sr. Ago.

Quedan aprobadas las enmiendas presentadas por elSr. Ago.

53. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 44en su forma enmendada.

Por 13 votos contra 1 y 1 abstención, queda aprobadoel artículo 44 en su forma enmendada.

54. El PRESIDENTE, interviniendo como miembrode la Comisión, dice que ha votado a favor del artículo,aunque coincide con el Relator Especial en que la ex-presión empleada en el apartado a del párrafo 2 es de-masiado restrictiva.

55. El Sr. RUDA ha votado en contra del artículo porlas razones de fondo que expuso en la 834.A sesión.

56. El Sr. VERDROSS, aunque ha votado a favor deltexto del Comité de Redacción, desea señalar que hayotros tratados a los que dicho texto no es aplicable, asaber, los tratados que ya han sido completamente eje-cutados.

57. El Sr. BRIGGS se ha abstenido de votar por lasrazones que expuso en la 833.A sesión.

ARTÍCULO 45 (Establecimiento de una nueva norma im-perativa de derecho internacional general) 6

58. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone el texto siguientepara el artículo 45:

Establecimiento de una nueva norma imperativade derecho internacional general

Si se estableciere una nueva norma imperativa dederecho internacional general de la clase indicada en elartículo 37, todo tratado existente que fuere incompati-ble con esa norma será nulo y terminará.

59. El nuevo texto del artículo 45 es esencialmenteigual al de 1963, pero se ha invertido el orden de lafrase para evitar el empleo de la palabra «when», quees ambigua en inglés y podía dar a entender que es fre-

6 Véase debate anterior en los párrs. 22 a 80 de la 835.a se-sión.

136 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

cuente la aparición de una nueva norma de derechointernacional general. El Comité de Redacción ha deci-dido que era preferible utilizar en inglés las palabras«incompatible with» en vez de «conflicts with».60. El Sr. VERDROSS dice que la expresión «seránulo y terminará» es tautológica. Bastaría con decir sim-plemente «será nulo».61. El Sr. CASTREN hace presente que en la 835.a se-sión propuso que se suprimieran las palabras «seránulo y». Sin embargo, comprende que éste es el puntode vista de una minoría y aceptará el texto del Comité deRedacción.

62. El Sr. ROSENNE considera que tanto los cambiossugeridos por el Sr. Verdross como el que ha propuestoantes el Sr. Castren son peligrosos y plantean una cues-tión de fondo. De eliminarse las palabras «y terminará»,la aplicación del artículo 45 se regirá por el artículo 52;pero si se suprimen las palabras «será nulo y», se re-girá por el artículo 53.

63. El Sr. BRIGGS se abstendrá de votar sobre el ar-tículo 45 por las mismas razones que le obligaron a abs-tenerse de votar sobre el artículo 37. Señala que la pala-bra «existente» no figura en el texto francés.64. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque, de aceptarse uüo u otro de los cambios aludidos, leserá imposible votar a favor del artículo porque las ob-servaciones de los gobiernos demuestran que suelen com-prenderse mal los efectos de un tratado que pasa a sernulo. Es preciso dar al texto la máxima precisión.

65. El Sr. VERDROSS no insistirá en su propuesta.66. El PRESIDENTE dice que la expresión «será nuloy terminará», si bien puede entrañar una repetición, pre-senta la ventaja de aclarar que el tratado será nulo exnunc.

67. El Sr. RUDA señala que las palabras «una nuevanorma imperativa de derecho internacional general de laclase indicada en el artículo 37» pueden dar a entenderque hay otras normas imperativas que no son de la claseindicada en el artículo 37.

68. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, con-testa que, por lo que al texto inglés respecta, la expresión«a new peremptory norm» no es explícita de por sí y hayque precisarla de modo que quede bien entendido quese trata de una norma que no admite ninguna excepción.En defecto de tal precisión, es indispensable remitir alartículo 37. Esta referencia es probablemente preferiblepuesto que destacará la relación entre ambos artículos,que se refieren a una cuestión particularmente delicada,y además hará resaltar el hecho de que el anterior ar-tículo trataba de la invalidez y el nuevo artículo de laterminación.

69. El Sr. RUDA sugiere que en el texto español sesustituya «clase» por «naturaleza».

Así queda acordado.

