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    C O M U N I D A D E SI M A G I N A D A S

    B E N E D I C TA N D E R S O N

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    VISTANOS PARA MS LIBROS:

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    COLECCIN POPULAR

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    COMUNIDADES IMAGINADAS

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    Traduccin d e

    EDUARDO L. SUREZ

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    BENEDICT ANDERSON

    COMUNIDADES

    IMAGINADAS

    Reflexiones sobreelorigen

    yladifusin del

    nacionalismo

    F O N D O

    DE

    CULTURA ECON M ICA

    MXICO

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    Pr im era edic in en ingls, 1983

    Se gu nd a edicin en ingls, 1991

    Primera edicin en espaol , 1993

    Tercera reim presin , 2006

    Anderson, Benedict

    Co m unid ad es ima ginadas. Reflexiones sobre el origen y

    la difusin del nacionalismo / Ben edict A nde rson ; t rad. d e

    E du ar do L. Surez. Mxico : FCE, 1993

    320 p. ; 17 x 11 cm (Colee. Popular ; 498)

    Ttulo original Imagined, Cummunit ies . Reflect ions on

    the Origin and Spread of Nationalism

    ISBN 968-16-3867-0

    1.

    Nacionalismo Teora I . Surez, Eduardo L. t r .

    II.

    Ser II. t

    LC JC311 .A656 Dewey 320 .54 A727c

    Distribucin mundial para lenguaespaola

    Sugerencias: edi tor ia l@fondodecul turaeconomica.com

    www.fondodeculturaeconomica.com

    Tel.

    (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694

    Empresa certificada ISO 9001: 2000

    Ttulo original :Imagined,Communities

    1983, 1991, Ben edict An derso n

    Publ icado por

    VERSO,

    L on dr es y Nueva York

    ISBN 0-86091-546-8

    D. R. 1993, FO ND O DE CULTURA ECONMICA

    Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 Mxico, D. F.

    Se prohibe la reproduccin total o parcial de esta obra incluido

    el diseo tipogrfico y de portada, sea cual fuere el medio,

    electrnico o me cnico, s in el con sentim iento por escri to del ed i tor.

    ISBN 968-16-3867-0

    Impreso en Mxico Printed in Mxico

    mailto:[email protected]://www.fondodeculturaeconomica.com/http://www.fondodeculturaeconomica.com/mailto:[email protected]
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    RECONOCIMIENTOS

    Como resultar evidente para el lector, mis ideas acerca

    del nac ional ismo han s ido profundamente afec tadas

    por las obras de Erich Auerbach, Walter Benjamn y

    V ictor T ur ne r . En la prep arac in de es te l ibro , en par

    t icular , me ayudaron enormemente las cr t icas y los

    consejos d e A ntho ny B arnet t, Steve H e d e r y mi herm a

    no Perry A nd ers on . J . A. Ballard , M oh am ed Ch am bas ,

    Peter Katzenstein, el f inado Rex Mortimer, Francis

    M ulh ern , T o m N airn, Shiraishi Tak ashi, Ji m Siegel, Lau

    ra Summers y Es ta Ungar tambin me b r indaron una

    ayuda invaluable en diferentes formas. Naturalmente,

    a n in gu no de es tos cr ticos am ables de be r considerar

    se responsable en modo alguno de las deficiencias del

    tex to , s lo impu tables a m m ismo . Qu iz deba aad ir

    que soy por mi formacin y mi trabajo un especialista

    en el sudeste asitico. Esta confesin podra ayudar a

    exp licar alg un os d e los sesgos y los ejem plos de l l ibro, y

    a moderar sus pre tens iones de genera l izac in .

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    Cree

    que su

    tarea

    es

    i luminar

    la

    historia

    a

    cont rape lo .

    WALTER BENJAMN, Illuminations.

    As pu es,de unaM ezcladetodas clases surgi ,

    esa cosa Hete rog ne a l lamada

    Un ingls:

    e n g e n d r a d oen rap tos an siosos y furiosas Lu jurias,

    en t re

    un

    Bretn

    P in tado

    y un

    E scocs:

    Cuyos descendien tes ap rend ie ron p ron to

    a

    incl inar

    la

    cabeza

    y

    a

    un cir sus Bueyes

    al

    A ra do Romano:

    De donde surg i

    una

    Raza H brid a,

    sin nom breniNacin , Id iom aoFama.

    En cuyas V enas cal ientes bro taro n

    rpidamente nuevas Mezclas,

    combinac ionesde un

    Sajn

    yunD ans.

    Mientras

    que

    sus Hijas Fe cun das ,

    co n

    la

    complacenc ia

    de

    sus Padre s,

    reciban

    a

    todas

    las

    Naciones

    con

    Lujuria Promiscua.

    Esta Progenie Nauseabunda contena d i rec tamente

    la Sangre bien extractada

    de

    los

    Ingleses

    [ . . . ] .

    DANIEL DEFOE, TheTrue-BornEngshman.

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    PRLOGO A

    LA

    SEGUNDA EDICIN

    Quin habr a imaginado que la tormenta sopla con

    m s furia c u an to m s atrs deja al Paraso?

    Los confl ic tos armados de 1978-1979 en Indochina,

    qu e fueron el m otivo directo del texto original de Comu

    nidades im aginadas, 12 aos despus ya parecen per te

    ne cer a o t ra poca . De pro nt o m e obses ion la perspec

    tiva d e otras gu err as e n g ra n d e escala ent re los Estados

    socialistas. Hoy, la mita d d e estos Estados ha n pa sad o a

    form ar pa rte d e las ruin as , a los pies de l ngel, y el res

    to teme seguir los muy pronto. Las guerras a las que se

    en fre nta n los sobrevivientes son gu er ras civiles. Y es

    grande la probabi l idad de que, a l comienzo del nuevo

    milenio , poco quede de la Unin de Repbl icas Socia

    listas Soviticas, excepto. . . unas repblicas.

    Debi ser previsto todo esto? En 1983,yo escrib q u e

    la Unin Sovitica era "tanto el legado de los Estados

    prenacionales dinst icos del s iglo xix como la precur

    sora de un orden internacionalis ta del s iglo xxi". Pero,

    ha bie nd o se guido las exp losiones nacionalis tas qu e des

    truyeron los vastos reinos polglotas y politnicos que

    fueron g obe rnad os desde V iena , Lon dres , Cons tan ti -

    no pla, Pars y M adrid, yo no p u d e ver qu e la fila conti

    nu ab a a l m en os has ta Mosc. Resul ta u n a consolac in

    melanclica observar que la his toria parece estar con

    firmando la "lgica" de Com unidades imaginadas mejor

    que su propio autor .

    No slo el mundo ha cambiado de aspecto en los l

    t imos 12 aos. Tambin el estudio del nacionalismo se

    ha t ransformado sorprendentemente : en mtodo, esca-

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    la , ref inamiento y s imple cantidad. Tan slo en lengua

    inglesa, Nations

    Befare

    Na tionalism (1982 ), d e J. A. A rm-

    strong;Nationalism andthe State(1982 ), d e J o h n Breuilly;

    Nations and Na tionalism(1983), de Ernest Ge llner;Social

    Preconditions

    o f National Re vival inEurope

    (1985), de Mi-

    roslav Hroch; The Ethnic Origins of Nations (1986), de

    A nthony Smith;Nationalist

    Thought

    and

    the Colonial World

    (1986), de P. C hatter jee , yNations an d N ationalism since

    1788 (1990), de Er ic Hobsbawm para no m enc iona r

    ms que unos cuantos de los textos clave, por su al

    cance y po de r ter ico , ha n he ch o qu e en gran p ar te ca

    d u qu e la bibliografa tradicional sobre el tem a. En pa rte ,

    con base en es tas obras ha habido una extraordinar ia

    proliferacin d e estudios his tricos, l i terar ios, an tro po

    lgicos, sociolgicos, feministas y otros, que unen los

    objetos de estos campos de investigacin con el nacio

    nalism o y la na cin .

    1

    Adapta r Comunidades imaginadas a las demandas de

    estos vastos cam bios del m u n d o y de l texto es u na tarea

    que est ms all de mis fuerzas actuales. Por consi

    guiente , me parec i mejor dejar las como pieza de pe

    r iodo ,

    "no restaurada", con su propio estilo, silueta y

    ambiente caracter s t icos. Dos cosas me consuelan. Por

    una parte, el pleno resultado final de los acontecimien

    tos ocurr idos en el viejo mundo social is ta permanece

    envuelto en la oscuridad. Por otra parte , e l idiosincr

    sico m to do y las pre ocu pac ion es de Comunidades ima

    ginadas me parecen a m , an , en las mrgenes de los

    nuevos estudios sobre nacionalismo: en ese sentido, a l

    menos , no han caducado por comple to .

    Lo que he tra tado de hacer , en esta edicin, ha s ido

    1

    Hobsbawm ha tenido el valor de l legar a la conclusin, a part i r

    de esta explosin de estudios, de que la poca del nacionalismo se

    acerca a su fin: el bu h o d e M inerva levanta el vuelo al cae r la no c he .

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    simplem ente corregir errores de he cho , concepcin e in

    terpretacin que yo habra debido evitar a l preparar la

    versin origina l. Estas cor recc ione s co n el espritu d e

    1983,por d ecirlo as incluyen ciertas alteracio nes d e la

    primera edicin, as como dos captulos nuevos, que

    bsicamente t ienen el carcter de apndices discretos.

    En el cuerpo principal del texto, descubr dos graves

    er ro res de t raducc in , a l menos una p romesa no cum

    plida, y u n h inc ap i q ue estaba fuera d e lugar . Incapaz

    de leer en es pa o l en 1983, sin pe ns arl o confi e n la

    t raduccin inglesa hecha por Len Ma. Guerrero del

    Noli Me

    Tangere

    de Jos Rizal , aunque dispona de tra

    ducciones anteriores. Slo en 1990 descubr cuan fasci-

    nad ora m en te co r rom pida e ra la vers in de G ue r re ro .

    Para una larga e importante ci ta de Die Nationalitten-

    frage und dieSozialdemo cratie, de Ot to Bauer , por pereza

    m e confi e n la tradu cci n d e O sear Jszi. U na consul

    ta ms rec iente del or ig ina l a lemn me ha mostrado

    hasta qu p u n to las pred ileccion es pol t icas de Jszi a l

    teraron sus citas. Al menos en dos pasajes, infielmente

    promet explicar por qu el nacionalismo brasi leo se

    desarrol l tan tarde y tan idiosincrsicamente, en com

    paracin con los de otros pases la t inoamericanos. El

    texto pre sen te t ra ta de cum pli r la prom esa .

    Haba sido parte de mi plan original insistir en los

    or genes del nac ional ism o del Nuevo M un do . H aba te

    nido la sensacin de que un provincianismo inconscien

    te hab a inf luido y de form ad o las teoras sobre el te m a.

