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1 ¿ES LA PRISIÓN EL LUGAR DEL CASTIGO? SENTIDOS Y SIGNIFICADOS DE DOS MUJERES PRE-LIBERADAS DEL ESTABLECIMIENTO PENITENCIARIO Y CARCELARIO DE MEDIANA SEGURIDAD DEL MUNICIPIO DE BUGA 1 Gabriela Navia Bedoya 2 Docente Asesora Liliana Bedoya 3 UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE PSICOLOGÍA SANTIAGO DE CALI 2016 1 Este artículo se deriva del estudio realizado como trabajo de grado para optar el título de Psicólogo(a). Inicio Julio 2014, finalización Marzo 2016 2 Estudiante de la facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura seccional Cali, Colombia [email protected] 3 Psicóloga, Magíster en Psicología Cultural. Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura Cali [email protected]

¿ES LA PRISIÓN EL LUGAR DEL CASTIGO? SENTIDOS Y

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¿ES LA PRISIÓN EL LUGAR DEL CASTIGO?

SENTIDOS Y SIGNIFICADOS DE DOS MUJERES PRE-LIBERADAS DEL ESTABLECIMIENTO

PENITENCIARIO Y CARCELARIO DE MEDIANA SEGURIDAD DEL MUNICIPIO DE BUGA 1

Gabriela Navia Bedoya2

Docente Asesora

Liliana Bedoya3

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

SANTIAGO DE CALI

2016

1 Este artículo se deriva del estudio realizado como trabajo de grado para optar el título de Psicólogo(a). Inicio Julio 2014,

finalización Marzo 2016 2 Estudiante de la facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura seccional Cali, Colombia [email protected] 3 Psicóloga, Magíster en Psicología Cultural. Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de San Buenaventura Cali

[email protected]

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¿ES LA PRISIÓN EL LUGAR DEL CASTIGO?

SENTIDOS Y SIGNIFICADOS DE DOS MUJERES PRE-LIBERADAS DEL ESTABLECIMIENTO

PENITENCIARIO Y CARCELARIO DE MEDIANA SEGURIDAD DEL MUNICIPIO DE BUGA

Resumen

El presente estudio tiene como objetivo explorar los sentidos y significados de la prisión como el lugar de

castigo en dos mujeres que se encuentran en etapa de Pre-libertad en el establecimiento penitenciario y

carcelario de mediana seguridad de Buga. Se aborda desde una perspectiva histórica cultural que ubica

como eje central para el análisis los procesos subjetivos. Esta investigación fue cualitativa, con un diseño

exploratorio de carácter constructivo- interpretativo, orientado desde la Epistemología Cualitativa de

González Rey (2006). Se realizaron relatos de vida, con el fin de evidenciar sentidos y significados

acerca de la vida en la prisión de dos mujeres en etapa de Pre-libertad. Los resultados muestran cómo

comparten significados y como por medio de los factores económicos, religiosos e histórico-culturales se

evidencia el sentido que cada una le da a la prisión como castigo.

Palabras clave: Prisión, castigo, sentidos, significados.

Abstract

This study aims to explore the senses and meanings of prison as a place of punishment in two

women who are in pre - release in the prison and medium-security prison facility Buga. It is

approached from a cultural historical perspective that places as central to analyze subjective

processes. This research was qualitative, with exploratory design constructive- interpretative

character, oriented from the Qualitative Epistemology González Rey (2006). Life stories were

performed in order to show feelings and meanings about life in prison two women in pre -

release. The results show how shared meanings and also through economic, religious, historical

and cultural factors evidence the sense that each gives to prison as punishment.

Keywords: Prison, punishment, senses, meanings.

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Introducción

El castigo como método para corregir el comportamiento “inadecuado” en la sociedad ha sido

documentado desde siglos atrás a través de diferentes fuentes y perspectivas como las jurídicas, las

sociológicas, las psicológicas, al igual que las diferentes técnicas implementadas para castigar, como el

destierro, la ley del talión, la muerte, la mutilación, las cuales buscaban infringir un dolor superior al del

ofensor; como lo menciona Aleyda Ulloa (2010) en su artículo “Fundamentación de la pena necesaria y

modelo de Estado”:

De allí que esta justicia privada se denominara “venganza” bajo la idea de forzar a sufrir dolor por un mal

que se ocasionó, sin que fuera claro qué era lo “malo” ni cuánto dolor se podía aplicar al autor del mal. Esto

mostró la necesidad de determinar qué está mal y cuánto dolor se puede infligir como respuesta. (pp.11)

Como lo manifiesta la autora, en la Edad Media no había un parámetro o limite en el momento en

que se imponía un castigo, por lo cual era permitido hacer una reparación superior o exagerada al ofensor,

debido a que era decretado en un principio por cualquiera de las personas de la sociedad. En esta época el

Estado se encontraba aislado y desinteresado de administrar justicia, la cual estaba mediada por lo

“divino”, viéndose al delito como pecado (ofensa a Dios). El Estado solo incidió sobre la justicia para

evitar castigos desproporcionados y un desorden social pues la autoridad encargada de la ley era el

soberano, el cual era quien decidía qué y cómo se castigaba y quien lo desobedeciera, se revelaba contra

Dios, imponiendo el castigo como mecanismo de control y dominación. (Ulloa, 2010).

La Inquisición medieval se fundó en el siglo XII y en el Siglo XV la Inquisición Española, como

una institución judicial para procesar y sentenciar a las personas consideradas culpables de herejía, pues

los herejes eran calificados como enemigos del Estado, por lo tanto merecedores de fuertes castigos

implementados bajo formas exageradas de sufrimiento sobre todo cuando los herejes provocaban

alteraciones del orden público y violencia a nivel social, como lo refiere Gamboa (2012) en su texto “El

origen de la prisión y su situación actual”: (…), había un deseo de “lastimar el cuerpo de los condenados

(…), hacerlos sufrir a través del dolor sin tomar en cuenta su condición humana”. (pp. 2)

Como se nombra anteriormente las conductas que se perseguían, eran las que se concebían como

pecaminosas e inmorales, y por medio del castigo y del sufrimiento extremo lo que se pretendía era

limpiar el alma para obtener la salvación y de esta manera lograr restaurar esa ofensa a Dios.

La segunda mitad del Siglo XVI implicó cambios económicos como la expansión del comercio,

los mercados y la manufactura, las nuevas rutas navales y las conquistas coloniales, razón por la cual

varios países Europeos generaron una nueva concepción respecto a las medidas de castigo que serían

utilizadas por la escasez y los altos costos de la mano de obra, de modo que se comenzaron a utilizar tres

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nuevos mecanismos: la esclavitud, el traslado y el trabajo forzado en instituciones penitenciarias

principalmente (Galvis, 2003).

Así fue como “se construyeron prisiones organizadas denominadas “casas correccionales” con el

fin de adiestrar y disciplinar a los internos en las actividades industriales, y además para corregir sus

actuaciones delictivas” (Galvis, 2003, pp. 71).

Rosa del Olmo (citada por Galvis, 2003) menciona que las casas correccionales, aunque tenían

como función principal la de enseñar la disciplina del trabajo, también sirvieron como medios para

producir bienes a bajos costos. Estas casas no fueron los únicos establecimientos empleados, la pena de

galeras fueron embarcaciones de vela y remo que se usaron en la guerra como prisiones flotantes para

castigar a quienes infringían la ley con cierto grado de gravedad (Galvis, 2003).

Rusche y Kirchheimer (citados por Galvis, 2003) refieren que “la esclavitud en las galeras como

método de castigo es el hecho de que únicamente estaban involucradas consideraciones de tipo

económico, no penales” (pp. 73), lo cual permite evidenciar como ese castigo estaba entrelazado por el

deseo y el interés del otro, sin tener en cuenta la condición humana del sujeto que infringía la ley.

Ya en la Edad Moderna se evidencia como se pensó para el castigo una pena igualitaria, que

ocasionara dolor y sufrimiento, sin derramamiento de sangre, de esta manera se fue estableciendo como

pena principal, la privatización de la libertad. Del mismo modo Galvis (2003) lo refiere, “la humanización

del derecho penal implicó que la cárcel se convirtiera en el reemplazo de las penas crueles y degradantes

que hasta el momento se venían imponiendo a los criminales” (pp. 74).

En el siglo XIX, la crisis industrial propicio un incremento en el índice de criminalidad, lo cual

género que se rediseñara el modelo penitenciario, y que las prisiones perdieran su carácter productivo y

económico como instrumento de corrección para los delincuentes, y se convirtieran en establecimientos

que ejercían terror y degradación, para así persuadirlos sobre sus acciones delictivas, y no volvieran a

realizarlas ya que no eran correctas.

[…] el trabajo de los prisioneros siguió utilizándose ya no para el mercado, sino para las mismas

instituciones penitenciarias o para uso gubernamental (…). Ahora las prisiones eran administradas por

personal con conocimientos, habilidades y experiencia. Así pues, se imprimió a dichas instituciones un

concepto racional y científico, dejando a un lado el sentimiento moral y emocional. (Galvis, 2003, pp. 77).

En la Edad Contemporánea la privación de la libertad fue la pena más utilizada en las sociedades,

de acuerdo a los lineamientos y a las normas establecidas por cada Estado, debido a que era un elemento

fundamental para ejercer un control social y lo sigue siendo actualmente.

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En la Posmodernidad, la privatización de la libertad como forma de castigo, conlleva a un

sistema de obligaciones y prohibiciones, en donde el causar un dolor físico ya no es el objetivo de la pena.

Como lo señala Foucault (2002) en su libro Vigilar y Castigar, “Puesto que ya no es el cuerpo, es el alma.

A la expiación que causa estragos en el cuerpo debe suceder un castigo que actúe en profundidad sobre el

corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones” (pp. 13).

Esta pena se pensó como la manera de disciplinar y educar al condenado para reintegrarlo a la

vida civil de acuerdo a las leyes establecidas en una sociedad. Foucault (2002) indica:

Es preciso que la justicia criminal, en lugar de vengarse, castigue al fin. Esta necesidad de un

castigo sin suplicio se formula en primer lugar como un grito del corazón o de la naturaleza indignada: en el

peor de los asesinos, una cosa al menos es de respetar cuando se castiga: su "humanidad". (pp. 44)

Para el autor “hay que castigar de otro modo”, sin buscar venganza, porque de esa manera se

incurriría de nuevo en las formas de castigo exageradas como las que se han mencionado, una justicia

criminal debe tener en cuenta que el condenado sigue siendo un ser humano.