70. El PRESIDENTE somete a votación el artículo 45.Por 13 votos contra ninguno y 2 abstenciones, queda

aprobado el artículo 45 en su forma enmendada,

ARTÍCULO 30 bis [antes párrafo 4 del artículo 53] (Obli-gaciones de las partes en virtud de otras normas dederecho internacional)7

71. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone un nuevo artículo30 bis, que dice así:

Obligaciones de las partes en virtud de otras normasde derecho internacional

La nulidad, terminación o denuncia de un tratado, laretirada de una parte del mismo, o la suspensión de suaplicación como consecuencia de la aplicación de lospresentes artículos o de los términos del tratado no afec-tará en modo alguno la obligación de las partes en untratado de cumplir las obligaciones enunciadas en el tra-tado a las que estén sujetas en virtud de cualquier otranorma de derecho internacional.

72. Esta nueva disposición está inspirada en parte enel párrafo 4 del artículo 53, pero expresa la norma entérminos generales de modo que abarque no sólo casosde terminación sino también los casos de invalidez, reti-rada y suspensión.

73. El Sr. AGO estima necesario reinsertar la palabra«también» antes de «estén sujetas». La palabra «tam-bién» figuraba en el párrafo 4 del artículo 53, pero elComité de Redacción la ha suprimido del artículo 30 bis,con lo cual el nuevo texto resulta ambiguo.

74. El Sr. LACHS señala que la palabra «también»ha sido suprimida a petición suya porque hacía confusala fuente de la obligación. Como señaló en 1963, un tra-tado puede ser declaratorio, de suerte que la fuente realde la obligación se encontrará en el derecho internacio-nal consuetudinario 8.

75. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque se trata de un punto largamente debatido en 1963,cuando la Comisión decidió que la palabra «también»era necesaria antes de las palabras «estuviere sometido».En consecuencia, le parece bien que sea reinsertada.

76. El PRESIDENTE somete a votación el artículo30 bis con la inclusión de dicha palabra.

Por 13 votos contra 1 y 1 abstención, queda aprobadoel artículo 30 bis, en su forma enmendada.

77. El Sr. LACHS ha votado en contra del artículo30 bis porque, por las razones que ha aducido, es con-trario a que se mantenga la palabra «también».

78. El Sr. RUDA se ha abstenido de votar por la mis-ma razón que el Sr. Lachs.

ARTÍCULO 46 (Divisibilidad de las disposiciones de untratado) 9

79. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone que el título y eltexto del artículo 46 se modifiquen del modo siguiente:

r Véase párr. 32.8 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963,

vol. I, pág. 246, párr. 32.9 Véase debate anterior en los párrs. 2 a 20 de la 836.a se-

sión y 1 a 79 de la 837.a sesión.

842.a sesión. —27 de enero de 1966 137

Divisibilidad dé las disposiciones de un tratado

1. El derecho de una parte previsto en un tratadode denunciar, retirarse o suspender la aplicación de esetratado podrá ser ejercido solamente con respecto a latotalidad del tratado, salvo que el tratado contenga dis-posiciones en contrario o que las partes acuerden otracosa.

2. Una causa de invalidación, terminación, retiradao suspensión de la aplicación de un tratado podrá serinvocada solamente con respecto a la totalidad del tra-tado, salvo lo dispuesto en los presentes artículos.

3. Si la causa se refiere a sólo determinadas cláusu-las, podrá ser invocada únicamente con respecto a esascláusulas siempre que:

a) dichas cláusulas sean divisibles del resto del tra-tado por lo que se refiere a su ejecución: y

b) la aceptación de esas cláusulas no fue motivoesencial del consentimiento de la otra parte o de las otraspartes en la totalidad del tratado.

4. En los casos previstos en el artículo 33, el Estadocon derecho a invocar el dolo podrá hacerlo en lo querespecta a todo el tratado o únicamente con respectoa determinadas cláusulas.

5. En los casos previstos en los artículos 35, 36 y 37no se admitirá la divisibilidad de las disposiciones deltratado.

80. Tal como ha sido ahora redactado, el artículo tie-ne dos disposiciones principales: el párrafo 1 se refiereal derecho de una parte, previsto en un tratado, de denun-ciar ese tratado, retirarse de él o suspender su aplicación;el párrafo 2 se refiere al derecho de invocar una causa deinvalidación, terminación, retirada o suspensión de laaplicación de un tratado, de un modo no previsto en lasdisposiciones del tratado mismo.