    Los estudiosos eu rop eo s, habituad os a su pre sun cin de

    que todo lo impor tan te que ha ocur r ido en e l mundo

    moderno se origin en Europa, con demasiada faci l i

    dad tomaron como punto de par t ida los nac ional ismos

    etnol ings t icos de "segunda generac in" (hngaros ,

    checos, griegos, polacos, etc.) en sus modelos, sin que

    importara que estuviesen en "pro" o en "contra" del

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    nacional ismo. Me esp ant de scubr i r , en m uchas d e las

    noticias de

    Comunidades

    im aginadas,q ue este provincia

    n ismo eu rocn t r ico pe rm an ece impv ido , y que e l de

    cis ivo captulo sobre las Amricas como originadoras

    pasaba casi enteramente inadvert ido. Por desgracia , no

    he encontrado mejor solucin "instantnea" a este pro

    blema que dar a l captulo iv el t tulo de "Los pioneros

    criollos".

    En los dos "apndices" trato de corregir graves fallas

    tericas de la primera edicin.

    2

    Algunos cr t icos ama

    bles ha ba n s uge rido qu e el cap tulo vil ("La ltim a olea

    da") s implif icaba excesivamente el proceso que mode

    l los tempranos nacional ismos del "Tercer Mundo"

    A dem s, en ese captulo no se haca frente con seriedad

    al problema del papel del Estado colonial local (para

    no hablar de la metrpoli) a l moldear estos nacionalis

    mos .

    Al m ismo tiempo, co n cierto m alestar m e di cue nta

    de que lo que yo haba cre do que era una contr ibu

    c in bas tante nueva a l pensamiento acerca del nac io

    na l i smo las cambian tes aprehens iones de l t i empo

    claram ente careca d e su coo rd en ad a necesaria: las cam

    biantes aprehensiones del espacio. Una bri l lante tesis

    do ctora l de T ho ng ch ai Winichakul , jove n h is tor iador

    tai, me est imul a pensar en la contr ibucin de la car

    tografa a la imaginacin nacionalista.

    "El censo, el mapa y el museo" analiza, por tanto, el

    modo en que, en forma del todo inconsciente , e l Es ta

    do colonial del siglo xix (y las polticas que su mentali

    dad favorec i) engendraron dia lc t icamente la gram-

    2

    El pr imer apndice tuvo por or igen un escr i to preparado para

    una conferencia que se dio en Karachi en enero de 1989, patrocina

    da por el World Inst i tute for Development Economics Researc*

    1

    d e

    la Un ited Nations University. U n esbozo del segu nd o apa reci en

    The

    Times Litermy Supplementdel 13 de ju n io de 1986, con el t tulo de

    "Narrat ing the N at ion".

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    t ica de los nacionalismos que, a la postre, surgi para

    combat i r los . De hecho, podr amos l legar has ta dec i r

    que el Estado imagin a sus adversarios locales, como

    en un ominoso sueo prof t ico , mucho antes de que

    co bra ran au tntic a existencia his trica. A la form acin

    d e estas im ge ne s, la abstracta cuantif icacin/serial iza-

    cin de personas, hecha por el censo, la logoizacin

    de l espacio pol t ico de bid a a los m apas , y la "e cum ni

    ca" y profana genealogizacin del museo hicieron con

    tr ibuciones entrelazadas.

    El or igen del segundo "apndice" fue e l humil lante

    reconocimiento de que en 1983 yo haba c i tado a Re

    nn s in la menor comprensin de lo que l haba d i

    cho en real idad: yo haba tomado como una fci l i ro

    n a lo qu e en rea l idad e ra abso lu tam ente ex tra o. Esta

    humi l lac in tambin me ob l ig a comprender que yo

    n o hab a da do un a expl icac in in te lig ib le ex actam en te

    de c m o y po r qu naciones nuevas se haban imagina

    do ser antiguas. Lo que en la mayora de los escritos

    acadmicos pareca confusin maquiavlica o fantasa

    burguesa, o desinteresada verdad histrica, me pareci

    ah ora a lgo m s profun do y ms in teresan te .

    Y si

    la "an

    t igedad" fuese, en cier ta coyuntura his trica, la conse

    cuencia necesaria

    d e la "novedad"? Si el na cion alism o era ,

    como yo supona, la expresin de una forma radical

    m en te alterad a de la conciencia, no de ba la conc iencia

    de esa ruptura, y el necesario olvido de las conciencias

    ante r iores , crear su pro pia narrativa? V isto desd e esta

    perspectiva, el atvico fantasear caracterstico de la ma

    yor par te de l pen sam iento nacionalis ta desp us del de

    cenio de 1820 aparece como un epifenmeno; lo que

    realmente importa es la a l ineacin estructural de la

    "m em oria" nacionalis ta poster ior a 1820 con las pre m i

    sas y con ve ncio ne s in ter na s d e la biografa y la au tob io

    graf a modernas .

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    I. INTRODUCCIN

    QUIZ

    s in que lo notemos mucho todava , vivimos una

    transformacin fundamental en la his toria del marxis

    m o y d e los m ovim iento s m arxistas. Sus seales m s vi

    s ibles son las gue rras recie ntes e nt re V ietnam, Cam boya

    y China. Estas guerras t ienen una importancia his tri

    ca m und ia l p or q ue son las pr im eras que ocu rren en tre

    regmenes de independencia y credencia les revolu

    c ionar ias innegables , y porque n inguno de los bel ige

    rantes ha hecho ms que esfuerzos superf ic iales para

    just if icar el derrame de sangre desde el punto de vis ta

    de un a teora

    marxista

    reco noc ible. Mientras qu e fue ape

    nas posible interpretar los choques fronterizos sino-so

    viticos de 1969, y las inter ve nc ion es m ilitares soviticas

    en Alemania (1953), Hungra (1956), Checoslovaquia

    (1968) y A fganistn (1980) e n funci n de l "im perialis

    m o social", la "defensa d el socialismo ", etc. de acu er

    d o con los gustos supo ngo q ue nad ie creer ser iamen

    te que tales trminos sean muy aplicables a lo que ha

    ocurr ido en Camboya.

    Si la invasin y la ocupacin de Camboya por parte

    de los vietnamitas , en diciembre de 1978 y enero de

    1979, represen taban la p r imera guerra convencional en

    granescala l ibrada entre regmenes marxistas revolucio

    narios,

    1

    e l a taque perp etrad o p or C hina contra V ie tnam,

    en febrero , conf i rm rpidamente e l precedente . Slo

    1

    Se escoge esta formulacin slo para destacar la escala y las con

    diciones de la pelea, no para culpar a nadie. A fin de evitar posibles

    malentendidos , convendr aclarar que la invas in de diciembre de

    17

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    los m s fieles se atreveran a apostar q ue , en los ltimo s

    aos de este siglo, todo estallido significativo de hostili

    dad es interestatales p o n d r p or fuerza a la

    URSS y

    a Chi

    na ya no digamos los Estados socialistas ms peque

    os

    del mismo lado. Quin puede es tar seguro de

    q u e Yugoslavia y A lbania n o lle garn a las m an os alg n

    da? Los diversos grupos que pugnan por un ret iro del

    Ejrc i to Rojo de sus campamentos en Europa or ienta l

    debieran recordar e l grado en que su presencia aplas

    tante desde 1945 ha evitado el confl ic to armado entre

    los reg m en es m arxistas d e la reg in .

    Tales considerac iones ponen de re l ieve e l hecho de

    que ,

    desde la seg un da G ue rra Mu ndial , toda revolucin

    tr iunfante se ha definido en trminos nacionales: la Re

    pblica Popular de China, la Repblica Social is ta de

    V ietnam, etc . Y al hac erlo as se ha arraigad o f irm em en

    te en un espacio territorial y social h e re d a d o de l p asad o

    prerrevolucionario. Por otra parte , e l que la Unin So

    vitica com par ta con el R eino U ni d o de la G ran B reta a

    e Ir landa del Norte la rara dis t incin de ocultar la na

    cionalidad en su nombre sugiere que es tanto la legata-

    1978 surgi de los cho que s arm ado s que se venan regis t rand o en t re

    part idarios de los dos movimientos revolucionarios quiz desde

    1971.

    Despu s de abri l de 1977, los ataqu es fronterizos iniciados p or

    los camboyanos , pe ro r pid am en te repel idos po r los v ie tnamitas , au

    m enta ron en m agn i tud y a lcance , has ta culm inar en la gran incur

    s in vie tnamita de diciembre de 1977. Sin embargo, n inguno de es

    tos a taques t ra taba de derrocar regmenes enemigos ni de ocupar

    grandes terri torios, y las t ropas involucradas no eran comparables a

    las que part iciparon en diciembre de 1978. La controversia sobre las

    causas de la guerra se l ibra con gran perspicacia en: Stephen P. He

    de r, "The K am puche an-V ietname se Confl ict", en David W. P. Ell iot t,

    c om p. , The Third Indochina Conflict,

    p p. 21-67; A ntho ny B arnett , "In-

    ter-Comm unis t Conflicts an d V ie tnam",

    Bulktin of

    Concernid

    Asian

    Scholars,

    11:4 (octubre-diciembre de 1979), pp. 2-9; y Laura Sum-

    m ers ,

    "In Matters of War and Social ism Anthony Barnett would Sha-

    me and Honour Kampuche a Too Much" ,

    ibid.,

    p p . 10-18.

    18

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    ria de los Estados dinsticos prenacionales del siglo xix

    com o la pre curs ora d e un ord en internacionalis ta del si

    glo XXI.

    2

    Eric Hobsbawm tiene toda la razn cuando afirma

    que "los movimientos y los Estados marxistas han ten

    di do a volverse nacion ales n o slo en la form a sino tam

    bi n en la sustancia, es de cir, nacionalistas. N ad a sugie

    re que es ta tendencia no cont inuar" .

    3

    Y la t end enc ia

    n o se confina al m u n d o socialis ta . Las N acione s U nid as

    admiten nuevos miembros cas i todos los aos . Y mu

    chas "naciones antiguas", que se crean ple na m en te con

    solidadas, se ven desafiadas por "sub" nacionalismos

    d e nt ro d e sus fronteras , es decir , nacionalismo s qu e na

    turalm en te su e an co n de spre nd erse d e ese sufijo "sub",

    un buen da. La realidad es evidente: el "fin de la era

    del nac ional ismo", anun ciado d uran te tan to t iemp o, n o

    se encu en t ra n i r em otam ente a la

    vista.

    En efecto, la na

    cionalidad es el valor ms umversalmente leg t imo en

    la vida pol t ica de n ue stro t iem po.

    Pero si los hechos estn claros, su explicacin sigue

    s iendo mot ivo de una pro longada disputa . La nacin ,

    la nacion alidad , el nacionalism o, son trm inos qu e h an

    resultado notoriamente dif c i les de definir , ya no diga

    mos de analizar . En contraste con la inf luencia inmen

    sa qu e e l nac ional ismo ha e jerc ido sobre e l m u n d o m o

    derno, una teora verosmil acerca del nacionalismo es

    claramente escasa. Hugh Seton-Watson, autor de un

    texto sobre e l nac ional ismo, que es con mucho e l me

    jor y ms comprensivo en lengua inglesa , heredero de

    una vasta tradicin de historiografa y de ciencia social

    2

    Quien quie ra q ue ten ga dud as acerca de las pre te ns ion es del Rei

    no U nid o en lo tocan te a ta l par ida d con la URSS deb iera pre gun tar

    se cul nacionalidad denota su nombre: bri tnico-irlands?

