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70 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, abril 2015 LA BATALLA CONTRA EL ÉBOLA El mayor brote hasta la fecha ha conseguido arrancar el desarrollo de dos vacunas y un par de tratamientos esperanzadores Helen Branswell SALUD PÚBLICA

Artículo-3 Ébola

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La batalla con el Ébola

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  • 70 INVESTIGACIN Y CIENCIA, abril 2015

    la batallacontrael bolaEl mayor brote hasta la fecha ha conseguido arrancar el desarrollo de dos vacunas y un par de tratamientos esperanzadoresHelen Branswell

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    blindaje: Trabajadores de un hospital se enfundan el equipo de proteccin antes de entrar en un sala de bola en Monrovia, Liberia.

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    L os investigadores suelen hablar con frecuencia de la carrera que el virus del bola emprende contra la persona infectada. Esta vencer si su siste-ma inmunitario logra derrotar al virus antes de que destruya sus rganos. Una poblacin se impondr si consigue aislar a los primeros infectados an-tes de que la enfermedad se propague. La humanidad ganar la carrera si halla tratamientos y, a la larga, una vacuna antes de que el virus se haga fuerte en las urbes del globo.El virus del bola ha gozado durante aos de una ventaja

    natural. Los brotes eran demasiado reducidos (menos de cien personas) y demasiado efmeros (menos de cinco meses) para ensayar tratamiento alguno. La amenaza se disipaba antes de poder iniciar un estudio clnico con garantas. Los laboratorios farmacuticos y los equipos de investigacin difcilmente po-dan justificar la inversin de dinero en una enfermedad que, por horrible que fuera, ha tardado cuatro dcadas en apuntarse sus primeras 1600 vctimas. Haba otros males que parecan ms preocupantes: el paludismo, la tuberculosis y el VIH mataron en 2013 a ms de tres millones de personas.

    Ese fro cmputo ha cambiado a raz de la inusitada epide-mia de bola que en estos momentos azota frica occidental, la mayor y ms prolongada de la historia. A mediados de enero, el nmero de infectados por el virus en Sierra Leona, Liberia y Guinea ascenda al menos a 21.000 y los muertos superaban los 8400. Las autoridades sanitarias internacionales, conscientes de que el virus se propagara mucho ms all de los focos inicia-les si no se intervena de inmediato, hicieron un llamamiento para que se diera una respuesta a escala mundial. El objetivo era diagnosticar y aislar a los infectados; construir docenas de centros de emergencia y dotarlos de personal para atender a los enfermos, y reclutar suficientes equipos de sepultureros para enterrar en condiciones seguras a los fallecidos.

    Por primera vez, los cientficos tienen ante s un brote de bola lo bastante extenso y prolongado para emprender es-tudios clnicos profundos en busca de tratamientos mejores; un brote que podra ser imposible de contener sin vacunas o frmacos nuevos. Tambin disponen, por primera vez, de un amplio consenso para ensayar en condiciones prcticas algu-nos tratamientos experimentales. Quizs este despliegue de medios sin precedentes resulte ms til para hacer frente al prximo brote que para atajar la epidemia en curso. Pero si

    los investigadores triunfan ahora, tal vez puedan asegurarse de que el bola no lleve las de ganar cuando ataque de nuevo cosa que suceder.

    Patgeno refinadoQuiz sorprenda saber que, pese a la oleada de casos declarados en los ltimos diecisis meses, el virus del bola es un gran des-conocido: ignoramos dnde habita, de qu modo infecta espor-dicamente a los humanos y por qu no se infectan ms personas cuando inicia su propagacin. (En promedio, cada infectado ha transmitido el virus a una o dos personas, a diferencia de otras enfermedades sumamente contagiosas, como el sarampin, en que cada afectado suele contagiar a 18 personas.)

    Mientras los brotes de bola fueron pequeos y espordicos, haba pocas posibilidades de in-vestigar y distribuir nuevas vacunas o mejores tratamientos.

    El brote actual de frica occidental, el ms extenso hasta ahora registrado, ofrece la oportunidad de estudiar nuevas estrategias de atencin y recursos para luchar contra este patgeno devastador.