81. Se han introducido ligeros cambios de forma en elpárrafo 3, que corresponde al anterior párrafo 2. Enparticular, en el apartado b se ha utilizado la expresión«motivo esencial», en vez de «condición esencial».

82. El párrafo 4 establece para los casos de dolo unaopción que el orador ya había previsto en su nueva ver-sión del párrafo 2 del artículo 46.

83. En el párrafo 5, el Comité de Redacción ha enu-merado los casos previstos en los artículos 35, 36 y 37,en los cuales no se admite la divisibilidad, a fin de que laComisión pueda decidir si el artículo 35 ha de figuraro no en esa enumeración.

84. El Sr. AMADO deplora que la palabra inglesa«separability» haya de traducirse al francés por «divisi-bilité».

85. El Sr. ROSENNE, aunque abrigando todavía algu-nas dudas en cuanto al texto del artículo 46, está dis-puesto a votar a su favor, pero reservándose el derechode modificar más adelante su posición.

86. El Sr. CASTREN dice que el nuevo texto es untanto complicado y hay unos cuantos puntos que desea-ría aclarar.

87. ¿No debería contener el párrafo 1 una salvedad conrespecto a los párrafos 3 y 4?

88. ¿Se refieren las palabras del párrafo 2 «en los pre-sentes artículos» a los párrafos 3 y 4 del artículo 46, o alproyecto de artículos en su totalidad?

89. El párrafo 5 quizá sea innecesario ya que su objetopodría considerarse previsto en la nueva versión del pá-rrafo 1.

90. El PRESIDENTE aclara que el párrafo 5 reflejael sentir de la Comisión de que los artículos 35, 36 y 37deben quedar excluidos del campo de aplicación del ar-tículo 46.

91. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, ex-plica que el párrafo 1 se refiere a un derecho ejercido deconformidad con el tratado mismo y que por tanto esmuy distinto del resto del artículo. En los casos abarca-dos por dicho párrafo, el tratado mismo indicará hastaqué punto cabe la divisibilidad.

92. El Comité de Redacción ha estudiado la posibili-dad de emplear las palabras «en los párrafos siguientes»,en vez de «en los presentes artículos», al final del párra-fo 2. Hay sin embargo otras disposiciones, como las re-lativas a la violación, que pueden dar lugar a la suspen-sión del tratado en todo o en parte. En consecuencia, elComité ha optado por la referencia más amplia.

93. A su juicio, tanto el párrafo 4 como el párrafo 5son esenciales y deben mantenerse.

94. El Sr. AGO estima que el texto del párrafo 2 debeespecificar que ese párrafo se refiere a los casos en queel tratado no contenga disposición alguna sobre termi-nación, retirada o suspensión de la aplicación.

95. En respuesta a una pregunta del Sr. Castren,Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, explicaque se suprimirán las disposiciones relativas a la divisi-bilidad que antes figuraban en varios artículos.

96. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA conviene con elSr. Ago en que debe modificarse el párrafo 2 para des-tacar el hecho de que sus disposiciones sólo se aplicana los casos no previstos en el tratado mismo.

97. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque en la próxima reunión propondrá un nuevo texto delartículo 46 con un párrafo 2 modificado de modo queindique claramente que las causas en él previstas son lasque resultan de las diversas disposiciones del artículo 46y del artículo 42 (Tratado que termina o cuya aplicaciónse suspende a consecuencia de su violación.) Habrá queestudiar si deben mencionarse otros artículos 10.

ARTÍCULO 47 (Pérdida del derecho a alegar la nulidadde un tratado o un motivo para poner término a untratado o retirarse de él) u

98. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque el Comité de Redacción propone que el título y eltexto del artículo 47 se modifiquen del modo siguiente:

10 Véase reanudación del debate en los párrs. 1 a 13 de la843.a sesión.

11 Véase debate anterior en los párrs. 21 a 51 de la 836.a se-sión, 80 a 95 de la 837.a sesión y 1 a 38 de la 838.a sesión.