Lo anterior permite evidenciar como el castigo ha tenido modificaciones a través de los años y en

lo que señala Natalia Ojeda (2013), se logra evidenciar como la privación como forma de castigo

actualmente está “asociado a la carencia, entre ellas la carencia de afectos, signado por la ausencia de

personas cercanas a quienes amar o querer” (pp.240). Lo cual afirma lo mencionado por Foucault (2002),

el castigo va más allá de un dolor físico.

Esta privación de libertad implica un cierto suplemento punitivo, que afecta al cuerpo del sujeto,

y se puede evidenciar en el racionamiento alimenticio, en la privación sexual y en los golpes, lo cual es lo

que trae consigo el encarcelamiento (Foucault, 2002).

La prisión “ha sido desde el comienzo una "detención legal" encargada de un suplemento

correctivo, o también, una empresa de modificación de los individuos que la privación de libertad permite

hacer funcionar en el sistema legal” (Foucault, 2002, pp. 139). Por lo tanto el encarcelamiento no solo

está asociado a una privación sino también a la transformación de las personas que infrinjan la ley. Así

mismo, señala Ulloa (2010) que la prisión “se trata de la privación de un tiempo abstracto de libertad,

exactamente cuantificable y graduable por la legislación y luego por el juez, en relación con la gravedad

en abstracto y en concreto de los delitos castigados” (pp.17).

De esta manera se entiende que la prisión es la medida correctiva disciplinaria igualitaria, la cual

busca corregir los comportamientos del ser humano que van en contra de las leyes sociales, con el fin de

cumplir el propósito por el cual fue creada.

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Como lo menciona LhuiLier (2013), el sujeto en el encierro está expuesto a una ruptura con los

vínculos que tiene afuera, y el predominio del sistema se encarga de generar un control y dominio sobre

los cuerpos y la vida social de las personas encarceladas. Para así, buscar que haya en el sujeto

sentimientos de culpa y arrepentimiento por el delito cometido, para que de esta manera no se repita dicho

comportamiento. Así lo refiere Foucault (2002):

Sumido en la soledad, el recluso reflexiona” ...Por el hecho también de que la soledad asegura una

especie de autorregulación de la pena, y permite como una individualización espontánea del castigo: cuanto

más capaz es. El penado de reflexionar, más culpable ha sido al cometer su delito; pero más vivo también

será el remordimiento, y más dolorosa la soledad; en cambio, cuando se haya arrepentido profundamente, y

enmendado sin el menor disimulo, la soledad ya no le pesará (pp.142).

En la legislación colombiana, Galvis (2003) refiere que:

Las normas que rigen el Sistema Carcelario y Penitenciario en Colombia buscan que los

establecimientos de reclusión sean instrumento de prevención, frente a los actos que vulneran o ponen en

peligro el orden social, y de resocialización del infractor, de tal forma que éste pueda volver a formar parte

de la sociedad. Todo esto bajo el entendido de que los derechos de los condenados deben ser respetados.

(pp. 89)

Así mismo la autora señala que la política del Gobierno Colombiano en materia Penitenciaria y

Carcelaria consiste en: dar un tratamiento igual a quienes se les imputa la comisión de algún delito o a

quienes ya fueron condenados; garantizar los derechos a la libertad y al debido proceso; respetar como

principio fundamental, la dignidad humana de quienes se encuentran privados de la libertad y resocializar

a los condenados, por medio de un tratamiento que les permita volver a formar parte de la sociedad que

han lesionado con sus actos (Galvis, 2003).

De esta manera el objetivo principal que tiene la prisión en Colombia según lo establecido por el

Código Penitenciario y Carcelario de 1993, es resocializar al delincuente, en donde este por medio del

tratamiento penitenciario, logre corregir su comportamiento a través del estudio, el trabajo, la disciplina y

la ejecución de actividades deportivas, culturales y religiosas, para que pueda integrarse nuevamente a su

vida en la sociedad (Galvis, 2003).

Los principales estudios encontrados en torno al tema permiten comprender aspectos sociales,

personales y culturales relacionados con la vida dentro de la prisión y los efectos que esta tiene para las

personas que están privadas de la libertad, la investigación de Dominique LhuiLier (2013) “El trabajo

como instrumento de resistencia a la opresión carcelaria”, tuvo como objetivo principal resaltar las

dinámicas conflictivas que persisten en los contextos sociales más limitantes, presentando un estudio

sobre los usos y las funciones del trabajo dentro de la prisión. Su problemática giró en torno a cómo el

trabajo puede paradójicamente ser un instrumento de resistencia a la opresión carcelaria.

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Los voluntarios privados de libertad que aceptaron participar en las entrevistas, estuvieron

anuentes a cambio del pedido más o menos explícito de: dar a conocer o denunciar las condiciones de

encarcelamiento, hablar con una persona que representara “el exterior”, la vida libre, salir de la celda y

desplazarse durante la detención, introducir algo nuevo en la monotonía de la cotidianidad carcelaria y

hablar y ser escuchado. Más allá de esta diversidad de expectativas, sobresalió un pedido masivo a la

escucha y al reconocimiento, una presentación de sí mismo que recalca la singularidad del sujeto y un uso

de estos encuentros al servicio de estrategias de resistencia a la opresión carcelaria. (LhuiLier 2013, pp.

1018)

Por otra parte, el desempeñar una función o actividad dentro de la prisión genera en los internos

una manera de vencer y luchar contra los efectos de prisionización, como lo son la depresión, tristeza,

agresividad, pues la persona siente que existe y que tiene un lugar en el mundo, pasando de ser olvidado a

ser tenido en cuenta en el contexto en donde se encuentra inmerso. De esta manera “el ser humano

transforma su entorno en “mundo”, lo fabrica para vivir en él y con los demás” (LhuiLier, 2013, pp.

1015). Como lo menciona la autora:

El oficio aparece como el principal vector de un trabajo de ubicación: salir del “hueco” de la

prisión no solo supone ajustarse a una categoría, sino también comprometerse en el proceso de construcción

de un vínculo que incluye al sujeto y al mundo. (pp.1021)

De esta manera esta investigación aporta conceptos de cómo el sujeto se sitúa dentro de la

prisión, cuales son las prácticas que realiza para sobrellevar su estadía en esta, como son sus relaciones

con los demás internos, como le otorga un nuevo sentido a su vida estando en este contexto, como

significa el castigo que se le ha impuesto y la relevancia que le atribuye a la pérdida de identidad que

pueden sufrir en un medio penitenciario.

Natalia Ojeda (2013) en su investigación “Cárcel de mujeres. Una mirada etnográfica sobre las

relaciones afectivas en un establecimiento carcelario de mediana seguridad en Argentina”, tuvo como

objetivo mostrar el carácter paradojal de la prisión, situándose en la problemática de que las mujeres son

más dependientes emocionalmente y no están capacitadas para atravesar su estadía en prisión de forma

autónoma.

Las relaciones afectivas o el “estar en pareja” dentro de la prisión son la respuesta para enfrentar

y adaptarse a esa privación emocional que tienen las internas al ser separadas de sus familias y personas

allegadas.

Ojeda (2013) da un aporte de cómo las personas encarceladas tienen una carencia mientras se

encuentran en este lugar y las llenan de diferentes maneras y la principal es a través de relaciones

afectivas, que le permitan tener una fortaleza para llevar una vida en este contexto alejadas de sus familias

y personas cercanas, por otro lado, las prácticas que realizan en la prisión permiten una distracción

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mientras se pasa el tiempo de su condena, exponiendo posibles sentidos que las personas encarceladas

configuran sobre la prisión a través de sus experiencias.

En los discursos y prácticas de las mujeres detenidas, aparecen las relaciones afectivas como el

elemento que les permite sortear la privación afectiva que implica el encierro, y hacer más llevadera su

estadía en la cárcel. Por otro lado, no sólo se trata de mirar estas afectividades como el componente que

otorga cierta estabilidad emocional a las detenidas, sino que estas relaciones afectivas son parte

fundamental de la constitución del orden social carcelario (Ojeda, 2013, pp.241).

Como resultado final de esta investigación la autora refiere que:

A lo largo de este artículo se ha intentado mostrar, por un lado, las relaciones afectivas de las

mujeres que transitan por la cárcel como una manera de sostener la estadía carcelaria, sortear y desafiar los

límites y privaciones que establece la pena en prisión. Amor, alianzas y solidaridad les permiten hacer

parte de este espacio hostil y violento, un lugar posible de ser habitado; parecido a lo que ellas consideran

“un hogar”. (Ojeda, 2013, pp. 251)

Es relevante mencionar que fueron pocos los estudios encontrados desde la Psicología que hayan

investigado sobre esta problemática, el marco conceptual de dichos documentos está en su mayoría

orientados a disciplinas como el derecho, la antropología y la sociología. De esta manera estas pocas

investigaciones presentadas son las que más aportan a este trabajo, debido a que permiten ilustrar el

panorama de prisión y castigo desde sus inicios hasta la actualidad, evidenciando el efecto que estos

tienen sobre la vida de un ser humano cuando se le priva de su libertad. Igualmente posibilitó la

comprensión de sí lo que es castigo para la sociedad se lo vive como tal, generando el interrogante sobre

si realmente la prisión está siendo el lugar de castigo.

Para el planteamiento del problema de esta investigación, es relevante tener presente la situación

de los presos en Colombia, la cual es precaria como lo menciona Salazar (2014) en su artículo “El peligro

de estar tras las rejas en Colombia”, está se manifiesta en problemas de hacinamiento, insalubridad y

riñas. De acuerdo a las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec)

publicadas en el año 2014, el índice de hacinamiento en las cárceles del país era del 55,2 %, es decir,

41.802 internos, superando la capacidad del Establecimiento Reclusorio de Orden Nacional e

Internacional (Eron). Las cárceles de carácter nacional del país tienen una capacidad para albergar a

76.066 presos, pero actualmente hay 120.387 reclusos que copan la capacidad que tiene el sistema

penitenciario. Cada mes llegan más o menos 3.000 presos a las cárceles colombianas y solo el 10% de los

reclusos salen en libertad, por lo tanto, genera un creciente desequilibrio en el sistema penitenciario

(Salazar, 2014).

De esta manera, las condiciones de vida, el hacinamiento, el déficit financiero en el presupuesto

destinado por el Estado para mantener a cada recluso, las riñas e incendios, entre otras problemáticas que

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se viven diariamente en los establecimientos penitenciarios y carcelarios en Colombia, generan

interrogantes sobre el castigo y el efecto que este tiene, ubicándonos en la problemática a abordar debido

a que es relevante comprender el sentido que le da el interno a la prisión en el cumplimiento de su

condena, para de esta manera identificar el sentido y significado que le atribuyen al castigo.