    Los investigadores se apresuran a ensayar unos pocos tratamientos experimentales y posibles vacunas, con la esperanza de evitar miles de muertes ms.

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    Helen Branswell es la reportera especializada en medicina de The Canadian Press. Su inters por las enfermedades emergentes naci a raz de su cobertura de la epidemia de sndrome respiratorio agudo grave de 2003.

    el enemigo: El virus del bola convierte el cuidado de los enfermos y las ceremonias funerarias en activi-dades de alto riesgo.

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    No es el virus ms contagioso, pero s uno de los ms mor-tferos para los humanos y los primates. A finales de 2014 se calculaba que el 70 por ciento de las personas infectadas en frica occidental haban sucumbido a la enfermedad, general-mente en cuestin de das y a menudo sin el conocimiento de las autoridades sanitarias.

    La rapidez y virulencia con la que el bola ataca depende por lo menos de dos factores: la cantidad de virus y la va de penetracin en el cuerpo. Una vez que las primeras partculas vricas superaron la barrera interespecfica que separaba a los humanos de los murcilagos frugvoros presunto origen del virus, no se precis mucho para mantener en marcha la cadena de contagio. Numerosas vctimas contraen la infeccin mien-tras preparan el cadver de un familiar fallecido por el bola. Limpiar el vmito de la barbilla del enfermo o la diarrea de un nio infectado son otras vas de contagio: el virus se introduce en el organismo del cuidador cuando este se toca con las manos contaminadas los ojos, los labios, la nariz o la boca. Y si, por mala fortuna, el virus penetra directamente en el torrente san-

    guneo en nmero suficiente, como puede suceder por el pinchazo fortuito con una aguja, entonces no hay salvacin posible, advierte Thomas Geisbert, microbilogo de la Universidad de Texas.

    Las autopsias y los exmenes anatomo-patolgicos de las vctimas representaran uno de los mejores mtodos para estudiar la diseminacin del virus en el organismo. Pero debido al grave riesgo de infeccin accidental en el curso de los procedimien-tos, forzosamente cruentos, estos se han

    llevado a cabo muy pocas veces. Una reciente revisin cientfica solo consigui hallar 29 casos en que se practicara la autopsia en los casi 40 aos de historia de la enfermedad.

    Con todo, los estudios anatomopatolgicos y con animales realizados hasta la fecha demuestran que el bola lanza un pri-mer ataque devastador contra el sistema inmunitario. A seme-janza de otros virus, se aduea de la maquinaria de las clulas infectadas para fabricar multitud de copias de s mismo. Entre sus primeros objetivos se hallan las clulas dendrticas, autn-ticos centinelas que patrullan por los tejidos del cuerpo, y los macrfagos, que devoran las clulas daadas. En lugar de eludir estos primeros efectivos, el patgeno los acosa para multiplicarse en su interior. Este ataque audaz logra un doble propsito: im-pide que estas clulas den la voz de alarma al resto del sistema inmunitario, y se apodera de un vehculo perfecto para viajar oculto hasta los ganglios linfticos, el hgado, el bazo y otras partes del cuerpo.

    El virus no se contenta con esta tctica y recurre a otra ar-timaa para pasar inadvertido: lanza un seuelo con el que

    afn de vivir: En Liberia se roca con desinfectante a un operario que aca-ba de sacar cadveres de las casas (1); un hombre se encamina a desinfectar el do-micilio de un paciente (2); y una familia da la bienvenida a Garmai Sayon (centro), de vuelta entre los suyos tras sobrevivir a la infeccin (3).

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    confunde al sistema inmunitario. Obliga a las clulas infectadas a sintetizar y liberar en el torrente sanguneo grandes cantida-des de glucoprotena soluble, o GPs, sustancia muy semejante a una molcula primordial (denominada GP) que sobresale de la cubierta externa de los virus. Normalmente, las defensas re-conocen la GP y destruyen los virus que la llevan incorporada. Pero el bola, al incitar al sistema inmunitario a que ataque a la GPs (que, por supuesto, en este caso no est unida a ningn virus), socava an ms la capacidad del cuerpo para organizar una defensa eficaz.

