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Gérard de Nerval Aurelia Las Quimeras Otras Quimeras Traducción: E. J. Ríos

Aurelia

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Gerard de Nerval

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  • Grard de Nerval

    Aurelia Las Quimeras

    Otras Quimeras

    Traduccin:

    E. J. Ros

  • Biografa

    Grard de Nerval (22 de mayo de 1808 26 de enero de 1855) era el pseudnimo

    literario del poeta, ensayista y traductor francs Grard Labrunie, el ms

    esencialmente romntico de los poetas franceses.

    Naci en Pars en 1808. La muerte de su madre, Marie Antoniette Marguerite Laurent,

    cuando an era un nio marc no slo su vida sino tambin su obra. Muri de

    meningitis en Silesia cuando acompaaba a su marido Etienne, un doctor al servicio de

    la Grande Arme. Fue educado por su to-abuelo en la campia de Valois hasta 1814,

    cuando fue enviado a Pars. Durante las vacaciones visitaba Valois y escribi su libro

    Canciones y leyendas de Valois. En 1826-27 tradujo la obra trgica Fausto (Goethe), lo

    que le dio a conocer, a Friedrich Schiller, y los poemas de Heinrich Heine. Tuvo

    diversos trabajos: periodista, aprendiz de imprenta, ayudante de notario. Escribi varias

    obras dramticas en colaboracin con Alexandre Dumas, adems de ser gran amigo de

    Thophile Gautier (con el cual se reuna en el "club de los hachisianos") y Victor Hugo.

    En 1833 se enamor de la actriz y cantante Jenny Colon, a quien le dedic un culto

    idlatra. La muerte prematura de sta en 1842, con 34 aos, le dej gravemente

    trastornado. Viaj y peregrin por Oriente, en donde le encandil la cultura turca.

    En Siria estuvo a punto de casarse con la hija de un jeque y en Beirut se enamor de la

    muchacha drusa Salerna. Por el norte de frica, en El Cairo compr una esclava

    javanesa. Su salud se vio deteriorada por estos exticos viajes. Fue figura de la bohemia

    parisina donde se convirti en una persona extravagante, como partido en dos, escindido

    de s mismo: la realidad y el otro lado. Todo esto se refleja en la continua tensin de

    contrarios que manifiesta su obra. Despus de este suceso se dedic a viajar por Europa,

    y en Inglaterra conoci a Charles Dickens.

    Grard de Nerval fue durante toda su vida un espritu atormentado que en los ltimos

    aos de su vida, los ms fecundos, sufri graves trastornos nerviosos, como trastorno

    bipolar, sonambulismo y esquizofrenia, lo que le llev a temporadas en varios

    hospitales psiquitricos, en donde, lejos de curarse, aumentaba su locura leyendo libros

    de ocultismo, cbala y magia, pero tambin escribiendo relatos. En una de las

    situaciones que provocaban sus internamientos fue el de verlo pasear a una langosta con

  • una cinta azul. Estos sucesos unidos a sus problemas econmicos, le llevaron a

    suicidarse ahorcndose de una farola en Pars, en 1855. Este trgico evento inspir una

    litografa de Gustave Dor, quizs la mejor de su obra. Esta enterrado en el famoso

    cementerio parisino de Pre-Lachaise.

    Dej una obra no muy extensa pero aquilatada y misteriosa que, a pesar de su carcter

    atormentado, refleja fielmente las inquietudes del alma humana. Ejerci posteriormente

    influencia sobre Marcel Proust, Ren Daumal y Antonin Artaud.

    Sus obras capitales son "Viaje al Oriente" (1851), en la que relata las leyendas odas por

    los caminos durante sus viajes por Europa (Italia, Inglaterra, Alemania, Austria,

    Holanda, Blgica) y norte de frica. "Les Illumins, ou les precurseurs du socialisme"

    (1852), fue una coleccin de novelas en las que habla sobre Nicols Edme Restif de la

    Bretonne, Cagliostro y otros. "Las hijas del fuego" (1854), galera de retratos femeninos

    en los que invoca el amor. "Aurelia" (1855), un clsico de nuestro tiempo que influy

    grandemente a los surrealistas. El autor nos narra aqu su particular viaje vital del brazo

    de la locura, que es al mismo tiempo la primera mirada moderna a esas profundidades.

    El libro de poemas "Las Quimeras" (1854), que contiene el clebre soneto "El

    Desdichado". En uno de sus ltimos poemas, "Epitafio", ya intuy su inminente muerte:

    A ratos vivo alegre igual que un lirn este poeta loco, amador e indolente, y otras veces

    sombro cual Clitandro doliente... cierto da una mano llam a su habitacin.

    Era la muerte! Entonces l suspir:"Seora, dejadme urdir las rimas de mi ltimo

    soneto". Despus cerr los ojos -acaso un poco inquieto ante el fro enigma -para

    aguardar su hora... Dicen que fue holgazn, errtil e ilusorio, que dejaba secar la tinta en

    su escritorio. Lo quiso saber todo y al final nada ha sabido. Y una noche de invierno,

    cansado de la vida, dej escapar el alma de la carne podrida y se fue preguntando: Para

    qu habr venido?

    Fuente: wikipedia

  • Aurelia

    Por

    Grard de Nerval

    Traduccin:

    E. J. Ros

  • Aurelia

    O el sueo y la vida

    I

    1 parte

    El sueo es otra forma de vida. No podra traspasar, sin estremecerme, esas

    puertas de ncar o marfil que nos separan de ese mundo invisible. Desde los primeros

    instantes en que el sueo nos domina, realmente es la sombra de la muerte quien se

    apodera de nosotros, un velado ensueo arrebata nuestro pensamiento y ya no podemos

    determinar el instante preciso donde el yo, bajo otra forma, contina la obra de la

    existencia en un difuso subterrneo que poco a poco dispersa sus tinieblas, para

    desencadenar en la penumbra de la noche a las plidas, rgidas e inmviles figuras que

    habitan en la morada de los limbos.

    Luego, paulatinamente, se forma la imagen, una nueva luz resplandece y llena de

    vida a esas extraas apariciones:

    El mundo de los espritus se abre para nosotros

    Swendenborg1 llamaba a tales visiones Memorabilia; las atribua con mayor

    frecuencia al ensueo que al sueo en s El Asno de Oro de Apuleyo y la Divina Comedia

    del Dante son los modelos poticos de esos estudios del alma humana.

    Yo tratar, tomndolos como referencia, de descubrir aqu los sntomas de una

    enfermedad incurable que se ha imbuido en todos los misteriosos recodos de mi

    espritu y an no termino de comprender por qu me sirvo de tal palabra: enfermedad, puesto que, nunca antes, en cuanto a mi integridad fsica, me haba sentido mejor.

    1 Erudito y mstico sueco del siglo XVII, fund una especie de religin (La Nueva Jerusaln), inspirada, deca por

    inspiracin directa del Seor, que expuso en varias de sus obras, mas, no quiso crear una nueva iglesia que podra

    abarcar todas las existentes. Los romnticos lo consideraron un precursor e influy notablemente en Nerval y en otros

    simbolistas, sobre todo con su teora de las correspondencias. (Las notas al pie de pgina, salvo aclaratoria, son del

    traductor para facilitar la comprensin del texto. Las imgenes donde Nerval se sirve de smbolos se han confrontado

    con Diccionarios de simbologa, especialmente el de CIRLOT, E., Diccionario de smbolos, ed. siruela, Madrid 1997.)

  • 2

    Ms bien, en algunas ocasiones me senta ms gil y fuerte, me pareca, saberlo

    todo, comprenderlo todo, la imaginacin me aportaba infinitas delicias y en cuanto recobraba eso, de lo que los hombres se precian de llamar razn, inmediatamente, me

    preguntaba: Es preciso lamentarse por carecer de ella?.

    Esta vita nuova, para m, ha transcurrido en tan slo dos instantes2

    He aqu el primero:

    Una dama que haba amado durante mucho tiempo, y a la que atribuir el nombre

    de Aurelia3, le haba perdido; poco importan las circunstancias de ese hecho, que

    seguramente debi influir mucho en mi vida. Cada quien puede buscar en sus sueos las

    emociones ms desgarradoras, el golpe ms terrible que el destino lance sobre su alma;

    entonces es necesario predestinarse a morir o a vivir. Dir ms tarde el porqu no eleg la

    muerte.

    Condenado por aquella que amaba, culpable de una falta irremisible de la cual

    no esperaba ser perdonado jams, no me quedaba ms remedio que sumirme a vulgares

    borracheras. Experimentaba entonces, alegras sin motivos y desmaadamente corra por

    el mundo, locamente enamorado de la variedad y del capricho, sobretodo, me gustaban

    las extraas indumentarias y costumbres de las poblaciones lejanas, me pareca que de

    esa manera desplazaba las condiciones del bien y del mal, es decir, lo que nosotros

    los franceses comprendemos como sensibilidad.

    Qu locura me deca amar de manera tan platnica a una mujer que no te ama ya!. Ese ha sido el fruto que me han dejado mis lecturas: llegar a tomarme en serio las

    invenciones de los poetas, y crearme una Laura o una Beatriz4 de una persona comn

    que pertenece a nuestra poca Pero pasar a otras ancdotas y olvidar estas rpidamente.

    El fragor de un alegre carnaval en una ciudad italiana desvaneci todas mis ideas

    melanclicas, estaba tan contento con el alivio que experimentaba que haca tomar parte

    de mi alegra a todos mis amigos, y en mis cartas, debido al estado constante de mi

    espritu, no les transmita otra cosa que no fuera una febril e intensa excitacin.

    Un da en aquella ciudad lleg una mujer de gran renombre5, la cual me confi su

    amistad, estaba acostumbrada a complacer y a deslumbrar, as pues me arrastr, sin

    ningn recelo, al cmulo de sus admiradores. Desde la primera velada que tuvimos,

    donde ella se haba mostrado natural y encantadora, llena de un refinamiento nico y

    especial que todos quisiramos poseer, me sent totalmente prendado de su persona; al

    punto que no quise guardar un instante para escribirle. Estaba tan contento de saber que

    mi corazn era capaz de latir por un nuevo amor!

    Con prolijo entusiasmo volv a utilizar las mismas frmulas que bien en otro

    tiempo me haban servido para emprender amores sinceros y duraderos. La carta ya iba en

    camino, hubiera querido retenerla, no obstante, me fui a meditar en la soledad, aunque,

    esto me pareca una profanacin de mis recuerdos.

    2 Aqu Nerval parece aludir a las crisis que sufri en 1841 y otra en 1853-54 3 Como en muchas de sus narraciones los protagonistas encubren a personas que influyeron en la vida del autor, as que,

    Aurelia seguramente ha de ser una de las mujeres ms influyentes y amadas por l, se trata de Jenny Colon, mas, dicha

    especulacin puede ser variable, pues, Aurelia tambin puede representar a todas las que am. 4 Eran las respectivas musas de dos de los ms grandes poetas italianos: Dante y Petrarca quienes las inmortalizaron a

    travs de su poesa. 5 Podra tratarse de la pianista Marie Pleyel, amante, entre otros, de H. Berlioz.