138 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

Pérdida del derecho a alegar una causa de nulidad,terminación, retirada o suspensión de la aplicación

de un tratado

Un Estado no podrá alegar en adelante una causapara invalidar un tratado, ponerle término, retirarse deél o suspender su aplicación con arreglo a lo previstoen los artículos 31 a 34 inclusive, o en los artículos 42a 44 inclusive, si, después de tener conocimiento de loshechos:

a) ha acordado expresamente que el tratado, en sucaso, es válido o permanece en vigor o continúa en apli-cación; o

b) debe considerarse en vista de su comportamientoque se ha avenido, en su caso, a la validez del tratadoo a su continuación en vigor o en aplicación.

99. La regla principal es la que figura en el apartado b.Conviene señalar que se ha utilizado el término «ave-nido» en respuesta a los deseos de los miembros de laComisión que no querían que la disposición se basara enel consentimiento.

100. El Sr. de LUNA indica que las palabras «en sucaso» tal vez sean innecesarias en los apartados a y b.

101. El Sr. AGO señala que esas palabras son esencia-les para aclarar que los apartados a y fe se aplicana una serie de situaciones distintas.

102. El Sr. YASSEEN está de acuerdo con el Sr. Ago.Las palabras «en su caso» son necesarias en el apar-tado a para indicar que el Estado no podrá ya invocaruna causa de nulidad si ha admitido que el tratado es vá-lido, ni invocar una causa para ponerle término o reti-rarse de él si ha admitido que permanece en vigor, nitampoco invocar una causa para suspender su aplicaciónsi ha admitido que sigue siendo aplicable. Las palabras«en su caso» tienen una importancia análoga en el apar-tado b.

103. El Sr. de LUNA no insistirá en que se suprimandichas palabras.

104. El Sr. CASTREN señala que deben insertarse laspalabras «de l'application du traitée en la versión fran-cesa del título a fin de armonizarlo con el texto inglés.

105. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, se-ñala que en el texto inglés se utilizan las palabras «theoperation of» después de «suspending». No ve inconve-niente en que se haga concordar el texto francés con elinglés.

106. El PRESIDENTE somete a votación el artícu-lo 47.

Por 15 votos contra ninguno, queda aprobado el ar-tículo 47.

Informe del Presidente del Comitéde Redacción sobre los artículos 49 y 50

107. El Sr. JIMÉNEZ de ARÉCHAGA, Presidentedel Comité de Redacción, dice que éste ha decidido apla-zar hasta el período de sesiones de verano de 1966 su

informe a la Comisión sobre los artículos 49 12 y 50 13;estos artículos guardan una estrecha relación con el ar-tículo 51, que la Comisión no ha podido examinar en elactual período de sesiones.

Proyecto de resolución presentadopor el señor Amado

(A/CN.4/L.114)

108. El Sr. AMADO, al presentar su proyecto de re-solución (A/CN.4/L.1Í4), dice que éste expresa en tér-minos muy moderados el reconocimiento de la Comisióna Su Alteza Serenísima el Príncipe Raniero II de Mo-naco y a su Gobierno por su hospitalidad y por las aten-ciones que con ella han tenido. Esa buena acogida, labelleza del paisaje y la dulzura del clima han permitidoa la Comisión realizar una labor fecunda.

Por aclamación, queda aprobado el proyecto de re-solución.

Se levanta la sesión a las 17.30 horas.

12 Véase debate anterior en los párrs. 36 a 67 de la 838.a se-sión y 1 a 58 de la 839.a sesión.

13 Véase debate anterior en los párrs. 52 a 91 de la 836.a se-sión.

843.a SESIÓN

Viernes 28 de enero de 1966, a las 9 horas

Presidente: Sr. Milan BARTOS

Presentes: Sr. Ago, Sr. Amado, Sr. Briggs, Sr. Cas-tren, Sr. Jiménez de Aréchaga, Sr. de Luna, Sr. Pessou,Sr. Reuter, Sr. Rosenne, Sr. Ruda, Sr. Tsuruoka,Sir Humphrey Waldock y Sr. Yasseen.

