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El término estrés, literalmente significa "tensión", "sobrecarga" o "esfuerzo". Dicho término, al no encontrar ninguna traducción satisfactoria en otros idiomas, como tal pasó a formar parte del lenguaje científico universal. El estrés no es ni una enfermedad, ni necesariamente tiene que hacer siempre referencia a efectos negativos sobre la salud ya que las respuestas para hacer frente a las demandas muchas veces son necesarias para la supervivencia, y en principio actúan de forma efectiva para permitirnos enfrentarnos a ciertas situaciones de nuestra vida. Definir el estrés resulta muy complejo y éste tema ha sido objeto de diferentes análisis y constantes debates entre los expertos. Sobre la definición del estrés han existido esencialmente tres enfoques, cada uno con su carga asociada de conceptos, métodos y teorías ENFOQUE FISIOLÓGICO Hans Selye, endocrinólogo de la Universidad de Montreal, introduce en fisiología el concepto de estrés (1.936), tomando este término desde su sentido físico, es decir, efectos de fuerzas ejercidas en todos los puntos del organismo. El estrés es un síndrome o conjunto de reacciones fisiológicas, no específicas del organismo, a distintos agentes nocivos de naturaleza física o química presentes en el medio ambiente. Considera, por tanto, el estrés como una respuesta fisiológica generalizada y no específica, a estímulos ambientales nocivos. En 1.946, Selye estableció el concepto de Síndrome General de Adaptación (S.G.A.), como un conjunto de procesos y estados fisiológicos que responden de distintos estímulos o estresores Selye describe tres fases sucesivas de adaptación del organismo. Las tres fases de la reacción defensiva no específica son: alarma, resistencia y agotamiento. Fase de reacción de alarma: ante un estímulo estresante, el organismo reacciona automáticamente preparándose para la respuesta, para la acción, tanto para luchar como para escapar del estímulo estresante. En esta fase se activa el sistema nerviosos simpático teniendo como signos: dilatación de las pupilas, sequedad de boca, sudoración, tensión de los músculos, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria,

ESTRESS LABORAL

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El término estrés, literalmente significa "tensión", "sobrecarga" o "esfuerzo". Dicho término, al no

encontrar ninguna traducción satisfactoria en otros idiomas, como tal pasó a formar parte del

lenguaje científico universal.

 

El estrés no es ni una enfermedad, ni necesariamente tiene que hacer siempre referencia a efectos

negativos sobre la salud ya que las respuestas para hacer frente a las demandas muchas veces

son necesarias para la supervivencia, y en principio actúan de forma efectiva para permitirnos

enfrentarnos a ciertas situaciones de nuestra vida.

  

Definir el estrés resulta muy complejo y éste tema ha sido objeto de diferentes análisis y constantes

debates entre los expertos. Sobre la definición del estrés han existido esencialmente tres enfoques,

cada uno con su carga asociada de conceptos, métodos y teorías

 

ENFOQUE FISIOLÓGICO

Hans Selye, endocrinólogo de la Universidad de Montreal, introduce en fisiología el concepto de

estrés (1.936), tomando este término desde su sentido físico, es decir, efectos de fuerzas ejercidas

en todos los puntos del organismo. El estrés es un síndrome o conjunto de reacciones fisiológicas,

no específicas del organismo, a distintos agentes nocivos de naturaleza física o química presentes

en el medio ambiente. Considera, por tanto, el estrés como una respuesta fisiológica generalizada

y no específica, a estímulos ambientales nocivos.

 

En 1.946, Selye estableció el concepto de Síndrome General de Adaptación (S.G.A.), como un

conjunto de procesos y estados fisiológicos que responden de distintos estímulos o estresores

 

Selye describe tres fases sucesivas de adaptación del organismo. Las tres fases de la reacción

defensiva no específica son: alarma, resistencia y agotamiento.  

Fase de reacción de alarma: ante un estímulo estresante, el organismo reacciona

automáticamente preparándose para la respuesta, para la acción, tanto para luchar como para

escapar del estímulo estresante.

 

En esta fase se activa el sistema nerviosos simpático teniendo como signos: dilatación de las

pupilas, sequedad de boca, sudoración, tensión de los músculos, aumento de la frecuencia

cardiaca y respiratoria, aumento de la presión arterial y disminución de la secreción gástrica,

aumento de la síntesis de glucosa y de la secreción de adrenalina y noradrenalina.

 

Esta reacción transitoria es de corta duración y no resulta perjudicial cuando el organismo dispone

de tiempo para recuperarse.

 

Fase de resistencia: aparece cuando el organismo no tiene tiempo de recuperarse y continúa

reaccionando para hacer frente a la situación.

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En esta fase aparecen diferentes reacciones metabólicas canalizando al sistema o proceso

orgánico específico que sea más capaz de resolverlo, haciendo frente a la presencia del estrés por

un plazo indefinido.

 

Fase de agotamiento: como la energía de adaptación es limitada, si el estrés continua o adquiere

bastante intensidad, superando la capacidad de resistencia, el organismo entra finalmente en la

fase de agotamiento, colapsando el sistema orgánico enfrentado al estrés, dando lugar a la

aparición de alteraciones psicosomáticas.

 

 

ENFOQUE "INGENIERIL"Considera el estrés como una característica de los estímulos del entorno de las personas,

concebido en términos de carga o nivel de demanda que se ejerce sobre el individuo por elementos

nocivos de ese entorno. El estrés produce así una reacción de tensión en el individuo normalmente

reversible, pero si estos elementos nocivos persisten pueden ser perjudiciales e irreversibles.

 

La crítica que se podría hacer a estos dos enfoques es que consideran la existencia del estrés

como un concepto de estímulo-respuesta. Su limitación es no reconocer la importancia de las

diferencias individuales en la experiencia del estrés y la respuesta al mismo. La persona es

considerada como algo pasivo entre estímulo y respuesta.

 

ENFOQUE PSICOLÓGICO

El estrés no es solamente una dimensión del ambiente físico o psicosocial; no puede ser definido

sólo en términos de carga de trabajo o de situaciones que se consideran estresantes, ni tampoco

se puede definir sólo en términos de respuesta, como la movilización fisiológica o la disfunción de

la ejecución.