  • 3

    La tarde devolvi a mi flamante amor el encanto de la vspera. La dama se mostr

    receptiva a lo que le haba escrito, aunque manifestaba cierto asombro por mi sbita

    devocin, y ciertamente, haba escalonado en tan slo un da, con aparente sinceridad,

    muchos grados de la admiracin y simpata que se puedan concebir hacia una mujer.

    Ella me confes que la haba sorprendido al punto de sentirse halagada. Quera

    cortejarla, pero, por ms que quise decirle, me fue imposible conseguir en nuestras

    sucesivas plticas el diapasn de mi estilo, de manera que me vi forzado a confesarle, con

    lgrimas en los ojos, que me haba engaado a m mismo intentando seducirla.

    Sin embargo, mis tiernas confidencias debieron tener algn encanto, y unos dulces

    lazos amistosos, ms fuertemente atados, vinieron a suceder mis vanos reclamos de

    ternura.

    II

    Ms tarde, la volv a ver en otra ciudad, en la misma donde se hallaba la dama que

    amaba imperecederamente, mas, sin ninguna esperanza. Por obra del azar ambas se

    conocieron, y sin duda alguna, la primera tuvo la oportunidad, hablndole de mi persona,

    de conmover a la que me haba exiliado de su corazn. De modo que, un da,

    encontrndome en una tertulia a la que ella tambin haba asistido; la vi venir haca m,

    tendindome la mano. Oh! Cmo podra interpretar ese gesto, y la mirada profunda que

    acompaaba su saludo? En ese instante cre ver la remisin de mis faltas anteriores; el

    acento divino de la piedad, daba a las simples palabras que me

    diriga un valor supremo, como si algo religioso se mezclara a las ternuras de un amor,

    hasta entonces profano y ello le imprimiera el carcter de la eternidad.

    Me era forzado regresar a Pars para realizar una importante diligencia, pero

    sbitamente tom la resolucin de no permanecer all ms que unos cuantos das y de

    regresar, cuanto antes, junto a mis dos amigas. La alegra y la impaciencia me daban

    entonces una especie de aturdimiento que se complicaba an ms por la atencin que

    deba tener con algunos asuntos que estaba culminando.

    Una noche, casi a las doce, regres al barrio donde se hallaba mi morada, cuando

    por casualidad levant los ojos, divis el nmero de una casa que estaba iluminada por un

    reverbero, el nmero corresponda exactamente a mi edad, inmediatamente baj los ojos y

    vi ante m a una mujer de plida tez y de ojos socavados, me pareci ver en ella los rasgos

    de Aurelia, me dije entonces: Es su muerte o bien la ma la que se est anunciando!

    Pero no s el por qu permanec sujeto, mucho ms, a la ltima suposicin; tal

    idea me rondaba y pensaba que eso deba acaecer al da siguiente y en esa misma hora.

    Aquella noche, tuve un sueo que confirm mis pensamientos:

    Deambulaba en un gran edificio conformado por muchos salones, de los cuales

    algunos se destinaban al estudio y otros a las plticas o a las discusiones filosficas. Me

    detuve por curiosidad en uno de los primeros, donde cre reconocer a mis antiguos

    maestros y condiscpulos, all se imparta una clase acerca de los autores griegos y latinos,

    con aqul montono murmullo que se parigualaba a las remotas plegarias dirigidas a la

  • 4

    diosa Mnemosine6. Pas luego a otro saln donde se llevaban a cabo una serie de plticas

    filosficas, particip en ellas, pero slo fue por algunos instantes, pues, luego sal a

    buscar mi habitacin preguntando en una especie de recepcin, luego baj

    por unas escaleras inmensas, las cuales estaban atestadas de apresurados turistas. Me perd

    muchas veces en los largos corredores, de pronto, cuando atravesaba una de las galeras

    centrales presencie un extrao espectculo: Un ser de un tamao desmesurado hombre o mujer realmente no lo s

    7 viraba a duras penas en el espacio y pareca luchar entre

    espesas brumas; faltndole el aliento y las fuerzas, por fin cay en medio de un patio

    obscuro; pude contemplarlo por algunos instantes, cuando se qued enganchado de algo y

    estrujaba las alas a lo largo de los techados y de las balaustradas, estaba marcado con unas

    manchas rojizas y sus alas se mutaban con una infinidad de reflejos multicolor, estaba

    vestido con una larga tnica de antiguos pliegues, parecida al del ngel de la Melancola

    de Alberto Durero.

    No pude impedir dar gritos de terror que me despertaron precipitadamente.

    Al da siguiente, fui apresuradamente a encontrarme con mis amigos, sin embargo,

    con ellos me limitaba slo a darles mentalmente la despedida sin comunicarles nada

    acerca de lo que fraguaba mi espritu, discuta fogosamente sobre temas msticos, les

    asombraba mi particular elocuencia, me pareca que saba todo y que los misterios del

    mundo se me revelaban durante aquellas horas supremas.

    En la noche, cuando se aproximaba la hora fatal, discuta conjuntamente con dos

    amigos acerca de pintura y msica, defina, segn mi modo de ver, los matices y a la

    gama de los colores de igual manera como el comps de los nmeros8.

    Uno de ellos llamado Paul9, quiso llevarme a casa, pero le contest que no iba a regresar.

    Hacia dnde vas? me pregunt Hacia el Oriente!

    Y mientras me acompaaba, me puse a buscar una estrella en el firmamento, la cual crea

    conocer, puesto que senta como si ejerciera alguna influencia sobre mi destino.

    Cuando la encontr, baje del coche y continu mi camino siguiendo por las calles donde

    me figuraba lograra verla, caminando, por decirlo de alguna forma, delante de mi

    destino; quera seguir esa estrella hasta el momento en que me sorprendiera la muerte.

    No obstante; llegu a una confluencia de tres calles, no quise avanzar ms; pues,

    me pareca que mi amigo hacia un esfuerzo sobrehumano para hacerme cambiar de rumbo

    y l pareca agigantarse y tomar los rasgos de un apstol. Cre ver el lugar donde

    estbamos elevarse y perder las formas que le daban su configuracin urbana. Finalmente,

    asediada por una soledad abismal, la escena se convirti en el combate de dos espritus en

    una especie de tentacin bblica No!, deca incoherentemente, no pertenezco a tu cielo en la estrella son ellos los que aguardan por m son los antecesores de la revelacin que me has anunciado Djame unirme con ellos ya que a la que amo les pertenecen y es all donde debemos encontrarnos!.

    6 Mnemosine, en la mitologa griega, diosa de la memoria. Ella y Zeus, padre de los dioses, eran los padres de las nueve

    musas. Mnemosine fue una de las titnicas, hermana de los titanes preolmpicos, hijas e hijos del dios de los cielos,

    Urano, y de la diosa de la tierra, Gea. 7 Sin duda Nerval alude a un ser andrgino, el cual est provisto de simbologa en muchas partes del globo y que ha

    dado lugar a diferentes mitos, pero su simbolismo ms arraigado es el de aplicar al ser humano el simbolismo del

    nmero dos, con lo que se produce una dualizacin integrada. Tambin cabe destacar la simbologa que se le atribuye

    en la India y en otros pases el cual representa la fuerza, la luz que emana de la vida. 8 Se refiere a las partituras. 9 Probablemente el pintor Paul Chenavard amigo del poeta.

  • 5

    III

    Aqu haba comenzado para m lo que llam la efusin del sueo en la vida real. A

    partir de ese momento, en algunas ocasiones, todo tomaba un aspecto doble, - todo

    ocurra de extraa manera, aunque conoca mi pensamiento, el cual, no careca de lgica y

    mi memoria no haba perdido ni el ms mnimo detalle de lo que me estaba sucediendo Solamente mis acciones, que aparentemente no cesaban, estaban dominadas por aquello

    que, segn el razonamiento humano, llamamos ilusin

    Esta idea me era concurrente: Que en los momentos ms difciles de la vida, un ente del

    mundo exterior se encarnaba de repente en una persona cualquiera y actuaba, o trataba de

    hacerlo, sobre nosotros y esto sin que dicha persona se percatara de ello, o por lo menos

    lo recordase.

    Mi amigo me haba abandonado, viendo sus intiles esfuerzos y seguramente

    creyndome vctima de alguna idea fija que me rondaba por la cabeza de la cual crey

    que si la llevaba a cabo, sin duda, me calmara.

    Encontrndome solo, me levant haciendo un esfuerzo y me puse de nuevo en

    marcha, haca donde se diriga la estrella, de la cual no apartaba la vista.

    Cantaba un misterioso himno que me acordaba, como si lo hubiese escuchado en

    alguna otra vida y el cual me llenaba de jbilo inefable.

    Al mismo tiempo, senta que me desasa de mis vestimentas terrestres; el camino

    an pareca elevarse y la estrella aumentar de tamao, luego, mantuve los brazos

    extendidos esperando el momento donde el alma se separara del cuerpo atrada

    magnticamente por el halo luminoso de la estrella. De pronto, sent un escalofro; la

    aoranza de la tierra y de aquellos que amaba me aprisionaba el corazn, impidiendo de

    alguna forma, que el rayo me atrajera, entonces supliqu fervorosamente dentro de m,

    para lograr la ascensin, pues me pareca precipitarme de nuevo hacia la tierra.

    Unos centinelas nocturnos me rodeaban, entonces, tuve la sensacin de que me

    haba agigantado, que estaba completamente impregnado de fuerzas elctricas y que

    poda derribar todo lo que se me aproximara. Era un espectculo gracioso observar cmo

    trataba de dominar aquellas fuerzas y tambin a las sombras de los soldados que me

    haban recibido.

    Si yo no pensara que la misin de un escritor es la de analizar, sinceramente, aquello que ha experimentado en las graves circunstancias de la vida y si no me

    propusiera un objetivo el cual crea til, me detendra y no tratara de escribir aquello que

    experiment en esa serie de visiones incesantes y enfermizas

    Acostado sobre un camastro me pareci ver que el cielo se develaba y se abra de

    mil formas con una indecible magnificencia. El destino de mi alma, ahora libre, pareca

    revelrseme para darme pesares e imputarme un castigo por haber querido aunar todas las

    fuerzas de mi espritu en la tierra que haba abandonado

    Inmensos crculos trazbanse en el infinito, como los orbes que forma el agua

    perturbada por la cada de un cuerpo. Cada regin estaba poblada de seres que emanaban

    un radiante esplendor, y de s mismos expelan una luz cegadora, parecan moverse y

  • 6

    fundirse las unas con las otras; pude vislumbrar una deidad que sonrea y se trasmutaba

    continuamente en las diferentes encarnaciones que haba sufrido, hasta que, inasible, se

    refugi en los msticos esplendores del cielo asitico10

    .