    3

    Eric Hobsbawm, "Some Reflections on 'The Break-up of Britain'",

    New Left

    Review,

    105 (septiem bre-oc tubre de 1977), p. 13.

    19

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    liberal, observa con tristeza: "Me veo impulsadoa con

    cluir as que no puede elaborarse ninguna 'definicin

    cientf ica' d e la nacin; pe ro el fe n m en o ha exist ido y

    existe."

    4

    Tom Nai rn , au to r de una obra seera (The

    Break-up

    ofBritain) y

    heredero de la no menos vasta t ra

    dicin de historiografa y ciencia social marxista, seala

    con franqueza: "La teora del nacionalismo representa

    el gran fracaso histrico del marxismo."

    5

    Pero incluso

    esta confesin es a lgo eng ao sa, ya qu e p u ed e imp licar

    e l r esu l tado lam entab le de un a bsqu ed a p ro lon gad a y

    consciente de la c lar idad terica. Sera ms correcto

    afirmar que el nacionalismo ha s ido una

    anomala

    inc

    moda para la teor a marxis ta y que, prec isamente por

    esa razn, se ha elu did o en gran m ed ida, antes que con

    frontado. Cmo en ten de r de o t ro m od o la incapacidad

    del pr op io Marx para expl icar e l p ro n om br e crucia l de

    su memorable formulacin de 1848: "El proletar iado

    de cada pa s debe, por supues to , a r reglar cuentas ante

    tod o con

    su propia

    b urguesa"?

    6

    Cm o consid erar el uso,

    durante ms de un s ig lo , del concepto de "burgues a

    na cion al" s in ni ng n int en to ser io por justif icar teri

    ca m en te la je ra rq u a del adjetivo? Por qu es terica

    m e n t e i m p o r t a n t e estasegm entac in d e la burguesa ,

    una clase mundial en la medida en que se define en

    trm inos de las re lac iones de prod ucci n?

    Este l ibro trata de ofrecer algunas sugerencias tenta

    tivas para llegar a una interpretacin ms satisfactoria

    4

    V ase su

    Nations and States,

    p. 5. Sin cursivas en el original.

    5

    V ase su ensayo T h e M odern Janus" ,

    New Lefi Review

    94 (no

    viem bre-d iciem bre de 1975), p. 3. Este ensayo se incluye sin nin gu na

    alteracin en TheBreak-upofBritain, como captulo 9 (pp. 329-363).

    6

    K arl Marx y Fried rich Engels , The Com munist Manifest,en losSe-

    tected

    Works,

    I, p . 45 , las cursivas son m as. En c ua lqu ier exgesis teri

    ca , las palabras "por supuesto" debiera n e nc en de r seales de a larm a

    an te e l lector t ranspo rtado .

    2

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    d e la "anom ala" del nacionalism o. C reo q ue , sobre este

    tema, tanto la teora marxista como la l iberal se han es

    fumado en un tardo esfuerzo tolemaico por "salvar al

    fenm eno"; y que se requiere co n u rgencia un a reor ien

    tacin de perspectiva en un espr i tu copernicano, por

    decirlo as . Mi punto de partida es la afirmacin de

    que la nacionalidad, o la "cal idad de nacin" como

    podramos preferir decirlo, en vista de las variadas sig

    nificaciones de la primera palabra, al igual que el na

    cionalismo, son artefactos culturales de una clase parti

    cular. A fin d e enten derlo s ade cu ad am en te, necesitamos

    considerar con cuidado cmo han l legado a ser en la

    historia, en qu formas han cambiado sus significados

    a travs de l t iem po y p o r q u , en la actu alida d, tienen

    una leg i t imidad emocional tan profunda . Tra tar de

    demostrar que la creacin de estos artefactos, a fines

    d el sigloXVIII,

    7

    fue la destilacin es po nt n ea d e un "cru

    ce"

    complejo de fuerzas histricas discretas; pero que,

    una vez creados, se volvieron "modulares", capaces de

    ser t rasplantad os, con grad os variables d e auto con cien-

    cia, a una gran diversidad de terrenos sociales, de mez

    c la r se con una d ivers idad cor respondien temente am

    plia d e co nstelaciones pol ticas e ideolgicas. Tam bi n

    tratar de explicar por qu estos ar tefactos culturales

    par t icu lares han generado apegos tan profundos .

    7

    Como seala Aira Kemilinen, los dos "padres fundadores" de las

    invest igaciones acadmicas sobre el nacionalismo, Hans Kohn y Car-

    leton Hayes, propusieron persuasivamente esta fecha. Me parece que

    sus conclusiones no han sido seriamente debatidas, excepto por ide

    logos nacionalis tas de pases part iculares. Kemilinen observa tam

    bin que la palabra "nacionalismo" slo conoci un uso general izado

    a fines del s iglo XIX. N o se en cu en tra , p o r ejem plo , en m uc ho s dic

    cion arios c onv enc iona les de l siglo XIX. Si A da m Sm ith h ab l de la ri

    qu ez a d e las "na cione s", slo se refera a las "soc ieda des" o los "Esta

    dos".Aira Kem ilinen, Nationalism,p p . 10, 33 y 48-49.

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    mayor parte del mundo (el equivalente del infantilismo

    para las sociedades),yen gran medida incurable.

    8

    Parte de la dif icultad es que tendemos inconsciente

    mente a personif icar la existencia del Nacionalismo

    con N mayscula como si escribiramos Edad con

    u n a E maysculaya clasificarla lue go c om o una ideo

    loga. (Advirtase q u e si tod os tiene n u n a ed ad , la Ed ad

    es slo una expresin analt ica.) Me parece que se faci

    li taran las cosas si tratramos el nacionalismo en la

    m isma catego ra qu e el "p aren tesco " y la "religin", n o

    en la del "liberalismo" o el "fascismo".

    As pues , con u n e spr itu antrop olgico pr o po ng o la

    definicin siguiente de la naci n: u n a com un id ad polt i

    ca imaginada com o inh ere nte m en te l imitadaysob erana.

    Es imaginadapo rq u e a un los m iem bros de la nac i n

    ms pequea no conocern jams a la mayor a de sus

    compatr iotas , no los vern ni oirn s iquiera hablar de

    ellos,pe ro en la m en te de cada un o vive la ima gen de su

    comun in .

    9

    Renn se refiri a esta imagen, en su estilo

    afablemente ambiguo, cuando escr ib i : "Or l ' essence

    d 'u n e na t ion es t qu e tous les indiv idus a ient b ea uc ou p

    de choses en commun, et aussi que tous aient oubli

    bien des choses."

    10

    * Con cier ta ferocidad, Gellner hace

    una observacin semejante cuando sost iene que el "na-

    8

    The

    Break-up

    ofBritain, p. 359.

    9

    Cf.

    Seton-Watson,

    Nations and States,

    p . 5 : "Slo pu ed o dec i r qu e

    una nac in ex i s t e cuando un nmero cons ide rab le de miembros

    de una com unid ad con sideran formar p ar te de un a nacin, o se com

    porta n co m o si as ocu rr iera ." Aqu podram os t raduc i r "consideran "

    por "imaginan".

    10

    Em est Renn, "Qu'est -ce qu 'u ne nat ion?" en Oeuvres

    Completes,

    1,

    p . 892. Aade Renn: "tout citoyen francais doit avoir oubli la Saint-

    Barthlemy, les m assacres du Midi au xin

    e

    sicle. II n'y a pas en Fr an ce

    dix familles qui puissent fourn ir la preuv e d'u ne origine franque [. . .] ".

    * Ahora bien, la esencia de una nacin est en que todos los indi-

    23

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    II.

    LAS RACES CULTURALES

    N o HAYem blem as de la cu l tu ra m od er na de l nac iona

    l ismo ms imponentes que los cenotafios y las tumbas

    de los Soldados Desconocidos . La reverencia ceremo

    nia l pbl ica o torgad a a es tos m on um en tos , jus toporque

    es tn del iberadamente vacos o nadie sabe quin yace

    al l , no t iene verdaderos precedentes en pocas ante

    r iores .

    1

    Para sentir la fuerza de esta modernidad, slo

    ten em os qu e im aginar la reacc in gen era l an te e l inge

    nioso que "descubr i" e l nombre del Soldado Desco

    no cid o o insist i en l lenar el cenotafio co n cier tos hu e

    sos reales . Un ex trao sacri legio co nt em po rn eo Pe ro

    aunque estas tumbas estn vacas de restos mortales

    identificables o de almas inmortales, estn saturadas de

    imaginer as nacionalesfantasmales.

    2

    (Por eso tantas na

    ciones t ienen tales tum bas sin sentir nin gu na necesidad

    de especif icar la nacionalidad de sus ausentes ocupan

    tes. Qu otra cosa podran ser sino a lemanes , nor tea

    m er icanos , a rgen t inos

    [...]?)

    La significacin cultural d e estos m o nu m e n to s se vuel

    ve m s clara au n si t ra tam os de im agina r , po r ejem plo,

    1

    Los griegos antigu os tenan cenotafios, p er o slo para individuos

    especficos, conocidos, cuyos cuerpos no podan ser recuperados,

    por una razn u otra, para su entierro regular. Debo esta informa

    cin a mi colega bizantinista Ju dit h H er rn .

    2

    Considre nse , po r e jemplo, es tos tropos no tables :

    1)

    "La larga l

    nea gris no nos ha fal lado

    j a m s .

    Si lo hicieras, un milln de fantas

    m as en traje olivo, en caqu i caf, en azul y gris, se levan taran d e sus

    cruces blancas, gri tando estas palabras mgicas: deber, honor, pa

    tria." 2) "M est imacin [de los norteamericanos en armas] se form

    26

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    una tumba del Marxista Desconocido o un cenotafio

    para los Liberales cados. Es inevitable una sensacin

    de absurdidad? La razn es que ni el marxismo ni el l i

    bera l ismo se oc up an m uc ho de la m ue r te y la inm orta

    l idad. Si la imaginera nacionalis ta se preocupa tanto

    por ellas, esto sugiere una fuerte afinidad con imagine

    ras religiosas. En virtud de que esta afinidad no es for

    tu i ta , quiz convenga empezar por una considerac in

    de las races culturales d el nacion alism o, con la m ue rte

    como la l t ima de toda una gama de fatal idades.