 

El estrés es un estado cognitivo que reside en la percepción que tienen las personas de la

adaptación a las demandas de su entorno de trabajo y depende de la valoración cognitiva que las

personas hacen de su situación.

 

El estrés, por lo tanto, está en función no sólo de las demandas del entorno, sino de la percepción

de los individuos de esas demandas y de su habilidad para adaptarse a ellas.

 

Desde una perspectiva integradora, el estrés se podría definir como la "respuesta fisiológica,

psicológica y de comportamiento de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse a presiones

internas y externas".

 

Otra definición que tal vez nos ofrezca una información que nos permita identificarlo y

comprenderlo mejor: "El estrés es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la

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capacidad de respuesta del individuo) bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda

posee importantes consecuencias (percibidas)". Mc Grath (1970).

 

Según esta definición, se producirá estrés cuando el individuo percibe que las demandas del

entorno superan a sus capacidades para afrontarlas y, además, valora esta situación como

amenazante para su situación.

  

Esta definición hace referencia a la necesidad de mantener un equilibrio entre lo que la realidad

demanda y la capacidad de respuesta del individuo a estas demandas.

 

El Comité Consultivo de Seguridad e Higiene y Protección de la Salud en el lugar de trabajo, se

basa en la siguiente definición: "El estrés en el trabajo es la reacción emocional y psicofisiológica

ante los aspectos desagradables y nocivos de la tarea, del entorno laboral y de la organización del

trabajo. Es un estado que se caracteriza por elevados niveles de excitación y de angustia y, con

frecuencia, se acompaña de sensaciones de no poder más".

 

Con el fin de presentar de forma integrada el concepto de estrés. Seguiremos el siguiente modelo

formulado por French y Kahn en el "Institute for Social Rechearch", de la Universidad de Michigan.

Este modelo ofrece los componentes básicos que siguen guiando la investigación sobre el estrés.

En lo que se establece una secuencia causal que va desde (A) las características del contexto

objetivo de trabajo, a través de (B) la experiencia subjetiva del trabajador y (C) de sus respuestas

ante él, hasta (D) los efectos a largo plazo que todos estos factores tienen sobre su salud física y

mental.

 

En él, las conexiones de tipo A-B establecen relaciones entre el contexto físico y social del trabajo

y las percepciones del mismo por parte del sujeto. Las conexiones de tipo B-C señalan las

relaciones entre el entorno percibido de trabajo y las respuestas que el sujeto realiza en él. 

Las conexiones del tipo C-D se refieren a los efectos de esas respuestas sobre criterios

establecidos de salud y enfermedad. El modelo incorpora, además, variables que afectan a todas

las relaciones ya señaladas. Me refiero a la influencia de las características o propiedades estables

de la persona sobre las formas de percibir la realidad física, la forma de responder ante dicha

realidad percibida y el modo en que esas respuestas inciden sobre su salud y bienestar

psicológico.

 

También las relaciones interpersonales que el individuo desarrolla afectan a los tres tipos de

conexiones.

 

Por tanto esta cadena causal, y la combinación de diversas variables relacionadas entre sí

constituye el marco teórico de la relación entre el trabajo y la salud.

 

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Los efectos de la exposición a los factores de estrés, dependen de la intensidad, duración y

repetición de la exposición pero también de la forma en que el trabajador expuesto considera

dichos factores; de su flexibilidad, de sus recursos para hacer frente a la situación y del acceso al

apoyo social y la utilización que de él realiza.

 

ESTRESORES LABORALES

 

Como antes se ha comentado, el estrés es la respuesta a un agente interno o externo perturbador;

este agente es el estresor, el estímulo que provoca la respuesta al estrés. Puesto que casi

cualquier cosa puede convertirse en un estresor sería imposible elaborar una lista exhaustiva de

estresores. Sin embargo, se puede afirmar que algunas condiciones externas tienen mucha mayor

probabilidad de operar como estresores que otras.

 

Desde esta perspectiva los factores de estrés presentes en situación de trabajo se pueden

clasificar en tres grandes grupos:

·       Estresores del ambiente físico:

-          Iluminación

-          Ruido

-          Temperatura

-          Ambientes contaminados

 

·       Estresores relativos al contenido de la tarea:

-          Carga mental

-          Control sobre la tarea

 ·       Estresores relativos a la organización:

-          Conflicto y ambigüedad del rol

-          Jornada de trabajo

-          Relaciones interpersonales

-          Promoción y desarrollo de la carrera profesional 

ESTRESORES DEL AMBIENTE FÍSICO

Se han identificado gran parte de los efectos específicos sobre la salud de factores como ruido,

vibraciones, iluminación, temperatura, toxicidad y disponibilidad y disposición del espacio físico.

Pero estos factores también pueden, en determinados ambientes de trabajo, constituirse en

estresores.

 

La iluminación tiene una influencia importante sobre el rendimiento, la salud y el bienestar

psicológico. Una iluminación inadecuada que no permita percibir de manera correcta los estímulos

visuales, además de las consecuencias negativas para la visión, puede producir otros efectos, ya

que puede hacer la tarea más difícil, incluso imposible de llevarla a cabo. También puede aumentar

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el nivel de frustración y la tensión mientras se lucha por terminar una tarea bajo condiciones menos

que ideales.

 

La luz inadecuada da como resultado un desempeño menor, una mayor cantidad de tiempo

invertido para terminar la tarea y una mayor frustración.

 

El ruido, a niveles más bajos de los que producen daños auditivos, puede crear otra serie de

problemas. Puede incidir negativamente sobre el nivel de satisfacción, la productividad, la

vulnerabilidad a los accidentes y los errores, ya que interfiere en la actividad mental provocando

fatiga, irritabilidad y dificultad de concentración.

 

Además las altas intensidades de sonido aíslan a los trabajadores, dificultando la comunicación y

enmascarando otras señales auditivas del entorno.

 

Desde el punto de vista del estrés, el ruido es un estresor, principalmente cuando distrae. El ruido

excesivo y/o intermitente interfiere con nuestra concentración y es fuente de frustración, se

sobrepone a la verbalización interna que usamos al pensar y dirigir nuestros actos.