    Esta visin celeste se manifestaba como esos fenmenos que alguna vez todo el

    mundo ha podido experimentar en los sueos, sin embargo, no dejaba de asombrarme por

    todo lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Acostado an sobre el camastro, escuchaba

    que los soldados hablaban acerca de alguien que se haba quedado encerrado all y que

    corresponda a mis rbricas, sus voces resonaban en el cuarto donde me encontraba, y por

    una peculiar vibracin, me pareci que tales voces resonaban en mi pecho y que mi alma

    se desdoblaba por decirlo de alguna forma compartida entre el sueo y la realidad.

    Por un instante quise regresar al lugar que me pareca haber abandonado, pero, me

    estremec cuando me salt a la memoria un proverbio bastante conocido en Alemania que

    dice que cada hombre tiene un doble y que cuando ste le ve, entonces significa que se

    aproxima su muerte. As que, cerr los ojos y entr en un estado de confusin espiritual

    donde las fantasmagricas sombras, o quiz reales, que me acorralaban se desvanecan en

    mil furtivos viajes.

    De pronto, observ cerca de m a dos de mis amigos que haban venido a

    reclamarme y a los soldados que me sealaban; de repente, la puerta se abri y alguien

    como de mi estatura, el cual no poda distinguir con claridad11

    , sali con mis amigos, a

    quienes yo llamaba en vano.

    Pero se equivoca! gritaba Es a m a quien han venido a buscar, y en mi lugar se llevan a otros! Hice tanto ruido que me metieron en un calabozo. Se trataba de una

    especie de cuarto de tortura, permanec all durante muchas horas

    En resumen, los dos amigos que cre ver vinieron, por fin, a recogerme en un

    coche. Yo les cont todo lo que haba sucedido, pero ellos se negaron absolutamente de

    haber estado presentes esa noche por esos lugares. Cen con ellos tranquilamente; pero a

    medida que avanzaba la noche, iba acrecentndose mi angustia, pues, saba que se

    acercaba la hora maldita, en que la vigilia podra resultarme fatal.

    Me llam la atencin un anillo oriental que llevaba en el dedo uno de mis amigos,

    yo lo observaba como si fuese un antiguo talismn, de manera que se lo ped prestado, y

    tomando un fular lo ce a la nuca, donde senta un agudo dolor. Pensaba que por ese

    punto el alma saldra, en el instante en que un determinado rayo, de la estrella que haba

    seguido durante el letargo que padec, coincidiera conmigo y el cenit respectivamente.

    Ya sea por casualidad, o ya sea por la gran preocupacin en la que estaba sumido,

    ca desplomado a la misma hora en que se produjo el vahdo anterior.

    Me colocaron en una cama, la sucesin de imgenes cesaron, haba perdido el

    conocimiento, y en ese estado permanec durante un buen tiempo, luego, fui trasladado a

    un sanatorio12

    . Muchos parientes y amigos me visitaron, aunque no pude reconocerlos.

    La nica diferencia que yo vea entre el desvanecimiento y el sueo era que en el

    primero todo se transfiguraba ante mis ojos, cualquier persona que se me aproximase

    pareca cambiar de un estado a otro, igualmente, los objetos se ofuscaban como en una

    10 Para los pueblos orientales el cielo es slo una especie de tapadera que impide la penetracin a otro mundo. El

    espacio celeste deja, pues, de ser un continente para convertirse en un contenido del hiperespacio o, mejor, del

    transespacio. 11

    La persona que sali no es ms que l mismo, es decir, su doble. 12 Nerval durante las crisis que sufri en vida real, ingres a casa de salud una de ellas fue la del Dr. Creuze. En cuanto

    a los amigos que menciona en este pasaje, es muy probable que se trate de Thophile Gautier y de A. Karr.

  • 7

    especie de penumbra que modificaba su forma, y los visos de las luces y los matices de

    los colores se descomponan, de manera que permaneca en una constante cadena de

    impresiones que se mezclaban entre s, mientras que el sueo ms despojado de

    elementos exteriores, me mantena en expectativa.

    IV

    Una noche tuve la certidumbre de haber sido trasladado al Rhin. Delante de m se

    hallaban siniestras rocas que se solapaban entre sombras. Entr en una casa muy hermosa,

    la cual era suavemente atravesada por los rayos del ocaso a travs de las verdes

    contraventanas que festoneaban la via. Se me haca familiar esa morada, la cual me

    pareci haberla conocido hace mucho tiempo atrs, y en efecto, era la casa de un to

    materno, un pintor flamenco que haba muerto haca ms de un siglo.

    Los cuadros pintados estaban colgados aqu y all; uno de ellos representaba a una

    graciosa hada del riachuelo, mientras observaba; una criada que yo llamaba Margarita y

    que conoca desde la infancia, me dijo: No va Ud. a acostarse? Pues, viene de muy lejos

    y su to regresar tarde, le levantar para cenar. Me acost sobre una cama con columnas

    en sus extremidades, estaba cubierta con unas floreadas sbanas persas estampadas con

    grandes flores rojas, haba delante de m un tosco reloj colgado sobre la pared y sobre l

    un pjaro que parloteaba como una persona13

    . Tuve la idea de que el alma de mi abuelo

    estaba encerrada en l, pero, no estaba ms sorprendido por su parloteo y su extraa

    forma que por el hecho de haber sido transportado a un siglo anterior al mo.

    El pjaro me hablaba de familiares que an estaban vivos o que haban muerto en

    diversas pocas, pero con la extraa particularidad de hablarme de ellos como si

    existieran en un mismo momento. Me dijo: Vers que tu to ya ha tratado de hacerle su

    retratoahora, ella est con nosotros.

    Detuve mi mirada en un cuadro que representaba a una mujer con un antiguo

    vestido alemn, estaba inclinada al borde de un ro y observaba una planta de miosotis,

    entre tanto, la noche iba espesando poco a poco y las figuras, sonidos, y la nocin del

    tiempo y espacio se confundan en mi espritu sooliento, cre caer en un abismo que

    atravesaba la tierra; me senta transportado por una corriente de metal fundido14

    y por

    afluencias similares, aunque no senta ningn tipo de dolor, su color indicaba los

    diferentes compuestos qumicos que la conformaban, era como los vasos sanguneos y

    venas que fluctan en los lbulos del cerebro. Todas fluan, circulaban y borboteaban en

    un solo sentido, tena la sensacin de que esas corrientes estaban compuestas por almas

    vivientes y que el estado molecular y la rapidez de su circulacin me impeda distinguir.

    Una esplendorosa luz comenz a infiltrarse poco a poco por esos canales, por ltimo, los

    vi ensancharse al igual a una cpula y se abri un nuevo horizonte donde se discurrieron

    islas azotadas por ondas lumnicas.

    13

    Todo ser alado es un smbolo de espiritualizacin, ya para los egipcios como para los hindes los cuales crean que los pjaros representaban a los estados superiores del ser y en el antiguo simbolismo egipcio se precis este sentido

    dotando al pjaro de cabeza humana, ste en el sistema jeroglfico, corresponde al determinativo Ba (alma) y expresa la

    idea de que el alma vuela del cuerpo despus de la muerte. Ahora bien, en cuanto a la idea de tradicin universal supone

    la de una lengua comn primitiva, que ha sido llamada idioma de los pjaros, designacin simblica relacionada con

    ciertas leyendas, como en la de Sigfrido, que comienza a comprender el idioma de los pjaros (mensajeros celestes) al

    llevarse a la boca al dragn vencido. 14 El metal fundido es un smbolo alqumico que expresa la coiniunctio oppositorum (fuego y agua), relacionada

    asimismo con el mercurio, Mercurio y el andrgino primordial de Platn.

  • 8

    Yo estaba en una costa en donde campeaba un da gris, entonces, avist a un

    anciano que estaba cultivando la tierra, le reconoc, era el mismo que hablaba a travs del

    pjaro; ya sea que el me lo haya dicho o que yo lo haya intuido, comprend que los

    ancestros tomaban la forma de ciertos animales con el objeto de ir a visitarnos en la tierra

    y de esta forma estaban al tanto, como mudos espectadores, de los diferentes facetas de

    nuestra vida.

    El anciano dej su trabajo y me acompa a una casa que se encontraba cerca de

    all, el campo que nos rodeaba me haca recordar paisajes de Flandes adonde haban

    vivido mis padres y donde se hallaban sus sepulcros: El campo conformado por alamedas

    en los linderos del bosque, el lago muy cerca del ro con la artesa del pueblo, sus calles

    ascendientes, las colinas de gres oscura y sus retamas y brezales; eran todas imgenes de

    los lugares que ms haba amado; solamente, la casa donde entramos me era desconocida,

    sin embargo, saba que haba estado all desde no s cuanto tiempo y que en ese mundo,

    que entonces visitaba, el fantasma de las cosas acompaaba al fantasma del cuerpo.

    Entr a una sala amplia se encontraban all muchas personas reunidas, por todas

    partes encontraba cosas que se me hacan familiares, los rasgos caractersticos de

    parientes ya muertos estaban fusionados con otros que vestan de manera ms antigua, me

    pareci que estaban reunidos para una cena familiar. Uno de ellos se acerc y me abraz

    tiernamente; llevaba puesto un traje de colores plidos, tena un semblante algo risueo y

    empolvado los cabellos, se pareca un poco a m, me pareci que tena un aire ms vivo

    que los otros y, por decirlo de alguna forma, voluntariamente se asemejaba mucho a mi

    espritu. Era mi to, me puso al frente suyo y comenzamos una especie de comunicacin

    teleptica, pues no podra decir que escuchaba su voz, sino que a medida que detena el

    pensamiento en cierto punto, la idea se me haca clara rpidamente y las imgenes se

    hacan ntidas ante mis ojos como pinturas vivientes.

    As que es cierto!, dije entusiasmado, somos inmortales y an aqu conservamos las imgenes del mundo donde hemos vivido, Qu fortuna! Pensar que todo lo que hemos

    amado Exista todava entre nosotros!... Estaba bastante cansado de la vida!.

    No te impacientes, contest, por reunirte con nosotros, pues, t an perteneces al otro mundo y has soportado duros aos de prueba, esta morada que te encanta tiene sus

    propias penas, sus conflictos y peligros. La tierra donde hemos vivido siempre ser el

    teatro donde se anuda y desata nuestro destino, somos los fulgores esenciales que le dan

    vida y ya se ha debilitado Qu! exclam , la tierra podra morir y nos invadir la nada? La nada, replic , no existe de la manera como se piensa, pero la tierra en s es un cuerpo material en el cual la conjuncin de los espritus conforman el alma; pero puede

    modificarse para bien o para mal; nuestro pasado y nuestro porvenir se correlacionan,

    vivimos en nuestras races y nuestras races viven en nosotros.