Esta investigación surgió de la problemática que existe actualmente en Colombia con respecto al

hacinamiento que se vive en los establecimientos penitenciarios y carcelarios, la deshumanización y falta

de reconocimiento de la subjetividad de la persona encarcelada, lo que llevó a plantear interrogantes sobre

los sentidos y significados que le otorgan a la prisión como forma de castigo. Así mismo, reconocer a

estas personas desde una perspectiva distinta la cual tiene deseos, metas y anhelos; buscando recuperar

ese sujeto que se ha perdido por la discriminación, estigmatización y exclusión social que se presenta con

esta población.

Este estudio puede aportar a una mayor comprensión de cómo la población carcelaria femenina

concibe y vive la prisión hoy en día, a partir de los sentidos y significados que a través de su experiencia

le dan dos mujeres a la prisión en el cumplimiento de su condena como el lugar de castigo.

De acuerdo a esta problemática se plantea como pregunta de investigación:

¿Cuáles son los sentidos y significados que le dan a la prisión como lugar del castigo dos

mujeres que se encuentran en etapa de Pre-libertad en la cárcel de Buga?

Se plantearon los siguientes objetivos para dar respuesta a la pregunta planteada para esta

problemática

Objetivos

General:

Explorar cuáles son los sentidos y significados que le atribuyen a la prisión como el lugar

de castigo dos mujeres que se encuentran en etapa de Pre-libertad en la cárcel de Buga.

Específicos:

● Identificar cual es el sentido de prisión como parte de su realidad intersubjetiva

que tienen dos mujeres que se encuentran en etapa de Pre-libertad.

● Indagar los significados que le atribuyen al castigo en el cumplimiento de su

condena, dos mujeres que se encuentran en etapa de Pre-libertad.

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● Establecer las relaciones que entablan entre prisión y castigo dos mujeres que se

encuentran en etapa de Pre-libertad.

La realización y análisis de esta investigación, se situó desde una perspectiva histórico-cultural, a

través del concepto de sentido subjetivo de Fernando González Rey (2009) y de argumentos de otros

autores, tales como Foucault, Arroyave, LhuiLier, y Ojeda, que permitirán identificar e indagar el sentido

y el significado de dos internas de la cárcel de Buga sobre prisión y castigo.

La perspectiva histórico-cultural de Fernando González Rey (2009) y el concepto de sentido

subjetivo, el cual se originó en un intento de superar y profundizar las limitaciones que tenía la categoría

de sentido vygotskiana, para desarrollar las nuevas bases teóricas y epistemológicas del tema de la

subjetividad.

González Rey (2009), en el artículo “Categorías de sentido, sentido personal y sentido subjetivo

en una perspectiva histórico-cultural: un camino hacia una nueva definición de subjetividad” menciona

que:

El sentido de una palabra es el agregado de todos los elementos psicológicos que aparecen en

nuestra conciencia como resultado de la palabra. El sentido es una formación dinámica, fluida y compleja

que tiene varias zonas que varían en su estabilidad. El significado es apenas una de esas zonas del sentido

que la palabra adquiere en el contexto del habla. Él es el más estable, unificado y preciso de esas zonas.

(pp. 244)

Partiendo de ese concepto de sentido, González Rey (2009) definió “sentido subjetivo, como la

expresión simbólico-emocional de la realidad en sus múltiples efectos, directos y colaterales, sobre la

organización subjetiva actual del sujeto y de los espacios sociales en que aquel actúa” (pp.251). Por un

lado, el sentido enfatiza la relación entre lo cognitivo y lo emocional, mientras que el sentido subjetivo

indica la relación entre lo simbólico y emocional, incluyendo todas las formas de producción simbólica.

Esa relación entre los aspectos simbólico-emocionales expresa la inmersión del sujeto en el mundo y

como está en desarrollo y en un constante cambio (González Rey, 2009).

A través del sentido subjetivo como lo refiere el autor, se comprenden los aspectos afectivos,

emocionales y físicos; cómo la persona construye una nueva realidad del contexto en donde se encuentra.

Éste concepto de sentido subjetivo permite a esta investigación la comprensión de los sentidos y

significados que le da un interno a la prisión como lugar de castigo. Como lo señala González Rey

(2008):

El sentido subjetivo está asociado de forma inseparable a las configuraciones subjetivas de la

subjetividad individual (…). El sentido subjetivo expresa las producciones simbólicas y emocionales,

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configuradas en las dimensiones histórica y social de las actividades humanas; sin embargo, éstas no

expresan apenas el momento actual de un sistema de relaciones, sino la historia, tanto de las personas

implicadas en un espacio social, como de ese espacio social en su articulación con otros (pp. 233).

Este concepto y las configuraciones subjetivas son importantes porque permiten comprender la

acción individual en su carácter sistémico y así mismo entender la sociedad en una nueva dimensión, es

decir, en su sistema de consecuencias sobre el hombre y sobre la organización de los diferentes espacios

de su vida en la sociedad (González Rey, 2009)

[…] los sentidos subjetivos y las configuraciones subjetivas, son producciones que tienen lugar en

el curso de la vida social y la cultura, pero que no están determinados ni por una ni por la otra, no son un

reflejo de esos múltiples procesos, sino una nueva producción que los específica en sus efectos para quienes

los viven. (González Rey, 2009, pp.252)

De esta manera el sentido subjetivo es inseparable de la subjetividad como sistema, porque en

cada momento de producciones de sentido subjetivo, sucede una integración tensa, múltiple y

contradictoria entre las configuraciones subjetivas ya presentes en el sujeto y en el desarrollo de su

acción, por lo tanto, los múltiples efectos que se generen como resultado, se asocian a nuevas

producciones de sentido subjetivo (González Rey, 2009).

Por lo tanto, la subjetividad permite la comprensión de la psique y al mismo tiempo entender la

relación entre individuo y sociedad. Como lo refiere González Rey (2009):

La subjetividad abre un nuevo camino no solo para la comprensión de la psique, sino para la

comprensión de la relación entre individuo y sociedad, y para una definición de la psique como sistema,

donde sus diferentes funciones se presenten como momentos del mismo. (pp.252)

A partir de estos planteamientos, González Rey (2008) señala cómo el sentido subjetivo se

cimenta en una definición de subjetividad, la cual no solo incluye la organización de la subjetividad

individual, sino que también implica la definición de una subjetividad social. De esta manera el autor

define la subjetividad social como:

La forma en que se integran sentidos subjetivos y configuraciones subjetivas de diferentes

espacios sociales, formando un verdadero sistema en el cual lo que ocurre en cada espacio social concreto,

como familia, escuela, grupo informal, etc. está alimentado por producciones subjetivas de otros espacios

sociales. (González Rey, 2008, pp. 234).

Por consiguiente, esta perspectiva de González Rey (2008, 2009) es importante para esta

investigación, porque permite comprender los sentidos y significados que un interno configura

dentro de un establecimiento penitenciario y carcelario, para así identificar y dar respuesta al

interrogante, si la prisión es el lugar del castigo.

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Método

Tipo de estudio

Esta investigación fue cualitativa, con un diseño exploratorio de carácter constructivo-

interpretativo, orientado desde la Epistemología Cualitativa de González Rey (2006) pues buscó

comprender e interpretar el sentido y significado de la prisión como castigo de dos mujeres que se

encuentran en etapa de Pre-libertad. Para González Rey (2006) “en la investigación cualitativa la teoría

se expresa como un sistema abierto que integra las ideas del investigador, así como el momento empírico

particular que caracteriza la investigación” (pp. 54). Se caracteriza por ser exploratorio ya que su

propósito es indagar el fenómeno, debido a que desde la psicología hay pocas investigaciones que traten

sobre la problemática en cuestión.

Participantes

En esta investigación participaron dos mujeres que se encuentran en el Establecimiento

Penitenciario y Carcelario de Mediana Seguridad (EPCMS) del municipio de Buga, las cuales se

seleccionaron teniendo en cuenta el criterio definido por conveniencia en la investigación: encontrarse en

proceso de Pre-libertad.

La etapa de Prelibertad en el régimen del tratamiento pre-liberacional corresponde a la medida

gradual de mayor libertad al exterior que se concede al interno, como medida de tratamiento, desde un

año antes de que se encuentre en tiempo de obtener su libertad condicional o absoluta, en correlación con

la remisión parcial de la pena, creando una solución de continuidad, proyectada hacia una vida libre y en

base al dictamen que al respecto emita el Consejo Técnico Interdisciplinario. (Flores, 1995, pp. 351)

Caracterización de las participantes

Casandra, en adelante (E1), quien escogió este seudónimo para guardar su identidad; tiene sesenta

y tres años y nació en la ciudad de Buga; su único hijo lo mataron hace diez y nueve años, nunca se casó,

actualmente su última pareja, quien ya tiene una familia, es con quien tiene una relación y él le ayuda

económicamente durante su estancia en la prisión; de su familia solo la visitan dos sobrinos, de resto casi

no se habla con sus demás familiares. El delito por la cual le dieron una condena de tres años, fue venta

de estupefacientes; actualmente ya terminó su tiempo de condena, pero aún no ha realizado los trámites

con el juez para pedir su libertad, debido a que como ella lo manifiesta aun no quiere irse de la prisión.

Luz, en adelante (E2), se le cambio el nombre y se usó este seudónimo escogido por ella para

guardar su identidad; tiene cincuenta y siete años, nació en la ciudad de Palmira, tiene dos hijos, uno de

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veinte años y el otro de cuarenta años, es separada, actualmente no tiene ninguna relación afectiva. Dentro

de la prisión conoció de Dios como ella lo manifiesta y se volvió cristiana; perdió el apoyo de su familia

por lo cual no recibe soporte económico de nadie; trabaja dentro de la prisión para comprar lo que

necesita como productos de aseo personal y demás materiales para su trabajo. El delito por el que le

dieron ocho meses de condena fue hurto, por lo cual la llevaron a la prisión de la ciudad de Jamundí,

cuando cumplió el tiempo establecido y pidió la libertad, le descubrieron otros delitos, por esa razón su

condena aumento a ocho años. Por diferentes problemas que tuvo en este lugar la trasladaron a la prisión

de la ciudad de Buga en la que se encuentra actualmente, al estar allí otro año consigue su libertad

condicional y queda libre, pero a los seis meses vuelve y reincide en el mismo delito, por lo cual regresa

de nuevo a la prisión de Buga. Actualmente lleva cinco años de condena y está en procesos de obtener

nuevamente su libertad.

