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I"liNSAMmNTO CONTEMPOAANEO C(tI('f(il'lIl dirigida por Manuel Cruz t:I "Iol,·ii ... rI. II; 1.. lndoo l'ensomit:1flo Con/lmpalo.tll ~~ pruWtciooar al lector lntcresado en este h],,,t,' Y 'H' _Mn ~1 i'~II~"'I~llsl~, un <,ol\iunto de l~lUOR de autores representatives del pensarniomo de il"'l~I"1 11i"IIIHl, I,·xl". I'll los que los mismos autores Iormulan de manera clara y eoncisa 10mas sill' hjlkliilvu tI, >I. PI'OIIIII'~llIleOricn.aqueUo que les ha convertido en claslcos de I. filosofia del siglo xx, I. W1Ugenstcin· Carferencia sabre ellea jI, J, Derrida- La descoIIstf'IJcci6n en lasfronteras de lajill)sojia ;1. 1', K, FeYllrabend· Limites de la ciencia I, J!', Lyotard . ,Par que filosofur? 5, A C. Dante -Historia y narracitm 6, '1 S. Kuhn • (Qui son las revoluciones cielll{ficas? 1. M. Foucault- Tecnologias del yo H. N. Luhmann- Sociedod y sistema: la ambicion de 10 teorio II. J Rawls- Soure las libertade: 10, G. Vattimo- La sociedad tronstarente II R Rorty - EI giro lingiiistico 12. G. Colli- EJ libra de nuestra crisis IS. K,·O.Apel· Teoria de la verdady ettea del disacno 14. J. Elster- Damar 10 suerle 15. Il·G. Gadllmer·]A octualidod de 10 bello 16. G. E. M. Anscombe - Txtenc;6n 17. J. Habermas· Escritos sobre moralidady eticidad 18. T. W. Morno· Actualidad de La /ilosofio 19. T. Negri· Fill de sigla 20. D. David!Wn. Mente, mundo y acci6x 21 E. Husserl'[IIl1itaci6n a la/enomenologia 22. 1.. Wittgenst.ein . l.ecciones y (onversaciones sobre estetica, Psicologia y ereencia religiosa 23 R Carnap- Autobiografia jlltelectual 24 N. Bobbio· Tguoldad y liberlad 25. G. E. Moore· t:nsayos etiros 26. E. Levinas· £1 Tiempo y el Otro 27. W. Benjamin - La metajfsica de 10 jllvl!nllld 28. B.JUnger y M. Ileidegger. Acerca del "ilrilismo 29. R Dworkin· Elica privada e igunlitlJrisl1Io politico 30. C.Taylor -fA jlico de 10aulenticidad 31. H Putnam· L.as mil caras del realismo 32. M. Blanchot· EI paso (no) mas ana 33. P. Winch - Comprender una sociedad primitiva 3<1 A Koyre • Pell.sor la dencia 35. J. Deoida - EJ itllguaje y las inslitucioll.es jilowjicfJ$ 36. S.Weil- Rtjlexiones sob" los causas de la libutad y de la opresiOn social 37. P.F. Strawson - Liberlad y re~entimjento 38. II, Arendt· De la historio a to IJc(ioir 39. G. Vatfuno· Mas 0110 de 10 illteryretarion to. W Benjamin· PersOlflljesaienwnBS 41 G, Bataille - La que entiendo por soberania ~2. M. Foucault· Oe ilmguaj, y literaturn 1:'1.It Koselleck y H.·G. Gad~n1t'r - Historia y Irerme>lelltica 4t C.Ceenz· Los ItSOS de II) diversidad .I!>. J. Habennas y J- Rawls· Debate sabre piliberolismo po/{tico 46 J .p, Sartre· Verdad y enstencia .17, A. Ileller· Una revision de la leoria de las necesidades ·111. A K. Sen - Bitllestar, justicia y mercado .lfl. II. Arendl • iQliC es to politica? 50. K R Pop~r·.E1 cuupo y to mente 61, l' I' Slrawson· AIIdlisis y mdajisiea Hannah Arendt De la historia a la accion lntroduccion de Manuel Cruz I£dicioncs Paid6s I.C.E. de la Universidad AUtOnoma de Barcelona BOI'celona - Buenos Aires - Mexico

Arendt, Hanna: "El pensar y las reflexiones morales"

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Page 1: Arendt, Hanna: "El pensar y las reflexiones morales"

I"liNSAMmNTO CONTEMPOAANEOC(tI('f(il'lIl dirigida por Manuel Cruzt:I "Iol,·ii ... rI. II;1..lndoo l'ensomit:1flo Con/lmpalo.tll ~~ pruWtciooar al lector lntcresado en esteh],,,t,' Y 'H' _Mn ~1 i'~II~"'I~llsl~,un <,ol\iunto de l~lUORde autores representatives del pensarniomo deil"'l~I"1 11i"IIIHl,I,·xl". I'll los que los mismos autores Iormulan de manera clara y eoncisa 10mas sill'hjlkliilvu tI, >I. PI'OIIIII'~llIleOricn.aqueUo que les ha convertido en claslcos de I. filosofia del siglo xx,

I. W1Ugenstcin· Carferencia sabre elleajI, J, Derrida- La descoIIstf'IJcci6n en lasfronteras de lajill)sojia;1. 1', K, FeYllrabend· Limites de la cienciaI, J!', Lyotard . ,Par que filosofur?5, A C. Dante -Historia y narracitm6, '1 S. Kuhn • (Qui son las revoluciones cielll{ficas?1. M. Foucault- Tecnologias del yoH. N. Luhmann- Sociedod y sistema: la ambicion de 10 teorioII. J Rawls- Soure las libertade:10, G. Vattimo- La sociedad tronstarenteII R Rorty -EI giro lingiiistico12. G. Colli- EJ libra de nuestra crisisIS. K,·O.Apel· Teoria de la verdady ettea del disacno14. J. Elster- Damar 10 suerle15. Il·G. Gadllmer·]A octualidod de 10 bello16. G. E. M.Anscombe - Txtenc;6n17. J. Habermas· Escritos sobre moralidady eticidad18. T. W.Morno· Actualidad de La /ilosofio19. T. Negri· Fill de sigla20. D. David!Wn.Mente, mundo y acci6x21 E. Husserl'[IIl1itaci6n a la/enomenologia22. 1.. Wittgenst.ein . l.ecciones y (onversaciones sobre estetica, Psicologia y ereencia

religiosa23 R Carnap-Autobiografia jlltelectual24 N. Bobbio· Tguoldad y liberlad25. G. E. Moore· t:nsayos etiros26. E. Levinas· £1 Tiempo y el Otro27. W. Benjamin - La metajfsica de 10 jllvl!nllld28. B.JUnger y M. Ileidegger. Acerca del "ilrilismo29. R Dworkin· Elica privada e igunlitlJrisl1Io politico30. C.Taylor-fA jlico de 10aulenticidad31. H Putnam· L.as mil caras del realismo32. M. Blanchot· EI paso (no) mas ana33. P.Winch - Comprender una sociedad primitiva3<1 A Koyre • Pell.sor la dencia35. J. Deoida - EJ itllguaje y las inslitucioll.es jilowjicfJ$36. S.Weil-Rtjlexiones sob" los causas de la libutad y de la opresiOn social37. P.F.Strawson - Liberlad y re~entimjento38. II, Arendt· De la historio a to IJc(ioir39. G.Vatfuno· Mas 0110 de 10 illteryretarionto. W Benjamin· PersOlflljes aienwnBS41 G, Bataille - La que entiendo por soberania~2. M. Foucault· Oe ilmguaj, y literaturn1:'1. It Koselleck y H.·G. Gad~n1t'r -Historia y Irerme>lelltica4t C. Ceenz· Los ItSOS de II) diversidad.I!>. J. Habennas y J- Rawls· Debate sabre piliberolismo po/{tico46 J .p, Sartre· Verdad y enstencia.17, A. Ileller· Una revision de la leoria de las necesidades·111. A K. Sen - Bitllestar, justicia y mercado.lfl. II. Arendl • iQliC es to politica?50. K R Pop~r·.E1 cuupo y to mente61 , l' I' Slrawson· AIIdlisis y mdajisiea

Hannah Arendt

De la historia a la accion

lntroduccion de Manuel Cruz

I£dicioncs Paid6sI.C.E. de la Universidad AUtOnoma de BarcelonaBOI'celona - Buenos Aires - Mexico

Page 2: Arendt, Hanna: "El pensar y las reflexiones morales"

I'huius Uliglnales:.1) «Understanding rnd policies» tPartisan Review, 1953);b) «l Ilstory and im IIlonality» (Partisan Review, 1957);d «The gap between past and future» (Between Past and Future, 1961);d) «Labor, work, acilon. A lecture» (1957);e) ~Thinking and moral considerations. A lecture> (Social Research, 1971);f) "On Hannah Anndt» (Hannah Arends: The Recovery o/the Public World,

1979)

Traducci6n de Fina Birul6

Cubiena de Mario Lskenazi

Quedan rigutoSQm~lue pu,.!1ibldas. sin l:.Jauwri'lad61\ cscrita de 1(15dluhacs del "Copyrighflr,b.jo 10$ ..,ndones cmhl«id ... CII la., leycs, I. r."rodu<;ci6n 10lal 0 porcial de,,,n>. ~bl'. porcua,I,qu!et mecodo 0, pro~ln"Ql1u.l. Gf,)lnprenditlO$ ,b rcprogfJfJa y ~ tT~latnlcnto informauco, y1a clJslnhuclcln de <,<"'pl.,et de ella mcd .. nto a1quder 0 pt~mnw pubhoos,

© de a, d, c, f: by Harcourt Brace & Co., Nueva York© de b: by The Literary Trust of Hannah Arendt© de c: Hannah Arendt© 1995 de rodas las ediciones en castellano,

Ediciones Paid&s Iberica, S. A.,Mariano Cub', 92 - 08021 Barcdona, eInstitutO de Ciencias de la Educaci6nde la Universidad Auc6noma de Barcdona. 08193 Bellaterrahttp://www.paidos.com

ISBN: 84-493-0 184-XDepOsito legal: B-4.491 11999

Impreso en Novagrafik, S. L..Puigcerda, 127 - 08019 Barcdona

Impreso en Espana - Printed in Spain

SUMARIO

9Itit RODUCCI6N, Manuel Cruz . . . . . .. . . . . . . . . . .

29

4775

89109

139139151

162

167

ClIlIllltension Ypolitics ................

Ilh'foria e inmortalidad ............

I~,. IHecho entre el pasado y el futuro. . .

I,uhllr, Irabajo, accion. Una conferencia .......... ,

11.1 pc",,,,r y les reflexiones morales. . .

"!fi,,11 sobee Arendt. Un debate sobre su pensamiento.

I iljllllMIIi' Y 18 accion . . . . . . . . , . . . ,I\ lI~ill 11Cl'I'Cll de la sociedad y de la politica . .

I I! COlli IIIIIciOn americana como un tipo ideal .

I IP(IIPIII I'oillico sin barandilla. . . , . . . .