    Los nuevos tratamientosLa ltima epidemia ha enseado a los mdicos y al resto del per-sonal sanitario algunas formas prcticas de vencer el virus. Hace tiempo que se sabe que, a pesar de los primeros reveses, el sistema inmunitario puede recobrarse y superar la infeccin si dispone del tiempo suficiente. El personal sanitario ha confirmado en la actual epidemia que es posible conceder a los pacientes parte de ese precioso tiempo si comienzan a recibir lquidos por va intravenosa poco despus de la aparicin de los primeros snto-mas. La Organizacin Mundial de la Salud ha aprobado tratar al menos a algunos infectados con sangre de supervivientes, que, por definicin, debe contener multitud de anticuerpos, aunque se ignora si este tratamiento es eficaz.

    La arriesgada decisin de aceptar un tratamiento no ensa-yado da buena prueba de la situacin desesperada que se est viviendo en frica occidental. En teora, la estrategia es lgica. El suero de convalecientes permiti combatir con xito la polio-mielitis entre los aos veinte y cincuenta del siglo xx, as como la pandemia de gripe de 1918. La Fundacin Bill y Melinda Gates ha comenzado a financiar estudios clnicos con sueros antibola en Guinea, gravemente afectada por la epidemia.

    Por supuesto, gracias a la revolucin biotecnolgica, ahora es posible fabricar los anticuerpos necesarios y as se ha he-cho en una preparacin llamada ZMapp, compuesta por tres anticuerpos monoclonales dirigidos contra el virus del bola. ZMapp adquiri una condicin casi mtica el pasado verano cuando Kent Brantly, un mdico misionero estadounidense que haba contrado la infeccin en Liberia, se convirti en el primer receptor del tratamiento. Los medios de comunicacin relataron cmo Brantly, que ya se hallaba gravemente enfermo cuando recibi la primera transfusin, mejor con rapidez y pudo tomar una ducha por su propio pie al da siguiente. Cuando se lo trat haba menos de una docena de tandas de tratamiento disponi-bles (cada tanda se compone de tres transfusiones) y en un par de semanas esta pequea reserva se agot.

    ZMapp estaba en la fase inicial de desarrollo (se estaba ensayando en animales) y la produccin comercial no ha-ba comenzado cuando estall la epidemia. La fabricacin se ha acelerado con la esperanza de que los estudios clnicos comenzaran en frica occidental durante el pri-mer trimestre de 2015. Pero aunque demuestre ser eficaz, nadie duda de que no habr suficiente ZMapp para tratar a todo aquel que lo necesite en un futuro prximo.

    Los mdicos ni siquiera habran dispuesto de l para empezar a trabajar si los Gobiernos no hubiesen comenzado a invertir dinero en el estudio de antdotos ante la amenaza de que alguien convirtiera el bola en un arma biolgica. Espe-cialistas del Laboratorio Nacional de Microbiologa de Canad y del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. (NIAID) han investigado y sintetizado los anticuerpos que componen el cctel y han concedido la licencia de fabricacin a

    Cmo el bola asola vidas

    En las primeras fases de la infeccin, el virus asesta un golpe devastador al sistema inmunitario y al aparato circu-latorio. El ataque paraliza las defensas del organismo y le permite multiplicarse a placer por clulas de todo el cuerpo. El colapso simultneo de la red de vasos sanguneos y las consiguientes hemorragias le prestan nuevas oportunida- des para infectar a otras personas.

    Qu es el bola?Perteneciente a la familia Filoviridae (as llamada porque sus integrantes adoptan formas filamentosas), el virus del bola consta de una cadena sencilla de ARN y prote-nas asociadas, envueltas por una membrana lipdica. Hasta el momento se han descubierto y cultivado dos miem-bros de la familia, el virus del bola y el de Marburgo. Se han secuenciado los genes de un tercero (el virus de Lloviu, descubierto en la cueva homnima, en Asturias), aunque este an no se ha caracterizado del todo en el laboratorio. De las cinco cepas conocidas del virus del bola (abajo), la Reston es la nica que aparentemente no resulta patgena para los humanos.