Técnica

La técnica utilizada fue el relato de vida, como lo señala Cornejo, Mendoza & Rojas (2008) es

una técnica que corresponde a la enunciación escrita u oral por parte de un narrador de su vida o parte de

ella, la cual tiene su propio “objeto” de estudio, en tanto siempre se trabaja con interpretaciones, en

distintos niveles y permite articular significados subjetivos de experiencias y prácticas sociales.

Los relatos de vida no son ni la vida misma, ni la historia misma, sino una reconstrucción

realizada en el momento preciso de la narración y en la relación especifica con un narratario. Los

relatos de vida serán entonces siempre construcciones, versiones de la historia que un narrador

relata a un narratario particular, en un momento particular de su vida. (Cornejo, Mendoza &

Rojas, 2008, p, 35).

La información se recolectó a través de conversaciones realizadas con las participantes dentro de

la reclusión de mujeres de la cárcel de Buga, durante cuatro meses. Se elaboró una guía para las

conversaciones a partir de las siguientes categorías:

● Sentido de prisión como parte de la realidad intersubjetiva.

● Significados de castigo en el cumplimiento de la condena.

● Las relaciones entre prisión y castigo.

Procedimiento

Implicó los siguientes momentos metodológicos: 1. Acercamiento previo, un año, con la

población, lo cual permitió conocimiento de la dinámica carcelaria y confianza por parte de las

14

participantes hacia la investigadora; 2. Programación semanal para los encuentros con las participantes de

acuerdo a los permisos estipulados por el Establecimiento Penitenciario y Carcelario; 3. Sistematización y

análisis de la información; 4. Elaboración de informe final.

El proceso investigativo se realizó en el segundo periodo del año 2014 y el primer periodo del

año 2015. Los encuentros con las participantes se llevaron a cabo una vez a la semana, los días martes en

las horas de la mañana, el cual era el tiempo establecido por el Establecimiento Penitenciario y

Carcelario. Las conversaciones con las dos mujeres se realizaron dentro del patio, las cuales fueron

grabadas y transcritas en su totalidad como relatos de vida.

Aspectos éticos

Las participantes lo hicieron de manera voluntaria, se firmó el consentimiento informado previa

explicación de los propósitos y fines de la investigación.

Confidencialidad, no se escribirán los nombres propios y la información recolectada es de

exclusivo manejo académico.

Límites del estudio

Inicialmente se programó trabajar con cuatro mujeres, pero debido a exigencias para la

realización de las entrevistas por parte del Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Mediana

Seguridad (EPCMS) del municipio de Buga, se retrasó el proceso, ya que habían días en los cuales no se

permitía el ingreso de personas o de materiales a la Reclusión de Mujeres; por lo cual se decidió reducir el

número de participantes, frente al poco tiempo con el que se contaba para la recolección de la

información.

RESULTADOS

A continuación, se presentan los resultados que se obtuvieron de los relatos de vida de las dos

participantes en la investigación, los cuales fueron sistematizados y analizados en las siguientes

categorías:

Sentido de prisión como parte de la realidad intersubjetiva, el cual permite identificar aspectos

afectivos, emocionales y físicos, como la persona construye una nueva realidad del contexto en donde se

encuentra, en este caso el sentido que configura cada participante sobre la prisión antes y durante el

tiempo de su condena.

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Significados de castigo en el cumplimiento de la condena, esta categoría nos muestra el

significado de castigo que las participantes han configurado a través de sus imaginarios sociales y el

sentido que cada una le atribuye al castigo, para de esta manera identificar si este es vivido como tal.

Relación entre Prisión y Castigo, permite evidenciar por medio las experiencias de vida de cada

participante, cual es la relación que entablan entre prisión y castigo.

Sentido de prisión como parte de la realidad intersubjetiva

Es relevante mencionar como la prisión es una institución creada por el sistema para imponer un

castigo, privando de libertad al sujeto condenado y sometiéndolo a condiciones de maltrato físico,

racionamiento alimenticio, privación de la intimidad, lo que puede conllevar a que se evidencien aspectos

afectivos, emocionales y físicos que empiezan a configurar el sentido de prisión que el sujeto condenado

le otorga a la prisión como lugar de castigo.

Por medio de las conversaciones con las participantes, se puede identificar como le han dado

sentido a la prisión a partir de aspectos afectivos, emocionales, ideológicos y sociales que han marcado

sus historias de vida. En el caso de E2, se logra evidenciar como ella configura y le da un sentido a la

prisión por medio de “la palabra de Dios”, es decir, a través de la biblia y del temor que siente hacia Él,

debido a que como ella lo refiere “Él cambió su vida y le permitió conocer y entender cosas que antes no

comprendía”; de esta manera se puede identificar como a partir del encierro la participante deja a un lado

lo material para sobreponer lo espiritual, ya que como ella lo señala, antes de llegar a la prisión era muy

“ambiciosa y despilfarraba mucho dinero”., mientras ahora lo espiritual cobra sentido en su permanencia

y vida en la prisión.

Por otro lado, para la E1 las relaciones afectivas en especial las pérdidas que tuvo en su vida, las

cuales las más relevantes son, la ruptura de su primer amor y la muerte su único hijo, es un aspecto que

configura y le da un sentido a la prisión. De esta manera se denota lo que señala González Rey (2009):

El sentido subjetivo expresa las producciones simbólicas y emocionales, configuradas en

las dimensiones histórica y social de las actividades humanas; sin embargo, éstas no expresan

apenas el momento actual de un sistema de relaciones, sino la historia, tanto de las personas

implicadas en un espacio social, como de ese espacio social en su articulación con otros (pp. 233).

Es evidente en los relatos de vida de estas mujeres, como los factores histórico-culturales y

religiosos, es decir, la historia de vida, costumbres y creencia religiosa, influyen en el sentido subjetivo

que cada participante configura del contexto en donde se encuentra.,

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La participante E1 por medio de sus narraciones da cuenta como en su infancia contó con

comodidades económicas, - estudios, dinero -, brindados por su familia, especialmente por su padre, y

también de cómo, sus relaciones afectivas han sido marcadas por perdidas incluyendo la muerte de su

hijo, esta última situación, como ella lo señala “marco su vida”, debido a que él era todo para ella y su

vida cambio desde ese momento. Después de la muerte de su hijo y su madre, no le importó las

consecuencias que podía tener continuar con la venta de estupefacientes, oficio que ejerció para poder

conservar su estatus económico y en su momento brindar comodidades a su hijo y a su madre, y que

finalmente la conduce a la prisión.

Como la participante lo menciona, estando en prisión retoma cosas que había dejado de hacer a

partir de la muerte de su hijo:

“volví a despertar para el tiempo de navidad (…) lo que hace que estoy aquí, me he

sentido bien, como aquí se hacen pesebres, se hacen las novenas, hay veces hacen bailoteos por

ratos, comidas especiales de afuera, que aguinaldos y eso, (…) me he sentido muy diferente, a lo

que hace que me quede yo sin mi hijo, me he sentido como más acompañada, a estar como

animada…”. (E1)

Actualmente la participante tiene una relación con su última expareja, el cual ya tiene una familia

y es quien le ayuda económicamente dentro de la prisión.

Por otro lado, la infancia de la participante E2 se caracterizó por abandono por parte de su padre y

ausencia por parte de su madre, razón por lo cual, siempre estuvo al cargo de otros familiares y empleadas

del servicio. Contó con comodidades económicas brindadas por el oficio de su madre, como lo refiere:

“ella me daba mucho lujo, pero siempre robó y también siempre anduvo en la cárcel”(E2), por

consiguiente desde que estaba pequeña le enseñó “el arte de robar” para que no tuviera que prostituirse,

así fue como en su juventud comenzó a trabajar con su madre en este oficio; lo cual permite evidenciar

como la historia de su madre, se repite en ella, debido a que la participante al desempeñarse en este oficio

tuvo que dejar sus dos hijos al cuidado de otras personas, les brindó muchas comodidades económicas y

esta es la segunda vez que está en prisión.

Como ella lo refiere, duro treinta y cinco años delinquiendo y nunca fue a prisión sino hasta

apenas ahora; robó en diferentes países como Colombia, Estados Unidos y algunos países de Europa

como España, Venecia, Italia; en los cuales robaba en joyerías y hoteles lujosos en grandes cantidades y

consiguió mucho dinero. En Estados Unidos tenía cargos de lavado de activos y testaferrato, razón por la

cual vendió todo lo que tenía y pago los mejores abogados para que llevaran su caso. Después de muchos

años de estar en Colombia la cogen presa por hurto y dentro de la prisión conoce de Dios, el cual como

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ella lo refiere, “cambio y le dio un sentido a su vida” permitiéndole a través de su palabra conocer y

entender cosas que antes no comprendía. Actualmente la participante no recibe visita de ninguno de sus

familiares y al volver por segunda vez a la prisión perdió el contacto con sus dos hijos.

A partir de estas narraciones, las cuales dan cuenta de las situaciones más relevantes de la

historia de vida, costumbres y creencias de cada participante, permiten evidenciar como a partir de estos

factores histórico-culturales y religiosos mencionados anteriormente, inciden en el sentido subjetivo que

E1 y E2 configuran sobre prisión y la manera en como la viven.

El factor religioso es muy relevante en la configuración de sentidos de E2, debido que se

identifica como ella le da un sentido a todo a partir de su creencia en Dios y percibe que estar en prisión

es lo mejor que le ha pasado, lo cual se puede evidenciar en lo manifestado por ella:

“Lo mejor de mi vida, haber conocido ese padre, yo le doy gracias todos los días, le

digo, papito Dios, me has pasado por molinos, pero gracias amado rey, gracias porque yo iba por

muy mal camino, y si no es así, allá estaba peor o muerta, créalo, esto fue para bien, pero para

bien, lo que se dice para bien, ha sido lo mejor…” E2

Las experiencias de cada participante, nos muestran como a pesar de estar en un mismo contexto,

el sentido subjetivo es diferente en cada persona, de acuerdo a su historia, su cultura y sus creencias,

evidenciando la incidencia que estos factores tiene en la vida de ellas, como lo menciona González Rey

(2013) "el sentido subjetivo es la forma en que una persona vive subjetivamente su experiencia" (pp.35).