    De inmediato, esa idea me puso sensible y comenc a ver como si las paredes del

    saln donde estbamos se hubiesen abierto sobre perspectivas infinitas, asimismo, cre ver

    una interrumpida cadena de hombres y mujeres que se compenetraban conmigo15

    ;

    entonces, las vestimentas de todos los pueblos, las imgenes de todos los pases

    15 Con cierta frecuencia, en lo excepcional, se suea que una muchedumbre de objetos o personas presentan los mismos rasgos, es decir, que se constituye por la multiplicacin de un solo fenmeno en vez de por la reunin de

    muchos distintos. Este smbolo alude a la secreta y en el fondo terrible unidad de todo. Pues la angustia que acompaa

    casi siempre a este smbolo proviene de la psicologa de la repeticin, explorada por Kierkegaard, y del hecho de que,

    en este mundo, parece ser ley la diversificacin. Dicho de otro modo, la diversidad justifica la multiplicidad. La

    multiplicidad monstruosa per se es la de lo mismo, imagen de ruptura, disociacin, dispersin, separacin. Por esta

    causa es smbolo caracterstico patolgico.

  • 9

    aparecieron claramente, a la vez sent como si mis facultades de percepcin se

    multiplicaran, sin confundirse, a travs de un fenmeno espacial anlogo al tiempo que

    agrupaba el transcurso de un siglo en un minuto de sueo. Mi asombro aument cuando

    supe que esa gran cadena la conformaba la gente del susodicho saln, cuyas imgenes

    haba visto dividirse y combinarse en mil furtivas formas.

    Somos siete, le dije a mi to. En efecto, me contest, el nmero ms comn que conforma a una familia y por

    extensin somos siete veces siete y an ms.

    No puedo pretender que comprendas esto si para m an es algo oscuro.

    La metafsica no me provea de un caudal suficiente como para que comprendiera

    completamente la percepcin que entonces tena de la relacin existente entre esa

    muchedumbre y la armona global.

    Bien se concibe la analoga en el padre y la madre de las fuerzas elctricas de la

    naturaleza; pero cmo establecer los centros individuales emanados por ellos?

    El cual fluye como una sombra viviente y colectiva a su vez, en la cual, la

    combinacin sera a la vez mltiple y limitada?. Por lo tanto, valdra preguntarle a la flor

    por el nmero de sus ptalos o por las divisiones de su corola al suelo por las figuras que traza, al sol por los colores que reproduce.

    V

    Todo cambiaba de forma a mi alrededor, el espritu con el que charlaba ya no tena

    el mismo aspecto; se haba transformado en un joven, incapaz de transmitir algn

    pensamiento, as que era yo quien entonces tomaba la iniciativa de establecer la

    comunicacin, mas l no me responda

    Acaso me encontraba tan distante de aquellas alturas vertiginosas? Entonces

    comprend que esas cosas tambin les eran extraas o peligrosas quiz una fuerza superior me prohiba escudriarlo.

    Me vea desorientado en medio de una populosa y desconocida ciudad, not que

    estaba inmersa en una cuenca rodeada de colinas, resaltaba un monte completamente

    cubierto de caseros.

    En medio de la gente del pueblo distingua a algunos que me parecan forasteros,

    provenientes de alguna otra tpica comarca, su cariz lleno de vida, enrgico, y el

    pronunciado acento de sus rasgos me recordaron las aisladas etnias guerreras que

    habitaban en pases montaosos y en algunas islas poco frecuentadas por los viajeros. De

    todas formas, esa gran ciudad de heterognea poblacin les era propicia para perseverar

    su hurao ascetismo. Quines eran entonces esos hombres?

    Mi gua me condujo por esas agrestes y ruidosas calles en donde resonaba el

    incesante bullicio de las industrias, luego, subimos por varias escaleras que llegaban ms

    all de donde es posible ver. Empero, a un lado y otro vea terrazas protegidas por rejas,

    jardines que se explayaban sobre vastas estepas, techos, pabellones en construccin,

    Siete era el nmero de la familia de No; Pero uno de los siete se relaciona misteriosamente a las generaciones

    anteriores de los Eloim!...

    La imaginacin, como un rayo, me represent los diversos dioses de la India as como las imgenes de la genealoga, por decirlo de alguna forma, primitivamente concebida, me aterr ir mas lejos, pues en la trinidad an reside un

    temible misterioHemos nacido bajo la ley bblicaN. del A.

  • 10

    pinturas y esculturas realizadas meticulosamente, planos que se comunicaban por largas

    lianas que seducan la vista y cautivaban al espritu. En fin, todo conformaba, o bien

    pareca un delicioso oasis, el cual mostraba una soledad y un silencio inusitado, en

    contraposicin con el tumultuoso bullicio de abajo, all tan slo se escuchaba un musitado

    silbido. A menudo hemos escuchado hablar de proscritas regiones alojadas en sombras

    necrpolis y catacumbas, sin embargo, all, podra decirse, sin duda, que era todo lo

    contrario; se trataba pues, de un pueblo dichoso que se cri en medio del silencioso

    refugio de los pjaros, de las flores, del aire puro y de la luz.

    Estos son, dijo mi gua los habitantes de estas montaas amos de la regin de donde acabamos de venir; durante mucho tiempo ellos han vivido aqu con humildes

    costumbres, bondadosos y honestos, conservando las virtudes que la naturaleza renda en

    los albores del mundo. El pueblo vecino los honraban y seguan sus ejemplos.

    Desde el punto donde me hallaba en aquel entonces, descend siguiendo a mi gua,

    hasta llegar a una de esas moradas, las cuales al estar unidas por los techos, ofrecan un

    extrao aspecto. Me pareci que se me hundan los pies en las mltiples capas que haba

    recibido el terreno, sepultando antiguos edificios, esas remotas construcciones

    asombanse cada vez ms a medida que bamos avanzando; distinguindose el respectivo

    gusto arquitectnico de cada siglo, todo eso hacia recordar a las excavaciones que se han

    realizado de antiguas ciudades; o tal vez, aquello que era ms que era ms que un terreno

    descubierto, lleno de vida, atravesado por mil juegos de luz. En fin, me encontraba en

    una habitacin inmensa, donde vi a un anciano trabajando sobre una mesa, no s que

    febril labor, en el momento en que atraves la puerta un hombre vestido de blanco, el cual

    no pude distinguir muy bien, me amenaz con un arma que llevaba en la mano; pero el

    que me acompaaba le hizo un ademn sealando que se alejara, pareca haberle querido

    impedir que penetrara en los misterios de esas retiradas moradas. Sin preguntar nada a mi

    gua, comprend intuitivamente que esas elevadas y abismales regiones eran el retiro de

    los primitivos pobladores de las montaas.

    Siempre estaban alertas ante el hacinamiento de las hordas invasoras de las nuevas

    etnias, pues, ellos vivan all, como se haba dicho antes, una vida simple; eran

    bondadosos, rectos, diestros e ingeniosos y haban vencido de modo pacfico a las ciegas

    huestes que haban querido arrebatarle, durante mucho tiempo, su herencia. Pareca

    imposible! No estaban ni corrompidos, ni carcomidos, ni esclavizados, se mantenan

    puros, aunque haban sobrepasado la ignorancia y aceptado, sin recelo, las virtudes de la

    pobreza. Un nio se entretena en el suelo con unos cristales, unas conchas marinas y

    unas piedras grabadas, haciendo objeto de juego algo que, seguramente, estudiaba. Una

    mujer de avanzada edad, pero que an reservaba ciertos vestigios de belleza, ocupbase

    de mantener limpio el lugar. En ese momento muchas personas jvenes entraron

    ruidosamente, al parecer regresaban de sus labores; me impact verlos vestidos

    completamente de blanco, pero pens que slo se trataba de una ilusin que asaltaba a mi

    vista; para volverla perceptible. Mi gua comenz a pintar su atuendo, lo pintaba con

    vivos colores, hacindome comprender que ellos realmente estaban vestidos as. De

    manera que, la luz que impresionaba provena, quiz, de un brillo peculiar proveniente de

    algn juego de luces donde se confundan los comunes matices del prisma.

    Sal de ese recinto inmediatamente, y me vi en una terraza fijada en el arriate, all

    paseaban y jugaban jovencitas y nios, sus vestidos me parecan tan blancos como los

    otros, pero estos estaban ornamentados con encajes rosados; esas personitas eran tan

    hermosas: de graciosos rasgos y el resplandor de sus almas se transparentaban tan

    vivamente a travs de sus delicadas figuras que inspiraban toda clase de cndidos afectos,

    de manera que hacan desvanecer a los superfluos furores de la juventud.

  • 11

    No podra describir los sentimientos que me infunda el espritu en medio de esos

    encantadores seres que amaba como si les conociera, eran como una antigua y celeste

    familia que con sus miradas risueas buscaban la ma con dulce compasin, as que, me

    puse a llorar amargamente el incierto recuerdo de un paraso perdido. En ese instante,

    comprend duramente que yo slo estaba de paso en ese mundo, que me era dulce y

    extrao a un mismo tiempo, tembl slo de pensar que deba retornar a la realidad en

    vano mujeres y nios me rodeaban para retenerme, pues, ya sus encantadoras figuras

    comenzaban a difuminarse en confusos vapores, sus hermosos visajes palidecan, sus

    pronunciados rasgos y sus brillantes ojos se perdan en una sombra donde an se

    reflejaban los ltimos destellos de sus sonrisas

    Esa fue la visin que tuve, o por lo menos esos fueron los detalles ms

    sobresalientes que recuerdo.

    El estado catalptico en que me encontraba, durante tanto das, se explic basndolo en

    la lgica y en hechos cientficos.

    Los comentarios de los que haban sido testigos de mi estado, me molestaban, puesto que,

    atribuan todo lo que me haba sucedido a una perturbacin mental, argumentando que

    todos los ademanes que haca y palabras que profera eran el reflejo de una cadena de

    sucesos de la vida real.

    Estaba ms a gusto con aquellos amigos que pacientemente, o quiz por tener ideas

    anlogas a las mas, me dejaban contar de manera disoluta todo lo que haba visto

    espiritualmente. Uno de ellos me dijo llorando: No es cierto que existe un Dios? S! le contest entusiasmado; y nos abrazamos como dos hermanos de esa patria mstica que

    yo haba vislumbrado.

    Cunta felicidad encontraba en esa conviccin! As que, esa duda eterna acerca

    de la inmortalidad del alma que repercute a miles de espritus, se haba resuelto para m.

    Sin embargo, me pareca sentir ms la muerte, la tristeza y la inquietud, puesto que

    aquellos que amaba me haban mostrado verdaderas seales de su eterna existencia, y no

    me separaba de ellos mas que las mismas horas que separan al da y la noche la cual

    esperaba inmerso en una dulce melancola.