    Virus de Marburgo

    Virus de Lloviu

    Virus del bola (Zaire ebolavirus)

    Virus de Bundibugyo (Bundibugyo ebolavirus)

    Virus de Ta Forest (Ta Forest ebolavirus)

    Virus de Sudn (Sudan ebolavirus)

    Virus de Reston (Reston ebolavirus)

    Anatoma bsica:Unas sustancias llamadas glucoprotenas sobresalen de la membrana lipdica externa (izquierda) y facilitan la adhesin del virus a las clulas hospedadoras.

    Glucoprotena

    ARN

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    por qu es tan mortfero?Poco se sabe sobre el mecanismo de entrada del virus en las clulas. Los estudios en prima-tes indican que ataca a la primera lnea de clu-las del sistema inmunitario, cuya neutralizacin paraliza el resto del sistema defensivo. A medida que se multiplica y sus efectivos crecen, invade los vasos sanguneos y varios rganos (no mostrado).

    opciones de tratamientoLa mejor defensa por el momento es prevenir la infeccin: el perso-nal sanitario viste indumentaria protectora que cubre por completo el cuerpo y el rostro; los trabajadores comunitarios deben identificar y, si es necesario, aislar a toda persona que haya estado en contacto con un infectado antes de que pueda propagar la enfermedad. Por su parte, los equipos de sepultureros deben enterrar los cadveres infec-tados en condiciones seguras. Suministrar lquidos por va intrave-nosa al inicio de la infeccin mejora las posibilidades de supervivencia en algunos casos. Se estn desarrollando estrategias ms elaboradas que consisten en la inyeccin de anticuerpos naturales (obtenidos de supervivientes) o sintticos, como ZMapp (derecha), y en la adminis-tracin de antivricos y vacunas.

    Usurpa el sistema inmunitario Daa el aparato circulatorio Provoca fallo orgnico

    El virus del bola atraviesa la barrera fsica de la piel a travs de heridas, agujas contaminadas o la superficie mucosa de los ojos, la nariz y la garganta. A partir de ese punto, es difcil de parar.

    Clula dendrtica

    secuestro de las

    clulas inmunitariasEntre las primeras clulas inmunitarias infec-

    tadas por el virus se hallan las clulas dendrticas, que patrullan por los tejidos del organismo a la caza

    de intrusos microscpicos, y los macrfagos, que dan la alarma ante la presencia de patgenos fabricando unas mol-

    culas inflamatorias llamadas citocinas. Al apoderarse de clulas que viajan por todo el cuerpo, el virus se propaga hacia el hgado, el bazo y otros rganos importantes. La neutralizacin de esta pri-mera lnea de defensa desencadena una avalancha de problemas

    en el sistema inmunitario que el virus aprovecha para crecer y dividirse con rapidez.

    En el interior de la clula hospedadora, el ARN del virus se multiplica empleando tanto protenas vricas como la propia maquina- ria celular.

    Macrfago

    Las clulas inmunitarias infectadas transportan el virus hasta los ganglios linfticos.

    Las clulas inmunitarias infectadas transportan el virus hasta los vasos sanguneos.

    Por mecanismos complejos, la sntesis excesiva de citocinas da lugar a la sobreproduccin de factores de coagulacin en la sangre, entre otros fenmenos. Como resultado, en unas zonas se forman demasiados cogulos y en otras se producen hemorragias copiosas.

    La sobreproduccin de citocinas provoca la muerte de muchas otras clulas inmunitarias, entre ellas algunas productoras de anticuerpos que podran neutralizar el virus.

    liberacin de seuelos

    El virus obliga a las clulas infecta-das a fabricar glucoprotenas solubles,

    unas sustancias semejantes a las gluco-protenas de su cubierta exterior, que ayu-dan al virus a penetrar en las clulas. Estas

    protenas solubles actan como seue-los que engaan al sistema inmunitario, el cual comienza a generar anticuerpos

    contra el blanco equivocado, debi-litando an ms el contraata-

    que del organismo.