Derecho de los tratados

[Tema 2 del programa](continuación)

ARTÍCULOS PROPUESTOS POR EL COMITÉ DE REDACCIÓN

(continuación)

ARTÍCULO 46 (Divisibilidad de las disposiciones de untratado)x

1. El PRESIDENTE invita a la Comisión a reanudarel examen del artículo 46.

2. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque, como consecuencia del debate celebrado en la se-sión anterior, ha preparado para el párrafo 2 del artícu-lo 46 el siguiente nuevo texto :

1 Véase debate anterior en los párrs. 2 a 20 de la 836.a se-sión, 1 a 79 de la 837.a sesión y 79 a 97 de la 842.a sesión.

843.a sesión. —28 de enero de 1966 139

2. Una causa de invalidación, terminación, retiradao suspensión de la aplicación de un tratado admitida enlos presentes artículos, podrá ser invocada solamente conrespecto a la totalidad del tratado, salvo lo dispuesto enlos párrafos siguientes o en el artículo 42.

3. En interés de la uniformidad, propone que en laversión inglesa del párrafo 1 se sustituya «under a treaty»por «provided for in a treaty*. De ese modo se estable-cería una diferencia entre el derecho previsto en el trata-do mismo, objeto del párrafo 1, y una causa prevista enel proyecto de artículos, objeto del párrafo 2.

4. La nueva formulación del párrafo 2 tiende a destacarque éste se refiere a los casos no previstos en el tratado;a ese fin responde la inserción de las palabras «admi-tida en los presentes artículos» después de «de un tra-tado».

5. Las palabras «en los presentes artículos», con queantes concluía el párrafo 2, han sido sustituidas por «enlos párrafos siguientes o en el artículo 42» para teneren cuenta la observación del Sr. Castren en la sesión an-terior. Como el propio orador señaló entonces, es nece-sario mencionar el artículo 42 porque las disposicionessobre violación contenidas en ese artículo pueden darlugar a una causa de terminación o de suspensión de laaplicación de un tratado.

6. El Sr. BRIGGS sugiere que en el párrafo 2 se sus-tituya la palabra «admitida» por un término más ade-cuado, que pudiera ser «considerada».

7. El Sr. ROSENNE sugiere que se la sustituya por lapalabra «reconocida». El término «admitida» tiene di-versos sentidos en derecho y podría inducir a confusión.

8. El Sr. TSURUOKA indica que se podría emplearla palabra «prevista».

9. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, diceque ha empleado el término «admitida» para señalar queel párrafo se refiere a una causa aceptada como jurídica-mente válida conforme al proyecto de artículos. Aceptala sugerencia del Sr. Rosenne de que se use la palabra«reconocida».

10. El Sr. CASTREN dice que el nuevo texto del pá-rrafo 2 es mucho más claro que el propuesto en la se-sión anterior.

11. El Sr. REUTER opina que el texto francés delapartado b del párrafo 3 es ambiguo y propone quediga: «S iVacceptation des clauses en question n'a pasconstitué, pour l'autre partie ou les autres parties, unebase essentielle de leur consentement au traité dans sonensemble».

12. Sir Humphrey WALDOCK, Relator Especial, aunconsiderando que el principio de la divisibilidad debeaplicarse a los casos previstos en el artículo 35, votaráno obstante a favor del artículo 46 en su totalidad.

13. El PRESIDENTE somete a votación el texto com-pleto del artículo 46 en su forma enmendada, que dicelo siguiente:

Divisibilidad de las disposiciones de un tratado

1. El derecho de una parte previsto en un tratado dedenunciar, retirarse o suspender la aplicación de ese tra-tado podrá ser ejercido solamente con respecto a la to-talidad del tratado, salvo que el tratado contenga dispo-siciones en contrario o que las partes acuerden otra cosa.

2. Una causa de invalidez, terminación, retirada osuspensión de la aplicación de un tratado reconocida enlos presentes artículos podrá ser invocada solamente conrespecto a la totalidad del tratado, salvo lo dispuesto enlos párrafos siguientes o en el artículo 42.

3. Si la causa se refiere a sólo determinadas cláusu-las, podrá ser invocada únicamente con respecto a esascláusulas siempre que:

a) dichas cláusulas sean divisibles del resto del tra-tado por lo que se refiere a su ejecución; y

b) la aceptación de esas cláusulas no haya sido unmotivo esencial del consentimiento de la otra parte o delas otras partes en la totalidad del tratado.

