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1 Material de Apoyo : Curso Ética Profesional en Ciencias Sociales. Ficha docente: Ucudal, agosto 2004 Prof. Carmen Terra ÉTICAS COMUNICATIVAS Karl Oto Apel : aproximación a la teoría de la ética de la comunicación como ética de la responsabilidad I. Según José Luis Rebellato José Luis Rebellato, a quien sigo en esta primera aproximación en su obra La encrucijada de la ética (Rebellato, 1995) nos dice que Apel desarrolla su postura participando en un debate con otras posturas y fundamentalmente precisando sus cuestionamientos a las perspectivas o enfoques hegemónicos: cientificismo y decisionismo por entender que no responden a los dilemas éticos actuales. Pero también polemiza con el marxismo ortodoxo. Vamos a rescatar algunas de las notas centrales expuestas por Rebellato: - Da cuenta de una gran preocupación y un fuerte énfasis en problematizar aquellas posturas que pueden dar origen a totalitarismos e irracionalismos. - El centro inicial es la deliberación acerca de la justificación o fundamentación de la ética negada por las posturas que rechazan la posibilidad de una moral universalista o compartida. - Su propuesta será marcadamente procedimental. - Reclama una racionalidad argumentativa que permita a la filosofía actual pasar de una moral convencional a una posconvencional. - Busca una racionalidad que no se reduzca a la racionalidad cientifica ni a l a deductiva. - Acepta como principio indiscutible la validez de la racionalidad discursiva. - Acepta las reglas de comunicación de una comunidad ideal e ilimitada de argumentación, normas de cooperación en el discurso argumentativo como incondicionalmente obligatorias. - Se trata de normas procedimentales para la solución pacífica de los conflictos, en el entendido que una comunicación orientada al entendimiento y distanciada del comportamiento estratégico permite una solución sin recurrir a la violencia. - La comunicación en una comunidad ilimitada de comunicación entre personas que se reconocen como iguales es una condición para la formación de consensos. - Exige el reconocimiento de las personas como interlocutores (no se puede excluir a ningún interlocutor y a ningún aporte aún virtual) y la aspiración de elaborar consensos. Todas las personas poseen los mismo derechos como inherente a los discursos argumentativos.

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Es un trabajo de José Luis Rebelatto sobre las éticas comunitarias

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Material de Apoyo : Curso Ética Profesional en Ciencias Sociales. Ficha docente: Ucudal, agosto 2004 Prof. Carmen Terra

ÉTICAS COMUNICATIVAS

Karl Oto Apel : aproximación a la teoría de la ética de la comunicación como ética de la responsabilidad

I. Según José Luis Rebellato

José Luis Rebellato, a quien sigo en esta primera aproximación en su obra La encrucijada de la ética (Rebellato, 1995) nos dice que Apel desarrolla su postura participando en un debate con otras posturas y fundamentalmente precisando sus cuestionamientos a las perspectivas o enfoques hegemónicos: cientificismo y decisionismo por entender que no responden a los dilemas éticos actuales. Pero también polemiza con el marxismo ortodoxo.

Vamos a rescatar algunas de las notas centrales expuestas por Rebellato:

- Da cuenta de una gran preocupación y un fuerte énfasis en problematizar aquellas posturas que pueden dar origen a totalitarismos e irracionalismos.

- El centro inicial es la deliberación acerca de la justificación o fundamentación de la ética negada por las posturas que rechazan la posibilidad de una moral universalista o compartida.

- Su propuesta será marcadamente procedimental.

- Reclama una racionalidad argumentativa que permita a la filosofía actual pasar de una moral convencional a una posconvencional.

- Busca una racionalidad que no se reduzca a la racionalidad cientifica ni a l a deductiva.

- Acepta como principio indiscutible la validez de la racionalidad discursiva.

- Acepta las reglas de comunicación de una comunidad ideal e ilimitada de argumentación, normas de cooperación en el discurso argumentativo como incondicionalmente obligatorias.

- Se trata de normas procedimentales para la solución pacífica de los conflictos, en el entendido que una comunicación orientada al entendimiento y distanciada del comportamiento estratégico permite una solución sin recurrir a la violencia.

- La comunicación en una comunidad ilimitada de comunicación entre personas que se reconocen como iguales es una condición para la formación de consensos.