    VI

    Un sueo que an preservo en la memoria me confirm aquel pensamiento:

    Me encontr de pronto en una sala de la casa de mi abuelo, me pareci que

    comenzaba a agrandarse, los muebles que eran antiguos relucan con un brillo

    extraordinario, los tapices y las cortinas estaban como nuevas, el da pareca ms radiante

    que cualquier otro y atravesaba con sus luminosos rayos la mampara y la puerta, el aire

    tena una frescura y un perfume parecido a las primeras brisas de primavera. Tres mujeres

    trabajaban en la sala, yo pensaba que se trataba de parientes y amigas conocidas en mi

    juventud, mas no lo eran, no obstante, sus rasgos eran muy similares; los contornos de sus

    figuras se agitaban como la llama de una lmpara y cada instante se observaba las

    caractersticas y rasgos de una en la otra y as sucesivamente, las sonrisas, las voces, el

    color de sus ojos, los cabellos, sus estaturas, los ademanes similares, todo se alternaba

    como si poseyeran el mismo espritu, compartieran el mismo cuerpo, la misma vida, es

    decir, cada una de ellas estaba conformada por todas a la vez, al igual que esas mujeres

  • 12

    que los pintores representan en sus cuadros, valindose de diferentes modelos para as

    lograr la belleza perfecta.

    La de mayor edad me hablaba con una voz vibrante y meldica, que

    inmediatamente reconoc, ya que, la haba escuchados en mis aos de infancia, realmente

    no s qu deca esa mujer, pero cualquier cosa que haya sido, me haca estremecer debido

    al profundo sentido de justicia que me inspiraba, aquellas palabras me hicieron

    reflexionar; de pronto, me vi vestido con un antiguo hbito de color oscuro, tejido

    completamente a mano con un hilo muy fino, similar al de las araas, era muy hermoso y

    con cierta donosura, estaba impregnado de una suave fragancia, verdaderamente me

    senta rejuvenecido y muy elegante llevando es traje que pareca haber sido

    confeccionado por las hadas, a quienes agradeca ruborizado como un nio en medio de

    hermosas doncellas. Entonces, una de ellas se levant y se dirigi hacia el jardn.

    Todos sabemos que en los sueos jams se puede ver el sol aunque

    frecuentemente se pueda percibir refulgencias an ms intensas y los objetos y los

    cuerpos poseen su propia luz.

    Me encontr en un pequeo parque donde se expandan emparrados con forma de

    glorietas cargadas con espesos racimos de uvas blancas y negras; la dama que me guiaba

    a travs de las glorietas avanzaba por medio de las sombras yuxtapuestas de los parrales,

    an me pareca que cambiaba de forma y vestimenta.

    Saliendo de all, por fin nos encontramos en un espacio descubierto, all apenas se

    poda percibir los visos de los antepasados que ya haban partido y que en otro tiempo

    haban sido mrtires.

    Los cultivos haban sido abandonados desde haca ya mucho tiempo, las plantas

    de clemtide, lpulo, madreselva, jazmn, hiedra, aristoloquia estaban extendidas entre los

    rboles, sus largas lianas desperdigadas crecan vigorosamente, sus ramas se plegaban

    hasta la tierra cargada de frutos en medio del follaje de hierbas parsitas brotaban, en

    estado silvestre, algunas flores de jardn.

    En la lejana se atisbaba enraizados, frondosos lamos, acacias y pinos, en el seno

    de su follaje se entrevean unas estatuas ennegrecidas por el tiempo; me percat que

    delante de m haba una pila de rocas cubiertas de hiedras por donde brotaba una fuente

    de agua viva, cuyo chapoteo armonioso resonaba en el embalse lleno de agua durmiente

    entre velada por largas hojas de nenfar.

    La dama que iba siguiendo, desenvolva su esbelta figura con movimientos que

    producan variables reflejos en los pliegues de su vestido, sutilmente rode su lozano

    brazo con una larga liana de rosas malvas, luego se coloc debajo de un esplndido rayo

    de luz y comenz a crecer de tal forma que poco a poco cubri todos los espacios del

    jardn y los arriates y rboles pasaron a ser los rosetones y festones de su vestido,

    mientras que su figura y sus brazos hacan los contornos de las nubes purpreas que

    avistaban en el cielo, as pues, a medida que se transfiguraba la perda de vista, ya que,

    pareca desvanecerse en la inmensidad. Oh no desaparezcas gritaba porque la naturaleza se desaparece contigo!...

    Diciendo estas palabras, comenc difcilmente a salir del lugar a travs de los zarzales, tratando de retener la sombra gigante que se me escapaba, pero, tropec con la punta de

    una pared deteriorada, en cuyo cimiento yaca un busto de mujer; levantndolo tuve la

    corazonada que se trataba del suyo

  • 13

    Reconoc su amada efigie y por lo tanto senta su mirada cerca de m, me percat

    que el jardn haba tomado el aspecto de un cementerio y escuchaba voces que decan:

    El universo est inmerso en la noche.

    VII

    Desde el comienzo de ese sueo tan delicioso me qued con un gran desconcierto

    Qu significaba? No lo supe sino pasado un tiempo: Aurelia haba muerto.16

    Y yo tan

    slo estaba enterado de que estaba enferma.

    A causa del estado de mi espritu, no poda manifestar ms que una vaga tristeza

    mezclada de esperanza, pensaba que a m mismo no me restaba mucho tiempo por vivir,

    sin embargo, desde ese momento estaba seguro que existan un mundo donde los

    corazones que se aman se vuelven a encontrar.

    Por otra parte, ella me perteneca an ms en el trance de su muerte que en el de su

    vida

    pensamiento egosta que ms tarde deb pagar con lgrimas amargas.

    No quisiera abusar de los presentimientos, el azar se encarga de hacer cosas

    extraas, pero, me preocupaba el recuerdo (que me saltaba a la memoria) de aquellos das

    de nuestra corta unin; le haba dado una sortija antigua, cuyo engaste lo conformaba un

    palo tallado en forma de corazn; como le quedaba grande al dedo, tuve la fatal idea de

    mandarla a cortar para reducir de esta manera su argolla. No advert mi error hasta que no

    escuch el ruido de la sierra, me pareca ver gotear la sangre

    Los cuidados que reciba me haban devuelto la salud, aunque, an no haba

    recobrado en mi espritu el curso normal de la humana razn.

    La casa donde me encontraba, situada en las alturas, tena un extenso jardn

    cultivado con hermosos rboles, el aire puro de la colina, los primeros suspiros de la

    primavera, la hospitalidad de una sociedad totalmente caritativa, me trajeron largos

    das de calma y reposo.

    Los primeros brotes de las hojas de los arces me regocijaban por la vivacidad

    de sus colores similares a los caireles de los faraones, la vista que se extenda por

    encima de la planicie presentaba, de da y de noche, encantadores horizontes, cuyos

    tintes degradados estimulaban mi imaginacin, pues, poblaba a los taludes y nubes de

    figuras divinas las cuales crea ver detalladamente.

    Quise fijar mis imgenes favoritas, con la ayuda de carbones y pedazos de

    ladrillos que recoga del suelo, comenc rpidamente a esbozar en las paredes una

    sucesin de dibujos que representaban mis impresiones.

    Una figura resaltaba entre las otras, era la figura de Aurelia, a la cual le atribu

    rasgos de diosa tal como se me apareca en sueos; dibuje a varias personas rodendola

    tendidas a sus pies y a dioses que la cortejaban, luego, comenc a colorear

    improvisadamente ese conjunto exprimiendo el extracto de algunas plantas y flores

    16 Si se considera la correlacin que Nerval frecuentemente haca de su vida y su obra, cabe destacar que la muerte de

    Jenny Colon acaeci el 5 de junio de 1842, muerte que le marcara profundamente y para siempre.

  • 14

    Cuntas veces so delante de ese venerado dolo! Y fui an ms all, pues. Trat de

    moldear con lodo el cuerpo de aquella amada, no obstante todas las maanas deba

    reconstruirlo, pues, los locos celosos de mi dicha, disputaban entre ellos y destruan la

    estatuilla.

    Me dieron algunos papeles, entonces, me esforzaba durante largas horas en

    representar con mil figuras acompaadas con narraciones, versos e inscripciones, en

    todos los idiomas conocidos, una especie de historia del mundo argumentada por los

    conocimientos que an preservaba y por algunos fragmentos de sueos que mi

    ansiedad haca ms palpables o prolongaba, no me guiaba nicamente por la tradicin

    de la moderna creatividad, pues, mis ideas iban mucho ms all: lograba a entrever,

    como en un sueo, la primera alianza de los genios, la cual fue llevada a cabo por

    medio de talismanes, por ello, trataba de reunir las piedras de la tabla sagrada y dar a

    conocer a los primeros siete Eloim que se haban distribuido en el mundo. Narraba la

    historia a modelo de las tradiciones orientales, la cual comenzaba por el feliz acuerdo

    de los poderes de la naturaleza que formularon y organizaron el universo.

    Durante la noche que precedi a mi trabajo, me cre transportado a un obscuro planeta donde se debatan los primeros grmenes de la creacin. Del seno de

    la arcilla an blanda erigeronse gigantescas palmeras, euforbios venenosos y

    retorcidos acantos al derredor de los cactus; las ridas figuras de las rocas se elevaban como soportes de ese bosquejo de la creacin y horrendos reptiles

    serpenteaban, se extendan o atiborraban en medio de la inextricable red de la salvaje

    vegetacin; la plida luz de los astros slo iluminaba las oblicuas perspectivas de ese

    extrao horizonte, sin embargo, a medida que la creacin iba conformndose una

    estrella ms luminosa derram los primeros fulgores del alba.

    VIII

    Luego los monstruos comenzaron a cambiar de forma, se despojaron de sus

    pieles y comenzaron a marchar, an con ms vigor, sobre patas gigantescas; la enorme

    masa de sus cuerpos arrasaba con las ramas de los rboles y destrua los pastizales,

    entonces, en medio del caos, empezaron a combatir; yo tambin tomaba parte de esos

    combates, pues, de igual forma me haba transformado en un monstruo tan raro como

    ellos. De pronto, una extraa msica reson en aquellas soledades, pareca que los

    gritos, rugidos y los extraos silbidos de todos los seres primitivos se entonaban, a

    partir de ese entonces, con aires divinos.

    Comenzaron a surgir muchsimos cambios, el mundo iba iluminndose poco a

    poco, se trazaron figuras divinas en el follaje y en el fondo de los matorrales y a partir

    de ese momento comenzaron a amansarse las bestias transformndose luego en

    hombres y mujeres, otros en animales salvajes y pjaros.

    Quin haba sido el autor de tal milagro?

    Una diosa radiante guiaba, en esos nuevos avatares, la rpida evolucin de los

    seres humanos, entonces, se comenzaron a clasificar las especies, partiendo desde las

    aves y pasando por los animales salvajes, peces y reptiles, tambin dicha clasificacin

  • 15

    comprenda a los Devas, Peris17

    y Ondinas18

    y adems a las Salamandras;19

    cada vez

    que uno de esos seres mora renaca rpidamente con una figura ms hermosa cantando

    para la gloria de los dioses.