 

En determinadas situaciones se da una adaptación al ruido pero aún así, esta adaptación es una

respuesta al estrés y, como todas las respuestas requieren energía, una prolongada exposición al

ruido puede conducir a la fatiga y a una disminución del rendimiento. Además puede tener costes

psicológicos debido a que produce irritabilidad y una reducción de la tolerancia a la frustración.

 

La temperatura es otro factor importante de estrés, debido a su influencia sobre el bienestar y el

confort de la persona. Un exceso de calor puede producir somnolencia, aumentando el esfuerzo

para mantener la vigilancia, y afectando negativamente a los trabajos que requieren

discriminaciones finas y decisiones críticas. Al mismo tiempo, en condiciones de baja temperatura

disminuye la destreza manual, lo que puede ser causa de accidente y de una peor calidad del

trabajo, obligando al trabajador a aumentar la atención ante la probabilidad del riesgo.

 

El trabajo en ambientes contaminados se está convirtiendo en un estresor importante. El mayor

conocimiento de los posibles efectos sobre la salud de los contaminantes, debido al aumento de la

formación y a la divulgación de la reglamentación al respecto, ha provocado por un lado, que se

tomen medidas de prevención y por otro, que se sea más consciente de los riesgos a los que se

está sometido.

 

La percepción de esos riesgos puede producir mayor ansiedad en el trabajador y esto puede

repercutir en el rendimiento y en el bienestar psicológico. Por otra parte, los accidentes y

enfermedades que se producen contribuyen también a incrementar el estrés de los compañeros.

 

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Aunque la percepción de los riesgos en un principio sea capaz de generar estrés, no quiere decir

que no se deba informar y formar, muy al contrario, ya que favorece la creación de estrategias para

evitar dichos riesgos.

 

ESTRESORES DE LA TAREA

Las características objetivas de la tarea son en sí mismas insuficientes para explicar la satisfacción

y el estrés en el trabajo. Algunas personas se sienten cómodas al realizar una tarea sencilla y

rutinaria, mientras que otras prefieren llevar a cabo tareas más complejas y enriquecedoras.

 

Cuando la tarea se adecua a las expectativas y a la capacidad del trabajador, contribuye al

bienestar psicológico y supone un elemento motivador importante.

 

Si existe un desacuerdo entre las percepciones de las personas de las demandas que recaen

sobre ellas y su habilidad para afrontarlas, se producirá estrés laboral. Los principales estresores

de la tarea son la inadecuada carga mental de trabajo y el control sobre la tarea.

 

La expresión carga mental designa la obligación cognitiva o el grado de movilización de energía y

capacidad mental que la persona pone en juego para desempeñar la tarea.

 

Para realizar una tarea hay que llevar a cabo una actividad mental que va a venir determinada, por

una parte, por la cantidad de información que deba tratarse en un puesto de trabajo, y por otra, por

las características del individuo (edad, formación experiencia, estados de fatiga, etc.).

 

Los mecanismos de la carga mental son complejos, en primer lugar por que las funciones

cognitivas no pueden ser analizadas sólo desde un ángulo cuantitativo (cantidad de informaciones

tratadas), sino que deben serlo también bajo el ángulo cualitativo, es decir, según lo compleja que

sea intelectualmente la tarea a realizar. Al mismo tiempo estos aspectos se pueden presentar tanto

por exceso (sobrecarga) como por defecto (subcarga).

 

La sobrecarga o estimulación excesiva se produce cuando estamos sometidos a más exigencias

de las que podemos satisfacer. La sobrecarga cuantitativa se produce cuando se han de realizar

muchas operaciones en poco tiempo debido al volumen de trabajo, a la especialización y

estandarización de tareas que se han de llevar a cabo, a la necesidad de una atención sostenida, y

a los apremios de tiempo o ritmo de trabajo elevado, dando lugar a la aparición de la fatiga mental,

disminuyendo así la eficiencia del operador y haciendo que unas mismas exigencias supongan una

carga más importante. La sobrecarga laboral tiene una incidencia directa sobre el hábito de fumar,

el incremento de la ansiedad y la disminución de la satisfacción laboral.

 

La sobrecarga cualitativa en cambio se refiere a unas excesivas demandas intelectuales o

mentales en relación con los conocimientos y habilidades del trabajador, es decir, la sobrecarga

cualitativa no consiste en demasiado trabajo, sino en la dificultad excesiva del mismo. El estrés

aparece cuando el sujeto no posee la habilidad suficiente para realizar su tarea.

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Ocurre que muchas veces, para paliar la sobrecarga de trabajo, se alarga la jornada laboral

dedicando un mayor tiempo al trabajo. Este exceso de horas de trabajo no sólo va a aumentar la

fatiga del trabajador, sino que también pueden verse perjudicadas las relaciones sociales y la vida

familiar, reduciéndose por tanto las oportunidades de apoyo social, tan importantes a la hora de

afrontar y reducir el estrés.

 

French y Caplan (1973) señalan que la sobrecarga y el exceso de horas de trabajo están

relacionadas con la insatisfacción y la tensión laboral, la baja autoestima, la fatiga, los niveles altos

de colesterol, la tasa cardiaca elevada y el tabaquismo.

 

El exceso de trabajo o su dificultad producen estrés, pero esto no quiere decir que los que realizan

poco trabajo (subcarga cuantitativa) o tareas demasiado sencillas (subcarga cualitativa) no sean

susceptibles de sufrir estrés y estén siempre relajados, sino que también lo pueden padecer, es

decir, la carga demasiado pequeña ocasiona a veces tanto estrés como la sobrecarga, pudiendo

deteriorar la salud. Ya que la falta de estimulación es tan perjudicial como el exceso, el

aburrimiento y la monotonía es un extremo igualmente nocivo para la salud y aunque resulte

paradójico, un poco de tensión produce un efecto estimulante, vigoriza y es conveniente.

 

El problema consiste en encontrar el nivel en que uno da su mejor rendimiento y conserva una

salud adecuada, evitando así los extremos de exceso y falta de trabajo.