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EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES·

Para w. H. Auden

Hablar accrca del pensar me parece tan presuntuoso que lesdebo, creo, una justificacion. Hace algunos afios, en rni reportajesobre el proceso de Eichmann en jerusalen, hable de «la banalidaddel mal», y con esta expresion no aludia a una teoria 0 una doctri-na, sino a algo absolutamente facrico, al fenorneno de los actos cri-minales, cometidos a gran escala, que no podian sec imputados aninguna particularidad de maldad, patologia 0 conviccion ideologi-ea de] agente, cuya unica nota distintiva personal era quizas una ex-traordinaria superficialidad. Sin embargo, a pesar de 10monstruosode los actos, el agente no era un monstruo ni un demonic, y la uni-ca caracteristica especffica que se podia detectar en su pasado, asicomo en su conducta a 10 largo del juicio y del examen policial pre-vio fue algo enterarnente negativo: no era estupidez, sino una curio-sa y absolutamente autentica incapacidad para pensar. Funcionabaen su papel de prominenre criminal de guerra, del mismo modo que10 habia hecho bajo el regimen nazi: no tenia ni la mas minima difi-cultad en aceptar un con junto enteramente distinto de reglas. Sabiaque 10 que antes consideraba su debcr, ahora era definido como uncrimen, y acepto este nuevo codigo de juicio como si no fuera masque otra regla de lenguaje distinta, A su ya limitada provision de es-tereotipos habra aiiadido algunas frases nuevas y solamente se viotoralmente desvalido al ser enfrentado a una situacion en la que nin-guna de estas era aplicable como, en el caso mas grotesco, cuandotuvo que hacer un discurso bajo el patibulo y se vio obligado a re-currir a los cliches usados en las oraciones funebres, inaplicables ensu caso, porque el superviviente no era el.2 No seJe habia ocurrido

1. Tfr. orig. «Thinking and Moral Considerations: A lecture», e:nSocial Research,1971, }8, n. 3, pags. 417-446.

2. Vease mi Eichmann in Jerusalem, 2' edicion, pag. 252 (existe trad en Ed. Lwnen,Barcdona, 1%7. pag. 363).

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110 t'lANNAH ARENDT

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pensar en como deberian ser sus ultimas palabras, en caso de unasentencia de rnuerte que siempre habia esperado, del misrno modoque sus incoherencias y flagrantes contradicciones a 10 largo del jui-cio no 10 habian incomodado. Cliches, frases hechas, adhesiones a10 convencional, codigos estandarizados de conducta y de eipre-r sioD-CWl1~-£onci6'rr"So'Clalmente recOi1OciJa de protegernQ';frente a 1a realidad, es deqr;1rente aJo_t!requerimrenTOnJUe SoDfe

J nuestra aten~ion pens ante .ej~reen. [Odq~ Lo~ a~on~e~tos y, hechos en virtud de su mtsma existencia. Si siempre fueramosL- sensibles a ~ requerimiento, prontoestariamos exhausros: Eich-

mann se distingula unicamente en que paso por alto todas estassolicitudes.

Esta total ausencia de pensamiento atrajo mi atencion. (Es posi-ble hacer el mal, los pecados de omision y tambien los de cornision,cuando faltan no ya solo Los(<motivos reprensibles» (como los deno-mina la ley) sino tambien cualquier ottO tipo de motivo, el mas mini-mo destello de interes 0 volici6n? La ma1dad, eomoquiera que la de-finamos, «este estar resuelto a sec un villano», (no es una condiei6nneeesaria para haeer el mal? Nuestra facultad de juzgar, de distin·guir 10 bueno de 10malo, 10 bello de 10 feo, (depende de nuestra fa-eultad de pensar? c:Hay eoincidencia entre 1aincapacidad para pensary e1 fracaso desastroso de 10 que comunmente denominamos con·ciencia? Se imporua la siguiente pregunta: la aetividad de pensar, ensl misma, el habito de exarninar y de reflexionar aeerca de todo 10que acontezca 0 llame la atenci6n, independientemente de su conte·rudo espedfieo 0 de sus resultados, (puede ser una actividad de talnaturaleza que «condicione» a los hombres contra el el mal (la mismapalabra con-dencia, en cuaLquier caso, apunea en esta direccion, en 13medida en que signifiea «conocer eonmigo y por ml mismo», un tipode conocimiento que se actualiza en cada proceso de pensamiento),Por wtimo, (no se refuerza la urgencia de estas cuestiones por el he·cho bien conocido y alarmante de que solo la buena gente es capaz detener mala eonciencia, mientras que esta es un fenomeno muy extra·no entre los autenticos criminales? Una buena conciencia no exist('sino como ausenda de una mala.

Tales eran los problemas. Por ponerlo en otros terminos y usando un lenguaje kantiano, despues de que me Uamara la atencion unfen6meno -la quaestio facti - que, quisiera 0 no, «me puso en po

111EL PENSAR Y LAS ItEFLEXIONES MORALES

sesion de un concepto» (la banalidad del mal), no pude cvitar susci-tar 13 quaestio juris y preguntarme «con que derecho 10 poseia y 10usaba».'

I

Plantear preguntas como: «(que es el pensar?», «(que es elmal?» tiene sus dificultades. SOil cuestiones que pertcnecen a la H-Iosofia 0 a la metafisica, terminos que designan un campo de inves-rigacion que, como todos sabernos, ha caido en desgracia. Si se era-tara simplemenre de las criticas positivista 0 neopositivista, quizasno necesitariarnos ni preoeuparnos de ello.' Nuestra dificulrad alsuscitar estas cuestiones nace menos de los que, de algun modo, lasconsideran «carentes de Significado», que de aquellos a quieoes va

3. Citado de Ius notas I)OSlUmasde las leccioncs de Kanr sobre mcrafisca,Akade·mie Alisgobe, volXVll, n. 5636,

4, La afirmacion de Csmap de que Is merafisica no es mas «significariva» que lapoesi,' contradicc las prerenSLonesde los memfisicos; pero estas, como, por otra pa~·te, la valoraci6n de Camap, pucden estar basadas en una subestimacion de la pocsia.Heidegger, a quien eligiera Camap como blanco de su aUlque. COnLcsro(a pesor deno hacerlo explicitamenre) ofumando 13csuecha rclarion entre pensamienro y poe-sill (del/ken y dfchum); no eran identicas. pero cmanaban de la misma rruz, Y de Innill;ma opini6n era Aristotcles, a quicn hasts ahora nadie ha acusodo de cscribir«mera .. poesia: filosofia y poesia van, cn cieno modo, juntas, tieuen un peso identi-co (Poetiea, 145L b5). Por otra parte, eI celebre aforismo de Wirtgenstein: «De 10que no se puedc hnblar, mejor es callnsc» (Ill ultima Frasedcl Tracta/fls), si 10 toma-mos al pic de la letra, se aplicaria no s610 a 10 que escapa a la experiencia sensiblesino. 31 contrario, a Is mayoria de los objetos de la sensaci6n. Nada de 10 que·vemos.oimos 0 tocamos puedc ser adecoadollJente descrito con palabras. Cuando decimos:«El agua eSla fria» ni el aguu Ili el frio son desctitos como nos son dados a los senti·dos, (_Y no fue precisameme eI descubrimiento de esta discrepancia entre las pala-bras. el medio en el que pensamos, y eI mundo de las apariencias. eI medio en d quevivimos, 10 que condujo a 10 Filosofiay 10metllfisica aI primer plano? Si se exceptuanlos inicios -con Parmenides y Heraclito-, eI pensamieulo, ya fueru como nom 0

como logos, era considerado capaz de alcanzar el vercladero Ser. mientras que a! fi·nal sc desplazo eI ocemo y paso de la palabra a 10 apaciencia, por £onto, ala percep-cion de los senLidosy a lo~ instrumcntos por medio de los que podemos ampllat yafinor nuestros scntidos corporales. Parece totalmente natura! que un enfasis en Iapalabra discrimine concra las apariencias y que la acenruacion de la sensacion 10hligO concra eI pensamiento.

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112 HANNAH ARENDT

dirigida la critica. Pues, del mismo modo que la crisis de la religionaLcanz6 su punto mas algido cuando los teologos, y no la vieja masade no creyentes, ernpczaron a hablar sobre «la muerte de Dios», lacrisis de la filosofla y de la rnetafisca se ha manifestado cuando lospropios filosofos comenzaron a declarar el final de la filosofia y dela metaflsica. Esto puede tener sus ventajas; conflo en que las ten-dra, cuando se haya entendido que estos «finales» no significan real-mente que Dios haya «muerto»-un absurdo evidente des de cual-quier punto de vista- sino que la manera en que Dios ha sidepens ado durante milenios ya no es convincente; tampoco signilicanque las viejas cuesriones que acompaiian al hombre desde su apari-cion sobre la tierra hayan devenido «carentes de significado», sinoque el modo en que fueron formuladas y resueltas ha perdido suvalidez.

Lo que sf ha llegado a su final es la distincion basica entre 10 sen-sible y 10 suprasensible, conjuntanlente con la idea, tan antigua comoParmerudes, de que todo 10que no se obtiene por los senridos -Dioso el Ser 0 los Primeros Principios y Causas (orchoz) 0 las Ideas- esmas real, mas verdadero, mas significativo que aquello que aparece, yde que esto no esta solo m.as alld de la percepcion de los sentidos, sinopor encimo del mundo de los sentidos. Lo que <<hamuerto» no es s610la 10calizaci6n de tales <<vcrdades eternas», sino 1amisma distincion.Contemp0l'ancamente, con una voz cad a vez mas estridente, los po-cos defensores de la metafisica DOShan advertido del peligro de nihi·lismo inherente a este desarrollo; y, a pesar de que rarameme 10 invo-can, disponen de un argumento importante a su favor: es realmentcderto que, una vez descartado d reino suprasensible, su opuesto, elmundo de las apariencias, tal como se ha venido enrendieodo desdehace sig10s, queda [ambien anulado. Lo sensible, como todavfa 10conciben los positivistas, no puede sobrevivir a la muerte de 10 su-prasensible. Nadie ha visto esto mejor que Nietzsche, que, con sudescripcion poetica y metaf6rica del asesinato de Dios en Zarathus-tro, ha creado tanta confusion sobre estos temas. En un pasaje signi·ficativo de El crepusculo de los 1dolos, acIara e1significado de la pala·bra Dios en Zarothustra: se trataba de un mero simbolo del reino de10suprasensible tal como 10 entendiola metaflsica; y, a continuacion.reemplazando la palabra Dios por mundo verdadero, afuma: <<Hernoseliminado el mundo verdadero: ~que mundo ha quedado?, ~acaso d

m, PENSAR Y LAS REFLEXlONES MORALES l1.3aparente? .. INo!, ial eliminar el mundo verdadero hernos eliminadotam bien el aparcnte».'