    Sin embargo, uno de los Eloim tuvo la idea de crear una quinta raza,

    conformada por los elementos de la tierra y a quienes llam los afritas, slo eso bast

    para que se armara una revolucin total entre los espritus que no queran reconocer a

    los nuevos poseedores del mundo. No s cuantos millares de aos duraron los

    combates que ensangrentaron el globo, sin embargo, tres de los Eloim conjuntamente

    con espritus de su raza, al fin, fueron relegados al centro de la tierra, donde luego

    fundaron grandes imperios, pues tenan en su poder los secretos de la cbala divina que

    haca unificar a los mundos, y se proporcionaban fuerza a travs de la adoracin de

    ciertos astros los cuales siempre se la trasmitan. En fin, esos nigromnticos que haban

    sido desterrados a los confines de la tierra; tenan un medio para conferirse el podero;

    se trataba de lo siguiente: Rodeados de mujeres y esclavos, cada uno de ellos se

    aseguraba su indeterminada existencia, pues, podan reencarnar en sus cras.

    Poderosos cabalistas los encerraban cuando estaban a punto de morir en

    sepulcros hermticos los cuales acicalaban con sustancias y elixires preservativos, de

    modo que, durante un largo periodo an parecan estar vivos, y luego as como la

    crislida hila su capullo, ellos se adormecan durante cuarenta das para as resucitar en

    el recin nacido que posteriormente se encargara del reino.

    Sin embargo, las fuerzas vivificantes de la tierra se agotaban nutriendo a esa

    prole, cuya sangre, siempre la misma, inundaba a los nuevos vstagos. En enormes

    subterrneos cimentados bajo hipogeos y pirmides, haban acumulado todos los

    tesoros de sus ancestros y algunos talismanes que los protegan de la clera de los

    dioses.

    Era en el centro de frica, ms all de las montaas de la luna y de la antigua

    Etiopa, donde acaecan esos extraos y misteriosos sucesos. Estuve en cautiverio

    durante un buen tiempo, agonizante como gran parte de la raza humana. Los verdes

    matorrales que haba visto ya no eran ms que plidas flores y mortecina hojarasca, un

    sol implacable devoraba tales parajes, y los nios dbiles de estas eternas dinastas

    perecan agobiados por el fardo de la vida.

    17 En el original en cuanto a Los Devas aparece Dives, el cual nos lleva al Div persa del islamismo. Se trata de criaturas intermediarias

    entre el hombre y los demonios (Daeva, Deva) se dividan en dos categoras: los Ner o Ner, de sexo masculino y de carcter negativo, y los Peri, de sexo femenino. Segn otras fuentes, en cambio, Div y Peri son seres contrapuestos ente s. Segn un mito citado por

    Herbelot, Dios cre a los Div antes que Adn, y les dej el gobierno del mundo durante 7.000 aos. Tras de ellos el dominio pas a las

    Peri durante otros 2.000 aos. Puesto que estas dos especies resultaron desobedientes al Creador, este les dio como rey a Iblis, que

    guerre contra Div y Peri, que para la ocasin se haban aliado. Iblis, sin embargo, una vez hubo resultado vencedor, no se comport con ms sabidura que los vencidos, porque fue presa del orgullo,

    y fue por consiguiente maldito por Dios. 18 En Europa se designa as a todos los seres de gnero femenino asociados al agua y que participan de su propia naturaleza. Se dice

    que las Ondinas pueden presentarse en forma de ninfas; viven en los lagos y en los ros, bajo cuyas aguas danzan en el momento en

    que alguien se ahoga. Esto da la medida de su ndole maligna y peligrosa, contrapuesta a su aspecto generalmente placentero y seductor. Su deseo de adquirir un alma inmortal, cosa que slo puede obtenerse mediante el matrimonio con un mortal, las lleva con

    frecuencia a salir de las aguas para conocer y seducir a los hombres. Con el mismo nombre, o con el de Ninfas, se designa en ocultismo

    a los espritus Elementales del agua, parcialmente coincidentes con las Ondinas descritas en el punto precedente (y de las cuales derivan), pero distinto de ellas. Habitan en el elemento Agua, y pertenecen a los dos sexos; su aspecto es idntico al de los hombres de

    carne y hueso. 19 Reptil que ha producido una gran cantidad de fbulas y atribuciones en la antigedad en diversas regiones del globo. Sin embargo, se le vincula a menudo con el ave Fnix y se coincide mayoritariamente a atribuirle la propiedad de ser invulnerables al fuego y/o

    provenir del mismo. Mas en el ocultismo no se le debe confundir con dicho animal, pues, es uno de los espritus Elementales, que slo

    tiene en comn con la otra Salamandra el vnculo con el elemento fuego. El primero en hablar de ellas fue Paracelso, que tambin las llamaba Vulcnides o Etnas. Segn l, tienen un aspecto sutil, casi grcil. Si se va al monte Etna, una de sus residencias, se las puede

    or gritar, su cuerpo es luminoso y gil; conocen el pasado, el presente y el futuro, pero dado que raramente hablan y que frecuentan

    poco al hombre, ello no es de ninguna utilidad para este ltimo. Por otra parte su proximidad es peligrosa, porque en su cuerpo rebullen llamas diablicas.

  • 16

    El imponente fasto regido por la solemnidad y los rituales hierticos comenz a

    ser montono, disgustaba a todos, pero nadie se atreva a menospreciarlo. Los ancianos

    languidecan bajo el peso de sus coronas y de sus imperiales ornamentos rodeados de

    galenos y sacerdotes cuyo saber les garantizaba la inmortalidad. En cuanto al pueblo,

    por siempre circunscrito en las distinciones genealgicas, no poda contar ni con la

    libertad y ni siquiera con la vida, pues, se les vea a los pies de los rboles heridos

    mortalmente y afectados por la esterilidad, los manantiales estaban secos y se vea

    sobre la hierba quemada a nios desfallecidos y jvenes mujeres endebles y plidas. El

    esplendor de las cmaras reales, la majestuosidad de los prticos, la pompa de los

    atuendos y de los ornamentos no representaban ms que un dbil consuelo para el tedio

    eterno de esas soledades.

    Muy pronto, los pueblos se vieron diezmados por las enfermedades, los

    animales y las plantas murieron, y hasta los mismsimos inmortales desfallecan bajo

    sus pomposos ropajes. Un azote ms intenso que los anteriores vino de improviso a

    rejuvenecer y salvar el mundo. La constelacin de Orin liber del cielo torrenciales

    cataratas de agua, la tierra sobrecargada por los glaciares del polo opuesto, dio un

    medio giro sobre s misma, y los mares rebosando sus riberas, refluyeron sobre las

    planicies de frica y Asia, inundando los desiertos, las tumbas y pirmides y durante

    cuarenta das un arca misteriosa se pase por los mares llevando la esperanza de una

    nueva creacin.

    Tres de los Eloim se haban refugiado en la cima ms all de las montaas del

    frica y un combate se dio lugar entre ellos, mas en este punto me falla la memoria,

    por lo tanto ignoro cual fue el resultado de esa lucha suprema.

    Solamente an puedo percibir sobre un pico anegado por las aguas a una mujer

    que fue abandonada por ellos y que gema con los cabellos desaliados, debatindose

    con la muerte. Sus lastimeros ayes resonaban ms fuerte que el ruido de las

    corrientes

    Finalmente se haba salvado? Tambin lo ignoro, los dioses, sus hermanos, la

    haban condenado, pero, en el cielo brillaba la estrella nocturna que verta sobre su

    frente fulgurantes rayos.

    El himno perenne de la tierra y de los cielos resonaba armoniosamente para

    consagrar la aquiescencia de las nuevas razas. Y mientras que los hijos de No

    trabajaban a duras penas expuestos a la luz de un nuevo sol, los nigromnticos, todava

    agazapados en sus refugios subterrneos, seguan resguardando en ellos sus tesoros y

    se recreaban en silencio y durante la noche.

    Algunas veces salan tmidamente de sus escondrijos para amedrentar a los

    vivos, o para propagar entre los aviesos las nefastas enseanzas de sus conocimientos.

    Tales eran los recuerdos que yo rememoraba gracias a una especie de vaga

    intuicin del pasado. Me estremeca al reproducir los rasgos horrendos de esas razas

    malditas. Por doquier, lloraba mora o languideca la imagen agonizante de la Madre

    Eterna.20

    A travs de las difusas civilizaciones de Asia y del frica, se poda percibir

    constantemente una misma y cruenta escena de orgas y masacres que los mismos

    espritus reproducan bajo una nueva apariencia.

    20 Con este nombre se designa tambin a la diosa Isis.

  • 17

    La ltima acaeci en Granada, donde el sagrado talismn se despedazaba por

    los contendientes embates de cristianos y moros Cuntos aos ms tendr que sufrir

    el mundo? Ya que, Seguir siendo necesario que la venganza de esos eternos rivales

    contine bajo otros cielos! Esos son los trozos de la serpiente que rodea la tierra Separados por el hierro, se vuelven a juntar en un beso repugnante cimentado por la

    sangre de los hombres.

    IX

    Tales fueron las imgenes que sucesivamente se mostraron ante mis ojos. Poco

    a poco se fue sosegando mi espritu y por fin pude abandonar el sanatorio que era, sin

    embargo, todo un paraso para m. Un tiempo despus, fatales circunstancias

    propiciaron una recada que reanud la sucesin de aquellas extraas ensoaciones.21

    Cierto da me paseaba por el campo cavilando acerca de un trabajo referente a

    ideas religiosas. Al pasar delante de una casa, escuche a un pjaro que profera algunas

    palabras, que quiz haba aprendido en algn lugar, sin embargo, su confuso parloteo

    me pareci provisto de cierto significado, es ms, me hizo recordar la alucinacin que

    narr en pginas anteriores, inmediatamente sent un escalofro de mal augurio.

    Avanzando algunos pasos, me encontr con un amigo el cual no vea desde

    haca mucho tiempo y que resida en una casa cercana, se empe en que le

    acompaara para mostrrmela. Una vez all, subimos a una terraza bastante alta, desde

    la cual se poda divisar un vasto horizonte. A la puesta del sol bajamos apoyndonos

    en los peldaos de una rstica escalera, di un paso en falso y mi pecho fue a dar contra

    el cantero de un mueble, hice un gran esfuerzo para levantarme, pero, volv a caer en

    medio del jardn, entonces, pensando que estaba fatalmente herido levant los ojos

    para dar un ltimo vistazo al ocaso antes de morir.

    Me sent acosado por la afliccin que invade el alma en ese momento crucial,

    sin embargo, me pareca hermoso morir as, en esa hora y rodeado de rboles y de

    flores otoales. No obstante, no fue ms que un simple desmayo, luego del cual logr

    reunir las fuerzas suficientes para regresar a mi casa y tenderme en la cama. La fiebre

    se apoder de m, y recordando el sitio donde me haba cado me di cuenta que ese

    hermoso panorama que estuve admirando daba con un camposanto, el mismo donde se

    hallaba Aurelia.

