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Léucade Gaceta de Estética. Año 1, Número 2. Del 16 al 29 de Julio de 2012. Distribución Gratuita.

GACETA n°2

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Gaceta Léucade es una publicación quincenal y autónoma sobre estética.

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LéucadeGaceta de Estética. Año 1, Número 2. Del 16 al 29 de Julio de 2012. Distribución Gratuita.

SAFO, LA LUNA Y LOS KAWÉSKAR

Δέδυκε μ`εν 'α σελλάννακαι` Πληίαδες, μέςαι δένύκτες, πάρα δ''έρχετ' 'ώρα,'έγω δ`ε μόνα κατεύδω.

En su Guía de Descarriados, Maimónides se empeñó en convencernos sobre el atentado que el imperio de los sentidos representaría para el proceso cognitivo, especialmente en el caso del gusto y del tacto, tanto más impíos cuanto que en ellos la percepción operaría bajo el tan poco celeste “contacto íntimo” entre sujeto y objeto.

Sin embargo, las banderas de Safo llevaban demasiado tiempo flameando en la dirección contraria. Nada de abstracción ascendiendo, sino el cielo precipitando sus seres más concretos hasta el mar: la luna y las pléyades (Πληίαδες) son las que se han sumergido (Δέδυκε). Fuego entrando en las aguas, porque, en lugar de la luna menstrual, μήν, la amante de Atthis acude al vocablo que atrapa a la luna en su epíteto, la luminosa, σελλάννα. A medianoche (μέςαι δέ νύκτες) ese fulgor se desprende del cielo y del tiempo, de Urano y de Cronos, mientras las Horas pasan (πάρα δ''έρχετ' 'ώρα), llevándose la juventud de una hablante que recuesta su soledad. La exquisita analogía entre el mar como lecho de la luna y la almohada sin compañía de esta mujer, torna peculiarmente fundamental el hecho de que ese lamento es voz en primera persona ('έγω δ`ε μόνα κατεύδω), porque, entonces, su comprensión de aquello que paralelamente ocurre, fuera de su habitación, es una intuición que se verifica precisamente en la medida en que sus ansias han devenido en síntesis de todos los sentidos. La vida contemplativa, la toma de distancia que reclama Maimónides, no es, para Safo, otra cosa que alienación.

Y esa luna que ilumina con fuego propio tendrá, al otro lado del mundo, otra esencial versión describiendo, en la órbita fueguina, la configuración mítica kawéskar. “Arkaksélas kawéskar hójoh asesekcéjer-hójok-s jat…” (“Dicen que el astro era una persona…”. Si en Lesbos luna y luz se confundían en un término, en Tierra del Fuego

operaba otra incrustación semejante; mujer-sol, mujer-luna y, entonces, luna-sol. No un sol de noche, sino un sol en noche. Para Maimónides, prescindir de los sentidos significa elevar la intelección; para los fueguinos, en cambio, todo “ascenso” de la mujer-luna al cielo entraña, no la prescindencia abstracta de los sentidos, sino su pérdida: “se arrancó los ojos”. Mujer-sol y mujer-luna eran hermanas y amantes, como la luminosa y las pléyades, como Safo y Atthis. Y si el ser era el epíteto del ser, la contemplación no tenía espacio alguno al lado de la sensación.

HUMANISMO EN EUGÈNE YSAŸE

La relevancia de Eugène Ysaÿe (1858-1931), violinista y compositor belga, maestro y renovador de su instrumento, es indiscutida hoy por amplias masas de gentes ligadas al arte, así como por los que en un principio se mostraban reticentes al artista y por los que, sin haber escuchado aún sus composiciones y sólo oído su nombre y un par de comentarios, se dan aires de entendidos aprobando lo que no conocen o no les interesa. Sus seis sonatas para violín solo op. 27, finalizadas en 1923, son obras de gran valor y belleza, donde las referencias literarias y descriptivas no están ausentes (Les Furies, Obsession, Malinconia, L’Aurore) y donde el desafío ambicioso de la técnica se une al de la expresión y del arte. Su audición sostenida nos adentra en una atmósfera enrarecida y plateada, juego y fantasma de la locura, en una abundancia de vida horrorosa y prolífica. Son un fenómeno de barroquismo exuberante, una abundancia, en efecto, donde las melodías, especies de flores negras -cualidad menos atribuible a la escuela germánica de principio de siglo, más árida-, revolcándose furiosas, evocan los rostros, el viento, la maldición y la noche.

Las páginas de Ysaÿe son poemas contemporáneos de hálito clásico, herederas, conocedoras y confrontadoras de lo mejor del violín solo barroco, tal como nos lo manifiesta el autor en su Obsession, donde vierte pasajes literales de la partita en mi mayor de J.S. Bach en sus propias partituras, como positivo homenaje, ciertamente, pero también como diálogo y expresión palpable de que dos siglos de cargas históricas y económicas, y la evidencia reciente de luctuosas guerras por dominación,

muerte y resistencia -no desconocidas para ningún europeo de la época, como se supondrá- pueden modificar inexorablemente la visión del mundo y las vías técnicas del arte, sobre todo para quien propone en sus declaraciones que un violinista debe ser esencialmente también un pensador, un poeta y un ser humano, como quizá recriminando a otros artistas, o, más correctamente, a técnicos del arte. Asistimos a un lenguaje muy personal y muy vivo, a un jardín de espejos que aún no muere.

PUÑO Y LETRA: J. S. BACH

Sonata para Violín n°1 en Sol Menor BWV 1001

LAS MUSAS O NADA

Léucade es dirigida por David Hevia y publicada por Andy Pérez, Raisa Johnson, Sol Parra, Vanessa Araya, Carol Lértora, Bryan Chandía y Pilar Zamora. Sus artículos no reclaman propiedad intelectual, sino la articulación del intelecto contra la propiedad.

A la

izquierda:

Dos Mujeres y Paisaje, de Víctor Manuel García.

La musa: Bárbara Mora

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