    Citocinas

    A medida que el caos se apodera del sistema inmunitario, la multiplicacin del virus se dispara en los hepatocitos y otros tejidos.

    Los vasos daados no pueden suministrar la sangre necesaria a los rganos, que acaban fallando. Adems, dejan paso libre a las bacterias, que desde el intestino acceden al torrente sanguneo y provocan una septicemia, una afeccin potencialmente mortal.

    Las clulas inmunitarias son engaadas por los seuelos.

    La inyeccin reiterada de anticuerpos (por transfusin de sangre de un superviviente o con un tratamiento a base de anticuerpos artificiales, como ZMapp) bloquea la glucoprotena de la superficie del virus e impide la infeccin de las clulas.

    Anticuerpo

    Hepatocitos y otras clulas

    Macrfago

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    Mapp Biopharmaceutical, que a su vez depende de Kentucky Bio-Processing, para multiplicar los anticuerpos en plantas de tabaco genticamente modificadas. Kentucky BioProcessing produce anticuerpos suficientes para fabricar entre 17 y 25 tratamientos completos por lote; el cultivo de las plantas requiere 12 semanas, y el procesamiento del material, otro par.

    Ante esa situacin se est intentado acelerar la produccin de ZMapp. El Gobierno estadounidense, bajo la direccin de las autoridades de salud pblica, estudia incorporar otro fa-bricante con el objetivo de multiplicar por cuatro o por cinco la produccin. Tambin hay en marcha estudios con primates para averiguar si es posible reducir el nmero o el volumen de las infusiones teraputicas y tratar as a ms pacientes con las mismas existencias.

    La esPerada vacunaTanto ha sido el tiempo perdido en reconocer el alcance real de la propagacin del virus en frica occidental que la epidemia ha acabado fragmentndose en docenas de minsculos brotes dispersos, con sus propias caractersticas epidemiolgicas. El personal sanitario y militar y las comunidades locales estn haciendo esfuerzos heroicos por salvar vidas y contener la en-fermedad. Pero a los especialistas les preocupa el hecho de que, cuanto ms dure la epidemia, ms grande ser el riesgo de que el bola se extienda hacia otros puntos de frica occidental. Y para colmo de males, la paralizacin de los sistemas sanitarios que el virus ha provocado en los pases afectados podra desatar otras crisis de salud pblica, como brotes de sarampin o incluso la reaparicin de la poliomielitis.

    Una de las mejores formas de evitar ese futuro sombro estri-ba en crear, ensayar y distribuir una vacuna, algo que resultaba imposible en los anteriores brotes, ms pequeos y efmeros. Cuando el nmero de afectados comenz a crecer vertigino-samente en Guinea, Liberia y Sierra Leona al final del pasado verano, las agencias encargadas de dirigir la respuesta interna-cional determinaron que el nico medio para frenar la epidemia era contar con una vacuna eficaz.

    A finales de 2014 se llevaron a cabo estudios de seguridad de las dos principales vacunas experimentales, cAd3-EBO y rVSV-ZEBOV, con la colaboracin de cientos de voluntarios de EE.UU., Canad, Europa y varios pases africanos no afectados. A principios de este ao deban comenzar en Liberia y Sierra Leona estudios ms extensos con miles de personas, a los que pronto se sumarn estudios en Guinea.

    La celeridad del proceso es inaudita: una labor que en cir-cunstancias normales durara entre cinco y diez aos (los ensa-yos y la produccin a gran escala de la vacuna), se est ultimando en menos de un ao. Ahora bien, el descenso de las nuevas infecciones observado en Liberia a finales de 2014 suscita una pregunta inesperada: habr el suficiente nmero de personas enfermas para saber si las vacunas funcionan?

    Ninguno de los involucrados en la lucha contra el bola que-rra ver ms casos. Pero la realidad de la investigacin de vacu-nas es que solo es posible saber si funcionan si se administran en situaciones en que el patgeno se halla en expansin. Si las tasas de infeccin descienden a niveles muy bajos, el estudio clnico que prevea vacunar a 27.000 ciudadanos de Liberia ten-dr que ser ampliado, con el consiguiente incremento de coste, complejidad y tiempo para obtener respuestas.