    Hasta ese entonces, no haba pensado que la impresin que me pudo haber

    dejado tal escenario poda haber sido la causa de mi cada, esa misma idea me produjo

    otra an ms funesta e incesante, ahora lamentaba amargamente que la muerte no me

    hubiera llevado consigo, pero luego reflexion y me dije a mi mismo que no era digno

    de reanudar esos lazos tan dichosos.

    Recordaba acremente la vida que haba venido llevando despus de su muerte,

    entonces me reprochaba, no por haberla olvidado, pues eso no haba ocurrido, sino por

    deshonrar su memoria dejndome llevar por fortuitos amoros. Entonces, se me ocurri

    consultarlo con el sueo, sin embargo, su dulce efigie que tantas veces se me revelaba,

    ahora ni siquiera se asomaba al umbral de mis ensoaciones, en cambio, soaba con

    sangrientas y confusas imgenes.

    21

    Alude Nerval a la recada que sufri en septiembre de 1851, sin embargo, se sabe que tambin estuvo recluido en dos oportunidades en 1849.

  • 18

    Pareca que esa raza abominable se dispersaba en medio de aquel mundo ideal

    que haba visto en distintas ocasiones y en donde ella reinaba. El mismo espritu que

    me haba amenazado, cuando me dispona a entrar en la morada de aquellas

    inmaculadas congregaciones que habitaban en la ms supremas alturas de la Ciudad

    Misteriosa, volvi a pasar delante de m, yo no llevaba puesto el traje blanco de aquel

    entonces, al igual que los de su raza, sino que estaba ataviado con un atuendo de

    prncipe oriental.

    Apenas le vi, me abalanc sobre l en forma amenazante, pero slo se limit a

    darme tranquilamente la espalda. Ora terror! Ora clera! Tal era mi semblante, tal era

    mi aspecto, voltil y a la vez enaltecido

    Entonces me acord de aquel que haba sido encarcelado la misma noche que yo, y

    que a mi parecer, cuando mis dos amigos fueron a buscarme, se vali de la ocasin y

    usando mi nombre se burl de los centinelas, quienes le dejaron libre. Llevaba un arma en

    la mano el cual no poda distinguir muy bien, y uno de los que le acompaaba, dijo:

    Con eso fue con que le golpe

    No s de que manera explicar que, en mi mente, los acontecimientos terrenales

    podan coincidir con los del mundo sobrenatural, eso es mucho ms sencillo sentirlo que

    expresarlo claramente, Pero quin era, pues, ese espritu que se manifestaba dentro y

    fuera de m? Acaso era el doble, del que hablan las leyendas, o ese hermano mstico que

    los orientales llaman Ferour? Realmente no estaba influido por la historia de aquel

    caballero que luch durante toda la noche con un amigo desconocido y que result ser l

    mismo? Sea lo que sea, creo que la imaginacin no ha inventado nada que no sea real en

    este mundo o en otros y adems no poda dudar de lo que haba visto tan detalladamente.

    De pronto, se me ocurri una idea terrible:

    El hombre posee doble personalidad reflexionaba siento a dos personas en mi interior escribi un padre de la iglesia. La concurrencia de dos almas ha depositado ese

    germen mixto dentro un solo cuerpo, el cual, muestra a la vista dos porciones similares

    reproducidas en todos los rganos de su estructura. De hecho, en todo hombre hay un

    espectador y un actor, el que habla y el que replica. Los orientales han visto en ello a dos

    enemigos: El buen y el mal genio. Ser el bueno? Ser el malo? me preguntaba de todas formas el otro me sera hostil Quin sabe si en alguna circunstancia o en cualquier momento los dos espritus se separan? Y aunque unidas en un mismo cuerpo

    por una maternal afinidad, Quiz a uno le est prometida la gloria y la felicidad y al otro

    el aniquilamiento o tal vez sea condenado al sufrimiento eterno?...

    Un ominoso relmpago atraves de repente esa oscuridad Aurelia ya no me perteneca!...

    Me pareci haber escuchado acerca de una ceremonia que se llevaba a cabo en

    otro lugar y de los preparativos de un matrimonio mstico que no era sino el mo, y en el

    que el otro iba a aprovecharse del error de mis amigos y hasta de la misma Aurelia.

    Las personas que ms estimaba y que venan a verme y a consolarme parecan

    presas de incertidumbres, es decir, que las dos partes de sus almas se separaban

    conjuntamente con la ma, la una compasiva y confiada y la otra terriblemente herida al

    igual que mi alma. En todo lo que esas personas me decan siempre haba implcito un

  • 19

    doble sentido. Aunque bien, ellos mismos no se percataban, ya que no estaban presentes

    en espritu como yo. Sin embargo, en el mismo instante tal idea me pareci cmica,

    pensando en Anfitrin y en Sosas. 22

    Pero, y si en las fbulas de la antigedad se

    ocultaba la verdad bajo una mscara de locura? muy bien , me dije, luchemos en contra del mismsimo Dios con las armas de la tradicin y de la ciencia. Que por ms que

    intente hacer entre las sombras y en la noche, yo existo, y para vencerlo tengo todo el

    tiempo que me resta de vida.

    X

    Cmo pudiera esbozar siquiera la extraa desesperacin que me producan esas

    ideas y que me fueron reduciendo poco a poco? U n genio perverso haba tomado mi

    lugar en el mundo de las almas; sin embargo, Aurelia lo consideraba como si fuera yo

    mismo, pero, el espritu atribulado y afligido que daba vida a mi cuerpo, dbil,

    aborrecible y que era desconocido para ella se vera destinado para siempre al sufrimiento

    o a desvanecerse en la nada. Emple todas las fuerzas de mi voluntad para penetrar an

    ms en el misterio, del cual slo haba logrado levantar algunos velos.

    Algunas veces el sueo se burlaba de mis esfuerzos, mostrndome solamente

    imgenes gesticulares y furtivas.

    En este punto no podra ms que describir una idea demasiado extravagante de lo que

    result esa contencin espiritual. Senta que me deslizaba por un hilo tenso cuya longitud

    era infinita, la tierra atravesada por vetas multicolor de metales fundindose, como ya lo

    haba visto antes, se iluminaba paulatinamente por el brote del fuego de sus entraas,

    cuyo albor se funda con los matices rojizos que tean los flancos del orbe interno.

    Algunas veces me asombraba cuando vea inmensos charcos de agua suspendidos en el

    aire, como si de nubes se tratase, y por lo general posean una densidad tal que se podan

    desprender copos de ellos, pero era obvio que se trataba de un lquido diferente al agua, y

    sin duda, era su evaporacin lo que representaba a los mares y ros para aquel mundo de

    las almas.

    Por fin llegu a ver el litoral inmenso que estaba cubierto totalmente por una

    especie de caaveral verdusco, sus extremos sin embargo se vean amarillos como si los

    rayos del sol les hubieran secado parcialmente, empero, desde las pasadas ocasiones no

    haba apercibido ms ese astro

    Un castillo dominaba la costa por el cual comenc a trepar. En la vertiente

    opuesta, advert la grandiosidad de una ciudad inmensa, ya se aproximaba la noche

    cuando atravesaba la montaa y pude percibir las luces de los caseros y de las calles, al

    descender, pronto me hall en un mercado donde se venda frutas y hortalizas similares a

    las que se dan en las regiones meridionales.

    Baj por unas escaleras oscuras y me encontr, por fin, con las calles, se anunciaba

    la apertura de un casino, y los detalles de su distribucin se indicaban a travs de

    22 Refirese a los personajes de la comedia de Plauto

  • 20

    prospectos, el encuadramiento tipogrfico estaba hecho con guirnaldas de flores bastante

    coloridas y representativas, tanto que parecan naturales.

    Una parte del edificio estaba an en construccin; entr en un taller donde vi a

    unos obreros que modelaban con arcilla a un animal enorme que iba presentando el

    aspecto de una llama, pero que al parecer deba proversele de grandes alas. Dicho

    monstruo pareca estar atravesado por un surtidor de fuego que lo iba animando poco a

    poco, de manera que, traspasado por mil ramificaciones purpreas que constitua algo as

    como sus venas y arterias, se retorca a medida que, por decirlo de alguna manera, la

    inerte materia se iba fecundando, revistindose con una broza de fibrosos apndices, de

    membranas y mechones lanudos. Me detuve a observar la obra maestra en la cual pareca

    haberse descubierto los secretos de la creacin divina.

    Esto que tenemos aqu me dijeron es el fuego primitivo que anim a los primeros seresen otro tiempo, este fuego suba hasta la superficie de la tierra, pero ahora todas las fuentes estn extintas. Tambin pude admirar trabajos de orfebrera en

    los que empleaban dos tipos de materiales que son desconocidos sobre la tierra: uno era

    rojo que podra corresponder al cinabrio y el otro era de un color parecido al lapislzuli.

    Los ornamentos no eran ni martillados ni cincelados, sino que se formaban, se matizaban

    y eclosionaban como si se tratara de una especie de plantas metlicas que logran

    reproducir a partir de ciertas mezclas qumicas. No crearon tambin a los hombres? le pregunt a uno de los trabajadores pero l me replic: Los hombres provenimos de lo alto y no de abajo, Acaso podramos crearnos a nosotros mismos?. Aqu no hacemos

    ms que formular, para el progreso sucesivo de nuestras empresas una materia ms sutil

    que aquella que compone a la corteza terrestre.

    Esas flores que parecan naturales, ese animal que pareca estar vivo no son ms que

    productos del arte ms elevado y del nivel ms alto de nuestro conocimiento. Y de tal

    forma cada quien deber juzgarlo.

    Tales fueron, ms o menos, las palabras que me dirigieron, de las cuales cre haber

    discernido lo que queran decir. Me puse a recorrer el saln del casino donde me tope con

    una gran multitud de la cual pude distinguir a varias personas que me eran conocidas,

    algunas an vivan, pero, otras ya haban fallecido en diversas pocas, las primeras

    parecan ignorarme o simplemente no me vean, mientras que las otras, al contrario, me

    saludaban aunque no me conocieran. Llegu al saln ms grande, que estaba cubierto

    completamente por alfombras rojas, orladas con tramados ribetes de oro, los cuales,

    formaban hermosos diseos, en el centro se hallaba un sof similar a un trono; algunos

    contertulios se sentaban en l para apreciar su confort. Pero no estando culminados todos

    los preparativos, se marchaban hacia otros salones. Conversaban a respecto de una boda y

    del novio que, segn se murmuraba, debera llegar en cualquier momento, para anunciar

    el comienzo de la ceremonia. De pronto, se apoder de m un incomprensible arrebato.