 

Un estresor importante es el control inadecuado sobre la tarea. El control se refiere al grado en que

un ambiente laboral permite al individuo controlar las actividades a realizar, y viene dado por el

grado de autonomía, iniciativa y responsabilidad. La autonomía se refiere al grado en que el

individuo puede planificar su trabajo y determinar los procedimientos para desarrollarlo, es decir, la

influencia del trabajador sobre el método de trabajo, el ritmo, las secuencias de las operaciones y

el control sobre los resultados. La autonomía contribuye al sentimiento de responsabilidad del

trabajador para con los resultados de su tarea. En la medida en que el trabajo proporcione al

trabajador autonomía y responsabilidad, mayor será la probabilidad de que perciba que tiene

control sobre el mismo.

 

Hay una clara relación positiva entre el grado de control que el sujeto tiene sobre su propio trabajo

y la satisfacción laboral. La falta de control produce consecuencias psíquicas y somáticas

negativas propias del estrés; ahora bien, el excesivo control y la responsabilidad que conlleva,

también puede tener consecuencias negativas.

 

ESTRESORES ORGANIZACIONALES

La combinación de lo que espera el trabajador y la realidad de lo que le exige la organización dan

como resultado un conjunto de fuerzas que se denominan conflictos de rol. Éstos pueden ser

objetivos, cuando se dan, por ejemplo, dos o más órdenes contradictorias, o subjetivos, es decir,

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provienen del conflicto entre los requisitos formales del rol y los propios deseos, metas y valores

del individuo.

 

La presencia de una situación conflictiva constituye un estresor importante y es evidente que

muchas veces los roles conflictivos, sobre todo los objetivos, resultan de prácticas disfuncionales

de la organización, teniendo como efecto inmediato una baja en el logro de los objetivos de la

organización y una disminución de la satisfacción del trabajo.

 

Otro aspecto generador de estrés en las organizaciones es la ambigüedad del rol, es decir, la falta

de claridad sobre el trabajo que se está desempeñando, los objetivos de ese trabajo y el alcance

de las responsabilidades.

 

Aunque es frecuente en un momento determinado experimentar ambigüedad de rol ante cualquier

cambio en el puesto o en la organización, esta ambigüedad es transitoria y a pesar de no ser

positiva no tiene efectos debilitantes. En cambio, si se da una situación de ambigüedad continuada

significaría una mayor amenaza para los mecanismos de adaptación del trabajador.

 

Esta incertidumbre es el resultado de la falta de información, y puede producir efectos sobre la

salud física y mental con estados de depresión, reducción de la autoestima y de la satisfacción en

general.

 

Además otros hechos inherentes a la vida organizacional, como la jornada de trabajo y los tiempos

de descanso, las relaciones interpersonales, las dificultades de comunicación y las posibilidades de

promoción, pueden ser fuentes de estrés.

 

La jornada de trabajo excesiva produce desgaste físico y mental e impide al individuo hacer frente

a las situaciones estresantes. El aumento de la cantidad de tiempo dedicado al trabajo,

normalmente está vinculado a la disminución del tiempo disponible para el ocio y el descanso,

durante el cual el individuo puede abastecerse parcialmente de las reservas de energía necesarias

para la adaptación.

 

Las relaciones interpersonales y grupales generalmente son valoradas positivamente, pero también

pueden llegar a convertirse en un estresor importante. Las malas relaciones entre los miembros del

grupo de trabajo, con los superiores, con los compañeros, con los subordinados; la falta de

cohesión del grupo, las presiones y el clima del equipo de trabajo, así como la reducción de los

contactos sociales y el aislamiento en el puesto, pueden producir elevados niveles de tensión y

estrés entre los miembros de un grupo u organización. Por el contrario, las buenas relaciones

interpersonales, las posibilidades de comunicarse y el apoyo social juegan un papel amortiguador

de los efectos negativos del estrés laboral sobre la salud y el bienestar psicológico en el trabajo.

 

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La promoción o el desarrollo de la carrera profesional funciona como estresor cuando existe un

desequilibrio entre las aspiraciones del individuo sobre su carrera profesional y el nivel real de sus

logros convirtiéndose en fuentes de preocupación, ansiedad y frustración.

 

Muchas veces la parcialización y especialización del trabajo dificultan que los trabajadores

adquieran habilidades y cualificaciones necesarias para mejorar su movilidad laboral y sus

expectativas profesionales. Por otra parte, la naturaleza de determinadas tareas impide demostrar

la disposición para un trabajo mejor remunerado, más responsable y variado, lo que puede

provocar la reducción en la calidad y/o cantidad del trabajo, la falta de disposición del individuo

para desempeñar ciertas tareas, el aumento en la frecuencia de los accidentes y la reducción de

las relaciones interpersonales en el trabajo. 

POSTURAS

INTRODUCCIÓN

La OMS ha dicho de los trastornos musculoesqueléticos, o más correctamente de las

enfermedades osteomusculares, que son multifactoriales para indicar que hay un gran número de

factores de riesgo que contribuyen a causarlas: factores del entorno físico, de la organización del

trabajo, psicosociales, individuales y socioculturales. Esta naturaleza multifactorial es la razón más

importante de la controversia existente en torno a la relación de estos trastornos con el trabajo, y a

su importancia en el desarrollo de la enfermedad.

 

Los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo (TME) han sido definidos de

diferentes modos en distintos estudios: algunos investigadores los restringen sólo a su patología

clínica, otros a la presencia de síntomas; otros a procesos patológicos demostrables

"objetivamente"; y otros a la incapacidad laboral que originan (tales como el tiempo de baja

laboral).

 

Nosotros, vamos a recoger una de estas definiciones aparecidas en la literatura. Entendemos por

trastornos musculoesqueléticos derivados relacionados con el trabajo, a un conjunto muy diferente

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de daños que afectan a los tendones, a sus vainas, a la lubricación sinovial de éstas y a los

correspondientes huesos, músculos y nervios.

 

Estos trastornos se pueden producir en cualquier segmento del cuerpo, aunque los más frecuentes

son los producidos en la espalda, en el cuello, los hombros, codos, manos y muñecas.