- Exige el reconocimiento de las personas como interlocutores (no se puede excluir a ningún interlocutor y a ningún aporte aún virtual) y la aspiración de elaborar consensos. Todas las personas poseen los mismo derechos como inherente a los discursos argumentativos.

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- Las normas ideales del discurso son la base para suministrar un modelo de procedimiento moralmente obligatorio para el arreglo interpersonal de cuestiones de importancia moral. Se trata de un modelo de fundamentación.

- Supone la voluntad de argumentar como condición trascendental de toda discusión o norma categórica.

- Supone, a la vez, un conjunto de enunciados de carácter ético: a) quien argumenta reconoce implícitamente todas las posibles exigencias que provienen de todos los miembros de la comunidad de comunicación, b) se compromete a justificar argumentativamente las exigencias que él mismo presenta a otros hombres, c) los miembros de la comunidad de comunicación están obligados a tener en cuenta todas las exigencias virtuales de todos los miembros virtuales.

- Reformula el principio categórico kantiano.

- El discurso práctico se carateriza por el principio de universalización de las pretensiones normativas de validez ya que busca el consenso de todos los afectados incluso las pretensiones virtuales de los no-participantes pero afectados. Reconociendo el derecho de las clases, pueblos o etnias oprimidas así como de los incapaces a que se los considere con criterios de igualdad (privilegio moral a priori frente a los socialmente privilegiados).

- Sin embargo, la fundamentación ética de carácter absoluto no le impregna alcance absoluto a las normas, las normas situacionales son falibles dada la distancia entre anticipación contrafáctica y situación de los participantes reales. El discurso argumentativo supone una anticipación por contraposición de condiciones ideales de comunicación (separa racionalidad estratégica y racionalidad discursiva), pero los participantes reales lo realizan en tensión conflictiva entre intereses de autoafirmación y principio de regulación consensual de los conflictos de intereses. (Rebellato, 1995: 116). Quien argumenta se sabe perteneciendo a una comunidad real de comunicación y presupone una ideal en la real. Rebellato anota que Habermas va hablar de esfuerzos encaminados a la restauración del consenso roto.

- Señala que tanto para Apel como para Habermas el discurso moral no es y no puede ser monológico es necesariamente cooperativo, requiere un esfuerzo cooperativo donde participan todos los afectados, sólo una participación real puede evitar una interpretación errónea de los intereses propios por parte de los demás. Para Habermas el acuerdo expresa una voluntad conjunta.

- Lo que garantiza la estructura de discurso argumentativo: “a) sólo pueden ser objeto de discusión pretensiones de validez problematizadas, dispuestas a ser sometidas a críticas, b) no existirá restricción alguna respecto a participantes, temas y contribuciones y c) no se ejercerá coacción alguna, salvo la del mejor argumento, quedando excluido cualquier otro motivo que no sea el de la búsqueda cooperativa de la verdad” (Rebellato, 1995:117). Se basa en las propiedades formales del discurso y en la situación de deliberación.

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- En su llamada parte B de la ética o ética de la responsabilidad, Apel se encamina a la proposición de una ética que dé cuenta de la responsabilidad por las consecuencias, o sea, hacer de la ética del discurso una ética referida a la historia.

- El participante en una argumentación discursiva pertenece a la comunidad real y tiene una identidad contingente, a ello denomina Apel el a priori de la facticidad. Esto debe considerarse para pensar una ética de la responsabilidad que no permanezca a nivel de un discurso de fundamentación.

- Es posible una reconstrucción interna a de la historia social y cultura humana que haga comprensible el discurso.

- Los discursos reales requieren dilucidar las consecuencias de las normas que se someten a justificación y requieren procesos de fundamentación libres de coacción.

- Tanto la reconstrucción como la dilucidación y los procesos de fundamentación exigen de la cooperación interdisciplinaria.

- Habermas dirá expresamente que ante las enorme hipotecas político morales que caracterizan la situación histórico social –hambre, desempleo, tortura, armamentismo nuclear- es preciso determinar normas pertinentes y adecuadas a la situación vía análisis empíricos y normas jurídicas y utilización del poder político para su cumplimiento vía evaluación normativa y elaboración de consensos.

- Para ambos autores el universalismo no significa negación o desatención de la contingencia histórica y de las identidades, es relativización de la propia forma de vida y apertura a considerar la legitimidad y validez de otras.

- Habermas dirá que las grandes hipotecas implican para su dilucidación y asunción cuestiones de justicia y solidaridad.