    Los organizadores confan en que no ser necesario, explica Charles Link, director ejecutivo de NewLink Genetics, empresa biotecnolgica de Iowa que est desarrollando la rVSV-ZEBOV

    en colaboracin con el gigante farmacutico Merck. El plan es repartir la vacuna en zonas de Liberia donde la tasa de infeccin supere la media. Nada en este proyecto de la vacuna contra el bola es sencillo, asegura Link. La complejidad supera todo lo conocido.

    La vacuna de NewLink ha sido diseada por la Agencia de Salud Pblica de Canad. Est compuesta por un virus vivo mo-dificado (virus de la estomatitis vesicular, o VSV) al que se ha acoplado la principal protena de la superficie del virus del bola. El VSV afecta al ganado pero es inofensivo para los humanos; la vacuna causa una infeccin leve que desencadena la fabricacin de anticuerpos dirigidos contra la protena del bola.

    La segunda, cAd3-EBO, fue diseada por cientficos del NIAID, y GlaxoSmithKline adquiri en 2013 sus derechos tras comprar la especialista en vacunas suiza Okairos. Se trata de una vacuna inactivada (de virus muertos) a base de un adenovirus de chimpanc genticamente modificado para presentar al sistema inmunitario protenas de dos cepas de bola.

    Ambas vacunas experimentales tienen pros y contras. La de GlaxoSmithKline parte de una fase de ensayo ms avanzada que la de NewLink. Pero la basada en VSV es ms fcil de producir y a finales del pasado diciembre haba muchas ms dosis disponi-bles. En cuntas pautas completas se traducirn depender del nmero de tandas que los estudios preliminares indiquen como necesarias para generar altos niveles de anticuerpos.

    Preocupa que la vacuna de GlaxoSmithKline no sea capaz de inmunizar con un solo pinchazo. La pauta de dos dosis sobre

    mienTraS el mundo obServa, manifestantes en Lon-dres reclaman que el Gobierno britnico redoble sus esfuerzos en la lucha contra el bola.

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    todo la que exige emplear distintas vacunas, una de primovacu-nacin y otra de refuerzo sera extraordinariamente difcil de cumplir, dado el estado en que se encuentra la red asistencial de los pases afectados. Se espera que la vacuna de NewLink precise solo una dosis, pero podra causar efectos secundarios leves (fiebre moderada, escalofros, dolor muscular y cefalea) que generaran confusin, porque ese es precisamente el cuadro clnico que anuncia la infeccin del bola. En un mundo que se sirve de tales sntomas para detectar la infeccin, dificultara an ms la distincin entre enfermos y sanos en la zona de la epidemia.

    El estudio de Liberia ha sido diseado para incluir tres gru-pos de participantes. Uno recibir la vacuna de GlaxoSmithKline, otro la de NewLink y el tercero un placebo (quizs una vacuna antigripal o contra la hepatitis B). Varios cientficos eminentes han denunciado en las pginas de The Lancet y en otros luga-

    res que los ensayos comparativos con placebo no son ticos en semejantes circunstancias. Pero la Agencia de Frmacos y Alimentos de EE.UU. (FDA), encargada de autorizar cualquier frmaco empleado por las organizaciones sanitarias y militares del pas, ha presionado para que se hagan tales estudios. Ne-cesitamos saber lo que es beneficioso y lo que es perjudicial en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles, afirma Luciana Borio, responsable de la respuesta contra el bola de la FDA. Este asunto repercutir en las generaciones futuras y tenemos que hacerlo bien.

    Jeremy Farrar, director de la fundacin benfica britnica Wellcome Trust, que est financiando varios estudios de frma-cos y vacunas, esperaba estrategias ms innovadoras, como los ensayos que recurren a los diseos con administracin secuen-cial (step-wedge) o con aleatorizacin por conglomerados, en los que todos los participantes reciben la vacuna activa. As y todo, no ve del todo mal un estudio comparativo con placebo. No me acaba de convencer. Pero tratndose de una vacuna que se administra a personas sanas, sin conocer bien ni su seguridad ni su eficacia, considero aceptable tanto un diseo con aleato-rizacin por conglomerados o administracin secuencial como un estudio comparativo con placebo.