    Si la forma en q ue m ue re un ho m bre parece d e ordi

    nario arbitraria, su mortalidad es inevitable. Las vidas

    humanas es tn l lenas de ta les combinaciones de nece

    sidad y azar . Todos estamos conscientes de la contin

    gencia y la inevitabil idad de nuestra herencia gentica

    part icular , nuestro sexo, nuestra poca, nuestras capa

    cidades f s icas, nuestra lengua materna, etc . El gran

    m ri to d e las con cep cione s del m u n d o re l ig iosas t radi

    c ionales (que na tura lmente deben dis t inguirse de su

    papel en la legitimizacin de sistemas especficos de

    dom inacin y explotacin) ha s ido su pre ocu pac in po r

    el hombre-en-el-cosmos, el hombre como un ser de es

    pecie, y la contingencia de la vida. La supervivencia

    extraordinar ia , durante miles de aos del budismo, e l

    cr is t ianismo o el islam, en d oce nas d e form acione s s o

    en e l cam po de batalla hace m uch os aos , y nu nca ha cam biad o. Los

    consideraba entonces, como los considero ahora, de las f iguras ms

    nobles del mundo; no slo de los personajes mil i tares ms refinados,

    s ino tambin de los ms inmaculados [sic]

    [...].

    Per tenecen a la h is

    tor ia como e jemplos grandes del pat r io t i smo exi toso [sic].Pe r t e ne

    cen a la posteridad como instructores de las generaciones futuras en

    los pr incipios de l iber tad e ind epe nde ncia . Per ten ecen al prese nte , a

    nosotros, por sus virtudes y sus logros." Douglas MacArthur, "Duty,

    Honour , Country", discurso pronunciado en la Academia Mil i tar de

    los Estados Unidos, West Point, 12 de mayo de 1962, en su libro

    A

    Soldier

    Speaks,

    p p . 354 y 357.

    27

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    ciales diferentes, revela su respuesta imaginativa a la

    carga aplastante del sufr imiento humano: enfermedad,

    muti lacin, pena, edad y muerte . Por qu nac c iego?

    Por qu est mi mejor amigo paralt ico? Por qu est

    mi hija tarada? Las religiones tratan de explicar. La

    gran falla de todos los estilos de pensamiento evoluti

    vos/progresistas, sin excluir al marxismo, es que tales

    interrogantes se contestan con un si lencio impacien

    te .

    * Al mismo t iempo, en formas diferentes , el pensa

    miento re l ig ioso responde tambin a oscuras promesas

    de inmorta l idad, genera lmente t ransformando la fa ta

    l idad en co ntinu idad (karm a, pe cad o original, e tc . ) . En

    esta forma, se ocupa de las conexiones entre los muer

    tos y quienes no han nacido todava , el mister io de la

    reencarnac in . Quin exper imenta la concepc in de

    su hi jo s in captar difusamente una combinacin de co

    ne xi n, azar y fatal idad en u n lenguaje de "continui

    dad"? (De nuevo, la desventaja del pensamiento evolu

    t ivo/progresis ta es u n a h ost i lidad casi hera cl i teana an te

    toda idea de cont inuidad. )

    H ag o estas obse rvacion es, quiz simplistas, sobre to d o

    3

    Cf.Rgis Debray, "Marxism an d the National Q uest ion" , New Lefi

    Review, 105 (sept iembre-octubre de 1977) , p . 29 . Cuando real izaba

    un trabajo de campo en Indonesia, en los aos sesenta, me impresio

    n la t ranqui la negat iva de muchos musulmanes a aceptar las ideas

    de Darwin. Al principio interpret esta negativa como un oscurantis

    m o . Luego lo vi como un esfuerzo honorable por ser consistente: la

    doc t r ina de la evolucin era s im plem ente incom pat ib le con las ense

    anz as del islam. Qu vamos a ha cer con un m aterial ismo cientfico

    q ue a ce pta form alm ente los hallazgos d e la fsica acerca d e la m ateria,

    pero se esfuerza tan poco por conectar estos hal lazgos con la lucha

    de clases, la revolucin, o lo que sea? No oculta acaso, el abismo exis

    ten te entr e los pro ton es y el pro letar iad o, un a con cep cin metafsica

    del hombre no reconocida? Sin embargo, vanse los textos refres

    can tes de Sebas ti ano Tim pan aro ,

    On Materialismo TheFreudian Slip;y

    la respuesta sensata de R aym ond Williams en T im p a n a ro 's M aterial is t

    Chal lenge", New LefiReview,109 (m ayo-junio de 1978 ), p p . 3-17.

    28

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    po rq ue el sigloXVIIIm arca en Eu rop a occidental no slo

    el surgimiento de la poca del nacionalismo sino tam

    bin e l c repsculo de los modos de pensamiento re l i

    gioso. El siglo de la Ilustracin, del secularismo racio

    nalista, trajo consigo su propia oscuridad moderna. Con

    el reflujo de la creencia religiosa no desapareci el su

    fr imiento que formaba parte de el la . La desintegracin

    del paraso: nada hace a la fatalidad ms arbitraria. El

    absurdo de la salvacin: nada hace ms necesario otro

    es t i lo de cont inuidad. Lo que se requer a en tonces era

    una transformacin secular de la fatal idad en continui

    dad, de la contingencia en s ignif icado. Como veremos

    m s ad ela nte , pocas cosas er an (son) m s prop icias pa ra

    este f in que una idea de nacin. Si se concede general

    mente que los estados nacionales son "nuevos" e "his

    tricos", las nac ione s a las q u e d an u n a ex presi n pol

    t i ca p resumen s iempre de un pasado inmemor ia l ,

    4

    y

    miran un futuro i l imitado, lo que es an ms impor

    tante. La magia del nacionalismo es la conversin del

    azar en dest ino. Podramos decir como Debray: "S , es

    enteramente acc identa l que yo haya nacido f rancs ;

    pero despus de todo Francia es e terna ."

    Por supuesto, no estoy diciendo que la aparicin del

    nac ionalism o, ha cia el final de l siglo xvni, haya sido "pro-

    4

    El f inado pres idente Sukarno habl s iempre con entera s incer i

    dad de los 350 aos de colonial ismo que su "Indonesia" haba pade

    cido,

    au nq ue e l co nc ep to mismo de "Indonesia" es un invento del si

    glo XX, y la m ayor pa rte de lo que es hoy Ind on esia fue con quista da

    por los hola nd ese s ap en as ent re 1850 y 1910. E ntr e los h ro es na cio

    na les de l a Indones ia con tempornea des taca e l p r nc ipe Dipone-

    goro , q uie n vivi a princ ipio s d el siglo XIX en Java: au n q u e las pro

    pias memorias de l pr ncipe revelan que t ra taba de "conquis tar [ no

    liberar ] a Java", en lugar de expulsar a "los holandeses". En efecto,

    es t c laro que no tena n ingn concepto de "los holandeses" como

    un a colect iv idad. V ase Harry J . Ben da y Jo hn A. Larkin , co m ps. ,

    The

    World of

    Southeast

    Asia,

    p. 158; y Ann Kumar, "Diponegoro (1778?-

    29

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    ducida" por la erosin de las cert idumbres rel igiosas,

    ni que esta erosin no requiera en s misma una expli

    cac in compleja . Tampoco es toy sugir iendo que e l na

    cionalismo "sucede " histricam ente a la religin. Lo qu e

    estoy p r op on ie nd o es que e l nac iona l ismo de be en ten

    derse alinendolo, no con ideologas polt icas conscien

    tes,

    s ino con los gra nd es s is temas culturales q ue lo p re

    cedieron , de donde surgi por oposic in .

    Pa ra n ue stro s fines actuales, los do s sistem as cu ltura

    les relevantes son la comunidad

    religiosa

    y el

    reino

    dinsti

    co. Estos dos s is temas eran en su apogeo marcos de re

    ferencia q ue se dab an po r sentados , co m o ocurre aho ra

    con la nac ionalid ad. Por lo tanto , es esencial con sidera r

    qu dio a estos sistemas culturales su importancia evi

    dente, a l mismo t iempo que destacar c ier tos elementos

    claves de su descomposicin.

    L A

    COMUNIDAD RELIGIOSA

    Pocas cosas son ms impresionantes que el vasto terri

    tor io del is lam que se extiende desde Marruecos hasta

    el archipilago Sul, el de la cr is t iandad que va desde

    Paraguay has ta Ja p n, y e l de l m u n d o bud is ta desd e Sri

    Lank a has ta la pen nsula corean a . Las gra nd es cul turas

    sagradas (y para nuestros f ines actuales podramos in-

    1855)",

    Indonesia,13 (abril d e 1972 ), p . 10 3. Las cursivas son m as. De

    igual m od o, Kem al Ataturk l lam a u n o d e sus ban co s estatales el Eti

    Bank (Banco Hit i ta) y a otro el Banco Sumerio (Seton-Watson, Na-

    tions and States, p. 259). Estos bancos florecen ahora, y no hay razn

    para dudar de que muchos turcos, quiz sin excluir al propio Kemal,

    crean seria m ente , y s iguen crey end o, qu e los h i ti las y los sum erios

    era n sus ante pas ad os turcos. Antes de estal lar en carcajadas, debira

    mos recordar a Arturo y Boadicea, y reflexionar sobre el xi to co

    mercial de las mitografas de Tolkien.

    3

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    cluir aqu a l "confucianismo") incorporaron concep

    c iones de c om un ida de s inm ensas . Pe ro e l c rist ian ismo,

    el Islam U m ah y au n el Re ino Me dio qu e no sotros lo

    cons ideramos ahora ch ino , pero que no se imaginaba

    a s m ismo co m o chin o, s ino co m o centra l eran ima

    ginables en gran medida por medio de una lengua sa

    gra da y u n a escri tura . V eam os slo el ejem plo de l is

    lam: Si un maguindanao se encontraba a los berberes

    en L a M eca, sin qu e su piera n u n o el idiom a de los otros,

    incapaces de comunicarse oralmente, entendan s in em

    bargo sus ideogramas porquelos textos sagrados qu e

    compartan slo existan en rabe clsico. En este sen

    t ido,el ra be e scrito func ionab a co m o los caracte res chi

    nos para crear un a co m un ida d po r los s ignos, no po r los

    sonidos . (El lenguaje matemt ico cont ina ahora una

    antigua tradicin. Los ru m an os no t ien en idea de la pa

    labra qu e usa n los tailandese s, p ar a el signo+y viceversa,

    pe ro ambos lo com pre nd en . ) Tod as las g randes comu

    nidades clsicas se conceban a s mismas como csmi

    camente centra les , por medio de una lengua sagrada

    ligada a un ord en d e po de r ul traterrenal . En con secuen

    cia, el alcance del latn, el pali, el rabe o el chino es

    critos era, en teora, i l imitado. (En efecto, cuanto ms

    muerta estuviese la lengua escrita ms alejada del

    discurso, mejor: en un principio, todos t ienen acce

    so a u n m u n d o p u ro d e s ignos.)