Esras «rnuertes» modemas -de Dies, la metaflsica, la filosofla y,por consiguiente, del positivismo- pueden ser aconrecimientos degran importancia, pero, despues de todo, son aconreciruientos delpensamiento, y, si bien se refieren muy de cerca a nuestros modos depensar, no tienen que ver con nuestra ca. acidad para ~esdecir, can el simple hecho de que ombre s urvier"Pensaote. Ycon esto quiero decir que el hombre' e-rma incll~ci6n y adernasuna necesidad, de no estar presionado por necesidades vitales masurgentes, («la necesidad de la razor» kanriana) de..p_ensarmas all! delos limires del conocimiento, de usar sus capacidades intelectuales,elpoden:le so cere~ aIgQ mas.quesimPfes instrumentos paraconocer y hacer. Nuestro deseo de conocer, tanto si emerge de nues-tras neceSIdades practicasy-perpJejidacles teoricas, como de ra simplecuriosi.~d, pucde s.eua.tisfecho cuando alcanzamos el fin propuestQ;y mientras Duestra sed de conociIDIenro puede ser insaciable dada lainmensidad de 10 desconocido, hasta el punto de que cada regi6n deconocimiento abre ulteriores horizontes cognoscibles, la propia acti-vidad deja tras sf un resoro creciente de conocimiento que queda fija-~o y almacenado por cada civilizacion como parte y parcela de sup,undo. La actividad de CODocer es una actividad de construcci6n~clmundo como 10 es la actividad de construcci6n de casas. La lnw-qacion 0 la necesidad de pensar, por el contrario, incluso si no haemergido de oing{m ripo de «cuestiones Ultimas» metaffsicas, tradi-clonalmenre respetadas y carentes de respuesra, no deja nada tan tan-

5. Parece digno de norarse que encontramos la misma intuici6n en su mas obviasimplicidad en los inicios de In bis(oria del pensamienro en lerminos de dos mundos. dsensible y eI suprasensible. Dem6crito nos 10 presentn en forma de diruogo entre 13men.[e. cI organo para 10 supf"asellsihle. y los seDlidos. Las pcrcepciones de los sentidos sonilusorias, dice, cambian seg6n las condiciones de Duestro cuerpo; duke, amargo, colory scmejantes existen 5610 noma, por convenci6n entre los hombres, y no phys~j. de,lcuerdo con la verdadem narumleza detras de las apariencias asi habla 10 mente. A 10lJue responden los senridos: «jPobre meore! ,Tu, <jue recihes de nosotros IUS pruebas[pis/elI]. tcalas de demoJemos? Nuestro derrocamiento sera tu propl" rutna» (8125 yB9). En OIrns palabras. una vez perdido d siempre precario equilibrio entre los dosmundos, no importa si ha sido d «ffiundo verdadero» el que ha abolido d «Illwldo delas apariencias» 0 viceversa. se viene abajo d cuadra enlero de referencias. en que d pen_samiento estaba habituado a orientarse. Por 10que nada parece tener ya mucho sentido.

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114 HANNAH ARENDT

_ gible tras 51, ni puede ser acaUada por las inruiciones supuestamente\ definitivas de «los sabios». La necesidad de pensar solo puede ser sa-

tisfecha pensando, y los pensamientos que tuve ayer satisfanin hoyeste deseo solo porque los puedo pensar «de nuevo».

Debemos a Kant la distincion entre pensar y conocer, entre la ra-zon, el ansia de pensar y de comprender, y el intelecto, el cual deseay es capaz de conodmiento oierto y verificable. EI propio Kant cretaque la necesidad de pensar mas aUa de los [irnites del cODocimientofue originada solo por las viejas cuestiones metafisicas, Dios, la liber-tad y la inmortalidad del alma, y que habia que «abolir el conoci-rniento para deja r unlugar a las creencias»; y que, al hacer esto, hablacolocado los fUDdamentos para una futura <<metafisica sistematica»como un «legado dejado a la posteridad».6 Pero esto muestra sola-mente que Kant, codavia ligado a la tradicioD metafisica, nunca fuetotalmente consciente de 10 que habia hecho, y su «legado dejado a IIIposteridad» se convirtio, en realidad, en la destruccion de cualquierposibilidad de £undar sistemas metafisicos. Puesto que la capacidad yla necesidad del pensamiento no se limitan en absoluto a una materiaespecifica, este no sera nunca capaz de dar respuesta a cuestiones ta-les como las que plantea y conoce la razOn. Kant no ha «negado el co-nocimiento», sino que 10 ha separado del pensar, y no ha hecho sitiopara la fe sino para el pensamiento. En realidad 10 que hace es, comoeJ. mismo sugirio eo una ocasion, «eliminar los obstaculos que la ra·zon pone en su propio camino».7

En nuestro contexto Y para Duestros propositos. esta distincionentre conocer y pensar es crucial. Sj la capaddad de dlstinguir 10 bue·

\._. no de]o malo debe tener algo que ver con la capaciclad de pensar, en, tonces debernos poder «exigir» su ejercicio a cualquier persona queeste en su sano juicio, con independencia del grado de erudlcion 0 de:ignorancia, inteligencia 0 esrupidez, que pudlera tener. Kant -a estcrespecto, casi cl Unico entre los filosofos- estaba muy preocupadopor las llnplicaciones morales de la opinion corriente, segUn la cuallufilosofia es privilegio de unos pocos. De acuerdo con ello, en una ocasion observo: «La estupidez es causada por un mal coraz6n».~ afirma

6. Cr{tiaJ de 10 raton pura. B XXX.7. Akademie Ausgabe , vol. VTIl. n. 4849.8. Akademlt: Alisgabe. vol. XVI. n. 6900.

EL PENSAR Y LAS REPLEXIONES MORALES 115

cion que no es cierta, La incapacidad de pensar no es estupidez; lapodemos hallar en gente muy inteligente, y la rnaldad dlficilmente essu causa, aunque s6lo sea porque la ausencia de pensamiento y la es-tupidez son fenornenos mucho mas frecuentes que la maldad. EI pro-blema radica precisamente en el hecho de que para causar un granmal no es necesario un mal corazon, fenomeno relativamente raro~

I PO! tanto, en terrninos kantianos, para prevenir el mal se necesitariala filosofla, el ejercicio de la razon como falcultad de pensamiento.

Lo cual constituye un gran reto, incluso S1 suponemos y damos labienvenida al declinar de las disciplinas, la filosofla y18rnetaffsica, quedurante muchos siSI.o.than rnonopolizado esta facultad. La caracteris-tica principal del pensar es que interrumpe tody..cci6n, toda actividadordinaria, eualquicra que esta sea. Por mas equivocadas que pudleranhaber side las teorlas de los dos mundos, tuvieron como punto de par-tida expedencias genuinas, porque es cierco que, en el momento enque empezamos a pensar, no importa sobre que, detenemos todo 10demas, y, a su vez, este todo 10 demas interrumpe el proceso de pen-samiento; es como si nos movieramos en mundos distintos. Actuar yvivir en su sentido mas general de inter homines esse, «ser entre mis se-mejahtes» -el equivalente latino de estar vivo-, impide realmentepensar. Como 10 expreso en una ocasion Valery:9 «TantOf je suis,tan tot je pense, <<unasveces pienso y otras soy».

Estrechamente cone eta do a esta situacion se halla el.hecho deque el pensar siempre se ocupa da:<;b)ctOs que estan(ausentes; aleja-dos de la directa percepcion de los-sentidos. Un objeto de pensa-miento_es~re una_!e:Q!esentacion, es decir,lilgo 0 algwen queen realidacleSta ausente y solo estapresente a la mente que, en virtudde lalmagmagoD~lo puede hacer presente en forma de imagen.10 En

9. VALERY, PAUL, ..Oiscurso a los cirujanos», 17-X'1938; trad. cast.: Estlldios /iio-so/icos, Visor, Madrid, 1993. pag. 174 (N. de]a t.).

10. En eJ libra XI del De Tn'lIitate, Agustin describe vfvidamente w t:runsformac:i6nque tiene que sufrir un objeto dado a los seotidos para devenir objeto de pensamiento.La percepci6n sensorial -la vision que acontecio en el exterior y ctuUldo los senodosfueron informados por un cuerpo sensible- es seguida por una «Vision semejame inte·cio1'»,una imagen destinada a hacer presente «el cucrpo Qusenre» en 101 rcpresentacion.Esta imagen, la repccsentadon de a1g0 ausente, se almncena en 111memoria y se (nll-vierte en un objclo de pensamiento, uno ..vision en cl pensamienro», Ian pronto comocs dcliberadamcore recordada, por 10 cual cs decisivo que.do que permanece en hi me.

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116 HANNAH ARENDT

otras palabras, wando pienso me muevo fuera del rnundo de las apa-riencias, incluso si rni pensar tiene que ver con obietos ordinarios da-dos a los sentidos y no con objetos invisibles como, por ejemplo, con-ceptos 0 ideas, el viejo dominic del pensamiento metafisico. Para quepodamos pensar en alguien, es preciso que este alejado de nuestrossentidos; mientras permanezcamos juntos no podremos pensar en el,

la pesar de que podamos recoger impreSiones. que posteriorrnenteseran alimento del pensamiento; pensar en alguien que esta presenteirnplica alejamos subreptieiamente de su compafiia y actuar como siya no estuviera. --...

_E.s.~rvaciones dejan entrever por qu~~ ?us9,ue-'~ del sentido ~ente a la sed de conocirniento ClelCientifico- fue

percibidH como «no naturw>, como si los hombres, cad a vez queempezaban a pensar:-se7n~lvieran en una actividad contrarla a lacondici6n bumana. El pensar como tal, no s610 e1 pensamiento aeer-ca de los eventos 0 fen6menos extraordinarios 0 ace rca de las viejascuestiones de la metafisica, sino tam bien cualquier reflexi6n que ha-gamos que no sirva al conocimlento y que no este guiada por finespnicticos, estll, como ya seiialara Heidegger, <<fuera.dclJ>rden»-.ll Enverdad se da el curioso hecho de que ha habido siempre hombres queeligen como modo de vida el bios theoretikos, 10 cual no es un argu-mentO en contra de la aetividad de estar «fuera del orden». Tocla lahistoria de la mosoHa, que tanto nos cuenta acerca de los obietos depensamiento y tan poco sobre el propio proceso de pensac, esta atra-vesada por una lucha interna entre el sentido comUn del hombre, estealtlsimo sentido que adapta nuestros cinco sentidos a un mundo co-

morill», esto <!S, la re-presentacion, es «UDa cosa y otra disrinta es 10 que aparecc cuandorecord amos» (Capitulo 3). Pues. «10 que se esconde y sc reuene en Ia memoria es cIis-tinto de aqueIJo que se expresll en 13 representllclon del que recuerda» (Capitulo 8).AgustIn es plenamente consciente de que eI pensamicnto «de hecho va mas alla» y tras·pasa cl dominio de toda imaginacion posible, como cliando «nuestra razen prodama 18infinidad del nUmero. inabarcable por la vista, de objetos materiales» 0 «nOS enseiia queb.asta los menores aromos son divisibles hasta eI inllnito» (Capit~llo 18).

Aqui Agustin parece sugerir que Ia raWn puede alcanzar 10 totalmente aUseDtcsoJo porque Ja mente, en virtud de 18 imaginacion y sus re·presentaciones, sabc comohaecr preseOlC 10 que csta ausente y como manejar estBSausenoas en la rememoracion.eno es. en eI pensamiento.

ll. 1ntroduction 10 MetaphySIcs, Nueva York, pag. [1.