- Así las éticas comunicativas proponen una vía que conecta bien del prójimo e interés común –reconocimiento, igualdad, solidaridad y justicia. Articulan autonomía e incorporación intersubjetiva a formas de vida compartidas.

II. Según Pablo Salvat

Pablo Salvat, en el artículo intitulado “Karl Otto Apel o la Pretensión de fundamentar la ética en tiempos de desencanto.(Notas sobre la ética del discurso)” (Salvat, 1994), realiza una presentación de la ética del discurso según Apel, ubicando su planteo en el debate actual.

El mismo título del artículo da cuenta de un aspecto central, se nos dice en tiempos de desencanto aludiendo a dos tipos de cuestiones. Por una parte, el desencanto que caracteriza la modernidad como cuestionamiento radical de los meta referentes afirmando la primacía de la razón y de la ciencia. Por otra parte, los efectos del desencanto en términos de trastocamiento de creencias y

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acuerdos, también de expectativas, que representan las gravísimas implicancias de los desarrollo científicos tecnológicos a nivel de las más brutales acciones humanas. Sin metarreferentes y con un claro cuestionamiento a la capacidad del ser humano para autogobernarse. Es desde esta preocupación que Salvat nos refiere a Apel. Ya vimos que Apel comparte esta preocupación y apela a la necesidad de una macro ética. Seguimos entonces el desarrollo presentado por Salvat.

Apel orienta su discusión desde una interrogante y un objetivo referido a la cuestión de la posibilidad de fundamentar la ética encontrando salidas racionales e intersubjetivamente válidas. Apel lo realiza precisamente desde las observación crítica del desarrollo científico y técnico. La pregunta inicial es ¿por qué es necesario proponer una fundamentación? Indica que el cuestionamiento del orden moral y el rechazo de los postulados de libertad, autonomía, racionalidad, voluntad y poder remiten a un cuestionamiento radical sobre las posibilidades del ser humano para imprimir sentido a la historia, a su obrar personal o colectivo. Esto exige sostener la vigencia de un orden normativo buscando dar cuenta de la capacidad y posibilidad del ser humano de dar cuenta y justificar las opciones valórico normativas, porque vivir en sociedad supone la existencia de una legitimidad y concepciones del mundo que de algún modo se reflejan en la política y en el derecho pero no es una legitimidad meramente jurídica.

El segundo elemento que Salvat resalta de la propuesta de Apel es la incidencia que en este autor tiene el diagnóstico weberiano. Si bien no vamos a detenernos en él, anotamos la ética racionalizada y desencantada con cada vez menos espacio para la interrogante de sentido y significado, la necesidad de respuesta al vacío de sentido y al sufrimiento. Seguidamente, Salvat señala elementos de diagnóstico del propio Apel: desencantamiento y desacralización que han impactado en términos de un politeísmo axiológico desde el cual no es factible una propuesta intersubjetivamente válida, pluralismo valórico desde el cual cada uno ante sí mismo es competente y, en el extremo, el relativismo y el escepticismo. Ellos marcan el tránsito de una ética heterónoma a una ética autónoma.

“El cambio de estructura moderna de lo ético/moral puede delimitarse como el tránsito de una ética orientada según un orden natural, objetivo (prefijado) –en el cual estaba asignado nuestro lugar en el mundo y su comportamiento correlativo – a una ética autónoma donde la libertad y creatividad del sujeto se ponen como los constructores del orden deseado para el mundo.” (Salvat, 1994: 214)

Finalmente, Salvat indica las modificaciones que el tratamiento de la ética y la moral han experimentado, tanto en el campo filosófico como fuera de él.

Apel va a desarrollar su propuesta sobre dos centros temáticos, el primero referido al a priori de la comunidad de comunicación y, el segundo referidoal fundamento para una ética de la responsabilidad solidaria. Parte de “una constatación del talante épocal que nos envuelve signado, por un lado, por el

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desencanto respecto de la vigencia de ciertas imágenes, y por el desencanto respecto a la vigencia de ciertas imágenes del mundo, y por el privilegio mediador y legitimador de las distintas formas de praxis y acción que han adquirido la ciencia y la técnica, en virtud de sus resultados y su complementariedad con la lógica económica prevaleciente” (Salvat,1994:215) Apel sabe, nos dice Salvat, que transitamos “de un orden regido por constelaciones morales ancladas en las tradiciones y la colectividad, a otro en el cual el orden moral pertenece al fuero interno de cada individuo y su razón, mediados socialmente vía el contrato y el mercado, como formas de regular los distintos intereses en juego” (Salvat,1994:215) El esfuerzo de Apel según Salvat se orienta a recuperar la modernamente negada subjetividad y la solidaridad entre sujetos dañadas por el proceso de racionalización de la vida social en occidente, posibilidad que radicará en la intrínseca capacidad discursiva de los hablantes basada en el lenguaje y la comunicación.