    Pe ro ta les co m un id ad es clsicas, l igadas por leng uas

    sagradas, tenan un carcter dis t into de las comunida

    des imaginadas de naciones modernas . Una di ferencia

    esencial era la confianza de las comunidades antiguas

    en el carcter peculiarmente sagrado de sus lenguas, y

    por ende sus ideas acerca de la admisin a la comuni

    dad . Los mandar ines ch inos con templaban con apro

    bacin a los brbaros que labor iosamente aprendan a

    pintar ideogramas del Reino Medio. Estos brbaros es-

    31

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    t a b a n s i e m p r e a m e d i o c a m i n o d e l a i n t e g r a c i n t o t a l .

    5

    E l c i v i l i z a d o a m e d i a s e s m u c h o m e j o r q u e e l b r b a r o .

    T a l a c t i t u d n o e r a c i e r t a m e n t e p e c u l i a r d e l o s c h i n o s , n i

    s e c o n f i n a a l a A n t i g e d a d . C o n s i d r e s e , p o r e j e m p l o ,

    l a s i g u i e n t e " p o l t i c a s o b r e l o s b r b a r o s " , f o r m u l a d a

    p o r P e d r o F e r m n d e V a r g as , l ib e ra l c o l o m b i a n o d e

    p r i n c i p i o s de l s i g l o x i x :

    Para expandir nuestra agricul tura habra necesidad de his

    panizar a nuestros indios. Su ociosidad, estupidez e indife

    rencia hacia los esfuerzos humanos normales nos l levan a

    pensar que provienen de un a raza deg ene rada q ue se de te

    riora en proporcin a la distancia de su origen [. . .] sera

    muyconvenientequese extinguieranlos indios,mezclndolos con

    los blancos, declarndolos libres detributo y otros cargos, y otor

    gndoles la propiedadprivada de la tierra.

    C u a n n o t a b l e r e s u l t a q u e e s t e l i b e r a l p r o p o n g a t o d a v a

    l a " e x t i n c i n " d e l o s i n d i o s , e n p a r t e " d e c l a r n d o l o s l i

    b r e s d e t r i b u t o " y " o t o r g n d o l e s la p r o p i e d a d p r i v a d a

    de l a t i e r r a " , e n l u g a r de e x t e rm i n a r l o s c o n r i f l e s y m i

    c r o b i o s , c o m o e m p e z a r a n a h a c e r l o p r o n t o s u s h e r e

    de ro s de Bra s i l , A rg e n t i n a y l o s Es t a do s U n i do s . A dv i r

    t as e t a m b i n , j u n t o c o n la c r u e l d a d c o n d e s c e n d i e n t e ,

    u n o p t i m i s m o c s m i c o : e l i n d i o e s e n l t i m a i n s t a n c i a

    r e d i m i b l e : p o r s u i m p r e g n a c i n c o n e l " c i v i l i z a d o " s e

    m e n d e lo s b l a n c o s , y c o n la a d q u i s i c i n d e p r o p i e d a d

    p r i v a d a ,

    como todos.

    ( Q u d i f e r e n t e e s l a a c t i t u d d e F e r

    m n d e la p r e f e r e n c i a d e l i m p e r i a l is t a e u r o p e o p o s t e r i o r

    p o r l o s m a l a y o s , g u r k a s y h a u s a s " g e n u i n o s " s o b r e l a s

    " m e d i a s c a s t a s " , " s e m i e d u c a d o s " , e t c t e r a . )

    5

    De aqu la ecuanimidad con que los mongoles

    y

    los manches si-

    nizados eran aceptados como Hijos del Cielo.

    6

    Jo hn Lynch,

    The Spanish-AmericanReuolutitms, 1808-1826,

    p. 260.

    Las cursivas son mas.

    32

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    Pero si las lenguas sagradas silenciosas eran los me

    dios con los cuales se imaginaron las grandes comuni

    da de s globales del pas ad o, la real idad de tales aparicio

    nes dependa de una idea en gran medida extraa a la

    mente occidenta l contempornea: e l carc ter no arb i

    trario del signo. Los ideogramas de los chinos, los lati

    nos o los rabes eran emanaciones de la real idad, no

    sus representaciones fabricadas al azar. Estamos fami

    l iar izados con la prolongada disputa sobre la lengua

    ap ro pia da (el latn o la len gu a vern cula) pa ra la masa.

    En la tradicin islmica, hasta hace poco tiempo, el

    Q ur 'an era li tera lme nte in t raducib ie (y po r lo tan to n o

    se trad uc a) , po rq u e la ve rda d d e Al era accesible slo

    mediante los signos verdaderos, insustituibles, del ra

    be escr ito . No hay aqu n ing un a idea d e un m u n d o tan

    separado de la lengua que todas las lenguas sean sig

    nos equ idistantes (y po r en d e intercam biables) pa ra

    de no tarlo . En efecto, la real idad ontolgica es ap reh en -

    dible slo a travs de un sistema singular, privilegiado,

    de representacin: la lengua verdadera del la t n ecle

    sistico, el rabe cornico o el chino de los exmenes.

    7

    Y com o lenguas verda deras , imbuidas de u n imp ulso

    en gran parte a jeno al nacionalismo, t ienden hacia la

    conversin. Por conversin no entiendo la aceptacin

    de lemas religiosos particulares, sino la absorcin al-

    qumica. El brbaro se vuelve un miembro del "Reino

    M edio", el rifeo se vuelve m us ulm n , el ilong o se vuel

    ve cr is t iano. Toda la naturaleza del ser del hombre es

    sagrad am ente m aleable. (Contrstese as el prest igio d e

    estas antiguas lengu as m und iales , tan po r encim a de t o

    7

    El griego eclesist ico no parece haber alcanzado la categora de

    un idiom a aut ntico . Hay varias razones para este "fracaso", pe ro un

    factor decisivo fue ciertamente el hecho de que el griego sigui sien

    do un idioma demtico vivo en gran parte del Imperio bizantino.

    Debo es ta informacin ajudi th Herr n .

    33

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    das las lenguas vernculas, con el esperanto o el vola

    puk, qu e yacen ignorad as en tre el las.) D espus de tod o,

    fue esta posibilidad de conversin a travs de la lengua

    sagrada lo q u e p erm it i qu e u n "ingls" l legara a Papa,

    8

    y u n "m an ch " a Hijo del Cielo.

    Pero aunque las lenguas sagradas hicieran imagina

    bles un as com un ida de s com o la cr is t iana, el m bito real

    y la veros imil i tud de es tas comunidades no pueden

    explicarse slo p o r la escritura sagrada: de spu s d e tod o,

    sus lectores eran pequeos enclaves de gente alfabeti

    zada entre grandes mul t i tudes de i le t rada .

    9

    Una expli

    cacin ms com pleta requ iere un exa m en d e la relacin

    que hay entre la gente alfabetizada y sus sociedades.

    Ser a un er ror considerar a los pr imeros como una es

    pecie de te cno cracia teolgica. Las leng uas que usa ban

    eran abstrusas, pero no tenan nada de la oscuridad in

    tencion al de las je rg as d e ab oga dos o econ om istas , al

    margen de la idea de la real idad que t iene la sociedad.

    Ms bie n, los letrad os e ran estratos estratgicos de u n a

    je ra rq u a cosm olgica cuya cspide e ra divina.

    10

    Las con

    cepciones fundamentales acerca de los "grupos socia

    les"eran centr pe tas y jerrquicas , an tes que or ientadas

    hacia las fronteras y horizontales . El asombroso poder

    de l pa pa do en su apoge o slo pu ed e com pre nd erse en

    8

    Nicholas Brake spea r fue pontfice en tre 1154 y 1159 con el nom

    bre de Adr iano IV .

    9

    Marc Bloch nos recuerda que "la mayora de los seores y mu

    chos grandes barones [en la poca medieval ] e ran adminis t radores

    incapaces de es tudiar personalmente un informe o una cuenta".

    Feu

    dalSociet),

    I , p. 8 1 .

    10

    Esto no quiere decir que los analfabetos no lean. Pero lo que

    lean no era n p alab ras sino el m un d o visible. "A los ojos de qu ien es

    eran capaces de ref lexionar , e l m un d o m ater ia l e ra apenas a lgo mas

    que una especie de mscara, detrs de la cual ocurran todas las co

    sas realmente importantes ; tambin les pareca un lenguaje que t ra

    taba de ex presar po r s ignos un a real idad ms profunda." Ibid., p . 83 .

    34

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    trminos de un clero transeuropeo que escriba en la

    tn, y una concepcin del mundo, compar t ida v i r tua l -

    mente por todos, en el sentido de que la

    intelgentsia

    bil ing e , a l m ed iar en tre la len gu a ve rncu la y el la t n ,

    mediaba entre la t ierra y el cielo. (Lo terrible de la ex

    comunin ref leja esta cosmologa . )

    Pero a pesar de toda la grandeza y el poder de las

    grandes comunidades re l ig iosamente imaginadas , su

    coherencia inconsciente

    se desvaneci a partir de fines de

    la Edad Media. Entre las razones de esta decl inacin,

    quiero destacar aqu slo las dos que se encuentran di

    rectamente relacionadas con la peculiar cal idad sagra

    da de es tas comunidades .

    En primer lugar est el efecto que causaron las ex

    p lo rac iones de l m un d o no euro pe o , que sobre todo en

    Europa pero no slo en el la "ampliaron repentina

    m e n te el ho rizo nte cultural y geogrfico y, po r en d e, la

    concepcin que tenan los hombres de las posibles for

    m as de vida h u m a n a" ." El pro ces o es ya evidente e n el

    m s sobre saliente de tod os los l ibros d e viajes eu ro pe os .

    Considrese la s iguiente descr ipc in des lumbrante de

    Kubla i Khan, hecha por e l buen cr is t iano veneciano

    Marco Polo, a fines del siglo xin:

    12

    El gran kan, habiendo obtenido esta victoria memorable,

    volvi con gran pom pa

    y

    festejo a la ciudad capital de Kan-

    balu. Esto ocurri en el mes de noviem bre,ycontinu resi

    diendo all durante los meses de febrero y marzo, en los

    que se celebrabanuestrafestividad de la Pascua. Conscien

    te de que sta era una de

    nuestras

    solemnidades principa

    les,

    el kan ord en que todos los cristianos acudieran a l

    y

    llevaran consigo

    su

    Libro, el que contiene los cuatro Evan-

    " Erich Auerbach,

    Mimesis,

    p. 282. [Hay edicin del

    FCE.]

    12

    Marco Polo , The Travels of Marco Polo, pp. 158-159. Las cursivas

    son m as. Advirtase qu e el Evangelio n o se lee, aun qu e se bese.