 

La consecuencia sobre la salud más comúnmente descrita es el dolor, el cual es puede ser

precursor de daños más severos, o ser un síntoma de la enfermedad misma (como en el caso del

dolor de espalda).

 

En la tabla se resume el resultado de una reciente publicación del NIOSH en la que se revisa las

evidencias epidemiológicas aparecidas en la literatura sobre la asociación entre los TME de la

extremidad superior y de la zona lumbar con la exposición a factores físicos del trabajo.

 

En la tabla se clasifican los resultados de estos estudios de la siguiente forma:

Fuerte asociación entre TME y factores laborales (+++): Existe una relación causal muy

probable entre la intensidad y/o la duración de la exposición a un factor (o factores) de

riesgo específico y un TME. Se ha observado relación entre la exposición al factor de

riesgo y el TME en, al menos, varios estudios en los que el azar, el sesgo y los factores de

confusión han sido descartados con un razonable nivel de confianza.

Evidencia de la relación con el trabajo (++): Existe cierta evidencia epidemiológica de

relación causal. Se ha observado una relación positiva entre la exposición al factor de

riesgo y el TME en estudios en los que el azar, el sesgo, y los factores de confusión no son

la explicación más probable.

Evidencia insuficiente de la relación (+/-): Los estudios existente no tienen suficiente

calidad, consistencia, o poder estadístico para permitir una conclusión sobre la presencia o

ausencia de una asociación causal. Algunos estudios sugieren una relación con ciertos

factores de riesgo específicos pero el azar, el sesgo y los factores de confusión podrían

explicar la asociación. Evidencia de un No-Efecto de los factores del trabajo (0): Estudios adecuados han mostrado con fuerza y consistencia que el factor de riesgo específico no

se relaciona con el TME.

TME DEL CUELLO Y FACTORES DEL TRABAJO ASOCIADOS

Cerca de 40 estudios epidemiológicos han examinado la relación existente entre los TME del

cuello, y del cuello/hombro, con ciertos factores físicos del lugar de trabajo.

 

Como podemos ver en la tabla 2, existe una fuerte evidencia de que los trabajos con niveles

elevados de contracción estática, cargas estáticas prolongadas, o posturas de trabajo extremas,

que impliquen a los músculos del cuello o del cuello y los hombros, tienen un riesgo mayor de TME

en esta zona.

 

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Hay evidencia de una relación causal entre un trabajo altamente repetitivo y estos TME. Los

estudios revisados definen al trabajo repetitivo como "aquél que implica movimientos continuos de

brazos o de manos que afecten a la musculatura del cuello/hombro y genera cargas en esa zona

corporal".

 

También hay evidencia de la asociación entre la aplicación de fuerzas y los TME del cuello. La

mayor parte de los estudios definen trabajos forzados para el cuello/hombro como "actividades de

trabajo que implican movimientos de fuerza del brazo o de la mano, que generen cargas en el área

de cuello/hombro". (Ninguno de los estudios revisados examinaron la relación basándose en los

movimientos enérgicos del cuello reales).

 

Los datos epidemiológicos son insuficientes para proporcionar una base que relacione la vibración

y los TME del cuello.

 

Algunos estudios prospectivos, que han incluido intervenciones para disminuir el trabajo repetitivo y

las posturas de trabajo extremas, muestran una reducción en la incidencia de TME del cuello y una

mejora de los síntomas en los trabajadores afectados.

 

TME DEL HOMBRO Y FACTORES DEL TRABAJO ASOCIADOS

De los cerca de 20 estudios epidemiológicos revisados, algunos mostraron la evidencia de la

asociación positiva entre el trabajo muy repetitivo y los TME del hombro. Sin embargo, esta

evidencia tiene limitaciones importantes, pues en estos estudios la repetitividad estaba combinada

con una postura forzada o con cargas estáticas en el hombro.

 

Hay evidencia de una relación causal entre posturas adoptadas o mantenidas con una flexión o

abducción del hombro de más de 60° y TME en esta zona, tanto para la tendinitis de hombro como

para el dolor no específico. La evidencia era más fuerte cuando las posturas del hombro se

combinaban con ciertos factores físicos, como el sostener una herramienta por encima de la

cabeza.

 

Hasta la fecha, los estudios epidemiológicos no han podido mostrar con suficiente evidencia una

asociación positiva entre la fuerza y los TME de hombros, ni tampoco entre la vibración y estos.

 

TME DEL CODO (EPICONDILITIS) Y FACTORES DEL TRABAJO ASOCIADOS

Cerca de 20 estudios epidemiológicos han examinado los factores físicos del lugar de trabajo y su

relación con la epicondilitis. De sus resultados se puede concluir que hay una insuficiente evidencia

para asociar el trabajo repetitivo con los TME del codo, basándonos en los datos epidemiológicos

existentes. Tampoco se ha hallado suficiente evidencia sobre la relación de los factores posturales,

considerados por separado, y la epicondilitis. En cambio, sí hay evidencia de asociación entre un

trabajo de fuerza y la epicondilitis.

 

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Hay una fuerte evidencia de la relación entre la combinación de factores de riesgo (por ejemplo,

fuerza y repetición, fuerza y postura) y la epicondilitis; esto es especialmente evidente cuando la

exposición a esta combinación de factores es elevada (como han visto, por ejemplo, estudios en la

construcción o en el empaquetado de carne).

 

Esta fuerte evidencia para la combinación de factores es consistente con los resultados hallados en

estudios hechos a deportistas, por ejemplo, en tenistas , y en estudios biomecánicos. Estos

estudios también sugieren que la fuerza y la contracción repetida de los flexores y extensores del

codo (la cual puede ser causada por la flexión y extensión de la muñeca) incrementan el riesgo de

epicondilitis.

 

Tanto los registros de enfermedades americanos como internacionales han señalado que la mayor

incidencia de epicondilitis ocurre en tareas manualmente intensas y con elevadas demandas de

realización de gestos (por ejemplo, en mecánicos, carniceros, trabajadores de la construcción...).