Esta categoría muestra como ambas entrevistadas le han dado un sentido distinto a la prisión, ya

que éste está dado por lo relacional, es decir, por medio de relaciones que han entablado cada una dentro

de este lugar con las demás internas y dragoneantes. Se denotan tres tipos de relaciones, la de

convivencia, las cuales involucran aspectos de solidaridad, compañía y buenos tratos, o por otro lado,

sentimientos de ira, envidia, celos y odio entre algunas reclusas, generando un ambiente de bienestar y/o

malestar entre ellas mismas; la otra es relaciones afectivas, caricias, besos, abrazos, y escucha entre

algunas internas, permitiendo entablar relaciones de pareja, de amistad y/o compañía y por ultimo las

relaciones de poder que implican un estatus y/o reconocimiento dentro de la prisión.

Estas relaciones que han establecido dentro de la prisión han sido muy diferentes, y se pude

apreciar en lo mencionado por cada una. En el caso de la participante E1, con las dragoneantes se

evidencian relaciones de poder, ya que tiene ciertos privilegios dentro de la prisión, como entrar a este

lugar ciertas prendas, alimentos y materiales que no son permitidos, de igual manera ellas buscan a la

participante para que les colabore en “trabajos”, lo cual permite evidenciar en esta relación conveniencia

de ambas partes. Por otro lado, también se aprecia relaciones afectivas con las dragoneantes, ya que hay

18

un cariño de ellas hacia la participante y viceversa; como la participante E1 lo señala, es primordial para

ella la relación con las guardias que con las mismas internas.

Con las internas ha tenido relaciones de poder, ya que el tener un “buen bono” como le llaman a

tener dinero dentro de la prisión, le ha permitido no realizar actividades que les corresponden a las

internas dentro de este lugar; como lavar su ropa y los baños del patio, por otra parte, como ella lo refiere,

nadie se mete con ella, denotando como esta relación conlleva un estatus a nivel económico, conveniencia

y beneficios en la participante. Así mismo se aprecian relaciones de convivencia en cuanto a compañía,

solidaridad y buenos tratos con dos compañeras de celda, las cuales son las únicas con las que tiene esta

relación y por otro lado una relación de convivencia que involucra sentimientos de ira y odio con una

interna con la cual tuvo problemas antes de llegar a la prisión.

En el caso de la participante E2, se denotan relaciones de convivencia con las dragoneantes, las

cuales generan un ambiente de malestar entre ambas, debido a los inconvenientes que se presentaron a

raíz de que la participante quiso postularse como representante de derechos humanos dentro de la prisión,

ya que buscaba que no se vulneraran los derechos de las internas, que las reglas dentro de la prisión

fueran para todas y que no se sobrepasara “los parámetros de justicia”, ya que como ella lo refiere, no se

le da el mismo trato a una interna que no tiene dinero, que a una que si tiene, pero esto, le acarreo

problemas con las dragoneantes, por esa razón decidió no hacerlo. Lo cual permite evidenciar como la

parte económica se ve inmersa dentro de esta relación.

Por otro lado, con las internas ha entablado relaciones de convivencia, debido que el grupo de

oración que tiene en el patio con cuarenta mujeres, ha generado una compañía y solidaridad entre ellas

mismas, suscitando así mismo, relaciones afectivas, las cuales posibilitaron relaciones de amistad y

compañía de la participante E2 con algunas de ellas. Del mismo modo, se aprecian relaciones de poder

dentro del grupo de oración con lo que la participante señala, “mis muchachas, las que se congregan muy

lindas, dicen que a doña Luz no la pueden tocar”, lo cual permite dar cuenta de cómo esta relación genera

un reconocimiento dentro de la prisión.

De esta manera se evidencia como lo económico incide en las relaciones que entablan dentro de

la prisión cada participante, tanto con las internas como las dragoneantes, ya que genera un ambiente de

bienestar y malestar y así mismo brinda posicionamiento y estatus dentro de este lugar.

Ese componente relacional influye en el sentido que cada participante configura del contexto en

donde se encuentra, lo cual se puede evidenciar en lo que menciona cada una en sus conversaciones:

“Aquí me he sentido (…) como más acompañada, a estar como animada y eso, (…) así

sea con este poco de falsetas (…)” "Yo converso con muchas como con esa confianza, mas no a

19

confesarles hasta lo más íntimo mío no, pero si me desahogo mucho con ellas, pero son

escogiditas” (E1)

Por otro lado, la participante E2 señala que:

"(...) Es importantísimo tener una amiga al estar en prisión, base fundamental, porque

usted sabe que la unión hace la fuerza, es mejor dos que una, que si la una cae la otra la levanta

(…)” “Aquí la compañía es importante, pero uno no se puede acercar a cualquiera, hay que

saber escoger, de ochenta puedo decir que con tres tengo una buena relación, porque vuelvo y le

digo se maneja mucha hipocresía”

Con base a lo anterior, se logra evidenciar la incidencia que tiene lo relacional durante el tiempo

de condena en cada participante, como lo refiere Ojeda (2013) "las alianzas se materializan en los

vínculos “de a dos” que derivan en relaciones de pareja estables o en amistades profundas, y se traducen

en prácticas concretas como la compañía diaria, la escucha, los besos, los abrazos y las caricias" (pp.

240).

En consecuencia, es interesante ilustrar como a pesar de que están en la misma prisión, las

relaciones que han entablado son muy diferentes y el sentido que cada una le da al patio también, que es

el lugar donde las reúnen a todas; y la celda, que es en donde las internas son distribuidas en doce celdas

en el lado A y cinco celdas en el lado B; cabe agregar que la participante E1 está en el lado B, en una

celda con menos personas y en unas condiciones más favorables que la participante E2, la cual está en el

lado A y tiene que compartir celda con siete personas.

Por consiguiente, la participante E1 menciona que:

“Me siento mil veces mejor (celda), que aquí en el patio, claro me siento más relajada y

yo llego allá y se me olvida que estoy en la cárcel, yo me acuerdo que estoy en ella, cuando nos

bajan aquí al patio en donde estamos todas juntas, pero cuando nos suben a todas a las 3:30 pm a

la celda, me siento mucho mejor y se me olvida donde es que estoy.” (E1)

Mientras que la participante E2 refiere:

“La convivencia en la celda es más dura que, en el patio, toda una vida”

“A mí donde más me atormenta la convivencia es en la pieza, acá en el patio no, pero en

la pieza es donde ya se pone fuerte, porque la inmoralidad sexual es fuerte.” (…) “Todos los días

que entraba a la celda me decían, la vamos a matar y a comer del muerto y no sentía miedo, pero

sentía mucha incomodidad” (E2)

A partir de esto se puede apreciar como el sentido que cada una configura de patio y celda dentro

de la prisión esta mediado por las relaciones que entablaron con las demás internas y dragoneantes, por lo

cual se evidencia cómo el sentido subjetivo como expresión simbólico-emocional, permite que cada una

le dé un sentido diferente a estos lugares a partir de su organización subjetiva y del contexto donde se

encuentra, es decir, la manera como simbolizan estos lugares; en el caso de la participante E1, como un

20

hogar, lo cual a nivel emocional le genera a ella tranquilidad y paz, tanto que como lo señala se le olvida

en donde está.

Por consiguiente, se logra analizar como ambas le dieron un sentido distinto al patio y a la celda,

por medio de las relaciones interpersonales y de poder que lograron establecer dentro de estos lugares. De

manera que como lo señala González Rey (2009), el sentido subjetivo permite evidenciar esas

expresiones simbólicas-emocionales de la organización subjetiva de cada sujeto y de los espacios en el

que él se encuentra.

Las relaciones de convivencia, como se ha mencionado, involucra aspectos de solidaridad, y de

igual manera, sentimientos de ira, envidia, celos y odio, en el convivir diario de todas las internas dentro

de la prisión, generando un ambiente de bienestar y/o malestar; pero en este caso, se pudo evidenciar en lo

referido por la participante E1 y la participante E2, que esas relaciones de convivencia lo que generan es

malestar e incomodidad.

“(…) Aquí la convivencia es pesada…tratar uno con tanta compañera y todas con un

pensar diferente, su temperamento también, de pronto para mí esto ha sido lo más maluco,

convivir con tantas mujeres juntas, los chismes, los problemas” (E1)

Así mismo la participante E2 menciona:

“Yo sé que estoy en una prisión pero es dura la convivencia, es duro tener que ver

cuadros de mujeres besándose con mujeres, tanta vulgaridad, tanta calumnia, tanto mal

comportamiento, entonces a uno lo afecta, aunque no crea, es dura la convivencia” …“En el caso

mío, es, duro, bastante duro, e incluso hay momentos en los que uno siente que ya no puede más

(…) porque estamos con todo tipo de personas, todo tipo de caracteres, todo tipo de tantas

falencias que hay” (E2)

Lo cual nos permite evidenciar como el encierro en el cual se encuentran las internas, genera que

la convivencia sea mucho más difícil dentro de la prisión, ya que como lo manifiestan ambas

participantes, tienen que convivir con muchas mujeres, con diferentes comportamientos y pensamientos.

Afirmando lo que señala Ojeda (2013) en su investigación: “Si de problemas de convivencia hablamos,

las relaciones (…) derivan normalmente en conflictos un tanto difíciles de resolver por la naturaleza de

las condiciones de encierro” (pp. 248).

Estas narraciones permiten identificar como uno de los efectos de prisionización son las

relaciones de convivencia que se establecen dentro este lugar, como se ha ido mencionando, lo relacional

incide en lo que configura cada participante en su subjetividad. Como lo refiere González Rey (2008):

El sentido subjetivo está asociado de forma inseparable a las configuraciones subjetivas

de la subjetividad individual (…). El sentido subjetivo expresa las producciones simbólicas y

emocionales, configuradas en las dimensiones histórica y social de las actividades humanas; sin

21

embargo, éstas no expresan apenas el momento actual de un sistema de relaciones, sino la historia,

tanto de las personas implicadas en un espacio social, como de ese espacio social en su

articulación con otros (pp. 233).

De esta manera, el sentido subjetivo fundamenta una definición de subjetividad, la cual no solo se

restringe a la organización de la subjetividad individual, sino que también implica la definición de una

subjetividad social (González Rey, 2008).

Por lo tanto, a partir de lo que refiere el autor, se comprende como el sentido que cada una de

ellas le da a la prisión, no está mediado por fenómenos exclusivamente individuales de su subjetividad,

como en el caso de la participante E2, el sentido que tiene Dios para ella y en la participante E1 las

perdidas afectivas en su vida; sino que también involucra fenómenos sociales, tales como las relaciones

afectivas, de convivencia y de poder que se establecen dentro de la prisión y las relaciones que tienen con

las personas que están fuera de este lugar.