    35

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    gelios. Tras or de na r qu e lo perfum aran repe t idam en te

    con incienso, en u n a forma cerem onio sa lo bes con devo

    cin, y or de n qu e lo m ismo hic ieran todos sus nobles pre

    sentes. sta era su prctica habitual en cada una de las

    principales festividades cristianas, como la Pascua

    y

    la Navi

    dad; y lo haca tambin en las festividades de los sarrace

    nos ,

    los jud os y los idla tras. C ua nd o se le pre gu nt po r

    los motivos de este com po rtam ien to, dijo: "Hay cuatro gran

    des profetas reverenciados y adorados por las diferentes

    clases de la humanidad. Los cr ist ianos consideran a Jesu

    cristo co m o su divinidad; los sarra cen os, a M ahom a; los ju

    dos ,

    a Moiss; y los idlatras a Sogomombar-kan, el ms

    eminente de sus dolos. Yo honro y respeto a los cuatro, e

    invoco en mi auxilio a cualquieradeellosque enefecto reineen

    e lcielo."Pe ro po r la form a co m o actuab a su majestad hac ia

    ellos, es evidente que consideraba la fe de los crist ianos

    com o la ms ver da de ra y la mejor [ . . . ] .

    Lo n o t a b l e de e s t e p a sa j e n o e s t a n t o e l t r a n q u i l o r e l a

    t i v i s m o r e l i g i o s o d e l g r a n m o n g o l ( s i g u e s i e n d o u n r e

    la t iv ismo

    religioso)

    c o m o l a a c t i t u d y e l l e n g u a j e d e M a rc o

    P o l o . J a m s se le o c u r r i , a u n q u e e s t a b a e s c r i b i e n d o

    p a r a s u s c o r r e l i g i o n a r i o s e u r o p e o s , d e c i r q u e K u b l a i

    e r a u n h i p c r i t a o u n i d l a t r a . ( D e b i d o e n p a r t e , s i n

    d u d a , a l h e c h o d e q u e " e n l o t o c a n t e a l n m e r o d e s u b

    d i t o s ,

    l a e x t e n s i n d e l t e r r i t o r i o y e l m o n t o d e l a r e c a u

    d a c i n , s u p e r a a t o d o s l o s s o b e r a n o s q u e h a n e x i s t i d o

    o e x i s t e n e n e l m u n d o " . )

    1 3

    Y e n e l u s o d e s c u i d a d o d e l

    " n u e s t ro " (q u e s e c o n v i e r t e e n e l " su " ) , y e n l a de sc r i p

    c i n de l a f e de l o s c r i s t i a n o s c o m o l a " m s v e rda de ra " ,

    e n l u g a r d e l a " v e r d a d e r a " , p o d e m o s d e t e c t a r l a s s e m i

    l l a s d e u n a t e r r i t o r i a l i z a c i n d e l a s c r e e n c i a s q u e a n u n

    c i a e l l e n g u a j e d e m u c h o s n a c i o n a l i s t a s ( " n u e s t r a " n a

    c i n es "la m e jo r" , e n u n campo comparativo, c o m p e t i t i v o ) .

    En c a m b i o , l a c a r t a e sc r i t a de sde Pa r s , p o r e l v i a j e ro

    13

    TheTravelsofMarcoPolo, p. 152.

    36

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    publicacin estaba dejan do d e ser u n a em presa interna

    cional[sic] .

    2I>

    En un a palab ra, la cada de l latn er a ejem

    plo de un proceso ms amplio en el que las comunida

    des sagradas, integradas p or antigu as leng uas sagradas,gradualmente se f ragmentaban, p lura l izaban y ter r i to-

    rializaban.

    E L

    REINO DINSTICO

    Quiz resulte dif c i l ahora imaginarnos enft icamente

    en un mundo donde e l re ino dins t ico aparec a para la

    mayora de los hombres como el nico s is tema "pol t i

    co " imaginable. En cier tos sentidos fundamentales , la

    m on arq ua "formal" se op on e a todas las concepcion es

    m od er na s d e la vida pol t ica . El re in o lo organiza tod o

    alrededor de un centro elevado. Su legit imidad deriva

    de la divinidad , n o d e las pob lacion es, cuyos individuos,

    desp us de tod o, son subditos, n o ciud ada nos . En la con

    cepcin moderna , la soberana es ta ta l opera en forma

    plena, l lanaypareja sobre cada cen t m etro cuad rado de

    un ter r i tor io legalmente demarcado. Pero en la imagi

    ne ra antigu a, do n d e los estados se definan po r sus cen

    tros,

    las fron tera s er an po rosa s e indistintas, y las sobe

    ranas se fundan impercept ib lemente unas en o t ras .

    21

    As se explica, paradjicamente, la facilidad con la que

    los imp er ios y los re inos pr em od er no s p od an sos tener

    20

    Ibid.,

    p p . 232-233. El francs original es m s m od esto e histrica

    m ente exac to : T a n d i s q ue l' on ed i t e de moins en moins d 'ouvrages

    en la t n , e t u ne p rop ort io n toujours p lus gr an de de textes en langue

    nat iona le , le com m erce du livre se m orcel le en E urop e."L'Apparition

    du Livre,p. 356 .

    21

    Advir tase e l desplazamiento de la nomenclatura de los gober

    nan tes que cor resp on de a es ta t ransformacin. Los escolares recuer

    da n a los m ona rcas po r su no m br e (cualerae l apell ido de Guil lermo

    el C onquistador?), a los presidentes por su apell ido (cmo sel lamaba

    39

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    s u c o n t r o l s o b r e p o b l a c i o n e s i n m e n s a m e n t e h e t e r o g

    n e a s ,

    y a m e n u d o n i s i q u i e r a c o n t i g u a s , d u r a n t e l a r g o s

    p e r i o d o s .

    2 2

    T a m b i n d e b e m o s r e c o r d a r q u e e s t o s a n t i g u o s e s t a

    d o s m o n r q u i c o s s e e x p a n d i e r o n n o s l o p o r l a g u e r r a

    s i n o t a m b i n p o r l a p o l t i c a s e x u a l , de u n a c l a se m u y d i

    f e r e n t e a l a q u e a h o ra s e p r a c t i c a . A t r a v s de l p r i n c i p i o

    g e n e r a l d e la v e r t i c a li d a d , l o s m a t r i m o n i o s d i n s t i c o s

    u n a n a p o b l a c i o n e s d i v e r s a s b a j o n u e v o s p i c e s . P a r a

    d i g m t i c a e n e s t e s e n t i d o e r a l a C a s a d e H a b s b u r g o .

    C o m o d e c a s u l e m a :

    Be lla gera nt alii tufelix Austria nube

    A q u , e n u n a f o r m a a l g o a b r e v i a d a , t e n e m o s l o s t t u l o s

    d e l a l t i m a d i n a s t a :

    2 3

    Emperador de Austr ia , Rey de Hungra , de Bohemia, de

    Dalmacia, Croacia, Eslovenia, Galicia, Lodomeria e Iliria;

    Rey de jerus a ln ,

    etc.;

    A rchidu que de Austria

    [sic];

    Gran Du

    que de Toscana y Cracovia; Duque de Loth [a] ringia, de

    Salzburgo, Estiria, Carintia, Carniosa y Bukovina; Gran Du

    q u e d e Transilvania, Margrave de Moravia; D uq ue d e la Alta

    y Baja Silesia, de Mdena, Parma, Piacenza y Guastella, de

    Ausschwitz y Sato r, de T es ch en , Friau l, Rag usa y Zara; Prn -

    Ebert?). En un mundo de ciudadanos, todos el los elegibles en teora

    para la presidencia, el l imitado conjunto de nombres los vuelve ina

    decuados como designadores de especificacin. En cambio, en las

    m ona rqu as , do nd e e l gob ierno es t reservado para un solo apel l ido,

    son po r fuerza los hom bres , con n m ero s o apodos , los qu e provee n

    las dist inciones requeridas.

    22

    Podemos advert ir , de paso, que Nairn est s in duda en lo cierto

    cu an do d escr ibe la Ley de U nin d e 1707, ent r e In glaterra

    y

    Escocia,

    como un "negocio patricio", en el sentido de que los arquitectos de

    la un in eran pol ticos aris tcratas. (V ase su lcid o estudio en The

    Brea k-up of Britain, pp. 136ss.) Sin embargo, resulta difcil imaginar

    tal acuerdo entre las aris tocracias de dos repblicas. La concepcin

    de un

    Reino

    U nid o fue seguram ente e l e lem en to m ed iado r decis ivo

    que hizo posible el arreglo.

    23

    Ose ar Jszi ,The Dissolulion ofthe HabsburgM onarchy,p. 34.

    4

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    cipe Conde de HabsburgoyTirol, de Kiburgo, GrzyGra-

    diska; Duque de Trieste y Brizen; Margrave de la Alta y la

    Baja Lausitz y de Istria; Conde de Hohenem bs, Feldkirch,

    Bregenz, Sonenberg, etc.; Seor de Trieste, de Cataro, y

    ms all de la Marca del Windisch; Gran V oivod de la

    V oy-

    vodna, Serbia [...], etctera.

    Como observa

    Jszi,

    esto "no carece de cier to aspecto

    cmico [ . . . ] e l registro de innumerables matr imonios,

    rega teos y capturas d e los H ab sbu rgo ".

    En los reinos donde la poligamia estaba religiosa

    mente sancionada, los s is temas complejos de concubi

    natos escalonados eran esenciales para la integracin

    del reino. De hecho, los l inajes reales derivaban a me

    nudo su prest igio, aparte de toda aureola de divinidad,

    de cierta mezcla racial.

    24

    Porque tales mezclas eran se

    ales de una posicin superior. Resulta caracterstico el

    hecho de que no ha habido una dinas t a " inglesa" re i

    nante en Londres desde el siglo

    XI

    (si aca so) ;

    y

    cul "nacionalidad" asignaremos a los Borbones?

    2 5

    Sin em barg o, du ra nt e el s iglo XVTI por razones que

    24

    Sobre todo en el Asia premoderna. Pero el mismo principio ope

    raba en la Eu rop a cristiana m on g am a. En 1910, un O tto Forst public

    su Ahnmtafel

    Seiner Kaiserlichen

    und Koniglichen Hohe it des durchlauch-

    tigsten

    Herrn

    Erzherzogs

    Franz

    Ferdinand, donde se enumeraba a 2 047

    de los antepasad os del arch idu qu e q ue p ro nt o ser a ases inado. La

    lis

    ta inclua 1 486 alem ane s, 124 franceses, 196 italianos, 89 espa oles,

    52 polacos, 47 daneses, 20 ingleses, hombres y mujeres, adems de

    otras cuatro n acionalidades. Este "curioso do cu m en to ' ' se ci ta en

    ibid.,

    p.

    136, n. 1. No puedo resistirme a citar aqu la maravillosa reaccin

    de Francisco Jos an te las noticias del asesinato de su exc ntrico he

    redero aparente : "En es ta forma, un poder super ior ha res taurado

    ese o rd en que po r desgracia no pu de m an tene r"

    (ibid.,

    p. 125).

    25

    Ge llner destaca el carc ter tpic am ente extran jero de las dinastas,

    pero interpreta el fenmeno en forma demasiado estrecha: los aris

    tcratas locales prefieren a un monarca extranjero porque no toma

    r pa rt id o en sus rival idades intern as.

    Thoughl and Change,

    p. 136.