El diagnóstico apeliano de nuestro tiempo desemboca en un problema filosófico referido a la aparente imposibilidad de fundamentar racional e intersubjetivamente la ética en la era de la ciencia y de la técnica. Apel encuentra que existe un defasaje entre desarrollo científico-tecnológico y desarrollo humano, sosteniendo un rezago de la razón práctica moral a la razón técnica. Parecería bastar con una mircoética, ante lo cual Apel va a sostener la necesidad de una macroética ante una realidad que apela a una responsabilidad compartida, solidaria. Requiere una macroética que permita validar intersubjetivamente normas, lo que se ve imposibilitado por el impacto de versiones distintas del cientificismo, que se visualiza en una división del trabajo filosófico cientificismo/positivismo por una parte y subjetivismo/decisionismo por otra.

Desde allí Apel encara la tarea en lo que denomina Parte A o de fundamentación filosófica de la ética del discurso y Parte B o la ética del discurso como ética de la responsabilidad solidaria. Entiende que la ética de la responsabilidad sólo puede formularse si se encuentra un fundamento último de la ética con ciertas condiciones : intersubjetivamente validable, racional y argumentable

Entre las páginas 221-224 del referido artículo, Salvat presenta los ejes del debate al dar los adversarios y de las influencias en la elaboración de Apel. A estos efectos simplemente bosquejo el desarrollo de Salvat:

Cientificismo Decisionismo ilustrado

(del racionalismo crítico de Popper)

Individualismo (metódico)

Las decisiones morales quedan relegadas a la subjetividad individual de cada cual en términos de

No se puede justificar la opción última por la razón.

Opción moral

Pensamiento monológico subjetivista, afirmando que el juicio y la voluntad son individuales

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preferencias, deseos, opciones irracionales

Afirma la imposibilidad de acceso racional.

No ha lugar para la fundamentación

Idem

Idem

La opción moral es producto de la conciencia individual.

No hay lugar para la intersubjetividad validable ni para la argumentación.

Qué dice el mismo Apel En el artículo La situación del hombre como problema ético , Apel discute la

cuestión siguiente: la situación del hombre es un problema ético para el hombre y lo hace con pie en su propuesta metodológica de una ética de la responsabilidad, en el entendido de que la situación actual exige una macro ética que organice la responsabilidad de la humanidad en base a las consecuencia (yco-consecuencias) de sus acciones colectivas a nivel planetario.

Nos dice : “quien quiera que filosofe (esto es, quienquiera que proponga argumentos serios) debe por ello mismo, cuando menos explícitamente, reconocer una norma ética fundamental. Si está dispuesto a reflejar el sentido implícito de sus argumentos, entonces, además del sentido lingüístico y de la verdad lingüística de sus proposiciones, deberá reconocer otro sentido y otra verdad que se resuelve, en principio, en el marco abierto de la comunicación y sólo a través de las argumentaciones. Esta norma ética fundamental, habiendo sido reconocida por todos los argumentantes ( es decir, cualquier ser pensante serio) consiste en aquella metanorma, según la cual, se trata de buscar un consenso entre todos los argumentos más allá de las normas situacionales.” (Apel, p.26-27)

Reconoce el estatus especial de la ética argumentativa

El discurso argumentativo que da cabida a todos los implicados constituye el fundamento ideal y la legitimación ideal para cualquier otra norma de origen polémico.

La norma debe aplicarse a la reconstrucción (hermenéutica y crítica) de la situación partiendo del hecho de que todo argumentante se encuentra en la necesidad de reconocer esta norma ética relacionado con su pertenecer a y haber sido socializado en, pero no sólo por su momento contingente sino tambien por ser lógicamente necesario, necesidad trascedental del logos (el derecho al sentido y a la verdad), reconocer que los seres como seres de habla que son están capacitados para dar certeza reflexiva a las condiciones normativas de los argumentos

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Jürgen Habermas

Jürgen Habermas, en el artículo “Ética del discurso. Notas sobre un programa de fundamentación” (Habermas, 1994), según sus mismas palabras pretende esclarecer la propuesta de una ética discursiva.