4. En los casos previstos en el artículo 33, el Estadocon derecho a invocar el dolo podrá hacerlo en lo querespecta a todo el tratado o únicamente con respecto adeterminadas cláusulas.

5. En los casos previstos en los artículos 35, 36 y 37no se admitirá la divisibilidad de las disposiciones deltratado.

Por 14 votos contra ninguno, queda aprobada la to-talidad del artículo 46 en su forma enmendada.

Informe de la Comisión sobre la laborrealizada en la segunda partede su 17.° período de sesiones

(A/CN.4/L.112)

14. El PRESIDENTE somete a debate el proyecto deinforme de la Comisión sobre la segunda parte de su17.° período de sesiones (A/CN.4/L.112).

15. El Sr. de LUNA, refiriéndose a los párrafos 6 a 11,señala nuevamente que los términos correctos que corres-ponden en español a «Rapporteur» y «Spécial Rap-porteur» son «Relator» y «Ponente» respectivamente.Pide que en el texto español del párrafo 11, así comoen todos los documentos futuros de la Comisión, se em-plee el término «Ponente» como equivalente de «SpécialRapporteur».

Así queda acordado.

16. El Sr. TSURUOKA pregunta si el texto de la re-solución de agradecimiento al Gobierno de Monaco,aprobada por la Comisión y a la que se hace referenciaen el párrafo 13 del proyecto de informe, ha sido trans-mitido a dicho Gobierno.

17. El PRESIDENTE contesta que el Secretario dela Comisión, en tanto que representante del SecretarioGeneral, hará lo necesario en el día de la fecha.

18. En el párrafo 14 del informe, la Secretaría añadi-rá que la Comisión decidió examinar en su 18.° períodode sesiones los siguientes temas: primero, derecho delos tratados; segundo, misiones especiales y, tercero, or-ganización de los futuros trabajos sobre otras materias.

140 Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. I, parte I

19. El párrafo 18 será ampliado para dar cuenta enforma más completa de la cooperación con el ComitéJurídico Interamericano y asegurar así un mayor equi-librio entre esa parte del informe y los párrafos anterio-res relativos al Comité Europeo de Cooperación Ju-rídica.

20. Al comienzo del párrafo 19, la Secretaría insertaráuna frase para recordar que, en su resolución 2045(XX), la Asamblea General tomó nota con satisfacciónde que la Oficina Europea de las Naciones Unidas habíaorganizado un seminario de derecho internacional du-rante la primera parte del 17.° período de sesiones dela Comisión, y expresó el deseo de que se organizaranotros seminarios en relación con los futuros períodos desesiones de la Comisión.

A reserva de las modificaciones indicadas, quedaaprobado el proyecto de informe.

Clausura del 17.° periodo de sesiones

21. El PRESIDENTE dice que, por ser ésta la últimaocasión en que preside, desea aprovechar la oportuni-dad para dar las gracias a los miembros de la Comisiónpor la colaboración que le han prestado en el desempeñode sus funciones.

Por invitación del Presidente, toma asiento a la mesade la Comisión el Sr. Novella, Secretario General deAsuntos Culturales y Congresos del Principado deMonaco.

22. El PRESIDENTE, en nombre de la Comisión, pideal Sr. Novella que transmita a S. A. S. el Principe Ra-niero de Monaco y a su Gobierno el agradecimiento dela Comisión por la hospitalidad que le han brindado.

23. El Sr. NOVELLA, Secretario General de AsuntosCulturales y Congresos del Principado de Monaco, diceque las autoridades del Principado abrigan la esperanzade que la Comisión volverá a celebrar otro período desesiones en Monaco en un futuro próximo.

24. El Sr. AMADO está seguro de expresar los senti-mientos de todos los miembros de la Comisión al rendirhomenaje al Presidente, que ha demostrado sus grandesdotes de dirección además de su vasta erudición.

25. Se congratula nuevamente de las felices circuns-tancias que han permitido a la Comisión reunirse enMonaco y dice que ésta deseará ciertamente volver alPrincipado.

26. Tras el habitual cambio de expresiones de corte-sía, el PRESIDENTE declara clausurado el 17.° perío-do de sesiones de la Comisión.

Se levanta la sesión a las 10.25 horas.

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