    41

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    n o vien en al caso aqu inici su len ta decl inacin en

    Europa occidenta l la leg i t imidad automt ica de la mo

    narqua sagrada. En 1649, Carlos Estuardo fue decapi

    tado en la p r imera revo luc in de l mundo moderno , ydurante e l decenio de 1650, fue gobernado uno de los

    Estados europeos ms impor tantes por un Protec tor

    pleb eyo , n o po r u n rey. Pe ro incluso en la po ca d e Po

    p e y A dd ison, An a Es tuard o c ur ab a todava a los enfer

    m os con la imposicin de m an os reales , curacione s rea

    l izadas tam bin po r los B orb on es, Luis XV y XV I, en la

    Francia Ilustrada hasta el f in del anden

    rgime?

    6

    Pero

    despus de 1789, el pr incipio de la Legit imidad tena

    q u e ser de fen did o en form a agresiva y consc iente y, en

    el proceso, la "monarqua" se convir t i en un modelo

    sem iestand arizado . T e n n y el Hijo de l Cielo se convir

    t ieron en "Emperadores" . En e l remoto Siam, Rama V

    (C hu lalo ng ko rn) envi a sus hijos y sob rinos a las cor

    tes de San Petersburgo, Londres y Ber l n , a aprender

    los ref inamientos del modelo mundial . En 1887, inst i

    tuy el pr incipio de la sucesin por primogenitura le

    gal, "alineando as a Siam con las monarquas 'civili

    zadas '

    d e Europa ."

    2 7

    El nu ev o sistema llev al tr o n o , en

    1910, a un homosexual ex travagante que seguramente

    habr a s ido descar tado en una poca anter ior . S in em

    bargo, la aprobacin in termonrquica de su ascensin

    como Rama VI se sell por la asistencia, a su corona

    c in , de pr nc ipes provenientes de Gran Bretaa , Ru

    sia , Grecia , Suecia , D inam arca y Jap n .

    2 8

    26

    M arc Bloch, Les

    Rois Thaumaturges,

    p p. 390 y 398-399. [H ay edi

    cin del Fondo de Cul tura Econmica. ]

    27

    Noel A. Battye, "The Military, Government and Society in Siam,

    1868-1910", tesis doc tora l, Co rne ll, 1974, p . 270.

    28

    S tephen Greene , Thai Government and Admin i s t ra t ion in the

    Reign of Rama VI (1910-1925)", tesis doctoral , Universidad de Lon

    dres , 1971, p . 92.

    42

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    c o m o u n a c a d e n a i n t e r m i n a b l e d e c a u s a y e f e c t o o d e

    s e p a r a c i o n e s r a d i c a l e s e n t r e e l p a s a d o y e l p r e s e n t e .

    3 0

    O b s e r v a B l o c h q u e l a g e n t e p e n s a b a q u e d e b a d e e s t a r

    c e r c a d e l f i n d e l t i e m p o , e n e l s e n t i d o d e q u e l a s e g u n

    d a v e n i d a d e C r i s t o p o d r a o c u r r i r e n c u a l q u i e r m o

    m e n t o : s a n P a b l o h a b a d i c h o q u e " e l d a d e l S e o r l l e

    g a c o m o u n l a d r n e n l a n o c h e " . E r a a s n a t u r a l q u e e l

    g r a n c ro n i s t a de l s i g l o x n e l o b i sp o O t t o de F re i s i n g , s e

    r e f i r i e r a r e i t e r a d a m e n t e a " n o s o t r o s , l o s q u e h e m o s l l e

    g a do a l f i n a l de l o s t i e m p o s" . Co n c l u y e B l o c h q u e , e n

    c u a n t o l o s h o m b r e s m e d i e v a l e s " s e p u s i e r o n a m e d i t a r ,

    n a d a e s t a b a m s l e j o s d e s u p e n s a m i e n t o q u e l a p e r s

    p e c t i v a d e u n f u t u r o l e j a n o p a r a u n a h u m a n i d a d j o v e n

    y v igorosa" .

    3 1

    A u e r b a c h h a c e u n b o s q u e j o i n o l v i d a b l e d e e s t a f o r

    m a d e l a c o n c i e n c i a :

    3 2

    Si un suceso co m o el sacrificio de Isaac se in te rp re ta co m o

    un anuncio del sacrificio de Cristo, de modo que el pri

    mero promete y el segundo "cumple" [ . . . ] la promesa, se

    establecer una conexin entre dos sucesos que no estn

    ligados en lo temporal ni en lo causal [ . . . ] . Esta conexin

    podr establecerse slo si ambos sucesos estn vertical-

    mente l igados a la Divina Providencia, la nica que puede

    elaborar tal plan de la historia y proveer la clave para su

    entendimiento [ . . . ] . El aqu y ahora no es un simple esla

    bn ms en una cadena terrenal de acontecimientos, s ino

    que es simultneamentea lgo qu e n o ha sido siem pre y qu e

    se cum plir e n el futuro; y estr ictam en te, a los ojos de D ios,

    30

    Para nosotros, la idea del "ropaje moderno", una equivalencia

    metafrica del pasado con el presente, es un reconocimiento irnico

    de su fatal separacin.

    31

    Bloch,FeudalSoety, I, pp. 84-86.

    32

    Auerbach ,

    Mimesis,

    p. 64. Las cursivas son mas. Comprese la

    descripcin que hace san Agustn del Antiguo Testamento como "la

    sombra del futuro [es decir , proyectado hacia atrs por el futuro]".

    Citado en Bloch,FeudalSoety, I, p . 90 .

    45

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    es algo ete rno , algo omnitemporal, algo ya consumado en

    el reino de los sucesos terrenales fragmentarios.

    Con razn destaca Auerbach que esta idea de simultanei

    dad

    es en tera m en te ajena a nosotros. C onte m pla el tiem

    p o com o algo semejante a lo qu e Benjamn llama tiemp o

    mesinico, una s imultaneidad del pasado y el futuro

    en un presente ins tantneo.

    3 3

    En tal visin d e las cosas,

    la palabra "mientras tanto" n o p u ed e ten er nin gu na sig

    nificacin real.

    Nuest ra propia concepcin de la s imul taneidad se

    ha venido forjando durante largo t iempo, y su surgi

    miento es t c ier tamente conectado, en formas que no

    se han estudiado bien todava, con el desarrollo de las

    ciencias seculares . Pero es una concepcin de impor

    tancia tan fundamental que, s i no la tomamos debida

    mente en cuenta , encontraremos di f icu l tades para ex

    plorar la gnesis oscura del nacionalismo. Lo que ha

    l legado a tomar el lugar de la concepcin medieval de

    la s imul taneidad a lo la rgo del t iempo es como dice

    Benjamn una idea del " t iempo homogneo, vac o" ,

    donde la s imultaneidad es , por decir lo as , t ransversa,

    de t iempo cruzado, no marcada por la pref igurac in y

    la real izacin , s ino po r la coin cide ncia tem po ral , y m e

    dida por el reloj y el calendario.

    3 4

    Podr entenderse mejor la importancia de esta t rans

    formacin, para e l surg imiento de la comunidad ima

    ginada de la nacin si consideramos la estructura bsi

    ca de dos formas de la imaginacin que florecieron en

    el siglo

    XVIII:

    la novela y el pe rid ico .

    3

    Estas formas pro-

    33

    W alter Benjam n,

    IUuminations,

    p. 265.

    34

    Ibid.,

    p. 263. Es tan pro fun da esta idea n uev a qu e se pod ra afir

    mar que toda concepcin moderna esencial se basa en una concep

    cin de "mientras tanto".

    35

    A un qu e ya hab a aparecid o en 1678 laPrincesse deClves, la era de

    Richardson, Defoe y Fielding es de principios del s iglo XVIII. El ori-

    46

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    veyeron los medios tcnicos necesarios para la "repre

    sentacin" de la clasede com unid ad im aginada que es

    la nacin.

    Consideremos en pr imer t rmino la es t ruc tura de la

    novela antigua, un a estru ctu ra tpica n o slo de las ob ras

    maestras de Balzac s ino tambin de cualquier bodrio

    con tem po rn eo d e a dlar . Es claramente un instrumen

    to pa ra la prese ntac in de la s imu l taneidad en " t iemp o

    homogneo, vaco", o un anlis is complejo de la pala

    bras "mientras tanto". Para i lustrar , tomemos una tra

    ma novelstica sencilla en la que un hombre (A) tiene

    u n a esposa (B) y u n a am an te (C ), qu e a su vez tiene u n

    amante (D) . Podr amos imaginar una especie de d ia

    grama tempora l para es te segmento como s igue:

    Tiempo:

    I II III

    A pelea con B A telefonea a C D se em briag a

    en un bar

    Hechos: C y D ha ce n B se va d e A cen a en casa

    e l am or com pras con B

    D ju eg a bi llar C t iene u n sue

    o ominoso

    Advirtase qu e AyD nu nc a se en cue n t ra n du ran te es ta

    secuencia; en efecto, podran no conocer s iquiera la

    existencia d el o tro si C ha ju g a d o bien sus cartas.

    36

    Qu

    gen del peridico moderno se encuentra en las revistas holandesas

    de fines del sigloxvil;pero el peridico slo se convirti en una cate

    gora general de material impreso despus de 1700. Febvre

    y

    Martin,

    TheC oming oftheBook,

    p. 197.

    36

    En efecto, el desenlace de la trama podra

    depender,

    en los Mo

    mentos I, II y III, de que A, B,

    C y

    D no supieran lo que los otros se

    proponen hacer.

    47

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    u n e en tonce s efec tivamente a AyD? Dos con ce pcio ne s

    complementar ias : Pr imero , que es tn incorporados a

    "sociedades" (Wessex, Lbeck, Los Angeles). Estas so

    ciedades son entidades sociolgicas de una realidad tan

    firme y estable que sus miembros (A y D) pueden des

    cribirse incluso como si se cruzaran en la calle, sin lle

    gar a conocerse, a pesar de hal larse relacionados.

    37

    Se

    gundo, que A y D es tn incorporados a las mentes de

    los lectores om nisc ien tes. Slo ellos ven las con ex ion es.

    Slo ellos, co m o Dios, ven a A telefo nea nd o a C, a B q u e

    va d e com pras, y a D qu e ju e ga billar, tod o almismotiem

    po.

    El hecho de que estos actos se realicen a la misma

    hora y en e l mismo da , pero con ac tores que podr an

    estar en gran medida inconscientes de la existencia de

    los dems, revela la novedad de este mundo imagina

    do,evocad o po r el au to r en las m en tes d e sus lectores.

    38

    La idea de un organismo sociolgico que se mueve

    per i dica m en te a travs del t iem po hom og n eo , vac o ,

    es un ejemplo preciso de la idea de la nacin, que se

    concibe tambin como una comunidad slida que avan

    za sosten idam ente d e u n lado a otro de la historia.

    39

    U n

    nor teamericano jams conocer , n i s iquiera sabr los

    nombres , de un puado de su 240 mil lones de compa

    tr iotas . N o t iene id ea de lo qu e estn ha cie nd o en cual-

    37

    Esta polifona destaca de cisivamente a la novela m od er na inclu

    so frente a un antecesor tan bri l lante como el

    Satiricen

    de Pet ro nio .