El artículo en el comienzo expone uno de los ejes que han pautado el debate ético y que identifica corrientes diversas. En franca alusión a MacIntyre discute la posibilidad de alcanzar la verdad en los enunciados prácticos a través de la razón. Desde allí reivindica la tradición kantiana que han desarrollado todas las éticas cognitivistas quienes coinciden en la “posibilidad de analizar las condiciones de un enjuiciamiento no partidista de las cuestiones prácticas que esté debidamente fundamentado” (Habermas,1994:60), señalando el aporte de Apel como aquél más significativo.

En un apretado párrafo no expone su estrategia: 1º) “demostrar que la validez de deber ser de las normas y las pretensiones de validez que sostenemos en relación con acciones de habla relativas a las normas (o reguladoras) son los fenómenos que debe conseguir aclarar una Ética filosófica” (...)2º)de ahí se sigue que las posiciones filosóficas más conocidas (...)ignoran los fenómenos necesitados de explicación en la medida en que igualan propuestas normativas al modelo falso de postulados y valoraciones descriptivos o vivencias e imperativos (...) los fenómenos morales son susceptibles de una investigación pragmático-formal de la acción comunicativa (...)en la cual los actores se centran en las pretensiones de válidez”.(Habermas 1994:60-61)

El artículo se estructura en tres apartados. El primero destinado a consideraciones propedéuticas aborda 1) la cuestión de la fenomenología de lo moral y 2) propuestas objetivas y subjetivas de la Ética. El segundo destinado a exponer y discutir el principio de la universalidad como regla de argumentación. El tercero destinado a presentar la ética discursiva y su fundamentos teórico-comunicativos.

Del desarrollo realizado por Habermas en relación a la fenomenología de lo moral retengo las notas que extrae el autor a partir de las observaciones formuladas por P.F. Strawson en la obra Libertad y Resentimiento (Strawson, 1974 en Haberma, 1994:62)para develar la dimensión moral de un hecho y su abordaje desde la ética.

Desde el análisis de los sentimientos morales (culpa, indignación, agravio, disculpa, perdón) se discuten dos cuestiones i)la estimación del acto o hecho moral y ii)la atribución y estimación de responsabilidades. Habermas se hace eco de Strawson para señalarnos que en la praxis cotidiana la actitud que asumimos es una actitud realizadora como participante, como involucrado en la acción comunicativa, en la interacción; y, sólo secundariamente asumimos una actitud objetivadora. Sin embargo, ambos caminos pueden permitir que distingamos hecho y actor, condenando un hecho y perdonando o eximiendo a un actor de responsabilidad. El

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aporte del filosófo moral es la consideración de los fenómenos morales como tales, es constituirse en una especie de tercero capaz de una actitud objetivadora permanente y no secundaria. Pero, nos dice, ella sólo puede ayudar a una clarificación de las intuiciones cotidianas (aprendidas por el participante en la socialización) si esta objetivación se coordina con la actitud de los partícipes de la praxis comunicativa cotidiana. Esto conduce a ahondar en los sentimientos morales que conducen al participante a una consideración moral. Nos dice que ella emana del hecho de que el acto ha ido contra una esperanza normativa subyacente válida para todos los pertenecientes al grupo social y, eventualmente también, para todos los sujetos responsables en general. Vincula esa propiedad a la existencia de una relación interna entre autoridad de las normas vigentes y los mandatos, o sea, entre la obligación de hacer o de dejar de hacer y la pretensión impersonal. En última instancia, esto vincula reproche, indignación, justificación a la posibilidad de expresar un contenido cognitivo, o sea, al dar razones. Razones que deberán tomar en cuenta la red de sentimientos morales ínsita en la praxis comunicativa cotidiana y, coherentemente, sean localizadas las interrogantes ¿qué debo hacer? y ¿qué debemos hacer?