EL PENSAR Y LAS REFLEXIONES MORALES 117

mun y nos permite oricntarnos en el, y la facultad del pensamiento,en virrud de Ia cual el hombre se aleja deliberadamente de el.

Y esta facultad no 5610 es una facultad de Ia que «nada results»para los prop6sitos del curse ordinario de las casas, en la medida enque sus resultados quedan inciertos y no veri£icables, sino que, en cier-ta forma, es tambien autodestructiva. En Ia intimidad de sus notasposrumas, escribio Kant: «No apruebo la norma segun Lacual si eluso de la raz6n pura ha demostrado algo, no haya que dudar de susresultados, como si se tratara de un s6lido axioma»; y <<DO compartola opini6n [...J de que alguien no deba dudar una vez que se ba con-vencido de algo, En el marco de la filosofia pura esto es imposible.Nuestro espintu siente bacia ello una aversion natural»12 (cursiva mia).

I De aqui se sigue que la tarea de peosar es como la labor de Penelope,~ que eada manana destejia 10 que habia hecho la noche anterior.

r Para repJamear nuestro problem~ la esrrecha conexi6n entre lacapacidad a incapatidad de pensar y el problema del mal, resunUremis tres proposiciones principales.

Primera, si tal conexi6n existe, enronees la facultad de pensar, entanto distinta de la sed de conocimiento, debe ser adscrita a todo elmundo y no puede ser un privilegio de unos pocos.r Segunda, 5i Kant esta en 10 cierro y la facultad del pensamientosiente una «natural aversion» a aceptar sus propios resultados como«s6lidos axiomas», entonces no podemos esperar de la actividad depensar ninglin mandato 0 propositi6n moral, ningUo c6digo de con-ducta y, menos aUn, una nueva y dogmatica definicion de 10 que estabien y de 10que esca mal,

Tercera, si es derto que el pensar tiene que vee con 10 invisible, sesigue de am que esta fllera del orden porque oormalmente nos move-mos en un mundo de apariencias, donde la experiencia mas radicalde la des-aparici6n es la muerte. Frecuentemente se ha sostenido queel don de ocuparse de las cosas que no aparecen exige un precio:convertir al poeta 0 al pensador en ciego para el mundo visible. Pien-sese en Homero, al que los dioses concedieron el divino don gol-pcindolo con la ceguera; piensese en el Fedon de Platon, dondelos 6-10sofos se presentan a ]a mayoria, a aquellos que no se dedican a la

12 KANT,Akad~mje Allsga~, vol. xvm n. 5019 y 5036.

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118 HANNAH .ARl\NDT

filosofla, como genre que busca la muerte, Y Zenon, el fundador delestoicismo, al preguntar al oraculo de Delfos c6mo aleanzar la vida me-

r jor, obruvo como respuesta que «adoptara el color de los muertos»."De ahi la pregunta inevitable: (Como puede derivarse alguna

, cosa relevante para el mundo en que vivimos de una empress sin re-I sultados? Si puede heber una respuesta, esta solo puede proceder de

la actividad de pensar en S1misma, 10 cual signifies que debemos ras-trear experiencias y no doctrinas. Y (d6nde debemos ir a busear es-

_ tas experiencias? EI «rodo el mundo» a quien pedimos que piense, noescribe libros; tiene cosas mas urgentes que haeer. Y los pocos queKant denomino «pensadores profesionales» no se sintieron nuneaparticularmente deseosos de escribir §obre la experiencia misma, qui-zas porque sabian que pensar, par naturaleza, earece de resultado. Yporque sus libros y sus doctrinas estaban inevitablemenre elaboradascon un ojo mirando a los muchos, que desean ver resultados y no se

up stablecec distinciones entre pensar y conoeer, entresentid y verdad. No sabemos cuantos pensadores «profesionales»,

'-cl:lYas octrinas forman la tradicion filos6fica y metafisica, tuvleroodudas ace rca de la validez 0 induso de la posible carencia de sentidode sus resultados. Solo conocemos el soberbio rechazo de Platon (enla Carta Septima) a 10 que los orros prodamaban como sus doctrinas:

Ya se que hay olros que han cscrito aceral dc cstas misrnas cuestio·fteS, pero ,quitnes lueron? Ni ellos se COI1OCClI a sf mismos; [...J 110 se

puedc. en e/ecto, redt/cirltls a expresilm, como sucede COli otras ramas delsaber; tenicndo esto en cuenta, ninguna persona inteligente se arriesga.ra (I "on/iar sus pensamientos a este debil medio de expresi6n, sobre todoruando ha (ie quedar fijado, cuat es el easo de ta palabra cseri/a.

IT

El problema es que si solo unos pocos pensadores nos han reve·lado 10 que los ha Ilevado a pensar, menos aun son los que se han preo-cupado por describir y examinar su experiencia de pensamlento.Dada esta dificultad, y sin estar clispuestos a flamos de nuestras pro-

J3. Fl!don,64 y DI6cIlNI!S W,gRCIO.7.21.

EL PENSAA Y LAS REFLEXIONE;S MORALES .1.19

pias experiencias debido a su peligro evidence de arbitrariedad, pro-pongo buscar un modelo, un ejernplo que, a diferencia de los pensa-dares profesionales, pueda ser representativo de nuestro «cad a uno»,por ejernplo, buscar un hombre que no estuviera al nivel de la multi-tud ni al de los poeos elegidos -distincion tan antigua como Pitsgo-ras, que no aspire a gobernar las ciudades ill prerendio saber comomejorar y cuidar el alma de los ciudadanos; que no creyo que loshombres pudieran ser sabios y que no les envidio los dones de su di-vina sabiduria en caso de quela poseyeran y que, por 10 tanto, nunca in-rente formular una docrrina que pudiera ser enseiiada y aprendida-s-.Brevemenre, propongo tamar como modelo a un hombre que pen sosin convertirse en filosofo, un ciudadano entre ciudadanos, que nohizo nada ni prerenclio nada. salvo 10 que, en su opinion, cualquierciudadano tiene derecho a sec y a hacer. Habran aruvinado que mereflero a Socrates y espero que nadie diseutira seriamente que mi elec-cion eSLehistorieamente jusrificada.

Pero quiero advertirles que hay mucha controversia en torno alSocrates hisrorico. Sobre COmoy basta que punto se puede distinguirde Platon, sabre que peso atribuirle al Socrates de Jenofonte. etc. Apesar de ser este uno de los puntos mas fascinantes en el debate inee-lectual, aquf 10 dejare de Iado. Con todo, no se puede utiJizar 0 trans-formar una Figura historiea en un modelo y asignarle una funcion re-presentativa defmida sin ofrecer alguna justificacion. Gilson, en sugnm libro Dante y la filoso/ia, muestra como, en La DIVino Comedia,«un personaje conserva mora realldad rustorlca cuanta exige la fun-cion reprcsemativa que Dante Ie asigtJa».14 Tallibertad al manejardatos facticos, historicos, parece solo ser reconocida a los poetas y. silos no poetas se la permiten, los acadenucos los acusaran de arbitra-riedad 0 de alga peor. Aun asi, con justificaeion 0 sin ella, esto preci-samenre viene a ser 10 rnlsmo que la ampliamente aceptada costum-bre de CODSUUir«tipos ideales»; pues Ia gran ventaja del cipo idealraruca jusramente en que no se uata de una abstraccion personifica-da, a Ia que se Ie auihuye algiin sentido alegorieo, sino de haber sidoelegido entre la masa de seres vivos, en el pasado a en el presente, porposeer un significado representativo en la realidad, el cual, para po-der rcvelarse enteramente, solo necesita ser purificado. Gilson da

14. E. GILSON, Donie ella philosophze,Nueva York. J949-1963. pag. 267.

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120 HANNAtl ARENDT

euenta de c6mo opera esta pUl'iftcacion en su discusion del papelasignado por Dame a Tomas de Aquino en La Divina Comedic. En elCanto X del «Paradiso», Tomas glorifica a Siger de Brabante, que hasido condenado por herejia y al cual «e1Tomas de Aquino hist6ricojam as babrla osado alabar del modo en que Dante 10 lleva a hacerlo»,porque aquel hubiera rechazado «llevar la distinci6n entre filosofia yrcologla hasra el punco de lIegar Coo.) al radical separatismo que Dan-te tenia en mente». Para Dante, Tomas hubiera side «privado del de-recho a simbolizar, en La Diuma Comedia. la sabiduria dominicana dela fc», un derecho al cual, desde rodos los demas puntos de vista, eIpodia reclamar. Fue, como muestra magistralmente Gilson, aqueUa«pane de su imagen, que (incluso Tomas) tenia que dejar a las pucr-tas del Paradiso antes de poder entrar»." Hay muchos rasgos del S6-crates de Jenofontc, cuya credibilidad hist6rica esui fuera de duda,que Socrates hubiern debido dejar a las puertas del Paradiso si Dante

10 hubiera qucrido utilizar.La primcra cosa que nos sorprende de los di3logos socnlticos de

Platon es que son aporeticos. La argumentaci6n no conduce a ningu-na parte 0 discurre en drculos. Para saber que es la justicia, hay quesaber que cs el conocimicnto y, para saber esto, hay que tener una 110-

cion previa, no pucsta en cuestion, del conocimiento (esto en el Tee-leto y en cl Cdrmicies). Par eUo «no Ie es posible a nadie buscar ni 10que sabe ni 10 que no sabc ... Pues ni podria bus car 10 que sabe pues-to que y~\10 sabe, y no hay necesidad alguna entonces de busqueda, oilarnpoCO 10 que no sabc, puesto que, en tal caso, ni sabe 10 que ha debuscao> (Menon, 80).0 en el EUll/r6n: para ser piadoso debo saber 10que es la piedad. Piadosas son las cosas que placen a los dioses; pero(son piadosas porque placen a los dioses 0 placen a los dioses porqueson piadosas? Ninguno de los argumentos,logoi, se mantiene sicrnpreen pie, son circulares; S6crates, al hacer preguntas cuyas respuestllsdesconoce,las pone en m~miento:v. una vez que t6Senunciados hanrealizado un errculo completo, habitualmente es S6crates quien ani-mO'S'amcnte propone cmpezar de nuevo y buscar que son1a justicia,la

piedad, el conocimiento 0 1a fe1icidad.El hecho es que estoS primeros dialogos tratan de conceptos co-

tidianos, muy simples, como aquellos que surgen siempre que se abre

15. Ibid., plig. 273. PaNl toOAto discusi6n del pasaje, vbmse pugs. 270 Ysigs.

si, I'EN5AR Y LAS REPu:.XIONBS MORALES 121

In boca 0 que se empieza a hablar, La introduccion acosrumbra sercomo sigue: todo el mundo sabe que bRYgenre feliz, actos justos,hombres valerosos, cosas bellas que mirar y admirar; el problema em-pieza con nuestro uso de los nombres, presumiblemenre derivados delos adjetivos que vamos aplicando a casos particulates a rnedida quese nos aparecen iuemos un hombre feliz, percibimos una accion vale-rosa 0 la decision justa), esto es, con palabras como felicidad, valor,justicia, etc., que hoy denominamos conceptos y a los que Solon de-nomin6la «rnedida invisible» iapbanes me/ron), 10 mas dificil de com-prender, pero que posee los limites de todas las cosas," y que Pia-ton algo dcspues Ilamo ideas, percep(ibles solo a los ojos del espiritu.Estas palabras, usadas para agrupar cualidades y eventos visibles ymanifiestos y que, no obstante, estan relacionadas con algo invisible,son inseparabJes de nuestro lenguaje coddiano y, sin embargo, no po-demos dar cuenta de dlas; cuando lratamos de deflnirlas, se vuelvencsquivas; cuando bablamos de su significado, nada se manticnc yaHjo, [odo empieza a ponerse en movimiento. ASI, en lugar de rcpenr10 que aprendimos de AristoteJes, que S6crates fue quien descubri6el «conceplt)>>, deberfamos prcgW1tarnos que bizo S6crates cuando10 descubri6. Porque, evidcmemente, estas palabras fOl'maban partedel lenguaje griego antes de que intentara forzar a los atenicnses y a sfm.ismo <l dar cuenca de 10 que querian Jecir cuando las pronundaban,con la [irme cODvicci6n de que ning{m dlscurso seda posible sin elias.