 

TME DE LA MANO/MUÑECA Y FACTORES DEL TRABAJO ASOCIADOS

El síndrome del túnel carpiano (STC)

Los, cerca de, 30 estudios examinados permiten decir que existe evidencia de una asociación

positiva entre el STC y el trabajo repetitivo, sólo o en combinación con otros factores, y el trabajo

de fuerza. Así mismo, la hay para la vibración.

 

Sin embargo, hay una evidencia insuficiente de la asociación con las posturas de trabajo extremas.

La variabilidad individual en los métodos de trabajo, en los trabajadores que realizan el mismo

trabajo, y la influencia de las diferencias antropométricas sobre la postura, son algunas de las

dificultades citadas para medir las características posturales en los estudios de campo. En cambio,

los resultados de los estudios de laboratorio, sobre la postura extrema, confirman la asociación con

el STC.

Hay una fuerte evidencia de asociación entre la exposición a una combinación de factores de

riesgo y el STC (por ejemplo, fuerza y repetición, fuerza y postura). Hay una clara evidencia de que

la exposición a una combinación de estos factores laborales (repetición, fuerza, postura, etc.)

incrementa el riesgo del STC. Esto es coherente con los resultados de otros estudios

biomecánicos, fisiológicos y psicosociales. Los registros epidemiológicos americanos y de otros

países, también han indicado que las mayores tasas de STC se dan en trabajos con elevadas

demandas de esfuerzos manuales intensos: por ejemplo, en empaquetadores de carne, en

procesadores de mataderos de pollos y entre trabajadores de montaje de vehículos.

 

Tendinitis de la mano o muñeca

Hay evidencia de una asociación entre algunos factores por separado (repetición, fuerza y postura)

y la tendinitis de la mano/muñeca. Existe una fuerte evidencia de que las tareas que requieren una

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combinación de factores (como, elevadas repeticiones, o esfuerzos de la mano/muñeca)

incrementan el riesgo de tendinitis en este segmento corporal.

 

Síndrome de la vibración mano/brazo

En general, los estudios muestran una fuerte evidencia de asociación entre un elevado nivel de exposición a la vibración mano/brazo y los síntomas vasculares del síndrome de vibración mano/brazo. Estos estudios se han realizado entre trabajadores con elevadas exposiciones, como trabajadores forestales, picadores de rocas, escultores, trabajadores en astilleros, o plateros.

 

También existe evidencia de que, a medida que aumenta la intensidad y duración de la exposición

a herramientas que vibran, aumenta el riesgo a desarrollar el síndrome de vibración mano/brazo.

 

TME EN LA ZONA BAJA DE LA ESPALDA Y FACTORES DEL TRABAJO ASOCIADOS

 

Unos 40 artículos recientes analizan la relación entre el TME en la zona inferior de la espalda (o

zona lumbar) y cinco factores del lugar de trabajo: el trabajo físico pesado, el levantamiento de

cargas y otros esfuerzos, el giro y la inclinación (posturas forzadas), la vibración de cuerpo

completo, y las posturas de trabajo estáticas.

 

De su revisión, se puede decir que hay evidencia de una relación positiva entre el trastorno de

espalda y el trabajo físico pesado , si bien, el riesgo estimado fue más moderado que para el

levantamiento de cargas y los esfuerzos, las posturas forzadas, y la vibración de cuerpo completo.

La relación dosis-respuesta fue ambigua para este factor de riesgo.

 

Hay una fuerte evidencia de que los TME de la parte inferior de la espalda se asocian con el

levantamiento de cargas y la realización de movimientos de fuerza. Las asociaciones observadas

son coherentes con estudios biomecánicos y de laboratorio sobre los efectos del levantamiento de

cargas sobre los tejidos de la espalda.

 

Existe evidencia de la asociación entre estos TME y las posturas forzadas. Algunos de los estudios

sugieren que tanto el levantamiento de cargas como las posturas forzadas son factores que

contribuyen de manera importante al riesgo de estos TME.

 

Existe también una fuerte evidencia de que la exposición a la vibración de cuerpo completo se

asocia con el trastorno de la zona inferior de la espalda. Las evidencias epidemiológicas y

experimentales sugieren que la vibración de cuerpo completo puede actuar en combinación con

otros factores del trabajo, tales como la posición sentado prolongada, el levantamiento de cargas, y

las posturas forzadas, causando un incremento del riesgo. Es posible que los efectos de la

vibración puedan depender de la fuente de la exposición (por ejemplo, el tipo de vehículo).

 

Page 14: ESTRESS LABORAL

En cuanto a las posturas de trabajo estáticas y el trastorno de la zona inferior de la espalda, los

estudios proporcionan una evidencia insuficiente de que exista asociación.

 

LOS TRASTORNOS MUSCULOESQUELÉTICOS Y LOS FACTORES PSICOSOCIALES

Cada día hay mayor evidencia de que los factores psicosociales relacionados con el puesto y el

entorno de trabajo juegan un papel en el desarrollo de los TME de las extremidades superiores y

de la espalda. Aunque los resultados de los estudios no son totalmente consistentes, sugieren que

la percepción de la intensidad de la carga de trabajo, el trabajo monótono, un limitado control sobre

el trabajo, poca claridad de las funciones (ambigüedad del rol), y un bajo apoyo social están

asociados con varios de los TME derivados del trabajo.

 

Puesto que algunos de estos factores no están, aparentemente, relacionados con las demandas

físicas, y cierto número de estudios han hallado asociaciones estadísticamente significativas,

incluso tras ajustar por las demandas físicas, los efectos de estos factores sobre los TME pueden

ser, en parte o totalmente, independientes de los factores físicos. También es evidente que estas

asociaciones no se limitan a un tipo particular de trabajos (como el trabajo con PVD) o a un entorno

de trabajo (por ejemplo, oficinas) sino que, por el contrario, parecen hallarse en una variedad de

situaciones laborales. Esto parece sugerir que los factores psicosociales pueden representar

factores de riesgo generalizados de los TME. Estos factores, aunque son estadísticamente

significativos en algunos estudios, generalmente tienen una fuerza estadística modesta.