Por otra parte, se pudo identificar como cada interna al darle un sentido propio a la prisión, la

fueron transformando de tal manera que algunas veces se han sentido como si estuvieran en su “casa”, así

lo manifiestan ambas participantes, afirmando lo que nos refiere LhuiLier (2003), “el ser humano

transforma su entorno en “mundo” y lo fabrica para vivir en él y con los demás” (pp.105). Lo cual, fue lo

que se encontró tanto en E1 como en E2, puesto que "el encierro, los gritos, los cortes en los brazos, las

peleas y los insultos que forman parte del escenario cotidiano, conviven con las caricias, los besos, los

abrazos, la escucha, la compañía y la complicidad" (Ojeda, 2013, pp. 252). De esta manera es relevante

ilustrar como a partir del sentido que le dan a la prisión, cada una describe en una palabra lo que es este

lugar para ellas:

“Para mí esto es como un colegio, un internado (…)” (E1)

Por su parte la otra participante dice:

“Yo digo que esto es el taller del alfarero (…)” (E2)

Lo cual permite evidenciar como esta prisión se convierte para cada una, en su mundo, en su

“casa”, como lo menciona Ojeda (2013) la prisión “se devela, no sólo como el lugar del castigo; y se va

redefiniendo como un espacio alternativo de realización de vidas. Allí es posible acceder a bienes y

servicios como la educación, la recreación, la salud o el trabajo” (pp. 252). Lo anterior se puede ver

evidenciado en lo que menciona la participante E2, puesto que el estar en la prisión le permitió formarse

en diferentes áreas como confección y bisutería, los cuales le han permitido un crecimiento personal y

llevar a cabo los proyectos que se ha propuesto para cuando termine de cumplir su condena. Así lo

manifiesta ella:

22

” Yo he aprendido cosas muy hermosas en la cárcel, acá he aprendido a ser más humana

en cuanto a calidad” (…) “Yo aquí hago bisutería... lo aprendí en la cárcel de Jamundí y aquí

estoy aprendiendo a hacer los bolsos” ... Hago bolsos, y yo siento en mi corazón esa satisfacción

que se siente al hacer un bolso y venderlo y saber que uno se consigue esa plata honradamente.

Yo sé que yo salgo y con el anhelo de Dios monto la microempresa, todo bien chévere, tengo todo

bien organizadito, mi proyecto de vida; mi idea es montar la microempresa y comprar mercancía,

yo tengo muchos talentos, yo vendo un indio pues; yo sé que yo con el plante consigo dos

máquinas y mis dos costureras, porque ya no estoy para la costura, por la vista y guiarlas y en mi

carrito que pienso comprar regarme para promover mis bolsos" (E2)

Por otro lado, la participante E1 menciona:

"Yo no puedo ir para afuera a decir que traigo esta enseñanza, de pronto esos bordados,

aprendí a bordar, ¡nada más!"… []… quiero salir de aquí a buscar trabajo, es lo que más anhelo,

para independizarme de todo el mundo y ver por mí misma.” (E1)

Con lo mencionado por cada participante se puede evidenciar que el aprendizaje de un oficio es

un aspecto importante que se genera al estar en prisión, ya que este por un lado le permite al interno

sobrellevar su tiempo de condena y por el otro le sirve a futuro a nivel económico para cuando culmine su

pena. Así mismo le posibilita plantearse proyectos para cuando quede en libertad, evidenciando como el

interno a pesar de estar en ese lugar, aún tiene deseos, metas y anhelos para cuando salga de prisión para

cuando quede en libertad. De esta manera puede apreciarse como la participante E2, al estar dentro de

este establecimiento penitenciario y carcelario, pudo acceder a ciertos aprendizajes que le permitieron

plantearse metas para cuando culmine su condena, para así, empezar de cero como lo menciona y

continuar con su vida sin tener que delinquir.

Con respecto a esta categoría de prisión, se pudo identificar por medio de las conversaciones con las

participantes, como el sentido subjetivo que cada una ha configurado, es a partir de esa subjetividad social

de la que nos habla Gózales Rey (2008), involucrando fenómenos tanto individuales como sociales, los

cuales se pueden apreciar a través de las relaciones de poder, convivencia y de afecto, las cuales están

atravesadas por factores histórico-culturales y religiosos, y del aprendizaje de un oficio dentro de la

prisión, permitiendo evidenciar la manera en que cada una vive y convive dentro de este lugar.

Significados de castigo en el cumplimiento de la condena

Un Castigo para el alma

Esta categoría muestra como ambas participantes refieren un significado de castigo influenciado

por imaginarios sociales que habían visto y escuchado a través de novelas, películas y comentarios de

personas que habían estado privados de la libertad, en donde por medio de estos imaginarios, concebían el

23

castigo como un sufrimiento meramente corporal; como lo menciona Foucault (2002): “…Puede decirse

que la práctica del suplicio ha obsesionado durante mucho tiempo nuestro sistema penal, y alienta en él

todavía” (pp. 12).

De esta manera ambas participantes consideran que no se encuentran inmersas en un castigo, pero

a medida de la investigación se logra indagar como viven el castigo, “el cual está ligado a los

pensamientos, emociones y motivaciones, es decir, sobre su alma” (Foucault, 2002, pp. 13)

Por lo tanto, es importante resaltar el significado que cada una tiene sobre el castigo en el

cumplimiento de su condena, la participante E1 señala que:

“Yo no he sentido un castigo, para mí un castigo sería algo muy horrible, como una

tortura…en las películas uno veía que en una cárcel las torturaban, tanta maldad, tanta cosa y yo

aquí veo que no pasa nada, todos los días lo mismo” (…) “De pronto esto lo estuviera tomando

como un castigo, siempre y cuando yo no estuviera en este momento en este sitio, sino en otra

cárcel en donde me dicen que si castigan y si se siente el castigo”

Por otra parte, la participante E2 refiere lo que piensa sobre castigo; pero se puede evidenciar

como el factor religioso, del que se habló en la categoría anterior, incide en la concepción que tiene de él,

en donde a partir de su creencia y de lo que está escrito en la Biblia, es que logra darle un significado.

“Yo no lo he tomado como castigo, para mi Reprensión", es algo más suave que el

castigo. Castigo yo lo veo por ejemplo que te voy a hacer sufrir, te voy a maltratar. “Tenemos

que ir viendo esa reprensión de ese padre que nos ama (…) yo lo veo como que vas a pasar por

fuego, pero no te vas a quemar, te va a doler, vas a llorar, pero no te voy a hacer daño"(…)

"Siento que no ha sido castigo lo que Dios ha hecho conmigo, siento que, antes al contrario, él es

demasiado bueno, yo no lo siento a él como un Dios castigador”

Con el relato de cada una, se logra visualizar como la concepción que tienen de castigo está

ligado a la práctica que se usaba en la época de la inquisición, debido a que como lo manifiesta Foucault

(2002), la práctica del suplicio obsesionó durante mucho tiempo el sistema penal, y aún alienta en el

todavía; a pesar de que el castigo ya no está ligado al cuerpo, este no funciona sin una parte de

suplemento punitivo (racionamiento alimenticio, privación sexual, golpes).

De esta manera se logra identificar como cada una le da un significado al castigo desde el

concepto social que tienen de él, en donde prácticamente manifiestan que no sienten un castigo como tal,

pero se encuentra, a través de sus conversaciones, que, si es un castigo lo que viven, debido a que

realmente están siendo privadas a ciertas cosas, evidenciándose más que el significado, es el sentido que

cada una configuran de este.

Por consiguiente, se logra denotar lo mencionado anteriormente a partir de lo que manifiestan las

participantes. La participante E1 manifiesta:

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“Uno cohibido de mucha cosa, por ejemplo, uno con ganas de tener las cosas que uno

tiene allá afuera y no poder, porque aquí hay mucho, mucho problema, para que le hagan llegar

las cositas a uno, de pronto yo digo hay que castigo tan horrible, por ejemplo cuando a uno le

traen que pan, buñuelo y eso y entra la visita y le dicen a uno, no es que eso lo dejaron afuera, lo

tuvimos que botar, entonces dice uno uy no que castigo no poderse comer lo que le gusta a uno,

eso sí! ¡Ahí sí he dicho más de una vez, uy que castigo!"

“Hay veces que yo he dicho, uy no esto si es un castigo, tener uno que tratar todas estas

"perrunchas", uy no que castigo uno tenerse que aguantar eso, ahí sí lo he sentido” (E1)

Así mismo la participante E2 refiere que:

“Recién llegada a Jamundí si sentía eso como un castigo, decía Dios mío yo sé que tú me

estas castigando, por esto, esto y lo otro, y pues empecé a conocer de Dios y ya no lo veo como un

castigo, yo lo veo es que me ama demasiado (…)"

“Dios me ha reprendido mucho por la economía, me ha tocado pasar unas necesidades,

no tuve como 20 días papel higiénico, me tocaba limpiarme con un trapo y esos días fueron muy

fuertes, hasta lloré (…)" “Comenzó una situación precaria conmigo, mejor dicho, de todo lo que

tuve, comenzó una necesidad, de necesidades hasta el punto en que yo no manejo bono

prácticamente” (E2)

En base a lo anterior, se puede afirmar lo que dice Foucault (2002) "puesto que ya no es el

cuerpo, es el alma. A la expiación que causa estragos en el cuerpo debe suceder un castigo que actúe en

profundidad sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones" (pp. 13). Evidenciando

como ese castigo si lo viven, pero no como un suplicio, desde donde ellas lo conciben, sino que implica el

"alma", es decir, sus pulsiones y deseos, como lo refiere el autor; por lo tanto, las participantes si están

inmersas en un castigo así mencionen lo contrario.

De esta manera, se denota privaciones a nivel emocional y material, puesto que como lo

manifiestan, no pueden tener un control de sus deseos y necesidades, sino que están supeditadas a lo que

demande la institución o las dragoneantes, lo cual permite evidenciar como el castigo ya no va ligado al

cuerpo para proporcionar un dolor físico, sino a un castigo como medida de control, que afecte más la

vida del sujeto, denotándose en lo que las participantes refieren. La participante E1 refiere:

"Aquí para mí a veces siento eso como castigo, que uno no pueda hacer lo que uno

quiere hacer en el momento, que horrible vivir uno sometido a una conducta, a tener que hacer

las cosas pidiendo permiso"

"Quedarse uno con las ganas de comerse lo que uno quiere, ahí si digo yo, uy que

castigo” (E1)

Por otro lado, la participante E2 señala que:

"No propiamente se deterioró la relación con mi hijo, pero si marco, cuando salí me

dijo: "mamá, estas tan cambiada, te veo tan bonita, tan serena, te veo ya tan diferente, estoy tan

contento mamá" y vuelvo a embarrarla otra vez (al delinquir de nuevo), imagínese como me sentí.