Esta convicci6n se ba convertido en discutible. Nuestro conoci-mic.nto de Jas denominndas lenguas primitivas nos ha ensefiado 4UC cIhecho de agrupar juncos muchos particulares bajo un nombre unicono es en absoluto algo Datural, dado que cstas lenguas, cuyo vocabu-lario cs a menudo mtlcho mas rico que el nuestro, carecen de talesnombres abstractos incluso si estan rclacionados con objctos clara-mente visiblcs. Para simplificar, tomemos un nombre que ya nos suc-na abstracto. Podemos emplear la palabra casa para un gran numerode objetos -para la choza de adobe de una tribu, para el palacio deun rey, In clsa de campo de un habitante de la ciudad 0 un aparta-memo en la ciudad- pero dificilmente la podemos usar para lasliendas de algunos o6madas. La casa, en sf misma y por sl misma, autokath'auto, que nos hace US3J" la palabra para todas estns construcciones

16. DieHL, fr, 16.

I,

1111111

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122llAt'lNAli ARENDT

particularcs Y muy dlferentes. no la vemos nunca, ni por los ojos ddcuerpo ni por los del espiritu; cad a casa imaginada, aunque sea la masabstracta, que tcnga 10 minimo indispensable para hacerla reconod-ble, es ya una casa porticular. Esta otra casa, en S1misma y por 51misma,de la que debemos rener una nocl6n para reconocer las construccio-nes particulares como casas, ha sido expJicada de formes muy diversasy ha recibido djsrintos nombres a 10 largo de In historia de la Iilosolla:de esta no nos ocuparcmos aqui, aunque presente men os problemaspara ser deftnida que palabras como /elicidad 0 juslicia La cuesri6nradka en que implica algo considerablemente menos tangible que Iiicstructurll percibida por nuestrOS ojos. Implica que «aloja a algwen»y cs «habirada» como ninguna tienda, colocada hoy y desmontadamanana, puecle alojar 0 servir de morada. La palabra casa, la «med.da invisible» de Solon, «que posee los limites de todas las cos as» refeddas a 10 que se habita, es una palabra que no puede existir a menos que presuponga una reflexion acerca del ser alojado, habitar.(ener un hogar. Como palabra, casa es una abreviatura para todas cstaS cosas, un tipo de abreviatura sin la cual el pensamiento y su CII

racteristica rapidez --<mipido como un pensamiento» como suclcdecirse- no serfa posible en ~lbsoluco. La patabra casa es a/go semtjallte a un pem'amiento cOI'lgetado que el pensar debe descongeLar. dcsbela!', por as! decirlo, siempre que quiera averiguar Stl sentido ori~inal. En la mosona medieval, este tipo de pensamiento se denominnmeditaci6n, que debe sec entendida de forma distinta de la concemplaci6n e incluso opuesla a ella. En cualqcier caso, este ripo de meditacion reflcxiva no produce definiciones y, eo este seolido, tampoeoresultado alguno. Sin embargo, t!S posible que quiencs, por cualqtlirorraz6n, hayan reflex ion ado sobre el significado de 1apalabra casa, pucdan haccr las suyas un poco mejores -a pesar de que no puedc decirse que sea necesariamente asi y ciertamente no sin tener una con.ciencia clara de que se de uoa rdaci6n causa-efecto-. La meditaclonno es 10mismo que la deliberacion, que, de hecbo, se supone que aniba en resultados tangibles; y la mewtacion no persigue la delihcr.

I cion, si bien a veces, y no siempre. se transforma en ella.Generalmente se ha rucho que Socrates crcia en la posibilidad

ensenar Lavirtud y, en realidad, parece haber sostenido que hablarpensar ace rca de Lapicdad, de La justicitl, del valor, etc. permitia uhombres convertirse en mas piadosos, mas justOS, mas valeroso:;,

i

EL PR'NSI\R Y LAS REFLf!.XIONES MORALBS 123

W cluso sin proporcionar dc£iniciones ni valores para dirigir SlI [utura, conducta. Lo que Socrates crela realmente sobre tales asuntos puedeser ilustrado mejor a Cravesde los slmiles que se aplico a sl mismo. Sellamo cabano y comadrona, y, segun Platen, alguien 10 califico de«torpedo», un pez que paraliza y enturnece por contacto: una analo-gia cuya adecuacion Socrates reconoci6 a condicion de que se cntcn-diera que «el torpedo, estando eJ entorpecido, hace al mismo tiempoque los dermis se entorpezcan. En efecto, no es que, no teniendo yo problemas, los genere en los demas, sino que, estando yo totalmente im-hwdo de problemas, rambiea hago que 10 esten los demas»,17 10 cualresume nitidamcote la lullca forma en la que el pensamlento puede seccnseiiado; aparre del heebo de que SOCrates, como repetidamentedijo. no cnsefiaba nada por la sencilla 1'az6n de que no tenia nada queenseiiar: era «esteril» como las comadronas griegas que habian sobre-pasado ya la edad de la fecunrudad. (Puesto que no tenIa nada que en-senar. ni ninguna verdad que ottecer, fue acusado de no revelar jamassu opinion personaJ [gnome]. como sabemos por Jenofonte, que 10 de-fcnru6 de esta acusacion.) IR Parece que, a diferencia de los pensadoresprofesionales, sinti6 el impulso de investi.gar si sus igllales compardansus perplejidades, un impulso basrante distinto de Is inclinacion a des-tifrar enigmas para demostnirselos a los oeros.

Considel'emos brevemente estos tres similes. Primero. Socrates esun tabano: sabe como aguijonear a los ciudadanos que, sin el, «conti·nuarian dlll'miendo para el resto de sus vidas». a menos que alguienmas viniera a despertarlos de nuevo. <.Y para que los agllijoncaba?Para pensar, para que examinaran sus asuntos, actividad sin la cuallavida, en su opicion. no solo valdria poco sino que ni siquicra seria au-tcmica vida.19

Segundo, Socrates es una comadrona. Yaqui nace una triple im-plicacion: Ia «esterilidad» de la que ya he habJado, su expcriencia en\aber librar a otros de sus pensamienros, esto cs, de las implicaciones

Inll

17 MI''fIon.8018. Ml!l1Iorabilto. IV, vi 15 y IV. jv 9.19. En esle como en ouos aspeClOS. S<icmles nonna en 10Apologia Ca.~110 comrll-

Iitl II 10 que Plulon Ie hllce decir en la «apologfa mejocloldll» del Fcdim. en cl primer,.I~O.S6cr~tcs explico por que debe vivir e lOodentulmcrue por que no Ierne I.l rnuerte."'pcsllr de que IIIvidn Ie es «tan cara»; en el segundo caso. Indo el enfa.,i& girlllllrcdedor1."10onero~o que Ie resulta vivir y por que esln 19n comento de mOTlr.

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124HANNAH ARENDT

de sus opiniones, y la (unci6n propia de la comadrona griega de deci-dir acerca de si la criatura cstaba mas 0 menos adaptada para vivir 0,para usar ellenguaje sowitico, era un mere «huevo esteril» del cualera necesario liberar a la madre. En este contexto solo interesao lasdos ultimas implicaciones. Ya que, atendiendo a los diru.ogos socra-ticos, no hay nadie entre los intcrlocutores de Socrates que hayaexpresado un pensamiento que no fuera un «cmbrion esteril». Socra-tes hace aqui 10 que Platen, pensando en el, diio de los sofistas: hayque purgar a la gente de sus «opiniones» -es decir, de aqllellos prejuicios no ana.H'lados que lcs impiden pensar• sugiriendo que conoce-mos, donue nO solo no conocemos sino que no poderoos conoc

cr-

y, al proporcionarles su verdad,20 los ayuda a librarse de 10malo -susopiniones- sin haeerlos buenos, como decia Platon.

Tercero, Socrates, sabiendo que no conocemos, pero poco dis-puesto a quedarse ahi, permanece firme eo sus perplejidades y, comocl torpedo, paraliza con el a cuantoS toea. El torpedo, a prirn

eravis-

ta, parece 10 opuesto al wbano; paraliza alii doode el tabano aguijonea. Pero 10 que desdc fuera, desde el curso ordinario de los asuntoShumanos, s610 puede ser vi.'1tocomo paralisis, es percibido como clestadio mas allO del estar vivo. A pesar de la escasez de evidencia documental para la experiencia del pensamiento, a 10largo de los siglo~ha habido un eierto numero de manifestaciones de pensadores queasi to confirman. El mismo Socrates, consdente de que el pensamicnto lienc que ver con 10 invisible Y que el mismo es invisible, Y quecarece de las manifestaciones extemas propias de otras actividades,parece que usa la meta£ora del vicnto para referirse a el: (Los vientosen si mismos no se ven, aunque rnani.£iestoSestan para nosotros losefectOS que producen y los sentimos cuando nos llegan»21 (\a mismllmetafora es uulizada en ocasiooes por Heidegger, quien habia tambien de la «tcmpestad del pensarniento»).En el contexto en que Jenofonte, siempre ansioso por defender ,,1maestrO contra acusadones Y argumentoS vulgares, se refiere a esta mctafora, no tiene mucho sentido. Con todo, el mismo indica que lasmanifestaciones del viento invisible del pensanllento son aque1los conceptoS, virtudes y (Nalores» que SOcrates examinaba criticamente. F.I

20. EI sCJ/ista. 258.21. Jenofonte. op cit .. 1\1. iii. 14.

125EL I'£NSAR Y LAS REfL£X10NES MORAl.llS

problema -y la razon por la que un misrno hombre puede ser en ten-dido y entenderse a S1 mismo como tabano y como pez torpedo- esque esre mismo viento, cuando se levanta, tiene la peculiaridad de Ue-varse consigo sus propias manifestaciones previas. En su propia natu-raleza se halla el deshacer, descongelar, por asi decirlo, 10 que el len-guajc, cl medic del pensarniento, ha congelado en el pensamicnto:palabras (conceptos, frases, definiciones, doctrines), cuya «debilidad»e inflexibilidad Platen den uncia tan esplcndidamente en la Carla Sep-tima. La consccuencia de esta peculiaridad es que el pensamicnro tie-ne inevirablemente un cfccro destructivo; socava todos los critcrios cs-tablecidos, todos los valores y pautas del bien y del mal, en suma, LOdoslos habitos y reglas de conducta que son objeto de 1amoral y de la eri-ca. Estos pensamienros congelados, parece decir Socrates, son tan cO-modos que podemos valernos de eUos mientras dormimos; pero si eIviemo del pensamiento, que ahora soplare en vosotros, os saca del sue-no y os deja totalmente despienos y vivos. entonces os dareis cuenta deque nada os queda en las manos sino perplejidades, y que 10 maximoq_uepodeis bacer es compartirlas unos con los olros.