“Llamo acciones comunicativas a las interacciones en las cuales los participantes coordinan de común acuerdo sus planes de acción; el consenso que se consigue en cada caso se mide por el reconocimiento intersubjetivo de las pretensiones de validez.” Se trata además de pretensiones de verdad, rectitud y veracidad según corresponden al mundo objetivo, al mundo social o al mundo subjetivo. “Mientras que en la acción estratégica un actor influye sobre el otro empíricamente mediante la amenaza de sanciones o la promesa de gratificaciones a fin de conseguir la deseada prosecución de una interacción, en la acción comunicativa cada actor aparece racionalmente impelido a una acción complementaria, y ello merced al efecto vinculante locutivo de una oferta del acto del habla.” 1

Habermas discute el modo de fundamentar las pretensiones de validez normativa. Al respecto señala que en las aspiraciones de validez normativa median una dependencia recíproca entre el habla y el mundo social, lo que no ocurre entre habla y mundo objetivo. De esa imbricación de las pretensiones de validez depende también el carácter ambiguo de la validez del deber ser, esto es que la existencia o la vigencia de las normas nada dice acerca de su validez. Distingue así reconocimiento intersubjetivo y aspiración de una norma al reconocimiento. La entrada en vigor no asegura la validez social ella depende de que puedan aportarse razones que la justifiquen a los ojos de los destinatarios y que ella pueda comprobarse discursivamente. Concluyendo que “la cuestión de validez de juicios morales plantea de modo inmediato el tránsito a una lógica del discurso práctico, mientras que la cuestión de las condiciones de validez de los juicios empíricos

1 . J. Habermas, Ob.cit, 1994, p.77-78. Lo resaltadoen itálica corresponde al texto original, lo resaltado en negrita es

responsabilidad mía.

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requiere reflexiones cognitivas y científico-teóricas, que en principio son independientes de una lógica de discursos teóricos”2. Este discurso práctico no usa la inducción para salvar el abismo entre observaciones particulares e hipótesis generales, a tales efectos requiere de un principio puente que permita dar cuenta del cáracter impersonal o general de los mandatos morales válidos.

Tradicionalmente se ha recurrido al imperativo categórico de Kant, de lo cual Habermas retiene la idea de que el principio moral debe conseguir la aprobación cualificada de todos los posibles destinatarios. Posibilita el consenso. No alcanza con que posean la forma de universales sino que lo sean, esto es un requisito de consistencia. Dicha pretensión de consistencia “significa que, antes de fundamentar el juicio en una norma concreta, cada cual pueda comprobar, si quiere, que cualquier otro que se encuentra en una situación comparable recabe la misma norma como fundamento de su juicio”3. Opera como garantía de formación no partidista de los juicios. La normas válidas han de ganar el reconocimiento de todos los afectados. Este postulado de universalidad es distino del postulado ético discursivo pero, según lo formulado por el autor, únicamente regula argumentaciones entre distintos participante y excluye una aplicación monológica. Las tareas que hay que resolver en las argumentaciones morales no se pueden superar de modo monológico, sino que requieren un esfuerzo cooperativo. Buscan el consenso roto, sirven a la resolución consensual de conflictos de acción. Fundamenta un tipo de acuerdo que expresa una voluntad conjunta4.

El postulado ético discursivo señala que “una norma únicamente puede aspirar a tener validez cuando todas las personas a las que afecta consiguen ponerse de acuerdo en cuanto a participantes de un discurso práctico (o pueden ponerse de acuerdo) en que dicha norma es válida”5. El peso se traslada a la validez intersubjetiva, al reconocimiento intersubjetivo.

Bibliografía

Apel, Karl Oto “La situación del hombre como problema ético”

Habermas, Jürgen (1994) “Ética del discurso. Notas sobre un programa de fundamentación” en Conciencia moral y acción comunicativa. Ed. Península, 1994, pp. 57-134 (Primera edición 1985)

Rebellato, José Luis (1995) “La ética comunicativa en el contexto del conflicto norte-sur” en La Encrucijada de la Ética. Ed. Nordan, Montevideo, 1995, pp 95 - 128.

2 . J. Habermas, Ob.cit, 1994, p.82. Lo resaltado en itálica corresponde al texto original. 3 . J. Habermas, Ob.cit., 1994, p. 84. 4 . Cfr. J. Habermas, Ob.cit., 1994, pp.86-88 5 . J. Habermas, Ob. cit., 1994, p.86.

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Salvat, Pablo B (1994) “Karl Otto Apel o la pretensión de fundamentar la ética en tiempos de desencanto. (Notas sobre la ética del discurso)” en Revista Persona y Sociedad, Ed. Ilades, Chile, 1994, pp.211-243.