25

El no tener contacto con mi hijo menor duele, siento ese vacío" (…) A veces me taladra un

poquito eso, me hace sentir mucho dolor, tristeza, porque yo digo Dios mío, yo ya le pedí perdón

a mis hijos” (E2)

A partir de esas privaciones emocionales, afectivas y materiales, se logra evidenciar como cada

una ha significado igual a partir de sentidos distintos, como lo menciona Vygotsky, citado por González

Rey (2009), el significado tan solo es una pequeña zona del sentido. Permitiéndonos deducir que a pesar

de que sus significados de castigo sean iguales, los cuales están atravesados por imaginarios sociales, el

sentido que cada una le da, es totalmente distinto; ya que de acuerdo a lo que menciona la participante

E1, el castigo está más ligado a no tener un dominio propio de su cuerpo, es decir, al tener que estar sujeta

a otro o a la institución propiamente, mientras que en el caso de la participante E2, tal como lo manifiesta,

está más relacionado al haberle fallado a Dios y a su familia; encontrando una vez más que los factores

religiosos e histórico culturales de los que hablamos en la categoría de prisión, influyen en la producción

de configuraciones y sentidos subjetivos de las participantes, permitiendo apreciar el castigo a partir del

"alma", desde lo que ha producido este internamente en el sujeto, es decir, desde lo que configuran a

partir de sus creencias y su historia de vida.

Por otro lado, se puede evidenciar un aspecto importante en esta categoría y es la discriminación

social, la cual puede identificarse en lo referido por cada participante, E1 expresa:

“Yo quiero salir de aquí a buscar trabajo, es lo que más anhelo, para independizarme de todo el

mundo y ver por mí misma, pero yo pienso, uno sale y le piden a uno hojas de vida y por el hecho de darse

cuenta que uno estuvo aquí, yo creo que ya a uno trabajo no le dan, eso sí lo pienso yo mucho aquí, porque

el pensado mío es trabar cuando salga de aquí.” (E1)

Se puede evidenciar el temor que siente la participante E1, de ser discriminada o excluida, al

culminar su tiempo de condena, manifestando que es la razón por la cual aún no quiere irse de este lugar,

ya teniendo su libertad provisional. Así lo refiere ella:

"A mí lo que más me ataja aquí y el no quererme ir es mi situación económica, por

ejemplo, que si yo supiera que voy a salir de aquí y me va a resultar un trabajo, que yo vea que

voy a coger plata y me voy a sostener yo misma y no tenerme que recostar donde nadie, mejor

dicho, a mí me dicen, salga que ya hablamos y le van a dar trabajito en tal parte, no a ojo cerrado

yo salgo, eso es lo que sé a ciencia cierta"(E1)

Por otra parte, la participante E2 manifiesta lo que sintió la primera vez que quedo en libertad:

Yo cuando salí, yo todavía guardaba algo en mí, pensaba, hay ahora que yo salga, Dios

mío, que no tengo ni un peso y me toque volver a trabajar, ¿seré capaz?

“Salí con tristeza… de cero, sin un peso, me toco pedir para que me llevaran hasta la casa,

empezar de cero es muy duro, tanto que no tuve prácticamente apoyo, nada y no me justifico, pero

esa también fue la razón por la que volví acá, no tuve la fe suficiente, no la tuve, porque si

hubiera tenido la fe con Dios no estaría acá” (E2)

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De esta manera, se infiere como ese castigo social en las participantes no culmina al cumplir su

condena, sino que la persona queda marcada en su hoja de vida y pasado judicial generando

discriminación por parte de la sociedad. Como lo menciona Arroyave (2010): “los seres humanos

construyen su identidad en la confirmación de los otros; un menosprecio puede causar una lesión que

socava la identidad personal en su totalidad” (pp. 71). Por consiguiente, se logra identificar en cada una

un temor de quedar en libertad, por las consecuencias que tiene este castigo social, y las incidencias

permanentes en la vida de la persona, como lo mencionan las participantes, quedan "marcadas de por

vida", generando consecuencias como vergüenza social, perdida de la confianza en sí mismo y en la

sociedad.

Por lo tanto, esto permite comprender como ese castigo va ligado al “alma”, no sólo porque el

sujeto en el encierro tiene privaciones emocionales, afectivas y materiales, sino porque ese castigo no

termina, lo cual genera que el sujeto sea discriminado y excluido por la sociedad; de esta manera se

identifica como la interna le atribuye un significado al castigo socialmente estando en libertad.

Por otro lado, se encontró que ambas participantes llegaron a la conclusión de que no quieren

volver a estar dentro de una prisión, y que tampoco les gustaría cometer el mismo delito. Así lo refieren,

la participante E1 comenta:

“No es que yo le digo una cosa, yo salgo de aquí y por el hecho que yo tengo que

comenzar de cero, no voy a volver con el mismo este de por lo que estoy aquí, no” (…) “Yo por lo

menos que yo tenga pensado seguir en eso no”…“Dios me favorezca de eso, yo no quiero con eso,

por eso digo, yo quisiera un trabajo a lo bien , que me ayude a yo sobresalir, a levantarme otra

vez” (E1)

Así mismo la participante E2 menciona:

“No, pero lo hago con un no rotundo, con una serenidad y con una tranquilidad, ya

ahora puedo sentir esa seguridad que no sentí cuando salí la otra vez, es que yo me sentía como

las olitas del mar para arriba y para abajo, hasta mi hijo una vez me dijo, mi mamá esta con un

pie afuera y otro adentro” (E2)

A partir de lo anterior, se evidencia por medio de lo que cada una manifiesta, como el castigo y lo

que él genera, conlleva a una "reflexión", posibilitando una transformación, que es el propósito o fin que

tiene socialmente. Lo cual permite denotar lo referido por Foucault (2002) "la privación de la libertad

conlleva a una transformación en los individuos, “sumido en la soledad, el recluso reflexiona” (pp.142).

Esta categoría permitió indagar el significado de castigo que tienen las participantes y como este

para ellas va ligado a un suplicio, es decir, a un sufrimiento meramente corporal; pero a medida que se

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avanzó en la investigación, se pudo evidenciar lo que ha producido el castigo en cada una, permitiendo

identificar como en la participante E1 y en la participante E2 han configurado un sentido distinto sobre

éste. De esta manera se entiende como el sujeto es activo, dinámico y se transforma constantemente,

generando nuevas producciones de configuraciones y sentidos subjetivos. Como lo refiere González Rey

(2008), "el sentido subjetivo se produce por los efectos colaterales y por las consecuencias de acciones y

de relaciones simultáneas de la persona en sus espacios de vida social" (pp. 233-234). Por lo cual, a partir

de lo que genera este castigo en la sociedad y a través de las privaciones emocionales, afectivas y

materiales, es que el sujeto logra darle un sentido a esta pena.

Relación entre prisión y castigo

A partir de los relatos de cada participante, se logró evidenciar la intersección que hay entre la

categoría de prisión y castigo, puesto que el estar privado de la libertad, genera reflexión en el sujeto,

pero también el castigo puede producir esa misma reflexión, es decir tanto la prisión como el castigo

genera una reflexión en el sujeto y estos no pueden verse de manera separada, como refiere Foucault

(2002) "el aislamiento constituye un "choque terrible" a partir del cual el condenado, al escapar a las

malas influencias, puede reflexionar y descubrir en el fondo de su conciencia la voz del bien" ( pp. 114-

115). Por lo tanto, esta es la intersección que se da en estas dos categorías, en donde una no puede

desligarse de la otra, debido a que la prisión es el lugar de castigo, y la pena tiene una mayor incidencia

dentro de este lugar en el sujeto, de esta manera se complementan la una de la otra, como lo menciona

Foucault (2002):

Sumido en la soledad, el recluso reflexiona. Solo en presencia de su crimen, aprende a odiarlo, y si

su alma no está todavía estragada por el mal, será en el aislamiento donde el remordimiento vendrá a

asaltarlo." Por el hecho también de que la soledad asegura una especie de autorregulación de la pena, y

permite como una individualización espontánea del castigo: cuanto más capaz es el penado de reflexionar,

más culpable ha sido al cometer su delito; pero más vivo también será el remordimiento, y más dolorosa la

soledad (pp. 217)

Por consiguiente, se logra evidenciar lo anteriormente mencionado, en lo que refiere la

participante E2:

Cuando recién llegué (prisión) tenía muchos sentimientos encontrados, yo pensaba en una cosa y

en la otra y ese sentimiento de culpa me estaba matando, yo decía ay Dios mío yo que hice, yo que le hice a

mis hijos, ay porque, era una cosa que me iba a dar era algo (…) (E2)

A partir de esto, se identifica como esas relaciones de poder, de convivencia y de afecto, junto

con el aprendizaje de un oficio dentro de la prisión, unido con las privaciones emocionales y materiales,

más la discriminación social que se presentan de manera simultánea en el sujeto, permiten dar cuenta del

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castigo que se vive dentro de la prisión, el cual está dirigido al "alma"; para de esta manera producir una

reflexión, la cual consiste en configurar nuevos sentidos subjetivos sobre la vida, como en el caso de la

participante E2 que deja a un lado lo material y sobrepone lo espiritual en su vida; para así contribuir en

la transformación de las acciones de la persona, y depende de ella misma si hay un cambio permanente o

temporal.

Al estar encerrado, en ese asilamiento, como lo señala Foucault (2002), el sujeto reflexiona, pero

ya estando en libertad, la persona se enfrenta a ese castigo social, generando en él una dualidad; por un

lado, el ejercer el oficio que aprendió dentro de la prisión, y por el otro está la exclusión, la

discriminación y las pocas oportunidades sociales que genera el castigo, por lo cual nos permite

identificar como el cambio permanente o temporal depende del sentido de vida que cada interno

configure.

A través de los aspectos mencionados anteriormente, se logró identificar como cada participante

le da un sentido distinto tanto a la prisión, como a el castigo, a partir de la subjetividad social de la que

nos habla González Rey, 2008, la cual "es un sistema de sentidos subjetivos y configuraciones subjetivas

que se instala en los sistemas de relaciones sociales y que se actualiza en los patrones y sentidos

subjetivos que caracterizan las relaciones entre personas que comparten un mismo espacio social" (pp.