 

Actualmente, dos son las dificultades para determinar la importancia relativa de los factores físicos

y psicosociales:

1º) Los factores psicosociales son medidos generalmente en los individuos, y a menudo con

métodos con una precisión o exactitud limitadas, mientras que, los factores físicos son medidos

normalmente en grupos de personas (por ejemplo, en grupos de puestos o tareas).

 

2º) Las "medidas objetivas" de los aspectos psicosociales del trabajo son difíciles de desarrollar y

se utilizan rara vez, mientras que los métodos para medir el entorno físico son más fáciles de

obtener. Hasta que podamos medir la mayoría de las variables individuales y del lugar de trabajo

con técnicas más comparables, será casi imposible determinar con precisión su importancia

relativa.

 

Page 15: ESTRESS LABORAL

CARGAS FÍSICAS

INTRODUCCIÓN

EL CONSUMO ENERGÉTICO O METABÓLICO DE LA ACTIVIDAD

Podemos valorar una actividad o trabajo midiendo la energía consumida durante su realización.

Este valor obtenido es lo que denominamos consumo energético o consumo metabólico de la

actividad.

 

En realidad, este consumo energético o metabólico obtenido es la suma de diversas componentes:

unas ligadas al consumo de energía de los músculos que participan en la actividad (es decir, en las

posturas adoptadas, en los movimientos realizados, etc.) y otra componente basal, asociada a la

energía consumida por otros órganos del cuerpo. Este consumo basal es independiente de la

actividad y debe ser medido estando la persona tumbada y en completo reposo .

 

El consumo energético se expresa en Kilojulios (KJ) y también en energía consumida por unidad de

tiempo, es decir, en Kilojulios por segundo (KJ/s). Otras unidades empleadas son el vatio (W) y el

met (cantidad de energía consumida en la unidad de tiempo por m2 de superficie corporal). 

CLASIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES LABORALES POR EL CONSUMO ENERGÉTICO

Es posible clasificar el trabajo por la energía consumida durante su realización. La norma técnica

española UNE - EN 28996 "Ergonomía - Determinación de la producción de calor metabólico", da

la siguiente clasificación de las actividades laborales:

 

ClaseValor para el cálculo del consumo metabólico

medio

(W/m2) (W)

0 Descando 65 115

1 Consumo metabólico bajo 100 180

2 Consumo metabólico moderado 165 295

3 Consumo metabólico alto 230 415

4 Consumo metabólico muy alto 290 520

 

 

En cuanto a la evaluación del consumo metabólico, existen procedimientos para medir la energía

consumida durante una actividad, basados en la medición del calor desprendido por el cuerpo. Esto

Page 16: ESTRESS LABORAL

resulta bastante complejo, motivo por el que se han desarrollado otros procedimientos para estimar

el consumo energético. De ellos, el más exacto es la medición del consumo de oxígeno.

 

EL CONSUMO DE OXÍGENO COMO MEDIDA DE LA CARGA DEL TRABAJO DINÁMICO

Durante los 2 ó 3 primeros minutos de iniciado el ejercicio físico, la energía química que utiliza la

célula muscular proviene exclusivamente del metabolismo anaerobio. A partir de este momento, la

actividad cardio-circulatoria y la respiratoria posibilitan el aporte adecuado de O2 a la célula y la

energía se obtiene fundamentalmente del proceso metabólico aeróbico. A medida que el ejercicio

se prolonga y se hace más agotador, la energía proveniente de la vía aeróbica no será suficiente y

los procesos anaerobios volverán a tomar importancia.

 

La gran mayoría de las actividades laborales son dinámicas, es decir, la energía se obtiene

fundamentalmente de procesos aeróbicos. Por tal motivo, es perfectamente válido el valorar la

energía consumida en la actividad laboral, midiendo el volumen de O2 consumido en su

realización.

 

La cantidad de oxígeno consumido durante el ejercicio es directamente proporcional a la cantidad

de energía consumida por los músculos que se contraen.

 

Se ha comprobado que no hay muchas variaciones en el consumo de O2 de individuos que

realizan el mismo tipo de trabajo físico; siempre que entre ellos no existan excesivas diferencias

(por ejemplo en el peso corporal), y que la actividad física no sea muy compleja de realizar y no

exija grandes habilidades a quien la ejecuta. De esta manera, las mediciones obtenidas en un

grupo pequeño de sujetos pueden ser utilizadas como una medida de la demanda física de esa

actividad concreta.

 

En la bibliografía, podemos encontrar las mediciones obtenidas en numerosas actividades

laborales, de ocio, o incluso cotidianas. En la tabla 2 podemos ver algunos ejemplos.

 

 Tabla 2: El consumo de oxígeno de varias tareas y actividades

ActividadConsumo de

oxígeno (l/min)Correr, esquiar, nadar (hombres deportistas) Correr, esquiar, nadar (mujer deportista)Bomberos, trabajos forestales y en mineríasTrabajo pesado en industria, jardinería y agriculturaTrabajo pesado de limpieza y fabricación, andar deprisa o correr despacioAndar a 4-5 Km/h, enfermería, hostelería, industria de fabricación ligeraEstar de pie pasivoTrabajar de montaje estando sentado, conducir, trabajo en oficinaEstar sentado pasivoEn posición supina (tumbado boca arriba

> 5.0> 4.0

2.0-3.01.5-20.0.8-1.50.6-1.00.4-0.51.3-0.60.2-0.40.2-0.3

 

Así pues, podemos evaluar la carga física de una actividad mediante la medición del consumo de

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oxígeno. Pero además, necesitamos comparar los resultados obtenidos con un criterio de

referencia.

 

Sin embargo, no existe un consenso en cuáles son esos valores de referencia, de manera que,

trabajos que para algunos autores son pesados para otros son sólo moderados. No obstante,

varios textos coinciden en señalar los valores siguientes:

 Tabla 3: Criterios propuestos para la evaluación de la carga física sobren la base

del consumo de oxígenoConsumo de O2

(l/min)Clasificación de la tarea o actividad

2.0 1.5-2.0 1.0-1.5 0.5-1.0 < 0.5

Extremadamente pesadaMuy pesadaPesada ModeradaLigera

 

PROCEDIMIENTOS PARA LA MEDICIÓN DEL CONSUMO DE OXÍGENO

Existen varios procedimientos para valorar el consumo de O2 (VO2). El más utilizado, consiste

básicamente en el cálculo del oxígeno consumido a partir del contenido de oxígeno en el aire

espirado.