    Entre tanto, en Sierra Leona se llevar a cabo un estudio con administracin secuencial. El diseo aprovecha el hecho de que es imposible vacunar a todo el mundo a la vez para crear un grupo de control; compara la tasa de nuevas infecciones en las zonas donde ya se ha administrado la vacuna con la de otros lugares donde no se ha distribuido todava. La ventaja radica

    en que todos acaban recibiendo la vacuna; el inconveniente es que se tarda ms en saber si resulta eficaz.

    Guinea tambin ser el escenario de un estudio de algn tipo, aunque probablemente no tan ambicioso. La infraestructura del pas es peor que la de sus vecinos, lo cual dificulta an ms la ejecucin de los ensayos clnicos. Marie-Paule Kieny, responsable de la OMS que impulsa el esfuerzo internacional para desarrollar vacunas y frmacos contra el bola, afirma que en el estudio gui-neano se vacunar a personal sanitario y consistir en un ensayo observacional que no incluir grupo de placebo. Asimismo, la Fundacin Gates podra financiar un estudio para analizar la eficacia de la vacunacin perifocal, en la que todas las personas prximas al enfermo son vacunadas para frenar el contagio. (Esta estrategia logr erradicar la viruela en el siglo pasado.)

    Otras vacunas experimentales se hallan en diferentes fases de desarrollo. Algunas se consideran tan prometedoras como

    los productos de GlaxoSmithKline y NewLink. La con-cebida por Johnson & Johnson inici los estudios de seguridad a principios de enero. Pero las que van a la zaga de las vacunas de GlaxoSmithKline y NewLink se enfrentan a una dura realidad econmica. En la carrera por derrotar a este virus mortal, el cuarto y quinto puestos probablemente no recibirn ningn re-conocimiento. El futuro mercado para las vacunas con-tra el bola ser limitado. Con seguridad, la OMS o la Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunacin y la Inmunizacin almacenarn reservas para emplearlas en futuros brotes. Y algunos pases prsperos tambin harn acopio de ella como proteccin contra actos de bioterrorismo. Pero el mercado no ser mucho mayor. As que, a menos que uno de los favoritos desfallezca, los que van a la zaga podran quedar descartados.

    La posibilidad de que la campaa de la vacuna fracase por entero siempre est presente en el pen-

    samiento de los investigadores y del personal sanitario que lucha contra el virus. La epidemia ya no crece exponencial-mente, como sucedi el pasado septiembre, pero sigue fuera de control. El nmero de casos nuevos ha descendido en gran parte de Liberia, pero la epidemia sigue desbocada en los dis-tritos occidentales y septentrionales de Sierra Leona. Hasta que no se reduzca a cero el nmero de casos nuevos, el riesgo de repunte ser bien real.

    Miles de personas fallecieron en 2014. Y pese al esfuerzo tenaz de los profesionales de la salud, de los equipos de sepultureros y de los dems voluntarios, cientos y posiblemente miles engrosa-rn la lista en 2015. Pero, con su trabajo, el mundo tendr en los prximos meses una idea ms cabal de hasta dnde deberemos llegar, y con qu celeridad, para derrotar este virus ruin.

    Ebola: What you need to know. In-Depth Reports, ScientificAmerican.com, agosto de 2014.

    Camouflage and misdirection: The full-on assault of Ebola virus disease. john Misasi y nancy j. sullivan en Cell, vol. 159, n.o 3, pgs. 477-486, octubre de 2014. www.cell.com/cell/pdf/S0092-8674(14)01293-8.pdf

    ebola situation reports from the World health organization: http://who.int/csr/disease/ebola/situation-reports/en

    Los nuevos virus. Bernard le guenno en IyC, julio de 1995.El auge incesante del bola. Mark Fischetti en IyC, febrero de 2015.

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    Para saBer ms

    se ha perdido tanto tiempo en reconocer el alcance de la propagacin del virus en frica occidental que la epidemia ha acabado fragmentndose en docenas de minsculos brotes