De ahf que Ia panilisis provocada por cl pcnsam.icnto sea doble:

,

es pcopia del detente y piensa, Ja interrupdon de cuaJquier Olca acti-vidad, y puede tener un efccto paralizador cllando salimos de eI ba-bicndo perdido la seguridad de ]0 que nos habfa pllrccido fuera detoda duda mientras cstabamos irreflexivamente oCLIpados haciendoalguna cosa. Si nuestra accion consjstla en aplicar reglas generales de"Conducta a casos particulares como los que surgen en Jllvida cotidia-na, entonces nos enconrramos ahora paralizados pOl'quc ninguna decstas reglas puedc hacer frente al vicmo del pensamienro. Para usaruna vez que mas el ejemplo del pensamiento congelado inherente enIn palabra caso, una vez se ha re£lcxionado aeerca de su sentido iro-plicito -habitar, tener un hogar, ser alojado- no se esta ya dispues-to a aceptar como casa propia 10 que la moda del momenta prescri-ba; pero esto no garantiza de ning(m modo que seamos capaces dedar con una solucion aceptable para nuestros propios problemas devivienda. Podrfamos estar paralizados.

Esto conduce al Ultimo y quizas a1mayor riesgo de esta empresapcligrosa y carenre de resultados. En e1 cfrcuJo de Socrates habra hom-bres como Alcibiades 0 Critias -y Dios sabe bien que no eran, conmucho, los peores de los denoroinados pupilos-, que resultaron ser

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J26 HANNA'l'1 ARENDT

una aurentica amenaza para la polis, y ello no tanto por haber sido pa-ralizados por el pez torpedo sino, por el contrario, por haber sidoaguijoneados por el tab ana. Fueron despertados al cinisrno y a la vidalicenciosa. Insatisfechos porque se les habla enseiiado a pensar sin.en-sefiarles una doctrina, carnbiaron la falta de resultados del pensar re-£I.exivosocratico en resultados negativos: si no podemos definir que esla piedad, seamos impios, 10 cual es claramente 10 opuesto de 10 queSocrates esperaba conseguir hablando de Ja piedad.

La busqueda del sentido, que sin desfallccer disuelve y examinade nuevo todas las teorlas y reglas aceptadas, puede en cualquicrmomenta volverse contra 51 mismo, por as! decirlo, y producir unainversion en los antiguos valores y declararlos como «nuevos valo-res». Esto, hasta cierto punto, es 10 que Nietzsche hizo cuando in-viJ;ti6 eJ platonismo, olvidando que un Platon invercido todavla esPlaton, 0 10 que hizo Marx cuando dio la vucita a Hegel, producien.do eo eSle proceso un sistema estrictamente hegeliano de la histoda.Ta]es resultados negativos de.1 pensamieoto seran posteriormenteusados durante el sueno, con la misma rutina irreflexiva que los an·tiguos valores; en e.l momento en que son aplicados en e1 dominio delos asuntos humanos, es como si ounca hubiel'an pasado por e1 pro·ceso de peosamiento. Lo que comunmente denominamos nihilismo-sentimos la tentacion de datarlo bistoricamente, de despreciarlopollticamente y de adscribirlo a pensadores sospechosos de haberseocupado de «l'ensatnienros peligrosos»- en reaUdad es un peligcoinherente a la acrividad misma de pensar. No hay pensamientos pe-Ugrosos; el mismo pensar es pciigroso; pero d nihilismo no es su reosuLtado. El nihilismo no es mas que la otta cara del convencionalis·rno; su credo consiste en La negacion de los valores vigentesdeoominados positivos, a los que permanece vinculado. Todo exa-men C!ttico debe pasar, al menos hipoteticamenre, POl' un estadioque niegue los «valores» y las opinlones aceptadas buscando sus im-plicaciones y supuestos tacitos, y en esre sentido el nihilismo pueclesel' visto como el peligro siempre presente del pensamicnto. Peroeste riesgo no emerge de la convicci6n socratica de que una vida sinexamen no riene objcto vivirla, sino, poc el contrario, del deseo deencontrar resultados que hicieran innecesario seguir peosando. Elpensar es jgualmente peligroso para rodas Jas creencias y, por s.lmis-mo, no pone en marcha ninguna nueva.

EL PENSAR Y LAS REPLEXIONES MORALES 127

Sin embargo, el no pensar, que parece un esrado tan recomenda-ble para los asuntos politicos y rnorales, tiene tarnbien sus peligros, Alsustraet a la gente de Lospeligros del examen cririco, se les ensefia aadherirse inmediatarnente a cualquiera de las reglas de conducta vi·gentes en una sociedad dada y en un momenta dado. Se habinian en-ranees rnenos a1 contenido de las reglas -un examen detenido deelias los Uevaria siernpre a la perplejidad- que a la posesion de reglasbajo las cuales subsurnir particulates. En otras palabras, se acostum-bran a no tamar nunca decisiones. Alguien que quisiera, por cual-quier razon 0 prop6sito, abolir los viejos <<valores»0 virtudes, no en·cOlltrarla dificultad aJguna, siempre que ofreciera un nuevo codigo, yno necesitaria ni fuerza ni persuasion -tam poco ninguna prueba dela superioridad de los nuevos valores respecto a los viejos- para im·ponerlos. Cuartto mas firmeD1ente los hombres se aferren al viejo co-digo, tanto mas ansiosos estanin pOl' asimilar e] nuevo; la facilidadcon la que, en determinadas circunstancias, tales inversiones puedenTener lugar, sugiere realmente que, cuando ocurreo, todo el mundoesta dormido. Nuestro siglo nos ha dado alguna experiencia en estascuestiones: 10 fkil q~e a los gobernantes totalitarios les result6 inver-tir las oormas morales basicas de la moralidad occidental -«No ma-[aras» en el caso de 1aAlemania hitleriana, «No levan ranis falsos tes-tlmonios contra tuS semejantes» en eI caso de 1"Rusia estalinista.

Volvamos a Socrates. Los arenienses Ie dijeron que pensar erasubversivo, que el viento del pensamiento era un huracan que barreLodos Jos signos esrablecidos por los que los hombres se orienran enel mundo; trae desorden a las ciudades y confunde a los ciudadanos,especialmente a los j6venes. Y aunque Socrates mega que eI pensa-miento corrompa, no pretende que mejore a nadie, y, a pesar de quededara que «todavfa no as ha surgido mayor bien en la ciudad que miservicio», no pretende haber empezado su carrera como filosofo paraconvertirse en un gran benefactor. Si «una vida sin examen no tieneobjeto vivirla»,22 el pensar acompaiia al vivir cuando se ocupa de coo-ceptos tales como justicia, felicidad, templanza, placer, can palabrasque design an cosas invisibles y que ellenguaje nos ha ofrecido paraexpresar eI seotido de todo 10 que ocurre en la vida y que nos sucedemientras estamos vivos.

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22. ApO[Og;ll, 30 y 38.

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t28 HANNAH AReNDT

Socrates llama a esta busqueda de sentido eros, un tipo de arnotque ante todo cs LU19 neccsidad -desea 10 que no ciene- y que es clunieo terna en el que pretende ser un experto." Los hombres esninenamorados de la sabiduria y filosofia (pht'losophein) porquc no SOil

sabios, del mismo modo que estrin enamorados de la belleza y «hacencos as bellas» por as! dccir (philokalein, como 10 llam6 Pericles)" porque no son bellos. El arnor, al desear 10 que no tiene, establece una rclaci6n con ello. Para poder exteriorizar esta relacion, para hacerl ••aparecer, los hombres hablan acerca de ella de la misma manera queun cnamorado quicrc habJar de su amado.21 Puesto que la busquedJes un tipo de de amor y de deseo, los objeros de pensamienlo s61"pueden ser cosas dignas de amor: la belleza, la sabiduria, la juscicill.etc. La fcaldad y el mal estan excluidos por deflDici6n de la empresadel pensar, aunque pueden aparecer a veces como deficiencias, comofalta de belleza, La injusticia, y cl mal (kakia) como la ausencia tilbien. ESlO slgnifiea que no tienen rakes propias, oi esencia en la qUl'd pensamienro se pueda aferrar. El mal no puede ser hecho volunlllriamente par su «status onro16gico», como diriamos actualmentc.consiste en una allsencia, en algo que no es. Si el pensar disuelve Iusconceptos normales. positivos en su sentido original. entonces dlsuclve tambien estos conceptos negativos en su original csrenda (ksignificado. cn Ie nada. Esta no es en absoluto unicamente la opini6nde S6crates; que elmal cs mera privacion, negacion 0 exccEci6n de IIIregla cs casi In opinion umlnime de (Odos los pensadores. b (EI errolmas conspicuo y peligroso de In proposicion, tan antigua como Plut6n, «Nadie hace el mal voluntariamente», es la conclusion que implica: «Todo cl mundo quiere haccr cI bien». La triste verdad de ]acuestion es que In mayorfa de las veces el mal es hecho por genre que:nunca se habin planteado sec buena 0 mala.)

~A donde nos Ueva todo esto con respecto a nuestro problema

23. LISIJ, 204 b c24 En c:I di\('ul"lo fltnt'bre, TucfoloP"~ ll, 4025. Banqllt'll'. 177.26. Citarc: lIqui solo d pumo de vista de Dem6crito. porque era contcmponlne<i

de Socrates. Entendi6 10 palabTa,lcgoI. como la «sombra» de 139cd6n.la sombra permile distlnguir Ins cosas reales de las meras spariencias; «hay que evilaf habJar de IllSmalas acetones», priviindolus. pOT a.~idecirlo. de lOU sombra. de su manifestadon (vean·se Ius fragmentos 145 y 190). IgnornT d mal 10 lransfonnar:i en mer.t aparienciu.