    Su narrat iva procede en l nea recta. Si Encolpio lamenta la infidel i

    dad de su joven am an te, no vemos simu ltneam ente a Gito en la cama

    con Ascyltus.

    38

    En es te contexto convendr comparar cualquier novela h is tr i

    ca con documentos o narraciones de la poca hechas ficcin.

    39

    Nada demuestra mejor la inmersin de la novela en el t iempo

    homogneo, vaco , que la ausencia de esas genealogas in t roducto

    rias, que a menudo l legan hasta el origen del hombre, tan caracters

    ticas de las antig uas cr nic as, leyend as y libros sag rado s.

    48

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    quie r momento dado . Pero t i ene una conf ianza com

    pleta en su act ividad sostenida, annima, s imultnea.

    La perspectiva que estoy sugir iendo parecer quiz

    m en os abs trac ta si pasam os a inspeccionar bre ve m en te

    cuatro ficciones de culturas y pocas diferentes, todas

    las cuales , menos una , se encuentran inseparablemen

    te l igadas a mo vim ien tos na cionalistas. En 1887, el "Pa

    d re de l Na cion alism o F ilipino", Jo s R izal, escribi la

    novela Noli Me Tangere, considerada ahora como la ma

    yor hazaa de la l i teratura f i l ipina moderna. Fue tam

    bin una de las primeras novelas escritas por un "in

    dio".

    40

    V eam os su inicio m aravilloso.

    41

    A fines de Octub re, don Santiago de los Santos, conocido

    popularmente bajo el nombre de Capitn Tiago, daba

    una cena, que, sin embargo de haberlo anunciado aque

    lla tarde tan slo contra su costum bre, era ya el tema d e

    todas las conversaciones en Binondo, en otros arrabalesy

    hasta en Intramuros. Capitn Tiago pasaba entonces por

    el hom bre ms ramboso,

    y

    sabase que su casa, como su

    pais,no cerraba las puertas nadie, como no sea al co

    mercio toda idea nueva atrevida.

    Cual una sacudida elctrica corri la noticia en el m un

    do de los parsitos, moscas colados que Dios cri en su

    infinita bo nd ad , y tan cariosam ente multiplica en Ma

    nila. Unos buscaron betn para sus botas; otros, botonesy

    corbatas, pero todos preocupados del modo cmo haban

    40

    Rizal escribi esta novela en el idiom a colonial (esp ao l) qu e e ra

    a la sazn la len gu a franca d e las m inoras e urasiticas y nativas, tni

    cam ente diversas . Ju n to c on la novela apare ci tam bin , po r pr im era

    vez, una prensa "nacionalis ta", no slo en espaol s ino tambin en

    idiom as "tnicos" tales co m o el tagalo y el i locano . V ase Le op ol do Y.

    I&bes, "The Modern Literature of the Phil ippines", pp. 287-302, en

    Ke rre-Bern ard Lafont y Denys Lom bard (com ps. ) ,LiteraturasContem-

    poraines

    de

    l'Asie

    du Sud-Est.

    41

    Jo s Rizal,

    Noli Me

    Tangere, Manila, Inst i tuto Nacional de Histo

    ria, 1978,p. 1.

    49

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    de saludar ms familiarmente al dueo de la casa, para

    hacer creer en antiguas amistades, excusarse, si mano

    viene, de no haber podido acudir ms temprano .

    Dbase esta cena en una casa de la calle de Anloague,

    y, ya que no recordam os su nm ero , la describiremos de

    m anera que se la recono zca a n , si es que los temblores

    no la han arru inad o. No creemos que su due o la haga

    derribar, porque de este trabajo ordinariamente se encar

    ga all Dios la Naturaleza, que tambin tiene de nuestro

    Gobierno muchas obras contratadas.

    N o hay nece sidad de m ayores com enta rios . Bastara ad

    ver t i r que desde e l pr inc ip io la imagen (enteramente

    nueva para la l i teratura f i l ipina) de una cena comenta

    da por cen tenare s de personas innom inada s , qu e n o se

    con oce n e nt re s , en m uy diferentes r in con es de M ani

    la, en un mes particular de un decenio particular, evoca

    de inm ed ia to a la com un ida d im aginada . Y en la f rase

    sobre "una casa de la cal le Anloague que todava pue

    d e recono cerse [ . . . ] , los recon oced ores son los lectores

    fil ipinos. La progresin casual de esta casa, del t iempo

    "interior" d e la novela al t iem po "exterior" de la vida dia

    ria del lector [de Ma nila] , prov ee u n a confirm acin hip

    ntica de la solidez d e un a com un ida d singular qu e abar

    ca person ajes, a ut or y lectores, m ovind ose a travs del

    t iem po d e calend ario. Advirtase tam bin el to no . Aun

    que Rizal no tiene la menor idea acerca de las identi

    dades individuales de sus lectores, escribe para ellos

    con una int imidad irnica, como si sus relaciones rec

    procas no fuesen problemticas en m ed ida alguna.

    42

    4t

    La otra cara de la oscuridad annima de los lectores era (es) lacelebridad inmediata del autor. Como veremos ms adelante, esta

    oscuridad y celebridad tienen mucho que ver con la difusin del ca

    pitalismo impreso.

    Ya

    en

    1593,

    los emprendedores dom inicos haban

    50

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    Nada nos da un sentido ms foucault iano de las dis

    con t inuid ad es sbitas de la conciencia qu e la co m para

    cin de Nolicon la ob ra li teraria m s famosa escrita an

    tes po r u n "ind io" la de Francisco Baltazar, Hnagdaanang

    Buhay ni

    Florante

    at ni Laura sa Cahariang Albania

    [La

    Historia de Florante y Laura en el Reino de Albania] ,

    cuya pr imera edic in impresa da ta de 1861, aunque

    p u d o ha be r sido escrita en 1838.

    43

    Porque a un qu e Balta

    zar viva todava cuando Rizal naci, el mundo de su

    ob ra m aestra es, en tod o sentido bsico, ajeno al d eNoli.

    Su ambiente una fabulosa Albania medieval est

    com ple tam en te a le jado en t iem po y espacio de l Binon-

    do del dec en io de 1880. Sus hro es Florante, un no ble

    cristiano d e Albania, y su amigo n tim o A ladino , un aris

    tcrata persa m usulm n ("moro") nos re cu er d an a las

    Filipinas slo p o r el nex o en tre cristianos y m oro s. M ien

    tras que Rizal salpica deliberadamente su prosa espao

    la con palabras tagalas en busca de un efecto "realista",

    satrico o nacionalista, Baltazar m ezcla in co nsc ien tem en

    te frases espaolas en sus cuartetos tagalos slo para en-

    fat izar la grandeza y sonoridad de su diccin. Noli se

    escribi para ser leda, mientras que Florante at Laura

    de be ra ser can tad a en voz alta. Lo ms no table de tod o

    es el m anejo del t iem po po r parte d e Baltazar. C o m o ob

    serva Lumbera, "el desenlace de la t rama no sigue un

    or d en cron olg ico. La his toria se inicia

    in

    medias

    res,

    d e

    m od o q ue la his toria com pleta n os l lega a travs de u n a

    serie de discursos que sirven como remembranzas".

    4 4

    publicado en Manila laDoctrinaChristiana. Sin embargo, las publica

    ciones impresas permanecieron durante siglos bajo estricto control

    eclesistico. La liberalizacin slo se inici en el dec en io de 1860. V a

    se Bienvenido L. Lu m bera , TagalogPoetry, 1570-1898, Tradition andln-

    fluence s in

    its

    Development,

    pp . 35 y

    93.

    ** Ibid.,?. 115.

    44

    Ibid.,

    p. 120.

    51

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    Casi la mitad de los 399 cuartetos son relatos de la in

    fancia de Florante, sus aos de estudiante en Atenas y

    sus subsecuentes hazaas mil i tares , narrados por el h

    roe en conversacin con Aladino.

    45

    La " remembranza

    ha bla d a" era pa ra Baltazar la n ica alternativa a u n a na

    rrac in directa. Si no s en te ra m os d e los pasado s "simul

    tneos" de Florante y Aladino , es porque es tn conec

    tados po r sus voces qu e co nversan, n o po r la estructura

    d e la pica. Cu an dis tante es esta tc nica de la d e la no

    vela: "Esa m isma primav era, m ien tras Flo rante estudia

    ba todava en Atenas, Aladino era expulsado de la cor

    te d e su so be ran o [ . . . ] ." En efecto, ja m s se le oc ur re a

    Baltazar "situar" a sus pro tag on istas en la "sociedad", o

    discutirlos con su auditorio. Yaparte del flujo melifluo

    de polislabos tagalos, no hay mucho de "fil ipino" en

    su texto.

    46

    En 1816,70 aos antes de la com posicin de No li, Jos

    Joaqun Fernndez de Lizardi escribi una novela t i tu

    lada

    El

    Periquillo

    Sarniento,

    ev id en te m ente la p r ime ra

    45

    La tcnica es s imilar a la de Homero, tan hbilmente analizada

    por Auerbach ,

    Mimesis,

    cap. 1 ("Odysseus' Scar").

    46

    "Paalam Albaniang pinamamayanan

    ng casama, t , lupir, bangis caliluhan,

    aco ng tang ulan m o, i, cusa m ang pinatay

    sa iyo, i, m alaqu i and pan ghih inay ang ".

    [Adis, Albania, rein o ah or a de l m al ,

    la crue ldad , la brutal idad y e l en ga o

    Yo,

    tu defensor, a quien ahora asesinas

    lam ento a pesar de todo la suer te qu e te espe ra . ]

    Esta estrofa famosa se ha interpretado a veces como una expresin

    velada del patriot ismo fi l ipino, pero Lumbera demuestra convincen

    temente que esa interpretacin es una visin anacrnica. TagcdogPoe-

    try,

    p . 125. La t raduccin es de Lu m be ra. H e al terad o l igeram ente su

    texto tagalo para conform arlo a un a edicin del poem a de 1973, ba

    sada en la impresin de 1861.

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    esta noche nadie haba sa l ido. Porque la fuerte l luvia de

    tod o el da h aba m ojad o los cam inos y los hab a vuelto m uy

    resbalosos.

    Para los trabajad ores d e t ien das y oficinas, el sb ad o po r

    la maana era un momento de an t ic ipac in: an t ic ipaban

    su ocio y la diversin d e c am inar p or la ciudad en la no ch e,

    pero esta noche se iban a frustrar, en vista del letargo cau

    sado por el mal t iempo y los caminos lodosos de los

    kam-

    pungs.

    Los caminos pr inc ipa les rebosaban de ordinar io

    con tod a clase d e trfico, las veredas es taban llen as d e gen

    te ,

    pero ahora todos estaban desier tos. De vez en cuando

    poda escucharse el chasquido de un l t igo que apuraba a

    un caballo, o el so na r de los cascos de otr