    Imagin que a quien se esperaba era mi doble que se dispona a esposarse con Aurelia y

    arm un escndalo tan grande que pareci consternar a todos los presentes. Comenc a

    hablar vehementemente explicando mis motivos de queja y reclamando la ayuda de todos

    los que me conocan; un anciano me dijo entonces:

    No est bien comportarse de esa forma, Ud. est alarmando a todo el mundo.

  • 21

    Entonces exclam:

    S muy bien que l ya en alguna ocasin me golpe con su arma, sin embargo, le espero sin ningn temor, ya que conozco cul es su punto dbil.

    En ese momento uno de los obreros del taller que haba visitado al entrar,

    apareci, llevaba consigo una larga varilla puesta al rojo vivo en uno de sus extremos,

    quise arrojarme sobre l, pero la punta rojiza del candente metal, el cual mantena siempre

    en ristre, amenazbame Entonces, retroced hasta donde se encontraba el trono y con el alma pletrica de un orgullo inaudito, levant el brazo haciendo una seal la cual a m me

    pareca contener un mgico secreto. El ensordecedor y agudo grito de una mujer,

    impregnado de un dolor desgarrante, me levant precipitadamente.

    Las slabas de una palabra desconocida que estaba apunto de pronunciar,

    expiraron sobre mis labios antes de ver la luz inmediatamente, me arroj al piso y me puse a rezar fervorosamente llorando con lgrimas amargas.

    Pero de dnde provena ese grito que resonaba tan angustiadamente en medio de

    la noche?

    Ese grito no provena de los sueos, era el grito de una persona de este mundo, y a

    m me pareci reconocer en l el dulce acento de la voz de Aurelia

    Abr la ventana, estaba todo tranquilo y no volv a escuchar aquel pavoroso grito,

    as que sal para saber si alguien lo haba escuchado, pero nadie haba odo nada, sin

    embargo, estoy seguro que ese grito era verdadero y que haba resonado en el mundo de

    los vivos sin duda, podra decrseme que la casualidad ha podido hacer que en ese preciso instante una mujer afligida gritara por los alrededores del recinto. Mas, segn mis

    ideas, los acontecimientos terrenales estn estrechamente ligados a los del mundo

    invisible. Se trata de esas extraas conexiones que ni siquiera yo puedo comprender y que

    es ms sencillo sealar que tratar de definir

    Qu haba hecho? Haba perturbado acaso la armona del mgico universo donde

    mi alma poda tener la certeza de poseer una existencia imperecedera. Quizs estaba

    maldito por haber querido ahondar en un misterio tan terrible, desafiando la ley divina,

    Tan slo deba esperar la clera y el desprecio! Las sombras exasperadas huyeron

    emitiendo gritos y trazando en el aire forzosos crculos, as como los pjaros cuando se

    aproxima una tormenta.

  • 22

    2 parte

    I

    Eurdice! Eurdice!

    Perdida una vez ms!

    Todo ha terminado, todo ha pasado! Ahora soy yo quien debe morir y morir sin

    ninguna esperanza! Pero, Qu es la muerte? Si tan slo fuera la nada

    Plugo a Dios! Pero ni el mismo Dios puede lograr que la muerte sea la nada Pero por qu era ahora la primera vez, despus de tanto tiempo, que se me ocurra pensar

    en l?

    Esta fatdica filosofa que haba fundado en mi espritu no poda admitir a esa

    privilegiada magnificencia o debera decir que se absorba en la fusin de los seres: Se trataba del dios Lucrecio, impotente y perdido en su inmensidad.

    Sin embargo, ella crea en Dios y un da hasta pude escuchar como brotaba tan

    dulcemente de sus labios el nombre de Jess, cosa que me conmovi tanto que me indujo

    a llorar.

    Oh Dios mo! Esas lgrimas, esas lgrimas Hace cuanto tiempo se secaron? Oh Dios mo, devulveme esas lgrimas!.

    Cuando el alma divaga confusa entre la vida y el sueo, entre el desorden del

    espritu y el retorno de la fra razn, es el pensamiento religioso donde uno debe

    refugiarse, empero, en esa filosofa yo nunca he podido encontrar otra cosa que no sea

    mximas egostas, o a lo sumo, vanas experiencias llenas de dudas amargas. De hecho,

    slo se limita a luchar en contra de las penurias morales, aniquilando completamente la

    sensibilidad. As pues, funciona al igual que la ciruga que slo se encarga de cercenar el

    rgano causante del dolor. Y para nosotros que hemos nacido en tiempos de tormentas y

    revoluciones, donde todas las creencias han sido execradas, y siendo la gran mayora

    educados bajo esa plida fe que se conforma con realizar superfluas practicas religiosas,

    las cuales, al ser asumidas con indiferencia resultan, quiz, ms culpables que la impiedad

    y la hereja, es, pues, mucho ms difcil an que sintamos esa necesidad imperiosa de

    reconstruir ese templo mstico que solamente los inocentes y humildes resuelven llevar a

    cabo en sus corazones.

    El rbol de la ciencia, no es el rbol de la vida! Sin embargo, Podramos arrojar

    de nuestra alma lo que tantas generaciones de seres inteligentes han vertido en ella, tanto

    de benvolo como de funesto?

    No, la ignorancia no se aprende.

    Ahora tengo ms confianza en Dios:

    Quiz ha llegado el momento de vivir el periodo ya anunciado, donde la ciencia,

    habiendo llegado completamente al cenit de sus sntesis, anlisis e hiptesis establecidas y

    refutadas, pueda depurarse a s misma y haga surgir del Caos y de las ruinas la ciudad

    maravillosa del porvenir Tampoco se trata de menospreciar a la humana razn como para considerar que algo pueda ganarse aborrecindola completamente, pues ello sera

    tanto como despreciar su celestial origen Dios apreciar, sin duda alguna, las buenas intenciones, adems Qu padre se complacera en ver a sus hijos abdicando, delante de

  • 23

    l, de todo razonamiento y todo orgullo? Al apstol que quera tocar para ver no lo

    maldijeron por eso!

    Pero qu es lo que acabo de escribir?... Blasfemias! La humildad cristiana no

    puede hablar de esa forma, tales pensamientos estn muy lejos de un alma noble y sobre

    la frente que los promueve brilla el fulgor del orgullo y la corona de Satn Un pacto con el mismsimo Dios?... Oh ciencia! Oh vanidad!

    Haba logrado reunir algunos libros cabalsticos, sumergindome en su estudio

    llegu a la conviccin de que todo era cierto, todo cuanto haba acumulado el espritu

    humano durante el paso de los siglos. El convencimiento que tuve de la existencia del

    mundo inmaterial coincida bastante con mis lecturas, as pues, no poda poner en duda,

    en lo sucesivo, las revelaciones del pasado. Los dogmas y los ritos de las diversas

    regiones, me parecan relacionados de tal forma que era como si cada una dispusiera de

    una determinada porcin de esos arcanos que constituyen sus medios de expansin y de

    defensa dichas fuerzas podran debilitarse, disminuirse y desaparecer por completo, lo que

    traera como consecuencia la absorcin de algunas razas por otras, pero ninguna podra

    resultar victoriosa o vencida sino por el espritu.

    De todas formas me deca seguramente las ciencias han sido alteradas debido a los errores humanos.

    El alfabeto mgico y los jeroglficos misteriosos han llegado hasta nosotros, pero

    incompletos o rodos, ya sea por el tiempo o por aquellos que tienen algn tipo de inters

    en nuestra perpetua ignorancia; encontremos, pues, esa letra perdida, ese signo borrado,

    recompongamos la escala disonante y de esa forma lograremos obtener fuerza ante el mundo de los espritus.

    Era de esta forma como crea percibir los vnculos entre el mundo real y aqul

    otro. La tierra, sus habitantes y su historia no eran otra cosa sino el teatro donde venan a

    cumplirse las acciones fsicas que elevan la existencia y la situacin de los seres

    inmortales atados a su destino.

    Sin remover siquiera el impenetrable misterio de la eternidad de los mundos, mis

    pensamientos se remontaron a la poca en que el Sol, de manera semejante a la planta que

    lo representa y que cabizbaja sigue la evolucin de su marcha celeste, sembraba en la

    tierra los grmenes fecundos de las plantas y de los animales. No se trataba de otra cosa

    que del mismo fuego que, al estar compuesto de almas, conformaba instintivamente la

    estructura de la morada comn. El espritu del Ser-Dios, reproducido, y por decirlo de

    alguna manera, reflejado en la tierra, transformbase en la especie ordinaria de las almas

    humanas, en la cual, cada una, por consiguiente, era a la vez hombre y Dios. Tales eran

    los Eloim.

    Cuando uno se siente abatido por el infortunio, se piensa tambin en la desdicha

    de los dems.

    Haba olvidado negligentemente una visita que deba hacer a uno de mis mejores

    amigos, del cual haba llegado hasta mis odos la noticia de que estaba enfermo, as que,

    me puse en marcha y me dirig hacia el hospicio donde le impartan un tratamiento,

    entonces reproch acremente mi negligencia, y lo hice an con mayor afliccin cuando mi

    amigo me cont que haba pasado una de sus peores vsperas; la habitacin donde estaba

    internado, tena las paredes cubiertas con cal, la luz del sol recortaba radiantemente los

    ngulos de las paredes y un haz luminoso titilaba a travs de un vaso lleno de flores que

    una monja haba colocado sobre la mesita del enfermo. El cuartucho era tan humilde que

    pareca ms bien la celdilla de un anacoreta italiano.

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    Su magra figura, su tez plida, parecida al marfil amarillento, contrastaba con el

    negro espesor de su barba y de sus cabellos, sus ojos an atizados por la secuela de la

    fiebre y quiz tambin por el cobertor, el cual estaba provisto de una capucha que llevaba

    puesta en los hombros le haca un sujeto un poco distinto del que yo haba conocido, pues

    ese no era aquel alegre compaero que comparta a mi lado los alegres y difciles

    momentos de mi vida. Vealo ahora con un cierto aire de apstol. Me cont cmo se haba

    visto, en el momento ms crucial de su enfermedad, como arrebatado por un ltimo

    impulso que pareci ser el momento supremo. Sin embargo, de pronto, pareci que ya no

    sufra y que el dolor haba cesado como por obra de un milagro.

    Lo que a continuacin sigui dicindome resulta casi imposible de transcribir se trataba de un sueo, un sueo sublime en los espacios ms vacos del infinito, de una

    conversacin con un ser diferente pero que a su vez era partcipe de s mismo, a quien,

    creyndole muerto, le pregunt adnde estaba Dios. Pero Dios est en todas partes, le

    responda, al que llamaremos su espritu, el est dentro de ti y en todos los dems l te

    juzga, te escucha, te aconseja, es t y yo a la vez, que pensamos y soamos juntos, y que

    nunca nos hemos abandonado el uno del otro, y que adems Somos eternos!.

    No puedo citar otra cosa de esta conversacin la cual, quiz, ha