81. PENSAR Y LAS Rll(lLBXION.IlS MORALes 129

incapacidad 0 rechazo de pensar y capacidad de hacer cl mal? Con-c1uimos que solo la genre inspirada por esre eros, este arnor dcscosode sabiduria, belJeza y justicia, es capaz de pensamiento -csto es,nos quedarnos can la «naruraleza noble» de Platon como un requisi-to para cI pensamicnto-. Y esto era precisamente 10 que no pcrse-gulamos cuando planteabamos la cuestion ace rca de si la actividad depensar, su misma expresion -como distinta de Lascualidades que lanaruraleza yel alma del hombre puedan poscer y no relative a cllas-condiciona al hombre de tal manera que cs incapaz de hacerlo.

III

Entre Jas pocas afirmaciones de Socrates, este amante de las per-plcjidades, hay dos, estrechamente conectaclas entre si, que tienen quevcr con nuestra cuesti6n. Ambas aparecen en el Gorgias, el diruogo so-bre 10 retorica. cI arte dc dirigirse a la multitud y de persuadirla. ElGorgiaJ no pcrtenece a los primeros diruogos socr~hicos; fue cscritopoco despues de que Platon se convirtieea en la eabeza de la Acade-mia. Ademas, parcce que su propio tema se refrere a una forma de dis-Curso que pcrdeda todo su sentido si fuera aporetico. Ya pesar de clio,este diitlogo sigllc siendo aporetico; soJo los 61timos dia.!ogos de Pia-ton, de los que Socrates ha desapareddo 0 ya no es cl cemro de 10 dis-cusion. han perdido totaLmente esta cualidad. El Gorgia.l', como 10 Re-publica. conduye con uno de los mitos platonicos sobre otra vida derecompensas y castigos que aparcntemenlC, y esto es ir6nico, rcsuelvenlodas las dificultades. La serieclad de estos mitos es purnmente politi-en; consiste en su estar dirigidos a la multitud. Estos mitos, dcrtameLl-te no socniticos. son importantes debido a quc contienen, aunque enforma no filosofiea, el reconodmiento de Platon de quc los hombrespueden haeer y cometer d mal volunlariamcote, y, aUn mas importan-te, Ia admision implicita de que el, igual que Socrates, no sabia que ha-cer en cl plano filos6.fico con este becho perrurbador. Podemos no sa-ber si Socrates crda que la ignoranda causa el mal y que Ia virtudpuede ser ensei'iacla; pero S1 sabemos que Platon pens6 que era mas sa-bio apoyarse en amenazas.

La dos afil'macioncs socraticas son las siguientes, La pn'mera: «co-meter injusticia es peor que recibirla»; a 10 que Calicles, el interJocu-

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1.30 HANNAH ARI!NOT

tor en el didlogo, replica que toda G recia hubiera contcstado: «Ni SI

quiera esta desgracia, sufrir la injusncia, es propia de un hombre, sinode algun csdavo para quien cs prcferible morir a seguir viviendo yquien, aunquc reciba un dana y sea ultrajado, no es capaz de defenderse a SI mismo ni a otro por el que se interesex (474). La segundo'«es mejor que mi lira este desafinada y que desenrone de rni, e igualmente el coro que yo dirija, y que muchos hombres no csten de acuerdo conrrugo y me contradigan, antes de que yo, que no soy mds qUl

uno, esre en desacuerdo conmigo mismo yme com.radiga». Lo que ptovoca que Calleles <.ligaa Socrates que «en Jas convcrsaciones te comporta..~fogosamentc, como un verdadero orador popular», y que sen ..mejor panl e.t y para los dcmas que dejara de fiJosofar (482).

Y, como veremos. aqui tiene razon. Fue 13 pro pia mosona. 0meJor la expcriencia del pensamiento, 10 que condujo a S6crates a haccrestas afirmaciones --a~lOque, natliraLnentc. cJ no emprendi6 su prop6sito para Uegar a ellas-. Seria, creo, un grave error entenderlas comllresultado de alguna meditacion sobre la moralidad; sin duda son intuiciones, pero intllicioncs debidns t-l la expcriencia, y, en la medidncn que el propio proceso dcJ pensamiento estuviera implicado soo, a10mas, ocasiooales subproductos.

Tenemos dWcliltades para comprender 10 pArad6jico que debrasonar la primera afirmacion en el momento de ser formuJada; des-pues de miles de anos de IIS0y abuso, suena como un moralismo sinvalor. Y la mejor demostraci6n de 10 dificil que cs, p~l('alas mentesmodernns, entender III fuerza de la segunda es el hecho de que sus palabras clave de que «no siendo mas que UIIO. seria peor para mt eSl:lfen desacuerdo conmigo mismo que d que mllcbos hombres no estende acuerdo conmigo y me concraJigam>, (recuentcmente SOI1 uejadasfuera de las traducciones. La primera es una afirmacion subjetiv8.que signlfica que cs mejor para flit sufrir el maJ que hacerJo y cs con-tradicha por 1a afirmaci6n opueSla, iguaJrncme subJetiva que, por supuesto, suena mllcho mas plausible. Si tuvicramos que consJderar es-las atirmaciones desde cl puntO de vista Jel mundo, como algodistinto de la ue los dos inter]oeutores, debedamos decir: Jo quecuenta es que se ha cometido una injusticla; es irrelevance quien tSmejor, si quien comete la injusticia 0 quien In sufre. Como ciudadanosJebemos evilar que se comera injuslicia puesto que esta en d mundoque todos companimos, tanto quien comete injusricia como quien la

EL P£NSAR Y LAS R.P.PL£X10NES MORALES

sufre y el espectador: la Ciudad ha sufrido injusticia. (Es por ello quenuestros codigos juridicos distinguen entre crimenes, en los que elproceso es preceptive, y transgresiones, en las que solo son lesiona-dos individuos particulares que pueden dcsear 0 no ir a juicio. En elcaso de un crimen, los estados mentales subjetivos de los irnplicadosson irrelevanrcs -qu.ien 10 sufri6 puede estar dispuesto a perdonar yquien 10cometio puede estar totalmenre arrepenndo=- porque es Incomunidad como un todo la que ha sido atacada.)

En Olras palabras, Socrates no habla aquf como un ciudaclano,que se supone que se preocupa mas Jel mundo que de sf mismo. Escomo si dijera a Calides: si tU fueras como yo, amante de la sabiduriay necesitado de rctlexion, y si el munclo fuel'S como rulo pintas -cli-vidido en [uertes y debiles, donde <Jos fucrtes haecn 10 que pueden ylos debUes sutten 10que deben» (Tuddides)- de modo que no exis-liera o[ra alternativa mas que haccr 0 suErir.la injllst..icia, entonees es-tarias de acuel'Jo conmigo en que es mejor sufrirla que hacerla. Lapresuposicion cs: si pensaras, si ttl estuvieras de acuerdo en que «unavida sin cxan1en no tienc objeto vivirla».

Que yo sepa s610 exisle otro pasaje en In Literntura griega que, casicon las mismas palabras, wce 10 que S6crates dijo. «El que comete in·justicia cs mas infdiz (kakodaimotlcsteros ) que el que la sufre» se leeen uno de los [ragmenros de Dem6crito (B 45), cI gran adversario deParmcnides y que, probablemente por esro, nuncs fue mcncionadopor Plnlon. La coincidcnda es digna de ser notada. pues Dem6crito,a difcrencia de S6crates, no estaba particularmente interesado en losasuntos humanos sino que parece habcrse interesado profundamentc en la expcriencia del pensamiento. «EI pensamiento (logos}», dljo,facilmcnte hace abstinencia porque «estil habituado a lograr cl con-tento fuera de Sl» (B 146). Se diri9 que 10 que esuibamos tentaclos acntender como una proposici6n puramcnte moral surge, en realidad, dela experiencia del pensamiento como tal.

Y csto nos Beva a ]a segunJa afumaci6n, que es cl requisito de laprimera. Esta es tambien altamente parad6jica. S6crates habla de seruno y, por ello, de ser incapaz de correr cl desgo de no estilr en ar-monla consigo mismo. Pero nada que sea identico consigo mlsmo,real y absolutamente tWO, como A es A, puede estar 0 dejar de estarcn armonia consjgo mismo; siempre se necesitan al menos dos tOnospara producir un sonido arm6nico. Ciertamen(e, cuando aparezco y

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132 HANNAII ARENDT

soy vista por los dermis, yo soy una; de otro modo no se me rcconoceria. Y mientras estoy junto a los otros, apenas consciente de mimis-rna, soy tal como aparezco a los demas. Uamamos consciousness (literalrnente «conocer consigo mismo») al hecho curiosa de que, ellcierto sentido, tambien soy para ml rnisrna, a pcsar de que dificilmente me aparezco Ii mi, 10 cual indica que el «no soy mas que uno»socratico cs mas problems rico de 10 que parcce; no solo soy para losotros sino tarnbien para mi misma, y, en este ultimo caso, claramentcno soy solo una. En mi unicidad se inserta una diferencia.

Conocernos esta dife.rencia bajo otros aspectos. Todo 10 que existe entre una pluralidad de cosas no es simplemente 10 que es, en 511

idenlidad, sino que es tambien difercute de las otras cosas; este ser diferente es propio de su misma naturaleza. Cuando uatamos de afcrrarlo con d pensamiento, queriendo definirlo, debemos romar encuenta esta alteridad (alteritas) 0 diferenda. Cuando decimos 10 quees una cosa, decimos tambien 10 que no es; cada determinacion es negacion, como sosticne SpinOZIl. Referida solo a SI misma es idenrica(auto [por ej. hekastonl heauto lauton: cada uno igual a sf mismo),27 yrodo 10 que podemos decir acerca de ella en su clara identidad cs:Una rosa es una rosa es una rosa.2K Pero eSte no es exactamente elcaso si yo en mi identidad (<<nosoy mas que uno») me referiero a mlmismo. Esta cosa curiosa que yo soy no necesita de pluralidad paracstablecer 10 diferencia; lleva dentro de SI 18 diferencia cuando dice«Yo soy yo». Mientras soy consciente, esto es, consciente de mi mis-mo, soy identico conmigo mismo s6lo para oUos para quienes apa-rezco como uno e identico. Para mf mismo, cuanoo articulo este serconsciente de mr mismo, soy inevitablememe dos en unO y csta es 10raz6n par la que la tan en boga bLlsqueda de la identidad es vanu ynuestro actual crisis de identidad solo podria ser resuelta con la per-dido de la conciencia. La conciencia humana sugiere que la difcren-cia y la alteridad, que son caracteristicas importantes del mundo delas apariencias tal como es dado al hombre como su habitat entre unapluralidad de cosas, son tam bien las autenticas condiciones para lacxistencia del ego humano. Pues este ego, el yo soy yo, experimen-

27. S()fiSIt1, 2~4 d. Vcase M. fh.lDEGGPR, ldmtllill l/tld Dl//t'renz, trod. inglcslI,Nueva York, 1%9, pailS. 23-4l.

28. La cllll portenece n The World is rofmd. de Gertrude Stein. (N. de In (.)

EL l'ENSAR Y .LAS RBPLEXIONES MORALES

ta 19 diferencia en la identidad precisamente cuando no est3 rclacio-nado can las cosas que aparecen sino solo consigo mismo. Sin estaescision original, que Platen mas tarde utilize en su definicion delpensamiento como el dialogo silencioso (eme emauto) entre yo y mimisrno, el dos en uno, que Socrates presupone en su afirmacion acer-ca de la armenia consigo mismo, no seria posible." La conciencia noes 10 mismo que el pensar; pero sin ella el pensamiento seria imposi-ble. La que el pensamiento en su proceso actualiza es la diferenciaque se da en la conciencia.