 

Para estudios de laboratorio, existen equipos en el mercado que permiten cuantificar de forma

precisa, el volumen de aire movilizado, el O2 consumido y el CO2 generado durante la actividad.

 

Para estudios de campo se emplean instrumentos más simples, que normalmente, sólo analizan el

volumen de aire inspirado y la concentración de oxígeno en el aire espirado.

 

Cualquiera que sea el procedimiento o el equipo empleado, la evaluación del consumo de O2,

deberá realizarse algunos minutos después de comenzado el trabajo, ya que es preciso un cierto

tiempo para que las funciones fisiológicas implicadas se adapten al esfuerzo y el aporte de O2 a la

célula sea suficiente para la obtención de la energía necesaria.

 

El establecimiento del VO2 o del consumo energético diario de una determinada tarea profesional

requiere un conocimiento del puesto de trabajo tan completo como sea posible, a fin de diferenciar

las distintas secuencias que lo componen: desplazamientos, ejecución de las tareas, tiempos de

espera, pausas etc. Debe medirse con precisión la duración acumulada de cada operación. Para

cada una de ellas se evaluará el consumo energético medio.

 

El consumo total para ese puesto de trabajo se obtendrá por la suma de los consumos energéticos

medios de cada operación multiplicado por el tiempo de duración de ésta.

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MANIPULACIÓN MANUAL

INTRODUCCIÓN

Si se quieren establecer unos límites seguros a la hora de evaluar las tareas en las que existe manipulación manual de cargas, se deben utilizar tres criterios básicos que limitan los diferentes aspectos negativos que se pueden presentar en ellas. Estos criterios son:

-        Criterio biomecánico

-        Criterio fisiológico

-        Criterio psicofísico

 

Criterio Biomecánico

Este criterio se basa en la disciplina de la biomecánica, y dentro de ella de la biomecánica ocupacional. La biomecánica es un campo de conocimientos interdisciplinar que estudia la actividad que despliega el cuerpo humano y analiza las consecuencias mecánicas que se derivan de ella. Esta disciplina es ampliamente utilizada para el mejor aprovechamiento del movimiento en el deporte de alta competición (biomecánica deportiva). La biomecánica ocupacional tiene su campo de aplicación en:

El diseño de herramientas El diseño del puesto de trabajo El diseño del mobiliario

 La determinación de límites en las tareas asociadas a manejo de cargas. La biomecánica se basa en unas disciplinas de apoyo que son, entre otras, la mecánica, la anatomía, y la antropometría. Debido a la complicación de la biomecánica, se utilizan los modelos biomecánicos , que son simplificaciones de

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la realidad biomecánica y sirven para hacer cálculos de los esfuerzos internos y de las reacciones en las articulaciones, ya que es difícil calcular los efectos reales, y las medidas experimentales de algunos parámetros son poco prácticas y complicadas de realizar.

 

Estos modelos consideran al cuerpo humano como un sistema mecánico de barras y articulaciones con las mismas longitudes, masas y momentos de inercia de los correspondientes segmentos humanos .

 

Criterio Fisiológico

Limita el consumo metabólico y la fatiga asociada a las tareas con elevación de cargas repetitiva. Si un trabajador manipula cargas o las levanta desde el suelo, sobre todo si es de forma frecuente, está realizando un esfuerzo físico importante, y su respuesta fisiológica va a verse afectada. Los estudios fisiológicos van a relacionar las funciones metabólica y circulatoria con los límites fisiológicos del trabajador.

 

Criterio Psicofísico

Los métodos psicofísicos limitan la carga de trabajo basándose en la percepción del esfuerzo del levantamiento por parte de los trabajadores. Desarrollan modelos de predicción de la capacidad de levantamiento por estudios como los de Snook y Ciriello (1991), que publicaron unas tablas con los valores aceptables (MAWL) para un determinado porcentaje de la población en unas condiciones dadas. Para ello se realizaron estudios subjetivos en los que los trabajadores indicaban los pesos que podían manipular bajo determinadas condiciones y variables de la tarea.

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Estaban bajo control:

-        La temperatura y la humedad

-        La vestimenta del trabajador

-        El calzado (de seguridad)

-        El estado de salud de los trabajadores

 

Tenían en cuenta las siguientes variables:

-        Frecuencia de la tarea

-        Desplazamiento vertical de la carga

-        La posición vertical de la carga

-        Duración de la tarea

-        Tamaño del objeto

-        Peso de la carga

-        Calidad del agarre

 

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Se realizaban las siguientes mediciones:

-        Consumo de oxígeno

-        Frecuencia cardiaca

 

Los trabajadores no conocían las variables de la tarea e indicaban cuando no se encontraban en las condiciones que define el MAWL.

 

Con estos datos se confeccionaron unas tablas con unos límites de peso (MAWL), aceptables para un porcentaje dado de la población trabajadora , en función de las variables de las tareas. El MAWL es el peso máximo aceptable que un trabajador puede manejar durante un periodo de tiempo prolongado sin sentirse agotado, sudoroso, acalorado o sin aliento.

 

Snook indicó que un trabajador es 3 veces más susceptible de sufrir una lesión dorso lumbar si realiza tareas de manipulación manual de cargas que son aceptables por menos del 75% de la población.

 

El NIOSH ha tomado como valor límite que no es recomendable sobrepasar, el MAWL aceptable para el 75% de las mujeres.

 

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El modelo psicofísico es muy útil, ya que integra los efectos combinados biomecánicos y fisiológicos para determinadas condiciones de levantamiento, excepto las de alta frecuencia (> 6 lev/nim). Además es un modelo muy fácil de aplicar.

 

Se ha adaptado a muchos campos. Existen tablas de MAWL para levantamiento y depósito de cargas, levantamiento de cargas con una sola mano, levantamientos en posiciones inusuales, transporte de cargas, empuje y tracción.