235). Evidenciando a partir del análisis, como la categoría de prisión puede apreciarse como la

subjetividad individual, ya que cada participante configura nuevos sentidos subjetivos de este lugar a

partir de sus historias de vida, costumbres y creencias religiosas, evidenciando como el encierro

comienza a cambiar y producir nuevos sentidos de vida en cada una de manera individual, y la categoría

de castigo como la subjetividad social, debido que el castigo cobra un sentido dentro de la sociedad, de

cómo el sujeto inmerso en ella es que configura un sentido de él y le atribuye un significado a partir de

esa discriminación social. La prisión y el castigo, así como la subjetividad individual y la subjetividad

social tienen una relación dialéctica y la una no puede darse sin la otra, pero se dividieron en esta

investigación para la realización del análisis.

Discusión y Conclusión

A partir de los resultados se puede concluir como la prisión es mucho más que una institución de castigo,

es ese “internado” o “taller del alfarero” de una persona, lo cual permite evidenciar como el ser humano

transforma su entorno en mundo, para vivir en él y con los demás (LhuiLier, 2013). De esta manera se

evidencia como cada participante le dio un sentido a la prisión a partir de su subjetividad social, lo cual se

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pudo evidenciar a través de sus historias de vida, costumbres y creencias y así mismo por medio de las

relaciones que establecieron cada una en este espacio social.

De manera que, se comprende que el sentido que configura cada una sobre este lugar, es el de un mundo

de posibilidades, de cambios, de volver a empezar, de aprender y de proponerse metas; pero así mismo,

trae consigo sentimientos y emociones de temor y dudas sobre la discriminación social que conlleva el

castigo impuesto por la sociedad, razón por la cual algunas personas les cuesta marcharse de allí, como es

el caso de la participante E2, la cual le cuesta irse de la prisión por temor a esa exclusión social y por otro

lado implica tener dejar aquel lugar que se convirtió en hogar para ellas, debido a que cada una

transformo ese lugar en su mundo por medio de configuraciones subjetivas, dándole un nuevo sentido a la

celda, al patio, en sí, a la prisión dentro de sus vidas.

Por otro lado, a pesar de que existe un mismo modelo de castigo en la sociedad para las personas

que violan las leyes sociales, éste es vivido por cada uno de manera diferente; a medida de la

investigación se pudo evidenciar como ese castigo a pesar de vivirlo varias personas dentro de un mismo

lugar, cada una le da un sentido diferente a partir de los factores histórico culturales y religiosos, es decir

a través de la historia de vida particular de cada persona, las costumbres y creencias religiosas de cada

una. En donde por medio de las privaciones emocionales y materiales, y así mismo de la discriminación

social que conlleva el castigo, ya que como se ha mencionado este no culmina al salir de prisión, es que se

logra evidenciar en las participantes como ese castigo da cuenta de la subjetividad social del sujeto; por lo

tanto a pesar de que el castigo tenga un significado social por parte de las participantes, el cual esta aun

permeado por imaginarios sociales, es el sujeto en el cumplimiento de la pena quien logra darle un nuevo

significado a partir de las configuraciones de sentidos subjetivos que se producen en esa privación de

libertad, la cual como ya se ha mencionado, no afecta el cuerpo sino el alma del penado, afirmando lo que

refiere Foucault (2002) "puesto que ya no es el cuerpo, es el alma. A la expiación que causa estragos en el

cuerpo debe suceder un castigo que actúe en profundidad sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad,

las disposiciones" (pp. 13). Por lo tanto, se identifica como este castigo social tiene incidencias

permanentes en la vida de cada persona, como lo refieren las internas, la persona queda “marcada de por

vida” y por medio de esto es que se evidencia que el castigo ya no solo implica al cuerpo sino también al

alma, generando en el sujeto vergüenza social, perdida de la confianza en sí mismo y en la sociedad.

El analizar prisión y castigo de forma separada es complejo, porque uno involucra al otro, ya que

la prisión es el lugar de castigo, y esta pena tiene una mayor incidencia dentro de este lugar en el sujeto,

por lo tanto son un complemento; así mismo, puede comprenderse la subjetividad individual y social,

debido que ambas se dan en una relación dialéctica y una no puede ir sin la otra, visualizando como

subjetividad social al castigo, ya que el sujeto inmerso en la sociedad es que configura un sentido de

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castigo y le atribuye un significado a partir de esa discriminación y exclusión por parte de la sociedad y la

subjetividad individual seria la prisión, debido que permite dar cuenta del sentido que configura el sujeto

dentro de este lugar a partir de sus historias de vida, sus costumbres y sus creencias religiosas.

Así pues, se comprende que no es solo la prisión o el castigo que genera una reflexión en el

sujeto, sino ambos, porque como se mencionó anteriormente una evoca a la otra y es a partir de los

sentidos subjetivos que el sujeto logre configurar de prisión y castigo lo que permitirá una reflexión

momentánea o permanente con respecto a sus comportamientos delincuenciales.

Como lo refiere Foucault, 2002 “por la prisión, se detiene a alguien, no se le castiga” (pp. 72), lo

cual permite evidenciar como es el sujeto quien le da un sentido al castigo a partir de su subjetividad

social y el encontrarse dentro de la prisión implica su subjetividad individual. Por lo tanto, se pudo

comprender a medida que se avanzaba en la investigación, cómo a pesar de que la prisión se crea como el

lugar de castigo para las personas que incumplen con la ley, el lugar del castigo es el "alma", como lo

refiere Foucault (2002), el "alma" habita y conduce a la existencia, es una pieza en el dominio que el

poder ejerce sobre el cuerpo; el alma, prisión del cuerpo. Por consiguiente, se entiende como el lugar de

castigo del sujeto es su subjetividad, y el sentido se configura desde su historia de vida, sus creencias, sus

costumbres y relaciones sociales; de esta manera es el sujeto quien le da el lugar a la prisión a través de

los sentidos subjetivos que configura dentro de éste.

De esta manera, esta investigación permite concluir, como a pesar de que el fin de la prisión de

acuerdo a lo que está contemplado en el Código Penitenciario y Carcelario de 1993, sobre “resocializar al

delincuente, en donde este por medio del tratamiento penitenciario, logre corregir su comportamiento a

través del estudio, el trabajo, la disciplina y la ejecución de actividades deportivas, culturales y religiosas,

para que pueda integrarse nuevamente a su vida en la sociedad (Galvis, 2003), éste no está siendo

efectivo, y puede evidenciarse en la problemática que existe actualmente en Colombia con respecto al

hacinamiento que se vive en los establecimientos penitenciarios y carcelarios, generando interrogantes

sobre el tratamiento, y la manera en cómo se está llevando a cabo; cabe resaltar que la estructura de este

es viable para que genere una transformación en el interno y sea efectivo, pero a pesar de que existan las

herramientas y el lugar del castigo este acondicionado, no hay una credibilidad en el tratamiento, se

espera un cambio en las conductas delictivas, pero no se cree que ese cambio pueda existir en el sujeto

condenado, por lo tanto, se puede pensar que hay dudas con respecto a la eficacia y efectividad que este

tiene, concluyendo, que no se está haciendo un uso adecuado de las herramientas que se tienen para

generar una transformación en la persona que ha delinquido.

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En este orden de ideas, es relevante reconocer y mencionar que el castigo trae consigo cierto

grado de privaciones, tanto emocionales, como materiales, pero en medio del tratamiento se ha dejado a

un lado la formación que debe tener el sujeto para que genere cambios positivos en su comportamiento

con respecto a lo que está estipulado en la ley, lo cual se debe a que hay un olvido de la humanidad del

sujeto, y con ello su subjetividad, es decir, se ha perdido el interés de reconocer al interno como un sujeto

de derechos, el cual tiene emociones, deseos, sueños, cualidades, capacidades, etc., olvidando así, que él

hace parte de la sociedad. Y esto es lo realmente importante del tratamiento, que la persona sea capaz de

reconocerse a sí mismo como un sujeto con habilidades, capaz de proponerse proyectos en su vida y

alcanzarlos; pero si no hay un reconocimiento de sí mismo, será difícil que el interno comience a generar

cambios en su comportamiento, para cuando salga de prisión. Debido que, si no se apunta a ese objetivo,

seguirá sucediendo la situación que se vive actualmente con los sujetos condenados, y es que cuando

llegan a prisión y salen de ella, lo que han aprendido y en lo que se han formado es en como delinquir aún

más, no en cómo transformar esos comportamientos. Por lo cual, se puede deducir que el tipo de

formación que la mayoría de los internos reciben durante su tiempo de condena, está lejano a lo que

pretende el tratamiento dentro de la prisión.

Para que el tratamiento genere un cambio en el sujeto, hay que preocuparse primero en la

formación de este y no se está pensando en ello, sino que se le da relevancia a que cumpla su tiempo de

condena y que tenga una adecuada conducta; pero no sólo esto es lo importante, a nivel institucional,

puede que así lo sea, pero para el objetivo del tratamiento no, el tema del hacinamiento, como se ha

mencionado, deja en evidencia que este no está generando una transformación o sensibilización en el

sujeto.

Si se pretenden cambios, se debe pensar más en la formación del interno, en su humanidad, en sus

derechos, en el reconocimiento de sí mismo y su subjetividad, es decir, en la manera en cómo le da un

sentido y significa el entorno en el que se encuentra, porque de esta manera es que él construye nuevos

conocimientos; no solo en las normas y/o en el castigo que se está implementando en la institución. Si no

hay una restructuración en la manera como se ejecuta el tratamiento, resultará difícil que el sujeto genere

un cambio para cuando culmine su tiempo de condena. Por lo tanto, no debe haber una privación en la

formación del condenado, esta debe estar latente, ya que le permite al sujeto, configurar nuevos sentidos

que le permitirán al sujeto darle un significado diferente a su realidad y a la manera en cómo actúa frente

a ella.

En el recorrido de la investigación surgen planteamientos sobre el encierro y como esa privación

de libertad está teniendo incidencia en el sujeto como castigo, para de esa manera generar una reflexión y

transformar conductas delictivas, para así cumplir con el fin social con el que se estableció la prisión

32

como lugar de castigo. De esta manera, estos aspectos serían interesantes de abordar para comprender el

tema de si realmente este castigo transforma o no transforma, o es algo momentáneo por las prohibiciones

emocionales y materiales que conlleva esta privación de libertad.

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