Para Socrates este dos en uno significaba sirnplernente que, si sequeria pensar, debia procurarse que los dos participantes del dicilogoestuvieran en bucna forma, fueran amigos. Es mejor sufrir la injusti-cia que bacerla porque se puedc seguir siendo amigo de la vktima;,quien qllerria sec amigo de un asesino y tener que convivir can el?Ni siquiera un asesino. (Que dase de dialogo se podrla mantener coneJ? Precisamente el dialogo que Shakespeare bacia mantener a Ricar-do ill consigo mismo, despues de haber comerido un gran nllmerode crimenes:

iQIU! lemo?tA ml mismo? No hay nadic mas aqul: Ricardo quierl!a Ricardo; esto fS, yo soy yo. iHay aqui a/gun afesino? No. Sf, yo /0 soy.En/onces, huye ,Que, de ful mismo? Gran razon, ,por que? Para que nome vengue a 1II1misfllo en ml mismo. Ay, me quiero a 1111mlsmo iParque? ,Pora/gun bien que mehaya hechoa 111;mismotiAh nol iAy, masbiel/ me 0d,0 11 mi mismo por odTosas aCCTonescomettdas por m! ,,,ismo!Soy 1m ru/it1n. Pero, mien/o, nO /0 soy. Loco, hah/a bien de ti rmsmo.Loco, no adult's.lo

Un encuenuo semejante del yo consigo mismo, pero, en compa-radon, no dramarico, manso y casi inofensivo, se puede encontrar enuno de los dialogos socraticos dudosos, eJ Hipias Mayor (que, auoqueno cscrito por Platon, puede dar tambien testimonio autentico de So-crates). AI final del dialogo. Socrates dice a Hipias, que habill mos-uado seI un interlocutor cspedalmenre abstruso, «eres bienaventu-rado», comparandolo a 51 mismo, a quien cuando regresa a casa 10

29 Tee/eto, 189 c y sillS. YSo/istJJ. 263 e.30. Acto V. esccnll W. Trnducci60 de Jose M' Valverde (RiCl1rdo 111 Enrique V),

Planeto, Barcel()na, 1988. ( N. de lilt.)

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134 HANNAH ARENDT

espcra lU1 hombre muy desagradable, «que continuamente me rcfura,es un familiar muy proximo y vive en mi casa» y que apenas oye 1118

opiniones de llipias en boca de Socrates. y Ie pregunta «si no me dAvergi.ienza hablar de ocupaciones bellas y ser refutado rnanifiesia-mente acerca de 10 bello, porque ni siquiera se que es realrnente 10bello» (304).H En otras palabras, cuando Hipias regress a casa sigue siendo uno, y, si bien no pierde la concicncia, tampoco haninada para actualizar la diferencia dentro de sf. Con Socrates, 0, encste caso, con Ricardo Ill, las cosas son distintas, No 5610 se relacionan con los dernas, sino tam bien con eUos mismos. La cuestion aquies que 10 que uno denomina «el Otro hombre» y «la otra conciencia»u.nicamenre esta presente cuando estan solos. Cuando ha pasado IIImedianoche y Ricardo se ha unido de nuevo a la campania de susamigos, entonces

Lo concimcia no ('smIls que una palabra qut! usan /QswbarJes, tde41dJJ por prufll'ra vez para awslar a losIllertes.__12

Yen fin, S6crates, a quien tanto atraia la plaza del mercado, debt:ir a casa, donde estsra solo, en solitud [solitude], para encontrar .1 Sli

otro companero.He el.egido cJ pasaje de Ricardo TIT, porque Shakespeare, aun

usando Is palabra cOf/ciellcia, no la util.iza aqui del modo habitual. LaJengua inglesa lartlo mucho tiempo en distinguir la palabra conscious-ness de comcieltce, yen aJgunas lenguas, por eiemp.lo eI [rances, esta se·paradon no se ha producido nunca. La condencia moral [comdence]tal y como la entendemos en cuestiones morales y legales, se suponcque siempre esta presente en nosotros, igual que la coneiencia delmundo [consCIousness). Y se supone tambien que esta eonciencia mo·ral tiene que deeirnos que haeer y de que tenemos que arrepenrirnos;era Ja voz de Dios ames de convertirse en lumen naturale 0 la razonprattica kantiana. A diferencia de esta condencia, el hombre del quehabla Socrates permanece en casa; el 10 teme, del mismo modo que losasesinos, en Ricardo Ill, temen a su conciencia: como algo que esta au·

31. Trod. de}. Calonge en Dirilogos. Ed. Grcdos, Madrid. 1982, vol!.32. Acro V. csccno 1£(. Trnducci6n dcJose M' Valverde (RIcardo III ElmqUt' V),

Planern. Barcelona. 1988. ( N. del.! [.J

£L PI3NSAR Y LAS R.EJ!LEXlONP.S MORALes 13.5

scnte. La conciencia aparece como un pensarnienro tardio, aquel pen-samicnto ha sido suscitado por un crimen, como en el CaSOdel propioRicardo, 0 pOl' opiniones no sujcras a examen, como en el caso de So.crates, 0 por los ternores anticipados de tales pensamientos rardlos,como en el caso de los asesinos a sueldo en Ricardo Ill. A difercncia deIJ voz de Dios en nosotros 0 el lumen naturale, esra conciencia no noscia preseripciones positivas -incluso el daimonion socrdtico, su vozdivina, solo le dice 10 que 110 debe hacer; en palabras de Shakespeare«obstruye al hombre por doquier con obstdculoss-e-, Lo que un hom-bre teme de esta conciencia es la anticipacion de la presencia de un res-tigo que 10 csta esperando solo st Y cuando vuelve a casa. EI asesino deShakespeare dice: «to do hombre que intenta vivir a gusto [... J procu-ra vivir sin eUo» y esto se cODsigue [acilmente, porque todo 10 que hayque haeer es no tniciar nunea este diaJogo silencioso y solitario que 113-mamos pensar. no regresar nunca a casa y someter las cosas a examen.Esto no es una cuestion de maldad 0 de bODdad, aSl como tam poco selrala de llna cucstion de inteligencia 0 de estupidez. A quieD descono-ec 13 relacion entre yo y mi mismo (en la que examino 10 que digo y 10que hago) no Ie preocupani en absoluto comradecirse a si mismo, y

~esto significa que nunea sera capaz de dar cuenta de 10 que dice 0 hace,1/ a no querra hacerlo; ni Ie preocupara cometer cualYllicr delito, puesto'que pucde estar segura de que sera olvidado en el momento slguicnte.

Peosar, cn su sentiJo no cognitivo y no especializado, conecbidocomo una necesidad natural de la vida humans, como h, aeluallzacionde'ln diferencia dada en la conciencia. no es una prerrogativ!l de unospocos sino una facultad siempre presente en lodo cl mundo; por 10mifmo, Laincapacidad de pensar no es la «prerrogativa» de los quecarecen de palencia cerebral sino una posibiHdad siempre presentepa~a todos - incluidos los cienrificos. investigadores y otros espeds"stas en aruvidades menralcs- de evirar aqueUa relacion consigomismo cuya posibilidad e importancia Socrates fue el prin1ero en des·cubrir. Aquf no nos ocupabamos de la maJdad, a la que la religion yIs Iiteratura han imentado pasar cuentas, sino del mal; no del pccadoy los gran des villanos. que se convirtieron en heroes negativos en la u·tcratura y que habitualmente actuaban por envidia 0 rescntimiento.sino de la persona oormal, no mala, que no tiene cspeciales motivos yque por esta raWn cs capaz de in/inito mal; a difercncia Jel villano,no encuentra nunca su cstastrofe de medianoche.

111111 I

II,

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Para el yo pensante y su experiencia, la con den cia que «por doquier obstruye al hombre con obsraculos» es un efecto lateral. Y siguc siendo un asunto marginal para la sociedad en general exceptoen casos de ernergencia. Ya que el pensar, como tal, beneficia powa la sociedad, mucho menos que la sed de conocimiento en que C!I

usa do como instrurnento para otros prop6sitos. No crea valores, nodescubrira, de una vez por codas, 10que es «el bien», y no confirms.mas bien disuelve, las reglas establecidas de conducta, Su signiflca

)' do politico y moral aflora s610 en aquellos raros rnornenros de la his

(I roria en que «las cosas se desrnoronan: el centro no puede sostenerI se;/ pura queda suelta par el mundo» cuando «los mejores no tiencnconvicci6n, y mientras los peores/ estan Uenos de apasionada intensidad»."

En estos momentos, el pensar deja de ser marginal en las cuestiones politicas. Cuando todo e.1.mundo se deja Ilevar irreflexivamentcpor 10que rodos los demas hacen 0 creen, aquellos que piensan son

f - arrancados de su escondite porque Sli recha~o H participar llama laI atend6n y, por eUo, se convierte en una especie de acci6n. El ele

memo de purgaci6n contenido en el pensamiento, Lamayeurica socd.tica, que saca a la lllz las implicaciones de las opiniones no exami·nadas y por 10 tanto las destruye -valores, docrrinas, teodas cincluso conviccioncs-, es irnplkitamente politico. Pues esta des·trucci6n uene un efecto Iiberador sobre otra facultad humana, Lafacu1tad del juicio, que se puede denominar, con alglin fundamento, lamas politica de las capaddades mentales del hombre. Es la facultadde juzgar particuLares, sin subsu.mirlos bajo reglas generales que se ensenan y se aprenden hasta que se convierten en habitos que puedenser substituidos por otros babitos y reglas.

La facultad de juzgar particulares (descubierta por Kant), In capa-- cidad de decir «esto esta rnal», «esto es bellO», etc., no coincide con la

fscultad de pensar. El pensar opera con 10 invisible, con representa-dones de cosas que estan ausentes; cl juzgar siemprc se ccupa de par-ticulares y cosas que estan a mano. Pero ambos estan interrelacionadosde forma semejante a como se interconectan conciencia moral y concienoa del mundo. Si d pensar, el dos en uno del dialogo silencioso,actualiza La diferencia denteo tie nuestra identidad, dada cn la concien-

32. YMTS, W. S.... The second coming», trad. de Jose M: Valverde. (N. de: III t.)

EL PI!NSAR Y tAS REFLEXlONES MORALES

cia, y por ello produce la conciencia como su subproducto, entonces eljuzgar, el subproducio del efecto liberador del pensar, realiza el pen-samiento, 10 hace manifiesto en el mundo de las apariencias, dondcnunca csroy solo y siempre demasiado ocupado para pensar. La mani-festaci6n del viento del pensar no es el conocimiento; es la capacidadde distinguir 10 bueno de lo malo, 10 bello de 10 feo. Y esto, en los ra-ros mementos en que se ha llegado a un punto critico, puede prevenircatastrofes, al menos para mi.

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